I-El Río Jorco Meridional
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MISCELANEA I-El río Jorco meridional En la falda occidental del alto de Tarbaca, jurisdicción del can- tón de Aserrí, tiene su cuna formada por las bulliciosas aguas de las quebradas Blanca, Tarbaca y Cedral, este precioso río que, dirigiendo su curso hacia el Oeste, riega el distrito de Monte Redondo y una grande extensión de los cantones de Acosta, Mora y Puriscal, en don- de va recibiendo por ambas bandas, hasta depositar su caudal en el río Grande de Candelaria, los afluentes río Negro de Tabarcia, que- brada de Ococa, La Chirraca, El Tablazo y otras menores. En varios puntos de sus márgenes se extienden potreros en los cuales pacen tranquilamente las yuntas de bueyes y las vacas de leche que calman su sed con el agua que corre entre su cauce. Cuánto más fresca, saludable y abundante sería esta agua, si los dueños de aque- llos predios quisieran generosamente protegerla con la benéfica som- bra de bosques de cedros y eucaliptus plantados en su orilla. Divísanse también, en esta época, las verdes plantaciones de maíz que, al contemplarlas tan hermosas, hacen exclamar con el poeta: «Oué bello es el maíz! Mas la costumbre no nos deja admirar su bizarría ni agradecer al cielo su presente, sólo porque lo da todos los días. Contemplad una mata: a cada lacio de su caña robusta y amarilla, penden sus tiernas hojas arqueadas por el ambiente juguetón mecidas». Pero al mismo tiempo hacen pensar que cuánto más hermosas y cuánto mayor rendimiento darían al esforzado labrador que las sos- 622 BOLETIN DE FOMENTO tiene, si se tomase el pequeño trabajo de seleccionar cuidadosamente su semilla. Centenares de personas se utilizan de las aguas de este río. Porque en los distritos de Monte Redondo y Acosta, mueven con fuerza y velocidad admirables, las máquinas de beneficiar café y ase- rrar madera fundadas por los señores don N. Quirós y don Rafael Zamora, espíritus empresarios que supieron aprovechar el auxilio que este elemento natural puede prestar a los hombres, en beneficio del progreso de la industria. Además de la cantidad de agua que se emplea en aquellas má- quinas, provee también el río Jorco la cañería del caserío central de Acosta, con una cantidad de 9,600 litros diarios, que parece insufi- ciente para los doscientos habitantes que deberán aprovecharla: por- que, en atención a la higiene, cada habitante debiera tener a su dispo- sición, por lo menos cien litros por día. Doscientos metros abajo del puente de La Chirraca, en juris- dicción del distrito escolar de Acosta, llevaba el río Jorco un caudal ele i 16 litros por segundo, el 13 de julio de 1 91 3, según los cálculos obtenidos por los alumnos del IV grado de la escuela rural de aquel distrito, adoptando el procedimiento sugerido por los alumnos norma- listas del Liceo y expuesto por el profesor don Anastasio Alfaro, en el número 5 del «Boletín de Fomento» correspondiente a este año. G. Lóci,:z Roxnóx, Maestro de la Escuela de Acusta H1 cerro de la Carpintera, visto desde San José, en la ,4 avenida Este.