Mi Extraño Viaje a Compostela”, Había Anotado Jon Como Título Orientativo En La Primera Página De Su Borrador
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
NADIE ESTA AL FINAL SIN HABER RECORRIDO EL CAMINO EDUARDO CARMELO AGUERRI NECOCHEA Extraño viaje a Compostela (El diario de Jon) 1 “Mira, te env ío mi mensajero por delante para que te prepare el camino” (Malaqu ías 333,3, 1, 1)1 ))) 2 Extraño viaje a Compostela (El diario de Jon) Amigos: Unidos por el mismo esp íritu, a una sola voz, ensalcemos con alegr ía de hijos protegidos a nuestra madre Mar ía, A José de Nazaret empadronado en Belén de Éfrata, su esposo, descendiente directo de la casa de David. A Dios creador, autor de la vida y principio de todo. Y a Jesus Cristo su hijo predilecto, el heredero, enviado a la tierra, a padecer a nuestro lado como sencillo hermano que por mandato del padre vino a traer esperanza de vida eterna. Esta obra fue escrita para honrar a Dios en virtud del amor a las letras, agradeciendo el don de la inteligencia, la paciencia del creador y su misericordia. Quiero manifestar el poder vivificador del perd ón, la garant ía de salvaci ón por la fe y asegurar por experiencia que todos los cristianos contamos con el auxilio de Mar ía. En memoria de “Aita Eliseo” y de aquellos carmelitas que me ensa ñaron a rezar y escribir El Autor 3 INTRODUCCION Jon Mikel Iñigo (Juan Miguel) descendiente por línea directa de una de las familias más antiguas de la zona pirenaica de Navarra, ex–alumno interno de un colegio seminario de la orden del monte Carmelo, de profesión redactor de radio y presentador de eventos musicales en su juventud; en el momento de poner en movimiento la acción de esta historia (no de ficción) desempeñaba una labor como auxiliar de servicios de seguridad en las instalaciones de un importante grupo editorial; su contrato temporal dedicado a sustituciones de personal fijo finalizaba a mediados de Septiembre de 2008. Ya por serios problemas atravesaba desde el mes de Mayo del año 2005 debidos a una continua racha de desavenencias conyugales, agravada por las dificultades que encontraba a la hora de ejercer sin mácula su profesión, ya que un lamentable estado psíquico le impedía en sumo grado concentrarse al cien por cien en el trabajo. Por causa de la tormentosa relación que sostenía con Laura, su mujer, y que ya se prolongaba por espacio de tres años castigándole sobremanera sin dejarle indemne, tuvo que dejar un trabajo que más o menos le realizaba, al que se había dedicado por completo y de forma continuada los años anteriores a la catarsis. En resumen, desde la aparición en 2005 de esa crisis corrosiva, entre desempleo y trabajos discontinuos en el plano laboral y broncas continuas en el seno familiar, su vida se había convertido en un devaneo incómodo donde todo era resistir los embates del destino e ir dando tumbos. Ana Laura Asín, su joven esposa, que se dedicaba por completo a los hijos y a ejercer su profesión como médico, nunca aceptó la separación judicial solicitada por Jon Como hemos dicho, sus vidas personales y su hogar se fueron convirtiendo poco a poco en un infierno creciente lleno de peleas y desacuerdos, creando así un clima favorable al cultivo y crecimiento del germen del odio. Por desgracia el daño moral que con esta actitud hostil se causaban a sí mismos se ramificaba también afectando a la estabilidad de sus hijos a quienes a todas luces se les veía infelices. Era necesario y elemental cambiar de chip. Ella había optado por negarse al divorcio a punto de ser solicitado judicialmente por Jon como solución a las graves desavenencias. 4 Pero la respuesta de Laura era maligna aportando un dañino proceder vengativo puesto en marcha desde la primera noche de autos. No dejaba esta de ejercer su poder manipulador sobre el marido aprovechándose de una mejor situación social y económica. Este proceded afectaba sobremanera al buen carácter pacifista y equilibrio psíquico de Jon y minaba severamente sus fuerzas. El proceder de su esposa le estaba llevando por los caminos de la desesperación, la rabia contenida y la impotencia, causándole un malestar continuo. Por otro lado el hecho del cese de convivencia con sus hijos pequeños atormentaba enormemente e este hombre en extremo sensible y vulnerable, y por tanto cedía con facilidad a los chantajes emocionales. La separación se consumó judicialmente pero sin llegar a la ejecución ya drástica del divorcio. Volvieron a intentar la convivencia una y otra vez, pero cada anochecer y los fines de semana con preferencia se reproducían los estados mutuos de disconformidad, creándose en el hogar un sempiterno clímax nocivo. Ya venían siendo preocupantes hasta para los vecinos los incontrolables estallidos de violencia verbal. Los nervios, en un enfermizo ciclo crónico retornaban al exacerbado punto de partida. Tenían que respetarse bilateralmente las condiciones del pacto, pero al no ceder Laura en su empeño de contrariar al cónyuge no cediendo en complacerle renunciando al consumo regular de alcohol, uno de sus hábitos nocivos, y causa primordial de la separación, condicionaba en su esposo un depresivo estado de ánimo ya insondable. Inevitablemente y por fases esto le llevó primero a actuar a la defensiva para no caer enfermo, empezó por sentirse indignado, luego pronto adquirió el síndrome de culpabilidad, pasó de la apatía por la vida a la lucha por la supervivencia, de la resignación a la valentía. Y finalmente a poner toda la carne en el asador al convencerse de que merecía la pena luchar por los niños. Ceder, desde su credo, no significaba perder, sino ganar. Se vio incapaz de tomar una determinación radical que abogara en favor de su libertad, porque esto implicaba hacer sufrir a los demás, es decir, a los niños. Volver a lo mismo no conllevaba ninguna solución porque el regalito consistía en aguantar “in eternum” el estado de malestar. El no disponer de recursos propios le estaba impidiendo el intentar realizarse como hombre libre que reclama independencia y que desea desenvolverse en el medio exterior desarrollando su personalidad. Al resistirse a soltarle la rienda, la hembra posesiva estaba privando al varón de la oportunidad de poner en práctica su tesis existencialista. No estaba este hombre en los últimos tiempos muy integrado en el sistema evolutivo del mundo actual, ni compartía ideas con el 5 descabellado afán de desarrollo esclavizador y consumista. Mas bien había determinado casi en solitario optar por entregarse a la práctica de la fe escogiendo en principio el ir renunciando progresivamente, si no de forma radical a los afectos del mundo. Recurrió a la oración, a María y a Jesús y al apoyo de los santos en la lectura de libros que mantuvieran el deseo de su alma por mantenerse firme ya iniciado en el camino espiritual. No quería evadirse del cumplimiento de obligaciones con el mundo, su familia y su esposa, pero aprovechando la pelea podría aislarse, quería saber mirando desde el interior hacia afuera con quién estaba enfadado y qué le causaba el enfado. Pero ante la imposibilidad de hacerlo bien, se dijo: - Soy un hombre de fe y actuaré en consecuencia. No podré corregirla de esos hábitos nocivos suyos si ella no quiere entrar en razón. Tendría que ser de acuerdo a su voluntad, y difícil lo tengo, porque en la interpretación del libre albedrío de cada cual no nos entendemos. Tampoco va a mejorar “esa paciente” de la enfermedad desmedida que originan los celos posesivos, porque esa impronta va en el gen femenino que las gobierna a todas colocándolas en un estado alterado. -Consiento, seré su siervo, su esclavo, si no me equivoco, a las mujeres, eso les gusta… ¿Guardaba Jon alguna carta, tras su incomprensible determinación de ceder? A ojos no creyentes pero lógicos esto es desacertado, pero ya estaba en esa espiral. Padecía en carne y alma los tormentos causados por una especie de espada de Damocles: la cruz de la venganza femenina, nunca satisfecha y que se cierne con diabólicos objetivos aniquiladores hacia el varón. Por lo menos éste, no los encuentra justificados, ni los entiende, ni son comprensibles. En medio de estas peleas crónicas hemos llegado a finales de verano del año 2008, para nuestro protagonista una canícula de perros. Antes de recibir el buro fax que le anunciará la próxima firma del finiquito laboral, Jon dispone por derecho adquirido, de diez días de vacaciones que lógicamente quiere disfrutar. En principio y si fuera por él, los pasaría durmiendo y gimiendo, dedicando íntegramente todo ese tiempo a una necesaria cura de sueño. El turno de noche que le asignaron durante casi tres meses seguidos, le ha roto sin indulgencia los esquemas mentales y el cuerpo. 6 De ir todo bien, disfrutaría de ese preciado tiempo libre en su lugar de residencia habitual, Iruña-Pamplona, pero… Laura y los niños acaban de regresar al domicilio conyugal tras un período vacacional en una playa catalana. Papá y mamá “como siempre” no van a ponerse de acuerdo en nada. Últimamente, las mujeres de la casa unilateralmente, han comprado un peludo “Bichón Maltes” llamado Rocky, un perrito blanco y muy mono, de aspecto lindo y encantador. Más no piensa así el hombre, para él cualquier perro, en lo más remoto de sus genes, desde que de niño uno le persiguiese y mordiera, es un lobo despiadado y feroz, un animal envidioso, obsceno y desaseado que a las siete de la mañana apenas llega “su dueño” del trabajo, se pone a ladrar y ladrar como un poseso; y lo hace con un estilo tan agudo y sumamente penetrante, que con esto, Juan Miguel está a punto de perder también la buena voluntad y el control de sus nervios.