V~~LTU RALES DE MÉXICO
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S RETOS v~~LTU RALES DE MÉXICO CULTURALES Lourdes Arizpe coordinadora La H. CAh4ARA DE DIPUTADOS,LD[ LEGISLATURA, participa en la coedición de esta obra al incorporarla a SU Serie CONOCER PARA DECIDIR Primera edición, septiembre del año 2004 O 2004 Por características tipográficas y de edición MIGUELANGEL PORRUA, librero-editor Derechos reservados conforme a la ley ISBN 970-701-502-0 IMPRESO EN MÉXICO a PRINTED lN MEXICO -- Amargura 4, San &gel, Álvaro Obregón, 01000 México, D.F. UESTRA historia milenaria nos dice que México, en el concierto N de naciones, es un país de alta densidad cultural. País recono- cido como megadiverso en flora y fauna, su temtorio también alber- ga una diversidad de culturas mesoamericanas que siguen avanzando y múltiples culturas que llegaron de otros continentes: andaluces, castellanos y vascos, asimilados en una época lejana bajo el vocablo genérico de "españoles" frente al de "indios" y que hoy se recono- cen autónomos; "esclavos africanos", hoy reconocidos como ban- túes, mandingas y tantos más, y "chinos", término que representaba a todos los asiáticos. Mucho más tarde llegaron los franceses, los estadounidenses y tantos refugiados recibidos con los brazos abier- tos: republicanos de España, brasileños, chilenos y argentinos, entre muchos otros. México es, por tanto, un país megacultural. Las fusiones y diversidades de esta generosa historia h& creado una vigorosa comente cultural de origen mexicano que hoy influye en toda América del Norte y Latinoamérica. Una herencia cultural tan profunda y diversa no puede dejarse empequeñecer y trivializar para convertirse en simple compra y ven- ta de objetos culturales o consumo de imágenes de entretenimiento a las que se les extirpa toda vida. Convertido en conciencia, perte- nencia y habilidades, este legado es el marco en el que adquieren alto significado la energía cultural y la unión entre los mexicanos. Es esta "unión", "buena onda", "solidaridad", "calor" de los mexica- nos, lo que muchos migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos refirieron como lo que más les gusta del país. Es esta interactividad cultural la que hoy tenemos que "situar", para pensar en términos pos-posmodernos, en toda discusión sobre 151 1 creación artística, culturas indígenas, mercado de bienes culturales, industrias culturales políticas culturales de Estado en México. Para ello requerimos de un debate nacional que la aborde en toda su complejidad y sus cambios actuales, desde sus raíces hasta las utopías que urgen para pensar el futuro. Ahora hay que atizar este debate, porque al haberse abierto las fronteras del país -las reales y las de los imaginarios-, esta megaculturalidad jugará un papel decisivo en la innovación de las costumbres y las institu- ciones que permitan entreverar herencias y vivencias hacia lo que más importa: una convivencia cultural creativa. Para desmantelar los silencios que imponían las corporacio- l nes gubernamentales y eclesiásticas a la sociedad mexicana durante el siglo xx hay que hablar de muchas cosas. La ciudadana y el ciuda- dano democráticos tienen que ser libres para pensar sobre sí mismos l a través de la experimentación cultural. Sólo lo que se experimenta se llega a entender, a conocer. Prohibirles a los jóvenes lecturas, dete- I ner su curiosidad y su afán de experimentar es condenarlos a la bana- lidad, a ser siervos de otros que sí tienen esa libertad. 1 De hecho, en un mundo que cambia tan aceleradamente, la reflexividad, es decir, el poder pensar sobre cómo pensamos, es 1 prioritaria para adaptar el "mundo" que pensamos al mundo l real. Éste se está reconstruyendo a través de la interactividad cul- tural, consciente, entre agentes culturales libres y portadores de 1 distintas culturas. Así, la cultura es un fluir constante de significados. Evitemos, y hay que repetirlo constantemente, la idea de que la , cultura es un objeto que tiene dueños adinerados o iluminados y, l en cambio, demos paso a la calidad, la sinceridad y la creatividad I como materia prima de la cultura. '1 Hablemos, pues, de lo inexplorado: de la discriminación y la I sexualidad y la masculinidad. Hablemos de aquello que ha sido esquivado, de por qué algunos mexicanos y, en particular, mexica- nas prefieren vivir en Estados Unidos y no aquí; de por qué no se acaban las prácticas políticas clientelares y represivas, ahora de derecha; de por qué se añade a la discriminación por ser indígena la discriminación por género cuando las mujeres ocupan posicio- nes destacadas en la política; de cómo las,burocracias culturales locales también pueden reprimir la creatividad de los agentes cul- INTRODUCCI~N 7 turales locales. Y hablemos también de lo contradictorio, de cómo no se puede consolidar la democracia si se sigue debilitando lo 1 público; de cómo se pueden introducir las nuevas tecnologías de la información sin que cambien las rutinas culturales; de cómo las leyes mexicanas contradicen los compromisos legales adquiridos por México en las leyes internacionales en materia cultural y de I derechos humanos. Dado que este proceso de cambio es tumultuoso y contradic- torio, no caben ya los sermones de pensamiento dogmático. Lo que se requiere es abrir la mente y debatir con toda pasión. La cultura, hoy es un tema central en la consolidación de una sociedad demo- crática en México. Rebasa el ámbito de las políticas culturales bana- les, de modo que este debate se tiene que situar en la encrucijada del porvenir. En todos los foros internacionales, la cultura es un reto mayor, que incide en todos los ámbitos del desarrollo, de la sustenta- bilidad y de la paz mundiales. Con el caudal de historia y de talento cultural que tenemos en México, no nos podemos empequeñecer frente a este reto. Este libro es, por ende, una invitación a un debate amotinado sobre la cultura en México. LA INTENCI~Nde este libro es, precisamente, analizar viejos procesos con nuevas interpretaciones y nuevos procesos con nuevas ideas. Están en marcha muy numerosas actividades y formas de promoción y gestión culturales en México que, con nuevos significados, llevan ya la delantera hacia el futuro. Al mismo tiempo, las condiciones actuales han creado nuevos procesos culturales sobre los que apenas estamos empezando a reflexionar. A pesar de ello, el debate público sobre la cultura en el país parece que da vueltas alrededor de una noria ya seca. En la primera parte del libro, "Migración", se analizan las percep- ciones de los migrantes y no migrantes acerca del impacto de esta densa interactividad cultural con Estados Unidos y con otros países latinoamericanos. En el capítulo de Lourdes Arizpe se dan las primeras pinceladas de una cartografía de influencias culturales con base en encuestas realizadas en Nueva York, la ciudad de México y varias comunidades de Morelos, Oaxaca y Tapachula. Se analizan las preferencias culturales de los migrantes, los cambios en las rela- ciones entre mujeres y varones, y las nuevas manifestaciones cultu- rales de los jóvenes vinculadas con la migración. Se hace un zoom sobre éstos en los textos sincopados sobre los cholos, de Cristina Amescua y Josefa Guzmán, y sobre los maras salvatruchas, de María Eugenia Ramírez Parra. No se habían realizado estudios sobre los Mos migrantes y su sexualidad, y había muy pocos sobre los rnigrantes en la frontera sur de México. En su capítulo sobre este tema, Man'a Eugenia Ramírez Parra se apresta a abrir el debate. El estudio que realizó en Tapachu- la, Chiapas, examina las expresiones culturales -en la música, los bailes, las discotecas, los parques, los graflti y los "p1acazos"- de los menores que migran al Soconusco, donde también inician su universo sexual. La autora se centra en algunos sigruficados asigna- dos a la sexualidad, así como determinadas prácticas que se desplie- gan a través de ella (la construcción de redes de saber sexual, los ritos de iniciación sexual y el uso de métodos anticonceptivos). La diversidad a partir del reconocimiento de factores bioló- gicos y genéticos, según los últimos debates científicos, se extien- de también a las orientaciones sexuales, tema que aborda Xabier Lizarraga en un cuadro que resume su estudio sobre las formas de reacción social de los homosexuales. Tampoco sabemos mucho sobre cómo reaccionan los jóvenes indígenas migrantes en los lugares a los que llegan a residir. ¿Cómo se apropian de lo "modernon de la ciudad al tiempo que tratan de darle continuidad a sus identidades culturales? Es la pregunta que formula Maya Lorena Perez Ruiz. Analiza cómo el estigma de ser indio se agrega a los problemas que enfrenta este grupo, que además comparte con los otros jóvenes de la ciudad, entre otras dificultades, la falta de empleo y una inmensa e indiscriminada oferta cultural y de consumo, propagada por los medios masivos de comunicación. En su estudio, Artum Cano Cabrera también expone las formas dis- tintas en que se vive la migración en Oaxaca, en comparación con "EL RETO no es tecnológico, es cultural." Así lo expresó uno de los entrevistados en el capítulo de Adriana Malvido sobre las nuevas tecnologías de la información y el arte. En efecto, cada día más, las tecnologías digitales -visibles e invisibles- permean la vida cotidiana de las sociedades, desde los cajeros automáticos y los teléfonos celulares, el pago de impuestos en.línea o los video- juegos, hasta la nanotecnología y el desciframiento del genoma humano. En su texto, esta autora explica la nueva creatividad de los artistas jóvenes que utilizan estas tecnologías. Es el caso de Alzado Vectorial, evento interactivo de telepresencia en gran escala, del artista Rafael Lozano Hernrner, quien arnbientó la bienvenida al siglo XXI en el zócalo de la ciudad de México. La entrevista a este y otros artistas que utilizan las nuevas tecnologías permite reflexio- . nar acerca del carácter interactivo, inmaterial y lúdico de este nue- vo arte digital.