ANALES DE

COORDINADOS Y PUBLICADOS DE ORDEN DEL PRESIDENTE I)E )..V RRpíjBLÍCA

DOCTOR R. AHDÜEZA PALACIOV

I'OR LA COMISIÓN QUE NOMBRÓ DE SU SENO

LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA

SEGUNDO PERÍODO

TOMO SEGUNDO

CARACAS % IMPRENTA Y LITOGRAFÍA DEL GOBIERNO NACIONAL » 1891

PARA LOS

ANALES DE VENEZUELA

COORDINADOS Y PUBLICADOS DE ORDEN DEL PRESIDENTE Dí¿ LA REPUBLICA

POR LA COMISIÓN QUE NOMBRÓ DE SU SENO

LA ACADEMIA RACIONAL DE LA HISTORIA

SEGUNDO PERÍODO

TOMO OTOTDQ

CARACAS

IMJ-KKNTA Y LITOGRAFÍA DEL GOBIERNO NACIONAL 1891

SEGUNDO PERIODO

% Desde el primer Congreso Constitucional de 1831 hasta 1840

SECCION PRIMERA

Situación política de Venezuela

CAPÍTULO TERCERO

G?—Movimiento revolucionaria de las Reformas en 1835

ÍI—Ministerio de Guerra y Marina

H ú m e r o I o— comunicación d e l m in is t r o d e g u e r r a , á 8 DE JULIO d e 1835, EN QUE SE NOMBRA AL GENE­ RAL JOSÉ A. PÁEZ, JEFE DEL EJÉRCITO CONSTITUCIO­ NAL.-«-(TOMAD A DE LA u GACETA DE VENEZUELA/7 Á 15 DE AGOSTO DE 1835, NÚMERO 238).

República de Venezuela.—Secretaría de Guerra.—Cara­ cas, á 8 de julio de 1835.—G de la mañana-. Al Exorno, señor General en Jefe, José Antonio Páez. En la mañana de este día, la Guarnición de esta plaza se ha insurreccionado, pidiendo una Convención y victoreando al General Marino. .Puesto en conocimiento del Consejo de Gobierno este suceso, se ha- servido acor­ dar al Ejecutivo la facultad, entre otras, de emplear la fuerza permanente y llamar diez mil hombres de la

l () DOCUMENTOS

milicia nacional para, destruir la facción ; en consecuen­ cia, el Gobierno ha nombrado á Y. E. Jefe de Opera cioues para que reúna, un cuerpo de ejército y á su ca­ beza restablezca el orden constitucional. La Patria y el Gobierno esperan en el patriotismo de V. E. que salvará hoy al país, como lo lia hecho otras veces. Con esta fecha se comunican á los Gobernadores respectivos, las instrucciones convenientes. Con sentimientos do respeto y consideración, me sus­ cribo de V. E. obediente servidor. F. Conde.

Número 1° (a)—circular del ministro de guerra, á 20 DE JULIO DE 1835.—(TOMADA DE LA ií GACETA DE. VENEZUELA,” Á 5 DE AGOSTO DEL MISMO AÑO, NÚME­ RO 2 3 « ).

Itepública de Venezuela.—Secretaría de Estado en los: Despachos de Guerra y Marina.—llamo de Guerra. —Sección. Central.—Caracas, á 29 de julio de 1835. —6° de la Ley y 25° de la Indeimndencia. Circular á Ion Comandantes da Armas de las .Provincias, Plazas y Apostaderos. Cou fecha de ayer, tuve Ja satisfacción de informar á US. que el Excmo. señor General José Antonio Páez, á la cabeza del Ejército, entró en esta capital, y en su consecuencia, se había restablecido el orden constitucio­ nal. Hoy añado á US. de orden de S. E. el Encargado del Gobierno, do que despliegue su celo patriótico en con­ servar el orden legal; y que poniendo en ejercicio todo- el lleno de' sus atribuciones, contribuya de una mane­ ra eíicaz á que en el territorio de su mando se con­ serve la tranquilidad y el amor á las instituciones, dio­ PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

tando aquellas providencias que fueren conducentes pa­ ra impedir las sugestiones de los enemigos de la Cons­ titución, que aun pueden conservar sus ideas parricidas. Digo lo á US. para su inteligencia y fines indicados. Soy de US. atento servidor. El Secretario interino, francisco Hernáiz. Es copia, Hernáiz.

Número 2—f o r m a c ió n d e l e s t a d o m a y o r d e l e j é r c i ­ t o CONSTITUCIONAL.— {TOMADO DE LA u CACETA DE VE­ NEZUELA,” Á 22 DE AGOSTO DE 1835, NÚMERO 239).

DESPACHO DE LA GUERRA Formación del Estado Mayor constitucional De conformidad con lo que dispone el artículo 10 de la Ley de 24 de setiembre de 1830, y á propuesta del Exorno, señor General en Jefe del Ejército, Bene­ mérito José Antonio Páez, el Gobierno se ha servido aprobar los nombramientos siguientes: Jefe de Estado Mayor, el General de Brigada León Febres Cordero. Subjefe, el Coronel Juan Desola; primer Ayudante, el Coronel Miguel Arismendi; segundo Ayudante, el pri­ mer Comandante Agustín Codazzi. * Escribientes, los sargentos primeros aspirantes Luis Mendoza, Cristóbal Mendoza y Kamón Francia. Caracas, á lv de agosto de 1835.—6? de la Ley y 25? de la Independencia. El Secretario interino, Hernáiz. 8 DOCUMENTOS

N ú m e r o 3 — llamamiento a l s e r v ic io d e l g e n e r a l j ó s e TADEO MONAGAS.— (TOMADO DE LA “ GACETA DE VE­ NEZUELA,” Á 22 DE AGOSTO DE 1835, NÚMERO 239).

República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Ramo de Guerra. —Sección 1“—Caracas, á 31 de julio de 1835.—6o de la Ley y 25? de la Independencia. Señor General Benemérito José Tadeo Monagau. El Excmo. señor José Antonio Páez, Jefe del Ejér­ cito de Operaciones y autorizado por el Gobierno para el restablecimiento del orden constitucional, ha nombra­ do á US. Comandante General de la División de Orien­ te, cuyo nombramiento lia aprobado el Poder Ejecu­ tivo. La Patria y el Gobierno esperan que aceptando US. esta comisión y correspondiendo á la confianza del Gobierno y de S. É. el Jefe del Ejército, conserve el or­ den en la Provincia de Barcelona, y lo restablezca en aquellas otras si hubiese sido perturbado. Por el Mi­ nisterio del Interior se instruye á los señores Goberna­ dores de las Provincias de Barcelona y Cumaná, de este nombramiento y se .les previene cooperen con US. al llamamiento de la milicia nacional que ha de formar la División de Oriente. También se previene por este Des­ pacho íí los señores Comandantes de Armas de aque­ llas Provincias, se pongan a las órdenes de US. y con­ tribuyan con todo el lleno de las atribuciones á la con­ servación del orden y al restablecimiento de él en don­ de hubiese sido perturbado. El nombre de US. que ha estado siempre asociado á las glorias de la República, lo será esta vez al de los beneméritos militares, que á las ordenes del Excmo* señor General José Antonio Páez, se esfuerzan en con­ servar ilesa la Ley fundamental y ha paz, objetos que­ ridos de los venezolanos. La patriota y rica Provincia de Barcelona, que más que ninguna otra tiene dadas PASA LUÍ* ANALES DE VENEZUELA- 9 pruebas, desde la guerra- de la Independencia, de su amor a* la paz y al orden, ofrecerá á US. todos los re­ cursos que fuesen necesarios para llevar á debido efecto el santo objeto para que se comisiona á US.: conser­ var el orden constitucional. Gon sentimientos de respeto, soy de US., señor Ge­ neral, muy obediente servidor. El Secretario interino, Francisco HerncUz. Es copia, Hernáiz.

Número 4—nombramiento d e l g e n e r a l f r a n c is c o Es ­ t e b a n GÓMEZ.— (TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUE­ LA,” Á 22 DE AGOSTO DE 1S35, NÚMERO 239).

República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Ramo de Guerra.— Sección I a—Caracas, á o de agosto de 1335. Benemérito señor General de División Francisco B. Gómez. S. E. el General en Jefe dei Ejército constitucional, Benemérito José Antonio Páez, investido do la autoridad que le ha conferido el Gobierno Nacional para el res­ tablecimiento del orden legal perturbado en algunos pun­ tos de la República, se ha servido nombrar á US. Jefe del ala izquierda de-1 Ejército, cuyo nombramiento se co­ munica con esta lecha por el Estado Mayor, por donde recibirá US. las órdenes posteriores. US.; que después de los constantes servicios que ha prestado contra el enemigo común en la lucha de la Independencia, ha acreditado muchas veces de una ma­ nera fírme é inequívoca su adhesión á las instituciones y amor al orden, corresponderá á la conüanza del Gobier­ no y á las esperanzas del pueblo venezolano, que cifra 10 DOCUMENTOS hoy su dicha en la conservación de la Ley fundamental de 1830. La patriótica Provincia de Margarita, que siempre ha amado la paz y el orden, ofrecerá á US. toda la coo­ peración necesaria para la conservación del precioso ob­ jeto de la comisión que á US. se confiere: conservar el orden constitucional. Por este Ministerio se dice lo conveniente á la Co­ mandancia de Armas de esa Provincia, para que coope­ re en todo el lleno de sus atribuciones al fin propues­ to. Por el del Interior se previene al señor Goberna­ dor de la Provincia, auxilie y coopere eficazmente con US. á la conservación del orden en ese territorio. Soy de US. atento servidor. «• El Secretario interino, Francisco Hernáiz, Es copia, Hernáiz.

Húmero 5— llamamiento a l s e r v ic io , d e l g e n e r a l r a - f a e l u r d a n e t a , y r e s p u e s t a d e é s t e a l m in is t r o DE GUERRA.— (TOMADOS DE LA (< GACETA DE VENEZUE­ LA,” Á 2 DE SETIEMBRE DE 1825, NÚMERO EXTRAOR­ DINARIO 241).

Comunicación del Ministro de Guerra

Kepública de Venezuela.—Secretaria de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Bamo de Guerra.— Sección Primera.—Caracas, á 10 de ag’osto de 1835.— 6o y 257 Bxemo. señor General en Jefe . El funesto atentado del 8 de julio, por el que una facción amada se sobrepuso á las leyes, desterró los altos Magistrados de la Bepública y trastornó la marcha de P A K,A L'OS ANALES DE VENEZUELA 11

la Adminitracién, al paso que causó una profunda in­ dignación en todos los ánimos, lia despertado el celo de los ciudadanos y puesto en acción su patriotismo. Qui­ zás convenía á la .felicidad de la República, que un acon- cimiento dirigido por la más profunda inmoralidad, per­ petrado con todas las circunstancias del crimen y des­ tinado á entronizarlo, estableciese una línea divisoria entre la verdadera virtud patriótica y el egoísmo hipó­ crita y perverso, para quien todo es igual porque todo le es indiferente. Así es que nunca ha sido más vivo el en­ tusiasmo del jmeblo, nunca sus sacrificios por la libertad han sido más desinterados y nunca, en fin, se ha visto un desarrollo más grande de medios y una actividad más ilustrada, que en estas circunstancias en que la Nación vilmente ultrajada declara solemnemente su re­ solución de defender á toda costa su libertad, su honor y dicha. En semejante posición el Gobierno no ha i>odido olvidara á Y. E. cuando recuerda los recientes é inte­ santes servicios que Y. E. le hizo en , los que Y. E. ha prestado en todos tiempos á la causa nacional, su nombre, sus conocimientos y su rango ; ha visto la imperiosa necesidad de emplear á Y. E. en esta oca­ sión, para el bien de la Patria y en beneficio del res­ tablecimiento de sus instituciones. Es por esto que S. E. el Presidente interino de la República, me ordena decir á Y. E. que está llamado al servicio y espera que con la brevedad posible se ponga Y. E. en camino para esta capital en donde se le destinará convenientemente. Al mismo tiempo me manda rogar á Y. E, emplee todo su influjo y actividad en cooperar con el señor Go­ bernador á la reunión del cuerpo de milicia de esa Pro­ vincia, que se ha mandado poner sobre las armas, para que venga á. esta capital á reunirse al Ejército consti­ tucional. Al participar a \ . E. el deseo del Gobienío, me lisonjeo también de poder ofrecer, muy pronto personal­ 1 o DOCUMENTOS mente á Y. B. la consideración y respeto con qne soy de Y. B. atento servidor. El Secretario interino, Francisco Ucrnáiz. \ Respuesta del General Rafael Urdemela Coro, á 19 de agosto de 1835. Al señor Secretario de .Estado en el Despacho ele la Guerra. Señor: Habiendo estado ausente de esta capital, no pudo llegar á mis manos basta ayer la nota de US. de 10 del corriente, y boy be recibido la de S. E. cuya contes­ tación se me exige en el momento porque el posta regresa. ^ Puede US. asegurar al Gobierno en contestación á ambas notas, que me estoy disponiendo para marchar á la capital lo más pronto que pueda medio arreglar mis asuntos domésticos,' oue * será la obra de tres s á cuatro días; que estoy, como he estado siempre, dispuesto á emplearme er. servicio del Gobierno Nacional y sólo sien­ to que el mal estado de mi salud, tal vez me impedi­ rá hacerlo con la eficacia que requiere ei estado de las cosas, pues fie un mes á esta parte he perdido la vista de un ojo y tengo muy debilitada la del ‘otro ; pero aun cuando estuviese enteramente ciego, -me haría conducir á cumplir con la orden de S. E. Soy de US. muy atento, obediente servidor. Rafael Urdemela.. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 18

H ú m e r o ’ 6 — comunicación d e l j e f e d e l e jé r c it o co n s TITUCIONALj Á 12 DE SETIEMBRE DE 1835, Y RESPUES­ TA DEL MINISTRO DE GUERRA.— (TOMADAS DE LA u GA CETA DE VENEZUELAÁ 26 DEL MISMO MES, NÚ- MERO 244).

E1 Excmo. señor General en Jefe del Ejército, con techa 12 del corriente (setiembre) participa al Gobierno que el Coronel Zamora le ha remitido una comunica, eión y un artículo de diario, relativos á la entrevista que el Benemérito señor General Pedro Hernández, tuvo con los Coroneles enemigos Sotillo y Arévalo, y a-1 resultado de dicha entrevista j el Gobierno ha resuelto contestar á V. E. lo siguiente: (De la Gaceta) Comunicación del Jefe del Ejército constitucional

r.G a de Venezuela,—Ejército constitucional, —Cuar- tel General en San Luis de Cura, á 12 de setiem-

bre de 1835.—6" f v s 25° Al señor Secretario de la Guerra. Una hora después de haber salido de Maracay en este día, recibí oílcio del Coronel José María Zamora con las comunicaciones de que acompaño copia. Ble apresu­ ro á. remitirlas al Gobierno, por lo interesantes que son y por el honor que le hacen al General Pedro Her­ nández. La firmeza de este Jefe en la entrevista que tuvo con los Coroneles Sotillo y Arévalo y los motivos que expresa, y que lo guiaron para prestarse á la entrevista, persuadirán al Gobierno, que el General Pedro Hernán­ dez es un digno defensor de las instituciones, y un sol­ dado que se recomienda por su carácter. Soy de US. atento servidor, José A. Fáez. 14 DOCUMENTOS

Respuesta del Ministro de Guerra-

Exorno, señor General en Jefe del Ejército Constitucional. Con sumo aprecio ha visto el G-obierno la energía republicana con que el señor General P. Hernández re­ chazó la indigna propuesta de traicionar á la Patria, que le fue hecha por dos Jefes enemigos; y para hacer notorio en toda- la República el virtuoso proceder de este defensor de la Ley, ha resuelto S. B. el Presidente, que se publique en la Gaceta de Venezuela. Tengo la honra de decirlo á V. B. de orden de S. B. el Presidente de la República, en contestación á la apreciable nota que V. E. me dirigió de San Luis de Cura el 12 del actual, sobre la entrevista del señor General P. Hernández, con los señores Sotillo y Arévalo. * Soy de V. E. muy obediente servidor. El Secretario interino, • / Er ancisco Hernáiz.

Comunicación referida en el oficio del Jefe del Ejército constitucional

Agua Sucia, á 31 de agosto de 1835. . Señor Coronel José María Z mora. Cumpliendo con la noticia del resultado de la entre­ vista con los señores Coronel Sotillo y Arévalo, en su comunicación de 30 del mes que cursa, número 26, le in­ cluyo en copia todo el pormenor de ella, extractado de mi diario, para que se imponga. No está demás decir á US. que cuando me propu­ se ir á la entrevista dicha, lo he hecho teniendo en consideración que los insurrectos son hermanos nuestros, y que si llegaba á persuadirlos de su error en términos que desistiesen de sus proyectos, habría hecho un servi- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 15 cío importante al Gobierno, economizando la sangre de ios venezolanos, y también á la amistad y á la huma­ nidad: y tan es cierto, que éstos fueron y son' mis sen­ timientos, que estoy propuesto á que, si me invita el señor General Tadeo Monagas le admitiré también una entrevista, porque si nada puedo sacar de él, me que­ dará la satisfacción de haber cumplido con los deberes que antes dejo sentados, y justificar la benevolencia de mi Gobierno. Dios guarde á US. * Pedro Hernández.

Párrafos aludidos del Diario de Operaciones Diario.—Hato Viejo, á 29 de agosto. Serán las once del día que nos hemos marchado para el Alto de la Palmita, en donde nos reunimos con •él, los señores Coronel Juan Sotillo y Arévalo, á las dos de esta tarde, que por medio de una comunicación pe­ día entreverse con el General Hernández: el bando del General con cincuenta y ocho hombres tropa, y el del Coronel Sotillo con catorce hombres, y en efecto se reu. nieron los señores Coronel y General, y sólo resultó de esta entrevista el que Sotillo le interpuso: I o De que se reuniese á la parte de las Reformas: 2o Que les hiciera el favor de no acometer á ellos porque no lo querían por su enemigo, en caso de no convenir con sus proposiciones, á lo que el General con­ testó: que eran. sus amigos y hermanos los Monagas y todos ellos; pero que él no convendría en otra cosaque en lo que el Gobierno le ordenase y el Jefe constitu­ cional. Hernández. 10 DOCUMENTOS

Número 7— nombramiento d e l 2° j e f e d e l e j é r c it o y COMANDANTE GENERAL DE LA DIVISIÓN DE LA COSTA.— (TOMADO DE LA u GACETA DE VENEZUELA,” Á 20 DE SETIEMBRE DE 1835, NÚMERO 244).

Comunicación del Ministro de la Guerra República do Venezuela.—Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra y Marina.—Ramo de Guerra. —Sección I a—Caracas, á 15 de setiembre de 1835.— G° de la Ley y 25? de la Independencia. Señor General José M. Carreña, Jefe de la División de la Costa. S. E. el Presidente de la República, se ha servido nombrar boy 2? Jefe del Ejército y Comandante Gene­ ral de la División de la Costa, al Excmo. señor Gene- * ral en Jefe Rafael Urdaneta. US. se servirá entregarle las instrucciones que haya recibido del Estado Mayor, así como los documentos, noticias oficiales y demás per­ tenecientes á la División. El Gobierno me lia ordenado testifique el alto apre­ cio que se ba merecido la prontitud con que US. ha prestado sus servicios en las ocasiones en que se han necesitado, su exactitud y actividad en el desempeño de sus deberes, y muy particularmente sus trabajos en la organización y mejora de la División que ba estado á su cargo. Vuelve, pues, US. á ocupar su destino en el Consejo de Gobierno, á participar de las arduas ta­ reas de este Cuerpo. Soy de US. con sentimientos de consideración y respeto, muy atento servidor. El Secretario interino, Francisco Hemidiz. PAKA LOS ANALES DE VENEZUELA 17

Respuesta del General José María Garreño

República ele Venezuela.—Coman clan cia General de la División de la Costa.—Número 4.—Caracas, á 16 de setiembre de 1835.—6? y 25? Señor Secretario de Estado en el Despacho de Guerra. Nombrado el día 4 del actual, Comandante General de la División de la Costa, y jmesto en posesión de es­ te destino el 13 del mismo, estaba disxmesto para em­ prender mañana mi marcha al Ejército, con el fin de ponerlo en movimiento para la campaña. Hoy be recibi­ do el oficio de US. fecha de ayer, en que me participa que el Gobierno ha tenido á bien nombrar al- Excmo. Sr. General Rafael Urdaneta, segundo Jefe del Ejército, y Comandante General de la División que me estaba encargada, y x>revinióndome, vuelva en consecuencia, á ocupar mi puesto en el Consejo de Gobierno. Con muy pocos momentos de dilación estará S. E. el 2? Jefe del Ejército, en posesión de los documentos ,de la División, instruido de*' las noticias que sobre ésta se habían reunido en el Estado Mayor, y con los datos necesarios para enterarse de su organización, estado y disciplina; bien entendido que en este mismo instante paso las órdenes convenientes á quienes corresponde, para su reconocimiento. Acepto con gratitud las muestras de aprecio que el Gobierno ha dado á mis trabajos en el destino que aca­ bo de ocupar, á la consagración que he mostrado en su desempeño, y á la espontaneidad con que en esta vez le ha parecido que he prestado mis servicios. En tres días de término que he tenido para organizar los ramos administrativos de la División, el plan de sus operaciones, su movilidad y Estado Mayor, no creo, á ha verdad, que haya hecho mucho; pero puesto que el Go­ bierno tiene á bien aprobar mi proceder en esta oca- O 18 DOCUMENTOS . \ sión, no me resta más que desear, otras nuevas ocasio­ nes en que pueda hacerme digno-' de su aprecio y con­ fianza. De US. atento servidor, José María Carroño.

Numero 8 — in f o r m e d e l g o b e r n a d o r d e g u a y a n a , á 14 DE AGOSTO d e 1835, Y r e s o l u c ió n d e l m in is t r o DE GUERRA,— (TOMADOS DE LA ‘{ GACETA DE VENEZUE­ L A /' Á 3 DE OCTUBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 245).

< Informe de la Gobernación de Gnayana Estado de Venezuela.—Gobierno Superior Político de la Provincia de Guayana.—Número 29.—Angostura, á 14 de agosto de 1835.—G? y 25?. Señor Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra. Vino á esta ciudad la funesta nueva de la arreba­ tada deposición y arresto de los, altos funcionarios que tuvo lugar en la capital de la República el día 8 de julio anterior, y la violenta expulsión de SS. EE. los señores Presidente y Vicepresidente del Estado, para ex­ traños territorios, proclamándose festinadas refórmas. Si estos habitantes vieron con horror tamaña herida en el corazón de la Patria, ellos manifestaron á la vez su decisión por el remedio y el deseo de conservar ilesa la Constitución que Venezuela se di ó jurando sostenerla. Seguidamente me vino la confirmación de aquel aciago acontecimiento por un oficio del Jefe de la insurrección; y no bien recibido el día 25, me dirigí oficialmente á los señores Gobernadores de Barcelona, de y de , y Generales Páez y Monagas, asegurándoles de la resolución que había tomado, de acuerdo con las otras autoridades y vecinos, de guardar y defender el orden PARA JLiOS ANAT/SS DB VBTsRZUBIj /Y 19

constitucional á torto trance en esta Provincia de ..mi mando, haciendo el sacrificio de la misma existencia, si fuere necesario comprometerla. El 28 invité al pueblo por una proclama, de que tengo la honra de incluir copia auténtica, y al siguiente día me llené de contento, viendo exactamente la con­ currencia deseada, en el lugar designado, en número mayor de seiscientos hombres, alimentando mis esperan­ zas con el testimonio más seguro que presentaban sus semblantes fervorizados de un entusiasmo sin límite por sostener las instituciones de Venezuela, contando el feliz momento de no tener en la plaza Guarnición veterana, cuya presencia quizás pudiera haber causado algún temor al vecindario, é impedírtele manifestar su resolución, y patrióticos sentimientos, á vista del reciente ejemplar de lo que lia acontecido con las guarniciones que había en las capitales de Caracas, üumaná y otras. En el acto fueron reorganizadas las dos compañías de Granaderos y Cazadores de la milicia activa que en gran parte se hallaban desmembradas: se formó á la vez una com­ pañía de artillería do la misma milicia j y se arreglaron de nuevo también la de milicia marinera y la local. Se aumentaban las novedades por el pronunciamien­ to sucesivo que fueron haciendo las Provincias limítrofes de Barcelona y Cumaná, siguiendo el sendero de la in­ surrección ; y temiendo que repentinamente pudiese ser atacada ésta de mi cargo, dispuse en 30 del mismo mes, que el resto de la compañía de Cazadores que ya estaba acuartelada, y la de Granaderos, entrasen al servicio con todos sus Oficiales. Las apuradas circunstancias en que se encontraba, y aun se encuentra esta Provincia, 'me impusieron el deber de llamar al servicio una parte de la milicia ma­ rinera, armando cuatro esquifes, de velocidad, para el celo y resguardo de las costas del Orinoco, y de cuyas fuerzas dirigiré á US. oportunamente, el estado corres­ pondiente. Iguales fundamentos tuve para llamar al ser­ 20 DOCUMENTOS

vicio al señor Coronel graduado Venancio Blobueno, en 3 del corriente, dirigiéndolo inmediatamente cerca de S. E. el Benemérito General en Jefe José Antonio, J?áez, en comisión relativamente al estado y circunstancias de esta Provincia y de las demás adyacentes. Previsivamente y para impedir toda tentativa, que por parte de los enemigos del orden pudiese haber, con las miras de apoderarse de las fortalezas de la antigua Guayaría, determiné en 11 del mismo, cubrir aquel punto militar al mando de un jefe esperto y de patriotismo; conservando así libre el tránsito del gran canal como la seguridad del interior, preservada por esta parte de cualquiera invasión hostil; y al intento llamó también al servicio al señor Coronel Ascensión Barreras, quien se me presentó con denuedo en defensa del orden alte­ rado. Iba va á poner en planta mi proyecto, cuando recibí la nota oficial del Despacho del Interior, de 28 del prósimó pasado, número 483, Sección Central, en que se me anuncia el restablecimiento del Gobierno constitu­ cional en la capital de la liepública, y este aviso de congratulación, que ha llenado de indecible regocijo á estos habitantes, me ha rebosado de toda confianza, suspendiendo mi citada resolución, y ordenando á dicho Jefe que estuviese listo para que, en caso necesario, marchase inmediatamente para aquel, punto. Eo hay expresión, ni término con que bosquejar el entusiasmo extraordinario que lia manifestado el pueblo guayanés, acrisolando su firmeza, nunca desmentida, poí­ no ver su suelo i>isado con la insurrección, por no ver perjurada su proclamación constitucional, y por no ver en los periódicos escrita la deshonra de sus habitantes, incursos en el número de los que desgraciadamente se han desviado de la línea legal, y á quienes hoy com­ padecen. A una sola voz, dirigida por mis notas oficia­ les á los pueblos de mi mando, me han dado una re­ levante prueba do decisión voluntaria por defender la Constitución, y todos con más ó menos distancia gnar- I* ' * < PAIIA LOS ANALES DE VENEZUELA

dan la más estrecha uniformidad de sentimientos , alar- mados por acoger á los lides patriotas y hacer cuerpo con ellos en su seno, para alejar de sí aquellos espíri- tus sustraídos del orden. Hoy, pues, me es lisonjero hacer á US. este infor­ me, dando pronta cuenta de mis procedimientos, como Gobernador de la Provincia de Guayaca y agente in­ mediato constitucional del Ejecutivo, para que sirvién­ dose US. presentarlo al conocimiento de S. E. para su aprobación, obren estos datos en su sabia resolución, y se digne acordar providencias en seguridad de esta Provincia. Soy de US. con consideraciones obsecuente servidor, Mamón Contasti. Es copia, líernáiz. Memlución Caracas, á 23 de setiembre de 1835. El Gobierno ha visto con suma satisfacción el in­ forme que da el Gobernador de la Provincia de Gua­ yaría, sobro el estado favorable de dicha Provincia, y el noble entusiasmo de sus Magistrados y i íabitantes, por las instituciones patrias. Aprueba todas las medidas tomadas por el señor Gobernador para acrecentar el es píritu público, y conservar la tranquilidad y ‘«seguridad de aquella parte importante de la República, dea ado las . gracias por sí, y á nombre de la Uación á los virtuo­ sos guayaneses, y á su patriota Gobernador, por su leal y firme comportamiento. Por S. E. líernáiz. é DOCUMENTOS

h ú m e r o S ( a )— comunicación d e l c o m a n d a n t e d e a r ­ m as DE LA PROVINCIA DE GUAYAN A, Á 4 DE AGOSTO DE 1835, Y RESOLUCIÓN DEL MINISTRO DE GUERRA.— (TOMADAS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” A 17 DE. OCTUBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 2 4 7 ).

Comunicación del Comandante de Armas de la .Provincia- de Quaytma.

República de Venezuela.—Comandancia de la Provin­ cia de Guayan a.—húmero 372.—Angostura á 4 de agosto de 1835__6o y 25? Señor Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina. Por la nota oficial de US., fecha 28 del próximo pasado. Raimo de Guerra, Sección Central, me he im­ puesto con indecible satisfacción de 3 a entrada del Exemo. señ/'or General en Jefe, José Antonio Páez, Jefe de Operaciones y del Ejército constitucional j de hallar­ se encarg ado interinamente del Poder Ejecutivo, S. E. el Vicepresidente del Consejo, General José María Ca- rreño; de haber salido una comisión á traer á S. S. E. B. el Presid .ente y Vicepresidente de la República ; de ha­ ber sid o aprehendidos en el mismo día casi todos los sublevados; de que los que faltaban eran activamente perseguidos ; en una palabra, de que la Constitución y has leyes lian recobrado su poder usurpado durante vein­ te días por la traición y lá perversidad, y que la segu­ ridad de un saludable escarmiento afianzará las insti­ tuciones patrias y el crédito nacional. La impresión que la sublevación militar del día 8 hizo en el ánimo de los pacíficos y verdaderos patrio­ tas de esta: capital,, filé tan profunda como era de te­ rrible é inesperado el golpe, pero muy en breve se rece- ¿‘ARA LOS ANALES DE VENEZUELA braron, y una perfecta analogía de sentimientos é inte­ reses con la clase civil y militar, produjo el grito en cr­ eo y decisivo de sostener y defender á todo trance la Constitución y leyes de la República. El Gobernador de la Provincia, digno ciudadano, Ramón Contasti, lia devS- desplegado en tan críticas y difíciles circunstancias un patriotismo é interés que lo hacen acreedor á la más dis­ tinguida estimación imblica; en la esfera de mis atribu­ ciones legales, dicté las medidas que juzgué oportunas y convenientes, siempre de acuerdo con el primer Ma­ gistrado de la Provincia, j el. 29 proclamó á las tropas* de la Guarnición en los términos contenidos en la co­ pia que tengo el honor de acompañar á US., y el 3 del corriente dirigí á S. E. el General en Jefe del Ejército constitucional, una comunicación oñeial, manifestándole en ella la muy pronunciada opinión de los Jefes, Oficia­ les y tropa que tengo el honor de mandar. De las me­ didas que he tomado después, de su objeto, y de los recursos que necesito para atender á la defensa de esta Provincia, amenazada muy de cerca por las disidentes de Barcelona y Cuín ana, hablaré á US. por separado. Si en los días de la anarquía, de la incertidumbre por la suerte de la Patria, y de las públicas tribula­ ciones, la Guarnición de' esta capital acreditó su fideli­ dad á las leyes del honor y del deber, hoy que se ha­ lla restablecido el Gobierno Nacional y que hay las más fundadas esperanzas de que muy pronto disfrutará la República de una paz sólida, no puede revocarse á du­ da la perpetuidad de tan nobles sentimientos. Se ha publicado en la orden general de este día el contenido de la comunicación oficial de US., feliz men­ sajera de la nueva más importante que es posible con­ cebir. Me congratulo, señor Ministro, con US., con el Gobierno y con la Nación, por tan fausto suceso, sin embargo de que nunca debía esperarse otra cosa de la conocida opinión de los pueblos, y de las virtudes mili- 24 DOCUMENTOS

tares y cívicas del Esclarecido Ciudadano, que acaba de salvar la República. Soy de US. con sentimientos de estimación, su aten­ to servidor. Juan José Conde. Resolución Caracas, á 22 'de Setiembre de 1835. Muclia estimación hace el Gobierno de los senti­ mientos del Comandante de Armas de Guayan a, estam­ pados en esta comunicación; sentimientos que ha com­ probado con su leal conducta en las actuales circunstan­ cias:♦ declara el Gobierno en esta vez más lo satisfecho que se encuentra de la fiel conducta del Gobernador de la Provincia de Guayana, de la oficialidad y tropa ve­ terana que la guarnece, y del vecindario que de la ma­ nera más franca ha manifestado su adhesión al orden legal. Por S. E., el Secretario de Guerra, Herndiz. l-'AítA LOS ANALES DE VENEZUELA

Número 8 (b)—t e n t a c ió n s ó b r e l a p r o v in c ia DE GUA­ YAN A, TESTIMONIO DE SU FIRMEZA, Y RESOLUCIÓN CORRESPONDIENTE.— ( TOMADOS DE . LA u GACETA DE VENEZUELA,’7 Á 17 DE OCTUBRE DE 1835, NÚMERO 2-47 ).

Comunicación del Jefe Superior del Estado Oriente, de las Reformas

Jefe Superior del Estado de Oriente.—Cuartel General en Aragua, á 20 de agosto de 1835.—25? y I o de las Reformas. Señor Gobernador de la Provincia de Gua.yana. Por las tres actas populares que tengo el lionor de incluir á US., conocerá la posición política en que se lian colocado las Provincias de Cumaná y Barcelona, á consecuencia del suceso ocurrido en la capital de la Re­ pública el S de julio próximo pasado. Destruido aquel ■día el Gobierno que existía, y devuelto al pueblo por aquel mismo hecho el derecho imprescriptible de consul­ tar y proveer á su libertad y á su seguridad, el de es­ tas Provincias proclamó la unión federativa, erigiéndose en Estado y manifestando su deseo de que las cuatro Provincias, que por su situación, por sus relaciones y por su antigua é íntima unión durante la gloriosa lu­ cha de la Independencia, han formado siempre un sólo ■cuerpo, se incorporen y constituyan un mismo Estado, para entrar luego á formar la República, con los demás que se organicen. Esperando que todos los Cantones expresen su vo­ luntad libremente, ocupado de regularizar el servicio, de asegurar el cumplimiento de este voto popular, y de acordar las medidas convenientes para la convocación y reunión de la Convención Constituyente, he diferido has­ ta ahora instruir á esa Provincia por el órgano de US., -de tan extraordinario acontecimiento. Mas llenos ya to­ DOCUMENTOS dos estos objetos, cumplo con el muy agradable deber de invitar á la patriótica Provincia de Guayan a, que éntre á completar el Estado, á que la naturaleza y to­ das las afecciones sociales, no menos que su interés, la llaman. El decreto que he expedido el 18 del corriente, y que acompaño también en copia, contiene la convo­ cación de la Convención del Oriente, y dará una más justa idea del orden, regularidad y libertad que presi­ den este Estado. Es tiempó ya, señor Gobernador, de­ que las Provincias muestren su capacidad de adminis­ trarse y salgan del pupilaje y tutela eu que lian vi­ vido bajo gobiernos lejanos que no lian querido, ó no lian podido atender sino al estrecho círculo de sus ca­ pitales, dejando perecer en la miseria y en el más com­ pleto abandono á los pueblos que por sus distancias, por su situación, y por ios sacrificios que hicieron en la conquista de la Libertad y de la Independencia Nacional, merecían ciertamente ser atendidos y cuidados con desvelos más que paternóster (así está). No entraré á referir he­ chos que comprueban el ¿lesp recio con que ha sido vis­ to y provocado el Oriente, porque sé que US. y todos los guayan eses los conocen, y porque estoy muy distan; te de querer excitar odios, ni otras pasiones innobles. Se trata sólo de unir y consolidar la opinión en un centro de acción y de autoridad, para que su sola, ac­ titud y respetabilidad, haga encallar las pretensiones de les que intentan que vivamos eternamente unidos al yu­ go dei destructor centralismo. El señor Capitán José x.x.. Lucena, que tendrá el honor de presentar á US. ésta, va autorizado para hacer las explicaciones que deseo US. recibir sobre el actual es­ tado de estas Provincias, así en su interior, como en sus relaciones con las otras que forman la Bepubíica. Yo espero que será acogido mi comisionado con la be­ nevolencia que merece por el carácter de vsu misión, y que me informará US. con él, de la resol ación de la Provincia, que tiene la dicha de ser gobernada por US, PARA LO o ANALES LE VENEZUELA .worr j

Siento tener que añadir, que ai el resultado de esta invitación, no correspondiere á las esperanzas de estos pueblos, de ver integrado el Estado Oriental con mui de sus más importantes Provincias, me prometo que p o r lo menos desvanecerá US. los rumores que han circula­ do, de que US. no sólo alarma á Guayana contra Bar­ celona sino que amenaza ó intimida á los vecinos v poblaciones de este Estado.; si contra los intereses ver­ daderos y más caros de ambos pueblos US. optare hacer la guerra, ó mezclarse de otro modo en los negocios de esta Provincia:, me veré con dolor y contra mis más vivos y ardientes votos, obligado á usar de represalias y á intentar con la fuerza lo que sólo deben hacer la razón y los intereses de la heroica familia oriental. Soy con la más alta consideración, de US. muy aten­ to, adicto servidor, José Taiteo Monagas. Comunicación del Gobernador de la Provincia de Guayana

Estado de Venezuela.—Gobierno de Guayana.—Efímero 4-0,—Angostura, á 20 de agosto de 1835. ¡Señor Secretario de Estado en- el Despacho de la Guerra. Permanece en la parroquia Soledad de Barcelona, frente á esta capital, la fuerza auxiliadora que me pi­ dió el Jete de aquel Cantón para sostener el orden constitucional, como lo participé á 8. E. el Ejecutivo en mi nota oficial de 23 del corriente, número 31, por el órga­ no de US., sin ocuparse aun de otra cosa que de estar á la defensiva, guardando aquel punto hasta otra de­ terminación. En la tarde de ayer fui informado de haber llega­ do allí un Oficial, comisionado por el General José Ta- deo Mona gas, conduciendo pliegos para el Gobernador de esta Provincia, y en el momento previne al Coman­ dante de aquella fuerza, que sin permitir al comisiona- 2S DOCUMENTOS do pasar á este lado, le exigiera los pliegos que condu­ cía, intimándole su regreso en el propio acto ; y verifi­ cado, tengo la honra de incluir copias autorizadas de la comunicación y documentos de fecha 20 del que gi­ ra, que me lia dirigido el General Monagas, titulándose Jefe Superior del Estado de Oriente, liara que US. se sirva ponerlas al conocimiento de S. E., y emanando aquellas comunicaciones de una autoridad manifiesta­ mente desconocida, como por contener principios esen­ cialmente opuestos á la Constitución de "Venezuela, he omitido darles ninguna contestación. Los documentos adjuntos # manifiestan terminantemen­ te la resolución tomada de llevar adelante el proyecto irrealizable de plantar un Estado de Oriente. Soy de US. muy obediente servidor. Ramón Oontasti.

Resuelto:

Secretaría de Guerra,—Caracas, á 20 de setiembre de 1835.—6? y 25° Se aprueba la conducta firme del Gobernador de la Provincia de Guayana, pues ella prueba que este Ma­ gistrado no se ha separado una sola línea de sus de­ beres, como autoridad legal. Por S. E., Hernáiz. RARA LOS ANALES DE VENEZUELA 29

Número 8 ( c )— comunicación d e l c o m a n d a n te oe a r ­ m a s DE LA PROVINCIA DE GUAYAN A, Á 23 DE AGOSTO DE 1 8 3 5 , Y RESOLUCIÓN DEL MINISTRO DE GUERRA.— (TOMADAS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 10 DE OCTUBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 246).

Comunicación del Comandante de Armas de la Provincia de Guaycma

República de Venezuela.—Comandancia de Armas de hi Provincia, de Guayana.—húmero 883.- -Agostara, á 23 de agosto de 1835.—6" y 25" jSeñor Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Alarma. La circular de agosto, Sección Central, que por la Secretaría del cargo de US., lia recibido esta Coman­ dancia, me ha impuesto del rápido progreso de los bie­ nes que empezó á recibir Venezuela el 28 de julio úl­ timo, para gozarlos sin duda durante nniclios siglos, con­ jurado por el patriotismo el torrente de males que ame- í i azab a destrui ría total m ente. Un sacudimiento tan sensible como el que acaba de sufrir la República, separando manifiestamente á sus verdaderos amigos de sus irreconciliables enemigos, lia producido un bien supremo que compensará superabun- dánteiuente los males sufridos durante los veinte días del aciago desgobierno militar, y los que aun suíren las Provincias de Cumaná y rancha parte de la de Barce­ lona; pero la activa persecución que el Ejército cons­ titucional á las órdenes de su ilustre y esforzado pri­ mer Jefe, continúa haciendo á los íugitivos íaceiosos, promete que muy en breve se rendirán a discreción ó abandonarán precipitadamente esta tierra que tanto lian ultrajado, y por cuya ruina han trabajado con tenaz empeño y con un descaro sin ejemplo. 30 DOCUMENTOS

Por mis anteriores comunicaciones á US. y á S. E. el General en Jefe del Ejército constitucional, estará ya informado el Gobierno de la marcha imperturbable de la Provincia de Guayaría por el sendero de la Ley; y tam­ bién lo estará de las medidas militares que he tomado, •de acuerdo con la primera autoridad civil, para asegu­ rar este punto importante, y de los recursos que nece­ sito. En cuanto á los despronunciamientos militares de , Bío Chico, Valencia y La Guaira, que US. se sirve comunicarme, como los pronunciamientos fueron obra del extravío de la razón humana, era de esperarse aquéllos, del triunfo de la pronunciada opinión pública y del efecto natural y preciso del progreso de la civilización. Felicito al Gobierno y á la dación por la ausen­ cia de los males públicos, y me congratulo con US. sin­ cera y cordialmente por la fundada esperanza de que no serán inútiles los sacrificios de veinte y cinco años. Soy de US. muy atento servidor, Juan José Conde.

% Resolución :■ Caracas, á 23 de setiembre de 1835. Enterado: que el Gobierno ve con satisfacción la imperturbable marcha de la Benemérita Provincia de Guayanapor la senda de la Ley y del orden, debida al buen juicio de su vecindario y á la conducta leal de los dignos Magistrados que la rigen. Por S. E., Ii'erndiz. PARA LOb ANALES DE VENEZUELA 31

N ú m e r o 9 — a c e p t a c ió n d e l g e n e tía l jo s é co e n e lio Mu ­ ñ o z , Á 7 DE SETIEMBRE DE 1835, Y RESOLUCIÓN DEL MINISTRO DE GUERRA.— (TOMADAS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” A 3 DE OCTUBRE DEL MISMO AÑO, NÚ­ MERO 245).

Comunicación del General José Cornelio Muñoz República! de Venezuela.—Gobierno Superior Político de la Provincia.—Acliaguas, á 7 de setiembre de 1835.— In úmero 17. Señor Secretario de Justado en el Despacho de Guerra. Con el oficio de US. fecho el 16 de agosto próxi­ mo pasado, por i a Sección primera, veo la disposición de S. E. el Poder Ejecutivo para que llame al servicio de las armas á todos los hombres que en esta Provincia sea posible reunir, y luégo marchar ala cabeza de ellos á ponerme á las órdenes del General en Jefe, Jefe del Ejército constitucional. También se me indica, que con el señor Capitán Rafa­ el Acevedo envía el Gobierno dos mil pesos para auxi­ liar dicha expedición. A efecto de cumplir con la or­ den ya citada, principio desde hoy á tomar todas las medidas que juzgue, convenientes para llenar los deseos del Poder Ejecutivo. Mi inutilidad siempre ha estado pronta á sacrificarse por el bien público, así es que me . llena - de honra el nombramiento que liar hecho en mí el Gobierno de la República, para prestarle mis servicios. Dejo así contestada la, comunicación que ya cité, cuidando de participar en adelante lo que en su virtud se haya obrado. Soy de US. su muy atento servidor. José Cornelio Muñoz. DOCUMENTOS

Resolución Caracas, á 24 de setiembre de 1835.—6? y 25? El Gobierno Nacional se lia impuesto satisfactoria­ mente del oficio que ha dirigido á la Secretaría de Guerra con fecha 7 del presente, el señor General Benemérito- i José Cornelio Muñoz, á quien se dirá en contestación:- qne cuando el Poder Ejecutivo le llamó al servicio, para que, poniéndose á la cabeza de los dignos apure- ños, marchase con ellos á reforzar las filas del Ejército constitucional, obraba en él la convicción de que el Ge­ neral Muñoz correspondería de un,a manera espléndida, junto con sus compañeros, á la confianza del Gobierno y de la Nación, prestándole sus importantes servicios, cóme­ lo ha hecho siempre. Por S. E., Hernáiz.

N ú m e r o 1 0 — comunicación d e l c o m a n d a n t e d e a r m a s DE LA PROVINCIA DE CARIBOBO,, Á 5 DE OCTUBRE DE 1835, SOBRE LA FACCIÓN DE OCCIDENTE---- (TOMADA DE l a “ g a c e t a d e Ve n e z u e l a ,” á 10 d e l m ism o m e s ,. NÚMERO 246).

Bepúbliea de Venezuela.—Comandancia de Armas de la Provincia de Oarabobo.—Valencia, á 5 de octubre- • de 1835.—6? de la Ley. y 25° de la Independencia.. Señor Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra. Ahora que son las diez de la noche, me dice el se­ ñor Gobernador de la Provincia lo que á la letra sigue: “ El señor Jefe Político de San Carlos, con fecha 3 del corriente, me dice lo qne copio: ‘El señor Gobernador de la Provincia de' Barquisi- meto, con fecha 30 de setiembre, me dice lo siguiente: PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 3o

1 Los facciosos que intentaron trastornar el orden le­ gal en esta Provincia, lian sido escarmentados por dos veces en el campo, lian sido derrotados de un modo glorioso; huyeron vergonzosamente para los partidos de Quíbor, su primera guarida: se sabe que andan por los pueblos seduciendo á los incautos, invocando la defensa de la religión y apoyándose en sucesos que no lian po­ dido obtener. Con esta noticia y habiendo recibido este Gobierno auxilios de la Provincia de Harinas, ha dis­ puesto que marche el señor Comandante Francisco Chi- rinos con doscientos cincuenta, hombres de infantería y caballería á destruir perfectamente á los facciosos: que­ dando en esta capital la fuerza suficiente de guarnición ha acordado decir á U. que suspenda la marcha de los ciento treinta hombres de caballería que U. indica, en su comunicación de 28 de los corrientes, que marchaban con el señor Teodoro Figueredo, á quienes al efecto se inserta esta comunicación. Doy á XJ. las gracias por el auxilio con que se propuso ayudar al restablecimien­ to del orden en esta Provincia.’ “ Lo trascribo á US. para su superior inteligencia, ha­ ciéndole presente que el auxilio no ha sido detenido, porque cuando llegó á mis manos esta comunición, hacía- cuatro días qué habían salido las tropas, y como el Comandante Blanco debe regresar muy pronto, se ser­ virá XJS. decirme si marcha para esa con la gente que trai­ ga-, ó si debe retirarse á su casa, como igualmente me dirá XJS. si se necesitan sillas aun todavía para mandar las ..que hay. Soy de. XJS. muy obediente servidor.—Rajad Pertyra.” Lo que tengo el honor de comunicar á US. para que se sirva ponerlo en conocimiento (Je S. F. el Presidente del Estado. Soy de US. atento y seguro servidor. Coronel,' P. 3 4 DOCUMENTOS

N ú x n a r o 1 1 — comunicación d e l g o b e r n a d o r d e l a p r o ­ v in c ia DE BARQUISIMETO, Á 10 DE OCTUBRE DE 1835, SOBRE LAS PROPOSICIONES QUE LE HABÍA HECHO EL JEFE DE LA FACCIÓN.— ( TOMADA DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 31 DEL MISMO MES, NÚMERO 249).

Comunicación del Gobernador de la Provincia de Barpuisimeto República de Venezuela.—Gobierno Superior Político de la Provincia.—Barquisimeto, á 10 de octubre de 1835.—0o de la Ley y 25° de la Independencia.— Número 34. .Al señor Secretario de Estado en el Despacho de Marina y Guerra. •Señor: Retirado el Gobierno al campamento en el conflicto de la invasión que hizo á esta capital el Comandante Florencio Jiménez, y lleno después de graves atencio­ nes, no pude dirigir á US., la comunicación que en 22 de setiembre me pasó aquél, Faciéndome proposiciones para transigir las diferencias políticas, y la que en con­ testación le Fice yo en la misma fecha.—Ambas quedaron en el archivo, que no pudo ser trasportado ú dicho cam­ pamento, y ahora acompaño copias de una y otra para inteligencia del Gobierno, y que les dó la publicidad xpie convenga. Soy de US. muy atento servidor, Juan EUzondo.

(JomunicacUm del Comandante Jiménez República de Venezuela.—Cuartel General en Barquisi­ meto, a 22 de setiembre de 1835.. Al señor Gobernador de la Provincia por la Constitución, No quiero, señor, aparecer como conspirador; estoy á la cabeza de tres Cantones que se lian pronunciado PA LÍ A LOS ANALES DE VENEZUELA

¡.por las Reformas, ellos me lian honrado con el destino • que obtengo, y debo sostenerlo á toda costa.; pero an­ tes pongo por obra todos los medios prudentes y pasi­ vos que me sugiere mi patriotismo y amor á. mis con­ ciudadanos. Bajo de esto supuesto reduzco á tres ar­ tículos la proposición que antes hice de palabra. 1 ° Se suspenderán las hostilidades, y las fuerzas se mantendrán en las posiciones que respectivamente -ocupan. 2° Se dejarán libres todos los ciudadanos que de -esta ciudad no tienen las armas en la mano por uno ú otro partido, y se liarán reunir en el punto (pie ellos quieran, sin que influya de ningún modo ninguna de las partes beligerantes, para que así con plena libertad se pronuncie el pueblo por el iiartido que quiera, sin que .puedan serles perjudiciales sus- votos, esto es, que no sean perseguidos por la parte contraria á la causa que -abracen. 3 ° Se .tendrán por no hechas estas proposiciones, ;y se romperán las hostilidades, si hay por parte de US. algún movimiento hacia mi posición, y no habién­ dolo, habrá lugar á que por las vías pasivas nos enten- •damos y respectivamente nos oigamos. .Respetuosamente soy de US. S. S. Q. B. S. M. Fl ore u oí o' Jimén ez.

Respuesta del Gobernador de Barquismeto

‘República de Venezuela.—Gobierno de la Provincia.— Barquisimeto, á 22 de setiembre de 1835.—G? y 25? —Número 117.

■Señor Comandante Florencio Jiménez 4 Acabo de recibir el oficio do usted de esta fecha, en (pie me propone como medio de transigir el punto •en cuestión, la suspensión de armas, conservando la tro­ pa .las ¡posiciones que respectivamente ocupa, mientras 3 0 DOCUMENTOS el resto clel pueblo hace su pronunciamiento, dejándole en toda libertad al efecto. • He manifestado á usted á la voz, que el pueblo io­ do se baila armado en el campamento en defensa de­ sús derechos, y que no puedo ofrecer á usted y á los demás comprometidos más que la garantía de su vida y propiedades. Este Gobierno desea en favor de la paz,, que usted se someta al orden legal, bajo dicha garan­ tía, pero si no accediere á esto, se entenderán desde luego rotas las hostilidades, para lo cual espero me dé el aviso dentro de una hora, contada desde la una á las dos de la tarde, respecto que son las doce y media.. Me animan como á usted las mejores disposiciones por la paz; pero no puedo traicionar mis deberes. Soy de usted muy atento servidor, Juan JJlizondo.

Número 12— d o c u m e n t o s s o b r e e l restablecimiento DEL ORDEN EN CUMANÁ Y REFERIDOS EN LA PÁGINA Ido. — (TOMADOS DE LA í( GACETA DE VENEZUELA,’7'Á 21 DE. NOVIEMBRE DE 1835, NÚMERO 252).

Comunicación del Jefe de ¡a División del ala■ izquierda Eepública de Venezuela.—Ejército constitucional.—Coman­ dancia General de la División del ala izquierda.— Cumana, á 20 de octubre de 1835.—0° y 25°. Señor: A las seis .y media de la tarde del 23 del corrien­ te, llegué á la bahía de esta plaza5 después de haber fondeado poco más temprano la flota (pie conducía la tropa- de transporte, embarcada en el pueblo de (Jacha- maure, golfo de Cariaco; y á bis nueve do la noche en­ tré á la ciudad con la División do mi mando. El pac- o r* PAHA LOS ANALES DE VENEZUELA »') i hlo había reconocido a-1 Gobierno constitucional desde i el día 23, por consecuencia de la salida que en el an­ terior hizo de la ciudad, el señor General Santiago Ma­ rino, acompañado de los señores José María Otero Gue­ rra y Coronel Juan José Quintero, que se titulaban Go­ bernador y Comandante de Armas de la Provincia, de los jefes, oficiales y número de tropa y buques armados de que di cuenta á US. en oficio del citado día 20, datado en el puerto de la Esmeralda, y el cual condu­ jo por expreso la goleta de guerra Voladora, como el buque más velero de nuestra escuadra. De entonces, hasta mi desembarco, en que fui recibido en medio de vivas, aclamaciones á la Constitución cle Venezuela, al Gobierno y á. la División del .Ejército constitucional, que en cooperación con el mismo pueblo venía á afianzar su libertad y la restauración del orden legal, no ocurrió novedad alguna. Es de advertir, que los insurrectos, al separarse de esta plaza el mencionado día 1.0, dejaron en ella, so pretexto de conservar el orden, al señor Coronel -fran­ cisco Molinar con la guarnición de cuarenta dragones á inmediatas órdenes del Capitán Juan Manuel Duran. A las inmediaciones del pueblo se habían levanta­ ndo partidas de ciudadanos armados en defensa del régi­ men legal. De entre ellas, se aproximó la que comanda­ ban los señores Pedro Sánchez y Agapito Barrete, quie­ nes exigiendo al señor Molinar la reposición del orden constitucional, y que .pama ello entregase el mando al señor Coronel Diego Yallenilla : lo ejecutó as? aquel je­ fe en los términos que expresa la copia que incluyo con el número I o. La del número 2°, que incluyo tam- bien, manifiesta la excitación que el Concejo Municipal, reunido el mismo día 20, hizo al nominado señor Coro­ nel Yallenilla, para que acogiese los votos de los veci­ nos que lo habían proclamado como Jefe provisional, en tanto ejecutaba mi entrada á, la plaza. Esto justifica, -que si los conspiradores pudieron fijar su residencia aquí DOCUMENTOS desde el 38 de julio al 3 b de este mes, filó únicamen­ te por medio de la fuerza; porque, apenas se movieron- con ésta, pudieron los vecinos de este patriota pueblo declararse espontáneamente por el régimen legal. Pos citados documentos y los que van marcados con los números y 4°, los recibió esta Comandancia Genera!, con el oficio número o1', que le pasó el señor Coronel Diego Yallenilla, á quien contesté de la manera que expresa la copia- número 0? Como de mi deber, dispuse que todas las autorida­ des, empleados y demás funcionarios públicos que cons- titucionalmente desempeñaban destinos en esta capital al acto de la subversión del orden legal, entrasen des­ de el momento al ejercicio de sus respectivas funciones : y al efecto pasó al señor Alcalde 2o Municipal, Antonio José Sotillo, como en quien recaía el Gobierno por sus­ titución, el oficio de que incluyo copia en el número 7°. Por virtud de la- ocupación de esta plaza, puede dis­ poner el Gobierno de todos los elementos de guorin­ que se fian encontrado en ella y constan del adjunto- inventario, número 8° Al terminar este parte me cabe la satisfacción de- •anunciar á US., que en toda la Provincia de Cumana, • sin excepción de pueblo ni lugar alguno, u se reconoce al Gobierno constitucional de Venezuela.'-’ Felicito por ello al E. S. Presidente de la Kepúbliea, haciéndolo igualmente por mi órgano toda- la División del ala iz­ quierda del Ejército, dispuesta á continuar prestando sus- servicios, en tanto se necesiten, para- restaurar el im­ perio de la Ley en toda la Unción. Sírvase US. dar cuenta- de este parte y de los do­ cumentos que lo acompañan, a) .Poder .Ejecutivo. Soy de US. muy atento servidor, Francisco B. Gómez. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

Comunicación referida del Jefe ¡Superior Civil y Militar de Cu-maná

liepública de Venezuela.—El Jefe Superior Üivil y Mi­ litar.—Cumaná, á 20 de octubre de 1835. ¡Señor Coronel Diego Vallen-illa. Con esta: fecha be recibido un ofício de los señores Pedro Sánchez y Agapito Barreto, que dice u Pedro Sánchez, Agapito Barreto y otros ciudadanos á nombre de trescientos ciudadanos armados, en las parro­ quias de Bordones, Santa Fe y San Juan, nos dirigimos á US. manifestándole, que un extravío de opinión en unos, y el temor de la fuerza en otros, nos ha conducido á ma­ les que lloramos y lloraremos mucho tiempo: deseosos de poner un término á las desgracias de una guerra ho­ micida entre hermanos, hemos tomado la fírme resolución, ahora que estamos en el caso de poderlo hacer, de volver á la senda del orden y de las leyes, convencidos de que sin leyes no hay garantías, ni es libre un ciudadano ; por tales razones, exigimos de US. que hoy mismo se re­ ponga el orden constitucional de Venezuela, quedando su­ jetos á sus leyes y Gobierno. Que para que esto tenga efecto, se entregue el mando de la Provincia al señor Co­ ronel Diego Vallenilla, hasta que el señor General Fran­ cisco Esteban Gómez resuelva lo que le convenga. Que de­ pongan las armas los soldados de US. al momento que ocupemos la ciudad, hoy mismo á las nueve de la ma­ naria. Los habitantes de ese pueblo son nuestros her­ manos, US. mismo lo es, y nos haría un agravio cu creer en nosotros una disposición de venganza ó persecución á persona alguna. Muy lejos de eso, queremos unión y un olvido, de lo pasado, para que podamos vivir en tranqui­ lidad futura. “ El señor Primer Comandante José María Aguilera, pondrá • en manos de US. esta comunicación, y allanará DÜOUMIÍJÍTÜS cualquiera dificultad que ocurra, para lo au torizado. u Se espera la contestación de US.5’ Y como de esta comunicación que lie contestado este mismo día, no lie recibido ninguna- otra nota que espe­ raba, en satisfacción de varios puntos que debía alla­ nar la entrada de la tropa, que acaba de hacerlo en este momento, me apresuro á entregar á US. el mando de la plaza como la persona escogida por los suscritos para desempeñar este encargo, esperando del patriotismo de US. y de su eficacia y actividad, el mejor orden y tranquilidad á los habitantes de esta ciudad. Dios guarde á US. Francisco M'oUnar. Comunicación referida del Jefe Político de Gumaná República de Venezuela.—Jefet-ura Política de Gumaná, á. 20 de octubre de 1835.—0? y 25? Señor Coronel Diego Yallenilla. El Concejo Municipal en su sesión extraordinaria de hoy, acordó lo siguiente: u En la ciudad de Gumaná, á los veinte días del mes de octubre de mil ochocientos treinta y cinco años, sexto de la Ley y vigésimo quinto de la Independencia, se reunieron en sesión extraordinaria en la sala del Concejo Munici­ pal, los señores Alcalde Primero Municipal, Jeté Político interino Miguel Vigas, Alcalde Segundo Municipal An­ tonio José Sotillo, Alcalde Primer sustituto Bernardo Ber­ múdez Luces, y Municipales Antonio José Va-llenilla y Serapio Román, sin asistencia del Municipal Bartolomé Milá, por encontrarse extrañado del país por las auto­ ridades militares que ha habido hasta este día, y del Procurador José Gabriel xYlcalá por hallarse ausente, con el objeto de orientar ai Cuerpo de unas comunicaciones del señor Coronel Diego Vallenilla que emitió el Presi- 1‘ARA. U>S ANALES DE VENEZUELA 41 dente, las cuales se.tomaron en consideración, e impues­ tos de su contenido que á la letra es el sígnente: (aquí los oñcios). Los miembros de este Concejo Municipal, testigos presenciales del pronunciamiento espontáneo que por la Constitución y leyes de Venezuela lian hecho los ciudadanos reunidos en partidas, que armadas se han introducido en esta ciudad, y con noticia de otras que con este objeto están para llegar, de varios puntos del Cantón, proclamando por Jefe de la Provincia al señor Coronel Liego Yallenilla; no obstante que no es lla­ mado por la Ley Fundamental para el Gobierno otro « que el Jefe Político, las circunstancias demandan impe­ riosamente, que este destino lo desempeñe persona que además de la respetabilidad en su carácter, le acompa­ ñe- el prestigio, y además y lo más esencial, una gra­ duación militar: que todas estas cualidades se reúnen en la persona nombrada, resuelve por unanimidad el Concejo: se le oficie al señor Coronel Diego Yallenilla para que acoja los votos del pueblo, y se encargue del destino que se le confiere: y que en consecuencia des­ plegue su actividad y celo acreditado por la conserva­ ción del orden, tranquilidad y seguridad del vecindario, hasta que en el particular resuelva el señor General Francisco Esteban Gómez, Jefe de Operaciones del ala izquierda clel Ejército constitucional, encargándole de esta comunicación al señor Jefe Político accidental Presi­ dente. Lo que, en cumplimiento de la disposición inserta, lo trascribo á- US. á los fines que se indican.

Dios guarde iv6 TTS. Mían el Vifjac. 42- DOCUMENTOS

Commiicación referida del Coronel Diego Vallenilla República de Venezuela.—(Jumaná, á. 20 de octubre de 1835. Señor Alcalde primero Paso á usted original la adjunta comunicación del se­ ñor Coronel Francisco Molinar, porque, proclamándose en ella el orden constitucional, la autoridad del Concejo en mi humilde concepto debe obrar en el caso. Como la premura del tiempo no dá lugar á sacar copia de la citada 3iota, espero 3ne la devuelva usted liara incluirle un tanto certificado. Dios guarde á usted. Diego Vallenilla. Comunicación referida del Coronel Vallenilla

República de Venezuela.—Cumaná, á 20 de octubre de 1835.-0° y 25° « Señor Jefe Político accidental y Presidente del Concejo

Al oficio de usted, que be recibido, contesto: que aunque bien entendido de la vía recta que demarca la Constitución y leyes, sobre la obtención de empleos en las Provincias, me ofrezco de todos modos á prestar co­ mo siempre mis servicios á la Patria, aceptando el des­ tino, en vista de la crisis en que se encuentra esta pla­ za, practicando y haciendo practicar cuanto á mi alcan­ ce y facultades esté, para, restablecer el orden y segu­ ridad de sus habitantes j quedando usted de consiguien­ te en pleno ejercicio de sus funciones, con arreglo á dicha Constitución y leyes, que serán cumplidas yT 'V'-J i/i.. eutadas en el mejor modo que corresponda. Dios guarde á usted. D iego Val lenii la. PA HA LOS ANALES DE VENEZUELA 43

Comunicación referida del Gobernador Civil y Militar de Cu-maná Eepúbliea de Venezuela.—•Gobierno Político y Militar.— Cumana, á 24 de octubre de 1835. ¡Señor Comandante General de la División del ala izquier­ da del Ejército constitucional. Tengo el bonor de incluir á US. cuatro documen­ tos en copia, (pie lo impondrán de la manera con

• ma* ♦ • más funcionarios públicos, que se encontraron en esta ciudad desempeñando constitucionalmenté destinos en el momento de la subversión del orden en el mes de julio último. Lo digo á XJS. en contestación, y para que no obs­ tante su cesación en el encargo público que se le La­ bia condado, continúe empleando en la clase de simple ciudadano su patriotismo é influencia, como honrado y antiguo vecino de esta capital, y su acreditado celo y eficacia, hasta cimentar sólidamente la tranquilidad ó im­ perio de la Ley en toda la Provincia. Soy de US. muy atento servidor, Francisco F. Gómez. Comunicación referida del Jefe de ¡a División del ala. izquierda- República de Venezuela.—Ejército constitucional.— Co­ mandancia General de la División del ala izquierda.— Oumaná, á 24 de octubre de 1835.—0o 25'.’ Señor Alcalde segundo Municipal, Antonio José Cotillo, Gobernador sustituto de esta- .Provincia. Abandonada, como fué esta ciudad por la fuerza de los insurrectos que la oprimía, recobró el vecindario su libertad.: y con el entusiasmo patriótico que respiran todos los habitantes de la Provincia, se proclamó en 20 de! corriente el régimen constitucional. En aquel mo­ mento crítico, y en que las circunstancias del instante se consultaron como regla para mejor asegurar el orden público, se nombró por algunos ciudadanos y por el Concejo Municipal del Cantón, al señor Coronel Diego Vallenilla como Jefe de esta plaza, en tanto la ocupa­ ba la División de mi mando. Felizmente entró ésta il­ la ciudad ayer á las nueve de la noche, en medio de los victores de un pueblo entusiasta por su libertad, y apreciador del orden legal. Restaurado, pues, como está éste en toda la Pro­ vincia, es de mi deber, hacer que la Administración pú- i'.YRA LOS ANALMS BK ‘V35SKZI;J6LA 4.' blica on to doy sus ramos, se arregle y marche por ¡a' Constitución y leyes de la República, en cuanto no ye oponga á las operaciones militares que deben asegurar la- tranquilidad de estos pueblos, y de que estoy encar­ gado como Jefe de la División del ala izquierda- del Ejercito constitucional. En tal concepto, y ausente como está de la Provin­ cia el señor Gobernador propietario, es usted, en defec­ to también del Jefe Político y por la ausencia del se­ ñor Alcalde primero Municipal Manuel Millán, confinado á Barcelona por los refractarios, el que subroga por sustitución. En consecuencia, entrará usted desde este instante al desempeño del Gobierno provincial, dimamb ■ todas las providencias de su resorte, para que sean re­ puestos á sus respectivos destinos todos los empleados políticos, municipales y de Hacienda, elegidos eonstitu- cionalmente, y que habían cesado ó habían sido separa­ dos de sus plazas x>or consecuencia de la subversióu del orden constitucional, que tuvo lugar en esta ciudad ú Unes de julio del presente año. No juzgo demás observar á US., que en las presen­ tes circunstancias, y en tanto no sea restablecido en to­ do sn vigor el imperio de la Ley en toda la Repúbli­ ca, especialmente en la Provincia de Barcelona, limítro­ fe con ésta, se sirva emplear y hacer que se emplee por sus agentes subalternos, la más estricta vigilancia y policía que permitan las leyes, para impedir la in­ troducción y circulación de correspondencia y escritos sediciosos, y para- la- aprehensión del armamento y per­ trechos de guerra defraudados por los insurrectos, y di­ seminados en el pueblo. Soy de US. muy atento servidor, Francisco B. Gómez. EL número 8 D (de los documentos referidos) es ei es­ tado del Parque de Cuinaná. ( Be la Gaceta ) 4 0 ■DOCUMENTOS

'xcsnuesi del Ministro de Guerra al Jefe de la División del ala izquierda ; Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Sección 1?.—Caracas, á 5 de noviembre de. 1835.-6? y 25?. ¡Señor General, Comandante General del ala izquierda del

Con la más viva satisfacción se ha impuesto el Go­ bierno del parte oficial que US. se sirvió dirigirle por mi órgano, en 26 de octubre último, dando cuenta del restablecimiento del imperio de la Ley en toda la ex- • teusión de la Provincia de Cumaná; y de los documen - • tos que US. acompaña relativos ai pronunciamiento de los ciudadanos y Concejo Municipal de aquella ciudad, evacuada que fué la plaza por el Comandante Molinar y el piquete que estaba á sus órdenes. En' todas partes, señor General, triunfa la razón pública, y sucumben las fuerzas conjuradas. Una esplén­ dida victoria corona á los ciudadanos soldados de la ■ Constitución en la Provincia de Carabolo: al acercarse el E. S. General Páez á las tropas del General Mona- gas, se dispersan sin combatir: des moral izan se los frag­ mentos del x>reteiHlido ejército libertador; el pueblo de Cmnaiui victorea espontáneamente la Constitución y á sus bravos defensores, al punto que la cohorte de la fac­ ción deja de oprimirle; y por.fin, en la momentánea acefalía en que se encontró, les dá el acierto en sus medidas el instiuto de la conservación, enaltecido por el patrio­ tismo. Calumnien en buenhora cuatro hombres libertici­ das é inmorales á la fiel Provincia' de Cumaná: este último hecho desmiente en alta voz y de una vez pa­ ra siempre la tendencia que le suponían los perturba­ dores á desconocer un Gobierno justo, legal y benéfico. Tengo la honra de congratularme con US. á nom­ bre del Gobierno, por todos estos hechos, y de darle PARA. LOS ANALES BE VENEZUELA 47 una vez más las merecidas gracias por la serie de im­ portantes servicios que US. acaba de prestar y sigue prestando á la Patria. Con sentimientos de consideración y respeto, soy de US. atento servidor, Francisco llernáiz.

■Comunicación del Gobernador Político y Militar de Cu maná

República de Venezuela.—Gobierno Político y Militar._ Cumaná, á 21 de octubre de 1835. Señor Secretario de Pistado en el Guerra. Se encontraba esta plaza ocupada el 18 del corrien­ te por tres ó cuatrocientos hombres de las tropas de las Reformas, que en su regreso de los Cantones de bar­ lovento ■ habían quedado reducidas á este número, cuan­ do de repente se dejó traslucir la idea de embarcarse para Barcelona junto con todos los Jefes por disposición Me éstos. Efectivamente se realizó el embargue, y al amanecer del día 10 , salieron de este puerto en las cua­ tro goletas, cuatro flecheras y un esquife que tenían ar­ mados en guerra, y tres ó cuatro trasportes, la tropa dicha, junto con los Generales, Jefes y Oficiales que aquí se encontraban, y muchos de los ciudadanos comprome­ tidos en la causa de las Reformas. Quedó, pues, esta capital casi abandonada, y su­ jeta á cualquier desastre, porque aunque su seguridad le fue encargada al señor Coronel Francisco Molinar por S. E. el General Marino, al acto de embarcarse, que­ dando á su disposición treinta ó cuarenta dragones para conservar el orden público, éstos se fueron disolviendo en la mayor parte desde la misma noche de la evacua­ ción, y armados se retiraron á los campos inmediatos. En situación tan crítica todo fué de temerse, y las fa­ milias se vieron consternadas por la anarquía que ame- ai azaba á la población. 48 DOCUMENTOS

Pero los vednos honrados, los padres de familia y las personas que por su adhesión al orden, y su interés por un régimen legal, se han distinguido siempre en esta capital, no pudiendo permanecer indiferentes á un esta­ do tan incierto, trataron de proveer á su seguridad y á la el el vecindario todo, y lo efectuaron reuniéndose (ion este fin en esta misma ciudad y en los campos. Para el 20 se anunció que cierto número de gente armada se aproximaba por el camino de Santa Pe, y en esa mis­ ma noche se situaron en las inmediaciones de la plaza cuarenta ó cincuenta vecinos de aquella parroquia, que luego manifestaron su deseo de entrar á la población con el fin laudable de mantener el orden, bajo la protec­ ción del Gobierno de Venezuela y observancia de su Constitución y leyes. Desde este momento se sosegó la, agitación del vecindario, y la paz fue restaurada á las fa­ milias con la entrada de aquellos ciudadanos,- que so efectuó con el mayor orden, aclamando al Gobierno y á las autoridades legítimas, y proclamando por Jefe de la plaza, hasta la llegada del señor General Gómez que obra en Cariaco y Oarúpano, al que tiene la honra de dirigirse á US. Ya para la entrada de dicha fuerza, que fue ayer á las doce del día, se encontraban dentro de la pobla­ ción veinte y cinco vecinos de ésta y de los campos de las Charas, que armados, conservan con los de Santa Fe el orden y seguridad pública bajo mi dirección. Ya me he dirigido al Comandante de las fuerzas del Gobierno, que están situadas en Cariaco, imponién­ dole de lo ocurrido, en tanto que yo me anticipo la sa­ tisfacción de participar al Gobierno por el conducto de US. que este vecindario goza hasta este momento de una tranquilidad completa. A! mismo tiempo que participo ú US. el estado po­ litico de esta capital, no debo ocultar para conocimiento del Supremo Gobierno, que hasta ahora no se sabe á tfAJiA LO a ANALES DE VENEZUELA 49 punto íijo el motivo ele haber abandonado las tropas de las Reformas á esta capital 5 pero la voz pública anun­ cia. que el objeto ha sido reunirse estas fuerzas con las que guarnecían á Barcelona, y juntas hacer un desem­ barco por las costas de La Guaira, para entrar á la- capital de la República. US. se servirá elevar al conocimiento de S. E. el Presidente, los documentos que tengo el honor de incluir en copia {*) para que se imponga de la deliberación de los vecinos de Santa Pe, San Juan y Bordenes en nom­ brarme Jefe de la plaza, y del acuerdo del Concejo Mu­ nicipal ratificando este nombramiento, que he aceptado momentáneamente, en ^ obsequio de la tranquilidad de este país y del sostén de las instituciones. C011 sentimientos de respeto y estimación, soy de US. muy obediente servidor. Riego Va\lien-illa-.

. Respuesta% del Ministro de Guerra Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra.—Sec­ ción Primera.—Caracas, á 5 de noviembre de 1835.— C? y 25" Señor Coronel Riego ValloiiUa. Por la estimable nota, de US. fecha 21 de octubre último, y los documentos que acompaña, se ha impues­ to el Gobierno del nombramiento provisional que recayó en US. por el pueblo y el Concejo Municipal de Onma- ná, mientras llegase el Benemérito General Francisco E. Gómez, que manda el ala izquierda del Ejército, y se encontraba en aquellos momentos en las cercanías de aquella ciudad. S. S. está igualmente impuesto por las comunica­ ciones del señor General Gómez, ue la reposición de

(*) Los documentos ;í que so refiero o! Gobernador, son los mis- jiios que quofum insertos.

T. II— -i 3 O DOCUMENTOS todas Las autoridades y empleados constitucionales, des­ pués de la entrada en aquella capital el día 28. Hechos son estos que unidos á los triunfos imx>or- tantes que el Gobierno lia obtenido de los facciosos en Barcelona y , le llenan de la más pura satisfac - ción. Y la circunstancia de bailarse restablecido el ré­ gimen legal por el mismo pueblo de Oumaná, apenas sa­ lió de la opresión de las fuerzas insurrectas, confirman al Gobierno y á la Nación la falsedad de la imputación hecha por los facciosos de julio, á ese virtuoso pueblo, • de que abrigaba sentimientos favorables al proyecto de Estaño oriental. El Gobierno felicita por tan prósperos sucesos á US. como á un antiguo patriota, que siempre en la senda del honor, no ha desmentido un punto aquel carácter en estos momentos ni en otro al gimo $ y yo al trasmitir á US. estos sentimientos, tengo el honor de asegurarle los de consideración y respeto con que soy de US. atento servidor. El Secretario interino, Francisco Ilenicíiz. PARA LOS ANALISS DE VENEZUELA 51

N ú m e r o 1 3 — comunicación d e la comandancia d e o p e ­ r a c io n e s DE LA LÍNEA DE PUERTO CABELLO. Á 28 4 DE OCTUBRE DE 1.835, Y RESPUESTA DEL MINISTRO DE LA GUERRA.— ( TOMADAS DE LA “ GACETA DE V U3ZÜÏÏ- LA,” Á 14 DE NOVIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚME- RO 251).

Conninieación del Comandante de la línea de Puerto Cabello

/República (le Venezuela.—Comandancia de Operaciones de la línea de Puerto Cabello—Valencia, a 28 de octubre de 1835.—G° y 25° -Señor Secretario de Patada en loa J)espacJios de Guerra y [avino. Con esta fecha digo al señor Comandante de Armas (te esta Provincia, lo que sigue: “ Con doscientos ochenta hombres, reliquias de las • diferentes columnas que componían la División sitiadora de Puerto Cabello, reducida a este esqueleto por la in­ finidad de enfermos que despaché a esta ciudad, salí de las Canales el 2G á las diez de la mañana, á conse­ cuencia de la orden de US., para volver sobre la plaza: destaqué delante la columna de Carabobo, al mando del Comandante Cajigal, explorando el campo hasta el sitio de Campanero, donde debía hacer alto. Poco antes de llegar á este lugar, recibí aviso de Cajigal sobre que el enemigo, en número de mil cien hombres, se dispo­ nía para salir esa tarde del Puerto con el objeto de ocupar á Valencia el 27, cuyo parte trasmití á US. con el señor Noguera. Continué á Campanero á reunirme á la Vanguardia, y allí esperó al señor Cajigal, que había seguido con algunos oíicíales hasta cerca de San Este­ ban, el cual regresó con la misma noticia que le ha­ bían dado sobre la marcha del enemigo. Ò2 DOCUMENTOS

“ Con estos antecedentes Mee el reconocimiento dch terreno que ocupaba, y me preparó para el combate, con­ fiado en que las repetidas órdenes de US. para que ocupase la línea, eran á consecuencia de fuertes auxi­ lios que debían seguirme en socorro de una tropa, be­ nemérita que liabía sufrido tanto en un sitio mortífero. u Como el terreno no ofrecía capacidad para presen­ tar al enemigo muchos fuegos de frente, coloqué por es­ calones la columna de Vanguardia en el sitio del.Pino: la, compañía' del Capitán Haíael Bomero defendía el des­ filadero del río: la de Barquisimeto, al mando del Ca­ pitán Herrada, en otro punto á su retaguardia; cada una tenía una mitad emboscada de un modo proporcio­ nado para replegar sobre su respectiva reserva, sin im­ pedir los fuegos á ésta. “ Situé la reserva, compuesta de la columna de Puerto Cabello, los restos de Uirgua y treinta y cinco caballos,, en el mismo sitio de Campanero: Mee ocupar con veinte y cinco hombres al mando del Teniente Ay esta, la ca­ beza de una lomita sembrada de café que enfilaba el ca­ mino y podía proteger ía retirada de la Vanguardia, si- venía cargada por el enemigo. Puerto Cabello debía, servirme ó para dar uua carga á la bayoneta ó para hacerle desplegar en guerrillas sobre ia misma loma, que se reunía al camino por mi retaguardia, en la parte oriental de la hacienda, donde también coloqué la caba­ llería para aprovechar uua carga de ella en la abra que formaba la dicha hacienda. Virgua, situado sobre el camino, protegería el flanco izquierdo de Puerto Cabello. “ Tomadas estas medidas, esperaba que el enemigo me atacase esa misma tarde, porque en aquel acto un parte del Capitán Meléndez me anunciaba que ya, aquel venía en marcha: con esta noticia hice regresar el ga­ nado de la tropa á Cumbre-Chiquita, y partí con el señor Cajigal á la Vanguardia. “ Como liubiese entrado la, noche sin aparecer el ene­ migo, destaqué al Subteniente López con doce hombres- PAilA LOS ANALES DE VENEZUELA ÍJO

á reconocerle, y a) amanecer un soldado de éste llegó con el liarte de que diclio Oñcial con la tropa, había caído en poder de aquél. En aquel acto rompió el fuego el enemigo sobre las avanzadas 5 y habiendo marchado hacia ellas, encontré ya la compañía del Capitán i-torne­ ro cargada, pero sosteniendo un fuego horroroso hasta llegar á la segunda guerrilla (pie mandaba el valiente Teniente Ituíz, el cual esperó la carga con firmeza; y auxiliado por el Capitán Herrada, se trabó un combate sangriento, sin perder por algún tiempo su posición; pero obligados por la superioridad del enemigo que mar­ chaba hambriento de envolvernos al toque de pasitrote de sus cornetas, se replegó sobre la reserva, sosteniendo en retirada su fuego. “ E11 este momento destiné al Teniente Arvelo a dar ¡i. US. el parte, verbalmente, de que venía atacado por ■ el enemigo: llegué á Campanero bajo ios fuegos de éste, para hacer allí la más obstinada resistencia; pero me hallé con la noticia de que el Capitán Bonifacio ïiaití- nez, que comandaba accidentalmente la columna Jluci to Cabello, desobedeciendo la voz de'Cajigal, había deso­ cupado con ella el puesto que se le señaló y se habui marchado cerro arriba hasta desaparecer. E11 tan críti­ ca como difícil situación, mandé que me condujesen vo­ lando veinte carabineros para probar si podía dar ai enemigo una carga de caballería que contuviese el ím­ petu con que marchaba: ordenó á Cajigal que replega­ se con Mrf/ua y el resto de la caballería á Paso-Hondo, y tomando una guerrilla, la hice subir á una cresta que dominaba la campana. La caballería' no pudo obrar, pero echando pió á tierra los veinte carabineros con el Capitón lío a á la cabeza, se sostuvo con ellos y la guerrilla un fuego vivo al enemigo, ínterin los soldados más cansados avanzaban algún terreno. “ Desde este momento me ocupó sólo la idea de que el enemigo marchase, si era posible, hasta la cambie bajo una cadena de fuegos de escalón en escalón, sos­ 54 DOCUMENTO tí tenidos por los soldados qu'e no estaban postrados por el cansancio: mandé decir á Cajigal que, a pequeñas- distancias, en las vueltas de las subidas me fuese co­ locando piquetes de á seis liombres y que los cansados- que llegasen á Caso-Hondo, ios hiciese subir á las Ca­ nales. u Así se ejecutó, y con aquellos pequeños piquetes, los veinte y seis carabineros, su Capitán y el Tenien­ te Tviiíz, hice que el enemigo marchase bajo un conti­ nuado tiroteo, que me proporcionaba el tiempo necesa­ rio para ganar terreno la tropa más fatigada. “ En Paso-Hondo se le sostuvo un fuego tan vivo que, siu embargo de la osadía con que pensaron forzar el puesto, tuvieron que contenerse y tocar reunión, cu­ ya detención fue suficiente para que llegase la tropa á las Canales sin ser acosada por sus fuegos y reanimán­ dola con la esperanza de que allí recibiríamos el auxi­ lio que US. debía enviarnos. Dejé cubriendo mi reta­ guardia á los mismos Oficiales con unos pocos carabi­ neros, y continué hasta las Canales á repetir á US. el parte sobre la marcha del enemigo, disponiendo que Ca­ jigal continuase con la tropa hasta el pié del cerro,, por no haber encontrado en todo el tránsito ningún auxilio de US. « Muestra pérdida no baja do quince hombres muer­ tos y algunos heridos 5 pero la del enemigo lia sido muy considerable y se deduce de la paralización de su v ^ marcha hasta Paso-Hondo. « Al dar á US. esta narración descriptiva de mis ope­ raciones en esta jornada, no tengo otro objeto que el de recomendar la constancia, y el valor de los milicianos que mandaba: la valentía del teniente Kuíz, de Xirgtia,

Dígnese US. elevar al conocimiento de S. E. el Pre­ sidente del Estado, esta comunicación. Con sentimientos del más profundo respeto, soy de US. obediente servidor, A . Torrellas. Respuesta del Ministro de Guerr% República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Ramo de Guerra. —Sección l il—Caracas, á 4 de noviembre de 1835. Señor Coronel A. Torrellas* Comandante de Operaciones que fue de la línea de Puerto Cabello. El Gobierno se lia impuesto de la manera más sa­ tisfactoria de la nota oficial que, en 28 de octubre ul­ timo, dirigió US. á este Despacho, dando los pormeno­ res de la acción del 26 en X5aso—blondo, donde US. em­ pleó su notoria pericia, conduciéndose, lo mismo que los Oficiales y tropa de su mando, con honor y bizarría. S. E. aprueba todas las medidas tomadas por US. en aquel crítico lance, de que supo salir airoso por el acierto y prudencia de sus operaciones, no menos que por la bravura de los Oficiales y tropa que, con muy pocas excepciones, cumplieron con su deber. Tengo la honra de ser el órgano por donde trasmite el Gobierno á US. la más cordial felicitación, tanto por la jornada del 26, como por los triunfos posteriores que han coronado espléndidamente nuestras armas, dando asi­ mismo á US. y á la fuerza de su mando por sí y por Venezuela toda, las gracias por su buen comportamiento. Soy de US. atento servidor. El Secretario interino, Francisco ‘niáiz. RARA LOS ANALES DE VENEZUELA 07

N ú m e r o% 1 4 — t r iu n f o d e l a s a iw ia s constitucionales EN VALENCIA—(TOMADO DE LA “ CACETA DE VENE­ ZUELA,” Á 3 Y 14 DE NOVIEMBRE DE 1835, NÚMEROS 250 EXTRAORDINARIO Y 251).

Comunicación del Jefe de Operaciones c(e (Jara-bobo Be-pública de- Venezuela.—Comandancia de Operaciones de Oarabobo__Valencia, ú 20 ne octubre de 1835. ¡Señor ¡Secretario de Estado en los Despachos de Guerra >/ Marina. Señor: Ahora que son las ocho de la noche, vuelvo del cam­ po de la batalla dada al enemigo en la llanura que corre desde esta ciudad hasta el pie del cerro de Puer­ to Cabello, y tengo la mayor satisfacción en anunciar á US. que la derrota ha sido completa: que la pérdi­ da del enemigo puede calcularse en la mitad de sus fuerzas; y que nuestras tropas se han portado con de­ nuedo y bizarría. El enemigo ha dejado en el campo como sesenta muertos, setenta prisioneros y por lo me­ nos doscientos dispersos, que se ven trepar fugitivos pol­ los cerros. Vuestra pérdida ha sido muy insignificante, y no pasará de doce hombres entre muertos y heridos, contando entre los últimos al Comandante Castejón. Creí tener la satisfacción de participar al Gobierno la des­ trucción total de la fuerza enemiga; pero el mal esta­ do de nuestros caballos les ‘permitió retirarse con un grupo como de cuatrocientos hombres. Daré muy prontamente á US. los detalles de la acción, y recomendaré los Jefes y Oficiales que han so­ bresalido en esta ocasión. Soy de US. muy obediente servidor-. José María, (Jarreño. DOCUMENTOS

Comunicación del Jefe do Bufado Mayor del segundo Jefe del Ejército Kepública de Venezuela.—Estado Mayor del segundo Je­ fe del Ejército.—Hacienda de Cura, á 30 de oc­ tubre do 1835, n las ocbo y tres cuartos de la ma­ ñana. Al señor ¡Secretario de Estado en el .Despacho de Guerra y Marina. En este momento que acabamos de llegar á este punto, llegaron también Jos señores Antonio Palacios y Francisco de P. Gascue, que acompañaban ai General Oarreño en la acción, sirviéndole como de ayudantes, y dicen que los enemigos estaban completamente derrota­ dos en esta forma: que ayer como á las doce del día se emprendió el combate para desalojar á los enemigos de la ciudad, y habiéndolo conseguido, intentaron empren­ der una retirada • pero como se habían tomado todas las medidas para privarles esta operación, quedaron ence­ rrados en Oamoruco, y fueron destrozados y rendidos la mayor parte. Estos señores aseguran, que no baja de seiscientos hom­ bres la pérdida, entre muertos, heridos y muchos pri­ sioneros que clamaban por el perdón. Se dice que la acción la mandaban Garujo, .ibarra, Justo Briceño y Soto. Dicen también que sólo escaparon para Puerto Cabello como cien hombres, restos de la acción, y cien más que conservaban en el cerro; El señor Francisco Madriz, portador- de esta comu­ nicación, informará de algunas particularidades más. Soy de US. atento servidor. El Coronel Jefe, PARA LO« ANALES DE VENEZUELA

Comunicación del 'Jefe do Operaciones de Car abobo Eepública de Venezuela— Comandancia de Operaciones de Carabobo.—Valencia, á 30 de octubre de 1.835,

0° vt/ 25? Al .señor ¡Secretario de Dsiado en los Despachos de Gue­ rra y Marina. Dije á US, ayer, que había derrotado al enemigo en la sabana de Guaparo: me propongo ahora exponer de­ talladamente las operaciones que han conducido ú tan glorioso resultado, y recomendar al Gobierno los señores Jefes y Oficiales que se han distinguido. US. sabe ya, que al retirarme á Las Queseras, de­ jé en esta ciudad al Comandante José Torres con cua­ trocientos hombres, con orden de defenderla á todo tran­ ce, y las razones que tuve para ello. Esto Jefe llenó tan cumplidamente su deber, que sostuvo con un de­ nuedo imponderable un fuego vivísimo desde las cuatro de la tarde del día 28, hasta ayer á las dos que ocupé la población. Heroico ha sido su comportamiento, no tanto por haber rechazado los repetidos asaltos del ene­ migo, cuanto por haber tomado la resolución de ence­ rrarse con su tropa, la mayor parte compuesta de los jó­ venes de esta cuidad, en varios edificios situados en la plaza principal, con sólo víveres y agua para un día: inútil es añadir, que todos estaban decididos á vencer ó morir. En esta memorable ocasión los cívicos de Va­ lencia han probado, que no es la disciplina, no los años de servicio, lo que decide los combates: la victoria co­ rona. siempre á los que se hallan animados de la noble pasión del patriotismo. El Comandante Torres y los bravos que lo acompañaron, se lian hecho acreedores á la gratitud nacional. Sensible es, que en tan brillante defensa, haya perecido el valiente Capitán Ignacio. Al­ bornoz, único apoyo de una familia numerosa. A las once del día de ayer, hora en que se me in­ corporó la columna de Barlovento, me 'puse en marcha <>ü DOCUMENTOS sobre la ciudad, aun sin haber comido la tropa; x>ero al pasar la columna por el pié del Morro, el enemigo emprendió su retirada. La caballería con el Coronel Juan Páez á su cabeza, á todo escape procuró alcan­ zarle, y hubo de detenerse, porque en el terreno que aquel ocupaba, no podía obrar esta arma con ventaja. Ya para entonces el Comandante Domingo Hernández, con una compañía de San Carlos, había entrado en la plaza. Las dos compañías de Cazadores y Mammeadores de la columna de Codazzi avanzaron á paso de trote, alcanzaron su retaguardia en los Cerritos, y se rompió el fuego con viveza de ambas partes. En tal estado dispuse\ que el Comandante Codazzi, con el resto de su columna, marchara por la derecha, para flan­ quear al enemigo por la izquierda, y molestarle en su retira­ da : también ordenó al Capitán Silva, que marchase inmedia­ tamente con su compañía, en auxilio del Capitán Aguado, que se veía ya muy comprometido. El Coronel Juan Padrón, •segundo Jefe de la División, la animó al combate, más con su ejemplo que con sus palabras. El eueinigo desplegó entonces á derecha é izquierda del camino real, apoyó su espalda y costados en un matorral espeso, y cubrió su frente con cuatro' compañías que colocó en guerrillas al abrigó de un zanjón. Al observar esta disposición, ordenó que las colum­ nas de Barmas y Valles de Aragua, á la cabeza de las cuales se hallaban el Coronel Rafael Romero y los Co­ mandantes Rodríguez y Chirino, lo desalojasen de la posición que ocupaba; mas no habiendo sido suficientes las fuerzas que mandaban para , conseguir el objeto, á pesar del gran valor con que cargaron, el Comandante Codazzi hizo marchar al paso de trote, en auxilio de aquellos Jefes, á los Comandantes Segundo Primero y IJrrufia, y ordenó á los Capitanes Acevedo y Sevillano, que apoyasen el movimiento. Al mismo tiempo el Co- ronel José Ramón Escobar y el Comandante < Tomás Cas- tejón cargaron bizarramente con la caballería de Bar i- PARA LOS ANALES DE-AHiNEZUKLA (Í1

ñas, y desordenaron la línea enemiga: en la carga salió lierido el segundo de estos Jefes. En este momento se puso en fuga el enemigo, la infantería le iba al alcan­ ce, bien que sumamente fatigada; y muy pocos habrían escapado, si la caballería hubiera estado mejor monta­ da; sin embargo es justo confesar, que su retaguardia se sostenía con obstinación, mientras que el centro y vanguardia se retiraban al paso de trote: así consiguie­ ron los insurrectos salvar cuatrocientos hombres, de los mil y ciento con que ocuparon esta ciudad. Con ellos entraron casi todos los Jefes de la insurrección de Caracas, excepto el General Marino, que quedó en Puerto Cabe­ llo. El General Briceño Méndez dirigía las operaciones, militares. Todos los cuerpos se han batido con bizarría v en- tusiasmo, y no recomiendo particularmente á ninguuo, por no ofender á los demás: con todo es justo decir, que la columna de Barlovento, á cuya cabeza estaba Codazzi, fué la más empeñada por ir á la vanguardia. Tengo la honra de recomendar al Gobierno, por la serenidad con que se han portado, los señores Corone­ les Juan Padrón, Pedro Celis, Juan Páez, José Ramón Es­ cobar, Rafael Romero, y los Comandantes Domingo Hernán­ dez, Francisco Chirino, Segundo Primero, Urrutia, Eusta­ quio Páez, Fernando Vera y José María Villalobos: éste último salió herido. El Coronel Torrellas se distinguió en las guerrillas de caballería que obraban contra la plaza. El Jefe de Estado Mayor, Comandante Agustín Co- dazzi, los ayudantes Comandantes Juan Manuel Cajigal y Miguel Zarruga y adjunto Capitán Luis Celis, han llenado su deber de uua manera muy satisfactoria. Los Ayudantes de campo. Capitán Benito Bsfceller y Tenien­ te 'Mariano uztáriz, se lian conducido como era de es­ perarse de su patriotismo y actividad, habiendo el pri­ mero llevado mis órdenes al Comandante Cadazzi en medio de; fuego mas vivo. El Aspirante José Donato DOCUMENTOS

Austria, escribiente del Estado Mayor, es acreedor de una m en ci ó n bou ro sa. Los Capitanes, Tenientes y Subtenientes, que tu­ vieron parte en la acción, se han conducido muy bien, especialmente el Teniente Puíz y el Subteniente Luiaro. Los Capitanes Aguado, Martín y Herrera y el Teniente Otamendi han dado pruebas nada equívocas de que son dignos de los ascensos con que recientemente han sido premiados por el Gobierno. Ho es ponderable el patriótico comportamiento de los Valles de Aragua: levantados en masa a la voz del peligro que amenazaba esta Provincia, se les ha visto gustosos agotar sus recursos y hacer los mayores sacri­ ficios: y cuando fué preciso opouer las armas á la más injusta^agresión, se les vió denodados en el campo de batalla: los aragiieños han volado á la defensa de los heroicos valencianos, tan luego como supieron el con- tiicto en que éstos se encontraban: Muchos ciudadanos. de esta ciudad me han facilita­ do recursos con patriótica espontaneidad; y ha sobre­ salido en ellos por los servicios que ha prestado de todo género el Capitán José Lecuna. " * El Capitán Juan Antonio Izquierdo, con la compa­ ñía de San Joaquín, se distinguió en el campo de ba-

La pérdida del enemigo, tanto en el campo como en la población, ha sido muy considerable, al paso que la nuestra, es de poca consideración, como US. verá por las relaciones de muertos y heridos que tengo la honra de acompañar. Los muertos que lian tenido los enemi­ gos exceden de ciento cincueutaj entre ellos el Coman­ dante Pinol y cinco oficiales más; han caído en nues­ tras manos ochenta y dos heridos; existen cien prisio­ neros de tropa y tres oficiales, uno de ellos de Anzoá- Ugui) del campo de batalla se lian recogido cien fusiles, tres cajas de guerra y mi gran número de fornituras; y FABA LOS ANALES DE VENEZUELA 03

¡puede asegurarse que los dispersos no bajan de trescientos hombres. Acompaño á US. las declaraciones que hato- ornado el Jefe de Estado Mayor á dos oficiales prisioneros. José Mar ía Carreno. Respuesta del Ministro de Guerra al Jefe de Operaciones de Car abobo Secretaría de Estado en los Despachos de G-uerra y Ma­ rina.—Caracas, á 4 de noviembre de 1S35.—G'.‘ y 25? Re ñor General Jefe de Operaciones de la Provincia de (ki- r abobo. Satisfactorias por extremo han sido para ei Gobie r- mo las notas de US. de 29 del corriente en los Guayos, y del 30 en Valencia sobre la derrota dada al enemigo en el campo dé Guapáro. US. con los Jetes, Oficiales y tropa de la División de su mando, han combatido de manera digna ciertamente •de la causa que defienden, en los memorables días 28 y 29 de octubre. Este golpe ha enseñado severamente á los liberticidas, lo que es vejar y hacer la guerra á un pueblo libre que tiene siempre Jefes que lo conduzcan al triunfo. Sírvase US. aceptar las manifestaciones de gratitud y la sincera congratulación del Gobierno, que tengo el honor de ofrecer, tanto á US. que presidió aquellos triunfos con el valor y pericia que lo distinguen, como á los demás Jefes, Oficiales y tropa, á quienes ha laurea­ do la victoria, y bendice la Patria, vengadores de su majestad ultrajada y de sus leyes holladas. Soy de US. con respeto atento servidor. Fra n cisco líernáiz. DOCUMENTOS

Número 15— comunicación d e l j e f e d e e s t a d o m a y o r GENERAL, Á 4 DE NOVIEMBRE DE 1835, SOBRE SOME­ TIMIENTO DEL GENERAL MONAGAS, Y RESPUESTA DEL MINISTRO DE GUERRA.— (TOMADAS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA/’ Á 14 DEL MISMO MES, NÚMERO 251).

Comunicación del Jefe de Estado Mayor General República de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en el Roble, á 4 de noviembre de 1835.—6? de la Ley y 25? de la Independencia. ¡Señor Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra, Tengo la satisfacción de anunciar á US. que boy se ha terminado felizmente la guerra que amenazaba con manos destructoras las Provincias de Barcelona y Ou- nianá, habiéndose sometido al Gobierno Nacional el se­ ñor General José Tadeo Monagas con las tropas que le acompañaban. El se halla actualmente en este Hato, unido á S. E. el General en Jefe y á las tropas del Ejército constitucional. • S. E. se congratula con la Na­ ción al ver restablecido el imperio de la Ley en todo el Oriente de la República. Un Ayudante de campo de S. E. llevará los por­ menores de este acontecimiento, y yo me adelanto á po­ nerlo en conocimiento del Gobierno por el órgano de US, Soy de US. atento servidor. Jj. Febres Cordero. i'ARA L 08 ANALES DE VENEZUELA 05

Respuesta del Ministro de Guerra Secretaría de Estado en el Despacho de la Guerra__Sec­ ción I a*— Caracas, á 11 de noviembre de 1835.—0? y 25° Al señor General Jefe del Estado Mayor del Ejército. Señor: Me cabe % honra de ser el órgano del Gobierno para felicitar al Ejército por el completo restablecimien­ to del orden constitucional en las Provincias de O urna- ná y Barcelona. S. ®. el Presidente felicita á la líación por tan fausto acontecimiento, y excita su gratitud hacia los defen­ sores de la Constituaión y sostenedores del orden legal.. v Con sentimientos de respeto soy de US. señor Ge­ neral, muy obediente servidor. ___ ♦ El Secretarrio interino, Francisco Remáis;.

N ú m e r o 1 6 — s u c e s o s d e m a r a c a ib o .— ( t o m a d o s d e l a “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 19 DE DICIEMBRE DE 1835, Y 2 DE ENERO DE 1836, NÚMEROS 256 Y 258).

Comunicación del Gobernador accidental de la Provincia de Maracaibo República de Venezuela.—Gobierno accidental de la Pro­ vincia.—San Carlos, á 17 de noviembre de 1835._ 6 ? y 25? Señor Secretario de Estado en los Desliadlos de Guerra y Marina. Al retirarme de la villa de Altagracia á la isla de Burros el día 8 de los corrientes, como á las 1 1 de la mañana, observó que la escuadra, que estaba fondeada al frente de Maracaibo, se hizo ¿i la vela á introdueir- -■> 6 í> DOCUMENTOS se en aquel Puerto, é inmediatamente empezó un fuerte cañoneo, que era sostenido por los enemigos con las piezas del Fuerte 4de la artillería, con la del Bergantín Rosalía y las de un bongo, que, arrejerados á la orilla, eran á la vez defendidos por la fusilería, que estaba atrincherada en. los pretiles de la marina. El fuego duró hasta cerca de las cinco de la tarde, habiendo por nues­ tra parte tenido tres muertos y cinco heridos, sin embar­ go que los buques se allegaron á menos de un tiro de pistola. Por parte del enemigo, no sabemos aun la pér­ dida que haya habido, pues el Jefe de Maracaibo pro­ hibe con pena de la. vida el decir los muertos que haya; pero sí se dice que murió, entre otros, un Oficial, y

•reforzar una columna, que se está formando allí, con el objeto de hostilizar á estos enemigos por !a parte de tierra, y no dudo tendrá- esta operación un buen resul­ tado, pues los Joles son bien acreditados, y á más, es­ tán sostenidos por ía. escuadra, que no cesa de molestar al enemigo por la parte del lago. US. elevará estas noticias al conocimiento de S. 15. el Supremo Poder Ejecutivo, para los fines que sean con­ venientes. Señor soy de US. muy atento servidor. Esteban Y i lia s a ¡ i, l.

Comunicación. / ¿lel Comandante del Apostadero y de la Escuadrilla constitucional

República de Venezuela.—Comandancia del Apostadero y do la Escuadrilla constitucional.—Isla de Burros, á 11 de noviembre de 1835.—6? y 25°—Número 143.— Duplicado. Señor Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina, En cumplimiento de lo dispuesto por el Gobierno, para inutilizar la Escuadrilla enemiga, arrejerada bajo las baterías de tierra y compuesta esta de un bergan­ tín, dos bongos y un guairo, me dispuse en perfecto es­ tado de combate, y á las doce de la mañana, cuando la brisa refrescó y la marea estaba por la llenante, luce señal de dar la vela y entrar en línea á la bahía. Todo ñié obra del momento, dar la vela y romper el fuego el Fuerte de la artillería con una pieza de á 18, dos de á 12 y una de á 8 : yo hice señal de for­ zar de vela y penetrar á la bahía, lo que se ejecutó bajo los fuegos de dicho Fuerte, y cuando ya estuvimos en la ensenada estrecha que ésta forma, hice romper el fuego sobre los buques enemigos y Fuerte de la artille­ ría á tiro de metralla j mas como el viento me daba G8 DOCUMENTOS para maniobrar, me acerqué hasta obligarlos á empe­ ñar su infantería: en efecto, tendieron como cuatrocien­ tos hombres en unos parapetos á lo último del astillero, y desde ellos rompieron un horroroso fuego de fusil y metralla desde los buques y una batería situada entre los bongos) pero nuestras fuerzas lograron apagar los del fuerte, arrojar al agua la tripulación del Rosalía y abandonar también el guairo barado ya en este momen­ to: los Comandantes de la tropa embarcada del Williams, Matilde y Voladora, Tenientes José Antonio Gómez y Bañiel María Baralt en los botes, intentaban desembar­ car, su número era de cincuenta y dos hombres en los tres botes; pero en este momento se presentó en el com­ bate el señor Comandante de Armas á bordo del bote General Páez, y este Jete, ,solo con cuatro bogas desar­ mados, se adelantó á los botes y sacó su tropa de en medio del más mortífero fuego, haciéndola desistir del más temerario arrojo que puede intentarse, y que lle­ vado á electo, hubieran sido víctimas inevitablemente. Por consecuencia de este combate, ha quedado la Escuadrilla completamente inutilizada, el Fuerte de la ar­ tillería casi demolido, una pieza desmontada: nuestra pérdida ha consistido en cuatro muertos y nueve heri­ dos todos de gravedad. La balandra Car abobo, rota su botavara, sus loques y un balazo á la lumbre del agua; El Williams, rotos sus estaises, despedazada su mayor y los demás buques casi nada de consideración. híuestros buques quemaron quinientos tiros de cañón y como cuatro mil de fusil. Por la ocupación de los Puertos por los enemigos, ocupamos esta isla, donde estoy recomponiendo Ja es­ cuadra. Faltaría á mi deber, si no recomendase á la ila­ ción, al Gobierno y á todos los valientes de la cierra, PAUL LOS ¿NALES DE VENEZUELA da bizarría con que lian combatido boy los señores Jefes, Oficiales, tropa y marinería de la escuadrilla constitu­ cional. Señor, soy de US. muy atento servidor. ib Baptista. Comunicación del Comandante de Armas de la Provincia de Maracaibo República de Venezuela.—Comandancia de Armas y Ope­ raciones de la Provincia.—Isla de Burros, á 0 de no­ viembre de 1835. Señor Secretarlo de Estado en los Despachos de Guerra y Marina. Ayer á las diez de la mañana recibí nuevos par- tes, que los enemigos, desembarcados en liara, marcha­ ban forzadamente sobre los Puertos. Inmediatamente hice embarcar al hospital y dirigirlo á este punto; mon­ tó el piquete al mando del Coronel Jiménez, y lo des­ tinó á reunir todo el ganado que le fuera posible sobre el hato del Coronel Joly, enviando al efecto tres pira­ guas abiertas al indicado punto, para hacerlo trasladar ú esta isla, asegurando de este modo la subsistencia de la tripulación y tropa de la Escuadrilla. Cuando me encontraba ocupado en esta operación y en la de inutili­ zar absolutamente todas las canoas de esta costa, obser­ vó que la Escuadrilla, fondeada sobre Maracaibo, se había metido en la bahía y empezaba un furioso comba­ te con las baterías de tierra, bergantín Rosalía y bongos armados: inmediatamente encargué de la operación que yo practicaba al Capitán Mora, y en el bote General Páez me dirigí á la escuadrilla: cuando llegué á ella, era ya frente al astillero, los enemigos habían tenido toda su infantería desde el muelle hasta lo último del as­ tillero parapetados j y un fuego horroroso de fusil cruzaba nuestros buques, á la vez que con la metralla barrían todo ."1 frente de sus baterías. 70 DOCUMENTOS

Cuando llegué á la escuadra, era tal el fuego de fusil y metralla, que el bote de desembarco, que man­ daba el Teniente Bara) fc, quedó sin remos, porque fue­ ron rotos á balazos. En este estado el señor Coman­ dante Baptista babía mandado ecbar sus botes al agua, é intentaba un desembarco; pero afortunadamente lle­ gué en este momento, y sin parar, seguí sobre los botes y los hice volver y reembarcar. Por resultado de este combate, la liosalía quedó de­ sarbolada y con multitud de balazos de cañón y palan­ quetas en su casco, é inútil completamente. Una pieza de la artillería desmontada y los bongos destrozados; la pérdida numérica del enemigo aun la ignoro; pero supongo deba ser de consideración. Por nuestra parte liemos tenido cuatro muertos y nueve he­ ridos; la balandra recibió uu balazo á la lumbre del agua, y otro que le rompió la botavara. El Williams sufrió también mucho en su jarcia y velamen: sobre quinientos tiros de cañón y como cuatro mil de fusil hizo nuestra Escuadrilla. Todo elogio es pequeño para hacer la debida justi­ cia- al valor y arrojo del Comandante de la escuadra, Capitán de fragata Felipe Baptista, de los Comandan­ tes de buques, Juan Baptista, Lucas Umbara, Vicente ltoggiero, Cristóbal Mona-gas, Capitán Storms y Bremo, y de los Oñciales de infantería, Comandantes de guar­ nición de Buques, Teniente K. María Baralt y José Antonio Gómez, que ya al fui de la acción se acercaron con sólo veinte hombres de desembarco á tiro de pistola á los parapetos enemigos; y hubieran ido á tierra á adquirir una muerte cierta, eombatieudo contra quinien­ tos hombres enemigos, si mi oportuna llegada- á la es­ cuadra no hubiera impedido que se llevase á efecto ese arrojo verdaderamente temerario. La tropa marinera y de infantería se han portado admirablemente en esta- ocasión, y al anunciar al Gobierno que está completa PaRA LOS ANALES DE ^ENESUELA mente cumplida la orden que me dió para inutilizar los buques enemigos, me complazco en declarar, (pie encon­ tró en el señor Comandante Baptista la mejor y más decidida voluntad en coadyuvar á ese intento. Dios guarde á US. Manuel de (Mea.

Resolución del Ministro de Guerra- sobre las precedentes comunicaciones Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Ha­ rina.—Caracas, á 6 de diciembre de 1835.—(>7 y 25° Resuelto: El Gobierno se ha impuesto satisfactoriamente de esta comunicación v de las de los señores Gobernador de la Provincia y Comandante, del Apostadero de Ma- raibo de 9, 11 y 17 del pasado: el contenido de ellas comprueba que las autoridades de aquella Provincia, así como el Jefe de las fortalezas de la Barra y los de­ más oficiales y tropas que obran en favor del orden en Maraeaibo, han correspondido espléndidamente á la con­ fianza del Gobierno Uacianal, y cumplido con el deber sagrado de defender las instituciones. Aprueba el Go­ bierno todas las disposiciones tomadas por aquellas au­ toridades, y aplaude el celo patriótico, y denuedo con que la Escuadrilla del Lago de Maraeaibo y los bravos oficiales del Ejército, que estaban á su bordo, se esforzaron el día 8 del pasado por inutilizar los buques armados de los disidentes, influyendo así en el pronto restable­ cimiento del orden legal en aquella importante Provincia. Dígase en contestación, y publíquese en la Gaceta. I^ r S. E. llernáiz DOCUMENTOS?

Comandancia de Armas de la Provincia de Maracaibo sobre los últimos sucesos de Maracaibo Comandancia de Armas.—Número 7.—Altagracia, á 2 de diciembre de .1835. Señor Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina. El primer día que pude poner el pié en tierra por la evacuación de esta Yilla por los restos de la colum­ na del faccioso llamón Soto, dispuse que marchase so­ bre la Bita una muy pequeña y proporcionada á mi ac­ titud militar, compuesta de treinta fusileros de la quinta de los Altos, treinta y tres de la primera de Maracaibo, y 31 de la de caballería de Dragones montados, á las órdenes del señor Coronel Oliva, con el objeto de batir una fuerza que se me informó había en aquella punta (la Bita) par­ te de la del dicho Soto j y parte venida de Maracaibo bajo uno de los Oficiales Bravos (El Cecilio); la expedi­ ción ha tenido el buen resultado que expresa el parte oficial del Coronel Oliva, que tengo la honra de acom­ pañar á XIS. Hoy me ha presentado el dicho Jefe los cabecillas ó Comandantes de guerrillas, Matías Meléndez, y C. Urdaneta (alias Tenecame); y en el momento los he puesto á disposición del Gobernador accidental de la Provincia. Nada más ocurre digno de atención, que camunicar á US. Soy de XJS. atento servidor. José E. Blanco. Es copia, Hernáiz. r 1» > i»AEA. LOS ASALES DE VENEZUELA i O

Comunicación ele la Comandancia de Operaciones de la Provincia '.República de Venezuela.—Comandancia de Operaciones.— Ilita, a 29 de noviembre de 1895. % Al señor General José Félix Blanco, Comandante de Armas y de Operaciones de la Provincia. En cumplimiento de lo que US. se sirvió ordenar­ me para batir las fuerzas enemigas que ocupaban este pueblo, desembarqué al anochecer del 27 en el sitio de Palmarejo, donde me reuní con la compañía de caballe­ ría al mando del Comandante Jiménez : no bien se em­ prendió la marcha sobre el hato del Higüito, cuando la guerrilla que flanqueaba nuestra marcha, descubrió la que los enemigos mantenían en aquellos sitios, compuesta de diez y seis fusileros á las órdenes de un tal José Andrés Báez; á los primeros tiros la mandé cargar por la que mandaba el Teniente José Antonio Gómez y fueron com­ pletamente arrollados, tomándole un soldado, el sargen­ to y Báez que hacía de Comandante. El resto logró á favor del monte y de la oscuridad no caer en nuestras manos. A las siete de la noche acampé en el indicado hato del Higuito. Al amanecer del 28, informado que el faccioso Na­ varro con cincuenta y cinco de los de la columna de Boto se había embarcado (hacía cuatro días) para Maracaibo, y que sólo quedaba en la Rita el Comandante Meléndez y el Capitán Pedro Urdaneta con sólo vente y cinco hombres, entre ellos quince que á las órdenes del último había man- dado Paría. Ordené al Capitán Cayetano Mora siguie­ ra con las compañías de infantería y me adelanté con la caballería á ñu de perseguirlos con más seguri­ dad, puesto que había tenido noticias.'ingerirse en los montes; el suceso correspondió á lo que había, calcula­ do, los facciosos habían, dormido en el monte y seguían su dirección á las salinas. Sobre mi marcha tuve avisos ■de que se encontraban aun en el Hato de Ancón de 74 DOCUMENTOS

Colina, é inmediatamente me puse con el señor Coman • dante Jiménez- y veinte carabineros al galope sobre di­ cho hato en donde los alcanzamos j verlos, cargarlos, y rendirlos, fue todo obra del momento, siendo tanto el asombró y cobardía de estos miserables, que apenas hicieron seis ú ocho tiros; el Comandante Meléndez, siguió á escape en un famoso caballo; pero perseguido por dos carabineros se echó al suelo y huyó al mon­ te, abandonando el caballo. Concluida esta operación me acampó, y á las cuatro de la tarde regresé con la infantería á este punto, dejando al Comandante Jiménez órdenes de seguir al anochecer de hoy sobre las Cabi- mas con treinta caballos y la piragua Carmona por la costa, con el objeto de disolver una guerrilla de facciosos de veinte hombres que hay allí, y traer todo el armamen­ to que pudiera reunir. El resultado de esta marcha eshaber tomado á los enemigos veinte y cinco fusiles, diez y ocho hombres de tropa, y dos Oficiales, y haber libertado toda la costa del Este del poder insoportable de estos bandidos. Yo permaneceré aquí hasta tanto reciba órdenes de US. pues así lo considero de necesidad. Soy de US. con sentimientos de consideración y res­ peto muy atento servidor. Manuel de Oliva. Altagracia, á 2 de diembre de 1835. José F. Blanco. Es copia, líernáiz. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

ïSTúmero 16 ( a )— b l o q u e o d e la enlaza d e m a ra c a i l o .- ;; (TOMADO DE LA u OACETA DE VENEZUELA, A 2 DE ENERO DE 183G, NÚMERO 258).

República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Ramo de Marina.— Sección Única.—Caracas, á 23 de diciembre de 1835.— G° y 25? señor Secretario de Estado en los Despachos de Rela­ ciones Exteriores y de Hacienda. El señor Gobernador de la Provincia de Maracaibo, des­ de los Puertos de Alt agracia, con fecha 2 del corriente, in­ forma al Gobierno : que obligado á dictar las providencias y medidas conducentes á ñu de restablecer el orden constitu­ cional en la plaza de Maracaibo, dominada por la facción que oprime aquel vecindario, declaró en estado de bloqueo la expresada plaza, cuyo acedio lo verifica la División marítima compuesta de quince embarciones armadas á su vista, y no pudiéndose revocar á duda el derecho que ha tenido aquella autoridad para declarar en blo­ queo la plaza de Maracaibo, situada á la orilla de su Lago, con previos avisos como lo ha hecho, á los Cón­ sules y Agentes comerciales de las daciones amigas y neutrales. S. E. el Presidente de la República' ha aprobado la determinación de aquel señor Gobernador, y declara de nuevo en estado de bloqueo el puerto de Maracaibo y sus cos­ tas adyacentes. Con esta fecha se comunican á las au­ toridades correspondientes de la Provincia de M.aracaibo las siguientes prevenciones : primera: que sea permitido á los buques de . guerra de Nociones amigas y neutra­ les, entrar, salir y permanecer en el puerto de Maracaibo, pues el Gobierno confía que ellos no auxiliarán en modo alguno á los enemigos del Gobierno legítimo y recono­ cido por sus resi)ectivas Naciones ; segunda: que la fuer­ za bloqueadora impida la entrada de todo buque; si éstos llevan artículos de contrabando, ó intentaren entrar en 70 DOCUMENTOS

4 % • i* * el puerto después de ser notificados que el bloqueo exis­ te, ó se dirigen á infringir éste, yendo al puerto, des­ pues de transcurrido el término que se ha señalado, serán detenidos y juzgados con arregio á las leyes y al dere­ cho internacional: tercero y último: los buques que pro­ cedan de puntos muy distantes del Lago de Maracaibo, que justifiquen bastantemente no tener conocimiento del bloqueo, no serán detenidos ni juzgados,-ámenos que inten­ ten entrar después de notificados conforme se dice en la prevención segunda. Todo lo que tengo el honor de manifestar á US. de orden de S. E. para su conocimiento y para que lo haga trascendental á los señores Encargados de negocios y Cónsules de las ilaciones amigas y neutrales, residentes en Venezuela. Soy de US. atento servidor El Secretario interino, Francisco llernáiz. Es copia, llernáiz.

Húmero 16 (b)— ú l t im o s a u x il io s DIRIGIDOS Á MARA­ CAIBO, Y PROCLAMA DEL JEFE DEL EJÉRCITO CONSTI- T LAMO NAL, Á 13 DE DICIEMBRE DE 1835.— (TOMADOS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,ÍJ Á 1G DE ENERO DE 1830, NÚMERO 200). Comunicación del Ministro de Guerra Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra.—Cara­ cas, á 1G de enero de 1830. El 19 de próximo pasado zarparon del Puerto de Ocumare, tres buques conduciendo á su bordo quinientos hombres de infantería al mando del señor General Ma­ riano Montilla, segundo Jefe del Ejército constitucional con dirección á la barra de Maracaibo, á restablecer eí PARA. LOS ANALES DE VENEZUELA I fi orden constitucional en aquella Provincia; remitiéronse en aquellos buques dinero, armamento, pertrechos, pro­ visiones, vestuarios y algunos Jefes y Oficiales. Hoy que damos al público esta noticia, de orden del Gobierno, nos lisonjeamos que en Maracaibo se había restablecido el imperio de la ley, y que su benemérito vecinda­ rio disfrutará de la paz há tanto tiempo perdida. Se inserta á continuación la proclama que el ilustre Jefe del Ejército, siempre valiente y generoso, ha dirigido á los maraca-iberos desde su Cuartel General, y la misma que condujo el señor General Montilla.

Proclama del Jefe del Ejército constitucional

JOSÉ ANTONIO PÁEZ, General en Jefe de los Ejércitos de la República y del de Operaciones para restablecer el orden constitucional

Maracaiberos: Concluida en Oriente la pacificación de Barcelona y Ouinauá, sin haber vertido una gota de sangre, be vuel­ to mis ojos hacia vosotros y lamentado en mi corazón las desgracias que os afligen. Ellas van á cesar: el Gobierno envía fuerzas bastantes para hacer respetar la- Constitución del año de 30, y los que han alterado el orden, deben oír la voz de la razón y someterse á la Ley, antes que las armas nacionales cumplan su deber. Maracaiberos: Plenamente autorizado por S. E. el Presidente de la Eepública para restablecer el orden constitucional en Venezuela-, he hecho cuanto ha estado á mi alcance para conseguir tan laudable objeto, sin derramamiento de sangre y sin mengua de la dignidad nacional. Os com­ prueban esta verdad, mis actos de Valencia, Lajas y Laguna del Pirita-I. DOCUMENTOS

M aracaiberos: Al nombrar al segundo Jefe del Ejército constitu­ cional para que realice en esa Provincia los deseos del Gobierno, lie tenido presente que sus cualidades no deben seros desconocidas, y que su afecto liacia vosotros lo tiene acreditado : oidlo, y llenaréis vuestro deber: no lo forzéis á emplear los medios coercitivos que tiene en sus manos. Cuartel General en Maracay, á 13 de diciembre de 1835.-0° y 25" José A. Páez. El súb-Jefe de Estado Mayor General, Juan .Desoía. Es copia, Hernáiz.

Número 16 (c)— sometimiento d e l a p l a z a d e m a r a - CAIBO AL ORDEN CONSTITUCIONAL.— (TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUELA/7 Á 10 Y 30 DE ENERO DE 1830, NÚMEROS 200 Y 202).

Comunicación del Jefe de Estado Mayor General •República de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejército constitucional.—Cuartel General en San Es­ teban, á 10 de enero de 1S3G.—7° y 26° ¡Señor /Secretario de Estado en el Despacho de Guerra. TengoO el honor de elevar al conocimiento del Go- bicrno por el órgano de US. el término feliz de la gue­ rra de Maracaibo. El señor General Mariano Montilla, segundo Jefe del Ejército constitucional, ocupó la ciu­ dad el 1 " del corriente, en virtud de haberse some­ tido ei día anterior al Gobierno Nacional, bajo la garan­ tía que S. E. el Presidente de la República acordó á los que se habían sublevado en aquella Provincia. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA Tí)

AI participar de la satisfacción que causa tan fausto % icontecimiento, me ha mandado S. E. el General en Jefe felicitar al Gobierno, acompañándole los documentos en que se halla detallado. Sov de US. atento servidor, L. de Febres Cordero. Es copia, Eernáiz.

Comunicación del Comandante del Apostadero de Maracaibo

Kepública de Venezuela.—Comandancia del Apostadero.— Erente á Maracaibo, á bordo de la goleta Boliviana.— Comandanta, á 1 ? de enero de 1830.—7o y 20°—Nú­ mero 2 . Al Honorable señor Secretario de Estado en los Despachos de Marina y Guerra. Experimento la más grande satisfacción al comuni­ car á US. que ha principiado la Provincia de Mara­ caibo á gozar la paz el día I o de enero de 1830. ¡Fe­ liz resultado del decreto que se concluyó y firmó anoche! Felicito á S. E. el Poder Ejecutivo por el respetable conducto de US. por este feliz acontecimiento que prue­ ba el acierto que ha habido en el nombramiento del Jefe que nombró el Gobierno para este tan interesante negocio. Yo me voy á preparar inmediatamente para salir con la goleta Elisa Matilde y pailebot Volado, para coo­ perar al bloqueo de Puerto Cabello, dejando aquí al se­ ñor Comandante Felipe Baptista encargado del Apos­ tadero. La premura del tiempo y las diferentes atenciones del servicio, no me permiten dar á US. un detalle del desenlace que han tenido los asuutos políticos en esta Provincia, y oportunamente será impuesto US. de los pormenores de aquél. 80 DOCUMENTOS

Inútil es recomendar á US. los interesantes servicios que ha-hecho á la Nación el señor Capitán de fragata Felipe Baptista, y en general, los de todos los. indivi­ duos que componen la División al mando de este Jefe; Oportunamente tendré la. satisfacción de remitir á US. las listas nominales de toda la fuerza marítima, para que S. E. el Presidente de la Bepublica y la Nación en­ tera, conozcan sus heles servidores. Señor, soy de US. muy atento servidor, Sebastián Boguier. Es copia, Hernáíz.

Relación de la Secretaria de Guerra Secretaría de Guerra.—Caracas, á 13 de enero de 1830. 7o y 20? . Acaban de recibirse en este Despacho notas y otros documentos oficiales por los cuales participa el señor General M. Montilla, segundo Jefe del Ejército, la ren­ dición de los facciosos de Maracaibo, bajo concesiones- que á la vez manifiestan la humanidad y clemencia del Gobierno, y son compatibles con la dignidad nacional. El Gobierno tiene la satisfacción de felicitar á Ve­ nezuela toda, y á la Provincia de Maracaibo en parti­ cular : á aquélla por la poderosa influencia de este plau­ sible acontecimiento en la pacificación absoluta de su territorio; y á ésta, porque al fin- lía visto el término de su cruento padecer. Gracias al Todopoderoso cesa la desolación en aquella desgraciada Provincia, y raya de nuevo para Venezuela la aurora de la Paz, de la Ley y de la dicha. Los documentos que se insertan á continuación, im­ pondrán al público de los pormenores de tan fausto de­ senlace. PAU A LOS ANALES DE VENEZUELA 81

Condiciones, ' bajo las cuales propuso el Jefe 1<^aria someterse al Gobierno

Mariano • Montilla y Francisco María Faría, ambos tic los Libertadores de Venezuela, el primero General de División, segundo Jefe del Ejército constitucional y Co­ mandante de operaciones sobre Coro y Maracaibo, y el: segundo Coronel, Jefe Superior Civil y Militar de esta Provincia por libre y espontáneo nombramiento de los pueblos que proclamaron las reformas de la Constitu­ ción : deseosos de poner término al derramamiento de san­ gre venezolana, como lo desea S. E. el General en Jefe del Ejército constitucional, José Antonio Páez, y todos los buenos patriotas, ban celebrado boy el convenio si­ guiente : Art. Io La columna al mando del señor General Montilla tendrá la entrada en esta plaza el día---- y el mismo día se pondrá á las órdenes del mismo se­ ñor General la División de Operaciones que sostenía la Deforma proclamada por los pueblos de esta Provincia. Art. 2? El señor General Montilla garantiza á nom- bre y con autoridad del Gobierno de Venezuela las vidas, libertades y propiedades de todas las personas de cualesquier modo compro metí das en el pian y empresa de la reforma de la Constitución, por lo que ninguna de ellas será de ninguna manera molestada, debiendo entenderse comprendido en las propiedades los empleos y destinos de toda clase, y como principio de la revo­ lución de Deformas la que estalló en ésta el 7 de junio del presente año. Art. 3o Si en la Guarnición de esta plaza ó en cualquier punto de la Provincia de los que conocen la autoridad de la Jefatura Superior que ejerce, el se­ ñor Coronel Faría, se encontrasen alguno ó algunos de los Generales, Jefes ú Oficiales que depusieron y depor­ taron á los Magistrados de Venezuela el 8 de julio en

T. TI tí DOCUMENTOS

'Caracas, serán también comprendidos en el goce de to­ llas las garantías que se dan á los demás por el señor General Montilla. Art. 4? La Hacienda Nacional pagará religiosa y oportunamente á las personas que resulten acreedoras, todo lo que se liaya tomado á crédito para el sosteni­ miento y demás usos y necesidades de las fuerzas de ambos partidos que han contendido en esta Provincia, y esto aunque los acreedores hayan pertenecido con cua- lesquier carácter á uno de aquellos partidos, y también los sueldos que se hayan devengado. Arfc. 5° Si entre los sostenedores de las Reformas se encontrasen alguno ó algunos que no sean vecinos de esta Provincia y que deseen i>asar á sus domicilios, serán costeados para hacerlo de cuenta de la Hacienda Nacional. Art. 6 ? La Constitución, las leyes y las órdenes del Gobierno de Venezuela serán observadas y cum­ plidas en todas sus partes desde el momento que ocupe esta plaza la fuerza que mande el señor General Montilla. Art. 7 ° Las dudas que pueden ocurrir sobre la verdadera inteligencia de los artículos de este convenio, serán interpretadas y aclaradas conforme á los princi­ pios de equidad, justicia y con arreglo al derecho que dice que debe restringirse lo adverso y odioso, y ampliar­ se lo favorable. Art. Sn El señor General Montilla que entrará á ejercer . el Poder en esta Provincia en uso de los que tiene del Gobierno, se ofrece al cumplimiento de este convenio. Francisco María Faria-, Es copia, Montilla. Es copia, Hcrnwiz. Después de varias contestaciones entre el General Montilla y el íáccioso liaría expidió el primero y aceptó el segundo el siguiente decreto. (De la Gaceta) PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

.Decreto del segundo Jefe, aceptado por el Coronel Furia y en virtud del cual se entregó Maracaibo

MARIANO MONTILLA,

¿General de División, segundo Jefe del Ejército constitucional y Comandante de Operaciones sobre Coro y Maracaibo

Autorizado suficientemente para restablecer en esta Provincia el orden constitucional, usando de medios que •eviten el derramamiento de sangre, sin ofender la digni­ dad del Gobierno, decreto: Art. 1? Garantizo al señor Coronel Francisco Ma­ ría Paría, á los Jefes, Oficiales y tropa que estén bajo •sus órdenes en esta Provincia, y á las demás personas •comprometidas en los sucesos revolucionarios de la Pro­ vincia, sus vidas y propiedades. Art. 2o El señor Coronel Francisco María Paría recogerá y depositará en el parque todas las armas y municiones para, entregarlas bajo inventario. Art. 3° El señor Coronel Paría pondrá á dispo­ sición del Jefe de Estado Mayor en el punto ó pun­ tos que se le designen y según las indicaciones que se le bagan, la tropa que tenga, para ser licenciada; re­ servando solamente cincuenta hombres para conservar el orden en la población hasta que la plaza sea ocupada por las trepas constitucionales, desde cuyo acto quedan en todo su vigor la Constitución, leyes do la República

Vv órdenes del Gobierno. Art. 4o El Gobierno hará trasportar á los indivi­ duos de la tropa, á . los lugares de sus respectivos do­ micilios. Art. o? El señor Coronel Paría y los demás Je­ fes y Oficiales, tomarán, si quisieren, sus pasaportes ,para .cualquier punto de la República ó fuera de ella, 84. DOCUMENTOS

expendidos por mí, ó por el señor Comandante de Armas de la Provincia, en mi ausencia 5 pero esta libertad lio- altera ni disminuye la facultad que, con arreglo al nú­ mero 5" del artículo 131. de la Constitución, tiene el Presidente de la República en el caso del artículo 118 de la misma Constitución. Art. 0° El que ocultare armas ó municiones será tenido por conspirador, y juzgado con arreglo á la ley de la materia. Art. 7° Dése cuenta al Gobierno y á S. E. el Ge­ neral en Jefe del Ejército, y comuniqúese á quien có­ rrese onda.

1 Dado en el Cuartel Gen eral de Alta-gracia-, á 30 de diciembre de 1835.—6? Mariano Montilla. ■ Maracaibo, á 31 de diciembre de 1835. Aceptado, Francisco JI. Faria. Es copia, Montilla.—Es copia, Hernáiz. Resolución de la ¡Secretaria de Guerra Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra, á 11»> de enero de 1830.—7° y 20° Por consecuencia de haber sido nombrado el Coman­ dante de Armas de la Provincia de Maracaibo, señor Coronel José Pélix Blanco, para desempeñar la Gober­ nación de dicha Provincia, se ha servido el Poder Eje­ cutivo disponer: que el señor Comandante Diego José Jugo se encargue de la expresada Comandancia de Ar­ mas, y que éste sea reeiuplazado en el mando de las fortalezas de la Barra por el señor Comandante Antonio Pulgar, cuyos destinos servirán interinamente. Hernáiz., PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 85

Se confirma el decreto de indulto d loa sometidos en la Plaza de Maracaibo Sesión número (596 del Consejo de Gobierno constitucional

Jueves, á. 2 T de enero de 183(5, 7° y 2 0 ° Primero, Reunidos el Excelentísimo señor Vicepre­ sidente de la República, el señor Consejero .Doctor José Domingo Duartc, y los Secretarios de Estado, se abrió le sesión. Segundo. El Secretario del Interior dio lectura por disposición del Ejecutivo, de varios documentos cpie le pasó el Despacho de la Guerra cu oficio fecha del 1.5, compreensivos del decreto expedido el día 30 de diciem­ bre último por el segundo Jefe del Ejército constitucio­ nal señor General Mariano Montilla, garantizando sus vidas y sus propiedades á los Jefes, Oficiales, tropa y demás personas comprometidas en los sucesos revolucio­ narios de Maracaibo, en los términos que comprende el mismo decreto que se leía; y añadió el Secretario, que el. Poder Ejecutivo «.leseaba oír la opinión del Consejo sobre la materia. El Cuerpo la tomó en consideración y viendo que el se­ gundo Jefe del Ejército en el decreto expedido el día 30 del mes anterior, obró con arreglo á la autorización, que opor­ tunamente concedió al Poder Ejecutivo, con previo acuerdo del Consejo del 7 del mismo para garantizar las vidas á los comprometidos en los sucesos revolucionarios de Ma­ racaibo, puesto que la propiedad de que también habla el decreto, no puede ser otra que la garantida por la Constitución, que abolió las confiscaciones, y x^or otra parte no se ha extendido aquel acto (i grados militares, ni á ninguna otra concesión; y por el contrario, está salva­ da la facultad del Gobierno para separar temx)oralmente dentro ó fuera de la Rexntblica á los indultados, cuya presencia pueda amenazar la tranquilidad ¡niblica: acor­ dó el Consejo devolver el expediente al Ejecutivo, ex- 8(5 DOCUMENTOS

presando el mencionado concepto en orden al uso que- hizo el segundo Jefe del Ejército, de la facultad que se le transmitió, para terminar lo guerra fratricida que aso­ laba aquella Provincia, sin los desastres consiguientes aí empleo de las armas, y sin mengua de la dignidad na­ cional. Andrés Narrarle, Doctor Jone Domingo Duarte, José Jü. Gallegos, Francisco MenuUz, J. S. Rodríguez. ('omimimtión del Ministro de lo Interior y Justicia Kepública de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos del Interior y Justicia.—Sección Central.— Caracas, á 25 de enero de 1830.—Año 7? de la Ley. y 20? de la Independencia.—húmero 139. ‘Señor Gobernador de Maracaibo. Presentado á S. E. el Poder Ejecutivo, el expedien­ te comprensivo' de los documentos dirigidos por el se­ ñor General segundo Jefe del Ejercito constitucional, desde Maracaibo, al Despacho de la Guerra, y de los cuales aparecen los términos en que se ha logrado la conclusión de ios males que afligían aquella Provin­ cia, por el sometimiento de los que atacaban en ella las instituciones: oído el parecer del Consejo de Gobierno, que se reduce á manifestar: que en el decreto expedido por aquel Jefe, el día 30 del mes último, se ha obrado con arreglo á la autorización que concedió el Poder Eje­ cutivo, para garantir la vida á los comprendidos en los sucesos revolucionarios de Maracaibo, pues no se lia ex­ tendido á la concesión de los grados militares, ni á otra alguna, fuera de las vidas y propiedades 5 mientras que si; halla salvada en el propio decreto, la facultad otor­ gada con anterioridad al Ejecutivo, por el mismo Cuer­ po, i>ara separar temporalmente, dentro ó fuera del país, á los indultados, cuya presencia pueda amenazar la tranqui­ lidad publica; por todas estas razones, y con previo consen­ timiento del mismo Consejo de Gobierno, lm resuelto 8 . E. el- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 87

Poder Ejecutivo, aprobar como aprueba el expresado decreto del señor General segundo Jefe del Ejército constitu­ cional, dado en su Cuartel General de Maracaibo, el 30 de diciembre último, concediendo las vidas á los com­ prendidos en dichos trastornos y el goce de sus propie­ dades, propiedades que ya estaban garantidas por la Constitución que abolió las confiscaciones, y reservándo­ se, como se reserva, la enunciada facultad de la separa­ ción de los agraciados, conforme queda expresado. Me ha ordenado S. E. advertir á US. que, quedan­ do indultados por el citado decreto, no solamente los que se encontraban con las armas en la mano el 30 de diciembre del próximo pasado, sino todos los que se halla­ ban comprometidos en aquella fecha y en los anteriores trastornos, por haber tomado alguna parte en ellos de cualquiera manera, lo hace el Gobierno presente á Su Señoría, para los efectos consiguientes, como también para que dirija á este Despacho un cuadro de todos aquellos á quienes se extiende esta gracia, exceptuados únicamente los que servían como Jefes y Oficiales, por haberlo enviado ya de éstos el señor General segundo Jefe del Ejército; y agréguese lo expuesto al General en Jefe y al segundo Jefe del Ejército. Soy de. US. atento servidor. J. tí. Rodríguez. Es copia, Rodríguez. Relación del Ministerio de Guerra Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra.—22 de- enero do 1836. Las armas de la Kepública ocupan á Maracaibo, y las autoridades constitucionales y corporaciones munici­ pales, se han restablecido conforme se deduce por la si­ guiente comunicación dei segundo Jefe del Ejército cons­ titucional, á quien le cabe una parte en el restableci­ miento del orden legal en aquella Provincia. '38 DOCUMENTOS

Comunicación del segundo Jefe del Ejército constitucional

República de Venezuela.—Segundo Jefe del Ejército cons­ titucional y Comandante de Operaciones sobre Coro y Maracaibo.—Número 4:9.—Maracaibo, á 7 de enero de 1S3G.—7o y 2G? Al señor Secretario de Estado en el Despacho de Guerra. Con esta lecha digo al señor Jefe de Estado Mayor General del Ejército constitucional lo que sigue: Rendida la Guarnición de esta plaza, fué acupada por mí el día ln del corriente mes 5 y mi primer paso fué llamar al señor Gobernador accidental, residente en Alt agracia, para que se restableciese la administración pública en todos sus ramos. Una guerrilla que estaba en la Cañada, al mando del Comandante Blanco, se presentó con sus armas en virtud del decreto de 30 de diciembre. En los propios términos se ha presentado el Comandante Trujillo con los .dragones que estaban en Perijá. No queda otra tro­ pa de la que estaba al mando del Coronel Paría, y veinte hombres que tiene en Perijá el Comandante Vir- Ia; pero éste se ha sometido y solicitado mis órdenes. En consecuencia, va á marchar una columna que recibi­ rá el armamento de los veinte hombres, y éstos serán licenciados. Por momentos espero el pronunciamiento por el orden, del Cantón de Gibraltar, para que todo que­ de en la Provincia bajo el régimen constitucional. Ayer se reunió el colegio electoral municipal, y fue­ ron nombrados los miembros del Concejo. Muy pronto se instalará la Diputación Provincial para tener las se­ siones ordinarias que no pudieron tener lugar en noviem­ bre del año anterior, pues han llegado ya tres Diputa­ dos que estaban en Curazao y á quienes oficié desde La Vela de Coro, el 22 de diciembre último, para que se acercasen á esta capital. i* Ali A LOS ANALES DE VENEZUELA 80

Acompaño á US. bajo el número 1° una alocución que dirigí a los habitantes, x>ara excitar el espíritu de ■concordia, y bajo el número 2? un bando que publiqué para impedir las injurias en los momentos en que reci­ bía quejas repetidas, y en que no babía en- ejercicio una sola de las autoridades locales. Me cabe la satis­ facción de añadir, que no ha llegado el caso de aplicar las penas correccionales indicadas en el bando. Por conducto del Jefe de Estado Mayor será infor­ mado US. do los Oficiales de la Guarnición que han sido pasaportados, para qué lugares, y en qué términos, y sucesivamente lo será US. de los que en adelante tomen pasaporte ó hayan de permanecer aquí. El señor Gene­ ral José Félix Blanco, está en posesión de la Coman­ dancia de Armas de la Provincia, y restablecido ya el orden constitucional, está cumplida mi comisión y me dispongo para marchar, según las órdenes que recibí. Lo trascribo á US. acompañando las copias á que me refiero, para- que cuanto antes llegue á conocimien­ to del Gobierno, si sufriere demora la trascripción que á US. haga el señor Jefe de Estado Mayor General. Soy de US. con toda consideración, muy obediente servidor. Mariano Montilla. Es copia, Hernáiz. Alocución del segundo Jefe del Ejército constitucional

MARIANO MONTÍLLA, General de División, Segundo Jefe del Ejército constitucional ■y Comandante de Operaciones sobre Coro y Maracaibo Maracaiberos: Hoy se ha restablecido en esta Provincia el imperio de la Constitución, sin derramarse la sangre venezolana, y desde hoy gozamos otra vez de las garantías que ella DOCUMENTOS sanciona. El Ejército de Operaciones y la Marina, lian llenado sus deberes; á mí me cabe la satisfacción de ver cumplidos los deseos filantrópicos del Gobierno sin ofensa de su dignidad. Maracaiberos: También vosotros tenéis deberes sagrados para con­ servar la concordia entre vosotros mismos : sumisos alas leyes, y siguiendo el espíritu conciliador del Gobierno, debéis Lacer el sacrificio de aquellos resentimientos, in­ separables de las contiendas domésticas. Que no se re­ cuerden entre vosotros los nombres odiosos de los parti­ dos que produjeron la fatal división: que se olvide para siempre la conducta y basta las opiniones de los que obraron en las jasadas disensiones: todos sois venezola­ nos, todos sois hermanos y todos debéis ser amigos, l preferiríais el triste placer de un momento de increpar á los que extraviados por desgracia, han entrado en la senda- de su deber, á la dulce complacencia de de confundir vuestras quejas con las inspiraciones de la generosidad y del patriotismo ? ¿Negaríais vuestro res­ peto á la amnistía acordada á nombre del Gobierno, y sin la cual no podéis ser dichosos-? No debo temerlo, porque media vuestro propio interés, y porque no es creíble que haya entre vosotros quien desconozca los sentimientos generosos del patriotismo, quien se aparte- de la marcha que lia seguido el Gobierno, quien desobe­ dezca las leyes que acaban de restablecerse. i Cuartel General en Maracaibo, á 1? de enero de

1830.—7? V v 26? . _ Marian o Monti lla. Es copia, Montilla.—Es copia, 1lernáiz. PA.UA L 0 í> ANALES DE VENEZUELA 91

Número 1 7 — d e c r e t o á 10 d e d ic ie m b r e d e 183o, s o b r e DECLARACIÓN DE BLOQUEO Á PUERTO CABELLO.— (TO­ MADO DE LA u GACETA DE VENEZUELA,'’7 Á 12 DEL MISMO MES, NÚMERO 255).

JOSÉ VARGAS, Presidenta de la República de Venezuela■ eic.} etc.

En cumplimiento del deber sagrado que al Gobier­ no incumbe, de poner por cuantos medios estén ¿i su alcance, un pronto término á los graves males que afligen al país, á consecuencia de los trastornos causados por la revolución del 8 de julio, y considerando: que el más adecuado de llevar al cabo este importante objeto, re­ duciendo al orden con la mayor economía posible de la sangre venezolana, al resto de los facciosos que están guarecidos en el Castillo y pueblo de Puerto Cabello, es bloqueándolos por mar y tierra, decreto: Art.. 1? Desde esta fecha se declara en estado de bloqueo la plaza de Puerto Cabello. Art. 2° La escuadrilla, ai mando del señor Capitán de navio, Nicolás Joly, está destinada para establecer este bloqueo, que durará todo el tiempo necesario para obtener el resultado que el Gobierno se propone. Art. 3? Se señalan seis días de término para la salida franca de los buques de las Naciones amigas y neutrales, que actualmente se hallen en aquel puerto, y, para que llegue el conocimiento de este decreto á todas las personas á quienes concernir pueda, se Ajan quince días para las Islas de Curazao y Oraba, cuarenta días para las Antillas de barlovento y sotavento, cincuenta días para los Estados Unidos del Norte, y ochenta para todos los puntos de Europa. Art. 4o En el acto de quedar establecido este blo­ queo, la fuerza bloqueadora impedirá la entrada de todo 92 DOCUMENTOS buque; y si estos llevan artículos de contrabando, ó intentasen entrar después de ser notificados que el blo­ queo existe, ó se dirigen á infringir éste, yendo al puer­ to después de transcurrido el término prefijado en el artículo anterior para los lugares de su procedencia; serán detenidos y juzgados con arreglo á las leyes y al derecho internacional. ^ • Art. 5o Los buques de guerra de daciones amigas y neutrales, podrán entrar y salir, pues la confianza que inspiran al Gobierno de no auxiliar de modo alguno á los bloqueados, les merece esta excepción. Art. G° Comuniqúese este decreto á quienes corres­ ponda, y, por medio del Ministerio de delaciones Ex­ teriores, á los Encargados de Negocios y Cónsules de las Naciones amigas y neutrales, residentes en Venezuela. Art. 7? El Secretario interino de Estado en los Despachos de Marina y Guerra, queda encargado de la ejecución de este decreto. Dado en Caracas, á 10 de diciembre de 1S35.—0? y 25'.' José Vargas. Por S. E. el Presidente de la Bepública.—El Secre­ tario interino de Marina y Guerra, Francisco Jíernáiz.

l PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 03

Número 17 (a)—s u c e s o s d e p u e r t o c a b e l l o .— ( t o m a ­ d o s d e LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 2 DE ENERO • DE 1830, NÚMERO 258).

Comunicación del Jefe dd Ejército constitucional

.República (Te Venezuela.—El General en Jefe del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en Paso Peal, á 25 de diciembre de 1835.—6? de la Ley ,y 25° de la Independencia, á las nueve y media de la ma­ ñana. Señor Secretario de la- Guerra. Ayer á las seis de la mañana, salí de Valencia, y hoy á la misma liora, en acción campal, lie tomado pri­ sionero al Comandante Pedro Garujo, y puesto fuera de combate á cien soldados enemigos. Presento á la dación este resultado de los esfuer­ zos que ha hecho el Gobierno para mantener ilesas las instituciones, y esta prueba de honor y patriotismo que distingue al Ejército que mando. Los detalles de esta jornada los comunicaré después. Ahora no tengo tiem­ po sino para alegrarme con S. E. el Presidente de la República por tan espléndido acontecimiento. Soy de US. muy obediente servidor, José A. Páez. Es copia, Hernáiz. 9 4 DOCUMENTOS

Comunicación del Jefe de Estado Mayor General República' de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en Paso Real, á 25 de diciembre de 1835.—Uúmero 2. . tSeñor Secretario de Estado en el Despacho de la- Guerra. Al amanecer del día de ayer se movió S. E. con su Cuartel General de Valencia, y acampó en San Es­ teban: por la noclie concibió el proyecto de ocupar el pueblo exterior de Puerto Cabello en la madrugada de boy. En efecto lo verificó á las tres de la mañana del modo siguiente. Un piquete de caballería con una com­ pañía de infantería de la columna de Car abobo, se si­ tuó en emboscadas hacia el lado de Borburata y el res­ to de esta columna con la de Harinas y Puerto Cabello, en el Portachuelo. S. E. con todo su Estado Mayor se colocó en la Alcabala del pueblo exterior, después de ' haberlo recorrido ; y al amanecer se trasladó á la vigía: á pocos minutos se observó que el enemigo hizo salir de sus atrincheramientos una columna de cien hombres mandados por el forajido Pedro Garujo, con dirección á Paso Real. S. E. dispuso que inmediatamente marchase por retaguardia del enemigo el piquete de caballería y compañía de infantería emboscados hacia Borburata, v que las columnas situadas en el Portachuelo siguiesen el movimiento á excepción de una compañía de Puerto Cabello, que por el sitio de Marín marchó por el frente de Paso Real. Luego que se movieron las tropas como se ha dicho, dispuso que yo marchase :í dirigir el mo­ vimiento, como lo efectué; pero al romperse el fuego, no pudiendo contener S. E. sus deseos de combatir por la libertad, y aquellos raptos de su valor que no son comunes, se precipitó á pié de la vigía con su Estado Mayor; y su presencia decidió la victoria. El resultado ha sido desaparecer la columna enemiga, muerta y pri­ sionera, con su Jeté Garujo. Este aviso no puede ir cir­ cunstanciado, porque el gozo no permite detallar por aho- PAEA LOS ANALES DE VENEZUELA 95

■ra, como lo haré inmediatamente; pero no olvidaré im­ poner al Gobierno por el conducto de US. que un mo­ vimiento tan acertado y tan feliz, no pudo concebirlo /S. E. sino por aquella inspiración conque siempre atrae la victoria en las batallas. Gomo be ofrecido á US. bar ó oportunamente la honorífica mención, que merecen los que se fian distinguido en este combate. Por alio­ na S. E. recomienda á todos los Jefes, Oficiales y ¿ropas • que lian tenido parte en esta acción. Soy de US. atento servidor, El General Jefe, L. de Febres Cordero. Respuesta al Jefe ‘del Ejército constitucional

República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—'Ramo de Guerra. Sección 1!'—Caracas, á 21 de diciembre de 1835.— 0° y 25° Excmo. señor General en Jefe del Ejército constitucional. S. E. el Presidente de la República ha sabido por el oficio de V. E. que he tenido el honor de recibir con indecible placer, el choque que tuvo lugar el 25 del co­ rriente, y sus brillantes resultados, en las inmediaciones

de Puerto Cabello,t donde S. E. lia añadido á sus sienes un nuevo é inmarcesible laurel. Los pueblos, Excmo. se­ ñor, saludarán á V. E., vengador de sus instituciones ul­ trajadas, después de haberle contemplado con gratitud y admiración guerrero de la Independencia. Bien cono­ cido era ya Páez en América y en el mundo, como ene­ migo de la tiranía. Hoy con muestras igualmente glo­ riosas, que es también invencible contra el otro azote •de los pueblos, la feroz anarquía. El Presidente de la República acepta, pues, el triun­ fo que V. E. presenta á la Ración y al Gobierno, y en tanto que recibe los pormenores que V. B. ofrece, da á 96 DOCUMENTOS

Y. E. y al Invicto Ejército de su mando la más cordial enhorabuena. Con sentimientos de la más distinguida considera­ ción y respeto, tengo la honra de suscribirme de Y. E„ muy atento obediente servidor. El Secretario interino, Francisco Hernáiz. Es copia, Hernáiz. Respuesta al Jefe de Estado Mayor General Eepública de Venezuela.—Secretario de Estado en los Departamentos de Guerra y Marina.—Kamo de Gue­ rra.—Sección Primera.—Caracas, á 28 de diciembre- de 1835.—6? y 25° Señor General, Jefe de Estado Mayor del Ejército consti­ tucional. Es inexplicable el gozo con que se ha impuesto el Gobierno del parte de US. lecha 25 del corriente, en Paso-Eeal, que contiene la importantísima noticia de la captura del faccioso Garujo, en la función de armas que tuvo lugar el mismo día en las cercanías de Puerto Cabello j y de la completa destrucción de la columna que mandaba, con lo que se ha desmembrado conside­ rablemente el resto de fuerza con que contaban los fac­ ciosos del pueblo interior. Abunda el Gobierno en las mismas ideas que US, se sirve emitir en el citado parte, con relación al de­ nuedo de S. E. el General en Jefe, y á la acertada ins­ piración que tuvo en la combinación del movimiento, dis­ posición de las fuerzas, y finalmente, en el arrojo con que, animado por la Libertad, salió de la Vigía á de­ cidir personalmente la acción con su bravura acostum­ brada. Xo duda- el Gobierno que este triunfo sea el inme­ diato precursor de la final rendición de los facciosos, PARA LOS &NALES DE VENEZUELA 97 que aun quedan encerrados en la plaza de Puerto, Cabello. El Gobierno espera los pormenores de la acción y acogerá, gustoso las recomendaciones de los bravos que más se hayan distinguido en ella, según lo ofrece US. en uno de los párrafos de la nota que contesto. Tengo’ la honra de ser el conducto del Gobierno para felicitar al Ilustre Jefe del Ejército, y al mismo ejército de valientes, por el próspero éxito de la me­ morable jomada del 25, de cuya nueva se ha impuesto el público con toda la celeridad posible. Sírvase US. hacerlo todo presente á S. E. el íncli­ to Jefe de las armas de la República. Soy de US. an tento servidor. Franc i seo Remáis, Es copia-,. Hernáiz.

9 * . ✓ Comunicación al Gobernador de la Provincia de Caracas

República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos.. de Guerra y Marina.—Ramo de Guerra.— Sección Central.—Caracas, á 28 de diciembre de 1835.-6° y 25? Al señQg Gobernador de esta Provincia. . * * Tengo la satisfacción de anunciar á V. E. que en la mañana del .25 del actual, en las cercanías de Puerto Cabello, fue batida completamente una columna de re­ beldes, que al mando del faccioso' Pedro Carujo, osó pe­ lear con la vanguardia del .Ejército constitucional, que marchaba á sitiar la plaza de Puerto Cabello: el re­ sultado de esta célebre jornada ha sido la prisión de Carujo y la destrucción de toda la columna facciosa que, muerta y herida, cayó en manos de nuestras tropas. A Las adjuntas comunicaciones, que en copia acompa­ ño, impondrán á V. E. '(lo -tan fausto acontecimiento. ¡Honor, gloria, y gratitud al Ejército y Escuadra consti- t. ¡i- DOCUMENTOS tuct on al! Gratitud, honor y gloria al Exorno, señor Ge­ neral José Antonio Páez, Comandante en J eíé de las Ope­ raciones que han restablecido el orden constitucional. Dispone el Gobierno, que se sirva Y. E. publicar por bando estas comunicaciones íntegras, para satisfacción pública. Con sentimientos de respeto, soy de Y. E. atento servidor. El Secretario interino, Francisco Hernáiz. I Es copia, Hernáiz. Bando sobre los últimos sucesos de Puerto Cabello

JUAN BAUTISTA ARISMENDI,

■General en Jefe de la República de Venezuela, y Gobernador Jefe Superior Político de la Provincia de Caracas etc., etc., etc. Caraqueños: La Ley triunfa en todas partes, y vuestros esfuer­ zos, vuestro entusiasmo por la defensa de las institucio­ nes son coronados por la victoria. Los facciosos que con arrogancia iiretendieron derrocar el Gobierno hTacional y subvertir el orden, aterrados y confundidos por su crimen, reciben el condigno castigo de sus atentados. El día de la expiación ha llegado. El feroz Carujo con una partida de cien facciosos ha caído bajo el formida­ ble brazo del Ejército constitucional, y el ilustre Ge- neral que guía sus pasos á la gloria, ha coronado sus sienes con nuevos laureles en ios campos de Puerto Ca­ bello, último atrincheramiento de los malvados. Apenas se ha presentado en ellos el día 24 del corriente, el Excmo. señor General José Antonio Páez, cuando con diestra mano, y con aquella pericia singular que le ha distinguido siempre en las batallas, dispuso las opera- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA ttü

«iones del Ejército para, el siguiente día. La audacia de los protervos, y la desesperación en que se hallan, los precipita al arrojado intento de medir sus armas con el Aquilea Venezolano; pero salir y ser desechos, Ira sido todo un acto. Hierve en las venas el coraje de Páez, y no pudiendo contener en su pecho el poderoso impulso del amor patrio, se arroja precipitadamente en medio del calor del combate. Su presencia mágica re­ dobla el denuedo de nuestras filas, y todo queda dese­ cho por el poder de nuestras armas. Los documentos . siguientes os impondrán de . los detalles de esta memo­ rable jornada, que el Gobierno Supremo me ha trasmitido. Tal es la suerte de los rebeldes, que intenten tras­ tornar y atacar nuestras instituciones patrias. "Esta mis­ ma les espera á los pocos y miserables restos que se hallan encerrados en la plaza. Gozaos por tan plausi­ bles sucesos, y, en los trasportes de vuestro entusias­ mo, reconoced en el Gobierno el acierto de sus dispo­ siciones: en el Jefe del Ejército el denuedo y bizarría con que combate por defender nuestros derechos, y el •valor de los defensores de la Ley, recordando Sus nom­ bres como los benefactores de la Patria. Caracas, á 28 de diciembre de 1835.—G° de la Ley y 25? de la Independencia, Juan Bautista■ Arismendi. Esteban Lorenzo Gil¿ Secretario. 100 DOCUMENTOS

Número 17 (Ib)—d e t a l l e s d e l a a c c ió n e n p a s o r e a l y RESOLUCIÓN DEL MINISTERIO DE GUERRA.— (TOMADOS DE LA “ O A CETA DE VENEZUELA/’ Á 9 DE ENERO DE 1830, NÚMERO 250).

Comuuieacíón del Jefe de Estado Mayor General

Kepública de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejército constitucional.—Cuartel General en San Es- toban, á 29 de diciembre de 1835.—0? 25'.’ ¡Señor ¡Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra. Habiendo reunido los datos necesarios para partici­ par circunstanciadamente al Gobierno los resultados po­ sitivos del ataque dado á una columna de los facciosos de Puerto Cabello, en el sitio de Paso Peal, en la ma­ ñana del 25 del corriente, entro á informar sus porme­ nores. No me detendré en detallar los movimientos milita­ res que se tomaron para preparar la acción y combatir, porque están consignados en el parte oficial que dirigí ú ES. en el momento mismo que fuimos dueños del cam­ po y de la victoria. Me resta sólo informar, cuál fuó nuestra pérdida, cuál la del enemigo, y cuáles los mi­ litares que tuvieron la gloria de hacerse recomendables. Nuestra pérdida consistió en dos Oficiales y doce in­ dividuos de tropa heridos, y tres soldados muertos 5 la de los enemigos, en veinte individuos muertos, entre ellos dos Oñciales, veinte y cinco prisioneros, inclusos el Comandante Pedro Canijo y el Teniente Blas Bru- zual, titulados, aquel General, y este Comandante de los reformistas. El resto de los enemigos filé disperso con dirección al camino del Palito, y se sabe, por ha­ berlo observado de la Vigía y por infirmes fidedignos de la plaza, que sólo entraron en ella diez y ociio in­ dividuos, entro ellos nueve heridos. PATtÀ LO Sí ANALES DE VENEZUELA 101.

'Son dignos de la gratitud nacional todos los indi­ viduos. que asistieron en este día á la acción de Paso lieal ; pero S. E. me previene hacer un recuerdo honro­ so de su Ayudante de Campo, primer Comandante Pedro M'aturel, y del Subteniente escribiente de Estado Mayor General, Ju an ‘Manuel Yaldez: al primero porque des­ pues de haber cumplido la orden que se le dio, de ha­ cer mover los cuerpos para el ataque al enemigo, se unió al Comandante de infantería, y, á la cabeza de una guerrilla, di ó fuertes choques, que contribuyeron á su derrota, lanzándose sobre el Comandante Canijo, á quien tomó prisionero; y siguiendo después á incorporarse con S. E. en los Cocos, donde lo encontró á pió, le cedió su (5aballo, en los momentos en que S. B. rechazaba bajo los fuegos del Castillo y sus baterías, cincuenta enemigos que habían salido de la plaza con la quimé­ rica pretensión de salvar á sus compañeros; y al se­ gundo (Subteniente Y aldea) que habiendo también mar­ chado á comunicar una orden á la caballería, se unió á. / ella y cargó con arrogancia en el fuerte choque que desconcertó al enemigo. Al General de División José Laurencio Silva, que, retirado ya del servicio, se pres­ tó voluntariamente á acompañar á S. E. en el sitio de Puerto Cabello, y en esta jornada no se separó do los puestos peligrosos. Al señor Coronel José Hilario Cis- tiaga; escribientes del Estado Mayor General, Ka- món Francia y Egidío Troeonis; Teniente Luis Dcl- pecli y Comisario de Guerra José María Francia, que se encontraron constantemente al lado de S. E. Al pri­ mer Comandante de Caballería Juan José Ortiz, que retirado también del servicio, vino á acompañar á S. E. voluntariamente; y habiendo tomado el mando de la caballería, íué el primero que se avanzó al enemigo, el primero que sufrió sus descargas, el primero que los aterró; porque habiendo recibido tíos balazos su caba­ llo y mío en el sombrero, les atacó, pió á tierra, con sable en mano; el valor de este Jefe no puede pondo- 102 DOCUMENTO» rarse bien; baste decir, que, entre los valientes, lia ocu­ pado siempre un lugar preferente. A los Subtenientes dv caballería José Sautaella y Bafael Blanco, por su valor é intrepidez ; siendo muy recomendable en el se­ gundo, el haber venido espontáneamente desde el Apu­ re á ofrecer sus servicios. xVl cabo Joaquín Alzuru y al soldado Bartolomé Gómez, también de caballería, heridos por su singular valor: en fin, á todos los individuos que forman la Guardia de caballería, porque en la acción del 25 mostraron el valor, con que siempre se han distinguido en los anteriores combates. Al Capitán de milicias Bafael Bomero, porque agregado voluntaria­ mente á la caballería, combatió con denuedo. Al primer Comandante Simón García, que tuvo la honra de man­ dar la columna, que forman los siempre valientes de Ca­ ra d o , y apoyó el combate empeñado por la caballería y la descubierta de infantería, mandada por el Tenien­ te Carlos Zapata, y el de igual clase .Hilarión Formes, que se distinguieron heroicamente; siendo también muy recomendable el Subteniente José Pacheco, que habien­ do recibido dos heridas, una de bayoneta y otra de bala, no quiso retirarse del campo, hasta que se decidió la victoria,' La columna de Car abobo, que siempre se ha distinguido por su amor á la Libertad, dio á conocer en esta vez cuánto es el valor de los republicanos. Los Sargentos Francisco Acosta de la columna de Puerto Cabello, Ma­ nuel Vera, José Beyes, Ascensión Bomero y el cabo primero Ensebio Bodríguez de la de Cafabobo, se dis­ tinguieron por su intrepidez; siendo notable en el Sar­ gento Vera ya citado, el haberse avanzado sobre Cani­ jo en el eainpo y dudóle una fuerte herida con su ba­ yoneta. La columna de Puerto Cabello se comportó á satisfacción de S. E., y el Capitán Aurrccochea, que, des­ de la sublevación de la plaza lia estado al frente del enemigo en puestos peligrosos, se distinguió ahora por su intrepidez, lo mismo que el Teniente Juan Antonio Michelena, Digno es también de un honorífico recuerdo- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 103 del Gobierno, el Teniente Miguel Herrera: este hacen­ dado, lleno de comodidades, las abandonó en el momen­ to que en Puerto Cabello asomó la insurrección: á la- cabeza de una compañía prestó en el sitio importantes ser­ vicios, y al retirarse la línea para Valencia, se le en­ cargó la defensa del importante punto de la Vigía: ha­ biéndose visto por algunos días abandonado á sus pro­ pias fuerzas, su constancia y serenidad lo hicieron su­ perior d los peligros; conservó en fin, el puésto, p lidien - do asegurarse que habría sido un Espartano, si hubiese lle­ gado el momento de ponerlo á prueba: en la presente jornada suplicó porque se le dejase tomar parte en el combate con la guarnición de su mando: bajó en electo de la Vigía, y, aunque ya al concluirse la acción, tuvo la gloria de combatir en ella. La columna de Barina.s al mando de su bizarro Comandante .Francisco Chirinos,é cumplió, como todas, con su deber, habiendo sufrido la pérdida de uno de sus más valientes soldados Francis­ co Arjona, que murió en el combate, y cuatro heridos los cuales están inclusos en el número de muertos y he­ ridos arriba indicados, y que constan en la adjunta re­ lación. He reservado para este lugar informar sobre el bri­ llante comportamiento del miliciano Cipriano Rojas, de edad de catorce años, de la columna de .Puerto Cabello. En lo fuerte del combate se encaró á un valiente ve­ terano soldado de Anzoátegui, y cuerpo á cuerpo le dió la muerte. Deseaba S. E. restablecer sin efusión de sangre el orden constitucional en Puerto Cabello; pero la teme­ ridad de los insurrectos alteró su moderación á las dos horas de haberse presentado frente á la plaza. El Co­ mandante Pedro Canijo, el más feroz de los facciosos, el que dió en Caracas el fatal golpe, el que pretendió intimidar con una pistola en la mano á S. E. el Pre­ sidente, el que hizo correr arroyos de sangre en Caria- 104 DOCUMENTOS eo y Campano, ei que destruyó las poblaciones de Ocu- mare y Aroa, y el que se preparaba á cometer nuevos atentados, se baila boy bajo el Poder de la Ley; y este •es el fruto más importante de la jornada del día 25. Soy de US. muy atento, obediente servidor. El General Jefe, L. de Febres Cordero. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 105

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Resolución del Ministerio de Querva

Secretaría, de Estado en los. Despachos de Guerra y Ma­ rina.—Sección Primera.—Caracas, á 2 de enero de 1830.—7o y 26° Para conocimiento público, satisfacción de los Jefes, Oficiales, tropa y demás ciudadanos que bizarramente defendieron las instituciones en la acción del 25 de di- eiembre, publíquese en la Gaceta de Gobierno. Aprecia el Poder Ejecutivo el honroso recuerdo que hacer el Es­ tado Mayor General del Ejército, de aquellos tan dignos ciudadanos, cuyo recuerdo deberá obrar constantemente en los Despachos del Gobierno, para las consideraciones á que se han hecho acre dores. • Por S. E., el Secretario interino, Hernáiz.

Número 17 (c)—n o t ic ia s s o b r e p u e r t o c a b e l l o .— ( t o ­ m a d a s DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 10 DE ENERO DE 1830, NÚMERO 260).

Secretaría de Guerra, á 13 de enero, de 1836. Se sabe por comunicaciones del Cuartel General, le­ cha 10 del corriente en San Esteban, que á las ocho de la noche del dia 8, se fugaron del Puerto los Generales Marino y Justo Briceño, y el Coronel J. J. Quintero, con otros Oficiales y tropa, en dos goletas Eloísa y Carlota, y las Hedieras Virgen del Valle y Mora, con dirección á Curazao. Las flecheras se separaron de las goletas, y su Comandante, de aquéllas, José Miguel A 1cahí, con 80 hom­ bres de tripulación, las puso á disposición del señor Co­ ronel Oistiaga que se encontraba en Comisión en Oho- roní. Esta. íuerza estaba mandada por los Comandan­ tes Domingo Bomán y José Miguel Machado. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 107

El día 0 salió de Puerto Cabello el falucho Romrito, que con dirección á Margarita llevaba á su bordo la familia del Coronel faccioso José María García, al Ca­ pitán Diego Muñoz, y á la señora Margarita Maueiro y su familia. Este falucho fue detenido por el Jefe de la escuadra, y su patrón Juan Zimón Núñez, declaró entre otras cosas, las noticias que anteceden, las cuales de or­ den del Gobierno se mandan publicar.

Número 17 (d)— r e n d ic ió n d e l a p l a z a d e p u e r t o CABELLO.— (TOMADA DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 5 DE MARZO DE 1830, NÚMERO 267 ).

Noticia que publica el Ministerio de Guerra Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra, á 3 de marzo de 1S36. Una plausible noticia es la que hoy celebra la Re­ pública, llenando de júbilo á todo corazón patriótico: la paz ha recobrado su imperio, la plaza de Puerto Cabe­ llo se ha rendido, el glorioso pabellón nacional tremola en sus murallas, y el bravo Ejército constitucional, pues­ to en posesión de ellas por los mismos sublevados, el 1 ° de marzo á las nueve de la mañana, ha entronizado la Ley en el único punto de la dación que permanecía re­ belde á ella. EL Gobierno felicita cordialmente á Vene­ zuela por tan feliz suceso, que es de esperar selle para siempre la dicha de los venezolanos. Desde liov en ade- lante rayará la aurora de la prosperidad de un pueblo, que merece la libertad de que goza, porque ha sabido defenderla. El Gobierno ha sido informado de tan fausto suce­ so por la comunicación siguiente: IOS DOCUMENTOS

Comunicación del Comandante de Armas de la Provincia de Car abobo liepública de Venezuela.—Comandancia de Armas de Ca- rabobo.—Número 20.—Valencia', á I o de marzo de 1836.—7o y 20?, á las nueve de la noche. Señor Secretario de Pistado en los Depachos de Guerra y Marina. El señor General Jefe de Estado Mayor General, en su oficio de boy, me dice desde Puerto Cabello lo si­ guiente : Acaba de ocupar esta plaza el Ejército constitu­ cional, por medio de una reacción que tuvo lugar en el Castillo y Casa-fuerte. S. E. el General en Jefe felicita á la Nación por el término de los desastres de la Pa­ tria. Ble apresuro á comunicar á XJS. esta noticia para satisfacción de esta Provincia, y con el fin de que la trasmita ú las autoridades de las otras en todas direc­ ciones, dirigiéndola también (i la capital, por si llegare antes del parte que boy despacho por mar. Lo que trascribo ú US. para su inteligencia y sa­ tisfacción. Soy de US. atento servidor. El Coronel, Pedro Celis. Es copia, Hernáiz.

Comunicación del Jefe de Estado Mayor General

Secretaría de Estado en el Despacho de Guerra, á é de marzo de 1830. Con esta fecha y por la vía de La Guaira se ha recibido en este Ministerio la siguiente comunicación: EAKA LOS ANALES DE VENEZUELA 109

República de Venezuela.—-Estado Mayor General del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en Puerto Ca­ bello , á 1 ? de marzo de 1836.—7? de la Ley 20'*.. de 1 a In de penden ci a. Señor Secretario de 'Estado en los Despachos de Querrá a .j I / JXt. Hna. Entre las dos y las tres de la-'madrugada el Castillo Libertador se pronunció por la Constitución y tremoló su bandera al amanecer5 una salva anunció esta feliz, reacción, y al momento se puso en marcha el señor Co­ ronel Oistiaga, Jefe de la División sitiadora, hasta la Casa-fuerte, y logró que el Teniente Víctor Lugo, que la mandaba, siguiese el movimiento del Castillo, poniendo á su disposición la tropa que la guarnecía. En este acto llegó S. E. el General en Jefe, con su Estado Mayor General y dispuso que el que suscribe entrase al pueblo interior é intimase al señor General Carabaño la rendición con el resto de la Guarnición, lo que ejecutó en el acto, poniéndose á disposición de S. E., como igualmente ios señores Generales Diego Ibarra y Renato Beluche, y todos los demás Jetes y Oficiales, de los cuales enviaré á US. una lista, expresando los que ejecutaron la reacción y ios que se rindieron en conse­ cuencia: pues el deseo de que este acoiiteeimicnte lle­ gue prontamente á noticia del Gobierno, me priva de ha­ cerlo ahora'. La tropa de la Guarnición de la plaza se baila de­ sarmada fuera, de ella, y los Jefes y Oficiales se pondrán esta tarde á bordo de un buque de la Escuadra, que se ha mandado desarmar al eíécto, y en donde permanece­ rán aguardando la resolución del Poder Ejecutivo, cuyas órdenes espera el Jefe del Ejército con la mayor an­ siedad. 110 DOCUMENTOS

S. E. felicita al Gobierno y á la Nación por el tér­ mino de la fatal revolución del 8 de julio. Soy de US. atento servidor, L. de Febres Cordero. Es copia, Rerndiz.

'.Número 18— r e l a c ió n d e l m in is t r o d e g u e r r a , á 9 DE ENERO DE 1836, SOBRE LA CLEMENCIA DEL GO­ BIERNO CON LOS REVOLUCIONARIOS.— (TOMADA l/E LA “ GACETA DE VENEZUELA, Á 16 DEL MISMO MES, NÚ- "MERO 260).

Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Caracas, á 9 de enero de 1836.—7o y 26° El Gobierno de la Kepública, desde el nacimiento de la revolución del 8 de julio, (de 1835) no ha cesado de poner en uso sus atribuciones constitucionales, para llamar al seno de la Patria á los comprometidos, ejerciendo toda la • clemencia de que estaba revestido por la Ley fundamen­ tal: los indultos ofrecidos y aceptados en Valencia, las Lujas y el Pirital, los ofrecidos y no aceptados en San Pedro y Guardias, lo comprueban; mas los autores de la conspiración, sordos ú la voz de la Patria y con des­ precio del Gobierno, han seguido conmoviendo la Re­ spública, originando mil males, y atrayendo sobre sí las maldiciones de los venezolanos. Después que ha corri­ do ía sangre venezolana en Eío-Okico, Urica, Cariaco, Campano, Valencia, Guaparo, Paso-ReaL y Juan de Ávila, sosteniendo el honor nacional, identificado con la exis­ tencia de la Constitución del año de 30; después que los vecinos y poblaciones de Puerto Cabello, Campano y Maracaibo han sido arruinados por los facciosos; des­ pués que el Tesoro público ha recargado considerable­ mente de deudas y compromisos, y finalmente, después PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 1.11

•que los intereses de todos los venezolanos han sido afectados por consecuencia de la tenacidad de los revo­ lucionarios, parece que la vindicta nacional necesita hoy más suma de satisfacción. Sin embargo, el Gobierno que quiere la paz, que no quiere el exterminio de nadie, y que abre las jraertas á los comprometidos,, competen­ temente autorizado por el Consejo, ha delegado la au­ torización en S. E. el Jefe - del Ejército constitucional, para garantir las vidas y propiedades de aquellos que •con las armas en la mano se mantienen hostiles al Go­ bierno en Puerto Cabello y Maraeaibo. Solemnizada por S. E. el Jefe del Ejército la oferta á los de Puerto Ca- ■ Cabello, se han acogido á ella los Jefes, Oficiales, indi­ viduos de tropa y marineros que expresa la siguiente re- iación. Ojalá! que los demás comprometidos en Puerto Cabello y Maraeaibo, imitando el prudente proceder de aquéllos, quieran evitar el fuerte golpe de las armas y el tremendo de la Ley de conspiradores. m « Relación de los individuos de los facciosos de-Puerto Cabello, que se han pasado al Ejército constitucional. Día 2 de enero de 1830 Segundo Comandante, José de Jesús Va-Henil!a.—Capi­ tán de Milicias, Justo Silva.—Teniente, Tomás Caballero.— Teniente, José Eivero.—Teniente, Bamón Centeno—Te­ niente de Milicias, Carlos Centeno. Día 3 Primer Comandante, Vicente Villegas.—Primer Co­ mandante, Francisco Bivas.—Primer Comandante, Maria­ no Antonio Mayo.—-Aspirante alumno de Matemáticas, José Manuel Morales.—Sargento primero, artillero, Ra­ fael Díaz.—Guarda, Tomás Suárez. Día 4 Capitán, José Antonio Pérez.—Fernando Carvajal. —Juez Primero de Paz de San Diego, Domingo Cam- DOCUMENTOS

pos.—Manuel Ortiz. —*• Sargento Primero retirado, Do­ mingo Monasterio.—Pedro Pérez.—Pranciseo Urbaneja.— Vicente Gómez.—Antonio Benítez.—Miguel Oyarzábal.— Patrón, Paulino Bermúdez.—Marinero, Juan de la Cruz Herrera. Día 5 Coronel graduado, Joaquín Tellechea.—Marinero, Je­ rónimo Guerrra.—Marinero, Luis Jiménez.—Marinero, Gre­ gorio Damos.—Segundo Comandante graduado, Pedro Alci- no.—Subteniente, Santiago Cabdier.—Empleado de Adua­ na, José María Muñoz.—Matías Marcano.—José Piñiro. Cuartel General en San Esteban, á 8 de enero de 1836.-7° 26° •El General Jefe, Cordero. Es copía, Hernáiz.

III—Ministerio do Relaciones Exteriores

N ú m e r o 1?— comunicación d e l m in is t r o d e r e l a c io n e s EXTERIORES, Á 29 DE JULIO DE 1835, AL DE IGUAL CLASE DE LA NUEVA GRANADA.— (TOMADA DE LA u GA­ CETA DE VENEZUELA,” Á 7 DE NOVIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 250).

República de Venezuela.—■Secretaría de Estado en el Despacho de Delaciones Exteriores.—Caracas, á 29 de julio de 1835.-6° y 25° •jA l Honorable señor Secretario de delaciones Exteriores de la Hueva Granada. Señor: El 8 del que espira, algunos Jefes y- Oíieiales logra­ ron seducir la Guarnición veterana de esta capital, y PAïtA LOS ANALES DE VENEZUELA “1 1 3 apoderados de las armas y puestos militares, impusie­ ron arresto al Presidente y Vicepresidente de la Repú­ blica, manteniéndolos en él hasta el día 10 en que los deportaron á la isla de San Tilomas. Ninguna resisten­ cia pudo oponer á un acto tan violento y criminal el resto de los ciudadanos inermes, sorprendidos y desti­ tuidos de pronto y sin eficaces recursos para repeler la agresión. A pesar de las intrigas, de los engaños, de los viles artificios y aun de las medidas de terror, eoii que se esforzaron en difundir y afianzar sus planes los facciosos, ninguno de los pueblos se prestó á favorecer­ los, antes bien* llenos de entusiasmo todos corrieron á alistarse bajo las banderas del Ejército constitucional,, acaudillado por el ilustré General en Jefe, José Anto­ nio Páez, Hallábase éste á la sazón en el interior, en t su hato de San Pablo, y autorizado competentemente por un decreto, que, en medio de su opresión pudo dic­ ter el Gobierno legítimo, voló á defender los derechos de un pueblo ultrajado, de manera que el día de ayer huyeron despavoridos los facciosos, dejando la capital en poder del Ejército constitucional, cuyas Divisiones los persiguen por todas partes. Queda ya' restablecido el orden, reintegrando el Go­ bierno legítimo en el ejercicio de sus funciones, y se ha despachado un buque, que vuelva á conducir á sus ho­ gares al Presidente y Vicepresidente de la República, Me apresuro á dar á XJS. estas noticias con inclu­ sión de algunos impresos, á fin de que se sirva partici­ parlas á su Gobierno, el cual sabrá con satisfacción el término feliz que ha tenido este acontecimiento, y el triunfo de la libertad, de las leyes y de la Consti­ tución. Con sentimientos de la más distinguida considera­ ción, tengo el honor de ofrecerme de US. atento, obe­ diente servidor, tiun i oh Mi ch ele na.

T . Ti —

N úm ero 2—r e s p u e s t a d e l m in is t r o d e r e l a c io n e s e x ­ t e r io r e s DE LA NUEVA GRANADA, Á 4 DE SETIEMBRE- DE 1835.— ( TOMADA DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 7 DE NOVIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 250).

República dé la Nueva Granada..—Secretaría del Interior y Relaciones Exteriores.—Bogotá, á 4 de setiembre de 1835.-25° Al Honorable Secretario de Relacionen Exteriores de Ve­ nezuela, etc. El infrascrito Secretario de Hacienda de la Nueva Granada, encargado provisionalmente del Despacho del Interior y Relaciones Exteriores, ha tenido el honor de recibir y poner en conocimiento de su Gobierno, la co­ municación de 29 de julio último, en que el señor Se­ cretario de Relaciones Exteriores de Venezuela le parti­ cipa la grata noticia del restablecimiento del Gobierno constitucional, destruido por la revolución de 8 del mis­ mo julio. Interesado el Gobierno granadino, por las relacio­ nes de amistad que unen á esta República con la de Venezuela-, en la conservación del orden en esa Nación, y su adelantamiento y prosperidad, supo con grande sen­ timiento el suceso del 8 de julio, que iba á interrum­ pir sus progresos y envolverla en las desgracias que •causaron la ruina de la antigua Colombia, si con tiem­ po no se destruían las pretensiones escandalosas de sus autores. Y le ha sido sumamente satisfactoria la noti­ cia, de que la Constitución ha vuelto á recobrar su im­ perio, y se ha llamado á los altos funcionarios, para que ocupen los puestos, en que los colocó el voto libre de la Nación, y de que lo arrojaron algunos militares disidentes. El infrascrito ha recibido orden de su Gobierno para hacer al de Venezuela las más amistosas congratulacio­ nes por este acontecimiento, y manifestarle al mismo PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

-tiempo, el aprecio y placer con que las autoridades y el pueblo granadino han visto la honrosa y laudable con­ ducta de los miembros de la Administración, y de S. 13. el General José A. Páez, en estas azarosas circunstan­ cias. El infrascrito renueva al señor Secretario, á quien se dirige, las protestas ele la distinguida consideración, •;Cou que tiene el honor de ser su atento y obediente ,■ servidor, Francisco tinto.

IV.—Ministerio de Haciendo.

Niímero I o— d e c r e t o , á 2 d e s e t ie m b r é d e 183o , s o b r e ÜN EMPRÉSTITO VOLUNTARIO.— (TOMADO DE LA 7 GACETA DE VENEZUELA,” Á 12 DEL MISMO MES, NÚMERO 212).

JOSÉ VARGAS, Presidente de la República, de Venezuela.

Considerando: que las cajas nacionales carecen de los fondos suficientes para cubrir los cuantiosos 6 indis­ pensables gastos que demandan las actuales circunstan- cias, y que por esta razón se halla el Gobierno obligado a solicitar los auxilios del patriotismo: con acuerdo del Consejo he venido en decretar y decreto lo siguiente: Io Se abre un empréstito patriótico y voluntario por la suma de cincuenta mil pesos que ganará el inte­ rés de doce por ciento anual. 2o JJicho empréstito será reembolsado y sus intere­ ses pagados por terceras partes en ocho, doce y diez y seis meses, ya en dinero efectivo, ya en descuento de los derechos de importación y exportación, que adeuden los mismos prestadores ú otros. 11« DOCUMENTOS

3? La suscripción á dicho empréstito se hará- en un registro que abrirá el Ministerio de Hacienda, don­ de se asentarán los nombres de los prestadores y las sumas prestadas. 4° Hechos los enteros de éstas en Tesorería, el Se­ cretario de Hacienda y el Tesorero General expedirán los documentos de crédito correspondientes á uua de las terceras partes de las sumas prestadas. El Secretario de Estado en el Despacho de Hacien­ da queda encargado de la ejecución de este decreto. Dado en Caracas, á 2 de setiembre de 1S35.—C° de la Ley y 25° de la Independencia. José Vargas. Por el Presidente, S‘cintos Michelena.

W ite n e ro 2 — d e c r e t o á 7 d e s e t ie m b r e d e 1835, s o b r e UN EMPRÉSTITO.— (TOMADO DE LA “ GACETA DE VENE­ ZUELA,” Á 12 DEL MISMO MES, NÚMERO 2-12).

JOSÉ VARGAS, Frcsiílenie ¿lo la Ecpúl·lica. En uso de la autorización que ha concedido el Con­ sejo al Poder Ejecutivo para negociar un empréstito con el objeto de la subsistencia del Ejército, he venido en decretar y decreto: 1 ° S. E. el General en Jefe José Antonio Páez. Jeté del Ejército de Operaciones, queda autorizado para negociar por sí mismo ó por las personas que tenga á bien nombrar en los lugares donde se sitúe, ó por don­ de transito el Ejército, un empréstito hasta por la suma do treinta mil pesos, bien soa en (Uñero, en ganados ó en cualesquiera otras especies que sean, necesarias para el íin indicado. 2° La persona ó personas que recauden dicho em­ préstito, darán á los prestadores dos recibos en que se inserte todo el contenido de la comisión y al pié la can­ tidad recibida. 3 o El prestador enviará, uno de los dos recibos al Comisario del Ejército, quien tomará razón de su conte­ nido en los libros de su cargo y remitirá al prestador co­ pia del asiento. 4‘: El recibo que el prestador deja en su poder y i a copia del asiento de la Comisaría, serán bastante do­ cumento para cobrar la cantidad prestada. El Secretario de Estado en el Despacho de Hacien­ da, queda encargado de la ejecución de este, decreto. Dado en Caracas, á 7 de setiembre de 1835.—0" de .la Ley-y 25? do la Independencia. José Y (irgan. Por el Presidente, ¡Santón Mi chele: ia. 11« DOCUMENTOS

V .—Cuartel (reiier-'ü

N ú m e r o IV— c a u ta s d e l g e n e r a l .tose a . p á e z , á 2« d e -JULIO DE 1835, AL PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.— (TOMADAS DE LA “ GACETA DE VENE­ ZUELA,” Á 8 DE AGOSTO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 237, Y DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICHO GENERAL, TOMO II, PÁGINAS 237 Y 211).

El General Fdez al Presidente de la Pepúhlica

Petare, á 28 de julio de 1835. tí? Excmo. señor Poetor José Vargas, Presidente de la Re­ pública■ de Venezuela, etc., etcetc. Mi muy apreciado amigo y señor: En la mañana de lioy y en el sitio de Sabana Gran­ de, me fue entregada la carta que usted me dirigió des­ de San Tilomas, con íeclia lí! del corriente, y en aquel ins­ tante me vi agitado de sentimientos contrarios. Si sensible me fue contemplar á usted en un país extranjero contra la voluntad del pueblo que . lo puso en la primera silla del Gobierno, gozoso me fue poder contestarle, diciéndole que está en aptitud de venir á reocuparla. Usted creyó que estaba en mi poder liber­ tar á Venezuela del oprobio y de los desastres ; y la Providencia lia querido que yo disfrute la gloria de ha­ berlo conseguido. La adjunta comunicación oíioial manifestará á usted muy sucintamente lo ocurrido desde que recibí la auto­ rización del Gobierno pare, restablecer el orden consti PARA LOS ANALES BE VENEZUELA 1.1» tucional. No puede ser de otro modo, en momentos en que apeuas hay tiempo liara admirar la obra de doce días incompletos. Mis compañeros de armas me han dado una prueba más, de que merecen este título: mis- conciudadanos han hecho demostraciones las más posi­ tivas de su amor al orden; y los pueblos se han mani­ festado de una manera que nadie podrá pintar con sus­ colores verdaderos. El anticuo tanto como benemérito patriota, señor Martín Tovar, y el señor Coronel J. Aus­ tria, serán los que se honrarán diciendo á usted algo de lo mucho que hay que referir. No extrañaré que pre­ tenda la credulidad de usted resistirse á muchas de las anécdotas que se le dirán, porque yo mismo necesito re­ cordar que las he testificado, para no incurrir en seme- mejante tentación. No falta al complemento de mi gozo, sino ver á us­ ted ejerciendo sus augustas funciones. Afortunadamen­ te aquél no será retardado. Yo no podía dudar que usted estuviese decidido á correr á donde lo llamase su deber desde que se vió en libertad; pero ya que usted ha que­ rido expresármelo, añadiendo que son éstos los mismos sentimientos del señor Narvarte, yo reitero aquí mi sú­ plica consignada ya oficialmente en orden á su pronta venida. El Gobierno se ha ocupado de librar las dispo­ siciones necesarias al efecto. » * Entre tanto, mi apreciado amigo, créame usted que lo soy suyo con la más cierta- adhesión, lo mismo que su verdadero servidor. José A. Pácz. Adjuntos encentrará usted algunos ejemplares de mi proclama de San Pablo. - 1 2 0 DO CU AIÏfiK TOS

.Proclama refer ida,

JOSÉ ANTONIO PÁEZ, General en Jefe de los Ejércitos de la República y del de Operaciones, para restablecer el orden constitucional, etc., etc., etc. Venezolanos: El día 20 de enero de este año devolví á la Nación el poder que- me confió el año de 1831. Al cumplir yo un precepto constitucional, y con los deseos de mi corazón quedó contento porque os empeñásteis en persuadirme que en mi Administración procuró la dicha y conservación de la República y la prosperidad de sus habitantes. (1 ) Libre ya de los cuidados de la responsabilidad que afecta la Primera Magistratura, del Estado, me retiré al campo buscando un desahogo de mis pasadas fatigas : cuando estaba más tranquilo, recibí la infausta nueva del pronunciamiento que hicieron en Caracas, el día 8 de este mes algunos Jefes y Oficiales, y de la des­ titución de los altos funcionarios. (2) Al mismo tiempo

il) Es indudable todo lo que contiene este párrafo; pero no lo es menos que tantos bienes se debieron más á la influencia personal del Jefe de la Administración, que á las instituciones y al abuso que se hizo do ellas, que el pueblo toleró porque no había perdido la esperanza de que el mismo Jefe propemlería y conseguiría el re­ medio. Los patriotas dormíamos tranquilos en esta, confianza que vino á alterar el partido Español 6 (jodo descubriéndonos sus planes proditorios, disfrazados con el revestimiento de las mismas garan­ tías que la- Constitución les había dado. Recuérdense las tramas, y sobre todo los corifeos del partido activo qne so apoderó de las elec­ ciones, y recuérdense también los pasos del nuevo Presidente, quié­ nes componían su consejo privado, y con qué cuidado procuró alejar de la Administración á todos los patriotas antiguos. Yelmos los he­ chos con la luz del patriotismo, y no seremos engañados. &) Es verdad que el día * el movimiento político empezó perla fuerza armada; pero obsérvese que no fue solo la de] ejército sino que con ella estaba la fuerza, cívica.. ¿Y cuándo'fué que no inter­ vino la fuerza en los cambios políticos? ¿Pueden acaso los ciuda­ danos manifestar sus votos contra- un poder existente, mientras sus fuerzas no se les separenE sto es lo que ha. sucedido, y la pronti- t*AÍ¿A !,<*!> ANALE':! DE VENEZUELA 121

• **w « t « » m llegó á. mis manos la autorización de íá. E. el Presiden­ te de la Itepública, con acuerdo del Consejo do Gobier­ no, para levantar un Ejército de diez mil hombres, y nombramiento de Jefe de Operaciones para ponerme á ja cabeza y restablecer el orden constitucional, (o) Muchos pueblos me han dispensado el honor de conferirme la misma empresa que el Gobierno, y un respetable núme­ ro de mis antiguos compañeros han volado hacia mí y me han hecho ofrecimientos que recomiendan á nuestros bravos á la gratitud nacional. (4) tud con. (¿no kui correspondido á aquel grito 'de libertad los pueblos :: donde se lia dejado oír, manifiesta claramente que estaba, en el corazón de todos, y que los heroicos atletas que se lanzaron ci en la arena de la regeneración política de la Patria, tenían bien cono­ cido el espíritu público y marchaban con 61. (oí S. E. nos permitirá que le hagamos saber que la tal. autori­ zación no es más que una farza de los que están empegados en que empañe sus glorias y cubra, de oprobio á. la Patria, ejivolviéndola en una guerra civil. ¡Mentecatos! No es así como obran los que han envejecido sirviendo á la Patria. Pero volviendo á la autorización, es preciso que el pueblo y el mundo sepan, que es falsa, que varios <:e loa Consejeros han asegurado que no hubo tal acto, y que en el. libro de las del Consejo no existo como puede demostrarse, exa­ minándolo. Supongamos sin embargo que existiese, y digan, ¿si es legal, si puedo , servir esta sutileza para revestir del poder legal y constitucional? El Gobierno no podía delegar su autoridad, y un General de Operaciones debe tener un centro lega! do donde recibir sus órdenes. Es un bravo modo de raciocinar. ¡Un Gobierno que no existe y que no tenía sino atribuciones determinadas, lia podido crear otro Gobierno más autorizado que lo que. estaba él. mismo. Lo único que se podría deducir de la existencia de tal autorización, es que el Presidente destituido ha comprobado que estaba do acuerdo con el partido yo d o para entregar 3a "República, y que frustrado su pian el 8, quiso á lo menos dejarnos el bello legado de la guerra ci­ vil, si fuera posible concebir quo S. E. el General Páoz pudiese ser instrumento de miras tan inicuas y tan traidoras. G) ¿Y quién podrá dudar que todos los patriotas copiásemos con. 8. E ; Sí, todos hemos contado con él, y los que solé lian acerca­ do ha sido con el objeto santo de impedir que fuese :X equivocar­ se oyendo las palabras engañosas del partido ene:nigo de la Patria; si los O ni ntc.ros y oíros de su calaña han ido á rodearle y á insti- q:arIo, «i 1c liun podido urraueur este documento, deben. Imberbe con­ vencido por su prudente y patriótica conducta que no es el hombro ím:ii quien pueden jujear, ni sera d. instrumento dego de, !;i devus- 1 2 2 DOCUMENTOS

En tan crítica situación yo no lie vacilado, vene­ zolanos, acerca del partido que debo tomar. Como Jefe del Estado mandó cumplir y ejecutar la Constitución del año de 30; de cumplirla y ejecutarla renovó como Pre­ sidente constitucional, este juramento en 1831. Mi deber, pues, es sostener este Código, y para, ello no excusaré sacrificios y comprometeré mi existencia misma. Si se desea la reforma de la Constitución, ella es- ' / tablece los medios de obtenerla. Xo es posible tolerar que el grito de doscientos hombres armados arranque lo que debe solicitarse y conseguirse por las vías pací- ticas y propias de un pueblo civilizado que se lia dado una Constitución, y tiene leyes. ¡ Desgraciada Venezue­ la si se reconociese el fatal principio que envuelve el pronunciamiento del día oelio! (5 )

tación do Venezuela. Son m u í s -que fundados los motivos y autos que tenemos para coniiar plenamente en S* E. y aunque la proclama de quo nos ocupamos, no respirase tan abiertamente el espíritu de paz y la calma con que S. E. aguarda los sucesos, bastaría saber que todo el encono, el odio, la desesperación y la venganza de Angel Quintero y sns socios Tovar y comparsas, no lian podido recabar una sola palabra que haga sospechar siquiera que baya penetrado en su animo una sola chispa do tan vergonzosas pasiones. (o) Esta parte de la proclama, qno es en la que mus linean sus esperanzas los enemigos de la paz pública, conveuee evidentemente el estado de calma con que S. E. aguarda (pie hablen el resto de la República y del Ejército. Cuando se expidió esta jiro clama no había más pronunciamiento que el de Caracas, y un papel que for­ jaron en Valencia los Quinteros oponiéndose :í él, y ofreciendo af General Páez mil hombres para que empezase la guerra: mil hom­ bres que ellos iban á crear. Pero H. E. ha conocido ya cual es ei voto (le Valencia, cual el de Puerto Cabello y oí de Cumana, y S. E. sabía bien el de Maracaibo. En doce días cuatro Provincias unifor­ mes, es un fenómeno que no se había visto, y que da una importan­ cia extraordinaria á la reacción empezada, porque es un testimonie decisivo del espíritu que reinaba en la República. También habré visto ya S. E. (pie el grito de Reformas va acompañado de] medin legal de una Convención; que no se trata de dictar una .Ley, sino de discutirla; y que todo lo que se ha hecho, no es más que des­ truir el obstáculo insuperable que se oponía- á que se obtuviese estv voto, mientras existiesen entronizados los enemigos de Venezuela. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 8

He descolgado mi espada, con la esperanza, de no emplearla contra mis compatriotas. Los que se lian comprometido, serán dóciles á la voz de la razón, y no llenarán de atliccion á una Patria que nos pide con ins­ tancia orden, quietud y paz. (ó) Cuento, pues, con los recursos necesarios para sos­ tener el Ejército, con el valor de ilustres guerreros, y con el patriotismo de los pueblos. ¡ Quiera el cielo no verme comprometido á desenvainar mi espada! Si fuere preciso llenaré mi deber, y serán responsables de la san­ gre que se derrame,- los que sordos al grito de la Pa­ tria se lian empeñado en llevar adelante proyectos irrea­ lizables. Venezolanos: Estoy en medio de vosotros para defender vues­ tros derechos y para sacar la República del naufragio que la amenaza. (7) Cuartel General en San Pablo, á lo de julio de 1835.—G? y 25? José A. Pdez.

(0) ¿Puedo darse una prueba más terminante de las miras paci­ ficas de S. E.? ¿Y hay quién piense todavía cu guerra y en sangre, y en exterminio; y en venganzas? La espada del héroe no se em­ pleará contra sus compañeros de armas y de gloria, cuyas miras él conoce, que no son sino de orden y de paz; y"de todo lo que puedo contribuir á promover y consolidar el bien y prosperidad de esta Patria querida, objeto exclusivo de todos sus votos y de todos sus sacrificios. (7) Probablemente será hoy una, resolución do S. E. lo que el día 15 no ora más quo sus deseos* Es decir, no desenvainar su espa­ da. porque ni hay contra quien, ni hay por qué* La mayoría de la República lia hablado, porque todos saben que las Provincias pro­ nunciadas, son las más ricas y pobladas de Venezuela; y por que u esta hora estará recibiendo también la adhesión (lo las que faltan, como Coro y Barquisuucto. Además de que estando por las .Refor­ mas todas las tropas, y todos los parques y plazas fuertes, aunque S. E. quisiera (lo que 210 debe suponerse ni por un momento) hacer la guerra, no tendría- con que formar su ejército, ni con que armar­ lo. Es por lo itanto un mero ente de razón, mía verdadera quimera. El General l'áez al Vicepres la ente de la República

Petare, á 28 de julio de 1835.

Eremo. señor Doctor And rés N a r-v arte, Vieep > ’csi de nie

El General Páez al Presidente de la República

Petare, á -í$ de julio de 1835. Al Exorno, señor Doctor José Vargas, Presidente de la Re- pública, de Venezuela. El día .11 del corriente, recibí en mi hato de San Pablo, una comunicación del señor Secretario de la Gue­ rra., fecha 8 del mismo, participándome la insurrección á * mano armada que había tenido lugar aquel mismo día contra el Gobierno, y la autorización que V. E. recibió de su Con­ sejo para levantar un Ejército de diez mil hombres, nom­ brándome por su Jete para que restableciese el orden cons­ titucional. Fiel á mi juramento, y sumiso á la Ley, lio vacilé un ni ornen te en admitir tan honroso encargo. Tomé mi es­ pada, monté á caballo seguido de los muy pocos com­ pañeros de armas que pude reunir en aquellos momentos: con el carácter de que se me había investido, me anun­ cié á los ruieblos, éstos han prestado oído á mi voz, de una manera tan .satisfactoria, como no es posible expre- sar ahora;4 segundado por la energía de los bravos y iieles conquistadores de la Independencia, emprendí una campaña que cuenta: hoy doce días: y antes de cum­ plirse puntual mente, tengo la honra de manifestarle, (pie se halla Y. E. en disposición de venir á reocupar la si­ lla de que fue despojado contra el voto que legalmente expresó la Nación en la debida oportunidad. A las cinco y inedia de la mañana de hoy, se lia verificado mi entrada en la capital, junto con el Ejév- V2Ü DOCUMENTOS / cito constitucional; y sin inás detención allí que la pre­ cisa para convocar el Consejo de Gobierno, á fin de que nombre Vicepresidente, que se encargue del Poder Eje­ cutivo, Le continuado mi marclia en persecución de los comprometidos, que abandonaron anoche la capital. hTo siéndome posible entrar ahora en los detalles ver­ daderamente asombrosos de una campaña, que lleva es­ te nombre, tan sólo porque se han tomado armas; pero que cuenta con la gloria de que hasta ahora no se ha­ ya derramado ni una sola gota de sangre, y reservándo­ los para la cuenta que rendiré de mis operaciones al Gobierno, me apresuro á manifestar á V. E. mi ardien­ te deseo, mi más expresiva súplica, de que sin perdida de momento, me conceda el gozo de verlo en la capi­ tal. Para que sea completa la satisfacción de que me hallo poseído, no me falta sino volver á ver al señor Doctor José Vargas, en el lugar en que Venezuela lo colocó. El señor Martín Tovar y el señor Coronel José Aus­ tria, son los encargados por mí para poner esta comu­ nicación en manos de V. E. y ellos serán más explíci­ tos de lo que yo puedo serlo en este instante, en or­ den á la impaciencia con que quedo aguardando el gozo de que Venezuela celebre el retorno de su Jefe consti­ tucional. Tengo entro tanto la honra de repetirme con la más alta, consideración y estimación personal, de V. E. muy atento servidor, José A . Páez. i?ARA LOS ANALES DE VENEZUELA 12 7

Número lv (a)— c a r t a d e l p r e s i d e n t e d e l a r e p ú ­ b l ic a , á 21 DE a g o s t o d e 1835, a l j e f e d e l e j é r ­ c it o constitucional .—( t o m a d a DE LA AUTOBIOGRA­ FÍA DE DICHO JEFE, TOMO II, PÁGINA 23G).

Caracas, á 21 de agosto de 1 S3 5 . Exorno, señor General José A. Páe.z. Mi estimado General y amigo: Con muy poco tiempo para extenderme en la expre­ sión de mis afectos de gratitud y congratulación á Y. E. por su consagración gloriosa á la salvación de Venezue­ la, limitóme por ahora á saludarle cordialmente, como al Padre de la Patria, como al modelo clásico de ilus­ tres Libertadores para todas las nuevas Repúblicas de América. Ayer por la madrugada llegué á esta ciudad á ocu­ par el puesto de mi deber, que nada me importa que lo sea el de mi sacrificio desde que veo á Y. E. al frente de los pueblos y en medio de sus leales -y ver­ daderamente ilustres compañeros de armas batallando por salvar las Libres instituciones de Venezuela, y darle el inmortal honor de ser la primera de las itepúblicas americanas nuevas, que posee un émulo de Washington, así como fué la primera en dar el grito de la Indepen­ dencia. He procurado imponerme de todo, principalmen­ te de las ideas que Y. E. tiene acerca de las exigencias graves y varias de nuestro país en la crisis cruel en que desapiadada y tan criminalmente la han puesto al­ gunos de sus hijos. El señor General Piñango impon­ drá á Y. E. á la voz de mi modo de ver algunas me­ didas, de los esfuerzos que el Gobierno hace por con­ seguir armamento en número suficiente, y asegurar los diversos puntos de una sorpresa; y en fin de la impor­ tancia que doy á la medida de convocar extraordinaria­ mente el Congreso. 128. DOCUMENTOS

Mucho siento observarle que juzgo muy necesaria la presencia * de los Consejeros militares en el Consejo. Cuando todo se convierte en pretextos, cuando se criti­ ca al Gobierno de godo ó compuesto de hombres diver­ sos de los antiguos patriotas, cuando las medidas más importantes y urgentes son al presente las militares, cuando al lado del Gobierno debe haber un conjunto- de luces que guarde armonía con el Estado Mayor de V. E. sin el peligro de cometer el menor descuido, los Generales Carreño y Piñango me parecen muy útiles y aun indispensables en el Consejo. Sin embargo, estas observaciones están sometidas á su determinación, Y. E, debe con la más cabal franqueza comunicarme sus ideas:S- y determinaciones que serán mi pauta j porque nadie está más convencido que yo, de que la salvación de Ve­ nezuela, sus instituciones, y el triunfo y las glorias de Y. E. están hoy más que nunca, necesaria y evidente­ mente identificadas. Que la. Providencia vigile sobre la conservación, la salud y la gloria de V. E., es mi más ardiente voto, es el voto de todos los pueblos de Venezuela, y de todos los amantes del orden y la justicia en cualquiera país en que se nos conoce. Me repito de Y. E. su más afecto y respetuoso ser­ vidor y amigo Q. B. S. M. José Vargas. PALÍA LOS ANALES DE VENEZUELA

Número 2 —c ir c u l a r d e l .j e f e d e l e j é r c it o constitucio ­ n a l , Á 23 DE JULIO DE 1835.—(TOMADA DE L a “ GACETA DE VENEZUELA,7’ Á . 15 DE AGOSTO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 258).

Circular.—Ejército constitucional. — Cuartel General en Valencia, á 23 de julio de 1835.™61? y 25° Al señor Gobernador de...... El paso dado en Caracas el día 8 de esto, ni es, por algunos Jefes y Oficiales, decidió ai Gobierno Supremo á autorizarme en los términos que indica la comunica- % ción que en copia acompaño. Acepté el encargo, cedí al clamor de los pueblos y á las instancias de mis compañeros de armas, partí de mi liato de San Pablo el 17 de los corrientes, y boy be entrado en esta ciudad en medio de las aclamaciones y aplausos, puede decirse, de todo el pueblo. Los Jefes* y Oficiales de la Guarnición resistieron al principio some terse á mi autoridad; pero aceptaron después dos pro­ posiciones que les bice, reducidas á garantizarles vida y propiedad, y á ofrecerles que influiré para que el Con­ greso Xacional considere y acuerde las reformas que merezca la' Constitución. Con esta concesión, be ocupado boy esta importante plaza, las tropas estén bajo la obe­ diencia del Gobierno, y todo vuelve á la senda constitu­ cional: espero que muy en breve suceda lo mismo en los demás puntos en que se lia alterado el orden. Los pue­ blos se han pronunciado de una manera muy firme, y no bay quien pueda oponerse á su voz y á su querer. El trastorno se lia hecho invocando mi nombre, como si yo hubiese olvidado lo que debo á la Patria, y lo que me debo á .mí mismo. Siempre seré el sostenedor de los derechos del pueblo y el amigo decidido de las leyes. Acompaño cuatro ejemplares de la proclama que ex­ pedí el día 15. Encargo á US. que la baga publicar y T. n — 0 1 3 0 DOCUMENTOS

circular á todos los Jefes Políticos de la Provincia, pre­ viniendo á éstos que instruyan á las parroquias, de todo. US. me dará oportunos partes del estado en que se halle su Provincia, cuya seguridad y buen orden no debe perder nunca de vista. Sov de US. atento servidor, José _á. Páez.

Número 3 —o f ic io , á 20 d e j u l i o d e 1835, d e l j e f e d e l EJÉRCITO CONSTITUCIONAL, ACOMPAÑANDO OTRO DEL GE­ NERAL MARINO, EN QUE HACE PROPOSICIONES.— ( TO­ MADO DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á I o DE AGOS­ TO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 235).

— Kepúbliea de Venezuela.—Ejército constitucional—Cuar­ tel General en Caracas, á 29 de julio de 1835.— 6° y 25° Al señor Secretario del Interior.

Xj o s comisionados que envié ayer cerca de S. E. el General Santiago Marino, han traído la contestación que original me apresuro á pasar al Gobierno, para que se sirva meditarla y resolver. Soy de US. atento servidor, José A. Páez.

liespvesta referida del General Marino

•9 Guarenas, á 2S de julio de 1835. Al Exorno, señor General en Jefe, José Antonio Páez, Ge­ neral en Jefe del Ejército constitucional. Excmo. señor: Deseando que la negociación de paz que hemos ini­ ciado, y que V. E. lia renovado hoy en carta privada, PÀUA LOS ANALES DE VENEZUELA

• M ■ tenga un resultado pronto y que pueda presentarse co­ mo obra de la meditación, lie creído conveniente con­ testar oficialmente esta parte de aquéllo. Mas como después de todo lo que nos liemos explicado hasta aho­ ra, no hemos podido alcanzar nada, á pesar del vivo deseo que ambas partes liemos manifestado por la. paz, juzgo que se facilitaría mucho la negociación, fijándose á- puntos cardinales que pueden tocarse libremente, si, como se me asegura, V, E. ha reorganizado ya un Go­ bierno. Con tal objeto, y sobre todo, para desvanecer de una vez cualquiera imputación de mira personal, ó el deseo de provocar la guerra, he redactado las cuatro proposiciones siguientes: Primera. Que se remita la decisión de la cuestión pendiente sobre Reformas al Congreso, que se deberá •convocar extraordinariamente tan pronto como sea posible. Segunda. Que haya, suspensión de hostilidades des­ de luego, conservando cada Ejército las posiciones que tienen ó las que más les convengan dentro de sus res­ pectivos territorios, siempre que lio sea aproximándose el uno al otro. Tercera. Que para que en este Congreso tenga la Provincia de Quinaná su debida representación, se eje­ cuten allí las elecciones de Senadores y Representantes, conforme á la ley de la materia, puesto que no tiene hoy representación por haber sido interpretado y ejecu­ tado el último decreto del Congreso, en el interés de cada partido, sin producir resultado; y porque, en tal estado tiene el Gobierno el derecho legal de convocar las asambleas primarias de las Provincias. Cuarta. Que si V. E. no se cree autorizado para resolver sobre estas tres proposiciones, las refiera al Go­ bierno constitucional que se baila restablecido en Cara­ cas, avisándome inmediatamente, tanto la resolución do V. E., como la del Gobierno. DOCUMENTOS

» _ Debo concluir manifestando á Y. E. que se conside­ rarán como no hedías estas proposiciones, si el Ejército de Y. E. hiciere algún movimiento hostil, aproximándose. Soy de Y. E. atento sexvidar, S. Marino.

Número 3 (a )— a c u e r d o d e l c o n s e jo d e -g o b ie r n o , á 29 d e j u l io d e 1835, a c e r c a d e l a s proposiciones DEL JEFE DE LAS REFORMAS.— ( TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á I o DE AGOSTO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 2 3 5 ).

Sesión del Consejo de QoMernor del miércoles 29 de julio de 1835

El Secretario del Interior dió cuenta al Consejo de orden del Poder Ejecutivo, de un ofício que acaba de recibir del Exemo. señor General en Jefe, Benemérito José A. Páez, Jefe de Operaciones y del Ejército cons­ titucional, con el cual acompaña otro, que dice S. E. le han traído por contestación los comisionados que envió ayer cerca de S. E. el General en Jefe Santiago Cari­ ño, y que se apresiíra S. E. á pasar al Gobierno, para que se sirva meditarlo y resolver. Considerada y discutida la materia en Consejo, del- modo correspondiente, acordó consultar al Poder Ejeeu- cutivo lo que sigue: El Gobierno de Yenezuela, no teniendo otra autori­ dad que la que le dan las leyes de la Bepública que lo constituyeron, de ninguna manera puede obrar con ar­ bitrariedad, ni dejar de cumplir y ejecutar, y hacer cum­ plir y ejecutar los mandamientos de las propias leyes. De este prinoquo incontestable resulta, que el Poder Eje- PARA LOS ANALES LE VENEZUELA outivo no puede usar otro lenguaje, ni obrar de otro modo, respecto de ningún Magistrado, corporación, em­ pleado ó ciudadano de Venezuela, que en el sentido de cumplir por su parte, y liacerles cumplir lisa y llana­ mente los deberes que imponen las leyes dadas por el Poder Legislativo de la U¡ ación, publicadas y vigentes. Una conducta diferente no podría ser considerada sino como una traición cometida por el mismo Gobierno, la cual afectaría y comprometería de una manera inaudita su crédito, su dignidad y aun su existencia, y manchan­ do indeleblemente el honor de sus miembros, los cons­ tituiría responsables ante la Unción do que son comisa­ rios. Aplicadas estas verdades, sencillas y eternas en nuestra estructura social, al caso precedente, resulta que el Gobierno no puede reconocer en una. porción de ve­ nezolanos, la autoridad y el carácter necesarios para, ce­ lebrar Tratados con la Uación, representada por su Go­ bierno 5 y que por consiguiente, uo puede entrar á hacer contratos públicos con el cuerpo militar, que el día S del presente mes, se insurreccionó contra el orden cons­ titucional en esta ciudad, y que después de haberla evacuado, se encontraba hoy en el pueblo de Guarcnas; sino que por el contrario, está en el caso de proceder con ellos, como con venezolanos rebelados contra la Pa­ tria á que pertenecen, á. cuyas leyes lian estado y de­ ben estar sujetos, habiendo jurado cumplirlas y soste­ nerlas, y debieudo cumplirlas y defenderlas como miem­ bros de la sociedad venezolana. ï'n era del empleo de la fuerza nacional, el único medio que el Gobierno puede usar respecto de dichos individuos para traerlos al orden legal y que queden sometidos, como lo está la Unción, á sus propias leyes y autoridades, es el de un indulto para los comprome­ tidos 5 y si él fuese considerado por el General cu -Jefe •del Ejército constitucional, como necesario, S. E. queda autorizado para ponerlo en práctica., como lo ha hecho ya con otros comprometidos y con tan feliz éxito; lo- 1 3 4 DOCUMENTOS

* grando por esta vía el restablecimiento del orden cons­ titucional, sin efusión de la preciosa sangre venezolana y sin aumento ni prolongación de las desgracias y de­ sastres que la insurrección ha causado al país. Así lo acordó el Consejo y que se comunicara al- Poder Ejecutivo.—Se levantó la sesión. Francisco Avenda ño.—Judas Taclco Fifi (tugo.—Francis­ co Javier Yanes.—José Domingo Duarte.—Santos Michc- Icna.—Antonio L. Guzmán. S. E. el Poder Ejecutivo, conformándose con la opi­ nión del Consejo, lo trasmitió al Excmo. señor General en Jefe del Ejército constitucional en contestación y como resolución del Gobierno en la materia. Guzmán.

N ú m e r o 4 — m e n c ió n h o n r o s a d e l o s v a l ie n t e s a p ú ­ r e n o s .—(t o m a d a DE LA “ OACETA DE VENEZUELA,7’ Á 11) DE AGOSTO DE 1835, NÚMERO EXTRAORDINARIO).

Comunicación del Jefe del Fjcrcito constitucional

9 Kepública de Venezuela.—Ejército constitucional.—Cuar­ tel General en Caracas, á 15 de agosto de 1835.— 0° y 25'.’ Al señor Secretario de Fstado en el Despacho del Interior. Una noticia muy plausible es el objeto de esta co­ municación. El Apure, siempre el fiel y el valiente Apure, acaba de dar una prueba más de lo acreedor que es á la consideración del Gobierno y de todos los venezolanos. Oyóse allí el eco de la revolución de julio, y sin que precediese ni acuerdo con ningún otro punto ni nada más que guiados sus habitantes por el testi­ monio de sus conciencias, se han manifestado de la ma- PASA LOS ANALES DE VENEZUELA 135 uera más digna, segundando de este modo el voto de los demás pueblos. Los documentos que US. encontrará adjuntos, me han sido remitidos por el señor Gobernador de aquella Provincia, y yo no dudo que al ser el Gobierno instrui­ do de su contexto, participará del ardor que siento en mi pecho, ai ver que desde las más remotas cabañas y al través de inmensos desiertos, con voz elocuente, se recuerdan los deberes contraídos con la'Nación, no me­ nos que lo sagrado de los jurameutos prestados en este- sentido. No he podido desechar la idea de hacer de esos documentos, signos de fidelidad, una mención tan parti­ cular como la presente, porque no he podido tampoco dejar de trasladarme á la época de las glorias milita­ res de los apúrenos que, como valientes se emplearon entonces en conquistar la Independencia, como valientes se ofrecen hoy para conservar la libertad y el orden que ella nos produjo. Esto presenta á mis ojos un espectáculo tan lisonjero como precursor de bienes posi­ tivos para Venezuela. Soy de US. muy atento servidor, José A. Páez. Comunicación referida del Gobernador de la Provincia de Apure República de Venezuela__Gobierno Superior Político de la Provincia,—Apure.—Acliaguas, á 19 de julio de 1835.—Número 77. ¡Señor Primero ’ Municipal de este Cantón Capital. Señor: . El Gobierno de la Provincia ha visto con sumo de­ snevado la noticia que usted se ha servido trasmitirle en nota de 10 del actual, sin número, procedente del Ooncejo de Calabozo, por conducto de su Presidente, en que participa la revolución estallada en la capital de 130 DOCUMENTOS

la líepúbliea el 8 del corriente. Se lia impuesto muy á fondo del contenido de la acta de doce del mismo, del expresado Concejo, y en contestación, le es de ne­ cesidad responder: que siendo su principal deber obe­ decer y liacer obedecer la Constitución y leyes de Ve­ nezuela, no puede menos que ceñirse á ellas; y por tanto ordena á usted, para que lo haga á las demás autori­ dades del Cantón, así civiles como militares, que per­ manezcan sometidas á las instituciones vigentes sin ha­ cer novedad alguna-, pues así son evitables males de grande trascendencia, y se cumple con los juramentos que hemos pronunciado en las aras del altar de la Pa­ tria. Por consiguiente, en la Provincia que me está en­ comendada, no se obedecerá ninguna orden, ni disposi­ ción de autoridad desconocida, sino precisamente las que emanen de este Gobierno, que siempre obrará bajo los principios de obediencia jurada, y fundado en sus sagrados deberes ; y quien lo contrario haga, se liará responsable ante la Nación. Soy de usted atento servidor, J. O. Muñoz. El Secretario de Gobierno, J. Ramírez.

Respuesta del Juzgado primero Municipal

Eepública de Venezuela.—Juzgado primero Municipal del Cantón.—Achaguas, á 21 de julio de 1835. ¡Señor Gobernador de la Provincia. Puse en conocimiento del Concejo Municipal de este Cantón la nota de US. de 10 del comente, número 7G, y adjunta acta "del de Calabozo, fecha 12 del mismo, que tuvo lugar á virtud de la revolución que estalló en Caracas el día S del presente mes, y habiendo convoca­ do los padres de familia y demás vecinos de respctabi- lidad á la sala de sus sesiones, que concurrieron en PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 137 número de diez, se les orientó de la rebelión indicada, lo mismo que del firme y sostenido pronunciamiento que ha hecho el Concejo Municipal de Calabozo, en unión de veinte honrados vecinos, amigos del orden y de la Constitución, para sostener ésta y las leyes á que están sometidos 3 y después de considerado el asunto con la dilación que lo demanda por su gravedad, unánimemente opinaron, que se diga á. U S.: que bien penetrado está el pueblo achagíieño de los sentimientos que caracterizan á US. en favor de la Constitución y de las leyes, como amante del orden, y por lo tanto, no lia dudado nunca de que es y será un fírme apoyo para sostener las ins­ tituciones á que estamos constituidos como venezolanos, con nuestros juramentos; cuyo hecho se halla testificado en la comunicación de que se han impuesto, número 70, que es un testimonio auténtico de esta verdad. Por consiguiente, como Gobernador de esta Provincia eons- • ti tucion almente elegido, tomará las providencias que juz­ gue oportunas para rechazar cualquiera tentativa que se aseste contra ella, reposando tranquilos en el hogar de nuestras casas con tan justas y fundadas esperanzas. Que igualmente se congratuló el Concejo con US. y par­ ticipa de un vivo placer én haberse penetrado que los calaboceros en favor de la Constitución y de las leyes, están dispuestos á hacer frente á la rebelión, para, sos­ tener él orden, cuyos sentimientos se identifican con los •de los achagíieños y los mismos que deseamos trasmita CS. á los calaboceros. En las presentes circunstan­ cias estos son los votos de los miembros del Concejo y •le los notables que á él se han asociado. Soy de US. muy atento servidor. Andrés Palacio. T ec*” V>10 t j , .Ramírez. DOCUMENTOS

■ * ••«««•» •• • Alocución (¡el Gobernador de la Provincia de Apure

JOSÉ CORNELIO MUÑOZ, De los Libertadores de Venezuela, General de Brigada de los ejércitos de la República, condecorado con el Jdscudo de Car abobo, Gobernador Superior Político de esta Provincia

Conciudadanos: Una facción militar lia enarbolado en la capital de la Bepúbliea el estandarte de la rebelión y lia arrancado de sus asientos á los primeros funcionarios del Estado, y pretende comunicar la influencia de sus arrojos á Jas

demás Provincias venezolanas. * Herida mortalmente la Constitución, perecen con ella las prerrogativas que garantizan á los ciudadanos, y lie aquí el momento en que todo venezolano debe agolpar­ se á sostener el edificio social que nos lia proporciona­ do los dones de la paz por cinco años consecutivos. S. E. el General José Antonio Páez,, autorizado le­ galmente por el Ejecutivo del Estado, lia marchado con tropas desde Calabozo sobre el punto de la insurrección á restablecer el orden. Tendrá á la techa sufocada la facción; pero si desgraciadamente algún embarazo lo hubiere impedido, toca á cada ciudadano cooperar por todos los medios al sostenimiento de la sagrada Consti­ tución que hemos jurado. Me congratulo con que los ciudadanos de esta Pro­ vincia, tan acreditados siempre por su amor al orden y por sometimiento á las leyes, no desmentirán jamás la acrisolada conducta que tanto los distingue en me­ dio de sus compatriotas. Los apúrenos obedecen la Cons­ titución, respetan el orden y aunque en estos instant Ce­ no necesita la Patria de sus victoriosas lanzas, ellas es­ tarán dispuestas en todas ocasiones á repetir los triun­ fos que lian alcanzado otras veces, defendiendo iosprin- PAR.A LOS ANALES DE VENEZUELA 1 3 9 cipios de libertad, consignados boy en la Ley fundamen­ tal que los rige. Apúrenos, estos son vuestros votos: yo los leo en lo interior de vuestros pechos. Se que i>ara justificarlos con vuestras espadas, apenas necesitáis de que se os in­ vite. Descansad, por ahora, en el seno de vuestras fa­ milias, que el Gobierno de esta Provincia, siempre vigi­ lante, siempre celoso de vuestros derechos, apelará á vosotros en el acto en que debáis trocar en militares hazañas el ocio que ahora gozáis en vuestras pacíficos ho­ gares. Achaguas, á 27 de julio de 1835. J. C. Muñoz. Es copia íntegra de la alocución original á que me refiero. El Secretario, Juan Ramírez.

Húmero 5—exposiciones d ir ig id a s a l j e f e d e l e j é r ­ c it o CONSTITUCIONAL.— (TOMADAS DE LA lí GACETA DE VENEZUELA,” Á 15, 19 Y 22 DE AGOSTO, Y 12 DE SE­ TIEMBRE DE 1835, NÚMEROS 238, 238 EXTRAORDINA­ RIO, 239 Y 242).

Comunicación del Jefe Político del Cantón Pao

República de Venezuela.—Jefatura Política Municipal.—> Pao, á 17 de julio de 1835. A.l Rvcmo. Benemérito General José Antonio Páez. El Concejo Municipal de este Cantón y los vecinos notables que se encontraron á propósito, en vista del es­ candaloso acontecimiento ocurrido en la capital de la República, en la noche del 8 de los corrientes, adheridos por los sentimientos católicos que siempre los han anima 140 DOCUMENTOS

-do, por el bien general del Estado, y sostén y respeto de las leyes que lo constituyen, se han reunido popular­ mente en este día en la sala de mi Despacho, y des­ pués de una madura contemplación por consecuencia de las medidas que en tal estado de cosas debían tomar, pronunciaron unánimemente la acta que tengo la honra de acompañar á V. E. con la esperanza de que Y. E. puesto á la cabeza de los pueblos por el voto común (como es de esperarse) restablezca el orden público tan impregnemente alterado y el honor de la ilación, que descansa en estos principios, y no vacile un instante de la cooperación de los verdaderos hijos de la Patria. También lian acordado que se ponga inmediatamen­ te un cuerpo de milicias de Guarnición en esta villa, para sostener el orden interior del Cantón, que manten­ drán á sus expensas, hasta que Y. E. disponga lo res­ pectivamente conveniente. Soy de Y. E. cotí la más alta consideración, obe- diente servidor, Nicolás Silva.

Acta del Concejo Municipal del Pao

El Concejo Municipal, los padres de familia y de­ más personas respetables que suscriben, teniendo en con­ sideración el estado de acefalía en que se encuentra la Bepública de Venezuela, por el apresamiento y expulsión ejecutados en el Presidente y Vicepresidente por los au­ tores de la revolución á mano armada, que tuvo lugar en la capital de Caracas el 8 de los corrientes, procla­ mando principios diametralmeute opuestos á los que el mundo liberal ha adoptado; creen que nunca más que en tan imprevistas circunstancias dicta el espíritu pa­ triótico, que. haya un movimiento simultáneo á sostener los principios establecidos por la Ley fundamental que lia ce la felicidad y dicha común. t'A ti A LOS ANALES DE VENEZUELA .141

Satisfechos, pues, de la obligación en que los coloca el precepto constitucional, se pronuncian autorizando al fundador de la Patria, Benemérito General José Antonio Páez, como la áncora en que cifran sus esperanzas, para que contando, como puede y debe, con los servicios é intereses de este Cantón y con el sacrificio de sus vidas,, á que están prontos, vuele al sacrosanto deber de sal­ varla, colocándose á la cabeza del ejército liberal á sos­ tener el sagrado é inviolable código de sus derechos hasta triunfar de los que intentan alterarlo. Acordaron igualmente que sin pérdida de momentos- se remita esta acta original á S. E. el General Paez, conducida por el respetable vecino de esta villa, señor Bonifacio Lara, para los efectos consiguientes. Dado en el Pao, á 17 de julio de 1835.—0" y 25" Jefe Político, Nicolás Silva. Alcalde Primero Municipal, José Antonio Ochoa.— Alcalde Segando Municipal, Agustín Padrón.—ll-egidor, Miguel Aparicio.—Procurador Municipal, Domingo Ramos.— Juez Segundo de Paz, D. TmTo.—G. González.—Felipe Ochoa.—Jacinto López.— Joaquín Acosta.—Bonifacio Lara.— J. Rito Vázquez.—José Ignacio Rola neo.—Manuel Lauda c- ia— ' 'enando Loayza.—Redro Rodríguez.—Esteban Muñoz.— Ramón Ramos.—Juan Domingo Medina.—José B. de Arrite- barrena.—Juan González.—F. Javicr Rolauco.—Francisco Itmvriza, Secretario Municipal.

Comunicación del Gobernador de la Provincia de Barquisimeto

* República de Venezuela.—Gobierno Superior I5olítieo de la Provincia.—jSTú mero 2.—B ar q ui s i rn e to, á 28 d e j ul i o de 1835.—G? de la Ley y 25? de la Independencia. Lxcmo. señor General José A. Ráez. Acabo de recibir el oficio de V. E. del 23 del pre­ sente, en que me participa su gloriosa entrada- á la ciu­ 142 DOCUMENTOS

dad de Yaleucia, el restablecimiento del orden constitu­ cional en ella, y la reducción de las tropas y .perturbado­ res del orden público á la obediencia del Gobierno. Tan fausto acontecimiento ha podido ser la esclusiva obra de Y. E., del inmenso patriotismo que lia comprobado en todas épocas, y del amor decidido á la Constitución y á las leyes que lia sabido inspirar á los venezolanos. Debo tributar á Y. E. el lio menaje más espléndido por un acto tan heroico como inmortal. Y. E. ha sido siem­ pre el Angel Tutelar de los venezolanos, el guardián de sus derechos y de sus garantías, y el defensor constan­ te de sus libertades. Tan recomendables títulos le lian distinguido eminentemente y la gratitud nacional lia sido la recompensa de un pueblo que debe su existencia y su reposo á un guerrero singular y esclarecido. Al tributar á Y. E. la felicitación que merece por ana hazaña tan próspera como feliz, debo manifestarle que esta Provincia se ha mantenido inmaculada y resuel­ ta á. sostener con su sangre y sus esfuerzos la inviola­ bilidad de la Constitución y de las leyes. Nada he omi­ tido para conservarla en este estado, y puedo presen­ tarla con orgullo como el modelo más perfecto del orden y el patriotismo. Y. E. debe haber visto consig­ nados estos sentimientos en el praminciamiento de este Cantón, que condujeron cerca de Y. E. los comisionados Andrés Torrella3 y José María Planas. Nada ha ocu­ rrido desde entonces en contrario; todo marcha en paz y tranquilidad, y la Administración constitucional ha se­ guido su marcha sin la más pequeña alteración. Cuen­ to en esta capital con uua Guarnición suficiente para sostener el orden, y con una milicia organizada, y res­ petable, que está dispuesta á sacrificar su existencia por el orden y Ja tranquilidad de la República. La proclama de Y. E. había llegado transcrita por el Jefe Político de San Carlos; se recibió con victores y aclamaciones, y se publicó solemne y militarmente eu

medio de los deliran!es gritos* de una alegria popular. PAMA LOS ANALES DE VENEZUELA U 3

Ella cortó las ansiedades y despertó el patriotismo de los ciudadanos, que esperaban la decisión de Y. E. La hice circular á todos los Cantones, y tengo el gusto de participarle que en ellos ha sido recibida con un deci­ dido entusiasmo. Al concluir esta comunicación, debo ratificar á Y. E. la disposición en que se halla esta Provincia de cum­ plir el deber que tiene de contribuir á la tranquilidad de la República, y que V. E. debe contar con los es­ fuerzo de sus habitantes y con mi cooperación y patrio­ tismo, comprometido en esta vez á. llenar dignamente el puesto que ocupo accidentalmente. Sírvase Y. E. aceptar los sentimientos de conside­ ración y respeto con que me .suscribo su muy atento, obediente servidor. José Antonio Escorcha. Cow mi I catión /leí Gobernador de la Provincia de Coro

República de Venezuela.—Gobierno de la Provincia.— Coro, a 1? de agosto de 1S35.—Número 2. Al Exorno, señor General en Jefe José Antonio Pácz. A tiempo que se i>reparaba para salir la comisión que anuncié a Y. E. en mi comunicación de 30 del pró­ ximo pasado, he recibido la nota de Y. E. de 23 del mismo, avisando oficialmente lo que sabíamos ya por la proclama del 15, dada en San Pablo. Ninguna duda le queda á esto Gobierno de la hon­ rosa comisión de que Y. E. se ha encargado, y ninguna debe quedar á Y. E. de que la Provincia de Ooro, fiel á sus juramentos, tomará 3a parte que V. E. se sirve designarle en la restauración del orden constitucional. Ouando sólo consideraba á Y. E. como un patriota que se presentaba á defender los derechos del pueblo, esta­ ba esta Ih’ovincia resuelta á ponerse bajo su protección; ahora que lo reconoce autorizado por el Supremo Poder DOCUMENTOS

Ejecutivo, se considera con el deber de obedecer sus órdenes, y no dude Y. E. que lo hará. La comisión que se había dispuesto pasar cerca de V. E. se ha considerado hoy innecesaria, y así, me li­ mito á remitir á Y. E. el pliego que ella debía condu­ cir, tanto para que Y. E. conozca los sentimientos que animaban á esta Provincia, como para ratificarlas en la presente nota. La Provincia continúa marchando regida por la Cons­ titución y las leyes de Yenezuela; pero como todos los asuntos sujetos á la decisión del Gobierno y de los al­ tos tribunales están en suspenso por el trastorno ocu­ rrido en Caracas ; espero que V. E. me diga si puede dárseles curso dirigiéndolos á la Secretaría de Y. E. ó si debe esperarse el restablecimiento del orden en la capital. Tendré cuidado de avisar á Y. E, por todos los co­ rreos, el estado en que se encuentra la' Provincia,' que me prometo será sieinpre el de sostener el ordeii y las leyes. La proclama de V. E. se circuló á todos los Canto­ nes aun antes de tenerla oficialmente, y ahora voy á duplicarla con inclusión de la comunicación librada en la materia, porque conozco que con estos requisitos so afianzaría más y más la decisión en que están estos pueblos, de defender y conservar sus instituciones. Soy de Y. E. con sentimientos de consideración v respeto muy obediente servidor. • ^ Excino. señor. ?,lart(mo García. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 145

Comunicación d-el Gobernador de la .Provincia de Guayana

Estado de Venezuela.—Gobierno de la ProvineiaMej r> Gua- vana.—Angostura, á 31 de julio de 1S35.—0° y 25" Exorno, señor General en Jefe José Antonio Pácz. * En 25 del actual, me dirigí qj^cialmente á V. E., mani ­

festándole que,' en virtud del,acontecimiento ») • 4 ocurrido en la capital de Caracas, el S de esté mismo mes, la. Provincia de Guayana, animada siempre por la prosperidad y crédito de •* ^ ^ f Venezuela y por la conservación de las libérales'institucio­ nes que adoptó en 1830, está en la más firme y decidida resolución de sostener á todo trance y á costa de cuantos sacrificios estén de su narte, el orden constitucionaL: y que V. E. podía contar con cuanto fuese y valiesefes.ta Provincia. Resuelta como está á no abandonar este principio, reposa en la confianza de que su determinación será bien acogida por V. E. que la sostendrá contra las miras ilegales de todo el que quiera contrariar sus patrióticos sentimientos. Hoy tengo el honor de repetir á su nombre y por segunda vez á V. E. aquella misma insinuación, añadiendo además, que este Gobierno, de acuerdo con las demás auto­ ridades de esta Provincia, y á vista del pronunciamiento que posteriormente han hecho las Provincias de Barcelona «/ v Cumana á favor del sistema faccioso, ha tomado y seguirá tomando todas las medidas de precaución y seguridad que ha creído y crea convenientes para mantenerla en buen orden y evitar que la tranquilidad de sus habitantes, pueda ser, en manera alguna, alterada. Al efecto y core el fin de formar un nuevo arreglo, que era ya indispensable en la milicia de esta ciudad, invité á sus vecinos por medio de la proclama que en copia autorizada tengo la honra de ihcluír aquí, bajo el número primero, y con gran satisfacción se vio concurrir al pueblo al sitio señalado para la reunión, en nú-mero de seiscientos ó más hombres, todos llenos del mayor entusiasmo por sostener la Constitución. En el acto iYteroi; organizadas tres compañías de milicia activa- de infantería. r . i i — '10 140 DOCUMENTOS

mm- de marina y otra local, nombrando cada una de ellas sus respectivos Oficiales y clases, conforme á la Ley. La copia, número segundo, que igualmente es adjunta, es una alocución dirigida por el señor Comandante de Armas á la Guarnición. En uno y otro documento hallará- Y. E. escritas mi resolución y voluntad, y la del Jefe de las Armas á que corresponden decidida y cordialmente los habitantes todos de la Provincia. Sirva, pues, de completa satisfacción á Y. E. y á los verdaderos patriotas de Yenezuela, esta nota, como el más puro y sincero voto de la parte de Yenezuela que tengo lo honra de mandar. Soy de Y. E. con la más alta consideración y respeto, muy atento, muy obediente servidor, Ramón Contastí.

Comunicación de la Comandancia de Armas do la Provincia de Guayana

Kepública de Yenezuela.—Comandancia constitucional de Armas de la Provincia de Guayana.—Angostura, á 3 de agosto de 18S5.—0" y 25'.' Al Exorno, señor General en Jefe, José Antonio Páez, Jefe de Operaciones. Exorno, señor: El 25 del mes próximo pasado llegó á esta capital la primera noticia de la insurrección que tuvo lugar en Cara­ cas el 8 del mismo. La idea de que de un instante á otro ha pasado la Kepública del estado de orden y de paz, al de la más completa- anarquía y á la desastrosa guerra civil, nos llenó de asombro; mas apenas hubieron pasado los primeros efectos de un golpe tan tremendo como inesperado, se exal­ tó el patriotismo de todos los ciudadanos, y el grito unifor­ me fue Constitución y Leyes, decididos á sostenerlas y defen­ derlas con las armas. PAR A. LOS ANALES DE VENEZUELA 147

Esta decisión y entusiasmo lia crecido con la noticia, recibida el 27, de que. llamado V. E. por la Aíunicipalidad y pueblo de Calabozo para restablecer el orden constitucio­ nal, voló á ponerse á la cabeza, de sus antiguos compañeros : que Valencia, .Puerto Cabello y otros puntos lian repetido el grito; y que el Apure aguardaba- la invitación de V. E«; habiendo llegado boy al más alto grado, uno y otro senti­ miento, con la indicación que hace 7vV Xacional publicado en Caracas el

N úm ero 6— c a r t a d e l j e f e d e l e j é r c i t o constitucio ­ n a l , A 21 DE AGOSTO DE 1835, AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA---- (TOMADA DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICHO JE FE , TOMO II, PÁGINA 278).

lin la Trinidad, á 23. de agosto de 1S85 Al Presidente de la Item Supongo ya á usted en esa capital, y en el puesto que le señaló la República- Felicito más bien á ella que a usted por su regre­ so. Yo esperé á usted allí basta el 19 en que tuve que partir, llamado por atenciones muy urgentes. En el sitio de las Juntas recibí la desagradable no • ticia del atentado cometido por la tropa en Puerto Ca­ bello. Desde aquel momento no lie cesado de medí tal­ lo que más convenga hacer, y ai fin me he decidido á seguir la marcha que paso a indicar á usted. Estamos sin armas, y es esto lo que más me tiene en cuidado. Esperaba dos mil fusiles en el buque mismo que ha conducido á usted 5 pero Carreña me escribió, anunciándome que no se habían conseguido, Amenazados como estamos, por una fuerza no pequeña que se ’ organiza en Barcelona, y resuelta, como debe con­ siderarse, la Guarnición de Puerto Cabello á defenderse á todo trance, para sostenerla sería necesario poner á bi­ plaza un sitio riguroso y establecer un bl o que o. Aun­ que hay muchos hombres decididos á tomar las armas; no hay armas que darles. Debe también tenerse presente el tiempo: el tiempo es precioso. Si destino una fuerza á Puerto Cabello, y voy yo para dar más impulso á las operaciones, os más que probable que los enemigos se aprovecharán de esta circunstancia, para invadir la- capital: y logrando esto, volvíamos al 8 de jubo. PARA. LO;? ASALES DE VENEZUELA

Por todo lo diclio, lie resuelto no pensar al t ora en Puerto Cabello; reunir aquí toda la infantería; ponerla en La Victoria ó en esa ciudad,/ á las órdenes de un Jefe, y volar yo á Calabozo á reunir las caballerías, y situarlas en los puntos que convenga; esta es mi opi­ nión ; sin embargo, si usted cree que debe obrarse de otro modo, me lo indicará, cierto que sus órdenes serán cumplidas. Es absolutamente indispensable armar cuantos bu­ ques se proporcionen, y ponerlos al frente de Puerto Cabello para impedir que la plaza reciba de Barcelona algún aumento de fuerza, y que con ella sea invadida Valencia y todo el centro de la República. Emplee usted cuantos esfuerzos pueda para conse­ guir -dos ó tres mil fúsiles. Esta medida es urgentísima, es la vital medida que debe tomarse. Vanea la reco­ mendaré á usted bastante. Continuaré escribiendo á usted con frecuencia: es­ pero que usted me favorezca con sus cartas, y que me considere, siempre su muy afectísimo amigo y obediente

servidor,/» Jone A. Pácz. /[(lición.—Después de cerrada esta carta la be. abier­ to para hacer á usted una importantísima indicación. Oreo del momento mandar comprar á ios Estados Uni­ dos ana corbeta de guerra; para que el paso fuera efi­ caz, (d encargado j>or el Gobierno debía llevar el dinero : ya usted sabrá que todo el mundo ofrece y dá gustoso . !a. que tiene. Viniendo el buque, obtendremos las si­ guientes ventajas : Oí:maná, Barcelona y Puerto Cabello estarán sofre­ nados : ia costa toda de la República será nuestra, y no habiendo que oponer á este buque, armaremos á la Xación aunque los sucesos nos redujesen al extremo en que nos vimos el ano de 1818. DOCUMENTOS

Número 6 (a)— c a r t a d e l j e f e d e l e j é r c i t o c o n s t it u ­ c io n a l , A 30 DE JULIO DE 1835, AL GENERAL MARINO.— (t o m a d a d e l a autobiografía d e d ic h o j e f e , t o m o 11, PÁGINA 252).

i Canicas, á 30 -de •» julio de 1835-

jY J I estimado compadre y amigo: En respuesta á su apreciable carta fecha de antea­ yer, uo puedo decir otra cosa que lo que contiene la comunicación oficial que usted recibirá con la presente, y la copia que le es adjunta. Sensible rae es manifestar esta imposibilidad 5 pero ella es real y efectiva. Dependo del Gobierno de la Xa- eión, y no rae es dado separarme de lá senda que él me traza. Si hubiera algo que me fuese más doloroso que esto, sería sin duda el contemplar siguiendo la suerte de Carujo á personas altamente dignas do una del todo diversa. Compañeros de armas he titulado á estos mis­ mos individuos, y al honor que esto me lia conferido, sólo habría de superar un rompimiento que marchitase nues­ tras amistosas relaciones. A Me parece que he sido bastante franco en comuni­ car a usted mis sentimientos acerca del importante asun­ to que nos ocupa. Siga usted meditando, y ojalá que me sea dado recibir por fruto de la sinceridad de mis sentimientos una cordial reconciliación. Soy de usted etc. Jóse i . Páez. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 151

Número 6 (b)— c a r t a s d e l j e f e d e l e j é r c i t o c o n s t i­ t u c io n a l , Á 28 Y 31 DE JULIO, 10 Y 18 DE AGOSTO DE 1835.—(TOMADAS DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICHO JE FE . TOMO II, PÁGINAS 213 Á 248, Y '255 Á 258).

Sabana Grande-, á 28 de .julio de 1835. Al .señor General José Tacleo Mona yus. Ya debe usted haber leído la carta que le dirigí al Coronel Arismendi; debo ahora informarle de lo ocurrido de entoces acá. Fui á Valencia, y se rindió la Guarnición, quedan­ do en consecuencia sometida al Gobierno nacional. Voló sobre Caracas, y en el sitio de Las Lajas hice rendir una columna de infantería de más de doscientos hom­ bres, mandaba por el General Alcántara y por el Coro­ nel Muguerza, á quienes di francos pasaportes para que se restituyesen á sus casas. Ayer tarde llegué al sitio de las Juntas, y (mando esperaba una comisión que me anunció el General .Ma­ rino, recibí á las doce de la noche la noticia de haber­ se retirado con la trox>a y con todos los comprometidos. Según se dice, los trastorn adores del orden tienen fijas sus miradas en el Oriente y piensan atrincherarse allí. Me apresuro á comunicar á usted todo esto, para que me auxilie en la grande obra de restablecer el orden constitucional. Los que se ven ya perdidos, querrán com­ prometer á usted, y buscar en usted un apoyo; pero yo que conozco á usted, espero que en esta vez me acompañe á salvar á la Patria. El entusiasmo de los pueblos es grande, y mayor el odio que tienen á la revolución del 8 . Siguen los patriotas viejos ofreciendo á la .República cuanto tienen para, asegurar su independencia y liber­ tad, para afianzar las instituciones. Anoche recibí comunicaciones muy satisfactorias de nuestro compañero el. General Arismendi: está sobre las armas como todos los veteranos viejos. DOCUMENTOS

*No tengo más lugar porque sigo en ])ersecución de los que han querido destruir la. Patria: tendré el cui­ dado de imponer á usted de todo lo que vaya ocurrien­ do, y confío en que no perderá ocasión dev escribirme. Soy, como siempre, su amigo muy afectuoso y com­ pañero Q. B. S. M. José A. Pdez. Carta del General Pdez al General José T. Monagos

' Petare, á 31 de julio de 1835. Al señor General Alona-gas. Mi estimado compañero y amigo: • Tres cartas lie dirigido á usted hablándole del suce­ so del S, y de sus consecuencias. Hoy puedo dar á usted noticias más satisfactorias, noticias que le persua­ dirán que Venezuela jmede conservar sus instituciones y hacerse feliz. I He recibido cartas de Puerto Cabello, en que se rae asegura de un modo positivo que aquella Guarnición vol­ verá á la obediencia del Gobierno. Oreo que á esta fe­ cha habrá dado ya un paso para borrar el anterior. A las once de este día he llegado á . Caracas, y es­ pero aquí por momentos, una comisión enviada, por los pueblos del Occidente, ofreciendo hombres y todo géne­ ro de recursos para restablecer el orden constitucional. Los pueblos siguen manifestando su entusiasmo de una manera que no permite dudas. Si hubiera querido ó necesitado levantar un ejército de diez ó doce mil hombres, estaría hoy en pié y nada me faltaría para sostenerlo. Juzgue usted por esto do la decisión de los pueblos á defender sus instituciones, á sostenei sus ga­ rantías. Dije á usted en mi anterior que los comprometidos evacuaron la- ciudad de Caracas ja noche del 27, hoy PARA JLOS ANALES DE VENEZUELA

lie sabido que lian pasado del líodeo y que continúan su marcha en dirección ú esa Provincia. Todos los in­ formes que lie recibido, dan una idea triste de la situa­ ción de esa gente. La deserción es mucha, y los pue­ blos no les prestan ningunos recursos. Sé positivamen­ te que los Generales, Marino, Briceño Méndez, Ibarra, Justo Briceño y todos los Jefes, menos Garujo, quieren someterse al decreto que di en Valencia, y del que acompa­ ño un- ejemplar. Es vergonzoso que Garujo haya, logra­ do intimidar á tantos Jefes antiguos, y comprometerlos,, á una completa ruina. Me dicen, y no tengo de esto duda, que no hay otra voz que la de Garujo, (pie Ga­ rujo manda y que todos obedecen. Duélase usted con­ migo de la suerte que ha cabido á patriotas antiguos, á hombres que aunque se han extraviado, han estado dispuestos á volver al orden. Gomo es ya cierto que los perturbadores piensan ir á esa Provincia y á la de Cumaná, y hacerse allí fuer­ tes, he creído conveniente nombrar á usted Comandante General de la División de Oriente, para que conserve el orden, ó lo restablezca donde se halle turbado. El señor General León Febres Cordero, Jefe de Es­ tado Mayor del Ejército que mando, comunicará á us­ ted mi resolución y la orden en forma. El Gobierno también oficia á usted con este motivo. Al dar vo este paso, he contado con el patriotismo de usted, con las opiniones de usted, que conozco, con el influjo que us­ ted ejerce en ese país, y con su decisión por el orden, i'o quiero dividir con usted la gloria de restablecer el orden constitucional; hablando usted, el Oriente so con­ serva en buen sentido. Obremos pues de acuerdo, mi querido amigo, trabajemos por el bien de los pueblos, y contemos con una remuneración que no tiene precio, la gratitud de los mismos pueblos. Adiós, mi querido amigo y compañero; escríbame, y mande á quien le aprecia de veras, lo á DOCUMENTOS

Carta del General Páez al General José T. Mona//as

Caracas, á .10 de agosto de 1835. Al señor Generel José Tadeo Monagas. Mi apreciado General, compañero y amigo : Ayer tarde me entregó el Coronel Arismendi su es­ timable de 25 de julio último, contestación á la que le dirigí con fecha 19 del mismo. Usted me habla con irán- queza, y debo corresponderle con la misma. Han engañado á usted cuando le lian asegurado que los lU'imeros hombres de la Bepública han acogido el grito do la Guarnición de esta ciudad. Si la tropa dió un paso tan falso, fue seducida por los subalternos y acaudilla­ da por el Comandante Canijo. Y el plan no se hubiera realizado, si. antes no so hubiera tomado la precaución de arrestar al Comandante del Cuerpo, y á los Capi­ tanes que fueron deportados luego. Tenga . usted tam­ bién presente que se hizo entender á la tropa, que yo abrigaba el movimiento, pues se cometió la astucia de proclamarme Jefe. Así lograron engañar á la Guarni­ ción de Valencia y á la de Puerto Cabello ; pero am bas se han sometido al Gobierno y han reconocido mi autoridad en el momento que me hice entender. E l' resultado ha sido . que el Gobierno está restable­ cido, y que la Bepública toda, menos Cumaná y Bar­ celona, lo reconocen. Siendo esto, como es cierto, lamen­ tará usted sin duda la facilidad con que so le hizo creer una cosa tan contraría. La. Bepública., se dice, se Ira pronunciado contra la Constitución; pero la Bepública permanece fiel á la Constitución y está muy decidida pol­ la conservación del orden. Créame usted, mi amigo, que lo que más me atormenta es, que se haya hecho la re­ volución tomando mi nombre y contando con mi coope­ ración. Yo he desengañado ya á los que por un mo­ mento se equivocaron, y son hoy los mejores amigos del Gobierno. PA itA .LOS ANALES DE VENEZUELA 1 5 5

Si usted abrigó los votos de esos pueblos en el con­ cepto de que toda la República estaba de acuerdo, tiene ahora un camino muy expedito para salir con lucimien­ to. Usted me dice, y yo lo creo, que . está por lo que los pueblos digan ; estando, pues, toda la República (me­ nos dos Provincias) por el Gobierno, pienso que usted se haría un honor en sostenerlo. Uo quiere usted la guerra: yo tampoco $ veamos, pues, el medio de dejar el país tranquilo, y de no arruinarnos. El Gobierno me ha nombrado Jete de un Ejército de diez mil hombres, que está ya en pié; y yo he ele­ gido á usted Comandante General de la División de Oriente, para mantener el orden constitucional en esa Provincia, y restablecerlo en cualquiera otra del Orien­ te, en que se haya alterado. Si usted acepta este en­ cargo, usted proporciona un desenlace feliz á la cues­ tión. Está usted en el caso de elegir entre la autori­ zación que le han dado esos pueblos, y la que le ha con­ ferido el Gobierno. Yo creo que usted debe decidirse por la última, que para ello tiene un fundamento in­ contestable, á saber: los votos de la mayoría de la Un­ ción. los votos do once contra dos Provincias. Uo sé quien pueda rebatir este principio que usted profesa, y que; rae recomienda en su carta. Si estamos por los pue­ blos, es preciso que oigamos la voz del mayor número de pueblos. Cuando hablo de los pueblos, debo asegurar á us­ ted que ellos se han movido espontáneamente sin temor á fuerza alguna. Sólo ha habido pronunciamientos con­ tra. la Constitución en esta ciudad, en Valencia y en Puerto Cabello, pero el pronunciamiento ha sido sólo de las guarniciones; ios pueblos se han resistido á seguir aquel grito, y han manifestado de un modo inequívoco que quieren las instituciones. Otra vez le he hablado á usted del entusiasmo de los pueblos, pero me veo for­ zado á recordar este concepto. Yo nunca había visto una decisión tan grande, ni un patriotismo tan prouun- DOCUMENTOS

• ciado. Personas, bienes, todo está á la disposición del Gobierno, y el Gobierno ha sabido aprovechar este en­ tusiasmo, decretando la formación de un Ejército de diez mil hombres, que he logrado organizar bien sin tocar dificultades. Me habla usted de Maracaibo, y para que se per­ suada que le han equivocado, le acompaño copia de la última comunicación que ha dirigido al Gobierno el Comandante de Armas de aquella Provincia. Sírvase leerla, y deplore luógo la facilidad con que se miente. Tengo también el gusto de remitirle las Gacetas que dian salido después de mi entrada á esta capital: en ellas están los actos oficiales más importantes de que acaso usted no tiene noticia. He recibido la copia del acta celebrada en esa ciu­ dad, y he hablado con el Primer Comandante Avelino Pendón, quien me ha hecho los informes á que usted se refiere. El mismo señor trasmitirá á usted los que yo le he hecho, y le instruirá á usted también de la tranquilidad de que gozan los pueblos porque lie transitado, y esta capital. Yo concluyo llamando toda su atención hacia el. im­ portante negocio que nos ocupa. Como compañeros que somos, como miembros del Ejército Libertador, empeñé­ monos en que este Ejército aparezca siempre amigo de los pueblos, obediente y no deliberante: evitemos ocu­ par una página negra, presentándonos como los opreso­ res de los mismos á quienes hemos libertado. Confío en que mi franca carta me producirá una contestación que me recuerde que el General Mona-gas es el verdadero amigo de los pueblos, y que no es indiferente á la amis­ tad sincera que le profesa quien tiene el honor de re­ petirse su antiguo amigo y compañero. José Á. Páez. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 157

Carta del General Páez al General José T. Mona gas

Caracas, á 18 de agosto de 1835. Al señor General, José Tadeo Monagas. Mi estimado General: Me propongo contestar hoy á tres cartas de usted de 3os días 7, 8 y 11 de este mes: la última me im sido entregada por el. Oapitiin Padrón. Como usted me recomienda, he oído los informes del señor Aeevedo. líe leído la proclama de usted del día 8 : ella luirá co­ nocer muy pronto á Venezuela, la resolución en que usted se halla de hacer la guerra, para obtener por la fuer­ za, lo que usted llama opinión general por las Reformas. Si así fuera, si la opinión estuviera tan pronuncia se­ ría menester emplear las bayonetas ? Vea usted que estos dos conceptos pugnan: cuando la opinión pública obra, 3a fuerza es innecesaria. Hasta que no vi la proclama de usted y encontré en ella ese grito escandaloso de guerra, que ha herido el pecho de los patriotas amantes de la paz, había man­ tenido las más lisonjeras esperanzas de que. usted se persuadiría que el restablecimiento del Gobierno era h\ obra de los pueblos, y no exclusivamente de la fuerza, corno se supone. Pero usted se empeña en no dar as­ censo á esta verdad • y yo siento vivamente el fatal en­ gaño que lo lia colocado en tan falsa posición. Me dice usted en su carta del 7: “ Usted no quiere reconocer que el movimiento del u 8 de julio en Caracas, fue más bien la expresión de “ la voluntad pública, que una asonada militar.” Y en la del 8, leo las siguientes palabras: ic no hay duda u que sería de desear que el movimiento hubiese enipe- zado por el pueblo y no por la tropa.” Cuando lie escrito á usted, lo he hecho en la con lianza de que no dudaría creerme, porque en otras ocasiones le he acredi­ tado sinceridad. Pero usted me llama equivocado, v no J l / V» 1/58 DOCUMENTOS sé qué medios emplear para, persuadirlo. Lo veo, siu embargo, convencido de que el movimiento ha sido pu­ ramente militar, y es fácil comprender que los pueblos no lo lian acogido. Jamás espere que llegaría la época en que por de­ fender la causa santa de los pueblos y los principios del siglo, me identificase usted en sus escritos con el genio del mal y me reputase el verdadero opresor de mi Patria. Nunca pasó por mi imaginación (pie había de llegar un día en quet usted autorizara, ó disimulase el grito de traidor con que se me insulta: mi confian­ za estaba en el ofrecimiento que usted me hizo cuando cordialmente nos abrazamos en una solemne ocasión. Pero por una fatalidad, lamentable sin duda, he visto este día, ominoso para fu República y mortificante para mí. Si he de expresarme con franqueza, diré que. sólo por la interrupción de nuestra amistad, siento las in­ vectivas empleadas contra mi persona y las negras ca­ lumnias con que se pretende desacreditarme. Venezuela y el mundo saben que si defiendo la Constitución del año de oO, no me mueven miras particulares, sino el deseo de ver en mi país establecido el orden de un mo­ do permanente. Venezuela, agoviada de males, logró plan­ tear el Gobierno proclamado desde el .1.0 de abril. Des­ pués de una guerra de veinte años probó, sin incon­ veniente de ningún género, las dulzuras de la paz, que produjo orden, crédito inteiiov y exterior, confianza, ri­ queza proporcionada á los días de su existencia, y so­ bre rodo, una igualdad y libertad racionales. Dígame usted ahora, ¿ qué puedo yo perder por oponerme á un hecho violento, que tiende á destruir estos bienes efectivos? ¿Ni qué puedo temer por tomar á. mi cargo la defensa de esta bella causa? La Nación la sostiene por su propia convicción y conveniencia, y el mundo civilizado la.' protege porque está, en consonancia con el derecho universal y en armonía con las segurida­ des que desean los Gobiernos, establecer de pueblo á PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 139 pueblo. Es por esto, mi estimado General, que la de­ claratoria contenida en su proclama de sangre 6 refor­ mas y la considero una amenaza injusta y sanguinaria, de cuyas consecuencias responderá usted á Dios, á la pre­ sente generación y á la posteridad, que lo juzgará. Ni crea usted (pie el temor arranca estas observa­ ciones: 3a actitud con que usted quiere • presentarse, no sobrecoge á Venezuela, que está resuelta á conservar sus instituciones y á no dejarse ultrajar. Venezuela quiere de todo corazón la paz 5 pero provocada por us­ ted á una ludia, se defenderá con interés y con de­ nuedo. Si llegare este sensible momento, entonces el Ejército que mando, no destruirá ni matera, como usted supone en su carta del 8, sino someterá .á sus deberes á los que los han abandonado. Será esta una consecuencia inevitable; pero no por esto puede asegurarse “ que se “ han servido ahora do mí para destruir á ustedes, y u que después se servirán de otro para destruirme á mí.” O yo no conozco al país y á nuestros hombres, ó usted está equivocado. No estamos de acuerdo, y proviene esto del diverso modo de ver las cosas. Oree usted que los pueblos se han decidido por el movimiento del 8 de ju­ lio : yo veo y siento todo lo contrario. Estoy en medio de los pueblos, auxiliado por ellos, y . sé que desean el completo restablecimiento del orden. El Gobierno me hizo este encargo, y mi deber fue cumplir la orden. Yo no tengo compromisos sino con la Patria : como Magis­ trado la sostuve, y como soldado estoy ahora en el de- b er d e deten d erl a. Me encarga usted “ que influya en que se acojan “ los votos del pueblo sobre las lieíórmas, ó por lo me- nos, en que desaparezca esa sed de sangre y de gue- u rra que respira mi Gobierno.” Sobre lo primero lie dicho ya lo bantante en esta y en mis anteriores; y respecto de lo segundo, estoy cierto que el Gobierno no abriga estas ideas. Bien manifestó su intención en el 160 DOCUMENTOS

oficio que me dirigió con motivo de las proposiciones- hechas por el General Marino: en él se vé que el Gobierno no ha estado distante de acordar un olvido de todo lo pasado. Hay en mi vida pública un suceso que podría ser­ vir á usted en estas circunstancias, de ejemplo y regla, y me atrevo á citárselo, porque tal vez es el único que me ha llenado ...de amargura, y de que siempre estaré arrepentido. En el año de 26, un pueblo importante de la Bepública, testigo de mi buena comportación, creyó que el Gobierno General, sometiéndome á un juicio y llamándome á la capital era injusto conmigo: se opuso á mi salida de Venezuela y proclamó su separación del resto de la Bepública: fue acogida la idea por otras Provincias con bastante popularidad; y yo engañado, sorprendido ó inocente en mi conciencia, me creí injus­ tamente perseguido y excusé mi obediencia. Usted y muchos de los principales Jefes que le acompañan, saben esto muy bien; pero también sabe, y le suplico recuer­ de, cual fué mi conducta. Horrorizado con la idea de envolver mi país en una guerra fratricida, apeló al Jefe natural de la Nación, que no la presidía en aquellos momentos, porque prestaba sus servicios fuera-' del te­ rritorio á la causa general de América: diputé cerca- de su persona dos ciudadanos que merecían su^ confianza, le llamé con ahinco y puse en sus manos la causa na­ cional, el juicio de mi conducta y la suerte de mi per­ sona, mi vida y mi honor. Así satisñce á mi Patria,, del escándalo y del mal que aquel infausto suceso pu­ do causarle: y así quisiera yo alrora que el señor Ge­ neral Monagas y los Jefes y Oíiciales que están á su lado y que contribuyeron á fundar la Bepública, aten­ dieran más á la conservación de este título, de esta glo­ ría, que á pequeñas y tal vez, infundadas quejas. Nues­ tra- Constitución y la voluntad ilustrada de nuestros pue­ blos nos llama, á mejoras sucesivas, y poco habríamos de vivir, si no viésemos nosotros mismos á Venezuela PASA. LOS ANALES J>B VENEZU ELA 1G1 próspera, feliz y acreditada, "bajo el indujo de unas le­ yes en que el ciudadano goza de toda .su libertad, la propiedad es altamente respetada y está expedita la fa­ cultad de corregir y enmendar los errores que muestre la experiencia. Como en mi particular estoy persuadido de que la Patria jamás debe cerrar sus brazos materna­ les á los hijos descarriados por error, por sorpresa, por mala inteligencia, termino este párrafo suplicando á usted se detenga, medite, y obre en consonancia con los sen­ timientos del patriotismo puro de que siempre ha sido animado. Esta es la gloria de un militar republicano 5 que jamás se le atribuya la opresión de sus conciuda­ danos; y yo quisiera que esta mancha no afeara á nin­ guno de los que con las armas en la mano cooperaron á dar nacionalidad, á Venezuela. Atendiendo á su súplica, pedí ai Gobierno la per­ sona del Licenciado' Andrés Level de Goda; aun no na resuelto y como el Capitán Padrón me dice que ti ene orden para no permanecer aquí más de tres días, re­ suelvo despacharlo, con la oferta que hago á usted de participarle inmediatamente la decisión del Gobierno en este punto. Ya esta carta es muy larga y debo concluirla. Lo hago, pues, repitiéndome de usted afectísimo y atento servidor. José A. Páez.

T. 11- U 10 2 DOCUMENTOS

Número 6 (c)— c a r t a d e l j e f e d e l e j é r c it o c o n s t it u ­ c io n a l , Á 27 d e j u l i o d e 1835, a l g e n e r a l r e d r o BRICEÑO MÉNDEZ.— (TOMADA DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICHO JEFE, TOMO II, PÁGINA 212).

Las Juntas, á 27 de julio de 1835. Al señor General Pedro BHceño Méndez. Mi estimado General: El señor Coronel Rodríguez me entregó en San Pedro su carta de ayer, á que contesto. Desde San Pedro dije que no aceptaba la Jefatura Suprema que me confirieron algunos militares, y manifes­ tó luego que me encargaba del mando que me dio el Gobierno para restablecer el orden constitucional. Es. con este motivo que me be puesto en marcha, acompañado de las tropas que ha visto el señor Coronel Rodríguez. ISTo vengo con ánimo de destruir la Patria ni de matar á ninguno de sus hijos, pero sí estoy decidido á res­ tablecer el orden, porque es este el encargo que me ha hecho el Gobierno, porque lo he ofrecido así solemne­ mente á los pueblos en mi proclama del 15, y porque los mismos pueblos, ansiosos de conseguir este resultado, me auxlian de una manera tan eficaz que hasta ahora no se ha- visto en esta tierra. Yo no he roto las hostilidades, ni he dado un paso de alarma. Son ustedes los que han puesto el país en movimiento, destituyendo y deportando á las autoridades legítimas y á algunos militares antiguos llenos de ser­ vicios. El medio de reparar el mal, está muy indicado: restituyanse las autoridades á sus puestos, restablézcase el orden constitucional, y háganse luego valer cuantos reclamos se consideren justos. Estoy cierto que serán atendidos: yo no veo el encono que usted teme, ni tam­ poco personalidades. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

Aunque mi línea de conducta está muy clara, no tengo inconveniente en oír á ustedes para resolver luego de un modo conforme al objeto de mi misión. No se equivoque, mi apreciado General. Los pueblos están de­ cididos á sostener el orden, y aunque convengan en las deformas de la Constitución, jamás se pondrán de acuer­ do con los medios empleados en esta ocasión. Lo que puede lograrse pacíficamente, no debe precipitarse. En Valencia di un decreto que usted debe haber visto: ustedes deben eonformarséé con este decreto: nada más pueden apetecer. Ayer se ha rendido á discreción la columna que mandaba el General Alcántara, después de haberse de­ fendido con honor, de la viva persecución que le hizo la caballería. Después de esto, di al General Alcánta­ ra y á los señores Muguerza franco pasaporte para que se restituyesen á sus casas: el pasaporte del primero lo ha visto el señor Coronel Rodríguez. Esta es mi línea de conducta. Soy de usted amigo y servidor Q. B. S. M. 4 José A. Páes.

Número 6 (d)— o a r t a d e l j e f e d e l e j é r c it o c o n s t i­ t u c io n a l , Á 2 DE AGOSTO DE 1835, AL GENERAL FRANCISCO CARABAÑO.— ( TOMADA DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICHO JEFE, TOMO II, PÁGINA 245 ).

Caracas, á 2 de agosto de 1835. Al General Car abaño. Mi querido Oarabaño: El oficio de usted de 28 del pasado, lo contesté bre­ vemente, porque me ha parecido mejor enviar cerca de usted una persona de su confianza para que lo impon- DOCUMENTOS ga de tocio, y que ele acuerdo mediten el paso que vuel­ va las cosas á su antiguo estado, sin mengua del Go­ bierno, y quedando bien puesto el honor de usted y de la Guarnición. El desenlace que usted me propone, no me parece el mejor. Esa Guarnición se ha pronunciado públicamen­ te contra el Gobierno, y es menester que por un acto público manifieste de nuevo su reconocimiento al Go­ bierno. Por eso creo y lo dije á usted desde Valencia, que la Guarnición debía reconocer mi autoridad consti- tucional, y que todo quedaba concluido. Traiga usted á la vista sus cartas de aquella fecha, tenga presente la rendición de Valencia, la de Alcántara y mi entrada en esta ciudad el 28, y persuádase que los comprometi­ dos en esa plaza no tienen que temer. Yo me canso y no encuentro otro medio de termi­ nar este asunto, que manifestar esa Guarnición su adhe­ sión y respeto al Gobierno: hecho esto, las cosas vuel­ ven á su origen, y todo puede arreglarse de un modo satisfactorio. Si yo hiciese ahora concesiones más am­ plias, nada se habría adelantado, porque el Gobierno no las aprobaría. Dice usted en su oficio, que uno de Ios- motivos que más influyeron en el pronunciamiento de esa Guarnición, rué no haber tenido una noticia oficial de la autoridad que- me confirió el Presidente de la Re­ pública. Si ya se tiene esta noticia, si esa Guarnición está dispuesta á reconocer mi autoridad, parece que no debe haber inconveniente en que esto se haga de un modo jyúblico, que no deje lugar á dudas ni interpreta­ ciones. Esto no conviene ni al Gobierno ni á usted. El concepto del oficio de usted está de perfecto acuerdó con la indicación que hice en mi carta de Va­ lencia, sobre el considerando o? de la acta de esa Guar­ nición, y lo corrobora lo que dicen los Jefes que se so­ metieron al Gobierno, en Valencia. Tómese la pena- tic leer el último oficio inserto en un pañí loto publicado cu aquella ciudad. Confiesan' aquellos señores que los pue- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 105 blos están conformes con la autorización que ejerzo, y añaden que es el punto principal á que se debe aten­ der, el de siempre estar y obrar en el sentido del inte­ rés del pueblo. En fin, el señor Cliávez es bastante amigo de usted, y ha hablado largamente conmigo, y puede decirle cuan­ to apetezca: yo confío en que usted lo oirá con interés, y que no dejará malograr la ocasión de manifestar en esta vez á su -Patria todo el amor que la tiene, y de ratificarme la amistad con que ha distinguido á quien es de usted siempre amigo afectísimo y servidor, José A. Páez.

Número 6 (e)—c a r t a d e l j e f e d e l e j é r c i t o c o n s t i­ t u c io n a l , Á 15 d e a g o s t o d e 1835, a l g e n e r a l JOSÉ c. MUÑOZ.— (TOMADA DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICHO JE FE, TOMO II, PÁGINA 248).

Caracas, á 15 de agosto de 1835. Señor José Cornelio Muñoz. Mi querido compadre y amigo: Un día de gozo me ha proporcionado usted hoy con

A v.1 recibo de su interesante carta de 28 del pasado. Ella y los documentos que la acompañan, puedo decir que me han trasladado al Apure, y hecho recordar de una manera- muy viva los días de gloria que ese territorio dió á la Patria en la guerra de Independencia. Podo lo de entonces ha venido á mi memoria, asociado de la- idea bien cierta y aplicable á las Unciones igualmente que á los individuos, de que si no hay habilidad para conservar, de nada sirve haber creado. Los a-pureños que después parecían adormecidos al dulce sonido de la paz, apenas oyen que la obra de sus manos es amenazada, cuando ocurren á las autoridades DOCUMENTOS

á recordar sus juramentos y á renovar sus protestas de- sostenerlos con sus victoriosas lanzas. Esto y mucho más que no puede ser materia de una carta, presenta un espectáculo tan noble, que yo habría dejado de cum­ plir con el testimonio de mi conciencia, si no lo hubiese recomendado eficazmente al Gobierno, como lo hice al trasmitirle la copia que usted me envió; muy expresiva, muy enérgica está su alocución. Lo que tiene de más particular la impresión que me ha hecho este nuevo testimonio de la fidelidad del Apure,, es que estaba demasiado prevenido para recibir­ la : ni podía ser de otro modo por el conocimiento que tengo de sus habitantes; y sin embargo ha sido tan viva, como si se tratase do una cosa que no esperaba. Yo me considero muy feliz, cada vez que recibo un tes­ timonio de constancia de mis antiguos compañeros de armas ; y parece que el golpe del 8 do julio, tuvo por objeto proporcionarme la frecuente repetición de este gozo. Son muchos los que me ha comprobado su amistad, y es hasta orgullo que me da el ver á los apúrenos seña­ larse en masa como uno de ellos para el restablecimien­ to de que lie sido encargado, y para afianzar la Constitución sobre sus antiguas bases. Los comprometidos que huyeron de aquí, se han refugiado en Barcelona.: sólo cuentan con esta Provin­ cia y la de Oumaná: todo el resto de la República es constitucional sin excluir ni la más más pequeña parro­ quia: la facción de Maracaibo concluyó: son explícitas las manifestaciones patrióticas que recibo de todas par­ tes. El entusiasmo de los pueblos es el más grande que yo he visto en toda mi carrera- pública, y consi­ guiente á él son los recursos que encontramos para per­ feccionar la empresa. Y teniéndolos todos ¿ podría du­ dar de su éxito, cuando he hecho todo lo que usted sabe, habiéndola acometido con un puñado de amigos y los peones de San Pablo? de ninguna manera. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 107

Sin embargo, ahora mismo está llegando de Barce­ lona un vecino de esta ciudad, que merece todo crédito, el cual me informa que el General Monagas está levantan­ do un ejército de seis mil hombres, y que tanto él co­ mo los demás comprometidos, están resueltos á hacer la guerra á toda la República con la esperanza de un triun­ fo completo y decisivo. Por mi parte puedo asegurar á usted que sólo siento los desastres consiguientes á la guerra, porque veo fuera de todas probabilidades huma­ nas el triunfo de un tan pequeño número de militares. El Ejército Libertador perdería- su hermoso título si quedase anonadado por el grito de los pocos que se le lian separado 5 y la fama del ejército de Apure, la justa fama de un ejército siempre triunfante, aparecería en la posteridad no como ha sido y como en realidad es, sino abatido y humillado por los barceloneses, que tan­ tas lecciones de poder y de valor han recibido de los bravos apúrenos. A la confianza que me inspira el conocimiento que tengo de nuestro ejército, debe agregarse la situación en que se halla el partido que proclama el partido oriental. Comience usted por el empréstito de doscientos mil pe­ sos que el General Monagas ha decretado en Barcelona, y i>or las vejaciones con que se exige á los muchos re­ nuentes. El descontento de los propietarios es general, como que saben que es con sus fortunas que se cuenta para un objeto propiamente de desesperados. Aquéllos, los propietarios, ejercen naturalmente influencia sobre los hombres en quienes piensan para soldados, y la con­ secuencia de todo esto á usted es bien fácil deducirlo. Tengo muchos fundamentos para creer que el Ge­ neral Monagas se halla completamente alucinado. Espe­ ro que conocerá su engaño, y si no sucediere así, en­ traremos á obrar: no pueden desearse mayores pruebas de-las que he dado de mi repugnancia á tomar parte en una guerra de hermanos; pero si me forzasen á ello. no la excusaré. El Gobierno ha tomado sus medidas. IOS DOCUMENTOS

y yo también las mías como Jefe del Ejército. La vic­ toria debe coronar, nuestros esfuerzos porque vamos á sostener nuestra propia obra. Nuestro ejército se com­ pondrá de hombres escogidos. Doscientos se han pedi­ do á esa Provincia, y yo espero que siendo tan pocos, sean por lo mismo de lo mejor ; afortunadamente hay donde escoger. llaga usted todo lo posible por traer lo más denodado y los más conocidos de aquellos que quie­ ro, i>ara que peleen á mi lado. Cuando digo á usted que haga lo posible por traer los hombres, tengo presente que el G-obierno lo llama á usted al servicio, indicándole por ahora la ciudad de Calabozo por su residencia. Ha llegado el caso de ad­ mitir la oferta que usted me hace en su carta. Acá tenemos bastantes caballos, porque los ciudadanos que los tienen, los han ofrecido al Gobierno, y los están re­ cogiendo. Son excelentes al propósito para emprender una campaña. Aunque hay soldados de caballería, ten­ go interés en que vengan los del Apure, porque ni ellos querrían quedarse sin parte en un asunto que toca á todos los venezolanos, ni yo me acomodaría á dejar de ver mis viejos compañeros. Reitero mi encargo de que sean hombres muy escogidos, los- que salgan de ahí y le ha­ go además el de que acelere su venida cuanto sea po­ sible. Al pasar usted por San Francisco, puede hacer mu­ cho en favor del orden: una entrevista de usted con algunos Jefes residentes ahí, producirá un bien positivo. Esta carta le será presentada á usted por el señor R. Acevedo, que es la persona que acaba de llegar de Bar­ celona, y que puede dar á usted á la voz extensos é interesantes informes. Adiós, pues, mi apreciado compadre. Deseo á usted mucha salud y mucha robustez para que me ayude en el be­ llo trabajo de hacer que Venezuela y su Constitución no puedan ser presa de cuatro alborotados; agradezco á usted las consideraciones particulares con que me favo- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA rece en su carta; y concluyo recomendándole expresio­ nes para la familia, y repitiéndome con sentimiento de aprecio su antiguo amigo y compadre. José Á. Páez.

Núm ero 6 ( i )— c a r t a d e l j e f e d e l e j é r c it o c o n s t i­ t u c io n a l , Á 21 DE AGOSTO DE 1835, AI, GENERAL RELUCHE.— (TOMADA DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE DICIIO JEFE, TOMO H, PÁGINA 251 ).

En la Trinidad, á 21 de agosto de 1835. Mi querido compañero y amigo: Después de haber hablado con los señores comisio­ nados que han dirigido cerca de mí los funcionarios de esa plaza, y haberme impuesto del horroroso atentado que tuvo lugar el 17 del presente en la tarde, íué mi primer cuidado ei preguntar si usted se hallaba en el puerto. Oon el mayor sentimiento he sido informado de que se halla usted ahí, y yo no podré manifestarle lo sensible que me ha sido este informe. Conozco los resultados á que puede conducir el to­ rrente de una revolución á un hombre de bien: esto me hace temer - que usted haya podido ser envuelto por los acontecimientos del 17; pero me consuela una idea muy lisonjera: yo conozco sus nobles sentimientos: co­ nozco que usted no puede nunca amalgamarse con el crimen: conozco que usted es caballero y que por lo mismo, ha debido reprobar los atentados de Puerto Ca­ bello. Cuando vi la firma de usted en la última acta de ese puerto, que se me dirigió á Caracas, he tenido mo­ tivos para esperar no ver á usted en la línea contraria donde mi deber me ha colocado. Soy yo y he sido siempre el primer amigo que usted lia tenido en Yene- 170 DOCUMENTOS zuehi; relaciones más respetables estrecharon después, los lazos que había formado el patriotismo y la simpatía, y ahora en este instante recuerdo con placer que usted me ha cumplido los juramentos de su amistad en oca­ siones más difíciles, y cuando otro amigo poderoso es­ taba de por medio. Todo esto me lisonjea, y sobre todo me consuela la esperanza de que usted, aun cuando sea arrebatado por los acontecimientos, nunca levantará su brazo para he­ rirme. Así lo espero, compadre •, y cuando lo vea rati­ ficado en una carta de usted, tendré nuevos motivos para llamarme su sincero amigo y afectísimo compadre, Jo fié A . Pdez.

N ú m e r o 7 — comunicación d e l j e f e d e e s t a d o m a y o r GENERAL, Á 25 DE AGOSTO DE 1835, Y RESOLUCIÓN DEL MINISTERIO DE GUERRA.— ( TOMADA DE LA u GACETA DE VENEZUELA,” Á 20 DEL MISMO MES, NÚMERO 240).

Comunicación del Jefe de Estado Mayor General

República de Venezuela.—Estado Mayor del Ejército cons­ titucional.—Cuartel General en Maracay, á 25 de agosto de 1835.—6" de la Ley y 25'.’ de la Indepen­ dencia. Señor Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina. Tengo el honor de incluir á US. en calidad de de­ volución, un oficio que acabo de recibir del Coronel Za­ mora, para que el Gobierno participe del placer que S. E. el General en dele ha tenido al ver asegurada y libre del contagio del incendio revolucionario la parte más importante de la. Provincia de Caracas, por la bri­ llante actitud de defensa que ha tomado aquel Beño PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 171 mérito Coronel, poniendo sobre las armas mil hombres de caballería. S. E. me ha mandado dar su aprobación provisional á todas las operaciones del Coronel Zamora, y espera que esta medida sea del agrado de S. E. el Presidente, para los efectos que indica el referido oficio. Me es satisfactorio anunciar ¿i US. que el Comandante Lorenzo Belizario nombrado por S. E. Jefe del escuadrón de Chaguaramas, ha aceptado el destino y ofrece trabajar eficazmente en su pronta organización. Aun es más gra­ to para los amigos del Gobierno, saber que en este día se han presentado á S. E. el General en Jefe, los seño­ res que constan en la adjunta lista, vecinos de la Pro­ vincia de Barcelona, los cuales vienen á ofrecer sus ser­ vicios en las filas del Ejército constitucional, é informan que la mayoría de dicha Provincia, violentada por la fuerza armada, sólo espera un momento favorable para llevar al cabo sus vehementes deseos, para el restable­ cimiento del orden legal. El Comandante Guédez, que marchó á Chaguaramas en comisión de S. E. desde Ca­ racas, acaba de llegar con estos bellos resultados. Soy de US. atento servidor, L. Febres Cordero. Adición.—El Capitán Machuca y varios ciudadanos de Aragua han pasado con sus madrinas de caballos á la parte acá del Unare, y las ofrecen al Gobierno. Está rubricado.

Resoluoión del Ministerio de Guerra.

Despacho de la Guerra, á 28 de agosto de 1885. Resuelto: S. E. el Presidente de la Keptiblica confirma la apro b ación dada por S. E. el General en Jefe del Ejército los>s nombramientos hechos por el Benemérito señor Co onel José María Zamora en la columna de caballeril' 17 2 DOCUMENTOS que manda, así como á las demás medidas que ha dic­ tado para su organización. Manifiéstese al señor Coronel Zamora, por el conduc­ to del Estado Mayor, lo satisfactorio que ha sido al Gobierno esta nueva prueba de su lealtad y patriotis­ mo: prueba que nunca dudó daría el guerrero que des­ pués de haber servido con brillo en las filas del vale­ roso Ejército Libertador, honró con sus virtudes la con­ dición de ciudadano. Publíquese en la Gaceta para su satisfacción y co­ nocimiento del público. Por S. E. Merncíiz. Es copia, Rernáiz. Lista de los señores de la Provincia de Barcelona que han venido á presentarse á S. E. el General en Jefe, de que hace mérito la anterior nota. (De la Gaceta) Teniente Manuel Baca Alcalde Primero de Aragua, Angel Díaz, Antonio Padilla Alcalde del Cantón Pao, Antonio M. Espino, José Antonio Sotillo hermano de los Coroneles, Francisco de Borja-Balsa. M ara cay, á 25 de agosto de 1835. Cordero. Es copia, Rernáiz. PABA LOS ANALES DE VENEZUELA

Núm ero 8— comunicación d e l j e f e d e e s t a d o m a y o r GENERAL, Á 30 DE AGOSTO DE 1835, AL MINISTRO DE LA GUERRA.— (TOMADA DE LA u GACETA DE VENEZUELA/' Á 2 SETIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 211, EXTRA­ ORDINARIO).

Comunicación del Jefe de Estado Mayor General

República de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en Maraony. á 30 de agosto de 1835.—G° de la Ley y 25'.’ de la Independencia. Señor Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina. Acaba de llegar al Cuartel General el señor Coro­ nel graduado • Venancio Río-Bueno, cpie viene comisiona­ do cerca de. S. E. el General en Jefe, conduciendo co­ municaciones de los señores Gobernador y Comandante- de Armas de Angostura, y del señor General ITeres. Todas manifiestan del modo más satisfactorio el horror con que los habitantes de aquella Provincia lian visto la insurrección del S de julio, el entusiasmo que han desplegado en favor de las instituciones, y la decisión en que se hallan de sostenerlas á- toda costa. Las ad­ juntas copias impondrán á US. de la voz de alarma que dieron aquellos beneméritos magistrados. La Provincia toda ha corrido precipitadamente al llamamiento de sus Jefes, y ofrecen al ejército su cooperación. Al mismo tiempo se ha recibido en este Estado Ma­ yor, un oficio del señor Coronel Zamora, Jefe de Ope­ raciones en el Alto Llano, fechado en el Tigre, a 23 de agosto, participando: que continúa la emigración de los principales propietarios de Barcelona: que pasan dia­ riamente el Gnare, trayéndose sus caballos, y aquéllos aseguran que el desaliento de los revolucionarios es grande porque no encuentran quien los quiera aoompa- 174- DOCUMENTOS

fiar en razón de que los liabitantes todos de aquella Provincia manifiestan públicamente su adhesión al orden legal, y que sólo aguardan para pronunciarse el apoyo del Ejército constitucional. Soy de US. atento servidor, L. Febres Cordero.

Proclama referida del Gobernador de la Provincia de Gnayana

RAMÓN CONTASTI, Primer Comandante de los 'Ejércitos de la República) Gobernador constitucional do la Provincia de Guayana A sus habitantes. Ciudadanos ! Ha llegado la ocasión de acreditaros que soy fiel al juramento solemne que lie hecho de sos­ tener la Constitución y leyes de la República en la Pro­ vincia cuyo Gobierno se me ha confiado, asegurando de este modo vuestras personas y propiedades. Compatriotas I Es harto sensible para mi corazón tener que hablaros de sucesos calamitosos para la Pa­ tria 5 pero así lo quiere la venda fatal que cubre á al­ gunos extraviados .venezolanos: demasiado notoria es ya la infausta nueva de que un puñado de descontentos, ce- dueiendo una parte de la Guarnición de la capital de la República', ha destrozado con las bayonetas la Cons­ titución política, hollado nuestras Leyes, derrocado el Gobierno Nacional y encendido de este modo la gue­ rra civil, en donde sólo debe reinar la paz, la libertad y la dicha. Conciudadanos ! La voz imperiosa de la Patria, que lo es la de la conveniencia pública, os exige que acreditéis en esta ocasión lo que en otras muchas ha­ béis acreditado, esto es, que sois dignos hijos suyos y que en sus peligros no excusáis ningún sacrificio por sal- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 1 10

•varia, sin necesidad de forzaros, pues semejante medio, mancharía vuestra reputación. Compatriotas! Como primer Magistrado ‘ de la .Pro­ vincia tengo el derecho de convocaros cuando la necesi­ dad y las circunstancias lo exijan; espero, pues, de vuestro respeto á la Ley y de vuestra obediencia á las autoridades legítimas, que todos sin distinción do per­ sona, os reunáis mañana en el sitio do la Alameda: allí os hablare de nuevo y tendré el placer de informaros de algunas noticias plausibles que después de la borrasca revolucionaria empiezan á aparecer como rayos de espe­ ranzas por el pronto restablecimiento del orden constitu­ cional. Un tiro de cañón acompañado de una llamada general será la señal para reunirnos. Conciudadanos ! Constitución, Leyes, Unión y Orden sea nuestra divisa; y la Provincia de Guayana conser­ vará inmaculado su glorioso nombre. Bada en la sala del Despacho, de Gobierno de la Provincia en Agostura, á 28 de julio de 1835. Ramón Contasti. 'Por Su Señoría, Víctor J, Rodríguez. Secretario.

Proclama referida del Comandante de ¿Irmas de la Provincia de Guayana

JUAN JOSÉ CONDE, Coronel de los Ejércitos de la República y Coman­ dante de Armas de la Provincia de A las tropas de la Guarnición. Soldados 1 Por desgracia para la Patria no queda ya ninguna duda de que unos cuantos facciosos logra­ ron corromper la mayor parte de la fuerza armada que guarnecía la capital del Estado, y lian destruido el Go- 170 DOCUMENTOS bierno Nacional envolviendo la República en los horro­ res de la anarquía. Soldados! Estos traidores han dejado de ser vues­ tros compañeros, vuestros compatriotas ; son unos mons­ truos arrojados por el volcán revolucionarios para des­ crédito de Venezuela, de esta Patria, ídolo en otro tiem­ po de sus heroicos sacriñcios. En un solo instante han manchado sus laureles y oscurecido sus glorias ; pero su triunfo, debido á la confianza que merecieron á la Nación que han burlado vilmente, no será duradero. El ilustre General José Antonio Páez, llamado por el Con­ cejo Municipal y vecinos de la ciudad de Calabozo pa­ ra salvar la República, ha aceptado gustoso como era de esperarse; y los bravos patriotas del Apure y los de mil pueblos más de la República, estarán alistándo­ se ya bajo el estandarte constitucional. Soldados! El punto que ocupáis es de suma im­ portancia para la República. Vuestro número es peque­ ño ; pero contáis con el pueblo guayanés entusiasta y decidido: Magistrados y particulares, todos están por sos tener la Constitución y las leyes. -Soldados! Os recomiendo el orden, la subordinación y disciplina como ios mejores medios de llenar el santo objeto á que uos proponemos contribuir activa y eficaz­ mente : á la salvación, de la. Patria. Espero de vuestras virtudes que no será preciso emplear ni una vez siquie­ ra el rigor de la Ley cuyos efectos serían infalibles con­ tra aquel que tuviera la desgracia de merecerlo. Dada en Angostura, á 2!) de julio de 1835.—0° y 25'.' Juan José Conde. Es copia, Víctor J. Rodríguez, Secretario de Go­ bierno. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 177 . /

Número 9—comunicación d e l j e f e d e e s t a d o m a y o r GENERAL, Á 7 DE SETIEMBRE DE 1835, AL CORONEL COMANDANTE DE ARMAS DE LA PROVINCIA DE CARA- BOBO.— (TOMADA DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 2(> DEL MISMO BIES, NÚMERO 241)'.

La siguiente comunicación contiene los pormenores de la invasión que las tropas disidentes han hecho al Ejército constitucional en las posiciones que este ocupa­ ba dentro de los límites de la Provincia, de Caracas, v / 1/ pone de manifiesto que si los enemigos de Venezuela son bastante temerarios para persistir en su criminal empresa, derramando los primeros la sangre de sus her­ manos, los defensores de las instituciones, están resuel­ tos á repeler la agresión, á sacrificarse por sostener sus garantías, á pulverizar á los malvados. (De la Gaceta)

República de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en Maracay, á 7 de setiembre de 1835.-0° de la Ley y 25° de la Independencia. Señor Coronel Comandante de Armas de la Provincia de Caraboh o. Acabo de recibir parte de los detalles del suceso de lüo Chico de que hablé á US. eu mi oficio de ayer. Mientras puedo mandar una copia íntegra, me apresuro decir á US. que el resultado ha sido, como yo me lo prometía, favorable á las tropas del Ejército constitu­ cional. El Coronel Francisco V. Parejo con sólo doscien- tos hombres lia resistido á im vigoroso ataque de más

t . n — 12 178 DOCUMENTOS

de quinientos de los disidentes, y disputó el terreno palmo á palmo, hasta que fue obligado á retirarse; y consi­ guió hacerlo en orden hacia El Guapo, donde se reunió con el Comandante Codazzi, que no pudo auxiliarlo opor­ tunamente por las dificultades que presenta la localidad del país: las mismas impidieron al Capitán Acevedo, que estaba en Paparo, cooperar con su resuelta compa­ ñía. El enemigo por su superioridad ha podido ocupar á Pío Chico, pero caro le ha costado este primer en­ sayo, pues ha sufrido una pérdida de consideración, al paso que la nuestra ha sido de poca entidad. El valor y talento militar con que el Coronel Parejo se ha con­ ducido en esta jornada, no ha dejado que desear. El Teniente Aguado se ha distinguido por su intrepidez. Derrotó dos compañías del batallón Anzoátegui, las pu­ so en desorden completo, y las persiguió por más de un cuarto de hora. El Teniente Herrera se ha comportado de una manera muy digna: los demás Oficiales y tropa, merecen también un esforzado elogio. Estos ciudadanos armados en defensa de las instituciones patrias, han da­ do á conocer con su bizarría, lo que deben esperar los perversos que osaron hollarlas. Contra los deseos de S. E. el General en Jete se ha derramado la sangre venezolana; pero el mundo ha­ rá justicia al Ejército constitucional. jSTo ha sido éste el agresor: ha sido invadido : se peusó desalojarlo con ignominia. Saben todos que el Unare es la línea que separa al Oriente cíel Centro. Pues esta línea la sal­ varon los enemigos del orden y se han introducido en la Provincia de Caracas. l\i el Gobierno, ni el Ejérci­ to que defiende la Constitución, serán responsables de las desgracias que cause el arrojo y temeridad de los insurrectos. En Puerto Cabello, la tropa di ó el grito de rebelión el 17 de agosto ; y su primera: hazaña fné matar al pueblo' indefenso, al pueblo virtuoso. Todos los resortes se lian tocado para, evitar el derramamien­ to de sangre; pero los trastorn.adores quieren sangre y PAU A LOS ANALES DE VENEZUELA 175) muerte, y no portemos ni debemos rtejn.ri.ios degollar im­ punemente. Todo lo que tengo el honor de decir á US. para, su satisfacción y demás ñnes. Soy de US. atento servidor, El General Jefe, L. jFebres Cordero.

Húmero 10— p r o c l a m a s d e l j e f e d e l e jé r c it o c o n s t i­ t u c io n a l , Á 4 DE OCIUBBE, 5 y 13 DE NOVIEMBRE DE 183o.— ( TOMADAS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 1 7 DEL MISMO OCTUBRE, 21 DE NOVIEMBRE Y 2G DE DICIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚMEROS 2-17, 252 Y 257 ).

Proclama del 4 de octubre de 1835

JOSÉ ANTONIO PÁEZ, General en Jefe de los Ejércitos de la República, y del de Operaciones para restablecer el orden constitucional, etc., etc., etc. j Soldados! Después de cuatro años de paz, os encontráis ar­ X nados en este lugar para defender las instituciones que laT República se ha dado. Sunca se elogiará bastante vuestro comportamiento. Xo bien fue destrozada la Cons­ titución por un puñado de descontentos, cuando volasteis á*sostenerla, á acreditar que merecéis el hermoso título de Ejército Libertador. Los verdaderos libertadores ja ­ más invadieron al pueblo: ellos se armaron para soste­ ner la voluntad del pueblo. 1 8 0 DOCUMENTOS

Me cabe la honra de mandaros en esta jornada. Es­ toy seguro del triunfo, porque veo á mi lado á los vie­ jos y valientes soldados que fundaron esta Patria; pero tened presente que vamos á un país hermano, y que nuestro único objeto es quitar las armas á los pocos que las han tomado contra la iSTación, reducir á su deber á los que lo han abandonado. En cien combates fuisteis generosos con los enemigos de la Independencia. En esta ocasión debéis probar más, que el valiente es siem­ pre humano. Saludo con placer á, la Vanguardia del Ejército y á su digno Jefe. ¡ Chagua cameros y Orituqueños! . Mucho os debe Venezuela. La suerte os há coloca­ do en el puesto que siempre ambicionasteis, y que me recéis con justicia. Os habéis cubierto de gloria conte­ niendo á los invasores que soñaron ultrajar vuestro va­ lor, y hacer de este país el juguete de sus caprichos. Ocupáis un lugar distinguido entre los amantes do) orden. ¡ Soldados I Pisáis la ribera del Unare: pasémoslo, y sea esta la señal del triunfo completo de la Constitución, y del tér­ mino de los males. El resultado de la pn-esente campa­ ña será asegurar para- siempre la paz en Venezuela. La Eepública no experimentará otro sacudimiento. No os veréis por tercera vez forzados á tomar la lanza para disfrutar de los preciosos bienes que os asegura el régi­ men constitucional. ¡ Habitantes de las Provincias de Barcelona, y Oumaná! Oid mi voz. El Ejército constitucional viene sólo :i reprimir á los que so lian conjurado contra la Nación, á los que tienen levantado el brazo contra el Gobierno. Descanse tranquilo el amigo de las instituciones. Vues­ tras personas, vuestras propiedades están garantidas por PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 1.81 el código que sostiene este Ejército virtuoso, que "bende­ ciréis cuando os veáis libres de la opresión que sufrís. I Soldados! Volved la vista á los campos de batalla en que lian brillado vuestras armas, y en donde reposan los márti­ res de la libertad: ellos nos recuerdan hoy sus votos, sus juramentos. Muramos, si fuere preciso, por conservar el honor y gloria de Venezuela. Cuartel General en el Chaguarama! de Perales, á 1 de octubre de 1835.—6° y 25° José A. Pácz. En contraste con tan honrosos y humanos senti- ' alientos sigue la loca y sanguinaria proclama del célebre Coronel Earía. (De la Gaceta) Orden del día ¡ Soldados y compatriotas 1 El pirata se retiró ayer noche asombrado de vues­ tro heroico valor. En esta primera lección, habéis visto la ineñcacia de la artillería; un solo muerto, y otro herido, con el estrago de las casas, íué el fruto de cien tiros de ca­ ñón, sin más muralla, que el pecho de los valientes. L a. sangre derramada de estos dos ilustres defenso­ res de su patrio suelo, pide venganza. Guerra á muer­ te, desolación y exterminio lie jurado sobre los escom­ bros de mi Patria. Cuartel General de Altagracia, á i8 de setiembre de 1835. Francisco María Faría. . 182 DOCUMENTOS

Proclama del 5 de noviembre de 1835

JOS.É ANTOInXO f á e z , General en Jefe de los Bjérdlos de la República y del de Operaciones para restablecer el orden constitucional Venezolanos : Oid mui gran noticia: lia terminado la guerra en el Oriento y ol Ejército constitucional esta ya en mar­ día para el Occidente de la República, resuelto á lle­ nar sus deberes, satisfaciendo vuestros deseos y los del Gobierno. En un oficio consigno los pormenores de es­ ta gloriosa campaña, y los veréis muy pronto. Sabed desde ahora que el ejército de mi mando ha vencido sin hacer derramar una gota de sangre. Barceloneses: al despedirme de vosotros con el ejér­ cito, no puedo omitir la expresión de mi reconocimien­ to por la. eñeaz cooperación que habéis prestado al res­ tablecimiento del orden. Voy satisfecho de vuestro pa­ triotismo : la República sabrá apreciar vuestro noble pro­ ceder. Orientales: que la paz no se altere jamás en este suelo: que seáis felices son los votos del Ejército cons­ titucional y de su Jefe. Cuartel General en Aragua, á 5 de noviembre de 1835.—6° y 25" José A. Páez. -i e · ' j p a n a l o s ANALES I)E '/EN b z l e l a i*)

Proclama del 13 de noviembre de 1S35

JOSE ANTONIO PAEZ, General en Jefe de los JJjércitos de la República, y del de Operaciones parra restablecer el orden constitucional,

A la caballería. I Soldados! lio encontrasteis en la Provincia de Barcelona con quien combatir : supisteis luego, que los enemigos del orden, huyendo de nuestro valor, desem­ barcaron en Puerto Cabello, y contramarchasteis preci­ pitadamente conmigo. Aspirabais á tener parte en el combate, que debiera salvar á la capital de la invicta Car abobo, pero la distancia anuló vuestro deseo, y la victoria la han alcanzado los patriotas valencianos, y los beneméritos militares• * 'que allí se encontraban. Esta es la noticia que acabo de recibir de la famosa bata­ lla que tuvo lugar desde el 28 hasta el 29 de octubre. Los restos de los invasores, se han refugiado á Puer­ to Cabello: pronto serán rendidos. 4 Podéis ir á vuestras casas, á disfrutar de las dul­ zuras de la paz: olvidad las amarguras de la guerra: recibid á nombre de la dación las más expresivas gra­ cias, por la espontaneidad y presteza con que la ha­ béis servido. ¡ Soldados! El Gobierno cuenta con vuestro patrio­ tismo : contad vosotros con su protección. Cuartel general en el Roblito del Sombrero, á 13 de noviembre de 1835, G° y 25? José A. Páez. 184 DOCUMENTOS

Húmero 1 1 —comunicación d e l j e f e d e l e j é r c it o c o n s ­ t it u c io n a l , Á 5 DE OCTUBRE DE 1835, Y RESPUESTA DEL MINISTRO DE LA GUERRA.— (TOMADA DE LA “ GA­ CETA DE VENEZUELA,” Á 24 DEL MISMO MES, NÚMERO 248).

■Comunicación del Jefe del Ejército constitucional sobre, fidelidad del Coronel 'Hurtado

República de Venezuela.—El General en Jefe del Ejército constitucional.—Cuartel General en el Chaguarama!, á 5 de octubre de 1S35.—6° de la Ley y 25'? de la Independencia. Señor Secretario de la ■ Guerra. % Experimento una gran satisfacción, al participar al Gobierno, que ayer encontré en este pueblo al señor Coro­ nel Eduardo A. Hurtado. Este virtuoso Jefe, amigo de las instituciones y fiel á sus juramentos, postrado en una cama, no pudo oponerse" en Aragua al torrente revolu­

cionario:7 v fastidiado de verse en medio de los cons- piradores, resolvió venirse á la Vanguardia del Ejército constitucional. Graves inconvenientes tuvo que superar para conseguir su intento. El Coronel Hurtado y los pocos hombres que tenía-á su lado tuvieron que salir de Aragua, uno después de otro, y marchar ú pié un cuar­ to de legua. Be hizo luego poner en hamaca, y temien­ do insultos y tropelías en el camino público, transitó por vías extraviadas y llenas de dificultades. ¡ Cuántos ries- o-os ha corrido este honrado militor ! impedido 'por sus males el Coronel liurtauo para montar á caballo, quiere prestar sus servicios mi la in­ fantería, y sigue al ejército en hamaca, conducido pol­ los hombres que le acompañan. Ha traído cien caballos V los. lia puesto á mi disposición, añadiendo que en Ara- i’Al·lA 1.ÜS AXALKS ü k v e n k z u k l a gua franquearía tocio su ganado para la subsistencia del Ejército. Es justo que la Ración conozca el distinguido pa­ triotismo del Coronel Hurtado, las acciones verdadera­ mente heroicas que acaba de ejecutar. Ho hallo expre­ siones bastantes, para recomendarlas. Los venezolanos harán á este compatriota, todo el honor y la justicia que merece. Yo felicito á mi Patria porque tiene en su souo hombres de tan relevantes cualidades. Sírvase US. elevar esta comunicación al conocimiento de S. E. el Presidente de la República. Soy de US. atento servidor, José A. Pdez. Respuesta del Ministro de la Guerra

Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina. —Ramo de Guerra.—Sección Central—Caracas, á 20 de octubre de 1835.—0? y 25° Al Exorno, señor General del Ejército constitucional, José A. Eácz. Puse en conocimiento del Poder Ejecutivo la co­ municación de Y. E., fecha 5 de octubre, en que participa la incorporación al ejército do su mando, del Benemérito Coronel Eduardo Hurtado, y hace una breve y enérgica reseña de los trabajos y peligros que dicho Jefe superó para lograr reunirse á Y. E. Para acciones semejantes, Excmo. señor, no hay entre ias recompensas de ordinario uso, ninguna que 1c sea

adecuada. En todos los Gobiernos,* Kv 'particularmente en A. los populares representat i vos, basados sobre la razón, la moral v el honor, los hechos eminentes v de un carácter K / •/ heroico, tienen su lugar señalado en el grande y éter- / i . V * • *' no libro de la historia; están destinados para servir de ejemplos gloriosos á: sus conciudadanos, á los hombres Vados; y para consolar á los buenos, de tantos eríme- DOCUMENTOS nes, de tanta deslealtad que los aflige; y no admiten otra digna recompensa, que los aplausos y las bendiciones

N ú m e r o 1 2 — comunicación d e l j e f e d e l e j é r c it o CONSTITUCIONAL, Á 8 DE OCTUBRE Y 13 DE NOVIEM­ BRE DE 1835, AL MINISTRO DE GUERRA.— (.TOMADAS DE LA u GACETA DE VENEZUELA,” A 31 DF< OCTUBRE Y 28 DE NOVIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚMEROS 249 Y 253).

Comunicación del Jefe del FJjército constitucional

República de Venezuela..—El General en Jefe del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en el Chagua­ rama!, á 8 de octubre de 1835. —G° de la Ley y 25“ de la Independencia. Señor Secretario de la Guerra. Creí oportuno dirigir eu G de setiembre al Concejo Municipal de Valencia la adjunta exposición, y aquí b V, recibido la patriótica respuesta que acompaño. Elevo ambos documentos al Gobierno, para qne se sirva lia PA..5Í A LO tí A N A LES D E VE N E 7,HELA l s ; cerlos publicar en la Gaceta, á ñu de que la It&pública toda conózca los esfuerzos que hace el Cantón de Va­ lencia por el restablecimiento del orden constitucional. La contestación honra mucho al Concejo y á los padres de familia, de Valencia. Soy de XJS. atento servidor, José A. Rúes.

Resolución del Ministerio de Guerra

Despacho de Guerra.—Á 20 de octubre de 18:30.—(Gacela de Venezuela, á 31 de octubre de 1835.—Número 2;!i).; Con el fin laudable que se propone en la anterior comunicación S. É. el General en Jete del Ejercito, sa­ qúese copia de todo, y publíquese en la Gaceta de Go­ bierno para que llegue á conocimiento de la dación, la conducta noble del benemérito vecindario del Cantón de Valencia. Por S. E. Herndiz. Exposición referida del Jefe del Ejército constitucional

Be-pública de Venezuela.—Ejército constitucional.—Cuar­ tel General en Maracay, á G de setiembre de 1835, —G° y 25? Al muy Ilustre Concejo Municipal de la ciudad de Valencia. Encargado por el Gobierno para el restablecimiento del orden constitucional, para defender los derechos de los venezolanos, después de lo que he hecho, he creído llegado el momento de dirigirme á esa respetable cor­ poración, hacerle la expresión de mis sentimientos, y manifestarle mis deseos con la franqueza que siempre he acostumbrado. lluego al Concejo oiga la voz del an­ tiguo amigo de Valencia, medite su exposición, y guia­ do por sus sentimientos, por los principios que siempre DOCUMENTOS

ha abrigado, acuerde las medidas que juzgue conducen­ tes á la. conservación del honor, de la vida y de las propiedades de los habitantes de la Provincia de Ca- rabobo. Sensible me es decirlo, pero la Repítblica se halla en circunstancias delicadas. Los enemigos del orden lian invadido á Río Chico en donde estaba un imqueño nú­ mero de tropa del Gobierno. Hubo un combate el 1° de este mes : 3a sangre venezolana lia corrido. Toda la infantería que he logrado organizar, ha marchado al Oriente de Caracas, y muy pronto debe tener lugar una función de armas. Desgraciadamente se insurreccionó la Guarnición de Puerto Cabello el 17 del mes último, y este suceso, ha proporcionado á los contrarios un punto de apoyo, que, si es reforzado, amenaza á toda la Pro­ vincia de Carabobo, y especialmente a su capital. Yo puede el Gobierno ahora aumentar la fuerza que ha des­ tinado al sitio de Puerto Cabello, porque débe prestar una cuidadosa atención á las tropas que vienen sobre la capital. Pero el Gobierno confía, y yo también, en que los valencianos, que tantas pruebas han dado de valor y de adhesión a las instituciones, formarán una masa, car>az no sólo de resistir, sino de escarmentar á los ene­ migos do la Constitución. Yo conozco á Valencia y sé que queriendo, lo hace todo. El Concejo no ignora que lie tenido ocasiones para penetrar las cualidades que distinguen á los valencianos. Yo creo yo que se dejen insultar y arrebatar los goces que han conquistado á fuerza de tantos sacrificios. Me contrista mucho, y debe contristar á todo cora­ zón sensible, la situación de Puerto Cabello. Se insu­ rreccionó la tropa que pagaba el Gobierno, y mató á algunos ciudadanos desprevenidos. Puerto Cabello llora la muerte de hombres que fueron un modelo de honradez, y las viudas y los huérfanos, vestidos de luto, hacen a todos partícipes de sn dolor. Sabe el Concejo que la ciudad de Puerto Cabello ha quedado sola, porque hu- L’AttA LOS ANALES BE VENEZUELA

yendo de una soldadesca inmoral y desenfrenada, lian salido todos sus moradores. Unos tienen de que vivir, y otros nó; y 310 es pequeño este numero. Hacia esta parte desgraciada, llamo la atención del pueblo valen­ ciano. Empeñada como está la Unción en defenderse de la más injusta guerra, y no pudiendo á la vez aten­ der á todos los puntos, es menester que los pueblos to­ men una actitud imponente, que se armen y castiguen á sus opresores. Valencia no puede hacerse indiferente al ultraje que ha recibido su importante puerto. Si no lo recupera pronto, si se prolongan los malos, la Pro­ vincia se arruina, y tarde volverá á aparecer la- prospe­ ridad asomada en 1835. Es por lo dicho indispensable que se reúnan todos los esfuerzos, que se aumente la columjia que obra con­ tra Puerto Cabello. El Concejo liará mucho, si facilita los medios para sostener á los que están encargados de vengar el crimen cometido el 17 de agosto, y se dis- ' tinguirá también si extiende su mano benefactora hacia los desgraciados que gimen en la miseria, porque se les lia obligado á andar errantes. Keeuerdo hoy con satisfacción la conducta de la Mu­ nicipalidad de Valencia el año de 1823. Agotados los recursos que puso el Gobierno á mi disposición, yo ocu­ rrí á aquel Cuerpo de patriotas, le puse de maiiifies- to las necesidades del Ejército y la imposibilidad de continuar el sitio, v . la Municipalidad tomó ó. su car» go la empresa; desde entonces sobró todo lo que falta­ ba, y triunfó de los españoles, me apoderé de Puerto Cabello, y la Provincia con su puerto expedito, se en­ tregó al trabajo, cuyos abundantes productos repararon en breve los sacrificios hechos. ¿ Por qué 110 lia de su­ ceder hoy lo mismo 1—Venezuela es más rica ahora, y tiene elementos de que no disponía en 1823; y Valencia es la misma ilustre Valencia, es el pueblo denodado qué jamás toleró que nadie lo vejase, sin haber antes bañádose en su sangre y pisado sus cadáveres. Yo me 1 9 0 DOCUMENTOS

•conmuevo ai hacer mención de unos hechos, que si bien son tristes algunos, recuerdan ío que vale el pueblo á cuyos representantes me dirijo. Quiero concluir interesando al Concejo se sirva ha* •oer partícipe de estos sentimientos á los padres de fa­ milia y demás personas notables de esa ciudad, á quie­ nes, como al Concejo, suplico se persuadan que esta ex­ posición es hija del patriotismo, de mi amor al orden, y del deseo que me anima de que se conserve siempre el buen nombre y gloría de Carabobo. Soy, con sentimientos de aprecio y de distinguida consideración, del ilustre Concejo, Muy atento, muy obediente servidor, José A. Páez.

Respuesta del Ilustre Concejo Municipal de Valencia

En la ciudad de Yalencia, á diez de setiembre de mil ochocientos treiuta y cinco, reunido el Concejo Mnni- 'Cipal en sesión extraordinaria, presentó el señor Jefe Político Municipal una comunicación del Exorno señor General en Jefe del Ejército constitucional, Benemérito José Antonio Páez, dirigido al Cuerpo el 0 del presente mes, desde el Cuartel General de Mnracay: y habién­ dose procedido á su lectura, se impuso el Concejo de que ella contenía la manifestación que S. E. se sirve ha- corle, relativa á que no pudiendo aumentar ahora, la fuerza destinada al sitio de Puerto Cabello, por el mo­ tivo urgente y poderoso que expresa dicha comunica­ ción, confía el Gobierno Supremo, y confía también S. E., en que el pueblo valenciano formará una masa capaz, no sólo de resistir, sino de escarmentar á los enemigos de la Constitución, y vengar los ultrajes que de ellos ‘tiene recibidos. Igualmente se sirve 8. E., llamar su aten- eión, hacia los infelices de Puerto Cabello, que abando­ nando sus hogares, y dejando en ellos sus fortunas por t'Ai.vA -L.US ANALES JJifi VENEZUELA 191

huir de la opresión y do la muerte, vagan hoy -si n ali­ mento y sin albergue: el Concejo de unánime voto acordó contestar: que la referida comunicación de • S. E. es altamente honrosa para esta Corporación y pa­ ra el pueblo, no tanto por el recuerdo que ella hace de sus sacrificios por la libertad y por el orden, sino por­ que es S. E. quien se sirve hacerlo. Valencia, mira con orgulloso placer que los hechos pasados de sus hijos le den un derecho á la confianza pública, á la esperanza del Supremo Gobierno, y al buen concepto del ilustre Jefe del Ejército constitucional. Ella se viste hoy de este nuevo timbre en señal de sus nuevos esfuerzos pol­ la restitución al orden y al restablecimiento de las le­ yes. Si en otro tiempo más angustioso, su patriotismo le hizo encontrar en sí misma recursos de todo género para sacudir el ominoso yugo español, y para lanzar los opresores de todos los extremos de la Provincia, hoy día con más poderoso motivo, está haciendo y hará más grandes esfuerzos para vengar mayores ultrajes y para •escarmentar los que han osado hollar con planta sacrile­ ga el Código Santo de la Libertad, y teñido sus pági­ nas en sangre. El Concejo Municipal tiene la satisfacción de mani­ festar que el pueblo de Valencia ha hecho ya grandes esfuerzos en la presente época, para sostener la fuerza militar que cerca á Puerto Cabello, y para auxiliar al Ejército grande que marcha hacia el Oriente. Un gene­ roso- donativo importante á la cantidad de seiscientos cincuenta y cuatro pesos cuatro reales, algunos centena­ res de hombres, un sin número de caballos, un emprés­ tito voluntario que asciende á diez mil quinientos sesen­ ta pesos, y otras contribuciones, lian sido hasta ahora, el producido de la recolección hecha con tan importan­ te objeto. De hoy en adelante no habrá sacrificio que no liaga, por grande que sea, para restablecer el orden en la Provincia, para recuperar á Puerto Cabello, y para proteger su desgraciada inmigración. En este día 192 DOCUMENTOS se ocupa el pueblo y el Concejo en proporcionarla toda especie de auxilios: otro día se ocuparán en asegurar á la fuerza, que sitia á aquel puerto, todos los víveres que necesite mientras dure el asedió. Será muy glorio­ so para Valencia, que en proporción á su población y á su riqueza, sea el pueblo que más contribuya á res­ tablecer el orden, entre, todos los que componen la Re­ pública. El Concejo, pues, por sí y á nombre de este pue­ blo siempre denodado y dispuesto siempre á todos los sacrificios hijos del civismo, tiene la honra de manifes­ tar á S. E. que él por sí y con la cooperación «le los Cantones de la Provincia, contribuirá con todos' los gas­ tos necesarios al asedio de Puerto Cabello, y al recobro de la plaza ; y que S. E. y el Supremo Gobierno, des­ cansando en esta oferta, pueden dirigir al Oriente su atención toda entera. Así lo dijeron y firmaron. El Gobernador Político, P. Tinoco; el Jefe Político interino, Justo Maya; el Alcalde 2? Municipal, José Es- pinoza; el Alcalde 1° subrogante, Alejandro Landaeta; el Municipal, José A. Camejo; el Municipal, Sebastián Paz ; el Municipal, Eligió Cazorla ; el Municipal, Joaquín Mal pica. El Secretario Municipal, Miquel Mellan.

Comunicación del Jefe del JCjército constitucional en honor á los Valencianos

República de Venezuela.—El General en Jefe del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en el Koblito del Sombrero, á 13 de noviembre de 1835.-6° de la Ley y 25" de la Independencia. Señor Secretario de la Guerra. El día 5 de este mes me leyó el Jefe de Estado Mayor General, el oficio de US, en que participa el de- PARALOS ANALES DE VENEZUELA 103 sembareo en Puerto Cabello, de los enemigos del Gobier­ no, y su aproximación á Valencia. El mismo día salí, de aquel punto con mil lanceros de las brigadas de ca­ ballería que componen el Ejército que conduje á Barcelona, y dispuse que el Jefe de Estado Mayor partiese por la. costa con dos brigadas de infantería, y que el Coronel Zamora se embarcase en Barcelona con la columna de infantería de su mando. Erg, mi deseo lleg*ar á Valencia tan oportunamente, que pudiese tomar parte en el combate la esforzada ca­ ballería que me acompaña, pero en este punto, lie en­ contrado la Gaceta extraordinaria, número 250, y en ella he visto los partes oficiales de la batalla del 29 de oc­ tubre. Los patriotas valencianos han defendido de un modo heroico su vida, '-sus hogares y sus propiedades,, y los veteranos beneméritos han dado una prueba ine­ quívoca de que son defensores de la Ley. Felicito (i la República por este fausto suceso, y dirijo mis sinceras con­ gratulaciones á S. E. el "Gobierno. Nada diré del pueblo valenciano por que otras veces he hecho su justo elogio: su conducta en los días 28 y 29 de octubre no me sorprende: Valencia es la capital de una Provincia ilustre, y en todas las épocas de la revolución se ha sabido distinguir por su patriotismo y por su valor. Gomo Jete del Ejército constitucional par­ ticipo de la honra que han adquirido las fuerzas de Oarabobo, mandadas por el experto General José María Carreño. Yo sigo mi marcha para situarme en el punto á que me llame mi deber. Soy de TJS. atento servidor, J ohó A. Pácz. . Es copia, Hernáiz.

r. ii — 15 .194 DOCUMENTOS.

Respuesta del Ministro de Guerra

República de Venezuela.—Secretaría de Estado en los Despachos de Guerra y Marina.—Ramo de Guerra. —Sección Central.—Caracas, á 18 de noviembre de 1885.—6°.de la Ley y 25? de la Independencia. Exorno. señor General José Antonio Fáez, Jefe del Ejérci­ to constitucional. He tenido la honra de recibir y presentar al Des­ pacho del Gobierno el oficio de V. E., fechado en el Roblito del Sombrero, en 13 del actual. S. E. se ha eu- terado satisfactoriamente de su contenido. V. E. encomia con mucha justicia la brillante con­ ducta del pueblo valenciano, en los días 28 y 29 del mes próximo pasado. El Gobierno que reconoce como eminentes aquellos servicios, se complace en que V. E. aprecie una vez más el patriotismo y heroico comportamiento de los valen- eianos. Indudable es que la Provincia de Carabobo, y muy especialmente su capital, ha dado en todos tiem­ pos pruebas relevantes de patriotismo. La Independen­ cia nacional debe á Carabobo y á su capital grandes sacrificio: en todos los grandes sucesos pasados por la República, Valencia se ha presentado siempre esforzada y celosa, por conservar las libertades patrias j los que tuvieron lugar en los días 28 y 29 de octubre en Valen­ cia y sus alrededores, ofrecen una bella página á la historia de Venezuela. Si la República toda debe su á Valencia por los sucesos referidos, Valencia debe la suya al Le­ Demérito General José M si ría Car reno los Jefes, Ofi- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA cíales y tropa de su División, que tan dignamente lian merecido el nombre de soldados de la Constitución. Con sentimientos de consideración y respeto, soy de V. E. muy obediente servidor. El Secretario interino, Fi'anoisco Herntíiz. Es copia, líernáiz.

N úm ero 13— d e c r e t o d e l j e f e d e l e j é r c it o c o n s t i­ t u c io n a l , Á 17 DE DICIEMBRE DE 1835, EN QUE SE DECLARA EN ESTADO DE SITIO LA PLAZA DE PUERTO c a b e l l o .—( t o m a d o d e l a “ g a c e t a d e Ve n e z u e l a ,” Á 20 DE ENERO DE 1830, NÚMERO 202 ).

JOSÉ ANTONIO PÁEZ,

General en Jefe de loft Ejércitos de la República y del de Operaciones para restablecer el orden Constitucional, etc., etc., etc.

Bloqueada como está la plaza de Tuerto Cabello, y teniendo orden del Gobierno para sitiarla, decreto: Á rfc. I o Desde esta fecha se declara en estado de sitio la plaza de Puerto Cabello. Art. 2o En consecuencia, ninguna persona entrará á 3a- plaza, y la que lo ejecutare y fuere detenida por la fuerza sitiadora, será juzg'ada con arreglo á la Ley de conspiradores. 196 DOCUMENTOS

Art. 3'.’ El sitio durará todo el tiempo necesario para restablecer el orden constitucional en Puerto Ca­ bello. Art.l" Publíquese y comuniqúese á quienes corres- lionda. liado en el Cuartel General de Valencia, á 17 de diciembre de 1S35.—6o y 25" José A. Pdez. El General Jefe, Cordero. Es copia, el Secretario interino, HcrncUz.

Número 13 (a ) — comunicación d e l j e f e d e e s t a d o MAYOR GENERAL, Á 28 DE ENERO DE 1836, SOBRE LOS INDIVIDUOS PASADOS DE LA PLAZA DE PUERTO CABE­ LLO.— (TOMADA DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” 1 15 DE FEBRERO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 26-1 ).

Bepública de Venezuela.—Estado Mayor General del Ejér­ cito constitucional.—Cuartel General en San Este­ ban, á 2S de enero de 1836.—7? de la Ley y 26° de la Independencia. Señor Secretario 'de Pistado en el Besxmcho de Querrá. Adjunta encontrará US. una relación nominal de los individuos pasados de la plaza de Puerto Cabello, des­ de el 17 al 27 del presente, siendo de advertir, que los que vinieron ayer lo hicieron con sus armas, y que los ocho primeros componían la guardia del mangle. El sar­ gento Píos, Teniente por los Peformistas, formó el plan de pasarse, y para ejecutarlo, se valió de dos cayucos que allí se bailaban, teniendo que pasar por debajo de PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 197

:Jos fuegos de dos baterías, y que. afortunadamente no lo ad­ virtieron. Los otros tres pertenecían á un retén que tienen en una boca-calle, que está en línea con la Casa- fuerte. Sírvase US. ponerlo en conocimiento de S. E. el Presidente de la República. Soy de US. atento servidor, León de F. Cordero. Es copia, jRemáis. 198 DOCUMENTOS

República de Venezuela.--listado Mayor General.

Relación de los individuos que se kan pasado del enemigo, del 17 al 27 de enero

! 4 Grado constitucional Por la facción Nombres

Capitán... Içr Comandante. Fabián Prieto Soldado...... José María Maclas Soldado... id. artillero. Trinidad Méndez Presidario. id...... Agustín Briceïío Paisano. Juan José Sigi id. Paisano...... Antonio Julián Soldado...... J. Manuel López id...... Francisco Rojas id. Anzoáiegui La O. González Soldado...... id. id. José Mejías Sargento 2? miliciano. Sargento 2o...... Serapio Les ana Presidario...... Soldado artillero. J. J. Maldonado Sargento 1?...... Teniente...... Francisco Ríos Sargento 2°...... Sargento 2?...... Bernabé Ciiagurn Soldado...... :... Cabo 1?...... Juan Núñez Soldado...... Felipe Grateroli id...... Pedro Pérez id...... Ángel Gómez id...... B al tazar Gon zá lez id...... Juan Salazar id...... Francisco Tocuyo id...... Ramón Mulato id...... Antonio Gu ari gu at e

Cuartel General en San Esteban, de enero de 1830. lili General Jefe, « Cordero. copia, el S e< ■ r e ta rio interino, 11 e¡ ’i i á iz.. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

Número 13 ( b )— p a r t e d e l .t e p e d e l e j é r c it o c o n s ­ t it u c io n a l SOBRE ' LA TOMA DE PUERTO CABELLO Y RESPUESTA DEL MINISTRO DE GUERRA.— ( TOMADO DE l a íC g a c e t a d e Ve n e z u e l a ,” á 12 d e m a r z o d e 1830, n ú m e r o 268).

Comunicación del Jefe del Ejército eonsliludioml

(Aunque coito esta comunicación en la página 530 tlcl tomo I, se inserta aquí para que pueda ser entendida- la respuesta del Ministro de Guerra). República de Venezuela.—El General en Jete del Ejer­ cito constitucional.—Cuartel General en Puerto Ca­ bello, á 2 de marzo de 1830.—7° de la Ley y 20" de la Independencia. Señor Secretario de Estado en el Eespacho de Guerra. No había podido dirigirme á US. hasta hoy, par­ ticipándole la ocupación de esta plaza por las tropas constitucionales á mis órdenes, porque las medidas de seguridad, y orden que me era indispensable tomar en tales circunstancias, no me habían permitido el tiempo necesario para hacerlo; pero por el Estado Mayor del Ejército habrá tenido US. el aviso oportunamente, y yo lo haré aquí, aunque sucintamente en aclaración del suceso. El Castillo y Casa-fuerte oyeron mi voz, y algunos de los defensores del jiriinero no vacilaron en separarse de los de la plaza, y anunciaron su resolución con una salva de artillería acompañada de repetidos vivas al Go­ bierno de la Nación, á las seis de la mañana del día de ayer. El Comandante de la línea, Coronel José II. Cistia- ga, que se hallaba en el pueblo exterior, corrió ai oír el primer tiro de cañón, sobre la Casa-fuerte, animando un destacamento nuestro de quince hombres con que ocupó- la línea exterior del enemigo, mandada por el señor Víctor Lugo, que se unió á Cisti a ga, y cuando este Jefe hacía marchar para la retaguardia las tropas pasa­ das del enemigo, llegué vo con mi Estado Mayor, man­ 2 0 0 DOCUMENTOS

dé subir tropas al alto de la Casa-fuerte, apoderarse de la artillería y derribarla por los balcones; destruyen­ do inmediatamente los atrincheramientos de madera que obstruían la entrada para la población interior, y ce­ gando los fosos, en cuya operación no se emplearon quince minutos. Cuando comenzaban á llegar las columnas de infan­ tería y la caballería, que formaban nuestra línea sitia­ dora, recibí del Jefe de los sitiados el oñcio que en copia acompaño; y mi contestación fué enviar á la pla­ za al Jefe de Estado Mayor del Ejército, General L. de Febres Cordero, y al Coronel José H. Cistiaga, con orden de intimar al señor Carabaño que se rindiese á discreción con toda la Guarnición, por no estar ya en mis fecultades oírproposición alguna. En efecto, fué rendida la Guarnición, y con arreglo á mis órdenes, dejó la tropa las armas en el Cuartel de Anzoátegui y marchó fuera de las baterías de la estacada; y todos los Generales, Jefes, y Oficiales, los empleados civiles y otros comprometidos se reunieron en la Sala municipal de donde á las dos horas fueron trasladados á bordo de dos goletas, en donde permanecerán hasta que el Go­ bierno resuelva lo conveniente; fueron exceptuados el Jefe y Oficiales que pusieron el Castillo y Casa-fuerte á la disposición del Gobierno. Muy oportunamente recibirá US. por el Estado Ma­ yor General una noticia nominal y tan circunstanciada como debe ser, ele los Generales, Jefes, Oficiales y tropa rendidos á discreción, y de los que entregaron las for­ talezas referidas: también la recibirá US. de los ele­ mentos de guerra de todas clases que se encontraron en la plaza. Es este el suceso que ha dado fin á la espantosa conjuración que conmovió á la liepnblica. Ya Venezuela vuelve á sus antiguos goces; ya la paz anuncia-la dicha pública. Yo felicito al Gobierno con todo mi corazón por tan felices resultados. PARA LUÍS ANALES DE VENEZUELA 2 0 1

Aguardaba este momento para decir al Gobierno, •que debo ya regresar al liogar doméstico; la cesación de la guerra me permite entregarme de nuevo al cultivo de mis campos; vuelvo á ellos lleno de respeto al Gobierno, de amor á la Patria y de gratitud á mis conciudadanos que me ban colmado de honores; y al virtuoso Ejercito que arrostrando todo género de privaciones, vengó el ul­ traje hecho á la Constitución y á las leyes. Sírvase, pues, US. solicitar de S. E. el Poder Ejecutivo, el permiso que debo obtener para retirarme; persuadiéndole que jamás debe dudar de mi consagración á la causa pú­ blica; que seré siempre el primero en hacer frente á ios peligros; y que nunca abandonaré mi puesto en los •eonfiietos de la Patria. Soy de US. muy obediente servidor, Jof>é A. JPáez. Respuesta del Ministro de Guerra decretaría de Estado en el Despacho de Guerra.—Sec­ ción V'.—Caracas, á G de marzo de 1S3G.—7° y 26? Excmo. señor General en Jefe del Ejército constitucional. Tengo la distinguida honra de dirigirme á V. E. para contestar la apreciable é importantísima nota de 2 ‘del corriente, en que V. E. se sirve participar circunstan­ ciadamente al Gobierno por mi órgano, la deseada ocu­ pación de la ¡plaza de Puerto Cabello, por el Ejército de la Constitución, á las órdenes de Y. E. En efecto, no podía, ni debía extrañar el Gobierno que en medio de las indispensables atenciones que no pudieron menos de ocupar el ánimo de V. E. á conse­ cuencia del fausto suceso, dejase de comunicarlo direc­ ta é inmediatamente; pues eran de una vital preferen­ cia las urgentes medidas de seguridad y orden que deman­ daba el estado de la plaza, cuando por otra parte el Estado Mayor General lo comunicó 6 hizo comunicar, 2 0 2 DOCUMENTOS por alguna otra- autoridad, muy oportunamente á esto Ministerio. Queda impuesto S. E. del modo cómo se sometie­ ron á las órdenes de Y. E. los que ocupaban el Casti­ llo ; de la consiguiente rendición de la Gasa-fuerte por la acertada operación del señor Coronel J. H. Cistiaga. Comandante de nuestra línea; de las disposiciones de V. E. ocupada que fué la Casa-fuerte; de la admirable celeridad con que fueron ejecutadas las operaciones de derribar la artillería, destruir los atrincheramientos que obstruían la entrada al pueblo interior, y cegar los iosos para quitar toda esperanza al enemigo. Se ha enterado el Gobierno igualmente, del oficie que á aquella sazón dirigió á Y. E. el .Jefe de los fac ciosos; de haberse rendido á discreción éste y la Guar­ nición que él mandaba, á intimación del benemérito se­ ñor General Jefe del Estado Mayor General L. de Fe­ bres Cordero ; de la salida de la Guarnición desarmada fuera de las baterías de la estacada; finalmente de la traslación de los empleados civiles y militares de la fac­ ción con otros cómplices, á bordo de dos goletas, hastu­ la resolución del Gobierno sobre sus personas. Acerca de este punto tengo orden de decir á Y. E. que el Go­ bierno lo considerará, y comunicará oportunamente su definitiva resolución, por el Ministerio respectivo. El Gobierno espera, según Y. E. se sirve ofrecerlo, la noticia nominal de los individuos rendidos á discre­ ción, la de los que entregaron las fortalezas y la rela­ ción de los elementos de guerra que se encontraron en la plaza. Es superior, Excmo. señor, á todo encarecimiento la vivísima satisfacción quej el Gobierno ha experimentado al ver por fin fenecidos los desastres que un grupo do parricidas, engrosado por la inmoralidad y la traición, han acarreado á la Patria. Gracias al Omnipotente, y los )lijos virtuosos de esta Nación, uno de los cuales y de los más predilectos es Y. 15., Venezuela vuelve á .vo* PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 2 0 3

antiguos goces, y ya la paz anuncia- la dicha pública. S. E. el Presidente admite con toda la sinceridad y el en­ tusiasmo de que es capaz, la patriótica felicitación de V. E. y la retoma además cordialmente al esclarecido caudillo y defensor de las leyes de Venezuela. Manifiesta V. tí. su anhelo por volver á disfrutar las dulzuras. del hogar doméstico, á cuyo efecto se sir­ ve pedir al Gobierno permiso para retirarse. ¡Nadie, tíxcmo. señor, es más acreedor que V. B. al apacible reposo de su hogar, después de las gloriosas fatigas de una vida toda consagrada á la Patria, ya en la lid de la • inde­ pendencia ; ya en la sabia direceción de sus destinos á la cabeza del Gobierno \ ya, en estos días, en la triste pero forzosa lucha 5 con cuyo término queda asegurada de hoy más la existencia nacional, dejando incólumes las queridas instituciones patrias, fuente de todo bien social. Empero, S. E. el Presidente me encarga contestar á ' V. E. sobre el x>articular de su retiro. que considerará la justa petición de V. E. iuégo que reciba el aviso ofi­ cial de que la plaza de Puerto Cabello marcha por el carril de la administración con todas las autoridades y destinos civiles militares creados por la Ley, para cuyo nombramiento está V. E. autorizado. V. E. termina asegurando su amor á la Patria ; al Gobierno su respeto; á sus conciudadanos la gratitud de su primer conciudadano ; la de su ilustre caudillo al Ejército de la Ley. Y Venezuela, su Gobierno, vuestros conciudadanos actuales, y los descendientes de estos has­ ta el más distante porvenir, colmarán vuestro nombre de bendiciones, pronunciándolo con amor, gratitud y res­ peto, como el símbolo del civismo asociado á la gloría y virtudes militares. Venezuela y su Gobierno saben por experiencia, que en todos los conflictos de la Patria V. ÏÏ. es el primero en defenderla; y 110 tienen motivos para dudar de que será siempre como lo ha sido .hasta aquí, el más robusto ajíoyo del orden y de las leyes : el terror de la anarquía, como el terror de la opresión. 204 DOCUMENTOS

Es estii, señor, una- de las más bellas esperanzas y una de las garantías de la dicha de la presente y futuras ge­ neraciones. Por lo que hace al virtuoso Ejército que ha triun­ fado á las órdenes de Y. E., ha cabido al que suscri­ be la muy particular satisfacción de recomendarlo alta­ mente, como es obra de justicia, al Cuerpo Legislativo en la exposición que del Departamento que está á su cargo, le ha presentado en la sesiÓD actual. Los nombres de los esforzados defensores de la Constitución, reposarán en las Secretarías de Estado de la República, para per­ petua memoria y para gloria de la Ración. Con sentimientos etc., Francisco Derndiz.

V I—Indultos—Amn istia

Número .1?— d ec r eto d e in d u l t o d e l j e f e d e l ejército CONSTITUCIONAL, Á 23 DE JULIO DE 1835, Á LA GUARNI­

CIÓN SUBLEVADA EN VALENCIA.— (TOMADO DE LA u GACETA DE VENEZUELA/’ Á 5 DE AGOSTO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 230).

República de Venezuela.—Ejército constitucional.—Cuar­ tel General en Caracas, á 30 de julio de 1835. Señor Secretario de Dstado en el Despacho del Interior. Tengo el honor de incluir á US. en copia autoriza­ da, el decreto que expedí en la ciudad de Valencia el día 23 de los corrientes, con el objeto de que se sirva US. ponerlo en conocimiento de S. E. el Poder Ejecuti­ vo, para que en su vista se sirva resolver lo que con­ siderare oportuno. Soy de US. muy obediente servidor, José A. Páez. PA.EA. LOS ANALES DE VENEZUELA

/ JOSÉ ANTONIO PÁEZ,

General en Jefe de los Ejércitos de la República y del de Operaciones para restablecer el orden constitucional, etc., etc., etc.

Considerando:

I o Que al acercarme á esta capital, el señor Ge­ neral José Laurencio Silva, oficialmente y á la voz me lia manifestado la resolución de los Jefes y Oficiales de la Guarnición, de no reconocerme como Jefe encargado ile restablecer el orden constitucional, sino como Jefe Supremo de la República. 2o Que deseoso de evitar derramamiento de sangre venezolana, de no causar un escándalo, les dirigí hasta por tercera vez, dos proposiciones reducidas á garanti­ zarles la vida y propiedad y á ejercer mi iuíiujo para que el Congreso Nacional considere y acuerde las refor­ mas que merezca la Constitución. 3o Que ocupándose el Congreso de las Reformas y haciendo las que necesite el código, cesa el motivo que ha puesto á dichos Jefes y Oficiales en la posición en que se encuentran 5 y m » Que los expresados Jefes y Oficiales han acep­ tado, al fin, las proposiciones, y en consecuencia, he entrado en la mañana de este día á esta capital, y se han puesto las tropas bajo la obediencia del Gobierno Nacional. En uso de la autorización que me concedió S. E. el Presidente de la República, con acuerdo de su Consejo para restablecer el orden constitucional, decreto: Art. 1? Garantizo la vida y propiedad de los Jefes y Oficiales de la Guarnición de esta ciudad, y los gra­ dos militares que tenían constitucionalmente. DOCUMENTOS

Art. 2o Ofrezco influir lo bastante para que el Con­ greso nacional considere y acuerde las reformas que me­ rezca la Constitución. Art. 3o Comuniqúese á quienes corresponda-, imprí­ mase y dése cuenta al Gobierno luégo que esté resta­ blecido. * Dado en Valencia, á 23 de julio de 1835.—-6° y 25« Jo fié A. Páez. El Jefe de Estado Mayor, A. Codazzi. Es copia, L. Febres Cordero.

Número 2— d ec r eto d e l p r e s id e n t e de la r e p ú b l ic a , Á 17 DE OCTUBRE DE 1835, EN QUE SE CONCEDE IN­ DULTO Á LA FACCIÓN QUE CAPITANEABA EL COMANDAN­ TE FLORENCIO JIMÉNEZ.— ( TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 24 DEL MISMO MES, NÚMERO 248 )•

Sesión extraordinaria del Consejo de Gobierno constitucional, número 656

Sábado, á 17 de octubre de 1835.—6o y Q-y>ü . Primero. Se reunió el Consejo con asistencia del Exorno, señor Vicepresidente de la República, de los seño­ res Yanes y Avendaño, y de los Secretarios del Despacho; y abierta la sesión, manifestó el del Interior, que, según las comunicaciones de que ¿lió lectura, dirigidas por el Gobernador de Barquisimeto, la facción que acaudillaba en aquella Provincia el Comandante Florencio Jiménez, había terminado por la presentación de éste y de otros Jefes que lo acompañaban, al señor Comandante de las fuerzas constitucionales Francisco Clurinos, acogiéndose al indulto que les envió, ofreciéndoles seguridad de vi- PAivA LOS ANALES Í)E VENEZUELA 207 das y haciendas, si dentro de cuarenta y odio horas se sometían á la autoridad legítima: que el expresado Comandante Chirinos no había obtenido la autorización de que hizo uso 5 y que en semejantes circunstancias, S. B. el Poder Ejecutivo de cuya orden hablaba al Con­ sejo, deseaba que le expresase su opinión. Considerada y discutida • la materia, el Consejo acor­ dó consultar al Poder Ejecutivo, que puede conceder el indulto ofrecido por el señor Comandante Eraucisco Chi­ rinos, aunque sin previa autorización, á los que se aco­ gieron á él dentro del término que fijó 5 sin perjuicio de la facultad que tiene el mismo Ejecutivo, de disponer que sean separados de su domicilio los individuos com­ prendidos en la gracia, que juzgue perjudiciales á la se­ guridad y orden público, destinándolos temporalmente á otros puntos dentro ó fuera de la República. Terminado el acuerdo, se presentó en la sala el se­ ñor Consejero Carreólo, é instruido de él, propuso que so difiriese la consideración del asunto que lo ha moti­ vado, hasta la próxima sesión ordinaria,, por conceptuar­ lo muy grave y de trascendencia; mas el Consejo negó esta proposición por la misma circunstancia anunciada, de haber sido hecha después de la sanción. Así lo acordó el Consejo, y que se comunique ai Po­ der Ejecutivo, publicándose la presente acta,, y circu­ lándose á las demás autoridades, en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 119 de la Constitución. Segundo. Se levantó la sesión. Andrés Marcarte.—Francisco Javier Y anes.—ti. Mi- chelena—F. Avendaño.—José M. Carroño.—F. Ilerndiz.— J. ti. Rodríguez. 208 DnniñvrÉNTos

Decreto del Presidente de leí República

JOSÉ VARGAS, Presidente de la República de Venezuela, etc., cíe., etc.

Considerando: Primero. Que el Comandante Francisco Chirinos, Jefe de Operaciones contra la facción que capitaneaba en Quí­ bor, Provincia de Barquisimeto, el primer Comandante Florencio Jiménez, ofreció á los comprometidos en ella, un perdón por el cual quedasen seguras sus vidas y ha­ ciendas, si deponiendo las armas, se presentaban en el término de cuarenta y ocho horas. Segundo. Que aunque el expresado Jefe no estuviese autorizado para hacer este ofrecimiento, una parte de los comprometidos se presentaron á las autoridades legíti­ mas, persuadidos dé que el Jefe constitucional estaba competentemente autorizado. Tercero. Que sería contrario á la equidad y conve­ niencia pública, que fuerau juzgados y condenados con el rigor de las leyes, hombres que se lian rendido bajo la fe de una promeza. Cuarto. Que el Gobierno conforme al acuerdo del Consejo de esta fecha, se encuentra en uso de la facul­ tad 4:?, artículo 118 de la Constitución, para conceder á los presentados, en el término que designó el Jefe cons­ titucional, la misma gracia que él les ofreció, decreto: Art. 1? Se concede a los comprometidos en .la fac­ ción que capitaneaba el Comandante Florencio Jiménez, en el pueblo de Quíbor y sus inmediaciones, la gracia del perdón que les ofreció el Comandante Francisco Chi- rinos, en su proclama y decreto fechado en Quíbor, á 2 del corriente, y publicado el 4, para el efecto de que queden aseguradas sus vidas y haciendas, y en el con­ cepto de que sólo comprende la gracia á los que, cou- i'A U A VKNKZU ííLA 20!)

+• ♦ * Jorme á ío que (lijo cl Jete constitucional, se presenta­ ron en el término de cuarenta y ocho horas. Art. 2° El Gobierno, sin embargo, se reserva la l'a- cuitad de separar temporalmente de sa domicilio, y man­ dar a otro punto ele dentro ó lucra de la República, por el tiempo que lo estime conveniente., á aquel ó aque- llos que juzgue peligrosos en su antiguo .domicilio. A rt 3° Comuniqúese (i los Despachos de Hacienda y Guerra, á los Gobernadores de Provincia y á las Cor tes Suprema y Superior, y jmblíquese en la Gaceta. ' Dado, armado de mi mano, sellado con el sello de la República-, y refrendado por el 'Ministro- de Estado en los Despachos del Interior y Justicia, en Caracas, á 17 de octubre de 1835,—f>? y 25" José Vargas. Refrendado, el Secretario del Interior y Justicia. J. 8. Rodríguez. Resolución del Ministerio del Interior ■■ ;

Resuelto, á 18 de . octubre de 1835.—G" "y l2:5° Sección Central.—Mesa 2a—Ramo de Seguridad pública. Dígase al señor Gobernador de Barquisimcto. Tuve la honrosa satisfacción de presentar al Excmo. señor Presidente, el oíicio de US. de 10 del corriente, y ahora tengo la do. contestarlo ú US. conforme á la orden de S. E. Se presentaron al Gobierno en la noche del 10, los señores Comandante Ploren cío Jiménez, Miguel Torres, Pedro Manuel Borjas y Francisco Alvar ado; y habién­ dose ocupado la Administración con el auxilio del Con­ sejo de Estado, en el examen á que daba lugar el in­ dulto de vidas, y haciendas, ofrecido por el Comandan­ te Oliiriiiüs á los. comprometidos en el movimiento de Quíbor, que se presentaran dentro del término de cuaren­ ta y ocho horas., recayó el acuerdo aprobatorio, con el T. 11— 14 210 DOCXÏÏPSNÏOS

cual se conformó ¡á. E., y tuvo á bien dictar el decre­ to de esta fecha-, que adjunto remito á US., en copia autorizada. Por él quedan aseguradas las vidas y ha­ ciendas de los comprometidos en el movimiento revolu­ cionario, que tuvo origen en Quíbor, y que dóciles á la voz de una autoridad constitucional, y confiados en la buena fe de su palabra, se presentaron dentro del tér­ mino señalado. Sólo resta que US., como tan interesado y decidido en el sostenimiento del orden público, y tranquilidad de esa importante Provincia, saque de este acto de clemen­ cia del Gobierno Supremo, todo el fruto que es de es­ perarse. Quisiera el Poder Ejecutivo que al efecto, pa­ sara US. en persona á Quíbor para publicarlo; y luego, procurase inculcar en todos y cada uno de los agracia­ dos, la inviolabilidad de los ofrecimientos y concesiones del Gobierno Nacional, que firme siempre en el sendero del honor, guardará y hará guardar inalterablemente la fe prometida en esta gracia. No desea S. E. sino que esos venezolanos, olvidados de todo lo pasado, se con­ sagren á sus diarias y propias atenciones en el ejercicio de su industria, para que así prosperen ellos y sus fa- milias; y por el trabajo y dicha de todos, llegue á la plenitud de la prosperidad la gran familia venezolana. Gozando de la benéfica influencia de nuestras sabias y liberales instituciones, ellos verán muy en breve resar­ cidas por la fortuna, que siempre sigue á los hombres y á los pueblos laboriosos, las pérdidas que hayan su­ frido;, y contraídos á la conservación desús propiedades particulares, y de sus derechos civiles y políticos, olvi­ darán en el seno de la abundancia y á la sombra de la libertad, los males comunes y personales de la época angustiada, á que felizmente pone ya fin el buen sen­ tido y el denodado civismo del pueblo venezolano. Esto, en que tanta parte ha tenido el pronto, feliz y glorioso término de las desavenencias, que por un mo­ mento turbaron el orden de esa. Provincia, se debe y de- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA berá en mucho ti la actividad, y acrisolado y valiente patriotismo de US., á la honrosa, cooperación de los Ma­ gistrados y ciudadanos, de quienes hace una mención especial en el oficio que tengo el gusto de contestar; y ú la uniformidad de los sentimientos magnánimos de esos pueblos, que tan dignos se han mostrado de gozar de sus derechos y tranquilidad. Sólo la voz nacional, sólo el voto unánime yt* solemne de toda Venezuela,,/ en hon- ra de Barquisimeto, puede corresponder á- los esfuerzos con que sus propios hijos han recuperado los goces del orden público, casi al momento mismo de verlos peligrar. Pero la opinión acordó ya este premio, que tiene un va­ lor prodigioso para las almas grandes y republicanas; y que es el único ciertamente, á que pueden aspirar los patriotas que como US., saben valuar la gloria cívica. Iteciba la benemérita .Provincia de Barquisimeto esta prueba- de la gratitud del Gobierno Nacional, por el ór­ gano de su digno Gobernador, y acepte, US. la gran parte que en ella le cabe, junto con la protesta del respeto y consideración, con que soy do US. muy obe- dien te servidor, J. >S. Rodríguez. 212 DOCUMENTOS

N ú m e r o 3 — d e c r e t o e n e l p ir j t a l , d e l -j e f e d e l e j é r ­ c it o CONSTITUCIONAL, Á 3 DE NOVIEMBRE I)E 1835, EN QUE SE GARANTIZA VIDAS, PROPIEDADES Y GRADOS Á LOS DE LA FACCIÓN DEL ORIENTE, Y LA APROBA­ CIÓN DEL GOBIERNO.— (TOMADOS DE LA “ GACETA DE GOBIERNO,” Á 21 DEL MISMO MES Y 23 DE ENERO DI- 1830, NÚMEROS 252 Y 201).

Decreto del Jefe del Ejército constitucional

JOSE ANTONIO PAEZ7 ral en Jefe de los Ejércitos de la República, y del de - Operaciones para restablecer el orden constitucional

Considerando:

1? Que el señor General José Tadeo Mona-gas, en comunicación del 29 del mes vencido, me lia manifes­ tado deseos de terminar la guerra, proponiéndome como medio necesario, que eligiese yo un punto en que con toda libertad iludiéramos entendernos. 2" Que en oficio de 31 ratifica los mismos deseos y comisiona al Comandante Florencio Meleán para que me liaga algunas proposiciones, que en electo me luí lieclio por conducto de los Coroneles J. G. Lugo y José Austria, á quienes encargué para que le oyesen. 3" Que si los pueblos desean la reforma de la Cons­ titución, tienen el derecho de ocurrir al Congreso, y ésto el deber sagrado de oír sus peticiones. i'.' Que el Gobierno, si lia desplegado tpda su ener­ gía, y ha lieolio uso de los recursos legales, para redu­ cir á los que le lian negado. la obediencia, también he expresado su disposición á concluir la contienda sin sa- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA orificio de la sangre venezolana, siempre que la digni­ dad del mismo Gobierno quedase bien puesta; y 5° Que el patriotismo y el bien de la República exigen poner fin cuanto antes á una ludia entre her­ manos ; en uso de la autorización que me lia concedido S. B. el Presidente de la República, en 8 de julio, con acuerdo de su Consejo, ratificada en 29 del mismo, decreto : Art. Io Garantizo al señor General José Tadeo Mo­ lí agás, y á los Jefes y Oficiales que estén bajo sus órde­ nes en esta Provincia, vida, propiedades y grados mili­ tares que obtenían el 7 de julio último. Art. 2'! Las tropas que manda el señor General .Monagas serán retiradas en la ciudad de Aragua, donde entregarán todas las armas y municiones. Art. 3o El que ocultare armas ó municiones será tenido por conspirador, y juzgado con arreglo á la Ley sobre la materia. Art. Dése cuenta al Gobierno, y comuniqúese á quienes corresxJonda. Dado en el Cuartel General en la Laguna del Piri­ ta!, Sabana del Roble, á 3 de noviembre de 1835, Gv y 25'.’ José A. Páez.

lesión del Consejo sobre el indulto del Pirital

Sesión número 671 del Consejo de Gobierno cons­ titucional. Miércoles, á 18 de noviembre de 1835. Reunidos S. E. el Vicepresidente de la República, los señores Consejeros, Doctores Francisco J. Yancs y José Domingo Duarte, y los Secretarios del Despacho, se abrió la sesión. Primero: S. E. puso en discusión la importante ma­ teria, que quedó pendiente en la sesión del .10, á fin de consultar al Poder Ejecutivo lo que en concepto del 2 U D 0 CUMlíiS'TOÜ

Cuerpo deba hacerse, visto el decreto dado por 8 . E. el General en Jefe, éu la Sabana del Roblo, en o de noviembre, y los documentos antecedentes y consiguien tes de que por orden del Gobierno, dió cuenta el Se­ cretario del Interior. Abrióse y continuó la discusión, con el interés y pulso que tal materia exige 5 y puesta á votación, re­ sultó la siguiente consulta: “ Que se apruebe el decreto dado por 8 . E. el Ge­ neral en Jefe en la Laguna del Pirital, Sabana del lío- ble, á o de noviembre que cursa, y de que lia dado cuenta el Secretario del Interior, sin perjuicio de la facul­ tad que tiene el mismo Poder Ejecutivo, de disponer que sean separados de su domicilio, los individuos compren­ didos en la gracia, que juzgue perjudicíales á la segu­ ridad y orden público, destinándolos temporalmente á otros puntos, dentro ó fuera de la República; como se acordó por el Consejo, y se decretó por el Gobierno en 17 de octubre último, respecto de los indultados en la Provincia de B arqui simet o por el Com andante Obiri- nos, cuya gracia fue eouíirmada. Andrés Narrarte.—Doctor Francisco J. Yan.es.—José D. Ruarte.—¡Santos Midi clen-a.—Francisco Jlcrnáiz.—J. K. Rodríguez.

Resolución del Ministerio del Interior en que se aprueba el indulto del Pirital

Secretaría de Estado en los Despachos del Interior y Justicia.—Resuelto, á 2 de diciembre de 1835. Conforme á la opinión del Consejo, apruébase por el Poder Ejecutivo el decreto dado por S. E. el Geno- ral en Jete del Ejército constitucional José Antonio Páez en ia Laguna del Pirital, Sabana del Robie, :í 2 de noviembre último, garantizando al General José T. Mona gas, y á Jos Jefes y Oficiales que estaban bajo sus PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 215

órdenes en aquella Provincia, vidas, propiedades y los grados militares que tenían el 7 de julio último, y dis­ poniendo lo demás,' que consta de sus artículos 2° y : sin perjuicio de la facultad que tiene el Poder Ejecuti­ vo, de disponer que sean separados de su domicilio, los individuos comprendidos en la gracia, que juzgue perju­ diciales á la seguridad y orden público, destinándolos temporalmente á otros puntos, dentro ó fuera, de la Pe- pública. Comuniqúese á los Despachos de .Hacienda- y Gue­ rra-, á las Cortes Suprema y Superior, á- S. E. el Cene- ral en Jefe del Ejército, y á- los Gobernadores de Pro­ vincia ; y publíquese en la Gaceta con el acta de auto­ rización. 4 Por S. G., Rodríguez.

Número 3 ( a )— c a r t a d e l j e f e d e l e j é r c it o c o n s t i­ t u c io n a l , a 5 d e n o v ie m b r e d e 1835, a l p r e s id e n t e DE LA REPÚBLICA, Y RESPUESTA DE ÉSTE SOBRE EL INDULTO DEL PIRITAL.— (TOMADAS DE LOS ORIGINALES QUE EXISTEN EN EL ARCHIVO DE LA ACADEMIA NACIO­ NAL DE LA HISTORIA).

Garfa del Jefe del Djérciio constitucional

Ara KSana, á 5 noviembre de 1835. xl Id. Id. el Doctor José Vargas, Presidente de la República. Mi muy estimado amigo: De oficio participo al Gobierno el resultado de la campaña en esta Provincia : el Gobierno considerará mi decreto y verá todo lo que le precedió. De un modo 2XXHJM UNTOS amistoso quiero indicar á usted los motivos que me luí» guiado para- este desenlace. Desde que pasé el Unare todas lian sido dificulta­ des. No lie encontrado baqueanos : no he encontrado bes­ tias, y muy poco dinero ' he podido conseguir. Me lie visto con el ejército en el centro de esta Provincia y no he hallado enemigo que destruir. Sólo la noticia de haber llegado yo al Chaguarama! con las caballerías, obligó á la infantería facciosa á abandonar esta Provincia y la de Cumaná; y el General Monagas con ciento cincuenta ó doscientos hombres á caballo, se metió en los montes y dividió su gente en guerrillas. Persuadido yo que el Ejército aquí no hacía nada, y que su presencia por allá es indispensable: convencido que no es justo que un Ejército tan numeroso se proponga perseguir á unas guerrrillas: recordando lo que ha sufrido este país con los guerrilleros: cierto casi, de que los barceloneses no podían hacer una viva persecución á los Monagas: ob­ servando la caballería en mal estado, por no decir inú­ til; en fin, convencido de que la República iba á arrui­ narse teniendo que sostener una fuerza para perseguir á unos guerrilleros, me decidí á dar el decreto que remi­ to al Gobierno. He tenido muy presente lo que usted me dijo en Maracay, y he obrado conforme á la auto­ rización que tengo. Me he negado abiertamente á conceder á los de Puerto Cabello las garantías que al General Monagas, porque pienso que aquellos no merecen ninguna consi­ deración; espero que el Gobierno no éntre en convenio con aquella plaza, y que aguarde mi llegada. Me preparaba á escribir hoy á usted, muy largo, pero no es posible: el Coronel Austria dirá á usted el motivo. Dentro de dos horas emprendo mi marcha. En este momento recibo la desagradable noticia de la incur­ sión que han hecho los facciosos en Valencia. Me obliga esto á penerme á caballo ahora mismo v ia infantería i-Alt A L os AMALES DE VENEZUELA

■marcha por la costa, menos una columna de trescientos hombres que desembarcará en La Guaira. Pronto estaré allá porque pienso caminar día y no­ che. Haré á usted entonces todos los informes verbales que pueda apetecer; diré todo lo que pueda, escaparse al Coronel Austria. Soy de usted afectísimo amigo y servidor, José A. l'áez.

Respuesta del Presidente de la Repúblicai á 13 de noviembre de 1835. Exorno. señor General José Antonio Páez. Mi muy apreciado General y amigo: líe recibido la carta, de Y. E. fechada el 5 del co­ rriente, en Aragua. Me hago cargo por su lectura de los embarazos en que Y. E. seha visto con-el Ejército y de la imperiosa nece­ sidad en que ha estado de terminar la insurrección de Barcelona, de la manera que he visto, haciendo al Ge­ neral Monagas y sus cómplices concesiones tan favora­ bles. Al cabo la guerra por ahora lia sido terminada en aquella Provincia, y la tenemos limitada á Puerto Cabello y Maracaibo. Exento de prevenciones exagera­ das, hallo que se ha conseguido bastante aunque no todo lo que se deseaba y yo doy á Y. E. muy sinceras en­ horabuenas. Deseoso de obviar los desagradables electos de infor­ mes abultados y de interpretaciones siniestras, creo mi deber decirle con franqueza el estado de la opinión pú­ blica, sobre todo en esta capital. Acostumbrado Y. E. al entusiasmo característico de los habitantes de nues­ tro país y cuyos afectos gratos ó ingratos, justos ó in­ justos deben haberle hecho frecuentes y vivas impresio­ nes en el largo curso de su vida pública: nada, eu este punto me resta que advertirle. Habíase generaliza­ 2 1 8 DOCUMENTO» do, sin dada con mucha razón, el vivo deseo de evitar la repetición de tantos desastres, tamaños escándalos con que las revoluciones repetidas consternan y arruinan este desgraciado país: fijaban la mejor garantía' de segu­ ridad para lo futuro en el escarmiento de los revoltosos. Así es que castigo de ios principales caudillos era el grito unísono de los diferentes puntos de la República; no un castigo sanguinario, ni la expiación en patíbulos que todos ven con disgusto ; sino aquel que poniendo á los revolucionarios en la impotencia de continuar sus crímenes, sin ser severo para ellos, asegurase cu ade­ lante la paz pública, y tal era un extrañamiento fuera del país, á que se sugetasen. los principales conspira­ dores. Confieso que si bien considero el escarmiento de los facciosos muy justo y conveniente, en política no lo ten­ go como la única medida radical para evitar en adelan­ te la repetición de su crimen. Contribuye muclio á mo­ ralizar el país, este es un principio general y demasia­ do cierto para que necesite de pruebas ; mas resta saber: IV si Venezuela y su Gobierno están en la aptitud de ejercer en toda justicia este escarmiento solemne contra los perturbadores; y 2°' si el medio de seguridad más practicable y eficaz, según las circunstancias del país, no abraza muefias medidas que en su conjunto y tomadas con discreción y oportunidad son más practicables y me- ♦« nos expuestas á inconvenientes, al paso que más seguras. Bn cuanto á la V: cuestión es indispensable tener muy preseutes la historia del país y de su revolución, el bien escaso grado de espíritu público y de consagra­ ción á la causa común con la prestación de sus servi­ cios, de su dinero, de sus sacrificios; del entusiasmo de acción, no del estéril de sentimientos y deseos, y cuál sea la influencia, extensiva de éste en los venezolanos, Ja *> i posibilidad de hacer de una vez lo que conviene, y '3 i el país lo soportará.: estas son otras tantas considera PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 210 eiones que deben concurrir á resolver esta cuestión im­ portante. Para la resolución de la 2a es preciso tener presen­ te que la condición moral de nuestros habitantes, la imperfección de algunas leyes y muchos descuidos acerca de la seguridad del país contra las facciones son las principales causas en nuestros desastres, y que si estos defectos no se mejoran, el castigo sólo de los facciosos, además de no ser del todo posible, no produciría, aun­ que lo fuera, una preservación cierta. Nuestras ,,circunstancias son peculiares; nuestros ele­ mentos sociales también lo son ; y según aquéllas y éstos es que debemos obrar j no de un golpe sino gradual­ mente: no trabajando de una vez, sino con meditación y mucha perseverancia ; no proponiéndonos un optimis­ mo sino mejoras practicables una después de otra. La idea, el sentimiento favorito del escarmiento como medi­ da exclusiva afectan á la mayor parte de nuestros con­ ciudadanos. Así es que han visto con disgusto la per­ manencia de los Monagas, de Sotillo y Meleáu en Bar­ celona ó en Venezuela. El entusiasmo ha exaltado las cabezas y los corazones. A la verdad que los sufrimien­ tos pasados y presentes arrebatan á los hombres á este estado; y sin pararse en la consideración de si este mal tendrá ó no remedio, se dejan trasportar á senti­ mientos oxajerados, á estériles lamentos, á voces á una conducta del todo pueril. V. E. recibirá quizás informes de este estado de la opinión pública. Yo debo decírselo con anticipación para que con la prudencia que le caracteriza, con el interés profundo y muy reflexionado y las miras trascendenta­ les conque debe ver el bieu permanente del país, valo­ re este entusiasmo, lo atribuya, á sus legítimos motivos y forme de él una idea justa. Además los enemigos solapados del orden y del Go­ bierno creen estos inomentos los oportunos para redo­ blar sus esfuerzos: no pierda de vista esta reflexión. 220 »00 OMENTOS

Al Gobierno se le amenaza de perder todo apoyo, de quedar desamparado, si adopta el sistema de la im­ punidad. Mas el Gobierno debe contestar con circuns­ pección y prudencia; debe sufrir porque el grande objeto de la salvación del país exige todo sacrificio, ¿En qué países, aun menos libres, están exentos de imputaciones :y fuertes censuras los que gobiernan? Hagamos el bien que podamos y sigamos adelante. José Vargas.

.Número 3 (b)—e s c r it o d e l “ c o r r e o constitucional DE CARACAS,” Á 21 DE SETIEMBRE DE 1835, NÚMERO C, SOBRE EL DECRETO DEL PIRITAL, Y RENUNCIA DEL MINISTRO DE HACIENDA, SEÑOR SANTOS MICHELENA. Á CAUSA DE LA APROBACIÓN DE DICHO DECRETO, QUE REPRODUCE AQUEL PERIÓDICO EN SU NÚMERO 7.

Quedó también en consecuencia ocupada la Provincia de Barcelona por las armas constitucionales, retirándose á remotos montes el General Monagos, cuya total facción no alcanzaba ya á trescientos hombres, que iban igualmen­ te abandonándolo. Se sabe hoy que el mismo faccioso se ha sometido al Gobierno, con los pocos de su partido que le acompañaban últimamente; pero á virtud de un decreto de S. E. el General Páez, asegurándoles sus vi­ das, grados y bienes. Suspendemos nuestro juicio en este punto, hasta ver la resolución del Gobierno y las razones consideradas para el mencionado decreto, las cuales deberán ser de mucho peso: Primero, porque el General Monagas y sus compañeros lian conspirado con­ tra la Patria. Segundo, porque la conspiración del Gene­ ral ^ Monagas es una reincidencia, y las leyes de todo el mundo y la razón natural alejan mucho de los rein­ cidentes la indulgencia, por la prueba que dan de in­ PA li A DOSAÑALES DE VENEZUELA V‘)j

corregibles. Tercero, porque si Monagas no se hubiera puesto á la cabeza de la insurrección de Oriente, no hubieran tenido asilo los de la de (Jaranas, y habrían muerto, ídose ó eutregíidose. antes de tantos desastres como los que han acontecido 5 y la indicada insurrección Oriental1 no hubiera aparecido, ó habrían sido eficaces para sufocarla en su principio los esfuerzos de los Hur­ tados, los Figueras y otros. Cuarto, porque es en con­ secuencia responsable el General Monagas do las muertes, depredaciones y demás horrores que lian tenido lugar en el Oriente, y de los ejecutados en otros puntos por la facción de Caracas, en tuerza del aumento que logró por Curnaná y Barcelona. Quinto, porque el General Monagas estaba ya reducido á treinta hombres de comi­ tiva por los montes, siendo nuestro Ejército formidabilí­ simo, según comunicaciones del Cuartel general. Sexto, porque muchos barceloneses se han comprometido en la- defensa de las instituciones, atrayéndose así el odio de los Monagas; y no es justo dejarlos expuestos á las venganzas privadas de los que tendrán siempre toda la- rabia de quien no se sale con la suya. Séptimo, porque todos ios pueblos han clamado y claman por la aplicación de las leyes ahora, imra que sea segura la paz de los sobrevivientes, y no vuelva á alterarla el aliento que da. la impunidad. Octavo, en íin, porque está muy desa­ creditada esta especie de ajustes para terminar conspira­ ciones.

¡HPSe recomiendan por sí mismos, como se comentaráu por la opinión pública tan pronunciada, los siguientes documentos que lian venido á nuestras manos, y con los cuales consideramos hoy muy honradas nuestras colum­ nas. Omitiendo, pues, toda recomendación y todo co­ mento, nos limitamos á presentar sus consecuencias como novena razón adicional á la que expusimos en nuestro número anterior, con referencia al indulto de la facción de Barcelona. w—<»» DOCUMENTOS

Renuncia del Ministro. de Hacienda

Ai .Exorno, señor Presidente de Ja República. He votado en el Consejo de Gobierno y opinado en el de Ministros contra la concesión de grados militares ú los Jefes v Oficiales de Barcelona reincidentes en el delito de traición, después de haberla combatido con to­ das mis fuerzas, por considerarla de una gran trascen­ dencia moral y política. En tales circunstancias debo retirarme del Ministerio: mi conciencia me lo ordena y el patriotismo me lo aconseja, para que la Administra­ ción pueda ser homogénea. Sírvase Y. E. aceptar mi dimisión junto con el sen­ timiento de separarme de su lado en momentos tan crí­ ticos como los presentes, y los de la alta consideración, respeto y aprecio con que soy de Y. E. muy obediente servidor, Montos Midi cieña. Noviembre 19 (de 1835). No -admisión de ¡a renuncia del Ministro de Hacienda

Uc pública de Yenezuela.—Secretaría de Estado en el Despacho del Interior y Justicia.—Sección central.'— Caracas, á 21 de noviembre de 1835, año G? de la Ley y 25? de la independencia.—Número 589. Menor Secretario de Estado <-n el Despacho de Hacienda y Relaciones Exteriores, Mantos Michelena. Conforme al encargo de "Ç’S., que se sirvió hacerme en su nota del día 19, di cuenta á S. E. el Presidente de la que US. tuvo á bien acompañarme con este ob­ jeto ; y de su orden tengo la honra de comunicar á US. el resultado. El Presidente, que ha sido inny frecuentemente tes­ tigo del celo y actividad de US., durante las presentes críticas circunstancias del Estado, en la Administración PARA LO* ANALES DE VENEZUELA ¿>o<> do la Hacienda ï ’ública, con la, neceeidad de atender con los recursos preparados para tiempo de paz, a un gasto casi triplicado, por el estado de guerra, en que se halla el país: que conoce los afanes y tino con que ha dirigido las contratas, empréstitos y demás operaciones á que ha sido preciso ocurrir, para hacer frente á estos

considerables V,/ gastos: / X* v cuanto contribuye % á su buen éxito, el conocimiento habitual, no solamente de las ma­ terias de ese Despacho, sino además de los recursos del país, los obstáculos para obtenerlos, y los medios de su­ perar estos: que está al cabo de los trabajos que pre­ para US. para la reunión del Congreso, que tendrá lu­ gar dentro de dos meses; trabajos que se refieren á las importantes medidas, que los acontecimientos y la expe­ riencia en la Administración, aconsejan tomar á los Le­ gisladores para ocurrir á las grandes necesidades de Ve­ nezuela, y satisfacer los compromisos en que ha estado el Gobierno para salvar el país, sin desviarse del carril legal: que tiene la convicción de que el retiro de su señoría de la Secretaría que está á su cargo, pondría su desempeño en un conflicto trascendental, aumentando al mismo tiompo los embarazos del Gobierno, y por tanto los del pronto restablecimiento del orden en la Repú­ blica ; persuadido además, de que la diferencia de opi­ nión de Su Señoría en el Consejo de Gobierno en una. cuestión particular, no le pone fuera de armonía con los otros miembros; y que la delicadeza de su concien­ cia, tanto en los medios como en los resultados de una medida, queda satisfecha con salvar su voto en el libro de los acuerdos; tiene el Presidente, digo, la peua de verse obligado á no admitir por ahora la renuncia que Su Señoría hace del encargo del Despacho de Hacienda y Relaciones Exteriores, invocando su imtriotismo y la consideración que deben merecerle las desgracias públi­ cas, para que ceda en su instancia, y continúe prestan­ do á la Patria, servicios que el Gobierno cree importan­ tes y necesarios. . DOCUMENTOS

Me cabe la honra de decirlo á US., y de protes­ tarle la consideración y respeto con que soy su atento - servidor, J. ¡S. Hodr-újuez.

Insistencia del Mmisiro de Hacienda en la renuncia que ha hecho

Caracas, á 24 de noviembre de i.Sd5. A l señor ¡Secretario de Estado en el Despacito del Interior. En la comunicación que US. me ha hecho el honor de dirigirme • con fecha de hoy, me participa que S. E. el. Presidente, no ha tenido á bien admitir la renuncia que hice del Ministerio de Estado de que me hallo en­ cargado, por las razones que en ella se expresan5 las cuales paso á contestar, empezando por la que tiene re­ lación con el motivo de dicha renuncia. La aprobación de sus -grados militares á los Jetes y Oficiales de la facción de Barcelona-, no es 1111 negocio ordinario de Administración en que un miembro del Go­ bierno puede con salvar su voto en el Consejo satisfacer completamente su conciencia y continuar prestando sus servicios en el puesto en que se halla colocado: es, como lo he dicho en otra ocasión, de grande trascendencia- moral y política, es de aquellos en que el Ministro que disiente, debe retirarse no sólo para acreditar á toda la Nación que 110 lia tenido ninguna parte en. los males que produzcan, sino también porque no le es posible vo­ tar ú opinar cuando vuelvan

Admisión de la renuncia del Ministro de Hacienda

Eepública de Venezuela.—Secretaría de Estado en el Despacho del Interior y Justicia.—Caracas, á 20 de noviembre de 1835.—6? y 25°—Húmero 593. Al señor Santos Michelena. Tuve la honra de presentar á S. E. el Presidente, la comunicación de IXS. de antier, en que repite la re­ nuncia del Despacho de Hacienda y Delaciones Exterio­ res, é insta por la designación de la persona que haya de su cederle, extendiéndose en la exposición á las razo­ nes que le mueven á su pesar, á insistir en la renun­ cia, y sobre las cuales tuve el honor de decir á US., la opinión del Gobierno en mi oficio anterior. S. E., pues, no ha podido menos que admitir á US. la mencionada renuncia, y me ha dado orden de comu­ nicarlo á US. en contestación; expresándole el sentimien­ to verdadero con que le vó separarse de un puésto que tan cabal y honrosamente ha desempeñado, y en que se ha hecho digno de la gratitud del Gobierno y del pue­ blo Venezolano. El señor José Eusebio Gallegos es la persona nom. brada para suceder á U S.: he comunicado ya el nom­ bramiento, y espera S. E. que preste el juramento á la una de esta tarde, para que inmediatamente tome po­ sesión, como US. lo ha recomendado. Soy de US. atento servidor, J. S. Rodríguez. t*A. U’A LOS ANALES I) 15 VENEZUELA

'N ú m e r o 3 ( c )— e s u r it o d e “ e l t i e m p o ” d e canacas, Á 10 DE DICIEMBRE DE 1835. NÚMERO 7, EN QUE SE REPUTAN LAS RAZONES DEL u CORREO CONSTITUCIONAL DE CARACAS”, SOBRE EL INDULTO DEL PIRITAL.

xr.vamos, pues, ú decir algo sobre esta materia verdade­ ramente importante y nacional, y que, por tanto, merece considerarse con seriedad, franqueza y patriotismo. Pos­ teriormente- hemos visto la renuncia del señor Santos Miehelena y las razones en que se fundó para hacerla-;

$v t como ellas se aducen también contra el Decreto del Pirital, las tendremos presentes en nuestras rellexiones. Respetamos el sentimiento que las ha producido; pero las examinaremos á la luz de la justicia y de la razón que son las que deben decidir de la conveniencia y justificación de una medida de interés público tomada por el ilustre Jefe de nuestro Ejército y aprobada por el Gobierno. Los principios de justicia universal tomados en abs­ tracto afectan tanto la imaginación y seducen de tal modo el corazón de los hombres honrados, que no es extraño que produzcan lo que podríamos llamar exalta­ dos ; porque en su aplicación está el escollo. Ko es lo mismo discurrir ó estudiar en un gabinete sin conoci­ miento práctico del país, ni manejo de los elementos disponibles para hacer su felicidad, que encontrarse en el medio de los negocios, urgido de atenciones diversas que demandan medidas prontas y decisivas, y tener que conciliar intereses muy opuestos entre sí, y disposicio­ nes que deben partir de ana base segura para que no sean frustradas. Tal cosa parece en abstracto muy ajustada á la política y á la justicia, y ep la práctica no traerá sino funestas consecuencias. Xo pretendemos, sin embargo, valernos mucho de estas verdades generales; nos aproximaremos más á los hechos DOCUMENTOS y entra-romos en materia por lo que lia ocasionado la renuncia del señor Miclielena. Según su nota, él renunció su destino por haber sido de opinión diversa á la de sus colegas y Consejeros de Gobierno, con respecto á la aprobación de los grados mi­ litares concedidos por el Decreto de indulto del Pirital, que ocupaba la atención del Gobierno. Votó aquel Mi­ nistro por la no aprobación de los grados militares conce­ didos por dicho Decreto, queriendo que se dejase al Con­ greso su consideración; y sabemos que quería que se hiciese lo mismo con los grados concedidos i>or los de­ cretos de Valencia y Las Lajas. Prescindiendo de las poderosas razones de moral, honor nacional y pública conveniencia que existen para respetar las condiciones concedidas y aceptadas bajo el sagrado de la buena íé del Jete del Ejército, sólo anali­ zaremos la medida del indulto concedido á los facciosos de Barcelona por el Decreto del Pirital: primero, bajo el punto.de vista de extricta regularidad; segundo, con respecto á su uso recto, justificado por la conveniencia pública. Que el Jefe del Ejército ha obrado con plenitud de autorización acordada por el Consejo y concedida por el Ejecutivo, no es una cuestión, es una verdad demostra­ da. La Gaceta de. Venezuela del sábado 1° de agosto de­ este año, número 235, contiene el acuerdo del Consejo de 19 de julio, cuyo último párrafo y terminación son corno- sigue : u Euera del empleo de -la fuerza nacional, el único “ medio que el Gobierno puede usar respecto de dichos u individuos (los cómplices en la conspiración del 8 de “ julio) para traerlos al orden legal, y que queden so- “ metidos, como lo está la hTación, á sus propias leyes y ií autoridades, es el de un indulto para los comprome­ t i d o s ; y si él fuere considerado por el General en Jefe “ del Ejército constitucional como necesario, 8 . E. que. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 220

u da a u t o r iz a d o l i a r a ponerlo en práctica, cono LO h a u HECHO YA CON OTROS COMPROMETIDOS Y CON TAN FE- “ l íz é x it o , logrando por esta vía el restablecimiento u del orden constitucional, sin efusión de la preciosa san- “ gre venezolaua y sin aumento ni prolongación de las u desgracias que la insurrección Ota causado al país. “ Así lo acordó el Consejo, y que so comunicara al u Poder Ejecutivo. “ Se levantó la sesión. “ Francisco Avendaño.—Judas Tadco F'mango,—Ji'ran- u cisco Javier Yanes.—José 1). jDa-arte.—-Santos Mielielena. u —Antonio L, Guzmán. “ S. E. el Poder Ejecutivo, conformándose con la opi- u nión del Consejo, lo trascribió al Exemo. señor General u en Jefe del Ejército constitucional, en contestación y u como resolución del Gobierno en la materia- u Guzmán.” ¿ Habrá quién dude de la plena autorización que se dio al General en Jefe para conceder indulto en caso necesario '1 Si no lo lia estado, en dónde ó cómo se lia limitado esta autorización, que á primera vista pare­ ce tán plena para lo que lia lieebo en El Pirita! '1 Por­ que los límites de la autorización están claramente de­ terminados en el Decreto de indulto de 23 de julio en Valencia á que se refiere el Consejo, y cuyo artículo Io dice: Garantizo la -vida y propiedad de los Jefes y Ojieia- les de la Guarnición de esta ciudad, y los grados milita­ res que oh tenían constitucionalmente. Estas son las clau­ sulas y los límites de la autorización acordada por el Consejo de Gobierno y concedida por el Ejecutivo: y los términos de las concesiones hedías á los Monagas y á sus cómplices en la Provincia de Barcelona por el De­ creto de El Pirita!, no exceden do estos límites.

Está dilucidada la cuestión de derecho, y pasamos á otra no menos importante, á saber: si el General en 2 3 0 ' DOCUMENTOS

Jeíb u s í ) en el decreto de El Pirita! de la delicada fa­ cultad de indultar con la debida economía y por moti­ vos justificados de conveniencia pública.

Medítese que nuestro ejército, principalmente el de caballería, que era el que más debía obrar, marchó en­ tusiasmado con la idea de castigar en una batalla la arrogancia criminal de los Monagas, y que su resfria­ miento fué igual á su entusiasmo, cuando observó, que aquéllos, sólo diestros y valientes para salvarse huyendo y haciendo la guerra de guerrillas, se proponían como era muy fácil, dilatar la. campaña por un tiempo inde­ finido. Nuestro ejército, compuesto de una gran parte de padres de familia y de hombres consagrados á la agri­ cultura ó á la cría, veía con desesperación la prolonga­ ción de la guerra y consecuente separación de sus bo­ gares : nuestros caballos, por otra parte, no teniendo remuda debían inutilizarse, y la Nación debía consumir­ se en gastos si quería que la guerra se hiciese sin tocar la menor propiedad de los barceloneses. No era posible tampoco retirar el grueso del ejército y dejar sólo 400 ó 500 hombres en la persecución de los Monagas; por­ que lo que podría asegurar el éxito de ella, era el nú­ mero de los destinados á efectuarla; pues desde el momento que se redujese nuestro ejército á un número que pudiese equilibrarse por los Monagas,- las filas de éstos se au­ mentarían para lograr ver libre el territorio de una fuerza que lo hostilizaba.

Es muy sabido que no debe reducirse á un enemigo á la desesperación, sino en easos muy singulares; y en el que nos ocupa, era un enemigo que tenía un pertec­ to conocimiento do las localidades para los pastos y aguas, que conocía individualmente á todos los habitan­ tes y que tenía elementos que le harían no temer la persecución, cuando supiese que era nada' menos que la vida lo que debía defender. Si á todo esto se agrega PARA LOS ANALES LE VENEZUELA 231 que el General en Jefe conocía que acordando el indul­ to, por una parte, recibía las bendiciones sinceras de to­ dos los li abitan tes fieles y de todos los que, aunque en las filas de Mojí agas, no tenían el mismo interés que él en procurar salvarse ó pelear • y por otra, que todo lo que el Gobierno ganaba en amor de los buenos y pa­ cíficos ciudadanos por la terminación de los desastres de la guerra, se aumentaba al odio y desprecio con que ya miraban á los Monagas y á sus cómplices, logrando así no sólo someterlos 6 imposibilitarlos de hacer otra ten­ tativa de ^facción, sino realmente castigarlos, haciendo re­ caer sobre ellos una suma considerable de odio y des­ precio público, aun de los mismos que antes eran sus amigos y adictos; se vendrá en conocimiento de que no se decidió ligeramente á obrar como lo hizo.

Concluyamos, pues, que el General Páez terminando con un indulto la guerra de Oriente para volver á la defensa del Occidente, no sólo ha dado un paso que acredita su previsión 6 ilustrada política, sino que luí ahorrado á Venezuela males incalculables y preparádole una suma de bienes que ya está recogiendo, y que se­ rá cada vez más considerable en lo futuro.

H ú m e r o 4 — d e c r e t o d e l p r e s id e n t e d e l a r e p ú b l ic a , Á 10 DE NOVIEMBRE DE 1 8 3 5 , EN QUE INDULTA Á LOS RECLUTAS PRISIONEROS EN LA ACCIÓN DE GUAPA- RO.— ( TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,?? DE DICIEMBRE DEL MISMO AÑO, NÚMERO 255).

/ Acuerdo del Consejo de Gobierno del día. 9 de no­ viembre de 1835. Dada lectura poi­ el Secretario del Interior, al oficio que le pasó el de la Guerra, con fecha del T, acompa- ''232 DOCUMENTOS fiando la lista y discriminación de los prisioneros, he­ chos á los facciosos en la acción de Gnaparo, á inme­ diaciones de la ciudad de Valencia, y oído lo expuesto por el señor Secretario, que pide la opinión del Cuerpo, sobre si será justo y conveniente indultar á los reclutas comprendidos en la lista, como correspondientes al ba­ tallón Barcelona, entró el Consejo á meditar el punto 5 y considerando: que á aquellos individuos no se les debe confundir con los autores y perpetradores de los críme­ nes que hoy lamenta la República 5 y que como á hom­ bres tomados por la fuerza en sus vecindarios para en­ grosar las filas facciosas, no se les puede atribuir vo­ luntad en la conducta que se les ha obligado á seguir ■por una fuerza que 110 podían contrastar; y atendiendo á que la humanidad aconseja, de acuerdo con el interés público, que se disminuya, en cuanto sea posible, el nú­ mero de las víctimas déla revolución; y que este ejem­ plo de benignidad por parte del Gobierno, puede ser­ vir de estímulo á los demás individuos que han tenido la desgracia de ser tomados por los facciosos y enro­ lados en sus filas, á los cuales engañan y comprometen cada vez más, pintándoles su compromiso con la Nación y con ei Gobierno, que figuran inexorable con todos in­ distintamente, para empeñar á los engañados y aprehen­ didos, en la defensa de su desesperada causa, opina el Consejo: que puede considerarse justo, útil y convenien­ te, el indulto que conceda el Gobierno á los prisioneros reclutas, y para ello, acuerda al Poder Ejecutivo la fa­ cultad 4* del artículo 11S de la Constitución, en el con­ cepto de que el Gobierno puede destinarlos al servicio de las armas, en donde lo crea conveniente, á ración y sin sueldo, hasta que se haya restablecido el orden le­ gal en todo el territorio de la República. Andrés Narrarte.—José Bomingo JDuarte.—Francisco Ja­ vier Yanes.—Santos Michelena.—Francisco llernáiz.—J. S. Rodríguez. Es copia, Rodríguez. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 233

JOSE VARGAS

Presidente de la República de Venezuela, etc., etc., etc.

Considerando:

Primero. Que, según la discriminación hecha de los prisioneros tomados á los facciosos en la acción de Gua- paro, á inmediaciones de la ciudad de Valencia, el 29 de octubre último, resulta: que son reclutas hechos re­ cientemente por la fuerza, eu Barcelona y Píritn, los individuos que se mencionarán en el artículo 1." Segundo. Que no sería justo contundir á éstos con los autores y perpetradores de los trastornos que hoy lamenta y sufre la República. Tercero. Que debe considerarse útil y conveniente disminuir el número de las víctimas de la revolución, 4 en todo lo posible, y disipar el engaño con que procu­ ran los enemigos de la República mantener en sus lilas á los incautos y desgraciados, á quienes logran seducir ó aprehender, para que defiendan la causa jmrsonal y desesperada que en su obseeación han abrazado y quie­ ren sostener. Cuarto. Que el Gobierno desea ejercer la demencia, •en tanto que sea compatible con la existencia é inviolabi­ lidad de las instituciones \ para lo cual está suficientemen­ te autorizado por el Consejo en receso del Congreso, decreto: Art. 1 u Quedan indultados de las penas impuestas por la ley sobre juicio y penas de conspiradores, los reclutas prisioneros en la acción de Guaparo, Manuel Arriasa, Escolástico González, Mónieo Mota, Pedro Grafe, Andrés Caneche, Luis Barrios, José Antonio Barrios, Antonio’ Reyes, José García, Juan Romero, Andrés Ro­ dríguez, José Canache, José Yaguares, Benito Campos, •Isidro Macla, Felipe Jiménez, Domingo Guaypo, Ñor ver- 2 3 4 DOCUMENTOS to Mendoza, Antonio Ortiz y Celestino López, que ha­ bían sido alistados en el batallón, que llamaron de Bar­ celona. Art.( 2° En resguardo y iirovecho de la seguridad pública, permanecerán en depósito estos individuos, mien­ tras fueren destinados por el Gobierno al servicio mili­ tar, en que seguirán á ración y sin sueldo, basta que se baya restablecido el orden legal en toda la Repú­ blica, como lo acordó el Conscio de Gobierno. Art. 3\l El Secretario de Estado en los Despachos del Interior y Justicia queda encargo de la publicación y cumplimiento del presente decreto. Dado, ñrmado de mi mano, sellado con el sello de la República y refrendado por el Secretario de Estado en los Despachos del Interior y Justicia, en Caracas, 10 de noviembre de 1835—OV y 25° José Vargas. Refrendado, J. 8. Rodríguez.

Número 5—d e c r e t o d e l p r e s i d e n t e d e l a r e p ú b l ic a , Á 12 DE ENERO DE 1830, EN QUE INDULTA Á ALGUNOS INDIVIDUOS CAPTURADOS EN LA ACCIÓN DE PASO REAL (TOMADO DR LA “ CACETA DE VENEZUELA,Á 27 DE FEBRERO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 200.)

tiesión del Consejo de Gobierno del 11 de enero de 1830

Primero. El Secretario del Interior dió cuenta poi orden de S. E. el Poder Ejecutivo, del oíicio que diri­ gió á su Despacho el de la Guerra-, con fecha 4 do! PARA LOS ANALES DB VENEZUELA

corriente, acompañando una lista de los 18 individuos que se tomaron á los sublevados en clase de prisioneros en la acción de Paso-Real, que tuvo lugar el 25 de diciembre último. Leyóse también otra comunicación, ad­ junta á aquélla, en copia, y remitida por el señor Coman­ dante de armas de la Provincia, en la cual se hace una circunstanciada clasificación de aquéllos, por lo que res­ pecta á los cuerpos en que lian servido: y, oída la ex­ posición del Secretario, reducida á pedir la opinión del Consejo sobre la conveniencia de indultarlos, se tuvo en consideración, en orden á Miguel Machado y á Bernardo Crespo: que siendo soldados del batallón Anzoátegui, y de los que concurrieron armados á la revolución del 8 de julio en esta capital, deben correr la suerte que los que, del mismo cuerpo, fueron aprehendidos en la acción de G-uaparo, según lo determinó el Gobierno: que Pe­ dro Toro y José Ortiz lian sido puestos a disposición del señor Gobernador de la Provincia, por pertenecer al presidio, de donde fueron extraídos; y que con los ca­ torce restantes puede tomarse una medida, que, al paso que sea demostrativa de la clemencia del Gobierno, .se concibe con la seguridad futura del país. Ademas de la razón general de conveniencia pública, de disminuir, has­ ta donde sea posible, el número de las víctimas de la revolución, concurre la de que este rasgo de benigni­ dad puede estimular á otros de los que tienen la des­ gracia de permanecer todavía fascinados bajo la autori­ dad do los facciosos, á abandonar sus filas j y la de que, siendo reclutas la mayor parte de estos últimos individuos, se hace lugar la. reflexión de que no lia obrado en ellos una voluntad decidida de causar mal, sino que, al con­ trario, es la fuerza la que ha estimulado sus procedi­ mientos. Por todas estas con sidera ciou es, opina el Oon- sejo: que puede considerarse útil y conveniente el in­ dulto que conceda el Gobierno á los catorce prisioneros de que queda hecha mención; y le acuerda, en conse­ cuencia, la facultad 4a del artículo 11.8 de la Constitu 2 3 0 DOCUMENTOS ción, á- reserva de tomar las medidas que se crean con venientes, en obsequio de la seguridad pública. Andrés Narrarte*—José María Garreño.—José Dominin Ruarte.—Francisco Ar endaño.—F. Hernáiz.—J. F, Gallegos. —J. 8. Rodríguez.

JESÉ VARGAS,

Presidente de la■ República de Venezuela, etc., etc., etc.

Considerando:

I o Que según la discriminación Lecha de los diez y ocho individuos tomados á los facciosos en la acción de Paso-Real, el 25 de diciembre último, resulta: que dos de ellos, á que se contrae el artículo 1 °, son solda­ dos del batallón Anzoátegui y concurrieron armados á la revolución del día 8 de julio último; otros dos, á que se refiere el artículo 2o, corresponden al presidio, de donde fueron sacados; y los catorce restantes, de que habla el 3?, reclutas la mayor parte unos, y otros, soldados, contra los cuales no aparece ningún crimen especial, fue­ ra de la obediencia irregular que prestaron á los fac­ ciosos y en que pudo tener parte la fuerza. 2o Que no sería justo confundir á éstos con los auto­ res y perpetradores de los males que hoy lamenta 1¡> República. 3o Que es útil y conveniente disminuir el número de las víctimas de la revolución, y disipar el cu gaño con que procuran los enemigos de Venezuela, mantener en sus filas ú los incautos y desgraciados, ú quienes lograron seducir ó aprehender, para que defiendan 1» causa personal y desesperada, que, en su obsecación, han abrazado y quieren sostener. Que ejerciendo el Gobierno su clemencia parí1 cou éstos, puede estimular esta generosidad ó. los otros . l’ARA LOS ANALES DE VENEZUELA desgraciados que permanecen todavía bajo la autoriza­ ción de los facciosos, á abandonar sus filas. o" Que me bailo autorizado suficientemente para expedir el presente indulto, decreto: Art. I o Los individuos del batallón Anzoátegui, Mi­ guel Machado y Bernardo Crespo, serán puestos á dis­ posición de la autoridad judicial por el Gobierno de la Provincia. Art. 2? Perteneciendo al presidio Pedro Toro y José Ortiz, de donde fueron sacados por los facciosos, deben permanecer en él, basta que cumplan el tiempo de sus •condenas. Art. 3° Quedan indultados del juicio y pena que 'previene la ley contra conspiradores, los siguientes: Fran­ cisco Botano, Atan asió Sosa,. Adrián Pardevela, Ataua- sio Snárez, José de Jesús Lameda, José María Henifi­ que, Francisco José Carvajal, Manuel Peraza, Pascual Araguache, José G. Bastardo, Justo Farfán, José lla­ mos, Luis Delgado y Marcelino Aguinar. Art. Io En resguardo de la seguridad pública, que­ dan las personas comprendidas en el artículo anterior, bajo la prohibición de restituirse á las Provincias del domicilio en que se encontraban, cuando se incorpora­ ron á los facciosos. Art. o? . El Gobernador de esta Provincia les libra­ rá, en consecuencia, los pasaportes correspondientes para cualquiera otra, que no sea la de su anterior vecinda­ rio, de conformidad con el artículo precedente, avisán­ dolo á los Jefes políticos de los cantones que elijan para residir, y observando las mismas formalidades que se ban establecido, para expedirlas á los que se pasen del enemigo. Art. G? Sin previa orden, comunicada por el Des- pocho respectivo, no podrán volver los indultados á los lugares de su antiguo domicilio, las que librará el Go­ bierno cuando hayan desaparecido las presentes circuns- 2 3 8 DOCUMENTOS

tandas, y se desvanezcan los motivos de sospecha, á que se lian hecho acreedores, observando una conducta que jnstiuque la esperanza que tiene el Gobierno de su arre­ pentimiento. Art. 7o Por el hecho mismo de infringir los indul­ tados cualquiera de las disposiciones sancionadas en el presente Decreto, se entiende que renuncian á la gra­ cia, y quedarán sujetos, por consecuencia, al juicio y pena de que se les indulta por el artículo 3° Art. 8? El Secretario de Estado en los Despachos del Interior y Justicia, queda encargado de la ejecución del presente Decreto. Dado, firmado de mi mano, sellado con el sello del Poder Ejecutivo, y refrendado por el Secretario de Esta­ do en los Despachos del Interior y Justicia, en Cara­ cas, á 12 de enero de 183G.—Año 7o de la Ley y 2í>n de la Independencia. José. Vareas. Kefrendado, J. 8. Rodríguez. Es copia, Rodríguez.

Publicación de la Gaveta de Venezuela, a ñ do marzo de 183 G.—bTú m oro 207.

Advertencia oficial sobre lus indultados en la acción de Raso-Real

Del asiento que se lia hecho en el registro respec­ tivo de la Secretaría del Interior, de las personas qne fueron tomadas en la acción de Paso-Eeal ó indultadas por decreto del Poder Ejecutivo, resulta : que hubo alga- na equivocación en la. nómina, de dichos individuos dirigida á este Despacho, y que sirvió de norte al Go­ bierno para librar el expresado decreto do indulto. Para PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 239 lo que pueda ocurrir se hace esta advertencia, ponien­ do en seguida las diferencias, que se notan entre el registro y la nómina. Según la nómina: Atanasio Suárez. •Justo Farían. Adrián Pardevela. Marcelino Aguinar. Francisco José Oarbajal. Francisco Botano. Según el registro: Francisco Suárez. Justo Guargnáu. Adrián Pardevel. Marcelino Aguilar. Francisco Javier Oarbajal. Jacinto Botano.

liu m e r o 6 — decreto d e l p r e sid e n t e de la r e p ú b l ic a , Á 28 DE ENERO d e 1830, EN que in d u l t a á los p a ­ sa d o s DE PUERTO CABELLO.— (TOMADO DE LA “ GA­ CETA DE VENEZUELA,” Á 20 DE FEBRERO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 205).

Sesión número G99 del Consejo d e. Gobierno. Miércoles, á 27 de enero de 1836.—7? y 26" Primero. Reunidos el Excmo. señor Vicepresidente do la República, los señores Carreño, Duarte, Vanes y los Secretarios del Despacho, se abrió la sesión.

Séptimo, Finalmente puso en consideración del Con­ sejo el Secretario del Interior, que, según comunicacio­ nes dirigidas al Despacho de su cargo, por el de la Guerra, trascribiendo otras del Jete de listado Mayor 240 DOCUMENTOS del Ejército constitucional, se han presentado en éste varios individuos que formaban parte de la facción que se ha refujiado dentro de las murallas de Puerto Cabe­ llo ; que unos lo han verificado después de haberse re­ cibido allí el decreto que expidió S. E. el Jefe del Ejér­ cito, concediendo á los comprometidos garantías de vida y propiedades ; que otros lo habían hecho antes, al paso que es probable que tomen algunos más el mismo par­ tido 5 y que el Ejecutivo desea que el Consejo le ma­ nifieste su opinión en cuanto al concepto en que deba tener á los segundos. Discutido suficientemente el asun­ to, y teniéndose en consideración que los presentados con posterioridad al decreto mencionado, han adquirido ya un derecho á la gracia ofrecida con suficiente auto­ rización; y con respecto á los otros, que la medida ele indultarlos, después que han abandonado las filas de la facción, sin otro goce que el de la vida, con excepción de sus grados militares y de cualquiera otro, es la que se halla indicada por una sana política, y concuerda per­ fectamente con la que ha adoptado el Gobierno con el objeto de ver el término de los desastres de la revolu­ ción qne aun se lamenta; y considerando asimismo, que puede usarse de este género de clemencia, sin exponer la seguridad publica, haciéndose uso de la condición bajo la cual se han dado los demás indultos ; acordó el Consejo autorizar al Ejecutivo para usar la facultad 4a de las qne tiene el artículo 3.18 de la Constitución, para qne indul­ te á los individuos • que se presentaron en nuestras filas, con anterioridad á la oferta que, á nombre del Gobier­ no, les hizo el Jefe del Ejército, bajo la reserva de que se ha hecho uso en casos semejantes, á saber: de que el Ejecutivo pueda separarlos temporalmente de sus do­ micilios y destinarlos á otros puntos, dentro ó fuera del país, siempre, que así lo exija la tranquilidad pública. Andrés Narrarte.—J. María Carre fio.—José Domingo D uarte.—F¡ 'an c isco Ja vier Yancs.—Franc isco HernmzJosé

B. Gallegos.— J. id. Rodríguez. CARA LO* ANALES DE VENEZÜEÏi. A 2-ü.

Decreto del Presidente de la República

JOSÉ VARGAS,

* Presidente de la República de Venezuela, efe., etc., etc.

Considerando:

Primero. Que antes de recibirse* en Puerto Cabello el de- ereto délo de enero último, expedido por S. ÏÏ. el General en Jefe<# i del Ejército constitucional, ' ofreciendo la vida á la guarnición de dicha plaza, y demás personas comprome­ tidas en la revolución del 8 de julio, se habían pasa­ do á la línea algunos de ellos, con liados en obtener di­ chas garantías, como la han obtenido ios que se han pasado después, en consecuencia de dicho decreto; Segundo. Que debe considerarse útil y conveniente disminuir el número de las víctimas de la revolución en todo lo posible, y disipar el engaño con que procuran los enemigos de la República, mantener en sus lilas á los incautos y desgraciados, á quienes logran seducir ó aprehender, para que defiendan la causa personal y de­ sesperada, que, en su obsecación, han abrazado y quie­ ren sostener 5 y Tercero. Que el Gobierno desea ejercer la clemen­ cia, en tanto que sea compatible con la existencia c inviolabilidad de las instituciones, para lo cual está su­ ficientemente autorizado por el Consejo, en receso del Congreso, decreto: Art. 1? Quedan indultados de las penas impuestas por la ley, sobre juicio y penas de conspiradores, todos los individuos que se pasaron de Puerto Cabello á la línea, antes de haberse recibido allí el decreto de 8 . E. el General en Jete del Ejército constitucional, ya citado. Art. 2'.’ Conforme á la autorización del Congreso.O w me reservo i a facultad de separar temporalmente de sus domicilios, y destinar íi otros puntos, dentro ó íbera dei T. n— DOCUMENTOS

país, á aquél ó aquéllos do los indultados que crea pe­ ligrosos á la tranquilidad pública. . Art. 3" El Secretario de Estado en los Despachos del Interior y Justicia, queda encargado de la publica­ ción y cumplimiento del presente decreto. Dado, firmado de mi mano, sellado con el sello de la Be-pública, y refrendado por el Secretario de Estado en los Despachos del interior y Justicia, en Caracas, á 28 de enero de 1880, 7° y 2Gn José Vargas. J. S. Rodríguez^ Es copia, Rodríguez.

•s Húmero 7— antecedentes y decreto d e l p r e sid e n t e DE LA REPÚBLICA, Á 28 DE FEBRERO DE 1836, EN QUE INDULTA Á LOS OFICIALES Y TROPA DE LA GOLETA “ MESELLE — (TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUE­ LA,” Á 12 DE MARZO DEL MISMO AÑO, NÚMERO 208).

Autorización deJ Congreso

El Senado y Cámara de Empresentantes de la Be- pública-, reunidos en Congreso: Visto el Mensaje del Poder Ejecutivo, dirigido al Congreso con lecha 24 de los corrientes, y los do­ cumentos que lo acompañan, de que aparece: que arribó á la isla de San Thomas la goleta Meselle, procedente de Puerto Cabello, cargada con varios efectos de guerra, -de propiedad nacional, extraídos furtivamente por los facciosos que ocupan aquella plaza: que el Gobierno de Venezuela reclamó oportunamente á los Gobernadores de Las Antillas dichas propiedades, eu caso de refugiarse los facciosos en sus puertos: que la autoridad pública • > I ♦> PARA .LOS ANALES DE VENEZUELA l\l»>

de San Tilomas,/ acreditando los más nobles sentimientos de amistad Inicia la Kepública, lia dado una. prueba inequívoca del respeto y consideración que le merecen los dereclios y deberes recíprocos de las naciones, proce­ diendo á detener el buque, depositar el cargamento y .arrestar á los delincuentes: que en consecuencia -Juan •Clark y José O. Swaim. han manifestado el arrepenti­ miento de sus delitos y pedido humildemente perdón á. * •su nombre y al de la tripulación y guarnición de i a. expresa­ d a goleta, que mandaban : que el Excmo. señor Goberna­ dor general de las Islas Danesas, condado en la con­ ducta clemente que ha observado el Gobierno de Vene­ zuela, respecto de los conspiradores del 8 do, julio, man­ dó que se pasase la goleta. Meselle con su cargamento, tripulación y guarnición al puerto de La Guaira, custo­ diada por el -bergantín de guerra, de S. M. el liey de Dinamarca, para ponerlo todo bajo la inspección y au­ toridad de la Kepública de Venezuela: visto también el posterior mensaje del Poder Ejecutivo, acerca de los prisioneros en la acción de Guapa.ro; y considerando: Que aunque los delitos de conspiración y hurto de cosa pública, en que- han incurrido los oficiales, tripu­ lación y guarnición de aquel buque, les haceu acreedo­ res (i toda la severidad de la ley, sin embargo, las cir­ cunstancias de su aprehensión y los sentimientos de humanidad que siempre animan al Congreso, le inclinan •cu la ocasión á ejercer la. clemencia, hasta donde sea compatible con la seguridad pública, resuelven: Art. 1° Se autoriza al Poder Ejecutivo para usar de la facultad 4U del artículo 118 de la Constitución, con respecto á los Oficiales, tripulación y tropa de la goleta 3¡eselíc, en los términos eu que saludablemente la lia ejercido después del 8 de julio, por acuerdo del Consejo de Gobierno; declarando en el presente caso, el perdi- .miento de los grados, empleos, goces y pensiones que ■habían obtenido del Gobierno de Venezuela; y expulsan­ do del país á los Oficiales y al sargento, temporal ó perpe- tuamente, según lo crea más conveniente á la segu­ ridad pública, bajo la precisa condición de que si vuel­ ven al territorio de la Bcpública, sin permiso del Go­ bierno, irerderán la gracia y quedará]! sujetos á todo el rigor de las le s. Art. 2o Se autoriza igualmente al Poder Ejecutivo para usar de la propia facultad 4a con los prisioneros de la acción de Gnaparo, podiendo ejercerla con respec­ to á los Oficiales y sargentos en los mismos términos que expresa el artículo anterior, si lo tuviese por con­ veniente Art. 3'.’ Los Oficiales y sargentos prisioneros en Gua­ paro, á quienes no tenga á bien expulsar, lo mismo que la tropa prisionera en la dicha acción, y la tripulación y guarnición de la Meselle, podrán ser confinados á ios lugares que tenga á bien el Poder Ejecutivo, dentro la misma República, si así lo exigiere la seguridad de! Estado; siempre, bajo la condición do perder la gracia, y quedar sujetos á todo el rigor de las leyes, caso de quebrantar la. confinación. .Dado en Caracas, á 27 de febrero de 183(4 7" de la Ley y 20° de la Independencia. El Presidente del Senado, Angel Quintero. El Presidente de la Cámara do Representantes, Juan Manuel Manrique. El Secretario del Senado, Rafael Ace redo. El Secretario de la Cámara de Representantes, R. (}. Rodríguez. Sala del Despacho.—Caracas, á 27 de febrero de !83ü 7° de la Ley y 2G'.’ de la Independencia. CÚ IR Por S. E. el Presidente de la República: el Secreta- .io de Estado en los Despachos del interior y Justicia, J. S. Rodé (auca.

Decreto del Presidente de ¡a República

*TOSI’j VA RUA y?

Presidente de la República de Vene-zuda, etc., de., de.

En cumplimiento de la resolución expedida por el Congreso en 27 de febrero último, acordando al Poder Ejecutivo el ejercicio de la facultad V del artículo 118 de la Constitución, respecto de Juan Ciarle, José C. Swaim y demás individuos de la guarnición y tripulación de la goleta liles elle; y también respecto de los prisione­ ros de los batallones Anzodícgui y Jnnín, hechos en la. acción de Guaparo, con las restricciones y condiciones que ella expresa, decreto: Art. 1" Quedan indultados de las penas (pie señala la ley sobre conspiradores Juan Clark, José C. Swaim y los demás oliciales, clases é individuos de la Guarni­ ción y tripulación de la goleta Mcselle. Han perdido los grados, empleos, goces y pensiones do (pie gozaban. Se­ rán expulsados del país ios Oficiales y sargentos,- y per­ manecerán fuera de él, basta que por su conducía me­ rezcan que el Gobierno les conceda el regreso. Los ca­ bos. soldados y demás individuos, serán expulsados anos, y confinados otros á. los puntos que el Gobierno estime conveniente, y permanecerán en ellos basta (pie por su buen comportamiento se hagan acreedores' á que se les alce la expulsión ó confinación. Cualquiera do los Ofi­ ciales y demás personas citadas en este artículo, (pie quebrante la expulsión ó confinación, perderá la présen­ lo gracia, y quedará sujeto ai jolino y penas que por ■a- lev debe, sufrir el conspirador. DOCUMENTOS

Art. if' Todos los prisioneros en la noción de Gua puro, no indultados liasta hoy por el Gobierno, quedan idultados por el presente decreto de las penas que de­ bían imponérseles, conforme á la ley en su calidad de conspiradores. Los Oticiales serán expulsados del terri­ torio de la Kepública, hasta que en merecimiento do su proceder futuro, alce el Gobierno la expulsión; y los de más individuos serán coutinados á los puntos que desig­ ne el Poder .Ejecutivo en las Provincias del Pistado; y permanecerán en ellos, mientras que no obtengan per­ miso expreso del Gobierne, merecido por su buena con ducta. Todas las personas á quienes se red ere el pre sente artículo han' perdido los cumíeos, grados, goces y pensiones que disfrutaban antes de ahora: y cualquiera que quebrante la expulsión ó coníinamieuto, perderá el indulto y será juzgado por conspirador. Art. o" Por el Ministerio del interior se librarán las órdenes necesarias para que todos los individuos á quienes comprenda la presente disposición, marchen á, los destinos que se les señalen ; y oportunamente se publi­ cará un cuadro que encierre los nombres, circunstancias y expulsión ó conñnaeión de cada uno de los que ha­ yan recibido este indulto. 9 é Art. El Secretarlo de Estado en los Despachos del Interior y Justicia queda- encargado de comunicar este Decreto y velar sobre su cumplimiento. Dado, limado do mi mano, sellado con el sello de la Kepública y refrendado por el Secretario de Estado en los Despachos del interior y Justicia, en Caracas, á- 28 de febrero de 1830.—7.? y 2«° José 1 'artjas. Refrendado. Jos ó 8. li o (h ógi i cí Es copia-, R odríguez. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

Número S—antecedentes d e la r e s o l u c ió n d e l c o n ­ g r e s o , Á i'.’ DE MARZO DE 188(5, (¿UE SE INCLUYE EN EL NÚMERO 8 (A) SIGUIENTE.— (TOMADOS DE í! El, CON­ CISO 77 DEL DÍA 1° DEL MISMO MES, NÚMERO 81).

Tercera sesión del sexto Contjreno constitucional

. Febrero 2ü de Í880.

Tuvo lugar y (lió principio á las doce y media del día, en el Salón de las sesiones de la Honorable (Jamara de Representantes. Un numeroso concurso se notaba, tanto en la barra como en todo el edificio del Congreso. El Presidente abrió la. sesión ordenando la lectura del acta de la anterior. Así lo ejecutó el señor Secre­ tario (Rodríguez, y quedó publicada de hecho la sesión secreta de dicho día, reducida ¡í la. deliberación que debía tomar el Congreso con respecto á varias comunica­ ciones habidas entre el General en Jete del Ejército constitucional que sitia la plaza de Puerto Cabello y el Jefe de los facciosos refugiados en dicha plaza, tras­ mitido todo al conocimiento de la Representación Na­ cional por S. E. el Presidente de la República; y el nombramiento de una comisión especial para, que en se­ sión pública del Congreso, señalada para este día, in­ formase sobre todos los documentos remitidos por el Po­ der Ejecutivo : concluida la lectura,, del acta íué aprobada. En seguida el señor Secretario Acevedo, dió lectura a. los votos protestados ,en la sesión pública del día 27 por los señores Pérez (José Antonio), García y Oalcafio; y se mandaron registrar y archivar por la Presidencia,

advirtiendo antes

r el CongresoV1 en el año de í/A iiÁ A SA L E S 1>K

* Ejecutivo las facultades extraordinarias que en toncos le fueron acordadas. Siguió luego la cuestión indicada- por el señor Pre­ sidente con respecto al voto presentado por el señor Pé­ rez (José Antonio): y el señor Espinal, manifestando que sólo una mala inteligencia había podido dar lugar á que se hubiese cometido el abuso de admitir los votos de ios señores Diputados que no habían tomado la pa­ labra-, cuando el reglamento sólo concedía, este derecho á aquéllos cuyas opiniones habían sido contrarias, y si así lo hubiesen manifestado al tiempo de la votación. Apeló de la decisión de'la Presidencia al juicio del Con­ greso, y este ia ratificó por 23 votos coutra 21, después de algunas pequeñas contestaciones que tuvieron lugar- entre el señor Aranda- y la Presidencia por haber ma­ nifestado aquél algunos inconvenientes para emitir su- voto en la apelación. % En seguida la Comisión nombrada en la sesión se­ creta del 27 para informar sobre los documentos remiti­ dos por el Poder Ejecutivo, relativos á los facciosos en­ cerrados en Puerto Cabello, presentó su dictamen en los términos siguientes. Informe de la referida Comisión Señor: En dos 'sesiones tenidas en un mismo día se lia ocupado seriamente el Congreso de la considera­ ción del Mensaje del Presidente de ia Eepublica- de 27 del corriente, con. que acompaña- un oficio original del Excmo. señor General en Jefe del Ejército Constitucio­ nal, y dos copias adjuntas, de las cuales, una es la del oficio dirigido por éste al Jefe que manda la desgracia­ da plaza de Puerto Cabello, y la otra la de su contes­ tación: pero la gravedad del asunto ha inducido ¡í esta Augusta Asamblea á no resolver cosa alguna, sobre el particular sin oír antes el informe y opinión de una co­ misión especial de- su seno, que fue nombrada al inten­ to en la sesión de antenoche. Ella se ha- mm sagra do 2 5 O DOCUMENTO»

seria y(/ ' exclusivamente á examinar t/ v discutir en calma el negocio, y presenta hoy el resultado de sus medita­ ciones, que si no llenare completamente los deseos de la Representación Nacional, merecerá lo á menos su indul­ gencia. El Congreso ha oído leer los documentos que con­ tienen la historia de todos los pasos dados por el Go- bierno y por el General en Jefe, para, traer á una ra­ cional y honorífica transacción á los disidentes encerra­ dos dentro de los muros de Puerto Cabello, y ha que­ dado en la triste convicción de que la obstinación, lia llegado allí á su colmo. “ So ha desoído la voz de ha razón, dice el General en Jefe; se lian despreciado los ofrecimientos del Gobierno, y á todo se contesta con el grito de alarma. Comunicaciones oüciales, cartas parti­ culares, persuasiones verbales, y cuántos medios son ima­ ginables, se lian puesto en ejercicio para restablecer el orden con ahorro de sangre y desastres...... En tan doloroso conflicto para un Gobierno pater­ nal y benéfico, y observando el Poder Ejecutivo que desdecía de la dignidad nacional admitir á los de Puer­ to Cabello en cualquier tiempo que quisiesen entregarse, consumando con la prolongación de la guerra los inmen­ sos males que ha ocasionado al país ; dispuso que el Ge­ neral en Jefe les señalase un término perentorio dentro del cual debían someterse al Gobierno, sin más garantía que la de la vida. Despreciaron con impudencia, por última, vez la benignidad del Gobierno, y ellos mismos, según la expresión del Ministro del Interior, lian rubri­ cado su sentencia. Desde que adoptaron la inicua resolución de permane­ cer rebeldes detrás de las murallas que son el escudo de sus crímenes, no han obtenido la menor ventaja en sus tentativas. Una desgracia se ha sucedido á otra, así como á un crimen añaden otro crimen. Ahora mismo acaban de perder la última áncora, de sus esperanzas en i*AliA LOS ANALES DE VENEZUELA

la goleta Me,selle, que, cargada de artículos de guerra pertenecientes á la Nación, mandaron á San Thomas en busca de víveres para prolongar su criminal obstina­ ción ; y el Gobierno creyendo que esta infausta é ines­ perada nueva pudiese domeñar su orgullo ó inclinarlos á implorar su clemencia, previno al General en Jefe que. !a hiciese llegar lo más prouto posible al conocimiento de los sitiados, cuya orden íué al momento cumplida. Pero se engañó el Gobierno, en sus esperanzas, porque el. Jefe de. los facciosos contestó anunciando únicamen­ te que hacía días estaba en cuenta del suceso que se le participaba, dando de este modo una prueba de ia ninguna impresión que le había causado. De tan des­ deñosa como árida respuesta no infiere la comisión que baya ninguna disposición en el Jefe de los facciosos que profanan el territorio de Puerto Cabello, á deponer las armas y someterse al Gobierno legítimo, ni que cedien­ do aquella guarnición ahora algún tanto de su- obstina­ ción, aparezca más dispuesta á reconocer la clemencia nacional, como opina el Jefe de Estado; y cree al mismo tiempo que no es decoroso al Gobierno volver á brindar la paz á quien está en la fuerte necesidad de pedirla, mucho menos después de no haber querido aprovecharse del ultimátum que se les fijó como término perentorio para merecer su indulgencia y la de la Nación entera, que mira con indignación su obstinada terquedad. Por todas estas consideraciones, la Comisión cree que es un deber de la Representación Nacional contestar al Ifecsidente de la República: que para obtener el someti­ miento al Gobierno de los que se hallan sitiados dentro de la plaza de Puerto Cabello, emplee, si es preciso, tono el poder de la Nación, sin desoír cualquiera propo­ sición que los facciosos hagan sobre el perdón de sus vidas, la cual será sometida á la consideración del Con­ greso para su resolución. 2 .1 2 DOCUMENTOS

Este es el parecer de la Comisión, que sujeta á la sabiduría de la Representación Nacional. Caracas, á 2í) de febrero de 1830.—7o y 20:> José F. de (Inda.—Félix . M. Alfonso.—Miguel de la Parra.—J. de D. .Ponte,—Juan de Pión Ruis. El señor Aranda, después de haber manifestado su conformidad con el dictamen, hizo presente que 61 nece­ sitaba algo más, porque el Presidente de la República no podría empeña-r todo el Poder de la Nación sin que el Congreso le concediese las facultades del artículo 118, de la Constitución, que pueden dársele en este caso. Proyecto de Resolución presentado Entonces el señor Herrera, apoyado por varios seño­ res, presentó un proyecto de resolución, autorizando al Poder Ejecutivo para que, p>or cuantos medios estén á su alcance, lleve á efecto el sometimiento de la plaza de Puerto Cabello, llamando al servicio la milicia nacio­ nal que se crea necesaria, y contrayendo empréstitos por las sumas que se calculen suficientes para los gastos que se impendan, pudiendo pagar hasta el diez por ciento mensual.—El señor Herrera al presentar bu proyecto pro­ nunció un discurso contraído á probar la necesidad de que el Gobierno obrase con toda la energía debida, en la rendición de la plaza de Puerto Cabello, no convi­ niendo su señoría en que se les ofreciese nada, á unos hombres que nada piden y contestan con impudencia las diferentes comunicaciones que les ha dirigido el Be­ nemérito Jefe del Ejército constitucional, y que si el Congreso diese un paso que tendiese á indultar á aque­ llos malvados, todos los venezolanos se considerarían de­ gradados y abatidos con esta resolución; y que era necesario que la Nación, que existe hoy en actitud de hacerse respetar, haga conocer su autoridad haoieudo cuántos sacrificios sean necesarios para obtener la ren­ dición do aquellos criminales. El señor Espinal pronunció después un discurso opo­ niéndose tanto al dictamen de la Comisión como al pro- PARA LOtí ANALES ÜE VENEZUELA yecto presentado por el señor Herrera, y todo su «Vis- curso lo resumió luego en las siguientes proposicio­ nes, que sometió á la deliberación del Congreso. Proposiciones del señor V. Espinal Primero.—-El Poder Ejecutivo queda- autorizado pitra­ que en uso de la facultad -i" del artículo 118 de la Constitución, pueda hacer intimar á los rebeldes que se hallan refugiados en Puerto Cabello, la rendición de la plaza, concediéndoles el indulto de la vida. Segunda.—Todos los Jefes y Oficiales rendidos en este caso, quedarán sujetos á la destitución de sus gra­ dos militares, ó á su expulsión, perpetua ó temporal­ mente, del territorio de la República. Tercera.—Los individuos de tropa podrán, á juicio del Poder Ejecutivo, ser continados dentro del territorio de la República. Cuarta. Si en el concepto de-1 Gobierno, algunos de los individuos de quienes aquí se habla, fueren acree­ dores á mayor grado de clemencia, por la conducta que observen en la rendición de la misma plaza, ó por motivos ü-nteriores, podrá proponerlo á la deliberación del Congreso. Posteriormente el señor Briceño propuso, y sometió :¡ la deliberación del Congreso, los siguientes artículos: Artículos del señor P, Briceño Arfe. 1° Se autoriza al Poder Ejecutivo para- que use de la atribución cuarta del artículo 118 de la Cons­ titución, respecto de los conspiradores que se hallan en Puerto Cabello, debiendo ejercerla sólo para-’ conceder la vida á los que se pasen á las filas del Gobierno, á los que indan pasaporte para ultramar y realicen su salida, y en fin, para todos los que se rindan á discrcsión, sin hallarse en acción de guerra,—Los grados militares, em­ pleos, pensiones y honores que les haya concedido el Gobierno de Venezuela ó el de Colombia, deben declararse perdidos. Art. 2? Las personas á quienes se concede el pre- dlefio indulto, si fueren de los Jefes legalmente nombra­ 2 5 4 DOCUMENTOS dos ó reputados en la facción, serán perpetuamente expul­ sados de la República., y los que no lo fueren lo serán tem­ poralmente por un término que no bajo de tres años, quedando sujetos á todo el rigor de la ley si vuelven al país. Torios señores más tomaron la palabra: éstos fueron los señores Unda, Cordero, Manrique, Alfonso y Quin­ tero, para sostener el dictamen de la Comisión,- como el único compatible con el decoro de la ilación y con la dignidad del Congreso, quien no debe, según manifesta­ ron á su vez estos oradores, prosternarse y vilipendiarse á. ofrecer un indulto á los asesinos de Puerto Cabello ; indulto que más de una vez ha sido rechazado por ellos de la manera más terminante. La discusión se prolongó por algún tiempo, y el se­ ñor Presidente á las cuatro y media de la tarde hizo presente que por algunos señores se le indicaba que era pasada la hora.—El señor Espinal exclamó en el momento diciendo que: ¿cómo era posible que discutiéndose una materia de tanta importancia, y estando en la barra el defe que debía conducir al Cuartel General la resolu­ ción del Congreso, se reclamase por ningún señor Di putado la hora y no permaneciese en su asiento hasta la una de la noche'? En consecuencia de esta indica­ ción y de la aprobación general que se manifestó en los señores Diputados, el señor Presidente declaró que la sesión seria permanente. Tomó después la palabra el señor García y sostuvo también el informe de la Comisión manifestando que lo sostenía y votaría por él, porque creía que su aproba­ ción sería precursora de un indulto con las excepciones necesarias de los principales Jefes de la facción que de­ bían expiar su crimen en un patíbulo. Siguieron luego tomando la palabra los señores Quin­ tero y Espinal; el primero para sostener el dictamen de la Comisión, y el segundo para impugnarlo por no ser el medio más conveniente para, la rendición de la plaza, el que propone la Comisión. EL señor Cordero im- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA pugnó también el discurso del señor Espinal, demostran­ do cpte tanto él como todas las opiniones que se habían manifestado contrariando el informe de la Comisión, no tendían á otra cosa que al desaliento ,de la Ovación. A las oclio de la noche anunció la Presidencia que* se iba ja á proceder á la votación; que esta recaerla- sobre el dictamen de la Comisión, y si este fuese apro­ bado entraría á considerarse la minuta del señor He­ rrera que lo explanaba, quedando sobre la mesa las pro­ posiciones de los señores Espinal y. Briceño, pues que siendo ellas contrarias al dictamen, no podían discutir­ se mientras no se dispusiese de aquél, y que entrarían en discusión si él no fuese acogido. Los señores Brice- ño y García hicieron en este momento presente, que co­ rría la voz de haber llegado no comisionado de Puerto Cabello ó del Cuartel General con comunicaciones al Go­ bierno, y aun se adelantaba según dijeron ambos seño­ res con referencia á otros, que la plaza de Puerto Ca­ bello, parece que se hubiera entregado si el General en Jefe hubiese tenido la competente autorización para con­ cederles las vidas y pasaportes á los sitiados : y pidieron •que antes de votarse la cuestión se pidiese informe al Poder Ejecutivo. Guando hacían esta exposición los señores Briceño y García, el Presidente del Congreso recibió una comu­ nicación del Poder Ejecutivo eu que ratificaba la llega­ da del Comisionado especial y anunciaba que el Congre­ so sería impuesto inmediatamente si prorrogaba por al­ gunos momentos la sesión; y en vista de este aviso el señor Presidente la suspendió y se puso el Cuerpo en receso, por algunos instantes. Anunciado luego el señor Secretario del Despacho del Interior, continuó la sesión; y siendo introducido su señoría-, eu el Congreso por los Secretarios del Cuerpo, dijo: que acabando de llegar del Cuartel General el Te­ niente iUiguel Herrera, O o man dan te del mirador Pá-ez coa una comunicación del General en Jefe, en que aeom- 2 5 6 DOCUMENTOS paña copia de otra que le ha sido dirigida por el Jefe del resto de los facciosos de Puerto Cabello, el Ejecu­ tivo, deseando aprovechar estos momentos en que está reunido el Congreso, para adoptar las medidas convenien­ tes, á fin de hacer efectiva la rendición de aquella plaza., había dispuesto que las copias originales se sometiesen á la consideración del Congreso. • El señor Presidente contestó que consideraría y re­ solvería el Congreso sobre estos documentos, y podía- asegurar el señor Secretario á S. E. el Presidente de la líepública que el Congreso continuaría en sesión per­ manente hasta resolver. Despedido el señor Secretario, se leyó la comunica­ ción dirigida al General en Jefe del Ejército constitu­ cional por el que manda las fuerzas encerradas en Puer­ to Cabello, concebida en estos términos: Comunicación del Jefe de ¡os sitiados de la Plaza de Puerto Cabello Comandancia Militar y Política de la Plaza.—Puerto Ca­ bello, á 27 de febrero de 1836. Al Exento. señor General en Jefe del Ejército constitucional- .Los últimos restos del Ejército Libertador (risas #/ silbidos en la barra) se encuentran en esta plaza, aban­ donados de los Jefes que los comprometieron en una contienda doméstica. La guarnición de esta plaza siguió un movimiento que se le presentó como la causa nacio­ nal, según los documentos que han visto la luz pública, y si hay algunos sin publicar, estos están en mi poder. En mi posición no creí que debía abandonar este pue­ blo, pues Y. E. no ignora que ha sido ésta mi lineado conducta en cualquiera causa que abrazo, y porque en este caso hubiera quedado esta población, abandonada á la anarquía, (aquí fue interrumpida la- lectura por las de­ mostraciones de indignación que causó esta frase en todos ios especiad ores) como iba sucediendo en los pocos días que por mi enfermedad quedó esta Comandancia a car- 9 \> As K A L(>« AN ALBS Dïï VEN !•',Z C i0 . A Ojr i go do otro Jefe. Esta guarnición se Im mantenido en su puesto, siguiendo un principio militar; y si ésta es una falta, se debe á que desde los primeros momentos, en su segundo pronunciamiento, fue atacada ; y en todo el término de la contienda, no lia hecho más que de­ fenderse, y la sola sangre que se derramó fue por un individuo que deberá ya estar en las filas constituciona­ les, pues hace tiempo que desertó de esta plaza. Aun podría alargarse la resistencia; pero esto no tiene objeto, y yo no lo permitiré siempre que estos mi­ litares no desoigan mi voz; y por lo tanto sería conve­ niente evitarlo, abriéndoles una puerta siquiera regular. Del patriotismo de Y. E. se debe esperar, y éste es ei objeto de la presente comunicación.—Habiendo el Go­ bierno constitucional expulsado individuos que se pasa­ ron al campo de Y. B., según he visto en la Gaceta, es presumible que, cuando menos, esperen igual suer­ te algunos de los comprometidos en esta plaza; á más de que no les sería decoroso permanecer en el tea­ tro de sus desgracias: por esta razón me atrevo á exi­ gir de Y. E. el pasaporte para mí y otros, con los garan­ tías necesarias para salir del país. Caso que Y. E. adhiera á lo que propongo, podrá venir un Jefe á encargarse de la plaza, trayendo los pasaportes y salvo conducto para el buque que nos ba­ ya de conducir. Dios guarde á V. E. Francisco Car abaño. Es copia.—El General Jefe, Cordero.

Concluida la lectura de esta comunicación, 'el señor Presidente, no habiendo ya materia sobre qué discurrir y 110 tomando la palabra ningún señor Diputado, cerró la discusión ; y por moción que hizo el señor Freites se acordó que fuese la votación nominal y por partes, di­ vidiendo el final del informe en dos: la primera: hasta T. 11—17 2 5 8 DOCUMENTOS donde dice: 11 todo el poder de la Nación f y la segun­ da comprensiva del resto del final del mismo informe. Tomada la votación sobre la primera parte,- quedó afirmada por 35 votos contra 9 ; siendo afirmativos los de los señores Cal caño. Parra,. Villasmil (Juan), Freites, Un- da, Nuñez, Afanador (Nicanor), Perozo, Giménez, Eome- ro, Anzola, Albizu, Oropeza, Al tuna, Landaeta, Manrique, Quintero (Pedro), Tovar, Huizi, Aranda, Alfonso, Pérez (Juan Antonio), Guzmán, Euiz, Núcete, García, Aris- mendi (Miguel), Baptista, González, Pereira, Ponte, Herre­ ra, Cordero, Afanador (Eusebio), Madrid y Quintero (Ángel); y negativos estuvieron los señores Osío, AJar­ cano, Chipia, Brieeño, Arismendi (Juan Bautista), For- tique, Díaz, Espinal y Bívas. Se votó en seguida la segunda parte del final del informe y fue también aprobada por 3f votos contra 1 0 : estos fueron los de los señores Osío, Chipia, Brieeño, Portique, Espinal, Díaz, Bívas, García, Pereira y Quin­ tero (Angel); y los que afirmaron fueron los señores Gaicano, Parra, Arismendi (Juan Bautista), Villasmil (Juan), Freites, Unda, Nuñez, Afanador, (Nicanor), Pero- zo, Giménez, Madrid, Bomero, Anzola, Oropeza, Altana, Manrique, Quintero, (Pedro), Tovar, Huizi, Alfonso, Aran­ da, Pérez (Juan Antonio), Guzmán, Euiz, Núcete, Baptis­ ta, Arismendi (Miguel), González, Ponte, Herrera, Cor­ dero, Marcano, Alvizu y Afanador (Eusebio). Aprobado el dictamen de la comisión en todas sus partes, quedó sobre la mesa la comunicación dirigida al General en Jefe del Ejército constitucional, por el Jefe del resto de los facciosos encerrados en la plaza de Puerto Cabello: eran ya las nueve- y media de la noche, y el señor Guzmán con apoyo de varios señores, propuso: que continuando el Congreso en sesión permanente, se nombrase una comisión en el acto para que redactase la minuta de resolución que debería darse sobre los nuevos documentos que se habían recibido. PA K A LOS ANALES DE VENEZUELA 250

Esta proposición, votada nominalmente en su prime- ni parto, es decir : en cnanto a la permanencia de la se-' sión, (i petición del señor Bricen o, fue aprobada por unanimidad, nombrándose para componer la comisión es­ pecial á los señores Cal caño, Díaz, Perozo, Ifuizi y Xueete. Después de algún receso continuó la sesión, y la ('omisión presentó la siguiente minuta de resolución. Proyecto de Resolución- El Senado y Cámara de Representantes de la Repú­ blica de Venezuela reunidos en Congreso. . Vista la comunicación del General -en Jefe del Ejér­ cito constitucional de 27 de febrero último, con la que acompaña otra del Jefe de los facciosos refugiados en Puerto Cabello, en la que éste se acoge á la clemencia del. Gobierno y ofrece entregar la plaza; las cuales han sido sometidas á la deliberación del Congreso por el Poder Ejecutivo; y considerando: que es un deber de i'ste restablecer la paz, conciliando la humanidad con la justicia y deber del Gobierno, resuelve: Art. 1° Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad cuarta del artículo 118 de la Consti­ tución, con respecto á todos los individuos guarecidos en Puerto Cabello, por consecuencia de la facción llamada de Reformas, sean ó no militares, bajo las condiciones si­ guientes : Primera. Los indultados perderán todos sus empleos, grados y títulos, pensiones, goces y condecoraciones. Segunda. Serán expulsados perpetuamente del terri­ torio de la República, todos los que con el carácter de Generales, Jefes y Oficiales, se encuentren en la plaza, y los demás individuos, sean ó uó militares, que ajuicio del X’ocler Ejecutivo deban serlo, por convenir así á la seguridad del país. Los comprendidos en esta condición no podrán ser destituidos á las Antillas, sino á lugares más distantes. DOCUMENTO tí

Tercera. Los individuos que no quedaren incluidos en la condición anterior, serán expulsados temporalmen­ te, ó confinados dentro del territorio nacional, á juicio del Poder Ejecutivo. Cuarta. - Los que quebrantaren la expulsión ó con­ finación, perderán la gracia, y quedarán sujetos á todo el rigor de las leyes. Quinta. Se les entregará ó. los vecinos todo lo que se les haya quitado y exista, sin permitir que ninguno de los indultados lleve cosa alguna que no sea de su propiedad. Art. 2-V El Poder Ejecutivo al dar cuenta al Congre­ so del uso que haya hecho do la facultad que se le concede, acompañará lista de todos los individuos expul­ sados ó confinados, expresándolos lugares de sus destino*. Sometida á la deliberación del Congreso esta minu­ ta-, fue aprobado el artículo primero de ella, junto con la condición primera del mismo 5 y leída la segunda, los señores Espiuaí y Brieeño la presentaron modifi­ cada en estos términos: los Generales, defes y Oficia­ les y los demás individuos, sean ó 110 militares, que se encuentren en la plaza, serán expulsados tempo­ ral ó perpetuamente, á juicio del Poder Ejecutivo y do acuerdo con el Consejo de Gobierno. Esta proposición; sostenida, fuertemente por sus autores, íuó sin embargo negada por el Congreso en medio de los aplausos que le prodigaba el numeroso concurso que por todo el día permaneció en la sesión, aumentándose por la noche con­ siderablemente. Luego se votó la proposición de la minuta, y ha aprobada con los mismos y aun más repetidos aplauso? de los concurrentes, salvando sus votos en la negativa de la modificación los señores Aramia-, Espinal, Pira?. Chipia y Ericeno, protestando esto último que lo presen­ taría por escrito. PA.iI/V LOS AN AXES D E V E N E Z U E L A 2 Cl.

Se leyó en seguida la tercera condición propuesta eu la minuta-,, y filó también aprobada, salvando su voto en la primera parte el señor Chipia, por no estar por la expulsión y sí por la confinación. Leyóse la quinta condición y en ella se hicieron varias indicaciones, una por el señor Freí tes para que en lu­ gar de decirse: “ todo lo que se les haya quitado, se pusiese: “ todo lo que se les haya reformado:” otra del •vfior Briceño para que en esta condición no se pusie­ re otra cosa sino : “ no se permitirá á los expulsados que lleven nada ajeno;” y otra del señor Espinal, adicio­ nando el artículo con el siguiente concepto: “ las pro­ piedades que tengan en el territorio de Venezuela que­ darán afectas á resarcir el daño de tercero;” pero to­ das estas indicaciones fueron retiradas por sus autores, y aprobada en seguida la condición quinta en los tér­ minos que la propuso la Comisión : y aprobada final­ mente la parte motiva do la resolución, se dispuso pol­ la Presidencia que se presentase al Poder Ejecutivo il­ las dos de esta madrugada, por una Comisión compuesta de los señores Freites, Núñez, Pérez (Juan Antonio) y •fereira, ordenando que por Secretaría se pasase el aviso competente. El señor Presidente hizo luego presente que nada se había dispuesto respecto al informe de la Comisión que el Congreso había votado y aprobado; y por moción que hicieron los señores Gaicano y Cordero, se acordó: que en forma de Mensaje y firmado por el señor Pre­ sidente del Congreso, se le presentase al Poder Ejecuti­ vo por la misma comisión nombrada para conducir la resolución aprobada respecto á la expulsión de los fac­ ciosos refugiados en Puerto Cabello. t?e levantó la sesión á las ocho y media de la noche. DOCUMENTOS

Número 8 (a )— antecedentes y d ecreto del presiden­ te DE LA REPÚBLICA, Á 1° DE MARZO DE' 1830, EN. QUE INDULTA Á LOS RENDIDOS EN LA PLAZA DE PUER­ TO CABELLO.— (TOMADO DE LA a GACETA DE VENE­ ZUELA/7 Á 10 DEL MISMO MES, NÚMERO 260).

Mensaje del Presidente de la BepúhUca al Cone/reso. .Exorno, señor Presidente del Congreso : Acaba tic llegar el señor Comandante Agustín Co- dazzi del Cuartel General, conduciendo la comunicació!! que original acompaño á este Mensaje, y las dos copias á que ella se reíiore. El Congreso, que, en el expedien­ te de la materia, pasado por el Despacho del Interior á la Honorable Cámara de Empresentantes, puede ver todo lo ocurrido basta ahora sobre Puerto Cabello, co nocerá que aquella guarnición, cediendo ahora algún tanto de su obstinación, aparece más dispuesta' á reco­ nocer la clemencia nacional. En el citado expediente consta, que: conforme á las facultades é instrucciones que el Gobierno comunicó á S. E. el Geueral en Jefe, ofreció éste el perdón de las vidas á los sitiados, siempre que lo aceptaran dentro de un término que señaló como perentorio y fatal. En consecuencia, no ha podido el General en Jefe ofrecerles en esta ocasión una gracia igual para obte­ ner de una vez el triunfo de las instituciones y poner fin á los graves males que en su crédito experimenta todavía la República' y en sus fortunas muchas fami­ lias, y más que nada, la Provincia de Oarabobo y la población industriosa de Puerto Cabello, porque en rea­ lidad lian cesado las facultades de S. E. Llamo la atención del Congreso hacia una materia tan importante-, que S. E. el General en Jefe, según h; expuesto por el olieial comisionado, estima digna de mu­ cha atención y de una resolución meditada y pronta. FA 11À' LOS ANALES DE VENEZUELA 20«)

Recnerda S. E., y tal vez lo sabrá el Congreso, que existen en Puerto Cabello todavía como quinientos hom­ bres, un quinto de los cuales son Jetes y Oficiales; y que mientras no vean en las intimaciones, de rendición sino una muerte segura, lian de preferir el empleo de las armas que tienen en sus manos, para defender has­ ta por los .medios más desesperados, una vida que creen perdida, si se rinden, y también si' esperan dentro de las murallas la falta total de alimentos. El espíritu y el valor nacional son ciertamente la más perfecta y sólida garantía de que ellos no liarán en ningún caso sino consumar su destrucción; y el va­ lor y patriotismo de las fuerzas que forman la línea y que distinguen al esclarecido Jefe del Ejército, respon­ den de que definitivamente triunfará la causa nacional; pero son en concepto de S. E., y también en el del Go­ bierno, muy dignos de consideración los males graves, que en alguno de los pocos estreñios que pueden adop­ tar los facciosos, se seguirán inevitablemente. Deben así mismo llamar la atención los grandes em­ barazos que acarrearía la necesidad de reducir á prisión tal número de personas, cuando faltarían csircóles que reque­ rirían una fuerza considerable para guarnecerlas, y ha­ rían el procedimiento judicial difícil y complicado; mien­ tras que no hay certeza de que el resultado fuese el más favorable á la tranquilidad del país. . Íno debo extenderme más, cuando hablo con el Con­ greso, en que las luces de los escogidos del pueblo ase­ guran el acierto de su deliberación. Espero, pues, que, con la urgencia que recomienda el General en Jefe, se sirva el Congreso resolver este grave asunto, para que, salvando la dignidad nacional, se vea restablecido de una vez el orden legal de toda la República. Soy etc., Jo»é s. Caracas, a 27 de febrero de 1830.—7 de la Ley y 20° de la Independencia. Es copia, liodrífjuez. Mensaje del Presidente de la República al Congreso. Exorno. señor Presidente del Gonqreso : Antes llamé Ja. atención del Congreso nacional Ini­ cia la suerte que deberían sufrir los restos de la facción de julio, que, con las armas en 1?« mano, permanecían refugiados dentro de las murallas de Puerto Cabello; y hoy la excito hacia aquéllos misinos, que, rindiendo las armas que levantaron contra la Patria, por virtud del movimiento contra-revolucionario de una parte de la mis­ ma Guarnición, se hallan fuera de las murallas de Puer­ to Cabello, asegurados completamente, y aguardando la voz de la Nación. Cuando llegó a manos de S. E. el Jefe del ejérci­ to la resolución del Congreso y el Decreto consiguiente del Ejecutivo, expresando los términos en que se conce­ día indulto de vidas á los obstinados,/ tsva se habían vis- to forzados á dejar de serlo, y ¡i someterse al Gobierno. Dudó aquél, en tal estado, acerca de la aplicación de la gracia: lia elevado al Ejecutivo la consulta, que contiene su oficio de 3 del corriente, que original acom­ paño, señalado con el número 1 °; y yo tengo él honor de trasmitirlo á la Representación Nacional, con el lin de obtener la determinación correspondiente. Me es satisfactorio instruirla de los términos en que tuvo lugar la rendición do la plaza mencionada; y lo verifico, remitiendo á Y. E., también original, la comu­ nicación del mismo Jefe, que lost contiene, con inclu­ sión de una copia de las que allí se citan. Estos docu­ mentos llevan los números ~ y 3: y marcados de 4 á (>, van los restantes, á saber: una relación de los indi- viduos de la fuerza sitiada, que contribuyeron á la ren­ dición por medio de una reacción en el Oastillo y en la Casa-fuerte; un estado del total de aquélla el día 1 ? del corriente: y una copia del oficio con que los 1‘Ai.iA LOí> ANALES DE VENEZUELA 'J()5 remitió al Despacho de. la Guerra el Jete del Estado áíayor del Ejército. He creído deber aprovechar esta oportunidad, para recordar ai Congreso do la Nación lo que le manifestó el Gobierno en la memoria do la Secretaría del Inte­ rior, cuando le dio cuenta del uso (pro había hecho de iay facultades que le concedió el Consejo, para volver á ios extraviados á la senda de sus deberes: “ que aguar­ daba—dijo allí—la rendición de la plaza de Puerto Ca­ bello, para ocuparse de una medida definitiva-, que, de un modo justo y honroso 'para la Nación, restableciese do! todo la concordia.’’ Este niazo ha llegado. Ya. no * A . V * se oye en Venezuela el estruendo de las armas; no hay an solo punto de ella donde no imperen la Constitu­ ción y las leyes: y si tenemos que deplorar los desas­ tres de la guerra que ha concluido, és cierto, por otra parte, que la carrera de ellos ha cesado, y que la- ex­ periencia de lo pasado, unida á la celosa vigilancia- de ios ciudadanos, impedirán que se repitan en lo futuro. Niugíin momento, pues, más propio, según el. con­ cepto del Gobierno, para librar una medida de alta- po­ lítica que deje satisfecha la justicia nacional, concillán­ dola con la humanidad y la clemencia ; propendiendo así á extinguir hasta las reliquias de una lamentable, conjuración. Yo espero que el Congreso, tomando en considera­ ción esta materia, la resolverá de una- manera digna de su sabiduría, y de su noble deseo de ver lijada entre los venezolanos la concordia, que simboliza- su prosperi­ dad y su dicha. Excelentísimo señor : José Vargas. Caracas, á 7 de marzo de 1S30.—7" y 2(>r’ Es copia, .Rodríguez. 20(5 DOCUMENTOS

Mensaje del Congreso al Presidente de la '.República.

«* República de Venezuela.—Presidencia del Congreso.—Ca­ racas, á la una de la madrugada del 1 ° de marzo de 1830.—7? y 20? Al Exorno, señor Presidente de la República. Discutía el Congreso el informe que una Comisión de su seno le había presentado, á consecuencia del Mensa­ je de Y. E. de 27 del mes último, en que le m an í tiesta el estado de la plaza de Puerto Cabello y pide una resolución sobre la materia, cuando recibió por con­ ducto del señor Secretario del Interior la última comu­ nicación del General en Jefe y la copia que la acompaña­ ba; y no obstante que por estos documentos concibió que debería extender más sus acuerdos, quiso aprobar primeramente dicho informe, y después la resolución, que también recibirá Y. E. El informe á que me refiero, es como sigue: Señor: En dos sesiones tenidas en un mismo día, se ha ocupado seriamente el Congreso de la consideración del Mensaje del Presidente de la República, de 27 del co­ rriente, con que acompaña un oficio original del Excmo. señor General en Jefe del Ejército constitucional, y dos- copias adjuntas, de las cuales una es la del oficio diri­ gido por éste al Jefe que manda la desgraciada plaza de Puerto Cabello, y la otra la de su contestación; pero la gravedad del asunto ha inducido ú esta Augusta Asam­ blea á no resolver cosa alguna sobre el particular, sin oír antes el informe y opinión de una Comisión espe­ cial de su seno, que fue nombrada al intento en la sesión de antenoche. Ella se ha consagrado seria y exclusiva­ mente á examinar y discutir en calma- el negocio, y pre­ senta hoy el resultado de sus meditaciones, que, si no llenare completamente los deseos de la representación nacional, merecerá al menos su indulgencia. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 2 0 7

El Congreso lia oído leer los documentos, que con­ tienen la sustancia de todos los pasos dados por el Go­ bierno y por el General en Jefe, para traer á una racional y Iionorííica transacción á los disidentes encerrados den­ tro de los muros de Puerto Cabello, y lia quedado en la triste convicción, de que la obstinación lia llegado allí á su colmo. “ Se lia desoído la voz de la razón,— dice el General en Jefe,—se lian despreciado los ofreci­ mientos del Gobierno, y á todo se contesta con el grito de alarma. Comunicaciones oficiales, cartas particulares, persuaciones verbales y cuantos medios son imaginables, se lian puesto en ejercicio para restablecer el orden, con ahorro de sangre y desastres__ En tan doloroso conflicto para un Gobierno pater­ nal y benéfico, y observando el Poder Ejecutivo (pie desdecía de la dignidad nacional admitirá los de Puer­ to Cabello en cualquier tiempo que quisiesen entregar­ se, consumando con la prolongación de la guerra los in­ mensos males que ban ocasionado al país, dispuso que el General en Jefe les señalase un término perentorio, dentro del cual debían someterse al Gobierno, sin más garantía que la de la vida. Despreciaron con impuden­ cia por última vez la benignidad del Gobierno, y ellos mismos, según la expresión del Ministro 'del Interior, lian rubricado su sentencia. Desde qüe adoptaron la inicua resolución de perma­ necer rebeldes detrás de las murallas que son el es­ cudo de sus crímenes, no lian obtenido la menor ven­ taja en sus tentativas. Una desgracia se ba sucedido á otra, así como á un crimen añaden otro crimen. Aho­ ra mismo acaban de perder la- última áncora de sus es­ peranzas en la goleta Mesclle, que, cargada de artículos de guerra pertenecientes á la dación, mandaron á San Tilomas en busca de víveres para prolongar su criminal obstinación; y el Gobierno, creyendo que esta infausta é inesperada nueva pudiese domeñar su orgullo ó inclinar­ los á implorar su clemencia, previno al General en Jefe, 2 6 8 DOCUMENTOS

que la hiciese llegar lo más pronto posible a.l conoci­ miento de los sitiados, cuya orden fue al momento cum­ plida. Pero se engañó el Gobierno en sus esperanzas, porque el Jefe de los facciosos contestó anunciando úni­ camente, que hacía días estaba en cuenta del suceso que se le participaba; dando de este modo una rnuieba de la ninguna impresión que le había causado. De tan desdeñosa como árida respuesta, no infiere la comisión que haya ninguna disposición en el Jefe de los faccio­ sos que profanan el territorio de Puerto Cabello, a de­ poner las armas y someterse al Gobierno legítimo, ni que, cediendo ahora aquella guarnición algún tanto de su obstinación, aparezca más dispuesta á reconocer la clemencia nacional, como opina el Jefe del Estado; y cree al mismo tiempo que no es decoroso al Gobierno volver á brindar la paz á quien está en la fuerte ne­ cesidad de pedirla; mucho ménos, después de no haber querido aprovecharse del ultimátum que se les fijó como término perentorio, para merecer su indulgencia y la de la bTación entera, que mira con indignación su obstina­ da terquedad. Por todas estas consideraciones, la comisión cree, que es un deber de la representación nacional, contes­ tar al Presidente de la Bepública: que para obtener el sometimiento al Gobierno de los que se hallan sitiados dentro de la Plaza de Puerto Cabello, emplee, si es preciso, todo el poder de la ilación, sin desoír cualquie­ ra proposición que los facciosos hagan, sobre el perdón de .sus vidas, la cual será sometida á la consideración del Congreso para su resolución. Este es el parecer de la comisión, que sujeta á la sabiduría de la representa­ ción nacional. Caracas, á 29 de febrero de 1836.—7o y 26° José F. Unda.—F. 31. Alfonso.—Miguel de la Farm. —J. de I). Fonte.—Juan de Fias Ruis. »;

Y tengo ia honra y la satisfacción de transcribirlo á V. E. de orden del Congreso nacional. Soy de V. E., con toda consideración muy obediente servidor. Excmo. señor: Ángel Quid tero, Es copia, Rodríguez.

Anuncio de mensaje

República. de Venezuela.—Secretaría del Congreso.—Ca­ racas, á 1 " de marzo de 1830.—7° y 20". Señor Secretario de .listado en el Despacho del Interior. A las dos de la mañana pasará cerca de S. E. el Presidente de la República, una comisión á presentarle el decreto expedido por el Congreso, autorizando al Po­ der Ejecutivo, para que pueda indultar á los facciosos de Puerto Cabello, bajo las condiciones que expresa. Lo que decimos á US. pitra los electos consiguientes. Somos de US. obedientes servidores. El Secretario del Senado,

RafaelC* Accredo. El Secretario de la Cámara. de .Representantes

R. (r, Rodrigue"Z.

Decreto referido del Congreso

El Senado y Cámara, de Representantes de la Re­ pública de Venezuela reunidos en Congreso: Vista la comunicación del General en Jete del Ejér­ cito constitucional de 27 de febrero último, en que acom­ paña. otra- del Jefe de los facciosos refugiados en Puer 2 7 0 DOCUMENTOS to Cabello, en la que éste se acoge á la clemencia del Gobierno, ofreciendo entregar la plaza, las cuales han sido sometidas por el Poder Ejecutivo á la deliberación del Congreso; y considerando: que es un deber de éste rectablecer la paz pública, conciliando la humanidad con la justicia y dignidad del Gobierno, resuelve: Art. 1? Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ■ejerza la facultad 4a del artículo 11S de la Constitución, con respecto á todos los individuos guarecidos en Puer­ to Cabello, á consecuencia de haber seguido la facción llamada de Reformas, sean ó no militares, bajo las con­ diciones siguientes: P! Los indultados perderán todos sus empleos, gra­ dos y títulos, pensiones, goces y condecoraciones. 2'-' Serán expulsados perpetuamente del territorio de la República todos los que, con el carácter de Genera­ les, Jefes ú Ofici ales j se encuentran en la plaza, y los demás individuos, sean ó no militares, que, á juicio del Poder Ejecutivo, deban serlo, por convenir así. á la segu­ ridad del país. o* Los individuos que no quedaren incluidos en la condición anterior, podrán ser expulsados temporalmen­ te, ó confinados dentro del territorio nacional, á juicio del Poder Ejecutivo. 4“ Los que quebrantaren la expulsión ó confinación perderán la gracia, y quedarán sujetos á todo el rigor de las leyes. Se entregará, á los vecinos todo lo que se les haya quitado y exista, sin permitir que ninguno de los indultados lleve cosa alguna que no sea de su propiedad. Avt. 2a El Poder Ejecutivo, al dar cuenta al Con­ greso del uso que haya hecho de la facultad que se le concede, acompañará lista de todos los individuos expul­ sados ó confinados, expresando los lugares de su destino. Dada en .Caracas, á la una y media de la madru- .gada del primero de marzo de mil ochocientos treinta y PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 27 1 seis : séptimo de la ley y vigésimo sexto de la indepen­ dencia. El Presidente del Senado, % Angel Quintero. El Presidente de la Cámara, dé Representantes, Juan Manuel Manrigue. El Secretario del Senado, Rafael Accredo. El Secretario de la Cámara de Representantes, R. G. Rodríguez. Sala del Despacito.—Caracas, á las dos de la maña­ na del día I o de marzo de 1830.—7o y 20° Cúmplase, José Vargas. Por S. E. el Presidente de la República, el Secre­ tario de Estado en los Despachos del Interior y Justicia, ' J. tí. Rodríguez. Es copia, Rodríguez. Decreto del Presidente de la República

JOSÉ VARGAS,

Presidente de la República de Venezuela, etc., efe., etc.

En cumplimiento de la resolución librada por el Con­ greso el día de hoy, autorizando al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad 4" del artículo 118 de la Constitución, con respecto a los individuos guarecidos en Puerto Cabello, por haber seguido la facción llamada de Reforma, bajo las condiciones que la representación na­ cional ha estimado justas y necesarias, decreto: Art. P Quedan indultados de las penas impuestas por la ley sobre juicio y penas de conspiradores, todos los individuos guarecidos en Puerto Cabello, á consc- 27 Q DOCUMENTOS

eueneia de haber seguido la facción llamada de Helor- mas, sean ó no militares, bajo las condiciones siguien­ tes, impuestas por el Congreso en la resolución citada. Primera. Los indultados perderán todos sus empleos, grados, títulos, pensiones, goces y condecoraciones. Segunda. Serán expulsados perpetuamente del terri­ torio de la República todos los que, con el carácter de Generales, Jefes ú oficiales, se encuentren en la plaza; y el General en Jefe del Ejército constitucional les ex­ pedirá los competentes pasaportes. Tercera. Los que quebrantaren esta expulsión, per­ derán- de liecho la gracia, y quedarán sujetos á todo el rigor de las leyes. Cuarta. Se entregará á los vecinos de Puerto Ca­ bello todo lo que se les haya quitado y exista, sin que se permita á los indultados llevar cosa alguna- que no sea de .su- propiedad. Art. 2° Con respecto á la tropa y clases / y á los ciudadanos no militares que hayan seguido la facción y existan actualmente en Puerto Cabello, el Ejecutivo pro­ cederá á expulsarlos temporal ó perpetuamente, ó á con­ finarlos dentro del territorio nacional, según los diferen­ tes grados do su criminalidad y lo que demande la se­ guridad pública, á cuyo efecto, el General en Jefe de i Ejército Constitucional hará formar y enviará ai Gobier­ no, un cuadro de todas estas personas, especificando el lugar de su nacimiento, el de su domicilio antes del 8 de julio, su profesión, cuerpo militar en que hayan ser­ vido y su conducta en la facción. Art. 3° Be autoriza además al General en Jefe, para que expida pasaportes á los no militares que los solien­ te)!, quedando por el mismo hecho expulsados y sujetos á la condición 8a del artículo 1 °, reservándose así mis­ mo el Gobierno expresar si es temporal ó perpeluamen te, luego que reciba las noticias que se exigen en o! artículo anterior. Con respecto á los que permanezcan PA.ItA. LOS ANALES BE VENEZUELA en Puerto Cabello, mientras se dispone lo conveniente, el General en Jefe tomará las medidas de seguridad, que estime necesarias. Art. 4o Los indultados por el presente decreto, que estaban destinados á presidio, ó encausados por delitos, fuera del de conspiración, y fueron armados por los fac­ ciosos, volverán allí basta cumplir sus condenas, ó se­ rán puestos á disposición de los Jueces que conocían de sus causas. Art. 5° El Secretario de Estado en los Despachos del Interior y Justicia queda encargado de comunicarlo á quienes corresponda y velar sobre su cumplimiento. Dado, firmado de mi mano, sellado con el sello de la Kepública y refrendado por el Ministro de Estado en los Despachos del Interior y Justicia^ cu Caracas, á i 1' de marzo de 1830.—7n de la Ley y Ah de la indepen-

Jo ,st' l 'u rg a s. Por S. E. J, tí. Rodríguez. Es copia., Rodríguez.

N ú m e r o 9 — antecedentes d e l a r e s o l u c ió n d e l c o n ­ g r e s o , Á 10 DE MARZO DE 1830, QUE SE INCLUYE EN EL NÚMERO 9 (a ) SIGUIENTE.— (TOMADOS DE li EL CONCISO/5 Á 9, 10, 11, 12, 13, 15, 10 Y 17 DEL MISMO MES, NÚMEROS 39, 40, 41, 42, 43, 45, 40 y 47).

Quinta seaión del (íongrexo del día o de marzo de 1830

Tuvo lugar en. el local donde celebra sus sesiones 1 a 1 lonorable Oáinara de Pei)resei11antes. Un numeroso concurso ocupaba la barra que divide el salón, y también la galería del Congreso.

T . Li— 1 8 2 -74: DOCUMENTOS

Se abrió la sesión ú las doce y media del día con la lectura del acta de la de anoche, la cual efectuó el Secretario, señor Aeevedo, y quedó aprobada. En seguida la Comisión nombrada en la misma, se­ sión de anoche para abrir concepto sobro las comunica­ ciones del General en Jefe del Ejército constitucional, que hoy ocupa la plaza de Puerto Cabello, consultando sobre la aplicación del indulto acordado por el Poder Ejecutivo en 1° del corriente, á los facciosos guarecidos en aquella plaza, y que lian sido rendidos á discreción antes de haber llegado el expresado indulto, presentó el siguiente informe y minuta de resolución.

Informe de una Comisión especial

Señor: La Comisión nombrada anoche para presentar en la reunión de hoy su concepto sobre el contenido del Men­ saje que ayer dirigió el Poder Ejecutivo, cumple con su encargo acompañando un proyecto de resolución. algunos han pensado que para conceder al Poder Ejecutivo cualquiera de las facultades del artículo 11.8 de la Constitución, era indispensable que existiese ac­ tualmente la conmoción interior á mano armada de que allí se habla, suponiendo que semejante concesión jamás puede servir para prevenir la conmoción á mano arma­ da, ó para coartar sus funestos resultados. La Comisión se lia detenido mucho en el examen de este punto, y lia creído incuestionable que existe el caso de la Cons­ titución desde que hay conmoción interior á- mano arma­ da, aun cuando ésta no haya estallado ó aun cuando acabe sojuzgada. En estos casos cualquiera de las fa­ cultades del artículo 118 puede ser absolutamente nece­ saria para proveer á la seguridad pública, y la Constitu­ ción ha querido establecer un remedio pronto y eficaz. •• Para cuando informado de une se irania' contra la trnu- PAU A LOS ANALES BE VENEZUELA —>>7 i

■*'quilidad ó seguridad interior ó exterior del Estado, pue- ¿í da. expedir órdenes por escrito de comparecencia ó 11 arresto cte.,! dice la facilitad tercera. Es claro que el uso de esta facultad no supone necesariamente que la con­ juración haya reventado; y si la misma facultad ó las otras pueden concederse en semejante caso, no hay razón alguna para que no se concedan cuando la tranquilidad y seguridad pública reclaman el uso de alguna de ellas, á fin de poner término á las consecuencias de una fac­ ción que ya ha sido vencida. Después que por la rendición de la plaza de Puer­ to Cabello todos los comprometidos en la facción titu­ lada de Reformas, han quedado reducidos á la misma si­ tuación, la Comisión cree que la medida que se propu­ siese con respecto á ellos no sería justa ni razonable si no fuese general. Pero como hay en ta justicia un me­ dio:/ como la clemencia, excesiva V ya no lo es: / tJy pasa L á ser verdadera crueldad para con la sociedad entera, como la facción no sólo causó las penalidades de espí­ ritu, el trastorno de las instituciones, dilapidaciones y gastos cuantiosos, pérdidas y perjuicios públicos y pri­ vados incalculables é irremediables, sino que se ensan­ grentó, y por ella la Patria llora hoy la muerte de mu­ chos de sus mejores ciudadanos; por esta razón la Co­ misión cree que algunos de los principales facciosos de­ ben quedar sujetos al juicio y castigo con arreglo á las leyes, para que sirvan de saludable escarmiento á los que intenten traicionar la Patria.. Caracas, á 8 de marzo de 183o. Pm') 'a.—Día z.—F) ’d tea.—Mam '¡que.—Guzmdn {Dom in (jo).

Proyecto de la Me,solución de 10 de marzo de 1830

Vista la comunicación fecha 3 del corriente del Ge­ neral en Jefe del Ejército constitucional en que se ma­ ni íiesta la duda de sí ha quedado sin efecto el decreto dado en l u del mismo por el Poder Ejecutivo en virtud °7() DOCUMENTOS de la autorización que en la propia fecha concedió á éste el Congreso, sobre indulto á los facciosos guareci­ dos en Puerto Cabello ; visto el mensaje del Presidente de la Kepíiblica, en que por la rendición de la referi­ da plaza cxxiresa haber llegado el caso de ocuparse de una medida definitiva, que de un modo justo y honroso para la Pación, restablezca del todo la concordia; y con­ siderando: Primero. Que el General en Jefe y el Poder Eje­ cutivo han tenido razón para no obrar en virtud de la autorización citada, pues ella suponía un caso diverso del de hallarse los facciosos rendidos á discreción. Segundo. Que en las actuales circunstancias para que la medida sea justa y saludable debe ser general; y Tercero. Que si por una parte la justicia exige im­ periosamente el castigo de los criminales de una facción que trastornó el país, sacrificando á muchos buenos ciu­ dadanos, por otra la humanidad reclama el uso de la clemencia con respecto á la generalidad délos culpables, resuelven: Art. 1° Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad P del artículo 118 de la Constitución, respecto (i los comprometidos en la facción titulada, de Peformas, estén ó no encausados, que no hayan sido an­ tes indultados, con las excepciones y bajo las condicio­ nes que á continuación se expresan. Art.-ü? Quedan excluidos del indulto, y de consi­ guiente sujetos al juicio y castigo com arreglo á las leyes: 1° el que en la facción se tituló Jefe Supremo de la Itepública; 2o los que existan de los Jefes que sus­ cribieron las nueve proposiciones que se dirigieron al Presidente de la Bepública el día 8 de julio, salvo de éstos los que hayan sido indultados según se expresa- en el artículo 1 ", y los que no hayan llevado su obstina­ ción hasta el punto do ser rendidos en Puerto Cabello: los que existan de los Jefes y Oficiales que contri- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 277

huyeron á la sublevación de la trocía el día 8 de julio, ó al arresto• > del Presidente y Vicepresidente de la Pe- pública, siempre que unos y otros hayan llevado su obs­ tinación liasta ser rendidos á discresión en Puerto Cabe­ llo ; y 4° los que hayan mandado la plaza de Puerto Cabello después del 17 de agosto último, y los que allí mandaron la tropa que hizo fuego contra los milicianos en dicho día, y los que asesinaron en 'Barcelona al ciu­ dadano Francisco Sucre. Alt. 3° Los demás individuos comprendidos en el artículo 1 ?. y que no están excluidos del indulto por el artículo 2°, podrán' gozar de la gracia bajo las condicio­ nes siguientes. Primera: los indultados perderán todos sus empleos, grados y títulos, pensiones, goces y con­ decoraciones. Segunda: serán expulsados del territorio de la Pepüblica por un tiempo que no baje de diez años, ios Jefes: los que sin ser militares obtuvieron antes del 8 de julio empleos de honor y coníinnza, y los demás individuos, sean ó no militares, que á .juicio del Poder Ejecutivo deban serlo por convenir así á la seguridad del país. Tercera: los que no quedaren incluidos en la condición anterior, podriín ser expulsados por menos tiempo ó confinados dentro del territorio nacional á jui­ cio del Poder Ejecutivo. Cuarta: los que quebrantaren la expulsión ó confinación perderán la gracia y queda­ rán sujetos á todo el rigor de las leyes. Quinta: aun­ que la responsabilidad á los daños y perjuicios no es una pena, sino una obligación civil, se declara, para evi­ tar cuestiones, que los indultos que emanen de la auto­ rización qué aquí se concede, de ningún modo destruyen a qu el 1 a resp on sabili d ad. Art. 4. El Poder Ejecutivo sólo podrá usar de la autorización que expresa el artículo 1° y á que se refie­ ren las condiciones del preceden te, dentro del perentorio tér­ mino de tres meses, contados desde esta lecha; y al dar / t a al Congreso del uso que de ella haga, acompañará DUOUjYUáNTOS lista de todos los individuos agraciados, expulsados o comí- nados, expresando los tiempos y lugares de su destino. Dado, etc. Concluida 3 a lectura de este documento, se suscitó una ligera diseueión acerca del orden que debería obser­ varse en el curso del debate, y después de algunas ob­ servaciones liocluís oportunamente por los señores Man­ rique, Quintero ( Angel) Espinal, Itivas y García, resol­ vió definitivamente la Presidencia: que se consideraría en general toda la materia, iludiéndose hacer cuántas ob­ servaciones se tuviesen, por conveniente, tanto sobre el informe de la Comisión,/ como sobre la minuta (el • proyecto de líesolución) que la misma acompaña ; en el concepto de que votado el informe si 61 resultaba aprobado, se entra­ ría á discutir la minuta de Be solución que á él acompaña, y que entonces ésta se discutiría' artículo por artículo,. .Después de esta declaratoria y de algunas observa­ ciones que hizo el señor Oslo para justificar su voto que era por que el indulto (de I o de marzo) estaba vigente, y que en este concepto creía inadmisible el informe de la Comi­ sión, se anunció al señor Secretario del Interior; y admi­ tido con la formalidad de costumbre, presentó con el de­ creto de ejecución del Poder Ejecutivo la Eesolución dada por el Congreso en 1° del corriente, concediéndole el uso de la facultad -P del artículo 11.8 de la Cons­ titución para con los ñicciosos que estaban guarecidos en Puerto Cabello antes de que esta plaza- hubiese sido rendida á discreción. El Congreso quedó enterado, y des- i)ués de despedido el señor Secretario del Despacho, se volvió á leer el dictamen de la Comisión y la minuta que se acompaña á él. Aquí volvió á suscitarse duda entre algunos seño­ res, sobre la inteligencia que se le debía dar á la deci­ sión de orden dada por la Presidencia y esta la lijó ó hizo escribir en estos términos: que se considera ría la materia en general para precederse á discutir la minuta- ¡’ARA .LOS ANALES BE VENEZUELA 271) de Kesolnoión; y que cerrada que fuese ésta-, se votaría esta minuta artículo por artículo. Discutiéndose todavía sobre la inteligencia de esta decisión, y habiendo observado el señor G-areía que era- previo á todo, la- declaración que debía dar el Congreso sobre si estaba, ó no subsistente el Decreto de indulto librado por el Poder Ejecutivo con ia debida autoriza­ ción del Congreso, cuya aplicación era la duda que se sometía á su deliberación, propuso el señor Madrid, sos­ teniendo esta misma opinión y con el apoyo de varios señores, como moción previa: que el Congreso declarase que está vigente el Decreto del Poder Ejecutivo dado en 1 " de los corrientes, en virtud de la autorización del Congreso de la misma fecha, indultando á los facciosos guarecidos en Puerto Cabello. El señor Ángel Quintero se opuso á la admisión de esta- moción apoyándose en el artículo 30 del reglamen­ to interior, ( se leyó) y dijo que si S. E. el Presidente del Congreso ia admitía, apelaba, de esta determinación, porque ella era enteramente contraria al informe; que la Comisión eit su proposición decía que no estaba subsis­ tente el indulto acordado y esta dice que si lo está. El señor Presidente admitió, sin embargo de estas observaciones, ia proposición del señor Madrid y el señor Quintero ( Ángel) ratificó su apelación al Cuerpo. El señor Chipia quiso hacer algunas aclaraciones antes de votarse la apelación; mas, habiendo reclamado el orden el señor Oropeza, el señor Presidente cortó toda discu­ sión, y exigida la votación del Congreso sobre ia propo­ sición que como previa había hecho el. señor Madrid, el Cuerpo revocó la determinación del señor Presidente y X>or tanto quedó desechada dicha moción; y aclarando luego el mismo señor Presidente, á instancias del señor Espinal, la proposición que habla hecho y sostenido en cuanto al orden une seguiría, en el debate, resolvió de- í i ni ti va mente que al cerrarse la discusión, votaría el Con- '2 8 0 DOCUAiKNTtm greso si admitía ó no el informe de la Comisión. Y con esta declaratoria se abrió la disensión. Tomó después la palabra el señor García para com­ batir el informe de la Comisión, por estar basado sobre la invalidez del decreto dado el Io del corriente, que ■en su opinión, era valido y subsistente; pues si bien es verdad que las leyes no obligan á los ciudadanos mien­ tras no sean publicadas, creía que esto era con respec­ to á aquellas disposiciones que imponen un gravamen sobre los ciudadanos, que siempre es visto con repug­ nancia; pero no para con aquellas leyes y decretos de uu carácter benéfico, que uo exigen ninguna condición, tanto más, cuanto que el decreto expedido por el Con­ greso y el del Poder Ejecutivo en virtud de aquél, no indultaba á los que se rindiesen, sino que dejaba indul­ tados á los guarecidos cu Ihierto Cabello: el señor Gar­ cía. concluyó su discurso interesando en favor de ios rendidos, las razones expuestas por el General en Jefe con respecto al modo con que la Eepáblica obró con los enemigos de la independencia en el mismo punto, y ha­ ciendo el cotejo y comparación de la mayor pena que aun con la expulsión perpetua de los rendidos, iban es­ tos á sufrir, pues que los enemigos' de la independen­ cia, al salir de los muros de Puerto Cabello, iban á. dis­ frutar de sus grados, honores y condecoraciones á un nuevo continente, lo que no sucedería de manera alguna á los venezolanos que fuesen expulsados. El señor Quintero (Pedro), tomó en seguida lapa- labra para sostener el informe de la Comisión, opinan­ do porque tanto la Kcsolución expedida por el Congre­ so v decreto consiguiente del Poder Ejecutivo, relativo á los facciosos refugiados ó guarecidos en Puerto Cabe­ llo, no estaban vigentes, manifestando que sí para creer­ lo tal, se había invocado el honor nacional y la digni­ dad de Venezuela, creía su señoría, como lo había di­ cho en la sesión anterior, que no debía declararse vigen­ te en estas circunstancias el decreto arrancado al Con­ 1’AttA LOS ANALES DE VENEZUELA 281 greso en virtud de documentos que inclinaron á la ma­ yoría- á conceder lo que no estaba en el corazón de mu­ chos miembros, y para esto suplicó su señoría que se recordase y tuviese presente, lo que había pasado en la discusión, pues que eutonces se alegaron razones de cir­ cunstancias de conveniencia y otras 5 pero que esta mis­ ma dignidad nacional, estaba hoy empeñada en que es­ tos decretos fuesen destrozados á la faz del Congreso; y que en cuanto al argumento que se había hecho por el señor preopinante, robusteciendo el del General en Jefe, nunca creía que tendrían más justificación los hi­ jos do Venezuela que los españoles que defendían la plaza do Puerto Cabello y fueron rendidos en ella, y>or- que estos defendían una causa, y estaban ligados con un juramento; y los rebeldes de Venezuela, guarecidos en dicha plaza, no defendían ninguna, porque no era causa la dilapidación de las rentas públicas, porque 110 era causa el hurto y la rapiña, y porque no era causa el asesinato y los demás delitos que han cometido y. que han dejado envueltos en llanto y luto á multitud de ciudadanos. .151 orador concluyó su discurso opinando por la aprobación del informe de la Comisión, para en­ trar á considerar el decreto que presenta la misma, se­ gó 11 el orden que la Presidencia había fijado para la- discusión. 151 señor Espinal en un discurso que pronunció y que duró media hora, interesó varias razones en favor de una medida general que, dejando bien puesto el ho­ nor nacional, tuviese a.l mismo tiempo el importante re­ sultado de concluir definitivamente con la conjuración de julio por medio de un grande acto nacional, emanado de la única potestad soberana en Venezuela, capaz de ejercer este solemne acto de clemencia, opinando su se­ ñoría que aunque el decreto del Congreso no estaba vi­ gente por que él había sido expedido condición al mente, creía que este mismo decreto no podía sin mengua del 2S1> DOCUMENTOS

Congreso y de la misma dignidad nacional, dejar dora- . tificarse por el Cuerpo Legislativo. Estas observaciones fueron robustecidas por el señoi Rivas, interesando entre otras razones que expuso para combatir el dictamen de la Comisión, la. misma genero­ sidad del General en Jefe y las glorias de este caudi­ llo, y que sería una manifestación honrosa para la Ra­ ción adunarse con ól en estos sentimientos generosos; y añadió la observación de que, aun sancionada por el Congreso la minuta que se acompaña al dictamen de la Comisión, era un conflicto el en que se iba á. poner á los tribunales de justicia, bien coartándoles la libertad de obrar en las causas de los no indultados, bien de­ terminando ya el Congreso por las excepciones que ha­ cía, la sentencia de muerte que aquéllos debían pronun­ ciar : además de que aun el Poder Ejecutivo se creería coartado en el ejercicio de su más preciosa atribución, cual es la de conmutar la última pena que se les impu­ siese á estos individuos que iban á quedar sometidos á todo el rigor de las leyes. Los señores Freites y Guzmán, (Domingo) como miem­ bros de la Comisión, sostuvieron alternativamente, el dic­ tamen presentado por ésta, interesándolas razones consigna­ das en él y haciendo presente que la. Ración demanda en este punto no crueldad sino actos de pura justicia que vindiquen la grande ofensa que lo lian irrogado sus más crueles y encarnizados asesinos, y que no puede ni debe haber más clemencia que la que se propone en la mi­ nuta, pues de mil víctimas que debían pedirse, sólo se reducían á diez ó doce, y éstas de los principales ca­ becillas de la conjuración, protestando el último de estos señores que no hubiera-concurrido al Congreso de '18130. si hubiera presumido que se habían de indultar á los conspiradores de julio. El señor Ruda se manifestó por el informe de In Comisión, en cuanto el tiende á variar ó modificar el ue- / creto expedido por el Congreso, el cual no ¡o creía suo PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 283

sistente como algunos otros señores, y sólo estaba por que de él se extrajese aquella parte en que el Congre­ so lia declarado su voluntad de perdonar los delitos po­ líticos, y hacer en la minuta presentada por la Comisión aquellas variaciones que nacen de las circunstancias par­ ticulares, y adicionándole solamente la expresión de no comprenderse en el indulto los delitos que no sean politi­ cos, pues no debe incluirse en los que resulten agracia­ dos, aquellos que á sangre fría hayan cometido asesi- natos en el curso de la revolución, porque estos delitos son de otra especie. El señor Quintero (Ángel) tomó la palabra, y des­ pués de haber expuesto su ojiinión en cuanto á la di­ rección que había llevado en el curso del día la dis­ cusión del informe, se pronunció por la aprobación de el, por ser consecuente y justo, y no contener en ' sus­ tancia nada más que decir, como dice, que no está sub­ sistente el decreto de 1? del corriente y disposición del Poder Ejecutivo consecuente con él. Entre otras cosas que su señoría expuso para hacer ver que era necesa­ rio hacer frente á la cuestión, batirla y sostenerla por el camino recto, dijo que el informe no podría negarse por el Congreso sin aplaudir la revolución de julio, pues­ to que en él se exponía que por los efectos de esta nueva- revolución existían multitud de viudas y huérfanos, cosa que no podía ser negada por el Congreso ni por ningún venezolano, (aquí fué interrumpido el orador por loa aplausos que le prodigó el publico) como no se podría negar que él era Senador por la Provincia de Carabobo. Los señores Huizi y Tovar fundaron también sus vo­ tos, el primero manifestando que lo daría por el infor­ me de la Comisión, pero condicionalmente, porque no estaba conforme con algunos de los pautos que en él se indicaban y los cuales se proponía modificar cuando se considerase la minuta; y el segundo, expuso, que votaría contra, ó], porque no tenía la opinión de que al rendí- óo se le pudiese nunca imponer la pena de la vida, de­ 2 8 4 DOCUMENTOS sean do por su parte que la decisión de este asunto se sometiese más bien al Ejército constitucional, eligiéndolo como árbitro eu esta cuestión, bien persuadido de que los valientes de Venezuela, los sitiadores de Puerto Ca­ bello, se decidirían resueltamente por el perdón de los rendidos y la aplicación de cualquiera otra pena que no fuese la de la vida. * Por fin, á las nueve de la noebe se cerró la dis­ cusión, y por indicación del señor Quintero (Pedro), con apoyo de muchos señores, se acordó que la votación fue­ se nominal, declarando la Presidencia que si el Congre­ so aprobaba el informe, entraría inmediatamente en dis­ cusión la minuta presentada por la Comisión, y que ésta sería considerada y debatida artículo por artículo. Leída, luego la lista de los Diputados presentes res­ pondieron por el sí ó aprobación del informe 27 miem­ bros y por el nó ó rechazo del informe 10. Los que afirmaron fueron los señores: Quintero ( Angel ) Lecuna, Peña, Parra, P reí tes, Aíiñez, Afanador (Aicauor) U j i da, Anzola, Albizu, Gropeza, Manrique, Quintero (Pedro) ’Uuizi, Díaz, Alíonzo, Guznián, Pérez (Juan Antonio) Atícete, Arismendi. (Miguel), Baptista, González, Ponte, Herrera, Cordero, Afanador ( Eusebio) y Brieeño. Y los que se manifestaron y votaron por la negativa, fueron los señores Osío, Landa, Calcado, Marcano, Chipia, Aris­ mendi ( Juan Bautista) Perozo, Jiménez, Madrid, Vidal, ¡tornero, Altuna, Landaeta, Tovar, Aranda, Espinal, di­ vas, García y Pereira. Publicado el resultado de la votación y declarado aprobado el dictamen de' la Comisión, íuó recibida esta, declaratoria por el numeroso concurso que presenciaba la sesión del Congreso con las mayores demostraciones de aprobación, manifestándolo así. por los aplausos que prodigó en el momento de la declaratoria.

La hora era avanzada v?/ la sesión acalorada,/ Kíy aun- que había sido suspendida á las cuatro de la tarde por un pequeño intervalo, ella había dado principio desde PA R A LOS ANALES DE VENEZUELA H8ó el mediodía, por lo cual acordó el Congreso discutir en el día de mañana la minuta presentada por la Comisión, levantándose la sesión á las nueve y inedia de la noche.

Sesión del día 9 de marzo de 1836

Leída el acta de la sesión de ayer quedó aprobada, y la Presidencia declaró que en conformidad del acuer­ do de la misma sesión, aprobando el dictamen de la Comisión especial, recaído sobre el mensaje de S. E. el Presidente de la 'República, consultando la opinión del

CongresoCv sobre la validez ó invalidez del Decretó de 1? del corriente, concediendo indulto á los facciosos gua­ recidos tras los muros de Puerto Cabello, continuaba, la discusión de la minuta presentada por la Comisión, la cual se leyó íntegramente, abriéndose en seguida el de­ bule sobre el artículo 17 que dice: Art. 1° Se autoriza ai Poder Ejecutivo para que ejerza la. facultad 4" del artículo 118 de la Consti­ tución, resx>ecto á. los comprometidos en la facción titu­ lada de Reformas, que no hayan sido antes indultados, estén ó no encausados, con las excepciones y bajo las condiciones que <í continuación se expresan : Inmediatamente el señor Quintero ( Ángel) se pro­ nunció contra la medida general que el artículo abraza, por creerlo esto propio de un decreto que tenga su ori­ gen en una de las Cámaras y sufra sus discusiones cons­ titucionales : y ratificando su señoría por su parte la urgencia que demanda la medida, contraída única y ex­ clusivamente á los facciosos rendidos en Puerto Cabello, presentó el mismo artículo 1" del decreto del 17 del corriente como una modificación del presentado por la Comisión, y lo redactó en estos términos : Art. V! ÍSe autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad 47 del artículo 118 de la Constitución, con res]recto á todos los individuos rendidos en Puerto Cabe­ llo, á . consecuencia, de haber seguido la facción llamada > J > 2 8 « DOCUMENTOS de Reformas, sean ó no militares, bajo las excepciones

Vy condiciones siguientes : El señor García, después de haber indicado in con venieucta de poner al artículo un parágrafo que excep­ tuase del indulto á aquellos individuos que no quisie­ se]! acogerse á él, porque según el estado de sus causas tengan fundadas esperanzas de salir bien en ellas, sos­ tuvo el artículo principal presentado por la Comisión, por (‘.star también en consonancia con el mensaje del Pre­ sidente de la República, en el cual Irá pedido una me­ dida general que ponga ya un término á la conjuración de julio. En seguida el señor Espinal, apoyado por el señor Gaicano, presentó también como modificación del mismo artículo la siguiente: Art. V El Congreso ratifica su Resolución de 1?. del corriente, contraída á los facciosos rendidos, en la plaza de Puerto Cabello, pero respecto á los Oficiales que pro­ clamaron la Constitución en el Castillo y de los- que. en­ tregaron la Casa .Puerto, el Gobierno los confinará den­ tro del territorio de la- República ó los expulsará tem­ poralmente fuera de él, según lo creyere conveniente; y so declara también que no se comprenden en este indulto los delitos que no sean el de conspiración, y que los individuos que deban ser juzgados por ellos, como los que asesinaron ai ciudadano Francisco Sucre, quedan sujetos al rigor de las leyes. Leída esta proposición se opusieron a que ella fuese admitida los señores Manrique y Díaz, tanto por creerla contraria ú la presentada por la Comisión, cuanto por­ que- ella envolvía toda la minuta que el Congreso había convenido en discutir artículo por artículo, según las reso­ luciones dadas por la Presidencia en la sesión de ayer. El señor Espinal hizo aquí un reclamo de orden con respecto á las resoluciones de la Presidencia en la mis­ ma sesión, manifestando que se habían dado tres en el 'PARA LO S A.ÜÏAL3SS DE VENEZUELA. curso de ella y todas eran derogatorias las unas de las otras, como’ aparecía del acta, y reclamó la última deci­ sión de la Presidencia al tomar la votación anterior, eme suplicó se recordase con puntualidad. El señor Presidente, después de haber mandado leer el artículo 90 de la Constitución, á petición que hizo el señor Manrique, declaró que la proposición del señor Es­ pinal modificaba,., no sólo el artículo 1 '.' sino toda la mi­ nuta, y reservándole los derechos con que se pudiesen creer los autores, resolvió que no la admitía: y por esta resolución apelaron al Congreso ios señores Espinal y Cal caño. El señor Presidente iba á tomar la votación, ouaudo el señor Cale año desistió de la apelación por su parte, pero la Presidencia declaró que no podía desistir el señor Gaicano de su apelación, una vez que por ella se iba á tomar la deliberación del Congreso. El señor García apeló también de esta determinación, pero la Presidencia, no admitió esta apelación por el momento, y dispuso que se reservase para cuando se dispusiese de la intentada por los señores Calcaño y Espinal. Esta, apelación no fue decidida, porque se manifestaron 22 votos por la decisión de la Presidencia y 22 votos en contra, y aun­ que la votación fué rectificada, á petición del señor Man­ rique, tuvo el mismo resultado. El señor Pérez, ( Juan Antonio) pidió luego la pa­ labra, mas la Presidencia se la negó, fijando para que el Congreso votase la siguiente proposición: ¡ debe ad­ mitirse á discusión la moción hecha por el señor Espi­ nal, con suficiente apoyo, como modificación al artículo l" de la minuta que se discute? El señor Quintero ( Angel) apeló de esta determi­ nación, manifestando que no era el Congreso el que de­ bía admitir las proposiciones, sino la Presidencia quien tenía el deber de ponerlas en orden. Los señores García y Espinal pidieron que previa­ mente se decidiese la apelación que el primero había 2 8 8 ' DOCUMENTOS

hecho, por no haberle permitido la Presidencia al señor Oalcaílo retirar la apelación de que. había oportunamente desistido; pero el señor Presidente difirió este reclamo para después, y aunque el señor Alfonso pidió la palabra para liacer algunas aclaraciones en cuanto al orden, el señor Presidente no se la concedió; y pasándose imediatamete ;í resolver la apelación del señor Espinal, que había sido empatada con exclusión, del voto de éste y los de ios señores Gaicano y la Presidencia, el Congreso ratificó la decisión de ésta, declarando no admisible la xmoposicióii del señor Espinal, por 24 votos contra 21. Quiso después la Presidencia someter a la delibe­ ración del Congreso la apelación pendiente sobre la ne­ gativa que manifestó á que retirase la suya el señor Gai­ cano, cuando éste intentó hacerlo, mas habiendo indica­ do el señor Espinal que el acto ya había pasado y que no debía distraerse al Congreso con semejantes votacio­ nes que á nada- tendían ya-, y manifestándose también por los que habían apelado, que desistían de su opinión en este punto, el señor Presidente declaró que había fene­ cido la, cuestión de orden, y continuaba la discusión in­ terrumpida. .Despejada la mesa de todo embarazo por motivo de las cuestiones de orden, y abierta de nuevo la discusión sobre el artículo V! y la modificación hecha por el señor Quintero (Ángel), el señor Bivas con el apoyo del señor Calca-ño,lo presentó submodiñeado en los términos siguientes: Art. i" Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad 4° del artículo US de la Constitución, con respecto á todos los individuos rendidos en Puerto Cabello á consecuencia de haber seguido la facción lla­ mada de Beformas, y en cuanto al modo de hacer uso de ella el Poder Ejecutivo, se ratifica para esto la Beso- lución expedida en 1 " del corriente por el Congreso, contraída á los guarecidos en aquella plaza; pero respec­ to de los Oficiales que proclamaron la Constitución en el Castillo, y de los que entregaron la Casa Puerto, el PA li. A LOS ANALES DE VENEZUELA

Gobierno los confinará dentro del territorio de la Repú­ blica ó los expulsará temporalmente fuera de él, según lo crea conveniente ; y so declarará también que no se comprenden en este indulto los delitos que no sean de conspiración, y aquellos individuos que deban ser juzga­ dos por ellos, como los que asesinaron al ciudadano Fran­ cisco Sucre, quedan sujetos á todo el rigor de las leyes. El señor Presidente declaró que esta modificación no ora admisible, porque ella lo mismo que lo que ha­ bía hecho el señor Espinal, no sólo modificaba el artículo principal, sino toda la minuta presentada por la Comi­ sión, y el Congreso había resuelto considerar esta minu­ ta artículo por artículo, por lo cual no podían admitir­ se modificaciones sino sobre cada uno de dichos artículos. El señor Rivas apeló al Congreso, de esta decisión; pero el Congreso la confirmó. Después de un breve discurso que pronunció el señor Quintero (Ángel) en favor de su proposición, sostenien­ do que el Congreso 110 debía ocuparse sino de una me­ dida particular y exclusiva para con los fundidos en Puerto ♦ Cabello, pues que la medida en general no podía darse sino en Cámaras separadas y con vista de todos los ex­ pedientes que existen en el Congreso, se cerró la discu­ sión sobre el artículo 1 ?, y la modificación liecha por el propia señor Quintero, admitida por la Presidencia. El señor Espinal con apoyo de más de la quinta parte de los miembros presentes, pidió que la votación fuese nomi­ nal, y el señor Oropeza con el mismo apoyo, pidió igualmen­ te que la votación fuese secreta; y conforme lo dispone el reglamento interior del Congreso, prevaleció esta últi­ ma, y en consecuencia el señor Presidente nombró piara escrutadores á los señores Lecuna y Cordero,. y al señor Quintero ( Pedro) para que reconociese las boletas p>or si resultase alguna en blanco. Leyóse la modificación del señor Quintero ( Ángel) y para- votarla pidió el señor Espinal que se dividiese II • DOCUMENTOS en partes, lijando la primera en estos términos : “ Se auto­ riza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad P del artículo 118 de la Constitución, con respecto á todos los individuos rendidos en Puerto Cabello, á consecuen­ cia de haber seguido la facción llamada de .Reformas.” Esta proposición, practicado el escrutinio de los vo­ tos por los señores escrutadores nombrados al efecto, resultó negada por 2o votos contra 21 que'se manifes­ taron por ella, de los 4í> miembros que concurrieron á la votación, y como por este resultado quedó negada la modificación propuesta Keu la parte votada, quedó tam­ bién sin lugar lo restante de la misma proposición j pa­ sándose en seguida á votar con el mismo secreto el artículo 1'.’ de la minuta presentada por la Comisión, divi­ diéndose • para la votación por los señores Euiz. y Espi­ nal en cuatro partes, y son las siguientes : Primera.—Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad 1:.' del artículo 118 de la Cons­ titución, respecto á. los comprometidos en la facción titu­ lada de 'Reformas, que no hayan sido antes indultados. Segunda: estén ó no encausados. Tercera: con las ex­ cepciones. Cuarta: y bajo las condiciones que á conti­ nuación se expresan. Recogidos los 40 votos de los miembros presentes para la primera parte de la proposición, y hecho el escru­ tinio resultó aprobada por 44 votos contra 5 ; y por la misma mayoría de 44 contra- H resultó también aproba­ da la segunda parte. Se recogieron en seguida los votos, para la tercera- parte del artículo, y del escrutinio practicado resultaron 48 boletas con sus correspondientes votos afirmativos y negativos, y una con la siguiente inscripción: & Gar­ cía. Así lo expuso el señor escrutador encargado de examinar los votos, por si resultase- alguno en blanco, en cuya virtud el señor Presidente dispuso que se repi­ tiese el acto. PAlfcA LOS ANALES DE VENEZUELA 2Í)I.

El resultado de éste, según informó el mismo señor • escrutador, fué que se encontraban 48 boletas con sus respectivos votos afirmativos y negativos, y una en blan­ co. En esta virtud el señor Presidente dispuso que todos los señores diputados suscribiesen sus votos y los afirmasen ¡cerrasen) con la debida reserva, según lo dispone el artículo 50 del reglamento interior del Congreso, para las eleccio. nes que hace el Cuerpo, y practicada nuevamente la votación y heelio el escrutinio délos 4í> votos dados, re­ sultó aprobada la tercera parte del artículo por 20 contra.' 2‘>: votóse finalmente el resto del artículo v fué tam- bien aprobado por 35 votos contra. 14, do los 4¡) miem­ bros que sufragaron. Aprobado ya definitivamente el artículo í ° se leyó y puso en discusión el 2" que dice así: Art. 2 o Quedan excluidos del indulto y de consi­ guiente sujetos al juicio y castigo con arreglo á las leyes: Primero. El que en la facción se tituló Jefe Supre­ mo de la Itepúbliea. Segundo. Los que existan de los Jefes que suscri­ bieron las nueve proposiciones que se dirigieron al Pre­ sidente de la Itepúbliea, el día 8 de julio: salvo de és­ tos los que hayan sido indultados según se expresa en el articulo 1 °, y los que no hayan llevado su obstina­ ción basta el punto de ser rendidos á discreción en Puer­ to Cabello. Tercero. Los que existan de los Jefes y Oficiales que contribuyeron á la sublevación de la tropa, el día 8 de julio, ó al arresto del Presidente ó Vicepresiden­ te de la Itepúbliea, siempre que unos y otros hayan llevado su obstinación hasta ser rendidos á discreción cu Puerto Cabello; y Cuarto. Los que hayan mandado la plaza de Puer­ to Cabello después del 17 do agosto último, los que allí •mandaron la tropa que hizo fuego contra los milicianos 292 DOCUMENTOS cu dicho día, y los que asesinaron en Barcelona al ciu­ dadano Francisco Sucre. Inmediatamente el señor Quintero (Ángel) con apo yo del señor Oropeza, propuso la siguiente exclusión. Quinto. Los empleados públicos que fueron autores principales de la revolución, ó que cooperaron á ella. El señor (Inzuían pronunció un largo discurso er que se propuso probar los motivos que la Comisión ha­ bía tenido para proponer las excepciones expresadas, las cuales, según dijo su señoría, se hacían necesarias para calmar ei justo clamor público que por todas partes pe­ día el escarmiento de tamaño atentado como era. el de la conjuración de julio, y al efecto y como comproban­ tes auténticos, citó y pidió que se tuviesen á la vista la multitud de representaciones dirigidas al Poder Eje­ cutivo, y por éste al Congreso, en que los pueblos todos han pedido el castigo de los criminales y aún anuncián­ dose eu más de una de estas exposiciones, la disposición en que están de hacerse justicia si no se les administra: indicó también, que el Congreso no debía votar las ex­ cepciones con ninguna precipitación, sino después de bien convencido de la justicia de ellas, y cuando se impusie­ se de todos los expedientes que existen en ambas Cá­ maras, cuya lectura dijo que iba á pedir, para que en ningún tiempo se dijese que el Congreso de Venezuela en esta cuestión de tanta importancia para la seguridad futura de la líepública, habla procedido de ligero, sino después del más detenido y escrupuloso examen. La hora era avanzada., y algunos señores indicaron que no convendría ni que la sesión continuase, ni que el Congreso se reuniese en esta misma noche á seguir la discusión de esta misma materia, por la imposibilidad en que están muchos señores de concurrir á las sesiones nocturnas, y mucho menos después de una tan acalorada: además de que debía procurarse por cuantos medios sean posibles, que todos los señores .Diputados contribuyesen PA.ItA. LOS ANALES DK VENEZUBLA con su voto en -una cuestión on que no va nada me­ aos que la vida ó la muerte de muchos individuos. A estas observaciones, hechas por los señores García y Gaicano, agregó el señor Yillasmil (Martín) la necesi­ dad de que todos contribuyesen con su sufragio y no permitirse que triunfase la opinión de los que sólo están •por cortar cabezas, por .cuyas expresiones fue llamado '

Anzola,.:! quien le ocurrió la duda de que se necesitas: esta mayoría. .Por el resultado de esta negativa salvaron sus vo­ tos los señores Espinal, Anzola, Oropeza, Manrique, Quin­ tero f Ángel) Parra y Alfonzo. El señor Oropeza propuso inmediatamente con apo­ yo de varios señores, que se suspendiese la sesión por dos ñoras, continuando ésta- desde las seis de la tardo. El señor Presidente hizo que se escribiese esta pro­ posición, y después de escrita dijo: que no la admitía *» porque siendo mía atribución peculiar de la Presidencia, convocar el Congreso y determinar la hora de su reu- t J uióu, uo pretendía despojarse de esta facultad; y levan­ té) la sesión á las cuatro y cuarto, después de haber convocado el Cuerpo para las ocho del día de mañana, en el cual dijo que continuaría discutiéndose la materia,

lesión del día Ib de marzo de 1830

Tuvo lugar en el salón donde celebra sus sesiones 3a Honorable Cámara de Empresentantes. El señor Presidente abrió la sesión

Ta i Presidencia ordenó á la Secretaría que informase sobre los documentos que se baldan indicado, y el se­ ñor Secretario Pérez informó, que los expedientes sobre seguridad pública, remitidos á la Cámara de Pe presen- tantes por la Secretaría del. Interior y Justicia, estaban en poder de la Comisión del interior de la misma Cá­ mara. El señor Presidente exigió el informe de la Comi­ sión, y el señor (puntero (Pedro) dijo: que si la Presi­ dencia le permitía, pasaría inmediatamente á su casa en solicitud de los expedientes, y así lo dispuso la Presi­ dencia. Sin embargo de qué el Presidente volvió á declarar en discusión el artículo, un profundo silencio se obser­ vaba, hasta que el señor Espinal, tomando la palabra, en­ tro otras cosas dijo: Mucho me dice, señor, el silencio del Congreso: lo veo como un signo de la vacilación en que se encuentra después que con paso firme marchó á la aprobación del artículo lv, á pesar de que él es el que contieno el punto arduo que lia debido detener y exigir la meditación del Congreso: las excepciones. Mas, acordado como está que baya excepciones en el indulto, ¿para qué exigirse documentos infinitos abora, para qué interesarse i a calma y la meditación? Podrá, dudarse quiénes deben ser exceptuados? ¿Habrá de condenarse á anos y absolverse á, otros ? Esto sería añadir, permí­ taseme expresarlo, una inicua injusticia á lo que yo be creído una herida á la fé nacional, esto es, retroceder de la gracia acordada en 1° del mes. Es imposible de­ jar de aprobar el artículo en toda su extensión, si la resolución del Congreso es que el indulto tenga excep­ ciones. El artículo es justísimo y preciso al establecer­ las. ¿ Podrá encontrarse diferencia entra el delito del General infiel que lejos de esta capital vino á, ella en un triunfo miserable á hacerse el Jefe Supremo de la fac­ ción, y los trece inicuos Jefes que asestando la muerte al Presidente de la. República, le intimaron la abdica- 290 DOCUMENTOS ción de.su autoridad? ¿Entrelos pórfidos Oficiales que al sueldo de la Patria para defenderla, llevaron las ba­ yonetas de sus soldados contra el pedio de los prime­ ros Magistados: y aquellos Jefes que teniendo en sus manos la plaza de Puerto Cabello, han prolongado hasta el extremo las desgracias de la Patria, desechando con constante osadía las generosas insinuaciones del Gobier­ no? Xo puede establecerse graduación entre estos críme­ nes, todos ellos son capitales, todos ellos son de muerte. Yo no los condenaré porque mis manos están atadas desde que el Congreso los indultó; y porque como he. manifestado con razones á que no lie oído responder, el retroceso de la gracia concedida no podría acordarse sin incurrir hasta cu cierto grado de vileza. lúas, después que el Congreso en su mayoría ha declarado que haya excepciones, después que se ha creído libre de aquel solem­ ne compromiso, inútil me parece vacilar ahora, pedir do­ cumentos y exigir meditaciones, y pensé que ni sería ne­ cesario hablar más en esta materia: todos lian de ser condenados, ó todos han de ser absueltos, y en este últi­ mo caso debe retro cederse á derogar el acuerdo de que haya excepciones, para adoptar el camino noble y magnánimo de ratificar la Resolución del día I o, haciendo hasta des­ dén de la consulta. Su señoría., continuó arguyendo en en un largo discurso, que no podía retrocederse ya del indulto concedido, y protestó que no eran sus intencio­ nes capitular con los facciosos como se había querido . indicar en discusiones anteriores, lo que ciertamente era hasta risible, cuando ya habían sido del todo extermi­ nados. Que en ocasión muy solemne, 'de que no faltaban testigos en el Congreso, él había opinado, consultado en la materia de indulto, no sólo contra esta, medida, sino que se había declarado por la necesidad de algunos patí­ bulos como el término de la revolución de julio más con­ veniente á la futura seguridad del país: pero que en el día ni él ni el Congreso se hallaban en estado de ele­ gir, porque el partido estaba tomado desde que se expi- PARA DOS AríALES DE VENEZUELA dio la resolución de indulto; y presentó algunos eiém­ idos para probar que la gracia no podía retirarse, y que si su aplicación actual no podía mirarse como una'acción necesaria en rigor de justicia, moralmente ella estaba subsistente, pues el Congreso no podía prevalerse de un acontecimiento independiente de la voluntad de ios . agra­ ciados para retirarles el perdón, y que ia acción de que se avergonzaría un particular, jamás sería cometida por los Comisarios destinados á. ejercer la soberanía de un pueblo. El señor Manrique pronunció después un discurso en el cual sostuvo el artículo en discusión, apoyado en la convicción íntima de su conciencia como ^Representante, á pesar de sus deseos particulares, manifestando que él quedaría satisfecho si el Congreso, en cuya deliberación estaba aprobar ó reprobar el artículo, se decidía por dicho artículo,* pero que seguía en su proceder, no sólo la justicia que reclama en este caso el honor nacional, sino la opi­ nión de los principales publicistas en esta, materia. El señor Eivas reprodujo las razones que había ex­ puesto el señor Espinad, y con particularidad el caso que aquel citó en cuanto si á un infeliz (pie perseguido por un acreedor se encontrase con los brazos rotos ai tiem­ po de querer poner en planta su compromiso, añadiendo que un corazón generoso lejos de perseguirlo y atormen­ tarlo en la desgracia, le extendería más bien una mano bienhechora para socorrer su desgracia; y siguió dicien­ do que la ratificación del Decreto del V! del corriente hubiera sido un pronunciamiento mucho más decoroso para el Congreso, por que las excepciones eran una ver­ dadera sentencia, y aunque se había sostenido que no, porque los exceptuados iban á quedar sometidos á las leyes, el Congreso pronunciaba real y positivamente ia sentencia de muerte con esta misma excepción: excep­ ción que iba á poner, como ya lo había antes manifes­ tado, en un conflicto al Poder Ejecutivo, privándole acaso de su más preciosa atribución, cual es la de conmutar la DOCUMENTOS

última pona, á los criminales sentenciados- por los tribu­ nales de justicia. El señor Herrera en un largo discurso que pronun­ ció. so manifestó por el artículo en los mismos: términos propuestos por la Comisión, sin qne le arredrase la idea de que se le calificase de sanguinario, porque antes do los sentimientos de humanidad debían tenerse presentes los de sama- justicia, que es la que debe regir en este país: dijo también que aunque en su opinión se había' ventilado la historia de los sucesos ocurridos en la plaza de Puerto Cabello, desde el día de su primer pronun­ ciamiento, hasta la última comunicación del'Jefe de los fac­ ciosos refugiados en aquella plaza, en que pedía con inso­ lencia un pasaporte para él y otros ; y dicho señor Manrique concluyó manifestando su voto libre por el artículo, y recomen­ dando al Congreso un justo é igual procedimiento en esta im­ portante cuestión, para que en ningún tiempo puedo decirse que se lia obrado con uua mala entendida cle­ mencia con los principales cabecillas de la revolución y no con los de segundo y tercer orden, que han sido ya justamente castigados en Barquisimeto y otros puntos: porque el Congreso colocándose hoy en el puesto á que está llamado, no permita que en los demás puntos de la He- pública se juzgue que los principales autores de la revo­ lución lian sido indultados por los empeños y relaciones, y que la justicia no había sido distribuida con. una jus­ ta y perfecta igualdad, concluyendo Su Señoría suplican­ do al Congreso, no diese hoy un paso que sancionase el crimen de conspiración cu Venezuela, recordando las víctimas inmoladas por la- cuchilla de estos asesinos en los campos de Urica, Oarúpano, Eío Chico, 'Valencia y Puerto Cabello. El señor Tovar tomó luego la. palabra y manifest: que no había ni podía haber impunidad en la medida de clemencia para con unos hombros que no habían side cogidos sino implorando el perdón, esto es, rendidos á dis­ creción, y que no se debe dar la muerte al rendido, poi PA.ltA. LOS ANALES LE VENEZUELA 2 0 9 que al vencedor en este caso se le caen las armas de las inanos, y que Venezuela triunfante de los enemigos que quisieron arrebatarle su libertad'y sus leyes, Vene­ zuela lioy representada por un Congreso, no podía promur ciar en medio de este triunfo la sentencia de muerte para los rendidos : que Venezuela no podía sangre sino castigos, y castigos severos: que Venezuela tiene estos sentimientos, y que los miembros del Congreso debían en esta parte, conser­ vando su independencia, seguir con la opinión pública cuan­ do ella no fuese extraviada, porque al Congreso tocaba también dirigirla y no someterse ciegamente ó. ella, pues cuando la opinión pública estaba extraviada, tenía en este caso su conciencia, conservando siempre su inde­ pendencia y llenando sus deberes como 'Representantes: opinó su señoría, porque la medida fuese general y no particular, porque la revolución del día 8 de julio debíil fenecer y no acordarse más de ella; y que si adoptaban estas excepciones, no se lograría este precioso bien, por­ que los mismos autores y cómplices en la revolución ten drían que continuar en las cárceles y con éstas los pa­ tíbulos, y cada cabeza que cayese sería un golpe eléc­ trico que conmovería la Kepública y nos liaría recordar á cada instante los fatales y funestos efectos de la con­ juración de julio, concluyendo su señoría, diciendo que votaría contra el artículo porque estaba por una medi­ da general sin las excepciones que se proponen, esta­ bleciéndose condiciones muy severas.- El señor García tomó en seguida la palabra, y lia- cien do una previa digresión sobre los casos en que la sociedad pueda disponer de la vida de algunos de sus individuos, según algunos publicistas que lian procurado siempre restringir cuanto lia sido posible esta facultad, la cual no estaba en sus opiniones, según manifestó, pues que no creía á la sociedad con esta facultad; mas como habían pasado ya algunos minutos sin que su señoría entrase en la cuestión, el señor Presidente ordenó la lectura del artículo que estaba en discusión y declaró. DOCUMENTOS que no se trataba de la pena de la vida, y que todos los discursos que tuviesen por objeto manifestar que no debe imponerse la pena de muerte, no estaban en dis­ cusión. El señor García suplicó á la Presidencia que ya que le había interrumpido, declarase si estaba ó no en or­ den, para seguir ó apelar al Congreso. El señor Presidente satisfizo á su señoría di riéndole que había hecho leer el artículo en discusión, porque le parecía que en un tanto había olvidado el contenido de él, sin que hubiese sido su ánimo llamarlo al orden, sino recordarle este olvido que lo creía involuntario, pues (pie él también padecía de estas distracciones cuando discurría. En vista de esta determinación el señor Gar­ cía continuó manifestando que la sociedad no podía im­ poner pena de la vida en el caso presente, y entonces el señor Presidente lo interrumpió de nuevo, y ordenó que se leyese el artículo, y concluida la lectura dijo, que estaba en discusión, y que los discursos que se pronun­ ciasen y tendiesen á decir ó probar si es ó no bueno im­ poner pena de la vida, y so continuase hablando sobre esto, llamaría al orden. El señor García dijo que iba- á continuar para, in­ tentar la apelación al Congreso, y continuó diciendo: la pena de la vida no es más que dejar de existir un hom­ bre, y aquí, fue su señoría llamado al orden, por lo cual apeló al Congreso, pidiendo la lectura del artículo 230 de la Constitución y el 1? de la ley vigente de conspi­ radores, manifestando que iba á hablar por espacio de veinte horas sobre la materia porque tenía derecho para ello, y derecho de que no podía ser despojado por la Presidencia. Iba á tomarse la votación cuando el señor Espinal llamó la atención de la Presidencia y le suplicó que re­ vocase su determinación, puesto que el señor García no estaba fuera., de orden, si bien era cierto que se había PAEA LOS ANALES DE VENEZUELA remontado á lo infinito para venir acaso después á fijar su discurso por puntos de comparación, lo que no era una falta de orden, corno no lo eran tampoco algunos discursos majaderos que se pronunciaban en la Cámara y en el Congreso. Keclamó aquí el. orden el señor G-uz- máu, manifestando que esta era una increpación que no podía permitirse, £mef* parece que se aludía al discurso» que su señoría principió en la sesión anterior en la cual se reservó la palabra para cuando estuviesen sobre la mesa todos los expedientes que ha dirigido el Poder Kjecuti.vo al Congreso, referentes á la conjuración de ju­ lio: mas el señor Espinal, satisfizo á su señoría di cián­ dole, que no había sido su objeto increpar su discurso y que se había referido al señor (pie tenía la palabra ;, y con estas explicaciones el señor Gfarcía continuó su discurso en que fundó su opinión, que era contra el ar­ tículo de excepciones y en favor de una medida gene­ ral, reproduciendo en esta parte los diferentes argumen­ tos que se habían presentado en favor de la clemencia, los cuales robusteció con diferentes razones. El señor linda pronunció luego un breve discurso, y en él reedrdó al Congreso el compromiso solemne en (pie estaba de mantener su primera resolución, indul­ tando por todos los delitos políticos á los refugiados en Puerto Cabello, como lo habían ya probado muy bien otros señores en el curso de la discusión, y enseguida se contrajo á probar que el Congreso no podría aprobar el artículo MV que se discutía, sin dejar de caer en una man ¡fiesta y grande contradicción, pues concediéndo­ sele por el 1? al Poder Ejecutivo la facultad de con­ ceder una amnistía, por el 2 ? se pretendía hacerla ilu­ soria, y en esto era claro que se incurría en una con­ tradicción muy deshonrosa en su concepto, deseando por esta parte y por la dignidad del puesto en que estaba, y por la misma del Congreso, que el indulto no llevase esta condición que lo hacía tan engañoso, y para que en ningún tiempo se digese que el Congreso de Venezuela 3 0 2 DOCUMENTOS ni conceder una gracia como esta, hacía la concesión tan engañosamente, que en un artículo subsecuente, des­ decía y se retraía de la gracia concedida por el ante­ rior, pues que para esto sería mucho más decoroso para el Congreso dejar las cosas como estaban, que no me­ terse el Poder Soberano de la Nación á dar un indulto por delitos políticos, exceptuando precisamente á las úni­ cas personas que por estos mismos delitos se les po­ dría imponer la pena capital por los tribunales de jus­ ticia. El señor Manrique combatió el principal argumento puesto por el señor preopinante, manifestando que en el decreto no bahía ninguna contradicción sino conse­ cuencia de sus artículos, y para esto pidió la lectura del IV, ya aprobado, y demostró que el Congreso había ya pronunciado su voluntad en que hubiese estas ú otras excepciones, y que estableciéndolas, cualesquiera que ellas fuesen, no hacía más que obrar en consecuencia con sil voluntad ya manifestada, y sin la menor con­ tradicción. El señor Alfonzo se pronunció por el artículo de la minuta, nomo el más adaptable en las presentes circuns­ tancias de Venezuela, y como necesario para poner un sello eterno á las revoluciones, repetidas por la impuni- dad. Su señoría% hizo presente en cuanto á la recomen­ dación que hacía el General en Jefe, recordando el pro­ ceder de los vencedores en Puerto Cabello, cuando por primera vez fue ocupada por asalto, por el mismo Ge­ neral en Jefe, que entonces existía uu tratado que ha­ bía regularizado la guerra y evitado el encarnizamiento con que ésta se había seguido hasta que faé regulari­ zada, pues era constante que hasta entonces, de parte á parte habían sido pasados á filo de espada todos los prisioneros; además de que la ocupación de la plaza de .Puerto Cabello, quitándosela á los enemigos de la In­ dependencia, había sido en una guerra con una Nación extraña, y no así en el presente caso en que habían PARA LOS ANALES DE-VENEZUELA OVO sido rendidos. á discreción mi puñado de insurrectos ve­ nezolanos que lian llevado su obstinación Iiagta el pun­ to de ser rendidos de la manera que lo lian sido. Y en cuanto al decretó expedido por el Poder Ejecutivo en virtud de la autorización del Congreso del día 1 ° del corriente para indultar ó- los facciosos guarecidos en la- misma plaza, opinó su señoría porque el Poder Ejecu­ tivo había abusado de esta autorización, pues que ella había sido condicional y dada ad hoc, en cuya virtud no podía el Ejecutivo haber dicho en su decreto (jvedan, indulja dos los facciosos refugiados en Puerto Cabello, mientras no hubiese tenido la Plaza en su poder, ó cuan­ do menos, debió expresar la .misma condición. Estas mismas razones y algunas otras fueron repro­ ducidas por el señor Cordero, sosteniendo el artículo en discusión y la necesidad de la medida que en él se propone para un saludable escarmiento de los hombres inquietos que por más de una vez han intentado envolver en llanto y luto á la Patria, y además inculcó Su Señoría las razones de que . hizo mérito el señor Herrera sobre que la justicia fuese dis- ♦ tribuida con la debida igualdad, lo mismo con el fuerte que con el débil, con el poderoso que con el infeliz, con los que están altamente relacionados y con los que no tienen más amparo que la justicia y la ley escrita. Eu este estado eran ya las cuatro y media de la tarde, la materia aún no estaba suficientemente descauso, y aunque los señores Quintero 'y Espinal hicieron la pro­ posición de que la sesión fuese permanente hasta votar­ se el artículo eu discusión, el señor Presidente manifes­ tó que era necesario dar algún desahogo al Cuerpo, y siu levantar la sesión declaró que ésta se suspendía por una hora y media si por alguno ele los miembros no se reclamaba de esta determinación. A las seis v media de la tarde continuó la sesión suspendida á las cuatro y media de la misma. Un concurso más numeroso que en los días anterio­ res y que en la mañana de éste, ocupaba todas las ga- 304 DOCUMENTOS

lerías del edificio del Congreso, por no caber en el sitio destinado para los espectadores. El señor Guzmán fue el primero que tomó la pala­ bra y, después de haberse manifestado satisfecho por la aclaración que había hecho el señor Espinal, y cougra- tuládose á sí mismo por los luminosos discursos que cu pro y en contra se habían manifestado en la discusión, dilucidándose la materia, tanto como lo había apetecido., y con el entusiasmo propio de los Representantes de un pueblo libre y heroico, paso á impugnar la opinión de los que habían sostenido la validez de la Resolución del 1° del corriente, porque ella fu ó dada bajo un prin­ cipio falso, pues que habiendo sido con la condición de entregar la plaza de Puerto Cabello, naturalmente había caducado faltándose á lo ofrecido. Su Señoría descendió después á clasificar las personas que se excluían por el proyecto, y aseguró que no habría ciudadano alguno que considerase acreedor á un indulto á aquel General que, titulándose Jefe Supremo de la República, se había pre­ sentado siempre como el corifeo de todas las revolucio­ nes, á los que intimaron al Presidente de la República el malhadado S de julio, y suscribieron las nueve pro­ posiciones cuya lectura pidió y se verificó lo mismo que los documentos impresos en la Gaceta, número 23.1 de 21 de julio de 1S31, concluyendo Su Señoría con manifestar al Congreso, que sancionado el indulto para estos individuos, sancionaría expresa y terminante­ mente que no era ya en Venezuela un crimen el hacer revoluciones y deponer á los primeros magistrados de la República, y autorizaría á los pueblos para opinar por­ que el mismo Congreso había levantado el estandarte de la anarquía y santificado la revolución de julio, pre­ parando otra que la sucediese inmediatamente. El señor Quintero ( Pedro ) siguió luego sosteniendo en un largo discurso que pronunció, . el artículo pro­ puesto, y como durante él impugnó la opinión que se había manifestado, sosteniendo que el Congreso obraba i/ALiA LOS ANALES CE VENEZUELA 3 0 5 en este asunto como Soberano, afirmó y sostuvo que el Congreso de Venezuela no obraba como Soberano, porque el Congreso no es un Monarca que quiere comprar la- voluntad de sus súbditos: el Cougreso es la reunión de los comisarios de ia Nación, y sólo la voz de la Na­ ción es la que debe oírse en el salón augusto de la He- presentación Nacional: {en esta frase fue interrumpido el orador por los repetidos aplausos que le prodigaron los espectadores, y Ico Presidencia impuso el orden á los ciuda­ danos que estaban en la barra; recomendando la- compos­ tura, que debía tener el público para- no manifestar su opi- món- de unco manera míe pudiese dar d entender que se coartaba, la libertad que deben tener los Diputados.) El señor Quintero ( Angel) apeló de esta exigencia, manifestando que al pueblo debe dejarse en entera liber­ tad. El señor Espinal reclamó aquí la libertad de que en este momento carecía el Congreso, tanto por el tu­ multo que se advertía en el pueblo que presenciaba la sesión, como por la sensación que esto mismo había cau­ sado en muchos de los señores Diputados. El orden alterado por algunos momentos en la parte que ocupaba el pueblo, fue restablecido á la insinuación de los señores Diputados, y el señor Quintero (Pedro) continuó su discurso sosteniendo las excepciones, conclu­ yéndolo recomendando al Congreso, que meditase en su sabiduría esta cuestión esencialmente nacional, pues que en ella se iba á dar la vida ó la muerte á la Patria, pronunciándose un fallo que salve las leyes de Vene­ zuela y vindique el honor nacional, para que no se diga nunca que el Congreso de 1836 desoyó los más fervo­ rosos votos de un pueblo heroico. El discurso pronunciado por el señor Quintero ( Pe­ dro) luego que concluyó, fue repetidamente aplaudido por los espectadores, y eu seguida tomó la palabra el señor Quintero (Ángel) para sostener la quinta ex­ cepción que había beclio y que no había sido impugna­ da por ninguno ‘ de los señores que habían tomado la pa- T. n — 20 300 DOCUMENTOS labra en el curso de la disensión, contraída á los em­ pleados, principales apoyos y algunos de ellos, cabezas de las revoluciones que habían sucedido en este país, y que generalmente no lian correspondido nunca á la ■confianza pública ni al juramento constitucional: y en­ trando luego Su Señoría á hacer comparaciones sobre la mayor ó menor parte que las mismas autoridades ha­ bían tenido en la conjuración, tanto por lo que en algu­ nas partes habían coadyuvado, como por la impericia c ineptitud de muchos funcionarios públicos que pudieron ♦/y debieron cortarla, hizo mención de la insignificante. fuerza que el 8 de julio había trastornado el orden, capitaneada por un Pedro Garujo, fulano Mares y fula­ no 'Picazo, hombres enteramente • despreciables, al paso que en Cuma-nú cien soldados de Junín, defensores de la Constitución, guiados por sus leales Oficiales, se dispusie­ ron ó intentaron sufocar el espíritu de rebelión, y lo hu­ bieran hecho si no lo hubiera entorpecido los malos fun­ cionarios, como el Comandante de Armas de aquella Provincia que traicionó la Constitución y la confianza del Gobierno, y la Corte, la Corte infernal que por des­ gracia le tocó á la misma. Largos y muy sostenidos discursos se pronunciaron •en todo el curso de esta dilatada sesión, por todos los señores que alternativamente tomaron la palabra, tanto para impugnar como para sostener la medida propuesta por el artículo, defendiendo los que sostenían las exclu­ siones, la insubsistencia ó invalidez del decreto del día 1 ? del corriente y la necesidad de satisfacer la vindicta pública con la inmolación de las más preciosas é indis­ pensables víctimas en vindicación del honor nacional; al paso que los señores que combatían las excepciones, hacían presente que el mismo honor nacional y la pala­ bra solemne del Congreso, tenían comprometido y atadas las manos á este, sin que pudiese volver atrás sin «Ies- doro de su misma dignidad y de la Nación que repre­ senta. PAKA .LOS ANALES LE VENEZUELA

Al Un se declaró suficientemente discutida- la mate­ ria y se cerró la discusión, acordándose previamente que ia votación fuese secreta á petición que hizo el señor Villasmil ( Martín), con el apoyo suficieute, y para pro­ cederse a ella fueron nombrados escrutadores los seño­ res Baptista y Yidal, y para reconocer los votos y pu­ blicarlos el señor Peña. El señor Presidente recomendó en seguida al públi­ co que presenciaba el acto, el orden y la compostura, para (pie el Cuerpo obrase en esta importante votación con entera y absoluta libertad, manifestando con esto los inconvenientes que en estos casos presentan las señales de desaprobación y de aprobación por parte de los es­ pectadores. Leyóse la primera excepción del artículo que dice así: Quedan excluidos del indulto y de consiguiente sujetos al juicio y castigo de las leyes: l'- El que en ia facción .«• Ululó Jefe Supremo de ia República; y recogidos los votos y licclio el escrutinio, resultó aprobada esta excep­ ción por treinta votos contra veinte y uno, de los cincuenta y un Diputados que estaban presentes. Be recogieron los votos para la segunda excepción y no resultaron más de cincuenta por haberse ausentado el señor Vallenilla, aunque sin permiso del Congreso ni del señor Presidente, y aunque inmediatamente fue mandado bus­ car, como no se le encontró, y también informó el señor García que al retirarse había manifestado hallarse en ter­ mo, aunque ofreció que volvía, la Presidencia sometió á la deliberación del Congreso este accidente, y se resol­ vió que continuase el acto, salvando su voto el señor G-uzmán. Antes de hacerse el escrutinio, se leyó la segunda excepción que dice: los que existan de los Jefes que■ sus­ cribieron las nueve proposiciones que se dirigieron al Vve- siúentc de ia República el día 8 de julio; salvo de estos Jos que hayan sido indultados según se expresa en el ar- 308 DOCUMENTOS

líenlo 1 ?, y los que no hayan llevado su obstinación hasta f punto de ser rendidos á discreción en Puerto Cabello; y pulí!i. cado el resultado de la votación, fue rechazada por treinta y un votos contra diez y nueve que se manifestaron por ella. Antes de procederse á votar la tercera excepción, á señor Quintero ( Pedro) liizo presente que algunos seíi-v res habían votado contra la segunda, creyendo que 1;: fe nacional estaba empeñada, y era necesario que por lo menos la Presidencia hiciese la aclaratoria para la de­ bida inteligencia, de que los Jefes y Oficiales á que *. refería la tercera excepción, no eran de los catorce p habían suscripto las nueve proposiciones, pues que esto- quedaban indultados de hecho con la negativa que t. Congreso le había dado á la excepción que se acabuk de votar. La Presidencia ordenó la lectura de la excepció: que debía votarse, declarando que no admitía niugtiu discusión sobre ella, ni mucho menos modificación portó tar cerrado el debate, y que el Congreso resolvería-coi; forme lo creyese más justo y conveniente. Se leyó la tercera excepción, que dice: los que eú t tan de los Jefes y Oficiales que contribuyeron á la si# xación de la tropa el día 8 do julio, ó al arresto del Di­ sidente y Vicepresidente de la República, siempre que «f ú otros hayan llevado su obstinación hasta ser rendido*ii 2 discreción en Puerto Cabello; -y recogidos los votos,]}' practicado el escrutinio, resultaron veinte y cinco A mativos y veinte y cinco negativos, por lo cual y eos forme lo previene el reglamento interior del Congrí* el señor Presidente declaró que la discusión estaba i® vamente abierta sólo para esta parte del artículo, ciij" votación había sido empatada. VA señor Guzmán manifestó que en el estado eiitf ya el Congreso había puesto el negocio, coiivimemly indultar á los principales criminales, como se demostri)- X>or la excepción segunda- que se acababa de negar. '*■ VARA LOS ANALES DE VENEZUELA 800

vendría mejor que el proyecto pasase á mía mieva co­ misión que lo redactase consolo dos artículos, ordenan­ do en el primero que quedaban indultados todos los de 1 ¡a Conjuración de julio, y por el segundo, comunicársele ,¡! Poder Ejecutivo para su cumplimiento. Aquí, el señor Espinal llamó la atención del Congre­ so y dijo: yo no liablo, señor, para recibir los aplausos del pueblo j pero sí para sostener la dignidad de ese mismo pueblo y del Congreso. Treinta y un votos han absnelio á los insignes criminales de la Conjuración del día 8 de julio, y se encuentra empatada la votación ; qué digo1 veinte y ciueo votos se encuentran después por condenar á los que siguieron el torrente en que los precipitaron esos traidores. ¿ Y se dirá que esto no es faltar á Ja dignidad nacional 1 Se dirá que el Congreso se ha considerado libre para condenar á los que tenía perdonados en Puerto Cabello...... Mas ¿qué juzga­ rá el mundo y esa misma ilación cuando en la calma piense que esc Congreso, esos hombres firmes, se han negado á condenar á los principales Jetes de la Con­ juración, por una mayoría de treinta y un votos contra diez y nueve, y que en seguida, para condenar á los se­ cuaces do aquellos traidores ha habido ya veinte y ciueo votos? ¡Oh! ¡Cómo señor, esto no es posible...... Que se vuelva á votar. El señor Quintero (Angel) advirtiendo que el Con­ greso itia á quedar ya mal en esta cuestión por la mar­ cha que ella había tomado en las votaciones practicadas, propuso con apoyo de varios señores: que difiriéndose indefinidamente la consideración de esta resolución, ra­ tificase el Congreso la del día 1'.’ del corriente (E l se­ ñor Espinal ola! ' ola! esa es la mía) con la excepción sola de limitar la expulsión de los Jefes y Oficiales que contribuyeron á la reacción del. Castillo y Casa-fuerte de Puerro Cabello, á un termino que no pase de ocho años ni baje de cuatro. 3 1 0 DOCUMENTOS

El señor Presidente declaró que esta proposición no era admisible, porque ella modificaba y difería toda la materia-, y no podía hacerse proposición en general, por cuanto el Coügreso tenía resuelto disentir la materia ar­ tículo por artículo. % El señor Quintero ( Pedro) propuso sólo que se di- iiviese la materia; y el señor Presidente volvió á hacer la siguiente declaratoria: que no se admitiría ningún:: proposición que no se contrajese terminantemente ;í- Ui materia- que estaba en discusión, es decir, al número .tercero de la resolución; y en este concepto, el señor Quintero ( Pedro) reformó, su proposición de diferir, con- travéndola•/ únicamente el número tercero del artículo 2° míe •“* se discutía. Después de un ligero debate, se votó esta proposi­ ción y ñié negada; y luego el señor Oropeza, con apo­ yo de varios señores, modificó el número tercero que se dis­ cutía, en estos términos: Tercero. Los que existan de los Oficiales que suble­ varon el batallón Anzoátegul, si han llevado su obstina­ ción hasta ser rendidos ú discreción en Puerto Cabello, La Presidencia en medio del calor del debate no qui­ so admitir esta modificación, pero habiendo el señor Quintero apelado de esta determinación, el Congreso la revocó. intentaron de nuevo los señores García y Quintero (Ángel) hacer la proposición de que se difiriese la ma­ teria indefinidamente, pero habiendo observado el señor Espinal que esto no podía tener lugar en general sino artículo por artículo, conformo se fueran poniendo en dis­ cusión según lo resuelto por el Congreso, desistieron de hacer la- proposición. ¡Se votó luego la modificación del señor Ovo pe/, a y resultó negada por veinte y siete votos contra veinte- y tres, anulándose una votación hecha antes de esta pm haber resultado una boleta en blanco. l’A'UA LOS ANALES BE VENEZUELA 311

» m »« « Siguió después la votación sobre el artículo princi­ pal, es decir, sobre el número tercero del artículo 2° de la minuta presentada por la Comisión, y resultó también negado por treinta y un votos contra diez y nueve. Luego se votó el número cuarto del mismo artículo, di­ vidido en dos partes, á saber: Primera. Los que ha­ yan mandado la- plaza do Puerto Cabello despues del 1 < de agosto último. Segunda, Lo que allí mandaron la tro­ pa que hizo fuego contra los milicianos en- dicho día, // los (pie asesinaron en Barcelona al ciudadano Francisco ¡Sucre; y ambas resultaron aprobadas, la. primera- por veinte y seis votos contra veinte y cuatro, y la segun­ da por treinta y dos contra diez y odio. Votóse, filialmente, la quinta excepción propuesta por el señor Quintero (Ángel) dividiéndose también en dos partes. Primera-. Los empleados públicos que f ueron au­ tores principales de la revolución. Segunda. Ó que coo­ peraron d ella: y ambas fueron igualmente aprobadas, la primera por una mayoría de treinta y uno contra diez y nueve, y la segunda por la de veinte y. seis con­ tra veinte y cuatro. La sesión se levantó á la una de la noche.

¡Sesión del (lía 11 de marzo de 1836

Beunidos los Senadores y líepresentautes en número suficiente en el local de estos últimos, se abrió la sesión a las once y tres cuartos, con la lectura del acta de la de ayer, y í'uó aprobada después de algunas ligeras al­ teraciones indicadas por varios señores, entre ellas la de que se insertasen en el acta los artículos de la minutu, tal cual habían sido propuestos y aprobados, para la- debida claridad, sin que se Luciese referencia alguna. Siguió luego ■ la discusión pendiente en la última sesión sobre la minuta do resolución que se considera, relativa al modo de proceder con los facciosos rendidos •> i <> nocuMisNTOa on Puerto Cabello, y demás comprometidos cu la Con­ juración del día S de julio de 1835. El señor Quintero (Ángel), después de haber mani­ festado que la Comisión no había tenido presente á los civiles comprometidos en la Conjuración, pues que se ha­ bía contraído á los militares únicamente, sin embargo como algún miembro de ella se encontró embarazado al votar 1.a excepción que ya estaba aprobada, contraída ji­ los empleados, por la latitud con que aparecía, propn so con apoyo de varios señores el siguiente parágrafo úuico. § único. La excepción del caso tercero sólo se refere á los empleados públicos, no militares, que hayan sido redu­ cidos á prisión. El señor Manrique, como miembro de la Comisión, hizo presentes los inconvenientes que ésta había tenido para tocar ese punto, tanto porque lo creía más bien el resultado de u:u juicio, para probar en él cuál haya sido el empleado autor ó cooperador, cuanto porque la Comisión no había tampoco tenido á la vista ningún documento público que acredite quiénes son estos em­ pleados civiles, como lo tuvo al dictar y proponer el artículo y las excepciones para los militares, además de que no desconocía la Comisión la imposibilidad de jus­ tificarse la cooperación, sin embargo de que estaba en su corazón que fuesen castigados lo mismo los civiles que los militares que han faltado á sus compromisos para con la ilación y con el Gobierno. El señor Quintero ( Ángel) demostró en seguida la conveniencia de explanar el artículo adoptado por el Congreso por medio del parágrafo propuesto, no hacien­ do extensiva aquella condición, sino á los que están some­ tidos á un juicio, á los que tienen una causa abierta y están por esto cu las cárceles, de ios cuales el Ejecuti­ vo no tendría que hacer ninguna distinción puesto que el parágrafo explica que el artículo se contrae á los ein 1/AliA LO tí ANADí tí DE VENEZUELA 3 1 3 jileados públicos encausados y reducidos á prisión. ü¡n manto a la falta de documentos á que había hecho refe­ rencia el señor Manrique, dijo: que pudo muy bien haber ceñido presentes entre otros, el Plebiscito de Oumaná, en el cual se ve á un empleado de la- Corte Superior de Oriente, firmando este pronunciamiento y puesto a la- cabeza de él presidiendo la junta- insurrecta, y estos son documentos bien públicos y auténticos, ademas de que habiéndose puesto ya en el decreto dos artículos dedicados exclusivamente ú los militares, se lia,cía de suma necesidad 6 importancia poner otro para los civiles, tanto más, cuanto que estos no pasan de cuatro, y aun recor­ dando que no tenía presente más que un Ministro de la Corte de Oriente y un Administrador de aduana. El señor Freites, contestando á las indicaciones he­ chas por el señor Quintero ( Angel), dijo: que se le lia cían increpaciones á la Comisión, en el concepto expre­ sado de que í£la Comisión se había pronunciado contra los militares, y el preopinante se pronunciaba contra los civiles,” porque la Comisión no se había pronunciado con­ tra los militarss, sino que veía la cuestión por el grado de crimen de los individuos; siendo así que las excep­ ciones que liabía presentado, estaban en una escala tan progresiva, que no sabía- cómo la mayoría pudo anoche sancionar unas y negar otras de las primeras; y qne desconoció el termómetro que la pudo haber guiado, por­ que si estaba vigente el decreto del Io del corriente ¿por­ qué se liabía excluido del indulto á los que mandaban la plaza de Puerto Cabello1? y si no estaba ¿por quó no se habían excluido también, ó sometido á juicio á los principales autores de la revolución? Para mí, repi­ tió Su Señoría, es desconocido este termómetro, y no es extraño que la Comisión dejase de comprender el caso que ahora se propone, porque es sabido que los traba­ jos humanos por lo regular nunca salen perfectos de las manos do los hombres; mucho más aquellos que como d presente, apenas ha habido muy pocas horas jaira sn •:u-i d o c u m e n t o s

• • * é desempeño 5 pero encontrando justo el que los empleados civiles que hayan cooperado á- la revolución y estén encau­ sados, queden también excluidos de indulto, desde luego votaré por la efirmativa en esta proposición. El señor García se opuso al parágrafo, fundándose en que él era una excepción de las excepciones por las cuales se le había, podido tachar de inconsecuente al Congreso, y que con mucha más razón se diría, que el decreto aumentaba estas mismas inconsecuencias, pues que habiendo empleados militares en el mismo caso de cooperación, iban á. quedar de una mejor condición que los civiles, haciendo también presente que la causa for­ mada á un individuo, no es la que clasifica su crimina­ lidad, sino el delito que haya cometió, y que si el Con­ greso había de ser justo, debía, imponer la misma pena ó el mismo indulto á todos los que hayan cometido los mismos delitos sin hacer tantas excepciones como las que resultarían con la aprobación del artículo propuesto. Los señores Quintero (Pedro) y Díaz sostuvieron al­ ternativamente el parágrafo propuesto, y el señor Espi­ nal lo combatió: y después de un ligero debate se cerró la discusión y se pidió que la votación se hiciese por partes, dividiéndole en estos términos: Primera. La excepción del caso tercero sólo se re­ fiere á. los empleados públicos—Segunda: no militares; y tercera: que hayan sido reducidos a prisión. Votada, la primera- parte fue aprobada 5 y al votar- se la segunda se suscitaron algunas dudas por la ex- plicación que el señor Presidente hizo al tiempo de vo­ tarla, en cuyo acto el señor Quintero (Ángel) dijo, que bastaba preguntar, como en las demas votaciones ordi- darias 5 mas el señor Espinal llamó la atención del Con­ greso y de la Presidencia, para que se tuviese presente que al aprobarse esta excepción, iba el Cuerpo a sancio­ nar que los militares no serían castigados por el cri­ men de conspiración que hubiesen cometido. El sema PABA LOS ANALES DE VENEZUELA 3 1 5

Presidente impuso el orden, manifestando que continuase la votación, y habiéndose hecho así, fueron aprobadas la. segunda y tercera parte. Inmediatamente el señor Espinal, con apoyo de va­ rios señores, propuso: que se alzase la sanción dada al caso tercero para reformarlo, suprimiéndose el concepto que dice “ ó cooperaron á ella.” Aquí el señor (Julián) García interesó la indulgencia del Congreso, recordándole la que había tenido con los prin­ cipales Jefes de la conjuración, con los que la tra­ maron y llevaron al cabo, deponiendo á los primeros Magistrados, llevando su obstinación hasta el punto de ser rendidos á discreción en Puerto Cabello^ y en segui­ da estableció la triste comparación que iba á hacerse por to­ da la Ecpública al ver indultados á las principales ca­ bezas de le revolución, y sometidos á un juicio á los empleados que cooperaron á ella, cuando por coox>erar se puede tomar hasta la acción más insignificante é ino­ cente. El señor Quintero (Angel) se opuso fuertemente á que se alzase la sanción del caso tercero, y llamó la atención del Congreso, encargando y recomendando mu­ cho la prudencia y tino en este proceder, porque la primera piedra que se echaba para deshacer lo hecho por el Congreso, era la x^retensión de alzar la sanción al caso tercero x>ara x>asar de aquí al caso segundo y de este al primero, y hasta el que se tituló Jefe Su­ premo de la Bexniblica. El señor García reclamó en este lugar Ia inerexm- cíón que se le hacía, interpretando su opinión, x>ero el señor Presidente declaró, que no se había infringido el orden, con cuya declaratoria continuó el señor Quintero, oponiéndose á la xmoposición hecha por el señor Espinal. El mismo señor Espinal prox>uso luego, suficiente­ mente ¡(poyado, que se alzase la sanción dada al pará­ grafo aprobado, j>ara reconsiderarlo y siiprimirle el con­ cepto “ no militares. ” DOCUMENTOS

331 señor Díaz pidió que la Presidencia explicase si alzada la sanción al parágrafo, como se proponía, podría éste quedar en estado de ser modificado en su genera­ lidad ó únicamente para suprimirse el concepto expre­ sado, y el señor Presidente, después de ordenar la lec­ tura de la proposición 6 imponerse de ella, declaró que alzada la sanción, el Congreso discutiría de nuevo, si convenía ó no suprimir el concepto “ no m ilitaresy na­ da más, pues que para esto sólo era hecha la proposición. Toda la sesión la ocupó el Congreso en discutir la conveniencia ó inconveniencia que resultaría de la su­ presión propuesta, en explicaciones de conceptos que lia- bien do producido algún color en muclios de los señores Diputados, decidieron á la Presidencia (i mantener el Con­ greso por algunos momentos en silencio, para entrar en calma, y cuando juzgó que ya era tiempo oportuno cerró la discusión, después de haber desistido los señores Di­ vas y Calcaño del derecho de palabra, la cual habían pedido con anterioridad al silencio impuesto por la Pre­ sidencia. Se votó, pues, la proposición del señor Espinal, y no estando las dos terceras partes de los miembros presentes por ella, quedó negada. Luego la Presidencia hizo presente lo dividida que estaba la opinión, y que algunos señores le habían indi­ cado que convendría tratarse la materia en comisión ge­ neral ; pero que conociendo él lo embarazoso que esto mis­ mo era porque no podría hacerse sin reglas, creía más oportuno que los miembros del Congreso se reuniesen en la casa de alguno de ellos, donde en familia no sería tal vez tan embarazoso el ponerse acordes, y expresó que si el Congreso guardaba silencio sobre esta indicación, la tendría como recibida. Iba a- levantar la sesión el señor Presidente, cuan­ do el señor Díaz le manifestó que no debía tomarse la taciturnidad del Cuerpo por la aprobación, según se ha­ bía indicado, de ninguna reunión que no íuesc la sesión PARA LOS ANALES DE VENEZUELA <>•> del Congreso, pues que habiéndose ventilado la materia tanto enanto i>odía apetecerse, además de que en estas mmiones familiares ó taciturnas, como entendía que las había calificado la Presidencia, no se sacaba ningu­ na otra cosa que mucha conversación, era de opinión, y también el señor Manrique, de que el Congreso con­ tinuase su sesión esta misma noche como en' la an­ terior, después de dar. al Cuerpo algún descanso, que como muy necesario, ha recomendado siempre la Pre­ sidencia. Después, el señor Presidente ordenó que la Secretaría informase del resultado do los trabajos de este día, y ésta lo hizo diciendo que sólo se había aprobado el pará­ grafo propuesto por el señor Quintero (Ángel), con lo que, y habiendo manifestado el señor Presidente, que muchos señores Diputados no estaban en disposición de concu­ rrir á la sesión de esta noche por hallarse indispuestos, á causa de la trasnochada anterior, y usando de la fa­ cultad que le daba el reglamento interior, levantó la sesión á las cuatro menos cuarto, después de convocar el Congreso para las once del día de mañana. tiesivn del. día 12 de marzo de 1S3G Se abrió á las doce menos cuarto con la lectura del acta de la de ayer, y quedó aprobada. Iba á continuar la discusión de la minuta de reso­ lución en que se resuelve la consulta del Poder Ejecu­ tiva, sobre la rendición de la plaza de Puerto Cabello; y el señor Calcaño, con apoyo de varios señores, propu­ so : que difiriéndose la consideración de la minuta de re solución que se discute, se ocupe el Congreso del pro­ yecto de contestación siguiente, que deberá dirigirse al Poder Ejecutivo, y caso de ser aprobado, quedara dife­ rida indefinidamente aquélla. - Leyóse luego la minuta de contestación presentada por el señor Calcaño, y á que se refiere su proposición, y dice así: DOCUMENTOS

“ Tuvo ol honor de recibir y presentar á la delibera­ ción del Congreso el Mensaje y documentos que Y. E. se sirvió dirigirme, relativos al sometimiento de los fac­ ciosos guarecidos en la plaza de Puerto Cabello, y ocu­ pación de ésta por la-s armas nacionales. “ Se congratula el Cuerpo representativo de la Ya­ ció n con V. E. y con el pueblo venezolano, por este triunfo final y expléndido délas instituciones, contra la­ ta oción armada que el funesto 8 de julio osó interrum­ pir su marcha majestuosa, y sumergir el país en san­ gre, en lágrimas y desolación. lían triunfado los pue­ blos, y este glorioso desenlace proclama á la Nación y al mundo que han cesado para siempre las revoluciones, pues que de hoy más nadie podrá- atentar con éxito con­ tra d querer del pueblo venezolano. “ Pero en medio del júbilo que experimenta la Na­ ción, por haber vindicado sus derechos, se consulta si vanadas las circunstancias en que se expidió la gracia, están ó nó indultados los criminales rendidos ó discre­ ción, y si debe hacerse alguna excepción en favor de los que coadyuvaron á poner la plaza de Puerto Cabe­ llo cu poder del Ejército constitucional. ‘‘Be ha- ocupado detenidamente el Congreso en la re­ solución de esta importante materia; y de su orden ten­ go el honor de manifestar á Y. E. que- no cree decoroso á la dignidad uaeúcml revocar el indulto, una vez con­ cedido por Y. E. debidamenre autorizado, y que por tanto lo ratifica-. ;4 Mas, como los individuos que cooperaron á la ren­ dición en el Castillo y Casa-fuerte, oyendo la voz del General en Jefe del Ejército, se han hecho acreedores á ser tratados con alguna mayor lenidad que los rendidos, deja el Congreso á la discreción de V. E. el que los expulse ó confine temporalmente, según lo crea más com- patible con la. seguridad pública. “ Con respecto á la medida general que Y. E. reco­ mienda, el Congreso se ocupará de este acto legislativo PARA LOS ARALES I>E VENEZUELA en Cámaras separadas, y oportunamente será. Y. E. ins­ truido del resultado de sus deliberaciones. “ No lia querido prescindir el Congreso de manifes­ tar á Y. E. eu esta solemne ocasión, el alto aprecio con que lia visto la conducta observada por el Jefe del Ejér­ cito constitucional en la crisis funesta de que acaba de salir la República, y se complace en asegurar que al re­ tirarse á su bogar doméstico, como lo indica Y. E., lleva consigo las bendiciones del pueblo, y la gratitud de las generaciones venideras.” El señor Quintero ( Ángel) pidió luego que se le­ yese la proposición que hizo él mismo en la sesión del día 10, proponiendo diferir la materia, que la Presidencia se negó á. admitir. Se leyó dicha proposición y la que en consecuencia de la inadmisión que declaró la Presidencia, hizo ei se­ ñor Quintero (Pedro) y que el Cuerpo negó; y el señor Presidente, después de un breve razonamiento en que demostró que la proposición del señor Quintero (Ángel) había sido rechazada por la misma, en atención á que ella fue hecha sobre toda la materia, cuando el Congreso se ocupaba de la votación de un artículo, y que la del señor Oalcaño se ha hecha en orden porque nada estaba todavía en discusión, declaró que- admitía dicha propo­ sición de diferir. El señor Cordero pidió que ante todas cosas, cual­ quiera que fuese la determinación de la Presidencia en materia de orden, se escribiese para la debida constan­ cia, fundándose para esto en que la cuestión era muy delicada y debía evitarse todo reclamo que envolviese al Congreso en una discusión de orden. Entonces la Presidencia declaró é hizo escribir la si­ guiente resolución: Se admite á discusión la proposición de diferir, y votada que sea, no está obligado el Cuerpo á admitir á discusión la minuta que con la misma se nreseuta; manifestando que tomaba esta determinación, ' • « L i 32 0 DOCUMENTOS en atención á que era una proposición compleja la que se liaeía, pudiendo el señor Gaicano, si lo tenía á hien, someter á la consideración del Congreso la misma pro­ posición, haciendo en ella la correspondiente separación, en lo cual no convino el señor Gaicano, y aunque in­ tentó apelar al Congreso de la decisión de la Presiden­ cia, desistió inmediatamente. El señor Manrique, reclamando el orden en las dis­ cusiones, y recordando las atribuciones. de la Presiden­ cia, hizo £>resente: que no tenía la de alterar ninguna proposición que se hiciese por un Diputado con apoyo de otro, sino someterla íntegramente á la deliberación del Congreso, deduciendo de aquí Su Señoría que la de­ cisión de la Presidencia no había sido en regla, porque la proposición del señor Calcaño era contraria á lo que tiene acordado el Congreso. La Presidencia entonces, convencida por las indica­ ciones anteriores, ratificó su opinión, declarando que la proposición y minuta presentada por el señor Calcaño, eran inadmisibles por su complejidad. Siguió en el orden del día la discusión del artículo 3? de la minuta de resolución, de que se ocupa el Con­ greso, y filé aprobada la condición primera del artículo que dice así: Art. 3o Los demás individuos comprendidos en el artículo I o, que no están excluidos del indulto por el artículo 2?, podrán gozar de la gracia', bajo las condicio­ nes siguientes: Primera. Los indultados perderán todos sus empleos, grados y títulos, pensiones, goces y condecoraciones. Leída la segunda condición, fue modificada por el señor Cordero con suficiente apoyo, en estos términos: Segunda. Los que existan de los jefes que suseribie- 4 ron las nueve proposicionos que se dirigieron al Presi­ dente de la República, el día S de julio, si no han sido indultados ya, según se expresa en el artículo Io, serán PARA LOS ANALES LE VENEZUELA 3 2 1 expulsados perpetuamente: los oficiales que concurrieron á la sublevación del batallón Anzodtegui y á la prisión del Presidente y Vicepresidente de la República, los de­ más jefes indultados por esta autorización, los que sin ser militares que á juicio del Poder Ejecutivo deban ser expulsados por convenir así á la seguridad del país, lo serán precisamente por un término que no baje de diez, años. El señor Herrera, modificó también el mismo caso eu los términos siguientes: Segundo. Los Jefes que suscribieron las nueve pro­ posiciones que se dirigieron al Presidente de la República, el S de julio, y los que concurrieron á la sublevación del batallón Anzoátegui, y á la prisión del Presidente y Vicepresidente, siempre que hayan llevado su obstina­ ción hasta encerrarse en la plaza de Puerto Cabello des­ pués del 17 de agosto último, serán expulsados perpe­ tuamente : los demás Jefes y Oficiales, indultados por esta resolución, los que sin ser militares obtuvieren antes del S de julio empleos de honor y confianza, y los demás individuos que á juicio del Poder Ejecutivo deban ser expulsados, lo serán precisamente por un término que no baje de cinco años ni pase- de diez, á juicio del mismo Poder Ejecutivo. El señor Manrique, con apoyo del señor Unda, di­ vidió el mismo caso segundo y tercero redactándolos así: Segundo. Los Jefes que suscribieron las nueve pro­ posiciones que se dirigieron al Presidente de la Repú­ blica el día S de julio, y los que contribuyeron á la su­ blevación del batallón Anzoátegui, que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse eu Puerto Cabello después del día 17 de agosto último, serán expulsados del país por el término de diez años. Tercero, líos demás Jefes y Oficiales, indultados por esta resolución, los que sin ser militares obtuvieren an­ tes del 8 de julio empleos do honor y confianza, y los

i DOCUMENTOS demás individuos, sean ó no militares, que á juicio del Poder Ejecutivo deban ser expulsados por convenir así

y cinco contra once, siendo afirmativos los de los seño­ res Gaicano, '.Peña, Parra, .Freítes, Túnez, Afanador ( Ni­ canor), Feroz o, Madrid, Tidal, Anzola, Albizu, Oropeza, Altana, Manrique, Quintero (Pedro), Tovar, Iluizi, Aran­ da, Díaz, Espinal, Bivas, Pérez (Juan Antonio), Guz- mán, Euiz, Túcete, García, Arismendi (Miguel), Bap­ tista, González, Pereira, Ponte, Herrera, Cordero, Afana­ dor (Eusebio), y Briccño; y negativos los de los seño­ res Quintero ( Ángel.), Becuna, Osío, Lauda, Marcano, ■Chipia, Villasmil (Juan), Unda, Jiménez, Homero, y Va- llenilla. Antes de votarse la segunda, parte, consistente en lo restante del artículo, solicitó el señor Garcia una decla­ ratoria de la Presidencia, sobre los efectos que tendría ia negativa de ella, y en este caso qué sería lo que el ■ Congreso votaba. El señor Presidente dijo que en este caso se vota­ ría la segunda parte del artículo de la minuta y ordenó su lectura• mas habiendo observado el señor Díaz, (pie el artículo leído por la Secretaría, no tenía parte segun­ da que pudiese votarse, decidió la Presidencia que ne­ gada la segunda parte de la proposición del señor He­ rrera, se votaría el artículo principal de la minuta. Des­ pués de esta declaratoria se votó lo restante de la pro­ posición, y quedó aprobada por treinta y dos votos con­ tra catorce en esta forma. Por la aprobación votaron ios señores Quintero (Angel), Lecima, Osío, Peña, Pa­ rra, Villasmil ( Juan), Freí tes, Hiifíez, Afanador ( Tica- ñor), Perozo, Madrid, Anzola, Albizu, Oropeza, Altuua, Quintero (Pedro), Tovar, Iluizi, Díaz, Pérez (Juan An­ tonio), Gnzmán, Euíz, Túcete, García, Arismendi (Mi­ guel ), liivas, Baptista, Pereira, Ponte, Afanador (Euse­ bio ), Herrera y Cordero; habiendo votado por la repro­ bación los señores Lamia, Gaicano, Marcano, Chipia, Un­ da, Jiménez, Vidal, Homero, Manrique, Aramia, Espinal, •Gouzález, Yallenilla y Briceño. 32-i DOCUMENTOS

tíe leyó luego la tercera condición y fue aprobada sin ninguna alteración y en los mismos términos que consta de la minuta prosentada por la Comisión, á saber: Tercera. Los que no quedaren incluidos en la condición anterior, podrán ser expulsados por menos tiempo, ó con- ftuados dentro del territorio nacional, á juicio del Poder vo. Leyóse la cuarta condición, y el señor Quintero (An­ gel), con apoyo de varios señores, la presentó modificada en estos términos: Los que quebrantaren la expulsión perpetua y vol- vieren á cualquier punto de la Kepública, quedarán su­ jetos á la aplicación de la pena de conspiradores de pri­ mera clase con sólo la identificación de la persona, y cual­ quier Tribunal de la Bepíibliea podrá liacerla llevar á electo inmediatamente, precediendo solamente la expresa­ da identificación: los demás que quebrantaren la expul­ sión ó confinación, perderán la gracia y quedarán sujetos al juicio y castigo con arreglo á la Ley. Esta proposición, sostenida por su autor y por el señor Oropela, apoyados en la conveniencia pública que demanda el castigo de los criminales que indultados por el Congreso de la última pena, la de la vida, á que se Pablan PecPo acreedores, intentasen quebrantar las con­ diciones con que se les concedía esta misma vida, fue combatido fuertemente por el señor Espinal, como incons­ titucional é impropio del Congreso, quien no x>odría san­ cionarlo sin usurpar las atribuciones del Poder Judicial, y so exponía á que llegado el caso, no fuese obedecido por los mismos Jueces, como se les ordena á éstos por los artículos ISO y 1S7 de la Constitución, y con justa ra­ zón, porque no podía el Congreso destrozar las fórmulas establecidas por la misma Constitución. Eran las cuatro v cuarto de la tarde, y cuando la 4/ / ts Presidencia iba á suspender la sesión, algunos señores indicaron que ésta continuase á las seis de la tarde. El PAR.A L (.>S AXALBS DB VBNEZ0 KLA 325 sonor García fué de opinión que no continuase esta, sino que habilitándose el día de mañana, siguiese, en Ia consideración de la materia, cuya idea apoyó en el acto el señor Tovar, recomendando la importancia del asunto. La Presidencia insistió diciendo que no levantaba la sesión sino que la suspendía; poro el señor Tovar apeló al juicio del Congreso porque no se ponia en considera­ ción la moción que dijo había tenido el honor de apo­ yar, y que sin resolverse ésta, no podía el Presidente levantar la sesión aunque por el reglamento tuviese la facultad de abrirlas y cerrarlas, como se había alegado ya. otras veces. El señor Presidente suspendió sin embargo la se­ sión, manifestando al señor Tovar que su moción no había sido desechada, sino que no había tenido por conveniente ponerla aun en discusión, que lo haría en el curso de la. sesión que no cerraba sino que suspendía, emplazan­ do á los señores Diputados para las seis de la tarde. A las siete de la noche continuó la sesión y la Pre­ sidencia hizo presente que la indicación que antes se ha­ bía hecho, estaba retirada por su autor, por lo cual no se ponía en discusión. El señor Díaz observó después, que la segunda parte de la proposición del señor Herrera, aprobada ya por el Congreso, creía que podía castigarse su redacción sin variar en nada la esencia de ella, y poniéndola en con­ sonancia con todas las demás disposiciones de la resolu­ ción, la presentó redactada así: serán precisamente ex­ pulsados por un término que no baje de cinco ni pase de diez años, los demás Jetes y Oficiales indultados en virtud de esta autorización, los que sin ser militares obtenían empleos de honor y confianza antes del S de julio, y los demás individuos que á juicio del Poder Eje- cativo deban serlo, por convenir así á la seguridad del país. El señor Quintero (Ángel) hizo presente, que aun­ que en esta redacción no se variaba efectivamente la esencia de la parte expresada, podía reservarse para rpie la misma Comisión que presentó la minuta, lo colocase luego que, aprobada la resolución, le fuese pasada para la debida corrección de estilo: y así lo dispuso la Pre­ sidencia ; y ordenando en seguida la lectura de la, pro­ posición hecha por el señor Quintero (Ángel), modifi­ cando la condición cuarta de la minuta de resolución, dijo: que continuaba la discusión teniendo la palabra el señor Quintero (Pedro) que la había pedido al levantar, se la sesión. El señor Quintero (l5cdro) contestó á la Presiden­ cia que tal vez sería, en alguna cuestión de orden. En consecuencia siguió la discusión pendiente, y des­ pués de un largo y sostenido debate en que defendieron la modificación los señores Quintero ( Angel}, Manrique, Oropeza, Díaz, Herrera y Briceño; y la combatiéronlos señores Oalcaño, García, Espinal y Tovar; al fin, cerra­ da la discusión, se acordó por unanimidad que la vota­ ción fuese nominal. Principiada ya ésta, es decir, cuando ya había dado su voto el señor Quintero ( Angel), pidió el señor Gar­ cía que se hiciese por partes, manifestando que estaba dispuesto á, negar la primera y aprobar la- segunda: mas algunos señores Diputados reclamaron que el acto estaba principiado y no podía interrumpirse. La Presi­ dencia así lo ordenó, y el señor García pidió que cons­ tase en el acta este acontecimiento, y continuada la vo­ tación, resultó aprobada la modificación propuesta por el señor Quintero (Ángel), por veinte y cuatro votos con­ tra catorce, de los treinta y ocho miembros que estaban presentes; habiendo votado por la afirmativa, ios seño­ res Quintero (Ángel), Parra, Ereites, hTúñez, Afanador (ISicanor), Perozo, Anzola, Albizu, Oropeza, Altana, Manrique, iluizi, Díaz, Pérez (Joan Antonio), G-uzmán, Ihiíz, Anecíe, Baptista, González, Ponte, Herrera, Afa­ nador (Ensebio) Cordero y Brieeño; y votaron asimis­ mo por la- negativa, los señores Osío, Gal caño, .jiv U lt* . PARA ¡,0S AMALAS l)lü VRN.1-1ZTJÍ?LA :327

no, Peña, Mirabal, Yillasmil (duan), Madrid, Ixomero, ïovar, Espinal, Ei vas, García, Arismendi (Miguel), y Pereira. Siguió luego la condición quinta que dice: aunque la responsabilidad á los daños y perjuicios no es una pena, sino una obligación civil, se declara, para.- evitar cuestiones, que los indultos que emanen de la autori­ zación que aquí se concede, de ninguna manera destru­ yen aquella responsabilidad; y el señor Ereites, con opo­ yo del señor Díaz, la presentó modificada y fué aproba­ da después de una ligera discusión, en estos términos: Aunque la responsabilidad á los daños y perjuicios á que baya lugar conforme á las leyes, no es una pena, sino una obligación civil, se declara, para evitar cuestio­ nes, que los indultos que emanen de la autorización que aquí se concede, de ningún modo destruyen aquella responsabilidad. El señor Quintero (Ángel) propuso en seguida con suficiente apoyo, para que fuese colocada en el lugar de las excepciones, la siguiente: Quedan exceptuados también del indulto los reinci­ dentes en el crimen de conspiración, y que otra vez ha­ yan sido encausados. El señor Oropeza, apoyado también por muchos se­ ñores, propulso igualmente como artículo adicional á la minuta presentada por la Comisión, el siguiente: Be extenderá el indulto á los Ministros de la Su­ prema Corte de Justicia, á los demás empleados no com­ prendidos en las clases anteriores, que funcionaron con los íáeciosos y que firmaron las actas. Estas proposiciones disnaso la Presidencia que que- daran sobre la mesa y advirtió al Congreso, que algu­ nos Honorables Senadores se habían enfermado y con su ausencia no quedaría el número necesario para continuar / la sesión, por lo cual ib si si levantarla; y advirtiendo que el día de mañana era feriado y ' no podría haber DOCUMENTOS

sesión si no la acordaban las dos terceras partes de los miembros presentes, inquirió la voluntad del Congreso sin ningún debate, y de la votación resultó que no ha­ bía et número requerido por la Presidencia: mas en el acto varios señores apelaron de aquella determinación, porque en el reglamento interior del Congreso, que se leyó á petición que varias veces hizo el señor Díaz, no estaban exceptuados los días feriados, manifestándose que no habiendo esta excepción, no existía ninguna disposi­ ción que fuese necesario revocar, para cuyo solo caso se necesitaría la mayoría requerida por la Presidencia. La Presidencia, después de estas y otras observacio­ nes que hicieron varios señores, consultó la apelación del Congreso, y éste revocando la decisión de aquélla, resolvió implícitamente que hubiese sesión el día de ma­ ñana ) y en fuerza de esta decisión la Presidencia se­ ñaló la hora de las doce del día para la próxima sesión, levantándose la sesión de hoy á las diez menos cuarto de la noche.

Sesión del día 14 de marzo de 1830

Se abrió á las once en el local de las sesiones de la Honorable Cámara de Representantes, y se leyó el acta de la del sábado, 12 del corriente. El señor Oropeza observó que en ella se hacía men­ ción de ser él el autor de la proposición sobre indul­ tar á los Ministros de la Corte Suprema, é hizo presen­ te que al poner la indicación expresada sobre la mesa, había dicho muy claramente cuando la sacó del bolsillo, por haber indicado la misma proposición el señor Es­ pinal, que cabalmente la tenía en la mano, recibida de las del señor Calcaño después de haber corrido por las de los diferentes señores Diputados: que cuando el se­ ñor Espinal se puso de pie para indicarla, la tenía cu el bolsillo y no hizo otra cosa que ponerla sobre 1.a mesa, diciendo clara y terminantemente que no era obra ni PA il A' LO S ANALE S D E VE N E £ i • ti!, A

p ens amiento suyo, cuya aclaración dijo nue la. hacía por­ que quería que si la medida fuese saludable, recogiese

su autor el fruto,7 4v / si odiosa cargase <71 otro con seme- jante odiosidad, tanto más, cuanto que no estaba, él mismo decidido todavía á votar eu pro ó en contra de i a di cba proposición. Ei señor Presidente ordenó la lectura del acta en esta parte, y constando en ella que la proposición ha­ bía sido hecha por el señor Oropeza, con el apoyo com­ petente, y orden adose por la Presidencia qne fuese re­ servada. para considerarse en su oportunidad, en atención á que antes había hecho otra el señor Quintero (Ángel), y se había dispuesto lo mismo, sostuvieron los señores Quintero (Ángel) Oslo, Díaz y Manrique que permane­ ciese lo escrito puesto que el acta no debía ser otra cosa que la historia de la sesión, además de que im­ plícitamente decía el señor Oropeza, que la había hecho y como tal íué apoyada en el acto por muchos señores. El señor García hizo algunas aclaraciones, manifestando que el señor Oropeza 110 había hecho otra cosa que in­ dicar como escrito, aunque con mucha informalidad, el pensamiento del señor Espinal, y asegurando que dicho señor, al presentarlo, había dicho terminantemente que no estaba dicha proposición ni aun redactada con toda formalidad, y en esta virtud pidió que el acta se vota­ se por partes, para negar la en que se encuentra como proposición hecha y apoyada la indicación del señor Oropeza. El señor Quintero (Ángel) se opuso á que el acta se votase de este modo, puesto que no podía en mane­ ra alguna negárselo sucedido, pudiéndose hacer las acla­ raciones que se tuviesen por conveniente en la acta de la sesión de hoy, en la cual tenían lugar estas indica­ ciones. El señor Presidente dispuso: primero, que en el acta se indicasen y pusiesen las expresiones dichas por el señor Oropeza, de que no era pensamiento suyo, que está d o o u m k n t o k incompleta la proposición, y que se mandó reservar, sin expresarse que se Inicia ó no moción; pero el señor Díaz, apoyándose en el sentido literal de la minuta de- la Secretaría y en el informe que ésta dio, de que se había exhibido el papel por. el señor Oropeza, y que mu­ chos señores apoyaron ia idea y se mandó escribir, se opuso á toda alteración, y en consecuencia insistió la Presidencia en que el acta se votase por partes, como lo había pedido el señor García; mas habiendo desistido éste de dicha demanda, la Presidencia le dio las gra­ cias por haber evitado al Cuerpo este embarazo, y votada en seguida el acta, según la había redactado la Secre­ taría, quedó aprobada, ordenándose que en la de hoy se hiciese mención de la manifestación hecha por el señor Oropeza. En seguida se leyó y mandó agregar al registro correspondiente de votos salvados, el siguiente protes­ tado por el señor Briceño en la sesión del sábado 1- de los corrientes, concebido en estos términos. Señor : Salvé ayer mi voto en el artículo negado que establecía que los que fueron autores de la Conspiración del S de julio, es decir, los catorce Jefes que firmaron las- nueve proposiciones presentadas en aquel día al Pre­ sidente de la República, y los que le depusieron y su­ blevaron el batallón en guarnición de la capital, fuesen expulsados por diez años, porque forzosamente se vota­ ría en seguida por la afirmativa la modificación de que fuesen expulsados perpetuamente; y como yo había maní testado en la discusión que los criminales del mayor crimen social se debían castigar con la mayor pena que reconocen las leyes, que es la de muerte,' Idee presente, que no habiendo querido ¡a mayoría del Congreso ( á la que no lie pertenecido ) que tan famosos criminales su­ friesen la pena de la ley, ya que los indultaba expul­ sándolos,/ debía á lo menos tener en consideración qiu convenía á la tranquilidad pública- dejando en vida u estos conspiradores, desarmar su brazo para que no coas- O O 1 ?AHA LOS ANALES DE VENEZUELA oo 1

pirasen de nuevo : que si quería echar sobre ellos el man­ to, que algunos llaman de clemencia, y yo de injusti­ cia, perdonándoles la vida, debía entonces dejarles la esperanza: de poder volver á su patria, para que, soste­ niendo esta afección, no persistiesen en maquinar y avi­ var revoluciones. Y como si acaeciese la desgracia proba­ ble de tales mar]ilinaciones, quisiera entonces que mi patria supiera que yo, que por mi voto no pude conse­ guir que se les aplicase la pena de la ley, hice mis esfuerzos para que no quedaran enemigos encarnizados de Venezuela por ser para siempre expulsados; quisiera también que supiese el rmblico que si el cumplimiento de mis deberes me atrae el odio de algunas familias, porque voto según mi conciencia contra las personas que les son caras, la dación no podrá execrarme, ni podrá en tiempo alguno humillar mi patriotismo, porque no arrostré el peligro para salvar y cuidar de la paz y tranquilidad pública. En sustancia, á esto creo se con­ trajo todo lo que he expuesto ante los Empresentantes do ia hTación en el día de ayer, y lo consigno para su debida constancia. Caracas, á 13 de marzo 183G. Domingo B. Br iceño. Concluida la lectura de este voto, pidió permiso el señor Qropoza para retirar el papel que había presenta­ do en la sesión anterior, por hallarse informe y para vol­ vérselo á su autor. La Presidencia le permitió que lo recogiese, pero el señor Quintero ( Angel) se oimso é intentó la apelación al Congreso por esta determinación, negándole al señor Presidente la facultad de permitir que ni i Diputado retirase una proposición hecha, apoya­ da y escrita, como constaba del acta, sino que precisa­ mente se había de hacer con el permiso del Congreso, y pidió que se leyese el reglamento de esta parte. Leyóse el reglamento en la parte en que so dispo­ ne, que una vez admitida una moción no nodrá retirar­ ‘W > DOCUMENTOS se sin el consentimiento del Congreso, y el señor Man­ rique pidió que se leyese también el acta que se acaba­ ba de aprobar. La Presidencia declaró que el papel presentado por el señor Oropela, no había sido admitido como moción ni declarado como tal, por lo cual ordenó que se le de­ volviese : en lo cual convino el señor Quintero si lo que disponía la Presidencia no era más que se devolviese al señor Oropela el papelito que presentó, pediendo éste pedir permiso al Congreso para retirar la proposición cuan­ do fuese puesta en discusión. Siguió en el orden del día la proposición lieclia por el señor Quintero (Ángel), en la sesión anterior., excep­ tuando del indulto que se considera por el Congreso, para poner un término á la Conspiración de julio, á los reineidentes en el crimen de conspiración que otra vez hayan sido encausados, y abierta la discusión, el mismo señor Quintero, con el apoyo del señor íSTúñez, modificó esta excepción y ia presentó redactada en estos tér­ minos : Quedan excluidos del indulto y de consiguiente suje­ tos al juicio y castigo con arregio á las leyes: los que tienen causa criminal por conspiración anterior al 8 de- julio, no sentenciada definitivamente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse en Puerto Cabe­ llo después del 17 de agosto último. Esta proposición íué sostenida por su autor y por los señores Díaz, Manrique, Cordero, Quintero (Pedro) y Briceño; y combatida por los señores Osío, García, Pi­ cas, Espinal, Tovar, linda y Herrera; hasta que cerra- la la discusión, pidieron los señores Calcaño, y Oropeza y Ereites que la votación fuese nominal, en lo que con­ vino todo el Congreso. Leyóse la exclusión y quedó aprobada por 21 votos contra 18, siendo afirmativos los señores Quintero (An­ gel), Parra, Arismendi ( duan Bautista), Ereites, Kuncz, !’A«.A LOS ANALES DE YENttZftfLA OOO1)0 >

Afanador ( Nicanor), Pcrozo, Vidal, Anzola, Albizu, Oro- peza, Manrique, Quintero (Pedro), Díaz, Pérez, (Juan Antonio ), Guzmán, Ruíz, Núcete, Baptista., González, Pon­ te, Cordero, Afanador (Ensebio), y Br iceño; y negativos los de los señores Oslo, Pérez ( José Antonio), Lamia, Gaicano, Marcano, Peña, Villasmil (Juan), Unda, Jimé­ nez, Romero, Al tuna, Tovar, lluizi, Espinal, Rivas, Gar­ cía, Arismendi (Miguel), Pereira y Herrera. Concluida esta votación y declarado por la Presi­ dencia que la exclusión quedaba aprobada, el señor An­ zola, manifestándose complacido por las excepciones que al fin acordaba el Congreso, sancionando con esto un acto de recta justicia,- y no dudando que con la misma ad­ mitiría y aprobaría otras subsecuentes y justas, leyó y propuso con apoyo del señor Oropeza, la siguiente ex­ clusión : Quedan excluidos del indulto y por consiguiente sujetos al juicio y castigo con arreglo á las leyes : los que en las nueve proposiciones que se dirigieron al Presidente de la. República, el día 8 de julio próximo pasado, se titu­ laron Comandante General de la Provincia y Jefe de Estado Mayor. Aquí el señor Herrera hizo una aclaración, fundando su voto, manifestando en breves razones: que si había estado negativo en la proposición anterior, fué apoyado en la- resolución del Congreso, ó por virtud del acto, por el cual habían sido ya indultados los trece Jefes que suscribieron las nueve proposiciones dirigidas al Pre­ sidente de la República, el 8 de julio, en cuyo número aparecía, el individuo que se excluía por la proposición : mas habiéndose presentado esta excepción, y habiendo estado por todas las exclusiones, y con la esperanza de que sucesivamente se fuesen presentando otras, manifes­ tó que estaría por ésta y por las demás que se hicie­ sen, siempre que ellas tuviesen por resultado las pre- eiosíus exclusiones porque desde un principio se había tranea monte pronunciado. Sometida por la Presidencia á discusión la exclusión propuesta por el .señor Anzola, y después que los seño­ res, Osío, Pérez (Juan Antonio), ünda y Chipia habían ya tomado la palabra impugnando la proposición por creerla contradictoria a lo ya sancionado por el Congre­ so, el señor García reclamó, apoyado en la misma deter­ minación, el número de las dos terceras partes de los miembros presentes para su aprobación, y el señor Presi­ dente lo llamó al orden por no creerlo en él, discurrien­ do en una materia que no estaba puesta en discusión: el señor García, apeló de esta determinación, pero el Comrreso ratificó la decisión del señor Presidente. Después de un largo debate, el señor Herrera pre­ sentó modificada la exclusión, en estos términos: Quedan excluidos del indulto y de consiguiente su­ jetos al juicio y castigo con arreglo á las leyes, los que de los Jefes que suscribieron las nueve proposiciones que se dirigieron al Presidente de la República, se titula­ ron Comandante General de la Provincia ó Jefe de Es­ tado Mayor, y los que de los mismos mandaron en Jefe alguna División contra la República. El señor Herrera apoyó su proposición en la gene­ ralidad que ella tenía, pues no creyó Su Señoría que el Congreso debía entrar en determinar ciertas personas, ■como había sucedido por ja anterior exclusión aprobada, quedando excluido por ella únicamente el Coronel -Rolo, y partiendo del principio de una justa imparcialidad, fnó que sentó la dicha modificación, manifestando que no votaría por la anterior aunque se había pronunciado por ella, por este defecto. Después de estas observaciones se cerró la discu­ sión, y los señores Oropeza, Gaicano y otros muchos se­ ñores pidieron que la votación fuese nominal, en lo que convino una gran mayoría ti el Congreso. El señor Gar­ cía pidió al mismo tiempo que ¡a votación fuese secre­ ta, y el señor Quintero (Angel) pidió inmediatamente i ' \ *;« ¡\ * r * ) i > *7* t \ t x u \ / . í AMALES DE VENEZUELA t)00 que sobre esta petición fuese también nominal la vota­ ción. Entonces el señor García pidió de nuevo que so­ bre el modo de efectuarse la votación, si secreta ó no- mmalmente, se exigiese al Congreso su voluntad en se­ creto, y el señor Espinal se opuso á todas estas indi­ caciones, manifestando que el reglamento sólo exigía para- una u otra votación el apoyo de la quinta parte de los miembros presentes, y era claro que los apoyos no podían buscarse en el secreto de una votación. En esta virtud la Presidencia preguntó al Congreso si apoyaba la votación secreta pedida por el señor Gq$- eía, y ningún señor Diputado se levantó, por lo cual prevaleció la votación nominal. El señor Gaicano exigió que la Presidencia declarase previamente si para aprobarse cualquiera de las dos pro­ posiciones que se iban á votar, sería necesario el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes, ó la mayoría absoluta de los mismos, y el señor Presiden - te, apoyado en la votación hecha anteriormente, excep­ tuando del indulto al Coronel Meló, declaró que era su­ ficiente el voto de la mayoría absoluta. Apeló al Cuerpo el señor Cal caño, apoyado en el artículo del reglamento interior ( se leyó) que dispone no poderse revocar nin­ gún acto ó resolución del Congreso por un acto ó reso­ lución subsecuente, sin el voto de las dos terceras par­ tes de ios miembros presentes 5 pero otros señores ale­ garon que nada se anulaba, pues que aunque el Con­ greso había indultado á algunos individuos de los prin­ cipales conjurados de julio, había hecho ya ciertas ex­ clusiones, y votado las mismas por la mayoría absoluta. El Congreso ratificó la resolución de su Presidente, y por ello salvarou sus votos los señores Crismen di (Juan Bautista), Manrique, Cordero, Al tuna, Tovar, Becuna, Banda, García y otros que no se pudieron percibir. Estando escribiéndose los votos salvados, reclamó el señor Espinal, manifestando que había votado inadver­ tidamente por la afirmativa, y que en aquel momento se 3 3 6 DOCUMENTOS

&>?*! le había hecho ver que ciertamente se revocaba en piarte el acto r un Diputado se ponga en duda el resultado, en cuya virtud y no teniéndola el señor Espinal, sino que había votado contra su opinión, aunque inadvertidamente, de­ claró la Presidencia que no había motivo para rectifi­ carse dicha votación. Se votó en seguida la modificación hecha por el se­ ñor Herrera y resultaron veinte y tres votos afirmati­ vos, y veinte y tres negativos, de los cuarenta y seis- miembros que estaban presentes, habiendo votado por la proposición los señores Quintero (Ángel), Parra, Freí- tes, Núñez, Afanador ( Nicanor), Perozo, Yidal, Anzola, Albizu, Oropeza, Manrique, Quintero (Pedro), Díaz, Guz- inán, Núcete, Euíz, Baptista, González, Ponte, Herrera, Cordero, Afanador (Eusebio), y Brice-ño 5 y por la ne­ gativa votaron los señores Lecuna, Osío, Pérez (José Antonio), Banda, Cal caño, Marcano, Chipia, Peña, Aris- men di ( J u an B auti sta ), Yill asmil (Juan), Und a, Jim é- nez, Romero, Altuna, Tovar, Huizi, Aranda, Espinal, Ri­ vas, Pérez ( Juan Antonio), Yillasmil ( Martín ), García y Arismendi (Miguel). Empatada la votación se abrió de nuevo el debate concurriendo en este momento el señor Diputado Perci - ra, y el señor Quintero (Ángel) advirtió á la Presiden­ cia que dicho señor 110 podría votar porque ni lo bahía hecho en la precedente- votación, porque no había esta­ do al ti 11 de la discusión, ni tampoco en el principio de ella. El señor Pereira aseguró haberse hallado en el PAiiA LOb ANALES BE VENEZUELA .fíOoói 'T

curso áe la discusión y que sólo había salido por nece­ sidad unos momentos antes de haberse cerrado la dis­ cusión . El señor Quintero (Ángel) insistió, sin que por esto se creyese que pretendía ofender la delicadeza del señor Pereira, y aseguró sin temor de equivocarse, que dicho señor no había estado en el salón durante todo el de- bate; que cumplía con su conciencia y su deber hacien­ do esta manifestación, pues que estaba ya seguro de que la proposición se perdería indefectiblemente. El señor Pereira apeló al juicio de todos los seño­ res presentes, sobre esta imputación, manifestando: que concurría á votar sin más interés que el de dar su opi­ nión en la materia, como Representante de la Hación; y el señor Osío hizo también presente, que el señor Pereira, aun cuando no hubiese estado en el salón en todo el curso de la discusión anterior, ló estaba efecti­ vamente cuando se abría ésta de nuevo, por haber sido empatada la votación. La Presidencia declaró que el señor Pereira tenía derecho para votar cuando se cerra­ se por segunda vez la discusión. Muchos señores pidieron eu seguida que se llevase á efecto la votación, y no tomando la palabra ningún se­ ñor Diputado, se cerró la discusión, y la proposición del señor Herrera resultó negada por veinte y cuatro votos contra veinte y tres, siendo afirmativos los mismos que lo fueron en la primera votación, y también los negati­ vos, agregándose á éstos el del señor Pereira que se pronunció por el nó. .Xegada la modificación del señor Herrera, se votó la proposición principal hecha por el señor Anzola, y ínó también negada por veinte y cinco votos -contra vein­ te y tres, agregándose ú los votos negativos el del se- ñor Herrera, que sólo estuvn afirmativo en su modifi- cación. )'. ii i.)JO DOCUMENTOS

El señor Presidente levantó la sesión á las cinco menos cuarto, después de haber convocado el Congreso para las diez en punto del día de mañana.

¿Sesión del día 15 de marzo de 1836

Se abrió después de las once de la mañana en el local donde celebra sus sesiones la Honorable Cámara de Pe-presentantes. Se leyó el acta de la sesión de ayer, y sometida á la consideración del Congreso, observó el señor Pereira, que al hacerse referencia de su incorporación, al votarse el día de ayer las proposiciones de los señores Herrera y Anzola, no se expresaba que Su Señoría había dicho que se ausentó del Cougreso con el competente permiso de la Presidencia, y que había sucedido esta ausencia cuando va estaba en discusión el artículo. El señor Presidente liizo algunas aclaraciones para satisfacer al señor Pereira, manifestándole que era sufi­ ciente la declaratoria hecha en oportunidad, de que Su Señoría podía votar en la proposición, pues que ocupó su silla, oportunamente. Después de estas aclaraciones y una ligera corrección indicada por el señor Calcaño, •en la parte referente á la apelación que hizo sobre la necesidad de las dos terceras partes de los votos pre­ sentes para aprobar las proposiciones que fueron nega­ das, fue aprobada el acta. Siguió luégo la discusión pendiente en la sesión de ayer, sobre la minuta de resolución de que se ocupa el •Congreso, relativa á los facciosos rendidos á discreción en la plaza de Puerto Cabello, y modo de terminar la revolución de julio. Leyóse el artículo 4o de dicha minuta, concebido en los términos siguientes: Art. 4o El Poder Ejecutivo sólo podrá usar do la autorización que expresa el artículo Io, y á que se re PARA LOS ANALES DE VENEZUELA <>'.>¡/

ííoren las condiciones del precedente, dentro del peren­ torio término de tres meses, contados desde esta techa $ y al dar cuenta al Congreso del uso que de ella haga, acompañará lista de todos los individuos agraciados, ex­ pulsados ó confinados, expresando los tiempos y los lu­ gares de sus destinos. El señor Quintero (Pedro) indicó que sería conve­ niente, que bien por la comisión que se nombre para la redacción y corrección de estilo de la resolución, ó bien por un artículo que se adicionase, se expresase: que los expulsados perpetuamente para quienes se exige la in- dentilicación de la persona para aplicarles la pena de conspiradores de primera clase, caso de que intenten quebrantar la expulsión, debieran ser juzgados por los tribunales, y que impuesta por ellos la sentencia, se les expulsase entonces con aquella condición, llenándose con esto el objeto que el Congreso se propone, y para que no se diga que se ha infringido la Constitución, faltan­ do á ius fórmulas establecidas por ella. El señor Cordero, no habiéndose formalizado nin­ guna minuta, propuso como anterior á éste el siguiente . artículo: La presente autorización no revoca ni altera en nada la facultad (pie se ha reservado el Poder Ejecutivo para expulsar ó confinar á aquellos individuos á quienes haya indultado antes de la reunión del Congreso, con acuerdo del Consejo. El señor Presidente dispuso que esta proposición quedase reservada sobre la mesa para cuando se dis­ pusiese de la minuta que estaba en discusión. Enton­ ces el señor Calcaño, con apoyo del señor García, pre­ sentó modificado dicho artículo en los términos siguientes Art. 4? El Poder Ejecutivo sólo podrá usar de la autorización que expresa el artículo 1 ", y á que se re­ fieren las condiciones del precedente, dentro del percuto- no término de tres meses, contados desde esta fecha; OOOÜMENTus pero no podrá indultar ni expulsar á ninguna persona que prefiera sonieterse á juicio; y al dar cuenta al Con­ greso del uso que haga de esta facultad, acompañará lista de todos los individuos agraciados, expulsados ó confinados, expresando los tiempos y lugares de sus des­ tinos. Después de un ligero debate, el señor Ereites, apo­ yado por el señor Quintero (Ángel), propuso que la mo­ dificación del señor Calcaño fuese diferida indefinida­ mente. Esta proposición fue causa de una larga discusión en la que tomaron la p alab ra para combatirla los seño­ res Quintero (Pedro), Cordero, Manrique y Díaz5 y la sostuvieron los señores Qsío, Briceño y García5 y cerra­ do el debate pidió el señor Calcaño que la votación fuese nominal, en lo cual convino más de la quinta parte de los miembros presentes. Se leyó la lista de los señores Diputados presentes, y resultó aprobada por 2S votos contra 17: afirmativos los de los señores Quintero (Ángel), Becuna, Peña, Pa­ rra, Ereites, Núñez, Afanador ( Nicanor), Perozo, linda,. Vidal, Anzola, Albizu, Oropeza, Manrique, Quintero (Pe­ dro), Iluizi, Díaz, Pérez ( Juan Antonio), Guzmán, Nú­ cete, líuiz, Arisruendi ( Miguel), Baptista, González, Ponte, Herrera., Cordero, y Afanador ( Eusebio), y negativos los de los señores Osío, Pérez (José Antonio), Lauda, Cal- caño, Marcan o, Mirabal, Arismendi ( Juan Bautista.), Yi- llasmil ( Juan), Jiménez, lío mero, Tovar, Aranda, Eivas, García, Pereira, Vallenilla y Briceño. En seguida se votó el artículo I o, conforme lo pre­ sentó la comisión y queda escrito, y resultó aprobado. Se leyó luego-el artículo adicional, propuesto por el señor Cordero al principio de la sesión, declarando inal­ terable la facultad que se ha reservado el Poder Ejecu­ tivo para expulsar ó confinar á los individuos que hayan sido indultados con la competente autorización del Con­ nejo antes de 3a reunión del Congreso, y habiendo sido también aprobado, salvó su voto el señor Gaicano. El Señor Quintero ( Pedro), consecuente con. la indi- eación que hizo al principio de la sesión, redactó en seguida, con apoyo del señor Prcites, el-siguiente artículo: La condición que precede, no excluyo el juicio legal pronunciado por los tribunales antes de llevarse á efecto •ia expulsión. En vista de esta proposición declaró la Presidencia que no alterándose ni revocándose por ella ninguno de tos artículos aprobados, se admitía y la puso en discu­ sión. .El señor Tovar no se conformó con esta declarato­ ria, por creer Su Señoría, que la proposición hecha nue­

vamente./ era una modiíicación de un artículo va sancio- nado, y apeló al juicio del Congreso. El señor Díaz pidió al mismo tiempo, que la Pre­ sidencia declarase si se aprobaría el artículo propuesto, por mayoría absoluta ó por las dos terceras partes de los miembros presentes, y el señor Presidente consecuen­ te con la anterior declaratoria, resolvió que era suficien­ te el voto de la mayoría absoluta, por lo cual apeló también al Cuerpo el señor Tovar. El Congreso revocó la decisión de la Presidencia, y con esta revocatoria quedó deshecha la proposición del señor Quintero (Pedro), salvan tío sus votos los señores Ángel y Pedro Quintero, Ponte y Gropeza, quedando tam­ bién sin lugar con esta decisión la segunda apelación intentada por el señor Tovar, quien la retiró en el acto, satisfecho con la resolución recaída respecto de la pri­ mera. Ce votaron en seguida la parte motiva y consideran­ dos de la resolución, y fueron aprobados, salvando sus votos cu el primero el señor Calcaño: en el segundo los señores Calcaño v Kivas, y el señor García lo salvó igualmente sobre todos. 312 DOCUMENTOS

Propuso luego el señor Cordero con apoyo de varios señores, y fu.ó aprobado después de una ligera discu sión, salvando su voto el señor Anzola, el siguiente ar­ tículo adicional: Los individuos que sometieron al Gobierno consti- tucional el Castillo Libertador y los que entregaron 3a Casa-fuerte, quedan excluidos del juicio legad y de la expulsión, perpetua, aun cuando estén incluidos en algu­ nas de las excepciones del artículo 2 °, ó deba aplicár­ seles la expulsión perpetua de la condición segunda- del artículo 3", y el Poder Ejecutivo los podrá expulsar por el tiempo que juzgue conveniente con arreglo á la se­ gunda parte de la dicha condición segunda del artículo 3° El señor Herrera, propuso luego que se alzase la n sanción dada á la condición cuarta del artículo 3o para sólo el efecto de adicionarle los siguientes conceptos: “ Todos los individuos á quienes comprenda esta condi­ ción, seran intimados en sus personas y dirán si se aco­ gen ó no al indulto con las condiciones expresadas en él. " Sometida esta proposición á la deliberación del Con­ greso, pidió el señor Cordero que la Presidencia decla­ rase previamente si, alzada la sanción y negada la adi­ ción que so proponía, se necesitaría después volverse á aprobar el artículo, cuando no tenía efecto la intercala­ ción propuesta; y la Presidencia contestó, que estando implícita la condición de levantar la sanción, no era pre­ ciso votarse de nuevo el artículo si no era acogida la intercalación propuesta por el señor Herrera. En vista de los inconvenientes que algunos señores Diputados manifestaron para alzar la sanción, el señor Herrera desistió do su proposición en esta parte, forma­ lizando de lo restante de ella un artículo adicional que pasó á- redactar. Mientras el señor Herrera se ocupaba de esta, redac­ ción, machos señores Diputados, abandonando el salón,, se retiraban á las piezas interiores sin dejar el número O I »> DA EA LOS ANALES DE VENEZUELA o - h . ) competente de miembros con que continuar la se­ sión.

El señor Presidente llamó al orden á todos,7 ij v como no era obedecido y con especialidad por tres Senadores que se ausentaban, el ltii.no de los cuales era el señor Yillasmil (Juan), la Presidencia después de llamarlo par­ ticularmente por varias veces, pues que á las primeras veces no fue obedecida, le hizo retroceder, ocupar su puesto, y le advirtió la falta que liabía cometido deso­ bedeciendo al Congreso, no prestándole la debida ateu- ción á su Presidente, y después de esta advertencia le indicó que podía retirarse puesto que ya habían entra­ do en el salón algunos otros Honorables Senadores. El señor Yillasmil se quejó de esta particularidad con él, advirtiendo que ni había salido del salóu en to­ do el día, ni era el único que salía en los momeutos que la Presidencia, señalándolo y llamándolo por su nom­ bre, le había hecho retroceder, cuando tenía precisión de ausentarse por aquellos momentos. *%% El señor Presidente contestó á Su Señoría que efec­ tivamente salían otros cuando fue llamado á su puesto, pero que él era el último que se ausentaba, quedando sin número competente de Senadores el Congreso, y le indicó por segunda vez que podía ya ausentarse, pues que le concedía el permiso competente. El señor Herrera, concluida la redacción del artículo adicional que había indicado, lo presentó y fué apro­ bado en los términos siguientes : A todos los individuos á quienes comprenda la con­ dición cuarta del artículo 3", se les instruirá precisamen­ te de todas las condiciones contenidas en esta resolu­ ción para que expresen si aceptan el indulto sometién­ dose a ellas. El señor Quintero (Angel) indicó después, que á la- comisión de redacción que se nombrase, se le autoriza­ se para que pudiese suprimir del caso tercero del ur- DOOU.VKiNTOS tículo 2n el concepto, “ no militares; ” pero la Presiden - cía no admitió esta indicación, y como el señor Quin­ tero no insistió ni hizo proposición al gnu a, no hubo lu­ gar á deliberar. Acordó en seguida el Congreso por indicación de la Presidencia, que se nombrase una comisión de redacción y corrección de estilo, que presente la resolución en de­ bida forma, y fueron nombrados por el señor Presidente, de acuerdo con el señor Vicepresidente, en uso do la atribución que les concede el reglamento, los señores Cordero, Aranda, Poyar, Anzola y Peña, liara compo­ ner dicha comisión. Finalmente el señor Quintero (Ángel), cou apoyo de muchos señores, propuso: que declare el Congreso que está definitivamente concluida esta materia, y que sólo se reunirá para examinar y aprobar la redacción de la resolución. Esta proposición fue aprobada, y habiendo dejado el señor Presidente convocado el Congreso para las doce del día de mañana, con el sólo objeto que en ella se •expresa, levantó la sesión á las cuatro de la tarde. Sesión del día 1G de marzo de 183G

'.Reunidos los Senadores y Representantes á las doce y media del día, se abrió la sesión con la lectura del acta del día de ayer, y fué aprobada. La comisión especial, nombrada en la misma sesión para redactar y poner en orden la minuta de resolución de que se ha ocupado el Congreso, sobre el modo de proceder con los facciosos, rendidos á discreción en la plaza de Puerto Cabello, y terminar la revolución de julio, con vista de todo lo que el Congseso lia sancionado en sus sesiones contraídas á este objeto, presentó la si­ guiente : ► El Senado y Cámara de Representantes de la pública de Venezuela, reunidos en Congreso : PAIiA LO tí AN AL VAS DE V EN E'/1'EL A 345

Vista la comunicación, fecha 3 del corriente del Ge­ neral en Jefe del Ejército constitucional, en que se ma­ nifiesta la duda de si ha quedado sin efecto el decreto ¡Indo en 1? del mismo por el Poder Ejecutivo en virtud ¡le la autorización que en la propia techa concedió á éste el Congreso sobre indulto á los facciosos guarecidos en Puerto Cabello; visto el Mensaje del Presidente de la República, en que por la rendición de la referida pla­ za expresa haber llegado el caso de una medida defini­ tiva que de un modo justo y honroso para la Ración restablezca del todo la concordia : y Considerando: / Aa Primero. Que ha habido razón para no obrar en virtud de la autorización citada, pues ella suponía un caso diverso del de hallarse los facciosos rendidos á dis­ creción . Segundo. Que en las actuales circunstancias para que la medida sea justa y saludable, debe ser general; y Tercero. Que si por una parte la justicia exige im­ periosamente el castigo de los más criminales de una facción que trastornó el país, sacrificando á muchos bue­ nos ciudadanos, por otra la humanidad reclama el uso de la clemencia con respecto á la generalidad de los cul­ pables. Resuelven: Art. 1° Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad cuarta del artículo 118 de la Constitu­ ción, indultando á los comprometidos en la facción titu­ lada de Reformas, que no hayan sido perdonados ante­ riormente, estén ó no encausados, con las excepciones que á continuación se expresan. Art. 2Ü Quedan excluidos del indulto, y de consi­ guiente sujetos al juicio y castigo con arreglo á las leyes : Primero. El que en la facción se tituló Jefe Supre­ mo de la República. Segundo. Los que hayan mandado la plaza de Puer­ to Cabello después del 17 de agosto último; los que DOCUMENTOS allí mandaron la tropa que hizo fuego á los milicianos en dicho día, y los que asesinaron en Barcelona al ciu­ dadano Francisco Sucre. Tercero. Los empleados públicos, no militares, que fueron autores principales de la revolución, ó que coo­ peraron á ella, y hayan sido encausados y reducidos a prisión. Cuarta. Los que tengan causa criminal por conspi­ ración anterior al 8 de julio, no sentenciada definitiva­ mente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse en Puerto Cabello después del 17 de agosto último. Art. 3? Los individuos que sometieron al Gobierno constitucional el Castillo Libertador, y los que entrega­ ron la Casa-fuerte de Puerto Cabello, podran ser ex- jmlsados por el tiempo que estime conveniente el Poder Ejecutivo, con tal que no sea por menos de cinco amos, ni por más de diez, aun cuando estén comprendidos en las excepciones del artículo anterior. Art. 4° Los demás individuos comprendidos en el artículo I o, que no estén excluidos del indulto por el artículo 2?, podrán gozar de la- gracia, bajo las conui- ciones siguientes: Primera. Los indultados perderán todos sus empleos, grados, títulos, pensiones, goces y condecoraciones. Segunda. Los que existan de los Jefes que susori O - * - * •« TJ> - bicron las nueve proposiciones que se dirigieron al /re sidente de la Bepública, y los que concurrieron á la suble­ vación del batallón An^oaicgui, y a la prisión del i m sidente y Vicepresidente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse en Puerto Cabello, despues del 17 de agosto último, serán expulsados perpetual nen­ te. Los demás Jefes y Oficiales indultados por virtud de esta autorización: los que sin ser militares obtenían el 8 de julio empleos (le honor y confianza, y los demas individuos (pao ú juicio del Poder hjecutivo deban Svi ¡• ARA LOS ANALES DE VENEZUELA. 347

expulsados por convenir así á la seguridad del país, lo serán precisamente por un término que no baje de cinco años ni pase de diez. Tercera. Los que no estuvieren incluidos en las con­ diciones anteriores, podrán ser expulsados por menos tiempo, ó confinados dentro del territorio nacional, á jui­ cio del Poder Ejecutivo. Cuarta. El que quebrantare la expulsión perpetua y volvi ere á cualquier punto del país, quedará sujeto á la aplicación de la pena de conspiradores de primera clase, precediendo sólo la prueba de ser la misma persona expulsada con esta condición; y cualquier tribunal ó Juez de la Pepública puede hacer llevar á efecto dicha pena inmediatamente. Los demás que.quebrantaren la expulsión ó confinación, perderán la gracia y quedarán sujetos al juicio y castigo con arreglo á la ley. Art. o° A los individuos á quienes comprenda la condición última del presente artículo, se les instruirá previamente de todas las condiciones contenidas en esta resolución', para que expresen si aceptan el indulto, some­ tiéndose á ellas. Art. G? Aunque la responsabilidad por daños y per­ juicios á que baya lugar, conforme á las leyes, no es una pona sino una obligación civil, se declara para evitar cuestiones, que los indultos que emanen de la presente autorización, de ningún modo destruyen aquella respon­ sabilidad. Art. 7" El Poder Ejecutivo sólo podrá usar de esta autorización dentro del perentorio término de tres me­ ses, contados desde esta fecha j y al dar cuenta al Congre­ so, del uso que de ella haga, acompañará lista de todos los individuos agraciados, expulsados ó confinados, ex­ presando los tiempos y los lugares de sus destinos. Art. 8 ? La presente autorización no revoca ni altera en nada la facultad que se luí reservado el .Poder Eje­ cutivo para, expulsar y confinar algunos de los que ha J) 0 0 í1 MICNTOS

indultado en virtud de las facultades que le acordó el Consejo de Gobierno antes de la reunión del Congreso. Sometida esta redacción a la deliberación y aproba­ ción del Congreso, punto por punto, y con vista de los artículos aprobados en las discusiones anteriores, se negó la redacción propuesta para el artículo 1 ? y quedó este subsistente tal cual liabía sido aprobado, y en los térmi­ nos siguientes: Art. Io Se autoriza al Poder Ejecutiva para que ejerza la facultad cuarta del artículo 118 de la Constitu­ ción, respecto á los comprometidos en la facción titula­ da de lleformas. que no hayan sido antes indultados, estén ó no encausados, con las excepciones y bajo las condicio­ nes que á continuación se expresan. El artículo 2° fué aprobada su redacción, y lo mis­ mo la de los números 1 ? y 2" de él, en los propios tér­ minos propuestos por la comisión, y según queda escri­ to en el proyecto presentado por la misma; y leído el número 3o, modificó su redacción el señor Quintero (An­ gel), con apoyo de varios señores, en estos términos: Los empleados civiles, judiciales y de Hacienda, que fueron autores principales de la revolución, ó qne coo­ peraron ú ella y bayan sido encausados y reducidos á- . prisión. El señor Presidente, apoyado en que ya había teni­ do el Congreso una larga discusión, con el objeto de- alzar la sanción de este número, id ara suprimirle el con­ cepto u no militares,J y . la aprobación que expresamente le había dado el Congreso ú este concepto, no admitió esta modificación, á pesar de que el señor Quintero (An­ gel), manifestó que la hacía como de pura redacción; y apelando éste al Cuerpo por esta determinción, el Con­ greso la confirmó. Be votó lué-go el número 3o del artículo 2? en los mismos términos propuestos por la comisión, y fué apro­ bada su redacción, siéndolo también la del número t" del propio artículo. i' ARA LOS ANALES DE VíCIn EXV Ki-A * >’£*/•Mi

Fué aprobado igualmente el artículo 3V del proyec­ to presentado por la comisión de redacción, y lo mismo j;i condición primera del artículo -i?: la segunda parte de la condición segunda de dicho artículo -Io presentó mo­ dificada su redación el señor Díaz-, y fue aprobada así: Serán presisamente expulsados por un término que no baje de cinco ni pase de diez años, los demás Je­ fes y Oficiales indultados en virtud de esta autorización, . los que sin ser militares obtenían el 8 de julio empleos de honor y confianza, y los demás individuos que á jui­ cio del Poder Ejecutivo deban serlo por convenir así á la seguridad del país. Aprobada esta alteración, salvaron sus votos los se­ ñores Pérez (José Antonio) y Calcan o, protestando este último presentarlo por escrito. Se aprobó en seguida la redacción de las condicio­ nes tercera y cuarta del mismo artículo, y notándose de menos la quinta condición que había, sido aprobada por el Congreso, y que la comisión colocó como artículo sex­ to en la minuta presentada, se acordó que subsistiese este artículo como tal condición quinta, según había si­ do sancionada. Leído luego el artículo 5", modificó su redacción el señor Díaz, y fue aprobada, en estos términos. Artículo. 5? A los individuos á quienes compren­ de la condición cuarta del precedente artículo, se les instruirá, previamente de. todas las condiciones contenidas en esta resolución, para que expresen si aceptan el in­ dulto so-metiéndose á ellas. Se aprobó luego la redacción de los artículos 7" y 8?, de la minuta presentada por i a comisión de redacción ; y filé también aprobada la parte motiva de la resolu­ ción sin ninguna alteración. til señor Presidente ordenó en seguida que se par­ ticipase al Poder Ejecutivo por la Secretaría del Inte- riov: que á las siete de esta, misma, noche pasaría una DOCUMENTOS comisión del Congreso, á presentar hi resolución aprobada, por el Cuerpo, como resultado del Mensaje que le dirigió con techa 7 de los corrientes, y nombró para que compusieran dicha comisión á los señores Lecuna, Perozo, Albizu y Rú­ cete ; y concluida ya la materia para que había sido reunido el Congreso, el señor Presidente levantó la sesión de éste á las cuatro de la tarde.

Húmero 9 (a)— r e s o l u c ió n d e l c o n g r e s o y d e c r e t o CONSIGUIENTE DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, Á 21 DE MARZO DE 1830, EN QUE INDULTA Á LOS REN­ DIDOS EN LA PLAZA DE PUERTO CABELLO.— (TOMADO DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 20 DEL MISMO

.'.ÍES,/ NÚMERO 2 7 0 ). •

Ile.soiucÁón del Congreso, de .1.0 de marzo de 1 8 3 0

MI Senado y Cámaras de Representantes de la Re­ pública de Venezuela, reunidos en Congreso: Vista la comunicación, lecha 3 del corriente, del Ge­ neral en Jefe del Ejército constitucional, en que se ma­ nifiesta la duda de si ha quedado sin efecto el decreto dado el 1° del mismo por el Poder Ejecutivo en virtud de la autorización que en la propia fecha concedió áéste el Congreso sobre indulto á los facciosos guarecidos en Puerto Cabello; visto el Mensaje del Presidente de la República, en que por la rendición de la referida plaza expresa haber llegado el caso de una medida definitiva (pie de un modo justo y honroso para la Ración resta­ blezca de un todo la concordia; y Considerando: Primero. Que ha habido razón para no obrar en virtud de la autorización citada, pues ella suponía un caso diverso del de hallarse los facciosos rendidos á dis­ creción : PARA LOS ANALES LE VENEZUELA

Segundo. Que eu las actuales circunstancias para que Ja medida sea justa y saludable, debe ser general; y Tercero, Que si por una parte la justicia exige im­ periosamente el castigo de los más criminales de una facción que trastornó el país sacrificando á muchos bue­ nos ciudadanos, por otra la humanidad reclama el uso de la clemencia con respecto á la generalidad de los culpables, Kesuelven : Art. Io Se autoriza al Poder Ejecutivo para que ejerza la facultad cuarta del atículo 118 de la Consti­ tución, respecto á los comprometidos en la facción titu­ lada de Eeformas, que no hayan sido antes indultados, estén ó no encausados, con las excepciones y bajo las •condiciones que á continuación se expresan: Art. 2? Quedarán excluidos del indulto, y de consi­ guiente sujetos al juicio y castigo con arreglo á las leyes : 1" E!. que en la facción se tituló Jefe Supremo de la Eepública; 2° Los que hayan mandado la plaza de Puerto Ca­ bello después del 17 de agosto último, los que allí man­ daron la tropa que hizo fuego á los milicianos en dicho •día, y los que asesinaron en Barcelona al ciudadano Fran­ cisco Sucre. 3 o Los empleados públicos, no militares, que fue­ ron autores principales de la revolución, ó que coopera­ ron á ella y hayan sido encausados y reducidos á prisión.

1 ° I j o s que tengan causa criminal por conspiración, anterior al 8 de julio, no sentenciada definitivamente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta ence­ rrarse en Puerto Cabello después del 17 de agosto úl­ timo. Art. 3" Los individuos que sometieron al Gobierno constitucional el Castillo Libertador, y los que entrega­ ron la Casa-fuerte de Puerto Cabello, podrán ser expul­ sados por el tiempo que estime conveniente el Poder Eje­ 3 5 2 . DOCUMENTOS

cutivo, con tal que no sea por menos de cinco años ni por más de diez, aun cuando estén comprendidos en las eceepciones del artículo anterior. Art. 4? Los demás individuos comprendidos en el artículo lv, que no están excluidos del indulto por el ar­ tículo 2?, podrán gozar de la gracia bajo las condiciones siguientes: Ia Los indultados perderán todos sus empleos, gra­ dos y títulos, pensiones, goces y condecoraciones. 2a Los que existan de los Jefes que suscribieron las nueve proposiciones que se dirigieron al Presidente de la República el día 8 de julio, y los que concurrieron á la sublevación del batallón Anzoátegui, y á la prisión, del Presidente y Vicepresidente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse en la plaza de Puerto Cabello después del día 17 de agosto último, serán expulsados per­ petuamente. También serán precisamente expulsados por un término que no baje de cinco ni pase de diez años, los demás Jefes y Oíiciales indultados en virtud de esta autorización, los que sin ser militares obtenían antes del 8 de julio, empleos de honor y confianza, y los demás- individuos que á juicio del Poder Ejecutivo deban serlo por convenir así á la seguridad del país. 3 a Los que no quedaren incluidos en la condición anterior, podrán ser expulsados por menos tiempo, ó con­ finados dentro del territorio nacional á juicio del Po­ der Ejecutivo. 4a El que quebrantare la expulsión perpetua, y vol- viere á cualquier punto del país, quedará sujeto á que se le aplique la pena de conspirador de primera clase, y cualquier tribunal ó Juez.de la República puede hacer llevar á efecto dicha pena inmediatamente, precediendo sólo la prueba de ser la misma persona expulsada con aquella, condición. Los demás que quebrantaren la ex­ pulsión ó confinación, perderán la gracia y quedarán su­ jetos al juicio y castigo con arreglo á la Ley. PAK.À LOS ANALES DE VENEZUELA.« • 3 5 3

51' Aunque la responsabilidad por daños y x>^jui­ cios á que liaya lugar, conforme, á las leyes, no es una- pena sino una obligación civil, se declara para evitar cuestiones, que los indultos que emanen de la presente autorización, de ningún modo destruyen aquella respon­ sabilidad. Art. 5o A los individuos á quienes comprenda la condición cuarta del precedente* artículo se les instruirá previamente de todas las condiciones contenidas en esta resolución, para que expresen si aceptan el indulto so­ metiéndose á ellas. Art. 6o El Poder Ejecutivo sólo podrá usar de esta autorización dentro del perentorio término de tres meses, contados desde esta fecha, y al dar cuenta al Congre­ so del uso que de ella haga, acompañará lista de todos los individuos agraciados, expulsados ó conñuados, ex­ presando los tiempos y los lugures de sus destinos. Art. 7° La presente* autorización no revoca ni al tem­ en nada la facultad que se ha reservado el Poder Ejecutivo para expulsar ó confinar á algunos de los que ha indultado en virtud de las facultades que le acordó el Consejo de Gobierno antes de la reunión del Congreso. Dada en Caracas, á 10 de marzo de 1830, 7° de la Ley y 20° de la Independencia. El Presidente del Senado, J)omingo JBrieeño y Bricen o. El Presidente de la Cámara de Representantes, Juan de Dios Ponte. El Secretario del Senado, Rafael Aecvedo. El Diputado Secretario de Cámara do Represen- tantes, t

Peo \. .*• • T. II O ^ 3 5 4 DOCUMENTOS

Sula del Despacho.—Caracas, ú 19 de marzo de 1836, 7° de la Ley y 26° de la Independencia. Cúmplase. José Vargas. Por S. B. el Presidente de la República. El Secretario de Estado en los Despachos del Inte­ rior y Justicia, J. 8. Rodríguez. Decreto del Ejecutivo en consecuencia de la autori­ zación anterior.

• JOSÉ VAIÍGAS,

Presidente de la República de Venezuela efe., etc., etc.

Usando de la autorización concedida por el Congre­ so al Poder Ejecutivo en resolución de 16 del.corriente, para que ejerza la facultad cuarta del artículo 118 de la Constitución, respecto de. los comprometidos en la fac­ ción titulada de Reformas, que no hayan sido antes in­ dultados, estén ó no encausados, decreto : Art. P’ Quedan indultados de las penas que seña­ la la ley sobre conspiradores, los comprendidos en la facción titulada de Reformas, (pie no hayan sido antes indultados, estén ó no encausados, con las mismas excep­ ciones y bajo las mismas condiciones puestas por el Con­ greso, que son las siguientes. Art. V Quedan excluido de este indulto, y de‘con­ siguiente sujetos al juicio y castigo con arreglo a las leves : Primero. El que en la facción se- tituló Jefe feu- premo de la República. Segundo. Los que hayan mandado la])laza de Puer­ to Cabello, después del 17 de agosto último: los que allí mandaron la tropa que hizo fuego á los milicianos PAR-A LOS ANALES BE VENEZUELA -U)f>

cu dicbo día; y los que asesinaron en Barcelona al ciu­ dadano Francisco Sucre. Tercero. Los empleados públicos, no militares, que fueron autores principales de la revolución ó que coope­ raron á ella, y hayan sido encausados y reducidos á prisión. Cuarto. Los que tengan causa criminal por conspi­ ración anterior al S de julio, no sentenciada definitiva­ mente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse en Puerto Cabello después del 17 de agosto último. Art. 3? Los individuos, á quienes comprenden las excepciones contenidas en el artículo anterior, quedan á disposición de la autoridad judicial, la cual procederá con arregloO á la Lev, v ' v v los respectivos 1 Gobernadores li- brarán los órdenes necesarias al electo. Art. Los que sometieron al Gobierno el Castillo Libertador, y los que entregaron la- Casa-fuerte de Puer­ to Cabello, serán expulsados por un tiempo que no ba­ jará de (ñuco aíios, ni pasará de diez, aun cuando es­ tén comprendidos en las excepciones del artículo 2° Art. 5? Los demás individuos á que se refiere el artículo 1 ?, que no estén excluidos del indulto por el artículo 2", podrán gozar de la gracia bajo las condicio­ nes siguientes: Primera. Perderán todos sus empleos, grados y tí­ tulos, pensiones goces y condecoraciones. Segunda. Los que existan de los deles que suscribieron las nueve proposiciones, que se dirigieron al Poder Ejecu­ tivo el día S de julio, y los que concurrieron á la su­ blevación del batallón Anzoáteyui y á la prisión del Pre- sidente y Vicepresidente, siempre que hayan llevado su obstinación hasta encerrarse en la plaza de Puerto Ca­ bello, después del día 1.7 de agosto último, serán ex­ pulsados perpetuamente. Eespecto de los demás Jefes D O CUMIS N TO H

y Oficiales indultados por virtud de este decreto, de los que, sin ser militares, obtenían antes del 8 de julio em­ pleos de lioncr y confianza, y de los individuos que, á juicio del Poder Ejecutivo, deban ser expulsados, por convenir así á la seguridad del país, el Poder Eje­ cutivo ordenará lo conveniente, según cada caso. Pro­ cederá del mismo modo respecto*de aquellos que, poí­ no estar incluidos en las clases anteriores, pueden ser expulsados por menos tiempo, ó confinados dentro del territorio nacional, á juicio del Poder Ejecutivo. Tercera. Los que quebrantaren la expulsión perpe­ tua, y volvieron á cualquier punto del país, quedarán sujetos á que se les aplique la pena de conspiradores de primera clase, y cualquier tribunal ó Juez de la Be- pública puedo hacer llevar á efecto dicha pena inme­ diatamente, precediendo sólo la prueba de ser las mis­ mas personas expulsadas con aquella condición. Los de­ más que quebrantaren la expulsión ó confinación, perde­ rán la gracia y quedarán sujetos al juicio y castigo con arreglo á la Ley. Cuarta. El presente indulto de ningún modo des­ truye la responsabilidad de los indultados, á que baya lugar, por daños y perjuicios conforme á las leyes. Art. Los individuos á quienes comprenda la condición tercera del artículo anterior, serán instruidos previamente de todas las condiciones contenidas en este decreto, para que expresen bajo su firma, si aceptan ó nó el indulto, sometiéndose á ellas. El que lo rehusare será puesto á disposición de la autoridad judicial con co­ pia de los documentos que ameriten su delincuencia, y de las diligencias en que conste su no aceptación. Art. 7o Enera de los individuos que han sido ex­ ceptuados por el artículo 2?, y de los que fueren inti­ mados según oí artículo precedente, los demás á quienes alcance el presente indulto, que quieran gozar de él, deberán presentarse ai Jefe político respectivo, dentro PARA LOS ANALES DE VENEZUELA <557 del término de treinta días, contados desde el de su publi­ cación en cada parroquia. Los ausentes del territorio de la República deberán ocurrir directamente al Poder Eje­ cutivo, dentro de sesenta días después que se publique en esta capital. Art. S? Los Jefes políticos abrirán un registro el día de la publicación de este decreto, y lo mantendrán abierto por el término expresado en el artículo anterior, para inscribir en él á todos los que se les presenten acogiéndose al iudulto; y concluido aquél pasarán copia de diclio registro ai Gobernador de la Provincia y á los Jueces territoriales del Cantón para que éstos proce­ dan á juzgar, con arreglo á la Ley, á todos los compro­ metidos en la facción de julio, que no consten en el re­ gistro como indultados. Art. 9? Los Gobernadores de Provincia remitirán al Poder Ejecutivo, por conducto de la Secretaría del Interior, copias autorizadas de los registros que les pa­ sen los Jefes políticos, tan luego como los reciban de éstos. Art. 10. El Secretario del Interior, encargado de la ejecución de este decreto, librará las órdenes necesarias para que por la autoridad judicial se acredite legal mente, quiénes son los individuos comprendidos en las excep­ ciones 2? ?>') y 4* del artículo 2? Dado, íirmado de mi mano, sellado con ei sello de la República, y refrendado por el Secretario de Estado en el Despacho del Interior y Justicia, en Caracas, á 21 de marzo de 1830.—7? y 20? José Vargas. Refrendado, J. tí. Rodríguez. OCX' OM ENTOS

Número 9 (b)— t o t o s a l v a d o d b l d ip u t a d o s e ñ o r j u ­ d ia n GARCÍA, EN LA SESIÓN DEL CONGRESO DEL DÍA 10 DE MARZO DE 1836.— (TOMADO DE “ EL CONCISO,” Á 19 Y 20 DEL MISMO MES, NÚMEROS 10 Y 50).

Señor: i Le salvado mi voto en la resolución aprobada por el Congreso en 15 del corriente, y cumplo con el deber que me impuse de presentar por escrito las razones que he tenido para ello. Expidió el Congreso una resolución en primero del presente mes, autorizando al Poder Ejecutivo para indul­ tar la vida á todos los facciosos guarecidos en la pía- za do Puerto Cabello, sin excepción alguna, con .las- restricciones que tuvo a. bien establecer, y que constan de dicha resolución; el Poder Ejecutivo dictó mí decre­ to en el mismo día, concediendo el indulto con las res­ tricciones establecidas por el Cuerpo Legislativo, y sin hacer depender el cumplimiento de esta gracia, de ninguna condición, como la de entrega de la plaza, for­ malidades ó términos de esta entrega, etc. El decreto está concebido en tales términos, que sólo una negativa de los defensores de Puerto Cabello podía destruirlo, Remitido est e in dul to á Pu orto C ab ello, o currió que á su llegada, ya las tropas constitucionales se habían apo­ derado de la plaza 3jorque una parte de los defensores de ella convino con el General de nuestro Ejército (se­ gún aparece de los papeles públicos) en verificar una reac­ ción que. produjese el expresado resultado. Rendido á discreción, el resto de la Guarnición, S. E. el General en dele tuvo dudas para la aplicación del indulto, y lo con­ sultó al Poder Ejecutivo, recomendando sin embargo su ratificación. El Poder Ejecutivo, que podía en mi con­ cepto declarar subsistente la voluntad manifestada- por él y por el Congreso, prefirió, sin embargo, someter­ lo todo á la consideración del Congreso,, recomendar!- PA l i A. LOS ANALES DE VENEZUELA 3 5 0 do que se adoptase tina medida general; y yo tengo la opinión de que el deseo de extender esta medida fue la causa única de haber omitido la ratificación del ante­ rior decreto, aunque el Presidente lia guardado silencio sobre este punto. En este estado nombró el Congreso una comisión en 7 del corriente, y ésta presentó ai día siguiente un informe, acompañado de una minuta sobre la cual se ha elaborado la resolución en que he salvado mi. voto des­ pués de haberla combatido punto por punto con muy pocas excepciones. Desde que esta minuta fue sometida á discusión para ser admitida, empecé á diferir de la mayoría en los puntos que voy á demostrar, manifestan­ do las razones principales que obraron en mi ánimo para estar por la negativa de ellos. Primer punto.—Voté contra la admisión de la minuta, porque ella presupone, como lo dice el informe con que íué acompañada, que concluida una conmoción interior á mano armada, como lo está la del 8 de julio, puede el Congreso autorizar al Poder Ejecutivo para que ejer­ za, y éste ejercer las facultades extraordinarias que le están detalladas en el artículo 118 de la Constitución. Yo he negado esto y lo negaré siempre mientras goce de la inmunidad que me concede el artículo 81 de la misma Constitución, porque el artículo 118 lia sido esta­ blecido únicamente para aquellos casos en que la segu­ ridad ¿le la- República se encuentra amenazada de p r e s e n t e . Como la tercera facultad del artículo expresado ma­ nifiesta claramente que ella puede ser acordada antes del estallido de una conspiración, la comisión ha dedu- cido de aquí que todas pueden4 acordarse también des­ pués de concluida enteramente una conspiración. Mi lógi­ ca se resiste á admitir este raciocinio, porque si una conspiración futura puede servir de amenaza presente á la seguridad pública, una conspiración pasada, y total­ mente destruida, no puede producir el mismo efecto. Así, pues, para que yo me acomodase á la inteligencia de la 300 D oourtfiijyro* comisión, sería necesario que el artículo dijese ^conmo­ ción que amenace ó haya amenazado la seguridad de la Uepública.” Por otra parte, considero que las facultades extraordinarias son dignas y muy dignas de ser acorda­ das con una economía que toque en mezquindad, y que su uso no deba pasar nunca ni una línea de los lími­ tes de la urgente necesidad. Lo demás sería introducir prácticas que mañana pueden ser revertidas contra las garantías de la Nación. Creí, pues, que una medida general debía .ser dictada por el Congreso, conforme á su XNI atribución, sin perjuicio de resolver la duda sobre Puerto Cabello en favor de la subsistencia ó ratificación del decreto de 1? del corriente, y di por esto mi voto negativo. aSlegando punto.—Yo té contraía palabra “ excepciones ’’ del artículo 1 ?, y contra las excepciones mismas del ar­ tículo 2o, porque consideró que estaba vigente el indul­ to dado en 1 ? del corriente, y en tal concepto no era posible votar por unas excepciones que iban á someter á juicio y castigo conforme á las leyes, á hombres ya perdonados. La resolucióu del Congreso se dió á la una de la mañana, á las dos se le puso el Ejecútese, y basta las seis de la misma mañana, no acaeció la reacción de Puerto Cabello, que hizo rendir á discreción en el resto del día la mayor parte de la Guarnición. Aunque la gracia no llegó á aquella plaza basta después del acón- v tecimiento, el decreto que la contenía es de aquellos que en cualquier tiempo pueden ser aceptados mientras no falte la voluntad de quien lo ha dado, á diferencia de otros que por imponer cargas á los que lo han de obe­ decer, no son obligatorios sino desde el acto de su pu­ blicación. La facultad de indultar, ejercida aquí por dos de los Poderes Supremos de la Nación, es la misma que ejercen todos los Soberanos, y cuando el Soberano lle­ ga á expedir una gracia, parece indigno de su alto pues­ to regatear el cumplimiento de ella; mucho más siesta i* A S A i- ()1*;’ A K A L I5 S D IS V E N ! , Z I • ï ^ T-* * \ 'Mil gracia se fmidó exclusivamente en que los agraciados se habían acogido d la clemencia del Gobierno, y si no hay ningún acto de ellos, que desdiga de sus anteriores cier­ tas y de este acogí ni i cuto. El último acontecimiento de Puerto Cabello lia sido obra de algunos de sus defen­ sores, los cuales lian probado en este acto la confianza ilimitada que tenían en esa misma clemencia, y esto ni puede por consiguiente alegarse contra ellos, ni puede tampoco obrar contra los otros cuya voluntad no se lia manifestado contraria á la entrega, á pesar de tener tro­ pas. Con ellas pudieron tratar de obtener garantías, y aunque tal vez hubieran sido sin fruto, pudieron causar males que sin duda se han evitado por la confianza que cifraron en la clemencia del Gobierno. Así, pues, por ser de gracia el decreto y por no haber desmerecido pos­ teriormente esta gracia los que la obtuvieron, yo creía el decreto válido y subsistente. Mas aunque el decreto hubiera quedado legal mente desvirtuado por el último suceso de Puerto Cabello, su ratificación no podía dejar de ser moralmente obligatoria^ atendida la dignidad de la Nación. Si ocurrimos á la resolución del Congreso, que concedió la gracia, encon­ traremos que el fundamento que estableció al usar este atributo de la soberanía, fue exclusivamente haberse aco­ gido los agraciados á la clemencia del Gobierno. Si, ¿mes, no ha faltado la base sobre la cual fundó, la gracia, la ratificación de ésta le era, por lo menos, moralmente obligatoria. Estos principios son generales á cualquiera gracia, pero obran con mayor eficacia sobre una gracia de vidas, en que el Soberano, al concederlas, confunde sus atributos con los del Creador. Y desde un punto tan elevado, ¿ podrá bajar sin desdoro la Soberanía Na­ cional hasta el punto en que nos han colocado las excep­ ciones ? Yo he creído que no. Cuando la Nación juzgue de nuestros actos, volve­ rá la vista hacia los hombres comprendidos en las ex­ cepciones, y no dejará de obrar en su consideración que DOCUMENTOS algunos de ellos lian contribuido mucho á dar á la Pa­ tria días de gloria y el nombre de ilación, y aun aque­ llos más severos hoy, aprobarían mañana el inerte cas­ tigo que se les imponía por la resolución del día 1° Algunos señores Diputados- han fundado sus opiniones contrarias á las mías, en que la dación pide castigos, pero al resolver el Congrseo la ardua cuestión do las ex­ cepciones, ha debido tener presente, como yo lo he ma­ nifestado, tres puntos muy importantes. Primero. Que­ ia mayor parte de las representaciones que están en este sentido, piden sólo la separación de sus domicilios, de los conspiradores, lo cual se lograría sin las excep­ ciones. Segundo. Que muchas representaciones han pedi- dido expresamente expulsiones, añadiendo la de la Dipu­ tación Provincial de Coro, que no se llegue á ejecutar la tiltima pena en ninguno de los conspiradores; y lo tercero, que debe hacerse alguna rebajá de las exigen­ cias de hoy, porque el acto del Congreso va á ser juz­ gado en calma dentro de muy pocos días ó meses, y ha debido darse como para ser examinado después de pa­ sada la tormenta, y en el silencio de los padecimientos. Tengo para mí que si en los Gobiernos representativos se • afectaran las decisioues de alta política, de las opi­ niones reinantes en épocas de efervescencia y de entu­ siasmo, muchas veces se obtendría un resultado desagra­ dable que formaría contraste con la buena intención do­ los mismos que las dictaban. Si he tenido motivos poderosos para votar contra la generalidad de las excepciones, con mucha mayor razón he debido hacerlo contra lo propuesta por el señor Quin­ tero, que sujeta á juicio á los empleados que hayan coo­ perado á- la revolución, mientras que han sido indulta­ dos los catorce Jefes que depusieron al Presidente de la Pcpíiblica, y que están reconocidos como los autores prin­ cipales de la Conspiración de julio. La palabra conspi­ ración es tan lata y la Ley tan fuerte, que muchos se­ rán comprendidos en esta excepción, y que la pena ven- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 303 dr;i á ser para, ellos la misma que se liabría impuesto á los principales autores, si no hubieran sido perdonados, y esta inconsecuencia me ha parecido un monstruo de injusticia y de desigualdad. El artículo 200 de nuestra Constitución manda que el Código criminal limite en cuanto sea posible la im­ posición de la pena capital. Este mandato por una par­ te, y por otra la función de relajar la Ley á que está llamado el Congreso cuando se ocupa de indultos, han sido dos motivos muy poderosos que lian obrado en mi ánimo contra la generalidad de las excepciones. El muy fausto acontecimiento de haber triunfado el pueblo y sus instituciones de un modo tan expléndido como nunca había sucedido, era á mis ojos un motivo más que suficiente para dar un indulto que hubiese im­ pedido toda nueva imposición de pena capital. Los acon­ tecimientos grandes para las naciones, fueron siempre señalados por actos de clemencia, y esto lia sido tan practicado, que en el abuso general que muchos reyes han hecho de su posición, han extendido esta costum­ bre hasta á sus matrimonios y al nacimiento de sus hi­ jos. Reprobando el abuso, y aplaudiendo el uso de esta costumbre, citaré como argumento de autoridad un he­ cho de la misma Venezuela. El Congreso Constituyente de Venezuela además de un indulto para los conspira­ dores de Río Chico, dio un indulto general, del cual sólo exceptuó ciertos delitos, y aun para estos mismos delitos exceptuados, indultó á los criminales de la pena- capital, aunque las sentencias estuviesen ejecutoriadas. Bicho indulto principia así: u El Congreso de Venezue­ la, deseoso de señalar su instalación con mi acto de cle­ mencia, y de consagar á la gratitud de muchas familias la época feliz en que el Estado ha recobrado su sobera­ nía etc.” Xo he pensado yo que' aquellas circunstancias podían garantizar á Venezuela más ni tanto como las presentes, que sus instituciones estaban aseguradas de un modo irrevocable. Por consiguiente, no merecían más DOCUMENTOS

ni tanto como las presentes, señalar la época con un acto grande y conciliatorio: un acto clemente porque indul­ tase todas las vidas, y cauto porque alejase á sus ene­ migos del teatro en que pudieran dañar. Los mismos peticionarios que lian solicitado vaga­ mente castigos, no han limitado éstos precisamente á la pena capital, y sus deseos quedaban satisfechos sin las excepciones, porque es castigo la degradación, y es cas­ tigo la expulsión. Yo los tengo por suficientes para que el indulto de vidas no iludiera ser atacado como pro­ tector de la impunidad. La muerte de ocho ó diez hombres no puede decir­ se que influya en la seguridad futura de Venezuela, sino bajo el aspecto del temor para los que sobreviven, y esto se consigue con aquella pena que por ser más apli­ cable, presenta menos caminos al criminal para eludirla. Sabemos cuál es el estado de nuestra Administración de. justicia, y sería muy posible que hombres de categoría, tuviesen medios para sustraerse al castigo legal: mt acontecimiento semejante animaría más bien que acobar­ dar á los que tuviesen en adelante miras revoluciona­ rias, porque no intimida la gravedad de la pena, cuan­ do su aplicación no es evidente. Por último, señor, no puedo presentar el resultado que yo me proponía de esta conducta, porque para probar su conveniencia relativa, sería necesario hacer com­ paraciones con lo que se ha acordado, y esta discusión no la creo conveniente después de que se ha obrado. Tercer punto. Negué mi voto al parágrafo propuesto por señor Ángel Quintero, que restringe la excepción de los empleados públicos, y lleva el número tercero en el ar­ tículo 2?, porque este parágrafo hacía más injusta y per­ sonal á mis ojos la éxcepeión. Decir el parágrafo que sólo quedan exceptuados los empleados públicos, no -Mili­ tares que se encuentren encausados y reducidos á pri­ sión, es á mi ver una expresa declaratoria de que el l’A.U-A. 1,0« ANALES 033 VENEZUELA misino delito cometido por mi militar, no está sujeto li­ la misma pena, y esto destruye la igualdad legal que .sirve de base á nuestro sistema. Y establecer aun éntre­ los misinos empleados civiles la diferencia de estar ó no encausados, reducidos ó no reducidos á prisión, para gozar ó no gozar del indulto, es fundar la excepción en el estado en que se encuentre actualmente el individuo, y no en el mayor ó menor grado de culpabilidad en que se encuentre constituido. Cualquiera podría pensar que se habían buscado más las personas que los delitos, y tales sospechas de ningún modo podrían ser favorables á la opinión del Cuerpo. Cuarto %ninfo. Yogué igualmente mi voto á la mo- diJieaeióu del señor Quintero, que manda ejecutar la pena de la vida contra los expulsados perpetuamente si vol­ vieron al país, con sólo acreditar la identidad de la perso­ na, porque he creído que esta modificación era contraria á los principios más clásicos del Derecho civil y del Derecho natural. ningúnSegún el artículo 190 de la Constitución, “ ningúnSegún venezolano puede ser juzgado y mucho menos castigado sino en virtud de ley anterior á su delito ó acción, y después de habérsele citado, oído y convencido Iegalmen- te.’f Cualquiera juicio, pues, que esté limitado á probar la identidad de la- persona-, y cualquiera pena que se ftimle-sobre este juicio, son absolutamente contrarios al ar­ tículo constitucional citado. Los señores que han defen­ dido la opinión contraria-, han sostenido la modificación eon los dos argumentos que siguen: I o Si el agra­ ciado admite la. gracia acompañada de esta condición, hace una renuncia voluntaria de aquellos derechos; y !í° También las demás condiciones de expulsión y degra­ dación son penas, y no se alega contra ellas el artículo .!!)(> de la Constitución que es común á todas, luego pue­ den imponerse todas ó no puede imponerse ninguna. Am­ bos argumentos han sido victoriosamente contestados. o()(> DOCUMENTOS

Al l'.“ so ha dicho : 151 derecho que se tiene á la con­ servación de las fórmulas para que pueda ser infligida la última pena, no es renuncia ble, y así es que un ase­ sino puede sacrificar una víctima en presencia del Juez que debe sentenciarlo, y a pesar de que se confiese cri­ minal y de que pida para sí misino la última pena en el propio acto, el Juez no puede concederlo porque tie­ ne que llenar las fórmulas previamente. La conservación de las fórmulas es una de las más preciosas garantías que el hombre debe apetecer en la sociedad, y yo, como miembro del Congreso, no he podido decidirme á destruir las establecidas. 151 artículo 107 de la Constitución pro­ hibe que uu hombre sea obligado á dar testimonio jura­ do contra si mismo en causa criminal, y extiende esta liberal disposición hasta á los parientes entre sí. Y en donde existe semejante mandato, ¿ podrá, estimarse como bastante'para renunciar las formas una. renuncia forza­ da ■: Como tai estimo la que haga un conspirador en mi calabozo, que ha de optar sin arbitrio entre la muerte y la renuncia. Tal renuncia, ¿ podrá estimarse como libre i Ai esta- renuncia es libre, ni hay contrato que pueda ser válido si faltó la libertad en los contratantes. Aun ha­ biendo libertad, el contrato dio es obligatorio si contieno estipulaciones contrarias al Derecho natural, y 3*0 estimo muño tal la renuncia de las fórmulas generalmente es ti­ nnulas como la garantía de la propia conservación, que es la- Ley suprema dei individuo. Así, pues, la renuncia del agraciado cuando se tu ra de la vida, 110 da. dere­ cho á la sociedad para prescindir de las formas en el presentí; caso. El segundo argumento es tan débil que casi no me­ rece contestarse. Cuando el individuo acepta la gracia de la vida, con la condición de ser expulsado y priva­ do de su grado, no hace otra cosa que renunciar al derecho de vivir en Venezuela, y al de ser considerado como Capitán ó Coronel; yambos goces son por su nata- raleza renunciables á- voluntad del individuo, sin que la PARA LOS ANALES LE VENEZUELA autoridad pueda negarse á admitir ambas renuncias. • Qué puede, pues, haber de común entre estas dos renun­ cias y la primera de que se lia tratado'? Entre los argumentos que tuve el honor de someter á la consideración del Congreso en esta discusión, bus­ cando el origen de este derecho llamado ingeniosamente por otro representante derecho de matar en la playa, le presenté la siguiente investigación. ¿ Cuál es el hecho que da á la sociedad el' derecho de prescindir de las .formulas'? Examinemos si es alguno de los tres únicos que están relacionados con la modificación aprobada. El primero es el delito de conspiración ya cometido, y ¿ po­ drá prescindirse de las ion ñas boy ni nunca por el delito de conspiración i Ciertamente no. El segundo hecho es la supuesta renuncia■ en ¡a admisión de la gracia. Po­ dida. esta renuncia dar un derecho que no daba el de­ lito mismo que la ocasiona 1 Ya queda probado que i ¡o. así con este mismo hecho como con otro que se ha citado por comparación. El tercer hecho, la vuelta al ¡mis después de una prohibición, ¿ -podría fiar aquel- dere­ cho l Es claro que no. Aunque se quiera conceder que una ley dada noy sobre forma del juicio para los que cometan este delito, fuese bastante, para dejar satisfecho o! artículo 100 citado, y que esto mese exequible entre las diferentes formas que el legislador puede establecer pava, la imposición de diferentes penas, no es, señor, una ley de procedimiento lo que nosotros hemos dado. Es una resolución, con una sola discusióu, en Cámaras reu­ nidas, que no produce otro efecto que dar autoridad al. Poder Ejecutivo para expedir un decreto, y este decre­ to no puede desvirtuar la Constitución ni las leyes que estén fundadas en ella, fíiugúu Juez que tenga sobre la mesa la Constitución y este decreto, despreciará aqué­ lla para cumplir éste, porque sin duda lo reputará como uua de aquellas disposiciones que no puede cumplir sin inírmg-ir los artículos ISO y 187 de la Constitución. Así, 3GS DOCUMENTOS' pues, ninguno de los tres hechos puede servir, en mi opinión, de "base para fundar el derecho que la modifi­ cación aprobada concede á la sociedad. Quinto punto. Negué mi voto á la excepción pro­ puesta por el señor Angel Quintero, contra los que tu­ viesen causa de conspiración abierta, etc., porque ella no comprendía más que al Coronel José María Meló, el cual, aunque tan criminal en la conspiración, había sido perdonado en el decreto de 1 ° de marzo, como uno de los guarecidos en Puerto Cabello, y en la votación de 10 del como uno de los catorce Jefes signata­ rios de las nueve x3roposiciones. De simes de dos lardo­ nes, pronunciados por una inmensa mayoría, era impo­ sible que yo contribuyese con mi voto á- despojarlo de una vida que el Congreso le había concedido y ratifi­ cado. Se ha presentado como argumento que debía in­ fluir en la aprobación de esta excepción, opiniones ma­ nifestadas por S. E. el General en Jefe del Ejército cons­ titucional, cuando estaba ocupado en la reconquista de esta Provincia 5 pero este argumento sobre ser débil por su naturaleza, estaba contradicho por la misma comu­ nicación de S. E. en que se interesa vivamente por la ratificación del indulto en el cual estaba Meló compren­ dido. tioxto punto. Negué también mi voto al artículo pro­ puesto por el Honorable señor Cordero, y que debe ser el ídtimo de la resolución, porque en él se manifiesta la oiúuión de que en receso del Congreso, puede el Con­ sejo do Gobierno autorizar al Poder Ejecutivo para ve­ rificar expulsiones en caso de conmoción. No participo de esta opinión, y reproduzco sobre este punto Ins razo­ nes que anteriormente he presentado al Congreso. Son éstas, señor, las principales razones que he te­ nido para estar contra la resolución á que me refiero, y las presento al Congreso.en justificación de mi nega­ tiva, deseando sin embargo que esta resolución produz- AC.> ,wU*A LOSuÁNALES DE VENEZUELA 3 0 9

* ea los buenos resultados que estoy cierto se hau pro­ puesto los 'señores que la han sostenido. Caracas, á 17 de marzo de 1836. Señor. J. García.

Número 9 (c )—explicaciones d e l representante , s e ­ ñ o r VALENTÍN ESPINAL, ACERCA DE LA RESOLUCIÓN DEL CONGRESO, Á J-6 DE MARZO DE 1836.—(TOMADAS DE UN POLLETO “ UN REPRESENTANTE Á SUS COMITENTES, EXISTENTE EN EL ARCHIVO DE LA ACADEMIA NACIO­ NAL DE LA HISTORIA, Y DE “ EL CONCISO,5’ ,Á 25 DEL MISMO MES, NÚMERO 55 ).

Exaltadas todas las ideas, indómitas las pasiones cuando se agitan las grandes cuestiones públicas, es de­ masiado frecuente que los sentimientos más sinceros y las opiniones que sólo se derivan del entendimiento, sean imputados á viles motivos, á miras bastardas; po­ niéndose entonces un raro empeño en encontrar en el hombre, no el error sino el delito, no la equivocación ó la ignorancia, sino la inmoralidad. ¡Verdad lamenta­ ble que echaría por tierra el patriotismo más acendrado, si la experiencia no demostrase que la justicia y la probidad triunfan al fin de la osada detracción que se- excita en la controversia de las opiniones, cuando la- ilustración no lia desplegado la noble tolerancia ! Objeto de la calumnia he venido yo á ser en algu­ nos papeles y conversaciones de estos días, á causa de mi modo de pensar en Ja cuestión suscitada por la en­ trega de la plaza de Puerto Cabello, algunas horas an­ tes de que se recibiese por el G-eneral en Jetó el decre­ to del Gobierno, consecuente al del Congreso de I o de marzo. Por única defensa desearía que el pueblo todo t. n DOCUMENTOS hubiese oído mis razones en los largos debates del Con­ greso, satisfecho de que hubiera juzgado que quien las había concebido, podía muy bien ser conducido por ellas para sostener la ratificación de aquel decreto, sin mez­ cla alguna de afecciones personales, y sin el más míni­ mo olvido de los intereses, del pueblo. Mas ya que este seguro medio de vindicación no es posible, ruego al pú­ blico se digne leer un ligero extracto que voy á presen­ tarle, de los discursos con que he explicado mis opi­ niones. En la discusión que en general sufrió el proyecto de la comisión, y en la del artículo I o, en que desen­ tendiéndose del decreto de Io de marzo, proponía una nueva autorización al Ejecutivo para indultar en gene­ ral á los conspiradores de julio con varias excepciones y condiciones, alegué en sustancia lo siguiente. “ La comisión, señor, debió haberse contraído solo á los conspiradores encerrados en Puerto Cabello, sin mez­ clarlos en una medida general de indulto, porque su si­ tuación es muy diferente á causa de haberse expedido .sobre ellos el decreto de I o del mes; y respecto de los demás el Congreso, es absolutamente libre para acordar -ó negarla autorización. Desapruebo también que á un tiempo se hayan adoptado el rigor de la Ley para algu­ nos y la expatriación para muchos; porque juzgo que la •segunda disposición, imponiendo una pena duradera, •después de otra ejemplar, viene á sostener el odio con­ tra la Patria, en un número considerable de individuos, sin mucha consideración al futuro* sosiego del Estado. » La generosidad, señor, confunde y reconcilia al enemigo •de segundo orden, mientras que el severo escarmiento de las cabezas le retraiga y aterre en la ejecución de nuevos crímenes. Tal es el modo que en todos tiempos ha aconsejado la política para terminar las conjuracio­ nes, y es el que yo preferiría- como el que ofrece más ga­ rantías á la paz futura. Por esto solo no estaría de acuer •do con las opiniones de la comisión. PAU A LOS ANALES DE VENEZUELA O i l

i 1 Mas ya nosotros, señor, no tenemos partido que elegir, respecto de los rebeldes rendidos en Puerto Ca­ bello. El lionor de la ITación, la fe pública, la digni­ dad del Congreso demandan la ratificación del decreto •del 1?, que no podría negarse sin manifiesto desprecio de tan nobles objetos. En su augusta calidad de Sobe­ rano, procedió entonces á conceder una gracia, y ya no puede retirarla sin 'una nueva indignidad de los traido­ res, porque las concesiones de la Soberanía lian de ser siempre inmutables. La más mínima detención de ellos para acogerlas, el más pequeño acto de hostilidad pos­ terior, sería suficiente para armar otra vez el brazo de la Ley. Pero mientras hayan permanecido inmóviles, es­ perando la clemencia que impetraron, un acontecimiento •independiente de su voluntad, no puede, justificar el re­ troceso del Congreso en un decreto de gracia. Y si bien es cierto que un tribunal cualquiera, podría decir, • como yo digo, que en estricta justicia, variadas las cir­ cunstancias, los conspiradores no goz a n un d erecl i o per­ tecto á los efectos del decreto; otra justicia, señor, que ya se llama equidad, ya moral, ya conciencia, clama en mi interior que no pueden revocarse sin incurrir hasta en cierto, grado de vileza. El suceso que ha puesto en nuestro poder la plaza, ha dejado el crimen capital dé­ los que ella encerraba . en el mismo estado que tenía: ¡no lia sido á costa de nuevos sacrificios, ni de otros ma­ des que se ha obtenido; y por tanto su responsabilidad ante las leyes ofendidas, no es hoy mayor que lo era • cuando se les dispensó del juicio que debía conducirlos á la pérdida de la vida, sujetándolos á expatriación per­ petua. Pendidos ya, más débiles serán, pero nó más de­ lincuentes. Y es por esto que yo encontraría mancilla- • da la dignidad del Congreso, si la diferente situación de los facciosos influyese en ía revocación de sus actos. 35o sea una conspiración entre ellos mismos, la que abre las puertas de sus baluartes, sea que un terremoto des­ truye .-las murallas y da franco paso á los. defensores 37 2 DOCUMENTOS

de la Constitución. Acordado como estaba el indulto.. ¿ valdría este suceso para derogarlo ? Kespondo, señor, que bien podría ser, pero que tal acción distaría mu­ cho de lo que es noble, de lo que es magnánimo. En resumen de todos los argumentos contrarios, se alega que el indulto ha sido condicional, y que no ha­ biéndose cumplido la condición, no tiene valor. Bs cier­ to que el decreto suponía la entrega de la piar,a, y si esto no íiiese cierto, ninguna duda habría podido ocu­ rrir; y yo tampoco la tendría en que debía revocarse? si siéndoles posible de cualquier modo, 110 la hubiesen entregado, si pudiera deducirse por algún heclio un cam­ bio en el propósito manifestado. Pero si la falta de la condición, es porque físicamente les ha sido imposible cumplirla, si su voluntad no lia. tenido ninguna parte en ella, y por consiguiente no puede conocerse ninguna, variación en el ánimo primero; es evidente que 110 ba faltado la base de la concesión, la causa que. motivó la gracia: esto es, la mejora délas intenciones de los con­ jurados, el abandono de su obcecación, manifestado con la promesa de restituir al Gobierno legítimo las fortale­ zas en que se le habían, rebelado. Y no habiendo ce­ sado esta intención, no existiendo dato alguno para creer que habían desistido de ella, yo vuelvo á decir, señor,, que la fe pública y el honor nacional se empeñan en dar cumplimiento á lo ofrecido. “ Permítaseme otra hipótesis.. Oon el derecho que le dan las leyes, un hombre tiene á su acreedor que no. quiere satisfacerlo, apremiado en la cárcel pública (me­ jor puedo decir, á un ofensor que le lia dañado grave­ mente y le rehúsa satisfacción), mas al fín éste le pro­ pone que le acuerde su libertad y le ofrece emplear sus- brazos en provecho suyo, cu indemnización de los daños ó en pago de la deuda. Os responderé, le dice el due­ ño de su suerte: váse donde el Magistrado y extiende la carta de gracia, y ambos pasan en seguida á la pri- •;> ~ o UATtA LOS ANALES DE VENEZUELA O i O

sión. Señor, resi>onde el reo, os ofrecí, mis servicios; pero miemtras deliberabais, uu rayo aniquiló mis tuerzas: mis brazos están mutilados. ¿ Becogería el hombre que lie figurado, la gracia concedida? Bien creo que, en ri­ gor de justicia, el Magistrado no podría compelerlo á confirmarla; y es así como yo convengo con un Honora­ ble Diputado por Caracas (el señor Díaz) en que con­ sultando solo á un tal principio, el decreto del 1 ? po­ dría. declararse sin lugar. Mas si el acreedor que he supuesto eu el ejemplo, atento solo á lo que podría obli­ gársele, desoyendo su conciencia y el grito de una ge­ nerosidad necesaria, inexorable digese: pues quedo en la prisión mi deudor; yo pregunto: ¿tai acción no sería detestada del mundo entero ? Pienso que nadie lo du­ dará, y es una censura semejante la que yo anhelo ale­ jar del Congreso de Venezuela, aun eu la boca ue los propios enemigos de la Patria. “ Pretendiendo encontrar los límites de los deberes ■ que al Congreso imponga el acto solemne del día I o, se ocurre, señor, con espanto mío y humillación del Cuer­ po, ó. mi ver, á consultar los conceptos de la comu­ nicación del Jete de los facciosos en que habló de en­ tregar la plaza. Y con espanto he dicho, porque ¿ cómo dignarse el Congreso de ocurrir á semejante papel, pa­ ra buscar los términos de sus compromisos y las con­ diciones que le desliguen del decreto de IV de marzo, cuan­ do en este mismo documento tiene ya escrita su volun­ tad? -Cómo descender á examinar é inquirir cuánto fuó lo que se le pidió, cuando sólo debería fijar su vista en lo que quiso conceder y en efecto concedió, si es que en la suposición, que parece se hace, de que es un contrato lo que existe entre la majestad de la Kepú- bliea y los rebeldes de Puerto Cabello, se quieren limi­ tar los compromisos por las palabras, y deducir de ellas lo que aun nos obligue del decreto citado ? Si esto fuese uu contrato, en los términos del concedente encontraría éste sus obligaciones, v no en las frases de la petición. O i -i: DOCUMENTOS

“ Tanto más indi uno (lo sin.' consultado me pareced olido del Jefe de los facciosos, para persuadir que por él no se deduce que se hubiesen acogido á la clemencia del Gobierno, sino que con insolencia exigían sólo un l>asaporte: tanto nías indigno, digo, cuanto que el Congre­ so, respetuoso á la elevación de su propio carácter, nin­ gún mérito hizo de su literal sentido, ni debió hacerlo? en la autorización del día 1° Allí le dió e-1 único valor que tenía: le interpretó corno debía para hacerlo servir do origen á un acto que se denominó de clemencia; esto es, como un clamor por la misericordia nacional. “ Vista “ la comunicación del General en Jefe del Ejército cons- “ ti tu ci on al, de 27 de febrero último, ( dijo el Congreso ) u con que acompaña otra del Jefe de los tacciosos reíu- u giados en Puerto Cabello, en que éste se acoge á la u clemencia del Gobierno, ofreciendo entregar la plaza etc.. “ resuelve: Se autoriza al Poder Ejecutivo para que « ejerza la facultad cuarta del artículo 118 de la Cons­ titución, con respecto á todos los individuos guarecidos “ en Puerto Cabello etc.” ¿ Y se quiere un testimonio más explícito, una declaratoria más terminante de que el Congreso los consideró acogidos á la demencia del Go­ bierno t ¿ Vendríamos ahora á negar un hecho auténti­ co, fundados en los conceptos del faccioso Esto sería vergonzoso para el Cuerpo Soberano de la Nación. Y si está declarado por el Congreso que se acogieron á hl demencia del Gobierno, y si en seguida de esta de­ claración se les expidió el indulto de la vida; ¿ cómo po­ derlo retirar mientras que con algún hecho no renun­ ciasen á esta clemencia, no desistiesen de su acogimien­ to á ella ? Arrepiéntase, pues, el Congreso, enhorabue­ na de su acto primero: repútelo un error que no pudo evitar porque ignoraba, que la plaza se rendía al tiem­ po mismo que deliberaba: exclame, ¡ ah, quien lo hubie­ ra sabido! Pero reconozca lleno de dignidad, que la fe pública y el honor de la misma Nación que represen­ ta, no le permiten retroceder. PAUA LOS ANALES DE VENEZUELA

“ No ignoro yo, señor,-los crímenes de los rebeldes: no soy menos sensible á los males que lian cansado á la patria: me indigno' de sus nombres como el más se­ vero de los Representantes del pueblo, mas estoy muy distante de consultar á mi corazón al decidir en las gran­ des cuestiones públicas: no, apelo al entendimiento, no á lo que siento en el pedio; y las nociones de lo jus­ to ó de lo injusto, del bien ó /70 DOCUMENTOS los individuos que separaba el artículo 2", porque nunca hu­ bo on el salón mayor numero de cincuenta y un Diputados. Pasado este artículo, yo pensaba que en una hora sería concluida la resolución ; pero se observó que se hi­ cieron largos discursos para recomendar la calma y la meditación, y se exigía la lectura de muchos documen­ tos antes de votarse el artículo que señalaba los excep­ tuados. Al continuarse la discusión de éste on la sesión del 10, se pidieron estos documentos, y en tanto el Con greso se hallaba en silencio, aunque el Presidente ad­ vertía que estaba abierta la discusión, y entonces me resolví á hacer al Cuerpo algunas observaciones cuya sustancia es la siguiente : ' u Mucho me dice, señor, el silencio del Congreso: lo veo como un signo de la vacilación en que se encuen­ tra, después que con paso firme marchó á la aprobación del artículo IV á pesar de que él es el que contiene el punto arduo que ha debido detener y exigir la medita­ ción del Congreso: las excepciones. Mas acordado como está que haya excepciones en el indulto; ¿ para qué exi­ girse documentos infinitos ahora, para qué interesarse la calma y meditación? ¿Podrá dudarse quiénes deben ser exceptuados'? ¿Habrá de condenarse á unos y absolverse á otros ? Esto sería añadir, permítaseme expresarlo, una inicua injusticia á lo que yo he creído una herida á la fe nacional, esto es, retroceder de la gracia acordada en I o del mes. Es imposible dejar de aprobar el artículo en toda su extensión, si la resolución del Congreso es que el indulto tenga excepciones. El artículo es justí­ simo y preciso al establecerlas. ¿ Podrá encontrarse dife­ rencia entre el delito del General infiel que, lejos de esta capital, vino á ella en un triunfo miserable á hacerse el supremo caudillo de la facción, y los trece inicuos Jefes que asestando la muerte al Presidente de la Eepública,. le intimaron la abdicación de su autoridad? ¿ Entre los pérfidos Oficiales que al sueldo de la patria para defen­ derla, llevaron las bayonetas de sus soldados coutra ct PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 3 7 0 pedio de los primeros Magistrados; y aquellos Jefes que teniendo en sus manos la plaza de Puerto Cabello, lian prolongado basta el extremo las desgracias de la patria, desechando- con tenaz osadía las generosas insinuaciones del Gobierno ‘i !sro puede establecerse graduación entre estos crímenes, todos ellos son capitales, todos ellos son de muerte. Yo no los condenaré porque mis manos están atadas desde que el Congreso los indultó; y porque como he mani­ festado con razones que no he oído responder, el retroceso de la gracia concedida no podría acordarse, sin incurrir hasta en cierto grado de yileza. Mas, después que el Congreso por su mayoría ha declarado que haya excepciones, después que so ha creído libre de aquel solemne compromiso, inú­ til me parece vacilar ahora, pedir documentos y exigir meditación, y pensé que ni sería necesario hablar más en esta materia: todos lian de ser condenados ó todos han de ser absueltos, y en este último caso, de retro- cederse á derogar el acuerdo de que haya excepciones, para adoptar el camino noble y magnánimo de ratificar la resolución del día I o, haciendo hasta desdén de la consulta. . u Al expresarme así, no creo deber defenderme de la imputación de intenciones de querer capitular con los facciosos, como parece se ha indicado en discusiones an­ teriores : risible especie hoy, que del todo se hayan ex­ terminados. En ocasión muy solemne de que no faltan testigos en el Congreso, consultado en la materia de in­ dulto, cuando los enemigos se hallaban con las armas en la mano, no sólo me he declarado contra esta medi­ da, sino que excediendo las más severas opiniones, he sostenido la triste necesidad de algunos patíbulos para asegurar la paz futura del Estado con el escarmiento de las cabezas de la conspiración. Mas en la presente de­ liberación ya yo tengo expuesto mi concepto, de que no soy árbitro para elegir, porque ei Congreso mismo lia encadenado mis votos á su decreto de I o de marzo. DOCUMENTOS

“ Si hubiéramos de considerar además el artículo en la relación que guarde con el acto de que nos ocupamos, un decreto de indulto, basado en la • clemencia, según ■explica- su parte motiva, lo encontraríamos á la verdad bien poco adecuado á estos ñnes. El dejar entregados al juicio y á la muerte, que la Ley. tiene señalada al delito de conspiración, precisamente á cuantos en una justicia equitativa deberían sufrirla, á los autores y principales cómplices de la Conjuración. u Y a los no exceptuados se les impone como condi­ ción en el artículo siguiente, la que puede verse como la segunda pena de las leyes, la expatriación por diez años: respecto de los demás también se les aplica, ó una ex­ pulsión menor, ó la confinación. Muy justas creo todas estas penas, y aun mayores las merecerían los autores del crimen horrendo que trastornó la acelerada marcha de la patria á su prosperidad, y que ha vertido la san­ gre de sus hijos. Pero evidente me parece, que segui­ do un juicio por los trámites legales, no sería diferente el resultado, porque las leyes tienen dispuesto el modo de moderarse, ellas mismas, cuando las conspiracio­ nes hacen delincuentes á un número tal de individuos, que su castigo ejemplar, saliendo de los límites de la- justicia, degeneraría en ferocidad. A qué fin, pues, ocu­ parnos de este artículo ? El se desprende naturalmente de nuestras manos, no destinadas á sostener la balanza- judicial, sino á formar las leyes y á relajar á veces por utilidad pública, las que castigan los crímenes. Cuán­ to mejor seria, que más circunscriptos á nuestras funcio­ nes, si creemos que el decreto de I o de marzo no nos obliga, dijésemos sólo con nuestro silencio, todos quedan sujetos al juicio de la Ley, dando de este modo un tér­ mino más honroso á esta cuestión. Los tribunales con­ denarían los más delincuentes, y el Ejecutivo en el ple­ no uso de su natural autoridad,/ de hacer conmutaciones,9 pondría- el escarmiento de acuerdo con la humanidad.” ( Mejor que yo expuso después el señor Unela están ideas). i / A A Li A LO y ANALES ï)i £ V i .0X 10 ZU E L A 881

Continuada la discusión en la noche, se llegó al íin á votar separadamente por cada una de las cuatro excep­ ciones que comprendía el artículo 2° del proyecto, y por la quinta contraída á ios empleados públicos, autores ó cooperadores á la revolución, propuesta por un Senador de (JaraboÚo. La votación fue aquí también secreta, y aprobada la primera excepción, contraída al que se titu­ ló Jefe Supremo de la llepública: la segunda que com­ prendía los que existiesoi de los Jefes autores de la Conjuración de julio, que suscribieron las nueve propo­ siciones dirigidas al Presidente de la Eepública, que hu- biesen llevado su obstinación hasta ser rendidos en Puer­ to Cabello: fue negada por treinta y un voto, contra, diez y nueve, que sólo estuvieron por excluirlos del indulto. Ï5ü este momento se lucieron indicaciones con el ob­ jeto de inclinar al Cuerpo á aprobar la excepción terce­ ra que era relativa <í los Jefes y Oficiales que contri­ buyeron á la sublevación de la tropa el 8 de julio, ó al arresto del Presidente y Vicepresidente, á pesar de la negativa de la segunda, y ya iba sucediendo tan absurda monstruosidad, pues del escrutinio de los votos aparecieron veinte y ciuco afirmativos y otros tantos negativos. Con la vehemencia que inspiraban los senti­ mientos propios del caso, llamé la atención del Congre­ so y dije: “ Yo no hablo, señor, para recibir los aplau­ sos del pueblo (1 ) pero sí para sostener la dignidad de ese mismo pueblo y del Congreso. Treinta y un votos han absuelto á ios insignes criminales de la Conjuración del día 8 de julio, y ¡ se encuentra empatada la vota­ ción!__ ¿ qué digo ‘I veinte y cinco votos se encuentran. después para condenar á los que siguieron el torrente en que los precipitaron esos traidores ? Y se dirá que esto no es faltar á la dignidad nacional 'í ¿ Se dirá que

íl) En la misma noche huiría «ido turbada la serenidad del Con­ greso con palmadas y voces en la. barra, cuyo desorden se impidió corregir al Presidente, provocándolo mas bien para que so repitiese, romo sucedió en efecto, DOCUMENTOS

el Congreso se luí considerado libre para- condenar á los que tenía perdonados en Puerto Cabello í ----. Mas ¿qué juzgará el mundo y esa misma JSTación cuando en la calma piense que ese Congreso, esos hombres firmes, se han negado á hacerlo con los principales Jefes de la Conjuración por una mayoría de treinta y un votos contra diez y nueve, y que en seguida para condenar á sus secuaces, ha habido ya veinte y cinco votos 1 ¡ O h! ¡ Cómo, señor! Esto no es posible___Que se vuelva á votar.” Más consecuente el Congreso en cuanto á esta ex- • cepción, la negó en seguida por treinta y un votos con­ tra diez y nueve, aprobando luego la cuarta, referida á los que hayan mandado la plaza de Puerto Cabello des- - de el 17 de agosto til timo, á los asesinos de la milicia en dicho día, y á los de Francisco Sucre en Barcelona, . y también la quinta excepción que dejo mencionada, que vino á quedar bajo el número 3?' \ Al siguiente día su autor, con apoyo de varios, la circunscribió en estos términos. § único. La excepción del caso 37 sólo se refiere á los empleados públicos no militares que hayan sido re­ ducidos á prisión. Puesto en discusión este parágrafo, confieso que se exaltó mi celo por la gloria del Congreso. Creí verlo descender desde la alta esfera en que se halla colocado, para dictar leyes á la Isaei ó n entera, hasta la ruindad de las persecuciones personales. Que ya no se trataba de dejar bajo la cuchilla de la.Ley, algunos crímenes por demasiado inexcusables, sino de fulminar la venganza contra determinados delincuentes. Creí que una excep­ ción de excepciones, tan absurda, tan chocante, excitan­ do la curiosidad de todos para averiguar su origen, iba á echar sobre el decreto la detestación de todos los que odian más á ios crímenes que á los criminales. Todo esto pensé y, oídas las razones que algunos alegaron , para apoyar el parágrafo, manifesté mi desaprobación en PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 3 8 3 varios discursos, cuyo extracto exacto desearía, hacer al publico. u % De qué se trata señor ? dije. ¿ El Congreso inten­ ta señalar con su inauo las cabezas de algunos crimi­ nales, ó de designar los crímenes que no deben ser per­ donados? Si es lo primero ¿son tales las augustas fun - dones de la Representación nacional, en el momento mis­ mo de expedir un decreto de indulto ? ¿ Dónde está la igualdad ante la Ley, de estos los venezolanos? ¿Cómo podrá el Congreso echar por tierra este principio cardi­ nal, en un momento? Con que en igualdad de delitos los militares deben no ser juzgados? No es otra cosa ..sino esto lo que determina el parágrafo propuesto, y es •de tal manera absurdo, que se concitaría el desprecio de • los mismos á quienes parece que debería lisonjear. “ Si la clase de los empleados públicos debe ser se­ parada del indulto, el fundamento de esta excepción ha •de encontrarse en los más fuertes compromisos que ligan á los servidores públicos con la sociedad, en los más •estrechos juramentos á que se han constituido por sus •destinos. Y en este caso, en ningunos obran con más ri­ gor estas obligaciones que en los militares, que por el honor inherente á su profesión han de abandonar pri­ mero la vida que sus deberes, y que por el mando de las armas y el depósito de los elementos de guerra, pue­ de ser siempre más funesta su deslealtad, que la de los funcionarios en el orden civil. Bien sé que en la prác­ tica casi sin efecto quedaría el parágrafo, porque raros son los empleados militares que deban ser juzgados; pero jamás puede consentirse que el Congreso apruebe distin­ ciones diametralinente opuesta al sistema de Venezuela, y que socabando sus instituciones, sean con justicia de­ testadas de la Nación. “ Con el único objeto de excluir del juicio á un Co­ mandante militar, se ha dicho que se ha insertado la frase no militares (El General Manuel Valdés, se nom­ bró ). Pero ¿ puede tolerarse un ataque tan de frente á DOCUMENTOS los principios, por favorecer á un individuo ? ¿No es pre­ ferible, si se lleva esta mira, hacer de él una expresa excepción por su posterior conducta que acaba de in­ teresarse, ya que el decreto, prescindiendo de la gene­ ralidad que le corresponde, se quiere contraer á perso­ nas determinadas? u Oigo que se dice que buscando la igualdad, es que se establece aquí la exclusión de los militares porque las excepciones anteriores han recaído sobre ellos, y que es necesario ahora detenernos en los civiles. Mas este singular modo de discurrir, comprueba que no se ba ana­ lizado el decreto que se está sancionando, ni se conoce á lo que se refieren sus artículos, No ba sido la pro­ fesión de las personas el objeto de las excepciones acor, dadas. La magnitud de los crímenes es lo que ha ser­ vido de regla á ellas, y así como son militares los que los han cometido, bien pudieron ser eclesiásticos ó civi­ les. A los delitos del primer orden se ha excluido del indulto ya, y después se ha procedido á excluir también á una clase de ciudadanos para quien como he dicho, son más imperiosos los deberes de guardar el orden y sostener las leyes. Esta clase son los empleados públi­ cos, y de ella sin escándalo no pueden segregarse los militares. “ No menos injusto es el parágrafo al circunscribir 3a excepción á los empleados que se hallan reducidos á prisión. No es entonces al mayor criminal á quien se deja entregado á la justicia, sino al que se halla en la cárcel pública. ¿ Que motivo podrá alegarse en favor de tan caprichosa distinción ? Ningún otro creo yo, sino el que más lejos debía estar de nuestras deliberaciones: la designación de personas. “ La imparcialidad, pues, que debe reinar en el Con­ greso, demanda que este parágrafo sea negado. Si á los empleados públicos no ha de alcanzar el indulto, los ci­ viles y los militares, los que se hallen en prisión y ios PARA LOS ANALES BE VENEZUELA 385 que aun estén en libertad, todos deben ser juzgados, para que la igualdad exista en Venezuela.” El Congreso sin embargo aprobó el parágrafo. Yo experimenté un profundo sentimiento al ver sancionado este extravío de los principios; pero mi admiración fué inexplicable cuando en la sesión siguiente vi proponer un artículo por el cual se dispone que á los que que­ brantaren la expulsión perpetua, se les impondrá la pena de muerte por cualquier Juez ó tribunal, sin preceder jui cío alguno, ni más formalidad que la identificación de la persona. Hasta entonces yo tenía visto que en mi concepto el Congreso se había separado del decreto del día 1 ? con mengua de su propia dignidad y ofensa de la fe de las promesas públicas: que no había guarda­ do consecuencia ni justicia en las excepciones acordadas. Has al presentarse este artículo, no me parecía, ver sino una ruptura abierta de la Constitución: es decir, un manifiesto quebrantamiento, contra (en daño de) los fac­ ciosos del mismo código, por cuya violación ellos se li abran constituido crimin al es. u jSTo temo, señor, dije, la aprobación de este ar­ tículo : no la temo porque ella sería una triste prueba pa­ ra la Yación, de que sus Representantes eran capaces de desconocer los má.s sencillos elementos, las .más cardina­ les bases de su sistema político. La Constitución tiene- prohibido en mil lugares lo que aquí se pretende. El Congreso expediría una sentencia en esto artículo,- pero- una sentencia sin juicio: en lo primero destruiría la división de los Foderes, que establece el título 2" de nuestro pacto social (1 ) usurpando la potestad judicial mientras que en lo segundo infringiría la más cara ga­ rantía de . los venezolanos, consagrada en ios artículos

(i) Art. 8, El. .Poder Supremo se dividir;! poní- su Adntinist eión en legislativo,, ejecutivo y judicial. Cada Poder ejercerá Jasaó luiciones que le señala- esta Constitución sin excederse de sus líi tos respectivos. 380 DOCUMENTOS

105 y 100 (1 ). Todavía más: tal disposición sería inú­ til, porque, los artículos 180 y 187 (2) prohíben su eje­ cución á todos los funcionarios del Estado. Ninguno sin ser crimina], podría cumplirla, tanto por emanar de au­ toridad manifiestamente incompetente, como porque viola, no de alguna manera, como dice el artículo 180, sino del modo más palpable, las formalidades esenciales x>rescrip- tas por las leyes. No es esencial para la imposición de la pena capital que establece la ley de conspiradores, la prosecusión del juicio que ella misma determina ? ¿ Có­ mo tomarse aquélla para aplicarla, y prescindirse de éste ? ¿ Inmolaremos la Constitución á la venganza del crimen contra la Constitución ■? u Que- el delito es notorio y los mismos delicuentes lo confesarán al acogerse al indulto, he oído alegar ; ¿ pero los crímenes notorios no necesitan de juicio ? La con­ fesión del reo lo hará innecesario if (desde ahora reco­ miendo esta luminosa idea para la reforma que se pro- yecta en el procedimiento criminal* y ley de conspira­ dores) i Admite acaso tales excepciones el artículo 19G que he citado 7 Ninguna: él es generalísimo y todo cuanto sea contra la Constitución, por más provechoso que pa­ rezca, no debe existir: todo lo que contraviene á ella,

U) Art. 105. Ningún venezolano puedo ser distraído de sus Jue- oes naturales ni juzgado por comisiones especiales, d tribunales ex­ traordinarios. Art. 100. Ningún venezolano podrá ser juzgado y mucho menos castigado, sino en virtud de ley anterior á. su didito, ó acción, y despues de buhársele citado, oído y convencido legitímente. oh Art. i-s». Ningún funcionario publico expedirá, obedecerá, ni ejecutará ordenes manifiestamente contrarias á-ht Constitución d a las leyes, d que violen de alguna manera las formalidades esenciales pros­ criptas por éstas; d que «can expedidas por autoridades manifiesta­ mente incompetentes. Art. Iín. Los que expidieren, firmaren. ejecutaren, 6 mandaren ejecutar decretos, ordenes d resoluciones contrarias á la Constitución y leyes que garantizan los derechos individuales, igualmente que las que las ejecuten, son culpables, y deben ser castigados conforme á las mismas leyes. as criminal, y si 11 a y ley que excuso el juicio en algu­ na- clase do delitos, ella estaría derogada-, pues no pue­ do babor ninguna en contradicción al pacto social. El estado del. bombre con respecto á la 'Ley, es el de la ino­ cencia, y mientras no se le declare culpado, ninguna dis­ posición penal puede aplicársele. “ ¡ Se niega que la Constitución comprende á los fac­ ciosos de Puerto Cabello, porque se dice que ella es sólo para los ciudadanos, y que aquéllos se lian despojado de esta- calidad por delito ! La Constitución, señor, no es sino para el pueblo de Venezuela entero, para los ve­ nezolanos todos. El nombre de ciudadano designa sólo á aquellos que poseedores de ciertas cualidades, pueden entrar á ejercer los derechos políticos. Los rebeldes de Puerto * Cabello son venezolanos, y es precisamente pára­ los venezolanos que llegan á ser criminales, para quie­ nes se han establecido las garantías constitucionales, á fin de que ellas sirvan de escudo contra la venganza y la arbitrariedad. Penoso me parece tener que alegar ver­ dades tan obvias, principios tan universales. “ Como el mayor argumento en defensa del artículo propuesto, se dice que él será solo otra condición que admitirán los facciosos al recibir el indulto, así como la expulsión. Pero no se observa que al apelarse á la mis­ ma pena de la Ley, ya es necesario cumplir la Ley entera, porque no puede aplicarse una pena legal sin sufrirse también el juicio legal. Si es uu contrato loque se figura entre los rebeldes y el Gobierno, la infracción de este convenio traería las cosas al estado que tenían, y los criminales perdonados perderían la gracia y quedarían como antes de recibirla-, sujetos al juicio de sus deli­ tos. Pero por qué hacer raciocinios para probar un dogma constitucional ? ¿ Puede acaso el Gobierno ni los facciosos contratar, hacer lo que está condenado por las bases del sistema? Tales- condiciones serán siempre nu­ las, como siempre atentatorias á la Ley fundamental; y ya ha expresado un Honorable Representante por Cara- DOCUMENTOS cas (el señor Tovar) que Jas estipulaciones inhonestas 6 inmorales 310 pueden tener fuerza- alguna en los conve­ nios; y aquí es altamente inhonesto, altamente inmoral cuanto infrinja la Constitución.” A pesar de todo, el Congreso tuvo á bien aprobar el artículo, y ojalá que se hallen tan tranquilas las con­ ciencias de los que lo sancionaron, como satifechas están las de aquellos que lo combatieron. ♦ Pareciendo á algunos señores muy diforme la parte del decreto que ya estaba . aprobada, y confesando el descontento público por ella, quisieron corregirla, aña­ diendo nuevas excepciones al artículo 2? que ya había pasado. Propusieron dos, una respecto de los que tuvie­ sen causa criminal pendiente por conspiración anterior al 8 de julio, y otra para excluir del indulto “al que do los catorce Jefes que firmaron las nueve proposicio­ nes que se dirigieron aquel día al Presidente do la Pe- pública, se tituló Comandante General de la Provincia y al que tomó el nombre de Jefe de Estado Mayor."' O011 mucho esfuerzo se sostuvieron estas nuevas ex­ cepciones apoyándose especialmente la segunda en el clamor del pueblo. “ Al pueblo, señor, dije yo, le importa, 3micho más que el Congreso no se haga usurpador de las funciones judiciales, que el que se aplique el juicio de conspira­ dor y la expulsión perpetua á un criminal. El Congre­ so no puede sin aquella usurpación, separar del indulto las personas, sino los delitos. El crimen es aquí el ha­ ber firmado aquel sedicioso documento : este atentado pue­ de excluirse del indulto ; pero designar de entre los catorce que le cometieron, quiénes son los más criminales, quié­ nes tienen hechos que lo agravan, esto no puede ejecu­ tarse, porque esto es jna/ar, y juzgar de los crímenes está prohibido al Congreso. “ K11 las mismas razones con que se sostiene la ex­ cepción, veo yo patente la invasión que se hace, en eí PA.TÍA LOS ANALES "D'E VENEZUELA :5S9 santuario de la justicia. Oigo explicar la mayor crimi­ nalidad de los individuos á quienes so contrae : se dice que dirigieron proclamas sediciosas y extravagantes, que oíiciaron á todas partes para conmover la República, que eran los más encarnizados y solícitos en la revolución: sea enhorabuena; pero en este mismo modo de discu­ rrir ¿no se conoce que se está juzgando? Esos mis­ mos hechos que se indican, ¿ no son ya las actas del pro­ ceso? ¿y dónde está éste ? Aquí, no puede estar, porque no es. esta una Corte de Justicia. Todos tienen come­ tido un mismo delito, y no separar el delito del indulto sino á algunos de los que son responsables de él, por creerlos más criminales, vuelvo á decir que es una usur­ pación del Poder Judicial, una usurpación que. perverti­ ría las nociones, que el pueblo que se invoca, debe te­ ner de sus instituciones. Ejecutar esto sería lo mismo que hace un tribunal cuando habiendo juzgado á varios por igual delito, eleva en consulta la sentencia respecto do algunos al Poder Ejecutivo, buscando la conmutación de la pena por creerlos no tan criminales, aunque au­ tores de la misma acción condenada-. Sería decir el Oon- greso “ de los catorce Jefes hay unos más delincuentes que otros: yo los designo por mi propio juicio.” ¿ Y se puede dudar que esta es la esencia del poder que tiene por objeto juzgar las acciones del hombre en sociedad, eom *mirarlas con la Lev Vy deducir su inocencia ó crimi- nulidad? Si proposiciones que yo creo tan absurdas, pu­ diesen conciliar la aprobación del pueblo, ese mismo pueblo se espantaría- de las usurpaciones del Poder Le­ gislativo, luego que se disipe la acción pasajera de las pasiones, la viva impresión de horror al crimen que se interpone entre su vista y las leyes. “ Ro creo, señor, necesario ocurrir á estos extremos pava- subsanar los defectos de los artículos aprobados. Si no es posible alzar la sanción para proceder á igua­ lar á todos, á mí me alimenta- aun la esperanza do que an Constitución misma están los medios de salvarnos. D O (JU M E' !v.;1

El Ejecutivo tiene la. facultad de objetar las leyes, y si lo luciese con este decreto, el Congreso, puesto en­ tonces en capacidad de considerar de nuevo la. materia, expedirá un acto que lo honre, donde siquiera no se lea. ese monstruoso articulo de fuera de la ley? Encarezco al público la imparcialidad al juzgar de los fundamentos de mis opiniones en los últimos deba­ tes del Congreso, cuyo fiel extracto he procurado presen­ tarle. En ellos encontrará quizá el error, pero no la infame deserción do la, causa nacional. Nada me sería tan satisfactorio como el que, teniendo taquígrafos nues­ tros Cámaras, pudiese leerse la discusión entera. Re­ saltaría entonces, cuando menos, la injusticia y depra­ vación con que se imputan fácilmente, por los' que tal vez son incapaces de juzgar de las cuestiones pú­ blicas, torpes designios, compromisos bajos, á los hom­ bres mismos á quienes no faltan títulos para espe­ rar muy diferente concepto. Sin embargo : á mí que me he inclinado á meditar las ventajas ó inconvenientes do nuestro sistema, ni. me admira, ni me alarma lo. calum­ nia : ni una opinión pública que se invoca sin sor con­ sultada de Tin modo inequívoco, me liará jamás deponer en el desempeño de mis deberes, las nociones que yo tenga de lo que es justo y legal. Persuádase el pueblo de que cuantas veces me destine á ello, defenderé los principios constitucionales, las grandes verdades de nues­ tro sistema político. S í: pero no dude que les defen­ deré tanto en favor de sus más ilustres ciudadanos, como de sus más inicuos enemigos. En su inmutabilidad para todos, encontraré yo siempre los intereses del Pueblo. Caracas, á 18 do marzo de 183G. Valentín Espinal. Bien podría esperarse de otros hombres que .no fue­ sen los autores de las Observaciones imparciales, publica­ das ayer, que al dirigirse á mí, después de decir que habían leído el. papel titulado Un llcprcsentanto á sus corniientcs. presentado al público no para justificarme, pues no tengo de qué, sino para satisfacer a los que no han oído las di sen- ciones; se detuviesen siquiera á negar sobre su palabra las verdades y fundamentos que él contiene, antes que pasar a sentar con descaro, falsedades tales que son hasta ridiculas, porque se profieren á presencia del mismo público que ha sido testigo de- los hechos, y donde -'están los documentos que pueden confundirlas. Soy yo uno de los que con más tesón sostuvo por tres años consecutivos en la Cámara de Represcatau tes, la abolición de los diezmos, primero en Valencia en 1831, y después en esta ciudad en 32 y 33. Ahí están las actas, ahí los Diputados de las Legislaturas pasa­ das y el público todo de Caracas y Valencia. No sólo no he combatido jamás el desafuero eclesiástico, sino que fui uno de los que eu 1831 presentaron con su firma el proyecto que se sancionó sobre esta materia, y fné objetado por el Ejecu­ tivo. Pocos días lut que volví á sostener también el mismo desafuero establecido en un artículo del proyecto de ley, reformando la orgánica de los tribunales, y lo lie sostenido á pesar de las contrarias y esforzadas opiniones de personas que me son caras por la amistad. ¿ Cómo, pues, me presenta el autor de las Observaciones como enemigo de la abolición de los diezmos y sostenedor del fuero eclesiástico? ¿Por qué se miente con tanta impudencia ? Porque no se repara en la impostura más grosera-, si ella puede servir para bus­ car en algunos el odio contra personas que no son dignas de merecerlo. Estas equivocaciones délos Impartióles obser­ vadores sólo pueden tener parecimiento con la que pocos días atrás sufrió un Representante, quien habiendo yo cita­ do á Carabaño-, como un ejemplo del mayor y más notorio criminal que podía ocurrirme, dijo sin embargo al siguiente día ante el propio Congreso qué me oyó, que yo había desa­ gradado porque me había manifestado dudoso de la crimi­ nalidad del mismo Caraba-ño. / Ó témpora ó mores ! Sí: sostuve la abolición de los diezmos como gravo- sísimos á nuestra agricultura, y poique en la Repúbli­ ca, por sus instituciones, no puede tener mulio el poder 302 DOCUMENTOS

de exigir contribuciones públicas y generales sino es el Gobierno de ella misma. He opinado siempre por el de­ safuero, porque las leyes no pueden considerar en los hombres de Venezuela sino su calidad de ciudadanos, y bajo este respecto todos son iguales ante ellas. Defendí, no los frailes, sino la inviolabilidad de la propiedad, tanto en los individuos en particular, como en las comunidades ó con­ gregaciones religiosas, tales como la católica, protestante, etc., porque nuestra Constitución la garantiza sin excepción alguna, y yo no quería que mi patria se manchase con actos vergonzosos, que la ruborizaran, en lo futuro. Me opuse al desestanco del tabaco, porque lo consideraba como una renta, que si no se la hubiese desmoralizado, hubiera venido á ser la más pingüe de la Bépública, y porque las instituciones más libres no se oponen á que el Estado conserve en sus rentas los medios de existir. Aun tengo estas ideas, y aun estoy esperando ver los espléndidos resultados que se prometieron, los grandes ingresos por derechos de exportación en el tabaco, que se decían excederían á los mismos productos del estanco, que si existiese hoy, no imdiría el Gobierno con tanta instancia la creación de rentas internas, que no hay sobre qué fundarlas. Últimamente he sostenido la ratificación del decreto de Io del corriente, sobre la plaza de Puerto Cabello, por las razones que tengo expuestas al publico, y me he opuesto á otros artículos del nuevo decreto, porque los creo condenados en la Constitución del Esta­ do. En todas • estas opiniones me he guiado ó por la razón ó por la ley escrita, y es esto lo que se llama tener principios .fijos. Carecen de ellos los que hacen de la Constitución y de las leyes un despreciable comodín, para aplicarlas á satisfacer las pasiones que les placen. Son unos enemigos muy malignos, aquellos en favor de los cuales deben existir las garantías constitucionales?---- Pues que no existan!----Se había de la propiedad, ella es inviolable por el pacto político; pero ¿la propiedad de que se trata es de frailes, es una propiedad que ha PARA. LOS ANALES DE VENEZUELA 3 0 3

venido á ser odiosa?.... Pues que se v iole!.... Jamás, jamás estaré yo por cierto en esa fijeza de principios. Es falsísimo que yo haya di olio, que el Presidente me ha consultado a obre el giro que conviniese dar á los negocios públicos. Puesto en la necesidad de defenderme de las imputaciones que se me hicieron en el Congreso, presentándome como el defensor de los crímenes; para demostrar con un hecho anterior mis sentimientos con­ trarios, referí, “que consultado con otros señores muy respetables sobre la conveniencia de expedir el Gobierno un indulto después de la acción de Valencia, no sólo había sostenido que no sería útil la medida, sino que me había declarado terminantemente por la necesidad del escarmiento ejemplar de las cabezas de la rebelión.’7 Hecho fué éste que se hizo notorio á toda la ciudad, y que no pasó como reservado, ¿.lío dista esto mucho de vender influjo, figurándome consultor sobre el giro que conviniese dar á los negocios públicos f Adviér­ tase, pues, con cuánto descaro se lisa la calumnia, y de- dázcanse las intenciones de los impar cíales observadores. • Sólo para no autorizar con mi silencio palpables im­ posturas, es que doy la presente contestación, prescin­ diendo por lo tanto de todo lo que pueda parecer satis- facción. Caracas, á 25 de marzo de 1830. Va le ntín JEspi n al. IMKIUMENTOS

N ú m e r o 9 (& )— explicaciones justificativas de la r e ­ solución DEL CONGRESO, Á 10 DE MARZO DE 1830.— ( TOMADAS DE “ EL CONCISO,” Á 21 Y 21 'DEL MISMO MES, NÚMERO 51 Y 51).

Termino del 8 de julio (de 1835)

Una gran cuestión acometemos hoy. 3Sro creemos que somos capaces ; de muerte, Hombree pú­ blicos y El cazador, para convencerse de lo que acaba­ mos de sentar. Publica el primero unos párrafos del .Diccionario Di losóíico, en que el autor aglomera ejemplos de hombres cava, suerte fné ó hubiera, sido distinta, habiendo trans '• T 'i > > 'S * ry . • T .1 Y t rA iA LOS ANALES J)K V i-.Z (■ ib.LA */**>.*

«unido algunos días, 6 habiendo sido otros sus Jueces. i 1 H' qué iin se publica esto en nuestras eircunsían- «2as ? Sin duda para demostrar el principio de Garujo, quien interrogado, porqué se arrojó á. cometer un delito como el del S de julio, respondió: que en política no hay delitos y que el resultado es el que califica las acciones. Y sin duda, si los Reformistas luibieran triunfado, ni es­ tarían maclios de ellos boy presos ó desterrados, y al­ gunos expuestos á ser decapitados, ni habría Congreso, ni Gobierno constitucional que los castigasen. Y aun no lo liemos dicho todo: si el Congreso se compusiera de Reformistas, sus resoluciones serían muy diferentes de las que son, y no hay duda que el patriota de las ¡Sen­ tencias de muerte tiene mucha razón. Reciba., pues, por toda respuesta que ni los Reformistas han triunfados ni la gran mayoría del Congreso participa del reformismo, y por consiguiente el desenlace del 8 de julio no es ni puede ser el que el patriota llegó alguna vez á imagi­ narse. Desengáñese y conviértase. La hoja titulada Hombres públicos pretende atacar la resolución del Congreso sobre el indulto concedido á la generalidad de los Reformistas, citando algunas pala­ bras aisladas de algunos Diputados, calumniando á otros, presentando la cuestión sólo por el aspecto de sangre que envuelve, y elogiando á unos pocos Diputados que en nuestro humilde concepto, han pretendido hacer tanto mal á la Patria como hubiera podido hacerle el S de julio, sin el episodio sanguinario y prolongado de Puer­ to Cabello. Permítaseme decir esto: jmes así como el autor de los Hombres públicos se apoya en los derechos de la humanidad y decoro del Congreso para elogiar á sus favoritos, también nosotros nos apoyamos en los de­ rechos de novecientos mil venezolanos que piden seguri­ dad, orden y paz, en los clamores de millares de viudas y huérfanos cuyos esposos y padres fueron víctimas de unos foragidos, y en el respeto debido á la Ración y á la opinión general; y al cabo, juicio por juicio, nos ate- DOCUMENTOS

hemos al mi estro, porque le vemos seguido por mucho mayor número de personas que el de los Rombrss pú­ blicos. En cuanto al Cazador la respuesta debe ser más se­ ria : ofrecemos ocuparnos de cada uno de sus argumen­ tos, luégo que hayamos recorrido el objeto que nos pro­ ponemos, que es el de sostener todas las disposiciones de la autorización que el Congreso dió al .Ejecutivo para indultar á la generalidad de los Reformistas. El tal Ca­ zador parece hermano germano del Censor, y no será ex­ traño que como éste, vaya vergonzante por los pueblos de la República á circular solamente entre ciertas perso* ñas. ¡ Como se conoce en todo esto que no se procura el bien del país, sino conmoverle! Justamente, pues, nos lamentamos de que los hom­ bres que adoptan el partido de criticar y censurarlo to­ do, sean también los que estén dotados de una alma que abriga la mala fe, que afectando patriotiotismo ases­ tan contra la Patria el puñal del desorden, y finalmen­ te,. que propeuden á desmoralizar más bien que á formar las sanas ideas de justicia y verdadera libertad. La cen­ sura arreglada é inspirada por el deseo del bien, es muy saludable, la que adolece de los defectos que hemos citado, pervierte y favorece el despotismo. lío nos ocuparemos ahora de si debió considerarse ó nó vigente la resolución de 1° de marzo : el Cazador ha dicho que sí, y á su tiempo le contestaremos. La que el Congreso ha expedido el 10 del corriente, llama nues­ tra atención. El artículo 1? autoriza al Ejecutivo para conceder indulto á todos los Reformistas que no quedan exceptua­ dos por el 2?, y aunque algunos Diputados patriotas y bien animados, opinaban porque la medida fuese parcial, nosotros creemos que el Congreso ha obrado con sabiduría dándola general. 23o hubiera sido justo ni racional que cuando los que habían hecho apurar hasta las heces el cáliz del sufrimiento á una población, los que habían O / ^ iJ¿¡¿A. LO8 A.NA.UÍS !)iü VEU.UZ ULLá ' N X♦ ):l Q V causado más gastos á la Nación que todas las reformas «le julio á octubre, y los que en íin liarían sido rendi­ dos á, discreción, iban á ser casi en su totalidad indul­ tados, permaneciesen las cárceles ocupadas con lie for­ mis tas que estaban en ellas desde agosto y setiembre, y quedase todavía el país en espectativa, algunas fami­ lias en alarma, y las pasiones en juego. La medida debió, pues, ser general y confiada á la Administración. Un decreto discutido en Cámaras sólo habría conducido á dividir más á los Diputados y á perder mucho tiempo y no sería quizá tan adecuado como lo que el Gobierno puede hoy hacer, con más fruto y en mejor oportunidad. Debiendo, pues, ser general la medida, el Congreso no lia podido menos que exceptuar del indulto á algunas personas. ¿ Qué quiere esto decir ?: que morirán en un patíbulo algunos malos venezolanos. La salud de la patria exige este sacrificio de expiación. Cuando enjulio agosto y setiembre se armaban en favor de las institu­ ciones diez mil ciudadanos, contribuían todos á su equipo y sostenimiento y sufrían en sus propiedades e intereses pérdidas inevitables, no se oía en toda la República otra voz que: todo lo arrostramos, todo ¡o exponemos, todo lo sacrificam os, con tal que haya escarmiento, con tal que por último resultado obtengamos la demostración pública de que no se puede conspirar impunemente. Este era el clamor de Venezuela; y si por término de una facción que lia inundado en sangre el suelo de la patria, no se viese siquiera uno que otro ejemplo de justicia, ya no había que esperar que adelante se comprometiese el pueblo á sosteuer un Gobierno que tan anchas puertas abría al crimen. Enes que ¿no liemos visto cómo se debilitóla opinión, cómo desmayaron los ciudadanos, y cómo se volvieron casi hostiles, con el decreto del Pirital que fué sin embargo dictado por la más sana y profunda polí­ tica 1? No se querían entonces víctimas: Monagas fué muy criminal, es verdad; pero en cnanto estuvo de su parte, evitó Ja sangre y la guerra, y la Nación no obstan- J . te no y i ó con gusto que quedase m¡ traidor inscrito en I a lista d e 1 o s Ge ñera! es. Se deduce, pues, que si era de necesidad que la medida fuese general, también lo era que debía someter al juicio y castigo legal á algunas personas; y la- difi­ cultad estaba en designar éstas. La. Comisión del Con­ greso acertó á señalar con mucha justicia, los más crimi­ nales ; pero á la mayoría del Cuerpo pareció excesivo el número, y no nos atrevemos á tachar sus sentíinie-n- 7 +4 tos. En un pueblo como el nuestro, diez patíbulos bas­ tan para el escarmiento, y veinte y cinco quizá horrorizan. Un ejemplo piden los pueblos y nos parece que el Con­ greso ha obrado con sabiduría en su decisión. Los gran­ des crímenes del año de 35, son los del 8 de julio, los del 1G y 20, y 21 de agosto en Oriente, los del 17 de a g o s t o en Puerto Cabello, y la. tenacidad sin objeto de los deles de esta plaza. Hay también que considerar que los Jefes de la Bevolución nada habrían emprendido sin contar con la prostitución de los subalternos y de los empleados públicos. Por otra parte, la revolución del 8 de julio habría terminado en octubre, si no hubiera sido la plaza de Puerto Cabello que ofrecía á los fac­ ciosos una guarida segura, un punto de desembarco y de apoyo para sus tentativas, y que les proporcionó ma­ rina con que hostilizar más á Venezuela que todas las guerrillas de tierra. Teniendo presente estas observaciones, será fácil co­ nocer si el Congreso ha acertado. Principiamos por los $ >a torce Jefes que suscribieron las proposiciones dirigidas al Presidente de la Bepública, el 8 de julio. Uno de los más notables y de los más criminales por el crédito que dio á la revolución, ha sido víctima de ella en Cu­ razao, y sus mismos compañeros le dieron su merecido. En el orden de influencia y criminalidad seguiría, después de Bricen o Méndez, Canijo. Fue sentenciado á muerte por el tribunal inferior y superior, y si no sufrió el su­ plicio, fue porque la herida se lo anticipó. Diego Ibarra y* l l A LO;s ANALES DE VENEZUELA o 90 debía seguir 5 pero el Congreso creyó que bastaba el es­ carmiento en tres de los catorce y prefirió á Meló. Este malvado tenía más capacidad, más valor y más disposi­ ciones militares que Bieg’uito: en su calidad de extran­ jero era más criminal, y la preferencia queda plenamen­ te justificada, si se observa que Meló, recibido en Vene­ zuela por favor, á penas pisó este suelo, empezó á cons­ pirar, llegando hasta intentar quitar la vida al héroe de Venezuela. Die güito siquiera había servido de correo en la época de la Independencia, y por su atolondramiento y nulidad física y moral, es incapaz de infundir temores 5 110 así Meló, profundamente malvado, si bieu combina, mejor ejecuta, y añadiendo á la ingratitud el crimen, se ha liecho indigno de toda consideración. Meló, pues, va á representar de maneomum et insólidum á los ca­ torce Jefes en la vindicta que de su crimen exige la Xación. Si lo que se quiere es escarmiento, con proba­ bilidades de seguridad para lo futuro, la preferencia de Meló á Dieguito llena uno y otro objeto. Para concluir con ios catorce Jefes, téngase presente: que Justo Brice- ño, Pedro Mares, fulano Picazo, Salvador Plores, Die­ guito y Audresico Ibarra y otro fulano Laeroix, quedan expulsados perpetuamente y sujetos ó que cualquier Juez de Paz pueda hacerlos fusilar en cualquier punto de Ve­ nezuela, si se atreven á volver á profanar su suelo: que el fulano Soto está ya visitando los Estados Buidos por un tiempo indefinido, y que los...... Carlos alaría Ortega y Bernardo Herrera son más dignos de com­ pasión por los cinco años de destierro á que por lo menos están, sujetos, que de merecer la atención para casti­ garlos, y finalmente que el General José Laurencio Silva, habiéndose separado á los quince días de la facción en que se vió metido casi contra voluntati, ha merecido muy bien la. indulgencia de sus compatriotas. Él es por otra parte el hombre de más méritos y de más servi­ cios que había entre los catorce, y la patria sin duda ha ganado en que no hubiese seguido descarriado este 400 DOCUMENTOS

General benemérito. Sus servicios posteriores lian pro­ bado que su arrepentimiento fue sincero, y nosotros nos congratulamos porque sea el único que no se baya con­ fundido con los malvados que le comprometieron. El gran crimen del 8 de julio queda, pues, bastante­ mente castigado con lo dicho, y con la expulsión per­ petua y su coletilla, á que tambiéu están sujetos los que sublevaron el batallón Ansoátegm, habiendo muerto de ellos el famoso Pinol y algunos otros menos impor­ tantes. Quizá podría tacharse al Congreso de injusto, sin em­ bargo de las ^poderosas consideraciones que hemos expires- to, por el lioclio de no haber sometido á juicio á los que de los catorce Jefes se refugiaron en Puerto Cabe­ llo, y á los que sublevaron el batallón Anzodtegui; pero el patriotismo debe darse por satisfecho, si considera las condiciones con que se ha dado al Ejecutivo la au­ torización de indultarlos. ITna de ella los expulsa per­ petuamente del país, otra los destituye de todos sus em­ pleos, grados y condecoracioues, otra los sujeta á poder ser fusilados por cualquier Juez de Paz, si se atreven á volver á infestar con su pestífero aliento el aire do la libertad venezolana, y otra les exige que manifiesten su sometimiento á estas condiciones, si quieren merecer el indulto. Puesto el Congreso cu la dura alternativa de escoger entre numerosos cadalsos y un ejército de des­ terrados, entre la severidad del castigo y la indulgen­ cia que conciliase el sostenimiento del espíritu público y la seguridad del país, entre la necesidad del escar­ miento y la repugnancia de hacerle llevar al cabo en toda su extensión, se contentó con designar un peque­ ño número de ejemplares, é impuso al resto de los más- grandes criminales condiciones tales para poder ser in­ dultados, que equivaliesen' á una verdadera y deshon­ rosa muerte: muerte de que no es la clemencia quien le exime, sino la política y la moral que en eircunstan- DABA LOS ANALES DE VENEZUEL A. 401 cías semejantes ordenan pocas, pero bien escogidas ex­ piaciones. Los monstruos á quienes se indulta con condiciones tan severas, amenazarían siempre al país que'se horrori­ za al ver correr su sangre, sino temiesen de un modo efectivo por su vida, en el caso de que intentasen in­ vadirle. Aterrados con toda especie de iniquidades; abo­ rreciendo el orden que moraliza y el trabajo que aíiclo­ na al hombre á- la paz, son incapaces do pensar, sino en traiciones y atentados, y sólo por el placer de cons­ ternar á los ciudadanos pacíficos á quienes se anroxima- sen, pretenderían volver á las playas venezolanas. 'CJna. muerte cierta es lo único que puede contenerlos, y al dispensarlos el Congreso de que la sufriesen inmediata­ mente, debió dictar medidas que le escudasen ante la PTación, de que no descuidó su tranquilidad y bienes­ tar. ¿Por qué, pues, se’alega que el Congreso no ha po­ dido privarles del derecho de defenderse? ¿De qué tie­ nen que defenderse estos abortos del infierno? Después- de habérseles notificado que encontrarán la muerte en cualquier punto del país que osen profanar, ¿ á qué fin podrán pensar en volver á él! ¿Qué tienen que venir á buscar en esta tierra á quien tantas desgracias han causado! ¿Pío deben darse por muy bien aviados, en salir con vida de una horrible conspiración en que han hecho sacrificar á centenares de hombres de bien! Va­ yan enhorabuena á arrastrar su miserable existencia don­ de por ignorarse sus maldades, inspiren alguna compa­ sión, y olviden para siempre una Patria ¿i quien en re­ compensa de las consideraciones con que les había col­ mado, no retribuyeron sino infamias y asesinatos, desor­ den y desmoralización. Pero se dirá, que por más cierto que sea todo lo que hemos expuesto, el Congreso debió respetar el ar­ tículo 19G de la Constitución, que dispone que ningún venezolano pueda, ser castigado sino después de haber sido citado, oído y sentenciado legalmente. Un célebre 402 DOCUMENTOS proclamador de principios lia reproducido entre nosotros las palabras de un sabio que dijo: que en las disensio­ nes civiles la l·aialla es el juieio y el triunfo la sentencia, y nosotros añadiríamos: que en las conspiraciones efec­ tuadas y ensangrentadas, la sangre derramada es el jui­ cio, y el indulto, si se aplica á los cogidos con las ar­ mas en la mano, la sentencia. ¿No lian sido rendidos •á discreción? ¿Pues qué más juicio? ¿No se les noti­ fica que si vuelven al país se les aplicará la pena que tauto han merecido0? ¿Pues qué más citación y senten­ cia? Los grandes crímenes y desgraciadamente dema­ siado demostrados, exigen grandes actos nacionales que •sellen el escándalo, purifiquen el suelo patrio y hagan temblar á los futuros conspiradores. Estos malvados no tienen más derecho que á la muerte, y el que los liber­ ta de ella, puede dictar las condiciones con que les da la vida. Beclainan el artículo 19G de la Constitución, pues no se acojan al indulto. Creen que se les hace un .gran favor, en dejarles una puerta por donde salven la vida: pues recíbanla con las condiciones á que por su pertinacia en la maldad se han hecho acreedores. La última disposición del Congreso en la resolución que defendemos, es aquella en que expresamente aprueba los actos de expulsión y confinación que el Ejecutivo ha ejercido en virtud de los indultos, que con la autoriza­ ción del Consejo concedió antes de la reunión del Con­ greso, y deja vigente la facultad (pie el mismo Ejecutivo se reservó, de poder expulsar ó confinar. El acto del Congreso que debía sellar la Conspiración, de julio, debía contener también esta aprobación, eou tanta más razón, cuanto que sin ella podía creerse que quedaba desvir­ tuada la acción del Ejecutivo en un punto en que váli­ damente había podido obrar. Estos actos del Ejecutivo son los que más crítica lian excitado antes de ahora, de parte de los cómplices enmascarados de la revolución de julio. Ya se ha visto lo que El Censor ha dicho sobro ellos: El Cazador vuelve á recalcar sobre lo mismo, y PARA LOS ANALES DE YENEZU33LA

•estando nosotros comprometidos á contestar á este último, dejamos para su oportunidad tratar la materia más extensa­ mente. Por ahora terminamos el artículo de la defensa de la resolución del Congreso, sobre el término del 8 de julio, y nos preparamos á ver venir los escritos que los facciosos públicos y ocultos de esta capital, gusten publicar, para demostrar más que en Venezuela hay liber­ tad y tolerancia, á pesar de todo lo que vociferan y á pesar de sus bandos de julio. K A. (Por tradición : Rafael Acevedo).

Número 9 (e)—comunicación d e l j e f e d e l e j é r c it o CONSTITUCIONAL, Á 28 DE MARZO DE 1.S36, AL CONGRESO, Y RESPUESTA DE ÉSTE.— (TOMADAS DE {í EL CONCISO,’7 Á 0 Y S DE ABRIL DEL MISMO AÑO, NÚMEROS 05 Y 07).

Sesión del día 5 de abril de 1830

Reunidos en número suficiente los Honorables Sena­ dores y Representantes, en el salón de la Cámara de Representantes, el señor Presidente del Senado, que lo es del Congreso constitucionalmente, abrió la sesión á las seis y media de la tarde. El señor Secretario Acevedo leyó en seguida el acta • de la última sesión del Congreso, celebrada el día 10 de marzo último, y sometida á la consideración del Cuerpo, fue aprobada. El señor Presidente dijo luego: que era de su deber informar al Cuerpo antes todas cosas, de las ocurrencias que habían precedido á su reunión. Para esto ordenó la lectura de los artículos 2? y 10 del reglamento interior del Congreso, en los cuales se observan, por el primero, como atribución del Presidente, convocar las sesiones - 1 0 4 DOCUMENTOS

extraordinarias, y por el segando se dispone también que cuando el Presidente lo juzgue necesario, convoque á sesión extraordinaria. En virtud do estas atribuciones hizo presente haber convocado al Senado, quien no puso ningún inconveniente; pero mandándose á invitar á los Honorables Representantes, había contestado la Cámara negándose á la invitación, desconociendo la facultad del Presidente del Congreso y últimamente invitando ella al Senado para la reunión del Congreso, quien estaba reu­ nido, no por la convocatoria que había hecho su Presi­ dente, sino por el acuerdo de las Cámaras por la excita­ ción do la Honorable de Empresentantes; por todo lo cual y para que en lo sucesivo pudiese servir de regla el modo con que habría de hacer uso el Presidente del Con­ greso, de las atribuciones que le da el Beglameuto inte­ rior en los artículos citados, sometió este accidente á la resolución del Cuerpo, bien para que acordase la reforma del reglamento en esta parte, bien para que determinase el modo de hacer uso de dichas atribuciones. El señor Ponte pidió que se diese cuenta y se con­ siderase la materia para que habían convenido las Cáma­ ras reunirse en Congreso; y el señor Presidente con­ testó diciendo que la materia no había sido sometida aun á la deliberación del Congreso, porque antes había creído que debía resolverse la cuestión de orden que se había suscitado y entorpecido la reunión del Congreso, pues que teniendo éste un reglamento, mientras no se variase, era de su deber sostenerlo. El señor Díaz hizo algunas observaciones en defensa de la conducta observada por la Cámara de Represen­ tantes, negándose á la convocatoria del señor Presidente del Senado como Presidente del Congreso, tanto por no existir semejante funcionario en la República, pues que la Constitución sólo dice: que cuando las Cámaras se reúnan, presida, el que sea Presidente del Senado, cuan­ to porque no debiendo reunirse las Cámaras sino cuando la Constitución ó la Ley lo determinan, y cuando las mis­ PAI?.A. LOS ANALES DE VENEZUELA 4 0 5

■ j v i t a t • • *%< • mas convengan para cualquiera otro caso que ellas lo estimen necesario, no pueden sin perder su indepen­ dencia, quedar sujetas á la convocatoria extraordinaria del Presidente del Senado sin convenir antes en tratar la materia en Cámaras reunidas, no haciéndole á Su Se­ ñoría.. ninguna fuerza los artículos del reglamento, si la interpretación que so les daba, tendía á coartar esta in­ den en den cía. A. El señor Presidente hizo algunas observaciones para manifestar al Oougreso que no había tenido por objeto otra cosa que evitar por vía de cualquier medio que el Cuerpo adoptase, los entorpecimientos que había- notado para su reunión, pues que estaban en choque las atribu­ ciones que le da el reglamento y el acuerdo de una de las Cámaras, y satisfecho de haber llenado su deber, ordenó la lectura, que verificó el señor Secretario Aee- vedo, del siguiente oficio de Su Excelencia, el General en Jefe del Ejército constitucional:

Manifestación del Jefe del Ejército constitucional.

Honorables /Senadores y Representantes: Al desceñirme la espada que el Gobierno puso en mis manos para vengar el honor nacional ultrajado, y restablecer el imperio do la Constitución y de las leyes, séaine permitido felicitaros desde mi hogar doméstico por el término de los desastres públicos, y por la paz de que disfruta ya Venezuela. Vo está demás reiteraros en esta vez mis protestas de sumisión al Código sagrado que he jurado, sostener y defender. Un triunfo tan completo, uu acontecimiento tan faus­ to, es ciertamente muy digno de congratularos, y me ofrece la oportunidad de mezclar con mi felicitación una súplica en favor de los desgraciados que se mandan juz­ gar por el decreto de 21 del corriente. La confianza que tengo de que en el santuario de las leyes ocupan 40G DOCUMENTOS

su asiento la humanidad y la clemencia-, me hace espe­ rar que mis ruegos serán acogidos. Por la comunicación que en 3 del presente, dirigí al Poder Ejecutivo, os impondréis, Honorables Legisladores,, de que deseaba un indulto de vida para todos los com­ prometidos en la revolución de julio, y os impondréis también de las razones en que me fundé para solicitar­ lo. Así por ellas como por la clemencia con que el Con­ greso ha marcado sus actos, confié en que el decreto de indulto, expedido el I o de marzo, para los sitiados, se extendiera á los rendidos, pero observando en el de 21 del mismo, que el Congreso ha tenido á bien, excluir á algunos de aquella gracia, concédaseme que desde el re­ tiro privado donde sólo me ocupo en tributar gracias al Sér Supremo, por habernos dado las bendiciones de la paz, haga uso de la benéfica atribución dei artículo 193 de la Constitución, pidiendo para los rendidos de Puerto Cabello una gracia que está en armonía con la conveniencia nacional y filantrópicos sentimientos de los venezolanos. Hubo dudas en la aplicación del decreto de indulto- citado, y yo deseaba que se decidiesen en favor de la humanidad: siempre el dolor y el infortunio arrastran la compasión. Ho se diga, Honorables Legisladores, que pido la impunidad: el castigo que se impone á unos en el decreto de 1 ° de marzo, debe, en mi concepto, com­ prender á todos. He la indefectibilidad de penas mo­ deradas, debe esperarse que. no se repitan las escenas pasadas. Aventuro esta proposición, fundado en que la regularización de la guerra de la Independencia atajó los torrentes de sangre que comenzó á derramarse en un individuo y siguió en millares de víctimas sacrifica­ das al furor y á la venganza. Los sentimientos filantró­ picos con que se distinguieron los dos jefes que soste­ nían la lucha en aquella época, estancaron la sangre, acallaron el clamor general, nos proporcionaron el bien de la independencia, atrajeron á Venezuela ciudadanos- P A HA LOS ANALES DE VENEZUELA 407 que habiendo sido fieles servidores al trono español, for­ man hoy parte de su ornamento y defienden con entu­ siasmo sus instituciones. Iguales efectos produjo la clemencia del Congreso en 1831, al aprobar el decreto del Yalle de la Pascua: los que entonces se separaron de sus deberes, los que deso­ bedecieron al Gobierno, hoy á excepción de muy pocos, han sido su más firme apoyo, han prestado servicios im- X>ortantes, y. ni su propia vida han rehusado consagrar á la Patria. Ya he. manifestado, Honorables Legisladores, el dic­ tado de mi conciencia política. Yo os ruego quedéis en la persuasión que sólo el amor á la Patria ha guiado siempre mis pasos, y que al presentar hoy mi súplica y mis ruegos ante los sacerdotes de la Ley, me siento más que nunca inflamado del sagrado fuego de la liber­ tad : por ella y por preservarla de esas manchas san­ grientas que dejan tristes recuerdos á 3a posteridad y oscurecen las páginas que de otro modo serán bellas en nuestra historia, os mego encarecidamente que sean in­ dultados de la pena capital, todos los que tuvieron la desgracia de separarse del camino de la Ley. Conceded­ me la gracia que os pido, la aceptaré como la más gran­ de distinción que puede recibir un mortal, y como el comprobante más seguro de que mis servicios me han hecho acreedor á vuestra consideración. Maracay, á 28 marzo de 1836—7o y 26'.’ José A. Páez. Sometida esta comunicación á la consideración del Congreso, coino hubo un largo silencio, tomó la palabra el señor Anzola, y después de hacer presente al Congre­ so que la práctica constante ha sido pasar á una co­ misión todas estas peticiones, opinó porque así se hicie­ se con ésta, y con más razón que con cualquiera otra, pues que se trataba nada menos que de revocar la re­ solución dada por el Congreso, respecto de los conspira- DOOÜMüKTOíS

•dores de julio, además de que podía también compren­ derse de una vez en ésta, la solicitud que lia dirigido el Poder Ejecutivo con respecto á. los que traicionaron á los mismos traidores en Puerto Cabello, podiendo con­ traerse la comisión á una y otra cosa, presentando sus trabajos para el día de mañana; y así lo irropuso. ¿id señor Albizu propuso que la comisión que se •nombrase, se contrajese á informar sobre el objeto para que lia. sido reunido el Congreso, presentando sus tra­ bajos á la seis de la tarde el día de mañana. Los señores Tovar y O sí o, recomendando la grave­ dad de la materia- y la necesidad de dar el tiempo su­ ficiente á la comisión para dilucidarla, propusieron que se le concediese el término de cuarenta y ocho horas, es decir, hasta la seis de la tarde del día 7 del corrien­ te, y habiendo sido así acordado, fueron nombrados para componer la comisión los señores Freites, Gaicano, Al­ to nzo, Rivas y Rúcete, con lo cual se levantó la se­ sión.

Respuesta (¡el Congreso, á 7 de ahrü de 1S3C

Excelentísimo señor General José Antonio Páez. Con el más distinguido aprecio ha visto la Repre­ sentación Racional la manifestación sincera que habéis hecho de los generosos sentimientos que os animan, al felicitarla desde vuestro hogar doméstico por el término de los desastres públicos y por la paz de que disfruta ya Venezuela, reiterándola vuestras protestas de sumisión al Código sagrado que habéis jurado sostener y defender. Digna es sin duda de la aceptación de los Repre­ sentantes del pueblo, esta efusión de vuestro patriotismo, y ellos recuerdan que á vuestros eminentes servicios debe hoy en gran parte la República, el triunfo más esplén­ dido de sus instituciones. Contra el querer de los que pretendieron derrocarlas, menospreciando todo sistema de orden y regularidad, oísteis la voz del Jefe del Estado, PASA LOS ANALES DE VENEZUELA m que os llamó á dirigir los esfuerzos de los ciudadanos para salvar la Patria; no vacilasteis para encargaros de tan noble empresa, consagrándola vuestra propia exis­ tencia, os colmasteis de gloria, y adquiristeis nuevos títulos á la gratitud nacional. El Congreso, que ve resta­ blecido por vuestros heroicos esfuerzos, los del Ejército y los de la Ilación entera el imperio augusto de la Ley, no puede menos que retribuiros por este fausto aconte­ cimiento vuestra ingenua congratulación y manifestaros, á nombre de esa misma Patria á quien no'habéis rehusa­ do ningún sacrificio, que aprecia y reconoce servicios de tan relevante mérito. De aquí deberéis deducir, que al ocuparse el Con­ greso de la segunda parte de vuestra solicitud, expe­ rimenta indecible pena no accediendo á la súplica enca­ recida que lo hacéis, para que sean indultados de la pena capital todos los que tuvieron la desgracia de separarse de la senda de sus deberes á consecuencia del infausto 8 de julio y porque después de la autorización, que di ó al Poder Ejecutivo, que ha producido un decreto de éste que está en ejecución, juzga el Congreso que termina­ ron todas sus funciones en este particular; y que sin una ma­ nifiesta. violación de las disposiciones constitucionales, no podría expedir un indulto particular para determinadas per­ sonas, ni una resolución que autorizase al Poder Ejecutivo para concederlo, cuando éste no lo lia solicitado, requisito es­ tablecido por la Constitución para este caso. Sin embargo, cree el Congreso que la exacta observación del Código Fundamental, no impide que se obtenga por otro medio el objeto de vuestra solicitud; pues que está en las fa­ cultades del Poder Ejecutivo, la de conmutar las penas capitales en favor de la humanidad. Caracas, á 7 de abril de 1S3G.—7? y 20? ucm Antonio Pérez. jRafael Aeevedo. 41 0 DOCUMENTOS

Níimero 9 (f)— c o n g r e s o .— s e s ió n d e l d ía 7 d e a b r il d e 1836, EN QUE SE ACORDÓ LA RESPUESTA AL JEFE DEL EJÉRCITO CONSTITUCIONAL.— (TOMADA DE “ EL CONCISO” Á 8 DEL MISMO MES, NÚMERO 67).

Sesión del día 7 de abril

% Reunido el Congreso con número suficiente de Sena­ dores y Representantes, el señor Presidente abrió la se­ sión á las siete de la noche, y leída el acta de la an­ terior celebrada el día de ayer, quedó aprobada. La comisión nombrada en la sesión del día 5 para abrir concepto sobre la petición que lia dirigido al Con­ greso el Excmo. señor General en Jefe del Ejército cons­ titucional, José Antonio Páez, cumpliendo con su deber, sometió á la consideración del Cuerpo la minuta de con­ testación.

• « En seguida se leyó el voto particular del señor Gaicano, en que opina por la modificación del acto de 16 de marzo último, acampanando un proyecto de mensaje que se le dirigiese al Poder Ejecutivo, facultándolo para hacer uso de aquella autorización con toda amplitud y sin ninguna de las excepciones contenidas en ella. Este voto, demasiado extenso para darle colocación en este número, nos reservamos publicarlo en el número siguiente. Sometida la materia á la consideración del Congreso, el señor García pidió que para mayor claridad en el debate, declarase la Presidencia si negado el informe de la mayoría de la comisión, se votaría el de la mino­ ría, ó se pondría éste en discusión; y el señor Presidente resolvió que la discusión se contraería únicamente a! !1Aiï.A LOiS ANALES DE VENEZUELA 411

dictamen de la comisión, y si éste fuese negado, se tomaría entonces en consideración el voto particular del señor Gaicano. En este estado se anunció el señor Secretario del Interior y, admitido, presentó con el decreto de ejecución, la autorización concedida al Poder Ejecutivo en 1 G de marzo, para hacer uso de la facultad cuarta del artículo 11S de la Constitución, respecto de los comprometidos en la facción titulada de Reformas, haciendo presente el señor Se­ cretario, que aun cuando el Poder Ejecutivo cree que éste no es un acto legislativo de los que necesitan aquella sanción, (decreto de ejecución) es decir, los expedidos y presentados con las fórmulas de las leyes, sin embargo, como la prác­ tica adoptada hasta ahora por el Ejecutivo, era poner dicho decreto, se había decidido el Gobierno á seguir usando de aquella fórmula. Dijo también el señor Secretario del Despacho, que tenía orden del Poder Ejecutivo para presentar al Con­ greso dos representaciones de varios padres y madres de familia, de , en que piden al Gobierno la conmutación de las penas capitales á los principales autores de la revolución de julio. Despedido el señor Secretario, siguiendo la discusión pendiente, se leyeron las representaciones exhibidas por Su Señoría y también las firmas á petición del señor Fernández, quien dijo, que así lo pedía para que se- observase que en estas firmas estaban efectivamente pa­ dres de familia de San Fernando de Apure, y no en otras representaciones que se habían hecho, pidiendo castigos, abrogándose los x>etieionarios el nombre de pa­ dres de familia, no estando suscritas más que por los que no lo son. El señor Aranda introdujo luego una representación que dijo le había sido dada-, en la cual el señor General Francisco Oarabaño, desde Puerto Cabello, instruido de que el Congreso va á ocuparse de nuevo del indulte 412 DOCUMENTOS que acordó en 10 del pasado, en el cual no íué com­ prendido en la gracia, en la creencia tal vez, de que él íué autor de hechos en que no ha tenido liarte, acom­ paña una justificación documentada, de la conducta obser­ vada por él mismo, tanto en esta capital el día 8 de julio, negándose á las instancias que le hicieron el Ge­ neral Diego Ibarra y Coronel Meló, como en los sucesos ocurridos en Puerto Cabello,/ desde el 17 de agosto último. Concluida la lectura de la representación y documen­ tos acompañados á ella, se mandó dejar todo sobre la mesa, pues que no podía tener lugar sino en el. caso de ser negado el voto de la mayoría de la Comisión. Después de algunos momentos de silencio, se cerró la disensión, acordándose, á petición de muchos señores, que la votación fuese nominal ; y votada en primer lugar la parte primera del dictamen ó minuta, contraída á contestar la felicitación del General en Jefe, resultó aprobada por todos los cuarenta, y seis miembros que es­ taban presentes. Siguió luégo la parte relativa, respecto de la instancia del General en Jefe, y votado el párrafo tercero del dicta­ men hasta el concepto que dicem una resolución que autorice al Poder ¿Ejecutivo para concederlo, fue aprobada por trein­ ta y un votos contra quince, siendo afirmativos los de los señores Parra, Briceño, Preites, Nuñez, Afanador (Nicanor), Perozo, Madrid, Yidal, Anzola, Albizu, Oro- peza, Manrique, Quintero (Pedro), Tovar, Huizi, Aran­ da, Díaz, Alfonzo, Rivas, Pérez (Juan Antonio), Guzmán, Ruiz, Núcete, Arismendi (Miguel), Baptista, González, Pereira, Ponte, Herrera, Cordero y Afanador (Ensebio); y negativos los de los señores Becuna, Oslo, Lauda, Cal- caño, Chipia, Villasinil (Juan), Jiménez, Romero, Fer­ nández, Altuna, Landaeta, Villastnil (Martín), García y Unda. Votóse en seguida la frase subsecuente que dice: cuando ésto no la ha solicitado, requisito establecido por la Constitución para este caso ; y fue también aprobada por veinte y cinco í’ÁTvA LOS ANALES LE VKNEZU * ► ' t ,< 413 votos contra veinte y uno ; siendo afirmativos los de los se­ ñores Lectum, Gsío. Lauda, Gaicano, Parra , Bricen o, Freí tes, Nímez, Afanador (Nicanor), Perozo. Jiménez, Madrid, Fernández, Albizu, Oropeza, Manrique, Tovar, Aranda, Alfonzo, Eivas, Atícete, García, Pereira, Afanador (En­ sebio) y Yillasmil ('Afartin): y negativos ios de los señores Ma roano, Chipia, Yillasmil (Juan), Vidal, Homero. An­ zola, Altuna, Landaeta, Quintero (Pedro), Huizi, Díaz, Pérez (Juan Antonio), Guzmán, Euíz, Arismendi (Miguel), Baptista, González, Ponte, Herrera, Cordero y Unda. Concluida la votación se suscitó duda por varios señores, sobre el modo con que habían dado sus votos, y el señor Presidente ordenó que se leyesen éstos nueva­ mente, y si todos los señores presentes habían votado, declaró que no so repitiría el acto. Así se verificó y resultando que todos los señores presentes habían sufra­ gado, como todavía se suscitase duda por el señor Díaz y pidió que se repetiese el acto, el señor Presidente se negó á ello. El señor Díaz apeló al Congreso y este ra­ tificó la decisión de la Presidencia. Siguió la votación de la minuta en la parte que dice V sin embargo, cree el Congreso que la exacta observancia del Código Fundamental, no impide que se obtenga por otro medio el objeto de mientra solicitud, pues que está en las facultades del Foder Ejecutivo, la de conmutar las penas capitales en favor de la humanidad : y quedó aprobada por treinta y cinco vo­ tos contra once, siendo afirmativos los de los señores Lecuna, Osío, Cal caño, Chipia, Bricefio, Villas mil (Juan), Freites, Núñez, Afanador (Nicanor), Perozo, Unda, Jiménez, Ma­ drid, Vidal, Homero, Fernández, Oropeza, Landaeta, Manrique, Quintero (Pedro), Tovar, Aranda, Alfonzo, Kivas, Pérez (Juan Antonio), Yillasmil (Martín), Guzmán, Euíz, Núcete, Baptista, González, Pereira, Ponte, Afana­ dor (Eusebio) y García j y negativos los de los señores Lauda, Marcano, Parra, Anzola, Albizu, Altana, Huizi, Díaz, Arismendi (Miguel), Herrera y Cordero. 414 DOCUMENTOS

Últimamente se voto lo restante de la minuta desde el concepto que principia de este modo tendrá lugar, hasta donde concluye en que lo crea conveniente; y esta parte resultó ne­ gada y por tanto suprimida, por veinte y seis votos contra veinte, siendo negativos los de los señores Lecuna, Qsío, Lauda, O al caño, Marcano, Chipia, Parra, Viilasmil (Juan), Un da, Jiménez, Homero, Albizu, Altuna, Landaeta, Man­ rique, Quintero (Pedro), Huizi, Díaz, Pérez (Juan Anto­ nio), Viilasmil (Martín), Guzmán, Arismendi (Miguel), García, González, Herrera y Cordero; y afirmativos los de los señores Briceño, Preites, Núñez, Afanador (Nica­ nor), Perozo, Madrid, Vidal, Anzola, Fernández, Qropeza, Tovar, Aranda, Alfonzo, Kivas, Kuíz, Núcete, Baptista, Pereira, Ponte y Afanador (Eusebio). La. Presidencia dispuso luego que la minuta de con­ testación, aprobada por el Congreso, firmada por los seño­ res Secretarios del Cuerpo, se le dirigiese ai Excmo. señor General en Jefe del Ejército constitucional, como resultado de su manifestación dirigida desde Maracay con feolia 28 de marzo próximo pasado; y concluido el objeto para que había sido reunido el Congreso, se levantó la sesión á las diez menos cuarto.

Peticiones referidas en la sesión del Congreso del día 7 de abril de 1836.—(Tomadas de Ci El Conciso f á 7 del mismo mes, número 06)

Exorno, señor Presidente de la República. Las que abajo firmamos, madres de familia y veci­ nas de este Cantón, impelidas por un sentimiento irresis­ tible que V. E. sabrá apreciar, y convencidas de que al débil sexo más que á nadie le compete alzar la voz de la humanidad en favor de los desgraciados, sufocamos por un momento la timidez inherente á nuestro sexo, y arrostrando las mal i gu as insinuaciones de una crítica in­ justa, nos acogemos al solio de la Suprema Magistratu- PARA. LOS ANALES DE VENEZUELA . 4 1 5 tíi para implorar en favor de los desvalidos la eoumise­ ración de Y. E. Una malhadada revolución estalló en la capital de la República, en el año próximo pasado, y amenazó la existencia de la Patria. Más que nadie no­ sotras debimos estremecernos, y nos asombramos al es­ tampido del cañón porque no podía ocultársenos que de estos llanos que habitarnos, debían salir los principales recursos para derrocar la facción enemiga; más que na­ die, Señor, nos alarmamos al oír la fatal nueva que amagaba la vida de nuestros esx>osos ó hijos, de nues­ tros padres y hermanos. Muy cierto es que, al mismo principiar ia contienda, estuvimos anhelando por el triun­ fo de las instituciones, y hubiéramos celebrado con jubilo este triunfo aunque se hubiera vertido en los campos de ba­ talla toda la sangre de los perturbadores del orden. Mas, señor, se ha terminado la guerra, y con ella el peligro á que creíamos expuestas nuestras personas y propiedades: se ha restablecido para siempre el imperio de la Ley en Venezuela; nuestra dicha se ha consolida­ do; y la piedad por tanto solo se deja oír. Grande fué nuestra satisfacción cuando ya chocaban los dos par­ tidos, al ver la conducta apacible del Ejército constitu­ cional y de su digno Jefe; con indecible placer hemos acogido las paternales medidas de V. E. y aplaudido con entusiasmo la beneficencia de su alma generosa, que sin dejar de vindicar las leyes ultrajadas, extendía sobre los hijos extraviados de la Patria, una mano tutelar y com- pasiva. En esta época de aciaga recordación vuestro co­ razón, siguiendo los preceptos de nuestro Divino Reden­ tor, dejaba á los ilusos, que se habían extraviado del derecho camino, la esperanza siquiera de volver á entrar arrepentidos en el seno de aquella Patria que habían ofendido, de aquella Patria amorosa que aun cuando castiga, deja percibir que es madre. Mas, señor, una triste nueva ha venido á llenarnos de dolor y de asombro. El Congreso de Venezuela ha revocado los decretos de V. B.; y al paso que ha in- 41G d o c u m e n t o s dultadó todos los culpables, lia reservado cuatro vícti­ mas escogidas, como para descargar sobre ellas todos el peso do su encono. No nos toca discutir la justicia de semejante medida; no están á nuestro alcance los moti­ vos de semejante parcialidad ; pero sí podemos declarar, y declaramos á la faz de la Nación, que nos lia sorpren­ dido una disposición tan extraña, cuando se lian visto amnistiados, sin excepción alguna, los demás caudillos de la revolución; y sobre todo, Exorno, señor, es de míe s- ♦ 1 1 tra competencia elevar nuestras fervorosas súplicas ;< \ * corazón benéfico de V. E., que si debemos juzgar por su conducta' pasada, estaba muy ajeno de asegundar la resolución del Cuerpo legislativo. iSos toca lincci ou el grito de la humanidad en favor de los desgraciados cu­ yas familias inocentes' van á ser el blanco de injustas preocupaciones, y tal vez de un desprecio inmerecido, ‘¡'ducho hemos sufrido durante un cuarto de siglo de revoluciones: hemos visto con horror y espanto levantar patíbulos y caer las víctimas de esas revoluciones. Be estremecen todavía nuestros pechos al recordar lo que sufrimos entonces: y en esa congojosa éra de asolación y padecimientos, harto hemos aprendido á compadecer los infelices. No más suplicios, señor, no más cadalsos: ya es tiem­ po de estancar la sangre y las lágrimas que á torren­ tes se han derramado en este suelo; ya es tiempo de aplicar un bálsamo saludable á tantas heridas; y sola la voz de V. E. puede ya interponerse entre la inexora­ ble Ley y las desvalidas víctimas, que ella va á arrastrar á un sangriento tribunal. Confiadas, señor, en la bené­ fica disposición de vuestro corazón magnánimo, suplica­ mos á Y. E. con el más fervoroso encarecimiento, se dig­ ne extender una mano protectora sobre los desventura­ dos que sólo esperan en ella, y sirviéndose suavizar con su poderosa influencia la acción de la Ley, ó conmutar la severa pena que puedan infligir los tribunales encar­ gados de juzgar á los comprometidos de julio, é implo­ PA.liA LOS ANALES DE VENEZUELA 417 ramos acoja- con su acostumbrada humanidad y conmi­ seración los ruegos que á Y. E. dirigimos desde San Fer­ nando, á 20 de marzo de 1S30. Excmo señor: Ana Juana Bolanos, Josefa Aranguri, Emilia G-ue rrero, Carmen Mirabal, Juana Echanique, Simona Valles, Josefa Castillo, Rafaela Astor de Pildain, Juana Hur­ tado, Teodora Guillen, Bárbara Mirabal, Mariquita Már­ quez, Elena Arana, liosa Borges, Dolores Mujica, Ma­ nuela Guerrero, María del Fosarlo Márquez, Merced Sil­ va, Joaquina Rodríguez, Vicenta Rodríguez, María del Rosario Ortega, Josefa Rodríguez, Petronila Guillén, Flo­ rentina Doaran, Mariquita Polanco, María Faula Gimé­ nez, Dolores Ramos, Rosa Jugo, Josefa M. Mirabal, Ana Busardo, Cayetana León; Belen Tíverio, Concepción Fuen­ tes, Josefa León, Carmen Eleves, Rafaela Mirabal, Ma­ ría del Rosario Márquez, Belén Rojas, Salomó Liva, Julia Botas, Bárbara Lucena, Isabel Sánchez, Concepción To- rrealba, Carmen Torrealba, Ana Gregorià Torrealba, An­ drea Fajardo, Gregorià Fajardo, Paulina Machado, Rita Pérez, Josefa Antonia Guerrero, Juliana Fuentes, Basi- lia Guerrero, Paula Tíverio, Juana Guerrero, Agueda Luisa Pildain, Consolación Pildain, Hieves Pildain, Rosa­ lía Pildain, Carmen Hernández, Elena María Sánchez,. Manuela Ortíz, Beatriz Ortíz, Juliana Márquez, Socorro- López, Luisa Silva, Juana V. Ochoa, Rita Tíverio, Clo­ tilde Volcán, Ziloa Volcán, Isabel Araujo, María Anto­ nia López, Dolores Escalona, Rita Martínez, Juana Ma­ ría Hernández, Vicenta Escalona, Teodora Palència, Ma­ ría del Rosario Suárez, María D. A. J. Mata, Francis­ ca García, Francisca Hurtado, Ramona Reyes, Marceli­ na Fonteselis, María H. Requena, Cecilia- Reyes, Petro­ nila Reyes, Rita Rodríguez, Rafaela Torres, Sabá Rodrí­ guez, Juana Faes, Josefa de la P. Rodríguez, .Isabel Va­ lor, Josefina Aguitom, Isabel Aguitom, Rita García, Ana María Araujo, Josefa González, Josefa María. Ortega, Ma­ riquita Hernández, Leonisia Quintana. t. i r - 27 41.8 DO CUMBIS TOS

Exorno, señor Presidente dé la República: Ha llegado felizmente el término de la contienda más peligrosa que lia amenazado la existencia de la Pa- tria, desde que se propuso gozar de sus derechos políti­ cos. Terminada aquélla de un modo que nada deja que desear al magnánimo corazón de V. E. y de todos los que miran como la mayor de las calamidades el de­ rramamiento de la sangre de sus hermanos, queda afian­ zada para siempre la paz y la dicha de Venezuela. Pasó el día de las divisiones: raya el de los juicios y el de las súplicas ; el de los castigos y el de las misericordias. A Y. E. toca moderar el rigor de la ley5 y en esta pia­ dosa atribución, que la misma ley le concede, es en la que confiamos al dirigirle la voz de la humanidad en favor de todos aquéllos que se encuentran comprometi­ dos en el ámbito de la República. Y. E. recomendó á los Jefes del Ejército constitu­ cional, que tomasen por norte en la contienda la econo­ mía de la sangre de sus conciudadanos; declaró que éste era el de Y. E. mismo; y sin duda lo era también el de la inmensa mayoría de los habitantes de Venezuela. El t* benigno decreto del Pirital, la conducta del Gobierno, del Ejército y de su «Tefe, proclaman cuáles eran los no­ bles sentimientos que los animaban. Muchos fueron los ¡lijos de nuestra patria querida que se separaron de sus deberes en la fatal revolución que nos conmovió; casi todos, señor, y los más culpables de ellos, han sido ge­ nerosamente amnistiados: y nos lisonjéala esperanza de ípie éste será su último error. Si se perdonó á los prin­ cipales caudillos de la revolución, ; no será, pues, justo, Exorno. señor, no será consecuente que todos gocen de una misma beneficencia ; * La mano tutelar de ia huma­ nidad. la de Y. E. no estará siempre dispuesta á favore­ cer al desválido que la implora • La invocamos, pues, en favor de los comprometidos que aun gimen en las prisiones y calabozos, aguardando con horror la ominosa sentencia que iuííige la ley inexorable. PAítA LoS ANÀLRS DE VENKZEKL/t ' Li t4 ' '

Xo pretendemos, sin embargo, que salgan libres é in­ munes de todo escarmiento : sólo pedimos que no se lle­ ve el rigor i i asta el último trance. Otras penas hay ade- más de la capital, que igualmente que ésta satisfacen la vindicta pública sin envolver en la desgracia de los con­ denados á sus desventuradas familias. Muestra Consti­ tución recomienda que se imponga el último suplicio con la más severa economía5 y pues que ya no nos pueden infundir temor los que se extraviaron del sendero de la ley, nos deben infundir lástima: eompadescámoslos. Supuesto que. los Jefes que mandaban á los rebe­ lados ban de considerarse como los primeros culpables, á. favor de ellos intercedemos con particularidad, recor­ dando á Y. E. que la obstinación que lian parecido ma­ nifestar, clama en su favor; pues habiendo podido po­ nerse á salvo, como lo hicieron otros por medio de la fuga, no quisieron abandonar á los infelices que los ha­ bían .seguido, sino correr su misma suerte. Y no se diga que esto era efecto de que abrigaban esperanzas de po­ der triunfar, porque harto conocían la imposibilidad de conseguir el triunfo. El nombre solo del cadalso, señor, estremece á todo buen ciudadano. Muchas naciones en tiempos menos ilus­ trados, y cuando la filosofía 110 había proclamado aún los principios de humanidad que ahora brillan en am­ bos hemisferios, se abstuvieron de imponer la pena ca­ pital. Célebres publicistas se han esmerado en deste­ rrarla de los códigos modernos j y la conducta que Y. E. ha seguido en esta época, conducta benéfica, política, li­ beral é ilustrada, nos impele á creer que tiene esos prin­ cipios profundamente grabados en el. corazón. Suplicamos, pues, encarecidamente a Y. E. se sirva atender á nuestra solicitud, mirando con la conmisera- ración que le es característica á los desgraciados que dejamos mencionados5 mas, en caso de que no esté en la es­ fera de sus atribuciones, el determinar acerca de esta súplica que dirigimos á Y. E., le imploramos se sirva 4 2 0 DOCUMENTOS apoyarla y elevarla á la consideración de las Cámaras Legislativas,- á quienes también con el más profundo res­ peto clamamos desde San Fernando de Apure, á 22 de marzo de .1836, 7° y 20? Excmo. señor: F. Guerrero, Domingo Miraba!, Rafael Agostini, F. Nazario Mirabal,. José Jerónimo Guerrero, Juan Antonio Folanco, Fernando Insua, Joaquín María Cuello, Tomás Hojas, Juan B. Guzmán, Miguel Antonio Mirabal, Car­ los Salón, Fernando Colón, José Isidro Colina, Cándido Homero, Pedro A. Hurtado, Nicolás Pérez, José María Ortíz, Juan Gregorio Fernández, Manuel Hodríguez, Va­ lentín Mujica, José Eusebio Gamboa, Juan Ángel Villal- ta, Albino Sánchez, Dionicio Saldaño, Luis Gamafra, Emeterio Salgado, José Antonio Medina, Francisco To- rrealba, José Casto López, Juan Manuel Izaza, Julián Pino, Juan Begue, Justo Homán, Eugenio Bermúdez, Hegalado Sejas, Serapio Vázquez, Vicente Paredes, José Haíáel Ulmos, Francisco Herrera, Francisco Hodríguez, Manuel Contreras, Manuel Gallegos, José Miguel Nie­ ves, José Miguel Hodríguez, Candelario Galíndez, Agapi- to Angulo, L. Hodríguez, Mariano Pérez,. Francisco Ríos, José Antono Fariñas, Isidro Hojas, Juan Vicente Fama, Vicente Hodríguez, Pedro Vargas, Gerónimo Antonio Sil­ va, Reyes Díaz, J., Lorenzo Galíndez, Pedro Pablo Hodrí­ guez, Miguel Madrid, Nicanor Verde, José Valentín Ló­ pez, Pedro Juan Palacios, José Trague, Juan Barreto, José Meló Navarreto, .Candelario Linares, Pedro José Hernández, Rafael Paredes, Lino Carzorla, Francisco A, Mirabal, José Francisco Pildain, Agustín Maldonado,. Francisco García, Manuel Amador, Vicente Gallardo, J. Vicente Gallardo, Justo Valero, J. J. Guevara, León Ferrer, Diego E. Chacón, Hipólito de la Cueva, José María Aponte, Pablo Tarazón, Andrés Palacios, Domin­ go Antonio Monzón,. Fernando Ledesma-, José Figúoiras, Valentín Genique, Ignacio Linares, Pastor Aponte, Dio­ nisio Hurtado, Antonio Bohorquez, Julián García, Víctor PA R A LO.S ANALES DE VENEZUELA 421

Suárez, Antonio María. En sin os o, José Mariano Rodrí­ guez, Endecindo Bermúdez, Joaquín Rodríguez, José Ga­ briel Rodríguez, Francisco Mirabal, Juan Nepomuceno Rodríguez, Juan Antonio Mirabal, Jerónimo Antonio Mi- rabal, José Manuel Vera, Ramón Hurtado, Rafael Gui­ llén, Esteban Cuello, Justo Díaz, Nicolás Torreaiba, Fran­ cisco Herrera, Jerónimo Cazares, Juan José Guerrero, Francisco Montezuma, Juan Eugenio Chaparro, José Ju­ lián Mirabal, José Manuel Suárez, Antonio Mirabal, San­ tiago Bermúdez, Gregorio Vázquez.

Hiímero 9 (g)— v o t o s d e l o s s e ñ o r e s j u a n b a u t is t a CALCA ÑO Y JULIÁN GARCÍA, EN LA RESPUESTA DEL / CONGRESO Á LA PETICIÓN DEL JEFE DEL EJÉRCITO CONS­ TITUCIONAL.— (TOMADOS DE “ EL CONCISO,’’ Á 9 Y 13 DE ABRIL DE 1S3G, NÚMEROS 08 Y 72).

Voto del Senador señor Juan Bautista Gaicano, presen­ tado en la sesión de 7 de abril de 1830 Señor: . La Comisión nombrada para abrir concepto sobre la petición que ha elevado al Congreso el ciudadano Gene­ ral José Antonio Páez, solicitando se haga extensiva á todos los que tuvieron la desgracia de separarse del camino de la ley, la disposición indultiva acordada para muchos de los comprometidos, ha celebrado varias sesio­ nes con el íin de uniformar las opiniones do sus miem­ bros en tan grave y delicado asunto, deseando presentar ai Cuerpo la que fuese digna de él, ó que, por su jns- ticia y conveniencia, fuese acogida p or. la Nación, con la benevolencia y respeto que merecen las disposiciones que ) levan este carácter. DOCUMENTOS

La Comisión, señor, ha discutido detenidamente esta

materia;/ ♦y' / no habiendo con curri do I/yo á la deseada un i- formidad, me encuentro on el deber de presentar mi opinión al Congreso, en desempeño de la confianza que me dispensó. De acuerdo con mis honorables colegas en e! profun­ do respeto que profesamos á las decisiones de la mayo­ ría del Congreso, no lo estoy en que estemos ligados á. no alterarlas, aun cuando la opinión pública las tache de inconvenientes y aun de inconstitucionales; y aun cuando los miembros mismos del Cuerpo las conceptúent depresivas del objeto. Yo no hallo, señor, razón que me convenza en esta cuestión, cuando las encuentro po­ derosas para opinar por la modificación del acto de 1(5 de marzo. Es á mis ojos evidente que lejos de ser él una obra perfecta, adolece de graves faltas, de que sería siempre honroso privarle, y no encuentro el por qué no deba ya el Congreso ocuparse en ello. Yo no me detendré en probar aquéllas en su tota­ lidad, y sucintamente me ocuparé en lo más prominente en la parte que sea suficiente para justificar los funda­ mentos de mi opinión. 1° Yo creo que la autorización no es conformo con. la condición constitucional que exige el artículo 118 en que está fundada. Cuando se dio, no estábamos en el caso de conmoción interior á mano armada, que amena­ zase la seguridad de la Bepúbliea; y por tanto, si el Congreso creyó conveniente expedir la gracia, debió ha­ cerlo por sí, usando de la facultad natural que tiene, (atribución 21, artículo S7) dando un acto legislativo en Cámaras separadas; sin embargo, el Congreso decidió otra cosa, pero su decisión, que respeto altamente, no ha tranquilizado mi conciencia, ni vencido mi convicción ínti­ ma. Ya en este caso no debió extenderse la autoriza­ ción á coartar en parte al Poder Ejecutivo la facultad misma que se le daba, estableciendo en ella condiciones ; y este e s otro vicio que, á mi ver, tiene; pues no hay fundamento constitucional para hacerlo así. Al Poder Ejecutivo, que va. á expedir la gracia, es á quien toca lijarla en los términos que estime convenientes. Se lia dicho que el que autoriza puede poner condiciones. Ello será cierto en los negocios que nos son propios, pues cuellos somos árbitros absolutos; pero no en aquéllos en que obramos sujetos á regias, pues entouces debemos estar por éstas, sin excedernos. Cuando el Congreso dis cuta eonstitueiouaimente un indulto, podrá poner las restricciones y condiciones que estime justas ; pero cuando autorice para ello al Poder Ejecutivo, sólo debe ocuparse en si está ó nó en el caso de conceder la autorización:/ en si es ó no conveniente al bien público la medida, pero no penetrar en el acto mismo del indulto, que es. materia ajena. Tan cierto es esto, como que el artículo 120- de la Constitución, ordena al Poder Ejecutivo dar cuenta- ai Congreso del uso que haya- hecho de la autorización, porque él debe emplearla según las exigencias de la so­ ciedad y las particulares circunstancias del caso ; y si se siguiese la práctica adoptada en esta cuestión, tal artículo vendría á ser inútil ó frustráneo. 2? Tiene la autorización una disposición que facul­ ta á ejecutar la pena de muerte sin previo juicio en que sea citado, oído y convencido el reo, lo que pugna con las garantías escritas. Desde que esto se propuso, resuenan en mi oído aquellas atroces palabras de Couthon al proponer la ley del 22 pradial.: La ley concede, decía él, jurados patriotas por defensores á- los inocentes, pero no los concede á los conspiradores.;J • ¡ Y sin embargo la ley protege á todos ! Lo dicho basta para fundar la justicia do ocuparse el Congreso en mejorar el acto de 16 de marzo, priván­ dole de estas monstruosidades ;; pero aun hay también razones de otro orden, no menos importantes. S. E. el General Páez solicita que se extienda la gracia, de la vida, á- los exceptuados en aquella autori­ zación ; y yo creo que habiendo el Congreso indultado 4 2 4 UOCUMK jNTOS

á los más criminales, á los principales reos de la cons­ piración, señalándoles una pena menor, es digno de los principios que profesamos, libertar del juicio y pena car pital á los menos culpables, ó á los culpables secundarios. Esto no lo creo yo deshonroso al Congreso, así como no se creyó que lo era revocar la resolución de Iv de marzo, en que se había concedido la vida á todos, para dar otra disposición en que se privó a varios de la gracia acordada, en aquélla. Nunca creeré yo (pie el honor na­ cional se interese en sostener lo que no es jierfecto, «i que se cubra de oprobio el Oougreso porque hoy se extienda sn clemencia ó. los que exceptuó de ella ayer, sean cuales fueren las causas que lo movieron. Para conceder ó no la gracia, yo no me detendré á considerar quién la pide: todo venezolano tiene este derecho precioso, y la verdad debe oírse siempre, sea quien fuere el que la pronuncie. El Geueral Páez, por sus eminentes servicios á la causa de las leyes, sin recordar otros títulos, es digno de la consideración y del respeto de la Nación. Él interesa su voz en causa, tan noble, en la causa de la humani­ dad, confía en la clemencia del Congreso, interesa sus servicios; y todo esto,* lejos de ser una razón atenuante, viene ó. dar más fuerza á las que ya tiene el Congreso para ocuparse de nuevo en la resolución de 10 de marzo. Recorramos con la imaginación la conducta del Gen eral Páez cuando presidió la República, y las consecuencias que ella produjo vendrán á dar más fuerza á sus razo­ nes. Él ñté elemente y. liberal, él siguió la política que hoy recomienda, y ella fue acertada pues que produjo bellos días de paz y de concordia. Pero algunos honorables miembros de la Comisión creen (pie no puede tocarse el indulto dado, porque el Ejecutivo no lia pedido la autorización (pie diera, lugar á la aplicación de aquél, y esta petición se cree necesa­ ria según el artículo 118. Yo no tengo esta opinión. Cuando se expidió aquella resolución, tampoco la pidió el Poder Ejecutivo, pues su Mensaje sólo se redujo á PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 4 2 5

recomendar la necesidad de una medida general; y esta necesidad existe, y existe auxiliada de la opinión públi­ ca que se lia pronunciado bien claramente contra lo que se lia liecbo, por los términos en que resultó, es decir : porque resultaron exceptuados de la gracia los menos culpables, y partícipes de ella los principales conspira­ dores. . Yo desearía que el Congreso no lijara la atención en las circunstancias que acompañan á la medida que se pide, sino en si ella es ó no justa y conveniente. En que tenga estos caracteres la que se ha dictado al quedar definitivamente sellada, es en lo que se interesa el honor del Cuerpo y el de la Nación misma que repre­ senta. Nunca se dirá que la firmeza de los Kepresen- tantes del pueblo ha plegado sino á la voz imperiosa del bien público, y este es su deber. Nunca es ni puedo ser depresivo de la dignidad del Congreso, perfeccionar sus actos.. En política no hay medida, por estable y de­ finitiva que parezca, que no esté sujeta á que las cir­ cunstancias aconsejen poco después su variación ó alte­ ración. Si lo que hoy se pide es justo y ' conveniente, debemos concederlo; si no lo es, negarlo, sin ninguna otra consideración ajena de la justicia, del interés y de la gloria, do Venezuela. Yo encuentro, por el contrario, que cu sostener lo que no es bueno, lo que ya no se cree equitativo, lo que no es conforme con la opinión pú­ blica y con la ley escrita, es en lo que se compromete la dignidad del Congreso y el respeto que deben captar sus augustos acuerdos. .Fundado en estos principios, que son los de mi con­ ciencia política, creo que el Congreso puede y debe ex­ pedir hoy un acto más digno de los principios, que no sea tachado de inconstitucional, que no presente incon­ venientes en su ejecución, que no ponga en pugna la conciencia del Magistrado que se apoya en la ley escrita, con sus disposiciones; y por fui, que .sellando para siem­ pre las causas de la abominable conspiración de julio, I i ‘> 4 % ft \ Í ' w W DOCUMENTOS aleje de una vez á sus autores de la patria que o ten­ dieron, dejándola en paz y tranquilidad. De conformidad con estas opiniones, y respetando oí acuerdo ti'el Cuerpo, que al aprobar el informe de la anterior Comisión sancionó que podíamos autorizar ai Ejecutivo para conceder un indulto general, por hallarnos aún considerando las consecuencias de la conmoción m- i tenor á mano armada que amenazó la seguridad de la Kepúblioa, creo que la medida que hoy debiera adoptarse, es la de facultar al Ejecutivo para que proceda en ir. materia con entera libertad á hacer uso de la. autoriza­ ción ó facultad que se le ha concedido, sin ' sujeción a las restricciones que contiene la resolución de 10 de marzo: pues es al Poder Ejecutivo, que va á expedir la gracia, á quien toca establecer las condiciones. Con este objeto tengo el licuor de someter á la, consideración del Cuerpo el proyecto de Mensaje al Ejecutivo, que acompaño, por si mereciere/ su aprobación la medida que propongo. Con respecto á la contestación que lia de darse á S. E. el General Páez, por la felicitación que lia dirigido, estoy de conformidad con lo (pie ha acordado la Comisión. Caracas, á 7 de abril de 1830.—77 y 20° J. 8. O alca fio.

Voto salvado del Representante señor Julián Garda, á 8 de abril cíe 1830

Treinta y un votos contra quince lian concurrido ú negar la petición de í3. E. el General .Páez: y como yo soy uno de los miembros de la, minoría, me creo en el deber de manifestar al público las razones en que he fundado mi voto. La falta de autoridad constitucional que se atribuye al Congreso en la contestación aprobada, será á los ojos del peticionario y á los ojos de toda la h ación, un pretexto pero no ni! motivo; no una. razón para la negativa. La PARA LOS ANALES ÜE VENEZUELA -Í-2 7

atribución 21 del artículo 87 de la Constitución y el ejer­ cicio que han hecho de ella diferentes Congresos de Ve­ nezuela, no permite dudar de la facultad del Congreso; y asentar la proposición contraria-, fundando en ella una decisión, es 'presentar en ridículo al Congreso ; es mani­ festarse ignorante de lo que sabemos todos; es, en fin, ponerse en contradicción con lo que hizo esto mismo Con­ greso en 1835, al indultar á los conspiradores ue Mara- eaibo. Ro quiero entrar á combatir las verdaderas ra­ zones de esta negativa, como no lo hice tampoco en el discurso que pronuncié en el Congreso; pero sí com­ batiré la razón ostensible que se ha dado on discusiones en la Cámara de Representantes y en conversaciones particulares, á saber: ¡Sería indecoroso para el Congreso derogar un acto de justicia y conveniencia nacional por la- petición de un poderoso. Las ideas se agrupan de tal modo en contra- de la mala aplicación de este principio, que ocurre duda sobre el orden en que ellas deben pre­ sentarse á combatirla. líl Congreso no puede, sin ofender la igualdad con­ sagrada para nuestra Constitución y por el sistema que hemos adoptado, pesar en su consideración la categoría de la persona que le pide; porque, si sería inicuo negar una cosa justa y conveniente á la Ración porque la pu­ diese un hombre pequeño, un ciudadano insignificante, sería inicuo y atroz negarla porque la pidiese un hom­ bre de distinguidos (en el original dice vicios) (*) servicios. Rada debe ser tan ajeno de un cuerpo que desee de­ liberar sobre el principio de la igualdad legal, como la consideración de la categoría de las personas con quienes diga relación su deliberación. La conducta que manifiesta ideas contrarias á estos principios, sería más propia de los atenienses dictando el ostracismo para penarlos servicios, y las virtudes gran- DOCUMENTOS

des, que' de los venezolanos de hoy, buscando estímulos para animar y cultivar estos servicios y ■ estas virtudes de que tanto necesitamos. Así, pues, yo considero que el Congreso lia debido (como se lo bice presente) olvi­ dar la persona que pedía, y considerar el objeto de su . súplica, pesándola en la balanza de la justicia y de la conveniencia nacional; y siendo, como es, inseparable de esta consideración, la investigación de los caracteres del decreto de excepciones, autorizado por el Congreso, vol­ vamos la vista Inicia sus disposiciones para deducir de este examen si el decreto debía sostenerse como útil y conveniente, ó si debía revocarse como perjudicial é in­ conveniente. Este era el resultado de la petición. El decreto de indulto, con las excepciones que ha expe­ dido el Poder Ejecutivo por autorización del Congreso, es anticonstitucional bajo muchos respectos, según lo ten­ go manifestado en el voto que ymbliqué en dos números de este periódico, y según lo han manifestado otras plu­ mas por la imprenta; y aun los señores que niegan la insconstitucionalidad que le atribuimos muchos en dife­ rentes puntos, convienen casi unánimemente en que la- condición ó artículo de matar en la plaza, que contiene, es inconstitucional á todas luces. Fastidioso sería para­ la Ración el empeño que yo tomase ahora en probar esta proposición, y por consiguiente refiriéndome á todo io que se ha escrito sobre esta materia, y apelando al juicio imparcial de todos los venezolanos, doy por senta­ do que el decreto de indulto citado es anticonstitucional. Desde que se convenga en que el decreto es inconstitucio­ nal, ya un .Representante debe creerse exonerado de me­ ditar sobre la conveniencia ó justicia de sostenerlo ó re­ vocarlo, porque la Constitución es superior á toda con­ sideración : así lo he creído yo, y ésta ha sido la prime­ ra y más grande razón que me ha decidido á opinar contra la negativa de la petición. Sin embargo, quiero prescindir por un momento de esta razón,, y considerar el decreto como si la Constitución no estuviese en oposi- PARA LOS ANALES BE VENEZUELA 4 2 9 cióii á cl de lín modo tan terminante como puede verse en su artículo 90. t Las excepciones que contiene el decreto de indulto son injustas porque sujetan al juicio y castigo de la ley a ios conspiradores menos criminales y hasta á individuos que hayan cooperado á la revolución, mientras que son indultados otros de los que fueron principales autores y perpetradores del primer crimen. Las excepciones llegan á ser hasta odiosas si se entra á considerar que las circunstancias de ser civil ó mili­ tar,' encausado ó no encausado, reducido a prisión ó es­ condido, son causa de expiar el mismo crimen en un pa­ tíbulo, ó de gozar la débil gracia que el resto del de­ creto concede á los no exceptuados. Las excepciones parecen crueles, porque muchas de ellas recaen sobre individuos á quienes el -Congreso había per­ donado, y que ningún motivo dieron con posterioridad al perdón para revocar en su perjuicio la gracia ya otor- <1 • Las excepciones han sido tachadas de apasionadas por­ que algunas de ellas. parecen dictadas para individuos determinados en quienes la Nación ve menos un crimen que motivos de odio en las personas que han podido in- íiuír para exceptuarlos. Estos son los caracteres más mareados, más promi­ nentes del decreto de indulto, y sólo la certeza, ¿pero que digo certeza i!, sólo la evidencia de su injusticia ha podido producir un convencimiento tan unánime como el que palpamos. Ha habido periódicos, papeles sueltos y ciudadanos que han sostenido con calor las opiniones opuestas: j u s t i c i a y c l e m e n c ia 5 atribuyéndose cada partido las probabilidades del buen éxito de sus respec­ tivos modos de pensar si el Congreso los adoptaba. Pues estos mismos periódicos, estos mismos papeles y estos mismos ciudadanos que se encontraban á una dis­ tancia tan inmensa en sus opiniones, todos han venido DOCUMENTOS

á reunirse y acordarse en que se lia hecho lo peor, .por ser lo menos conveniente, y en que sería preferible a lo que se lia Iiecho, el triunfo completo de la opinión contraria, porque del un modo se vería resplandecer la justicia, y del otro la clemencia. La opinión pública se lia manifestado en todas par- partes de im modo terminante y expreso contra el de­ creto, y en este estado se nos presenta una oportunidad de revocarlo por una solicitud en que se pide la revo­ catoria. Y bien, pires, aquel mismo decreto inconstitu­ cional, injusto, cruel, perjudicial, odioso, etc., etc., se constituyó en acto de justicia y. conveniencia na ció mil por sólo el hecho de haber pedido su revocatoria un ciudadano que lia hecho grandes servicios. ¡ Bello modo de raciocinar! El acto que sea intrínsecamente malo, debe revocarse en cualquier día en que sea calificado como tal 5 y no habiendo duda de lo que es el decreto que ocasionó la petición, yo creí que debía estar, y en efecto estuve por ella, para destruir un acto (á mis ojos) anticonstitucional, injusto, odioso, apasionado, cruel y perjudicial. Conque los señores que no li.au creído indecoroso para el Congreso retractar su decreto de cle­ mencia ; que no han creído indecoroso condenar al per­ donado, revocar, en fin, un acto de clemencia, ¿ creen in­ decoroso revocar el decreto cuyos caracteres lie trazado % Puede serlo, pero no participando yo de esta opinión, he votado en un sentido contrario, apoyado en las razo­ nes que dejo expuestas. tKj #l.!aranas, á S de abril de 183í>. J. García. PAUA LOS ANALES DE VENEZUELA 431

Número 9 (h)— c o n g r e s o .— s e s ió n d e l d ía G d e a b r il d e 183G.—-OFERTA DEL JEFE DEL EJÉRCITO CONSTITUCIONAL AL COMANDANTE AGUSTÍN RODRÍGUEZ Y AL TENIENTE Ma n u e l m a r ía F e r n á n d e z .—(t o m a d a d e “ e l c o n c is o /'' Á 8 DEL MISMO MES, NÚMERO 67).

Bu seguida el señor Secretario Ace vedo di ó lectura á un oficio del señor Secretario del Despacho de) Inte­ rior, fecha 2 del corriente, acompañando copia de otro del General en Jefe del Ejército constitucional, fechado en Puerto Cabello el 18 del pasado, relativo á la oferta que, con la autorización competente del Poder Ejecutivo, hizo al Comandante Agustín Rodríguez y al Teniente Manuel María Fernández, de la conservación de sus res­ pectivos grados ' militares obtenidos constitución al mente, siempre que pusiesen á disposición del Gobierno el cas­ tillo Libertador ; á. la comunicación que el mismo Rodríguez elevó en .10 de marzo al General en Jefe, poniendo á su disposición el Castillo con la anuencia del Teniente Fer­ nández, que mandaba la artillería ; y finalmeute, á una representación documentada del expresado Rodríguez, por la cual solicita del Poder Ejecutivo la ratificación de aquella oferta, todo lo cual somete el Gobierno á la deliberación del Congreso. Sometida 3a materia á la consideración del Congreso, se dio lectura 6 todo el expediente y á otros varios do­ cumentos que obraron en el ánimo del Congreso al dictar y aprobar las resoluciones de l u y IG de marzo próximo pasado, y luego, los señores Quintero (Pedro) y Díaz, hicieron la siguiente moción t La resolución de 1G de marzo no ha invalidado las gracias ofrecidas con sufi­ ciente facultad, por el General en Jefe del ejército cons­ titucional, mientras ejerció el Poder Ejecutivo la autori­ zación que le acordó el Consejo de Gobierno.” 432 DOCUMENTOS

Habiéndose manifestado por los señores Briceño y Cordero que esta proposición, aunque muy cierta y positiva,, no podía votarse porque ella no era aplicable al caso consultado por el Poder Ejecutivo, y que por lo tanto de­ bía explicarse más y contraerse á la cuestión principal, los mismos señores autores de ella la presentaron modi­ ficada en los términos siguientes : “ La resolución de 10 de marzo no lia invalidado la gracia del grado militar, ofrecida a Agustín líodrígucz y a Manuel María Fernández por el General en Jeíé del Ejército constitucional, en virtud de autorización reservada del Poder Ejecutivo, mientras éste ejerció la que liabía recibido del Consejo de Gobierno.” Luego el señor Cordero, con apoyo suficiente, hizo tam­ bién la siguiente modificación: “ Sin invalidar en nada la resolución de 10 de marzo, el Congreso aprueba los grados militares que el General en Jeíé del Ejército constitucional ofreció á Agustín -Ro­ dríguez y á Manuel María Fernández, quienes pusieron á dis­ posición del Gobierno el castillo Libertador.” Después de un ligero debate se cerró la discusión, y votada la modificación resultó negada. Votóse en segui­ da la segunda proposición hecha por el señor Quintero, y habiendo sido aprobada, la Presidencia ordenó que por la Secretaría del Congreso se participase al Poder Ejecutivo, por el órgano de la Secretaría del Interior, la resolución recaída á la consulta promovida respecto á la conservación de los grados militares ofrecidos por el G e- neral en Jefe al Comandante Agustín Rodríguez y al Te­ niente Manuel María Fernández, que sometieron al Gobier­ no constitucional el castillo Libertador de Puerto Cabello : y con esto levantó la sesión. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

Número 9 (i)— representación dé v a r io s c iu d a d a n o s SOBRE UNA AMNISTÍA PARA TODOS LOS QUE SE HALLAN OCULTOS Ó PRESOS EN VENEZUELA, POR EL SUCESO DEL 8 DE JULIO DE 1835, Y DICTAMEN DE LA COMISIÓN RES­ PECTIVA.— (TOMADAS DE “ EL CONCISO,” Á 28 DE ABRIL DE 183G, NÚMERO 86).

Rcp resentcic ion i 'efo 'i da.

JIorioraMes Menadores y Representantes de Venezuela : Muestra emancipación política cuenta mañana veinte y seis años, y hoy gimen en mazmorras muchos

vencedores con los vencidos; á los beneméritos defensores del orden y de la Constitución, con los que se extravia­ ron dolorosamentef Todos somos hijos de una misma- madre, todos frágiles por nuestra, misma naturaleza, y todos por lo mismo debemos ser indulgentes. La ciernen- oía gana ios corazones: el rigor los hace duróse- impla­ cables. Llenos de conñanza en la prudencia y modera­ ción que os caracteriza, como supremos Legisladores, Os suplicamos respetuosamente ojie, olvidando agra­ vios y delitos, pronunciéis en' el 10 de abril de 1S3G, la dulce voz de amnistía, para todos los que se hallen ocultos ó presos en Venezuela, como comprendidos en la revolución del 8 de julio. "Odianse los esposos con sus cónyuges, los padres con sus hijos, los hijos con sus pa­ dres. Deban esta ventura á vuestra previsión, y que la oportuna generosidad de los vencedores arranque uri uiTepe-nt-imiento sincero no á, los labios, poro sí á los co­ razones de los desarmados. Caracas, á 18 de abril de 1830. Señor: Iiamón, Arzobispo de Caracas, Ménica Toledo, Tomás Lander, Francisco Javier Yanes, Eaíael Escalona, José Diiaide, I). B. Urbaneja-, Basilio Arnal, Juan IL Toro, Francieeo J. Cavreño, -romàs J. Sauavria, M. Eligió, Francisco Pérez, Mateo Guerra, José Gabriel Sutil, Juan José Toro. Marcos José Gara te. Dr. Juan H. Bosset, Sil- vesíre Cnraballo, 3. B. de Alijares, Esteban Herrera y Toro. Manuel Tirado, finan Manuel Vargas, Fermín Toro, •losé de la. diosa González, M. Sagarza-zn, Alanuel llernán- lez, Mateo Hurtado, !.. Vicente Osío. José Julián Oslo.

Juan Arcelo, José diaria Vera,-Juan Pablo Avala.*• / lía- móu Avala. Miguel Aiugica, Manuel Ceroso, Manuel G. Clavo, Manuel .Sánchez Salvador. Martin Eeliegarreta, / t T M ' -losé de la. Cruz Machado, Juan Ignacio Bctaneourt, Per- uando Coy, Mariano Montilla, José María. Garren o, Fran­ cisco Montilla-, i/,iis Bello, Rafael D. Mérida. Juan Uri arto. FAllA LOS ANALES DE VENEZUELA 4

Domingo Navas Spínola, José Manuel Olivares, Salvador Peña, Remigio Kev. Tomás Muñoz, Br. Pedro Ramón Godoy, Pedro Landaeta, J. G-. A. de Lugo, Rafael Criarte, Cipriano Landaeta, Juan Oarabaño, jUaimela Machado, Ana de Vaídes, Pedro A. Lander, Jacinta Váleles de Estoves, Carmen de Olivares, Posa Olivares, Francisca Arroyo, Jacinta Este ves, Ramona Montes, Josefa Arroyo, Josefa Este ves, Cristóbal de Ortega, el Teniente Juan Homero, ei Coronel, J. Manuel López, Félix García, José M. Eivero, Clara J. de Ortega, el Cura de Candelaria, Ma­ nuel Cipriano Sánchez, Antonio Juan Ochoa, José Pa­ blo López, María Remigia Paz, Pedro García, María del Rosario Toro, José Maria Hernández, Tibiircio Ascanio, José Francisco Grillo, Gerónimo Meló, Rafael Saiopayo, B. Manuel Norilla del Pino, José Rodríguez, Esteban í>Rojas, Florencio Simanca, José Joaquín Carabailo, Elias Valdés, José Estoves, Juan Muñoz Tébar, primer Co­ mandante. Dictamen de la Com isión del.Interior.

Señor : Algunos vecinos de esta capital suplican al Congreso, que en connmemoración do la Independencia, pronuncio el í:> de abril una amnistía, en favor de todos los que abra­ zaron la revolución del 8 de julio. El Senado ha resuelto contraer su atención á ciertas materias que ha escogido, y quedando sólo seis días de sesiones, no es creíble que dos terceras partes concurran á destruir el acuerdo. La Cámara de Itepresnntrntes lia hecho lo mismo que el Senado. Además: las Cámaras reunidas autorizaron al Poder Ejecutivo para conceder un indulto general con ciertas excepciones, y el Gobierno lia librado un decreto que en parte so ha ejecutado. Por estas y otras considera­ ciones no accedió el Congreso á la petición que elevó el respetable ciudadano Jóse Antonio Páez; y por las -I3íi DOCUMENTOS mismas opina la Comisión del Interior y Justicia, que no debe ocuparse el Senado de la presentó. Caracas, á 20 de abril de 1S3C. ángel Quintero. José Joaquín Freite«.

N úm ero 9 ( j )— p e t ic ió n d e l . s e ñ o r , t o m a s l a ñ d e r , á 30 DE MARZO DE 1830, AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, Y SU REPUTACIÓN.— (TOMADA LA PRIMERA, DE UN POLLETO “ LA PRENSA CLEMENTE,” EXISTENTE EN EL ARCHIVO DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HIS­ TORIA, Y LA SEGUNDA, DE “ EL CONCISO,” Á 11 Y 12 DE ABRIL DEL MISMO AÑO, NÚMERO 70 Y 71 ).. •

• Petición del señor Tomás Pandar, al Exorno, señor José María Vargas, Presidente de Venezuela

* Soy venezolano, padre do familia y cultivo los cam­ pos de la tierra natal j títulos más que suficientes para elevar mi voz á las altas regiones de la política vene­ zolana, en que se halla Y. E. colocado por los sufragios de la mayoría de nuestros compatriotas. Pero me asis­ ten otros de que quiero hacer uso, pues que. los san­ guinarios é intolerantes intentan amedrentar á los que no profesamos sus horribles principios de exterminio y silencio. Pertenecí á los que quisieron en 1S2G destrozar el pacto colombiano y terminar el poder' vitalicio del Ge­ neral Bolívar. Restituido á Venezuela este hombre famo­ so y extraordinario por sus talentos, por sus servicios, por sus pretensiones y por sus demasías, y reconciliado con el autor de la. revolución, me juzgue muy débil para cooperar á- demoler el deforme edificio (pie quiso cu ton ■ PA1?A L O ? n ANALES DE VENEZUELA

ce.s cimentarse, y en el que figuraban como robustas pi­ lastras los Páez, los Mantillas, los Urdaiietas, los Su­ enes, los Salones, los Carroños y tantos otros, cuyos ta­ lentos militares se hallarán siempre asociados á las glo­ rias de la Patria. K enunció á la política, derramé 1 a tin­ ta con que había escrito mis pensamientos, no himino- sos, pero sí parióticos, y esperé los sucesos venideros, con­ tentándome con la triste gloria de no firmar documento alguno que pudiese contribuir al triunfo de planes liber­ ticidas. Oontráigome á las odiosas actas y peticiones de 1828, que quiero creer no rubricaría Y. E. Llególa revolución de 1S2Í), no tuve en ella ni la más mínima parte, pero sí la prolujó mi corazón, pues que los revo­ lucionarios, Marino, Ángel Quintero, José María Pelgrón, Alejo Portique, etc,, etc., proclamaron mis dos más ca­ ros objetos: separación de la asociación colombiana, y desconocimiento del Jefe Supremo, ó dígase Presidente. Alzáronse colosos y Provincias que acaudilló el General Monagas, otros enmudecieron, y yo volví á escribir, sosteniendo cómo me era posible, la hermosa cau­ sa del país, en que nací: combatí en el periódico titu­ lado Venezuela y el Congreso, al General Monagas y á sus valerosos compañeros, .hasta que en el Yalle de la Pascua se dió el fausto decreto que Y. JO. recordará con placer. Yo había sido perseguido por las huestes en insurrección, y mi habitación rural saqueada indignamen­ te; sin embargo, leí con placer indecible aquel documen­ to que llamo y llamaré fausto, lo celebró en las colum­ bas del papel que redactaba', y tuve la satisfacción de .f.jiie el Jefe que lo dictó hiciese de mis principios po­ líticos elogios más generosos que merecidos, en una nota, confidencial que conservo como honrosa. Euó mi única recompensa, y me pareció excesiva y explóndida, pues * que en la paz y en la reconciliación do los venezolanos, •hallaba yo la indemnización de mis desgracias y el col­ mo de la satisfacción á que aspirabit. Sólo tuve presen­ te después óe aquel decreto, que en otras circunstancias 'V DOCUMENTO* dieron los misinos Mona-gas á la. Patria muchos y iaus- tos días de gloria y do esperanzas. Me honró el Colegio electoral de í 8oli con el favor popular de Diputado provincial ; y consagrándome a. su desempeño como me lo permitían mis débiles fuerzas, volví á escribir y á sostener cuestiones que llamo yo vitales para, la libertad. Impugné en el período electo­ ral de 1834 á los partidarios del militarismo 5 y cuando en 1 83 o estalló la. ominosa, revolución del 8 de julio, luí. no el primero en combatirla, pero tampoco el último. Hice muy poco porque mis tuerzas son pocas. Supongo á V. F. impuesto de muchos pormenores, y supongo tam­ bién que V. E. se habrá dignado leer mis páginas. En las anteriores y en esta petición hay poco de mi cose­ cha. i íe. procurado beber algo en las claras y purísi­ mas fuentes de Kaynal, del astro de los siglos, el in­ mortal patriarca de Fcrnoy, del Marqués de jfeeearia, del Conde Euxlever. Aquí tiene Y. E. el mayor número de las autoridades que yo sigo, Pepito que poco hay de mi cosecha. Apenas lo local. Júzgucmc V. F. pol­ lo que de roí haya, leído, por la escasez de solicitudes que notará en los archivos de las Secretarias de Estado, relativas á empleos ó adelantos materiales, firmadas por Lauder; no me juzgue Y. E.. por lo que le digan mis adversarios, ni sus íntimos amigos, en cuya conducta se observa más celo que previsión, más amor propio que amor á la patria. Con tales títulos y antecedentes, voy á dirigir á Y. E. mis pensamientos y súplicas en las solemnes circunstan­ cias que nos rodean, sobre la. gran cuestión de muerte ó de vida, de proscripciones ó de clemencia., que nos agita, Dígnese V. E. leerme solo y libre del influjo de las sutiles inspiraciones de los hombres que aspiran á su apreciable amistad ó á sus valiosos favores. Y. E. per­ derá treinta minutos como José María Vargas, pero puede hallar como Presidente constitucional de Venezuela alguna idea, alguna indicación que ¡o detenga, algún PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 43: > juicio pequeño que le linga formar mil juicios grandes y luminosos. Los .individuos que saben pensar, bailan á veces en escritos poco meritorios ocasión de descubrir verdades refulgentes, porque los pensamientos de los hombres son órganos simpáticos de los pueblos—indivi dúos; porque en tales casos perfecciona el talento dei lector, lo auv, anenas asomó el i usu ti cien te, escritor. Vov a explicarme con entera libertad: conozco que me expongo á la saña, de los verdugos y perseguidores ¿ pero son pocos, aunque los unos hablen á gritos y en las plazas pú­ blicas, y los otros en sus aposentos, pasmados y aturdi­ dos. Yo apelo a la libertad de imprenta, á esa omni­ potente garantía de los pueblos libres, que ya í'ué com­ parada . al foro romano. Son pocos y bulleros, Bxc-mo. señor, porque en general los venezolanos son humanos y generosos. Además: ¿.qué importan los dicterios que me esperan ó que pueden prodigarme, si logro el bien de inculcar con buen suceso ios hermosos pensamientos de aquellas antorchas luminosas i Poco ó nada, Exorno, señor. 31o resigno á sufrir, porque la satisfacción de repetir lo que dijeron genios superiores, genios que se­ mejantes al astro del día, derramaron torrentes de luz sobre el mundo todavía feroz y esclavizado, vale bien el sinsabor de oírme llamar perverso, faccioso, iumoral? vocinglero, reformista, aspirante, etc.: vale bien la pena de oírme denigrar por los que no nombraré hoy, aun­ que me tienten de mil modos mis inclinaciones á las réplicas satíricas. Cuando se trata* de que vivan 6 mueran algunos venezolanos, la impaciencia y la sátira son sentimientos y armas prohibidas. 1' si á los hom­ bres muy pequeños de Venezuela nos es permitido el uso de las memorables respuestas do ios famosos griegos, yo me anticipo á contestar á los que me improperen: ■insulten pavo kan. Entro en materia, Exornó, señor. Las revoluciones no son desgraciáis que sufre única­ mente Venezuela. Desde el Misissipí hasta el Cabo «le Hornos, desde Acapulco hasta Taleanauo cu el Nueve 4-10 DOCUMENTOS

.Mundo, que infaustamente filé y se llamó español, se suceden las revoluciones atropelladamente: en unas Re­ públicas se establecen gobiernos federales, suaves y democráticos, y caen á la vuelta de algunos años, pre­ cediendo á. su ruina combates, horrores y anarquía; en otras se establece]! sistemas militares,' fuertes y vigoro­ sos, y suí're]i la misma suerte, precediendo también á su ruina los mismos combates, horrores y anarquía. Obsér­ venos V. E.—Bolo el desorden y la desolación son dura­ bles y ■ perennes, alternando, á lo sumo, momentos de esperanza con largos días de pena y confusión. Méjico ya República, ya Inferió, ya federal, ya centralGua­ temala, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Buenos Aires * son países que están diciendo al que quiera observarlos: “ Existen en el mundo hispano-americano fuentes inago- tabiee de anarquía. Sus pobres moradores no ‘ encuen­ tran medios ó combinaciones que las agoten, y atolon­ drados se atribuyen recíprocamente, según son vencidos ó vencedores, la causa de su infortunio.” Si yo me dirigiera esta vez á los lectores vulgares, me empeñaría en impugnar la brutal réplica que hacen los partidarios de la sangre. La Nueva • Granada, dicen, goza de sosiego porque mató á la vez en los patíbulos á muchos de sus hijos. ¡Bárbaros! También Venezue­ la tuvo sus cinco años de paz, también tuvo sus mo­ mentos de esperanzas; y lejos de haber decapitado á los que la escandalizaron como colombiana, ó á los que la conmovieron como Nación independiente, los perdonó, y obró con harta cordura: algunos de ellos se numeran hoy entre sus más bizarros defensores. Después de lar­ gas horas de excesos bacanales, descansa naturalmente el individuo. .Duerme algo, porque su afán fue excesivo. Así sucedió en Venezuela, así sucede en la Nueva. Granada, así sucederá eu el Ecuador, así sucederá nuevamente en Venezuela. El individuo duerme según se ha fatigado, y estos pueblos-individuos se sosiegan ó duermen, según, se han conmovido eu sus revoluciones intestinas. No se PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

cu gane• V. E .: Santander cometió . un acto de escándalo- sa crueldad, permitiendo que fuesen sacrificados en los cadalsos docenas de granadinos. Yo hay crimen políti­ co que merezca tantas víctimas; y aun podría sostenerse que no hay Constitución en todo el mundo hispano-ame­ xicano, que merezca el holocausto de víctimas humanas. Son estos pactos, obras frágiles de manos infantiles. Y si para aplacar á los políticos perseguidores, necesito imi­ tar á los escritores incrédulos que cuando hablan de las instituciones religiosas, dicen hipócritamente: “ todas son invenciones del hombre, exceptuando la nuestra,” entién­ dase también .que yo digo: “ son obras frágiles, excep­ tuando la venezolana, la granadina, la ecuatoriana (se­ gún sea el lector) de -manos infantiles.” La posteridad .juzgará al General Santander, y muchos liberales estamos viendo llegar el día en que tendremos que sostener el derecho de asilo en favor de este personage, ayer conde­ nado á muerte, por vencido, y perdonado por el General Bolívar; hoy vencedor v perpetrando asesinatos jurídi­ cos. Seis, ocho ó diez años de. sosiego sólo quieren de­ cir que el afán precedente fué como seis, ocho ó diez. Es preciso repetirlo aunque se resienta, el amor pro­ pio nacional: no hallamos combinaciones que nos den sosiego. Colocando á Y. E. en la Presidencia, llevamos el principio del poder civil al zenit de la esfera políti­ ca . ¿ hemos gozado por eso de tranquilidad ? ; Ase­ guramos por eso siquiera un. año más de momentos de esperanzas? ' ■ De. lo que voy diciendo no se infiere, Exorno, señor, que estoy por la impunidad de los excesos de julio, que deploré y reprobé en alta voz. Pero sí quiero decir que debemos penar á sus autores, no de un modo que los extermine, sino- de una manera que los corrija. • A dón­ de iríamos hoy si hubiésemos decapitado á los Jefes ó notables de todas las conspiraciones colombianas’ y ve­ nezolanas % Si Bolívar, en 1S27, hubiera sometido ¿Páez ’ 1 todo el rigor de las leyes entonces existentes ¿ lmbie- -I4t DOCUMENTOS ra contado Venezuela en 183o con los servicios del de­ nodado y filantrópico caudillo que tanto lia contribuido á salvarla ? ¿Hubiera la Patria numerado boy en las lilas constitucionales á sus buenos servidores, los Aluno- ce s. los Cistíneas, los Ortegas v á tantos otros de quie- nes la Putria lia- necesitado? Si Venezuela no Hubiera sido 'previsiva-L· v conciliadora, 7 ; hubiéramos tenido en la borrasca que acabamos de pasar, á ios .Heres, los Pare des, los Salones? ¿líubiéramos tenido al Genera! Alón- tilla, cuyos servicios han sido tan exquisitos y 'patrióti­ cos .* Las Repúblicas de Ale]ico, Guatemala. Venezuela, Nueva. Granada, Ecuador, Perú, etc., son embarcaciones mal construidas, que navegan rodeadas de escollos en. mares procelosos. El experto piloto da á veces la salva- ción; pero como todos tenemos y debemos tener el de­ recho de empuñar el timón, sucede muchas veces el ñau fragio cuando precisa-mente llegábamos al puerto. ¿ X se­ rá prudente, será nacional que gritemos, pasado el con­ flicto: parezca ¡a tripalación ? No pronunciaré yo voces tan inhumanas. Tampoco diré yo, como dicen muchos otros: casi i quemón al vlloío. f / J . Es perjudicial, es feroz que nos transformemos hoy en jueces implacables y sanguinarios, nosotros que tan­ tas razones tenemos para compadecer á los revoluciona­

rios. temerarios ^ v contumaces: / nosotros que J . podemos X lia- mariios una sociedad de. cómplices, si las revolucionar- son crímenes por sor revoluciones. . Se ha comparado el carácter de las naciones al agua, qué toma siempre la forma de ios vasos en que so deposita. El genio de ¡os gobiernos equivale á la copra ó vasija que decide de la forma dei carácter nacional (1). Nuestros Gobiernos inn. sido constantemente Gobiernos revolucionarios, v el geni de los gobiernos es poderosamente comunicativo; m Nación lo recibió, ; v exterminaremos hoy á los tm - / (I C t / pos, vehementes ó mal avisados, qne cedieron á la lia ¿ > •? A LOS ANALES DE VENEZUELA bitml nacional sin considerar que no había objeto plau­ sible, y empleando los infernales medios de la. fuer­ za material i Y. B. es ilustrado, y cuando los hom­ bres no son malignos, ó cuando las pasiones no ofuscan las luces de su razón, se maniíiestau siempre tanto más indulgentes, cuanto ma.vor es la ilustración míe han adqui- rido. V. jl·L sabe, como ideólogo muy justamente- afa­ mado, que los más de- los hombres son lo que ellos de­ ben ser, porque nuestras ideas son casi consecuencias necesarias de las sociedades en que vivimos, de las lecturas que hacemos y de los objetos que se nos pre­ sentan. Y. 10. sabe que la virtud en todos los pueblos de la tierra, es el efecto de la sabiduría más ó menos grande de las administraciones que han tenido (1 ). Xnestfa falta de, educación política, nuestro carácter ve­ hemente, ias huellas de los grandes hombres colombia­ nos y venezolanos, la incapacidad do algunos de los que nos gobernaban el 7 de julio, son, Exemo. señor, con otra multitud de consideraciones, disculpas, no suñcien- tes, pero sí merecedoras de tenerlas en memoria. Xo las desatienda Y. E, que es el legítimo heredero ó re­ presentante de todos los derechos y obligaciones que tuvieron los Gobiernos anteriores. Acuérdese Y. E. de que sus valientes compatriotas en la sangrienta lucha­ do la independencia, fueron clementes cuando victoriosos, terribles cuando vencidos. ¿Desmentiremos la hermosa recomendación de ser clementes con los vencidos, hoy que los vencidos son nuestros compatriotas, nuestros amigos i V. E. sabe (pie la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos descansa- más sobre las costumbres qute sobre las leyes penales; que las buenas costumbres no se adquieren con el espectáculo do los suplicios ni con la orfandad de centenares de hijos proscriptos ; opte no- es la crueldad de las penas sino ía infalibilidad de sua­ ves penas lo que corrige; porque la crueldad ó dureza

O > I!clv(‘ciu. j > / -I: i -A- U i KM : MENTO» hàce cautos y feroces á los que sobreviven, y prepara uü porvenir sangriento y desastroso. Y. E. sabe que ciertas leyes criminales, como la que nosotros llamamos % de conspiradores, parecen, dictadas por verdugos en pro­ vecho de los mismos verdugos, y que en tiempos de efervescencias se lia visto conspirar bajo del cadalso, al tic1 iiipo mismo de caer ensangrentadas las cabezas de los eoaspiradores, así como en tiempos de amnistía ó do. olvido, se ha visto también que todo volvía á entrar en el orden v en el deber. Los venezolanos no son de los t/ hombres que escarmientan en cabeza ajena. ¿Escar­ mentaron los militares conspiradores con el trágico fin do Gabante '* ¿Escarmentaron los conspiradores civiles de 1820, con las muertes recibidas en los cadalsos, en los campos de batalla, por los Guerras, los Padillas y los Gordo vas, de inmortal memoria? Repitámoslo de mil modos: es inmensa: la -distancia entre el despótico Gobierno español del que partimos y el suave Gobierno republicano por el que suspiramos; y en esta gran distancia desaparece el tino, nos choca­ mos y perdemos el juicio. Los que se lanzan ó son como Y. B. lanzados, á su pesar, en los negocios de la patria, puede decirse que entran en los tres mil aposentos del laberinto de Egipto. Son hombres dignos de compasión, porque parece que la política venezolana quiere hoy convertirse en el monstruo Minotauro que Dédalo en­ cerró en el otro laberinto de Creta, y que alimentaba con víctimas humanas. Ya me parece que oigo la algazara de los hombres terribles del momento. Ellos creen que me explico con excesiva libertad, porque el hombre depravado por el poder ó por la servidumbre,, es entre todos los animales, el más estúpido, el más cobarde y el más cruel. Yo será, pues, extraño que se unan los verdugos de hoy con algunas de las víctimas de mañana, para, sufocar la voz de los que escribimos con libertad, de los que in­ tentamos poner límites al espantoso abuso de la fuerza t’A.HA .LOS A N A LES DK VEN'EZUiALA 4 4 5 y á la inconcebible resignación de los que se anonadan. •-Los que• escriben contra las leyes • DOCUMENTOS

muchos venezolanos: no lo pudo hacer todo, porque el Gobierno restringía sus facultades." Es preciso conve­ nir, 'Exorno. señor, en que este modo de discurrir humi­ lla al Gobierno y eleva á Páez. Y. E. está en el caso de pensar seriamente sobre este incidente del 8 de julio. Los Poderes Supremos de la Xación deben ocupar-el pri­ mer lucrar en los corazones de los venezolanos. Si así no sucede, hasta la estructura del Gobierno corre un riesgo inminente. Yo porque Páez aspire á puestos peli­ grosos, sino porque el Gobierno no ocupa su lugar, y porque de hecho hay otro poder creado por la gratitud nacional. Hay puntos que me he propuesto no profun­ dizar, y tal vez ni se aprecia el motivo que me deter­ mina. Tercera: puede decirse que el ciudadano José Ala­ ría Vargas es el primor paisano ú hombre, privado que (ni toda Colombia llegó á la- Primera Magistratura de una do las naciones en que se dividió aquella sociedad. Toca, pues, á Y. E. hacer ver que el trage de ciudada­ no abriga también corazones generosos: corazones que an- tes quieren olvidar los agravios que vengarlos. Bolívar y Páez presidiendo á Colombia y á Venezuela, supieron en ocasionar solemnes, como las actuales, abrazar á los enemigos suyos y délas instituciones que regían; supie­ ron de este modo convertir cu ciudadanos fieles á ene- minos tenaces. Imítelos - V. E .: son raras ocasiones se- mojan tes. Yo privo Y. E. á los que vestimos la casaca ncurra, dei honor de que particnuiremos viéndolo migran- de corso por la clemencia. Arraigúese Y. E. en los, cora­ zones de los desventurados que, al crimen de conspirar sin objeto plausible, unieron la- desgracia de ser venci­ dos. La gratitud vive largos días en los pechos desgra­ ciados, así como se aniquila y muere fácilmente en los ulanos v venturosos. La clemencia nacional desnués do V « s un triunfo tan espléndido como el que hemos obtenido, es comparable á los vasos de incienso que colocados so­ bre. los altares dei Eterno, bastan para Henar de perfu­ me la dilatada extensión de nuestros templos. PARA LOS ANALES BE VENEZUELA 4 4 7

Imagínese Y. B. á las virtuosas Merced Mutis de Ibarra, á Candelaria Duarte y á la amable Carolina Ca­ mban o; (á la que, si no estoy equivocado, conoció y aga­ sajó Y. E. en su infancia.) imagíneselas Y. E. desoladas, tristes, rodeadas de numerosas proles y de hermanos queridos, y anegadas en lágrimas, esperando de los labios de Y. E. la proscripción ó el perdón, la muerte ó la vida, dei esposo y del padre. Imagínese Y. E. mil ma­ tronas y mil jóvenes más, compatriotas nuestras, que en este instante se hallan en situación tan angustiada; imagíneselas V. E. sensibles por la educación y por la edad, con la conciencia que tienen y deben tener de los servicios tri­ butados á la patria y de las virtudes privadas do sus deudos. ; Cuál, sería su desesperación al saber que Y. E. ve mostrara inexorable •? Pero yo no me he propues­ to hablar al corazón del Primer Magistrado de Yene- zaela, sino á su entendimiento. Lleno de conüanza, sin embargo, en la sensibilidad de Y. E. paso á decir algo, aunque muy en bosquejo, contra la indigna pena del último suplicio. El derecho de vivir es inagenable, y como ia so­ ciedad, ;> soaso la mayoría, de los miembros asociados, no puedo ni debe tener más autoridad que la suma de los contingentes de libertad que cada individuo cede á la reunión, resulta evidentemente eme ia sociedad no viene el derecho de imponer la. pena de muerte. Ella se * Y> ha atribuido, ó más bien, se lo ha. usurpado. Cada

f ' iíilil ! ¡Al cedido W vL-. porción| más pequeña, de su libertad, )>nvÉí»

* \ : '•!*< O i*>T\ / í. >\A A5 t l i s de la liblibertad de cada uno, no puede bailarse el de la vida, queue es el mayor de todos los bienes. Ya.

Y !•vo une i muchos criminalistas levantarán algazaraVf/ contra. •‘stas doctrinas bienhechoras de Bocearía, y de Ihoderer: .•en sucesores involuntarios, de los crueles favoritos que aconsejaron á los emperadores y reyes el exterminio de las enemigos de su usurpado poder. Ellos dicen que el que mata, merece la muerte; pero también replica- U

• t '•l; JíXIV. PA li A LO tí ANALES DE VENEZUELA las nacientes no deben tener por objeto el exterminio de los que delinquen, sino su corrección. Los usurpadores europeos inventaron tormentos y su­ plicios para hacer que la obediencia fuese más ciega ó infinita; tormentos y suplicios que parecen salidos del Con­ sejo de los 'demonios. Y los republicanos del lluevo Mundo, proclamando los principios más filantrópicos, adop­ tamos las leyes y los usos de los tiranos más crueles. ííosotroSj que estamos llamados á gobernar ilustrando, á gobernar convenciendo, gobernamos, ó queremos .go­ bernar, sufocando: gobernamos, ó queremos gobernar, ani­ quilando. V. E. lia visto á los feroces redactores del Con­ ciso, sosteniendo que la capacidad intelectual de un delin­ cuente en política, es circunstancia que debe determinar­ nos á matarlo ; como si la capacidad intelectual no au­ mentase las probabilidades de la corrección del delin­ cuente; como sí esas capacidades intelectuales fuesen tan comunes en nuestra Patria; como si el delicado gobier­ no que hemos preferido, pudiese existir sin ellas, inocen­ tes ó arrepentidas; como si fuese justo matar al que hizo en mil ocasiones servicios importantes, y delinquió en una. Exemo. señor: El General Francisco (Jarabaño, cuya vida concedió- el Congreso el I o de marzo, y cuya sentencia de muer­ te quiso dictar el mismo Congreso á los muy pocos días,, sin que hubiese cometido nuevos delitos en el intervalo, no es el facineroso^ ni el malhechor, ni el general sin servicios de que nos ha hablado J. I. Chaquevt, muy adicto servidor del rendido cuando era Comandante de la Guaira. El retrato es infiel, por no decir infame. ¿ No conocemos todos la rígida moral de Carabaño ■ Ks tan publica como su complicidad en los trastornos do! año de 183o. Ohaquerfc puede sor buen padre y buen es­ poso, pero no mejor padre, ni mejor esposo, ai moaus mejor amigo que lia. sabido serlo Caraba ñu. 1 m

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cuanto á sus servicios, sólo son ignorados de los que no conocen la liistoria de la Patria. No los compararé yo á los que lian tributado á Colombia y á Venezuela, como guerreros, Páez, Montilla, Caireño y otros muchos. La exactitud es necesaria para defender y hasta para calum­ niar : pero sí diré que en la mano derecha' de Caraba- ño y en su pié izquierdo, heridos por balas españolas cu el cerro Pagina de Mari ara y en el sangriento ata­ que que dieron los republicanos á Valenda, á las órde­ nes del General Francisco Miranda, están las cicatrices que desmienten á Oliaquert. Sólo falta que el mismo Clmquert, vistiendo el honroso traje de miliciano nacio­ nal. hiera también el corazón del desgraciado Carabaño. Permítame Y. E. terminar esta digresión, recomendando á los redactores del Conciso la máxima siguiente: “ Hay tres cosías que el que. se llama republicano respeta con 'preferencia: el pueblo, la desgracia y las palabras del hombre de bien.'*’ (1 ) Muy poco be dicho contra la tiránica ó indigna pe­ na del último suplicio. Soy incapaz por mi escasez de luces. Pero V. E. tiene tratada la materia luminosamen­ te en los “ Delitos y P enas,del Marqués de Beccaria, en las “ Consideraciones sobre la pena de muerte/’’ del Coude Ikederer, y en las inmortales páginas del elocuente Jouy. duplico á V. E. forme con los pensamientos de estos be­ nefactores del género humano, un muro impenetrable con­ tra las sugestiones de los inhumanos. Por Dios y por la Patria- no preñera V. E. las san guiarías doctrinas del Doctor en medicina Juan Pablo Marat.

di Tuvo (Jhnquort 1 a ferocidad ele anticipar adicciones, poniendo cu su ('tnu-wK entre calaveras. el nombro do un militar rendido ndis* presión. V (‘liando algunos meditábamos en la impresión que esto cau­ saría sobre el animo de la esposa e hijos de CarabaTio, hubo un (ro­ nera! ¡a (|uien debe la. ibitría- lo que jamas deberá a Cbaqnerl;) que exclamó: “ Venezuela necesita genio, pero esto da horror. Venezue­ la no necesita de inmigración de verdugos.n 1¿1 bufón del Congre­ so. sin embargo, celebró con sonrisas la invención* i .Del sonor L auder i. PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 451.

El mostruoso indulto que se apropió Y. E. espontánea­ mente el día de su cumpleaños, es cruel, inmoral, nulo 6 •inconstitucional, y desdoroso á la Eepresentación H ación al y al honor del Gobierno. Eos sepulta, Exmo. señor, en una eternidad de infamia. Presenta además un estupendo con­ traste con las mercedes que en semejantes días dispensá­ banlos Beyes de Castilla á sus oprimidos vasallos. ¿ Por que no firmó, Y. E. su fatal 11 Cúmplase,” un día antes ó un día después'? Eo so dijera boy queso han asociado las ridiculas apariencias de la vanidad política á las odiosas realidades de un inaudito rigor gubernativo, lie dicho que Y. E. se lo apropió, porque era potestativo á V. E, admitir la autorización que le daba la Legislatura, ó no admitirla. Esta no legisló sino autorizó para...... Habiendo Y. E. provocado el acto sin indicar el carácter de riguroso ó clemente, de que deseara verlo revestido, y habiéndolo Y. E. prohijado tan literal y solemnemente, Tíos ha dicho á todos ios venezolanos, tal vez sin querer decirlo: l i e a q u í Y que yo Heneaba. Toda la responsabili­ dad es de Y. E. El ediíicio del Poder Civil no puede levantarse con la infernal mezcla que algunos prefieren, de sangre, pólvora, llantos y orfandades. Ese indulto irónico abre en nuestro país el camino al régimen del terror; régimen de prisiones, de cadalsos, de ruinas, de perseguidores y perseguidos, de verdugos y víctimas. ESI o mos deja ni tiempo para gozar del triunfo. Observe Y. E. cómo estamos divididos los venezolanos: los que han hecho cosas grandes ó notables para rcstableear el orden y los que más han sufrido, como Páez, Macero, Montilla, M. F. Tovar, Caireño, Ortega, Piñango, Au rrcooechea y demás señores del Concejo Municipal de Puerto Cabello, ote., etc. quieren clemencia y olvido: el Ministerio de Y. E. y sus íntimos amigos quieren san­ gre y expiaciones (1) Las disensiones civiles pasan, y la

El General Páoz. luego que se separo del ejercito. ha dirigido con uxi edecán, el señor Caslojon, una. respetuosa. felicitación al Con­ greso, implorando clemencia. ('Del señor Lauder), posteridad y aun los mismos contemporáneos, juzgan á los que en ellas ligaran , no por las victorias que consiguieron, ni por la asiduidad con que se consagraron, sino por los principios que defendieron, y x>or los medios que emplea­ ron ; pues Ir asta los laureles de semejantes guerras se cogen marchitos en el mismo campo de batalla. Cuan­ do un gobierno tiene la imprudencia de lanzarse en la carrera' del terror, apenas puede contenerse en ella, por­ que una medida rigurosa llama en su ayuda otra medida más rigurosa ; y el número y la irritación de los descon­ tentos se acrecienta proporcionalment©, (1 ) porque los gobiernos desapiadados forman enemigos implacables. He asegurado que el mostruoso indulto es cruel, in­ moral, nulo, inconstitucional y desdoroso á la Represen­ tación Nacional y al honor del Gobierno. Es cruel, por­ que en sustancia á nadie perdona, nada olvida, y por­ que las penas que se derivan de su contenido, son duras hasta el extremo: cadalsos, proscripciones perpetuas ó de diez años, ó de cinco, por lo menos. Es inmoral, porque revive de un modo odioso y solapado la infame ley de eonñscaoiones. Si la responsabilidad por daños y per­ juicios osuna obligación civil, ¿ para que recordarla tan ondosamente en la quinta condición del artículo á° de la autorización? ¿Corresponde á la dignidad del Go­ bierno estimular á los vencedores á que se apropien los bienes de ios vencidos '1 ¿ Hay acaso un solo vene­ zolano constitucional, que no tenga perjuicios que recla­ mar ? ¿Es digno del Gobierno dividir la sociedad en perseguidores y perseguidos? Los proscriptos tienen es­ posas, hijos y muchos deudos. Es nulo ó inconstitucional, porque las odiosas excepciones que ha establecido, atacan la igualdad con que la Constitución quiere que sean juz­ gados y absueltos ó-castigados, todos los venezolanos; porque al dictar el Congreso la autorización y Y. E. al apropiársela, han hecho de juzgadores y no de legisla-

(1* Duhmrc. • ¿ OS ANALlití DE VENEZUELA bución 21 del artículo 117 de nuestra Constitución. En nuestro país, Excmo. señor, se lia matado demasiado para que se mate más, y yo me he explicado ante V. E. con entera libertad, porque no lo creo un tirano. Si lo cre­ yera, tendría muy presente el consejo de Itaynal: Na - die está obligado á decir la verdad á los tira,nos. A la Patria, Excmo. señor, se le supuso el sexo de las ma­ dres, para, dar á entender á la mayoría de los asociados que debíamos emplear con los delincuentes, no la seve­ ridad y firmeza que usamos los padres, sino la indul­ gencia y dulzura casi inseparables de la sensibilidad mu­ jeril. Caracas, á 30 de marzo de 1830. Tomás Lander.

Refutación de la solicitud del señor Tomás Lander.

No tomamos la pluma, señor Lander, para nada de lo que usted se imagina al ver en El Conciso el título de este artículo: no, señor. También nosotros somos to­ lerantes y humanos; también procuramos pensar, y no creemos que porque no seamos en todo de la opinión de usted, merezcamos los epítetos de sanguinarios, fero­ ces, crueles, terribles, verdugos, etc., etc., etc. que nos prodiga usted. Y nos parece que un escritor que alza la voz, preconizando que quiere uniformar los sentimien­ tos por la clemencia y la suavidad en los castigos, de ­ bía adoptar un lenguaje más conciliador para no con­ tradecirse tan abiertamente. Nos llama usted fuertes, prepotentes, vencedores, y nos insulta atrozmeute tratan do.de moderarnos. ¡Y será posible que haya usted es­ cogido este modo de convencer í Ya nos parece que oí­ mos á asted contestarnos que nos trata así porque so­ mos pocos, es decir: porque cree usted que, en la cues­ tión que discute, pertenecemos á la minoría, de la Na­ ción. Pero, si esto es así, malas trazas lleva usted de obrar con arreglo á sus principios de tolerancia y de con- ■sideración aun á i a minoría,, por extraviada que parez­ ca. ¿ Cómo nos trataría usted si fuese el dominante ó más fuerte, si con sólo imaginarlo, agota el diccionario de la ferocidad para aplicárnoslo1? Sobre todo no con­ cebimos cómo podemos ser los más poderosos y á la vez también pocos, poquísimos. Explíquenos usted estas con­ tradicciones. También nosotros estamos resueltos d apelar d la- li­ bertad do imprenta; d esa omnipotente garantía de los pue­ blos libres, que ya fue comparada al foro romano, y pro- 'Curaremos contenernos dentro de los límites de su uso ■lícito y patriótico: de aquel uso • que nuestro pueblo infante necesita que se le presente por modelo para ■no pervertir sus ideas en punto tan cardinal, y pro­ crear así una fuente inagotable de anarquía. No hemos •sostenido ni sostenemos la absoluta necesidad de que los criminales que el Congreso no lia querido com­ prender en el indulto, deban expiar sus enormes aten­ tados en un patíbulo; hemos procurado sí y procurare­ mos hacer algunas reflexiones que, según nuestro modo de ver, y según entendemos que ha sido la mente de los Legisladores, justifiquen la medida que han dictado; y nos ocuparemos lioy priuc ip al ment e de algunos pasajes más prominentes de su petición, en que nos parece que no ha sido usted feliz, ni en la exactitud del raciocinio, ni en la de las ideas, ni en la elección

t

Dice usted que nosotros podemos llamarnos una sociedad, de cómplices, si las revoluciones son crímenes por ser revolucio­ nes; y lo dice para probar que es feroci dad aplicar la ley de conspiradores á algunos de los atroces (conspiradores) de 1835. Parece que usted no liaee ninguna distinción en el idioma de la política, entre las palabras revolución y conspiración 5 y parece también que usted reconoce aplicables unos mismos principios á todos los gobiernos, sean ó no populares, representativos. De esta confusión de ideas nacen máximas perniciosas que pueden hacer brotar nuevas fuentes inagotables de anarquía, y no pode­ mos por tanto prescindir de refutarlo. Sabe usted que Rousseau no conoció los luminosos principios del gobierno representativo, y que su sistema es el de una democracia irrealizable; y sin embargo, él asienta como máxima política en su mismo sistema: que jamás dehe tocarse al Gobierno establecido sino citando sea incompatible con el bien público; Locke, que tampoco co­ noció aquellos principios, asienta: que todo ciudadano que trastorna un Gobierno e q u i t a t i v o , se hace culpable de la sangre y de los males de sus conciudadanos; y el célebre Vattei, que igualmente ignoró los principios representati­ vos, cuando establece el derecho de la n a c i ó n para re- l>rimir á un tirano y sustraerse de su obediencia, aña­ de: pero si la autoridad del príncipe está limitada, si depende en ciertas cosas de un Senado ó de un Par [aman­ to representante de la Nación, hay medios de resistirle y reprimirle•, sin exponer el .Estado á violentas agitaciones. Apoyados en tales autoridades vamos á raciocinar muy brevemente. Las revoluciones, por ser revoluciones, son enor­ mes crímenes en los gobiernos representativos, y las conspiraciones son horribles atentados que ningún buen ciudadano puede cohonestar sin hacerse cómplice á los ojos de la -Nación. En un gobierno representativo (1 )

0' OOUÍEÜXO ímruKSKNTATivo: repetí romo;-; muebo estas dos pa­ labra* porque olla* encierran la baso de iodo nuestro argumento, •cao consiste principalmente en distinguir bien las ideas y dar ;í cada I 4 5 8 I)U<5UMBlNTO>

no puede haber revoluciones propiamente dichas, que no sean criminales; porque después que el pueblo ha adop­ tado una Constitución benéfica, que encierra muchos gér­ menes de mejoras y perfecciones sociales, y que no es­ tablece la perpetuidad de unas mismas personas en el ejercicio délos Poderes Supremos; propender á la refor­ ma. de la Constitución por medios violentos, es causar en la sociedad una intranquilidad que desalienta y arruina á los ciudadanos, que los aleja de la civilización, y que puede acarrear más bien el despotismo ó la anarquía que la perfección de las instituciones; y es, por consi­ guiente, un gran crimen contra toda la sociedad, poner­ la en un estado de agitación que no necesita y que es- contradictorio con los principios que ella ha proclamado y que puedan proclamarse. Muestra Constitución, por ejemplo, (prescindiendo de muchos medios pequeños ) en­ cierra cuatro grandes medios de mejora, á que puede y debe- ocurrirse antes que al de Jas revoluciones, <1. saber : los ar­ tículos que autorizan para reformarla y explicarla, el pode­ roso agente de la libertad de imprenta, la facultad del Con­ greso para derogar unas leyes y establecer otras, y, sobre todo, las elecciones. ¿ Qué puede resistirse á estas palancas de civilización y de perfección moral y política! ¿Abu­ sa un Congreso de sus atribuciones y quebranta la Cons­ titución i Si el hecho es cierto, el pueblo lo mirará con indignación, pero no liará una revolución de que no- tiene necesidad; los miembros del Congreso que come- tieron el atentado, dejarán . de serlo, y no 4 volverán á ob­ tener más los sufragios del pueblo; y un nuevo Congre­ so reparará la falta. ¿ Es necesaria una. medida ó re­ forma importante f El pueblo elegirá hombres capaces y dispuestos á dictarla. • Xo conoce el pueblo sus intere­ ses ’l Esto en generalidad es falso; pero para los casos

# palabra su verdadero significado. Siendo ncsolms luíanles, debemos procurar muy ceidadosanicnie que nuestras primeras ideas sean exac­ tas. para evitar lodos los males

..sos extraordinarios las deliberaciones populares, de ningún modo deben permitirse en el sistema constitucional, cuando todas Jas garantías están rigentes, cuando el pueblo tiene á su disposición medios legales y conocidos para asegurar da libertad, y el buen gobierno, ya en la ¿listribiici/m de los poderes, ya en los derechos de elección y petición, ya en la libertad de imprenta. ¿ Lo ha leído usted 'I Y si esto es así, hablando de las revoluciones ¿cómo puede usted ■ en sano juicio suponer que sólo es crimen conspirar siu objeto plausible t (página Ia línea ln y página 1 1 línea ‘26). ¿ Qué quiere decir, señor Lander, esta frase de su invención en el idioma de la política? ¿No vé usted •que con sólo esas dos palabras establece un principio capaz de alejar toda esperanza de estabilidad en las ins­ tituciones y de tranquilidad eu el país, y que es sin disputa una fuente inagotable de anarquía f No nos can­ saremos de preguntarle, señor Lander, por Dios y por la Patria- ¿ cómo es posible que usted haya creído que sea licitó conspirar, cuando se hace con objeto plausible? ¿Y conspirar en un país gobernado por instituciones repre­ sentativas? ¿En un país que no dejará de ser un de­ sierto, porque la inmigración se ahuyenta con sólo saber que á una infame conspiración se la llama criminal por­ que no tuvo objeto plausiblef ¿Conque los que tantos y tantos males han ocasionado á la Patria y á, sus con­ ciudadanos, sólo le parecen á usted torpes, vehementes ó mal avisados í ¿ Á dónde iremos á parar, señor, con estas doctrinas? Pero aun nos parece peor que usted asiente que no hallamos combinaciones que nos den sosiego, y que somos unos atolondrados que atribuimos á los vencidos la causa de nuestro infortunio. Para que pudiese justamente de­ cirse que no hallamos combinaciones que nos den sosiego, sería necesario que la mayoría de la Nación hubiese cla­ mado contra nuestras actuales instituciones, ó no las hubiese sostenido, ó qne el Congreso hubiese admitido •sin meditación una reforma de la Constitución. Si, por : ' KA.iNÀ.LI<}S i)lí ViíIsKZU Ki.A 4-U1 el contrario, la Nación y el Congreso Isau dado pruebas:- inequívocas de que en su concepto la Constitución me­ rece ser sostenida á costa de todo género de sacrificios., sin duda será porque ella está de tal modo combinada, que' contenga los gérmenes del sosiego público; y esto se demuestra más, con el mismo heclio de no haber halla do los que tanto maquinaron por destruirla, un objeto plau­ ti- -a ello. Ni ¿cómo puede decirse que porque unos- icinerosos hayan logrado perturbar por un mo- r ...... a paz pública, sea la Nación la que no esté contenta con sus instituciones ? Sea enhorabuena que usted no crea que ellas pueden darnos sosiego; pero no se atri­ buya. á la Nación un sentimiento que ella ha desmen­ tido altamente. Aun más: atendamos á los principios. ¿ Cuántos Gobiernos ha tenido la Francia en los cua­ renta años corridos de 1790 á 1830? Y, ¿ podrá decirse qne no encuentra combinaciones que le den sosiego? La preconización de este juicio, sólo puede servir para pre­ tender desacreditar nuestras instituciones con el fin de salvar ó defender á los que tan atrozmente las atacaron, y el descrédito de ellas, poco ó mucho, que se difunda, sólo puede contribuir á crear nueva fuente inagotable de anarquía. Si todo esto es cierto, si los conspiradores del año pasado no encontraron un objeto plausible para cons­ pirar, y si ellos lian causado males de todo género, y se han manchado con horrorosos crímenes, no puede justa­ mente decirse que somos atolondrados, cuando les atri­ buimos nuestro triste estado actual; y el asegurarlo sólo puede propender á crear nueva fuente inagotable de anarquía. Llena usted, señor Lander, algunas veces sus escri­ tos (ion conceptos que no se sabe á qué fin bueno con­ ducen: vea usted dos ejemplos: fc’c ha sostenido, dice usted, por los íntimos amigos del Presidente que la revo­ lución del 8 de julio, no ha tenido otras miras que derri­ barlo. (Jaque-mate número 2°) Primeramente da usted por cosa probada que este papel fué obra de los ínti­ mos amigos del Presidente, y es usted mismo el que lia- DOCUMENTOS

-dicho que hasta para calumniar se necesita exactitud; y no sabemos de dónde pueda usted haber sacado la con­ jetura exacta de tal imputación. Cuando trataba, usted de inclinar el ánimo del Presidente hacia el que parece ob­ jeto principal de su petición, era natural que procura­ se apoyarse en argumentos sólidos ó en pruebas irrefra­ gables, y no tiene ninguno de estos títulos una supo­ sición que. puede ser calumniosa. Además : ¿por qué des­ precia usted su íntimo convencimiento para ocurrir á ca­ vilaciones que desvanecen la tuerza de su argumento 1 Si, señor: ha despreciado usted su intimo convencimien­ to, pues nosotros le hemos oído referir á usted en la sala de la Diputación Provincial de Caracas, que cuan­ tío Marino le llamaba á usted á su lado, repuso á sus contestaciones que la revolución no había tenido otro objeto que tumbar al Presidente Vargas. ¿ Por que, pues, repetimos, no hizo usted uso de esta circunstancia fuer­ te y positiva, sino que aparenta poner en duda que hu­ biese sido tal, por lo menos, la mente del corifeo de la conspiración ! So nos atrevemos á asegurarlo ; pero cual­ quiera quizá diría que había en el argumento de usted más malignidad que justicia. El otro ejemplo que ofre­ cimos, son aquellas palabras del final de la página 15: por Dios y por la Patria no prefiera V. 'D. las sanguina­ rius doctrinas del Doctor en medicina Juan Pablo Marat. • A qué venía en este argumento, hablando con un hom­ bre como el Presidente, la erudita adición de que Marat t'uó doctor y en medicina ? Si esto no es lo que noso­ tros liemos llamado paladearse malignamente en los su­ frimientos que el sarcasmo puede producir en un hom­ bre sensible, digno por muchos respectos y hasta por compasión, de la consideración de un peticionario, y no acreedor por otra parte á un improperio semejante, con­ fesamos que no sabemos cómo deba llamarse. Al que teme, le acusa la conciencia, dice usted, y lo dice hablando con los que llama fuertes y vencedores, porque temen que si los conspiradores quedan sin el con- PARA LOS ANALES DE VENEZUELA

•digno castigo de su crimen, intenten nuevos trastornos, ó haya otros que confiados en la impunidad, se arrojen <1. cometerlos. ¿Es posible que un temor nacional justa­ mente fundado, pueda usted hacerlo personal.? Manifiesta usted que habría querido que el Gobierno hubiera autorizado al General Páez para garantizar vi­ das, grados y propiedades á los ciento y cincuenta Je­ fes y Oficiales que estaban encerrados en Puerto Cabe­ llo, y que eran, sin duda, los más criminales de todos los conspiradores; y á esto habría llamado buena política. Tambiéu cree usted que en mi Gobierno como el nues­ tro, los encargados de la Administración deben seguir la opinión pública; y, ¿ cómo podrán couciliarse esas dos opiniones, cuando es demasiado sabido que la ¡Nación re­ cibió muy..mal el decreto del Pirita!, no obstante las po­ derosas razones que lo justifican * ¿ Le parece á. usted que un gobierno que no tiene otro apoyo (pie la fuerza moral y (pie se conserva marchando de acuerdo con la opinión, podía despreciarla hasta el punto de darle el golpe mortal de dejar con sus grados á tanto facineroso ? I Ao cree usted que es muy mala política descontentar á los amigos que forman la mayoría, que sostiene al Go­ bierno, por pretender atraerse á. unos cuantos criminales que han probado demasiado que son incorregibles ? Pero usted dice que la conducta del Gobierno con lYiez hu­ milla al primero y eleva á éste: y concluye manifestan­ do que no quiere profundizar ene punto, y que tal vez ni se aprecia el motivo que le determina. ¿ Quiere usted pro­ fundizar más, después que ha dicho que el Gobierno está humillado ? Cuánto pudiera añadirse, no podría escri­ birse sin hacer una injuria atroz al héroe de Venezue­ la, y sin duda que no esperamos que usted se arroje á ello, cuando le vemos ensalzar la conducta de un Coman­ dante de Armas que desertó de su puesto, sin objeto plausible, dejando tras sí escándalos (pie le han com­ prometido demasiado ante la Nación. Aquí sí qne noso­ tros no queremos profundizar por ahora, y tal vez no se DOCUMENTOS

aprecia el motivo que vos- determina. Es muy dudoso, se­ ñor Lauder, que los abrazos que usted llena de enco­ mios, no sean la verdadera causa de los trastornos pos­ teriores que liemos experimentado ; y cuando toda la d a ­ ción tiene esta conciencia, ¿ querría usted que en una oca­ sión, en que no lia habido ni objeto plausible para cons­ pirar, siguiéramos también la misma política de abrazos? Pues seria usted que al mismo Jefe que los ha dado y recibido, hemos oido decir antes de ahora que la suerte de Colombia hubiera sido muy distinta, si Bolívar se hu­ biera conducido de otra manera. Si los bolivianos todos quieren hablar de buena fé, pídales usted la respuesta. De intento hemos evitado tratar la cuestión de la conveniencia de aplicar la pena capital á algunos cons­ piradores: hemos sostenido la justicia de la medida del Congreso, y sólo pueden combatirse las razones que he­ mos alegado, con generalidades que, ó no son aplicables á. nuestro caso, ó prueban demasiado. Hasta ahora no- liemos entrado en la cuestión de la necesidad inmediata de la aplicación : repetimos que la materia es muy gra­ ve, considerada' desde este punto de vista, y no puede de­ cidirse solamente por los principios. Está íntimamente relacionada con la conveniencia pública en que deben tenerse presentes muchas consideraciones: y basta el mo­ mento mismo en que deba aplicarse la pena, no puede decidirse: presentes entonces las circunstancias y el gra­ do de insolencia que manifiesten los facciosos enmasca­ rados, se estará en capacidad de resolver: toca ai Go­ bierno hacerlo. Tal vez será la política más conveniente que haya más severidad en las palabras y en las fór­ mulas que en los hechos: este será ya un gran paso dado para salir del sistema de abrazos, y persuadir á. los futuros conspiradores que de la sentencia á la apli­ cación, no les separará más que un ápice que puede muy bien escaparse, beliz Venezuela si, con ios ejemplos y discusiones de hoy, se consigue disminuir las probabili­ dades del éxito de las conspiraciones: nos quedará en- PAiiA LOS ANALES DE VENEZUELA 4 6 5 tonces la gloria de haber trabajado por el verdadero bien de la Patria, aunque esto nos haya atraído la de­ nominación de feroces. R. A. (Por tradición: Itafael Acevedo),

N ú m e r o 1 0 — s e s ió n d e l c o n s e jo d e g o b ie r n o , á 19 d e MAYO DE 1837, Y DECRETO DEL VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, Á 22 . DEL MISMO MES, SOBRE AMNISTÍA.---- (TOMADOS DE LA “ GACETA DE VENEZUELA,” Á 27 DE DICHO MES, NÚMERO 331).

¡Sesión número S83, del Consejo de Gobierno constitucional § 3? El señor Secretario del Interior dió lectura á la siguiente resolución del Encargado del Poder Ejecutivo,, de 18 del corriente: “ En el concepto de que Venezuela se encuentra hoy en el caso que requiere el artículo 118 de la Constitución, el Poder Ejecutivo pide al Consejo lo autorice para usar de la atribución cuarta de dicho artículo, con el ñn de concluir el proceso del 8 de ju­ lio, mandando cortar las causas pendientes, prohibiendo que se abran otras, y alzando las confinaciones dentro del país.” El señor Bracho observó: que exigiendo el artículo 118 de la Constitución, que haya una invasión exterior repentina ó una conmoción interior á mano armada tal, que amenace la seguridad de la Bepúbliea, debía el Po­ der Ejecutivo presentar al Consejo, no la resolución ais­ lada para pedir la autorización, sino también los infor­ mes necesarios para conocer el estado de la Bepúbliea, y si ésta se halla en el caso que determina la Cons­ titución; añadiendo que el mismo artículo 118 se contrae á dichos informes. Apoyada esta observación por el DOCUMENTOS señor Duarte, informó ei señor Secretario del Interior: que es notoria la conmoción del Apure, y qne cualquiera que conozca la importancia de dicha Provincia, se persua­ dirá de que tal conmoción amenaza la seguridad publica. Después de varias observaciones, considerando el Con­ sejo : que la República se encuentra en el caso de.l ar­ tículo 118 de la Constitución, y que la medida indicada por el Poder .Ejecutivo es de manifiesta conveniencia y nececidad, acordó por más de las dos terceras partes de los miembros de que consta, autorizarlo para que use de la atribución cuarta del citado artículo 11S, en los términos en que lo ha solicitado. El señor Bracho salvó su voto, ex­ presando que extendería las razones á continuación del < acta, conforme al reglamento. José María Garreño.—Juan Elizondo.—José Dnarte.— Ramón Yepcs.—Francisco Javier Janes.—Santos Michelena.— José Bracho.

Decreto de! Vicepresidente de la República.

CABLAS SOÜBLETÏE, General de División de los Ejércitos de Venezuela, Vi 'csiclenie de la República, Encargado del Bocler Ejecutivo, etc., etc., etc.

En uso de la facultad cuarta del artículo 118 de la Constitución, que me lm acordado el Consejo de Gobier­ no, decreto: / Art. 1" ¡Se concede amnistía, á todos los comprome­ tidos en la revolución del 8 de julio de 1S35, que lioy .se encuentren en el territorio de la Eepública, estén ó no encausados. Art. 2 o En virtud de la presente amnistía no podrá abrirse causa por conspirador del S de julio, á ninguno de los amnistiados, y se sobreseerá inmediatamente en TAHA LO¡3 ANALES DE VENEZUELA -h>i las que éstos tengan abiertas por di olio delito, dejándose archivadas. Art. 3 ° Los encausados á quienes favorezca el pre­ sente decreto, así como los que se hallen confinados en el territorio de la República por indultos anteriores, que­ darán inmediatamente en entera libertad para restituirse á sus 1 logares ó á donde mejor les convenga, tomando • antes pasaporte de la. autoridad local. Art. 4" Las autoridades que expidan los pasaportes de que habla el artículo anterior, pasarán al Goberna­ dor respectivo una noticia expresiva de los nombres de los individuos á quienes los expidieren, de los lugares de su nacimiento y residencia al tiempo de la revolu­ ción, y de aquéllos en que van ahora á residir: y los Gobernadores formarán una lista general con dichas es­ pecificaciones y la remitirán á la Secretaría del interior. Art. 5o El Secretario del Interior y Justicia dará cuenta al Congreso en su próxima reunión, del presen­ te decreto; y él mismo queda encargado de su cum­ plimiento. Dado, firmado de mi mano, sellado con el sello del Poder Ejecutivo, y refrendado por el actual Encargado de los Despachos del Interior y Justicia-, en Caracas, á 22 de mayo de 1837, año 8? de la Ley y 27° de la In­ dependencia. Carlos tío ubi cite. Refrendado, Ramón Yapes. DOCUMENTOS

Número 10 (a)— c á m a r a d e l s e n a d o .— s e s io n e s d e l o s d ía s 1?, 2, 7, S, 14 y 29 d e m a r z o d e 1S37, s o b r e AMNISTÍA.— (TOMADAS DE EL CONCISO,” Á 3, 4, 9, 10, 10 Y 31 DEL MISMO MES, NÚMEROS 42, 43, 48, 49, 55- Y 68).

Sesión del dia IV de marzo de 1837.

El señor Anzola, como Presidente de la Comisión del Interior, devolvió la solicitud de la Diputación de Margarita, en que se pide un decreto de amnistía en favor de los comprometidos en la conspiración de julio de 1835, y las representaciones del señor Presbítero Do­ mingo Bruzual, y de la señora Josefa Morales, á nombre de su marido José Salvador Plores, que también se le pasaron como relativas al mismo objeto por lo que res­ pecta á ellos. Dicho honorable señor informó: que la Comisión no había podido uniformarse en sus pareceres ni lográdose siquiera mayoría por varias razones, entre ellas las que emitió la extinguida Comisión de peticio­ nes en 16 del próximo jmsado j pero que deseando cum­ plir su señoría con el precejño que le impuso la Cámara, presentaba por su parte un proyecto de decreto sobre la materia. Leído éste, fué apoyado por el señor Pérez, (José A.) y se acordó fijarlo al orden del día. El señor Labast-ida, miembro de dicha Comisión, puso sobre la mesa su informe acerca del mismo asunto, manifestando en él que no habiendo podido convenir en los términos en que debía redactarse el decreto de am­ nistía, presentaba, firmado por él sólo, otro proyecto. El señor Manso, que es también miembro de de la Comi­ sión, exhibió otro, y ambos se mandaron agregar al expe­ diente. PARA LOS ANALES LE VENEZUELA

Sesión del día 2 de marzo de 1837.

La Presidencia mandó leer los tres proyectos de de­ creto sobre amnistía, presentados por tres miembros de la O omisión del Interior, y puso en discusión solamente el firmado por el señor Anzola, por haber sido apoya­ do en la sesión de ayer por el señor Pérez (José A.) Al ir á votar su admisión, indicó el señor La-bastida que había un acuerdo anterior, estableciendo bases para el proyecto de amnistía á favor de los complicados en la conspiración de julio; y que no estando concebido con sujeción á ellas, el que se iba á votar, era necesario que se declarase antes, conforme.al artículo 57 del reglamen­ to, si debía verificarse por las dos terceras partes, pues se trataba de un acto de la Cámara, que podía quedar revocado por el presente; pero la Presidencia decidió que bastaba la mayoría absoluta, porque el proyecto que es­ taba sobre la mesa no procedía de la Comisión que íaé á la que se dieron dichas bases, sino de uno de sus miembros, apoyado por otro de la Cámara. Yotado el proyecto, quedó admitido, salvando sus votos los señores Freites, Picón, Sucre, Carrera, Manso, FTúñez, .Fajardo y Labastida, quien protestó traerlo por escrito.

Sesión del día 7 de marzo de 1837.

Entró en segundo debate el proyecto sobre amnis­ tía ; y habiéndose leído el artículo Io, dijo él señor La- bastida, con apoyo del señor Sucre: que lo modificaba sustituyéndole el artículo 1 " del proyecto que su señoría había, presentado en la sesión de 1 ? del corriente, y corre en el expediente, concebido así: “En ningún tribunal, ni ante ningún magistrado de la líepública, se admitirá en 47 0 DOCUMENTOS lo sucesivo, acusación, denuncio ni delación para proce­ der al enjuiciamiento criminal de algún ciudadano, por consecuencia de los sucesos del 8 de julio de 1835.” Se admitió esta modificación y pasó con el articule» del pri­ mer proyecto á tercer debate. Se pasó á considerar el artículo 2°; y en cuanto á su final, redactado en estos términos: “Xi respecto de los que con igual autorización estén confinados dentro del territorio de la Kepúbliea”, propuso el señor Mar- cano, con apoyo del señor Borras, que se colocase como artículo separado, pero modificado de esta manera : “ Los confinados en el ■ territorio de la Bepública regresarán al lugar de su vecindario, siempre que su permanencia en él no sea perjudicial á la tranquilidad pública, á juicio del Poder Ejecutivo. ” Inmediatamente el señor Manso, con apoyo del señor Garmendia, modifico todo el artículo con el 2" de su pro­ yecto presentado en la citada sesión del día 1 °, (pie tam­ bién está unido al expediente de la materia-, y dice así: “ Xo será comprendido en este indulto aquél que se haya tugado del país, ó que por cualquier otro medio se ha puesto fuera del alcance de la ley á que debía sujetar­ se por el delito arriba expresado.”

Sesión del día 8 de marzo de 1837,

Continuó la segunda discusión del proyecto de de­ creto sobre amnistía, que ayer quedó pendiente en el artículo 2 “,7 *v v cuyo v segundo o inciso lo había modificado el señor Ma,reano, con apoyo del. señor Borras, en estos términos: u Los confinados en el territorio de la Kepú- blica regresarán al lugar de su vecindario, siempre que su permanencia en él no sea perjudicial á la tranqui­ lidad pública, á juicio del Poder Ejecutivo.” PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 471

También tuvo lugar eu la sesión de ayer la siguien­ te modificación, becba por el señor Manso, con apoyo del señor Garmendia, para todo el artículo: “No será com­ prendido en este indulto aquél que se baya fugado del país, ó que por cualquier otro medio se ba puesto fuera del alcance de la ley á que debía sujetarse por el delito arriba expresado.” Votadas estas modificaciones, fueron negadas, salvan­ do su voto el señor Marcano, respecto de la suya. El artículo del proyecto pasó á tercera discusión.

¡Sesión del día 14 de marzo de 1837

Continuó la tercera discusión del proyecto de decreto de amnistía: v babiéndose leído el artículo lv v la mo- / \4 V dificación que se le liizo en el segundo debate, propuso el señor Molero, apoyado del señor Pérez (José A .): “ Que se difiera la consideración de este artículo basta el día 29 del corriente; ” y se aprobó, salvando su vofo el se­ ñor Nudez. Diferido el artículo 1?, el señor Presidente declaró que virtualmente quedaba también diferido el 2o, por set- aquel la base del proyecto.

Sesión del día 29 de marzo de 1837.

Iba á principiarse el orden del día, cuando el señor Anzola bizo presénte, que ltabía un acuerdo del Senado señalando el día de boy para la tercera discusión del decreto de amnistía, y que por consiguiente debía, pre­ ferirse á cualquiera otro negocio. Al efecto y con apo­ yo de varios, propuso: “ que se traiga sobro la mesa el proyecto de decreto de amnistía., diferido en la sesión de 472 DOCUMENTOS

'dia 14 del corriente hasta hoy 20, y se proceda á darle la tercera discusión.”

La Presidencia mandó traer el proyecto á que se refiere la moción anterior, en atención á que por varios señores se hizo la observación de que no era necesaria la moción por estar señalado dicho asunto al orden del día desde el 14, y abrió la tercera discusión. Se leyó el artículo Io y fue negado, salvando su voto los seño­ res Marcano y Borras. Gomo dicho artículo es la base del proyecto decla­ ró el señor Presidente ser innecesario pasar á conside­ rar el 2oj y mandó archivarlo, y que se avisara á la honorable Cámara de Representantes.

Número 10 (b)— c á m a r a d e l s e n a d o .— p r o y e c t o d e d e - DECRETO, Á 1G DE ABRIL DE 1839, SOBRE LOS EXPULSA­ DOS POR MOTIVO DE LA CONSPIRACIÓN DEL 8 DE JULIO DE 1835.—(TOMADO DE “ LA BANDERA NACIONAL,” Á 23 DEL MISMO MES, NÚMERO 91).

La Comisión del Interior de la Honorable Cámara del Senado presentó el siguiente proyecto de decreto que admitió el Cuerpo el día 17 del corriente, (abril de 1839) y le dio primera discusión. (De La Bandera Nacional). El Senado y la Cámara de Representantes de la Repú­ blica de Venezuela. Vista la solicitud que elevó« al Congreso el ciuda­ dano Vicente Ibarra, solicitando se autorice al Poder Eje­ cutivo para que permita á su hermano Diego regresar al país : y considerando : PARA LOS ANALES DE VENEZUELA 473 %

1 ? Que la República se halla gozando de la más perfecta \>az y tranquilidad ; 2o Que muchos de los expulsados por la conspira­ ción de julio de 1835, lian observado una conducta ejem­ plar, dando pruebas de sumisión á los decretos de su patria, y de arrepentimiento por su pasada conducta; 3o Que no lia sido ni lia podido ser la mente de los Legisladores, reducir á desesperación á los desgracia­ dos que se atrajeron la severidad de la ley, sino antes proporcionarles los medios de volver sobre sus pasos y hacerse acreedores á la clemencia nacional 5 y 4? Que es un deber de los Gobiernos disminuir el •número de los descontentos por todos los medios que sean compatibles con la justicia y dignidad de la ilación, decretan: Art. 1? Se autoriza al Poder Ejecutivo para que con acuerdo y consentimiento del Consejo de Gobierno, permi­ ta regresar al territorio de la República á los expul­ sados por virtud del decreto de 21 de marzo de 1S367 siempre que cumplan con las coiidiciones siguientes: I a Que soliciten directamente y desde el lugar de 4 su residencia su regreso á Venezuela. 2" Que no tenga el Poder Ejecutivo datos por donde conste que durante el tiempo de la expulsión, hayan inten­ tado invadir el país, ni maquinado contra el Gobierno y las instituciones de la República. 3a Que reiteren el juramento de fidelidad á la Cons- ^ titución y leyes de la República. 4a Que no tengan derecho alguno de reclamar em­ pleos, grados, títulos, pensiones, goces ni condecoracio­ nes de ninguna especie, de que fueron privados en vir­ tud del decreto arriba citado. Art. 2° Los que se introdujeren al país contra lo dispuesto en el artículo anterior, serán sometidos á juicio, sentenciados y castigados conforme á las leyes. 474 DOCUMENTOS

Art. 3° El Poder Ejecutivo dará cuenta al Congre­ so en los primeros días de su instalación, de los indivi' dúos que conforme á este decreto hayan regresado al país. Art. 4° Se deroga- el decreto de 21 de marzo de 1830. Dado etc.—Caracas, á 10 de abril de 1839. Ricardo JOabastida.—Juan de Dios Picón.—José Ma­ nuel Alegría.—Ramón Delgado.—José Vargas.—José Mana Tellería.—José T. Per eirá.

Ï P 0 3 Ï 0 E ) de los Documentos para los Anales de Venezuela, desde eí movimiento separatista de la Unión Colombiana hasta nuestros días, contenidos en el tomo segundo SEGUNDO PERIODO Desde el primer Congreso Constituyente de 1831 hasta 1840 SECCION PRIMERA Situación política de Venezuela

CAPÍTULO TERCERO Movimiento revolucionario de las Eeformus en 1S35 II—Ministerio do Guerra y Marina PÁGINA

Número 1?—Comunicación del Ministro de Guerra-, á 8 de julio de 1835, en que se nombra al Ge­ neral José A. Páez, Jefe del Ejército constitu­ cional.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 15 de agosto de 1835, número 238)...... Número 1 (a)—Circular del Ministro de Guerra, á 20 de julio de 1835.—(Tomada de la Ga­ ceta de Venezuela, á 5 de agosto del mismo año, número 23G) ...... G Número 2—Formación del Estado Mayor del Ejér­ cito constitucional.—(Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 22 do agosto de 1835, número 239) IV ÍNDICE

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Tíímero 3—Llamamiento al servicio, del General José Tadeo Monagas.—(Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 22 de agosto de 1835, nú­ mero 239)...... Número 4—Nombramiento del General Francisco 'Esteban Gómez.—(Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 22 de agosto de 1835, número 239) 9 Número 5—Llamamiento al servicio del General Kafael Lrdaneta, y respuesta de éste al Mi­ nistro de Guerra.—(Tomados de la Gaceta de Venezuela, á 2 de setiembre de 1835, núme­ ro extraordinario, 241)...... Número 0—Communicación del Jefe del Ejército constitucional, á 12 de setiembre de 1835, y respuesta del Ministro de Guerra— (Tomados de la Gaceta de Venezuela, a 2(> del mismo mes, número 244)...... Comunicación referida en el oficio del Jefe del Ejército constitucional...... Párrafos referidos, del diario de operaciones...... Número 7—Nombramiento del 2° Jefe del Bjér-. cito v Comandante General de la División de la Costa.—(Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 2(5 de setiembre de 1835, número 244)...... 1G Pospuesta del General José María Carroño...... 17 Número 8—Informe del Gobernador de Guayana, á 14 de agosto de 1835, y resolución del Mi­ nistro de Guerra.—(Tomados de la Gaceta de Venezuela, á 3 de octubre del mismo ano, número 245)...... Número 8 (a)—Comunicación del Comandante de Armas de la Provincia de Guayana, á 4 de agosto de 1835, y Desolación del Ministro de ÍNDICE V

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Guerra.—(Tomadas de la Gaceta de Venezuela, ú 17 de octubre del mismo año, número 217) húmero 8 (b)—Tentación sobre la Provincia de Guayaría, testimonio de su firmeza y deso­ lación correspondiente.—(Tomados de la Ga­ ceta de Venezuela, á 17 de octubre de 1835, nú.mero 207) ...... Comunicación del Jete Superior del Estado Orien­ te, de las Helor mas...... Comunicación del Gobernador de la Provincia de Gnayaua ...... líesolueiÓB del Ministro de Guerra...... Xúmero 8 (o)—Comunicación del Comandante de

Armas de la Provincia de GuayanO a, / á 28 de agosto de 1835, y desolación del Minis­ tro de Guerra.'—(Tomados de la Gaceta de Venezuela, ¿i 10 de octubre del mismo año, número 2-10) __ ...... Xúmero 9—Aceptación del General José Corne­ lio 'Muñoz, á 7 de setiembre de 1835, y de- solución del Ministro de Guerra.—(Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á 8 de octubre de! mismo año, número 215)...... X úmero 10—Comunicación del Comandante de Ar­ mas de la Provincia de Car abobo, á 5 de octubre de 1885, sobre la facción de Occi­ dente.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 10 del mismo mes, número 240)...... Xúmero 11—Comunicación del Gobernador de la Provincia de Barquisimeto;' á 10 de octubre de 1835, sobre las proposiciones que le ha­ bía hecho el Jefe de la facción.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 31 del mismo mes, número 219)...... VI ÍNDICE

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Comunicación del Comandante Jiménez...... 34 Respuesta del Gobernador de Barquisimeto---- 35 Número 12—Documentos sobre el restablecimien­ to del orden en Cumaná, y referidos en la página 463 del tomo primero, Segundo Período. —(Tomados de la Gaceta de Venezuela, á 21 de noviembre de 1835, número 252)...... Comunicación del Jefe de la División del ala izquierda...... 4 Comunicación referida, del Jefe Superior Civil y Militar de Cumaná...... Comunicación referida, del Jefe Político de Cu- maná...... -...... 40 • Comunicación referida, del Coronel Diego Valle- nilla...... 42 Cmnunicación referida, del Coronel Vallenilia...... 42 ' Comunicación referida, del Gobernador Civil y Militar de Cumaná...... Respuesta referida, del Jefe de la División del ala ‘izquierda...... 43 Comunicación referida, del Jefe de la División del ala izquierda...... 44 Respuesta, del Ministro de Guerra al Jefe de la División del ala izquierda...... 46 Comunicación del Gobernador Político y Militar de Cumaná...... 47 Respuesta del Miuistro de Guerra...... 49 Número 13—Comunicación de la Comandancia de operaciones de ia. línea, de Puerto Cabello, á 28 de octubre de 1835, y respuesta dd

Ministro < i < ■* la Guerra.—(Tomadas« de la {/Vi­ ceta dr Venezuela, á 14 de noviembre dal mismo abo. número 251)......

11 INDICE VII

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Número 14—Triunfo de las armas constituciona­ les en Valencia.—( Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 3 y 14 de noviembre de 1835, ^ i"7 números 250, extraordinario, y 251)...... o í Comunicación del Jefe de operaciones de Cara- bobo ...... - O i Comunicación del Jefe de Estado Mayor del se­ gundo Jefe del Ejército...... 58 Comunicación del Jefe de Operaciones de Ca- rabobo ...... -...... 59 Respuesta del Ministro de Guerra al Jefe de Operaciones de Car abobo...... 03 Número 15—Comunicación del Jefe de Estado Mayor General, á 4 de noviembre de 1835, sobre sometimiento del General Monagas, y respuesta del Ministro de Guerra.—(Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á 14 del mismo mes, número 251)...... Número 1G—Sucesos de Maracaibo.—(Tomados de la Gaceta ele Venezuela, á 19 de diciembre de 1835 y 2 de enero de 1836, números 250 y 258)...... 05 Comunicación del Gobernador accidental de la Provincia de Maraeaibo.. 05 Comunicación del Comandante del Apostadero v de la Escuadrilla constitucional...... 07 Comunicación del Comandante de Armas de la Provincia de Maraeaibo...... Resolución del Ministro de Guerra sobre las pre­ cedentes comunicaciones Comunicación de la Comandancia de Armas de la Provincia de Maraeaibo, sobre los últimos sucesos de Maraeaibo...... 72 T . I I —31 VIII INDICE

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Comunicación de la Comandancia de Operaciones de la Provincia...... Número 10 (a)—Bloqueo de la Plaza de Mara- caibo.—(Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 2 de enero de 1830, número 258)...... Número 10 (b)—Últimos auxilios dirigidos ú Ma- racaibo, y proclama del Jefe del Ejército constitucional, á 13 de diciembre de 1835.— (Tomados de la Gaceta de Venezuela, (i 10 de enero de 1836, > número 260)...... 76 Comunicación del Ministro de Guerra...... 7 6 Proclama del Jefe del Ejército constitucional___ 77 Número 10 (c)—Sometimiento de la plaza de Ma- racaibo al orden constitucional.—(Tomado de la Gaceta■ de Venezuela, á 10 y 30 de enero de 1830, números 200 y 202)...... 78 Comunicación del Jefe de Estado Mayor General. 7 8 Comunicación del Comandante del Apostadero de Maracaibo...... 79 Eelación de la Secretaría de Guerra 8 0 Condiciones bajo las cuales propuso el Jefe Pa­ ría someterse al Gobierno...... 8 1 Decreto del Segundo Jefe, aceptado por el Coro­ nel ‘Paría, y en virtud del cual se entregó Maracaibo...... 8 3 .1 ie sol lición de la Secretaría de Guerra...... 84 Se confirma el decreto de indulto á los someti­ dos en la plaza de Maracaibo...... 85 Sesión, número 636, del Consejo de Gobierno Constitucional...... 85 Comunicación del Ministro de lo Interior y Jus­ ticia ...... ÍNDICE IX

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¡Relación del Ministro de Guerra...... Comunicación el el Segundo Jefe del Ejército Cons­ titucional ...... Alocución del. Segundo Jefe del Ejército consti­ tucional ...... - ¡Numero 17—-Decreto, á 10 de diciembre de 1835, sobre declaración de bloqueo ú Puerto Cabe­ llo.—Tomado de la Gaceta de Venezuela, ú Mi 12 del mismo mes, número 255)...... ¡Numero 17 (a).—Sucesos de Puerto Cabello.— (Tomados de la Gaceta de 1 cnezuela, a 2 de enero de 1830, número 258)...... 93 Comunicación del Jefe del Ejército constitucional. 93 Comunicación del Jefe de Estado Mayor Gene­ ral ...... 94 Respuesta al Jeté del Ejército constitucional---- 95 Respuesta al Jeté de Estado Mayor General---- 90 Comunicación al Gobernador de la Provincia de Caracas...... -...... 97 Bando sobre los últimos sucesos de Puerto Ca­ bello ...... 9S Número 17 (b)—Detalles de la acción en Paso Real, y Resolución del Ministerio de Guerra. —(Tomados de la Gaceta de Venezuela, ó í) de enero de 1S30, número 259)...... 100 Comunicación del Jeté de Estado Mayor Gene­ ral ...... 100 Resolución del Ministro de Guerra...... 100 .¡Numero 17 (c)—Noticias sobre Puerto Cabello.— (Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á 10 de enero de 1830, número 200)...... 100 X ÍNDICE

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Número 17 (ti)—Bendición de la plaza de Puer­ to Cabello.—(Tomada de la Gaceta de Vene­ zuela, ¡í 5 de marzo de 1830, número 207).. 107 Noticia que publica el Ministerio de Guerra---- 107 Comunicación del Comandante de Armas de la Provincia de Carabobo...... 108 Comunicación del Jefe de Estado Gene- ral...... 108 Número 18—Relación del Ministro de Guerra, á 0 de enero de 3830, sobre la clemencia'del Gobierno con los revolucionarios.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 10 del mismo mes, número 200)...... 110 .Relación de los individuos de los facciosos do Puerto Cabello, que se lian pasado al. Ejército constitucional...... 111

III—Ministerio de JRelaciones Exteriores

Número 1°—Comunicación del Ministro de Rela­ ciones Exteriores, á 20 de julio de 1835, al de igual clase de la Nueva Granada.—(To­ mada de la Gaceta de Venezuela, á 7 de noviembre del mismo año, número 250)---- 312 Número 2—Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de la Nueva. Granada, á 1 do se­ tiembre de 1835.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, ú 7 de noviembre del mismo año, número 250)...... - 114

IV—M¡Historio de Hacienda

Número 1?—Decreto, á 2 de setiembre de 1835, sobre un empréstito voluntario.—(Tomado de ÍNDICE XI

ÁC4INA

3 a. Gaceta de Venezuela, á- .12 del mismo mes, número 242)...... 115 atunero 2—Decreto, á 7 de setiembre de 1835, sobre un empréstito.—( Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 12 del mismo mes, número O * OJ ...... ' . . . . 110

V—Cuartel General iNúmero lv—Cartas del General jj^sé A. Páez, á °8 de julio de 1835, al Presidente y Vico- presidente de la. Iíopública.—(Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á 8 de agosto del mis­ mo año, número 237, y de la Autobiografía de dicho General, tomo íí, páginas 237 y 2 1 1 ) ...... "...... 118 Proclama referida, á 15 de julio de 1835...... 120 Número lv (a)—Carta del Presidente de la Pe- pública, ú 21 de agosto de 1835, al Jefe del Ejército constitucional.—('lomada de la Auto­ biografía. de dicho Jefe, tomo 11, página 23G) 127 1n limero 2—Circular del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 23 de julio de 1835.—(Tomada de la Gaceta■ de Venezuela, á 15 de agosto del mismo año, número 258)...... 129 Número 3—Oiicio, á 29 de julio de 1885, del Je­ fe del Ejército constitucional, acompañando otro del General Marino, en que hace propo­ siciones.—(Tomado de la Gaceta de Venezue­ la, ú IV de agosto del mismo año, número 235)...... 130 Bespuesta referida, del General Marino...... 130 Número 3 (a)—.Acuerdo del Consejo de Gobier­ no, á 29 de julio de 1835, acerca de las XIT ÍNDICE

PACUNA

proposiciones tlol Jefe de las deformas.—(To­ mado de la Gaceta de Venezuela, íi 1" de agos­ to del mismo año, número 235)...... 132 Sesión del Consejo de Gobierno, del miércoles 20 de julio cíe 1835...... 132 húmero 4—Mención lienrosa de los valientes Apú­ renos.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 19 de agosto de 1835, número extraordi-

lU; t 134 Comunicación del Jefe del Ejército constitucio­ nal 134 Comunicación referida, del Gobernador de la Pro' vinci a de A pure...... 135 Pospuesta del Juzgado primero Municipal...... 130 Alocución del Gobernador de la Provincia de Apu- re 138- iNumero 5—Exposiciones dirigidas al Jefe del Ejército constitucional.—(Tomadas de la Ga­ ceta de Venezuela, ú 15, 19 y 22 de agosto y 12 de setiembre de 1835, números 238, 238 extraordinario, 239 y 242)...... o Comunicación del Jefe Político del Cantón P ao.. 139 Acta, del Concejo Municipal del P a o ...... 140 Comunicación del Gobernador de la Provincia de Barquisimeto...... 141 Comunicación del Gobernador de la Provincia de Coro...... ♦ > « Comunicación del Gobernador de la Provincia de Guavana ...... 115 «/ Comunicación de la Comandancia de Armas de la. Provincia: de Guavana...... 140 INDICE XIII

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Número (i—Carta del Jefe del Ejército Consti­ tucional, á 21 de agosto de 1835, al Presi­ dente de la Bepública.—(Tomada de la Au­ tobiografía de diclio Jefe, tomo II, página 27S)...... Número (J (a)—Carta del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 30 de julio de 1835, al General Mari ño.—(Tomada de la Autobiografía de dicbo Jefe, tomo II, página 252)...... Número 0 (o)—Cartas del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 28 y 31 de julio, 10 y 1S de agosto de 1835.—(Tomadas de la Autobio­ grafía de dicbo Jefe, tomo II, páginas 213 á 248, y 255 á 258)...... '...... 151 Carta del General Páez al General José T. Monagas...... 152 Carta del General Páez al General José T. Monagas ...... 154 Carta del General Páez al General José T. Monagas...... 157 Número 0 (c)—Carta del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 27 de julio de 1835, al Gene­ ral Pedro Briceño Mendez.—(Tomada de la Autobiografía de dicho Jefe, tomo II, pági­

na 242'>...... / 162 Número C (d)—Carta del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 2 de agosto de 1835, al Gene- . ral Francisco Carabaño.—Tomada de la Au­ tobiografía de dicho Jefe, tomo II, página 245) Número (5 (e)—Carta del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 15 de agosto de 1835, al Gene- ral José C. Muñoz.—(Tomada9. \ de la Autobio­ grafía de dicho Jefe, tomo TI, página 218) XIV ÍNDICE

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Número C (í)—O arta del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 21 de agosto de 1835, al Gene­ ral Beluclie.—(Tomada de la Autobiografía de diclio Jefe, tomo II, página 251)...... 169

» Número 7—Comunicación del Jefe de Estado Ma­ yor General, á 25 de agosto de 1835, y Resolu- ción del Ministerio de Guerra.— (Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á 29 del mismo mes, número 240)...... 170 Número 8—Comunicación del Jefe de Estado Ma­ yor General, á 30 de agosto de 1835, al Minis­ tro de la Guerra.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 2 de setiembre del mismo año, número 241, extraordinario) ...... Proclama referida, del Gobernador de la Provin­ cia de Guayan a ...... 174 i s Proclama referida, del Comandante de Armas de

la Provincia de GuavanaO ...... 175 Número 9—Comunicación del Jefe de Estado Mayor General, á 7 de setiembre de 1835, al Coronel Comandante de Armas de la Pro­ vincia de Carabobo.—Tomada de la Gaceta. de Venezuela, á 20 del mismo mes, número 244)...... Número 10—Proclamas del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 4 de octubre, 5 y 13 de no- . viemóre de 1835.—(Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á 17 del mismo octubre, 21 de noviembre, y 20 de diciembre del mismo año, números 247, 252 y 257)...... 179 Número 11—Comunicación del Jefe del Ejército constitucional, á 5 de octubre de 1835, y res- puesta del Ministro de la Guerra.—(Toma- ÍNDICE XY

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das de la Gaceta de Venezuela, á 24 del mismo mes, número 248)...... 184 ¡Número 12—Comunicaciones del Jefe del Ejército constitucional, á 8 de octubre y 13 de no­ viembre de 1835, al Ministro de Guerra.— (Tomadas de la Gaceta de Venezuela, á. 31 de octubre, y 28 de noviembre del mismo año, números 249 y 253)...... 180 Resolución del Ministerio de G uerra...... 187 Exposición referida, del Jefe del Ejército cons­ titucional ...... 1S7 Respuesta del Ilustre Concejo Municipal de Va­ lencia...... -...... 190 Comunicación del Jefe del Ejército constitucional en Xionor de los valencianos...... 192 Respuesta del Ministro de Guerra...... - 194 Número 13—Decreto del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 17 de diciembre de 1835, en que se declara en estado de sitio la plaza de Puerto Cabello.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, a 20 de enero de 1830, número 202)...... 195 Número 13 (a)—Comunicación del Jefe de Esta­ do Mayor General, à 28 de enero de 1830, sobre los individuos pasados, de la plaza de Puerto Cabello.—(Tomada de la Gaceta de Venezuela, á 15 de febrero del mismo año, número 204)...... 196 Número 13 (b)—Parte del .Tefe del Ejército cons­ titucional, sobre la toma de Puerto Cabello, y respuesta del Ministro de Guerra.—(Toma­ do de la Gaceta de Venezuela, á 12 do mar­ zo de 1830, número 2(58)...... 199 XYI ÍNDICE

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VI—Indultos—Amnistía,

Número 1—Decreto de indulto del Jefe del Ejér­ cito constitucional, á 23 de julio de 1.83o, ú la guarnición sublevada en Valencia.-—(To­ mado de la Gaceta de Venemela, á o de agosto del mismo año, número 230)...... : ...... 204 Número 2—Decreto del Presidente de la Repú­ blica-, á 17 de octubre de 1835, en que se concede indulto á la facción que capitanea­ ba el Comandante Florencio Jiménez.—(To­ mado de la Gaceta de Venezuela, á 24 del mismo mes, número 248)...... Sesión extraordinaria del Consejo de Gobierno constitucional, número 656...... 206 Decreto del Presidente de la República...... 208 Resolución del Ministerio del Interior...... 20í> Número 3—Decreto en el Pirital, del Jefe del Ejército constitucional, á 3 de noviembre de 1S35, en que se garantizan vidas, propiedades y grados á los de la facción del Oriente, y la aprobación del Gobierno.—(Tomados de la Gaceta de Gobierno, a 21 del mismo mes,

y 23 de enero de 1836, números 252 y 261) 212 - Sesión del Consejo de Gobierno sobre el indulto del Pirital...... 213 Resolución del Ministro del Interior, en que se aprueba el indulto del Pirital...... 214 Número 3 (a)—Carta del Jefe del Ejército cons­ titucional, á 5 de noviembre de 1S35, al Pre­ sidente déla Repúblic a, y respuesta de éste sobre el indulto del P i r i tal.—(To i n ¡ id as d e INDICE XVII

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los originales que existen en el archivo de la Academia Nacional de la Historia)...... Número 3 (b)—Escrito del Correo Constitucional de Caracas, á 21 de setiembre de 1835, nú­ mero G, sobre el Decreto del Pirita!, y re­ nuncia del Ministro de Hacienda, señor San­ tos Miehelena, á causa de la aprobación de dicho decreto, que reproduce aquel periódico en su número 7...... Renuncia del Ministro de Hacienda...... No admisión de la renuncia del Ministro de Ha­ cienda...... Insistencia del Ministro de Hacienda, en la re­ nuncia que ha hecho...... Admisión de la renuncia del Ministro de Ha­ cienda ...... Número 3 (c)—Escrito de El Tiempo, de Caracas, á 10 de setiembre de 1S35, número 7, en que se refutan las razones del Correo Cons­ titucional de Caracas, sobre el indulto del Pi- rital...... 9 , 0 7 ' Número 4—Decreto del Presidente de la Eepú, blica, á 10 de noviembre de 1835, en que indulta á los reclutas prisioneros en la ac­ ción de Guaparo.—(Tomado de la Gaceta de Venezuela, á 12 de diciembre del mismo año, número 255)...... 231 Acuerdo del Consejo de Gobierno, del día 0 de noviembre de 1835)...... - ...... Número 5—Decreto del Presidente de la Repú­ blica, á 12 de enero de 183G, en que indul­ ta á algunos individuos capturados en la- acción de Paso Real.—(Tomado de la Gace- x v m ÍN D IO Ií

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ta de Venezuela, á 27 de febrero del mismo año, número 260)...... 234 Sesión del Consejo de Gobierno, del 1.1 de ene­ ro de 1836)...... 234 Advertencia ofiicial sobre los indultados en la acción de Paso Real...... 238 húmero 6—Decreto del Presidente de la Repú­ blica, a 28 de enero de 1836, en que indul­ ta á los pasados de Puerto Cabello.—(Toma­ do de la Gaceta de Venezuela, á 20 de febre­ ro del mismo año, número 265) ...... 239 Sesión, número 099, del Consejo de Gobierno---- 239 Número 7—Antecedentes y Decreto del Presiden­ te de la República, ¿i 28 de febrero do 1836, en q u e indulta á los Oficiales y tropa de la goleta Mcscllc.—(Tomados de la Gaceta de Ve- nezuela, á 12 de marzo del mismo año, nú­ mero 268 )...... 242 Autorización del Congreso...... *...... 242 Decreto del Presidente de la República...... 245 Número 8—Antecedentes déla Resolución del Con­ greso, à 1 ? de marzo de 1836, que se inclu­ ye en el número 8 (a), siguiente.—( Tomados de El Conciso, del día 1? del mismo mes, nú­ mero 31),...... 247 Tercera sesión del sexto Congreso constitucional 247 Informe de una Comisión especial del Congreso.. 249 Proyecto de resolución presentado...... 252 Proposiciones del señor V. Espinal...... 253 Artículos del señor D. Briceño y Briceño...... 253 Comunicación del Jefe de los sitiados de la Pla­ za de Puerto Cabello...... 256 ÍNDICE

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Proyecto de resolución...... 259 Número 8 (a)—Antecedentes y Decreto del Pre­ sidente de la República, á 1 " de marzo de 1830, en que indulta á los rendidos de la Plaza de Puerto Cabello.—(Tomados de la Ga­ ceta de Venezuela, á 19 del mismo mes, nú­ mero 2G9)...... Mensaje del Presidente de la República al Con­ greso ...... Mensaje del Presidente de la República al Con­ greso ...... ; ...... 204 Mensaje del Congreso al Presidente de la Repú­ blica...... 200 Anuncio del Mensaje...... Decreto referido, del Congreso...... Decreto del Presidente de la República...... Número 9—Antecedentes de la Resolución del Congreso, á 10 de marzo de 1830, que se incluye en el número 9 (a) siguiente.—(To­ mados de El Conciso, ú 9, 10, 11, 12, 13,15, 10 y 17 del mismo mes, número 39, 40, 41, 42, 43, 45, 40 y 47...... 273 Quinta sesión del Congreso, del día 8 de marzo de 1830...... Informe de una Comisión especial...... Proyecto de la Resolución de 10 de marzo de 1830...’...... Sesión del día 9 de marzo 1S3G...... 285 Sesión del día 10 de marzo de 1830 294 Sesión del día 11 de marzo de 1830.. Sesión del día 12 de marzo de 1830.. Sesión de! día 14 de marzo de 1830 XX INDICE

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Sesión del día 15 de marzo de 1S3G...... 33S Sesión del día 10 de marzo de 1830...... 34/1 húmero 0 (a)—llesolución del Congreso y Decre­ to consiguiente del Presideute de la Bepú- blica, á 21 de marzo de 183G, en que se in­ dulta á. los rendidos en la plaza de Puerto Cabello.—(Tomados de la Gaceta de Venezuela, á 20 del mismo mes, munero 270)...... 350 húmero 9 (b)—Voto salvado del Diputado, señor Julián García, en la sesión del Congreso del día .10 de marzo de 1830.—(Tomado de El Conciso, á 19 y 20 del mismo mes, números -19 y 50)...... 358 Húmero 9 (c)—Explicaciones del Representante, señor Valentín Espinal, acerca de la Reso- lución del Congreso, á 10 de marzo de 1830. —(Tomadas de un íolleto Un Representante á xus Comitentes, existente en el arcliivo de la Academia Nacional de la Historia, y de El Conciso, á 25 del mismo mes, número 55)---- 309 Húmero 9 (d)—Explicaciones justificativas de la Resolución del Congreso, á 10 de marzo de 1330.—(Tomadas de El Conciso, ú 21 y 24 del mismo mes, número 5 L y 54)...... 394 Término del S de julio (de 1835)...... 394 Húmero 9 (e)—Comunicación del Jefe del Ejér­ cito constitucional, á 28 de marzo de 1S30, al Congreso, y respuesta de éste.—(Tomadas de El Conciso, á 0 3' S de abril del mismo año, números 05 3r 07)...... 403 Sesión del día 5 de abril de 1830...... 403 Manifestación del Jeje del Ejército constitucio­ nal al Congreso...... 405 ÍNDICE XXI

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.Respuesta del Congreso, á 7 de abril de 1836.. IOS Rúrnero i) (f)—Congreso. Sesión del día 7 de abril de 1836, en que se acordó la respuesta al Jefe del Ejército constitucional.—(Tomada de El Conciso, á 8 del mismo mes, número 67)...... 410 Peticiones referidas en la sesión del Congreso del día 7 de abril de 1836—(Tomadas de El Conciso, a 7 del mismo mes, número 66)...... 114 Rumoro 0 ( g )—Votos de los señores Juan Bau­ tista Calcaño y Julián García, en la res­ puesta del Congreso, á la petición del Jefe del Ejército constitucional.—(Tomados de El Conciso, á 0 y 13 de abril de 1836, números

08 y 72)...... - ...... : ...... 1^1 Voto del Senador, señor Juan Bautista Calcaño, presentado en la sesión de 7 de abril de 1836...... 421 Poto salvado del Representante señor Julián Gar­ cía, á 8 de abril de 1836...... 120 húmero 6 ( li)—Congreso.—Sesión del día 6 de abril de 1836,—Oferta del Jefe del Ejército constitucional, al Comandante Agustín Rodrí­ guez y al Teniente Manuel María Fernán­ d e z ,^ Tomadas do El Conciso, á 8 del mis­ mo mes, número 07)...... 131 húmero 9 (i)—Representación de varios ciudada­ nos sobre una amnistía, para todos los que se hallan ocultos ó presos en Venezuela, por el suceso del 8 de julio de 1S35, y dictamen de bv Comisión respectiva.—( Tomadas de El Conciso, á 28 de abril de 1836, número 8 6 ) 133 Dictamen de la Comisión del Interior...... 135 ÍNDICE

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Número 9 (j )—Petición del señor Tomás Lau­ der, á 30 de marzo de 1836, al señor Pre­ sidente de la República, y su refutación.— {Tomada la primera, de un folleto La Pren­ sa clemente, existente en el arcliivo de la Academia Nacional de la Historia, y la se­ gunda, de El Conciso, á 11 y 12 de abirl del mismo año, números 70 y 71)...... 436 Petición dei señor Tomás Lauden 436 Refutación de la solicitud del señor Tomás Lan- der...... 4.55 Número 10—Sesión del Consejo de Gobierno, á 10 de mayo de 1837, y Decreto del Vicepre­ sidente de la República, á 22 del mismo mes, sobre amnistía.—(Tomados de la Gaceta de Venezuela, á 27 de dicho mes, número 331) 465 Sesión, número 883, del Consejo de Gobierno cons­ titucional...... 465 Decreto del Vicepresidente de la República...... 466 Número Í0 (a)—Cámara del Senado.—Sesiones de los días I o 2, 7, 8, 14 y 29 de marzo de 1837, sobre amnistia.—(Tomadas de El Con­ ciso, ú 3, 4, 9, 10, 16 y 31 del mismo mes, números 42, 43, 48, 49, 55 y 6 8 )...... 46S Sesión del día 1 °de marzo de 1837...... 468 Sesión del día 2 de marzo de 1837...... 469 % .Sesión del dia 7 de marzo de 1837...... 469 •Sesión del día 8 de marzo de 1837...... 470 Sesión del día 14 de marzo de 1837...... 471 Sesión del día 29 de marzo de 1837...... 471 Número .10 (b)—Cámara del Senado,—Proyecto de decreto, á 16 de abril do 1839, sóbrelos expulsados por motivo de la conspiración del 8 de julio d«* 1885.—(Tomado do La Bandc- m. Nacio.-tai á 25 del misino mes, número 91V