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Boletín zi.^ 12 del Centro de Zix'vestiga.cióii Económica, y Socia.1 de la. Caja. Insular de Ahorros

Müírs Sno XV ¿hacia una perspectiva democrática?

La Prensa en las Palmas (1919-1920)

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Después de tres capítulos destinados, respectivamente, a In­ troducción, Sociología e Historia y Proceso seguido en el trabajo, se en­ tra, propiamente, en la materia que es objeto del estudio y, a través de su­ cesivos capítulos, se hace un estudio pormenorizado y laudable de la prensa en el periodo de tiempo que se detalla, que consideramos de gran interés, no ya tanto por el espíritu crítico que aparece con frecuencia, cuanto por el esfuerzo que supone la lectura detallada de tanta prensa como existia a la sazón y que demuestra, —pese a todo— eí civismo de unos fiombres que se desenvolvían en unas condiciones materiales mu­ cho más precarias que las actuales, pero continuamente avizorando cues­ tiones y sometiéndolas al escalpelo de la critica, a la par que se ofrecían al debate ciudadano ios detalles y pormenores de una comunidad viva politicamente hablando, con todos los errores del caciquismo y del par­ tidismo, pero con savia suficiente para producir hombres decididos a su­ perar las dificultades y luchar por el porvenir del país.

El trabajo, en suma, lo consideramos extraordinariamente inte­ resante, merecedor de su publicación, objeto de una crítica detenida, por­ que contribuye a despertar inquietudes y hacer añorar circunstancias y condiciones de la vida local, y, sobre todo, porque inicia la perspectiva de un estudio de la historia contemporánea de la ciudad de Las Palmas, to­ davía por escribir, y a cuya dedicación y entrega debería dotarse una amplia generosidad económica.

JUAN MARRERO PORTUGUÉS, Director - Gerente. PROLOGO

En nuestro intento de explorar diversos aspectos de la investiga­ ción social, deseosos de abrir nuevos caminos al conocimiento profundo de nuestro modo de "estar" en las islas, damos ahora la luz pública al presente trabajo de sociología histórica, realizado por nuestro compañe­ ro José Quevedo Suárez, a quien valoramos la labor realizada en un pro­ ceso de análisis critico difícil y pesado.

Con ello queremos estimular a quienes se preocupan por descu­ brir los condicionamientos actuales de nuestra sociedad, fundamentándo­ los en el ayer, y proporcionarles una aportación sin pretensiones que, de­ seamos someter a la polémica de los lectores, con la esperanza de que todo ello enriquezca más nuestro conocimiento e inquiete nuestra curiosi­ dad por el pasado, condicionante del presente.

Por otra parte, este estudio nos abre a la perspectiva del cau­ dal de riqueza que encierra la Prensa a lo largo de su existencia como importante material de investigación, que, aunque nos consta preocupa y ocupa a muchos de nuestros jóvenes valores, deja un amplio campo aún a la dedicación e interpretación.

C. I. E. S. o.—INTRODUCCIÓN

La evolución de una sociedad se puede palpar por diversos con­ ductos. Recorrer los caminos que nos aproximan a ella, siempre será una tarea harto iluminativa. Pero, sin duda, dicha labor nunca será exhausti­ va: es lenta y está abierta a un enriquecimiento complementario. Una población, geográficamente, nunca posee una entrada única. Por tanto, la perspectiva que de la misma se perciba, variará según se la observe des­ de un acceso u otro. Algo así nos pasa, pues, al examinar la vida social de una población; al estudiar una sociedad. Los aspectos se multiplican y se hacen casi inagotables.

No podemos comprender a la ciudad de Las Palmas hoy, sin sa­ ber por qué ha llegado a esta situación actual. Pero tampoco la visión será certera, si la desmembramos de todo un conjunto insular, regional, nacional donde juegan factores como el proceso histórico y el contexto social, político y económico. Este vacío en Canarias, durante años se ha dejado sentir de una forma notoria. En poco tiempo, sin embargo, ha bro­ tado una inquietud elogiable por conseguir rellenar ese bache de inves­ tigación. La Historia Social y la Sociología de la Historia van haciendo me­ lla entre nuestras generaciones jóvenes que se preguntan muchos por qué de lo que ahora presenciamos. Y todo ello ha de redundar en beneficio de una sociología aplicada, cuya finalidad e importancia no debe nunca pa­ sársenos por alto. La Universidad de La Laguna, mediante sus facultades de Filosofía y Derecho, la preocupación por una investigación sociológi­ ca científica, la Escuela de Periodismo, etc. han incitado a una especie de febril actividad por relacionar nuestro presente con un pasado inme­ diato que ha condicionado y configurado la sociedad de nuestros días. En Las Palmas, en concreto, la revista "Sansofé" y su ex-director Alfredo He­ rrera, desde las páginas del Diario, así como Luis García de Vegueta en La Provincia, han comenzado una meritoria labor. Varias son las tesis que sobre periódicos del presente siglo se están gestando, correspondiendo así a algunos avances que acerca de nuestra vida insular se han realizado sobre el XIX, especialmente por Roberto García Luis y José A. Alemán.

0.1.—La vida ciudadana en la prensa

Por ello hemos querido dar a conocer este trabajo, cual una pri­ mera piedra de lo que puede ser un proyecto más ambicioso. Es normal que al querer reconstruir la historia reciente ,de nuestra población nos encontremos con múltiples opiniones que vienen condicionadas por una interpretación subjetiva de quienes, siendo aún testigos presenciales, tras­ miten como bagaje venerable sus impresiones y recuerdos. Más si sólo un análisis del proceso de la vida ciudadana a lo largo de los tiempos puede manifestarnos los criterios (producto de condiciones objetivas so­ ciales, económicas y culturales) que han influido decisivamente para que la estructura y estratificación de su población se haya dado con arreglo a unas pautas que responden a una concepción (interés de clase, ejer­ cicio del poder, etc.) más o menos clara del desarrollo de su entidad, nos parecía que, el velo de los recuerdos, podría descorrerse partiendo de un medio de comunicación tan importante como es la Prensa. Creemos que ella refleja uno de los caminos más nítidos para descubrir lo que la socie­ dad canaria ha sido y así comprender mejor ló que es. Siguiendo su proce­ so, nos parecía que podríamos cada vez con mayor luz percibir por qué y cómo hemos desembocado en la situación presente y de qué manera debe­ mos actuar para lograr un progreso social, en el que el desarrollo inte­ gral del hombre sea cada vez más posible a la par que sinceramente de­ seado. Alguien podrá argumentar que la Prensa también facilita una vi­ sión parcial de los hechos y acontecimientos. Más por ella podemos en­ trever distintos grupos de presión en la opinión pública, diferentes tenden­ cias y también diversos enfoques ante las situaciones por las que ha ido atravesando la sociedad de nuestra tierra. Todo era cuestión de elegir un período de tiempo que hiciese factible este contraste. Aunque preferentemente nos detengamos en los perioaicos más importantes de la ciudad de Las Palmas, inevitablemente hemos de alu­ dir en constantes referencias al resto de la Prensa del Archipiélago.

0.2.—Marco de esta publicación El presente boletín sólo coge una parcela del campo de obser­ vación que inicialmente nos había parecido importante. Opinábamos que analizar el proceso de expansión ciudadana en el jfxeríoáo comprendido entre las dos grandes guerras podía ser esclarecedor. La guerra del 14 va a sumergir toda la vida internacional en una profunda sacudida. De este hecho, ni España ni Canarias por tanto, pueden estar ausentes. Una situación de cambio afecta sensiblemente a toda la estructura social. Ana­ lizar sus repercusiones, a lo largo de una generación, podría irnos expli­ cando la situación presente. Canarias estrena nuevas estructuras adminis­ trativas. La Ley de 11 de julio de 1912 crea los Cabildos Insulares. Hay, pues, toda una primera etapa que viene delimitada por la conflagración europea y la situación española previa a la Dictadura. En el Archipiélago este período acrecienta la gran fuerza virulenta de la escisión provincial, que lleva arrastrando casi un siglo. Quizás el problema, rectamente enfo­ cado, no fuese en realidad tal división, sino el de completar definitivavente el estatuto especial que la configuración insular de nuestra geografía y la distancia del resto de España precisaba con urgencia. A la hora, no obstante, de delimitar el terreno, teníamos que ele­ gir un punto de partida y una meta que fueran significativas dentro del con­ texto general. Hemos preferido, para la mayor comprensión de los lectores, elegir fundamentalmente dos años: 1919 y 1920. Esta elección, aunque discutible, no es arbitraria. A finales de 1918 se ha hecho el armisticio. La guerra europea ha terminado y la paz de Versalles se prepara. España se debate en medio de graves problemas internos (gobiernos inestables, con­ flictos sociales, crisis económicos, etc.). Diversas fuerzas y acontecimien­ tos sacuden al país. Las esperanzas se encaminan hacia una democracia auténtica. En el campo obrero, este bienio es altamente representativo. 1919 es el año de la jornada de ocho horas (1 de octubre). 1920, el de la creación del Ministerio de Trabajo. En Canarias el panorama toma nuevos vuelos. Para Gran Cana­ ria no puede ser más desconcertante, ni más esperanzados El 12 de mar­ zo de 1918 ha fallecido en Biarritz. don Fernando de León y Castillo. La muerte del Marqués del Muni, mentor de la política local durante casi 50 años, deja a un pueblo adormecido sin sus acostumbradas andade­ ras. Estos dos años elegidos van a ser, por tanto, el período de un pro­ ceso de despertar. Así lo Interpreta la ciudad cuando el 19 de diciembre de 1920 elige como su representante en Cortes, por una mayoría aplas­ tante, a don Rafael Guerra del Río. Es un voto a la juventud, a la novedad, al progreso y al pueblo mismo. La historia no se repite. Pero deja sus en­ señanzas y advertencias.

0.3.—El papel de la Prensa Quedaría por examinar todo lo referente a la época de la Dicta­ dura, en la cual se efectúa la división provincial, pero esta materia ya es-

8 tá siendo objeto de múltiples estudios y trabajos periodísticos de divul­ gación. Igualmente, el final de la monarquía y los años de la república son hoy materia de diversas tesis periodísticas en gestión. En todos estos períodos, al igual que en el por nosotros escogi­ do, la Prensa, a través de sus distintas matizaciones y formas de expre­ sión va a ser uno de los mejores catalizadores de la dinámica urbana. Ella es una fuente que a borbotones permite palpar el reflejo cotidiano que irradia en los distintos periódicos, con sus juicios, informaciones, detalles de la vida ciudadana, etc. Y, a través de ellos podremos ver lo que de la ciudad, dentro del conjunto o encuadre general, se pensaba y se preveía, para así poderlo contrastar con la realidad de lo que es. Los diversos diarios y revistas se convierten así en escuela de ciudadanía y en manantial de sociología empírica, que nos abre perspec­ tivas, corrigiendo errores y asimilando enseñanzas.

0.4.—Agradecimiento

Al publicar esta investigación hemos de encomiar la callada la­ bor que en el Museo Canario se ha realizado, sobre todo a partir de 1947, en la reorganización y catalogación de su hemeroteca y las facilidades que, a través de su Junta Directiva y de don Carlos Naranjo, dicha insti­ tución cultural nos ha proporcionado para hacer viable el intento. No menos hemos de destacar y agradecer la colaboración que José Ramón Santana Godoy, con su preocupación por todo lo social y antropológico, nos ha aportado, desde el terreno de las sugerencias, al campo de la pura y dura mecánica en la transcripción. A.—SOCIOLOGÍA E HISTORIA

En la delimitación de campos atribuidos a las denominadas cien­ cias culturales y sociales, hay quienes han pretendido de alguna manera identificar a la historia y la sociología como disciplinas con las mismas características generales. Incluso ha habido tendencia a considerar a es­ ta última como un tipo particular de estudio histórico. Aunque creemos que esta concepción no es la imperante hoy en día por ningún grupo de escuela, bueno parece señalar que la sociología y la historia, como todas las ciencias sociales, puedan coincidir en una zona concreta, aunque se diferencien ampliamente en otra. Veamos algu­ nos puntos de conexión, si bien precisando antes que hay diferentes ti­ pos de historiografía y de sociología, con lo que las relaciones entre una y otra ciencia se hacen más complicadas.

1.1.—Relaciones entre ambas

Un primer punto de conexión, que es el más elemental y sen­ cillo, radica en que la historia proporciona normalmente el material que luego utiliza la sociología. "El método comparativo requiere con frecuen­ cia —y la sociología histórica lo requiere siempre— el conocimiento de datos que sólo el historiador puede suministrar" (1). Es verdad que para muchísimos aspectos y matices es el sociólogo quien ha de actuar como historiador, puesto que debe recoger algunos datos que ningún otro ha recopilado previamente. De ahí que muchas veces el trabajo sea ímpro­ bo, entre otras cuestiones prácticas, por falta de tiempo. Pero también es cierto que cualquier tarea histórica proporciona material abundante de análisis y valoración.

Ahora bien, a la inversa, el historiador también se vale de la so­ ciología. Ha sido la filosofía, expresamente, quien ha proporcionado al historiador en tiempos pretéritos los conceptos claves para poder inter­ pretar los fenómenos y problemas, de igual forma que inspiraba muchos de los conceptos e ideas generales. Pero ahora es cada vez más fre­ cuente que esta tarea la facilite la sociología. La razón es bastante sen­ cilla. Tanto la historiografía como la sociología moderna se han visto in­ fluidas de manera notable y casi en igual sentido por la filosofía de la historia.

1.2.—Filosofía de la Historia

Es ésta quien ha dado carta de naturaleza al concepto de perío­ dos históricos y quien ha proporcionado a la historiografía la riqueza de ideas y preocupaciones teóricas que estaban ausentes en absoluto, o sólo latentes, en la obra de muchos historiadores, meros narradores, cronistas o analistas. Y a la sociología moderna, la filosofía de la historia le ha dejado en herencia la noción de tipos históricos de sociedad y, rñedian- te esto, las bases o primeros elementos para una clasificación de socie­ dades. No intentamos supervalorar una escuela hoy considerada en de­ clive. Pero hemos de agradecerle lo que aportó en su momento. Tampo­ co podemos considerar que sólo la filosofía de la historia haya influido decisivamente en la sociología. Esto sería ignorar la interrelación con

1.0 la economía y todo lo que ésta ha aportado desde su visión analítica. Sin embargo, un primer encuadre sistemático sí que puede atribuirsele a la filosofía de la historia. Se puede considerar, pues, que en gran parte una y otra disci­ plina —sociología e historia— utilizan hoy el mismo marco de referen­ cias básico. La conexión.es más evidente cuando se trata dé historia eco­ nómica y social.

1.3.—Algunos intentos de labor conjunta

Como un ejemplo de la visión armónica y complementaria seña­ lada tenemos el caso de la International Review oí Social History. Sus edi­ tores definieron el objetivo de la Revista, en su número primero, de la si­ guiente forma "Por historia social entendemos la historia de los estratos, de las clases, de los grupos sociales, sea cual sea su denominación, vis­ tos, a la vez, como unidades separadas y como unidades mutuamente de­ pendientes" (2). Casi podríamos definir en términos idénticos el objetivo de la sociología histórica. De ahí que en diversos países presenciemos hoy en día la coo­ peración entre sociólogos e historiadores (incluso con la penetración de unos en el campo específico de los otros), que cada vez se amplia más a una labor de equipo con otros especialistas de cualquier campo de las ciencias sociales (economía, psicología, política, derecho, etc.). Así, én Francia, la revista Annales, fundada y editada durante muchos años por Lucien Febre, fue por mucho tiempo un centro de con­ fluencia de diversos tratadistas de ciencias sociales. La obra de Febvre, M. Bloch y otros sigue siendo influyente. En Inglaterra, la sociología y ia historia social y económica con­ vergen en muchas obras recientes. En España ,por ejemplo, la revista Anales de Sociología apunta a esta tendencia (3).

1.4.—Diferencia entre sociología e historia

¿En qué aspectos se ha señalado más la diferencia entre la tarea específica de la historiografía y de la sociología? Algunos han pretendido encontrarla en la interpretación de los hechos. Según eso, el historiador tendrá como tarea peculiar la descrip­ ción de hechos singulares y el sociólogo produciría generalizaciones. Más esto no puede ser cierto. En la labor de cualquier historiador científico abundan inevitablemente las generalizaciones y, por el contrario, no po­ demos excluir de la sociología a aquéllos que se han dedicado de forrria casi exclusiva a la descripción y análisis de hechos singulares.

¿Podrá estar la diferencia en la intención investigadora? Según éso se podría afirmar^que al historiador lo qUe le mueve son los hechos concretos o una serie particular de hechos, y luego, a pai*t¡r de ló concre­ to, es capaz de generalizar; mientras el sociólogo dirige su atención nor­ malmente a la generalización, tratando de comprobaria mediante la pro- fundización y examen de un determinado número de series similares de acontecimientos. Si matizamos esta intención investigadora probablemen-

11 te llegaríamos a la conclusión de que no termina por ser del todo cierta. Y ello porque depende en gran parte del tipo de sociología o historiogra­ fía que se realice. Quizás el matiz diferenciante radique en que el historiador trata de la interrelación entre la personalidad y las fuerzas sociales masivas, y el sociólogo trata directa y especialmente dichas fuerzas sociales (4).

1.5.—Una amplia tarea de equipo

"Somos conscientes de que no es la meta primordial de nues­ tros trabajos el profundizar dentro del campo de la investigación histó­ rica" (5), pero cuanto más retinamos la distinción entre sociología e his­ toria, más evidente se nos hace el que ambas disciplinas no puedan estar radicalmente separadas. El material con el que trabajan es el mismo, ya que se trata de los hombres que viven en sociedades. Unas veces este material será tratado desde puntos de vista diferentes, otras veces, desde el mismo prisma. Queda, pues, sentado que para el desarrollo de las ciencias so­ ciales, es muy importante que estas dos tareas se relacionen de forma es­ trecha y de tal manera que cada una de ellas adopte, en gran medida, los métodos y resultados de la otra. Al intentar este trabajo, nos hemos querido fijar en un hecho evi­ dente. "Existe la tendencia en gran número de investigadores a enfren­ tarse a la historia simplemente de fenómenos sociales muertos que ape­ nas guardan relación con el presente. De ahí que la historia se convierta en ciencia para eruditos o de enseñanza vacía y retórica para bachille­ res aburridos que no logran encontrar el sentido y la fecundidad a la na­ rración de una serie de acontecimientos aislados, sin aparente relación con los problemas del momento histórico que les ha tocado vivir". "En el caso de Canarias, ni siquiera existe el peligro de una deformación de nuestro pasado. Este apenas ha sido estudiado y -me­ nos enseñado. Para la gran mayoría somos prácticamente un pueblo sin historia. Y, sin embargo, queramos o no, contamos con un pasado, cuyo conocimiento es imprescindible para analizar en profundidad nuestro presente" (6). El intento, creemos que merece la pena.

(1) T. B. Bottomore. "Introducción a la Sociología". Colecciones Península. Edicions 62. Barcelona 1967. Sobre las ideas aquí desarrolladas véase el epígrafe "La His­ toria" (págs. 78-80). (2) "International Review of Social History", Assen 1956, vol. I. Parte I. (3) Para una amplia información del desarrollo de las ciencias sociales en España, confróntese el cap. II, "Para una sociología de la sociología española" (pág. 15 y ss.) del volumen editado por el Fondo para la Investigación Económica y Social de la Confederación de Cajas de Ahorro, titulado "Sociología española de los años se­ tenta". Madrid 1971. (4) "Historical Essays", H. R. Trevor-Ropper. 1957. "Introducción". (5) Preámbulo del Boletín núm. 6 del CÍES. (6) J. P. "Reflexiones sobre el siglo XIX canario". Sansofé, núm. 67, pág. 14. Las Pal­ mas de Gran Canaria, 22 de mayo de 1971.

12 2.—PROCESO SEGUIDO EN EL PRESENTE TRABAJO

Nuestra meta era hacer un análisis de la sociedad de Las Pal­ mas con posterioridad a la Primera Guerra Europea. Pero sinceramente hemos de confesar que iniciamos la lectura de periódicos sin ningún es­ quema preconcebido de antemano. No buscábamos, por tanto, este o aquel aspecto concreto. Y al r^o disponer, a escala local, de una historia suficientemente ordenada que hiciese referencia a la época, dejaba a nuestra improvisación cualquier camino de observación y hacía imposible el concretar un determinado cuadro por falta de datos.

2.1.—Su proyección en el tiempo

El presente trabajo se inició en el mes de octubre de 1970. La primera colección que atrajo nuestra atención, quizá por estar a mano, o simplemente porque se nos facilitó como primicia, fue la del diario "La Provincia". A medida que íbamos adentrándonos en sus números, notá­ bamos la falta de una perspectiva de conjunto y, como suele ocurrir siem­ pre que con cierta imprecisión se divide un período histórico, constatába­ mos la inconsistencia de una labor no encuadrada dentro de un contexto complementario. A pesar de todo, seleccionábamos temas, según la trans­ cendencia que, en una lectura simple, nos hacía intuir o prever la relevan­ cia o el interés. Día a día recorríamos cada una de las noticias, comentarios, artículos, gacetillas, anuncios, etc., y de todo lo que nos llamaba la aten­ ción por su contenido social o proyección histórica, tomábamos nota y sacábamos ficha. Somos conscientes de que, con este sistema, pasába­ mos por alto algunos detalles que nos parecían irrelevantes o anecdóticos y que, en el conjunto, hubiesen merecido otro tratamiento valorativo. Pero había que aceptar el riesgo de una selección más o menos subjetiva. Como ejemplo, reproducimos las dos primeras fichas, extraídas en orden rigurosamente cronológico.

1919. "La Provincia". Director D. Arturo Lamarque. (Diario indepedendiente). Calle de Colón.

Día 3 de enero, da cuenta de la reunión tenida en el salón de Actos del Ayuntamiento para tratar de "la autonomía de Gran Canaria". Asistentes. Presidida por el Obispo, Mons. Marquina. (Asamblea). Alcalde: D. Bernardino Valle y Gracia. Presidente del Cabildo (ausente): D. José Mesa. Delegado del Gobierno: Manuel Luengo y Prieto. Presidente del Gobierno: Romanones.

Día 4 se reproduce un telegrama de Alfonso XIII a M. Poincaré del 23 de dio. dándole las gracias por la medalla del Reconocimiento Francés. Reunión de éxtraparlamentarios. Autonomia. Noticias de Ñauen (Polonia). (1) Preparativos de la Paz de Versalles. Viaje de Wilson. (Londres-París-Roma).

13 Terminado el volumen que recoge los números correspondien­ tes al primer semestre de 1919, lo cual con notas y detalles nos llevó cer­ ca de un mes, procuramos completar el cuadro de nuestra visión sobre la época histórica anterior y coincidente, mediante volúmenes de Historia, tanto universal como española, además de documentarnos en algunos aspectos de sociología. Pasamos así a leer el primer semestre de 1919 en el "Diario de Las Palmas", extrayendo igualmente fichas y haciendo notas de referencias a las noticias coincidentes con "La Provincia". Por encontrarse esta co­ lección en un volumen que contiene el año completo, interrumpimos la lectura a la mitad de la misma. Nos parecía que el trabajo se estancaba al llegar a este punto, fuera de pequeños matices enriquecedores que hacían descubrir tenden­ cias distintas. De otro lado, el tiempo se nos echaba encima. Ya nos encontrábamos en el mes de enero cuando acudimos al, primer semestre de "El Tribuno". Este diario, órgano del partido repu­ blicano federal, nos abrió una nueva panorámica, por cuanto venía a plantear los hechos con una visión radicalmente distinta a la de los perió­ dicos leídos. Su chispeante lenguaje, sus incisivos titulares y el abordaje de temas que eran silenciados por sus otros colegas, nos animó a tra­ zarnos un plan algo más concreto de facetas diversas. En los comienzos del mes de marzo ya podíamos empezar a de­ limitar el terreno explorado. Entonces nos dedicamos a dar una primera redacción a la parte histórica general, relacionándola con un pequeño es­ bozo del marco socio-político español. Proseguimos la lectura del segundo semestre de 1919, en el mismo orden anteriormente establecido, repasando los tres diarios más relevantes de la época y realizando las pertinentes confrontaciones. Al propio tiempo, entresacábamos cuantas noticias hiciesen referencia a otros periódicos y, gracias a que en ese tiempo era fácil la cita e incluso la reproducción de artículos de diferentes colegas, así como contestacio­ nes a opiniones diversas o a alusiones directas, íbamos encuadrando de esta manera el panorama de conjunto de la Prensa, que confrontábamos con catálogos y con el material existente en El Museo.

Acabado el primer año objeto del presente estudio, elaboramos unas fichas resúmenes por una aproximativa distribución de materias que abarcaba los siguientes aspectos: internacionales, nacionales, interinsu­ lares o provinciales, otros periódicos, subsistencias, puerto, caciquismo, autoridades, turismo, asistencia y beneficencia, instituciones culturales, do­ centes, migración, comunicaciones, demografía, matonismo, huelgas y otras cuestiones locales. En cada ficha resumen, a tres columnas, poníamos la fecha correspondiente al periódico de que se tratase, y el día en que cada una de las materias era abordada, relacionándolas paralelamente. Ya en­ tonces notamos que nos quedaba un poco vago todo lo concerniente a otras cuestiones locales, que se convertía en el vertedero de lo indefinido, De ahí que, empezáramos a distinguir entre las tareas propias de las Cor­ poraciones Locales, temas económicos, artísticos, religiosos, etc. Con ello conseguimos impedir una hinchazón en la variada gama de aspectos. También copiamos algunos artículos íntegros que iban a precisar un ma­ nejo más frecuente o que tenía un carácter más documental.

En el mes de mayo pudimos ya empezar 1920, iniciando la lec­ tura por "La Provincia", como siempre. Esta vez, sin embargo, cambiamos de sistema. Leído todo el año de un tirón y elaboradas las pertinentes

14 notas, juzgamos llegado el momento, siguiendo uri procedimiento más sintético, de coronar la tarea, y en las mismas fichas de "La Provincia" fuimos añadiendo las variantes que una lectura complentaria de "El Tri­ buno" nos proporcionó. A ello nos movió, en gran parte, fiaber encontrado él material suficiente para examinar toda una etapa delimitada, y la ne­ cesidad de atender a otras múltipíes tareas que el C.I.E.S. debe abordar y a cuyo equipo, en cierta man.era, limitábamos en recursos de proseguir tin trabajo tangencialmente impuesto y ante el cual había sido totalmente respetuoso, dada la valoración inicial que del mismo se hiciera. Y en Junio pudimos empezar la redacción, tras elaborar un es­ quema más amplio y realizar los oportunos encuadres, distribuyendo las materias de forma más racional yordenada. Con todo, tuvimos que con­ tinuar completando datos por libros y confrontando otros periódicos, tan­ to de 1921, para que no se nos quedará coja la proyección, como del pe­ ríodo seleccionado. Es así como nos pusimos en contacto, directo exa­ minando algunos aspectos, con "El Ciudadano", "El Defensor de Canarias", etc. En julio la tarea, quedaba culminada. De todas formas, queremos dejar bien sentado que las limita- Gjpnes.no han desaparecido, permaneciendo en muchos casos, por cuan­ to el presente trabajo está fundarnentado en la documentación más in­ mediata y preferente de sólo tres órganos de expresión entre la multitud de periódicos del bienio. Es un condicionaminto que no puede perderse de vista.

2.2.—Sus enseñanzas

Pero juzgamos que valía la pena dar a conocer de una vez la im­ presión obtenida de estas lecturas. Y por ello nos animamos a publicarlas. Estamos convencidos de que en ningún momento el resultado puede ser completo y que la visión queda mediatizada por los límites de un período que ignora en parte el pasado, del cual arranca, y no tiene siempre una clara previsión de un futuro inmediato. Pero creemos que hemos sido fie­ les al presente que intenta recoger. De ahí que, acogiéndonos a la be­ nevolencia de los lectores, queramos hacer constar expresamente que nuestra pretensión no va más allá de intentar poner ante sus ojos lo que la prensa de entonces decía de los acontecimientos, sucesos y persona­ jes de esa época. No podemos negar que, en algunos casos, hemos rea­ lizado consultas a personas testigos vivientes de la misma, pero, en ge­ neral, hemos procurado limitarnos a exponer llanamente, sin darle un ca­ rácter de definición dogmática, sólo lo que la Prensa decía, sin aventurar juicios. Esta es la razón de la profusión de notas que acompaña a cada apartado. Con todo, nos han quedado muchas enseñanzas. La lectura de los periódicos nos acerca a una realidad que revive, alentando a la his­ toria de nuestra sociedad y proporcionándole una dimensión más profun­ da que la del mero anecdotario. Personajes muchas veces mitificados, se nos hacen humanos y asequibles, casi familiares. Y ello nos renueva la confianza en el hombre y sus posibilidades, así como nos lleva a auto- exigirnos un proceso de cambio permanente en la búsqueda y realiza­ ción de una sociedad |usta y apta para la convivencia de todos. No he­ mos encontrado a nadie, por genial que nos parezca o nos lo hayan que­ rido presentar, que, junto a sus grandes virtudes, no presente defectos y hasta errores. Pero a la inversa, nadie, por supuesto, por nefasto que se le juzque, cierra las puertas a una esperanza, sin ofrecer un resquicio a determinadas y elogiosas resoluciones. Por ello se nos hacen más pró-

ts ximos, normales. Estimamos que ello es una gran lección para compren­ der mejor lo de antes y lo de ahora. En el terreno de la pura investigación, mucfias cosas más ten­ dríamos que añadir. A quienes se estuerzan por realizar trabajos de este tipo, le sugeriríamos no pasen por alto ningún detalle por nimio que les parezca, pues sólo en el conjunto adquieren un relieve de singular im­ portancia. Quizás con el esfuerzo de todos consigamos plasmar una re­ producción más exacta de nuestra historia, hasta ahora casi inexistente y muy condicionada por la tradición oral de personas que, por haberla vivido, imprimen con fuerza existencial un prisma determinado a su tras­ misión verbal. No somos quiénes para pretender una coordinación de es­ fuerzos. Pero desde estas páginas ofrecemos la cooperación y la expe­ riencia del intento.

(1) En 1919, La Provincia, con fecha 4 de enero, habla de la situación de Polonia tras la guerra, cuestión que, por considerar tangencial, no abordamos en la publicación. La nueva república ha elegido como presidente a Paderev^ski. El "pianista presi­ dente", como le califica el Diario (16-1-19) va a sufrir un atentado, de cuyas cir­ cunstancias nos habla también La Provincia, con fecha 14.

16 3.—LA GUERRA EUROPEA

Europa, desde finales del siglo XIX, proseguía en la inestabili­ dad de las fronteras que las vicisitudes de un período de ludias ininte­ rrumpidas dejarían como herencia importante a la entonces naciente cen­ turia. Nos encontramos con una etapa histórica que ha sido calificada "época del imperialismo" (1). Una fiebre, que todavía no ha terminado por apagarse (aún cuando sus medios hayan cambiado), lo invadía todo. Pues en el fondo latía una cuestión más importante que las fricciones fron­ terizas. Se trataba, en definitiva, de un colonialismo donde los círculos de influencias y los deseos de explotación económica habían conducido ine­ vitablemente a competencias y disensiones. Se ha dicho que "el imperialismo es afán de poderío sobre ba­ se política y económica. Pero presupone una índole psicológica que sólo en el siglo XIX se ha hecho consciente de sí misma" (2). De ahí que se le haya identificado con el máximo nacionalismo. "Coloca a la nación pro­ pia por encima de todo lo demás y niega cualquier derecho de otros, si este derecho se opone o parece oponerse a las aspiraciones nacionales. El nacionalismo parte de sí propio; es comparable, en círculo de los pue­ blos, con el individualismo, que menosprecia la comunidad en que ha nacido y cuya bienandanza es única garantía del propio bienestar" (3). Visto de esta forma, parece lógico que este ambiente sea el clima propi­ cio para la guerrra. Pues la competencia por el poder y el bienestar eco­ nómico pone a los hombres y a las naciones en movimiento. "Esa com­ petencia desde hacía tiempo había trascendido de los límites permitidos a cada nación; es el mismo desconsiderado afán de ganancias que ca­ racteriza al capitalismo desde hace muchos decenios y que convierte la economía en campo de batalla para los más fuertes" (4). Si la vida económica y la política empiezan por fundamentarse en bases similares: el provecho —privado o nacional— por encima del bien de la colectividad humana, la consecuencia se deduce por sí sola.

Pero, a nuestro juicio, las raíces del imperialismo son más pro­ fundas. Desde una perspectiva económica "el imperialismo puede ser de­ finido como una etapa del desarrollo de la economía mundial en la cual a) algunos países capitalistas avanzados se encuentran en un plano de competencia con respecto al mercado mundial de productos industriales; b) el capital monopolista es la forma dominante del capital; y c) las contradicciones del proceso de acumulación han alcanzado tal madurez que la exportación de capital es un rasgo saliente de las relaciones eco­ nómicas mundiales. Como consecuencia de estas condiciones económicas básicas, tenemos dos características más: d) una dura rivalidad en el mercado mundial, la que conduce alternativamente a la competencia a muerte y a combinaciones monopólicas internacionales; y e) la división territorial de las partes "no ocupadas" del mundo entre las grandes po­ tencias capitalistas (y sus satélites)" (5). Sin embargo el siglo XIX proyecta una realidad sobre el XX: la conciencia cada vez más clara de que la humanidad tiende a convertirse en una unidad. Por ello, "las grandes conmociones y transformaciones alcanzan a los puntos más remotos de la tierra" (6). Y estas se acen­ túan en el siglo XX de forma precipitada. Una cadena de sucesos van produciendo la transformación mundial. Y con la crisis de los Balcanes, de 1908, se va a crear la plataforma idónea para lo que algunas naciones comienzan, por un lado, a temer, y, por otro, a prever y preparar. "Los antagonismos internacionales del imperialismo son fundamentalmente los antagonismos de las clases capitalistas nacionales rivales. Como en la es-

17 fera internacional los intereses del capital se traducen directamente y rápidamente a términos de política del estado, se sigue que estos anta­ gonismos asumen la forma de conflictos entre estados, y así, indirecta­ mente, entre naciones enteras" (7). Por ello en el período formativo de la sociedad capitalista, el nacionalismo y el militarismo juntos jugaron un papel definitivo. "En los países avanzados, el nacionalismo y el militaris­ mo dejan de servir al propósito de realizar la unificación interna y la li­ bertad sobre una base capitalista, y en vez de esto se convierten en ar­ mas de la lucha mundial entre grupos de capitalistas rivales. El milita­ rismo, el uso de la fuerza organizada, es un aspecto necesario de esa lucha, aunque, en tanto quede territorio no reclamado susceptible de ocupación, puede no conducir al conflicto abierto entre las potencias. El nacionalismo no es menos vital, ya que sin los motivos del honor na­ cional y la grandeza, las masas carecerían del entusiasmo y la disposi­ ción para el sacrificio tan necesario al éxito de la lucha imperiaíista" (8).

Por tanto, conseguida la partición final de la tierra, en el sentido de que la política colonial de los países capitalistas "completa" la captura de la tierra no ocupada de nuestro planeta, sólo caben re-particiones o re-divisiones. Ya no es posible que un territorio sin dueño, pase a un dueño, sino que un territorio se transfiera de un dueño a otro. En estas circunstancias, 1914 marca el hito en la historia de la primera guerra de re-división en el mundo.

3.1.—Síntesis de su desarrollo

Si en las guerras balcánicas se pudo evitar la conflagración mun­ dial, ésta no podía dejarse esperar. El equilibrio inestable lo produce Ser­ via (9). Pues "desde los acontecimientos de los últimos años considera­ ba con enconado odio el gobierno austríaco... y contaba con seguridad con que, en el caso de un conflicto, Rusia no la dejaría sola" (10). Servia es un prototipo de nuevo estado que lucha por la pervivencia. De ahí que fomentara al máximo, dentro y fuera de su territorio, una verdadera cam­ paña en contra del Imperio opresor Austro-Húngaro. [\/lientras tanto, Aus­ tria, cuyo poderío había sido el fruto de continuas conquistas y domina­ ciones, no veía ante el futuro un camino determinado y claro. En el Impe­ rio "todos se aferraban a lo existente, aún reconociendo sus defectos" (11). En postura de "derechos adquiridos" era preferible el inmovilismo, ya que, por otra parte, eran temidos muchos fallos de alianzas inestables y como "se tenía conciencia de la propia debilidad creíase que no debía tolerarse la menor disminución de prestigio, pues todo menoscabo en es­ te sentido alentaría a los elementos deseosos de provocar una auténtica revolución (12). En este modo de pensar de los círculos dirigentes de Viena había sin duda un peligro para la paz del mundo". Pero esta ame­ naza no consistía en que Austria pudiera desencadenar una guerra por afán nuevamente de expansión, "sino más bien porque de miedo a ser aniquilada por completo diera el primer golpe sin meditar las consecuen­ cias" (13).

Aflora bien, el marasmo de relaciones internacionales apuntaba siempre en una misma dirección. Si Servia estaba vinculada a Rusia, és­ ta lo estaba a Francia e Inglaterra, mientras que Alemania se sentía iden­ tificada con Austria, pese a su tratado con Rusia. De ahí que fuera la pos­ tura de Inglaterra la que más preocupara a los alemanes, que por propio interés exigían de forma apremiante el mantenimiento de la paz y el dis­ frute de sus colonias. El desarrollo económico de Alemania, entonces en continuo crecimiento, necesitaba la paz para seguir su avance. Y siempre se acarició la esperanza de que Gran Bretaña, llegado el momento de un

1»' desencadenamiento de hostilidades, se mantuviese neutral. Efectivamen­ te, Inglaterra deseaba solidificar la paz, ratificada en el explendor Victo­ riano, pero en ningún momento quería tolerar que el Imperio Gemánico llegase a obtener un poderío superior. De no poderse evitar el estallido bélico, su resolución era clara: al lado de Francia y de Rusia. Francia es­ peraba, no obstante, su revancha (14). No era tanto la pérdida de Alsacia y Lorena lo que hería su honor nacional, cuanto la pérdida de una pree­ minencia que había sido su tónica en Europa durante casi todo el siglo XIX. De ahí que su interés, como se puso de manifiesto sobre todo con el advenimiento a la presidencia de IVI. Raymond Poincaré, fuera el fortale­ cimiento militar propio y de sus aliados. La carrera de armamentos y el reclutamiento de fuerzas fue la tónica dominante del período prebélico en todas partes. Y al propio tiempo, las suspicacias y la mutua desconfianza se fueron acentuando. El mundo comenzaba a hacerse pequeño para la expansión capitalista.

3.1.1.—La chispa Así las cosas, el 28 de junio de 1914 el archiduque austríaco Francisco Fernando —de quien en el Imperio se esperaba que, como hom­ bre fuerte, a la muerte de Francisco José, realizase la transformación de la monarquía— es asesinado en Sarajevo. Se asegura que "los asesinos venían de Belgrado y habían sido excitados a cometer su crimen por la propaganda panservia" (15). De esto, sin embargo, no se tenía conoci­ miento exacto en la corte austríaca, donde más bien se intuía la fuente del luctuoso episodio. Viena se comunica con Berlín su gran aliado y, aunque el Kaiser queda impresionado por el hecho, como quiera que el presidente del mi­ nisterio húngaro. Conde de Tisza, adopta la postura de intentar obtener de Servia satisfacciones por caminos pacíficos, Alemania toma la actitud de esperar con tranquilidad la resolución austríaca. Parecía imprudente pro­ meter al aliado "ayuda incondicional" sin saber primero que era lo que en realidad quería. Pero, por otra parte, se temía que una postura diplo­ mática de exigencia, por parte germánica, aflojase el vínculo de la alian­ za inter-imperial.

Austria decide remitir a Servia el 23 de julio un "ultimátum", cu­ yas exigencias eran casi una provocación a la negativa y, por consiguien­ te, un verdadero pasaporte para su invasión armada. Simultáneamente movilizaba una parte de su ejército. En vano pretendió Inglaterra retrasar el plazo de 48 horas im­ puesto por Viena y conseguir una intervención diplomática de las nacio­ nes no afectadas directamente por el suceso. Y en vano también Servia dio a Austria en dicho plazo una respuesta que fue calificada por el Em­ perador Guillermo como "gran éxito moral de V/iena". Los ejércitos aus­ tríacos y servios se preparaban para la lucha y Rusia comenzó a preve­ nirse desde el 25 de julio. La postura de Berlín, pues, era cada vez más embarazosa. Declarada la guerra a Servia, por Austria, Sassonow obtiene del zar tras varias vacilaciones la movilización general. Y con ello la guerra se hizo inevitable.

3.1.2.—La cadena bélica Cincuenta meses dura la contienda con desiguales posiciones. Más de cien mil batallas se producen en ese oeríodo de tiempo. Lo que

19 había comenzado como incidente austro-servio, conviértese con la inter­ vención de Inglaterra y la postura italiana, en una lucha aliado-germáni­ ca. Pues si el 28 de julio de 1914 se declara por Austria la guerra a Ser­ via, Alemania requiere a Rusia el 31 que "suspenda toda medida militar", mientras que le pregunta a Francia su posible actitud en el caso de una guerra germano-rusa. El día 1 de agosto se realiza la movilización ge­ neral en Francia y Alemania, mientras el Imperio declara la guerra a Fran­ cia. Y el 4 las tropas germánicas invaden Bélgica. La invasión de Bélgica produce una protesta inglesa, mientras se decreta la movilización británica, que ese mismo día desembocará en la declaración de guerra. Por otra parte, Austria entra en colisión con Rusia, el día 6, con lo cual se precipita la reacción. El 12 Francia e Inglaterra de­ claran la apertura de hostilidades con Austria. Y, por fin, Japón entra en la contienda el 23 de agosto. El desarrollo del conflicto toma diferentes giros según los fren­ tes. Postura difícil es la italiana que teme al poderío naval británico, dada la vulnerabilidad de sus fronteras marítimas. De ahí que su definición tar­ de en manifestarse. El 26 de abril de 1915 firma un tratado secreto en Lon­ dres con la Entente. Un mes antes, sin embargo, Austria ha pretendido por todos los medios la "neutralidad benévola" de Italia. El 4 de mayo ésta se sale de la Triple Alianza y, tras un forcejeo diplomático con Austria, le declara la guerra el 23. Poco a poco el círculo de belicosidad se amplía. Turquía, des­ de el 12 de noviembre de 1914, ya había declarado la guerra a la Enten­ te, no pudiendo permanecer en su postura de "neutralidad armada", to­ da vez que su escuadra, en octubre, había comenzado las actividades contra Rusia. Y cuando el 24 de junio de 1915 se concede el primer gran empréstito norteamericano a los aliados, la situación se agrava. Grecia, en poco tiempo, se va a ver sumida en la lucha. Alemania declara la gue­ rra a Portugal el 10 de marzo de 1916. Al propio tiempo, surgen en los diversos países otros proble­ mas. En abril de 1916 se ponen de manifiesto en las Islas Británicas los deseos de independencia de Irlanda. Varias veces intentan los alemanes conseguir la mediación del Presidente de los Estados Unidos. Pero ésta fue inicialmente rechazada. El 3 de febrero de 1917 Norteamérica rompe sus relaciones con el Imperio Alemán y el seis de abril le declara la gue­ rra. Mientras tanto, en Rusia el zar es derrocado el 27 de febrero^ de 1917 por el comité provisional de la Duma y con la abdicación de Nicolás II, los acontecimientos revolucionarios se van a seguih produciendo. El Go­ bierno "Provisional", presidido por el príncipe Lvov, dejará paso a otro presidido por su Ministro de Justicia Kérenski, que es derribado por el triunfo de la revolución bolchevique de octubre, consolidada definitiva­ mente en noviembre, al pasar a ocupar el poder Lenin y Trotski (16). Llegamos al punto álgido de la guerra. Rusia ahora desea la paz, para consolidar el poder revolucionario y convertirse en pionera mundial del triunfo de la clase obrera. Wilson propone su programa de paz en el mensaje dirigido al Congreso americano el 8 de enero de 1918. Y, por fin, el 11 de noviembre de 1918 se firma el armisticio con Alemania, conclu­ yendo de esta manera la contienda armada.

3.2.—La postura de España ante la misma

Declarada la guerra el 28 de julio de 1914, el gobierno español se apresura a proclamar su neutralidad el día 30. Varios factores intervie-

20 nen en esta postura del gabinete. Cánovas con su política había conse­ guido el aislamiento internacional lo cual ocasionó, en su momento, que España se encontrase sóia ante el poderío norteamericano. La nación se siente frustrada colectivamente tras la pérdida de las colonias. Pero sus esfuerzos bélicos no habían terminado: el conflicto marroquí estaba en auge. Aún quedaban recientes los hechos de la "semana trágica" de Bar­ celona, fiel reflejo de la actitud antibélica de la sociedad española. Y "co­ mo los estados psíquicos de un pueblo responden a una ley de continui­ dad, los que presenciaron o fueron autores del memorable 1898 no sen­ tían ningún estímulo que les impulsara a intervenir en la tremenda guerra desencadenada en Europa. La mayoría del país, y la opinión sensata con ella acorde, pensaba en la abstención. Mérito de don Eduardo Dato fue entonces el interpretar el recto sentir del pueblo español, el cual no que­ ría saber de problemas bélicos, consciente de la escasa pujanza de sus medios combativos, de la situación precaria de la Hacienda y de la vigen­ te pesadilla marroquí, que seguían preocupando a los Gobernantes" (17). Así pues, el momento no podía ser más crítico. Poco podía apor­ tar España a una acción europea, cuando sus limitaciones eran manifies­ tas. Precisamente el 29 de junio volvía a tener lamentables bajas en nue­ vos combates realizados en la zona ceutí. Y, por el contrario, tampoco po­ día esperar nada que favoreciese sus proyectos de supervivencia. Ale­ mania, como eje de los imperios centro-europeos, contaba con una "for­ midable preparación bélica". Los aliados aportaban a la contienda el ma­ yor contingente numérico de hombres qtie hasta entonces se había mo­ vilizado. ¿Qué significaba España en este contexto histórico?

3.2.1.—La neutralidad

Más si bien es verdad que desde un punto de vista "oficial"" el Gobierno de S.M. proclamaba la postura neutralista, aún queda por dilu­ cidar si "de hecho" la misma se dio. Ballesteros opina que "pocos fueron en España los puros neutrales. Desde el primer momento se dibujaron dos tendencias antagónicas. Unos se pronunciaban a favor de los impe­ rios centrales y otros, por el contrario, deseaban el triunfo de Francia e Inglaterra. Los primeros recibieron el nombre de germanófilos y los se­ gundos eran apellidados aliadófilos. Las polémicas periodísticas, los dis­ cursos y discusiones ateneísticas menudeaban y eran en extremo apa­ sionadas" (18). En el mundo político español se intentaba una identificación muy clara ideológicamente a las posturas de uno u otro bando. Puede a estos efectos consultarse un artículo de José Rivero y Marrero, publicado en la Prensa de Las Palmas, que insiste, tras el armisticio, en parangonar las actitudes aliadófilas y germanófilas, con izquierdas y derechas res­ pectivamente (19). Sin embargo, la mayoría de los historiadores de la época (20) dejan la sensación de que el asunto no era tan fácil. "^Es materia delicada y difícil de averiguar" (21), sobre todo por lo que se refiere a la sinceridad de opiniones manifestadas. Maura, en su famoso discurso en la Plaza de Toros de Madrid (30 de abril de 1917), aunque insiste en la neutralidad, hace una solapada defensa germánica. El 27 de mayo, las izquierdas darían su respuesta a favor de los aliados.

3.2.2.—Situación comprometedora Lo cierto es que España no podía estar de ninguna forma total­ mente de espaldas a los sucesos graves que en Europa se iban encade­ nando. Con natural angustia y atención espectante seguía el discurrir de

21 los acontecimientos que, directa o indirectamente, influían en el proceso ideológico, psicológico-social y económico de la vida del país. A fin de cuentas lo que se jugaba era mucho y cualquiera fue­ sen los resultados, cada paso podía calificarse como trascendental. Por otra parte, si en sus comienzos se había creído que la guerra tendría corta duración, su "brevedad" se prolongaba en el tiempo. Las campañas entre los simpatizantes de uno u otro bando arreciaban y la neutralidad espa­ ñola era ya admitida por todos como un tópico. La entrada en Cartagena el 21 de junio de 1916 del submarino alemán V-35 dio lugar a muchos comentarios. A fin de cuentas, el rey era archiduque de Austria (22). ¿Cuál era su postura? ¿Había, por parte de la corona, uña neutralidad benévola con relación a los imperios centrales?

3.2.3.—La familia reai.

Si la guerra del 14 fue la manifestación palpable de las ten­ dencias imperialistas, no podemos olvidar que, tras ellas, se enmascara­ ban también "intereses" familiares, respaldados por una institución po­ lítica concreta: la monarquía. España, en este sentido, venía a ser uno de los lugares confluentes de los más opuestos intereses de grupo. "Según hablillas cortesanas que tenían algún fundamento, la reina madre. Doña María Cristina, sentía simpatía por los imperios centrales, explicable in­ clinación por su origen austríaco y a causa de luchar sus hermanos al frente del ejército de Austría; en cambio, la reina Vjctoria, por idénticas razones, era fervorosa aliadófila. Se cuenta que el rey ordenó se pres­ cindiera de hablar de la guerra en la mesa. La opinión particular del mo­ narca era difícil de averíguar... Lo cierto fue la sección especial organi­ zada en la secretaría particular del soberano para contestar a cartas y re­ clamaciones de familias de combatientes. Comenzó una labor benéfica para hallar el paradero de muchos prisioneros distríbuidos en campos de concentración (23). La prensa francesa dio las gracias a D. Alfonso XIII por su piadoso celo en aliviar el dolor y angustia de muchas familias" (24). Y M. Poincaré le concederá la Medalla del Reconocimiento Francés (25).

3.3.—Europa al finalizar 1918

Como ya hemos dicho, el 11 de noviembre de 1918 se firma el armisticio. El fuego cesa. "La guerra había terminado; pero la paz no estaba ni mucho menos restablecida. El armisticio habíase concertado por de pronto tan sólo para treinta días dentro de los cuales debería verí- ficarse la retirada de las tropas alemanas y la entrega del material... Varias veces hubo que prolongar el armisticio... El motivo de estos apla­ zamientos hallábase en el hecho de que entre los vencedores mismos existían grandes diferencias de opinión acerca de las condiciones que habían de ser impuestas a los vencidos. Fueron necesarias largas y di­ fíciles negociaciones para eliminar esas diferencias" (26). Mirando la contienda con visión retrospectiva, hemos de reconocer que se hace po­ co menos que imposible localizar los motivos básicos de la misma, aun­ que es claro que el área de rivalidad directa y más aguda se situaba en la Europa Sudoriental y el Cercano Oriente, incluyendo el Mediterráneo Oriental. La decadencia y disolución del imperio turco precapitalisfa, que estaba en curso desde hacía tiempo y se puso más de maniesto en la guerra balcánica, provocó un cúmulo de problemas y suscitó innumera­ bles ambiciones internacionales que afectaban a todas las potencias im-

22 perialistas de la vieja Europa. Vemos que la causa real del comienzo de la lucha está relacionada con la aspiraciones de las nacionalidades oprimi­ das de la zona balcánica a su ¡dependencia nacional, aún no consolidada, y a la condición de estados soberanos. Pero, si profundizamos un poco más, llegaremos a la conclusión de que, conforme la guerra se extendía los motivos se ampliaban también hasta incluir todo el problema de la re-división del mundo. Los tratados de paz muestran lo que realmente es­ taba en disputa durante la guerra con mayor claridad que los diferentes puntos de vistas particulares y relativamente secundarios que desataron la conflagración. Termina, pues, el 18, con la prórroga del armisticio y el periplo del Presidente estadounidense Wilson a Europa, que continuará en los primeros días del año siguiente (27). La firma del tratado de Versalles se realizará el 28 de Junio de 1919. Se abría, por tanto, una nueva dimen­ sión para la lucha capitalista en el mundo. "Todas las naciones imperia­ listas europeas, excepto Italia, participaron desde el principio (en la lucha), e Italia se incorporó tan pronto como sus esta­ distas creyeron saber qué bando saldría victorioso. Las dos principales potencias no europeas, Estados Unidos y el Japón, fueron también arras­ tradas..." (28). Desde el punto de vista de la estructura del imperialismo mun­ dial, los resultados de la primera Gran Guerra de repartición pueden re­ sumirse así: 1) El poder de Alemania fue temporalmente aplastado y su im- peria colonial fue ocupado por las naciones victoriosas (fundamental­ mente Inglaterra y Francia). 2) Austria-Hungría fue eliminada de la escena imperialista. 3) Estados Unidos surgió como la nación económicamente más fuerte del mundo. 4) Italia y Japón, aunque al lado de ios vencedores, vieron frustadas sus ambiciones imperiales. 5) Y, por último, Rusia se retiró por completo del campo de la rivalidad y comenzó la tarea de construir la primera sociedad socialista del mundo. (29)

(1) Historia Universal, dirigida por Walter Goetz, versión española de Manuel García Morente. Sexta edición. Espasa-Calpe. Madrid-1965. Tomo X: "La época del im­ perialismo (1890-1933)". (2) Ibídem. De la introdución al tomo citado, realizada por W. Goetz, pág. 4. (3) Ibídem, pág. 5. . (4) Ibídem. (5) Paul M. Sweezy, "Teoría del desarrollo capitalista". Fondo de Cultura Económica. México-1945. Pág. 337. (6) Goetz, pág. 3. (7) P. M. Sweezy, o. c, pág. 338. (8) Ibídem. (9) Antiguo reino del sureste de Europa, que hoy forma parte de Yugoslavia. Situa­ do al sur del Danubio, tiene al oeste a Bosnia, Montenegro y Albania, al este Bul­ garia y limita al sur con Grecia. Es un país eminentemente montañoso. Kara George, hérore servio, se levanta en 1804 contra el poder turco. Sin embargo, las fuerzas de Turquía no fueron definitivamente arrojadas de Servia hasta 1867. Los turcos reconocieron la independencia servia en 1878.

23 (10) Eric Brandenburg. "Los decenios anteriores a la guerra mundial", del tomo X de la Historia Universal citada, pág. 408. (H) Ibídem, pág. 404. (12) "En General hay una revolución cuando la formación horizontal crea una tensión tal que se rompe el monopoUo del poder. De este momento en adelante, éste ya no es ejercicdo por las instituciones del poder (ejército, gendarmería policía, tribu­ nales), sino también por organizaciones específicas nacidas de la formación social en rebeldía (resistencia pasiva, células terroristas, unidades de sabotaje, multitu­ des armadas, grupos organizados militarmente)". H. Janne "Un modele théorique du phénoméne révolutionaire?" Anuales, XV, 2.1, 174 (1960). (13) Eric Brandenburg. (14) Desde un punto de vista de la prensa local, consideramos de interés el artículo del Diario de Las Palmas de 28 de junio de 1919, titulado "El tratado de paz, 1871-1919". (15) Eric Brandenburg. (16) El fenómeno revolucionario de Rusia merece atención aparte, pero hay que verlo encuadrado en el contexto internacional. "Lenin veía en la guerra imperialista una oportunidad para desencadenar la guerra civil. ¡Qué razón tenía! En sólo cosa de meses (declarada la guerra) el desbarajuste gubernamental, la incompetencia mi­ litar, la confusión burocrática, la traición y todo tipo de influencias corruptivas, superpuestas a una estructura social imposible, comenzaron a hacer aún más pro­ funda la brecha abierta entre el gobierno y el país. Al final desaparecería todo la confianza entre ambos. En febrero de 1917 difícilmente sonaría un solo disparo en defensa de un régimen totalmente desacreditado" (Rusia en revolución de Lionel Kochan. Alianza Editorial, pág. 320. Madrid, 1968). (17) Antonio Ballesteros y Beretta. "Historia de España y su influencia en la Historia Universal". Tomo Vm. !=• Edición. Salvat Editores S. A. Barcelona, 1936. Pág. 555. (18) Ibídem, págs. 555-556. (19) El Tribuno, 3 de enero de 1919. (20) Raúl A. Amador: "Alfonso XHI: son oeuvre humanitaire pendant la guerre, 1914- 1918". Víctor Espinos Moltó: "Alfonso XIH y la guerra", Madrid-1918. Luis Bello: "España durante la guerra", Madrid-1919. Francisco Vezinet: "La guerre sous- marine et l'Espagne", Lyon-1919. (Todos citados por Ballesteros). (21) Ballesteros, o. c. (22) Las consideraciones sobre el "Archiduque" darán lugar a una condena de los tri­ bunales contra D. Miguel de Unamuno que en "El Mercantil Valenciano" pubUcó dos artículos titulados "Irresponsabilidades" y "El Archiduque de España" (ver El Tribuno del sábado 2 de octubre de 1920). La condena de Unamuno da lugar en Canarias a una serie de artículos que reflejan las distintas tendencias de los pe­ riódicos. "La Provincia", por ejemplo, se burla de una sentencia no efectiva, en virtud del indulto concedido por el rey con motivo de la firma de la Paz de Ver- salles. De ahí que lo interprete todo como pura pantomima. El Tribuno considera denigrante la condena. Téngase en cuenta que D. Miguel se hace republicano en 1920. (23) Alfonso XIII, según declaraciones hechas a "Le Journal" el 19 de octubre de 1919 por el Embajador español en París, señor Quiñones de León, instituyó, pagándo­ lo de su propio pecunio, un Gabinete particular en donde 50 secretarios contesta­ ban diariamente a 5.000 cartas. El rey para conseguir noticias de desaparecidos o para reclamar que se dulcificara la terrible suerte de los cautivos, intervino per­ sonalmente en favor de 12.000 soldados franceses y belgas, de 7.950 ingleses y de 6.350 italianos. Obtuvo la gracia para 19 condenados a muerte y la repatriación de 70.000 deportados, civiles y militares, enfermos o gravemente heridos, etc. (Ver "Diario de Las Pahnas" del 4 de noviembre de 1919). (24) Ballesteros, o. c. pág. 562.

24 (25) "La Provincia", con fecha 4 de enero de 1919 notifica como se vio en la ficha el telegrama del rey a M. Poincaré, de 23 de diciembre de 1918 dándole las gracias por tal distinción. (26) "Europa después de la guerra mundial", Eric Brandenburg. Pág. 523 del tomo X de la Historia Universal citada. (27) En toda la prensa de comienzos.de 1919 se recogen noticias referentes al viaje de Wilson con estancia en Londres, París, Roma, visita a Bendicto XV, etc. Regresa a Estados Unidos en febrero. (Consúltese, v. g. "La Provincia" de 4 de enero a 17 de febrero de 1919). (28) P. M. Svireezy, o. c, pág. 353. (29) Sobre el plan de V. Lenín, ver la entrevista reproducida en La Provincia de 10-3-20.

25 4. LA SECUELA DE LA GUERRA

Ya hemos visto la relativa neutralidad española. Veamos ahora sus consecuencias más sangrantes a escala general y local.

4.1. El escándalo nacional

"Consecuencia inmediata de la guerra fue el agio incontenido y los negocios escandalosos de exportación, en los que, aparte de los mer­ caderes sin escrúpulos, cuervos y vampiros de todas las guerras, figura­ ron políticos de escasa reputación moral, los cuales acrecentaron los episodios de su no limpia historia. Este comercio clandestio en provecho de los beligerantes, que particularmente favoreció a Francia, encareció la vida española en términos alarmantes. Surgió además la codicia fu­ nesta de los acaparadores. Para evitar ^n parte estos males y cortar de raíz los abusos incalificables, el Gobierno suprime los derechos de im­ portación de trigo y de harina; compra de uno y de otra en el extranjero y los distribuye por la Península; prohibe la exportación de algunos ar­ tículos y crea en las capitales de provincia las denominadas Juntas de Subsistencias. Sin embargo, continuaba el contrabando en gran escala; hábiles negociadores pululaban por los ministerios para conseguir per­ misos de exportación, y harineros y trigueros improvisan fortunas en po­ co tiempo" (1).

4.2. Los problemas de Canarias

El "Diario de Las Palmas" con fecha miércoles 2 de enero de 1919, en un editorial titulado "En el umbral de un nuevo año", viene a abrir la brecha de la problemática canaria posbélica. En dicho artículo se alude al fin de la contienda, a la situación española en general y al porvenir del puerto. Es un especie de queja y esperanza. ¿Cuáles habían sido los resultados de la guerra para Canarias?

Una carta de D. Baldomero Argente del Castillo, Ministro de Abastecimientos al comenzar el año, pero dimisionario en febrero (2), diputado entonces a Cortes por Gran Canaria, escrita el 23 de agosto de 1919 y publicada en el Sol de Madrid del 24 (3), los resume así: "Ningún territorio español ha padecido tanto durante la guerra; ninguno ha sido tan desdeñado, a pesar de las continuas reclamaciones que sus representantes en Cortes hemos venido dirigiendo sucesivamen­ te a los Gobiernos efímeros colocados al frente de la nación. Por lo que a Gran Canaria afecta, su estado no ha podido ser más lastimoso, Vivía principalmente de su magnífico puerto, y la guerra paralizó el tráfico. Las clases obreras y ios labradores modestos han sufrido y sufren hoy el hambre, en la más rigurosa y despiadada significación de la palabra. Hoy mismo recibo cartas de uno de aquellos pueblos ~La Aldea de San Nicolás- diciendo que algunas familias, agotados todos los recursos y consumidos los subsidios con que han venido aliviándolas las clases más pudientes, se sostienen con puñados de hierbas cocidas. No hay alimen­ tos, no hay dinero, no hay trabajo". A lo largo de este estudio intentaremos Desmenuzar cada uno de los problemas apuntados anteriormente por D. Baldomero, sobre todo a! hablar de la carestía de vida y de los especuladores. Los problemas, sin embargo, son generales para todo el Archipiélago. "En los cuatro años largos que duró la guerra europea fue Canarias la región española que con más rigor sintió en su economía los terribles efectos de la paraliza-

M ción del comercio de exportación y del tráfico marítimo de nuestro puer­ to..." (4). En "La Liga Agraria", D. Juan Francisco Gascón publicaba un artículo donde se decía: "De estas infortunadas Islas no se acuerda nues­ tro Gobierno..." (5). D. Juan Bautista Acevedo en "La Acción" de IVladrid fiabla de "las islas perdidas". Como ejemplo de la d^scapitalización general en el Archipiélago puede servirnos de dato él que el Cabildo Insular de la Gomera disponía antes de la guerra de unas 8.000 ptas. Al finalizar la misma sólo contaba con 1.000 ptas. (6). Interesante, por lo ilustrativo, es el artículo que acerca de "La miseria en el sur de Gran Canaria" publica el "Diario de Las Palmas" con fecha 14 de abril de dicho año. Mas toda esta deprimente situación sólo puede juzgarse en el contexto general de la vida político-social de entonces.

(1) Ballesteros, o. c. pág. 558. (2) Sobre las razones de la dimisión de Argente hablaremos en otro lugar. (3) Ver "Diario de Las Palmas" del martes 9 de septiembre de 1919. (4) Ver "Diario de Las Palmas" de uno de agosto de 1919. (5) Ver reproducción en el "Diario de Las Palmas" de 7 de Agosto de 1919. (6) De un artículo de Vidal Negrín titulado "Nuestro Cabildo", reproducido en el "Diario de Las Palmas" con f^cha 16 de agosto de 1919.

27 5. LA PRENSA EN LAS PALMAS

Durante el período histórico elegido nos encontramos cuatro ti­ pos de periódicos en Las Palmas.

5.1. Periódicos fuertes

En primer lugar están los que pudiéramos denominar "diarios fuertes". Son los de mayor tirada y difusión, y los que, en cierto modo, engendran más la opinión pública. La permanencia de su publicación, por otra parte, les da una cierta garantía y solera, Dentro de este grupo calificamos al "Diario de Las Palmas", decano de la prensa local. Era un diario vespertino, normalmente de dos hojas, con buena presentación y excelentes grabados, cosa no normal en la época. Fué fundado el uno de diciembre de 1893 por el grupo adicto a la política de D. Fernando León y Castillo. Su misión en el pasado que­ da perfectamente expresada por estas frases: "Mientras vivió el bienhe­ chor de Gran Canaria, el gran patriota D. Fernando de León y Castillo, cuyas invitaciones políticas, por ser suyas, el país acataba, porque por su bien y su prosperidad velaba aquel insigne canario, este periódico ór­ gano en la prensa de su partido, apoyó, defendió o combatió lo que, de acuerdo con las orientaciones del que fue nuestro ilustre Jefe, creíamos un deber patriótico defender o combatir" (1). Pese a la muerte del pa­ tricio de Gran Canaria, el Diario prosigue la política leonista en sus lí­ neas generales, aun cuando comienzan a surgir divisiones entre sus se­ guidores. De aquí que poco a poco "Diario de Las Palmas" intente re­ encontrarse. Un grupo de leoninos pretende hallar amparo político en las filas de Alhucemas, lo cual lleva a otros a buscar refugio en Roma- nones (2), constituyéndose los partidos liberales de estas dos ramas. De cara a la política interior canaria el periódico es preeminentemente y casi rabiosamente insularista y divisionista. Es el órgano que más arremete ontra Tenerife y más cizaña siembra en el problema provincial. Su di­ rector era en 1919. D. Alfredo S. Pérez. Tenía sus talleres en la esquina noroeste de las calles Pérez Galdós y Buenos Aires. Subsistió hasta 1938. En segunda época volverá a salir el 29 de abril de 1953. Hoy es propie­ dad de Prensa Canaria y constituye el único diario vespertino de Las Palmas.

También se encuentra entre este tipo de publicaciones periódi­ cas el diario, intitulado independiente, "La Provincia", con dos ediciones diarias. Había sido fundado el uno de mayo de 1911 por el abulense Don Gustavo Navarro Nieto, que también fue el pionero del Club Náutico de Gran Canaria. Sus metas iniciales, como su nombre indica, son la inde­ pendencia administrativa de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Es monárquico y de tendencia netamente conservadora, confesionalmente católico. En el año 1919 está dirigido por el aragonés D. Arturo Lamarque. Pero en 1920 lo dirijo D. Prudencio Morales y Martínez de Escobar, quien morirá a su frente el 7 de mayo de 1921. Sub­ sistió hasta el 30 de abril de 1955, en que pretendió trasladar sus talle­ res desde la calle de Colón, en Las Palmas, a Arrecife de Lanzarote. Den­ tro de la política local se muestra partidario del Alcalde D. Bernardino Valle y Gracia, atacando con frecuencia al Presidente del Cabildo D. José Mesa y López. Siempre defiende a Maura y arremete, a veces, duramente contra León y Castillo. En 1919 pasa de una hoja a dos, y en 1920 a tres. Su formato era variable. En la última década La Provincia volvió a salir como periódico matutino, perteneciendo hoy a Prensa Canaria.

28 Como "oveja negra" dentro de este primer grupo de periódicos se encuentra "El Tribuno", diario republicano federal fundado en 1903 por D. José Franchy y Roca. Subsistirá hasta 1936. Tenía sus oficinas en la calle Terrero y se editaba por la mañana. Siempre manifestó gran pre­ ocupación por los problemas sociales. De marcado carácter anticlerical. Su director en 1919 era D. Pablo Gil Pineda, hermano del Jefe del partido republicano federal de Las Palmas, D. José.

5.2.—Portavoces de diversos partidos Incluiremos dentro de este segundo apartado a los periódicos más o menos representantes de las distintas tendencias políticas locales, con exclusión de los ya citados. Cuando D. Juan B. González contesta en Ei Tribuno a una encuesta hecha por este periódico, y a la que se aludirá en su momento oportuno, sobre quiénes deben ocupar los puestos de nuestras corporaciones locales y qué problemas más importantes deben ser abordados por éstas, señala los siguientes partidos en Las Palmas: regionalista, republicano, reformista, jaimista o carlista, socialista obrero, liberal demócrata y liberal romanonista (3). El periódico regionalista es "Renovación", dirigido por D. Juan Rodríguez Yánez. El órgano del partido reformista es "Ei Espectador", cuyo di­ rector era D. Antonio Abad Hernández. D. Carlos Navarro Ruíz, en sus "Sucesos históricos de Gran Ca­ naria" (4), señala que el grupo garci-prietista se constituyó el 2 de mayo de 1919 en el Nuevo Club. Como órgano de esta rama del partido liberal demócrata se creó "La Jornada", siendo su primer director el poeta Ra­ fael Romero, "Alonso Quesada", aunque en 1920 aparece dirigida por D. José Sánchez. "Ei Sociaiista" aparece citado dentro de la exposición organiza­ da por el Seminario del curso de periodismo de la Universidad Internacio­ nal de Canarias en colaboración con el Museo Canario, en el folleto "He­ meroteca de El Museo Canario" (5) con el número 300 y año 1920. "Ei Liberai" será órgano de los romanonistas.

5.3.—Periódicos diversos

En este último grupo vamos a incluir dos tipos más de diarios. Unos tuvieron vida floreciente y peso en la opinión pública, aunque sus tiradas no pudieran competir con las de los que hemos denominado "pe­ riódicos fuertes"; los otros más bien fueron circunstanciales. Destacan entre los primeros "Ei Dia", de acentuado carácter germanófilo durante la guerra europea. Figura como director del mismo en 1919 D. Santiago Tejera Ossavarry (6). El propio D. Santiago aparece como director de "Ecos", periódico en el que colaboraban asiduamente en años anteriores los poetas Tomás Morales, Saulo Torón y Alonso Que­ sada (7). A su vez, Rafael Romero dirigió también ''Ei Ciudadano", que sale a la luz pública en junio de 1919. Con "La Crónica", (1920) liberal independiente, dirigido por D. Pedro Padilla; "El Noticiero", dirigido por D. Melitón Gutiérrez; "El Pais", donde destaca D. Pedro Perdomo Acedo; "El imparciai", dirigido por D. Cristóbal de Castro y "La Mañana", funda­ do por D. Rafael Ramírez y Doreste, podemos cerrar la relación de estos periódicos.

29 Caso aparte por la difusión que en poco tiempo alcanzara, es la del periódico católico-clerical "El Defensor de Canarias". Tenía sus talle­ res en el Palacio Episcopal. Cuando aparece el 19 de julio de 1919 como semanario y órgano de la Junta Diocesana de Acción Católica Social de Canarias, debía ser, según se deduce de El Tribuno, su director D. Pruden­ cio Morales, secretario del Cabildo Insular. De postura muy conservadora, reflejaba quizá una buena muestra de la actitud eclesial canaria y en con­ creto del clero "alto y culto" de aquéllos tiempos. En su página primera el semanario reproducía esta frase de Pío X que constituía casi su lema: "Un buen periódico hace más bien que cien predicadores". Colaboradores asiduos de la nueva publicación van a ser Práxedes Rivas y Adolfo Fe­ bles Mora. En 1920 se convierte en Diario Católico de Información Gene­ ral. Es entonces cuando pasa a dirigirlo el cronista D. Eduardo Benítez Inglott. De ello es prueba el que al publicar D. Prudencio un artículo en La Provincia, por él ya dirigida de nuevo, el 14 de diciembre del citado año en favor de la candidatura de Guerra del Río, "El, Defensor de Canó­ nigos", como burlonamente le llamaba El Tribuno, no tiene obstáculos en atacar a su anterior director, asombrándose de que "un funcionario, polí­ tico conservador y católico" adopte tal postura. D. Eduardo será quien sustituya a D. Prudencio luego en la dirección de La Provincia. Quedan como circunstanciales "El Heraldo", "El Legitima De­ fensa", "La Época", "La Acción", "España y Canarias", "Sol", etc. Hay que tener en cuenta que no todos los periódicos mantuvieron siempre una misma tónica en cuanto a línea ideológica o calidad literaria.

5.4.—Algunos semanarios

Varios aparecen por esos años: "El Trio Espartacus", editado par el.diario "Renovación"; "El Triunfo", semanario estudiantil citado por el "Diario de Las Palmas" el 3 de febrero de 1919 y por "La Provincia" el 5; "El Clarin", anticlerical, cuya aparición se anuncia por "El Tribuno" con fecha 4 de septiembre de 1920. (8). También podemos incluir a "El De­ fensor de Canarias", que ya vimos se convierte en diario. Y El Tribuno re­ produce un artículo de "La Voz Obrera", que debió salir como semanario en primera época por ese tiempo.

5.5.—Breve Juicio sobre la Prensa de Las Palmas

Lamentando los posibles silencios que involuntariamente sé puedan haber dado, creemos que este panorama ofrece una idea bas­ tante amplia de la proliferación existente en la Prensa de Las Palmas du­ rante esos años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la mayoría de estas publicaciones contenían uno o dos artículos de fondo —observaciones a los problemas de mayor inte­ rés—, algunas colaboraciones y de resto, gacetillas, notas de sociedad, relación de movimiento portuario y resumen de noticias telegráficas faci­ litadas por agencias nacionales. Casi la mitad de los diarios era propa­ ganda, habiéndola de todo tipo. Un ejemplo, por lo curioso, son las series de anuncios de la crema,Peca Cura (9) que siempre llevan-sus corres­ pondientes dibujos y ripios. De todas formas, la Prensa muestra vitalidad ciudadana, que se rehabilita tras la guerra, más si se observan dos fac­ tores: que durante el período elegido, y a partir de enero de 1919, el Go­ bierno suspende las garaptías constitucionales, y que en esos dos años sube el precio del papel en otras tantas ocasiones. Precisamente La Pro­ vincia, el 7 de noviembre de 1919, comenta la tendencia general a desa­ parecer periódicos en España por estas dificultades.

30 5.6.—El resto de la Prensa canaria

Citaremos sólo los periódicos más aludidos por los diarios gran- canarios.

De Tenerife, el "Diario de Las Palmas", por ejemplo, cita, du­ rante 1919, 6 veces a "La Prensa" de Santa Cruz (1911-1939), tres veces a "El Imparcial", otras tres a "El'Reglonalista", e igualmente a "El Progre­ so" (Santa Cruz de Tenerife, 1905-1931), así como en dos ocasiones al periódico católico "La Gaceta de Tenerife" (1910).. También se cita al pe­ riódico "El Norte de Tenerife", de La Orotava.

De la isla de La Palma son citados el actual decano de la Pren­ sa de Canarias "Diario de Avisos" (1890), "La Organización" (10), "Rebel­ día" (11) y "Diarlo insular".

5.7.—Canarias en la Prensa española

Los periódicos que se ocupan de Canarias en Madrid son fun­ damentalmente Sol", "Acción", "La Gaceta de Ambos Mundos" y sobre todo "Las Canarias". Algunas veces "El Día" aborda problemas; del Archi­ piélago, pero no siempre con la debida información (12), sobre todo tras el fallecimiento de D. Juan de Quesada antileonista firme. Por último, también aparece citado en la Prensa local "Correspondencia de España".

(1) Diario, 17 de mayo de 1919. (2) Ver Diario de fecha 11 de agosto de 1919. (3) Ver Tribuno, sábado 10 de enero de 1920. (4) "Sucesos Históricos de Gran Canaria", Carlos Navarro Ruíz. Tipo Diario. Las Palmas 1936. Tomo II. Pág. 455.' El texto que hemos utilizado es el que se encuen­ tra en la Biblioteca del Museo Canario y está dedicado, de puño y letra, por el au­ tor a tan prestigioso centro cultural 10-2-1937. (5) Abril 1963. (6) Aunque la mayoría de los periódicos se confeccionan por sus directores, de hecho, muchos de ellos no eran los auténticos artífices de los mismos. Se señala a Don Santiago Tejera como director de "El Día" porque, según se puede ver en El Tri­ buno de fecha 27 de mayo de 1919, este se defiende de no haber tomado parte en­ tre los periódicos que intentaron telegrafiar a Madrid protestando por el regreso de D. Gerardo Gavilanes como Delegado del Gobierno en la isla. De ello se res­ ponsabiliza el redactor D. Rafael Fuentes. (7) Sobre "El aspecto literario del periódico Ecos", véanse en la revista ^'El Museo Canario" las conferencias de D. Juan Rodríguez Doreste tituladas las "Revistas de Arte en Canarias". Las Palmas 1965, págs. 74-79. (8) "El Clarín" existió en 1909, según la "Hemeroteca del Museo Canario", número 269 del folleto editado para la exposición antes aludida. (9) Consúltense los números del Diario de Las Palmas. (10) Ver Diario de Las Palmas de 15 de abril de 1919. (11) La Provincia de 18 de enero de 1919. (12) El Tribuno con fecha 23 de mayo de 1919, bajo el título de "Así se escribe la his- toria^', lamenta esta falta de documentación. El Día de Madrid tuvo en su historia vi­ cisitudes varias.

31 6.~A QUIENES REPRESENTAN LOS PERIÓDICOS. SUS DESTINATARIOS.

Esta pregunta nos llevaría a analizar más a fondo cuál era la es­ tratificación social en Las Palmas. La sociología actual suele utilizar cua­ tro indicadores para determinar dicha estratificación, a saber: nivel de renta o ingresos, profesión u ocupación, pautas de consumo e índice de instrucción .De todos ellos, el de la ocupación suele ser el más "significa­ tivo, ya que en cierto modo condiciona los restantes.

Algo nos pueden servir estos indicadores para el pasado. Como ha dicho Ballesteros, "de una manera estricta no hay mu­ chos estudios que versen sobre los diferentes estratos de la sociedad es­ pañola. Pero como la condición social depende en gran parte de la ri­ queza, la mayoría de las publicaciones respecto a la situación de la agri­ cultura o la industria y comercio en relación con el hombre encierran un gran interés social". (1).

6.1.—Estratificación social

Pues bien, si los periódicos son voceros de diversos grupos e in­ quietudes, ellos nos podrán facilitar algunos datos que permitan acercar­ nos a la realidad sociológica de Las Palmas por los años 1919-1920. Te­ niendo en cuenta los partidos existentes, que ya quedaron enumerados «n el capítulo anterior (2), se pueden sacar algunas conclusiones respec­ to a los detentadores del poder económico si observamos quiénes mane­ jaban el poder político. No es capricho personal el hacer esta relación poder económico-poder político, sino que tal sentimiento se recrudece en la conciencia de Gran Canaria, a partir del fallecimiento de León y Cas­ tillo. El 23 de diciembre de 1920, La Provincia aludiendo al triunfo de Gue­ rra del Río, dirá los siguiente: "... Un hombre, de grandes méritos pa­ trióticos, sin duda alguna, pero celosísimo del poder personal, se apoyó en otros hombres, unos en una época, y otros en otra, para adormecer a las clases sociales en un letargo de servidumbre. Un amo y unos lugar­ tenientes suyos usurparon los fueros de la voluntad popular, y dispusieron de los destinos del país... Diputados, concejales, alcaldes, favores de empleo y de poder, prebendas eclesiásticas, influencias nocivas en la esfera de lo mío y de lo tuyo todo cayó bajo su poderío... El pueblo no era nada, y los intentos repetidos de sacudir la coyunda se contaron por otros tantos fracasos".

"De aquí que el problema social se esconda en Gran Canaria bajo la faz de un problema político. Obreros del salario y obreros del suel­ do, amén de hombres de escasa fortuna venían siendo los desheredados 1 el goce de los derechos políticos, verdadera legión de ciudadanos de otra casta. Por eso, en las elecciones del 19 de diciembre, todos, sin ex­ cepción, vieron en la candidatura popular el asidero supremo de sus reivindicaciones..." Tal situación se puede comprobar en el balance. Entre la multi­ color variedad de partidos, podemos apreciar unas pequeñas camarillas que se hacen la guerra entre sí y luchan por conseguir el poder local o insular. Sólo una minoría de partidos son populares y, aún en ellos, no es precisamente el pueblo quien ocupa el papel dirigente. Claro que eso responde a hechos históricos de maduración popular siempre iniciada por un liderazgo burgués. De ahí la responsabilidad de quienes no acep-

32 Don Rafael Guerra del Río, en una de sus visitas a Las Palmas, entre el Delegado de Hacienda (izquierda) y don Ramón Prats (derecha). Foto facilitada por la familia Guerra del Río ROJX - HAV QVE HnTTAMLO

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La Provincia, 23 - XII - 20 tan su papel puente en el cambio. La misma Provincia se hace cons­ ciente de ello, cuando en el artículo aludido prosigue: "... Si a los avan­ ces del proletariado se opone un sentido de resistencia para alejarse de la vida pública y subyugarle, tened por seguro que la ola popular se con­ vertirá en ola roja, porque —penétrense de ello las clases conservado­ ras— estamos en un siglo que ha de realizar el ideal de la democracia social y evangélica...".

El Tribuno, con fecha 23 de enero de 1919, refiriéndose a un ar­ tículo de Renovación sobre las deficiencias municipales, hace esta espe­ cie de razonamiento: "Un pueblo sin Ayuntamiento. Un Ayuntamiento sin Concejales... Hay que hacer pueblo". Y el día 4 de noviembre del mismo año, comentando "el momento actual" viene a reproducir de El Nuevo Ré­ gimen de Madrid la siguiente afirmación: "Estaba previsto: a la lucha por las libertades políticas tenía que suceder la lucha por las reivindicaciones sociales".

6.2.—Las clases sociales.

La situación, pues, queda enmarcada de la siguiente forma: sub­ sistía en Las Palmas una aristocracia de sangre que por sus poderosos re­ cursos de terratenencia, aumentada en muchos de ellos a partir de la desarmotización, conservaban un prestigio social y una cierta indepen­ dencia política. La adhesión al régimen entonces vigente era manifiesta. Normalmente quedaba reducida a un estrecho círculo de relaciones fa­ miliares. Se manifestaban sus componentes como protectores de las cla­ ses inferiores, con un paternalismo venerable. No eran, sin embargo, tan condescendientes para con los profesionales y la tradicional clase me­ dia. Generalmente estaba íntimamente ligado al mundo de la milicia. Pro­ fesaban un culto manifiesto a lo extranjero y poseían en la mayoría de los casos un barniz cultural. Junto a ellos había toda una alta burguesía plutócrata, generalmente integrada por extranjeros sobre todo ingleses afincados en la población, los cuales explotaban la situación cuasi-colo- nial de las islas. A ellos se debía gran parte de los adelantos (Compañía de Agua, Luz, etc.) así como la orientación exportadora.

La clase media tradicional la constituían las profesiones libera­ les y la red restringida de empleados públicos y privados. Ella monopo­ lizaba, en cierto modo, la vida ciudadana en lo político y cultural. La idea de identificar "clase media" con "clase dirigente" flota ya en el ambiente político-social (3). Ella, por sus múltiples relaciones interper­ sonales, viene a componer una especie de "tupida malla", que diría Ba­ llesteros, tan bien expuesta por Joaquín Costa en su obra "Oligarquía y.Caciquismo". Se hace presente en toda manifestación ciudadana. Cuan­ do La Provincia alude a algún té benéfico —entonces muy frecuente (4)—; a alguna manifestación del espíritu (5) o alguna solemnidad reli­ giosa (6), no se recata al citar asistentes reforzando la lista con la co­ letilla "todo Las Palmas estaba presente". Su nivel de renta era vario­ pinto y lo que más la definía era sus pautas de comportamiento, muy delimitadas. Son familias ramificadas, pero perfectamente delimitables. Basta repasar los cargos oficiales y las presidencias de las instituciones para chocarnos más p menos con los mismos nombres. Aunque en El Tribuno de 22 de septiembre de 1920 "El Ciudadano Cimurdín" asegura que "la clase media no existe... quieren crearla", su crítica no pretende ir más allá de todo un tinglado coreográfico que baila el agua a los de­ tentadores de una situación insostenible. Lógicamente, un gran sector de este mundillo preponderante habrá de pasarlo muy mal en estos añoT

33 posteriores a la guerra, pues "las angustias por sostener el decoro" les obligaba a reducir "la congrua, en los peores casos, a cantidades inve­ rosímiles" (7). No es pues extraño que ante el grave problema de en­ carecimiento del coste de vida y la escasez de alimentos, haya quien exclame: "La clase media: la cenicienta" (8). Más, pues, que los ingre­ sos en sí y las pautas de consumo, a esta clase media tradicional la de­ fine una conciencia de su papel en la vida social, la ocupación y, como ya hemos dicho, unas formas de comportarse. De ahí que la posesión de riquezas fuera máxima aspiración de sus componentes sin que esto quiera decir que en todos sus estamentos tal cosa se consiguiese. Lo que sí es cierto, a pesar de todo, es que quienes pertenecían a ella podían mejorar o emperorar su situación económica con gran movilidad, sin por ello perder su condición ciudadana. Es curioso observar de esta manera el nivel de inversiones y la selección de las mismas (aguas, casas, tierras, etc.) que hacía distinguir a la clase media tradicional en dos fuertes bloques: ricos y pobres. Fácilmente asimilaba a aquellos penin­ sulares que con espíritu aventurero recalaban por estas tierras, muchas veces de paso para América. Era más fácil a un forastero incrustarse en este poderoso clan, que acceder al mismo el pueblo desheredado. Sobre todo los militares encajaban perfectamente en este grupo tradicional.

Vinculada a esta clase, aunque en su mayoría proveniente del campesinado, se encontraba el clero, que va a ser uno de los principa­ les soportes del cacicato canario. Con una cultura refinada, compartida muchas veces por compañerismo de estudios, a través de la Universidad Pontificia de Canarias, con las figuras notables de la época, se muestra en sus altas dignidades como élite intelectual que le distancia del pueblo llano, ignorante e inculto. En honor a la verdad, como alguna vez reco­ noce hasta El Tribuno, gran paladín como ya vimos de un anticlerica­ lismo manifiesto (9), había un sector del clero abnegado que estaba de parte de los humildes y oprimidos, aunque no fuera el que más destacaba.

Es, pues, la clase media tradicional un mundillo inquieto que se encuentra a caballo entre el arribismo personalista y la lucha por el poder. López Botas será recordado como un modelo de este papel de incorporación popular a los intereses colectivos (10).

Queda por reseñar la clase baja, en Gran Canaria casi en si­ tuación de subproletariado. Su base era amplísima, abarcando desde el trabajador del campo, al peón, el obrero industrial, el vendedor ambu­ lante, el artesano rudimentario, el albañil, el sirviente, el conductor de transporte, etc., que unido a un porcentaje elevado de desocupados for­ ma una masa compacta de condición miserable. Si en el año 1915 exis­ tían en Andalucía los llamados "jornales de hambre", hasta el punto de que en Almería, Huelva y Jaén se pagaba al obrero campesino una peseta cincuenta céntimos diarios; en Málaga, Córdoba y Sevilla, una peseta cuarenta céntimos, y en Granada 1,10, en Canarias la situación no era mucho mejor (11), incluso en ia industria; comparativamente tengase en cuenta, por ejemplo, que un periódico costaba cinco céntimos y que el kg. de gofio llega hasta 1,10 ptas. en 1919, según el "Defensor de Canarias". Así no es raro que las huelgas reivindicativas se sucedie­ ran con frecuencia. Los tabaqueros, a suponer, van al paro tres veces en 1919 por motivos exclusivamente salariales (en mayo, agosto y sep­ tiembre). Fenómeno, no obstante, destacable de la época va a ser la conciencia que el movimiento obrero va tomando en esos años. D. José Franchy y Roca había sido en cierto modo el aglutinante de este pro­ ceso integrador (12).

34 6.3.—índice de instrucción: el analfabetismo

Pero ¿quiénes eran los destinatarios de la prensa? ¿qué núme­ ro de habitantes componían el amplio mundo de la clase baja? La res­ puesta nos la puede facilitar el último de los indicadores sociológicos anteriormente señalados: el del índice de instrucción. Con fecha 11 de enero de 1919 y bajo el título "Nuestra in­ cultura", "El Tribuno" reproduce este dato espeluznante sacado a la luz pública por "Las Canarias" de Madrid: la población de Canarias se esti­ ma en 444.000 habitantes y de ellos 330.000 son analfabetos. Es decir, que el 74'4% de la población del Archipiélago no sabía en absoluto leer y escribir.

Trasladando el problema a la ciudad de Las Palmas, hay que tener en cuenta que, según ios datos estadísticos que hoy se manejan, su población en 1920 era de 66.461 habitantes (13), o sea que represen­ taba el 15% de la población total de la región. Aunque no podemos ha­ cer un traslado sin más a la ciudad del porcentaje global de analfabe­ tos por cuanto es notorio que su reparto geográfico sería desigual y con gran preponderancia en el sector rural, sí podemos estimar que el nú­ mero de analfabetos superaba los 40.000 habitantes,

La pregunta inicial queda por tanto contestada: ¿A quiénes re­ presentaban los periódicos? y, a su vez, dicho de otra forma, ¿Para quiénes se publicaban?

(1) Ballesteros o. c. pág. 684. (2) Cfr. nota (3) del apartada núm. 5. (3) La Provincia 8-Xn-19. (4) La Provincia 6-V-20. (5) Como ejemplo de éstas, confróntese la relacióii del citado periódico La Provincia que hace de los asistentes al acto de presentación de la cantante Micaela Rodrí­ guez, contralto teldense que surgió como promesa en febrero de 1919. (6) Por ejemplo. La Provincia l-Vn-19. También es curioso como nota de la época la relación detallada que solía publicarse de los regalos y donantes con motivo de la celebración de una boda (Cfr. La Provincia 25-11-20). (7) Ballesteros o. c. pág. 691. (8) La Provincia 17-IX-19. (9) En 1921, en un número dedicado a la despedida del Dr. Marquina, trasladado a la sede de Guadix y Baza, El Tribuno se descuelga con esta frase significativa: "Aunque nosotros ni quitamos ni ponemos obispos, ni tampoco servimos a esos señores...". (10) La Provincia 18-XI-20. (11) Consúltese El Tribuno 26-VIII-19. (12) Cfr. el artículo de "La Voz bOrera" reproducido en El Tribuno 12-XI-19. (13) Aunque el Diario de Las Palmas alude siempre a 80.000 hab. (vrg. miércoles 3-XII-19).

35 7.~LA SITUACIÓN POLÍTICA DE ESPAÑA

Si en el apartado 4, se vio a grandes rasgos las consecuencias de la guerra que más resaltaban por sus funestos resultados, ahora va­ mos a adentrarnos en la fluctuante vida política nacional.

7.1.—Algunos datos previos

Al propio tiempo que la conflagración europea, en la vida po­ lítica interior de España tomaban carta de naturaleza las Juntas de De­ fensa, tanto militares, primero, como civiles, después. Dato, bajo cuyo gobierno, como ya quedó dicho, se había iniciado la guerra, tuvo que ce­ der la presidencia del Gabinete al Conde de Romanones en diciembre de 1914. Sin embargo, el torpedeamiento del buque español San Ful­ gencio por un submarino' alemán, obligaría el 20 de abril de 1917 a una dimisión de D. Alvaro de Figueroa. Así llega al poder García Prieto, Mar­ qués de Alhucemas. Este es el gobierno que por primera vez ha de en­ frentarse con el problema de las Juntas de Defensa. La capitulación le supuso la caída. Y en junio tenemos nuevamente a D. Eduardo Dato constituyendo equipo gubernamental. Su debilidad en el asunto de las Juntas también hará que sean estas mismas quienes le preparen la caída el 23 de octubre. Tras vanos intentos de diferentes camarillas, nueva­ mente García Prieto, forma "el monstruo de Horacio", que desembocará en la célebre "noche trágica", día en que el rey estuvo dispuesto a mar­ charse del país. Esa misma noche del 21 de mayo de 1918 queda cons­ tituido el Gobierno Nacional, donde se unen, bajo la presidencia de Mau­ ra, Dato, García Prieto y Romanones. Pero dicho gobierno durará tam­ bién poco, planteándosele la crisis a seis de noviembre. Termina, pues, el año 1918, después de otro corto período de gobierno presidido por el Marqués de Alhucemas, con nuevo gabinete del Conde Romanones, constituido en los primeros días de diciembre.

7.2.—España en 1919 y sus repercusiones en la Prensa de Las Palmas

La preocupación máxima del gobierno de García Prieto, al que el Conde sustituye en la Presidencia del Gobierno, aunque reteniendo la cartera de Estado que ya ostentaba en el anterior gabinete, va a ser la cuestión catalana. El 13 de noviembre de 1918 la minoría republicana parlamentaria había propuesto a las Cortes la autonomía de Cataluña. El problema del catalanismo posee extensa literatura y no es cuestión de que nos detengamos en él. Bástanos señalar que, como postura, ha sido "mal comprendida y exageradamente interpretada por las demás re­ giones de España" (1). En teoría no hay razones que desvirtúen la com­ patibilidad de una región autónoma con un poder central y una unidad. Al contrario, las modernas teorías administrativas abogan por un verda­ dero regionalismo. Cambó creía que el problema era de extensión, no de intensidad.

Por otra parte, Barcelona se debatía en aquellos momentos en el deplorable estado de su situación social. Es curioso destacar cómo suelen manifestarse de forma confluyente los problemas de autonomía y las aspiraciones sociales. De aquí que fácilmente se desvirtúen unos u otras. En general los problemas de autonomía toman más virulencia en los estamentos sociales dirigentes. Para el mundo trabajador el proble­ ma social (hoy conflicto) es muy otro. La postura de fondo radica en

36 que una democracia verdadera sólo puede darse con una participación real del pueblo a todos los niveles y ello exige ya una cierta autonomía de base. De ahí que las llamadas "clases dirigentes" sean muy sensi­ bles a esta exigencia condicionante, pero con el peligro de que, por otra parte, si se quedan sólo en eso, tal situación les permitiría perma­ necer dentro de la misma estratificación social, mientras que para los obreros el fondo de la cuestión va más lejos y radica en una verdadera justicia distributiva y social, es decir, en un cambio de estructuras (2). La Prensa de Las Palmas no es insensible hacia la problemá­ tica catalana, ni hacia la problemática obrero-patronal. Con fecha 15 de enero de 1919 podemos leer en El Tribuno un artículo interesante sobre el "Aspecto económico del problema catalán". No puede olvidarse la ten­ dencia del órgano oficial del partido Republicano Federal que siempre, no obstante, se ve obligado a hacer matizaciones importantes sobre se­ paratismo y autonomía (3). Para El Tribuno la autonomía es deseable, el separatismo absurdo. El Diario, sin embargo, lo aborda desde su pers­ pectiva (4), que es totalmente defensiva a Cataluña pero con intencionec segundas. Casi se diría que para el Diario de Las Palmas el problema Cataluña-resto de España es comparable al de Gran Canaria-resto del Archipiélago. De ahí que la actitud oficial grancanaria, adoptada por su3 políticos, hiciese que a la Isla se le llegase a llamar "la Cataluña del Archipiélago". Por lo que se refiere a la resonancia de los conflictos so­ ciales, lo dejaremos para el apartado dedicado a los problemas laborales.

7.2.1.—La Comisión de extraparlamentarios

El 29 de noviembre de 1918 recibe García Prieto el Mensaje de la Mancomunidad Catalana en el que solicita la autonomía integral. Esto va a traer la crisis del Gabinete, ya que el Presidente estima con­ veniente llevar el asunto a las Cortes, mientras Romanones proponía la creación de una Asamblea extraparlamentaria. Vence el Conde. Pero la crisis planteada trae su cola. Las Diputaciones Castellanas y Leonesas, reunidas en Burgos, protestan de la pretendida desintegración de Ca­ taluña. Lo mismo hacían las clases industriales y mercantiles de Anda­ lucía, la Sociedad de Amigos del País de Zaragoza y el Consejo Perma­ nente de la Comunidad de los Municipios Aragoneses, entre otros orga­ nismos. D, Antonio Maura, hábilmente intenta desviar la cuestión plan­ teando el problema en las Cortes, frente a Cambó, como una problemá­ tica de autonomía municipal, para él más urgente y necesaria a la re­ gión que otra autonomía. El verbo cálido del prohombre produce su efecto. Y la escisión no se deja esperar: los regionalistas y algunos re­ publicanos abandonan la Cámara. Habrá, pues, que pasar a las conce­ siones. D. Alvaro de Figueroa sigue adelante con su política. Se consti­ tuye la Comisión extraparlamentaria, como base de la conciliación. Pero Abadal, Albert, Cadafaich, Cambó, Puig, Rodés y Ventosa no aceptan ser miembros de la misma. El 2 de enero de 1919 comenzará a funcionar la Comisión extra- parlamentaria. Los ponentes son Alcalá Zamora, Maura, Ruíz Jiménez, Rodrigáñez y Sánchez Toca. La Comisión hace suya la propuesta de la ponencia y la eleva al Gobierno quien el 13 de enero de 1919 promete enviarla a las Cortes como Proyecto de Ley (5). Pero la situación en Barcelona era cada día peor. Los mifitares, por medio de sus Juntas, se oponían a cualquier intento de autonomía catalana. Los choques eran continuos. Las canciones de la cupletista Mari Fócela originaban desórdenes todas las noches. Se respiraba en el

37 ambiente intranquilidad. El 17 de enero el Gobierno suspende las ga­ rantías constituciones. Los periódicos de Las Palmas protestaron en di­ versas ocasiones del excesivo tiempo en que el estado de excepción se va a mantener. El 21 de enero se reanudaron las sesiones de las Cortes Mientras, la Mancomunidad Catalana aprueba el Estatuto para el Princi­ pado. Cambó en el Congreso insiste en que los extraparlamentarios no han enfocado bien el problema de su propuesta. No se trata de mera descentralización. Para él la cuestión es de soberanía (6). Pero Roma- nones se muestra inflexible. D. Miguel de Unamuno escribe a este pro­ pósito un artículo reproducido en el Diarlo de Las Palmas, que titulaba "La única España Grande y Cambó el reconquistador" (7).

7.2.2.—Conflictos sociales

Mientras tanto, toda España hierve por la "cuestión social" (8). Las mujeres socialistas se reúnen en Madrid en la Casa del Pueblo (9) y los mítines obreros se suceden en la capital y en Barcelona. Los fe­ rroviarios madrileños piden un 60% de aumento (10) y los atentados sin­ dicalistas prosiguen su escalada. Bravo Murillo es procesado. Los con­ flictos laborales proliferan. Los obreros de la Canadiense declaran en Barcelona la huelga general que durará hasta el 17 de febrero (11). Los brotes de descontento en el mundo del trabajo son continuos. Valencia, Sevilla, Salamanca, Cádiz... Gimeno ordena que se tomen medidas con­ tra la propaganda sindicalista (12). A su vez, la Unión de Mujeres de España, presidida por la Mar­ quesa de Ter, proclama un manifiesto reivindicativo de sus derechos (13). Lo que esto significaba para un sector "tradicional" puede con­ frontarse por las opiniones de G. Saiz Arija (14) escritor asiduo de La Provincia. Las críticas al Gobierno son continuas (15). Ante las numerosas detenciones y encarcelamientos se aboga por el prometido indulto ge­ neral con motivo del fin de la guerra europea (16). Por toda España circula una carta de los presos de la cárcel central de Cartagena re­ cordando dicha promesa. D. Baldomero Argente dimite como Ministro de Abastecimien­ tos. El hecho de que fuera diputado por Gran Canaria va a hacer que la Prensa de Las Palmas comente mucho esta decisión. Los periódicos que le defienden se deshacen en elogios de su integridad y honradez, mientras sus detractores ponen en duda su "honorabilidad". Le sucede D. Leonardo Rodríguez (17). Argente explica públicamente las razones de su actitud (18), Reconociéndose incapaz ante el problema de sus­ tracción de alimentos a la población por parte de los especuladores (19) y acusando de ineficaces a las Juntas de Subsistencias, La carestía ha llegado a extrenios intolerables y los de abajo sufren de modo especial las consecuencias. Cuando el Gabinete encuentra obstáculos para la aprobación del presupuesto, plantea el 24 de febrero al rey la cuestión de confianza. Alfonso Xlll ratifica a Romanónos y éste acepta, pero suspende ei 27 las sesiones parlamentarias (20). El 28 el pueblo de Madrid se lanza a la calle asaltando tahonas y tiendas de comestibles. El Gobierno declara el estado de guerra (21) e interviene las panaderías.

En Barcelona prosiguen los atentados. Los conflictos obreros son la noticia diaria. Incluso empieza a rumorearse la creación de un

38 Ministerio de Trabajo,, siguiendo la pauta de la mayoría de los gobiernos europeos (22). Hasta las modistas madrileñas se declaran en huelga (23). Pese a las medidas policiales que el Gobierno toma para con la ciudad condal, las aguas no vuelven a su cauce. Distintos puntos de vistas entre el Gobernador Civil de Barcelona y el Capitán General de Cataluña van a hacer aflorar otra vez el poderío de las Juntas Militares de Defensa. Ellas se van a encargar, como otras tantas veces, de plantear la crisis. Y así acaba en abril el Gobierno de Romanones.

7.2.3.—Maura El rey confía los destinos de España a D. Antonio Maura (24). Es precisamente en este Gobierno cuando va a acceder al puesto de Sub­ secretario de Instrucción una de las figuras de las letras españolas: Azo- rín (25). Maura había contado generalmente con gran apoyo por parte de la denominada "sensata" opinión pública española. Pero el gran político esta vez se va a encontrar más atacado que nunca. Su error estuvo en aso­ ciar a su gestión, como Ministro de Hacienda, al cacique murciano Don Juan de la Cierva y Peñafiel. "El primer empeño de Maura fue el de lega­ lizar la situación económica" (26). Como en las Cortes encuentra dificul­ tades, se lanza a consultar el cuerpo electoral. El 3 de mayo consigue el decreto de disolución que va a levantar roncha. ¿Cómo se van a hacer las elecciones en estado de excepción? ¿No se van a devolver las ga­ rantías constitucionales? Pues no. Los comicios se celebran con la su­ presión de dichas garantías. Por Gran Canaria salen elegidos Matos, Argente y Del Castillo, aún cuando, según podemos ver en La Provincia del 30 de mayo, la candi­ datura oficial la formaban D. Leopoldo Matos y D. Jerónimo Megías ¿Qué impidió que Guerra del Río, derrotado por Úrzáiz en 1918, se pre­ sentase de nuevo a las elecciones? El concepal de Barcelona, era abo­ gado de los obreros de la Canadiense (27) y por esas fechas es detenido sin ser procesado ni habérsele iniciado sumario. Las elecciones tienen lugar en Las Palmas el domingo uno de junio. Por Lanzarote salía dipu­ tado D. José Cabrera Betancor, conocido como "Ángel Guerra" (28). Y en Fuerteveníura, D. Salvador Manrique de Lara triunfaba después de re­ ñida lucha contra el "poder constituido". En el conjunto nacional, poco significaron las elecciones (29). El 24 de junio se abrió el Parlamento. Pero el triunfo de la candidatura republicano-socialista en Madrid va a proporcionar un frente poderoso. El nombramiento de La Cierva trae como consecuencia la huelga gene­ ral de Correos y Telégrafos (30) que durará ocho días. Y, aunque el Go­ bierno consigue del Congreso la prórroga del presupuesto para el mes de julio, la situación se agrava para D. Antonio. Realmente el presupuesto de 1919-20, como comentaba un periódico local, era "la bancarrota del régi­ men" (31). "No se necesita ser gran hacendista para prever el cataclis­ mo —decía— que se avecina: más de la cuarta parte del presupuesto (es decir, 436.162.347,67 del Ministerio de la Guerra, más 84.901.094,59 de Marina, frente a un total presupuestado de 2.065.065.606,50) se le desti­ na a gastos de guerra, en días en que se habla de afirmar la paz univer­ sal; cerca de otra cuarta parte (509.316.304,76), a pagar intereses de la deuda, en constante pcogresión; a más de 82 millones y medio asciende el sostenimiento de las clases pasivas; más de la mitad del presupuesto absorben estas tres partidas; se cuenta con déficit inicial de pesetas 416.265.538,18". El 28 de junio se firma la paz de V,ersalles. Sabrosos son los co­ mentarios sobre la firma del tratado y sus pormenores realizados para

39 el Diario, desde París, por el recientemente fallecido "cronista de la ciu­ dad" D. Luis Doreste Silva. "¿Podrá seguir el Gobierno con los elegidos para el Congreso?", pregunta, desde aquí, el Diario (32). "Ángel Guerra", desde Madrid, envía un interesante artículo donde compara el "triunfo de las izquierdas" en Europa con el empeño español de que triunfen las derechas (33). Apro­ vechando la frase de Galileo "E pur si muove..." arremete contra nuestro desfase político. España ya era diferente. Basta la discusión del acta de Coria, para que Maura haya de plantear la crisis el 15 de julio. Poco duró su Gabinete. Y para eso ¿unas elecciones?

7.2.4.—Nuevo Gabinete

Forma el nuevo Gobierno D. Joaquín Sánchez Toca. Burgos Ma­ zo sustituye en Gobernación a Goicoechea. A Fomento llega el cacique palentino D. Abilio Calderón. Mas el ministro de Fomento muere en el primer Consejo, siendo sustituido por D. Carlos Cañal, quien dimitirá en septiembre solicitando la supresión de su departamento (34). La Cierva se enfrenta al nuevo Gabinete. Está molesto por su cese (35). Y desde las Cortes hace la guerra a Sánchez Toca. Este, sin embargo, consigue la necesaria autorización económica. Y con ello se aprueba por el Congreso un crédito para obras públicas en Canarias por valor de 1.400.000 pese­ tas (36). Los problemas, sin embargo, siguen su ritmo ascendente. De "abuso de los logreros" se acusa la acción del Estado, a través de sus Gobiernos (37). Se constituye un grupo en Madrid de Democracia Cristia­ na (38). Argente insiste en el problema de subsistencias. En Salamanca llega a afirmar que el problema español de abastecimientos no tiene otra solución que la socialización de la producción (39), Por otra parte, en Barcelona el problema social seguía en carne viva (40). La Confedera­ ción Patronal declara el lock-out. Ángel Pestaña y Salvador Seguí, "Noi del Sucre" (41), representantes de los sindicalistas obreros, llegan a Ma­ drid siendo muy bien recibidos. El jefe de la policía barcelonesa es he­ rido de muerte (42). Mientras, se sigue esperando el decreto de indulto que se cree sea otorgado por el rey desde su sede veraniega en San Sebastián (43). Ya en febrero, como se dijo, había circulado sin resultado el escrito de los presos de la Central de Cartagena solicitando de una vez la firma del mismo (44).

D. Antonio de Orleans se separa de hecho de la Infanta Eulalia y se fuga (45). En la conciencia general del país se resalta el gesto del rey de Italia quien, mediante una carta, cede al tesoro nacional "palacios, casti­ llos y villas", al propio tiempo que renuncia a 2.950.000 liras asignadas a la lista civil real (46).

Por otra parte. Marruecos va a seguir siendo la pesadilla de Es­ paña. Durante el año no ha dado mucho que hacer, aunque siempre apa­ rece como telón de fondo del desbarajuste nacional. "La cuestión de Ma­ rruecos" va a ser abordada por la Prensa de Las Palmas en diversas cir­ cunstancias (47). Ya sea elogiando actuaciones, como las de Bens (48), ya cuando es designado Alto Comisario D. Dámaso Berenguer, dejando la

40 cartera de Guerra del Gobierno de Romanones. "La grave situación en Cabo Juby" va a recordar a la nación una contienda que era estimada inútil por amplios sectores de la opinión pública (49) La cuestión de Tánger, sin embargo, va a tener relevancia en los periódicos, de marzo a junio de 1920, reproduciéndose las opiniones in­ glesas al respecto en un artículo que aparece en La Provincia dos veces (el 26 de mayo y el 9 de junio). Antes, el 26 de marzo, el citado diario ha­ bía dado a conocer una carta del Embajador en Londres Merry del Val publicada en The Times. El uno de octubre se implanta en toda España la jornada laboral de ocho horas. Es la consecuencia de una "legislación internacional del trabajo" (50) y de la creación de la O.I.T. La resolución de una jornada de trabajo de ocho horas, por ejemplo, ya se había impuesto en los fe­ rroviarios ingleses desde el uno de febrero (51). La Provincia, ante esta novedad llegará a plantear el 5 de diciembre "un nuevo problema: el ocio". Maura se dirige al país ante la situación por la que atraviesa España (52). De "consecuencias fatales" se estima la inestabilidad de los gobiernos (53). Mientras, el rey hace un viaje, muy comentado, a París y a Londres (54). ¿Pretende el monarca desmentir a quienes le tacharon de germanófilo durante la guerra? Sánchez Toca comienza a experimentar serias dificultades. Se rumorea que es el Presidente de la Azucarera, que ha conseguido no­ tables ventajas justificadas en una mejor distribución de las existencias (55). Y, aunque luego se desmiente (56), parece que había alguna relación no del todo clara. En Madrid, el 17 y 18 de noviembre, se reúne la conferencia pa­ ra la exploración científica del Mediterráneo. Preside ya el Príncipe de Monaco (57).

7.2.5.—Presagios de Dictadura.

El golpe de gracia al Gabinete de D. Joaquín lo van a proporcio­ nar las Juntas de Defensa, como en tantas otras ocasiones. En octubre de 1919 un tribunal de honor separa del Ejército a 16 oficiales del Estado Mayor provenientes de Infantería "porque habían subscrito una declarar ción separándose de las Juntas" (58). El Consejo Supremo de Guerra y Marina anula el veredicto del Tribunal de honor. Y las Juntas protestan por esta resolución. El General Tovar, ministro de la Guerra, decide re­ gular el 3 de diciembre el funcionamiento de los Tribunales de honor. En seguida se constituye uno, formado por tenientes de Infantería, que decreta la expulsión de 23 militares discrepantes. El 5 de diciembre sa­ lían las Reales Ordenes confirmatorias de esta decisión. La cuestión se comenta en toda la Prensa. Hasta El Tribuno apunta a la posibilidad ds una Dictadura (59). En realidad la cuestión no es nueva. Ya el 19 de abril La Provincia se había descolgado con un artículo titulado "Se necesita un Dictador". El Capitán General D. Valeriano Weyler llega a predecirlo en unas declaraciones-(60). Y D. Salvador Manrique de Lara, diputado por Fuerteventura, cuando le preguntan: ¿Qué juicio tiene Vd. formado del estado actual de la política española?" contesta al entrevistante D. Félix Aranda: "Que al presente, es, si no imposible, al menos dificilísimo pre­ decir nada de ella. España políticamente se encuentra en un verdadero caos. Nadie se entiende; y los que estamos asomados a ella por razón

41 de las circunstancias, nos encontramos preparados a toda ciase de sor­ presas... Lo mismo puede de un momento a otro llegar una dictadura mi­ litar que "charrasco" en mano ponga esta Babilonia en orden, como po­ demos ver a Lerroux en la Presidencia del Consejo de Ministros" (61). El tiempo se encargará de las dos cosas, D. Salvador. Las presiones de las Juntas Militares arrecian y, pese a que al­ gunos jefes protestan por sus actuaciones (62), el Gobierno presenta la dimisión el 9 de diciembre. El 12, D. Manuel Allendesalazar, vizcaíno con­ servador, constituye un Gabinete parlamentario, que se presenta a las Cortes el 30. "Su primordial finalidad era aprobar un presupuesto", ya que se seguía arrastrando el de 1914 (63). A ello se apresta con todo in­ terés el Ministro de Hacienda Sr. Bugallal. "Un mérito debemos reconocer al ministerio Allendesalazar, y fue convertir a las Juntas de Defensa en Comisiones Informativas para cada una de las Armas" (64). De resto, poco más. El presupuesto se aprueba en abril. El juicio que mereció puede verse aparte (65).

7.3.—España en 1920

La situación de Barcelona cgntinuaba en escalada. Los patronos persisten en el lock-out y los sabotajes se suceden. Royo Villanova pro­ nuncia una conferencia contra el "comunismo, socialismo, sindicalismo" (66) marcadamente reaccionaria, y la "cuestión sindicalista" se debate una vez más en las Cortes. Los diputados catalanista piden al Gobierno medidas dictatoriales (67). Comienza la captura de sindicalistas en Bar­ celona (68). Guerra del Río es prendido de nuevo y luego deportado. Lle­ gará a Las Palmas en febrero (69). El 31 de enero se anuncia en la Pren­ sa que entra ya en vigor la ley del descanso dominical y, por tanto, que los periódicos se publicarán los domingos y no los lunes (70). Mientras tanto el 5 de enero en Barcelona es herido el señor Graupera, presidente de la federación patronal. El Capitán General, Mi- lans del Bosch, quiere declarar el estado de guerra, pero en, las Cortes el Conde de Romanones se opone. Dimite Milans. Siguen sucesos sangrien­ tos en Zaragoza. 1920 va a ser el año de las huelgas. 1.361 se dieron en total en toda España. Los estudiantes manifiestan el malestar general. Contra ellos se alza en el Senado Royo Villanova, acusando al profeso­ rado de "soviet profesional" y a Marañón como instigador (71). D. Natalio Rivas, Ministro de Instrucción, sale en defensa de los profesores.

7.3.1.—La gestión de Allendezalazar.

Todo el mundo es consciente de que el gobierno tiene una mi­ sión transitoria. Se rumorea que, en cuanto consiga la aprobación del pre­ supuesto, caerá (72). Marcelino Domingo critica al rey a causa de una felicitación que ha hecho "a la Marina Mercante española por su actitud en la guerra y al Gobernador Civil de Barcelona por su política social" (73). Entretando, el Gabinete forcejeaba en el Congreso para conse­ guir la aprobación de las tarifas ferroviarias. La Cierva y los socialistas se oponen. Y los obreros de ferrocarriles van a la huelga el 21 de mar­ zo. El Gobierno se ve obligado a dar una Real Orden mediante la cual el Ministro de Abastecimientos pueda anticipar dinero a la Compañía de

42 Ferrocarriles (74). De cómo se desarrollaban las tareas parlamentarias puede servirnos, a modo de detalle curioso, la pelea que en el Congreso se entabla entre el Senador Luca de Tena y D. Indalecio Prieto, diputado so­ cialista (75). Ello dará lugar a un desafío que Prieto explica en una carta (76), a la que acompaña el acta de los padrinos del duelo. Por el señor Luca de Tena, fundador del ABC, fueron designados Sanjurjo y Ebry; para el Sr. Prieto, Pérez de Ayala y Sicardó. D. Torcuato se ve obligado a expli­ car en el Senado el incidente, "restableciendo la verdad" y desmintiendo que él apaleara a D. Indalecio y que éste le respondiera con una bofeta­ da (77). Aprobado el presupuesto, Allendezalazar presenta su dimisión el 3 de mayo. Coincide la crisis con la estancia del Mariscal Joffré, rose- llonés, en Barcelona para asistir a unos juegos florales como mantenedor. La presencia del héroe de Marne da lugar a diversos incidentes (78), que hábilmente resuelve el militar francés por la vía diplomática. Con él presi­ den los juegos florales el maestro Millet, fundador y primer director del Orfeó Cátala, y el tinerfeño de nacimiento y gran hombre de las letras ca­ talanas Ángel Quimera. La "Flor Natural" la obtuvo el poeta Joan Guasch (79).

7.3.2.—D. Eduardo Dato.

El mismo 3 de mayo se declara la huelga general en Zaragoza, que durará hasta el 8, fecha en que se crea el Ministerio de Trabajo. Efec­ tivamente, se encarga de constituir Gabinete D. Eduardo Dato, quien su­ prime el Ministerio de Abastecimientos, que vuelve a ser Comisaría. El Primer Ministro del Trabajo español fue D. Carlos Cañal. A la huelga general de Zaragoza, sigue la de Valencia (80). "La huelga de los operarios de la fábrica madrileña La Fortuna produce la es­ casez de pan y las consiguientes perturbaciones" (81). Huelga en Sala­ manca. Y el 16 de mayo aparece la gran huelga de Barcelona, donde se declaran en paro 25.000 obreros. Las detenciones están a la orden del día (82). El Gobernador Maestre Laborde, deja hacer de las suyas al Co­ misario austríaco Koening y a la que se llamó su "banda" (83). La muje­ res de los presos se manifiestan frente a la cárcel de Monjuit (84). Y el Gobernador es, por fin, sustituido por Bas. Mientras, en la Corte, tras los actos de celebración por el cum­ pleaños del rey (85), se prepara solemnemente la jura de bandera del Príncipe de Asturias, D. Alfonso, que tiene lugar en pleno mes de junio (86), dando ocasión a que 5/ Tribuno (87) tome el pelo a La Provincia por su emoción monárquica. Esta no ceja en su empeño y con el título de "atildamiento socialista y regia despreocupación" publica un artículo de fervor a la sencillez de la corona (88). En San Sebastián se reúne el Consejo de la Liga de las Nacio­ nes (89). Algo parece fallar en el acuerdo de paz que ya había sido reali­ zado (90). Francia se crea enemigos innecesariamente. Millerand está de­ sacertado (91). Pronto van a surgir voces que consideran a la naciente Liga "un fracaso" (92). La obra de Wilson se tambalea (93).

7.3.3.—Verano sangriento Un suceso va a poner en vilo a la opinión pública española en agosto de 1920, D. Francisco Maestre Laborde, Marqués de Salvatierra, ex-gobernador de Barcelona, es asesinado en Valencia (94). El hecho,

43 aunque reprobado por todos, es comentado por El Diluvio como la con­ secuencia sangrante de injusticias manifiestas (95). La represión no se deja esperar. Y el 16 del mismo mes "eran salvajemente agredidos unos obre­ ros en huelga" (96). También en Zaragoza se dan crímenes sociales. El Ministro de la Gobernación, Sr. Bergamfn, dimite. ¿Puede esto ocasionar una crisis? (97). Dato es ratificado (98), aunque se habla de posible reorganización del Gabinete. Incluso se comenta la problemá­ tica creación de los ministerios de Industria, Comercio y Comunicacio­ nes, "Menos ministerios y más administración", exclama un sector del país. A Bergamín le sucede Bugallal y se reajustan otras carteras. Pero la confirmacón del poder en D. Eduardo Dato le lleva a una resolución: disolver las Cortes. La noticia es acogida con general de­ sagrado. El Presidente del Congreso, Sánchez Guerra, un día antes, ha­ bía comentado que pedir el decreto de disolución era un "dislate", ob­ tenerlo un "disparate". Pero el dislate y el disparate se cometió (99). El 11 de octubre estalla una bomba en el Salón Pompeya de Barcelona, produciendo dos muertos y numerosos heridos. Nuevamente la reacción de la opinión pública es contraria. La voz autorizada de D. Miguel de Unamuno se alza ante "los crímenes sociales" (100). Bas ha dimitido en Barcelona y D. Severino Martínez Anido, de "luctuosa me­ moria" (101), se encarga del Gobierno Civil. El gobierno suprime los jui­ cios con jurado en Barcelona. Toda la fuerza represiva se despliega. Comienzan las deportaciones de obreros, el encarcelamiento de los jefes sindicalistas y la "tristemente célebre Ley de Fugas" (102), que suprimió gran número de individuos reputados peligrosos. Contra el sindicato úni­ co surge el sindicato libre subvencionado por el propio Gobernador. En Marruecos, el 14 de octubre entran las tropas en Xauen, ciudad sagrada de los mahometanos marroquíes. En plena campaña electoral, regresa de América la misión que, presidida por el Infante D. Fernando, había asistido a las fiestas del cen­ tenario del descubrimiento del Estrecho de Magallanes. El 26 de noviem­ bre en Bilbao se produce el incendio terrorista del trasatlántico Alfonso XIII. Y el 30, de día y en plena calle, cae el diputado Layret en Barce­ lona, víctima del sindicato libre. La reacción se avecina en lontananza. No es pues raro que los sindicalistas, ante los comicios, declaren la abs­ tención (103), aparte de las implicaciones ideológicas que tal determi­ nación contenía. El 19 de diciembre se celebran las elecciones. Salen elegidos por Gran Canaria, D. Baldomero Argente del Castillo, D. Rafael Guerra del Río y D. Leopoldo Matos y Massieu. Ser diputado era ser "ministra- ble". Ya Argente, como vimos, había sido ministro de Romanónos. Matos lo será del Trabajo con Maura el 13 de agosto de 1921. Guerra del Río de Obras Públicas con Lerroux y Martínez Basias, en la 2^ República. El triunfo de Guerra del Río supuso la derrota de D. Pedro del Castillo Olivares. Mientras en Fuerteventura volverá a triunfar D. Salvador Man­ rique y en Lanzarote "Ángel Guerra". Por Tenerife salían los Sres. Be- nítez de Lugo, Salazar y Arroyo. Gran Canaria negó su confianza a Dato, Tenerife se la otorgó.

7.4.—España después del bienio 1919-1920 El 4 de enero de 1921 se abren las Cortes. Y el 8 de marzo D. Eduardo Dato cae acribillado a balazos en la Plaza de la Independencia

44 de Madrid. La historia posterior es sólo la de una dictadura que se ave­ cina (104). Ailendezaiazar se vuelve a hacer cargo de un gobierno de transición. El país está harto. Y, por si fuera poco, el desastre de Ma­ rruecos exige apurar el final de una campaña sangrienta. No bastan éxi­ tos como la toma de Gurugú. Las actuaciones de los generales Silvestre y Berenguer iban a ser tema de discusión. Incluso Weyler dimite como Jefe del Alto Estado Mayor. Por otro lado los crímenes continúan. El "No! del sucre" es asesinado en Barcelona en 1923, por miembros del sindicato libre. Ni Maura con su gobierno posterior a D. Manuel, ni Sán­ chez Guerra con sus concesiones a la izquierda, ni García Prieto, van a poder evitar el golpe de Estado del 13 de septiembre de 1923.

(1) Ballesteros cita en su Historia hasta cincuenta obras bibliográficas sobre el de­ nominado problema catalán. (2) El Tribuno 4-XI-19. (3) El atibuno 30-1-19. (4) "En torno al problema catalán" Diario de Las Palmas 8-1-19. También "El programa de Maciá 20-11-19. (5) Cfr. La Provincia 4-1-19 y sucesivos. (6) Confróntese "El programa de Maciá" ya citado. (7) Diario 23-VI-19. (8) Cfr. La Provincia 14-16-1-19. (9) La Provincia 8-1-19. (10) La Provincia 14-Irl9. (11) La Provincia 24-11-19. (12) La Provincia 16-1-19. (13) La Provincia 21-1-19. En contraposición, y a propósito de la Sra. Wilson, "mano de hierro" cfr. un artículo de D. Ventura Ramírez Suárez en La Provincia 6-111-20. (14) La Provincia 14-27-1-20. (15) Como ejemplo ver el artículo "España y sus políticos" de El Tribtmo 10-11-19. (16) El Tribuno 20 a 28-11-19. (17) La Provincia 24-11-19. (18) Diario 8-III-19. (19) La Provincia 26-11-19. (20) Cfr. Ballesteros o. c. pág. 586. (21) Ver Diario 5-111-19. (22) El Tribuno 4-IV-19. (23) El Tribuno 5-IV-19. (24) Ver periódicos 15-IV-19. (25) La Provincia 24-IV-19. (26) Ballesteros o. c. pág. 587. (27) El Tribuno 25-V-19. (28) Ver Diario 26-V-19. El Tribuno 27-V-19. (29) El porcentaje de detenciones fue un 36% del electorado, según Miguel M. Cua­ drado en "Elecciones y partidos políticos en España (1868-1931" Taurus. Madrid.

(30) El Tribuno de 21 a 28-IV-19. (31) El Tribuno 24-V-19. (32) lO-VI-19. (33) Diario 3-VI-19. (34) Cfr. Ballesteros o. c- pág. 588. (35) El tribuno 3-VIII-19. (36) Diario 13-Vin-19. (37) Diario 14-Vin-19. (38) Ver entrevista con D. Severino Aznar publicada en La Provincia 4-IX-19. (39) Diario 9-EX-19.

45 (40) Ver declaraciones de Guerra del Río en El Tribuno 18-IX-19. (41) Mote, al parecer, puesto por D. Alejandro Lerroux (Cfr. El Tribuno). (42) La Provincia 9-IX-19. (43) Diario 18-IX-19. (44) El Tribuno 20-11-19. (45) El Tribuno 19-IX-19. (46) El Tribuno 24-IX-19. (47) La Provincia 10-1-19. (48) La Provincia 28-11-19. (49) El Tribuno 3-XI-19. (50) La Provincia 8-VIII-19. (51) Diario 3-II-19. (52) La Provincia 31-X-19. (53) La Provincia 5-XI-19. (54) El Tribuno 6-XI-19. En el Gobierno de Lloyd George aparece ya, primero como ministro de la guerra y luego como Secretario del Foreing Office, Winston Churchill (Cfr. La Provincia 14-1-19 y 17-XII-19). (55) La Provincia 3-XI-19. (56) La Provincia 25-XI-19. (57) La Provincia 13-XII-19. (58) Ballesteros o. c. (59) El Tribuno 3-XII-19. (60) Ver La Provincia 6-XII-19. (61) La Provincia H-XII-19. (62) Ver la carta de un teniente coronel publicada en "El País" de Madrid y re­ producida en El Tribuno 4 y 5-XII-19. (63) Cfr. Ballesteros o. c. pág. 589. (64) Ibídem. (65) Cfr. Apéndice III. (66) La Provincia 8-1-20. (67) La Provincia 9-1-20. (68) La Provincia 14-1-20. (69) El Tribuno 19-11-20. (70) Por ejemplo. La Provincia 31-1-20. (71) La Provincia 6-III-20. (72) La Provincia domingo 14-III-20. (73) El Tribuno 21-III-20. (74) Cfr. Ballesteros o. c. pág. 590. (75) La Provincia lO-IV-19. (76) El Tribuno 28-IV-20. (77) La Provincia 21-IV-20. (78) La Provincia 2-V-20. (79) Lá Provincia 5-V-20. (80) La Provincia 6-V-20. (81) Ballesteros o. c. (82) El Tribuno 18-V-20. (83) Cfr. Ballesteros o. c. (84) El Tribuno 4-VI-20. (85) La Provincia 18-V-20. (86) La Provincia 16-VI-20. (87) El Tribuno 17-VI-20. (88) La Provincia l-VII-20. (89) La Provincia l-VIII-20. (90) La Provincia 25-11-20. (91) La Provincia 9-III-20. Millerand será elegido Presidente de la República el 22 de Septiembre de dicho año (ver La Provincia 24-IX-20). (92) La Provincia 3-X-19. (93) Wilson quería dejar la presidencia USA para dedicar su vida a la Sociedad de

46. Naciones (El Tribuno 26-11-19). Su programa (El Tribuno 23-1-19) futí conside­ rado por Marcelino Domingo "una doctrina con vida" (El Tribuno 2-II-19). Tén­ gase én cuenta que la Presidencia de EE.UU. no era plato despreciable, pues estaba dotada de 6.250 $ mensuales (El Tribuno 14-1-19). (94) La Provincia 6-VIII-20. (95) El Tribuno 15-VIII-20. (96) Ballesteros o. c. pág. 591. (97) La Provincia 27-VIII-20. (98) La Provincia l-IX-20. (99) El Tribuno 4-X-20). (100) El Tribuno 3-X-20. (101) Ballesteros o. c. (102) Ibídem. (103) La Provincia 28-X-20. (104) El Tribuno en 1921 tiene diversos artículos que vaticinan esta solución.

47 8.—LA VIDA POLÍTICA EN LAS PALMAS

Aunque ya hemos visto, de forma panorámica y sintetizada, cuá­ les eran los problemas fundamentales de la ciudad e isla, conviene que relacionemos todo lo dicho sobre la fluctuante vida política española con sus repercusiones más directas en Las Palmas. Para su mejor comprensión, dividiremos este apartado en tres as­ pectos: representantes canarios en el poder central y viceversa, Canarias como región y las Corporaciones Locales.

8.1,—El poder político Las Palmas experimenta en 1919 la necesidad de despertar en su quehacer público.

8AA.-—León y Castillo

El fallecimiento de D. Fernando de León y Castillo había traído la desorientación a Gran Canaria, despreocupada, mientras él vivió, de todo lo concerniente a su participación activa en las tareas nacionales. Hubo quienes quisieron considerarse "herederos legítimos" del prohom­ bre canario, pero la unanimidad no era posible. Pronto comienzan las ren­ cillas. De ahí que en muchas mentes vaya tomando cuerpo la idea de que la muerte del Marqués del Muni es una pérdida irreparable. Su figura se­ guía estando presente en el corazón de muchos grancanarios como una especie de tabla de salvación, poderoso talismán, a las necesidades pe­ rentorias de la época. En el primer aniversario de su óbito, "Diario de Las Palmas" se descuelga con un número especial, de dos hojas, íntegra­ mente dedicado a su gran personalidad política y diplomática, y a sus pro­ digiosas dotes de orador, hijo fiel de su tierra y amigo cordial (1). Otro tanto irá haciendo reiteradamente en años sucesivos, "Como diplomático de ésta época, el más completo fue D. Fer­ nando de León y Castillo, marqués del Muni. Natural de Telde (Canarias, 30 de noviembre de 1842), estudió Derecho en Madrid; periodista y polí­ tico, se declaró anti-lsabelino. Seguía en el destierro al duque de la To­ rre y se unió a la restauración alfonsina. Diputado y Ministro (2), pasó a la carrera diplomática en el elevado puesto de embajador en París para hallar en ella su verdadera vocación. Fue representante de España en Francia durante tres etapas, en 1887, en 1892 y de 1897 a 1910. Por espa­ cio de veinte años demostró sus dotes de negociador por su habilidad, talento y afables maneras. A él se deben la cordialidad de relaciones con Francia que dio por resultado el acuerdo de 27 de junio de 1890, en virtud del cual adquirió España extensos territorios en el Golfo de Guinea y en el territorio del Muni que valieron a León y Castillo el tíulo de Marqués del Muni. En 1902 había conseguido un tratado favorable para España en el reparto de Marruecos..." (3). Fruto de sus intervenciones en la vida local había sido husmear en Madrid quiénes convenían como diputados en los momentos políticos de cada instante. Al fallecer dejaba como representantes en Gran Cana­ ria, tras las elecciones de febrero de 1918, a Matos, Argente y Urzaiz (4). La actuación de estos diputados es defendida fundamentalmente, pues, por el Diarlo de Las Palmas, aunque La Provincia no deja de demostrar sus simpatías por D. Baldomero y Matos. La dimisión de Argente como mi­ nistro de Abastecimientos del Gabinete de Romanones es aireada y justi­ ficada por la Prensa.

48 D. Fernando de León y Castillo AÑO XXVI.-NUM. 7.032 MIÉRCOLES 12 DE MARZO DE 1919

HERMOSA LECCIÓT7

>.<, I vrtoE tí tirmpo,ítrviit¿oit U «da rns de ti: «icídenM.nuilUplicin • di>M,v.icesv,h» •ccnUecimiefitM.I(>, la f:«ocacíán da esc cccuenlv inqimío según lo ¡ixtole priuSat del sueno qua la toatív^lOn pulsa un dolor (|ii« el licn- po TKi Ka lofodo boriw, fino modificw Iwi lólo. aipandindoio mil y mas; orí nace uiuir el dcssJicnta ptodaeiio por vi (¡cun^sio y 1* orfandad; «a inriía al rrcojimiento que yntfitm iien^ toda idea d« wcrifiíio y Re^rfíoia atincsa- cio^; ora rpanuna lai dukct iati>fa;d3nci que dádiisi y bcnefi<:iaí detranU' doi con prálí|>a liberBlidad, hicierwi eipcrimenUr: ora, por úliima. da lufai i que eipven d espnfru I» lonoias vibtáckviei de la floria que, cual nlo^KN de oro y de luí, ciccurulan d poñtito metilo de toda eicelsa vlnud iC^hoKi* lo* ptirbliH en que rsai miMnioui ímpoúonn, uan de la nsiutaícia qut dejan In hurlla de uria lección feconda y uludabie. al pas«, fugacc>, con la fecha coiuneinafa'Ji'a. que fueiie el tiempo. íaialmenle. á l.acei dei»arecei! tmpcríov) deber sivtcOtt. lin duda, p rocisai q«« ruiestra Gcín Cana d*}c de panicipar de esa >ticha envidiable noy. en que los cotaionei nobleí d« iiís hijos s* lienien henchidoi de cníu-Jasmo. al propio twmpo que opriaú- dcK IM.O el peso enorme, paca nueur» mayor orgullo, de lodaí esas iiniMCdiio- nes juii:«s. tan fuHtcnwnle afiladas por ct Iritic al pai que slorloia rccueido '!< in frths n-it '•e conmemora. Htcavio iriste. en verdad, para Gtan Car.wia, porque oada •nát ttiMe que el amor iu> >|pia] perdido T porque le tiae é la roe- moría (01I3 i^ bien de que *e lé pcirada; pero recuerdo lambtín clorioio. por­ gue ei el de ti terdKdefii a|>oi(óús deslumbranie de lu hi|o piedUeirlo. que, c»al Kini^fKi. vupo rnnqueccHa. Fn(Ya/ideceria. libertarla, abrirá lot ilimitado* liori^oi.le» lie un üioijero poci-erur y honrarla con lo» ptoptai honores y pres. «icio* einincmc*, e.i buena IMÍ ganocioi, a lueria de lalenios. de mnecúiHentoS tr ó* intachaMe lealtad. •I iiombr" ilni^ra •{ii" ni ^M. pue*. e»» (¡Tan lit^ura. en el borrawoKi mar de la vida púbiita, la ei irella pelar de IIKÍMTI jiiveniiid. sea el acrisalado pairioOsma y J'sinteieíada •bii(-i:»t »nj !ie^~iD'. di- (lunio pudirra proporcionarte mc'Orarmento ifioral 6 mMeríal, la «I.tía j\¡^iiji¡vn lii' inllaina.IiD a «iiiiedeile en «I despmpe'Vo de Ivi deUcadi- viliur <•! jiHru«--i>>n Al líi Mmfl larec 1 nKii;mie i.en.l" lo *a(«i y protertiose dírpctni de sin iiupincio- TTf uái laii|>iii-tam<-ui'- r-j.|i '•r'. IB ';iic v.iii dr iu<-iii«I.i c'na a tá« enrar^adiH Je l'eiar é Irlü lemino la OÍH" i>or i! K.cia.ln i1¿ íiwiiiu ct^jraixleciiinei^o y prosperidad. (Q"é hermo- iDMantei acuislei. en que. lo R«r te tnodesio »>elo que le »era ni a pruieclara t de su estima p« nombre, aqatí pabictíuno cficatái4o qaeiundta c. Hi coTvón iodos lo* óexo» de M alma gqwite pa­ Franc'sco Sánchez Torres ra C£X)*-ert»rtoj en tin inmenso (leseo ifc aervb- i Gran Caowia. no podfwi «w í»ci\ntit^ nMHaUos. V «n ha ocumiio que, (btreinc ese ftfto. mtestra pueblo ha vivido cocno a> tí sur de anos camifloi dewonocl' oos V de im destino jpwrado. OigiBio^ tny amcenunenle cwno U mejof ofi«n- dBita memofia del Mtrícfoinsigne. Lostcíelo*é incartíó^iéfa del «ncfenlc csi4n procl«nando qae *'^ gmiptitrKÍOgrao patrie fo ctajrm, í> I .•nnuidn /••ii i ':j.-^i/t' .» im/^-Ml-l.' njnjr .. _ .. tmtttto poeMo, ncorsitsdo de «T^>KO y necesitado tttitlnrrj. ían Sti'.i d,- /^írtí^^;i^.1 > !•• da, per^ABOKíjle imenazada. no acaba de Ver n- buen cJKMii>. pt't mr-'dre'mKnio y psr.i nj^miiir .> Aj« rnn-i.1 . -._ -'-^ en el roadro limitado de sueleccíún. lo- eleoim dcjmtrJ tt l'.iift.i 1 rlriempln.kt. f.irjf.trj .fu,- \,n,,n j lArilAr .'.-/ritruA' i -r /.•.% mi' .. las preodat. aflai y noMes, qat eran la . ilr ti¥h-n. ltAii.i ,tt A'-. Mirmtx ^Onyit,-.w t iacidad liel^ir/u^ ttif' lii^rrp y prvdil.-ei- de '-iia i-tii..* U,.jt .-.ii.-i'l.! \ i.".¡.'< IBIB, ffl la nuera tdad, ntUím. al Hd á so eiempio y alenia á sus eme- i™|i-. J' l.ri....|.afii.-..i"i-.r l.«(..lii.^..v.|.- la ¡»i.,-Kt.t.i.l.. •Mas, labe biapiraf sus actos en el pmo mwr de (irán Canaria. l-aiil'-'-n-la ^- K-|-*íl"1.-. |lii.<,..«. .1 l,.i.. ,1 r-|"'lni'-.i'i-i y aaf, au non^m Inmorlal iCfiiiird iluminando atcmpre todas las botas «MaMro deacbra de icrandezai ,t«.l-la m»Uj»(a -I- l'-ri». |.r.íÍM.. ,,i,-... .-Ui.., ..Mi*ri ,i ,.,.-.-,

CaiiSi .a. li U- >M.i. U- tanKi"'!-'" -l"" >t" \-rZL. -I. «"" n •• .'1 iVI"-! n. .,*. ,.^.1 In t,.rr,, «1 ,-.r I. ..«viitia .,«.. ...L. I „.. V .^^„ ,„. - ,-,.tH-il- «I» •ua.lr^ <«•! .t.-.,.'.,i«l.'...<. .,.,. w.!:, ^ WmMáN Cmmria mifitú hmti^jtr /AI limrfirht' frrUti *7L*'*'»Í'/W- fr.y»-,.. . r 'wa'^IBr apa «*W d> afrmArUa ^"Uiil'/ />riMtfrimiítrmrh. dr m mi" jtgald ifHr •••¡n fm^rrka df tadift rl tmpa; frmni imttnriái» i«;fr"iiirtí<ÍH

Ok^pa da Canaria*

El Diario, 12 - m -19 8.1.2.^—Los partidos

Hasta las elecciones de junio de 1919 parece haber una unani­ midad de criterios de forma tácita en el ala de las derechas canarias. "El país sigue orientado" (5). Candidatura de "verdad" y de control... (6). De todas formas, ya hemos dicho que el grupo liberal democrá­ tico, garci-prietista, se había constituido en mayo. Fue su presidente Don Felipe de la Nuez (7). Esto lleva al bloque del presidente del Cabildo, Don José Mesa y López, a reforzar su posición con relación al Diario de Las Palmas. Romanones le pide a Mesa el apoyo a D. Baldomero (8). Y tras el triunfo nuevamente de Argente, Matos y Del Castillo (9), organiza Don José el partido liberal-demócrata, romanonisa (10), aún cuando justifica que su intención no es acaparar la jefatura (11).

El Sr. Mesa era consciente de que los leonistas no tenían garra suficiente ante Madrid, muerto D. Fernando, si no se apoyaban en una ca­ marilla de las turnantes en los gobiernos. Por ello, una vez que D. Felipe de la Nuez y su grupo adoptaron el patrimonio del Marqués de Alhucemas y tras el éxito del conservador Matos en las elecciones de 1919, la balan­ za sólo podía equilibrarse poniéndose al amparo del Conde. Por fin el partido romanonista se constituye y Mesa y López asu­ me a su rectoría (12), unos días antes de que comiencen a prepararse las elecciones municipales de febrero de 1920. Se dice que D. José iba a por la alcaldía entonces. Sin embargo sólo la conseguirá por dos veces más tarde. "¿Por qué se retiró (de la lucha)?" (13). Pese a sus actuaciones discutibles como presidente del Cabildo, D. José Mesa y López será des­ pués uno de los más grandes alcaldes que ha tenido Las Palmas.

Esta nueva escisión, no obstante, de los leonistas en los dos gru­ pos liberales (romanonistas y garciprietistas) impedirá que se puedan dfe signar concejales por el art. 29, ya que no se llega a un acuerdo (14). Pa­ ra mayor división, del grupo de Mesa se separa en abril D. Juan Melián Alvarado (15). Este era el Delegado Regio de Enseñanza, que había sido destituido de su cargo con gran dispusto general (16), pero, junto con Don Benito Pérez Armas en Tenerife, había sido nuevamente repuesto (17). La retirada de Melián y la no existencia de un partido conservador, que es postulada desde La Provincia, hará que D. Leopoldo Matos lo constituya inmediatamente después de las elecciones para diputados de diciembre de 1920, donde su primicia se ve menguada (18). Con ello culminaban los esfuerzos de los jóvenes mauristas que en D. Leopoldo habían puesto sus esperanzas (19). Presidía estas juventudes accidentalmente D. Alber­ to Hernández Suárez. Cerraba esta relación de derechas el partido jaimis- ta o carlista, apoyado por amplios sectores de la Iglesia, que alternaba sus simpatías entre dicho grupo confesional y los conservadores infor­ males (20). El partido regionalista está presidido por D. Juan B. Meló. De "gran triunfo moral" calificó E/ Día el puesto que el candidato regionalis­ ta ocupara en las elecciones a diputado de 1919, celebrándose una cena, contra la que el Diario reacciona duramente (21). Efectivamente el plan­ teamiento de este partido se oponía a los intereses de la oligarquía gran- cariária y su poder de convocatoria, tras una etapa de dirigismo absolutis­ ta, si no como éxito podía considerarse estimable. Quedan por citar, el partido reformista, cuyo Presidente era Don Tomás Quevedo Ramírez. Y en el ala izquierda manifiesta, el partido socia­ lista, aún de escaso arraigo, con su jefe D. Miguel Barrera, y el más po-

49 pular de los grupos políticos, por obra de D. José Franchy y Roca, el par­ tido republicano federal, cuyo jefe político era D. José Gil Pineda, pero del cual su propagandista más valioso, periodista eminente —llegó a director de El Tribuno—; y culto literato, amén de ameno orador, fue D. Sebas­ tián Suáréz. León. Los éxitos de sus Qorreligionarios son prodigados a to­ da plana, tanto en intervenciones locales como nacionales. En 1919 se nos muestra "replegado" ante las elecciones a Cortes (22), pero en 1920 con el éxito de D. Rafael Guerra del Río va a introducir nuevos aires de renovación y participación popular.

8.1.3.—La actuación de los diputados En este marco variopinto, las actuaciones de nuestros diputados van a ser seguidas con interés por los periódicos, si bien, como luego ve­ remos, la atención se dirige más a las cuestiones internas del funciona­ miento de las Corporaciones locales. De todas formas, sus actuaciones en Cortes, sus pasos, anécdotas y hasta inhibiciones van a ser contadas con pormenores. Ellos, por su parte, envían con frecuencia telegramas a sus amigos políticos ante algún asunto conseguido de este o aquel Minis­ tro, o ante el planteamiento de ciertos problemas. Ningún diputado, no obstante, va a acaparar tanto la atención de su partido como Guerra del Río en las páginas de El Tribuno; esto antes y después de la elección. Matos, a suponer, da las gracias al cuerpo electoral tras la con­ sulta de junio de 1919 (23) y manifiesta su programa de actuación que será calificado por el Diario como "programa patriótico" (24). Es curio­ so observar el viraje que La Provincia y el Diario, en concreto, van a ex­ perimentar en esos dos años. Casi se puede deducir, por su lectura, que en un principio aquélla siente predilección por Argente y éste por Matos. Hasta tal punto se da esta aparente contradicción por parte del Diario, siempre calificado como liberal, que Ei Ciudadano llega a interrogarse si es que el periódico leonista se ha pasado a las filas del partido conser­ vador. En 1920 con la multiplicidad de camarillas nacidas de las fuentes de un leonismo sin León, van a definirse más los campos. Decepción va a" causar la renuncia de D. Baldomero a su acta de diputado por Gran Canaria. La deja para aceptar la de Fregenal de la Sierra. Hay un tira y afloja, con promesas de fidelidad, donde se discute esta determinación. Argente llega a afirmar que no renunciará a representar en el Congreso a Gran Canaria (25). Pero por fin lo hace. La noticia cae como una bom­ ba. De ahí que, aún cuando El Diario prosigue su adhesión al exminis­ tro,La Provincia se radicaliza en una postura conservadora. En las eleccio­ nes de diciembre en 1920 se manifestará partidaria de Matos con predi­ lección, abogando para que Gran Canaria dé su asentimiento a la peti­ ción de confianza de Dato. Cuando el Ayuntamiento se salta a la torera las resoluciones del Ministro de la Gorenación que resuelve favorablemente algunas de las actas anuladas por el Cabildo en los comicios locales, ve­ mos que el diario independiente da el viraje a que antes hicimos alusión. La repulsa por la renuncia de Argente al acta de Gran Canaria la mani­ fiesta en este comentario: "¡Huele a podrido en Gran Canaria!. Acaso el cadáver político de Argente..." (26). Su separación de todo apoyo a los romanonistas llega a manifestarse hasta el hecho de recordar en ese año el aniversario del 15 de noviembre, que, como puede verse en el Apéndice II, es la expresión más palpable de una concienciación en la lu­ cha obrera.

8.1.4.—Lsi promesa: Guerra dei Rio La arribada forzosa de D. Rafael Guerra del Río a Las Palmas en febrero de 1920 va a animar el ambiente político ciudadano.

50 El concejal barcelonés aprovecha para pronunciar una confe­ rencia el domingo 7 de marzo en Circo Cuyas (27), y otra el viernes 12 en el Teatro Circo del Puerto. En ésta, al conjuro del nombre de Franchy y Roca, los porteños responden con una estruendosa salva de aplausos. Gran Canaria se siente en deuda con el abogado de la clase obrera. Pre­ cisamente por esa época Fomento y Turismo piensa que vuelva a Las Pal­ mas el ilustre hombre del cariño popular para presidir el homenaje pos­ tumo que se le prepara a D.* Benito Pérez Galdós (28). Un sector de la Prensa delata que las conferencias de Guerra del Río no han sido tales, sino campaña política. ¿Qué querían los colegas?, se pregunta El Tri­ buno: ¿con las garantías constitucionales suprimidas pretenden que un deportado anuncie un "mitin"? Es entonces cuando promete que se pre­ sentará en las próximas elecciones a diputado por Gran Canaria.

8.1.5.—Los senadores.

Aunque sus actividades no tienen en la Prensa el mismo eco que las de los diputados, tres intervenciones de los senadores por Canarias van a acaparar la atención de la misma en esos años. Una es la del se­ nador Izquierdo Vélez (29) pidiendo el indulto para la pena de muerte a que han sido sentenciados los autores del denominado "crimen de los Pinos de Gáldar".

Y las otras dos las del senador maurista Redonet, quien ya en febrero había intervenido en favor de una solución al problema de las co­ municaciones, en brillante discurso reproducido por la Prensa local (30), que mereció grandes elogios (31). Después lo hará solicitando la unifica­ ción de la gratificación de residencia en un 50% para todos los funcio­ narios.

8.1.6.—Las elecciones de 1920

Con los comicios de diciembre se movilizan todas las fuerzas. Los candidatos, contendientes se trasladan esta vez a Las Palmas sin ex­ cepción, cosa no siempre frecuente. Esto quiere decir que no las tenían todas con ellos. Entre ellos se encuentra Argente, no sabemos si arre­ pentido de su anterior renuncia al acta, al cual el Ayuntamiento fe asigna un guardia municipal para acompañarle, lo qué da lugar a diversos co­ mentarios locales. El manifiesto de Guerra del Río tiene aceptación en amplios sectores de la opinión pública ciudadana. La Provincia declara abiertamente que, aunque no está de acuerdo con sus ideas políticas y con el partido en que milita, lo cortés no quita lo valiente, y le felicita por su programa nítido y por adoptar la postura de competir en las eleccio­ nes como independiente (32). Incluso cuando elogia a López Botas me­ diante un artículo aniversario titulado "López Botas y el pueblo" (18/Xll) se puede ver un cierto paralelismo no disimulado. D. Antonio, muerto en La Habana en 1888, a los setenta años, supone el advenimiento al poder político en Las Palmas de la clase media. ¿No hay que prepararse para el acceso al poder del mundo obrero?, pregunta D. Prudencio Morales. Ante las elecciones, sin embargo, el periódico independiente apoyará, na­ turalmente, a Matos y a Argente, pero cargando las tintas en "la labor" del primero (33), mientras El Diario, ya romanonista, se manifiesta más por el segundo. La Postura del Defensor de Canarias es anti-Guerra. Pero El Tribuno suple con creces esta campaña desatada. Hemos de confe­ sar, al llegar a este punto, que dentro de la aridez que supone leer y leer periódicos, la materia se convierte tan interesante y la pugna es tan can-

51 dente que, sólo por la Prensa, se llega uno a sentir identificado con la figura electoral, deseando subcoscientemente el triunfo de D. Rafael

Los resultados de la votación son los siguientes: Baldomero Argente del Castillo 10.342 votos. Rafael Guerra del Río 8.848 Leopoldo Matos Massieu 8.533 " Pedro del Castillo Olivares 6.075 "

TOTAL DE VOTOS ... 33.798

Quedan, pues, elegidos los tres primeros. La designación de D. Rafael como diputado, es considerada "fecha que será señalada en los anales de la localidad", pues ha representado la "voluntad del pue­ blo soberano" (34). Efectivamente, Guerra del Río obtiene el mayor nú­ mero de votos en todos los Colegios del término municipal de Las Pal­ mas (donde se constituyeron 25), con excepción del Colegio del Merca­ do del Puerto (en el cual le aventaja Argente), por un total de 5.324 votos. Es decir, que sólo en la ciudad obtiene el 60% de los sufragios totales, quedando para el resto de la isla 3.524. Sin embargo, no gana en ningún pueblo, lo cual hace pensar a El Tribuno que éstos llevan más impresa la huella del caciquismo y que incluso sería conveniente el dejar bien sen­ tado que Guerra representa a Las Palmas. La ciudad se ha pronunciado por "su" candidato. En Arucas y Gáldar triunfa Argente. En Guía, Matos. Del Castillo obtuvo mayoría en Telde, San Lorenzo y Firgas. Esto puede justificar los 1.494 votos de más que D. Baldomero obtiene en conjunto, mientras que la diferencia entre D. Rafael y D. Leopoldo sólo es de 315. Curioso resul­ ta ver emparejados al "defensor del pueblo" catalán con el ex-goberna- dor de Barcelona.

En Tenerife la elección es más acorde en sus resultados: Benítez de Lugo 10.882 votos Salazar 10.834 " Arroyo 10.693

TOTAL DE VOTOS 32.409 Ninguno, como puede verse, se aventaja en 200 votos (35).

8.1.7.—Después de las elecciones: democracia popular.

Termina, pues, el año con la constitución por Matos del partido conservador, los rumores de que el marqués de Acialcázar sea nombrado senador y la carta abierta a los tres diputados electos para que, aunando esfuerzos, intenten resolver los problemas fundamentales de Gran Ca­ naria (36). El 30 de diciembre y para el domingo 2 de enero de 1921, Gue­ rra del Río convoca a todos los "partidos populares y hombres de buena voluntad" con el fin de constituir un frente democrático canario (37). Las felicitaciones a don Rafael llueven de todos los rincones del país. Fran- chy y Roca manifiesta su alegría por el triunfo de su correligionario en

52 cable emitido desde Sevilla. Lerroux le telegrafía desde Barcelona. Hasta don Arturo Lamarque, ya ausente, le felicita. Pasadas las Navidades, los elegidos regresan a la Península, tras agradecer a los electores su confianza. Guerra del Río marcha a la Ciudad Condal y allí, en el marco solemne del Salón de Actos del Ayun­ tamiento, el concejal que obtuviera resonante triunfo recabando la soli­ daridad de la corporación barcelonesa ante el problema de comunica­ ciones con Canarias (38), el que alzara su voz contra los atentados so­ ciales, por la bomba del Pompeya y en favor de los sindicatos, recibe el homenaje de sus compañeros ediles, amigos y enemigos políticos, el día de su despedida (39). No puede el abogado de los obreros olvidarse de éstos. En Las Palmas, precisamente, había tenido una reunión con los gremios donde sostuvo la postura sindicalista: el sindicato debe ser apo­ lítico; como obreros, nos sindicamos; como ciudadanos nos enrolamos en un partido. Su primera intervención en las Cortes va a ser para plantear la cuestión obrera de Barcelona (40). Esta postura le proporciona un atentado frustrado en las inmediaciones del Hotel Palace de Madrid (41). La primera actuación por Gran Canaria será solicitando trigo para Las Palmas (42). Luego lo hará para pedir que se apruebe el presu­ puesto del Cabildo Insular de Gran Canaria, retenido por omitir en sus partidas el contingente provincial. A ello se oponía el Gobernador Civil don Ernesto García Velasco. No hay que olvidar, como luego veremos, que en esas fechas Gran Canaria y Tenerife ya han dado los primeros pasos para solicitar la supresión de la Diputación y constituir una Man­ comunidad Interinsular, siguiendo el rumbo de Cataluña.

8.1.8.—Las autoridades gubernativas.

Pero es quizás en la remoción de las autoridades gubernativas donde más se va a notar la influencia de los cambios de gobierno. En su libro "Sucesos históricos de Gran Canaria", don Carlos Navarro Ruiz, dice que en marzo de 1919 cesó como Gobernador Civil don Joaquín Santos Escay, y que a éste le sustituyó Sanmartín Herrera y a éste a su vez el Conde de Casa Segovia (43). Según los datos recogidos de los periódicos las mutaciones en ese año, con las correspondientes interini­ dades, son mayores. El ministro de la Gobernación Gimeno, del Gobierno Romanones, efectivamente sustituye al señor Santos por Sanmartín. Pero el Gabinete Maura debió hacer otro cambio, con lo cual aparece el señor Bores y Romero, quien cesa en el Gobierno Civil el 11 de agosto, al cam­ biar Goicoechea y acceder al Poder Burgos Mazo en el Gobierno Sánchez Toca (44). Entre que se incorpora don Luis Jiménez Canga-Arguelles y se va Bores, asume interinamente los poderes Castro y Matos (45). El arribo de Allendesalazar no parece traer modificaciones. Sin embargo aparece el nombre de Richi en marzo de 1920 (46). Al ser sustituido Ber- gamín por Bugallal, en el Gobierno de Dato, en noviembre de 1920 es designado gobernador don Ernesto García Velasco (47). Por lo que res­ pecta a Delegados de Gobierno, en Gran Canaria, don Manuel Luengo y Prieto cesa en sus funciones en mayo de 1919, después de estar al frente de la Delegación siete años. Días antes de su relevo empieza a rumorearse su cese.,Luengo irá a ocupar la Secretaría General del Go­ bierno Civil de Valladolid. Como causa de su traslado se especula que el Gobierno Maura se ha molestado por el hecho de que diera orden de descargar 1.100 toneladas de maíz, de las 1.900 que en tránsito portaba el buque "Carolina E. Pérez", el cual arribó al puerto de La Luz con destino a La Coruña (48). El 12 de mayo ya se conoce la noticia del nom-

53 bramiento de D. Gerardo Gavilanes, antecesor en Las Palmas de Luen­ go (49), desencadenándose una campaña en contra del regreso del cul­ pable máximo de los hechos acaecidos el 15 de noviembre de 1911. Don Manuel Luengo había recibido repulsas periodísticas por cuestiones sa­ nitarias (50) o por la ineficacia manifiesta de la Junta de Subsistencia (51). Pero Gavilanes va a colmar la medida de los lamentos. Su regreso se considera una hostilidad manifiesta al pueblo. Se recuerda sus "ma­ tanzas". El Tribuno lleva, entre todos los diarios, la voz cantante, pre­ parándole el recibimiento que a su juicio merece: una manifestación popular de repulsa (52), Con unos grandes titulares que dicen "Hoy llega, hoy..." y orla de luto saluda al nuevo Delegado del Gobierno de S. M. "Ecce Homo". D. Gerardo toma posesión el día 18 de mayo, mar­ chando el 19 hacia su nuevo destino el Sr. Luengo (53). Renovación, La Crónica, El Noticiero, El Dia y El Tribuno intentan enviar un telegrama de protesta al Gobierno por este desafío, pero el cable es retenido. "Gavila­ nes, censor", exclama el órgano del partido republicano federal (54), mientras La Provincia le saluda con respeto (55). Esto motiva la indigna­ ción de El Tribuno. Y la Junta Directiva de la Sociedad del "Arte de Im­ primir" acuerda una huelga para el 19, día en que no sale ningún perió­ dico. Los "reporters" de La Crónica, Ei Dia, El Noticiero, Renovación, Ecos, La Provincia y El Tribuno deciden no informar habitualmente de na­ da cuanto proceda o les sea remitido desde la Delegación del Gobierno (56). Ante tal "censura roja" contra Gavilanes, por parte del órgano di­ rectivo del gremio de Artes Gráficas, La Provincia protesta calificando es­ ta actitud de "imposición intolerable" (57). Los demás delegados de gobierno en las islas no nos constan por la Prensa grancanaria. En un artículo de D. Vidal Negrín desde La Go­ mera, se cita como presidente del Cabildo Palmero a D. Pedro Cuevas y como Delegado de La Gomera a D. Antonio Armas y Fernández (5á). El resto de las autoridades no está sometido tanto a las varia­ ciones de gobierno. Incluso GaviJanes permanecerá en Gran Canaria has­ ta 1921, en cuyo mes de julio es sustituido por D. José Domínguez Man- resa. (59).

8.1.9.—Otras autoridades

Los presidentes de Cabildos y alcaldes de la ciudad están más o menos condicionados por el juego de las elecciones municipales, por ello se deja el hablar de ellos para cuando se trate de las Corporaciones Locales. Como Capitanes Generales figura D. Carlos Palanca (60), quien realiza una visita de inspección a las Tropas de Gran Canaria, Fuerteven- tura y Lanzarote en enero de 1919. En febrero es sustituido por D. Fran­ cisco Rodríguez Sánchez-Espinosa (61), que visita Las Palmas en agos­ to (62). En diciembre de 1920 es designado Gobernador Militar de Las Palmas el General de División D. Federico Monteverde y Sedaño, hombre culto y militar curtido (63), con un historial universitario brillante y hoja de servicios meritoria. Sustituye a D. Julio Moro. Comandante Militar de Marina en Gran Canaria, era D. Bartolo­ mé de Morales, quien pasará a la reserva en Las Palmas con la gradua­ ción de contralmirante.

54 Además aparecen, como Presidente de la Audiencia Territorial D. Andrés Augusto Vázquez, el cual tiene unos incidentes con los letra­ dos D. Rafael Ramírez Doreste y D. Francisco García (64). A este le sus­ tituye D. Juan Antonio Joyt (65). Como Fiscal se cita a D. Francisco La- nuza (66). De Delegado de Hacienda encontramos a D. Antonio García Beltrán.

Todavía no existe la Universidad de La Laguna. Y como delega­ dos regios de Enseñanza son suprimidos, según ya se vio, D. Juan Melián Alvarado, en Gran Canaria, y D. Benito Pérez Armas, en Tenerife, pasan­ do sus funciones a ser desempeñadas por los directores respectivos del Instituto General y Técnico de Las Palmas y del antiguo Instituto de Ca­ narias de La Laguna. Nuevamente serán repuestos en su cargos en sep­ tiembre de 1919, como ya quedó dicho.

8.2.—Cananas como región

La Ley de 11 de julio de 1912 había pretendido abordar, de al­ guna manera, el problema administrativo de Canarias. Pero, con la crea­ ción de los Cabildos Insulares, que era una primera piedra en la cons­ trucción del edificio auténticamente representativo de cada una de las Islas, vino a quedarse estancada la facuftad imaginativa de seguir ade­ lante. Por si fuera poco, el que la Ley dejara subsistente la Diputación Provincial, aunque atribuyendo a los Cabildos las mismas facultades en sus territorios que a la Corporación Provincial en el conjunto, crea, por una parte, la necesidad de averiguar cuál pueda ser entonces la misión del organismo provincial sobre el papel y en la práctica y, de otra, el pro­ ceso dialéctico de una doble respuesta o actitud: los que consideraron inútil la Diputación, y los que buscaron revitalizarla.

No es extraño, pues, que al amparo del problema catalán, las fuerzas políticas del Archipiélago se desaten, planificando esta doble ac­ ción según sus recursos. El enfoque, como es obvio, se presenta distinto. Para unos se trata de decentralizar. Es así, si tal se diera, cómo la deca­ dente Diputación hubiese pasado a ostentar funciones normativas y cua- siministeriales para determinados problemas de la región. Para otros el enfoque es de autonomía total insular. El no saber armonizar estas pos­ turas llevará a situacione3 de enconamiento.

8.2.1.—¿Asamblea en Gran Canaria?

Por tanto, nos encontramos que el 2 de enero de 1919, convo­ cadas por el alcalde de Las Palmas, D. Bernardino Valle y Gracia, y por el Presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, D. José Mesa y Ló­ pez, diversas personalidades de la vida ciudadana tienen una reunión en el Salón de Actos de las Casas Consistoriales para tratar de la "autono­ mía de Gran Canaria". La preside el Obispo, D. Ángel Marquina y Corra­ les. D. José Mesa excusa su asistencia por razones de salud, al igual que D. Ambrosio Hurtado de Mendoza, a la sazón presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País. El acuerdo a que se llega consiste en de­ signar una comisión que elabore el cuestionario para realizar una amplia consulta a todas las personas y organismos que deban opinar sobre la materia. Como anécdota hay que señalar la discrepancia surgida entre el Prelado y el Alcalde. El primero aprecia el valor de la unidad por encima de todo. Valle quiere llevar la cuestión a la autonomía de cada Isla (67).

55 Mas ¿quiénes van a ser consultados? Todos los ayuntamientos, corporaciones, sociedades, Prensa y partidos políticos de Gran Canaria. De la representatividad de estas instituciones o grupos intermedios de­ penderá, por tanto, el alcance de la consulta y la expresión de la voluntad popular en la respuesta. Inicialmente parece que la reunión restringida del 2 de enero adolecía de algún vicio en su constitución. Al menos, aáT ío contrasta El Tribuno (68), que la ridiculiza hasta el extremo de conside­ rarla una broma más "entre ¡nocentes y carnavales". Al día siguiente de la misma comentaba: "DIvidábasenos decir que a la reunión de anoche asistieron solamente siete espectadores. No había más público. Muchos fueron todavía" (69).

La Comisión, no obstante, inicia sus tarea. El cuestionario que sale a la luz pública (70) contiene sólo dos preguntas: a) ¿Cuál debe ser la dependencia de las organizaciones polí­ tico-administrativas de Canarias con relación al Poder Central? b) ¿Cuál es la organización administrativa más adecuada a la es­ pecial constitución geográfica de Canarias? Como se ve, dos interrogantes amplios que pretenden abordar de un lado la personalidad del Archipiélago dentro del contexto español y, de otro, las peculiaridades de la propia región. Pero antes de que dicho cuestionario se difundiese, y mientras el Diario no cede en su empeño divisionista (71), el 7 de enero, la voz de D. Ambrosio Hurtado de Mendoza se manifiesta mediante un discurso en una sesión de la Sociedad Económica de Amigos del País. Dicha pieza oratoria da lugar a diversas interpretaciones. Mientras para unos órganos de expresión es la manifestación palpable de una "autonomía para Gran Canaria" (72), para otros hablar de autonomía insular requiere precisiones muy matizadas. ¿Detrás de la expresión "descentralización dentro del Es­ tado y dentro de la Región en beneficio de todas las islas" (73) no se es­ conde el hecho de dejar libres las manos a la oligarquía grancariaria, muy localizada y restringida, para actuar a su antojo y en provecho personal? ¿Qué piensa el pueblo? "El país está dormido", lamenta un periódico an­ te la indiferencia de la gente por el problema de la autonomía (74) ¿Por qué está dormido el país? El silencio puede ser una respuesta.

8.2.2.—Por una Asamblea Provincial

En Tenerife, D. Andrés Orozco manifiesta su opinión sobre la autonomía de Canarias a través de La Prensa y pronto se organizan las fuerzas santacruceras con el fin de celebrar una Asamblea Provincial que aborde para la región canaria el problema que los extraparlamentarios estudian con relación a Cataluña. Pero ni siquiera en Tenerife hay una­ nimidad de criterios, pues en dicha Isla el conflicto Diputación-Cabildo estaba más próximo. En un principio, parece que la idea de la Asamblea tuvo buena acogida. El Cabildo de Gran Canaria aceptó inicialmente tener representación en la misma (75). Y el Cabildo de Tenerife, inclliso, acordó nombrar una comisión que se trasladase a Las Palmas para exponer sus puntos de vista a la Corporación Insular hermana (76). Hasta la Prensa más divisionista llegó a estimar "interesante" la propuesta del Cabildo tinerfeño (77).

La Diputación Provincial, por su parte, elabora un plan regiona- lista, que algunos califican de "maniobras" (78). Hasta entonces ha que­ rido buscar la razón de su existencia en mantener el carácter "provin-

56 cial" de dos centros de beneficiencia: el Manicomio de Santa Cruz de Tenerife y la Leprosería de Las Palmas. Sobre la base de este sosteni­ miento alienta su prestigio de máximo organismo colegiado del Archipié­ lago. Pero su fundamento económico es la contingentación que cada Isla por medio de su corporación insular —a excepción de la del Hierro que no quería Cabildo por considerarlo inútil ya que sólo cuenta con dos muni­ cipios: Valverde y Frontera— .había de pagar en compensación de estos servicios y como mantenimiento corporativo de la Diputación. Mas, si la autonomía regional permite una descentralización —así se veía el pro­ blema— del poder de Madrid ¿no sería posible que la Diputación se con­ virtiera en una especie de Dieta regional que incluso tuviese facultades le­ gislativas y ejecutivas para determinados problemas entonces condicio­ nados por la lentitud y distancia del Gobierno y las Cortes? El órgano provincial acusa a Gran Canaria de que sus diputados provinciales no asisten sistemáticamente a las reuniones corporativas. Estos creen que así se evita el quorum necesario para que la Diputación apruebe acuer­ dos "amañados" de antemano. No en vano, en atención a su población, Gran Canaria era la Isla que mayor contingente debía aportar a las arcas provinciales. Esto hace pensar a los divisionistas que por ahí "el acuerdo es imposible con Diputación o con Dieta regional" (79) y que las preten­ siones de la corporación son "irritantes" (80).

¿Qué pensaban las demás Islas sojuzgadas normalmente a las decisiones partidistas de las dos mal llamadas Mayores (81)?

El 26 de enero, la Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas vuelve a tener reunión para tratar de la autonomía de Cana­ rias. Con tal motivo se elabora un amplio formulario que es enviado a diversas instituciones y a las islas de Fuerteventura y Lanzarote (82). Y se acuerda tener más adelante otra sesión de recogida. Las dos islas más orientales contestan (83). Su postura, como es lógico, va contra cualquier centralización que una isla o ciudad pretenda hacer sobre las demás. ¿Si Madrid descentraliza y Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas inten­ tan centralizar, qué se ha ganado?. Abundantes son los artículos en la Prensa del Archipiélago manifestando diversas opiniones o distinguien­ do y perfilando aspectos (84). Y desde La Palma, el entonces joven abo­ gado don León de las Casas inicia toda una campaña a favor de la pos­ tura del Cabildo de Gran Canaria (85). No vale el dar carácter de pro­ vinciales al Manicomio de Tenerife y la Leprosería de Gran Canaria para que se sostenga la Diputación. En este sentido, el Cabildo de La Palma en 1920 llega a desechar la proposición realizada por sus ex­ diputados a Cortes don Pedro Poggio y don Julián Van-Baurnbergen, con gran aplauso de Gran Canaria que más adelante veremos (86). In­ cluso también el Cabildo de La Gomera se manifiesta a favor de la pos­ tura del Cabildo de Gran Canaria (87). Pero ¿no es posible encontrar una solución que permita, de manera institucional, el que los problemas comunes de la región sean abordados por todas las Islas y no por cada una de ellas?.

Los defensores de la Diputación creen que ese órgano corpo­ rativo regional ya existe. Periódicos como El Regionalista de Santa Cruz de Tenerife y El Imperial —que no lo era tanto— echan su cuarto a es­ padas en defensa de la Corporación Provincial la cual puede ser el marco jurídico-adminisfrativo factible que evolucione hacia esa Dieta o Mancomunidad regional. Sólo cometen en sus enfoques una persistente desvirtuación: la capitalidad. El problema regional es un problema de capital y la capitalidad es ya un derecho adquirido por Santa Cruz. Don Benito Pérez Armas, que había sido Presidente de la Diputación, arre-

57 mete contra los separatismos y contra los "caciques" grancanarios. Incluso publica un artículo, al que el Diario de Las Palmas replica el 20 de febrero de 1919. La Real Orden del 2 de marzo de dicho año, por la que se fa­ culta al Delegado del Gobierno de Gran Canaria tener en la Isla las mismas atribuciones que el Gobernador Civil de la provincia en el con­ junto va a hacer imposible e infructífera una auténtica asamblea interinsular. Y por otra parte, la crisis ministerial de abril va a dar al traste con los proyectos inmediatos de cualquier planteamiento regional.

Las protestas tinerfeñas arrecian contra la Real Orden. Sin em­ bargo, el Norte de Tenerife, periódico de La Orotava, va a salir en contra del centralismo santacrucero. Lamentablemente se desbarra una y otra vez. El problema oscila, centrándose mayoritariamente hacia las auto­ nomías insulares. También va a tener eco en Canarias, como es fácil de entender, el planteamiento maurista de las autonomías municipales en especial en Tenerife. Por otra parte el Gobierno, por medio del Ministro Gimeno, en la Real Orden aludida ha dado la opción a los Delegados de Gobierno de cada Isla de solicitar las mismas atribuciones en su territorio de las concedidas al de Gran Canaria (88).

8.2.3.—Compás de espera.

El problema se aplaza, pero no se resuelve. Sin embargo, hubo aportaciones importantes. La asociación "Pro Justicia" de Las Palmas había contestado al cuestionario de la Económica por medio de un manifiesto, donde después de señalar sus propósitos y sentar las bases de lo que debe entenderse por autonomía, desarrollaba cuatro grandes epígrafes sobre la Administración de Justicia, el sistema electoral, la enseñanza obligatoria y educación moral, y las organizaciones sociales. Al final hacía unas consideraciones atinadas sobre el denominado pro­ blema de Canarias, para plantearse si detrás de él no se escondía un problema más profundo, de carácter social, el cual precisaba un abordaje inmediato y afirmar, al propio tiempo que dar la señal de alerta, que "el aislamiento en que vivimos favorece al caciquismo" (89). Significativo es que durante los meses de marzo a julio, mien­ tras la mayoría de los periódicos callan, el Diario de Las Palmas conti­ núe manteniendo la llama de la espinosa cuestión. Interesantes son las declaraciones que don Ambrosio Hurtado de Mendoza realiza al periódico y que éste publica el 9 de mayo. Don Ambrosio, que falleció en 1922, ya acepta una postura divisionista. Pero la atención ciudadana se va a centrar en otros sucesos: el juicio del crimen de los Pinos de Gáldar, en marzo; el nuevo Gobierno, en abril; las elecciones y el Sínodo Diocesano, en mayo; la vuelta de Gavilanes, etc. De Triunfo de Gran Canaria va a calificar el Diario la victoria elec­ toral de don Leopoldo Matos y de don Baldomero Argente como diputados. Hasta el mes de julio, pues, hay un receso en la cuestión. Las disputas se centran en minucias, que tanto daño han hecho a las rela­ ciones de convivencia regional y tan hábilmente se han fomentado desde el exterior. Para ello, cualquier motivo es válido: ya sea el Decreto de 27 de marzo (publicado en la Gaceta del 29) que crea las Juntas Pro­ vinciales de Obras de Conservación y Reparación de Carreteras, inclu­ yendo a Gran Canaria entre las mismas (90); ya cuando se anuncia la

58 posibilidad de constituir un organismo de IVlarina superior a las dos Comandancias Militares de Tenerife y Gran Canaria (91); o cuando el Presidente del Cabildo de Gran Canaria dirige el 5 de julio un oficio al Delegado del Gobierno, trasladándole el acuerdo de la Corporación por el que se pide que la Delegación tenga determinados registros con inde­ pendencia de Tenerife (92); así como cuando se discute sobre el esta­ blecimiento en las Islas de un Consulado General de Portugal (93), vice- consulado americano (94), etc. Tema de constantes polémicas es el de los puertos.

Pero la cuestión vuelve a ponerse en carne viva cuando el nuevo Ministro de la Gobernación, señor Goicoechea, parece que va a desapro­ bar el presupuesto de la Diputación Provincial, por estimar que se ha adoptado en reunión sin quorum suficiente (95), y, sin embargo, lo aprueba. El Cabildo de Gran Canana protesta, interponiendo recurso el 23 de junio, y durante los primeros días de julio la tensión va a aumentar. La Provincia arremete contra los caciques grancanarios que, con su ac­ titud absentista, han permitido este atropello (96). El Tribuno piensa que todo es debido a la desidia de los diputados en Cortes que no han sa­ bido plantear el problema de fondo: hay que suprimer la Diputación Provincial (97). Todos los periódicos elevan su protesta: El Imperíai, El Heraldo, La Mañana, El Liberal, Diario Universal, Sol, Jornada, La Época, etc. ¿Qué hacen nuestros diputados?, se preguntan (98). Los Cabildos Insulares están en peligro (99). La Prensa local envía un telegrama colectivo al Gobierno, pero por "órdenes superiores" se impide que llegue a su destino (100).

En la Prensa capitalina, el presupuesto de la Diputación vuelve a traer a colación "la realidad del problema provincial", como dirá El Regionalista de Santa Cruz de Tenerife. Para la mayoría de los periódi­ cos santacruceros se trata "de despojos y agresiones" propias de la actitud cerril del Cabildo grancanario. Así se manifiestan La Prensa, La Gaceta, El Imparcial, y en general todos los periódicos aluden al proble­ ma. Esta vez el propio Presidente de la Diputación se quejará de que desde 1912 los diputados provinciales por Gran Canaria sistemática­ mente se niegan a asistir a las reuniones de la Corporación.

La caída del Gabinete de Maura y la constitución del Gobierno de Sánchez Toca vuelve a abrir una brecha de descanso en la lucha. ¿Qué hará el nuevo Gobierno ante el presupuesto impugnado?. Don León de las Casas desde La Gomera, entrevistado por Vidal Negrín (101), delata los caciquismos, haciendo sutiles distinciones entre "don Fer­ nando, Benito y Poggio". Don Leopoldo Matos se ve forzado a inter­ pelar al Gobierno en Las Cortes. Cada vez va tomando más cuerpo la idea de que la solución se hallará en una Mancomunidad de Cabildos (102), intercambiéndose sendas cartas abiertas en este sentido el señor De las Casas y don Prudencio Morales. Este último recuerda su discurso como mantenedor en la fiesta del Ateneo de La Laguna del 12 de octu­ bre de 1918, en que había dicho: "Tengamos por seguro que al día si­ guiente de abrazarnos todos los isleños al pie del altar de la Patria, jurando observar la Ley de 1912 en cuyos preceptos está escrita nues­ tra insular constitución, unidos, en todo y para todo, nuestros represen­ tantes en Cortes, lograrán de los poderes públicos cuanto legítimamente pidamos como indispensable en la senda de nuestro progreso. Mirando para Madrid, allí donde sólo se accede a la presión por el vigor de la mano que oprime, es como apreciaremos lo que nos importa unirnos y ayudarnos y fortalecernos: cuando no pida Tenerife contra Gran Cana­ ria, ni Gran Canaria contra Tenerife, cuando pidan las siete islas unidas,

59 ejercitando idéntica acción y emitiendo una sola voz, el Archipiélago será poderoso y alcanzará cuanto necesiten todas y cada una de sus Islas" (103). "La Diputación está herida de muerte". El nuevo ministro de la Gobernación, Burgos Mazo, intenta abordar la cuestión. ¿Realmente la Diputación representa a la provincia?, y resuelve por la vía rápida: anula el presupuesto. Un nuevo hecho vendrá a desviar el problema de fondo: la creación de una administración principal de Correos en Las Palmas (104). La duplicidad de organismos parece que cada vez confirma más la línea divisoria. 1920 no va a traer mayores novedades. Allendesalazar, como ya vimos, ha sustituido en la Presidencia del Gobierno a Sánchez Toca. La epidemia de gripe, en enero; las elecciones municipales, que lleva­ rán a un cambio en las Corporaciones Locales, con toda su secuela de acontecimientos internos; y otras cuestiones, hacen que la Prensa ciu­ dadana, a excepción naturalmente del Diario, dejen el problema laten­ te. Con el arribo de Dato nuevamente al Poder todo queda parado. En octubre, la disolución de las Cortes trae nuevos agetreos electorales. Algunos buenos intentos de reconciliación se dan. Y así se expresa don Domingo Cabrera Cruz, "Carlos Cruz", en la fiesta de Atlante de La La­ guna (105) al dirigirse a las reinas de todas las islas: "Vosotras, que simbolizáis a la tierra, vosotras que ostentáis la más alta representa­ ción: la de nuestro Archipiélago, cuidad de que la discordia no vuelva de nuevo a ensombrecer la cordialidad isleña. ¡Redimid, por Dios, a nuestros hijos de esa fatal herencia, de ese tributo doloroso; hacedTes saber que todos los canarios estamos formados del mismo barro y de la misma sangre!. Esa es vuestra labor". El 3 de noviembre, La Provincia explica las razones por las que el Cabildo de La Palma rechazó las proposiciones de sus dos ex-diputados a Cortes a que antes hicimos alusión. Con "un aplauso al Cabildo" vecino se expresa el periódico. Los señores Poggio y Van- Baunbergen habían propuesto dar definitivamente el carácter de provin­ ciales al Manicomio y Leprosería. La Palma manifiesta que le es más rentable abonar la estancia de un enfermo y hasta dos durante todo un año en cualquiera de esos establecimientos que pagar el contingente provincial.

8.2.4.—i-lacia una solución.

El Diario insular de Santa Cruz de La Palma publica el 21 de octubre un artículo que es reproducido por La Provincia el 5 de noviem­ bre. La tesis sostenida es marchar juntos hacia la constitución decisiva de un estatuto insular. "Firmes en su defensa" podrá abordarse de lleno las peculiaridades de la región. El problema de la Hacienda Insular va a poner sobre la mesa de negociaciones la posibilidad de proponer al Poder Central una recau­ dación directa de impuestos por las Islas, que abonará un tanto al Gobierno mediante canon revisable. Y así, el 23 de noviembre de 1920, por primera vez, los Cabil­ dos de Gran Canaria y Tenerife se reúnen en Las Palmas, bajo la copre- sidencia de sus respectivos titulares, don Francisco de Quintana y

60 León, Marqués de Acialcázar, y don Domingo Salazar, para, prescin­ diendo de la Diputación, iiacer el intento de constituir una Mancomuni­ dad Interinsular. Las sesiones se celebran seis días, del 23 al 30 de no­ viembre, y de los acuerdos adoptados se da traslado a los restantes Cabildos Insulares y Ayuntamientos de Valverde y Frontera del Hierro con el fin de recabar sus puntos de vista y llegar así a la definitiva cons­ titución. Este fue el primer paso de una solución fructífera que la divi­ sión provincial tronchará después (106). ¿Cómo debería ser esa Mancomunidad?. Desde el 9 de julio de 1921 El Tribuno intenta matizar muy bien que no puede haber preemi­ nencias sino clima de igualdad y colaboración. De no desaparecer las situaciones de privilegio, no se podrá avanzar. Pero la Historia de España iba por otros derroteros. El ase­ sinato de Dato, el desastre de Marruecos y los vanos intentos de los gobiernos de turno abocan hacia una Dictadura prevista. Las pasiones personales, los intereses de grupo, las presiones en Madrid, la falta de perspectiva, abortaron ese órgano político-administrativo que hubiese armonizado la personalidad de las Islas con su conciencia regional em­ brionaria. Han pasado cincuenta años.

8.3.^—Corporaciones Locales.

La vida de los organismos representativos de la ciudadanía van a copar con frecuencia la atención de nuestras publicaciones periódi­ cas. Aparte de que tanto la Corporación Insular como la Municipal te­ nían una potestad que hoy resulta algo mermada, la participación cívica en las deliberaciones de las mismas era frecuente y, a veces, masiva. El "pueblo llano" sigue con interés las discusiones y acuerdos de estas cámaras administrativas. A falta de otro tipo de espectáculos, allí se cul­ tiva la oratoria, el gesto y la dialéctica. Presenciar, pues, una reunión del Cabildo o del Ayuntamiento presupone alentar a los correligionarios admirar a las "figuras relevantes" de la política local, o ver caer de su pedestal a los mediocres. Nada extraño tiene, pues, que los diarios reflejen semanalmen- te la vida de dichas corporaciones, ya sea publicando Ordenes del Día, ya acuerdos, ya comentando los mismos o las actitudes personales de ediles y consejeros.

8.3.1.—El Ayuntamiento de Las Palmas: incidencias de un bienio.

Aún con el temor de ser reiterativos, examinemos la dinámica municipal.

8.3.1.1.—Don Bernardino Valle.

Presidía la corporación municipal, al iniciarse 1919, como ya se vio al tratar el problema regional, el Dr. don Bernardino Valle y Gra­ cia, inquieto y eminente hombre, de "gestos teatrales" y espíritu culti­ vado. Hijo del famoso Maestro Valle, preclaro compositor, que fuera director de la Orquesta de la Sociedad Filarmónica, don Bernardino jr. va a mostrarse como hombre de amplia vocación a las tareas públicas. En esta época actúa "por libre", es decir, aparece como independiente de grupos y banderías, con carácter liberal, lo cual le proporciona en

61 parte la protección tutelar de La Provincia. Su detractor público va a ser Ei Tribuno. Paradojas de la fiistoria: Valle terminará afiliándose al partido republicano federal. Sus actividades, pues, se nos ponen de manifiesto nada más abrir las páginas de los periódicos del año postbélico, en la reunión de! 2 de enero de 1919 pro-autonomía insular.

Y la primera crítica a la corporación municipal por él presidida va a aparecer en El Tribuno el mismo 3 de enero de dicho año, bajo el título de "Salta un gazapo". Se trata de la concesión de un local en el Mercado, cuyas condiciones y extensión llevan a reflexiones picantes en extremo. ¿"Concejales negociantes"?, interroga dicho diario. La minu­ ciosidad de datos que a la opinión pública se facilitan (107) son la prue­ ba más fehaciente de la información exhaustiva de que entonces se dis­ ponía y del interés con que se seguía la cosa pública. Otras ocasiones tendremos de ratificar esta afirmación, deducida de la mera lectura de la Prensa. Por fin, el acuerdo se anula (108).

Al propio tiempo, y como legado del año 1918, don Rafael de Mesa prosigue sus consideraciones sobre el empleo del dinero otorga­ do por "la testamentaría" de don Cristóbal del Castillo" (109), que dio lugar a las obras de acotación en un solar, aún existente, en el Parque de Cervantes, conocido como San Telmo, (donde hoy se montan los coches de feria) para la edificación de la parroquia de San Bernardo. Por cierto que en dichas obras va a ocurrir, en 1920, el fallecimiento de un joven obrero que se bañaba en el estanque construido para la fá­ brica, sin recibir, mientras se ahogaba, la ayuda de sus compañeros.

Pronto va a aparecer en escena la cuestión del proyecto de reconstrucción del Teatro Pérez Galdós, que tantas energías va a con­ sumir. Con el nombre de Tirso de Molina, el antiguo Coliseo se había inaugurado el 8 de diciembre de 1890, poniéndose eff escela La Tra- viata de Verdi, interpretada por Sita Garín, Gasparini y Zanón (110). Pero ya con el nombre de Pérez Galdós, el Teatro se incendió en la no­ che del 28 de julio de 1918, siendo muy comentado este hecho. Se tra­ taba, pues, de su reedificación que, como iremos viendo, traerá de ca­ beza a las diferentes corporaciones municipales. Serán ios hermanos Néstor y Miguel Martín-Fernández de la Torre, quienes logren su pues­ ta a punto. Hasta el 22 de mayo de 1928 no volverá a abrir sus puertas. La inauguración del nuevo Teatro, severa y bellamente decorado, se rea­ liza con la representación de Alda, interviniendo como soprano Tourner, contralto Toini, tenor Voltolini, barítono Notto y bajo Aníbal Vela.

El presupuesto del anteproyecto en 1919 era de 592.808 Ptas. (111). Renovación también ataca las deficiencias municipales. ¿Está el pueblo representado por los concejales municipales?. ¿Por qué las re­ petidas ausencias de estos en las sesiones corporativas? (112). El fallecimiento de canario D. Juan de Quesada, exdirector de El Día de Madrid, origina que el Ayuntamiento acuerde dar su nombre a la calle de El Progreso, conocida por El Toril (113). Quesada y Déniz re­ presentan, en cierto modo, la lucha contra el caciquismo y la oligarquía. La subida del pan y los embates contra la Junta Insular de Sub­ sistencia, de la que el Alcalde forma parte, hacen que a finales de ene­ ro se rumoree la dimisión del señor Valle. Un sector de la Prensa se ale­ gra (114). "¿Sueño o realidad?". Otro sector intenta justificar su actitud como protesta por no tomarse las debidas precauciones ante los abusos

62 de carestía (115). Para algunos las razones de esta determinación son mo­ tivos de salud (116). Aunque ai retirarse D. Bernardino parece que la pre­ sidencia de la Corporación la va a asumir el concejal Sr. Díaz Curbelo (117), en la sesión siguiente aparecerá como alcalde accidental D. Fran­ cisco Sánchez Torres (118). La Provincia se deshace en elogios a la ges­ tión de Valle, pero El Tribuno califica estas loas de "iX)mbo ridículo". Son "cosas" de un colega (119). La penuria económica del municipio nos la va a poner de mani­ fiesto un hecho. D. Juan Carió había hecho un retrato de D. Benito Pé­ rez Galdós. Se intentó que el mismo fuera adquirido por el Cabildo. Pero este no acepta. Entonces se corre que quedará en posesión del Ayunta­ miento. "Que pague primero", dice un periódico (120), aludiendo a cierta deuda que la corporación tiene de 10.000 pesetas con el propio D. Benito. Al parecer, tal cantidad le había sido concedida a Pérez Galdós por acuer­ do municipal, ante una perentoria situación atravesada por el ilustre es­ critor.

La dimisión de los concejales D. Cristóbal Bravo de Laguna y D. Juan Rodríguez Martín hace preguntarse a alguno si ello se deberá a la entrega de servicios de aguas... (121). Pronto esta cuestión va a acapa­ rar la atención de los periódicos. "¿Qué vuelve el Sr. Valle?" (122). Mientras, la reedificación del Teatro sigue siendo tema predi­ lecto de la Prensa (123). Se realizan trámites para que la Sociedad de Obras Públicas, que preside D. Tomás Zarate, primer presidente del Ca­ bildo, se haga cargo de las mismas. Esta Sociedad pone sus condiciones que, al parecer por un malentendido, no van a prosperar. Un reboso en San Cristóbal nos hace ya patente la mísera situa­ ción en que se encontraba este barrio de pescadores (124).

8.3.1.2.—El Alcalde Interino: Problemas de Urbanismo

D. Francisco Sánchez Torres va a acometer importantes mejo­ ras urbanísticas en la población. Se encontraba en tratos la expropia­ ción de la casa de Doña Amalia Hernández de Yglesias, que estorbaba a la reforma de la calle Obispo Codina, la cual se intentaba nivelar, supri­ miendo las escalinatas de acceso que había por el lado norte de la Ca­ tedral, junto al callejón de San Marcial. Con este motivo, se piensa pro­ seguir la obra, suprimiendo el Puente de piedra de Verdugo y constru­ yendo otro "mpderno" que prolongara la vía hasta ía Plaza de Cairasco (125), modificando la Plaza de la Democracia (Plazuela). De "reformas necesarias" van a ser calificadas las obras. E incluso se solicita por un órgano de la Prensa que el nuevo puente sea la primera fase de una bó­ veda que "cubra todo el barranco desde el mar hasta San Roque". De es­ te acuerdo se hará eco el rotativo Las Canarias editado por emigrantes en Buenos Aires. También se insiste en que el puente del Obispo Verdu­ go sea desmontado piedra a piedra y trasladado a otro lugar de la po­ blación, donde se conserve como monumento. Por otra parte, se entien­ de que la reforma del sector sería total si se terminasen las obras del lado norte catedralicio. "La Catedral inacabada" será tema de diversos comentarios (126). Construir 1a Iglesia Sagrario parece urgente. Para ello se propone hacer una permuta, mediante la cual el Obispado ceda al municipio la Iglesia de San Agustín, y el Ayuntamiento a cambio abra la calle de Dr. Chil hasta el mar y construya la parte norte de la Catedral (127). También se pide al Obispo ía reforma del muro Sur que da a la calle del Reloj. (128).

63 Fuera de este casco de Vegueta, la ordenación urbana era más que deficiente. Del tramo Lugo-Plaza de la Feria dice un comentario: "Es un trozo pintoresco de Berbería, y en la entrada de la población" (129). Veáse como el concepto de "Las Palmas" población, en contraposición al de "El Puerto" está plenamente arraigado. El 29 de abril el Ayuntamiento conmemorará el 436 aniversario de la incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla 1483-1919). A este propósito, algún sector de la Prensa destaca la efemérides, repro­ duciendo trozos de las crónicas de Sedeño y Gómez Escudero (130).

Pronto van a comenzar los ataques al alcalde interino. En ellos, esta vez, se va a destacar de manera preeminente La Provincia. El Tri­ buno, por el contrario ,es más suave con el Sr. Sánchez Torres, al que en varias ocasiones defiende. La primera censura que le liará es por ha­ ber acudido a recibir al nuevo —y antiguo— delegado del Gobierno, Don Gerardo Gavilanes, el 18 de mayo de 1919. Piensa'el órgano del partido republicano que con su ausencia hubiese manifestado mejor el sentir de la población. Pero la gran piedra que D. Francisco Sánchez se va a encontrar en esta época es la cuestión del contrato sobre abastecimiento de aguas con la Sociedad inglesa conocida por la "CITY". En la aplicación del mis­ mo había una cláusula por la que dicha compañía se responsabilizaba de entregar al Ayuntamiento la red de distribución en perfecto estado de uso. fVlas la deficiente situación de las cañerías de conducción, deterioradas, hace que la City solicite del municipio el dinero para la reparación. Así lo acuerda el Consejo en sesión del miércoles 28 de mayo. Vjarios perió­ dicos de Las Palmas protestan por esta decisión que, en empate de vo­ tos, ha adoptado el Pleno con el "de favor" de su presidente el alcalde accidental. "El Ayuntamiento no debe pagar" (131). La oportunidad a La Provincia se le pone en bandeja. Mientras los demás colegas muestran su disgusto por este fallo de interpretación jurídica que atenta a las arcas municipales, ella airea la incompetencia de una corporación sin alcalde. Sólo el Diario sale en defensa del acuerdo de la corporación (132). Esto hace suponer al resto de la Prensa que el periódico leonino refleja los in­ tereses privados del Sr. Mesa, abogado de la compañía. La Provincia in­ cluso llega a relacionar la actitud del Sr. Sánchez con su trabajo profe­ sional. El Diario se defiende "contestando alusiones" (133). D. Ambrosio Hurtado de Mendoza publica una "Carta abierta a D. Francisco Sánchez Torres" (134). Se pide la anulación del acuerdo. Y el 20 de junio, D. Ber- nardino Valle, alcalde propietario, se da de alta en la alcaldía y mediante una providencia, extensamente argumentada, asume la responsabilidad de rectificar la decisión corporativa. Inmediatamente vuelve a causar baja "Valle vuelve y se va... afortunadamente", comenta Ei Tribuno, quien po­ ne en entredicho la decisión de un dimisionario "irrevocable", sobre to­ do por lo que pueda significar al "sentar un precedente". Como es natu­ ral, La Provincia alaba la determinación de D. Bernardino y echa a vuelo las campanas del elogio a su clarividencia y actitud resolutiva, al propio tiempo que aprovecha la ocasión para destacar la "mediocridad" de Don Francisco. El Diario, si bien no puede decirse que llegue a protestar por la suspensión del acuerdo municipal, da una interpretación del mismo tan tamizada, que casi lo desvirtúa (135). A ella llega a contestar el propio Sr. Valle.

Pasada esta oleada, las obras de reforma urbana prosiguen. La Prensa insiste en la necesidad de acondicionar la "carretera" del Puerto (hoy calle de León y Castillo), ya que "la gran vía del litoral, en proyecto todavía, es un sueño" (136). Al mismo tiempo se piensa en un gran Par-

64 que para la población en el "único sitio" que aún se puede hallar: "Entre el paseo de Lugo y los Jardines de Santa Catalina" (137). Pronto Sánchez Torres prosigue su tarea urbanizadora. Inicia las obras de la Alameda. Es­ ta determinación va a merecer elogios (138) y reproches (139). Sobre to­ do porque quedará sin terminar. En 1920 va a constituir tema constante de polémica. "¡Pobre Alameda!" Hasta Fray Leseo protestará seriamente por el abatimiento de un hermoso laurel de indias situado en la esquina de la Plaza de Cairasco (140). Son muchas las necesidades que atender: "abastecimiento de aguas, alcantarillado y construcción de lavaderos públicos" (141), luz, transporte, etc. Asuntos que llegan a calificarse de "proyecto industrial político o viceversa" (142).

Pero todo se irá andando. El Imparcial de Santa Cruz de Tene­ rife se lamenta de la desidia de los habitantes en hermosear la ciudad y alaba a Las Palmas por su acción emprendedora. Y el Gobernador Civil da un Bando para la Provincia prohibiendo rayar las fachadas de las ca­ sas, romper cristales, tirar piedras, etc. (143). El clima de civismo debía ser notorio... Sigue en lontananza el tema de la reedificación del Teatro, que no deja de salir a la luz pública de vez en vez (144). También empieza a preocupar el problema de las escuelas. Este va a dar nueva ocasión a La Provincia para volver a embestir contra el Sr. Sánchez Torres (145). Insistiremos en el aspecto de la dotación escolar al tratar de los cen­ tros docentes. La situación era tan perentoria que el propio Ayuntamien­ to ha de plantearse la cuestión, a instancia del concejal Sr. Díaz Curbelo, adoptando, después de mucho tiempo, acuerdos que se estimaron "plau­ sibles" en este sentido (146). La campaña en contra de la gestión de D. Francisco surge ya ante cualquier eventualidad. Por ejemplo, a propósito de las subsisten­ cias La Provincia llega a decir que "el alcalde accidental es el mayor enemigo del consumidor" (147). A él se le hace responsable de no ha­ berse llegado a un acuerdo con la Sociedad de Obras Públicas para la reedificación del Teatro, tras una entrevista con D. Tomás Zarate (148) en la que éste explica algunos errores cometidos en los trámites. Por fin di­ cha sociedad se disuelve, ante la creación de la Junta Insular de Obras Públicas, por juzgar que ha cumplido la misión para la que se constituyó (149). Tan despiadada es la lluvia de denuncias de todo tipo que La Pro­ vincia deja caer contra el alcalde que El Tribuno llega a delatarla como tendenciosa (150). La "Fuente de los Morales" va a recabar la atención de los pe­ riódicos entre finales de noviembre y primeros de diciembre de 1919. El Diario de Las Palmas le dedica al tema seis Interesantes artículos, en el primero de los cuales publica el informe que en 1877 diera sobre el parti­ cular el arquitecto municipal Sr. López Echegarreta (151), para terminar con otro emitido en su época por el alcalde D. Juan María de León y Jo­ ven (152). Con el fin de controlar la cantidad de agua que cubre las ne­ cesidades municipales, D. Francisco Sánchez, acompañado del corres­ pondiente personal técnico, realiza una inspección minuciosa a todas las galerías y pozos que suministran agua a la población, levantando acta de su caudal. En esa época se hace efectivo el acuerdo anteriormente toma­ do de suprimir los entierros por la noche, con el fin de evitar tan deplo­ rable espectáculo a los visitantes. Algún diario piensa que esto va en per­ juicio de los más menesterosos (153).

65 La última noticia municipal destacable de 1919 es el legado que D. Tomás Doreste hace de sus libros a la Biblioteca Municipal.

8.3.1.3.—Ante el Nuevo Ayuntamiento

Con la inminencia de nuevas elecciones municipales y de la re­ novación de las Corporaciones, bajo el título de "La reorganización po­ lítica del país", El Tribuno (154) lanza una encuesta que contienen las siguientes preguntas:

—¿Quiénes deben integrar el Ayuntamiento y el Cabildo? —^¿Qué procedimientos deben seguirse en las elecciones? —^¿Qué programa deben desarrollar Ayuntamiento y Cabildo?

La primera respuesta exterior será la de La Provincia (155), quien propone un acuerdo entre los grupos políticos para lograr un con­ cejo donde, al margen de los programas de partido, se trabaje en equi­ po constituido por las personas más idóneas para solventar los difíciles problemas de la ciudad. El 2 de enero de 1920 El Tribuno reproduce la respuesta del presidente del Cabildo, D. José Mesa y López. Algunos ven en sus pala­ bras toda una línea programática de actuación como alcalde. Para el se­ ñor Mesa los problemas del Ayuntamiento son: escuelas, matadero, pavi­ mentación, urbanización de barriadas enteras, saneamiento verdadero de viviendas de las clases pobres, parques, jardines, etc. Con este pro­ grama a la vista piensa que el equipo municipal debe ser unitario, aunque representativo de los distintos grupos, siempre que esta segunda condi­ ción no sea obstáculo para la primera, lo cual podría conseguirse obte­ niendo una mayoría de concejales por el art. 29. Algunas otras respuestas destacables hay, como la de D. J. B. González, que aboga también por un acuerdo previo en beneficio de la ciudad.

8.3.1.4.—Reincorporación de D. Bernardino

Declarada, no obstante, la epidemia de gripe en diciembre de 1919, en enero de 1920 toma caracteres alarmantes, llegando a afectar al personal de los propios periódicos (156). El clamor popular se dirige a solicitar una eficaz actuación del Ayuntamiento ante el problema. Como es lógico. La Provincia aprovecha la oportunidad para pedir al Dr. Yaile, como ya lo hiciera cuando el asunto de los enfermos del Valbanera, que, "por caridad" (157), vuelva a darse de alta en la alcaldía mitigando, con su experiencia, el "cuadro de miseria de la población" y la "situación de la ciudad" (158). D. Bernardino, "cumpliendo su deber" (159), toma las riendas de la corporación y asume su dimitido cargo. Este regreso es bien visto en general. La competencia profesional del Dr. Valle era pública y notoria. El Tribuno, en esta ocasión, se limita a facilitar una nota sin pre­ tender, como otras veces, poner en evidencia al Sr. Valle. Simplemente dice: "Vuelve Valle" (160). E incluso publica una carta de D. José Rial agradeciendo la labor médica de D. Bernardino. Al instante comienzan a tomarse medidas. Se distribuyen los médicos de la población por zonas. Varias comisiones salen a postular puerta a puerta por los desvalidos. Hay que tener en cuenta cómo la situación de miseria se agravaba por

66 cuanto, para evitar contagio, se quemaban, sin reponerlos, los objetos personales pertenecientes a los enfermos (161). Las autoridades encabe­ zan varias de estas comisiones (162). La cuesión sanitaria acapara la Sesión municipal del miércoles 21 de enero de 1920. Aún no se ha acabado de extinguir el mal, cuando ya comien­ zan a prepararse las elecciones locales (163). Sin embargo no se lo­ gra la unanimidad requerida para proclamar candidatos por el art. 29 (164). En los primeros días de febrero, la epidemia está superada (165), con lo cual, son las elecciones el plato fuerte del día El domingo 8 de febrero salen en la Prensa las listas de los candidatos por los diversos distritos y ese mismo día se celebran los comicios locales, cuyos resul­ tados se conocen al día siguiente (166). Es interesante confrontar el mo­ do en que se desarrolaban ¡as elecciones y las impugnaciones de que eran objeto (167). En opinión de algunos periódicos la participación en el sufragio fue minoritaria, lo cual hace suponer que "el voto se cotiza" (168). Los trapícheos para designar nuevo secretario del Ayuntamien­ to, vuelven a poner en alza de cotización las cuestiones municipales (189) y señalan la etapa final de la alcaldía de D. Bernardino. Este da cuenta pública sobre la inversión del dinero que la Compañía Pinillos entrega­ ra al municipio para responder de los gastos originados por la epidemia del "Infanta Isabel" (10.997 pesetas) (170), presenta una moción para el abastecimiento de agua (171) y prepara su retirada que se dará con motivo de la anulación de su acta para concejal en la sesión borrascosa del Cabildo del jueves 18. Pero el problema de aguas continúa ensombrecido. De "separa­ ciones necesarias: los negocios y la política" (172) se habla en la Pren­ sa. "Hay que acabar con los mercaderes" (173). Sigue el tema del teatro. Ahora se ventila un novísimo proyecto (174).

8.3.1.5.—Todo queda en familia: D. Emiiio Valle.

El Jueves Santo, uno de abril de 1920, toma posesión el nuevo Ayuntamiento. En él se elige alcalde a "el otro Valle" (175). D. Emilio Valle y Gracia asume la presidencia de la corporación, en el cual se de­ signa primer teniente alcalde, con gran protesta por parte de La Provincia a D. Francisco Sánchez Torres (176), a quien, como acusación última, le echa en cara haber dispuesto de los fondos del seguro del teatro (177). Esta vez D. Francisco se defiende (178). En lo sucesivo va a eclipsarse en las reuniones de la corporación. Dígase lo que se diga, de la lectura de la Prensa se deduce que el señor Sánchez Torres dejaba con cierta satis­ facción una función interina, que ni buscó ni deseó, tras haber cumplido dignamente con su papel. De lo contrario, periódicos más virulentos lo hu­ biesen hecho blanco de su artillería. La corporación llega a felicitarle por su gestión (179) que La Provincia tacha de "desastrosa". Comienza la actuación del nuevo Ayuntamiento, que tiene carác­ ter de interinidad mientras se decide el asunto de la anulación de actas (180). Uno de sus primeros acuerdos será adherirse a la solicitud de varias corporaciones españolas que demandan la supresión de la pena de muer­ te (181). Como este asunto está íntimamente ligado al del indulto para los autores del crimen de los Pinos de Gáldar, se volverá sobre ello.

67 La piedra de toque del nuevo alcalde va a ser la obra de recons­ trucción del Teatro que se viene arrastrando. Por esas fechas, la agrupa­ ción "Los Doce" decide impulsar la construcción de uno que se adapte convenntntemente a sus tareas escénicas (182). A tal fin presenta una ins­ tancia al municipio (183). En D. Emilio Valle se pusieron grandes esperanzas. Fomento y Turismo le hace una visita con el fin de proponerte diversas sugerencias. Ante todos aparece como hombre de conciliación. Desde el comienzo de su actuación ésta se impone, pues la corporación ha quedado drásticamen­ te escindida, con las elecciones, en dos bloques. La pugna se manifiesta rápidamente al determinarse el día y hora de las sesiones. Estuvo a pun­ to de originarse en el público un disturbio similar al del Cabildo, cuando la suspensión de actas (184). Siguen dando materia para abundantes comentarios las obras inacabadas de la Alameda de Colón y el peligro de

Luz, pues, ("El Alcalde de Las Palmas engaña al pueblo" /188/); carestía de vida (el trigo del Nuria la va a poner de nuevo sobre la mesa /189/), y obras municipales van a ser los primeros puntos flacos del nue­ vo Ayuntamiento. Basándose en dos sentencias del Tribunal Supremo, la Sociedad Eléctrica contesta a lo del "consumo mínimo" (190). El conflicto está "en puertas" (191). En vano M. Danthine, gerente de la sociedad, pretende justificar los gastos que la producción de energía eléctrica origina. Los industriales se oponen a la tarifa mínima (192). El ingeniero municipal, D. Rafael Hernández, emite su informe técnico sobre las pretensiones de la Eléctrica (193). E igualmente lo hace el letrado, D. L. Navarro Soler, so­ bre los aspectos jurídicos (194). Pero el conflicto seguirá. La Prensa acu­ sa a la Sociedad de aplicar "la ley del embudo" (195). "El barrendero de la urbe" se pone las botas comentado los incidentes.

8.3.1.6.—Decisión ministerial

La resolución del Ministro de la Gobernación a la impugnación de las actas anuladas por el Cabildo va a abrir una brecha de esperanza en la ciudad sobre la posible constitución definitiva del Ayuntamiento. Incluso se espera que ello de pie para la designación de un alcalde de Real Orden. Sin embargo, el Gobernador se va a oponer a que se haga efectiva la resolución ministerial. ¿Está "el Gobernador Civil contra el Ministro y contra Gran Canaria" (196)?

68 Aunque el Ayuntamiento lleva constituido poco tiempo, las defi­ ciencias de su composición son notorias. Las reuniones se convierten en acaloradas polémicas. No hay dinero. Las farmacias ya no atienden a los vales de la benef¡ciencia municipal (197). "No se puede continuar así". La higiene deja mucho que desear. La oportunidad era favorable a la reestructuración definitiva. Sin embargo, la mayoría del concejo desacata el dictamen del Ministro y sigue las normas del Gobernador. Huele a po­ drido en Gran Canaria (198). La Provincia acusa a Argente. El Tribuno a Matos. Examinadas y analizadas las aguas de abasto de Las Palmas, se encuentra que las de la "Fuente de los Morales" están contaminadas. Todo parece presagiar tormenta. Las obras han quedado para­ lizadas. Los barrios están abandonados. La actitud del pueblo es incívi­ ca. "Pamochamoso Street" con su "sharapumbieri" es un ejemplo (199). En la carretera del Puerto se han suprimido las reformas (200). Pero he aquí que se anuncia la llegada a Las Palmas del barco que conduce al rey Alberto de los belgas. No eran extrañas las visitas de personalidades en escala por el puerto. Poco antes se había dado la arri­ bada del-acorazado "Roma", conduciendo a S. A. R. el Duque de Spoleto, nieto de Amadeo I (201). y el 4 de abril La Provincia se había hecho eco del posible paso de Marconi por el Puerto de La Luz. Guillermo Marconi había ya estado en Las Palmas en 1912 de regreso de Buenos Aires, a bordo del Princesa Mafalda, buque italiano y primer mercante que tuvo telegrafía sin hilos. Mas la llegada de un rey era cosa aparte. El alcalde da un bando imponiendo la limpieza, albeo de fachadas, etc. ¡Qué se re­ pita!, dice La Provincia. "Nosotros, los simples ciudadanos, debemos ex­ clamar cuando D. Alberto pase: ¡Qué se repita! ¡Qué se repita!, para ver si visitándonos tres años seguidos un rey nos acostumbramos a la limpieza" (202). Por fin el rey pasó de largo. De gastos inútiles se acusará al Ayuntamiento por los realizados para su recibimiento. Mientras, en Santa Cruz de Tenerife, los comerciantes se nie­ gan a pagar los arbitrios municipales, sobre todo por el gravamen que los mismos suponen al tabaco. ¿Cundirá el ejemplo en Las Palmas? ¿No es­ tán las arcas municipales casi exhaustas? "El trust contra nosotros" (203). El mal parece general. D. José Pérez Betancor se preocupa de los arbi­ trios extraordinarios de Arucas (204). El corresponsal de Guía se queja delabandono en que está la ciudad norteña (205). Peores momentos debieron temerse en Las Palmas, cuando el Ayuntamiento decide que el dinero del seguro del incendiado Teatro se ingrese en una cuenta aparte en el Banco de España, con el fin de que no sea utilizado sino para su misión específica. De lo contrario se teme que, una vez gastado, no pueda volver a reponerse. Pero ¿estará comple­ to aún? (206). Ahí va a tener su fracaso D. Emilio. Vimos que la tormenta se avecinaba. Un primer trueno lejano es la huelga de la guardia municipal (207). Los relámpagos comienzan a verse. Un hedor inunda la población. El olor es penetrante "¡y no a ámbar!" (208). ¿Qué ha ocurrido? Un barco, el Zuleika, se ha visto aprisionado en los acantilados del sureste de la ciu­ dad. Portador de carnes, éstas son extraídas para la venta. Pero demoras en el tiempo hacen qué una buena porción del cargamento sea arrojada al mar por encontrarse en estado de putrefacción. Él mar arroja la carro­ ña a la playa. El olor es insoportable. Y el peligro de epidemia se cierne inminente. Pero ¿qué huele mal? ¿no se deberá éste "olor" a la "muerte del principio de autoridad"? Por fin el rayo cae en la sesión municipal del miércoles 20 de oc­ tubre. Reunión borrascosa en el Ayuntamiento. Varios ediles presentan una doble moción: abrir una investigación sobre él destino de las carnes del Zuleika, ya que, según parece haberse demostrado, un funcionario municipal ha aprovechado la desbandada para obtener pingües ganan­ cias con el acaparamiento de existencias; y protestar a las autoridades su­ periores por no tomar las precauciones pertinentes con el fin de evitar el nauseabundo olor y sus posibles implicaciones en la salud pública. El al­ calde se ve obligado a abrir expediente al jefe de la policía municipal, D. Diego Mesa, a quien se le acusa de retener carnes en un almacén. Hay que tener en cuenta que por normativa un funcionario no podía alternar su misión pública con actividades comerciales privadas. El público inter­ viene alborotado. Hay entradas y salidas de concejales. D. Emilio se re­ siste a elevar las quejas a las autoridades insulares. Por fin, esta parte de la propuesta se somete a votación. Por nueve votos contra ocho se acuerda no hacer patente a los superiores el desagrado del Consejo ante su posible negligencia (209). Protesta el respetable.

La armonía del Ayuntamiento, en equilibrio inestable, ha sido rota. Telde también se queja por la estela de las carnes del Zuleika (210). D. Emilio Valle ya está casi fracasado. Por si fuera poco, la ac­ titud de la Eléctrica se agrava. M. Clement Danthine amenaza con cerrar la fábrica (211). Y llega el golpe de gracia. El concejal Sr. Manrique de Lara pi­ de cuenta al alcalde, en sesión del miércoles 17 de noviembre, del cum^- plimiento del acuerdo para ingresar en el Banco de España la cantidad de dinero correspondiente al seguro del Teatro. Hay sospechas de que no só­ lo no se ha realizado lo aprobado, sino que la cantidad, ya mermada, ha experimentado nuevas disminuciones. Varios munícipes tachan al Sr. Va­ lle de haberse excedido en determinados pagos. D. Emilio justifica que, al hacerse cargo de la alcaldía, la cantidad del seguro no estaba comple­ ta y que, necesidades perentorias, tales como las del pago a las farma­ cias, le han obligado a utilizar parte de los fondos que serán repuestos en su totalidad una vez se perciba el porcentaje que por recaudaciones ha de transferir la Delegación de Hacienda al municipio. Estima el alcal­ de que el acuerdo de abrir una cuenta en el Banco con el dinero del Tea­ tro no obligaba a la presidencia de la corporación a realizarlo hasta no disponer de la cantidad global. Varios concejales discrepan de la inter­ pretación del Sr. Valle: el acuerdo era firme desde su aprobación y se de­ bió ingresar, si no todo el dinero del seguro, porque no estaba, el rema­ nente, añadiéndosele con posterioridad la cantidad restada. D. Emilio se retira de la sesión. Asume la presidencia el concejal D. Rafael L. Ave­ llaneda (212). El 29 de noviembre se resuelve el conflicto con la Sociedad Eléc­ trica, tras largas deliberaciones celebradas en la Delegación de Gobierno. Las elecciones a Cortes van a absorber la atención ciudadana al final de 1920. Pero D. Emilio Valle volverá a posesionarse de la alcaldía al co­ menzar 1921 (213). Sin embargo las esperanzas de su gestión parecen ya perdidas.

8.3.2.—E/ Cabildo Insular Veamos ahora que pasaba en la máxima corporación de la Isla.

70 8.3.2.1.—D. José Mesa y López

La política del Cabildo puede seguirse fielmente por el Diario de Las Palmas. Su temática preferida estará, pues, vinculada al problema provincial. El enfrentamiento entre ei Cabildo y la Diputación va a absor­ ber y quemar múltiples energías, así como a desvirtuar no pocos pro­ blemas. En el régimen interior, la actuación del Cabildo se pone en entredicho cuando se rumorea que el Dr. Millares Cubas, por una peti­ ción de tres consejeros que solicitan el desdoble de sus funciones, va a presentar su dimisión como director del Hospital de San Martín (2"t4). Todo será una borrasca pasajera. Pero la reacción es violenta. Los mé­ dicos organizan un homenaje a D. Luis Millares, al que se adhieren am­ plios sectores de dentro y fuera de la Isla. Profusión de telegramas (215). ¿Qué ha pasado realmente? Por la lectura de la prensa no llega a sa­ carse nada en claro. "¿Inventa acuerdos el presidente del Cabildo In­ sular?" (216). Algunos consejeros aseguran que no se acordó dividir las funciones del Dr. Millares. D. José Mesa da oficialmente su versión. Pero el 7 de marzo La Provincia le contesta poniendo en evidencia ciertas contradicciones. ..- Bien. El caso no merece mayores polémicas. Lo que sí mani­ fiesta, pese a las justificaciones del Diario, es la gran sensibilidad pú­ blica existente ante cualquier posible "obra caciquil" (217), Este temor va a ser la tónica dominante mientras dure la gestión del Cabildo presi­ dido por el Sr. Mesa. El Instituto de Las Palmas va a dar ocasión a nuevos comen­ tarios sobre la actuación del Cabildo. Realmente su funcionamiento era alentador, a los dos años de existencia (218). Pero la deficiente situación económica de la corporación hace a ésta tomar el acuerdo de que, tanto los gastos del Instituto General Técnico de Las Palmas como los de la Sección Elemental de Adultos de la Escuela Profesional de Comercio, sean trasladados al presupuesto del Ministerio de Instrucción (219). La razón estribaba en que, suspendida la sección administrativa de prime­ ra enseñanza en Gran Canaria, y asumidas las funciones del delegado regio por el director del Instituto, el Cabildo estimaba que estos gastos excedían de su marco de atribuciones y posibilidades. La pregunta que flota en el ambiente es: ¿pero no corresponde al Cabildo todo lo con­ cerniente a la docencia insular? ¿cómo entonces quiere quitarse de en­ cima algo que le es específico por ley? Hemos de señalar que, curiosa­ mente, aunque determinadas actuaciones del Cabildo levantan polvate- das momentáneas, pronto las cosas se diluyen.

En honor a la verdad, hay que ver en la gestión de D. José Mesa una actividad incansable. Protesta al Gobierno por la carestía de vida (220); el 5 de junio dirige al Delegado del Gobierno un oficio, ai que se aludió, trasladando acuerdos del Cabildo por el que se pide que la Delegación disponga de inscripción de extranjeros, registro de asocia­ ciones y de automóviles (221); interpone recurso contra la aprobación del presupuesto de la Diputación por parte del Ministro. Goicoechea (222), etc. Mas este febril dinamismo sólo se recoge en el Diario. Los restantes periódicos parecen estar ai acecho de los desaciertos de la corporación. Así, luego veremos cómo la actitud dél Cabildo frente a íá epi­ demia del Valbanera va a traer las críticas más furibundas (223), También sé le pide la rectificación del censo electoral, ya qué, después de las erecciones de 1919, se habían observado anormalidades^ A este propó-

71 sito el Diario contesta que hechas las oportunas diligencias, y habiendo sólo 880 ciudadanos que han solicitado su inclusión en el censo, se ha constatado que 130 ya figuraban y sólo 14 habían pedido rectificación, siendo así que ésta sólo podía hacerse a petición del propio elector (224). Como misión para el futuro de la corporación insular," D. José Mesa señala en la aludida encuesta de El Tribuno de finales de 1919, que considera tareas más importantes la atención a los problemas de benefi- ciencia (manicomio, leprosería, etc.), solventar la crisis económica produ­ cida por la guerra europea, construir carreteras, instalar teléfonos en to­ das las localidades y, sobre todo, velar por que el Cabildo sea el "cus­ todio de los derechos de Gran Canaria" (225).

A finales de enero y en memoria de Pérez Galdós fallecido en dicho mes, el Cabildo acuerda construir un sanatorio antituberculoso que lleve su nombre (226). En febrero de 1920 ya comienza a circular por la ciudad que el Marqués de Acialcázar asumirá la presidencia de la corporación insular (227). Y el 14 de dicho mes se hace la proclamación de consejeros del Cabildo. La anulación de actas en la sesión del 18 de marzo, con los dis­ turbios antecedentes y los consiguientes comentarios, dejará el mal sa­ bor de boca en la despedida presidencial de D. José Mesa y López, quien como última gestión acuerda renovar el mobiliario de la Delegación de Gobierno (renovación anteriormente rechazada) en sesión permanente de cinco consejeros, con tres votos contra dos. ¿Pretende el presidente sa­ liente granjearse el apoyo de la primera autoridad de la Isla?

8.3.2.2.—El Marqués de Acialcázar

A primeros de abril toma posesión el nuevo Cabildo. Lo preside el Exorno. Sr. D. Francisco de Quintana y León. Con gran espectación se recibe a la corporación entrante. La Provincia dirige un saludo al nuevo presidente, mientras aprovecha para descargar sus iras sobre las espal­ das de la anterior corporación (228). La gestión del nuevo Cabildo pasa por discreta. El jueves 19 de agosto abogará por las comunicaciones marítimas, con el fin de que se resuelva el problema de Correos. En octubre confeccionará el expedien­ te para la red telefónica insular.

Sólo una crítica va a recibir por estas fechas la corporación. Viene de El Tribuno. Se basa en una novena realizada en el patio de en­ trada del Hospital ante la obra que se ha hecho de construir allí una gru­ ta con la Virgen de Lourdes. No ha habido autorización del Cabildo para la obra y se estima que estas funciones religiosas vespertinas molestan a los enfermos y se sale de las atribuciones específicas de la comunidad de Hermanas de la Caridad al invadir espacios que no les están reserva­ dos. El Cabildo solicita informes a los médicos sobre la cuestión. Era ca­ pellán del Hospital un joven sacerdote canario, D. Antonio Socorro Lan- tigua. Con la protesta del consejero republicano, el asunto se resuelve por la vía discreta. Y tampoco era para mucho más. En el fondo había un doble problema: el peculiar de un exceso o abuso de atribuciones, por una parte; y el más profundo del enfrentamiento religioso, por otro. De ahí que la mayoría de la corporación no quiera complicar las cosas. En adelante no habrá novenas ni ningún tipo de acto religioso en el patio de

72 entrada del Hospital. Se acabarán los repartos de botellas de agua llenas en el chorro de la gruta. Pero se conservará la obra, como hasta hoy, presidiendo la imagen. Las diferentes imposiciones que gravan a las mercancías al pa­ sar de una isla a otra van a poner en evidencia el problema de la Hacien­ da insular. El Cabildo ve la oportunidad de llegar a un acuerdo con el Poder Central: cada isla recaudará por su cuenta todo tipo de imposicio­ nes, rindiendo el Archipiélago anualmente un canon al Gobierno que será concertado y revisado periódicamente. Por otra parte, los Cabildos deben llegar a una compensación entre sí, de modo que las mercancías no sean recargadas varias veces por arbitrios insulares. La Provincia lanza una Idea: confeccionar un plan de obras de utilidad insular y, aprobado éste, pedir al Gobierno el concierto de Puer­ tos Francos. "De no acordarlo así... mucho nos tememos, y ojalá nos equivocáramos, un fracaso, que haga para lo sucesivo imposible volver a pensar en tan buenos recursos para el fomento y prosperidad de las Is­ las" (229). Como ya vimos, esta cuestión llevará a la reunión previa de los Cabildos de Tenerife y Gran Canaria, cuyas deliberaciones pasarán a las restantes Islas, con el fin de abolir la diputación Provincial y constituir una Mancomunidad Interinsular.

(1) Diario 12-III-19. (2) León y Castillo fue Ministro de Ultramar en el Gabinete de Sangasta (8-II-1881), tenía, pues, 38 años. (3) Ballesteros o. c. pág. 731. Consúltese también "La obra de León y Castillo en el extranjero". Diario 19-1V-19. (4) Carlos Navarro Ruíz, "Sucesos históricos de Gran Canaria". Tip. Diario. Las Pal­ mas 1936 pág. 424. (5) Diario 22-V-19. (6) El Tribuno 26-V-19. (7) El Tribuno 20-11-20. ¿ (8) Diario 24-V-19. (9) Ver, por ejemplo, El Tribuno de 4-VIrl9. Matos: 9.122 votos Argente: 7.813 votos Del castillo: 5.669 votos

Total 22.604 votos (10) Diario ll-VIII-19. (11) Diario 16-V1II-19. (12) El Tribuno 5-1-20. (13) La Provincia lO-lV-20. (14) La Provincia 1-II-20. El art. 29 establece que no serán necesarias las elecciones si sólo liay tantos candidatos como puestos a cubrir. (15) La Provincia 15-IV-20. (16) Cfr. Carlos N. Ruíz o. c. pág. 457. (17) Diario 15-IX-19. (18) La Provincia 16-Xn-20. (19) La Provincia 16-III-20. (20) Cfr. El Defensor de Canarias. (21) Diario 14-VI-19. (22) La Provincia 13-VI-ia. (El índice de abstenciones de votantes en. Canarias, fue; del

73 39%, según las estadísticas que se recogen en el libro "Elecciones y. partidos po­ líticos" de Cuadrado, ya citado anteriormente). (23) Diario 9-VI-19. (24) Diario lO-VI-19. (25) Diario l-Xn-19. (26) La Provincia 8-VIII-20. (27) Su contenido se reproduce íntegro en El Tribuno 10-III-20. (28) El Tribuno 30-III-20. (29) El Tribuno 20-IV-20 y La Provincia 5-V-20. (30) Ver, por ejemplo, La Provincia de 9 y 10-111-20. (31) La Provincia 27-III-20. (32) La Provincia 21-XI-20. (33) Cfr. La Provincia 5, 7, 9, 10, 14, y 16-XII-20. (34) La Provincia 22-XII-20. (35) Los datos comparativos son de elaboración propia. (36) La Provincia días 23, 26 y 29-XII-20. (37) Cfr. El Tribuno. (38) El Tribuno 12-X-20. (39) Ver El Tribuno 26-1-21. (40) Ver El Tribuno del 10 y 20-11-21. (41) El Tribuno 28-11-21. (4S) El Tribuno 1 y 13-III-21. (43) Pág. 457. (44) La Provincia ll-VIII-19. (45) Diario ll-Vin-19. (46) El Tribuno 23-III-20. „ (47) La Provincia 21-XI-20. (48) Diario 12-V-19. (49) El Tribuno 12-V-19. (50) Corresponsal de El Tribuno en Arucas 13-1-19., (51) El Tribuno 15-11-19. (52) Ver El Tribuno de 14, 15 y 16-V-19. (53) Cfr. cualquier periódico. (54) El Tribuno 21-V-19. (55) La Provincia 20-V-19. (56) El Tribuno 22-V-19. (57) La Provincia 21-V-19. (58) Diario 16-VIII-19. (59) El Tribuno 7-VII-21. Si se sigue la historia de los ministros de Gobernación se verá una continuidad en la línea conservadora maurista y garci-prietista (Fernán­ dez Prida, Bergamín, Bugallal...) lo cual puede justificar está permanencia de Gavilanes en la Delegación, mientras que los Gobernadores estaban más someti­ dos a los vaivenes de los eqmpos ministeriales como conjunto. (60) Diario 15-1-19. ' (61) La Provincia 7-1-19. (62) Diario 28-VIII-19. (63) La Provincia 2-XII-20. (64) El Tribuno 20-III-19. (65) Citado por La Provincia de 4-XII-19. (66) El Tribuno 21-1-20. (67) La Provincia 3-1-19. (68) El Tribuno 2-1-19. (69) El Tribuno 3-1-19. (70) La Provincia 17-1-19. (71) "La unidad es imposible" Diario 2-1-19. "El problema en marcha" 4-1-19. "Las circunstancias son favorables a nuestros problemas" 9-1-19. (72) Así la titula La Provincia 8-1-19. (73) Diario 14-1-19.

74 (74) La Provincia 30-1-19. (75) Diario 18-H9. (76) Diario 24-1-19. (77) Diario 31-1-19. (78) Diario 27-1-19. (79) Diario 10-11-19. (80) Diario 6-II-19. (81) Los términos mayor y menor, por ser comparativos, requieren una precisión no siempre puesta en evidencia. Cuando decimos que una isla es mayor y otra me­ nos ¿a qué nos referimos? Es curioso haya tomado carta de naturaleza en el vocabulario insular una cuestión nada clara. Por extensión serían las islas ma­ yores Tenerife y Fuerteventura. Por altura, Tenerife y La Palma. Por número de habitantes, Gran Canaria y Tenerife. Por antigüedad en la conquista, Fuerteven^ tura y Lanzarote. Véase, pues, que la terminología no deja de ser un tanto ca­ prichosa. Quizá la misma responda a un predominio político en ningún momento disimulado. (82) Ver los periódicos locales de 28-1-19. (83) Diario 26-11-19. (84) Diario de Las Palmas machaconamente está abordando la cuestión sembrando un cierto malestar en la opinión pública. Durante 1919 aborda los problemas interinr sulares más de cien veces, lo cual supone casi un artículo por cada dos días.-te^ hiendo en cuenta las fiestas y la huelga de octubre, frente a catorce veces, a su­ poner, que lo hace El Tribuno. Bajo el epígrafe de "En torno al problema de Ca­ narias" edita una serie de cuatro artículos (31-1 y 1, 3 y 5-11-19) que exponen per­ fectamente sus puntos de vista. (85) D. León de las Casas se muestra en todo momento identificado con Gran Cana­ ria. Incluso llega a representar a Las Palmas en la Asamblea municipalísta de Barcelona de 1920. Ver El Tribuno 5-VIII-20. (86) La Provincia 3-XI-20. (87) Diario 10-11-19. (88) Diario ll-IV-19. (89) El Tribuno 19-11-19. (90) Diario 23-IV-19. (91) "Hay que vigilar al enemigo" dice el Diario 2-VI-19. (92) Ver Diario 7-VI-19, con la respuesta de Gavilanes. (93) Diario 17-VI-19. (94) El Tribuno 12-VIII-20. (95) Diario 17-VI-19. (96) La Provincia l-VI-19. (97) El Tribuno 2-VI-19. Iguahnente Diario 5-VII-19. (98) El Tribuno 9-VIII-19. (99) Serie de artículos de El Tribuno de los días 9, 11, 14, 17 y 18-del VII-19. (100) Diario 8-VII-19. (101) Diario 23-VII-19. (102) Diario 27 y 28-Vni-19. (103) Diario 28-VIII-19. (104) La Provincia 23-VII-19. Comunicación telegráfica de Matos. (105) El Tribuno 18-IX-19. (106) Cfr., por ejemplo. La Provincia del 24 al 30-XII-20. (107) El Tribuno 4-1-19. (108) El Tribuno 14-1-19. (109) El Tribuno 2-1-19. (110) Carlos Navarro Ruíz, "Páginas Históricas de Gran Canaria". Tip. El Diario. Las Palmas 1933. Pág. 450. (111) El Tribuno 20-1-19 y 17-n-19. (112) El Diario 20 y 21-1-19 y El Tribuno 23-1-19. (113) El Diario 7-1-19; El Tribuno 8-1-19; La Provincia 16-1-19. (114) El Tribuno 30- y 31-1-19. (115) La Provincia 30-1-19.

75 (116) Diario 31-1-19. (117) La Provincia 30-1-19. (118) La Provincia 13-11-19. (119) El Tribuno 4-II-19. (120) El Tribuno 1-II-19. (121) El Tribuno 4-II-19. (122) El Tribuno 21-11-19. (123) Diario 10-III-19 y El Tribuno 21-11- y 13-III-19. (124) El Tribuno 20-III-19. (125) Diario 23-IV-19; 6-VI-19 y 13-VI-19. (126) La Provincia 12-Vir-19. (127) Diario 30-Vn-19. (128) Diario 19-VIII-19. El primitivo reloj de la Catedral, de 1775, se instaló en la calle de Las venderás (Diario 4-XII-19), que adotó el nombre de Eeloj, (129) El Tribuno 3-IV-19. (130) Diario 28-IV-19. (131) El Tribuno 28 y 31-V-19. (132) Diario 2-VI-19. (133) Diario 6-VI-19. (134) Diario 13-VI-19. (135) Diario l-Vn-19. (136) Ibídem. (137) Diario 7-Vn-19. (138) Diario 4-Vin y 26-IX-19. (139) El Tribuno 14-Vni-19. (140) Ver, por ejemplo. La Provincia del 4, 8, y ll-V-20 y El Tribuno 8-1-20. tl.41) Diario 8-Vm-19; 23-IX-19 y 25-IX-19. (142) El Tribuno lO-XI-19. (143) Diario 26-Vin-19. (144) Diario 23 y 27-Vm-19 y 4-IX-19. (145) La Provincia 18-IX-19. (146) La Provincia 30-IX-19. (147) La Provincia 15-XI-19. (148) La Provincia 24 y 25-XI-19. (149) Diario 20-XII-19. (150) El Tribuno 25-XI-19. (151) Diario 26-XI-19. (152) Diario 2-XII-19. (153) Diario 17-XIM9. (154) El Tribuno 20-Xn-19. (155) La Provincia 30-Xn-19. (156) El Tribuno 14-1-20. (157) La Provincia 15-1-20. (158) La Provincia 16-1-20. (159) La Provincia 17-1-20. (160) El Tribuno 17-1-20. (161) La Provincia 17 y 20-1-20. (162) La Provincia 21-1-20. (163) El Tribuno 23-1-20 y La Provincia 29-1-20. (164) La Provincia 1-II-20. (165) El Tribuno 5-n-20. (166) La Provincia 10-11-20. (167) (Ifr., La Provincia 13-11-20. (168) El Tribuno 20-11-20. (169) La Provincia 27-11-20. (170) La Provincia 7-III-20. (171) La Provincia 4-ni-20. (172) La Provincia 17-III-20. (173) La Provincia 23-111-20.

76 (174) El Tribuno 30-III-20. (175) El Tribuno 12-VI-19. (176) La Provincia 3-IV-20. (177) La Provincia 7, 9, 11 y 15-IV-20. (178) La Provincia 10 y 14-IV-20. (179) La Provincia 26-IV-20. (180) La Provincia 13-IV-20. (181) La Provincia 22-IV-20. (182) La Provincia 24-IV-20. (183) La Provincia 30-IV-20. (184) El Tribuno 20-V-20. (185) La Provincia 16-Vt20. (186) La Provincia 16-VI-20. (187) La Provincia 18-VI-20. (188) La Provincia 20-VI-20. (189) El Tribuno 19-VI-20. (190) La Provincia 23-VI-20. (191) La Provincia 27-VI-20. (192) La Provincia 29-VI-20. (193) El Tribuno 9-Vn-20. (194) El Tribuno lO-VII-20. (195) La Provincia 26 y 28-IX-20. (196) La Provincia l-VIII-20. (197) La Provincia 4-Vm-20. (198) La Provincia 8-VIII-20. (199) La Provincia 22-VIII-20. (200) La Provincia 30-X-20. (201) La Provincia 22-VI-20. (202) La Provincia 26-Vm-20. (203) La Provincia 22-Vin-20. (204) El Tribuno 4-IX-20. (205) La Provincia 4-IX-20. (206) El Tribuno lO-IX-20. (207) La Provincia 22-IX-20. (208) La Provincia 16-X-20. (209) La Provincia 21-X-20. (210) La Provincia 24-X-20. (211) La Provincia 16-Xn-20. (212) La Provincia 18-XI-20. (213) El Tribuno 2-1-21. (214) El Tribuno 12-n-19. (215) El Tribuno 13-11-19, (216) La Provincia 26-11-19. (217) El Tribuno 19-11-19. Varias veces hemos hecho alusión a la anulación de actas de las elecciones municipales. Lo que ocurrió se puede ver detalladamente en el apartado "Los caciques". (218) El Diario 16-IV-19. (219) La Provincia 5-V-19. (220) Diario 1-III-19. (221) Diario 7-VI-19. Gavilanes contesta que va efectuó tal solicitud el día mismo que tomó posesión. (222) Diario 27-VI-19. (223) Volveremos sobre ello al hablar de las migraciones. Cfr. periódicos de julio dé 1919. (224) Diario 18-Vni-19. (225) El Tribuno 2-1-20. (226) El Tribuno 29-1-20. (227) La Provincia 4-II-20. (228) La Provincia 9-IV-20. (229) La Provincia 21-XI-20.

77 Q.—-MOVIMIENTOS DE POBLACIÓN

Se incluye en el presente apartado todo lo concerniente al mo­ vimiento natural de la población (natalidad, mortalidad, y matrimonios), como lo que se refiere a los movimientos geográficos.

9.1.—Demografía

Por los datos que se recogen en los periódicos, el movimiento demográfico de la población en la década de los, diez fue deficitario. El Juzgado de Triana facilita en enero de 1919 un resumen global del Re­ gistro en el año anterior: 503 defunciones, 28 abortos, 469 nacimientos y 85 matrimonios. Durante 1919 los datos facilitados por los. respectivos Juzgados de Vegueta y Triana no reflejan mejor panorama.. Por ejemplo, con rela­ ción a los meses de octubre, noviembre y dicienbre las cifras son:

Mes Juzgado Nacimientos Defunciones Matrimonios

Octubre Vegueta 46 74 15 Octubre Triana 38 58 15 Noviembre Vegueta 52 59 7 Noviembre Triana 50 . 55 8 Diciembre Vegueta 73 72 19 Diciembre Triana 56 75 8 Total Trimestre Población 315 393 72

Como puede verse, en un trimestre la población global había dis­ minuido en 78 habitantes. La situación no parece remediarse tampoco al año siguiente. Así, el Juzgado de Triana nos da et siguiente balance en el primer Trimestre: número de nacidos 170 número de difuntos 302 número matrimonios 23 Saldo negativo, por tanto, con un decrecimiento en el partido ju­ dicial de 132 personas. La tónica era, ,,al parecer, general en España: una secuela más del hambre y la guerra. Con fecha 6 de de agosto de 1919, El Tribuno da la noticia de que 39 capitales de provincia, entre las.49 entonces existen­ tes, tienen mayor mortalidad que natalidad. Canarias aparece, según da­ tos de febrero de ese año, con 0,77 defunciones por mil y 1,03 nacimien­ tos. En bodas 0,13 por 1.000. ¿Cómo es posible este desfase entre el crecimiento de la pro­ vincia q.u.e arrojaTTias estadísticas regionales y los números facilitados por los juzgados locales en relación a Las Paimas? ¿Es que, mientras Canarias como conjunto aumentaba la población en un 0,26 por mil, la capital de Gran Canaria disminuía? Diario de Las Palmas, con fecha 3 de diciembre de 1919 bajo el título de "la ciudad de la muerte" reitera su protesta, iniciada el día anterior, de que se está ocasionando "un grave perjuicio

78 para Las Palmas" por las "estadísticas alarmantes sobre el censo de la población". Basándose en los datos facilitados por los Juzgados de Ve- gueta y Triana para el mes de octubre dice que "ha habido 83 nacimien­ tos (1), 132 defunciones y 30 matrimonios, cuando de verdad en octubre hubo 158 nacimientos, 130 defunciones y 45 matrimonios. ... "lo cual nos arroja un aumento de población incrementada en 28 habitantes por un mes". El periódico lo atribuye a errores estadísticos fundamentados en la desidia de la población para registrar oportunamente los nacimientos y matrimonios y en la no existencia para Las Palmas de una oficina local o insular de Estadística. E incluso comenta: "De hecho hay meses que nacen el 150 % de los que fallecen".

Nuevamente con fecha 11 del mismo mes de diciembre, el Diario lamenta que el Juzgado de Vegueta facilita para el mes de noviembre la cantidad de 52 nacimientos, 59 defunciones y 7 matrimonios, siendo así que la realidad es de 75 nacidos y 15 celebraciones matrimoniales. Por todas estas deficiencias, se piensa en la "conveniencia de crear en Las Palmas una sección de estadística" (2). Si hacemos consideración general, partiendo del espacio pru­ dencial de una década (1910-1920), la población de Las Palmas, si bien no disminuía, al menos registraba un descenso en el índice de crecimien­ to. De 1900 (44.517) a 1910 (62.886) la ciudad había aumentado en 18.369 habitantes, mientras que en los siguientes diez años, su incremen­ to fue de 3.575. Influyó en este retroceso, sin duda, la guerra de Marrue­ cos, el conflicto bélico europeo, el hambre, la emigración y diversas epi­ demias, tales como la de la gripe de comienzos de 1920, donde sólo en enero fallecieron 287 personas (3). D. Bernardino Valle declara que de las 367 muertes acaecidas durante la epidemia gripal, aproximadamente la mitad se han debido a la misma (4). La falta de datos oficiales publicados en los periódicos por año ha sido un handicap para el estudio más exhaustivo de la población, partiendo de la Prensa (4 bis). Con lo dicho, no obstante, puede formarse una idea de las precarias situaciones por las que atravesaba la vida de las Islas.

9.2.—¡Migraciones.

De "sangría nacional" van a ser consideradas las marchas masi­ vas de españoles al extranjero (5) tras las deficiencias de todo tipo que como estela de la guerra europea afligen al país sin encontrar remedio. Pero en Canarias la desbandada es prodigiosa. Sin embargo, no tiene nada de extraño, pues es la tónica general de la historia hispánica del Archipiélago. Nadie ha escrito sobre las Islas que no haya tocado los mo­ vimientos migratorios. De todas maneras, en 1919 el trasiego es cons­ tante. No se trata sólo de emigración, sino también de retorno. La inde­ pendencia de las naciones latinoamericanas sitúan al canario "en el ex­ tranjero". Cuba es el mejor ejemplo. Muchos españoles, terminada la guerra, quieren volver a sus hogares. Las Palmas aumentará en la década de los 20 en 11.803 habitantes. Por eso vamos a detenernos en las con­ diciones en que tales traslados se hacían.

9.2.1.—A modo de ejemplo El caso del Valbanera en julio de 1919 va a ponernos de mani­ fiesto la infrahumana situación de los emigrantes. Parte el barco desde

79 Cuba. Con capacidad para 1.000 pasajeros en 3^ carga con 3.000. La asistencia médica y la comida son deficientes, así como las condiciones de salubridad. Con ello se produce el hacinamiento. En esta situación, declarada una epidemia a bordo, llega a Las Palmas en la primera dece­ na del mes. En la población no hay medio de atender a los enfermos y trasladarlos al Lazareto de Gando (obra en la que León y Castillo —1887— pusiera especial empeño —^(6)—, precisamente como reclamo de la na­ vegación) ya que los medios de transporte son insuficientes. La protesta de la población es doble: no hay derecho a que unos seres humanos via^ jen en esa situación de precariedad y tampoco hay derecho a exponer a una población a la infección de una epidemia no prevista ni anunciada por los responsables de la Naviera Pinillos. La voz de alarma la da El Tribuno el 11 de dicho mes. El 17 La Provincia relata exhaustivamente la lista de enfermos, su destino y las nefastas condiciones del viaje. La campaña de Prensa se desata (7). "Pidamos justicia". "Debemos ejercer la acción popular". "La memoria de los canarios muertos estos días y el peligro de nuestra vida claman justicia". "¿Quién manda en Gran Canaria?". A D. Juan BordesC, consignatario de Pinillos en la ciudad y con­ sejero deJ Cabildo Insular, se le atribuye la frase, de qué el "Valbánera no había sorprendido a nadie con los enfermos". Esto da lugar a una se­ rie de incidentes y a una borrascosa reunión del Cabildo. ¿Comunicó o no el capitán del barco, o en su defecto el médico de a bordo, la situa­ ción sanitaria del buque? ¿Se sabía o no en Las Palmas por la casa con- signataria el estado de los pasajeros?

D. Juan Bordes publica una carta (8) donde justifica a la Com­ pañía Pinillos. Y el Cabildo ratifica su confianza a la naviera. De "deca­ dencia del Cabildo" va a ser tachada esta postura (9). Las víctimas del Valbanera hallan eco en el temor popular. Co­ mo es frecuente, La Provincia aprovechará para delatar al "Comisario Me­ sa" por su actitud con los enfermos (10). Lo malo es que el caso de este barco no era el primero. Aún se recordaba lo ocurrido en fecha reciente con el "Infanta Isabel" de la misma compañía. El capitán del barco se justificaba en el deseo de los emigrantes de retornar a España como fuera. Y Pinillos, en represalia por las protestas, suprime sus escalas en Las Palmas (11). La Provincia escri­ be entonces un editorial titulado "Comparando conductas: Cómo ha pro­ cedido Gran Canaria con la Compañía Pinillos y cómo ha procedido Pinillos con Gran Canaria" (12). Es "la cola del Valbanera" (13). El Diarlo, sin embargo, hace un comentario breve, donde lamenta la situación deni­ grante de los emigrantes españoles (14).

9.2.2.—La emigración

Para el Diario la emigración es una necesidad en Canarias, de ahí su importancia (15). Poner frenos a la misma es impedir la resolución de un conflicto económico y social. Pronto se le pasa a Pinillos el enfado. Los gastos de la atención a los enfermos del Infanta Isabel le había supuesto 10.997 pesetas (16.).-Los del Valbanera no estaba aún evaluados. Destituye al capitán del navio y sus­ tituye al médico tripulante. En septiembre vuelve por Las Palmas el Valba­ nera, en viaje primero de sus nuevos capitán y médico y último del buque.

80 En la travesía de Santiago de Cuba a La Habana, un temporal lo hunde en septiembre de 1919. Su dotación contaba de 1.236 personas, de las que casi la mitad, 570, eran canarios. De ellos 251 embarcaron en Gran Canaria, 212 en Tenerife y 107 en Las Palma (17). Contra el parecer del Diario, La Provincia, en un artículo titulado "Los emigrantes...", ataca al fenómeno de la emigración como solucionador de conflitos económicos (18). El que la población de' Las Palmas sólo crezca en diez años, como ya vimos, en 3.575 habitantes, puede darnos una idea de lo que la emigra­ ción supuso para Canarias. De todas formas ha dé reconocerse que los mo­ vimientos migratorios no acaparan en exceso la atención de la Prensa: era un fenómeno normal.

9.2.3.—Las deportaciones

Tratamiento aparte merecen los destierros. H 7 de junio de 1919 el Diario habla de unos políticos portugueses llegados a la ciudad, evadi­ dos de Madeira. Eran los fracasados revolucionarios del levantamiento mo­ nárquico a que alude La Prensa en enero de 1919. El 19 de agosto La Pro­ vincia se hace eco de la presencia de sindicalistas en Canarias expulsados de Argentina. Bajo el título de "siguen las exportaciones... y las deportacio­ nes" protesta del extraño virus que este trasiego humano puede introducir en la Isla. Hay que reconocer, como más tarde lo hará Ei Tribuno, que las noticias sobre "los bolcheviques" llegaban a las Islas muy de tarde en tar­ de y muchas veces deterioradas. Los horrores de sus crímenes se destacan por nuestros periódicos (19). "El peligro ruso" es algo que alarma a la pa­ cífica y sufrida población canaria (20). Igual pasa con los "spartakus" ale­ manes (21). Al margen de una expulsión, Ei Tribuno hace unas reflexiones so­ bre "el delito de pensar". Este comentario sale cuando "se cierra la histo­ ria de los sindicalistas" que, expulsados de Argentina, llegan a Las Pal­ mas, como ya La Provincia había alertado. Aquí son detenidos y retenidos del 27 de agosto al 12 de septiembre, en que se les envía a Tenerife (22). El periódico se pregunta si estos hombres expatriados no tienen derecho a otro trato. Tal es el pánico de infiltraciones comunistas, que al llegar tres rusos a Las Palmas, al instante se les detiene. Ei Tribuno aboga por los tres presos, ya que las condiciones de la cárcel de Las Palmas eran intolerables (23). Parece inconcebible que mientras una población aboga piedad para los criminales, a estos hombres se les somete a esas condiciones de vida. Hay que buscar una solución "por humanidad y por justicia" (24). Los acontecimientos de este tipo son frecuentes, ya se trate de re­ volucionarios portugueses, ya de traficantes y mercaderes. Pero el control social es muy duro. Más importancia van a tener las deportaciones políti­ cas, pero esas no se van a dar en regla hasta la Dictadura.

(1) Los números que hemos reseñado más arriba nos dan 84. Puede haber un peque­ ño error de imprenta. Consúltese El Tribuno 6-XI-19. (2) Diario 26-VI-19. (3) Cfr. para Vegueta, La Provincia 4-II-20, y para Triana El Tribuno 3-II-20. (4) El Tribuno 5-11^20. (4 bis) Emilia Sánchez Falcón en su "Evolución demográfica de Las Palmas"

81 Anuario de Estudios Atlánticos núm. 10 (año 1964) pone un apéndice de cifras ab­ solutas de población donde señala: 1919: 308 matrimonios, 1.247 nacidos vivos, 1.405 defunciones, crecimiento vegetativo:—158 1920: 337 " 1.315 " " 2.049 " " " :—734 (5) La Provincia 24-IX-20. (6) La Provincia 28-XI-20. (7) Cfr. El Tribuno 11 a 22-Vn-19; La Provincia 19 a 29 de julio entre otros. (8) El Tribuno 19 y 21-VII-19. (9) La Provincia 31-VIL y l-VIII-19. (10) La Provincia 29-Vn-19. (11) Ver periódicos del 5 de agosto. (12) La Provincia 7-VIII-19. (13) La Provincia 8-VIII-19. (14) Diario 18-VII-19. (15) Diario 21-n-19. (16) La Provincia ,7-in-20. (1?) El Tribuno 27-IX-19. (18) La Provincia 12-IX-19. (19) Como ejemplos ver Diario 11 y 25-1 y 12-V-19. La Provincia relata la muerte del Zar el 17-11-19. (20) La Provincia 6-III-20. (21) El Tribuno 9-1-19. (22) El Tribuno 17-IX-19. (23) El Tribuno 8-IV-20. (24) El Tribuno 25-IV-20.

82 10.—LA ECONOMÍA CAÑARÍA

Las fuentes de riqueza de la región iiabían seguido la tónica de la demanda internacional, sobre todo en su base fundamental agrícola. De ahí que, superado el crack de la cochinilla, cuyo derrumbe total se diera en 1876 (1), la tierra se destinará a plátanos y, posteriormente, al tomate. Ya sabemos, sin embargo, que los grandes condicionantes de la producción agrícola canaria han sido el factor propiedad, especialmente por lo que respecta a la tierra, y al régimen de aguas. Pero la guerra europea interrumpe el tráfico y ello va a repercu­ tir tanto en la exportación de nuestros productos, cuanto en la importación de artículos de prímerísima necesidad.

10.1.—E/Puerío La paralización del Puerto de La Luz durante cuatro años es, como indicó Argente, una de las causas principales de la penuria económica por la que atraviesa Gran Canaria. Prueba de fuego sufrida por una economía inestable, replantea muchas otras cuestiones que han de dar lugar a una preocupación de la Prensa por nuestra gran ventana al mundo. 1919 va a traer la esperanza de la reanudación en la actividad portuaria y, por tanto, la exigencia, constante en Las Palmas, de adecuar las instalaciones del Puerto a las nuevas necesidades, emprendiendo, a su vez, aquéllas reformas pertinentes para que pueda situarse entre los primeros del tráfico ma­ rítimo internacional. ' ' •"''' Ya vimos como el Diario de Las Palmas, con fecha 2 de enero, al pasar una mirada por la situación canaria "en el umbral de un nuevo año", forzosamente centra su atención en tres aspectos: fíñ de la con­ tienda europea, situación inestable española y porvenir del Puerto. Si la primera jugaba a favor de Gran Canaria, de la segunda dependía en gran parte, con la oportuna unidad de esfuerzos de los canarios, que la tercera consiguiera la atención y dedicación que se merecía. Los beneficios del fin de la guerra se dejan sentir pronto, cuan­ do Inglaterra levanta la prohibición de exportación sobre una serie de productos. Nuestro contacto estrecho con el espacio económico anglo­ sajón hace prever que este hecho significa que ha quedado "reanudado el tráfico comercial" (2). Diariamente los periódicos dedican una sección al movimiento portuario. Pero el Puerto es algo más que un balance de buques: es toda una actividad, fuente de riqueza y medio de vida, que ha ido constitu­ yendo un gran grupo humano en su entorno. Los hombres de "la mar" han ido haciendo de La Isleta y El Refugio su cobijo. Pescadores, obre­ ros portuarios, cargadores, cambulloneros, transportistas, etc. tienen fija la mirada en el resurgir de tráfico de buques. "La voz del Puerto" (3) comienza a pesar sobre la población. Las Palmas no puede despreocu­ parse de un barrio tan populoso. De lo contrario habrá que pensar en constituir un municipio aparte. La sociedad El Recreo así llega a solici­ tarlo (4). Y los obreros del Puerto, ese sector que será el primero en ad­ quirir en Gran Canaria la conciencia de constituir una "clase social" nueva, ese grupo humanó de la población que había visto en D. José Fran- chy y Roca el portavoz de sus necesidades y el defensor de sus dere­ chos, lanza en toda la Prensa el 14 de marzo de 1919 una proclama: O "Las Palmas" se preocupa de "El Puerto", o la Liga de obreros luchará por que su actividad es "el futuro de Gran Canaria". D. Tomás Roca

83 publica un artículo sobre "La Liga del Puerto de La Luz" (5).que es la introducción a todo un programa de acción (6), el cual quedará sinteti­ zado en el manifiesto. Presenciamos, pues, un despertar. Las necesidades laborales, van a traer parejas otras cuya previsión urgen. Así se habla de la creación de una Escuela-Cantina (7), que no es otra cosa que un proyecto de guardería infantil, la cual permita un mejor desenvolvimiento de la pobla­ ción en las tareas que se avecinan, con presencia de la mano de obra femenina. Es curioso, pero la mujer ha ocupado siempre un puesto im­ portante en la historia del movimiento obrero canario.

El optimismo ante el futuro es grande. "En los cuatro años que duró la guerra europea, fue Canarias la región española que con más rigor sintió en su economía los terribles efectos de la parali­ zación del comercio de exportación y del tráfico marítitño dé nuestro Puerto..." (8). Lo que fuera "la mejor estación del ATTántico, por la que pasaron cerca de un millón de toneladas anuales" (9) había quedado herida de muerte por el dragón bélico. Sin embargo, D. Adolfo Febles Mora, desde las páginas de La Provincia, publica el 14 de abril un inte­ resantísimo artículo, sobre "el resurgir de Canarias". Su base está en el Puerto y cuanto éste comporta. "Miremos al porvenir", es la frase que,es­ tá en boca de todos (10). Mas, como queda dicho, el futuro del Puerto requiere "refor­ mas necesarias" ya que, de lo contrario, son muchos "los peligros que amenazan al Puerto de La Luz" (11). "No hay que perder de vista que mirando al Puerto marchamos directamente al porvenir" (12). Hay que estar "por nuestro Puerto". Efectivamente, la Sociedad Económica de Amigos del País, pi­ de en una sesión del 30 de junio la ampliación del Puerto (13). Ya no hay motivos para demorar más estas obras y lo que se inició debe pro­ seguir su marcha ascendente. O el Puerto se pone a tono con las nece-- sidades de los tiempos, o "los puertos de Canarias" quedan aínenazados por otros del litoral africano. Ya el caso del de Dakar es una señal de alerta (14). El Progreso de Santa Cruz de Tenerife también hace conside­ raciones sobre la importancia que para la región tiene el que nuestros puertos se modernicen. De "palabras de buen setido" son calificadas las atinadas observaciones del colega por la Prensa de Las Palmas (15), que insiste una vez más en que "el puerto es todo para Gran Canaria". Por ello, los intereses particulares han de someterse a "los intereses del Puerto" (16). Y los puertos canarios se ponen "en estímulo" (17). Prime­ ra medida: "el ensanche del Puerto de La Luz" (18).

Durante el mes de agosto (19) el movimiento portuario registra 235 buques. De ellos 131 son vapores y 104 veleros. La Prensa de Tene­ rife hace comparaciones entre los precios de suministro a buques en San­ ta Cruz y Las Palrfias

Mas ¿se notan las mejoras en la vida de la población? Sólo el núcleo urbano de El Puerto paga más que todo Santa Cruz de Tenerife por registro fiscal, tras las comprobaciones de la Comisión de Catastro. Es la "recompensa y castigo en la tributación", teniendo en cuenta que la capital de la Provincia no tenía registro fiscal (20). Por otro lado, la vida laboral no está aún garantizada ni se ha repuesto del déficit arras­ trado. Una huelga general de transportes en Inglaterra puede repercutir

84 -'^^ D. José Franchy Roca Hnt Hite 10 téttlm TRIBUNO Año XV t-^s Palmas. Martes 20 de Mayo'(iet9l9 Nüm. 3.101 ¡Canarios: Recordad el 15 de Noviembre de 1911! ECCE HOMO La "warajoja" titta^ teclK4G as clkjo de ra(Aio - -i^rl^ Oorm%»o M»M Qttñtm» Müa MfcMM ttsMJcwe nwMra* -.•.•«Bt»:iq4G«M Ct Kdcnto kte^wia Oe««iP«fe^fcMMrtí, a«ttMo i-vs de ts nluu, f«tet«ai««l tjerd* enjt cfcwi Oétím Se Bofctio» por > KürKM di Obnw rdfcBlJ •Bi>.1tm BiaefMaHeM del Ma(M«H^ :*o ée ti •CMHM lej». M toia Ut

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El Tribuno, 20-V-19 directamente en su tarea, ya que las reservas de carbón se agotan (21). Sin embargo, las labores se van ordenando Una disposición del Coman­ dante de Marina, D. Bartolomé de Morales, regula la patente de los cam- bulloneros (22), típico producto de la época (23). La Prensa de Madrid comienza a hacerse eco de los problemas de "los puertos Canarios". En La Gaceta de Ambos Mundos, F. Sánchez- Aguiar publica una carta abierta "para el Ministro de Fomento" (24). El 13 de noviembre se anuncia un nuevo servicio: el de aceite crudo (25). Se ini­ cia, pues, la normalidad (26). En dicho mes el tráfico portuario arroja un total de 239 barcos, de los cuales 126 son vapores y 113 veleros (27). La estación de aceite en el Puerto de La Luz va a acaparar la atención del Diario en sendos artículos del 3 y 4 de diciembre. Surgen nuevas líneas de vapores. Para el traslado de frutas se constituye Les Bananneries Reunies de Burdeos (28). El concejal Díaz Curbelo pide, para el mejor desarrollo de la vi­ da mercantil, la creación de un "depósito franco" (29). Esta petición va a dar lugar a diversos comentarios, pues mientras el sector político del Diario la apoya, ya que el Sr. Díaz Curbelo era integrante del grupo de D. José Mesa, aún cuando curiosamente sus posturas hallan eco en La Provincia, otros consideran su solicitud mera campaña propagandística ante las elecciones municipales que se avecinan (30). Ignoramos lo que de verdad contuviese esta segunda afirmación, pero lo cierto es que, una vez celebradas las elecciones para concejales el domingo 8 de febrero de 1920, casi no se vuelve a hablar más del asunto en cuestión. No obstante, la idea está lanzada e incluso valorada como de "gran trascendencia" (31). De las condiciones óptimas de la bahía va a ser un fiel reflejo la llegada del hidroavión conducido por M. Lefranc el 24 de diciembre de 1919. Marcha el 29 a Marruecos, después de pronunciar una conferencia sobre los adelantos aéreos (32). Diciembre de 1919 supone una mejora en el tráfico. Este ascien­ de a 267 barcos, es decir, 28 más que el mes anterior, con el récord de 160 vapores, siendo veleros los 107 restantes (33). La tónica parece man­ tenerse durante los primeros meses de 1920. En febrero, por ejemplo, el balance es de 160 vapores y 102 de vela, en total 262 buques con 331.505 toneladas (34). Y en marzo el tonelaje aumenta a más de medio millón, exactamente 504.089, con un total de 334 naves, de las que 226 son bu­ ques a vapor y 108 barcos veleros (35). Este auge no va, sin embargo, parejo a las atenciones del sector portuario. "El magno problema de la cuestión social" se pone cada vez más en evidencia (36). Por otro lado, surgen algunas disparidades y ren­ cillas entre las organizaciones obreras: gremios y sindicatos católicos. Una Real Orden va a gravar de timbre los productos importados en el Archipiélago. Contra ella se alza la moderada voz del periódico La Prensa de Tenerife (37). El mes de junio va a poner de nuevo sobre el tapete el proyecto de-ampliación del Puerto. Era ingeniero jefe de la Junta de Obras de los Puertos de La Luz y de Las Palmas D. Jaime Ramonell y Obrador (38). La Provincia afirma que las obras se dispusieron el año anterior y pre­ gunta: ¿están o no aprobados los proyectos? (39). Esta cuestión suscita una polémica entre el citado periódico y el Diario. Desde las páginas de El Tribuno, D. Enrique de la Vega escribe una carta abierta al Ministro de Fomento (40). Pero las obras no comenzarán hasta bastante después. Al General Primo de Rivera se deberá el actual dique del Generalísimo.

85 ' Julio de 1920 renueva los conflictos laborales de los. obreros portuarios iniciiados en la postguerra europea con la huelga de carga­ dores de carbón de julio de 1919 (41). Nuevamente el 22 se declaran en paro los cargadores, que permanecerán inactivos a lo largo de quince días. Coincidirá en fecha dicho conflicto laboral portuario con el famoso crimen del Puerto que tanta resonancia tuvo, sin que se pueda deducir una interrelación de ambos hechos. También en Tenerife se empieza a sentir la inquietud por unas condiciones de vida que no mejoran pese a la reanudación del tráfico. En el Puerto de La Cruz por la misma época se proclama la huelga de obreros marítimos y carreteros contra la ab­ sorción del Puerto de Santa Cruz. Y en octubre lo harán en Las Palmas las peonas del muelle, por reivindicaciones salariales (42). Cuando se pretende sustituir la tarea de tas huelguistas por medio de mano de obra masculina, los obreros se negarán solidarizándose con lasi mujeres. Nada raro, pues, va a ser que sumando el problema social al de posibles mejoras en los servicios portuarios, este'^ector de la pobla­ ción adquiera gran vitalidad durante las elecciones a favor de Guerra del Río. D. Rafael en su proclama "a los electores de Gran Canaria" de­ dicará tres párrafos ai Puerto (43). De él y de lo que significa depende la riqueza y la cultura de los canarios.

10.2.—Agricultura

El Diario de Las Palmas en 1919 reproduce, durante el mes de agosto, un trabajo realizado por D. José Simón y presentado como me­ moria al Consejo Regional de Agricultura y Ganadería de Canarias, don­ de obtuvo premio, sobre "Agricultura Regional". Aparece dividido en cinco apartados que abordan desde el problema de los abonos químicos hasta la descripción de los diferentes tipos de plátanos, planta importa­ da de China. Sus apuntes sobre el porvenir del tomate, el tratamiento de cultivos, la arboricultura y el naranjo son todo un compendio de los métodos y medios de producción agrícola de las Islas entonces (44). Hay una preocupación por salir de la estrecha órbita del bi- cultivo. Se busca "la agricultura del porvenir en Gran Canaria" (45) y así se elucubra sobre la posibilidad de introducir nuevos productos tales como el cactus sin espina, e igualmente se dan consejos prácticos so­ bre el aprovechamiento de terrenos en las diversas zonas de la Isla para dar un tratamiento adecuado a las especies más rentables. "La maltra­ tada agricultura de exportación en Canarias" (46) merece la búsqueda de otros caminos. Desde Madrid, D. Juan Francisco Gascón publica en La Liga Agraria un estudio sobre el tema.

10.3.—Bosques

Vilnculado al mundo agrícola está el de la despoblación fores­ tal de Gran Canaria. La sequía de 1919 (47) pone de manifiesto la nece­ sidad de abordar este problema y darle eficaz solución (48). La creación de "el día del árbol" va a reflejar esa inquietud por la riqueza de los bosques. La "política" a seguir en este campo (49) será reseñada por los periódicos. Sin embargo las soluciones no. va na ser eficaces. Las talas se suceden irracionalmente. Y los árboles se abaten en la ciudad y en el campo sin miramientos. ¿Es sólo un "posible aban­ dono"? (50). ¿Falta de perspectivas? Lo cierto es que la prensa se que­ ja de que "desaparecen los árboles". El gran defensor de la repoblación forestal va a ser D. Francisco González Díaz.

8B" 10.4.—Agua

Importancia va a tener el tema de las aguas por el papel deci­ sivo que juegan en la vida económica y social de las Islas; Su régimen de propiedad y la búsqueda de nuevas fuentes es el tema de preocupa­ ción más destacable ya por esos años en la labor isleña. De la Gaceta de Tenerife el Diario de Las Palmas reproduce una serie de artículos en julio y agosto de 1919. El primero sale a la luz pú­ blica el 10 de julio. Se cierra el ciclo con el XI el 16 de agosto. El fenómeno de la especulación, con sus correspondientes efectos, es típico de la época. En la Prensa son frecuentes los juicios sobre proble­ mas de pozos, ya que muchos se oradaban sin las debidas precauciones, e incluso se cita el caso de un abuso de poder por parte de cierto alcal­ de que interviene en rencillas vecinales originadas por esta competencia.

10.5.—Industria

El 24 de septiembre del citado año 1919, el Diario dedica un ar­ tículo a las industrias canarias que desaparecen. En concreto se refiere a la azucarera en regresión manifiesta. Cuando examinemos los conflictos laborales veremos cómo una de las industrias más florecientes de esa época era la del tabaco. Sin embargo se era cada vez más cosciente de la necesidad de apurar la inventiva. Una posible actividad de transformación de los pro­ ductos agrícolas se veía en el aprovechamiento del plátano para elabo­ rar harina (51). Atención merece por parte de los periódicos el tema de las fac­ torías de pescado (52). Hay conciencia ya en esos años de que el recurso del mar debe constituir una preocupación para el isleño. El océano cons­ tituye la única vía de comunicación con el exterior. Y España era deficien­ te en flota mercante. Si Inglaterra y Alemania habían sido antes de la guerra las dueñas de los mares, tras la guerra en poco tiempo Estados Unidos elevaba al quintuple su tonelaje anterior. La Provincia el 27 de marzo de 1920 nos facilita estos datos:

Toneladas en 1914 Toneladas en 1918

Inglaterra 20.477.100 18.531.742 Alemania 5.157.610 712.432 U. S. A. 2.388.540 10.131.529 Francia 1.962.827 1.919.580 Japón 1.706.149 2.747.591

La industria naval preocupa a los canarios, que habían conocido días de esplendor en sus antiguos astilleros. Se es consciente de que de esta industria deriva todo el comercio mundial. Pero ello requería gran­ des inversiones que la economía nacional no supo aceptar.

10.6.—Comercio

De aquí que la vida comercial estuviese sometida a los flujos y reflujos de esta algarabía internacional. La reanudación del tráfico por-

87 tuario viene a plantear nuevas dificultades a los exportadores canarios, pues, el "coste de los fletes" (53) hacía desmerecer a nuestros produc­ tos en el concurso del mercado europeo. Esta es la razón por la que los cosecheros y exportadores llegan a reagruparse en diciembre de 1919 con vistas a una posible solución. "La crisis del comercio de exportación" es "la ruina que amenaza a Canarias" (54). Hay que encontrar solución al "problema de la exportación de frutos (55). El uno de abril de 1919 El Tribuno bajo el título de "Nuevos frutos en Francia" da la voz de alerta sobre los problemas aduaneros que se pueden crear en la vecina nación a España. Y hasta The Times publica un artículo sobre el porvenir de los plátanos de Canarias. Junto a estas dificultades y la escasez de existencias en el mer­ cado insular, surgen nuevas trabas, como ya vimos, en el comercio in­ terinsular (56). El problema canario del comercio no es exclusivamente de Puertos Francos. De ahí que se hable de "zona franca", franquicia, li­ bre comercio y, en definitiva, un régimen especial para concertar con la Hacienda de la Corona, que ya se vio llevó al planteamiento de la Man­ comunidad.

10.7.—Turismo

El porvenir turístico de Gran Canaria era ya previsible por los años diez. Pero las instalaciones en este sentido no respondían en abso­ luto a las necesidades reales y mucho menos servían de reclamo a una actividad con futuro. El turismo canario era preferentemente "de paso". El que el Puerto fuera "ruta obligada" de grandes cruceros, dejaba como huella ese deambular por las calles de turistas, que aprovechaban su es­ tancia para bañarse en la playa, visitar "Las Palmas" en las clásicas tar­ tanas, o aventurarse todo lo más hacia el interior por la carretera del Cen­ tro. Pero a la consecución de un turismo estable nadie se arriesgaba. D. Francisco González Díaz escribía a este propósito: "Dudo que nuestra iniciativa propia, pobre e irresoluta, consiga tal resultado. Tenemos verdadero horror a las empresas de conjunto, de asociación, que exigen el concierto de las voluntades paralíticas y la su­ ma de los capitales inmovilizados. Todo lo esperamos de fuera de nos­ otros mismos: nos dispensamos de pensar y de obrar poniendo la espe­ ranza en los gobiernos o en una actividad extraña que venga a suplir nues­ tra abulia, a aleccionarnos y empujarnos". "No sé en qué forma pueda manifestarse dicho concurso. Es po­ sible que alguna empresa extranjera se decida a operar en Canarias con la mira de convertir nuestro Archipiélago en centro de emigración lujosa. Entonces, únicamente, se hará lo que deseamos" (57). Por otro lado los pocos hoteles disponibles habían cerrado sus puertas durante la guerra (58), de ahí que, restablecido el paso de bu­ ques, las atenciones a los visitantes estuvieran en baja. De "poco previ­ sores" acusa un periódico a los pobladores canarios, hoteleros y nego­ ciantes (59), ya que "el turismo y los servicios que con él se relacionan" (60) habían quedado relegados. Incluso el traslado desde el Puerto a Las Palmas no podía ser más Incómodo por el estado de la carretera (61), y la "entrada en la población" desde el Norte presentaba un panorama desalentador (62). Ante una visita de turistas que pensaban radicar en la Isla una temporada hubo que habilitar rápidamente el Hotel Santa Brígi­ da por no reunir condiciones de capacidad y atención ningún otro centro hotelero de los existentes. El citado D. Francisco González Díaz, desde el Diario (63) y Don Adolfo Febles Mora en un interesante artículo de La Provincia (64), ini­ cian una especia de campaña para alentar a la opinión pública ante una fuente de riqueza que se iba de las manos. Es curiso como ya entonces se pretende ocultar la verdadera faz social de la ciudad para sustraer al visitante de espectáculos bochornosos (65). La plaga de mendigos y chi­ quillos harapientos inundaba todos los contornos que el turismo frecuen­ taba. Se necesitaba, pues, "reprimir la mendicidad". El auge del movimiento portuario hacía prever un impulso del tu­ rismo en Las Palmas (66). "En torno al turismo" (67) se prevé la inicia-r ción de una obra de envergadura. Se debe a Sir Alfred Jones el primer paso en este terreno vir-^ gen (68), de ahí que la ciudad se encontrase moralmente con "una deuda que cumplir" ante tan clarividente iniciativa. De vez en cuando la Pren­ sa da un toque de atención a esta empresa prometedora (69). "El turismo es fuente de riqueza" (70) y el "barrio de los hoteles" (71), como se de­ nominaba a Ciudad Jardín, merecía una atención especial del municipio. Situado en el extra-radio urbano, se encontraba desatendido, sin puntos de luz en lugares tan necesitados como el Hotel Metropol (72). D. José Cabello Aradón, "Odín", se hará eco de esta situación de abandono y. descuido (73). Pero el panorama general de la Isla reclamaba la atención de muchas otras necesidades. El 18 de abfíi de 1936 la Junta provincial de Turismo de Las Palmas se reunía para escuchar "las orientaciones de lo que pudiéramos llamar política turística en Gran Canaria", que diría Fray Leseo, en boca de Néstor Martín-Fernández de la Torre. El gran pintor dijo entonces algo que aún nos puede enseñar y, sobre todo, presenta una visión clara del puesto que el turismo fue alcanzando en la posguerra (74), lo cual se preveía ya en el bienio 1919-1920.

(1) En 1869 la exportación de cochinilla llegó a alcanzar la cifra de 3 millones de kgs. (Diario de Las Palmas 6-XII-19). (2) El Tribuno 15-1-19. (3) La Provincia 12-III-19. (4) El Tribuno 13-1-19. (5) El Tribuno ll-in-19. (6) El Tribuno 12-III-19. (7) Diario lunes 7-IV-19. (8) Diario l-VIII-19. En 1904 entraron 3.617 vapores y en 1918, 445. (9) Reproducción de un artículo de The World's Markets de New York . (Diario 13- VII-19). (10) Diario 26-IV-19. (11) Diario lO-V-19. (12) Diario 23-VI-19. (13) Ver, por ejemplo, La Provincia y El Tribuno l-VII-19. (14) Diario 21-VII-19. (15) Diario 29-VII-19. (16) Diario 30-VIM9. (17) Diario 9-Vin-19. (18) Diario 30-VIII-19. • (19) Ver Diario 2-IX-19 y La'Provincia-3-IX-19. (20) Diario ll-IX-19. (21) El Tribuno 29-IX-19. (22) Diario l-VIII-19. el i

89í cí-p,t> (23) La pugna competitiva entre ellos suele producir situaciones de conflicto como la "reyerta a bordo del Ocean". El Tribuno 23-1-19. (24) Diario 3-XI-19. (25) Véanse los comentarios sobre la extracción de aceite en Diario 3 y 4-XII-19. (26) Diario 15-XI-19. (?7) Diario 2-XII-19 y El Tribuno 4-XII-19. (28) Diario 6-XII-19. (29) La Provincia 23-XII-19 y Diario 24-Xn-19. (30) El Tribuno 24-1-20. (31) Ver La Provincia 3 y 7-1-20. (32) La Provincia 8-1-20. (33) El Tribuno 16-1-20. (34) La Provincia 6-III-20. (35) El Tribuno 4-IV-20 y La Provincia 6-IV-20. En 1920 entraron 2.112 vapores. (36) La Provincia 18-IV-20. (37) La Provincia 25-V-20. (38) Véase su obra "Ampliación del Puerto de La Luz". Diario de Las Palmas 1917. En el Diario 7-IV-19 aparece un informe del Sr. KamoneE (39) La Provincia 8-VI-20. (40) El Tribuno 8-VI-20. (41) Diario 30-IX-19. (42) El Tribuno 6-X-20. (43) Cfr, llamamiento de Guerra del Río en el Anexo. (44) Cfr. Diario 14, 16, 18, 19 y 23-VIII-19. (45) Cfr. Diario 30-VIII- y 1, 2, 3, 4, 5-IX-19. (46) Diario 7-VIII-19. (47) Diario 21-11-19. (48) Diario 12-11-19. (49) Diario 30-VIII-19. (50) Diario 26-Xn-19. (51) Diario 27-XI-19. (52) Diario ll-VIII-19. (53) Diario 17-XII-19. (54) Diario 22-XII-19. (55) Diario 31-XII-19. (56) La Provincia 30-IX-20. (57) Diario 12-IV-19. (58) Diario 13-11-19. (59) El Tribuno 14-11-19. (60) Diario 25-11-19. (61) Diario 31-III-19. (62) El Tribuno 3-IV-19. (63) Diario 3-IV-19. (64) Lá Provincia 14-IV-19. (65) Diario 14-IV-19. (66) Diario 26-IV-19. (67) Diario 23-V-19. (68J Diario 23-VII-19. (69) Diario 13-VI-19 y 1-VIM9. (70) Diario 19-VII-19. (71) Diario 21-XI-19. (72) El Tribuno 18-XI-19. (73) Diario 30-XII-19. (74) Cfr. el folleto que sobre el Turismo, con el título de "Habla Néstor.;." y prólogo de Fray Leseo se publicara al año siguiente del fallecimiento del fabuloso artista.

90 ^^.—'CONFLICTOS SOCIALES

En una sociedad tan herméticamente estratificada como la ca­ naria, los conflictos sociales se han de poner de manifiesto a partir, so­ bre todo, de la problemtáica laboral. Si la penuria era el indicador más relevante de la época, lógico es que la misma correspondiera a una ac­ titud de luciía por la subsistencia, en el más estricto sentido. Téngase en cuenta que este término llega a tomar carta de nauraleza hasta tal punto que él sólo expresa y acapara el contenido de la carencia de ali­ mentos y de la carestía de los elementos básicos para la vida, tales co­ mo comida y vestidos. Los conflictos sociales, pues, van a provenir del campo de lo económico y profesional, con todo lo que ello representa de interrelación. No faltan huelgas de carácter político, como la de re­ pulsa a Gavilanes, pero éstas son las menos.

Varios fenómenos, pues, podemos examinar dentro de este con­ texto, rozando un poco las declaraciones de Argente sobre la situación en Gran Canaria, aunque ya del Puerto hemos hablado, y dejando para Equipamiento todo lo concerniente a comunicaciones.

11.1.—Las deficiencias alimenticias y los acaparadores

Durante la guerra, la situación de hambre y miseria se hace ge­ neral en las Islas. Como ya vimos la paralización de los puertos que la misma supuso y, con ello, la disminución de importaciones, hizo esca­ sear de manera alarmante los artículos de primera necesidad. En 1917 el problema se agrava hasta tal punto que se tiene que inyectar nueva sabia a obras como las cocinas populares del Puerto de La Luz (1). El gran mantenedor de las mismas durante la guerra fue, en colaboración con la Parroquia, Mr. Víctor Eugenio Pavillard, a quien el Gabiente Li­ terario le declarará Socio de Mérito por su ayuda a mitigar el hambre en dicho sector de la ciudad (2). Las cocinas populares, según se puede con­ frontar en el Nomenclátor de calles de Las Palmas, de D. Carlos Navarro, fueron creación del obispo Pérez Muñoz.

El problema de subsistencia, no obstante, va a reclamar la aten­ ción de los periódicos de forma preeminente durante los años 19 y 20. No se vio Canarias libre de las especulaciones egoístas y de la plaga de los acaparadores. Casos como el del Loch-Tay, se van a repetir conti­ nuamente a lo largo de la vida cotidiana de nuestra población. El trigo se subastaba a 40 pesetas, por ejemplo, los 100 kgs. y luego su coste ascendía por obra y gracia de quienes retenían para momentos de es­ casez grandes cantidades almacenadas (3). El precio del pan aumenta­ ba, sin que, al parecer, la Junta de Subsistencias adoptara medidas efi­ caces. Y los sin conciencia se enriquecían a costa del hambre de las cla­ ses humildes (4). Como ya vimos la dimisión de D. Bernardino Valle como alcalde llega a atribuirse por La Provincia a su disconformidad por la postura de la Junta (5), aunque El Tribuno burlescamente lo titule "un golpe a los acaparadores: el último gesto" de quien había prometido "mano dura" contra los abusos (6).

A D. Baldomero Argente, como Ministro de Abastecimientos, se elevan las quejas de que- las autoridades, en general, adoptan una pos­ tura indiferente ante tan inminente problema, como es el de los especu­ ladores egoístas (7). La situación es insostenible. Los lamentos provie­ nen de todas partes. Desde Arucas, el corresponsal de El Tribuno tam­ bién detecta el malestar (8). Los abusos siguen (9) y el problema de sub-

91 víi?#A sistencias es calificado de "grave" por la prensa más moderada (10). Por otra parte, la aludida sequía, la escasez de bosques, etc. hacen prever una situación angustiosa (11). Los acaparadores son desenmascarados una y otra vez por la prensa (12). Algo no funciona. Unos piensan que la Junta no puede por sí sola cortar todos los brotes de injusticias que ante la situación proliferan (13). Hay intereses creados por parte de per­ sonas detentadoras de poder. Otros atacan directamente a tal o cual au­ toridad por su ineptitud o vista gorda. En concreto, como es lógico, la mejor tajada en las quejas se la lleva el Delegao del Gobierno en su ca­ lidad de Presidente de la Junta Insular (14). D. Manuel Luengo, sin em­ bargo, se siente incapaz de dominar una situación que va más allá de sus facultades y posibilidades, cuando, por si fuera poco, se conjugan ma­ niobras particulares, teñidas de colaboración ciudadana. Mientras tanto la prensa grita: "Al grano señores de la subsistencia, al grano..." (15). En Palma de Mallorca la población se amotina (16). Y D. José Mesa, publica un artículo titulado "El hambre en Gran Canaria" donde arremete contra el Gobierno por su despreocupación ante el estado de­ primente de los habitantes de la Isla (17) y le advierte que lo ocurrido en Baleares puede también suceder aquí. No todos los periódicos juzgan acertada esta intervención del ilustre letrado, pues lo atribuyen más a oportunismo que a eficaces deseos de acabar con una situación insos­ tenible (18). Los obreros se reúnen (19) para pertrecharse contra ios aca­ paradores y luchar frente a "la miseria del pueblo" (20). D. Baldomero dimite como Ministro de Abastecimientos echan­ do en cara a las Juntas de Subsistencias su desobediencia a las órdenes emanadas desde el propio Ministerio (22). Luego agradecerá a D. Arturo Lamarque la publicación de sus declaraciones en La Provincia. El linchamiento en Sevilla del acaparador Sánchez Dalp (23) pone nuevamente al rojo vivo la posibilidad de una acción popular. Se piden inspectores de subsistencias (24). La Asociación Pro Justicia de Las Palmas se reúne también para tratar de dos temas fundamentales: subsistencias y educación (25). Y todo el mundo se pregunta si no será posible aliviar el hambre (26), porque lo que está ocurriendo "no puede tolerarse" (27). ¿Habrá algún camino? Los ataques al Delegado del Gobierno prosiguen (28). La So­ ciedad Ecnómica de Amigos del País se reúne con el alcalde dimisionario para estudiar el problema. De reunión "importantísima" califica El Tribuno esta medida, haciendo nuevas burlas a la actitud del Sr. Valle (29). Por fin, el jueves diez de abril se constituye la Sociedad Popu­ lar de Subsistencias (30). El momento era oportuno, pues en Arucas ya se habían dado manifestaciones pro abaratamiento de la vida (31). El manifiesto de esta nueva Sociedad va a dejar delimitados plenamente sus fines. Sale a la luz pública en toda la prensa del 14 de abril. Está promovida por los gremios obreros y ia Asociación Pro Justicia. Es, por tanto, el resultado de las reuniones por separado de ambas instituciones. Su principal objetivo: luchar contra los acaparadores. Como gerente de la misma figura D. Rafael Ramírez Doreste; secretario, D. José del Río Amor; y tesorero, D. Cristóbal Bravo de Laguna. La primera gestión ofi­ cial va a consistir en que se sigan trámites pertinentes para conseguir que el Carolina Pérez, que llegará de América con maíz, pueda dejar 1.100 toneladas en puerto, sin que sean llevadas a la Península (32). Co­ mo ya vimos, este hecho se logra, aunque luego se airee como causa de la remoción del Sr. Luengo. Al propio tiempo la Sociedad se compro­ mete a rendir cuentas pormenorizadas del destino de todos aquellos ali­ mentos que en los repartos proporcionales de la Junta le corresponda.

92 Esta situación de carestía es general en el ArcJiipiéiago. El Diario de Avisos de Santa Cruz de La Palma, al señalar la identificación de Gran Canaria y las demás Islas con la problemática palmera, señala como materias urgentes: comunicaciones, obras públicas y subsistencias (33). No se trata sólo de pan o gofio (trigo o millo), sino de otros artículos tales como el precio del aceite (34). E incluso en 1920 se da el caso en La Laguna de que el pueblo se incauta del azúcar porque no quiere ser explotado (35).

La ida de Luengo y el regreso de Gavilanes suscita, como ya se vio, grandes protestas de la población. Y éste, queriéndose captar la adhesión popular, adopta como una de sus primeras resoluciones el tomar medidas contra los alcaldes por el problema del encarecimiento de artículos de consumo considerados como indispensables (36). En acción paralela a esta penuria adquisitiva, y aunque el problema será tocado con más detenimiento, son muchas las huelgas declaradas en este tiempo para solicitar aumento de salarios.

El Diario de Las Palmas en fecha 6 de Junio de 1919, bajo el epígrafe "Notas del día: lo que cuesta vivir", hace un análisis de precios que puede proporcionarnos una idea de la sofocante situación por la que se atravesaba.

Pero si el Sr. Luengo y Prieto no había podido con los acapa­ radores, menos se esperaba de D. Gerardo Gavilanes, del que se rumo­ reaba estar en tratos "comerciales" con casas de juego y otras anorma­ lidades toleradas (37).

La campaña contra la carestía de vida sigue su curso a lo lar­ go de los meses de julio, agosto y septiembre de 1919 (38). Quienes con mayor intensidad sufren las consecuencias son, sin duda, los obreros y empleados (39). El pueblo se pregunta cómo es posible que acabada la guerra y firmada la paz de Versalles el 28 de junio, los precios en vez de descender, sigan en aumento. Se echa en cara a las autoridades es­ pañolas el no tomar medidas como las adoptadas por Francia, país que, a fin de cuentas, había sufrido en propia carne el conflicto europeo con mayor cruencia (40). Los aumentos de salarios se imponen (41). Hoy es el trigo y la harina (42). "Las subsistencias, los acaparadores y..." (43). ¿Qué sucede? Mañana es el queso. La vida es imposible. ¿Qué es lo que se hace? ¿Qué es lo que se debe hacer? ¿Qué dice el Ayuntamiento? (44). El cálido verano ha puesto el tema en su punto álgido (45). "La vida imposible: el problema obrero y el hambre" (46). Estamos "peor que du­ rante la guerra" (47). El escándalo del pan es irritante. No sólo escasea, sino que se le roban gramos, se distribuye en malas condiciones, etc. (48).

La Junta Popular de Subsistencia^ da cuentas en su primer cua­ trimestre. Con fecha del lunes 25 de agosto, D. Rafael Ramírez publica por medio de una carta en El Tribuno el balance de las inversiones reali­ zadas. Dice el gerente que la Sociedad había nacido con un capital esta­ tutario de 45.000 pesetas, pero en realidad sólo se habían desembolsado 19.000 y la mayor parte de esta cantidad invertida pertenecía al Conde de la Vega Grande. Por^ tanto, sus posibilidades quedaban mermadas con este vicio de origen. Su labor, sin embargo, se nos presenta eficaz, y de ello es muestra el que los patronos intenten que el gremio de panar deros ponga obstáculos a dicha Sociedad Popular (49). También la ins­ pección municipal va a ser un caballo de batalla para la incipiente So­ ciedad.

93 No basta la iniciativa privada. Hay que poner remedio oficial. De lo contrario, el desnivel entre precios y salarios seguirá organizando un permanente conflicto social (50). Hay una constante agresión al "po­ bre consumidor" (51); lógico será que éste se defienda con los medios a su alcance. Entre todos los periódicos destaca la campaña desatada por La Provincia, que no puede evitar el defender la actitud del Gobierno de Maura, intentando desentrañar las causas del problema general y ,us remedios por caminos más intrincados (52). La huelga de tipógrafos durante el mes de octubre impedirá que los periódicos prosigan sus lamentos justificados. Sin embargo, pa­ rece que durante ese mes arrecia la acción de la autoridad contra ciertos abusos. Y así, D. Mariano Murga, inspector de Abastos, tiene que actuar contra la exportación clandestina de "papas", que salían de nuestro puerto en concepto de tomates (53). Cada vez se descubren nuevas ano­ malías. "Así no puede seguirse" (54),.porque, contra la miseria del pue­ blo y la vida imposible (55), está triunfando "el afáir de lucro" (56). El mero hecho de que se eleven las tasas del mercado hace que éste se inunde de patatas y huevos (57). ¿Es que las gallinas ponen más? ¿O es que la varita mágica ya no convierte en tomates nuestras papas? Lógico es que ante este estado de cosas ios ataques de la pren­ sa vayan dirigidos a las autoridades "non gratas". Así La Provincia de­ clara al alcalde accidental como "él mayor enemigo del pueblo" (58). Mas el paso del verano ha mitigado un poco la situación y, aunque no se han tomado^ todas las medidas necesarias, parece que el apremio^ dismi­ nuye. El Tribuno aprovecha la ocasión para hacer los elogios y alaban­ zas a la Sociedad Popular de Subsistencias (59). Diciembre vuelve a traer nuevos encarecimientos (60). ¿No pa­ rece un contraste que junto a las campañas del Diario de Las Palmas en dicho mes contra "el problema de la vida" se destaque en ese mismo periódico los estímulos que por la recaudación para el monumento de León y Castillo ha iniciado la Sociedad Económica de Amigos del País? A la harina, maíz, aceite, queso se suma ahora el mayor aumento del pre­ cio de las papas y del carbón (62). Por otro lado, ya vimos que nuestros productos tradicionales de exportación al extranjero antes de la guerra sufren desajustes en el mercado internacional. Desdé que Inglaterra co­ menzara la protección a Jamaica, nuestros mejores compradores habían sido Alemania y Rusia (62). Pero la guerra y la revolución bolchevique dejaba restringida la capacidad adquisitiva del imperio capitalista dis­ minuido y la URSS quedaba bloqueada.

El trigo de Argentina ocasiona, en cadena, telegramas. Hay que requisar lo necesario para el abastecimiento de Canarias. Parecía un ab­ surdo que todo fuera a recalar en puertos peninsulares para una poste­ rior distribución desde allí a las provincias, que, en el caso de Canarias, elevaba los costos. Ya en anteriores ocasiones habían existido protestas por este centralismo "desadministrativo" (63). Una organización del servi­ cio más racional podría evitar estas anomalías constantes (64). El paso del España-2 viene a poner de manifiesto el asunto otra vez en el can- delero (65). Se habla de "injusticia y agravio". ¿Para qué andar con for­ mulismos y trámites burocráticos si lo primero es subsistir"? (66).

1920 no va a traer mejores perspectivas. La crisis de la expor­ tación prosigue. Y esto es "la ruina que amenaza a Canarias" (67). Si du­ rante 1919, por ejemplo, el tema de carestía de vida ha ocupado 34 ar­ tículos de La Provincia, 32 del Diario, 28 de El Tribuno, etc., el nuevo año va a verse gravado con nuevos encarecimientos. Ante la gripe de

94 enero, el problema de subsistencias va a ser denominado "nueva gripe" (38). "El Duende", desde La Provincia, desarrolla una campaña inten­ siva pro abaratamiento. La miseria es nota manifiesta de la sociedad, que con la epidemia se pone más en evidencia. El año anterior, con la llegada del Geiria, El Tribuno el 16 de mayo había calificado de "espectáculos ver­ gonzosos" la acumulación de mendigos alrededor de los viaerjos y el Diario de Las Palmas el 14 de abril exigía, como ya se vio, "la represión de la mendicidad", porque se constituía en un problema de justicia so­ cial, aparte de la mala impresión a los visitantes... Esta lacra se hace más evidente, poniéndose ante los ojos en toda su crudeza. Cuando en La Isleta se derrumba una cueva sepultando a un joven matrimonio de varios hijos y a otro amigo que extraían "picón" con el fin de obtener unos "cuartos", la situación en que quedan las criaturas huérfanas es desalentadora moviendo a una solidaridad ante la desgracia. Al problema de los acaparadores se suma el de los caseros y el de la elevación de alquileres (69). Mientras, el temporal del mes de febrero en toda la Isla, que también alcanza a la capital, augura un mal año de cosecha. Hasta el Ayuntamiento llegará a lamentar el fenómeno normal de la mendicidad. El 16 de abril el diputado por Gran Canaria D. Pedro del Castillo interviene en el Congreso, entre otras cosas, para reclamar la atención del Ejecutivo hacia el problema canario de subsistencias (70). La con­ ciencia general es de incremento: Hoy, está caro, pero mañana más" (71). Con el mes de mayo viene una nueva subida del pan (72). Hay muchas promesas, pero pocas realidades: son las "bruajs del siglo XX", Pues los "vampiros de la humanidad" pululan impunemente por doquier (73). El 13 de abril, D. Rafael ftamírez y Doreste, desde El Tribuno, da cuenta del primer año de existencia de la Sociedad Popular. En las cla­ ses proletarias se va imponiendo la moda de la alpargata y el traje de Mahón", que incluso es copiada por amplios sectores de la sociedad grancanaria, hasta el punto de que se le llega a denominar "amena ge­ nialidad" (74). Lo que comenzó siendo una especie de protestas pública en contra de los gastos innecesarios y la ostentación, acabará por ser un "uniforme" discriminatorio de la sociedad insular vigente hasta nues­ tros días. D. Luis de Zulueta en El Tribuno exclama: ¡No se puede vivir! (75). Y al grito de "¡Consumidores a defenderse!", se estimula al pueblo a adoptar medidas radicales. De "mansedumbre inexplicable" es tachada la falta de reacción popular (76).

El trigo del Nuria va a acaparar otra vez la atención de la pren­ sa (77). Pero en el subconsciente del pueblo va asentándose la idea de que el encarecimiento del coste de vida es ya un "eterno problema" (78). Por eso cuando se anuncia una posible baja de precios, los perió­ dicos se preguntan "¿Será verdad?" (79). El rumor es cada vez más insistente (80). Efectivamente, el coste de vida comienza a descender en todo el mundo. Pero ¿y en España? (81). ¿Cuántos organismos se han creado para evitar el mal? ¿Qué resultado han dado? (82). El ministro de Hacienda, Sr. Domínguez Pascual, prohibe la ex­ portación del calzado hasta saturar el mercado interior (83), pero el Di- ctor General de Comercio tiene que abrir la mano ante las presiones de los poderosos, saltándose a la torera las Juntas de Subsistencias (n4). Ahora sí que ya no va a haber remedio. El encallamiento del Zu- leika produce un triple fenómeno: carnes no controladas que se expen­ den a precios irrisorios, abaratamiento del producto en el mercado y —cómo no— nuevas maniobras de acaparadores. No puede ser (85). ¿Y si se crearan cooperativas de consumidores? La vida está cara: ¡abara­ témosla nosotros! (86).

95 m^. x;* Con el triunfo de la candidatura popular a finales de 1920 se ha asestado un golpe al cacicato. La puerta de la esperanza se abre. El Puerto comienza a funcionar normalmente. Es hora de salir del letargo. Pero ¿será capaz de organizarse un pueblo sometido tanto tiempo a la pasividad? ¿Tendrá la fuerza imaginativa y la facultad creadora de en­ contrar los cauces para autodefenderse y autoabastecerse? He aquí una incógnita que dos años más no van a terminar por despejar al fin. Sólo la Dictadura va a conseguir el "milagro". ¿No había otro remedio?

11.2.—Caciquismo y matonismo

Dos productos típicos de la época. Aunque interrelacionados, merecen tratamiento diverso. Pero su conexión se nos pondrá al final manifiesta.

11.2.1.—Los caciques

No es que el caciquismo fuese un fenómeno exclusivo de Ca­ narias y, en concreto, de Gran Canaria. Prueba de ello la tenemos en ia ya citada obra de Joaquín Costa "Oligarquía y Caciquismo", a la que se aludió al hablar de la representatividad de los periódicos, cuando in­ tentamos hacer un somero estudio de las clases sociales en Las Palmas. Pero el hecho de nuestra insularidad, como muy bien señalaba la res­ puesta de la Asociación Pro Justicia a la encuesta de la Sociedad Econó­ mica, lo facilitaba con creces. Y así el 18 de marzo de 1920 cuando se producen los incidentes en el Cabildo Insular, cuyo edificio estaba entonces en la calle del Es­ píritu Santo, donde se anulan cuatro de las actas de los candidatos electos en los comicios municipales (las de D. Bernardino Valle, D. Ber­ nardo Orive, D. Luis Benítez Inglott y D. Nicolás Manrique de Lara), pre­ vios unos desórdenes promovidos entre el público asistente que dan pie al Presidente de la Corporación, D. José Mesa, para realizar la sesión a puerta cerrada, sin asistencia siquiera de la prensa, vemos que el 20 de dicho mes El Tribuno comenta: "La misma "jauría" que hace años domina en los destinos públicos escamoteó el jueves la voluntad de este pueblo y a la sinceridad y a la nobleza de ia elección ha sucedido la cri­ minal escena de romper cuatro actas, a puerta cerrada, entre sables y bayonetas que nos traían a la memoria los días más funestos del caci­ quismo canario". ¿Cuáles fueron esos tiempos "más funestos"? En la conciencia popular, como ya se vio, permanecía la obra interna de D. Fernando de León y Castillo. Todo el mundo reconocía los méritos del ilustre patricio, pero no podía olvidar su poder de señorío (87). Recrdemos algunas fra­ ses del párrafo ya reproducido del periódico La Provincia de 23 de di­ ciembre de 1920: "... diputados, concejales, alcaldes, favores de empleo y de poder, prebendas eclesiásticas, influencias nocivas en la esfera de lo mío y de lo tuyo todo cayó bajo su poderío... el pueblo no era nada, y los intentos repetidos de sacudir la coyunda se contaron por otros tantos fracasos...". En junio y julio del mismo año, por medio de El Tribuno, D. Rafael Almeida escribía una serie de XI artículos criticando la labor del Marqués del Muni. Se comentaba que en las Cortes los prohombres de la política le preguntaban por su "feudo" cuando a Gran Canaria se re­ ferían. Si por una parte admiramos la libertad de expresión de aquellos tiempos, a la que hoy no estamos tan acostumbrados, puede parecemos un poco extemporánea esta crítica a un hombre que había fallecido el

96 12 de marzo de 1918 (88). Pero lo cierto es que los ataques al senador perpetuo por Canarias no faltaron en vida. La triste fecha del 15 de no­ viembre de 1.911, si tiene como víctima protagonista al pueblo, al mundo obrero, tiene por culpables a quienes representaban la "política leonista", aun cuando D. Gerardo Gavilanes fuera el máximo responsable, por razón de su autoridad, y el teniente Abolla su verdugo (89). D. León de las Casas, como ya se dijo, en una interviú que repro­ duce nada'menos que el Diario de Las Palmas (90), denuncia duramente el cacicato canario. Claro que él pretende distinguir entre caciques y ca- ciquillos. Por eso dice que en Gran Canaria todo el mundo habla de "D. Fernando", lo cual encumbra al ostentador del poder. Mientras en Tene­ rife a D. Benito Pérez Armas, se le quita el don y se habla de "Benito". De ahí da un paso más, ya que el nombre al menos supone un cierto res­ peto a la personalidad, para desprestigiar en La Palma a Poggio. A este se le trata por el apellido llanamente, que si se italianiza en la pronuncia­ ción adquiere un matiz más despectivo. En el bienio 1919-20 el tema del caciquismo subyace en la Prensa con­ tinuamente. Unas veces irá relacionado con el problema arriba aludido de alimentos y especulaciones. Otras veces se referirá a cuestiones polí­ ticas o administrativas. Cuando un inspector de policía da cuenta de cier­ tos enfermos contagiosos, con el fin de que sean convenientemente hos­ pitalizados, refiriéndose a esta lacra social del cacicato monopolista de ia política y los negocios, La Provincia comenta: "Hay otros enfermos de los que también debería darse cuenta, Sr. Inspector..." (91). Pero es El Tribuno quien mejor detecta los manejos caciquiles. Por eso, tras el pro­ blema de "la cuestión autonómica" exclama: "No estamos de acuerdo" (92). Curiosamente el Diario no suele abordar el tema, y cuando lo hace es para atacar a "los caciques de Tenerife". Como ejemplo puede verse un rabioso editorial contra D. Benito Pérez Armas (93). Sólo cuando el domingo 31 de agosto de 1919 el alcalde de Moya detiene a D. Juan B. Meló, D. Juan Sintes, D. Manuel Mascareñas y D. Juan González Blan­ co, trasladados a la villa para una intervención pública de propaganda po­ lítica, mientras La Provincia titula el hecho de "caciquismo en acción" (94), el Diario se limita a hacer algunas consideraciones a los abusos del poder y a la ignorancia de los regidores pueblerinos, bajo el epígrafe de "Al margen de una detención" (95). Sin embargo, el poder omnímodo de los alcaldes llega a veces a situaciones delictivas. Señalamos una con­ cepción subjetiva del poder que prevalecerá por mucho tiempo. El alcalde de Ingenio, por ejemplo, da dos puñaladas a un hombre tras una discu­ sión política (96). Hasta los alcaldes pedáneos, como el de San Cristóbal, son tachados de arbitrarios. El 12 de marzo de 1920, El Tribuno publica un interesante ar­ tículo sobre "las tres épocas del caciquismo". El hecho en que se basa es la detención del diputado socialista D. Julián Besteiro por parte del alcalde de Villacarrillo, "feudo" de D. Niceto Alcalá Zamora, que luego sería el primer presidente de la Segunda República española. Partiendo del dicho "toda España es Villacarrillo", parangonado con la otra frase de "toda España es Monjuit", que tan de moda se puso con los conflic­ tos sociales catalanesKol articulista generaliza el fenómeno, que por su­ puesto el periódico quiere aplicar a Gran Canaria. Estas tres épocas o etapas del caciquismo quedan delimitadas de la siguiente forma: el pri­ mer momento o "período silúrico" es el de la ostentación del poder di­ recto y dominio personal de los caciques; el segundo paso o "período si­ lúrico-superior y devoniano" es aquel en que el tirano se convierte en

97 "protector" y nombra para sus manejos en el feudo a "amos" en el fondo administradores, fieles y leales; la tercera y última etapa es cuando "el gran cacique ha muerto", con ello comienzan las explotaciones y las ren­ cillas entre los lugartenientes, pues ha llegado el momento de "repartir la herencia". Que tal artículo salga en El Tribuno un 12 de marzo, es decir, en el segundo aniversario de la desaparición de D. Fernando, no puede ser mera coincidencia. Pero alguien podrá preguntarse: ¿verdaderamente el problema era tan grave en Gran Canaria? ¿Experimentaba Las Palmas la funesta presión de cacicatos? Cuando el río suena. El Día de Madrid publicaba ese mismo año un artículo titulado "La lucha contra el caciquismo en Las Palmas" (97). Un hecho nos va a poner de manifiesto cuál era el sentir popu­ lar. El 11 de febrero de 1919, mientras el sector republicano conmemo­ ra la "efemérides gloriosa" de la instauración de la'República de 1876, una noticia llega a Las Palmas telegráficamente desde Madrid. Firma el comunicado el Sr. Mesa Peña (98). En Granada los estudiantes se han ma­ nifestado contra la opresión del cacique y diputado Lachica. La repre­ sión ha sido sangrienta. El balance: un muerto y varios heridos. El luc­ tuoso suceso le costará el cargo al Gobernador Civil. Durante varios días, este hecho va a ocupar las páginas del periódico ya que las noticias al principio son confusas (99). D. Fabián Vidal, comentando lo ocurrido, la­ menta que los brotes populares contra la injusticia sean ahora tachados de "manejos bolcheviques". El Tribuno, haciendo un paralelismo con el caso canario, alaba "el espíritu de protesta de Granada" y lamenta que la violencia sea la única arma con que se puede defender un pueblo do­ minado por la violencia establecida. Se reproducen los telegramas de estudiantes de Gran Canaria solidarizándose con sus compañeros gra­ nadinos y protestando de tan vandálica represión. Dichos cables fueron dirigidos al presidente del Consejo de Ministros, al presidente del Con­ greso en las Cortes, a los ministros de Instrucción y Abastecimientos y al rector de la Universidad de Granada. Sevilla y Córdoba también reaccio­ nan contra el cacicato (100). Aún admitiendo, pues, que el fenómeno del caciquismo era ge­ neral en España, quizá en Canarias se acrecentaba con unas caracterís­ ticas feudales más delimitadas. D. Segismundo Díaz Bertrana interviene en La Laguna, como portavoz' de los estudiantes, en defensa de Cabre­ ra Pinto, contra el caciquismo de Pérez Armas (101). Lógico es, por tanto, que el pueblo llano vea la conexión directa entre los acaparadores y el poder caciquil. D. Félix Aranda Arias, bajo el título "La revolución del hambre", denuncia la peste social que una concepción así del poder económico-político lleva consigo (102).

En Gran Canaria el problema es considerado "lepra vergonzo­ sa". Cualquier acontecimiento es bueno para arrimar el ascua a la sardi­ na. "El caciquismo innoble" no se puede tolerar (103). "Lo mal hecho, mal parece" (104), contesta un periódico a la justificación personal de determinadas conductas dictatoriales. El presupuesto de la Diputación Provincial va a ser, como ya vi­ mos, otro motivo más para arremeter contra el caciquismo grancanario (105). Las quejas se elevan frente a sus ostentadores y ante los abusos que permiten a sus protegidos y familiares. Las arbitrariedades de éstos son muchas veces la manifestación más palpable de un poder caciquil fuertemente arraigado (106). El Espectador a este propósito comenta: "Contigo ni a la gloria" (107). Por ello El Tribuno, al obtener Guerra del

98 Río por mayoría aplastante en Las Palmas el acta de diputado por Gran Canaria, solicita como se apuntó antes que el distrito electoral de la Isla se divida en dos: Las Palmas, capital, y el resto de Gran Canaria, pues el hecho de que no obtenga su triunfo en los pueblos lo estima una se­ ñal de que aún éstos no se han librado de las poderosas presiones de los caciques.

11.2.2.—Los matones

Junto al caciquismo, el matonismo se presenta como el expo­ nente máximo del consentimiento benévolo de los tiranos.

Cuando el 7 de enero de 1919 D. José Bethencourt Montesdeoca, procurador de los tribunales es agredido en la vía pública (108), toda la Prensa se alarma por "el suceso sangriento" (109), que algunos califican de crimen "del matonismo" (110). Efectivamente, el Sr. Bethencourt ha­ bía previsto el fatal desenlace e incluso acababa de solicitar protección de la autoridad. La población expresa su indignación por el hecho, que se estima una consecuencia más del matonismo tolerado. Durante los días que permanece hospitalizado se sigue con interés la mejoría del destacado hombre de leyes. Posteriormente, Teror, su pueblo natal, le rendirá un homenaje reparatorio. D. Gregorio G. Puigdevall escribe un artículo contra "los matones" (111). Realmente no se puede deducir de los hechos relatados por los periódicos que el atentado contra el pro­ curador Bethencourt sea una clásica actuación del matonismo, sobre to­ do del "organizado". Más bien parece una riña de vecinos. Pero hay que detectar el paralelismo que la Prensa establece entre el suceso y los métodos utilizados por los matones.

La vinculación del caciquismo con el matonismo se ve clara a partir de los sucesos del Cabildo Insular, a los que varias veces hemos hecho alusión, cuando la anulación de actas de los electos ediles muni­ cipales. La Provincia llega a afirmar que este hecho era "una cosa pre­ juzgada de antemano" y que tales actitudes pueden suponer "la muerte del Cabildo Insular". Incluso señala a Tomás Padrón Espinel, conocido matón, como uno de los autores del desorden provocado, lamentando que tal conducta haya quedado impune (112). El hecho, como vimos, in­ tentó repetirse en varias sesiones municipales. No se libra de este ata­ que la policía municipal, integrada por individuos de dudosa reputación. El caso del guardia matón, D. Pedro Armas, va a dar mucho que hablar en enero de 1921. (113). El Comisario Mesa recibe constantes denuncias a su gestión y atribuciones. Quizá el mero hecho de ser hermano de Don José, inclinara la balanza en contra del Jefe de la Polica Municipal Don Diego Mesa y López.

Por eso cuando el Juez de Triana Sr. García de Rey manda de­ tener a un guardia, denunciado por custodiar una casa, al parecer por orden del alcalde (114), el hecho se convierte en "comidilla del día" y los comentarios más dispares se expresan en los periódicos. Como con­ secuencia de esta detención la policía municipal se declara en huelga. Y El Tribuno, portavoz autorizado de los conflictos sociales, por esta vez protesta de la huelga de los guardias, aludiendo una vez más a los "van­ dálicos actos" que dicho cuerpo suele realizar (115). Manifiesta las arbi­ trariedades que la policía municipal acostumbra a cometer. Contra ello hay que tomar medidas, y sólo serán eficaces aquéllas que la autoridad respalde con su peso. De ahí que al narrar el Progreso de Santa Cruz de Tenerife cómo el alcalde Sr. Van-de-WaIle encerrara a un guardia por

99 su conducta poco cívica y por una detención injusta, el heciio es comen­ tado favorablemente por la Prensa de Las Palmas (116). Así hay que proceder. Quede lo dicho como una muestra de los fenómenos sociales de la época tal cual aparecen en los periódicos. A simple vista se cons­ tata una interrelación, que no es mero capricho, sino el fruto de lo que la Prensa ponía de manifiesto: el caciquismo solía ir unido a los acapara­ dores y necesita del matonismo. En la conciencia de todos estaba que no desaparecerían los unos sin eliminar a los otros.

11.3.—Conflictos laborales.

El "Informe Sociológico sobre la situación social en España 1970" de la Fundación FOESSA afirma que "prácticamente nada de lo que se diga del trabajo de una sociedad como la española actual puede desentenderse del conflicto latente, continuo y creciente entre "la empre­ sa" por un lado y "los trabajadores" por otro" (117). Pero tal situación viene heredada de "conflictos seculares entre patronos y obreros". Du­ rante el período escogido el panorama español era, como hemos visto, de manifiesta pugna. Y en Canarias, el estado de la cuestión no podía pasar desapercibido. Aparte de aquellas huelgas de tipo nacional con repercusiones en el Archipiélago, como fue, por ejemplo, la de comunicaciones de 1919, la primera con que tropezamos en la Prensa de Las Palmas de dicho año es la de tabaqueros de la fábrica "El Crédito", iniciada el 15 de mayo (118). Su motivo es un despido injustificado a cuenta del encargado de la industria D. Severino Viera (119). Termina con un acuerdo entre las par­ tes el 19 del citado mes (120). Pero el 26 se dará la huelga general en dicho ramo (121), que durará hasta el 5 de junio (122). Resuelto, en parte, el conflicto, quedarán pendientes varias cuestiones, las cuales se pondrán de manifiesto más adelante. El 11 del mismo junio se declaran en huelga los zapateros (123), también por motivos profesionales. El trabajo es escaso y cualquier des­ pido o medida correctiva por parte de los empresarios que se interprete exorbitada mueve a esta arma de solidaridad defensiva. No terminará el mes veraniego sin otro conflicto laboral. Esta vez en la fábrica eléctrica (124). Su trámite llega a agravarse en los primeros días de julio (125) y el paro no terminará hasta el mes de agosto (126). Antes, sin embargo, los metalúrgicos de los talleres de Blandy irán también a la huelga (127), reincorporándose a sus tareas el mismo día que los obreros de la eléctrica (128). Las Pesquerías Canarias igualmente conocen el paro a finales de julio (129) prosiguiendo en él hasta mediados de agosto. De la misma manera se rumorea la posibilidad de una huelga de tranvías CfSO).

Por su parte. La Provincia, nos habla de un nuevo conflicto de ta­ baqueros en agosto, que desembocará en el paro general de las fábricas de D. Antonio Ruíz Vargas, D. Castor Gómez, D. Santiago Gutiérrez y Don Eufemiano Fuentes. Las reinvicaciones salariales, con el precio de los ci­ garros vigentes, aumentos posibles de sueldos, ofertas y contraerfertas por propietarios y obreros pueden verse detallados en El Tribuno de 26 de agosto. El acuerdo es paulatino, pues, los mismos patronos no llegan a coincidir. Reintegrados los obreros al trabajo en algunas fábricas, los pro-

100 ductores de Viera y Fuentes permanecen en paro hasta el 4 de septiem­ bre. Y ios obreros de la industria de D. Eufemiano Fuentes volverán ai pa­ ro nuevamente, por incumplimiento de lo acordado en la huelga ante­ rior. (131). El mismo día en que se resuelve la huelga general de tabaque­ ros se inicia la de carpinteros (132), en la fábrica de Hijos de Julio Tala- vera (133). Por tanto el verano proliferó en conflictos laborales, que tam­ bién tuvieron su repercusión, como ya se vio, en el Puerto donde se pro­ dujo en julio el paro de los cargadores de muelle (134).

El 30 de septiembre se declara la huelga de tipógrafos que de­ jará a la ciudad sin periódicos durante un mes. No era este él primer in­ tento de Artes Gráficas por conseguir una remuneración más acorde con las circunstancias. En la semana del 28 de julio al 3 de agosto había ha­ bido paro en los talleres de El Tribuno, que este órgano de expresión ex­ plica al salir de nuevo con la frase: "Dijimos el lunes..." La subida del pre­ cio del papel y, con ello, el aumento del coste de los periódicos, había llevado a plantearse la necesidad de subir la prestación por este servicio. Pero a su vez, los obreros, reclamaban una parte del alza. El acuerdo a que se llega puede verse publicado en El Tribuno de 30 de octubre.

Una cola anedóctica va a traer esta huelga, y es la del mimetis­ mo que produce en los chiquillos vendedores de periódicos. En el Apén­ dice IV se reproduce una entrevista-artículo que refleja el estado psico­ lógico que tales conflictos provocaban en los niños, obreros del mañana. Aparte del interés que el hecho pueda encerrar, se ha recogido esta en­ trevista en los Apéndices por representar un modelo del estilo periodístico de la época. Sánchez es un prototipo del líder juvenil. No todo iba a ser gravedad y sensatez en las luchas laborales.

Sin embargo, D. Práxedes Rivas, desde las columnas de El De­ fensor de Canarias, aún semanario, ataca duramente "las huelgas", du­ rante los meses de agosto y septiembre, lamentando su proliferación, su ineficacia y las consecuencias funestas para la vida familiar de los ope­ rarios.

Un nuevo tipo de conflicto profesional se nos pone de manifies­ to a raíz del Decreto de 8 de julio, que concede el grado de Intendente Mercantil, originando una carta de los estudiantes de la Escuela de Co­ mercio (135), los cuales radicalizarán sus posturas cuando la Real Orden del 29 de septiembre autoriza la conversión en Catedrático de número a los auxiliares. Con este motivo, el 26 de noviembre los alumnos se decla­ rar} en huelga (136) y, ante su persistencia, el claustro de profesores se constituye en consejo de disciplina para imponer "sanciones" a los re­ beldes (137). Es el único caso de conflicto estudiantil detectado por esos años en la Prensa de Las Palmas, aparte de la solidaridad manifestada en los sucesos de Granada.

1920, como se vio, va a ser el año de los grandes paros laborales en España. Sin embargo en Las Palmas parece haber un receso con re­ lación al anterior. La primera huelga reseñada, coincide con el paro de los obre­ ros de la construcción dé Madrid (138) y fue la ya enumerada de cargado­ res de muelle que se inicia el 22 de julio para terminar el 27 (139). Luego vendrá la de guardias, cuyas circunstancias fueron exa­ minadas.

101 Sigue la de peonas del muelle, reseñada igualmente al hablar del Puerto. Otra hay de los metalúrgicos de Blandy (140). Pero, sobre todo, destaca la huelga y lock-out de carpinteros que comienza a principios de Noviembre (141), lanzando un manifiesto explicativo de las razones de su actitud (142), la cual perdura más de un mes, haciendo exclamar a cierto sector de la prensa que "se impone la terminación" (143). Ante las consecuencias económicas nefastas que los paros fre­ cuentes suponen para muchos obreros, El Tribuno presenta como ejem­ plo a imitar el lock-out empresarial de Italia que, iniciado por los em­ presarios con la repulsa de los sindicatos, ha llevado a la toma de ¡as empresas por los obreros, los cuales han continuado con la producción (144). Pese a todo, la huelga fue el gran instrumento reivindicativo de que dispuso una clase obrera canaria en trance de organización. Eran años de toma de conciencia y gran sensibilización. "El problema social" o "la cuestión social", como se le llamaba, es tema favorito de la prensa que lo aborda en constantes artículos de fondo, aun cuando las postu­ ras sean variadas y no siempre coincidentes (145).

(1) La Provineia 29-1-19. (2) Diario 10-1-19. (3) El Tribuno 10-1-19 y La Provineia 23-1-19. (4) La Provincia 28-1-19 y Diario 15-1-19. (5) La Provincia 30 y 31-1-19. (6) El Tribuno 7-n-19. (7) La Provincia 12-11-19. (8) El Tribuno 10-11-19 y l-in-19. (9) El Tribuno ll-n-19. (10) El Diario ll-n-19. (11) Diario 12-11-19. (12) El Tribuno 14-11-19 y La Provincia 25-11-19. (13) Diario 19 y 20-11-19. (14) El Tribuno 15-n-19. (15) El Tribuno 22-11-19. (16) Ibídem. (17) Diario 1-III-19. (18) La Provincia 7-III-19. (19) El Tribuno 8-m-19. (20) El Tribuno 1-111-19. (21) La Provincia 26-11-19 y Diario 8-ni-19. (22) La Provincia 2-IV-19. (23) El Tribuno 14-in-19. (24) Diario 16-in-19. (25) El Tribuno 4-IV-19. (26) La Provincia 5-IV-19. (27) La Provincia 8-IV-19. (28) La Provincia 9-IV-19. (29) El Tribuno 7 y 8-IV-19. (30) El Tribuno ll-IV-19. (31) El Tribuno 12-IV-19. (32) Ver periódicos 25-IV-19. (33) Ver Diario 15-IV-19. (34) Diario 24-V-19.

102 (35) La Provincia 16-1-20. (36) La Provincia 24-V-19. (371 El Tribuno 5-VII-19. (38) Diario 10 y 31-VII-19 y La Provincia 13-VIII-19. (39) Diario 12-VIII-19. (40) La Provincia 14-VIII-19. (41) Ver un artículo de D. Rafael Ramírez Doreste en El Tribuno 8-VIII-19. (42) El Tribuno 16-VIII-19. (43) La Provincia 19-VIII-19. (44) El Tribuno 18-IX-19 y La Provincia 20 y 22-VIII-19. (45) Diario 18, 22 y 26-VIII-19. (46) La Provincia 23-VIII-19. (47) La Provincia 26-VIII-19. (48) El Tribuno 20-Vni-19. (49) El Tribuno 28-VIII-19. (50) El Tribuno 3-IX-19 y La Provincia 5-IX-19. (51) Diario lO-IX-19. (52) La Provincia 15, 16, 17, 18, 20, 24, 27 y 29-IX-19. (53) La Provincia 3-XI-19. (54) La Provincia 5-XI-19. (55) Diario 3-XI-19. (56) La Provincia 6-XI-19. (57) Diario lO-XI-19. (58) La Provincia 15-XI-19. Como ya se vio, La Provincia no desaprovecha oportuni­ dad de poner en evidencia a D. Francisco Sánchez Torres. (59) El Tribuno 26-XI-19. (60) Diario 12-XII-19. (61) Diario 13-Xn-19. (62) Diario 16-XII-19. (63) La Provincia 23-Vin-19. (64) Diario 18-XIH9. (65) Diario 20 y 23-XII-19. (66) La Provincia 20 y 22-XII-19. (67) Diario 22-XII-19. (68) La Provincia 24-1-20. (69) La Provincia 2 y 23-III-20. (70) La Provincia 20-IV-20. (71) La Provincia 24-IV-20. (72) La Provincia 2-V-20. (73) La Provincia 9 y ll-V-20. (74) La Provincia 25-V-20. (75) El Tribuno 9-VI-20. (76) La Provincia 23-VI-20. (77) El Tribuno 19 y 20-VI-20 y 7-VII-20. (78) La Provincia 26-VI-20. (79) La Provincia 29-VI-20. (80) La Provincia 6-VIII-20. (81) La Provincia 5-IX-20. (82) La Provincia 18-IX-20. (83) Cfr. La Provincia 17-VIII-19. (84) Cfr. La Provincia 16-XI-20. (85) Ver periódicos de la segunda quincena de octubre de 1920. (86) La Provincia 4-XII-20^. (87) Consúltese "León y Castillo y sus detractores". Diario de Las Palmas 19-XII-19. (88) Por cierto que en el primer artículo de su serie (El Tnbxmo 2-VI-20), D. Rafael Almeida comete un error al fijar la muerte del senador graneanario en 18 de mayo. Podía haber una errata de imprenta, pero n(^ extrañaba la diferencia en día y mes. Hemos consultado todas las fechas relativas al fallecimiento del

103 que fuera embajador de España en París y no se ha encontrado explicación a una errata reiterativa ni a un posible lapsus mentis. No hay duda eh la fecha del óbito. D. Carlos Navarro Ruiz, señala en su libro "Sucesos Históricos de Gran Canaria" la fecha del 12 de marzo (pág. 427) y el Diario conmemora en esa fecha el aniversario del suceso. Los funerales en Las Palmas se celebraron el 9 de abril (pág. 429). Los restos de D. Fernando de León y Castillo llegaron a Gran Canaria mucho después: "a las catorce horas del 30 de octubre de 1928" como puede verse en las "Páginas Históricas de Gran Canaria" del citado autor. Nació el primer Marqués del Muni en Telde el 30 de noviembre de 1842, es decir, unos diez años antes de la Ley de Bravo Murillo. Como se ve, ninguna de las fechas citadas tiene relación con el 18 de mayo. (89) Véase en el Apéndice H el artículo de D. José Franchy y Roca, relatando el lamentable crimen, y que fue escrito al año del suceso. (90) Diario de Las Palmas miércoles 23-Vn-19. (91) La Provincia 15-1-19. (92) El Tribuno 27-1-19. (93) Diario 18-n-19. (94) La Provincia 2-IX-19. 'CJ) Diario 2-IX-19. (96) La Provincia 4-VI-19. 7) Ver La Provintía 22-IV-20. (98) Ver El Tribuno 12-n-19. '29) Ver El Tribuno 14, 15, 18-n-19. ílOO) El Tribuno 19-11-19. (101) La Provincia 7-in-19. (102) La Provincia 15-ni-19. (103) Ver un comentario de El Tribuno de lO-HI-lO a propósito de un artículo de D. Ángel Ossoria y Gallardo aparecido en El Día de Madrid. (104) La Provincia 5-ni-19. (105) La Provincia l-Vn-19. (106) Cfr. La Provincia 29-VII-19. (107) El Espectador 18-Vni-19. (108) Ver periódicos de 8-1-19. (109) El Tribuno. (110) La Provincia. (111) La Provincia 16-1-19. (112) La Provincia 24-III-20. (113) El Tribuno del martes 4-1-21. (114) La Provincia 22-IX-20. (115) El Tribuno 23-IX-20. (116) El Tribuno 16-VI-20. (117) 15.7. La organización del trabajo como expresión de una sociedad conflictiva, pág. 1.070 del "Informe Sociológico sobre la situación social en España 1970". Fundación FOESSA. Euramérica. Madrid. 1970. (118) La Provincia 16-V-19. (119) El Tribuno 15-V-19. (120) El Tribuno 20-V-19. (121) El Tribuno 30-V-19. (122) Ver periódicos de 6-VI-19. (123) El Tribuno 12-VI-19. (124) El Tribuno 27-VI-19. (125) La Provincia 2-Vn-19. (126) El Tribuno 6-Vni-19. (127) El Tribuno 28-Vn-19. (128) La Provincia 5-Vni-19. (129) La Provincia 4-Vin-19. (130) La Provincia 5-Vin-l9. (131) El Tribuno 20-IX-19.

104 (132) La Provincia 5-IX-19. (133) Diario 5-IX-19. (134) Diario 30-VII-19. (135) La Provincia 19-XI-19. (136) El Tribuno 18-Xn-19. (137) La Provincia 17-XII-19. (138) La Provincia 23-VII-20. (139) El Tribuno 23-VII-20. (140) El Tribuno 5-XI-20. (141) La Provincia 16-XI-20 y El Tribuno 2-XI-20. (142) El Tribuno 3-XI-20. (143) La Provincia 4-Xn-20. (144) El Tribuno 6-X-20. (145) Ver, por ejemplo, "La guerra social" (La Provincia 22-VIII-19) o "La cuestión social en Canarias" (La Provincia 15 y 18-IV-20).

105 ^2.—EQUIPAMIENTO SOCIAL

Incluímos en este epígrafe lo que podríamos denominar equi­ pamiento material, dejando para otro lo concerniente a equipamiento cultural.

12.1.—Las comunicaciones

La deficiente situación de las comunicaciones canarias va a ser reiteradamente denunciada por los periódicos. La lejanía geográfica de España, la configuración de la región como Archipiélago y la carencia de todo tipo de medios, si bien se dejó sentir de manera relevante du­ rante la guerra europea, no se va a solventar con su terminación. Esta quizá sea una de las razones más poderosas para que Canarias insistiese con frecuencia en la "descentralización administrativa", al propio tiempo que en una flexibilidad descentralizadora insular. Confundir mucíias veces este tema con el de autonomía regional ha sido un impedimento para esa concienciación de región a todas luces necesaria como piedra angular que hiciera franquear barreras localistas. Mientras el movimiento portuario iba abriendo a la Isla de nuevo en 1919 al mundo de la civilización occidental, más en evidencia se ponían los problemas por resolver. No bastaba restablecer el tráfico internacional, puesto que era toda la vida comercial quien quedaba con­ dicionada por los restantes medios de comunicación. Telégrafos, teléfo­ nos, correos, puertos, carreteras, van a ser la gran preocupación de Ca­ narias, compartida por todos sus habitantes. Los ataques al Poder Central se suceden por el abandono a que las Islas se encuentran sometidas (1), hecho que se contrasta cada vez más a partir de que se restablecen las comunicaciones marítimas con el extranjero. Recordemos que al hablar del problema administra­ tivo, vimos que el Diarío de Avisos de La Palma señalaba como cuestio­ nes o necesidades generales de la región las comunicaciones, obras pú­ blicas y subsistencias (2). El servicio de vapores correos entre Canarias y la Península va a asomar a las páginas de los periódicos una y otra vez (3). En 1919, por si fuera poco, la huelga de Correos y Telégrafos en el mes de abril contra La Cierva, hace sentirse a la población lejos de la vida política nacional. Las estaciones costeras aprovechan cualquier resquicio para saber algo del mundo exterior. A tales extremos llega el aislamiento forzoso, que la Dirección General de Comunicaciones in­ daga por qué se tarda hasta diecisiete días cada mes sin recibirse en Madrid correspondencia de las Islas. La prensa de Las Palmas se extraña de que la Dirección General se extrañe (4). ¿Es que aún no sabe el problema que en Canarias se padece por la escasez de "comunicacio­ nes marítimas y cablegráficas"? (5). D. Ambrosio Hurtado de Mendoza envía un escrito, como presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, al Ministro de la Gobernación, poniéndole de manifiesto el pro­ blema de las comunicaciones postales, telegráficas y marítimas con fecha 12 de mayo (6). El correo, sobre todo, era un "abandono intolerable". Mientras los barcos extranjeros traían correspondencia cada cinco días, los es­ pañoles aumentaban su retraso hasta dieciocho. Dos días se necesitaban para repartir el volumen de correspondencia transportada, con lo que se hacía imposible la contestación comercial a vuelta de correo, ya que los barcos se marchaban (7). Por esta causa se piensa en la necesidad de convertir la Estafeta de Correos de Las Palmas en administración

106 principal autónoma de la de Tenerife (8). Los diputados de la isla her­ mana alzan su voz en el Congreso delatando las deficientes comunica­ ciones con Canarias el 6 de agosto (9). ¿Qué hacen los de Gran Cana­ ria? (10), se pregunta la prensa. "Dicen que Canarias es una provincia española; pero los hechos demuestran que se nos trata peor que a una apartada y olvidada colonia" (11). Por fin, se crea en Las Palmas la Administración Principal de Correos (12), pero un mero Decreto no enjuga con su letra el daño. Y aunque se estima que esta reforma es una "organización racional" (13) del servicio, hay que prepararse a la ejecución de las pertinentes exi­ gencias (14). El 26 de agosto se reúnen comerciantes y periodistas de Las Palmas en la Económica para solicitar una regularidad en las co­ municaciones con la Península (15). Y en La Acción de Madrid, D. Juan B. Acevedo publica un artículo sobre "Las Islas perdidas" (16) al que ya aludimos. Sol también se hace eco del problema organizando una campaña que merece la felicitación de la Sociedad Económica (17). Las Islas Canarias ¿son españolas? (18). La Correspondencia de España, di­ ce a propósito de las comunicaciones: "La conducta que sigue España con Canarias no debe prolongarse un sólo día" (19). D. Manuel Aznar desde las columnas de Sol insiste en la situación insostenible (20). Y parangonando a Cánovas en aquello de que "es español... el que no puede ser otra cosa" (21), El Tribuno se lamenta una vez más exclaman­ do "da vergüenza" (22). Con la huelga de tipógrafos en octubre se interrumpe la cam­ paña de prensa iniciada en verano. Pero en cuanto la normalidad se es­ tablece, el mismo 31, Diario de Las Palmas vuelve a abordar el tema. No se ha avanzado nada (23). Por otro lado, ya han pasado tres meses de la creación por De­ creto de la Administración Principal de Comunicaciones en Las Palmas y aún no se sabe nada del actual estado de la casa para Correos y Telégrafos (24), siendo así que es "asunto importante" (25). El Diario organiza una campaña en este sentido que es tjien acogida por el resto de los periódicos. Hasta el Ayuntamiento se adhiere en la solicitud (26). También el problema de comunicaciones internas subsiste. En aquella época todavía se piensa en la posibilidad y necesidad de orga­ nizar una red de ferrocarriles en las islas (27), pero "a Canarias le falta la acción tutelar del Estado". "Hay que poner remedio" (28). En el mes de diciembre la sensibilización pública ante el pro­ blema prosigue (29). Canarias está abandonada. "¡Cómo se nos trata!" 50). Un día se habla del Palacio de Comunicaciones (31), otro de las ficiencias del servicio telegráfico y de la necesidad de reparar los ca­ bles y establecer una comunicación directa Las Palmas-Cádiz (32), más adelante, de la insuficiencia del presupuesto nacional ante las necesida­ des de la marina mercante (33), en otra ocasión de los fallos telefóni­ cos con sus "cortes" e "interferencias" (34). Ei Tribuno pregunta: ¿Ca­ narias posesión inglesa? Las comunicaciones siempre son problema (35), de ahí la re­ sonancia del discurso del senador Redonet y los elogios a su actuación. Cuando se decide la irriplantación de una estación radiotelegráfica mi­ litar de gran potencia, este hecho se considera "concesión importante para Las Palmas" (36). La Sociedad Económica de Amigos del País se reúne en marzo de 1920 y, junto al proyecto de reforma tributaria y al de ampliación del

107 Puerto, va a dirigir su atención por enésima vez ai fenómeno de las comunicaciones (37). D. Pedro del Castillo Olivares en su intervención ante el Congreso, además del problema de subsistencias, abordará el de comunicaciones y presupuestos de obras (carreteras y puertos) (38). Pero la cuestión no se resuelve. "Peor que los parias", comen­ ta un periódico local (39). Con Administración Principal de Correos, o sin ella, las relaciones epistolares y postales siguen adoleciendo de de­ ficiencias. Antes de repartirse el correo, los barcos que lo traen zar­ pan, pues atracan en el muelle por la mañana y parten a las dos de la tarde.

En el mes de julio un nuevo "olvido que exige remedio" nos habla ya de la introducción en las comunicaciones españolas de un ele­ mento que puede ser decisivo para el porvenir en Canarias. Al crearse enlaces aéreos entre la Península, Baleares y África, excluyendo a las Islas del Atlántico, la queja se deja sentir, dolorida,-ya que la incipiente aviación podría con el tiempo anular el aislamiento y la distancia (40). En este terreno, como en otros muchos, siempre lleva la voz cantante el Diario. Si él ha pecado de impertinente en el problema divisionista, ha de reconocérsele que en iniciativas, y en concreto en lo que a Puerto y Comunicaciones se refiere, es el pionero. El Cabildo Insular en su sesión del jueves 19 de agosto de 1920 (41) toma un acuerdo de protesta y exigencia ante las comunicaciones marítimas. El problema de correos está muy vinculado al de los monopo­ lios de las compañías navieras nacionales. Era más fácil enviar una carta a París y Londres y que de allí remitiesen a Madrid, que hacerlo por la vía directa. Estaba por renovarse el contrato de comunicaciones navales Península-Canarias. Por fin "el atropello" se consuma (42). Contra él se alza el Ayuntamiento de Barcelona, a propuesta de su concejal Guerra ^1 Río. (43). El Cabildo confecciona un expediente sobre la red telefónica insular. Al terminar 1920 el estado de la cuestión quedaba reflejado así: "Otro problema pavoroso, es el de nuestra incomunicación ma­ terial y espiritual. La mitad de la Isla está completamente incomunicada con la otra mitad... Carreteras, telégrafos, teléfonos, comunicaciones ma­ rítimas intensas, rápidas y cómodas, puertos auxiliares junto a los prin­ cipales centros productores. He aquí puntos fundamentales de mi futura actuación..." (44).

12.2.—Sanidad y Beneficencia

También dejaba mucho que desear el estado sanitario de Las Palmas en esos años, pese a la labor intensa que en tal sentido desa­ rrollara durante su alcaldía D. Ambrosio Hurtado de Mendoza y Pérez Galdós. Los medios de que se disponían no eran abundantes y los co­ nocimientos sanitarios a escala popular escaseaban. A lo largo del re­ corrido realizado por la vida de las corporaciones locales hemos podido apreciar las limitaciones inherentes a una situación de hecho nada ha­ lagadora. La contaminación de aguas, el maí encauce de las mismas, su aprovechamiento indebido y la propagación de la miseria y el hambre presentan un cuadro oscuro y deprimente. El mal era endémico, no obs­ tante, en toda la Isla de Gran Canaria. Desde Arucas, por ejemplo, el corresponsal de El Tribuno se queja de la cuestión sanitaria hasta cuatro veces en el mes de enero de 1919.

IOS Por otra parte, el resurgir del Puerto y la intensidad de los mo­ vimientos migratorios van a facilitar por esa puerta acceso frecuente a contaminaciones y epidemias, como ya vimos en el caso del Valbanera. Los días 14 y 16 de agosto de 1919 el Diario de Las Palmas publicará dos interesantes artículos sobre "cómo se adquiere la tuberculosis", que son tratados difusivos de profiláctica elemental. Muchas son las suscripciones que los diversos diarios organizan para atender casos aislados "en favor de los tuberculosos pobres" (45). En el mes de Noviembre se organiza una campaña anti-tuberculosa. La escasez de alimentos y el abandono sanitario hace que la mayor parte de las defunciones se deban a compli­ caciones de tipo pulmonar. En 1920 se celebrará ya la fiesta de la flor (46). Igualmente, la ignorancia en normas indispensables de higiene, pro­ paga toda clase de enfermedades de la piel. Canarias era la provincia es­ pañola con mayor índice de leprosos (47).

12.2.1.—Algunas medidas sanitarias

El inspector provincial de Sanidad da unas normas en la que se dispone: 1. Que se haga el padrón de "pobres pordioseros" por muni- pio. 2. Que se reconozcan las viviendas de éstos una por una. 3. Que se haga desinfección de "casa y menaje" de enfermos y abandonados. 4. Que se obtenga una "boleta" de la alcaldía acreditativa de "estar debidamente despiojados y limpios". 5. Y que funcionen con normalidad "las estaciones de despio- jamiento" (48). En enero de 1919 se crea por primera vez en Las Palmas un con­ sultorio gratuito de la Cruz Roja (49). Y en diciembre de dicho año se abogará por la creación de una Junta Insular de Beneficiencia (50). La gripe de finales del 19 y comienzos del 20 va a poner más en evidencia el deplorable cuadro de la sanidad urbana. El Puerto, sobre to­ do, requiere un tratamiento especial. La liga del Puerto comienza una activa gestión. La Provincia, al poner de manifiesto el panorama sanitario del sector porteño rememora la obra del Dr, García Ibánez (51). Lógica­ mente las denuncias van a ir dirigidas contra el Ayuntamiento, quien de­ bía velar por unas condiciones higiénicas imprescindibles, adoptar me­ didas sanitarias accesorias y acondicionar servicios, Pero no bastan los esfuerzos privados. Ni las cocinas económi­ cas, vivificadas a raíz de la guerra (52), ni la labor de las Conferencias de San Vicente de Paúl (53), ni los propios recursos municipales o del Ca­ bildo (54) cubren holgadamente las perentorias necesidades. Las garan­ tías de salud pública requieren medios más eficaces e inversiones a ma­ yor escala.

12.2.2.—La labor asistencia! de la Iglesia

Hay que destacar, sin embargo, en la tarea pro beneficiencia la acción de la Iglesia que, durante un largo período histórico, ha sido la

109 institución que más recursos ha destinado a favor de las necesidades asis- tenciales del pueblo canario. Casos como el de Sor Brígida Castelló y Sanz, cuyas obra permanece , fueron respuestas adecuadas a los proble­ mas de otros tiempos. El Ayuntamiento, en su Memoria, decidió dedicarle una calle, que en 1920 aún no se había señalado (55). El Hospital de San Martín fue obra del Obispo Servera (56). Esa preocupación eclesiástica por la beneficiencia ha subsistido en Canarias, pese a ser hoy capítulo preferente de los Cabildos Insula­ res. Las Sociedad para la Investigación Económica (S. I. E.) en su traba­ jo "Situación actual y perspectivas de desarrollo de Canarias", cuando aborda la parte sociológica, dice a este respecto: "En cuanto a la parti­ cipación de la Iglesia, sin embargo, resulta sensiblemente mayor en el ca­ so del Archipiélago (contrastando con los datos nacionales), con un 48,2 de los centros existentes y un 47,6% de las personas acogidas" (57).

12.2.3.—Centros de Beneficencia.

Veamos, no obstante, cuál era el estado de los Centros benéficos existentes en Las Palmas, sean o no sanitarios. En octubre de 1920 un redactor de El Tribuno realiza una visita detenida a los establecimientos que funcionaban y ios datos que facilita, así como sus impresiones perso­ nales, pueden aclararnos la visión de la vida de dichos centros y su estado.

12.2.3.1.—El Asilo de Niños

Dependiente hoy del Cabildo con el nombre de Internado de San Antonio, existía en esa época con unas instalaciones que el periodista consideraba adecuadas, pese a escasez de dinero y a los deficientes re­ cursos materiales de algunos de sus talleres. Contaba con 134 muchachos asilados, mientras esperaban poder ingresar 77 más. Puede verse una descripción detallada de sus dependencias y distribución, así como de la comida y actividades, por El Tribuno de 28 de octubre del citado año 1920.

12.2.3.2.—La Leprosería.

Muy próxima geográficamente a la anterior institución, se en­ contraba la antigua leprosería equipada de forma manifiestamente insu­ ficiente. Ya entonces se veía la necesidad del nuevo centro que hoy exis­ te. Siempre tuvo carácter regional; ya que era el único centro existente en el Archipiélago destinado a los enfermos de lepra. Esta es la razón por la que la Diputación esgrimía como argumento la dependencia directa de tal centro a la máxima corporación provincial. Contaba con 16 hombres y 15 mujeres elefancíacos (58).

12.2.3.3.—El Manicomio

Más deprimente era el estado del primitivo Hospital Psiquiátrico a todas luces insano e inadecuado. Su capacidad, por otra parte, era tan

110 reducida que contando con 23 hombres y 27 mujeres, aguardaban para su ingreso 32 personas más. El Manicomio y la Cárcel eran dos delitos de lesa humanidad (59).

12.2.3.4.—E/ Hospital de San Martín

Pese a algunas irregularidades que el cronista nos relata, era el centro mejor dotado y atendido de la beneficiencia insular. En 1919 se realiza en él un hecho histórico. Los Doctores D. Luis Millares, D. Silvestre Bello y D. José Ponce realizar la primera operación en Las Palmas con raquianestesia (60). En el mismo edificio se encontraban el Hospicio y la Gasa Cuna.

12.3.—La vivienda

"Si la familia es la unidad básica para el entendimiento de la estructura social, el primer dato que detecta el sociólogo es que el grupo familiar se asienta y se desenvuelve en un espacio, un lugar donde habita y vive. En este sentido "no hay familias, sino hogares", para emplear una feliz expresión de Román Perpiñá" (61). Ahora bien, al hablar de vivienda hay que darle a la palabra toda su extensión. En el. Informe sobre la si­ tuación social del mundo, 1963, de las Naciones Unidas, puede verse la parte realizada por el grupo especial de expertos en viviendas y desarro­ llo urbano, donde el concepto de ésta, se interpreta "como la unidad de habitación que satisface normas mínimas de construcción relacionadas con la seguridad, la higiene y la comodidad y disfruta de acceso fácil a los servicios residenciales conexos de calidad adecuada, incluso sistemas de suministro de agua y desagüe, suministro de electricidad, comunica­ ciones y transportes, tiendas y servicios culturales y recreativos" (62). Con estos datos a la vista, parece curioso observar que, tratán­ dose de un problema relevante de la sociedad de Las Palmas, no sólo por su escasez, sino también por sus pésimas condiciones, el tema de la vivienda sea tocado tan pocas veces por los periódicos en los años 1919 y 1920. Sin embargo las condiciones de carencia y miseria se nos ponen de manifietso ante cualquier reseña de sucesos, enfermedades, epide­ mias, etc. El 15 de mayo de 1919 el Diario de Las Palmas aborda por pri­ mera vez en ese año lo que va a denominar "problema social: la construc­ ción de casas baratas". El proceso de crecimiento en la población se ha presentado ya con caracteres irreversibles y las migraciones internas co­ mienzan a repercutir directamente sobre Las Palmas. Por otra parte el índice de salubridad es una constante denuncia a la conciencia social. Era normal en ios barrios el que varias familias viviesen hacinadas, cons­ tituyendo la mayoría de los patios de nuestros suburbios auténticas ciu- dadelas, gallineros humanos. Las barracas del. Puerto proliferan por La Isleta. Mucha gente residía en cuevas habilitadas como hogar. Los pre­ cios de los alquileres se habían disparado y urgían viviendas asequibles a los pobres. Los términos "casas baratas" van tomando carta de ciuda­ danía (63). Y uno de los exponentes máximos de seguridad y medios eco­ nómicos consistía en tener casa en propiedad.

Como ya vimos, D. José Mesa en su respuesta a la encuesta de El Tribuno abordará el problema en su doble vertiente: necesidad de vi-

111 viendas y urgencia de saneamiento. El enumerario entre las principales misiones del Ayuntamiento puede sernos el dato más indicativo de la di­ mensión que dicho problema había adquirido ya.

Por otra parte, el que un gran sector de lo que hoy es población fuese fincas urbanas dedicadas a la agricultura, hacía más alarmante la posibilidad de una solución viable condicionda por la Concentración de la propiedad en manos de unos pocos.

Como referencias indirectas encontramos continuamente datos en los periódicos que nos ponen de manifiesto la indigencia social de la población de Las Palmas, agravada por las pésimas condiciones de ur­ banización, limpieza, conducción de aguas, recogida de basuras, etc.

(1) Diario 4 y 5-IV-19. (2) Diario 15-IV-19. (3) Diario 8-V-19, El Tribuna 26-V-19, La Provincia 2-VII-19, etc. (4) Diario 7-VI-19. (5) Diario 20-V]rl9. (6) Diario 5-VII-19, El Tribuno 5-VII-19, La Provincia 7-VII-19, etc. (7) La Provincia 19-VIII-19. (8) Diario 7-Vni-19. (9) El Tribuno 8-VIII-19 y Diario 7-Vin-19. (10) El Tribuno 9-VIII-19. (11) Diario 21-VIII-19. (12) Diario 22-VIII-19. (13) Diario 26-Vinrl9. (14) Diario 27-VIII-19. (15) El Tribuno 27-VIII-19. (16) Diario 28-Vin-19. (17) Diario 4 y 6-ES-19. (18) Diario 9-IX-19. (19) El Tribuno 9-IX-19. (20) Diario 10 y 15-IX-19, (21) A esta frase de Cánovas va a salir al paso con posterioridad José Antonio Primo de Kivera, cuando afirma que ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser. (22) El Tribuno 12-IX-19. (23) Diario 14-XI-19. (24) Diario 18-XI-19. (25) Diario 16-XI-19. (26) Diario ll-XII-19. (27) Diario 21-XI-19. (28) Diario 25-XI-19. (29) Diario 16-Xn-19. (30) Diario 17-XII-19. (31) Diario 19-XII-19. (32) Diario 27 y 28-Xn-19. (33) El Tribuno 19-XII-19. (34) La Provincia 27-XII-19. Contiene una parodia de conversación telefónica urbana digna del más fino humorismo. (35) La Provincia 27-11-20. (36) La Provincia 13-1-20. (37) La Provincia 24-III-20. (38) La Provincia 20-IV-20. (39) La Provincia 15-VI-20. (40) La Provincia 25-VII-20. ' ' •

112 (41) Ver, por ejemplo, La Provincia 21-VIII-20. (42) La Provincia l-IX-20. (43) El Tribuno 12-X-20. (44) De la proclama de Guerra del Río "A los electores de Gran Canaria". (45) Por ejemplo, Diario 24-IX-19. (46) La Provincia 30-IV-20. (47) El Tribuno 29-X-20. (48) El Tribuno 18-VIII-19. (49) La Provincia 21-1-19 y El Tribuno 22-1-19. (50) Diario 1 y 17-XII-19. (51) La Provincia 14-III-20. (52) La Provincia 29-1-19. (53) Diario l-XII-19. (54) La Provincia 14-III-19. (55) La Provincia 2-XI-20. (56) Sobre "El Hospital de San Martín", ver el libro de este título, del Dr. Juan Bosch Millares. 1940. (57) Equipamiento social. 4. 13 Pág. 98. La primera parte de este amplio trabajo de investigación ha aparecido ya. (58) El Tribuno 29-X-20. (59) El Tribuno 30-X-20. (60) La Provincia 24-XII-19. (61) Informe Sociológico sobre la situación social de España 1970 de la Fundación FOESSA pág. 1.101. (62) Del Informe de las Naciones Unidas New York. 1964. Pág. 58. (63) Diario 21-VI-19.

113 n.—DOTACIÓN ESCOLAR

Puede sorprender, a primera vista, la cantidad de centros do­ centes qué existían en Las Palmas por 1919, tratándose de un pueblo con alto índice de analfabetismo. Pero un examen más detenido del funciona­ miento de los mismos no soportaría una dura crítica al monopolio de la cultura.

13.1.—Principales centros

El 7 de agosto de 1919 aparece en el Diario de Las Palmas una reseña de los calificados por el periódico "centros de enseñanza supe­ rior" establecidos en la ciudad. Entre ellos se cita al Seminario Diocesa­ no, la Escuela Normal de Magisterio, la Escuela de Comercio, la Escuela Industrial y el Instituto General y Técnico. — Fue fundado el Seminario por el Obispo Servera en 1777. En 1874 es elevado a la categoría de Universidad, pudiendo expedir títulos en Teología y Cánones, siendo obispo canariense D. José María de Ur- quinaona. Con posterioridad impartirá también grados en Filosofía. Es elevado, con el Padre Cueto, en 1897, al rango de Metropolitano. El Se­ minario Conciliar —así se le denominaba por ser fruto de los cánones de Trento— perderá su condición de Universidad Pontificia con las nor­ mas vaticanas de readaptación de los estudios eclesiásticos siendo Papa Pío Xll y Obispo de Canarias Monseñor Pildain.

La Escuela Normal de Magisterio fue creada como elemental el 14 de abril de 1853 y elevada a superior en 1907. En 1920 un caballo de ba­ talla aireado por la prensa va a ser la puesta en marcha de la Escuela Normal para maestras (1).

Suprimida en 1876, la Escuela de Comercio se le devuelve a Las Palmas en 1913, pasando a denominarse Profesional a partir de 1915.

La Escuela Industrial, constituida por disposición del Conde de Romanónos, siendo Ministro de Instrucción Pública, se creó el 17 de agos­ to de 1901. Su primer director fue el ingeniero D. Juan de León y Cas­ tillo, artífice del Puerto de La Luz.

Por último, el Instituto General Técnico había sido, erigido en 1869. Suprimido en 1876, nuevamente entra a funcionar en 1916, para lo cual se construye un edificio propio, que hoy es el Hospital Militar.

Además de estos organismos oficiales, hay que reseñar el Cole­ gio de San Agustín, que había sido creado por D. Antonio López Botas y del cual fuera director muchos años su yerno D. Diego Mesa de León. Inicialmente tuvo sus locales en el desaparecido convento de los Agus­ tinos, hoy Palacio de Justicia. Y a continuación ocupó el que fuera pos­ teriormente Colegio de las Teresianas en la calle de la Herrería. Por anuncios de los periódicos aparece ya existente el Colegio de San Anto­ nio. El Tribuno se queja del ruido que los alumnos del Colegio de San Ignacio organizan a la salida de las clases. Se encontraba aún dicho co­ legio en la calle López Botas, en la trasera del Seminario. Las Dominicas de la Enseñanza fueron fundadas por el Padre Cueto. Y por esos años se crea en Las Palmas una Academia Politécnica que impartía enseñan­ zas preparatorias para Medicina, Derecho, Ciencias, Letras, Farmacia, In­ geniería, Academias Militares, Correos, Telégrafos y Náutica (2).

114 13.2.—Otros establecimientos de enseñanza

El mismo Diario de Las Raimas en su número de uno de sep­ tiembre del citado 1919 enumera otros centros docentes-artísticos que existían en Las Palmas. En primer lugar, la Academia de Dibujo, fundada en 1787 por el Obispo D. Antonio de la Plaza. De ella circulaban estos versos:

Me dio existencia Plaza Me dio premios Tavira Me da auxilio Verdugo Me da morada Encina.

Su primer director fue D. Diego Nicolás Eduardo (1787-1803) a quien sustituyó D. José Lujan Pérez. La Academia de Música de la Sociedad Filarmónica. Esta So­ ciedad fue creada en 1866, lo cual la constituye en la más antigua de España dentro de su género. La presidía D. Diego Mesa de León, La Aca­ demia, la dirigió D. Fernando L. Péñate, hasta 1867, en que se encargó de la misma D. Manuel Rodríguez Molina. Interinamente asume la direc­ ción en 1867 D. Santiago Tejera. Y en 1868 aparece ya D. Bernardino Valle. La Escuela Lujan Pérez, que tantos artistas ha proporcionado en la pintura y escultura canaria, así como en el dibujo, fue creada en 1916, siendo su director D. Domingo Doreste "Fray Leseo".

13.3.—Enseñanza primaria

Sin embargo, hemos dicho que un minucioso análisis de la si­ tuación no podría pasar la prueba de fuego de una crítica ante las de­ ficiencias en el terreno pedagógico. Estas eran evidentes. En 1919, La Provincia (3) facilitaba los siguientes datos: Las Pal­ mas contaba con 27 escuelas de niños y 22 de niñas. Esta situación res­ pondía a un planteamiento de 20 años atrás cuando se pensaba que, con tal dotación, podría responderse a los problemas docentes de una po­ blación de hasta 44.000 habitantes, calculando un total de escolares de 5.000 aproximadamente. Sin embargo, la ciudad en 1919 pasaba de los 50.000 habitantes (66.461 en 1920) y los niños en edad escolar superaban los 8.000. El periódico propone como solución la erección de Escuelas Graduadas y como número ideal 40 centros para niños y 30 para niñas. Según el periódico, pues, el déficit era de 21 escuelas. Pero hay que tener en cuenta que dichos cálculos suponían eí que las mismas tu­ vieran una capacidad media de unas 100 plazas. Por lo tanto, la planifica­ ción no podía ser más deprimente. Como paliativo a tanta penuria, hemos de destacar el interés de los maestros por su superación profesional. En La Provincia de 23 de enero de 1920 ya se estimula a éstos a especializarse en la Psicotecnia.

(1) Cfr. La Provincia 27-VII-20 y 7-VIII-20. (2) La Provincia 20-VIII-19. (3) La Provincia lO-IX-19.

115 14.—LA FAMILIA.

El estudio sociológico de la familia tiene en España una fecha muy concreta de aparición, y es 1959, cuando Enrique Gómez Arboleya y Salustiano del Campo publican su trabajo "Para una sociología de la fa­ milia española" (1). Analizar, por tanto, con una visión retrospectiva ei fenómeno' familiar, a través de la Prensa, se nos hace difícil, por cuanto no se tenían en cuenta determinados aspectos y matices que hoy nos re­ sultarían enriquecedores, ni se abordaban cuestiones que precisaríamos para un análisis detallado de su trascendencia social. Los periódicos no tienen en los años que nos ocupan ningún artículo sobre la familia y to­ dos los datos de referencia a ella hemos tenido que espigarlos a través de cualquiera de los aspectos interrelacionados con la misma. Pero, como hemos afirmado al hablar de la vivienda, la institu­ ción familiar sigue siendo la unidad básica para el entendimiento de la estructura social. De ahí que nos haya parecido oportuno aventurarnos a hacer algunas consideraciones aún a costa de que queden en meros aspectos anecdóticos o en divagaciones generalizadas de su papel en Las Palmas, Teniendo en cuenta, además, que "la familia española es una realidad social que, como la sociedad de que forma parte, tiene una evolución lenta, con un sentido conservador, pero que ofrece problemas que en el curso de los últimos cincuenta años se han ido destacando y exigen un tratamiento científico..." (2), hemos de sentar como principio que nos enfrentamos de plano a una estructuración muy clara de "familia tradicional". El que hoy seamos conscientes de que "la familia tradicio­ nal no es la única forma de familia" (3), no nos puede hacer olvidar que las características predominantes del modo en constituirse y de desarro­ llar su vida en Canarias a finales de la década de los años diez, contiene todos los elementos que han definido unas determinadas y específicas "formas de realizarse los fines de la familia en el tiempo y espacio..." (4) y que hoy calificamos de tradicionales. Por otro lado, a la familia "no se la puede aprehender sin relacionarla con todo el resto de lo que se sabe de la sociedad" (5). De aquí deriva a nuestro entender la Importan­ cia de correr el riesgo en el intento.

14.1.—La famüia tradicional En 1958, siendo Obispo de Solsona el actual Cardenal Prima­ do D. Vicente Enrique y Tarancón, escribía lo siguiente: "La institución familiar ha tenido en España características propias. Ha sido, además, una de las instituciones que mejor han conser­ vado su carácter a través de las vicisitudes de los tiempos y que ha sabido guardar sus esencias religiosas y cristianas aún en los años de liberalismo y de laicismo' que ha sufrido nuestra Patria... Son muchos los extranjeros que se extrañan de la fisonomía que presenta nuestras fa­ milias y que nos envidian nuestro concepto del hogar. ... La familia es­ pañola —se dice y se repite como un "lugar común" en muchos discur­ sos y libros— ha sido siempre una verdadera prolongación del templo; por eso se llama "santuario" al hogar. Había culto familiar cuyo acto cen­ tral era el rezo del santo rosario, que se seguía en familia todos los días (6). Los padres y los hijos vivían en un ambiente de mucha intimidad. La mujer española era el ángel del hogar que, convertida en madre, era el compendio de todas las perfecciones y virtudes femeninas (7). La auste­ ridad de nuestros hogares era ambiente propicio para moldear el carác-

116 ter recio de los españoles y para crear aquél clima de "catolicismo ín­ tegro, recio, profundo y apostólico", en frase del Papa, que ha sido siem­ pre característico de nuestro pueblo..." (8). El esquema o patrón familiar unánime y casi indiscutible lleva­ ba, pues, a una determinación concreta de estatutos y papeles dentro de las relaciones familiares. El padre era jefe indiscutido e indiscutible (9). Pero la mujer tenía su verdadero y definido puesto en el hogar. Aquél lle­ vaba las "relaciones externas". Esta "la administración" de la casa. Ta­ les monolíticas funciones, que en los hijos también se escalonaban se­ gún se tratase de varones o hembras y de mayores o menores, variaban de hecho con la estratificación social. Ya vimos como la mujer obrera desempeñaba un papel importante en la tarea laboral. Pero el hecho, a nuestro entender, más significativo es que, con ser esto generalizado tanto en el mundo rural —labores de labranza^— como en el urbano, en el concepto y consenso unánime no se interpretaba como la meta ideal. Lo corriente y a lo que se aspiraba era al tipo de familia excepcional y limitado propio de la burguesía y clases altas. Incluso en la clase baja se procuraba determinar muy bien y distinguir todo aquello que se relacio­ nase con la vida laboral, que quedaba fuera del hogar, y el estatuto fa­ miliar, que permanecía intocable.

Diversas razones históricas confluyeron para estructurar en la sociedad canaria a la familia dentro de unos esquemas confluyentes, des­ de la tradición conquistadora, pasando por el condicionamiento origina­ rio de los esclavos, hasta llegar a la influencia inglesa marcada por la "sociedad victoriana". De hecho, el fenómeno era general. Recordemos a tal efecto lo que decía un hombre nada refrega­ do en su tiempo, como Pi y Margall: "Hay ciertamente en los pueblos modernos, y más aún en los extranjeros que en el nuestro, cierta tendencia no sólo a que la mujer sea política y literata, sino también a que entienda de industria y de co­ mercio. Pero en esos pueblos suele observarse que los lazos de la fa­ milia se relajan de día en día, que la mujer pierde las bellas cualidades de su sexo, sin adquirir las del hombre, y que lejos de ser un elemento civilizador, pasa a ser un elemento perturbador... La mujer que se en­ trega completamente a la industria, el comercio, a la literatura, a las ar­ tes, suele ver con cierto desdén el hogar doméstico, tener deseos de alejar de sí a esos mismos hijos cuya educación le está confiada, ver en ellos un obstáculo para sus ©lucubraciones mentales o sus trabajos cien­ tíficos y perder, por fin, su carácter... No es ése el camino que yo quisie­ ra que la mujer siguiese; no fuera, sino dentro del hogar doméstico, creo que debe llenar su misión. En el hogar doméstico tiene la mujer su tea­ tro, su asiento, su trono" (10). Baste este documento como una prueba más de lo que era cri­ terio unánime.

34.2.—Clases de familias

Mas, aunque^el concepto de la estructura familiar era casi ina­ movible, dentro de las familias canarias podemos distinguir diversos mo­ dos d© relaciones. De un lado, existía la familia clan, que se extendía más allá de los límites del hogar ocupado por padres e hijos. El origen en un tronco

117 común suponía un vínculo tan estrecho que de ninguna forma toleraba la desmembración. El clan familiar había de manifestarse siempre e irre­ misiblemente coordinado, hasta el punto de que, al propio tiempo que se constituía en un fuerte mecanismo de defensa, encadenaba a sus miem­ bros en unos reducidos moldes de los que era casi imposible deshacer­ se. Fácil es deducir que predominantemente tal tipo de familia fuese más propio de la aristocracia y de la burguesía donde el círculo^ de posibles personas con las que existía una razonable probabilidad de poder ca­ sarse era mucho más limitada. La familia de este tipo se enraizaba po­ derosamente en una sociedad que como ya vimos, facilitaba el cacicato en una postura indiscutible de interrelaciones parentales. Como muestra de este sentimiento arraigado podemos recordar aquella leyenda que D. Prudencio Morales confeccionó para el obelisco fúnebre de D. José de Perojo: "Laudemus viros gloriosos et parentes nostros in generatio sua" o consultar un artículo deJD. Francisco Gon­ zález Díaz, aplicado' a los intelectuales disconformes con el medio, titu­ lado "Los inadaptados" (11). Por otro lado, ya empieza a darse en esa época otro tipo de fa­ milia que va a tener una influencia decisiva en el futuro cambio social de la población; se trata de aquella en que los vínculos familiares, funda­ mentados en el cariño y el respeto, no perturban en absoluto diversidad de enfoques y de compromisos políticos entre sus miembros. Por la Prensa pueden seguirse diversas opciones adoptadas por individuos per­ tenecientes a una misma familia que confirman lo dicho. Nos encontramos, por tanto, al comienzo de los años veinte con las primicias de conflictos familiares que podrán ser originados por el paso de una pertenencia a otra de cualquiera de lo® tipos de familia señalados, conflictos que se van a hacer más decisivos en el seno de la clase media tradicional.

14.3.—Composición familiar

En cuanto a la composición familiar se refiere, los años objeto de nuestro estudio, van a marcar casi decisivamente en la tónica gene­ ral de la sociedad canaria un cambio de rumbo en cuanto a la media de elementos integrantes de la familia. Hasta finales del siglo pasado, tan­ to en la aristocracia como en. las clases populares, abundaban las fa­ milias numerosas. Sin embargo, hacia el año veinte vemos que los hijos de éstas, al formar hogar, decrecen sensiblemente en prole. El fenómeno empieza a hacerse más perceptible en el ambiente urbano. Las razones de este cambio- pueden hallarse ©n las condicio­ nes derivadas de la posguerra y en los acontecimientos históricos por los que España va a atravesar en años sucesivos. Pero ciertamente te­ nemos que detectar el fenómeno como un hecho que se irá generalizan­ do de cara al futuro.

(1) Cfr. Informe FOESSA, ya citado, pág. 473. (2) G. Arboleya y Del Campo, o. e. Ediciones del Congreso de la Familia Española, Madrid—1959. Pág. 11. (3) Ibídem pág. 85. (4) Ibídem. pág. 83. (5) Philippe Aries, L'evolution des roles parentaux, "Familles d'aujourd'huy". Bruxe- lles: Instituí de Sociologie de L'Université Libre, 1968. Pág. 35.

118 (6) En Gran Canaria la introducción de esta práctica religiosa se debió en gran par­ te a la obra predicadora de San Antonio María Claret. (7) Como ejemplo de esta veneración hacia la figura de la madre, pueden consultarse diversos trabajos de prosa poética publicados por Sebastián Suárez León a través de las páginas de El Tribuno. (9) Vicente Enrique y Tarancón, "La Familia, Hoy". Euramérica. Madrid. 1958, pág. 36. (9) Fruto de estos años de escasez fue el popular dicho "cuando seas padre comerás huevos". (10) Francisco Pi y Margall, "La misión de la mujer en la sociedad". M. Rivadeneyra. Madrid. 1869, pág. 5. (11) Diario 6-XII-19.

119 •\5.—ALGUNAS CONSJDERACIÜNES A LA VÍDA RELIGIOSA

Abundante es en los periódicos la literatura concerniente a la vida religiosa de la població o a la institución eclesial como tal.

15.1.—£/ Obispo

Era Obispo de la Diócesis Ganarierisé, como hemos visto, D. Án­ gel Marquina y Corrales, burgalés, que había sido canónigo en la Catedral IVletropolitana de la castellana ciudad. A través de la prensa, bien cuando habla a su favor como cuando se define en su contra el Obispo Marquina siempre aparece apellidado como "bondadosísimo", l-fdy nos sorprende constatarlo así. Pero la primera vez que su nombre se cita en la Prensa de 1919 no es precisamente ostentando la presidencia de un acto reli­ gioso o cultural, sino en la reunión pro autonomía. Sobre la acción social de Marquina, nos habla La Provincia con fecha 25 de abril de 1920. En una entrevista sostenida con el prelado abunda en el tema de su preocupación por todo lo concerniente al mun­ do de la infancia. La educación, higiene y sanidad de los niños va a ser una de sus metas, mostrando sumo interés ante la proliferación de la tu­ berculosis infantil y por la necesidad de atención a los abandonados. Nace también de su programa la instauración del Círculo Cató­ lico de Obreros. Dos intervenciones suyas importantes son el presidir una de las comisiones que recorrieron la ciudad ante la epidemia de gripe y la solicitud de indulto, de que se hablará. En el año 1919 irá D. Ángel Marquina en visita de cortesía a Tenerife. Ocupaba la sede de San Cristóbal de La Laguna el Dr. D. Ga­ briel Llompart, quien el 22 de abril de 1920 devolverá la visita a Gran Ca­ naria (1), celebrando el pontifical de San Pedro Mártir (2). Del paso del Obispo Marquina por Canarias van a quedar como recuerdo las vidrieras de la Catedral —las tres del Cimborrio— que el prelado donara. Fueron encargadas a una fábrica belga, la misma que había confeccionado las de Burgos (3). A imitación del pastor, el Cabildo Catedralicio^ decide ampliar el número de vidrieras artísticas, suprimiendo los redondeles de piedra en cuatro ventanales góticos (los dos de acceso a las sacristías bajo los cuadros de la Inmaculada y San Sebastián y los dos de entrada a las ca­ pillas de El Sagrario' y Los Dolores) y poniendo también nuevas cristale­ ras a los ventanales que se encuentran sobre los altares de la capilla de El Sagrario y Los Dolores. En agosto de 1920 se colocaron, días des­ pués del incendio de la Iglesia de Tejeda (4). Para ello se trasladó a Las Palmas D. Manuel González Prianes, como experto de la casa Maume- gean Fréres. La primera que se instaló fue la del Sagrario, el miércoles 18 de agosto de 1920 (5). D. Ángel Marquina es promovido a la sede de Guadix en 1921, dedicándole El Tribuno un número especial satírico de despedida. Pero no dejará Las Palmas hasta el 2 de junio de 1922, en que embarca en el buque Buenos Aires (6), renunciando a su sede por motivos de salud.

15.2.—£/ S/A7orfo

Sin embargo, si hay un hecho de carácter intraeclesial impor­ tante en esos años es, sin duda, la celebración del Sínodo Diocesano. La

120 magna asamblea se preparaba para mayo de 1919. Su relevancia radica­ ba en varios heciios fundamentales. En primer lugar va a ser el primer sínodo que se celebrará despuésd e 183 años (7). Esta razón va a ser a su vez que sea también el primero que tenga un carácter puramente pastoral y disciplinario. Las Cortes de Cádiz habían suprimido' los seño­ ríos y las leyes desamortizadoras habían acabado con grandes posesio­ nes de la Iglesia. Los obispos de Canarias no eran, pues, ya señores de la Cámara Episcopal de Agüim'es, no designaban alcalde, ni tenían fun­ ciones de gobierno con poder temporal. Por otra parte, la función admi­ nistrativa censal de los sínodos quedaba definitivamente relegada tras el funcionamiento oficial de los censos de población. Además la Asam­ blea canónica diocesana era también la primera que tenía lugar en mo­ mentos tan decisivos como los Inmediatos a la promulgación del Código de Derecho Canónico, obra que iniciara San Pío X y publicara Benedicto XV, Papa entonces reinante. Y por último, otra razón que va a dar pres­ tancia al Sínodo, con carácter insular, era el ser también el primero que realiza la Diócesis una vez desmembrada de ella y constituida la vecina sede Nivariense. En este sentido, la Asamblea era la primera diocesana no regional que se celebraba.

Durante varios días la prensa fue facilitando notas y comenta­ rios del gran acontecimiento. En especial lO' hace el Diario de Las Palmas, donde D. José Batllori y Lorenzo publica una serie de once artículos, re­ memorando la labor de los anteriores sínodos y proyectando las posibles líneas de las nuevas constituciones. Comienza la serie el 12 de mayo, pa­ ra proseguir el 15, bajo el título general "Del tiempo viejo". Se recorren todos los sínodos anteriores y sus conclusiones más destacaSas, así co­ mo la tarea realizada en pro de determinadas obras culturales, sociales y de censo. Pasan así ante el lector las sinodales de D. DiegO' Muros y su obra (8), las constituciones de Arce (9), la obra de Cámara y Murga (10) con su legado sinodal (11), D. Pedro Manuel Dávila (12), etc., terminando la serie el 3 de junio, días después de la culminación del Sínodo.

Comenzó el 18 de mayo y se clausuró el 21. Coincide, pues, en la historia de la ciudad con los acontecimientos de la llegada de Gavi­ lanes y la campaña electoral de Argente, Matos y Del Castillo'. El Tribuno se lamenta de que todavía este acontecimiento religioso quede velado por tantas manifestaciones externas de boato humano (13). Y así fue en efecto. Aunque dicha Asamblea, como hemos dicho, tenía un contenido netamente eclesial, no se pudo evitar la reminiscencia de un poderío tem­ poral y político externo ya perdido, y las autoridades y corporaciones participaron en los actos solemnes de apertura y cierre.

De las sinodales de Marquina no se va a hacer comentarlos en la prensa.

15.3.—Los Canónigos

Los mayores ataques al clero van dirigidos normalmente contra el Cabildo Catedral, cuya vida y movimientos suelen seguirse con no ocul­ ta curiosidad. Cualquier motivo es válido para que los prebendados salr ten a las páginas de los periódicos, tanto cuando se les critica, como cuando intervienen en algún acto religioso' o social. Y así cuando en 1920 el Senado catedralicio decide repartirse un dinero en concepto de aguinaldo, la noticia no pasa desapercibida por lo que supone de discri­ minación entre las distintas clases de clero (14).

121 Destacaban como predicadores los canónigos D. José Feo y D. José Azofra. NO' se librarán estos prebendados de los embates de la prensa, y no sólo de la considerada anticlerical. La institución del "día de la bue­ na prensa", si bien trae comentarios irónicos por parte de El Tribuno (15), tampoco recibe buena acogida por El Ciudadano que la critica aún ha­ ciendo confesiones de catolicidad. La campaña que desde los pulpitos hicieran estos capitulares a favor de El Defensor de Canarias llega a considerarse por algunos colegas competencia desleal. Sin embargo, las grandes obras de Azofra van a ser su atención a la docencia infantil, como Maestrescuela de la Catedral, y su preocu­ pación por las tareas misionales. El lectoral D. José Feo nos dejaría como aportación destaca- ble su obra "Errores de las noticias de la Historia de Canarias de D. Jo­ sé de Viera y Clavijo". (Museo Canario). El gran predicador, por su faci­ lidad de verbo y profundidad de conceptos, será eF magistral D. José Marrero.

15.4.—El resto del mundo clerical.

El regreso de los jesuítas a Las Palmas también va a merecer diferentes enfoques por parte de los periódicos. El sentido clasista de su Colegio y sus vinculaciones amistosas a la aristocracia y burguesía va a traer constantes críticas. Incluso sus conferencias divulgadoras de la Doctrina Social son interpretadas comO' arma de control de una sociedad rígidamente estratificada. La Congregación Mariana va a ser un gran centro social de selecta concurrencia. No cabe la menor duda de que la acción de la Iglesia en Las Palmas, por aquéllos años, muestra una cierta escisión entre el clero de la ciudad, entendiendo por tal al del casco urbano, y el clero rural o de barrios como el Puerto. El primero está más atento al cultivo del espíri­ tu con una visión un tanto desencarnada de la realidad social, a la que sólo se acerca con cierta benevolencia de caridad paternalista. Los otros se ven forzados por las circunstancias a una mayor entrega educativa y asistencial, pues tanto en el campo como en los suburbios las necesi­ dades se presentan con mayor virulencia. D. Pedro López Cabeza y su sucesor D. Matías en La Luz serán testimonio palpable de abnegación y desvelo. No puede extrañarnos el que se pongan de manifiesto los pri­ vilegios dentro de la institución eclesial y los diferentes estratos persis­ tentes en el clero, si tenemos en cuenta que su estructuración era acorde y se encontraba encarnada en la realidad de sus tiempos. Sin embargo hay una especie de vínculo superior como tónica que se nos pone ante los ojos de una conciencia muy marcada en el cle­ ro por su pertenencia a la "casta sacerdotal", que tanto arreciara a la reacción anticlerical. Más incluso el anticlericalismo es muestra de un sentimiento palpable de religiosidad embrionaria. El que es incrédulo suele prescindir de todo lo religioso. Claro que eso era difícil en un ambiente dominado en gran parte por el trasiego de sotanas. Pero el anticlerical, por el contrario, suele ser en el fondo un creyente que exige, de quienes representan algo tan íntimo como la fe, una actitud manifiesta de su compromiso con ella. Canarias experimentaba a principios de siglo grandes conmo­ ciones sociales y la Iglesia no podía estar al margen de una situación de

122 cambio que ya se intuía. De ahí que quienes no lo deseaban cayesen fá­ cilmente en ía tentación de encontrar un respaldo en la Iglesia "perma­ nente". "La Iglesia, con su predicación en favor de la paz, la fraternidad y el respeto mutuo, con su defensa de las leyes morales, aparece como uno de los más poderosos bastiones de la cohesión y seguridad" (16). Y a la inversa, en períodos de turbulencia es fácil que los eclesiásticos sientan la tentación de atribuir "un valor absoluto e inmutable a la fór­ mula concreta de equilibrio" (i7) social que ha permitido el desarrollo pacífico de su actividad.

No podemos deternernos más en estas consideraciones que nos llevarían a planteamientos posteriores relevantes y aún a materias que son hoy de palpitante actualidad. Sólo queríamos destacar el comienzo de una crisis que se va a acentuar con los años.

Las manifestaciones de la vida religiosa, como ya queda indi­ cado, siempre van a tener resonancia en los periódicos. Y difícilmente se consigue una crítica social que no lleve inmersa un profundo sentido evangélico. Curioso es observar que, al llegar los carnavales, mientras Diario de Las Palmas se limita a hacer un. estudio de su tradición paga­ na y del paso de tal fiesta a la cristiandad (18), sea El Tribuno (19) quien arremeta contra la degeneración y derroche que los mismos suponían. Comienza, pues, en esta época esa concienciación por la "pureza" de un cristianismo que desgraciadamente no hace lo que predica, y por una sensibilización de la dimensión social de lo religioso. Puede verse en es­ te sentido la crítica ante una procesión en el Puerto (20), frente a la des­ cripción de una entronización del Sagrado Corazón en un hogar (21), que llega a constituir un acto social con lunch y baile hasta "altas horas de la noche".

15.5.—Labor divulgadora

D. José Batllori, aprovecha desde el Diario para hacer una ta­ rea difusora de tradiciones seculares con motivo de diversas festivida­ des religiosas. Por ejemplo, ante el día de San José, estudia el proceso de la devoción en la Iglesia al Patriarca (22), que no surge hasta finales del siglo XVII. Hasta entonces las primicias del santoral las ostenta San Juan, que va a tener devoción arraigada en Canarias por coincidir su fiesta con la fecha de la fundación de la ciudad de Las Palmas y ser tres los Juanes que iniciaron la conquista: Fray Juan de Frías, Juan Rejón y el deán Juan Bermúdez. El precursor, por otra parte, es precisamente el patrono de las dos ciudades más populosas de Gran Canaria, después de Las Palmas: Telde y Arucas. El primer noble canario que llevó el nom­ bre de José sería Fray José de Sosa y hasta el siglo XIX no hay ningún obispo que tenga por onomástica la del Patriarca. El primero será Urqui- naona y luego Pozuelo. En este siglO' el Padre Cueto y el actual obispo D. José Antonio Infantes. En parte a Viera y Lujan se deberá la extensión del nombre del santo y su devoción.

También publica Batllori breves reseñas sobre la imaginería canaria, con motivo de la Semana Santa (23).

Y, por último, en 1919 se alude en la Prensa a las fiestas de El Pino, que tuvieron especial relevancia ese año por ser las primeras que se celebraban después de la guerra (24). 'í^MS^,

123 15.6.—Algunos datos referentes a la Iglesia española

Son de destacar el nombramiento' de Obispo de Avila en la per­ sona del Dr. Enrique Pía y Daniel, que luego será Obispo de Salamanca durante la guerra civil y posteriormente Cardenal Primada (25); y la pre­ conización para la sede de Coria de D. Pedro Segura y Sanz, que ocu­ paría la silla de Toledo antes que el Cardenal Goma y fallecería como Arzobispo de Sevilla (26). El entonces Arzobispo Primado, cardenal Gui- rasola y Menéndez, fallece en septiembre de 1920 (27), siendo trasla­ dado a dicha sede metropolitana el Arzobispo hispalense Cardenal Al- maraz (28). Interesante también es la circular al episcopado español en­ viada por el Nuncio Ragonesi hablando de la necesidad de que la Igle­ sia vele por su tesoro artístico' (29).

15.7.—Benedicto XV

Del Papa la Prensa nos habla cuando recibe la visita del pre­ sidente Wilson a principios de 1919, y cuando se expresa contra la ley del divorcio en 1920 (30).

(1) La Provincia 23-IV-20. (2) La Provincia 30-IV-20. (3) Diario 18-XII-19. (4) La Provincia 15-Vin-20. (5) La Provincia 21-VIII-20. Por cierto que La Provincia difiere de el Diario pues si­ túa la casa fabricante de las vidrieras en París, no en Bélgica. (6) Ver El Defensor de Canarias de esa fecha. (7) Diario 2-V-19. (8) Diario 16-V-19. (9) Diario 17-V-19. (10) Diario 20 y 21-V-19. (11) Diario 23-V-19. (12) Diario 24-V-19. (13) El Tribuno 21-V-19. (14) El Tribuno 7-1-20. (15) El Tribuno 22-VI-20. (16) Miguel Benzo Mestre, "La génesis del anticlericalismo". "Pastoral y Laicado a la luz del Vaticano II". Ediciones Acción Católica. Madrid. 1966, pág. 40. (17) Ibídem, pág. 41. (18) Diario 1-III-19. (19) El Tribuno 28-11-19. (20) El Tribuno 4-IV-19. (21) La Provincia l-VII-19. (22) Diario 20-111-19. (23) Diario 12-IV-19. (24) Diario 9-IX-19. (25) Diario 14-VII-19. (26) La Provincia 25-IV-20. (27) La Provincia 4-IX-20. (28) La Provincia 18-VIII-20. (29) La Provincia 3-III-20. (30) La Provincia 15-VIII-20.

124 16.—M MARGINACIÓN SOCIAL Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA

Una de las consecuencias de la guerra en la España neutral fue el relajamiento d© costumbres que llevó a aumentar los delitos de todo tipo. Normalmente, tras situaciones históricas de fuerte tensión, suele ve­ nir una serie de manifestaciones externas colectivas que expresan en cierto modo un ansia de vivir o una despreocupación por los grandes pro­ blemas de la humanidad. "Lujos, diversiones y derroche" van a ser se­ ñaladas por L'Echo de París como una hiriente estela de la contienda europea (1). El 23 de agosto de 1919, Diario de Las Palmas facilitaba datos interesantes sobre el problema del "suicidio en España". La alocada ca­ rrera de liberación, ante tantos problemas colectivos, daba como' resul­ tado situaciones límites y sorprendentes. Un ejemplo, por lo significativo, es el caso relatado en EJ Tribuno del 29 de enero de 1919 acerca de un aristócrata sevillano que, tras gastarse su fortuna en el juego, e impi­ diéndole su mujer aportar nuevas cantidades, mata a su esposa y se sui­ cida, arrojándose por una ventana. La Provincia el 13 de marzo del mismo año comienza a preocu­ parse por la "delincuencia infantil", que suele ser el índice más desta­ carle de una sociedad en período de convulsión. Las necesidades son muchas y los niños captan con facilidad las situaciones extremas con consecuencias, a veces, nada positivas. El mismo periódico será el pri­ mero en España que con fecha 5 de septiembre reproduzca una encues­ ta inglesa realizada por el Dr. C. W. Kimming sobre "la influencia del ci­ nematógrafo en los niños". Canarias no se va a ver libre de un índice notorio de criminali­ dad. Dejando de lado los casos de matonismo reseñados y los crímenes sociales, se sucedía otra serie de hechos no menos punibles. El ambien­ te de inmoralidad se nos pone de manifiesto a través de los periódicos. Abarca a los de arriba y a los d© abajo, aunque la sociedad nO' reaccione igualmente ante todos.

16.1.—Delitos más frecuentes

Fruto de la miseria y causa a la vez de la misma va a ser la "in­ moralidad en los negocios" (2), a la que corresponde por parte del pue­ blo una profusión de atracos, robos, etc. El Tribuno el 21 de enero de 1919 delata "los robos", que se suceden en el Puerto. El caso del N. L. Villaverde, buque donde unos se­ ñores obtienen la exclusiva para la exportación para luego controlar y co­ brar fletes más altos a los restantes exportadores, va a ser comentado como una muestra palpable de la falta de conciencia en la carrera por enriquecerse. La opinión pública está muy sensibilizada ante los aspec­ tos negativos que atenían contra los medios de subsistencias, como ya vimos. Pero la ola de criminalidad no se detiene ni ante la propia vida. La sangre corre. Un día es el crimen a bordo del "Cabuñal", (3), otro el crimen del Puerto (4) o el extraño caso de Las Rehoyas (5). Pero de to­ dos estos hechos delictivos quien más va a acaparar la atención por su monstruosidad es el crimen de los Pinos de Gáldar. Cometido en 1918 por los alemanes Pablo Ven Bernstein, que se hacía pasar y era conoci­ do por "el médico alemán", y su compinche Juan Ludwig, contra un po-

125 bre hombre que les conducía en bestia desde Tejeda, teniendo por mó­ vil el robo, va a ser juzgado con jurado en el mes de marzo de 1919. Co­ mienza el juicio el lunes 24 y termina el sábado 29. Las declaraciones de los testigos, las confesiones de los acusados, las intervenciones de abo­ gados y fiscal son recogidas por toda la Prensa, que incluso llega a au­ mentar en esos días sus tiradas y sus páginas. El veredicto es de culpa­ bilidad y la sentencia pena de muerte para ambos. ¿Cómo se defendía la sociedad ante estos hechos? El juicio del crimen de los Pinos de Gáldar nos va a poner de manifiesto dos estelas irhportantes: el estado de la cárcel y la sensibilización de la opinión pú­ blica ante la muerte como castigo, ya que no como rehabilitación.

16.2.—La cárcel

Una descripción del estado de la cárcel se nos relata cuando con fecha 8 de abril de 1920 El Tribuno aboga por las condiciones in­ frahumanas en que se encuentran los únicos tres presos detenidos en ella. Defenderse con métodos inhumanos es a veces ponerse a la misma altura de quienes no son aptos para la convivencia. El mal, al parecer, traía cola.

En 1898 se había acordado construir una prisión adecuada a las necesidades de Las Palmas, donde los reclusos pudieran vivir en si­ tuación de personas. Con dicho fin, en 1901, después de varios trámites, se había constituido' una junta para llevar a la práctica el proyecto, pero dieciocho años después éste no había pasado del papel a la realidad (6). Las celdas eran deprimentes e insalubres. Las condiciones de vida, mí­ seras. Todos los órganos de expresión se manifiestan en contra del esta­ do de la cárcel.

A este propósito recogemos una observación curiosa: "Hace unos días, tratando el Diario de Las Palmas el tan manoseado asunto de la construcción de la cárcel, terminaba su artículo con esta pregunta: —¿Por qué la cárcel no se hace? Y nosotros contestamos: —Porque no están en ella todos los que debieran estar. Esto, créalo el colega, es una verdad como un templo. Si allí se albergaran agiotistas, políticos, chan­ chulleros, acaparadores, toda esa "distinguida y privilegiada" chusma que invade la sociedad, la cárcel se hubiese hecho" (7).

F. Morales, desde La Provincia, eleva también su voz ante la responsabilidad social canaria que tal situación entraña. (8). Pero pasa­ rán muchos años para poner remedio a esta perentoria necesidad.

16.3.—El indulto y la pena de muerte

Apenas salta a la calle la sentencia del juicio con jurado cele­ brado contra los alemanes, todos los periódicos unánimemente se fan- zan a solicitar el indulto para los condenados a muerte. La Provincia lo hace el mismo^ 30 de marzo, orquestando una campaña que recibe aco­ gida en todos los rincones y clases sociales. El 2 de abril, el Diario, "al margen de una sentencia", recaba que no se ejecute tan sangrante me­ dida en la ciudad. Pero El Tribuno, ese mismo día, da un paso más en lo que debe ser una acción táctica para llegar a la meta: "Obteniéndose en cada caso la conmutación de la pena de muerte, se conseguirá al fin que la misma desaparezca total y definitivamente de nuestro Código Pe-

126 :.l, y que ningún tribunal se vea en la necesidad de aplicarla, aunque, como en el caso presente, se trate de un grave, horrendo delito". Las voces "pro-indulto", se van convirtiendo así en clamor a favor de la desaparición de la pena capital. El 3 de abril La Provincia se hace portavoz de una petición de indulto desde Teror. Y D. Félix Aranda Arias delata duramente que la sociedad utilice como mecanismo de de­ fensa la pena de muerte.

Pasados los primeros días de impresión general, el asunto no vuelve a airearse hasta 1920. El 26 de enero La Provincia inicia unas consideraciones, creemos que desatinadas, sobre el papel de los jurados y la misión de los indultos. En febrero la campaña arrecia. "El perdón se impone" (9). Mientras, El Tribuno reproduce un. artículo^ de Pi y Mar­ gal! en que sostiene que "es hoy un anacronismo la pena de muerte".,. "Son las ejecuciones todas actos verdaderamente horribles, más horri­ bles que los delitos que se castigan..." (10). Los diversos periódicos so­ licitan la conmutación de la pena. El ambiente está tan sensibilizado que el propio Obispo y el Ayuntamiento de Las Palmas interceden por el in­ dulto (11). El 28 de marzo', a través de La Provincia, los reos, el falso mé­ dico alemán y Ludwig, agradecen las gestiones realizadas. Y, aunque El Tribuno se queja de la explotación que en algunos círculos se ha he­ cho de asunto tan importante (12), ello no es obstáculo para que las pe­ ticiones se aunen. Diversos artículos siguen abogando por la supresión de la pena de muerte (13), como el del citado F. Morales, que al hablar del estado de la cárcel, aprovecha para denunciar tan horrorosa medida so­ cial (14). ¡Piedad! es el grito unánime. Los alumnos de la Escuela de Are­ nales, núm. 1, escriben al Príncipe de Asturias para que solicite del rey el perdón (15). Y ese mismo día, el 20 de abril de 1920, el senador Iz­ quierdo Vélez alza su voz en las Cortes recabando el indulto (16). Al pro­ pio tiempo, como se dijo en su momento, el Ayuntamiento acuerda adhe­ rirse a los demás ayuntamientos de España solicitando la supresión de­ finitiva en las leyes penales de la pena capital (17). Numerosos son los grupos que se movilizan para recabar el perdón. El grupo de Explorado­ res eleva su súplica (18)...

Es "la voz de pueblo". Así lo reconoce D. Ángel Marquina, quien, de nuevo solicitando el indulto, lanza a la luz pública una carta pastoral (19). Estas peticiones en cadena traen sus repercusiones en la sociedad canaria (20). Pero Madrid calla. Por ello, el mismo Obispo dirá en unas declaraciones a la Prensa: "Seré el primero en ir a la cabeza de la mani­ festación que pida no se levante el patíbulo en esta ciudad" (21).

¿Han quedado estériles tantos esfuerzos?. A muchos nos sigue sorprendiendo que, después de tantos años, aún no se haya conseguido el que la destrucción de una vida siga pareciendo, como a Pi y Margall, un "acto verdaderamente horrible" y que la pena capital todavía se man­ tenga firme en nuestro Código Penal.

(1) La Provincia 12-1-20. Cuando en julio de 1920 fallece la emperatriz Eugenia de Montijo El Tribuno aprovecha para resaltar la despreocupación imperial en el derroche frente a las. necesidades del pueblo. (2) El Tribuno 4-1-19. (3) Diario 12-IV-19. (4) La Provincia 24-VII-20. (5) La Provincia 6, 7 y 8-Vin-20. (6) Diario 27-IX-19.

127 (7) El Tribuno 26-1-20. (8) La Provincia 17-IV-20. (9) La Provincia 20-11-20. (10) El Tribuno 22-11-20. (11) La Provincia 25-III-20. (12) El Tribuno 30-III-20. (13) El Tribuno 16 y 18-IV-20. (14) La Provincia 17-IV-20. (15) La Provincia 21-IV-20. (16) El Tribuno 22-IV-20 y La Provincia 4-V-20. (17) La Provincia 22-IV-20. (18) La Provincia 22-IV-2D. (19) La Provincia ll-V-20. (20) La Provincia 12-V-20. (21) La Provincia 2g-IV-20.

128 17.—ASOCIACIONES PROFESIONALES

Aunque las referencias a las mismas son escasas, intentaremos extraer unos breves apuntes ya que "la vida asociativa surge en las rela­ ciones sociales, va creciendo a medida que estas relaciones! se hacen más complejas, y solamente se encuentra limitada cuando fenómenos co- yunturales impiden su capacidad de expresión" (1). En su origen toda vida asociativa es fruto de una necesidad in­ dividual, la cual luego se configura en el grupo que, como tal, se trans­ forma en el sujeto de una conciencia colectiva para actuar como motor, de cara a unos objetivos concretos a corto y largo plazo. El origen de esta conciencia colectiva radica en las mismas re­ laciones de la vida social, pero suelen ser provocadas por tres niveles o estructuras: la ideología, la política y la economía. Mas de estos tres ni­ veles, sin duda es el económico el principal determinante. Por ello, exa­ minados en otra parte los grupos políticos existentes en Las Palmas y de­ jando para el apartado siguiente las formas asociativas de inquietud cultural, artísticas o recreativas, nos adentramos ahora en todo lo rela­ cionado con la vida profesional, no olvidando el papel social que como indicador tiene la ocupación,

17.1.—Colegio de Abogados

Mientras la actividad de estos profesionales se refleja claramen­ te en la Prensa, recogiéndose las intervenciones de los mismos en los di­ ferentes juicios, sólo una vez aparece citado el Colegio como tal en los periódicos del bienio a que hacemos referencia. Es con fecha 17 de enero de 1919. El Tribuno notifica el acuer­ do por el cual el Colegio de Abogados decide establecer en Las Palmas la Academia de Legislación y Jurisprudencia y se propone reanudar la publicación de la "Revista Foro Canario", que había sido fundada por D. Antonio López Botas y D. Amaranto Martínez de Escobar. A este propósito, el citado diario comenta: "Este acuerdo es más importante de lo que a primera vista parece, pues indica que los letrados de nuestra ciudad, abandonando el antiguo sistema de aisla­ miento, quieren hacerse notar como fuerza intelectual viva y poderosa...".

17.2.—Asociación médica

El propio Tribuno, el 2 de diciembre del mismo año, hace refe­ rencia a la aprobación por parte del Delegadoi del Gobierno del Regla­ mento de la citada asociación. De sus actividades, nada se nos dice. E incluso la alusión es in­ directa, por cuanto quiere poner en evidencia el espíritu discriminato­ rio de D. Gerardo Gavilanes que, amparándose en la "suspensión de ga­ rantías", no da paso a los Reglamentos de los gremios obreros, mientras ratifica el citado Reglamento profesional.

17.3.—Otros Colegios profesionales

No aparecen citados por los periódicos. Posiblemente existieran, pero oon carácter provincial. De ahí que su actividad no se desarrollara en el plano local.

129 Sólo nos extraña el silencio ante los Colegios Notarial y de Pro­ curadores que ya existían con sede en Las Palmas.

17.4.—Gremios obreros

El gremio de panaderos sale a relucir al entablar una dura lu­ cha por obtener la jornada semanal de descanso (2). Nuevamente será citado cuando los patronos pretenden que ponga obstáculos a la mar­ cha normal de la Sociedad Popular de Subsistencias (3). Del gremio de tabaqueros no se habla, pero su actividad, ya re­ latada con motivo de los conflictos laborales, nos hace presuponer su existencia y vida. La Sociedad del "Arte de Imprimir", aparece por primera vez en 1919 con motivo de la huelga política del 19 de mayo en contra de la llegada de Gavilanes, a la que se hizo alusión en su momento y que im­ pidió ese día la salida de los periódicos (4). El gremio de costureras se crea en junio de dicho año (5). Los zapateros no son citados como componentes de un gremio, pero la huelga del mismo mes de junio puede llevar a la deducción de su existencia (6). Lo mismo pasa con los obreros de la Eléctrica (7).

Los cargadores de muelle, peones y resto de obreros portuarios, así como los carpinteros son aludidos en diferentes huelgas. Fácil es in­ tuir, por tanto, que junto con herreros, obreros de la construcción, etc., tu­ viera sus propios gremios, si no reconocidos, al menos organizados o en trance de regulación. Es muy probable que sea a algunos de estos gru­ pos a quien se refiere El Tribuno al tachar a Gavilanes de parcial y dis­ criminatorio. Las actividades públicas de los grupos obreros organizados se nos manifiestan en la celebración anual del 1 de mayo, con actos solem­ nes en el Circo Cuyas, conferencias, manifestaciones organizadas por la calle y entrega al Delegado del Gobierno de los acuerdos de la Asam­ blea. Son oradores habituales o mantenedores de este acontecimiento Fray Leseo y Sebastián Suárez León. También se nos pone de manifies­ to el movimiento habitual que debía tener la Casa del Pueblo, situada en la actual Plaza de España del Puerto de La Luz. Recordemos que Guerra del Río se reunirá con los diversos gru­ pos obreros durante su campaña electoral a diputado por Gran Canaria.

17.5.—Los comerciantes

No parecen constituir agrupación, aunque su poder de convoca­ toria se hace evidente, llegando, como ya vimos, a reunirse con la So­ ciedad Económica para estudiar el problema de las comunicaciones. Po­ siblemente el que más o el que menos era socio del Círculo ft/lercantil, cuyo edificio' social se encontraba en la Plaza actual de Hurtado de Men­ doza (Plaza de la Democracia o Plazuela) en el lugar que hoy ocupa el Banco Hispano Americano, entidad que se funde con el Banco' Dehesa en agosto de 1920. (8). Sin embargo existían la Cámara de Comercio que presidía Don Martín Saavedra. De los comerciantes individuales tenemos múltiples referencias por los periódicos, puesto que ellos acaparan gran parte de los anun-

130 cios y frecuentemente remitían comunicaciones para los clientes o eran objeto de comentarios en las columnas de los sucesos. Por ejemplo, D. Manuel Campos justifica el cierre de sus almacenes ai mediodía en el año 1919, con el fin de que los empleados puedan todos almorzar a una misma hora.

17.6.—Agricultores, cosecheros y exportadores

La Cámara Agrícola aparece presidida en el año 1919 por Don José Fiol, a quien sustituye en diciembre (9) D. Francisco Gourié y Ma- rrero. Los coseciieros y exportadores se reúnen, reanudada la activi­ dad portuaria, el 21 de enero de 1919 constituyéndose en asociación.

(1) "Situación actual y perspectivas del Desarrollo de Canarias" por la Sociedad de Investigación Económica (SIE), capítulo 5.—Análisis Sociológico. 5.1.5.—Asocia­ ciones. (2) El Tribuno 7-II-19. (3) El Tribuno 28-VIlrl9. (4) El Tribuno 20-V-19. (5) El Tribuno 9-VI-19. (6) El Tribuno 12-VI-19. (7) El Tribuno, del 27-VI al 4-VII-19. (8) La Provincia 8-Vni-19. (9) Ver El Tribuno 19-XII-19.

1S1 18.—VIDA CULTURAL

Grande era la preocupación de toda la ciudad por cuantos as­ pectos se relacionasen con el cultivo de las letras, artes y ciencias. Los periódicos son verdaderas tribunas de inquietud cultural que, heredada del siglo XIX, mantenía su dinámica en los cuatro primeros lustros del XX. Examinemos la preocupación por nuestras personalidades artís­ ticas, para luego hacer una enumeración de las principales instituciones.

18.1 .—Literatura

La obra literaria canaria de los años 19 y 20 puede palparse aproximadamente por los nombres de autores que vamos a citar.

18.1.1.—Pérez Galdós

Como es lógico, ninguna persona de las artes va a acaparar las páginas de la prensa en esos años como D. Benito Pérez Galdós. El ilus­ tre literato aparece en los periódicos desde enero de 1919. En el Parque del Retiro de Madrid, con su asistencia, se inaugura el Monumento al abuelo de las letras españolas el 19 de enero. La escultura es obra de Victorio Macho. Tal acontecimiento no puede pasar desapercibido en su ciudad natal. D. Benito es aireado por toda la prensa durante los últimos días de enero y primeros de febrero. "La glorificación de Galdós" (1) se corea en Las Palmas y comienzan a prepararse actos en su honor. Algu­ nos críticos no están de acuerdo con el monumento erigido al Maestro, porque consideran que D. Benito merecería un realce menos intimisía (2), y los más lamentan la ausencia de Canarias en su homenaje, como Febles Mora denuncia en su artículo de La Provincia de 4 de abril de 1919. Abundante ha sido la literatura sobre Galdós, nacional y extranjera. De lo que los periódicos de su época decían hemos de agradecer la re­ copilación que Manuel Hernández Suárez, ha ido extrayendo como ver­ dadera antología. Nuevamente los periódicos se ocupan de D. Benito con motivo de su enfermedad. No más acabar la huelga de tipógrafos de octubre. El Tribuno (3) nos proporciona la triste noticia de su estado. La arterie­ esclerosis se le ha declarado y contra ella luchan denodadamente el en­ fermo y su médico' D. Gregorio Marañen. Esto da ocasión para volver a rememorar su obra y la ingratitud de sus paisanos para con el genio, es­ pecialmente con motivo de sus apuros económicos, contrastando esta postura con la actitud de Santander (4). Una anécdota relacionada con el ilustre escritor también brota en las páginas periodísticas por esos días. Victorio Macho había esculpi­ do un busto de D. Benito, cuyo propietario en Las Palmas era D. Rafael de Mesa. Del mismo se hicieron diversas reproducciones aún hoy exis­ tentes. Francisco Rivero denuncia a Santiago Santana como autor de las mismas. Y Victorio Macho escribe una carta desde Toledo protestan­ do por esta divulgación de su escultura (5). Santiago Santana se defiende de este ataque injusto. Según se deduce de su réplica (6) los bustos re­ producidos fueron realizados por Juan González.

La muerte de Galdós, acaecida el 4 de enero de 1920, y sus últimos días van a ser también reseñados minuciosamente por los pe­ riódicos locales. Se reproducen las expresiones de dolor del Cabildo,

132 D. Benito Pérez Galdós (obra de Victorio Macho) Busto de Tomás Morales (obra de Victorio Macho) Ayuntamiento, Sociedad Económica, Fomento y Turismo, etc. "Galdós ha muerto. La gloria le inmortaliza" (7). Se relatan con pormenores las hon­ ras fúnebres; los honores del Ayuntamiento madrileño, en cuya Casa de la Villa se instaló la capilla ardiente; sus anécdotas; su literatura Impe­ recedera... También se difunden las declaraciones de diversas persona­ lidades sobre el autor de los Episodios Nacionales, Toda Canarias se conduele con la pérdida del coloso. En La Laguna D. Benito Pérez Armas actúa en una velada de homenaje que El Ateneo dedica a su memoria (8) y en Las Palmas se rivaliza por erigirle un recuerdo imperecedero. Por fin, vemos en junio la plasmación de ese deseo. Es la So­ ciedad Fomento y Turismo quien se lanza a abogar por la construcción de un monumento que, al propio tiempo, sirva de panteón a los restos del ilustre canario (9). En tal sentido comienzan a realizarse gestiones. ¿Qué artífice más indicado para ello que el propio Victorio Macho? Se pone manos a la obra y el proyecto del artista sale a la luz pública. En él no va a aparecer el Galdós familiar del Retiro de Madrid, sino el genio su­ blime que brota de la propia tierra desafiando a cuanto le rodea. El mo­ numento será emplazado en el antiguo Puerto de Las Palmas. En diciem­ bre ya está decidido todo. Se entrecruzan cartas entre Victorio Macho y D. Jerónimo Mejías. Y este, a su vez, escribe a D. Caries Navarro Ruiz anunciándole que tanto D^ María Pérez Galdós, hija del literato, como D. José Hurtado de Mendoza, su sobrino, acceden a que los restos mor­ tales de D. Benito sean trasladados desde el Panteón familiar de los Hur­ tado, en el cementerio de La Almudena, a Las Palmas (10). Cincuenta años después de su muerte, el monumento de Vic­ torio Macho ha desaparecido y las cenizas de Galdós permanecen re­ posando en su idolatrado Madrid.

18.1.2.—Tomás Morales

1920 señala la fecha en que Tomás Morales va a dar a conocer públicamente su cuidada obra Las Rosas de Hércules. Los elogios desde Madrid se prodigan (11) y en Las Palmas Fomento y Turismo (12) le pre­ para un homenaje que tendrá lugar en el Gabinete Literario en marzo. Un año después, el 15 de agosto de 1921, fallecerá el médico poeta, can­ tor del Atlántico. Del día de su apoteosis en Las Palmas, la prensa nos deja una anécdota. Es la carta que varios de sus amigos publicaron excusando su asistencia al banquete. Por lo que significan los nombres firmantes y por representar una muestra del estilo de la época, la reproducimos: "Amadísimo Tomás: Tus constantes amigos, los de todas las ho­ ras, en la intimidad de tu hogar y en las luminosas grutas de tu alma, no pueden venir esta noche, como los otros, a darte su cotidiana com­ pañía y su invariable actitud de cariño. Una prenda personal tiene la cul­ pa. No hemos perdido ninguna, claro es, pero no nos ha sido posible re­ coger otra importante que, a pesar de sus alucinadores brillos pectora­ les y el aire casi togaj de sus maneras, nunca fue de nuestro rito; el smocking, disimulado señor de Britania, hecho para el humo sutil del ci­ garro o la cachimba, y el digestivo ensueño del burgués gentilhombre. Unos —como Alonso y Saulo—' porque aún no lograron reconocer un pequeño alivio crematístico en sus vidas; y otros, como Eladio, Manolo y Rafael Cabrera, porque acaso hayan tenido mucho trabajo para gastar

133 el oro del tiempo en una prenda de valor de plata. Jamás sentimos la pe­ na de nuestra teoría antielegante sino ahora. Perdidos en el profundo ru­ mor de nuestra pequeña selva, creímos que todo el horizonte sartoriai acababa en una americana de provincias. El castigo, pues, ha sido terri­ ble. La ciudad distinguida tala los árboles (13) y aparecemos nosotros, llenos de desorientación, como indígenas asombrados ante las piedras de cristal azul, con unos números del "Vogue" en la mano: eso es todo. Eladio Moreno Duran, Alonso Quesada, Manuel González Cabrera, Saulo Torón, Rafael Cabrera" (14). Mientras, aún siguen vibrando las brillantes estrofas del genio del modernismo español. ¿Estaba seguro Tomás Morales que sus versos a Rubén Darío iban dirigidos al nicaragüense? Cotemplando la vestal de su tumba, reciente e inexplicablemente trasladada a su villa natal. Moya, allí donde la lira calla, sigue resonando:

Llore el ciprés al muerto, no al que es eterno y fuerte La pena de los dioses es no alcanzar la muerte; clamó tu boca un día, soberbia de ideal. No fue tuyo el destino de los demás humanos: —Thanatos y el Olvido son logaritmos vanos— El Verbo, la substancia del Dios, te hizo inmortal".

18.1.3.—Otras obras literarias y personajes

No es difícil deducir dentro de esta serie de nombres ilustres de las letras, como los ya citados, la prodigalidad con que los años 19 y 20 enriquecieron el acerbo literario de Las Palmas. Aparte, no obstante, d© las obras de este elenco poético, reseña la Prensa también la aparición y puesta en escena de "El rosal rojo" de Sebastián Suárez León (15), que va a ser igualmente representada, con notorio éxito, en Tenerife. Por lo que a personajes extranjeros se refiere, recogemos de los periódicos la estancia en Las Palmas del literato inglés Mr. Henry Laza- rus, a quien D. Vicente Ramírez Suárez realiza una entrevista publicada en La Provincia el 3 de marzo de 1920. Asimismo la muerte de Amado Ñervo es difundida por el mis­ mo periódico el 31 de mayo de 1919, mientras el Diario reproduce mu­ chas de sus poesías. Por lo que al periodismo se refiere, hemos de destacar el falle­ cimiento en Madrid de Mariano de Cavia en julio de 1920 y la del ex-di- rector de El Liberal, Miguel Moya, al mes siguiente.

18.1.4.—Teatro

La actividad teatral va a tener sus comienzos en Las Palmas de 1919 con la compañía de Luis de Llano, que puso en escena diferentes y variadas obras en los meses de enero y febrero. También destaca la Prensa la labor esforzada que Los Doce rea­ lizaban en la ciudad. Esta agrupación va a contar con grandes simpatías en la población. Su misión específica era difundir y divulgar en Las Pal­ mas el interés por todo lo relacionado con el mundo de la escena. Para

134 ello constituye un nutrido ramillete de artistas voluntarios, que día a día se esfuerzan por llegar al público, interpretando las piezas teatrales de los autores más dispares. Sus locales estaban junto al actual edificio del Banco Hispano Americano, por la calle de Remedios. En febrero de 1919 sufren un revés al ser víctimas de un incendio que les produjo notables pérdidas. Pero pronto rehacen su material. La actividad de Los Doce era incansable. Dirigía la agrupación el recientemente fallecido y culto ar­ tista D. José Rodríguez Iglesias. Recorrer la Prensa en esos años es en­ contrarse a cada instante con programas de actuaciones o proyectos de velada de Los Doce. Algunas dificultades va a encontrar con la empre­ sa del Circo Cuyas y ello les llevará a finales de abril de 1920 a decidir la construcción de un teatro propio. A impulsos de este inquieto y simpático grupo, el aconteci­ miento teatral más importante de esos años, y el que mayores dificulta­ des encontrara con la empresa Cuyas, fue la reposición de Folias Tristes del Maestro Tejera, el 4 de marzo de 1920. El estreno de .esta obra había tenido lugar años antes en el Pérez Galdós, aún no incendiado (16). Al "reprisar" ahora la obra, se iba a poner de manifiesto las condiciones so­ bresalientes de cantante de una señorita que va a ser famosa como so­ prano en esos años, IVlaruca Santaella, en el papel de Elvira. Esta can­ tante, hoy señora, vive aún en nuestra ciudad. La Prensa elogia el tim­ bre de su voz y lo depurado de su escuela. Mas todo esto nos induce a adentrarnos en otro terreno.

18.2.—La música

Maruca Santaella va a ocupar la atención de los periódicos en diversas ocasiones. Con el barítono, también canario, Juan Pulido y el pianista Federico Quevedo va a tener múltiples intervenciones en Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y La Laguna. En una gira a esta última ciudad, los estudiantes canarios rinden al trío de Las Palmas un auténti­ co homenaje, siendo múltiples las noticias elogiosas que se remiten de la Prensa. Rara será la velada artística donde estos tres nombres no apa­ rezcan unidos. Abundando en ello, también se destacan las cualidades de interpretación que Quevedo muestra en el piano. Dedicado por ente­ ro a este instrumento favorito, aparece como profesor de música del Co­ legio de San Antonio, siendo acompañante obligado de múltiples solis­ tas e interviniendo en diferentes actos sociales. Años después Federico Quevedo marchará a Madrid y allí falleció en mayo de 1963, siendo pro­ fesor del Conservatorio y pianista de la Orquesta Nacional.

Interesantes en el mundillo musical son las reuniones amistosas en casa de D. Néstor de la Torre, célebre por su escuela, situado en su domicilio de la Plaza de Santa Ana. Allí va a presentarse en público por primera vez la contralto de Telde Micaela Rodríguez, quien en 1920 ac­ tuará en el Salón Dorado del Ayuntamiento en concierto de despedida para marchar a ampliar estudios. Los periódicos nos la presentan con voz privilegiada y matices profundos, que revelan suma naturalidad en la interpretación de aires del país, en especial las malagueñas.

Otro conjunto "musical que prodiga sus intervenciones y alcanza merecida fama es el sexteto de D. Agustín Hernández Sánchez. El que fuera gran director de la banda municipal de Las Palmas, se nos presen­ ta en la Prensa lleno de inquietud y dinamismo. Por su calidad y compe­ netración se hace relevante el trío que componía Agustín Hernández al piano, D. Juan Mesa y López al violín y Mrs. MacKeeno al violoncello.

135 D. Agustín tuvo un enfrentamiento con la empresa del Circo Cuyas, dan­ do lugar a una carta que El Tribuno recoge con fecha 14 de noviembre de 1919. Entre los músicos destacados que arriban por estas tierras en 1920, nos encontramos con Manen que dará tres conciertos en junio de ese año. El primero, al parecer, no convenció (17), aunque la crítica nos maravilla por su ponderación y argumentos. Pero el segundo fue deno­ minado "apoteosis" ,(18). Su tercer concierto se reseña como "interven­ ción brillante" (19). D. Félix Aranda Arias le hace una entrevista (20). Joan Manen falleció el 26 de junio de este año a los 88 años de edad. Ese mismo día fallecía otro gran músico catalán: Alticent i Ceradi (21). Con la misma precocidad de Mozart, el pequeño Joan dio a los siete años su primer concierto de violín en Valencia y dos años después ya era escuchado y aplaudido en América. Su intervención en Las Palmas puso de relieve las cualidades nada comunes del violinista compositor, agradando al público que abarrotaba el Circo Cuyas, por el dominio del instrumento y la variedad de recursos interpretativos. Otro hecho musical que la Prensa destaca es la difusión en el Retiro de Madrid por parte de la banda municipal de la Villa, en primera versión, de los Cantos Canarios del tinerfeño Teobaldo Power. (22).

18.3.—Escultura, Pintura y Dibujo

Su gran fuente va a ser, de modo especial, la citada escuela Lujan Pérez. Por la actividad de las sociedades puede seguirse el curso de exposiciones y los catálogos de obras, donde figuran tantos nombres que han hecho famosa a nuestra ciudad en su actividad artística durante el presente siglo. Muchos de los allí citados aún viven. Omitimos una re­ lación detallada, por cuanto la mayoría de ellos ya han sido citados con otros motivos en el presente trabajo.

18.4.—Instituciones Culturales

Casi nos sorprende hoy la vida que las diversas entidades eco­ nómicas y sociales tenían por esos años. De ellas merecen mención es­ pecial:

18.4.1. La Sociedad Económica de Amigos del País.

Sobre ésta podemos leer en el Diario del 4 de abril de 1919: "En estos días, revolviendo papeles viejos en el archivo de la Sociedad Económica de Amigos del País, de gloriosa historia por sus esfuerzos en pro del progreso moral y material del país..." ...Creemos que es el me­ jor elogio que a dicha entidad puede hacerse.

En una carta de D. Amaranto Martínez de Escobar a Maffiotte, fa­ cilitándole datos para su catálogo de periódicos canarios, puede leerse: "Lamentando no tener las energías de antes para ayudar a usted a ha­ cer un trabajo proyectado de catalogar, en la forma que ha hecho usted con los periódicos, las Sociedades que han existido en la provincia, principiando por la Económica de aquí, que fue la primera fundada en el año 1777".

136 Presidía tan digna entidad en 1919 y iiasta su muerte en 1922 D. Ambrosio Hurtado de Mendoza y Pérez Gaidós. Ya en enero vemos su preocupación por todo lo que afecta a la vida de la ciudad de Las Palmas y de la isla de Gran Canaria. A lo largo de apartados anteriores hemos apreciado y valorado actuaciones diversas, que intentaremos aho­ ra resumir cronológicamente, aunque limitándonos a las más importantes: Problema de autonomía insular, con el discurso memorable de su presidente, en sesión del domingo 5 de enero. Nuevamente reunión para lanzar el cliestionario sobre dicho tema, en sesión del 26 de dicho mes. Al mes siguiente se anuncia una asamblea para recoger las pre­ guntas y formular el resumen. En el mes de abril, el día 7, se reúne con el alcalde dimisiona­ rio para tomar medidas ante la indiferencia del poder central en rela­ ción al problema de Subsistencias. El 12 de mayo envía al Ministro de la Gobernación una carta so­ licitando la rápida solución para las comunicaciones postales, telegráfi­ cas y marítimas. El domingo 28 de junio, día de la firma de la Paz de Versalles, la Económica trata de la ampliación del Puerto de la Luz. El tema dará lugar a una nueva carta del presidente dirigida al Ministro de la Gober­ nación. Con los comerciantes y representantes de la Prensa local tiene una reunión el 26 de agosto para tratar del restablecimiento de las co­ municaciones con la Península. Felicita en septiembre a Sol de Madrid por su campaña acerca de las comunicaciones con Canarias. El 28 de octubre decide erigir un monumento a D. Fernando de León y Castillo, para lo cual saca al público una suscripción. El monu­ mento será, en su parte central más importante, el que hoy subsiste tal como se encontraba en su primer emplazamiento a la entrada del actual Hotel Santa Catalina. En enero de 1920 manifestará su condolencia por el fallecimien­ to de D. Benito Pérez Gaidós. Para tratar nuevamente del proyecto de ampliación del Puerto, de comunicaciones, así como de la reforma tributaria, la Real Sociedad Económica celebra sesión en marzo de 1920 (23).

18.4.2.—El Gabinete Literario

Fundado el uno de marzo de 1844, siendo su primer presidente D. Roberto Houghton, y secretario D. Juan E. Doreste, celebra en 1919 su 75° aniversario. En la fecha conmemorativa. La Provincia dice: "Tal crédito y tales simpatías conquistó que nada se proyectaba, ni nada se concebía sin el concurso del Gabinete Literario". (24). Presidía la institución D. Orencio Hernández. En enero vemos al Gabinete concediendo el título de Socio de Mérito a Mr. Pavillard, por su ayuda a mitigar el hambre ©n el Puerto.

137 Ese mismo mes comenzará a organizar un homenaje a D. Be­ nito a raíz de la inauguración de su monumento en el Retiro de Madrid. El programa de dicha velada puede consultarse en el Diario del 14 de mayo. Con fecha 16 de diciembre de 1919 podemos leer en El Tribuno que D. Ambrosio Hurtado de Mendoza asume la presidencia del Gabine­ te Literario. Pero con fecha 27 de marzo de 1920 se cita en tal cargo a D. Antonio del Castillo Olivares (25), quien seguirá asumiendo dichas fun­ ciones a lo largo de todo el citado año.

A finales de 1919 se comienzan a planear las reformas del edi­ ficio (26). Ya bajo la presidencia del Sr. Navarro Ruíz se había cons­ truido y decorado la Sala de Fiestas, conocida también por Salón Dora­ do (27). Ahora se trataba de arreglar la fachada principal y disponer la entrada con el actual patio cubierto, alzando las amplias gradas de ac­ ceso a la planta noble. El proyecto arquitectónico estaba firmado por los señores Navarro y Masanet (28). El 15 de julio de 1920 tiene lugar una Junta General que, por la reseña periodística, puede darnos la pauta de las actividades de esta entidad cultural y recreativa (29).

18.4.3.—Ei l[4useo Canario

Esta Sociedad de Ciencias, Letras y Artes, fundada en 1879, proseguirá a lo largo de la segunda década del presente siglo su callada labor investigadora, tarea que se autoimpuso desde los comienzos, y que la pérdida de D. Amaranto no dificultara, pese a lo irreparable. Su nom­ bre no figura en los periódicos más que en una ocasión, tras cuarenta años de existencia. Pero ello no nos resulta raro, por cuanto el trabajo de investigación suele ser lento y deslucido. La labor oculta del Museo ha sido su mayor timbre de gloria. Recordemos: a este propósito lo que D. Alfonso de Armas decía al hablar de los Martínez de Escobar en 1949: "D. Amaranto lo fue todo en aquella Sociedad incipiente. Con meticulosidad, con una parsimonia casi ritual, encontramos íioy sus ac­ tas escritas con una letra menuda, aunque clara. En aquella biblioteca, formada casi con los fondos donados por D. Emiliano, D. Amaranto, con las indicaciones de Maffiotte, con la buena voluntad de D. Juan Padilla, con la ayuda de D. Manuel Naranjo, iba, poco a poco, ordenando, sepa­ rando, vivificando todos los libros..." (30). Sirvan estas palabras descriptivas como pauta para el queha­ cer que el Museo heredara de sus fundadores.

Todos los periódicos se hacen eco de una conferencia que Don Francisco de P. Caplín diera el 14 de marzo de 1919 en los locales de dicha sociedad sobre "Antinomias, paradojas e inmoralidades judicia­ les". La relevancia que se le da a la misma pone de manifiesto que el Museo sabía captar la atención pública ante un tema de palpitante ac­ tualidad. Precisamente días después iba a ocurrir el incidente entre el presidente de la Audiencia y los abogados señores Ramírez y García, al que se aludió cuando citamos a D. Andrés Augusto Vázquez. La defensa de los letrados a la probidad del juez de Guía, o los ataques de D. Crls- tóbaL Bonilla al juez Fanjul (31) pueden darnos una idea de lo sensibi­ lizada que estaba la opinión ciudadana ante abusos posibles por parte de

138 los detentadores del poder judicial y la alta consideración que de su misión tenía. Mérito, pues, del Museo fue facilitar este acto que se vio muy concurrido.

18.4.4.—Asociación Pro Justicia

De marcado carácter social, dicha asociación estaba presidida por D. Rafael Ramírez y Doreste, siendo secretario D. Luis Benítez, Sus intervenciones en la vida de la ciudad son múltiples, desde el manifiesto en que sienta las bases para la autonomía de Canarias, hasta su preocu­ pación por todo tipo de problemas (educación, subsistencias, etc.). De su seno surge, en colaboración con los gremios obreros, como ya se vio, la Sociedad Popular de Subsistencias. En 1920 Pro Justicia interpretará la indignación popular, tele­ grafiando al Gobierno para denunciar el atropello del Cabildo, cuando la anulación de las actas de los señores Vialle, Orive, Benítez y Manrique (32).

18.4.5.—Fomento y Turismo

D. José Cabello Aradón, conocido en la prensa por el pseudó­ nimo de Odín, escribía en el Diario de Las Palmas el miércoles santo 16 de abril de 1919: "Fomento y Turismo es admirable. Yo no sé decir otra cosa ante una sociedad que ha hecho el milagro de iluminar gayamente la bruma espesísima de indiferentismo, de suicida dejadez y pereza psi­ cológica, tan característico en Las Palmas...". Presidía Fomento y Turis­ mo D. Carlos Navarro Ruiz, prohombre de tantas iniciativas ciudadanas. Entre sus diversas obras hemos de reseñar la construcción del Grupo Es­ colar de San José; la constitución de la Mutualidad Escolar de Las Pal­ mas, creada el 14 de mayo de 1919, y por la que se abría una cartilla de ahorros a cada niño con un depósito de 10 cts. semanales (33); organi­ zación de ciclos de conferencias en los centros docentes (34); homenajes a los hombres de letras, tales como los citados en honor de Pérez Galdós y Tomás Morales. Además, de Fomento y Turismo nos habla la prensa en las más variadas circunstancias. Pide el indulto al Ministro de Gracia y Justicia pa­ ra los alemanes del crimen de los Pinos de Gáldar (35); visita al alcalde para proponerle sugerencias, etc. Se debe a Fomento y Turismo el sostenimiento de las típicas pa­ lomas de la Plaza de Santa Ana (36). Como ya se indicó en su momento, será esta sociedad quien promueva la erección del desaparecido monumento a Galdós, de Victorio Macho (37), aun cuando solicite el apoyo económico y social del Gabi­ nete Literario.

18.4.6.—Otras instituciones culturales y recreativas

Se hace referencia al Club Náutico con motivo de alguna fiesta o cuando realiza reformas en su sede social (38). También aparecen en los periódicos el Círculo Mercantil, presidido por D. Emilio Ley; la So­ ciedad El Recreo (39); la "Uno de Mayo", presidida por D. J. Barrete (40); el Club Santa Catalina, etc.

139 Igualmente organiza actos culturales el Centro Republicano (41). Por último, hay que destacar la labor que subsidiariamente realizaban los clubs deportivos de los eternos rivales: El Marino y El Victoria, aunque el 24 de noviembre de 1919 E/ Tribuno nos relate un tumultuoso partido entre ambos equipos, que no es precisamente una muestra de civismo o cultura.

(1) Diario 22-1-19. (2) Una reseña del monumento a Galdós en Madrid puede verse en el Diario de 28- 1-19. Del acto, cfr. La Provincia 21-1-19. (3) El Tribuno 30-X-19. (4) Diario 19-XI-19. (5) Diario 31-X-19. (5) Diario 7-XI-19. (7) La Provincia 7-1-20. (8) El Tribuno 31-III-20. . (9) Ver El Tribuno 17-VI-20 y La Provincia 18-VI-20. (10) La Provincia 17-Xn-20. íll) La Provincia 21-11-20. (12) La Provincia 25-11-20. (13) Esta alusión de los poetas hace referencia a las obras inacabadas dé la Alameda de Colón y a la tala de árboles. (14) La Jornada 12-111-20. (15) El Tribuno 28-VII-19. (16) La Provincia 1-III-20. (17) La Provincia 8-VI-20. (18) La Provincia ll-VI-20. (19) La Provincia 13-VI-20. (20) La Provincia 18-VI-20. (21) La Provincia 27-VI-20. (22) Diario 19-IV-19. (3") Ver La Provincia 24-III-20. (24) La Provincia 1-III-19. (25) Cfr. La Provincia 27-111-20. (26) Diario 5 y 6-XII-19. (27) La Provincia 27-111-20. (28) Diario ll-XIIrl9. (29) La Provincia ll-VII-20. (30) Apuntes Bibliográficos (Ciclo de Conferencias 1948-49) Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria 1951. (31) Cfr. El Tribuno 28-1-20 al 6-II-20. (32) Ver El Tribuno 23-III-20. (33) Como institución de ahorro figura el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Las Palmas, quien, a través de su director gerente D. Francisco Peiró y del presi­ dente de su junta de gobierno D. Francisco Gourié, sale al paso a partir del 29 de octubre de 1920 sobre ciertos rumores acerca de su situación financiera, dando cuenta detallada de su movimiento. Como se sabe, esta entidad fracasará con pos­ terioridad, asumiendo el Cabildo Insular la iniciativa de fundar la actual Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria. (34) Cfr., por ejemplo. La Provincia 7-XI-19. (35) La Provincia 24-111-20. (36) Diario 11-VM9. (37) La Provincia 16-VI-20. (38) La Provincia 27-111-20. (39) El Tribuno 13-1-19. (40) El Tribuno HII-19. (41) La Provincia 8-IV-19.

140 ^9.—'ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

Muchos más detalles podríannos extraer de dos años, cargados de acontecer ciudadano, a través de la Prensa de Las Palmas. Mas cree­ mos que con lo dicho queda una buena muestra, cuando menos compren­ siva de la sociedad de entonces. A la distancia de cincuenta años ten­ dríamos que preguntarnos muchas cosas acerca de su influencia decisiva en el acontecer de hoy. La perspectiva democrática que ante la ciudad se abría sigue siendo un buen punto de referencia. Echar tierra sobre las vicisitudes por las que ha pasado nuestra sociedad en la historia es cerrar puertas para comprender el presente y para proyectarnos ha­ cia un futuro. No obstante, nos parecía que el trabajo quedaba cojo si no ha­ cíamos al final unas breves consideraciones que vuelvan a darle su uni­ dad inicial.

19.1.—El papel de la Prensa

A lo largo de lo expuesto en todos los apartados precedentes cualquier persona con espíritu crítico podrá preguntarse si realmente los periódicos cumplían con un papel social definido. Sin pretender pedir demasiado, creemos que así como la Prensa se nos muestra fiel portavoz de los intereses de clase o como un Instrumento político de determina­ dos grupos (bien sean partidos políticos organizados, bien simples gru­ pos de presión en sentido estricto), sin embargo, en cuanto a medio de comunicación social e instrumento cultural deja abierto un gran inte­ rrogante que dejamos intencionadamente a la consideración del lector. Las libertades formales son un paso decisivo para que afloren perspectivas importantes en el proceso de cambio social y, en ese sen­ tido, comprendemos que en el Preámbulo de esta publicación se apunte a una especie de nostalgia o añoranza por una libertad de expresión y un interés por la cosa pública. Ahora que tanto se dice de la des­ politización del ciudadano medio y de la actitud conservadora de la "minoría silenciosa" quizás habrían de entonar un sincero "mea culpa" todos los órganos de comunicación.

19.2.—La irrupción de lo nuevo

Sólo nos quedaría por preguntarnos si, desde ese punto de mira, "cualquiera tiempo pasado fue mejor". No nos referimos, por su­ puesto, a condiciones de vida que el adelanto científico y técnico ha conseguido superar. Sino al marco de las relaciones personales y de grupos. Y en este sentido, para comprender más globalmente la época, tenemos que percatarnos de una España viva que, tras la desilución de su imperio desintegrado, pugna por salir del atraso en que se encon­ traba sumida, e incorporarse definitivamente al siglo XX. En esta nueva página de la historia, la clase obrera hasta entonces circunscrita a los gremios tradicionales comienza a adquirir conciencia de su condición, forjando una ideología revolucionaria capaz de oponerse al viejo siste­ ma feudal y caciquil. Al propio tiempo, la tradicional clase media co­ mienza a experimentar grandes convulsiones y la aristocracia prosigue su acentuado declive.

No es, pues, raro que en este clima revulsivo las aguas se des­ borden. Como todo aire nuevo lleva el movimiento social una especie

141 de ínfulas de "conquistador", a cuyo paso es fácil que se destruyan au­ ténticos caudales de riqueza arcaica. Pero la solución no está en segar la fuente, sino en encauzar las aguas. De no ser así, terrible será una explosión más fuerte e imprevista y, por ende, más arrasante.

El miedo a las nuevas formas sigue siendo la tónica de las so­ ciedades anquilosadas que se resisten a interpretar debidamente los cambios necesarios y apremiantes. Pero lo que sus "hombres-concien­ cias" no saben apreciar y valorar es que el mero deseo de que una cosa no suceda no puede ser garantía alguna de la imposibilidad de que acontezca. De ahí tantas posturas irracionales. Ante la evidencia el ce­ rrar los ojos es postura pueril. Y esta enseñanza es válida para todo momento.

Julio, 1971

142 APÉNDICES APÉNDICE I

(De !a prensa de Las Palmas 21 de noviembre de 1920).

A los electores de Gran Canaria

Hace ocho meses que en una conferencia pública en el Circo de Cuyas, me comprometí ante ei pueblo de Las Palmas a presentar y defender personalmente mi candidatura por esta circunscripción en las próximas elecciones de diputados a Cortes. Llegado el momento me apresuro a hacer honor a mi palabra, abandonando mi trabajo y otros compromisos políticos, porque sincera­ mente creo que puedo y debo ofrecer a mis paisanos la modestia de mi esfuerzo, siendo en las Cortes de España el vocero libre e indepen­ diente de las quejas y aspiraciones de nuestra Isla. AI pedir a mi tierra, a mi isla idolatrada, que me otorgue su alta representación, yo no me creo en el derecho de añadir a mi nom­ bre, canario por los cuatro costados, ningún adjetivo que limite el ca­ rácter de mi candidatura. Yo no hago abdicación de unos ideales por los que lucho hace veinte años; eso sería indigno de mí y de Gran Ca­ naria. Pero al solicitar los votos de mis paisanos, sin distinción de par­ tidos ni de ideales, yo no me quiero acordar más que de una cosa: que soy canario y que me debo a Gran Canaria. Tengo la noble aspiración de ser el candidato de Gran Canaria, ei candidato de mi pueblo, el candidato de mis paisanos, para poder ser mañana, si su voluntad me acompaña en la próxima lucha, el dipu­ tado de nuestra Isla, el defensor de todos sus interese legítimos y de todas sus aspiraciones, sin que entre la tierra canaria y yo se interponga otra voluntad que la voluntad popular, ni existan otros lazos, que el co­ mún cariño a la tierra en que nací. Concretamente, y dicho con la absoluta franqueza que quiero resplandezca siempre en mi actuación pública, yo no puedo ser el di­ putado de un partido, pero menos aún quiero ser el procurador en Cor­ tes de don Fulano o don Zutano. Creo que, sin mengua de mi modestia, puedo declarar que des­ de ahora renunciaría a la alta representación a la que aspiro, y que cons- lituye el anhelo más intenso de toda una vida de luchador, si esa re­ presentación no viniese surgida por la expresión sincera de la voíun- tad popular, sin mixtificaciones ni interposiciones que la mediaticen. Ya aclarada así la verdadera y única significación de mi can­ didatura, forzoso es condensar, en las menos palabras posibles, la ac­ tuación que me propongo desarrollar si el sufragio de los canarios me honrase con su representación. El problema primordial hoy de Gran Canaria es el de su trans­ formación política. Inútil pretender resolver otros de alcance más in­ mediato al parecer, mientras sigamos viviendo en un régimen de hace un siglo. La pasada generación, a quien todos debemos de reconocer que Gran Canaria debe el principio de su engrandecimiento material, sacrificó de buena fe a esta finalidad toda otra aspiración idealista, hi-

145 potecando para ello y sometiendo a una voluntad superior la concien­ cia ciudadana. Cincuenta años de este régimen explican perfectamente que Gran Canaria se haya olvidado de pensar por cuenta propia, y que en los momentos decisivos de su existencia, cuando noás necesaria se- •'a la enérgica y consciente actuación de la voluntad popular, sólo sé nos ocurra dirigir nuestras miradas angustiadas a Madrid, implorando el favor de cualquier santón de la vieja política. No,es éste momento de juzgar la bondad de esa concepción política; pero sí se puede afirmar rotundamente que hoy ya no se adapta a las necesidades apremiantes del día. Continuar manteniendo la ficción de la política leonista, desa­ parecido el patricio • que la encarnara durante cuarenta años, es pre­ tender lo imposible. En la vida de los pueblos el fenómeno de la ad­ hesión, de |a absoluta compenetración de toda una masa social con un hombre ilustre a quien erige en director de sus destinos y en quien ha­ ce dejación de su voluntad es un caso extraordinario. Pretender, perpetuario, erigiéndole en regla eterna, es un ab­ surdo que puede traer tristísimas consecuencias. D. Fernando murió sin herederos,forzosos y su herencia debe volver íntegra a Gran Canaria. Con esto quiero decir que estimo programa fundamental de todo pro- granfía político honrado en relación con nuestra isla, el propósito formal de despertar jas energías y la conciencia ciudadana hasta lograr que Gran ^Canaria, vuelva a ser dueña y señora de sus destinos, y sus dipu­ tados verdaderos representantes de su voluntad soberana. , ,

En orden a otra clase de aspiraciones entiendo indispensable confipletar el sistema descentralizador iniciado con la organización de les jCabildos Insulares, hasta tal punto hoy incompleto y manco que no parece sino que el propósito del legislador haya sido el de desacreditar su propia obra. / Parece indudable que la causa de esta actual insostenible si­ tuación es la falta de energía y habilidad con que se ha conducido este pleito. Hace falta recabar def Pariamento español, no la gracia, sino la justicia del reconocimiento de nuestra personalidad con todos sus atributos, sin mermas ni regateos, tal y como nos la definen la propia realidad geográfica y la ciencia de la política moderna. Otro problema pavoroso, es el de nuestra incomunicación ma­ terial y espiritual. La mitad de la isla está completamente indómunicada con,la otra mitad. ¡Más de la mitad de los hijos de Canarias no saben leei- ni escribir! ¡Tremenda responsabilidad la de una organización política que después de cincuenta años de poder sin limitaciones, presenta ante la civilización este saldo deudor! Escuelas, carreteras, telégrafos, teléfonos, comunicaciones ma­ rítimas intensas, rápidas y cómodas, puertos auxiliares junto a los prin­ cipales centros productores. He aquí puntos fundamentales de mi fu­ tura actuación.

Lograr que no quede un pueblo sin carretera, ni un niño de mi tierra sin instrucción. A este propósito vale la pena dedicar toda una vida y yo consagraría con orgullo la mía a tan alta finalidad.

146 Pero a Gran Canaria la rodea el mar. Su riqueza y su cultura tienen su norte fijo: el Puerto de La Luz. Esa es nuestra ventana al mundo.

Gran Canaria debe pedir, exigir a sus diputados, que apelando a todos los procedimientos parlamentarios, saltando por encima de to­ das las conveniencias partidistas, arranquen de las Cortes españolas la inmediata realización del proyecto de ampliación del Puerto. Tal importancia concedo a este asunto que antes de venir a Gran Canaria he querido recabar y he obtenido del que es, además de mi amigo, mi jefe político D. Alejandro Lerroux, la promesa formal de que en este empeño si yo obtengo el acta de diputado, contaré con el concurso decidido de la futura minoría parlamentaria que él acaudillará. Por fin, condenso mis aspiraciones y mi futura actuación en el siguiente lema: Hasta ahora Canarias ha sido para sus diputados; des­ de hoy los diputados deben ser para Canarias. Las Palmas, noviembre de 1920. Rafael Guerra del Río.

147 APÉNDICE II

(Artículo reproducido en El Tribuno, 15 de noviembre de 1919).

LA HORRIBLE JORNADA

Al evocar hoy, un año transcurrido, la luctuosa fecha, vuelvo a sentir la sacudida dolorosa de indignación, el estremecimiento de ho­ rror de aquella tarde. La elección en el Colegio de Molino de Viento había sido la­ boriosísima. El presidente y la mayoría de la mesa, servidores del ca­ ciquismo, atrepellaban por todo para sacar triunfantes a los candidatos leonistas. Durante la mañana habíamos luchado esforzadamente. Des­ pués de medio día estábamos convencidos de que jiuestros adversarios ganaban, por malas artes, la contienda. Seguimos, sin embargo, en nues­ tro puesto, manteniendo la protesta contra las ilegalidades hasta el úl­ timo minuto de la votación. Esta había terminado y comenzaba el escrutinio. Yo estaba con algunos correligionarios en el Círculo Federal de la Plaza de la Feria. De pronto oímos algo que en el primer momento nos pareció estallido de cohetes en los aires. Pensamos que celebraban los leonistas su in­ digna victoria. Pero era demasiado pronto para que hubiese terminado el escrutinio. ¿Serán disparos de mauser?— indicó uno de los presentes. íbamos a salir para enterarnos de lo que pasaba, cuando lle­ garon corriendo unas mujeres, llorosas y desoladas. —¡Tiros! La guardia civil ha hecho fuego... jHay muertosl Los hemos visto... cayeron a nuestro lado. Yo no daba crédito a lo que oía. Parecíame imposible. Había sido, pensé, una descarga al aire para disolver los grupos. La gente ha­ bía corrido. Algunos caerían al suelo, y les han imaginado heridos, muertos. Salí. Llega mucha gente a la Plaza de la Feria. Oíanse de todos los labios palabras indignadas de condenación. Un antiguo militar me dijo: —Ha sido una cosa horrible, un verdadero crimen. Por la calle de León y Castillo pasaban tartanas con los heri­ dos y los muertos. Nadie sabía decirme sus nombres. Todos me dijeron: —Son obreros del Puerto. Corrí al Hospital. Allí había tres heridos gravísimos .Vicente Hernández Vera estaba privado de conocimiento.. Juan Pérez Cubas no podía hablar. Me vio, me conoció, me estrechó fuertemente la mano. Juan Vargas Morales me tendió los brazos. —Me han matado —^dijo—: Yo no sé por qué... No hacíamos nada... Sonaron tiros... yo eché a correr. Me alcanzó una bala... y me han matado. Fui después al Cementerio. Había tres cadáveres. Conocí a uno: Pedro Montenegro González. No pude saber en aquel momento quienes

148 eran los otros dos. Las caras de Cosme Ruiz Hernández y de Juan To­ rres Luzardo me eran conocidas, pero ignoraba sus nombres. Poco después, ya anociiecido, fui a la isleta. Con algunos obre­ ros recorrí varias de aquellas calles desiguales en roca volcánica, en busca de las familias de las víctimas. De aquella noche, tras de las in­ tensas dolorosísimas emociones de la tarde, había de quedarme una imborrable impresión: la del triste hogar de Juan Vargas Morales, un cuartucho mezquino, incapaz para dos personas, donde una mujer y siete niños lloraban desgarradoramente.

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¿Qué hicieron para ser fusilados aquellos hombres? Poco después del mediodía, mientras en el colegio de Molino de Viento se verificaba la elección, corrió en el Puerto la voz de que yo había sido detenido y llevado a la cárcel. Espontáneamente, impulsi­ vamente, los obreros del Puerto dejaron el trabajo y se encaminaron hacia el centro de la ciudad al lugar de la elección. Yo les encontré junto a la plaza de la Feria. Era una masa he­ terogénea de hombres, mujeres, chiquillos. Había hasta niños de pecho en brazos de sus madres. Me saludaron con cariño y alegría, me abra­ zaron. Yo tuve entonces la más grande, la más honda e inefable emo­ ción de mi vida de propagandista y combatiente por el bien del pueblo. En pocas palabras les ratifiqué lo que ya les mostraba mi pre­ sencia: que estaba libre, que nada se había hecho contra mí. Diles efu­ sivamente las gracias. Les aconsejé que se volvieran a su trabajo y a sus casas. Pero la curiosidad retuvo a la mayor parte. Ya que estaban allí querían esperar a enterarse del resultado de la elección. Esparciéronse por la plaza de la Feria y por las calles inmediatas. Y transcurrieron las horas siguientes hasta el término de la vo­ tación en completa tranquilidad las calles. Había mucha gente, pero no ocurrió ni un sólo incidentes desagradable. Lo prueba el hecho de que no hubo ni un sólo detenido de los obreros del Puerto. El delegado del Gobierno señor Gavilanes habló conmigo ha­ cia las dos de la tarde y me dio las gracias por la actitud de mis ami­ gos. A las tres y media vino a buscarme al Círculo el teniente Abella, que mandaba las fuerzas de la guardia civil. Me pidió que influyese para que los obreros se retiraran al Puerto, porque había oído que, termi­ nada la elección, trataba de hacerse una manifestación pública que no podía consentir, pues no estaba autorizada. Le contesté que no había manifestación; le ofrecí llevarme a los obreros en cuanto se conociese el resultado del escrutinio.

Media hora después la guardia civil disparaba sobre el pueblo. Disparó sin previas intimidaciones a la disolución, sin avisos de corneta. El delegado del Gobierno dijo que se habían dado y yo que no. Va­ lióme ésto que el Gobernador enviara mis telegramas al Juzgado de instrucción. Se vio después que yo había dicho verdad. El Delegado tuvo que rectificar.

Falso, enteramente falso que el pueblo agrediera a la fuerza pública. Ahí están las declaraciones de testigos presenciales; ahí las

149 fotografías casualmente tomadas segundos antes de la terrible escena; ahí los hechos. A nadie se detuvo; no apareció un arma en el lugar del suceso; de los seis muertos, cinco recibieron las balas por la es­ palda, cuando corrían. Hay una causa pendiente, y en ella un sólo procesado: el te­ niente Abella, que mandaba la guardia civil y que dio la orden de dis­ parar sobre el pueblo. Esperemos el resultado.

-OOO-

¡Viudas, hijos, padres de las inocentes víctimas! Vuestro dolor fue el mío en aquella sangrienta jornada; mi pena es vuestra pena, que hoy el aniversario reverdece. Sembrado de espinas está el camino, llena de dolores la vida de los que luchan por la emancipación de los oprimidos, por la libertad de todos, por la igualdad social, Pero hay que seguir adelante .La idea es inmortal.

J. Franchy y Roca.

15 de Noviembre de 1912 (1).

(1) La actual calle "18 de Julio" se denominaba "15 de Noviembre".

150 APÉNDICE m

(De E¡ Tribuno 12 de junio de 1920).

Presupuesto de la Nación. La obra de los enemigos de España

El experto escritor de cuestiones económicas D. Daniel Riu examina recientemente en La Libertad la situación financiera nacional, desde Villaverde a la fecha. Divide el Sr. Riu ia política financiera en tres períodos. Uno, de 1900 a 1909; otro, de esta fecha a la de 1914, y el tercero, hasta nuestros días. De 1900 a 1909 se liquidaron los presu­ puestos con un sobrante de 533.183.933 ptas. En 1909, y a causa de la aventura marroquí, el superávit se convirtió en déficit, que hasta el año 1914 fue de 370.127.891 ptas. Y en el período de guerra mundial el dé­ ficit alcanzó al enorme cifra de 2.031 millones de pesetas. Es decir, has­ ta el 31 de marzo el déficit que arrastra el presupuesto español es de 2.401.127.891 pesetas. Pues bien; los Presupuestos aprobados por estas Cortes fac­ ciosas, lejos de iniciar una rectificación de esta política financiera de­ sastrosa, la acentúan. Los gastos están calculados en 2.403.730.313,69 pts.; los ingresos, en 1.842.720.572,32. O sea, un déficit inicial de 561.009.741,37 ptas., que unido al déficit de años anteriores, da como desequilibrio en­ tre los gastos y los ingresos, desde 1909 a la fecha la cifra de 2.962.137.632,27 pesetas. Esta cifra corresponde casi exactamente a los gastos realizados desde dicho año en Marruecos. ¡Cerca de 3.000 millones de pesetas y más de mil vidas, para no ser dueños de un palmo de terreno! El Presupuesto de gastos aprobado presenta las mismas ca­ racterísticas de los anteriores. Las cifras más elevadas son para gastos

Pesetas Casa Real, Deuda Clases Pasivas Parlamento . . . 638.810.720,03 Guerra .... 434.525.539,53 Marina .... 119.907.672,15 Marruecos . . . 168.963.296,26 Golfo Guinea . . 2.387.238,40

TOTAL . . . 1.364.591.466,37

Bastante más de la mitad del presupuesto, pues. En cambio, pa­ ra gastos reproductivos, de los que engrandecen a los pueblos, la sexta parte nada más. En estas cifras de los Presupuestos, se refleja el atraso del pueblo español:

Pesetas

Instrucción pública 152.547.837,53 Fomento 331.549.428,90

TOTAL 484.a97.266,43

151 El Presupuesto de ingresos no ha variado de significación. Si­ gue tributando más al Estado los que menos tienen. Continúa siendo nues­ tro sistema tributario de privilegio para los poderosos. De los 1.842 mi­ llones, sólo 712 corresponden a los impuestos directos...

Esta es la obra destructiva realizada por este Parlamento de nacimiento impuro. Con ella aumenta en grado superlativo la ruina es­ pañola. No ha corregido ninguno de los defectos de presupuestos ante­ riores. No ha suprimido gastos inútiles. No ha aprobado un régimen de ingresos racional y justo. Los pobres seguirán cada vez más pobres, y los ricos cada día más ricos...

15^ APÉNDICE IV.

Los vendedores de periódicos

"DECLARACIONES" DE SÁNCHEZ

Los vendedores de periódicos se han declarado en huelga. (De El Tribuno, lunes 3 de noviembre de 1919). Hemos hablado con Sánchez, un muchacho de 13 a 14 años, de temperamento nervioso, el mayor de todos los vendedores de periódi­ cos. Seguramente por ser el de más edad y el más exaltado, se ha eri­ gido en cabecilla de los de la cíase. Nosotros hemos revestido de serie­ dad su infantileza, le hemos concedido la autoridad que pudiera tener un Pestaña, un "Noy del Sucre" y le hemos interviuvado formalmente. No ha habido necesidad de hacer largas antesalas. Conversa­ mos con esta personalidad en la Plaza de la Democracia, centro de reu­ nión como el Parque de Cervantes de limpiabotas y vendedores de perió­ dicos, y allí, de pie el "leader" frente al periodista, nos explicó con su trabazón de lengua el "motivo de la huelga". Nos reunimos, dice con toda seriedad, en el barranco, y acor­ damos que ninguno de los presentes sacara periódicos a la venta si no se nos daban en la misma forma que antes de la huelga de tipógrafos. Expusimos nuestro deseo a ios dueños de periódicos y como se nega­ ron, declaramos el paro. Entonces convinimos en que si alguno traiciona­ ba la causa, le cogiéramos, le diéramos una paliza y le rompiéramos los periódicos. Y esperamos. Lo que acordamos lo hemos cumplido —^sigue diciendo—. Nos pusimos al acecho y cuando salieron los esquiroles Matías, Ventura, Ma­ nuel y Doreste —corrimos detrás. Ellos habían solicitado el auxilio de la guardia, y al verse perseguidos y alcanzados se pusieron bajo su protec­ ción; pero, a pesar de todo, íes pegamos. A Ventura le rompimos diez y ocho periódicos, incluso los que llevaba para la Delegación; a Matías fue tan fuerte la bofetada que le dimos que cayó al suelo y entre llantos nos dijo que no volvería más; Manuel pudo entretanto escapar y desapare­ cerse; Alemán no había entregado aún el sobrante del día anterior, y creyendo que le habíamos confundido, huía de nosotros lleno de temor. La huelga la ganamos. En otra reunión que hemos celebrado detrás del teatro, acordamos persistir en nuestra conducta, negarnos mientras dure esto a llevar a los coches los paquetes de periódicos, y darle de palos a los que no secunden el movimiento. Durante el alegato hemos procurado contener la risa que a ca­ da momento provocaba en nosotros las ingenuidades de Sánchez, sus gestos y. ademanes. La solemnidad que al asunto habíamos dado y la im­ portancia del mismo, hubiera dicho muy mal de nosotros. Cortésmente, sin ironía alguna, le alargamos la mano, estrechamos la suya y nos des­ pedimos. Sánchez llamó a su hermano, y los dos se alejaron en opuesta dirección a la nuestra. Al retirarnos pensábamos en cuan feliz se es a la edad de esos muchachos, cuando no se tiene otra preocupación en la vida que ganar un real más en la venta de quince periódicos.

EL NOY DE LA CIUDAD.

153 ÍNDICES DE MATERIAS

Página PREÁMBULO 3

PROLOGO 5

0. INTRODUCCIÓN 7 0.1. La vida ciudadana en la Prensa 7 0.2. Marco de esta publicación 8 0,3. Él papel de la Prensa 8 0.4. Agradecimiento. 9

1. SOCIOLOGÍA E HISTORIA 10 1.1. Relaciones entre ambas 10 1.2. Filosofía de la Historia 10 1.3. Algunos intentos de labor conjunta 11 1.4. Diferencia entre Sociología e Historia 11 1.5. Una amplia tarea de equipo. 12

2. PROCESO SEGUIDO EN EL PRESENTE TRABAJO 13 2.1. Su proyección en el tiempo 13 2.2. Sus enseñanzas. 15

3. LA GUERRA EUROPEA 17 3.1. Síntesis de su desarrollo 18 3.1.1. La chispa 19 3.1.2. La cadena bélica 19 3.2. La postura de España ante la misma 20 3.2.1. La neutralidad 21 3.2.2. Situación compremetedora 21 3.2.3. La familia real 22 3.3. Europa al finalizar 1918. 22 4. LA SECUELA DE LA GUERRA 26 4.1. El escándalo nacional 26 4.2. Los problemas de Canarias. 26

5. LA PRENSA EN LAS PALMAS 28 5.1. Periódicos fuertes 28 5.2. Portavoces de diversos partidos 29 5.3. Periódicos diversos 29 5.4. Algunos semanarios. 30 5.5. Breve juicio sobre la Prensa de Las Palmas 30 5.6. El resto de la Prensa canaria 31 5.7. Canarias en la Prensa española. 31 6. A QUIENES REPRESENTAN LOS PERIÓDICOS. SUS DESTINATARIOS 32 6.1. Estratificación social 32 6.2. Las clases sociales 33 6.3. índice de instrucción: el analfabetismo 35

7. LA SITUACIÓN POLÍTICA DE ESPAÑA 36 7.1. Algunos datos previos 36 7.2. España en 1919 y sus repercusiones en la Prensa de Las Palmas 36 Página 7.2.1. La comisión de extraparlamentarios 37 7.2.2. Conflictos sociales 38 7.2.3. Maura 39 7.2.4. Nuevo Gabinete 40 7.2.5. Presagios de Dictadura 41 7.3. España en 1920 42 7.3.1. La gestión de Allendesalazar 42 7.3.2. D. Eduardo Dato 43 7.3.3. Verano sangriento 43 7.4. España después del bienio 1919-1920. 44

8. LA VIDA POLÍTICA EN LAS PALMAS 48 8.1. El poder político 48 8.1.1. León y Castillo 48 8.1.2. Los partidos 49 8.1.3. La actuación de los diputados 50 8.1.4. La promesa Guerra del Río 50 8.1.5. Los senadores 51 8.1.6. Las elecciones de 1920 51 8.1.7. Después de las elecciones democracia popular 52 8.1.8. Las autoridades gubernativas 53 8.1.9. Otras autoridades 54 8.2. 55 Canarias como región 55 8.2.1. ¿Asamblea en Gran Canaria? 56 8.2.2. Por una Asamblea Provincial 58 8.2.3. Compás de espera 60 8.3. 8.2.4. Hacia una solución 61 Corporaciones Locales 8.3.1. El Ayuntamiento de Las Palmas: incidencias de un 61 bienio 61 8.3.1.1. D. Bernardino Valle 63 8.3.1.2. El alcalde interino: problemas de urbanismo 8.3.1.3. Ante el nuevo Ayuntamiento 8.3.1.4. La reincorporación de D. Bernardino 67 8.3.1.5. Todo queda en familia: D. Emilio Valle 68 8.3.1.6. Decisión ministerial 70 8.3.2. El Cabildo Insular 71 8.3.2.1. D. José Mesa y López 72 8.3.2.2. El Marqués de Acialcázar, MOVIMIENTOS DE POBLACIÓN 78 9.1. Demografía 78 9.2. Migraciones 79 9.2.1. A modo de ejemplo 79 9.2.2. La emigración 80 9.2.3. Las deportaciones 81

10. LA ECONOMÍA CANARIA 83 10.1. El Puerto 83 ^: 10.2. Agricultura 86 ^^ 10.3. Bosques 86 10.4. Agua 87 10.5. Industria 87 10.6. Comercio 87 10.7. Turismo 88

11. CONFLICTOS SOCIALES 91 11.1. Las deficiencias alimenticias y los acaparadores 91 Página 11.2. Caciquismo y matonismo 96 11.2.1. Los caciques 96 11.2.2. Los matones 99 11.3. Conflictos laborales. 100 12. EQUIPAMIENTO SOCIAL 106 12.1. Las comunicaciones 106 12.2. Sanidad y beneficencia 108 12.2.1. Algunas medidas sanitarias 109 12.2.2. La labor asistencia! de la Iglesia 109 12.2.3. Centros de beneficencia 110 12.2.3.1. El Asilo de Niños 110 12.2.3.2. La Leprosería 110 12.2.3.3. El Manicomio 110 12.2.3.4. El Hospital de San Martín 111 12.3. La vivienda. 111

13. DOTACIÓN ESCOLAR 114 13.1. Principales centros 114 13.2. Otros establecimientos de enseñanza 115 13.3. Enseñanza Primaria 115

14. LA FAMILIA 116 14.1. La familia tradicional 116 14.2. Clases de familias 117 14.3. Composición familiar 118

15. ALGUNAS CONSIDERACIONES A LA VIDA RELIGIOSA 120 15.1. El Obispo 120 15.2. El Sínodo 120 15.3. Los canónigos 121 15.4. El resto del mundo clerical 122 15.5. Labor divulgadora 123 15.6. Algunos datos referentes a la Iglesia española 124 15.7. Benedicto XV 124

16. LA MARGINACIÓN SOCIAL Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA 125 16.1. Delitos más frecuentes 125 16.2. La cárcel 126 16.3. El indulto y la pena de muerte 126

17. ASOCIACIONES PROFESIONALES 129 17.1. Colegio de Abogados 129 17.2. Asociación médica 129 17.3. Otros colegios profesionales 129 17.4. Gremios obreros 130 17.5. Los comerciantes 130 17.6. Agricultores, cosecheros,y exportadores 131

18. VIDA CULTURAL 132 18.1. Literatura 132 18.1.1. Pérez Galdós 132 18.1.2. Tomás Morales 133 18.1.3. Otras obras literarias y personajes 134 18.1.4. Teatro 134 Página 18.2. La música 135 18.3. Escultura, pintura y dibujo 136 18.4. Instituciones culturales 136 18.4.1. La Sociedad Económica de Amigos del País 136 18.4.2. El Cabiente Literario 137 18.4.3. El Museo Canario 138 18.4.4. Asociación Pro Justicia 139 18.4.5. Fomento y Turismo 139 18.4.6. Otras instituciones culturales y recreativas. 139

19. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES 141 19.1. El papel de la Prensa 141 19.2. La irrupción de lo nuevo 141

APÉNDICES 143 APÉNDICE I: A los electores de Gran Canaria 145 APÉNDICE II: La fiorrible jornada 148 APÉNDICE III: Presupuesto de la nación 151 APÉNDICE IV: Los vendedores de periódicos 153