La muerte entre los otopames arqueológicos del norte del estado de México. Un breve análisis de sus costumbres funerarias

ALICIA BONFIL OLIVERA

En este artículo se analiza, desde el punto de vista arqueológico, a los otomíes que habitaron la región noroeste del estado de México durante la época prebispánica. Para identificar al grupo valiéndonos de su cultura material trata- mos aquí uno de los aspectos culturales que más información aportan en este sentido: el relacionado con las tradicio- nes mortuorias. Las particularidades de los procesos post mortem a los que estos individuos eran sometidos pueden decirnos tnucho acerca de. la tradición cultural de la que eran portadores. s\sí, los enterramientos aportan datos sobre las características físicas de los grupos humanos, sobre su cosntorisión 'y también acerca de los elementos culturales aso- ciados. En este análisis se toman en cuenta las particularidades físicas de los entierros en sí, además de su posible con- tenido simbólico, para obtener un mejor acercamiento a las costumbres y a la cosmovisión de los grupos prehispánicos de esta región.

Introducción Dado que —independientemente de la defini- ción de estas etnias desde el punto de vista lin- .La problemática en torno al origen y desarrollo güístico— resulta difícil, aún en la actualidad, iden- de los pueblos otomianos es un tema complejo y tificar plenamente a cada uno de dichos grupos a la vez apasionante para quienes nos dedicamos a sin hallar cantidad de características en común, es estudiar a este grupo desde el punto de vista his- necesario ahondar en ciertos aspectos culturales tórico-cultural. Uno de los factores que alimen- que podrían resultar diagnósticos a pesar de las tan nuestro particular interés por este tema es el transformaciones que éstos han sufrido a través desconocimiento en el que han permanecido a del tiempo, para llegar así a una más consistente través del tiempo las regiones geográficas en don- definición cultural de cada grupo. de estos pueblos se desarrollaron, haciéndose esto En nuestro caso particular, la preocupación patente particularmente en el norte del estado de principal es el establecer cuáles serían las varia- México. bles que podrían ser tomadas en cuenta para re- Históricamente, son tres los grupos culturales conocer, desde el punto de vista arqueológico, a que han sido considerados de alguna manera ori- cada uno de estos grupos valiéndonos de su cul- ginarios de la región septentrional de lo que ac- tura material. Vale mencionar que, mientras más tualmente conforma el territorio del estado de atrás nos vayamos en el tiempo, encontraremos México. Otomíes, mazahuas y matlatzincas per- que estas características culturales estarán menos tenecen, de acuerdo con la clasificación de permeadas por influencias externas, haciendo más Soustelle,1 a la familia lingüística otomiana u fácil así su definición. otomí-pame, de la que también forman parte Uno de los aspectos culturales más útiles en ocuiltecas, pames y jonaces. este sentido es la manera en que las comunidades

Estadios Mesoamericanos Núm. 6, enero-diciembre, 2004 ALICIA BONFIL OLIVERA 31 despiden a sus muertos y toda la parafernalia que diciones mortuorias que encierran, además de los acompaña a esta acción, manifiesta tanto en los datos concernientes a las particularidades físicas actos, ritos y ceremonias como en los elementos de los grupos humanos, otros que tienen que ver materiales (biológicos y culturales) que los asis- con los elementos creados por el hombre y con ten, siendo estos últimos el objeto de estudio de su cosmovisión. la arqueología en general y de este trabajo en par- En el caso particular del grupo arqueológico ticular. que el doctor Pina Chán identificó como otomí, Este artículo se refiere a los otomíes arqueoló- mismo que, de acuerdo con él, edificó y habitó el gicos que habitaron la región noroeste del estado asentamiento conocido como Huamango (en la de México, y está basado en la información obte- mesa de San Miguel de Huamango Camaye, mu- nida a partir de la excavación de un asentamiento nicipio de , estado de México) durante arqueológico registrado como 025 P-R, "Los el Posclásico temprano, las particularidades de los Toritos" en el municipio de Acúleo, estado de procesos post mortem a los que eran sometidos México,2 así como en los datos aportados por los individuos pueden decirnos mucho acerca de Román Pina Chán y Zaíd Lagunas con respecto a la tradición cultural de la que eran portadores. las investigaciones realizadas en Huamango (1976- 1977) ya que, de hecho, son los únicos dos sitios correspondientes a la tradición cerámica "Hua- Elementos para caracterizar a los grupos mango" que hasta ahora han sido estudiados. de tradición Huamango

Como parte de la tarea a la que últimamente he- Presencia y significado de la muerte mos enfocado nuestros intereses de investigación, trataremos aquí el complejo universo de las tra- Es un hecho que los diversos ritos relacionados diciones mortuorias de los portadores del que con la muerte, así como los distintos tratamien- Guevara y Granados han denominado complejo tos a los que los cadáveres son sometidos en todas cerámico Huamango* de quienes, como ya se men- las culturas y en todos los tiempos, constituyen cionó, tenemos referencia de excavación en tan en sí un reflejo de buena parte de la ideología de sólo dos sitios.5 Sin embargo, podemos mencio- cada grupo social. nar al sitio arqueológico de San Ildefonso6 en el Como atinadamente lo ha dicho Louis Vincent: municipio de San Juan del Río y a otros más dis- "Los funerales son, ante todo, un ritual de despedi- tribuidos en el sur de Querétaro, así como en el da, altamente simbólico; terapia por la codificación suroeste de y norte del estado de Méxi- del dolor y reglas normativas, cuya finalidad es co,7 en los que se ha registrado cerámica diagnós- preparar al muerto para su nuevo destino".3 tica de este complejo en superficie, además del En este sentido, tenemos que tanto en la ico- sitio 049 P-R "Tixhiñú", en el municipio de nografía como en la mitología y en la religión de Acúleo, al noroeste del estado de México, en don- las culturas mesoamericanas encontrarnos canti- de esta misma cerámica forma parte de una se- dad de símbolos que muestran la intención de una gunda ocupación en la secuencia estratigráfica ob- alteración radical de la condición humana con el tenida durante su excavación. Estos asentamientos propósito de trascenderla y fusionarla con la di- pueden tomarse como referencia para, partiendo vinidad, lo que implica, en sí, un nuevo princi- de su distribución espacial, delimitar el área en la pio, un nacimiento. que este grupo habitó e interactuó con otros, muy Es claro que, desde el punto de vista de la ar- probablemente emparentados con él. queología, uno de los aspectos culturales que más Existen varios aspectos que resultan de utili- información aportan es el relacionado con las tra- dad para poder hablar de ciertos patrones que, en 32 LA MUERTE ENTRE LOS OTOPAMES ARQUEOLÓGICOS mayor o menor medida, comparten los asenta- La abundancia de artefactos líticos y utensilios mientos mencionados y que, siendo observables cerámicos relacionados con el trabajo de uno o tal en lo material a nivel arqueológico, constituyen vez de diferentes tipos de agaves. (Tajadores, también elementos de confluencia cultural en es- machacadores, raspadores, vasijas para aguamiel y pulque, cuencos, etcétera.)10 feras menos concretas, tales como la religión, las tradiciones y la cosmovisión de los grupos huma- nos, así como la interrelación de éstos con su Con base en esta primera aproximación hacia medio. Algunos de éstos —además de la partici- una caracterización de los rasgos materiales y es- pación común por parte de todos ellos del com- paciales que pudieran servir como indicadores de plejo cerámico Huamango—, los enumeraron la presencia de grupos otomíes en la región que Juan Carlos Saint Charles y Ana Ma. Crespo en nos ocupa, es nuestro interés el resaltar, además, su exposición dentro del Tercer Coloquio sobre el aspecto relacionado con el tratamiento y los Otopames "Román Pina Chán" celebrado en procesos a los que eran sometidos los individuos Toluca en 1999, de entre los cuales resaltan: después de su muerte en los grupos que habita- ron los asentamientos de tradición Huamango, ya • El diseño y el patrón espacial que sigue la que, por la confluencia de algunas de sus caracte- traza de los conjuntos arquitectónicos, que rísticas, pensamos que la información provenien- se caracteriza por su localización sobre me- te de sus enterramientos resulta de utilidad para sas o en las inmediaciones de barrancas, y por identificar a dichos grupos. lo general, la construcción de muros de con- tención o terrazas. Los datos de campo • La nivelación del terreno para la construc- ción de las correspondientes edificaciones, lo- A partir de la información con la que contamos grada por medio de hiladas de piedra que fun- podemos hacer mención de que, en el centro Ce- cionan a manera de retenes, y en ocasiones, remonial de Huamango, Zaíd Lagunas registró, el relleno artificial con el mismo fin. para la época prehispánica, tres variedades dife- • La distribución de los elementos arquitectó- rentes de enterramientos de un total de 19, a sa- nicos dentro de los sitios siguiendo un eje ber: la mayor parte de ellos (9) fueron primarios norte-sur. directos individuales, siguiéndoles en número los • Presencia de plataformas longitudinales de secundarios indirectos (7) y, por último, en canti- hasta 30 m de largo. dad mucho menor (3), los secundarios directos • El principal material constructivo es la pie- individuales. Cabe aclarar que, entre los entierros dra, tanto en las fachadas como en los relle- primarios, se presentan tanto los que fueron de- nos de las estructuras. positados previamente atados dentro de un bulto • Los pisos son de arcilla apisonada y no se mortuorio, como los que descansaban directamen- advierte la presencia de estuco. te en el tepetate, y que por lo general, a este tipo • Presencia de artefactos líticos trabajados en de entierros se les hacía acompañar de una ofren- obsidiana, así como en un basalto de grano da consistente en implementos de lítica y cerámi- fino.8 ca relacionados con las actividades productivas y de culto.11 Ambas prácticas, así como la asocia- Independientemente de estos aspectos, los da- ción con ofrendas y la posición en decúbito late- tos que han arrojado dos de los sitios que tuvi- ral flexionado que presentaba la mayor parte de mos la oportunidad de trabajar durante 19989 nos estos entierros, son características comunes en gran permiten proponer, como una característica más parte del territorio mesoamericano a través de un de los asentamientos de esta tradición: prolongado periodo de tiempo.12 ALICIA BONFIL OLIVERA 33

En el caso de Huamango, existe un patrón de distribución muy claro en cuanto a las diferentes clases de enterramientos: los primarios y secun- darios directos suelen encontrarse debajo de los niveles del piso de plataformas bajas que al pare- cer no corresponden a edificaciones ceremonia- les; en cambio, los que son de tipo secundario e indirectos (es decir, los depositados dentro de ur- nas), se encuentran más bien de manera simétri- ca, debajo de las esquinas noroeste y suroeste, así como de las partes medias de las fachadas de basa- mentos de tipo piramidal sobre los cuales se le- Figura 1. Diferentes tipos de vasijas utilizadas como urnas funerarias. vantaban templos. Hasta donde se ha reportado, al parecer ambas modalidades resultan excluyentes. Por otra parte, durante las excavaciones que aparentemente, cuando aún contaban con tejido realizamos durante 1998 en el sitio 025 P-R "Los muscular adherido a ellas (figura 2).15 Toritos", únicamente encontramos entierros del 4. Las vasijas que hacen las veces de urnas fu- segundo tipo descrito, es decir, secundarios, cre- nerarias se encontraron depositadas debajo de los mados e indirectos, asociados, igual que en el caso ejes del centro de las fachadas norte, sur y oeste anterior, a los ejes del centro y de las esquinas y/o de las respectivas esquinas (noroeste y suroes- noroeste y suroeste de las fachadas de estructuras te) de las estructuras ceremoniales (figura 3). de carácter ceremonial, presentándose en uno solo de los casos al centro de una estructura. En con- tadas ocasiones las urnas se encontraban tapadas Los enterramientos dentro de urnas con una laja de piedra, y en dos de los casos los y la incineración en Mesoamérica restos fueron depositados en vasijas partidas a la mitad por su eje vertical. En cuanto a la incineración de los muertos, algu- Tomando en cuenta la información proveniente nas crónicas y códices señalan que los individuos de ambos sitios, podemos decir que los entierros dedicados al culto del dios solar eran quemados y, secundarios indirectos, que son los que ahora nos de acuerdo con Diego de Landa,16 en la zona maya ocupan, muestran cuatro constantes: esto sólo se hacía con los grandes señores. 1. La urna dentro de la que fueron deposita- dos es, invariablemente, una vasija, ya sea decora- da o monocroma, cuyas dimensiones no varían mucho, y van aproximadamente de los 20 a los 40 cm de alto y de los 12a los 25 cm de ancho máxi- mo del cuerpo, con bocas que varían en amplitud y cuellos que pueden no existir, o bien, ser más o menos alargadas (figura I).13 2. Todos las osamentas depositadas en urnas presentan la característica de pertenecer a un solo individuo.14 3. Todos los entierros contenidos en urnas con- sisten en osamentas que fueron sometidas a inci- Figura 2. Restos humanos incinerados, neración a temperaturas de entre 800 y 900 °C y, tal y como se encontraron dentro de las urnas. 34 LA MUERTE ENTRE LOS OTOPAMES ARQUEOLÓGICOS

fuego. El padre Serna menciona para el valle de Toluca (región de Xalladauhco y Teotenanco) que incluso en los ritos concernientes al proceso del parto, el fuego jugaba un papel de importancia.19 Galinier menciona que en la casa otomí el fo- gón es indudablemente el símbolo más prominen- te de la actividad ritual.20 Es ante todo un "Cen- tro", punto de fusión de las coordenadas espacio- temporales, sitio de exaltación de la vida (llamas) y del aniquilamiento (cenizas). En relación con sus rituales mortuorios, Ca- rrasco, citando a los códices Tellmano—Remensis j Vaticano-Ríos, hace notar que los otomíes que- maban a sus muertos y que "esta costumbre la pasaron a los mexicanos", entre quienes, ya en Figura 3. Ubicación de urnas funerarias con respecto a una de las estructuras arquitectónicas. tiempos posteriores, "la manera de tratar el cadá- ver variaba con la manera de la muerte y el desti- Por su parte, Sahagún refiere que la ceremonia no que se suponía esperaba al muerto".21 de cremación del cadáver y el depositar sus ceni- La práctica de depositar los restos dentro de zas o restos quemados en vasijas era práctica co- vasijas de barro a manera de urnas se reporta más mún entre los mexicas: bien para el Posclásico, ya sea como parte de un rito de segundas exequias (altos de Guatemala y Y dos de los viejos tenían especial cuidado y cargo norte de Yucatán) o de manera primaria (isla de de quemar al difunto, y otros viejos cantaban; y Jaina). Entierros de este tipo han sido reportados estándose quemando el difunto los dichos dos vie- repetidamente en sitios del área maya, del mismo jos, con palos estaban alanceando al difunto; y des- modo que en regiones tales como Coralillo, Jalis- pués de haber quemado al difunto cogían la ceniza co, y en general en la región totonaca, llegando a y carbón y huesos del difunto y tomaban agua di- presentarse también en áreas fuera de los límites ciendo: lávese el difunto; y derramaban el agua en- de Mesoamérica, como lo es Culiacán, Sinaloa, y cima del carbón y huesos del difunto, y hacían un hoyo redondo y lo enterraban. en el sur de Estados Unidos.22 [...] y esto hacían así en el enterramiento de los Sin embargo, el caso de los sitios de tradición nobles como de la gente baja; y ponían los huesos Huamango a los que nos referimos se distingue dentro de un jarro u olla con una piedra verde que de todos los mencionados en tanto que se trata de se llama chalchihuid [...]17 restos incinerados, y encontramos que sólo tiene equivalente en pocos sitios. Algunos de ellos es- Y de acuerdo con Lagunas: tán en la región de Michoacán, en donde Caso (1931) reporta entierros secundarios con restos de [...] por los datos de que se dispone podría agregarse ceniza, los cuales estaban contenidos en una gran que también [era práctica] de los toltecas, de quie- olla de barro delgado de dimensiones considera- nes tal vez la tomaron los mexicas, y de algunos otros bles, tapada con un cajete. En esta misma región pueblos del occidente de México, pues los datos ar- Lumholtz (1960)23 menciona el mismo tipo de queológicos así lo confirman.18 urna funeraria, pero con restos quemados del es- queleto, tal y como sucede en el caso que nos ocu- En cuanto a la cosmovisión de los otomíes, se pa. Autores como Planearte describen también sabe que mantenían una estrecha relación con el para Michoacán ollas tapadas con una piedra con- ALICIA BONFIL OLIVERA 35 teniendo cenizas y fragmentos de huesos carbo- Por nuestra parte, consideramos importante nizados, y por su parte Brand (1942)24 menciona complementar el listado de características expuesto la presencia de enterramientos de restos humanos anteriormente con otros elementos, también iden- cremados y depositados en urnas para la región tificados a partir de la información arqueológica, del Balsas en Michoacán y Guerrero. ya que pensamos que las particularidades de los A este respecto, Borbolla y León sugieren la entierros en urnas presentes en los sitios de filia- existencia de una relación casi directa, al menos ción cultural otomí, asociados a vasijas de barro en la región de Pátzcuaro, entre entierros incine- del complejo cerámico de Huamango, pueden rados y ollas funerarias.25 constituir una característica más que define a esta En , Weiant reporta, para el Preclásico cultura en la época prehispánica. Estos elementos medio, restos humanos cremados depositados en son: vasijas de tamaño pequeño asociadas a otras más grandes que contenían huesos sin evidencia de • No existen, dentro del área de los asenta- cremación.26 mientos pertenecientes al complejo Huaman- En el caso de Tecaxic-CaHxtlahuaca, sitio al que go, lugares especialmente utilizados como frecuentemente se relaciona con Huamango, tam- panteones.28 bién García Payón reporta enterramientos secun- • La ausencia total, en los restos óseos recupe- darios consistentes en restos óseos quemados y rados, de prácticas como la deformación ceniza, depositados en ollas con asa en forma de craneana intencional y la mutilación denta- canasta (forma que no se presenta en el complejo ria,29 que fueron ampliamente difundidas en- Huamango), así como otros consistentes solamen- tre los pueblos mesoamericanos. te en restos cremados dentro de ollas y cajetes, y • La práctica común de la costumbre de dar por último, menciona la práctica de la cremación segundas exequias a los individuos muertos. en cerámica: "En todos los casos, las vasijas utili- (Enterramientos secundarios, directos e in- zadas como urnas pertenecen a tipos diagnósti- directos.) cos del complejo matlatzinca".27 • Práctica significativa, y aparentemente dife- rencial, marcada por el status del individuo, de la costumbre de incinerar a los muertos. Consideraciones generales • Ausencia de entierros primarios colectivos.

Es importante mencionar que el fuego representa Queremos hacer notar, además, que de acuer- un elemento esencial en la funeraria de las cultu- do con las evidencias arqueológicas con las que se ras prehispánicas, ya que implica una función cuenta, nuestra posición coincide con la de Saint destructora que es inseparable de su poder puri- Charles y Crespo (quienes se basan en datos de ficador. Healan en la región de Zinapécuaro) en cuanto a En este caso, es evidente que, ya fuera que el que los grupos portadores del complejo cerámico individuo haya sido expuesto por un corto perio- Huamango seguramente están relacionados con do a los efectos de la intemperie y posteriormente grupos de la región de occidente y particularmente fuera incinerado para retirar los restos de tejido res- de Michoacán, posiblemente contemporáneos a tantes, o que fuera incinerado recién que perdiera aquellos; sin embargo, no es posible aún estable- la vida, como en nuestros días, la intención de tal cer cuál de estos dos grupos adoptó primero la exposición a un elemento purificador como lo es práctica de la cremación y posterior introducción el fuego era la de liberarlo de todas las impurezas de los restos en vasijas. Lo mismo pensamos de de la dimensión terrenal, para darle así acceso a los matlatzincas de Calixtlahuaca. una dimensión distinta, asociada con lo divino. En relación con , queda pendiente 36 LA MUERTE ENTRE LOS OTOPAMES ARQUEOLÓGICOS la interrogante de cuál puede ser el motivo de que de salvamento arqueológico Palmillas-Toluca de la Di- dicha práctica funeraria no aparezca reportada ni rección de Salvamento Arqueológico. 10 Este aspecto es digno de otro estudio, dado el im- una sola vez, no obstante que los entierros pri- portante papel que juega como elemento cultural dis- marios y los secundarios directos sí presentan co- tintivo de los grupos otomíes prehispánicos y actuales. incidencias con los de Huamango en lo relativo a 11 Zaíd Lagunas Rodríguez, "Entierros humanos las posiciones en que fueron acomodados. ¿Cabe prehispánicos y recientes de Huamango, Acambay, es- la posibilidad de una relación diferencial de am- tado de México", en Román Pina Chán, coord., Inves- bos grupos, los de Calixtlahuaca y los de Teote- tigaciones sobre Huamango ji región vecina, vol. I, pp. 131-203. nango, con el aún incipiente señorío tarasco? ¿Aca- 12 De acuerdo con Zaíd Lagunas, son prácticas que so los "otomíes" de Huamango no lo sean, y se existen en Mesoamérica posiblemente desde el trate más bien de enclaves de grupos michuaques Preclásico hasta el Posclásico (Z. Lagunas Rodríguez, producto de las migraciones del Epiclásico? "Costumbres funerarias y características bioculturales Éstas son cuestiones que sólo serán factibles de la población prehispánica de Huamango", en Expre- sión Antropológica. de resolver con un mayor número de estudios acer- 1! En este sentido, el largo y ancho de las bocas y ca de la región y de los grupos relacionados con cuellos de las vasijas parecen no tener mayor relevancia Huamango, así como también con fechamientos para la función de urnas a la que fueron destinadas. precisos, que nos permitan entender el orden y el 14 J. Arturo Talavera González, "Informe bioarqueo- sentido del flujo humano y cultural que se dio en lógico de los restos óseos humanos incinerados, del Proyec- toda Mesoamérica a raíz del Epiclásico. to Gasoducto Palmillas-Toluca, Sitio (025 P-R) 'Los Toritos', Acúleo, estado de México". 15 ídem. " Apud Z. Lagunas Rodríguez, "Costumbres fune- Notas: rarias y características bioculturales de la población 1 Jacques Soustelle, La familia otomí-pame del centro de prehispánica de Huamango", en op. cit. México. " Bernardino de Sahagún, Historia general de las co- 2 Excavaciones realizadas como parte del proyecto sas de la Nueva España, t. 1, libro III (apéndice, cap. I, p. de salvamento arqueológico Gasoducto Palmillas- 296). Toluca en 1998. 18 Z. Lagunas Rodríguez, "Costumbres funerarias y 3 Louis Vincent Thomas, El cadáver. De la biología características bioculturales de la población prehispánica a la antropología. de Huamango", en op. cit. 4 Paz Granados y Miguel Guevara, "Análisis 19 hpud Pedro Carrasco R, Los otomíes, p. 197. cerámico del proyecto Gasoducto Palmillas-Toluca", en 20 Jacques Galinier, La mitad del mundo. Cuerpo y Alicia Bonfil Olivera, Informe Técnico Final del Proyec- cosmos en los rituales otomíes, p. 145. to de Salvamento Arqueológico "Gasoducto Palmillas- 21 P. Carrasco R, op. cit., p. 198. Toluca", y P. Granados y M. Guevara, "Xajay y 22 J. A. Talavera González, "Enterramientos huma- Huamango. Discontinuidad ocupacional en la arqueo- nos en Sinaloa", p. 24. logía del centro-norte" (Ponencia presentada en el III 23 Aptid ibid. Congreso Internacional de Otopames "Homenaje a 24 ídem. Román Pina Chan"). 25 J. A. Talavera González, "Informe bioarqueológico ' Decimos esto en cuanto a que son los únicos en de los restos óseos humanos incinerados, del Proyecto Ga- los que dicho complejo aparece como indicador de la soducto Palmillas-Toluca, Sitio (025 P-R) Los Toritos', única ocupación en el asentamiento correspondiente. Acúleo, estado de México". 6 También conocido regionalmente como "Los 26 Weiant, apad ibid. Cuisillos". Vid. Juan Carlos Saint-Charles y Ana Ma. 27 José García Payón, "Manera de disponer de los Crespo, "San Ildefonso, lugar de confluencia de las cul- muertos entre los matlatzincas del valle de Toluca", en turas Xajay y Huamango". Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, pp. 65-66. 7 Registrados por Saint-Charles y Crespo, López 28 Hasta ahora no ha sido reportado ninguno. Aguilar y Bonfil, respectivamente. 29 A este respecto, vid. Z. Lagunas Rodríguez, "Cos- 8 J. C. Saint-Charles y A. M. Crespo, op. cit. tumbres funerarias y características bioculturales de la 9 Sitios excavados durante el desarrollo del proyecto población prehispánica de Huamango", en op. cit. ALICIA BONFIL OLIVERA 37

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