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Revista del CESLA ISSN: 1641-4713 [email protected] Uniwersytet Warszawski Polonia MAERK, Johannes Desde acá - Tepito, barrio en la Ciudad de México Revista del CESLA, vol. 2, núm. 13, 2010, pp. 231-542 Uniwersytet Warszawski Varsovia, Polonia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=243316493011 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto DESDE ACÁ – TEPITO, BARRIO EN LA CIUDAD DE MÉXICO From here – Tepito, a Neighborhood in Mexico City Johannes MAERK* Fecha de recepción: abril del 2010 Fecha de aceptación y versión final: septiembre del 2010 RESUMEN: Este ensayo trata de explorar las diversas formas de resistencia en uno de los barrios más famosos de la ciudad de México: Tepito. Se analiza como los habitantes del llamado sector informal sobreviven mediante el ejercicio de diversos oficios legales e incluso ilegales. Además se hace un énfasis en la importancia de la expresión cultural como aspecto primordial de la vida cotidiana en el barrio. Palabras clave: Tepito, autogestión, sector informal, convivencia. ABSTRACT: This essay seeks to explore the various forms of resistance in one of the most famous neighborhoods in Mexico City: It analyzes how people survive the so-called informal sector through various legal and even illegal activities. In addition an emphasis is placed on the importance of cultural expression as a fundamental aspect of daily life in the neighborhood. Keywords: Tepito, selforganization, informal sector, conviviality. Tepiscoloyo de las tunas. Tepis Company de Mexiscalpan. Tepistock. Texas (aquí vienen todos a Dallas). Tejeringo el Chico. Te´pendejas (a cada ratito). Tepochorolandia. Teaseguroquerrevaagustar (y de vicio la vas a agarrar). TE-nos-me-chingan-PInche-desmadran-a-cada-ratiTO. (Ramírez, 1989: 26) Este pequeño ensayo dedico a la memoria del eminente Maestro Andrzej Dembicz a quien conocí en México en el año 2002. Desde entonces Andrzej me había invitado varias veces a Varsovia donde me sentía siempre en casa – sea lati- noamericana o centroeuropea. Nuestras conversaciones en Centro-Europa (tanto en Viena como en Varsovia) muchas veces giraban alrededor de nuestras vivencias en * Dr. Johannes Maerk – Profesor Asociado de la Universidad Internacional de Viena, Profe- sor de la Universidad de Quintana Roo en México. CESLA Universidad de Varsovia Revista del CESLA, No. 13, T. 2, 2010, pp. 531-542 532 JOHANNES MAERK Desde acá – Tepito, barrio en la Ciudad de México carne propia en el continente latinoamericano y fiel a esa tradición voy a relatar – como lo hacía con Andrzej – mis observaciones, realizadas en los años noventa del siglo pasado, sobre el barrio de Tepito en la Ciudad de México. Este barrio y sus habitantes fueron “objeto” de mi tesis doctoral que fue aprobado por la Universidad de Innsbruck, Austria. Así, ahora les va, el cotorreo sobre el barrio de Tepito. I. EL BARRIO – CORAZÓN DEL DISTRITO FEDERAL Desde los tiempos precolombinos el tianguis en Tepito, un barrio con alrede- dor de setenta mil habitantes en el centro de la Ciudad de México, se ha modificado sustancialmente: en vez del comercio de subsistencia típica para una sociedad indí- gena – rural que se caracteriza por el intercambio directo de mercancías entre los productores y los consumidores, hoy en día intermediarios, contrabandistas y rateros venden sus productos; en vez de un día de tianguis a la semana, el mercado de Tepi- to está abierto todos los días menos los martes. Hay una notable confusión sobre el origen del nombre del barrio, sin embar- go casi todos los autores insisten que la historia del barrio se remonta por lo menos hasta la época colonial. Rosa de Bustamente (1954: 17) nos relata lo siguiente: Tepito-Teocal-Tepitón: teocali templo, tepitón pequeño. Templo pequeño, ca- pilla, ermita. En la plazuela llamada hoy de Tepito [Plaza Fray Bartolomé de las Ca- sas, J.M.], en México, había en los primeros años después de la Conquista un templo pequeño que los indios llamaban Teocaltepitón y que los españoles acabaron de lla- marle Tepito. Según Guillermina Castro Nieto (1990: 61) el origen del nombre del barrio es posterior a la Conquista cuando se le comenzó a llamar Tepitl que en nahuatl signifi- ca “chiquito” tomando el nombre de su parroquia, a la cual se conocía como San Francisco Tepito (Chiquito), para diferenciarla del templo de San Francisco el gran- de, popularizándose con el paso del tiempo como “barrio de Tepito”. María Elena Jarquín Sánchez (1994: 46) cita el significado de la palabra tepi- loton (pequeñito) según el Diccionario Universal de Historia y Geografía de Orozco y Berra: esa palabra hace referencia a los penates o dioses domésticos y los ídolos que los representaban, de uso común en el barrio. Para Héctor Romero (1988) Tepito ha existido ya antes de la conquista como barrio indígena de comerciantes y artesanos que pertenecía a la región norte del ba- rrio mayor de Tlatelolco. Su nombre deriva de la palabra nahuatl tepitóyotl o tepitzin que quiere decir “lugar pequeño o chico”. Ahí se vendían todos los productos que no se podían comerciar en el vecino mercado grande Tlatelolco donde la venta se cele- braba en un lugar pavimentado rodeado de arcos y en donde se ofrecía una gran can- tidad de productos en tiendas que se colocaban o en esteras extendidas sobre el pa- vimento. Según los testimonios el orden predominaba en los mercados de Tenochti- CESLA Universidad de Varsovia Revista del CESLA, No. 13, T. 2, 2010, pp. 531-542 JOHANNES MAERK 533 Desde acá – Tepito, barrio en la Ciudad de México tlán; cada clase de producto se concentraba en un lugar fijo, incluso las ofertas, aun- que vehementes, eran ordenadas y todos observaban las reglas del comercio porque sino los infractores eran presentados ante una corte especial. Una versión muy popular sobre los orígenes de la palabra “Tepito” maneja Armando Ramírez (1989: 24-25): Cuéntese en las noches, a las puertas de las viviendas, que hace muchos años hasta donde la memoria se desgasta, cuando los policías comenzaron a usar silbatos y traían faroles y los policías tenían miedo de venir a hacer la ronda (más bien acá los mandaban como castigo). Bueno, pues una vez que mandan (castigan) a una pareja de policías, quienes, todos temerosos, comenzaron a tomar todo tipo de precauciones, pa- ra que no fueran sorprendidos por algún maleante. Una de esas medidas de seguridad fue que si cuando a uno de los dos policías le tocara hacer la ronda y se llegara a estar en peligro solo, le pitaría a su pareja. Así fue como quedaron muy de común acuerdo. Dícese que, como a eso de las tres de la madrugada, a uno de ellos le tocó separarse y hacer la ronda, el miedo le bailaba en los ojos y le temblaba en los labios, aunque con todo y eso, se lo aguantó y se fue a hacer su ronda, no sin antes recordarle a su pareja que: “si me pasa algo te-pito, si me quieren robar te-pito, si me quieran violar te-pito. II. CHAMBAS DEL BARRIO Hasta la mitad del siglo XX, Tepito se caracterizaba como un barrio, donde las clases bajas de la Ciudad de México se surtían de mercancía barata, usada, repa- rada o robada. A partir de los setenta se empezaron a ofrecer además mercancía fal- sificada y sobre todo fayuqueda. Sin embargo hasta la fecha han perdurado en el ba- rrio actividades que fuera del mismo ya han desaparecido: El reciclero compra viejos artículos electrodomésticos que ya no sirven, los repara, los pinta y pone una nueva etiqueta de una marca de prestigio y los revende. Sobre todo las planchas son fáciles de reparar, normalmente se les tiene que cambiar sólo una resistencia. Después el aparato se vende a mitad de precio, y si la nueva re- sistencia llegara a fallar, la renovación se hace sin problemas. En Tepito existen has- ta la fecha más de 25 talleres que reparan planchas, muchas veces instalados direc- tamente en la calles (Couffignal, 1987: 38). El goleador vende mercancía robada (en el caló del barrio: “merca chocola- te”), mientras el saldero ofrece lo que las fábricas desechan, ya sea porque se deja de producir este producto, o porque pasa de moda la ropa en los grandes almacenes y el fierrero que se dedica a la venta de todo tipo de fierro usado (herramienta, auto- partes, aparatos electrodomésticos, etc.). El carrero se traslada a las colonias de la clase media para conseguir ahí “to- dos los teliches que Usté, Señora, siempre querría echar a la basura”. Así sube a su carrito muebles viejos y/o rotos, cuadros de novios o maridos huidos, libros viejos pero nunca leídos, todas mercancías que se ofrecen en el mercado de segunda en la Avenida del Trabajo en las orillas del barrio. También el ayatero anda recorriendo las calles de la ciudad para cambiar objetos de loza nuevos que compran en las fá- CESLA Universidad de Varsovia Revista del CESLA, No. 13, T. 2, 2010, pp. 531-542 534 JOHANNES MAERK Desde acá – Tepito, barrio en la Ciudad de México bricas por ropa usada o loza que en las casas ya no utilizan (Velásco Ocampo, 1974: 79). El nombre de la profesión viene de la palabra azteca áyatl (manta raya) debido que antiguamente utilizaron costales de un hilo que se obtiene de la fibra de maguey. Hoy en día obviamente utilizan los de hilo de nylon. El hojalatero es una chamba de reciente creación – data de los primeros años de la década de los setenta – que repara en medio de la calle cualquier tipo de vehí- culo.