La Toponimia De Cabanaquinta: Por El Camín De Los Vaqueros, Entre El Pueblu Y El Puertu
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LA TOPONIMIA DE CABANAQUINTA: POR EL CAMÍN DE LOS VAQUEROS, ENTRE EL PUEBLU Y EL PUERTU XULIO CONCEPCIÓN SUÁREZ Separata de CUADERNOS DEL RIDEA La voz inmemorial de los pueblos. El paisaje asturiano en el tiempo Nº 1 AÑO I OVIEDO 2016 Equipo editorial: Xulio Concepción Suárez Celso García Díaz-Peyroux Servando Fernández Méndez Adolfo García Martínez Luis Aurelio González Prieto José Martínez González Correspondencia postal: Pza. de Porlier, n.º 9 - 1.ª planta. 33003 Oviedo Correspondencia digital: [email protected] © Para la presente edición, Real Instituto de Estudios Asturianos® ISSN: 2530-8289 Depósito Legal: AS 01934-2017 Imprime: I. Gofer. Oviedo LA TOPONIMIA DE CABANAQUINTA: POR EL CAMÍN DE LOS VAQUEROS, ENTRE EL PUEBLU Y EL PUERTU XULIO CONCEPCIÓN SUÁREZ Mañana voy pal puertu un ejemplo de allerán de pura cepa, con cinco vaques y un perru, estudiante y estudioso desde el pue- con la montera picona y un pelu pintéu d’acebu blu hasta el laboratorio, la clínica y el despacho. Desde que risca l’alba hasta Anotación previa que la arretsuma la tsuna percima los cordales. Desde la cuna hasta las En la inolvidable compañía de canas, siendo mocecu, muzu o güilu. Juaquín Fernández por algunas bra- Desde las caleyas de Escobio hasta la ñas alleranas, tuve la oportunidad de inmensidad de la ciencia, mucho más conocer de primera voz algunos allá de los riscos de las montañas, las nombres de su infancia pateaba con regiones, las ideologías y las lenguas. so güilu por los cordales de La Fon- En fin, Juaquín sonreía con las fría, Canietsa o Vegará. Entusiasta etimologías de las palabras, desde las amigo de las palabras, y de la filolo- sabrosas voces lugareñas de la infan- gía en concreto, Juaquín siempre ca- cia, hasta las precisas y preciosas ter- vilaba sobre sus etimologías, sus minologías profesionales más componentes significativos, su conte- específicas, en las que suenan tan so- nido humano, su simbolismo etno- noras las raíces griegas y latinas; y gráfico. Un allerán muy agraecíu con sentía esas melosas melodías de las la so tsingua asturiana: aquella lengua palabras como si de las esquilas y que aprendió pe las caleyas del tsugar, y campanillos se tratara, al mor de la que siempre mantuvo al lado de las cabana, y al murmullo de las aguas terminologías científicas y técnicas en el manantial de la Fonfría al silen- más específicas de su lenguaje en el cio de la medianoche. campo de la Hematología y la Medi- Por todo ello, se me ocurre, una cina en su conjunto. vez más, colocar (siquiera a un llau, y Juaquín, Xuacu –como me pres- entre paréntesis) algunas etimologías taba llamarle cuando compartíamos que tantas parrafás nos llevaban en la tsingua más tsariega entre ayeranos plena calle, ca vez que nos encontrába- y tsinizos (los vecinos de Tsena)–, fue mos nalgún actu; o pel teléfono, hasta que 70 –CUADERNOS DEL RIDEA XULIO CONCEPCIÓN SUÁREZ echaban chispa los cables, o el resto de los desde tiempo inmemorial: topónimos que esperaban linia empezaban a apurar. prerromanos, de romanización, me- dievales... El lenguaje toponímico allerano: la herencia proindivisa de los güelos Cabanaquinta (Cabañaquinta, ahora y las güelas por caleyas y cabanas para la mayoría), todo un símbolo de las alturas conservado en los valles El paisaje allerano actual, docu- mentado en la memoria de quienes Incluso si nos dejamos llevar fueron (y, algunos, siguen siendo) va- por las palabras, tal vez sea Cabana- queros y vaqueras en los puertos, su- quinta (Cabañaquinta, hoy para los pone una larga historia trashumante más) uno de esos pueblos que mejor entre el fondo del valle y los altos de simbolizan aquella organización in- los cordales. Entre la primavera y la memorial de unos valles programa- seruenda (el otoño); entre la infancia y dos en torno al ganado desde la la vejez. Los güelos, con su sabiduría primavera al otoño, y desde el otoño milenaria del entorno, yeran el alma de a la primavera otra vez. La lectura de las brañas. Y, en buena parte del año, los nombres del terreno, el léxico va- los únicos maestros de los nietos, por quero, el uso de las plantas (la etnobo- ejemplo, señalando con ilusión el tánica), las formas precarias para nombre asturiano de cada planta: l’a- curarse lejos de casa (fitoterapia), la bidul, el tixu,laxistra, la xanzaina... O gastronomía de las cabañas, las co- acompañando a cada paraje que pi- plas, los dichos populares..., nos lo re- saban con el nombre adecuado: La cuerdan en una serie de aspectos Paraya, Carbayalín, La Funfría... Va- todavía. Autores como Juaquín o San- loraban cada porción de terreno en el tos Nicolás tienen varias páginas de- monte o en el poblado. dicadas a los vaqueros alleranos. Gracias a aquellos güelos y güe- La posición estratégica de Ca- las de ayer, disfrutamos hoy de todo banaquinta en concreto parece la un lenguaje del suelo (el saber topo- elección de un paraje en el límite in- nímico asturiano), que nos va descri- ferior posible de unos valles que se- biendo ese mosaico de lugares palmo guían pensando en las alturas todo a palmo: todo un diccionario oral en el año: en el tiempo de volver a las su mayoría, y sin alfabetizar en mu- cumbres veraniegas. Una remota ca- chos casos. Y gracias a aquellos nie- bana prerromana. Porque las nieves tos, ya con canas ahora, escuchamos de los altos en Braña o en Vegará la función que desempeñaron esos lu- obligaban a descender hasta las gares del suelo en el uso que tenían vegas posibles más fonderas, al lí- para los lugareños varias décadas mite justo donde vaqueros y gana- atrás. Y así seguimos pisando sendas dos pudieran pasar el invierno con y mayadas sobre este gran dicciona- cierta holgura: buenos pastos junto a rio del paisaje organizado a su modo las vegas del río (como bien recuerda LA TOPONIMIA DE CABANAQUINTA – 71 Vega), casas al abrigo de los vientos distancias (el lenguaje del suelo es en los recodos de los valles, güertos y ajeno a las lindes, a las tsindes, regio- güertas soleyeras para recoger frutos nales). La Cuesta Cantabria es un to- tempranos en primavera. pónimo desapercibido en los libros y O al cobijo de las peñas, como en los mapas asturianos, pero del señala el nombre Escoyo (lat. scopu- mayor interés lingüístico y etnográ- lum, ‘peñasco’): un poblamiento al fico allerano. abrigo en la ladera muy propicio para Se trata de un conjunto de pas- el invierno; en allerano, escuyu: ‘paso tizales carbizos y de peñas sobre El entre peñas’. Distinto por tanto a Vatse Orria (como Orria, en Lena). Se L’Escuyu de Piñeres –nos previenen suele interpretar el topónimo a partir en el poblado–. En un caso, sin meta- de la raíz prerromana *kant- (‘roca, fonía: sin cierre de la vocal tónica; en piedra, montaña’), más raíz sufija - el segundo caso, con ella. Tal vez para briga (‘altura, fortaleza’). El compo- que no se confundieran los nombres nente Cantabria describiría, en de poblado tan vecinos. principio, ‘la fortaleza, la defensa na- El mismo poblamiento antiguo tural en la altura rocosa, por la sim- de Cabanaquinta está situado, no por ple aspereza del terreno’. No por casualidad, sobre el cauce empozado casualidad el topónimo se encuentra de un arroyo (como en La Vatsina), sobre Orria, voz igualmente prerro- or-r-, *ur-r- con los güertos y las güertas en las ri- mana: * (‘altura, monte, montaña’). beras bien orientadas al sol; más fon- deras quedan las vegas ya más O El Castiitsu, de resonancias expuestas a las xelás del río Blencu (el prerromanas también río Aller), que desciende de los altos por los valles de Casomera y Fele- Y como los topónimos nunca chosa. El núcleo antiguo de Cabana- están solos, sino que forman todo un quinta parece, pues, estratégicamente lenguaje ensamblado del suelo, tras elegido para el poblamiento invernal. La Cuesta Cantabria está El Picu’l Se diría que la palabra también des- Castiitsu (picacho sobre Carbayalín y ciende de las cumbres. La Fonría): lugar que domina todo el valle de aquellas brañas y caseríos La vida que comenzaba en los sobre Rubayer. De forma paralela, entre los mismos valles alleranos está altos: La Cuesta Cantabria, Orria... Castietso y Los Castietsones (en los Y puestos a afilvanar el palabreru altos de Casomera). allerán colgado de los cordales cime- O Los Castietsos (en Felechosa ros, muy representativa resulta en la y Polavieya). Más abajo, La Pena Cas- toponimia La Cuesta Cantabria, a tan- tro (sobre Petsuno); El Castietso tos kilómetros de la región santande- (sobre Entrepenes). Otra forma de po- rina, y tal vez con el mismo origen: lo blamiento en los altos, en aquel pro- que son las paradojas, y a pesar de las ceso escalonado de descenso a los 72 –CUADERNOS DEL RIDEA XULIO CONCEPCIÓN SUÁREZ valles durante los meses invernales. el resto del conceyu allerán: Curriet- La poesía popular allerana, recogida sos, Las Vegas de la Reina, y seme- por Juaquín, alude a la vida nativa, jantes... Y con lo que ocurre en el resto en tiempos bastante más próximos. asturiano: Castiellu, Castrillón, El Castión, Castropol, Castro, El Castro, Paso la vida nel monte, Ricastro, El Questru, O Castelo... ente las penas y las fayas. La mio alegría ye’l viento Y así lo vienen a atestiguar y la cencerra las cabras. unos cuantos topónimos asturianos más. Sirva de ejemplo el caso del Alto La misma voz Castiitsu (Casti- la Cobertoria (en uno de los pasos del chu, castiellu...), tan frecuente en la to- Aramo desde Lena hacia Quirós); y la ponimia asturiana, se suele atribuir Cobertoria del valle (justo bajo santa sin más a la voz latina castellum: ‘re- Cristina).