UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA Departamento De Filología Italiana
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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA Departamento de Filología Italiana CRISIS POLÍTICA EN EL CANZONIERE DE PETRARCA MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR María José Rodrigo Mora Bajo la dirección de la doctora María Hernández Esteban Madrid, 2002 ISBN: 978-84-8466-370-6 © María José Rodrigo Mora, 1994 TESIS DOCTORAL CRISIS POLÍTICA EN EL CANZONIERE DE PETRARCA AUTORA: MARÍA JOSÉ RODRIGO MORA DIRECTORA: MARÍA HERNANDEZ ESTEBAN DEPARTAMENTO’ DE FILOLOGÍA ITALIANA FACULTAD DE FILOLOGÍA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE MADRID -1994- P&..W tqg.336 Pdg.341 Ests tcais hn sido clabornda cn los alrededores dc ArquB, punto de, pcregrinecion tul vez obligndo pura nqucllos que sdmirrn en In pocsln de Pctrnrcn la sublimacion de un cttnto que por sus perfectns corrcspondcncins internas y por su unidad temlticr, hn sido g,Iorificado pnrn sicmprc. Si Montnigne afirmaba que el verdndero espejo dc nucsîros pensamientos es el curso de nucstrn vidn, EL untt poesia que celcbrn las sutiles diferencias de los m6s Icvcs estndos de Animo, pero que cnrwe de “historitt”, le corresponderin un valor igual a cero en el cttso de que R travcs de elltt se intcntnse vislumbrrr urrt~ aventura humnnr insertada cn una dcterminnda epoca, La tumba nl nire libre, y ligeramente elevada sobre unoa pilnres, de Ir plnzn dr ArquB, no seria sino la mistificacibn nrquitcctonicn m8s idbnea para quien cscribii, sin obscrvnr In tierra. A finales de IR dkctrda anterior se sentía un cierto desasosiego al constatar como y en qu(! manern se trataban algunos de los aspectos del Csrtrurtlore, o ciertas actitudes del poeta cn cuanto il autor-personaje. No ae podla saber aun que las dbbiles sedales de revuelta que con intermitencia se verificaban en los ultimos tiempos, cataban por trnnsformnrse en una rebclibn rigurosamen~te filologica. La publicacion dr los libros de Marco Santagata, Per II mdcrrrc carte y Frcrmmenti dcll’nrlimn, el primero en 1990 Y el scpundo dos aAos m6s tarde, no han cambiado los objetivos de esta tesis. nacida de la insatisfnccibn a la que antes nludlamos, pero han corregido en profundidad el mCtodo y la perspectiva de nuestro acercnmicnto fl 10s poemas politices. No entraremos ahora en detalles snbrc las novedades que han introducido estos estudios en la exbgcsis de los E’ra~nr~n~a. porque las pfiginas que siguen esthn discminndas dc citas, de, comentarios y de algunas modestas puntualizaciorrcs n cstn nueva forma de entender la poesía de Petraron. Tampoco debe ser un hecho muy corriente que durante cl curso de clnboraci6n dc unn tesis doctornl sobre un argumento cn cierto sentido tan nscntndo y tradicional se hagan ptiblicas obras transcendentnlcs, y numerosas. Otro nspecto dc Petrarca ha sido objeto tambit!n de ndmirrblcs est~udios. La JJ/& rll Perrarcn, de 1987, y I.rr crrr~f d~/l’t~omo, publicada en 1902, de Ugo Dotti, han ampliado Ir visibn sobre el poeta como hombre verdaderamente preocupada por su tiempo. y como pensador de quienes Machiavelli o Mo,ntnignc scrlnn insignes deudores. El concepto sobre la poesln de Petrarcn esti sufriendo serias transformaciones, se aseguraba que habln sido impermeable a la tradicic5n inmediata, a Dnntc y a los poetas realistas, y, en cambio, cl retorno n los prcsupucstos mAs puros del anblisis filol6gico, ha pueato en evidencia unn imsgen dirmctralmente opuesta a la que la crltiea positivistr nos habla legado. DC ello nos ocupamos en la primera parte de cstc trabnjo. reduciendo la exposicibn de las distintas opiniones WI objeto que nos atnfie: la vertiente política del Clonannlflrc. En las biblio&raflas m8s autorizadas st: sigue citando como ensayo fwdameatnl sobre los poemas políticos el que fuc publicado por Momigliano, en lOS aflos treinta, y lo es desde el momento que culmina Y sintetiza lo que se venia pensando desde De Sanctis, como veremos Cn las pdginas dedicadas a las diferentes actitudes de la critica respecto al tema, sin embargo lo que deseamos resaltar ahora es el POCO intcr6.s que han suscitado unas rimas que parecen querer romper con la unidad, hoy corrientemente admitida, del Cntrzwtliere. La ambiglledad del poeta a la hora de expresar su cosmovisibn sobre unos acontecimientos, que parecían querer desmoronar las bases en las que se habla sustentado la sociedad hasta aquel convulso momeato hist6rico que fue la primera mitad del Trecen!o, la transmitid a sus lectores con innumerables testimonios, entre los que destacan dos eplstolas, una dirigida a su amigo de la infan,cia, Guido Sette, y otra a todos aquellos que, tal vez, oirlan hablar de 61 en el futuro. Gianni Villani las ha publicado juntas en un pequeRo voIumcn con el tltuto Letlera ni posteri, pero que incluye tanto la famosa I’asrcrl/n/l como la SenIles X, 2, con una nueva traducción al italiano, que es la que utilizamos en el segundo capitulo de nuestra tesis. La lectura de ambas cartas permite profundizar en la crisis personal que afectó al poeta a partir de los aflos cincuenta, y que fue decisivr tanto para su historia intima, y para el reflejo de ésta en su obra, en el Secre,unr o en el Canzoniore, como para su actitud frente al mundo que le rodeaba. En una traza con vigor apocaliptico la inevitable trayectoria hacia la decadencia de una sociedad que ha olvidado sus verdaderos puntos de referencia; en la otra deja inconcluso un autorretrato ideal. Ambas se complementan Y explican, en parte, SU silencio lirico en vulgar respecto a los argumentos políticos a partir de aquellos mismos afíos. IV Un silencio relativo, porque cuando tom6 la decisibn de poner en orden sus poesías, cuando por primera vez dotó de una estructura interna articulada A su libro, y prepar6 una copia para Azzo Correggio, entre 1356 y 1358, los poemas politices ocuparon un importante lugar, estrat6gicamcnte situados entre los amorosos, y alli permnnecleron en las sucesivas fases de elaboraci6n de la obra, hasta el momento de la muerte de su autor. Pctrarcn seleccion6 con cuidado los argumentos polfticos que podinn entrar a formsr parte de su autobiografla lírica. Cada una de las sicte rimas dedicadas al tema podría ser el paradigma en clave pottica de un Acontecimiento o de una situaci6n social que tocaba muy de cerca R todos y cada uno de los miembros de 1~ Italia de mediados del siglo XIV. El proyecto de una cruzada, la de 1333, las luchas intestinas entre IA nobleza romana, que habían reducido a la antigua capital del Imperio A un mont6n de tristes ruinas, o las intcrminnbles guerras entre los seflores de Italia Y, por último, antes del silencio, la invectiva contra la corte papal de Avifl6n, contrn IA sede usurpadora, que habfa privado a Roma del legitimo derecho de ser el centro espiritual del mundo. Siete poeslas, cuatro sonetos y tres cnnciones, a las que con frecuencia se les ha negado o su diversidad respecto a las Amorosas o su funci6n dentro de Ia sintagmatica general del Canzontero. Acercarse a ellas supone el descubrimiento de una de las mttltiples facetas del fundador de la Ifrica moderna, ligada a su obra latina y al Africa, pero sobre todo, unida A su epistolario, a 1~s carta pol6micas y políticas que irán apareciendo también en nuestra tesis como complemento imprescindible para la comprensibn de actitudes que ~610 en apariencia son contradictorias. Kccientemcnte SC ha producido un interesatrte movimiento, dentro de In critica petrarquistn, que ha puesto en cuestión dos de las tesis fundamentales cn las que se han sustentado la gran mayoría de los estudios llevados a cabo a partir de los anos cuarenta. Como ya nnuncinba Sanlagata en su libro Dal SO~ICIIO al Canzoniere, publicndo en el no tan cercano 1979, la interpretaci6n rlgids y parcial de la famosa formula oontiniana acerca de la “monotonalidad” de Petrarca había sido revisada a fondo tanto por Suitncr, con la puestn en evidencia de las huellas de Ir tradicion cstilnovista en Iris rimas vul~arcs, como por Trovato, que hnbla sacado a la luz en ellas la memoria escondida de Dante’. La segunda tesis que era necesario superar, y que estaba quizá mas enra,izada en In vision globnl de la crlticn, era la enuncirda por Dosco en 1946: el Petrarca senza s/orla, que, por otra parte, estaba cn perfecta sintonia con el concept,o de sistema adoptado por Contini pasa definir la unidad estillstica del CanzonIcre’, a l,o que SantaBata respondía de modo contundente: Ln dlmstislonc slaricn è dielro il Canzoniere: ignorarla signlflcilcrehbe cadere nel Iranelln deII’atrtore, soccomhere al/‘Incanto dl rtn resto chs di SC sIcss0 notI upara avcrc memoria”. En realidad la negacion de la “historia”, concernía no 9610 a la Ilrica del Cnnzanlere 0 los escritos latinos 0 a la gbnesis y plasmacion concrctizada del conjunto, sino a la natrrra di uorno’, del poeta, con todns las implicaciones subsiguientes para la posterior 2 evaluaci6n de la totalidad o de parte de su obra, En los versos en vulgar se rehntía que hubiese la mbs mínima concesión al pensamiento, Petrarca ni siquiera formalmente había adoptado el lenguaje tricnico-fiIos6fico del 1,1o/ce s-ti/ IIUOVO, asl como tampoco, excepci6n hecha de los sonetos morales, habla introducido en su cerrado sistema el 16xico o el tono de los predecesores realistas”. El axioma L)arr/e YS Petrarca era Alido, por lo tanto, no ~610 en cuanto a la forma, sino sobre todo en relaci6n al contenido, al mensnje poktico. La presencia de poemas políticos en la sintagmbticn del Catrzanlerc no era catalogada como una desviaci6n inexplicable a la norma, era simplemente negada. Si tras II planto nll’f~ulic~ de i%llvio Testi, o en el teopardi de A//‘Ifalia, o en el I:‘plgrc!j¿! per / ccrdrr~i cli Marzahot/a de Quasimodo, latía la poesia civil de Petrarca’, SC debla a que estos poetas hablan sabido reelaborar las mínimas transgresiones normativas y transformarlas en otra materia, con la cual se asemejaban ~610 en la utiliznci6n de ciertos recursos estillsticos, en el ritmo o en la atm6sfers de ensofiacicin y melancolín.