NADIE ESTA AL FINAL SIN HABER RECORRIDO EL CAMINO

EDUARDO CARMELO AGUERRI NECOCHEA

Extraño viaje a Compostela

(El diario de Jon)

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“Mira, te env ío mi mensajero por delante

para que te prepare el camino”

(Malaqu ías 333,3, 1, 1)1 )))

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Extraño viaje a Compostela (El diario de Jon)

Amigos:

Unidos por el mismo esp íritu, a una sola voz, ensalcemos con alegr ía de hijos protegidos a nuestra madre Mar ía,

A José de Nazaret empadronado en Belén de Éfrata, su esposo, descendiente directo de la casa de David. A Dios creador, autor de la vida y principio de todo. Y a Jesus Cristo su hijo predilecto, el heredero, enviado a la tierra, a padecer a nuestro lado como sencillo hermano que por mandato del padre vino a traer esperanza de vida eterna.

Esta obra fue escrita para honrar a Dios en virtud del amor a las letras, agradeciendo el don de la inteligencia, la paciencia del creador y su misericordia.

Quiero manifestar el poder vivificador del perd ón, la garant ía de salvaci ón por la fe y asegurar por experiencia que todos los cristianos contamos con el auxilio de Mar ía.

En memoria de “Aita Eliseo” y de aquellos carmelitas que me ensa ñaron a rezar y escribir

El Autor 3

INTRODUCCION

Jon Mikel Iñigo (Juan Miguel) descendiente por línea directa de una de las familias más antiguas de la zona pirenaica de Navarra, ex–alumno interno de un colegio seminario de la orden del monte Carmelo, de profesión redactor de radio y presentador de eventos musicales en su juventud; en el momento de poner en movimiento la acción de esta historia (no de ficción) desempeñaba una labor como auxiliar de servicios de seguridad en las instalaciones de un importante grupo editorial; su contrato temporal dedicado a sustituciones de personal fijo finalizaba a mediados de Septiembre de 2008.

Ya por serios problemas atravesaba desde el mes de Mayo del año 2005 debidos a una continua racha de desavenencias conyugales, agravada por las dificultades que encontraba a la hora de ejercer sin mácula su profesión, ya que un lamentable estado psíquico le impedía en sumo grado concentrarse al cien por cien en el trabajo.

Por causa de la tormentosa relación que sostenía con Laura, su mujer, y que ya se prolongaba por espacio de tres años castigándole sobremanera sin dejarle indemne, tuvo que dejar un trabajo que más o menos le realizaba, al que se había dedicado por completo y de forma continuada los años anteriores a la catarsis.

En resumen, desde la aparición en 2005 de esa crisis corrosiva, entre desempleo y trabajos discontinuos en el plano laboral y broncas continuas en el seno familiar, su vida se había convertido en un devaneo incómodo donde todo era resistir los embates del destino e ir dando tumbos. Ana Laura Asín, su joven esposa, que se dedicaba por completo a los hijos y a ejercer su profesión como médico, nunca aceptó la separación judicial solicitada por Jon Como hemos dicho, sus vidas personales y su hogar se fueron convirtiendo poco a poco en un infierno creciente lleno de peleas y desacuerdos, creando así un clima favorable al cultivo y crecimiento del germen del odio. Por desgracia el daño moral que con esta actitud hostil se causaban a sí mismos se ramificaba también afectando a la estabilidad de sus hijos a quienes a todas luces se les veía infelices. Era necesario y elemental cambiar de chip. Ella había optado por negarse al divorcio a punto de ser solicitado judicialmente por Jon como solución a las graves desavenencias.

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Pero la respuesta de Laura era maligna aportando un dañino proceder vengativo puesto en marcha desde la primera noche de autos. No dejaba esta de ejercer su poder manipulador sobre el marido aprovechándose de una mejor situación social y económica. Este proceded afectaba sobremanera al buen carácter pacifista y equilibrio psíquico de Jon y minaba severamente sus fuerzas. El proceder de su esposa le estaba llevando por los caminos de la desesperación, la rabia contenida y la impotencia, causándole un malestar continuo. Por otro lado el hecho del cese de convivencia con sus hijos pequeños atormentaba enormemente e este hombre en extremo sensible y vulnerable, y por tanto cedía con facilidad a los chantajes emocionales. La separación se consumó judicialmente pero sin llegar a la ejecución ya drástica del divorcio. Volvieron a intentar la convivencia una y otra vez, pero cada anochecer y los fines de semana con preferencia se reproducían los estados mutuos de disconformidad, creándose en el hogar un sempiterno clímax nocivo. Ya venían siendo preocupantes hasta para los vecinos los incontrolables estallidos de violencia verbal. Los nervios, en un enfermizo ciclo crónico retornaban al exacerbado punto de partida. Tenían que respetarse bilateralmente las condiciones del pacto, pero al no ceder Laura en su empeño de contrariar al cónyuge no cediendo en complacerle renunciando al consumo regular de alcohol, uno de sus hábitos nocivos, y causa primordial de la separación, condicionaba en su esposo un depresivo estado de ánimo ya insondable. Inevitablemente y por fases esto le llevó primero a actuar a la defensiva para no caer enfermo, empezó por sentirse indignado, luego pronto adquirió el síndrome de culpabilidad, pasó de la apatía por la vida a la lucha por la supervivencia, de la resignación a la valentía. Y finalmente a poner toda la carne en el asador al convencerse de que merecía la pena luchar por los niños. Ceder, desde su credo, no significaba perder, sino ganar. Se vio incapaz de tomar una determinación radical que abogara en favor de su libertad, porque esto implicaba hacer sufrir a los demás, es decir, a los niños. Volver a lo mismo no conllevaba ninguna solución porque el regalito consistía en aguantar “in eternum” el estado de malestar. El no disponer de recursos propios le estaba impidiendo el intentar realizarse como hombre libre que reclama independencia y que desea desenvolverse en el medio exterior desarrollando su personalidad. Al resistirse a soltarle la rienda, la hembra posesiva estaba privando al varón de la oportunidad de poner en práctica su tesis existencialista. No estaba este hombre en los últimos tiempos muy integrado en el sistema evolutivo del mundo actual, ni compartía ideas con el

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descabellado afán de desarrollo esclavizador y consumista. Mas bien había determinado casi en solitario optar por entregarse a la práctica de la fe escogiendo en principio el ir renunciando progresivamente, si no de forma radical a los afectos del mundo. Recurrió a la oración, a María y a Jesús y al apoyo de los santos en la lectura de libros que mantuvieran el deseo de su alma por mantenerse firme ya iniciado en el camino espiritual. No quería evadirse del cumplimiento de obligaciones con el mundo, su familia y su esposa, pero aprovechando la pelea podría aislarse, quería saber mirando desde el interior hacia afuera con quién estaba enfadado y qué le causaba el enfado. Pero ante la imposibilidad de hacerlo bien, se dijo:

- Soy un hombre de fe y actuaré en consecuencia. No podré corregirla de esos hábitos nocivos suyos si ella no quiere entrar en razón. Tendría que ser de acuerdo a su voluntad, y difícil lo tengo, porque en la interpretación del libre albedrío de cada cual no nos entendemos.

Tampoco va a mejorar “esa paciente” de la enfermedad desmedida que originan los celos posesivos, porque esa impronta va en el gen femenino que las gobierna a todas colocándolas en un estado alterado.

-Consiento, seré su siervo, su esclavo, si no me equivoco, a las mujeres, eso les gusta…

¿Guardaba Jon alguna carta, tras su incomprensible determinación de ceder? A ojos no creyentes pero lógicos esto es desacertado, pero ya estaba en esa espiral. Padecía en carne y alma los tormentos causados por una especie de espada de Damocles: la cruz de la venganza femenina, nunca satisfecha y que se cierne con diabólicos objetivos aniquiladores hacia el varón. Por lo menos éste, no los encuentra justificados, ni los entiende, ni son comprensibles. En medio de estas peleas crónicas hemos llegado a finales de verano del año 2008, para nuestro protagonista una canícula de perros.

Antes de recibir el buro fax que le anunciará la próxima firma del finiquito laboral, Jon dispone por derecho adquirido, de diez días de vacaciones que lógicamente quiere disfrutar. En principio y si fuera por él, los pasaría durmiendo y gimiendo, dedicando íntegramente todo ese tiempo a una necesaria cura de sueño. El turno de noche que le asignaron durante casi tres meses seguidos, le ha roto sin indulgencia los esquemas mentales y el cuerpo. 6

De ir todo bien, disfrutaría de ese preciado tiempo libre en su lugar de residencia habitual, Iruña-Pamplona, pero…

Laura y los niños acaban de regresar al domicilio conyugal tras un período vacacional en una playa catalana. Papá y mamá “como siempre” no van a ponerse de acuerdo en nada.

Últimamente, las mujeres de la casa unilateralmente, han comprado un peludo “Bichón Maltes” llamado Rocky, un perrito blanco y muy mono, de aspecto lindo y encantador. Más no piensa así el hombre, para él cualquier perro, en lo más remoto de sus genes, desde que de niño uno le persiguiese y mordiera, es un lobo despiadado y feroz, un animal envidioso, obsceno y desaseado que a las siete de la mañana apenas llega “su dueño” del trabajo, se pone a ladrar y ladrar como un poseso; y lo hace con un estilo tan agudo y sumamente penetrante, que con esto, Juan Miguel está a punto de perder también la buena voluntad y el control de sus nervios. Algo imprevisto puede suceder.

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Iván Reyes Salazar, escritor amateur, periodista de continuidad para un diario de importante tirada regional; amigo íntimo y confidente de Jon, es al igual que éste, antiguo alumno del seminario carmelitano. Por causa de Juan Miguel va a emprender un viaje que de momento no sabe adónde le llevará, en principio se trata tan solo de una colaboración literaria, pero…¿Qué fuerza extraña empujará a Iván a hacer más tarde, él mismo el camino a Santiago de Compostela? ¿Buscará intencionadamente algo que su espiritualidad demanda, o partirá en pos de aventura por el páramo de lo desconocido? Son dos planteamientos diferentes. En el primer caso significaría salir con ánimo de aprovechar el viaje y profundizar en aspectos espirituales que la fe del cristiano demanda.

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Y en el segundo de ellos el caminante podrá probar a evadirse de la rutina y de paso hallar algo, algún aliciente en el paisaje, en las oportunidades de comunicación, en visualizar la historia, el arte, los signos...

Si alguien ha perdido algo y quiere recuperarlo, es porque conoce parte de su valor y sabe bien lo que sale a buscar; puede que no recuerde en principio dónde está ese tesoro, esa joya, y necesitará hacer setecientos noventa kilómetros, o más, en soledad, para al final darse cuenta tras las horas de reflexión de que la perla de valor, el cheque en blanco lo llevaba consigo. Descubrir cómo se cultiva la fe, aunque sea a la desesperada, y el buen resultado que da mantenerse en ella.

El viaje de Jon, ha motivado a Iván a reflexionar sobre esto y poner más interés en recuperar aquello que por comodidad tenía descuidado. Pronto el lector descubrirá el plumero de la intención evangelizadora y testimonial del autor. Este trata de mostrar desde la primera página los hilos que va a utilizar en las entrelineas del argumento y con los cuales empieza a tejer las palabras. Pero eso no es todo, la fuerza activa del espíritu que inspira esta obra testimonial viene a desencadenar su proceso en todos. Nadie va a negar que algo sobrenatural sobrevuele en los viajes. Jon e Iván lo perciben. Nosotros iremos a la zaga, pero atentos, demos por descontado que cada cual en diferentes momentos de su vida, puede recibir aunque sea por vía de los sueños determinada voz de alerta.

Ya tenemos a los dos protagonistas, un converso pecador y un impenitente escritor atrevido. Cada uno por su lado, dejan entrever aquí con su reflexivo análisis a cada paso y en cada recodo del camino, los valores del alma humana con los que cada peregrino se enfrenta día a día a la vida, a fin de atreverse a mirarla cara a cara. La vida que ilumina Dios descubierta en el rostro sereno reflejado en la superficie de un pequeño riachuelo de aguas limpias; Impresa en el iris de los ojos de otro viajero que espera ansioso el amanecer para reemprender su andadura por la milenaria ruta... El autor sugiere también una mirada del ser humano hacia adentro para descubrir los modos que agradan al Señor. Hallarle en los retos de servir al hombre prójimo que es lo que uno en todo momento se debe proponer. A fin de cuentas es este el mensaje de Jesús. Nuestros adentros si no encontramos a Dios, no están bien explorados. Hay que devolverle la confianza en el hombre que creó, el hombre obediente y respetuoso, humilde y señor. Y a éste hay que animarle para que encuentre

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señales del creador en el hombre sencillo que lleva dentro. En este mundo Dios no está si no lo va poniendo uno mismo a trabajar.

¿Quién se atreve a gobernar el mundo, si no conoce bien su interior y no aprende primero a gobernarse a sí mismo? Si ese adentro es conforme al juicio y mensaje del enviado bastará darle un abrazo definitivo a Jesús, e ir ya dejando todo lo mundano que se agarra molesto a la ropa que envuelve al ser, como esas matas de rosal desnudo oculto en la maleza, que dan tirones y desgarran la lana.

Sí, en muchos aspectos es preciso desengancharse de aquello que resulta molesto y caminar sin estorbos, dejar que se produzca un desasimiento de lo material, vaciarse de todo lo extraño. Iván al leer a Jon y producirse un ensamble con los pensamientos más profundos de su antiguo compañero de estudios tratará de ser fiel al verdadero sentido de la amistad y en consecuencia, ser leal consigo mismo. En el fondo los dos seres poseen los mismos valores de amistad aunque con distintos grados de fe. Al descubrir en la actitud positiva del amigo la prueba gratificante de la fe en acción que parte de la misma aula de estudio donde antaño convergieron, una parte del escritor se revela y se sale de lo común, para volver a asentar su fe, no en los principios que rigen el mundo, sino en los principios familiares de donde nadie debió escapar.

Continúa produciéndose por simbiosis un reconocimiento de los valores solidarios que aporta la fe en Jesús. Y como quien encuentra a un ser semejante y presta al hermano lo que Dios le ha dado, bien sea saber, bien comprender, bien capacidad de diálogo, de escucha, de ternura; un día uno mismo, de caer desvalido, deberá darse cuenta que va a ser atendido amorosamente por los demás. No está mal hallar, explicar y reconocer a Dios al final de una larga andadura por la tierra, o en el transcurso del rotar de ella. Incluso tarde o temprano los más nos veremos obligados a dejarnos vencer por lo evidente de su presencia. Antes de llegar a la visión, fiémonos de Dios por la fe en la palabra de su hijo Jesús el Cristo, el profeta; palabra de incalculable valor, que sorprendentemente a los ojos de este mundo y debido a los principios por los que nos regimos resulta incomprensible, porque aquí todo cuesta dinero y el perdón y todo lo que hay en el reino de Dios hay que aceptarlo, es gratis. Si el hijo de un Dios te pide confianza y solo ha venido a decirte que lo que puedes ganar es infinito, ¿por qué nos cuesta tanto cambiar? Lo que cambias es la nada por todo. Aunque como criatura de Dios, lo de Dios te resulte desconocido, ya a través de tu origen no escogido y no entendido se 9

puede entrever un hecho de gran poder sobrenatural ¿Cómo vamos a entenderlo sin ser dioses? Pues fácil, porque a todos nos gusta jugar a serlo, por creernos autosuficientes y porque nos esclaviza hacer caso de nuestra mente engañosa y caer en sus redes; somos muy soberbios y dados a la negación. El entendimiento de lo divino se puede estudiar pero nunca llegarlo a comprender si no somos favorecidos. A ti y a mí, lector; a Iván escritor y a ese Jon viajero, nos puede pasar que confiemos en maestros cuyos conocimientos proceden del estudio de datos aprendidos en lo que hay y se ve y se descubre en este planeta. ¿Qué tiene de extraordinario lo que divulgan esos maestros nuestros? La verdadera sabiduría procede del estudio de la sabiduría que dejó escrita el creador. La sabiduría de Jesús no procede de este mundo sino de aquel Dios de un reino que no está gobernado por el hombre. Todo lo que sabe Jesús el Cristo se lo enseñó su padre, por eso se le recomienda como único maestro.

Vayamos en pos del rabí, para que la llegada de su reino no nos pille lejos de su idea, la cual es, que vayamos hacia él por el camino que nos señala. Jesús se vio obligado a salir de esta tierra e hizo bien ¿A quién le gusta vivir entre quienes no son sus amigos? Sus dominios son muchos, inmensos. Aquí en esta parcela y con este dinero nuestro no alcanza para pasar a la otra orilla.

Dios no nos obliga a comprar el pasaje al reino de los cielos con otro dinero que no sea el acuñado en la mesa del sacrificio por su hijo. Aceptó de una vez por todas, el precio puesto al rescate. La existencia de nuestro hermano fue más que valiosa, nos dio su ejemplo a la hora de amar, a la hora de padecer, a la hora de servir, a la hora de perdonar. Mientras esto sucedía ayer, antes de nosotros nacer; para millones más, el creador estaba y continúa preparando con buen hacer, infinitas moradas, todo un despliegue de galaxias, un buen plan de construcción. No es Dios ni lejano ni tan desconocido; descubre su reino en tu interior, desde que estamos dotados de un espíritu de sentimiento parecido al suyo. Es evidente que nos llama a descubrirle. El, al hacernos criaturas vivas y pensantes nos hizo partícipes y herederos de su obra. Y lo mejor de todo, nos conoce a la perfección y sabe de qué pie cojeamos cada uno. Todo esto que puede parecer profundo, de por sí, con su ayuda resulta comprensible y sencillo. Amigos...caminemos por la superficie. Los protagonistas del relato cual dos seres de libertad e identidad diferente no poseen el mismo grado de fe, que es la virtud que proporciona el volumen de entendimiento; Ni actúan movidos por las mismas circunstancias, aunque a veces en su actitud y pensamiento parezcan

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uno solo. A los dos les lleva adelante su sed de conocimiento, su afán de aventura, su curiosidad; incentivados por un hambre espiritual desatado en un colegio donde les exigió pronta madurez el estudio y este robó tiempo de juego a la niñez.

Alguien ha ido a Compostela como en una especie de avanzadilla, descubriendo señales. Es el escritor quien al final del relato del diario de Jon va a proponerse hacer todo el trayecto andando, como un verdadero penitente. Jon Iñigo que aprueba la unión del natural humano con lo divino, nos da con su ejemplo y proceder cristiano, las claves para obtener una convicción real de la existencia de un Dios vigilante de las criaturas y de lo creado. Lo hace por su aceptación incondicional de la revelación formal que sigue al estudio. Y desde luego por la presencia constatada de la fuerza activa de Dios en el espíritu del hombre que obra de acuerdo a la fe. La promesa de asistencia real de Jesús por medio del espíritu Santo se cumple en sus seguidores. Los sumos sacerdotes del pueblo judío no aceptaron al mismísimo rey salvador que estaban esperando desde siglos; se cumplía en él todo lo anunciado por los propios profetas de Israel. No quisieron mirar hacia adentro y ver su hipocresía, como les decía aquel hombre de Nazaret. No quisieron aceptar, por arrogancia, que por fin un enviado del Dios de verdad expusiera las cosas claras. Los que iban presumiendo de sabios y de conocer a Dios se enfrentaron al más sabio de todos y faltos sobre todo de humildad, le llamaron loco, blasfemo y pecador. Este, explicándoles que el principio de la ley de Dios está en el respeto al creador y a la criatura, y en la práctica continuada de amor al prójimo por la caridad, no consiguió que su pueblo, hasta ese momento el más amado, abriera los ojos y le reconociera. Sí lo hicieron los sencillos, porque de ellos era ese Dios hermano que les visitó. ¡A saber quién es ese Dios oscuro, vengador y tirano que hemos forjado secularmente en nuestra mente cada uno casi en connivencia con el diablo y con los sumos sacerdotes de Israel! ¿No nos ha dejado las cosas claras aquel que como un manso cordero se acercó al hombre y en vez de un escupitajo como le dieron a él nos dio las llaves del reino? No esperaban los inmisericordes esos, que por ira y tiranía mental no perdonan, a un ser humano que en apariencia exterior, a primera vista fuese mortal como nosotros, pero que vino a enseñar por obras y ejemplo cómo quiere Dios que la criatura que él creó ceda en su rechazo de una vez por todas y cese su enemistad personal con él. Haga las paces con su Dios el hombre antes de que sea demasiado tarde.

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Vino para ello un sanador que a nosotros, paganos antes, nos hace legítimos herederos por la fe gracias a su generosidad. Copartícipes de un reino preparado para los sencillos. ¿Quién no quiere tener por rey al hijo de un Dios que ama a su pueblo? Dejemos en sus manos el gobierno de los que optan por un más allá sin esclavitud. Finalmente y como apoyo contamos con una madre escogida por Dios. De su espíritu entregado y servicial y de la mano, al paraíso nos lleva. En esta peregrinación de fe basada en su propio credo de amor, en su inagotable deseo de traducirlo en obras, de extender el mensaje y respetar la libertad de pensamiento de los otros, Jon e Iván hallan a su Señor cada vez más a su lado; en el espacio, en las flores, en la conducta de los hombres, en su interior, en la poesía limpia, en la palabra dulce y no hiriente y en el testimonio de su experiencia. Van a salir de viaje llevando en las alas, noticias de Dios; la fe aumentada en obras para dar garantías de la existencia del amor de parte de Jesús, garantías fundamentadas de que la fe es la oportunidad de entregarse, de dar, lo cual es poner el evangelio y la vida a funcionar. Tener fe no es ser portador de un virus gran negativo; ni tener una calentura de fe de esta benignidad puede provocar una fiebre que con un buen termómetro no se pueda medir y con un acertado antibiótico controlar. Sí que a veces la calentura se pega a algunas almas, pero el contagio no produce ningún efecto de malignidad. Es este un gen apasionado y enfermizo, pero bonachón.

Dolido por un presente castigador y a todas luces dispuesto a mejorar y perdonar, a los ojos de todos nosotros, Jon se muestra contrito. Cuando uno en verdad se halla a si mismo descubre en carne propia que al recuperar la fe aumentó el valor de la joya que se le dio. Tras el esfuerzo del salvador por mantenerla en su alto precio de salida, gracias a la aceptación del rescate por parte de Dios, con el paso del tiempo la joya ha alcanzado tal valor que escapa a las posibilidades de cálculo de tantos seres que del perdón del supremo se han beneficiado. Fe con obras es igual a más fe, no lo olvidéis. ¿Rezan hoy día los hombres maduros, rezan todavía los niños? En esta historia el pistoletazo que anuncia la salida del caminante hacia la unión con Dios es el murmullo de la oración que se pone a elaborar esa transformación que traerá la luz y saldrá al encuentro de cualquier peregrino. ¿Podremos experimentar en el alma alguna vez lo que nos han contado? Queremos dar testimonio de que si sabemos lo que buscamos y no perdemos la esperanza, lo vamos a encontrar; perseverar en la ilusión por el viaje será un buen comienzo. Juan Miguel Iñigo, puso en manos de Iván Reyes unos cuadernos. 12

Durante el corto período vacacional del año 2008, aquél, fue esbozando un diario, un diario escrito bajo adversas circunstancias, un testimonio real de lo que sucedió sin haber sido programado, un reflejo nítido de aquello que iba sucediendo kilómetro a kilómetro, paso a paso. Ahora Iván repasa las notas, las interpreta, les da sentido y forma de narración; nos va contando a su modo la historia, nos invita a participar y a creer.

“Mi extraño viaje a Compostela”, había anotado Jon como título orientativo en la primera página de su borrador. Poco a poco el olfato de periodista de su amigo que tiene hambre de algo trascendental, ira cayendo en la red del espíritu Jacobeo, que ya lleva todo peregrino escrito en tinta por todos los pliegos de su alma contrita. ¿Muy complejo escribir, querido Iván? Solo basta entender que el ser humano es el medio y el método que el ser divino emplea para ser comprendido, poder expresarse y sentir. El ser, ente único al nacer, pasa a ser, una mente ungida para resistir la vida. Ser elegido implica descubrir de pronto que estas capacitado para soportar muchas adversidades y eso te hace fuerte pero también te desgasta. Va formándose tu alma, lo único que junto a tu cuerpo tienes propio. Descubres que no trabaja en ti un solo espíritu sino muchos entrados en pelea y contradicción. Tu espacio interior va llenándose de cosas y llega un momento en que tienes muchas que desechar. También estas capacitado para hacerlo, pero para ello debes salir por la puerta insegura de cada mañana ¿Quién te va a ayudar? Acabas de ser elegido para volver a la luz de un nuevo día; esa noche pasada has sido llamado a plenitud. ¿Alguien daría lo que tiene por acertar? Desecha todo lo inservible, ya no dispones de más tiempo para decidir, solo del extra para tú enmendarte. Entrega tu alma y tu obra a Jesús. Sal amigo de viaje en busca de esa luz, vas bien. ¿Qué te hará desear marchar presto de la tierra en que habitas? Quien se fue sin decirte adiós, te enviará señales de vida, otra vida más allá de esta imperfección.

Es fácil que la ignorancia o la incredulidad actúen desde un principio en el lector entregado a aprovisionarse de lo temporal y dado a ello en cuerpo y alma con su cien por cien de aliento El riesgo de la apuesta por lo trascendente es perder la seguridad que ofrece un mundo materialista, pisador y excluyente, que promete la felicidad a través del consumo y que se cierra cada vez más al encuentro con un ciudadano honesto, argumentando que es dañino y no conveniente a los intereses que rigen. No estés cerrado a los encuentros espirituales amigo.

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El consumo desordenado crea un descontrol, una clara insatisfacción, genera desasosiego, es la causa de la mayor parte de las frustraciones y madre de la vaciedad. Un paraíso artificial que es temporal y que pueden adquirir con dinero tan solo unos pocos, es el peor de los diablos, el mayor de los engaños. La felicidad por el consumo es algo que el Satanás egoísta ha implantado en su reino pasajero, prometedor de placer a plazos, espejismo donde brota una fuente cuyo alimento genera ansiedad destructiva. Esta servidumbre al ángel que juega a Dios va generando unos estados de carencia y de pobreza entre las almas que asusta. Eso es lo que le interesa al gobernador temporal de la tierra, destruir el cerebro del hombre que de por si es frágil y débil, y con convencimientos engañosos llevarle al desánimo para derrotarle. ¿Quién le ha enseñado a desorientar al hombre, reírse de sus trabajos y por envidia hacerle fracasar en sus intentos por encontrar a Dios? ¿Por qué ese desamor a los demás? Al ver que tus hermanos han sido favorecidos por Dios, debes alegrarte. Distingue enseguida lo que es Dios y lo que es diablo en ti y en los hombres, pon la voluntad a servir, a servir a tu señor. No podrá igualarse a Dios jamás el diablo, su espíritu desaventurado no sabe más que fijarse en el placer de lo carnal, no en el verdadero sentido de amar. No sabe tampoco pedir perdón, no sabe humillarse, no es hombre, no sabe servir a Dios como un hijo, no es bueno, no es Dios.

Todo el culto al dios dinero crea una insatisfacción creciente, una necesidad de dosis superiores que va en aumento, una dependencia infernal que quema el alma, no le basta solo con que le entregues el corazón. Aquí estamos los cristianos resolviendo vencer al mundo con la muerte a inútiles necesidades materialistas, dispuestos a rellenar con libertad un espacio libre, el de la fe que solo el hijo del creador nos ha regalado. Ningún pobre diablo acumulando riquezas para sí solo durante cien o mil años va a poder pagar un solo billete que le dé derecho a viajar al reino del dueño del universo y de la paz. Poca gente entregada al consumo de todo aquello temporal que solo de momento le satisface, ha probado a alimentarse con la alegría que mana de la fuente sabia de la confianza en el creador, esa alegría virgen que brota de un corazón que a todos nos pusieron cuando niños. Si dejamos de tomar agua de este surtidor pronto veremos que no se puede entender lo divino sin el corazón entregado, porque la alegría y la vida son un regalo de Dios. Lo de Dios verdadero sí que es alimento y tesoro genuino. En este viaje, las letras, los pasos, la devoción, el respeto, la amistad y el amor nos llevaran lejos, más allá de Santiago. 14

Jon Iñigo volvió a casa, trayendo de Compostela la paz que pidió, la paz armónica que conquistó, la que desde hace dos mil años proclama el hijo mayor del Zebedeo discípulo de Jesús. Y trae el montañés en su diario también constatación en imágenes de la continua presencia de los ángeles que cuidan del viajero a lo largo del camino. Descubre así mismo la asistencia en todo lugar de la oración de apoyo de una madre a la que recordamos y nos recuerda. Ella representa el lado femenino del creador, el perseverante, no el frágil. Descubrimos a María en el consejo de pureza hallado en la memoria, en el ejemplo, en la práctica de la virtud, en la entereza de asumir el sacrificio, en la entrega por amor, en la santa bendición que significa soportar la prueba del dolor, en la puesta a disposición de Dios de aquello útil a los demás si por ventura sus elegidos somos. Lo que se ve en ciertos gráficos que presentamos no es más que un medio de ilustración a través de iconos de lo que resulta representativo y coherente con el relato. La exposición de imágenes es una costumbre extendida por los años dentro de la iglesia universal donde lo más peligroso sería juzgar esa devoción como un modo de culto exclusivo a la imagen sin profundizar en el verdadero sentido o intención que lleva la utilización del medio para llegar al representado por vía de la oración, sin engañarse con la sugestión. ¿Con quién hablamos en soledad sino? ¿Con nosotros mismos? ¿Cómo damos curso a eso? ¿Es la vida teatro? No quiero induciros mucho a pensar bajo riesgo grave de errar si no se pilla el sentido o la intención de la representación en ausencia de alguien, por figuras. Dios siempre y en todo está presente, no necesitamos ponerle imagen. Por la caridad esa forma hacia la que él nos orienta se la damos. Y por otros modos que explica en su evangelio Jesús y su pequeño ejército de apóstoles. Bajo esta premisa vamos a dar por positivos y mostrar respeto hacia los signos filiales del modo utilizado para hacer entender la fe por los mayores, que no deja de ser un modo artístico de representación y que también puede admitirse como un principio feliz que induce al recogimiento y a la piedad. Poner cara, expresión o forma a alguien que ha existido y en quien se confía no puede ser un pecado de culto a un ídolo insensible y yerto que podría conllevar pena bíblica, cuando esa representación como hemos dicho es la de alguien que de palabra y obra estuvo en comunión con el mismo espíritu de amor que nos alimenta. Las oraciones que dejamos en el vacío bajo los principios de fe, sabemos que naturalmente las escucha Dios. El milagro de la respuesta no lo da la imagen sino la obra que por la fe uno mismo puede realizar.

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Siempre queda un misterio, un algo sobrenatural que no entendemos, una gracia, algún detalle, un guiño, un recuerdo, unos toques, alguna noticia de los santos o del mismo Señor al que amamos. Este extraño viaje en zigzag va dejando poso y acción pacificadora en el peregrino quien por el perdón que da, recibe virtudes y ellas son el fruto que el espíritu reparte al que de verdad se muestra arrepentido y acto seguido pasa a dar testimonio con efectividad.

En el trayecto de un camino abierto al entretenimiento y a la reflexión es como si se hubiera producido un milagro que ha dotado de actitud serena al hombre. Bajo circunstancias emocionales adversas como hemos dicho, las respuestas no van a ser violentas. Como gorriones libres, entremos en desacuerdo siempre con los comportamientos necios y nefastos al uso de lo corriente en la ciudad y hallemos en los alrededores del campo cristiano la respuesta amiga. Todos los peregrinos como compinchados huiremos del galimatías de la urbe, rompiendo ese hilo tensado que al infierno une, que a la del desamor nos ata y de esa infelicidad de la que casi nadie es capaz de soltarse. Es hora de partir amigo Jon caminante, de salir del cascarón, de echarse a volar, de detenerse un tanto de trecho en trecho y analizar con lupa de sabiduría el meollo en que subyace el quid de lo racional o irracional. Agárrate al asa fuerte del corazón que ama la libertad. Ven lector, sácale punta a la mística y a la poesía con la lectura; asiste gratis a esto de amar a Dios en caridad viéndote a ti en el pojimo para andar con amigos por la vida; dale tu sentido de rectitud al viaje; Te llevará a la reunión con lo excelso. Y todo con un porqué bien fundamentado. Dios te ama, para él sí que vales, sí que eres importante.

En nuestra exposición nada de brujería, nada de esoterismo; sí un poco de aturdimiento astral. Todo está conjugado, con unos hechos contrastados. Iván es un escritor en principio escéptico y dispuesto a desechar. ¿Paranoias, errónea interpretación, sugestiones, signos sobrenaturales? Cribados con finura nos dejarán suspendidos en lo real, no en lo extraño.

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¿Qué tiene que ver en esta historia María la mujer, María Inmaculada, María la estrella que se divisa desde el Carmelo, María la voz de Fátima, María de Lourdes y de los enfermos, María la virgen aparecida al pastorcito, la señora del lugar, presente en cada rincón del camino, la reina del cielo, la ancianita necesitada de cariño que se cruza contigo en la calle?

Para Jon en la advocación de madre de los desamparados es la señora que hizo el milagro. Un hombre que ha partido de viaje en soledad, en desamor, en llanto, porque una sinrazón le obliga a actuar asi y llora por dejar a dos niños preguntando ¿Dónde está papá? y no claramente como debiera ser ¿Por qué se ha ido papá? no va a obviar la suerte de sacrificio que le toca vivir ya que sigue el camino de perdón que marca Jesús.

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Los hombres a los ojos del mundo llevan fama de emplear modales más rudos, de estar más versados en hacer daño al sexo débil. Ese proteccionismo a lo aparentemente más delicado y bello que para todos es la mujer, nos ha privado de mostrar durante siglos el interior del varón que no es menos delicado, frágil y sensible que el de la mujer ¿Acaso el hombre no es un ser humano con corazón, alma y sentimientos? Dos palabras de actualidad, justicia e igualdad reclaman la verdad. No siempre quien acusa es la víctima. Llevan estas palabras dosis de contenido que hace pensar. Pues pensemos bien. Si todo parte de una acción injusta, de carácter vengativo, que no es correcta con el mandato de Dios, no se puede juzgar culpable a un hombre que no lo es. Hombre y mujer sufren, cada cual tiene su parte de responsabilidad. En muchos aspectos sí que el varón es más culpable porque la mujer desde siempre consigue muchos caprichos que estos consienten y subvencionan, hagamos un justo análisis.

También existe el factor de la dependencia, unos parámetros, unos usos, unos logros, unas costumbres. Ahora en muchas partes la mujer tiene libertad e independencia económica, esta mejor situada que el varón en muchos aspectos, tal es el caso y el estatus al que se ha llegado en el domicilio de Jon Iñigo. Laura es una mujer de armas tomar, él teme su genio como al diablo. Por si se nos ha olvidado, los cambios de humor son frecuentes en el hábitat de la pareja y las peleas continuas ¿Se ofrece una solución que no sea hipócrita? Cuando se pone el dedo en la llaga no es de tontos saber que duele. La incisión en la herida produce sufrimiento y a quien le causa dolor es al ser que lo padece. Causa efecto conllevan reacción. Y la de un hombre llamado a ser víctima de ciertas injusticias que no vamos a detallar más, fue echarse a la calle a respirar aire por necesidad ya que no podía enfrentarse en soledad y desventaja a ese clima tan perjudicial.

El poder del dinero y la arrogancia que regala entran en lucha y contraste con quien opta por manifestar humildad y no violencia, la actitud tomada puede herir el orgullo del otro tirando cada cual con sus métodos en sentido opuesto al del rival, como en el juego de la cuerda. Pero no se sabe quien vence. Nadie prevé lo que pase después de un tira y afloja, ni a cuantos el huracán se llevará por delante ¿Solución? Aguantar con lo que a cada uno le toca es la palabra. Al final cualquiera de los encausados en un pleito como el de la ruptura del amor es un perdedor y acude a un hombro sobre el que llorar.

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Momentos de tensión, momentos difíciles en la crisis de convivencia y entendimiento de una pareja en los que un ser desquiciado coge el automóvil para huir del enfrentamiento y no caer en la trampa de esa red tendida por el diablo que lleva a la enajenación por la práctica tan habitual del género de violencia. El cristiano echándole valor al asunto se lleva al mal que quiere vencerle arañando despiadado el alma. Heido así pone kilómetros por delante. En un momento determinado la impotencia y la rabia le atormentan pero cesarán siempre que ni siquiera el susurro de una voz los reproduzca. Está bien y es sabio poner en práctica una solución que no lleve las cosas a mayor y aunque no exenta de hacer padecer a nadie, el hecho físico de dejar de pelear poniendo distancia de por medio entre las partes enfrentadas se consigue de momento. Es prudente y sensato en ese instante huir de la jaula de los grillos donde el canto a dos voces produce desconcierto.

¡Más deja de pensar en la muerte prohibida Jon cristiano, por dios! El hombre entero decide vivir porque ama vivir a pesar de que los demás le empujen a desaparecer. Las obstrucciones, las dificultades que encontrarás y las que conllevan seguir viviendo serán tu pan de cada día. Resistir en esta vida nos irá curtiendo en respuesta acertada. Piensa en lo impagable de ese instante en que seguir amando a quien no se lo merece, te reporta. ¡Jon! no es de ilusos tender la mano al enemigo. Es precisamente el que causa lágrimas quien más necesita ser enseñado a amar.

Nuestro protagonista salió ileso de este embate de los vientos adversos y fue un hecho milagroso ya que apareció en escena un cierto grado de madurez espiritual que hizo a este hombre tomar una postura noble, juiciosa y no beligerante. Y llegados a este punto hay algo más que queremos dejar claro, la llave del perdón es la clave que junto a la oración abre las puertas del reino de Dios. Vaya desde aquí y de parte de Jon, un sencillo canto de gratitud a aquella madre María que recoge los cuerpos heridos, plegaria práctica que nos hace disponer rápido del equipo asistencial de una buena enfermera. Todas las advocaciones a la virgen son pocas para agradecer su celo por recomponer las alas rotas de sus niños mayores. Lleno esta el espacio bajo de su manto, de almas averiadas y corazones que penan. Algo mágico se pone en marcha nada más entonar una oración a la madre. Iván el escritor recalcitrante capta pronto el imantado duende poético que se aferra a todo lo que Jon pilla a su alrededor, aliento, un brillo, una fuga de estrellas, amor a la eternidad…

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Unos días después del hecho inflexivo, el viajero cristiano opta por partir de viaje con la intención de llegar al fin de la tierra, a Santiago, a Roma, a Fátima, a Jerusalén o más allá, en un momento en el que tirar por la borda su existencia dando un bandazo cobarde e irracional al volante del coche pudiera haber sido lo habitual. Pero no era un poseso. En esta tesitura tan actual de esconder la cabeza como el avestruz hubiésemos asistido a un final que consistía en veinte o treinta minutos de un réquiem de Mozart, cantado a los restos del avestruz desangrándose.

Si esta historia no tuviera un entramado sensato y basado en la realidad que a todas luces salió bien, el Opel Vectra del amigo de Iván Reyes estaría expuesto a la lluvia y arrugado en un desguace. Lo necesitamos ahora para llenarlo de combustible y exponerlo antes en un escaparate virtual envuelto en misterio cegador y enfocarlo con una potente luz que le de brillo. Hay un extraño viaje en proyecto.

El final feliz de los manuscritos que recibió Iván Reyes y al día de hoy corrige en su ordenador, se resuelve como la vida misma de un monje guerrero una noche de Septiembre, abriendo su biblia en la modesta celda de un hotel cisterciense. Este detalle de seguridad de haber escogido su amigo el camino adecuado, le sugiere a Iván repetir esa misma jugada salvadora que en principio nos lleva a abrir el libro de las sagradas escrituras por la página en que comienzan los evangelios sinópticos.

Juan 10, 25 Habla Jesús:

“Os he dicho, pero no lo creéis. Mis credenciales son las obras que yo hago.”

Jesús lo hacía en nombre de su padre, era el enviado ¿Pero quién manda a Iván ponerse a seguir a su amigo Jon? ¿Seremos capaces de descubrir la efectividad del mensaje de Jesús en la resolutiva actitud de credo de un amigo que pone totalmente las manos abiertas al servicio de la verdad? Muchas cosas tenemos que descubrir nosotros, el lector, el peregrino, el escritor, Iván, Jon… Nuestras vidas no solo son vidas por casualidad, también existe la causalidad. Nuestras vidas son agua de un caudal impetuoso que puede arrastrar otras vidas. En nuestras manos están hoy las vidas de vecinos de la tierra y miles de peregrinos que la luz de la estrella que guía a Compostela siguen. Todos ellos y nosotros vamos en manos del Señor y no es un casual. Las reflexiones provocan en el ser no solo un interés primigenio por satisfacer cierta curiosidad por lo eterno, 20

hay almas a las que les llama intermitentemente el fuego de lo invisible; nos dominan también las ansias de saber de Dios, tener noticias suyas.

¿Qué siente el espiritual que observa, analiza y espiritualiza la vida, esa que en dos momentos se nos va? Nos vamos de la tierra apenas dos segundos después de haber empezando a vivir. Por tanto el amor a la verdadera vida nace después de percibir lo importante que es estar presentes en esta con una misión y ponernos definitivamente a trabajar contando con las manos, la mente y el corazón del hijo del creador.

¿Con tantas y tantas vidas que como estrellas hay y ni tan solo una es nuestra, cómo una maravillosa obra así no nos fascina y resolvemos de una vez por todas tomar la resolución acertada? El cuerpo se ha puesto en marcha tras recibir el aliento y ponerse a latir el corazón, ese es el principio del proceso. Después la mente del ser, a través de los sentidos se alimenta de conocimientos. Las palabras del diario de Jon no están huecas, tienen trigo más que levadura. Han nacido después de hacer camino, de ver imágenes. Son producto de la reflexión y nos van a hacer reflexionar. Se ha desencadenado el proceso, el mismo que desencadenó la vida cuando una unidad se puso en movimiento para ensamblarse a otra; no solo por casualidad en este caso, también por la necesidad que unas palabras tienen de unirse a otras, de alimentarse. Así están las de un amigo, buscando a veces un corrector. Si alguien necesita de las palabras de Jesús tomadlas, no olvidéis que es el maestro. Por lo demás, ya como peregrinos, venid a ese instante mudo del camino repleto de naturaleza, a las sonrisas y los ánimos que los compañeros se dan, a los rincones sombreados o calientes que se descubren. Venid ¡por dios! al albergue de la fraternidad. También aparcaréis fuera de él las cosas mundanas. ¡Soldados todos de Cristo, uníos al comando de la fe, cuerpo y alma en marcha hacia Compostela!

La presencia de los textos bíblicos que aparecen son un añadido de Iván al borrador que escribió Juan Miguel, en su viaje relámpago. Un viaje combinado y ramificado. El navarro acostumbrado a ir escalando las sendas del pirineo navarro termina cogiendo gusto al camino y se presenta como una exalación en la catedral de aquellas tierras próximas al antiguo faro solitario que se cierne al borde del océano gallego. Puede que la lectura detenida de este diario nos haga también reflexionar como un amigo personal, y emprendamos un paseo circunstancial a Santiago. Muchos esperan la vuelta a casa para escribir de 21

alguna forma su experiencia del camino. Nuestro protagonista vive desde siempre en una de las localidades por las que éste atraviesa. Su diario no al final sino a partir de ayer podría llamarse así “Vivo en el camino”.

Hay ciudades pequeñas por donde cruzan las rutas medievales que van hacia Compostela, una de ellas es Iruña, una runa antigua. Desde hace siglos día tras día discurre una procesión incesante de ya cansados peregrinos que han atravesado los pirineos. A Iván y a su amigo Jon Iñigo que a diario los ven pasar, les gustaría que todos ellos alcanzaran la meta.

No solo la de Compostela sino aquella otra que en cualquier momento de la vida pudiera poner rumbo a Cafarnaúm. Debiera ser aquel un buen sitio para quedarse a vivir en la orilla tranquila del lago, y esperar la orden del maestro para cuando él lo indique salir a pescar. Y por la tarde escuchar junto a los discípulos la voz del rabino sentado en la barca explicando parábolas que orienten los pasos del hombre por los caminos del creador. Sigan caminando cada cual en su recogimiento, bien aislados, bien integrados en grupo o en cuerpo de comunidad, pero todos hermanados por el mismo espíritu de reconocimiento de lo inmenso del autor de la vida y difusor de la santidad que se adquiere caminando, orando, sintiéndole. Y ofrezcamos el beso del sacrificio por los amigos ausentes y también por los adversos. Todos compartimos la misma tierra, nos alumbra el mismo sol, nos da en la cara la misma palidez de la luna, hermana pequeña de las estrellas. Pertenecemos todos sin exclusión a la gravitación de una esfera que a la vez que nosotros rota por el universo haciendo un recorrido largo, espectacular y sobrehumano.

A mí como animador secundario y partícipe de la idea de este viaje extraño un tanto más corto que el anteriormente expuesto no me cuesta nada invitaros a hacer cualquiera de los dos, porque los trayectos escogidos llevan el beneplácito del autor. Es su dueño desde un principio, desde antes de nacer nosotros, el Dios admirado, creador de universos, de infinitas maravillas, de pequeñas criaturas y del camino asentado. Nosotros somos la multitud que se dirige a la meta y que tiene la opción de utilizar la misma puerta de entrada; no nos amontonemos a la hora postrera de pasar al redil como las ovejas. Es cierto que una inmensa multitud esta diariamente esperando en la fila para entrar. En un “zás” repentino llegará nuestro turno.

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Sé feliz, amigo, porque después del viaje por este camino más o menos tortuoso, terminarás por acceder a las puertas de la ciudad conocida, al templo de Dios, a su nave interestelar, blindada y protegida. Nuestro destino no era la vieja Jerusalén, es la nueva, esa luz que acumula sabiduría y alumbra nuestro interior mucho más que las estrellas. Por los senderos de la tierra nos han guiado incontables de ellas, tantas como flechas amarillas. En Compostela, un siervo fiel y discreto os entregará un salvoconducto con mensaje: -Salid de nuevo a navegar, echad las redes, repartid el pan y los peces- Es la orden que esperábamos para empezar a trabajar porque en el valle de la eternidad no hay kilómetro final sino actividad.

¿Nos animamos todos a seguir por el verdadero y estrecho camino hasta llegar a atravesar esa puerta angosta que señala nuestra inminente llegada a la ciudad prometida? Para acceder no va a servirnos cualquier pasaporte. ¿Sabes cómo y cuando lo han sellado? Tras cualquier vicisitud, cuando has llorado, al rezar, al amar, al haberte entregado, al pasar por cualquier experiencia que te dio un toque. Ahora es el rey que pagó tu rescate el que sale a tu encuentro, te lo advirtió el ángel. El consejo de ese anciano que protege a Jon es que debemos seguir, seguir caminando mientras haya fuerzas. Estamos ahora en un instante que queda aparcado en el tiempo. Si hemos llegado hasta él con salud, hemos empleado y medido bien el esfuerzo.

Hacemos sonar aquí la campanilla de salida en el momento justo de decir adiós. Os dejo con Iván y con Jon; ellos quieren quedarse de por vida en el camino. El anciano sabedor de todo, sabe porqué y por cuánto tiempo, porque la duración de la vida es cuestión y competencia de su dador. Si habéis encontrado algo de amor ¡Quedaos allí en ese preciso lugar!

Como mortales nunca llegaremos a alcanzar mucho conocimiento de Dios, pero como hijos suyos que somos, sabemos que si él quiere es el único que puede darnos la inmortalidad si aceptamos el gobierno de su hijo Jesús. Para ir en pos de él podemos seguir unas ciertas huellas. Soñando nos atreveremos a viajar entre algodones y poner rumbo a las galaxias más lejanas, su magnitud e inmensidad nos seduce. Pero eso es cuestión de soñar y no de navegar por espacios reales. Dios como las galaxias pasadas y futuras no es sueño, es realidad; Nosotros somos de carne mortal y avanzamos titubeantes bajo el acoso de espíritus rebeldes y proscritos. Los humanos caminantes, ni en la noche alcanzan a ver sus metas pero sí los espacios infinitos. En uno de ellos 23

estamos y nos está esperando como cada mañana el sol, para alumbrarnos, solo mientras nos mantenga activos el dueño de las estrellas, el señor del sendero.

Dicen los textos evangélicos que Jesús de Nazaret que paso por la tierra haciendo el bien, es el único que con permiso de Dios su padre, puede resucitarnos, él pagó el rescate de todos nosotros y el Señor lo aceptó. No basta solo con creer en él, nuestra entrega debe ser incondicional. Nuestra adhesión a Jesús dada la libertad de pensamiento en la que nos movemos hoy, es voluntaria. Por mediación de la fe que es lo único que los unidos a Cristo poseemos, debemos admirar y respetar lo sobrenatural que como humanos no comprendemos.

Pero nos podemos agarrar sin miedo alguno a esa fe porque es garantía dada por Dios a los hombre que ama. También aman a Dios los hombres que cumplen su voluntad y depositan en él su confianza. Y una sola cosa más hay que entender: Nada de lo que el hombre trame en esta tierra gobernada por el malo es razón que eternamente debamos temer. Los días del infierno están contados. Por parte de alguno de los profetas enviados por Dios existe la promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra. El reino como está escrito será gobernado por el hijo de Dios. De Jesús resucitado esperamos la pronta venida. ¡Alegraos pues, multitudes, vuestro hermano será rey! Oíd su voz, escuchad: ¡Hacia el templo del monte santo señala la flecha que encontraréis siguiendo sus huellas por el sendero correcto!

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EL GUARDIAN DE LA LLAVE

(PRIMER ENCUENTRO)

- La vida nació, se fue formando, tomó diferentes caras, expresiones…

– En una palabra, amaneció.

– Eso es, ¿oyes ese murmullo? apenas lo captamos vamos cogiendo ideas, bosquejos, palabras que también utilizan otros…

– Y también terminamos despistándonos Jon, los demás, con su intervención, sobre todo sin ser invitados, pueden ejercer en nosotros pura distracción,

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sacarnos de la concentración, no hay forma de escapar a pesar de tanta tecnología avanzada. En esta era es un lujo el aislamiento

-Eso nos pasa Iván al navegar todos por el mismo mar, viajar en el mismo autobús, caminar por la misma acera, esperar en la misma ventanilla…

Por un instante se hizo el silencio.

– Tú y yo solemos entendernos. ¿Pero de qué demonios estamos hablando?

– De nosotros y de todos los demás, en este planeta viajamos juntos.

– Sí, ya lo habías dicho

Acabábamos de bajar del largo autobús urbano articulado, que habíamos utilizado, tras una breve visita al padre de Jon, un cariñoso anciano de noventa y dos años, ingresado temporalmente en una clínica del extrarradio de la ciudad

– Gracias por haberme acompañado al hospital Iván ¿Cuándo nos veremos de nuevo, tal vez en Vitoria?

– Atrapados por el tiempo y en el mismo planeta no podremos escapar, así que “Ikusi arte”, nos veremos en Gazteiz. Le conteste en Euskara.

- Tengo algo más que decirte, Iván

- ¿Sí?

– Toma este sobre, dentro hay un folio, lo leerás tranquilo en casa después y… otra cosa… guarda los sueños.

Así fue que con la nota que me paso Jon, su última frase en la memoria y el recuerdo de otras frases de parecido estilo y contenido enigmático que acostumbramos a utilizar en nuestras esporádicas conversaciones, me fui yendo cabizbajo para el otro lado de la amplia avenida, lo hice cómo no, cruzando por el paso de peatones, que a esa hora estaba totalmente inundado. Llovía intensamente en Pamplona, abrí el paraguas y me alejé definitivamente de la amistosa mirada de Jon quien a la vez que yo pero en sentido opuesto sorteaba coches, charcos y a los otros viandantes apresurados que iban bien mojados hacia sus domicilios. Cuando legué a casa de mi madre, apenas cerrar la puerta al entrar, escuché su voz.

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- Tienes la comida en la mesa Iván

Tenía tanta prisa por sentarme a leer y trabajar después en cierto artículo, que hice caso omiso a la Ama, abrí el frigorífico, atrapé una mandarina a la primera, su cáscara es dócil y muy rápida de pelar, contuve el deseo de pillar otra, pero solo por un instante. Me habló desde el cajón de plástico una segunda.

– “Cómeme, venga Iván, sí”

– ¡Estaré toda la tarde en el ordenador madre!”

Aunque aun retengo en la memoria la “fuga” relámpago de Jon, cuyos detalles fui conociendo a partir de este día, por los escritos que fueron llegando a mí correo, y en sucesivos encuentros con él, aquellas primeras líneas que recibí en el sobre cobran ahora un especial significado porque ya conozco el desenlace. Jon salió indemne de cierta peligrosa carrera contrarreloj por un circuito no programado al que le catapultó el desamor. Me he puesto a redactar “la breve epopeya” de un amigo, expulsado del tercero C del portal 18 de un bloque de apartamentos por Ana Laura Asín” la diosa de turno” del femenino rencor; las hojas del diario del malparado Jon Miguel van cayendo poco a poco en mis manos. Abro ahora su curiosa misiva preliminar:

J.M.J.T

Amigo Iván : Los descalzos Carmelitas esconden bajo su seno, no una espada forjada por Elfos para matar a los fieles del ojo de Mordor; sino como buenos capitanes de la guardia y custodia del fortín del purgatorio de las almas; bajo su coraza de tela pobre, portan la llave que abre las puertas del Reino de Dios. En su nombre otorgan el perdón, su más preciado tesoro.

También utilizan la inteligencia maestra que abre primero las hojas del libro davídico de la sabiduría, antesala de la sala más luminosa de un inexpugnable castillo de murallas altas. Es en esta primera cámara donde se cobijan santos ermitaños con vida inextinguible por haber sido espirituales reformadores. Hay en ella un cofre con aspecto de agujero negro inter estelar. Un cofre que en principio parece tan lleno de algo generoso y mágico que no se explica nadie si tiene fondo. Una vez que yo lo vi, querido Iván, estaba sin cerradura y con su tapa de marfil levantada. Aprecié en su interior un rosario de cuentas de diamante, cada una de las cuales estaba diseñada en forma de valioso corazón provisto de alas que van engarzadas una a una, por medio de un finísimo hilo 28

de seda. Dirás ¡qué frágil! Yo también lo pensé, pero la unión de corazones es provisional, en tanto que el oro acrisolado definitivo que la reforzará, vi que se hallaba en la misma estancia, dentro no de un horno de fuego de metal, sino suspendido entre llamas que emergían de unas manos abiertas, extendidas hacia mí como invitándome a que las tomara. Me atrevería a decir sin riesgo a equivocarme que eran las manos de un ángel de Dios; a cuyo lado había otros que iban escribiendo nombres en cada uno de los corazones de las cuentas del rosario. Era este un rosario de nombres escritos con letras arcaicas tipo arameo. Dirigí la mirada por un instante hacia el interior profundo de aquel enigmático cofre abierto; lo que pude distinguir no supe bien si era un universo en red, un agujero negro convencional de los que hay a miríadas en los espacios, o si la inmensidad de lo que contenía no se pudiera captar en tan solo aquel segundo que se me permitió acceder a la visión y permanecer allí. El interior del cofre era una especie de puerta “Star-gate” con acceso a un conocimiento superior; superior a toda la fantasía contenida en el cerebro del hombre de todas las culturas. Siendo ciencia y realidad ésta puede superar infinitamente a toda la fantasía del hombre filmada en todo el celuloide de ciencia y fantasía de Hollywood. En el interior de aquel cofre sin fondo se advertía una luz de conocimiento que es la que su dueño dispone para el nombre propietario de cada cuenta del rosario. El código será revelado al final del sendero, y estará junto al pergamino que entrega a cada uno personalmente el guardián que lleva una especie de llave del sueño colgada al cuello. Con el salvoconducto cada ser va a su estrella. Allí estará grabado también nuestro nombre élfico. Iván, tú y yo vamos a ir al universo de Dios por el sendero perfecto, ese que ha diseñado el autor de la vida perpetua, dueño y Señor de las estrellas. El por medio de Jesús nos ha invitado.

Aquel cofre que arriba te describo, tiene un contenido superior a todo el conocimiento que se pudiera comprar con la más bella concentración de tesoros egipcios. El hombre no sabe nada de inmensidad y poder, ni siquiera es capaz de entender qué ni quién incentiva los sueños. Te preguntarás amigo que ¿dónde está esa llave del conocimiento que abre tal puerta? No es un reto saberlo. No hay llave puesta en la tapa del cofre abierto Iván, pero sí un guardián secreto que la puede cerrar. La primera cámara esta también abierta, yo he entrado. Sí, de acuerdo, solo era una vision. ¿Pero puedes tú interpretar el significado de esta tal visión y su contenido? Ni lo sueñes, yo lo he vivido, lo he intentado y no lo he sabido descifrar. 29

Iván Reyes, escritor: al decirte adiós hasta que nos veamos en la reunión de ex alumnos carmelitas en Vitoria, he pronunciado la frase: “Guarda el sueño”. Ahora te pido por favor que no lo tomes a la ligera. Por la puerta de la cámara no pueden infiltrarse aquellos que levantan sospechas o que han rechazado la invitación personal del ángel de Dios. Esto del alma Ivan, mientras estamos en la tierra, es un asunto muy serio. Debo confesar si el recuerdo no me falla que aquel fuego que yo vi acrisolando la cadena que unirá los corazones que pasarán por el agujero negro del cofre, poco menos que en vuelo libre a la vida eterna, nunca se extinguirá, Aunque fue tan solo, tan solo, un instante el que estuve allí, justo lo que va a durar tu vida, lo que durará si tú quieres la mía, no me atreví a preguntar nada, a decir ni mu, ni a pestañear.

Dilecto amigo de infancia: Antes de pegar mis pies a la gravedad, salir a la calle y participar del permisivo juego de observar a los seres humanos en estado de agonía continua con las cosas insulsas que acontecen en el despertar. Tras haber transitado por el sueño y de regreso ya al planeta, volví a pasar por la antesala de la sala antes mencionada, (ya te he dicho que esto fue una visión) allí vi a otros ángeles que miraban unas bolas tipo LCD, o pantalla esférica de plasma, donde aparecía un remoto lugar que me resultó familiar. El zoom tipo “geogle earth” se fue acercando hasta donde se podía contemplar una estancia parecida a la biblioteca de un monasterio medieval, donde en estanterías de madera de roble unos niños con pintas de enanitos vestidos con capellinas carmelitas estaban archivando pergaminos. ¿Qué contenían, la vida secreta de las personas? Esto solo lo sabrás a base de horas y horas de estudio, obediencia, fe, humildad, pobreza, oraciones, entrega, ayuno y voto de castidad.

Conociéndote, después de esta, sé que no me tomarás por cuerdo, y pensarás que estoy de broma. Pero Quién sabe Ivan, quizás sueñes tú cosas más locas que yo, y si las escribes y me haces partícipe, yo te guardaré el secreto. Nos veremos en la reunión anual de Vitoria, ya te he apuntado. En Jesús desclavado y libre Te quiero.

Jon

P. D. Al salir de allí, de la primera cámara, alguien me hizo entrega de una especie de recuerdo. Pensé que se trataría de un diploma con el número de

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visitante, pero no; para mi asombro en el pergamino figura escrito un nombre difícil de pronunciar y un título: “Buscador de la verdad”

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Creí despertar, habrían sido dos minutos tan solo lo que me costó leer la nota de Juan Miguel. Cogí el móvil de inmediato, busqué la J, su inicial en la agenda, pulsé el icono del telefonito de marcación, la línea estaba abierta, y él como esperándome. Hablé pausadamente como si detectara la ironía sádica en la estudiada voz del amigo, ojo avizor y listo a contestar ya al otro lado de la red inalámbrica.

-¿Sí?

-¿Me he dormido Jon? ¿O me has echado Armañac en el café?

– Habrá sido la miel de la tostada, Iván

Esperaba una contestación parecida de Iñigo, él, tan solo había tomado un poleo menta en la cafetería del sótano de la clínica San Juan de Dios.

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AMIGOS PARA SIEMPRE

Cierto día de mediados del mes de Abril del año 2009, en un retiro (a la carta) con paseo reflexivo por la huerta del convento tras la ceremonia monacal de bienvenida, donde entonamos himnos juveniles con nuestras gargantas más que cincuentonas (otras diez primaveras a sumar en alguno de los casos) pero siendo voces todavía bien afinadas. Con el recuerdo de unas reglas de

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comunidad estudiosa en la que habíamos vivido antaño unidos en hermandad como ahora (como mandan los cánones del Carmelo Teresiano) asistimos a una emotiva misa. Luego, como en un éxodo post pascual de novicios en fila de a dos, fuimos caminando amigablemente por las calles del casco urbano de Gasteiz-Vitoria, en busca de un buen restaurante que tuviese menú, a poder ser aderezado con “parleta festiva” especial para ex alumnos de los Carmelitas Descalzos. En 1959 habíamos sido reclutas voluntarios y a posteriori, obligados desertores marcados para siempre con espinillas de rubor adolescente. Éramos, como he dicho, en fila doble, frailicos que marcharon llorando atormentados al ser expulsados del colegio uno a uno, mes a mes como en un goteo continuo, quedando uno o dos tan solo para cantar misa, habiendo sido en principio unos 109, al menos en mi curso. Parecido número en el de Jon

A partir de 1960, 61, 62, 63…, y una vez dejados de la mano de Dios (esto es lo que todavía él no sabe) somos ángeles abandonados a su suerte con un billete al infierno sin retorno. Así nos encontramos un día del pasado, solos con la maleta en el andén del mundo exterior; un mundo que al llegar desprotegidos nosotros ya estaba con desorden constituido, ávido de niños solitarios. Éramos carne con alma previamente humanizada lista ya para deshumanizar, envasar al vacío y vender después a cualquier postor por tan solo 30 dólares de plata. Siento decir que al salir de aquellos colegios, fuimos como almas robadas a Dios que todavía estaban sin terminar de hacer.

Y así alguno nos vimos, pequeños escribientes de tinta azul y mirada aún medio inocente entrando tempranos al trabajo en fábricas de exterminio adolescente junto a hombrecitos mayores que utilizaban diferente retórica. Eso fuimos, a partir de ahora, pobres diablos incautos reclutados por un jefe impío y tirano que vende mal humor en su planeta averno (o su planeta clon). En él desembarcaron nuestros pies de pantalón corto, nada más descender de un tren que bien pudiera habernos llevado a Wall Street. Hubiese sido igual, el destino del exiliado nunca éste lo acepta. Cuarenta años después el bien o el mal ya están hechos. Volvamos a Dios para pertenecer a Dios.

– Resumiendo Iván, somos opositores ya desechados para el oficio de misionero. Y ya es tarde para reclamar algo de ayuda, aunque sea al defensor del adolescente . Me contestaba Mikel Jon

Nuevamente el autor de la vida nos había citado en Vitoria.

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-No tenemos motivos para demandar por nada a aquellos benditos frailes que mortificaban el deseo y desordenes de sus apetitos mundanos con cilicio. Con nosotros, eran verdaderos vigilantes custodies; profesores de internado que velaban por el cumplimiento exhaustivo de normas de silencio, oración, recogimiento, piedad, conducta…reglas de la orden. Sus hábitos confeccionados con paño humilde estaban teñidos de un oscuro marrón pobre .

-Pero les confería un aire exterior mucho más noble y festivo aquella larga capa blanca de caballeros templarios. Ese era el aspecto que presentaban nuestros monjes del Carmelo imitadores de Elías, revestidos dicen que por orden de María con escapularios medievales.

Hacía un par de meses que no nos veíamos in person, así que seguimos con la tertulia en la que a intervalos intervenían los otros compañeros. J y yo éramos presa o esclavos favorecidos de una especie de simbiosis gay de la que no es fácil tarea determinar si se trata de un acercamiento verbal debido a una jugarreta de la química de nuestro atractivo varonil o de nuestra sed de vida inmortal que juega a la verdad sin mayores prejuicios que encarar las preguntas y respuestas mirándonos a los ojos del alma, como nos ha tocado en el sorteo. De amigo a amigo, de ex alumno a colegial, de filólogo a cantautor, de hombre a músico, de escritor a viajero, de aprendiz a obrero. ¡De cura a cura no! y de fraile a lego más bien tampoco. De afeminado a marica menos. ¡Y para qué disfrazarnos de nada! Nosotros somos hombre pobre en la ruleta y hombre rico en la bolsa de negocios. En cuestiones de Sexo al volver de las vacaciones teníamos al igual que los frailes (pensaba Jon), desconocimiento total del manual ordinario a seguir. –“¿Cómo controlar con dominio y gallardía el gorgoteo efervescente del impulsivo volcán hormonal que esta siempre presto a expulsar ríos de lava desde el cráter del volcán en erupción que domina la isla virgen de tres rombos del engañoso pero idílico paraíso teenager?” (No sabía cómo explicarme Jon lo de la masturbación sin retórica y rodeos).

-“El agua que fluye del manantial de la vida que al beberla provoca más sed y ansiedad, brota generosa por los muchísimos caños de cierres incontrolados que tiene la llamada “fuente del jadeo de los hábitos conocidos” …

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A los 14 años, estas duchas de agua fría te pillan de sopetón, aunque para algunos sean de uso corriente y saludable hasta la vejez. Los monjes castos y conservadores que avala Mikel Jon, y que yo quiero, no creo que estén de acuerdo con tantos psiquiatras libertinos. “Nosotros amigo- recuerda Mikel Jon -fuimos alojados en dormitorios comunes; 109 niños por curso utilizamos, los mismos retretes y duchas, los mismos vestuarios, la capilla del niño de Praga vestido de rosa…” Y el claustro. La decisión de desalojo final de instalaciones para colegiales declarados “no aptos” venía firmada por la dirección desde la calle Manuel Iradier en Vitoria, justo aquí donde nos habíamos juntado hoy. Este es un edificio cuarenta años más Viejo, la sede provincial de la orden que bajo la advocación de San Joaquín de Navarra, ha llegado a englobar en tiempos de poder las comunidades Carmelitanas del País Vasco, La Rioja, Navarra, varios rincones del mundo y parte de América Latina. En este momento la media de edad de los pocos padres que quedan en activo es de setenta años y nosotros la reserva, el puñado de ex alumnos fieles al reencuentro ya no somos aquellos traviesos adolescentes indisciplinados condenados a padecer en el destierro, como Don Rodrigo Díaz, el Cid Campeador. Un poco tarde pero ¡alégrate padre! como el hijo pródigo hemos vuelto a casa. Hombres del siglo veintiuno, hechos y derechos, ya no tan rebeldes o disciplinados. Sí que todavía somos algunos un borrón de tinta sin esclarecer. Pero aquí estamos en el seno de esta reunión eremítica de repescados legos no aptos tal vez para la orden formal de María, pero sí esta, puede contar con nuestro espíritu vocacional y oración de apoyo. En esta Vitoria expuesta me encontré de nuevo con mi viejo socio de la clase C de latín, Juan Miguel Iñigo (Jon Mikel el Navarro) ¿Aceptáis que os convoquemos a mesa redonda en este baluarte de la historia? Tomad o no asiento, pero vayamos por partes. Mikel Juan y yo, en esta ocasión hablamos y hablamos y hablamos y tiramos del hilo de esas nuestras mil peripecias compartidas, y tiramos también del ovillo del recuerdo enmadejado y presto de nuevo a deshacer. Por qué no salir de nuevo en la fila de antiguas excursiones colegiales hasta la playa de Laida, a Euba, Amorebieta- Etxano, Larrea, a mojar los pies al riachuelo de los Jueves, a la Guernica de 1959 aún desolada…

Ahí nos tienes con once y doce años, dedicados a descubrir las trincheras de la guerra civil tapadas de helechos gigantes en monte Vizcargui; en las cuevas o simas infernales de Peña Lemona en busca de restos de metralla…También, cómo no, hombres de hoy en día no podíamos evitar hablar de la crisis 35

financiera de tamaño mundial que galopa por estos albores del siglo XXI, sobre lomos de un apocalíptico corcel porcino. Del anciano mundo afectado por la nueva gripe HN 1 A. Un dolor de cabeza científico que juega al dominó global. Y… ¿por qué no íbamos a hablar de las parientas? El Osasuna que se nos caía en picado a segunda. El terruño foral. El paro amenazante cual espada bíblica sobre las cabezas de cuatro millones de Españoles, las ONG operantes, el ateísmo de conveniencia, la falta de compromiso de los crédulos, la comodidad de los incrédulos, el pecado de ser, las multas de tráfico…Todo cabía en nuestro filosófico encuentro. La exposición en titulares de estas reflexiones podría parecernos la lista interminable de esas cosas que hacían olvidar a Luis Eduardo Aute su enmarcado mundo absurdo de 1960, pero entre ex alumnos Carmelitas curtidos ya de por vida tras más de medio siglo de oración, la intención de sus conversaciones es más edificante que un entretenimiento de cantautor, pero no viene al caso extenderse aquí.

Si Jon no se hubiera acercado a comprobar si el ticket de su coche aparcado en zona azul estaba pasado de hora, hubiéramos arreglado la crisis mundial. Tras una copa de pacharán teníamos soluciones para todo. Al regresar Iñigo del cajero, el vigilante municipal le había dejado un “regalo” de treinta y ocho euros azules, por diez minutos del asueto excedido del coche, que según él, se había entretenido a ligar con una furgoneta rosa de matrícula Holandesa. Esto para Jon, en aquel momento significaba la nómina completa de un día de trabajo como auxiliar de seguridad. Nos pusimos a hablar ahora sobre la avidez recaudatoria de los consistorios que emplean en la actualidad a los agentes, más para recaudar que para proteger, Y aún nos dio tiempo de terminar el descafeinado. Estábamos en un restaurante nombrando con nombre de pila a la justicia, el Salvador, Obama, la esperada paz del Islam con Israel, el Dios Jehová y el único Dios Alá de los mahometanos, que debiera ser el mismo único Dios de todos, pero bien entendido. Sacamos esta conclusión como cristianos dedicados a unir mientras relamíamos la parte superior de nuestros labios untados con crema blanca de capuchino. Otros se guardaban envuelto en una servilleta de papel el único trozo de queso Idiazábal sobrante del banquete.

Llegó el momento de decir “Agur Jaunak” a la cuajada con miel y nueces, a la espigada moza rubia de Araba, neska neska amandeira con caserío que nos sirvió sonriente el rabo de buey y la menestra de la casa.

- No desearas la mujer de prójimo. Apuntó Iñigo 36

- La ley de Moisés dice que no deseemos la mujer del prójimo Jon, pero en ella no se especifica nada sobre el soltero insinuarse e intentar ligar a la soltera. (Tela si es guapa) le contesté

- Ya especifica el dicho popular que los rebotados de fraile sois los peores. Replicó rápido Jon, antes de cambiar su expresión y mirarme detenidamente a los ojos.

- Como ya te puse en antecedentes Iván tengo varios cuadernos para pasar a limpio con mis historias vagabundas. Son cosas curiosas que me han ido sucediendo y que he decidido poner en tus manos para que le saques la sustancia si la tienen y también para que me corrijas. Cuento un poco las vicisitudes por las que atravesé antes de decidirme a hacer el camino de Santiago. Es tan solo una especie de borrador escrito a mi modo, ten paciencia con lo que no entiendas, lo descifraremos poco a poco. Primero voy a mandarte apuntes de un intento fallido en el. 2007 y luego te iré pasando lo demás por fechas, hasta completar la aventura del 2008.

Por fin antes del regreso a Iruña, Jon había calmado mi ansiedad retomando el hilo de una conversación mantenida telefónicamente semanas atrás, apenas unos días después de la entrega de aquella nota misteriosa cuya lectura me había entusiasmado tanto aquel mediodía de invierno en casa. Me puse a estornudar porque me molestaba el humo del cigarro de un terrícola conocido.

-¿Salimos?

-Las notas te las iré pasando por E-Mail. Añadió mientras desalojábamos el comedor y yo me ajustaba el nudo de la corbata.

-¿Cómo es que has venido de traje y americana Reyes? no te pega.

-Para pagar la tasa municipal que me estará poniendo ese gusano de luz de la ORA que te ha multado a ti. ¡Sera capullo!

- Los pecados que le digas pueden servirte para incrustarlos en alguno de tus malvados e inacabados libros. Pero no para que “ése” te perdone la multa ¿Cómo van las cosas por nuestro viejo diario? ¿Y esa historia sobre el vuelo en carroza a los 60 que escribes a medias con Salinas se termina o no? ¡Si necesitas que alguien os eche una mano! 37

Cada uno en su coche abandonamos Vitoria. Antes del desvío de Alsasua mi fiel amigo me advirtió con dos ráfagas, tomó la delantera y enfiló para Iruña, el deber por mi parte me llevaba esa tarde hasta Donostia por la nacional 1. Al día siguiente recibí un correo:

DEAR IVAN: Una mañana de 2007 entré al camino por la puerta de la penitencia. Fue ayer

- ¡Vas por buen camino peregrino!

- ¡Buen camino peregrino!- respondieron todos al unísono. Luego recé. ¿Qué otra cosa podía hacer? Me encontraba sentado en una piedra y mirando hacia la tierra, vislumbrando en un charco de agua el cielo, apenado, no tenía equipage. Mil voces repetían:

- ¡Dios santo, Dios santo, Dios santo!

Alcé la cabeza y divisé la ermita, era un octógono templario. Me incorporé y caminé hacia las cien puertas del sueño. Estaba en Santa María de Eunate, el centro de un viejo reino llamado Navarra. Esta ermita se encuentra discretamente apartada de la ruta jacobea, identificada como iglesia de templarios, hospital sanjuanista o iglesia cementerial a cuya sombra recibían

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piadosa sepultura los peregrinos muertos en el camino. Sin apoyo documental, su origen pudo ser durante el reinado de Sancho VI el Sabio de Navarra 1150 - 1194. Su estructura es de planta octogonal, cuyo ábside sustituye el octavo lado y cuya bóveda sostienen ocho nervios cuadrangulares que confluyen en el centro sin clave común. El centro de la cubierta lo ocupa una espadaña.Su singularidad misterio y belleza la hacen merecedora de un alto en el camino.

- ¡Siéntese Señor!- dijo el ermitaño.

Me había puesto a orar arrodillado y con la cabeza pegada al suelo, tal y como enseñó a orar en Fátima el ángel de la paz a los niños de Ajustrel. Hice caso al encargado y tome asiento en un banco; el interior del recinto gobernado por una hermosa talla de María con el niño entronizado. Todo estaba tranquilo, mi presencia apenas llamaba la atención, saqué un rosario. En la campana del exterior faltaba un cuarto para las ocho. Al salir me puse a contar el número de arcos que conforman el claustro. Los orígenes de esta singular ermita románica rodeada de misterio no están muy claros. Se ha señalado, que fuera construida en el siglo XII. Algunas tesis apuntan su pertenencia a la orden militar y religiosa del templo de Jerusalém. Otros la relacionan con la orden hospitalaria de San Juan de Jerusalém o la cofradía de Santa María de Onat y su reina fundadora. Parroquia de un despoblado, hospital de peregrinos, cementerio o lucernario son las finalidades que se le atribuyen. Su originalidad obedece a su estructura octogonal tanto en planta como en el pórtico que la rodea. Al oeste se dispone una sencilla puerta de ingreso y en el lado oriental un ábside semi circular y pentagonal al exterior. Por el lado norte se abre una portada principal con variada decoración. Esta cubierta por una cúpula peraltada de ocho nervios al estilo musulmán.

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Algo más tarde del rezo, era ya noche serena cuando me puse a escribir aquello que podía recordar. Mi mente hablaba sola, una especie de monólogo que poco a poco iría convirtiéndose en diálogo.

… Guardo un libro en cualquier lugar…señales…la santa cruz al entrar en el templo….unción desde niño…oleo en la frente….agua en la nuca. Imágenes de una pila bautismal…No hay duda, visito el pasado…soy una especie de monje vagabundo…

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Me reconocí, acababa de ascender por cuarta vez el monte del perdón. Escuché el sonido del viento y percibí una voz. Una especie de caballero andante señalando un espacio que desde aquella altura parecía cercano, me obligó a mirar hacia las cumbres de La Rioja.

– Allí a lo lejos está el origen del idioma castellano. ¡Aplícate bien esbirro !

No contesté, en lugar de eso, saqué de la mochila el diccionario; en el suelo mis botas de monte. Ahora,”Real academia de la lengua española” vigésimo segunda edición.

- ¡Ya has vuelto a subir hasta aquí con esos dos voluminosos tomos, demasiado peso para un incipiente caminante! ¡Adelante Iñigo Jon no vayas a detenerte a estudiar!

Hice caso omiso del compañero altivo que me había enviado el destino. Por dentro parecía conocerme y sabía mi nombre, pero… ¡no me había llamado antes esbirro! Haber…orégano…órgano…

No había acertado a la primera abriendo el diccionario al tuntún, encima había cogido el segundo tomo. Dispuse del otro y apliqué un sentido ¿Qué busco? Como es frecuente en mí, me había desconcentrado. Repasé entre líneas, es primordial la afinación…ya está localizado”Esbirro”.

- ¡Busca, busca! Ahora me apremiaba

– Leo señor: Esbirro. Del itálico sbirro. Oficial inferior de justicia. ¿Usted me ha llamado antes esbirro? ¿Con quién voy a disfrutar del placer de hablar? pues no me gusta hacerlo caminando !le advierto!

–Soy tu eterno acompañante, esbirro. Mucho más avezado que tú en estas. Sabía bien lo que decía al llamarte segundón. Soy tu señor y me lo puedo permitir. Si repasas tus modernos pergaminos verás que esbirro mayormente es un hombre que tiene por oficio prender a las personas.

– Muy interesante. También dice aquí: “Secuaz a sueldo o movido por interés” ¿Me ha contratado ? Concluí, pero él no.

- Al dirigirme a ti puedo hacerlo de entrada de mil diferentes maneras. Te llame como te llame no debería modificar en absoluto lo que en realidad eres. Adjetivar puede ser un juego más que dialéctico. Es, la esencia de cómo se

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tome cualquier palabra la que provoca el picadillo en el orgullo; cierto y debo reconocer que yo lo he buscado. ¿Falta de respeto contigo? No mereces mi respeto no, no eres un penitente convencional, se supone que debes venir al camino a ser humilde, a purgar.

- Pero ningún apuntillamiento añadido por favor, señor ¿Puedo llamarle colega? ¿Cambiaría en algo esto nuestra emergente amistad?

- ¿A dónde pretendes llegar chico?

- Me entreno, un día pienso ir caminando a Compostela.

– Cuando decidas hacerlo en serio, búscame, vivo en cualquier lugar del recorrido, el camino es mi templo.

Pronto avistaríamos un puente de piedra de un solo arco, estábamos en una estrecha angostura, la calzada de origen antiguo había sido

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empedrada por Roma. Hacia un buen rato que habíamos atravesado otro puente esbelto y mayor sobre un caudaloso rio. Ahora mirando hacia los montes y abrigándome en el sendero llegaban hasta mí, recuerdos de fríos vientos azotando mi alma que en 1949 entró descalza en el pirineo ¿Dónde estábamos?

– Lo que describes es un viaje en el tiempo, no saldremos nunca de él amigo.

Rodee el cuello con mi nueva bufanda de lana, tomé el camino de regreso por donde había venido y descendí hasta Pamplona. Cneo Pompeio almirante de los eternos misterios me dijo desde su estatua de marmol : – Escribe.

“Me rodeaba el remolino de polvo que levantan los cascos bien herrados de la cabalgadura espiritual de los viajeros. Al bajar el monte del perdón vi pasar en el viento a galope centenares de rostros que iban hacia Santiago. Tenía mucho frío, era tarde avanzada ya. Las luces de Cizur Mayor mitigában mi ansia febril de descanso. Al pasar por el templo de los Santos Emeterio y Celedonio ya estábamos solos, un anciano cuidador de caminantes y yo, inquieto escudero, buscador de almas junto a él por los espacios eternos !Guarda el sueño Iván! es de noche. Tu amigo Jon.

De nuevo el correo escrito de Jon Miguel acababa de dejarme perplejo. Quería ponerme en marcha, salir ya hacia Compostela, hacia Viana, hacia León Castilla, hacia cualquier tierra. Tenía ansia de ser viajero, darme una oportunidad. Razoné ante el pecado de tener que pensar en el deber de alimentarme, pero eran las cuatro menos cuarto ya, la mañana se me había 42

pasado volando. Había reservado la lectura pausada del correo para mi vuelta de recabar información en un tanatorio local con el fin de ultimar los informes para el obituario obligado de mi trabajo en el diario. No fue fácil, la joven viuda del vicepresidente del colegio de médicos se entretuvo mostrándome fotografías recientes que la hacían llorar. Ya en casa me dediqué a la lectura de esta nueva página de “El diario de Jon”; era la segunda vez que enfrascado en la prosa poética de mi amigo retrasaba mi hora de tomar alimento. La amá, acostumbrada a mis éxtasis con la “máquina” de escribir andaba lista ya para su cita de las cuatro con Maritxu en la cafetería del Corte Inglés. Destapé las perolas, el puré aun estaba caliente: Patata, calabaza, zanahoria,veinticuatro cucharadas. Luego arremetí con la merluza en su salsa teniendo mucho cuidado con las espinas. En el sótano de la comunidad tenía aparcada la Caddy, salí del garaje de la avenida de Barañain a eso de las cuatro y media, enfilé cuesta abajo “La venta de Andres” iba decidido a vagabundear por Puente. El semáforo con el cruce de la AP 15 a la altura de embutidos Argal estaba en rojo, me detuve; el poste metálico situado a la derecha tenia pintada una flecha amarilla a nivel de mis ojos,lo interpreté como buena señal; su indicación era quer debía continuar en recto. Poco más adelante atravesé el círculo elevado que a la altura de Cizur Mayor da salida a la autovía del camino, puse a Mike Olfield en el reproductor.Veinte años hace que Juan Miguel Iñigo me regalara “Platinum.”

“Cuatro son los itinerarios que conducen hacia Santiago y que en Puente la Reina confluyen en uno solo” Aymerie Picaud.

CODEX CALISTINUS. Siglo XII.

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En el siglo XI, Doña Mayor de Navarra mando construir o quizá reconstruir el puente sobre el rio Arga para facilitar el tránsito de peregrinos. Desde entonces, Garés, debe su existencia al paso de peregrinos. Su calle principal coincide con la ruta Jacobea. GARES, Puente de Arga o Puente Regina.

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Eran las cinco de la tarde cuando al descender de la furgoneta sonó mi teléfono.

– ¿En qué siglo estamos?

– No podía ser otro más que tú Jon. Estoy en Puente.

–No te imaginaba pescando barbos en el Arga. Nuestro relato iba a ser ameno y no para tirarlo al rio ¡Dime que no te ha gustado!

- Si no te conociera no me perdonaba, por leerte, el interior de mi cabeza va a terminar como la tuya.

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-Al menos la mía se asemeja a un laberinto totalmente retorcido. ¿Qué te ha parecido lo de Eunate? Para mí es como el claustro templario donde los monjes guerreros, guardan la llave de acceso a uno de sus túneles secretos. El misterio de esos lugares solo se puede entender a través de la fantasía de los libros, no es un secreto que al sueño del escritor se entra por las puertas del enigma y si te deja salir también tienes que utilizar puertas. No esta mal que las haya, no sería bueno que alguien cerrase las puertas de la fantasía y del sueño con llave. Fíjate, ahí en Eunate los templarios guardan cien puertas aunque algunas no las vemos, no es que se las hayan llevado.Visibles e invisibles estan ahí son cien.

- Hombre Jon, a estas alturas ya se que en nuestro Euzkara, Eun es cien y Ate significa puerta, ¿Pero de donde sacas tu lo del sueño?

– Tiene muchísimo que ver con las noches que cuesta llegar a Compostela, ya lo iras comprendiendo. ¿Y eso de verte por Puente?

- Después de leer tu correo he salido disparado, me he propuesto conocer el camino in situ.

– Pues cuando llegues a casa conecta de nuevo el ordenador, acabo de pasar a limpio cierto diálogo que sostuvo alguien que no conoces bien con un anciano de largas barbas que sale al encuentro de cualquier aprendiz que se atreve por primera vez a pisar el terreno.

Y me colgó. Aunque él piense que no, conozco a Jon, quiere incitarme a poner pasión en esta novela. Miré alrededor: “Cerco viejo” era una calle larga; desorientado no supe si tirar a izquierda o derecha. Había salido de la autovía haciendo caso a los indicadores que me colocaban en la N 111 a la altura de Obanos, esa recta carretera me resultaba familiar. Al entrar en zona urbana reparé en la alta torre del campanario de un templo, una torre que en diseño se me antojaba similar a otra que destacaba frente a mí en medio de los viejos tejados del pueblo, la torre de una Iglesia principal hacia la que me dirigí caminando. No hizo falta que preguntase nada, unas jóvenes se apeaban de un vehículo cercano y curiosamente entre ellas señalaban hacia el lugar al que pretendía encaminar mis pasos.

– Es allí, en la Iglesia de Santiago.

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De esta forma lo supe, me vino bien, acababa de enterarme inesperadamente de cómo se llamaba el templo. Llegué enseguida, tan solo me costó atravesar un estrecho callejón empedrado hasta una calle paralela. Ahora estaba en C/ “Don Rodrigo Ximenez de Rada” y luego tuve que buscar otro callejón cercano que definitivamente me puso en la Nagusía “Calle Mayor”. Me llamó la atención una hermosa plaza porticada pero fui directo a la Iglesia. Es curioso, pero ahora reparo en que empiezo a parecerme a Jon.

El templo estaba abierto, comenzaba a congregarse gente alrededor, crucé el pórtico. Lo que en principio y por fuera ante su esbeltez se me representaba, lo más parecido a una catedral, por dentro me derrumbó ante tanto retablo barroco cargado de imaginería y santos cubiertos de pan dorado. ¿Es así, como uno puede motivarse en contemplación? me pregunté reflexionando. Traté de llevar mi espíritu a recogimiento para entrar en oración pero no pude. En principio empecé a distraerme con aquel artístico y hermoso mundo de representaciones. Pensé enseguida que debía respetar tan rico legado de los devotos cofrades de generaciones anteriores, pero mi interior disconforme tendía a inclinarse por la sencillez.

El espíritu santo esta en nuestro templo mental punto de partida de un comportamiento juicioso no hay duda. Físicamente me encontraba entre paredes en un lugar destinado a la oración y a funciones religiosas que la iglesia católica pone al servicio de las congregaciones de fieles, comenzaban a entrar grupos de personas trajeadas. Enseguida lo supe, iba a celebrarse un funeral. Escuché cierta profecía de Isaias y después de dar la paz a unas manos salí de allí convencido de que Jesús el hijo de Dios es el verdadero mensajero de la paz.

ISAIAS 42

“Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles.”

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¿Qué me ocurría, qué andaba buscando mi alter-ego atrevido por esa antigua urbe? Nada más llegar había visto unos peregrinos con sus bicicletas y mochilas configurando un paisaje que debe ser diario y habitual.

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Fuí directo hasta el puente viejo, lo atravesé en toda su longitud, seis arcos, uno semi enterrado, los conté. Es un puente bello, el arco central elevado se erige imponente y armonioso sobre un rio amansado que a esa hora pasaba caudaloso. Unos niños jugaban sobre los pretiles, di vuelta a mis pasos. Justo en la esquina del puente con la calle San Pedro entré a una especie de museo o casa de cultura en la cual presentaban una exposición de fotografías sobre la ruta jacobea, mire casi todas ellas con detenimiento.

- ¿Le puedo ayudar?

Al pasar en sentido contrario por el puente había reparado en aquella joven que fumaba un cigarrillo en el exterior y que ahora desde el mostrador de los objetos de recuerdo en el interior quiso atender amablemente al viajero.

– ¿Puede decirme el precio de estas camisetas?

– Esa que usted tiene en las manos cuesta catorce euros.

- ¿Y colores, tan solo en negro?

– No es negro, las hay en un azul marino oscuro como ese y aquel otro azul más llamativo que cuelga de una percha en el expositor.

Compré aquel mallot que pensaba utilizar el próximo verano; sobre el pecho tenía escrita una larga lista de poblaciones que atraviesa el camino de Santiago, comenzando por Roncesvalles. A esa hora y en tan simbólico lugar se me había metido el gusano de empezar a caminar.

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Es demasiado pronto, pero ya soy una especie de dinamizador del camino.

-¿Tiene usted algún folleto de información sobre Puente la Reina?

– Puede coger este del gobierno de Navarra que es gratuito, aunque no es exclusivo de Puente, es genérico de todo el camino a su paso por esta comunidad

– Muchas gracias. ¿Hay algún punto que me recomendaría visitar?

- ¿De dónde viene usted?

Sonreí y se lo dije, paso a tutearme.

– Si continuas por la calle mayor encontrarás la Iglesia de Santiago, es de portada románica lobulada de influencia árabe S XII, el interior gótico del siglo XIV.

– Sí, ya he estado antes en misa ¿Y una torre similar que hay a la entrada viniendo de Pamplona?

– Es la Iglesia del crucifijo, pasa a verla, está abierta, aunque te parezca que permanece cerrada, empujas la puerta, cederá.

Con mi nueva camiseta metida en una bolsa orgánica de plástico que de momento coloqué bajo el brazo, desanduve los pasos y enseguida volví a pasar frente al campanario barroco del Siglo XVII. En un banco de piedra a un lado de la portada románica dos jóvenes se contaban penas amigablemente. En medio de la calle mayor un furgón de “Tanatorios Iratxe” esperaba con el portón trasero abierto el final de aquel funeral de cuerpo presente, no me santigüé. Tuve que cruzar la carretera, pero enseguida caminé por una calle que a continuación cambiaba de nombre: C/ Crucifijo. Ví la torre, tenía un techo de bóveda circular. Una cigüeña madre de plumas blancas y negras daba un lento paseo girando tranquila y segura por el bordillo de la torre. Frente a mí, un portalón o arco que a modo de puente une la iglesia del crucifijo con el convento de los reparadores, unos pocos pasos más adelante hay un albergue de peregrinos, de allí parecen provenir unos jóvenes en grupo que portan mochilas. Tal y como me había indicado la azafata del ayuntamiento empujé la puerta, el espacioso lugar se presento ante mi lóbrego, vacio. Tras explorarlo un poco lo dividiría en dos partes, a la derecha una pequeña talla de María madre con el niño que bajo la imperante oscuridad apenas pude apreciar. 48

De frente a la izquierda, un Cristo a tamaño real clavado en unos curiosos maderos en forma de Y griega, es una talla del siglo XIV. Me senté en un solitario banco y me puse a contemplar al Jesús crucificado, un muerto, un muerto de verdad se me antojó. Pensé en él como tantas veces, sumergido en el don del silencio. Soy católico practicante por eso al reparar que una lamparita permanecía encendida intuí que en el interior del sagrario en aquella humilde capillita habría una forma consagrada que me sugería arrodillarme, no recé, salí entristecido. “Yo no quiero ver eternamente al Cristo clavado, solitario y sujeto en su cruz, me niego”. Estos pensamientos salí rumiando.

“¿Quién quiere verte siempre sujeto Jesús, no eres tú el resucitado? ¿A quién de los humanos le gusta sujetarse a nada, y menos estar toda la vida clavado a un madero?”

Con estas reflexiones había cruzado de nuevo la carretera y ya metido en las ruas antiguas me vi en una belena de las que llevaban mis pasos en dirección al sitio donde tenía aparcado el vehículo. Al salir de la angostura a una pared perpendicular me llamó la atención una hornacina dedicada a la virgen de los remedios. Me acordé de Jon, hubiera sacado tema, es muy mariano. No me costó retomar el camino de vuelta, aún había luz del día, sé que no tardaría mucho en regresar a Puente, pero esta vez lo haría a pie y por el monte no como ahora que me disponía a encender las luces de cruce porque justo estaba de regreso a Iruña en mi cómoda Wolsvagen Caddy atravesando a 80 Km hora uno de los túneles del perdón.

Jeremias 7,23

“Obedecedme: caminad por el camino que os señalo y os irá bien”

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…Ya van viniendo… usan un método… son las voces…

– Duerme, descansa, pero mantente alerta.

… Ella tiene un espíritu muy perturbado y no viene en el viaje… Tampoco la señora…Roma sí, Roma está presente…Veo un puente… peregrinos uno tras otro…kilómetros y puentes. ¿Dónde comienza esta historia ?

– En el segundo sueño.

– Si le parece mi señor haremos acopio de vituallas.

– No somos precisamente un ejército, aunque sí de la orden del buen ermitaño.

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No te confundas Iván; no sé por qué nos pusimos a andar, fue una decisión repentina. ¿Premeditada? No. Habría que preguntárselo a la memoria, o retroceder hasta aquel instante en el tiempo. Si no me equivoco es ya tarde para hacerlo.

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– Cargamos con la pena, la soledad, la cincha y los arreos.

– Pensé que iba a decir la espada Señor.

– ¡Fuera bromas Íñigo! ¿Gobiernas la historia tú? Busca en tus pergaminos qué quiere decir “cincha” ¡Rápido, quiero su significado!

… Del latín cíngüla. Ceñidores. Faja de cáñamo, lana, cerda, cuero o esparto con que se asegura la silla o albarda sobre la cabalgadura.

– ¡Pues ciñéndola ya!… ¡Basta, basta animal! O te daré con la cimitarra.

Por un instante se hizo el silencio. El anciano no parecía ni turco ni persa, tenía más aires de eremita cristiano que de derviche, pero al dirigirse a mí tal vez el alzeimer le castigaba un poco, dijo que iba a darme con la cimitarra.

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– Sí, porque espada no tenemos, esta no es una marcha de Salahadim y cruzados.

– No irá usted a llamarme ahora Alí Babá o Hibraím. ¿Por qué no prueba con “Babaji? Es algo más contemporáneo.

– Esa palabra no figura en el diccionario que portas escudero, pero yo sé de donde procede, el modernismo no es para mí una trampa. Veo que te seduce la gramática castellana, respétala como a una novia. Cultiva la corrección en las expresiones de tu lengua, no te tengo por una persona floja o dejada.

– A usted le permito hasta que me llame babieca.

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Muchas noches dormíamos bajo las estrellas, pero nunca durante el sueño habíamos echado a caminar. Vivíamos en el camino no cabe duda y como buen escudero le seguía a todas partes. Esta vez el anciano me ordenaba ir por delante de la cabalgadura

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- ¡Sí, el burro por delante para que no se espante Señor.

– No estaba pensando de ti como un pollino, Gañán ¡Mírame la diferencia entre Gañán y Patán! y mantente ocupado.

– Ya se por donde va Señor, primero por lo de zafio, y segundo por lo de rudo. Hoy en el mundo no se habla así.

– Llegué a este camino antes que nadie, antes del principio del peregrinaje y de todo, no hace falta decírtelo al revés porque sé que lo entiendes. Razonemos zagal, ¿No íbas a Santiago? Si no tiras para adelante no sabras dónde queda…Debieras comprobar también si sigue donde estaba, el primer pueblo que nos encontraremos y entérate de lo que debemos comprar. Se puede ir sin comprar, pero no sin desfallecer.

- Veo que su santidad no pierde el norte.

- ¡No me llames todavía así! Ni mucho menos en público. ¡Mira cuantos rostros acuden al sueño! Hay santidad para repartir entre todos, pero solo cuando hayan llegado. 51

Esto es todo lo que por hoy puedo enviarte Iván. Si quieres mañana, me gustaría que te acercases por la sierra de Erreniega y copiaras la inscripción que aparece medio borrada sobre la piedra vertical en la hornacina del altar. Ahora te dejo hermano, debo seguir durmiendo. Jon Iñigo.

Lo primero que hice al despetar a un nuevo día fue abrir la biblia.

SALMO 32, 8

“Te instruiré, te enseñaré el camino que has de seguir, te aconsejaré, no te perderé de vista”

Me perdía el cafecito con Salinas con quien me había citado a esa hora temprana de la mañana para ordenar por capítulos la que sería nuestra colaboración al reencuentro de una generación no tan perdida con los años sesenta. Pero eso es harina de otro costal, no ando lejos del camino, desde mi ventana veo el perdón. Llamé a Salinas, a cuya secretaria por el auricular escuché llamarme Guadiana. Acto seguido hice lo mismo con el diario.

-Aceleraré por la tarde o me tiro de cabeza a la rotativa.

Eso dije al subdirector de redacción. Luego me puse el chándal azul de John Smith; esta vez me tomé libre la mañana.

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IGLESIA de San Miguel Arcángel Cizur menor 8:45.

Este pequeño templo viene señalizado así aunque por dentro se venera a Emeterio y Celedonio dos santos mártires calagurritanos. En un banco de piedra adosado a la pared, junto a una verja de hierro exterior, calentaba tímidamente el solecito. Dos gorriones descendieron sobre el césped y se pusieron a dar saltitos y picotear frente a mí. Otras veces he venido a éste lugar a sentir la paz y a escribir. Desde aquí se ve la cuesta que asciende hasta la sierra del perdón; por ella suben los peregrinos, hoy no les alcanzaré pero ire tras ellos. Sin duda que vivir en el camino condiciona el relato. Uno no puede vivir sempiternamente en él, pero tampoco ignorarlo. No se trata de entrar y salir por estar viviendo al lado, sino tener trato especial con la ruta jacobea, porque estamos metidos en su arena. Otra historia bien distinta es, que hayamos salido a viajar, sin saber lo que nos podemos llevar, y llegando a temer lo que nos pudiéramos encontrar. Ayer tarde al volver de Puente La Reina salí convencido de que acababa de descubrir que me seduce lo inesperado y esto es justo lo que me ocurre hoy.

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Fui dejando atrás la urbanización dormitorio y al tun tun, al tun tun, casi sin darme cuenta estaba ascendiendo por el sendero ¿Será una premonición? Me sorprendí diciendo - He pasado por aquí en otras ocasiones. Lo diferente no es que voy tomando contacto con la hierba, con el paisaje, reconociendo el ruido de mi propio aliento, atándo mil veces el cordon de las deportivas, secando con un clinex tras otro el sudor… Es que tengo la impresión de que pasaré de largo cuando alcance la cima y no voy a regresar…

Pocos minutos antes me había sentado frente al atrio de otra Iglesia, al lado de una fuente. Me acerqué a un panel indicativo: Zariquiegui. Ya para entonces me planteaba ¿Seré capaz de llegar hasta lo alto? Estaba mal entrenado y casi no podía más pero hice acopio de valor, no lo había hecho de alimento, fruta, galletas…el agua clorada estaba a mi disposición, bendije el pueblo y continué desgastando los calcetines. Creo que tres horas mas tarde de haber salido de Pamplona sentí cómo me estaba tumbando el aire de los molinos, no es viento de altura agradable, más bien se genera un torrente de cierzo molesto que no permite descansar al cansado. Quizás estuvo bien lo que hice, resguardarme tras un montículo de las violentas pasadas de las aspas del más próximo de ellos.

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Sintiéndome Don Quijote intenté desafiar a los poderosos molinos para los que mi palo de bambú no era nada. Y luego hallé cobijo tras la piedra del altar descubierto, saqué de la bandolera mi pequeña libreta de anotaciones y cumplí con la orden dada por Jon.

ERRENIEGA (Monte del Perdón)

LEKU HONETAN ERRENIEGAKO AMABIRJINAREN OHOREZ ERAIKITAKO ELEIZA ETA ERITEGIA KOKATZEN ZIREN

¿Se enterarán de esto los peregrinos forasteros que pasan por aquí? No hay ni una imagen, ni una capilla, ni una reja; solo piedras…Más abajo la inscripción viene traducida al castellano:

EN ESTE LUGAR SE ALZABA LA BASILICA Y HOSPITAL EN HONOR A NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DEL PERDON

ASTRAIN

Volví a Pamplona acelerando los pies y convencido de que a Jon y a muchos otros peregrinos católicos tampoco les podía agradar ese abandono al patrimonio de nuestra historia por parte del concejo, el ayuntamiento, el gobierno o aquellos a quienes compete ese deber. Parecen los ediles mostrarse indiferentes ante cualquier manifestación devota de carácter religioso. ¡Si tenían que poner ahí molinos alguna razón de peso habrá! Con este aventurado pensamiento acallé mi conciencia, por si mi falta de ganas de lucha me obligaba a rumiar algo de culpa. Como una bala que huye del enemigo fui dejando atrás el fortin conquistado, desandando el camino.

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Algunos peregrinos en grupos de a dos subían cansinos sorteando los matojos poniendo cuidado de no meter el pie en las hendiduras de una ladera de tierra suelta que por esa cara se desmorona. Tenía tema para mi columna habitual del diario, pero me obsesionaba otra cuestión, desconectar pronto de todo, cargar con mi mochila de montaña repleta de avituallamiento y seguir la estela del viento, solitario y libre.

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-¿Jon? Estoy hecho polvo, puede que haya perdido dos kilos y que haya llegado tarde a Cordovilla pero ha merecido la pena, Tiene que ser muy duro hacer el camino diariamente, sin que te espere siempre al final de etapa una ducha caliente. Puede que me vaya preparando poco a poco y para el Jacobeo del 2010 te escriba desde Santiago .

–No me importaría estar allí para engancharte con mochila y todo al botafumeiro y hacerte una foto. Si estás de acuerdo te contaré cómo lo hice yo. Es decir, dos intentos y aún no lo he conseguido.

- ¿Tienes tiempo? Más que nada te he llamado para pedir que me expliques quién es el anciano de tus sueños, me intriga. Yo no he visto nada de eso esta mañana, tan solo un coreano con chubasquero.

– De momento te estoy enviando preliminares. Si quedamos el Jueves para comer voy a entregarte en mano el cuaderno que compré en Viana. Mientras tanto te vas haciéndo al calzado para que no te salgan callos.

– No eres un amigo Guay pero sí un mini novelista apañao, vales para mantener el misterio. ¿El Jueves has dicho?

- En el Iruña a las tres.

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ISAIAS 48, 17

“Te enseño para tu bien, te guio por el camino que sigues.”

La cita de este profeta encabezaba la colección de folios que me encontré esa misma noche dentro de un gran sobre en el buzón de casa.

Dear Iván: Se me ha olvidado decirte que yo también desfallezco cada vez que intento coronar el perdón. Mejor dicho fue en una de esas ocasiones cuando fallecí. Agosto de 2007. Erreniega como primera etapa no es nada convencional, tampoco lo era mi atuendo. Un palo al hombro y a modo de atillo una bolsa de plástico. ¡Cuántas veces me dije! Jon, tal vez lo debiérass dejar. Y de nuevo… las voces

… ¡Pamplinas!

– No te enojes Iñigo, mira hacia arriba, son gigantes, no molinos.

– No estoy enojado. Bienvenido Señor ¿Cómo concluiremos esto?

- ¿En qué batalla me has metido?

– Son dos preguntas todavía sin respuesta eterno viajero, solo sé que tenemos que partir.

No es necesario decirte Iván que te proveas bien de agua, llames a un amigo que esté dispuesto a llevarnos hasta San Juan de pie de puerto, nos arrodillemos, santigüemos y cojamossel sendero. Yo lo hice mal y todo al revés. Lo mío siempre ha sido extraño, desde que nací. Un periplo largo, no está bien que para los seis meses te dejen sin teta ¡pues me pasó! Aprovisiónate para el trayecto de toda la vida, hazlo con rezos. Y con amigos. En mi caso fui entrenando por montes, el paseo fluvial y los alrededores de Pamplona. Cuatro veces y hasta ese momento había subido escalando el monte del perdón. La verdad es que desde donde yo vivo, este barrio pegado a la rotonda del colegio de la ikastola donde votas tú, no hay más que cuatrocientos metros hasta el campus de la universidad donde acostumbran a sellar el carnet los peregrinos.

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En ese puentecico sobre el sadarcillo ya tenía yo mi primer enlace. No parece que esté muy lejos el perdón para dar un paseo de tarde, pero luego has de retornar, la noche envuelve, el calor asfixia, el cuerpo revienta. La primera vez me salieron ampollas, imberbes y dolorosas. Yo era un chico moderno mitad del siglo XX y estoy a las puertas de parecer un filósofo anciano. Como sabes aprendí a escribir de dictado después de aquellos primeros garabatos en párvulos. Tú ya eres un escritor famoso en ciernes, deberás exculparme ante tus lectores si pretendes mezclar mis escritos con los tuyos. Juntos antaño, pudimos razonar en clases de física, y seguí siendo tu amigo copiador de números aunque me vieras suspender ecuaciones por desazón. ¿Qué te quiero decir? Mientras tú tienes un buen trabajo, aun no te has casado y esa bendita madre que tienes te mima, yo peno envidiando tu soltería porque me he dedicado a piar como un pájaro por todos los arbustos donde había moras, el libertinaje me ha costado dos matrimonios ¿Cómo puede un txoriburu montañes sacarle brillo al latín de ciudad? Perdona Iván, no estoy deprimido, me salgo del mundo ¿Me puedes echar una mano en esto de escribir? Si pencamos, que sea los dos en todo. Como ves ahora trabajo de escudero, aunque con un amo y Señor como el que tengo, la ballesta y las saetas no las utilizaremos. Por lo visto hemos de atravesar Castilla, sin adentrarnos mucho en sus páramos. Si éste supiera que soy un blandengue me despediría enseguida; se apercibirá de su mala adquisición en cuanto algún pastor nos azuce con el perro .

- ¡Tampoco somos delincuentes agorero!

– Ni Condes ni Duques, al menos yo no valgo una ochena mi Señor, pero no le extrañe que con lo harapiento que va usted nos tomen por parásitos, golfos, mendigos…

-¿Dónde se habla de nosotros así? ¿Algún malvado ha escrito que del maligno seamos secuaces?

En 2007 me resultaba revitalizante para cuerpo y mente el haberme puesto a hacer deporte. Lo fui comprobando, al sentir ese beneficio; hay que echarse al camino, llanear, ascender, bajar, detenerse y respirar. En mis circunstancias era una bonita forma de evitar el terminar por volverme loco encerrado en casa.

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(Ya perdonarás si antepongo los verbos Iván, mi apetito vasco navarro por hacer prosa castellana puede resultar gramaticalmente destructivo.) Salirse de la ciudad y su vorágine, escapar de su hambre feroz por consumir vivo al hombre, era urgente para mí. Le puse voz a la libertad. ¡Vamos al sendero! Lo hice con voz joven. Sufrir de este modo la ciudad te quita años. Fue un no razonable al desamor .

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– Adelante escudero, tomemos por objeto la sinrazón a batir.

– Sí, ¡Pero qué lejos está Santiago!

– Si empiezas con un desánimo así nunca pretendas llegar ¡Pásame el botijo chaval!

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Una mañana de domingo me atreví a encarar Erreniega con ruedas. La bicicleta era mía, la mochila negra, de mi hijo Daniel ¿Para qué vamos a negar otro modo de locomoción? Es preciso que no nos identifique nadie, somos peregrinos, solo eso. Me partí las piernas pero no llegué extenuado, volver fue más bien coser y cantar, después de dos caídas cuesta abajo, sangre en las rodillas, Cristo lacerado.

-¿Dónde te has metido, inconsciente? – Parece que este piropo me dedicó Laura nada más verme.

Fue a mediados de Agosto de ese mismo año cuando salí de casa dispuesto a atreverme con los 27 kilómetros oficiales de una etapa. Había que consumir litro y medio de agua, lo hice. También me bañé en las pozas de un rio, donde unos muchachos equatorianos se tiraban de pie y de cabeza, saltando desde lo alto del pretil de un puente. Las risas alegres y los chapuzones eran continuos. ¡Hay que ver, tan solo catorce kilómetros y se me despellejaba la piel dejando un escozor en los callos que me impedía dar un paso, no llevaba polvos talco, como ves soy gafe, un inútil!

- Buen camino

-¡Buen camino peregrino!

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Me adelantó un caminante a la salida del puente de Iroz mientras estaba detenido al descubrir un ramito de frescas flores donde se estrecha el sendero al lado de la silvestre tumba de una joven Italiana.- ¡Puede que hoy termines tu así Jon!- Dije para mís adentros. Con los pies seriamente recalentados llegué hasta la Trinidad de Arre. Soy enfermo hipertenso y muy miope pero no necesitaba de eso para contemplar borroso, un rio, un puente, una ermita, un pueblo, caía el sol como plomo. Agosto, pleno agosto; el día de la bici prometí a Laura que nunca más volvería a hacerlo, pero aquí estaba atravesando Villava como una marioneta que mueve los hilos con pasos cortos, que le pesa el cuerpo como si fuera un tronco macizo ¿Y mi atuendo? ¡Eso que importa, nadie en las calles, ni siquiera a la sombra! De medio cuerpo para arriba estaba totalmente empapado en sudor; cuando después de haber vencido la cuesta del portal de Zumalacárregui y de atravesar el casco antiguo de Pamplona, a eso de las seis de la tarde entré en la Iglesia de los Carmelitas en la calle Descalzos. Caí derrotado por mi propio peso sobre un banco de madera, hice ruido al dejar en el suelo el bastón y la mochila. De este modo alerté a las poquitas personas que allí al fresco estaban rezando el rosario. Me golpearon suavemente por la espalda, volví la cabeza, yo estaba sin gafas, la sombra móvil llevaba un hábito marrón.

- ¿Podemos ayudarle? Dijo una voz.

- Arratxaldeón padre ¡Precisamente buscaba un confesor!

Salí confortado por no decir consolado. Al padre le habían hecho interrumpir la lectura del breviario llamando al timbre de portería unas devotas al detectar en la iglesia algo irregular; un mendigo con pinta de extranjero sanferminero se había derrumbado en los bancos, ¿Algún Satanás infiltrado?

– Con el pantalón corto las viejecitas pensaron que eras un güiri Me confesaba riendo el superior. Para aquellas alturas, incauto de mí, estaba decidido a hacer seguido todo el camino a Compostela, me había puesto a prueba superando en rastreras condiciones una dura etapa. Convencido de poder enfrentarme a ello expuse al sacerdote mi voluntad de hacerlo como penitencia por mis desmanes y con tal propósito de enmienda y ánimo piadoso me vio que me hizo acompañarle hasta su celda donde me hizo entrega de una copia en latin y castellano de las confesiones de San Agustín, una joya de su biblioteca.

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–Este ejemplar tiene muchos años, ya me lo devolverás sin prisa a tu regreso…reza por mí en Santiago. ¡Ah! Y ahora puedes comulgar.

– ¿Seguro padre?

– No te preocupes, yo iré por ti al infierno.

Nadie me había dicho jamás algo parecido. Sé que Jesús anunció que no hay mayor muestra de amor que dar la vida por los amigos, pero sé que aquí el frailico confesor conmigo se la jugó. Pero de momento querido Iván, aquello me vino bien, ya estaba en gracia de Dios y esa misma noche yo iba a morir. Eran las siete y media aproximadamente cuando al salir de la ducha en casa sentí escalofríos, seguidos de incontenibles espasmos, me acosté.

– Te has cogido una insolación, loco, me dijo poco menos que gritando Laura Asín, cuando volvió de la piscina con los niños - ¡Voy a tomarte la tensión! ¡Santo Dios, pero si estás muerto, cuatro, seis! ¿Qué has hecho?

No me enteraba, solo tiritaba, la habitación daba vueltas .

– Siento mucho frio amor, tápame con mantas.

- ¡Dáme el brazo, voy a tomarte el pulso otra vez. Tendremos que llamar al 112!

En tanto, como buena samaritana me dio una pastilla y un vaso de vino.

- ¡Estas loco, andar con estos calores por ahí!

– Ya me lo has dicho, y te creo. Tápame más y déjame reposar, me mareo, se me va la cabeza si me muevo.

Aquello por intervención divina mi cuerpo lo superó, pero incorregible de mí, no iba a tirar la toalla sin apenas haber salido unos metros de casa; ni los prudentes consejos ni la fiebre me hicieron desistir; al día siguiente salía de mi domicilio conyugal bastante recuperado y mucho mejor equipado. Manzanas, agua, frutos secos…y todo el brío jacobeo a favor de un principiante. Otra vez el puentecillo de la Universidad, el asfaltado en rojo, la travesía de Cizur y a pisar polvo. No llegué a Puente la Reina, volví a dar marcha atrás nada más alcanzar Erreniega. Cesé en el intento. Me convencí de que debía entrenar más. Con mucha ilusión dormí comodísimo en casa, pero contuve las lágrimas un poco ¿Por qué Compostela tiraba tanto de mí?

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- Ida y vuelta a Erreniega no es moco.

– Ni moco ni poco, mi Dios.

- ¿Tu Dios? No has muerto, tú deliras.

– Sí, pero quieras o no, serás mi Señor cada paso que retroceda o avance en tu camino.

Puede que mi fracaso te haga sonreir porque hago que parezca divertido pero no deja de ser un desafío Iván, a aquellos primeros intentos siguió el ascenso a las cumbres de Montejurra, La higa de Monreal, Arangoiti, El perdón de nuevo, esta vez acompañado. (Y eso que Patxi Burguete pega unas zancadas que enseguida te dejan bien atrás.) En los primeros meses de 2008 me aficioné a los ascensos leves, Peñaguda, Zalatambor, Ezcaba, Momjardín, Poco a poco fui haciendo fondo, aunque el sombrero gris de peregrino se estaba quedando bastante arrugado en el armario de Narnia. Tal vez el sombrero no pisará Compostela nunca, pero de mí no diré eso. ¿Qué son ochocientos kilómetros?

A partir de aquí comienza otra historia. El Jueves en la comida voy a darte un cuaderno, es mi diario del viaje. Mi viaje del 2008 tiene una lectura extraña y más que singular. Desde entonces Iván, desde que volví de aquella ciudad hago caso de los sueños y sueño con volver a Galicia. Pero para eso, tú tienes que llevar mi alma en la mochila. Tú, mi mejor amigo, después de Jesús, camina. Y… De momento no opines, hasta que no hayas llegado a Compostela ni puedes, ni me debes contestar.

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DOS ROSAS PARA KAHKAHIIII

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Tal y como estaba previsto, Mikel Jon antes de la comida tenía que llamarme, pero no lo haría desde Pamplona.

- ¿Cómo te va peregrino?

- ¡Ené con el aprendiz de Saramago! Tú sí que eres como el Guadiana ¿Dónde andas?

- Siguiéndote los pasos. Estoy atando cabos para hacerme a la idea de la singularidad de tus futuras andanzas. ¿No estuviste el otro día en Puente? Pues yo si lo prefieres, estoy experimentando de motu proprio, o mejor dicho, recorriendo in situ algunos lugares que me recuerdan determinados pasajes del relato.

- Hay algo que me gustaría saber ¿De camino a Compostela hay que pasar obligatoriamente por ese sitio en el que estás?

- Veo que eres listillo, para mí es un punto clave. De hecho he escogido esta ciudad para visitarla despacio como fin de etapa, cuando vuelva a emprender de nuevo la aventura. Me gustaría hacer dos tiradas, Pamplona, Puente la Reina y Puente la Reina, Estella. De todos modos me paso la vida en esos dos tramos. Cizur, el Perdón, Uterga, Muruzabal, Eunate, Obanos, Puente, Cirauqui, Mañeru, Lorca, Villatuerta… ¿Has adivinado ya dónde estoy?

–Si mal no recuerdo habíamos quedado dentro de media hora en el Iruña, ahora me vas a decir que no te da tiempo de llegar porque estas curándote el reuma en el balneario de Arnedillo. Excusas.

- He tenido una avería mecánica, 500 euros presupuesto, Acabo de dejar el coche en el taller de la Opel de Estella. Me han dicho que para las cinco de la tarde lo puedo pasar a recoger. Así, que tendremos que suspender la cita, me quedo a comer.

- Estoy a punto de salir del diario y me dejas colgado.

- Hombre, ¿Andas muy liado? ¿Por qué no te metes en la autovía y comemos aquí en Lizarra juntos? podremos hablar. Tres y cuarto en el aparcamiento de la antigua estación de tren ¿hace?

No rechaces nunca peregrino cualquier ocasión favorable que se presente para visitar la pequeña ciudad monumental.

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De este imprevisto modo nos volvimos a juntar, y sí que daría de sí el capítulo del día. Lo más interesante fué que a eso de media tarde ocurrió algo inesperado. Para ser exactos, fui yo, quien realmente se enfadaría con Mikel. ¿Por qué? un capricho, juego sucio, cuestión de celos, competitividad. Quedaréis deseosos de conocer a Kahi. Era ésta una joven Coreana, largo y sedoso cabello, muy bonita. Tened paciencia porque de momento vamos a dejar que siga escribiendo sus impresiones en algún punto del camino, tal y como más tarde la encontraremos, sentada en un banco al sol junto al albergue parroquial de Villa Mayor de Monjardín.

Esta localidad situada al pie de la vieja fortaleza de San Esteban de Deyo tiene un especial atractivo para Jon, conoce bien el lugar, lo mismo que el resto de tierra Estella. El pasó varios años de su vida por aquí. Al quedar con Jon en la ciudad del Ega sabía que aprovechando la oportunidad que la avería fortuita del coche nos había brindado, este me aclararía varias interrogantes que yo me hacía.

A eso de las tres y veinte más o menos pedimos el menú del día en el comedor de la antigua fonda Cachetas, en pie aún en el rincón más transitado de la calle Navarrería. Entre cucharada y cucharada de guiso de lentejas fui intercalando preguntas. - ¿Cómo empezó todo Mikel? Estaba a punto de cumplirse el año de los sucesos que dieron lugar a su viaje relámpago, un asunto que desde entonces venía haciendo reflexionar a Jon por decirlo de alguna manera. Mes a mes a este pobre hombre no han dejado de pasarle cosas. No se le ha aparecido la virgen pero “ocurren” hechos que él ha venido a llamar toques “ no casualidades”. Por sobradas razones, yo su amigo ya no me siento escéptico ante ello. En mi empeño de organizar un relato coherente sobre su historia, cada día que pasa no salgo de mi asombro. Veamos, todo comenzó como Jon Mikel me relataba ese mediodía en Estella, en la fonda cachetas.

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Salí de casa de estampida, no era la primera ni la última vez que Laura me “echaba de casa”.Peleas airadas, desencuentros, desacuerdos, distanciamient, frio pasional ¿Qué nos unía? Sin duda que los niños, ese par de canallas, esos oseznos mimados que arañan. Laura al igual que cientos de féminas hijas de la era de Aquario se han impuesto en los hogares, se han sublevado. Ahora yo y otros pardillos nos hemos aficionado a cambiar pañales, hacer la compra, la comida, planchar nuestras camisas, recoger la mesa, poner la lavadora y arreglarla también. Vamos, no te voy a enumerar ahora una serie de tareas que sin el título cualificado de ama de casa unos cuantos desgraciaos de mi generación realizamos. Y luego también te toca descargar a los enanos en el colegio, de paso que vas con el culo pelado al curro ¿Recuerdas que yo sabía sonreir?

- A mí me parece que esto, Juan, es una venganza urdida por ellas en algún aquelarre de brujas y que se han cebado con vosotros los casados.

- Tú sigue cachondeándote de los infelices y mantente a prudente distancia. Cuando no tengas ni a la Amatxi ni a la hermana ni a la Amá ¡A ver con quien caes! Ahora las bien llamadas contrarias, más que esclavas sumisas, gobiernan su propio califato independiente ¿Sabes cuánto gana Laura? me triplica el sueldo¿Te acuerdas cuando las invitábamos a todo nosotros?

-Algo bueno verías en ella, ¿no?

- Heart of gold, corazón de oro, que diría Neil Young. ¡Sí no fuera por las intromisiones de mi suegra la querría bastante mas! ¿Sabes qué dijo aquella mujer a mi pobre madre cuando caí enfermo de la columna y me puse a considerar el tema de la incapacitación?¡Tu hijo no puede dejar de trabajar, mi pobre hija no va a ocuparse de todo! Como ves, puro veneno de intromisión, por el tema del maldito dinero. ¿A quién preocuba mi salud? Ahí empezó mi mente a rumiar la operación haz las maletas que te van a cambiar por un Bichón Maltes. Me fui, el perruco aquel no me dejaba dormir, creo que lo educaron para que la tramara conmigo. Me decían los compis del trabajo ¡Vaya ojeras! Y yo en el bunker de seguridad a tres turnos ¿Sabes que es trabajar toda la noche? llegas a casa a las siete y media de la mañana y no soportas que te ladre el perro, que llame el cartero, el de la propaganda, la de arriba con el aspirador…el que repara el ascensor…

-Te comprendo ¿Qué hiciste? 65

-Ultimatum, el perro o yo.

- El resultado puedo intuirlo.

- La primera noche de fuga dormí como en veces anteriores, en el asiento de atrás del coche, aparcado en la plaza del garaje comunitario. A la media hora tenía el cuello doblado, las piernas atrofiadas, en los fosos de la nariz monóxido, un calvario, frio, nauseas…

- Me vas a hacer llorar ¿Porqué no llamaste?

- Pura rabia y timidez. Pedí para desayunar un vaso de leche templada en la panadería del barrio; la chica colombiana aquella me miraba como si yo fuera un espectro con cuatro pelos sueltos erizados; se compadeció de mi al verme bostezar y me trató de señor, aunque para mí su jefa rubia que estaba al lado se pensó que el tipo aquel, todo arrugado y sin afeitar no era el habitual cliente aseado que cada mañana compraba el pan. Mi aspecto se parecía bastante al del “pobrin de Rucayu” que es lo que dijo mi compañero de trabajo, oriundo de las montañas de León; con esta pinta aparecí en el turno matinal de siete a tres.

- Y vuelta a casa al mediodía con todos los honores.

- Cuando pasó la eterna mañana, volví al barrio sí, a duras penas subi andando por las escaleras al tercero C, más muerto que somnoliento,

- Abrazos y reconciliaciones.

- Pensé que me había equivocado de piso, por eso alcé la vista por si era el segundo C, pero no; la puerta, la manilla, la alfombra, el felpudo me eran familiares, coincidían. Intente de nuevo meter la llave en la cerradura pero no entraba. ¡Inaudito, insospechado! aquello resultaba inverosímil pero lamentablemente cierto, me quedé estupefacto, atónito; me caía de sueño y se me comía el estómago el hambre, el perro ladraba pero nadie me abrió y yo no podía entrar, esa mañana habían cambiado el bonbín la cerradura.

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Siempre recordare esta conversación con Jon Mikel. Quedaban muchos quilómetros de palabras por delante, demasiadas preguntas por resolver, un mar de entuertos por analizar o hechos consumados a no tener en cuenta,

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Entrar al cerebro secreto de Jon para revelarlo no iba a ser tarea fácil, ¿Podríamos conseguir de algún modo la llave? Resolver el misterio del pensamiento y la vida es una ñoñería en comparación con esto. La escena de celos narrada se repetiría otras veces.

A estas alturas ya de la conversación en Estella presentía que nos íbamos a meter en la historia como dos amigos cogidos del brazo penetrando ignorantes por el túnel secreto que custodian los guardianes del universo. Este se sigue formando y se ha ido plagando de mil enigmas. Sí amigos mucho camino por recorrer, Juan Miguel en septiembre de 2008 sin Laura, sin casa, sin trabajo casi, y al día de hoy se va a quedar sin Nahi, la chica coreana que nos espera a los dos sentada en un banco a la puerta del albergue parroquial de Villa Mayor de Monjardín. Pero esto de momento no os tiene que intrigar mucho. Tan solo soy un perdido escritor que paso a paso reconstruye hechos, metiendo días después, la harina del recuerdo en su habitación.

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Alcé la vista y me quedé pausado ante esta nueva página en blanco que encontraba en el ordenador. Juan Mikel ya no estaba conmigo y yo en este momento no tenía ninguna gana de repasar su diario. Los días y las noches enlazadas no terminan de pasar. Me encuentro solo pensando en los misterios del cosmos sacados de contexto o metidos en él. Mirando al techo di con uno más. ¿Cuál iba a ser el primer sueño en el que Jon no encontraría la puerta para regresar? Me estaba metiendo en el laberinto de los sueños de mi amigo. Ni el navarro de la montaña ni yo conocemos código alguno para salir. No podemos emplear argucia ni astucia alguna ya que no disponemos de nada, tampoco de argumentos. Eso sí, de eternidades de soledad y noches de escenas de película sin grabar, sí. La misma soledad extraña del hueco eterno desafiante de un futuro sin definir. Aquí estaba ahora, en Iruña, con mi misma, patraña, mi misma ignorancia, el mismo vaso lleno y sin saberlo beber.

El primer problema que se me presentaba para seguir escribiendo era recordar lo que me contó el colega y le sucedió solo a él, sin estar en movimiento nadie más, sin paisaje alguno que pintar, sin tener otra llave para saber que especie de enigma se adentra por la puerta de un espíritu que la voz que modula mejor que nadie su propia memoria.

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Lo intocable y que encima no está muerto no sabes de donde viene ni qué pretende. Comunicarse con los silencios es tarea de místicos. Volvamos por eso al sueño, escojamos alguno conocido e indaguemos. Más vale volátil sueño escogido que detalles esparcidos por instantes no remotos con imágenes de mil sueños ignotos que están por dirimir ¿Me ha salido bien? No quisiera haceros pensar. Los ecos del singular aviso del futuro buscaban dueño y yo era su víctima. Jon Miguel no estaba conmigo, así que me fui de vuelta al pasado por la carretera asfaltada, otra vez.

Juan Miguel Iñigo salió de casa un día en circunstancias adversas, he debido decirlo. Se tomó el episodio de la “expulsión” como otro episodio más. Aguanto la tarde, deambulando por las calles, sin pensar que había calles, que existía la gente, los amigos, que estaban abiertas las cafeterías, cines, museos. Esta vez para dormir dejo el motor en marcha y puso la calefacción del coche. Hasta en las noches de mediados de Agosto hace frio en el norte; y en Iruña, estábamos ya a primeros de Septiembre. El viento cierzo cuando sopla desabrochando el cierre de invernos ocultos en el seno de las sombras es helador, y peor si es de noche. Mientras Jon dormitaba intranquilo en el asiento de atrás del Opel de nuevo aparcado en el garaje de la comunidad, pasaban por su mente las mismas situaciones ya vividas en ocasiones anteriores. La misma postura incómoda, mil docenas de vueltas. Una sola jornada de destierro es cruel para vivirla, se dijo, y “es la tercera o cuarta vez que paso por esto”. Angustias y desazones metiéndose en la mente como ladridos desplazados de la garganta infecta de perros, un síndrome mal educado que bebe bilis del pozo irracional de la tortura.

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Vivir así era algo inaguantable e insufrible, continuaba refiriéndome Jon en la conversación de aquella tarde en el “Cachetas”. A él no le iban los malos modos que se practican en casa cuando alguien se pasa dos miligramos. Es duro decirlo, pero en honor a la verdad y para el estudio de causa efecto deberemos partir desde ahí. Jon no estaba dispuesto a seguir tragando más monóxido de carbono en el garaje. No pensaba subir cual manso cordero al tercero y como el hijo pródigo, aunque no viene al caso, llamar al timbre y esperar el abrazo; pero sí se cuestionaba si iba a tener valor al salir del garaje para estrellarse contra un árbol o alguna maldita pared. Merecía la pena hacerlo para dejar de sufrir, me confesaba, aunque sinceramente pensara que de llevarlo a efecto seguiría sufriendo en el más allá. En principio, caso de haberse decidido a chocar con “algo” aunque fuera con justificación, el dolor insufrible enajenante y torturador del pecado creaba una situación adversa en la mente, que era un revulsivo para pensar en que no merecía la pena quitarse la vida. Todo se le había escapado de las manos, eso sí, no solo esta vez. Escenas de dolor repetidas, locura, pérdida de papeles, gritos, agresión verbal y falta total de entendimiento entre seres que se han querido, laceración que duele aún más. Ante un caso así ¿Es justificable determinarse a poner una solución llamada divorcio? Hay otras, parecen de libro de religión, ambos cónyuges toman papeles amables de reconciliación. Para mí es de ley respetar los derechos y la libertad de pensamiento de las personas y no juzgar a nadie. Es prudente en este caso tomar la pareja un tiempo de separación, no precipitarse y luego lamentar. Si se puede arreglar se arregla. Por parte de los amigos es mejor no intervenir, lo que uno aconseja otro se ocupará de desaconsejar. La vida es una tómbola cantaba Marisol, gracias a mi buen control estoy soltero. No es fácil ni divertido pensar en que la solución a los problemas es morir aunque te sientas una persona desamparada por la ley. Hace falta valor para determinarse a hacerlo, aunque verse obligado a ello por no soportar más el sufrir, estar solo frente al dolor, ser víctima de una tortura tirana, tiene mérito. Juan Miguel pasó por entender convincentemente que aunque le hubieran puesto muy violentado, un ser humano tiene que hacer fuerzas hasta el límite, antes de tomar una determinación así y por eso siguió buscando paz para solucionarlo, el dolor estaba en su piel, la decisión también.

- Tengo que seguir existiendo para alguien, empezar desde cero a manejar mi vida con cordura, de momento debo alejarme del tumulto y estar solo.

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Parece que es esto, lo que resolvió algo menos airado Jon .-“No importa que todo me sea adverso, habrá algún modo de solucionar lo problemático; a la hora de la verdad, se que la mayor parte de la civilización si no hay dinero por medio se escaquea, estoy solo enfrentándome a esto y voy a razonar. Yo no quiero destruirme, valoro la vida y quiero seguir estando vivo para mis hijos, para mis amigos, para mí mismo y para Dios si me necesita aquí.”

Yo Iván Reyes, lo rubrico.

- Escucha - me dijo en Estella: Te quería transmitir esto porque pienso que Dios es el único que lo sabe todo, hasta lo más oculto de todos. El único que nos conoce a fondo, en sus manos dejo la justicia porque de nadie más me puedo fiar. Un brindis por la verdad.

Estos pensamientos no le dieron alas pero sí razones para mantenerse cuerdo. A pesar de las lágrimas que no querían salir, Miguel muy rabioso por su impotencia y desesperación salió aquella noche de septiembre, dispuesto a matarse, pero no iba a dejar que el negro vientre del infierno se lo tragara entero. Kilómetro a kilómetro fue desistiendo de pensar en morir y cómo hacerlo. A esa velocidad que me cuenta imagino que hubiera sido tan solo un instante. Su estado anímico involuntariamente alterado era un enajenante instrumento de tortura atroz ¡por Dios que inmerecida! Su filosofía profunda llegó a hacerme entender algo así como que lo que le ocurría, era más bien, soportar de regalo, “sin comerlo ni beberlo” las consecuencias derivadas más de una vez de padecer en tu propia carne el problema ajeno.

De nuevo la situación real y personal de un ser humano pasaba por una prueba más que difícil y hacía falta valor, Dios y ayuda para superar ese momento. No le abandonóel buen juicio, obró con sensatez. Puso en alto su honor y viajo hábil entre el frío y las estrellas, muchas estrellas, miles de ellas. Pasó por lo mismo que había sucedido en diciembre anterior, y también en Abril, hacer kilómetros para desahogarse.

¿Cómo podía aguantar impertérrita esta alma? En principio trataba de no perder la consciencia de que al día siguiente saldría el sol y aquello se podía superar. Segundo, y más importante: debido a sus creencias no le estaba permitido romper el cuerpo. El portaba su corazón. Sí que ya casi todo se le escapaba de las manos pero su dominio de la situación aferraba el volante.

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-¿A dónde a donde? Se preguntaba, y en la noche se respondía - Solo pasaré al lado del cementerio donde reposan los restos de mis antepasados. Lo hizo así, condujo como siempre que lo hacía en circunstancias parecidas. Valoró ese tiempo encontrado para pensar, un tiempo ganado a sus horas de sueño.

- ¿Cómo puedo tragar con lo inmerecido? Seguía rumiando. Llegado a este punto siempre se presentaba oportuno y tirano el sentimiento demoledor de culpabilidad. ¿Buscado tal vez? Enfermizo. Jon es un ser bondadoso pero enfermizo. Y ejerce. Preocupado en demasía por la existencia de la perfección se recome los sesos por hacer lo que sea, y hacerlo bien. Y ahí patina, mientras el enemigo actúa.Y ese enemigo viaja dentro de tu cabeza y de tu coche Jon, perturbando el sentimiento y el todo. Han pasado ya varios meses después de esto y de lo otro. Algo habrá tenido que suceder para que, éste hombre, mi amigo siga vivo. Es fácil, hacer girar el volante. Al día de hoy vamos a optar por lo positivo y a preguntarnos

- ¿Tal vez venció el hijo de Dios a la negatividad para nacer de nuevo?

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KAHI no nos dijo si en realidad era un ángel. Jon mi amigo aquel Jueves de esta larga charla debate en Izarra, quiso llevarla a Compostela, sabréis más. Este de Estella era el nuevo Jon, aquel que en 2008 superó las tentaciones de derramar su sangre en la noche y prefirió dormir dos horas escasas por treinta euros en el mismo hostal de carretera de siempre.

Me había propuesto recuperar alguno de sus pasados sueños pero van a faltarnos letras. Mi intención a estas alturas en las que ya me he involucrado en la historia no es tan solo hallar la clave y exponerla.Yo se que Mikel Jon es un buscador de la llave maestra que abre algo, o alguno de sus sueños; y se que en uno de los más recientes regresó a la capilla abandonada. De momento como hemos terminado el postre, seguiré tratando de recoger el testimonio de su voz. Jon reconoce que no ha pasado por alto ninguno de los signos hallados en su viaje, pero si deja de recorrer el camino sin avivar el fuego del interés un segundo se le irán olvidando, y no sería bueno para ninguno de nosotros que lo adquirido en positivo lo perdiéramos por descuido al no coser a tiempo el forro roto del bolsillo del recuerdo.

Acabamos de comer en Cachetas y sugerí pasarnos por la barra del “Maracaibo”, pero mi copa de Armañac se iba a quedar tan sólo a dos pasos.

- Tenemos tiempo de sobra Iván, ¿Te importaría que nos acercáramos hasta Villa Mayor de Monjardin?

- ¡Y que se nos ha perdido por allí?

– La última vez que visité San Esteban de Deyo conocí a un muchacho catalán que se detuvo en el pueblo porque su novia quería continuar haciendo sola el camino. Estuvimos hablando un rato en el alberge de abajo, el albergue parroquial; se ha quedado atendiendo a los peregrinos que paran allí, David dijo que quería quedarse a vivir en ese pueblo, le encantó el lugar.

– Y tú como siempre husmeando.

– Hay algo de ese sitio que a mí también me atrae., es un monte fácil, arranca venga

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Ahora sé que su nombre proviene de Monte Garcés, en recuerdo del Rey ermitaño Sancho Garcés I enterrado bajo la fortaleza. Cuando llegamos, Jon no pudo encontrar al “Angel del Camino” su amigo, ese era el nombre que David utilizaba en el blog. Le visitaban peregrinos llegados de Holanda, Alemania, Inglaterra, Francia…

- Contacta con ellos vía Internet, al pasar por Villa Mayor le saludan. La última vez que hablé con él, el albergue estaba a tope de su capacidad, treinta y siete camas.

¿Y dónde para ahora David? Preguntamos

Uno de los hermanos hospitalarios, recién llegado de Logroño dijo conocer al ángel, mejor dicho “El chico del tatuaje”

–A mí también me enseñó ese tatuaje . Quiso aclarar Jon. Un ángel con alas extendidas que le ocupaba toda la espalda.

– Ha marchado a Barcelona, su chica ya volvió de Compostela. Es todo lo que pudo decirnos el hermano sanjuanista.

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– Si lo ven por acá díganle que preguntó por él, el chico que escribía un diario sobre el camino.

Jon pasó a enseñarme un pueblo bello que yo ya conocía. Había hecho un reportaje sobre las visitas guiadas al castillo, sin embargo no había reparado en aquel detalle que mi amigo me estaba mostrando.

- Observa ahí en el espejo el “Agnus Dei” reflejado. Lo han hecho para que veamos la otra cara de la cruz procesional. El párroco me dijo que pocas personas saben que es la joya más antígua de Navarra. No rompas la verja, la cámara vigila.

– Y ¿qué es lo que hablaste con el tal David? Pregunté

– Me vio tomar apuntes y me invitó a un poleo menta. Afuera en una mesita tienen frutos secos, avellanas, nueces; los caminantes dejan la voluntad y él invita a un café de puchero que calienta en el microondas. Aparte de eso me llamó la atención el hecho de que, como yo, él estaba escribiendo un libro, quería llamarlo “Vida”. Creía que el suyo era un título original. Le dije que Santa Teresa hace quinientos años se le había adelantado. Vamos a tomar un cafecito .

Era cierto, me fijé en el microondas, en las pipas y en las cuatro nueces, pero el ángel del camino no estaba, me hubiera gustado conocerle. Al salir del albergue repararé en algo insólito. Sentada en un banco de la calle justo en la pared de la casa de enfrente, una hermosa joven de rasgos asiáticos, leía un libro y tomaba apuntes. Impulsivamente cogí una rosa de las muchas que cubrían una antigua puerta a pie de calle y me acerqué:

¿Can you speak English?

Mi nombre es Kahi soy de Corea y estudio en Sevilla.

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Yo ya estaba sentado a su lado mientras Jon atónito nos obsevaba.

- ¿Qué lees?

– Paulo Coelho, el también hizo el camino . ¡Por Dios que aquella mujer era guapísima, no he visto pelo más negro y más azabache; mostraba dos piernas cortas y delgadas.

– ¿Te vendrías a cenar más tarde con nosotros? Yo ya estaba lanzadísimo.

– Sí, que bien, primero duermo siesta, albergue ahora lleno, no poder leer. ¿Y amigo?

Precisamente en ese instante Jon hablaba con el dueño de la casa del rosal, a tan solo siete metros se le escuchaba muy bien.

- ¿Le importaría si cojo una rosa?

– Hágalo, hay muchas. Le contestó el lugareño.

Jon cortó una Rosa, rosa pálido, la mía del rosal adyacente era Rojo pasión, Kahi se dispuso a olerla cuando Iñigo se acercó.

– Esta rosa tiene perfume, la que te ha dado mi amigo no.

No solo me acababa de traicionar, me había matado, me había espantado la liebre y jamás he de perdonarle esto, se sentó, no a mi vera sino al otro lado de Kahi. Ella deposito mi rosa sobre el libro, Iñigo le habló.

– He visto que escribías en tu cuaderno, nosotros también lo hacemos, escribir.

Me puse a hacerle señas, largo de aquí Jon. El pepino de él seguía dando palique.

- Yo estuve en Santiago, ahora recojo datos para mi diario.

- ¿Cómo se llama libro? Kahi puede comprar, yo busca en librería.

– No se ha editado todavía. Iván tiene que estructurarlo, es periodista ¿no te lo ha contado?

Me levanté, Kahi se incorporó y sacó su cámara, se la pasó a Jon, luego éste nos hizo la instantánea. El ángel coreano quería retirarse a dormir.

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– Poco tiempo para camino, yo mañana Sevilla, autobús Logroño .

– Si quieres yo te llevo de una tirada a Compostela . Se atrevió a sugerirle Jon.

Pero Kahi no entendió. A esa hora nuestra cena con la geisha se había ido al carajo. El pepino insistía, dos segundos con una fruta exótica y ya era adicto, estaba enamorado.

- Puedes confiar en mí pero no en éste.

- ¿Qué cosa cuenta libro?

–Pone al descubierto el lado espiritual de las personas. Son dos seres que se meten al camino para encontrar sus valores de fe apartándose un trecho de la contaminación del mundo.

- ¿Cómo samurai?

Ya he dicho que jamás se lo perdonaré a Jon. Me lo llevé hasta Estella, su coche estaba ya listo en la Opel. Los mecánicos del concesionario le conocían, pasó a la oficina y sacó la visa; mientras guardaba la cartera al salir me dijo:

– Solo me han cambiado dos bieletas de la dirección, con este y esa peregrina a la que he librado de ti, puedo llegar .

Eran más de las seis cuando nos despedimos. En el asiento del copiloto llevaba una especie de maletín de representante de laboratorio, lo abrió y extrajo un cuaderno.

¡Este es el primer borrador de mi diario, pongámoslo en marcha!

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Llegados a este punto es hora de llenar de agua la cantimplora, refrescarse un poco y echarse a caminar. Abriremos pues un nuevo capítulo y lo llamaremos:

El lenguaje de los signos.

Ellos no duermen, no necesitan descansar, nosotros sí. No tenemos viaducto directo a ellos, ni llave, ni noción de lo que nos espera. Ni tenemos de momento a Jon; ya interpreta éste los signos por casualidades; y ahí para nosotros esta la traición. Si lo hace nos dejará perdidos, él mismo a mi juicio puede estar perdido pero ya veis que dudo. Yo sé bien que tiene una llave pero las puertas ser presentan sin avisar y entonces al sacar la llave, los sueños retroceden. Nadie escapa de su propia realidad. Algunos no sabemos ni podemos descifrar los signos, ni siquiera descubrirlos, si es que un poder sobrenatural no los muestra. Traducirlos sin error es función de los elegidos, no son invisibles hay a mi alrededor mas de uno, pero todos los que veo y no veo, son uno, trabajan en uno, que es el mismo uno de todos. No es el don solo para ellos, hay otros muchos dones de todos que compartimos ¿Cómo explicarlo? Nuestra utilidad es el servicio, si alguien se preguntaba por una justificación de la vida, Jon lo sabe, a eso hemos venido.

El peregrino viaja, mira a las estrellas, no sabe llegar a ellas pero estas le avisan:

- Estas lejos sube hacia nuestra galáxia en espiral.

Quizás no llegue a alcanzar nunca alguna ellas se dice, pero se engaña, solo necesita disponer de tiempo, tiempo infinito y un mar de oportunidades.

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Jon viaja metido y prisionero de momento en un cuerpo que se acaba; limitado así no puede ir muy lejos. ¿Cuándo comenzará a subir? no importa. Ahora tiene la llave que abre el acceso a las estrellas, ahora está camino del origen, ahora rueda hacia la capilla del recuerdo donde encontrará a Dios esperando.

- ¿A Dios?

Él te dio la vida, él te quitará la anterior…y te dará una nueva. Guarda el testimonio.

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-La señal del cristiano es la santa cruz. De tal modo les saludaba.

–Nosotros venimos a anunciar el Reino de Jesús resucitado . Contestaron ellos.

–Lo sé, lo conozco, voy hacia allá.

–¡No anda muy lejos el chaval! Murmuraron entre sí.

(Cuando te encuentres a dos ángeles guía camino de Compostela, pregúntate de inmediato ¿Qué hice yo en la tierra?)

Jon fue bautizado, y bienaventurado el día. La escuela cristiana le vio nacer al sol que da luz, y a las letras que florecen en paz.

El ruido veloz del coche precedía a los pensamientos de un ser que no sabía a dónde iba. Nada estaba resuelto en su vida ni podía intuir cómo ni de qué forma se resolvería, todo era incertidumbre. Se agarró a los anillos de la fe, era lo que le habían dado seres que le querían. Cuando falla el amor se busca el amor donde lo hay. Y en Dios y en la familia está, en Dios lo hay, la familia lo tiene.

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“Mi padre habrá perdido la confianza en mi .” Pensó. No tenía porque ser acertado su pensamiento pero el motor de su coche quería llevarle al cielo; a ese lugar donde los deseos viajan deprisa para hacer frente con un analgésico al dolor. No cabe duda de que Jon imploraba ayuda, el vivía en el mundo material y espiritual de la necesidad. Era la hora de pedir que se manifestase de alguna forma el auxilio de Dios.

- ¡Sal Señor a mi encuentro! exclamó.

Y Dios misericordioso, lleno de angustia le hallo.

Mikel Jon optó por ir primero al Carmelo, fue la morada de su adolescencia. Viejos frailes ya sin capucha custodian la puerta de entrada al pasadizo que conduce al trono del rey. Venía de la oración que llevaba y fue hacia la oraciónque acompaña. Dejó la confesión por señal y volvió del Carmelo cristiano reconfortado. No era el mismo mendigo maltrecho. En cualquier ermita duerme arrinconada la carta escrita con destino al alma de Dios donde el moribundo reclama perdón. Y pronto aparece María. Aparece en Idoya, en un cruce de caminos, en Valvanera, en León, aparece en Santiago, en Palencia, en la calle y en el confín más rermoto de la soledad. ¿Qué pide Jon Mikel? El hombre busca consuelo y orientación, María le ofrecía desde niño amor de madre.

Un reto, “te entrego mi libertad y tu me devuelves a la familia”.

Jon Mikel empezó a recibir ayuda nada más despertar al hombre nuevo interior que quería pensar como Jesús. No había en sus actos ni rastro de él al comenzar esta historia, pero Maria le ayudó a reconocerse desde niño como discípulo del Rabí.

– Ponlo en ti.

En la soledad de la celda, en la oración que al cielo elevaste ante aquella cruz del sendero, contigo en el solitario banco de la Iglesia antigua, en el alma inquieta del hombre que encuentra en las obras de caridad la verdad, está acompañándonos el pensamiento de Jesús, el pensamiento humano del Señor. A la entrega de la fe en la voluntad de Dios que tuvo María, le da forma el legado de amor que nos dejó. Las canciones de alegría en la voz de los niños sean para el salvador. Y que ese candor se mantenga en llama, hasta la madurez de nuestras puras intenciones. 79

A Jon, bajo la paz del cielo ya nadie le perseguía. Pero recibió en las puertas de la estrella del dolor un aviso:

“Dile adiós a la muerte inútil, tú debes venir a vivir junto a Jesús tu hermano cuando el señor de la viña reclame al jornalero los talentos que puso en sus manos. Mira las tuyas, impresa en ellas esta la huella y el diseño de su autor”

Jon ha puesto en la nuestras, su más íntimo secreto en forma de cuaderno estampado. Yo quisiera empezar a pulir ese diario copiando sin lágrimas esta oración personal.

“Me avergüenza Señora hasta pasar cerca de esta imagen que me recuerda a vos, y que esta escondida en este lugar del valle. Tú eres una madre que recoge a los niños. Tú y el escogido por Dios, ese poderoso Señor que comparte su Reino con mendigos como yo, nos daréis cariño. ¡Volved la vista hacia los hombres perdidos, llegad a ellos! Soy yo uno más, dice esta voz que implora. ¡Qué orgulloso estoy de hacerlo señora si somos perdonados por Dios y llevados a su seno gracias a vuestro hijo, sediento de almas, que fue educado en valores de amor y entrega, alentados por su padre y por vos! ”

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Dosis de flores, caricias de bojes y avellanos, agua de manantial de la fuente del buen samaritano. Y también le hizo falta a Jon Iñigo la sombra de almendros, en un atardecer de rezos pensados en calles y templos de pueblos navarros, castellanos y gallegos.

EXTRAÑO VIAJE A COMPOSTELA - 2 -9 - 2008 - MADRUGADA

(DIARIO DE JON)

“Parti del hostal de Barasoain antes del amanecer tomando rumbo hacia la montaña, no cabe duda de que mi coche se enfrentaba brioso a este recorrido por una importante franja de territorio Navarro. Sin hacer ruido atravesé Tafalla dormida. Pasados unos once kilómetros dejé atrás el puente que sube a Ujué, y que se encuentra a la salida de San Martín de Unx. Apenas dos minutos más tarde el Opel iba descendiendo el puerto de Olleta cuando aferrado a su volante avisté la torre de la Iglesia parroquial de Lerga destacando poderosa sobre el resto del caserío local.

Al acercarme al pueblo me llamó la atención el espacioso arco que se abre en la parte lateral de esa antigua construcción, como una especie de gran ventana semicircular, en la cual estuve asomado un día, contemplando desde esa privilegiada posición un paisaje de viñedos y campos de cereal; el mismo que ahora iba dejando atrás, mientras las últimas sombras de la noche se perdían extrañas con su mágico efecto metiéndose por la cara interior de los ojos despiertos de cada espejo retrovisor. Entretenido con canciones grabadas antaño que conservo en un CD, conducía relajado, ausente sobre todo al escuchar una melodía romántica de origen francés.

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Aquella letra se pudiera traducir más o menos así. (Te confieso Iván que la interpretación es mía y libre.)”

“Viajo con un billete sin regreso, y aunque haré escala en París, voy más lejos, al corazón de un desierto. Estoy carente, quiero dar un viraje, un jaque mate decisivo al viaje. Mi vida vuela vacía, sin agua, sin aire, sin amor, pero pesa. Voy en busca de algo de paz y necesitado silencio; Se que lo hallaré, más allá de Paris, más allá del cielo abierto de Singapur”.

“Ya no recuerdo en qué lugar quedó escondida aquella llave. Conozco al dean de la capilla abandonada. Sé que hice la promesa de orar, la promesa de volver.Tal vez cubra la arena ya mis promesas en la vejez. Amontone el invierno las penas del viajero, Pero yo no tengo billete de regreso, tan solo el de ida a un desenlace incierto.”

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¡Vuela hermano Jon, sal en busca de ese lugar y de esa llave! Si es posible emplearé tiempo para tí, no es hora de recostarse en la almohada Esa llave que buscas abre la puerta del origen de todo y de todos. A donde vayas ángel herido yo viajaré contigo, Tal vez escogido como tú para alabar e implorar a Dios. Viajar sin temor por el túnel del tiempo con la garantía de encontrar poesía, paisajes, rostros, seda, éxtasis, alimento, grutas misteriosas, flores, desiertos de arena ondulada, oasis, mares de agua finísima, calma… Y un nuevo amanecr del sol.

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RUTA DE VACACIONES.

Cada día que pasa se cotiza un poco más caro el tiempo que nos han regalado. Cada fracción de segundo la vida que nos queda por vivir se desgasta, el horizonte se acerca, la distancia se acorta. Llegaremos lejos, si respetamos obedientes el STOP. Casi, casi, sin darse cuenta, Mikel Jon y su 2000 Turbo inyección se han presentado en la explanada que mística y vacía se extiende frente al castillo de Javier. El potente automóvil de ingeniería alemana es el único vehículo que en ésta fresca mañana de finales de verano aparece aparcado cerca de la casa natal de aquel valiente y abnegado misionero de Cristo. La puerta de la basílica anexa a la muralla de ronda, está cerrada. Jon se da cuenta del silencio monacal que envuelve con su halo madrugador a las diversas casas de oración, residencias de reposo, contemplación y ejercicio, que rodean el palacio de los Jaso Azpilicueta. Sube los mismos peldaños que un invisible rosario de penitentes recorre de rodillas año tras año como reto final de un peregrinaje de júbilo; pero hoy, viaja sin cruz de penitencia comunitaria y reza solo.

Se sentó sobre el murete que circunda la plaza, cálidamente animado su rostro por el todavía tímido sol del amanecer. Iñigo repara en la piedra rojiza de la sobria fortaleza que aparece ante él, pintada en relieve, dando al conjunto un realce de profundidad, como si fuera una postal en color sobre la que flotando pudieras penetrar. Arriba al fondo, se divisa el cielo azul intenso y nítido que hoy de mañana, ha sido programado. Es un instante a retener, mágicamente hermoso. Una mujer caminante pero no solitaria en su interior, pasa a su lado y le sonríe. A Jon le reconforta esa expresión de serena felicidad que irradia el rostro de la joven, y que interpreta como un guiño místico de procedencia divina que solo iguala en bienaventuranza esta aura espiritual y de aroma a verdad que se percibe en el día regalado y que ahora en este preciso momento tira de su descriptiva imaginación, porque se eternizó en un cuaderno de apuntes que nuestro amigo acaricia en los aledaños del hogar del santo de las misiones. ¿Estará guardada en este lugar también alguna llave? Espera, escucha, conectemos con el archivo de la memoria del ordenador de Iñigo Jon,

Posando esta el universo presente para una fotografía digital, tomaos tiempo, buscad la mejor sonrisa, mirad a esta próxima página con una expresión que denote que el espíritu misionero de Javier está metido también en vuestras almas… y en el suspense. 83

Que note Jon que le seguimos, dile tú mismo lector que buscas a Dios, que es nuestro mismo padre, se han cansado de decirlo, de aquí no se escapa nadie. Llevadle alabanzas de parte también de nuestra alma errante, recordadle por si se ha olvidado que una gran muchedumbre le sigue, le quiere y busca su reino… no pongáis más esa cara antipática, esto es una foto para el pasaporte…

Sobre todo tú Jon, posa y continúa el camino, nadie te observa; deja el mundo de afuera como esta, no le cambies ni una coma, estás de enhorabuena, queremos compartir tus sensaciones, la cámara apunta al futuro, viaja… viaja.

“Admirar la sonrisa, es amar lo bueno La gracia y la felicidad. Pues todo lo creado es sonrisa de Dios ”

Iñigo continuó hacia el norte y enseguida tuvo que cruzar el lecho de un río con su cauce lleno de aguas rápidas que saltaban atrevidas desde las bocas del embalse de Yesa. Al hacerlo, en una curva y sin dejar el volante, distrajo amorosamente la mirada hacia los evocadores y todavía imponentes ojos del histórico puente llamado de “Los Roncaleses”. Ahí estaban, todavía intactos, sus sillares. Centenares de años y de aguas horadan esas piedras cuyos elevados arcos desafiantes, reclaman derechos de paso para los viajeros que salvando la creciente avenida caminan dispuestos a presentar respetos al salvador. El Señor del alma, del agua y del sol es también savia de los árboles, de las rocas y el viento, y en los airosos dominios de la abadía cristiana de LEYRE tiene su morada, cuna de la primera monarquía Pamplonesa, reina y señora del pirineo.

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Juan Miguel Iñigo, llegó como después nosotros, hambriento de historia cual mendigo del saber. La puerta de esta fortaleza natural situada a los pies de la cañada que atraviesa la montaña estaba abierta. Como una bienvenida a casa se pusieron a sobrevolar las pardas y majestuosas águilas por el espacio abierto al viento y al tiempo. Estamos en territorio sagrado. Es la patria del humilde pastor trashumante, la posada y tumba del irredento guerrero bascón. No es la primera vez que Jon visita el monasterio restaurado en piedra del lugar bajo la descarnada sierra de Leyre. Mikel se acerca con confianza familiar y se adentra en él. No piensa ni remotamente al mirar el reloj que esta sea la última vez que asistirá a la misa conventual de las 9. Con su todavía no olvidado anhelo eremita, arropado ya en su religiosidad por cánticos gregorianos penetra en el interior de la basílica del monasterio.

Era más que una inesperada sorpresa, lo que Juan Miguel vio; suntuosas capas blancas cobijando a monjes benedictinos con hábitos de paño negro…el paso pausado del Abad con el libro de las antiguas escrituras en alto. Mikel inclinó la frente al divisar la imagen que recuerda a María y se arrodilló entregado ante el Dios de carne y hueso clavado en la cruz. En comunión de oraciones con aquellos frailes aislados del bullicio del mundo, se benefició del alto grado de espiritualidad que reina en el sobrio templo. Envuelto en aroma flotante de incienso gregoriano, se desató su amor hacia las verdades, con la ingesta, asimilación y entendimiento de las palabras que muestran los misterios accesibles de lo divino. El rezo se ha asentado desde hace siglos, sobre la roca subyacente del vientre de la montaña de Leyre. A estos suelos y muros los sostienen con sobriedad artísticos pilares de las criptas como base firme y segura de una construcción legendaria.

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Una fuerza activa empujaba a Jon a dejarse caer una vez más de rodillas sobre la tabla de madera a los pies de un banco. Nuevas y repetidas señales al aire en forma de cruz, trazadas en la mañana que ya está acostumbrada al ritual. Lo hizo Jon también al salir por el pasillo central con doble genuflexión, como si hubieran dejado expuesto en soledad pero no abandonado el pan consagrado, ese trozo de misterio blanco. Acababa de recibir el nutritivo alimento del alma, mejor dicho, del cristiano. Al que accede cual maná que entrega Dios a su pueblo en su éxodo de miles de años por el desierto.

Este nuevo pan sin levadura que nos hace partícipes del cuerpo y sangre de Jesús al que Dios acepta como víctima del sacrificio, también sirve para dar esquinazo a la esclavitud de Egipto.

SOY DE DIOS

“Dios es mi padre, y creo a Jesús. Jesús vino de parte de Dios, El le ha enviado. Yo, recibo el mensaje de mi Señor, A Jesús le llamo “Maestro” Soy su dilecto alumno. No acepto por padres al mundo y al diablo; ni quiero realizar sus deseos. Yo quiero a Jesús. El ángel expulsado siempre me confunde, fue un asesino desde el principio; Nunca ha estado con la verdad porque en él no existe verdad ni piedad. Cuando dice la mentira le sale de dentro, porque es falso y padre de la mentira. El que es de Dios escucha y pone en práctica lo que Jesús dice. Si no somos partícipes de Cristo en su muerte y resurrección no encontraremos nunca el sentido del mensaje. Quien haga caso de él y deposite su confianza en Dios, oirá la voz de Jesús y no sabrá nunca lo que es morir”

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Querido Jon peregrino: Peregrino sin rumbo fijo. Entraste en oración y así te has quedado en Leyre, en cuerpo de guardia perpetua. A tu izquierda el cofre donde reposan los restos de los primeros caudillos de las monarquías de Pamplona y Navarra. Cuando te comuniqué que llevaba bien avanzado este capítulo de tu diario, me confesaste que aquella mañana alguien hizo sonar “como Dios manda,” bien afinado el do re mi fa sol de un viejo y humilde armónium. Ahora nosotros salgamos fuera, hay leche del día en la hospedería.

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¿QUIEN ERES? ¿A DONDE VAS? ¡QUÉ TOCADO VIENES!

Partí una mañana desde un lugar no muy lejano. Me encontraba desolado, compungido, malparado, enfermo de cuerpo y alma; pero aun con aliento. Podrían ser las seis de la madrugada. La primera cita de referencia en el trayecto fue la vieja torre fronteriza de Javier.

-Exacto, el hogar de su familia, buen punto de partida…

Ese…y una inesperada sonrisa.La mañana estaba limpia, puede que mi corazón sienta gozo: desde aquí hasta que decline el día.

-¿Y por donde continuamos?

Vuelve tu mirada a la izquierda…ahí, mitad derruido como fondo de nuestro escudo roncales, el puente de la victoria, testigo orgulloso del paso del ganado hacia pastos y tierras propiedad de nuestro Señor.

- Que al frente de su pueblo sirve también al Dios de tus antepasados Jon. Los montañeses que yo conozco son buena gente. En la historia, que no se gobierna sola, erigen rey, defienden su ley…sus montañas…

Y la fe.También sus familias. Con la espada y con su ejército, su propio ejército de valientes. Otros reinos les piden ayuda para encabezar más de una batalla….

-Pues para ese lugar vamos, tus palabras están escritas.Te hemos visto entre los benedictinos, benditos frailes que lo dan todo. Sabiduría, silencio, paz, estudio, oración….

Vamos Iván, que son monjes de Dios!

- Así sea . Y sigue contando.

Llegué a Leyre como si lo hubiera medido, justo para la hora de la Eucaristía. Debo decir que estaré siempre aprendiendo a ser buen cristiano. Así que, lo primero es lo primero.

-¿Y para cuando tendras listo el mapa de ruta? Te esperamos en la portería queremos llevar algunos recuerdos.

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Juan Miguel Iñigo subía con facilidad por la senda de piedras, lo vi perderse entre la vegetación, pues puse un escáner y un micrófono en el puño de su bastón. Se detuvo a admirar los grandes árboles, y sentado más tarde sobre un enorme peñasco de la montaña que había escalado, mirando al cielo y a las águilas alababa a Jehová.

-Buscaré al minúsculo pajarillo de San Virila . Dijo

Y Jon quería sentir lo que sintió él. Lo conozco, algo parecido a la paralización del tiempo

Han transcurrido mil años y sin embargo solo ha pasado un día, está escrito en las rocas. ¡Jon amigo! Sigue por el sendero de la izquierda, pronto hallarás la fuente, verás brotar pura y tremendamente cristalina el agua. Debes reponer fuerzas. Al descender vas a encontrarte con ciertas personas.

- ¿Queda mucho para la fuente, muchacho?

- Sigan ustedes ascendiendo, en dirección al cielo que actua orientador por inercia, les llevara derechito a ella. A veces encontrarán alguna piedra voluminosa cerrando el sendero, no tomen esa ruta equivocada. Hagan caso de su sentido de orientación es lo más indicado. Hallarán la fuente entre cobijada entre frescor y musgo, adornada con hojas secas de hayas y robles. Al llegar a un recodo aparece sola.

- Nos habían dicho que por aquí encontraríamos, lobos, dinosaurios, ¡Y qué sé yo! Exclamó riendo el viejo que iba a la zaga de su señora. Sonreia divertido Jon y también la dueña de los pasos de aquel señor. Era una pareja de ancianos simpática. Nuestro amigo añadió

- No teman nada, ustedes sigan caminando por este sendero que van bien, en esta zona no se sabe nada de fieras, quizá si fuese más arriba allá en el pirineo tal vez, algún oso, allí está “Camille” ¿Son ustedes de muy lejos?

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¡Ignorante de Jon, no sabes bien hasta qué punto el temor risueño del abuelo se convirtirá en realidad para tí! Camille observa, o tal vez Neré; mas por el momento, aunque un día de estos volvamos, dejemos la abadía de Leyre como está, mística y hermosa como una novia del embalse, o mejor dicho, esposa del serpenteante mar del pirineo Juan Miguel Iñigo, el viajero tenaz, ha llegado a buen puerto. “El Urzenkiar” esta ordenando sus cosas en el interior de la habitación doble que le han asignado. Después de atravesar la angosta y difícil ruta del valle, ha aparcado el vehículo junto al puente viejo del pueblo, “su pueblo”. Por cincuenta euros diarios ha alquilado para él solo, una acogedora casa rural.

YDOIA / IDOYA / IDOIA (2-09-2008) Atardecer.

Jon capturaba imágenes con sus ojos y guardaba en el interior de su mirada cada instante de la vida que pasaba ante él. Capturaba y se dejaba capturar por esta y otras imágenes de la vida que pasa ante nosotros, despacio o deprisa; imágenes que mueren sin que las sepamos de otra forma detener o imprimir, solo mirándolas. Y lo que veía Jon en ese momento le gustaba. Su vista era una cámara en movimiento a través del bello paisaje del edén que le rodeaba. Sintió un agradable frescor mientras ascendía por un solitario sendero que desde la puerta de entrada a ISABA, serpentea entre antiguas tapias de huertas abandonadas; Un sendero que conduce al peregrino feliz hasta depositarle sobre un banco indulgente, junto a la recia sillería que sostiene el santuario de Nuestra Señora de Ydoya. Era una hora muy bien iluminada por los rayos de un sol que parecía aliarse radiante con el espíritu de deleite de Jon

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Cayó extenuado nada más doblar una última curva a la izquierda, era el final del camino empedrado. Hemos llegado hasta el primer punto de reflexión de lo que quiere hacer, llegar a la cima de la vida dando un paseo entre espinas y flores, y había que empezar hoy. La ruta que conduce al ser humano a su destino presenta un recorrido largo. La de Mikel Jon es una de esas vidas dotadas de corazón con tiempo de duración que aun no está definido. Como un reloj que tiene cuerda, energía, emprenderemos con él, un viaje en cierto modo aventurero. ¿Ira el misterioso bajel imaginario, hacia un enigmático destino? El modo de locomoción todavía no está consensuado. Nuestro cerebro en el momento presente cuando se acaba de detener la prisa, reposa como el de Jon un tiempo, para aspirar la fragancia del jardín. Aquí se respira quietud. Nadie tiene la obligación de programar nada, los días pasados han sido días de fuerte stress, acabamos de llegar, nuestro amigo se ha sentado, no se oye ningún ruido de loca civilización.

Este prófugo de la ciudad, venía al caminar reflexionando en esto y aquello, inevitablemente sumido en pensamientos que se bañan dentro de una amalgama de sustancias negras como sombras obsesivas mezcladas con todo el humo problemático y contaminante que destila de la fábrica urbana que dejamos atrás. El de Jon por el momento era un viaje de huida, emprendido de forma obligada al verse en el desamparo y con necesidad de autoprotección. Sabe que no está en condiciones de ennoviarse todavía cien por cien con la naturaleza mientras su memoria viaje con pensamientos dañinos pretendiendo acabar con él; en algún lugar los tendrá que abandonar e ir soltando los que más estorben. Esto iba pensando mientras recorría el empinado trecho que conduce a la ermita. Ahora ya empieza a desconectar de veras cuando repara en que se ha parado en el centro de un estrecho valle, una especie de vaguada, un lugar inexpugnable, por el que ya se abre paso su alma libre.

Ya le calma a este cuerpo con espíritu el sonido del agua cantarina de un regacho cercano, que discurre paralelo al camino, entre ramas de boj y vegetación de olores fragantes. Jon en sus salidas al monte no dejaba de fijarse en cada uno de estos ocultos prados custodiados por bellísimos troncos de árboles que alargan sus raíces buscando el don del frescor de la tierra y el zumo de las aguas limpias; bajo hierbas y flores donde quiera que estén. Idoya es un remanso de paz, son apenas ochocientos metros para descubrir este recogido jardín. Merece la pena hacer un esfuerzo sin apenas sudar.

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El viajero estaba disfrutando del premio de la contemplación, mater natura que estimula el amor por la divinidad. Gozo que siente el carismático ser humano que se ha aislado en la ternura del silencio recogido. En el alma se esta pintando una acuarela de color que la imanta hacia la mística. Algo ha cambiado, todo debíera cambiar. El espíritu contemplativo ha dado con un lugar apto para meditar durante unos segundos, dar sentido al azul del cielo, a la generosidad que cubre a la tierra, ilusionarse por poner orden una y mil veces de nuevo en el caos perenne que envuelve la vida. No te equivocas cuando estas solo Jon, tu hada buena programa pequeñas escapadas que dan un certero golpe de timón al carácter exclusivo de tu personalidad, buscando para ti enclaves como éste, considerados por ella, capricho natural de un hacedor que bien sabe lo que hace. Y no solo tu tiempo vacacional es apto para meditar, también ocasiones de inflexión como ésta Mikel Jon, nieto de pastores, hijo de pastor.

En este aposento de las montañas, según la tradición, los habitantes del Valle de Roncal, devotos de María, honran a la reina y señora del dolor. Idoya, es otra de las advocaciones Marianas. Son muchísimas las muestras de amor que los hijos de los hombres y las mujeres de esta tierra profesan por la madre de Jesús el salvador. A Jon le dijeron que una gota de rocío se desprendió de los rosales que María tiene en el cielo y vino a parar a esta selva virgen de Idoya, polinizando de hermosura la floresta de estos alrededores. El protectorado de nuestra virgen sobre los que acuden a ella convierte al santuario en una minúscula embajada de paz del Reyno del creador.

Los ojos clarísimos de Jon ya están repletos de belleza que fluye por doquier. Nacieron verdes entre flores silvestres que desde niño se reflejan en ellos, campanillas de todos los diseños, margaritas y orquídeas de endiosadas formas. Hasta este paisaje secreto, ligados al corazón de nuestro amigo, hemos llegado. Invitados, como a un inmerecido destino sagrado; cómodamente sentados ahora tras nuestro periplo solitario por los márgenes del Esca, el rio del Valle. Iremos, si os parece, siguiendo la huella que al atravesarlo marcaron los pies del viajero. Antes de llegar a Isaba previamente, había dejado disfrutar a sus botas de monte subiendo por el cauce del río que que atraviesa el valle, utilizando un escarpado sendero, antiguo camino real, que discurre a veces por bosque, y a veces pegándose a la rojiza pared vertical de las montañas. Pequeñas rocas desmenuzadas se desmoronaban a su paso y esto no parecía impresionar mucho al valiente y confiado andarín.

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Estas formaciones montañosas que le rodeaban las conocía desde niño; se elevan en ángulo empinado ya desde el lecho del rio, creando resbaladizos terraplenes, donde cantos rodantes van bajando por ellos, junto a tibias resecas de animales de tiro, grises y esponjosos huesos mezclados con grava, algún fémur de recios y viejos bueyes o caballos; deformados estos por la fantasía de las aguas de mil años nacientes, hacen a Jon viajar por el halo prehistórico del Valle del Roncal que se ha sujetado a este jurásico enclave. Así seduce al viajero como una salvaje pintura enmarcada en un museo primitivo. De este modo, también nos puede hacer fantasear a nosotros, cuya misión siguiendo a Mikel es atravesar algún barranco o vertedero similar a este, e imaginar desenterrados cráneos partidos de osos cavernarios que se mezclan con los cascajos y restos de pertrechos medievales que descienden empujados por las lluvias desde las cuevas ocultas de Aizaritu. Desde aquellas agrestes almenas, arranca el vuelo del águila que planea majestuosa y desafiante, acariciando el viento con las garras nacaradas teñidas de sangre. Viendo todo esto, observando la naturaleza paso a paso, a lo largo de cuatro kilómetros, Mikel Jon había partido hacia ISABA desde villa de URZAINQUI; hundiendo el gore- tex de su calzado marca “The north face” en el lodo final enterrado bajo el humus de siglos que se amontona en el suelo de el “último” de los bosques sombríos.

Ya esa tarde en Idoia, Jon, atravesó la senda por la parte frontal de la iglesia cuya sólida puerta de madera reforzada y adornada con artísticos goznes de hierro, en ese momento permanecía cerrada. Caminó mirando al suelo y muy decidido, ensimismado en su rico pensamiento, pleno de ideas de felicidad. Es una tarea habitual, captar belleza y almacenarla en la alacena del interior dejándola a disposición de la memoria. Un poco más adelante su caminar se ve interrumpido por la aparición de una valla formada por estacas de madera, que sirve para impedir el paso del ganado suelto, fauna salvaje, reses de la cabaña local desmandadas, y algún que otro ciervo o sarrio autóctono incontrolado.

Jon desató con facilidad la soga de esparto trenzado que sirve de cierre al portón y accedió con facilidad al otro lado. Alejado ya unos metros de la huerta del pequeño santuario y tras atravesar el prado repleto de hierbas muy crecidas, éste, encontró que el sendero, se bifurca en dos ramales señalizados, y que se adentran por la espesura de los bosques. De forma prudente y cauta, determinó no seguir y dio media vuelta.

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Era muy consciente de que a partir de ese punto, las montañas que rodean el pueblo empiezan a crecer. Mikel Jon está aquí, en parte, porque desde antes de nacer siente la llamada ancestral del Pirineo. En él se encuentra, su átomo de agua vital. Hace unas horas ya, que el aroma familiar que desprenden las matas de boj, le ha vuelto a resucitar. El, cuando no esta en el valle lo suele necesitar. Un encuentro con el aire oxigenado que desde que apareciese por aquí cual niño abandonado en 1949, su pulmón reclama con derecho. Aunque Jon Iñigo, otea los esbeltos pinos negros con el nervio de sus raíces aferrado a las muchas rocas y a la escasa tierra de Larra, recubierta de un manto de nieves perpetuas; no pretende acercarse por el momento hasta las cumbres serias del Valle; ni siquiera esta preparado. Hoy es apenas, un aventurero ocasional; se ha acercado hasta Idoya a propósito. Quiere rezar, pedir luz que oriente, protección a la complaciente madre del niño maestro. Ella, bajo diferentes advocaciones, es la excelsa patrona de todo lugar cristiano que se asienta sobre este suelo esférico que flota gravitando en la inmensidad del sistema solar celeste; En Isaba, el agua de rocío indulgente se posó poético sobre hermosas rosas, justo en el enigmático juncal donde se erige el templo. Este sitio escogido por la lágrima de la Madre del Salvador para embalsamar de amor a sus hijas e hijos peregrinos, se guarda primorosamente desde hace años en el corazón de Roncaleses, muertos, vivos, presentes y ausentes. Al otro lado de las rejas, protegida en el interior, sobre las losas de piedra del altar, reina la talla de la señora del lugar. Tiene un poder mágico a la hora de prestarte un cayado como apoyo, auxilio espiritual en el camino de oración, paz que a la estrella nos debe guiar. Y Jon lo sabe. Es el enlace que le llevará a Cristo, de corazón a corazón. Desde el regazo suyo a la unión con Dios. María es la madre del niño que señala el camino que nos dará luz.

Hasta esta bendita ermita escondida en la ruta de las montañas han llegado muchos pies, e Iñigo se siente un poco Isabarre, desde niño adora con pasión este valle. El ama lo que una madre le enseño a amar desde las entrañas. La naturaleza, el Dios del bosque, la gente, y el oxígeno hacedor de la vida.

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“Ama hasta que te duela. Si te duele es la mejor señal”

Esta primera frase, que en principio quiero que llame vuestra atención, es la que Iñigo encontró escrita en un folio de papel, pegado con cinta transparente, sobre una de las piedras del muro del rincón, que abrigado y adyacente a la puerta de entrada de la casa del ermitaño, sirve para que el caminante se detenga, repose y…hay más

- “Cuanto más nos vaciemos, tanto más espacio ofreceremos a Dios para que nos llene” –

Tenía buena disposición para leer, reflexionó sobre lo escrito; se hallaba en armonía con la naturaleza y consigo mismo. Meditaba concentrado en silencio y desconectando gradualmente de los terrores del mundo. Creía estar ya en sintonía con el espíritu adquirido nada más entrar en aquel recinto, donde reinaba la paz. Había otras oraciones impresas en folios adheridos a la pared. Depositó la vara de avellano, fiel apoyo de caminante, sobre una de las jardineras de piedra labrada, que en fiel artesanado rústico, alguien respetuoso con el entorno había colocado en orden, a uno y otro lado del paso enlosado. Y haciendo un peueño malabarismo quedó finalmente el palo en el suelo retirado por el momento de acción, guardando cuidado de no dañar las flores.

- No parece que haya nadie en la casa del ermitaño – Pensó.

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Y siguió leyendo

“Antes de hablar, es preciso que escuches, Dios habla en el silencio del corazón”

“La pobreza es algo maravilloso porque nos da libertad; significa que son menos los obstáculos que nos separan de Dios “

“No es tanto lo que hacemos, cuanto el amor que ponemos en lo que hacemos, lo que agrada a Dios “

“Actualmente el mundo no está hambriento solo de pan, está hambriento de amor, de ser querido, de ser amado “

“No podemos hacer grandes cosas, solo pequeñas cosas con gran amor”

TERESA DE CALCUTA, firmaba los escritos. Jon compartía su pensamiento.

- Ahora estoy amando a esta mujer .- Se dijo para su interior - Su mensaje serio, me infunde respeto, me inspira caridad.

¿Qué hacía aquí imantado, repasando citas pegadas en las paredes? En ese instante…creyó escuchar una voz. - TOMAD LO BUENO – Habrá sido el aleteo de alguna mariposa, pensó (y ni se inmutó) siguió copiando frases.

“El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario. En paz con Dios, con los hombres y con nosotros mismos. Al final se descubre que el perdón es una de las expresiones del amor.”

“La falta de perdón es destructiva para nuestra psicología. Perdonar significa simplemente, dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o rabia. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió; ni darle la razón a quien te hizo sufrir.”

“La falta de perdón nos ata a las personas con el resentimiento. Nos tiene encadenados.”

Y al final, el remate…

“Muchas veces sucede que la persona más importante a la que tenemos que perdonar es a nosotros mismos.” 96

(Cuando reconocí aquella voz ya era tarde, pretendía hablar en privado con Jon pero había marcado el fijo) -Soy Laura ¿Quién le llama?

-Reyes, del diario, quería consultarle un dato ¿ha cogido su móvil?

-Hoy fue a comer con su padre.

-¡Otra vez ingresado el abuelo! Es verdad, me lo dijo, insuficiencia renal crónica ¿Cómo siguen los niños Laura?

- Nerea en catequesis para la confirmación, Daniel loco con su fútbol ¿Te has casado?

- Resisto indemne.

- Siempre has sido perverso. ¡A ver si escribes algún artículo de psiquiatría o de viejo cine!

-No mando Laura, ahora estoy con un largometraje existencial. Un beso .

Colgué y volvi a marcar.

-¿Jon? Acabo de hablar con tu contraria ¿Qué hace Iñigo padre?

- Otra vez con el derrame, pero se recupera bien.

-Dale mi abrazo. ¡Oye escritor, no lo haces mal!

-¿Me avanzas algo?

- Te lo montas bien chaval. He estado varias veces en Ydoia y conozco las frases esas de Teresa de Calcuta. El año pasado compré en la feria que montan las librerías de Pamplona en la plaza del castillo, un libro de Madre Teresa: “VEN, SE MI LUZ” Son admirables las cartas privadas de la Santa de Calcuta, que incluye en ese trabajo Brian Kolodiejchuk.

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-Yo también lo he leido, era guapa la monjita esa, de joven.

-¿Quedamos?

- Te avisaré, tengo las instrucciones de plegado de un carrito andador de viejo en las manos.

LAS MANOS DE DIOS

Me pregunto ¿Dónde estarán las manos de Dios? Imagina que estoy frente a él ¿Dónde están tus manos Señor, para luchar por la justicia, para dar una caricia o un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados?

Después de un largo silencio escuché su voz que me reclamaba.

¿No te das cuenta de que tú eres mis manos? Atrevete a usarlas para lo que fueron hechas: Para dar amor y alcanzar estrellas.

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Era ya noche del primer día de su viaje. A cuatro kilómetros de Idoya Jon Mikel Iñigo intentaba dormir. Extraño viaje, quién sabe a dónde. Acaba de sonar el cuarto en la campana de la torre de la cercana Iglesia, en las grandes ciudades, ya no se percibe esto, necesitan ruido para conciliar el sueño. ¿Qué puedo hacer en esta vida? se pregunta nuestro amigo. Después de reflexionar sobre todo lo sucedido, te mereces un descanso. Y no te alejes mucho de tu cuaderno diario. Insinuo.

-- Las cien puertas del sueño --

¿Dónde empieza esta historia?

-En el principio

-¿Arriba en las montañas?

-¡No lo sé! Ni hablado, ni escrito, ni llovido del cielo.

--

La campana de la Iglesia del pueblo hace tañer los tres cuartos, y todo esta por venir. La mente de Mikel hasta en sueños entra en oración.

¡Oh, mi Señor! ¡Dios mi Señor! Yo creo, adoro, espero y te amo:

Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

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SUEÑO EN DIALOGO

María es la estrella que nos guía - ¿Estrella de un río?

-Del mar, de la vía láctea tal vez

Y de la fantasía Jon, de la realidad externa, y de tus sueños…

-O desde el nacimiento del mismísimo hijo de Dios ¿Te das cuenta?

-¡Ya está! Me vas a decir que en Belén…En Belén de Judá, ahí nace el sol.

--

YO SUEÑO ¿TU DUERMES?

Sobre el restaurado escritorio de madera hay una Biblia y un cuaderno con apuntes. Su propietario ha dejado algo escrito: LA INSPIRACION ¿Es divina?

-Es divina la gracia ¿Y la información?

- Puede ser errada. Si procede del cielo, no.

-¿Entonces el Salvador?

- Procede de Dios. Jesús Salvador, es Dios con nosotros.

--

Jon sigue en su blando lecho, sueña, en la habitación se respira paz. Acaba de entrar a cierto paisaje por una puerta. Un oso más que adolescente se acerca, constata su presencia de puro cerca que está, estudia su pelaje, su color. El bello animal pasa frente a él, tan solo a dos metros. Jon siente miedo, ¡Aquello es tan real! ¿Qué hacer? Sin saber de dónde lo ha tomado, interpone entre el oso y él un hierro que aferrado a sus manos utiliza como arma de defensa, Jon quiere huir. El sueño es tan real que el instinto de supervivencia le impulsa a salir. Hay una puerta antígua que resulta familiar, el pestillo obedece a sus manos. Mikel Iñigo, despierta automáticamente, mira hacia la puerta, la reconoce, reconoce el pestillo, es el mismo del sueño. Soy yo, metido en la cama, se dice. Tres de la madrugada en su reloj, extraña la cama, extraña la habitación, es la primera noche en esta casa rural. Suenan la cuarta, la quinta, la sexta campanada en la Iglesia. ¿Por qué sigue Jon en vela?

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Día 3 del 09 de 2008

J. M. subió esa mañana al Pirineo y…un precioso ejemplar, un omnívoro bien mayor ya, un hermoso oso pardo le estaba esperando. La especie autóctona de esta región montañosa hace años que se ha extinguido, pero en especial el gobierno francés ha introducido en la zona durante los últimos años varios ejemplares de origen esloveno. Y así, sin necesitar pasaporte ni hablar euzquera suletino ni siquiera chapurrear gaélico o castellano impuro, hasta el pueblo de Jon los osos se pasan. Parece increíble pero sucedió, fue así. Se había despertado en mitad de la noche. Alojado en la casa rural, intentaba descansar, concentrarse…dormir, soñar. Desde que Jon me lo contara, sigo pensando en el oso. Detectó a mi amigo con su olfato, se molestó y le advirtió de su presencia, primero con una bocanada de saliento. El oso se movió entre las ramas del bosque y el corazón de Iñigo se paralizó. Camille por si fuera poco alzarse hasta alcanzar dos metros, puso de manifiesto su poder emitiendo un pavoroso gruñido. Y este es un reciente pasado del cual mi viejo compañero de latín salió intacto. Por un momento he pensado que “Camille” es a mí a quien persigue. Dice Iñigo en su diario, que no daba lugar para hacer una sola fotografía sin orinarse y correr, correr, correr. Ni para atarse los cordones sueltos de las Trekin de media montaña tuvo tiempo, se paralizó sí un momento, pero fue su corazón. Decirlo en verdad no cuesta, pero sentir la presencia de un oso a quince metros en tu entorno debe ser terrorífico.

- Es terrorífico.

¿Habeis oido una voz? Me ha parecido escuchar una tonalidad familiar.

“El oso no llegó a hacerme daño; puede que estuviera a tan solo nueve o veinte pasos de mí; me había metido en su bosque, profané su intimidad, retrasé su almuerzo, me interpuse en su camino. Me encontraba haciendo senderismo en la zona próxima a sus oseras. El es libre y se preparaba para invernar, necesita buenas dosis de comida y acumular grasas para su letargo hasta primavera.”

Repaso notas de un cuaderno escrito ese mismo día por una mano temblorosa. Me olvidaré casi de comer, tan enfrascado en el relato estoy que ni siquiera he preparado la ensalada, por seguir narrando las andanzas de un oso legendario en Navarra,; un oso pardo que duerme en los altos roquedos y se mueve por los bosques, prados y cumbres del pirineo aragonés y navarro buscando ovejas, que no flores. 101

Camille pasa la primavera, verano y otoño, merodeando por las bordas de los pastores y entre cordero y cordero olfatea fruta y miel por si le apetece de vez en cuando. ¿No queda cerca de estos bosques también tu casa Juan Miguel? En épocas de verano pescábamos chipas bajo los pilares del puente y robábamos sagartxos de la huerta de Organista, arriba en el barrio del castillo. El fue vecino de pupitre de los niños del pueblo en la escuela nacional de Doña Justa. Satanás le invitó más de una vez a importunar culebras tendidas al sol junto al frontón Urralegui. ¿No eran de tus antepasados estos hayedos, fresnos, pinares y robledales que ahora contemplas Iñigo? ¿No deambulan todavía por la niebla átomos que metidos en tu alma de pastor con espada, arrebatan la cabeza al enemigo tras palos a degüello en el bosque de mil batallas?

Amigo que me invitabas a no sentirme forastero en la villa, dejándome recorrer las calles con la karrascula que te hizo el tío Quintín Cherrail, el carpintero. Lejos de cualquier espasmo de dolor, que voluntariamente incinero, recojo del suelo una flor y contemplo la hermosura de ese paraíso que ya estaba aquí antes de que pudiéramos nacer. Y por eso yo, escritor profano, vulnero cualquier ley para irme de viaje contigo en los sueños. Y si me dejas solo, procuraré inventariar con admiración todo esto que por tus ojos veo, para dejarlo igual. Así estaba el valle cuando vine contigo y lo encontré. Y hallado así, natural seguirá cuando nos vayamos, será para otros el legado. Mi firma hoy es la de quinientos mil Navarros censados. El verde de tu país marcha ya como incienso para España, para algún turista alemán, francés o lusitano; para Camille, el último oso pirenáico libre. Y para esa pobre oveja que atónita te oyó rezar dos minutos antes de tu encuentro con el diablo.

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Javier (el de casa Matxeo) había procurado a Jon un documento confeccionado con exctitud milimétrica a partir del plano oficial del archivo municipal. Ante sí, el Urzenkiar tenía casi toda la terminología local en lengua vernácula con el nombre de los montes, con sus delimitaciones, mugas, subdivisiones, hondonadas y barrancos que rodean la villa. Pronto alguno de esos nombres fueron despertando viejas teorías y configurando para su tesis nuevos datos que alimentaban fantasías.- Aristoia, más o menos cae por allí -. Le indicaba Javier la tarde anterior señalando hacia lo alto desde su silla de ruedas. Estaban hablando de un bosque primitivo que quedaba por encima de la zona de nuestras pequeñas excursiones cuando éramos niños. 102

Un término no tan próximo a Ungrun /ea en la trasera del castillo, como yo creía, sino bastante más arriba todavía de la borda de Larratza, dentro de un monte re bautizado al castellano como “La corona”, cumbre a la que intencionadamente Jon tenía pensado ascender un día de estos. - Yo nunca por mí solo lo hubiera encontrado , dijo a Javier. Desde luego que el de Matxeo fue quien más le ayudó, quien mejor le indicó. Hace aproximadamente treinta años que había quedado paralítico de las dos piernas, un lamentable accidente le dejó postrado en su silla de ruedas, incapacitado entre otras cosas para continuar con su afición de montañero, pero no privado de su amor por la montaña; a la que sigue entregado, como viejo “Jedi” de un sacrificio. A pesar de moverse sobre una mecánica circunstancial, en Javier no ha mermado la capacidad de estudio; la verdad que esa lucha por seguir existiendo, su día a día con dificultades da fruto. La vocación de servicio le hace accessible, su disponibilidad es generosa, su ejemplar resignación despertó en Iñigo sentimientos de piedad y solidaridad…y desde luego que de agradecimiento.

-Era muy buen montañero y conoce bien las costumbres del valle - comentaron a Jon sus familiares del pueblo. -Ahora construye almadías como las que has visto en la sala inferior cuando hemos entrado en su casa . Las hace de modo artesano, lo mismo que pequeñas figuras artísticas que pide el turismo que nos visita. Fueron varias las conversaciones que a lo largo de la tarde sostuvo Jon con los lugareños, la presencia de éste no era ya tan habitual como en los años de infancia; en la vieja cuna de sus abuelos, su estancia ocasional despertaba curiosidad. 20:30 horas, día de llegada. Interior de “Casa Gazpar” (Uno de los dos bares del pueblo)

-Se explica en uno de los textos que pueden leerse en la casa de la memoria, ahí arriba en Isaba, que uno de los primeros monarcas que tuvieron los Navarros fue alzado sobre el pavés en una de esas cuevas de Ezkaurre y fue proclamado Rey al grito unísono de sus guerreros y pastores leales: Real, Real, Real

- Eso dicen los historiadores , - añadía Jon, siendo atentamente escuchado por media docena de familiares y vecinos. - antes de ese caudillo alzado sobre el pavés en el lugar y momento histórico que el texto recogido en la casa de la memoria explica, estas montañas y Pamplona ya habían tenido un líder anterior, se trataba del primer patriarca de la casa Iñiga , “Eneko el bascón” apodado “Aritza” ,

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Eneko Aritza (Iñigo Arista) Rey de Pamplona, primera monarquía autóctona que se asienta a este lado del pirineo. Eneko el roble, valedor de la fe cristiana, y primer regidor del perenne y batallador Reino. Pamplona fue capital de las tierras de su legado, a las que va a defender de las primitivas incursiones de los árabes expansionistas del califato Omeya. Lo hará en pacto con los Bannu Qasi, sus aliados en tierras de Tudela. Sobre sus súbditos tratará de imponer la ley, la paz y el orden, labor con la que continuarán sus descendientes de la casa Iñiga, hasta la llegada de otra dinastía más fuerte tras el consabido desgaste de poder ocasionado por las continuas luchas de época. ..

Esta fue parte de aquella conversación de tertulia y bar donde el barman y los escasos parroquianos escuchaban con suma atención a Jon, no extrañados de sus conocimientos sobre la historia de Navarra, ya que inducían al respeto sus anteriores trabajos para programas culturales en Radio Nacional de España. Hasta ahora hemos repasado casi todo lo que sucedió la tarde de su llegada. Volvamos a la mañana de aquel nuevo día en que se había ocupado de ascender por esos caminos ya cerrados hasta la cumbre de un lugar conocido como “La Corona”. 104

Para él, hasta ese momento era el nombre que su intelecto había escogido para centrarse más en la búsqueda de datos con que corroborar sus teorías que hasta el momento no iban tan desencaminadas….Aritza…Arista…Aristoia… ”El lugar de los robles”…ponía en el papel que Javier había sacado del catastro. La experiencia montañera de Jon se movía bien por esas sendas. Iba a coronar una cima con el fin de demostrar su amor al paisaje, el silencio y los contrastes. El lugar era bello, realmente muy bello, belleza agreste en un impresionante entorno y horizonte idílico, la cadena montañosa del pirineo aparecía ante sus ojos con aspecto de génesis perpetua, y…ahí casi a dos mil metros de altura, iba a estar rodeado de bosque cerrado, primitivo y… sobrecogedor….

- Desde aquí abajo no te lo puedo ubicar, aparece oculto, pero de ese otro lado si subes a Santa Bárbara lo localizarás bien.- Le había dicho Javier.

- A la ermita de San Miguel he pensado subir mañana. Mi intención es comenzar de madrugada la ascensión por “Arandoia”, dominando primero la peña esa de Lezegorría.

-Arriba en la cumbre, después de atravesar el bosque, descubrirás las lomas limpias de arbolado, y convertidas en pasto para el ganado. Allí es donde se encuentran las ruinas del asentamiento que buscas, la antigua ermita de San Miguel, cuya primitiva talla se bajó hace tiempo hasta la Iglesia del pueblo para ser protegida. Es la imagen que había allí arriba, la de el arcángel San Miguel.

Javier el de Macheo tuvo tiempo y le dio buenas explicaciones. Se notaba que Javier al dirigirse a Iñigo lo hacía con agrado y cariño, al fin y al cabo…

- Tú no debes sentirte un extraño, eres del pueblo. Tu madre y tus abuelos nacieron aquí…

- Tienes razón, yo siempre me he sentido de aquí y desde luego a todos los que conozco así se lo he hecho saber. En cuanto llego al valle y percibo el olor a boj digo para mis adentros: “Ya estoy en mi pueblo, ya estoy en casa”.

Aunque por circunstancias naciera en Pamplona, al caer su madre enferma le criaron aquí las tías en casa de sus bisabuelos Juana Estefanía, y Santiago.

– Confieso que soy un poco Juan sin tierra, Javier, ya me podíais hacer hijo adoptivo del pueblo ¿Tienes un poco de enchufe en el ayuntamiento?

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- Hijo adoptivo ya lo eres- Contestó su prima mayor, que también estaba sentada en el banco de piedra frente a Casa Pedro Juan , formando corro junto a otras y otros vecinos, presentes en la conversación que Javier y Jon sostenían en la calle, aquel atardecer del día anterior junto al río Ezca.

-Te hacemos hijo adoptivo pero sin ponerle título a una calle - Sentenció Carmen poniendo buen sentido de equidad roncalesa al diálogo.

-El viejo sendero por el que subíamos antiguamente en romería esta cerrado por la maleza, se encuentra intransitable. Puedes ir hasta la pista que parte a la derecha donde la cuesta de “Dorrontea” cerca de Roncal, y subir cómodamente. ¿Sabes dónde te decimos ?

- El abuelo me llevaba hasta allí cuando yo era niño y recuerdo que talaban árboles a golpes de hacha, luego tiraban rodando por la pendiente hasta la carretera que pasa por debajo los troncos limpios y pelados, listos para ser transportados por los mulos hasta el almadiero. Utilizaré esa pista para bajar - especificó Jon.- Para subir prefiero el camino de Arandoia, me trae recuerdos. Tengo presentes aquellas excursiones a lomos de un burro que nos llevaba hasta la huerta del abuelo tras aquella cresta que emerge de la tierra en vertical. Ahora no hay mas que maleza lo sé, me lo habéis dicho, pero siento una llamada al riesgo, a la aventura; además tengo interés especial por volver a perderme entre los huecos que hacen las matas de los bojes, sentir en mi rostro la caricia de sus hojas tejidas de verde intenso y buscar salidas como hacía cuando niño.

Pero por esos senderos intransitados hace tiempo, vas a encontrar también arañazos, espinos. Y quien sabe…

Su anciano padre anduvo por esa sierra con los ganados cuando era joven; trabajaba para la hacienda de la familia Baines. Apenas llegado a éste verde valle desde la bardena navarra de donde había partido, el pastor se prendó de él. Había guiado los grandes rebaños del amo, por todo el entramado de senderos con sus días de sol y vientos, y sus largas noches de frío helador a cuestas, expuesto a todas las inclemencias del tiempo y protegido tan solo con un espaldero de piel de cabra, tersado al retumbe de truenos y rayos. Llegó hasta el último mojón romano de la cañada real y apenas pisar las cumbres de este entramado pirenaico, al llegar al primaveral refugio del paradisíaco valle, escogió una flor silvestre para madre de Jon 106

-Apenas llegue radiante o perezosa la mañana y antes de que se vayan al infierno las últimas sombras fantasmales de la noche, partiré. Llenaré de agua la cantimplora en la fuente de “Maiturría” tras la casa consistorial; ¡Cuántas veces he saciado mi sed bebiendo néctar de sus dos caños generosos que a chorros vierten el maná transparente a una pila rebosante que en principio lo almacena avariciosa, pero que acto seguido devuelve con delicadeza a su amado el río Esca, que pasa indiferente a su lado, besando a las piedras, con arrullo rumoroso y acento alborotado” . Dejo escritio en su diario Jon, el día de antes notaba entristecido el semblante de Javier. – “Quizás con mi entusiasmo estoy destapando en su memoria los escondidos velos que cubren el sendero por donde aflora su juventud. Sin querer le paso por los ojos mi pasión por la naturaleza y hasta ahora no me he dado cuenta de que esto para él puede resultar cruel. No era mi intención, pero le estoy hablando de trepar montañas y el no lo puede hace ya.”

Los hombres del norte somos de alma frágil y endeble como alas de mariposa que están tejidas de elementos sensibles, por eso las lágrimas fáciles. Pero también acuñamos sufrimientos en el corazón y aunque no exentos de nobleza, somos impetuosos guerreros e hijos de tormentosas tempestades fuertes. Hubo un cambio, esa noche tuvo un sueño enigmático, misterioso, una especie de visión. Al amanecer, antes de echarse a andar por el camino explicado, decidió atravesar las calles de la parte posterior de la Iglesia y subir por el empedrado viejo hasta el pequeño cementerio local. Allí, bajo tierra reposan los restos de algunos de sus familiares amados. Desde la tapia exterior en la que ya esta subido dirige su mirada al bosque y adivina a la derecha el desfiladero natural que la alta vegetación tapa, por donde discurren las aguas del “Urralegui” , un barranco que orada siglo a siglo la hondonada caliza de las imponentes e inexploradas cumbres de Aizaritu y Arkadoia. Urralegui, baja airado a veces por esa parte del valle. En cambio mirando al frente se distingue también desde esta atalaya, la filigrana que dibujan en las paredes de las casas, piedras aun ennegrecidas que se utilizaron para reconstruir el pueblo tras el pavoroso incendio provocado durante la invasión de los franceses en 1808. Pax Avant, “Paz en adelante” como reza la sentencia que sella el pacto de los hombres que cada año y desde tiempo inmemorial suben a pie hasta la muga de Arnaz para ofrecer armisticio juntando las manos.

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Iñigo echó pie a tierra de un salto y vino a caer entre “lilinoplas”, campanillas autóctonas; cogió el sendero, fué dejando atrás los enmohecidos tejados que configuran el caserío ancestral de la villa, el pueblo arcáicode de sus antepasados. Hincado de rodillas cuatro horas más tarde en la cumbre de “La corona” daba gracias al creador por la hermosa vista de la naturaleza que tras el esfuerzo se le estaba permitiendo contemplar, y por aquellos sentimientos que estaba teniendo, emociones que no puede explicar. Jon Mikel sabía que en aquella cima natural, estaba participando de lo divino. Desde allí divisaba picos pirenáicos con su punta casi tocando el cielo, y se sintió transportado en épocas. Recogido en su plegaria de ensalzamiento a la obra de Javé, no llegó a percibir bien aquella cierta y preocupante calma que parecía estar escrita en la ausencia del viento. Al volver los ojos hacia el tronco del bello árbol fue cuando reparó en ella

-¿Qué hará aquí esa oveja mirándome? - Tan cerca y ni se inmuta, ni siquiera bala.¿Se habrá perdido?

Después de Jon rezar, el cordero le miró no extrañado, sino como si le entendiera, como si comprendiera la oración, o eso interpretó. ¿Trataba de decirle algo? Puede que confiara en Iñigo o tal vez su presencia en aquella soledad de la cumbre le daba seguridad. ¿Pero cuáles eran las circunstancias de aquel pobre animal? Ahora sabemos que Dolly estaba aterrada, quería huir, hizo amago de ello y no pudo. Se daba golpes contra la corteza del árbol. Jon reparó en su frágil articulación, estaba herida, no podía caminar. ¿Qué hace sola? es lo que se preguntaba una y otra vez mientras retomaba el estrecho sendero de regreso al bosque. ¿Y el resto del rebaño, y el pastor? Se acordó de su padre, el sabría lo que hacer. Reconoció en sí mismo a un inútil, se sintió mal.

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En las cumbres crecía abundante pasto. Una piedra cónica clavada en el césped aún sin agostar le sirvió de referencia, señalaba el punto más alto. Minutos antes no se contentaba con haber llegado hasta allí y volver, se sintió atraído por la hermosura de un par de árboles que le resultaban diferentes a los otros que conformaban la fisonomía del lugar, echó a correr al descender por la campa que se extiende al otro lado, se acercó a ellos, era allí donde había encontrado a la oveja. Ahora de regreso, desde aquella máxima altura hizo un repaso de la zona para guiarse bien en la bajada. Y descubrió que se había metido en el punto de batalla de la zona osera.

Se especula con que anda por allí (era aquí para Jon) un oso, con que andan dos. Aseguran los más alarmistas que son cuatro. Un pastor local confesó aquella misma tarde que por las noches, cerca bien cerca de su casa, en el pueblo, escuchaba rugidos – que más bien parecen alaridos. Y también se informó al cándido y solitario caminante de que a tan solo cien metros de donde estuvo comiendo una manzana para reponer fuerzas se hallaba el corral o borda de dicho pastor. Bien pudo ver en su matinal paseo, el punto de abastecimiento preferido del plantígrado. - ¡Dios mío, sin saberlo, dónde se había metido! Es usual ver pieles de ovejas devoradas esparcidas alrededor de la borda. Un rebaño entero bajó cierto día asustadísimo, pero no desorientado, hasta las mismas calles del pueblo…

Todo esto, dos o tres horas mas tarde, era el tema de tertulia, en el club social “Casa Gazpar”.

- ¿Pero dices verdad? Pensaba que hablabas en broma. Decía asombrado el pastor

-Pues ya te lo puedes creer, acabo de hablar con uno de los técnicos de medio ambiente del Gobierno de Navarra. Le veras pasar si vuelve con el todo terreno porque ha subido hasta Isaba para interrumpir la pacífica siesta de mi primo Javier Landa, ya me harás el favor de decirles si preguntan por mí, que me he indispuesto y he ido a reponerme del susto en casa. Estaré toda la tarde en la cama, intentare dormir.

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El humorista habitual de la tira “punto final” que se edita en la última página de Diario de Navarra, bromea desde hace años con Camille. Y es que “Camille” es el último oso pardo autóctono que se abastece mayormente en nuestro territorio; ha llegado a ser casi como una mascota para los lectores de ese papel de importante tirada. Pero permitidme que no me aparte del relato. Ya os he presentado antes a Javier el de casa Macheo, el de la silla de ruedas, el montañero accidentado.

- Tu abuelo materno era muy alegre. En una ocasión que nos llevó a los jóvenes del pueblo a trabajar al monte, estaba enseñándonos a limpiar troncos de árboles con el hacha. Decía: subido a uno de ellos: - ¡Venga chavales que hay que hacer gana de almorzar! Llevábamos dándole tres horas. Nosotros, apenas empezar ya estábamos cansados y tirados por el suelo. El, blandiendo el hacha con un brío de aitzkolari nato seguía limpiando troncos como si nada - ¿Hasta dónde has dicho que querías subir mañana Jon?

- Mi idea es conocer “La Corona” como sabes, pero ya me doy cuenta de que no se alcanza a ver desde aquí. Como también llevo intención de subir a la sierra donde se encuentra la ermita de San Miguel escogeré esta ruta antes Quiero recordar los montes por donde andaba mi padre con los ganados.

- Me recuerda mucho a él, tenía los ojos claros así como tú, le saludas de mi parte.

Con esa intención se puso en marcha Jon la mañana del segundo día, pero nada más salir de la posada decidió como hemos visto hacer una visita al cementerio que queda sobre una especie de colina en la parte trasera del pueblo. De haber subido a San Miguel los hechos de ese día habrían cambiado ¿quién sabe?.

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Debiera haber cruzado ya el rio porque la subida hacia Arandoya se emprende por detrás de la ermita de San Salvador al otro lado del pueblo, pero terminada su oración en el campo santo y una vez metido en la zona alta de su viejo barrio “el castillo” resolvió de forma inesperada ascender directamente a “la corona” pues le venía mejor ahora. Dejaría la subida a Santa Barbara y a las ruinas de la ermita de San Miguel para el día siguiente. No era eso lo que acababa de decir a un familiar a quien se había encontrado fugazmente tras la casa consistorial cuando se dispuso a llenar la cantimplora con agua de la fuente. De este modo de suceder algo preocupante, nadie en la villa le hubiera localizado, todos le daban por peregrino a Santa Bárbara, cuando él, desde una considerable altura al otro lado contemplaba un águila sobrevolar las cumbres de aizaritu. Un amigo extraño le esperaba a la salida del primer bosque justo al descenso de la corona. Fueron cinco kilómetros de pista los que bajó dando zancadas; el cordón de sus botas de media montaña sueltos, totalmente desatados, se los pisaba. No se mató, no resbaló ni cayó despatarrado, ningún oso por el momento le ha devorado. Sin embargo, sintió su aliento, se apercibió de su presencia ¿Era Camille?

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-¿Por qué te has hospedado en casa Argonz, teniendo sitio aquí en ésta, que es tu casa? De esta forma le habían reprendido en su breve visita al domicilio familiar conocido como casa Santiago. Jon quería estar solo para hacer su cura de sueño, un poco de montaña y escribir.

- Perdona tía, no quería molestar.

–Tú no molestas Jon, mañana te esperamos a comer; no pondré nada extraordinario, verdura de la huerta y lo que haya. Para la dos y media habrá llegado tu primo desde la casa del valle, podréis charlar un rato.

Se lo había prometido a su familia así que todo estaba calculado para bajar del monte a esa hora; todo menos… aquel rugido. Lo había percibido nada más hacerse el silencio, un silencio expectante. Dos aves, despegaron de inmediato desde su atalaya en lo alto de los árboles, justo en el momento en que Jon alcanzaba la pista cortafuegos. Oyó un resoplido grande pero no se detuvo.¿Un caballo? No puede ser ¿cómo podría haber escalado desde el barranco sin resbalar? Y además ¿qué pintaba allí un caballo? ¿Ciervo, jabalí?

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Hasta pensó que se habría escondido alguien entre la maleza, el aliento era real. –No he visto a nadie, estoy a cinco o seis kilómetros del pueblo y más que solitario en pleno bosque, son figuraciones mías, me habré equivocado. No sintió miedo en ese instante pero el silencio era sepulcral. Y luego, el rugido. Aquello era ya pavor ¡Ahí entre la maleza está el oso, ahora entiendo lo de la oveja! Echó a correr pero al instante se detuvo.- Dicen que lo más acertado no es huir porque te siguen, pero ¿qué hacer? Solo tengo este palo que compré en Santillana del mar. Me enfrentaré a él y rezaré. Siguió caminando y temblando unos cincuenta metros, mirando de reojo hacia lo espeso de la hondonada y sujetando el corazón ¿Subirá? Jon esperaba que en cualquier momento Camille se íba a abalanzar sobre él saliendo del lugar menos inesperado, sin embargo no escuchaba más ruido ya que sus pisadas, empezó a correr como un loco con el espíritu poseído.

- ¡Que sea lo que Dios quiera!

No paró en tres kilómetros, de vez en cuando volvía la cabeza atrás, no se fiaba.

–Conmigo solo iba a tener para huesos.- Comentaba riendo más tarde dándo buena cuenta de unos tomates de la huerta del molino en ensalada. Su primo subió a su encuentro por la pista con un vehículo y tropezó con Jon cuando este había alcanzado ya la borda que queda a unos dos kilómetros del pueblo. Pudo ser un conato de milagro, sucedió así. Mientras corría cuesta abajo a la desesperada palpó el bolsillo izquierdo de su pantalón ¡Ahí estaba! No conectaba el móvil desde su salida intempestiva del domicilio conyugal hacía un par de días, pero afortunadamente reparó que no se había echado al monte sin él. A galope quiso encenderlo, difícil marcar el código pero lo consiguió. No tuvo necesidad de pensar con quien se iba a poner en contacto porque como por un milagro apenas entrar en servicio el nokia comenzó a soltar las notas del “Yesterday” de Paul Mac Cartney. Era Laura.

– Miguel quiero que me perdones. No hago más que llamar, me tienes angustiada ¿porqué no me coges? ¿Miguel…?

Escucha Laura, tu marido esta bajando del monte a toda leche, presta atención, es serio pero no te alarmes. Coge la guía inmediatamente, busca Roncal, marca la casa del valle y dile al secretario que su primo Jon no está en San Miguel, que ha subido a “La corona” y le ha salido el oso, tranquilos que ya no me persigue. Que suban a mi encuentro por la pista. 112

El nuevo aspirante al record guiness de velocidad cuesta abajo estaba descompuesto cuando el alguacil del pueblo le rescató. Así fue como al llegar en el todo terreno de medio ambiente al murete del rio junto al Esca fue recibido por un teniente de la guardia civil que ya habían sido alertados de la presencia del plantígrado en las cercanías.

- ¿Y a qué distancia del pueblo crees que andaba?

– Aproximadamente a unos cuatro kilómetros.

-Dos técnicos subirán a echar un vistazo ¿Te encuentras bien?

-Si viene algún periodista a preguntar por mí o ustedes me necesitan estaré en la casa rural, servidor de ustedes se va a la cama.

Para las seis de la tarde Jon consiguió tranquilizarse. Apenas llevaba dia y medio en la villa y ya era el centro de los comentarios, y de las bromas.

-¿No sería un ciervo?

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DIA 4 de Septiembre

Un camino rural le llevó hasta la mesa de Lezegorría donde hay una bifurcación; desde allí contempló cómo amanecía sobre el valle. Las sombras de la noche, que apenas ponerse en marcha saliéron a su encuentro ya se iban difuminado. Sólo un águila podría saltar desde allí hasta el otro lado. Arkadoia parecía poder tocarse con la mano, pero en medio estaba la hendidura trasversal del valle surcada por el Esca. El rumor de las aguas matinales, parecía ir alejándose de su oído. Sintiéndose feliz por estar en el lugar amado y cada vez mas metido en el frescor de la amanecida, fue bordeando los precipicios en dirección a Isaba, al llegar a peñarroya decidió volver sus pasos atrás hasta la bifurcación. Aunque el sendero no era el recomendado se internó por un cerrado bosque cruzando en diagonal con la intención de alcanzar las cumbres por la primera salida que encontrara. Ramas secas que crujían y hojas putrefactas que alfombran los senderos eran su compañía auditiva y visual en un despertar a las fragancias otoñales. Se lo habían advertido:

– Hace dos años que no suben por ahí los cazadores, lo tendras mal para pasar.

Son éstos los únicos que despejan los matorrales, Jon de avanzadilla y sin machete solo consiguió enmarañarse cada vez más en una sucesión de travesías con dificultades. Todavía no se le había soltado el miedo, cada sombra oculta le parecía un oso pardo o negro.

-No debe costarles mucho atravesar el rio por la noche, dicen que al esloveno se le ha visto en Maze y ese término queda a este lado. Un oso es capaz de recorrer cuarenta kilómetros en un día. ¿Por qué no podría estar por aquí? Se preguntaba.Y cada piedra removida tal vez por un jabalí le parecía a Jon la pisada de un oso. Trataba de ir venciendo al miedo con razonamientos pero sus racionamientos eran la realidad de la presencia de las fieras, empezaba a ser tortura.

– Tengo que alcanzar la cima.

Consiguió hacerlo, había acertado al escoger el ascenso en diagonal aunque casi aparecería en términos de Isaba, lejos de Arandoia que es lo en principio planificó.

-Cielo abierto, bendito sea Dios.

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Las cumbres de Santa Bárbara aparecían peladas, estaban ahí mismo pero para llegar habría que dar bastantes pasos y…ascendiendo.

- ¡Quién me habrá mandado a mí meterme en esto, hace un frio de diablos! Exclamo. En la mochila portaba además de agua, frutos secos y manzanas, una tohalla de playa amarilla del verano del sesenta y ocho en Zarauz, envolvió su cuerpo en ella.

- Si me ve el esloveno o Camille pronto me detectará.

Las reses de la cabaña local, dejan huellas que dibujan accesos a los pastos en todas direcciones. Iñigo había estado en esas cumbres cuando apenas contaba cinco años, sus recuerdos no eran vagos.

–Las ruinas de la ermita tienen que estar por allí.

Encontró tan solo el asentamiento, el suelo de la estructura. Año tras año los visitantes que acceden a la cumbre por la pista, con vehículos, han ido expoliando las piedras. Carmen se lo había dicho.

– Hay un sacerdote joven que quiere reconstruirla pero allí no hay ya nada. Acertamos al bajar a tiempo la imagen al pueblo, es el arcángel del retablo de la Iglesia.

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Por esas cumbres anduvo pastoreando el padre de Juan Miguel, ésta subida era como un pequeño homenaje a su progenitor. - ¡Qué fríos tuviste que pasar por aquí! Dijo pensando en él, sentado unos segundos sobre la cumbre de Santa Bárbara. Desde este punto elevado se divisaba muy bien el lugar de la aventura del día anterior. Empezó a descender, el viento helador ni envuelto en la toalla se podía soportar, en algunos huecos de la montaña aparecían pequeñas acumulaciones de nieve. Los rebaños que por allí pastaban estaban solos, Iñigo no tropezó a su paso más que con vacas, terneros, ovejas, corderos, cabras y ningún pastor. Enfiló hacia una pista que alcanzaba a ver serpenteando por la cumbre cercana a la muga de Roncal.

–Si atravieso por ese pequeño bosque de matas llegaré antes.

Fue un error, quedó atrapado en medio de una cerrada senda de animales que estaba plagada de matojos, una maraña de espinos y silvestre vegetación.

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Allí quedó enganchada su camiseta verde oscuro con el eslogan de una ONG promovida por la universidad pública de Navarra. Consiguió salir a gatas medio desnudo, con moratones, hilillos de sangre por brazos y rodillas, y lleno de arañazos. Al llegar al claro comprobó que no había atajado nada, ahora le esperaba un duro ascenso en vertical, un cabrito rumiante le miraba.

En los montes las distancias engañan, todo parece estar más cerca, no es así. No fue un día para tocar el cielo, pero Juan Miguel hizo méritos para llegar el día menos pensado a él. Dos veces se tumbó cuan largo es en el descenso por la pista, andar por gravilla blanca no le gusta, pero era más rápido y corto; para mediodía estaba sentado en un banco del merendero a medio camino entre Urzainqui y Roncal. Se liberó de las piedrecitas de los calcetines. En la cercana gasolinera de Petronor compró un refresco “Sunny ligth” que bebió de un trago y se hizo con un libro del valle como recuerdo. La primera hora de la tarde la pasaría estudiando la biblia y escribiendo en su diario. Luego, se entretuvo un rato jugando a pelota con los niños del pueblo en el frontón. Decidió coger el coche y visitar la casa de la memoria en Isaba donde ya a última hora atendió a las explicaciones de la monitora.

- En quince minutos no podrá usted ver todo con detalle.

– No importa señorita, me hago a la idea, volveré otro día.

Es su valle, Jon volverá.

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Pax Avant, paz en adelante. Los representantes de las villas roncalesas acuden cada año hasta la piedra de Ernaz en la muga con el territorio del Bearne francés para recibir el tributo de los del valle de Baretous. Es la consigna desde 1200 o 1300. El tributo de las tres vacas es un acto sin parangón en Europa. Todos los alcaldes, el secretario y representantes del valle suben a la muga, colocan sus manos una encima de otra y preguntan a sus vecinos del otro lado:

¿Habeis venido dispuestos a cumplir con el tributo?

- Sí venimos, asienten dóciles.

Y así hasta por tercera vez. -¿Habéis venido a firmar la continuidad de este pacto de no agresión y a pagar el tributo estipulado?

–Sí venimos, contestan al unísono con acento francés.

¡Paz en adelante!

Luego la gente, que acude en multitud, hacen fotos a las reses que cambian de bando, compran queso, disfrutan del paisaje y de la mañana mientras los ediles de ambos valles, dan cuenta de el tradicional cabrito asado reunidos en hermandad en el interior de una borda fronteriza. ¡Pax avant!

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Dia 5- 09- 2008

Se despidió de Iratxe para las ocho en punto de la mañana, abonado a la joven dueña de casa Argonz el importe de tres días de estancia.

– Saludas a la familia de mi parte ¿Has podido escribir algo? Quizás en la otra habitación hubieras tenido más luz.

- Todo ha ido estupendo, tu casa es muy confortable, la recomendaré.

Acto seguido Jon llenó con agua de la fuente del pueblo una botella de plástico que sacó del maletero, solo manaba por uno de los caños no era lo habitual. Cruzó el puente sobre el Esca, giró a la izquierda enfiló hacia Roncal, Burgui, Salvatierra..

– Quizás llegue a misa de nueve otra vez en Leyre, me sobra tiempo, lo intentaré,

Los monjes cubiertos repitieron ceremonia, el abad se fijó en Iñigo, con él solo tres asistentes.

-Os doy la paz del señor.

Al salir de la abadía aspiro profundamente el aire bendecido e impregnado de aroma fresco de la naturaleza circundante y quiso quedarse para siempre allí, como San Virila.

“Mil años en tu presencia…y solo fue ayer”

También de Leyre le atrae la torre convertida en capilla. Jon Iñigo recordaba un sueño donde en ella se han refugiado mujeres, ancianos y niños lugareños asustados por el clamor de las guerras. Por la ruta de abajo hasta ese refugio llegaba el eco del paso de caballos al galope, ruido de armas.

- ¡Capitán, arriba en la torre, los mahometanos!

Cerrados en ella junto al santísimo los prisioneros cristianos temblaban, Iñigo alzó la espada y lanzó el griito de guerra del reino ¡Bendictus dóminus meus! Su leal escudero leyó el brillo del valor en los ojos del que hasta ahora en mil batallas había sido su aguerrido capitán, pero vio aterrado la cimitarra del sarraceno que daba un tajo por la espalda al cuello del roncalés haciendo rodar su hidalga cabeza por el suelo. 118

Los soldados espantados llamaron en un grito desesperado a su Señor que en otro lugar de la batalla hacía desmontar a dos moros de una sola arremetida.

- ¿Qué ocurre por allí Servando?

- Ha caído Iñigo, su caballo huye desbocado.

Esa fue la última ocasión en la que el Rey vio a su amigo con vida, los soldados rescataron a los prisioneros cristianos encerrados en la torre. Luego todos postrados ante Dios salvador dieron gracias por la victoria. El Islam derrotado, retornaba lastimado a Córdoba. El fiel vasallo amortajado no sentía dolor, sabía que había muerto, pero ¿Cuánto hacía de esto, cuatrocientos, quinientos años? Ahora estaba solo en la puerta que da acceso a la cripta de la abadía, un joven delgado en quien antes no había reparado se le acercó.

- ¿Tienes tabaco?

–Hace treinta años que no fumo, lo dejé.

- Haces bien, yo no puedo.

Hay en Leyre un pozo, ahora enrejado y que queda junto al muro más antiguo y ennegrecido del primitivo monasterio

- Cuando yo era joven, esto solo eran ruinas. Los pastores hacíamos noche aquí y de éste pozo bebíamos agua, los rebaños los encerrábamos en lo que ahora es la Iglesia, era todo una propiedad particular. “Yo le digo adiós a todo esto” , dejó escrito en su diario Jon. “Le digo adiós porque mientras tú padre subes por la cañada, cañada real, yo oigo las esquilas que preceden a la multitud de ganados que a través de los siglos han pasado sin dejar rastro por esta senda de los montañeses.

-Esto de los sueños que se hacen realidad es venir de un lado para otro, cruzar los siglos sin estarse quieto en ellos, Jon.

–Quizás los señores debiéramos dedicarnos a servir a cada esclavo que encontremos sediento o desplazado en el camino. Iván

Desde que me he metido en la piel del diario las llamadas a Iñigo son constantes, recabo información, le pido ayuda para desvelar misterios, repaso sus anotaciones ¿Hacia dónde vamos?

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-¿Sabes dónde queda Amorebieta? Tenemos dos opciones, la AP 15 por Irurzun hacia Donosti tomando luego el desvío a la autopista del cantábrico después de pasar Hernani, una.

– Puede que demos menos vuelta si nos decidimos por la ruta de Vitoria amigo, venga decide.

-¡Qué más da si ciento cincuenta kilómetros después estamos ya en la calle calvario!

Juan Miguel a partir de hoy se iba a tomar esto como unas vacaciones asi se lo había comunicado por teléfono amigablemente a Laura, aunque esta no parecía haberse quedado muy conforme de la fuga en libertad. Jon trató de desconectar todo lo que pudo, la cura de sueño en la montaña le había sentado muy bien. Ahora se encontraba un tanto dolido de la espalda, tras un par de horas de conducción. Ascendio por las escaleras de la izquierda y llamo al timbre, se encontraba en la puerta de acceso al antiguo seminario de de los padres carmelitas descalzos, convertido ya simplemente en “ Colegio El Carmelo”. Una señorita acudió al recibidor.

-¿Alguno de los religiosos?

. ¿Ha sido usted citado previamente?

-Soy un antiguo alumno, mi visita es circunstancial, quisiera saludar.

-Solamente está el padre Crisus, pero tal vez se encuentre en clase, si espera un momento le aviso.

Tuvo suerte Jon, el viejo profesor estaba en el despacho, no le costó nada reconocer a su antiguo alumno, fue antaño el colegial con quien siempre contaba en navidad para las obras de teatro que como profesor de gramática castellana y literatura dirigía.

- ¿Te acuerdas de aquello Iñigo? ¿Cómo era? !Són las doce….esta es la hora en que según la tía Prisca las brujas andan sueltas! Ponías énfasis y sentimiento ¿Qué te trae por aquí?

- Pensaba visitar el mausoleo de los viejos profesores fallecidos para ofrecer en especial una oración por aita Eliseo.

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No puedo acompañarte tengo clase, pero te indicaré. Mas o menos sobre la mitad del recinto, tras la capilla a mano izquierda verás “Karmeldarrak” ¿Sabes llegar? Amorebieta ha cambiado.

-Sin problema ¿Podríamos orar juntos, Crisóstomo?

-Vamos a la capilla de abajo ¿Llegaste a conocerla?

Atravesaron el salón y aquellas espaciosas estancias que aunque modificadas por las necesidades del transcurso de los años no habían perdido nada de ese efluvio de recuerdos que sumerge en el pasado al colegial. Las paredes conservan aún el eco entremezclado de las voces de alegres y estudiosos niños que se encaminan al recreo.

– Quisiera padre que rezásemos por todo el mundo que necesita oración.

- Vamos a pedírselo a María no olvides que es la madre de quien realmente nos va a ayudar.

Jon pensó en los problemas con su esposa, en sus niños, en sí mismo, en el fin de su contrato de trabajo y en particular en un amigo enfermo a quien hacía dos meses que no podía localizar y sin embargo tenía conocimiento de que este había sido internado en algún lugar.

-Recemos por él. Asintió Crisus.

Salió así de allí confortado y seguro de hallarse en paz con Dios. Entonó su plegaria silenciosa también en el cementerio, volvió caminando hasta los aledaños del colegio donde al llegar quedó aparcado su coche y se integró veloz de nuevo entre el tráfico incesante de la autopista. ¿Hacia dónde iré? ¡Aquí o allá qué más da! ¿Tardaré mucho en volver a casa o moriré en soledad carente de amor? Si no muero pronto porque no muero de amor, moriré de dolor. ¿Estaré copiando a Teresa? ¡Morir de desamor, aquí o allá qué más da! Tarde o temprano nos hemos de encontrar con ese dilema. Yo creo en ti Jesús, sabes quién soy, luego existes. Solo falta que tú creas en mí y así seremos ya dos creyentes. Ven conmigo, ¿No prometiste volver? Escoge el día y la hora. Ayer fue mañana, mañana será ayer, hoy ya no existe. Para Dios siempre hay tiempo, para nosotros no. Ven rápido y no poliki, poliki no sea que yo también me vaya a vagar por el espacio. ¿Realmente, puedo hablar de esta manera informal contigo, Señor?

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Iñigo y su biblia entraron esa tarde mediadas las seis en Villafranca de Navarra, un largo trayecto casi sin rumbo fijo para recalar al fin a las puertas de otro antiguo colegio de frailes de hábito marrón.

-¡Ingresa de una vez en la orden si tienes vocación chaval, o no debes dar un paso más atrás si quieres espiritualizarte! ¿Qué te trae por aquí?

-Estoy más perdido que las carabelas de Colón, dejadme hacer noche en esta posada, os lo pido en nombre del jefe. ¿No veis la huella del cansancio mundano en mi atormentado rostro fraile?

- Este es un lugar santo y no recomendado, debieras buscar compañía en brazos más tiernos siguiendo tu ruta hacia el norte, aquí no hay lugar para un truhan solitario.

Jon Iñigo domina bien el mapa de su tierra

Fue así como una hora más tarde, dejó a reposar su caballo en las cuadras de una elegante posada situada a las afueras de una ciudad medieval apodada Lizarra, en castellano Estrella, del latín Stela. Resuelto el problema de alojamiento tuvo tiempo para acercarse a pie hasta un llamativo monasterio cercano, donde el conserje le permitió acceder por escasa media hora a parte del interior, aunque no estaba dentro del tiempo recomendado para hacerlo, a Jon aparte de otros factores le empezaba a acompañar la suerte.

Todo lo artístico que se presentaba ante sus ojos le parecía hermoso. Primero Santiago el apóstol de Cristo con el báculo de pastor orientando al caminante, Juan Iñigo dispuesto a tomar notas de aquello que llamase su atención en el claustro interior. Una fuente de piedra en el centro del jardín del monasterio benedictino de Irache recogía el sereno arrullo de los finos chorros de agua generando ondas circulares sobre la pila llenando el espacio de una música monástica que invitaba al esparcimiento, junto al incesante trinar de alegres pajarillos. Capiteles, columnas, basamentos, arte, espiritualidad, el alma se detiene en este lugar como el tiempo. Un último vistazo a la fuente; el agua del aspersor superior derrama su frescor vespertino vertiendo una cortina de licor transparente por los bordes redondeados hasta regar los claveles del suelo. Rostros tallados, ángeles, coronas, guerreros, santos, apóstoles…conchas de peregrino. ¿Esto serán tumbas? se pregunta.

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Los maestros de obra que construían monasterios, tallaban señales en las piedras con sus nombres y sus códigos. Estos canteros perpetuaban así las señas de identidad de su arte y su trabajo, sabiendo que el buen arquitecto creador, consolidaría con agrado sus esmeradas construcciones.

–Esos otros indicativos dibujados sobre losas de piedra añadidas a la construcción original parecen tapar las oquedades de la pared en las que reposan los restos de los monjes fallecidos en el monasterio…

Siguió reparando en cabezas y cuerpos de monstruos que hacen burla, ofidios, reptiles, colosos bíblicos como Sansón, cálices….Y la puerta del templo año 1547. Jesús el hombre con el humano corazón sangriento, María su Madre rodeada de aladas divinidades, pescadores de almas, pastores, profetas…y Dios magnánimo, visible arriba en el capitel superior.

¡Jon, estamos en recinto sagrado!

– Lo sé, contempla esa otra fuente con el ángel emergente de cuya boca mana agua. ¿Y te has fijado en el techo de la capilla? Monjes benedictions, que nos muestran la sabiduría contenida en los textos quieren cerrar por hoy la lección de las escrituras que imparten en silencio. Ellos nos ofrecen la paz del maestro y nos invitan a seguir.

Es tarde, cualquier peregrino estará durmiendo ya en los albergues. Y a propósito ¿Habéis reparado en dónde estamos? Apenas sin darse cuenta, Iñigo Jon, de nuevo se ha metido en el camino

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DE ESTELLA A COMPOSTELA

6 de Septiembre de 2008. Un lugar de la tierra, por azar del destino 9:30 horas DIARIO DE JON

Rayos de luz del sol se asoman por la ventana. Un amplio y luminoso ventanal desde el que se divisa “Montejurra”, agrestes peñas, Voy recogiendo los libros…

Me llevo la llave del desconocimiento, el pensamiento. También un ansia que me persigue. ¿Soy yo o viajo a mi encuentro?

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Jon paró en Logroño con la intención de visitar la Iglesia de Santiago. Desde la muga de Rioja, Navarra y Álava en Oyón, había divisado sus torreones destacando sobre los tejados de la ciudad. Identificó en seguida la zona, se dirigió al centro, aparcó. Unos segundos más tarde estaba sentado sobre un murete circular de piedra que a modo de jardín contiene la tierra que sustenta las raíces de un esbelto pino abeto en la plaza de la catedral. Había dejado atrás el Reino de Navarra, después de una rápida y breve visita a la ciudad de Viana, donde compró un lápiz y un cuaderno Eran pocos kilómetros los que había recorrido y ya se habían producido encuentros para que trabajase la memoria. Aspiró aquel airecillo leve que le hizo sentir bien y trató de orientarse con el ánimo de continuar adelante. Resolutivamente iba hacia Santiago. Sonó una campana, pensó que era el momento de incorporarse. La cercana voz de una señora que hablaba con otra le confirmó que acababa de dar la una y cuarto de la tarde. Se incorporó y quiso dejar atrás y por el momento los recuerdos, cercanos recuerdos.

Vanesa era su nombre.

-No creo que tras su experiencia de años atendiendo a peregrinos se haya quedado impresionada al conocerme. Se dijo Jon. Para ella en principio, solamente soy un viajero más, habrá visto muchos.

La labor de esta chica era hacer de guía instructor y celoso guardián protector de tesoros en la Iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río, pequeña localidad navarra cercana a tierra Estella. El Santo sepulcro es una réplica exacta de la iglesia de Jerusalén, forjada en razonamientos defensivos y temple, un temple muy propio del gen guerrero medieval Israelita. A nuestro amigo no le costó apenas tiempo confesar y hacer entender a Vanessa que era el viajero circunstancial que decía ser, además de demostrar que pretendía seguir siendo cristiano. Ella identificó con rapidez el medallón de plata vieja que llevaba colgado de un cordón anudado al cuello:

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-Ese es el laberinto en el que te has metido. Es un jeroglífico Maya, una especie de códice antiguo.

-No te muestres tan segura . Le contestó Mikel Jon. Por ambas caras lleva signos de la escritura más antigua que conoce la humanidad. Procede de Grecia, es un regalo que unos amigos médicos me hicieron. Hasta donde alcanza mi información puedo decir que se trata de una un texto traducido al griego, copia de la escritura original en hebreo aparecida en un pedazo de piedra negra o losa enterrada, descubierta no hace muchos años. No puedo ampliar mas detalles, sobre los estudios a los que fue sometido el hallazgo; ni sabré por tanto explicar, ni descifrar algo de su significado; pero creo que no tiene nada que ver ni con América ni con la cultura precolombina, mas bien diría que es algo incluso anterior a los primitivos textos bíblicos.”

Y aquí es donde Vanesa siguió insistiendo en que el pequeño medallón de plata que llevaba colgado al cuello Jon se trataba de una reproducción del enigmático laberinto Maya. Acto seguido se puso a hablarle de su trabajo.

- Investigo en compañía de otra estudiosa del género y ambas publicamos trabajos en una editorial que utiliza el nombre de “ADELPHA CELESTE”. Como sabes es una constelación de estrellas. Traducimos signos, interpretamos símbolos.

Encendió una ramita de incienso oriental

-Escoge una carta… Dijo esto al mostrar a Jon la baraja que acto seguido depositó al lado de una especie de alargado cofrecillo de madera en el que ardía centelleante el pachuli. Rápidamente el perfume místico se extendió por el templo octogonal. Arriba, la cúpula circular de piedra desnuda, la estrella judía de ocho puntas, las siete puertas de Jerusalén…

- Estoy de vacaciones. He pensado incluso en ir a Roma o a Jerusalén, pero no tengo apenas tiempo, quizás un viaje a países lejanos es lo que me debiera plantear; tampoco sé por qué me ha dado por ir a Santiago, ignoro qué es lo que me puedo encontrar. Sí que me apasiona todo aquello relacionado con Jerusalén pero no con la ciudad vieja, tal vez esa no sea ya la favorita de Javé. Como otros cristianos espero a la nueva, la ciudad del libro de la revelación o Apocalipsis, la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén…

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En Torres del rio se hizo el silencio, han sonado los pasos de otros peregrinos. La guía en ese momento explica:

- Los cuadritos tallados en la piedra, son la huella de la línea Jacetana que se puede encontrar en otros lugares del camino. Tomen el folleto.

Aquella pareja de franceses había interrumpido la conversación, pronto se fueron

-Bienvenido al juego de la oca. Me atrevo a decir que te has metido en un laberinto. Vanesa había extendido las cartas del Tarot. Volvió a insistir – Coge una-

Juan Miguel dudó un segundo con la mirada, prefirió escoger aquella que se había desplazado sola entre los dedos de Vanesa, situándose en la parte superior del montón, finalmente la carta cayó al suelo. Iñigo se ha agachado y la ha recogido.

– Si quieres la podemos cambiar.

“SON SOLO TUS PENSAMIENTOS QUE TE HACEN BUENO O MALO, TRISTE O FELIZ, POBRE O RICO”

Le ha gustado escucharla, parece una joven sincera. Cierto que resulta un tanto extraña, como extraño el viaje, como extraño el viajero. Quiso hacerle caso; ahora a varios kilómetros recuerda ésto a la par que repasa las notas de su cuaderno.

“Necesito saber a dónde voy, por qué voy, qué busco, qué hago aquí”.

Eran las 13:45; de nuevo, sobre los tejados de Logroño, sonaron campanas. Tu amuleto, como te han dicho, representa el juego Maya de la oca. Nada es porque sí, todo pasa por algo, las casualidades no existen. Y aquí esta el visitante, en la vía, como un chispazo de cometa sediento de peregrinaje que se ha puesto en marcha; para aprender; para resurgir como el Fénix, para revivir…

Cuando esa mañana se despidió de la guía, afuera en las calles del pueblo la claridad de la luz del sol, asomaba tímida pero poderosamente a través de un claro entre las nubes.

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En el interior del templo del Santo Sepulcro, la imagen de un Cristo de madera policromada, el hombre de Nazaret clavado sobre un madero,

-Es el único Cristo que aparece crucificado sobre la cruz del temple. Y es el único que reposa los pies sobre esa cruz invertida…

Curioso. Todo esto hace a Jon pensar, ¿La luz de Jesús me persigue? Justamente ha sido la cruz en la piedra sobre el dintel superior de la puerta de entrada a este templo la que ha empujado a Iñigo a satisfacer su curiosidad y recabar datos, preguntar, preguntar. Apenas un segundo después de haber llegado al templo ha reconocido, que la cruz templaria es una de las muchas cruces del camino; nada es por azar, lo aprendió en un libro que compro el año pasado cuando quiso prepararse para el entramado de la ruta Jacobea.

-Yo soy la autora. Mira, este es el boceto original de ese librito de las cruces. Adelpha Celeste es una de las dos constelaciones conocidas que hay en la vía láctea. No debiera haber abierto el templo cuando has llamado, yo estaba hoy de vacaciones, pero me encuentro aquí porque mi compañera que es la cicerone habitual de este lugar trabaja sobre unos nuevos códices en Burgos. El nombre de la editorial lo hemos sacado de ahí, de esa constelación.

Esta chica había accedido a atender al viajero al comprobar que no era un peregrino común y que deambulaba por la villa solo, cual mendigo.

Jon quiso ser cortés con Vanesa y mostró interés por el arte, alzo la cabeza y puso su mirada sobre las puertas de piedra, talladas a modo de celosía, una en cada uno de los ocho lados de la hermosísima fortaleza de origen templario.

Enamorado hasta el infinito del recogimiento que sentía en el lugar y al que era llamado cuando contemplaba la piedad que irradiaba aquel Cristo, se hubiera quedado para siempre allí, mirando al hijo de Dios, solitario y clavado en la cruz templaria invertida.

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Percibíó la procedencia divina del sentido purificante del dolor y entristecido se preparó para decir adiós. Eso sí, ofreciendo al Mesías la buena voluntad de sus intenciones y la disposición de esas manos para que un ángel las pusiese al servicio de Dios. Dejó a Jesús reflexionando, castigado de dolor y soledad en esa Iglesia sepulcro de Torres del Rio.

-Solo existen dos Iglesias templarias con arquitectura octogonal, y ambas están en territorio de Navarra.

Territorio cristiano, Vanesa.

La verdad es que una talla tan bella como esa del Cristo crucificado, ha cautivado a Jon Mikel. Mil días, se quedaría allí, para contemplarlo. La luz entraba a través de los ventanucos superiors, iluminando el rostro del maestro

- Rabí: “Vela por esta muchacha, y esas almas que te cuidan día y noche”. Y que no acabe la fase de su juventud sin recoger un buen haz de luz y sabiduría del estudio de las estrellas, esas mismas que nuestro padre Dios sigue creando y que tú en un pasado reciente desde Sión contemplaste.

-¿Por qué pasan los rayos de luz a través de todas las puertas de Jerusalén, menos por una?

- Porque por ese lado del sol poniente, con posterioridad a la edificación de la iglesia construyeron la torre, que como ves, está pegada al octógono. Sus gruesos muros tapan completamente la puerta, eso impide que por élla entre el sol y aparezca la luz.

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Acaba de sonar la más potente de las campanas de la catedral de Logroño. El astro rey se ha ocultado sobre las nubes que traen agua, además de ejercer presión y causar un leve dolor en los vasos sanguíneos superiores del jeroglífico de su cabeza. Esto indica que Jon está pronto a ser también un anciano. De hecho es un anciano caminante, pero seguirá sujetando con firmeza el cayado. Robará todo el aire puro y limpio que puedan aspirar de este espacio riojano sus pulmones. Y si acaso mira hacia atrás sin volver la vista, sin torcer el cuello, sin necesitar los ojos, sin utilizar la mirada, pensará que existe, que todavía es humano, que su arado que empuja para adelante lleva rejas y vertederas construidas a golpe de martillo en una buena fragua de herrero, Y que su sencillo corazón de niño aun no está desgastado por el uso continuado.

Todavía existes Jon, aunque para el mundo hayas muerto. También yo como tú, en Jesús confiaré para estar vivo, y seguir caminando.

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Dejando de estar sumido en estas, pero quizás metido en otras reflexiones, recogió el cuaderno, cerró las páginas, clausuró la mañana y se acercó a una posada. “Te damos gracias Señor por los alimentos que vamos a tomar ”. El navarro ha pedido, menestra de verduras, costillitas de cordero, y tarta de cuajada recubierta de mermelada de frambuesas. Hay que recuperar fuerzas porque antes de que se haga de noche, quiere llegar a Nájera.

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Eran las 3 de la tarde y 30 minutos. Ana Laura ha telefoneado para advertirle que Daniel tiene una sucesión de granos vesiculares que le han brotado por el torso y que se están ramificando. Por el tono de la voz parece que culpa a Jon de que el mundo gire como gira, se muestra un tanto histérica. Dice que después de comer piensa llevar al niño a consulta. Jon acusa recibo y se queda más que preocupado.

- Esperaré a que me llames con los resultados.

-El niño te necesita.

-Pásamelo al teléfono…! Hola Dani, te quiero mucho cariño! ¿Cómo estas?

- Bien. ¿Papá, cuando vienes?

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-Voy de viaje hasta una ciudad y enseguida vuelvo. Dentro de unos días estaremos juntos.

-Vale

-¿Te acuerdas de mí?

-Sí.

-Te quiero.

- Yo también

Esta llamada, transpasa a Jon de angustia, y le deja sumido en una lacerante preocupación.

-En unos días estaré de vuelta Laura.

-No sabes cómo te necesita el niño.

-Si quieres, ahora mismo puedo volver, no me importa suspender las vacaciones.

-No, tranquilízate. Después de la visita al medico, te llamaré con los resultados.

-Bien, hasta la noche entonces.

Pronto Jon ha divisado una torre, y la calle llamada Santiago, donde está el templo que ostenta el mismo nombre con el añadido de “el real”. Esta que es la iglesia más antigua que se construyo en la ciudad, desde que llegó a Logroño la buscaba, ahora dobla la esquina; Y ante él aparece una belleza escultórica con el apóstol Jacobeo a caballo, todo un conjunto esculpido en piedra sobre el ábside de la fachada. La parte superior de esa enorme hornacina parecía a los ojos del caminante más blanca, al menos estaba más limpia que la media torre inferior. Nos acercamos…ese caballero medieval lleva una espada, le dicen Santiago Matamoros. Sobre la madera de la hoja izquierda del portón de entrada al templo hay un folio de papel, pegado con cello, donde una flecha pintada señala la dirección hacia el albergue de peregrinos. La Iglesia esta cerrada. Por el recoveco de las calles llega hasta el oído de Iñigo la voz de un grupo de gitanos alegres que cantan y palmean una canción. Suena una pequeña campana.

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Mirad vuestro reloj, para cualquier cosa es tarde y parece que tenemos prisa. ¿Para regresar? Sí. ¿Pero a donde? Logroño la ciudad, nos ha atrapado. Levita, más que transita el caminante por el fresco sombreado de sus rincones. Pero se va. Al final de la calle portales y junto al instituto de estudios riojanos tiene aparcado su coche, es hora de partir. Duda y se plantea regresar a casa cada vez más, piensa que de verdad se ha metido en un laberinto. Segundos más tarde Logroño capital le reclama, su magnitud prácticamente engulle. Parece que no va a dejarle salir, le tortura un poco tratando de confundirle, que no seducir, porque eso en otro tiempo ya lo hizo. Finalmente Juan Miguel Iñigo perdido del todo en esta moderna urbe, acusando la ansiedad que genera el tráfico que traga; aunque como la ballena a Jonás después de atosigarle le escupe; no precisamente al mar, sino al alquitrán o la brea, porque en este momento la gran vía de Juan Carlos I le acoge. Definitivamente parece que por la avenida de Burgos con una cierta fluidez se despide. Logroño ciudad nos despide, el último semáforo más de un turismo se lo ha saltado en rojo.

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Premeditadamente, tras dejar a un lado Fuenmayor, el viajero se ha desviado. Estamos en la heroica Ciudad de Cenicero, hoy muy engalanada. Aquí en una placita tienen una pequeña copia o réplica de la estatua de la libertad, se trata de una escultura en bronce dedicada por los habitantes del lugar a sus héroes de 1834.

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Continuó Jon su libre paseo, alimentado por el recuerdo que fluía desde viejos rincones del pueblo, acudían a él portando nombres que identificaba como lugares que reproducen escenas de su juventud. ” Bar Joymi”, “Discoteca Stefer”, “Mary Club”…Juraría que en este mismo lugar que ahora se encuentra estuvo detenido ayer con la mente en blanco cuando ese chalet de enfrente estaba en construcción. De esto que transitaba dulce por su memoria tan solo hacía 34 años. Esta tarde, el aire que acaricia su rostro no es portador de la fragancia que deja el mosto de la uva en las tardes de vendimia…Ni siquiera, esta vez, trae voces familiares de amigos y canciones…pero tampoco olvido.

- Bajaré al Ebro - Se dijo.

Antes de llegar a disfrutar de la quietud que se vive bajo las ramas de un viejo nogal que generoso y clemente proyecta su sombra sobre los bancos del merendero ha preguntado a dos jóvenes de etnia gitana cómo debe proceder para retomar a la salida el camino correcto que le lleve a Nájera. Ahora se encontraba más o menos orientado. El acariciante y liviano soplo inesperado del viento de media tarde, masajeaba de forma más que profesional las cicatrices de una piel quemada tras arriesgadas exposiciones al sol de Agosto. En ese momento se permitió reconocer y agradecer al creador, la suavidad de su voz al soplar con cuidado al viento, y el modo similar de ordenar a sus dedos de inventor que su alma estuviera segura de confiar en Dios como amigo, que del peregrino lo es.

- Que tus dedos señor se posen ahora con ternura sobre las aguas del río que por ahí abajo badea feliz escondiéndose en las arboledas.

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Había tenido el impulso de bajar hasta la orilla, pero por precaución continuó asido a la baranda de hierro forjado que le protegía de salir derrumbado hacia la vía. Advertido del peligro que supone el paso impetuoso del ferrocarril, fue prudente y consideró no cruzar las vías. Quería haber bajado al Ebro, se sintió tentado, pero existen límites, uno de ellos el tiempo. Tras ascender pausadamente por unas empinadas escaleras se dirigió hacia una iglesia, pensaba por engañoso cálculo (ya que antes había visto la cruz de hierro sobre el campanario) que ésta quedaba más cerca, no tenía otra referencia.

Pronto se dio cuenta de que estaba equivocado. Al parecer, el templo grande no era éste. Tres círculos inferiores coronados con cantos de piedra salientes y otros tres agujeros ovalados en la parte superior de la fachada, se presentan a los ojos del viajero como una pared sosteniéndose sola, igual que un frontón elevado, separado de la base por el canalón de zinc y suspendido sobre el basamento frontal de la iglesia. Arriba, listas ya para ser balanceadas, tres campanas. Desde ahí atrás, llegaba a oídos de estas, el eco cercano de una de sus hermanas, que apenas sin fuerza ha querido avisarnos de que ya son las cinco. Ahora cuando Iñigo marche, sabrá que ha estado detenido frente a la ermita de “la virgen del valle” (siglo XVIII), una construcción dieciochesca absorbida por el casco urbano e integrada en el. No reparó detalladamente en su portón de entrada. La recreación artística en las piedras arquitectónicas a pesar de que a veces le atrapa y desata el interés, no provoca siempre de manera profunda su nexo contemplativo ni se produce un climax de unión con el arte. Además Jon Miguel no siempre tiene el espíritu disponible para petrificar el tiempo.

“Simplemente soy curioso, y aunque a veces oteo el arte de cerca, por lo general dirijo el punto de mira hacia el horizonte para lo cual llevo algo mejor corregido el enfoque”. 134

¿Será José Saramago, premio Nóbel de literatura, que le guía de pueblo en pueblo y de torre en torre, como en su viaje escrito por suelo portugués? Esta es una lectura que hace dos o tres años Iñigo dejó a medias, pero al verse hoy de protagonista a modo de viajero y con los mismos, similares o parecidos modos de viaje que el mencionado autor, va a terminar o está terminando por sospechar que algo de Saramago le ha influenciado. ¿O no estará acaso de viaje el inocente de él sin apena darse cuenta, que está siendo llevado a Compostela por los ángeles de la curiosidad, los guerreros de la luz, o en último caso por el inconsciente dominante de sí mismo que se ha adueñado de su frontal consciente mientras una fuerza extraña le arrastra de templo en templo? Pensaré por Jon que tal vez sea así. Ahora mientras tanto, nos dedicaremos por aquí a aprender, cultura e historia llaman, no tan sólo arte, simbolismo, o religión. En el entorno de éste lugar que hemos visitado se ha encontrado testimonio de antiguas civilizaciones, restos hallados en yacimientos arqueológicos que ahora como un tesoro se conservan, vestigios de cultura celta, ibera y romana. En el año 740, Alfonso I de Asturias expulsó a los musulmanes de una serie de ciudades entre las que estaba “Cinisaria” o “Cinisario”. Resumiendo. Ordoño II, junto a Sancho Garcés de Navarra, conquistó Viguera, Cenicero y Nájera; pasando éstos a formar parte del Reino de Navarra. La historia de esta ciudad es rica. El siglo XVI, fue próspero para Cenicero. Se comienza la construcción de la Iglesia, probablemente en el mismo solar en que se encontraba la antigua de San Martín. El 27 de Junio de 1903 ocurre la catástrofe ferroviaria de Torre Montalbo, localidad vecina. Por su generoso comportamiento, los herederos de aquéllos héroes de la villa de Cenicero son nombrados ciudadanos. Y ojo al dato, en Septiembre se celebran las fiestas patronales, siendo el día ocho, el principal de las mismas. Nuestro amigo, acaba de reparar en ello. Hoy es día seis, los niños tiran cohetes, pasado mañana es la festividad de la Virgen del Valle…

¿Pero qué hacía en este mismo momento el viajero?

Jon estaba dando la vuelta completa al perímetro exterior de la Iglesia principal, para comprobar exacto y sin error, dónde quedaba la puerta de entrada. Y aquí está ahora, sentado de nuevo en un banco, frente a la casa de cultura o casa de las monjas.

“No sé porqué, pero me he venido a tomar un poquito de sol, del siglo XXI hasta este rincón del pasado. Adiós Zenicero…O Cinisario. - Agur, te quiero,” 135

Se ha detenido en medio de un fértil valle. Los altos peñascos del puerto de Herrera, que separan la rioja, de las tierras vascas, van quedando a su derecha; Bajo el sol de la tarde, le llama la atención, toda una cadena de montañas que a lo lejos se extiende en el horizonte. La belleza que rodea a Jon le subyuga, le alimenta; “No lo dudo, procede y es de Dios. ¿Qué si no hago aquí, parado? Se quedó extasiado con el paisaje y aprovechando ese alto contemplativo se puso a pensar como si hubiera pasado un siglo en la conversación que sostuvo esa mañana con Vanesa. Ella, le ha dicho que llegará a Santiago y que probablemente no se detendrá, que esa ciudad no será el final, ni la meta de su viaje. Ella ha dicho, que Juan seguirá…que no va solo a recibir ayuda en Compostela que hallará lo que busca más allá del camino – “tal vez tendras que llegar a las puertas de Adhelpha Celeste”. Si el creador nuestro Dios quiere, y tu viaje continúa, el amor y la pasión que sientes por el más allá, te llevaran por tierra firme o a lomos del mar, hasta tu amada Oporto, Coimbra, Fátima… porque sigue estando tan cerca Portugal de Galicia que esto ya no es “Finis Terrae”. Nota pronto amigo ese amor al mar, ya que tu alma esta acostumbrada a amar el mar desde el paisaje que queda detrás. Cuando llega a ti, a través del viento, el perfume del salitre oceánico, se acelera el ritmo de tu corazón viajero. Sí, estar no muy lejos estimula ¿Qué será mañana tal vez?

Un cartel señalaba que a 26 kilómetros de donde el viajero en este momento hacía esa reflexión quedaba San Millán de la Cogolla, cuna de la lengua castellana y patrimonio de la humanidad. Una cita que colgada en el minutero del collar del tiempo, Iñigo guardaba escrita. Ahora…perdón, el termómetro marca 23,5 grados centígrados, seis de Septiembre, hace calor. Esta agua de la fuente del manantial de “Maiturría que desde ayer lleva envasada, desde que de madrugada partiera del valle, le regenera, mientras el pensamiento casi, casi nostálgico, aún retrocede. Mas volvamos con la acción al momento presente que es caucho rodante…fina gravilla…alquitrán. El “Opel Vectra” gris nacarado, avanza y avanza, mientras el camino que otros han de seguir en el futuro, queda atrás. No hay obstáculo ni incorrección que hagan que el vehículo se detenga, el no escatima su brío, ni su serenidad; ni pendiente abajo, ni cuesta arriba, sólo, solamente obediente, viaja amando la velocidad.

“Huércanos”…”Uruñuela”…Cruces que se van dejando…extensas vegas de cultivo de cereal… viñedos. Y entre ellos, ya, Iñigo se presenta en la ribera sagrada de los dominios del agua (perdón, quise decir del vino).

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Los viajeros que quieran llenar sus vasos que se vayan acercando, hemos llegado a Nájera.

Ya desde las proximidades, a Jon le venían telepáticamente citas de la canción escrita por un amigo natural de la zona. “Mi pueblo está dormido echando la siesta, recostado en un río que lo refresca…”

¿Donde, dónde esta ese pueblo tuyo Chema? ¿Es quizá aquel su Jordan sagrado que riega las arboledas? José Maria Purón, (un renombrado cantante autor local), incluía esta canción titulada “Mi pueblo”, en su primer trabajo en solitario, un álbum llamado genéricamente: “Alma”. En el año 1977 o tal vez 1978 en los estudios de Radio Requeté de Navarra ubicados en la avenida Yangüas y Miranda de Pamplona, El, (Purón en persona) regaló varias copias de “Alma” a Jon. Este se ha detenido en un Stop, 150 metros, antes de entrar en Nájera.

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Se lo habían dicho, estaba advertido, la vida es un camino de dolor. Sonaba el teléfono, ahora lo sabía.

- A tu hijo le ha salido en el pecho un herpes zoster en vertical.

Era el mensaje urgente y descorazonador de Laura.

-¿Qué hago entonces, vuelvo?

- Sigue el camino.

-No estoy haciendo el camino, solo son unas vacaciones rápidas. Estoy de viaje y es circunstancial, en cualquier momento puedo dar un giro de noventa grados al volante . ¿Está por ahí Nerea?

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- Dice que no quiere hablar contigo. ¡¡¡Nerea es tu padre!!!

- Hola amor mío ¿Qué ocurre, estas triste?

- Sí.

- ¿Es por mí? ¿Es por tu hermano? ¿Es por mamá?

-Es por mamá,

-Te noto triste hija, habla sin miedo.

- Queremos que vuelvas

La niña soltó el teléfono. Y de nuevo se escuchó la voz de su madre.

-Reza por mí, y por los niños, es importante. Y no te desanimes, sigue el camino.

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Ni la apacible sombra de los árboles, ni la refrescante proximidad del río, le han calmado. Al otro lado del cauce y justo enfrente despunta una torre sobre la maraña dispar de tejados.

Todo y nada esta en orden. El coche ya lo ha dejado aparcado en la misma puerta de entrada al hotel. Según se vayan desarrollando los acontecimientos, Jon actuará. Algunas cuestiones, algunos asuntos, están entrando ya en la tinaja de lo imprevisto. La razón natural, el orden primordial, el bienestar psíquico y un poco de ánimo a su moral, estaban pidiendo acomodo en la cabeza del proscrito.

“Yo quería dejar tras de mí serenidad y no tempestad, no creo que razone engañado. Algo ajeno a mi voluntad dirige las cosas. Y en verdad, esto si que es estar metido en un laberinto”.

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No querrás que el Señor se porte como enemigo, Jon Iñigo, deja que la sensatez camine a tu lado y reza con fervor. Procura que ese día de la ira no llegue jamás. Distráete, piensa en positivo, haz algo. ¿En qué paisaje idílico se inspiró tu amigo el compositor, tal vez al interpretar con duende poético el aplauso benefactor de este rio?

Una traca de petardos asustó e hizo alzar el vuelo a un centenar de palomas. ¡No es extraño que aquí se forjara tu carácter jovial riojano y naciese la poesía de aquellas tus primeras canciones! Esto iba rumiando consigo mismo, el viajero ahora caminante, palabras de afecto y reconocimiento como si hablara contigo, Jose María Puron. Apenas llevaba unos minutos en tu pueblo, en tu tierra y hasta se atreve a afirmar incluso sin haber probado el vino, que por el solo hecho de estar aquí se recibe inspiración. Entró a una panadería. El pan es el alimento básico que nos han entregado desde niños. La suave textura del trigo molido transformado en harina blanca que con la levadura ha fermentado se disuelve en la boca. La corteza tampoco se resiste y lo mismo que la miga se diluye. Pan blanco, pan relleno para ir tirando, pan para resistir, pan para viajar, pan para compartir. En un parque cercano al rio dos perros le han rodeado, les deja mordisqueando un pendrugo y se dierige hacia el puente.

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“Abandonaré este lugar llevando en mi alma la paz que yo en él he encontrado. Sin prisas y sin excusas me iré por el sendero.

No dispongo de pausa para quedarme, ni tampoco tengo tiempo para dejar un solo poema de amor. Me iré por este atardecer, planeando un no se qué, que en mi mochilase ha metido.

Y ahora subo a tu ciudad con música en el corazón. Cantan pajarillos que rápidos vuelan de una torre a otra. Sobre los arcos del puente que quiero atravesar envío al cielo gracias sinceras. Bellas miradas me rodean por doquier.Voy tras unos ojos que muestran timidez. Y canto, canto, canto, canto.

A tu pueblo al que estuve amando en una tarde de paz, que devolvió la sonrisa al viajero. A. las campanas de fiesta que invitaban a entrar, a la Iglesia de un Cristo que adora la gente. Al pueblo de Dios que mirando al altar recibe al hermano que viene a cantar.” 139

Jon Miguel escribió esta canción pensando en su amigo cuando atravesaba de nuevo el puente, justo después de terminar la eucaristía. De forma imprevista acudían a su mente palabras y acordes de otra canción.

“Yo no sé solitaria estrella de la noche, si alguna vez, en algún rincón del equipaje se te ha metido amor”

Revive en su recuerdo la obra de Chema, no cabe duda. También el espíritu creador del riojano, Algo musical flotaba en el aire al llegar y todavía persistía cuando Iñigo volvía atrás sobre sus pasos para regresar al hotel antes de que cayeran las primeras sombras en la noche del sábado. En el templo de la Santa Cruz, donde había estado, también se percibían reminiscencias cromáticas cien por ciento propias de un estilo jacobeo cuando escuchó cantar al coro. “¡Santo Cristo del dolor y del consuelo! ¿Cuándo dejaran de hacerte sangrar, esos clavos? En la habitación del hotel, a Jon le esperaba un mensaje. Esperamos que sea más de esperanza que de dolor.

Antes de que suene el móvil se ha puesto a escribir:

“Juntos trataremos de corregir a una persona. Si uno la quiere ayudar y esta no te hace caso, lo intentaremos entre dos, luego entre tres, y finalmente en la asamblea. Y si persiste en no hacernos caso, la víctima quedará desguarnecida, a merced de su soledad .”

No solo es el nuevo testamento, reguardado entre la ropa de su maleta el viajero lleva un minúsculo tesoro de loza que deposita cuidadosamente en la mesilla de noche. Es la imagen del divino niño Jesús de Praga.

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“Que este santo niño nos proteja. Que proteja a esas personas necesitadas de auxilio, y a tantas otras expuestas al dolor. Pido también y por tu mediación a tu padre que los que provocan desafuero sean corregidos”.

“¿Cuántas veces deberé reprender al ser amado, por amor? Yo también huyo de cada tentación que se presenta, por eso en parte estoy aquí, porque amo el buen juicio, porque amo a mis hijos, porque te amo a ti mujer. Soy del pueblo de Dios y rezo, rezo solo y rezo en comunidad. Alguna vez me has preguntado ¿De qué vas? De esto que compruebas voy…Y tu perdón imploro, tu perdón agradezco a Dios si de ti también perdón obtengo.”

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-¡Vayamos hacia Jesús y caminemos sobre las aguas!

Era la voz del obispo de Calahorra, Logroño y la Calzada. Esa tarde estaba allí dando a sus feligreses seguridad en el maestro y ayudándoles en ese primer impulso que vencerá a la depresión post- vacacional. En Nájera se hizo el silencio con la llegada de la calma de la noche, todo lo del día estaba cumplido. Jon recogido en su cuarto recurre a la biblia y sigue con el evangelio de Juan:

…Jesús volvió a hablarles… “Yo soy luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, tendrá la luz de la vida”

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SUEÑO EN DIALOGO Nº 1

-¿Qué buscas peregrino?

–Paz.

–Si la das la encontrarás.

Jon duerme bajo las estrellas, cree ver a la muerte y esto no le parece preocupante, no la teme, solo es una visión. Segundos más tarde de nuevo distingue esa voz .

-“Sí amigo, has entrado en el libro de los sueños”.

El viajero se encuentra cansado, intenta razonar

– No quiero que ejerza poder sobre mí el subconsciente, sobre todo, si cubre el consciente de negritud.

–Pero habías pensado salir del laberinto.

-¿El laberinto de la realidad o el laberinto de los sueños?

-¿Cuál es tu estrategia, muchacho?

-¿Y a quién preguntas anciano?

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Ya precedía a Iñigo, más de una visión nocturna, las conoce y también a sus interlocutores, por eso se mostraba prudente. Hizo fuerza y despertó, estaba en otra habitación.

-Aun no he despertado, ¡estoy soñando pero es como si estuviera despierto!

- Entonces cuéntame el sueño e intentaré interpretar su significado. Se atrevió a sugerirle la voz.

-Tú ya lo sabes, para mí es imposible interpretarlo antes de vivirlo . Soñarlo es vivirlo, pero aún no lo he soñado.

–Pero puede que lo hayas vivido. De momento no puedo hacer una interpretación porque me he adelantado al sueño que te falta por vivir. ¿Necesitas un sueño? Todos los sueños vienen a ti. Parte de tu vida esta en estos sueños

A ellos, solo se entra y sale por las puertas, puertas del pasado, puertas del ayer, puertas seguras, puertas inseguras. Por eso ¡Ojo con las puertas, ojo al salir al futuro por las puertas de un sueño, es menos peligroso salir al pasado!

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La primera vez que Iñigo se espantó del oso fue al sentir su presencia apenas escuchar su aliento. El plantígrado estaba allí, cercanísimo, oculto en la espesura del bosque. La noche anterior al suceso apenas había dormido, tan solo hora y media escasa. En aquella casa rural, tuvo dos visiones. La primera de ellas fue… como una dulce pesadilla, un cercano juego despiadadamente erótico, un trasiego involuntario de imágenes que persiguen perturbar el espíritu, que trabajan con el instinto natural y que con el consciente vencido encuentran acomodo. El otro sueño, la otra visión no había sucedido nunca así tan real. Las señales visuales eran pruebas del mañana, iban a ser constatadas, estaban en el cerebro avisador, impresas con antelación por lo sobrenatural, porque iban a suceder. ¿Pero, quién es capaz de entender e interpretar correctamente a tiempo eso? Solo es posible tras vivirlo.

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El segundo de los sueños de Jon, se metía en la realidad futura, estaba transmitiendo algo. Recordó al profeta Daniel y desde entonces para diferenciarlo lo llamó visión, visión nocturna, una visión muy clara. Se constataba que era un bello oso y que se acercaba. En el sueño, el viajero de los sueños se detenía a contrastar con sus conocimientos la morfología del animal y se cercioraba con pruebas visuales de que sin ningún lugar a dudas se trataba de un oso de tamaño mediano, cuya presencia ya solo en el sueño transmitía miedo. La visión mostraba al mamífero con tanta realidad que después de comprobado el hecho se puede decir que en algunos sueños se muestra el futuro al consciente. En realidad es lo que sucedió en esta experiencia de Jon Iñigo. Retomemos la lectura del diario de aquel día con notas al respecto, para su análisis.

“Son las tres de la madrugada, apenas he podido cerrar los ojos desde la una y treinta. Cada vez, en el cercano campanario de la Iglesia de San Martín escucho la campana dar los cuartos, las medias y las horas, las cuento todas. Es, mi primera noche de vacaciones y no puedo dormir, eso que en parte he venido aquí para recuperar el sueño. No sé qué tipo de destrozo interior ha ocasionado en mí el turno de noche”

Su psiquiatra, para regular las horas de sueño le había recetado unas pastillas, estaba autorizado y lo hacía muy bien, pero Jon por su cuenta quería ya de una vez por todas reducir las dosis paulatinamente e ir dejando el Idalpren.

-Cuando hago el turno de noche salgo del trabajo a las siete de la mañana, doctor.

- Tómate un cuarto de pastillica y a dormir. Le había indicado el Galeno. Pero el paciente tenía problemas añadidos.

–Cuando trabajo en el turno de tarde doctor, salgo a las once de la noche. Y a la semana siguiente cuando estoy de mañana, debo estar en pie para las seis. Es una coña el trabajo a tres turnos, el sueño esta alterado, el cuerpo roto, si duermes mal se te queda un humor de perros…

Varias veces intentó dejar la medicación de golpe y porrazo, bruscamente, pero el efecto obtenido resultaba preocupante. Imposibilidad de dormir y… pesadillas.

“Es peligroso, alarmante y no recomendable”, aconseja Iñigo. 144

Y continua diciendo.

“Despiertas en Cuba, o apareces deambulando por una isla alborotada. Es de noche y caminas por el extrarradio expuesto a mil peligros. Tus sentidos están alerta, hay maleantes sueltos. Dices: es ilógico que esté aquí. Experimentas el miedo y te sientes prisionero pero hasta que no se presente ante ti la puerta no puedes salir. Entras a un local ves cosas curiosas y tratas de aprender. Puedes tener una cierta ciencia adquirida antes por experiencias recogidas en tu estancia en otros sueños, pero no controlas nunca lo que puede suceder.¿Sabías que las pesadillas pueden agarrarte y dedicarse a crear angustia sin soltarte? Solamente te puedes salvar saliendo por una puerta.”

A Jon le apasiona estudiar los sueños.

“En realidad cuando tienes una visión nocturna parecida a la realidad y te reconoces en ella, tratas de encontrarle explicación en el mismo sueño pero si lo intentas así estas desarmado y de hecho puedes perderla rápidamente. El subconsciente es muy juguetón e inteligente, le gusta ser misterioso y va a ser muy traidor, para que no le superes. Recordar a la mañana siguiente puede serte dado igual por un simple dato o reconocimiento de algo, hasta una simple palabra puede volver los hilos atrás”

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Jon esta vez era consciente de que estaba en un sueño. Se acercó a un artilugio que mas que moderno parecía una joya de museo. Se trataba de un corrector de miopías y astigmatismo, ya lo hemos especificado, muy primitivo. ¿Pero qué hacía Jon metido en un bar en la lejana Cuba? Jamás hasta ese momento había estado allí. El subconsciente le engañaba, el consciente le tranquilizaba ¡Estas soñando Juan! ¡Pero era tan real! Para recordar con algún detalle el sueño al despertar, se acercó a aquella especie de anteojos quevedianos. Así rezaba sobre él: “De cerca y de lejos”. Casualmente al día siguiente fue a su óptica habitual para reponer su lote semestral de lentes de contacto, había algún punto de lógica. ¿Pero eso era todo? ¿Por qué en el sueño aquel la acción se desarrollaba en Cuba? Seguía allí en aquella especie de bar, la barra era de madera, alguien la atendía, una joven mestiza. Jon se acercó a ella e instantáneamente fue como si sintiera su intrusión en la escena, aquello no le pertenecía, más ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¡Mi presencia es involuntaria! se dijo. 145

La joven mulata llevaba pintado en el rostro un antifaz plateado, dibujado en diagonal como si representara un rayo. Sus ojos giraron hacia Jon a la par que este se certificaba de su rostro moreno. Ella hizo un gesto con la cabeza para que el observador se percatara de otra escena que sucedía en el bar. Allá en el suelo yace cabeza abajo el cuerpo de una mujer, y en la espalda desnuda tiene clavado un ancho cuchillo de hoja reluciente. ¡Qué pavor! La pesadilla de Jon provoca escalofríos, era un sueño terrorífico. Todos los clientes del bar escapan, el visitante se queda solo con la mujer muerta, tiene que hacer algo, se acerca, trata de ayudarla ¿A quién llamo? El no pertenece a este lugar, siente infinita angustia, el principio del sueño contenía un mar de premoniciones, lo presintió desde que se vio vagando por los malecones y rodeado de oscuridad, ahora quiere huir. ¿Dónde estará el asesino? Quizá permanezca oculto en él bar, o seguro que ha huido entre la gente. ¿Y si esta escondido? ¿Seré yo la próxima víctima? No puede ser esto no es real, tengo que dominar la situación ¿Quién será esa mujer?

Ahí estaba la pobre, tendida en el suelo con su corto vestido de verano de finísima seda verde. El visitante de los sueños sintió la imperiosa necesidad de salir de allí. Si los hombres de la ley prestos a llegar le encontraban en el lugar ¿Por cuánto tiempo le iban a retener? El debe cruzar el mar y tiene que hacerlo en un instante, la clave infinita es salir. Soy un turista, ¿estaré hospedado en algún hotel? Se preguntó. Vio entonces una puerta, era la puerta de entrada y salida al bar. Abrió esa puerta y consiguió escapar de la pesadilla pero no despertó. Al Abrir la puerta apareció ante él, Oporto, Portugal, calles antiguas, medievales, mucha luz. Se contuvo antes de salir por la nueva puerta que se presentaba y entrar al país, entrar al sueño. Quería controlarlo todo, identificarlo, saber. Estaba en el bordillo de piedra con un pie en el aire a punto de bajar, le detectaron, se acercaron a él y le llamaron por su nombre.

¿Qué época es? Pensó. Los sueños pueden ser algo inmaterial pero en este, mi presencia es tán real, la luz es real, no parezco invisible, hay calles, gente que pasa, alguno me mira, para ellos soy una aparición demasiado evidente. Este sueño supera mi grado de inteligencia, no puedo interferir, el pasado y el futuro se mezclan…o mejor, ni es pasado ni futuro, es una época extraña. Aquí soy como un fantasma.

–Doctor Freud estoy soñando pesadillas, quiero dejar esas pastillas y recuperar mi sueño normal. 146

- Tú verás, si lo haces debes reducir las dosis siguiendo las pautas que te he indicado.

Dos o tres veces Jon hizo caso omiso al psiquiatra e interrumpió la medicación a lo bestia, de repente, pero el alto precio que pagó fueron noches sin dormir y de nuevo…!vuelta a las pastillitas!

-¡He de conseguirlo, lo conseguiré! Soy un tozudo para eso. Se dijo. Conseguiré dejar esos minúsculos platillos sedantes que no volantes prensados en almidón de color rosa.

Otro día, bien de noche, despertó angustiado. Había estado en una cárcel, donde pasó por diferentes módulos. La gente hacinada y durmiendo en los suelos, entre ellos el pobre de Jon. Al amanecer, le sacaron al exterior. Desde una cercana ciudad amurallada bajaban grupos de muchachas que se acercaban hasta los presos expuestos como monos de feria y se reían de ellos. Estaban drogadas, habían pasado la noche de bares, daban evidentes muestras de un comportamiento falto de respeto. Ellas sin pautas de moral e impúdicas se burlaban.

-¡Yo no merezco estar aquí! ¿Qué clase de tortura es esta, qué me están haciendo? Se preguntaba a la defensiva dentro de su sueño Jon. ¿Era acaso una advertencia, un castigo, de nuevo una pesadilla? ¿Su intelecto quería revelarle algo? ¿Un juego del subconsciente? ¡Qué misterios esconde algo tan inexpugnable como el cerebro! Las sustancias lo alteran. Pero Jon es abstemio, no recuerda más. Tan solo que sufrió bastante y que aquello le pareció lo más calcado a un infierno.

Dejamos por el momento las pesadillas, la suspensión repentina de la ingesta dosificada de somníferos y la interpretación aventurada, correcta o desproporcionada de los sueños. El trabajo de este redactor continúa por el final de la lectura del diario de Jon escrito en Nájera al despertar entre sueños y dedicarse a analizarlos. Recuerda en estas notas, el temprano amanecer días pasados en los pirineos tras la primera noche en la que intentó curar el sueño sin la ingesta de nada. Se enfrentaba a su segundo día de estancia en el pueblo tras la noche de la visión del oso. Los hechos ya los conocemos de antemano, pero Iñigo es quien ahora recoge impresiones sobre lo vivido. Todavía el recuerdo de su encuentro con Camille le persigue.

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“Apenas amanecido, tras ducharme, metí en la bolsa dos plátanos, una nectarina golosa, medio bocadillo de panceta, queso, pimientos y…dos botellines de agua que envasé en la fuente de dos caños que queda detrás de la casa consistorial. Pueblo amado, estoy en ti, sí. Y de repente al recoger este agua me doy cuenta de que es como si nunca me hubiese ido. ¡Cielos, llegué de viaje ayer y todavía no me he acercado al cementerio! Lo haré ahora, no me demoro más.”

Por esta razón, la mañana de autos como sabemos, no fue hacia el otro lado del rio para ascender hasta la cima de Santa Bárbara como estaba previsto. Tampoco confiesa en sus escritos recordar el sueño o visión del oso. Son días después cuando repasa datos y se da cuenta de lo premonitorio que fue.

“Recordar el aliento de la bestia, es lo que a posteriori más me eriza la piel, esa especie de constatación de la presencia de un animal grande, que de alguna forma me alertaba.Me alertó antes en el sueño,y me alertó esa misma mañana en el bosque. Lo que recorre el cuerpo en ese instante es como el escalofrío de de la cercanía de la muerte. Para nada recordaba yo el sueño que me desveló apenas unas horas antes, no estaba para interpretaciones. Aquel animal enorme estaba allí, podía subir con facilidad al camino donde yo me encontraba. ¿Qué hacía cuando fue sorprendido por mí, comer tal vez? ¿O me vio pasar antes cuando subía resoplando hacia la cumbre y esperó nervioso a que yo no le estorbara? ¿Iba tras la oveja herida que yo ví y el se detuvo porque un humano se interpuso?”

Todas estas preguntas se hacía Juan Miguel al recordar su encuentro con el oso, no era un asunto fácil de olvidar. Tampoco la mirada aterrada de la oveja.

“Pobre animalito indefenso ¡qué miedo tenía! Ahora comprendo todo, ese mal demonio ya había hecho su ataque por la noche y esta oveja escapó, ahora seguía su pista y yo fastidié su plan”

¡Justo media hora antes en ese preciso lugar, cuando iba a enfrentarse al último tramo cuesta arriba, se había sentado sobre un tronco de árbol caído para mitigar la sed con las últimas existencias de agua! Entonces no escuchó ruido alguno, nada, no había presentido nada.

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Definitivamente hemos podido salir del bosque del recuerdo. Siete campanadas acaban de dar seguidas en la ciudad de Nájera, es domingo, día del señor. 7 de Septiembre de 2008. Retomamos la lectura de “EL DIARIO DE JON”

“Anoche llegué un poco descorazonado al hotel. No tenía nada de qué avergonzarme, pero la ira me perseguía. La angustia oprimía mis sentidos. La cólera, casi, casi, enajenaba mi percepción de la realidad. Pero ha triunfado la paz, se ha conseguido algo, vamos conquistando algo. Y me paro a pensar. Voy razonando y conquistando el dolor, venciendo con la fe, ideando el perdón, clamando al silencio, superando la timidez y soltando la voz. Esta aventura, comenzó hace unos días, salí de casa ofuscado, con el alma rota, casi, la piedad descuartizada, violentas las maneras, y no miento. Porque si me vicio en la mentira, soy falso. Estoy con Dios y el es mi auxilio, mi fiscal, mi juez, mi testigo, y mi abogado. Con este discurso, parezco más bien uno de esos mansos corderos, pero ¿Quién se fía de un lobo que puede utilizar la piel de lana como disfraz o coartada?

Jon, tras el sueño reparador había despertado a un nuevo día. No hace ya muchas noches que el desvelo le trajo la imagen del divino niño de ojos azules portando un pequeño cordero en los brazos, una de sus estampas de niñez.

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El candor de su mirada vino a él refulgente como el blanco de la pureza. Jesús niño, el divino pastor recogiendo un corderito perdido. Y ahora regresaba al rebaño de Jesús hombre, el buen pastor que agrupa los corderos y las ovejas que le ha dado su padre.

Esto que Jon tenía impreso en la memoria no era solo una postal. En las montañas estuvo frente a aquella oveja, desprotegida, solitaria y herida. Su mirada suplicante, le decía de forma más que telepática que no se marchara. Ella era la víctima del sacrificio.

-Sí, la víctima del sacrificio al padre y de una vez por todas y por todos nosotros es Jesús ¿Por qué iba a ser yo pasto del oso o de los buitres? El de Pamplona se puso a recoger sus cosas más o menos ya ordenadas con antelación en aquella pequeña habitación de hotel, también las anotaciones tomadas en la homilía vespertina del día anterior

TODO SON SEÑALES

“Pon en guardia al malvado”. Adviértele que vienes a corregirle, díselo de parte de Jesús ¡Ojala escuchen hoy todos su voz!

Si hay perdón se cumple la palabra de honor que damos al señor, el perdón que nos da él cuando se lo pedimos, nos obliga a perdonar nosotros a los demás. Optad por la corrección fraterna

“Tenemos que amarnos a nosotros de una manera nueva”

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Quiero corregirte amor…No te lo digo por fastidiar, sino porque te quiero. También yo me siento responsible. Corregirnos con amor es con un, sí accedo a que lo intentemos. Y que el señor nos guarde. A ti y a los niños, Laura. AMEN. ASI SEA.” Os quiero ya veis.

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Juan estaba despierto ya muy pronto, esta noche ha pasado frio. Escuchaba pasos sobre el suelo de tarima en las habitaciones de al lado y en las de arriba ¿peregrinos tal vez? Estaba a punto de amanecer sobre los cielos de la Rioja y no se lo iba a perder. Esa madrugada, estaba de aparente buen humor. Hacía un rato que una repetitiva cantinela ronroneaba en su cabeza, era la estrofa de una perdida canción que giraba sola, tal vez dañando en ese instante su jacobea busca y procura de serenidad. Pero, el hallazgo en su mente de retazos de esa canción no era buscado, más bien se trataba de una intromisión espontánea de ésta, ¿premonitoria? Iba a Galicia lo veremos después, las canciones acompañan su vida por defecto adquirido tras años de ejercer su trabajo como profesional de radio. Era la voz de una cantante llamada “Luz”, ahí estaba.

¿Te has parado a pensar…qué significa…un año de amor? Recordaras nuestros días felices y el modo en que todo acabó. Y entenderás en un solo momento…

-Ya está. - Se dijo- La voz del pasado en mí, campeando a sus anchas, la voz que mortifica la conciencia disfrazada de dulzor . ¡Treta femenina!

Una voz melosa que llegaba a Jon telepáticamente, reproducida con fidelidad gracias a las maravillas de la memoria, ¿pero tenía encerrado algún mensaje del subconsciente? ¿Un mensaje de avanzadilla?¿Era la palabra de Luz, reveladora de algún secreto? Juan Miguel acababa de despertar, no es la primera vez que las canciones acuden a él de forma insistente y machacona lo hemos explicado. Comprobó nuevamente en su reloj la hora y se la ratificaron con repetición las campanadas de una lejana Iglesia. Era, el momento de partir. Salió de la pensión con su niño de loza en la mochila envuelto entre la muda limpia donde lo guardó tras utilizarlo de intermediario en su oración matinal. No consultó ningún mapa, no se había planteado procedimiento alguno a seguir, solo quería estirar su 1,79, ponerse a andar.

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Descorrió antes los visillos y la granate, o tal vez púrpura y apagada cortina, abrió la ventana y dejó entrar el aire, sintió en su cara el húmedo frescor procedente del rio. Miró al exterior, alzando la vista más allá de la parda montaña. Esta quedaba al otro lado de un pueblo que a esa hora temprana aparecía acurrucado y dormido bajo los tejados. Tras los dibujos casi otoñales y las sombras se perfilaba el horizonte recién aparecido.

“Siento tentaciones de tomar en mis manos el jeroglífico y romperlo, pero si me he metido dentro tendré que encontrar la salida. No soy papel, ni una marioneta, me pellizco porque al parecer busco al espíritu al que pertenezco y da vida a mi sombra”

Juan parecía embrujado ya por los secretos que alimenta en su mundo interno. Le esperaba en primer lugar una avenida por la que caminar entre árboles.

“Puedo darle la vuelta al medallón, Vanesa no me conoce bien, yo no juego al tarot. Ni siquiera sé bien que dicen exactamente estos simbolos. Que lo lleve puesto tal vez de adorno no significa que lo utilice como amuleto. Son signos que no entiendo, que no he estudiado, lo acepté como regalo, eso es lo que es. Me cuesta pensar, que en Grecia hayan vendido a mis amigos un laberinto Maya. Sí que he leído en alguna parte algo sobre las similitudes mitológicas en los credos de lejanas civilizaciones, extrañas o enigmáticas coincidencias. El universo esconde secretos magníficos, Dios mismo es magnífico y resolverá todo esto… Si quiere”

Es avezado con sus reflexiones el viajero, rápido se quita de encima la cuestión con un canto de alabanza. El medallón de Jon tiene acuñado un número de serie en el borde circunferencial exterior, se trata de una joya de producción limitada. Los laberintos pueden no tener una salida fácil de encontrar en los juegos, pero Juan Miguel, la llave de la salida de los sueños serios la heredó en un testamento válido. El ángel de la seguridad y del camino verdadero tiene poder de descifrar los laberintos y de pasar de largo por ellos. El camino es estrecho y la puerta angosta para llegar a ese lugar a donde Juan se dirige, y no le hacen falta amuletos aunque sí a nosotros la constatación de la presencia de ellos al cuello como simbología de nuestro carácter de fabricadores de entuertos , o para dar señas al exterior de una cierta índole de buscadores de secretos, sí amigos, de entuertos de sueños y de secretos…

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Se echó a la calle de la mañana del domingo esbozando al aire sus devotos signos cristianos, la señal de su buena disposición. Es costumbre antigua persignarse. También besar al niño blanco de Praga que el peregrino recoge con amor y ternura. Jesús infante y rey sostiene la esfera del mundo con su mano izquierda, mientras con la derecha imparte su bendición que desde la ciudad Checa alcanza a los confines del universo. Iñigo estuvo en cierta ocasión de congresista visitante en ella, y orando al chaval en su reducto carmelita. Postrado amante con gozo ante la tierna imagen del pequeño príncipe engalanado con vestiduras que tejen tan solo el don y la gracia. Para ir a la unión con el niño Dios por el camino de la oración, no hay que atravesar ningún laberinto Pista libre.

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“Dejé la biblia para colocarla sobre la ropa al final, antes de echarme el bolso al hombro. Antes me santigüé y abrí las finas hojas del libro, de modo meticuloso pero al azar, como ya viene siendo costumbre en mi proceder. Invoqué al arcángel Miguel para que protegiera la honestidad de mis actos durante ese día. Y leí, lo que ante mí quedaba expuesto”

RETRIBUCIÓN. Antigua Ley

“También he observado esto: Sepultan a los malvados, los llevan a lugar sagrado, y la gente marcha alabándolos por lo que hicieron en la ciudad. Y esta es una vanidad: que la sentencia dictada contra un crimen no se ejecuta enseguida; por eso los hombres se dedican a obrar mal, porque el pecador obra cien veces mal y tienen paciencia con él. Ya sé yo eso: “ Le irá bien al que teme a Dios, porque lo teme” y aquello: “ No le irá bien al malvado, el que no teme a Dios será como sombra, no prosperará.” Pero en la tierra sucede otra vanidad: Hay honrados a quienes toca la suerte de los malvados, mientras que a los malvados les toca la suerte de los honrados.Y esto lo considero vanidad. Yo alabo la alegría, porque el único bien del hombre es comer, beber y alegrarse; Eso le quedará de sus trabajos durante los días de su vida que Dios le conceda vivir bajo el sol.”

Se preguntó si habría acertado en su matinal búsqueda de una directriz y luego haciendo caso del texto seleccionado, si era honrado o malvado, e hizo bien en preguntárselo. El en este camino, buscaba su ser.

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-¿Quién soy verdaderamente, me conozco? Vamos a averiguarlo. Esta nuestra apariencia externa de bonachones tal vez engaña. Puede que nuestro interior esté demasiado contaminado por lo mundano. Abrir las páginas de la biblia como hace Jon es simbólico, fácil de hacer, leer también. Algo más difícil y ejemplar es entender lo que se lee, lo que en ella se dice al ser, al alma, comprender el significado. Y en definitiva, lo verdaderamente válido es obrar en consecuencia si se entiende bien el mensaje, hay que poner en práctica lo aprendido. Aquí nuestro amigo entra en juego. Al haber ahondado en su interior y ver tanta oscuridad, ha encontrado al dueño y señor de toda negritud queriendo tomar desde hace años posesión del reducto de esa alma, del alma de Jon. Y eso amigos no puede permitirlo Jesús como amigo declarado nuestro que es. El dueño de la oscuridad se oculta en los dominios faltos de luz. Empieza el camino y el tiempo de reconocerlo. Ningún alma que pertenezca a Dios será privada de luz y oportunidades de rehacer, recomponer, regenerar el habitáculo del Rey. Debemos tener preparada siempre en el alma una estancia para la visita del Rey. Hay que empezar a limpiar. ¿Me conozco, o no me conozco demasiado? Puede llegar uno, a preguntarse. Da miedo saberlo, sí, porque es enfrentarse con la verdad. ¿Pero, para qué hemos salido a un viaje viaje como éste? ¿Puro entretenimiento?

Duele reconocerse a uno mismo como malvado, hagámoslo antes de que las fuerzas traidoras que no aliadas, emboscadas en el sendero, estén prestas a interferirnos y empujarnos por el precipicio. No hace falta llegar a ese extremo si uno mira hacia dentro y descubre quien está actuando o interfiriendo. ¡Qué dolor produce saber que el mal lo puede generar uno mismo! Empieza la lucha por obtener la luz. Pide ayuda, reza, implora, muévete presto, sal de ahí. ¿A qué señor quieres servir? El viajero escoge la hoja señalada con antelación en una de sus crecientes búsquedas de la palabra de Dios en boca del Rabí:

“Jesús se fue al monte de los olivos. Al amanecer se presento de nuevo en el templo; acudió el pueblo en masa; él se sentó y se puso a enseñarles. Los letrados y fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio, la pusieron en medio y le preguntaron:

–Maestro: a esta mujer la han sorprendido en flagrante adulterio; la ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿Qué dices?. Le preguntaban esto con mala idea, para tener de que acusarlo.

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Jesús se inclinó y se puso a hacer dibujos con el dedo en el suelo; Como insistían en la pregunta; se incorporó y les dijo:

– A ver, el que no tenga pecado que tire la primera piedra.

Volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír aquello fueron saliendo uno a uno, empezando por los más viejos, y el se quedó solo con la mujer, que seguía allí delante. Se incorporó y le preguntó:

-¿Dónde están los otros? ¿Ninguno te ha condenado?

Contestó ella – Ninguno Señor.

Jesús le dijo: –Pues tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.

Una vez dispuesto el euipaje , esperó Jon paciente su turno en el hall del hotel, mientras la encargada de las cuentas atendía lenta y dificultosa con el idioma a unos viajeros procedentes de cualquier lejano país del norte de Europa. Distinguía su oido rasgos de alemán en la acumulación de consonantes pero no lo era, acababa de despertar y se hallaba atento a una conversación de acentos nórdicos, se sentía preso. Afuera en la calle al alcance de su mano tras el cristal, los árboles, las flores de un cuidado jardín, las primeras tonalidades del verso de un nuevo día abierto a la luz. Los viajeros dicen adiós al unísono y como el turno del desayuno que llega, al fin del mundo se van. El camino es dolor, es purgatorio, es cielo, es credo, es cruz. Tú no haces el camino a la manera convencional Jon. Eres un desterrado como Díaz de Vivar al que le sale al encuentro la historia. Aun no sabes bien quién eres, solo sigue adelante, sigue con fe, no recojas en la memoria lo que no conlleve esperanza, aquello, lo negativo deja con voluntad que vaya quedando atrás. 155

Apenas llevaba unos kilómetros recorridos cuando se detuvo en Badarán. A esa hora temprana el sol ya daba de lleno a los coches aparcados en una plaza junto a la Iglesia. Reconocía el lugar, allí estuvo un mediodía contemplando a los danzantes con ocasión de la fiesta mayor del pueblo años antes, un mes de Agosto de 1988. Recordaba los cascabeles que estos llevaban acordonados a los pies. Gracias a aquel sonido pudo esa vez sentir la cercanía del norte. Era una zona de parecidas costumbres y folklore a las de su tierra. Ahora mientras una nube dilapidaba el sol como apagando el recuerdo abrió la guantera del habitáculo derecho y extrajo un mapa de carreteras. Se dispuso a consultarlo.

-Si me desvío de la ruta principal por aquí, podré visitar los monasterios de Suso y Yuso .

Bién Jon, eso haras, viajar al encuentro de la historia o dejar que la historia salga a tu encuentro, no puedes desechar esta oportunidad que se nos brinda al estar tan cerca de San Millan. Con este desenfadado del ser que se apresta a disfrutar de sus vacaciones y bien dispuesto a complacerse al razonar, se presentó de momento sin disciplina jacobea en la zona Emilianense. Guiado por la repentina aparición de una esbelta torre campanario en su campo de visión dejó que el automóvil se acercara hasta Berceo. Antes de eso, reparo con interés en las indicaciones señaladas en un cruce desde el que una bien embreada carretera podría dirigirle esa tarde, si lo deseaba hasta Santo Domingo de la Calzada, era esa su idea. Es pronto para saber qué hará y aún no es hora de decidirlo. Entraremos en primer lugar a ese pueblo que tan cercano nuestros ojos por via de los del viajero ven. Se detuvo ante un cartel.

“Esta es la cuna de San Millán, 473 – 574 y de Gonzalo de Berceo, 1180-1246.” Empezaba a descubrir que su imprevisto viaje iba ya, tal y como Vanesa había vaticinado, metiéndole en el juego de la oca que deposita sus fichas en casilleros extraños, que lleva al prisionero de torre en torre, de pueblo en pueblo, de monasterio a monasterio, de pensión a pensión, de flor en flor como a una libélula, de campanario en campanario como a un mensajero de Dios. ¿Era este su destino? Se detuvo y no precisamente al azar ante el atrio de la Iglesia de Santa Eulalia Siglo XVIII, rodeó completamente su perímetro. Docenas de pajarillos entonaban alegres sus trinos mañaneros a sabiendas de que en el mundo de los hombres de Dios era festivo. La casa rural señalaba alojamiento turístico, pero era uno solo el visitante del pueblo a esa hora.

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- No soy Saramago pero como metódico viajero le estoy imitando, Dejó escrito en su cuaderno de ruta. Ahora nosotros, al repasarlo, decimos: Tú estás hambriento de amar al hombre como es, merodear por sus lugares de cobijo, y entusiasmarte con las manifestaciones de su arte, visitar pueblos, detenerte ante los monumentos y estudiarlos igual que nosotros, igual que el portugués. Pero tú no eres Saramago, tampoco eres Diaz de Vivar el desterrado, la tierra que te vio nacer queda muy cerca de esta, España arriba, donde el águila real controla el norte es cierto; desde cualquiera de estos altos cogollos la puedes localizar. Tú no eres un vasallo en pugna con nadie por cualquier cuestión que atañe a su Señor. ¿O, tal vez sí? En todo caso tu Rey es un sabio que mora en el saber de los legados viejos. ¿Para quién trabajas, quién te envía, qué haces de su heredad tan cerca o tan lejos?

Siguió aprovechando la oportunidad lúcida que el sol de Septiembre le brindaba y decidió dedicar las próximas horas del día a repasar la enriquecida piel de la historia de Hispania tan curtida en leyendas, tan rica en arte por esas cercanías, por estos lugares.

“Gonzalvo fue so nomne qui fizo est´tractado, en San Millán de Suso fue de niñez criado; natural de Verceo ond´Sant Millán fue nado, Dios guarde la su álma del poder del pecado. Amén” Pudo leer. Estaba en Vergegio. En ella nace Millán el primero de los hijos en el año 473 y no lejos de ella se retiró para vida eremítica. Los habitantes del valle estaban bajo la administración hispanorromana. Los Visigodos no se habían asentado todavía de forma definitiva en Hispania, hecho que acaecerá a partir del año 509. Vergegio (Berceo) asiste pues al cambio de administración. A mediados del siglo X el rey tenía aquí su palacio.

El nombre parece provenir de la raíz celta “berg” que significa lugar elevado, altura, o de la palabra céltica “Bertium”, que significa cuna. En ambos casos el origen celta del nombre hace posible aceptar la existencia de una primera población celta o prerromana, romanizada en siglo I.

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Gonzalo de Berceo, segundo hijo ilustre, también nació aquí hacia el año 1195 y se educó en el monasterio de San Millan de Suso. Escritor culto, manejó de forma hábil las técnicas didácticas y fue el gran representante del Mester de Clerecía. Fue fiel a la tradición de la literatura hagiográfica medieval.

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– Prepara mi adarga escudero.

–Es mi deber tenerlo dispuesto, gallardo Señor, no pesa el cuero, ¿Mas de quien nos debemos defender?

– No desconfio de que esos de ahí no sean cristianos, pero los he visto salir del vientre de sus dragones de metal, míra allí junto al monasterio, estos hijos de Alá han dejado sus coloristas ingenios.

–Son autobuses ilustrado anciano, esos grupos de personas vienen de visita turística como nosotros.

– Pues huyamos, salgamos del corro de lo procedente, antes de que nos reagrupen, tu y yo Babají somos un aparte en la historia ¿Habra alguna forma de acceder a los monasterios sin ser molestados?

–Tendremos que sobornar a los vigías, eso nos obligará a confesar que trabajamos para Securitas, además nos costará algunos euros.

- ¡Ni un solo maravedí! Aúpame, treparé por estos andamios, en Yuso están en obras.

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–No tiene edad señor para ir haciéndose el mozo, deje las bravatas, sacare del zurrón la llave maestra que abre todo monasterio y que entregar en mano al abad benedictino, doña Leonor la reina nos encomendó. Entraremos si su excelencia lo aprueba, por la puerta trasera de Suso.

También Jon Iñigo accedió por la puerta secreta. Dos monasterios a visitar.

Suso (Arriba)

Yuso (Abajo)

Tal es el significado. Hacer el recorrido permitido en grupos organizados podría llevar horas. Puso su oído de guía y le pareció percibir el cuchicheo de un invisible lazarillo que de continuo se dirigía a su señor admirándose de tantas maravillas que en las variadas estancias de aquellos históricos muros estaban contenidas.

-¡Emilianense sumsom cogolla! ¡Claro, de ahí viene lo de San Millan de la cogolla! Estamos en medio de los inóspitos montes cogollos. 159

–No es bueno que lo proclames al viento Babaji, no olvides que viajamos de incógnito, modera el volumen de tu cantarina voz, nos pueden oir. Sigue husmeando por ahí, tal vez sobre alguno de esos barnizados estantes podamos localizar los Códices.

-¡Hay un antiguo texto escrito en lengua vernácula de algún remoto país. no consigo descifrar estos raros signos, anciano maestro!

- ¡Por Odín y Tor! Escudero inculto. Se trata de las primeras frases, escritas en lengua Vasca, que el mundo de la sabiduría escrita recoge!

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JZIOQUI DUGU

GUEC AJUTU

EZ DUGU

-¡Mirad, a continuación se descubre otra leyenda, un primer documento en castellano!

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“CON LA AYUDA DE NUESTRO DUEÑO. DUEÑO CRISTO, DUEÑO SALVADOR”

¡Ssssssss…..Hablen bajito señores! Esta es una oración a la trinidad, siglo XI, y aquellos pergaminos depositados sobre el Papistol….

– Gaudioso segamus amén.

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Se había formado un grupo de turistas alrededor del templete de madera. Mientras Iñigo que hasta ese momento estaba atento a misteriosas voces se puso a analizar las figuras y las tallas exteriores de una arqueta de marfil. Luego alzó la vista como si hubiese sido llamado a hacerlo y se quedó con la cita escrita bajo el lienzo de uno de los cuadros del claustro:

“Estando San Millan apacentando unas ovejas, Dios en un sueño misterioso le llamó a un género de vida más perfecto”

¡Ahora sé que hago aquí y hacia donde voy! Creyo entenderlo todo al percibir en ese instante el sentido del mensaje contenido en esa cita, supo que era un mensaje escrito también para él, algo que le esperaba por siglos allí. Jon estaba destinado a pasar ese domingo de septiembre por Yuso y leerlo. De nuevo era una casualidad para sumar a las muchas que salieron a su encuentro en este viaje. Eran como respuestas del cielo, despachos al modo de los asuntos del cielo, utilizando las claves que solo los elegidos entienden. Almas escogidas que sienten la llamada de una voz interior que invita al cambio de vida por el arrepentimiento, gente que en un momento determinado solicita ayuda a los santos y santas del cielo.Y podemos decir con seguridad que una vez el más alla ha constatado la sinceridad de estos conversos, sale en su ayuda, envía señales, traza signos. El visitante percibió que no estaba solo, sintió seguridad, como la constatación de que algún enviado de Dios estaba apostando por él.

-¡No voy a fallar! - Aceptaré este calvario, es llevadero, donde cada uno carga con su cruz… y seguiré pidiendo ayuda. ¡Gracias San Millan, ¿Dónde moras? Veo en este lugar mucho lujo añadido a lo que debiera ser originalmente una más que ascética celda. ¿Cómo osais devenir de los siglos perturbar con riquezas mundanas la paz del exilio anacoreta de un humilde siervo de Dios?

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Escribió esto anterior en su diario instantes después de salir al aire libre. El viajero y caminante navarro no estaba perdido. Consiguió escabullir el bulto pidiendo educadamente paso entre la marea común del gentío. Una vez fuera se acercó a las dependencias de venta de regalos que dispone la organización para que adquieran algún souvenir los turistas. Se procuró un par de bolígrafos. Dudó en si permitirse un colgante con la cruz visigótica tras consultar su disponibilidad de dinero en efectivo, pero no resistió la tentación de adquirir la cerámica más barata sujeta ya a su cuello por un humilde cordón. Era la cruz que simboliza la búsqueda de la perfección por el camino del ayuno y la penitencia. Iba a estrenarla rápidamente con una pereginación. Se quitó el medallón griego de plata, ya no habría nada, ni siquiera en detalle que indujese a nadie al error, Jon Iñigo en aras de la madurez no estaba ni mucho menos metido en un laberinto, ni egipcio ni Maya como presumía Vanesa. Dejó aparcado el coche, extrajo del maletero su palo de avellano, se procuro algo de comida en una tienda cercana y se echó a caminar. El poste indicativo señalaba la dirección correcta que iba a seguir: “CUEVA DEL SANTO”.

La mañana estaba de un cielo azul radiante. Se fue encontrando con paseantes ocasionales con algunos de los cuales llegó a entablar conversación, fue directo:

-¿Son ustedes creyentes, cristianos?

– Por lo menos vamos a misa los domingos, contestó una de aquellas dos señoras que caminaban a la par. ¿Y usted?

– Hoy lo dejo para última hora, me he empeñado en llegar a pie hasta la cueva del santo, no se cuanto tardaré en llegar, ¿Pueden orientarme?

-Mejor es que hubiera cogido usted el coche para dejarlo luego en alguno de los pueblos que encontrará más adelante, pero si esta decidido a hacerlo a pie le espera una buena caminata.

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Se sentía fuerte y dispuesto, pero les hizo caso, reparó en que si seguía a pie tenía que volver luego andando al punto de origen y eran tantos kilómetros que se le hubiera hecho muy tarde, en sus planes estaba asistir a alguna misa vespertina en Santo Domingo. Apuró el ritmo y deshizo en media hora el trayecto andado, al adelantar mas tarde al grupo de amigas paseantes, estas llevaban sus pasos también de vuelta, redujo a mínimos la velocidad hasta parar, bajó la ventilla.

–Hale, hale, el deporte va bien para mantener el cuerpo joven y en forma.

-¡Ya sabe, aparque a la salida del segundo pueblo, estará usted mucho mas cerca de la cueva .

– ¡Gracias y hasta la vista señoras!

- ¿De donde dijo que era usted?

– De un valle hermoso perdido en el pirineo, pretendo ir a Santiago.

-¡Pues por aquí no se va, navarrico!

–Lo sé, lo sé, esta noche vuelvo al camino, hoy me he ramificado para conocer la cueva de San Millan, ¡Con Dios!

¡Qué extraño peregrino! debieron de pensar las señoras, cuando Iñigo manteniendo una velocidad moderada se perdia más allá de la curva siguiente. Esta resuelto, su viaje no termina en Santiago, el va hacia un género de vida mas hermoso, y más perfecto. Gracias Santo. Dios, en un sueño misterioso que es la vida, le has dicho ¡Ven!

Eran las doce del mediodía, cuando se detuvo a la salida del pueblo, justo en un cruce de caminos. La dirección hacia la cueva del santo estaba bien señalizada pero al instante le llamó la atención una pequeña ermita situada junto al rio. Sin pensarlo dos veces, se acerco hasta un panel informativo, se llevó una inesperada sorpresa! Fue un ¡bendito sea Dios! lo que se le oyó exclamar seguido de una oración al cielo el comprobar la advocación de aquella ermita señalada previamente en los carteles como virgen del lugar. Atención a lo escrito por Jon en su diario.

“Maria es mi guía, María es la estrella, ¿Qué hago si no aquí ante vos señora, pues no sois con ese hábito marron la mismísima reina del monte Carmelo?

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Yo mismo llevo vuestro escapulario. ¡Corazón de mis actos, qué encuentro tan inesperado! ¿Qué me ha obligado al pasar por aquí, a detenerme señora, y precisamente a la hora del ángelus?”

En efecto Jon, se había acercado a la ermita con la intención de rezar en el exterior las tres avemarías, y se llevó una emotiva sorpresa, no solo porque el hacerlo coincidió con el preciso instante en que en la campana del templo sonaban las doce sino especialmente porque allí estaba la certificación de que María le ampara, dándole una confirmación de garantía de ser correcto el camino escogido. ¡Siempre hubiera sido la madre de Jesús la que saldría al encuentro de un hijo perdido! pero es que tratándose de un colegial carmelita, tenía que se precisamente en la advocación del Carmen como se muestre ante el devoto niño que en este mismo instante ve en ella realmente a una madre. Ya no es solo que se fueran juntando casualidades, sabía el discípulo de Jesús, que este ángel en verdad nos protege.

“A partir de este tranquilo lugar os tomaré como guía, señora. No soy digno de esta ternura que vuestra sola presencia aunque sea en imagen irradia, pero es que al encontrarme con vos siento el amor de vuestro hijo Jesús que perdona. Y la luz del poder de ese niño que tienes en brazos es la de Dios. !Llevádme ante él por el buen camino madre! Cogeré mi cruz y seguire al Mesias. Sé que sus pasos llevan al calvario pero Dios padre aceptó la victima de la reconciliación, me acojo a ello ¿Qué puedo perder?. Todo si doy marcha atrás. No me solteis de la mano, vos tratais al que acepta a vuestro hijo, como a un hijo. Desde niños no han enseñado que somos hermanos de Jesus ¿Lo soy?

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No soy digno de serlo, no he hecho merecimientos, pero tomaré mis muchos fallos, mis pocos aciertos y llevaré esta existencia hasta las manos de Dios creador, para ofrecérsela con humildad y pedirle que disponga de ella a voluntad. Desde hoy nada será casualidad en mi vida, Jesús no esta ahí porque sí. Está pacientemente esperando, está ahí para todos los que quieren acogerle y acogerse a el, dichoso todo aquel que está también bajo la protección de vuestro manto señora.”

El caminante a estas horas, sabe que Dios existe, y que el diablo merodea, sabe que sois tentados, es una gran prueba, tendréis dudas como Jon las tenía. Pedid ayuda, rezad, sacrificaos sin dejar que nada ni nadie os turbe, tratad de corregir vuestras faltas, amar al prójimo, creed a Jesús, el ha resucitado. Aceptad la prueba y después de la cruz, dar gloria a Dios en la resurrección con él.

Pedid no ceder en la prueba, en las pruebas, tened fé, rezad con convicción, la sabiduría se os dará, la luz vendrá, leed a los santos os acompañarán. El Salvador ha vencido a la muerte, venid a él, acercaos con obras, os vivificará. No viajéis sometidos al yugo de cualquier pecado antíguo o moderno. Estamos en edad de madurez, salid del laberinto de vuestras pasiones y ved. E ahí la luz que saca nuestras almas de la tiniebla. Huid de los modos del execrable devastador que juega a ser Dios y ha convertido esto en un reino de destrucción y terror. No hay nada exagerado en esta exposición, solo hay luz y amor. Dad forma a la fe con ayuno y caridad, la limosna es la llave del reino del cielo, el pasaporte la oración. Id, tras Cristo Jesús peregrinos, aún estáis bajo buenos auspicios.

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Empiezan a aparecer textos poéticos añadidos a los paneles indicativos de la ruta del santo.

GONZALO DE BERCEO. Los milagros de nuestra señora.Nº 2.

“Yo, el maestro GONÇALVO, de Verceo nomnado, yendo en romería caecí en un prado, verde e bien sencido, logar cobdiciaduero de flores bien poblado; Para omne cansado.”

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No puedo explicar a nadie cómo subió jadeante Jon hasta dejar su cuerpo descansar tendido en el suelo sobre ramas secas y hierbas a la orilla de un camino que aún se perfilaba ascendente. Poco a poco el reparo al cuerpo del peregrino cansado fue llegando con el reposo. En la umbría del bosque podía meditar.

“Aquí estoy ahora, confiado. En el pirineo, subiendo la última rampa de la corona, recuerdo que no podía más. Aquella vez me dije a mi mismo cuando por el cansancio estaba a punto de desistir ¡Venga Jon, una intentona más! Llegué a la cima. Pero temí que se me parara el corazón. Allí arriba en la soledad del monte no me llegaba el sonido de cualquier riachuelo con aguas que discurren rápidas como estas que fluyen tan cerca de mí ahora. Este es un lugar diferente, umbrío, fresco, virgen en muchos aspectos, a primera vista limpio de maleza, y espero que de alimañas. En algunos bosques del pirineo de donde procedo al no ser apenas transitados ya ha crecido la maleza y ha extendido su tela de araña el matorral. Los árboles caidos y los bojes cierran el sendero. Solo rebecos, sarrios, jabalíes y osos, se pueden permitir utilizar las particulares sendas que ellos marcan. Hace unos días metido en esos bosques de mi lejano pueblo no respiraba yo tanta paz como ahora aquí.Siento frio, ánimo hermano, un trecho más y llegaremos a la cueva del santo, sigue subiendo.”

La ascensión hacia la ermita, que el caminante cree que va a aparecer tras cada curva del sendero invita al recogimiento y a la oración. Sin embargo el descenso anunciará la llegada del almuerzo, las risas, los cánticos.

RUTA DE LA CUEVA DEL SANTO, CURVA DE LOS CUATRO VIENTOS.

“Quiero fer una prosa en roman paladino e cual suele el pueblo falar con su vecino, canon so tan letrado por fer otro latino, bien valdré, como creo, un vaso de bon vino”. La rioja se cimenta en sus gentes y sus gentes en sus tradiciones. El padre Olarte en su libro sobre el monasterio de Yuso realiza una descripción bucólica de la zona: “Dios derrama con generosidad la vida en este paisaje: robles, encinas, cascamas, hayas, pinos, maguillos, tejos, nogales, avellanos, berozos, enebros, hendirnos, bizcobeños, romeros, cominos, tomillos, milhojas, helechos, escaramujos, augalas, saucos; jabalíes, liebres, erizos, corzos, lobos; calandrias, aloyas, gaviones, azorillos, corcuvillas, engaña pastores, picazas, pecus, malvices, torcazas…”

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Sólo con su palo de avellano, bañado en la felicidad que el caminante extrae tras su inmersión en este afrodisíaco paraje, podemos encontrarle absorto en la belleza, por fín ha llegado.

CUEVA DEL SANTO. SAN MILLAN 473 – 574

“Quarenta años visco solo por la montaña, nunca de omne ovo nin solaz nin compaña, nin vito nin vestido, que es mayor fazaña ¡Confesor tan precioso no nació en España! Benedictos los montes do est´Santo andido, benedictos los valles do sovo ascondido, benedictos los árbores, so los cuales estido, ca cósa fue angélica de bendictión complido.”

Jon Miguel se encontraba ahora sentado a la puerta de la cueva del santo alla en los montes Distercios, eran las dos de la tarde y diez minutos. En su juventud San Millan se dedicó al ofico de pastor cuidando ovejas en el valle de Cárdenas. Paso tres años con el Santo ermitaño San Felices, en los riscos de Bilibio. Volvio a esta cueva, de la que acababa de tomar posesión nuestro buen amigo Iñigo,no como este último que se puso a comer un platano sino para llevar una vida de anacoreta, en total soledad, soportando rigores. Murio a la edad de 101 años.

– Ahora sé lo que de encontrarme cara a cara con el oso Camille o con Nere hubiera hecho, ponerme a cantar. Penso todavía obsesionado pero resuelto a olvidar Jon.

– Quiero cantar porque estoy pletórico de sentir alegría, alegría en la mente, en el pecho y en el alma. Estoy seguro que cualquier bestia del averno al verme feliz así se batiría en retirada. Satanás en el desierto ya lo hizo, harto de tentar a Jesús.

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EL GUERRERO MORTAL

“Andando por las sierras el ermitan señero, subió en la cogolla en somo del otero; allí sufrió grand guerra el santo caballero de fuertes temporales e del mortal guerrero.”

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Ahora Jon escribia:

“Sé que el sufrimiento y el dolor son necesarios para que nos purifiquemos. Si hemos de hacer el camino siguiendo a Jesús tiene sentido que le digamos, Señor: ¿Y a donde vamos? Esta claro que a la vida eterna. Si vamos a la vida eterna por el camino de la purificación estaremos cada vez mas desprendidos de lo nefasto y perjudicial. En cambio iremos adquiriendo sabiduría, encontraremos consuelo durante el tiempo que dure el camino. La prueba que nos pide Jesús es que debemos darlo todo a Dios amando al prójimo. Darle ese consuelo nosotros a quienes nos lo piden. Nunca nuestra cruz será tan pesada como la del divino maestro, ya que él carga con todas las amarguras que le producimos nosotros.”

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No le llevó tanto rato regresar caminando al punto de partida, volvió ligero. Recogió sus cosas en el maletero y se dispuso de nuevo a conducir. Debía despedirse de la virgen del lugar en el recodo del rio. Y de nuevo rezar.

“Bajo la espadaña de tu iglesia nuevamente en este extraño viaje me he detenido madre. Pido a los ángeles que llevén a ti la plegaria de este corazón contrito, del antiguo gorrioncillo que viaja mortalmente herido. Virgen bella, recuerdo tu imagen blanca entre las flores de Mayo y el rezo en cántico a duo del ave María. Tóma con gozo aquellos instantes de candor adolescente y embalsama con nuevas fragancias celestiales los ojos y la mente de estos ciegos pecadores. Vuelen hasta el cielo desde este remoto infinito nuestras oraciones anhelantes de gracias y nos sean devueltas, envueltas en un halo de luz celestial.”

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ATRAPADO

Jon se ha detenido en el kilómetro 45 de una carretera regional. Su espontánea y brillante idea es dirigirse ahora hacia el santuario de la virgen de Valvanera, suma y excelsa patrona de la Rioja. Tiene todo calculado y un coche rápido, le sobra tiempo.

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“Bajo la advocación que sea, María es la madre. Y donde haya oración habrá respuesta ” Escribe el peregrino.

Así viaja hasta sin rumbo fijo, totalmente seguro de ir de la mano del destino. Hoy es domingo, esta aparentemente solo pero lleva el espírirtu común de todo el pueblo de Dios, el pueblo santo de un Dios compasivo. Atrapado a estas alturas, y más que tragado por la montaña. Jon en gloria natural rodeado de bosques. A todas partes que mire el navarro ve tonificantes colores del leño y hojas del hermoso arbol. ¿Qué más le seduce, qué más, tanto admira? Atento al fervor de un espíritu que se emancipa del cuerpo escucha el tañido agudo y majestuoso de la campana que invita a los romeros a entrar al templo. Son dos grandes grupos, han venido desde “Cordovín” Aquí estan madre de la Rioja, también detenidos. Han llegado hasta ti seducidos por el fulgor de tu estrella.

Merece la pena acercarse hasta este imponente y bellísimo santuario de montaña. Justo frente a donde se encuentra Jon, hay una higuera; sobresale plagada de fruto entre otros cultivos de ese huertecillo recogido bajo los muros, donde los benedictinos pueden recoger también, tomates, patatas y cebollas. La vista del viajero se entretiene con los intensos verdores que los poblados bosques desparaman por el serpenteante y elevado eden.

No solo la paz eremítica aquí se respira, habita también la vida cuya fragancia revitalizante no queda aislada, han sido unas docenas de kilómetros que ha merecido la pena hacer. Jon toma sus apuntes bajo un nogal. Pero ya que somos parte de unos peregrinos que se agrupan por familias a las puertas del monasterio sería procedente que vayamos con ellos. Iñigo se nos ha adelantado queríamos avisarle más ya no le vemos junto al nogal. En estos instantes ya esta en el interior escuchando cómo el prior benedictino da los últimos golpes de entonación al ensayo del cántico de la salve que bien dispuestos vamos a cantar junto a los romeros, unos vecinos del pueblo riojano de Cordovín.

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A su lado, en un banco apartado nuestro compañero de viaje encuentra una postal con el sereno rostro de nuestra señora de Fátima a tamaño superior a un folio A4. Viene envuelta la foto de la imagen de María en papel transparente. Y en el interior un librito con fotografías de Lucia, Juan Pablo II, Jacinta y Francisco, los pastorcitos de Ajustrel y la explicación y detalles de las apariciones.

Tomó en sus manos este pequeño hallazgo sorpresa y lo guardo cuidadosamente en su mochila como si se tratara de un regalo. Luego escribió.

“Mensajes que llegan a mi, mensajes que llegarán a ti” “La luz que a nuestros ojos viene, de parte del mismo sol brillante ”

Empieza a cobrar significado todo lo unido a cristo, todo lo cristiano.

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De nuevo arrodillado ante el niño que sostienes en brazos María de Valvanera, fíjate en él, como pecador. Confiando en que tu le escuchas ha exclamado ¡Oh Clemens, oh pia! Esta venciendo muchas dificultades.

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Quizá esta noche piense que es hora de tomar la determinación de volver a casa, o tal vez ya la haya tomado. Su idea es la de llegar a Compostela y pedir que le orientes. En soledad baraja dos opciones. Volver a recomponer su matrimonio o darlo ya por imposible, diluirse con su dolor por el extrarradio del mundo. No confía ni remotamente en que lo suyo con Laura cambie, han pasado ya otras veces por la misma situación. Sin embargo sabe casi a ciencia cierta que su miedo a perder el amor de los niños le empujará a volver y resignarse con lo que hay. Irá a Compostela sí y ofrecerá a Dios, su libertad y disponibilidad, no es un caso perdido.

Al salir del oficio religioso se acercó a la portería del convento. Atribuye a la presión de altura y a la concentración de horas y kilómetros de viaje, una creciente espiral de su intenso dolor de cabeza. El abad personalmente le atiende.

–Te daré una aspirina efervescente, es lo único que hay.

–Servirá.

Se hizo con un botellin de agua, algo de pan y un cuarto de queso en la hospedería, compro dos postales y un rosario de cuentas azules en la tienda de recuerdos y se despidió del aquel embrujo vespertino que empezaba a envolver las dependencias y alrededores del monasterio, sonriendo a la joven que le atendía en el mostrador.

–Adios señorita, mi visita a Valvanera ha sido una grata sorpresa, es un lugar bello al que pienso regresar .

– Suerte en su viaje.

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Hizo el descenso con muy buenos modales de conducción. Detras de interminables curvas quedaba el monasterio benedictino, sagrado, grande, sobrio, y respetuoso con el entorno natural de su enclave. Una casa de oración, de recios muros y sólidos contrafuertes, perfecta para los hombres que reclaman silencio a la hora de concentrarse en sus estudios, entonar dulces plegarias y componer oraciones sinceras que ofrecer a María y al señor.

Ahora este hijo de pastor trashumante se dirige a Santo Domingo de la calzada, necesitado de beber de las fuentes de la palabra del hijo de Dios en la misa dominical de las ocho y posteriormente buscar alojamiento en la jacobea localidad. Pero nunca sabra Jon lo que el destino providente le puede deparar. Caminó hasta el templo principal a través de concurridas calles que a esa hora estaban repletas de transeúntes vestidos con trajes de fiesta. Entre matrimonios, parejas, monjitas, ancianos, niños y vecinos se diferenciaban muy bien por sus bastones, conchas, gorros, andares, impermeables y mochilas los peregrinos a Santiago. En aquel día y a esa hora una parte interior de la catedral estaba en obras, Jon apenas reparó en la curiosa jaula o estancia del gallo y las gallinas, residuo testimonial de plumas blancas. Reminiscencias de un cuento, un milagro o una leyenda.

Los turistas tiraban instantáneas, él, nuestro amigo, se había acomodado en un banco de la parte trasera del templo justo ante la verja que protege una imagen de la virgen, prisionera y aislada en el centro de esa capilla enrejada.

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Rodeado de fieles peregrinos que se incorporaban poco a poco al oficio, se sintió por primera vez admitido en esta comunidad de viajeros. Una joven sentada en el banco de adelante giró la cabeza y dedicó una breve sonrisa a Jon, este creyó reconocer a la muchacha y pasó buena parte de las primeras lecturas tratando de recordar. ¡Apostaría cualquier cosa a que era la misma joven que un par de semanas antes le había sonreído del mismo modo, al cruzarse con ella en las postrimerías del monte del perdón! Ella caminaba hacia Santiago, Iñigo regresaba a su domicilio tras uno de sus habituales paseos por las cercanías. ¡Otra grata casualidad! Llevaba retenida esa sonrisa en la memoria. Cuando minutos más tarde se dirigía hacia el altar para tomar el pan de la comunión imaginó que el joven rostro que le precedía en la fila vaticinaba con muy buenos augurios la presencia y compañía de ángeles en su camino.

Al salir noto que la temperatura de la tarde del domingo era muy agradable y aunque se echaba la noche encima, invitaba al paseo y a conocer un poco la ciudad. A su lado caminaba una religiosa.

-¿A qué orden pertenece usted Madre?

- Hermana simplemente, Siervas de María.

Dulce y angelical atendió la religiosa a la curiosidad de Jon Iñigo. Este no dijo nada, se quedó pensando.

-¿No las conoce?

–Siervas de Jesús sí, ayudaba de niño al capellán haciendo de monaguillo los domingos en su capilla, pero siervas de María…

– ¿De donde es usted?

–De Navarra.

–Mi congregación tiene casa en Pamplona, yo soy de Burlada.

- ¡Ahora recuerdo! ¿Ustedes no son las que tienen un convento en la plaza de San Jose, detrás de la catedral, junto a la puerta del Redin?

- Sí hijo.

– Siempre me he fijado en lo que pone en la porticada: SALUS INFIRMORUN.

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-Esa es nuestra casa.

-Pero le advierto que yo soy más de las carmelitas. Están al lado.

-Visítenos cuando quiera. ¿Va a Santiago?

– Sí, pero en coche.

- Yendo en buena disposición sirve igual.

– Voy a ver si encuentro alojamiento !Todo por Jesúa hermana!

La monjita de amplios hábitos blancos continuó para el frente, Jon torció a la derecha. Al instante sonó su móvil, Laura parecía muy alterada.

- ¡Tienes que venir inmediatamente, no puedo con tus hijos! A todas horas preguntan por ti ¿Dónde esta papa, cuándo viene papa? Dentro de tres días comienzan las clases del pequeño ¿Dónde estas?

- Me acabo de cruzar con una religiosa, salgo de misa de ocho, voy buscando una pensión, estoy en Santo Domingo de la calzada ¿Qué quieres que haga? Mira, esta noche mismo voy para casa, y si no… escucha, para el miércoles te prometo estar allí puntual a la hora de llevar a Daniel al colegio. ¿Laura?...

Ana Laura había colgado. Se reprodujo en Jon la habitual desazón y de nuevo una fase de catarsis rumiativa - ¿Desisto? Yo iba para Compostela, lo tenía decidido. Me quedan vacaciones, son mis vacaciones ¿Esta mujer no se puede organizar? Son cuatro días, Laura. Habéis estado veinticuatro noches en Calafel y yo en Pamplona he sobrevivido. ¿Me haces volver así, me gobiernas así? No tengo ya personalidad, ni libertad, chiquita. Iré a Compostela en un futuro que no esta por determinar, me prepararé bien para hacer todo el trayecto a pie y en buenas condiciones. Me cogeré un mes entero y dispondré de el para mi solo.¿Qué hago ahora, volver?

Jon hablaba consigo mismo y esperaba de un momento a otro tomar su propia decisión, de momento reaccionó marcando el teléfono de casa.

– ¿Sï?

– Nerea, soy papa, ¿Cómo estas?

– Yo estoy muy bien papi, Daniel hace enfadar a mamá.

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– Dile que se ponga.

–No quiere, esta jugando a la Play.

- ¿Jon?. De nuevo Laura. ¿Qué vas a hacer?

– Mañana de madrugada saldré para Santiago y procuraré hacer todo el trayecto de una tirada, hare noche en la ciudad y regresaré al día siguiente, el martes nueve. Oye bien, llegaré por la noche, esperame con los niños ya acostados, no creo que me presente en Pamplona antes de las doce, dormiré en el sofá. Por la mañana, el día diez tú vas al trabajo con normalidad, a esa hora yo estaré listo para llevar al niño al colegio. Todo controlado.

- ¿Jon?

- ¿No iras a decirme te quiero?

- Pues sí, aunque no lo creas. Reza por nosotros en Santiago.

Aun estaba de vacaciones, tenía ganas y tiempo por delante. Fue resolutivo al determinarse a hacer en una sola jornada el camino, quién sabe si la vida volvería a darle otra oportunidad mejor de hacerlo. No iba a lamentarse, es lo que había. Ante él, casi seiscientos kilmetros, su última etapa.

- ¿Y voy a dejar de visitar Burgos, Zamora, Avila, Palencia, Leon? Nada de lo que haga en mi vida va a ser convencional, o de sentido común ¡Así me salen las cosas! ¿Y a propósito, donde me alojo?

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Necesitaba reponer fuerzas, tomar una ducha, cambiar de atuendo. Ni casa Miguel, donde la habitación costaba 25 euros sin baño privado le sedujo, ni otra pensión en la que entró, preguntó, pero no se decidió a concretar nada. Al llegar a Santo Domingo le había llamado la atención la fachada de un edificio anexo a un pequeño campanario iluminado con proyectores y hacia él se dirigía sintiendo el airecillo aun templado de septiembre. Se trataba de una hermosa y cuidada construcción del siglo XVI, un antiguo convento restaurado y convertido en lujoso parador. Hospedarse una noche costaba noventa y cinco euros, con cena opípara incluida.

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- ¡Tentador Babaji!

– Muy tentador Señor.¿Cree su excelencia que el extraño viajero que nos precede optara por el confort?

– Nosotros sí escudero, mis rugosas extremidades ya tienen callos.

Lujo y comodidad no están reñidos pensó en principio Jon pero se echo para atrás al recordar que todo lo que se había echado al cuerpo ese día era un trozo de pan, un poco de queso y una manzana. El pensamiento eremítico que le rondaba incluso mucho antes de visitar la cueva del santo, estaba reñido con cualquier proyecto atrevido que incluyese pernoctar en un parador de cinco estrellas, por mucho que ostentase el navarrísimo nombre de “San Francisco”. Acababa de descubrir el familiar nomenclátor del antiguo convento.

-¿Vas a Compostela? tira millas.

Enfiló rápidamente el morro del vehículo en dirección a Burgos, la noche iba avanzando y el cansado conductor no terminaba por decidirse en cual de aquellos hostales de carretera que iban quedando atrás sería conveniente parar. Su proyecto de hacer el viaje en varias etapas tenía que ser modificado. ¿Qué mas le daba aquí o alla? Apenas amaneciera pensaba salir escopeteado para Santiago, de eso no iba a desistir. Redujo la velocidad del Opel cuando vio seguridad en la maniobra de abandonar la carretera y se detuvo a tan solo tres kilómetros de Burgos. ¿Habría acertado? “HOSTAL CAMINO DE SANTIAGO” rezaba en un luminoso cartel, serían las 10:30 de la noche. Dos viajeros en la recepción esperaban la tramitación de la ficha de alojamiento, les atendía una recepcionista con acento emigrante. Con Jon fue escueta y amable.

–La ciento dos.

Caminó observador por el pasillo alfombrado hasta llegar a un hall desde donde partía el ascensor y se encontraban las escaleras de acceso. Todo estaba muy bien decorado, reinaba un silencio místico, casi, casi…total.

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A pesar de que tan solo iba a la primera planta llamó al ascensor. Volvió la vista mientras esperaba y entonces los vió, reparó en ellos. Allí estaban ¡Dos ángeles de 1,80! el tamaño de su estatura. No le pareció en absoluto irreverente que los hubieran puesto allí, resultaban ser un motivo de ornamentación homogéneo con el resto del mobiliario y la decoración.

-¡Hotel Camino de Santiago! Parece que he acertado, este silencio y estos ángeles crean una atmósfera algo sobrenatural.

Tomo posesión de su alojamiento, una ducha rápida, el pijama, un par de apuntes y…

Abrió la blibia. 1 Corintios 16,2

“El favor del señor Jesús os acompañe. Mi amor cristiano os acompañe a todos.”

Cerró los ojos y rezó a María:

“Madre, sé mis ojos, para que siempre vea en todo a Jesús”

177

Despertó muy pronto, no recordaba ningún sueño, pero había dormido plácidamente. Tan solo eran las 3:30 de la madrugada. Se dio a la lectura de las antiguas escrituras.

SABIDURIA 6,12

“La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven sin dificultad los que la aman, y los que ván buscándola, la encuentran; ella misma se da a conocer a los que la desean. Quien madruga por ella, no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen; los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento. Su comienzo auténtico es un deseo de instrucción; el afán por la instrucción es amor; el amor es la observancia de sus leyes; la custodia de las leyes es garantía de incorruptibilidad; la incorruptibilidad acerca a Dios; por tanto, el deseo de la sabiduría conduce al reino.”

Jon Iñigo el madrugador, se encontraba muy bien. Se miro al espejo.

– No haré ruido, no me afeitaré, recogeré los pertrechos y despegaré.

Al pasar por el recibidor estudio con detenimiento las expresiones de aquellos dos ángeles que parecían velar por la tranquilidad y el sueño de los peregrinos. Pagó el recibo.

– ¿Descansó uted bien? Preguntó el empleado del turno de noche.

– He dormido perfecto. Me ha sorprendido el silencio reinante, no se nota apenas ruido.

– Es cierto, los viajeros lo suelen decir.

– Me ha chocado porque parece imposible pasando la carretera tan cerca.

– Firme aquí por favor. ¿Quiere desayunar?

178

8 de Septiembre 2008

El camino transforma, los días transforman, pero la noche no se ha apagado. La distancia que separaba a Jon de Santiago se iba rápidamente acortando. Los campos giraban, a lo lejos daban vueltas las montañas, se despedían los árboles los pueblos y las señales. El avezado conductor iba bien despierto y atento a las incidencias pero sus muchos años al volante le permitían un control relajado del amanecer y del vehículo. Sus pensamientos a esa hora en reposo y quietud eran arrullados tan solo por el casi imperceptible sonido del motor. De pronto una señal escrita reclamó su atención:

SANTUARIO DE LA VIRGEN

-¡Zambombas! ¿Dónde estamos? Se desvió de la ruta principal como si estuviera echizado, actuando como obligado por esa orden que partía enigmática desde las flechas azules de la imperativa señal. Se perdió.Todavía no había amanecido del todo. Se imaginaba una construcción de viejas piedras, como aquellas a las que esta acostumbrado en su tierra, por eso no reparó en la alta cruz de hierro negro y las paredes blancas de un edificio que a esa hora parecía un bulto grande de aspecto mas o menos moderno. No ha conseguido orientarse bien, pero no desistirá, tras lo ocurrido el día anterior estaba convencido de que la virgen iba a decirle algo, señalar algo. Se resistía a creerlo pero le estaban ocurriendo cosas extrañas e imprevistas ¿Realmente no estaría soñando?¿O, tal vez delirando? Pasó de nuevo por debajo de la elevada cruz, reparó en ella y volvió la vista pero ya era tarde para girar, se había metido por el carril único que le llevaba a un custodiado aerodromo militar, frente a cuyas puertas llegó a encontrarse con una señal de Control Militar, STOP. Un soldado armado se le interpuso.

-¿?

– Buenos días, ya puede usted perdonar pero me temo que me he equivocado, pretendía acceder a esa iglesia que indica una señal de la carretera, El santuario de la Virgen . 179

– Lo ha dejado a sus espaldas, queda por donde usted se ha desviado pero debió entrar por la rampa de la izquierda. Acérquese hasta mi compañero e indíquele que quiere girar, hágalo despacio y por detras de las vallas.

-¡Dónde me habré metido, seré despistado! Pero bueno, no reviste tanta gravedad el asunto. Se acercó un oficial.

– Aerodromo militar de León. ¿No ha reparado en los avisos? El acceso esta restringido, solo personal autorizado del ejército del aire. ¿Me enseña su documentación?

– Ya le he indicado a su compañero que me he equivocado, pretendía conocer tan solo el santuario de la Virgen, me he dado cuenta tarde de que me metía mal.

El militar devolvió los documentos personales a Jon y acto seguido se llevó la mano hasta la frente haciendo el saludo cortés de rigor.

– Puede usted avanzar, buen viaje.

Como un conejillo asustado desanduvo Iñigo el camino, localizó una carretera secundaria y tiró p´a adelante.

– ¡Que sea lo que dios quiera!.

El primer pequeño pueblo que encontró le certificaba que no andaba perdido. Una joven con mochila y bártulos a la espalda que caminaba por la única acera del lugar daba todo el aspecto de ser una extranjera en peregrinación, Jon detuvo el vehículo, dejó conectada la pastilla automática de los intermitentes y se apeó. Serían las 7:30 o tal vez, las 7:35 de la mañana.

– Good morning ¿Where are you come from?

– Australian, I´m go to Santiago.

– I´m going too. I tink that I was lost, but at this moment here I am on the road again, good luck.

Volvió a su coche y retomó mas seguro ese sentido de dirección, a los pocos kilómetros llegó al punto que señalaba la entrada en la zona urbana de otro pequeño pueblo; una sola travesía, la misma carretera. Separadas edificaciones de una sola altura a ambos lados y el cartel del nomenclátor de la población: 180

“LA VIRGEN”

Se quedó paralizado. No es que hubiese exclamado la frase ni nada por el estilo, es que aquel pueblo se llamaba así. Su casual e inusitada presencia en él, ya empezaba a mosquearle. A ciencia cierta sabía que no estaba alucinando. ¿Qué le esperaba esta vez?

Aparcó en el arcén, ni un alma. El primer edificio que se presentaba ante él quedaba a su derecha y por la espadaña del campanario y las tres campanas resultaba evidente que se trataba de un convento o ermita. Se acercó. No era esta la fachada principal pues como descubriría más tarde la puerta de entrada quedaba al otro lado, pues la iglesia era una especie de barracón rectangular muy poco lujoso. La pared que contemplaba, era tan solo un humilde campanario consevado, lo único que quedaba de alguna construcción más antigua. Estaba revestido de ladrillo macizo. Por una escalera de caracol fabricada en hierro como un balcón colgante, se accedia a ellas y a la cuerda que daba vida al sonido de las campanas. Subió. Y tentado estuvo de tocarlas, pero se contuvo.

¡Serénate Jon, si tocas ahora a gloria, te van a detener. Descubrirán que eres el loco del aeródromo y se preguntarán qué haces media hora después despertando a la población a golpe de badajo!

Pero esto era realidad; se guardó de ejecutar cualquier impulso incontrolado y por el momento solo se dejó llevar por la evidencia, eso sí, sin dejar de sentir curiosidad y emoción. El viejo campanario no resultaba homogéneo con el resto del edificio que bien se asemejaba a un almacen ¿Se habría equivocado? ¿Qué tenia aquello de Iglesia? Además el pueblin tan solo parecía tener siete u ocho casas. Por el lado de la carretera dio un rodeo.

¿Quién dirige sus pasos? ¿Qué hace Jon mi amigo, camino de Santiago con duende de investigador?

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Tenía que comprobar si su subconsciente jugaba con el. Su pensamiento era correcto, su cerebro estaba cuerdo, aquello, en realidad era parte de su viaje circunstancial, estaba sucediendo. Muchas casualidades jugando sí, pero ya se podían unir factores, iban sucediéndole cosas que parecían extrañas, una tras otra ya acumulándose. Empezó a ordenar su mente, primero liberándose de sus propias ocurrencias. Su estado no podía ser hipnótico pero era evidente que alguien podría pensar que se había tomado algo. ¿Alucinaba? Había dormido bien, justo lo necesario pero sin pastillas rosas, profundo, bien, muy bien. Se iba recuperando del sueño atrasado. Iba de ayuno sí, pero su salud mental garantizaba un razonable control de juicio. Sí que presentaba un poco de desconcierto intentando razonar con todo lo que le estaba sucediendo, se conocía bien, sabía separar la correcta lectura de los hechos de la apasionada tentación de sus propias fantasías. Por eso al dar la vuelta a la ermita y descubrir el pórtico se agarró a la pared.

– Si aquí hay gato encerrado lo descubro enseguida.

Jon estaba acostrumbrado a leer a Juan de la cruz y a Terésa de Avila. Sus libros de mesilla preferidos son de maestros espirituales orientadores para la oración mística, sabe bien lo que el diablo trabaja para entorpecer y confundir a las almas.

- Ataré cabos, no dejaré que trabaje la imaginación, aplicaré la lógica del entendimiento - se dijo recordando a Teresa y a Juan –“Este pueblo se llama “LA VIRGEN”, hasta aquí bien. Me he detenido echizado, correcto. Pero lo peor es que como este templo, ermita o lo que parezca esté dedicado al Carmelo, de seguro me voy a quedar pensativo ¿Y ese misterio, cómo lo resuelvo?

Excepto la peregrina australiana y los soldados de aeropuerto no había visto un alma en cien pies a la redonda, ya lo hemos dicho. Iñigo entro al pequeño porche que se presentaba ante él y al ver la iglesia cerrada se quedó convencido de que en el interior no podría rezar. Reparó en una reciente inscripción a un lado de la moderna puerta de madera.

“La reconstrucción de este templo data de 1985, se inauguró en 1986”

Sus teorías hipotéticas sobre la edificación anexa estaban siendo confirmadas, solo le faltaba conocer a quién estaba dedicada la antígua ermita.

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Estaba claro que si el pueblo se llamaba “La Virgen” la titular del altar no podía ser otra que María ¿Pero bajo qué advocación? ¿Habría por allí, en las paredes alguna pista? Jon Miguel alzó instintivamente la vista al techo del diminuto pórtico y exclamó:

-¡Dios mi señor!

Un hermoso y moderno fresco representaba a dos arcángeles pintados a tamaño real, uno a cada lado de la bóveda. Ambos sostenían una tabla que llevaba la inscripción: Alfa y Omega. Principio y final. Sin quererlo recordó a los dos ángeles que esa noche habían velado su sueño y que al alba le habían despedido en puertas de Burgos. Allí estaban ahora a su lado, constatando que el camino a Dios esta protegido, que el peregrino que confía en Dios, con tan solo la fe viaja seguro.

Se santiguó y se sintió bien. Estaba feliz de haberse puesto como meta turística Compostela, pero consideraba mucho más importante, y no quería olvidarse de ello, dar otro sentido espiritual y valor real a su vida, poniendo en marcha en sí mismo la leyenda que encontró escrita la mañana anterior en la pintura del claustro del monasterio de Yuso.

“Por el camino de la penitencia Dios le llamaba a una vida mejor”.

Se estaba apercibiendo de la importancia de descifrar el contenido de los mensajes y aplicarse el cuento para tomar provecho con su aplicación. De la importancia de ese mensaje del santo era consciente. Sabía que este viaje iba a reportarle beneficios. No hay duda que ayudado por alguien lo estaba haciendo bien. Pero en ese instante y a esa hora buscaba el contacto con algún mortal

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Lo único que sabía a ciencia cierta es que sin planificarlo se había detenido de forma extraña en algún remoto lugar de León. Pero no estaba solo, un vecino del lugar le obsevaba hacía un rato desde la puerta de su casa; a Jon le llegó el ruido de un cerrojo desde el otro lado de la calle. Acto seguido vio al lugareño, le pareció bien estirar las piernas y se acercó a saludarle.

– Buenos días señor. ¿Usted sabe por casualidad a quién esta dedicada esa iglesia?

– No sé, es la parroquia del pueblo. Le contestó el hombre de la camisa de cuadros, con marcado acento provinciano.

–Tenía curiosidad por saber a qué virgen o santo se venera en ella.

–Eso no se lo puedo decir señor, yo no lo sé. Tan solo que derribaron la ermita hace años y la hicieron nueva. Todo ese terreno donde usted anduvo es de la parroquia, antes la ermita quedaba hacia el otro lugar. El edificio nuevo pertenece al pueblo. ¡Mire usted, ese otro señor le puede informar!

Iñigo se pensó que el mantinal comadreo de las voces lo habrían tomado por la llegada al pueblo del panadero, se alegró inmensamente de no haber tocado las campanas.

- ¿Qué se le ofrece?

– Mire usted, es que yo soy un viajero creyente, me ha llamado la atención el nombre del pueblo, es pura curiosidad ¿comprende? Su vecino me ha dicho que no sabe como se llama la parroquia.

– Pues no le voy a servir de mucho, de vez en cuando aparece por ella un cura, no se decirle más.

- ¿Cree en Dios?

– Cada cual es libre de creer, algo habrá desde luego.

– Venga, gracias, la paz con ustedes.

Todavía quiso probar suerte antes de volver al vehículo. El pueblo de una sola calle embreada y nueve casas es todo lo que contó. De un pequeño chalecito salía un joven con el bocadillo bajo el brazo y unas sierras de repuesto para la caladora en la otra mano. ¡Este lo sabrá! Se dijo. 184

-Llevo muy poco tiempo viviendo aquí salao.

Y así se quedó nuestro amigo, aceptando la realidad. - Esto es inaudito, razonó convencido y volvió al coche, a conducir, a lo suyo. Los kilómetros por la ruta alternativa eran más pintorescos y no cesaron, aunque finalmente atendió a las indicaciones de acceso a una autovía a la que se incorporó y donde pronto encontraría los grandes paneles azules que anunciaban con claridad la distancia y el camino correcto a Santiago. El verdor de los cercanos bosques atrapaba a ráfagas su mirada, los colores del día le entonaban. El avistamiento de algún horreo alargado le hizo cerciorarse de que se encontraba en tierras de Galicia, comenzó a cantar…

-!Ende que ti te fuches, os meus viñedos…non dan mais viño… Teño morriña teño saudade porque me acuerdo de estos meus lares…Galicia da minha alma!...…Gente que canta bailando y bebiendo ribeiro…Y una chiquilla llorando bajo un castiñeiro. Pon tu mano en mi mano verde Galicia soy tu amigo.!

No cabe duda de que de joven la música se había metido en la esponja de su cerebro hasta tomar posesión de sus ricos contenidos en la memoria, en los recodos poéticos de su alma y de su voz. Recordaba a uno de los compositores favoritos de su etapa radiofónica, Juan Pardo. Secuencias mas tarde, ya entregado a la canción, la tomó con Andres do Barro:

“O tren vai andando pasinho a pasinho e vaime levando para o meu destinho”

- Es natural que acudan a mí estas canciones . Fue su reflexión final. Casi sin darse cuenta comprobó que tan solo quedaban treinta kilómetros para Santiago.

- Es hora de parar el coche y ponerse a andar - se dijo- ¿Desde qué pueblo lo hago ?

La intención de Iñigo era escoger un tramo idóneo para caminar. Asi que atento a la toponimia del lugar fue analizando carteles y señales.

- ¡Caramba! Un pueblo llamado “DA” nunca lo había oído nombrar parece un verbo en Euzkara. ¡A ver, Santinho! Me meto aquí.

El coche se había desviado de la ruta principal, paró. Una joven lugareña caminaba entre las flores.

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– Buenos días. ¿Usted podría indicarme un lugar desde donde yo pudiera partir caminando hacia Compostela?

– Todavía quedan dieciocho kilómetros.

–Perfecto, es lo que pretendía, unas tres o cuatro horas puedo hacer cómodamente y sin desfallecer, estoy acostumbrado.

–Si usted quiere puede seguir hasta o monte do gozo, de ahí en cinco kilómetros estará en Santiago.

–No, no. Yo quiero andar, aparcar el coche y caminar.

- ¿Por donde ha entrado?

Jon Iñigo se lo explicó a la joven y esta le sugirió dar la vuelta en la próxima rotonda y dirigirse al albergue de ARCA.

- ¿ARCA?

–Sí señor pregunte en el albergue de los peregrinos, por allí pasa el camino francés.

Es todo lo que quería saber. Así que tomó el desvio y se presentó en Pedrouso. Aparcó en la via principal. Pronto, nada más llegar habia reparado en una señal que indicaba IGREXA 200 mts. Hacia allá se fue caminando. Se detuvo ante un muro por el que trepaba la madreselva.

SANTA EULALIA DE ARCA. ¡Repámpanos! exclamó ¡Otra vez Santa Eulalia! Recordó a Santa Eulalia de Mérida en Berceo y también a Vanesa.

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- ¡A ver si los que creen en los templarios tienen razón! Esto es el juego de la oca. Voy de torre en torre, de Iglesia en Iglesia, de campanario en campanario, de Santa en Santa, de ángeles en ángeles! Salí de Estella y voy al campo de la estrella. ¿Pasaré por alto algo?

Sí Juan Miguel. Vienes desde tu interior y viajas hacia ti. Tengo yo ganas ya de partir y encontrarme tambien contigo. Perdona Jon, quise decir conmigo.

El navarro se aprovisinó en Pedrouso, compró un litro de leche, agua, fruta, era suficiente, su palo de avellano y…en ruta. Localizó pronto el sendero en la parte trasera del pueblo, allí permanecían fieles las flechitas amarillas. Se detuvo a enfundar su cuerpo en otra camiseta y organizó las cosas en los espacios de su mochila. Fue entonces cuando se le acercó el señor Manuel.

-¡Oigame! Yo tengo una pregunta que usted me sabe responder. Mi duda es con el creador. ¿Cómo siendo tan grande su obra y nosotros unos seres tan insignificantes, puede interesarse él?

Esto no te lo esperabas Jon.

- ¿Qué, qué importancia tenemos? Somos sus criaturas, sí que le importamos, yo diría que nos ama, más de lo que creemos. También sufre.

- ¿Es usted cura?

– No señor, tan solo estoy de viaje a Compostela, eso sí le confieso que soy creyente. Es más, por las cosas que me pasan, me atrevo hoy a decirle que no solamente creo en Jesús, hoy estoy en disposición de afirmar fervorosamente que tambien creo en María.

– Me acerqué a usted al verle y me dije, este me ayudará con la pregunta. ¿Cómo siendo nosotros tan pequeños, podemos importarle a Dios que construyó el universo?

– ¡Fíjese, para saber cómo nos va, se hizo hombre como nosotros! Eso es amor.

-Usted no será cura como dice, pero le digo que es muy inteligente, Yo no tengo estudio alguno¿De donde procede?

- ¿Conoce Navarra?

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- Pasé mi vida en Galicia.

- ¡Sabe una cosa, me recuerda a mi abuelo, llevaba boina igual que usted! Ya me he cambiado la camiseta, estaba sudada, voy a ponerme en marcha.

Junto a ellos pasó un grupo de peregrinos que dobló la esquina del la casa cercana; se aproximó otro habitante del pueblo que al parecer conocía al gallego y escuchaba la conversación.

- Este cura te va a convertir, Manuel.

- No es cura, éste es más listo.

-Mire, ya le he dicho que yo de cura no tengo nada. Sí que de niño estuve interno en un seminario religioso. Pero los rebotados de fraile somos los peores. Hago el camino porque estoy de vacación, pero a la vez me sirve para tomar conciencia de lo contaminante del mundo que dejo atrás y de lo pecador que soy. ¿A usted le gustan las mujeres Manuel? Yo me he ganado el infierno por ellas.

– Tengo que ir para el ayuntamiento, aquí llevo los papeles. Me gustó haber hablado con usted.

-Recuerde Manuel, nosotros estamos aquí porque somos obra de un creador que piensa en nosotros, Jesús dijo que confiásemos en él, y que al orar a Dios lo hiciéramos en su nombre. Los hombres antiguos adoraban al sol, a las piedras, a un madero pintado, a ídolos guerreros y otros Dioses, pero nosotros tenemos alguien de quien podemos esperar más, es nuestro padre. Y Jesús su hijo enviado como un amigo, como un hermano con quien hablar, que a veces nos sale al encuentro y otras quiere que le busquemos aunque sea a tientas, porque quiere ser amado también y que le conozcamos. ¿Que responde, cree usted lo mismo también?

Aquel simpático hombre ya entrado en años, con su boina vasca parecida a la del abuelo materno de Jon, consultó el reloj y se retiro cabizbajo en silencio dirigiendo sus pasos hacia el cercano edificio municipal. Iñigo ya se había ajustado la mochila y con su mano derecha asida firmemente al cayado estaba decidido a partir. 188

El anciano entonces se volvió y señalando al viajero que se alejaba exclamó.

– Ya sé, conozco la historia, él nació en un pesebre, fue crucificado con los ladrones, escupido, flajelado. Perdone que le haya entretenido. Fui yo que tenía dudas. No entiendo por qué si Dios es Señor, también es Dios Jesús.

– ¡Usted si que es sabio Manuel! Adujo sorprendido Jon. El anciano lugareño gallego con semblante iluminado replicó.

- ¿Sabe usted lo que es para mí Dios? Dios es como una fuerte soldadura, nosotros somos las chispas .

Dicho esto, el hombre se fue hacia el ayuntamiento con sus papeles enrrollados bajo el brazo. Jon extasiado se interno en el bosque, el viejo maestro le había dejado Kao.

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No resulta fácil explicar lo que siente el alma cuando se manifiesta a Dios en oración de alabanza, cuando conecta con el universo, cuando entra en estado de contemplación o de recogimiento. El acomodo en la felicidad es privativo de cada ser y también la lanzadera del dolor escoge a cada uno en particular. El caminante se acerca a un punto delicado, la reflexión honesta, la confesión con el representante de su Dios y consigo mismo. Toda su vida pasa en instantes y secuencias por delante, un desfile de tormentos, un desfile de acontecimientos, caras, hechos, descuidos, un desfile de verdades. Pide ayuda en la oración, y no pierde tiempo en admirar los paisajes. Se acumulan los recuerdos. ¡Todo pasa tan rápido, Jon! Vayamos presurosos alma, a pedir perdón y luego gozar del amado. Por el monte y el collado llegémonos a la fuente do mana el agua pura. Entremos más adentro, quizás oigamos la voz de un ciervo herido en la espesura.

- ¡Buen camino!

- ¡El señor con vosotros!

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¿Monte Gozo?

-Ya queda cerca. Unos a otros peregrinos se adelantaban.

Iñigo de repente se acordó de su madre, hace días que la anciana no sabe nada de él, estará preocupada.Marcó los nueve dígitos.

–Hola madre, Soy Jon.

- ¿Estas bien? me han contado que estuviste en la montaña, ¿has vuelto ya a Pamplona?

- No amá, no te podrías imaginar por donde camino ahora mismo.

- ¡Pero hijo mío, no te cansas de andar!

– Me quedan diez kilómetros para Santiago de Compostela.

- ¡Qué valiente! Reza por mí un padrenuestro.

En realidad María Cruz no se enteraba muy bien, si lo que decía su hijo era cierto, ochenta años ya cumplidos en este mundo de tensiones y seis hijos hacen mella, no dan tregua.

- ¿Qué tal el aita?

. –Ahí está con su reuma y sus achaques de viejo, dice que saludes de su parte al caballo del apostol.

–Me he acordado de papá cuando he visto un rebaño de ovejas pastando en un prado, al acercarme se han escapado. Un beso madre.

–Por aquí anda tu hermana.

Se puso un momento Paula.

-¡Estoy camino de Santiago rubita!

– Alguna vez yo también quiero hacer el camino.

– Estas a tiempo, esto te cambia, te sentará fenomenal, extraordinario.Y tiene algo de sobrenatural.

– Eso dicen. ¿Cómo van las cosas por casa, todo bien?

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– Mañana regreso a Pamplona, Daniel y Nerea me echan de menos, y empieza el colegio, ya te contaré. Saludos a mi cuñado. ¡Ah! y dile que ya se que le debo un cartucho de tinta de la impresora.

–Ya lo sabe.

- Pues lo hago a propósito, no es morosidad, tu hermano es hombre pobre.

- Cuando vengas al pueblo no vas a reconocr la casa, ahora ya ha crecido el césped.

- Un beso sister, me pasan todos los caminantes, adiós.

Las mariposas acompañaban al sudoroso Jon por esos pazos. Grupos de peregrinos se iban formando a la altura de Lavacola.

– La paz del señor.

- ¡Buen camino! contestaron todos al unísono.Una voz en perfecto castellano se dirigía ahora al paseante de ojos claros.

- ¿Pero usted no iba esta mañana en sentido contrario?

– No lo creo, me he incorporado en Pedrouso, tal vez me confunde con alguien parecido.

- Pues tiene usted un hermano gemelo. Aseguró el español.

Todos apuraban el paso, pero ya nadie adelantaba al roncalés, iba meditando.

-Viajo solo…, se dijo- pero puedo dejarme acompañar de todos los rostros cuyas expresiones he contemplado a lo largo de esta vida, pueden ser multitudes. Sería como presentarse ante el apostol con una especie de cortejo.

¿Y como íba a ser la entrada en la ciudad, él con la bandera delante, o acaso mejor dejar a todos pasar y con humildad ser el último? Debes dejar de lado esos delirios de grandeza que te subyugan.

- no me someteré a ellos. ¿Por qué quieres que acentúe mi soberbia Satanás? que conmigo venga quien quiera.

Fue en este punto de su reflexión cuando lo vio más claro.

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– Debo rodearme de un escudo protector, no entraré en solitario. Voy a dejarme acompañar por los amigos y familiares, las almas apenadas, todos aquellos que hasta aquí nunca llegaron, o sí. Y…los santos, sí los santos del Carmelo.

Usted aita Eliseo a mi lado con su uniforme de alférez de colegiales. Y delante de nosotros, todos esos frailes educadores, monjes blancos de la fe que como usted fueron padre y madre en nuestros tiempos de estudiantes. En mi imaginación se ha forjado un alrededor invisible formado por una compañía invencible que capitenean Juan de la cruz y Teresa de Avila, los jefes.

Con semejante grupo de valedores eremitas, Jon iba perdiendo el miedo a sincerarse en la confesión, caminaba al lado de sus propios maestros espirituales y grupo de confesores.

- No se mueva de mi derecha, porque usted responde por mí, aita.

–Cruzaré contigo las puertas de la ciudad de Santiago, pero guarda mi capa blanca, tan solo llevaré visible el hábito marron de frailico.

Jon Iñigo se sentía feliz, feliz de amar, feliz de caminar. Cuerdo y cabal al comprobar que llegaba a Compostela, no hacía falta pellizcarse. Ofreció sus oraciones, el esfuerzo de su trabajo y el contenido util de su existencia por todos los que se sumaran a esa necesidad de reconciliarse con Dios.

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El sol de Galicia jugaba a esconderse de vez en cuando entre las nubes; el caminante agachó la cabeza como en humilde gesto de arrepentimiento y descubrió su delgada sombra proyectandose en el suelo. Entonces recordó a Garcés, su amigo enfermo.

- ¿Dónde andarás Francisco? Al contemplar mi esqueleto andante apenado ha venido hasta mí la última imagen que guardo de ti en la memoria. ¿Qué le pasa a tu sonrisa, perdido angel de un musical sueño? ¿Acaso ronda tu alma como la mía el averno? Ya sé, rezaré una plegaria sensata por ti. Empape de luz Jesús, nuestra sombra, ni tu ni yo somos dignos de desatar la correa de las sandalias a ese.

A la altura del monte o gozo hizo un recorrido con la vista por los rojos tejados de Santiago y en el descenso se fue preparando para el encuentro de verdadero hijo cristiano con el apostol que trajo el evangelio del profeta hasta este rincón del planeta. Redactó el discurso y la letanía de pecados que pensaba enumerar al sacerdote.

“Me presento a usted como el hijo pródigo del evangelio, como la oveja perdida, y ante los restos del apostol como el discípulo que toma su cruz y quiere seguir a Jesús” Me ha quedado bonito, pensó. “¿Para qué voy a dar mas detalles que escandalicen al cura? Mis pecados han quedado todos con mi alma negra lapidada en el ribazo de un sendero que no debí tomar, este tuyo que hoy escojo Jesus es el verdadero. Tú cargaste antes de yo nacer con el saco de todos ellos, nuestros pecados, quémalos”.

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Las últimas flechas amarillas, aparecían ya en el suelo, ya en una esquina pericial, en los cruces de los peatones y en el poste metálico de los semáforos. El aleteo cercano de una paloma distrajo su atención, sobrevolaba la zona urbanizada y finalmente se poso sobre una pequeña figura de bronce erigida en un pedestal, parecía un pequeño monumento. Este quedaba a la izquierda, del caminante. Llamado por la curiosidad de conocer el nombre del titular de la esfinge Iñigo se aproximó

“AL GUERRERO TEMPLARIO”

- ¿Se ha dado cuenta Señor?¡estámos en Compostela!

- ¿Qué demontres hacemos aquí parados Babaji?

– He creido reconocer a alguien, la silueta de ese peregrino que analiza las facciones del monje me resulta familiar.

– ¡Silencio escudero, obseva el brillo gris atemperado de su mirada!

- ¡Voto a bríos, es un buscador, puede descubrirnos!

–Aléjemonos.

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EZEQUIEL 43

“Me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas, la tierra reflejó su gloria. La gloria del señor entró en el templo por la puerta oriental. La gloria del señor llenaba el templo. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior.”

Primeramente se fio de sí mismo y de su intuición; empezó a confundir edificios. En honor a la verdad debemos informar de que para el tramo final quiso prescindir de sus lentes de contacto. En este momento contrastaba la imagen que del pórtico de la gloria el tenía a través de las postales de carton, con las paredes reales de la universidad compostelana que es lo primero que le distrajo.

¿Llegaré sin preguntar? ¿Dónde y cuando aparecerá ante mis ojos esta escondida catedral?

Miró a lo alto, vio las elevadas torres, los pararrayos del templo del amigo del dios del trueno y el revuelo perpetuo y secular de las palomas del cielo de Compostela; se le escaparon dos lágrimas - ¡ahí esta por fin la flecha invertida! Como un pergrino más entró en la catedral, estaba llena. A su derecha uno tras otro se alineaban los confesionarios, comprobó que la mayoría permanecían vacios, cerrados, todos excepto uno. Un grupo de señoras piadosas rezaban el rosario arrodilladas; varias jóvenes engalanadas con atuendos que parecían del siglo XV se fotografiaban; algunos fieles esperaban turno de confesión alineados en los bancos cercanos a la “chabola” del sacerdote. El navarro hizo un breve recorrido por el ala de la nave consagrada al perdón, esperando impaciente su turno, dio unos cuantos pasos de guardia y al final se coló. Al acercarse al habitáculo barroco se notaba su debilitado andar, sujetaba su cayado de avellano a modo de espada, llevaba colgada su casaca verde a modo de husar del Rey.

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Inclinó la cabeza hasta mostrar una incipiente calva circunferencial semejante a una corona eremita y se sometió al ritual.

- ¿Cuánto tiempo hace que no te confiesas hijo?

– La última vez fue el día cinco de este mes padre.

- ¿Tres días tan solo y ya has pecado?

- Miles de veces en cuanto salgo a la calle, quiero confesión general.

- ¿Eres peregrino, verdad? Ale, ale, reza una salve y descansa. ..Ego te absolvo a pecatis tuis, in nomine patris……et filii…et spiritu santo.

- ¿Ya esta?

- Pregona el mensaje de vida que ofrece el maestro y da gracias al todo misericordioso por su bondad. Y… no vuelvas a pecar.

Se había formado una larga fila con los grupos de personas que querían bajar a la cripta, se adhirió a la paciente espera, descendió las breves escaleras a la vez que dos religiosas napolitanas. Ellas se arrodillaron en un pequeño banco central frente a la arqueta, Juan Miguel se puso a leer la inscripción de una placa adosada a la pared en el lado contrario:

“Su santidad el papa Juan Pablo II al rey Juan Carlos I de España ruega en su visita a la tumba del apostol IACOB que Europa vuelva a ser la reserva espiritual del mundo, como lo fue en tiempos pretéritos”

El piloto en verde indicaba que los que estaban en el reducto interior debían salir, el desfile era incesante. Sentirse rodeado de gente que pulula por todas partes le puso nervioso, necesitaba calma y silencio para la contemplación, y soledad para recoger las emociones y bañarlas en el bálsamo de la oración. Así que abandonó la injerencia supérflua de tanto aliento, localizó una vidriera por la que entrase la luz y se metió en la ciudad.

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Dos calles más abajo se acercó hasta un portal donde una joven de cabello negro totalmente vestida de rojo permanecía sentada en el suelo, estaba triste, como malhumorada.

– Hola, buenas tardes. ¿Eres de aquí, de Santiago?

– Dime.

– Estoy un poco perdido, quisiera saber si existe en la ciudad algún convento o iglesia dedicada a la virgen del Carmen.

– Sube por esa plaza, cruza el callejón del fondo y encontrarás otra plaza, sigues hacia arriba y una vez por allí preguntas por la calle San Roque.

Juan Iñigo retomó sus pasos, y comenzó un recorrido de diez minutos por coquetas plazas y calles, era la primera vez que deambulaba por la extraña ciudad. Paso a su lado una señora que parecía ser amable, iba elegantemente vestida, cristianamente arreglada, le dio buena espina.

– Perdone, estoy buscando un templo dedicado a nuestra señora del Carmen, me han dicho que más o menos quedaba por aquí.

– Siga usted por esta misma calle, vera a su derecha a la salida del casco antiguo la torre de una iglesia, esa no es; el convento de las Carmelitas queda en frente a la izquierda un poco más adelante, se llama avenida San Roque.

Miró con agradecimiento a aquella mujer de los ojos de iris limpio y aspecto culto, con su traje azul oscuro de cuyo cuello en pico asomaba el fino bordado de una camisa blanca. La dio las gracias con aire respetuoso. Siguió caminando pero entre una plaza y otra pronto se desorientó. Fue dando una especie de rodeo por la rua empedrada hasta que al adentrarse en una plazoleta le llamó la atención un angelote de piedra en la porticada de un templo. ¿Habría acertado? No lo creemos. Pero estaba cansado, iba a entrar y aprovecharía para conocer otra iglesia más, aislarse un poco y orar.

“Dichoso el siervo fiel que cumple los mandamientos del señor y sigue sus consejos día y noche, si este regresa como un ladron y lo encuentra en guardia esperando, os digo que el dueño lo colocará al frente de su hacienda.”

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La lamparita llameante a un lado del altar indicaba que estaba presente el Santísimo. En su celda dorada el pan sagrado de la comunión aparece bien guardado y a esas horas con compañía devota. Media docena de damas rezaban los misterios gozosos del rosario

Tomó asiento tras ellas, se hizo a la media penumbra de las velas que rodeaban la blanca figura de María y prestó un hilo de su voz al discurso familiar de las letanías.

…Refugium pecatorum….ora pro nobis….consuelo de los afligidos…ora pro nobis…Aunque enredado en cien nudos, llevaba al cuello su escapulario; era un seguro de protección contra el acoso y derribo al que nos tiene sometidos el malo. Este, en la vida mundana tiene un trabajo incesante, ¡aquí estas a resguardo de las calamidades! Esta demostrado que Maria te cuida hermano ¿Qué más te da la de Fátima, la de Lourdes, que la Madonna de Miguel Angel? Y a propósito, bienvenido porque te estábamos esperando, esto no es el vaticano, ni el convento del Carmen pero si elevas la mirada por encima del altar y del retablo conoceras a quien te habla, soy el titular.

Lo hizo. En el centro del retablo el arcángel Miguel batía a Luzbel con su espada; por encima de ellos en las barrocas alturas a la izquierda la imagen forrada en pan de oro de Rafael y a la derecha la de Gabriel.

¿Sabéis cómo se sintió en ese momento mi amigo el de las matriculas de honor en latin? Pequeño, se sintió pequeño, vapuleado.

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- ¡Déja de tentarme Satán, tu te atreviste hasta con Jesus! Me falta Teresa para decir claramente que esto que me pasa es demonio, Juan de Avila diría que me deshaga de las aprehensiones. Vade Retro Landrú.

Como un niño recién besado por su madre quiso dormirse pero se incorporó, hizo amago de salir del templo pero no fue así, una de aquellas señoras estaba arreglando las flores que rodeaban en jarrones de cristal tallado la escultura a tamaño real de María. Se acercó a ella. No sin sobresalto se percato instantáneamente de que aquella dama que ordenaba lirios perfumados y volvía el rostro era la misma que en la calle le había indicado el camino al convento del Carmen. ¡Dios es grande! pensó Jon, el angel mujer sonrió.

- Señora, ¿Hay eucaristía en esta iglesia a última hora de la tarde?

– Puedes venir a la de las 7:30, al finalizar hacemos un retiro espiritual, en principio es femenino pero si lo deseas te puedes quedar.

Casualidad de las casualidades debe ser, iba pensando el antiguo seminarista ¿Será verdad que María y los ángeles han guiado mis pasos? Se han debido equivocar de novicio.

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La tarde por ese lado de la ciudad estaba tranquila, avanzaba el acólito de Don Leandro hacia la calle San Roque cuando localizó una pensión en el rincón de una pequeña plazoleta. - Aquí descansaré esta noche, si encuentro plaza , fue su determinación sin más. Le atendió una joven, la habitación asignada daba a un patio interior repleto de flores; a pesar de la hora por el amplio ventanal entraba una buena luz. Dejó los pertrechos y tomó una ducha relajante; no se afeitó.su barba de varios días le daba un cierto aspecto ya de Sean Cónery en el papel de Ricardo corazón de Inglaterra. En la mochila no encontró más ropa para reponer que una arrugada camisa de rayas grises. Al salir recogió su DNI ya cumplimentado en el mostrador de recepción, dos nuevos turistas reclamaban información sobre la cena.

- ¿Y a usted señor quiere que le muestre donde queda el comedor?

- No gracias señorita, hasta mañana en el desayuno no lo voy a utilizar. ¿Me dice que música suena por el equipo?

– Es Luz. 199

Lo sabía, pero no daba crédito, quería cerciorarse, la penetrante voz de la coruñense le estaba llamando desde hacía un rato.

…Te has parado a pensar….

Eran las seis cuarenta y cinco el tiempo apremiaba, aun pretendía localizar el convento de las hijas de Teresa, su idea principal era asistir a misa, comulgar, si pudiera ser en el Carmelo mejor, pero caso de no poderlo hacer le quedaba la opción de las siete y media en el templo visitado. Apuró el ritmo de los pasos. Siete minutos más tarde inició el ascenso por la escalinata que le introdujo en el jardín de un monasterio llamado Santa Clara. Una joven moderna que permanecía de pie en la entrada le miró con curiosidad cuando este pasó a su lado - ¿Dónde me habré metido? Seguía siendo el mismo despistado. Ya en el interior del templo una guía turística sentada en una mesita le atendió con amabilidad.

- ¿El convento de las madres carmelitas?

- Baja las escaleras, por donde has entrado, cruza la carretera y lo tienes enfrente.

Ahí estaba la imagen de la señora, esculpida en mármol blanco y con el escapulario colgante. Su niño en brazos, resguardándose del viento en la hornacina central.

– Ya estoy en casa. Se dijo. Y pulsó el único botón del portero automático.

– ¿Sí, quién llama?

- Soy un peregrino, hermana, mi idea era asistir a algún oficio religioso si fuera posible, verá, soy antiguo alumno carmelita.

- ¿De donde viene usted?

–De Navarra.

–Hoy tenemos un capellán de Castilla, celebramos eucaristía ahora a las siete. Puede usted pasar a la iglesia.

-Lo he intentado hermana, pero parece cerrada.

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- ¿Ve usted donde queda el torno? Compruebe si la puerta que queda al lado esta abierta.

- También está cerrada.

- ¿Tiene ya alojamiento? Aquí ya no disponemos de albergue para peregrinos. Voy a ordenar que le abran la puerta para que pueda asistir a misa.

La hermana había estado con él muy amable, pero el guardián del reducto intervino con celo protector. Era un señor entrado en años con cara de estar enfadado, mientras el peregrino aguardaba apareció en el pórtico.

- ¿Qué es lo que quería usted?

– Estaba esperando si abren la puerta para entrar a la Iglesia, ya habrá empezado la misa.

– Pero usted no puede pasar, el oficio es privado para las religosas.

– La hermana que atiende el portero automático me ha dicho que podía pasar.

– No, no puede.

No se esperaba aquello, se contuvo de tener una impronta respuesta y se dejó caer de rodillas al suelo como en un acto mezcla de resignación y fastidio. No era solo un modo de controlarse y contener su frustración. Aprovecharía esa postura de adoración inclinándose ante el señor en el atrio ya que no le permitían hacerlo dentro. Era un gesto de humildad y respeto, teniendo en cuenta sobre todo lo que estaba dentro y no podía ver, el retablo del convento del Carmen, en cuya contemplación el había establecido la meta final de su viaje contando con la presencia de María vestida con el hábito carmelitano. Se retiro herido en su ilusión. El portero no sabía nada de esto.

– Si usted quiere puede oir misa en otras iglesias, en Santiago hay muchas.

Se retiró de escena ya tranquilizado porque conocía los beneficios de una prueba de humildad; el Carmelo es una buena escuela para el aprendizaje y la obediencia, un buen camino para la santidad. Para las siete y media en punto estaba en San Miguel dos Agros. Y acertó, era el lugar apropiado. Tras la eucaristía se quedó al retiro espiritual, el joven sacerdote tuvo unas palabras para él.

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Iñigo era el único varon asistente al ejercicio espiritual con almas en recogimiento.

–Cuando vuelvas a casa no tengas reparo en decir que eres Santo.

¿Pero qué dice este sacerdote opusiano? No conoce tu historial. Habrá visto en ti a un lejano peregrino puritano o que se yó. El clérigo llevaba la dirección de los ejercicios y tenía una sorpresa reservada al caminante.

– Hoy es la fiesta de la Natividad de María.

Se le había pasado por alto, es cierto, la virgen de septiembre, se celebraba en un monton de pueblos de Navarra. Ni recordaba que fuera dia ocho.

-Felicidades madre. Nuevamente me envías tu señal.

El sacerdote se acercó decidido al banco aislado donde alguien a quien conocemos bien casi dormitaba

- Si lo deseas puedes intervenir contando tu experiencia de caminante, animate a decir a estas damas en retiro unas palabras.

Tomó el micrófono sin timidez.

“Sí, es curioso que yo iniciara el viaje desde las ruinas de una ermita dedicada al arcangel Miguel, allí en el pirineo Navarro. Hoy me encuentro sorprendentemente aquí en esta Iglesia donde el titular es el mismo arcángel defensor del bién en la rebelión del cielo. ¿Nor Jainko bezala? ¿Quién como el Señor? Nadie como el Señor decimos en mi pais a una con Miguel. Podría contar las experiencias y emociones que un pecador en peregrinación siente cada vez que se produce un encuentro con la verdad que envía Dios al corazón o cuando salta una chispa sobrenatural de las que regala María como angel enviado del cielo. Yo estudié unos pocos años bajo la dirección de unos religiosos de la orden del monte Carmelo, es lo mejor que sucedió en mi vida. Tal vez por que no he olvidado mis principios estoy aquí, María es la madre más aconsejable a la que un hijo contrariado debe acudir. Me retiro a descansar y voy a decirles una cosa, no necesitaré volver a Santiago porque hoy para siempre me quedo aquí, como en un sueño, este sueño dulce que vivo. Les dejo en la paz que da el apostol, la misma que yo he encontrado al llegar y que debe extenderse a todo el mundo hasta que establecido el reinado de Jesús por los siglos de los siglos la veamos durar.” 202

- ¡No me digas que eres roncalés!

– Sí, parece que sí, padre.

- Que no se enteren estas piadosas, por que ellas no lo saben, creen que vengo de Valladolid pero ¿te digo un secreto?, yo soy de Bilbao.

No solo se había ganado al joven sacerdote, podría contar a sus nietos que estuvo en Santiago y que un grupo de fans de Jesús, casi le pide autógrafos.

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Ahora con permiso escrito de Miguel, Gabriel, Rafael, un anciano misterioso, su escudero, el monje templario y esas campanas bandeadadas por monjas, querubines y serafines, el mortal viajero, a una hora temprana se retira a descansar.

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EL SUEÑO DE LAURA, noche del lunes ocho de Septiembre de 2008

“Voy andando como siempre sola, vestida de blanco, con mi cabello negro, largo y suelto. Hace aire, poco, me dirijo hacia un lago, no hay nadie. Me siento a la orilla y soy feliz, no pienso en nada. Miro hacia la derecha y veo un cura sentado, pero no un cura convencional, se trata de un religioso de hábito marrón y capa blanca, lleva puesta la capucha. El estaba sentado y mirando al lago igual que yo.Yo le miro, pero el no me mira. Me levanto y le digo:

- ¿Se encuentra bien?

Yo me sentía envuelta en una paz inmensa y totalmente feliz junto a él. El no me contesta, no se mueve, yo le vuelvo a preguntar.

- ¿Padre, está bien?

– Yo sí, la que esta mal eres tú. ¿Sabes quien soy?

- Padre, no se quien es usted.

Comenzó a mover el aire, todos los colores eran muy vivos, mi pelo extremadamente negro como cuando eres joven. El cielo muy azul, mi vestido muy blanco. Estábamos muy cerca, sin tocarnos. Levantó la cara, me miró. Me abracé a él, el no me abraza, esta disconforme.Yo le reprocho que me haya dejado y le voy chillando y abrazando cada vez más y le digo:

-¿Porqué me has dejado sola?

Entonces el me abraza, le siento, le huelo, se que es él. Y me dice:

– Laura, no vengas al lago, vuelve a casa, yo estaré siempre en el lago, vete ya…

Yo no quiero irme, quiero estar con el y él se enfada y se aleja por la orilla. De nuevo sola me retiro por el camino pero llorando. Desperté. 204

PROFETA JOEL 3. El don

“Después derramaré mi espíritu sobre todos: vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones.”

SUEÑO DE JON. 8 de Septiembre de 2008

¿Duermes peregrino? Bajo las estrellas, se escucha una voz:

-Toma el libro, busca a los profetas, escoje una frase de cada uno de ellos.

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MALAQUIAS 7, 1

-Mirad: Yo envío un mensajero a prepararme el camino. De pronto entrará en el santuario el señor que buscáis; el mensajero de la alianza que deseais. ¡Miradlo entrar!

ZACARIAS

-El señor te llama al orden Satán. El señor que ha escogido a Jerusalem te llama al orden. ¿No es ese el tizón sacado del fuego?

AGEO. Primer oráculo 1,9

-Emprendéis mucho, resulta poco; metéis en casa y yo lo aviento; ¿Por qué? Oráculo del Señor de los ejércitos: Porque mi casa esta en ruinas, mientras vosotros disfrutáis cada uno de su casa.

SOFONIAS 2,15

-Esta es la ciudad bullanguera que vivía confiada, que pensaba. “Yo y nadie más” 205

HABADUC 1,12

-¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi Dios Santo que no muere?

NAHUN

-Mirad sobre los montes los pies del heraldo que pregona la paz: “Festeja tu fiesta Judá, cumple tus votos, que el criminal no volverá a atravesarte porque ha sido aniquilado.

MIQUEAS 2

-¡Hay de los que planean maldades y traman iniquidades en sus camas!

JONAS 2,3

-“En el peligro grité al Señor y me atendió; desde el vientre del abismo pedí auxilio y me escuchó”

ABDIAS

-Se acerca el día del Señor para todas las naciones; lo que hiciste te lo harán, te pagarán tu merecido. Como bebisteis en mi monte Santo, beberán todas las naciones por turno, beberán, apurarán y desaparecerán sin dejar rastro.

AMOS 9. Quinta visión

-Vi al señor junto al altar, que decía: Golpea los y trepidarán los umbrales; Arrancaré a todos los capitanes y dare capiteles muerte a espada a su séquito; no escapará ni un fugitivo, no se escapará ni un evadido. Aunque perforen hasta el abismo, de allí los sacará mi mano; aunque escalen el cielo, de allí los derribaré; aunque se escondan en la cima del Carmelo, allí los descubriré y agarraré.

JOEL. Restauración. -Brotará un manantial en el templo del Señor, que engrosará el torrente de las acacias.

OSEAS BEN BEERI. Salvación.

El número de los Israelitas será como las arenas de la playa, que ni se mueve ni se cuenta, y en lugar de llamarles No pueblo mío, los llamarán Hijos de Dios vivo.

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EZEQUIEL 44

Luego me hizo volver a la puerta exterior del santuario que mira a levante; estaba cerrada y me dijo:

-Esta puerta permanecerá cerrada. No se abrirá nunca y nadie entrará por ella, porque el Señor, el Dios de Israel ha entrado por ella.

JEREMIAS

El Señor me dirigió la palabra;

- Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos.

ISAIAS. Reunion de todos los pueblos

“Pero yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua; vendrán para ver mi gloria; les dare una señal.”

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2009 AÑO DEL SEÑOR SEPTIEMBRE 9

TODO TIENE UN SIGNIFICADO; EL QUE LE QUIERAS DAR

Preguntó a un viandante por el significado de Agros (Campos grandes de cultivo de cereal) y doce minutos más tarde entró por una puerta ya conocida en la catedral de Santiago. Hoy haría el recorrido más relajado y despacio; se fijaría hasta en algunos detalles, planta latina en cruz, imponente arquitectura. Se detuvo a admirar in situ el lado en que espande incienso el botafuméiro, allí estaba colgado de sus cadenas el artilugio, a esa hora sin balancearse. Era fácil entrar en fases de admiración, todo en el templo es grandioso.

Los supuestos restos de Iacob, el hijo del trueno, en el interior de una valiosísima arca. La visita se repetía ahora de mañana con mucha menos presión. Salió de la cripta subiendo las escaleras de piedra hasta aparecer en la nave que forma el otro brazo de cruz. Fue reparando en imágenes que ya había apreciado ayer. Más que un paseo turístico y matinal por el templo, aquello iba teniendo el aspecto de tratarse de una despedida. En una capilla se oficiaba una misa, se sumó al grupo de fieles reunidos, pero pronto retomó el particular sentido de su paseo, el sacerdote y los rubicundos peregrinos oraban en alemán. Buscó la puerta de salida, una cualquiera, le daba igual. Caminó magetizado hacia una estrella de ocho puntas y comenzó a ascender los peldaños que le llevaban a un doble portalón de madera que supuso daba a la calle, la manilla de hierro no repondió, estaba cerrada. En el rellano se había detenido una señora con mantilla, parecía estar rezando ante la verja de lo que presuntamente y así pensó Jon sería una capilla lateral. ¿Algo por casualidad le empujó a meter la cabeza entre las rejas y mirar hacia dentro? Lo hizo. 208

Allí estaba para él la mejor despedida, la confirmación de que lo suyo no era fantasía. La señora del Carmelo no quiso faltar y le ofrecía su bendición a la hora de partida. Se arrodillo agradecido ante el niño que ofrece el escapulario a las almas del purgatorio. Al salir, una mendicante vestida de negro extendió su mano pidiendo ayuda para comida en perfecto castellano. Seis hijos, una joven todavía en forma. El navarro se desprende de veinte euros y recibe consuelo al ver agradecimiento en los ojos de la mujer. Sabe Jon que el diablo muchas veces le tienta y pone a prueba. También de Dios se recibe gratis perdón y esto se comprueba al leer amor y ternura en una mirada. Es hora de partir. Las flechas del camino apuntan en sentido contrario, es el mismo trayecto de ayer pero al revés.

Es demasiado pronto, a esta hora las tiendas aún no han sido abiertas, los comercios de regalos permanecen cerrados. Con rápidos pasos y bajo una finísima lluvia alcanza Jon Mikel el extrarradio. Ya por la otra acera suben hacia Santiago algunos caminantes, el sirimiri no cesa. Finalmente encuentra abierto un estanco y anexa una papelería.

Compró diferentes artículos de colegio para los niños y ojeó unos libros, se decidió por “Secret” y “El Angel de la luz”.

– A Laura le va a gustar Coelho . Pensó.

- ¡Taxi!

Se acercó un Audi A6 - ¿A dónde señor?

- Creo que me llegará para pagarte el trayecto hasta ARCA de Pino.

– Sí como no, deja la mochila y las bolsas en el maletero. También el bastón ahora no lo necesitas.

209

Inevitablemente, durante el trayecto hablaron del camino, de su sentido, de Santiago ciudad, de Galicia, de religión, de experiencias. El limpiaparabrisas trabajaba fuerte cuado el taxi se detuvo en Pedrouso.

- Ayer conocí aquí en este pueblo a un anciano que me hizo algunas preguntas sobre Dios, pero ¡anda que no tenía conocimiento el hombre!

-¿Gallego?

– Sí, su nombre era Manuel.

– Pues conmigo ya has conocido a dos, ha sido muy instructivo escucharte, soy Manuel Vilas.

–Quédate con la vuelta, te vendrá bien para gastarla en vacaciones ¿Conoces Pamplona?

- Oí hablar de los Sanfermines pero nunca estuve.

–No solo de la fiesta vive el viejo territorio, exportamos molinos de viento, somos un reino moderno.

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…Arca, Pedrouso, Santiso…. Entre las gotas de lluvia y de nuevo en ruta Jon busca el aceso a la autopista A – 8, esta determinado a proseguir viaje en sentido Oviedo por eso ha tomado la autovía del cantábrico. Tras un montoncito de kilómetros, sin esperarlo y de repente… la doble via ha terminado. Ha salido a la N- 634 y esta obedeciendo a un cartel que indica Vilalba.

No esta convencido, piensa que se ha equivocado y por eso va regresar a la rotonda. Quiere entrar de nuevo en la A – 8, el juraría que antes cuando iba confiado a 120 km hora, había leído en un panel azul que tan solo faltaban 600 kilómetros para San Sebastián. ¡No puede haber terminado de este modo tan brusco la autopista! ¿O todavía no estará hecha?

- Debieran señalizar esto bien , no es justo . Se dijo.

Se había hecho a la idea de cambiar de paisaje y ahora va hacia atrás como los cangrejos. Para más inri siente retorcijones en la tripa, ¡urge detenerse!

210

Un poco a la desesperada utilizó la salida en una intersección llamada LA CRUZ, y se adentrò por una estrecha carreterilla local; se aguantaría hasta dar con algún lugar solitario, tranquilo, y adecuado. El hombre sin estar el itinerario programado en una agencia de viajes, fue descubriendo la Galicia más ancestral, recóndita y aislada. Bosques, pastos verdes y frescos !Núnca había visto tan de cerca un hórreo! Paraíso natural, fauna salvaje. ¡Si no fuera por el corrimiento de tripas!

– Me adentraré un poco más, disfrutaré con el paisaje a la vuelta.

El Opel Vectra llegó al fin del mundo, no era un barrizal pero sin pericia de conductor experto las ruedas podían patinar, el premio unas cuantas encinas, un lugar discreto, Y…

- ¡Esto es cosa de brujas! Exclamó. Allí, en el rincón más aislado del universo urbanizado, el tímido viajero estando en cuclillas, alzó la vista y no dio crédito a lo que contemplaba.

– Desde ahora reconozco y proclamaré que haberlas haylas ¡desde luego, nadie me dirá que esto que veo no esta programado como burla del destino…mayor casualidad es imposible!

Se podían contar seis o siete flores porque eran lilas, un pequeño monton de tejas negras de pizarra, todas rotas y…sobre ellas !la taza blanca de un inodoro!

- ¡Esto es inexplicable, no se puede contar, de brujas, brujas. Mejor será que evacue presto, se echa la niebla.

Se habría adentrado unos siete kilómetros sin localizar ni una sola aldea. Ahora de regreso al cruce y al tomar una curva tropezó con un perro de pelo negro brillante. Aquel cánido era lo más parecido a un lobo; iba delante de un pastor de ganados que llevaba un cabritillo, también negro, asido de una fina cuerda de esparto, el lobo enseñó a Iñigo los dientes, iba sin bozal.

- Yo no recomendaría que al perro lo acariciara, al cabritillo puede usted tanquilo acercarse.

Era un pastor de ovejas aunque hace años lo había sido también de vacas.

– Mi padre y mis abuelos han sido todos pastores, por eso me he detenido al verle a usted, ese perro es muy bonito.

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–Ya le he dicho que no se fie, aun es joven pero no esta acostumbrado a estar con personas. ¿Se perdió usted?

Toda explicación quedó en un pequeño deseo de explorar la zona por parte de un viajero en vacaciones al que sobra tiempo ¡para qué dar más detalles!

- ¿No se llamará usted Manuel por casualidad?

– No señor, mi nombre es Ramón, ¿por qué?

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Hasta ese momento todos los gallegos que había conocido dijeron llamarse Manuel, hubiera sido el remate. Cuando salió de Compostela a bordo del taxi pasaron cerca de la figura del guerrero templario donde se entretuvo la tarde anterior, ahora estaba detenido bajo un crucero junto a las casas de una aldea, escribiendo impresiones del viaje en su diario. Por lo visto la autovía del cantábrico no estaba terminada, así que debía optar por retroceder unos kilómetros y retomar el camino de vuelta por la ruta ya conocida. Esto le ofrecía la oportunidad de medir las paradas y repartir el tiempo de que disponía visitando algún lugar de interés, no tenía prisa por llegar. Por eso ahora en la intersección de LA CRUZ y recordando su paso matinal por la estatua del monje guerrero, se le ocurrió que podría por la tarde, tras quitarse un monton de kilómetros, acercarse a Palencia. Vanesa le había dicho que no iba a encontrar otra iglesia templaria hasta llegar a esa provincia. Pero no le dio más datos.

–Lo que tú buscas probablemente no lo vas a encontrar hasta que llegues a Palencia. Le había aventurado la cicerone de la iglesia del santo sepulcro en Torres de Rio. Este enigma le gustaría resolverlo, y el suspense le recomía por dentro. Con esa idea estimulándo su regreso puso en marcha de nuevo el motor y no sin antes sortear dos o tres obstáculos, dejó atrás la bruma cercana del océano atlántico cubriendo de majestad la corteza de esta remota esquina gaélica. Las indicaciones del pastor le llevaron primero a Baamonde donde se detuvo frente al bar restaurante “EL GUERRERO”. Una señora que conocía bien los enlaces le orientó definitivamente hacia la A- 6 autovía del noroeste, sentido Lugo- Madrid. El navarro obedeció.

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Aunque sobre ruedas, el cansancio acumulado tras varios días de viaje han hecho mella en los huesos del peregrino. Al apearse andaba encorvado, con dolor de espalda. Su aspecto era el de un mendigo abandonado por la fortuna, seis días sin afeitar, flaco, decrépito, fue como el se vió en el espejo del baño de una zona de decanso. Se hallaba en “Castroverde”. Pidió el menú. La joven camarera dejó la sopera y este se sirvió dos platos de un tentador guiso de lentejas. El rodaballo fresco a la plancha le pareció exquisito, se lo recomendó el propietario del parador gasolinera, luego pudo con el postre especial de la casa, el mismo dueño insistiría en que repitiese los pastelillos que quisiera, a placer. El precio del menú servido en mesa, incluido medio litro de agua en botella de cristal y pan campero estaba anunciado por 12 euros. Le cobraron 10´50. Acto seguido hizo acopio de productos típicos, como tarta de almendras de Galicia, queso de tetilla denominación de origen León. Ni en la bolsa ni en su estómago agradecido cabe ya más. Salió recto y disparado, le habían puesto alas.

Tras el retrovisor iban quedando pequeños pueblos metidos entre valles, bosques tejidos en diversos tonos, más de primavera que otoñales. Desde la autovía que cruzaba esas tierras, también se divisaba un gran despliege de árboles, arriba en la montaña. El peligro inminente de dar cabezadas de sueño fue detectado, el sopor comenzó a darle avisos, colocó una música variada en el reproductor de CD pero no serviría. Optó entonces por desimantarse prudentemente del mortal asfalto de la carretera y escogió San Miguel de las Dueñas para detenerse y descansar. Ahí lo tenemos ya, mas despejado, tomándose un Aquarius sabor naranja en el exterior del hotel restaurant “Los rosales”. El termómetro marca veintiséis grados y medio a la sombra. Son las cuatro de la tarde. El viajero sufre contractura vertebral, esta roto. Pasan los minutos.

Hasta el veinte de septiembre el verano oficial no acaba. Jon adelanta a una sucesión de trailers, una caravana de caucho, madera y chapas que en apretado desfile corta el viento, el opel gris embarrado sortea las moles y sigue victorioso, adelante. Ponferrada, Astorga, Leon, La Bañeza…. Estamos a la altura de San Martin de Porres, un muñeco vestido de obrero y sujetando un trapo rojo nos indica que debemos reducir la velocidad, mejor será que vayamos todos frenando, hay obras y nos van a sacar por la N VI y ahí nos van a dejar remando en fila hasta treinta kilómetros antes de Benavente.

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Se detuvo esta vez frente a un reloj de sol pintado en la pared recién remozada de un restaurante llamado “CAÑADA REAL” 17:30 horas. De nuevo se ha equivocado. Más kilómetros, mas dolor, más agujetas, más purificación. La A- 6 le dejó en Tordesillas y la proximidad de esta ciudad con la ruta que comunica grandes núcleos de población le metió en la avalancha de la A- 62 autovía de Castilla. ¡Hay que cambiar de carril muchacho, no te despistes contemplando esa torre que parece blanca, debes acelerar!

Si fuera por el Urzenkiar cansado, este se hubiera empadronado para dormir en Medina del Campo pero antes de subir de noche a Navarra tenía su cita en dios sabe que lugar de Palencia, y por no haber consultado el mapa estaba dando la gran vuelta a Castilla la vieja, para terminar conteniendo las ganas de detenerse en el arcen y regar la gravilla de la orilla a tan solo unos metros de Valladolid. ¿No os parece que en este momento resultaría más humano por nuestra parte dejarle orinar y dedicarnos a saborear un yogurt desnatado si es que queda alguno en la nevera?

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“Estoy dando vueltas por Palencia y no veo iglesia alguna octogonal, ni rastro de ese reducto templario que anunció Vanesa, ni quiero preguntar ni sé en qué basílica tengo que entrar; en esta ciudad las hay por todas partes. Sigo metido en el laberinto, sigo en el juego de oca”

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Finalmente se decidió a caminar a lo largo de un gran paseo con ánimo de acercarse hasta la catedral, al pasar por una bifurcación los últimos rayos del sol de la tarde iluminaban con tonos dorados parte de la fachada de una iglesia que quedaba al fondo de una calle como en un pequeño ensanchamiento o plazoleta. Esa casi mágica iluminación de templo por el sol, la interpretó a modo de señal.

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Estaba sentado en uno de los bancos de atras con la cabeza agachada y apoyada entre sus manos. A su derecha a un lado de la capilla lateral, la imagen que sin lentes de contacto veía borrosa y que a primera vista se le representó como si fuera una religiosa de la caridad por la túnica semejante a las de Teresa de Calcuta y por tener las manos juntas como si estuviera en oración. Al acercarse a ella pudo comprobar que se trataba de una hermosa talla de nuestra señora de Lourdes con bellísimo rostro.

¡Hasta aquí he llegado en mi aventura y teníais que ser vos de nuevo, señora! ¡Si supiera que queréis!

Entonces, se puso a escribir la respuesta, como si alguien se la estuviese dictando

- “Ocupaos de los niños, de los minusválidos, de los enfermos…y en general de todos los que padecen”.

No bastó eso, su sintonía era tal que al levantar la vista justo en ese instante, a su lado, entre él y la imagen de María, pasó una señora empujando una silla de ruedas de minusválido donde una persona ya mayor viajaba con su cabeza inclinada a un lado. Ellas salían del templo, Jon acababa de entrar y seguía orando.

- “Sálvame de caer en el infierno madre”.

Pareció contestarle al instante, la titular del templo “La virgen de la calle” más conocida en Palencia por “La morenilla”:

- ¡Hombres de Dios, estad alerta; no tengáis miedo! Jesús es vuestro Señor!

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Iñigo cerró su cuaderno de notas. Todavía recogido en oración antes de sacar las gafas de lejos del interior del estuche, y mirar hacia el retablo central tuvo la seguridad de que iba no a vislumbrar, sino localizar claramente el retrato de algún angel.

Y así fue. Dos ángeles, uno a cada lado de la bóveda, en relieve y pintados en lo más alto. Juan de la Cruz en “Subida del monte Carmelo” dejó escrito que Dios puede llegar a complacer o ser condescendiente con los caprichos de algunas almas sobre todo principiantes en la búsqueda de unión por el camino del arrobamiento o de la contemplación. Y dice que estas almas deben tener cuidado porque también Satanás tiene arte de sobra para engañar al neófito. Sabemos efectivamente que tiene poder para vestirse de ángel de luz. Pero Jon lleva meses intentando el desapego de las cosas mundanas no solo por el camino de recogerse en espiritualidad sino prefiriendo antes el camino de cruz a los instantes buenos del monte Horeb. Incluso cosas que no les convienen puede un amoroso Dios regalar a sus criaturas amadas, como hacemos nosotros con nuestros hijos, pero dice Juan, que Dios no gusta de ello, tampoco nosotros. No era el deseo de Iñigo distraerse con pedir favorcillos simples a María, ni aumentar su fe con pruebas santurronas y caprichos de beato. Cierto es que en su pensamiento se estaban aunando estos riesgos con el entendimiento racional de un cúmulo de casualidades y que todo lo que le iba sucediendo resultaba coherente. Por eso se permitía seguir en el juego! ¿Quien sabe si eran tretas de Jon para descubrir a su diablo tentador? Si Jesús el maestro, dijo a su discípulo Pedro, ¡aparta Satanas! ¿Cómo no iba a haber una legión de ellos persiguiendo al carmelita? Abandonó sin más aquella iglesia que la Compañía de Jesús mandó construir en 1584. A la salida uno de los sacerdotes de la parroquia le informó de que en la actualidad el templo esta dedicado a la virgen de la calle patrona de Palencia.

216

Y se quejaba con acento sudamericano claramente delator, de la infinidad de imágenes que en los templos de Palencia y de toda la cristiandad se acumulan. ¡Vámos que solo con las de su propia parroquia ya le bastaban y tenía tantas vírgenes que no sabía ni dónde ponerlas!

-Son muchas las advocaciones marianas existentes en todo el mundo. Es un legado del pasado y una costumbre arraigada venerar las imágenes y tirar para casa cada uno con su estampa. Mientras no se pierda el verdadero significado de la devoción popular hacia la madre del hijo de Dios no esta mal. No vamos a hablar del culto a la belleza y adornos de la imagen algo muy establecido que no podemos ignorar que sucede. Todo es válido si en el fondo acercarse con amor a María en la forma que sea, lo mismo a tientas o poniendola flores, sirve para reconocer en ella a la mujer sencilla que escogió Dios para madre del rey esperado por siglos y enviado por un padre creador que nos quiere y quiere que su hijo y María sean maestros de nuestro buen proceder.

Fue el discurso del navarro. Algo más tarde, callejeando, se detuvo ante la cofradía de nuestra señora de la soledad. No lejos de allí descubrió un azulejo en la parte superior de una hornacina sobre el que figuraba escrito:

“NADIE PASO POR AQUI, SIN SALUDAR A MARIA Y DECIRLE CON AMOR: NO ME OLVIDES MADRE MIA. ¿Iba todo siendo coherente?

Desistió de seguir buscando la supuesta ermita de la orden del temple que según Vanesa debía encontrar. Dio por concluida su estancia en Palencia accediendo a un antiguo palacio residencia de reyes vinculados a Navarra y cuya iglesia además estaba dedicada al misionero Navarro universal Francisco de Jaso y Azpilicueta, mas conocido por San Francisco de Javier. Era el colofón de un extraño pero apasionante viaje. De nuevo fue circunstancial, casual, no estaba programado.

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Ni siquiera miró donde se sentaba, pero a su derecha justo a un metro de donde se encontraba , turistas que visitaban a esa última hora del atardecer la iglesia, hacían fotos y reverenciaban una talla de madera que representa a Santiago Apostol caminante, peregrino hacia el reino de Dios con el libro de los evangelios de Jesús bajo el brazo.

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FORTALEZA TEMPLARIA / SANTA MARIA LA BLANCA.

VILLA ALCAZAR DE SIRGA.11:30 de la noche

-He mirado al horizonte por vigésimo segunda vez Señor, ningún viajero con aspecto de peregrino retorna a estas horas por la via antigua que nos une a Compostela, si su ya probada paciencia lo dispone podemos cerrar este capítulo del libro de caminantes perdidos este año vigésimo primero bajo la administración de vuecencia a este lado de las estrellas.

– ¡Cómo te atreves a desconfiar del aspirante, estúpido Babaji! ¡Un guerrero de luz, buscador de la llave del templo del ángel que recoge los sueños, no puede fallar! Pásame el rallo, esta noche aprieta la calor, no ha terminado de darme sed el verano.

- ¿Y si hubiera errado el camino?

-Mil años más debiéramos esperar, los guerreros de esta antigua residencia siguen empuñando las viejas armas contra todo buscador de la verdad, deshacerse del que camine por el lado opuesto a sus creencias. No dan tregua ni al mortal que haciendo caso del mensaje de paz camina entregado al estudio del entendimiento y la inteligencia bajo la luz del supremo.

– Pero el elegido no lo sabe.

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-Antes de enterrar la espada de la paciencia y del valor seamos capaces de enfrentarnos a la noche escudero. El verdadero príncipe y guerrero inmortal aunque venga desde un sueño lejano llegará.

- ¿Vendrá en un sueño?

Sí escudero, esta misma noche encontrará la puerta. no olvides que el es defensor de la causa que debemos proteger; por el momento no cierres el libro, tenemos que estar en vela aguardando su llegada; aviva las ascuas del fuego y arrima el perol del café, la noche es fría y si el viajero no aparece antes del alba en su busca inmediata debemos partir, y alejarle de los falsos templarios, el por su parte, si es partícipe del ejercito del Señor que gobierna el universo esta cada vez mas cerca de la fuente que da el conocimiento. ¡En marcha¡

THE END

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EPÍLOGO

PAMPLONA 10 de Septiembre 2008

Ha llevado a Daniel al colegio, Rocky el perrito no estaba, Nerea aunque con lágrimas se había desprendido de él. A eso de las once, el antiguo redactor de radio, pasó por la empresa de servicios que desde hace un par de años le tenía subcontratado como auxiliar en la editorial, su idea recoger el finiquito y pasarse esa misma mañana por el Servicio Navarro de empleo, antiguo INEM. Pero todo no salió así, salió mejor dicho, a pedir de boca.

- ¿Usted lleva dos años con nosotros, no es cierto?

A Iñigo le entraban ganas de temblar siempre que se encontraba delante del encargado de personal y el jefe de zona.

- La empresa ha recordado que en el pasado ejercicio se le hizo entrega de un diploma de agradecimiento por el desempeño ejemplar de su labor. Tenemos algo que proponerle ¿Cómo se le da a usted conducir?

– Acabo de hacer 1500 kilómetros, ida y vuelta en una sola tirada señor.

- Señor Iñigo, el Sr. Riego de recursos humanos le dará las instrucciones. Desde este momento es usted el conductor personal del presidente del consejo de administración del grupo editorial para el que prestamos servicios de seguridad. Por tanto el desempeño de su labor se desarrollará en la misma empresa en la que hasta ahora estaba destinado. Mi enhorabuena. ¿Es de su interes?

Desde que perdiera involuntariamente su antiguo empleo en Radio Nacional de España Jon Iñigo siempre se ha quejado del sueldo. Pero ahora con el casco de proa de su Nao orientado al puerto de su sexuagésimo cumpleaños y con una crisis galopante y en expansión no puede permitirse desechar nada. Conviene mejor seguir siendo el quince millones setenta y un mil mileurista del país ¿Por cuánto tiempo? Averiguar esto no es el objeto ni objetivo de este periodista. Ni el viaje extraño, ni el camino, ni los signos, ni las casualidades, ni los sueños del verdadero buscador acaban. Esa noche del diez de Septiembre de dos mil ocho nuevamente la salida inesperada por la puerta del futuro iba a ser extraña y reveladora. 221

-¡3:30 de la madrugada!

Era el tono de fastidio en la voz de Laura que desde el pasillo le despertó. La doctora Asín, titulada en psiquiatría, estaba de guardia. Jon Iñigo acostumbrado a ese climax confortable de la habitación de Dani, vio interrumpido su letargo, se había producido una llamada telefónica; abrió los oídos en la penumbra y escucho.

– Sí, el es mi paciente ¿Dónde dice que lo han encontrado?

– En Lérida doctora.

Eran los mossos de escuadra. Jon se incorporó como un autómata. ¿Ocurre algo Laura?

– Estoy de guardia cari, duerme tranquilo, mañana te cuento.

- ¿Algun fugado de la clínica?

– Sí, le han encontrado muerto.

No supo porqué, no hay explicación, tal vez movido por un jugueteo del subconsciente preguntó - ¿Joven?

– Mas o menos de tu edad. Tengo que bajar a la clínica y hacer las formalidades, debo llamar al juez por teléfono, aún no han localizado a sus familiares.

Estaba acostumbrado a desvelarse muchas noches cuando Laura estaba de guardia, solía coger un libro y la esperaba; esta vez al quedar solo, una sensación extraña le envolvió, era como si un viento lejano quisiera comunicarle algo. No tardó mucho en quedar sedado, las secuelas del viaje tenían poder somnífero…se quedó profundamente dormido; a las siete de la mañana de nuevo despertó espontáneamente, balbuceaba algo. Tomó instintivamente el cuaderno y el bolígrafo, recordaba la frase que segundos antes repetía en sueños.

–¡Vila Maior de Mont Garces.¡ ¡Vila Maior de Mont Garces!

En ese lugar queda San Esteban de Deyo la fortaleza ya conocida donde reposan los restos del Rey ermitaño. No hay duda que ese sería el lugar de su próxima cita. 222

Laura preparaba el desayuno. Otra vez sus obligaciones no le habían dejado dormir.

- Me pareció escuchar esta noche algo ¿Murió uno de tus pacientes, no es cierto?

– Sí, llevaba tres meses tratándole, mi compañero de guardia le dejó libre para el fin de semana, el sin embargo me pidió el viernes que no le dejara salir, el lunes no regresó, esta noche han localizado su cadáver en Lérida.

– Sí, eso me ha parecido entender ¿Cómo se llamaba?

–Francisco. Paco Garcés.

Jon rompió a llorar. -¡No puede ser! ¿Era moreno, así de mi altura delgadito?

- Sí, ¿le conocías?

- Y encima tú le trataste, no me puedo creer que esto sea tan casual.

– Me dijo que le gustaba la música, ha dejado una nota escrita en el reverso de una receta firmada por mí, le ha matado la soledad .¿Pero tánto le conocías? estas llorando.

-Mira lo que es la vida Laura, sabía que este chico estaba ingresado en algún lugar, por reservas no quisieron decirme dónde. Llevo tres meses preocupado intentando saber de él, ¡Por Dios! Acabas de decirme que el paciente que ha muerto se llamaba Francisco y que estaba en tratamiento en tu clínica. ¡Recé en Compostela por él, Francisco Garces en la década sesenta fue guitarrista en mi grupo, era más que un amigo!.

Nada mas hay escrito en el diario de Jon. La tarde siguiente fue el funeral, Paco se merecía un pequeño homenaje a la fidelidad, los abrazos y lágrimas de toda aquella concentración de gente que acudió a su entierro y también que su amigo de juventud Juan Miguel Iñigo estrenara para la lectura del poema oración de despedida que le dedicó, un traje de Maximo Dutti que con camisa y corbata de Zara le iba a servir los próximos meses como vestimenta habitual en su nuevo empleo. Extraño viaje el de la vida sí. Un experto conductor, una familia recuperada, un camino con hechizo, una fuga espiritual, un amigo abducido en la batalla, la huella de un apostol, el paso acompasado del tiempo…

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SAN JUAN DE PIE DE PUERTO

Baja Navarra / Francia. 2010 AÑO JACOBEO. Año del Señor

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Se hablaba de la ciclogénesis explosiva, perfecta, un temporal que iba a barrer Europa. A su paso por España el ciclón Xynthia había dejado destrozos considerables. En el país vasco los vientos esa noche llegaron a alcanzar los 210 km hora. Los fallecidos tan solo fueron tres, todos ellos en tierras de Galicia. En cambio en Francia la cifra llegaba a ser mucho mas elevada. Las últimas noticias de la radio hablaban ya de setenta víctimas. Febrero se despidió con un día soleado y buenas temperaturas en Navarra, como si no hubiese pasado nada. Sin embargo esa mañana del domingo 28, fin de mes, se pudieron ver algunos equipos de bomberos retirando cascotes de cornisas, ramas de árboles en la calle y revisando aleros de tejados. Ese era el panorama a las puertas de la primavera de 2010.

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El día uno de Enero, a eso de las diez de la mañana, por el tranquilo puente de la trinidad de Arre, en las cercanías de Pamplona, se vió pasar al primer peregrino del nuevo año Jacobeo, una pequeña, solitaria y sonriente joven coreana.

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El uno de Marzo los pronósticos del tiempo anunciaban lluvia en general y nieve por encima de los mil metros. Toda Navarra amaneció bajo un cielo gris oscuro cargado de nubes. El Toyota todo terreno del amigo que les llevaba a Saint Jean Pied de Port se detuvo obligatoriamente en un control antiterrorista montado a la altura de Zabaldica. Tuvieron que dar explicación del cargamento de mochilas. El pasajero de atrás desvió la mirada hacia el cercano arco del puente de Iroz. Todo les era familiar. ¿Quién puede liberarse de las imágenes que dan testimonio a su vida? ¿Y de los sentimientos? El paisaje describía tonos de color indescriptible, intensos y dorados a pesar de la escasa luz que recibían en su tronco los esbeltos chopos en Marzo todavía deshojados. Pasaron los altos de Erreleku llenos de hayedos y pastizales. Mezkiritz (Erro). Senderos del pirineo Navarro. Y como reconociendo ese trayecto por el que transitarían unos pocos días después, se detuvieron ante una lápida que en alto del puerto recuerda a los peregrinos a Compostela que deben pleitesía a la reina de Roncesvalles. Estan en sus dominios.

“EMEN-ERRATEN DA SALVE BAT ORREAGAKO ANDREDENA MARIARI.”

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Los tres entonaron la salve.

Desde el cercano tramo de camino original que se divisa desde aquí y que se interna en el bosque los ruiseñores madrugadores cantaban.

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AURITZ Y AURITZ BERRI. Es una pena que todo el mundo se preste a tapar la huella. Y esta es tan evidente que nadie por el interés que sea puede silenciar la verdad de la Navarra Vascófona. A nada que la luz de en la ladera de los montes de Burguete y Espinal el color es indescriptible, ayer y hoy también.

Jesús Salinas de Belzuntze, cantante de grupo y promotor de espectáculos lleva amable en su vehículo hasta Donibane Garazi a dos decididos caminantes. Esta misma mañana emprenden desde la ciudad francesa la andadura a Compostela que se prolongará por espacio de un mes o más. No tienen prisa alguna, solo los consabidos nervios y preocupación.

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-¿Pasaremos frío?

-A lo hecho pecho. Podíamos haber esperado a que entrase bien la primavera.pero no es hora de lamentarse, ya estamos aquí.

Jesús les dejó justo en la puerta de entrada a la misma antigua ciudadela. La Porte St. Jacques. Era el momento de cargar con las mochilas.

“Les chemins de Saint Jacques de Compostelle en France eté inscrits par Lúnesco sur la liste du Patrimone Mondial afin qu´íls soient protégés au benéfice de toute l´humanité”

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-¿Estamos listos Jon?

- Cuando quiera usted, Iván Reyes.

La puerta de Santiago en San Juan de pie de puerto es la principal entrada de caminantes. Ya en el siglo XII, apogeo de peregrinos, miles de ellos coincidían en este punto del país vasco procedentes de las rutas de Tours, Vézelay y del Puy. Llegaban aquí fluyendo de toda Europa. Los “caminantes de Dios”van a venerar la sepultura del apostol Santiago en los confines de Galicia. Una peregrinación destinada a salvar las almas y perdonar los pecados. Allá por el pueblo de Ostabat, estas vías coinciden en un camino único que lleva a Saint.Jean.le-Vieux y a Saint. Jean.Pied.du.port. “Llave de los puertos de Cize,”última etapa antes de la tan temida prueba del paso de los Pirineos…

Los dos amigos echaron a andar.

LA TRADICION DE ACOGER A LOS PEREGRINOS

Una vez pasada la puerta de Santiago los peregrinos de la Edad Media buscaban cobijo. Las hostelerías de la actual calle de la ciudadela albergaban a los más acmodados, mientras el hospital Santa María situado al final de la calle, recibía caritativamente a los pobres y los enfermos. Como muchos establecimientos de aquella época, el hospital comunica con la iglesia de la ciudad Notre-Dame-du- Bout-Du-Pont, atendiendo así “los cuerpos y las almas”.

Ya en el siglo XI, la tradición de hospitalidad y de asistencia que predicaba la iglesia medieval se manifiesta en el camino de Santiago de Compostela. Se multiplican los hospitales fundados por órdenes religiosas pero también por comunidades laicas tales como los “Donatos” tan presentes en el país vasco.

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PEREGRINOS MODERNOS

Saint Jean Pied de Port sigue siendo una etapa Jacobea muy concurrida. Cada año, hacen noche numerosos peregrinos de todas nacionalidades y al amanecer se santiguan antes de enfrentarse al espectro de la travesía pirenaíca que se les viene encima. Los navarros dejan atrás para visitar otro día el circuito histórico de Ostabat, vestigios del campo romano de Saint-Jean-le.Vieux, el centro de interpretación de estelas discoideas de lauceveau, la capilla de Haranbeltz, el museo de la Baja Navarra…

Estan caminando entusiasmados por el centro histórico de un pueblo auténticamente medieval. Antes de pasar por la puerta Notre Dame acceso al barrio de España han entrado en una iglesia.

-El camino hay que vivirlo momento a momento, como la vida. Iván

- ¿Qué tiene la vida que no sea camino, Jon?

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NUMEROS 20,34

-“He pecado porque no sabía que estabas en el camino, frente a mí Señor; pero ahora si te parece mal mi viaje, vuelvo a casa.”

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Comienza la ascensión. 165 mts sobre el nivel del mar.

-(Hablo con Dios a quien no veo pero le pido valor.) (Jon).

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Albergue Honto 500 mts, viento helador.

(Ivan) ¡Venga chico, esto para nosotros es moco de pavo!

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Mesa de orientación 720 mts.

¡Obseva Iván, con qué impulso bajan los torrentes de agua! (Jon)

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Albergue Orisson 795 mts.

(Reyes) ¿Estas cansado friend?

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Virgen de Biakorri 1105 mts.

¡La montaña es lo nuestro! ¡Toma bolazo de nieve! (Juan Miguel)

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Hito de piedras 1230 mts. (Aquí comienza la senda.)

- Lo más fácil es que nos tiendan una emboscada los vascones Iñigo.

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Collado de bentarte. 1310.

–¿Te sabes la canción de Roldan?

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-Ya sabía que te iban los cantares de gesta. ¿Oiría Carlomagno el cuerno que su sobrino hacía sonar desde aquí, desde la retaguardia? ¿No andará perdido por esos desfiladeros algún trozo de marfil del olifante?

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Collado Lepoeder 1430.

– (Los dos al unísono) ¡Eureka, hemos tocado techo!

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Aunque caminar por montaña seis horas seguidas os haya parecido coser y cantar, estos, se han sentado pegados a la pared de la ermita del alto ibañeta, 1O60 mts. El invierno aún mostraba todo su rigor. Desde aquí van a iniciar el descenso, la meta esta en Roncesvalles.

-Tenemos que hablar con alguien que tenga vida. ¿Dios tiene vida?

– ¡Para dar y tomar, hermano!

- La vida no nos pertenece, nos pertenece solo el momento. Jon, dime un secreto ¿Qué hace falta para ser buscador?¿Cuál es realmente el papel de un buscador de la verdad?

¿Guardas silencio? Es cierto, contestar ahora no te corresponde, tenemos setecientos noventa kilómetros por delante. Ya sé que la llave que abre todas las puertas del cielo es la oración. ¿Quién si no Dios nos escucha cuando cerrados en nuestro interior hablamos con el universo? 231

¿Para qué crees que nos habrá creado? ¿Me estas oyendo chico? Envuelto por la nieve parece como si te rodeara la magia de una postal de navidad. ¿Sonries? Ese es mi amigo. ¡Mira, también la nieve rodea la colegiata!

Medio oculta, escondida a los ojos de todo turista. Reservada para los dos únicos peregrinos que en silencio pasan ahora ante la capilla de Santiago, este aspecto presenta la vaguada de la que por una noche a todas luces eternas va a ser su hogar, su morada.

Duerme también en su claustro de piedra el rey guerrero, no despertéis visitantes extraños a Sancho VII el fuerte, suyas son las cadenas y la libertad del águila de Navarra.

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-¡Venerable Anciano! Parece que al fin han llegado.

- Silencio Babaji. No turbes el rezo de quienes hacen guardia de honor en la capilla del Santísimo

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-¿Amigo, estamos aquí realmente?

-¿Realmente? Pellizcate, mira esa vidriera ¿no te parece el punto de convocatoria a participar en la lucha entre mortales por una causa real, una cita guerrera?

Observa ahora frente a ti esa imagen de Santiago peregrino que te invita a caminar en busca de la verdadera paz Iván, como si fuera la llamada a algo hermoso, la puesta en marcha de una epopeya de factura inmortalmente bella .

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