Religión Andina Colonial En La Diócesis De Arequipa (Siglos XVI Al XVIII) MARÍA N
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Hábitos perniciosos: religión andina colonial en la diócesis de Arequipa (Siglos XVI al XVIII) MARÍA N. MARSILLI Hábitos perniciosos: religión andina colonial en la diócesis de Arequipa (Siglos XVI al XVIII) SANTIAGO, 2014 Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede repro- ducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, asertos y opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva respon- sabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, sólo se hace responsable del interés científi co de sus publicaciones. En la edición de esta obra ha colaborado la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, del Consejo Superior de Investigaciones Científi cas, de Sevilla. ©Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2014 © María N. Marsilli. Cubierta: Santisimo Calvario de Socoroma y Cruz de Yapabelina de Socoroma, Norte de Chile. Fotos gentileza de Carlos Choque Mariño. Edición al cuidado de José J. Hernández Palomo Diseño y maquetación: Juan Gallardo Registro de propiedad intelectual N°248.454 ISBN: 978-956-244-305-0 Impreso en Chile - Printed in Chile Para Carlo y Roberto. Ellos saben por qué. Índice General INTRODUCCIÓN. 15 CAPÍTULO 1.—Tiempos pre-hispánicos . 25 CAPÍTULO 2.—La iglesia misionera temprana . 43 CAPÍTULO 3.—La iglesia colonial madura . 63 CAPÍTULO 4.—El volcánico retorno del Amaru, Tunupa y el culto a las mon- tañas . 95 CAPÍTULO 5.—Arequipa a mediados del siglo XVIII: El regreso de los ancestros (y su santo) . 117 CONCLUSIONES . 137 BIBLIOGRAFÍA . 141 APÉNDICE.—Postulantes, fechas y referencias . 151 9 Agradecimientos Numerosas personas e instituciones me han ayudado extraordinariamente en la preparación y publicación de este trabajo. Mencionarlos a todos es una tarea difícil y espero no olvidar a nadie. Una publicación conjunta como ésta, auspiciada por dos instituciones en continentes diferentes, ha requerido de una minuciosa coordinación en la que la Escuela de Estudios Hispano-Americanos y la DIBAM han demostrado con creces su profesionalidad y dedicación a la divulgación del conocimiento de la historia americana. Antes que nada, en España mis agradecimientos a la Escuela de Estudios Hispano-Americanos y a su director, el Dr. Antonio Gutiérrez Escudero, por su interés en este trabajo. En la misma institución, agradezco al Dr. Pepe Hernández Palomo por sus consejos y sus interesantes conversaciones sobre la idolatría andina. En Chile, la DIBAM prontamente se interesó en publicar este libro y agradezco al Dr. Rafael Sagredo por su invariable apoyo y entusiasmo. Mis gracias también a los evaluadores de ambas instituciones. Debo además agradecer a mi institución, John Carroll University, por ofre- cerme un sabático durante el cual pude terminar de escribir este libro. El Gobierno Chileno me concedió durante ese tiempo un proyecto post-doctoral (Proyecto FONDECYT No. 3060120) para el cual tuve el apoyo institucional del Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto, en Arica-Chile, que actuó como unidad ejecutora. En el contexto de tal proyecto conté con el valioso apoyo de Priscilla Cisternas y Julio Aguilar, mis extraordinariamente efi cientes ayudantes de investigación, y de Rolando Ajata, quien preparó con dedicación todos los mapas. Mi investigación en diferentes archivos fue facilitada por numerosos profe- sionales. Mis agradecimientos al personal del AGI, por su efi ciencia y cordialidad. En el Archivo Arzobispal de Arequipa mi trabajo fue facilitado por la asistencia de su entonces directora, Carmen Gloria Díaz. En Roma, la diligencia y empatía del personal del ARSI hizo mi trabajo mucho más cómodo en el inclemente calor de un verano italiano. 11 MARÍA N. MARSILLI Muchos colegas y maestros me han ayudado con sus preguntas y comentarios y a todos les estoy profundamente agradecida, aun cuando las defi ciencias de este libro son de mi exclusiva responsabilidad. Susan Socolow y Peter Bakewell, quienes me animaron y guiaron en los inicios de mi tesis doctoral, merecen una mención especial. En Perú, Alejandro Málaga Núnez-Zeballos, Luis Millones, Marco Cura- tola y Susana Aldana me ofrecieron invariablemente valiosos consejos. En Chile, un siempre entusiasta Jorge Hidalgo me hizo repensar mis ideas con sus perspicaces preguntas. En USA, Leo Garofalo, Rachel O’Toole y Bianca Premo ofrecieron siem- pre lúcidos comentarios. A todos ellos mi infi nita gratitud. 12 Presentación En las investigaciones relativas a las transformaciones del pensamiento y ri- tuales religiosos andinos este libro hacía falta. Desde hace mucho se ha enfatizado la necesidad de hacer indagaciones regionales a fi n de no generalizar los resultados de otras áreas de los Andes —las que si bien son importantes y hasta hegemónicas como centros de poder político, no representan necesariamente al campesinado andino y sus autoridades en la totalidad del espacio peruano colonial. Como tema, los estudios religiosos andinos han sido vigorosamente infl uidos por el modelo resultante de la experiencia limeña. En este caso, una larga etapa de extirpación de idolatrías ha sido entendida como fundamental en la construcción del catolicismo andino. Sin embargo, como lo demuestra este libro, hay áreas donde tal proceso de persecución de las creencias nativas, originales o ya transformadas por la experiencia colonial, no tuvo las características de Lima. Es el caso del extenso Arzobispado de Arequipa. En esta jurisdicción doctri- neros construyeron sus carreras eclesiásticas sin hacer uso del descubrimiento del culto a huacas o aludiendo como mérito haber castigado severamente a sus cultores. No obstante, como lo demuestra la autora, en Arequipa seguían llevándose a cabo con impunidad prácticas religiosas originarias, como el culto a las montañas y los antepasados. Por otra parte, la evangelización de los campesinos andinos alcanzó, al menos en apariencia, niveles de éxito similares a los de la jurisdicción eclesiástica de la capital virreinal, sin recurrir a la violencia contra los “dogmatizadores” de cultos originarios. ¿Cómo se dio este proceso de cambio desde la religión prehispánica hasta la cristalización del catolicismo andino en Arequipa, sin experimentar la (hasta ahora) vista como infl uyente etapa de extirpación de idolatrías? Es lo que la autora, María Marsilli, trata de responder en las páginas que siguen. Como ex profesor de la Universidad de Tarapacá, en Arica, Chile, he obser- vado el camino de María en su formación intelectual. Egresó del pregrado como la mejor alumna de su generación. Luego de un par de años de colaborar en proyectos de investigación, en Arica y Santiago, María optó por seguir su perfeccionamiento 13 MARÍA N. MARSILLI en universidades estadounidenses, obteniendo primero su M.A. en University of California at Davis y luego su Ph.D. en Emory University. Desde 2002 enseña en el Departamento de Historia de John Carroll University, donde hoy tiene el rango de asociada. Sin duda, María Marsilli es un buen ejemplo de la contribución de las universidades regionales públicas en Chile a la formación de académicos de rele- vancia internacional. Jorge Hidalgo Lehuedé Santiago de Chile, Mayo 2014 14 Introducción Resulta casi imposible crecer en el norte de Chile sin familiarizarse con las peregrinaciones anuales en honor de la Virgen de Las Peñas, un santuario católico ubicado en la cordillera al interior de Arica. La celebración religiosa, ofi cialmente reconocida y organizada por la iglesia católica, dura varios días y momentáneamente trae vida a las semiáridas quebradas que comunican costa y altiplano en la zona. Cofradías de bailes religiosos procedentes de Chile, Perú y Bolivia se dan cita para danzar ininterrumpidamente por varios días en frente a una imagen de la Virgen. Un mito popular explica el origen del culto. La leyenda indica que la imagen apa- reció milagrosamente en una roca para marcar el lugar exacto del nacimiento de un manantial de agua que, algunos kilómetros hacia el Oeste, da origen a uno de los pocos ríos que permite la agricultura en la región. El culto, que claramente constituye una celebración cristiana del origen divino del agua, atrae a miles de peregrinos hasta el remoto manantial. Hasta el lugar sólo se puede llegar a pie y empleando un formidable esfuerzo físico. A fi n de guiar a los peregrinos a través del escarpado terreno que conduce al santuario, enormes pilas de piedras han sido ubicadas en lugares precisos. Conocidas como apachetas, tales estructuras forman parte de la espiritualidad andina desde tiempos prehispánicos. La tradición indígena indica que apachetas señalan el límite entre espacios bajo la protección de diferentes espíritus residentes en la naturaleza. A fi n de garantizar un tránsito seguro, viajeros en los Andes han solicitado por siglos protección a tales espíritus lanzando una piedra a la apacheta. La misma acción es requerida a los mo- dernos peregrinos en camino a adorar a la Virgen de Las Peñas. Así, año tras año, las apachetas del sendero al santuario aumentan notoriamente su tamaño. Los organizadores del evento ponen especial cuidado en indicar que las apa- chetas también participan de la celebración en honor a la Virgen “vistiéndolas” para la ocasión. En los días del peregrinaje una enorme cruz envuelta en un manto es colocada en la cima de cada apacheta en modo de “hacerlas cristianas” y a fi n que las