.. Monumento a Doña Bárbara, Elorza,, Venezuela.. Autor Rómulo Gallegos Novela realista Género Novela de aventuras Conflicto entre civilización yy Tema(s) barbarie.. Idioma español Editorial Araluce País Venezuela Fecha de 1929 publicación Formato Impreso Páginas 395 Argumento

«Doña Bárbara», es una rica terrateniente, ruda e insensible por una experiencia traumática que tuvo de adolescente al ser violada por un grupo de piratas asesinos que también le arrebataron el primer amor de su vida. Ella ha acumulado grandes tierras y manadas extensas de ganados usando a los hombres para su provecho personal, así como por medios ilegales, tales como el soborno a los funcionarios locales. Uno de los pocos terratenientes restantes en el área es Santos Luzardo, que ha vuelto después de estudiar derecho para imponer control en el rancho de su familia. Él sospecha que el capataz del rancho, Balbino Paiba, había estado trabajando de forma disimulada para Doña Bárbara a fin de poder robar sus ganados. Los otros peones no creen que Santos sea el que le ponga bocado a las fechorías de Doña Bárbara, pero él demuestra con su manejo excelso del caballo, que el equilibrio del poder de la región están a punto de cambiar. Doña Bárbara tiene una hija adolescente con Lorenzo Barquero, el terrateniente con el que ella estuvo involucrada y al cual dejó quebrado, la madre no quiere saber de ella, es dejada al completo abandono, aunque Juan Primito un criado de Doña Bárbara, se ocupa secretamente de ella. Después de que a Santos descubre a Marisela, se toma la tarea de ocuparse de ella y de su padre y se los lleva a su Rancho, para brindarle a Marisela una educación y alejar a Barquero del vicio del alcohol. Mientras tanto, Doña Bárbara se siente atraída a Santos, pero cuando ella se entera de que su propia hija es un rival para su afecto, busca por todas las vías arruinarlos. La novela narra el regreso de Santos Luzardo a una hacienda en los llanos venezolanos y su encuentro con Doña Bárbara,, patrona de la hacienda. Es un análisis de la sociedad llanera, y en general, del país. Representa el conflicto entre la civilización y la barbarie. En ella el progreso está personificado en Santos Luzardo y el atraso, impuesto por el determinismo del medio geográfico, en el resto de los personajes, especialmente en Doña Bárbara. Temática Véase también: Ruta de Gallegos Doña Bárbara representa aquella Venezuela cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo e injusticia y brujería; pero en el melodrama se muestra que en la realidad existía también una raza buena que ama, sufre y espera para luchar contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, gente representada por Santos Luzardo. Es una novela realista,, hay en ella una observación profunda del mundo, una marcada descripción de una realidad, su intención va más allá de lo literario. Persigue un fin social, un cambio en la sociedad,, la obra muestra la clásica y casi compulsiva obsesión de Rómulo Gallegos por incidir en la realidad venezolana rural, salvaje e insensata del siglo XIX mediante un proyecto civilizador que plantee, en primera instancia, un impulso educativo abrasador, proyectado por una sociedad o un hombre intelectual cuya meta es concientizar al bárbaro, luego de la negativa inicial que la única manera de progreso es el cumplimiento de la ley y que existen mecanismos colectivos de bien común que van más allá de simples personalismos e instintos particulares. Gallegos plantea, pues, una solución al caudillismo..

Rómulo Gallegos,, escritor de la novela Doña Bárbara Monumento a Marisela en Apure, personaje ficticio y principal de la novela; hija de Doña Bárbara.

INTRODUCCIÓN Esta novela fue escrita por Rómulo Gallegos, es una obra con un estilo de exaltación y angustia de la nacionalidad. Contenía una clave simbólica; un críptico "mas allá" de la descripción de la naturaleza y el retrato de los personajes. El ambiente de esta novela se desarrolla en la sabana del Apure, región del Arauca. Es un relato que plantea el movimiento de una cultura donde se destaca el relato de una mujer que vio frustrado su amor y cegar el remanso de toda ternura en el desenfreno de los asaltantes. DESARROLLO 1 I PARTE. I ¿Con quien vamos? II El descendiente del cunavichero III La devoradora de hombres IV Un solo y mil caminos distintos V La lanza en el muro VI El recuerdo de Asdrúbal VII El familiar VIII La doma IX La esfinge de la sabana X El espectro de"La Barquereña" XI La bella durmiente XIII Los derechos de "Mister Peligro" II PARTE I Un acontecimiento insólito II Los Amansadores III Los rebullones IV El rodeo V Las mudanzas de Doña Barbara VI El espanto del bramador VII Miel de ariscas VIII Candelas y retoños IX La s veladas de la varquería X La pasión sin hombre XI Las soluciones imaginarias XIICoplas y pasajes XIII La dañera y su sombra III PARTE I El espanto de la sabana II Las Tolvaneras III Ño Pernalete y otras calamidades IV Opuestos rumbos buscaban V La hora del hombre VI El inefable hallazgo VII El inescrutable designio VIII La gloria roja IX Los retozos de Mister Danger X Entregando las obras XI Luz en la caverna XII Los puntos sobre las haches XIII La hija de los ríos XIV La estrella en la mira XV Toda horizonte, toda caminos CARACTERÍSTICAS, ACCIONES Y EVOLUCIÓN DE CADA UNO DE LOS PERSONAJES. Tema Principal de la Obra: El tema fundamental se centra en la lucha y enfrentamiento las fuerzas de la civilización y la barbarie. Mensaje que deja la Obra: Doña Barbara representa aquella Venezuela tornada cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo e injusticia, brujería y pactos diabólicos; pero en realidad existía también una raza buena que ama, sufre y espera para luchar contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, representada por Santos Luzardo. CONCLUSIÓN Al finalizar el análisis de la Obra maestra de Don Rómulo Gallegos, "Doña Barbara",se concluye: Esta obra literaria inspirada en los Llanos apureños, simboliza la lucha entre dos fuerzas, el bien y el mal; la civilización y la barbarie. Es una novela realista, hay en ella una observación profunda del mundo, una marcada descripción de una realidad, su intención va más allá de lo literiario. Persigue un fin social, un cambio en la sociedad, sus personajes no se mueven por su propia voluntad sino que están condicionados por el medio en que se desarrollan. Su mensaje es amplio, claro y preciso. El mal es temporal, la verdad y la justicia imperan siempre. La novela regionalista se caracteriza por presentar los siguientes rasgos: cariño por la temática americana: los escritos se inspiran en temas americanos y su ambiente, cariño americanista hacia el hombre y el paisaje: ambiente (ríos, selvas, llanos..) y personas (costumbres y tradiciones), interrelación del hombre y el paisaje: los temas son del hombre contra la naturaleza... y el triunfo de la naturaleza que implacable y voraz, el hombre y el paisaje en conflictos paralelos: si el hombre es feliz, lo es la naturaleza; si el hombre aparece triste, así aparecerá la naturaleza, tendencia a la simbología: civilización y barbarie; fuerza telúrica y acción del hombre

Rómulo Gallegos, en la novela Doña Bárbara, pone de manifiesto todos elementos, convirtiendo así, esta novela en una joya de la literatura hispanoamericana que sigue vigente con el transcurrir de los años y que se sitúa en este rango de novela regionalista por todos los elementos que la conforman. La presente investigación se realizó con la finalidad de analizar mas profundamente estos elementos y así poder realizar una crítica y valoración acerca de ellos. Se espera que el contenido del mismo cumpla con las exigencias del objetivo en estudio. Biografía de Rómulo Gallegos Nació en Caracas el 2 de agosto de 1884. A los diez años ingresó en el Seminario Metropolitano para hacerse sacerdote. Tuvo una vocación muy arraigada, pero debido a la muerte de su madre, Rita Freire Guruceaga, ocurrida en 1896, y a las instancias paternas, salió del centro religioso. Completó el bachillerato en el Colegio Sucre en 1904, e ingresó a la Universidad de Caracas. Abandonó la carrera de derecho y aceptó el cargo de Jefe de la Estación del Ferrocarril Central de Caracas, en cuyo servicio permaneció dos años. Tras esta experiencia, incursionó en el periodismo y la literatura, y fundó, en 1909, junto a varios intelectuales, la revista La Alborada. Sus colaboraciones le permitieron ingresar en la prestigiosa revista El cojo ilustrado. El año 1912 tuvo significativa importancia en la vida del novelista, pues obtuvo el cargo de subdirector del Liceo de Caracas. En 1913 publicó su primer libro de cuentos: Los Aventureros. En este mismo año escribió también su primera novela titulada El último solar, pero no la publicó sino hasta 1920; diez años más tarde la obra fue republicada bajo el título de Reinaldo Solar. En 1925, escribió La Trepadora, una de sus piezas más reconocidas. En 1929 publicó Doña Bárbara, donde escenifica el conflicto civilización - barbarie. La repercusión del texto le valió la designación de Senador por el estado Apure. Luego de años en este cargo, Gallegos decidió renunciar y partió para la ciudad de Nueva York el 24 de junio de 1931, desde donde se trasladó a Madrid. En 1936, regresó a Venezuela, y fue elegido como ministro de Educación, durante la presidencia del General Eleazar López Contreras. Pese a estar fuera de su país, hacia fines de los años ´50, Rómulo Gallegos fue propuesto como candidato al Nobel de Literatura, pero el galardón finalmente quedó en manos del autor norteamericano William Faulkner. De Cuba pasó a México. Regresó a Venezuela en 1958, luego de que fuera derrocado el dictador Marcos Pérez Jiménez. Ese mismo año recibió el Premio Nacional de Literatura y fue elegido individuo número uno de la Academia Venezolana de la Lengua. Tras una intensa vida literaria y política, Rómulo Gallegos murió en Caracas el 5 de abril de 1969. En su honor se crearon, en 1965, el Premio Internacional de Novela y, en 1972, el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. Ambiente en el que se desarrolla la novela “Doña Bárbara” Temas que plantea la novela “Doña Bárbara” Reflejo de la Venezuela integral: esta novela representa en cierta manera la Venezuela del año 1929 para la época gomecista, algunos de los elementos que reflejan la geografía llanera, son los hatos, los ríos, entre otros. En ella también se encuentra la faena del hombre del llano como la superstición, Gallegos intercala algunas coplas y representa el joropo dentro del folklore llanero. Unos de los aspectos de Venezuela de la época en relación a lo político, cultural, educativo, entre otros; durante el gomecismo es la injusticia, caciquismo, atropellos a las leyes. Triunfo de la constancia: se destaca la constancia y la perseverancia que tuvo Luzardo en lucha con Doña Bárbara, el realizo acciones basándose en la cultura que predominaba en el a través de la ley y el progreso para vencer las atrocidades cometidas en la región por Doña Bárbara y se ve de una manera moralizante y educativa en el sentido que el “bien triunfa sobre el mal” Acción y abulia: se puede representar con una consecuencia al predominio del ambiente natural, los personajes o protagonistas aparecen mas que todo como símbolo o arquetipos “mas que personajes de carne y hueso”. Realizan acciones a veces sin sentido y en otras ocasiones dejan de realizar acciones que podrían cambiar el rumbo de los acontecimientos. Telurismo Americano: los elementos que intervienen en la estructuración de una novela: acontecimientos, personajes y ambientes, es este el último que va a predominar en esta novela regionalista, el personaje generalmente aparece configurado por el medio y la trama en si le da muy poca importancia. Por esta circunstancia la novela regional se le denomina “La Novela de la Tierra” y es considerada también “novela telúrica” o “geohumana” porque la geografía juega un papel trascendente y determinante y la naturaleza alcanza algunas veces categoría de personaje. Épica moral simbólica: Doña Bárbara simboliza la tierra. Santos Luzardo, civilización e idealismo, la moral es la forma como Venezuela ha sido humillada y maltratada, eso es lo que expresa Gallegos. La justificación que se hace a la conducta de Doña Bárbara hacia su rabia y odio. Planteamiento moral: El respeto que asume Santos Luzardo con respecto a Marisela y la honradez moral y sexual. Sí mbolos que se presentan en la novela “Doña Bárbara” En la obra de Gallegos la simbología es lo que se hace mas emblemático, los personajes van mas allá de una representación o descripción, Santos Luzardo es quien representa el ideal civilizador y se opone con tenacidad a la barbarie imperante en nuestro país, representada en “Doña Bárbara”, personaje que al final cae vencido, dando así a la obra una posición optimista, en cuanto al enfoque del problema. Tesis de Rómulo Gallegos. La novela regionalista “Doña Bárbara” En la primera década del presente siglo, mientras en Europa imperaban las corrientes de la literatura vanguardista, en Hispanoamérica, siguiendo la tendencia del realismo, surge un tipo de novela que se va a denominar regionalista. La novela regional nace con un propósito de situar de relieve los problemas que aquejan a cada nación latinoamericana en particular, dando así origen a diferentes obras narrativas entre las que figura “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos. Doña Bárbara, su primera obra de éxito y considerada en su momento como la mejor novela sudamericana— cuenta el conflicto entre Doña Bárbara, que significa el aspecto salvaje de la naturaleza, y Santos Luzardo, que es la ley, el orden, el futuro, la modernidad. La síntesis surgirá con Marisela, la hija de Doña Bárbara que educa Santos Luzardo. Gallegos sigue una técnica tradicional, con diálogos directos, estructura lineal, capítulos iniciados por epígrafes y demás convenciones de la novela realista. En su prosa está patente la influencia del modernismo. Rómulo Gallegos con Doña Bárbara realiza un tesis educativa, debido a que detrás de la novela refleja y apunta todos los aspectos de la barbarie y la civilización venezolana, la lucha con el medio, postula un equilibrio entre el vitalismo rural y la civilización urbana Costumbres regionales presentes en la novela “Doña Bárbara” En la obra pueden observarse todos las tradiciones llaneras, de una manera emblemática y mágica con verdadera riqueza literaria, la belleza del llano, las manifestaciones propias del hombre llanero, como: su lenguaje, sus faenas de trabajo diario, su vestimenta y la importancia que éste representaba en su vida diaria. Valoración de la obra “Doña Bárbara” Grupal-literaria: es la obra maestra de Rómulo Gallegos, constituye un estudio psicológico de los habitantes de los llanos venezolanos. El paisaje, por su importancia en el desenvolvimiento de los conflictos humanos, toma carácter de protagonista. Existe un equilibrio entre el drama interior de los personajes y la acción. Como el drama personal es muy intenso, a veces sustituye a la acción. Por su carácter, puede decirse que es una novela realista, en el sentido de que hay en ella una observación profunda del mundo, hay una marcada descripción , procedimiento éste afín a los escritores del realismo; tiene una intención más allá de lo literario, es decir, un fin social y sus personajes no se mueven sólo por su propia voluntad, sino que están condicionados por el medio. Su sustancia, es el paisaje de los llanos de Apure. Algunos críticos observan que el llano enloquece al igual que la monotonía de la selva; otros en cambio dicen que su función no es igual a la de la selva, sino que es sólo el marco en que se desarrollan las luchas de los hombres entre sí. La originalidad de la novela regional frente a la novela europea es haber rescatado para la literatura el ámbito de América. Este hecho contribuyó a una revalorización de lo americano. En eso va el deseo implícito de elevar al habitante de esta región del mundo a un plano universal, sin desnaturalizarlo. Hay en esta novela, la actualización de un conflicto frecuente en la literatura hispanoamericana desde la época de la colonia, como es la esforzada lucha del hombre con la naturaleza. Valoración: es considerada la obra maestra de Gallegos, allí él sintetiza y utiliza la llanura y la faena de los hombres como un recurso expresivo y literario, la utilización de diferentes tipos de lenguaje como el poético, el técnico, el coloquial para lograr una magnifica creación literaria con todos estos aspectos. Valoración 2: es una novela muy bella, en donde se tomaron en cuenta los aspectos más resaltantes de la época, y como introduce dentro de la trama faenas y actividades propias del hombre llanero, la presentación de manifestaciones del folklore llanero íntimamente ligados a los acontecimientos de la novela y los aspectos de la vida venezolana que allí denuncian como son: educación, cultura atrasada, mala administración de la justicia, entre otros. También se observa un contenido didáctico También se observa un contenido didáctico y moralizante en el sentido de que el bien debe triunfar sobre el mal. Esta presente el enfrentamiento entre dos fuerzas la civilización y la barbarie. Rómulo Gallegos Saltar a: navegación, búsqueda Para otros usos de este término, véase Rómulo Gallegos (desambiguación). Rómulo Gallegos Firma ida literaria

Rómulo Gallegos y su esposa Teotiste Arocha Egui. En sus comienzos como narrador, Rómulo Gallegos publicó Los Aventureros (Caracas, 1913), una colección de cuentos. Otros relatos son recopilados en La Rebelión y otros cuentos (Caracas, 1946) y La Doncella y el Último Patriota (México, 1957).3 Su período como cuentista abarca desde 1913 hasta 1919, aunque otros cuentos se publicarán en 1922. En sus obras siempre mantendrá el realismo, las cuales se dividen en tres temáticas fundamentales: Los de crítica de costumbres, los de ambiente criollo donde plantea la antinomia civilización y barbarie, y los que describen pasiones, desequilibrios y anormalidades. Sus novelas reflejan su interés por la vida del campesinado venezolano. Su primera novela, El último Solar (1920), la reeditaría en 1930 con el título de Reinaldo Solar que relata la historia de la decadencia de una familia aristocrática a través de su último representante, en el que se adivina a su amigo Enrique Soublette, con quien fundará en 1909 la revista Alborada. En 1922 escribe El forastero pero lo publica empezando el año de 1942 por temor a la reacción del dictador Gómez. En 1922 logra publicar La rebelión y en 1925 publica La Trepadora , retratando en ambas el problema del mestizaje, planteando como solución los matrimonios mixtos. En 1926 viaja a Europa y en Lourdes redescubre su fe perdida. En 1927 viaja para presenciar los llanos venezolanos y así documentarse para su próxima novela. El resultado sería Doña Bárbara publicada en 1929. Doña Bárbara representa aquella Venezuela cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo e injusticia y brujería; pero en el melodrama se muestra que en la realidad existía también una raza buena que ama, sufre y espera para luchar contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, gente representada por Santos Luzardo.4 Esta novela lo llevaría al reconocimiento público, fue la más exitosa de sus obras. El dictador Juan Vicente Gómez al ver su prestigio lo nombró en 1931 senador por el estado de Apure, pero sus convicciones democráticas lo hicieron renunciar al cargo y expatriarse, exiliándose en 1931 a Nueva York. En 1932 va a España y permanece allí hasta que en 1935 muere el dictador y Rómulo Gallegos decide volver a Venezuela. En el año de 1934 publica Cantaclaro , y en 1935 Canaima. Así como para Gallegos el mestizaje era la solución de los conflictos entre mantuanos e indígenas, el mestizaje también sería la solución de los conflictos de civilización y barbarie. En el año 1937 publica Pobre negro , en 1942 El forastero , y al año siguiente Sobre la misma tierra . En 1951 publica La brizna de paja en el viento . En 1952 comienza a redactar su última novela Tierra bajo los pies , que permanecería inédita hasta su tardía publicación en 1973.

El Presidente Gallegos junto al Presidente estadounidense Harry S. Truman.

Busto de Rómulo Gallegos en el Celarg. Traducciones De muchas obras de Rómulo Gallegos se han hecho incontables ediciones en una gran cantidad de idiomas, siendo Doña Bárbara la más popular y la que más traducciones ha tenido en todo el mundo (inglés, francés, ruso, italiano, esperanto, entre otros.). De La Trepadora se hizo en Caracas una notable traducción al italiano, lo que ayuda a comprender la idea de que el enfoque de los temas tratados por Rómulo Gallegos es mucho más universal de lo que en un principio pudiera parecer5 Vida política Comenzó su carrera política a muy temprana edad militando en oposición al dictador Juan Vicente Gómez. En 1937 Gallegos es elegido diputado y poco a poco abandonará la literatura para dedicarse a la política. Cuando el general López Contreras asume la presidencia, se inicia una era reformista en Venezuela y fue nombrado en 1936 Ministro de Educación en el gobierno de Contreras, pero sus esfuerzos para llevar a cabo una profunda reforma escolar fracasaron, y se le obligó a dimitir. En 1941 el partido democrático nacional Acción Democrática, del cual figura fundador, propone a Gallegos como presidente. En 1945 participó en el golpe militar que llevó al poder a Rómulo Betancourt como presidente provisional del país, y fue en las primeras elecciones libres de Venezuela de 1947 cuando es elegido presidente de la nación. Toma el cargo el 15 de febrero de 1948 pero en noviembre del mismo año el ejército se subleva en el Golpe de estado de 1948 bajo el mando de una junta militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud y lo destituyen de su cargo; muere así la experiencia democrática. Exiliado de nuevo, va a Cuba y a México en 1949, Rómulo Gallegos regresó a su país al ser liberado éste de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, pero ya no se dedicaría a la política. Vivió en Caracas hasta el día de su muerte, en 1969. Trabajos publicados Novelas

 El último Solar (Reinaldo Solar ) (1921)

 La trepadora (1925)

 Doña Bárbara (1929)

 Cantaclaro (1934)

 Canaima (1935)

 Pobre negro (1937)  El forastero (1942)

 Sobre la misma tierra (1943)

 La brizna de paja en el viento (1952)

 Una posición en la vida (1954)

 El último patriota (1957)

 Tierra bajo los pies (1973) Cuentos

 El Último Patriota , publicado en El Cojo Ilustrado , 15 de enero de 1911. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 Los Aventureros , publicado en El Cojo Ilustrado , 1 de febrero de 1911. Incluido en Los Aventureros .

 Entre las ruinas , publicado en El Cojo Ilustrado , 15 de agosto de 1911. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 El apoyo , publicado en El Cojo Ilustrado , 1 de octubre de 1912. Incluido en Los Aventureros .

 El milagro del año , publicado en Los Aventureros , 1913.

 Estrellas sobre el barranco , publicado en Los Aventureros , 1913.

 El cuento de carnaval , publicado en El Cojo Ilustrado , 15 de febrero de 1914. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 El análisis , publicado en El Cojo Ilustrado , 15 de abril de 1914. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 Un caso clínico , publicado en La Revista , 20 de junio de 1915. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 La Esfinge , publicado en La Revista , 26 de septiembre de 1915. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 El piano viejo , publicado en La Revista , 1916. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Los Menganez , publicado en Actualidades , 9 de febrero de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .  Una resolución enérgica , publicado en Actualidades , 16 de febrero de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 El cuarto de enfrente , publicado en Actualidades , 23 de febrero de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 El crepúsculo del Diablo , publicado en Actualidades . 2 de marzo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Alma Aborigen , publicado en Actualidades , 9 de marzo de 1919. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 El Paréntesis , publicado en Actualidades , 16 de marzo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 La ciudad muerta , publicado en Actualidades , 23 de marzo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 La encrucijada , escrito en 1913 pero publicado en Actualidades el 30 de marzo de 1919. Incluido en La Doncella y el Último Patriota .

 Pataruco , publicado en Actualidades , 6 de abril de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Pegujal , publicado en Actualidades , 20 de abril de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 La hora menguada , publicado en Actualidades , 27 de abril de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Marina , publicado en Actualidades , 11 de mayo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Paz en las alturas , publicado en Actualidades , 18 de mayo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Un Místico , publicado en Actualidades , 1 de junio de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 La fruta del cercado ajeno , publicado en Actualidades , 8 de junio de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 El Maestro , publicado en Actualidades , 27 de julio de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .  La Rebelión , publicado en La Lectura Semanal , 30 de abril de 1922. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Los Inmigrantes , publicado en La Novela Semanal , 9 de septiembre de 1922. Incluido en La Rebelión y otros cuentos .

 Doña Barbara , publicado en 1929 bajo la editorial Araluce. Obras de Teatro

 El Motor . Drama en tres actos. Caracas. Julio (1910)

 Doña Bárbara

 Marisela

 Santos Luzardo

 Mr. Danger Características. (Con citas del texto) citas del texto.

 “CIVILIZACION Y BARBARIE”? (400 palabras) autor sobre el tema civilización y barbarie es que el autor lo impone con los personajes principales que en esta caso vendrían a ser :

 DOÑA BARBARA

 SANTOS LUZARDO Cada uno representa cosas totalmente opuestas. En el caso de Doña Bárbara ella representa “barbarie”, lo que también hace el autor es jugar con los nombres de estos personajes, en el caso de Doña Bárbara(ella es un mujer sin escrúpulos) - Bárbara y barbarie- y en el caso de Santo Luzardo(el es un hombre sin miedos a Doña Bárbara, porque al venir de la ciudad sabe muy bien que las brujerías no existen) - la santa luz, el santo ardor de la civilización, con civilización- y son demasiado evidentes. También a causa de el tema “civilización- barbarie” hace que los personajes nazcan de esta conflicto, pero a comenzar una personalidad propia a las independizan desde el punto de vista de la creación literaria. Desde mi punto de vista lo que el autor quiere hacer desde el comienzo de la novela es introducir una civilización, en este caso Santos y una barbarie en este caso Doña Bárbara en una guerra cotidiana. Pero lo que me pareció que el autor se equivoco fue en poner estos dos ejemplos que son muy exagerados, es interesante que sus características sean muy obvias pero aparenta a ser muy evidente lo que el autor quiere demostrar, yo creo que si el autor le hubiese agregado un poco de misterio a la situación hubiese tenido más éxito con los lectores, especialmente con los adolescentes que son los que tiene que leer estos tipos de novelas. Pero, por otro lado está bien que haga esta situación muy obvia porque también pasa que el libro es confuso, y ésta es una de las maneras que te lo haría más fácil entenderlo, yo creo que la novela Doña Bárbara seria mejor si se le pudiera ser mas fácil entenderla, agregarle misterio y mas que nada quitarle un poco de evidencia a lo que el autor llama civilización- barbarie. Yo creo que la postura final del autor es que el quiere la guerra cotidiana entre la civilización y barbarie, como lo demuestra durante toda la novela “DOÑA BARBARA

Introducción Violenta es la naturaleza en la lucha del hombre y la mujer latinoamericana, Gallegos lo supo y lo mostró y escribió con profundo y profuso desenfado. La fuerza de la vida llanera, que debe enfrentar Santos Luzardo, protagonista De la novela, nos descubre la violenta oposición que se produce entre el Hombre racional y aquel que vive por su instinto y a través de él.

El paisaje indómito cobra vida propia en esa pluma de Gallegos que enfrenta Inevitablemente al hombre con la inmensidad de la naturaleza que lo Apabulla oponiéndose a sus planes civilizadores.

A la violencia, tan parecida a la libertad, y tan humana, es a la que debe Enfrentarse el hombre una y otra vez para sobreponerse a la muerte y el Cacicazgo, para redimirse.

Una novela necesaria, que redescubre el sentimiento americanista y nos Regresa a la raíz, a aquel lugar que es preciso reencontrar para entender Nuestra esencia.

AMBIENTE Y LUGAR Yo creo que Doña Bárbara es una novela donde cada pequeño detalle, debe de ser tomado en cuenta. En la novela se simbolizan muchas cosas, si las representáramos todas estaríamos sacando el panorama completo de los que nos intentaba decir Gallegos. El panorama que me mostró a mi Gallegos fue una llanura bravía, cruel, llena de corrupción, diabólica, salvaje y con injusticias, pero con una gente llena de esperanzas, lista para un cambio, que necesitaba de un libertador, como lo fue Santos. Gallegos me mostró como de una llanura descivilizada se dio el primer paso, con mucho trabajo y esfuerzo para lograr una llanura civilizada y con progreso. La Doma

Al amanecer, Santos Luzardo recibe al mayordomo de Altamira: Balbino Paiba quién se muestra seguro ante el amo. Santos se impone y le dice que pronto le pedirá las cuentas de la manera como ha manejado el hato. Balbino es sorprendido por la seguridad de Santos. Antonio Sandoval, Pajarote, Carmelito y otros, se sorprenden también de la firmeza mostrada por Santos. Un caballo se doma. Santos se une al ruedo, domina al caballo salvaje y lo saca al monte Las mudanzas de Doña Bárbara.

En El Miedo, los peones aseguraban que tarde que temprano, Santos Luzardo sería otra presa más de Doña Bárbara, sin embargo pasaban los días y nada sucedía. Todos se extrañaron de los constantes cambios de humor de la patrona, incluso ella misma sentía que una nueva etapa de su vida había iniciado. Doña Bárbara simplemente se sentía mujer. Y un día, Santos Luzardo llegó a El Miedo. Doña Bárbara lo recibió con agrado pero Santos no respondió a sus intenciones. Santos tenía que exponer otro asunto de los terrenos y Doña Bárbara lo permitió todo. Santos desconfía, Doña Bárbara le dice si yo me hubiera topado con hombres como usted, otra sería mi historia. Santos es tomado por sorpresa y agradece la voluntad de Doña Bárbara, sin embargo tiene otra petición: que su anfitriona, le regrese a su hija Marisela las tierras de la Barquereña. La expresión de Doña Bárbara cambia al oír nombrar a su hija y al rechazar cualquier asunto sobre ella, Santos se va sin despedirse argumentando que le pide algo que no tiene.

Conclusión La novela Doña Bárbara es sin lugar a dudar un símbolo de la Realidad venezolana durante la primera mitad del siglo XX: la crudeza Del campo, territorio sin ley, sometido al dominio del más fuerte; el Encanto de las bellezas salvajes no sólo del paisaje llanero y de su Fauna sino de los personajes como Marisela que encarnan la Inocencia y el potencial de la mujer criolla; el intento al parecer muy Débil del hombre civilizado, de ordenar aquel medio agreste, de Hacer valer la razón y la ley; las víctimas de esa lucha desigual y Finalmente, un desenlace ideal en el cual el hombre que aspira la Justicia y el orden logra dominar el caos y la violencia. Es un relato Maravilloso, criollista que destaca toda una gama de valores de la Idiosincrasia venezolana Gallegos, Rómulo. Doña Bárbara. Primera Edición. México DF: “Sepan Cuantos…”, 1975. I. Elementos narrativos 1 II. Personajes

4 Tiempo 4.1 Tiempo de la acción (Ver APÉNDICE C) 4.2 Tiempo Contextual Doña Bárbara surge en el año de 1929 con un conjunto de novelas como Los de abajo (1916), Raza de bronce (1919), La Vorágine (1924), Don Segundo Sombra (1926) y El Águila y la serpiente (1926) orientadas a la literatura del hombre latinoamericano. Todas conscientes de su carácter sus problemas, y su historia. A más de 100 años de su independencia, Latinoamérica toma conciencia de sus características y mira hacia atrás tomando conciencia de su pasado indígena. En 1910 surge la Revolución Mexicana, un cambio positivo que llama la atención a otros gobiernos Latinoamericanos. La Primera Guerra Mundial (1914) y el fortalecimiento de los EUA son razones por la cual se crea un sentimiento de nacionalismo (regionalismo) en América Latina. La Revolución Rusa (1917), la depresión económica mundial y la caída de la Bolsa de NY (1929) toman partido de igual manera. La novela se desarrolla en 1898 cuando José Luzardo mata a su hijo Félix Luzardo por diferencias políticas. Aproximadamente 15 años después llegaría Santos a Altamira. 5 Ambientes 5.1 Ambientes de angustia Cap. XIII Pág. 85 Situación: Doña Bárbara, Mister Danger y El Coronel Apolinar cavaban una zanja para el familiar, el coronel se encontraba algo ebrio y Doña Bárbara decide clavarle una zanja en la espalda. Mister Danger no se quiso ver envuelto ya que según el no estaba en el programa por lo tanto se retira. 5.2 Ambientes de tensión Cap. VI Págs. 41-42 Situación Doña Bárbara y Balbino cenaban cuando Melquíades entra para darle rendirle cuentas a la señora. Cap IV Pág. 124 Situación Cuando los peones de Altamira y del Miedo cachilapeaban las reses, justo cuando los peones se habían acomodado en sus puestos formando un gran círculo en torno al rodeo, iban a dar la señal de sacar a los toros madrineros cuando el Mondragón Onza suelta la cinta a la bestia mientras se abría paso un toro en el centro de la madrina. Cap VI Págs. 136-137 Situación Cuando María Nieves y Pajarote asesinan al espanto del Bramador Ambiente de pánico Cap XI Pág. 232 Situación Cuando Santos llega con Marisela a la Chusmita y se encuentra con una Desesperada Marisela y un Lorenzo Barquero muerto. Cap. XIII Págs. 176-177 Marisela se encuentra con su madre en El Miedo ya que ella había “medido” a Santos, y por lo tanto se lo reclama. Las dos se ponen histéricas y se pelean hasta que llega Santos y salva a Marisela Ambiente de suspenso Cap. VIII Pág. 220 Situación Santos y Pajarote se encuentran con Melquíades en Rincón Hondo, cuando de repente El Brujeador saca el revolver pero Pajarote que ya venía preparado le dispara primero. Ambiente de melancolía Cap V Págs. 36-37 Situación Cuando Santos se encuentra de nuevo en la casa de Altamira, y recuerda con tristeza, incluso con despecho los pleitos familiares. Se pone a pensar y saca la lanza en el muro, lanza con el que su padre mato a su hermano. Ambiente de alegría Cap II Pág. 110 Cuando Carmelito le regala la Catira a Marisela

II Elementos de la narración

El narrador utiliza un lenguaje culto y rico. “Avanza el rápido amanecer llanero. Comienza a moverse sobre la sabana fresca brisa matinal que huele a mastranto y ganados” “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha” “La llanura es bella y terrible a la vez; en ella caben, holgadamente hermosa vida y muerte atroz”

1. 4 Nivel fonético 1.5 Nivel morfosintáctico Anáfora “…con la muerte fea pintada en la cara: la muerte de espectro de un hombre la muerte de un cadáver.” “Llueve, llueve, llueve…! Hace días no sucede otra cosa” Repetición “…Toda horizontes, como la esperanza, toda caminos, como la voluntad” 1.6 Nivel semántico Paradoja “La llanura es bella y terrible a la vez” “Hermosa vida y muerte atroz” Imagen “Brillantes los ojos turbadores de hembra sensual recogidos como para besar, los carnosos labios con un enigmático pliegue en las comisuras, la tez cálida, endrino y lacio el cabello abundante”. Comparación “La voz de Doña Bárbara, flauta del demonio andr ógino que alentaba en ella grave rumor de selva y agudo lamento de llanura…” Hipérbaton “Del que seguían las bestias, sendero abierto por las pezuñas del ganado…” Paralelismo “Santos lo escuchaba vivamente interesado y con atención optimista” Personificación “Afuera, la luna brillaba sobre el palmar silencioso que se extendía en torno al rancho, inmóvil en la calma de la noche, y más allá se reflejaba en el inmenso tremedal” “Esta tierra no perdona” “Niño grande y brutal” (refiriéndose a la fiera de Mister Danger) Metáfora “Era la luz que el mismo había encendido en el alma de Marisela,...” “Tuvo un paseo de luna” Anáfora “…con la muerte fea pintada en la cara: la muerte de espectro de un hombre la muerte de un cadáver.” 2. Voz de personajes 2.1 Vocabulario Pajarote, Antonio, María Nieves, Marisela, Carmelito Utilizan un lenguaje bajo y regionalista con vulgarismos. Podemos decir que tienen un lenguaje inculto y pobre. - “¿Y por qué no me va deja a dir otra vuelta para mi monte pues?” - “A la tardecita, cuando venía recogiendo los mautes, caté de ver por el boquerón de la Carama, allá en Médano El Tigre, un toro araguato echándose tierra en medio de un espejismo de aguas” - “¡Jillo! ¡Jilloo! ¡Sujetá por ahí!, ¡oh! ¡Apretá! ¡Apretá!” - “¡Guá! ¿Qué voy a querer yo” ¿Acaso estoy pidiendo más, pues?” - “Umjú” Santos Luzardo Santos al contrario de la mayoría de los personajes utiliza un lenguaje culto y enriquecido, gracias a su larga estadía en Caracas, la capital venezolana. -“Si. Pero para hacer una acusación de esa naturaleza necesito estar seguro y hasta ahora no tengo sino simples presunciones.” 2.2 Figuras literarias 2.3 Nivel fonético (Mister Danger, Marisela, Peones) Cap. IX Pág. 150 Cuando Cristo Vino al mundo a fue en un caballo alazano. b Iba perdiendo la vida c por coger un orejano. b Cap. IX Pág. 154 Chipolita, dame el seno a que yo me quiero enseñá. b Antes que otro se acomode c yo me siento acomodá. b Cap. IX Pág. 155 Zamuros de la barrosa a del alcornocal de Abajo. b Ahora verán, señores, c Al Diablo pasá trabajo. b 2.4 Morfosintáctico: (Mister Danger, Marisela, Peones) Anacoluto: - “¡Oh!, No estaba esta cosa en el programa. ¡Pobrecito Coronel! 2.5 Nivel Semántico Metáfora: “¡Alivántense, muchachos! Que ya viene la aurora con los lebrunos del día” Ironía: “Nada podía agradarle menos que esta noticia de un límite… -Pero si yo no soy tan ambiciosa como me pintan. Yo me conformo con un pedacito de tierra nada más…” - Doña Bárbara al recibir la noticia de cercar. Comparación “Y, como si fuer a poco, los cuatreros del Cunaviche metiéndose en Altamira como si río en conuco” Anáfora - “Íngrima y sola toda la noche viéndolo hundirse, hundirse, hundirse.” Paradoja - “Es muy dulce, pero abraza como un fuego” Hipérbaton - “Pero el no quiere hacer caso de mí y no se quita la pichagüita de la boca” 2.5.1 Nivel Semántico (Santos Luzardo) Ironía - “ Ahora me parece que le toca a usted, porque el tono con el que me ha hablado … Francamente… No es el que estoy acostumbrado a oír cuando alguien me dirige la palabra. Sin perder su aplomo y con una leve sonrisa irónica, Santos, replicó: - Pues no es usted muy exigente” Comparación: - “¡Bueno muchachos! ¿Qué hacen ustedes que todavía no han maroteado a ese mostrenco?” - Refiriéndose a que porque no habían hecho antes algo con Balbino Paiba que había venido a discutir con los peones. III Contenido 3.1 Tema Principal El progreso Durante toda la novela vemos como Santos Luzardo lucha contra la barbarie, la corrupción y todas sus manifestaciones. Vemos a un Santos que lucha por cercar Altamira, para que cada quien tenga lo que es de el, de cómo intenta realizar todo por medio de la ley y el diálogo y de cómo intenta salirse de esas penosas estructuras arcaicas que ataban a todos. El progreso era indispensable en Altamira, ya todo estaba quedándose antiguo y rudimentario y un cambio era necesario si Altamira quería avanzar. En el capítulo “Algún día será verdad” nos quedó a todos muy claro como lectores la visión de Rómulo Gallegos (en Santos). Una Venezuela (Altamira) moderna, con caminos, el hilo de los alambrados, una cerca, un cambio radical en las leyes, incluso dice…” La línea recta del hombre sobre la línea curva de la naturaleza”. En mi opinión, comparto la opinión de Rómulo Gallegos, yo pienso que un país debe comenzar con los principios básicos, como lo es el desaparecer la corrupción y las estructuras viejas inservibles para notar un avance y rendir frutos ante el progreso (acordémonos de la idea de Santos de implementar la rotación de ganado). 3.2 Temas secundarios Corrupción Otro tema al que no se le debe quitar importancia es a la corrupción, sobretodo cuando Latino América ha vivido tanto dicho problema. Ño Pernalete es la figura representante de este inconveniente y nos demuestra con sus actitudes falsas como arrastra a otros a actuar de igual manera. Por ejemplo Mujiquita, que estaba a sus órdenes, a pesar de haber estudiado al igual que Santos, tenía que hacer respetar su opinión, viviendo con el miedo de ser despedido. La corrupción en la novela agarra mucha fuerza, ya que las leyes con las que vivían eran inactuales o no se respetaban. Amor El amor en la novela, a pesar de no acaparar la mayor importancia, se combina muy bien. El amor surge a principios de la novela con Doña Bárbara, pero éste amor se ve frustrado cuando él muere asesinado y ella brutalmente violada. De ahí en adelante vemos a una Doña Bárbara incapaz de amar hasta la llegada de Santos Luzardo. Luego al comparar a Santos y a Lorenzo nos damos cuenta de que en realidad no eran tan diferentes. Hubo una vez en donde Lorenzo le dice a Santos: “¡Santos Luzardo! Mírate en mí. ¡Esta tierra no perdona! Lorenzo cayó en las garras de Doña Bárbara, pero Santos a diferencia de Lorenzo, fue salvado por el amor de la hija, de la hija de la dañera. Educación (Ver Ensayo anexado) BIBLIOGRAFIA I Elementos narrativos 1.1 Narrador 1.2 Omnisciente (3ª Persona) 1.3 Ejemplos de un narrador omnisciente (3ª Persona) II. Personajes 1 Protagonista 2 Antagonista 2.1 Secundarios 2.2 Ocasionales 3. Espacio 3.1 Espacio de la acción 3.2 Espacio Contextual 4 Tiempo 4.1 Tiempo de la acción 4.2 Tiempo Contextual 5 Ambientes II Elementos de la narración 1.1 Voz del narrador 1.2 Vocabulario 1.3 Figuras literarias 1. 4 Nivel fonético 1.5 Nivel morfosintáctico 1.6 Nivel semántico 2. Voz de personajes 2.1 Vocabulario 2.2 Figuras fiterarias 2.3 Nivel fonético 2.4 Nivel morfosintáctico (Mister Danger, Marisela, Peones) 2.5 Nivel Semántico 2.5.1 Nivel Semántico (Santos Luzardo) III Contenido 1. Asunto 2. Línea de acciones 3. Tema e ideas 3.1 Tema principal 4. Autor y Época 5. Interpretación del mensaje V APÉNDICES APÉNDICE A APÉNDICE A. 2 APENDICE C APENDICE D APENDICE E APENDICE F APENDICEG ANÁLISIS DE LA NOVELA³DOÑA BÁRBARA´ La novela regionalista se caracteriza por presentar los siguientes rasgos: cariño por la temática americana: los escritos se inspiran en temas americanos y su ambiente, cariño americanista hacia el hombre y el paisaje: ambiente (ríos, selvas, llanos..) y personas (costumbres y tradiciones), interrelación del hombre y el paisaje: los temas son del hombre contra la naturaleza... y el triunfo de la naturaleza que implacable y voraz, el hombre y el paisaje en conflictos paralelos: si el hombre es feliz, lo es la naturaleza; si el hombre aparece triste, así aparecerá la naturaleza, tendencia a la simbología: civilización y barbarie; fuerza telúrica y acción del hombre Rómulo Gallegos, en la novela Doña Bárbara, pone de manifiesto todos elementos, convirtiendo así, esta novela en una joya de la literatura hispanoamericana que sigue vigente con el transcurrir de los años y que se sitúa en este rango de novela regionalista por todos los elementos que la conforman. La presente indagación se realizó con la finalidad de analizar más profundamente estos elementos y así poder realizar una crítica y valoración acerca de ellos. Se espera que el análisis de la misma cumpla con las exigencias del objetivo en estudio. Sobre la relación que tiene la historia con la realidad actual, se puede acotar de que es mucha, ya que la parte en que dice que Doña Bárbara trata de conseguir lo que se propone de una manera que no es la más correcta, en muchos casos en la actualidad hay personas que por lograr algo, hacen lo que sea con tal de lograr su propósito, sin importar el daño que puedan dejar en terceros, a lo mejor no es del mismo modo en que lo hacía Doña Bárbara, pero la intención es lo que cuenta. En Doña Bárbara´ nos encontramos con un hombre de letras, Santos Luzardo, al que al volver al campo (su hábitat natal) se le presenta un conflicto: el centauro se despierta de su prolongado letargo y comienza una corrosiva batalla contra la racionalidad e idealización de la civilización que habían dominado su ser desde muchos años atrás. La historia de la vida de Santos nos muestra que la barbarie ha diezmado a su familia ya que la generación familiar de su progenitor inició una guerra fraternal por territorios que acabó entre otras, con las muertes de su hermano y su padre, siendo ésta tan feroz como las constantes luchas de las fieras con individuos de su misma especie por el dominio de una presa, territorio, o por el poder entre los pares - como se ve cuando el Cabos Negros lucha contra un caballo de El Miedo por su tropilla-.De esto, podemos deducir que el protagonista también lleva en sus genes esa irracionalidad, o que el campo conduce a este tipo de actitudes, -aunque por sentirme más identificada con la primera, y creer en el la influencia del determinismo naturalista, será la que desarrollaré-. En vano intentó la madre de Santos arrancar de raíz el cáncer que había destruido a su familia, llevándolo a la ciudad. En Caracas, Santos ³... se entregó con ahínco a los estudios...´, ³La vida dela ciudad y los hábitos intelectuales habían barrido de su espíritu las tendencias hacia la vida libre y bárbara del hato...´, es decir, la civilización embriagó al Centauro, mas lamentablemente no lo erradicó, por lo que el efecto narcótico desapareció al finalizar su contacto con la ciudad, y en la convivencia con la sabana, renació su lado salvaje como ese amor que uno da por superado, pero que en el reencuentro revuelve todos los sentimientos y nos trae la duda (³... al pronunciar el ... lugar aciago, causa de la discordia que destruyó a su familia, sintió que surgían ... torvos sentimientos... ¿odio de los Luzardos por los Barqueros, la pasión de la cual se creía exento?´) . Es quizá una exageración decir que el aire del llano fue el causante de dicha reaparición, pero según mi parecer, éste los resume a todos, puesto que engloba el contacto con personajes Características de la novela “Doña Bárbara”

 En relación con la estructura general de la novela ¿Cómo se identifica cada capítulo? Primera parte

Barquereña

Segunda Parte

icas

Tercera Parte Opuestos rumbos buscaban

trella en la mira

¿Qué relación hay entre cada capítulo y el párrafo final del mismo? A mi parecer, la mayoría de los capítulos tienen una especial relación con el último párrafo del mismo, ya que en algunas oportunidades este párrafo resume en unas pocas líneas lo que ha querido expresar el capítulo, y otras veces dice esas mismas cosas pero de una manera diferente para que uno mismo lo interprete, yo pienso que en algunos capítulos te tratan de decir en una o dos líneas lo que podría suceder o lo que sucederá más adelante.

 En relación a las acciones o hechos que se relatan ¿Cuál es la acción principal que se desarrolla en la novela? Para mí lo principal que ocurre en la novela, es que llega un hombre a esa llanura que a Doña Bárbara le recuerda a Asdrúbal; ésta se enamora de él e intenta cambiar, pero para su desgracia a su hija le pasa lo mismo, la domadora de hombres recuerda su pasado y se da cuenta que jamás podrá tener a ese hombre; entonces se lo deja a Marisela, ya que para ella Santos Luzardo era como Asdrúbal para Doña Bárbara, un lindo amor y un gran sueño; dejó a Marisela ser feliz con él. ¿Qué otras acciones menores se pueden destacar? El hecho de que Doña Bárbara haya empezado a ceder tierras y a devolver lo que no era suyo; que su hija demostrando el amor por Santos Luzardo evitó que esta le hiciese una brujería para atarlo a ella (a Doña Bárbara); otra acción importante fueron las veces que Santos Luzardo reprimió sus sentimientos y sus impulsos; otra fue cuando Luzardo pensó que había asesinado a un hombre, claro que luego le hicieron ver que no fue así, que lo había asesinado su compañero; y al final de la novela observando Mister Danger que su aliada se había marchado, se marchó el también, como estas se pueden nombrar muchas otras. ojo ¿Cómo se origina el conflicto principal? Se origina porque Doña Bárbara se enamora del mismo hombre del cual lo hace su hija; y del hecho de que ese hombre no le prestara atención ni le tuviese temor, al contrario que la enfrentará y tratase de no caer en las barbaridades de la sabana, haciéndolo todo por el camino correcto, el de la ley. E influye el hecho de que Doña Bárbara quiera cambiar para agradarle a ese hombre, por esa razón es que hace todo lo que hace; para lograr hacer las cosas del buen modo. Enumere algunos conflictos secundarios que se dan en forma paralela al conflicto central

Altamira

Luzardo por este querer cercar su propiedad. e se desarrolló en un momento en dado, cuando Marisela impidió que doña Bárbara le hiciese una brujería a Santos para que se enamorara de ella encima del jefe civil, este casi lo despide

¿Qué solución se da al conflicto principal? Simplemente Doña Bárbara devuelve lo que no es suyo y se marcha Señale la solución que se le da a algunos de los conflictos secundarios cuando despidieron a Balbino como mayordomo de dicha hacienda ya que se pusieron de acuerdo y permitieron que Luzardo colocase su cerca

puesto dad nunca se arreglaron, solo las dos familias se asesinabas, no se arreglaron pero tiempo después ya lo único que se hacía era recordarlos. mandó a matar. ¿Cuál es el clímax o momento culminante de la novela? desenlace se plantea. ¿Es optimista o pesimista? En realidad a mí me pareció que fue lo mejor que pudo haber sucedido, ya que la mayor parte de su vida fue una mala mujer y una mala madre; es lo mejor que pudo haber pasado, esto demuestra que el amor es tan grande que cambia a la gente, y que al final hizo florecer su sentimiento de madre y tener conciencia de su pasado. Pienso que fue muy optimista ya que ella y todo cambiaron para bien. ¿Qué motivo o motivos impulsan la acción de los personajes principales? Básica y generalmente: el amor; aunque también se encuentra la envidia, la avaricia, la codicia del poder, etc. Pero principalmente el amor. ¿Qué características se destacan en el viaje que sirve de estructura a la novela Doña Bárbara? Que iba a ser un viaje corto, pero luego Santos al ver lo que estaba ocurriendo en su hacienda decidió quedarse, que nunca y aunque estuviera en el llano se le iban a olvidar o iba a dejar de poner en práctica las costumbres aprendidas en la capital; fue un viaje que salió casi de improviso; fue un viaje el cual tuvo un marcado comienzo, ya que ahí fue donde conoció y se enteró en parte de las cosas que estaban sucediendo en el pueblo. Doña Bárbara La Obra Esta novela, la obra maestra de Rómulo Gallegos, constituye un estudio psicológico de los habitantes de los llanos venezolanos. El paisaje, por su importancia en el desenvolvimiento de los conflictos humanos, toma carácter de protagonista. Hay un equilibrio entre el drama interior de los personajes y la acción. Como el drama personal es muy intenso, a veces sustituye a la acción. Ejemplo claro de esto es el predominio de la introspección en algunos pasajes de la obra. Por su caracter, puede decirse que es una novela realista, en el sentido de que hay en ella una observación profunda del mundo, hay una marcada descripción , procedimiento éste afín a los escritores del realismo; tiene una intención más allá de lo literario, es decir, un fin social y sus personajes no se mueven sólo por su propia voluntad, sino que están condicionados por el medio. Su sustancia, es el paisaje de los llanos de Apure. Algunos críticos observan que el llano enloquece al igual que la monotonía de la selva; otros en cambio dicen que su función no es igual a la de la selva, sino que es sólo el marco en que se desarrollan las luchas de los hombres entre sí. . La originalidad de la novela regional frente a la novela europea es haber rescatado para la literatura el ámbito de América. Este hecho contribuyó a una revalorización de lo americano. En eso va el deseo implícito de elevar al habitante de esta región del mundo a un plano universal, sin desnaturalizarlo. Hay en esta novela, la actualización de un conflicto frecuente en la literatura hispanoamericana desde la época de la colonia, como es la denodada lucha del hombre con la naturaleza. En Doña Bárbara quedó inmortalizada la tierra venezolana, tierras que describiera Rómulo Gallegos como aquellas "propicias al bárbaro brote, tierras que vuelcan el fondo del alma y abren la jaula a los pájaros negros de los torvos instintos; pero tierras recias, corajudas, buenas también para el esfuerzo y para la hazaña." Escrita por una de las personalidades políticas más sobresalientes de la cultura venezolana del siglo XX, Doña Bárbara es a la vez uno de los más grandes misterios, insultantes en su crudeza, y elogiosos en su belleza, de la cultura latinoamericana La figura del escritor venezolano Rómulo Gallegos representa uno de esos extraños modelos en los que la literatura se convierte en el canal de un imaginario social. Su gran novela, Doña, Bárbara, le hizo ganar rápidamente la fama y encauzó su proyección política hacia las altas esferas del poder en su país. Su trayectoria política culminaría en la presidencia de la república en 1947.

Doña Bárbara se inscribe en la tendencia narrativa llamada "mundonovismo", que surge como consecuencia del abandono del acento cosmopolita del modernismo. Los narradores mundonovistas pretenden crear una literatura de fuerte acento americano. El resultado es la novela de la selva que tan buenas muestras ha dejado en la obra de autores como Horacio Quiroga y José Eustasio Rivera. No obstante dista una notable diferencia entre novelas como La voragine o Anaconda y el relato de Rómulo Gallegos, ya que el autor venezolano, a través de una acción localizada en la inmensidad de la selva, pretendía enseñar los problemas que acuciaban a la sociedad de su país. Para ello se sirve de la fuerza de una sobresaliente voz narrativa en tercera persona de carácter omnisciente que fusiona ideología y acción novelística.

Al igual que el grueso de sus novelas, Doña Bárbara tiene una estructura tripartita en la que tienen especial relevancia las secuencias descriptivas mediante las cuales se pretende trazar un discurso ideológico alrededor del conflicto entre la civilización y la barbarie, establecido ya por Sarmiento en el Facundo (1845). Como eje fundamental de este planteamiento, Gallegos inserta el personaje de Santos Luzardo, personaje que simboliza el modelo civilizador en contraposición de los restantes personajes que se posicionan como miembros de la barbarie del continente. Pero, para Gallegos, la barbarie no está condenada a desaparecer con la llegada del modelo civilizador, puesto que el autor venezolano la considera, a diferencia de Güiraldes o Sarmiento, un sinónimo de la vida natural.

Publicada en 1929, la prosa de Rómulo Gallegos registrada en Doña Bárbara guarda toda su frescura original. A pesar de haber transcurrido más de un siglo, la novela conserva gran parte de sus atractivos primigenios. Doña Bárbara es una novela que nos recuerda que el placer de la lectura es posible, y ello sucede gracias a la destreza narrativa de un autor que logra perfeccionar su creación por medio de unos personajes que se independizan con naturalidad del discurso ideológico que subyace en toda la obra.

Maestro, novelista, ensayista, cuentista, dramaturgo, periodista, Nació en Caracas el 2 de agosto de 1884. Estudió en el Colegio "Sucre" y realizó estudios universitarios en Filosofía, Literatura y Matemáticas. Más tarde, dirigió el Liceo Federal de Barcelona (Venezuela), la Escuela Normal de Caracas y el Liceo "Andrés Bello" de la capital venezolana. Después de abandonar sus estudios de Derecho, se inicia en el periodismo y la literatura en 1909, cuando funda en unión de varios intelectuales la revista La Alborada, sus inquietudes literarias afloran incipientes. En 1913 publica su primer libro de cuentos: Los Aventureros.

En este mismo año escribe también su primera novela titulada El último solar, pero no la publica sino en 1920; cuando publicó La Trepadora (1925), el novelista de la tierra natal y el político liberal de oposición ya iban de la mano, diez años más tarde aparece con el nombre de Reinaldo Solar, título definitivo. Es electo Senador por el Estado Apure, pero Gallegos decide no concurrir al Congreso y renuncia desde Nueva York el 24 de junio de 1931, dimitió como acto de protesta contra la dictadura del General Juan Vicente Gómez. Permaneció en España de 1932 a 1935. En este período fue publicada su obra cumbre: Doña Bárbara (1929), que es saludada con aplausos por la crítica general, es un libro que coloca como protagonista a la naturaleza misma, expresada en el indómito paisaje de los llanos venezolanos. Luego va a seguir su incansable producción: Cantaclaro (1934); Pobre Negro (1937); Sobre la misma tierra (1943); La brizna de paja en el viento (1952). Durante la Presidencia del General López Contreras fue Ministro de Educación, en 1936. Entre 1937 y 1940 es Diputado al Congreso Nacional por el Distrito Federal. En 1941 habiendo sido electo Concejal por elección popular, ejerce la Presidencia del Ayuntamiento. Al fundarse el Partido Acción Democrática, Gallegos es elevado a la Presidencia de ese Partido hasta 1948, en que asume la Presidencia de la República tras haber ganado las elecciones por amplia mayoría. El período de Gallegos que debía durar hasta 1952, se redujo a sólo unos meses, ya que fue derrocado por un golpe militar el 24 de noviembre de 1948. Vivió en Cuba y en México hasta su regreso, en 1958. Gallegos escribió también cuentos y dramas, e hizo cine. Fue Premio Nacional de Literatura. La Academia Venezolana de la Lengua lo eligió miembro, pero no se recibió. Murió en Caracas, el 5 de abril de 1969 pero su obra continúa siendo hoy en día, un punto de referencia sobre Venezuela y el mundo iberoamericano. Bibliografía Novelas: - Los Aventureros (1913) - Los lnmigrantes (1913) - Reinaldo Solar(1920) - Doña Bárbara (1929) Obras: - Cantaclaro(1934) - Canaima (1935) - Pobre Negro (1937) - El Forastero (1942) - Sobre la misma tierra (1943) - La Brizna de paja en el viento (1952) - Una posición en la vida (1954) - El Ultimo Patriota (1957) Cuentos: - La rebelión y otros cuentos (1922) - Cuentos Venezolanos Drama: - El milagro del año (1911) Doña Bárbara Esta novela, la obra maestra de Rómulo Gallegos, constituye un estudio psicológico de los habitantes de los llanos venezolanos. El paisaje, por su importancia en el desenvolvimiento de los conflictos humanos, toma carácter de protagonista. Hay un equilibrio entre el drama interior de los personajes y la acción. Como el drama personal es muy intenso, a veces sustituye a la acción. Ejemplo claro de esto es el predominio de la introspección en algunos pasajes de la obra. Por su carácter, puede decirse que es una novela realista, en el sentido de que hay en ella una observación profunda del mundo, hay una marcada descripción, procedimiento éste afín a los escritores del realismo; tiene una intención más allá de lo literario, es decir, un fin social y sus personajes no se mueven sólo por su propia voluntad, sino que están condicionados por el medio. Su sustancia, es el paisaje de los llanos de Apure. Algunos críticos observan que el llano enloquece al igual que la monotonía de la selva; otros en cambio dicen que su función no es igual a la de la selva, sino que es sólo el marco en que se desarrollan las luchas de los hombres entre sí. Los Personajes Los personajes también tienen un carácter simbólico: Santos Luzardo, representa a la civilización, el progreso. Doña Bárbara es el atraso y la crueldad. El conflicto está planteado en términos de civilización contra barbarie, y se resuelve con la desaparición de Doña Bárbara. Santos Luzardo es un llanero adelantado, abogado graduado en la Universidad Central de Venezuela. Su meta es el bien, no obstante lo cual, ciertos impulsos de su alma lo hacen cambiar momentáneamente en sus decisiones. Es un personaje de variabilidad en el ámbito psicológico. Doña Bárbara es su antítesis. Encarna fuerzas primitivas, es arbitraria y violenta, sin embargo, en su espíritu se remueven oscuras corrientes sentimentales. Su ternura escondida aflora frente a Santos Luzardo. Su misterio y su forma de ser contradictoria reflejan las características del medio en que se desenvuelven. Marisela representa un terreno propicio para la obra del progreso. Mister Danger es antipático, cómplice de manejos turbios. En su actitud se sintetizaba con que muchos extranjeros miraban al venezolano. Ño Pernalete y su inefable secretario "Mujiquita" reflejan la tragedia política del país y el atraso de la sociedad, que es proporcional a los que la dirigen. Juan Primito es un personaje que representa la superstición. La originalidad de la novela regional frente a la novela europea es haber rescatado para la literatura el ámbito de América. Este hecho contribuyó a una revalorización de lo americano. En eso va el deseo implícito de elevar al habitante de esta región del mundo a un plano universal, sin desnaturalizarlo. Hay en esta novela, la actualización de un conflicto frecuente en la literatura hispanoamericana desde la época de la colonia, como es la denodada lucha del hombre con la naturaleza. PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA "ROMULO GALLEGOS" Premio Internacional de Novela "Rómulo Gallegos", creado en 1964, está considerado como uno de los reconocimientos literarios de mayor prestigio del continente. El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, mejor conocido como El CELARG tiene una breve reseña acerca del origen del premio. El Premio de Novela Rómulo Gallegos es uno de los más prestigiosos que existen en habla hispana y es el que tiene mayor importancia y relieve en Venezuela. La mayoría de sus ganadores han sido y son escritores claves en el ambiente de la literatura actual. Los integrantes de llamado boom latinoamericano vieron fortalecidas sus aspiraciones con este galardón, que además de llevar el nombre del más destacado novelista venezolano, se prestigia aún mas debido a la minuciosa escogencia del jurado. Ha habido casos muy interesantes en la historia de este premio, como el caso de Gabriel García Márquez, el más exitoso y leído de todos los autores de América Latina. García Márquez vivió y trabajó varios años en Venezuela, donde ejerció el periodismo y escribió algunas de sus obras. Muchas de las historias que han enriquecido su novelística y sus relatos fueron obtenidos en su vivencia venezolana. Lo mismo ocurrió con Manuel Mejía Vallejo, el autor colombiano que ganó con "La casa de las dos Palmas": él trabajó en Venezuela como reportero y fue ganador del concurso de cuentos de El Nacional. Hacia finales de los años cincuenta, Rómulo Gallegos fue mencionado como candidato al Nobel de Literatura y en ese entonces ganó el autor norteamericano William Faulkner. Gabriel García Márquez era un reportero que además tenía una columna muy leída en Colombia y aquel joven periodista fue uno de los más apasionados hinchas de Gallegos. Posteriormente se convirtió en un lector de William Faulkner.

Doña Bárbara; Rómulo Gallegos Literatura hispanoamericana contemporánea del siglo XX. Narrativa venezolana. Novela realista y regionalista. Escritores venezolanos. Compromiso político. Argumento y temas

Introducción

La novela regionalista se caracteriza por presentar los siguientes rasgos: cariño por la temática americana: los escritos se inspiran en temas americanos y su ambiente, cariño americanista hacia el hombre y el paisaje: ambiente (ríos, selvas, llanos..) y personas (costumbres y tradiciones), interrelación del hombre y el paisaje: los temas son del hombre contra la naturaleza... y el triunfo de la naturaleza que implacable y voraz, el hombre y el paisaje en conflictos paralelos: si el hombre es feliz, lo es la naturaleza; si el hombre aparece triste, así aparecerá la naturaleza, tendencia a la simbología: civilización y barbarie; fuerza telúrica y acción del hombre

Rómulo Gallegos, en la novela Doña Bárbara, pone de manifiesto todos elementos, convirtiendo así, esta novela en una joya de la literatura hispanoamericana que sigue vigente con el transcurrir de los años y que se sitúa en este rango de novela regionalista por todos los elementos que la conforman.

La presente investigación se realizó con la finalidad de analizar mas profundamente estos elementos y así poder realizar una crítica y valoración acerca de ellos.

Se espera que el contenido del mismo cumpla con las exigencias del objetivo en estudio.

Biografía de Rómulo Gallegos

Nació en Caracas el 2 de agosto de 1884. A los diez años ingresó en el Seminario Metropolitano para hacerse sacerdote. Tuvo una vocación muy arraigada, pero debido a la muerte de su madre, Rita Freire Guruceaga, ocurrida en 1896, y a las instancias paternas, salió del centro religioso. Completó el bachillerato en el Colegio Sucre en 1904, e ingresó a la Universidad de Caracas. Abandonó la carrera de derecho y aceptó el cargo de Jefe de la Estación del Ferrocarril Central de Caracas, en cuyo servicio permaneció dos años.

Tras esta experiencia, incursionó en el periodismo y la literatura, y fundó, en 1909, junto a varios intelectuales, la revista La Alborada. Sus colaboraciones le permitieron ingresar en la prestigiosa revista El cojo ilustrado. El año 1912 tuvo significativa importancia en la vida del novelista, pues obtuvo el cargo de subdirector del Liceo de Caracas.

En 1913 publicó su primer libro de cuentos: Los Aventureros. En este mismo año escribió también su primera novela titulada El último solar, pero no la publicó sino hasta 1920; diez años más tarde la obra fue republicada bajo el título de Reinaldo Solar. En 1925, escribió La Trepadora, una de sus piezas más reconocidas.

En 1929 publicó Doña Bárbara, donde escenifica el conflicto civilización - barbarie. La repercusión del texto le valió la designación de Senador por el estado Apure. Luego de años en este cargo, Gallegos decidió renunciar y partió para la ciudad de Nueva York el 24 de junio de 1931, desde donde se trasladó a Madrid. En 1936, regresó a Venezuela, y fue elegido como ministro de Educación, durante la presidencia del General Eleazar López Contreras. Pese a estar fuera de su país, hacia fines de los años ´50, Rómulo Gallegos fue propuesto como candidato al Nobel de Literatura, pero el galardón finalmente quedó en manos del autor norteamericano William Faulkner.

De Cuba pasó a México. Regresó a Venezuela en 1958, luego de que fuera derrocado el dictador Marcos Pérez Jiménez. Ese mismo año recibió el Premio Nacional de Literatura y fue elegido individuo número uno de la Academia Venezolana de la Lengua. Tras una intensa vida literaria y política, Rómulo Gallegos murió en Caracas el 5 de abril de 1969. En su honor se crearon, en 1965, el Premio Internacional de Novela y, en 1972, el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.

Características de los personajes de la novela “Doña Bárbara”

Personajes principales:

 Doña Bárbara: fue una vez doncella enamorada que vio frustrado su amor y cegado el romance de toda ternura en el desenfreno de los asaltantes que marcaron su vida y su dignidad, esto la convirtió en una mujer déspota capaz de aniquilar la contextura moral de un hombre que en ella se internara.

Refleja a través de sus aspectos, el símbolo de la naturaleza brava y primitiva, Es también el símbolo de la llanura salvaje, engendradora de crímenes mines y violencia, devoradora de hombres.

 Santos Luzardo: joven abogado pariente de Lorenzo Barquero. Representa la ley y el progreso, era dueño de unas recias fuerzas morales y una civil conducta. Llega a reclamar y defender sus derechos, manteniendo su condición de hombre, tratando de no caer en las garras de Doña Bárbara. Logra al final derrotar todas las artimañas y dar paso a la civilización, libertad y la reivindicación de sus derechos.

 Lorenzo Barquero: hombre de contextura delgada, vivía todo desconcertado, víctima de la seducción de una mujer despiadada (Doña Bárbara), se sumerge en el alcohol. Antiguo dueño de la Barquereña, uno de los pocos que sobrevivió a la devoradora de hombres, padre de Marisela (hija también de Doña Bárbara)

 Marisela: hija de Doña Bárbara, es una muchacha mal educada, andrajosa, ingenua, desaseada, abandonada a la intemperie, y que estaba a tutela de un hombre que dependía del alcohol. En principio era como algunos personajes de la novela con un bajo nivel de educación y moral, Luzardo la ayudó a transformarse en una muchacha de alta cultura y civilizada.  Balbino Paiba: mayordomo de El Miedo, con un nivel de cultura bajo, además muy enamorado, amante de turno de Doña Bárbara, antiguo mayordomo de Altamira.

 Ñio Perñalete: jefe civil de esta región y simboliza la corrupción.

 Mr. Danger: era una gran masa de músculos, bajo la piel roja, con un par de ojos muy azules y cabello color lino, decia llamarse Guillermo Danger y ser americano nativo del norte, cazador de caimanes cuyas pieles exportaba anualmente en grandes cantidades.

 Melquíades: el brujeador, espaldero de Doña Bárbara que cometía los crímenes por ella, era el espanto de la sabana, porque en las noches no dejaba los caballos en paz, para que fueran a corrales equivocados.

Personajes secundarios

 Juan P: peón que se encarga de enviar recados que trabaja para Doña Bárbara.

 José Luzardo: es un personaje recio, que representa uno de los fundadores y descendientes del Cunavichero. Padre de los Luzardo ( Félix y Santos), el cual dio origen a una gran discordia familiar, desde el momento en que dio muerte a su cuñado y posteriormente destruyó su seno familiar propiciando la muerte de su hijo ( Félix ). Para él significó su muerte lentamente.

 Félix Luzardo: quien en un arranque de rebeldía decide provocar la furia de su padre, influenciado por las cizañas de los Barqueros; decide retar a su padre en una tradicional pelea de gallos donde hubo sangre, no solo de gallos, sino también de un hijo muerto por manos de su padre.

 Asunción: es la esposa del Sr. José Luzardo, una mujer abnegada que aunque trato de evitar la destrucción de su familia no pudo, fue inevitable. Su única opción fue llevarse a su hijo menor a la ciudad, para su preparación y para salvarlo de aquella discordia familiar, decide llevárselo y así garantizar un futuro heredero de las tierras de Altamira.

 Panchita: hermana de Don José Luzardo, es madre de un hombre que quedó huérfano de padre, los cuales desde ese entonces solo viven del rencor y resentimiento.

 Evaristo Luzardo: es el fundador de las tierras Altamira; de él descienden los Luzardo, aquellos que se unieron y destruyeron con los Barquero y lo que da base a esta historia.  Barbarita: Joven inocente, enamorada de Asdrúbal su primer amor. Es víctima de una violación de los tripulantes de un barco. Fue desde allí donde vio perder sus sueños como toda quinceañera. Se convierte en “Doña Bárbara”

 Asdrúbal: La tiranía del padrastro lo obligó a abandonar el hogar materno, iba a Manaos en busca de la fortuna, ya estaba cansado de la vida, errante, renunciaría a ella. Barbarita despertó el amor en él, pero la muerte no le dio la oportunidad de hacer realidad su amor.

 Taita: Sirio sádico y leproso, enriquecido de la explotación del balatá, que habitaba en el corazón de la selva orinoqueña aislado los hombres por causa del mal que lo devoraba, pero rodeado de un serrallo de indiecitas núbiles, raptadas o compradas a sus padres, no sólo para hartarlo de su lujuria, sino también para saciar su odio de enfermo.

 Coronel Apolinar: Apareció por allí en busca de tierras para comprar con el fruto de sus rapiñas en la jefatura civil. Enamorado y abogado íntimo de Doña Bárbara, la ayudaba en sus actos de robos, corrupción,

 Antonio Sandoval: Era el caporal de Santos Luzardo, se encargaba del rodeo del ganado.

Argumento de la novela “Doña Bárbara”

Se relata la vida de un hombre que llega de una ciudad en la cual el nivel cultural de vida es bastante desarrollado y llega a una zona donde se encuentra en un ambiente de vida salvaje, donde los personajes tenían la ley y actuaban de una manera atrasada debido al poco grado de madurez moral existente entre ellos. Se relata la vida de una mujer atormentada por el recuerdo de un novio que le asesinaron y esto la convirtió en una mujer déspota, que quería apoderarse del mejor ganado, las mejores tierras existentes en la región sin importarle como lo pudiere obtener.

La acción principal de la obra es la desgracia que sufre Barbarita (la violación que le hacen) por culpa de su taita, y los que acompañaban la embarcación lo cual hace de ella una mujer llena de rencor, ambiciosa y con un gran odio hacia los hombres.

El momento crucial de la obra o su culminación se da cuando Doña Bárbara se va y deja todas sus pertenencias a Santos Luzardo y Marisela

Ambiente en el que se desarrolla la novela “Doña Bárbara”

En Doña Bárbara se puede observar que el llano juega un papel primordial, se desarrolla en las sabanas de Apure, en la región de Arauca. Las características físicas de los ambientes pueden especificarse de la siguiente manera: Hato Altamira: se describe como una casa de bahareque con techo de tejas, con un caney de palma con bancos y una mesa en el centro. Hato El Miedo: casa con techos de tejas, con corredores. Una mesa grande en el centro y muebles de cuero que dan un bonito aspecto. Habitaciones, caballerizas, casa para los peones. El Arauca, caudaloso río navegable que atraviesa el Apure.

Aparte de estas maravillosas descripciones que realiza Gallegos sobre estos paisajes el da vida a la naturaleza con metáforas, personificaciones e interpretaciones que van allá de sólo escribir una novela, sino de sentir con el corazón lo que se escribe.

De los elementos que se manifiestan en la estructuración de la novela: acontecimiento, personaje y ambiente, es este último el que va a predominar en este estilo novelístico. El ambiente es lo primordial, por esta circunstancia a la novela regional también se le denomina “La novela de la tierra” y el crítico Alberto Zum Felde la llama novela telúrica o geohumana, porque la geografía juega un papel trascendente y la naturaleza a veces alcanza categoría de personaje.

Temas que plantea la novela “Doña Bárbara”

Reflejo de la Venezuela integral: esta novela representa en cierta manera la Venezuela del año 1929 para la época gomecista, algunos de los elementos que reflejan la geografía llanera, son los hatos, los ríos, entre otros. En ella también se encuentra la faena del hombre del llano como la superstición, Gallegos intercala algunas coplas y representa el joropo dentro del folklore llanero. Unos de los aspectos de Venezuela de la época en relación a lo político, cultural, educativo, entre otros; durante el gomecismo es la injusticia, caciquismo, atropellos a las leyes.

Triunfo de la constancia: se destaca la constancia y la perseverancia que tuvo Luzardo en lucha con Doña Bárbara, el realizo acciones basándose en la cultura que predominaba en el a través de la ley y el progreso para vencer las atrocidades cometidas en la región por Doña Bárbara y se ve de una manera moralizante y educativa en el sentido que el “bien triunfa sobre el mal”

Acción y abulia: se puede representar con una consecuencia al predominio del ambiente natural, los personajes o protagonistas aparecen mas que todo como símbolo o arquetipos “mas que personajes de carne y hueso”. Realizan acciones a veces sin sentido y en otras ocasiones dejan de realizar acciones que podrían cambiar el rumbo de los acontecimientos.

Telurismo Americano: los elementos que intervienen en la estructuración de una novela: acontecimientos, personajes y ambientes, es este el último que va a predominar en esta novela regionalista, el personaje generalmente aparece configurado por el medio y la trama en si le da muy poca importancia. Por esta circunstancia la novela regional se le denomina “La Novela de la Tierra” y es considerada también “novela telúrica” o “geohumana” porque la geografía juega un papel trascendente y determinante y la naturaleza alcanza algunas veces categoría de personaje.

Épica moral simbólica: Doña Bárbara simboliza la tierra. Santos Luzardo, civilización e idealismo, la moral es la forma como Venezuela ha sido humillada y maltratada, eso es lo que expresa Gallegos. La justificación que se hace a la conducta de Doña Bárbara hacia su rabia y odio.

Planteamiento moral: El respeto que asume Santos Luzardo con respecto a Marisela y la honradez moral y sexual.

Símbolos que se presentan en la novela “Doña Bárbara”

En la obra de Gallegos la simbología es lo que se hace mas emblemático, los personajes van mas allá de una representación o descripción, Santos Luzardo es quien representa el ideal civilizador y se opone con tenacidad a la barbarie imperante en nuestro país, representada en “Doña Bárbara”, personaje que al final cae vencido, dando así a la obra una posición optimista, en cuanto al enfoque del problema.

Tesis de Rómulo Gallegos. La novela regionalista “Doña Bárbara”

En la primera década del presente siglo, mientras en Europa imperaban las corrientes de la literatura vanguardista, en Hispanoamérica, siguiendo la tendencia del realismo, surge un tipo de novela que se va a denominar regionalista.

La novela regional nace con un propósito de situar de relieve los problemas que aquejan a cada nación latinoamericana en particular, dando así origen a diferentes obras narrativas entre las que figura “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos.

Doña Bárbara, su primera obra de éxito y considerada en su momento como la mejor novela sudamericana — cuenta el conflicto entre Doña Bárbara, que significa el aspecto salvaje de la naturaleza, y Santos Luzardo, que es la ley, el orden, el futuro, la modernidad. La síntesis surgirá con Marisela, la hija de Doña Bárbara que educa Santos Luzardo.

Gallegos sigue una técnica tradicional, con diálogos directos, estructura lineal, capítulos iniciados por epígrafes y demás convenciones de la novela realista. En su prosa está patente la influencia del modernismo.

Rómulo Gallegos con Doña Bárbara realiza un tesis educativa, debido a que detrás de la novela refleja y apunta todos los aspectos de la barbarie y la civilización venezolana, la lucha con el medio, postula un equilibrio entre el vitalismo rural y la civilización urbana

Diferencias entre la película y la obra “Doña Bárbara”

Las diferencias que pueden establecerse es que como la directora no es venezolana, no fue capaz de plasmar concretamente la esencia que le da Gallegos a su obra escrita, es decir, no tiene una percepción verdadera del llano venezolano, utiliza actores extranjeros que no sienten al país como lo haría un venezolano; en lo que si acerta verdaderamente es en la personalidad de cada uno de los personajes de la obra ya que se ve una Doña Bárbara controladora, que tiene a todos los hombres, capaz de hacer lo que sea por la infelicidad de los hombres debido a la experiencia que había tenido. Un Santos Luzardo que llega a territorio llanero y quiere apoderarse de las tierras que le pertenecen y que están en control de Doña Bárbara. Y él (Luzardo) con su ideas de civilización permite despojar a Doña Bárbara de su dominio y puede lograr lo que se había propuesto.

Costumbres regionales presentes en la novela “Doña Bárbara”

En la obra pueden observarse todos las tradiciones llaneras, de una manera emblemática y mágica con verdadera riqueza literaria, la belleza del llano, las manifestaciones propias del hombre llanero, como: su lenguaje, sus faenas de trabajo diario, su vestimenta y la importancia que éste representaba en su vida diaria.

Valoración de la obra “Doña Bárbara”

Grupal-literaria: es la obra maestra de Rómulo Gallegos, constituye un estudio psicológico de los habitantes de los llanos venezolanos.

El paisaje, por su importancia en el desenvolvimiento de los conflictos humanos, toma carácter de protagonista. Existe un equilibrio entre el drama interior de los personajes y la acción. Como el drama personal es muy intenso, a veces sustituye a la acción.

Por su carácter, puede decirse que es una novela realista, en el sentido de que hay en ella una observación profunda del mundo, hay una marcada descripción , procedimiento éste afín a los escritores del realismo; tiene una intención más allá de lo literario, es decir, un fin social y sus personajes no se mueven sólo por su propia voluntad, sino que están condicionados por el medio. Su sustancia, es el paisaje de los llanos de Apure. Algunos críticos observan que el llano enloquece al igual que la monotonía de la selva; otros en cambio dicen que su función no es igual a la de la selva, sino que es sólo el marco en que se desarrollan las luchas de los hombres entre sí. La originalidad de la novela regional frente a la novela europea es haber rescatado para la literatura el ámbito de América. Este hecho contribuyó a una revalorización de lo americano.

En eso va el deseo implícito de elevar al habitante de esta región del mundo a un plano universal, sin desnaturalizarlo.

Hay en esta novela, la actualización de un conflicto frecuente en la literatura hispanoamericana desde la época de la colonia, como es la esforzada lucha del hombre con la naturaleza.

Valoración: es considerada la obra maestra de Gallegos, allí él sintetiza y utiliza la llanura y la faena de los hombres como un recurso expresivo y literario, la utilización de diferentes tipos de lenguaje como el poético, el técnico, el coloquial para lograr una magnifica creación literaria con todos estos aspectos.

Valoración 2: es una novela muy bella, en donde se tomaron en cuenta los aspectos más resaltantes de la época, y como introduce dentro de la trama faenas y actividades propias del hombre llanero, la presentación de manifestaciones del folklore llanero íntimamente ligados a los acontecimientos de la novela y los aspectos de la vida venezolana que allí denuncian como son: educación, cultura atrasada, mala administración de la justicia, entre otros. También se observa un contenido didáctico

También se observa un contenido didáctico y moralizante en el sentido de que el bien debe triunfar sobre el mal. Esta presente el enfrentamiento entre dos fuerzas la civilización y la barbarie.

Novela hisanoamericana 1. Primer tercio del siglo Esta primera parte del siglo se caracteriza por el continuismo de la línea realista del siglo anterior. Se trata de un realismo peculiar que podemos clasificar por sus temas: - La novela regionalista o de la tierra: J. E. RIVERA (La vorágine), R. GALLEGOS (Doña Bárbara), R. GÜIRALDES (Don Segundo Sombra). - La novela social: A. ARGUEDAS Raza de bronce), J. ICAZA (Huasipungo) y C.ALEGRÍA (El mundo es ancho y ajeno). - La novela de la revolución mexicana: M. AZUELA (Los de abajo), M. L. GUZMÁN (El águila y la serpiente). 2. Renovación de la narrativa hispanoamericana. En los años 30 surgen nuevas formas narrativas, cuyas características son: - Presencia de problemas existenciales. Irrupción del realismo mágico. Este consiste en que lo maravilloso puede percibirse en la realidad americana. Tratamiento mítico y alegórico de personajes, ambientes y acciones. - Prosa muy cuidada. Se introducen elementos innovadores Autores: ALEJO CARPENTIER (El reino de este mundo), MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS (El señor presidente), JORGE LUIS BORGES (Ficciones); JUAN RULFO (El llano en llamas, Pedro Páramo) 3.El boom de la novela hispanoamericana. La década de los sesenta es una etapa de esplendor para la novela hispana

LA NOVELA HISPANOAMERICANA DURANTE EL SIGLO XX A pesar de las dificultades que entraña el tratar de resumir en unas pocas páginas la historia de la narrativa hispanoamericana a lo largo del siglo XX, hemos de referirnos a la tradicional división que se viene estableciendo en los diversos manuales y estudios existentes. De este modo, podríamos hablar de la existencia de tres grandes etapas:

La narrativa de principios de siglos, hasta 1940. la nueva novela, también conocida como el realismo mágico, entre 1940 y 1960. El boom de las décadas de los sesenta y setenta. En un intento de rápida síntesis de la narrativa anterior al realismo mágico, hemos de decir que, durante las primeras décadas del siglo XX, predomina una literatura de marcado carácter realista, dentro de la cual se puede hablar de algunas variantes concretas, como pueden ser las siguientes: a. La llamada novela de la tierra, en la que se concede un especial protagonismo a la pampa o a la selva. Tal es el caso de obras como Don Segundo Sombra (1926), del argentino Ricardo Güiraldes; Anaconda (1923), del uruguayo Horacio Quiroga o Doña

Bárbara (1929), del venezolano Rómulo Gallegos.

Rómulo Gallegos Freire (1884-1969), novelista y político venezolano, presidente de la República (1948) nacido en Caracas.

 Actividad política

De familia humilde, se hizo maestro y ejerció como profesor entre 1912 y 1930. Durante ese periodo, publicó numerosas novelas centradas en la vida de su país. Su obra más conocida, Doña Bárbara (1929), describe la infructuosa lucha contra las fuerzas de la tiranía en Venezuela. A causa de las críticas contra el dictador Juan Vicente Gómez que la novela contenía, su autor tuvo que exiliarse en 1931. Tras su regreso, fue nombrado ministro de Educación, pero sus esfuerzos para llevar a cabo una profunda reforma escolar fracasaron, y se le obligó a dimitir. En 1945 participó en el golpe militar que llevó al poder a Rómulo Betancourt como presidente provisional del país, y él mismo fue elegido presidente de Venezuela, cargo que desempeñó durante menos de un año (febrero-noviembre de 1948), ya que no pudo equilibrar las fuerzas políticas contrarias, y se exilió ese mismo año marchándose a vivir a Cuba y luego a México. Regresó a su país en 1958, donde permaneció hasta su muerte.

 Actividad literaria

La obra literaria de Rómulo Gallegos está muy ligada a su compromiso político que arranca del planteamiento de la regeneración nacional. Sus novelas, dentro de la corriente regionalista, se inspiran en la tierra americana y trata de unir y resolver el conflicto que él ve entre una naturaleza exuberante y salvaje y la necesidad de hacer de ella una civilización moderna. Pero su estilo no se ciñe al realismo costumbrista del romanticismo tardío, sino que toma toda la riqueza lingüística del modernismo para convertir a su país en una realidad multiforme que traspasa los límites nacionales para hacerse universal.

En su primera novela, Reinaldo Solar (1920), plantea las dificultades del protagonista por armonizar su vida pública y privada; La trepadora (1925) se centra en el tema de la conquista del poder; en Doña Bárbara (1929) — su primera obra de éxito y considerada en su momento como la mejor novela sudamericana — cuenta el conflicto entre Doña Bárbara, que significa el aspecto salvaje de la naturaleza, y Santos Luzardo, que es la ley, el orden, el futuro, la modernidad. La síntesis surgirá con Marisela, la hija de doña Bárbara que educa Santos Luzardo.

Gallegos sigue una técnica tradicional, con diálogos directos, estructura lineal, capítulos iniciados por epígrafes y demás convenciones de la novela realista. En su prosa está patente la influencia del modernismo. Otras novelas importantes son Canaima (1935), Pobre negro (1937), o el libro de cuentos, publicado en 1946, La rebelión.

Conclusiones

 Es indudable que Mario Vargas Llosa es un escritor realista cuyas obras reflejan la sociedad peruana, pero en cuanto a su técnica narrativa es un innovador vanguardista, que se sirve de los recursos más diversos y originales: múltiples focos narrativos, superposición de planos espacio-temporales o efectos expresionistas. Fecundo creador y político demócrata conservador es una de los intelectuales más interesantes de la actualidad. Nació en 1936, hasta la fecha se encuentra con vida.

 Rómulo Gallego nació en 1884 fue Presidente de la República y escritor venezolano, Rómulo Gallegos llevó a sus novelas su compromiso político basado en el regeneracionismo nacional. Su obra más conocida, Doña Bárbara (1929), describe la infructuosa martes 7 de septiembre de 2010 DOÑA BÁRBARA DE RÓMULO GALLEGOS

RÓMULO GALLEGOS (BIOGRAFÍA)

Novelista y político venezolano, nacido en Caracas en 1884 y fallecido en 1969, fue un hombre de familia humilde; se hizo maestro y ejerció como profesor entre 1912 y 1930. Durante ese período, publicó numerosas novelas centradas en la vida de su país. Su obra más conocida, Doña Bárbara (1929), describe la infructuosa lucha contra las fuerzas de la tiranía en Venezuela. A causa de las críticas contra el dictador Juan Vicente Gómez, que la novela contenía, su autor tuvo que exiliarse en 1931. Tras su regreso, fue nombrado ministro de Educación, pero sus esfuerzos para llevar a cabo una profunda reforma escolar fracasaron, y se le obligó a dimitir. En 1945 participó en el golpe militar que llevó al poder a Rómulo Betancourt como presidente provisional del país, y él mismo fue elegido presidente de Venezuela, cargo que desempeñó durante sólo tres meses ya que fue incapaz de equilibrar las fuerzas políticas contrarias, y se exilió en 1948 marchando a vivir a Cuba y luego a México. La obra literaria de Rómulo Gallegos está muy ligada a su compromiso político que arranca del planteamiento de la regeneración nacional. Sus novelas, dentro de la corriente regionalista, se inspiran en la tierra americana y trata de unir y resolver el conflicto que él ve entre una naturaleza exuberante y salvaje y la necesidad de hacer de ella una civilización moderna. En su primera novela Reinaldo Solar (1920) plantea las dificultades del protagonista por armonizar su vida pública y privada, La trepadora (1925) se centra en el tema de la conquista del poder, en Doña Bárbara (1929) -su primera obra de éxito y considerada en su momento como la mejor novela sudamericana- cuenta el conflicto entre Doña Bárbara, que significa el aspecto salvaje de la naturaleza, y Santos Luzardo, que es la ley, el orden, el futuro, la modernidad. La síntesis surgirá con Marisela, la hija de doña Bárbara que educa Santos Luzardo. Gallegos sigue una técnica tradicional, con diálogos directos, estructura lineal, capítulos iniciados por epígrafes, etc. En su prosa está patente la influencia del modernismo. Algunas de sus novelas son las siguientes: Los Aventureros (1913), Los inmigrantes (1913), Reinaldo Solar (1920), Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934), Canaima (1935), Pobre Negro (1937), El Forastero (1942), Sobre la misma tierra (1943), La Brizna de paja en el viento (1952). Regresó a su país en 1958, donde permaneció hasta su muerte.

NOVELA REGIONAL O NOVELA DE LA TIERRA

Este tipo de obras recibe este nombre porque la tierra es la protagonista. Tiene su origen en Hispanoamérica, en la época del Descubrimiento y la Conquista, cuando las cartas de relación de esos acontecimientos centraron casi toda su atención en el medio físico, más que en el humano. El detalle descriptivo se prodigó en torno a los encantos del paisaje, a las condiciones climáticas, a la riqueza de la tierra. Los españoles, desde su arribo al Nuevo Mundo, se empeñaron en querer poseerlo materialmente, sin darle tanta importancia a las culturas de los imperios indígenas. Por eso cobró tanta relevancia el inventario de la naturaleza: selvas, riscos llanuras, ríos. Desde entonces la tierra, ha ocupado frecuentemente un papel de suma importancia en la literatura hispanoamericana. En el Siglo XIX, muchos escritores experimentaron una exaltada devoción del romanticismo hacia la naturaleza, y trataron de darle vida en sus narraciones y poemas a través de la sensibilidad y los procedimientos asimilados de la literatura extranjera, particularmente francesa. Ejemplos: Isaacs y Mera. En el Siglo XX, algunos novelistas destacados en tributar al medio físico son: Antonio Güiraldes, José Eustaquio Rivera, Arguedas, Rómulo Gallegos, Icaza, Mariano Azuela, Cuadra, Miguel A. Asturias, Alejo Carpentier.

Cuando la novela regional surgió, el nombre más corriente con el que se le designaba era el de “novela de la tierra” para subrayar su oposición a la de ambiente urbano. La novela regionalista no solo nos describe realidades desconocidas pese a ser propias, sino normas de conducta que configuran una moral para la acción que se suponía era el código de nuestro estar en el mundo. El regionalismo afirma un etnocentrismo que es la culminación de toda una serie de cavilaciones sobre el modo de ser del hombre americano, condicionado por su medio o en rivalidad con el ambiente. La novela regional cumplió un papel importante: fue la estructura fundacional sobre la que se desarrollaría nuestra novela contemporánea y dio nueva dignidad y trascendencia al género.

Las tres grandes expresiones de la novela regional son:

- La Vorágine de José Eustasio Rivera

- Don segundo Sombra de Ricardo Güiraldes

- Doña Bárbara de Rómulo Gallegos La originalidad de la novela regional frente a la novela europea es haber rescatado para la literatura el ámbito de América. Este hecho contribuyó a una revalorización de lo americano. En eso va el deseo implícito de elevar al habitante de esta región del mundo a un plano universal, sin desnaturalizarlo. Hay en este tipo de novelas, la actualización de un conflicto frecuente en la literatura hispanoamericana desde la época de la colonia, como es la denodada lucha del hombre con la naturaleza.

Fuentes: http://www.buenastareas.com/ensayos/Literatura-Hispanoamericana-Siglo-Xx/14474.html http://cai.bc.inter.edu/CIBERINFO/ciber-info_novela.htm

DOÑA BARBARA (ARGUMENTO)

Esta historia comienza cuando Santos Luzardo, un joven abogado, regresa de Caracas a la Sabana de Altamira, para recuperar el esplendor de su hacienda en los tiempos en que él vivía allí. A su lado vivía Doña Bárbara que era la cacique de su hacienda llamada “El Miedo”. Esta mujer era una persona que conseguía todo por el lado equivocado; además, disfrutaba enamorando hombres para después destruirlos. Esto lo hacía porque cuando era joven, su corazón fue había sido dañado, y era una especie de venganza. Uno de sus amantes era Lorenzo Barquero, con el cual tuvo una hija, llamada Marisela. Al nacer la niña, Doña Bárbara los echó a los dos de la hacienda y la niña creció de una manera salvaje. Doña Bárbara se une con un americano llamado Mr. Danger, hombre inescrupuloso que la ayudaba en los desmanes realizados. Santos Luzardo, en su búsqueda de la justicia, conoce a Marisela y trata de educarla,; al tiempo, se enamora de ella y es correspondido. Por esta razón, Doña Bárbara trató de interponerse entre su propia hija y Luzardo; pero no lo logró. Cuando Doña Bárbara intentó matar a su hija porque estaba llena de celos, recordó a Asdrúbal su primer amor, y al verlos juntos a Marisela y a Santos Luzardo, se retira del lugar, nunca más se sabe de ella. Antes de desaparecer, deja una carta en la que da como única heredera a su hija Marisela. Al final todo lo que triunfa en la llanura venezolana es el amor y la justicia.

Fuente: Buenas tareas: http://www.buenastareas.com/ensayos/Dona-Barbara/47832.html

GENERALIDADES DE LA NOVELA DOÑA BÁRBARA

Esta novela, la obra maestra de Rómulo Gallegos, constituye un estudio psicológico de los habitantes de los llanos venezolanos. El paisaje, por su importancia en el desenvolvimiento de los conflictos humanos, toma carácter de protagonista. Hay un equilibrio entre el drama interior de los personajes y la acción. Como el drama personal es muy intenso, a veces sustituye a la acción. Ejemplo claro de esto es el predominio de la introspección en algunos pasajes de la obra.

Por su carácter, puede decirse que es una novela realista, en el sentido de que hay en ella una observación profunda del mundo, hay una marcada descripción, procedimiento éste afín a los escritores del realismo; tiene una intención más allá de lo literario, es decir, un fin social y sus personajes no se mueven sólo por su propia voluntad, sino que están condicionados por el medio. Su sustancia, es el paisaje de los llanos de Apure. Algunos críticos observan que el llano enloquece al igual que la monotonía de la selva; otros en cambio dicen que su función no es igual a la de la selva, sino que es sólo el marco en que se desarrollan las luchas de los hombres entre sí.

LOS PERSONAJES

En principio, Santos Luzardo representa a la civilización y el progreso; por su parte, Doña Bárbara es el atraso y la crueldad. El conflicto está planteado en términos de civilización contra barbarie y se resuelve con la desaparición de Doña Bárbara.

La crítica ha elaborado un carácter simbólico para cada uno de los personajes:

• Santos Luzardo es un llanero adelantado, abogado graduado en la Universidad Central de Venezuela. Su meta es el bien, no obstante lo cual, ciertos impulsos de su alma lo hacen cambiar momentáneamente en sus decisiones. Es un personaje de variabilidad en el ámbito psicológico.

• Doña Bárbara es su antítesis. Encarna fuerzas primitivas, es arbitraria y violenta, sin embargo, en su espíritu se remueven oscuras corrientes sentimentales. Su ternura escondida aflora frente a Santos Luzardo. Su misterio y su forma de ser contradictoria reflejan las características del medio en que se desenvuelven.

• Marisela representa un terreno propicio para la obra del progreso.

• Mister Danger es antipático, cómplice de manejos turbios. En su actitud se sintetizaba el desprecio con que muchos extranjeros miraban al venezolano.

• Ño Pernalete y su inefable secretario "Mujiquita" reflejan la tragedia política del país y el atraso de la sociedad, que es proporcional a los que la dirigen.

• Juan Primito es un personaje que representa la superstición.

Fuente: http://www.efemeridesvenezolanas.com/html/gallegos.htm

NOTA: Para una visión crítica más profunda, ver el artículo "Doña Bárbara, los problemas de construcción de un personaje" de Mireya Vásquez, en Letras sobre letras. http://liduvinacarrera.blogspot.com/search/label/Do%C3%B1a%20B%C3%A1rbara%20de%2 0R%C3%B3mulo%20Galletos

ANTOLOGÍA (ALGUNOS CAPÍTULOS DE LA OBRA)

LA DEVORADORA DE HOMBRES

¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta! De más lejos que más nunca –decían los llaneros del Arauca, para quienes, sin embargo, todo está siempre: «ahí mismito, detrás de aquella mata». De allá vino la trágica guaricha. Fruto engendrado por la violencia del blanco aventurero en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el dramático misterio de las tierras vírgenes. En las profundidades de sus tenebrosas memorias, a los primeros destellos de la conciencia, veíase en una piragua que surcaba los grandes ríos de la selva orinoqueña. Eran seis hombres a bordo, y al capitán lo llamaba «taita», pero todos –excepto el viejo piloto Eustaquio – la brutalizaban con idénticas caricias, rudas manotadas, besos que sabían a aguardiente y a chimó.

Piratería disimulada bajo patente de comercio lícito era la industria de aquella embarcación, desde Ciudad Bolívar hasta Río Negro. Salía cargada de barriles de aguardiente y fardos de baratijas, telas y comestibles averiados, y regresaba atestada de sarrapia y balatá. En algunas rancherías les cambiaban a los indios estas ricas especies por aquellas mercancías, limitándose a embaucarlos; pero en otros parajes, los tripulantes saltaban a tierra sólo con sus rifles al hombro, se internaban por los bosques o sabanas de las riberas y cuando volvían a la piragua, la olorosa sarrapia o el negro balatá venían manchados de sangre.

Una tarde, ya al zarpar de Ciudad Bolívar, se acercó a la embarcación un joven, cara de hambre y ropas de mendigo, a quien ya Barbarita había visto varias veces parado al borde del malecón, contemplándola con ojos que se le salían de sus órbitas, mientras ella, cocinera de la piragua, preparaba la comida de los piratas. Dijo llamarse Asdrúbal, a secas, y propúsole al capitán:

–Necesito ir a Manaos y no tengo para el pasaje. Si usted me hace el favor de llevarme hasta Río Negro, yo estoy dispuesto a corresponderle con trabajo. Desde cocinero hasta contador, en algo puedo serle útil. Insinuante, simpático, con esa simpatía subyugadora del vagabundo inteligente, prodújole buena impresión al capitán y fue enrolado como cocinero, a fin de que descansara Barbarita. Ya el taita empezaba a mimarla: tenía quince años y era preciosa la mestiza.

Transcurrieron varias jornadas. En los ratos de descanso y por las noches, en torno a la hoguera encendida en las playas donde arranchaban, Asdrúbal animaba la tertulia con anécdotas divertidas de su existencia andariega. Barbarita se desternillaba de risa; mas si él interrumpía su relato, complacido en aquellas frescas y sonoras carcajadas, ella las cortaba en seco y bajaba la vista, estremecido en dulces ahogos el pecho virginal.

Un día le deslizó al oído: –No me mire así, porque ya mi taita se está poniendo malicioso. En efecto, ya el capitán empezaba a arrepentirse de haber acoplado al joven, cuyos servicios podían resultarle caros, especialmente aquellos, que no se los había exigido, de enseñar a Barbarita a leer y escribir. Durante estas lecciones, en las cuales Asdrúbal ponía gran empeño, letras que ella hacia llevándole él la mano los acercaban demasiado.

La rebelíón

Una tarde, concluidas las lecciones, comenzó a referirle Asdrúbal la parte dolorosa de su historia: la tiranía del padrastro, que lo obligó a abandonar el hogar materno, las aventuras tristes, el errar sin rumbo, el hambre y el desamparo, el duro trabajo de las minas del Yuruari, la lucha con la muerte en el camastro de un hospital. Finalmente, le habló de sus planes: iba a Manaos en busca de la fortuna, ya estaba cansado de la vida errante, renunciaría a ella, se consagraría al trabajo. Iba a decir algo más; pero de pronto se detuvo y se quedó mirando el río que se deslizaba en silencio frente aón ellos, a través de un dramático paisaje de riberas boscosas. Ella comprendió que no tenía en los planes del joven el sitio que se imaginara y los hermosos ojos se le cuajaron de lágrimas. Permanecieron así largo rato. ¡Nunca se le olvidaría aquella tarde! Lejos, en el profundo silencio, se oía el bronco mugido de los raudales Atures. De pronto, Asdrúbal la miró a los ojos y preguntó: – ¿Sabes lo que piensa hacer contigo el capitán? Estremecida al golpe subitáneo de una horrible intuición, exclamó: –¡Mi taita! –No merece que lo llames así. Piensa venderte al turco.

Referíase a un sirio sádico y leproso enriquecido en la explotación del balate, que habitaba en el corazón de la selva orinoqueña, aislado de los hombres por causa del mal que lo devoraba, pero rodeado de un serrallo de indiecitas núbiles, raptadas o compradas a sus padres, no sólo para hartazgo de su lujuria, sino también para saciar su odio de enfermo incurable a todo lo que alienta sano, transmitiéndole su mal. De conversaciones de los tripulantes de la piragua sorprendidas por Asdrúbal, había descubierto éste que en el viaje anterior aquel Moloch de la selva cauchera había ofrecido veinte onzas por Barbarita, y que si no se llevó a cabo la venta, fue porque el capitán aspiraba a mayor precio, cosa no difícil de lograr ahora, pues en obra de unos meses la muchacha se había convertido en una mujer perturbadora.

No se le había escapado a ella que tal fuera la suerte a que la destinaran; pero hasta entonces todo el horror que la rodeaba no había alcanzado a producirle más que aquel sentimiento, miedo y gusto a la vez, originado de las torpes miradas de los hombres que con ella compartían la estrecha vida de la piragua. Pero al enamorarse de Asdrúbal se le había despertado el alma sepultada, y las palabras que acababa de oír se la estremecieron de horror. –¡Sálvame! ¡Llévame contigo! –iba a decirle, cuando vio que el capitán se les acercaba. Traía un rifle, y dijo, dirigiéndose a Asdrúbal:

–Bueno, joven. Ya usted ha conversado bastante. Ahora vamos para que haga algo más productivo. El Sapo va a buscar una poca de sarrapia que deben de tenernos por aquí y usted lo va a acompañar. –Y poniéndole el rifle en las manos –: Esto es para que se defienda si los atacan los indios. Asdrúbal meditó un instante. ¿Habría oído el capitán lo que él acababa de decirle a la muchacha? ¿Esta comisión que ahora le daba?... En todo caso, había que afrontar la situación.

Al ir a ponerse de pie, Barbarita trató de detenerlo dirigiéndole una mirada de súplica; pero él le hizo una rápida guiñada de ojos y levantándose decidido, abandonó el campamento en pos de el Sapo. Era éste el segundo de a bordo, mano derecha del capitán para cuantas fuesen comisiones siniestras, y Asdrúbal lo sabía; pero irremisiblemente perdido estaba, desde luego, si demostraba miedo y se resistía a cumplir la orden recibida. Al menos llevaba un rifle y contra un hombre solamente, mientras que allí eran cinco contra él. Barbarita lo siguió con las miradas y, durante un buen rato, sus ojos permanecieron fijos en el boquete del monte por donde desapareció.

A todas éstas, los tripulantes habían cambiado entre sí miradas de inteligencia, y cuando, pocos momentos después, so pretexto de un posible ataque de los indios ribereños, el capitán les ordenó hacer una exploración playas arriba –ya le había dado una orden análoga al viejo Eustaquio –, comprendiendo que quería alejarlos del campamento para quedarse a solas con la muchacha, respondiéronle, al cabo de un corto murmullo de rezongos: –Deje eso para más después, capitán. Ahora estamos descansando.

Era la rebelión que hacía tiempo venía preparándose por causa de la perturbadora belleza de la guaricha; pero el capitán no se atrevió a sofocarla en el acto, pues comprendió que aquellos tres hombres estaban de acuerdo y resueltos a todo, y aplazó el escarmiento para cuando regresara el Sapo, con cuya ciega adhesión contaba. Barbarita, como se diese cuenta también de las siniestras intenciones del taita, miró a los como a sus salvadores y corrió hacia ellos; mas, al advertir cómo la miraban, se detuvo, con el corazón helado por el terror, y maquinalmente tornó al sitio donde la dejara Asdrúbal.

De pronto cantó el «yacabó», campanadas funerales en el silencio desolador del crepúsculo de la selva, que hielan el corazón del viajero. –Ya-cabó... Ya-cabó... ¿Fue el canto agorero del ave o el propio gemido mortal de Asdrúbal? ¿Fue la descarga repentina de la prolongada tensión nerviosa, o la sideración, misteriosamente transmitida a distancia, de un golpe mortal que en aquel momento recibía otro cuerpo: el tajo de el Sapo en el cuello de Asdrúbal? Ella sólo recordaba que había caído de bruces, derribada por una conmoción subitánea y lanzando un grito que le desgarró la garganta. Lo demás sucedió sin que ella se diese cuenta, y fue: el estallido de la rebelión, la muerte del capitán y en seguida la de el Sapo, que había regresado solo al campamento, y el festín de su doncellez para los vengadores de Asdrúbal.

Cuando, ahogándose en la sofocación de la carrera, el viejo Eustaquio llegó en su auxilio al grito lanzado por ella, ya todos estaban hartos, y uno decía: –Ahora podemos vendérsela al turco, aunque sea por las veinte onzas que ofreció enantes.

LA BELLA DURMIENTE

De regreso a Altamira, bajo la penosa impresión del espectáculo que acababa de presenciar, Santos volvió a encontrarse con la campesina a quien le preguntara por la casa adonde se dirigía. Sólo después de haber visto la miseria que reinaba en el rancho de Lorenzo Barquero podía sospecharse que fuera su hija aquella criatura montaraz, greñuda, mugrienta, descalza y mal cubierta por un traje vuelto jirones.

Había depositado en el suelo el haz de chamizas y estaba tendida junto a él, los codos hundidos en la arena, la cara entre las manos, soñadora la mirada. Santos se detuvo a contemplarla. Bajo los delgados y grasientos harapos que se le adherían al cuerpo, la curva de la espalda y las líneas de las caderas y de los muslos eran de una belleza estatuaria; pero rompían el encanto los pies anchos y gruesos, de piel endurecida y cuarteada por el andar descalzo, y fue en esta fealdad lamentable donde se detuvieron las miradas compasivas.

Un resoplido de la bestia de Luzardo la sacó de su abstracción, y al advertir la presencia del hombre detenido a pocos pasos de ella, se hizo un ovillo para ocultar la desnudez de sus piernas, y después de haber proferido algunos gruñidos de protesta, rompió a reír, de bruces sobre el arenal. Santos Luzardo y Marisela

– ¿Eres tú Marisela? –interrogó Santos.

Ella se hizo repetir la pregunta y luego respondió, con la rudeza de su condición silvestre reforzada por el azoramiento:

–Si ya sabe cómo me mientan, ¿pa qué pregunta, pues?

–No lo sabía, propiamente. Sospechaba que fueras la hija de Lorenzo Barquero, llamada así; pero quería cerciorarme.

Arisca, como el animal salvaje con el cual la comparó su padre, al oír aquel término, desconocido para ella, replicó: – ¿Cerciorarse? ¡Hum! Usté está mal fijao. Bien pué seguí su camino. –Menos mal si la cerrilidad le custodia la inocencia –pensó Santos, y luego –: ¿Qué entiendes tú por cerciorarse? – ¡Umjú! ¡Qué preguntón es usté! –exclamó soltando de nuevo la risa. – ¿Ingenuidad o malicia? –se preguntó entonces Santos Luzardo comprendiendo que, lejos de disgustarle, le agradaba que él se hubiese detenido a hablarle, y ya sin sonreír siguió contemplando compasivamente aquella masa de greñas y harapos.

– ¿Hasta cuándo va a estar ahí, pues? –Gruñó Marisela –. ¿Por qué no se acaba de dir?

–Eso mismo te pregunto yo: ¿hasta cuándo vas a estar ahí? Ya es tiempo de que regreses a tu casa. ¿No te da miedo andar sola por estos lugares desiertos?

– ¡Guá! ¿Y por qué voy a tener miedo, pues? ¿Me van a comer los bichos del monte? ¿Ya usté qué le importa que yo ande sola por donde me dé gana? ¿Es acaso, mi taita, pues, para que venga a regañarme?

– ¡Qué maneras tan bruscas, muchacha! ¿Es que ni siquiera te han enseñado a hablar con la gente? –¿Por qué no me enseña usté, pues? –y otra vez la risa sacudiéndole el cuerpo, echado de bruces sobre la tierra. –Sí, te enseñaré –díjole Santos, cuya compasión empezaba a transformarse en simpatía –. Pero tienes que pagarme por adelantado las lecciones, mostrándome esa cara que tanto te empeñas en ocultar.

– ¡Qué mano! – Exclamó ella, ovillándose más –. Acábese de dir de una vez, que lo va a coge la noche por estos montes.

–No me moveré de este sitio mientras no me hayas dejado ver tu cara. He venido sólo a conocerte, porque me han dicho que eres muy fea y no quiero creerlo hasta que lo vea con mis propios ojos. Me cuesta trabajo creer que pueda ser fea una parienta mía. Verdad que no te había dicho todavía que somos primos.

– ¡Zape! –exclamó ella –. Yo no tengo más familia que mi taita, porque ni a mi mae puedo decí que la conozco. La mención a la madre disipó la jovial disposición de ánimo que estaba poniendo Santos en la charla, y ella, como temiese haberlo disgustado de veras, después de mirarlo de soslayo por debajo del brazo con que se cubría el rostro, insistió:

– ¿No ve que usté no es nada mío, como dice? Si juera, no se habría quedado tan callado.

–Sí, criatura –afirmó él, tornando a emplear el término compasivo –. Soy Santos Luzardo, primo de tu padre. Pregúntaselo a él si quieres cerciorarte. Y no vayas a tomar a mal otra vez esta palabra.

–Bueno. Si es verdá que es primo mío... Aunque yo no se lo crea, ¿sabe?... ¡Umjú! Y después dicen que las mujeres sernos las curiosas. Aguaite, pues, pa que se acabe de dir de una vez.

Y sin que Santos hubiera insistido en que se dejara ver el rostro, levantó y bajó en seguida la cabeza; pero con los ojos cerrados y apretando la boca para que no se le escapara la risa, coquetería de azoramiento y de ingenuidad. Tendría unos quince años, y aunque la comida escasa, el agua mala, el desaliño y la rustiquez le marchitaban la juventud, bajo aquella miseria de mugre y greñas hirsutas se adivinaba un rostro de facciones perfectas. Pero bastó el breve instante para que los ojos de Santos apresaran la revelación de belleza. –¡Qué bonita eres, criatura! –exclamó, y luego se quedó contemplándola con una forma de compasión diferente, mientras ella, ya no arisca, sino remilgada, humanizada por el primer destello de emoción de sí misma que aquella exclamación le había producido, decíale, con una voz dulce y suplicante:

–Váyase, pues. –Todavía falta –replicó Santos –. No me has mostrado tus ojos. Déjame verlos. ¡Ah! Ya comprendo por qué no te atreves a abrirlos en mi presencia. Eres bizca, seguramente. Los tendrás muy feos.

– ¡Bizca yo! Aguaite.

E incorporándose, animosa, abrió los hermosos ojos, que eran lo más bello de su rostro, y se quedó mirándolo, sin pestañear, mientras él volvía a exclamar: – ¡Es preciosa esta criatura!

–Váyase, pues –repitió Marisela, cubierta de rubor bajo la pringue del rostro, pero sin dejar de mirarlo. –Aguarda. Voy a decirte en seguida la primera de esas lecciones que me has pagado anticipadamente. Bajó del caballo, se acercó a la muchacha, cuyos negros ojazos expresaron un temor suplicante, y la obligó a levantarse, tomándola por un brazo y diciéndole:

–Ven acá, primita. Voy a enseñarte para qué sirve el agua. Eres linda, pero lo serías mucho más si no te abandonaras tanto.

Repuesta de un instintivo temor, por el tono sin sombra de malicia con que le hablara aquel hombre perteneciente a un mundo diferente del que ella conocía, Marisela se dejó conducir hasta el borde de una charca de agua clara que había en la orilla del tremedal, ocultando el rostro bajo el brazo libre y riendo, entre avergonzada y complacida.

Llegados junto a la charca. Santos la hizo inclinarse, y tomando el agua en el hueco de sus manos, comenzó a lavarle los brazos y luego la cara, como hay que hacer con los niños, mientras le decía:

–Aprende y cógele cariño al agua, que te hará parecer más bonita todavía. Hace mal tu padre en no ocuparse de ti como mereces; pero es pecado contra la naturaleza, que te ha hecho hermosa, el que cometes con ese abandono de tu persona. Por lo menos, limpia deberías estar siempre, ya que la tierra no te niega el agua. Haré que te traigan ropas decentes para que te cambies esa que ni siquiera te cubre, y un peine para que te arregles el cabello, y zapatos para que no andes descalza. ¡Así! ¡Así! ¿Cuánto tiempo haría que no te lavabas la cara? Marisela abandonaba el rostro al frescor del agua, apretados los labios, cerrados los ojos, estremecida la carne virginal bajo el contacto de las manos varoniles. Luego Santos, a falta de toalla, sacó un pañuelo para en jugar fe la cara, y hecho esto, la obligó a levantar la cabeza, tomándola de la barbilla. Ella abrió los ojos y mirándolo, mirándolo, se le fueron cuajando de lágrimas.

–Bien –díjole Santos –. Ahora te regresas a tu casa. Yo te acompañaré, porque no es prudente que andes sola por estos lugares a estas horas. –No. Yo me iré sola –replicó ella –. Váyase usted primero. Y era otra voz aquella con que ahora hablaba.

Las manos le lavaron el rostro y las palabras le despertaron el alma dormida. Advierte que las cosas han cambiado de repente. Que ella misma es otra persona. Siente la limpieza de su piel y oye que dicen: –¡Qué bonita eres, criatura! –y la asalta la curiosidad de conocerse. ¿Cómo serán sus ojos y su boca y el modelado de sus facciones? Se pasa las manos por la cara, se palpa las mejillas, se acaricia, se moldea a sí misma, para que las manos le digan cómo es Marisela. Pero las manos sólo le dicen: –Somos ásperas y no sentimos nada. Las chamizas, las espinas, nos han endurecido la piel. ¿Por qué no se sentirá la propia belleza, como se sienten los dolores?

Le ha dejado dos cosas tiernas. La frescura del agua en las mejillas, que ahora le están produciendo sensaciones desconocidas. ¡Sí se siente la belleza! Estas sensaciones nuevas y tiernas no pueden tener otra causa. Así debe de sentir el árbol, en la corteza endurecida y rugosa. Así debe de estremecerse la sabana, cuando, un día, después de las quemas de marzo, siente que ha amanecido toda verde. Le ha dejado también la emoción de unas palabras nunca oídas hasta entonces. Las repite y oye que le resuenan en el fondo del corazón, y se da cuenta, a la vez, de que su corazón era algo negro, hondo, mudo y vacío. Pero algo sonoro, también como el pozo que está junto a su casa, obscuro, profundo y con un espejo de agua allá adentro. ¡Es preciosa esta criatura!... Y la voz resuena, honda, como en el pozo cuando se habla sobre el brocal.

También fuera de ella, ya el mundo no es lo que hasta allí había sido: un monte intrincado donde recoger chamizas, un palmar solitario donde era posible estar horas y horas tendida en la arena, inmóvil hasta el fondo del alma, sin emociones ni pensamientos. Ahora los pájaros cantan da gusto oírlos, ahora el tremedal refleja el paisaje y es bonito aquel palmar invertido, aquel fondo de cielo que se le ha formado al remanso, ahora trasciende de los bejucos que se vinieron enredados en el haz de chamizas de silvestre aroma de las flores del monte y es agradable aspirarlo. La belleza no está en ella solamente; está en todas partes: en el trino que trae en la garganta la paraulata llanera, en la charca y su orla de hierba tierna, en el palmar profundo y diáfano, en la sabana inmensa y en la tarde que cae dulcemente, dorada y silenciosa. ¡Y ella no se había dado cuenta de que todo existía, creado para que lo contemplaran sus ojos!

Por primera vez, Marisela no se duerme al tenderse sobre la estera. Extraña el inmundo camastro de ásperas hojas, cual si se hubiese acostado en él con un cuerpo nuevo, no acostumbrado a las incomodidades; se resiente del contacto de aquellos pringosos harapos que no se quitaba ni para dormir, como si fuese ahora cuando empezaba a llevarlos encima; sus sentidos todos repudian las habituales sensaciones, que de pronto se le han vuelto intolerables, como si acabase de nacerle una sensibilidad más fina.

Además, la desvela el alma de mujer que acaba de despertársele, complicándole la vida, que era simple como la del viento, que no sabe sino corretear por la sabana. Sentimientos confusos empiezan a moverse dentro de su corazón: hay una alegría que tiene mucho de sufrimiento, una esperanza estremecida de temores, una necesidad de sacudir la cabeza para ahuyentar una idea, y un quedarse inmóvil, en seguida, para que la idea vuelva. Hay muchas cosas más que ella no alcanza a discernir.

Ya está cantando el carrao, que anuncia la proximidad del día: – ¡Arriba, Marisela! Está fresca el agua del pozo. La enfriaron , que estuvieron pasando toda la noche sobre el brocal. Todavía quedan algunas en el fondo. Anda. Sácalas con el cántaro y derrámatelas encima. Te dejarán limpia, como siempre están ellas. A un mismo tiempo estaba saliendo el sol y poniéndose la luna, y el palmar se estremecía como un bosque sagrado en el silencio del alba. El cántaro del pozo baja y sube sin descanso, y el agua subterránea que no conocía la luz, corre encandilada por el núbil cuerpo desnudo.

LA DAÑERA Y SU SOMBRA

Cerca de la anochecida, al dirigirse a la cocina para prepararle la comida a Santos, ya al entrar, Marisela oyó que la india Eufrasia le decía a Casilda. – ¿Para qué iba a ser, pues, ese empeño de Juan Primito en que el doctor se dejara medir? ¿A quién puede interesarle esa medida si no es a doña Bárbara, que es voz corriente que se ha enamorado ya del doctor?

– ¿Y tú crees en eso de la medida, mujer? –replico Casilda. – ¿Que si creo? ¿Acaso no he visto pruebas? Mujer que se amarre en la cintura la medida de un hombre, hace con él lo que quiera. A Dominguito, el de Chicuacal, lo amarró la india Justina y lo puso nefato. En una cabuya le cogió la estatura y se la amarró a la pretina. ¡Y se acabó Dominguito! – ¡Mujer! – exclamó Casilda –. Y si tú crees eso, ¿cómo no le dijiste al doctor que no se dejara medir por Juan Primito?

–Sí, lo pensé; pero como el doctor no cree en esas cosas y estaba tan divertido con los disparates del bobo, no me atreví. Mi idea era quitarle a Juan Primito la cabuya, pero me echó tierra en los ojos, como dicen, y cuando fui a buscarlo, ¡ni el polvo! Lejos debe de ir ya, aunque eso fue ahorita. Porque cuando él dice a caminar, no hay quien lo siga.

Aquello era de lo más burdo y primitivo que en materia de superstición pudiera darse; pero Marisela se estremeció al oírlo. A pesar del empeño que había tomado Santos en combatirle la creencia en supercherías, y aunque ella misma aseguraba que ya no le prestaba crédito, la superstición estaba asentada en el fondo de su alma. Por otra parte, las palabras de las cocineras, oídas conteniendo el aliento y con el corazón por salírsele del pecho, habían convertido en certidumbre las horribles sospechas que ya le habían cruzado por la mente: su madre, enamorada del hombre a quien ella amaba.

Ahogó la exclamación de horror que iba a escapársele, tapándose la boca con la mano trémula y se le olvidó el propósito que la había llevado a la cocina. Atravesó el patio en dirección a la casa, se revolvió una y otra vez anduvo y desanduvo el trayecto, cual si las horribles ideas, repudiadas de la conciencia, se convirtieran todas en movimientos automáticos.

En esto vio llegar a Pa ja ro te. Le salió al encuentro preguntándole: – ¿No ha visto por el camino a Juan Primito? –Me crucé con él más allá del alcornocal. Ya debe de estar llegando a El Miedo, porque iba como alma que lleva el diablo. Pensó un instante, y en seguida dijo:

–Necesito ir ahora mismo a El Miedo. ¿Quiere acompañarme? – ¿Y el doctor? –objetó Pajarote – No está aquí? –Sí. En la casa está. Pero él no debe saberlo. Me iré escondida. Ensílleme la Catira sin que nadie se dé cuenta. –Pero, niña Marisela... –objetó Pajarote.

–No. Es inútil, Pajarote. No pierda su tiempo tratando de hacerme desistir. Es necesario que yo vaya a El Miedo ahora mismo. Si usted no se atreve a acompañarme... –No me diga más nada. Ya voy a estar ensillando la Catira. Espéreme detrás del topochal y así no la verán salir. Algo mucho más grave se imaginó Pajarote, y por eso y porque Marisela había dicho: «si usted no se atreve», se decidió a acompañarla sin más averiguaciones. Todavía no había nacido quien pudiera decir: a esto no se atreve Pajarote.

Al abrigo del topochal se alejaron de las casas sin ser vistos, cuando ya empezaba a cerrar la noche. El deseo de no tener que encararse con la madre le hizo decir a Marisela:

– ¿Cree usted que si apuramos alcanzaremos a Juan Primito antes de que llegue?

–Aunque trocemos las bestias no lo alcanzaremos –respondió Pa ja ro te – . Con la ventaja que nos lleva y el tamaño de las zancadas, si no ha llegado todavía, será muy poco lo que le falte.

En efecto, en aquel momento llegaba Juan Primito a El Miedo. Encontró a doña Bárbara sentada a la mesa. Estaba sola, pues hacía varios días que Balbino Paiba, temeroso de provocar con su presencia la ruptura ya inminente, no se dejaba ver por allí.

–Aquí tiene lo que me encargó –dijo Juan Primito sacándose de la faltriquera el ovillo de cordel y poniéndoselo en la mesa –. Ni le falta ni le sobra un pelito. En seguida refirió las mañas que tuvo que darse para tomarle la medida a Luzardo. –Bien –díjole doña Bárbara –. Puedes retirarte. Pide en la pulpería lo que quieras.

Y se quedó pensativa, contemplando aquel pedazo de cordel pringoso que tenía algo de Santos Luzardo y que debía traerlo a caer entre sus brazos, según una de las convicciones más profundamente arraigadas en su espíritu. Ya los apetitos se habían convertido en pasión, y puesto que el hombre deseado que debía de ir a entregársele «con sus pasos contados» no los encaminaba hacia ella, de la tiniebla del alma supersticiosa y bruja había urgido la torva resolución de apoderarse de él por artes de ensalmadora. Entretanto, ya Marisela se acercaba a la casa. Rompiendo por fin el caviloso silencio en que hizo el trayecto, díjole a Pajarote:

–Necesito hablar con mi madre. Llegaré sola hasta la casa. Usted se queda un poco más acá, de modo que si me veo en un apuro, oiga cuando lo grite.

–Si así lo dispone usted, así será –respondió el peón complacido en el coraje de la muchacha –. Y no tenga cuidado que no tendrá que gritarme dos veces.

Se detuvieron al abrigo de unos árboles. Marisela bajó del caballo y avanzó resuelta al hilo del paloapique de la majada. Un instante, apenas, le flaqueó la voluntad al atravesar el corredor de aquella casa que por primera vez visitaba. El corazón parecía habérsele paralizado, y las piernas le vacilaban. Estuvo a punto de que se le escapara el grito convenido con Pajarote; pero ya estaba en el umbral de aquella pieza, sala y comedor a la vez.

El "Socio"

Doña Bárbara acababa de levantarse de la mesa y había pasado a la habitación contigua. Repuesta de su turbación, Marisela adelantó la cabeza. Dio un paso y otro y otro, sigilosamente y mirando en derredor. El golpe del corazón le retumbaba dentro del cráneo, pero ya no tenía miedo. En la habitación de los conjuros, ante la repisa de las imágenes piadosas y de los groseros amuletos, donde ardía una vela acabada de encender, doña Bárbara, de pie y mirando el guaral que medía la estatura de Luzardo; musitaba la oración del ensalmamiento: – –Con dos te miro, con tres te ato: con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo» ¡Hombre! Que yo te vea más humilde ante mí que Cristo ante Pilatos.

Y deshaciendo el ovillo, se disponía a ceñirse el cordel a la cintura, cuando de pronto se lo arrebataron de las manos. Se volvió bruscamente y se quedó paralizada por la sorpresa. Era la primera vez que se encontraban frente a frente madre e hija desde que Lorenzo Barquero fue obligado a abandonar aquella casa. Ya sabía doña Bárbara que Marisela era otra persona desde que estaba en Altamira, pero a la sorpresa de la aparición intempestiva se añadió la que le produjo la hermosura de la hija, y esto no le permitió precipitarse sobre ella a recuperar el cordel.

Ya iba a hacerlo, pasado el momentáneo desconcierto, cuando Marisela volvió a detenerla, exclamando:

– – ¡Bruja!

Tal como dos masas que chocan, saltan en el encontronazo y caen luego desmoronadas, confundiendo sus fragmentos, así sucedió en el corazón de doña Bárbara cuando en los labios de la hija estalló el epíteto infame, que nadie fuera osado a pronunciar en su presencia. El hábito del mal y el ansia del bien, lo que ella era y lo que anhelaba ser para que pudiese amarla Santos Luzardo, chocaron, se encresparon y se confundieron, deshechos, en una masa informe de sentimientos elementales.

Entretanto, Marisela se había precipitado a la repisa y echado al suelo de una sola manotada toda la horrible mezcla que allí campaba: imágenes piadosas, fetiches y amuletos de los indios, la lamparilla que ardía ante la estampa del Gran Poder de Dios y la vela de la alumbradora, mientras con una voz ronca, de indignación y de llanto contenido, rugía: – – ¡Bruja! ¡Bruja!

Enfurecida, rugiente, doña Bárbara se le arrojó encima, le sujetó los brazos y trató de arrebatarle la cuerda. La muchacha se defendió, debatiéndose bajo la presión de aquellas manos hombrunas que ya le desgarraban la blusa, desnudándole el pecho virginal, para apoderarse de la cuerda que había ocultado en el regazo, cuando una voz reposada y enérgica ordenó: – – ¡Déjela! Era Santos Luzardo, que acababa de aparecer en el umbral de la puerta.

Obedeció doña Bárbara y con un sobrehumano esfuerzo de disimulación trató de transformar en afable su faz siniestra; pero en vez de una sonrisa apareció en su rostro una mueca fea y triste de propósito fallido.

Y fue tan profundo el trastorno de su espíritu, que ni aun con «el Socio» pudo entenderse aquella noche. Ya había recogido del suelo y vuelto a colocar sobre la repisa las imágenes piadosas y los groseros fetiches y amuletos que derribó la manotada de Marisela; otra vez ardía la lamparilla votiva, aunque con un chisporroteo continuo, de aceite y agua mezclados en la mecha, y una llama vacilante, sin que dentro del cuarto, herméticamente cerrado, se moviera ni el más leve soplo de aire, y ya por varias veces había formulado el conjuro a que tan obediente se mostraba siempre el demonio familiar; pero éste no acudía a presentársele, porque, como en la mecha de la lamparilla, también había inconciliables cosas mezcladas en el pensamiento que lo invocaba.

– – ¡Calma! – –se recomendó mentalmente – –. Calma. Y en seguida la impresión de haber oído una frase que ella no había llegado a pronunciar: – –Las cosas vuelven al lugar de donde salieron. Eran las palabras que había pensado decirse para apaciguar su excitación; pero «el Socio» se las arrebató de los labios y las pronunció con esa entonación familiar y extraña a la vez que tiene la propia voz devuelta por el eco.

Doña Bárbara levantó la mirada y advirtió que en el sitio que hasta allí ocupara su sombra, proyectada en la pared por la luz temblorosa de la lamparilla, estaba ahora la negra silueta del «Socio». Como de costumbre, no pudo distinguirle el rostro, pero se lo sintió contraído por aquella mueca fea y triste de sonrisa frustrada.

Convencida de haberlas percibido como emanadas de aquel fantasma, volvió a formular, ahora interrogativamente, las mismas palabras que, de tranquilizadoras cuando ella las pensó, se habían trocado en cabalísticas al ser pronunciadas por aquél. Luego, ¿debía desistir de aquellos sentimientos que se trajo de Mata Oscura, sentimientos postizos que nunca llegarían a ser verdaderamente suyos, y en vez de procurar conquistarse el amor dede Santos Luzardo sólo por artes lícitas de mujer enamorada, apoderarse de su albedrío, como se apoderó del de Lorenzo Barquero, o suprimirlo a mano armada, como había hecho con todos los hombres que se atrevieron a oponerse a sus designios?

Pero ¿eran realmente postizas aquellas ansias de vida nueva que se habían precipitado dentro de su corazón con la misma vehemencia avasalladora con que siempre se le desataron los perversos instintos? ¿No estaba ella, tal cual era, con todo el vigor de su naturaleza en aquel anhelo de sepultar para siempre a la mujerona siniestra de la mano tinta en sangre, a la bruja, como acababa de llamarla Marisela? Y de las dos porciones del alma desdoblada, de lo que era ella y de lo que anhelaba ser –lo que tal vez habría sido si el tajo del Sopo no troncha la vida de Asdrúbal –, de la región tenebrosa donde se alzaba el espectro viviente de un hombre envilecido por sus hechizos, y otro que se iba de bruces dentro de una zanja, con una lanza hundida en la espalda, noche cerrada sin un parpadeo de estrellas, y de la que aún recibía el resplandor intermitente de aquella luz de buen amor que brilló un instante en la piragua de los sarrapieros; de las dos porciones irreconciliables levantáronse las réplicas.

– ¿Vuelve acaso la culebra a su concha ni el río a su cabecera?

–Vuelve la res a la majada y el perdido a la encrucijada donde erró el camino.

– ¿En el rodeo de Mata Oscura?

– ¿Entre los brazos de los sarrapieros?

Y no se podría decir cuándo interrogaba ella y replicaba «el Socio», porque ella misma no sabía dónde había perdido el camino.

Se buscaba y, sin dejar de hallarse, no se encontraba. Quería oír lo que le aconsejara «el Socio»; mas apenas comenzaba éste, ya ella tenía formulada la réplica, y las dos frases se encabalgaban y se atropellaban, y ambas eran percibidas por sus oídos como ajenas, siendo sentidas como propias, cual si su pensamiento fuera arrastrado, en un flujo y reflujo de mareas tormentosas, de ella al fantasma, y de éste a ella.

Era insólita esta conducta del demonio familiar, cuyos consejos y premoniciones siempre los había percibido doña Bárbara claros y distintos, como originados de un pensamiento que no tuviera comunicación inmediata con el suyo, palabras que otro pronunciaba y que ella percibía, ideas que a ella no le habían cruzado por la mente; mientras que ahora sentía que todo lo que decía y lo que escuchaba estaba ya en ella, poseía el calor de intimidad de su espíritu; no obstante lo cual, se le volvía incomprensible, como si perdiera todo lo que de suyo tenía al ser formulado por «el Socio».

– ¡Calma! Así no podremos entendernos. Hundió la frente ardorosa entre las manos ateridas y así permaneció largo rato en silencio y sin pensamientos. Chisporroteó con más fuerza la llama de la lamparilla, ya para extinguirse, y a los oídos alucinados de doña Bárbara llegó clara y distinta esta frase: –Si quieres que él venga a ti, entrega tus obras. Alzó de nuevo la mirada hacia la sombra que por fin le decía algo que ella no hubiera pensado; pero la lamparilla se había extinguido y todo era sombra en torno suyo.

Algunos especialistas creen que la obra de Rómulo Gallegos debe ser revalorada en función de métodos críticos. Este ejercicio, que aportaría una lectura novedosa, haría a un lado ciertos enfoques que han viciado la lectura de la obra galleguiana. Según Juan Liscano en "Otra Doña Bárbara", hace alusión a los valores y colores localistas, folklóricos, nacionalistas, costumbristas, argumentales y textuales, por un lado y por otro, la necesidad de rescate de la valoración profunda en función de símbolos, arquitipos, proyecciones trascendentes y contenidos insuficientemente expresados por significantes. que nutren los estudios analíticos de la obra del escritor venezolano.

Acogiéndonos a esta propuesta, hemos decidido leer a Doña Bárbara desde otro punto de vista. Por ello, el objetivo fundamental de este trabajo es referirnos a los problemas de construcción que ofrece Doña Bárbara como personaje, y las relaciones actanciales que se desprenden de ésta hacia sus compañeros ficcionales.

Primero haremos una breve presentación del autor y de su obra, haciendo una ubicación espacio-temporal. Nos referiremos, brevemente, a sus valores como escritor y la importancia de su novelística, con particular referencia a su novela Doña Bárbara, para luego adentrarnos en el análisis del personaje central de esta obra.

Como es sabido, los personajes son portadores de significación del universo ficticio. Pero no es casual, tampoco, que algunos personajes bañados de "autenticidad" traspasen las fronteras de la ficción para convertirse en modelos de lo real, como en el caso de Doña Bárbara. Este personaje es un eje en el que confluye, no sólo la identificación del lector, sino también la del autor. Todo ello conduce al diálogo autor/lector a través de múltiples niveles de identificación que ofrece la figura. El personaje es una figura del discurso. El diseño de Doña Bárbara arroja luces sobre las claves de su construcción y de su significación como productora de sentido, mientras sigue los modelos convencionales y no se edifica en función de la trasgresión de los mismos. Se desea un funcionamiento específico, de acuerdo a su interrelación con los otros elementos del discurso, y siempre de acuerdo a su desplazamiento y jerarquización de la historia y la intriga en la composición total de la novela de Gallegos. Las preguntas se suceden: ¿Es doña Bárbara un simple portavoz de un mensaje ideológico positivista? ¿Cuáles son los mecanismos de ficcionalización que utilizó el autor para construirla?, ¿Cómo operan éstos y qué efectos producen en los elementos del discurso?. Nos proponemos redimensionar a Doña Bárbara como ente individual en su tránsito por la historia, como cifra de actitudes vitales arquetípicas y, además, como elemento del discurso. Por ello, nuestra metodología toma en consideración varios autores como Forster, Henry James, Juan Liscano, Joseph Cambell y otros que resulten importantes para nuestro trabajo.

Doña Bárbara es una figura a la que Gallegos le dedica más peso en el espacio narrativo y, a la vez, proyecta la mayor carga semántica. Es ella el principal portavoz del cuadro de (anti)valores del autor y, en esa medida, puede ser antiheroína, porque representa el opuesto a las expectativas y convenciones de un sistema ideológico y estético. Su oponente será Santos Luzardo, un personaje que crece a la sombra de la mujerona, inmerso en la ginecocracia que lo devora. Es Hécate la que intenta seducirlo, mientras la madre terrible acosa a Marisela.

Marisela y Doña Bárbara se unen en un gesto narcisista. Narcisismo entendido como la proyección de un personaje en otro. Sin embargo, en esa conflictiva relación que se desata entre ambas, la ausencia tiene un papel protagónico y dicha ausencia está planteada con relación al otro, es decir, de doña Bárbara a Marisela y viceversa. Hay una enorme cantidad de datos que yacen en la ficción para configurar las principales dimensiones del carácter contradictorio de ambos personajes, que son recipientes de la hostilidad del personaje.

También verificamos que este personaje de Gallegos, va a refractar el mundo estructuralmente y la verbalización que lo construye diseñará su propia e interna verosimilitud, siempre y cuando responda a su función estética privilegiada que supere lo social o lo ético. Solución no siempre feliz, en el caso de Gallegos, dado su discurso moralizante que impregna y reprime las acciones de los personajes.

I. UBICACIÓN ESPACIO-TEMPORAL DE LA OBRA DE RÓMULO GALLEGOS.

A.Tiempo de Venezuela y tiempo del mundo. Rómulo Gallegos forma parte de esa gama de escritores de su época que lograron traspasar las fronteras de las letras hispanas, aquéllos que, según José Ramón Medina son clásicos del género narrativo. Acompañan al maestro : Manuel Díaz Rodríguez, Rufino Blanco Fombona, José Rafael Pocaterra y Teresa de la Parra. También podemos ubicar dentro de este grupo a Pedro Emilio Coll y Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, por nombrar algunos de los más destacados. Como es sabido, nuestra narrativa surgió tardíamente en el siglo pasado. El movimiento positivista de 1895 va a dar el empuje al cuento y a la novela venezolana.

Los antecesores de Gallegos dan pie para que este autor se encuadre dentro de su tiempo histórico. Desde el período de la Emancipación, en Venezuela, algunos escritores intentaron verter en sus obras, de carácter épico, los aspectos nacionalistas; exaltaban los valores telúricos y geográficos en función de una toma de conciencia de lo americano.

La época antes mencionada comienza con la literatura política, la cual se reduce, casi toda, a la oratoria y al periodismo. La encabezan Juan Germán Roscio, con sus artículos publicados en La Gaceta de Caracas; Simón Rodríguez, con sus escritos sobre política y principalmente sobre educación, y Simón Bolívar, con sus cartas y discursos. La obra de este último constituye el material más representativo del nuevo estilo: muy afrancesado, coloreado y apasionado; metafórico y entrecortado, que responde a las circunstancias históricas. Posteriormente, Juan Vicente González y Eduardo Blanco intentarán convertir esas escrituras en materia literaria. Fermín Toro y Rafael María Baralt, entre otros, también tantean los caminos de una narrativa nacional.

Hacia finales del siglo XIX, surgen dos manifestaciones literarias que van a significar, en cierto modo, los verdaderos antecedentes de nuestra narrativa:

El Tradicionismo que insinúa un relato de época que mucho tiene de regazo colonial en cuanto a que sus cultores tienden, precisamente, a revivir aspectos olvidados o desconocidos de aquella aparentemente apacible edad venezolana, lindante, a veces, con la memoria desdibujada de una fábula tierna.

El Costumbrismo tiende a descubrir ágiles facetas de la vida real de la época ejerciendo el costumbrista oficio de pintor liviano de hechos, tipos y costumbres de la sociedad venezolana decimonónica, con preciso sentido de actualidad, sal del ingenio popular y hasta ironizante, crítica que muchas veces regocija , humorísticamente, con los males o supuestos males de la pequeña circunstancia de la existencia criolla.

Estas dos manifestaciones serán el material de nuestra literatura de ficción; darán a conocer los escritores, según su propia visión "un sentido venezolano de la vida, un aliento autóctono en temas y problemas de exploración literaria que en su mayor edad habrán de servir de elementos de creación para una perspectiva y mensaje de trascendencia".

A principios del siglo XX, está en boga en nuestro país el Modernismo, movimiento de una gran riqueza estilística, de una nueva sensibilidad frente al fenómeno literario, y de actitud más humana ante la historia viva. Va a ser éste la fuente directa del Criollismo venezolano que, con la novela En Este País de Urbaneja Achelpohl, conformará los cimientos de la narrativa nacional de comienzos de siglo. Toda esa literatura, hasta ese momento, se apoya definitivamente, en la realidad y no en la escritura, o en el juego de la imaginación y el lenguaje.

Basado en sus antecedentes, el escritor venezolano de principios del siglo XX, tiende a tomar parte, a ser combatiente y juez de su narración. Tenemos como ejemplo de esto El Cabito de Pío Gil; El Hombre de Hierro y El Hombre de Oro, novelas de Rufino Blanco Fombona; Política feminista y Tierra del sol amada, las novelas y algunos cuentos de José Rafael Pocaterra. Todos estos autores, quienes se comprometen con su país, y políticamente sufren los quehaceres de la dictadura, convierten sus obras en una denuncia realista y satírica. No penetran en el estudio psicológico de sus personajes, sólo reflejan las lacras nacionales, tipos ciudadanos pertenecientes a diversas clases sociales, no con su función literaria sino bajo una responsabilidad social.

Gallegos condena maravillosamente los valores vernáculos; trata de hacer un arte literario más ambicioso y universal. Todo ese proceso anterior es como una preparación para fijar un rumbo al arte nacional de novelar.

Con sus grandes facultades creadoras, fija las posibilidades de un nuevo estilo, a las aportaciones de los escritores citados anteriormente. Gallegos, según afirma José Ramón Medina "agrega una desbordante pasión de contornos humanos, de arraigo elemental, primero, sobre la realidad, que lo coloca en el centro de un vasto campo de autenticidad nacional, lindante con la épica".

Vemos, entonces, cómo Venezuela se encuentra totalmente aislada con respecto a la literatura universal. Este apartamiento hace que Gallegos sólo se centre en el campo social del país. Juan Liscano dice:

Con Gallegos culmina una etapa de nuestra narrativa, aquélla de inspiración nativista y costumbrista, de corte realista, de lirismo descriptivo. Cesa el confinamiento naturalista; se toma del Modernismo cierta virtud estetizante, cierta riqueza lingüística y adjetivante, lo subjetivo queda relegado y el novelista se convierte en espejo de la realidad multiforme de su país; geografía, fauna y flora, humanidad variada, historia y destino.

A.Elementos de su obra.

Es importante hacer referencia a varios aspectos definitorios de Rómulo Gallegos que lo llevan a destacarse como hombre dedicado a las letras en Venezuela.

1.- Vocacionalmente fue escritor, pues, al igual que sus antecesores, es diversificado. En Venezuela no hay profesionales de la literatura. El escritor es a la vez diplomático, periodista, educador, pero, a diferencia de ellos, Gallegos crea todo un mundo de ficción y se dedica a escribir. 2.- Cohesión dentro del criterio tradicional de la novela. Unifica todo un mundo de cosas de la realidad de su época. 3.- Lo que el Criollismo, como escuela, había dado a conocer dentro de la narrativa nacional, Rómulo Gallegos lo valora y lo hace arte. 4.- Dentro de la Venezuela literaria de su época, no es atrasado, sino que engrana en los lineamientos claramente establecidos. 5.- Profundiza el tema social dentro de la literatura venezolana y lo trata con delicadeza.

A.El tiempo literario de Venezuela no es el tiempo literario del mundo.

Se ha advertido anteriormente el atraso, el aislamiento que Venezuela tiene con respecto al resto del mundo. Esto se debe, según Efraín Subero en su obra El problema de definir los hispanoamericano, a tres aspectos:

1.- Aislamiento entre el creador y el público. Ha faltado el instrumento que lo unifique. Los creadores sienten que el contexto histórico europeo los agobia. No hay originalidad en Hispanoamérica. "Ese es el grave problema nuestro. La inteligencia no ha regido el destino de nuestros países. La inteligencia ha denunciado realidades o propuesto soluciones que se han quedado en el plano ideológico". Hemos tenido grandes pensadores: Simón Rodríguez, Andrés Bello, Cecilio Acosta, pero las ideas se han quedado allí, no ha habido quien las haga progresar. El público se mantiene marginado. 2. Aislamiento entre una región y otra del país: Cada quien anda por su lado. Los escritores urbanos se conocen entre sí, a veces, pero no conocen a los foráneos. Nos hemos preocupado por solventar este aislamiento a nivel nacional. 3. Aislamiento Continental: A nosotros, todos los avances culturales nos llegan tardíamente.

Apartando la gran obra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, hasta la primera década del siglo XX, las obras literarias se mantuvieron bajo unos lineamientos estipulados, entre otros, por Aristóteles, Horacio y Boileau. José Balza en su obra Los Cuerpos del Sueño, dice:

Durante siglos, el arte de novelar atendió a convicciones que derivaban -por error- de la Poética (Aristóteles) y de hábitos orales o escritos típicos en ciertas narraciones populares. Así, el desarrollo lineal del relato, la figura del personaje, los componentes del paisaje, se juntaban alrededor de un tema político o amoroso, para crear novela.

Con la publicación, en 1931, de Por el camino de Swan, de Marcel Proust, se opera un cambio en la noción de la novela. Se podría decir que "ha surgido el desarrollo corporal del relato". Con Proust aparecen Kafka, Joyce, Faulkner, John Dos Pasos, Huxley, Dunell, Robbe Grillet, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Guillermo Meneses, Juliio Cortázar y otros, quienes lograrán plasmar en la literatura las innovaciones técnicas.

Con estos escritores, surgen dos ejes de la narración: el tiempo y el espacio narrativo. La base de la anécdota va a ser la palabra. Ella

constituye la tercera unidad mínima para percibir, seleccionar e identificar la realidad. También el punto de vista del narrador varía. Ya no sólo sería el narrador omnisciente, conocedor de los más recónditos mundos internos de sus personajes, sino que ellos mismos (los personajes) se dan a conocer. Surge el monólogo como base de ese mundo interior, hay un cambio de él a yo. En las transformaciones que hace la novela en este siglo, y lo que verdaderamente es literatura, Guillermo Meneses dice:

Todo es literatura y todo sirve a la literatura y, en cambio, la literatura no puede ser utilizada fuera de su propio y exacto significado (que es la expresión del hombre artista) sin desvirtuarla y destruirla. Sin embargo, hay escritores para quienes el ejercicio de escribir tiene que ser utilizado. Son los que suponen que el contenido de una obra es superior a su forma, que la expresión es menos importante que la imagen del mundo que el autor quiere dar. Son esos escritores los que afirman que la literatura existe para enseñar deleitando, para esconder en el grato exterior una profunda lección…

Visto de esta manera, se podría decir que Rómulo Gallegos no encuadra en el tiempo literario del mundo. Si Venezuela no está en el tiempo literario del mundo, tampoco lo esta él.

I. RÓMULO GALLEGOS Y LA VENEZUELA QUE SE HACE

Rómulo Gallegos hace las primeras tentativas ideológicas por medio de la revista La Alborada, la cual tenía una orientación política, y quienes escriben en ella tienen su interés puesto en Venezuela. Los que escribían en esta revista "estaban mucho más pendientes de fijar posiciones ante la realidad social y política venezolana que de adquirir sobre las búsquedas de los artistas y de los escritores noveles de París, Roma o Londres". Además, también hay que agregar lo difícil de los medios de comunicación entre nuestros países y Europa; éstos eran muy lentos para los primeros años del siglo XX, los movimientos literarios vernáculos estaban al margen de las corrientes más nuevas y de actualidad.

Gallegos utiliza la revista como su primer instrumento para difundir sus ideales reformistas, en el campo de la acción social. Se siente comprometido en la lucha. En 1909, refiriéndose a La Alborada dice:

A esta obra, cada quien debe aportar su entero valor, sus energías todas, toda la decisión y buena fe que pide labor tan alta y todo el desinterés que se necesita para la realización de un ideal elevado. Y, no redunda decirlo, ninguno otro más alto y noble que este: la patria.

Gallegos conoce la historia de Venezuela, donde aparecían constantemente alzamientos, revoluciones y enguerrillamientos, todos ellos para traer sólo males y víctimas al país. Frente a esto y ante las tradiciones del machismo, del hombre de presa, de la guerra civil y del asalto al poder, quiere la voluntad civilista, deseosa de establecer entre los venezolanos un régimen de convivencia y de respeto por los sentimientos nobles de una moral tradicional.

Posteriormente, también utilizará la novela y todos sus escritos, como su arma de pelea. La necesidad de dar a conocer su ideología lo lleva a hacer de sus obras el medio para acercarse a su pueblo.

Ángel Damboriena dice que

Gallegos ha sabido acercarse al dolor de su patria con amor de padre y no con indiferencia de médico, ni amargura de resentido; su aproximación se ha realizado con hondo calor humano, con actitud libre de prejuicios doctrinarios y con una visión directa, limpia de influencias exóticas.

En el tema de todas sus novelas veremos solapadamente cómo para Gallegos el hombre es lo más importante, el cumplimiento del deber, la humildad, el amor y la educación serán necesarios para una regeneración nacional.

En cada una de sus obras, junto con el valor literario, se aprecia una proposición civilizadora. Una llamada al lector para que asuma su responsabilidad ciudadana. Así La Trepadora (1925), Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934), Canaima (1935), Pobre Negro (1937), Sobre la misma tierra (1943), El Forastero (1942), La brizna de paja en el viento (1952), de ambiente cubano y Tierra bajo los pies (cuya acción acontece en México, publicada después de la muerte del autor), realizan, de alguna forma, las propuestas de La Alborada, en cuanto se refiere a la responsabilidad del intelectual venezolano en la orientación de su pueblo, el rechazo a la violencia, a la inmoralidad, al facilismo irresponsable, a la ausencia de ideales, a la improvisación y a la incultura.

Como escritor, Gallegos es de corte clásico. Su lenguaje y su técnica llegan a todo tipo de lector. Conoce la necesidad del pueblo, y sabe que, gracias a la lectura de obras literarias, también se puede enseñar. El lenguaje utilizado en sus obras es sencillo, claro y por lo tanto comprensible.. Cuando utiliza los modismos y las expresiones coloquiales está justificando la riqueza de nuestro idioma.

La intención de este escritor, al hacer tomar conciencia de la realidad venezolana, no le resta, desde el punto de vista formal, nada a sus escritos. En las descripciones que hace vemos un fluir de figuras literarias. Encontramos páginas espléndidas como ese pasaje de la novela Doña Bárbara en que describe el alba de los llanos con sabor a tierra bravía, con ritmo salvaje de vida exuberante y rica. En la palabra, en los modismos, en la frase, en el diálogo, en las descripciones, vemos presente el alma ruda del llanero venezolano.

La pasión por Venezuela lleva a Gallegos a un alejamiento de la literatura contemporánea. Como escritor, no busca caminos nuevos, no busca técnicas modernas para mostrar su obra. Sin embargo, hay belleza y literatura cuando pinta la realidad venezolana. Su obsesión por el planteamiento social limita su técnica en el campo literario. Respecto a esto Felipe Massiani dice:

La novela de Gallegos significa una fecha en la trayectoria de las letras nacionales. Representa, hasta ahora, la versión más amorosa y acertada del paisaje venezolano, y de las vicisitudes cordiales del hombre que dialoga con él; fija una nueva manera de acercarse a ese nuevo paisaje, manera que lo vivifica y dramatiza.

Gallegos se mantuvo subyugado por las convenciones que Europa había descartado años atrás: el tiempo y la narración lineal, la descripción física y psicológica de los personajes y el paisaje, el narrador en tercera persona, conocedor del mundo interior de sus personajes.

Como escritor preocupado por su país, mantuvo una escritura tradicional, pero no cerrada. Sus obras han sido analizadas desde muchos puntos de vista. Tal vez sea Gallegos el escritor venezolano que más ha recibido críticas a sus obras, unas positivas y otras negativas; sin embargo, se mantiene gracias a las enseñanzas que dejó a través de ellas.

Queda en nosotros hacer diferentes lecturas de sus escritos para mantener viva su obra. Han sido muchos y seguirán siendo múltiples los análisis que se hagan de su obra. Siempre habrá algo diferente y nuevo en ellas.

I. ¿DOÑA BÁRBARA ES UNA HEROÍNA O ES UN PERSONAJE PROBLEMATIZADO?

Los personajes son portadores de significación del universo ficticio, y la orientación va del autor y su referente al texto, y finalmente, al lector, quien recibe y, por lo general, resemantiza. Pero, estudiar al personaje como ente de ficción, aislándolo del referente real (del modelo de persona) impuesto por anteriores modelos críticos, resulta casi imposible. Para Carmen Bustillo, "hay en el personaje demasiado de la figura del hombre mismo como para no caer en las tentaciones de la aproximación mimética, incluso invirtiendo los términos de movimiento realidad-invención". No es casual, entonces, que algunos personajes, bañados en "autenticidad" traspasen las fronteras de la ficción para convertirse en modelos de lo real como Doña Bàrbara.

Este personaje es un eje en el que confluye no sólo la identificación del lector (por analogía o por rechazo, el lector se reconoce en el personaje) sino también la del autor (quien hace una proyección de su concepción del hombre y de sí mismo, fragmentada o completa). Todo esto conduce al diálogo lector/autor a través de "múltiples niveles de identificación que ofrece la figura del personaje" .

El personaje es una figura del discurso. Cuando se diseña a Doña Bárbara, las claves de su construcción y de su significación como productora de sentido, sigue los modelos convencionales y no se diseña en función de la trasgresión de los mismos. Una idea se ha convertido en una imagen y se desata un funcionamiento específico, de acuerdo a su interrelación con los otros elementos del discurso, siempre de acuerdo con su desplazamiento y jerarquizaciòn en la historia y la intriga en la composición total de la novela de Rómulo Gallegos. Pero, ¿es Doña Bárbara un simple portavoz de un mensaje ideológico abiertamente positivista?. ¿Tiene coherencia interna? ¿Por qué es protagonista o, si se prefiere, columna vertebral de la obra? ¿Por qué desata relaciones catóptricas en las cuales se envuelven los personajes? ¿Qué mecanismos de ficcionalización utilizó el autor para construirla? ¿Cómo operan éstos y qué efectos producen en los elementos del discurso?. A Doña Bárbara hay que redimensionarla como ente individual en su tránsito por la historia, como cifra de actitudes vitales arquetípicas y, además, como elemento del discurso.

Si vemos a Doña Bárbara bajo la óptica de autores-teóricos como Forster y Henry James , quienes enjuician a los personajes según proyecten una imagen auténticamente humana e identificable para el lector, ella entraría dentro de la categoría de characters. que son personajes con densidad y fuerte contorno, opuestos siempre a personajes diluidos o desdibujados, o apenas esbozados que llamaremos figuras o ficelles (elementos importantes dentro del tratamiento general de la historia, pero sin interés en sí mismos). El problema de esta visión analítica propuesta por James es que se resuelve en una proyección de vida. Sin embargo, la novela telúrica, en la que cabe la inserción de la obra galleguiana, concede más espacio a una visión como la propuesta por Jitrik , quien rastrea el proceso de selección que lleva de los personajes masa y secundarios a la protagonista -Doña Bárbara-, "como condensador jerárquico de la acción, y de allí al héroe, que sería el punto máximo de la energía transformativa ".

Para Jitrik, surge la noción del héroe (heroína en nuestro caso) "que es la protagonista como paradigma, el personaje aparece en todo su esplendor, no sólo como función en el mundo narrativo, para ordenarlo y hacerlo comprensible, sino referencia y relación con el mundo exterior incrustado en el campo narrativo imaginario" . La noción del héroe absorbe todas las otras y rige polarizadamente casi todo el universo narrativo conocido. De acuerdo con esta teoría, Doña Bárbara se construye a partir de modelos reales que simbolizan los valores de una sociedad dada. Doña Bàrbara es una representación ideológica de la sociedad agrícola, y acaso bárbara, que exalta sus fundamentos afirmándolos y mitificándolos. En ese movimiento de "trasvasamiento" semántico, se reconocen autor y lector, por eso, esta noción está relacionada intrínsecamente con la verosimilitud.

Con la ayuda de la sociedad -los críticos y lectores- alimentan y redimensionan la forma de Doña Bárbara, proposición enunciada por el escritor venezolano Juan Liscano, como ya hemos mencionado en páginas anteriores.

Doña Bàrbara es una figura a la que Gallegos -aún desde el título que es por demás indicial- le dedica más peso en el espacio narrativo y a la vez, proyecta la mayor carga semántica. Es ella el principal portavoz del cuadro de (anti)valores del autor y en esa medida puede ser antiheroína, porque representa el opuesto a las expectativas y convenciones de un sistema ideológico y estético. Su oponente será Santos Luzardo, un personaje que crece a la sombra de Doña Bàrbara, inmerso en una ginecocracia literaria que lo devora.

Tomando como referencia a Fernando Risquez, Doña Bárbara es Hécate quien intenta seducir a Santos Luzardo y además es la madre terrible que acosa a Marisela.

Para Feldman, Cywiner y Kaplan: Gallegos muestra lo que debe ser América y también lo que no debe ser; lo bueno y lo malo en la naturaleza y en los hombres (...) La Protagonista de la novela, y que le da su nombre, es justamente Doña Bàrbara, criatura y personificación de los tiempos que corrían. El autor la presenta como el resultado lógico de su origen, su educación y el ambiente físico y espiritual en el que se ha criado (...) A un temperamento impetuoso, se suman en ella supuestos poderes de hechicería que cuida de alimentar en el espíritu simple y supersticioso de los sencillos campesinos (...) Frente a Doña Bárbara, símbolo de las fuerzas oscuras y primitivas de la tierra, se yergue Santos Luzardo, verdadero antagonista, empeñado en hacer triunfar los valores de la civilización por su consagración al trabajo .

Doña Bàrbara se inscribe en lo que Jitrik llama héroe naturalista (versión del héroe problemático de Luckacs) porque es capaz de ejercer un criterio de discernimiento (alejado de la noción del héroe clásico). La construcción de este personaje ilustra la visión positivista. Por otra parte, se demuestra el afán de verosimilitud (entendida como reflejo de una realidad observable) en la que el personaje puede enfrentarse a la sociedad o identificarse con ella (Santos Luzardo). Pero si nos quedamos en este nivel analítico, no exploramos a los personajes como elemento del discurso, sino su representatividad como persona o símbolo de una colectividad.

La heroicidad y la noción de héroe sigue existiendo en la literatura galleguiana, aunque articulada a los arquetipos intemporales, consideramos válido y pertinente revisar el enfoque arquetipal propuesto por Joseph Campbell en El héroe de las mil caras. Doña Bárbara, a ratos, celebra la destrucción -y aquí hay indicios de modernidad-, la desintegración, el desastre y el fragmento, opciones de muchos para ver el mundo. Una imagen arquetipal es un espejo de la naturaleza colectiva que toma un lugar en la tierra y constituye, a partir de allí, el mito. Si héroes y hazañas sobreviven en nuestro tiempo, obviamente la literatura los va a registrar. Por ello, la aventura mitológica de Doña Bárbara y de su oponente Santos Luzardo, estaría marcada por la separación, la iniciación y el retorno (la separación del mundo, penetración en una fuente de poder y regreso a otra vida para vivirla con más sentido). Y esto apunta a lo que Delprat esboza:

Pero no es Doña Bárbara de tan sencilla construcción. La aventura de la protagonista principal y la de Santos Luzardo, segundo personaje del libro, son de doble dirección. En cada uno se ilustra la posibilidad de seguir un camino determinado: a la regresión o al progreso. La historia no es una vía de sentido obligatorio; no hay una necesidad histórica sino una alternativa. Como en las leyendas tradicionales, (...) el protagonista puede escoger entre el bien y el mal, entre el amor y el odio, entre la acción constructiva y la destructiva, en ningún caso se sugiere la elección entre las formas del pasado y las del futuro (excepto al final, cuando Santos Luzardo es mostrado como visionario en sus proyectos de transformación de los llanos.

Doña Bárbara es recipiente de arquetipos universales, especialmente los referidos a la figura de la mujer, trina en esencia y una en persona: (Hécate- Kore-Ceres). El complejo arquetipal griego toma y modeliza a las figuras femeninas y las resuelve en la tríada previamente mencionada (Ceres es la madre eterna; Hécate es la bruja y el eterno misterio; es decir, la esfinge, y Kore es la hija, la doncella eterna). El complejo arquetipal femenino de naturaleza triforme hace acto de presencia en Doña Bárbara. Ella es Ceres, madre dadora de vida, capaz del sacrificio (al Final); pero es también madre mala, expulsadora, dominante, devoradora de hombres y castradora.

Ni aun la maternidad aplacó el rencor de la devoradora de hombres; por el contrario, se lo exasperó más. Un hijo en sus entrañas era para ella una victoria del macho, una nueva violencia sufrida, y bajo el imperio de este sentimiento concibió y dio a luz una niña que otros pechos tuvieron que amamantar, porque no quiso ni verla siquiera.

Kore está representada por Barbarita, la muchacha dulce e ingenua que se enamoró de Asdrúbal en el bongo, y por Marisela, la hija de La Dañera, virgen, cerrada, fría y rechazante. Y cara de Doña Bárbara, la de Hécate: hechicera, bruja, seductora de los filtros del amor, bruja diabólica y cortesana. Sólo ella sabe que el arquetipo de la brujería cristaliza la feminidad. Es la esfinge, enigma por excelencia.

En efecto, la superioridad de aquella mujer, su dominio sobre los demás y el temor que inspiraba, parecía radicar especialmente en su saber callar y esperar. Era inútil proponerse arrebatarle un secreto; de sus planes nadie sabía nunca una palabra; en sus verdaderos sentimientos acerca de una persona, nadie penetraba.(pp.132-133)

Es la legendaria Eva sierpe:

En la habitación de los conjuros, ante la repisa de las imágenes piadosas y de los groseros amuletos, donde ardía una vela acabada de encender. Doña Bárbara, de pie y mirando el guaral que medía la estatura de Luzardo, musitaba la oración del ensalmamiento: -Con dos te miro, con tres te ato; con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. ¡Hombre! Que yo te vea más humilde que Cristo ante Pilatos.(p.323)

Los espectros internos, los dobles femeninos, atraen a sus víctimas-cómplices y las dejan abandonadas. Enmascarada, Doña Bàrbara, esconde una Eva-sierpe, una virgo satánica, nefasta. Es mujer dañina, castradora para el hombre. El deseo femenino está imbricado con la muerte, porque los que beben de la fuente matricial saben de su poder mortífero, letal:

Y en vez de procurar conquistarse el amor de Santos Luzardo, sólo por artes lícitas de mujer enamorada, o apoderarse de su albedrío como se apoderó del de Lorenzo Barquero, o suprimirlo a mano armada, como había hecho con todos los hombres que se atrevieran a oponerse a sus designios...(p.326)

El personaje de Doña Bárbara, como todo el diseño narrativo de Gallegos, va a refractar el mundo estructuralmente y la verbalización que lo construye diseñará su propia e interna verosimilitud, siempre y cuando responda a una función estética privilegiada que supere lo social o lo ético. Solución no siempre feliz en el caso de Gallegos, dado su discurso moralizante que impregna y reprime las acciones de los personajes.

Por la construcción de la enigmática Doña Bárbara sí podemos inferir que ésta parece haberse escapado de la censura del hablante implícito, pues se mueve con creciente libertad. Si bien su diseño no trasgrede las nociones más contemporáneas de la literatura, porque, por razones obvias, no pudo ser así -el momento histórico y literario no lo permitía- hay esbozos incipientes de una sólida construcción con ecos y resabios míticos.

Gallegos cae en el diseño de dos tipos de personajes: dinámicos y estáticos, chatos y redondos. Pero el intento del autor es el de representar tipos que se construyen alrededor de ideas o cualidades. Sus personajes son siempre predecibles y es muy raro que uno de éstos llegue a sorprender al lector de una manera convincente. Hay una reflexión didáctica que opera en el hablante implícito en cuanto a los rasgos humanos que definirán a uno de sus personajes y la cualidad de movimiento que esos rasgos alcancen.

En el caso de Doña Bárbara, como personaje, su inspiración está basada en la esfinge, como hemos señalado anteriormente, porque ésta como aquélla son violadoras y asesinas de varones, pero nunca . Ambas son íncubos femeninos que matan abrazando y sofocando. Doña Bárbara es portadora de enigmas y es una mujer de estética envenenada, una especie de diosa histérica que preside altares y terrenos, es en todo caso, el paradigma de la mujer fatal. Doña Bárbara como esfinge es capaz de seducir por su naturaleza arcaica, sus connotaciones esotéricas y su fuerte potencial erótico.

El parentesco de Doña Bárbara con la esfinge puede extenderse, si queremos, a Medusa, una de las Gorgonas, ambas terribles con una mirada penetrante, capaces de convertir a los hombres en piedra o de destruirlos con una simple caricia. Enigma por excelencia, Doña Bàrbara contiene, en su significado, un último reducto inexpugnable. Si apelamos a Jung, veríamos un símbolo de la madre terrible en la que se hallan rasgos mitológicos. Bajo la máscara que concierne a la imagen de la madre y también a la naturaleza, se esconde el mito de la multiplicidad y la fragmentación enigmática del Cosmos y también se esconde la Bruja. Doña Bárbara aparece revestida de una ambivalencia notable: como imagen de la naturaleza y como la imagen terrible, como sentido y figura de la muerte. Vemos, por eso, que para Marisela, regresar a la madre significa morir.

La existencia de Marisela es posible en la medida en que la mujer mata simbólicamente a su madre y así será siempre porque "la cosas vuelven al lugar de donde salieron". Esto hace que lo ajeno se mezcle con la esencia propia. Sombra e imagen se funden. El reflejo remite siempre a la imagen original, primigenia, y la imagen que ve Marisela muestra una bruja, una mujer seductora. Hécate se enfrenta al Falo, y lo hace subliminalmente. Por eso Doña Bárbara es capaz de dominar bajo las sábanas, dominación sexual de una Eva primigenia que seduce a un Adán asustado (Lorenzo Barquero). La primera víctima de esta horrible mezcla de pasiones fue Lorenzo Barquero (...) y allá se tropezó con Barbarita, una tarde (...), una tormenta llanera que se prepara y desencadena en obra de instantes, no se desarrolla, sin embargo, con la violencia con que se desataron en el corazón de la mestiza los apetitos reprimidos por el odio, pero éste subsistía y ella no lo ocultaba. Cuando te vi por primera vez, te me pareciste a Asdrúbal- díjole después de haberle referido el trágico episodio-. Pero ahora me representas a los otros, un día eres el taita, otro día eres el Sapo. Y como el replicara, poseedor de orgullo: Sí cada uno de los hombres, todos aborrecibles para ti; pero, representándotelos, uno a uno, yo te hago amarlos a todos a pesar tuyo. Ella concluyó rugiente: -Pero yo los destruiré a todos en ti.(p.65)

Doña Bárbara está ligada íntimamente al destino, es decir, ella representa la figura maternal bajo la divinidad del destino. Ella es el aspecto cruel de la naturaleza, su indiferencia con el dolor humano. En este territorio íntimo (narrativo), la realidad se confunde con las necesidades animales. La aterradora imagen de la feminidad tiene un reverso siempre presente de anarquía, fealdad, vicio y terror que se yergue con su fuerza divino-satánica para precipitar el caos.

Todo lo que se aproxima a Doña Bárbara se torna ambiguo. Ella prepara pociones mágicas de amor y venenos de sórdidos encantamientos. Esta parte terrible nutre a la Gran Madre. La mujer, siempre en la encrucijada, espera inmortal, puesto que se repite; representa la traición, la venganza, se apodera del alma de los hombres que la rodean y los va castrando. Las manipulaciones de la bruja-mujer consisten en hacer creer al varón muy importante, como en efecto sucede con Lorenzo Barquero, a quien al mismo tiempo que le oculta su risa despiadada, le va quitando todo lo que posee. Ella humilla al falo, pero sin duda lo revindica para sí y en cierto modo, lo hace con su mágica y destructora sabiduría.

Algunos autores han creído que a la mujer la hace hembra lo que permite a la serpiente derrivarla y la capacita para inducir a un hombre a unirse con ella en pecado. Lorenzo Barquero será tiernamente vencido por el encanto femenino. Doña Bárbara cumple con la antigua función de la bruja: atormentar a los hombres en los sueños. Doña Bárbara pone perpetuamente ante los hombres la amenaza de la no existencia; ella sabe dominarlos y posee conocimientos para seducirlos y abortarlos:

El diabólico poder que reside en las pupilas de los dañeros y las terribles virtudes y las hierbas y raíces con que las indias confeccionan la "pusana" para inflamar la lujuria y aniquilar la voluntad de los hombres renuentes a sus caricias, apasiónanla de tal manera, que no vive sino para apoderarse de los secretos que se relacionan con el hechizamiento del varón. (p.63)

Doña Bárbara es la bella atroz, es la esfinge. La sensualidad profunda de esta mujer reside en el enigma, y el enigma, si nos remitimos a la mitología, lo representa la esfinge Doña Bárbara, como ésta, aterroriza la población proponiendo enigmas y devorando a los que no son capaces de resolverlas. Es evidente, entonces, que algunos arquetipos permean el tejido mismo de la construcción de este personaje galleguiano. Basta recordar, de nuevo, las múltiples formas que adquieren las relaciones de poder entre las figuras masculinas y femeninas, porque detrás de cada aventura que emprende el personaje hay un héroe que la ha cumplido antes, porque el mundo del mito es una fuerza secreta que condiciona el destino, es la geometría secreta que tiene amplias implicaciones textuales.

Ya iba a hacerlo, pasado el momentáneo desconcierto, cuando Marisela volvió a detenerla exclamando: -¡Bruja! Tal como dos masas que chocan, saltan en el encontronazo y caen luego desmoronadas, confundiendo sus fragmentos, así sucedió en el corazón de Doña Bárbara cuando en los labios de la hija estalló el epíteto infamante, que nadie fuera osado a pronunciar en su presencia. El hábito del mal y el ansia del bien, lo que ella era y lo que anhelaba ser para que pudiese amarla Santos Luzardo, chocaron, se encresparon, desechos, en una masa informe de sentimientos elementales. (p.324)

Tras la escena que protagonizan Marisela y Doña Bàrbara, desfilan muchas imágenes y pruebas de dominación, sublevación y sumisión. Doña Bárbara se suprime como esclava y trasciende, puesto que su conciencia servil inicial va diluyéndose interiormente. Siempre dispuesta para la transformación, persigue la autonomía que encuentran en el origen mismo de su servidumbre, encarnado en el amo-hombre que, posteriormente, será devorado, porque el esclavo triunfa donde el amo fracasa. Doña Bárbara desea reducir a su hija para privarla de su amenazadora potencia- presencia. Aquí hay una ambivalencia afectiva: amor odioso y odio amoroso. Marisela, por su parte, inicia su propia construcción en solitario y materniza (posee) su realidad. Las verdades que arguyen los personajes, siempre diferentes, suprimen y complementan otras. Solitarias, Marisela y Doña Bárbara dan rienda suelta a sus alucinados proyectos de eliminación: Pero, ¿quién ha dicho que sea necesario que él se me declare? ¿no puedo seguir queriéndolo por mi cuenta? ¿y por qué ha de llamarse amor el cariño que le tengo? No, Marisela, Cariño se le puede tener a todo el mundo y a muchas personas a la vez. ¿Adoración?... pero, ¿por qué razón todas las cosas deben tener un nombre?. (p.294).

También Doña Bárbara proyecta:

... hasta allí todos sus amantes, víctimas de la codicia o instrumentos de su crueldad, habían sido suyos, como las bestias que llevaban la marca de su hierro; pero al verse desairada una y otra vez por aquel hombre que ni la temía ni la deseaba, sintió -con la misma fuerza avasalladora de los ímpetus que siempre la habían lanzado al aniquilamiento del varón aborrecido- que quería pertenecerle, aunque tuviera que ser como le pertenecían a él las reses que llevaban grabado a fuego en los costillares el hierro altamireño.(p.245)

Hay cantidad de datos que están allí para configurar las principales dimensiones del carácter contradictorio de ambos personajes, que son recipientes de la hostilidad del ambiente: la madre y la bruja, la unidad y la desunidad. En lo femenino se anquilosa el poder del mito y la mujer devorará el mundo ficticio. Una compleja metamorfosis está presente, un simulacro que concentra la belleza y la fealdad, es decir, la madre y la hija, a Doña Bárbara y a Marisela. Ellas son dueñas de voces de murmurante memoria, voces que revelan la secreta y terrible trampa: la unidad del todo. Doña Bárbara-Hécate surge voraz, como la terrible y castradora madre, la bruja eterna. Entre mujeres se roban la cuota de poder que se van acumulando como capas de polvo, y el poder femenino contrata su participación en el orden cultural o histórico de estos personajes.

El régimen social matriarcal se impone por los lazos de la sangre, por las relaciones telúricas y por la aceptación pasiva de los fenómenos naturales, en el caso de Santos Luzardo, que va a representar el Patriarcado, hay respeto a la ley del hombre y a la obediencia jerárquica. Pero, los hombres de esta novela atraviesan por una fase en la cual se sienten dominados por el principio femenino. Doña Bárbara se presenta como enigma porque puede encantar, divertir y alejar de la evolución, pero también puede aparecer como la Gran Madre, es decir, como la Naturaleza. Como imagen arquetípica, este personaje es complejo, y la participación de elementos morfológicos femeninos, en símbolos tradicionales, como en este caso la esfinge, alude siempre al fondo de la naturaleza sobre el que se proyecta una idea, un concepto o una sumatoria de cosas. Doña Bárbara es instintiva y sentimental.

Pareciera que la existencia de Doña Bárbara es necesaria por la permanencia de los lazos que genera la posesión de la tierra, ella exalta la magia, el esplendor de la Naturaleza agreste. Su fin primordial es vencerse a sí misma, por eso entrega sus obras. En su destino coinciden lo histórico y lo simbólico. El poder es Doña Bárbara.

...la superioridad de aquella mujer, su dominio sobre los demás y el temor que inspiraba parecían radicar especialmente en su saber callar y esperar. Era inútil proponerse arrebatarle un secreto. De sus planes nadie sabía nunca una palabra, en sus verdaderos sentimientos acerca de una persona, nadie penetraba. Su privanza lo daba todo, incluso la incertidumbre perenne de poseerla realmente; cuando el favorito se acercaba a ella, no sabía nunca con qué iba a encontrarse. Quien la amara, como llegó a amarla Lorenzo Barquero, tenía la vida por tormenta.(pp.131-132)

El enfoque arquetipal es imprescindible, según algunos teóricos, para acceder a otras zonas de interpretación del texto -siempre y cuando exista la convicción de la persistencia de ciertos mitos compartidos- que muchas veces son el sostén del diseño de los personajes y de la estructura significativa de muchos relatos. No es gratuito, entonces, que un personaje sea la confluencia de un efecto de contexto, y cuando esto ocurre, es a través de la reconstrucción de las relaciones semánticas intratextuales como opera el lector.

Si en efecto hay resonancias míticas en Doña Bárbara, éstas deberán rastrearse dentro de la concepción del hombre (símbolo para el mismo cuando tiene conciencia de su ser) y su relación con el medio en que vive, para delimitar los rasgos que definen su época o su momento histórico. El personaje siempre será portador u opositor del sistema de valores propuestos intrínsecamente en la novela. Doña Bárbara y Santos Luzardo se sumergen en una realidad degradada y reviven los mitemas (unidades estructurales mínimas del mito en el discurso) del llamado, camino de pruebas, regreso y umbral.

Santos Luzardo emprende un viaje hacia el llano. Ese viaje lo pone en contacto con otros niveles de la realidad, y ademàs lo enfrenta con Doña Bárbara. Pero, al final, ese enviado será el agente transformador del medio y el vocero del positivismo o de la civilización. Se cumple así la función ética del personaje moralizante. Por lo tanto, el personaje se siente exiliado, insatisfecho con el entorno. Doña Bárbara y Santos Luzardo deberán enfrentarse al descenso a los infiernos, a la experiencia de la noche, al encuentro -fundamental en la novela- a la persecución y a la huida. Esos son los caminos de la iniciación:

En el primer momento Santos Luzardo se presenta como el hombre americano que ha perdido su identidad verdadera y regionalista al contacto con la ciudad. El trasplante ha producido en él la pérdida del sentimiento de patria, y está dispuesto a emigrar(...) Cuando después de pasar varios años en la ciudad, Caracas, donde ha seguido estudios universitarios, Santos Luzardo vuelve al llano, el contacto con el paisaje de la infancia despierta en él sentimientos olvidados; y siente crecer en su interior las fuerzas morales que le permitirán luchar contra Doña Bárbara para imponer leyes objetivas y justas.

Doña Bàrbara rechaza y fascina, por ello es una figura abyecta (esa encrucijada donde lo bello y lo feo se entroncan). Doña Bárbara es la imagen -para Marisela_ del reproche casi permanente. La doña es un monumento enloquecedor, donde lo opuesto femenino/masculino, se junta para formar un fantasma defensivo contra el poder persecutorio de la madre. Marisela se desplaza hacia su madre y finalmente toma el lugar de lo femenino, puesto que ésta es jánica: ella enlaza belleza y muerte. En esta particular circunstancia, el personaje se transforma y la violencia la posee. Así el abrazo se transforma en estrujón y la palabra en grito. Marisela se había precipitado a la repisa y echado al suelo, de una sola manotada, toda la horrible mezcla que allí campaba: imágenes piadosas, fetiches y amuletos de los indios, la lamparilla que ardía ante la estampa del Gran Poder de Dios y la vela de la alumbradora, mientras con una voz ronca, de indignación y de llanto contenido, rugía: ¡Bruja! ¡Bruja!. Enfurecida, rugiente, doña Bárbara se le arrojó encima, le sujetó los brazos y trató de arrebatarle la cuerda. La muchacha se defendió debatiéndose bajo la presión de aquellas manos hombrunas, que ya le desgarraban la blusa, desnudándole el pecho virginal, para apoderarse de la cuerda que había ocultado en el regazo.(pp.324-325)

Una mujer puede ser tanto como un hombre eficaz y terrible, además de temible, cuando entra en contexto novedoso o cuando se tropieza con un personaje que la obliga a ello. El desencadenamiento de las acciones deviene cálculo solapado. Doña Bárbara detenta el poder sobre los hombres, sobre los amores y sobre los bienes.

El femenino economiza, amasa y se instala para controlar a los hombres dóciles que, como en el caso de Lorenzo Barquero, se trata de un personaje problematizado y depresivo. No así en el de Santos Luzardo, quien será su oponente màs feroz. Sin embargo, Doña Bárbara ensanchada se proyecta al infinito. En esa hechicería de reflejos, la forma femenina inicial nacerá al contacto del pecho masculino y posteriormente se vengará de él: Ya sólo rencores podía abrigar su pecho y nada la complacía tanto como el espectáculo del varón devatiéndose entre las garras de las fuerzas destructoras.(p.163)

Doña Bárbara es pecado que aguarda su oportunidad y teje su trama de espejos, su red. Burla, fascinada, cualquier vigilancia y encuentra la oportunidad para devorar a los hombres, mientras prepara el escenario para la caída que ella precipitará, se prepara para la entrega de sus obras.

Si ciframos nuestra atención en lo tipológico arquetipal; es decir, los celos, el poder, la ambición, el amor, la traición, los elementos todos que están en la novela de Gallegos, nos pueden ofrecer un profundo significado, y de hecho, encarna en la condición humana con todo lo que ésta tenga de trascendente. Aunque su dinámica, como elemento del discurso, será lo que los provea de autonomìa y trascendencia propia.

En el discurso de Doña Bárbara, el habla del oprimido es pobre, monótona e inmediata. La mayoría de los personajes sólo disponen de un lenguaje: el de los actos. Un habla casi incapaz de mentir, porque la mentira es la riqueza, porque implica formas de recambio, y esta pobreza esencial produce mitos indiscretos. Mientras que Doña Bárbara, como opresora, es todo, y esto es un simulacro. Su palabra es rica, suelta. La opresora posee un habla gestual, teatral. La preponderancia de Doña Bárbara radica en que su lenguaje tiende a eternizar, a mitificar, mientras que el de Santos Luzardo tiende a transformar. El misterio sólo se accede profundizando. La esfinge: el poder de un personaje femenino capaz de devorar a otros cercanos.

Doña Bàrbara, al final de su itinerario ficcional, ha llegado al fondo de sí misma y ha reconocido toda la profundidad de la vida porque abandonó todo y fue abandonada por todos, para ella todo ha zozobrado y se ve sola con el infinito: es el paso mayor que Platón comparó con la muerte. Personaje que es espejo de la naturaleza. Con ella se inaugura un mundo y con ella se termina.. Si Doña Bárbara es espejo, quizás el escozor que ella produzca a los otros personajes radique en que el espejo, para algunos, es jeroglífico de la verdad (porque la verdad no puede permanecer oculta), pero otros creen que los espejos son símbolos de la falsedad porque muestran las cosas distintas de como son.

I. CONCLUSIÓN.

A lo largo de este trabajo, hemos visto como Doña Bárbara es un personaje tipo de la novela realista galleguiana y es, además, conductor de la anécdota. Creemos que hubo habilidad, por parte del escritor, en la selección y exposición de una personalidad que responde a las expectativas de una realidad y a la selección de arcanos arquetipales que se mantienen vigentes a través de los tiempos. Es Doña Bárbara un auténtico personaje. Ella responde a una cierta visión del mundo que hace del personaje novelesco la trasposición de la noción de persona, dentro de una productividad que concibe los mundos ficticios como la recreación de una realidad aprehensible para el hombre.

En esta novela, el lector no tiene que incorporarse como constructor del texto, porque en este caso se generan movimientos de identificación y rechazo que constituyen la respuesta primaria del receptor. Por otra parte, la novela no exige la participación del lector porque no se ofrece el texto como un reto, ni se resuelve en problemas metaficcionales. Por lo tanto, el lector no forma parte de la estrategia interna del relato ni está en la obligación de desentrañar un espacio lleno de sombras.

El tratamiento de los personajes se basa con frecuencia, como hemos dicho, en el parecido con un humano. El lector descubre la entidad y carácter de Doña Bárbara, siguiendo una paulatina y medida incorporación de rasgos caracterizadores del ente ficticio al texto. El lector construye o reconstruye una biografía, recoge datos que conforman al personaje basándose en los indicios textuales; por lo tanto, el habla del personaje, las interrelaciones que él establezca con su mundo devienen imprescindibles para caracterizarlo. Nombrar al personaje, es decir, el hecho de que Doña Bárbara se llame como tal, añade a la caracterización de esta figura novelesca un punto importante. El nombre conduce a una figura concreta, y en este caso, posee con frecuencia un valor connotativo que lo convierte en auténtico recurso estilístico, además de que es un recurso expresivo. El nombre del personaje transmite la información necesaria, que generalizando llamaríamos datos biográficos, y ello exime al lector de lucubrar al respecto, simplemente oír Doña Bárbara desata una constelación de atributos que el lector capta inmediatamente, porque ese nombre especifica, además, una característica de este controversial personaje.

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Doña Bárbara parece haberse escapado de la censura del hablante implícito, ella se mueve con creciente libertad y si bien su diseño no trasgrede las nociones más contemporáneas de la literatura, porque, por razones obvias, no puede ser así, hay esbozos incipientes de una sólida construcción con ecos y resabios míticos. Allí, en ese territorio, cada personaje va conformando su mundo a través de conversaciones y gestos; sin embargo, la prosa de Gallegos no es vertiginosa y no convierte a la escritura en un medio adecuado para mostrarlo todo.

Doña Bárbara, sintetizando, puede producir imágenes porque genera cambios y proyecta un sentimiento ambivalente, maniqueísta: un odio amoroso. Ella suscita apariciones, devuelve las imágenes que un día aceptara en el pasado y anula distancias reflejando lo que un día tuvo frente a sí y ahora se halla en la lejanía. Este trabajo deja abierta otras oportunidades para futuras investigaciones. Hemos querido centrarnos en Doña Bárbara como un personaje "axis mundi", pero también es cierto que ella es lo dicho y mucho más. Por ello, hemos revisado una arista de tan complejo personaje, dejando en manos de futuras investigaciones otras líneas de trabajo. RÓMULO GALLEGOS, SU TIEMPO EN VENEZUELA Y EL MUNDO

Mireya M. Vásquez Tortolero

INTRODUCCIÓN

Hablar de Rómulo Gallegos, de su vida, de su situación en el mundo de las letras, aunque parezca un tema sencillo, no es fácil abordarlo. Tal vez sea el literato de quien más se ha hablado en las críticas sobre literatura venezolana; sin embargo todo redunda sobre la misma situación. Existen muchas disquisiciones acerca de la obra y el tema galleguiano, mucha se habla de si están o no agotados, pero estos análisis sobre este autor venezolano se han hecho sin aparente objetividad. Hay dos corrientes en este asunto: los que consideran la obra de Gallegos encuadrada dentro de los grandes clásicos de la literatura occidental, y los que piensan que no está en el momento literario que le corresponde. Los que defienden a Rómulo Gallegos se han olvidado de que para el momento cuando él escribe, segunda década del siglo XX, ya existían escritores que habían roto con las formas tradicionales de la narrativa. Estos novelistas y poetas, en su mayoría, se encuentran en Europa y Norteamérica, muy escasamente en Latinoamérica, y menos en Venezuela. En el mundo literario ya habían hecho su aparición escritores de gran calibre como son William Faulkner, James Joyce, Marcel Proust, Franz Kafka, para crear una fábula con recursos como presente/pasado, campo/ciudad, yo/él. Los que lo atacan, no se han dado cuenta de que para el momento cuando el maestro compone sus obras, la literatura venezolana no muestra los avances técnico-literarios de otros países, y quienes escriben de otra manera en nuestro país, son unos privilegiados, como sucede con Teresa de la Parra y Enrique Bernardo Núñez. Por lo tanto, los analistas de esta corriente deberían darse cuenta de que Gallegos es un hombre de letras de su época. Tiene unos antecedentes literarios muy tradicionales y muy arraigados a la tierra. Sus padres en esto son, entre algunos: Eduardo Blanco, Rafael María Baralt, José Rafael Pocaterra, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl.

Querer encontrar en la obra de Rómulo Gallegos rasgos de contemporaneidad resulta muy difícil. Los críticos que han querido defenderlo caen en este punto, pues tratan de ver detrás del realismo de sus obras, intuiciones poéticas vinculadas con el sueño, el mito, los arquetipos y los símbolos. Los que lo atacan, no han querido ver la situación de compromiso que tiene este escritor con el momento que vive Venezuela, y que Rómulo Gallegos no sólo se dedica a la literatura, sino que adquiere compromiso social y político con su país, y es por medio de su escritura más que por la palabra hablada o la acción, como él consigue prodigar sus ideales. Sus artículos didácticos y sociales y sus obras narrativas serán sus voceros para lograr su empeño. Algo que no se le puede negar al maestro Gallegos es que alrededor de su obra se han desarrollado las más dilatadas y encendidas polémicas literarias del país.

Por lo dicho anteriormente, se obviarán los elementos más discutidos de la obra galleguiana y se dará una visión general de lo que puede ser la obra más discutida: DOÑA BÁRBARA. No se hablará de la estructura general de la novela, ya que de ese tema se ha especulado bastante, además no se logrará dar un aporte nuevo a lo que tanto se ha discutido. Se verá cómo Gallegos pertenece a su época dando una ubicación espacio-tiempo del autor en Venezuela y el mundo. Luego se tocará el tema del escritor y la Venezuela que se hace él como centro polémico y, finalmente, se dará una visión nueva del autor. Se analizarán los aspectos de su obra que puedan reflejar los puntos a discutir, lo mismo aquellos documentos de su Ideario Político que destaquen lo anteriormente expuesto. I. UBICACIÓN ESPACIO/TIEMPO DE LA OBRA

A. Tiempo de Venezuela y tiempo del mundo

Rómulo Gallegos forma parte de esa gama de escritores de su época que lograron traspasar las fronteras de las letras de habla hispana, aquellos que, según José Ramón Medina (1969), son clásicos del género narrativo. Acompañan al maestro Gallegos: Manuel Díaz Rodríguez, Rufino Blanco Fombona, José Rafael Pocaterra y Teresa de la Parra. También habría que ubicar dentro de este grupo a Pedro Emilio Coll y Luis Manuel Urbaneja Achelpohl. Es sabido por todos que la narrativa venezolana surgió tardíamente en el siglo XIX. El movimiento positivista de 1895 va a dar el empuje al cuento y a la novela. Los antecesores de Gallegos dan pie para que este autor se ubique dentro de su tiempo histórico. Desde el período de la Emancipación, en Venezuela, algunos escritores intentaron verter en sus obras, de carácter épico, los aspectos nacionalistas; exaltaban los valores telúricos y geográficos en función de una toma de conciencia de lo americano.

Comienza con la literatura política, la cual se reduce casi toda a la oratoria y al periodismo. La encabezan Juan Germán Roscio, con sus artículos publicados en la Gazeta de Caracas; Simón Rodríguez con sus escritos sobre política y principalmente sobre educación, y Simón Bolívar con sus cartas y discursos. La obra de este último constituye el material más representativo del nuevo estilo: muy afrancesado, coloreado y apasionado, metafórico y entrecortado, que responde a las circunstancias históricas. Posteriormente, Juan Vicente González y Eduardo Blanco intentarán convertir esas escrituras en material literario. Fermín Toro y Rafael María Baralt, entre otros, también tantean los caminos de una narrativa nacional.

Hacia finales del siglo XIX, surgen dos manifestaciones literarias que van a significar, en cierto modo, los verdaderos antecedentes de nuestra narrativa. El Tradicionismo que insinúa en relato de época que mucho tiene de regazo colonial en cuanto a que sus cultores tienden, precisamente, a revivir aspectos olvidados o desconocidos de aquella apacible edad venezolana, lindante a veces casi con la memoria desdibujada de una fábula tierna.(Medina, ob.cit. p.135) El Costumbrismo tiende a descubrir ágiles facetas de la vida real de la época, ejerciendo el costumbrista oficio de pintor liviano de hechos, tipos y costumbres de la sociedad venezolana decimonónica con preciso sentido de actualidad, sal de ingenio popular y hasta ironizante crítica que muchas veces se regocija, humorísticamente, con los males o supuestos males de la pequeña circunstancia de la existencia criolla.(Medina, ob. cit. P. 135) Mantiene una sintonía entre la realidad social, histórica, geográfica y la realidad de ficción.

Estas dos manifestaciones serán el material de nuestra literatura de ficción; darán a conocer los escritores, según su propia visión un sentido venezolano de la vida, un aliento autóctono en temas y problemas de exploración literaria que en su mayor edad habrán de servir de elementos de creación para una calificada hueste de narradores, crecidos en perspectiva y mensaje de trascendencia.” (Medina: 1969, 135). A principios del siglo XX, está en boga en nuestro país el Modernismo, movimiento de una gran riqueza estilística, de una nueva sensibilidad frente al fenómeno literario, y de actitud más humana ante la historia viva. Va a ser este movimiento la fuente directa del Criollismo venezolano que, con la novela En este País de Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, hará los cimientos de la narrativa nacional de comienzos de ese siglo. Toda nuestra literatura, hasta ese momento, se apoya definitivamente en la realidad y no en la escritura, o en el juego de la imaginación y el lenguaje.

Basado en sus antecedentes, el escritor venezolano de principios del siglo XX, tiende a tomar parte, a ser combatiente y juez de su narración. Está, por ejemplo El Cabito de Pío Gil; El Hombre de Hierro y El Hombre de Oro, novelas de Rufino Blanco Fombona; Política feminista y Tierra del Sol amada de José Rafael Pocaterra y algunos de sus cuentos. Todos ellos, quienes se comprometen con su país, y políticamente sufren los quehaceres de la dictadura, convierten su obra en una denuncia realista y satírica. No penetran en el estudio psicológico de sus personajes, sólo reflejan las lacras nacionales, tipos ciudadanos pertenecientes a diversas clases sociales, no con una función literaria sino bajo una responsabilidad social. Gallegos condena maravillosamente los valores vernáculos, trata de hacer un arte literario más ambicioso y universal. Todo ese proceso anterior es como una preparación para fijar un rumbo al arte nacional de novelar, con sus grandes facultades creadoras fija las posibilidades de un nuevo estilo, a las oportunidades de los escritores citados anteriormente, Gallegos, según afirma Medina (1969) “agrega una desbordante pasión de contornos humanos, de arraigo—elementos, primario, sobre la realidad, que lo coloca en el centro de un vasto campo de autenticidad nacional, lindante con la épica.” (p. 157). Así se ve cómo Venezuela se encuentra totalmente aislada con respecto a la literatura de otros continentes. Este apartamiento es lo que hace que Gallegos sólo se centre en el campo social del país.

Juan Liscano (1973) afirma:

“Con Gallegos culmina una etapa de nuestra narrativa, aquella de inspiración nativista y costumbrista, de corte realista, de lirismo descriptivo. Cesa el confinamiento naturalista; se toma del modernismo cierta virtud estetizante, cierta riqueza lingüística y adjetivante, lo subjetivo queda relegado y el novelista se convierte en espejo de la realidad multiforme de su país: geografía, fauna y flora, humanidad variada, historia y destino.” (p. 43)

B. Elementos de su obra

1. Vocacionalmente fue escritor pues, al igual que sus antecesores, es un diversificado. En Venezuela, ni hay profesionales de la literatura. El escritor es a la vez diplomático, periodista, educador. Pero, a diferencia de ellos, Gallegos crea todo un mundo de ficción, y se dedica a escribir.

2. Cohesión dentro del criterio tradicional de la novela. Unifica todo un mundo de cosas de la realidad de su época.

3. Lo que el Criollismo, como escuela, había dado a conocer dentro de la narrativa nacional, Rómulo Gallegos los valora y los hace arte. 4. Dentro de la Venezuela literaria de su época, no es atrasado, sino que engrana en los lineamientos claramente establecidos.

5. El tema social dentro de la literatura venezolana es profundizado y tratado con delicadeza, por él.

6. Venezuela, para cuando Gallegos escribe, no conocía los avances del mundo ficcional, por lo que el maestro encuadra muy bien y fácilmente en su época

.C. El tiempo literario de Venezuela no es el tiempo literario del mundo.

Se ha advertido, anteriormente, el atraso, el aislamiento que Venezuela tiene con respecto al resto del mundo. Esto se debe, según Efraín Subero (1974) a tres aspectos:

1. Aislamiento entre el creador y el público. Ha faltado el instrumento que los unifique. Los creadores sienten que el contexto histórico europeo los agobia. No hay originalidad en Hispanoamérica. “Ese es el grave problema nuestro. La inteligencia no ha re gido el destino de nuestros países. La inteligencia ha denunciado realidades o propuesto soluciones que se han quedado en el plano ideológico” (p.37). Venezuela ha tenido grandes pensadores: Simón Rodríguez, Andrés Bello, Cecilio Acosta, pero las ideas se han quedado allí no ha habido quien las haga progresar. El pueblo se mantiene marginado.

2. Aislamiento entre una región y otra del país. Cada quien anda por su lado; los escritores urbanos ni conocen a los foráneos. Poco se ha hecho por solventar este aislamiento a nivel nacional.

3. El aislamiento Continental. A Venezuela, todos los avances culturales llegan tardíamente. Apartando la gran obra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, hasta la primera década del siglo XX, las obras literarias se mantuvieron bajo unos lineamientos estipulados, entre otros, por Aristóteles, Horacio y Boileau. José Balza (1976) afirma que: “Durante siglos, el arte de novelar atendió a convicciones que derivaban – por error——de la Poética (Aristóteles) y de hábitos orales o escritos típicos en ciertas narraciones populares. Así el desarrollo lineal del relato, “La figura” del personaje, los componentes del paisaje, se juntaban alrededor de un tema político o amoroso, para crear novela…” (p. 15)

Con la publicación, en 1931, de Por el Camino de Swan, de Marcel Proust, se opera un cambio en la noción de la novela. Se podría decir que “ha surgido el desarrollo corporal del relato” (Balza: 1976, 16). Con Proust aparecen Kafka, Joyce, Faulkner, John Dos Pasos, Huxley, Durrell, Robbe-Grillet, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Guillermo Meneses, Julio Cortázar, y otros, quienes lograron plasmar en la literatura las innovaciones técnicas.as.

Con estos escritores, aparecen dos ejes de la ficción; el tiempo y el espacio narrativo. La base de la anécdota va a ser la palabra. Ella constituye la tercera unidad mínima para percibir, seleccionar e identificar la realidad. También el punto de vista del narrador varía. Ya no sólo sería el narrador omnisciente, conocedor de los más recónditos mundos internos de sus personajes, sino que ellos mismos (los personajes) se dan a conocer. Surge el monólogo como base de ese mundo interior, hay un cambio de él a yo. En las transformaciones que hace la novela en este siglo, y lo que verdaderamente es literatura, Guillermo Meneses (1977) dice:

“…todo es literatura y todo sirve a la literatura y, en cambio, la literatura no puede ser utilizada fuera de su propio y exacto significado (que es la expresión del hombre artista) sin desvirtuarla y destruirla. Sin embargo, hay escritores para quienes el ejercicio de escribir tiene que ser utilizado. Son los que suponen que el contenido de una obra es superior a su forma, que la expresión es menos importante que la imagen del mundo que el autor quiere dar. Son esos escritores los que afirman que la literatura existe para enseñar deleitando, para esconder en el grato exterior una profunda lección…” (p. 25)

Visto de esta manera, no se puede dudar que Rómulo Gallegos no encuadra en el tiempo literario del mundo. No lo está Venezuela, por lo tanto tampoco lo está él.

II. RÓMULO GALLEGOS Y LA VENEZUELA QUE SE HACE Las primeras tentativas ideológicas, Rómulo Gallegos las hace por medio de la revista “La Alborada”, la cual tenía una orientación política, y quienes escriben en ella tienen su interés puesto en Venezuela. Según observa Juan Liscano (1969, 44) los que escriben en esta revista “estaban mucho más pendientes de fijar posiciones ante la realidad social y política venezolana que de adquirir sobre las búsquedas de los artistas y de los escritores noveles de París, Roma o Londres.” Además, también hay que agregar lo difícil de los medios de comunicación entre los países americanos y Europa; estos eran muy lentos para los primeros años del siglo XX, los movimientos literarios vernáculos estaban al margen de laslas corrientes más nuevas y de la actualidad. Por eso, los redactores de la revista “La Alborada” suprimen la publicación de sus números cuando advirtieron que el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez no permitiría más el debate sobre los problemas del país. El Gobierno de Caracas fijó normas a las que debían someterse los redactores en sus publicaciones. Esto llevo a Enrique Soublette, unos de los principales redactores de la revista, a decir: “La Alborada a Muerto”. Sólo aparecieron 8 entregas de esta revista, del 31 de Enero al 28 dede Marzo de 1909.

“Dos series de artículos publica Gallegos en La Alborada. Estos escritos formulan con precisión las orientaciones de sus pensamientos. Serán los mismos que le guiaran a lo largo de su vida y de sus obras, y sus novelas ilustraran en la viva materia de la ficción, esos planteamientos iníciales”. (Liscano, J. 1969, 45)

Gallegos utiliza la revista como el primer instrumento para difundir sus ideales reformistas, en el campo de la acción social. Se siente comprometido en la lucha. Lyll Barceló (1983) “Introducción”, dice que:

“Gallegos y “Los Alborados” proponen la mirada hacia la tierra, pero no como recreación de un costumbrismo que se fue con el siglo XIX, sino más bien como denuncia para obtener el cambio necesario (…) el maestro, el educador, que en 1909 había expuesto un ideario, se plantea la integración de todos nuestros valores como factores constitutivos del ser y del sentir venezolanos, dela idiosincrasia nuestra, de la nacionalidad y la expresión culturales autenticas” (Citado por Lyll Barceló, 1983, 13)

Posteriormente también utilizará la novela, como medio principal, y todos sus escritos, como arma de pelea, la necesidad de dar a conocer su ideología lo llevan a hacer de sus obras el vehículo para acercarse a su pueblo. Hay que hacer ver, como bien dice Ángel Damboriena (1960), que “Gallegos a sabido acercarse al dolor de su patria con amor dede padre y no con indiferencia de medico ni amargura de resentido; su aproximación se ha realizado con hondo calor humano, con una actitud libre de prejuicios doctrinarios y con una visión directa, limpia de influencias exóticas” (p. 38). Gallegos conocía la historia de Venezuela, donde aparecían constantemente alzamientos, revoluciones y enguerrillamientos, todos ellos para traer sólo males y victimas al país. El intelectual frente a esto y ante las tradiciones del machismo, del hombre de presa, de la guerra civil y del asalto a poder quiere la voluntad civilista deseosa de establecer entre los venezolanos un régimen de convivencia y respeto por los sentimientos nobles de una moral tradicional. Ya en la novela Reinaldo Solar, Gallegos va a mostrar su empresa novelística. Angel Damboriena (1960) dice:

“La aparición de la Asociación Civilista en la novela está íntimamente ligada con los ideales de “La Alborada” y con la actuación de Enrique Soublette en los primeros años de la dictadura de Juan Vicente Gómez (…) Aunque sin identificarse del todo quizá, la Asociación Civilista responde a las aspiraciones que abrigaba el propio Gallegos al exponer la necesidad de una organización de intelectuales que fuesen como el fermento generador de la masa popular” (p. 187).

Después de analizar los problemas de su país, luego de sentir ese “dolor de patria”, el maestro decide “… exponer el origen del mal y proponer el remedio que, en concepto de novelista, lo soluciona, es el planteamiento esquemático de toda su novelística” (Damboriena: 1960, 176). En el tema de todas sus novelas, se ve, solapadamente, el cumplimiento del deber y la consagración a una tarea humana y humilde como único medio de regeneración nacional. En cada una de ellas, junto con el valor literario, se aprecia una proposición civilizadora. Una llamada al lector para que asuma su responsabilidadd ciudadana. Así, La Trepadora, (1925), Doña Bárbara, (1929), Cantaclaro, (1934), Canaima, (1935), Pobre Negro, (1937), El Forastero, (segunda versión, 1942), La Brizna de Paja en el Viento, (de ambiente cubano, 1952) y Tierra Bajo de los Pies, (cuya acción acontece en México, publicada después de la muerte del autor), realiza de alguna forma las propuestas da “La Alborada”, en cuanto se refiere a la responsabilidad del venezolano en la orientación de su pueblo; el rechazo a la violencia, a la inmoralidad, al facilismo irresponsable, a la ausencia de ideales, a la improvisación y la incultura. El tema de la civilización y la barbarie estará presente en toda la obra de Gallegos posterior a Reinaldo Solar. Ya en La Trepadora lo enfoca, pero siempre con un sentido optimista, con la mirada de maestro. Según Damboriena (1960) “la batalla que libran la Civilización y la Barbarie en los llanos venezolanos, tal como se nos presenta en Doña Bárbara es una lucha singular y en cierto modo caballeresca al modo de los juicios de Dios medievales. En esta lucha, no se trata únicamente de medir las fuerzas individuales de los contendores trabados en una pelea singular, sino que se ventila toda una causa cuyo éxito depende del lado al que se incline la victoria” (p. 333).

En la novela Doña Bárbara se podría decir que aparece un doble propósito: político y literario. Políticamente, tiene el propósito de mostrar la edificación de Venezuela, la situación que vive el país para ese momento. Aquí Gallegos desarrolla su planteamiento más elocuente del problema de evolución o revolución, civilización o barbarie, justicia o iniquidad. Por medio de los dos personajes principales va incrementando su tesis, y en los personajes secundarios pinta con gran veracidad las características del hombre venezolano, tal vez mejor que en los centrales, como muy bien dice Arturo Uslar Pietri (1953) en su obra Letras y Hombres de Venezuela: “los personajes vivos pululan en sus páginas y algunos alcanzan la inmortalidad del prototipo. Pero hay mucho más vida y verdad en los personajes secundarios que en los héroes centrales” (p. 952).

Como es sabido, cuando Gallegos escribió su novela, Venezuela se encontraba bajo la dictadura del general Juan Vicente Gómez y las ideas evolucionistas del novelista lo impulsan a escribir para defender LA DEMOCRACIA. Presentaremos ahora algunas constantes muy significativas presentes en sus artículos y novelas que sirven para interpretar un poco su actividad política. Podemos subrayar las siguientes:

1. La asunción del compromiso político sin la mayor reserva, tanto que Gallegos inicia su carrera literaria por la vía conceptual. Sus artículos de La Alborada muestran sus ideas sobre la realidad del país.

2. El tono optimista de sus escritos, principalmente los primeros, donde mantiene una opinión favorable a Gómez, aunque después esto valla a cambiar por la realidad presentada por el dictador. 3. El planteamiento de los problemas del país desde una perspectiva de influencia positivista. Tal como afirma Liscano (1969) “Gallegos se manifiesta como partidario de las tesis evolucionistas y de las soluciones científicas…” (p. 25).

4. El rechazo al caudillismo, a las guerras civiles a la corrupción política, a la perversión moral, a la ausencia de principios e ideales como expresión de un estado de cosas que debe superarse.

5. La oposición entre civilización-barbarie, entre la ciudad y el monte, en los términos ya descritos por Sarmiento, pero con una visión mas optimista del problema.

6. Una visión paternalista del pueblo que debe ser dirigido por los mas capases y cultos hacia una plena conciencia de si mismo, de derechos y deberes.

7. Una absoluta fe en la educación como instrumento del cambio en lo político y en lo social, sin consideración de los factores económicos que inciden sobre el hecho educativo.

8. Una proposición de reforma total del sistema educativo a fin de que la escuela no se limite a instruir, y cumpla con la función de formar ciudadanos cabales con iniciativa propia e independencia, de criterio, capaces de aportar soluciones a los problemas de la nación.

9. La certidumbre de que los intelectuales tienen un papel decisivo, como agentes de la moral, la cultura y la civilización en la evolución de la sociedad y en la conducción de la República. Y la exhortación para que asuman tal responsabilidad y le ejerzan por todos los medios a su alcance tanto en Venezuela como en Hispano América.

10. La confianza en que la transformación del país puede lograrse por medio de una gestión educativa, laboriosa y paciente dentro del respeto de la ley.

Lo único bueno que no se le puede negar al periodo gubernamental del General Gómez es el que hubiese logrado unificar a Venezuela, que hasta ese momento se mantenía dividida en rivalizantes regiones. La novela de Doña Bárbara trasluce situaciones en este sentido, aunque la finalidad de su autor no sea exactamente ésa. Anteriormente se dijo que según Rómulo Gallegos eran los intelectuales quienes tenían a su cargo mostrar cómo era Venezuela para la primera y segunda década del siglo XX. Él mismo define cuál es el propósito de su obra cuando dice:

“no soy un escritor de novelas, ni para solazarme en humanas miserias, ni para evadirme de la realidad, sino, antes bien, para captar y fijar en obras estimuladoras de algún interés los rasgos característicos de lo cotidiano sobre los cuales debemos poner atención; pero tampoco un realista, de posición asumida dentro de un encasillamiento exclusivamente artístico que se limite a copiar y a exponer lo que observó y comprobó sino que por su obra de costumbre docente(...) aspiro a que mi mundo de ficción la restituya el de la realidad sus préstamos con algo edificante” (Gallegos : 1964, 129)

En ese mismo articulo dice lo que quiere reflejar por medio de su novela: “pero hay que advertir, para que mejor se entienda lo que luego viene, que eso de barbarie imperante no era sólo de los llanos, sino tragedia de Venezuela entera bajo una dictadura oprobiosa, dimanente de las guerras fraticidas que durante largos años habían ensangrentado el país” (p.127). Como educador que era, no por profesión sino por vocación, siempre trató de analizar los problemas que aquejaban a la nación con espíritu docente. Felipe Massiani (1984) afirma que

“La primera noticia de Gallegos como educador hay que situarla en el año de 1912. En aquel tiempo lo encontramos como Director del Colegio Federal de Barcelona (…) Las actividades docentes de Gallegos no lo alejaban, pues, sino todo lo contrario de la constante relación con lo más sustantivo del espíritu nacional…1912 a 1918 lo encuentran de subdirector del Liceo Caracas, el centro oficial de mayor importancia para la segunda enseñanza. De 1922 a 1930 dirigió el mismo liceo…Profesor de psicología y director del liceo, su influencia de educador y aun de amigo mayor y maduro, gravitó hondo sobre la sensibilidad y la inteligencia de la muchachada, que comenzaba a cobrar conciencia de la tragedia de Venezuela bajo la dictadura.” (pp. 52-53)

En sus artículos de La Alborada sobre este tema (la educación) señala como fuentes para que se acentúen los males que aquejan al país, a las diferencias educacionales. Considera que reformando el sistema educativo se podría conseguir alguna solución a los males nacionales. “Nuestra educación, herencia latina que conservamos como un timbre de raza, es la menos apta para exaltar, no diremos para crear, las virtudes que se requieren en un pueblo para su engrandecimiento, y la más ineficaz para destruir en el nuestro los vicios atávicos. (Gallegos, R.: 1964,58)

Influenciado por los Positivistas europeos, Gallegos considera el sistema educativo como el centro de los problemas nacionales. “El panorama de la escuela venezolana no puede ser más tétrico, ni más sombrío, en lugar de formar hombres, produce esclavos; en lugar de contribuir al progreso de la nacionalidad, es el factor más poderoso para fijar detenidamente las condiciones de la barbarie nacional” (Damboriena, A. ob. cit., 148). Plantea la necesidad de reformar el sistema educativo y para ello confía en el venezolano preparado, en los intelectuales. Europa debe ser la fuente puesto que es un Continente maduro; allí está el conocimiento, la técnica, la cultura. Á. Damboriena (1960) hace un resumen de las ideas educativas de Gallegos:

“…la enfermedad venezolana, uno de cuyos síntomas es el caudillismo y la barbarie, tiene su raíz profunda en la inestabilidad racial que ha originado el mestizaje de los pueblos (…) la educación disociadora que reciben los niños venezolanos en la escuela y en el hogar; una educación que se limita a insistir en conocimientos inútiles e impropios y una deformación de criterios para la conducta que refuerza tendencias raciales de estos pueblos al desprecio de las instituciones y el temor sumiso hacia los caudillos. La moral católica, que insiste en el principio del temor y del castigo –según Gallegos—el sacerdote que educa en la hipocresía y ejerce una influencia fatal sobre el niño, son los principales responsables de que el pueblo no comprenda la necesidad de independencia y crea que su deber para ganar el cielo sea la más abyecta sumisión…”

“… La solución que exige el problema venezolano es la europeización cultural; no la simple imitación de lo europeo, en la corriente vital venezolana. Esto no se puede lograr por mera instrucción de las masas; sería utópico pretenderlo en Venezuela. En la gran lucha entre Civilización y Barbarie, sobrevivirán los más aptos, según la ley darwiniana; y por lo tanto, hay que fortalecer a los representantes de la Civilización para que su victoria sea definitiva. Ellos pertenecen al grupo de los intelectuales (…) pero que tienen que ser progresistas, libres de prejuicios, abiertos a las nuevas ideas y preocupados con los problemas sociales, al modo de los intelectuales socialistas europeos (…) Ello significará el triunfo de la Civilización sobre la Barbarie. (pp.164-165)

Gallegos es un escritor de corte clásico; su lenguaje y su técnica son capaces de llegar a todo tipo de lector. Conoce la necesidad del pueblo, falto de educación, y piensa que a través de la lectura de obras literarias, también se puede enseñar. El lenguaje utilizado en sus novelas es sencillo, claro, robusto. Cuando utiliza los modismos, las expresiones coloquiales, está justificando la riqueza de nuestro idioma.

La intención del maestro al enfocar en sus obras literarias la realidad venezolana, no le resta, desde el punto de vista formal, nada a sus escritos, (prosa poética). Pretende, por medio de sus escritos, hacer tomar conciencia al lector cuál es la problemática del país. En las descripciones que hace en su novela Doña Bárbara, se ve un fluir de figuras literarias, páginas espléndidas cargadas de un lenguaje metafórico, como es, por ejemplo, cuando describe el alba de los llanos con sabor a tierra bravía, con ritmo salvaje de vida exuberante y rica.

“Avanza rápido el amanecer llanero. Comienza a moverse sobre la sabana la fresca brisa matinal, que huele a mastranto y a ganados. Empiezan a bajar las gallinas de las ramas del totumo y del merecure, y el talisayo que las espera, les arrastra el manto de oro del ala ahuecada y una a una las hace esponjarse de amor. Silban las perdices entre los pastos. En el tranquero de la majada una paraulata ajicera rompe su trino de plata. En bulliciosas bandadas pasan los voraces pericos, hacia los conucos donde ya cuajan los maizales del norte; más arriba, la algarabía de los bandos de güiriríes, los rojos rosarios de corocoras; más arriba todavía, las garzas blancas, serenas y silenciosas. Y bajo la salvaje gritería de las aves que doran sus alas en la tierna luz del amanecer, sobre la ancha tierra por donde ya se dispersan lo0s rebaños bravíos y galopan las yeguadas cerriles, saludando con un ritmo amplio y poderoso la vida libre y recia de la llanura. (Gallegos: 1964, 119)

En la palabra, en los modismos, en la frase, en el diálogo, en las descripciones, está presente el alma ruda del llanero venezolano, y a quien Gallegos conoce profundamente. Las faenas campesinas, las escenas de la doma, el rodeo, la marcha por los tremedales, la caza de caimanes, los cuentos de aparecidos, fantasmas, almas en pena, fechorías del diablo, revelan ese conocimiento de la idiosincrasia racial que tiene este novelista. Y los plasma en forma literaria, y esto lo convierte en un gran escritor. El fenómeno de “sín drome de la pasión por Venezuela”, lleva al maestro a un alejamiento de la literatura contemporánea, ya presente en su época. Gallegos no busca caminos nuevos, ni técnicas modernas para mostrar su obra, simplemente lo que hace es pintar la realidad venezolana. Su obsesión por el planteamiento social lo limita en el campo literario. Respecto a esto Massiani (1984), afirma: “La novela de Gallegos significa una fecha en la trayectoria de las letras nacionales. Representa hasta ahora la versión más amorosa y acertada del paisaje venezolano, y de las vicisitudes cordiales del hombre que dialoga con él: fija una nueva manera de acercarse a ese mismo paisaje, manera que lo vivifica y dramatiza. Significa asimismo, desde otro punto de vista, extraliterario, pero trascendente. La actitud responsable del intelectual frente a la realidad político social; las posibilidades de mantenerse dentro de esa posición saludablemente polémica sin violentar o adulterar la pureza de los medios artísticos…” (p. 159)

Por su parte, Domingo Miliani (1975) habla acerca de las limitaciones de Gallegos en el campo técnico…

“…No podía pedirse del todo a Gallegos, la realización insólita del desarrollo técnico, en las estructuras de planos, porque su incorporación a los contextos hispanoamericanos empieza a ser materia de experimentación a partir de 1940. Exigir, además, un tratamiento técnico al gusto de los lectores de hoy, sería incurrir por otra vía, en el mismo vicio crítico normativo del deber ser social en la literatura, al reclamar soluciones esperanzadas, happy end revolucionarios en todas las novelas…” (p.43)

Este escritor venezolano se mantuvo subyugado por convenciones que Europa había descartado años atrás: el tiempo y la narración lineal, la descripción física y psicológica de los personajes y paisajes, el narrador en tercera persona, conocedor del mundo interior de sus personajes. Viéndolo de esta forma, hoy, en el siglo XXI, la pasión por Venezuela podría hacer a un gran ciudadano, pero, difícilmente a un escritor de dimensiones universales.

III. RÓMULO GALLEGOS, CENTRO POLÉMICO

Para el momento cuando escribe Gallegos, la generalidad de las obras latinoamericanas planteaban el problema de la tierra, pero por medio de la violencia. La lucha nunca era noble, sino que en ella se aceptaba la violencia como surgida inevitablemente de la miseria del . A lo largo de su obra Doña Bárbara, Gallegos desarrolla ampliamente una gran preocupación por el problema de la evolución o revolución, de justicia o iniquidad, de civilización o barbarie. El protagonista de la novela, Santos Luzardo, aunque ha nacido en los primitivos llanos, creció y se educó en Caracas; su lucha, noblemente concebida y realizada en contra de Doña Bárbara, surgida de su mismo ambiente, es el medio de que se sirve el autor para propagar sus ideas. La crítica a Gallegos es constante, unas veces positivamente y otras en forma negativa, pero sea cual sea la línea a tomar, no se puede negar el tratamiento realista que da al ambiente en su obra. En la novela se entrecruzan lo real con lo poético; es descriptiva, de costumbres rurales, de acción y de caracteres, y si se quiere, también es psicológica. Mucho se ha hablado del verdadero protagonista de esta obra literaria, muchos dicen que es el paisaje; sin embargo, esto no le resta importancia a los personajes, los cuales interesan tanto por lo que son como por lo que hacen. Si el autor hace una descripción bastante buena de los personajes principales, logra un verdadero tratamiento en los colocados en segundo plano. Su magistralidad está en el realismo de su presentación. Un ejemplo podría ser la del peón Carmelito López:

“Un hombre de facciones cuadradas, cejijunto, nada simpático al primer golpe de vista. Uno de esos hombres que están siempre “encuevados” como dice el llanero, sobre todo en presencia de extraños.” (Gallegos: 1964, 74)

El mismo autor defiende su posición en cuanto el objetivo principal de su obra:

“No soy un simple creador de casos humanos, puramente, que tanto pueden producirse en mi tierra como en cualquier otra de las que componen la redondez del mundo, sino que apunto hacia lo genérico característico que como venezolano me duela y me complazca. O sea, no soy un artista puro que observa, combina y construye, por pura y simple necesidad creadora, para añadirle a la realidad una forma más que pueda ser objeto de contemplación (…) yo (…) no he compuesto a Doña Bárbara, sino para que a través de ella se mire un dramático aspecto de la Venezuela en que me ha tocado vivir y que de alguna manera su tremenda figura contribuya a que nos quitemos del alma lo que de ella tengamos”. (Gallegos: 1964, 116-117) No se puede olvidar que Rómulo Gallegos se compromete con Venezuela política y literariamente, de allí que le dé ese carácter social a toda su obra. Pero lo que algunos críticos reclaman a Gallegos es que, habiendo escritores venezolanos que en esa época lograron insertar sus obras dentro de los lineamientos contemporáneos, también él, con su gran capacidad, pudo haberlo hecho. Su novela se mantiene dentro de una secuencia lineal en el tiempo. El punto de vista es de narración omnisciente, que conoce hasta lo más íntimo de sus personajes, y que con sus continuas intervenciones le quita el sentido poético que pueda tener una descripción o un hecho en sí sí

“Finalmente, de otra conversación con el mismo Antonio, al día siguiente, se le ocurrió una idea, ya más de acuerdo con el plan de civilizador de la llanura.--Hoy cachilapiamos unos cincuenta orejanos en una sola paradita de lazo – –díjole Sandoval. Cachilapear, es decir, cazar a lazo el ganado no herrado que se encuentra dentro de los términos del hato, es la pasión favorita del llanero apureño.” (p.164)

Está aquí presente el educador, aquel que debe explicar el significado de las palabras. No deja al lector para que por sí mismo haga la interpretación de lo expuesto por los personajes. Sus personajes principales, Santos Luzardo y Doña Bárbara, no son universales, es decir, son planificados, tienen una función. Santos Luzardo, personifica la Civilización, donde no cabe un error porque puede ser la destrucción de toda su ideología. Es un personaje pensado precisamente para cubrir su enseñanza. Rómulo Gallegos había destinado a Santos Luzardo a una obra civilizadora sobrehumana y lo plasmó con un carácter apropiado a tal fin. (La obra de la civilización no puede ser en manera alguna efecto de un ímpetu ardoroso, pero inconsciente, de un heroísmo que se desgasta al primer esfuerzo).

La Civilización se lleva a cabo a punta de sereno planteamiento de la situación y de loslos problemas que presenta de una aplicación esforzada pero constante e irremitente a las duras tareas que exige la implantación de un orden nuevo en los dominios de la Barbarie…Santos Luzardo es un flemático de Actividad y Secundariedad muy elevadas. En cambio, y como condición indispensable para la tensión anímica que exigía su empresa, la Emotividad es más elevada que la de un flemático típico, sin que se pueda afirmar que sea tan pronunciada como para transformarlo en un temperamento pasional característico (…) Gallegos no podía haber creado un carácter más completo para realizarla (su empresa); la serenidad del flemático combinada con el dinamismo del pasional.” (Damboriena: 1960, 359) Gallegos deseaba que sus compatriotas tomaran conciencia para lograr el cambio en su país; deseaba darles armas para dinamizarlos. Sin lugar a dudas, sintió la necesidad de conseguir un círculo de lectores más amplio que los grupos elitescos y llevarlos a la acción. Santos Luzardo fue su vehículo:

"Santos Luzardo contemplaba el animado espectáculo con miradas enardecidas por las estufadas de los recuerdos de la niñez, cuando al lado del padre compartía con los peones los peligros del levante. Sus nervios, que ya habían olvidado la bárbara emoción, volvían a experimentarla, vibrando acordes con el estremecimiento del coraje con que hombres y bestias sacudían la llanura, y ésta le parecía más ancha, más imponente y hermosa que nunca, porque dentro de sus dilatados términos iba el hombre dominando la bestia y había sitio de sobra para muchos.” (Gallegos: 1964, 236)

En lo que se refiere a Doña Bárbara como personaje, aunque Gallegos se haya inspirado en un personaje real, Doña Francisca Vásquez. “Una mujer que era todo un hombre para jinetear caballos y enlazar cimarrones. Codiciosa y supersticiosa, sin grimas para quitarse de por delante a quien le estorbase…” (Gallegos: 1964, Prólogo a Doña Bárbara, 24); en realidad es muy difícil encontrar, para aquellos momentos, una mujer así en Venezuela, una especie de Doña Bárbara. Doña Francisca Vásquez de Carrillo, a quien, tiempo atrás, había conocido Andrés Ely Blanco, fue inmortalizada por don Rómulo Gallegos en su novela. El poeta venezolano la describe así:

“Y doña Pancha era fea, oscura, casi negra. En su juventud quizás hermosa y juncal; ahora se había puesto gruesa, muy gruesa. Lo único hermoso en ella eran los profundos ojos negros y cierto reposo, cierto dejo hospedador, cierto señorío llanero en el brindar la mesa plena, (…) A pesar de sus carnes, doña Pancha era un jinete extraordinario, y la pistola en sus manos era prolongación de un ojo. Sin detener el gran caballo piñalero al galope, tendió el brazo, disparó y arrancó en vilo, del tope de una palma seca, un gavilán caricari. Pero con todo, no era más que eso que vivía allí; una mujer que tenía que defenderse, sola en aquel medio y que para defenderse tenía que agregar a su valor personal una serie de leyendas acerca de sus poderes ocultos y sus cordiales relaciones con lo sobrenatural.” (Blanco,1952, agosto: 18-19)

Fue esta la mujer a quien Gallegos despersonificó, y con su gran imaginación poética hizo de doña Pancha una imagen sugestiva y terrible al mismo tiempo de la llanura venezolana.

Después de haber sido brutalmente violada por los hombres del bongo…“Ya sólo rencores podía abrigar su pecho y nada la complacía tanto como el espectáculo del varón debatiéndose entre las garras de las fuerzas destructoras. Maleficios de Camagüey –Minare- - siniestra divinidad de la selva oriqueña--, el diabólica poder que reside en las pupilas de los dañeros y las terribles virtudes y las hierbas y raíces con que las indias confeccionan la pusana para inflamar la lujuria y aniquilar la voluntad de los hombres renuentes a sus caricias, apasionándola de tal manera que no vive sino para apoderarse de los secretos que se relacionan con el hechizamiento del varón.” (Gallegos, ob.cit. p.63)

Es el personaje real que el novelista convierte en personaje de ficción (ente de papel), y así se representa uno de los símbolos de la realidad nacional.

IV. UNA NUEVA VISIÓN DE GALLEGOS

En las dos posiciones de la polémica, como fue expresado anteriormente, los críticos se han extralimitado en sus opiniones. Decir, como afirma Liscano, (1979), que “lo esencial en la obra de Gallegos, sobre todo en la trilogía Doña Bárbara, Cantaclaro, Canaima, no lo componen la trama, lo descriptivo geográfico, lo costumbrista, lo sociológico e historicidad, lo populista, sino las penetrantes intuiciones poéticas vinculadas con el sueño, el mito, los arquetipos, los símbolos” (Schärer-Nussberger,M. 1979,9) es hacer una afirmación que va en contra de toda la ideología del escritor.

No se puede negar la presencia del realismo y la descripción poética en la novela Doña Bárbara. La narrativa actual está cargada de elementos simbólicos y oníricos. Muchas obras contienen referencias mitológicas y ficcionales, pero las de Rómulo Gallegos, muy poco o casi nada. Tal vez, sólo en el capítulo “La Tempestad” de Ca naima, puede destacarse algo de esto. Acerca de la obra Doña Bárbara, podría decirse que en algunos de sus personajes hace un, tal vez no intencional estudio psicológico, como sucede con SANTOS LUZARDO. Altamira, hato de Santos Luzardo, fundado por don Evaristo Luzardo, y como el mismo Rómulo Gallegos lo define: “…uno de aquellos llaneros nómadas que recorrían – y todavía recorren—con sus rebaños, las inmensas praderas del Cunaviche, pasando de éste al del Arauca, menos alejados de los centros de población.” (Gallegos, 1964,45), fue uno de los más prósperos de la región. Todos los descendientes de su fundador lucharon por mantenerlo, durante mucho tiempo fue motivo de rencillas familiares, pero siempre lo conservaron los Luzardo, hasta llegar al último de ellos: Santos. Este, hombre educado en la ciudad, universitario, quien ha estudiado leyes, se ha desligado totalmente del medio bárbaro de sus ancestros, y trata de apaciguar sus tendencias y someterlas a un ideal. Cuando llega al hato, con la idea de venderlo, comienzan a luchar en lo más íntimo de su ser, dos fuerzas la ciudad que significa el progreso y el lleno que representa su origen.

“Eran dos corrientes contrarias, propósitos e impulsos, decisiones y temores. Por una parte lo que había sido fruto de reflexiones ante el espectáculo de la llanura el deseo de consagrarse a la obra patriótica, a la lucha contra el mal imperante, contra la naturaleza y el hombre, a la búsqueda de los remedios eficientes. Pero en aquella decisión hubo también mucho de impulsivo escapado de la disciplina del razonador, el contacto con el medio propicio: la llanura semibárbara “tierra de los hombres machos” como solía decir su padre…” (p. 91)

Durante toda la obra, se van presentando estas dos posiciones y esa lucha interna. En el capítulo “La lanza en el muro”, se inician los impulsos dormidos. Y como dice O. Araujo (1962)

“El hombre civilizado que hay en él se subleva y decide luchar contra la poderosa Doña Bárbara porque luchar contra ella no significa sólo salvar a Altamira, ‘sino contribuir a la destrucción de las fuerzas retardatarias de la prosperidad del llano’ (Doña Bárbara, 55) Mas en el fondo de su alma dormían las tendencias a impulsos de sus antepasados. Al contacto con las tierras salvajes estas tendencias e impulsos van a despertar y a enfrentarse con el ideal que el hombre civilizado se ha propuesto.” (pp. 134 -135)

Todo esto va tomando cuerpo, hasta que al final de la novela vende el razonador y el progreso.

“Llegó el alambre de púas comprado con el producto de las plumas de garza y comenzaron las trabajos. Ya estaban plantados los postes, de los rollos de alambre iban saliendo los hilos y en la tierra de los innumerables caminos por donde hace tiempo se pierden, rumbeando, las esperanzas errantes, el alambrado comenzaba a trazar uno solo y derecho hacia el porvenir.” (Gallegos: 1964, 451-452) Marisela es otro logro en este sentido, por un lado la tenemos como figura montaraz: “Era una muchacha desgreñada y cubierta de inmundos harapos, que portaba un haz de leña sobre la cabeza y trataba de ocultarse detrás de una palmera.” (Gallegos: 1964, 136). Luego se verá en ella el renacer del llano. Ella constituye el fruto de la barbarie, y queda abandonada a su suerte. Está hundida en el sopor de la nocturnidad, en la oscuridad de la inocencia. Se hizo mujer junto a su padre, ya convertido en el “Espectro de la Barquereña” , quien sumido en su inconsciencia, no vela por ella, como tampoco lo hizo su madre. Allá en el “Palmar de la Chusmita”, tierra de nadie, tabú de los Luza rdo y los Barquero, creció como un animalito salvaje en medio de la naturaleza.

No sólo su exterior mostraba su rudeza, en particular, su modo de hablar , acompañado de gruñidos brutales, denotaba la completa ausencia de modales de gente civilizada. Arisca como animal salvaje, tenía, sin embargo, una innata ingenuidad y cierto pudor al ocultar instintivamente la desnudez de sus piernas ante la prese4ncia de extraños, y para defenderse de su curiosidad usaba un lenguaje brusco, pero firme.

“…no me moveré de este sitio mientras no me hayas dejado ver tu cara. He venido sólo a conocerte, porque me han dicho que eres muy fea y no quiero creerlo hasta que lo vea con mis propios ojos…--¡Zape! –exclamó ella--. Yo no tengo más familia que mi taita, porque ni mi mae puedo decí que la conozco. La mención de la madre disipó la jovial disposición de ánimo que estaba poniendo Santos en la charla, y ella, como temiendo haberlo disgustado de veras… insistió: --¿No ve que usté no es na mío. Como dice?. Si juera, no se habría quedao tan callao” (pp. 152-153)

En el transcurso de la narración, Marisela sale de aquel encantamiento, de aquella miseria y nace verdaderamente a la vida. Su entrada a ella es por medio de una especie de bautismo. La joven se encuentra sí misma en el instante en que Santos Luzardo la llama a la existencia lavándole la cara y hablándole de las bondades del agua y de la limpieza. Experimenta en su interior una sensación jamás conocida, a tal punto que …abre los ojos, lo mira y se le cuajan de lágrimas; así le asalta la idea de conocerse a sí misma. Fue inmensa su alegría cuando Santos hizo que se mudaran, ella y su padre para Altamira. En su nueva morada inicia una vida distinta: empezó a educarse, a instruirse bajo la dirección de su primo.

Con ella empezaba la obra “civilizadora” de Santos Luzardo. Ya comienza a ceder la barbarie en la pureza e inocencia de Marisela. Fue él quien le mostró la belleza; fue él quien cinceló la piedra bruta, y poco a poco la fue esmaltando. Sin embargo “…en el fondo de est a gruta resplandeciente que rea su corazón dichoso, se había quedado en tinieblas un pequeño rincón: la fuente de la ternura, y se había quedado en tinieblas porque sólo el dolor podía revelárselo” (p. 385). Lorenzo Barquero es presentado por Gallegos como una de las numerosas víctimas de Doña Bárbara, ya que fue transformado poco a poco en una criatura sin fuerzas. El hijo menor de Sebastián Barquero y Panchita Luzardo. Se había educado en Caracas, pero…

“Acometido de un brusco acceso de misantropía, abandonaba de pronto las aulas universitarias y los halagos de la vida de la capital, para ir a meterse a un rancho de los campos vecinos. (…) solo, mudo, sombrío como una fiera enferma dentro de un cubil (…) tomó el camino del llano para precipitarse en la vorágine del drama que allí se estaba desarrollando.” (pp. 64-65)

Espíritu débil que se dejó ganar por el ambiente, pero también su mundo interior, su compleja y malograda mentalidad, perturbada por todo lo que hubo de malo y destructor en la infancia y en la adolescencia, acabó por convertirlo en un espectro. No tuvo voluntad para enfrentarse a Doña Bárbara, y ella le quitó todas las tierras de la Barquereña. No le quedó más remedio que refugiarse en el rancho de “La Chusmita”, y ahí siguió su proceso de animalidad salvaje, extremado ahora por los latigazos del alcohol que diariamente ingería. Sólo hay en la novela de Doña Bárbara cierta relación con la mitología cuando se compara a “la devoradora de hombres” con la representación de la “naturaleza madre” .

“¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta! De más lejos que más nunca –decían los llaneros del Arauca, para quienes, sin embargo todo está siempre ‘ahí mismito’, detrás de aquella mata—De allá vino la trágica guaricha” (p. 56)

Se puede identificar al personaje de Doña Bárbara como un arquetipo de fémina primordial, expresión destructora de la naturaleza en su aspecto maligno de procreadora y devoradora de su propia creación. Su origen no se conoce: “Fruto engendrado por la violencia del blanco en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el dramático misterio de las tierras vírgenes.” (p. 56). Según afirma Juan Liscano(1969):

“La rige el destino; es decir, la ciega ley de la fatalidad terrestre, está emp arentada con Zali y con Lamia, con Lilith y con Coatlicue, todas ellas figuras de la Gran Madre procreadora de la vida y la muerte, de la Gran Prostituta, oscura divinidad de los tiempos en que los hombres adoraban los elementos y los atributos generadores de la especie.” (p. 104) Se puede ver así como Doña Bárbara, la Dañera, la Devoradora de Hombres, la Esfinge de la Sabana dentro de la magia literaria se confunde en el plano de los símbolos, de las divinidades oscuras con la representación de la Naturaleza prepotente, que era adorada en épocas antiguas por ser la energía creadora y destructora. Le dice Lorenzo Barquero a su primo cuando éste lo fue a visitar:

“…Lo mismo te a pasado a ti; oíste la llamada. Ya te veré caer entre sus brazos y enloquecer por una caricia suya. Y te dará con el pie, y cuando tú le digas “Estoy dispuesto a casarme contigo”, se reirá de tu miseria y…Se mesó los cabellos. La idea fija, que no poco antes se había deslizado en su discurso, logró, por fin, apoderarse de él (…) y hundiendo la cabeza en el pecho, se quedó murmurando:--¡La devoradora de hombres!” (p. 148)

Dentro del plano mítico, Doña Bárbara es identificada con el Mal, y lo grande, según los críticos defensores de la teoría de la contemporaneidad de Gallegos, es que la Doña no es vencida por ningún acto de violencia, sino por medio del Amor. Ella comienza su cambio cuando se enamora de Santos Luzardo. Su pasión por este hombre llega a su punto culminante en el capítulo La Estrella en la Mira: “Cuando a punto de disparar sobre su hija, de quien está enamorado Santos Luzardo, descubre dentro de sí misma lo que desconocía: la piedad, el recuerdo de Asdrúbal y el amor maternal.” (Liscano, J: 1969, 105) Aquí vuelve por entero a su condición personal. Sale de su representación mayor: “La Gran Prostituta Sagrada”, la Sabana, la Naturaleza, la cual termina por devorarla.

“Doña Bárbara se detuvo a contemplar la porfiada aberración del ganado, y con pensamientos de sí misma materializados en sensaciones, sintió en la sequedad saburrosa de su lengua, ardida de fiebre y de sed, la aspereza y la amargura de aquella tierra que lamían las obstinadas lenguas bestiales…” (p. 449)

Voluntariamente se va, se pierde en la llanura que se la traga, regresa al vientre de la naturaleza que la engendró. “La noticia corre de boca en boca: ha desaparecido la cacica del Arauca. Se supone que se haya arrojado al tremedal, porque hacia allá la vieron dirigirse, con la sombra de una trágica resolución en el rostro…” (p. 451)

V. LO FICCIONAL EN LA NOVELA DE DOÑA BÁRBARA Sólo por el hecho de ser novela, ya DOÑA BÁRBARA es una obra de ficción. El ambiente creado por Rómulo Gallegos, aunque pueda existir realmente, es invención, pues brota de la imaginación del autor. Los seres que realizan la acción son simplemente “entes de papel”, no personas. Surgen de la concepción del escritor. No son universales, son como vivos símbolos, pero pura creación novelesca. El llano que pinta Gallegos, para cuando él escribe la novela, no existe de esa forma. El abandono era casi total, y por el sentido de la búsqueda del bien social que lo domina, quisiera que existiera como él lo plasma en la novela.

¿Trata Rómulo Gallegos de crear espejos en sus personajes.? Realmente no, porque Gallegos lo que hace es realizar una pintura de caracteres y ambientes, sin buscar más allá. Ninguno de sus personajes es él mismo. Sólo aparece el narrador como conocedor y manipulador de ellos mismos, sin que intervenga el mundo interior de los personajes, pero sí refleja en ellos situaciones angustiosas. El atraso del campo venezolano y la falta de cultura del hombre de su país es algo que preocupa al escritor y lo hace patente en su obra. Sin embargo, el libro tiene como finalidad dar un mensaje de optimismo y verdad al pueblo venezolano.

No sólo en esta novela sino en toda su narrativa “el valor como tesis, como enfoque de éste o aquel problema que afecta a la vida nacional en un momento determinado de su historia, es en apariencia un valor relativo y perecedero. Así tiene que ser todo el mensaje que se dirija a estos hombres de carne y hueso que el autor tiene ante sí, que viven su propia época y su propio drama y con quienes él quiere, o mejor, siente la necesidad vital de comunicarse.” (Araujo, O.:1962,64)

Si tomamos el concepto de espejo como el reflejo de casos particulares de individuos, podría decirse que entonces sí hay en algunos personajes de la novela la presencia de este aspecto. Un ejemplo podría ser Mujiquita, quien muestra un tipo de hombre en particular: mediocre y fácil de manejar.

“Los bigotes, el cabello, las pupilas, la piel, todo parecía tenerlo empolvado, con aquel polvo amarillo que alfombraba las calles del pueblo, todo en él daba la impresión de esos pobres árboles de orillas de camino, que no se saben de qué color son (… ) Hasta cuando quería demostrar contento, sólo se le escapaban exclamaciones quejumbrosas.” (p. 191)

Más adelante dice: “Y Mujiquita sonriente:--No te calientes, chico. Ponte en mi caso. Y en el del general, porque en la vida hay que tomarlo todo en cuenta …--Y como tú estás aquí para complacer a Ño Pernalete y no para administrar justicia –atajó Santos. Y Mujiquita, encogiendo los hombros:--Yo estoy aquí para completarles la arepa a mis hijos, que la pulpería no me la da completa…” (pp. 353-354). Ño Pernalete representa la autoridad mal llevada, y el cumplimiento de las leyes arbitrariamente.“… --Por eso yo, cuando se presenta por aquí un litigio, me informo por la calle quien es el que tiene la razón y me vengo aquí y le digo al señor: “Bachiller Mujica, quien tiene la razón es fulano. Sentencia ahora mismo a favor suyo.” Y al decir así, descargó todo el peso de su dictatorial machete sobre el escritorio del juez…” (p. 356)

Así como estos, hay otros personajes secundarios que pueden considerarse espejos.

IV. CONCLUSIONES

No se puede buscar en la obra de Rómulo Gallegos cosas que él no pretendió dar. Su posición en la vida y su compromiso con el país lo expresó muy claramente. Fue, ante todo, una artista que con una gran imaginación poética supo utilizar lo que la sociedad le mostraba. Con mirada penetrante y oído avisor, logra captar la situación de su tierra. Los problemas, vistos en forma artística, y encarnados en personajes verosímiles, ofrecen a los lectores sus grandes novelas.

Se podría decir que con Gallegos culmina lo que algunos críticos consideran la escuela Criollista. Lo que sus antecesores habían esbozado dentro de esta corriente, él lo llega a concretar, ya que por un lado está el contenido: todo lo referente a la geografía nacional. Por otra parte, el lenguaje, posibilidad trascendente de formas dialécticas en múltiples estratos, presencia del folklore, tipificación de las regiones por las particularidades del habla. DOÑA BÁRBARA como toda buena obra, es una integración literal donde hay un lenguaje cargado de recursos metafóricos; un tema muy bien definido y una trama claramente expresada dentro de una corriente tradicional. El propósito que se impuso lo logró: hacer una narración y una descripción de la Venezuela tradicional. Una pintura de lo que era su país para la época de su juventud y madurez.

No podía pedirse al maestro un desarrollo técnico que encuadrara en las estructuras de planos. Realmente, él no fue un escritor de Vanguardia. Además, la incorporación de estos nuevos métodos a los contextos hispanoamericanos, comienza a realizarse en forma experimental a partir de 1940. Rómulo Gallegos trabaja su obra en cuanto a la formación y creación ficcional, pero no en la búsqueda de nuevas formas de expresión novelesca. Y como dice Domingo Miliani (1975):

“Si la técnica galleguiana sigue aferrada a cierta morosidad rítmica – descripción estática del paisaje, punto de vista omnisciente, desarrollo psicológico de unos personajes desde fuera de ellos mismos—importa hacer notar que en ella se logra el equilibrio, llevado casi a sus consecuencias finales, entre un proceso de fatalismo geográfico, una concepción del regionalismo social y un afán reformista, si bien por una vía más espiritual y moral que revolucionaria, porque ya se observó que esa era su cosmovisión de la realidad venezolana.” (p. 43)

Por eso, a Rómulo Gallegos se le debe ubicar en su época y en su espacio, conociendo su intención novelesca, y no pretender hacer de él un sociólogo, ni tampoco un escritor contemporáneo, no siendo ésas sus intenciones.