Novelas Y Cuentos
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l'on OKI M. A B C—Boco'iÁ. JOSE MARIA RIVAS GROOT NOVELAS Y CUENTOS <|Í||*Va^UUlR OK CULTURA COLOMBIANA BOGOTA- 1951 It i h I i o I e c a Popular de Cultura C « I o in b i a n a JOSE MARIA RIVAS OliOOT NOVELAS Y CUENTO S H O G O T A , i y 5 / . Publicación del Ministerio de Educación Nacional, bajo la dirección de la revista "Bolivar". Impreso en la Editorial A ii G — /yj/. José María Rivas Groot NOVELAS Y CUENTOS BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA INDICE t'iígs. José María Rivas Groot 7 La ol)ra y cl autor 21 Prólogo de la Primera Edición 27 Cana dirigida a la señora Condesa Maurice de Coiirvillc sohrc la novela "Resurrección" 32 Valioso lesüinonio 35 Preámbulo a un lilim de amor y de fe 37 "Resurrección" 43 El iriunlb de la vida 109 Julieta 255 El conquistador de Roma 276 El hermano <Ic Monseñor (rosliimlncs rusas) 282 Podas de oro 287 La novela cu la hisioi ia 294 Palabra de rey 30J Cuento oriental .'tor; El vaso de agua 317 Víctimas de la guerra 323 Un discípulo de Nietzsche 329 El "Águila de Acero" 337 La hora exacta 345 JOSE MARIA RIVAS GROOT El nombre de este poeta se halla vinculado, principalmente, al recuerdo de su famosa poe sía titulada "Las Constelaciones", una de las notas líricas ?nás altas del Parnaso colombiano. Sin embargo la obra de Rivas Groot es copiosa, y abarca los más diversos géneros literarios. Fue poeta, critico, novelista, autor de cuentos, histo riador, polemista católico, tratadista de cuestio nes internacionales, etc. Claro está que su obra, en cada uno de estos campos, no es extensa, pues a veces sólo dejó algunas valiosas muestras de su talento en las distintas actividades cue ensayó, y otras sólo aparece como cultivador accidental de ciertas disciplinas más o menos ajenas a su carácter. Nos referimos a esta vasta amplitud de sus capacidades para poner de manifiesto la ge nerosa hospitalidad de sus inteligencia, y para contradecir a quienes, desconociendo la totali dad de su obra, la reducen a unas dos nox)elas cortas y a la poesía ya mencionada. No. Rivas Groot fue un incansable obrero de la pluma. Sobresalió, ante todo, como novelista, después 6 JOSE MARIA RIVAS GROOT como poeta, y finalmente como historiador. Es tas son las 1res fases principales de su talento, y las tres caras de esa pirámide bruñida cuyo vér tice se orientó siempre hacia la estrella de las supremas esperanzas. Hijo de don Medardo Rivas y nieto del his toriador José Manuel Groot, el autor de "Las Constelaciones" no tuvo más que volver los ojos sobre su propio espíritu para encontrar allí las fuentes de la vocación literaria. Llevaba en la sangre la inclinación hacia las letras, de modo que, al comenzar a escribir desde muy joven, no hizo más que seguir esos misteriosos impulsos que suben de la ancestral raíz de la estirpe y cuajan en propósitos firmes y definidos, por medio de los cuales se forja un anillo más en esa cadena de la tradición espiritual de una familia. Que Rivas Groot sujjo corresponder a los ante cedentes intelectuales de su casa es indudable, y por eso su nombre se hombrea con el de su pa dre y, principalmente, con el de su abuelo, con quien posee mayores nexos de solidaridad espi ritual. Su juventud tuvo la aureola de un capitán que comanda huestes asimismo juveniles, y les enseña derroteros nuevos. Formó en la van guardia de ese movimiento literario que, en los NOVELAS Y CUENTOS 9 años finales del siglo diez y nueve, aspiró a re novar fundamentalmente los cánones estéticos hasta entonces imperantes, y en dos prólogos famosos, el de "La Lira Nueva" y el que puso a la Antología de Julio Añez, publicadas ambas hacia 1886, sintetizó las aspiraciones del grupo juvenil que hubo de congregarse en esas pági nas, y dictó las cláusulas de lo que podríamos llamar nuevo decálogo poético. Fuera de cues tiones de simple forma, el nuevo credo se redu jo a ampliar considerablemente el ámbito de la poesía, haciendo entrar en sus dominios las preocupaciones cietitíficas y filosóficas de esos días, y a convertir el verso en arma de las rei vindicaciones sociales. Hay en lodo esto un eco de Núñez de Arce y de Víctor Hugo, represen tantes de la poesía llamada entonces militante, en el sentido de la lucha por ciertos ideales hu manitarios, lucha que era el primer balbuceo de las reivindicaciones sociales que, después, convertirían el planeta en piélago de sangre. Pero, en ese entonces, las tentativas sólo tenían como instrumento las cuerdas de la lira, y el mundo podía todavía dormir tranquilo, arru llado por la voz vengativa, pero armoniosa, de los poetas. Como poeta, Rivas Groot fue fiel al progra- 10 JOSE MARIA RIVAS G ROOT ma trazado por él mismo en los prólogos ante dichos. Su producción en verso es escasa, y pue de reducirse a tres o cuatro poemas de impor tancia, entre los cuales sobresale, como es natu ral, "Las Constelaciones". Pero en tan poca ma teria realizó muchos de los ideales que había proclamado teóricamente, al hablar, con acento de grave entonación, de la misión que el poeta debe desempeñar en la sociedad contemporá nea. Rivas Groot no convirtió la estrofa en ar ma de combate, pero hizo de ella un instrumen to de alta especulación filosófica y religiosa, si guiendo en esto las huellas de sus dos maestros predilectos, Lamartine y Víctor Hugo, sobre lodo este último. "Las Constelaciones" recuer da, sin exageración, las mejores piezas poéticas, de "Las Contemplaciones", sin que haya en esto servil imitación ni mucho menos plagio; pero se adxnertc allí la lectura frecuente del formi dable poeta francés y la asimilación perfecta de algunos de sus procedimientos artísticos, como el de la antítesis, que Rivas Groot maneja a la perfección. Y aquí es de advertir que no sola mente en el verso, sino en la misma prosa sono ra, imaginativa y llena de contraposiciones, de los prólogos tantas veces mencionados, se ad vierte la influencia del autor de "La Leyenda NOVELAS Y CUENTOS ¿1 de los Siglos", poêla a quien Rivas Grool, por otra parle, rindió expreso tributo de admira ción en el volumen titulado "Víctor Hugo en América", colección de traducciones del gran poeta francés, al que antecede un prólogo del propio autor de la recopilación, escrito con des bordante y juvenil entusiasmo. Al lado de "Constelaciones" es indispensable colocar la poesía que lleva como título "La Na turaleza" escrita, como la anterior, en versos alejandrinos, y concebida dentro de un plan filosófico análogo. Aquí también plantea el au tor liondos problemas relacionados con el desti no final del universo, manteniéndose ¡irme en sus conclusiones espiritualistas, las cuales for man como el núcleo central de ambos poemas. No estaría por demás agregar a estas composi ciones, otra, de menos trascendencia desde el punto de vista filosófico, pero de más finos qui lates estéticos, y es la titulada "Lo que es un ni do", poesía en la cual aparece de manera más notoria la huella de Víctor Hugo, pero que Ri vas Grool desarrolla con elementos propios en cuanto a la concepción y a la ejecución. Esta poesía, por cierta téc7iica literaria, recuerda "El viaje de la Luz" de Joaquí?i González Camargo, tainbién discípulo de Hugo, más que Bécquer, como se ha sostenido. 12 JOSE MARIA RIVAS GROOT En fin, Rivas Groot, como poeta, no obstan te la parquedad de su obra lírica, puede ser colocado al nivel de Pombo o de Fallon, con la circunstancia de que aventaja a éstos por haber redactado el estatuto poético de la generación que corresponde, más o menos, al año de rSSô, de profundas renovaciones en todos los órdenes de la vida social colombia?ia, y por haber rea lizado, en parte, ese programa, a tiempo que la mayor parte de los poetas incluidos en las Anto logías de "La Lira Nueva" y en "El Parnaso Colombiano", o se mantuvieron dentro de los cánones tradicionales, o contradijeron, en su obra, las cláusulas en que encarnaba la revolu ción, o naufragaron en el olvido, a causa de la endeblez de su producción lírica. Hoy se recuer da muy poco a Manuel Medardo Espinosa, a Emilio Antonio Escobar, a Ernesto León Gó• mez, a Alejandro Vega, a Leónidas, Alejandro y Manuel de Jesús Flórez, a Rubén J. Mosque ra, a José María Garavito A., a Julio Añez, a Pedro Vélez Racero, a Nicolás Pinzón W., a José Angel Porras, a Alirio Díaz Guerra, a Mi guel Medina y Delgado, a Juan Cancio Tobón, a Francisco Antonio Gutiérrez, etc., que figu ran en la primera de las Antologías dichas, co mo representante de la falange poética nueva, NOVELAS Y CUENTOS 13 pero cuyos nombres quedaron totalmente eclip sados por los de Rivas Groot, Ismael Unir que Arciniegas, José J. Casas, Belisario Peña, Diego Uribe, Julio Flórez, Carlos Arturo Torres y Jo sé Asunción Silva, únicos poetas que lograron destacarse y pasar a la posteridad de entre esa oscura legión de simpáticos y meritorios vates, cuyos versos aparecen en esa recopilación como mariposas muertas. Con la circunstancia curio sa, además, de que sólo un poeta, Silva, iba a tener el significado de una bandera de combate, y a realizar una profunda revolución dentro de la lírica castellana. Pero esto no podía preverlo, por entonces, Rivas Groot, no obstante la agu deza de su olfato crítico, porque la reforma de Silva hace referencia a cierta escuela que empe zaba a lanzar sus primeros reflejos sobre el pa norama de la lírica hispanoamericana, o sea el modernismo, y Rivas Groot, capitán de los ejér citos románticos, apenas representaba la reac ción de la poesía de contenido social y huma nitario, científico y filosófico, estilo Núñez de Arce, frente al sendo clasicismo que liabía do minado en buena parle del siglo diez y nueve, o frente a la agonía de la escuela romántica, que expiraba rodeada de falsas ternuras y de amores melodrámicos.