Zaragoza (Aragón), 27 De Febrero De 2009 APORTACIONES DE
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Zaragoza (Aragón), 27 de febrero de 2009 APORTACIONES DE CHUNTA ARAGONESISTA (CHA) A LA CONSULTA PÚBLICA Y AL LIBRO VERDE SOBRE LA COHESIÓN TERRITORIAL EN LA UNIÓN EUROPEA Convertir la diversidad territorial en un punto fuerte {SEC(2008) 2550} COM(2008) 616 final Chunta Aragonesista (CHA) es un partido político de ideario aragonesista, socialista y ecologista, firmemente comprometido con el desarrollo integral de Aragón en el marco de una Europa unida y solidaria. Aunque basado en Aragón, desarrollamos nuestra actividad tanto a nivel del Estado español (en donde hemos contado en diferentes momentos con representación en el Congreso de los Diputados, en Madrid) como en la Unión Europea, al formar parte del partido político europeo Alianza Libre Europea y desarrollar regularmente actividades e interlocución con las instituciones de la Unión. Es en el marco de su actividad política europea en el que Chunta Aragonesista (CHA) presenta a la Comisión Europea este documento de aportaciones al Libro Verde sobre la Cohesión Territorial. 1. EL RETROCESO ECONÓMICO Y DEMOGRÁFICO DE ARAGÓN EN SU PERSPECTIVA HISTÓRICA Aragón es actualmente una Comunidad Autónoma (NUTS II de acuerdo con la Nomenclatura de Unidades Territoriales Estadísticas) que se corresponde con el antiguo Reino de Aragón, país surgido a comienzos del siglo IX, cuyos límites actuales se alcanzaron a finales del siglo XIII y que mantuvo su independencia en el marco de diferentes uniones dinásticas a lo largo de la Edad Media (Corona de Aragón desde 1137) y Moderna (Imperio y Monarquía de los Habsburgo, desde 1516) hasta su invasión armada y anexión a Castilla en 1707 (Decretos de Nueva Planta) convirtiéndose en una provincia más del Reino de España. A lo largo de su Historia, las instituciones aragonesas de gobierno (Monarquía, Cortes, Diputación del Reino, Justicia) tuvieron entre sus constantes preocupaciones el de la fijación de la población y el crecimiento económico en un territorio cuyas condiciones climáticas (irregular distribución de las precipitaciones y escasez de las mismas en gran parte del país, grandes oscilaciones térmicas, persistencia del viento en el Valle del Ebro) y orográficas (barrera pirenaica, montañas ibéricas en el Sur, un 30 % del territorio a más de 1000 m de altitud) inciden de forma muy negativa en su desarrollo. Son muy abundantes las referencias a estas circunstancias en la documentación de todas las épocas de su Historia, así como las disposiciones reflejadas en la legislación Sede Nacional de CHA Conde Aranda 14- 16 1º x 976 28 42 42 Fax 976 28 13 11 nacional (los Fueros generales de Aragón y los particulares de diferentes territorios y ciudades) tendentes a asegurar el asentamiento permanente de pobladores en todo el territorio y a establecer un sistema fiscal que, en la medida de lo posible, hiciese viable la actividad económica en condiciones precarias. Con la supresión de su independencia y su integración en el que acabaría siendo el actual Estado español, Aragón se convierte en una pieza más de un cuerpo territorial y político mayor –España–, con sus propios y distintos objetivos políticos y escala de desarrollo. En el nuevo y definitivo marco de España, algunos de los territorios a ella incorporados experimentaron (por su posición geográfica, por su peso demográfico, por sus comunicaciones, por su carácter litoral, por contar con mejores condiciones previas para rentabilizar la inversión de recursos, etc.) un claro avance en su progreso material a pesar de la pérdida de su independencia a lo largo de un proceso que se acentuó en la segunda mitad del siglo XX. Aragón, sin embargo, no experimentó en su conjunto una mejora o siquiera un mantenimiento de su posición con respecto a otras regiones, si bien esta tendencia secular no afectó de manera uniforme a todo el territorio aragonés. De forma más destacable se ha constatado que la renta de situación geográfica de la capital, Zaragoza, y su buena inserción en la organización de la red de ciudades y comunicaciones del Estado español ha atenuado algo esa pérdida constante de peso específico que, en cualquier caso, se ha mostrado insuficiente para que las políticas que se diseñan desde Madrid hayan abordado los problemas y necesidades específicos del resto del territorio, especialmente de las zonas de orografía más difícil, peor comunicadas y carentes de acceso a recursos hídricos suficientes como para desarrollar una agricultura lucrativa y posibilitadora de un subsiguiente desarrollo industrial y de servicios locales. La desaparición del autogobierno aragonés en 1707 hizo imposible el desarrollo de políticas adaptadas a las realidades aragonesas. Daremos tan sólo un ejemplo: antes de la desaparición del Estado aragonés, la Diputación del Reino (además de las autoridades locales en cada zona) atendía a la construcción, conservación y reparación de la red viaria aragonesa, cuyo diseño respondía a las necesidades de comunicación internas y con el exterior, cuidando de forma más atenta aquellos caminos a través de los cuáles discurrían los principales intercambios comerciales. Con esa red, y con grandes esfuerzos, se aseguró desde la Edad Media una suficiente, si no idónea, salida de la producción aragonesa hacia los mercados exteriores; desde el azafrán del valle del Jiloca a la lana pirenaica (exportada a Francia), pasando por los cereales (Cataluña y Valencia) y una pequeña (pero importante en el ámbito local) producción manufacturera cuyos excedentes encontraban salida principalmente a través del comercio interior. Destacaron, por encima de todos los demás, los intercambios con Francia, vitales para el abastecimiento de la economía aragonesa, a pesar del déficit comercial que comportaban. Pero en el nuevo Estado español, esa red interior de caminos dejó de estar debidamente atendida, priorizándose de forma clara y casi exclusiva sólo aquéllas vías que interesaban a la reordenación del comercio y las comunicaciones a nivel estatal. De hecho, fue el ministro Campomanes, bajo el reinado de Carlos III, quien acabó por fijar definitivamente la nueva (y todavía actual) red radial de comunicaciones, con eje en Madrid, la capital del nuevo Estado centralista, que impusieron los borbones, plasmando con ello una geografía del poder y del desarrollo que dejaba amplias zonas de sombra en las que los territorios geográficamente más difíciles habían de quedar Sede Nacional de CHA Conde Aranda 14- 16 1º x 976 28 42 42 Fax 976 28 13 11 abandonados al atraso. Así, las conexiones que entonces pasaron a ser consideradas como secundarias (es el caso de las comunicaciones de Aragón con Francia o las de Zaragoza con las demás ciudades aragonesas al Norte y al Sur del eje del Ebro) fueron abandonadas en favor de los pasos litorales al Este y Oeste del Pirineo. Podríamos mencionar otros aspectos en los que la aplicación durante casi 300 años de un diseño hecho con designios, escalas, promedios y lógicas centralistas determinó la postergación de las necesidades de la mayor parte de un territorio demográfica y económicamente vulnerable, afectando a cuestiones esenciales para el desarrollo como la implantación de redes de asistencia sanitaria, social o educativa, la construcción de infraestructuras, la gestión de los grandes servicios públicos de transporte (ferrocarriles, aeropuertos, etc.), el régimen fiscal territorial, la atención a factores geográficos, climáticos, de superficie territorial, etc. en la definición de las diferentes políticas que más inciden en la ordenación del territorio, etc. Lo que comenzó a dibujarse como una tendencia paulatina se aceleró con efectos demoledores para la mayoría del territorio aragonés con la definitiva entrada de España en la era industrial. En ese contexto, la acusada pérdida de peso del sector agrícola y ganadero en el conjunto de la actividad económica, el atraso secular de buena parte de Aragón, su desatención por parte del Estado central, la limitada ejecución de los proyectos de regadíos aragoneses desde 1910, la falta de inversión en los ejes de comunicaciones Norte-Sur y en la diversificación económica de nuestro medio rural, así como la ausencia de políticas diseñadas desde la lógica aragonesa para los problemas aragoneses allí donde eran más acuciantes (siendo tantos los núcleos y las personas afectadas), determinaron un implacable proceso de despoblación de la mayor parte de nuestro territorio. De esta forma, el grueso de la actividad económica de Aragón se concentró fundamentalmente en torno a la ciudad de Zaragoza, mientras se producía un retroceso generalizado en el resto del territorio. Se consolidó así un fuerte dualismo demográfico y económico entre las comarcas del valle del Ebro y las zonas de montaña. En este lamentable proceso destaca el caso de la provincia de Teruel, que es una de las pocas zonas de Europa en las que existiendo minas de carbón –Utrillas– y hierro – Ojos Negros– no se creó una industria siderúrgica local como base de una industrialización que sí conocieron otras zonas en nuestro continente: sus minerales fueron simplemente transportados a las zonas costeras para crear allí la industria, en un proceso en el que la generación endógena de riqueza manufacturera y mercantil en esa zona del país no interesó prácticamente a nadie. No se explica de otro modo que ésta haya sido la única provincia de España sin contar con un sólo kilómetro de autovía hasta el año 2004, siendo además su capital la última de España a la que llegó el ferrocarril. Una cuantificación de las magnitudes demográficas y de crecimiento económico de Aragón nos dan una idea de las graves consecuencias que el proceso arriba descrito ha tenido para Aragón1: 1 Germán Zubero, Luis. “La economía aragonesa (1975-2000): internacionalización y consolidación de la especialización metalúrgica.” V Congresso Brasileiro de História Econnómica e 6a Conferéncia Internacional de História de Empresas. Caxambu (Minas Gerais), Brasil. Septiembre de 2003. http://www.abphe.org.br/congresso2003/Textos/Abphe_2003_102.pdf Sede Nacional de CHA Conde Aranda 14- 16 1º x 976 28 42 42 Fax 976 28 13 11 EVOLUCION MACROECONOMICA DE ARAGON (1800-1993).