Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito

Charla técnica

Consejos para mejorar tus notas

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Actitud

Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen.

Pep Guardiola (DT del Barcelona que ganó todo)

El 21 de febrero de 2006 se enfrentaban por la de América y el Sporting Cristal. Al terminar los primeros 45 minutos, el equipo peruano ganaba 3 a 0 y ganaba bien. Mientras los del equipo local protestaban cada decisión del árbitro y discutían entre ellos, los jugadores del Cristal daban una exhibición: toque y goles. La única llegada de ataque de Estudiantes en todo ese primer tiempo se produjo recién a los 40 minutos: un cabezazo que dio en el travesaño. La gente, en las tribunas, estaba muy preocupada.

Pero algo pasó en el vestuario. El técnico Jorge Burruchaga hizo algunas modificaciones tácticas, decidió hacer un par de cambios de jugadores, pero lo que realmente logró fue un vuelco en la actitud de sus dirigidos. En el segundo tiempo, Estudiantes dejó de lado las protestas y se enfocó en jugar. Concentrado, con una enorme voluntad, no dio ninguna pelota por perdida y acorraló a un equipo que lo había dominado por completo en el primer tiempo.

A los 9 minutos, José Luis Calderón convirtió un penal y anotó el descuento. Apenas hubo festejo. Con la pelota bajo el brazo, el goleador corrió hacia la mitad de la cancha: había que seguir atacando. Diez minutos después, el mismo jugador anotó el segundo. Cuando faltaba poco para terminar el partido, Mariano Pavone hizo el gol del empate. Pero el equipo no se conformó. Aunque estaba exhausto, siguió yendo al frente. Y sobre la hora, Pablo Lugüercio anotó el tanto de la victoria.

Estudiantes había dado vuelta un 0-3. En Youtube está el partido completo y también un resumen con los goles. Como en la batalla final de la película “El león, la bruja y el armario”, una derrota humillante se convirtió en una victoria épica.

¿Cuánto influye nuestra actitud en lo que hacemos? ¡Muchísimo! ¿No te parece que existe una gran diferencia entre lo que hacemos y lo que podríamos llegar a hacer? Sin duda, los jugadores comprendieron que tenían que cambiar: perdían por goleada en su cancha y estaban jugando mal. Las indicaciones estratégicas del técnico ayudaron, pero fue el cambio de actitud lo que hizo posible la hazaña.

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Cómo te puede ayudar este libro

Querer es indispensable pero no suficiente. También hay que saber cómo. Es necesaria la ayuda de alguien con experiencia para diagnosticar la situación y saber qué pasos dar para solucionarla. Ver dónde estamos, a dónde queremos llegar y cuál es el camino para hacerlo. Trazar un mapa que nos indique cuáles son las mejores opciones. Este libro pretende ser ese mapa.

No es largo. Se lee con facilidad. Pero no es una novela, para que te resulte útil te conviene releerlo de vez en cuando (durante el viaje al colegio, en un recreo) así repasás los conceptos clave hasta que se te hagan hábito.

Comencé este capítulo con una anécdota futbolística (El 4 a 3 de Estudiantes a Sporting Cristal). Voy a seguir utilizando el fútbol como metáfora del trabajo escolar en buena parte del libro: me parece que te puede ayudar a verlo como un deporte.

Un año escolar es un campeonato. No competís contra tus compañeros de curso, sino contra vos mismo. El objetivo es superarte, crecer, alcanzar el máximo de tu potencial.

Las diferentes materias que tenés que estudiar son los rivales a vencer. Algunos equipos pueden ser más fáciles, otros más exigentes, alguno puede parecer invencible.

Los profesores son los árbitros. Hay que tratar de no sumar tarjetas amarillas. A veces el error de un árbitro te puede perjudicar (o beneficiar). Son cosas que pasan. En este equipo no echamos la culpa a los otros. Aceptamos que la vida a veces no es justa y vamos para adelante.

La hinchada son tus padres: ellos apoyan incondicionalmente al equipo. Pero si no hay resultados, puede haber impaciencia.

El lugar donde estudiás es tu campo de entrenamiento.

En tu equipo hay arquero, defensa, mediocampo y delantera. Esos jugadores deben estar coordinados, desplegar una estrategia, dar lo mejor de sí mismos, estar preparados para aprovechar una situación favorable o reorganizarse si el partido se pone difícil.

Y este libro vendría a ser como un director técnico. Con sus tácticas, sus consejos, sus jugadas preparadas y sus palabras de aliento.

Es hora de empezar así que salgamos a la cancha.

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Tus jugadores

1. RESPETO

2. AGENDA 5. ORDEN

3. HORARIO 4. CONCENTRACIÓN

7. COMPRENSIÓN 6. CIMIENTOS

8. MÉTODO

9. REPASO

10. GOL 11. GANAR

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¿Cómo está tu equipo ahora?

Aquí va una breve explicación de la función de cada uno de tus jugadores y una pregunta para autoevaluarte.

1 RESPETO: el último recurso de un equipo es el arquero. Un buen concepto puede ser decisivo para aprobar una materia. Y una mala relación con el docente complica todo. ¿Me porto bien en clase? 2 AGENDA: hay muchas materias, cada una con sus tareas y fechas de exámenes. Es necesario saber qué tenemos que hacer y para qué fecha para estar organizado. ¿Uso la agenda? 3 HORARIO: el modo de avanzar en el aprendizaje es tener previsto cuándo estudiar. ¿Tengo un horario de estudio? 4 CONCENTRACIÓN: gran parte del aprendizaje se realiza dentro del aula. ¿Atiendo en clase? 5 ORDEN: tener lo necesario para estudiar, mantenerlo en buen estado y en su lugar, facilita mucho las cosas. ¿Soy ordenado? 6 CIMIENTOS: Aunque el avance en todas las materias que se va construyendo sobre lo que se vio en años anteriores, esto es especialmente importante en las matemáticas. ¿Tengo buena base? 7 COMPRENSIÓN: Buena parte del aprendizaje se consigue leyendo. ¿Comprendo lo que leo? 8 MÉTODO: Lo leo hasta que me quede es un método que funciona en primaria. En secundaria hay que usar técnicas: resúmenes, mapas mentales, subrayado, etc. ¿Estudio con método? 9 REPASO: Si voy a esperar al examen para comprobar si sé lo que estudié me puedo llevar sorpresas desagradables. ¿Repaso para asegurarme que aprendí lo que estudié? 10 GOL: Los exámenes ponen a prueba tu aprendizaje, es donde demostrás que sabés. ¿Perdés puntos en las pruebas por interpretar mal las consignas, o por despistado? 11 GANAR: Lo que importa no es aprobar, sino aprender. ¿Te sirve el año escolar para mejorar como persona?

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Respeto

Cultivar el respeto te asegurará cosechar buenas relaciones con los demás, y te ayudará a cosechar buenas notas. En cambio, faltar el respeto te genera muchos conflictos innecesarios y dolorosos. La falta de respeto puede ser un tono de voz burlón o prepotente, una postura inadecuada, un gesto de mala educación, unas palabras fuera de lugar.

Si estás teniendo problemas con los profesores, lo más probable no es que les caigas mal, sino que te estés comportando de un modo irrespetuoso. ¿Querés mejorar en esto? Aquí van algunos consejos:

 Llegá puntual a la clase. Si por algún motivo te retrasás, pedí permiso para entrar. Si hace falta, explicá por qué llegás tarde.

 Al empezar la clase, dejá en tu pupitre sólo lo que corresponda a la materia de ese profesor. No hagas tareas de otra materia en su clase. Tampoco uses tu celular ni comas en el aula.

 Escuchá al profesor. No lo interrumpas en mitad de una frase con una pregunta. Si necesitás una aclaración o tenés una duda, levantá la mano (no hace falta sacudirla). Si ya te vio, no es necesario seguir con la mano arriba. Cuando le parezca oportuno te dará la palabra. Sé paciente.

 La clase es un tiempo de trabajo. Si se te ocurre un chiste genial, increíble, divertidísimo… guardalo para otro momento. No todo lo que se puede decir, se debe decir.

 Si la pregunta que se te acaba de ocurrir va a desviar el tema que el profesor está explicando, deberías aclararlo antes: “A lo mejor esto no tiene mucho que ver, pero…”.

 El respeto incluye a tus compañeros. Molestar durante una clase hace que el resto tenga más dificultades para entender. Eso es injusto.

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 Sé comprensivo con las dudas que puedan tener o los errores que puedan cometer los demás. No te burles de ellos. Pocos profesores (si es que hay alguno) soportan a un alumno que desprecia a sus compañeros.

 Si necesitás hacer algún reclamo (por ejemplo, por la corrección de un examen) el modo en que lo hagas es decisivo. A los profesores no les gusta que se les reclame de mala manera. En cambio, se muestran bien dispuestos a escuchar a un alumno que busca el momento y el lugar adecuados, plantea su queja de manera respetuosa, sin presionar y agradece que se lo haya escuchado, le den o no la razón.

 Podés recuperar la confianza perdida pero no con palabras, sino con hechos. Prometer algo no cuesta nada. Lo que genera confianza son los resultados.

 Sé honesto. Un profesor acepta que un chico pueda estar insoportable algún día –todos los días, no– pero le pierde la confianza al alumno que miente, que niega su responsabilidad, que se copia o que falsifica la firma de sus padres.

 A veces, el lugar donde estás sentado puede jugarte en contra. Si sabés que junto a tus más amigos te vas a divertir muchísimo pero no vas a aprender nada, sé inteligente y cambiate de lugar. No se perjudiquen mutuamente.

 De todos los profesores, algo podés aprender. Si no estás entendiendo, también es posible hacer algo. Primero, pedí ayuda a algún otro compañero. Si el problema es general, podrías comentarlo al profesor (como ya dijimos, en el lugar, momento y modo adecuado) para ver cómo solucionarlo.

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Agenda

Tener en la agenda el horario de clases es una herramienta fundamental para organizarte. Hay que actualizarlo cada vez que haya cambios: especialmente al principio del año los horarios son bastante inestables.

Seguramente habrás advertido dos características que suelen darse en los horarios escolares:

1) No todos los días pesan lo mismo. Hay días más livianos (cuando hay educación física, materias artísticas, etc.) y otros que son pesados como una roca (en mi caso, recuerdo los jueves de cuarto año: dos horas de química, dos de física, dos de matemáticas… terminaba con el cerebro en corto circuito).

2) No todas las semanas pesan lo mismo. Como las mareas, que suben y bajan, la cantidad de pruebas es variable. Hay semanas de calma chicha (muy pocos exámenes) y semanas de tormenta (una o dos pruebas importantes por día).

El hábito de anotar en la agenda (sea de papel o digital) las tareas que hay que hacer te ayudará a sobrellevar estos “cambios climáticos” durante el año escolar. Es importante ser específico. Del mismo modo que anotarías bien una dirección a la que querés llegar (Anchorena 419) y no de una manera vaga (San Isidro, más o menos cerca de una plaza), anotá lo que el profesor pretende que hagas.

El hábito “sacar la agenda en clase y anotar – sacar la agenda en casa y revisar” puede ser costoso de adquirir, pero una vez que forma parte de tu manera de funcionar te ahorra muchos problemas. Cada día escolar tiene varios compromisos distintos y si no los tenés presentes, podes cosechar malas notas. Este libro trata justamente de lo contrario, así que ¡usá la agenda!

Si leíste “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, allí se habla de un instrumento mágico, el giratiempo: un objeto que permite retroceder en el tiempo. Tiene la apariencia de un reloj de arena pequeño y retrocede una hora por cada vuelta que le den. Bueno, lamentablemente el giratiempo es ficción.

Sin embargo hay dos elementos parecidos en tu vida. Son invisibles, pero reales.

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El gastatiempo: es aquello que te hace perder mucho tiempo sin que te des cuenta. Puede ser el celular, la Play, el televisor o alguna otra cosa parecida. El gastatiempo tiene la particularidad de que mientras estás en eso, el tiempo vuela. Estás jugando en la Play y cuando querés acordar pasaron tres horas y ni te diste cuenta. ¡Hay que ser muy cuidadoso con el gastatiempo! Si tenés uno, no lo uses hasta que hayas terminado tus tareas.

El ganatiempo: a diferencia del anterior, es lo que te permite adelantar tareas en el colegio y así sacarte trabajo para tu casa. Es un hábito que permite detectar oportunidades. Si sabes qué tenés que hacer (la agenda te facilita esa información) y un profesor falta o terminás un trabajo en clase y te sobran unos minutos, el ganatiempo te permite avanzar con la lectura del libro para Literatura, ordenar tu carpeta o completar una tarea pendiente, sacándote trabajo de encima. Los mejores alumnos que conozco, esos que cosechan buenas notas, saben siempre qué pueden hacer en esos “tiempos muertos” y lo hacen.

La agenda es una herramienta que te ayuda a tomar conciencia de tus responsabilidades y a manejar tu trabajo. Hay chicos que por manera de ser son más ordenados y otros más caóticos. Sin embargo, para sobrevivir en el colegio es necesario un mínimo de organización. Algunos confían en acordarse. No está mal, pero ¿para qué gastar espacio en la memoria si podemos anotarlo? “La tinta más pálida es más segura que la memoria más poderosa”, dice un refrán chino. ¡Por despiste te pueden hacer muchos goles!: llegar al colegio y enterarte, cuando ya no hay nada que hacer, que ese día había que traer determinados materiales, entregar un trabajo o rendir un examen.

La agenda hace las veces de GPS. El GPS no te va a llevar al lugar, tendrás que subirte al auto, ponerle combustible y manejarlo, pero evitará que pierdas el rumbo. Otra posibilidad es la de ir preguntando por el camino. Y muchos chicos hacen eso. En lugar de usar agenda, preguntan a otro compañero (¿Qué tenemos mañana?). Esto es razonable si faltaste a clase, pero si estuviste presente, ¿qué estabas haciendo ahí dentro que no te enteraste?

El uso de la agenda y el horario de clases se complementan con otro jugador clave: el horario de estudio.

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Horario de estudio

Algunas recomendaciones para planificar tu estudio:

 Al volver del colegio, después de tomarnos un tiempo para relajarnos y merendar, darle prioridad al estudio. Para eso, ¡evitá caer en las garras de tu gastatiempo! Ya sabés que una vez ahí, el tiempo vuela. Primero la obligación, y después la diversión. Hacer esto es el 50% del éxito.

 Cuando revises tu agenda, seguramente te vas a encontrar con tareas urgentes e importantes (las que son para el día siguiente y van a tener mucho peso en la nota del trimestre) y otras importantes pero no urgentes (por ejemplo, la lectura de un libro para una fecha todavía distante, pero que se va acercando).

 Un error común es estudiar “sólo para mañana”. Los que cosechan buenas notas también miran un poco más allá de lo urgente. La selección fantasma no se fue un día antes a La Paz. Y por eso, cuando llegó el partido, lo ganó.

 Si tenés que comprar materiales para un trabajo –mapas, cartulinas, etc-, el horario en el que la librería cierra no es una decisión tuya así que tené eso en cuenta.

 Antes de empezar a estudiar, prepará el lugar de trabajo. Que esté todo lo necesario, así no tenés que interrumpir una y otra vez tu estudio. Y mantené lejos lo que te distraiga. Conozco chicos que dejan el celular en otra habitación. Ya saben que los tienta demasiado.

 Puede ser conveniente tener a la vista un reloj para trabajar con intensidad, poniéndote límites: para tal hora tengo que haber terminado. Eso ayuda a ponerle ritmo al estudio y a evitar estancamientos. ¿Viste que diferente juega un equipo que va perdiendo por un gol cuando faltan pocos minutos para terminar el partido? No digo que estudies apurado (ya hablaremos de eso) pero sí a buena velocidad.

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 ¿Cuánto tiempo tendrías que estudiar por día? Depende de si estamos en período de calma chicha o de tormenta. Habrá días que vas a tener que estudiar más. Lo ideal es reservar tiempo de estudio de lunes a jueves, más una porción del fin de semana.

 Y recordá lo que dijimos del ganatiempo. ¡Todo lo que puedas adelantar en horas libres, viajes, esperas, puede ser decisivo!

 En el esquí, las pistas tienen un grado de dificultad variable. Las pistas fáciles se representan con círculos verdes, las difíciles con cuadrados azules y las muy difíciles, con diamantes negros. Un buen esquiador no es el que evita los diamantes negros, sino el que los supera. ¿Dónde están las pistas más difíciles este año? Esas materias llevalas al día: carpetas completas, tareas, etc.

 Es muy conveniente llevar un control de tus notas en la agenda, para saber en dónde tenés que exigirte más.

 Finalmente, cuando la sesión de estudio se estire, será necesario hacer pausas y descansar. No sos una máquina. Por supuesto, evitá meterte en un gastatiempo porque ¡te puede arruinar la tarde! Primero terminá de estudiar y hacer las tareas. Aprovechar esos recreos para ir a comprar algún material que necesités, estirarte, tomar agua, y si te estás durmiendo, lavarte la cara con agua fría.

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Concentración

Ya hablamos del respeto al profesor (el arquero de tu equipo) y del concepto de ganatiempo. También te conté el caso del hombre que va al gimnasio, paga la cuota pero no mueve un músculo, desperdiciando tiempo, dinero y oportunidades y de cómo eso les pasa a muchos chicos en el aula.

Ahora vamos a tocar un tema central: aprovechar al máximo cada clase, el principal ganatiempo con el que contás. Esto requiere concentración, estar atento, enfocado. Para que esto sea posible hay dos condiciones previas:

 Cuidá el sueño: si bien hay discusiones sobre cuanto debería dormir un adolescente, está claro que el mínimo es ocho horas. Evitá la exposición a pantallas un rato antes de acostarte y te será más fácil dormir.

 Desayuná bien: incluí lácteos, cereales y frutas. Un buen desayuno favorece la memoria y la concentración, además de mejorar tu estado de ánimo.

¿Es posible acostumbrarse a dormir poco y a no desayunar? El hombre es un ser increíblemente adaptable, capaz de vivir en la selva ecuatorial o en el Polo Norte. Pero si estás estudiando en la secundaria, lo que realmente te ayudará a estar bien es acostarte temprano y levantarte a tiempo para desayunar adecuadamente. De lo contrario, lo más probable es que te conviertas en un zombi de mal humor.

Supongamos que los dos temas anteriores ya están resueltos. La clase va a empezar. ¿Con qué actitud estás?

Algunos consejos para aprovechar bien las clases:

 No estés en el aula como el personaje que iba al gimnasio a mirar a los demás. Decite a vos mismo: “Voy a aprender todo lo posible en esta clase, ¡para eso estoy acá!”. Actitud positiva al máximo desde el minuto uno.

 Tomá apuntes de lo que el profesor está diciendo, aunque él no esté dictando. Hacer esto te mantendrá atento y activo, favoreciendo tu concentración.

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 Cuando el profesor haga una pregunta a la clase, podrás comprobar si estás atendiendo y entendiendo. Animate a responder si te parece que la sabés. No pasa nada si te equivocás. Al colegio vas a aprender y los errores son parte del proceso.

 Si no entendiste la pregunta, poné atención a las respuestas de tus compañeros. Te ayudarán a encontrar otra vez el camino.

 Con respeto, preguntá lo que no entendés. Cuando te respondan, escuchá bien lo que te dicen. Si seguís sin entender, podés preguntar otra vez, señalando qué parte de la respuesta no captaste.

 Tratá de seguir la clase conduciendo a tu imaginación detrás de lo que se explica (¡y no que ella sea la que te lleve a vos!).

 ¿Podés relacionar lo que te están enseñando con algún tema que hayas estudiado anteriormente? Si podés hacerlo, es algo realmente muy bueno. Parte importante del aprendizaje es conectar un tema con otro, armar redes.

 Cuando te distraigas –ya sea porque te “colgaste” o porque algo te distrajo– simplemente ¡volvé otra vez!

 No podrás estar concentrado el 100% de la clase (y ningún profesor pretende eso), pero esforzate al máximo cuando se trate de la explicación de un tema nuevo o del repaso previo a un examen.

 Una hora clase debería ser una hora de aprendizaje, así como una hora de gimnasio debería ser una hora de actividad física.

El éxito en el estudio comienza por el éxito en las clases. Por eso, el alumno que está activamente metido en lo que pasa en el aula, aprende mucho sobre la materia y sobre el profesor. Puede descubrir a qué le da más importancia, qué tipo de preguntas hace, qué clase de respuestas le gustan y así, mientras su buen concepto crece –hace depósitos en su cuenta bancaria– ya se está preparando para el examen que vendrá después.

¡El ganatiempo está funcionando a pleno!

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Orden

El desorden es uno de los gastatiempos menos placenteros que existen y que más te complican la vida. Perder tiempo buscando algo que necesitás urgentemente puede provocar bastante estrés, además de agotar tus reservas de energía y buen humor.

Te damos algunos consejos:

 Ya hablamos del horario de clases y la agenda. Son tu GPS para circular con éxito en la autopista de la vida escolar. Antes de acostarte, como antes de embarcar en un avión, hacé un check-in controlando –horario en mano- que no te estás olvidando de nada.

 El refrán “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar” es muy sabio y si lo ponés en práctica, te simplifica la vida.

 Si en el colegio tienen lockers puede ser una ventaja, pero también puede pasar que descubras en tu casa que el material de estudio que necesitabas para la importantísima prueba de mañana… ¡quedó en el locker! Así que, una vez más, acostúmbrate a hacer el check-in. ¿Llevo todo lo que tengo que llevar?

 Si al empezar a estudiar te asegurás de tener todo lo necesario, vas a evitar perder el tiempo levantándote a cada rato para buscar lo que te olvidaste. Una vez más, es el hábito de chequear antes de empezar el viaje. Te ayuda a evitar esos paseos que terminan siendo un desperdicio, porque ni estás descansando ni estás estudiando.

 Las carpetas pueden ser decisivas para aprobar algunas materias. Hay profesores que son muy específicos sobre cómo quieren que la organices, mientras otros dan mayor libertad. En todo caso, cada hoja utilizada debería llevar fecha, así podés ordenarla más fácilmente. Si te dan fotocopias, guardalas en folios. Si las vas a pegar, sé cuidadoso.

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 Una vez por semana, dedicá unos minutos a ordenar tus carpetas. Si te dejás estar, el caos empieza a aumentar y se produce el efecto bola de nieve.

 Si faltás a alguna clase, pedí lo que hayan hecho ese día. Si el profesor repartió material, no te dejes estar para conseguirlo.

 Asegurate de que todos los útiles tengan tu apellido. En el intenso tráfico de biromes, compases, lápices, reglas que se da en las aulas… es muy frecuente perder cosas. El desorden no solo hace perder tiempo. ¡También hace perder dinero! Si tus útiles tienen alguna identificación, hay más posibilidades de recuperarlos.

 También el orden es útil para los archivos de tu computadora. Guardá los documentos con un nombre adecuado y en carpetas fáciles de ubicar.

 Después de estudiar, dedicá unos momentos a guardar las cosas que usaste. Hacer un trabajo que tal vez te llevó cuarenta minutos, y olvidártelo en la mesa del comedor de tu casa el día de la entrega no es mala suerte: es desorden.

Con este capítulo terminamos el aspecto defensivo de tu equipo: un alumno respetuoso, organizado, atento, ordenado y que planifica su estudio tiene muy buenas posibilidades de cosechar buenas notas. Además, a medida que afianza esos hábitos se va convirtiendo en una persona en la que se puede confiar, previsible, que puede cumplir sus promesas y hace su trabajo a tiempo (Just in time, es la expresión que se utiliza en las empresas para destacar esta eficiencia).

En términos futbolísticos, diríamos que todo esto garantiza el cero en el arco propio. Pero para ganar los partidos, ¡hay que meter goles! De eso tratamos en los próximos capítulos.

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Cimientos

A veces, la dificultad para entender una materia está en que el profesor supone que hay conocimientos que nosotros ya tenemos, pero como eso no es así, estamos perdidos en su clase. Es como si llegáramos tarde al cine. Entramos tanteando en la oscuridad para encontrar nuestra butaca y como la película ya empezó hace rato, nos cuesta entender quién es quien, por qué hacen lo que hacen, qué se proponen. Esto nos puede ocurrir en Matemáticas.

Lo más fácil es echarle la culpa al anterior profesor (“con el del año pasado no aprendí nada”) o al anterior nivel (“en Primaria no nos enseñaron nada”). Pero eso no va a solucionar nuestro problema. Ponernos al nivel del resto es nuestra responsabilidad.

Tal vez lo tuyo no sea tan grave: entraste al cine puntualmente, y más o menos venías siguiendo la trama de la película, pero en un momento perdiste el hilo y ahora ya no estás entendiendo. ¡No dejes que el incendio se propague! Resolvé la situación cuanto antes.

Sea cual sea tu situación, estos consejos te ayudarán:

 Todo lo que te aconsejamos en el capítulo “Concentración” multiplicalo por 2 para Matemáticas. ¡Atender en estas clases es fundamental! Asegurate de que tus notas sean claras y fáciles de leer. No solo anotés los ejercicios y problemas, también anotá cualquier cosa que el profesor diga que pueda ayudarte a entender mejor los conceptos.

 Las matemáticas consisten en pensar paso a paso para resolver el problema. La clave es paso a paso. Es como un camino que se abre en dos, presentando una bifurcación, y después otra y otra. En cada caso, si tomás el camino correcto, inevitablemente llegás al resultado. ¡Y aunque el profesor fuera tu peor enemigo, aunque tu cuenta bancaria estuviera en cero, no tendría más remedio que ponerte un 10! Eso es lo bueno de las exactas.

 Hacé el trabajo: Si el profesor dio ejercicios y en lugar de hacerlos, te los copiás de un compañero eso te sirve de muy poco. ¡Es otra vez el caso del hombre del gimnasio! Si esa persona tiene exceso de peso, no va a bajar

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kilos mirando a otro hacer abdominales. Puede serle útil ver para saber cómo se hacen, pero si quiere algún cambio tiene que empezar a moverse él. ¿Qué actitud tenés vos?

 Para mejorar en serio, necesitas hacer muchos ejercicios. Y cuando decimos muchos, no decimos tres o cuatro el día antes del examen. Lo que da seguridad es la práctica. Y mientras más seguido practiques, más entrenado vas a llegar al examen. El concepto tiene que ser aprendido, pero también tiene que ponerse en práctica para recordarlo.

 De los errores en esa práctica, es donde aprendés. Las correcciones son parte del aprendizaje. En algún momento del recorrido hacia la solución, tomaste el camino equivocado. La corrección te permite retroceder hasta ese punto y entender por qué había que tomar el otro camino. ¡Asegurate de comprenderlo bien! Podés estar seguro de que lo entendiste cuando sos capaz de explicárselo a otro.

 Matemáticas se puede estudiar en grupo. Un compañero puede llegar a explicar tan bien, o incluso mejor que un profesor. Pero claro, hay que mantener cierto orden y silencio durante la reunión, para que la concentración se mantenga al máximo.

 Hablando de errores, es frecuente que en los exámenes de matemáticas perder puntos por hacer mal algo que en realidad sabés: hacer multiplicaciones absurdas (3 x 2= 5), confundirse al operar con los signos, copiar mal los números, etc. Aquí, la prolijidad, el paso a paso y verificar los resultados es una herramienta muy útil.

En el aprendizaje de las matemáticas la actitud es muy importante. Hay algunos alumnos que piensan que no podrán. Y al pensar así, ya están derrotados. Pero, ¡si la vida diaria se basa en las matemáticas! Todo lo sumamos o lo restamos. Hasta lo más insignificante. Si los cimientos están bien colocados y vas poniendo un ladrillo por vez, finalmente lo vas a conseguir.

Otro problema frecuente es la pereza mental. Prestar atención en clase, practicar, aprender de los errores, cansa. Lógico. ¡Pero ese cansancio es consecuencia de estar haciendo el trabajo! Los alumnos que cosechan buenas notas tienen el hábito de hacer las cosas que a los perezosos no les gusta hacer. A ellos tampoco les gusta, pero son capaces de vencer esa resistencia porque quieren aprender.

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Comprensión lectora

¿Cuál es la diferencia entre un jugador que domina perfectamente la pelota con otro al que habitualmente la pelota le rebota en las piernas, que no la puede controlar, que si quiere hacer un pase largo se queda corto y si quiere hacer un pase corto le sale largo? Hay un abismo. Basta con ver un video de Messi, que parece llevar atada la pelota al pie con otros de bloopers futbolísticos.

Lógicamente, algunos nacen con ese don, pero con el talento no es suficiente. Hay que desarrollarlo. Esa capacidad de dominar la pelota es consecuencia de mucha práctica.

En el colegio, el equivalente a esa destreza es el dominio de la comprensión lectora. Gran parte del material de estudio (libros de texto, apuntes, sitios de Internet) requieren que uno entienda lo que está leyendo.

“¿Y qué pasa si no entiendo nada lo que se dice?” Bueno, si no entendés nada probablemente estés leyendo una obra escrita en un idioma extranjero. Algo debés entender. Como siempre, la actitud es importante. Si arrancás pensando que no vas a entender nada, no vas a entender nada. En cambio, si tu actitud es positiva, hay más posibilidades de que te vaya mejor.

La comprensión lectora se mejora leyendo. Habrás observado que hay diferentes niveles de dificultad en los textos. Mientras escribo este libro me estoy esforzando por buscar las palabras y los ejemplos que te hagan más sencillo comprender lo que te quiero transmitir. Espero estar consiguiéndolo.

Las posibilidades de que vayas progresando y que cada vez entiendas más son grandes si seguís estos consejos:

 Al empezar a leer un texto, dale una mirada panorámica como si fueras un dron que sobrevuela esas páginas buscando información. Aquí ponés en práctica la actitud del investigador, preguntándote: ¿de qué trata? (título) ¿Tiene ilustraciones, fotos, mapas, cuadros o esquemas? ¿En cuántas partes se divide? (subtítulos) ¿Trae alguna actividad que me permita evaluar si entendí? Esa mirada panorámica –otros autores la llaman escaneo– te hará más fácil dar el paso siguiente.

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 Un texto escolar está formado por párrafos (señalados por el punto y aparte), los párrafos están compuestos por oraciones y las oraciones, son un conjunto de palabras. Algunas palabras son más importantes que otras, ya que sostienen el sentido del párrafo, lo que se llama la idea principal. Así que cuando estés enfrente de un texto escolar que parece difícil, la manera de comprenderlo es desarmarlo en párrafos y encontrar la idea principal de cada uno.

 Si hiciste el escaneo, tendrás una idea general de cuál es el tema y cómo está desarrollado. No sé si cuando eras más chico hiciste alguna vez un rompecabezas o puzzle. Si sólo tenías las piezas desordenadas, sin ninguna idea de qué tenías que armar, era muy difícil resolverlo. Pero sabiendo cuál era el modelo terminado, estabas más orientado y podías empezar a encajar las piezas. Lo mismo pasa con los temas escolares.

 Ese desarme del párrafo buscando la idea principal significa que no solamente tus ojos van a pasar sobre las letras sino que tu mente va a estar ahí activamente. Por eso es necesaria la concentración.

 Seguramente te vas a encontrar con alguna palabra que no conocés. A veces podés descubrir el significado por contexto: por lo que dicen las palabras que están alrededor. Otras, necesitarás ir al diccionario. Parte del check-in antes de sentarte a estudiar, es comprobar que tenés un diccionario a mano (¡especialmente si vas a trabajar en inglés!).

 Normalmente, en los libros de texto el autor resalta en negrita aquellas palabras que a él le parecen clave. A veces hay frases enteras resaltadas. Es una ayuda importante, pero vos podés descubrir que otras palabras te ayudan más a entender.

 Hay algunas palabras que aparecen mucho en los textos escolares: causas, consecuencias, características, institución, conjunto, proceso, etc. Son palabras que permiten hablar de un tema con más profundidad, a nivel científico. ¿Entendés lo que significan? El diccionario te puede ayudar.

 Una lectura concentrada, subrayando las ideas principales y yendo al diccionario cuando no entendés alguna palabra, cansa mucho más que leer escuchando música, distraído y consultando cada diez segundos el celular. Pero la primera lectura ejercita tu mente, la fortalece y te prepara para dar

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bien los exámenes. La otra es un chiste. ¡Otra vez la imagen del hombre que va al gimnasio pero no hace los ejercicios!

 Si estás acostumbrado a leer de una manera superficial, blanda, y empezás a utilizar la actitud del investigador, al principio te va a costar. ¡Lo mismo le pasa al que agarraba mal la raqueta y ahora tiene que adaptarse a tomarla bien! Pero poco a poco vas a mejorar tus tiempos y sobre todo, tus resultados.

 Recomiendo utilizar resaltador amarillo, porque te permite ver bien las palabras destacadas.

 Hacer notas al margen con tu propio código (por ejemplo, un signo de interrogación si no entendés lo que está diciendo, un signo de admiración si te parece importante, etc) te permitirá organizar esquemas, mapas mentales, consultar dudas al profesor, etc.

 A veces el texto se resiste un poco. Ya hablamos de que puede haber niveles de dificultad y a lo mejor lo que estás leyendo por ahora te supera. También puede ocurrir que el texto no esté bien redactado o que nos hayan dado sólo un fragmento de un texto más largo, entonces es difícil de entender. ¿Cómo acercarte al tema, entonces?

 En Youtube hay muchos videos que te pueden facilitar la comprensión. Los de la serie grandes civilizaciones, por ejemplo, son clases de 15 minutos, con animación, que te abren una puerta al estudio de los griegos, romanos, aztecas, etc. Y muchos temas de geografía se entienden mucho mejor al verlos (como lo referido a placas tectónicas, sismos, vulcanismo, etc). Aquí lo importante es la determinación de enfocarse: voy a ver este video y nada más. De lo contrario, podrías caer en las garras de un gastatiempo…

 Si lo que tenés que leer es una novela y te dieron un plazo, lo peor que podés hacer (y lo que hace la mayoría) es leerla el día (o la noche) anterior. ¡Y después dicen que no les gusta leer! Es como si en lugar de consumir un pan de manteca en dos semanas, al untar tus tostadas, tuvieras que tragártelo todo junto de una sola vez. Si el libro es largo, te conviene hacer un plan (tantas páginas por semana). Te puede ayudar hacer algún breve resumen de lo que leíste y todavía más, conversar con tus compañeros sobre lo que vas leyendo.

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Método

Etimología, además de ser una buena palabra para jugar al ahorcado, es el estudio del origen de las palabras. Muchas de ellas vienen del griego o del latín. Método viene de dos palabras griegas: meta (“más allá”) y thodos (“camino”). El método de estudio es el camino que hay que recorrer para llegar a la meta (aprender).

Ya hablamos en el número 6, “Cimientos”, de cómo encarar el estudio de las matemáticas y ciencias exactas en general. Vamos a dedicarnos ahora a otras materias, aquellas donde hay que leer.

En el número 7, “Comprensión” mencionamos el paso uno (escaneo) y el paso dos (lectura con actitud de investigador). Ahora se trata de manejar esa información: palabras claves, ideas principales y notas al margen. Una vez más, aquí la diferencia está en que haya actividad mientras estudiás, y no pasividad. El objetivo es comprender, asimilar y retener.

Un chico que tenga el método leo hasta que me quede es muy probable que se aburra, y por lo tanto, se desconcentre, y tenga que volver a empezar una y otra vez. Además, esa manera de estudiar puede funcionar con textos sencillos y cortos. Si lo que hay que estudiar es complejo y largo, el método no le va a funcionar. Cuando llegue al examen, se acordará de muy poco – aunque haya dedicado mucho tiempo– y difícilmente cosechará una buena nota.

Uno de los métodos más usados es el resumen. Consiste en seleccionar del texto lo que nos parezca más importante, del mismo modo que en los programas deportivos hacen un resumen de un partido. Seguramente incluirá los goles, alguna jugada de riesgo, alguna situación polémica y poco más. Al hacer un resumen, el tema (1) se comprende, (2) se decide qué incluir y qué no, (3) se lo escribe en frases breve y finalmente (4) se lo estudia. Si un alumno se copia el resumen que hizo otro, se ahorra el 75 % del trabajo, es verdad, pero también se pierde el 75 % del aprendizaje. ¡Cuidado!

A medida que pasan las clases de cada materia, te darás cuenta de que hay palabras que se repiten mucho. Entonces, un ganatiempo es utilizar abreviaturas, imágenes o símbolos propios, que reemplacen a esa palabra (¡como hacés cuando mandás mensajes de texto!) y faciliten la memorización. El resumen no debería ser un texto prolijo y monótono,

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Iván Pittaluga – Versión resumida de libro inédito sino un jeroglífico personal, que aunque te obliga a trabajar más, se asimila mejor. Con esa práctica, vas armando un código propio que podrás usar en otras materias.

Veamos un ejemplo:

Texto original:

El prejuicio es un juicio u opinión anticipada, generalmente negativos, sobre una persona o grupo de personas.1

En el resumen:

Anticipado Prejuicio

Otra manera de estudiar es el esquema, especialmente útil para organizar información:

Una vez más, lo importante es el trabajo que se hace sobre la información. Esa actividad, donde se incluyen diferentes colores, gráficos ingeniosos y personales, potencia a la memoria para que en el momento del examen tenga más facilidad para recordar lo aprendido.

Un tercer modo de realizar un estudio activo es el mapa mental. Tony Buzán, su creador, lo define como “un método de análisis que permite organizar con facilidad los pensamientos y utilizar al máximo las capacidades mentales”2.

1 Tomado de J.C.Bría (2013) Educación ciudadana 3. . Casals. Página 60.

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Permite agrupar una gran cantidad de información en un esquema sencillo.

Buzán señala siete pasos para dibujar un mapa mental3:

1) Empezá en el centro de una hoja en blanco, ya que eso da al cerebro libertad para moverse en todas las direcciones y expresarse más naturalmente.

2) Dibujá en el centro una imagen que simbolice la idea principal.

3) Usá muchos colores porque, al igual que las imágenes, los colores le dan vitalidad, frescura y diversión a tus mapas.

4) Partiendo de la imagen central, irradiá hacia el exterior palabras claves y las ideas más importantes que recogiste al hacer tu lectura con actitud de investigador. Tu cerebro trabaja mediante asociaciones. Las líneas o ramas serán más finas a medida que te alejés del centro. Esas ramas son la estructura del tema que tenés que estudiar.

5) Trazá líneas curvas y asimétricas, porque las líneas rectas aburren al cerebro.

6) Utilizá sólo una palabra clave por línea.

7) Usá muchas imágenes, aunque te parezca que no seas bueno dibujando. Una imagen vale mil palabras.

En la página siguiente podrás apreciar un mapa mental, simplemente como ejemplo. Te recomiendo que entres en Google imágenes y busques “mapa mental”: ya no te quedarán dudas sobre cómo hacerlo.

Lo importante no es que resulte una obra de arte, sino que te permita estudiar de una manera activa y al mismo tiempo, grata. Los mapas mentales no son solamente útiles para estudiar, sirven también para organizar un viaje, hacer una lista de compras, aclarar ideas, solucionar problemas, etc.

2 Buzan, Tony (2004) Cómo crear mapas mentales. Barcelona. Ed. Urano. Pág. 26. 3 Idem, páginas 50-51

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Como ejemplo de mapa mental, aquí va uno con el contenido de este apunte:

IMPORTANTE: Las técnicas de estudio siempre implican horas-silla. No es posible aplicarlas si no se hizo una lectura concentrada y eso requiere pasar tiempo sentado.

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Repaso

Repasar es asegurarse que lo que leíste y estudiaste, realmente ha quedado grabado en tu memoria. ¿Nunca te pasó pensar que habías estudiado pero al llegar el momento del examen se te hizo una laguna? Si hacés un buen repaso, eso no te va a pasar.

Para repasar bien hay que autoevaluarse. Esto requiere varias cualidades. La primera es ser honesto con uno mismo: no des por terminado el estudio cuando te cansés, sino cuando lo sabés. Si te habías propuesto estudiar una hora y al cumplirse el tiempo, te das cuenta que todavía te falta. ¿Sos capaz de seguir hasta terminar?

La segunda cualidad es el sentido común. Hay que hacer las cosas bien, no ser chanta, pero tampoco hay que pasarse al otro lado y ser un perfeccionista. Si sos responsable, en clases te portás muy bien, trabajás duro, en casa nunca te tienen que decir que te pongas a estudiar y te gustan las notas muy altas, tenés los síntomas. Está muy bien buscar la excelencia, pero corrés el riesgo de ponerte habitualmente unas expectativas tan elevadas (sacar 10 en todo) que al final termines disfrutando poco de la vida. ¡Relajate!

Pero si el perfeccionismo no es tu caso, te hará falta la tercera cualidad: persistencia. No aflojar hasta acabar el trabajo. A continuación te damos unas recomendaciones:

 Para grabar mejor la información estudiada, te pueden ayudar algunas nociones sencillas de cómo trabaja tu memoria. Es mucho más fácil para ella recordar algo cuando puede asociarlo a otros conocimientos, cuando puede visualizarlo –por eso te recomendamos el uso de imágenes y también de videos educativos– y cuando algo se le repite suficientemente.

 Supongamos que para una lección necesitamos memorizar la palabra hagiógrafo. Es una palabra que no usamos en nuestras conversaciones: es el autor de los libros santos o de la vida de los santos, por lo tanto un escritor. Hay varias palabras que se asocian a escribir: grafiti, ortografía, caligrafía. Y como el que escribe se dedica a textos sagrados o de santos, podemos visualizar a un hombre escribiendo una Biblia. Es importante “verlo”, con detalle. ¿Dónde está escribiendo? ¿Con qué escribe? ¿Tiene barba? ¿Cómo está vestido? Si la ortografía no es nuestro fuerte y es probable que

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escribamos mal la palabra, imaginemos al hagiógrafo con una gran “HG” en su pecho (va con H al comienzo y hay una G en el medio). Repetimos la visualización donde se asocia la información unas cuantas veces y en el examen llegaremos más fácil a ese dato.

 Si se trata de repasar las respuestas a un cuestionario, tapá la respuesta y respondé en voz alta. De esa manera, también la memoria auditiva interviene. Si la respondiste mal, buscá la manera de asociar, visualizar y repetir hasta que consigas responderlas bien.

 Si se trata de un texto largo, dividilo en etapas y hacé repasos parciales.

 En las materias exactas, los resultados correctos en los ejercicios de práctica son el mejor repaso.

 Para estudiar las definiciones, siempre me dio resultado el sistema de tarjetas o fichas de cartulina. De un lado escribo la palabra a definir (por ejemplo, “Bien común”) y del otro, la definición. La escribo en estrofas, destacando las palabras clave. Una ficha por cada definición, en este caso:

Conjunto de condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección

Después desparramo las fichas sobre el escritorio. Es como un juego. Elijo una palabra e intento repetir –en voz alta- la definición. Empiezo con las que me acuerdo más. Para el caso de esta definición (Bien común) visualizo un conjunto musical, donde todos los integrantes llevan un C en el pecho (condiciones) y mientras cantan su tema “Vida social”, veo a grupos de personas y a individuos que al pasar por detrás del conjunto se hacen más perfectos (pasan de la suciedad a la limpieza, de la enfermedad a la salud, etc.). Me los imagino con detalle, así es más difícil que me olvide. Este ejercicio lo puedo seguir practicando – repetición– mientras viajo o espero a que llegue el momento del examen.

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 La música, que no es muy recomendable para concentrarse, sí puede ayudar en el repaso. El ritmo es un poderoso apoyo para la memoria, y de niños aprendimos muchas cosas así (intentá, por ejemplo, repetir la letra del Himno Nacional sin la música).

 El año de la Revolución Francesa es muy fácil de recordar: 1789. Pero en otros casos, hay que ingeniárselas para lograr la asociación. ¿Tal vez el número de tu casa, el de tu celular o el que lleva en su camiseta algún jugador de tu equipo?

 En Internet hay algunos juegos para repasar. Por ejemplo, si tenés que estudiar las capitales de América podés meterte en esta página y vas a repasar con mucha motivación. (Y tiene otro juego para las de Europa):http://www.vedoque.com/juegos/trivial/trivial-america.html

 Un secreto: la manera en que mejor aprendemos algo es cuando se lo enseñamos a otro. Por eso, repasar con un compañero es muy positivo. Podemos hacer con él un ping pong de preguntas, tomarle la lección o explicarle lo que no sabe.

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Gol

Ya hemos hablado de cómo llegar bien preparado a los partidos: atender y trabajar en clase para aprender al máximo del profesor, practicar ejercicios y hacer las tareas, estudiar y repasar. Ahora nos vamos a concentrar en los exámenes. Y estos son los consejos que fui coleccionando de la experiencia de los buenos alumnos que he tenido a mi cargo y también, de mi propia experiencia.

 Nervios antes del examen: El estrés es el mecanismo de aviso de tu cuerpo, una señal que te ayuda a prepararte para algo importante que está punto de pasar. Es normal y hay que aprender a usarlo en tu propio beneficio: en vez de reaccionar ante el estrés con miedo o angustia, adoptá un enfoque positivo y sereno. “Me preparé bien. Voy a dar lo mejor y el resultado vendrá solo”. Un compañero que tuve en la secundaria se decía: “¡Qué contento voy a estar dentro de una hora, cuando ya me haya sacado este examen de encima!”.

 Tener todo listo: antes de empezar el examen, hacé el check-in de lo que vas a necesitar: una lapicera titular y otra suplente, regla, hojas suficientes y lo demás: mapas, elementos de geometría, etc. Una recomendación: lápiz, goma y sacapunta. Enseguida te explico por qué.

 Una mirada general al examen: ¿Cuántas preguntas hay? ¿Todas las preguntas valen lo mismo o hay algunas que suman más puntos? ¿Se puede cambiar el orden de las respuestas? ¿Cuál me va a llevar más tiempo?

 ¡Atento a las instrucciones! Si alguna vez viajaste en avión, habrás presenciado la típica información que da la azafata (o que se proyecta en las pantallas) sobre las puertas de emergencia, los salvavidas, etc. Cuando la gente ya ha viajado mucho, no le hace ningún caso. En los exámenes, los profesores suelen dar algunas recomendaciones previas. Pueden ser muy importantes. A veces, conviene anotarlas en lápiz. Cuando corrijo exámenes es frecuente encontrarme con evidencia de que el alumno no estaba atento a las instrucciones que di y por eso no presenta la información pedida. (¿Cuántas veces escuchaste a un chico preguntar algo que el profesor ya dijo, incluso algo que acaba de decir?).

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 Escribí tu nombre: a los profesores no les gusta recibir pruebas anónimas.

 Respetá las consignas: así como los auténticos goleadores tiene el recurso exacto para mandar la pelota a la red (con un toque, picándola, de cabeza, etc.) así también un buen alumno es capaz de responder a lo que el profesor le está pidiendo sin irse por las ramas. Aquí van algunas de las más típicas consignas de exámenes:

o Comparar: decir las semejanzas y diferencias. o Definir: escribir el sentido preciso de una palabra. Siempre empezá diciendo el género próximo (Una silla es un mueble) y después la diferencia específica, lo que lo distingue de los demás que pertenecen a ese mismo género (que sirve para sentarse). o Describir: nombrar las características de alguien o de algo. o Enumerar: citar de manera sucesiva una serie de datos. o Explicar: presentar un tema, demostrar que lo comprendés y dar una conclusión. o Justificar: aportar pruebas o argumentos que apoyen una conclusión. o Relacionar: mostrar las conexiones, puntos de semejanza u oposición entre dos o más hechos. o Sintetizar: resumir con las propias palabras

 Buena letra: alguien va a tener que corregir eso que estás escribiendo, así que hacé la mejor letra que te salga.

 Antes de contestar, pensá la respuesta: en los partidos de los chicos de jardín de infantes, la mayoría corre atrás de la pelota, sin levantar la cabeza. No hagas eso en un examen. Armá la respuesta mentalmente y escribila en frases cortas, concisas. No te vayas por las ramas. Amontonando frases sin sentido, para llenar la hoja no te va a dar más puntos.

 Un par de renglones de colchón: conviene dejar siempre dos renglones en blanco al final de cada respuesta para agregar información que después te venga a la memoria (tal vez, por alguna aclaración que el profesor hace durante el examen).

 Si no estás seguro, en lápiz: esto te ayuda a editar la frase o corregir una operación matemática sin arruinar la prolijidad de tu trabajo.

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 Si te ahora tenés presente un dato que después puede desaparecer: a veces, mientras contestamos la pregunta 2 nos acordamos de una palabra que va a servir para la 4. Para no olvidarla, otra vez el lápiz es una buena ayuda. La anotás al margen, allí estará cuando la necesités.

 Si no te acordás de algo que estudiaste: a veces pasa que un dato que estudiamos no lo podemos recordar. Lo tenemos en la punta de alengua. Recomendación: dejar ese espacio en blanco y continuar. Si nos obsesionamos con la búsqueda, la ansiedad hace más difícil recordar. Seguí adelante, ya va a aparecer.

 Análisis sintáctico: dejá siempre varios renglones entre oración y oración, para que sea más fácil trabajar prolijamente. Y hacelo con lápiz si no estás seguro de cómo se analiza una palabra.

 Colocá el número a cada respuesta: especialmente si cambiás el orden.

 Antes de entregar revisá la ortografía: mayúscula al empezar, punto final al terminar y las tildes donde corresponda ponerlas.

 No te apures a entregar: a menos que estés seguro que tenés todo bien y necesites un ganatiempo para adelantar alguna otra tarea urgente, tomate todo el tiempo disponible para revisar las respuestas.

 Aprender de los errores: cuando te devuelvan el examen, revisalo. No para salir corriendo a discutirle la nota al profesor (que, cómo le pasa a los árbitros, también se pueden equivocar) sino para aprender qué hiciste mal. Si no te queda claro en qué fallaste, pedile el examen a un compañero que lo haya hecho bien o revisá el libro de texto. Si tampoco te aclarás con eso, podés preguntar con respeto (en el momento, el lugar y el modo oportuno).

 Se aprende mucho si se repasa un examen ya corregido: los directores técnicos les muestran a sus jugadores los videos con las jugadas donde fallaron para que en el próximo partido estén prevenidos. Hacé lo mismo.

 Celebrá los aciertos: no se trata de que te saqués la remera y empecés a dar vueltas al colegio haciéndola girar por encima de tu cabeza, pero si te fue bien ¡no dejes de celebrarlo!

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Ganar

Me preocupa más ser buena persona que ser el mejor jugador del mundo.

Lionel Messi

El torneo Apertura 2011 fue conquistado por . De los 19 partidos que jugó, ganó 12 y empató 7. No perdió ningún partido y se consagró campeón tres fechas antes de terminar el torneo. Sólo le convirtieron 6 goles en todo el torneo. En segundo lugar, a 12 puntos, quedó Racing. Es uno de los pocos equipos del futbol local que logró un título invicto, sin perder ningún encuentro.

En tu campeonato personal (el año escolar) vas a jugar muchos partidos (exámenes, lecciones orales, trabajos). ¿Es posible ganarlos a todos, terminar invicto? Como ser posible, es posible. Pero lo normal es que haya algunas derrotas así que no hay que deprimirse. Son oportunidades de aprender, de reflexionar qué hicimos mal, de hacernos cargo de nuestra parte de responsabilidad. Habrá que esforzarse más la próxima vez y no perder el ánimo. ¡Ya vimos que hay partidos que se pueden dar vuelta!

En la definición de la Copa Conmebol 1995, Rosario Central recibió una dura paliza en Brasil, ante el Atlético Mineiro, en el encuentro de ida: 4 a 0.

Los dirigidos por Don Ángel Zof no bajaron los brazos y lograron lo imposible: en la revancha se impusieron por idéntico resultado, con un agónico tanto de Horacio Carbonari, y después ganaron en la definición por penales. Significó el primer título internacional en la historia del club rosarino.

¿Quién habrá gritado más fuerte? ¿El que festejó un campeonato tres fechas antes o el que lo celebró en el último minuto? El deporte tiene esas hazañas, y en el estudio también las hay. Las he visto: alumnos que un año se llevaron siete materias y al año siguiente, con otra actitud, ya no se llevan ninguna.

No sé cuál es tu punto de partida: si necesitás salir de la zona de descenso o si estás peleando el campeonato (es decir, aspirás a no llevarte ninguna). Mi deseo al escribir estos consejos fue el de ayudarte a mejorar, estés donde estés.

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¿Cómo se gana en este deporte? ¿Cuál es la meta? Dar lo mejor de vos mismo y aprender lo máximo posible. Convertirte, a lo largo de este año escolar, en un alguien que:

 es capaz de trazarse metas y pagar el precio para alcanzarlas,  es responsable y no le echa la culpa a los otros de sus fracasos,  aprende de sus errores,  descubre sus fortalezas y compensa sus debilidades,  es honesto con él mismo y con los demás,  ante un problema, busca con actitud positiva la solución,  toma las decisiones correctas,  trabaja bien,  si alguna materia se pone difícil, no se rinde  finalmente descubre el placer de aprender.

Llegamos al final de este libro. Te invito a tenerlo a mano: en la mochila o en tu escritorio. Fue pensado para ser leído con facilidad. Repasalo con frecuencia y poné en práctica estos consejos. Vas a ver que mejorás.

Son los secretos de los alumnos que cosechan buenas notas.

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