La Colonización De Puerto Rico, Des De El Descubrimiento De La Isla Hasta La Reversión Á La Corona Española De Los Privilegios De Colón
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Library of Congress La colonización de Puerto Rico, des de el descubrimiento de la isla hasta la reversión á la corona española de los privilegios de Colón. 68 791 La Colonización de Puerto Rico S Brau SALVADOR BRAU LA COLONIZACION DE PUERTO RICO DESDE EL DESCUBRIMIENTO DE LA ISLA ILASTA LA REVERSIÓN Á LA CORONA ESPAÑOLA DE LOS PRIVILEGIOS DE COLÓN. LC Tipografía “Heraldo Español.” San Juan. 1907. copy 1 F1973 .B816 Es Propiedad del Autor. D OF D. JUN 24 1911 11-17425 A mis nietos La colonización de Puerto Rico, des de el descubrimiento de la isla hasta la reversión á la corona española de los privilegios de Colón. http://www.loc.gov/resource/lhbpr.19425 Library of Congress Paia que sepan de donde rienen y no lleguen despievenidos á donde van. Salvador Brau. ADVERTENCIA Veinte años hace que, desde la tribuna del Ateneo, di á conocer, en una serie de lecturas consecutivas, mis primeras investigaciones aplicadas, con mejor voluntad que competencia, á desembarazar nuestra historia local de yerros, consejas y contradicciones que nadie hasta entonces se había cuidado de refutar. (*) Esas tentativas críticas como ensayos imperfectos debieron juzgarse, pues que yo no me había alejado un momento de Puerto Rico, y con la documentación misérrima y bibliografía deficiente que el pais podía ministrarme, ya era mucho lograr, como logré, que la atención pública se fijase en la conveniencia de tales estudios, favorecidos por personas meritísimas que, al ejercitar sus bien cultivadas aptitudes en defender los añejos errores que mi análisis, exento de prejuicios, advertía, ó al apuntarme defectos, hijos de las circuntancias y que era yo el primero en reconocer, coadyuvaron eficazmente á la difusión de mi instructivo propósito. (*) Véase el libro Puerto Rico y su historia. Valencia.—1894. Pero aún obtuve algo más y fué la cooperación gubernativa y provincial, bien caracterizadas por el capitán general de la VIII isla, don Antonio Dabán, y don Manuel Egozcue, presidente de la Comisión provincial, quienes, con su respectiva autoridad é influencias, espontáneamente ejercitadas, impulsaron en 1894 mi traslación á la metrópoli española, para continuar con mayor fruto, en sus fecundos archivos y copiosas bibliotecas, mis iniciadas disquisiciones. Cerca de tres años dediqué á dicho estudio, consultando libros que desconocía y examinando en el Archivo de Sevilla, monumento fehaciente de la grandeza colonial de España, muchos y jugosos legajos de documentos correspondientes á las secciones del Real Patronato, papeles de Simancas, Epistolario eclesiástico, Cuentas é informes de La colonización de Puerto Rico, des de el descubrimiento de la isla hasta la reversión á la corona española de los privilegios de Colón. http://www.loc.gov/resource/lhbpr.19425 Library of Congress Hacienda, Indiferente general y Procesos de las catorce Audiencias chancillerías en que se bifurcaba la administración de justicia impartida por el Supremo Consejo de Indias á toda Hispano-América. Y no sólo libros y mamotretos informaron mi labor, que allí, bajo las bóvedas de la antigua Lonja sevillana, debía felizmente hallarme con funcionarios tan expertos como don Francisco Delgado, el infatigable rebuscador de esos Documentos inéditos que ha publicado la Real Academia de la Historia, y don Pedro de Torres Lanzas, el diligente compilador de la inmensa Colección cartográfica que atesora el Archivo general de Indias, uniéndose á la exquisita bondad de esos competentes bibliotecarios el fraternal interés del gran publicista chileno, señor José Toribio Medina, quien practicaba su tercera y patriótica investigación bibliográfica por la vieja metrópoli; reconociéndome deudor á tan diestros pilotos, de consejos y revelaciones que me facilitaron la navegación por aquel maremagnun documental en que palpita, con toda su grandiosidad épica, el titánico esfuerzo colonizador de un mundo que pueblan hoy estados libres, naciones independientes y soberanas, pero cuyo hispano origen indiciarán á perpetuidad el idioma, la religión y las costumbres. Extensa y copiosa fué mi tarea, mas no llegó á cumplida cima, porque nombrado cronista provincial, por acuerdo de la Diputación insular, y considerando pertinente experimentar mis aptitudes para tal cargo, regresé á la isla y di principio á este libro que ahora se publica; primero de una serie interrumpida siete meses después por los extraordinarios acontecimientos que, en 1898, perturbaron la paz pública, trayéndonos IX á los puertorriqueños nuevo régimen político social bajo distinta soberanía. Extinto entonces el patrocinio gubernamental que fomentara mi investigadora labor, y obligado á aplicar volitivas é intelectuales facultades á otras faenas para sostener decorosamente deberes inexcusables, en suspenso, ya que no frascasados, debieron quedar mis empeños, aguardando ambiente más propicio para realizarlos; ambiente que mal pudiera á estas horas favorecerme, cuando la pesadumbre de los años y el La colonización de Puerto Rico, des de el descubrimiento de la isla hasta la reversión á la corona española de los privilegios de Colón. http://www.loc.gov/resource/lhbpr.19425 Library of Congress desgaste de la salud, aproximándome á la eterna sombra, mermaron la perseverante actividad y nublaron la serenidad del espíritu que, indispensablemente, han de asistir á quien pretenda perseguir la verdad histórica por entre un dédalo de fabulosas leyendas y sorteando la maraña de contrarias pasiones, agitadas en el trasiego de los siglos. Olvidados, pues, debieron quedar libros y documentos informadores, y arrinconado el manuscrito que en ellos hallara germen, y así quedarían definitivamente, á no ser por la eficaz insistencia de solícitos amigos que, al reclamar la publicación de lo que para enseñanza pública se destinara, han logrado mover favorablemente mi voluntad con persuasivo argumento. Y es que, por muy incompleta que esta obra resulte y por mucho que en ella se descubra la deficiencia del autor para realizarla cumplidamente, en sus páginas habrá de hallarse metodizada compilación de datos rigurosamente expurgados, sometidos á una comprobación documental que permite desvanecer, no ya respecto de nuestra islilla, sino de la colonización antillana fundamental, inconscientes ó amañadas versiones merced á las cuales cubrió el manto severo de la historia un enredijo de vulgares patrañas. Bien sé yo que no placen á generaciones nuevas estos análisis vetustos. La juventud, desdeñando por mezquina la herencia ancestral que le corresponde acrecer, fija su mirada en el porvenir, y, encendida por generoso entusiasmo la fantasía, á su encuentro se lanza con febriles arrestos de triunfador; más ¡ah! que las vicisitudes perturbadoras de la vida y el tiempo que la acorta reducirán la apetecida victoria á simple jornada de labor; etapa recorrida sobre el camino que comenzaron obreros que ya no existen y que habrán de continuar otros que aún están por nacer, cumpliéndose en ello la ley de solidaridad X social que encadena todo el proceso civilizador. Será entonces, cuando las soñadoras vehemencias juveniles se transfiguren en descarnada realidad, que la imaginación, retrocediendo hacia el pasado, buscará en los cimientos de la obra colectiva la clave del obstáculo que contuvo ó redujo la faena ulterior. Para ese momento, bueno será hallar acopiados y depurados los anales primitivos, siquiera sea en montón rudimentario, La colonización de Puerto Rico, des de el descubrimiento de la isla hasta la reversión á la corona española de los privilegios de Colón. http://www.loc.gov/resource/lhbpr.19425 Library of Congress como rudimentarios son los materiales que el arquitecto reune, utiliza y transforma en la plasticidad armónica de su ideal artístico. Es así, como materia prima utilizable, que se ha de apreciar este libro, cooperación modestísima ofrecida á quien intente en lo futuro remover las fuentes historiales, examinando los factores antropológicos que dieron génesis á nuestra sociedad; la conjunción de aportaciones heterogéneas en que tomó origen nuestra castiza étnica; la fé cristiana, el culto del hogar y el valor temerario de una raza que vigorizaron la colonización en días de peligrosa orfandad, y la superstición, el fatalismo y la indolente sumisión de otras que aún se reflejan, por atavismo, en la pasividad melancólica de cierta parte de la población rural; el abandono administrativo que, reduciendo el perímetro territorial á sus pobres fuerzas, convirtió al viejo colono de comunicativo en huraño, de sincero en cazurro, y, por último, la expansión mercantil que, abonando la producción agrícola é importando fuerzas cooperadoras exóticas, abrió cauce á las ideas de progreso económico, de libre exámen y emancipación social, ingiriendo savia desconocida en las seculares creencias y transfigurando en bullidora colmena cosmopolita la sedentaria ínsula patriarcal. He ahí, en sintesis, el proceso que entraña la vida insular, no estudiada hasta hoy por nadie en sus evoluciones económicas, políticas y sociológicas, pero que habrá de someterse un día á hondo y razonador análisis, por mandato imperativo de la cultura pública. Si para esa obra de conjunto resulta aprovechable, á pesar de sus defectos, mi pobre y truncada labor, no será el mérito mío sino de todos cuantos, españoles y puertorriqueños, adversarios y amigos políticos—ya con carácter oficial ó en la esfera particular—me impulsaron á realizar el acopio y me proporcionaron los medios de realizarlo. Si honor hubo adjudíquese á los promotores, entre los XI cuales toma puesto gallardamente el Casino español de San Juan,