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ARMANDO CURBELO FUENTES

FUNDACION DE DE

Canarias, la gran- deuda americana

REAL SOCIEDAD ECONOMICA DE AMIGOS DEL PAIS LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 1986 Depósito legal : M. 39.462 - 1986

ISBN : 84-398-8180-0

Artes Gráficas Clavileño, S. A. - Pantoja, 20 - 28002 Madrid Págs.

El poblarnienlo de 1us tierras septentrionales del Virreinalo de A4éjico 1. El Virreinato de Nueva España en el siglo XVIII ...... 2. El Marqués de San Miguel de Aguayo, Gobernador de Texas y Coahuila. Sugerencias al Rey Felipe V sobre la convenien- cia de fomentar la emigración canaria a Texas ...... 3. El Virrey Marqués de Casa Fuerte don Pedro de Rivera, Gobernador de Tlaxcala, visitador de las provincias septen- trionales de Méjico ......

El v~rlfrtnmirntnde fnvnililis CBMBY;~'.d~tinndnr n poblnr Tewlic 1. Canarias y América. Las emigraciones isleñas en los siglos XVI-XVIII ...... 2. Nómina de familias seleccionadas para el poblamiento de Texas ...... 3. El viaje desde Santa Cruz de a la isla de Cuba ...

Angustias y zozobuas. En busca de la tierra proinetida 1. Desde La Habana a Veracruz ...... Págs.

2. La escala y estancia en Veracruz. Descubrimiento del enga- ño del Marqués de Aguayo ...... 3. El largo peregrinar. Parada en Quaticlan ......

La tierra de promisión. Entre rayos de esperanza 1. Llegada a San Antonio ...... 2. Problemas de asentamiento ...... «Que las cosas ocurran no importa, lo que importa es que se sepan.» Poco se ha escudriñado todavía sobre la inmensa significación de los canarios en los siglos fundadores de América. Fueron la cabeza de puente, la puerta y el preámbulo del Nuevo Mundo en hombres, usos, artes, flora y lenguaje. (La otra América, USLARPIETRI) A Angeles, Elena, Armando NOTA DE LA EDITORA

La Real Sociedad Económica dc Amigos del País fundada en la ciudad de Las Palmas y aprobada por Real Cédula del Rey Carlos 111 dc 11 de diciembre de 1777, «tiene por objeto promo- ver el progreso de la educación pública, el fomento de la rique7a de esta Isla de Gran Canaria y el bienestar moral y mate- rial de sus habitantes)) y «a estos fines procurará por cuantos medios estén a su alcance rcdactar trabajos científicos y promo- ver y discutir toda clase de mejoras y adelantos, dando publici- dad a los escritos de reconocido interés» razón por la cual, desde que hace algunos años, Favorables circunstancias han propiciado su financiación, se viene tlesar-rollando eiia actividad editorial. Destacar la inmensa epopeya que desde el inicio del Descubri- miento han protagonizado las Canarias y sus gentes en la colo- nización. . de nm&ica,es i?ieiiipi-e de "l";igadü L-uii-,p:iliiieii~ü para las Instituciones del Archipiélago v, más ahora, cuando tan cercana está la fecha conmemorativa del V Centenario del Descu- brirriienlo. Es tan grandiosa como desconocida la variedad de actuaciones que los emigrantes canarios han llevado a cabo en América, desde fundar ciudades y pueblos hasta regentar comcrcios de «aceite y vinagre:,, pasando por el desempeño de Virreinatos, Obispados o R,ectorados universitarios. Esta Real Sociedad Económica en su firme deseo de colaborar en la celebración del V Centenario del Descubrimiento de Amé- rica, auspicia realzar la participación de Gran Canaria desde el Primer Viaje del Almirante y la de las demás Islas, en la gran aventura americana. La presente obra de Armando Curbelo Fuentes es una magní- fica oportunidad para ello, motivo por el que en sesión de Junta Directiva de dos de octubre de 1985 se acordó por unanimidad pu- blicar el presente trabajo como primera aportación de esta Ins- titución al programa preparado por la Comisión de Canarias del V Centenario. Y cs la octava publicación que efectúa la Real Sociedad Eco- nómica de Amigos del País de Las Palmas, con la que enriquece su colección de variados temas, interesantes para la cultura en general y para la del Archipiélago en particular. Con esta sana idea de contribuir a mejorar el acervo espiri- tual de las Canarias la ofrece, no sólo a los estudiosos especiali- zados en tal tema, sino también a los que gustan cultivar los cono- cimientos humanos a través de la simple lectura.

Las Palmas de Gran Canaria, junio de 1986. PROLOGO

La Historia es algo vital e imperioso para el ser humano. Quien esto escribe la ha calificado en alguna ocasión de «ley de gravedad moral*. El hombre no puede sustraerse a la poderosa atracción de esta fuerza que gravita y nos subyuga desde el na- ~iíiii~íif~~íüstü Ir7 iiiúerie. V~V~YULUAL'YLY~LCYAUS en ~LLhi~mria desde los orígenes mismos de la htimanidad. Nada del pasado nos pue- de ser ajeno, porque somos parte integral de un inmenso legado, que se nuJ Lransmite a través de las generaciones. Ante las an- gustias del presente y los enigmas del futuro hay que aferrarse al pasado como la mejor guía de nuestros afanes e inquietudes. Este sexto sentido historicista incita al hombre a escudriñar el pasado, sin tregua ni desmayo. En esta tarea compiten los es- peczaizstas con los cultivadores ci~cunstancialesen la empresa común de devolver al ayer sus más auténticos perfiles.

Desde tiempos remotos la historia ha sido cultivada por pro- fesionales de toda índole y condición (humanistas o no): filó- sofos, literatos, artistas, juristas, técnicos, militares, marinos, etc.

Estas consideraciones vienen a cuento de la auténtica pasión con que Armando Curbelo Fuentes, licenciado en nevechn, nho- gado en ejercicio del Ilustre Colegio de Las Palmas, irrumpe ahora en el ámbito de la Historia con un fervor y un entusiasmo desusados. Para el logro de este nhj~tivnzn In ~scntimd~es- fuerzo ni sacrificio, consultando la bibliografía ad usum con ob- jeto de tener luego acceso a los depósitos documentales de Es- paña y América, donde se g~uzrdanlos ricos veneros del pasado. Este último aspecto merece una mayor concreción, pues nuestro autor ha trabajado en los archivos de Canarias, Sevilla, Méjico y Texas. 14 ARMANDO CURBELO FUENTES El fruto de este singular esfuerzo ha sido la valiosa e intere- sante monografía que lleva por titulo Fundación de San Antonio de Texas. Canarias, la gran deuda americana, que nos correspon- de muy honrosanzente presentar al lector.

Nos hallamos en presencia de un libro con 2112 telón de fon- do: la enzigración canaria a Anzc'rica y un primer plano concreto y específico : la ftazdación de San Antonio de Texas por poblado- res isleños. Frente a ambos fenómenos se imponen unas consi- deraciones de carácter general. La emigración a América es una constante histórica para la totalidad del Archipiélago. Una demografía en alza, con saldo vegetativo szernpre favorable, lunto a la pobreza de recursos eco- nómicos, han sido factores decisivos para arrastrar al Nuevo Mundo auténticas oleadas de desarraigados. Causas coadpuvan- tes han sido el mal reparto de las tierras; 10s monocultivos de base capitalista; la ausencia de minerales, y la carencia de pri- meras materias que posibilitasen un desarrollo industrial. Durante medio milenio centenares de familias y millares de emigrantes canarios han arribado a los puertos de América de- cididos a labrarse un porvenir mejor. No hay un solo rincón del Nuevo Mundo donde no se encuentre, en el pasado y el presente, un núcleo compacto y coherente de isleños, que han colaborado con su esfuerzo por el progreso y ia grandeza de aquel inmenso territorio, dejando por doquier la inzpronta y la huella imborra- ble de sus costumbres, poesía tradicional, vocabulario, folklore y hasta confites. Destaca esta acción de una manera muy par- ticular en Venezuela y Cuba, pero es también decisiva e inzpor- tante en Uruguay, Argentina, Colombia, Guatemala, Méjicn, Texas, Luisiana, Florida, Puerto Rico, etc. La fundación de San Antonio de Texas por un grupo com- puesto de d~ezfamiiias canarias y un totai aproximado de cin- cuenta personas nos parece, desde el punto de vista cuantitativo, un hecho histórico vulgar y reiterado. jCuántos casos similares se dieron en el nuevo continente! {Por que entonces ha siáo valorado como un acontecinziento de importancia y relieve? He aquí nuestra respuesta: l." Por el carácter de grupo homogéneo fundador de una ciudad, San Antonio, que andando e2 tiempo va a adqui- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 15 vir una extraordinaria significación dentro de la geogva- fía urbana de los Estados Unidos.

2." Por 20s privilegios concedidos por Felipe V a los pobla- dores islefios, agraciándoles con el rango social de hijos- dalgos de solar conocido, para ellos y sus descendientes, cütego~íüJe lu yucí íuduvíu huy se ujunun los iinujes, lie- nos de satisfacción y orgullo.

3." Por las czrcuns2ancias dramáticas de la travesía maríti- ma desde Canarias a Veracruz (con escala en La Habana) y del largo e interminable recorrido terrestre desde el puerto mejicano a San Antonio, con un año de duración, caso insólito en la historia de las emigraciones españolas.

4." Por la participación exclusiva de los isleños en el reparto de las tierras y en la constitución del primer municipal.

Los episodios que Armando Curbelo reconstruye, con certe- ros trazos, se Jntun entre los años 1729-1731. La iniciativa del poblamiento de Texas corresponde a José Ramón de Azlor y Virto de Vera, marqués de San Miguel de Aguayo, quien sugirió ia empresa ai rey Feiipe V en defensa de sus partzcuiares intere- ses y haciendo gala de torcidos informes.

El primer Borbón la respaldó con todo el peso de su autori- dad por cédula de 14 de febrero de 1729.

Tres nombres merecen ser recordados en la gesta coloniza- dora por la protección y el amparo que dispensaron, con autén- tics desvelo, u los Uesi;ü!idos poblüdores. al virrcíy de ivíLjicu Baltasar de Ztíñigu, marqués de Valero; el brigadier Pedro de Rivera, comisionado especial para el caso, y el capitán del pre- sidio do San Wnionio fuan ivíanuei Pérez ae Aimazan.

Los colonos canarios, concentrados en Santa Cruz de Tene- rife, se hicieron a la mar el 27 de marzo de 1730. Es de destacar, por su alto simbolismo, que cada familia conducía su correspon- diente saco de «gofio». 16 ARMANDO CCRBELO FUENTES

La travesía marítima desde Tenerife a Veracruz, con escala en La Habana, no merece particular comentario, pues las angus- tias y zozobras del trayecto las padecieron por igual cuantos cruzaron el Atlántico con las incomodidades propias de aquellos tiempos y por espacio de varios siglos.

En cambio, el itinerario terrestre se alargó hasta lo indecible, convirtiéndose en interminable cabalgata. Contemplado desde nuesira ópfica actual tiene rasgos de auténtica epopeya. Bastará con declarar que la extensión de Méiico equivale a cuatro veces la de España, y que este dilatado territorio va a ser cruzado de Sur a Norte en toda su inmensidad.

El plan previsto era mucho más simple y sencillo. Navegar desde Veracrtiz a la buhíu del Espíritu Santo para ganar a mar- chas fczadas el drstim ~iholnd~de Snx betn~ln.PP~ PM e1 intermedio se había producido la retirada del presido del Espíri- tu Santo y otros varios situados en el trayecto, quedando la tie- rra sometida a las depvedaciones de los indios comanches. Las autoridades de Méjico se vieron obligadas a improvisar la ruta terrestre, organizando con tal fin un complicado convoy. Diver- sos carretones, tirados por bueyes y mulas, sirvieroiz de cobijo a las mujeres y niños, mientras los hombres, a caballo, nutrían la formación. La caravana contaba con su guía y ~oldadosde prorección, conduciendo aáemús ganado y vívcír es.

La travesía de Méjico desde Veracruz a San Antonio, con es- calas en Cholula, Quaticlan y El Saltillo trae a la memoriu las películas del Oeste americano. Se caminaba parsimoniosamente desde el alba al crepúsculo y se acampaba durante la noche ha- ciendo vivac. Los carretones se situahan en circulo, cual muralla de pro- tección. En ei centro las tiendas y ei ganado, y en punros esiru- tégicos las vigías. Con este formidable aparato se pudieron con- jurar los asaltos de los bandoleros y los encarnizados ataques de los indios. Siete meses largos duró ia interminable cabalgata (agosto de 1730-marzo de 1731). Al fin, el 9 de marzo de 1731 cunlernplaban los enpediciona- rios, entre absortos y esperanzados, la tierra anhelada y prome- tida. Nacía la gran ciudad de San Antonio de Texas, con su pri- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS í7 mer Ayuntamiento, del cual fueron proclamados regidores los colonos casados. El más destucado de los pobladores, Goraz, fue designado .

Hoy, al cabo de dos siglos y medio, es dable contemplar en la catedral de San Fernando (emplazada en el centro mismo de la ciudad), en las grandes solemnidades, el desfile de las estirpes fundadoras ííevando vzstosos estandartes con íos apeííidos de los diversos clanes: Leal, Curbelo, Niz, Arocha, Travieso, etc.

Armando Curbelo Puentes ha prestado un importante servz- cio a la historia general y regional al resucitar este conjunto de evocadores episodios marcados por el signo doloroso de la expa- triación y el culto imperecedero a la sangre de los antepasados. En las páginas de este libro la vieja patria se transmuta en nueva patria, perfectamente hermanadas. EL POBLAMIENTO DE LAS TIERRAS SEPTENTRIONALES DEL VIRREINATO DE MEJICO

El Virreinato de Nueva España comprendía a principios del siglo XVIII tres jurisdicciones dc Gobernador y Capitán Gcneral: Nueva Vizcaya, Nuevo León, Coahuila que incluía Texas o Nueva Filipinas, dependientes todas ellas del Virrey que residía en Mé- jico. De todas las provincias de este Vil-reiiiato, la más conflictiva por su situación fue siempre la provincia de Texas o Nueva Fili- pinas, por ser la más oriental y lindar con la Louisiana Francesa. Sierido Gobernador de Coahuiia en ió88 don Aionso León, se desplazó a conocer un fuerte de madera que había en el Puerto hoy conocido por Bahía del Espíritu Santo y en aquel entonces de San Bernardo. Ya dentro del territorio de los indios Asinays éstos salieron a recibirle con la palabra de paz y amistad Te- xia (1). A partir de ese entonces, la provincia se llamaría Texas.

Para debida información del lector ponemos en su conocimiento las sigias usadas para mencionar los depósitos ae fondos utiiizaaos con mayor reiteración: A. G. 1.: Archivo General de Indias (Sevilla). A. G. N.: Arcnivo General Nacional (Méjico).

(1) BIBLIOTECADEL MINISTERIODE ASUNTOSEXTERIORES DE MADRID.Volu- men XXV. Documentos del 43 al 46 (M-516). En carta de don Simón Trodio y otros. Fechada en San Fernando de Texas el 7-V-1770, al Gobernador de la Provincia de Texas, Barón de Ripperdad. Manuscrito del archivo general. 20 ARMANDO CURBELO FUENTES

El temor de perder esta provincia comenzó a inquietar seria- mente a las autoridades españolas en el Virreinato, a partir del año 1718, cuando Juan Bautista Lemoine de Brienville fundó Nueva Orleans. A partir de este instante, la gran preocupación francesa era mantener a toda costa este territorio y, para ello, el primer paso era poblarlo. En esa línea política, el gobierno fran- cés, este mismo año, envió siete barcos con colonos desde el con- tinente, desde la vieja Europa. Otros once siguieron en el siguien- te año 1719. No era suficiente. La inmensidad del territorio exigía mucha más gente. con el fin de fundar ciudades. además de re- partir tierras para cultivar. Un núcleo de ciudades estratégicamente establecidas, a lo largo de la frontera occidental de la Louisiana, ayudaba a conso- lidar los territorios conquistados, teniendo en cuenta que como vecina tenía a esa potencia conquistadora española, que en los r;nlnr nrnrnrlnntnr h-h<- rlnr~iihinrtrrtnrln e! Miimrn RAiinAn E! U'&'"., y'""'"U'I'L'Y AlUVlU UI.,"U"I'I C" LVU" L. U". .. L.------. gobierno francés, ante la imposibilidad de continuar cnviando barcos con pobladores europeos, opta por enviar africanos, como pobladora en cl sentido literal de la palabra, ya que por su- puesto no tendrían los mismos derechos que los europeos en- viados, sino que iban como mano de obra para ayudar a cultivar los terrenos a aquéllos. Unos seiscientos africanos fueron en- viados en el año 1719, y muchos cientos más les siguieron poste- riormente. En este mismo año de 1719, la Compañía de Indias envía mil europeos más. Estos envíos de colonos nos demuestran el enorme inteks del gobierno- de Francia de retener a toda costa los terrenos conquistados, y así intentar equipararse a España en la conquista de territorios en el Nuevo Mundo. La frontera por el Este de la provincia de los Texas o Nueva Filipinas estaba indeterminada. Realmente el proceso histórico de los territorios limítrofes de los Texas v la Louisiana Francesa, tampoco contribuyó mucho a la delimitación clara de sus fron- teras. Así vemos cómo desde un principio la frontera se situó ambiguamente entre los ríos Sabinas y Colorado. Aún hoy, con los medios de que disponemos resultaría difícil determinar las fronteras de la ~ouisiana. Este tema de la indeterminación de la frontera se complica más aún cuando en el año 1762 la Louisiana pasa a poder de España y se confunde cn un solo territorio. Cuando en el año 1800 la Louisiana revierte nuevamente a sus antiguos dueños, los franceses, ya establecen la frontera en el río Sabinas, más al FUNDACTON DE SAN ANTONIO DE TEXAS 2 1

Oeste de la frontera inicial, con gran perjuicio para España, que acepta esta nueva frontera. Pero rcalmentc son los norteameri- canos los que, cuando son dueños de la Louisiana, establecen la frontera, nada menos que en el río Nueces, mucho más al Oeste, más aún que el río San Antonio, y concretamente ccrca dcl río Grande del Norte, actual frontera entre Méjico y Estados Unidos, con lo cual se adueñaban de más de la mitad del estado de Texas Oriental. El temor de una invasión francesa en la provincia de Texas ri - trar7Pc"A-.-- & f~~fit~1-2del Esfe ~gfi12 Loi~icianñFranr~sa, rn- mienza a raíz de los años 1718 y 1719, al enterarse el entonces Virrey de la Nueva España de la incesante llegada de barcos fra~cesescnr: cn!nn=s v esr!-.vcx ncgrcs -. N~.evaOrkafis. La falta de medios de comunicación y las grandes distancias, agran- daron realmente la djmensión del problema. Las autoridades es- ,,Z,l," ,,,, ,,,,,:,,+,, a, 1, :m,,r:l.:l:a,a m,+nr;nlan pnntrn. ~CLIIVILLJ ~lauCVIIJC.IC.IILC.J uc IC< IIII~VOAVIIIUUU IIIUL-L IUL ub UVLLLAY lar los vastos territorios conquistados, con los pocos hombres a sus órdenes. De la gran preocupación de las autoridades espa- fiolas sobre este tema nos da idea el hecho que nada más tomar posesión de su cargo de Virrey de la Nueva España, don Balta- sar de Zúñiga, Marqués de Valero (2) nombra Gobernador de la pro~incia-de ex& a don Martín de Alürcón como guerrero destacado, para luchar contra los eternos enemigos de España, los franceses, que ocupaban la Louisiana.

(2) ~Gazetade Méjico» núm. 6, 1780 y ((Gazeta de Méjico» núm. 108, novicmbrc 1736. MarqUCsdc T$a!crGfUc Virrcy 6 =Bus, 2 mcscs y 29 Su Virreinato comenzó el 16 de julio de 1716 y terminó el 15 de octubre de 1722. Sustituyó en el Virreinato a don Fernando de Alencastre Nopoña y Silva, Duque de Linares. Fue el primer Virrey soltero de Nueva España. Su nombramiento de 1 Marqués de Valero como Virrey de Nueva España fue expedido en Buen Retiro el 22 de noviembre de 1715. E,, E,, Edtas-r de Zúfiign y Sstoir,aysr he ~~e~~~brndeprCaries II Cer, sejero de Indias el 7 de junio de 1700. En carta de 9 de noviembre de 1721, comunica el Marqués de Valero a Felipe V que sus males no le permitían continuar sirviendo a la corona con el cargo de Virrey. Se reincorpora al Supremo Consejo de Indias como Presidente y muere en Madrid el 26 de diciembre de 1717. :. Guarniciones o Presidios. + ++ + + -t Frontera.

O Unlversdadde lar Palmar de Gran Canaria BibliotecaUniversitaria Memoria Digital de Canarias,2005 FUNUAClVN UE SAN ANTUNIU DE TEXAS 23

2. EL MARQUÉSDE SANMIGUEL DE AGUAYOGOBERNADOK DE TEXAS Y COAHUILA.SUGERENCIAS AL REY FELIPE V SOBRE LA CONVE- NIENCIA DE FOMENTAR LA EMIGRACI~N CANARIA A TEXAS

Mientras todo esto ocurría en el Virreinato de Nueva España, el entonces Rey de España, Felipe V, siempre tuvo la misma preocupacion: mantener sus territorios del Nuevv Mundo, fren- te a una posible invasión de Francia o Inglaterra, países que como ates de rapiña, atacaban constantemente los galeones que venían a Espana desde los territorios de ultramar, e intentaban invadir cualquier territorio español en el Nuevo Mundo. En el caso concreto del Virreinato de Nueva España, la sen- sibilidad Real era aún mayor, habida cuenta de las inquietantes noticias que le llegaban de dicho territorio, a través de las auto- ridades españolas en los mismos. En la primera mitad del año 1712 se instala en sus propie- dades cn el Virrcinato de Nueva España, don José Ramón de Azlor y Virto de Vera (3) (segundo hijo del Conde de Guara y Josefa María de Vera), Marqués de San Miguel de Aguayo, por

(3) ARTUROY ALBERTOGARC~A GARRAFFA: Diccionario Heráldico y Ge- nealógrco de apellidos españoles y americanos, X (Madrid, 1923), 275 y XXVIII, 73 y "Gazeta de Méjico" núm. 73, diciembre 1733 "Gazeta de Méjicon núm. 77, abril 1734. Den JGré AzIor y VirtG & Vrrz nnció Znrng~zu,ArzgSn. Hija de! señor de Rafales y Costean, Barón y señor de Panzano y primer Conde dc Guara don Arta1 de Azlor, en su primer matrimonio con doña Josefa María Virto de Vera. Fue caballero Mesnadero de Aragón. Gentilhombre de la Camara de 5. M. y Mariscal de Campo de sus reales ejércitos. Casó en Pamplona, Navarra, el 26 de abril de 1704, doña Ignacia Javiera de Echeverz y Subiza, natural de Santa María de las Parras, Nueva Vizcaya, TI Marquesa de San Miguel de Aguayo, viuda de dos matrimonios ante riores con el Conde de Xavier don Francisco Azuares de Garro y con el Conde de Ablitas don Pedro Ennquez de la Garra, era hija de don Agustín de Echeven y Subiza, Gobernador y Capitán General de Nueva -.Vizcaya. En lilL se trasladaron los esposos a Nueva España a las propie- dades que había heredado Ignacia Javiera, como Marquesa de la Villa de San Miguel de Aguayo. Caso paradójico, el 1 Marqués de Aguayo luchó siendo Gobernador y Capit6n Genera! de! Nuevo Reine de Le&, displic~ lo necesario para impedir una posible invasión francesa en 1686, a la Bahía del Espíritu Santo y las riberas meridionales del Río Grande. Muere el Marqués de San Miguel de Aguayo en su hacienda de Patos, cerca de Las Parras el 9 de marzo de 1734, fue enterrado en la iglesia de la Compañía de Jesús de Las Parras, en la capilla dc San Francisco Javier, junto con su esposa fallecida el 25 de noviembre de 1733. matrimonio con doña Ignacia Xaviera Echeverz, heredera del primer Marqués de San Miguel de Aguayo, don Aguslíri y su es- posa doña Francisca de Valdés Acelga y Urdiaiola. Las propieda- des del Marqués de San Miguel de Aguayo en Nueva España, eran de las de mayor extensión y por supuesto de las más productivas del Virreinato. Ocupaban más de la mitad de la provincia de Nueva Extremadura. Tenía asimismo considerables extensiones de Nueva Vizcaya y de Cacatecas. Sus principaies haciendas, que fue donde se instaló el Marqués, eran los Patos y las Parras de Nueva Vizcaya y Bonanza Real de Mazapil en Nueva Galicia. Espíritu intrigante y aventurero, Aguayo abandonó sus gran- des posesiones en España y a pesar de la gran diferencia de vivir en dicho Virreinato o en España y la incomodidad del trans- porte, se instala en el Nuevo Mundo. Desde sus haciendas y principalmente, desde las Parras, el intrigante Marqués de San Miguel de Aguayo envía constantes informes al Virrey, Marqués de Valero, sobre el enorme peligro de una posible invasión francesa en la provincia de los Texas, desde sus territorios de Louisiana. El día 11 de junio de 1718 Felipe V envía al Virrey de Nueva España una Real Cédula «con amplias facultades para cualquier emergencia, que pudiera surgir con respecto a una posible invasión». Aguayo había logrado lo que quería desde que se trasladó de España al Virreinato. El primer paso, en la operación que había pla~ieadui~~ir~uciusaiiieriie, desde hacía rxiuciiu> aiíos, c>iaba da&. Ya sólo había que enviar al crédulo e indeciso Virrey alarmantes noticias de una invasión francesas, aunque ello no fuera cierto, como asi fue y se demostrara a lo largo de este estudio, para que éste, haciendo uso de las facultades que el Rey le había conferido en la Real Cédula de 11 de junio de 1718, y ante esta emergencia de una invasión consumada, le nombrara Gobernador de Texas. Según el informe de Aguayo al Virrey, ((había socorrido a los indios y a las tribus rebeldes, había pacificado y tenía noti- cias de que los franceses habían invadido nuevamente la provin- cia de los Texas, obligando a los soldados de su guarnición al abandono, y habían destruido seis misiones de la frontera». Con- tinuaba exponiendo el Marqués en su alarmante informe, «que se había mantenido en la frontera diez años. defendiéndola de los enemigos en sus repetidas entradas». El falso informe causó su efecto. El día 19 de diciembre de 1719, el Virrey haciendo uso de la citada Real Cédula facultándole FUNDACION DE SAN AN~ON~Oub ILKA~ 25 para cualquier emergencia, nombra Gobernador y Capitán Ge- neral de las provincias de los Texas y la de Coahuila, al Marqués de San Miguel de Aguayo. Había logrado su gran victoria. El plan había salido según lo previsto, aun en sus mínimos detalles. Era un Rey con su propio ejército, con el que podría defender sus propiedades, administrar justicia, destruir a sus enemigos y aprovecharse de la Real Ha- cienda en ia más absoluta impunidad. Investido de la máxima autoridad en estos territorios, pre- sume el citado Marqués de Valero en informes posteriores, que hizo llegar de inmediato a Felipe V, para de un lado justificar ante el Rey su decisión de nombrar a Aguayo Gobernador, y de otro hacerle llegar noticias de la victoria sobre los franceses, le manifiesta que el nuevo Gobernador, Marqués de San Miguel de Aguayo: 1." «Había pacificado la provincia de Coahuila, logrando la muerte de los enemigos.)) 2." «Que había vencido a las muchas naciones que se habían juntado para la invasión de la provincia de Texas por fuerzas mandadas por rnonsieur Louis de St. Denis, Comandante de las fuerzas francesas en la frontera, con el fin de apoderarse de la bahía del Espíritu Santo y del presidio de San Antonio.» 3." «Que había recobrado el territorio invadido por los fran- ceses, dejando veinte y cinco hombres en la parte central de los SPXUC,etrn f~ertee? !m a&es C? ~d~isY! ^este, entre !m ries Sabinas y Colorado del Norte, en el cual dejó cien hombres por estar en la misma frontera, y un tercer fuerte con noventa hom- brcs cn cl Sur, concrctamcnte cn la bahía del Espíritu Santo, región habitada por los indios Karakawas.)) Añadía en su informe Aguayo, gran conocedor de la psicolo- gía de la corte espaííola, que «las for~iiicacioneshabían sido hechas sin dispendio de la Real Hacienda),. Adjuntaba a su informe mapas y planos juntamente con testimonios de haber restituido «ias referidas seis misiones, habiendo edificado otras tres mas en la bahía del Espíritu Santo y las otras en San Antonio)). La expedición terminó el 31 de mayo de 1722 (4). Hasta aquí todo parece normal. Una aguerrida expedición más, en beneficio de la Corona, con el fin de pacificar tcrritorios re- beldes y recuperar para España los invadidos por otra potencia (4) BONILLA:Breve Compendio en Quartely, VIII,31 y nota 4, y CHABOT, Frederick: Los podevosos Aguayos. ¿o ARMANDO CURBELO FUENTES extranjera, en este caso, Francia. En principio, sólo plácemes, felicitaciones, honores y privilegios merece el caudillo que ha llevado a cabo tal gesta. Así se reconoce históricamente y hasta ahora así lo han expuesto todos los historiadores. Esta expedición, que fue la que en definitiva originó que los canarios fueran enviados a poblar la provincia de los Texas, ya que fue el jefe de la misma el Marqués de San Miguel de Aguayo quien en el informe al Rey Felipe V le pide canarios para pobiar los territorios mencionados, exige un estudio en profundidad de la personalidad y actividades de Aguayo durante su estancia en el Virreinato de Nueva España. El estudio concienzudo del tema nos lleva a desvelar la gran mentira de Aguayo, que dio origen a que unas familias canarias embaucadas con estas fantasías a las que, por supuesto, era ajeno el Virrey y el Rey Felipe V, y arrostrando penalidades y peligros sin límites; fueran trasladadas a Texas. Esta gran mentira histórica comienza cuando Aguayo inves- tido, como hemos visto, del título de Gobernador y Capitán Ge- neral de las provincias de los Texas y Coahuila, y sólo trece días después de finalizada según el, la expedición efectuada por las provincias de su gobierno, y concretamente el día 13 de junio de 1722 sin informar siquiera a su superior jerárquico, el Virrey, le dirige una carta al Rey de España en la que textualmente le exponía: queuna familia completa establecida permanentemente cii dichüs territorios, hacia más por rctcncr 1% tierra qUe cien soldados. Por ello, y para mayor seguridad de la provincia y ahorro de la Real Hacienda (aquí volvía a incluir el punto que más sabia que afectaba al Muriarca), y riu teliei tantos soldados y destacamentos, convendría que pasasen doscientas familias es- pañolas de Galicia, Canarias o La Habana, por ser gente más hecha al trabajo que la de este clima». Exponía también «el puco trabajo que suponía conducirlas por Veracruz a la bahía del Espíritu Santo, repartiéndolas entre las misiones de San Antonio, de Adeis y la de Texas». Posteriormente, insiste nuevamente el Marqués ante el Rey, «que sin estas familias sería difícil, si no imposible, mantener la provincia de Texas, por lo que sería deseable que enviaran cuatro- cientas familias» (5).

(5) A. G. N.: 13 de junio de 1722. Guadalajara, 1719-1721, 67-3-11, p. 6, y A. G. 1.: Guadalajara, 1710-173. 67-1-37, pp. 1-6. O Unlversdadde lar Palmar de Gran Canaria BibliotecaUniversitaria Memoria Digital de Canarias,2005 Estas cartas de Aguayo a Felipe V no hicieron más que esti- mular más aún su obsesión de reafirmar y rcforzar sus pose- siones en ultramar. Recogiendo literalmente los mismos términos empleados por el Marqués de San Miguel de Aguayo, cvinieran voluntarias de las Canarias, dándoles facilidades para su traslado». Real Cédula de 10 y 18 de mayo de 1723 (6). Durante el año 1723, y como consecuencia de las mencio- nadas cartas del ivíarqués de San ivíiguei de Aguayo a! Xcy, la actividad legal en la corte a este respecto fue grande. Disposiciones legales y estudios, estableciendo los preparativos de los traslados de ias famihas canarias a Texas se sucedieron sin descanso. Ei 18 de marzo sc dieron instrucciones concretas para su traslado. El 24 de julio se piden informes sobre la viabilidad del plan de Aguayo (7). El día 1 de marzo de 1723 se dan órdenes por vía reservada a don Juan Montero, Intendente interino de Canarias, «para que dispusiera el embarco de familias canarias» así como al Gober- nador y Oficiales de Cam~echey al Virrey de Nueva España en 10 de mayo del mismo año, para que, según fuesen llegando, se les asistiera y transportara a la Bahía de San Bernardo. El ex- presado Intendente Montero hizo el recibo de la citada orden en carta de 21 de julio de 1723, manilestando al respecto «que por la falta de frutos y navíos de aquellas islas y que el último y principal que hubo salió para Campeche el 5 de dicho mes con ieinte y "iEC9fuF,i!iur. puyu ollPrte Rice\\. EEt2 erdeE pr Vi2 reservada de 18 de marzo de 1723, nunca se llevó a cabo.

3. EL VIRREY MARQUÉSDE CASAFUERTE DON PEDRODE RIVERA, GOBERNADORDE TLAXCALA,VISITADOR DE LAS PROVINCIAS SEP- TENTRIONALES DE MJICO

Indudablemente las noticias que le llegaban del Nuevo Mun- rln, rada vez rnn insistencia hacían ver a1 Rey, a grandes rasgos, la política a seguir en estos territorios, en orden a con- servar los mismos en poder de España:

(6) A. G. N.: Méjico, D. F., Reales Cédulas, vol. XIV, exp. 18, ff. 41-41v. Con el nombre de Nuevas Filipinas se conocía la provincia de Texas, pero particularmente las regiones occidentales. A. G. N.: Méiico.-. D. F., Reales Cédulas, vol. XVIII, exp. 2, ff. 4-7v. Ver apéndice 1. (7) A. G. 1.: Méjico transcriio de L. S. 3-18, 1723-13-77-1727. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 29

Hacer una gran reestructuración, militar, cconómica y admi- nistrativa. Las tres indefectiblemente tenían que hacerse al uní- sono, ya que una, la económica, era la fundamental, y la que llevaba aparejada las otras dos, y que de hacerse tenía como base fundamental, compensaciones económicas suficientes, para que interesara el traslado a dichas tierras. La priiiici-a noticia de I-eiur-rriaque se iieiie en las pr-uviri~ias de los Texas, y de las provincias más próximas a ellas la de Coahuila y Nuevo León, datan de 1721 cn que el Rey envía al virrey de Kueva España, Bairasar de Zúñiga, ivíarqués de Vaiero (1716-1722), de quien dependían las provincias mencionadas, órdenes preliminares, con el fin de que se hicieran los estudios al respecto. El Marqués contestó al Key la imposibilidad de iniciar, de momento, la reforma o estudio preliminar (8). El Rey repitió las órdenes al recién nombrado Virrey, don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte (91, indicándole que con- siguiera la máxima información, respecto a los destacamentos

(8) A. G. N.: Felipe V a Casa Fuerte Aranjuez, 12 de mayo de 1722, Pro- vincias Internas XXIX. (9) RIVERACAMBOS, Manuel: E12 SLL Méjico PIM~OYC*SCO,A~tístico y Mo- numental (Méjico, 1880, pp. 335-6). NUÑEZ Y DOMÍNGUEZ,José de J.: Un Virrey Limeño en Méjico, don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte (Méjico, 1927, p. 87), y Archivo Parro- quial de la Catedral, Méjico, D. F. (Testamentos, libro 5, folio 174~). Su Virreinato duró desde el 15 de octubre de 1722 al 17 de marzo de 1734 o sea once años, cinco meses y dos días Don Juan de Acuña y Bejarano, 1 Marqués de Casa Fuerte nació en Lima, Pcní, y fue bautizado en su Catedral el 9 de mayo de 1658 a los dos meses de su nacimiento. Felipe V le premió los servicios prestados a la Corona nombrándole Marqués de Casa Fuerte por Real Acuerdo de 12 de julio de 1708, librándose el Keal Despacho en Madrid el 27 de febrero dc 1709. Murió en Méjico el 17 de marzo de 1734. Fue enterrado en la Iglesia de San Cosme de la Ciudad de Méjico con una lápida con la si- , ~~ient~insrripri&: «Don Jiirin & .&riifia, hil~rquésde Clsa F~erte,m.~r?(i . siendo Virrey de este reino, en 17 de marzo de 1734 Está sepultado en este Presbiterio.)) En otra lápida se lee la siguiente inscripción: «Descansa aqui, no yace, aquel famoso Marques, en guerra y paz escla- recido, que en lo mucho que fue, lo merecido no le dejó que hacer lo dichoso: Ninguno en la campaña más glorioso, ni zii el Gobierno fue tan aplaudido, no menos quebrantado que sufrido, vincul6 en la fatiga su reposo. Mayor que grande fue, pues la grandeza a que punto incitarle regio agrado. Fue estudiado desde su entereza. Y es que retiró tanto su cuidado de lo grande, que tuvo por alteza quedar entre menores sepultado.» 30 ARMANDO CURBELO FUENTES militares llamados en ese entonces presidio, en toda Nueva Es- paña (10). El Marqués de Casa Fuerte se encontró que la Nueva España era un vasto territorio donde persistía una gran intranquilidad interior. Había grandes partidas de bandoleros por todo el terri- torio, cuya orografía les facilitaba escondrijos, y que asaltaban lcic raraxranac cnhr~tnrin lac a ^"' ------qc~x.~e~j~~ V~_racn~~ -M-ejicn. Heredó asimismo Casa Fuerte la secular preocupación de los Vi- rreyes de Nueva España. La eterna. . y siempre presente inmediata ;,,.,,,,,,.,,,Q,:X, ,,,,,,,,,Fr.3mo,c, ,!as pnx:nc:us de !es Texus psr sii fronterzi Este con la Louisiana Francesa. El interior de la provincia de Nayarit de la Nueva Galicia era un refugio de bandoleros, a los que el terreno, en ninguna región como en aquélla, les facilitaba guaridas inaccesibles, haciendo imposible su captura, a pesar de las batidas de las exiguas tropas del ejército. En esta región se iiegó a formar cuaciriiias de vecinos armados para combatir a los bandidos. Sólo así se logró la paz en el territorio. Existía también gran preocupación entre los funcionarios rea- les y entre el mismo ejército. Una de las principales plagas so- ciales era el juego, teniendo el Marqués que adoptar enérgicas medidas para prohibir incluso que los Sargentos Mayores fueran dependientes de las casas de juego y servidores de sus mesas. Con este ambiente y este clima, inició el nuevo Virrey su man- &te, e! dil 1 de ~nrfdxede 1722 y qup dw-i casi dnre añni Hny, a pesar del tiempo transcurrido, se le recuerda en la historia como uno de los mejores Virreyes que ha tenido España en el Nuevo Mundo. En estos doce años que duró su Virreinnto no sólo paci- ficó el Nayarit de Nueva Vizcaya, como se ha dicho, sino que fundó misiones con la Louisiana e intentó poblar la frontera. Fue junto con su Iiombie de confianza, el Brigadier don Pedro de Rivera, el gran benefactor de las familias canarias en Texas frente a las misiones y los militares del fuerte de San Antonio en iexas, ios cuales intentaron a toda costa sin conseguirio, irii- pedir la obra de los canarios en San Antonio. La gran ventaja de Casa Fuerte fue ser criollo. Fue el primer Virrey criollo de Nueva España. Nació en Lima. Se educó en España desde los catorce años y fue antes que Virrey en Nueva España, Gobernador de Messina, Virrey y Capitán General de

(10) ARCHIVO GENERALDE MÉJICO,Casa Fuerte Obedecimiento, Méjico, 9-11-1722.A. G. M. Provincias Internas XXIX. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 3 1

Aragón y Mallorca y Consejero del Supremo Consejo de Guerra. Conocía por tanto, por haber nacido y vivido en Perú, hasta los catorce años, lo que era ser gobernado por conquistadores que, en la mayoría de los casos, no comprendían ni hacían el más mínimo esfuerzo por comprender la mentalidad de un pueblo nuevo, que como tal había que gobernar, que era por supuesto de distinta forma que como se gobernaba en la metrópoli. Cono- cía asimismo por su íntima amistad con Felipe V los deseos rea- les de cómo se debía administrar justicia en el Nuevo Mundo. Hecho recnnncid~E.957 pnr histnriadnres de todo e! mundo, romo el historiador argentino Ricardo Levene, el cual nos dice: ((desde el punto de vista y de los principios de la ética, admirable es la

L.LL."Da~n~i!~~i6r, de Ir,&s, !ibrcs. 51 libre '71 gloria jurídica de España. Legisla para los indios como para 10s castellanos; con amor y humanidad, desde el comienzo del si- gio xvl, cuando rodavía no habían desaparecido del iodo Ida SU- pervivencias bárbaras y la división de la sociedad en clases de la Europa Feudal». O como el norteamericano Gaylord Bourne que, en su obra Régimen Colonial de España en América, nos expone asimismo al hablar de las Leyes de Indias, que «forman un monumento de pro- tección y benevolencia que puede ser equiparado con ventaja a las leyes de cualquier país europeo, relativas a la condición de las clases trabajadoras.. Estc mismo autor norteamericano, en su obra The CotinciZ of the Indies, y refiriéndose a la Recopilación de las Leyes de Indias Españolas, las considera superiores a cualesquiera dadas por Francia o Inglaterra en sus colonias. Dc 61 dijo Salvador de Madariaga: «Este testimonio de un autor norte- americano merece consignarse como prueba del espíritu de jus- ricia que anima a veces un sector de ia historia humana con fre- cuencia injusta para la obra española.» Teóricamente, pues, fueron unas leyes progresistas, justas y perfectas. La consideración de tales se la dan historiadores emi- nentes y no precisamente españoles. Alguien dijo una vez que las leyes suelen ser perfectas, pero los hombres, ejecutores de las mismas, las solemos transformar las más de las veces en el arma más cruel e injusta que ha creado la humanidad. No debe- mos olvidar en este contexto la frase tan usada en el siglo XVIII por los gobernantes del Nuevo Mundo, quizá derivada de la que ya recogía Calderón en La Vida es Sueño: «En lo que no es justa 32 ARMANDO CURBELO FUENTES ley, no hay que obedecer al Rey», o lo que es lo mismo, se obe- dece al Rey, pero no se cumple su voluntad. La gran ventaja, pues, del nuevo Virrey, Marqués de Casa Fuerte, hehaber nacido en las Indias,haber sido educado y haber gobernado en España y haber desempeñado un cargo con esta experiencia en el Nuevo Mundo, con un criterio pues que sólo podía conocer quien hahía nacido en la tierra que gobernaba. Qué distinta hubiera sido la historia de España en las colonias, de haberse mandado hombres como Casa Fuerte, para gobernar en las mismas. Fiel cumplidor de la voluntad regia, Casa Fuerte, nada más reci- bir la real disposición reseñada de 9 de noviembre de 1722, indi- r,ándc?!e cgnripiepu !u máxim~.infGrmaciSn rpsn~rtnr---- g. lns destacamentos militares de la Nueva España, ordena a su hom- bre de confianza don Pedro de Rivera, entonces Gobernador de la í;ro-v~inciadc Tiaxcu!a en $,'.c:er2 España, gran scl&& y u&T-& nistrador eficiente, que inspeccionara las guarniciones del Norte del Virreinato, ya que, desde el primer momento que tomó posesión del mismo, albergó una gran desconfianza, y muy en especial las provincias de los Texas. Comprobó así lo acertado de su desconfianza inicial, tras el viaje de Rivera, y conocer los elevados costos administrativos y militares para el servi- cio que prestaban los presidios edificados por el Marqués de San Miguel de Aguayo siendo Gobernador de Coahuila y los Texas. Se basaba Casa Fuerte para ello en el sexto sentido que tenía todo criollo para conocer en el acto a cualquier autoridad que provenía de España, como Aguayo. Nunca confió en él, y le sustituyó de sus cargos de gobernador que con mentira había logrado del ante- rior Virrey, Marqués de Valero, por don Fernando Pérez de Almazán (11). De la importancia del viaje de Rivera por las provincias del Norte y Nordeste de Nueva España, nos da idea que se necesi- taron dos años de preparativos. Se inició una gran correspon- dencia entre el Virrey de Nueva España y Felipe V, dado e1 gran interés que el Rey tenía de conocer hasta los más mínimos de- talles de esta expedición. Todo estaba perfectamente informado y justificado. El porqué del nombramieno de Rivera. El costo de la expedición. Presidios a visitar de cada una de las provin-

(11) A. G. 1.: Casa Fuerte a Felipe V; Méjico, 25-5-1723, Audiencia Mé- jico 62-1-41. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 33 cias y situación de las mismas. El Rey, a propuesta de Casafuerte y tras el nombramiento como jefe de la expedición de Rivera, le nombra Brigadier, con los mas amplios poderes, para, a su juicio, hacer toda clase de reformas que creyera oportunas, supeditadas naturalmente a ser aprobadas posteriormente por el Virrey. El nombramiento de Rivera sería providencial para los cana- rios. por su honestidad, conocimiento y humanidad. Sería iunto con el Virrey Marqués de Casa Fuerte, el hombre del cambio en Nueva España. Cambio que no sólo beneficiaría a los canarios en Texas. sino lo que era más importante. para las tropas de guar- nición en el Virreinato y para la Real Hacienda de forma muy especial (12). Hoy en día, con nuestros adelantos, sería una expedición complicada, podemos imaginarnos lo que fue en aquel entonces prácticamente no había caminos ni más medios de transportes qUr las carretas tiradas prcaba!!~~, mdcs e V~qes. Tres de las guarniciones que tenía que visitar eran conside- radas como compañías móviles, cambiaban a la parte del terri- torio que más las necesitaba en un momento dado, o forzaban los fuertes que sufrían algíin ataque por sorpresa, y las veinte restantes eran consideradas como presidios (fuertes fijos). Ocho estaban en la importante provincia de Nueba Vi~caya.Urlo e5 taba en Durango y los otros siete, la mitad, en el Norte de la pro- vincia, tres protegían la zona Oeste de la costa y estaban situados en ia provincia de Sonora, Sinaioa y Nayarit. Dos guarniciones estaban situadas en la provincia de Nuevo Méjico entre El Paso y Santa Fe. Y por último, cuatro que son las que realmente nos interesan estaban situados en la provincia de Texas y eran: San Antonio, La Bahía en el Oeste y Dolores y los Adaes en el Este, frontera con la Louisiana Francesa, entre el río Sabinas y el río Colorado del Norte. Concretándonos solamente al viaie de Rivera en la provincia de los Texas, hemos de decir que duró desde el 16 de agosto al 13 de diciembre de 1727. En su interesantísimo informe sobre esta provincia. Rivera supo ver desde un principio el enorme poder de las misiones en la misma. Hace constar a cste respecto,

(12) A. G. 1.: Casa Fuerte a Felipe V; Méjico, 25-5-1723. Audiencia Mé- jico 62-1-41, CEdula Real Madrid, 19-2-1724 - Casa Fuerte Obedecimiento, Méjico, 18-7-1724. A. G. 1.: Audiencia Méjico 62-1-61, Casa Fuerte instruccio- nes a Pedro Rivera, Méjico. 34 ARMANDO CURBELO FUENTES que un pequeño pueblo a media legua al Noroeste del presidio era gobernado por un franciscano, mientras que un hermano zacateca dirigía los pueblos de la parte Suroeste, habitados por los indios mezquites, papayas y aguastayas. Admiró más que a ningún otro lugar, entre las trescientas localidades visitadas a San Antonio, del que dijo «que algún día se convertiría en una gran ciudad». Particularmente admiró alas corrientes de aguas, las buenas tierras y los hermosos alrededores del presidio». Describió el lugar de la siguiente forma: «En las muchas la-

'2minas alheryaha diversidad de peces Pueblan llanuras y montes venados, conejos, patos grullas y codornices. Se reproducen sin cultivo, nabos blancos y negros, ciruelos, costollas, bellotas, nue- ces, zarzamoras, nísperos y otros diversos frutos y arbolados.>, La expedición de Rivera terminó el 21 de junio de 1728, duró tres años y ocho meses. 1. CANARIASY AMÉRICA. LAS EMIGRACIONES ISLEÑAS EN LOS SI- GLOS XVI-XVIII

Cnmn vimns ant~rinrm~nte(13), deide el primer documento que conocemos de Aguayo al Rey, aquél pide que le envíe familias canarias, gallegas y cubanas. Insiste nuevamente, al poco tiempo, para que envíen cuatrocientas familias canarias, a lo que accede el Rey. La primera pregunta que, como canarios, nos tenemos que haccr es: {por qué se pedían familias canarias y no andaluzas, o de otra provincia española?, ¿por qué tenían que enviarse pre- cisamente canarios a colonizar las inhóspitas tierras del Nuevo Mur&? No cabe la menor duda que la situación geográfica ha sido la coordenada que ha movido a Canarias a través de toda su his- toria y ha influido definitivamente en sus hombres y en sus costumbres. Desde el primer viaje de Colón, en el que el Almirante arribó a las islas en demanda de auxilio, para reparar el timón de la Pinta en Gran Canaria y para hacer la última aguada, proveerse de víveres en La Gomera, en el último puerto cono- cido, hacia el mundo entonces desconocido de las Indias, Cana- rias entró de forma definitiva en la historia universal. El día 12 de agosto de 1492, en que arribó el almirante a la Gran Canaria para reparar la Pinta, sirvió para que Canarias fuera universal- mente conocida y aceptada por la vieja Europa, como su último puerto hacia lo desconocido. Como el último puerto europeo que tocó Colón antes de iniciar la gran aventura. Posteriormente, fue conocido también como el primer puerto de Europa en el (13) Ver p. 8. 36 ARMANDO CURBELO FUENTES tornaviaje desde las Indias, hacia el mundo civilizado. Esta fecha importantísima en la historia de Canarias sirvió no sólo para in- corporar más aún Canarias a Europa, sino lo que fue más im- portante en su historia, para que no se las considerara Indias, aunque ciertamente desde el punto de vista político y legislativo tampoco se las ha considerado como la España peninsular. Canarias siempre ha precisado. desde el punto de vista legis- lativo, por su situación geográfica y por su consideración de «no las Indias», «aunque sí Europa», sin estar en el continente, iim l~yislsciónespecial, en materias especiales también. Al des- cubrirse las Indias, se empieza a comerciar con el Nuevo Mundo desde Canarias, en un comercio totalmente libre, sin control nin- guno por parte ni del Consejo General de Indias, ni de la Casa de Contratación de Sevilla creados posteriormente para dicho control. Este hecho, derivado una vez más de la situación geo- gráfica, digb a i.cg!amcíifar c! comercio cur,uri~nmericane. Se dictaron una serie de Reales Cédulas, el reglamento regulador del comercio canario con América es de fecha 6 de diciembre de 1718. Dicho comercio realmente lo inicia el Almirante en su vrimer viaje, pues no sólo hizo reparaciones y aguada, sino que también se llevo caña de azúcar, así como animales, plantas y simientes. No hay certeza que en el primer viaje el Almirante llevara cana- rios, pero sí en el segundo viaje en el que se habla, «que el 9 de abril estaban todavía en Marigalante; al día siguiente en tiuacia- lupe, donde lo recibió en son de guerra un ejército de mujeres, les respondieron que se fuesen al otro lado de la isla, donde es- taban los hombres labrando la tierra y les darían razón. A pesar de esta oposición femenina, el Almirante se hizo de una provisión de papagayos muy valiosos para fines de propaganda, pues eran tan grandes como gallos; y pudo enviar a tierra adentro a un pelotón de cuarenta hombres que le trajeron a tres mujeres y dnc miirharhns: la una era la señora del pueblo y por ventura de toda la Isla que cuando la tomó un canario corría tanto que no parecía sino un gamo, la cual, viendo que la alcanzaba, vuelve 2 61 un pcrre r2hi2ndn y ihrhz2!n y da cgn 61 en 511~1ny si no acudieran los cristianos lo ahogara» (14).

(14) Historial del Almirante don Cristóbal Colón, escrito por su hijo don Fernando Colón. Madrid, 1892. DE LAS CASAS, Bartolomé: Historia de las Indias, Cap. XI, vol. 63, p. 126. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 37

En los primeros tiempos de la colonización, nos dice Pérez Vidal, no fue considerable el contingente humano salido de Ca- narias para las Indias porque hacía falta oblar el archipiélago recién conquistado. En 1502, Tomás dc Ovando, camino de las Indias, tomó un navío de canarios quc le quisieran acompañar. Asimismo, en 1504, Alonso Quintero, de camino a las Indias, llcva canarios cn su tripulación. Así, poco a poco, sc crcó la costumbre dc embarcar canarios hacia las Indias. Diego dc Ordás, que había servido a Cortes en la conquista de la Nueva España, ansioso de ganar fama y fortuna, obtuvo una licencia real para colonizar y salió desde Tenerife en noviembre de 1530 con una nave capitana y tres carabelas, llevando consigo quinientos hombres y trcinta caballos (15). Pedro de Lugo, Gobernador de Tenerife, llevó a Santa Marta, cuando lo nombraron Gobernador de este luiar, en 1535, muchos españoles y canarios (16). Pedro de Mendoza, caballero de la Casa Real, fue encargado de colonizar la región del Río de la Plata. En agosto de 1535 leví, anclas en el Guadalquivir una flota de doce barcos grandes y pe- qucños, todos ellos muy bien equipados, conduciendo cien caba- llos y ycguas y un hilen ejército Muchos desertaron en Canarias. Estas deserciones fueron suplidas con canarios (17). Mandó a la Península Pedro de Mendoza «personas del Río de la Palta para dar cuenta a su Majestad del suceso que allí había enviado don Pedro de Mendoza ... y a le suplicar fuese servido de los proveer y socorrer, antes que todos pereciesen. Su Ma- jestad mandó se tomase cierto asicnto y capitulación con Alvar Núñez Cabeza de Vaca, para que fuese a socorrerlos... y para ello mercó dos naos y una carabela para con otra que le esperaba cn Canarias... el 11 de Noviembre llegú a la Palma a donde des- embarc6 con toda la gente y estuvo allí veinte y cinco días, según los comentarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.» Es indudable que en casi todas estas expediciones se agre- gaban canarios como a las de Pedro de Lugo y Pedro de Mendoza, para completar las deserciones de la tripulación en las islas.

(15) KIRPATRICK-ALEX,Frederick: Los Conquistadores EspaBoles. Ma- drid, 1970, p 2n7 (16) KIRPWRICK:Op. cit., p. 209. (17) Ibíd., p. 221. Al principio de 1504, todavía a sus diecinueve años, Hernán Cortes sc hizo al fin a la mar en Sanlúcar de Barrameda, hacia sus altos destinos ... La travesía pasó sin incidente alguno hasta la Gomera, escala obligada en el viaje a las Indias, para los poco expertos pilotos de la época (18). Hay constancia que en diciembre de 1520 ur_ navío mercantil llegó a Veracruz procedente de Canarias, con gran cantidad de arcabuces, pólvora, inuiliciones, tres caballos y algunos soldados para vender género a los españoles que andaban por aquellas tie- rras. Cortés ordenó al Gobernador de Veracruz aue comprara las armas y ias municiones; también wpo aLraerst: d los ile¿c sdda- dos que venían a bordo (19). Al canario, pues, le era normal ir al Nuevo Mundo del que tenía noticias, en ias arribadas en ios tornaviajes hacia Europa, no sólo por las historias de los pilotos, soldados de fortuna, frailes que hablaban de nuevas tierras, bancos de perlas, islas al alcance de la primera mano atrevida, sino por haber visto a seres habi- tantes de esas tierras, caciques indios, con vestimentas de colo- rines, anillos y cadenas de oro. Oro y más oro, pepitas monstruo- sas que la imaginación y el exotismo agrandaban, y les hacían soñar en ser partícipes de tales riquezas que les hicieran mejorar su vida de trabajo y privaciones. Así fue cómo la situación geográfica, una vez más, influyó de forma decisiva en la emigración canaria a las Indias, en los prime- ros tiempos de la colonización americana. Pero, a medida que se intensificaba el comercio y la emigra- ción de Canarias con las Indias, se centralizó aquél con éstas desde la Península, a través del organismo rector del comercio peninsular con aquélla, por la Casa de Contratación creada por Real Cédula de 20 de enero de 1503 y al crearse el 1 de agosto de 1524 el Real Supremo Consejo de Indias, todo cambi6 para Canarias. La Casa de Contratación y el Real Supremo Consejo de In- dias tomaron consideración que desde Canarias se comerciaba con las Indias sin control de dichos organismos. En Real Cédula de 10 de julio de 1657 «se concedió permiso d esicis islas por tres años, pru qUe en cada Uno p~diesenxr- vegar a Indias sus vinos, otros frutos de la tierra en mil tone-

(!8) ilonm?~~,SnJimrInr de. FJPYM~Mrort.4~ Madrid 1982. p. 41. (19) Dkz DEL CASTILLO,Bernal. Htstoria verdadera de la conquista de Nueva EspaMa. Méjico, 1904, cap. CXXXVI, Nal. 1, p. 476. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 39

ladas que compusiesen cinco navíos pagando (fol. 79) a razón de dos y medio por cieno de los que embarcaban y que de tor- naviaje pudieran traer géneros que no fueran oro, plata, perlas, grano y añil ». Los tres años concedidos en esta Keal Ccdula se fueron pro- rrogando hasta que por Cédula del 25 de abril de 1675 se res- tringió a seiscientas toneladas en cada uno de los cuatro años por los que se concedió el nuevo plazo con la condición que por cada cien toneladas «habían de embarcar cinco familias y con- ducirlas a las provincias de las Indias». Por cédula de 11 de abril de 1688 se amplió el plazo de gracia a ocho años y se amplía el número de toneladas a mil, pero en este caso, sin ala contribución de la sangre cav.aria por ser muy gravosa la conducción de familias por las que han salido a In- dias y ha de sacar para Puerto Rico el electo Gobernador don Juan Francisco de Medina. por el tercio de mil hombres que el noventa y tres pasó a Flandes y por falta de gente que causó la cortedad de cosechas de los años noventa y noventa y uno y la epidemia de viruela del noventa y cuatro» (folio 80v). El 11 de abril de 1688 se endurece sensiblemente el envío de familias nuevamente, hasta el punto de especificar lo siguien- te: «Del Registro que hiciese de las familias se anote las personas, señas, sexos y edades de que se componen, dando cuenta de que cada navío que despachareis en la primera ocasión siguiente a su ~-1;a" tact:-nm:n YUIIUU, LCC.LIIAIVIIIV de su pnrtc dücño, parajc dvdc va, iiü- mero de familias que lleva y pernas de cada una y dicho dueño o maestre ha de dejar asegurado con fianza a nuestra satisfac- ción que de tornaviaje presentara testimoniu de haber- pagaclu las familias)) (folio 81). Era por tanto normal, según se ve, enviar familias canarias a las Indias como exigencia real para conccdcr el comercio con el Nuevo Mundo. Esta petición máxima a un pueblo, de desarraigarse de su patria chica, de sus familias, de sus costumbres para nunca más volver, como es fácil imaginar, de una parte por la precaria situación económica de las familias y, de otra, por la poca faci- lidad de los medios de comunicación, creo que es el tributo más caro, el de la sangre, que un pueblo europeo haya pagado jamás a su patria, como condición indispensable para poder subsistir. Para poder comerciar. Hasta tal punto es esto cierto, que en el Reglamento regulador del comercio de Canarias con las Indias, se le da tratamiento especial a la contribución de la sangre en el 46 AKMARiUU LLKBELU FUENTES artículo VIII, que textualmente dice lo siguiente: «Para navegar han de pagar una serie de derechos, a saber: Derechos en Cana- rias: Dos y medio por ciento de todo el valor de los frutos. Veinte y cinco pesos por cada cien toneladas a razón del derecho de es- cribanfa. Catorce Reales de plata antigua por cada ~urieladaal Seminario de Sevilla. Conducir anualmente cincuenta familias de cinco personas a razón de cinco familias por cada cien tone- iacias» (LOj. Era normal, pues, en la época, 1729, el envío de familias cana- rias a las Indias, como un derecho real más. De 1721 a 1722 la si- tuación de algunas islas es francamente funesta. Un vioiento huracán desencadenado en octubre de este último año asoló a las siete islas multiplicando la ruina. La gente se muere de pura nece- sidad. En Gran Canaria se experimenta falta de cereales, y hay que importar de la Península unas treinta mil fanegas a costa de las pocas alhajas y pesos que había en las islas. (21). Vemos pues cómo surge en los canarios, por motivo de los viajes a las Indias primero y de los tornaviajes desde las Indias luego, un gran interés por el Nuevo Mundo y se embarcan pri- mero voluntariamente. En un segundo período, al reglamentarse a través de las Reales Cédulas el comercio canario-americano, surge el tributo de la sangre como trn impuesto m& a pagar para voder comerciar los canarios con el Nuevo Mundo. Hav un tercer motivo de los desvlazamientos de los canarios a las Indias. Una ,,,,,,,,,,---+*:L.,-:A- de sungre, pere n= deriiudu de 12s .iispsiciunes que regulaban el comercio, sino como intento de la Corona de das solución a la escasa demografía en el Nuevo Mundo, y esta pobla- ciúrl decide hacei-la, una vez más, a base de familias canarias.

Por Real Despacho de 14 de febrero de 1729, dirigido al Juez de Comercio de Indias en Canarias don Bartolomé de Casabuena y no Casablanca, como figura en los archivos mejicanos y ,

(20) MORALESPADR~N, Francisco: Cedulario Canarias (1595-1709). Cé- dula 3.110, folio 78, pp. 370 a 374. Las Palmas G. C., 1970. (21) MORALESPADR~N, Francisco: El Comercio Canario-Americano. Si- glos XVI, XVIl y XVIII. Sevilla, 1950, pp. 201 y 202. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 41 le hace constar la gran preocupación real de un posible ataque procedente del Este y concretamente de la Louisiana Francesa, de acuerdo con lo expuesto por el Marqués de San Miguel de Aguayo: «sería buen plan para cuatrocientas familias venir de sus islas (las Canarias), de La Habana y de la provincia de 'l'laxcala y ser distribuidas en Bahía de San Antonio». Aquí, probablemente, hay un error de redacción, pues de acuerdo con todos los informes precedentes estudiados suponemos querría decir: Bahía del ES- píritu Santo y San Antonio. «En todas las misiones de Adaes y entre los indios de Texas, que al mismo tiempo una nueva misión con colonos españoles y tlaxaltecos, sería fundada a medio camino entre San Antonio y el territorio de Texas, en uno de los siguien- tes sitios: La Anguila o Nuestra Señora de Bucna Vista, a 172 le- guas entre San Antonio y la primera misión, donde los indios cstán establecidos.» «Sin las familias mencionadas». continúa el Despacho Real, recogiendo literalmente lo expuesto al Rey por Aguayo, «sería imposible mantener esta provincia, una de las más ricas y va- liosas de América, por la fertilidad del suelo y subsuclo». Esta- blecía también el Real Despacho que se deberían enviar cuatro- cientas familias, incluyendo doscientas adicionales que no fueron enviadas en 1723 como hemos visto. Las familias serían enviadas a través de los barcos que se registraran hacia el puerto de La Habana, en grupos de diez u once familias o más, si fuera posible. Desde este puerto, por mar también al sito donde se irían a establecer como colonos. Continuaba el Real Despacho: «Por ello mando y le ordeno que haga conocer mi Real voluntad en esas islas y vea si hay familias que quisieran ir a La Habana y lugares arriba mencio- nados. Si ellos lo deciden voluntariamente y no en otra forma, dispondrá io referente ai transporte de ai menos diez u once familias en cada barco registrado, según lo establecido anterior- mente. Sepa 'que por despacho yo, en el día de hoy comunico al Gobernador y oficiales Reales de La Habana, para que tan pronto lleguen las familias a ese puerto les reciba y les dé la asistencia que necesiten, y ordeneñ lo concerniente a su trans- porte a Veracruz y las medidas que se tomaran en ese puerto para que se les transporten por mar a los lugares donde se esta- blecerán; y proveer lo ncccsario para su mantenimiento durante un año hasta que recojan sus cosechas. Asimismo cuiden de ellos y les den tratamiento adecuado.» Al recibir este despacho el Juez de Comercio de Indias noti- fica el contenido de cste Rcal Despacho a todos los Ayuntamien- tos de las Islas, solicitando familias que quisieran ir a poblar las Indias. El Ayuntamiento que antes contestó fue el de Teguise, cuyo alcalde don Ignacio Hernándcz en scsivn dc 5 de mavo de 1729, acuerda enviar a para entrevis- tarse con Casabuena, a los miembros de la corporación, don Juan Leal Goraz y don Antonio Santos, y de esta forma tener conoci- miento directo de las condiciones de viaje. Se entrevistan con don Bartolomé de Casabuena el 7 de mayo. De vuelta a Lanza- rote, se reúnen con sus compañeros de LVI pul d~ió11cut~ ~9611- doles copia del Despacho Real y en unión de sus compañeros Juan Curbelo y Antonio Santos, deciden exponerlo al pueblo, y reclutar el número de tamiiias exigido para este viaje (¿¿j. Las grandes dotes de convicción de Juan Leal hacen que de solamente se alisten siete familias. La relación de las familias embarcadas fue la siguiente: Primera familia Estaba compuesta por siete personas: Juan Leal Goraz, hijo de Antonio y de María, nacido en Lanzarote en 1676 (le faltaba el ojo izquierdo), labrador, fue jefe de la expedición desde el primer momento, hasta llegar al presidio de San Antonio de Béxar y primer alcalde dc San Antonio. Casado con Lucía o Luisa Catalina Hevnández Rodvíguez. Murió en Quaticlán (México) an- tes de continuar viaje al Saltillo, entre el 15 dc agosto y el 27 de noviembre de 1730. Hijos: Juan, casado con María Gracia o Lucía de Acosta, nacido en Arrecife en 1700. José, 21 años. Vicente, 17 años. Bernardo, 12 años. Catalina, 9 años.

Estaba compuesta por siete personas: Juan Curbelo, nacido en Lanzarote en 1676, hijo de Antonio y de María Pérez. Casado

(22) M. BUCK,Samuel: 's Succesors. San Antonio, Texas, p. 44. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 43 con Gracia Perdomo Umpiérrez, hija de Marcos y María Cabrera. Nacida en Lanzarote, de 45 años.

Hijos: José Curbelo, 19 años. María Ana, 18 años. /Ida, 17 años. Jua~ia,13 años. Juan Francisco, 8 años.

Tercera familia Con seis personas: Juan Leal, el mozo, hijo de Juan Leal Goraz, reseñado como segunda familia, natural de Lanzarote, de 30 años, casado con Lucía Acosta, hija de Pedro González Cabezas y de Francisca Acosta. natural de Tenerife. de 30 años de edad. Hijos: Manuel, 11 años. Miguel, 9 años. Domingo, 6 años. Maria, 5 años.

Cuarta familia Con siete personas: Antonio Santos, hijo de Simón y de Ana Rodríguez, natural de Lanzarote, 40 años, casado con Isabel Ro- dríguez, de 33 años, hija dc Domingo Vega y de Leonor Rodríguez.

Hijos: Miguel, 16 años. Ana, 17 años. C~tali??~,11 2fic?s. María, 6 años. Josefa, 7 años.

Quinta familia Con dos personas: José Padrón, natural de La Palma, de 22 años de dad, casado con María Francisca Sanabria, de 20 años, hija de Luis Sanabria y Francisca Laguardia. Sexta familia Con tres personas: Manuel Niz, hijo de Juan y Andrea, na- tural de Gran Canaria, de 49 años de dad, casado con Sebas- tiana de la Peña, de 44 años, hija de Domingo y de Gertrudis.

Hijos: Josefa, 18 años.

Séptima familia Con tres personas: Salvador Rodriguez, hijo de Francisco y de Isabel, natural de Tenerife, de 42 años, casado con María

Pérct. Cízhrarg, de 42 2ñm, hija de En=iri.rno- 17J de Mlril, nstural de Lanzarote.

Patricio, 14 años. Octava farnríla Con cinco personas: Juan Cabrera, natural de Lanzarote, dc 39 años, casado con María Rodríguez, hija de Domingo y de Leonor. Hijos: José, 17 años. Ana, 12 años. Marcos, 7 años. Novena familia Con siete personas: Juan Rodriguez Granadillo, natural de Lanzarote, casado con María Rodriguez Robaina, hija de Manuel y de Paula, natural de Lanzarote, de 27 años de edad. Hijos: joseju, 9 años. Pedro, 7 años. Paula, 7 años. Alaría, 4 años. Manuel Francisco, 2 años. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 45

Décima familia Con seis personas: Lucas Delgado, de Lanzarote, casado con María Melián, de 30 años, hija de Francisco v de Inés, natural de Lanzarote.

Hijos: Juan, 18 años. Francisco, 14 aíios. Lennny, 4 añm. Domingo, 1 año.

Un soltero Antonio Rodríguez, hijo de Juan y de María del Carmen, de 28 años de edad, natural de Las Palmas de Gran Canaria. En resumen, eran diez familias y un soltero, las cuales pro- cedían: Siete familias de Lanzarote, una familia de La Palma, una familia de Tenerife, una familia de Las Palmas de Gran Canaria, y un soltero de Las Palmas de Gran Canaria. Podrá extrañar que ordenando el Rey en su despacho que fueran lamilias, Antonio Rodríguez sea el único soltero de la expedición. La explicación es, que siendo de Las Palmas como la familia Niz, era novio de su hija y prometió solemnemente ai partir, que antes de iiegar ai iugar donde se iban a establecer, se casaría, como así ocurrió en la ciudad de Quaticlán, entre los días 27 de agosto y 15 de noviembre de 1730.

3. EL VIAJE DESDE SANTACRUZ DE TENERIFEA LA ISLA DE CUBA

En el Puerto de Santa Cruz de Tenerife se decide por el In- tendente de Comercio con las Indias en Canarias don Bartolomé de Casabuena que las familias reunidas en dicha ciudad para embarcar para Veracruz vía La Habana. lo hagan en la embarca- ción «Stma. Trinidad y Nuestra Sra. del Rosario>),de 183 tone- ladas útiles, al mando del capitán don Jacinto Mesa. Ya había llegado el grueso de los expedicionarios dc otras islas, en la balandra «San Telmos, al mando de don Juan Rodrí- guez Maestre. 46 ARMANDO CURBELO FUENTES

El 3 de marzo se hizo la primera visita al navío y el 4 se cargb, nombrándose maestre a don José Bello, vecino de Tenerife. La carga de cada familia era:

Juan Leal.-Tres fanegas y media de gofio ensacado más dos cajas y un colchón. Juan Leal el mozo.-Dos fanegas de gofio ensacado más su caja y colchón. Juan Granadilla-Cuatro fanegas de gofio ensacado más una caja y colchón. Juan Curbe10.-Cuatro fanegas de gofio ensacado más una caja y colchón.

L~:CC~nc!gtl&.-I;ar?em- -1 m&- AO pfiG pn tres cnstalPs. ó- J "------Lucas.-Fanega y media de gofio ensacado más un quintal de lana, más cerdo en tocino, más dos cajas y tres colchones. A 1 c. Tr,, ,,,, ,,, F,,,,, ,, -,A;., & ri. UG LU3 VUrLLVJ.-VIIU JULLI bVI1 LUllrbu 3 ii~r~i~ más dos fanegas de gofio, más un lío con una tocina de cochino, más una caja y un colchón. Juan Cabrera.-Fanega y media de gofio ensacacio, más una caja y colchón.

Estuvieron en Tenerife unos días, según consta, «por mala mar y por verse embarcaciones enemigas». Juan Leal y Juan Delgado piden ayuda a las autoridades porque según expusieron «habían gastado la prevención que traían para diariamente mantenerse)). El contador don Santiago Alvarez de Abreu dio un informe negativo para esta ayuda solicitada porque «no hallo haber partida librada para manutención de familias),. Por fin, por Decreto de 15 de marzo de mil sctccientos trein- ta, se acuerda que «se les socorra a cada persona de cada una de las familias con un real de plata en cada día de los que detuvieran en este Puerto de cuenta de su Majestad, del caudal de familias o de extranjerías, comenzando el socorro desde este día, hasta el en que se embarcasen». Partieron el 27 de marzo de mil setecientos treinta (23). La noche anterior ya habían llegado todas las familias en ca- rretas transportando sus enseres al muelle de Santa Cruz de Te-

(23) A. G. 1.: Indiferente General, Legajo 331. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEUS 47 nerife. Observaron el barco que les debía de conducir, y desde un principio, el temor no les hizo ver más que dcfectos, por su- puesto fruto de su ignorancia y desde luego, como hemos dicho, del temor. Era lógico pensar así en un grupo de pcrsonas que sólo había hecho un viaje, desde sus islas de origen a Tenerife. Coincidieron todos en que era un barco pequeño para tan largo viaje. El desconcierto primero y luego el pánico se apoderó del grupo. Ante esa situación se puso de manifiesto lo que sería una constante a lo largo del viaje. Juan Leal se impuso al grupo sere- nándolo Éqte fiie sil primer gesto de líder y como tsl rontinilaría, hasta el presidio de San Antonio, creciéndose ante las enormes dificultades; tomando decisiones, no siempre acatadas por todos; pero que al final, se aceptaban como única solución a los pro- blemas. Se acomodaron todas las familias en los pequeños camarotes, -.-2: A--:." -.y iIluy pULV5 p~~IGl~Il---- UUl,lllIL coa--- noche. A !a mañaria sigU:len:c, el 27 de marzo como hemos dicho, desde muy temprano, estaban todos en cubierta. Allí el Intendente de Comercio con las Indias en Canarias, don Bartolomé Casabuena, que había bubido a bordo para despedirles, les presentó al padre Jaime Ruiz, natural de Valencia que también iba a Veracruz. El padre Ruiz les fue de mucha ayuda durante el viaje, por su experiencia como misio- nero en Perú en cuyo tiempo adquirió un conocimiento exacto de la situación religiosa y política de las Indias. Como pasajeros sólo embarcó en Tenerife la familia de Sal- vador Rodríguez, ya que las demás familias procedían de Lan- zarote, La Palma y Gran Canaria. Cada uno de ellos sabía y sentía en lo más profundo de su alma, que no volvería a ver más a sus seres queridos, a su tierra, a sus amigos. Ahora, hoy, en aquel fresco amanecer del mes de marzo, y con una ligera brisa dejaban atrás, el macizo de Anaga primero, y ya, desde el hori- zonte, el Teide les decía adiós, el adiós definitivo. En aquellos =nmentm, c&~lt~s!ág,rimls, CU~~~USmuciones. C~ár,taurrcpcn timiento y angustia al dejar para siempre la tierra que les vio nacer. Toda una vida llena de recuerdos quedaba atrás, para en- frzntarsc coi; !ss Iadias de !as qüe tuiito hübiün vido Iiabhi. Desde el primer día, el padre Ruiz, que sirvió de contacto entre el capitán González y la tripulación, se dio cuenta que el jefe del grupo, sin lugar a dudas, era don Juan Leal Goraz. Su esposa, Luisa Catalina Hernández Rodríguez, que ya antes de partir de Lanzarote estaba enferma, hacía grandes sacrificios desde que 48 ARMANDO CURBELO FUENTES embarcó, para aparentar mejoría. Todos los días subía a cubierta un par de horas, a charlar con el padre Ruiz, lo que la hacía perder algo su palidez. En cuanto volvía abajo, a su camarotc, sentía unas enormes náuseas que la hacían vomitar. Los primeros días a bordo del «Santísima Trinidad» pasaron sin novedad, excepto el mareo que, prácticamente, se apoderó de todos los pasajeros. Así lo manifestó Juan Leal al llegar a México al ser recibido por el Virrey y preguntarle éste por la travesía: «El mareo los primeros días fue general y en mí causó un efecto tan extrah, que me rl~stn-yíy aniqiiiló. Apenas podíamos pasar el caldo que nos daban y sin embargo estábamos fuertes, entrá- bamos y salíamos de la cámara e íbamos a proa. Gracias a esta actividad nes Uesprric~pm~cde !m r~frimipntns» El 4 de abril seguía el viaje sin novcdad. «Sólo se veía el cielo y agua en derredor nuestro; ni peces, ni pájaros, nada. En fin, nada más que ei barco. En carrhiu el viu~iueia favüi&k y !a mar llana y tranquila.)) El día 6 el viento sigue siendo flojo pero favorable. El «Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Rosario» camina seis millas por hora. El día 8 por ia mañana fue un acon- tecimiento a bordo, dos peces voladores cayeron durante la noche sobre cubierta, eran los primeros seres vivos que veían desde que salieron de Tenerife. Al accrcarse a la zona tórrida y surgir la calma, el calor es sofocante. El cambio de los pasajeros es notable. La gente se en- crespa y cualquier cosa origina discusiones entre ellos. Hay una clara diferencia entre la tripulación avezada a estas calmas chi- chas, cahrosas, que duran varios días, y los pasajeros no acos- tumbrados a navegar. Al tercer día de calma, Juan Leal, jefe del grupo, insulta al capitán González acusándole de llevarles por la zona que no había viento con el fin de alargar el viaje. Al siguiente día amanece fres- co de brisa, y el asantísima Trinidad» navega siete u ocho millas. De seguir así, pronto se llega a puerto. Unos pocos días antes de llegar a Cuba, estando en cubierta, riiando la tripulación intentaba cambiar la botavara, «que costó trabajo hacerla ceder y cuando ya estaba próxima a llegar a SU sitio, rómpesele uno de los dos picos de la boca del cangrejo, la dc !S aletu de estribor, y salt~!a bntarmm 6 ii 8 varas hacia proa. Así las cosas, hay que arriar el pico; por más que se intentó no fue posible. El pico seguía en su puesto de altura meciéndose de FCNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 49 una a otra banda, amenazando estropear a todos con los cabos que tiene en la punta». «Podían romperse las velas. Gracias a la agilidad y conocimien- tos del piloto Chirino, a quien en uno de los vaivenes le quitó el gorro, bajó por fin el pico a fuerza de mucho trabajo. Todo esto ocurrió, según se comprobó luego, por culpa del contra- maestre y haber empleado cabos de más espesor de lo necesario.), «Ocho horas después no estaba puesta la mayor, se han perdido dos millas de camino. Tres horas más tarde se puso la botavara y la vela mayor, y. justo en ese momento. arreció la brisa. Todos aplaudían contentos, se acercaban a Cuba.» «El 10 de mayo se ve la tierra, La Habana. Están a unas seis u ocho millas y salvo qiie haya tiirhnnada en tierr~n iin arridmte desgraciado, hoy desembarcarán en La Habana.» «A las cinco de la tarde llegan a la Boca del Morro. Una turbo- nada arroja un tnrrente de agE2 snhre !^S nacliprnc rr 12 friniilci- r---J---- J r --- ción; el barco corre peligro de perderse. González no puede orzar ni derribar. Al fin la pericia de Chirino salva la situación.» Han pasade r~armtay eüatr~dias LE C! iriar; a! llegar a tierrn son recibidos por enviados del Gobernador de La Habana, el cual había recibido también el Real despacho de 14-11-1729, remitido al Intendente de Comercio con las Indias en Canarias, don Bar- tolomé Casabuena. ANGUSTIAS Y ZOZOBRAS. EN BUSCA DE LA TIERRA PRCMETID-4

La expedición canaria es alojada en una fortaleza adaptada para tal fin. Sc les entrcgan alimentos, vestidos y son rccono- cidos por un médico. En primer lugar se atiende a Luisa Cata- lina, esposa de Juan Leal Goraz, que llegó muy delicada de salud. Unos días después, Lucía Acosta, esposa de Juan Leal «el mozo)), hijo de Leal Goraz, llam6 a su esposo y le comunicó la gran noticia que tanto esperaba y tanto había temido durante los dias de navegación. Ahora no. Ahora sentía el orgullo de ser la primera madre del grupo en nueva tierra. Este hecho fue re- cibido por todos como algo simbólico y de buena suerte; como si estuvieran destinados a realizar grandes cosas en el Nuevo Mundo. Efectivamente, al día siguiente, 12 de mayo de 1730, nace un hijo del matrimonio, y fue bautizado en La Habana, con el nombre de Pedro (24). Durante la estancia del grupo de canarios en La Habana, que duró desde el 10 de mayo al 9 de julio, sc agregaron dos canarios más que estaban viviendo desdc hacía cierto tiempo en dicha ciudad. Eran naturales de La Gomera y se llamaban Ignacio y Martín Armas. El día 9 de julio el «Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Rosario» zarpa hacia Veracruz; el mar está en calma, el barco avanza balanceándose suavemente en las aguas, bajo iin fuerte

(24) M. BUCK,Samuel: Yanaguana's Succesors. San Antonio, Texas, p. 44. sol, con todas las velas al viento. Una calma les hace retrasarse y por ello tardan diez días en llegar. El 19 de julio, ochenta y cuatro días después de salir de Santa Cruz de Tenerife, fueron recibidos por el Alcalde de Veracru~,don Francisco Hernánde~, en nuriibre del Virrey de Nueva Esparia. Fueron alojados en unos barracones de adobe en las afueras de la ciudad. El Virrey de Nueva España don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte, ya era conocedor de la llegada de los canarios a Cuba, y antes de la salida de éstos de Tenerife. por haber recibido el Real Despacho de 14 de febrero de 1729. Se reúne, desde que recibe la noticia de la llegada a Cuba, con su hombre de con- fianza, el Brigadier don Pedro de Rivera, que como vimos ante- riormente, había hecho un viaje por todas las guarniciones del Virreinato, sitas en la zona Norte y Nordeste, y le encarga que estüdie, como coiiocedor de! terreno donde e! Zcy, a pi-opücsta dc! Marqués de San Miguel de Aguayo, había decidido trasladar a las familias canarias, las lleve por mar y desde Veracruz a los lugares reseñados en el Real Despacho. Rivera, gran conocedor de los lugares elegidos, sin más con- testa al Virrey indicándole «que es imposible trasladarles por mar a los lugares reseñados por cl Despacho Rcal, ya que allí las familias no podrían sobrevivir)). Fii~rnniina gran sorpresa para el Virrey las noticias de Rivera: su sorpresa fue mayor cuando el día 24 de julio recibe una carta del Gobernador de Cuba de fecha 14 de ese mismo mes, ponién- dole en su conocimiento la llegada al puerto de La Habana el día 1 de julio de dos navíos mas, ((transportándoseen ellos quince familias canarias para la población de la enunciada provincia de los Texas». Asimisrnv le expone «que se había hayado precisado asistirles, sin tener arbitrio para mantenerles, y que noticioso de su arribo el capitán don Esteban Berroa y Garro, conocedor de la llegada de tales expediciones y considerando ia necesidad de aumento de ~oblación,solicitó del Gobernador, destinara a las dichas familias a la Hacienda de Sacataondo, que se encuentra a cinco leguas de ellas, en la cual tenía diferentes estancias de labor, y existía edificada una iglesia proporcionada por un ca- pellán a su costa y llevando a las citadas familias en el paraje llamado los Ojos del Agua, que están sitos en dicho término de la Hacienda)). Se ofrecía este lugar pues, «por la sanidad de sus FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 53 aguas era el lugar ideal para establecer una población. A tal fin se les entregará un solar para edificar una casa vivienda, una caba- llería de monte para el cultivo y mantenerles por tiempo de seis meses, en el que podrían tardar en cultivar las tierras, a condi- ción de que le guarden en su favor los fueros de poblador». De un lado, pues, don Pedro de Rivera consideraba imposible el traslado a los lugares indicados por el Rey a instancias de Aguayo. De otro lado, la carta del Gobernador de La Habana le ponía en conocimiento de la llegada de nuevos grupos de canarios

P?sraser tr2,s!?i&duC a lnrIlrilrr,uS ir,E,óSpitGs glrli~cJu-. "A--uAnto acta-y'- situación extrema, Casa Fuerte, antcs de decidir, convoca nueva- mente a Rivera y al oidor don Juan de Oliva, para que «sin de- mora alguna, informcn por escrito sobre lo expuesto en el Real Despacho de 14 de febrero de 1729». El Virrey necesitaba cuanto antes el informe de Rivera para decidir. Cslaban a 24 de junio. Ei tiempo jugaba en su contra, ya que las noticias que llegaban de Veracruz, sobre las familias canarias, eran alarmantes, y tenía que decidir cuanto antes sobre dos cuestiones: 1." ?Que hacía con las familias llegadas a Veracruz desde Canarias para embarcarlas por mar a la Bahía del Espíritu Santo? 2." ¿Qué hacía con los dos grupos de quince familias que según el Gobernador de Cuba, en su carta del 14 de julio, habían llegado a dicho puerto el día primero del mismo mes, para ser embarcados asimismo desdc Veracruz a la Bahía del Espíritu Santo? La duda le atenazaba; de un lado era consciente que necesi- taba la confirmación Real antcs dc decidir sobre cualesquiera de ios probiemas que se ie habian pianteado, máxime en este caso que podría ser acusado de desobediencia a un Real Despacho. Las grandes distancias con la Metrópoli y los deficientes medios de comunicación, hacían imposible una confirmación Real al cambio de planes propuesto por Rivera. Pero había que decidir de inmediato, para evitar que siguieran enviando más grupos para colonizar lugares totalmente inadecuados. El Virrey sopesó por último, antes de decidir, que cualquier decisión que contraviniera la Real disposición, aun sin responsa- bilidad, el mero error no disculpable, podría ser objeto de una ordcn punitiva proviniente dc España; sin perjuicio, claro está, 54 ARMANDO CURBELO FUENTES de una responsabilidad de mayor gravedad que le sería exigible judicialmente por los procedimientos vigentes en ese entonces de «visitas» o juicios de residencias. Casa Fuerte siempre fue reacio a llevar a la práctica aquella frase que ya citamos y que estaba tan en boga en Ia época «acatar pero no cumplir la decisión Real»; si en algún caso esta frase podría llevarse a la práctica era éste. Dulcificándola un poco, traduciéndola al lenguaje jurídico político, se podría decir que se consideraba autoinvestido -habida cuenta la dis- tancia y la irregularidad de los transportes con la Metrópoli- de una potestad suspensiva ante la gravedad del engaño al Rey por parte del Marqués de San Miguel de Aguayo, que sirvió como base a la equivocada decisión Real. Por fin, tras leer cl informe de Rivera, el Virrey decidió:

i." Trasladar a San Ariiorliu a la& familias caíiúi-;as que es- taban en Veracruz. 2." Ordenar al Gobernador de La Habana que como propo- nía en su carta permitiera a las quince familias canarias que llegaron el 1 de julio a La Habana, se quedaran en la hacienda de Sacataondo en las condiciones solicitadas por el capitán don Esteban Berroa Carro. Ambas decisiones fueron compartidas por supuesto por don Pedro de Rivera y el oidor don Juan Oliva.

2. LA ESCALA Y ESTANCIA EN VERACRUZ.DESCUBRIMIENTO DEL EN- GANO DEL MARQUÉSDE SANMIGUEL DE AGUAYO

El día primero de agosto de 1730 el Virrey Marqués de Casa Fuerte acusa recibo del Despacho Real de 14 de febrero de 1729, expedido a representación hecha por el Marqués de San Miguel de Aguayo. En este informe puso por fin en evidencia el Virrey, ante FeIipe V, la gran mentira del Marqués de San Miguel de Aguayo, rebatiendo punto por punto el informe de aquél. Expene e! Virrey en primer lugar «que vinieron diez familias el 19 de junio de 1730 y se hallan en Veracruz próximas para salir de aquella ciudad y encaminarse a tierras adentro, a cuyo fin hc dispuesto todo lo conveniente, pero no puedo dejar de hacer presente a V. 1. las muchas razones e infamias que se ofrecen contra el citado informe». FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 55

En síntcsis informa al Rey: l." «Que el Marqués de San Miguel de Aguayo llegó a Nueva España en 1712, permaneciendo en sus haciendas hasta 1720, no habiendo constancia alguna de que el citado Marqués defendiera la frontera, situando escoltas pero sólo para proteger sus pro- piedades, cerca de El Saltillo, población inmediata a la hacienda del Marqués. » 2." La invasión de los franceses en la provincia de los Texas sólo fue un robo que hicieron siete soldados en los Adaes a los . . ------1-2 1- J --- uualvliGLua V"IVII;~~~U~C;a SU presidio. &e tan pi-cinto e! coma=- dante del presidio francks, don Luis de Saint Denis, tuvo conoci- miento del hecho, restituyó lo robado (25). La versión dada por Aguayo y, «las siete leguas de por medio de las fuerzas enemigas, que se concebían movidas y en armas, obligó la providencia de nombrar Gobernador al Marqués de San Miguel de Aguayo». 3." No pacificó a la provincia de Coahuila. La gente conoce- dora del Marqués por los años vividos cn estas tierras, descon- fiaron del nombramiento del Gobernador, pensando que, «pu- diéndole haber causado al Marqués algunos perjuicios, recela- ron del castigo» Todos los habitantes de esas tierras, pues, huyeron en des- bandada, buscando refugio en la sierra. Así las cosas, Aguayo les atacó en las colinas, «mataron muchos y de los pocos que quedaron los aprisionaron». Continúa el informe del Virrey a Felipe V, manifestándole que «con la noticia del hecho de los siete soldados franceses y afirmando que venían marchando para el presidio de San Anto- nio de Béxar que fue falso; forma el Marqués de orden del Virrey un cuerpo de 900 hombres diviaidos en ocho compañias. Se en- vió a la provincia de Texas y ejecutando muchas muertes y sa- queando cuanto encontraban en las casas, dejando a sus habi- tantes en tal trabajo que hasta este tiempo no se han podido recuperar. Entró en dicha provincia sin la más leve oposición». En cuanto a los presidios que refería el Marqués de San Miguel de Aguayo en su informe, Casa Fuerte expone al Rey: «En cuanto a los presidios que se refieren en la representación aunque el de

(25) A. G. 1.: ¿asa Fuerte a Feiipe V;mayo 1/23. Audiencia Mejico 62-1-41 y MURPHY-RETTA:The Sor~thwesterns-HistorialQuatevly. The Journey of Pedro Rivera, pp. 127 a 141. . LUiSlANAFRANCESA / .

0. C . o P ,'*

Lugares propuestos por ADAES.- el Marques de San Mi- poblados por familias canarias. ++ + + + 4- Frontera con LOUISIANAFRANCESA

O Unlversdadde lar Palmar de Gran Canaria BibliotecaUniversitaria Memoria Digital de Canarias,2005 FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 57

Texas ya se había formado en 1715, pero los de Adaes y Bahía no correspondían a lo delineado en los planos y mapas que envió a V. M. pues se hayan en su fortaleza que se reduce a madera y sólo para resguardo de las armas de los indios.» «De aquí pudo el Marquks adquirir noticias de los parajes de la Anguila, Buenavista, pago de San Bernardo v Bahía del Espí- ritu Santo y Tcxas para dondc juzgó ncccsarias las 400 familias, cuyo conocimiento tuvo por oído, y no como debiera por la vis- ta, pues de haber concurrido ésta, hubiera advertido ser estos pai-aJes. iliGapaces. de liaEitados,porve s.a cs cena- goso todo llano, y eso no las puede hacer fértiles como expuso, sino considerablemente infecundo.)) En esta parte de su carta informe, el Marqués de Casa Fuerte sólo rebate e indirectamente acusa al Marqués de San Miguel de Aguayo de haber engañado al Rey en sus cartas citadas de 13 de junio de 1772 (A. G. 1.67-3-11, p. 6 y posteriormente A. G. T. 67-1-37, pp. 1-6), sino que concluye que como lógica consecuencia de lo expuesto y basándose siempre en los informes del Brigadier don Pedro de Rivera y el oidor don Juan Oliván: «No hay motivo que inste tracr familias de parte ninguna para oblar que a más de las crecidas expensas que en condu- cirIes hasta allí se han de invertir fuera de ser los parajes inhá- biles de ser poblados, no incluye ninguna conveniencia a servicio de V. M. ni el cstado de aquella remota ticrra pide semejante prevención que serviría de avivar en los indios los recelos y el cuidado en la frecuencia de sus hostilidades, lo que obligaría a tener en cada población guarnición.» En la última parte de su informe al Rey, el Virrey Marqués de Casa Fuerte especifica que los lugares propuestos por Aguayo para pobiar: Lago ae San Fernando, Buenavista, La Hnguiia, Bahía del Espíritu Santo, «no sólo no se pueden poblar por su distancia, sino porque la naturaleza no da en ellos los frutos que en otras. Debo también prevenir que ya no hay presidio en la citada Bahía del Espíritu Santo porque aunque lo hubo. se mudó de sitio por lo cual del lugar y en el año pasado de 1729 se volvió a mudar hacia el interior llamado Río de San Marcos si bien ronserva vi nomhr~d~ ~r~sidinde1 F~píritii%ntn m e1 ri12l no hay fondo para que penetren las embarcaciones.» El Virrey envía pues a Felipe V el acuse de recibo del Real 58 ARMANDO CURBELO FUENTES

Despacho de 14 de febrero de 1729, que dio origen al traslado de los canarios a la Bahía del Espíritu Santo y a los Adaes, el día primero de agosto de 1730. Esta carta informe fue nviada por Felipe V al Consejo de Indias el cual acordó el 22 de marzo de 1732, basándox en la carta del Gobernador de Cuba de 14 de julio de 1730, y en la del Virrey Marqués de Casa Fuerte: «Que no se remitan más familias de Canarias previniendo al Vi- rrey que en caso de hayarse algunas despachadas, las destine y aplique a los presidios o partes aue tuviese por convenientes» (26).

Las familias canarias, mientras tanto, permanecen en Vera- cruz ajenas por completo a los problemas que con su presencia en el Virreinato dc la Nueva España, habían creado nada menos que al propio Virrey. No resisten bien el duro clima. Muere de fiebre Juan Rodrí- guez Granadillo, dejando esposa, María Rodríguez, de 27 anos, y cinco hijos; fallece también de fiebre, Lucas Delgado que dejó esposa, María Melián, de 30 años, y cuatro hijos, encontrándose ei resto de la expedición muy enferma. El Marqués de Casa Fuerte, ante estos hechos, decide pues que las familias canarias partan de inmediato de Veracruz y se diri- jan por tierra a Uuaticlan. Los canarios no entienden el cambio; no entienden por qué tienen que hacer el viajc por tierra, cuan- do han estado esperando en Veracruz tanto tiempo a que un barco les traslade a la Bahía del Espíritu Santo. Después de la travesía del Atlántico, se habían informado del trayecto a la Bahía dentro del Golfo de Méjico, y les parecía un juego de niños. No se les escondía, en especial al jefe de la expedición Juan Leal, lo que supondría un traslado por tierra, por un territorio total- mente desconocido. montañoso en casi la totalidad del recorrido, llano y desierto, antes de llegar al Río Bravo con los consiguien-

(26) FOIX,Paul J.: Our Catholic Heritage in Texas, Atlstin, Texas, p. 284. Carta del Virrey de Nueva España, 1 septiembre 1731 y contestación fis- cal 19 febrero 1732. Guadalajara, legajo 178 y 67-3-23. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 59 tes peligros por las diversas tribus de indios que habitaban en el territorio a recorrer. Pero el Virrey, a sugerencia de su Briga- dier don Pedro de Rivera, así lo había decidido. Se nombra guía de la expedición a Francisco Duval de 38 años de edad, hijo de un español y de una india. En cuanto a la nacionalidad de Duval hasta ahora considerado español surgen las dudas pues hay un documento de feclha 29 de mayo de 1735 tomado por el Cabildo de San Antonio en pleno de 21 de julio de 1734, en el que se soli- cita apremio en contra «los bienes de Francisco Duval, Francés de nacimienton. Persenaje qce prcierte miiriS en 12 más ihs~ luta miseria. Por supuesto el nuevo planteamiento del viaje obliga a una ae& de r-euriiurics de FI-üriciscu Iiemáride~,Aicüide de Ver-ücruz, con Juan Leal y Juan Curbelo, comisionados por cuenta de los canarios. Fue aceptado por los canarios el tradado por tierra, ante los argumentos expuestos en nombre del Virrey por el Alcalde de Veracruz. En esta reunión ya se puso de manifiesto la pugna por el liderazgo de la expedición, entrc el guía Francisco Duval y el jefe de las familias Juan Ideal. El Alcalde de Veracruz que se da cuenta del hecho inmediatamente, lo pone en conocimiento del Virrey, quien, como se verá posteriormente, lo tendrh en cuenta cn cuantas disposiciones se dictcn en orden a este viaje. Se precisan: carretas, caballos, mulos, bueyes, etc. Se acuer- da como primera medida que Duval se traslade al Noroeste de Veracruz, y concre~arrien~ea Jalapa, para comprar rnulos y caballos en los ranchos de los alrededores de esta ciudad. Allí conoce a los canarios Felipe y José Pérez, de La Laguna -Tene- rife-, ios cuaies ie ayudan a conducir ei ganado comprado hasta Veracruz, y allí se incorporan a la expedición. Por Fin se ordena la salida el 1." dc agosto de 1730, compo- niéndose la expedición de 85 caballos, 65 mulas de carga y unas 12 carretas. Parten hacia Qiiaticlán, un p,~Ehlerital Norneste de la riiidad de Méjico. Allí se les entregará ropa, herramientas, dinero, etc.; Duval .decide en dicha ciudad, y como norma general en el resto de! .i~je, ~IIPI2y 2Camp2&P ylrjzII nnni~nrln!es ~yrryl 1-- Y""'"""" circulo y dentro de este y en un extremo los animales y en el centro las tiendas de campaña. Cinco soldados estarían en cons- 60 ARMANDO CURBELO FUENTES tante vigilancia durante la noche. A medida que se acercan a la Cordillera de Sierra Madre, el paisaje va cambiando, la zona es más boscosa y el clima más fresco. Descansan antes dc iniciar el ascenso al Orizaba, el pico más alto de Méjico, que tiene una altura de unos 5.000 pies. Todo ha cambiado, del sofocante calor de Verncruz, propio de una región tropicali el tiemno emniem a mejorar. No sBlo ramhia el tiempo sino que el mismo paisaje, el entorno, la flora, pasa poco a poco del matorral desértico de la zona a un bosque mixto de pinar y encina: y, pnr :1'ip1x:tn, Imhitade pnr venade:, liebres y ardillas. A la salida de la ciudad de Córdoba pasaron por una serie de poblados irldioa y a medida que asceridíari al picu Orimbd la altura empezó a dejarse sentir en algunos expedicionarios. En una de estas aldeas, denominada Apa, murió Juan Cabrera por no poder resistir ia aitura. ikjo viuda -ivíaria Rodriguez dc 40 años- y tres hijos. El panorama era desolador, cada vez había más frío y pronto vieron por primera vez la nieve y el hielo. La caravana iba muy despacio pues «la impericia de los canarios era muy granden. De esto se dio cuenta Duval nada más empezar la expedición, previendo con mucho pesimismo lo que supondría un trayecto mucho mayor que el actual, aun- que quizá menos montañoso. 1.m ranarins no sahían emhridar y aparejar los cahalloi ni los mulos; en estas operaciones tardaban horas y lo más grave era que no ponían el más mínimo interés en aprender. A todo esto Luisa, la mujer de Juan Leal, el viejo, empeoró en su en- fermedad. Llegaron por fin a Cholula, importante ciudad prehispánica y centro religioso, con más de 400 ~ernplossuhre lo5 cuales lva españoles edificaron iglesias. Al Oeste se destacaban en el hori- zonte los picos nevados de Popocatepel. Desde Cholula a través de Texcoco llegaron por fin a la ciu- dad dc Quaticlán la tarde del 27 de agosto de 1730. Qiiaticlán para los canarios, fue un remanso de paz. después de lo mal que lo pasaron en Veracruz y durante el viaje hasta la ciudad. El clima era muy agradable; fueron recibidos por el Alcalde, don Francisco de Lara, en nombre del Virrey, quien se ocupó de darles confortable alojamiento y de que fueran aten- didos debidamente los enfermos. Estos cuidados llegaron hasta FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 6 1 el extremo de ser alojados en tres casas pertenecientes a Nicolás y Francisco Carranza y Antonio Dávalos, recibiendo cada uno como renta 15, 10 y 4 pesos, respectivamente (27).

TI*., .,O" ;mptnlnAnc ,.e-.,n-:n-+n-,...+- T ..-- 1 ,.-1 T ..-e P--- uri~r rr ALX~~LUIUUUI~ CU~~YCIIIC~~CCIII~IICCI,J uau bbar, J uail wul- belo y el guía Francisco Duval, solici~aronuna reunión urgente con el Alcaldc de Quaticlán. Lc pusicron en su conocimiento las prnalidades pasadas en el viaje desde Canarias, la falta de me- dios tanto de transporte y herramientas, como cconómicos. Don Francisco de Lara les manifestó que no podía decidir nada al rcspccio, ya que rudo io referente a esra expedición io iievaba directamente el Virrey de Nueva España, Marqués de Casa Fuerte, y su Brigadier, don Pedro de Rivera. Pero Juan Leal, que no se detiene ante nada, envia ai virrey a traves dei Aicaicie una soii- citud de audiencia. El 31 de agosto contesta el Virrey conce- diendo la audiencia a Juan Leal y Juan Curbelo, a quienes debería acompañar el guía Francisco Duval. De Quaticlán a Méjico tardaron tres horas a caballo; la entre- vista fue extremadamcnte cordial. y en ella estaban presentes además de los ya mencionados por los canarios, el Virrey y el Brigadier don Pedro de Rivera. El Virrey comenzó interesándose por el viaje, informjndole Leal exhauitivamente del mismo. Se quejó de la falta de herra- mientas, medios de transporte y recursos cconómicos. Le respon- dió cl Brigadicr Rivcra sobrc los temas expuestos manifestán- dole que en cuanto a las herramientas y concretamente «rejas y picos», les serían entregadas próximamente en Quaticlán. Se quejú d~irriis~rlu¿cal de ia ir~ceriidurrlbrc:en ia forrria de traslado, ya que él había leído el Real Despacho en el que el Rey les notificaba que sería por mar desde Veracruz; que nunca pen- saron pasar tantas penalidades en el viaje por tierra e insistía una y otra ve/. en nombre de los canarios que querían volver a Veracruz y continuar viaje por mar. lntervino nuevamente Yedro de Kivera para manifestarie que el sistema de transporte estaba en estudio y que le contestarían de inmediato, que no obstante esto, en los próximos días, don Manuel Angel Villegas Puente, oficial de la Real Hacienda y Caja de Méjico, veedor y proveedor de Su Majestad se trasla-

(27) A. G. N.: Méjico. Virrey al Alcalde Mayor de Quaticlán, 1-8-1730. Provincias Internas, vol. 32 y Alquiler de Casa 29. A. G. N,:Méjico Provincias Internas, vol. 32. 62 ARMANDO CURBELO FUENTES daría a Quaticlán y pondría en marcha las medidas acordadas por el Virrey en lo concerniente al traslado. El día 9 de septiembre se personó el señor Villegas en Qua- ticlán, haciendo constar ~quchallándose cn dicho pucblo las familias venidas de las Islas Canarias para pasar a poblar a los Texas, y ante mí, se fueron asentando las familias con sus nom- bres, filiaciones, patrias y seíías de cada uno» (28). En esta lista figuran unas personas de las que formaron la expedición al salir de Canarias, según se expresa en Despacho Real de 14 de febrero de i729, que eran diez cabezas de familia y un soltero. La primera lista tomada en Quaticlán es como sigue: Familias: 1." Juan Leal Goraz, con esposa y 3 hijos y 1 hija. 6 personas 2." Juan Curbelo, esposa, 2 hijos y 3 hijas ...... 7 Juan Leal «el mo>o», esposa, 4 hijos y 1 hija. Antonio Santos, esposa, 1 hijo y 4 hijas ...... José Padrón y esposa ...... Manuel Niz, esposa y una hija ...... Salvador Rodríguez, esposa e hijo ...... María Rodríguez, viuda de Juan Cabrera que falleció en Apa, entre Veracruz y Quaticlán, 2 hijos y 1 hija ...... Mana Rodríguez Robaina, viuda de Juan Ro- dríguez Granadillo, 2 hijos y 3 hijas ...... María Melián, viuda de Lucas Delgado, que falleció en Apa, 3 hijos y 1 hija ......

1." Antonio Rodríguez, vino de Gran Canaria ... 2." Felipe Pérez y José Antonio Rodríguez se unieron en México, naturales de La Laguna, Tenerife ...... 3." Martín Lorenzo de Armas e Ignacio Lorenzo de Armas, naturales de Gran Canaria, se unie- ron en Cuba ......

Total ...... 55 personas

(28) A. G. 1.: 67-438, fol. 254, vlto. hasta 385. PUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 63

La segunda lista se efectúa en El Saltillo, el 19 de enero de 1731, y la tercera el 22 de febrero de 1732 en San Antonio (29). Hay omisiones en listas y errores de nombres por parte del n~turiadc El Su!ti!!= ji Sun Ant~nia,ccmc pcr ejrmp!~exduir a las dos viudas en su descripción aunque luego se salva por unas firmas en su nombrc. Lo quc sí cs evidcntc, es que a las diez fa- iii;:icts iniciales ~icty- que afia&r!cs tilico familias más por los matrimonios contraídos en Quaticlán que fueron los siguientes: Antonio Rodrígucz, único soltero que salió de Las Palmas, con 1 %T.- $vdd iu'i~,hijd & M~LIULIIVIL. José Leal, hijo de Juan Leal Goraz, con Ana Santos, hija de Antonio Santos. Juan Delgado, hijo de Lucas Delgado, con Cataiina Leai, hija de Juan Leal Goraz. Francisco Arocha, que se agregó en Quaticlán y oficialmente por Decreto del Virrey de México, el 18 de septiembre de 1730, se casG con Juana Curbelo, hija de Juan Curbelo. Vicente Alvarez Travieso. al igual que Arocha, se unió a la expedicihn en Quaticlán y oficialmente admitido también por De- creto del 18 de septiembre de 1730, contrajo matrimonio con María Curbelo, hija de Juan Curbelo. Continuando solteros los hermanos Felipe y José Pérez e Igna- cio y Martín Lorenzo de Armas. Don Pedro dc Rivera había quedado impresionado de las pena- lidades y sufrimientos pasados por cstas familias de canarios en su viaje a Quaticlán. E1 sabía mejor que nadie lo que les esperaba, porque no en vano había recorrido la zona dcl Nordcste del Virreinato, zona que precisamente tcndría que recorrcr la caravana de canarios. Rápidamente inició un cxpediente estu- diando en primer lugdr 1~5~m~Liziiiiiieiiiüs eie$Uos por el Mar- qués de San Miguel de Aguayo, que sirvieron de base para el Real Despacho de 13 de febrero de 1729 que dio origen al traslado de las familias canarias. Ei día 36 dc scp~ieriibrede i736, ~~d~id- mente 30 días después de la entrevista celebrada ante el Virrey con los representantes canarios, Rivera entrega a aquél un in- forme en ei que manifiesta «que habiendo vis~ola consuira dei Marqués de San Miguel de Aguayo, en cuanto a la conducción de las familias al presidio de San Antonio, el itinerario que forma

(29) Texas - Histovical Association Quaterly - The Early Settlers of S. Antonio y A. G. 1. 67-4-38, fol. 257 vlto., 9.385 vlto., 169/293 hasta 175, 301. 64 ARMANDO CURBELO FUENTES para ello, la situación del terreno que les asigna, la distrihución de los bastimentos que hace, las herramientas que propone y el mapa que presenta para que con su vista se venga en conoci- miento de la situación en quc se halla dicho presidio, las mi- siones inmediatas y el sitio donde deben colocarse las familias con todo lo demás que en dicha consulta se previenen. Después de exponer su criterio en cuanto al viaje, itinerario hasta la Villa de El Saltillo, prevenciones que allí se debían tomar para proseguir el viaje, las que deberían tomar el Gobernador de aquella provincia y el capitán del presidio de San Antonio de Texas, para la manutención de las familias. A rnntiniiación paqa a examinar el punto clave de la cuestión, el asentamiento y reparto de tierras que tan vital sería para los canarios, al aceptar el criterio de don Pedro de Rivera en contra de! sostenido pnr pl MarqiiPq de San Miguel de Aguayo. En este informe se examina el mapa del terreno enviado por el Marqués de San Miguel de Aguayo, terreno donde según él se deberían esrabie~erid5 lrd~uilids~d~lalids. Cii contra dz! criterio sostenido por aquél, en cuanto a dónde deberían ser ubicadas las familias canarias manifiesta: «La disconformidad de la descripción que el Marqués hizo pues, no sólo se equivoca en la situación de las Misiones, sino que, debiéndolas poner al rumbo del Oeste, las coloca en la parte del Norte como de la rosa se percibe. Pero no hace al caso para el efecto, así no deben ser separables estas circunstancias ni en las que se expresa, haber puente en dicho río, por haber carecido siempre de él, porque si lo hubiere no pasarían las mujeres a pie para ir a misa cuando no viene crecido, y entonces suele atra- vesarse uniendo árboles inmediatos para que se pueda pasar por el que continuamente se llevan las crecientes. Razón porque no se debe colocar las familias en el paraje que el marqués propone, porque deben de estar a vista del presidio y sin el riesgo de que el río con sus crecientes no les impida la comunicación con los presidiales.~ Firiairrien~t:cnpünc ~l lugar ikil a sü jiiicio para ii;s:a!ar zi los canarios, lugar que acepta el Virrey, textualmente, como se verá luego. Capítulo aparte merece el informe desfavorabie que emite Rivera ante la pretensión del todopoderoso superior de los fran- ciscanos en Nueva España, Fray Miguel Sevillano de Paredes, FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 65 quien en carta dirigida al Virrey a primeros de septiembre de 1730, alertado de la llegada de los canarios a Veracruz textual- mente le manifiesta, «que las dichas familias canarias se agre- guen a las tres misiones que nuevamente se han de erigir en los nos de San Antonio y de Medina». Este tema por su trasfondo merece ser tratado en capítulo aparte ya que la negativa de Pedro de Rivera mte 12 preter,siS11 de los franciscanos, originó grandcs plcitos entre éstos y las pobres familias canarias. En =:u. dc fccha 3 de iiovie~iiLleUc i730, el sefior Viiiegas Puente, Factor de la Real Caja de la ciudad de México, expone: «Haciéndose cargo de los problemas de las familias canarias y para lugrar el alivio de sus calamidades y desnudec~s,y lo ex- puesto por el Auditor General de guerra, don Juan Oliván (30) y el Brigadier don Pedro de Rivera», y por los fundamcntos siguientes da cuenta ai Virrey: l." Que se han remitido al pueblo de Quaíicián, la ropa blanca para hacerlc entrega a las Familias canarias. 2." Pide dinero de la Hacienda Real para pagar los 146 caba- llos que compró el guía de la caravana, Francisco Duval. 3." Expone al Virrey la conveniencid de la salida inmediata hacia El Saltillo, urgentemente y sin dzmora, el 15 de noviembre. En el apartado 10 se ordena al capitán don Juan Antonio Pérez de Almazán, capitán del presidio de San Antonio de Texas,

(30) ((Gaceta de Méjico», mes de febrero del zBo 1738, núm. 123. ((El señor don Juan Manuel de Oliván, Rebolledo y Carrasco, que (trayendo su origen de las antiguas y nobles familias dc sus apellidos, sitas en el Reino de Aragón) nació en Cuakpec, el día 6 de agosto de 1676. Colegial que fue en el Viejo y Mayor dc Santa María de Todos Santos y gi-ande promotor de los aumentos de sus Propios, Oidor treinta años de las Reales Audiencias de Guadalajara y Méjico, del Consejo dc S. M., clccto primer Gobernador de las Provincias de los Texas, sus países y conquis- tas, Auditor General de la Guerra, con otros honoríficos empleos y comi- siones que la Real designación fio a su conducta y desempeño con todo acierto, dando a conocer en todas ocasiones sus grandcs tdcntos dc litc- ,,* ,,* ^ -, ^:.-."..l...... ,> *:..:,1..,1 1.. .. .I .... :-r :- L,L,,, .... auLSULUA abLiviuuu, LLGJLLLLG~G~, ~iiu~iúCI diu G y ei O se ic dio sepultura en el Convento de Santa Domingo el Real, a que (como tambikn a las honras que fueron el día 15) asistió el Excmo. señor Arzo- bispo-Virrey, Real Audiencia, uno y otro Cabildo, e innumerable concurso de lo m& autorizado de esta Corte." Contrajo matrimonio en Zacatccas con la hija del Conde de San Mateo de Valparaíso, Cororiel don Fernando de la Carnpa y Cos. .- Ruta seguida por las familias canarias que fun- daron San Fernando de Eiéjar.

O Unlversdadde lar Palmar de Gran Canaria BibliotecaUniversitaria Memoria Digital de Canarias,2005 FIINDACTON DE SAN ANTONIO DE IEXAS 67

[[para que les asista y si se paga los cuatro reales sólo a los ca- bezas de familia se les debe pagar al respecto de un soldado presidiario en el año que serán por todos 10 soldados o si, a cada perscna se !e ha de pagar cem= a UE sddad~;:. El día 15 de noviembre de 1730 se libran los despachos y se resuelve en los presentes autos: 1." Que según manifestaciones del guía Francisco Duval, «no le bastaban dos hombres para que lo ayudasen en la conducción de la caravana por el desaliño e ineptitud de las familias con el equipaje y todo lo demás que transportaban». 2." Se ordena al Factor don Manuel Angel de Villegas, pase al pueblo de Quaticlán para que haciendo nueva reseña de las familias, les entregue el vestuario, herramientas, armas y caballos. El 8 de noviembre se reparte a cada familia: «Dos camisas, dos pares de calzones blancos, dos armadores con mangos, dos corbatas, una capa, una casaqueta de montar, una hupa (chaquetilla), unos calzones, dos pares de medias de estambre, dos pares de zapatos, un sombrero, dos caballos, una silla con estribos y cojinillos, un freno con cabezadas y tiendas, una jaquina con sus cabestros, dos sacas, un par de espuelas con sus correas, un par de botas, una espada ancha de montar con su funda y tapa fundas, una colcha, un cuchillo, una esco- peta con su funda, un cinturón con un guasco de pólvora y su correspondido de pólvora y balas de piedras un colchón, dos sábanas, una almohada con su funda y tapa fundas, una apareje y =ni dla para picar, que sirve de sarten i so ~spsaGricii Perdomo Umpiérrez. Dos camisas, dos enaguas blancas, dos ar- madores, dos pañuelos, dos pares de medias de seda china, dos pares de calcetas, unas cnnguns de sarga, una mantellina dc balleta, un manto sin puntas, una basquina, dos pares de zapa- tos, dos caballos, una silla con cstribos, un freno y cabezadas, --L,.-*-- . . ..--uila ..-- LavLauv, dos SZ!CS y U= coc!~m;!lo.- «De esta manera, estos suministros fueron entregados a cada una de 57 personas miembros de las antes citadas familias. Cada una de eiias recibio su porcion debida, rai cuai se detaiia explícita- mente una por una. Esa entrcga se hizo cn propia mano y en presencia de don Francisco Domingo de Luna, Jefe-Alcalde de esta jurisdicción, ante mí, el Real Notario Público de esta ciudad.» Pero la más importante es la orden del Factor de la Real Caja, don Manuel Angel de Villegas, del 13 de noviembre de 1730, es 68 ARMANDO CURBELO FUENTES

decir, dos días antes de parlir para El Saltillo. En ella detalla la ruta a seguir que ha de ser la siguiente: l." «De Quaticlán a Tepexi del Río, San Francisco, Ruano, San Juan del Río, Coyotiyos Chicos, Amascala, Puerto Pinto, Las Car- baneras, San Luis de la Paz, Sauceda de los Mulatos, Valle de San Francisco, San Luis de Potosí, Las Vocas, a Ediana, El Vc- nado, Laguna Seca, Arroyo Seco, Amatehuala, El Cedral, Pozo Nuevo, Aguadulce, Cieneguilla, a Encarnación, Aguanueva y El Saltillo.~ «Debería ser una ruta directa sin desviación alguna, debiendo viajar siempre de día variando las leguas a cubrir diariamente, en función dc la comodidad dc las familias.» 2." Tan pronto escogieran lugar para acampar a las afueras de los sitios poblados, pedir permiso para ello. 3." Deberán enviar adelantado, comunicando la llegada al día siguiente a los núcleos de población. De esa forma se tendrán previstas las provisiones. 4." Los seis sirvientes pagados por el Rev cuidarán de los caballos de las familias, dándoies de comer y ayudándoles a cargar y descargar. Ayudarían a las mujeres y niños. Los otros seis sirvientes irán en turnos de ciudad en ciudad. 5." Si alguna persona se encontrara enferma, se la llevarán en camiiia a hombros de indios ai puebio más cercano. Si se encontraran en peligro de muerte, o si la enfermedad durara más de dos días, lc esperarán, si continúa la marcha, sc acor- tarán las jornadas para mejor atención del enfermo. Si fallece, el sacerdote que les acompaña hará un certificado para entrcgar al capitán Aguirre, destacado en El Saltillo. 6." Si alguna persona se perdiera o desertara, la caravana parará por dos días en el lugar que ocurrió. Se dará conocimien- to a la Justicia para que lei presten 13 ayuda necesaria para perseguir al fugitivo. Si no fuera encontrado, la marcha se acor- tará hasta que se le encuentre. Una vez encontrado se le pondrá -2 prisión y netifici& el hechQ 2 Exce!cnci2 e! virrcxr J > para tomar las medidas oportunas. 7." Para mayor par. y tranquilidad entre conductor y fami- lias, los asuntos que surjan serán resueltos entre Juan Leal y el Guía Duval, los cuales, con gran tacto y cuidado tratarán de arreglar el caso lo mejor que sepan. En caso de que alguna per- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 69 sona no acepte la autoridad de Diival, entonces Juan Leal que bien conoce el carácter de todos ellos, aplicará justicia. Duval llevará al culpable a El Saltillo con grillctes, en orden a que todos sepan que Duval es el Comisario, a quien Su Excelencia nombra como tal (31). 8." Tan pronto se llegue a El Saltillo, se le dará resumen por escrito al capitán Matías Aguirre de todo lo ocurrido, incluyen- do listas, equipajes, etc. 9." Se iendrá cuidado en no perder trajes, herramientas, ca- L-lle- -4.- UaIlWJ, GLL. 10." Tan pronto llegue Duval diariamente a acampar, se pa- sará lista y si él personalmente no pudiera, deleeará en don Juan Leal y si faltara alguno por desei-ción, toimaráii medidas para su captura. 11." «El señor Duval se supeditará en todo a las presentes instrucciones; en caso de ser imposible su cumpiimienro, obrará según su propia ocurrencia.» Este despacho fue intervenido por el notario público, don Francisco Manuel Covarrubias. Hay una serie de órdenes posteriores sin importancia tras- cendental para este viaje, como son una de 8 de noviembre y dos del 14 de noviembre. Una certificación de fecha 14 de noviembre de Fray Bernabé de Santa Cruz, agustino, doctor de Anatomía de la Universidad Real de la capital de México, manifiesta que reconocidos todos los miembros de la expedición, se encuentran en perfectas con- diciones de emprender el viaje. El 15 de noviembre de 1730, el Notario público, don Manuel Covarrubias, certifica que «a las diez en punto de la mañana, en la plnza rl~niintirlán y en la presencia de don Manuel de Vi- llegas Puente, 55 personas quc por orden de Su Majestad, vienen de Canarias para establecerse como culonos en la provincia de Texas, parten a la hora indicada para Texas desde esta ciu- dad» (32).

(31) Con esta sabia medida de Rívera de compartir el mando de la expedición quería evitar lo tan conocido en la época, el que un jefe de expedición tenga una autoridad ilimitada. Era bien conocida la frase que hizo célebre un jefc de expedición: «Dios está en el cielo, el Rey en Es- paña y yo estoy aquí.» (32) A. G. 1.: Cuadalajara 178, 1 septiembre 1731. Carta Virrey Mar- qués de Casa Fuerte al Rey Felipe V. 70 ARMANDO CURBELO FUENTES

Durante la estancia en Quaticlán, de dos meses y medio, con- tinuaron las muertes de los canarios. Allí murieron: Luisa Leal, nacida en La Habana, primera canaria del gmpo que naci6 y murió en América; era hija de Juan Leal «el mozo»; Luisa Cala- lina Hernández Rodríguez, esposa de Juan Leal el Viejo y abuela de la también fallecida Luisa Leal y María Rodríguez, de cin- co años. Ya vimos en capítulos anteriores la corrupción que se cn- contró el Marqués de Casa Fuerte al ser nombrado Virrey de Nueva España. Los asaltos de bandidos estaban a la orden del día y el juego era un mal nacional en el que estaban implicados los sargentos de las guarniciones de servicio en el Virreinato. Durante los dos meses y medio que pasaron en Quaticlán, las familias canarias hicieron lo imposible por quedarse en dicha ciuddd; súpli~asdl sefiüi Vihgas, cartas a! Rey y a d~iiPC~TG de Rivera, todo fue inútil. El Despacho Real tenía que cumplirse a toda costa. Los canarios insistieron una y otra vez en no continuar el viaje. Oían hablar de los bandidos que asaltaban las caravanas con absoluta impunidad, allá cn el Norte, y luego, una vez pasado el Río Bravo, oían y no paraban historias y mas historias a cual más escalofriante, matanzas de los indios apaches, comanches, lipan, qiip habitaban justamente en las tierras que ellos tenían que atravesar y colonizar. Los cabecillas de este movimiento eran aquellos que habían vivido ya en el Virreinato y que cuno- cían estas historias perfectamente. eran los hermanos Jgnacin y Martín Lorenzo de Armas y Felipe y José Pérez. Una vez repartido el dinero y los equipos de viaje, entre los días 8 y 13 de noviembre, los canarios anle Id iriminencia de la partida, intensificaron las quejas al Factor Real don Manuel Vi- llegas, el cual ya desde el primer momento informó al Virrey, segun consta en ios autos de fecha 3 de noviembre, que proion- gar la estancia de los canarios en Quaticlán «ocasionarían con- versaciones las que no faltan, ya con~enzandoalguna malicia de donde se puede temer el que se origine algunos desertamientos, manteniéndose más tiempo y a la Real Hacienda, dc descalabros en lo que tiene gastado de sus alimentos y vestuarios)), Este temor se lo transmite Villegas al Rey en todos sus des- pachos a partir del 3 de noviembre, estableciendo como fecha de partida el 15 de noviembre como así fue. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXhS 7 1

Siguiendo el camino indicado por Rivera en esta primera etapa, fueron hasta San Luis de Potosí y acamparon en la ciudad. En esa misma noche de la acampada los hermanos Martín e Ig- nacio Lorenzo dc Armas y Fclipe y José Pérez, cuando todos dormían, llevaron a cabo el plan que desde Quaticlan tenían en mente. Huir, llevarse el dinero, ropa y caballos y establecerse al Sur, a .ser posible en la capital A la mañana siguiente cuando se dieron cuenta de lo sucedido, Juan Leal lo puso en conoci- miento del Alcalde de San Luis de Potosí enviando éste varios soidados en su persecucion. Dos días después regresaron los dcsertorcs; la espedición había continuado viaje al mando de Duval como guía, y Juan Curbclo sustituycndo a Juan Leal que se había quedado espe- rando noticias de la persecución a los desertores. Detenidos éstos v encarcelados en San Luis. el Alcalde de dicha riiidad mandó llamar a Juan Leal y en la cárcel y ante los cuatro ca- narios presos por robo, le comunicó que si se responsabilizaba de ellos 10s rnltiria p2r2 q1-1~!es rrcompiirrian a 11 r2r27.72~2; éste «lo omitió receloso de que no lo volviesen a ejecutar y en- tonces el expresado Alcalde mayor se los entregó asegurados con grillos para mayor seguridad, entregándole, al mismo tiem- po 84 pesos que se les hallaron, para que no se los diese hasta que no llegaran a su destino». bl hecho de llevar Juan Leal a los cuatro canarios esposados de nuevo a la caravana, y no responder ante ellos en la Alcaldía de San Luis, fue el origen de los innumerables problemas que surgirían entre las familias canarias, una vez establecidas en San Antonio, agravado con que días después de estos hechos, Juan Leal les hizo un préstamo a los fugitivos, «que no me devol- vieron más que después de mucho discutir», «a Vicente Alvarez Travieso el préstamo se lo tuve que reclamar judicialmente al llegar a Coahuila». Continuaba trabajando el Brigadier Rivera y enviando órdenes del Virrev a las autoridades de todos los pueblos por los que pas2idiii Ius ~aiialiüsaieiidu la m& dcata¿add dt- dds, si11 iugdi a dudas la del 28 de noviembre de 1730, que por su importancia copiamos literalmente: «yue con esta misma fecha se han despachado varias órdenes para el transporte de las quince familias, las cuales en cumpli- miento de las Reales Órdenes, vinieron de las Islas Canarias y 72 ARM 4NDO CIIRBELO FUENTES están en ruta siguiendo órdenes para poblar el paraje que se les ha asignado en el Real Presidio de San Antonio de Texas: D. Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte Cab(al1er)o del Or- den de Santiago, Comandante de Adelfa en el Alcántara del Con- sejo de S(u) Majestad en el R(ea1) Supremo de Guerra y Capitán General de esta Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de ésta. Por cuanto están dadas y distribuidas providencias en des- yuLLL"a..--Lr.. & fecha rnra la ci;nd.dcci& & !.& fnmi!ius que en virtud de Reales Ordenes vinieron de las Islas Canarias y están en ruta siguiendo las órdenes para poblar el paraje quc se les ha asignado en el Real Presidio de San Antonio de Texas y se han distribuido las órdenes necesarias según el informe dado por el B(rigadier) D. Pedro de Rivera y concluido por el Sr. Auditor de las Guerras. Por ei quanto mando ai Gobernador de la Provincia de Texas, D. Juan Antonio Bustillos y Busta- mante, y por su ausencia u otro in~pedimentoal Capitán del mismo Presidio de San Antonio que en vista de la lista que se le remitirá de las personas de estas quince familias la haga nueva de todas ellas mencionando a cada una con expresión de su nombre, apellido y el de su padre, y Patria con declaración de su edad, de su estado, si es soltero o casado, el nombre de lns padres y Patria de sil miijer ~itiene hijni riiñles sus nom- bres y edades y en virtud de un Despacho y las Leyes 6 - Título 6 - Libro IV de la Recopilación de Indias que dice así: Pala hoilrai las personas y descendientes legítimos siendo de los que han obligado a hacer población y la hicieran acabado y cumplida así en ésta les honramos hijos de algo de solar cono- cido para que en dicha población y otra cualesquiera parte de las Indias sean hijos de algo y personas nobles y de linaje y solar conocido y por tales sean habidos y tenidos y les concedimos los honores y preeminencias que deben haber de gozar todos los hijos de algo y caballeros de este Reino de Castilla según 10s Fueros y Leyes de España y la declarará como yo por el presente declaro a todas y cada una de las personas que componen estas quince familias y a sus hijos y descendientes legítimos por hijos de algo de Solar conocido y por tales sean habidos y teni- dos para que se les guarden todas las honras, preeminencias que deben gozar todos los hijos de algo y caballeros de los Reinos de Castilla, según los Fueros de España como Su Majestad se FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 73 ha servido de honrarlos y de esta declaración se le expedirh los depachos necesarios por mi Superior Gobierno para el uso siempre que los pidieren; y este dcspacho qucdará en la caja de su Consejo y haciéndole saber su contcxto cl gobernador les dará de él los testamentos que le pidicrcn. Entendiéndose también este despacho para que d(ic)lho Gobernador elija de las cabezas de estas qüiiiie familias seis pcrsuiias que sean Regidores, uno Alguacil Mayor y otro Escribano de Consejo Público, y otro que sea Mayordomo de los biencs propios de csta República con rd~uiiadde que puedan elegir dos aicaiiies orainarios que admi- nistrarán justicia, siendo la elección de los nueve empleos en los sujetos que estimaren más idóneos asistiendo personalmente d(ic)ho Gobernador en su Ayuntamiento la primcra vez que la celebrarán así para recibirla justamente de sus cargos, como para darlcs posesión de ellos en virtud del nombramiento que les haría de que me remitieran testimonio para confirmarlos y para primera elección que han de hacer dc seis Alcaldcs ordina- rios para enseñarles en este acaso la práctica que deben obser- var en lo venidero y de quc cnviara también testimonio a mi Superior Gobierno. Y porque ésta es la primera población Polí- tica que de esta colonia se ha de formar en la Prov(incia) de los Texas declaro que ésta debe ser y sea ciudad y capital de aquella Provincia y se ilustrará con el nombrc de La Villa de San F~rnandn,y SP recibirá a Si-i Majestad e! cpe SPI spr.i-k!~ de confirmarla y darle el Escudo de Armas que fuere su Real Agrado a cuyo fin se le dará cuenta con testimonio de esta reso- lución observándola así precisa y puntualmente d(ich)o Gob(ci= nad)or o Capitán. México y Noviembre 28 de mil setecientos treinta. A pesar de prometer que Su Majestad el Rey, elegiría y envia- ría el escudo de armas que fuese de su Real agrado, de la Villa de San Fernando, denominada con este nombre por el hijo here- dero de beiipe V, Fernando, Principe de Asturias y ser designada esta ciudad capital de Texas, nunca se recibió este escudo (33). Este despacho del Virrey históricamente tan importante, por cuanto crea unos nobles, unos nobles hidalgos, trae un sinfín de conflictos entre los propios canarios y con las Misiones, al

(33) Spanish - Aychives Bexar Counfy, vol. 1, noviembre, 20-1-1730, Ley de Indias, Ley VI, título VI, libro 11. A. WILSONTHOMAS: Country and tke city of San Antonio. Texas. 74 ARMANDO CURBELO FCENTES considerar que este título dc Hidalgos les concedía una serie de privilegios que, realmente eran muy distintos en España pues era un título sin privilegios reales en el Virreinato. El 10 de noviembre de 1730 llegaron a Tapexi del Río; en el trayecto desde Quaticlán a este pueblo, enfermó Juan Leal Goraz, jefe de las familias canarias y «fue llevado a hombros de indios desde ei puerto que dista mas de í8 cuadras dei puebio» (34). Mientras el correo especial del Virrey adelantaba en la misma ruta hacia el Presidio de San Antonio de Texas para entregar la orden en que se les nombra «Hijosdalgos del soiar conocido» y otra de la misma fecha, dando instrucciones para la fundación de la Villa de San Fernando, ambas para el Gobernador de la provincia de Texas, don Antonio Bustillos de Bustamante y en su ausencia, al Capitán de dicho presidio, don Juan Manuel Al- mazán. la inexperiencia de los canarios, puesta de manifiesto ya en el trayecto Veracruz-Quaticlán hacía que la caravana fuera muy lenta hasta El Saltillo adonde llegaron el 17 de enero de 1731, despuésde las deserciones relatadas antes de llegar a San Luis de Potosí (35). Desde El Saltillo la ruta marcada fue Hacienda Santa María, Las Mesillas, Espinoso, Ambrosio, La Olla, Charco Redondo, Cas- taño, Presidio Coahuila, Alamo Viejo, Salinas, Arroyo Cabones, Ojos de San Diego, Presidio Norte -desde aquí iueron escoltados L,,+" e,.. A-+--:- Ano-.,'o A, ,,e,, Di, r-,--rln D*?.o:rl:.-, A- llaauz VUAL ~~ICVIIIV, UCJ~UCJUL ~CL~>CLIIXIV UIULLUL-, I ICJIUIV uc San Juan Bautista, Las Rosas de San Juan, Caramachelite, Caucos, Tortugas, Río Frío, Arroyo Hondo, Charco de la Pita, Arroyos Payayos y Presidio de San Antonio (36). A medida que abandonaban México y se adentraban en la pro- vincia de Texas el peligro era mayor, ya que entraban en territorio comanche. La tranquilidad del viaje se perdió y así en las últi- mas etapas y concretamente al pasar Río Grande a medianoche recibieron el primer ataque de los indios apaches sin bajas humanas, pero perdiendo cabaiios y viveres: «Fueron defendidos en este ataque por una escolta que salió en su ayuda desde Presidio de San Antonio, pero se llevaron 50 caballos y mulas algunas aparejadas y otras en pelo» (37).

(34) A. G. 1.: 67-4-38, folios 223 a 350. (35) Ibíd, 67-4-38, folios 258 a 1.138 y Carta Marqués de Casa Fucrtc al Rey. Guadalajara 178, 1 septiembre 1731. (36) Ibíd, 67-4-38, folios 301 al 423. (37) Ibíd, 67-4-38, folios 257 al 376. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 75

El segundo ataque ocurrió entre Río Frío v Río Hondo pero prevenidos de encontrarse ya en territorio apache logran repeler el ataque, matando un indio. Ante la proximidad de San Antonio, el CapitAn del Presidio de San Antonio, el capitin Pérez de Almazán les envió refuerzos y llegaron sin más incidentcs a San Antonio al amanecer del 9 de marzo dc 1731, dcspuCs dc ocho mcscs de caravana y al año casi de salir del Puerto de Santa Cruz dc Tcnerife (38).

(38) Ibíd, Guadalajara 178, Carta Marqués dc Casa Fuerte al Rey, 1 sep- tiembre 1731. LA TIERRA DE PROMISIÓN. ENTRE RAYOS DE ESPERANZA

A su llegada al Presidio de San Antonio, las familias se aco- modaron como pudieron, en casa de las familias de los soldados, en las tiendas de campaña y en los carros que utilizaron en el viaje, hasta que les dieran terrenos y edificaran sus casas. De todo ello informa el Capitán del Presidio Almazán al Vi- rrey en carta de 13 de marzo de 1731, añadiendo que faltan mu- chos caballos perdidos en el camino y que los expedicionarios son personas inhábiles para manejar armas e incapaces de resis- tir ataques de los indios. Da cuenta, asimismo, que llegaron 55 de las 56 personas anunciadas porque el 1 de marzo de 1731 murió tina niña sin especificar el nombre (39). A los cuatro días de llegar, es decir, el 12 de marzo de 1731, el Capitán del Presidio, J. M. Pérez de Almazán, obedeciendo es- crupulosamente la orden del Virrey de México de fecha 28 dc noviembre de 1730, en la que se especifica paso a paso y en sus menores detalles todas las instrucciones para la fundación dc !a Vi!!a de San Fernando de Tcnas, cüiivüca a 10s quince ~d- bems de familia y pasaron a reconocer el ojo de agua del que hablaba el Virrey en el primer punto de la mencionada orden (40). «Visto pur mi pcrsurid ei ujo de agua que expresa el Despacho rumbo al arroyo, de todas las tierras que hay entre el Río San Antonio y dicho arroyo y de común conseniimiento de dichas fa-

(39) Ibíd, 67-4-38, folios 371 al 491. (40) CHABOT, Frederick: With the Makevs of San Antonio, 1938, p. 146. 78 ARMANDO CURBELO FUENTES milias se conformaran en hacer una partición a suertes de tierra para disponerlas para sus siembras con la mayor prontitud por no perder tiempo como se ejecutó y los pusieran por obra sus- pendiendo pur ahurd, darles posesión ili derechos de propiedüd hasta que proceda reconomiento y medidas y que le pueda hacer con la mayor equidad, igualdad y unión. No fue fácil el reparto. Se intentó llevarlo a cabo dando pose- sión de las suertcs el 15 de marzo pero fue imposible. «Suspen- diendo por ahora el exacto cálculo y partición de dichas tierras parecer menester para esto mucho tiempo.), Ante la necesidad de atender la siembra, se repartieron de conformidad con las familias una serie de suertes de ticrra de labor que se hallaron desmontadas por los primeros pobladores del presidio, generalmente familiares de militares. El Capitán del presidio pidió el ~iiáxiiiiüesfüei-zo en e! traLvajo, p2i.a cogcr las cosechas ya que a partir de este momento cesaba la ayu- da Real. El tradicional esfuerzo e interés del canario en su trabajo se puso de manifiesto tres meses después. En diligencia exten- dida por el propio Almazán el 30 de junio de 1731 manifiesta «que han ejecutado trabajo con bastante empeño, trabajando todos personalmente». Cfectivameiitc, cr, csta fcchn teniun sembrudus 22 fuiiegudzts de maíz, calabazas, muchas hortalizas y una cierta cantidad de judías, melones y sandías». «Y lo que más particular es que habiendo transportado desde la provincia de Coahuila, sarmien- tos, sin embargo de la larga distancia plantados en el presidio ... mostrando frutos para este presente año sin embargo de haberse experimentado el presente año muy escaso en lluvias.» A principios de julio ya se empiczan a rotular las calles para !u c~a!sc entregu a cada farr,& clrrptlc & pi&-^~ y &PZ estacas. Continúa en días sucesivos y durante todo el mes de julio la febril actividad de los canarios, bajo las órdenes del Capitán Aimazán en curnpiimienrv del despd~iiudel Vii rey. El día 3 de julio se señalan los terrenos para establecer la villa de San Fernando «que dista un tiro de fusil a la banda del Oeste del mencionado presidio, está en una loma poco elevada que forma una mesa capaz de ponerse en ella la población de las familias». Señalando las cuadras entre ellas «se señalan dos FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 79 cuadras una para la Diputación o Aduana y la otra para la vi- vienda de uno de los principales de dichas familias». El día 5 de julio surge un problema en cuanto a la medición pard ei aseniairiien~ude la viiia de San Fernando. Por el mosivo inconveniente de que al rumbo del Sudeste «no se le pudo dar ninguna tierra de la que se manda para esta población, por causa de que con la primera medida del plano que se destino para la población, se llegó con ella a la orilla del río de San Antonio, quc es el que sirvc de división y partición entre csta pobla- ción y las misiones y con especialidad la de San Antonio». Éste es el primer problema de choque que se plantea entre los canarios y las Misiones, ya que el río San Antonio no sólo separa a las familias de las Misiones sino que su agua será una fuente de conflictos entre los canarios y éstas. Los pastos para el ganado se eligieron el día 6 de junio. «Se destinan y señalan desde ahora en adelante para propios de esta nueva población para que como tales en llegando el caso de s.c C.-.,.&- a, A,,:,,&- U3uLIuLCV UL ULIC.lLL~alIIIC.IILV se uí;!iqüc sü pi-oUUcto u !os bienes y para las cosas que Su Majestad tiene mandado.» El Virrey había ordenado en Despacho de 28 de noviembre de 1730 «que las tierras de pastos se sacaran o de usufructo o de arrendamiento, el salario de sus regidores, y el costo de las funciones públicas quc hubiese de hacer su conccjon. Las suertes para las familias se sortearon y a José Curbclo lc tocó elegir e1 primero, José Leal el segundo, Salvador Rodríguez el tercero. Juan Leal el mozo. el cuarto. Antonio Rodríguez el quinto, Francisco Arocha el sexto, Vicente Álvarez el séptimo, Francisco Delgado el octavo, Manuel Niz el noveno, José Padrón el décimo, María Rodrígiiez la iindécima, la viuda de Juan Cur- be10 la duodkcima, Martín Lorenzo de por sí y por los tres solteros el decimotercero y Juan Leal Goraz el decimocuarto. Csid t;le~~iVii& suei-ies exacerba los prob!ernas personaks ya latentes durante la marcha entre los Curbelo y Juan Leal, jefe de la expedición, a quicn lc tocó cscogcr el último y por io ramo, ei peor ioie (4ij. Sólo faltaba, pues, elegir el gobierno municipal. El Capitán Almazán convocó a los canarios el día 1 de agosto de 1731 para constituir el primer Cabildo de San Fernando de Texas.

(41) Ibid, p. 147. 80 ARMANDO CURBELO FUENTES

Se tenían que elegir seis Regidores, un Escribano del Con- cejo y Público, un Mayordomo de Concejo y Público, que admi- nistraría las propiedades y los bienes de la comunidad. Estos cargos nombrados, eligirían a dos Ordinarios que admi- nistrarían justicia. Estos nombramientos serían a perpetuidad. La elección fue como sigue: Juan Leal Goraz, primer regidor (regidor decano y primer Al- calde del primer voto). Juan Curbclo, segundo regidor. Antonio Santos, tercer regidor. Salvador Rodríguez, cuarto regidor. Manuel Niz, quinto regidor. Juan Leal Alvarez, sexto regidor. Francisco Arocha, escribano del Concejo Público. Antonio Rodríguez, mayordomo. Vicente Álvarez Travieso, alguacil mayor. En esta primera elección sólo se escogen hombres casados. El resultado de las elecciones se envió al Virrey de México y fueron oficialmente investidos por la aprobación del Virrey el 24 de octubre de 1731. A los sictc meses de llegar al Presidio de San Antonio de Texas, quedaron cumplimentados los Despachos del Virrey en su totalidad y constituido el primer Gobierno Municipal de Te- xas compuesto exclusivamente por canarios. Así quedó legalmente constituido, junto al Presidio de San Antonio de Texas la primera ciudad y el primer Ayuntamicnto dc la provincia de Tcxas, dándolc el nombre de San Fernando, en honor al hijo de Felipe, el Príncipe de Asturias, que en 1740 sucedió a su padre con el nonlbre de Fernando VI. El primer censo de San Antonio data del 31 de diciembre de 1788, En 1823, después de que España perdiera México, se divi- dió Texas en cinco territorios separados, con San Antonio de Texas como capital de toda la provincia.

A pesar dei gran esfuerzo en ei peiigroso y accíáentado viaje, los verdaderos problemas comenzaron a partir de la confirma- ción en sus cargos del primer Gobierno Municipal. Cuatro tipos FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 81 de conflictos surgieron en la recién construida ciudad de San Fernando de Texas. A) Conflictos cntrc los canarios. B) Conflictos con las autoridades del presidio. C) Conflictos con los civiles que vivían en el Presidio de San Antonio. Dj Cunr'iicios cun las iviisiones.

A) Conflictos entre los canarios

Los conflictos entre los canarios realmente surgieron en San Luis de Potosí, cuando detuvieron y encadenaron a los hermanos José y Felipe Pérez y Martín e Ignacio Lorenzo de Armas al con- siderar algunos miembros de la expedición excesiva la pena. sobre todo al no salir como fiador de los mismos don Juan Leal ante el Alcalde de San Luis de Potosí. En esta misma ciudad, LeaI hizo un préstamo a Vicente Al- varez Travieso y al no devolverlo éste, en el plazo establecido, se lo reclamó judicialmente en Maclova. Esto hizo que se ori- ginara una enemistad manifiesta no súlo con el deudor sino con Juan Curbelo y Francisco Arocha, suegro y cuñado del deudor (42). Estos dos hechos unidos al reparto de tierras que fue a suer- tes y en ei que Juan Leai, jefe de ia expedición y Aicaide eiecto escogiera el último y por tanto, la peor suerte, fue detonante de una serie de pleitos, entre éste y los Traviesos, Curbelos, etc. (la oposición) que jalonan los años comprendidos entre 1732 y 1735. El día 25 de junio de 1733 fueron presentadas tres demandas separadamente por José Padrón, Antonio Santos y Felipe Pérez contra Juan Leal Goraz. Estos autos terminarán el 3 de abril de 1734. El día 12 de junio de 1734 una demanda por daños, seguida por Juan Leal contra José Padrón. El 29 de agosto de 1734, Juan Leal Goraz demanda a Patricio Rodríguez. El día 14 de abril de 1735, Juan LeaI Goraz, contra Martín Lo- renzo de Armas, Juan Curbelo y Francisco Arocha.

(42) Informe de Leal al Virrey. Provincias Internas, Microfilm from Our Lady of Lake University, San Antonio, Texas, octubre 1881. Transcribed by Rudolph Balderama, research by Richard Garay. 82 ARMANDO CURBELO FUENTES En otro proccdirniento de José Padrón contra Leal, éste fue condenado por arar un terreno propiedad de aquél. En este procedimiento fue decisivo para la condena, el certificado pre- sentado al Alguacil Mayor Franciscu de Arocha, Escribano del Concejo, contra su propio Alcalde, Juan Leal Goraz. En otra ocasión, encontrándose Juan Leal con sus hijos ca- vando un soiar para sacar tierra y acopiar adobe para edificar su casa, José Padrón le denunció alegando su propiedad sobre el solar. Se presentó el Escribano en el solar; a instancias de Padrón lo mide, demostrando que es de Padrón. Leal insulta al Escri- bano y éste le acusa a él y a sus hijos de ser unos escandalosos, criminosos y revoltosos, por tenerlo justificado en una caja de papeles en su casa.

B) Conflictos con las autoridades del presidio de San Antonio de Texas

Surgió el primer problema cuando el Capitán Almazán re- quisó a las familias canarias los 61 caballos que el Comandante del Prcsidio de San Juan Bautista, en Río Grande, compró y les entregó. Las infructuosas gestiones de Leal ante el Gobernador y el Capitán Almazán, le obligan a entregar de mano una carta cii grciii Ueircrisor de ius canarios, ei Erigadier Pedro de Rivera. Con fecha 31 de diciembre de 1731 obtuvo una audiencia con el Virrey a quien le expuso sus razones y Cstc aceptándolas requirio a Almazán para que se les devolvieran los caballos. Leal se desplaza a México a pesar de aceptar el Virrey sus razones y origina un nuevo conflicto y esta vez con el propio Virrey. Con la misma fecha de la Audiencia, 31 de diciembre de 1731, el Virrey envió el siguiente Decreto al Gobernador de Texas: «Prohibiendo terminantemente y que bajo ningún con- cepto los canarios abandonen la provincia de Texasn (43). Este Decreto causó un gran malestar en la población, no pu- dicndo entender cómo siendo «Hidalgos», se les trataba como esclavos, impidiéndoles salir de la provincia.

(43) J. Cox. 1. Texas Histovical Association Quatevly - The early Settlws of Sati Antonio. FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 83 El 24 de enero de 1736, el Virrey Arzobispo Vizarrón, prohíbe a Travieso ir a El Saltillo a curarse, bajo amenaza de ser arres- tado por desertor. Este estado de cosas no mejora hasta el 7 de julio de 1770, por representación de Ripperdá, permitiendo que los canarios enfermos pudieran salir a El Saltillo para curarse (44). Los conflictos con la autoridad militar en el Presidio de San A=+--;- To-~..em..+:-.

C) Conflictos con los civiles que vivían en el Presidio de San Antonio de Texas

La llegada de los canarios al Presidio de San Antonio originó también problemas con los civiles, familiares de los militares que vivían allí, al ver que dichas familias canarias recibían de parte de la Corona un trato especial, en el reparto de tierras, en la cons- titución del primer Cabildo formado exclusivamente por cana- rios, y por e! nemhnmiento Res!

D) Conflictos con las Misiones

El día 30 de septiembre de 1730, y estando aún en Quaticlán los colonos canarios aprovisionándose, el Brigadier don Pedro de Rivera, evacúa un informe solicitado por el Virrey en el que no sólo sc discute la ubicación de las familias al llegar al Presidio de San Antonio de Texas. sino lo que es más importante la super- vivencia de estas familias y que pudieran fundar una ciudad y por ende, el municipio al repartirlas entre las Misiones, como pretendía el superior de los franciscanos, Fray Miguel Sevillano de Paredes, en carta al Virrey de primeros de septiembre de 1731: «Que las dichas familias se agreguen a las tres Misiones que nuevamente se han de erigir en las márgenes de los ríos de San Antonio y de la Mcdina, para los cfectos que de su representación se percibe.» Esta prctensión en principio hasta si se quiere caritativa, tenía una triple finalidad: l." Al separar a las familias y distribuirlas entre las Misiones, no se podría fundar una ciudad y por ello constituir un Cabildo, pues las Leyes de Indias exigían que para fundar una nueva po- FUNDACION DE SAX ANTONIO DE TEXAS 86 ARMANDO CURBELO FUENTES

blación tenían que hacerlo más de treinta vecinos, < e11 Id> Misiunes. Las Misiones inician una campaña alegando la exclusividad de la utilizacih del agua del río San Antonio y que los colonos regaran sus tierras con el agua del arroyo de San Pedro Creek, de poco caudal. Esta absurda pretensión estaba en abierta contradicción con lo ordenado por el Virrey en su Despacho del 28 de noviembre de 1730, sobre fundación de la ciudad de San Fernando de Tcxas, que decía en lo referente al agua: «En nombre del Rey y en virtud dc esta orden y la Ley: Título 12, Libro 4 de la Recopilación de Indias. "Una vez que tomen posesión dc sus tierras, las familias han de plantar árbo- les y gozar para su beneficio de las aguas del mencionado arroyo y río de San Antonion.» Este Despacho Real fue fiel reflejo del informe del Brigadier don Pedro de Rivera. En la práctica no fue así, pues desde que adjudicaron las tierras a las familias canarias, al Oeste del no San Antonio, existía la prohibición expresa del Capitán Almazán, de aprovechar las aguas del citado río y sólo lo podían hacer del arroyo San Pedro Creek. Ante esta actitud se instruyen los autos para determinar «la forma de hacer repartimiento entre las colonias de las familias canarias, colocadas cerca del Presi- dio de San Antonio de Texas, de sus ojos de agua, tanto a éstas como a otras que tenían antes allí puestas sus moradas y habi- taciones y las Misiones encargadas a los padres del orden de San Francisco.» En estos autos intervino el Brigadier Pedro de Rivera y el Oidor Juan de Oliván Rebolledo, iniciándose los mismos el 21 de ~ciübredc 1731. Comienzan los mismos con un escrito del padre Presidente de las Misiones en Texas, Fray Gabriel de Vergara, quien pre- tendía «tener derecho a los dos ojos de agua nombrados en el río de San Antonio, y al arroyo de San Pedro, por manifestar tanto las Misiones como las familias canarias pertenecerle». 88 ARMANDO CURBELO FUENTES Ante los argumentos esgrimidos por las Misiones, informó el auditor Rivera al Virrey lo siguiente: «l." Que habiendo poblado las familias canarias los territo- rios anexos al Presidio de San Antonio, "por orden de su Altísimo deberían gozar de los privilegios que como a todos los pobladores, les están concedidos, sin que a las Misiones se les quitasen los que les iücali, *si eii ~~z6iide las tiei-i-asque les perieiieceii, en las aguas para su cultivo"». 2." «Que el reverendo padre Fray Gabriel de Vergara, Presi- dente de las ivíisiones, en nombre de eiias y de ius iridius, pre- tende que se restrinja los derechos, a tierras y agua junto al Pre- sidio de San Antonio (lugar donde estaban ubicadas las familias canarias), para así poder gozar ellos de los privilegios que las leyes les favorecen.)) Ante ello el Auditor de Guerra manifestó aue las leves no sólo no prefieren a los indios en los repartimientos de las aguas, sino que previenen que se repartan entre aquéllos y los espa- ñoles para que todos gocen del beneficio, y para mejor inteli- gencia de cuanto contiene, pondré la letra de la Ley: «Ley 11, título 17, libro 4, folio 113 y siguientes del tomo 2 de la Nueva Recopilación de Indias.» Ordenando pues en base a este precepto legal, «que la misma orden que los indios tuvieran en la división y repartimiento de aguas, se guarde y practique --+va 1," om-nfT\laTi o- rir.;on rir+..x7;ornn ronnr+;Anr xr rnñrilorlrir CLAC' C A"., CayUIIVICJ CII YUlCll L., CUY IC.,CII I LYUI IIUU., J .,UIICIICIUULI las tierras, y para esto intervengan los mismos naturales, que antes lo tenían a su cargo, con cuyo parecer sean regados; y se dé a cada uno el agua que debe tener sucesivaniente de uno en otro, para que al que quisiere preferir y la tomara y ocupare por su propia autoridad, le sea quitada hasta que todos los in- feriores de él rieguen las tierras que tuviesen señaladas». Continúa argumentando Rivera en su informe, la necesidad de que continúen los canarios junto al presidio «para así ser pro- tegidos de ios indios enemigos», basando este extremo precisa- mente en la «pretensión que siempre tienen los RR. PP. Misio- neros, para que se les asista de escolta de soldados que les sirva de salvaguardia», por lo que deberían ser amparadas las familias canarias con igual derecho, «en la posesión de tierras y. aguas,- que se les hayan repartido)). Se va más lejos de este informe Rivera, por cuanto manifiesta en el mismo que «aun cuando no hubiera en todos los recopila- dos», una disposición que favoreciera a las familias canarias, FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 89 sería bastante la Real Cédula de Su Majestad en la que les ordenó salieran de sus tierras para que poblasen dichas provincias. Como vemos se prevé la posibilidad de que preva1,ezca la Real Cédula de traslado de las familias canarias ante una posible laguna legal, que no contemplara el caso que nos ocupa, razonamieno bastante lógico si tencmos en cuenta que una de las características del derechn inliano fue qiie EG se i~tent~rm,SU!VS m cmtndus ocasiones, amplias construcciones jurídicas que fijasen plena- mente los contornos de una institución o de una rama especial de! pcssc (,!cgis(,b Poi- cuiltlai-ici, sobi-e pi-obleiiias muy concretos y se trató de generalizar, en lo posible, la solu- ción cn cada caso adoptada (45). Argumentos suficientes como manificsta posteriormente, para no acceder a quitarles las tieras y las ajuas a las familias ca- narias asólo porque los PP. Misioneros lo solicitan». El verdadero poder de las Misiones se pone de nuevo de manifiesto en el argumento tambikn esgrimido en defensa de sus intereses por parte del padre Vergara cuando en su escrito de reclamación dc ticrras y aguas que se le habían adjudicado a los canarios, textualmente manifiesta: «Que siempre que sea conveniente un paraje para fundar una Misión, aunque en él esté alguna estancia o hacienda se debería quitar a su dueño y reemplazarlo en otro sitio». Admitc Kvcra en sii informe a! Vii-rey que «aun siendo esto cierto y esté así mandado por reales disposiciones» no es lógico hacerlo por cuanto «habiéndose fundado las Misiones cerca del pr-eddio precisamente para ser protegidas y siendo las familias canarias también vasallos de su Altísima, como los indios y las Misiones debían habitar cerca del presidio para ser protegidas porque así lo manda el Altísimo en la Real Cédula de su Rc- misión». Por último en cuanto al agua, debía de «mandarse al Gober- nador de aquella provincia que haga el repartimiento de aguas y tierras entre Misiones y vecindario; de forma que todos gocen de aquel beneficio sin que a los pueblos indios le falte lo nece- sario, ni queden sin ello los españoles». De acuerdo con este informe, el Virrey Marqués de Casa Fuerte, con fecha 25 de diciembre de 1731, dicta Despacho al Capitán

(45) OTS-CAPDEOU~,Josk: Instituciones. Barcelona, 1959, p. 231. 90 ARMANDO CURBELO FUENTES del Presidio de San Antonio, Pérez de Almazán, en el que hacía constar textualmente lo siguiente: «Con el fin de que de conformidad divida y distribuya el agua, dando tanto a las Misiones como a los isleños para que la compartan para que aunque parezca que los suministros legales instituidos por su Reverencia vues- rra paternidad (se refiere a Fray Grioriei de 'vrr~-g~iaj, Padre Presidente de las Misiones) deben ser atendidos y aplicados solamente en favor de las Misiones, dichos -..-:-:-+--m -- A,.L.,- ",., ,r,t:.,-. ,lo nqi>n,,p;q n f?Trnrde JUlllllllJLlVJ IIV ULVLII JbI LlLVLlVV Ub ~~iiuiirrcrcr lui ur unos ni de otros, cuando el motivo sea escasez del mis- mo mucho más tratándose de agua. Sena algo lamentable que después que sil Majestad ha gastado la gran suma de dinero de su Hacienda Real, trayendo estas familias aquí de las Canarias, sean aban- donadas y dejadas sin agua. que sería lo mismo que haberlos traído aquí para morir y además el Rey les asignó este lugar para asentarse.» No obstante lo explícito de este Despacho, todavía con fecha 8 de diciembre de 1771 y ante don Antonio Cornide y Saavedra, del Concejo de Su Majestad se siguieron autos sobre denuncias de tierras y agua por parte de las Misiones y de don Vicente Al- varez Travieso, Alguacil Mayor de la Villa de San Antonio de Texas. y don Juan Travieso. Regidor de dicha Villa. Los franciscanos al enterarse que los familiares de los solda- dos protestaron ante el Virrey por la llegada de los canarios, aprovecharon también este hecho para aliarse con ellos: nn para ayudarles, sino para ayudarse y así exponían en un escrito diri- gido al Virrey: «durante la primera década de su establecimiento en la Villa de San Fernando, los isleños canarios no disfrutaron del éxito que estabar? teniendo los misioneros en la zona del río San Antonio» (46). Evidentemente esto no hubiera sido nunca - --ZLl- 1-- :-m :--2- A -.--:--,.- la- 4: 3- ~U~IUICya YUC ~uaCalla1 iua jaiiiaa ~uvlciULI las cl ugauvaa uc yuc-..,. disfrutaban las Misiones. Las familias canarias desde un principio sólo querían que como hijosdalgos se llevara a cabo lo dispuesto en ias Leyes de índias, Ley primera, ~íiuivi2, iibr~4.^, que decía «que a los nuevos pobladores se les repartiera caballería y peonías para poder vivir con la comodidad y conveniencia que deseamos.. .

(46) Notes and documents Menzorial of father Benito Fernández, con- cerning the , 1741. Notes by Marian A. Habing and Ber- nabes Die-Kemper O. F. M. translated by Levtenegger. Bénedict. FUNDACIOEL' DE SAN ANTONIO DE TEXAS 91

El Gobernador, o quien tuviere alguna facultad, les encomiende indios en el repartimiento que hiciesen (47). Los canarios insisten desde el primer momento ante el Virrey, para que se cumpliera la Ley, y así les entregaran indios quc les ayudaran a trabajar sus tierras; esto no lo pudieron lograr du- rante algunos años a pesar de las grandes simpatías que este grüpo dc co!oiiizadores teiiia de: Vii-iey-. TÜLi~wiídb de1 debiinu, fue su sucesor don Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta, Arzo- bispo también de Méjico, quien, después dc unas entrevistas con lo5 r cpr cxriia~~ics del Cabildo canario, Juan Hivarez Travieso y Juan Leal Alvarez, dictó una orden autorizando a los canarios para que los indios «de los pueblos fuesen alquilados para que trabajasen en las granjas de los isleños» (48). La reacción a esta Orden fue inmediata. Sabían perfectamente los franciscanos cuáles serían las consecuencias de la misma: A) Se rompía el monopolio de la mano de obra gratis en poder de los franciscanos. B) Sc rompía el monopolio de venta de productos que tenían los franciscanos a las guarniciones pues los canarios con esta Orden también podrían venderles. Por ello el padre Benito Fernández, padre Presidente de todas las Misiones de Texas, se opuso nada más tomar posesión el nuevo Virrey don Pedro Castro Figueroa y Salazar, quien influen- ciado por la lgiesia, dejo en suspenso la Orden de Vizarrón, prohi- biendo que los canarios pudieran pagar a los indios de los pueblos para trabajar en sus ranchos. Insisten los canarios ante la suspensión de la Orden y ya en 1743, envían a entrevistarse con el Virrey a Patricio Rodríguez y a Juan Delgado, y tomando en consideración aquél los arcgumen- tos de los canarios, dictó una Orden el 4 de junio de 1745, que en definitiva nada le supuso a los canarios porque: -4) P_Ut~ri~~~22 1- ranitan~c de fllprteS u cemprar les --Y ---"-- productos de los ranchos canarios. B) Los canarios no podrían contratar indios como mano de ,L.,, ,L.,, ,-,,o.., m,,,:,.- VUIU yC elCIIIJUilr Aquí no sólo se demuestra la gran influencia de los francis- canos sobre el Virrey, sino que la Orden, prácticamente, fue hecha

(47) DE PAREDES,Ivlan: Recopilación Leyes de Indias 1681. (48) A. G. N.: Report of Capitán Toribio de Urrutia to the Ciceroy 17-12-1746. Provincias Internas, vol. 32, pp. 89-98. 92 ARMANDO CCRBELO FUENTES por ellos, porquc mal podrían vender los canarios los productos de sus haciendas si no podían contratar mano de obra para pro- ducirlos. Los argumentos que usaron los franciscanos por boca del padre Presidente de todas las Misiones de Texas ante Vizarrón para anular su Orden, fueron de lo más pintoresco, pero nos dan idea del poder de la Iglesia en el Nuevo Mundo, pues con ellos lograron que el Virrey que sustituyó a Vizarrón, don Pedro Cas- tro de Figueroa y Salazar, anulara dicha Orden. En primer lugar, los franciscanos tenían quc buscar argumen- tos que defendieran aparentemente los intereses ajenos para defender los propios, y para ello enterados del escrito dirigido por los familiares de los militares al Virrey quejándose de la llegada de los canarios, comienzan negándoles a &tos su calidad Tlr\ ~&-PVT\Pnnhl~rlnrno rn~n;fnr+~nrln niin xrr, rqtnrro Qñnr qntor Ub yIII"uI "S y""*Uu"Llcl IIIUIIIIl~LuII-" y-" JU UULVIll Ul."" UllLlU del año 1731, en que llegaron los canarios, «soldados y ciudadanos que vivían en pequeñas parcelas de tierra en casas que ellos cons- truían y cultivos que ellos realizaban, ya estaban ascntados en San Antonio». La argumentación de por sí es absurda porque: Los canarios fundaron la Villa de San Fernando en el Pre- sidio de San Antonio, en virtud de una Real Orden de Despacho de! Virrey Marq&s de Casa F~wrfede1 28 de nnviemhr~de 1730, cumplimentando Rcal Despacho del 14 de febrero de 1729; aco- giéndose a la Ley de Indias les entregaron tierras y si los pobla- dores que menciona el padre Fernando que vivían en la Villa de San Antonio y que eran exclusivamente militares con sus familias no fundaron la Villa, cra porque indudablemente ese grupo de civiles no reunía el número mínimo exigido por la Ley de Indias en el título 5.", Libro 4.", Ley 8 «más o menos que 30 vccinos con que no sea menos de lo». Los argumenros que prosiguen en su cscriro carecen de im- portancia en cuanto a los canarios se refiere, hasta llegar al apar- tado 10 en que textualmente manifiestan: Los misioneros no permiten a los indios trabajar para los extranjeros, no por intereses personales sino para salvaguardar el bienestar de los indios tanto espiritual como material y para alcanzar los fines propuestos por el Rey y por su Excelencia el Virrey, y estos fines son que una vez convertidos los indios for- men parte de un poblado de la Corona para que los mismos vivan FUNDAClON DE SAN ANTONIO DE TEXAS 93 tan confortablemente como puedan y así vencer a los gentiles, quienes al ver la manera en que vivcn nuestros indios se unirán a las Misiones; Libro 4.", Título 3.", Lcy l.", y continúan recono- ciendo que los padres de las Misiones permiten que los españoles comercien con los indios pero siempre en su presencia para que no les engañen. Lo más sorprendente es que en el apartado 14, reconocen la acusación canaria y manifiestan «que los padres, sobre todo de la Misión de San Antonio, azotan a los españolesn, y así continúan su escrito manifestando que: «Es cierto que los españoies eri~idbaricr~ ids Mi>iol~esy esta injerencia trajü a!-- nas consecuencias pzro no es el caso que exponen los abogados canarios, y tampoco testimonian la verdad tal clase de individuos y a tres de eiios, que debido a ios pecados de i~sidw~idhdll sido tratados con la pena de ser azotados para que se enmen- daran.» El simple reconocimiento de que habían azotado a algunos civiles, nos da idea del poder de las Misiones en esta época. Esta interminable y pertinaz oposición de las Misiones contra las familias canarias, sólo termina con la secularización de las Misioncs cn 1823, en que fueron repartidos los terrenos de aquéllas entre los colonos quc carecían de ellas, según consta en el acuerdo de la Excelentísima Diputación Provincial de San Fernando de Texas de fecha 4 de dicicmbrc dc 1823, que dice lo siguiente: «Yo don José Antonio Saiicedo, primer vocal de la Excelentí- sima Diputación Provincial de esta provincia, con ejercicio de las atribuciones de Jefe político de la misma, en virtud de la Orden dc S. A. S. [ostento] el supremo poder ejecutivo para que las Mi- siones de esta provincia se entreguen al ordinario y sus terrenos se repartan a los vecinos que carezcan de ellos.» Sólo así terminó la lucha de los franciscanos contra las fami- lias canarias. El 2 de marzo de 1732, cinco meses después de constituirse el primer Cabildo, el Consejo de Indias resuelve la toma de razón del Despacho Real de 14 de febrero de 1729, al que acom- pañó el Virrey Marqués de Casa Fuerte, con estas al abras: «alen- diendo a ias soiicias razones en que furldd ci Vi1~tl.y1u iutíiil ~LL serían las remesas de estas familias para el enunciado efecto, es de parecer no se remitan más de Canarias». As1 termina la gran aventura de unos canarios que tuvierori que abandonar sus tierras por mentiras y decisiones políticas injustas, pero que supuso desde el punto de vista actual, que 94 ARMANDO CURBELO FUENTES por sus enormes sacrificios se fundara la ciudad de San Antonio, primera de las fundadas en el Estado de Texas, donde en 1844 aún se hablaba español. La influencia canaria fue tal que en 1820, la actual Dwyer Street, que comienza en la parte Norte de la plaza se llamaba calle de los Curbelo, según consta en el documento de venta de Manuel Pércz a Juan Hernández en dicho año, en el que al determinar los linderos de venta de un jacal en el río y en una parte llamada «la quinta», nos dice que linda al Norte con jacal de Polonia, al Sur con otro de Francisco Chávez, al Oeste con la calle de los Curbelo y al Este con el río San Antonio. A partir de 1846 empezaron a llegar emigrantes alemanes qni~neste-minaron por arrollar toda !a labor de los canarios en la creación de su país de adopción. Esperemos que algún día los Estados Unidos reconozcan la gran labor de los canarios en su país. Mientras esto no ocurra, estará latente la gran deuda americana con Canarias. APENDICE 1

La Real Cédula de 10 de mayo de 1723, dice así:

«El Marqués de Valero, vuestro antecesor en esos cargos avisa en cartas de nueve de julio dc mil setecientos veintidós el re- cibo del despacho de veinte de septiembre del año antecedente, con que se le remitieron las órdenes del Rey Cristianísimo y Con- o-;, A- hñmv;nn Ao Fr.in~4.i U'JV U' '.-UL.L"U U1 .. L Uillrlu, par2 que Mr. nier,vi!!e, &bernu&r de Ia Louisiana, entregase a los españoles portadores de ella el fuerte de Panzacola con su artillería, pertrechos y municiones de guerra y los demás lugares en quc durante la última gucrra se hubiesen extendido las tropas francesas y que en consecuencia de lo que se le previno por el citado despacho, tocante a éste y otros puntos, aunque tenía dispuesto y conseguido (como lo había participado antecedentemente) que a inis armas recupera- sen todo aquel terreno en quc extendieron los franceses, durante ia úidina guerra, obiigáildoies a retroceder a su antigua pobia- ción, y que se restableciesen las misiones que demolieron en la provincia de los Texas, pedí informe a los que habían sido paga- dores de Panzacola de las municiones, pertrechos y artillería que existían en aquel presidio, al tiempo de la primera invasión de franceses inquiriendo también si habían cntcndido que después de ella se hubiesen apoderado de algunas tierras inmediatas y que por lo que miraba al primer punto de municiones, puso en sus manos el principal inventario que se formó cuando tomaron aquella plaza franceses, por el cual se reconvendría al Comandan- te Bienville, para que arreglado a 4 volviesen todo lo que con- tenía, y en el segundo punto dc extensión lc dijcron no les asistía noticia de que hubiese sucedido, 10 que se confirmaba por 10 que escribió el Marqués de San Miguel de Aguayo, que logró la expe- dición de la provincia de los Texas al referido vuestro antecesor 96 ,4RMANDO CURBELO FUENTES en las cartas de que remitía testimonio acompañado de diferen- tes mapas, por donde se reconocería quedar obedecida la orden que contenía el mencionado despacho, respecto de hallarse ocu- pado el Lago de San Bernardo y Bahia dei hspiritu Santo, y cons- truida su fortaleza y de la provincia de los Texas, con que se ha- llaba embarazada la introducción de franceses, que se imposibili- tará en el todo si yo condescendía con la proposición del Marqués de San Miguel de Aguayo y el Cabo de la Bahía, que solicitan la remisión de familias de Galicia o de Canarias, pues por lo que miraba a las de Tlaxcala, quedaba vuestro antecesor practicando lo conveniente, y se seguirían grandes utilidades de-esta pobla- ción. Oue remitió conias de las órdenes de Francia al Coman- dante de la ~ouisianacon el Capitán dc Fragata don Alejandro Waupchop, quien pasó a la Mobila y ejecutó los obsequios polí- ticos y todo lo demás que se le previno, como se reconocería por los testimonios que remitía vuestro antecesor, como también haber el referido Comandante convenido en la entrega de Panza- cola, por cuyo motivo se estaban aprestando las embarcaciones que debían conducir a aquel presidio la gente que había de ir a entregarse de él, que sena una de las compañías que dejó en la Veracruz la escuadra del cargo de don Baltasar de Gue- vara, y la guarnición de la bahía de San José que se dejaría abandonada en cumplimiento de mis órdenes, llevando a su cuida- do las de la Corte de Francia y el todo de esta empresa el men- cionado don Alejandro Waupchop, que solicitaría por el inventa- rio la restitución de lo que los franceses debían volver, dejando asegurado que lo que no existiese lo llevasen de Francia, como habían ofrecido, que se dispondría inutilizar la Bahía de Penza- cola y si no se pudiese conseguir se construiría la fortaleza que mandé se hiciese en este caso en la Isla de Santa Rosa, en la Pun- ta de Sigüenza, dándose las providencias que previne sobre este niiarnirihn, nqilnfn, y e] de la madi & o------.C?brtafitela falta 'iUb-T.- hacía el Ingeniero don José de Berbegal, que falleció por lo cual pondría la mayor aplicacion en inutilizar la bahía dejándola in- o.ino., A, ,,,,..o ,-+,m- cn c!!a cmbarcacioiies de füei-za; y que si se lograba facilitaría en cuanto le fuese posible la útil población dc la provincia de Apalache, en observancia de mis órdenes. «Y enterado de ias citadas cartas y de ios testimonios y demás papeles que las acompañan, por donde se reconoce haberse eje- cutado lo que mandé al mencionado Marqués de Valero en los PUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 97 expresados asuntos, he resuelto por lo que mira a las familias que se piden para poblar la Bahía de San Bernardo, que respecto de haber probado bien en esa AmGrica las Canarias y que en su Lrampor te habría mayor racilidad y ~onvenienciaque en llevarlas de Galicia, se embarquen doscientas familias en los registros que fueren de aquellas islas para Campeche, de las que quisieren ha- cerlo voluntariamente, y no en otra forma, repartiéndolas a pro- porción en cada uno para dejarlas en el referido puerto de Cam- peche, a cuyo fin se dan la4 órdenes necesarias, y asimismo al Gobernador y Oficiales Reales de la provincia de Yucatán, por despacho de este día para que según fuescn llegando estas familias de Campeche las recojan, asistan con lo preciso para su manuten- ción y dispongan su breve transporte a la Veracruz, en las em- barcaciones del tráfico, dándoos cuenta con puntualidad de todo lo que en esta materia ejecutaren, y os mando que en esta inteli- gencia deis las providcncias convcnientcs para que en arribando el todo o parte de las expresadas familias a la Veracruz, se trans- porten a !u Eahfu Uc SZE ~~~~~~do, proi-cy&do!üs dc lo preciso, para que se puedan mantener un año hasta que hagan sus seinen- teras, a fin de que por falta de asistencia o de otra providencia no se malogre el crecido gasto que ocasionará su conducción desde Canarias, y deje de tener efecto el intento a que se han de dirigir; e igualmente cuidaréis sean atendidas de todos y que se les haga aquel buen trato que se requiere, pues lo contrario sserá expo- nerlas a que busqucn parajes donde le encuentren con su resi- dencia en ellos, desamparando o no n asando a aquel a que se destinan, y me daréis noticia individual de lo que obraréis en los expresados asuntos para que me halle enterado de ellos, que así es mi voluntad.» El Virrey Marqués de Casa Fuerte hizo constar en Méjico, eil 17 de octubre de 1723, haber recibido ese Real Despacho y que había ordenado se librase otro para lus Oficiales Reales del puer- to de Veracruz, «encargándoles que en conformidad de lo que S. M. se sirve ordenar, luego que lleguen allí las doscientas fami- lias que deben venir de Canarias, o parte dc clias, las recojan y asistan prontamente con lo que fuere necesario y costumbre, dándome inmcdiatamcnte aviso para que se disponga su trans- porte a la Bahía del Espíritu Santo o San Bernardo, y lo demás que necesitaren para su subsistencia, por el tiempo de un año 98 ARMANDO CURBELO FUENTES en aquellos parajes donde han de poblar; y asimismo se pasará testimonio a Oficiales Reales de Méjico para que se hallen en inteligencia de la resolución de su Majestad, volviendo original este despacho a mi secretaría». A pesar de estas disposicones, no consta que se haya hecho entonces nada para esa importante colonización de Texas.

Real Cédula de 14 de febrero de 1729 «El Marqués de San Miguel de Aguayo me ha representado, que en continuación de lo que me había svrvido en España y habiendo pasado a cse reino, se había mantenido en las fron- teras de él por espacio de diez arios, defendiéndolas de los ene- migos en las repetidas entradas que habían hecho, dando para ello continuos socorros a los presidios y lugares comarcanos, y contribuyendo al mismo tiempo con su solicitud y dádivas a la pacificación de las naciones sublevadas, y que hallándose en este empleo y con noticia de haber invadido los franceses cl año pasado de mil setecientos diecinueve la provincia de los Texas y Nuevas Filipinas obligando a que la abandonasen los saldados que la guarnecían y las seis Misiones erigidas en ella, ofreció al Marqués de Valero, vuestro antecesor en esos cargos, su persona y hacienda para esta empresa, quien habién- dola aceptado le confirió para ello en mi Real nombre los em- pleos de Gobernador y Capitán General de las referidas provin- cias de Nuevas Filipinas y dc la dc Cohauila; y que con las pro- videncias que &o e! exp--sa& M~rq~~ts& Va!rrc> y !as qce S! aplicó por su parte, pacificó la mencionada provincia de Coahuila y logró la victoria de los enemigos con muerte de muchos y pri- sión de otros de las varias misiones que se habían juntado para invadir aquellas provincias, habiendo conseguido también la paci- ficación de la de los Texas, que con otras naciones estaba con- vocada por el Comandante Monsieur de San Dionis (el Señor de Saint Denis) para señorearse de la Bahía del Espíritu Santo y del Presidio de San Antonio, cuya provincia se entregó a mi C.pi~!Clr& ,,,$-,:A,. nb A- J- C-- nn: 1 &i3iriiG, r brblruv Irrur-,-.. yu~a UL uuu LVU~UGL de Aguayo mantuviese las treguas que tenía España con Francia (como lo ejecutó en virtud de las órdenes mías que ya tenía ,,+ ,,+ ,,,,, \ ,,,- L. A-s---:-.- 11 LIALuLIbba, yaAa LI~LLL---- ~ULLA a uclcllaiua, eii i-e~übiriiidu*y urtiid provincia, y de fortificarla con los prcsidios convenientes, como lo ejecutó dejando uno en el centro de los Texas con veinticin- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 99 co hombres para el resguardo de las misones, otro en los Adaes con cien hombres y otro con noventa en la Bahía del Espíritu Santo, de cuyas fortificaciones, que fueron sin dispendio de mi Real Hacienda, había remitido mapas y planos y también testimo- nios de haber reintegrado las expresadas seis misiones de aque- llas provincias y erigido otras tres más, la una de la Bahía y Ias dos en San Antonio, en que congregó muchos indios que me dieron la obediencia, a quienes hizo promesas y dio bastimentos, pagando al mismo tiempo los soldados; y que llegó a tener sii- plidos más dc ciento treinta mil pesos, durantc la mencionada cxpcdición, que quedó finalizada cl día treinta y uno de mayo de yete~ientnr\reiEtjdSs; 2ñrdien& miir_hG qcp_ r_ell- vendrá, así para la mayor seguridad de las referidas provincias como para el ahorro de gastos de mi Real Hacienda, y que no haya tantos soldados y presidios que mantener, cl quc pasen dos- cientas familias españolas de Galicia, Canarias y de La Habana, por ser csta gente más hecha al trabajo que la de aquel país, y otras doscientas de la pruvi~iciade Tlaxcala, que a poca cosLa se podían conducir por la Veracruz a la Bahía y servirían de ejemplo a aquellos indios con el culto divino y demás cosas es- pirituales; repartiéndose las mencionadas cuatrocientas familias en la Bahía de San Antonio y en todas las misiones de Adaes y Texas fundando otra al mismo tiempo con pueblo de españoles y tlaxaltecos, a mitad del camino, en uno de los parajes de la Anguila o Nuestra Señora de Buenavista, por hallarse despobla- das las ciento setenta y dos leguas que hay de distancia desde San Antonio a la primera misión de los Texas, pues sin las refe- ridas familias le parecía dificultoso se mantuviese aquella pro- \rin&, "11-1-- es i~nade 11s mejnr~sde !a .Am&ica y muy &ti!, así de todo género de semillas y ganados, como de minas que se pueden beneficiar. exf habiérdux visiu txi ini Luiisrju dt: las ii~diasla expre- sada representación, con lo que en su inteligencia dijo el Fiscal, consultándome sobre ello, he resuelto y mandado que para la quietud y seguridad de las provincias que refiere el enunciado Marqués de San Miguel de Aguayo, se remitan de Canarias cuatro- cientas familias, inclusas las doscientas que antecedentemente y para el mismo fin fui servido mandar se transportasen de esas islas, como os previne por despacho de diez de mayo del año pasado de mil setecientos veintitrés; y que Ias mencionadas 100 ARMANDO CURBELO FUENTES cuatrocientas familias se conduzcan en las embarcaciones de re- gistro que saliesen de Canarias, transportando cada vez diez o doce, o más las que se puedan a La Habana, de que por decreto de la fecha de éste se previene a aquel Gobernador y Oficiales ReaIes, para que según fueren llegando estas familias se les asista por mi Real Hacienda con lo preciso para su manutención du- rante su residencia en aquel puerto y que disponga su breve transporte a Veracruz en las embarcaciones del tráfico, y os avise con puntualidad, así de su arribo a La Habana, como el día en que salieren para Veracruz, y dcsde allí se puedan cncarninar por mar hasta los parajes en donde ha de poblar. «De cuya providencia he querido participaros a fin de que en inteligencia de ella apliquéis por vuestra parte las convenien- tes para que en arribando el todo o parte de las expresadas fami- lias a la Veracruz se transporten a su destino proveyéndolas de lo preciso para que se puedan mantener un año, hasta que hagan sus sementeras, a fin de que por falta de asistencias o dc otra providencia no se malogre el referido gasto que ocasionará su conducción desde Canarias y deje de tener efecto el intento a que se ha de dirigir, e igualmente cuidaréis sean atendidas de todos y que se les haga aquel buen trato que se requiere, pues lo contrario, será exponerlas a que busquen parajes donde le encuentren con su residencia en ellos, desamparando o no pa- sando a aquel a que se destinan; y me daréis noticia individual de lo que obraréis en este asunto para que me halle enterado de ello, como os ordené por el citado despacho de diez de mayo de mil setecientos veintitrés. expedido por la vía reservada. aue así es mi voluntad». APÉNDICE 11

Autos instruidos por el Presidente Brigadier y el Oidor don Pedro üizván, para la conduccton de las famtizas cannrtas a La provincia de 20s Texas. Habiéndome Vuestra Excelencia mandado que viese estos autos y expusiese todo lo que en su vista se me ofreciese por con- ducente en la conservación de las familias que pasan a poblar a la provincia de Texas el que se consiga el fin con el desembolso que tiene la Real Hacienda para que éstas logren el alivio en sus calamidades y desnudez y lo que acerca de este asunto tienen expuesto a Vuestra Excelencia los señores don Juan Qliván, Audi- tor General dc la Guerra, y el Presidente Brigadier don Pedro de Rivcra, del término de días quc han de gastar con su marcha desde el pueblo de Quanticlán hasta llegar a El Saltillo, la paga que se les ha de hacer Dara el segurou de la Real Hacienda como en alivio de ellas, el número de familias que existen, lo conveniente que será la aceleración de su marcha, lo que el conductor ha de per- cibir todo lo que puede ocurrir de entregársele el socorro de éstos al conductor y otras dificdltades no menos onerosas que pulsa PI fartnr, las ~11~har~manifipstas a V F. para ~IIPen sil viqta se sirva de mandar lo que estimare por de mayor acierto en el servicio de ambas Majestades, logro de la Real Hacienda y el cristizne de !o cin qge V. Ex. h2 rnir2de !I miseril y desnlidez de estas familias por los fundamentos siguientes: 1." . .Tengo remitido al pueblo de Quanticlán todo lo más del cciUlpujc V. Y. m- m..,-.-'" ,.,-.--v.-,,. ""t...= f"m;l;n- "'Q "'U'IU" QVLIIyLUI ,-.-,...YULU -0CC.U IUIIIILILIU reservando en mi poder la ropa blanca para hacerles con toda prolijidad la entrega de ella el día que pasare a dicho pueblo al -,,,c, -,,,c, A, ,,S,.- c,,:1:,, ,,... c,, ,,AA,,&, m,, ,: m,,, 1, .:1+:,, I CIIILICC UL-L-JLLLJ Lauuuaa ~VLJCI UCCCJLIALLI VI 1111 ZL~C~L>V ~CILLICIIIICI reseña y paga, mediante el hallarse cinco leguas de esta ciudad y que se observe dl método más seguro en estos gastos, para que 102 ARMANDO CURBELO FUENTES la Real Hacienda quede c~ibiertay no se ofrezcan nuevas dudas que pulsar. 2P Fundamento por que se ha de servir V. E. de mandar el que se me pase en data la importancia de el (.. .) de 146 caballos a razón de doce reales cada uno. 3." Como asimismo se ha de servir V. E. de mandar el que sc IIK pnsen e11 Lidia riiii ~uniru~ieriiusveiri~e pews qut: ~ulisiari de recibo de Francisco Duval comisario nombrado por V. E. para la conducción de estas familias y los que le entregué para la con- ducción de exas familias y 10s que ie enrregué para la compra de 146 caballos, pues por la falta de experiencia del dicho en la justificación del costo de cada uno y en los distintos pasajes que compró, es en lo natural como imposible que la relacion jurada que me da conceptuando cuarenta caballos que son los únicos que tenía el Conde del Valle de que me otorgó carta de pago al precio de nueve pesos cada caballo que es Ja circunstancia que falta en lo de Duval por las raLones expuestas y en que me hallo descubierto para la data de mis cuentas sin que en este caso se pueda hallar otro recurso que el de V. E. y la verdad del dicho en la expresada relación jurada. 4: No omitiendo el hacer presentc a V. E. lo convenientísimo que será el servicio del Rey la aceleración de la salida de estas familias del pueblo de Quanticlán, pues con las venidas que han ejecutado a esta ciudad para la compra de algunas menudencias y por esto ocasionarse algunas conversaciones las que no faltan van entrando en alguna malicia y por consiguiente cobrando mucho amor a este suelo de donde se puede temer el que se origine algún desertamento manteniéndose mas tiempo y a la Real Hacienda descalabro en lo que tiene gastado en sus alimen- tos y vestuario. 5." No hallando por conveniente el factor según cl conoci- miento que tiene ya de estos pobres isleños, por lo que los ha manejado en el tiempo de su residencia en el pubelo de Quanticlán el que no entre cantidad alguna de lo que se les hubiese de soco- rrer en poder del conductor Duval precautelando las malas con- c~rii~nriac--- niip ------1-- & pn&-án sqpirr~31 gran ~~~fiomi2nii~7-- otras familias gastan, pues como quiera que el mismo Duval ha de ir en su compañía, así para su convoy como para mostrarles . , e! p2r2jP de ~32~~EE?QP, diUriY CQP, ",ID OL- 17;cin 11-nlr tnrlnc 2 Y-" L." ""- "'b"' ----" tiempo de poder hacer sus ranchos y buscar cada uno o todos juntos lo que les pareciere para su comida. Pues dado caso que FUNDACION DE SAN -4NTONTO DE TEXAS 103

11 desde Vüantk!án a Cl Saltillü PÜL cüa~yuielac~ideliic IIU ~~cgueri a paraje poblado y que Ics sea necesario quedarse en el campo con las tiendas y no tener víveres de precisa necesidad se habrá de destaca- a la prirnera población Duval por ellos y por consi- guiente llevando consigo dos hombres de estas familias en quien tendrán la mayor confian~alas demás, les entregarán el dinero que les pareciese a todos competente para su rnanutenclón, y de este modo se logrará la quietud y paz entre el conductor y las familias, y no habrá motivo de queja que no expresándose aún, ya la han anticipado con las que me han dado estas familias, en cuyo nombre lo hago patente a V. Ex. para que puedan llevar el camino con la paciencia que hasta aquí y continúen expcrimen- tando los oficios de padre cn V. E. 6." Considerando que los 29 días que se le señalan de paga diaria respecto de 10s cuatro reales a cada persona que se les han de pagar adelantados hasta El Saltillo de que teniendo pre- sente, bajo de la salva de la misericordia con que V. E. los ha mirado, las criaturas y mujeres no hechos a caminar, otras con- valeciendo sus enfermedades como algunos de los hombres y mancebos, y otra recién parida, el tiempo de frío y otros casos que podrán sobrevenirles, habrán dc ocuriir súlo al coi~suelo de las tiendas y en ellas mantenerse algunos días parecen son dignos del beneficio de 45 días de prediario hasta El Saltillo pues en el caso de que gasten menos siempre hay lugar de que se ies rebaje, pues tienen un año de manutención por S. M. como pobla- dores, previniéndose así por V. E. al Capitán o persona que les hubiere de hacer las pagas para que tome certificación del día que llegarcn a El Saltillo, para que junta con la que quedará en esta factoría del día que salicrcn de Quanticlán se anote lo conve- niente para el tiempo de la paga general que se hubiere de hacer en cada caja pues será del mismo modo que a los demás presi- dios de este Reino. 7." Las personas son cincuenta y seis, pues aunque han muer- to dos mujeres desde la vista que hizo el factor la que se halla (...) de estos autos se han reemplazado dos hombres que en virtud de Decreto de V. E., de 18 de septiembre del presente año de mil setecientos treinta se incorporaron y un niño que naci6 llamado Juan Francisco de Acuña que al respecto de cuatro reales cada uno al día desde el de que salieran de Quanticlán hasta los cua- renta y cinco referidos para su llegada a El Saltillo (y debajo de 1 04 ARMANDO CURBELO FUENTES

!u rebaja referida) impcrta !G qUe har: de haber Un mi! Uescie~t~s setenta pesos. 8." Es sabido que en los más presidios de tierra adentro el socorro de los soldados presidialcs lo rccibcn cn ropa y víveres de boca porque otra cosa no permite el país y que los aviadores, capitanes o personas por cuya mano se distribuyen después de los coilsiderables gastos de su conducción desde esta ciudad a sus parajes tendrán sus utilidades y siendo así que la paga de estas familias en el tiempo de dotación ha de ser la moneda general y que éstos si les pareciese los puedan con toda comodidad llevar de esta ciudad comprados por su mano o guardando en su poder su dincro para que lo distribuyan en lo que mejor les conviniere, pues como pobladores tendrán necesidad de muchas cosas que nosotros ignoramos y a ellos les serán muy precisas, y que por falta de dinero no carezcan de ellas me ha parecido representár- selo a V. E. para que se sirva mandarme que además de loi cua- renta y cinco días referidos, les dé en tabla y mano propios dos meses anticipados, al respecto de los expresados cuatro reales a cada persona que importan todas un mil setecientos y ocho pesos, pues en el caso de que V. E. tenga determinado otro modo de paga en el más o menos prediario se anotará en esta Real caja para que luego que llegue el tiempo de la final donde se aumentará o rebajará según las ordenes de V. E. con que la Real Hacienda no experimente quebranto y estas pobres familias con el socorro de dos mil novecientos setenta yocho pesos que monta todo inclusos los un mil doscientos setenta pesos arriba dichos consigan algún alivio teniendo V. E. prescnte auc (...) hasta el paraje de su des- tino también han de ser a su costa su conduccicn y ha de salir de los cuatro pesos que se les habrán también de haccr buenos y su costo satisfacer al rapithn ( 1 R qiii~nd~rá V E Ia nrden para la compra de lo necesario y que ésta se le remita en la carta por esta Real Caja luego de que ocurra con la justificación con- veniente 9." A Francisco Duval conductor nombrado por V. E. para el convoy de estas familias se le ha estado pagando desdc el día primero de agosto de este año a razón de cincv pesos en cada un día, y que a el mismo respecto se le ha de pagar desdc en el que saliere de Quanticlán tres meses adelantados que cs lo quc se discurre podrá tardarse en llegar a San Antonio de Texas a la entrega de estas familias salvo si en El Saltillo tuviese alguna detención, pues no puede correr este conductor la regla quc las FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 105

demás familias, pues en cualquier desavío que pueda acontecer en el camino, le es preciso las avíe esto es en muertes de caballos. estampida u otros accidentes, que los que así fueren justificados, en la parte que no hubiere Alcalde Mayor, por las propias fami- lias, se le habrá de hacer bueno lo que gastare por la Real Ha- cienda como al mismo tiempo por la impericia de estas familias m e! mur,ejo de i,r\ szber mrgx y descsrgar, uwqx !u prvpic. necesidad los habilitará oprimiéndoles el deseo de abreviar su equipaje en las horas que les fuere mas c6modos, razón porque cs nzccsnrio cpc~estc cond~ct~rse !e hugur, b~et,osU mós de los cinco pesos que tiene diarios se le añadan al mismo respecto, y tiempo- que- gastare en llegar hasta San Antonio de Texas, dos pesos en cada un día para que éstos los convierta en Ia paga de dos mozos de toda su satisfacción corriéndole los siete pesos hasta el día que hiciere la entrega de las familias en el citado San Ariiurlio y desde allí hasta en el que llegare a esta ciudad a ra~ór~ de cinco pesos al día con la prudencia que un correo puede andar al día, que según las leguas que se manifiestan por el informe dei señor Marques de San Nfiguei de Aguayo parece son seiscien- tos y cuatro por las que se le podrán abonar veinte días los cuales se le pagarán de esta Real Caja a la vuelta. 10." Me es preciso para el consuelo de estas familias que no perezcan algunas personas de ellas en el año que S. M. las has de mantener como a soldado (y teniendo presente con el parecer dado a V. E. por el Presidente Brigadier don Pedro de Rivera que está (...) de estos autos y en el párrafo cuarenta y uno de él cuyo tenor es el siguiente; y respecto a que por cuenta de S. M. se les ha de asistir el tiempo de un año con lo que necesitan así de sus ali- mentos como del vestuario siendo V. E. servido podrh mandar por (...) despacho aparte a don Juan Antonio Pérez de Almazán asista a cada una de las diez familias en la misma forma aue a los soldados de su compañía por el tiempo de un año empezando a correr desde el día que allí arrivaren para que cumplido el que S. M. manda no se les dé cosa el día que allí arrivaren para que cumplido el que S. M. manda no se les dé cosa alguna por cuenta de la Real Hacienda y Que apliaue su atención para aue no ex- perimenten de los indios enemigos algunas hostilidades dando cuenta V. E. de lo que practicare sobre este punto en que hallo necesario que V. E. se sirva de declarar si sólo a los cabezas de cada familia se les ha de pagar al respecto de un soldado presi- diario en el año que serán por todos diez soldados o si a cada per- 106 ARMANDO CURBELO FUENTES sona se le ha de pagar como un soldado pues si lo primero, se han de pagar trece familias (pues aunque de Veracruz a Quanticlán murieron tres cabezas) de orden de V. E. y a solicitud mía se han casado tres mozos con tres doncellas por lo que han que- dado las tres viudas y una de ellas huérfana de padre y madre que se debe reputar por soldado de modo que han de pagarse .*O,* C,,:l;,, ,l -;=-A +;o-,, o.., h", A* ,,mor ,r\mr\ rr\lrl"rlnc ,.rrrv J., cir*iiyv, -ir iic

Fdo. Manuel Angel de Villegas y Puente.

México, 5 de noviembre de 1730. Líbrense los Despachos que dice el Sr. Auditor General en su parecer de 31 de octubre próximo pasado y considerando las dificultades y embarazo que a cada paso se ofrecen para el avío y marcha de estas familias porquc las cabezas de ellas quieren que se entregue a cada una lo que se les señala para el viaje y qiie per etrr. prtetiene 9 pede tener incenver,iente q'ie re entre- gue al conductor Francisco Duval toda la importancia; que éste ha representado verbalmente que no les bastan dos hombres para 1- o.7,.a..- 1- onna.,pr:fin per desulifiG e inup~x~diu-, yu- 4- L'JUUL" U.. AU ~"IIUUI~IUII mismas familias con el equipaje y todo lo demás que transporta; y asimismo otros inconvenientes que dc la práctica resultan: FCNDACION DE S.4N ANTONIO DE TEXAS 107 ordeno que el Factor de esta Real Caja don Manuel Angel de Vi- llegas pase al pueblo de Quanticlán para que haciendo nueva reseña de las familias, les entregue cl vestuario, herramientas, caballos y todo lo demás que debcn conducir con intervencián y recibo del dicho Francisco Duval y con cuantas cautelas fuere posible de manera que nada se extravíe, sino que todo llegue al paraje donde van; que les dé por vía de anticipación y a cuenta de lo que han de devengar para que compren y se prosean de algunas cosas necesarias el importe de dos meses a razón de cuatro reales cada día a dichas familias; y se les bonificar& trein- ta y seis días hasta llegar a El Saltillo dándoles lo que se les tiene señalado diariamente para el viaje dejando al arbitrio del referido don Manucl Angel dc Villcgas cl quc cntrcguc al conductor o a las mismas familias lo que se les suministra para su manutención en el viaje como asimismo el número de mozos que han de acom- pañar a Francisco Duval porque teniendo en el pueblo de Quail- ticlán la cosa presente reconocerá lo que es más necesario y con- veniente, llevando al mismo tiempo Ias cuatro ollas de cobre con sus tapas que en su última consulta dice se deben aumentar; y respecto de que así en todo lo expresado como en lo demás que pueda ofrecerse para el despacho de las citadas familias, no puede darse regla fija hasta la hora en que han de partir, fiando del celo del expresado factor don Manuel Angel de Villegas, le doy comisión y facultad para que arbitre y disponga lo que tu- viere por necesario, procurando no hacer mas gasto a ia Real Hacienda que el que fuerc preciso e inexcusable; y señalo para que salgan de allí las dichas familias el día 15 de este mes que se han de dirigir al Saltillo por el derrotero quc en el despacho se pone encaminadas al Capitán don Matías de Aguirre para que las reciba allí y a quien deberá participar con el mismo Duval y familias todo lo que llevan y cuanto le pareciere preciso para el Gobierno e inteligencia de este sujeto, y hecho todo formará cuenta de todos los gastos que Iia ocasionado a continuación de estos autos para su aprobación y para que vuelvan al señor Au- ditor a fin de que con lo que expusiere se despache correo al ex- presado Aguirre y al Capitán del presidio de San Antonio con las últimas órdenes para el establecimiento de estas familias. El 8 de noviembre se hicieron los dos despachos y se mandan. El 6 de noviembre de 1730 se dio testimonio de este decreto al Factor de esta Real Caja. ARMANDO CURBELO FUENTES

Señor

En Real Cédula de 14 de febrero del año próximo pasado se sirve V. M. participar la representación que hizo el Marqués de San Miguel de Aguayo diciendo que en continuacih de los servi- cios que hizo en España después que pasó a este Reino se mantuvo en las fronteras de él por espacio de diez años defendiéndolas de los enemigos en las repetidas entradas que habían hecho haciendo continuos socorros a los presidios, y lugares comarca- nos contribuyendo al mismo tiempo con su solicitud y dádivas a la pacificación de las naciones sublevadas, y que hallándose en este empleo y con la noticia de haber invadido los franceses el año de 719 la provincia de los Tejas y Nuevas Filipinas, obligando a los soldados de su guarnición al abandono, y a los misioneros a la deserción de seis misiones exigidas en ella, ofreció al Mar- qués de Valero mi antecesor su persona y hacienda para esta empresa, de que resultó conferirle en nombre de V. M. los empleos de Gobernador y Capitán General dc las citadas provin- cias y la de Coaguila, y con las providencias que dio el Marqués de Valero, y las que aplicó el de San Miguel de Aguayo pacificó la provincia de Coaguila logrando la victoria de los enemigos con la muerte de muchos y prisión de otros de las muchas na- cinn~rqiip ce habían jiintado par- esta invasión, cnnsig~iiendn también la de los Tejas, que con otras naciones estaba convocada por Monsieur de Sn. Denis con el fin de señorearse de la Bahía EsPiritl'' _Cinte ri nr~~idin Cln Antnni~~~x72 nrnirinria de! J 1'- J lJL-.---L- se entregó al Real Dominio de V. M. capitulando con el expre- sado Marqués de San Miguel mantener la trepa que tenía Es- "nn 'ErDnr;n rnmrr Ir, P;DPllt,'\ Yn r-llmnl:m:o-+n rlo Donlnr y'...'...-.,;;., C..,.. AIC.I.VIY, c.,>--- IV UJ...-UC.., bI. LUIII~IIIIIIILIIC" U.. *\CUIU., Ordenes de V. M. que ya tenía para hacer solamente guerra de- fensiva en recobrando aquella provincia y de fortificarla con los --"".A:-- ,.,.-..,.-:-".*n- pI&uiua LUIIVbiIII-liCb3 Y asi !O hiz~dcjaiido ünu en el centro de los Tejas con 25 hombres, otro en los Adais con 100 y otro con 90 en la Bahía del Espíritu Santo, dc cuyas fortificaciones hechas sin disperidiu de la Real Hacierlda había remitido mapas y planos, juntamente con testimonios dc habersc restituido las expresadas scis misioncs en aquellas provincias con erección de vtras tres más, una en la Bahía y las dos en San Antonio en que congregó muchos indios que dieron obediencia a V. M. a quienes hizo promesas, dio bastimentos y pagó al mismo tiempo los FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 109 soidados, iiegando a haber hecho suplemento de su caudal en cantidad de más de 130 pesos durante esta expedición que qucdó finalizada el 31 de mayo de 722, añadiendo quc así para la segu- ridad de las provincias. como para el ahorro del Real Haber v que no haya tantos soldados y presidios que mantener, conven- dría que pasasen 200 familias españolas de Galicia, Canarias o La Habana, por ser esta gentc más hccha al trabajo, y otras 2OQ de la provincia de Tlaxcala, las que a poca costa se podrían con- ducir por la Veracruz a la Bahía, repartiendo las mencionadas familias en ella. San Antonio v Misiones de Adais "v Teias" fundán- dose otro al mismo tiempo con pueblo de españoles y tlaxcaltecos en la medianía del camino en uno de los parajes de la Anguila o Buenavista por hallarse desplobadas las 172 leguas que hay de distancia desde S. Antonio a la primera misión de los Tejas, cuya provincia es una de las mejores y más ferliles de la América, de todo género de semillas y ganados como de minas que se pueden beneficiar; y que se sirvió V. M. resolver se envíen 400 familias de Canarias para el fin referido y que luego que arriven a la Vera- cruz conforme fueren llegando en las ocasiones de su transporte, se conduzcan a su destino en que se mantengan de cuenta de V. M. un año hasta que tengan fruto de sus sementeras y que se cuide de su buen trato y atención para el logro del efecto a que se dirigen. En inteligencia de esra Reai Resoiución, y de ia providencia que comprende, emanada de la representación I-iecha a V. M. por el Marqués de San Miguel de Aguayo, sin embargo de que la principai consicieraci0n de venir ai fin de ias expresadas fami- lias, respecto a haber ya empezado a venir como vinieron diez a 19 de junio de este año y se hallan en la Veracruz próximas a salir de alquella ciudad y encaminarse a tierra adentro, a cuyo fin he dispuesto todo lo conveniente: pero no puedo dejar de hacer prescnte a V. M. las muchas razones e instancias que se ofre- cen contra el citado informe del Marqués de San Miguel dc Aguayo, porque habiéndose éste mantenido desde el año de 712 que vino al Reino hasta el de 20 en sus haciendas que están si- tuadas en la provincia de Parras no hay por donde conste que en este tiempo defendiese las fronteras por tocar su custodia a los presidios que para esto sólo están creados y si tuvo alguna escolta, sería tan solamente para la seguridad de sus haciendas como la procuran todos los que tiencn en sus ganados y caballada de que se componen y siendo este principio tan insubsistente 110 ARMANDO CURBELO FUENTES no pueden ser verosímiles las demás operaciones, y más que del vecindario crecido de Parras y El Saltillo inmediatos a las hacien- das del Marqués participó mucha seguridad, siendo cierto que las naciones de indios que cuando vino el Marqués de España, es- taban de guerra, se mantienen en la misma conformidad cuyo hecho manifiesta no haber contribuido ni trabajado en su paci- ficación. La invasión que asienta de los franceses a la provincia de Teja?, cavprp de tndn frnndnm~ntnpnrqIie ~610fue 1111 robo quc hicieron siete soldados de esta nación que salieron de la tierra que ocupa e hicieron en los Adais a los Misioneros y, se volvieron a su presidio con el hurto, de que habiendo sido noticiado don Luis de San Denis su Comandante restituyó a los padres todo lo que se les había quitado, y si en el caso de este acontecimiento se horrorizó el Capitán del presidio de Tejas y retiró de la provin- cia, sólo se prueba la vergonzosa cobardía del Cabo, no la en- trada de los franceses, porque los siete referidos, ejecutado el v#.h#. 00 ,.0+:,-,,,.*- IVUV, u- IILIICIIUII. Este suceso vestido con las apariencias que suele figurarse el temor y la realidad de estar siete leguas de por medio las fuerzas enemigas que se concebían movidas y en arma obligó la provi- dencia de nombrar por gobernador al Marques de las citadas provincias, y siendo esta disposición para remediar aquel presu- mido daño de Tejas, causó en Coaguila el de poner en descon- fianza las naciones que estaban indiferentes, pues pudiéndole haber causado al Marqués algunos perjuicios recelaron el cas- tigo con la ocasion del nuevo cargo, y se ahuventaron tomando el refugio de la sierra y aunque se les ofreció la paz, no la aceptó su desconfianza, de que provino la resolución de hacerles guerra, aun contra el dictamen de algunos que dijeron no se les debía haccr, en que mataron muchos, y dc los pocos quc quedaron con vida se aprisionaron los más. Con la noticia del hecho de los siete soldados franceses y afirmando que venían marchando para el presidio dc San Anto- nio, que fue falso, formó el Marqués de orden del Virrey un cuerpo de 900 hombres y divididos en ocho compaiiias se entró a la provincia de Tejas y en esta expedición supliría los 130 pesos que informó a V. M. prestó a la Real Hacienda de su cau- dal habiéndose consumido del de V. M. en esta expedición, según consta de las cuentas de ella más de 600 pesos; en cuya coyun- tura los indios que fueron castigados con las armas, certifi- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 111 cados de la poca gente que había queda en Coaguila se cntraron en la Villa principal, ejecutaron muchas muertes, y saquearon cuanto encontraron en las casas, dejando a sus habitadores en d trabajo que hasta este Liempo ~iose han podido recuperar. Hizo el Marqués la entrada en la provincia de Tejas tan libre- mente que no tuvo la más mínima oposición en que se conoció lo incierto de la noticia del movimiento de las armas francesas que a haber tenido probabilidad, era incapaz el Marqués de im- pedir ni evitar la entrada que hubieran intentado así por la poca gente de su tropa como por la falta de discipiina miiitar, pues siendo soldados recogidos a leva, se hacía necesario cuidar que no desertasen, como lo ejecutaron muchos y en esta ocasión fue cuando hizo los presidios que se refieren en la representación, aunque el dc Tejas ya se había formado en el año 715; pero el de Adais y Bahía no correspondían a lo delineado en los planos y mapas que envió a V. M. pues se hallan éstos diversísimos en su fortaleza que se reduce a madera y sólo para resguardo de las armas de los indios. De aquí pudo el Marqués adquirir noticias de los parajes de la Anguila, Buenavista, Lago de San Bernardo, Bahía del Espí- ritu Santo y Tejas para donde juzgó necesarias las 400 familias cuyo conocimiento tuvo por el oído, y no como debiera por la vista, que a haber concurrido ésta, hubiera advertido ser estos parajes incapaces de ser habitados porque su terreno es cena- goso todo el año y esto no los puede hacer fértiles como expuso, sino considerablemente infecundos, y de donde se alejan tam- bien por la esterilidad los ganados y semillas, y así se dejó Ilevar de la voz concibiendo ser correspondiente a la verdad, pudiendo decir a V. M. que el intentar poblar estos parajes sería tratar de abandonar y perder la gente que se enviase con este desiino a ellos, a cuyo inconveniente se llega la gran distancia que hay a las primeras poblaciones que no podrían socorrer a los de estos parajes, y quedarian al arbitrio de los indios enemigos; quienes los visitan por los tiempos que pueden producir algunas frutas silvestres y no en otros, porque como son errantes corren la tierra a su voluntad cuando la pueden disfrutar. He tenido por indispensable exponer a V. M. estas circuns- tancias sin Que hasta ahora haya tratado del punto principal de las familias que V. M. tiene mandado se traigan de Canarias con el destino de la población de los parajcs referidos, y aunque en manto a ellos y la poca necesidad que hay de que vengan digo 112 ARMANDO CURBELO FUENTES lo que me parece suplico a V. M. mande tener prcsentc los in- formes y pareceres del Brigadier don Pedro de Rivera y oidor don Juan de Oliván del primer cuaderno de número 6 a 12 y del segundo número 2 a número 6 y del testimonio en que difusa y claramente se reconocen todas cuantas causas y razones se oponen a la práctica de esta providencia, y que las que el Brigadier enun- cia son efectos del conocimiento y vista de aquella tierra que está sujeta a dominio de V. M, mensurada y demarcada con todo cui- dado y puntualidad, advertidas las utilidades y conveniencias que los terrenos ofrecen y pueden producir, sin fundarse en dis- cursos que hagan variar la realidad. Y de todo se deduce y yo así lo conozco aue no hay moiivo que inste a traer familias de parte ninguna para poblar, porque a más de las crecidas expensas que en conducirlas hasta allí se han de divertir, fuera de ser los parajes inhábiles de ser poblados, no incluye ninguna conveniencia al servicio de V. M. ni el estado de aqudla remota tierra pide semejante prevención, que serviría & I\T~TJ~~ ]es jn&es yeCe]~s71 &&de en l2 frecCenci2 de sus hostilidades, 10 que obligaría a tener en cada población guarnición, que sena de sumo costo a la Reall Hacienda, cuyas consideraciones me hicieron escribir al Gobernador de La Ha- bana que si interim que doy cuenta a V. M. e informo su real ánimo, como lo hago, fueren algunas familias allí de Canarias, las ocupe y aplique como a las demás que se destinan a aquella Isla y no las remita a Veracruz, pues aunque a las diez envío al presidio de San Antonio por tierra con la incomodidad y costos que son inseparabies de tan iargo viaje para que aquei Gober- nador les señale tierras a propósito; de lo que con ellas se gas- tare, se reconocerá lo mucho que importa, y se evitara si V. M. se sirve deliberar que no vengan, pues para dilatar la población, cuando las causas a ello precisaren, se podría con más comodi- dad hacerlo con gente de aquella región, que el mismo tiempo irá extendiendo, pues no son los indios el inconveniente de no poblarse, sino lo dilatado de la misma iierra, porque los indios poco a poco se van reduciendo, y también se mueren muchos pues la misma pensión de su desgobierno, y trabajo de conser- varse del robo, los menoscaba y consume. Supuesto que los sitios ya enunciados del lago de San Ber- nardo, Buenavista, la Anguila y Bahía del Espíritu Santo no sólo no se pueden poblar por su distancia, sino porque la natu- raleza no da en ellos los frutos que en otros ni en toda la pro- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 113 vincia de Tejas se ha descubierto hasta la menor señal que indi- que minerales; debo también prevenir que ya no hay presidio en la citada Bahia del Espirilu Santo, porque aunque lo hubo y se mudó a otro sitio del primero que tuvo, doce leguas distante, porque lo malsano de él, hacía perecer la gente de su guarni- ción y sepretendió mejorarle: no se logró tampoco con esta diligencia, y el año pasado de 1729 se volvió a mudar poniéndole sesenta Ieguas en un paraje interno llamado el Río de San Mar- cos si bien conserva el nombre del presidio de la Bahía del Espí- ritu Santo, en la cual no hay fondo capaz para que le den embar- caciones mayores, sino pequeñas, y aun con grande riesgo como se experimentó con una balandra que llevó el último situado que se anegó, o zozobró allí y este conocimiento dio también im- pulso a internar el presidio de la bahía en cuyo paraje se reputó inútil cuan[do] ni servía a la defensa de cncmigos que por allí no podían llegar a la costa. El Marqués de San Miguel de Aguayo con buen celo creo que hizo la proposición, y sin que le moviese la coiwenicncia que de su práctica resultaría a las Hacicndas que time en las fronteras de Tejas poblando con mucha gente esta provincia; pero lo cier- to es que padeció equivocación en persuadirse a que sea conve- niente al servicio de V. M. sino dañoso, porque si con los gran- des gastos se consiguiese el efecto que debería corresponder se haría menos sensible o nada; y repitiendo que por los d.os in- formes del Brigadier don Pedro de Rivera que van a apuntados se podrá hacer más puntual y cierto concepto de este negocio y de las muchas circ~irislaricias que Ie Iiace~ic~ia5i irripra~ticable, espero que V. M. en vista de todo se digne mandar lo que sea de su Real agrado. t...) EL MARQUES DE CASA FUERTE

Acuerdo del Consejo de Indias, fecha 22 de marzo de 1732, aceptando informe del Marqués de Casa Fuerte, de fecha l." de agosto de í730.

Señor

Con motivo de haber representado el Marqués de San Miguel de Aguayo la entrada quc hizo a la provincia de los Tejas, y lo 114 ARMANDO CURBELO FCENTES necesario que le parecía que pasasen a ella 400 familias a poblar los parajes de la Anguila, Buena Vista, Lago de San Bcrnardo y Bahía del Espíritu Santo, se expidió dcspacho al Virrey de Nueva España en 14 de febrero de 1729 para que informase sobre estc asunto, y en su cumplimiento, lo ejecuta en carta de l? de agosto de 1730, acompañando un testimonio de autos y refiriendo la incapacidad de poder habitarse ni poblarse los men- cionados parajes, así porque según el estado de la expresada provincia no hay necesidad de practicar esta providencia, como porque de su ejecución se seguirían graves inconvenientes y ex- cesivos e infructuosos gastos, respecto de no ser aquellos sitios y tierras a propósito para este fin y que si el referido Marqués las consideró capaces para do,fue sin aquel pleno conocimiento que debió tener en esta materia, de que se manifiesta claramente haber sido sólo su intento resguardar las Haciendas que posee en aquellos parajes, por lo que se convencen de inciertas sus ra- zones, fuera de que se hallaba informado del Brigadier don Pedro de Ribera, que como testigo ocular y práctico de los enunciados sitios, le había asegurado, no poder subsistir en ellos las inten- tadas poblaciones por ser terrenos cenagosos e infecundos que carecen de todo para habitarse, cuyas tierras por ser sumamente bajas están expuestas a inundarse muy fácilmente; y aiiade que si las circunstancias precisasen a esta población, se podría con- ,.--.. :.. -&- ,.A--,J ---- *- -.-.- ---+.. 2-1 -:--- --:---.------DL~ULI luaa ~Vluuuau~~l~LcLV~I&GLILC UCJ u11au~upula, ~VILUYV~ motivos había prevenido al Gobernador de La Habana que si arribasen a aquella isla algunas familias de Canarias, las diese d~sii~lut:~ da, y IIU las eiiviast: pala la IIILI~L~U~~~~P~bid~iÓ~i y expresa haber llegado a la Veracruz diez familias que dispuso se condujesen por tierra al presidio de San Antonio donde habían de residir y úirimamenre pide se suspenda ei envio de otras en adelante. Al mismo tiempo se recibió una carta del Gobernador de La - - nabana de 14 de juiio dei ano proximo pasado en que da cuenta con testimonio de haberle prevenido el expresado Virrey detu- viese y aplicase en aquella Isla las nuevas familias de Canarias que llegasen a ella interin que representaba a V. M. lo que sobre este punto se le ofrecía; y que habiendo dado fondo en aquel puerto a 1." de junio del mismo año dos navíos de los de la per- misión de Canarias y transportándose en ellos quince familias para la población de la enunciada provincia de los Tejas, se había hallado precisado a asistirlas, sin encontrar arbitrio para man- FUNDACION DE SAN ANTONIO DE TEXAS 115 tcncrlas, y que noticiosos de su arribo el Capitán don Esteban de Berroa y Garro, e informado de su detención en aquella ciudad, considerando asimismo la necesidad del aumento de poblaciones, st: las pidió par-a desiiriar-ias eri una hacierida riumbr-ada Saca- taondo a distancia de cinco leguas de ella, en que tiene diferentes estancias de labor y edificada una Iglesia proporcionada con un Capellán a su costa, y que constituyéndose las expresadas fami- lias en el paraje llamado los Ojos de Agua, quc está sito en los términos de la misma hacienda, se tomaría un convenientísimo principio de estabiecer en éi, una pobiación, por su sanidad aguas, temperamento y demás cosas oportunas a cuyo fin ofreció seña- larlas sitio dando a cada una solar para fabricar casa de vivienda, una caballería de monte para el cultivo, y mantenerlas por tiem- por de seis meses que podrían tardar en cultivar las tierras, con tal que se le guarden los fueros de poblador, cuya proposición dice haberse tratado y conferido en junta que celebró con oficios reales, en la cual se convino en asentir a esta providencia y dar cuenta a V. M. (como lo ejecuta) para su determinación. El Consejo en vista de las expresadas cartas, de todos los ante- cedentes quc han ocurrido en este particular, y dc lo quc su inte- ligencia ha expuesto el Fiscal, atendiendo a las sólidas razones en que funda el Virrey lo inútil que sería la remesa de estas fa- milias para el enunciado efecto, es de parecer, no se remitan más dc Canarias, previniéndose al Virrey qqiic en caso de hallarse despachadas algunas, las destine y aplique en los presidios o par- tes que tuviese por convcnicnte, como lo ejecutó con las diez clip r.lrribr,rQn 2! P~ertede j2 Tjerl~rc7,y en~iminb21 nrpcirlin r.-L.---- de San Antonio; y que por lo respectivo a lo quc participa el Gobernador de La Habana sobre el destino de las quince fami- lias dc Canarias que desembarcaron en aquclla Isla, podrá ser- virse V. M. de tener a bien se le apruebe por ahora la provi- dencia que dice tiene dada por los motivos que expresa; pues en casu de que sirvan c>trci pU&-&n sUbsis;ir en la blación de la Hacienda del referido Capitán don Esteban de Berroa y Garro, en conformidad de lo dispuesto por las Leyes que habiari de esií: aso, a las cualrs se Uebri-á ar-~egldrel Iiieli- cionado Gobernador.

V. M. mandara Io que fuera más de su real agrado.

Madrid, 22 marzo 1732. APÉNDICE 111

Datos de enterrarnientos de algmos de los primeros pobladores canarios en la Catedral de San Fernando en San Antonio de Teias

1. Juan Leal Goraz, murió el 1 de marzo de 1743. Nació en las Islas Canarias en 1675. Primer Alcalde y Iídcr de las familias que llegaron aquí en 1731. 2. JosC Leal, murió el 12 de octubre de 1758, hijo de Juan 1 --1 P---- LGUl UVIUL. 3. Bernardo Leal, murió el 30 de agosto de 1748, hijo de Juan Leal Goraz. 4. Vicente Leal, murió el 1 de septiembre de 1777, hijo de Juan Leal Goraz. 5. Catalina Leal, murió el 3 de septiembre de 1794, esposa de Juan José Rodrígue~. 6. Juan Leal, hijo, murió el 3 de septiembre de 1794, hijo de Juan Leal Goraz.

Fami2ia de Juan Leal, hiio 1. Manuel Leal, casado con Juana Banul murió ? 2. Miguel Leal, murió el 7 de agosto de 1778. 2 nfi-innn 10-1 -,,AA ? d. YVI""Ió.4 YIYI, .LA-* AV 4. María Leal, murió ?, esposa de Martín Flores y Valdez. 5. Pedro Leal, murió el 17 de agosto de 1744.

Enterramientos en la catedral de San Fernando 1. Juan Curbclo, murió ?, podría ser el 19 de junio de 1742. 2. Gracia Perdomo Umpiérrez, esposa d:: Curbelo, murió el 26 de junio de 1772. 118 ARMANDO CCRBELO FUENTES

3. José Curbelo, murió el 6 de abril de 1767. 4. Juan Francisco Curbelo, murió ? 5. Mariana Curbelo, murió el 17 de marzo de 1785. 6. Juana Curbelo, murió el 6 de abril dt: 1759. 7. María Curbelo, murió el 6 de diciembre de 1803, Tía Ca- naria.

Familia Santos 1. Antonio Santos, murió el 26 de diciembre de 1756. 2. Isabel Rodríguez, su esposa, murió el 26 de diciembre de 1762. 3. Miguel Santos, murió el 8 de marzo de 1769. 4. Ana Santos, murió el 16 de abril de 1778. 5. Catalina Santos. murió ?. esposa dc Francisco Delgado. 6. María Santos, mur% el 10 de agosto de 1750. 7. Josefa Santos. murió ?

Familia Padrón

1. José Padrón, murió el 9 de noviembre de 1769. 2. María Francisca Javaria, o Sanabria, su esposa, murió el 25 de marzo de 1769.

Familia Denis

1. Manuel, murió el 18 de junio de 1765. 2. Sebactiana de la Peña, su esposa, murió el 21 de junio de 1774. 3. Josefa, murió ?, casada con Antonio Rodríguez.

l. Salvador Rodríguez, murió ? 2. María PCrcz Cabrera, su esposa, murió ?, podría ser el 3 de abril de 1756. 3. Patricio Rodríguez, hijo, murió el 9 de agosto de 1748. FCNDACION DE SAN ANTONIO DE TCXAS 119

Familia Cabrera

1. María Rodríguez, viuda, murió ? 2. José Cabrera, murió cl 11 de febrero de 1786, enterrado en la Misibn de San José. 3. Kurces Cabrera, m~rióe! !3 de mnrm de !?Y?. 4. Ana Cabrera, murió el 10 de octubre de 1757.

Antonio Rodríguez

1. Antonio Rodríguez, murió el 10 de abril de 1760, esposo de Josefa Denis.

Vicente Travieso

1. Vicente Travieso, murió el 25 de junio de 1779, podría ser el 16 de junio de 1779, casado con Mariana Curbelo.

Familia Granados

1. María Rodríguez Robaina, viuda, murió el 26 de junio de 1779. 2. Pedro R., hijo, murió el 19 de marzo de 1784. 3. Manuel Francisco, murió ? 4. Paula Granados, murió el 1 de febrero de 1759. 5. María R. Granados, murió ? 6. Josefa R. Granados, murió el 5 de agosto de 1796.

Framisco de Arocha 1. Francisco de Arocha, murió ?, esposo de Juana Curbelo.

Familia Delgado 1. Mana Melián, viuda, murió ?, antes del 1 de marzo de 1743. 2. Juan Delgado, muriG el 23 de septiembre de 1745. 120 ARMANDO CURBELO FUENTES

3. Francisco Delgado, murió el 13 de marzo de 1764. 4. Domingo D'elgado, murió el 1 de mayo de 1772. 5. Leonor Delgado, murió después de 1795, primera esposa de Bernardo Leal.

1. Martín, murió el 9 de julio de 1769. 2. Ignacio, muriú ?

Familia Yérez-Casanova

1. Felipe, murió ? 2. José Antonio, murió el 7 de junio de 1790.

(Tnlormación recopilada por John Ogden Leal, Bexar County Archivist, 28 mayo 1982.) NOTA DEL AUTOR

Don José Antonio Gimcno y Rojas fue el úriico canario entc- rrado en la Misión de San Antonio de Valero (El Alamo), el 16 de noviembre de 1730. Fue el segundo enterramiento en la Nuera Iglesia de San Antonio de Valero (El Alamo), puesto en la cruz central cn el lado Sur, firmando el enterramiento el Padre Diego Martín García. Don José Antonio Gimeno y Kojas, nacido en Lanzarote, ve- cino de San Antonio, se casó en San Antonio con María, hija de Juan Curbelo, la cual enviudó y casó en segundas nupcias con Cristóbal de los Santos Coix. María fue la que más vivió de todos los canarios fundadores; murió en 1803 y siempre fue llamada «la Tía Canaria». BIBLIOGRAFIA

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Composición de la Junta Directiva en 1986

Director: D. DIEGO CAMBRELENGMESA. Vice-Director: D. JosÉ RIVEROMARRERO. (t 13-03-1986) Censor: D. ANDRÉSHERNÁNDEZ NAVARRO. Secretario: D. NICOLÁS DÍAz-SAAVEDRADE MORALES. Vice-Secretario: D. GABRIELCARDONA WOOD. Tesorero : D. DIEGO CASTELLANOGUTIÉRREZ. Vocal: D. JUANMANUEL DELGADO DE BETHENCOURT. Vocal: D. CRIST~BALGARCÍA DEL ROSARIO. Voca 1 : D. ANT~NTO MAHREKOROSCH. Vocal: D. RAFAELMARTÍN HERNÁNDEZ. Vocal: D. GONZALOMELIÁN GARCÍA. Vocal: D. JLTANA. MELIÁN GARC~A. REAL SUCIEDAD ELVNOivíICH DE AivíIGOS riEi PAIS DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Publicaciones

1. JosÉ DE VIERAY CLAVIJO:Extracto de las Actas de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas (1777- 1790).

2. JosÉ RAFAEL: Y yo escogí la palabra (poesía).

3. JosÉ JUAN OJEDA QUINTANA: La Hacienda en Canarias desde 1800 a 1927.

4. ANDRÉS HERNANDEZNAVARRO: PYOC~SO a las ideas (ensayos).

S. SANTIAGOCAZORLA LEÓN: Agiiimes, Real Señorío de 20s Obis- pos de Canarias (1486-1837).

6. NICOLASDÍAz-SAAVEDRA DE MORALES: Saint-Saens en Gran Canaria.

7. IOMÁS ARIAS MAK~NDE ZÜBAS. Hisiü~iüde !as siete isla dc Canaria.

8. ARMANDOCURBELO FUENTES: Fundación de Süri Aiit~iiici de Texas. Canarias, la gran deuda americana.