Entrevista con Andrés Segovia : M.ª Antonia I*

En el silencio de su apacible estudio de la calle Concha Espina, la voz pausada, serena de Andrés Segovia camina derecha hacia la cinta magnetofónica, sin necesidad de preguntas, para iniciar la cuenta atrás de sus ochenta años. La voz familiar, conciliadora, que pacientemente se presta a este diabólico y absurdo intento de encerrar- le en treinta folios, con la misma serenidad y calma con que repite una escala por enésima vez. Y me hace sentirme culpable, porque me consta la excepcionalidad del esfuerzo... Lentamente, pacientemente, como si repitiera una lección para un alumno atrasado al que es preciso poner al día. No hay cansancio en su expresión. Solo ochenta años de haberlo vivido todo. Y un cortés, cordialísimo y característico distancia- miento. Andrés Segovia es, sin duda, su más cauto y desapasionado biógrafo:

ANDRÉSSEGOVIA: Mira, vamos a empezar así: Nací en Linares, el 21 de febrero de 1893, en una casa contigua a una fábrica de guitarras... ¿Te parece? Pienso que esta circunstancia fue todo un síntoma *Publicado en Los Españoles, de mi futura inclinación por la guitarra, como lo nº 23, 1973, pp. 225-252. Ejemplar conservado en la serían otras, tan curiosas, de mi primera infancia, y colección particular de Julio que ahora son tan solo lejanos, aunque vivísimos, Gimeno (Dos Hermanas, Sevilla). . Mis padres se trasladaron conmigo a Jaén [Las ilustraciones no son las originales de la entrevista y proceden a los pocos días de mi nacimiento, y allí permanecie- de diversos archivos.] ron hasta que yo tuve dos años. Entonces me

2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· llevaron a Villacarrillo, un pequeño en casa –porque el hombre había del pueblo a cualquier cosa, mien- pueblo de la provincia de Jaén Dios había— tocado mi ido a pedir limosna–, y yo me quedé tras mi tío me observaba desde un donde vivían unos tíos míos que, embobado oyendo a aquel hombre. balcón de la casa que daba a la como no tenían hijos, deseaban frente con la vocación Hasta tal punto que me preguntó plaza; me vigilaba mientras leía y, prohijarme... Y aun cuando yo que si quería aprender, y en de cuando en cuando, me corregía tenía tan corta edad, recuerdo mi de la música, cada seguida le contesté que sí con un para que yo no hiciera esto o lo acongojado llanto cuando me sepa- instrumento que oía enérgico movimiento de cabeza. Él otro, o para que no me metiera el raron de la cuna viva de los brazos me enseñó lo poco que sabía y yo dedo en la nariz... Todavía tengo de mi madre, igual que recuerdo a provocaba en mí una aprendí con gran facilidad. De ahí dos amigos de esa época de infan- mi buen tío, que intentaba conso- partió todo. cia y que, ahora, en el concierto larme por todos los medios. Hasta inmediata y espontánea que yo he dado en Villacarrillo, que, tomando uno de mis bracitos, atención. Porque los De la pobre guitarra de Villacarrillo. Com- hace unos días, han venido a salu- se le ocurrió cantar una extraña prada por un entusiasta del flamenco al darme, aunque tienen más de copla, que no era precisamente una músicos que yo había que el pequeño Andrés empezaba a resul- ochenta años cada uno. Sí, claro canción de cuna, pero que de algún tarle monótono. que yo jugaba, jugaba a todas las modo se quedó instalada en mi oído en Villacarrillo eran cosas de mis tiempos, a la pídola, mente, en el segundo eslabón de tan malos que, en lugar A.S.: No era aquello lo que yo que- a correr, a todo lo que juegan los mis . Decía así: ría. No era aquello. chicos. Algunas veces venían los chicos a mi casa también a jugar. El tocar la guitarra, jum, de acercarme a la Ahora que cuando yo comencé a no tiene cencia, jum, De la pobre guitarra de Villacarrillo a las música, me alejaban tocar la guitarra, enseñado por sino fuerza en el brazo, jum; que ahora fabrican para él, exclusivamen- aquel hombre que apareció por el permanecencia, jum. de ella, me repelían... te, los más expertos luthiers del mundo. Del rasgueo en el zaguán de la casa fami- pueblo, mi estatura creció delante liar al primer concierto en Granada, hay de ellos, de mis amigos, y me Permanecencia. Permanecencia. La fór- — todo un camino para recorrer a solas, de la admiraban. Nunca, nunca hubo mula vital de Andrés Segovia acuñada en mano de la propia intuición, para descubrir distancias marcadas por este una palabra elemental que ha regido su las frases que brotan difícilmente de los otra dimensión del sonido de la guitarra. motivo en mis relaciones infantiles, vocación por la guitarra. Que no hubiera labios del maestro para no pensar en que, Del modesto traje de pana al frac que hoy o por lo menos yo nunca fui cons- nacido para la música culta, para el con- tal vez, sin querer, hemos vulnerado su apenas consigue abarcar la impresionante ciente de ello. Que yo siempre cierto, para la Historia de la Música, sin sensibilidad. Aunque sonría abiertamente, arquitectura del maestro Segovia, que, de quise ser tan sólo un hombre ella. Permanecencia, tesón de artesano, porque se da cuenta de que a los amigos paisano, rechaza siempre la corbata: «Por- cabal... a más de un artista. Que tozudez de amante. Intuición. Permane- nos es muy difícil hacer de periodistas: que me ha parecido siempre muy molesta yo no sé por qué diablo, el tenor o cencia. e inútil». Del tímido aprendizaje primario a el violinista, como son los detento- A.S.: Y luego, a los diez años, mis la cumbre de sonoridad y belleza. res de la melodía, pues son los A.S.: Eso me hizo tal placer, tal pla- tíos me llevaron a Granada; ya más... tontitos, los más divos. Pero cer, que desde entonces, yo que no entonces tomé conciencia, por pri- Un niño sano y alegre yo nunca he querido ser un divo, llegaba a los tres años, nunca he mera vez, de su belleza. Abrí los un hombre alejado de los demás. podido olvidar la canción y su ojos a todo lo bello de allí; así que A.S.: Ya en Granada, me hice mu- ingenua pero reveladora letra. Fue fue como un segundo nacimiento, chos amigos, siempre mayores que Mis tíos, mis tíos me querían la primera semilla que cayó en la y luego... Volviendo al tema de la yo, que me ayudaron a conseguir mucho. Mi tío me adoraba. Yo zona musical de mi alma, que des- guitarra, como Dios había tocado música para guitarra. Pero todavía recuerdo una paliza que me dio pués se convertiría en un árbol mi frente con la vocación de la en Villacarrillo, un profesor de sol- una vez, que no sé qué diablura frondoso y fructífero. Y así... mis música, cada instrumento que oía feo, irascible, estuvo a punto de pude hacer. Me llevó al cuarto de padres se decidieron a dejarme provocaba en mí una inmediata y hacerme abandonar mi sino... por dormir y me sacudió con una con mis tíos. Porque mi padre era espontánea atención. Porque los miedo de los pellizcos que me daba correa, cuyos golpes iban todos a un hombre muy inquieto, que iba músicos que yo había oído en cuando me equivocaba en la parar a una silla, sabes. Unos gol- siempre de un lado para otro; Villacarrillo eran tan malos que, medida. Pero con esas pocas pes tremendos, que a mí no me había estudiado leyes, pero luego en lugar de acercarme a la música, lecciones de solfeo inauguré mi tocó uno solo: «Para que te acuer- se dedicó a los negocios. Se lla- me alejaban de ella, me repelían. autodidactismo, comencé a ser mi Andrés Segovia y Manuel Jofré, ca. 1908. Fundación Andrés Segovia, Linares des, para que te acuerdes», decía. maba Bonifacio. Y mi madre, Rosa. Eran una tormenta inaudita aque- maestro y mi discípulo. Mis amigos Y yo no entendía nada. Luego, llos sonidos del pedal del piano y me ayudaron a encontrar música Es como si Segovia quisiera, sobre todo, pobre guitarra de Villacarrillo. Y resulta como refinamiento del castigo, me No es posible –porque ha quedado flotando los gemidos gatunos del violín. escrita para guitarra: cosas de dar esquinazo a los endebles años de la difícil hacerle retroceder para oírle decir ató a la pata de la cama con un en el silencioso aire que nos envuelve y Arcas, algunas cositas de Sor, algu- infancia, anodinos como los de cualquier que era un niño muy normal que jugaba hilo: «Como se rompa, me dijo, te que se cuela de rondón en la grabadora– Pero, en cambio, ya ves, pasó por nas cositas de Tárrega. Y con todo niño de Villacarrillo. Como si quisiera olvi- en la plaza de la Iglesia. vuelvo a dar con la correa». Y yo pasar inadvertido el ligero temblor que ha allí, por Villacarrillo, un hombre ese bagaje comencé yo a formar mi dar en este relato, tan prolijo, entendía menos todavía. Se lla- venido a romper la uniforme tesitura de la que tocaba la guitarra, pero que técnica; porque en Granada no precisamente los ruidos del pedal del A.S.: De chico..., yo era, fui siem- maba Eduardo, Eduardo Bueno de voz de Andrés Segovia: «Y mi madre, la tocaba «flamenca». Y mi tío, que había nadie que tocara la guitarra piano, los gemidos gatunos del violín, la pre, un niño muy sano y muy los Herreros. Pertenecía al cuerpo Rosa...». Son, quizá, demasiado escuetas era un gran aficionado, le retuvo clásica. servidumbre lastimosa a los acordes de la alegre. Jugaba con los muchachos jurídico. Y fue mi maestro de bon-

170 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 171 dad, si es que eso se puede apren- Luego me reconocieron algunos En su casa encontré a uno de los der y enseñar; porque era un señores de Linares y ya se armó el Cómo— quieres que más fieles, nobles y sinceros ami- hombre buenísimo, noble, era jaleo y organizaron una comida de gos que yo he tenido. Y que se ha un hombre excepcional. Yo lo esas «improvisadas» a la que luego archive nada con catorce muerto el año pasado: Miguel recuerdo, hasta que murió en Gra- se presentan más de cien personas. Cerón; sabes, era un hombre nada cuando yo tenía unos trece casas que he montado. dotado para muchas cosas y que años, con un cariño que no ha Inevitablemente, Andrés Segovia tiene una Dejé el bachillerato no realizó ninguna. Pobrecillo. Para mermado a lo largo de toda mi calle en Linares y el nombramiento de mí ha sido, en fin, muy triste... vida. Detalles pequeños que no tie- hijo predilecto. cuando murió mi tío de nen importancia en sí mismos, Ramalazos de amor; Segovia se parapeta pero que juntos dan la idea com- A.S.: Pero, sobre todo, tengo allí un Granada, y me dediqué detrás del silencio, que no hace sino pleta de su bondad. amigo, que eso sí que quiero de con pasión a la guitarra; hablar por sí mismo de cómo y de qué verdad que lo digas, que es Alberto puede estar hecha la fibra dolorida de un Y mi tía era un poco más... díscola, López Poveda. Nunca ha salido de pero jamás con la idea hombre repentinamente vulnerable. Silen- ¿sabes? Pero mi tío lo tomaba Linares, como no sea algún des- cio, silencio hecho también de trozos de siempre con mucha calma, tra- plazamiento a Madrid, pero sus de ser un artista, eso no. soledad. tando de influir razonablemente en cartas dirigidas a mí han viajado Simplemente porque ella. Ella me quería mucho, aun- por todo el mundo y él tiene el A.S.: Era de una amistad severa, que era un poco impaciente a archivo completo, abrumadora- me gustaba. callada, de una gran seriedad. Sus veces, y me reñía, pero mi tío... mente impresionante, sobre mi primeros pasos eran de tenedor de vida profesional desde que inicié — libros y cuando se marchó del sitio Tan difícil coger el hilo de la vida torren- mi carrera. donde trabajaba vinieron a bus- cial de Andrés Segovia, tan difícil como A.S.: ¡Oh! Ya lo creo, Granada... es carle porque necesitaban cinco o oírle decir una palabra dura o malsonante. Don Alberto, y pocas personas más, saben tan hermosa. Me iba yo a la seis tenedores de libros para Ni siquiera con motivo sabe o quiere califi- incluso que el primer concierto que dio Alhambra durante el Corpus para suplirle. Y este hombre guardó car con dureza a las personas o las Andrés Segovia en América del Norte fue oír los conciertos que dirigía todas mis cartas, con los sobres situaciones. La violencia asoma solo de en una casa particular, ante los tres miem- Tomás Bretón, y eso para mí era incluso, hasta las de 1910. tarde en tarde, pero nunca traspasa los bros de una familia que vivía cerca de un regalo, porque los oía yo desde umbrales graduados de sus gafas blancas, Boston y que se permitió el lujo de hacer los bancos esos que hay adosados Fíjate tú que en aquella época yo redondas, graves. Tan difícil dominar el venir a Andrés Segovia desde Europa. El al Palacio de Carlos V, donde se era un mozalbete que no signifi- torrente, como esperar que alguna vez se recelo y la perplejidad del guitarrista, ya celebraban. Y aquello era una caba nada, que yo tenía entonces desborde. Todo su cauce está medido, vigi- famoso, se convertiría en sincero entu- inundación de placer para mí. diecisiete años. Y así hemos podido lado desde dentro. Remolinos y remansos siasmo, en tres horas seguidas de música, ponerle las fechas exactas a algu- que Segovia se conoce al dedillo, y por los naturalmente fuera de programa...: «Pues Fue un Preludio de Tárrega y des- nos momentos de mi vida artística, que navega sin que se altere siquiera el Alberto López Poveda tiene hasta la foto pués un Minuetto de Sor las porque yo nunca le ponía fecha a lazo negro que ha derrotado a la corbata. de la casa de aquel pequeño pueblo tan pequeñas cosas que yo logré las cartas. Y este hombre, pobreci- hermoso, e, incluso de la familia que fue «poner» enteras en las guitarras de llo, las guardaba todas. A.S.: Mi padres, sí que los volví a mi primer público norteamericano». mis primeros años, sabes. Y eso ver, claro. Ellos se separaron, con la ayuda de uno de esos «estu- Con la guitarra que le compró a don sabes, pero luego los vi en muchas A.S.: Yo no archivo nada, sabes; diantones» tenaces que vienen de Benito Ferrer, Segovia estudiaba durante ocasiones. A mi padre lo encontré cómo quieres que archive nada con los pueblos ricos de la provincia a horas, robándole tiempo a Granada, a los algunas veces en Huelva, en Jaén..., catorce casas que he montado. estudiar en la Universidad de amigos, a los paseos. Tiempo a las charlas y luego en Madrid, donde murió. Y Dejé el bachillerato cuando murió Granda, sabes, y que se pasan en la casa familiar de Ángel Ganivet. a mi madre también la encontré. mi tío de Granada, y me dediqué toda la vida «estudiando», es decir, Tiempo recuperado en las altas madruga- Ya eso mucho más tarde, porque con pasión a la guitarra; pero sin estudiar. Pues se llamaba [Fer- das de la Alhambra y el Generalife. recuerdo que cada vez que llegaba jamás con la idea de ser un artista, nando] Utrilla, y mira, es un a Madrid, desde el extranjero –que, Andrés Segovia en 1917. Fundación Andrés Segovia, Linares eso no. Simplemente porque me hombre que yo recuerdo con gran A.S.: Había una muchacha en la claro, todo el mundo me festejaba–, gustaba. cariño porque me traía música y casa de los Ganivet, sabes, que se pues yo no estaba acostumbrado a hijo?», él respondía siempre: «No pués, cuando volví a España, des- también sabía un poco de solfeo, y llamaba Encarnación y que tenía las comidas, que por ahí son más sé», y mi madre, entonces, para pués de la guerra, ya en 1952, que Granada, al fondo entre los dos lográbamos localizar veintiocho años y que se puso a razonables, y no esos banquetes librarme de lo que ella creía que era vine para tocar en el Festival de los pasajes y organizar la partitura tocar la guitarra porque se lo opíparos que dan en cada casa la comida malsana del hotel, apare- Granada. Nos acercamos un amigo Con Granada al fondo; Granada para él en la guitarra. La guitarra la tenía mandó su padre. Yo era la primera particular. Y cada viaje de vuelta cía de repente con unos caldos que y yo en su coche. «Andrés Segovia, toda, con dieciséis años recién estrena- yo, que fui a comprarla al taller de vez que iba y ella tocaba flamenco. me costaba una indigestión. Tenía no se cortaban con un cuchillo... Andrés Segovia..., no me suena», dos, Segovia consigue fácilmente el apoyo Benito Ferrer, que me quedaba Luego yo toqué, comencé a tocar yo un amigo, gran médico, Paco dijo el guardia municipal cuando le entusiasta de sus amigos, que organizan su siempre admirado de don Benito cosas musicales. Sandoval, que desesperaba a mi De Linares no recuerdo nada, claro. preguntaron por la casa natal del primer concierto. Para Andrés Segovia, Ferrer porque tenía un lobanillo madre, porque cuando ella pre- Porque allí no he vuelto hasta que músico, que ya había triunfado en vecino del barrio de Ajibetri [sic], en el tremendo aquí... Porque a mí el flamenco me abu- guntaba: «Paco, ¿qué tiene mi tenía yo unos veintidós años y des- Europa y en América. Albaicín. rre, me aburre en su versión

172 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 173 artizada. Me gusta el auténtico, el Bueno, bohemios, en el sentido gas mi edad, tú serás un artista flamenco puro y viejo, la raíz del Granada,— Granada era que hoy se le puede dar a esa pala- que te alabará todo el mundo y que pueblo. Que lo que hoy se hace bra, que es casi semejante a hippy, te quitarán la idea de venir a Gra- dista miles de años de lo verda- una cosa extraordinaria nunca... Ni tampoco como la nada». Ella fue la primera, ves tú, dero. explica René Bourget en París, en que creyó en mi arte. a mis veinte años [...]. su Vida de la bohemia; yo he ...Y se estableció de tal manera Los amigos me llevaban tenido una bohemia de conciencia Estuve en Sevilla un año y luego fui nuestra comunicación cuando yo y camisa limpia. a Madrid a dar mi primer concierto empecé a tocar la guitarra, que aquí y allá, yo era y luego a Barcelona. Pero volví a desde entonces se iniciaron nues- Sevilla y toda España Sevilla, porque me quería arreglar tras relaciones, sin que ni ella ni siempre el muchacho con María y fui con Marcial, el pin- yo pudiéramos pensar en la dife- mimado de los grupos Después de mi primer concierto en tor que ha hecho mi retrato, amigo rencia de edad, lo apartado de Granada yo tuve que seguir siem- mío de toda la vida. Era Semana nuestras edades. Ella y yo fuimos por tocar la guitarra, pre ese camino. Santa y fuimos a la calle de las ardientes novios..., sabes, fuimos Sierpes, donde ella estaba para ver ardientes. Y allí comencé yo a leer en fin... No había un Segovia dirige vigorosamente el cauce de las procesiones, y la vi. Y mira, a Ganivet. El escultor de su alma, plan sino que, de vez en la conversación hacia el terreno profesio- aquella mujer tan hermosa se Granada la bella, El ideario espa- nal, sin querer darse cuenta de que una había transformado, había adqui- ñol..., todo eso. Y de tal manera me cuando, se improvisaba pregunta, quizá demasiado directa, sobre rido una amplitud de tal aficioné a Ganivet, que yo pensaba la orientación de sus opciones personales naturaleza, que no sé por qué dia- que era por la relación familiar de un plan para divertirse. en el terreno de los comportamientos blo, tal vez una enfermedad Ganivet con los padres de Encar- vitales –por tercera vez se me escapa misteriosa, no sé... Y yo vi aquello, nación. Esta chica tenía un nido — usted, maestro– se queda en el aire..., hija mía, que me vine a Madrid la de pájaros en el corazón. Reía, era esperando otra oportunidad. misma noche. simpática, y además era una un ataque de risa que no se podía muchacha muy guapa. Fue mi pri- parar. A.S.: Era mi única manera de vivir. En 1913 di yo mi primer concierto mer amor, que se rompió al Me había entregado con tal pasión en el Ateneo de Madrid. Ya había marcharme yo a Córdoba, y Estaba en Granada Fernando de a la música y al instrumento que dado quince conciertos en Sevilla y cuando murió su padre y su fami- los Ríos, sabes, este hombre tan había elegido, que no creía en otra quince en Barcelona, sabes. En lia no tenía fortuna. Y ella se casó genial, que reunía en su casa a los posibilidad para mí. Luego me fui a Barcelona, mis amigos, como siem- con una persona que le ofrecía la muchachos; estaba Matías Méndez Córdoba y luego a Sevilla, donde di pre, los que creían en mí, me garantía vital. Ella se casó. Yo Bellido, Falla... No había horario ni mi primer concierto en serio y des- pusieron en contacto con [Frank] nunca la volví a ver, a pesar de que nada allí, ni costumbres, sino que pués quince más. Era en 1913, y Marshall, que organizó mi primer muchas veces fui a Granada, a era vivir un poco al improvisado como siempre, mis amigos me ayu- concierto en el Tibidabo, en la Sala pesar de que Angélico Barrios, el deseo de vivir, ¿comprendes? Los daron mucho. Ya no podía ni Granados y después en la Sala «Polinario», estaba casado con una amigos me llevaban aquí y allá, yo quería, sobre todo, volver a pensar Mozart. Fue antes de que Granados prima hermana de ella, a pesar de era siempre el muchacho mimado en otra cosa que no fuera mi voca- Andrés Segovia, ca. 1920. Fundación Andrés Segovia, Linares se fuera a América para estrenar que una vez fui yo a casa de Ángel de los grupos por tocar la guitarra, ción por el arte de la guitarra. Goyescas. Y yo le pedía siempre a Barrios estando ella allí, y se en fin... No había un plan sino Ella era la hermana del conde la oyó desde un pasillo cercano a la Llobet, discípulo de Tárrega, que escondió. No la volví a ver más a que, de vez en cuando, se improvi- Después de estos quince concier- Fuente de Saúco. Él había estu- sala. Cuando fui a recoger mi me presentara a Granados y nunca Encarnación. saba un plan para divertirse. tos, sabes, tuve relaciones con una diado el piano con d’Albert, Eugen abrigo me encontré en la solapa un consintió. Él, Llobet, había organi- Granada. Para un artista joven, muchacha de la alta sociedad de d’Albert, que era un gran maestro clavel reventón rojo. Yo no dije zado mi primer concierto, antes que Granada, Granada era una cosa que no es todavía muy consciente Sevilla, que se llamaba la pobrecita entonces. Y cuando me oyó en nada a nadie, ni a sus hermanas, Marshall, en el Círculo de Bellas extraordinaria a mis veinte años. de sus cualidades ni de sus María de Montis. Y me quedé más Córdoba me dijo: «Vente, hijo mío, y ese fue el punto de partida... Artes, que estaba en el Paseo de Había un individuo que se llamaba limitaciones, pero sí de su tempe- de la cuenta; que pudo pasarme lo a Sevilla; tú no sabes lo que estás Gracia, esquina, esquina..., a Ara- Frasquito Vergara, que era uno de ramento, pues, en un artista joven, que le pasó a Zorrilla, sabes, que haciendo, vente a Sevilla, tienes Pero, sabes, yo no..., no he tenido gón o algo así. Pero se le «olvidó» esos hombres que, así como, des- es muy fácil entregarse con pasión retrasaba tantas veces su marcha que dar unos conciertos –él sabía diversiones ligeras, yo nunca. He invitar a la crítica y al público, ya graciadamente, hay andaluces a todo lo que resuena en su alma de Granada, que cuando se deci- que yo acababa de debutar en Gra- tenido, como cualquier artista ves tú. Luego ya conocí a Marshall. patosos que no se pueden aguan- con intensidad. Me encantaba las dió, por fin, todas las paredes de la nada– y después, en cuanto joven, posibilidades en el mundo tar, cuando un andaluz sale noches de primavera en la Alham- ciudad tenían letreros que decían: puedas, sal de España». Y así fue femenino extraordinarias, pero Fuente de serenidad y delicadeza, Andrés realmente ocurrente, imaginativo y bra, rodar por el Albaicín, «Vate, ¡vete!»... Pudo ocurrirme eso como fui yo a Sevilla, y se enamoró siempre de buen gusto. De las Segovia. Arte para decir todas las cosas sin gracioso..., y este era una institu- imaginar, sabes, todo el pasado o algo peor, sabes. Que un amigo de mí, y yo de ella, esta chica. Y mujeres han provenido siempre las adjetivarlas, sin violencia. Elegancia, lujo ción en Granada... No era que se árabe de Granada, llegar a la mío, muy querido de todos los era ella una muchacha muy predicciones sobre mi arte, sabes. del espíritu, que sabe minimizar las cues- hiciera el gracioso, era simple- Alhambra..., esconderme y pene- sevillanos, decía al referirse a unas estrambótica, una carita muy sevi- Por ejemplo, Encarnación... Ella tiones que lo atañen. Displicencia, pero mente que tenía gracia con solo trar en las noches de luna en los actuaciones mías organizadas des- llana, muy graciosa, que, al me decía: «¡Ay, Andrés, tú eres tan memoria notarial, rigurosa, milimétrica. contar lo que acababa de ver en la palacios, buscar amigos, irme a pués: «En el primer concierto de principio, tanto le hablaron de mí, joven para mí, yo no podré espe- Nada, nadie, si él no quiere, se escapará calle. Hasta mi amigo, aquel tan tocar al Generalife a las tres y las Andrés no hubo nadie, y en el que me cogió rabia. No fue a mi rarte, tu familia no consentirá, ni de su otra memoria; si quiere terminarla serio, Miguel Cerón, una vez le dio cuatro de la mañana... segundo, el público bajó bastante». primer concierto en Sevilla, pero lo yo tampoco, porque cuando tú ten- alguna vez.

174 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 175 A.S.: Yo vivía en la casa del doctor [Antonio] Quiroga, en Barcelona, y cuando venía a Madrid, en la Pen- sión Marlasca, que está todavía en la calle de la Cruz. Era una buena pensión, y a mí, por simpatía, me hacían un precio especial, pero yo no lo pedía. Nunca, nunca he pedido yo precios especiales en nada ni para nada. Pero me lo hacían espontáneamente.

Leonardo y Andrés

Pero en Ginebra tuve yo mi prime- ra casa, sabes. A eso voy, Después de dar varios conciertos en [el Tea- tro de] La Comedia, siempre llenos, pues salí para América del Sur, contratado por Quesada. Era la primera vez que yo salía de Espa- ña, justamente en el 1919 [sic, por

Cuando— yo me casé con Adelaida, los padres, como no entendían el arte, se avergonzaron de que su hija se casara con un «tocaor» de guitarra, ya ves tú.

— Andrés Segovia en su estudio madrileño, ca. 1920. Archivo Ragel, Madrid 1920], y fui a Buenos Aires y des- Y Andrés nació en Buenos Aires. mi gira por América, después de pués de una larga tournée por la De modo que tengo dos hijos; uno que había dado conciertos por toda Argentina y en Montevideo volví y de cincuenta y dos años y otro de Europa y que había ido incluso a me casé. Con Adelaida Portillo, en dos años... A mi hijo mayor le hace Rusia, lo amontonaba todo, pero 1920. En el 21 nació un niño, mucha gracia este pequeño, Carlos sin orden especial. Los recortes de

Andrés, que vive en París, está Andrés, y lo quiere mucho. Vino prensa se iban a parar a una caja . 1920. Archivo Ragel, Madrid casado y tiene ahora cincuenta y con su mujer y con una niña que de cartón así de grande, donde mi ca dos años. Yo la conocí en la casa tienen, entonces de pocos meses, y mujer iba echando todo lo que se de [Ernesto de] Quesada: era de mi chiquillo se puso tan contento publicaba. Una agencia de recortes origen cubano, pero de cuando que se abalanzó sobre ella y casi se de prensa, tan meticulosa y pun- Cuba era todavía española. Sus la quería comer. tual, llegó a enviarme una vez padres eran españoles; él era mili- hasta la modificación del horario tar, capitán de ingenieros en Para entonces, 1921, Andrés Sego- de los trenes que pasaban por activo. Cuando yo me casé con via ya había triunfado en el mundo Segovia. Adelaida, los padres, como no del arte, pero las críticas, sabes tú, entendían el arte, pues se avergon- yo nunca las he conservado. No, no, mira..., no puedo no zaron de que su hija se casara con Cuando ya llevaba varios años siquiera calcular, aproximada- un «tocaor» de guitarra, ya ves tú. viviendo en Ginebra, después de mente, la cantidad de conciertos Andrés Segovia en su estudio madrileño,

176 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 que yo he dado en mi vida, sabes, y primera crítica fue la de Olin Dow- reunión del ambiente musical yo voy a hacer nada. No, no; yo voy a la cantidad de críticas admirables... nes en el..., en el [The] New York me quedaba muy serio, aunque tocar Bach»... Sólo han llegado a mi conocimien- Times, que era el gran pontífice, y tenía que hacer esfuerzos para no to más que tres críticas malas, además otra en el New York Herald reírme, cuando él contaba anécdo- Y fui y toqué Bach. Y el más pero sus motivaciones eran abso- Tribune, donde escribía Lawrence tas, que lo hacía con mucha grande crítico de entonces, Ernest lutamente extraprofesionales y no Gilman, que comenzó una crítica gracia..., y le molestaba tanto mi Newman, me hizo una crítica merece la pena ni reseñarlo aquí. diciendo: «Andrés Segovia, en cuyo seriedad que optó por no contar extraordinaria, entusiasta; pero en honor los romanos fundaron la ninguna si yo estaba delante. cambio fue terrible para Arbós, Hay una mezcla de sincera benevolencia, ciudad de su nombre»... fue muy Hasta que un día en una reunión, «Dos españoles», se titulaba el artí- pero también (maestro, reconózcamelo) simpático. Mis amigos entonces, el organizador, me rogó que desis- culo. Fue algo muy doloroso para de olímpico desprecio por la anécdota y en aquellos años hasta 1934, tiera de mi actitud y así lo hice. Y todos los que le queríamos... sus protagonistas: gotas de ira bien admi- fueron sobre todo escritores y pin- nació entre nosotros una cordial nistrada, hasta donde conviene, no más, tores; músicos, no... A los músicos amistad. En París fue mi primer concierto ni un milímetro de más. Y la confidencia los encontraba un poco tontos, a en Europa. En 1924. En el Con- tiene un airoso tono de elegancia y los compositores, no, a algunos servatorio. En el palco de Mm. aplomo, que nos pone, otra vez, en la intérpretes. Pues mira, eran mis — Debussy estaban Miguel de Una- pista de un hombre de cabeza fría y cora- amigos Ricardo Baeza, Ruiz de Se acercó Ravel y me muno, Joaquín Nin, Albert Roussel zón atemperado, en el que ciertas cosas, Silva, [Francisco] Villaespesa, dijo: «Este muchacho y Paul Dukas. Estaban en el palco, las más pequeñas, entran para salir inme- Fernando Bretón, Miguel de Una- sabes... Y cuando Roussel, que yo diatamente expulsadas al destierro, muno, Gabriel Miró. A Unamuno, tiene ingenio y talento». tocaba una obra suya, vino a cum- pequeñas piedras que se pisan sin querer y cuando estuvo en el exilio, yo lo plir con el rito francés, y con que, como son de arcilla, se rompen. rescataba de una tertulia de niños Imagínate... el concierto aquella barba hirsuta que tenía, imberbes que algunas veces hasta me da dos besos en las mejillas, A.S.: Mi segundo hijo, Leonardo, le faltaban al respeto, y me lo lle- de París el que decidió don Miguel, que estaba a mi lado, nació a los tres años de mi matri- vaba a casa a almorzar. A él no le mi carrera internacional. me dice: «¡Por qué le besa a usted monio. Estaba yo en Múnich para gustaba la música, porque decía ese tío, hombre, eso es una cochi- dar un concierto y cuando llegué a que no era pensamiento, y yo le ¿Desaliento? No, no, nada». la estación el cónsul, que me vino decía: «Pero sí es pensamiento, don a esperar, me dijo: «Un niño...» Y Miguel, aunque de otra manera». nunca. Me di cuenta La primera crítica, excelente, fue yo: «¡Bueno, otro!» Leonardo..., por Luego le llevé a un concierto de enseguida de dónde de Gérard d’Houville, que era el mi pasión por Leonardo da Vinci..., [José] Iturbi y ante el programa seudónimo de una de las hijas de pobrecito mío, pobrecito. Tenía Estudio de Chopin, Estudio de estaba el problema: José María Heredia, casada con trece años, sabes tú... Tocó un Schumann, decía: «Pero, Andrés, Henri de Regnier, un gran poeta de cable de alta tensión durante una este señor por qué viene a estudiar el escaso repertorio la época. Caí admirablemente en excursión del colegio. aquí y no estudia en su casa»... para la guitarra. aquella familia. Henry Prunières me reunió en su casa con todos los Hay un largo tramo de la cinta magnetofó- Bach, en Londres artistas y personajes importantes — que había en aquella época en nica que ha guardado silencio con Andrés Segovia, hasta que la frontera de cristal Recuerdos..., ya te he dicho que mi Tiempo después llegamos a Londres París. Toqué varias cosas de Sor y de sus gafas se hace transparente de vida artística ha sido una línea juntos. Él iba a dar su primer con- cuando toqué la Sonatina de nuevo y nos autoriza a seguir pregun- constantemente ascendente, sin cierto en Londres después de la Torroba se acercó Ravel y me dijo: tando: hasta que veo cómo su mano dificultades... Las únicas, muy I Guerra Mundial, como director «Este muchacho tiene ingenio y derecha lucha por espantar este trozo de pocas, las sufrí precisamente en de orquesta, acompañando a talento». Imagínate... Fue el con- soledad que se le ha venido encima de Madrid, y a pesar de mis éxitos en Casals en el concierto de Haydn. cierto de París el que decidió mi Retrato fotográfico de Segovia con dedicatoria a Regino Sainz de la Maza, ca. 1921. el Teatro de la Comedia. Y las tuve Y yo tocaba, tres o cuatro días des- carrera internacional... ¿Desa- pronto, para mezclarse con un ramalazo Colección particular de Enrique Roma Sainz de la Maza, Barcelona de amor que se desborda: con Arbós, que ¿tú lo conocías? pués, mi primer concierto en el liento? No, no, nunca. Yo me di tenían más remedio que hacer las vuelto. Y luego los Estados Unidos No, claro, que eras pequeñita; Wigmore Hall... Y me dijo Arbós – cuenta enseguida de dónde estaba A.S.: Estaba en un colegio cerca de paces. en el año 1928, que fue por [Fritz] claro; pero habrás visto retratos... que íbamos de camino juntos–, me el problema, el problema era el Ginebra, con su hermano Andrés. Kreisler, que había publicado una Pues cuando le preguntaban: dijo: «Andrés, te voy a dar un con- escaso repertorio para la guitarra. Siempre estuvieron juntos los her- Catorce años duró nuestro matri- nota sobre mí, diciendo que yo era «Oiga, maestro, ¿y este muchacho sejo, ya que vas a hacer carrera. Y entonces hablé con Torroba, que manos, hasta nuestro divorcio, monio, sabes, y en aquella época la uno de los artistas más extraordi- que toca cosas clásicas en la guita- No toques Bach aquí. Los ingleses, fue el primero que me escuchó en sabes. Y como estaban en colegios ruta de mi vida artística transcu- narios de la época, y me rra?...», decía: «Pues, sí, tiene yo los conozco bien, no aceptarán esto, le dije: «¿Por qué no compo- franceses, pues hablaban en fran- rrió por toda Europa, con Rusia, [a recomendó a [F. C.] Coppicus, que talento, pero mira que haber ele- Bach en la guitarra, limítate a nes una cosa para guitarra?, yo te cés, aunque en casa lo hacían en la] que fui dos veces y luego otra era el mejor empresario; y Casals gido ese instrumento, mira que tocar música española...», y yo dije: ayudo, te digo cómo es la técnica y español. Pero cuando se peleaban vez durante mi segundo matrimo- también se ocupó de mí. empeñarse en tocar Bach en un «Mira, no, Enrique, no; si yo voy a tú componlo como si fuera un vio- yo les obligaba a hacerlo en espa- nio, y nunca más, aunque creo instrumento de peteneras, ¡vamos, ser un especialista de música lín de seis cuerdas, como si fuera ñol, y como no tenían palabras que me han estado anunciando En Estados Unidos el primer con- vamos!». Y entonces yo me enfadé, española, tan pobre como es el para el piano de una sola mano, y suficientes, ni denuestos, pues no varias veces, no sé, pero no he cierto fue en Nueva York y la y siempre que coincidíamos en una repertorio para la guitarra, yo no después yo lo adapto» Así hizo la

178 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 179 Suite castellana. Después vino allí puse primeramente una casa, Turina, y luego el Homenaje a Desde pequeño— me mientras que se desalojaba otra Debussy, de Falla, que es una que pertenecía a la familia de maravilla eso, eh; una obra cortita, apasionaba la literatura, Paquita. Y como tardaban en ello pero profunda. Y luego Sonatas, y nos fuimos a una finca que tenía Tansman, y Roussel... Y en el mundo de la cultura. también su familia. seguida surgió un repertorio Lo que yo he sentido es enorme que no estaba hecho por Cataclismos exteriores guitarristas, que es lo interesante, no haber continuado mis porque siempre he dicho yo que Paquita Madriguera, tú ya sabes. Sor tiene una gran importancia en estudios y haber hecho Conocí a Paquita en el primer con- la historia de la guitarra, pero no una carrera universitaria, cierto mío en Barcelona en la Sala en la Historia de la Música, ¿ver- Granados. Entonces era ella casi dad?, y Giuliani todavía menos. porque mi cultura es una célebre, mientras que yo todavía Por eso supe lo que había que empezaba. Era una gran pianista, hacer... cultura de tumultuosas con una finura de temperamento, lecturas, sin el orden ni una delicadeza... Bueno, nos fui- Algunos años después unos ami- mos a Montevideo y allí pasé unos gos me comunicaron que Gabriele la disciplina universitaria, siete años, compaginando mis con- D’Annunzio quería invitarme a su ciertos en América del Norte y casa, en Italia, para oírme y cono- y eso es la pena que me América del Sur, porque yo no cerme. Y yo fui con gran da, porque yo hubiera podía venir a Europa. Estaba la satisfacción. El me mandó una guerra, estaba todo cerrado, para- carta de invitación, luego me escri- podido escribir... lizado. Después me vine a Nueva biría otras muchas; mira, alguna York, puse piso en Nueva York, y es esa que está en ese marco de la allí venían mis amigos, tus padres, pared. Era una gran persona y un — por ejemplo, que allí los conocí. personaje apasionante. Imagínate, por Dios... ¡Tantos y Luego, cuando ya finalizaba la Concierto de Andrés Segovia en Hamburgo (imagen superior), ca. 1950; y con la Orquesta Nacional, dirigida por Enrique Jordá, tantos! Lope, Calderón, sabes, guerra, nos vinimos a Europa, a en el Palacio de Carlos V de Granada el 20 de junio de 1958 (imagen inferior). Fundación Andrés Segovia, Linares Desde pequeño me apasionaba la Rojas, no sé... García Lorca me Génova.* Allí me presenté al cónsul literatura, el mundo de la cultura. parece verdaderamente, no un español, que era el Conde de Bul- Lo que yo he sentido, y es una de genio, pero genial. Ahora estoy nes, y le dije: «Mire, yo estoy las penas que he tenido en vida, el seguro de que él hubiera rechazado siempre fuera de España, no me no haber continuado mis estudios y muchas de las cosas que hizo, he afiliado jamás a ningún partido haber hecho una carrera universi- estoy seguro. Dimos una vez, político, pero, desde luego, me taria, sabes. Porque mi cultura es durante el Concurso de Cante adhiero a cualquier cosa que sea la una cultura de tumultuosas lectu- Jondo, allá en 1922, un concierto él no sovietización de España». ras, sabes, sin el orden ni la y yo. En Granada, para reunir fon- Franco no era todavía el jefe del disciplina universitaria, y eso es la dos que nos permitieran invitar a Movimiento, lo era Sanjurjo. pena que me da, porque yo hubiera Ravel. Yo tocando flamenco y él Bueno, y mi declaración valió para podido escribir... Mira, cuando yo recitaba el poema de Silverio y otros que Queipo de Llano lo dijera en pienso en todo lo que he hecho, cuantos más... Estaba el teatro aquellas conversaciones tan pinto- digo: «Demonio, si yo he trabajado», lleno y en lugar de aplaudirme la rescas que tenía por la radio, y de pero si pienso en lo que, por ejem- gente decía: «¡Ole tu mare!». Era en ahí provino que mi casa de Barce- plo, hizo Julio César, que además el teatro del Hotel Alhambra lona fuera totalmente arrasada... Y de hacer la guerra y las conquistas Palace... El alcalde no entendía vendían ediciones magníficas que tenía tiempo y holgura suficiente muy bien para qué queríamos traer yo tenía, más de seis mil volúme- para escribir los comentarios..., un «ravé» a España teniendo mi nes, ediciones magníficas, y entonces digo: «Eso sí que es un guitarra. Siempre hubo en Granada cuadros, grabados, telas preciosas tiempo aprovechado»... Filosofía, un grupo de gente muy curiosa, de Oriente y plata, muchísima Historia, alta Literatura, menos sabes, y gente muy inteligente... plata que yo había ido recogiendo novelas, ensayos, poesías... En de Italia, de Extremo Oriente, de inglés, en francés, en italiano, en Después ya vino la guerra de Japón. Cosas preciosas, todo eso español, esas han sido aficiones España, sabes. Y ya entonces yo desapareció. como lector. Todo menos la poesía me casé con mi segunda mujer, moderna, eso es una cosa comple- con Paquita. *NOTA DEL EDITOR: En realidad, y en consonancia con lo que se explica a continuación en la entrevis- tamente disparatada, como lo es ta, Segovia y su familia llegaron a Génova al poco hoy todo el arte... ¿Españoles?... Y nos marchamos al Uruguay. Y de iniciarse la Guerra Civil.

180 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 Yo no he cambiado nunca, siempre chica estaba, y estaba casi siempre interés en hacerse pasar por pobre de he sido una cosa: liberal, es decir, conmigo. También venia Paquita, solemnidad... equidistante de la izquierda y de la de vez en cuando, a comer con derecha, sabes, sin aprobar las nosotros y así transcurría todo, A.S.: Pero ahora ya no me preocupa exageraciones truculentas de la normalmente, sabes. el dinero, ni siquiera las sumas derecha, ni las malintencionadas fabulosas que me ofrecen por ir a actividades de la izquierda... Mis amigos han sido siempre los tocar a Japón o a Australia. Por- Humanamente no veo yo que haya mismos y a muchos de ellos me los que son viajes enormes y yo tengo cambiado en absoluto, porque lo he encontrado fuera de España; un niño pequeñito. No puedo que le hace a uno cambiar, aparte los amigos de siempre que todavía arriesgar mi vida durante veinti- de ciertos cataclismos exteriores, no se habían decidido a venir a cinco o treinta horas de vuelo. son cosas, ideas en las que uno España y luego han vuelto todos comienza a creer o en las que uno otra vez. Yo no he sido infeliz, hija mía, más deja creer. Yo siempre he sido, y que a trechos y por acontecimien- sigo siendo, el mismo, el liberal, el A Madariaga lo conocí allá por tos exteriores a mí. Por ejemplo, la individuo que está en el centro. He 1913 y somos, desde entonces, guerra... Cuando yo salí de España pensado siempre que todo tiene íntimos amigos y nos encontramos me dediqué a devorar periódicos, derecho al respeto, con tal de que en toda Europa. Cuando viajaba a no hacía otra cosa que oír la radio. no se prive a los demás de su pro- Londres siempre reservaba un día Hasta tal punto que, por primera pia libertad... para estar en su casa de Oxford... vez en mi vida, dejé de estudiar durante quince días y tú no sabes Mis cambios afectivos no han tras- lo que sucedió. Yo nunca he tenido tornado mi interioridad. Lo he — callosidades, sabes, y, cuando quise sentido siempre por mis hijos, por- Yo no he sido infeliz volver a tocar, la piel de los dedos que los privaba de mi apoyo y de más que a trechos se me había ablandado, sabes, y no mi guía en esa época. Como ahora te imaginas el dolor espantoso que por lo único que siento morir es y por acontecimientos tuve. Hasta que la piel se volvió a porque, naturalmente, el chico endurecer. Y desde entonces juré tiene dos años y medio y hubiera exteriores a mí. Por que, aunque me estuviera murien- necesitado mi compañía, mi guía, ejemplo, la guerra... do no dejaría nunca de tocar. Y, en mi consejo, mi dirección, sabes, efecto, así lo he hecho. Cuando me mucho tiempo, hasta que hubiera operan de la vista nunca dejo de sido un jovenzuelo de veinte años — pulsar las cuerdas de mi guitarra, que ya está formado su carácter. Todos mis conciertos, hija mía, aunque sea a ciegas... Aunque tampoco creo que la direc- casi todos mis conciertos –menos ción del padre sirva de mucho en uno que di en Jaén en 1956, que He tenido amigos entrañables que la educación de los hijos... Yo he era benéfico y que en una sala de han muerto, como mi amigo Miguel tratado de que mis hijos, mi hijo 200 personas sólo hubo 50–, salvo Cerón y Miguel de Encina, amigos Andrés, al que tuve oportunidad en ese sitio, en Jaén, la capital de del espíritu, distinta esta amistad a de educar, fuese recto, un hombre mi provincia, mis conciertos siem- la que nace de la hermandad del cabal. Andrés es muy inteligente y pre han estado llenos. Y a partir de arte como lo han sido Torroba, ha heredado de mí la vocación por mi presentación en los Estados Tansman. Y luego, últimamente, he la pintura, pero hecha realidad. Unidos fue cuando adquirí la liber- trabado amistad íntima, al punto Y es un gran pintor, de los de ver- tad de acción que da la holgura que le he hecho padrino de mi hijo, dad, no de los modernos, sino económica, la libertad que necesita con don Francisco de Montes auténtico. Yo he sido siempre un el artista para no tener que pensar, Valera. Y también la madrina del padre comprensivo y razonable, exclusivamente, en afianzar su pequeño, a quien queremos entra- porque creo que es necesario cono- familia. Porque el prestigio nació ñablemente... Pero yo nunca he cer a fondo los motivos por los que en Europa, pero el éxito económico exigido grandes cosas a la amistad; obran los demás... Beatricita me surgió en Norteamérica... tan sólo afecto. Yo siempre he sido quería enormemente, sabes, la hija acomodaticio, conforme con mi de mi segunda mujer. Como quería Beatriz suerte y generoso con mis amigos. a su madre con pasión. Y cuando nosotros nos separamos ella quedó Segovia no se ha sentido nunca «presa» de No, no he sido infeliz, más que en al lado de su madre, pero adorán- la voracidad de los empresarios, pero ocasiones en que los acontecimien- dola, y yo venía, cada vez que tampoco niega su fortuna en el terreno tos de la vida me han golpeado acababan mis conciertos en Amé- financiero. Quizá sea de los pocos artistas, Mira, por ejemplo, los recuerdos de rica del Norte, y venía donde mi universales, que no tiene el más mínimo Beatriz, mi hija muerta a los vein- Andrés Segovia con una guitarra Hermann Hauser II de 1958. Fundación Andrés Segovia, Linares

2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 183 tiocho años, en 1963... Beatriz, yo A.S.: Mi emoción más viva, la que mente indispensable, pero no hay le di una fiesta cuando se licenció permanece conmigo de una ma- que llegar al cansancio ni de la en el Instituto Grandow, de Nueva nera más intensa, en mi biografía atención ni de los músculos. El York. Mira, era una mujer excepcio- profesional, es la primera audición artista que dice que trabaja ocho nal, no creas que habla el padre, que di en París de la Chacona de horas al día es un burro..., o un habla el observador. Tú no puedes Bach. Pasé un año trabajando en mentiroso. Con cinco o seis horas imaginarte cómo la acogió la alta su transcripción: me sirvió la que es suficiente para mantener un sociedad cuando estuvo aquí en [Ferruccio] Busoni había hecho, buen repertorio y una técnica por Madrid, en casa de Primitivo de demasiado ampulosa quizá, pero encima de todas las dificultades. Quintana, con el que nos unía una magníficamente pianística; la trans- Ahora, si no está entusiasmado gran amistad. Y lo mismo pasó con cripción para la mano izquierda, de con una obra y quiere ponerla [Ramón] Castroviejo, antes de sepa- Brahms, y hasta una transcripción pronto en pie, puede trabajar doce, rarse de su mujer en Nueva York. catorce horas, pero eso es una Todos querían estar con ella, por- excepción; no es una disciplina. Yo que enseguida se le tomaba cariño. — siempre he trabajado el mismo Tú no sabes de qué manera la que- La guitarra es mi vida... tiempo: alrededor de cuatro, cinco rían. Porque era muy pausada, no o seis horas. No más. era la niña alocada y tonta, no; muy Y entonces no puedo inteligente, leía mucho, hablaba un cargarla demasiado ¿Orientación?... El artista que es inglés magnífico, sabes, era, en fin, serio hace su propia autocrítica, una muchacha realmente, real- de trabajo, porque me porque, fíjate, no hay nadie que mente excepcional... Íbamos a todas pueda decir mejor que él aquello partes juntos y todos los amigos aburriría... el trabajo en que falla o en que duda. En míos de París, de Londres, de Amé- es absolutamente muchos conciertos yo he salido rica, se la rifaban. Pobrecita, yo descontento de mi trabajo, eso sufrí mucho con su muerte. indispensable, pero muchísimas veces, muchísimas no hay que llegar al veces. El artista que cae de rodillas Beatriz, Leonardo, los hijos perdidos de ante sí mismo..., yo he dicho de un Andrés Segovia, trozos de soledad, ramala- cansancio ni de la artista que, naturalmente, no Con Yehudi Menuhin (imagen superior), ca. 1960, y con Alfred Cortot en Siena (imagen inferior), 1961. Fundación Andrés Segovia, Linares zos de amor, de nuevo en sus pupilas. quiero mencionar, que concibió un Pruebas que han atentado contra la arqui- atención ni de los amor exagerado por sí mismo, pero tectura interior del artista, contra su músculos. Con cinco que desgraciadamente no tuvo fortaleza inexpugnable. rivales. He salido muchas veces o seis horas es suficiente disgustado de mi concierto, por- A.S.: Pero, sabes, los recuerdos, el que, mira, la guitarra es uno de los dolor, las tristezas, permanecen para mantener un instrumentos más feroces, es el aquí, en el interior de mi pensa- único instrumento polifónico de miento, y nadie puede buen repertorio y una cuerda. Y además, la guitarra es arrebatármelas, sabes. técnica por encima de un instrumento, ya sabes, de posi- ciones. Si a un dedo, por cualquier El artista todas las dificultades. circunstancia se le escapa una voz, te sorprende, sabes, y puedes lle- «Si no hubiera existido la guitarra –me dijo — gar al descalabro más tremendo. una vez Andrés Segovia– la hubiera inven- Que no significa que no hayas tado yo». Diez palabras que resumen el que hizo [Jenö] Hubay, un gran estudiado, que no tengas técnica, sentido de toda una vida dedicada a un violinista húngaro, para violín y no, nada de eso significa. Significa arte revolucionario, que arrancó el instru- orquesta... Trabajé durante un año que la influencia femenina, que mento popular de las manos profanas para en esa transcripción. Esto fue allá tienen las curvas de la guitarra llevarlo a la sala del concierto, para por el 1936 ó 37, en la Salle Pleyel. operan, sabes, y la convierten en engendrar una nueva sonoridad, que ha Siempre he actuado en la Salle Ple- histérica... recorrido el mundo entre sus manos yel cuando voy a París, salvo anchas y poderosas, inverosímiles para algunos conciertos en la Salle Por eso es una cosa irremediable, enternecerse entre las seis cuerdas limpias Gaveau. es una cosa que no se puede pre- y afiladas, sin protección alguna para el ver. Yo, muchas veces, cuando tropiezo o la desafinación. La guitarra ya La guitarra es mi vida... Y entonces tengo que dar un concierto lo existía, sí; pero la nueva voz para entonar yo no puedo cargarla demasiado suprimiría en el momento de a Bach y a Haydn, a Scarlatti y Vivaldi, se de trabajo, porque me aburriría... empezar..., y lo recomenzaría la inventó Andrés Segovia. Yo digo que el trabajo es absoluta- cuando lo acabo... Porque uno no

184 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 sabe cómo va a reaccionar el ins- medias, que decía un amigo mío: que se hizo para orquesta y guita- año 40 o 41, el concierto de Pero que uno piensa que es el propio guerra, que podría haber alterado trumento. Si hay una sala «Solamente una mujer puede vol- rra. Era el primero que se había Rodrigo..., sabes, cuya música es Segovia, imagen viva del éxito. Rotundo esa trayectoria, ha influido en mi demasiada llena, si hay polvo de verse loca por unas medias escrito en esta época. De Mario realmente preciosa y no llegan los personaje que sigue a pie firme, en el vida artística... Porque los de la ruido, si es demasiado caliente, si vacías»...–, pero la calidad del Castelnuovo-Tedesco. Como Mario elogios para colmarlo. Pero la ver- umbral de los ochenta años, serenamente izquierda han comprendido que yo hay humedad, todo eso afecta tre- nylon no es la misma, porque lo ya había compuesto muchas obras sión siempre me pareció un apoyado en su guitarra, afincado en su no era un derechista furibundo y mendamente a la guitarra. Y, mezclan con alguna otra cosa. de guitarra, escritas para mi, él ya poquitín demasiado aguda. Y espe- triunfo, sin un temblor. Indiferente espec- la derecha ha comprendido tam- además, ahora que había resuelto Entonces las cuerdas vuelven a tenía un poco el tacto para combi- rando tener tiempo para rehacer tador de su singularidad humana y bién que mi posición en la el problema de las cuerdas, con las dar que hacer. Ahora las pongo y nar el sonido de la orquesta con el esa versión, no lo he tocado, por- artística, aunque haya empleado para for- izquierda tampoco era excesiva- cuerdas nylon, que las hizo enseguida tengo que sacarlas por- sonido delicado de la guitarra... que me repugna un poco el exceso jarlas toda una vida sin desmayos... mente violenta... Y en mi última Dupont, primeramente para mí, en que no valen... Yo estrené, en el Después supe que se había estre- de agudos en la guitarra, que la «Mira que tocar a Bach en ese instrumento etapa, hasta ahora, todo ha venido Nueva York –Dupont el de las año cuarenta, el primer concierto nado, no sé en qué momento del identifican inmediatamente con de peteneras»... Pero fue y tocó Bach. produciéndose normalmente. Que una mandolina o una bandurria o Y Londres se le rindió al primer acorde. lo que es verdaderamente admira- un instrumento de esos. Y la guita- Y así siempre. Y cuando actúa en España ble es que todavía ahora, a mis rra es mucho más noble. Pero lo hace gratis, porque Segovia es así, y ochenta años, sigan pidiéndome siento mucho el no poder hacer porque puede. La guitarra en sus manos le conciertos del Japón y de Austra- esa versión con Rodrigo, porque ha abierto las puertas del mundo. Pero, lia, y de todos sitios... Pero ya he considero esa música como un sobre todo, del mundo de la música, apar- dicho que yo no quiero ir. Porque hallazgo felicísimo. theid racista que Segovia ha desbaratado Carlos Andrés es muy pequeñito. en un rasgueo. Para provocar la admira- Después del Concierto de Castel- ción, la envidia, la ira y el amor. Mi vida transcurre sin ningún obs- nuovo, Ponce dirigió el concierto en En la calle de Concha Espina, el mejor gui- táculo... No quiero emplear la México, e inmediatamente tomó la tarrista del mundo es un sencillo padre de imaginación para incorporar a mi pluma y comenzó a escribir uno de familia, junto a Emilita y al pequeño Car- vida narraciones truculentas o los más bellos conciertos que pue- los Andrés de los ojos azules. extraordinarias; mi vida es De izquierda a derecha: Regino Sainz de la Maza, Ernesto Halffter, dan existir en la literatura de la corriente y normal y no hay por Joaquín Rodrigo, Leopoldo Querol, Andrés Segovia, Carlos Romero guitarra. Esos dos conciertos, más A.S.: Desde el arranque, mi vida ha qué engañar al lector... Ha ido de Lecea, José Muñoz Molleda y Antonio Fernández-Cid. [Madrid], la Fantasía para un gentilhombre, sido una línea ascendente sin inte- siempre... in crescendo, pero sin ca. 1970. Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, Madrid más el concierto que un día me rrupción. Porque ni siquiera la ningún altibajo que fuese de cui- trajo Gaspar Cassadó como regalo dado para mí... He perdido de su «cello» a mi guitarra, los he muchos recuerdos, muchas cosas Con Alexandre Tansman tocado por todas partes Y luego — personales, pero te aseguro que no en la finca Los Olivos en hice esos cuatro discos. Pero Si hay una sala me ha importado demasiado. La Herradura (Granada), además he grabado más de tres- Sobre todo cuando pienso en per- ca. 1970. Fundación demasiada llena, si hay Andrés Segovia, Linares cientas obras a lo largo de toda mi sonas que durante la guerra carrera. Así que hay un repertorio polvo de ruido, si es perdieron tantos miembros de su que ya asegura para siempre el familia. Y, además, cuando esas futuro de la guitarra. Porque todo demasiado caliente, si cosas ocurrieron yo era joven y no son obras, si no geniales, por lo hay humedad, todo eso me importaba recomenzar otra vez. menos con una irreprochable y Y que siempre he tenido una filo- auténtica dignidad. afecta tremendamente sofía... A mí no me han trastornado demasiado las pérdi- En Nueva York estreno ahora el a la guitarra. Y, además, das, soy un buen perdedor... concierto que ha hecho para mí el ahora que había resuelto maestro Moreno Torroba. Espero Yo conocí a Emilita..., mejor dicho, que sea un éxito y, sobre todo, que el problema de las conocí a su familia, antes de que sea un preludio de la acogida en ella dejara de estar simplemente España. cuerdas, con las cuerdas en la mente de Dios. Conocí a su nylon –que las hizo familia, pues, hace unos cuarenta Epílogo o cuarenta y cinco años. Porque su Dupont, primeramente madre ha sido siempre muy aficio- En la vida de Andrés Segovia, en sus para mí, en Nueva York–, nada a la guitarra. Cuando nació Memorias si él quiere terminarlas alguna esta niña, su padre, enseguida que vez, hay un brillante, esplendoroso, pro- la calidad no es la pudo sostener una guitarra, la vocador, epílogo. Casi tan largo y puso a estudiar. Cuando yo vine apasionado como todo el «libro». Hay un misma porque lo mezclan aquí después de la guerra, me protagonista de excepción que muchos con alguna otra cosa. encontré con ella y su familia. Era, dicen que es Carlos Andrés, su pequeño de como decimos en Andalucía, «una ojos azules y genio endiabladamente vivo. — mosita muy mona». Y empecé a 186 O· EA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / 2015-2016 2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 187 Ernesto Halffter y Andrés Segovia, ca. 1980. Fundación Andrés Segovia, Linares Con Victoria de los Ángeles, ca. 1970. Fundación Victoria de los Ángeles, Barcelona

aconsejarla que dejara las tonte- lo que yo gano y lo que yo puedo tranquilo, sin otra cosa que hacer rías de tocar la guitarra con uña ahorrar, hace que mis inversiones que pasear mi edad para que no se [sic por «sin uñas»] y que se viniera no sean suficientes para que, des- enmoheciera... Pero yo tomo tantos a Siena con su padre, donde yo pués de que yo desaparezca, aviones, arriesgo tanto mi vida, daba clases en la Accademia Chi- pueda llevar una vida con la hol- aunque sin miedo... Voy a cumplir De izquierda a derecha: Joaquín Achúcarro, Luis Galve, Alicia de Larrocha, Lucero Tena, Emilia Corral, Andrés Segovia, Carlos Andrés Segovia, Victoria de los Ángeles, Alirio Díaz, Víctor Martín, Nicanor Zabaleta y Miguel Zanetti, ca. 1979. Fundación Victoria de los Ángeles, Barcelona giana. Y, en efecto, vinieron, gura de ahora... Entonces con ella, pronto ochenta años y cada día durante dos o tres cursos, en el después de haber estado tantísi- que veo para mí es un regalo del 1955 o 56, o así. mos años a mi lado –que ojalá que cielo. Si hago dos años más de duré yo unos cuantos todavía, giras, sabes, creo que podré tener Y, finalmente, pues, pasó de ser mi sabes– en la guitarra, tendría una algunos meses de tranquilidad, de discípula a ser... ¿cómo te diría seguridad, hubiera sido para ella descanso. Buscaré otras nuevas yo?, a ser mi patrona. Y nos casa- un arma cargada para poder cosas que hacer... mos en el año 62. Once años hará defenderse en la vida y que el chi- en agosto, el 23 de agosto. He via- quillo pueda finalizar sus estudios Y al final Segovia encuentra su protesta jado constantemente con ella, cómodamente. Pero no quiere... Ni personal. Entre tantas cosas que le son menos cuando ya estuvo siquiera se decidió una vez que nos adictas, desde la música hasta el amor. Y embarazada. Entonces hice que se propusieron tocar juntos para la se queja: quedara en casa. Y después, Decca. Porque estoy seguro de que durante la nutrición del niño, por- si trabajara durante dos meses El mundo del arte de hoy es un que ella lo ha amamantado hasta recuperaría su técnica. mundo que me es completamente los nueve meses. Y yo creo que ese extraño. Hay mucha gente que por es el certificado de la salud del Carlos Andrés..., imagínate, ha cobardía se adhiere a los sistemas chico, sabes... venido al mundo cuando ya es de hoy en todas las manifestacio- muy tarde para mí. Y ese es mi nes artísticas. Cada vez que veo un Lo que me apena mucho es que dolor. El único que me quita a hierro retorcido y pienso que a eso Emilita, habiendo logrado una téc- veces el sueño, el poco sueño que le llaman una estatua, me da nica muy buena y muy fluida, y tengo siempre. Pensar que en este rabia, sabes. Porque eso no es espíritu musical, haya abando- chiquillo, que está admirablemente arte, eso no es nada... Pero no lo nado completamente la guitarra. dotado, que es muy inteligente, creas, todo esto que está suce- Pero completamente. Es muy posi- que es un muchacho extraordina- diendo en el arte es una cosa a ble que sea una reacción oscura rio. De gracia..., y también latere que no influye en absoluto contra la fuerza con que su padre violento, es mi pena. en el transcurso de la vida artística le obligó a estudiar. Y es realmente auténtica... La única infelicidad una pena... Porque, además que Además, haciendo la vida que yo mía, sabes, es contemplar el con la desproporción que hay entre hago. Si yo estuviera en un sitio espantoso caos del mundo. Del brazo de Robert J. Vidal; detrás de ellos Alexandre Tansman y Alirio Díaz. París, 21 de noviembre de 1983. Fundación Andrés Segovia, Linares 2015-2016 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 9-10 / O· EA 189