Dosier De Prensa
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DOSIER DE PRENSA CARMEN El testimonio novelado de la hija de Franco Una mujer testigo de la Historia NIEVES HERRERO «He llegado hasta aquí. El final de una larga vida. Ahora que ya no tengo ninguna obligación ni ninguna responsabilidad, me siento más libre. No tengo por qué dar explicaciones de mis actos. No tengo que rendir cuentas a nadie. Procuro llevar una vida normal pero soy libre. Más libre de lo que he sido nunca. »Durante gran parte de mi vida he tenido que hacer aquello que era lo correcto, lo que marcaba el protocolo de mi posición. Primero hija de Franco, después mujer de Cristóbal Martínez-Bordiú y, por fin, Carmen a secas. Reivindico mi nombre porque no quiero ser juzgada por la vida de los demás. Ni la de mis padres, ni la de mi marido, ni la de mis hijos. Soy Carmen. Nada más. Una mujer que ha sido testigo de casi un siglo de historia. »Desconozco el tiempo que me queda por vivir, pero puedo asegurar que me da igual lo que hayan dicho o lo que vayan a decir sobre mí. Nunca he pretendido ser el foco de atención y voy a seguir así hasta el final». Habla Carmen Franco Polo a Nieves Herrero desde el salón de su casa en Hermanos Bécquer, en Madrid. Esta es la novela de su vida, construida desde su relato, desde sus vivencias. Primero con los ojos de una niña y, finalmente, con los ojos de una mujer que no tiene miedo a la vida y tampoco a la muerte. Esta es su historia… Departamento de Comunicación de La Esfera de los Libros Tel. 91 296 02 00 | Mail: [email protected] 1 DOSIER DE PRENSA UNAS PALABRAS DE LA PROTAGONISTA «Nací en el hogar en el que se desarrollaron los acontecimientos que iban cambiando y transformando la historia de mi país. Viví entre algodones sin saber qué se hacía y qué no se hacía. En la guerra era una niña y no me enteraba de nada. Solo sé que tuve que cambiar de nombre. Elegí llamarme Teresa, y me escapé con mi madre a vivir a Francia. Después regresé al lado de mi padre en plena Guerra Civil y para mí fue un shock. Me encontré con un desconocido. Nada tenía que ver con el padre que dejé en Canarias. Un padre que me cantaba zarzuela y conducía su coche. Parecía otro hombre. Irreconocible. Le tuve que mirar durante un largo rato porque había cambiado por completo. Se había convertido en una persona diferente. Mandaba mucho y apenas podía hablar con él. Ya siempre le vi rodeado de gente. Ayudantes, militares, invitados… Nunca le pude ver a solas. Las comidas y las cenas eran nuestro punto de reunión, pero allí estaba prohibido hablar de aquello que fuera delicado. Yo me enteraba de lo que sucedía por mi madre o por mi entorno, nunca por su boca. Mis momentos junto a él fueron aquellos que la caza nos permitió compartir pero, repito, siempre con alguien a nuestro alrededor. Lógicamente, estuve más unida a mi madre, aunque la persona que más ha influido en mi vida ha sido él. Siempre fue machista, como los hombres de su época y mandón. Las mujeres contábamos poco. Me acostumbré a ver, a oír y a callar. Desde jovencita leía muchos periódicos, era la única forma de enterarme de algo de lo que pasaba a mi alrededor. »Sentí mucho el desencuentro que hubo en la familia con mi tía Zita y mi tío Ramón. Sobre todo, porque sus hijos fueron mis amigos y mis compañeros de juegos durante la guerra y en la postguerra. Hubo muchos juegos de piratas y muchos escondites jugando con Bocho, el león que nos trajeron tras caer Bilbao en manos nacionales. Yo quería ir al frente y el día que mi padre me llevó a Términus cogí paperas. Iba para un día y me tuve que quedar una cuarentena para no contagiar a mis primos. »Nunca me sentí una niña solitaria. Siempre he tenido cerca a mis institutrices y a mis amigas. Descubrí que los niños no eran como las niñas en la Academia de Zaragoza cuando vi a uno bajarse el pantalón. He tenido que ir descubriendo las cosas por mí misma porque nadie me contaba nada de la vida. De hecho, supe la verdad sobre los Reyes Magos al cabo de los años. Ya era mayorcita cuando me dije a mí misma que no podía ser. Siempre viví en una burbuja que nadie se atrevía a romper. Mi madre prohibió que me dijeran la verdad sobre aquella fantasía y fui la más tardía en descubrirla. La verdad la he ido descubriendo siempre sola. Departamento de Comunicación de La Esfera de los Libros Tel. 91 296 02 00 | Mail: [email protected] 2 DOSIER DE PRENSA »Cuando tenía afecto a alguien, desaparecía de mi vida. Primero la institutriz francesa a la que tanto quería, mademoiselle Labord, la dejamos en Tenerife cuando mi padre salió para Marruecos en el Dragon Rapide. Decían que podía ser una espía. Después, Blanca Barreno, la teresiana, se fue de mi vida también de golpe porque se enamoró del mecánico de mi madre después de muchos años a mi lado. Fue duro no volver a saber de ella. Me volvieron a cortar los hilos de mis afectos. Eso me ha hecho dura. Nadie me verá llorar nunca. Desconozco si eso es bueno o malo. »Me enamoré de un joven guardiamarina. Me encantaban los guardiamarinas. Los uniformes lógicamente me han atraído mucho siempre. Cuando se supo que nos veíamos en casa de la tía Pila, no me dejaron seguir junto a él. Mi madre tenía otros planes. Quizá no quería para mí su vida, junto a un militar. Yo siempre he obedecido. He hecho lo que me dijeron que hiciera; aunque en alguna ocasión intentara rebelarme. Ha sido así hasta hoy, que hago lo que siento y lo que me dicta el corazón. No me importa lo que digan o dejen de decir. Ya no me afecta. »Me casé con Cristóbal y gané algo de libertad de movimiento pero eran otros tiempos y había que hacer lo que te decía el marido. Muchas veces no lo compartía pero prefería ceder a que tuviéramos una discusión. Era ordeno y mando. Mi madre decía a sus amistades que “había tenido muy mala suerte”. No pienso juzgarle. Es el padre de mis hijos. Por cierto, tengo la sensación de haber estado embarazada durante toda mi juventud. Eran otros tiempos, y si no querías ir al infierno, tenías que tener los hijos que Dios te mandara. Y eso hice. ¿Qué hubiera ocurrido si hoy fuera joven? ¿Me habría separado de él? Mi respuesta es no. Hubiera seguido a su lado. Que nadie olvide que por algo me casé con él. »Ahora mis hijos me dicen que no estuve a su lado lo suficiente. Seguramente no fui la madre que ellos esperaban. Reconozco que no he sido cariñosa, no tengo ni idea de cómo serlo. No me enseñaron. Descargué toda la responsabilidad en Nani, que ha sido la madre y el padre de mis hijos. Las mujeres de esa época acudíamos a todos los actos sociales a los que nos invitaban y realizábamos muchos viajes. Las cosas han cambiado mucho en poco tiempo. Todos mis hijos nacieron en El Pardo. Los fines de semana hasta que fueron mayores los pasaban con mis padres. Cristóbal y yo nos íbamos al pantano de Entrepeñas. Lo hemos pasado bien. La India fue el destino que más me ha fascinado de todos los que he conocido. Nada es comparable a ese país. Ahora no dejo de viajar pero estoy muy cansada. He venido agotada del último en el que he ido por el Danubio de Budapest al Mar Negro. Departamento de Comunicación de La Esfera de los Libros Tel. 91 296 02 00 | Mail: [email protected] 3 DOSIER DE PRENSA »La caza, montar a caballo y viajar han sido mis grandes hobbies. Chocaba que una mujer disparara como yo lo hacía. Probablemente porque he estado rodeada de militares. Tenía buena puntería y he cazado mucho con mi padre. Fraga me dio una perdigonada en el final de la espalda que, afortunadamente, no tuvo consecuencias. Hay que tener mucho cuidado con un arma en la mano. He visto muchos accidentes a lo largo de mi vida. »Siempre he defendido mi apellido. Me da igual lo que piensen unos u otros. A mi padre que le juzgue la historia, no yo. Cuando me dicen que fue un dictador, no lo niego pero tampoco me gusta porque me lo suelen decir como un insulto. Sin embargo, a mí no me suena tan mal, para mí tiene una connotación diferente porque la dictadura de Primo de Rivera fue próspera para España. Yo no voy a juzgar a mi padre, insisto. Sí voy a decir que él, a su manera, hizo lo que creía que era mejor para España y los españoles. No cedió a las presiones internacionales porque era militar y si una persona tenía las manos manchadas de sangre, no lo dudaba. En eso primaba su formación africanista: “Ojo por ojo, diente por diente”. Su obsesión era combatir el comunismo. Por eso, el día que se legalizó el Partido Comunista lo pasamos mal en casa. Fue doloroso. Ahora, le diré que en democracia nos fue mejor con el Partido Socialista que con la UCD. Al morir mi padre tuvimos la sensación de una persecución total hacia nuestra familia. Sobre todo, con el primer gobierno de Adolfo Suárez.