CONTENIDO ………………………………………………………………………………………………………… 2 EDITORIAL ………………………………………………………………………………………………………… 3

CONEXIÓN ………………………………………………………………………………………………………… 4 DIRECTORIO ……………………………………………………………………………………………………….. 5 DOSSIER

Tlalnepantla, de Villa a Ciudad …….………..…………………………………………………………… 6 DICHO DE OTRA MANERA ………………………………………………………………………….. 16 LEYENDAS Y MITOS …………………………………………………………………………….……… 16

HISTORIA DEL ESTADO DE MÉXICO Cómo se formó el Estado de México Primera parte ……………………………………………….……………………………………………… 17 PERSONAJES

Marina de la Caballería ………...……………………………………………………………………….... 20 BATALLAS DE MÉXICO La matanza de Cholula ………………………………………………………………………….. 26

EL FOGÓN Ingredientes y utensilios prehispánicos Primera parte …..……………………………….. 30 Mole de Olla …………………………...………………………………………………………..………. 31

CALLES DE TLALNEPANTLA Porfirio Díaz ………………...………………………………………………………………………………...…. 32 HISTORIAS DEL MUNDO La importancia del Archivo Histórico: De su gestión a su difusión Primera parte ……...…………………………………………………………………………………. 33

NOTICIAS ………………………………………...…………………………………………………………… 35

LIBROS ……………………………………………………………………………………………………... 36

Otomíes y Mexicanos en la tierra de en medio

El Rey David CUERPO EDILICIO …………………………………………………………………………………………... 37

2

El Archivo Histórico Municipal de se enorgullece en presentar su nuevo boletín de información histórica a investigadores, escolares de todos los grados y apasionados de la historia. La línea que seguiremos en esta serie que estrenamos con el presente número es sencilla, primero expondremos lu- gares, personajes y situaciones de Tlalnepantla de Baz; en segundo lugar, daremos a conocer la historia del Estado de México mediante series bien definidas y por último presentaremos la historia de México como país a través de las batallas más significativas que ha sufrido nuestra nación. Estas secciones serán las más significativas de nuestra obra, sin embargo no serán las únicas. Tendremos para deleite de nuestros lectores más y variadas secciones como Conexión, la carta de nuestros lectores; Dicho de otra manera, refranes y dichos mexicanos explicados en su significado y aplicación; Leyendas y Mitos, una selección de las historias que se han contado desde siempre en nuestro país, tanto en Tlalnepantla como en todo México; Personajes, grandes figuras que se han destacado en la historia de nuestro municipio así como de todo el país; El Fogón, historia de la cocina mexicana y recetas de platillos típicos mexicanos; Calles de Tlalnepantla, en don- de recorreremos las calles de nuestro municipio para conocerlas mejor; y por último la sección Libros, en esta sección recomendaremos la lectura de los mejores libros que hablan sobre la historia de Tlalnepantla así como de las novelas y documentos más interesantes, todos versando sobre historia. Es así como iniciamos, con la ayuda de Dios, esta primera época del boletín El Archivo, un retrato de la historia. Hace 64 años, para ser más exactos, el 13 de septiembre de 1948 Tlalnepantla se convirtió en Ciudad por medio de un decreto, una de las más grandes festividades que celebramos en nuestro municipio, y que año con año recorda- mos, los invitamos a comenzar a conocer la bella y muy grande historia de Tlalnepantla de Baz. Sabremos como fue que se originó el Estado de México, cuales fueron sus antecedentes como una porción del territo- rio novohispano y cual es la travesía en la historia de nuestro estado. La matanza de Cholula fue una de las batallas perdidas del México prehispánico, en ella se vio claramente que la alevosía de los europeos estaba patente en cada uno de sus actos. En la sección Personajes, presentamos una figura femenina que ha hecho tradición en Tlalnepantla en los tiempos coloniales, se trata de Doña Marina de la Caballería, prácticamente una leyenda a mediados del siglo XVI. La calle de Porfirio Díaz se encuentra en el primer cuadro de nuestro municipio y es donde se encuentran las instalaciones del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz; en El Fogón, presentamos en este primer número la primera parte de ingredientes y utensilios prehispánicos así como la receta del exquisito Mole de Olla y por último, en la sección de Libros, estamos recomendando dos obras de mucha valía y contenido histórico, el primer libro es Otomíes y Mexica- nos en la tierra de En medio, de la Doctora en historia Rebeca López Mora y que precisamente fue presentado en las instalaciones de nuestro Archivo Histórico, toda una joya literaria del Tlalnepantla precolombino, también recomenda- mos el libro El rey David, de Gerald Messadié, un acercamiento a uno de los reyes más famosos de la historia. En nuestro apartado “Historias del mundo”, hago una invitación a los archivos históricos, historiadores, investigadores y apasionados de la historia de México y el Mundo para que nos hagan llegar sus colaboraciones e incluirlas en este espacio. Nos gustaría saber de historias de América del sur así como de Europa y de cualquier parte del mundo. Este espacio es suyo. Espero que sea de su agrado la presente obra que está frente a usted, así pues, quedo a sus órdenes para cualquier comentario que nos regale. Gracias. Edgar Arturo Flores Martínez

Jefe del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz [email protected]

Desde España. Conversación desarrollada en Facebook el 28 de junio del 2012 entre el Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz y una amiga del archivo.

María Lara Martínez Buenos días, les escribo simplemente para presentarme. Soy María Lara Martínez, historiadora y escritora española. Estoy escribiendo actualmente un libro sobre Civilización y cultura en el mundo hispá‐ nico e incluiré la página web de su museo en el repertorio de fuentes de mi libro.

Archivo Histórico Municipal De Tlalnepantla de Baz Hola, María, agradecemos mucho su inclusión, y le comento que si necesita algún dato histórico de Tlalnepantla o de México que no pueda conseguir en España con gusto nos lo haga saber y trataremos de ayudarla. De igual manera nos gustaría saber el nombre de su libro y donde podemos conseguirlo, ya que para nosotros es un gran honor aparecer en su libro; es por esto que nos gustaría contar con un ejemplar de su obra. Gracias de nuevo y le recordamos la dirección de nuestra página. www.tlalnepantla.gob.mx/archivohistorico

María Lara Martínez Muchas gracias por su disponibilidad, si no encuentro algún dato sobre México, se lo pregunto. Ahora estoy escribiendo el libro, les aviso cuando esté finalizado. También soy novelista. En 2011 gané el Premio de Novela Histórica "Ciudad de Valeria" con mi novela "El velo de la promesa". Gracias a Dios en junio ha salido la tercera edición. Les indico el link de la página de mi novela: http://www.facebook.com/pages/El‐velo‐de‐la‐promesa/281507268528456

Archivo Histórico Municipal De Tlalnepantla de Baz Gracias y estamos en contacto.

Desde España. Conversación desarrollada en Facebook entre el Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz y una amiga del archivo.

María Lara Martínez 5 de Julio Buenos días, necesitaría que me enviaran una breve descripción de Tlalnepantla de Baz (5 líneas): situación geográfica, brevísimo reco‐ rrido por la historia, especialmente en el siglo XVIII y si hay algún personaje ilustre. Muchas gracias.

Archivo Histórico Municipal De Tlalnepantla de Baz 7 de Julio Hola María: Te hago llegar una reseña de la historia de Tlalnepantla de Baz, pero te recomiendo que visites nuestra página web, en donde puedes obtener mucha más información al respecto y estamos subiendo mucha más. www.tlalnepantla.gob.mx/archivohistorico PD. ¿Nos podrías decir de donde nos estás escribiendo? Gracias.

María Lara Martínez 9 de Julio Buenos días, les escribo desde Madrid, aunque soy de Guadalajara (España). Esta tarde imparto por videoconferencia un curso de vera‐ no sobre mi novela "El velo de la promesa". Se titula "La emperatriz Helena y sus viajes en el cénit del Imperio". Es gratuito y pueden apuntarse en este link de la Universidad. Es a las 18 h. (hora española). http://www.udima.es/es/cursos‐verano‐gratuitos‐2012.html

María Lara Martínez 9 de Julio Les envío también la página web de mi novela histórica: http://www.facebook.com/pages/El‐velo‐de‐la‐promesa/281507268528456

Archivo Histórico Municipal De Tlalnepantla de Baz 9 de Julio Gracias.

Boletín del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz Administración 2009 - 2012

Presidente Municipal Arturo Ugalde Meneses Secretario del H. Ayuntamiento Jorge Armando Chávez Enríquez Coordinador de Patrimonio José Carlos Barriga Vélez

Editor Responsable Edgar Arturo Flores Martínez Jefe del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz

Colaboradores Consuelo Zamora Velázquez Martha Melchor Uribe Hugo Espinosa Nieto Federico Cruz Herrera El Archivo, un retrato de la historia es una publicación electrónica del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz, Porfirio Díaz s/n esq. Francisco I. Madero, Col San Javier, C.P. 54000, Tlalnepantla de Baz Estado de México. Tel. Lada (01-55) 5565-1813 www.tlalnepantla.gob.mx/archivohistorico [email protected] http://www.facebook.com/archivohistoricotlalnepantla

Tlalnepantla, de Villa a Ciudad

Tlalnepantla es en la actualidad una ciudad, como lo es cualquier otra en el mundo, con la singularidad de que ésta conserva toda su his- toria acumulada por los siglos y la muestra or- gullosa al estado al que pertenece, al país que la vio nacer, al mundo donde compite diaria- mente, pero principalmente a sus ciudadanos y visitantes que diariamente se encargan de engrandecerla, de hacer de ella lo que ahora es: La ciudad de Tlalnepantla.

A mediados del siglo XX, Tlalnepantla era una villa, de la misma clase que la villa de Guadalupe, la cual conserva honoríficamente ese título, era simplemente una villa entre otras, sin embargo, el empuje, la in- dustrialización y los miles y miles de personas que se avecindaron en ella hicieron que creciera tanto que la convirtie- ron en la primera ciudad de la zona metropolitana del Valle de México, esta es la historia de esta ciudad. La llegada de los españoles a México significó para la gran mayoría de los habitantes del nuevo mundo el desastre total, la amargura y la esclavitud además de la pérdida de lo único que los hacía personas: la tierra. Sin embargo, en el caso de Tlalnepantla, contrario a lo que se pudiera pensar, la llegada de los europeos significó su nacimiento, su presencia en el mundo se debió precisamente a la caída de Tenochtitlán, puesto que una vez consumada la conquis- ta los frailes se empeñaron en erradicar de las conciencias de los naturales la antigua religión multiteísta para implan- tar el monoteísmo católico. Esto lo hicieron en todas las nuevas tierras descubiertas por los extranjeros pero no aquí. Cuando los franciscanos llegaron a región que ahora ocupa el centro de Tlalnepantla se encontraron con un proble- ma, de un lado se encontraba el pueblo de Tenayuca, que era habitado por , es decir, por indígenas de la mis- ma raza que los mexicas; por otro lado estaba el pueblo de Teocalhueyacan, que era habitado por otomíes, raza del norte del altiplano de México y que no se llevaban con los habitantes de Tenayuca, ambos pueblos estaban peleados entre sí. Los frailes iban de un poblado a otro para administrar los auxilios espirituales con el resultado de que los dos poblados quedaban enojados por la atención que se le brindaba al contrario.

La resolución que se tomó fue la fundación de la Sede Eclesiástica de Corpus Christie, y se le adicionó en nombre de Tlalli-nepantli, palabra compuesta del náhuatl de dos vocablos y raíces: “tlal”, de Tlalli, que significa tierra y “Nepantla” de nepantli, que significa en medio de o entre dos tierras. Es decir Tlalnepantla significa “Tierra de en medio”. En medio de los dos pueblos, Tenayuca y Teocalhueyacan.

Después de esta fundación los auxilios espirituales y la doctrina se daban en el incipiente templo de Corpus Christi, motivo por lo cual los indios de ambos pueblos tenían que trasladarse a la nueva Tlalnepantla para ser adoctrinados. Esto originó en pocos años la decadencia de Tenayuca y Teocalhueyacan, creciendo la importancia de Tlalnepantla, y fue esta situación la que desencadenó que pocos años después de su fundación, Tlalnepantla fuera considerada Cabecera.

Los habitantes de los pueblos congregados se avecindaron en Tlalnepantla, convirtiéndose sus asentamientos en barrios de éste lugar, como Tenayuca y los Reyes, de nahuas mexicanos y San Lorenzo y San Francisco de otomíes. Durante toda la época colonial, Tlalnepantla perteneció a la Alcaldía Mayor de Tacuba y el alcalde mayor de este lu- gar se hacía representar en Tlalnepantla por un Teniente. El reconocimiento de pueblo a Tlalnepantla sería de mane- ra oficial en los albores del siglo XVII, por el año de 1608 cuando Don Alexo de Guzmán, ilustre español fuera designa- do Gobernador de Tlalnepantla y que fungiera como tal por el transcurso de un año, sin embargo esta región ya osten- taba la categoría de pueblo desde la fundación de la Sede Eclesiástica aunque no se contaba con reconocimiento ofi- cial. 1

En la graduación de Alcaldías Mayores de 1767, Tacuba aparece como de Tercera Clase.2 Después de iniciada la Independencia de México, el pueblo de Tlalnepantla, aún continuó perteneciendo a la Alcaldía Mayor de Tacuba, la cual posteriormente se convierte en partido8 EL PUEBLO DE TLALNEPANTLA Habían transcurrido tres siglos, en los cuales Tlalnepantla fue considerado todo el tiempo como un pueblo en un mar de pueblos nacidos del mestizaje. Un pueblo, del latín populus, es considerado como el conjunto de personas de una nación, sin embargo, esta acepción también puede ser entendida como parte de un país, el de una región o el de una localidad. No obstante, la definición de pueblo es muy compleja, polémica y no exenta de ambigüedad en todo el mundo. Antiguamente en Babilonia la cual fue un lugar muy conocido por el orden que sus gobiernos y habitantes ponían a todos las cosas. Ellos llamaron pueblo al acto de ayuntamiento de todos los hombres comunalmente, de todas las edades para ayudarse mutuamente y poder vivir bien, ser resguardados y mantenidos.

Tal definición se basa, en conceptos políticos de la antigüedad clásica; como el recogido por Marco Tulio Cicerón, el cual dio como definición de pueblo como "la asociación basada en el consentimiento del derecho y en la comunidad de intereses" (año 54 a. C.). Incluso en aquella época, desde el tiempo de la República romana, se reconocía el doble uso del término. Esta situación la reflejaron los romanos de manera singular con la frase: SENATUS POPVLESQVE RO- MANVS, el Senado y el Pueblo Romano, cuyas famosas siglas SPQR son conocidas en todo el mundo para designar a la totalidad de la población constituyente del “Estado”, en referencia a los patricios o ricos, los cuales formaban el Sena- do y al pueblo o plebeyos que formaban el grueso de la población. El entendimiento de “pueblo” como “concepto humano del Estado en el que cada uno de los integrantes tiene la titulari- dad no solo de derechos y obligaciones civiles, sino que además, de derechos y obligaciones políticos" es quizás la continuidad de la influencia tanto del derecho romano como del medieval que permanece en las concepciones socio- legales actuales, por menos en el mundo occidental. Sin embargo, “Pueblo” también puede entenderse como una identi- ficación étnica, ya sea racial o cultural, sobre todo en expresiones como pueblos primitivos o pueblos indígenas de la actualidad, o pueblos antiguos en épocas históricas pasadas alrededor del mundo entero.

TLALNEPANTLA, CABECERA DE PARTIDO El día 31 de enero de 1824, el Soberano Congreso Constituyente Mexicano decretó el Acta Constitutiva de la Federa- ción Mexicana declarando que la nación se componía de las provincias comprendidas en el territorio del virreinato, lla- mado antes Nueva España. El artículo 7° declaró Estados de la Federación, entre otros, al de México. Sin embargo, la primera capital del Estado de México fue, en consecuencia, la Ciudad de México. El Congreso, por Decreto de 18 de noviembre de 1824 eligió a la Ciudad de México, como residencia de los Supremos Poderes de la Federación y la propia Ciudad de México tuvo el carácter de Distrito, comprendido en el círculo cuyo centro fue el la Plaza Mayor y con radio de dos leguas. Por la erec- ción del Distrito Federal, Tacuba a cuyo partido pertenecía el Pueblo de Tlalnepantla, quedó comprendido dentro del círculo mencionado, en consecuencia el pueblo de Tlalnepantla automáticamente quedó separado del Partido de Tacu- ba, por que se hallaba a más de ocho kilómetros de la Plaza Mayor, o sea, del centro del Distrito Federal.

Tlalnepantla no es mencionada en el Decreto número 41, expedido por el Congreso Constituyente del Estado de Méxi- co, sobre organización de los partidos de nuestra Entidad, con fecha 8 de abril de 1825. Una amplia región del Estado de México, entre la que se hallaba el pueblo de Tlalnepantla, quedó sin “Cabecera”, problema jurisdiccional que inme- diatamente corrigió el Congreso Constituyente del Estado, por medio del Decreto número 49 que en lo que nos concier- ne reza y a la letra dice: “Decreto de 18 de julio de 1825 El Congreso Constituyente del Estado de México ha decretado lo siguiente: El pueblo de Tlalnepantla será cabecera del partido, que antes se denominaba de Tacuba. Lo tendrá entendi- do el Gobernador del Estado y dispondrá su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en México a 18 de julio de 1825. – Pedro Valdovinos, presidente.--- Manuela de Cortázar, diputado secretario. --- Antonio Velasco de la Torre, diputado secretario.3 “

TLALNEPANTLA, CABECERA DE PREFECTURA El Congreso del Estado de México por Decreto número 309, el cual fue promulgado el día 20 de mayo de 1833, divi- dió la prefectura de México en dos Distritos a saber, uno llamado del Este y el otro del Oeste, componiéndose éste último de los partidos de Tlalnepantla, Tlalpam, y Cuautitlán, declarando a Tlalnepantla como Cabecera de Prefectura. El decreto dice así: “Número 309. Dividiendo las prefecturas de México, Tasco y Acapulco. El Congreso del Estado de México, habiendo observado los requisi- tos prevenidos en la constitución para su reforma, ha decretado lo si- guiente: Artículo 1°. La prefectura de México se dividirá en dos distritos, uno lla- mado del Este de México y el otro del Oeste. El primero se compondrá de los partidos de Texcoco, Chalco y Teotihuacán; y el segundo de Tlalne- pantla, Tlalpam, Zumpango y Cuautitlán, siendo las cabeceras de prefec- tura Texcoco del primero y Tlalnepantla del segundo. Articulo 2°. La prefectura de Tasco se dividirá en (…) Artículo 3°. La prefectura de Acapulco se dividirá en (…) Lo tendrá entendido.--- Dado en , a 20 de mayo de 1833. Antonio Escudero, presidente. --- Román García, vicepresidente.--- Félix María Aburto.--- Rafael María Villagrán.--- (…)4”

TLALNEPANTLA DE GALEANA, VILLA En el mes de octubre de 1861, el diputado Garza solicitó que todos los pueblos, Cabeceras de Distrito se titularan “Villas” con nombres de héroes para convertirlos en epónimos, esto lo hizo con la intención de premiar al mérito y per- petuar la memoria de los grandes mártires sacrificados en aras de la Patria por la libertad de todos los mexicanos en la Guerra de Independencia. La solicitud fue ingresada al Congreso del Estado el día siete de ese mes. Tlalnepantla, al mismo tiempo que se elevaba al rango de Villa, tomó el nombre con ese carácter de “Tlalnepantla de Galeana” aludiendo al Héroe Insurgente Don Hermenegildo Galeana.

El término “Villa” tiene básicamente una sola acepción, si bien con alguna variante producto de matices históricos. En efecto, la definición mas comúnmente aceptada de una villa es: “Un núcleo de población de una cierta entidad”; se trata, sin embargo, de una población que ha recibido a lo largo de la historia ciertos reconocimientos explícitos, como determinados privilegios por parte de la autoridad reconocida como por ejemplo, el de celebrar ferias o mercados; pe- ro que, por razones diversas, tampoco le ha sido concedida la categoría superior, la de ciudad. En algunos casos existen documentos antiguos, sobre todo medievales en Europa y de la Edad Moderna en América, que categorizan como villa a algunos poblados; en otros casos es el mismo uso, derivado de la costumbre popular, que lo ha denomi- nada siempre como villa por su importancia dentro de su entorno, este es el caso de la Villa de Guadalupe, en donde está el templo de la Virgen María con ésta advocación. Las características propias de cada villa han hecho que se las denominara a veces con adjetivos que complementa- ban esta categoría: villa cerrada si el núcleo de población se cerraba con una muralla a menudo formada por las mis- mas casas, con portales de acceso; villa franca si había sido una concesión real en zona de repoblación con una serie de privilegios, sobre todo comerciales. En la antigüedad, en las villas se agrupaban a menudo los artesanos y los comerciantes estables. Así, las villas fue- ron cogiendo un carácter urbano, con una clase social que tenía oficios y formas de vida diferentes del habitual en el ámbito del campesinado, de forma que ya en la baja Edad Media empezaron a suscitarse conflictos sociales entre los de la villa y los del campesinado. Las villas que con el paso del tiempo crecieron mucho en número de habitantes o adquirieron importancia por causas diversas, serían denominadas ciudad, para lo cual hacía falta, preceptivamente, el nombramiento de la máxima autoridad civil: el rey, casi siempre, o el presidente, en algunos casos. Tanto el título de villa como el de ciudad son títulos vigentes, que es posible todavía conceder hoy en día, siempre por la máxima auto- ridad política legal del país. Se trata de una gracia concedida, a menudo como respuesta positiva a una petición de la población interesada. En la actualidad, el título de villa es generalmente puramente honorífico como el mencionado caso de la Villa de Gua- dalupe ya que actualmente ninguna de las leyes municipales vigentes concede nada en especial a ningún municipio por el hecho de poder ostentar los títulos de villa. En el ámbito de la organización administrativa, una villa es una po- blación con un tamaño intermedio entre una aldea o poblado y una ciudad, dotado de una economía en la que el sec- tor terciario comienza a tener cierta importancia.

El decreto número 45 del Congreso del Estado de México de 1861 quedó redactado de la siguiente manera:

“Título de Villas a las Cabeceras de Distrito.

1861. Núm.45. Que tenga el título de Villa las Cabeceras de Distrito.

El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente:

Artículo 1°. Todas las Cabeceras de los Distritos, tendrán el título de Villas, a excepción de las que tengan el de Ciudad que lo conservarán.

Artículo 2°. Conservando cada cabecera el nombre que hoy tiene, se llamarán en los sucesivo del modo si- guiente: Actopan de , Cuautla de Morelos, Cuernavaca de Iturbide, Chalco de Díaz Covarrubias, Hui- chapan de Villagrán, Huazcazaloya de Ocampo, Huejutla de Cos, Yautepec de Gómez Farías, Ixmiquilpan de Aldama, Ixtalhuaca de Rayón, Jilotepec de Abasolo, Jonacatepec de Valle, Otumba de Terán, Pachuca de Guerrero, de Pedro Ascencio de Alquisira, de González, Tenango de Arista, Tenan- cingo de Degollado, , Tetecala de Matamoros, Tlalnepantla de Galeana, , Toluca de Lerdo, Villa del , Zacualpan de Mina, Zimapán de Zavala y Zumpango de Victoria.

Artículo 3°. El pueblo de tendrá el título de Villa, y se llamará Amecameca de Degollado.

Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, etc.- Dado en Toluca a 14 de noviembre de 1861.5”

DISTRITO DE TLALNEPANTLA DE COMONFORT Con fecha 31 de agosto de 1874, el Congreso del Estado decretó que el Distrito de Tlalnepantla se denominara Distri- to de Comonfort. El texto del decreto es como sigue: “El C. Lic. Alberto García, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de México, a todos sus habitantes, sabed: que el Congreso ha aprobado lo siguiente: Artículo 1°. Se formará un nuevo municipio en el Distrito de Tlalnepantla (…) Artículo 2°. Se agregan de la municipalidad de Monte-Bajo el pueblo (…) Artículo 3°. Se concede al pueblo de San Bartolo el título de (…) Artículo 4°. Desde igual fecha, el Distrito de Tlalnepantla de Galeana se denominará Distrito de Comonfort. Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, haciéndolo imprimir, publicar, circular y ejecutar. Dado en Tolu- ca a treinta y uno de agosto de mil ochocientos setenta y cuatro.--- Carlos Chaix, diputado presidente. --- José Díaz Leal, diputado secretario.--- Ambrosio Molina, diputado secretario, etc.6” No resulta clara la razón por la cual se le da este nombre a la entonces Villa de Tlalnepantla, pero así quedó hasta bien entrado el siglo XX.

TLALNEPANTLA, CIUDAD La segunda guerra mundial que comenzara a finales de la década de los treinta del siglo XX sobrecogió al mundo ente- ro, tanto por su magnitud nunca antes vista como la utilización de armas jamás imaginadas siguiera por los más aveza- dos escritores de ciencia ficción del siglo XIX, tales como el radar, los aviones con propulsión a chorro y la mal habida bomba atómica, la cual puso un fin desgraciado a esta épica contienda mundial; sin embargo, todo esto no impidió que el gobernador del Estado de México, Lic. Isidro Fabela en el periodo de 1942 a 1945, potenciara el auge industrial del que se vio objeto Tlalnepantla, así mismo su sucesor el Lic. Alfredo del Mazo Vélez continuó con la obra industrializado- ra en la zona combatiendo ahora con el fantasma de la posguerra, misma que en el mundo causaba muchos estragos y hacía muy lenta la recuperación de países completos como Francia, Inglaterra y la misma Alemania que se veía partida en dos como respuesta a la declaración de guerra al mundo. A finales de la década de los cuarenta del siglo pasado, en lo que toca a nuestro municipio, la gran industrialización así como el creciente movimiento comercial y notable au- mento de su población, fueron factores determinantes para que se determinara que a la antigua Villa de Tlalnepantla se le tomara en cuenta para designarla como “Ciudad de Tlalnepantla”.

Una ciudad es un área urbana con alta densidad de población en la que predominan fundamentalmente la industria y los servicios. Se diferencia de otras entidades urbanas por diversos criterios, entre los que se incluyen población, tam- bién conocida como estatuto legal, aunque su distinción varía entre los diferentes países del mundo. La población de una ciudad puede variar entre unas pocas centenas de habitantes hasta una decena de millones de ellos. Las ciudades en la actualidad son las áreas más densamente pobladas del mundo, por ejemplo la ciudad de Pekín, en China, con sus cerca de 17 y medio millones de habitantes tiene una densidad poblacional de aproximadamente de 1.000 hab/ km2 , mientras que todo China posee poco más de 140 hab/km2 . La Conferencia Europea de Estadística de Praga propuso, considerar como ciudades las aglomeraciones de más de 10.000 habitantes y las de entre 2.000 y 10.000 habitantes siempre que la población dedicada a la agricultura no exce- diera del 25% sobre el total.3 A partir de 10.000 habitantes, todas las aglomeraciones se consideran ciudades, siempre que éstos se encuentren concentrados, generalmente en edificaciones colectivas y en altura, y se dediquen fundamen- talmente a actividades de los sectores secundario y terciario (industria, comercio y servicios). Esta propuesta, aunque no fue plenamente aceptada en le mundo entero, sirve como referente para dimensionar lo que se puede llamar como ciudad.

El concepto político de ciudad se aplica a conglomerados urbanos con entidad de capitalidad y mayor importancia en la región y que asume los poderes del Estado o nación. Será la ciudad capitalina, pero por extensión se puede aplicar la denominación a cualquiera entidad administrativa con alguna autonomía a nivel de municipio, como el caso de Tlalne- pantla de Baz, y siendo las demás denominaciones, como pueblo, genéricas y optativas, como el pueblo de San Pablo Xalpa, el cual pertenece a Tlalnepantla. En el plano meramente religioso, por ser quien detentaba gran parte del poder tanto en la Alta Edad Media como en otros periodos como el Renacimiento y anteriormente al siglo XII, sólo era ciudad la que dentro de sus murallas contara con una catedral donde un obispo ostentase su propia cátedra; es decir, su propia enseñanza, recordemos que en las catedrales europeas nacieron las actuales universidades ya que estos recintos sagrados eran también centros docen- tes. En algunos países europeos como Francia o España, durante la Edad Media y la Inquisición, dentro del concepto político sólo fue considerada ciudad como tal la que tuviese su propia catedral o que fuese sede de una arquidiócesis, llegándose a dar el caso de que en una misma ciudad con más de una arquidiócesis se construyese más de una cate- dral, en dedicación a cada patrón. Ya en la época de la expansión colonial española, en la organización política de un territorio, en las que los diversos núcleos poblacionales tenían diferentes privilegios, el título de ciudad se le daba a algunos de ellos y les otorgaban mayores preferencias que a las villas. En el mismo sentido que las villas, que solían obedecer al fuero común otorga- do por el rey, usualmente era su fundador, al contrario de las aldeas, que eran núcleos de población bajo la jurisdic- ción de un Señor, el estatus de ciudad era el reconocimiento de algún hecho singular en el que la población había participado activamente. Esto se ve patente en nuestro país con la denominación de la “Heroica ciudad de ”.

En la actualidad, el término ciudad, suele utilizarse para desig- nar una determinada entidad político-administrativa urbaniza- da. Sin embargo, en muchos casos, la palabra también se usa para describir un área de urbanización contigua, la cual puede abarcar diversas entidades de tipo administrativas. Por ejem- plo, la ciudad de Londres propiamente dicha tiene apenas unos 860 mil habitantes. No obstante, cuando alguien se refie- re a la ciudad de Londres, suele referirse a su área metropoli- tana, es decir, al conjunto de su área urbanizada, la cual tiene aproximadamente 7,5 millones de habitantes, otro claro ejem- plo es la ciudad mexicana de Monterrey, Nuevo León, que tiene un área metropolitana formada por 11 municipios, y cu- yos puntos importantes están distribuidos por toda el área me- tropolitana, a la cual popularmente se le conoce como Monte- rrey. Santiago de Chile, que en realidad no es una ciudad, porque cuando se refiere a ella generalmente se habla de la Provincia de Santiago, conformada por 32 municipios, todo el conjunto en general se le llama Gran Santiago. Lo mismo su- cede con Tokio, Japón, muchas veces descrita incorrectamen- te como una ciudad, es en realidad una provincia de Japón, formada por 23 barrios diferentes.

En la actualidad, el término ciudad, suele utilizarse para desig- nar una determinada entidad político-administrativa urbaniza- da. Sin embargo, en muchos casos, la palabra también se usa para describir un área de urbanización contigua, la cual puede

Gaceta del Gobierno del Estado de México del 11 de septiem- abarcar diversas entidades de tipo administrativas. Por ejem- bre de 1948 donde se publicó el decreto de elevación de Tlal- plo, la ciudad de Londres propiamente dicha tiene apenas nepantla a Ciudad unos 860 mil habitantes. No obstante, cuando alguien se refie- re a la ciudad de Londres, suele referirse a su área metropoli- tana, es decir, al conjunto de su área urbanizada, la cual tiene aproximadamente 7,5 millones de habitantes, otro claro ejemplo es la ciudad mexicana de Monterrey, Nuevo León, que tiene un área metropolitana formada por 11 munici- pios, y cuyos puntos importantes están distribuidos por toda el área metropolitana, a la cual popularmente se le cono- ce como Monterrey. Santiago de Chile, que en realidad no es una ciudad, porque cuando se refiere a ella general- mente se habla de la Provincia de Santiago, conformada por 32 municipios, todo el conjunto en general se le llama Gran Santiago. Lo mismo sucede con Tokio, Japón, muchas veces descrita incorrectamente como una ciudad, es en realidad una provincia de Japón, formada por 23 barrios diferentes.

Fue la Honorable XXXVII Legislatura del Estado de México, quien emitió el Decreto N° 28 el día 7 de septiembre de 1948 en la que concedía a la Villa de Tlalnepantla la categoría de Ciudad que a la letra dice: “El ciudadano Alfredo del Mazo Vélez, Gobernador constitucional del Estado Libre y Soberano de México, a sus habitantes, sabed: Que la H. XXXVII Legislatura Local, se ha servido expedir el siguiente Decreto: Artículo único. Se concede a la Villa de Tlalnepantla, la categoría de Ciudad, misma que tendrá a partir de la publicación de este Decreto. Lo tendrá entendido el Ciudadano Gobernador del Estado, haciendo que se publique y se cumpla. Dado en el Palacio del Poder Legislativo en Toluca de Lerdo a los siete días del mes de septiembre de mil novecientos cuarenta y ocho. Diputado presidente, Lic. Mario Colin.--- Diputado secretario, Héctor Manuel Buitrón.--- Diputa- do secretario, Osvaldo Gómez G. Rúbricas. Por tanto mando se imprima, publique y se le dé el debido cumplimiento. Toluca Méx. , a 8 de septiembre de 1948.7”

Situándonos en esa insigne fecha, y transportán- donos con la imaginación, podremos hacer un relato de los sucedido diciendo que aquel día, lunes 13 de septiembre de 1948, Tlalnepantla despertaba con mucho entusiasmo y alegría, pero sobre todo con mucha expectación, ya que todos los pobladores estaban ya avisados de antemano que vendría a esta “Tierra de en me- dio “ el ciudadano Gobernador del Estado, Lic. Alfredo del Mazo Vélez a erigir en Ciudad a Tlal- nepantla.

Los arcos del centro se vieron repletos de colori- do mexicano, adornados con papeles de colores y se llenaron con puestos de antojitos típicos de la región y de la temporada, no faltaban los pues- tos de aguas frescas de horchata, Jamaica y chía las cuales estaban exhibidas en grandes vitroleros que descansaban sobre abundante El Gobernador Alfredo del Mazo Vélez escuchando algunas palabras de alfalfa, la cual las hacía verse más frescas; los elogio de un distinguido tlalnepantlense puestos de enchiladas de mole, de pancita, po- zole, sopes, pambazos, etc. tampoco faltaron; todo esto cobijado con la incipiente feria, que posteriormente se haría tradicional en Tlalnepantla en las fiestas patrias, hacía tres años que se había autorizado la disposición de los juegos mecánicos en nuestro municipio y todavía seguían causando admiración, esta incipiente feria contaba con dos carpas de caballitos para la diversión de niños y adultos, la tradicional rueda de la fortuna, otro juego mecánico lla- mado la ola de la alegría, y las canastillas vola- doras conocidas tradicionalmente como “volantines”; todos ellos acompañados por los tradicionales puestos de globos, tiro al blanco, pesca, aros, etc.

El entonces Presidente Municipal, Don Ignacio Ramírez Rosales se presentó desde muy tem- prano en Palacio Municipal, que en aquel en- tonces se localizaba en la calle de Berriozabal s/n, este edificio se localizaba en los solares que comprenden los actuales locales de Telé- grafos y Correos; ahí, para darle los toques fi- nales a la recepción que se haría al goberna- dor. Dentro de Palacio, y encima de la fuente de talavera de puebla que fue construida para adorno del patio central y que sobresalía del muro principal del polígono mayor de Palacio, se había mandado colocar la placa conmemora- tiva, sobre la misma pared, la cual recordaría el El Gobernador saliendo del antiguo Palacio Municipal con la bandera de México acontecimiento a las futuras generaciones. para dirigirse al jardín Comonfort. La agenda del Lic. Del Mazo era apretada ya que se había dispuesto varias actividades que realizaría en el transcurso del día, en las cuales prácticamen- te todo los habitantes participarían de alguna manera. El vehículo que enca- bezaba la caravana que desde temprano salió de Toluca y en el cual se transportaba el gobernador arribó a Tlalnepantla alrededor de las 11:00 horas, fue recibido por la multitud de niños y personas en general que lo vito- reron con banderitas de papel así como una lluvia de confeti por toda la ave- nida Juárez, hasta llegar a la calle de Berriozabal, en la cual la comitiva dobló hacia la derecha para detenerse en la puerta del entonces Palacio Municipal, el gobernador descendió en medio de la gritería de la gente así como de la música de la banda municipal, la cual tocaba con singular alegría. En el inter- ior del recinto ya lo esperaba la comitiva de recepción, encabezada por el C. Ignacio Ramírez Rosales, titular del ejecutivo municipal quien lo recibió con un fuerte saludo y un afectuoso abrazo, acto seguido el gobernador saludó de mano a todos los integrantes del cabildo así como a los invitados especiales, y tomó el lugar que se tenía reservado para él en el pódium. El maestro de ceremonias comenzó dirigiendo los honores a la bandera la cual era portada por una escolta de la policía municipal y acto seguido, con un respetuoso saludo Momentos en que el Gobernador coloca el dio la palabra al Presidente lábaro patrio en el zócalo que existía en el Municipal quien expresaría la jardín Comonfort importancia que conllevaba el acto del cambio de Tlalnepantla de Villa a Ciudad; cediole el micró- fono al señor Gobernador quien encontraba, sin lugar a dudas en los Tlalnepantlenses un capital humano de trascendencia para el Estado. Su discurso se centró básicamente en los derechos y obligaciones que En los arcos, dirigiéndose a la multitud como nuevos ciudadanos tenían desde ese momento todos los habi- que lo esperaba en el jardín Comonfort tantes de Tlalnepantla así como las personas que lo frecuentaran.

Una vez terminadas las palabras, se le invitó al gobernador a develar la placa conmemorativa, la cual develó corriendo una cortinilla. Los aplausos no se hicieron, los flashes de bulbo de las cámaras fotográficas centellearon en todo el lugar y la banda tocó una diana en honor del momento. Enseguida daría inicio a los siguientes puntos de la agenda del día, así que se le hizo entrega al Gobernador de la bandera, la cual llevaría del Palacio Municipal al jardín Comonfort, en donde la colocaría en un pequeño zócalo que para tal efecto se había levantado. Acto seguido subió a lo alto de los arcos, para dirigir algunas palabras al grueso de las personas que se encontraban en el jardín Comonfort, haciendo un resumen de lo dicho en el patio del Palacio Municipal.

De ahí se dirigió a inaugurar la pavimentación de algu- nas de las céntricas calles de la nueva ciudad cortando listones en cada una de ellas, gran parte de los ahora “ciudadanos” de Tlalnepantla, lo seguían con fervor y entusiasmo por las calles de la “nueva” ciudad. Luego se traslado nuevamente a pie a inaugurar la reconstrucción de una de las céntricas escuelas del lugar, la cual había sido remodelada con el apoyo de los vecinos así como del Gobierno del Estado y del mismo Municipio. Por últi-

La gran mayoría de los habitantes de Tlalnepantla acompañaron al Lic. mo se dirigió a una estación de bombeo hidráulica, la Alfredo del Mazo Vélez en el recorrido por las calles de la nueva ciudad cual ayudaría con el suministro del agua potable en la zona centro de la ahora “Ciudad de Tlalnepantla”. La comida de festejo se realizó en alguna casona de las mu- chas que habían en aquel entonces en Tlalnepantla, en don- de entre otras cosas se sirvió a los comen- sales arroz, consomé de pollo, mole, barba- coa, carnitas, barba- coa de cabeza de res; todo ello acom- pañado de tradiciona- Momento en el que el Gobernador cortaba un listón inaugurando así les salsas, verde y de la pavimentación de la calle Porfirio Díaz, en el centro de Tlalnepan- chile árbol, así como tla. tortillas hechas a ma- no y escanciados9 con diversas bebidas de las cuales podemos decir que varia- ban desde el sabroso refresco de ponche, aguas frescas pasando por el tradi- El Lic. Del Mazo escuchando la explica- cional pulque de la región hasta llegar a las frías cervezas y uno que otro tequi- ción del funcionamiento de la nueva ins- talación hidráulica de abastecimiento de la que seguramente apareció en el festejo. agua después de su inauguración A dos días de la conmemoración del grito de Independencia, la Ciudad de Tlalnepantla ya había comenzado con los festejos patrios, los cuales fueron memorables, ya que la fiesta se prolongó hasta el 16 de septiembre. Todo se acabó, las tiendas quedaron casi vacias, los comerciantes y personas que se dedicaban a la venta de alimentos y bebidas quedaron más que satisfechas con las ventas de esos días. Todos festejaron aquella elevación de Villa a Ciudad de la ahora Tlalnepantla de Baz. Actualmente la placa conmemorativa de ese día se localiza en la fachada principal del actual Palacio Municipal de Tlalnepantla de Baz.

NOTAS

1 Tlalli (tierra) Nepantli (en el medio) voces nahoas, el idicoma hablado por los Mexicas a la llegada de Cortés.

2 A.G.N. (Archivo General de la Nación) Reales Cédulas, Vol. 90, Fojas. 114.21.

3 Colección de Decretos y Ordenes del Congreso Constituyente del Estado Libre y Soberano de México. Tomo I. 1848. p.69

4 Colección de Decretos y Ordenes del Congreso Constituyente del Estado Libre y Soberano de México. Tomo II. 1850. p.249

5 Exp. N° 119. Proyecto de Decreto presentado por el C. Diputado Garza, sobre que, todos los pueblos Cabeceras de Distrito, se titularan Villas, y que se les ponga por nombre que perpetúe la memoria de algún héroe. Gobernación. Archivo del Congreso del Estado de Méxi- co. F.8.

6 Colección de Decretos y Ordenes del Congreso Constituyente del Estado Libre y Soberano de México. Tomo XI. 1879. pp. 59-60.

7 Gaceta de Gobierno. Sábado 11 de septiembre de 1948. N° 21. Tomo LXVI.

8 El partido en la época colonial simulaba lo que ahora se conoce como Municipio, no se refiere a partidos políticos como en la actualidad

9 Escanciar es el acto de servir, verter o decantar bebida de la botella a una copa o vaso.

REFERENCIAS Reyes H., Alfonso (Lic.) Tlalnepantla, Mirador del Anáhuac. Monografía. 1991. H. Ayuntamiento Constitucional de Tlalnepantla de Baz 1991-1993. México.

Padilla Díaz de León, Guillermo Tlalnepantla de Baz. Monografía Municipal. 1999, Gobierno del Estado de México/Asociación Mexiquense de Cronistas Municipales A.C./Instituto Mexi- quense de Cultura. México

Romero Quiroz, Javier Medrano García, José Luis Corpus Christi. Tlalnepantla. 1981. H. Ayuntamiento Constitucional de Tlalnepantla de Baz 1979-1981. México.

Bonilla de León, Laura Edith López Mora, Rebeca Tlalnepantla, una región en la historia 1995. H. Ayuntamiento Constitucional de Tlalnepantla de Baz 1994-1996. México.

Periódico Imagen de Tlalnepantla, Año 1, N° 10, artículo “Fiestas Patrias”

Página web del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz www.tlalnepantla.gob.mx/archivohistorico

ONU – Población http://www.un.org/es/development/progareas/population.shtml

FOTOS Fototeca del Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz.

En México como en todo el mundo, los refranes nos hacen la vida más fácil, ya que encierran mucha verdad en una frase. Analicemos que nos dicen estos dos refranes mexicanos.

De que tocan a llover, no queda más que abrir el paraguas. Literalmente: Este refrán aduce la época de lluvias en la cual cuando cae un aguacero lo único que queda por hacer estando en la calle es abrir el paraguas para no empaparse. Aplicación: Este refrán es aplicable para todos aquellos casos en los que se tiene una situación en frente que no pode- mos controlar, que es más grande y más fuerte que nosotros y contra la cual no podemos más que tratar de paliar sus efectos en nosotros de la mejor manera posible. Caso práctico: Cuando la esposa o la mamá llama para comer (empieza a llover) no se le puede rebatir prácticamente de ninguna manera, es por eso que no queda más remedio que acudir a la mesa (abrir el paraguas) o en defecto aguan- tar la cantaleta acostumbrada (mojarse por completo). De esas piñas vendía yo…! Literalmente: Este refrán se refiere a un vendedor que solía vender frutas, en específico piñas, pero que ya no lo hace más. Aplicación: Se puede aplicar cuando alguna persona le quiere enseñar, hacer o decir algo que uno ya conoce, lo hizo o lo dijo, es como si quisieran vernos como niños sin experiencia alguna, sin saber que ya se cuenta con ella, desde ante- s. Caso práctico: Cuando un operador de una campaña publicitaria nos solicita el apoyo para que le demos ideas que lue- go él presentará como propias. En ese momento se le dice el refrán dándole a entender que esa “artimaña” ya la cono- cemos, la hicimos y por eso no nos pueden ya engañar.

El niño dios que lloraba Se platica que un día un señor nativo del Pueblo de Los Reyes, un pueblo de Tlalnepantla, era muy pobre y muy cre- yente, que gustaba mucho de adornar la Iglesia de los Santos Reyes Magos de Belén. Este humilde señor trabajaba en la Hacienda de San Pablo de en medio, Tlalnepantla. Sucedió una vez que mientras arreglaba la iglesia, alguien le re- galó una imagen del niño Dios, que por su gran tamaño, tuvo que llevarlo a cuestas sobre su espalada para trasladarlo a su casa. Cuando llegó a su morada, su esposa le preguntó que qué traía, a lo que el señor le confesó que un niño --pensando ella que era de carne y hueso--, pero ya cuan- do lo vio se admiró de su belleza. No obstante, el niñito Dios tuvo que ser guardado en una caja de madera ya que la familia no tenía los recursos para comprarle su nicho co- mo lo merecía. Luego de un tiempo nadie se imaginaba lo que pasaría… Sucedió que en la casa del señor empezaron a oírse llantos de un pequeño, eran tan frecuentes y muy profundos, fue así que se dieron cuenta que provenían del niño Dios que “ya no quería estar encerradito”, por lo que el buen señor, con muchos esfuerzos, tuvo que mandar retocarle y hacerle su nicho especial, acompañándolo con almendras y campanas… Hasta la fecha, en el pueblo de Los Reyes el niñito Dios permanece en esta familia y sólo él sabe cuántos años tiene.

Cómo se formó el Estado de México

Primera parte

Esta entidad es una de las 32 que integran los Estados Unidos Mexicanos, lleva el nombre de la nación mis- ma y de la capital nacional, y por tal motivo suele denominársele estado de México para distinguirla de las an- teriores, aunque oficialmente se llama solo México, según lo dispuesto por el artículo 43 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Este estado de fue formado mediante traumáticas relaciones entre los estados vecinos, de los cuales algunos de ellos ni siquiera existían. El Estado de México es una de las entidades de la República Mexicana más complejas, con más población y con más presencia dentro del país, sin embargo, hay algunas situaciones dentro de su formación que muchos mexiquenses desconocen y que vamos a estudiar en esta serie.

ANTECEDENTES El Virreinato de Nueva España fue parte de la corona española en América Fue establecida tras la conquista del Imperio Mexica en agosto de 1521, el día 1° de enero de 1535 por decreto real del rey Carlos I de España y V de Alemania, aun- que la instauración oficial no se realizó sino hasta el 8 de marzo del mismo año. La Nueva España estaba com- prendida por el actual territorio mexicano, además de lo que los Estados Unidos se anexionó de forma irregular y que ahora forman los estados de California, Nevada, Colora- do, Utah, Nuevo México, Arizo- na, Texas, Oregón, Washing- ton, Florida y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Luisiana de la unió americana; al sureste, la Nueva España tenía la Capitanía Ge- neral de Guatemala, misma que comprendía los actuales países de Guatemala, Belice, Costa Rica, El Salvador, Hon- duras y Nicaragua; entre otros lugares menores. Una vez conformados los territorios de la Nueva España, estos quedaron establecidos como provincias bien definidas, estas provincias se dividían en corregimientos o señoríos, donde gobernaba un regidor que dependía directamente del rey de España pasando por la autoridad del Virrey en muchos casos. A estos personajes se les llamaba Alcaldes Mayo- res, tenían más influencia en su territorio que el propio virrey. Fue tal el poder que alcanzaron estos personajes que fue en el siglo XVIII que el Rey Carlos III redujo el alcance de su poder mediante una reforma dictada en 1786. Ese mismo año, se dio la creación de dos provincias más, la primera se llamó la provincia de oriente, la cual estaba conformada por Nuevo Reino de León, Nuevo Santander, Coahuila y Texas; la segunda la Provincia de Oriente, comprendida a su vez por el Reino de México, Reino de Nueva Galicia, Reino de Yucatán, Nueva Vizcaya, Sinaloa, Sonora y Nuevo México. La capitanía general de Yucatán estaba comprendida por los actuales estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y el este de Tabasco. También comprendía el Petén y Belice. La capitanía General de Guatemala estaba conformada por el actual estado de Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras. Nicaragua y Costa Rica. Por su parte el reino de Nueva Galicia estaba conformado por los actuales estados de Jalisco, Nayarit, Aguascalientes, y Colima, su capital fue Guadalajara. El reino de Nueva Vizcaya comprendía los actuales estados de Durango, Coahuila y Sinaloa. El reino de León abarcaba los actuales estados de Nuevo León y Tamaulipas. Este último territorio, Tamaulipas, se separó en 1786 para formar el reino de Nuevo Santander por sí sólo. La provincia de Nueva Extremadura se localizaba en la parte más al norte del virreinato y también la más extensa, también se conocían como provincias internas en toda la Nueva España y se ex- tendían por Sonora, Chihuahua, Vieja California (Baja California), Alta California y Nuevo México de Santa Fe. El reino de México, el cual nos atañe en este artículo, estaba situado en la parte central del actual territorio nacional y estaba integrado por el actual Distrito Federal y los actuales estados de México, Guerrero, Puebla, Michoacán, Hidalgo, , Querétaro y parte de Jalisco. Llegaba al Océano Pacífico. Todo el territorio de la Nueva España sufrió los mismos efectos políticos, militares, económicos y culturales que la península Ibérica durante el siglo XVIII. Fueron la mala administración, los errores políticos, la decadencia de las estructuras sociales, las reformas logradas en los reinados de Felipe V, Fernando IV y Carlos III, los principales hechos que modifican las estructuras Novohispanas. Es exactamente en este punto de la historia los primeros borbones sienten la necesidad de reformar el gobierno de ul- tramar, y es entonces que se implantan las “reformas borbónicas”, en las cuales se ve patente el deseo del cambio, algo que el viejo y cansado Imperio Español necesitaba a gritos. En España, las reformas administrativas ocuparon el papel principal dentro de los cambios borbónicos, así fue como se crearon las llamadas Secretarías que en cierta medida vinieron a sustituir al Consejo Real y Supremo de Indias que había venido ejerciendo su poder en todos los asuntos de gobierno de los territorios de América. Fue Carlos III, el rey que mas visión tuvo de todos los reyes de España que gobernaron sobre la América, él incentivó en sobremanera las famosas “Reformas Borbónicas” y como parte de ellas firmó la Real Ordenanza de Intendentes de Ejército y Provincia de Nueva España el día 4 de diciembre de 1786; esta reforma creó doce intendencias remplazando a los corregimientos, alcaldías mayores y otras jurisdiccio- nes, de las cuales habíamos dicho, sus protagonistas con- taban con mucho poder. El virrey fue confirmado en todas sus atribuciones, pero debió dejar los asuntos de la Real Hacienda en manos de un superintendente. Estas doce intendencias quedaron bajo la jurisdicción de dos audiencias, que eran las que ayudaban a la regencia del Virreinato, bajo la Audiencia y Cancillería Real de Guadalajara o de Nueva Galicia conocida vulgarmente como Real Audiencia de Guadalajara; esta Audiencia fue establecida el 13 de febrero de 1548 en Compostela, y se El Valle de Toluca en 1791 trasladó a Guadalajara en 1560, esta institución fue el máximo tribunal de la Corona Española en el territorio de Nueva Galicia. Estas fueron las intendencias que quedaron bajo su fuero: Intendencia de Guadalajara, formada por 29 partidos; Intendencia de Zacatecas, que estaba formada por 9 partidos; y por último la intendencia de San Luis Potosí que estaba formada por 7 partidos. Las demás intendencias quedaron bajo la regencia y jurisdicción de La Audiencia y Cancillería Real de México conocida vulgarmente como la Real Audiencia de México, y fue creada el 13 de diciembre de 1527 por Real Cédula teniendo su sede en la entonces incipiente Ciudad de México. Esta institución fue el máximo tribunal de la Corona española en el Virreinato de Nueva España durante los tres siglos de dominación. Estas fueron las intendencias que quedaron bajo su fuero: Intendencia de Puebla, que estaba: formada por 23 partidos; Intendencia de Arizpe o de Sonora y Sinaloa, que fue creada en 1770 y estaba formada por 11 partidos; Intendencia de Oaxaca, que estaba formada por 20 partidos; Inten- dencia de Mérida de Yucatán que estaba formada por 12 partidos; Intendencia de Durango que estaba dividida en 32 partidos; Intendencia de que estaba dividida en 10 partidos; Intendencia de Valladolid de Michoacán, la cual estaba dividida en 29 partidos; y la Intendencia de Veracruz formada por 11 partidos. Sin embargo, la intendencia más importante que estaba bajo la jurisdicción de la Real Audiencia de México era la Inten- dencia de México, también llamada superintendencia, esta estaba conformada en primer orden por la Capital del Virrei- nato, es decir la Ciudad de México. También formaban parte de esta intendencia las alcaldías de Mexicaltzingo, Chalco, Tlayacapan, Coyoacán, Tacuba, Cuautitlán, San Cristóbal Ecatepec, Tula, Yahualica, Huejutla, Meztitlán, Zimapan, Tu- lancingo, Jilotepec, Huichapan, Tetepango, Mixquiahuala, Atitalaquia, Actopan, Otumba, San Juan Teotihuacán, Pachu- ca, Zempoala, Ixmiquilpan, Texcoco, Xochimilco, Cuernavaca, Tixtla, Chilapa, , Sultepec, Temascaltepec, Te- tela del Río, Zacualpan, lchcateopan, , , lxtlahuaca, Taxco, Iguala, Tlapa, Igualapa, Zacatula, Apan y Tepepulco; los corregimientos de Toluca, Lerma y Querétaro, y en el ramo de hacienda el gobierno de la ciudad de Los Reyes y del puerto de Acapulco. Algunas regiones de la Nueva España quedaron bajo el la regencia directa del Virrey, estas regiones fueron el Gobierno de las Californias, el cual fue dividido en 1804 en dos: gobierno de Alta California y gobierno de Baja California; el Go- bierno de Nuevo México y por último de el Gobierno de Tlaxcala, el cual se separó de la Intendencia de Puebla el 2 de marzo de 1793 mediante Real Ordenanza. Bajo esta división política de la Nueva España, se cobijó el movimiento de independencia que inició el 15 de septiembre de 1810 con el grito de Dolores. Todas las piezas estaban en el tablero, listas para jugar el juego de la erección del Es- tado de México. Las intendencias de entonces fungían como los estados actuales, y los partidos como municipios.

REFERENCIAS

Historia del Estado de México Sánchez García, Alfonso

Estado de México. Notas históricas sobre su erección como entidad federativa Colín, Mario Gobierno del Estado de México Toluca, 1974

Constituciones del Estado de México 1827, 1861, 1870, 1917 Colín, Mario Biblioteca Enciclopédica del Estado de México México, 1974.

Informe y Plan de Intendencias para el reino de Nueva España presentado por el Visitador D. José de Gálvez y el Virrey Marqués de Croix, y recomendado por el Obispo de Puebla y el Arzobispo de México. Navarro García, Luis Intendencias en Indias. Prólogo del Dr. D. José A. Calderón Quijano, Catedrático de Historia de América y Director de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos. Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Sevilla, 1959, pp. 164-181 http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1768_336/Informe_y_Plan_de_Intendencias_para_el_reino_de_Nu_1007.shtml

El Constituyente de 1824 del Estado de México Macedo Jaimes, Graciela Egresada de la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de México. Ponencia presentada al VII Congreso de Historia del Derecho Mexicano, celebrado en la Ciudad de México del 15 al 18 de septiembre de 1997.

Estado de México Genealogía de México http://www.genealogia.org.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=35&Itemid=53

Origen y fundación del Estado de México http://www.elclima.com.mx/origen_y_fundacion_del_estado_de_mexico.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Organización_territorial_del_Virreinato_de_Nueva_España

Doña Marina de la Caballería

LAS ENCOMIENDAS EN TLALNEPANTLA El periodo colonial que vivió México, al igual que en resto de la américa que ahora se llama latina, se le llama Época Colonial o periodo Virreinal, y su fruto es el país que ahora tenemos. Sin embargo hubo un periodo de cierta confusión, el cual más que de reconstrucción fue de fusión, de reencuentro, de asentamiento final. Por una parte, el máximo imperio de la época que era el de los mexicas había prácticamente desaparecido, la gloria, la majestad, las leyes, usos y costum- bres que estos hombres habían impuesto en todo el altiplano y sureste de nuestro país ya no existía más. En el periodo de unos cuantos meses, todos los pueblos que estaban sojuzgados por este imperio indígena se vieron del yugo tan feróz que tenían. Por otra parte, se encontraba un puñado de eu- ropeos con la vastedad de la tierra nueva que acababan de “Conquistar” para el emperador Carlos V y que tenían que organizar de una manera acelerada, pues se temía una reorganización por parte de los derrotados. Los antiguos tributarios, sin embargo, sólo cambiaron de amo, ahora eran los “caxtilteca”, como le pusieron los mexicas a los “Castellanos”, los que dominaban los desti- nos del antiguo Anáhuac y sus alrededores. La metodología empleada por los europeos fue la de desplegar por todos los lugares a los que llegaban, sus instituciones y sus organizaciones propias. Es- te modelo español se impuso también nuestra región; los nombres indígenas de cada lugar fueron conservados pero con un matiz cristiano, al anteponerles patronos de santos cristianos. La importancia de nuestra región comenzaría a crecer, y como su consecuencia directa se encuentra la fundación de la El maltrato fue común en la encomienda "Tierra de en medio", Tlalnepantla, no como un punto de uniformidad, sino de comunión entre otomíes y mexicas. Códice Kingsborough Sin embargo, fueron los indígenas naturales de esta tierra los que sufrieron indecibles penurias, principalmente los nahuas, que era la raza de los mexicas. Hernán Cortés se vio en un dilema que parecía insalvable: la recompensa pro- metida a todos y cada uno de los conquistadores europeos no fue lo que esperaban, a cada uno le toco lo que cabe en un dedal del oro de los mexicas. Es por esto que el conquistador decide atormentar al último emperador, Cuauhtémoc, para que revele donde escondió el tesoro que todos ellos habían dejado en el palacio de Axayácatl la llamada “noche triste”. Cuauhtémoc no soltó prenda. Todos los conquistadores estaban sumamente disgustados con Cortés, y comenzaban ya conjuras en su con- tra, pues pensaban que Cuauhtémoc le había revelado el lugar del tesoro y el capitán se había quedado con todo. Urgía una solución a este problema. Cortés vislumbró una salida a tan apremiante situación, todo lo que verdaderamente poseía eran tierras e indios en ellas. Esa fue la solución. Reunió a los quejosos y les ofreció básicamente dos cosas, a los principales un solar de grandes dimensiones dentro de la traza de la nueva ciudad que se empezaría a levantar una vez limpiada la antigua México-Tenochtitlan, así como una “encomienda”: una porción de tierra con indios, los cuales trabajarían para generar la hacienda prometida en un principio. A los demás sólo la encomienda o mucho menos. El nombre se le dio por que a los españoles beneficiados se les “encomendaba” tanto la tierra como los naturales, que a saber también eran súbdi- tos del imperio español, aunque de menor calaña. Este sistema no le era desconocido a Cortés, pues ya se había apli- cado por los españoles que estaban ya avecindados en las tierras de las Antillas, descubiertas hacía muy poco. En ese lugar ya habían causado terror por sus abusos contra los indígenas y Cortés lo sabía, pero sintió que este era la única forma de desahogar la ambición de quienes le ayudaron a ganar estas tierras para la corona española. Detallando el sistema de la encomienda podemos decir que ésta consistía en ceder al español un cierto número de indí- genas que habitaban un pueblo o un lugar específico, con el fin de recibir de ellos tributo y/o trabajo. Esta cesión no im- plicaba la posesión de la tierra, sino sólo el producto del trabajo indígena, sin embargo, la confusión de los primeros años en la colonia en donde la única autoridad era la del marqués del Valle de Oaxaca, que era Hernán Cortés, propició que los españoles a los que ahora ya podremos llamarlos encomenderos hicieran caso omiso de la propiedad de la tie- rra y se la adjudicaran como parte de los que la corona española les debía por los trabajos realizados en la conquista. Al fin de cuentas Cortés sería el que menos les reclamara por adjudicarse lo que no les pertenecía. Debido a estos ex- cesos, se organizó tiempo después la Audiencia, que era simplemente una junta de notables que creían poder poner freno a todo lo que se viera a simple vista contrario a las ordenanzas del emperador en España; esta Primera Audiencia medio las labores del primer ayuntamiento hasta que el emperador decidió crear la institución del “Virrey”, con lo cual comenzó el verdadero Virreinato de la Nueva España y del Perú, en el sur del continente.

De acuerdo a la ley española la enco- mienda debía ser algo benéfico para los indígenas, quienes como nuevos súbditos del rey, recibirían la instrucción cristiana y serían adentrados en la cul- tura española, todo esto a expensas del amo español; pero en la práctica todo fue muy diferente y la encomienda se tradujo en una forma de explotación desmedida pues los encomenderos, sus nuevos amos, cargaban a los indios con trabajos y tributos excesivos, los maltrataban, los golpeaban, y si quer- ían escapar, los hacían perseguir por perros, cual si fueran presa de cacería. Tomaban a sus mujeres, destruían sus tierras de cultivo, los marcaban en la cara como si fueran ganado y además eran forzados a obedecer con malos tratos a los calpixques o capataces indí- genas. Todo esto fue puesto a la luz por fray Bartolomé de las Casas, fra- guándose la llamada " Leyenda Negra" de la colonización española.

Fue tal el aprovechamiento que hicie- ron los encomenderos sobre sus cesio- nes que se convirtieron rápidamente en un grupo poderosísimo. La Corona espa- ñola no los veía con buenos ojos pues representaban una amenaza ante su autoridad. Las encomiendas habían sido constituidas en 1521 y en 1523 Cortés recibió la orden del Rey de prohibirlas, pero ya era demasiado tarde, así que pretextó que era el único medio Hernán Cortés eficaz de pacificar las nuevas tierras. Durante toda la primera mitad del siglo XVI se dio una querella entre la Corona, que quería limitar el número de indios encomendados, y los amos encomenderos, quienes desoían toda orden que vi- niera en ese tenor. Finalmente, entre 1542 y 1545 las leyes nuevas darían el golpe de gracia a las encomienda, pues además de reducir el número de indios prohibían que la encomienda durara más de dos vidas, es decir, sólo se podían heredar una vez, del padre poseedor al hijo heredero. Las encomiendas seguirían en vigencia durante el siglo XVI aun- que algunas durarían un poco más. En nuestra región los dos pueblos que la componían en este tiempo fueron sometidos al régimen de encomienda, y los amos encomenderos de cada una serían gente de primera línea en la política novohispana de esos tiempos.

Teocalhueyacan, cuyos indios otomíes recibieran con los brazos abiertos a Cortés durante la huida de la noche triste, sería la primera encomienda de nuestra región. Después de la conquista pasó a formar parte de la jurisdicción de Tacu- ba. En ese tiempo la encomendera de Tacuba era Isabel Moctezuma, (Techuichpo) una de las dos hijas del gran señor mexica a quien Cortés dio posesiones reconociéndoles su dignidad de nobles indígenas, además de ser su amante des- pués de la . Así que Teocalhueyacan inicialmente fue parte de la encomienda de la hija de Moctezuma. Pero esta situación duraría poco porque Cortés se la pidió a doña Isabel en 1528 para formar una encomienda aparte y otorgársela a su amigo, el tesorero Alonso de Estrada. Aunque la cedió, tanto la heredera de Moctezuma como su espo- so a Alonso de buen grado, nunca llegaron a aceptar esta separación, y la pelearon por algún tiempo, probablemente por considerarla de gran valía.

Alonso de Estrada recibió Teocalhueyacan pues así se lo rogó a Cortés, deseaba tener ciertas estancias en nuestra región. Estrada tenía un puesto muy importante en la Ciudad de México, a la cual había llegado procedente de la Ciu- dad Real en el año de 1523. Aunque no fue conquistador, fue tesorero real, puesto para el que llegó a México. Después de una buena gestión en la incipiente burocracia novohispana mandó traer a su mujer. A principios de 1526, su esposa Doña Marina Gutiérrez Flores de la Caballería, y cinco de sus siete hijos, arribaron a la Nueva España, tras varios años de haberse apartado. Fueron acompañadas a en su travesía por Don Julián Garcés, primer obispo de Tlaxcala. LOS GUTIÉRREZ DE LA CABALLERÍA Alonso de Estrada se casó alrededor de 1508 en Ciudad Real, España con Doña Marina Gutiérrez Flores de la Caba- llería cuyo origen no esta claro, defendiendo Fernández del Castillo su pertenencia importante familia aragonesa de Contadores Reales que pertenecía a la elite de los conversos de Aragón, mientras que Castro y Tosi la relaciona con la ciudad de Almagro diciendo que este linaje tuvo su asiento en la ciudad de Almagro, hoy perteneciente al municipio y partido judicial de su nombre, provincia y diócesis de Ciudad Real, en Castilla la Nueva. Doña Marina nació alrededor de 1490 en la misma Ciudad Real donde se casó. Era hija de Juan Gutiérrez de la Caba- llería y Mayora Flores de Gevara. Nuestro personaje al parecer era Marrana, esta acepción era la forma despectiva con la cual eran denominados los judíos de España y Portugal obligados a convertirse al cristianismo, y que seguían obser- vando sus costumbres y religión; descendiente de la familia de Levi, una de las más aristocráticas familias aragonesas del último tercio del siglo XV en España. Algunos de sus miembros incluyen Judá ben Levi de la Caballería y Abraham ben Judá ben Levi. La riqueza de esta familia ha sido comparada con la riqueza de los Rothschild. La familia deriva el apellido de "de la caballería" del hecho de que uno de sus antepasados gozaba de la protección del orden de los Caba- lleros Templarios. Los miembros de la familia de la caballería sirvieron como alfaquíes, expertos en el fiqh, o jurispru- dencia islámica; también cómo médicos, e intérpretes con los Moros y los diplomáticos. Desde 1257 a 1276, Judá, un antepasado medieval de la familia, quien fue de los más influyentes judíos al servicio de Jaime I de Aragón, fue un al- guacil de Zaragoza, un puesto con alcance laboral muy amplio que incluye la administración de los bienes del rey y su- pervisar asuntos judiciales en nombre del rey. La familia de “De la Caballería” fue una de entre las familias de ranking más altas en las cortes de Aragón y Castilla. Aunque la familia de “De la Caballería” era una vieja familia judía, algunos miembros se convirtieron en cristianos. El abuelo de doña Ma- rina, Mene de la Caballería, seguía siendo judío. Sus huesos fueron quemados después de su muerte. Por otro lado, Pedro de la caballería, quien fue Secretario de la Real Hacienda con Alfonso V de Aragón forjó una declaración jurada de pura san- gre. Así, todos sus descendientes se convirtieron en "cristianos puros”. Otros ilustres caballeros pertenecientes a este linaje fueron don Pedro de la Caballería era maestre ra- cional de Aragón y abogado y consejero de Alfonso V. Un nie- to suyo, Alfonso de la Caballería, fue vicecanciller del rey Fer- nando el Católico y uno de los personajes más importantes de la corte. Un hermano de Alfonso, fray Pablo, fue obispo de Malta. Otros Caballería fueron oidores del Consejo de Indias y Indios en encomienda de la Audiencia del Perú.

El linaje de la Caballería trajo por armas: de gules, una cabeza de querubín de carnación con alas de plata; bordura de azur, llevando este lema en letras romanas de oro: «LA CAVALLERÍA ME VALIÓ QUE RIQUEZAS NO». De entre los Gutiérrez de la Caballería, el primer antepasado comprobado de doña Marina de la Caballería es don Gon- zalo Gutiérrez de la Caballería (ca. 1440), que fue caballero de la Orden de Santiago, el cual casó con doña Catalina de Luna (ca. 1445), sobrina de don Álvaro de Luna. Don Gonzalo y doña Catalina fueron padres de don Juan Gutiérrez de la Caballería y Luna (ca. 1470), vecino principal de Ciudad Real, que casó con doña Mayor Flores de Guevara (ca. 1475). Los hijos de don Juan Gutiérrez de la Caballería y Luna y doña Mayor Flores de Guevara fueron los siguientes: 1.- Doña Marina Flores de la Caballería. 2.- Don Diego Gutiérrez de la Caballería y Flores de Guevara (ca. 1500) fue natural de Ciudad Real. Pasó a la Nueva España, y «sirvió a su majestad en esta tierra», donde fue poblador, dando origen a una extensa y distinguida descen- dencia. Murió en la pacificación de Nueva Galicia, siendo capitán y tesorero. Casó con doña Isabel Mexía de Bocanegra (ca. 1505), también natural de Ciudad Real, que indudablemente procede del linaje de los Bocanegra. 3.- Doña Catalina de la Caballería quien fue casada con don Juan de Ludueña. 4.- Don Juan Gutiérrez Flores fue caballero de la Orden de Calatrava. 5.- Fray Pedro Flores de la Caballería fue prior del convento de Jaén y beneficiado de la Orden de Calatrava en dicha ciudad, así como capellán del rey. 6.-Don Gonzalo Gutiérrez de la Caballería y Flores de Guevara fue caballero de la Orden de Calatrava y fue casado con doña Juana Bravo. Así pues, la ascendencia de Doña Marina de la Caballería fue de mucha importancia para la corona española tanto de finales del siglo XV como inicios del siglo XVI en ambos lados del atlántico. ENTRE LA ESPADA Y LA PARED En el mismo año de la llegada de Doña Marina al nuevo mundo, 1526; Alonso de Estrada se convirtió en teniente gober- nador de la ciudad capital de México al fallecer su antecesor Marcos de Aguilar. Su gobierno fue bueno, pero tuvo un problema que lo desprestigiaría: los miembros del cabildo y otros personajes distinguidos le pidieron que gobernase jun- to con Cortés, pero Estrada se negó rotundamente. Además por Orden Real se le ponía como único gobernador porque le habían llegado al Rey noticias muy negativas del Conquistador. Así que Alonso de Estrada mandó apresar a Cortés y envió al destierro a quien tanto lo había beneficiado otorgándole la encomienda de Teocalhueyacan. Este hecho fue calificado por algunos como una traición y una ingratitud, y entre sus detractores se encontraba su propia esposa, doña Marina de la Caballería, de quien Bernal Díaz decía que era "cierto digna de buena memoria por sus muchas virtudes". Algunos de sus allegados decían que su esposa lo hizo recapacitar al recordarle sus bienes, esto es, la enco- mienda en nuestra región, en este tono: "Plegad a Dios por que estas cosas que habléis hecho no nos venga mal de ellos; y le trajo a la memoria los bienes y mercedes que Cortés con ellos había hecho, y que procurase tornar a hacer amistades con él para que vuelva a la ciudad de México". Muchos bienes, en efecto, tenía el gobernador con su encomienda, que el remordimiento pesó más que la codi- cia, levantando el destierro a Cortés. No conforme con tomar el tributo de los indios Alonso de Estrada fue uno de los muchos casos de encomenderos que aprovechó Mujeres vestidas a la usanza española. Evento Jamaica histórica de principios de siglo en Tlalnepantla. su encomienda para recibir tierra. Así, fue el primer terra- teniente de Teocalhueyacan, quien tenía un lugar de privilegiado como encomendero para recibir la tenencia de la tierra. Al final de su gestión su juicio de residencia fue satisfactorio, pero como no fue apoyado para seguir en el puesto, se retiró del gobierno. Estrada falleció en 1530 en la provincia de Chiapas.

LA ENCOMENDERA, UNA MUJER SOLA Pese a que teóricamente los oficiales reales no podían recibir encomienda alguna, por que para eso ya recibían un suel- do más que generoso por parte del rey, esta cláusula nunca se llegó a cumplir, y Estrada no fue una excepción al res- pecto. Así entre sus encomiendas cabe citar las de , Tlapa y Teocalhueyacan, todas ellas empleadas por el Tesorero/Gobernador como dote para asegurar el futuro de sus hijas y por extensión de su linaje. Todas las posesiones de Estrada, entre ellas la encomienda de Teocalhueyacan pasaría a manos de doña Marina de la Caballería, a la muerte de su esposo. Su posesión era de tamaño regular, y la mantuvo durante 20 años. En 1545 doña Marina recurrió también al recurso de pedir tierra en posesión de su propia encomienda; la fecha coincidía con las leyes nuevas, que ponían en peligro la conservación de las encomiendas, por lo cual seguramente quiso mantener su " sta- tus" con una posesión total. La tierra que pidió fue de importancia, ya que contó con la merced de 1 1/2 caballería (que vienen siendo 64.19 hectáreas), y un sitio de ganado menor, (equivalente a 780 hectáreas). Fue el Virrey don Antonio de Mendoza quien hizo entrega de sus nuevas propiedades a Doña Marina como viuda del Tesorero Real Alonso de Estrada, como remuneración por sus servicios prestados a la Corona Española. Su posesión pues, era grande, y muy seguramente su fortuna también. Como viuda ella tuvo que sacar a sus hijos adelante con lo que le había dejado su esposo, estos fueron los hijos que Doña Marina Gutiérrez Flores de la Caballería y Don Alonso de Estrada habían procreado: Como viuda ella tuvo que sacar a sus hijos adelante con lo que le había dejado su esposo, estos fueron los hijos que Doña Marina Gutiérrez Flores de la Caballería y Don Alonso de Estrada habían procreado: Juan de Estrada, nacido en Ciudad Real, se desconoce el año, quien se convirtió en fraile Juan de Estrada de la Magda- lena de la Orden de Santo Domingo, traductor e impresor del primer libro editado en el Nuevo Mundo, también fue con- sultor del Santo Oficio de la Inquisición.

Luis Alfonso de Estrada, Señor de la Villa de Picón en España, Regidor Perpetuo y Riel Ejecutor de Ciudad Real, Contino (cargo en las finanzas reales) de la Casa de S.M. el Rey Don Felipe II, tres veces Alcalde de la Santa Hermandad por el Estado Noble, caso con Antonia de Luján. Luisa de Estrada, Mujer del Capitán Don Jorge de Alvarado Contreras, Conquistador de la Nueva España, hermano de Don , protegidos ambos del poderoso Don Francisco de los Cobos, ministro de Carlos I de España. Marina de Estrada – Mujer de Don Luis de Guzmán y Saavedra, Señor de Filantongo, hijo de los Condes de Castellar, Don Juan Arias de Saavedra y Doña María de Guzmán. Ana de Estrada – Mujer de Don Juan Alonso de Sousa Cabrera, Tesorero de la Nueva España, ambos padres de Juan Alonso de Estrada, casado con Doña Mariana de Guevara y Barrios, de cuyo matrimonio descienden numerosos funda- dores enlazados con familias como los Zaldívar, Oñate, Ayala, Farías, Sánchez de Uribe, entre otros. Francisca de Estrada (nacida Ciudad Real, España, circa 1514) – Mujer de Alonso Dávalos Saavedra. Señor de la Provincia de Dávalos. Beatriz de Estrada, nacida en Ciudad Real, España, circa 1516) – Mujer del con- quistador Francisco Vázquez de Coronado, (Salamanca, circa 1510 - 1554), pri- mer Gobernador y Capitán General del Reino de la Nueva Galicia y de las Provin- cias de Guadalajara y Compostela en la Nueva España. De ellos descienden los marqueses de Villamayor de las Ibernias y a través de ellos, otras numerosas fa- milias de la nobleza novohispana y peninsular. Indios con encomenderos españoles En 1551 murió Doña Marina de la Caballería después de 20 años de ser una mujer poderosa, y Teocalhueyacan por un tiempo regresó a la Corona, en cumplimiento de las dos vidas en que se podía con- servar una encomienda. Pero sus herederos, deseosos de continuar siendo los amos de ese lugar, obtuvieron de la Co- rona lo que pretendían. Así la encomienda de Teocalhueyacan siguió en esa familia, y otra viuda sería la que se benefi- ciaría del trabajo de los indios: Luisa de Estrada, hija del tesorero Alonso de Estrada. Ya para entonces había enviudado de Jorge de Alvarado, hermano de aquel que los indios llamaban el Sol, Pedro de Alvarado. La encomienda continuó por muchos años, y las fuentes de esa época se referían a ella como "un buen repartimiento", el número de tributarios era de 1890 en el año de 1560. Doña Luisa la conservó aún en 1571, y aunque no se sabe el año de su muerte, se piensa que por esos años falleció. La encomienda volvió a ser heredada, siendo esto un hecho inusitado con respecto a los demás encomenderos, muchos de los cuales se vieron casi por completo anulados en esa época. Sin embargo Teocalhueyacan siguió siendo encomienda probablemente porque a pesar de ser de buen tamaño, no le interesaba a la Corona mantener un litigio muy grande con estos encomenderos, casi todas las grandes encomiendas la tenía ya en sus manos.

GENIO Y FIGURA Independientemente de la sociedad en que se viviese en el siglo XVI, la mujer estaba supeditada ciento por ciento a su hombre, ya fuese este su esposo, su amante o simplemente su compañero. Sin embargo, en la antigüedad era muy usual que la mujer quedara sola a temprana edad del matrimonio y doña Marina de la Caballería no fue la excepción. Sin embargo, su caso fue algo singular, ya que la soledad estaba acompañaba de la lejanía; cuando se vió sola se encontra- ba lejos de su tierra natal, de su familia, de sus padres, tías, hermanos, etc., también tenía frente a ella a muchos rivales españoles, que seguramente quisieron apoderarse de las tierras de su marido con muchos pretextos legaloides, a esto ella tuvo el valor de enfrentarse a sus detractores solicitando personalmente al Virrey el reconocimiento de la propiedad de las tierras dejadas por su esposo, situación que muy pocas mujeres hubieran decidido hacer para apropiarse de un espacio en un mundo de hombres ávidos de posesiones materiales. Claro está que supo blandir toda la heráldica de la familia como respaldo para su cometido, en los principios de la Nueva España, todo era confusión, las autoridades im- puestas como la de Hernán Cortés era simple trámite, en España no sabían como gobernar tierras lejanas, y en México no querían ser gobernados por un rey sin antes tomar lo que por derecho les pertenecía, al menos eso creían. Así que los golpes políticos, las intrigas, las conjuras y los asesinatos estaban a la orden del día, además todo era con- fusión, ya que la ciudad de México estaba en constante construcción así como todos sus alrededores. Todo esto signifi- caba mucho movimiento y muchas actividades sin control, sin ley, la única ley que valía era la de la astucia, y esto es lo que tenía de sobra Doña Marina de la caballería. Una curiosa situación quizás le ayudó sobremanera para tratar al grue- so de la gente, tanto por parte de los indios como de los europeos, el nombre de Marina, en estos tiempos de la post conquista fue altamente llevado y traído.

Todo fue una serie de acontecimientos que nuestra Marina supo aprovechar, con lo que seguramente fue un carácter férreo y convencido de que, al igual que Cortés, tuvo que quemar sus naves para poder obtener por lo que había venido al nuevo mundo. A hacer la América…

REFERENCIAS:

TLALNEPANTLA, UNA REGIÓN EN LA HISTORIA Laura Edith Bonilla de León y Rebeca López Mora H. Ayuntamiento Constitucional de Tlalnepantla de Baz, Méx. 1994-1996.

SUMARIA RELACIÓN DE LAS COSAS DE NUEVA ESPAÑA Con noticia individual de los descendientes legítimos de los conquistadores y primeros pobladores españoles Baltazar Dorantes de Carranza México, 1902.

COLECCIONES MEXICANAS. ESPANOLES EN MÉXICO-SIGLO XIX. C7, E10, D5, reg. 594. Folio 109. De Vicente Riva Palacio a Enrique de Olavarría y Ferrari Madrid, 20 de julio de 1896 http://lyncis.tic.unam.mx/espanoles/cgi-bin/despliegueDoc/documentos.cgi?campo=id_documento&valordebusqueda=594&numeroimg=0

ALONSO DE ESTRADA: EL CIUDARREALEÑO QUE LLEGÓ A SER GOBERNADOR DE LA NUEVA ESPAÑA EN TIEMPOS DEL EMPERA- DOR CARLOS V. López-Menchero Bendicho, Víctor Manuel http://revistaseletronicas.pucrs.br/ojs/index.php/iberoamericana/article/viewFile/2240/1755

DOÑA MARINA: LAS FUENTES LITERARIAS DE LA CONSTRUCCIÓN BERNALDIANA DE LA INTÉRPRETE DE CORTÉS Yvonne Montaudon Universidad Iberoamericana Puebla http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/doa-marina-las-fuentes-literarias-de-la-construccin-bernaldiana-de-la-intrprete-de-corts-0/ html/87db9565-9855-4129-b417-132fc8d62b57_23.html

http://genealogia-mexico.blogspot.mx/2011/02/re-genealogia-de--29460-los.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Alonso_de_Estrada_(gobernador)

http://www.bisabuelos.com/lib/luisiana144.html

http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Luis_Alfonso_de_Estrada&action=edit&redlink

http://www.neta.com/~1stbooks/estrada.htm

http://mhsantamonica.blogspot.mx/2010/11/museo-hacienda-de-santa-monica.html

La Matanza de Cholula

La Matanza de Cholula, uno de los capítulos más oscuros de la Conquista de México. Se refiere al ataque realizado por los espa- ñoles que eran liderados por Hernando Cortés en 1519 en su ca- mino hacia la que para ellos era la mítica Ciudad de México- Tenochtitlan. En concordancia con varios cronistas españoles de la época y al propio Cortés, ésta acción militar se trató de un movi- miento de tipo preventivo, ya que había elementos para creer que en esa ciudad los mexicas preparaban una posible emboscada. ANTECEDENTES Después de haber fundado la Villa Rica de la Vera Cruz, Cortés se internó tierra adentro y fue precisamente en Cem- puállan (Cempoala) en donde se enteró del mapa político de la tierra en la cual se quería cubrir de gloria. Ahí se enteró de los tlaxcaltecas y del poderío del dominio Mexica, así como de la gran ciudad de México-Tenochtitlán llena de rique- zas, oro, y poder. Ahí fue donde supo que el enemigo a vencer era Moctecuhzoma. Para lograr esto, se empeñó en buscar una alianza con los tlaxcaltecas, acérrimos enemigos de los Mexica, así fue como Cortés salió el 16 de agosto de 1519 de Cempuállan hacia tlaxcala con cuatrocientos peones, diez y seis caballos, seis piezas de artillería y mil tres- cientos indígenas totonaca de la región; la ruta que siguió fue la de los aliados de los totonaca por en medio del volcán Citlaltépetl () y el cerro Poyaúhtécatl (Cofre de Perote) para llegar a Xalápan (Xalapa), de ahí atravesan- do varios poblados llegaron a Xocotla ubicado en la frontera de Tlaxcala; por cada lugar que pasaba Cortés por medio de intérpretes, entre ellos Malinalli, hacía saber que los liberaba del tributo que pagaban a Moctecuhzoma y los adhería al reinado de Carlos V. Una vez ahí, Cortés manda algunos mensajeros con la propuesta de paz y de adhesión para formar un solo ejército en contra de los Mexica, sus dominadores. Los tlaxcaltecas vacilaron en unirse al rubicundo extranjero, unos eran de la opinión de buscar la paz y aliarse con los españoles; otros como el viejo Xicoténcatl, veían peligroso recibir a los extran- jeros, pues creía firmemente que se trataba de dioses; otros más como el joven Xicoténcatl, decían que preferían morir por su nación. Al final resolvieron pelear en contra de los peninsulares.

El 2 de septiembre en Tecoac se libró una batalla en la que un ejército de tlaxcaltecas y otomíes dirigido por el joven Xicoténcatl trató de detener el paso a Cortés. Todo el día duró la gesta y los dos bandos se atribuyeron la victoria. Al día siguiente, Cortés junto con Pedro de Alvarado y con el grueso de las tropas atacó algunos pueblos para encontrar víveres y mandó a tlaxcala a dos prisioneros con un mensaje en el que decía que no quería hacer mal al señorío, sino pasar solamente para México. Durante diez o doce días, hubo varios encuentros más y finalmente fueron vencidos los tlaxcaltecas por la fuerza de los cañones y por la estrategia militar europea a la que no estaban acostumbrados los indí- genas tlaxcaltecas: luchar de noche. Xicoténcatl pactó la paz con Cortés y de esta manera el español logró convencer- los para formar una alianza y vencer al estado Mexica. Una vez que Cortés convenció por la fuerza a los tlaxcaltecas, y estando en reunión con los gobernantes de ese pueblo llegaron mensajeros de Moctecuhzoma con bellas mantas ornamentadas de finos exquisitos plumajes así como joyas de oro, los emisarios llevaban un mensaje “de paz” cuyo objetivo era convencer a los españoles de desplazarse a Cho- lula, ciudad tributaria de los mexicas donde podrían ser hospedados bajo la protección del Huey Tlatoani, rey de los Mexicas, sin embargo la astucia y la ambición del extremeño le hicieron intuir la velada intención de Moctecuhzoma: evitar a toda costa la posible alianza de españoles y tlaxcaltecas. Sin embargo la maniobra estratégica llegó demasiado tarde, Cortés ya había pactado firmemente con los gobernantes tlaxcaltecas Xicoténcatl Huehue (el viejo), Maxixcatl, Citlalpopocatl, Hueyolotl y algunos otros que incluso habían sido bautizados a la fe cristiana, y habían regalado mujeres a los españoles como símbolo de amistad.

HACIA CHOLULA Los tlaxcaltecas que eran enemigos de los Cholulteca y Mexicas desde hacía muchos decenios de años, enviaron a un embajador de paz que tenía como misión entrevistarse con los jefes de Cholula y pedirles que enviaran a su vez, emba- jadores para reunirse a dialogar con Cortés en su ciudad. Normalmente este tipo de embajadores eran honrados y res- petados, pero en esa ocasión fue diferente ya que los Cholulteca desollaron el rostro del emisario de tlaxcala así como sus manos a las cuales se les quitó la piel hasta los codos, esa fue la respuesta que enviaron de regreso a los nuevos aliados de los extranjeros. Completamente indignados los tlaxcaltecas clamaron venganza a Hernando Cortés. La situa- ción se ponía de parte de los españoles y, ante la insistente petición de los mensajeros de Moctecuhzoma, Cortés deci- dió aceptar la invitación y emprendió camino hacia Cholula. Por su parte, los naturales de tlaxcala desconfiaban de un engaño por parte de los Mexicas y de sus incondicionales aliados, los Cholulteca y así se lo hicieron saber a Cortés por medio de Malinalli su amante e intérprete. Hernando estaba cegado por la promesa de oro que representaba la gran capital Mexica poniendo como próxima parada la ciudad de Cholula.

Para tal efecto, Cortés organizó un ejército con sus aliados tlaxcaltecas, los cuales aumentaron sus fuerzas con alrede- dor de seis mil indígenas, se les unió también Ixtlilxóchitl, quien seguía ambicionando el reino de Texcoco. Pedro de Al- varado y Bernardino Vázquez de Tapia habían sido designados en una misión de avanzada hacia Tenochtitlán para re- conocer el terreno e investigar la mejor ruta a la ciudad, ambos se reunieron con Cortés en Cholula. Todos juntos, espa- ñoles e indígenas, partieron hacia Cholula el 12 de octubre de 1519. Esta ciudad satélite de la Gran Tenochtitlán, tenía una forma de organización teocrática y era poblada por alrededor de treinta mil habitantes; se decía que eran pacíficos por ser protegidos de los Mexica. Cortés mandó una embajada con el requerimiento por escrito y es bien recibido, aun- que se da cuenta por él mismo y por los consejos de sus aliados que la ciudad ha sido fortalecida. Una comitiva Cholul- teca salió a recibir al ejército de Hernando Cortés, entre ellos el tlaquiach y el tlachiac (nombres con los que se designa- ban a los principales gobernantes cuyo significado es el mayor de lo alto del suelo y el mayor de lo bajo del suelo). Des- pués de presentar los acostumbrados regalos por ambas partes, se disculparon con Cortés por no haber asistido a tlax- cala y explicaron que ello se debía a la rivalidad existente con dicho pueblo, sin embargo dieron la bienvenida a los es- pañoles y totonacas, pero pidieron que los tlaxcaltecas no entraran a la ciudad, que se alojaran a las afueras de ella. El capitán español actuó políticamente y accedió a la petición de los Cholulteca y ordenó a los tlaxcaltecas acampar fuera de la ciudad; solamente los españoles, totonacas y unos pocos tamemes tlaxcaltecas entraron a Cholula ante la mirada de expectación de sus habitantes. Cortés describiría el lugar posteriormente en sus cartas de relación como una gran ciudad con más de veinte mil casas, y más de 400 torres.

LA CONJURA Durante dos días los anfitriones se mostraron hospitalarios con los españoles a quienes además de hospedaje proveye- ron de alimentación a ellos y a sus caballos y perros, sin embargo al tercer día, los jefes Cholulteca parecían rehuir el contacto con los europeos y de ello se dio perfecta cuenta Cortés. Por su parte, los aliados totonacas avisaron a Her- nando que habían detectado hoyos disimulados en las calles de la ciudad que al parecer pretendían servir de trampa a los caballos, además de que se habían percatado del sacrificio de algunos niños a los dioses de la guerra, lo cual era un ritual acostumbrado que invariablemente precedía el inicio de la guerra. Un sacerdote Cholulteca simpatizante de la cau- sa de Cortés le hace llegar a éste una aviso de que intentarán matarlos ya que está cerca un ejército de Moctecuhzoma; el capitán español comienza a sentirse incómodo con la situación y decide enviar a su amante Malinalli a investigar al respecto entre la población. Esta incipiente Matahari logró datos valiosos de una mujer anciana a la que compró con algunas baratijas españolas, el informe fue contundente: Moctecuhzoma había enviado un ejército de veinte mil guerre- ros Mexica a las proximidades de la ciudad para realizar una emboscada. Mientras tanto, el ataque empezaría en el in- terior de la ciudad de Cholula por los guerreros de la misma. Esta ciudad era devota del dios Quetzalcóatl y el objetivo era que los Cholulteca tomaran por sorpresa a una veintena de españoles para sacrificarlos en el teocalli o templo pre- viamente, de acuerdo a los rituales de guerra. Ante esta inminente amenaza, Cortés reunió por la noche al consejo de capitanes y con ellos deliberó la posibilidad de escapar a Huejotzinco, volver a tlaxcala o iniciar una acción preventiva de ataque para tomar de sorpresa a los Cholulteca; se decidió por la última opción. Mandó a un hombre de su confianza con un mensaje a las huestes tlaxcaltecas que pernoctaban a las afueras de la ciudad para que estuvieran preparados para la maniobra. El ataque español sería por la mañana. LA MATANZA A la mañana siguiente, Cortés se dirigió a donde los gobernantes y sacerdotes, también solicitó la presencia de los jefes del ejército Cholulteca y ya en su presencia les dijo que estaba enterado del complot y por ese motivo los puso bajo arresto, después ordenó disparar un tiro de arcabuz al aire, esa era la señal para el inicio de las hostilidades. Los espa- ñoles con arcabuces, ballestas y el acero de sus espadas tomaron desprevenidos a los Cholulteca, los aliados tlaxcalte- cas y totonacas arremetieron con una furia incontrolable, durante la batalla usaron los tlaxcaltecas un distintivo muy efectivo que les hizo Cortés, para que fueran conocidos y no morir entre los enemigos por error. Esto debido a que sus armas y divisas eran casi de la misma manera de las que usaban los Cholulteca, así que se pusieron en las cabezas unas guirnaldas de esparto a manera de torzales, y con esto eran conocidos los aliados españoles. La batalla fue cruenta y desigual, ya que la mayoría de los habitantes de la ciudad estaban desarmados, en pocas horas murieron más de tres mil hombres. Todas las calles fueron tomadas y saqueadas por los aliados tlaxcaltecas, quienes estaban castigados por los Mexicas para no recibir ni sal ni algodón, así que esto fue lo primeramente que tomaron.

Cortés mandó prender fuego a algunas torres y casas fuertes donde se de- fendían los habitantes de la ciudad y andaba por toda la ciudad supervisan- do la matanza, no respetaron a mujeres, niños ni ancianos, en pocas horas. Los pocos guerreros que pudieron combatir se reunieron en el Cu de Quet- zalcóatl, en lo alto de pirámide principal y viéndose perdidos así como su ciudad comenzaron a arrojarse de cabeza desde lo alto del adoratorio, era tal el orgullo que tenían los de Cholula que preferían hacer esto que rendirse a los españoles. Cuando Cortés sintió que tenía controlada la situación, vol- vió a los edificios principales de la ciudad en donde tenía presos a los caudi- llos y principales de la ciudad y el ejército Cholulteca y comenzó a interrogar- los de cual era la causa por la cual los querían matar a traición. Aquellos hombres respondieron que los Cholulteca no tenían culpa de lo que se tra- maba, ya que los Culhuas, también vasallos de Moctecuhzoma, habían tra- mado todo, luego comenzaron a implorar para que soltara a dos de ellos y terminar así la rebelión que quedara en la ciudad, le prometieron a Cortés que a partir de entonces nadie pensaría en dañarlos mientras estuviesen adentro de la ciudad. El extremeño accedió a las peticiones y los dos caudi- llos liberados calmaron a toda la gente, y cuando esto hubo sucedido se en- cargaron de juntar a los niños y mujeres que habían quedado de la contien- da y los alojaron cerca de donde se encontraban los españoles; por su parte, Cortés pactó con ellos pidiéndoles que dejaran de realizar sacrificios y actos de canibalismo, así como dejar su religión para convertirse al cristianismo. Al prin- cipio rehusaron la idea de destruir a sus ídolos, pero no tuvieron más remedio que aceptar las condiciones y se convir- tieron en aliados de los españoles por la fuerza, los prisioneros capturados por los tlaxcaltecas fueron puestos en liber- tad. Los 20 000 guerreros mexicas nunca asistieron al lugar, ni tuvieron contacto con los españoles durante el resto de la trayectoria hacia Tenochtitlán.

Cortés mandó prender fuego a algunas torres y casas fuertes donde se defendían los habitantes de la ciudad y andaba por toda la ciudad supervisando la matanza, no respetaron a mujeres, niños ni ancianos, en pocas horas. Los pocos guerreros que pudieron combatir se reunieron en el Cu de Quetzalcóatl, en lo alto de pirámide principal y viéndose per- didos así como su ciudad comenzaron a arrojarse de cabeza desde lo alto del adoratorio, era tal el orgullo que tenían los de Cholula que preferían hacer esto que rendirse a los españoles. Cuando Cortés sintió que tenía controlada la si- tuación, volvió a los edificios principales de la ciudad en donde tenía presos a los caudillos y principales de la ciudad y el ejército Cholulteca y comenzó a interrogarlos de cual era la causa por la cual los querían matar a traición. Aquellos hombres respondieron que los Cholulteca no tenían culpa de lo que se tramaba, ya que los Culhuas, también vasallos de Moctecuhzoma, habían tramado todo, luego comenzaron a implorar para que soltara a dos de ellos y terminar así la rebelión que quedara en la ciudad, le prometieron a Cortés que a partir de entonces nadie pensaría en dañarlos mien- tras estuviesen adentro de la ciudad. El extremeño accedió a las peticiones y los dos caudillos liberados calmaron a toda la gente, y cuando esto hubo sucedido se encargaron de juntar a los niños y mujeres que habían quedado de la contienda y los alojaron cerca de donde se encontraban los españoles; por su parte, Cortés pactó con ellos pidiéndoles que dejaran de realizar sacrificios y actos de canibalismo, así como dejar su religión para convertirse al cristianismo. Al principio rehusaron la idea de destruir a sus ídolos, pero no tuvieron más remedio que acep- tar las condiciones y se convirtieron en aliados de los españoles por la fuerza, los prisioneros capturados por los tlaxcaltecas fueron puestos en libertad. Los 20 000 guerreros mexicas nunca asistieron al lugar, ni tuvieron contacto con los españoles durante el resto de la trayectoria hacia Tenochtitlán.

Destruida la ciudad como quedó, pronto se es- parció la noticia de la nueva situación de Cholula y de la suerte de sus habitantes, de cómo murió tanta gente y de cómo fue saqueada y robada, esto sirvió principalmente para demostrar que el poderío de los españoles era muy grande, pero también que los hombres blancos, venidos allen- de el mar no eran dioses, sino hombres como ellos. Ante los embajadores de Moctecuhzoma, Cortés actuó de forma astuta y política, justificando toda la culpa hacia los Cholulteca, a quienes acusó de tributarios traidores que había tenido que castigar, al descubrir la emboscada pretendida. Desde Tenochtitlán, Moctecuhzoma siguió en- viando mensajeros con valiosos regalos de oro con la intención de disuadir el avance de los españoles, pero esto sólo sirvió de aliciente para despertar más la ambición en ellos. Después de un total de catorce días de estancia en Cholula, el contingente español continuó su marcha hacia México-Tenochtitlán. REFERENCIAS Cartas de Relación Hernando Cortés

La visión de los vencidos Miguel Portilla “Mujer que guisa, se casa aprisa”

INGREDIENTES Y UTENSILIOS PREHISPÁNICOS Historia de la Cocina Mexicana Primera parte

EL MAIZ Es originario de América. Se han encontrado restos prehistóricos de unas mazorcas pequeñisimas en el Valle de Tehuacán. Por su impor- tancia, el maíz se convirtió en un objeto de culto religioso y en torno a él se organizaron varios tipos de ceremonias. Antes de comerlo, lo tra- taban con ternura y delicadeza. Antes de cocerlo, lo calentaban con el aliento para que no sufriese con los cambios de temperatura y si en- contraban algún grano en el suelo lo recogían y rezaban una oración, para disculpar el desperdicio e impedir que los dioses se vengaran pro- duciendo sequías y hambre. EL FRIJOL Junto con el maíz eran parte de la alimentación básica del mexicano. Los comían con tortilla y chile todos los días. El cultivo del frijol ocupa un lugar importante en la economía agrícola del país desde la época prehispánica. En conjunto con el maíz constituyen la dieta básica del pueblo mexicano y en consecuencia fueron y son los productos de ma- yor importancia socioeconómica tanto por la superficie de siembra co- mo por la cantidad consumida per cápita desde tiempos inmemoriales.

EL CHILE Cococ, cocopatic y cocopalatic. Desde la época prehispánica, estos términos en náhuatl se utilizaban para categorizar la gran variedad de chiles según su grado de pungencia: picantes, muy picantes y picantísimos. Se usaba en todo el territorio antiguo de México para condimentar la comida. Sus poderes aperitivos y digestivos lo hacían muy cotizado. LA CALABAZA Se utilizaba de manera refinada y práctica. Su pulpa se cocía y se condimentaba con diversos tipos de chile; de las pe- pitas se extraía un aceite con el que se preparaba pipián. De otra variedad de calabazas se hacían las jícaras con las que se servían los líquidos, aunque también se utilizaban como adorno. En la comida mexicana se emplean principalmente dos tipos: la calabacita (sea de bola o alargada), de color verde claro por fuera y blanco por dentro; y la calabaza de Castilla que es más grande (generalmente pesa varios kilos), de cáscara dura , color café por fuera y anaranjado o amarillo por dentro. También se acostumbra comer las flo- res de calabaza (en tacos, sopas, cremas y quesadillas) y las semillas (pepitas) de la calabaza como botana. GUAJOLOTES Había muchas variedades de aves en el México Prehispánico. Los guajolotes eran la única ave domesticada y una de las aves más antiguas y era parte fundamental de la fauna prehispánica pues además de darle alimento a las comuni- dades era parte de la idiosincrasia de las mismas, ya que incluso se llego a amaestrar. El Guajolote común es originario de América y en México se le conoce también con el nombre de Pípilas, huilos y cóconos. Aunque para los conquista- dores de México esta especie era desconocida la ya domesticación del animal hizo que los españoles también sacaran provecho y convivieran con él.

MOLE DE OLLA

En México se acostumbran mucho los caldos, se hacen caldos de todo tipo y carne, desde el caldo de pollo, gallina, tlalpeño (caldo de pollo con chile chipotle, propio de Tlalpan, una región al sur de la Ciudad de México), pozole (caldo de cerdo con granos de maíz) pasando por los diferentes caldos de pescado hasta llegar a los caldos de res, y por último el mole de olla. Este caldo es un caldo de res que se condimenta con una pasta de chiles y una yerba llamada epazote, de origen prehispánico. Este guiso se suele acompañar con tortillas calientitas embarradas de aguacate y sal, con lo cual se hace un taco para comer a cuchara- das lo más caliente posible el sabrosísimo caldo.

Ingredientes (4 porciones) * 1 kg. De retazo de res que normalmente está compuesto de pecho, costilla cargada, chambarete (el chamorro de la res cortado en rebanadas) y retazo de los cortes de res. Para una ocasión especial y si no se quiere que salga tan gordo el caldo (con mucha grasa), se puede hacer de suadero de res, que es el costado lateral de la res la cual se suele rayar en cuadros. * 150 grms. de Chile guajillo seco (del que no pica) * 50 grms. de chile ancho seco. * 2 de Calabacitas largas. * 1 chayote sin espinas * 2 papas medianas * 1 elote tierno partido en trozos regulares * 1 cebolla mediana * 2 dientes de ajo medianos * ¼ de ejotes * 1 clavo de condimento * 1 pimienta negra gorda * 1 cucharadita cafetera de caldo de pollo en polvo * 3 ramas de epazote grandes * Aceite el necesario * Sal al gusto

Modo de preparación: Se lava bien la carne y se pone en la olla de presión (express) junto con las papas, cortadas en cuatro cada una sin pelar, y los tro- zos del elote, media cebolla y un ajo; todo esto se pone a cocer por una hora, dependiendo el estado de la olla. Por otra parte se ponen a cocer en otra olla con poco agua el chayote debidamente pelado y en cuatro trozos junto con las dos cala- bacitas, cada una partida a la mitad por lo largo y los ejotes sin las puntas y partidos por la mitad, todo esto se cuece durante veinte minutos o hasta que esté cocido sin que lleguen a deshacerse las verduras. Los chiles secos se abren para sacarles las semillas y las venas, luego se ponen a cocer en agua y se dejan hervir diez minutos, para luego ponerlos en la licuadora con un poco de caldillo en el cual se cocieron, se agrega a esto el clavo, la pimienta, el caldo de pollo en polvo, la sal, la otra mitad de la cebolla y el otro ajo; se licua perfectamente y se reserva. En un pequeño sartén o cacerola se calienta el aceite con el que se va a freír la pasta que se acaba de licuar. En este punto es muy importante saber si la licuadora muele perfectamente o no lo hace, ya que si no es así se requiere colar la pasta. Una vez caliente el sartén se vacía la pasta (en este momento se cuela si lo necesita) y se comienza a mover la pasta lentamente en un solo sentido; este procedimiento se llevará a cabo durante unos quince minutos y se llama “sazonar” la pasta, esto le confiere un sabor especial no dejando que el resultado final sepa a “crudo”. Una vez que la carne de la olla de presión está lista se abre con cuidado y se vacía su contenido a otra olla más grande de preferen- cia y se pone al fuego nuevamente, aquí se agregan la calabacitas cocidas así como el chayote también cocido sin el caldo, pero este no se tira. Se prueba el caldo y de acuerdo al gusto se le pone el agua de las verduras o no. En este punto se le agrega la pasta de chiles que ha sido previamente “sazonada” tratando de que no quede nada en el recipiente y se comienza a revolver el caldo lentamente para incorporar todos los ingredientes. Se le agregan las ramas de epazote y se deja hervir por unos diez minutos más a todo el guiso. Sólo para conocedores: El culmen de este mole de olla, se da cuando se le agregan algunos trocitos de masa para hacer tortillas en forma de pequeñas conchitas ahuecadas o también en forma de bolitas. El propósito de esto es como un toque maestro, ya que no se debe disolver la masa en el caldo, sino que se tiene que cocer dentro de él sin que desaparezca. Este paso se puede eliminar si se desea. Una vez terminada la cocción se le sacan las ramas de epazote al mole de olla.

Forma de servir Se sirve en platos hondos lo más caliente que se pueda, y se acompaña, como dijimos, con tortillas de maíz calientitas, y aguacate para embarrar sobre las mismas tortillas a las que se les pone sal y se enrollan para formar un típico “taco mexicano”. Se acompaña con un refresco de cola bien frío, o en el mejor de los casos con una cerveza mexicana helada. PD. Con este guiso se comen muchas tortillas, pero es exquisito.

Buen provecho…!

El Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz se localiza en la calle de Porfirio Díaz, en la colonia San Javier, una de las calles céntricas de este municipio. Esta calle se localiza al oriente de la plaza Dr. Gustavo Baz, la cual es la plaza principal de Tlalnepantla, inicia en la avenida Mario Colín que en épocas pasadas era el rio Tlalnepantla; hace esquina con las calles Francisco I. Madero y Vicente Guerrero y cruza las calles de Felipe Berriozabal, José María Mo- relos, avenida del trabajo, Aldama y concluye en la calle Ignacio Allende. También tiene una diagonal que se le llama “privada Porfirio Díaz” que va desde Porfirio Díaz y Aldama, en la esquina del jardín Morelos conocido popularmente como el jardín de la Diana y cruza las calles de Ignacio Allende y termina en la calle Emilio Carranza, a un lado del Mer- cado Filiberto Gómez. Porfirio Días fue Presidente de la República Mexicana. Nació en Oaxaca donde estudió la primaria y continuó el seminario y el Instituto de Ciencias y Artes de la misma ciudad inició el estudio de leyes. Simpatizante del Plan de Ayutla, al triunfar ese movi- miento se le nombró subprefecto de Ixtlán. Durante la Guerra de Tres Años combatió al lado de los liberales. Lucha contra la inter- vención francesa, jefe de una brigada en Acultzingo en abril de 1862; participa en la batalla del 5 de mayo; y en 1863 en la defen- sa de Puebla. En 1865 vence a los imperialistas en Tehuitzingo, Puebla, en 1866; obtiene varias victorias sobre los imperialistas. Al año siguiente sitia Puebla y la toma el 2 de abril, da la batalla de San Lorenzo, persigue a Leonardo Márquez y toma la capital del país el 21 de junio. Asume los mandos civil y militar; y el 15 de julio le da posesión de la plaza a Juárez. Oaxaca lanza la candidatura de su héroe militar, para presidente, pero el Congre- Casa de la Cultura Sor Juana Inés de la Cruz en donde se aloja el Archi‐ vo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz en la década de los 80’s, so Nacional determina la reelección de Juárez. En 1871 reelecto situada en la calle de Porfirio Díaz. Juárez y derrotados Lerdo y Díaz, éste se lanza a la lucha con el Plan de la Noria. En marzo de 1872, al morir Juárez, desaparece la causa fundamental de la rebeldía; por lo que el ge- neral Díaz se acoge a la amnistía, luego de forcejear en lo político con el presidente Lerdo. Unos meses después se vuelve a levantar, ahora en contra de Lerdo mediante el Plan de Tuxtepec. Poco después remite al Congreso la iniciati- va para incorporar a la Constitución el principio de la No Reelección. Obtiene el triunfo en las elecciones, como candi- dato único. Toma posesión de la presidencia el 5 de mayo de 1877 y termina en noviembre de 1881. Durante su primer periodo presidencial se encamina hacia la centralización en todos los órdenes; combate el contraban- do y reorganiza los ingresos fiscales; combate el bandolerismo y va dominando a sus adversarios. Terminado el periodo ocupa otros cargos, incluido el de encargarse del gobierno de Oaxaca. En 1884 vuelve a la presidencia de la República, haciéndose reformas a la Constitución para reelegirse, dejando el poder el 25 de mayo de 1911. Durante los 35 años del porfiriato se construyen más de 20,000 kilómetros de vías férreas; el país quedó cruzado por la red telegráfica; gran- des inversiones de capital extranjero, e incremento de la industria nacional. A partir de 1893, con la llegada a la Secre- taría de Hacienda de José Yves Limantour, se sanearon las finanzas, mejorando el crédito nacional y alcanzando gran confianza en el exterior el presupuesto alcanzó superávit; se organizó el sistema bancario. Aunque a fines de 1907 manifestó que ya el país se encontraba maduro para la democracia, en 1910 se lanzó a una nueva reelección. Se tuvo que enfrentar al Partido Antirreeleccionista, encabezado por Francisco I. Madero y a la rebe- lión surgida el 20 de noviembre de ese año. En 1911 se embarcó en el vapor “Ipiranga” con destino a Francia. Murió en París en 1915.

Fuente: Portal del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México INEHRM. La importancia del Archivo Histórico: de su Gestión a su Difusión

CONTEXTO HISTÓRICO Todos sabemos que los Archivos surgen desde el mismo momento en que el hombre tiene la necesidad de dejar un re- gistro que testimonie todas las acciones que ha llevado a cabo a través del tiempo. Desde las pinturas rupestres que, dicho sea de paso, son una manifestación artística clara del ánimo que el hombre prehistórico tenía por expresar su in- teracción con otros seres de su entorno y con sus deidades, hasta el documento electrónico con el que interactuamos hoy en día, son pruebas claras de ello. Así pues, la historia de la humanidad está ligada al manejo e interpretación de los documentos, los cuales han sido reunidos por el mismo ser humano con el fin de conservar y preservar los testimonios y difundirlos en tanto son transmisores y generadores de conocimiento.

Desde los tiempos de Mesopotamia hasta nuestros días, el interés por los Archivos se ha hecho presente y quizá esto suceda con más ahínco en los últimos tiempos, al surgir corrientes nuevas en el ámbito archivístico.

Sin pretender ser exhaustivos, hagamos un breve recorrido por la Historia para recordar el surgimiento de estas unida- des documentales y entender su existencia en el presente. Cada autor segmenta este recuento de diferentes maneras, nosotros lo haremos por épocas, comenzando con la Antigüedad Clásica, en donde se sitúan los mesopotámicos, egip- cios, griegos y romanos. Le siguen la Edad Media y la Edad Moderna, para culminar en la Edad Contemporánea.

ANTIGÜEDAD CLÁSICA La mayoría de los teóricos coinciden en que el surgimiento de los Archivos se situó en el Cercano Oriente, concretamen- te, en Mesopotamia, por ser éste, el lugar en donde se desarrolló la primera civilización. Se reconoce pues, que el Archi- vo más antiguo data de hace 5,000 años, cuando los sacerdotes, quienes estaban a cargo de la contabilidad, comenza- ron a registrar sobre tablillas de arcilla las cuentas de la actividad agrícola y comercial. Así pues, estos primeros registros fueron conservados originalmente en Templos, reconociéndole pues a la Iglesia Católica la preocupación primigenia por la custodia, conservación y clasificación de los docu- mentos, pues se han encontrado indicios de que en el lomo de las tablillas se colocaban marcas para una más fácil recuperación. Más tarde, los documentos se resguardarían en los Palacios, adquiriendo con ello un carácter más político que eclesiástico.

El siguiente pueblo que hizo su aparición fue el egipcio, del que destacan aportaciones importantes en soporte y escritura, pues es aquí donde surgió el papiro y los jeroglíficos, sistema de escritura que se usó para la redacción de los documentos administrativos, legislati- vos y comerciales, pero también se utilizó para plega- rias, leyendas y literatura en general. El papiro tuvo muchas bondades, entre las que destacan su fácil conservación: los documentos se impregnaban con aceite de cedro para evitar que los insectos se acercaran y deterioraran el soporte material, adquiriendo así su tan característico color amarillento, luego, eran introducidos enrollados en ánforas hechas de arcilla o madera. De este recipiente colgaba una tarjeta en la que se colocaba el título del rollo que contenía. El interés de los egipcios por la conservación de los docu- mentos, los llevó a crear también secciones especiales para su custodia en los Templos y en los Palacios, tal y como se hacía en Mesopotamia. Al mismo tiempo que esto sucedía en Egipto, en la América Precolombina también había conciencia por la conserva- ción de los documentos, aunque con matices diferentes. Recordemos que, en su mayoría, los pueblos americanos eran ágrafos, es decir, sin escritura. Los incas, por ejemplo, usaban el quippu: sistema de cuerdas anudadas en las que se llevaba la contabilidad. Los mesoamericanos, en cambio, emplearon el sistema de glifos en su escritura para interpretar las señales enviadas por los astros en relación con el nombre y destino de las personas, pero también sirvió para expli- car mitos e historias de los propios pueblos. Estos y otros acontecimientos de la vida diaria, fueron plasmados en códi- ces de los que también se conserva un número significativo en diversos Archivos.

El siguiente pueblo en aparecer con una conciencia por los Archivos fue el griego, el cual tuvo también a los Templos y a los Palacios como receptores de la, memoria documental legislativa, político administrativa y económica. Los docu- mentos "más importantes" comenzaron a ser depositados en el Metroon, templo dedicado a la madre de los dioses, en el Templo de Ares y en el Templo de Cibeles. Sin embargo, Archivos como los conocemos hoy en día no se desarrolla- ron sino hasta que hubo una organización interna del estado democrático. En esta civilización comenzó a utilizarse el pergamino como otro soporte material aunado a los ya existentes.

En Roma nacerá el Tabularium, una especie de Archivo Público vinculado a la necesidad de custodiar los documentos con información financiera. Aunque no se conoce mucho acerca de la organización de los documen- tos, se puede decir que aquellos al ir siendo depositados se iban separando de acuerdo con las funciones que representaban, sin mezclarlas entre sí. Este es quizá, el primer antecedente que se tiene de la conformación de lo que conocemos como "series", pero también de lo que más tarde se denominaría "principio de procedencia". Estos documen- tos se unían formando códices a los que se les añadía el nombre del magistrado al que pertenecían los documentos y el nombre del encargado del Archivo que los había recibi- do. Como se puede observar, desde este momento ya se estaban sentando -sin saber- lo- las bases de la ciencia archivística. Edificio del Tabularium Romano en la ciudad de Roma, Italia

Los Archivos italianos eran públicos, cualquier persona podía consultarlos, pero los documentos nunca podían salir del recinto. Cuando se requería que esto fuera así, se expedía una copia certificada. Ya para entonces, el papel inventado por los chinos se había expandido rápidamente, llegando a sí a formar parte de la vida cotidiana al interior de las instituciones, además su uso era más barato que el de otros soportes.

Hasta aquí el cierre de un periodo que sentaría las bases en la conformación de los Archivos como lugares fundamenta- les para la custodia de los documentos administrativos.

Dra. Merizanda M. C. Ramírez Aceves Profesora de Tiempo Completo, UAEM

Presentado por la autora en la 11ª. Reunión Estatal de Archivistas Municipales en el auditorio del Museo Torres Bicen- tenario en la Ciudad de Toluca el día 14 de Abril del 2011.

El pasado 23 de Marzo del 2012 el Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz recibió un reconocimiento como el mejor archi‐ vo histórico en el Estado de México en el entorno del internet. El Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz premiado por el gobierno del Estado de México

La ceremonia de premiación se llevó a cabo en el salón de usos múltiples del Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de México, en Toluca, a la cita acudieron el Lic. Jorge Armando Chávez Enríquez, Secretario del H. Ayuntamiento de Tlalnepantla de Baz; el C.P. José Carlos Barriga Vélez, Coordinador de Patrimo‐ nio Municipal; el Lic. Edgar Arturo Flores Martínez, Jefe del Archi‐ vo Histórico y encargado del proyecto de página Web y la C. Con‐ suelo Zamora Velázquez, secretaria adjunta del Archivo Histórico.

La propuesta que presentó el Lic. Arturo Ugalde Meneses, Presi‐ dente Municipal de Tlalnepantla de Baz fue para que el Archivo

Histórico pudiera obtener el “Reconocimiento al Documentalista El Secretario del H. Ayuntamiento de Tlalnepantla de Baz, Lic. Jorge Armando Mexiquense 2012” por su página web de Historia en la categoría Chávez Enríquez recibiendo el reconocimiento del Archivo Histórico. de Unidad Documental estatal o municipal.

A más de un año de su inauguración (29‐mar‐2011), la página web del Archivo Histórico ha tenido un excelente desempeño dentro del ámbito escolar, estudiantil y universitario así como de los investigadores que ven en él un abrevadero de historia municipal, regional, estatal y del país. A la fecha el portal de historia en referencia tiene un total de más de once mil visitantes, sobrepasando las expectativas que se esperaban de esta herramienta de transmisión de historia en Tlalnepantla de Baz en muy corto tiempo.

Cabe hacer mención que para la elaboración de la página web del Archivo Histórico se hizo un estudio técnico a nivel estatal en el cual se demostró que ninguno de los 125 municipios del Estado de México tiene un portal de historia de su Archivo Histórico como lo tiene Tlalnepantla de Baz, ni siquiera el gobierno del Estado de México tiene algo similar.

Actualmente se está terminando de elaborar el mismo estudio técnico a nivel nacional y hoy por hoy está arrojando como resultado que la página de historia del Archivo Histórico de Tlalnepantla de Baz está entre los primeros diez portales de este género en la República Mexicana.

Con este premio, el Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz se posiciona como el primer Archivo Histórico Municipal y Estatal del estado de México en el ámbito digital y muy posiblemente se coloque antes de terminar el año como el primero en el país, por la cantidad de información que muestra y el enfoque innovador que presenta a la comunidad que le interesa la historia, ya sea para fines escolares o de investigación.

OTOMIES Y MEXICANOS EN LA TIERRA DE EN MEDIO Pueblos de indios en el norponiente del Valle de México

Rebeca López Mora UNAM, FES Acatlán. 2011 Adquisición: Librerías UNAM y FES Acatlán, México Para provincia y extranjero ponerse en contacto: archivohistoricotlalnepan- [email protected]

En este trabajo se analiza la presencia de dos grupos indígenas, los otomíes de Teocalhueyacan y los mexicanos de Tenayuca, que fueron congregados y puestos bajo un mismo gobierno en al cabecera de Tlalnepantla, desde mediados del siglo XVI. El título de esta investigación alude al origen etimológico de Tlalnepantla, que significa en náhuatl “la tierra de en medio”. El estudio de la congregación de Tlalnepantla es una aportación al estudio de los cambios en los asentamientos indíge- nas, pues como se verá, la antigua organización territorial de ambos grupos fue trastocada a profundidad, al conferirle a la nueva cabecera un estatus que no tenía en el periodo prehispánico. Esta congregación dio lugar a un centro urbano de gran importancia desde el siglo XVIII. Además, se trata de una congregación de dos grupos indígenas distintos, que si bien no ha sido tratado frecuentemente, fue un modelo que se siguió en varias ocasiones, como en el caso de Calima- ya y , en el Estado de México. Otomíes y mexicanos en la tierra de en medio espera ser una valiosa fuente de conocimiento sobre los grupos indíge- nas de los municipios mexiquenses que actualmente forman la gran mancha urbana de la Ciudad de México, como un rescate de ese pasado indígena que ha dejado su huella de muchas maneras, en el mundo actual.

EL REY DAVID Gerald Messadié Editorial Planeta de Agostini

Hace más de tres mil años, un joven pastor judío, mató a un monstruo, un gigante filisteo que atemorizaba al ejército de su rey, se trataba de Saúl, el primer rey de los hebreos. A partir de ese momento, ese pastor llamado David, se convirtió en un héroe cambiando su destino y la suerte de todo su pueblo. David tardó varios años en convertirse en rey, pero una vez que se sentó en el trono, logró unificar a Israel y conquistó la ciu- dad de Jerusalén, la cual se convirtió en la capital de su reino. Desde en- tonces, el nombre de David fue mencionado en las oraciones de su pueblo como el monarca más popular y amado desde el profeta Moisés. Mas este personaje de la historia no era para nada ejemplar. Traicionó la confianza de su rey, Saúl y de su hijo al aceptar el trono; vagabundeó por el desierto de Judá durante varios años; estuvo bajo las órdenes del ejército enemigo, el ejército filisteo; también siendo ya rey, prácticamente condenó a muerte Urías, uno de sus mejores tenientes para quedarse con su esposa Betsabé, todo fue un turbulento episodio de exceso de poder y codicia. Gran conoce- dor de la Biblia, Gerald Messadié ha recreado los momentos más gloriosos y oscuros de la vida de este rey. Messadié utiliza su conocimiento de las sagradas escrituras y su talento novelesco para describir los episodios tur- bios de David, sus grandes batallas, su grandeza monárquica, sus artima- Cuerpo Edilicio Cabildo Municipal de Tlalnepantla de Baz Administración 2009-2012

Arturo Ugalde Meneses Presidente Municipal

César Ángel Soto Herrera Juana Flores Tórres Primer Síndico Noveno Regidor

Miguel Ángel Olea Ramos María Dolores Acosta García Segundo Síndico Décimo Regidor

José Luis López Pavana Antonio Rico González Tercer Síndico Décimo Primer Regidor

Arturo Montero Alvarado Orlando Rodríguez Romano Primer Regidor Décimo Segundo Regidor

Bertha Noelia Juárez Vergara Julio César Bautista Segura Segundo Regidor Décimo Tercer Regidor

Rogelio Romero Colín Felipe Rodríguez Hernández Tercer Regidor Décimo Cuarto Regidor

Eloína Juárez Vergara Leticia Osorio Trejo Cuarto Regidor Décimo Quinto Regidor

Luis Manuel Orihuela Márquez Luis Martínez Jiménez Quinto Regidor Décimo Sexto Regidor

Yolanda Juana Sánchez González Saúl Fernando López Maldonado Sexto Regidor Décimo Séptimo Regidor

Miguel Ángel Romero Espinosa Mónica Miguel García Séptimo Regidor Décimo Octavo Regidor

Cristian Jesús Priego Santillán Santa Lozada Mendiola Octavo Regidor Décimo Noveno Regidor

Jorge Armando Chávez Enríquez Secretario del H. Ayuntamiento