Historia Natural Libros Iii-Vi
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PLINIO EL VIEJO HISTORIA NATURAL LIBROS III-VI EDITORIAL GREDOS PLINIO EL VIEJO HISTORIA NATURAL LIBROS III-VI TRADUCCIÓN Y NOTAS DE ANTONIO FONTÁN, IGNACIO GARCÍA ARRIBAS, ENCARNACIÓN DEL BARRIO, M.a LUISA ARRIBAS fk EDITORIAL GREDOS BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 250 Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volumen han sido revisadas por Luis A l fo n so H e r n á n d e z M ig u e l y F r a n c is c o M a n z a n e r o C a n o . © EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1998. Las traducciones y notas han sido llevadas a cabo por Antonio Fontán (Li bro III), Ignacio García Arribas (Libro IV), Encamación del Barrio Sanz (Libro V), M.a Luisa Arribas Hemáez (Libro VI). v... C oordinadora : Ana M.n Moure Casas. Depósito Legal: Μ. 12178-1998. ISBN 84-249-1684-0. Obra completa. ISBN 84-249-1901-7. Tomo II. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A. Esteban Tetradas, 12. Polígono Industrial. Leganés (Madrid), 1998. 1 Hasta aquí la situación y las maravillas de la tierra y i de las aguas, así como las de los astros y el plan del univer so y sus dimensiones. Ahora se han de enumerar sus partes. Aunque se piense que esto es también una empresa intermi nable y que no ha de tratarse a la ligera sin ser objeto de una * Esta traducción del libro ΠΙ ha sido hecha sobre la edición de L. Ia n y C. M a y h o f f (Teubner, 1906, reimpr. 1985, vol. I págs. 229 a 295), con una sola variante tomada del aparato crítico (cap. 7: Onoba por Ossonoba), la co rrección de tres erratas tipográficas evidentes y alguna grafía procedente de la edición de G. W in k l e r , con la colaboración de R. K ô n ig (Tusculum, vol. Il, 1988, Artemis Verlag, Munich y Zurich). Para las notas y comentarios se han tenido en cuenta, además de estas ediciones, las de H. R a c k h a m (Loeb, vol Π 1942, reimpr; 1969) y de G. R a n u c c i (Giulio Einaudi edit., Turin, 1982), así como la version de los pasajes del libro III que tratan de Hispania de V. B e ja r a n o en «Fontes Hispaniae Antiquae» VU (Inst. de Arqueología y Prehistoria, Barcelona, 1987). También se ha acudido a la consulta de las enciclopedias más usuales y a los inFormes bibliográFicos, como el de G . S e r b a t en el «AuFstieg und Niedergang der Romischen Welt», vol. II, 33, 1986. Para los capítulos que versan sobre Hispania se ha contado con «Iberische Landeskunde» de T o v a r , vol I, «Baetica», Baden-Baden, 1974; G a l s t e r e r , «Untersuchungen zum Romischen Stadtewesen auF der Iberischen Halbinsel» (Deutsches Arch, Inst., Abt. Madrid, Berlín, 1971) y S il l ié r e s ¿ «Les Voies de Communication de PHispanie Méridionale», Centre Pierre Paris, Paris, cierta crítica, en ninguna clase de asuntos es más justa la in dulgencia, salvo que se tenga por extraño que uno que ha nacido hombre no posea todos los conocimientos humanos. Por eso, no seguiré a ningún autor en particular, sino en cada sección al que considere más fiable, ya que ha sido común en casi todos explicar con mayor diligencia los lugares des de los que estaban escribiendo. No rechazaré, por tanto, ni criticaré a ninguno. Se pondrán los escuetos nombres de los lugares y con toda la brevedad que se me alcance, dejando su notoriedad y las causas de ella para las secciones corres pondientes. Porque ahora mi discurso trata del universo en tero. Por eso yo querría que se entienda que se enuncian los nombres como si no tuvieran fama, tal cual fueron al prin cipio, antes de la historia, y que el resultado sea una especie de nomenclátor. Pero del mundo y de las realidades de la naturaleza. El orbe completo de la tierra se divide en tres partes: Europa, Asia, Africa. Mi punto de partida es el po niente y el estrecho de Gades, por el que el Océano Atlánti co irrumpe y se derrama por los mares interiores. A la dere cha, según se entra, está África, a la izquierda Europa, en medio de las dos, Asia. Los límites son los ríos Don1 y Nilo. 1990). Se han utilizado también algunos de los estudios publicados enel «AuFstieg und Niedergang der Romischen Welt» de la editorial de Gruyter que se ocupan de asuntos relacionados con este libro III. Señaladamente en los vols. 11,3 (1975), II, 5-2 y II, 6. ·· 1 Don, en el original Tanais. Para los topónimos y otros nombres pro pios seguimos en este libro un criterio ecléctico, especialmente en la sec ción dedicada a Hispania, a Fin de facilitar la comprensión y conservar el tono del original. Así, en casos muy conocidos se emplea la voz española, si no hay lugar a conFusión y resultara chocante la latina: Don, Guadiana, Ebro, Tajo, Pirineos; Po, Ródano, Cerdeña, Baleares, Elba, etc., y entre las poblaciones, Córdoba, Cartagena, Braga, Marsella, Astorga, etc. El latín se mantiene si se entiende Fácilmente y no suena raro en español: Gades, La boca del Océano que hemos dicho se extiende quince mil pasos a lo largo y cinco mil a lo ancho, desde el lugar de Me laría en Hispania, hasta el Cabo Blanco de Africa, según Tu rranio Grácil, nacido en la región2. Tito Livio y Comelio Ne pote dan un ancho mínimo de siete mil pasos y un máximo de diez mil3. Por boca tan pequeña circula una masa de agua tan inmensa. Y la profundidad no aminora esta maravilla, pues abundan allí unas olas espumosas que infunden terror a las naves. Por tal motivo, muchos autores han llamado a ese lugar el umbral del Mediterráneo. Unos montes que se alzan a am bos lados de esta boca estrechan la entrada: Abila en África y Calpe en Europa, metas finales de los trabajos de Hércules4. A causa de ello los nativos los llaman «las columnas» de ese dios y creen que cuando las atravesó, dejó entrar las aguas de fuera y cambió la faz de la naturaleza. (1) En primer lugar, pues, Europa, nodriza del pueblo vencedor de todas las naciones y con mucho la más hermo sa de las tierras. Muchos han hecho de ella merecidamente no un tercio del mundo, sino la mitad, con el orbe dividido en dos partes desde el río Don hasta el estrecho de Gades. El Océano, al verter las aguas atlánticas a través del es pacio que hemos descrito, sumergiendo con sus ávidas co rrientes unas tierras que causaban espanto al viajero, lame las que le cierran el paso, dibujando una quebrada y retor cida línea costera. Sobre todo a Europa, la recorta con nu- Híspalis, Betis, Tárraco, Cesaraugusta, etc. Las terminaciones suelen adaptarse con el mismo fin. 2 Melaría: Tarifa o su entorno. Cabo Blanco: probablemente la punta de Sarinas o la de Almina en Ceuta. Turranio Grácil: escritor hispano sólo conocido por Plinio que lo aduce como autoridad en los libros III, IX y XVIII 3. 3 Los dos en obras o secciones de ellas perdidas. Este lugar de Plinio aparece en las ediciones de Fragmentos de ambos. 4 Abila, el monte Hacho; Calpe, el Peñón de Gibraltar. merosos entrantes, pero en particular los cuatro principales golfos, el primero de los cuales traza una inmensa curva desde el monte Calpe, extremidad de Hispania— como se ha dicho—, a Locros, para terminar en el cabo Brutio5. 6 (2) Dentro de ese espacio, la primera tierra es la Hispa nia llamada Ulterior, y también Bética, y a continuación, desde los confines de Murgi6 a las cimas del Pirineo, la Ci terior, también llamada Tarraconense. La Ulterior se divide en dos provincias en el sentido de la longitud, ya que por el costado septentrional de la Bética se extiende la Lusitania* separada de ella por el río Guadiana. Éste, que nace en el te rritorio Laminitano7 de la Hispania Citerior, y que tan pronto se desborda en lagunas como se estrecha en desfila deros o se esconde del todo bajo tierra y renace gozoso va rias veces, desemboca en el Océano Atlántico. La Tarraconense, por su parte, pegada al Pirineo y dis curriendo a lo largo de toda su vertiente, se extiende trans versalmente desde el mar Ibérico hasta el golfo Gálico, y está separada de la Bética y de la Lusitania por el monte Solorio y las cadenas Oretana y Carpetana y la de los Astu- res8. 5 Locros o Locroi (italiano, Locri): en la costa sur de la actual Cala bria, o sea el territorio de los antiguos Bruítii (Bntüius ager, Bruttium li tus). Es sabido que los bizantinos trasladaron el nombre de Calabria del tacón a la punta de la bota, cuando los lombardos, poco antes del 700 d. C., conquistaron la península oriental del sur de Italia. Antes era ésta la que se llamaba Calabria y para los griegos Mesapia. Cabo Brutio llama Plinio, o su fuente, a alguna de las puntas del territorio de los Bruttii. 6 Murgi, en el campo de Dalias o en El Ejido, al O. de Almería. 7 Laminhim, probablemente Fuenllana (Ciudad Real), es una mansio en la vía romana de Cástulo a Compluto, próxima a las lagunas de Ruidera. 8 El Gálico es el golFo de Vizcaya.