Fragua de los Tiempos Diciembre 7 de 2008 # 796

Don Antonio Ortiz Mena, hijo predilecto de Parral

Ahora que se habla tanto de la recesión en Estados Unidos y que nos encontramos ante un impredecible desorden económico en casi todo el mundo; ahora que se descubre la vulnerabilidad de nuestro país y se advierten los males que le esperan a corto plazo (por más que lo nieguen Calderón y Carstens), es menester recordar que en México se han conocido condiciones diferentes, donde la economía andaba dando tumbos pero se podían sortear las dificultades externas gracias a que su sistema hacendario y las finanzas se dirigían con responsabilidad; pero sobre todo porque en la dirección de Hacienda participaron profesionistas capaces que desempeñaron su cometido con honestidad y lealtad a México. Concretamente nos referimos a la situación del país en la medianía del siglo pasado, durante los sexenios de Ruiz Cortines y López Mateos, cuando la dirección del sistema hacendario estuvo bajo la responsabilidad del licenciado Antonio Ortiz Mena, quien brilló en la administración pública por su gran capacidad profesional y por su honestidad como administrador. No obstante, aunque en otros países se reconoce y se recuerda el genio del licenciado Ortiz Mena, el gobierno mexicano se ha olvidado de su legado y durante los últimos sexenios se ha hecho cada vez más evidente la descomposición del sistema tributario por la irresponsabilidad con que se ha manejado. Por los méritos que acumuló el licenciado Ortiz Mena en su vida, y porque estamos convencidos de que una sociedad se enriquece cuando reconoce, identifica y respeta a sus personajes más sobresalientes, hace tiempo que tenemos el propósito de escribir una semblanza de su biografía, y hasta ahora no hemos cumplido con ello debido a que nos reclaman otras tareas que vienen desde mucho tiempo atrás; sin embargo, en esta ocasión vamos a recurrir a algunas de nuestras fuentes con el fin de compartir con nuestros lectores algunos avances de lo que puede ser en el futuro la semblanza de este ilustre y ejemplar chihuahuense. De don Antonio Ortiz Mena sabemos que era de Parral y que siempre recordó con emoción su relación, sus raíces genealógicas con esta ciudad, motivo por el que en muchas ocasiones acudieron a su despacho presidentes municipales y funcionarios chihuahuenses a solicitarle su apoyo para que les ayudara en gestiones que realizaban ante el gobierno federal. Siempre encontraron en el licenciado la buena disposición y el apoyo en este tipo de gestiones. Y hablando de este tema, no podemos omitir algo que se quedó en la memoria de muchos vecinos como una de las vergüenzas de Parral: a principios de los años sesentas viajó a México el presidente municipal en turno y le solicitó a don Antonio su apoyo para la construcción del mercado municipal y de una gran avenida que ayudara a resolver el problema de la circulación vehicular en la ciudad. El licenciado hizo todas las gestiones y consiguió los recursos necesarios; el presidente municipal se encargó de coordinar los trabajos, contrató a los ingenieros, a los constructores y demás trabajadores, y cuando finalmente se inauguró aquella avenida, en la periferia de la ciudad, la dieron a conocer con el pomposo nombre francés de “Boulevard” (adaptación de la palabra “bulevar”, que se refiere a una gran avenida con un paseo o camellón en medio), no obstante que dicha obra apenas alcanzó la categoría de una simple calleja de pueblo, sin camellón y con muchos tramos fruncidos donde apenas pueden circular dos automóviles. Diez años después, el licenciado Ortiz Mena fue invitado a Parral por el presidente municipal José Luis Bremen, y cuando pidió que lo llevaran a conocer el Boulevard y el mercado, no pudo ocultar su disgusto por lo que vio, ni tampoco un discreto comentario en el sentido de que esas no eran las obras para las que él había gestionado los recursos necesarios. El presidente municipal que en ese entonces había solicitado los recursos, tuvo mucho cuidado en hacerse el desaparecido en esos días, pero el resultado de su acción ahí quedó desde entonces. Durante la década de 1970 se habló mucho de que el licenciado era uno de los más firmes candidatos a la presidencia de la república, y se dice también que el mayor impedimento sería el hecho de que había nacido accidentalmente en España y que eso lo aprovecharían sus contrincantes; lo cierto es que esta posibilidad no quedó documentada para la historia. Sin embargo, según información de Octavio Páez, don Antonio sí estaba muy interesado en servir a su estado natal como gobernador. Cuenta el periodista chihuahuense que a finales del sexenio de don Manuel Bernardo Aguirre, le fue otorgada a don Antonio, por parte de la Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos, la medalla Ángel Trías, y que aprovechando la ocasión le solicitó una entrevista y ésta se realizó en el restaurante del Hotel Presidente. En esos días estaba muy vivo en la sociedad el interés por saber quién sería el candidato para sustituir en el gobierno a don Manuel Bernardo, y por eso en algún momento de la plática Octavio Páez le soltó llanamente al licenciado el comentario de que él sería muy buen gobernador, y ya con esa entrada el licenciado se expresó en términos de que si eso llegara a suceder, él se encargaría de poner en movimiento todos los recursos que tenía y que se estaban malbaratando o desperdiciando; le confió al periodista que la maquila no era una solución sino sólo un paliativo, y que lo que realmente hacía falta era aprovechar los recursos naturales. Concluye el periodista Octavio Páez con el dato de que Manuel Bernardo Aguirre y Óscar Flores se encargaron de apuntalar con López Portillo la candidatura de Óscar Ornelas, y que de esta manera Chihuahua perdió la oportunidad de tener a un gobernador que le hubiera dado un rumbo muy diferente a la economía y al progreso del estado. En cuanto a la biografía del licenciado, hay que advertir lo siguiente: desde que empezamos a recopilar los datos más elementales, nos percatamos de que en los libros más importantes dedicados a las biografías de mexicanos ilustres, apenas se hace referencia a su trayectoria; por ejemplo, en la más actualizada de esta obras, la de Humberto Musacchio, titulada “Milenios de México” y presentada en tres voluminosos tomos, sólo se le dedican unas líneas que a continuación transcribimos textualmente:

Nació en Hidalgo del Parral, Chihuahua (1907). Licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia (1930). También hizo estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue asesor del Departamento del Distrito Federal (1930- 36). Colaboró con la dirección del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (1936-45). Durante la Segunda Guerra Mundial formó parte del Comité para la Defensa Política del Continente Americano. Fue director del Instituto Mexicano del Seguro Social en el sexenio de (1952-58). Ocupó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público durante los períodos presidenciales de Adolfo López Mateos (1958-64) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-70). En estos 12 años aplicó una política económica conocida como “desarrollo estabilizador”. Presidió el Banco Interamericano de Desarrollo de 1971 a 1987, año en que renunció, pese a que había sido reelegido para continuar en el cargo hasta 1991. Durante su gestión, el número de países miembros pasó de 23 a 43 y el monto acumulado de los préstamos de 4,000 millones de dólares a 30,000 millones. En diciembre de 1988 fue designado director general de Banamex. Doctor honoris causa de la Universidad de las Américas. Es autor de El desarrollo estabilizador (1999).

Como se puede constatar, la información no podía ser más escueta, y por eso, animados con la idea de que encontraríamos muchos más datos, nos dirigimos al Diccionario Porrúa, historia, biografía y geografía de México, obra de cuatro voluminosos tomos considerada como la más completa y confiable. Sin embargo, no encontramos en las páginas correspondientes el nombre de don Antonio Ortiz Mena. Podemos suponer que en algunas instituciones de educación superior, en algunas universidades de México, se han elaborado tesis y ensayos biográficos, y hasta podemos suponer que hay otras fuentes bibliográficas, por lo que tenemos el propósito de auxiliarnos con todo ese material; también buscaremos entrevistar a personas que lo conocieron de cerca, así como a sus familiares, pero por lo pronto y para no dejar pasar más tiempo, vamos a presentar aquí algunos datos que tenemos a la mano.

Las Raíces Chihuahuense

Antonio Ortiz Mena nació el 18 de abril de 1907 y fue el mayor de los hijos del matrimonio formado por Antonio R. Ortiz y María Mena, ambos pertenecientes a una familia de gran raigambre en Parral. Cuando nació Antonio, sus padres se encontraban de viaje en España, y por esa razón le tocó en suerte nacer en Barcelona, según se puede constatar en la tarjeta que sus padres hicieron circular entre sus amistades de Parral. El periodista parralense Rubén Rocha agrega el dato de que ese acontecimiento tuvo lugar en la calle de Ramble Cataluña, número 43, agregando el dato de que dos meses más tarde regresaron a Parral con su pequeño hijo, llevándolo casi de inmediato al Registro Civil, donde quedó anotada esta información y el nombre de Antonio Benito Ortiz Mena. Hace varios años intentamos verificar esa información, pero no fue posible debido a que el libro correspondiente desapareció del archivo del Registro Civil de Parral. Doña María Mena, la madre de don Antonio, era descendiente de dos familias de abolengo en Parral: la de la señora Virginia Aizpuru Merás (nació el 11 de mayo de 1846), y la de don Antonio Mena (n. 1844), quien estudió en la Escuela de Medicina de la Ciudad de México la carrera de químico farmacéutico. El padre de don Antonio se llamaba Antonio R. Ortiz, originario del estado de . Utilizaba la “R” porque su madre se apellidaba Retes y era costumbre de Estados Unidos usar la inicial de esa manera. Era minero y había llegado años antes a Parral, estableciendo una gran amistad con el señor Francisco Gómez, que fue quien le presentó a la familia de la señorita María Mena. Don Antonio Ortiz y doña María Mena procrearon diez hijos: Antonio, Rafael, Virginia, Elena, Mario, Armando, Raúl, Jaime, María y Susana. Los primeros nacieron en Parral, el resto en la Ciudad de México. Hasta hace dos años vivían sólo Raúl (1917) y doña María Ortiz viuda de Aveleyra; sin embargo, el señor Raúl Ortiz falleció hace unos meses y actualmente sólo vive doña María. Informa el historiador parralense Rubén Rocha, que el pequeño Antonio Benito estuvo en Parral hasta la edad de 5 años, que su casa se encontraba ubicada en el número 28 de la antigua calle Colegio. La familia Ortiz se trasladó a la capital de la república, en donde Antonio realizaría sus estudios; primero en los colegios Alemán y Franco Inglés, posteriormente en la Escuela Nacional Preparatoria, cursando la carrera de abogado en la Facultad de Jurisprudencia de la UNAM, en donde se recibió con los máximos honores. Como post-grado, hizo la licenciatura en la Facultad de Economía de la misma universidad. Se casó en la Ciudad de México con la señorita Martha Salinas Sáenz, también de raíces parralenses; sus padres radicaron por algunos años en Parral, en donde nacieron tres de sus hijos, pero por motivo de la revolución tuvieron que emigrar hacia El Paso, Texas. El matrimonio Ortiz Mena-Sáenz tuvo cinco hijos: Antonio, Patricia, Martha, Carlos y Regina (Ver el libro “Parralenses distinguidos” de Rubén Rocha).