Año XXVI 24 de noviembre de 1920 Núm. 704 roa

BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA ADMINISTRACIÓN, , 3 Tejeria, 4O, 2.° DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 23, 2.»

Nos volvemos a casa mohínos y cabizbajos, y reflexio- PANORAMA MODERNISTA nando en lo dicho por el encargado de la imprenta, vemos* y palpamos que esto es una escala sin fin, mientras los vendedores de periódicos gritan como obedeciendo a una NTRAMOS en una tienda para proveernos de consigna: ¡Graves sucesos en Barcelona! ¡Graves suce- algunos utensilios necesarios en el trabajo sos en Zaragoza! ¡Graves sucesos en Sevilla!, gritos y diario, elegimos lo que nos hace falta, pedimos noticias que mantienen otra agitación que resulta mayor precios, y previa la consulta del dependiente cuando más se aleja del lugar de los sucesos. Hagan de al dueño, nos dicen que lo que hace unos meses costaba ello la prueba los lectores, o pregunten, si no pueden ha- quince ahora cuesta cincuenta. cerla, a los amigos, compañeros o viajeros que, estando —¡Qué escándalo! en una de las ciudades o capitales donde ocurren los gra- De allí nos encaminamos a una antigua imprenta a ver ves sucesos, se han enterado de ellos, dos o tres días des- si es posible dar cima y refliate al propósito que acari- pués, por la lectura de un diario de Madrid que le ha con- ciamos de cierta propa- tado loque élignorabaaun- que vivía en aquel lugar. ganda católica para las SEGUNDO CONGRESO DE ESTUDIOS VASCOS próximas Pascuas de Na- De modo que no hay pro- vidad. Pedimos presu- pósito de extirpar el mal puesto, echamos cuentas, ni siquiera de aminorarle sumamos y restamos, y el poco a poco para ir redu- resultado del cálculo es ciéndole. De modo que, suspender el aguinaldo, en entre el derecho a la huel- vista de que lo que ha- ga y la libertad y licencia ce un año o menos podía de la mala prensa gritan- ascenderá setenta pese- do contra la tranquilidad tas hoy no puede hacerse pública y el bienestar de por menos de cuatrocien- la patria y blasfemando de tas cincuenta y cinco. Al la verdad, estamos que no retirarnos del estableci- se puede vivir. De modo miento, el'regente o en- que el liberalismo engen- cargado nos dice: dró al socialismo, y entre —¡Y con tendencia al los dos nos quieren dejar alza! porque usted y yo sin Dios, y nos van dejan- PAMPLONA.— El Rey D. Alfonso XIII con distinguidas personalidades do sin pan y sin camisa. sabemos que el aumento en ia Exposición de Arte retrospectivo del 40 por 100 acabado de Foto. José Guerra Sanx logran no apagará la sed Mientras esto ocurre, de peticiones, y que dentro de unas semanas o de unos los encargados del orden y de la tranquilidad públicas se meses volverán a pedir que se suban las tarifas y jornales. forjan la ilusión de restablecer el turno de los partidos Y ahora una cosa difícil, mañana otra más difícil, si no liberales, desgastado y maltrecho con el uso, y digno de imposible, esta agitación continua no cesa, y al final de abominación porque con su juego nos ha traído hasta el ello parece como que surgen visiones apocalípticas. ¡Y extremo. Como si esto que vemos y palpamos, es decir, todo por el maldito derecho a la huelga que nos regaló el la angustia de tantas gentes que no pueden vivir; la rebe- señor Maura! lión encendida de los que hace años vivían contentos o '¿'./""•..•-AT" •*•'".?'• íV>:v -7"*- ~.'.:'t- .'> - °-" i"'1" .• '- •'""' 250 LA- AVALANCHA por lo menos resignados con su condición y suerte; las enseñaba la doctrina a loa moros y a los esclavo?, apaci- codicias de los de arriba y las protestas y anarquías de gnnb-i eus quersi-aa y componía BUS diferencias. Llegado a Goa, después de larga navegación, dirigióse en seguida los de abajo; las Casas del pueblo vomitando odios y al hospital para convertirse en criado de los enfermos; y mentiras; la prensa liberal y socialista amenazando a las asistiendo a los moribundos, cuidando a loe contagiosos gentes; los demonios sentados en las cátedras de los ins- y durmiendo til pie de la cama de aque loa que podían titutos y de las universidades, y bien colocados en tea- necesitar BU auxilio, aun le qnedadau fuerzas para pasar tros y cines, en mitins y reuniones Gomo si todo ello el día pidiendo limosua para los presos, confesando, pre- dicando y eneefHndo a loa nifios la doctrina cristiana. fuese cosa indiferente, o pecado pequeño, o pequenez Cuando Goa, que era uua eentina de vicio-, estuvo sin pecado, los caporales y encargados se dedican, mien- transfcrin-ida, quiao Francisco extender su apostolado, y tras la cosa arde, a colocar a los amigos y paniaguados fo dirigió aConmoriu. En esta tierra, H la que lltgó des- en el encasillado con quinientas pesetas mensuales para pués de increíbles fatigas, recorrió más de treinta villas, gastos de correos, ¡y con tendencia al alza! v bautizó por su in-mo más de cuarenta mil personas. Para adelantar mucho en poco tiempo, se valla de se- Porque quien hizo un cesto hará ciento, y los legisla- glares, a quienes instruía para que instruyesen a otros. dores que, cediendo al primer impulso se adjudicaron una A los enfermos, cuantió él mismo no podía visitarlo?, les cantidad en concepto de gajes y ayuda de costa, confor- enviaba niños inocentes que los curaban impcniéudolee me vaya creciendo la ola del alza escandalosa de tas sub- su relicario; sua milagros eran repetidieimos. Puesta la sistencias y se encarezca la vida, se votarán un aumento. pesquería de Contnorín en el mpjor orden posib'e, paBÓ al reino de Travancor, y habiéndose ganado la voluntad. ¿Para qué, si no, son legisladores y liberales y socia- dol rey, comenzó allí también a convertir idólatras Des- listas? pués pbsó a Malipur, de Malipur a Malaca y de Malaca -- .-'• <*. • v •'-•••. <•- •. • • ESTANISLAO. a Macflcar. Mas tarde, dijóronle que había una isla lla- mada del Moro, habitaia por gente extraordinariamente feroz y bárbara, y sin oír las suplicas de loa que querían detenerle, ee fuó allá, arrojando antes al mar un fraaqui- to de medicina que le habfau dado por ei loa salvajes le envenenaban. ¿['ara qué quería tomar precauciones el que a cada LA AMBICIÓN DE UN JESUÍTA momento se entregaba a la muerte? Cuando ¡os caribea vieron llegar a sus inhospitalarias playas a aquel hombre negro, como un fantaema, solo y ee ese hombre flaco que ca- desafiaado todos loa peligros, quedaron Henos de asom- mina a pie, deecalzo, con nn pom- bro. San Francisco se dirigió en seguida a ellos, y les brero viejo y la camisa rota? habló con tal du'zura qu-i llegó a amansarlos, Sin em- —Es un estudiante que ha barco, *uu le resistieren, y estuvo a punto de morir ape- concluido la carrera, y marcha a dread >; mas logró al fia¡otr o lucir entre elioB el Evan- emprender una gran conquista. ge!io, y, después de muchas fatiga?, volver a Goa para —¡Conquií-tal Buenas las hará prenarar otra expedición. quien DO ha sabido aun conquis- ^Hhbía oído hablar de unas islas descubiertas dos arlos tarse unos zapatos. antfs p^r los portugueses, que se llamaban ha islas del —Sin embargo, trata de ha- Japón. Trescientas leguas de mar tempestuoso, sembra- cerla, y ei es posible, dominar al do ne eecoltoa y peligros, donde los vientos y los pira- mundo. tas diezmaban laa embarcaciones, no eriu obstáculos pa- —Pero, ¿de qué manera? ¿Aca- ra él. Tenía ambición; la ambición de! Sol, que de^ea ex- so ea algún brujo? tender su luz por toda la tierra. Metido ea un janeo chi- —Ea un jesuíta. no, a falta de otra nave, lanzóse a aquei mar, lo que caBÍ —]Aht... comprendido. eqnivfilía H lanzarse a la muerte; y si la muerte hubiese —¿Con que ya no os extrafla? aceptado el reto, allí hubiese acabado BU vida: tales fue- —Hombre, como dicen que los jesuítas son tan ambi- ro i las angustias y peligros que corrió en aquei terrible C1OBOB. viaje que duró muchos meBes. Tras larguísima navega- —En efecto, sa ambición no tiene líraitps; y si oíi a ción llegó por fia a Congoxima, primer puerto del Japón, ciertos papanatas, eon taa fieros que hasta se comea loa e inmediatamente comenzó a predicar. L-ja gentiles ee hombres crudo?; pero, ¿queréis saber en qué conBiste su quedaron tan admirados como se habían quedado loa ¡ ambición? Pues escuchad la historia de ese estudiante salve jes. ; . .. • flaco y roto cuyo retrato acabo de mostraros, y que no ¿Quién ea eete hombre? decían todos. es otro que San Francisco Javier. >_ ..- ¿Quién es este ser misterioso que no busca oro, y sin —¡El Apóstol de las Indiael embargo atraviesa el mundo? —El mismo. ' Él contestaba con su dulzura, con su doctrina, con —San Francisco Javier, hijo de una distinguida fami- sus milagros, y I09 corazones se abrían ai amor y las iu- lia de Navarra, nació a principios del siglo XVI; su pa- teligencias a la luz. dre se-llamaba Juan de Jaso; su madre, María de Azpit- De Congoxima pasó a Firando, y predicó Umbién. cueta. A edad conveniente, enviáronle a la universidad Después paió a Auanguiche, ciudad grande y populosa, de París, y habiendo conocido allí a su compatriota Igna- y Be entró por laa plazas, atrayéndose la admiración de cio de Loyola, reunido con él y otroB ocho compañeros unos y las burlas de otros. Para él no había descanso. formaron la célebre Compafiía que tanto nombre habla Habieudo sabido ea seguida que la capital del territorio de alcanzar. era Meaco, quiso ir allí para convertir al rey; y no cono- A poco de comenzar ésta sus trabajos, Francisco, que ciendo el camino, asido a 1H cola del caballo de ua japo- ya era conocido por su talento y sos virtudes, fuó desti- nés a quien se ofreció a servir de criado con tal le guia- nado a la India para ejercer su apostolado: para embar- se, atravesó cincuenta leguas a pie, descalzo muchas ve- carse, se dirigió a Portugal. Iba como legado del Papa, y ceB, pisando hierroB y guijarros, cruzando p'antanoa y con ól se embarcaron varios personajes; BÍU embargo, lo ríos, con el equipaje del japonés al hombro, y teniendo primero que hizo apenas liego a bordo fue guardarse en que correr para evitar encuentros de bandidos. De Mea- la maleta su titulo de embajador, y, negándose hasta a co se volvió luego a Amanguiche, donde, aduoiradus ya recibir criado que le sirviera, 83 entregó a servir a loa de sua virtudes, quisieron colmarle de oro; pero él recha- demás. Él lavaba la ropa a los marineros, asistía a los zó el oro, diciendo que buscaba otras riquezas. Allí, en. enfermes, partía su ración con los miserables, predicaba, un año, bautizó trea mil perdonas, y habiendo sido lla- LA AVALANCHA 251 mado por el rey de Bungo, disputó ante él coa los eacer- lia y de Munda, huérfana de sus patrones, mientras que dotes idólatras, ganóse la voluntad del tninirca y se hi- ei de Cesárea Augusta (Zaragoza), su vecina, triunfaba zo duefio de cusntoB le escucharon. Allí fue dunde, solo como señor del universo, todavía conservaba restos im- y desarmado, hizo retroceder un ejército enemigo. Era portantes de su anterior grandeza, y las aspiraciones que un hóroe. Podía estar satisfecho. ¿Qué más quería? por mucho tiempo vio halagadas con la esperanza del |Ah, eíl Quería mucho más; la ambición no le deja- triunfo. ba sosegar; el Japón era ya estrecho para él; había di- Tampoco había renegado de sus protectores, y aun fundido la luz por sus ciudades y quería ir a la China, cuando la suerte de las armas les fue adversa, pudo de- atravesar su muralla, cerrada a los europeos bajo pena la cir, como Catón, poniéndose orgullosamente al lado del vida, y dar allí la suya por el amor de Dios. vencido: Visírix causa Diis placv.it, sed victa CatonL Para eso, tornó a Goa, preparó su viaje, dejando arre- Levantado espíritu y noble fiereza que persiste en esa gladas todas las cosas, y embarcado en la nave de un ciudad a través de los siglos. cristiano llamado Pereira, acompañado del Hermano Ja- En el edificio de sus Thermas, situado donde es hoy ra y de un chino convertido, se hizo a la vela. la calle de la Curia, no tan grandioso ciertamente coma Al llegara Malaca, la envidia de un gobernador, ene- los de Djocleciano o de Caracalla en Roma, pero sí tan migo de Pereira, opúsole el primer obstáculo. Pero, ¿qué bueno como en Pompeya y otras capitales de provin- le importaba a él loa obstáculos? Solo y desamparado cia, se reunían a pasar las horas más calurosas del día siguió adelante, llegó hasta la isla de Sanchoan, que ape- los habitantes principales de Pompeíopolis y la juven- nas distaba ya treinta leguas de la Chica, y allí, despedi- tud de sus familias patricias. Después de pasar por el dos el neófito y el coadjutor para que no corriesen peli- alrium, anchuroso patio con su abertura superior (inu gro, ee entregó enteramente en manoB de la Providencia. plaviam) que correspondía a un estanque en el suelo £1 gigante iba a dar el último paso; iba a lanzarse so- (compluvium), en cuyo derredor había bancos de piedra bre la barbarie china como el león sobre la presa. Loa donde esperan sentados los esclavos y los clientes po- dioses de las tinieblas estaban próximos a recibir la ulii- bres, pasemos al apodyterium, donde se desnudaban los ma embestida de la luz. El héroe bañistas, dejando sus ropas al cui- iba a morir. __ dado de los empleados de las Subido en lo alto de un monte- Thermas, quedando envueltos tan cilio, bajo una humilde choza, solo en blanca sábana (pallium) abierta a los vientes, «guardaba el que llevaban con el embozo ter- momento deci sivo. Había ajusta- ciado, según a los oradores lo acon- do con un mercader que mediante seja Quintiiiano, para darse aire cierta enma le llevaría hasta el más esbelto y majestuoso (bra- puerto de Cantón y le dejaría allí chium veste continere). una noche, al pie de las murallas, Era ese apodyterium un vasto cuando Dios, que desde el cielo salón cuadrilongo, de mármol, cu- contemplaba tsnta generosidad y yo pavimento de mosaico menudo tanta grendfza, no quiso ya más (pavimentum vermiculatum), de sacrificios. Llamó al unge! de la cuadritos de un centímetro por la- paz, y le mandó beaaee en la fren- do, formaba con negro y rojo lí- te al mártir de BU amor. Poco dee- neas curvas sobre fondo blanco. puéB, Frflncifico Javier, el apóstol Destacábase en el centro un pre- de la India, había realizado sus cioso medallón que, con piedras Buefios de conquüte: había con- de todos los colores, representaba quistado el cielo. un artístico grupo de dos gladiado- —Con que... ¿qué tal la ambi- res luchando, en el momento en ción de loe jesuítas? que uno hace sucumbir al otro. En —Hombre, si todoB fueran así. los ángulos se dibujaban, en negro, —Pues así son todos, o aeí quie- tritones y caballos marinos, y todo ren ser. alrededor corría una orla formando —Entonces, ¿por qué los abo- Fig. 9.a—Escudo de Eraso y Jaso. muros, puertas y torreones, que- rrecen tanto? riendo imitar, acaso, al pavimento —Pregunte upted a los salvajes del Moro por qué ape- mosaico que en el templo de Rómulo y Remo, en Roma, dreaban a San Francisco. representaba el piano de la ciudad por antonomasia.a En —Porque eran unoB barbaroB. uno de los testeros se ostentaba sobre un zócalo de már- —Pues aplique usted el cuento, y ya tiene uBted la mol el busto del fundador de las Thermas, el gran Cneo coDteeteciÓD. Pompeyo. Los muros estaban pintados con paisajes, y ADOLFO CIAVARANA. una teoría de delfines y monstruos marinos conia a lo largo de la cornisa. En el fondo se abrían dos puertas con jambas de mármol, una de las cuales conducía al te- pidarium o baños calientes, y la otra al jrigidariutn o de agua fría. Contiguo, pero con entrada independiente, se hallaba el baño de las señoras. Los primeros cristianos de Pompeíopolis En ese vasto y lujoso salón del apodytoñum se filtra- ba tenue la luz por una abertura del techo, cerrada con cristales irisados, y se sentía una grata sensación de i frescura.

Las Thermas de Pompeyo s En e¡ pórtico y la escalera de la casa de la ciudad de Pamplona pueden verse hoy dos trozos de ese mosaico, que representan el uno RASE un día de los más calurosos del mes de Ju- un caballo marino y el otro un muro con puerta y torreón. Ambos se lio en la ciudad de Pómpelo o Pompeíopolis, encontraron hacia la mitad de la calle de la Curia en Octubre de 1856. Recientemente, en el verano de 1830, al derribar una de las una de las de la España Tarraconense y capital casas de dicha calle se volvió a encontrar ese mosaico, y excavando de la región de los Vascones, al septentrión de en toda la anchura de la calle se sacó el precioso medallón de los la Jaceíania. gladiadores, otros caballos marinos, jarrones y orla de muros, que se conservan en el Vínculo mientras llega la ocasión de restaurar por Aunque esta ciudad, favorecida de Pompeyo completo el mosaico. El temor de arruinar las casas detuvo las exca- Magno y sus hijos, se vio, después de las rotas de Farsa- vaciones, a pesar de que los restos de ese grandioso edificio se pro- 1 longan hacia la calle de la Compañía: hay indicios de que fue des- Con motivo de la proximidad de la fiesta del excelso Patrón de truido por el fuego, y debajo de la casa del Sr. Rota se encontró, há Pamplona, San Saturnino, leerán con gusto nuestros lectores esta be- muchos años, una cabeza de mármol que se ha perdido. llísima leyenda del inolvidable doctor D. Nicasio Landa (q. e. q. d.) 252 LA AVALANCHA

Juntábanse allí al mediodía, como hoy lo hacen en los —Pues buscad otro, porque yo no juego. casinos, los principales ciudadanos pompeíonenses: des- —¿Qué te pasa, Firmino? No eres ya aquel que antes nudos algunos y envueltos en su bianco palium, hacían se hallaba siempre dispuesto a tomar parte así en los fes- tiempo para penetrar en el frigidarium; otros, en el mis- tines como en las luchas de la palestra y en carreras del mo traje, salían del tepidarium, mientras que los que ya stadium, pudiendo aspirar a la palma en los juegos olím- se habían bañado y vestido descansaban en aquella sala picos? ) que hacía las veces de h'exedra de las Thermas roma- —Y como aquí no se te conocen amoríos, dijo ei jo- nas, donde se escuchaba declamar a los poetas y disertar ven Publicóla, es de creer que durante tu permanencia a los retóricos. en las montañas te hayas prendado de alguna beldad El edil Fortunato que paseaba con su colega Faustino, salvaje. envueltos ambos en sus togas pretextas, esto es, adorna- —jCójno! exclamó el romano Flavio Maximiano. ¿Tú das con la franja de purpura, símbolo de su alta dignidad, has viviuo entre las bárbaras tribus que habitan las mon- se cruzó con uno de los jefes de la guarnición romana, el tañas impenetrables de Vasconia? Dime algo de ellas, centurión Claudio Torcuato, quien había dejado el casco, pues como viajero me interesa en alto grado. ¿Es verdad pero llevaba la loriga esmaltada con cincofaleras (meda- que aquí los hijos degüellan a sus padres cuando son llas de plata con el busto de los Emperadores), ganadas ancianos, para evitarles las miserias de la senectud? ¿Es en remotas campañas, y traía en la mano la vara de sar- verdad que sus feroces Festines, en que se hartan de ma- miento (vitis) con que podía castigar a sus soldados. chos cabríos, suelen terminar con el suicidio de los co- —No os quejaréis hoy del frío, amigo Torcuato, dijo mensales? ¿Es verdad que maltratan a sus mujeres, obli- el edil al veterano; pues ni el agro romano ni los verdes gándolas a ejecutar los trabajos más rudos? ¿Es verdad collados de Campania estarán más favorecidos de los ra- que carecen de toda religión? yos de Febo que lo es ahora la ciudad de Pompeyo. —¿Y es verdad, Flavio, que des crédito a patrañas ta- —¡Voto a Hércules! (Me Hercle) respondió el guerre- les? repuso Firmino. ¡Decir que degüellan a los viejos, ro, siguiendo su costumbre de jurar, que no tenéis aquí allí donde no se admite otra superioridad que la de los término medio: pocos meses há que la nieve que coro- cabellos blancos; allí donde no' se reconoce ni Rey ni naba la vecina montaña de Sansueña (hoy Ansoain) me César, pero donde se obedece al Consejo de los doce hacía recordar el Chersoneso címbrico, y ahoia creo ha- más ancianos de la tribu! ¡Que se suicidan los vascones! ber vuelto a la Mauritania tingitana, donde más bajas No en los festines, sino en las últimas trincheras del causaron en nuestras legiones las saetas de Apolo que monte Edulo fue donde se mataron nuestros abuelos, las de los bárbaros numidas de Jugurta. porque quisieron antes la muerte que rendirse esclavos! —Así conviene al campo, dijo Faustino; así los hórreos ¡Decir que no tienen religión! Búrlanse, en efecto, de (graneros) particulares y públicos se están llenando con esos dioses que vosotros, romanos, habéis tomado de las la dorada espiga, y el aspecto de los viñedos promete viejas supersticiones del Egipto y de la Grecia; pero que por Octubre no ha de faltar trabajo a los torcalarios guardan incólume la luz de la Religión natural que los (los que prensan la uva). Patriarcas sacaron del Paraíso, y en las noches esplén- —Ceresy Baco os prodigan sus dones, dijo acercán- didas del plenilunio, en templos que tienen por columnas dose al respetable grupo el Flamen (sacerdote) de Diana millares de seculares robtes y por bóveda el firmamento que hasta entonces paseaba solitario, envuelto en su tachonado de estrellas, alzan su espíritu al Dios único, al blanca capa (Icena), sujeta al cuello por dorado broche, Dios sin nombre... Esto hacen esos a quienes llamas cubierta la cabeza con el apex (gorro que termina en bárbaros, y si tal es la idea que del generoso pueblo vas- borla) y llevando en la mano una rama de laurel. Bien con se tiene en esa Roma que pretende ser emporio del debierais, ediles de Pómpelo, dar gracias a los dioses saber y de las letras, triste la formaremos de vuestros sa- con un sacrificio en el templo de la casta Artemis, ya bios que no han adelantado mucho desde aquel Strabon que ni la madre de Proserpina ni el hijo de Semele tie- que lia naba dementes a nuestros antepasados porque re nen templos en vuestra ciudad. sistieron a vuestras legiones. —Perdonad, repuso el Centurión; pero creo que no —Que al cabo los domaron, dijo resentido Flavio, y son templos a Baco los que aquí faltan, ni cesan en ellos repitió el verso de Horacio: las libaciones en honor del dios que salió del muslo de Júpiter para alegría de los mortales. ' " Cantaber sera domitus catena —¿Querrás, oh Flamen, dijo el edil Fortunato, que Cantabrum indoctum juga ferré nostra. sacrifiquemos en aras de tu diosa dos toros blancos? Pe- ro mira que no es fácil encontrarlos. —No es juez del valor de los vascos ese poeta, adula- — No son toros lo que os pide la hermana de Apolo, dor de Mecenas, que huyó cobardamente en la batalla de la hija de Latona; otro sacrificio más grato podéis hacer- Filipas, perdiendo hasta la rodela. le, ediles de Pómpelo, y es el'de no consentir que su di- —Enterado estás de nuestros geógrafos y poetas. vinidad sea insultada por los sectarios del Cristo. Ya Ho- —Más que ellos de nosotros; entiéndelo bien, Flavio; nesto ultrajó públicamente a los dioses inmortales, lla- si hoy formamos parte de! romano imperio, no es por la mándoles demonios y perturbando con escándalo su cul- fuerza de vuestras armas, sino por el tratado de paz que to, y a pesar de nuestras quejas al presidente Firmo, él nuestros jefes Lekobide y Uchin Tamaio celebraron con ha conquistado en esta ciudad atrevidos secuaces, y aho- el César Octaviano, quien, haciendo justicia al valor y ra trae de las Galias a otro hombre funesto llamado Sa- lealtad de los cántabros, no quiso fiar a otros que a ellos turnino que allí ha ganado triste celebridad como agita- la guarda de su persona; y a fe que su confianza no que- dor de la plebe contra los dioses del Imperio, ¡Ediles de dó desmentida, porque aquí sólo de una cosa podemos Pómpelo, no permitáis que esos ateos puedan aquí blas- ser esclavos, y esa es nuestra palabra. femar impunemente! —Eso creen los vascones, dijo riendo Flavio. Y dicho esto se marchó el Flamen, sin aguardar res- —No es que lo crean, es que lo saben, contestó Fir- puesta de los ediles que asombrados le escuchaban. mino. Sin necesidad de penetrar en las montañas, pue- En tanto se oían alegres carcajadas en otro grupo de des en los suburbios de Pompeiopolis oir cantar a los jóvenes que, envueltos en sábanas, salían saltando del niños en el himno de Lelo, lelo, ill zara, el suceso de tepidarium para volver a tomar sus vestiduras. nuestra unión a Roma; pero también les oirás cantar, en —¿Dónde se ha quedado Firmino? decían. el himno de Annibal, la gloria adquirida por los cánta- —Aquí estoy, respondió un gallardo joven de fornida bros auxiliares del gran capitán cartaginés, cuando en musculatura y tez morena, que salía del frigidarium, Cannas hicieron desfilar bajo el yugo a las orgullosas le donde había recibido una aspersión de agua fría. ¿Qué giones de Roma con sus tribunos y sus águilas. me queréis? Al oir este oprobioso recuerdo, Flavio Maximiano se —Contamos contigo para un partido de pelota que va- levantó, pálido y convulso. Firmino se alzó también, cla- mos a jugar en la spheristeria, respondió el hijo del pre- vando en el patricio romano su serena mirada, y todos tor Labieno. los que paseaban en el apodyterium se acercaron para LA AVALANCHA 253 evitar un lance, cuando oportunamente les distrajo el hi- tomo, y Thesaurus Parochorum consultationcs canónico mo jo de Labieno, diciendo: ralea, tres tomos eu foüo. —Basta de política. Ved que llega la litera de la her- mosa Julia; salgamos a recibirla cual merece. Fr. Félix de Pamplona, capuchino navarro del si- Y. en efecto, fuéronse todos, menos Firmino, al peris- glo XVII, publicó en 1694 El menor predicador capuchi- tilo, apresurándose a dar la mano a la beldad más nota- no, eu Pamplona, imprenta de Martín Gregorio Zavala. ble de Pompeíopolis, a la hija del rico banquero Jucun- l dus, que bajó de su litera con aire de diosa, envuelta en El Padre jesuita Jerónimo Javier, que nació en Niva- su peplum de púrpura, cubierto de collares de perlas su rra en el frigio XVI y murió en Gpa el 17 80. ciones, que no es este un destierro como el del Ponto Euxino, sino una pequeña Roma, dijo la hermosa Julia, Fr. José Diego, Carmelita, gran teólogo y filóeofo de la y entró en las Thermas seguida de sus esclavas, mien- Universidad de Huesca y Prior que fue de Tudela. Ea- tras los jóvenes se fueron a la spheristeria. cribió, entre otros libroe: Grandezas de San José y su Pa- trocinio, impreso en Pamplona; Historia de la fundación NICASIQ LANDA. del convento del Carmen de Tudeta, del Reino de Navarra, (Continuará.) manuscrito que se guardaba eu el Archivo de dicho con- vento; Gozos y alabanzas a Ntra. Sra. del Carmen, a San JosejK Santa Teresa de Jesús y San Francisco de Sena, impresos en Pamplona, en 8.», y Revisión de la Suma Moral del Rvdo. Maestro Fr. Raimundo , que és- te habla perfeccionado, obra cocseivttda en el rtfendo RASGOS DE LA PATRIA archivo. Este siervo de Dios murió, lleno de méritos, el a fio 1707. Navarros distinguidos D. José Boneta fue el primer seglar comensal del Co- X legio de San Joeé de Carmelitas observantes fie Suu^üe- sa, fundado al parecer en 1653 por el sabio nuestro na- OKTiNUANDO ti catálogo de nava- varro P. Lumbier. rros ilustres ignorados, olvida- Entre BUB obras son dignas de menc'on la Oración fú- doB o poco conocidos, que hon- nebre panegírica al Rdmo. P. M. Fr. Raimundo de Lum- raron a la patria, éstos son los bier, en el solemne cabo de año que le celebró su colegio de que deben figurar en la serie des- San José de Zaragoza. También escribió: Vida exemplar tinada hoy a la publicidad. del V. P. Maestro Fr. Raimundo Lumbier, dividid» en El Padre capuchino Fr Do- tres partes: eu la primera trata de las virtudes del bio- mingo de Pamplona, el cual, en grt fiado; en la segunda, de sus prendas, y eu la tercera el año 1693, publicó en Pamplo- expone los elogios que en prosa y verso habían dedicado na, en la imprenta de Francisco IOB mejores ingenios de España; impresa en Zaregiza,. Burghete, la ebra AHegationes ario 1687. varia copióse et erudite. Finalmente, creo que debo traer a este lagar unas no- Fr. Bernardo de Pamplona, tas recogidas concernientes a D. Miguel de Di cantillo, no capuchino navarro que escribió: sólo por ser un conocido e insigne cutmtlero navarro, ti- Ocultisimun. S. Inquisitionis Tribunal in quo agitur de uo para divulgar el descubrimiento que tcerc* de él hizo Inquisitionis praxi de Qualijicatorum muñere de que Reo- el gran literato aragonés PeIIicer Ojean, identificándolo rum confesionibus ac Sententiis, manuscrito en folio, un con el eteritor que firmaba Miguel de Meneo?.

1 D. Miguel de Dic&Btillo, que parece ser de la nobilísi- Es en la Pompeya de Ñapóles donde se ha encontrado la casa ma familia del pueblo del mismo u >uibre, ingresó eu >a y los libros de caja del banquero Jucundus, 1 El Excmo. Sr. Conde de Ezpeleta posee en su rica colección Cartuja Aula Dei, donde fné espejo de virtudes y etcn- un torques de oro encontrado en la vuelta de Barañáin. bió Aula de Dios Cartuja Real de Zaragoza, aüj 1GJ7, 264 AVALANCHA V con el pseudónimo de Ángel de Mencoa, y otra obra en —¡Señora, qué testimonio más Falso! Mañana se debe, verso con silvaB, sonetos, octavas, romances, etc., libro usted confesar de ese pecado. «ate notable y muy raro. —JulianiUo, déjame en paz: tú te ríes de todas mis co- Y baata por hoy. sas, y muy en particular de mis devociones... El otro día JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARLA. me diste tanta broma porque fuí a la iglesia del pueblo a hacer el viacrucis por que no se muriese el negrito re- cién nacido... ¡Ya ves, y te reiste en grande porque le di agua de las rosas del rosario!... —Es que esas boberías no curan, y podía usted haber rezado en casa. RENGLONES DERECHOS POR LINEAS TORCIDAS —¡Virgen purísima! Suprime, pues, las iglesias. Tú de- NOVELA POR RAQUEL bes ser algo... algo... hereje; sí señor, esa es la palabra. El que se mofa de las cosas piadosas, es malo; y yo, si fue- se Rosita, no me casaría contigo por nada de! mundo. VII ¡Ya se ve; truena, y caen rayos que es un espanto, y no invoca este hombre ni a Santa Bárbara ni a la Santísima —Doña Pepilla, ayer me han contado una historia o Trinidad!... Tú tendrás mal fin, hijo, a no ser que esta cuento, que no sé lo que es, de una heroicidad de usted santilla te convierta.

NAVARRA

HUARTE (cabe Pamplona).—Vista de la iglesia parroquial Foto. Butinl con motivo de haberse incendiado los vestidos una niña —¡Pobre doña Pepilla! ¡Qué chasco se va usted a lle- de su escuela. var cuando, después de muerta, vea que de nada le sir- —¿Y qué?... preguntó la buena mujer. vieron los ayunos y las letanías. Lo mismo tendrá usted, —Me gustaría oírselo contar a usted misma, porque que ha hecho penitencias, que yo, que, según usted, soy así sabría toda la verdad sin diminutivos ni aumentativos. un hereje. ¡Si no hay nada allá, después de la muerte! . Este diálogo tenía lugar entre Julián y la buena maes- —Vamos, Julián, dijo Rosa, que sufría con el lenguaje tra de la escuela de Artemisa, que, en unión de los pa- poco cristiano de su prometido: comprendo que todas dres de Rosa, de ésta y de la madre de!, joven,.se halla- esas tonterías las estás diciendo para asustar a ia buena ban sentados tomando el fresco de la noche en una de doña Pepilla; pero me desagrada el oírtelas. las anchas galerías de la hermosa casa cafetal. —Tiene razón Rosita, hijo mío; cualquiera que te oye- Paseando lentamente y como absorto en honda medi- se, creería que eres un ateo... A mí me espanta cuanto tación, a pocas varas de distancia se encontraba el Padre dices en ese género, y no debieras martirizarnos a todos Alejo, que de vez en cuando sacaba la caja de rapé, to- con tus majaderías que a nadie hacen gracia. maba un polvo y prorrumpía en estrepitosos estornudos —¡Como que no tienen ninguna!... dijo por lo bajo el que se oían a larga distancia. P. Alejo. . El buen ex claustrado parecía que por hallarse tan em- —Julián, calla o habla con más respeto de la Religión, bebido en sus pensamientos no oía la conversación de la dijo Rosa1 con tono suplicante. ¿No ves que mis padres familia, pero en realidad no perdía una palabra. se disgustan oyendo tus burlas de sabor volteriano? ¿Có- —No tengo necesidad de que te burles de mí, Juliani- mo es posible que pienses así? ¿Cómo hemos de ser fe- llo, porque tú eres algo incrédulo, algo así, como ahora lices si yo tengo tanta fe y tú ninguna? dicen... espirita fuerte. —¡Por lo mismo... tú tienes para los dos! No seas bo- —Como si dijéramos, espíritu de vino, ¿no es asi? ba, mujer, que parece que eres el mismo P. Alejo cuan- — ¡Qué burlón eres! do hablas así. Me cansan las mujeres beatas. ¿ —Doña Pepilla, la gente devota no debe ser maliciosa, —Y a mí los hombres incrédulos. • • ' porque eso es pecar contra la caridad. — Pues no he de variar. ^ —No me digas eso, hijo, exclamó doña Pepilla asusta- — ¡Julián, por Dios! da; yo no soy mal pensada, y siempre echo las cosas a la Era tan angustioso el acento de la joven, que su pro- mejor parte; pero cuando las veo claras, claras como la metido tuvo algo como remordimientos... pesar de afli- luz del sol... y si no, vamos, dime !a verdad, ¿no te bur- girla, y le dijo, en voz más baja que aquella en que había las de mí siempre que hallas ocasión? sostenido el diálogo anterior: LA AVALANCHA 256

—Bobalicona, todo lo digo por oírte... —¡Ya! ¿Y tú no crees sino en las cosas naturales?... —No, Julián, no; hablas de ese modo porque no tie- —Por regla general desconfío mucho de todas esas his- nes fe... ¡Ay, Dios mío! ¿Qué será de mí?... ¿Cuál será torias de milagros y de sucesos fuera de! orden común... mi porvenir? — ¡Infeliz! ¡Que limitado es el horizonte que se extien- —Vamos, doña Pepilla, dijo Julián, que veía que la de ante nuestros Ojos!... (Continuará.) -conversación tomaba mal sesgo, cuente usted lo que ocurrió con la nina. - —No lo cuento. —¡Soberbia! NUESTROS GRABADOS —No lo soy en esta ocasión. Quiero evitar que te mo- fes de mis creencias religiosas. El rey D. Alfonso XIII, con distinguidas per- —¡Mal pensada! ¿Quién le dice a usted que me reiré? sonalidades, en Pamplona.—Durante los ¿fas 18 —jTe conozco, hijo, te conozco! —Señora, dijo entonces el P. Alejo NAVARRA ' acercándose a ia reunión, bien puede usted dar gracias a Dios refiriendo aquel sencillo suceso, y al propio tiempo de mortificarse, ya que no tiene deseos de contarlo. Imite usted al Hermano porte- ro de mi convento, que se bañaba en agua de rosas cuando encontraba ocasión de humillarse: nunca hablaba con más naturalidad que cuando esperaba que se mofasen de él. —¡Como que era un santo! —Yo así lo creo, exclamó entusias- mado el P. Alejo. Solíamos decirle que había rezado más rosarios a la Santísima Virgen que cabellos tenía en la cabeza, y contestaba invariablemente: "¿No veis que he de llenar un saco sin fondo?,, Y era de ver cómo pasaba la vida: siem- pre trabajando, pero siempre rezando, con el corazón en los cielos. Si iba a ha- cer algún mandado, recorría todo el ca- mino rezando avemarias; si le obligaban a hacer antesala, en vez de charlar con otros que también aguardasen, leía el Kempis o pasaba todas las cuentas del rosario, haciendo actos de amor de Dios... ¡Pobre Hermano Félix!... ¡La pe- na lo mató!... Cuando nos echaron de nuestro convento lloraba como un niño, besaba las paredes y se despedía con dulces palabras de los altares, de las cel- ,das y del jardín... hasta de los pajarillos que le conocían. —¿Cómo es eso, P. Alejo? interrum- pió D. Pedro. Eso no puede-ser. ¿Por qué le habían de conocer los pájaros? —Hermano, yo no digo mentiras. Las avecillas le conocían, como le conoce a usted su perro, y eso nada tiene de ex- traordinario. Él salía al jardín todas las mañanas, después de ayudar a misa, y .llevaba grano en la gorra... llamaba a los pájaros con un canto o silbido especial, -ESACA.-Yista parcial de les arrojaba puñados de arroz, de ceba- Foto. Arxiv Mas, de Barcelona da, etc., y acudían a bandadas; le rodea- ban, se le subían al hombro, y revoloteaban en torno su- al 25 de jalio de 1920 ee celebró en Pamplona el Segun- yo sin espantarse nunca. El P. Rector quiso hacer la do Congreso de Estudios Vaecos, a cuya solemnísima prueba de si sucedía lo mismo con é!; pero ¡que si quie- sesión de claasnra, habida el día de la festividad de San- res! Apenas se acercaba al lugar donde estaba aquel ben- tiago, asistió 8. M. el rey D Alfonso XIII. dito, los pájaros se escapaban todos chillando. L'egó a Pamplona el Rey a las diez de la mañana del —Entonces, dijo doña Candad, ese Hermano se pare- día 25, y acto continuo marchó a la iglesia catedral don- cía a nuestro Padre San Francisco, cjue conversaba con de se cantó el «Te Daum», y a la terminación visitó la los pájaros, las flores y los lobos. Sería santo. Exposición de Arte retrospectivo instalada en el clttustro —Yo así lo creo. Murió de pesar, poco tiempo después de la misma iglesia. de la expulsión, y dicen que sus últimos momentos fue- Nuestra fotografía representa a D. Alfonso en ano de ron muy edificantes. También hay quien asegura que los los momentos de ea-. visita, cuando se encontraba en a pájaros entraban por las ventanas del cuartito donde es- galería alta del claustro, acotnpafiado del alcalde de Pnm- taba tendido, sin asustarse de la gente ni de los cirios plona don J >aé Marít Landa, el'presidente de la Comi- encendidos, y que sobre su tumba brotaron flores a los sión organizadora de! Congreso don Francisco J^vnr pocos días de enterrado... Eso no lo vi. Arra'zt, el geuerat de Intendencia don Julio Altadhl, y —Pero lo cree usted, ¿no es cierto? ioa señoreB obispas de Pamplona, Jaca, Vitoria, Hue-ca, —¿Y por qué no, Julián? ¿Acaso es imposible? Bargo de Osma y Ciudad Real. . , : —Hombre, tanto como imposible no lo diré yo; pero Mío es natural... 856 LA AVALANCHA

.Escueto de Etaso y ¡aso.—Remitimos a nues- fin, si usted lo quiere yo me despido antes de formar tros lectores al interesante trabajo del R. P. Zngaati parte de la comitiva. (q. e. p. d.) que hemos venido publicando en nuestra re- —No quiero: reconozco tu buena voluntad, estimo tus vista con el título «La familia de Atondo y la genealogía servicios, deploro tu apocamiento de ánimo con esoa bri- de San Francisco de Javier>. bones y arrastrados, pero me hago cargo de los tiempos y de los hombres: déjalo correr y haz causa común con aune tus compañeros. ¿Qué reynedio eino tener paciencia? Vista de la iglesia parroquial de .— A la distancia de seis kilómetros de Pamplona, en la ca- II rretera que de esta ciudad conduce a Francia por Larra- —¿8e puede pasar? Boafia y Burguete, se encuentra la villa de Huarte, cuya —Adelante, quien sea. ¿Pero como habéis dejado la iglesia parroquial está dedicada a San Juan Evangelista. casa abandonada? ¿es que venís por la cuenta? —No, sefior, sino que ve Dimos para una comisión. Vista parcial de Lesaca.—Completando la infor- —Otra cosa parece, la verdad: por ejemplo, que esto mación gráfica que venimos publicando de esta impor- es una comisión que viene para pedir algo. Vamos a ver: tante villa navarra, da moa hoy a la estampa una vista ¿qué tripa se OB ha roto? parcial en la cual aparece un palacio-castillo coronado —Es que los tiempos están muy malos, y todo se va de matacanes. . .. , poniendo muy caro, y venimos a ver ei noB aumentan loa jornales. ' —¿Y eso lo dices tú, chofer, que ganas sesenta duros limpios cada mes; es decir, más que ei mayordomo y apo- derado de la casa? Con la diferencia, naturalmente, de CUADROS AL FRESCO que el apoderado o mayordomo tuvo que estudiar once años para poder desempeñar su cargo con conocimiento de cauBa, y tú en quince días aprendiste el oficio. Con la diferencia de que el apoderado tiene que escribir, y leer UN RETRATO DEL MUNDO libros, y consultar leyes, y hacer viajes, y desvelarse, y tú duermes tranquilamente después de tus horas de tra- bajo, que a veces aon ocho y a veces son tres. Y no ha- blo de las reparaciones, del neumático, de la pieza, de la VÉ se te ha perdido, don de lágrimas, que cuenta de la gasolina y demás alrededores, porque sería siempre estás gimiendo y suspirando? hablar de la mar. Y ahora no me dirijo a ti, sino a la —A mi nada; pero venía a decirle a ueted corte que llevas:—¿quién os parece a vosotros que debe una cosa. ganar más, el apoderado de la casa o el cochero? ¿Estáis —Anda, hombre: ¿porqué te estás callado? todos conformss en que el chofer gane más que yo, y en —Es qae no me atrevo. que ahora se le aumente el sueldo? —¡Ah, vamos! se trata de algo desagradable: ¿es eao, (Silencio general en el auditorio.) Antonio? —Porque yo, continúa diciendo el mayordomo, no pue- —Mire ueted, D. Vicente; yo no sé qué hacer, pero le do desde ahora subir los jornales ni despediros sin con* advierto que todos los criados y dependientes de la casa Bultar con el duefio, a quien vosotros llamáis el señor; vamos a venir a pedir aumento de sueldo. pero me alegrarla, al ir a enterarle de lo ocurrido, decir- —Comenzando por el chofer: ¿no ea así? le cuál es vuestro ánimo y cuáles son vuestras aspira- —Comenzando por él, puesto que él ea quien más nos ciones animó, o mejor dicho, animó a los otros, porque a mí se me cae la cara de vergüenza al entrar aquí, y me mori- (Continúa el silencio del auditorio.) ría de repente o dejaría de ser quieu soy BÍ entrase como —A no ser, concluye diciendo el apoderado, que vos- uno de tautoe; pero hágase usted cargo de que conforme otros queráis que dejemoB este punto para otra convoca- se van poniendo lae cosas, o firmo con ellos, o no tengo toria. más remedio que irme a la calle. —Eio será lo mejor, dice el cocinero, dejar aeí las co- —Hay otra solución. • *,,".- sas, y otro día volveremos -. , —¿Cuál? , / . —La de que yo os eche a todos. —[Ojalé, mi madrel como dice la portera; pero difícil- Y la comisión se retiró, y mientras salían cabizbajos mente encontraría usted después quién le sirviera, y yo de la entrevista, el apoderado se dijo: —|He ahí un retra- miemo, que tanto tengo que agradecer a eeta casa, ten* to del mundo moderno: los bribones arrastrando a los dría que marcharme a otro, si no quería jugarme ta ca- tontos, mientras ios hombres de bien, como Antonio, per- beza en la primera huelga. manecen callados! —Pues eí que es divertido el papel de apoderado y PEDRO CRESPO. aun el de dueño en loa tiempos moderaos. Paro, en fin, ya cumpliste el encargo, y ya puedes marcharte. — No, ei yo no llevaba ningún encargo; yo vine a avi- lar a usted de lo que ee treta y a decirle que yo estoy dispuesto a todo. LR MISIÓN DE CHINH —A todo menos a ponerte mal con tus compafieros, por lo visto. —Ael es. - —¿Les tienes miedo? ' Un día, entre los pálidos reflejos —Mire ueted lo que soo las cosas: yo estuve aquí siete Que,despedía de occidente el sol, meses enfermo, y cuando después calculé lo que repre- Divisando la China, allá a lo lejos, senta el m haberme llevado ueted a ningún hospital ni El gran Javier la tierra abandonó. siquiera a uu sanatorio, se me estremecieron las enfcra- Murió Javier, que de Jesús la gloria fias de gratitud. Yo pude corresponder de alguna mane- Quiso por todo el Asia difundir; ra al bien recibido cuidaudo aflo y medio al seflor, y es- Mas su nombre y su plácida memoria tuve expuesto a pescar eu misma enfermedad, temiendo Llevaron mil apóstoles allí. que la muerte podía veuir por el enfermo y por el enfer- Vedles; al frente de ellos "va Rogerio mero jy no tuve miedol Y ahora veo que el chofer es un Que, hablando los secretos del Manchú, bribón, y que como bribón dispone y manda y arrastra, ' Composición leída en una interesante velada de los Apostólicos y no te Ligo arrestos para llevarle la contraria Pero en de Javier. LA AVALANCHA 867

Pudo plantar en el Celeste Imperio honra de contar entre sus socios al Excelentísimo La enseña salvadora de la Cruz. e Ilustrísimo Doctor Ilundáin, felicitan con el ma- Tras de 61, Richi camina victorioso, yor entusiasmo al insigne Príncipe de la Iglesia y Triunfando con su ciencia y santidad, piden a Dios le conceda todo género de gracias en Y venciendo del chino presuntuoso el desempeño de. su altísima misión. Los vicios y ceguera sin igual. Cual se interna el audaz aventurero En las tierras que ansia descubrir, La Patroná de los músicos.—Atentamente invitados Tai penetró el ferviente misionero asistimos el último domingo a la solemne función reli- Hasta la ignota corte de Pekín; giosa que las sociedades musicales «Santa Cecilia» y D6 admiró a los soberbios mandarines «Orfeón Pamplonés» dedicaron a su excelsa Patrona en Con su ciencia y vastísimo saber, la iglesia de los PP. Dominicos. Y en medio de banquetes y festines, Los Kiries y Gloria, de Gorriti; el Credo, Sanctus y Enseñó las verdades de la fe. Benedictas, de Eslava, y el himno a Santa Cecilia, de Temieron las mentidas deidades Mocoroa, fueron interpretados.por ambas sociedades en Sus altares perder y adoración, esta solemnidad de un modo irreprochable. Cuando oyeron de Cristo las verdades Reciban nuestros artistas cristianos la felicitación de En la corte del gran Emperador. LA AVALANCHA. •3HMC Y vinieron millares de paganos A ponerse a la sombra de la Cruz, Lo que debe hacerse.—Los estudiantes madrileños Y en inmensa falanje, los cristianos se han dirigido a las autoridades para recordarles la ne- Inundaron la China de virtud. cesidad de dar cumplimiento a las disposiciones que pro- hiben la entrada de los menores de edad en las casas de Mas, cual fiero torrente que arrebata juego.... Los árboles y casas con furor, Lo cual nos parece mny requetebién. Y lleva en su revuelta catarata Aunque sería lo mejor—y sobre todo lo más radi- Cuanto resiste a su fugaz turbión, cal—que pidieran se cumpliese lisa y llanamente el Có- f Tal, del celeste imperio entre los fieles, digo, el cual prohibe que haya casas de pego y jue- El infierno mostró su crueldad, gos de azar con o sin casa. Y entre tormentos y dolores crueles Porque asi se ahorraban esas sutiles disquisiciones de De sus almas la fe quiso borrar. mayores o menores de edad. Al golpe del alfanje y la cuchilla ¡Ante la falta a la ley, y macho más si la falta no es Cayeron los cristianos por doquier; sólo a la ley civil sino a la natural y a la ley divina, to- Mas fue su sangre de virtud semilla dos debemos ser para esos efectos menores de edad! Que hizo nuevos cristianos florecer. Hoy ya, tras ruda y desigual pelea, Ejemplos de fuera.—La dignificación del Clero.— Brilla en la China nueva claridad, Cuando se votó últimamente en el Congreso el aumento Y en la rica ciudad y pobre aldea, de haberes al Clero, para que no continuara la vergüen- Al misionero buscan con afán. za de qne hubiera snfridos sacerdotes 'que cobraran al Ya cientos de ardorosos campeones día ¡ochenta céntimos!, y en vez de eso percibieran cinco La China cruzan de uno a otro confio, o seis reales, no pareció sino que habíamos hecho una Y traen a la fe vastas regiones hombrada, y no faltó quian creyera que nos pasábamos En Hong-Kong, en Manchuria y en Pekín. de la raya. No detienen su ardor y noble celo, Sin embargo, signe siendo una gran vergüenza qne En dilatar la gloria del Señor, los sacerdotes de España, pueblo eminentemente católi- co, ganen en un mes menos qne lo que cualquier peón La pobreza, las hambres o el desvelo, de cualquier oficio gana en una semana, porque ya ni es Ni la muerte tiránica y atroz. posible hablar en serio de la reacción y de la influencia Y vanos no serán sus sacrificios desmedida de la clerecía. Y su sangre vertida por Jesús, El sacerdote, además de la elevadísima misión espiri- Que, vencidos los crímenes y vicios, tual, es, en un inmenso número de pueblos, el principa), China toda vendrá bajo la Cruz. caei el único fomento de la cuitara, ya que no sólo guía ¡Adelante, valientes misioneros! las almas hacia el bien, sino que forma las inteligencias. Oid que Cristo os dice sin cesar: Millares y millares de niños españoles son enseñados a "La mies es mucha, pocos los obreros. leer y a discurrir por los curas párrocos de los pueblos, Venid, la China mísera salvad.» y el cura es, en muchos de éstos, sacerdote y maestro, jues y alcalde, médico y consejero, ya que a él suelen A. M. D. O. acudir los feligreses en todas sus tribulaciones y necesi- dades. Ese cura suele disponer, para las necesidades de su vi- da, para su decoro y para remediar muchas miserias, de anos cuantos reales al día. ¡Y aun hay quien cree que tiene de Bobral REVUELTA Pues bien: ya que se habla de que España es el país más reaccionario y el que más gasta en las atenciones concernientes a la Religión, véase un ejemplo de fuera: El 8lnodo de Irlanda ha acordado que el sueldo de los Nuestra felicitación.—Por la prensa diaria tie- curas sea de 10.000 (400 libras esterliaaB) como máximo, nen noticia nuestros lectores de que ha sido nom- y el de 6.250 pesetas como mínimo. brado Arzobispo de Sevilla nuestro querido paisa- En ambos casos disfrutarán gratuitamente de casa. no el ilustre hijo de Pamplona Dr. D. Eustaquio Es así cómo se dignifica el Clero fuera de España y Ilundáin, celoso Prelado de Orense. cómo se recompensa a los sacerdotes que mantienea y fomentan la vida espiritual, base firmísima de la prospe- La "Biblioteca Católico-Propagandista» y su ór- ridad, del engrandecimiento y de la moralidad de loa gano en la prensa LA AVALANCHA, que tienen la pueblos. 258 LA AVALANCHA

A todos los católicos—Ea los principales diarios, El Sol fue el culpable.—La responsabilidad déla gue- periódicos y revistas populares piadosas está publicando rra.—Tema discutido perioiísticamaate y abordado, auu- «atoa días el conocido escritor D. Eduardo Navarro Sal- que con timidez y de mentirijillas, por loi políticas de Tador (que habita calle del Noviciado, 14 Madrid) un bre- UB naciones beligerantes, ha sido el de quióa debía car- ve pero patriótico trabajo, titulado Ruego urgentísimo. gar con las responsabilidades de la última guerra. a toda la Prensa católica. Ea una súplica general para Para que no se devanen los sesos los ciudadanos afi- que hasta las modestas publicaciones que no hayan acu- cionados a ese noble deporte de la devanadera encefáli- dido al llamamiento oficial del Instituto Geográfico lo ha- ca, pensando quién será el responsable de la'guerra, el gan urgentemente, y figurarán en el nuevo Catálogo y director del Observatorio de Bourges ha expuesto, ea una Estadística de la Prensa. Si los interesados envían al se- revista astronómica, un sensacional descubrimiento que- llo r Navarro un ejemplar del último número de su publi- na realizado. cación, nuestro amigo gestionará gustoso las inclusiones El citado hombre de ciencia dice que la última guerra de todos en la hertnoaa obra que va a imprimirse inme- coinsidió con un período grande de actividad solar, cayo diatamente, para legítimo orgullo de toda nuestra Pren- panto culminante puede calcularse que fuó a fines de sa y del catolicismo español. 1917. En eatos períodos revolucionarios del a^tro rey el organismo humano experimenta tal impreeióo q ie se nota la irritabilidad, la acción poderosa que produce el Por los socios de nuestra Propagandista.—La co- fluido eléctrico del sol sobre el sistema nervioso de loe munión por los socios difuntos de la «Biolioteca Católico- hombres, dando lugar a explosiones injustificadas de có- Propagandistai, 6D la iglesia de las MM. Dominicas, se ha lera y locuras. trasladado al domingo próximo, día 23 del actual, por Añade que la guerra de 1870 se debió a la actividad celebrarse el domingo último en dicha iglesia la fiesta de solar notada en el año 1870, y que la pasada se ha debi- la Presentación de Nuestra Señora. do igualmente a la actividad solar arrib* citada. Sería, pues, de desear que el Sol fuese un astro menos activo, y para evitarnos a los mortales calamidades y Los Salcsianos en Pamplona.—El día iO del corrien- complicaciones, Be licuitara a desarrollar uaa actividad te dio ei celoso P. Rodolfo Fierro una interesante confe- modesta, algo así como la que desarrolla el Sr. Dato pa- rencia en el Salón Novedades, explicando admirablemen- ra remediar la carestía del aceite, la carne y demás ar- te las Escuelas profesionales salesianas que, merced al tículos «de fantasía». caritativo rasgo del distinguido navarro D. Antonio Arós- Eso de atribuir al Sol la culpa de una calamidad o ca- tegui, van a fundarse eu nuestra ciudad. tástrofe no es completamente nuevo. Cuando se hunlió Hacemos fervientes votos para que sea pronto un he- en Madrid el tercer depósito del Lozoya, que causó mu- cho en Pamplona el establecimiento de estas escuelas, chas muertes y dio lugar a desór lenes públicos, se trató que han de producir grandes bienes a nuestra capital y de investigar quién era el responsable de la catástrofe; y provincia. D. José Echegaray, llamado a dictaminar como técnico, echó ¡a culpa al Sol, haciendo así al interesado un opor- tuno quite astronómico. Equivocación alemana.—No se explican muchos có- mo AíentdUia, esa unción tan guerrera y tan disciplina- De todo «lo actuado» resulta que el S >1 es un astro da, sufrió aquel fracaso tan tremendo cuando estaba a verdaderamente peligroso. Así que para nuestra tranqui- punto de coronarse en París con la victoria más grande lidad sería de desear que se convirtiera ea permanente que el mundo ha conocido, ni cómo en tan poco tiempo aquel famoso cartel que en un día de gran demanda de ha hecho tantos estragos el bolchevismo en sus patrióticoa billetes, en que los de sol se habían agotado, puso en la habitantes. taquilla cierto empresario de la plaza de toros de Madrid en un rapto de alegría y eu un fiero alarde de indepen- La razón ea eBta: Los judíos eran los dueños de la dencia ortográfica: «Oy no ay Sol.» prensa de aquella nación al comenzar la guerra, y con eu influencia en los periódicos lograron introducir las ideas disolventes y antipatrióticas que la llevaron a la ruina. Consta y es público quiénes eran los propietarios Palabras de un apóstol.—Desde mi balcón.—Ua gru- de aquella gran prenaa que, mientras los soldados se ba- ñido prolongado, como de manada de fieras, me ha levan- tían y avanzaban heroica y gloriosamente, destruía con tado de mi mesa de trabajo y empujado hacia el balcón BUS malsanas lecturas los fundamentos del patriotismo de mi descacho, que da a la plaza de la Catedral. nacional. Esta fue la equivocación alemana: confiar en sus Efectivamente, las fieras no eran fieras, BÍCO un grupo cañones y en eu pericia militar, abandonando la prensa de tiznados cargadores de carbón, que, con palabras que- en manos de los judíos, cuya influencia revolucionaria parecían gruñidos y con ademanes que no pueden des- no conocieron. cribirse, requebraban a una señorita elegantemente desnu- da que pasaba. Y ei los católicos han logrado conservar todavía en las La señorita llevaba ü lado uaa aeñori que parecía ser esferas políticas y en el terreno social buena parle de su su madre, y ambas, al pasar por delante de la puerta antigua fuerza, ha sido merced a laB poderosas organiza- principal del templo, se santiguaron devotamente... Eaco- ciones de prensa con que afortunadamente contaban. lor de vergüenza azotó mi roBtro, y congoja de lástima ¿Aprenderemos en España? ¿Querremos que no noa y de aeco llenó mi corazóu. No acertaba a distinguir qué invada el bolcheviquismo, favoreciendo a la prensa libe- me lo pro lucía más: BÍ era el triunfo del demonio que ral y judaizante? relinchaba lujuriosamente en la plaza por la boca de aquellos desdichados, o la derrota det Jesúj del sagrario Castañas de noviembre.—Son riquísimas. Comedias de la Catedral, escarnecido por aquella señal de la Gnu',.. y di(ít)ndlt>e biea, lectura. heiha sobre un pecho impúdico y par un brazo desnudo. 1.a castaña. Ai hombre que ante el espectáculo de la Os confieso que no había visto nunca una reproduc- muerte no cree en Dios, le sobra la cabeza. ción más exacta de la escena det Pretorio, de escarnecer 2.» La honradez natural? |Vaya una castañal Si no y abofetear a Cristo saludándole como Rey. hay más al!á, ¿que ganarás con ser lo que tú llamas un Vuelvo a mi mesa, y oprimido todavía el corazón, di- hombre honrado? Lo máe, que unos amigos echaran un go por medio de estas líneas a las mujeres cristianas que diacurBo de cajón sobre tu cadáver y ae marcharan luego las lean: muy campantes, chupándose un puro. Decid a vuestras amigas, de parte de un Obispo católi- 3.» Suprimid al hombre la vida futura, dadle por re- co, que si se obstinan en lucir desnudeces, que no se acuer- ligión la honraiee natural, y el resultado aera este: El den de Cristo para rezarle, ni santiguarse, ni visitarle, ni que no sea un tonto, será un pillo de siete suelas. mucho menos recibirle. ¡Que no! ¡que no! ¡que lo dejen tran- 4.a Para el que duda, el viaje a la eternidad es es- quilo siquiera en la soledad de sus iglesias!...—f MANUEL, pantoso. Para el buen cristiano, ea un viaje de recreo. Obispo de Málaga. • , .

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BocialiBmot (Vivan las ocho horas! |Que nn rayo te partat ODISEA DE OH MAESTRO DE OBRA PRIMA Pues no podemos comer: tú, deseado; yo, «desnuda era- da» y bien «escota» ¿No decías? Pues ahí tienes el resultado: tan escota, que se me ven las carnes por «too». —{Pascuala, Pascuala, hemos triunfado! |La jornada de —Ten paciencia, mujer, que al fin verás cómo se arre- oeho horas! ¡Ocho horas nada más; ocho horas! Ya pode- gla la «sociedá»; cuando tengáis voto me pienso que mos vivir como «cualsiquiera», pues, con BÓlo un par te haremos «concejala». de botas que *coea>, ganaré desde hoy seis pesetazas, —jConcejalal ¡So brutol ¿Concejala yo? jBuena la como seis Bolee; antes sólo ganaba tres, después de hacer habéis hecho! Pues no VBB viendo que a «medía» que par y medio, «tira que te tira del cabo». Esto ya es vida. «subÍB» el jornal os van «subiendo» hasta el agua de la Hoy gano dea mil ríales más que el cura, sin quebrarme Fuente Nueva? Ahora, cada bocado de carne mala te los cascos y BÍn tantas borlas y chapiteles que se han cuesta nn erial»; con «ocho» que des dos pesetas; un quedado a la altura del cglorioeo» y triunfador betún... vaso de vino, «perra y media», y cuéntate otra peseta; ¡Viva el sooialismo, y el «sindicalismo», y toa los «is- «tocino» no existe, o como si no existiera, pues soto mos!» ¡Esto va güeno! i con olerlo te cobran dos; y por este estilo todo lo demás. Y el tío Tirapié se frotaba las manos y tiraba la gorra Y tanto llovía sobre el pobre y desdichado «Tirapié», al aire, y parecía un loco de atar, desde que vio en pers- que como conclusión de estas frecuentes sermonatas cru- pectiva laa 180 pesetas mensuales, y el triunfo completo jía el «ídem» sobre la desnuda espalda de la desventu- sobre «el patrono». rada mujer, víctima inocente de las doctrinas nuevas que, corriendo y corriendo detrás de una bandera en la —Mira, Pascuala—-decía;—ahora puedes darte más to- que Be simbolizaban las tres negaciones: negación de no. No te diré yo que a tus años entres en la moda edel Dios, negación de la autoridad, negación del orden, ha- escote» y «vestido estrecho», y medias

PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jesús García, calle de la Estafeta, número 31 260 LA AVALANCHA C« RELOJERÍA Y ÓPTICA CAÍA JE AHORROS DE "LA VASCONIA" 03 SO CASA ARRILLAGA HUCHAS; METÁLICAS %® ce Fundada en 1S3O LA VASCONIA, Sociedad anónima de Banca y Crédito, ha S-2

En eeta casa ee venden anteojos de cristal de ¡replantado en su Caja de Ahorros las huchas metálicas qna -4-3 roca, periscópicos y las demás clases que prescriben tanto éxito han alcanzado en el fc-l extranjero y en varias provin- aá Ot señores oculistas, cias de Kspaña, coa cuyo ¿tatema ce Zapatería, SO, PAMPLONA se fomenta la virtud del i horro rn qne tantos beneficios proporciona TELÉFONO 362 al que la practica. Ee ln primera Sociedad que establece este servi- ce cio en Navarra. El dinero ingresado en estas bu- Vinos especiales para enfermos y convalecientes chas y depositado en la Caja de s_, ce ELABORADOS LOS AÑOS 1883 Y 89 Ahorros de LA VASCONIA, pro- Aceites fiuos de oliva y especiales para toda clase de duce al imponente un interéi de 15 (..j tres por ciento anual que ie coin- 'i-a lámparas. '/ pata por decenas, y es dinero día* Para pedidos y demás dirigirse al almacén de aceites poo ib)e á la vista IOCUIB IOP días la- de D. Agapito Peralta, S. Miguel, 22, Pamplona. borables, mañana j tarde. LA VARCONIA facilita gratis á sus clientes estas huchaB eD x$ condiciones que se darán á conocer al que lo dasee. v TENGO SIEMPRE g gc2 Diplomas, medallas, cintas y reglamentos para laa Hi- SOMBRERERÍA OE AZNAREZ «3 &5 jas de María y para el Apoatolado de la Oración. Sombreros para sefiores sacerdotes, desde 8 é'30 ptae © ot-i » Librería de García, Estafeta, 31 Solideos y gorros. Bonetes á l'6O pesetas, p ° "" E/3 ce FUNDICIÓN DE CAMPANAS — Da — ©

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