Jane Ellen Harrison: una mujer en el mundo académico victoriano.

Jane Ellen Harrison: una mujer en el mundo académico victoriano. Jane Ellen Harrison: a woman in the Victorian academic world

Bl a n c a Ve r d í a Ba r b a r á Doctorando en Historia I. Departamento de Historia I. Facultad de Geografía e Historia. Universidad de Santiago de Compostela.

Recibido o 15 de Outubro de 2010 Aceptado o 2 de Febreiro de 2011

Resumen INTRODUCCIÓN Este artículo expone el modo en que la influencia del contexto histórico en el que se movió la célebre El siglo XIX fue un momento de grandes re- estudiosa de la religión griega antigua, Jane Ellen voluciones y cambios, tanto en la vida eco- Harrison (1850-1928) se impuso sobre su persona- nómica como en la política, la tecnología o el lidad y cómo ésta refleja asimismo los principales contexto de lo social; no hay más que recor- motivos, tanto tradicionales como rupturistas, de dar la Revolución Industrial, los movimientos su tiempo. Igualmente, tratará someramente la in- obreros, la lucha por la extensión del derecho cidencia de estas influencias sobre algunos temas al voto, el cambio en los roles de los sexos o recurrentes de sus obras y cómo su evolución vi- el conflicto que enfrenta a Ciencia y Religión. tal implicó una evolución intelectual, concluyendo También es el siglo de la expansión imperia- que la condición femenina dentro de un mundo lista de Gran Bretaña y de los nuevos méto- académico masculino, y la moral victoriana que le dos y enfoques de los estudios antropológicos fue impuesta tuvieron consecuencias fundamenta- que, a pesar de sus puntos todavía racistas, les en su obra. comienzan finalmente a adquirir el estatus de Palabras clave disciplina acreditada y de suficiente prestigio. 1. J. E. Harrison, 2. Época victoriana, 3. Feminis- Igualmente surgen las disciplinas de la So- mo, 4. Autocontrol, 5. Religión, 6. Antropología. ciología, la Prehistoria o la Psicología. Pero todos estos cambios y revoluciones se dan en Abstract el que fue también el siglo de la sociedad vic- This article expounds the influence that the histori- toriana, tremendamente tradicional y marcado cal context of the celebrated investigator of , Jane Ellen Harrison (1850-1928), por la institución monárquica, encarnada en la had over her personality and the way her persona- Reina Victoria, quien da nombre al todo el pe- lity reflected the main traditional as well as revolu- ríodo y que personifica los principales rasgos tionary motives that gave shape to her time. It will victorianos: la economía capitalista y libre- also show the influx of these influences over some cambista y los valores propios de la burguesía recurrent topics of her work and how her vital evo- evangélica, tales como el culto al trabajo, la lution implied an intellectual evolution, concluding templanza, la castidad o la recta disciplina y that her feminine condition in an academic male la moral puritanas. world and the Victorian moral imposed to her had crucial consequences over her work. Jane Ellen Harrison, figura central del grupo de los Ritualistas de Cambridge, fue una de Keywords las especialistas en religión griega antigua más 1. J. E. Harrison, 2. Victorian epoch, 3. Feminism, criticados de su época, sin duda también una 4. Self-control, 5. Religion, 6. . de las más revolucionarias y en su obra se ve la huella de algunos de los pensadores más in-

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novadores del siglo, como Freud, Nietzsche, hasta el momento. Se hace indispensable, Durkheim. Sin embargo, también fue una per- igualmente, aclarar que de las tres biografías fecta heredera de su tiempo, pues mientras es existentes acerca de Jane Ellen Harrison, será educada escrupulosamente en los valores vic- la obra de S. Peacock2 la que sirva de guía torianos más tradicionales, que sin duda calan principal. en su personalidad, por otro lado se rebela contra esa misma sociedad, clamando por esos Semblanza Biográfica cambios que también se empiezan a dar en su Jane Ellen Harrison nace en Cottingham, Yor- siglo. kshire, en 1850. De su educación destaca el Este artículo tratará de dar cuenta de todos esos paso por el Cheltenham College, uno de los aspectos tal y como se reflejaron en la vida de mejores colegios de la Inglaterra victoriana Jane Ellen Harrison, mediante un estudio del para familias de clase media-alta, en el que las modo en el que el siglo en el que vive modela alumnas eran educadas en las mismas materias su vida e igualmente de cómo su personalidad que los varones. refleja muchos de los principales motivos de En 1871 gana una beca en el Newnham Co- continuidad y de ruptura de su tiempo, todo lo llege de Cambridge, al que va en el año de cual define su genio y se refleja, posteriormen- 1874 y en el que sigue el itinerario de estudios te, en sus obras. clásicos, logrando un second en los classical Es preciso aclarar que las biografías sobre esta tripos3 de 1879. autora han sido escritas en clave claramente Posteriormente opta por marcharse a Londres freudiana. Esta interpretación de algunos im- para estudiar arte griego y arqueología en el portantes episodios de su vida se deriva con con sir Charles Newton, para facilidad, dado que la propia autora llegó a pasar a continuación a liderar tours que la lle- hacer una lectura freudiana de la relación que van durante cinco años a dar conferencias so- 1 mantuvo con su padre y, además, se sintió in- bre temas referentes a Grecia tanto en Londres tensamente atraída por las investigaciones del como en otras partes del país. A esto le siguió autor austríaco, hasta el punto de adoptar este una época de cursos en el South Kensington punto de vista en su obra Epilegomena to the Museum durante otros siete años, conferencias Study of Greek Religion. Sin embargo, esto no en colegios masculinos, e incluso la enseñanza significa que el artículo pretenda adoptar dicha privada a grupos reducidos. perspectiva; simplemente toma de referencia dichas biografías por ser las únicas escritas El período entre 1888 y 1896 es bastante agi- tado para Jane E. Harrison. De hecho, se inicia y concluye con dos intentos de optar al Yates 1 “A man loses his wife early in life (…).The father (…) Professorship in Archaeology en el Universi- marries again. (…)The father (…) is irritated with his ty College de Londres, fracasando en ambos daughter for her obvious uncontrollable misery (…). If he is an early Victorian father, now is the time for him intentos. De todos modos, en esta época tam- to revel in a perfect orgy of self-deception. (…) “My bién alcanza logros importantes. Por ejemplo, dear, be reasonable. The love I feel for my new wife has se convierte en la primera mujer que lleva a nothing to do with my affection for you (…). It is impos- cabo cursos en los edificios de la Universidad sible that I should take from you what was never yours” de Cambridge, en Newnham en 1890; en 1895 (...) etc., etc. recibe un honorario LLD de la Universidad (…) In the daughter´s heart anger at his stupidity is added to desolation. She knows him to be the prey of his de Aberden, convirtiéndose, de nuevo, en la own strong, blinding sex delusion (...). If the father is a primera mujer que lo recibe, y poco antes de man who cares for truth (…) he will perhaps say, “(…) esto, fue reconocida como miembro del Ber- On my hearth a new fire is lit now, by the side of which your flame is pale and cold. By it you cannot stand ...” ((HARRISON, J. E, “Homo Sum”, A&O (1915), pp. 95- 97) vid. PEACOCK, S. J., 1988, pp. 17-18). La propia 2 PEACOK, S.J., 1988. autora admite en su día que toda esta sección es autobio- 3 Se llama classical tripos a los exámenes finales para la gráfica, motivo por el que decidió eliminarla de la obra licenciatura con honores en clásicas de la Universidad de en la versión más breve en forma de artículo, si bien en Cambridge, con una duración de tres o cuatro años, que la posterior publicación ampliada de Alpha and Omega concede el título de Bachelor of Arts. Los resultados se volvió a incluirse. clasifican en First, Seconds, etc.

196 | REVISTA DE ARQUEOLOXÍA E ANTIGÜIDADE Jane Ellen Harrison: una mujer en el mundo académico victoriano. lin Archaeological Institute y del consejo de la esto es, las de ascender en la escala social has- Hellenic Society. ta asimilarse con las clases superiores, por otro lado su conocimiento de esta alta burguesía la Finalmente, en 1898 logra el Research Fe- llevó a realizar una crítica social muy dura en llowship en el Newnham College. El ambiente sus obras: intelectual que se respira en Cambridge la mo- tiva tremendamente, comenzando entonces la Cuando profundizamos en su círculo familiar, parte más fructífera de su carrera intelectual: vemos que la familia de su madre pertenecía en noviembre de 1903 publica la primera de a la gentry mientras que la de su padre era la sus principales obras, Prolegomena to the Stu- típica familia de clase media victoriana, dedi- dy of Greek Religion; y en 1907 comienza a cados al comercio de madera, y que por ello pensar en la idea de escribir Themis, a Study Jane E. Harrison siempre consideró a su fami- of the Social Origins of Greek Religion, al dar- lia materna como superior a la paterna. Esta se cuenta de que Prolegomena es ya una obra diferencia de estatus entre sus progenitores desfasada ante los nuevos datos arqueológicos lleva a Jane E. Harrison a que sienta, ya desde y las nuevas perspectivas sociológicas. pequeña, esa necesidad burguesa de ascender socialmente4. En 1914 problemas cardíacos la llevan a París, ciudad en la que descubre la École des Lan- De todos modos no puede decirse que su fa- gues Orientales, donde sigue cursos de ruso, y milia paterna fuese pobre, como en ocasiones en 1916 regresa a Newnham. El clima políti- se ha llegado a afirmar; la elección que lleva co e intelectual en Cambridge tras la Primera a cabo su padre del Cheltenham College para Guerra Mundial se vuelve demasiado conser- enviar allí a Jane E. Harrison para estudiar, así vador para ella y decide enfrentarse a los mo- como la de Harrow para su hermano, dos de vimientos que se dan en contra de la obtención los mejores colegios de la época para familias de grados para las mujeres. de clase media-alta, así lo demuestra. Su último trabajo significativo de sus años en En su afán de ascenso social, Jane E. Harrison Cambridge aparece en 1921; se trata de Epi- logra continuar sus estudios en Cambridge, legomena to the Study of Greek Religion, que una universidad que como sabemos tenía la básicamente recapitula las ideas de Themis y gran virtud de convertir a la clase media en de Prolegomena, aunque menos apasionada- caballeros; además, no debemos olvidar que mente y con una parte de sus ideas revisadas los Estudios Clásicos se vinculaban por aquel bajo la luz de S. Freud, de C. G. Jung, y el entonces a las clases altas, por lo que optar por filósofo ruso V. Soloviov. esta vía, tal como hizo Jane E. Harrison, era un paso más en su camino de asimilación con En 1922 decide mudarse nuevamente a París, estas clases. donde se dedica a estudiar idiomas y, especial- mente, a explorar el alma rusa a través de su Posteriormente, a partir de su época londinen- lenguaje. En 1925 publica su última obra, Re- se, encontramos a Jane E. Harrison moviéndo- miniscences of a Student´s Life, un ejercicio en se entre colegas provinciales que compartían el que rememora su vida. su bagaje cultural y sus ansias de ascenso so- cial, pero por supuesto ella encontró más pro- En 1926 vuelve definitivamente a Londres, blemas a la hora de integrarse en estos círcu- donde muere a causa de una leucemia el 15 de los, principalmente porque estaba mucho más abril de 1928. aceptado el deseo de un estatus superior en los hombres que en las mujeres, pero también por- La Sociedad Y La Moral que la mayoría de ellos pertenecía a familias Si iniciamos esta andadura dedicada al estudio clericales, mucho mejor consideradas que las de la influencia del contexto histórico sobre de comerciantes. la personalidad de esta autora, abordando el mundo de la sociedad y la economía, nos sor- prenderá ver que, en líneas generales, mientras sus aspiraciones económicas son las mismas 4 Esta perspectiva se repite en los análisis biográficos que las de cualquier burgués decimonónico, de Jane E. Harrison, en todos los cuales, recordemos, se adoptan puntos de vista psicológicos.

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De todos modos, si algo tuvo de bueno para más hondamente se asienta en su espíritu des- Jane E. Harrison el moverse por esos ambien- de la primera infancia. tes es que así consiguió ver de modo más rea- Posiblemente esto sea fruto en su mayor parte lista a la alta burguesía a la que ella aspiraba, y de la educación recibida de manos de su ma- a conocer sus defectos, lo que como ya hemos drastra, Miss Gemimi Meredith, quien edu- adelantado, la llevó a criticar la futilidad de la ca tanto a ella como a sus hermanas en la fe vida de los londinenses de clase alta, y que po- evangélica que, como sabemos, establecía que siblemente influyó en sus obras al acrecentar la los padres debían ejercer un control sobre los visión negativa que Jane Harrison se forma de hijos igual al de Dios sobre los mortales, abso- la cultura y sociedad burguesa, que considera lutamente rígido y ordenado. Esta educación, frívola y superficial, y contra cuya hipocresía más estricta incluso que la de la mayoría de se rebela, lo que se notará especialmente en niños de su época, lleva a que Jane E. Harrison la identificación que realiza en sus obras entre interiorizara tan fuertemente esta obsesión vic- Olímpicos y burgueses victorianos5. toriana que en su caso es incluso mucho más Los victorianos alaban las virtudes del realis- visible que en el de otros contemporáneos. mo, la templanza, la energía resuelta, la serie- Así de adolescente no se atreve a llevar a cabo dad, también la respetabilidad, que se asienta ningún tipo de rebelión abierta en su casa, sino para ellos sobre la posesión del dinero, pues que opta por una sublevación velada, como es éste se considera una recompensa al esfuerzo la de fumar, algo que posiblemente sus padres y el trabajo. Sabemos que Jane E. Harrison cae ni siquiera llegasen a saber nunca. precisamente en eso que critica, pues también ella intenta esa ascensión social por medio del A esta educación en el seno de su hogar, ade- trabajo, pero especialmente porque si peca de más, le sigue la que recibe en el Cheltenham algo es, más que de ninguna otra cosa, de esa College, que como hemos dicho, también se- obsesión por el autocontrol, de la ascendencia guía la fe evangélica de su madrastra y que victoriana de la reflexión sobre el deseo, uno tenía una regla de silencio bastante rigurosa los aspectos más destacados de la sociedad para inculcar en las alumnas fuertes hábitos de burguesa y que más duramente criticará en sus autocontrol y austeridad. obras, pero también uno de los aspectos que Por todo ello la interiorización del autocon- trol cala tan hondo en ella que durante toda su vida podemos verla luchando por mantener sus propias emociones rígidamente sometidas, 5 Efectivamente, Jane E. Harrison llega a afirmar en su obra Ancient Art and Ritual (1951, pp. 244s.): pagando un alto precio por ello. Y será preci- samente esta lucha constante por ocultar sus The bourgeois should be despised not partially but completely. His life, his interest, his code of ethics and con- sentimientos que se siente obligada a llevar a duct must all be matters of entire indifference or amused cabo lo que la llevó a apreciar especialmente contempt, to the true artist who intends to do his own true el valor de la vida emocional en sus observa- work and call his soul his own. ciones de la sociedad antigua. Jane E. Harrison ataca en sus obras la estruc- tura de la sociedad victoriana en general, su rígido con- Vemos pues que, al igual que en el caso de mu- trol de las emociones en particular y la represión de la chos otros victorianos, también Jane E. Harri- sexualidad, cuestiones que considera como principales son deja que esa obsesión por el control de las culpables de sus fracasos personales y sentimentales; y emociones influya en las relaciones que man- lo hace mediante la identificación de la sociedad victo- tiene con otras personas, pues sabemos que riana con la religión olímpica, entendida como contraria a la Grecia arcaica, una época añorada por ella a causa desde joven le cuesta hacer verdaderos amigos de su intensidad en el plano emocional frente a la rigidez por su repulsa a las situaciones de intimidad, que se impone tanto en su época como en la Grecia del pero sobre todo con los hombres y posibles período Clásico; ambas sociedades, además, se caracte- pretendientes, dada la fobia al sexo que llega a rizan por ser un producto del sistema patriarcal. Es por desarrollar y que en realidad no es tan extraña ello que en lugar de dedicarse a destacar los logros de la a su siglo. Grecia Clásica, prefiere buscar los fallos de la sociedad victoriana mediante el estudio del arcaísmo griego, rebe- Efectivamente, la templanza y represión de las larse contra la imagen equilibrada de Grecia y exponer emociones del siglo XIX, la dura disciplina su lado oscuro.

198 | REVISTA DE ARQUEOLOXÍA E ANTIGÜIDADE Jane Ellen Harrison: una mujer en el mundo académico victoriano. que se imponen, y el profundo sentimiento de rior boda en 1907 de su amigo y colaborador privacidad de todo lo relacionado con la vida F. Cornford, de quien parece haber estado ena- íntima, hacen que se valore la abstinencia en morada, con Frances Darwin, hija de una de materia sexual, de modo similar a como se va- sus mejores amigas y a la que ve casi como a lora la abstinencia del alcohol. De este modo, una hija propia9, provocan en Jane E. Harrison la castidad es una de las virtudes cardinales un rechazo al impulso sexual, al que considera del siglo, alabada incluso dentro del matrimo- una fuerza egoísta y antisocial10 que destruye nio. Todo esto provoca que existan numerosos más lazos personales de los que crea. Esto se testimonios de aprensión ante el sexo, tanto refleja de manera notable en la ya citada obra por el respeto a la integridad moral como a la Homo Sum, un artículo que deriva en una re- física. flexión sobre el egoísmo del sexo, del amor y del matrimonio, que según Jane E. Harrison se También a la hora de analizar esta aversión que oponen a la colectividad y a la sociedad. Asi- muestra Jane E. Harrison hacia las relaciones mismo, también opone el egoísmo del amor sexuales podemos retrotraernos a su infancia, al altruismo de la religión, porque la religión en primer lugar porque la muerte de su ma- hace ser consciente del lugar dentro del grupo, dre por complicaciones tras su parto6 parece mientras que el amor hace ser consciente sola- ser el detonante de su posterior rechazo a la mente del lugar en un grupo de dos. maternidad, por miedo a morir de tumores fi- brosos; pero principalmente por la relación de Por ello, Jane E. Harrison hace referencia al Jane E. Harrison con su padre, que puede, in- amor como “le grand égoïsme à deux”11 y opo- cluso, ser leída bajo el prisma del Complejo de ne la vida en comunidad a la deplorable unión Edipo, pues ella misma llega a hablar en estos de dos personas en matrimonio, puesto que términos en alguno de sus escritos7. Tal como esta institución está basada en la unión de dos lo explicó la propia autora en Homo Sum, la personas demasiado cegadas por su amor para relación de absoluta simpatía e intimidad que percibir la desolación que causan a otros. mantenía con su progenitor se ve truncada con Así pues, posteriormente, Jane E. Harrison lle- su segundo matrimonio, momento a partir del gará a renegar incluso de su propia sexualidad, cual ella se siente rechazada, traicionada y que en verdad la horroriza, centrándose en su sustituida por la nueva figura de su madrastra8, trabajo para ejercer con mayor dominio ese pues no debemos olvidar que el lazo principal autocontrol interiorizado desde la infancia. en la familia victoriana era el de los esposos, no el de padre-hijo. Además como soporte de esta teoría, tenemos también el hecho de que en 1915 escriba Pea- Además de la pérdida de su madre y el poste- ce with Patriotism, un artículo en cuyo fondo rior matrimonio de su padre, por el que susti- se encuentra una idea propia de Jane Harrison tuye el lazo familiar que lo unía a sus hijas por y que gira en torno a ese miedo al sexo: la vio- el lazo sexual con su mujer, también la poste- lencia y el sexo están unidos y son insepara- bles de la vida. 6 Muerte de la que, además, parece sentirse culpable, según vemos en afirmaciones como la que se puede leer en una carta que envió a su amigo Dmitri Mirski, para 9 Esta boda la dejó absolutamente desolada y se puede consolarlo por la pérdida de su madre: “I have always comprobar en su obra cómo a partir de entonces (es de- wondered what it was like to have a mother for I sent cir, de su obra Themis (1912)) es recurrente la utilización mine out of the world- but one has to pay the Price in de la figura de Fedra (que se enamoró de su hijastro pero losing her” (HARRISON, J. E., “Jane Ellen Harrison to fue rechazada por éste) en numerosos ejemplos, posi- Dmitri Mirski, May 6, 1926”, Jane Ellen Harrison Pa- blemente por sentirse identificada con su tragedia (no pers, Newnham College Archive, Cambridge. Cf. AN- se deben olvidar los 24 años de diferencia entre Jane E. DERSON, N. F., “No Angel in the House: The Psycolo- Harrison y F. Cornford). gical Effects of Maternal Death,” Psychohistory Review 10 La boda de F. Cornford se produjo poco después de la 11, no. 1 (Fall 1982), pp. 20-46); vid. PEACOCK, S. J., muerte del filólogo R. A. Neil, con quien estuvo a pun- 1991, p. 177). to de casarse, por lo que se puede establecer un curioso 7 Vid. n. 1. paralelismo entre el matrimonio de Cornford y Frances y 8 Además, Jane E. Harrison interpretaba las reglas evan- el segundo matrimonio de su padre, y entre la muerte de gélicas de su madrastra como intentos de distanciarla de Neil y la de su madre. su padre. 11 HARRISON, J. E., 1900, p. 16.

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Sin embargo, en contraste con esta fobia al vida de ésta, Hope se muestra celosa y posesi- sexo de Jane E. Harrison, es necesario comen- va, vetando incluso las visitas en sus últimos tar que en su época hubo muchas lenguas afi- días de convalecencia. Por si esto fuera poco, cionadas a murmurar sobre posibles romances Hope Mirrless le dedica a Jane E. Harrison, en de esta autora, no sólo con hombres, sino tam- un libro que publica en 1923, unos versos de la bién, incluso, con mujeres. Odisea en los que se habla de compartir casa 15 Esto no debe resultarnos extraño, pues exis- como un matrimonio . Incluso se marchan te en su época una curiosa permisividad con juntas a París cuando esta ciudad estaba con- respecto a las amistades homoeróticas, a pesar siderada la capital lesbiana de Occidente, y se de que la homosexualidad estuviese penada. oyen comentarios de gente como Virginia Wolf Existen pues numerosos casos de habladurías que las define como una pareja sáfica16. ante este tipo de relaciones, pero suelen con- Aparte de esto, también sabemos que Jane E. siderarse como algo inocuo, tal vez por la in- Harrison, durante sus años de profesora en fluencia del culto a la amistad y especialmente Newnham, se dedica a enseñar a Safo a sus en el caso de las relaciones femeninas, pues estudiantes, lo que debió de contribuir a que las relaciones sexuales entre mujeres son ge- se expandiera un rumor según el cual estaba neralmente más difícilmente imaginables que viviendo una relación sexual ilícita, repetimos entre hombres, aunque igualmente mal vistas. que muy poco probable, pero que pone en Así pues nos encontramos con que en la se- alerta a los padres de las alumnas, temerosos gunda mitad de la década de 1890, Jane E. Ha- de que fuese a adoctrinar a sus hijas en la pro- rrison realiza numerosos viajes, según parece, miscuidad. para eludir esta clase de habladurías, que por Por lo que podemos concluir que en materia lo visto la relacionaban con alguna compañera sexual, si bien todo parece indicar que Jane E. de habitaciones. De hecho, las notas de Alice Harrison era tremendamente tradicional, lle- Dew-Smith la relacionan con una mujer llama- gando a límites enfermizos, su original perso- da Sellers, y que califica la relación que man- nalidad la lleva a ser centro de críticas por un tenían ambas como de «Grand Passion»12, sin comportamiento revoltoso y provocador. que lleguemos a saber si se trataba realmente de una relación lésbica o de una típica amistad Y si la muerte de su madre por complicaciones decimonónica, tan corrientes en su siglo. derivadas de su parto supone el inicio de su repulsión hacia el sexo, también provoca otro Igualmente, la relación que mantiene duran- de sus mayores miedos, de nuevo compartido te años con su alumna y posterior compañe- por la mayoría de contemporáneos: se trata de ra Hope Mirrless lleva a conjeturas, pues por la aprensión ante la permanente amenaza de la ejemplo encontramos el testimonio de Martha enfermedad y la muerte. Vicinius13, quien creía que Hope sí se sentía efectivamente atraída sexualmente por Jane Sabemos que los victorianos vivían muy cer- Harrison. En realidad, todo parece apuntar a ca del dolor y de la enfermedad, sintiendo una que Jane Harrison era heterosexual y ella mis- gran ansiedad ante la salud propia y de fami- ma afirma considerar a Hope Mirrless más liares y amigos, así como ante la brevedad de como la hija que nunca llegó a tener que como la vida. Jane E. Harrison por supuesto también una posible amante14; además ese infinito au- siente estos miedos y angustia. Se puede ver tocontrol que siempre mostró posiblemente le su preocupación en varios episodios de su habría impedido llegar a una relación más ínti- vida; por ejemplo, cuando pierde un term17 en ma con Hope Mirrless; pero, por otra parte, la actitud de ésta última sí resulta mucho más sos- 15 En concreto, el verso 185 del libro VI de La Odisea; pechosa: en primer lugar, deshace un compro- vid. BEARD, M., op. cit., p. 138. miso matrimonial para volver a Newham con 16 V. Wolf leyó la novela de 1919 de Hope Mirrless Ma- Jane E. Harrison y, hasta los últimos días de la deleine: One of Love´s Jansenists y dijo «all sapphism so far as I´ve got- Jane and herself» (PEACOCK, S. J., 1988, p. 111). 12 BEARD, M., 2000, p. 81. 17 Períodos académicos en los que se divide el curso, en 13 PEACOCK, S. J., 1988, p. 111. el caso de la Universidad de Cambridge, con una dura- 14 HARRISON, J. E., 1925, p. 90. ción de ocho semanas cada uno.

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1876 para cuidar de su hermanastra Jessie, bajo, que habla sobre las relaciones entre vie- quien finalmente fallece; cuando, en su época jos y jóvenes. londinense, decide compartir habitaciones con “Get”, una mujer inválida que necesitaba de La Familia, La Educación Y La Opresión sus cuidados; o en las cartas en las que trans- Sobre Las Mujeres mite su interés por los partos de su alumna y Otro elemento destacable es su posición ante posteriormente gran amiga Jessie Steward. la institución de la familia, basada en el im- Especialmente los temores son avivados por pulso asocial del sexo. Curiosamente, su ac- los numerosos episodios de muerte de fami- titud ante los temas del sexo, la muerte y la liares y amigos, que se dan durante su vida: obsesión por el autocontrol es tan típicamente destacarían la muerte de Mr. MacNaughton, victoriana que llega en algunos aspectos a sa- quien fallece de problemas pulmonares poco lirse de lo ordinario para rozar los límites de después de haberle declarado su amor hacia lo enfermizo (algo que por otro lado no es tan 1889; y las de su padre; su mentor, sir Charles inusual en su época, pues el XIX es el siglo de Newton y la hermana de Henry Butcher, Elea- la neurosis obsesiva por excelencia), pero es nor, una de sus mejores amigas; todas ellas precisamente esto lo que lleva a Jane E. Harri- producidas en 1894. Ésta última sucedió, ade- son a adoptar una postura ante el concepto de más, tras una operación en principio exitosa, la familia victoriana que se aleja de lo normal lo que hizo que Jane E. Harrison se sintiese justamente en el sentido opuesto, es decir, por a partir de entonces, y durante el resto de su lo insólito e infrecuente de su conclusión. vida, tremendamente atemorizada ante la po- sibilidad de entrar en un quirófano. Sabemos que la familia victoriana típica es una familia patriarcal y numerosa, en la que el Toda esta serie de muertes, junto con su de- marido gobierna y se impone sobre la mujer, bilitada salud, la sumen en una depresión y que ha sido educada para dedicar su vida al acrecientan su vena hipocondríaca y sus pro- matrimonio y la maternidad. blemas de nervios, e incluso deja su huella en unas conferencias que lleva a cabo en 1898, en Jane E. Harrison es educada en las ideas de su las que, entre otras cosas, habla de la fe perdi- familia paterna sobre el papel de la mujer, su da en la vida del Más Allá, que se refleja en las educación y trabajo, tradicionales y típicas de estelas áticas. la burguesía victoriana, lo que sin duda marca el estándar contra el que ella se rebelará pos- Posteriormente, su salud continúa empeoran- teriormente. Sin embargo, esta familia estaba do, especialmente desde el compromiso matri- formada por una abuela dominante con hijos monial entre F. Cornford y Frances, pues este neuróticos e hijas rebeldes, y la imagen de episodio causó un gran dolor en ella, a lo que sus tías marca el carácter de Jane E. Harrison, se le suma una nueva oleada de muertes dentro especialmente la de su tía Jessie, una aventu- de su círculo de allegados a partir de 1910: ese rera, amante de la caza y fotógrafa amateur, mismo año muere su amigo Henry Butcher; con problemas del corazón que le provocaron en 1912, Arthur Verrall18 y en 1916, Margaret la muerte a los treinta y cuatro años y que po- Merrifield Verrall. siblemente haya sido un aliciente para nuestra A esta época precisamente pertenece el ensayo autora a la hora de llevar una vida alejada de Crabled Age and Youth, escrito en un momen- la visión tradicional de lo que se suponía que to en el que el ánimo de Jane Harrison está debía ser la vida de una mujer de su condición bastante bajo porque su débil estado de salud, social, negándose al sometimiento que se su- junto con la menopausia y el rechazo que sufre ponía inherente a la mujer victoriana19. por parte de F. Cornford, hacen que se sienta vieja súbitamente, optando por refugiarse en Otra de las tías que más huella dejan en ella es su trabajo como terapia. De ahí surge este tra- Harriet, ya que fue ella quien se ocupó de Jane E. Harrison y de sus hermanas cuando quedan huérfanas, pero poco tiempo después se casa 18 Académico de estudios clásicos de la Universidad de Cambridge e íntimo amigo de Jane E. Harrison, al igual 19 Aunque a esto tal vez también haya ayudado la fuerte que su esposa, Margaret Merrifield Verrall. posición que ocupaba su abuela dentro de la familia.

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y deja la vivienda familiar, algo que hará au- metida a un hombre tendría que abandonar su mentar el sentimiento de abandono y de desin- trabajo22. tegración del círculo familiar de Jane E. Harri- En lugar del matrimonio, Jane E. Harrison pre- son. Efectivamente, a partir de este momento fiere el lazo madre-hijo, al punto de interesar- se comienza a notar la importancia que tenía se por hombres mucho más jóvenes, como el para ella, y que de hecho tuvo durante el resto propio F. Cornford. Esto es así porque tiende de su vida, el formar un círculo del cual ser el a proyectar su dependencia de la figura de la centro como emblema de seguridad constante madre sobre los hijos, viendo esa dependencia en su vida. como una forma de atar a la gente a ella. Ese Este círculo se resquebraja totalmente tras la lazo madre-hijo es el más importante desde el segunda boda de su padre con Gemimi Me- punto de vista de Jane E. Harrison23, y es la redith, lo que la lleva finalmente a rechazar la base de una sociedad matriarcal que ella ima- vida familiar, llegando a afirmar que: gina que existió en un pasado remoto y que fue 24 “Family life has never attracted me. At its sustituida por el orden patriarcal . Cree ade- best it seems to me rather narrow and sel- más que con la llegada posterior del patriarca- fish; at its worst, a private hell. The rôle do, este vínculo es sustituido por el lazo sexual of wife and mother is no easy one; with que une a hombre y mujer. De este modo, la my head full of other things I might have sociedad patriarcal niega la atención tanto ma- dismally failed (…)I think, as civilization terna como paterna, basándose solamente en advances, family life will become, if not mantener un rígido control de la vida emocio- extinct, at least much modified and curtai- nal y del poder femenino. Sin duda, esto es lo que más echa en cara Jane E. Harrison a la so- led” 20 ciedad de su tiempo y lo traslada a su visión de Su rebelión contra el matrimonio y la familia la Grecia clásica, pues el rígido control de las victoriana también fue causa y al mismo tiem- emociones que le inculcaron desde la cuna y po consecuencia de su primer gran desengaño el papel que se concede a la mujer, totalmente amoroso y el rechazo de su primera petición sometida al varón, la lleva a ella a tener que re- matrimonial: la que protagonizó en 1891 D. nunciar a una vida familiar, así como al amor, Sutherland MacColl, crítico de arte, amigo y para poder mantener su independencia y con- compañero de viajes de Jane E. Harrison. En tinuar con una carrera profesional, pues ambas este caso hay que resaltar el hecho de que esto esferas eran imposibles de combinar en la vida no se produjo tan sólo por su miedo al sexo, de una mujer victoriana. sino también porque desde siempre Jane E. Harrison considera el matrimonio una insti- Pero hay que dejar claro que no es sólo el ma- tución patriarcal que supone un castigo para trimonio lo que ella rechaza, sino más bien el las mujeres, pues corren el peligro de subyu- concepto de familia en un sentido más amplio, garse, mientras que ella trata de evitar durante porque la consideraba un lastre para los logros toda su vida cualquier sumisión ante los hom- intelectuales, y por el sentimiento de que la 25 bres, siendo la relación que mantiene con D. escuela era su verdadera familia , adoptando Sutherland la que mejor ejemplifica este afán el rol de madre de sus alumnas. Esto conduce de libertad e independencia de Jane E. Harri- a que a pesar de la buena relación que pudie- son, pues lo rechaza porque sentía su autono- mía amenazada ante la fuerte influencia que él 22 A pesar de que el matrimonio de D. Sutherland, así 21 como el mencionado anteriormente aunque posterior en ejercía sobre ella . Es entonces cuando decide el tiempo matrimonio de F. Cornford, la dejaron total- que debe renunciar al matrimonio si quiere mente abatida. continuar con su trabajo, pues si estuviese so- 23 En esto debió de influir el sentimiento de culpa por la muerte de su madre, a la que acabó idealizando. 24 Posiblemente esa idea de un remoto orden matriarcal que es sustituido por el patriarcado la tomó de El Ma- 20 HARRISON, J. E., 1925, pp. 88-89. triarcado de J. J. Bachofen (1861). 21 Sin embargo, no deja de ser curioso que más tarde 25 Esta vida dentro de una comunidad femenina nos la veamos inmersa en una relación de sometimiento in- acerca en cierto modo a la idea que ella tendría del ma- telectual ante , debida a la inseguridad e triarcado primigenio, de una sociedad matriarcal, matri- inferioridad sentida por ella en el plano intelectual. local y sin matrimonio instituido.

202 | REVISTA DE ARQUEOLOXÍA E ANTIGÜIDADE Jane Ellen Harrison: una mujer en el mundo académico victoriano. se mantener con ellas, nunca mostrase interés Harrison, lo que la llevó a sufrir un fuerte com- por su vida familiar, con una excepción: la de plejo durante toda su carrera porque, al iniciar- Jessie Steward, a la que estuvo muy unida y se en el estudio de esta lengua tardíamente, se por cuya familia, tras la boda de ésta, sí que se siente en inferioridad de condiciones con res- interesa. Pero en realidad, el verdadero inte- pecto a sus compañeros varones. rés de J. E. Harrison en los partos de su amiga Sin embargo, en el Cheltenham Ladies´ Colle- no era por el bebé, sino por la madre, tal era ge pudo recibir una educación equiparable a la la huella que había dejado en su recuerdo la de los varones. De todos modos, estos centros muerte de su madre en su parto. estaban bajo una presión constante ante la po- Vemos por lo tanto, en resumen, que el rechazo sibilidad de críticas por eliminar la feminidad de Jane E. Harrison a formar una familia se re- de sus alumnas, lo que promueve una vigilan- laciona con su miedo ante el sexo y la muerte, cia perpetua de las muchachas por parte de la y con la necesidad de mantener la independen- directora. En el caso del Cheltenham Ladies´ cia frente al varón para poder seguir llevando College, esta responsabilidad recaía sobre los a cabo una vida intelectual y profesional acti- hombros de Dorothea Beale, que pudo haber va26. Efectivamente, sabemos que la época vic- sido un buen modelo para Jane E. Harrison por toriana vive el surgimiento del espíritu demo- su creencia en los derechos de las mujeres a la crático, algo que en teoría debería de haberse educación, aunque la verdad es que su visión acompañado de una nueva visión acerca de la del futuro de una mujer educada difería consi- posición de la mujer en la sociedad, pero como derablemente de la de Jane. acabamos de ver, la idea de que el lugar de las Posteriormente, en 1874, Jane E. Harrison mujeres era el hogar siguió imponiéndose so- comienza a estudiar en el Newnham College bre la sociedad en general, aunque comienzan de Cambridge, convirtiéndose en una de sus a aparecer las primeras voces discordantes que primeras estudiantes. En este caso, la respon- luchan porque las mujeres se abran paso en las sabilidad de vigilar a las alumnas para evitar mismas esferas que los hombres, especialmen- críticas ante una posible falta de feminidad te desde mediados de siglo. Esto se refleja en recayó sobre Anne Clough, quien chocaba la figura de Jane E. Harrison, ya que adopta frontalmente con la fuerte personalidad Jane una actitud de defensa del derecho de las mu- E. Harrison, que llega incluso a cuestionar la jeres a una educación equivalente a la de los necesidad de ninguna figura que las protegiese varones, pues considera éste el mejor camino de ataques externos. Pero independientemente para lograr una mayor independencia. Esta es, de estos problemas, la vida en el college ofre- por lo tanto, junto con sus críticas a la insti- cía nuevas posibilidades ya que, una vez en- tución del matrimonio y la familia, la postura traban en estos colleges, las alumnas pasaban más revolucionaria que adopta Jane Harrison, a formar parte de una comunidad femenina y que pasamos a ver a continuación. que las arropaba sin quebrar su independencia Así pues, en principio Jane E. Harrison recibe y pasaban a vivir en un ambiente de libertad una educación típica de cualquier niña de cual- intelectual. quier familia burguesa de la Inglaterra victoria- Y es en esos años de estudiante cuando Jane E. na, orientada al matrimonio y al futuro cuidado Harrison aprende bien dos lecciones: la nece- del hogar, con institutrices que poco sabían y sidad de una buena educación para las mujeres que le enseñaban cosas inútiles. Además, su y la necesidad de ser independiente y no estar madrastra le niega, por ejemplo, la posibilidad subordinada a ninguna figura masculina. de aprender griego antiguo por ser poco feme- nino, a pesar del interés que mostraba Jane E. Por lo que respecta a la lucha de Jane E. Ha- rrison por una educación femenina de calidad, 26 Teniendo todo esto en cuenta resulta más fácil com- efectivamente, siempre mostró un enorme in- prender su rechazo a D. Sutherland y su aceptación de la terés en garantizar los university degrees para propuesta de matrimonio de R. A. Neil (aunque su muer- las mujeres27. Con motivo de defender este de- te en 1901 truncó esta posibilidad) pues dada su edad, cincuenta y un años, es probable que la menopausia hubiese alejado definitivamente todo temor a quedarse 27 Algo que en Oxford admiten en 1919 pero que en embarazada. Cambridge tardará hasta 1948.

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recho, incluso llega a escribir un artículo en el from the intellect of men to the emotional que expone, en primer lugar, que el miedo de genius of women33. los hombres a que las mujeres estudien viene Se siente más cómoda trabajando con hombres dado porque el conocimiento potencia la liber- por su enfoque diferente: el intelecto masculi- tad de las mujeres contra la dependencia que no ayuda a Jane a imponer orden al caos. Por tenían en aquel entonces con respecto a los otro lado, Jane E. Harrison mantenía una lucha hombres28, y en segundo lugar, que las limita- que no sólo era intelectual, sino también social, ciones impuestas al conocimiento de las muje- lo que la llevó a identificarse con valores mas- res, centrado en asuntos prácticos, resulta de la culinos y de clase alta, adoptando rasgos ex- exclusiva devoción de las mujeres a la casa. traños para mujeres como fumar o beber whis- Además, derivado de esta defensa por una ky, en un intento de lograr la igualdad social y mejor educación, surge poco a poco su con- sexual. Este hecho y su forma de comportarse vicción de la necesidad de lograr el derecho con los hombres (pues la acusan de coquetear) al voto para las mujeres, siendo este un tema la vuelve contra las mujeres de Cambridge, a que, como ella misma declara en Homo Sum, quienes Jane E. Harrison se les antoja dema- inicialmente no le preocupaba, aunque la lucha siado excéntrica. Consiguientemente, como de las sufragistas hizo que finalmente cambia- es lógico, Jane Harrison solamente se sentía se de idea, si bien aclara que lo que ella preten- cercana a otras mujeres excéntricas, pero re- de lograr es la total emancipación femenina, sultaba absolutamente devastadora al criticar no solamente el voto29. Así pues, sostiene la a las demás. existencia de dos etapas en el movimiento de Pero finalmente podemos decir que Jane E. vindicación de derechos de las mujeres, sien- Harrison también es revolucionaria al lograr do el primero el acceso a la educación superior tener grandes éxitos en su lucha por lograr un y el segundo, la obtención del voto30. sitio propio en un mundo de hombres, aunque Pero a pesar de la defensa que hace Jane E. también se haya sentido fracasar en algún mo- Harrison del derecho a una mejor educación mento. para las mujeres, no llega nunca a trabajar Jane E. Harrison también colaboró con ese codo con codo con colegas de sexo femenino, afán del siglo XIX de encontrar nuevos me- salvo en una ocasión, en una colaboración con dios de popularización de la cultura. Así, la Margaret Merrifield Verrall31. Por el contrario, vemos liderando tours en el British Museum prefiere trabajar con hombres, a los que elige o dando conferencias en Londres y en otras para «la vida de la mente»32, a pesar de pre- partes del país. Igualmente participó en varios ferir vivir en una comunidad femenina. Esto dramas griegos, como por ejemplo, The Tale vendría motivado por la distinción que realiza of Troy, en 1883 y en Alcestis, de Eurípides, Jane E. Harrison entre la capacidad de racioci- en 1887, y colabora en una serie de publica- nio masculina y la emotividad femenina; que ciones de libros de 50000 palabras para gente se evidencia en sus palabras en Rationalism que no puede acudir a la universidad, llevadas and Religious Reaction: a cabo por la Home University Library, con su I do not see the “psychic centre” shifting Ancient Art and Ritual. in the near future from men to women, La Idea De La Raza De todos modos, aunque Jane E. Harrison lu- 28 HARRISON, J. E., “Scientiae Sacra Fames”, Alpha cha contra los prejuicios que se mantienen so- and Omega, 1915. bre las mujeres y que llevan al sometimiento 29 HARRISON, J. E., 1900, p. 7. de las mismas, las demandas democráticas del 30 Idem, ibid., p. 28. 31 Ambas autoras colaboran en Mythology and Mo- siglo no logran, ni en ella ni en la inmensa ma- numents of Ancient Athens (1890), donde Margaret yoría de contemporáneos, calar hasta el punto Merrifield Verrall realiza una traducción de parte de la de soterrar los prejuicios racistas, especialmen- descripción del libro I de la Descripción de Grecia de te habituales a partir de mediados de siglo. Pausanias, sobre el Ática, y Jane E. Harrison lleva a cabo el ensayo introductorio y el comentario arqueológico. 32 PEACOCK, S. J., 1988, p, 106. 33 HARRISON, J.E., 1919, p.18.

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La idea de raza, tal vez a causa de la expansión mérito de haberla llevado a interesarse por el imperialista de su nación, es sin duda uno de folklore y por los aspectos rituales de la Reli- los conceptos más omnipresentes en los am- gión Griega, y de hecho, ella comienza a estu- bientes políticos e intelectuales de la época, diar las cerámicas griegas como material que y por supuesto Jane E. Harrison no escapa a arroja luz sobre festivales religiosos y rituales, estos convencionalismos. y a investigar las posibles conexiones entre el folklore griego moderno y el antiguo por con- Por otra parte, la idea de raza tiene una impor- sejo de D. Sutherland, aunque ya en 1881, en tancia vital en la recién inaugurada disciplina Myths of the in Art and Literature, se antropológica. Efectivamente, la Antropología puede empezar a observar el interés de Jane y la reciente curiosidad por otras razas y otros E. Harrison por la religión, los orígenes de los grupos humanos diferentes se hallan anclados rituales, etc., posiblemente influida por la co- en su espíritu y asimismo en su obra, pues no rriente del Evolucionismo Clásico y su teoría debemos de olvidar que Jane E. Harrison se de los survivals. convierte en uno de los primeros estudiosos de la Mitología Griega que decide incorporar El caso es que, sea influida por Ch. Newton o a sus estudios las aportaciones de esta nueva por D. Sutherland, sea por otros autores des- disciplina, considerando que las costumbres tacados del Evolucionismo Clásico, como E. de pueblos por aquel entonces denominados B. Tylor o J. G. Frazer, Jane E. Harrison se “primitivos” puede arrojar luz sobre las cos- convierte en una pionera en aplicar la Antro- tumbres y la Religión Griega Clásica. pología a la Historia de Grecia, comparando las costumbres de la Grecia Arcaica e incluso Con respecto a este punto, debemos comenzar Clásica con las de grupos humanos contempo- por reconocer el influjo que tuvo sobre ella el ráneos denominados “primitivos” por los an- trabajo de Charles Newton34, mentor de Jane tropólogos victorianos así como con survivals E. Harrison desde que ésta entró a trabajar en presentes en el folklore europeo. el British Museum, y una de las personalida- des que sin duda más influyeron en el giro que Sin embargo, no podemos olvidar que Jane E. da Jane E. Harrison, ya que es precisamente Harrison es una autora de su siglo, a pesar de en la época en que trabaja en el British Mu- los aspectos más innovadores de su personali- seum cuando pasa de interesarse por el arte a dad, por lo que no es de extrañar que, cuando interesarse por la mitología. Además, también expresa la naturaleza de sus sentimientos ha- le debemos a él el interés que poco a poco se cia los grupos llamados “primitivos”, caiga en fue despertando en ella por la Etnología y el los tópicos racistas decimonónicos y llegue a estudio de las costumbres de pueblos cam- hablar en los siguientes términos: pesinos contemporáneos, a los que frecuen- Savages, save for their reverent, totemistic temente se identificaba con grupos llamados attitude towards animals weary and disgust “primitivos”. me, though perforce I spend long hours in Del mismo modo, también cabe destacar la in- Reading of their tedious doings. My good fluencia de D. Sutherland sobre Jane E. Harri- moments are when, through the study of son, ya que éste solía atribuirse a sí mismo el things primitive, I come to the better un- derstanding of some song of a Greek poet or some saying of a Greek philosopher”35. 34 Ch. Newton fue, efectivamente, un arqueólogo que llevó a los Estudios Clásicos una nueva apreciación del valor del Arte y la Arqueología en la comprensión del La Religión pasado. Reorganizó la tradición oral, costumbres, can- El siguiente punto a tratar sería el de la in- ciones y mitos, rituales, etc. Creía necesario que el ar- fluencia que el contexto religioso de la socie- queólogo estudiase las costumbres que todavía sobrevi- dad británica del XIX tuvo en la trayectoria ven entre campesinos de distritos remotos, o cuyos lazos todavía pueden discernirse en instituciones de la socie- vital de la autora. De nuevo, como en muchos dad moderna. Por otro lado, para entender las creencias de los aspectos vistos hasta ahora, vemos una de pueblos “no civilizados”, reconoce necesario estudiar educación muy tradicional y excesivamen- sus rituales y su arte, porque las representaciones dramá- ticas y pictóricas son más antiguas que las formulaciones literarias de la creencia. 35 HARRISON, J.E., 1963, p. XXV.

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te estricta, y una posterior rebelión de Jane D. Beale además ve la vida de la mente como E. Harrison, en este caso posiblemente im- un método para servir a otros y aunque Jane E. pulsada por la crisis en la que entra el dog- Harrison rechace en un primer momento este ma cristiano a partir de los primeros estudios modelo, en su última fase, en la que, como de crítica histórica de las Escrituras, y de los ya hemos dicho, adopta estas ideas de auto- enfrentamientos que comienza a tener contra negación, ascetismo, etc., también opta por el las teorías evolucionistas y de la Ciencia atea servicio a los demás, la filantropía... que surgen en estos años, especialmente tras Pero antes de llegar a esta última fase de de- la publicación de El Origen de las Especies de fensa absoluta del ascetismo, Jane E. Harri- , en 1859. son rechaza por completo no solamente la Fe No hay duda de que su madrastra se ocupó de evangélica de su madrastra, sino prácticamen- imponerle a ella y sus hermanas esas estric- te todo tipo de Fe, declarándose atea e incluso tas nociones evangélicas; sin embargo, estas sintiéndose ofendida cuando gente conocida se enseñanzas religiosas no le producen más que declaraba religiosa, y utilizando su estudio de rechazo. Es importante recordar que Gemimi la Religión Griega para criticar a las diferen- Meredith era una evangélica fundamentalista tes Iglesias contemporáneas; es por ello que que adoctrina a los niños en el terror, mien- en su etapa de Londres se relacionó con gran tras que su padre no se muestra excesivamente número de figuras intelectuales de su tiempo interesado por los temas religiosos. Esto hace con avanzados puntos de vista, pertenecientes que en la educación de Jane E. Harrison se al llamado “paganismo muscular”37, en oposi- mezclen la racionalidad paterna con un senti- ción a la tradicional figura de la mujer dedica- do apasionado y emocional de misterio y su- da a la filantropía. perstición, que llevan a nuestra autora a cen- El tránsito de una fase a la otra, tan diferente trar su atención en el elemento emocional de de la primera, se produce de forma natural, la religión, y por otro lado, también la inducen porque a pesar de declararse atea, su creciente a repudiar el fundamentalismo de su madrastra interés por el estudio de las religiones de la hasta, finalmente, renegar de la Religión con- antigüedad así como la “cruzada” que man- siderándose atea. tiene con aquellos que sí defienden la fe cris- De todos modos, aunque fue sin duda su ma- tiana, llevan a tener la impresión de que Jane drastra la persona que más influyó en ella a la E. Harrison siempre necesitó tener algo en lo hora de formar sus convicciones religiosas, no que creer, y esto se confirma al conocer un fue la única: ya hemos hablado de la estricta fe episodio muy destacable en su vida, que le evangélica del Cheltenham Ladies´ College; sucede en 1912 y que es lo que la lleva a re- hay que destacar, además, la visión que man- conciliarse con Frances Cornford tras el golpe tiene su directora, Dorothea Beale acerca de que recibe por tras la boda de ésta: una noche la comunidad de mujeres escolares, que con- tiene un sueño, que ella misma describe como sidera una «hermandad dedicada a una vida una conversión, como misticismo religioso, de austeridad y auto-negación»36; una opinión aunque no se atreva a hablar directamente que también influye en Jane E. Harrison, pues de Dios. Después de este momento, también aunque al principio se aparte del criterio de D. experimenta ciertas vivencias un tanto para- Beale, en sus últimos escritos sí podemos ver normales. Por ejemplo, en 1915 habla de una cómo reverberan notables coincidencias con experiencia curiosa: siente que algo le dice ésta, adoptando una postura más mística de que debe permanecer fuera de París durante lo que había acostumbrado hasta entonces, y una incursión de Zeppelines. También le dijo defendiendo lo que antes había repudiado: en a Francis Cornford que una vez en Grecia, contra del éxtasis, el ascetismo secular. cuando iba a subir al tren, miró dentro y vio

37 El término de “paganismo muscular” fue acuñado 36 KAMM, J., How Different From Us: bien por D. Sutherland MacColl, bien por H. Mirrless, A Biography of Miss Buss & Miss Beale, posiblemente por el primero de ambos, como corrupción London, Bodley Head, 1958, p. 39, cit. en PEACOCK, de la frase “muscular Christianity” (vid. ROBINSON, S. J., 1988, p. 26. A., 2002, p. 74).

206 | REVISTA DE ARQUEOLOXÍA E ANTIGÜIDADE Jane Ellen Harrison: una mujer en el mundo académico victoriano. su propia figura en una esquina, así que dio la afirma recordarla como cons- vuelta y no viajó. El tren se estrelló. Todo esto tantemente enamorada de forma platónica38, y hace que se convierta, que adopte una postura que cuando tenemos constancia de que estu- más positiva hacia el misticismo y que se in- viese realmente enamorada, siempre da mues- terese cada vez más por la religión de su tiem- tras de albergar sentimientos muy profundos, po, una evolución que también se deja ver en por lo que debemos admitir que posiblemente su obra. las ideas del amor romántico también hicieron en cierta medida mella en ella. El Ambiente Intelectual Otro punto en el que destacan los románticos Finalmente, no debemos de pasar por alto el es en la importancia que le conceden a la na- hecho de que esta autora se movió toda su vida turaleza y en la identificación de amor y re- en un ambiente intelectual muy intenso. En su ligión y su proyección sobre ésta. Sin duda primera época, durante la década de 1880, es Jane E. Harrison coincide plenamente con la teoría estética la que logra un lugar primor- ellos en este aspecto, incluso se declara, en dial entre sus preferencias y, por supuesto, en una carta que le escribe a Francis Cornford, su obra, que se centra en lo artístico más que “wordsworthiana” desde el punto de vista de en lo social o lo ritual como hará posterior- la religión, ya que en ella, afirma que son el mente, y que confiere la máxima importancia mar y el páramo los que le aportan el sentido a la belleza y al idealismo clásico. Es por esto de Dios, más que la bondad humana39. por lo que su obra anterior a 1886 se centra Ya hemos visto que este siglo ve nacer un mo- en el arte ateniense del siglo V a.C. y las re- vimiento de rechazo hacia el nuevo modelo presentaciones ideales de los dioses del Olim- de sociedad que surge de la industrialización, po. Su identificación de belleza y bien en este los cambios sociales, el progreso, etc. y se período demuestra su pasión por esos ideales amparan en la defensa de un ideal de retorno estéticos. a la naturaleza. Muchos de los que así pensa- Pero si hay un movimiento cultural que desta- ban, además, tendían a identificar a Dios con que en este siglo es el del Romanticismo. Al- la naturaleza. gunas de las aportaciones más interesantes de Jane E. Harrison comienza a leer a algunos de los románticos a su época son el individualis- estos escritores con veinte años, simpatizando mo emocional y la introspección, así como el con ellos, y esto la lleva a mostrar en sus obras rechazo del matrimonio. También destaca la posteriores gran fascinación por deidades de influencia de sus ideas sobre la burguesía vic- la naturaleza, como pueden ser los cíclopes, toriana. Jane E. Harrison, como otros muchos como contrarios a la civilización y a todo lo burgueses contemporáneos siente esa influen- racional, expresando de este modo el rechazo cia, que tal vez en su caso sea incluso más que sentía por su sociedad. También es esto lo obvia, pues coincide con los románticos en la que la impulsará a estudiar épocas primitivas constante crítica que hace sobre su sociedad, en lugar de la Grecia clásica que por aquella a la que considera egoísta e hipócrita, y cuya época todos los autores tendían a ensalzar. organización patriarcal rechaza de lleno. Por otra parte, Jane E. Harrison siente des- Así pues, coincide con los románticos en opo- de siempre un enorme amor por los anima- nerse al matrimonio, si bien por motivos muy distintos, pues los románticos lo critican por considerarlo hipócrita y basado en intereses 38 Por ejemplo, Hope describe a Jane en sus días de Lon- dres como «passionate excited creature always in love & económicos, defendiendo por el contrario la always emballée with someone fresh, rushing down to opción del amor como algo basado en la li- Cambridge to pour it all out to Mrs. [M. M. Verrall]- …» bertad y que por lo tanto puede trasladarse a (PEACKOK, S. J., 1988, p. 57) o «Jane suffered very varias parejas a lo largo de la vida. También much by what were purely Platonic attachments on her consideran que lo esencial en el amor es la side not being understood & their object suddenly flin- ging his arms round her neck» (BURROWS, M., “Fema- fusión psicológica con el otro, un rechazo del le Education”, Quarterly Review, 126 (1869), pp. 243- mundo para concentrarse en la pareja, que es 48, cit. en PEACOCK, S. J., 1988, p. 57). precisamente lo que desagrada a Jane E. Harri- 39 CORNFORD, F., Newnham College Roll Setter, pp. son. De todos modos no debemos olvidar que 77s, cit. en PEACOCK, S. J., 1988, p. 275.

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les, especialmente por el oso, con el que se figura materna es el centro de la sociedad, a identifica, ya que para ella simbolizan todo lo lo que posiblemente también contribuyó la contrario a las tendencias humanas que tanto visión que Jane E. Harrison debía tener de su le disgustan. papel dentro del grupo de los Ritualistas de Cambridge y de su vida en el college, don- También considera que el mundo de las cosas de era la figura más madura alrededor de la a conocer es su bien, y lo valora tan intensa- cual se situaban sus amigas y alumnas. Sería mente que se convierte en su religión, mien- también esa primacía del grupo frente al ma- tras que sin embargo, lo puramente humano se trimonio, junto con su amor por la naturaleza, le antoja laxo y la deja hambrienta. lo que la inducirían a enfocar su interés en esa Finalmente, aunque Jane E. Harrison recha- época anterior a la Grecia clásica, en la que ce el individualismo que tanto gustaba a los la religión se caracterizaba por la importancia románticos, sí que encontramos la influencia de los rituales llevados a cabo por toda la co- del gusto romántico por la introspección en su munidad y en los que se celebraba la muerte última obra, Reminiscinces of a Student´s Life, y el renacer de la naturaleza, representada por publicada en 1925 y en la que recuerda toda la figura delEniautos-daimon . Asimismo esta su vida. figura fue considerada por ella como opues- ta a las divinidades olímpicas, que represen- Conclusión tarían, como ya se ha comentado, un reflejo Todos estos aspectos en los que la influencia de la sociedad burguesa que ella tanto critica. de su tiempo se refleja sobre la personalidad Por supuesto, su especial situación en tanto de Jane E. Harrison son la causa de algunas de que mujer académica y, por lo tanto, célibe las aportaciones más destacadas que la autora por obligación, conllevó una serie de renun- realizó al mundo del estudio de la Religión cias con las cuales le resultó difícil convivir, griega antigua. Por ejemplo, la relación que siendo posiblemente esto una de las causas de mantiene con su padre parece ser uno de los su estudio de la expresión de los deseos insa- motivos por los que se interesó en la obra de tisfechos como base de la religión y el arte. S. Freud, introduciendo las hipótesis del autor austriaco en su obra Epilegomena, del mismo modo que su preocupación por el paso del Bibliografía: tiempo tras la boda de un F. Cornford mucho Ackerman, R. (1987), J. G. Frazer. His Life más joven que ella la indujo a leer a H. Berg- and Work, Cambridge. son, quien influencia, junto con otros autores Beard, M. (2000), The Invention of Jane Ha- como É. Durkheim, su obra Themis. El auto- rrison, Cambridge, Massachusetts. control que se le impone desde la infancia, así como la educación religiosa puritana que Bergson, H. (1973), La Evolución Creadora, recibe, la llevan a conceder una importancia trad. Esp., Madrid. esencial a los elementos emocionales y socia- Bermejo, J. C. (1988), El Mito Griego y sus les de la religión y a interesarse por los ritua- Interpretaciones, Madrid. les dionisíacos como vía de escape en contra de la represión de las emociones que se le Durkheim, É. (1982), Las Formas Elementa- había impuesto; además, dada la importancia les de la Vida Religiosa, trad, esp., Madrid. de las bacantes en estos ritos, el estudio de la Frazer, J. G. (2003), La Rama Dorada, trad. religión de Dioniso habría sido en su caso un esp., Madrid. modo de reivindicar la figura de la mujer en la sociedad. Por otro lado, su posterior interés Freud, S. (2001), Tótem y Tabú, trad. esp., Ma- por el ascetismo la lleva a centrarse en el or- drid. fismo, una reforma de la religión de Dioniso Gay, P. (1984), The Bourgeois Experience. donde prima la sobriedad. En otro orden de Victoria to Freud. Education of the Senses, cosas, la añoranza de su madre biológica y de New York. una familia con fuertes lazos la orienta hacia Gay, P. (1998), The Bourgeois Experience. el estudio de una época matriarcal, donde la Victoria to Freud. Pleasure Wars, New York.

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