Interpretación Iconológica De Las Pinturas Negras De Goya
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Interpretación iconológica de las pinturas negras de Goya SANTIAGO SEBASTIÁN «Porque es indudable que en Goya existe todavía ese rescoldo de humanismo después per- dido, que le permitía entender y emplear el lenguaje de la fábula». (Diego Angulo) Las investigaciones más recientes acerca de Goya cuándo empezó a vivir Goya ni en qué fecha reali- están preocupadas fundamentalmente por los pro- zó las famosas pinturas. Se cree que le acompañó blemas iconográficos ya que ellos permitirán una su «ama de llaves», Doña Leocadia Zorrilla de interpretación más ajustada de la obra del gran pin- Weiss. Si es cierto que en abril de 1820 Goya vivía tor aragonés. Por otra parte, ello es de gran inte- en ella y que en 17 de septiembre de 1823 el pin- rés, como apuntó Bialostocki, por el papel clave que tor otorgó escritura de donación a favor de su nie- representa Goya en la evolución de temas icono- to Mariano de Goya, que entonces contaba dieci- gráficos que hasta él permanecieron casi inaltera- siete años. A finales de 1819 Goya salió de una bles. Es verdad que gracias a Goya se abrieron las grave enfermedad y buscó este retiro para huir de puertas del arte moderno, conviene puntualizar la ciudad, cuyo ambiente era irrespirable por la ahora cuál fue su personal aportación en la inter- opresión, la delación y la hipocresía; por otra par- pretación de viejos temas. Sin duda, su papel se ha te, la Inquisición le había abierto de nuevo expe- de agigantear: esa impresión, al menos, tengo, y diente, e incluso podía meterse en su vida privada. quiero corroborarla con la aplicación del método Gassier y Wilson puntualizan al respecto: «En el iconológico a un conjunto de pinturas tan expre- caos político y económico en que se hunde Espa- sivas y singulares como las que pensó y realizó a la ña, la Quinta del Sordo será para él un refugio de hora de decorar dos salas de su casa particular, la paz, quizá su última morada; allá podrá vivir y tra- conocida como Quinta del Sordo, cuyos muros re- bajar lejos de las miradas indiscretas, con esa jo- cogieron su personal visión del mundo en un mo- ven compañera cuya elegante y melancólica figura mento crucial no sólo de la historia de España sino pintara a la misma entrada de la casa, sobre el lienzo del arte occidental. Como verá el lector, ha sido mi de pared izquierdo de la pieza principal» 2. Esta mu- propósito al intentar esta investigación poner de jer, según el testimonio directo del pintor Antonio manifiesto la base humanística del arte de Goya. Brugada, autor de un inventario de la Quinta, fue Nos es ahora la ocasión de discutir el breve re- anotada como «La Leocadia», que es la que acaba- tiro del pintor en esta mansión, situada en las afue- mos de mencionar. Parece que Goya se hallaba en ras de Madrid y conocida como la Quinta del Sor- el momento propicio para pintar su testamento, la do 1. La verdad es que no se sabe con certeza obra que resumirá cuanto hasta entonces había apa- recido en forma fragmentaria en sus pinturas, gra- 1 Remito al lector al documentado estudio de F. M. SÁNCHEZ CANTÓN y X. DE SALAS: Goya y sus pinturas negras en la Quinta 2 P. GASSIER y J. WILSON, Vida y obra de Francisco de Goya, del Sordo, Barcelona, 1963. Trad. Editorial Juventud, Barcelona, 1974, pág. 315. 136 SANTIAGO SEBASTIÁN bados y dibujos. La rápida donación a su nieto se Escorial, en 1775, y poco después en el Palacio del explica porque, vuelto Fernando VII, temió que se Pardo, donde mantiene las ideas convencionales al la pudiera confiscar la política antiliberal que se uso. El pintor aragonés rompió con estos recetarios avecinaba; reincidiendo en este temor, marchó a al decorar, hacia 1790, la mansión campestre de los Francia en 1824. Duques de Osuna: La Alameda. Por ello, en 1820, Hasta hace dos decenios la crítica no llegó a tras la catarsis espiritual sufrida por Goya, al deco- plantearse el problema del significado del conjun- rar su propia casa, no tuvo imposiciones de mece- to de las llamadas Pinuras Negras, que, tras una se- nas, y meditó profundamente un plan —casi di- rie venturosa de viajes, encontraron honroso espa- ríamos un programa— con un hilo conductor, que cio en el Museo del Prado. Uno de los primeros unió y ordenó los temas elegidos, de acuerdo con en intuir el significado de la Quinta del Sordo fue una tradición humanística, y con trazos bastante mi maestro Don Diego Angulo, dejándolo consig- firmes, según veremos. nado en una nota de Archivo Español, cuyo interés En cuanto a la disposición de las pinturas en las sobrepasa con mucho la modestia con que fue es- Salas Baja y Alta de la Quinta sigo los planos de crita 3. Don Diego atacaba a la crítica tradicional Gassier, basados en la obra monumental de Sánchez que juzgaba superficialmente aquellas pinturas Cantón y Savier de Salas, antes mencionada; tu- como mero capricho; declaraba abiertamente que vieron en cuenta los dos inventarios existentes: el las pinturas no le parecían hijas del capricho sino de Brugada, de 1828, y el de Yriarte, de 1867. Pese que aquellos temas habían sido «pensados y orde- al humor de Goya, no es admisible que pensase te- nados de acuerdo con una idea central que liga y mas tan tremebundos para una pieza que serviría justifica su presencia en el conjunto». Intuyó que sólo ocasionalmente de comedor. La misión de las Goya fue movido por un estado de ánimo triste, piezas fue otra. al que se podía calificar de melancólico. Coincidía El programa de la Sala Baja parece bastante co- con la clave usada por Nordström en una mono- herente en sus tres parejas de composiciones, co- grafía memorable, publicada el mismo año en Sue- locadas en muros opuestos. El visitante, al pene- cia. Sin duda alguna, la gran monografía de Folke trar, encontraba en el muro del fondo las dos Nordström, Goya, Saturno and Melancholy 4, nos pinturas más importantes: Saturno devorando a un dio una interpretación magistral no sólo de esta se- hijo y Judit y Holofernes. Angulo, Nordström y rie sino de otras de Goya. Glendinning han subrayado la importancia de esta El más reciente trabajo de interpretación de la pareja de temas, especialmente el de Saturno, al que Quinta del Sordo se debe a mi amigo Nigel se ha considerado como clave del conjunto. Pero, Glendinning 5. Ha analizado el interés de Goya en consideremos los cuadros separadamente. agrupar sus obras bajo distintos motivos; por otra La imagen terrible de Saturno devorando a su parte la decoración de una villa como la Quinta hijo no viene de la tradición clásica; este mensaje mencionada tenía esquemas iconográficos más o siniestro fue forjado como imagen en la Edad Me- menos fijos desde el siglo XVI. Glendinning nos dia y vino a dar el tipo humano llamado «satur- recuerda que Menestrier en su Art des emblèmes (Pa- niano» para señalar al hombre de temperamento rís, 1684) da la temática para la decoración de ca- sombrío. Se explicaba que los humanos nacidos sas de campo, con escenas de la vida rural y hasta bajo la influencia de Saturno estaban condenados otras espigadas de Ovidio. Estas normas las siguió a la melancolía, podían ser sabios pero no felices; Goya al diseñar los tapices para el comedor de El por otra parte, Saturno era el responsable de los desastres que azotaban a la humanidad: guerras, hambres, inundaciones, etc. Nuestro famoso An- drés de Li en su Repertorio de los tiempos 6, 3 D. ANGULO, «El Saturno y las pinturas negras de Goya», Archivo Español de Arte, Madrid, 1962, núm. 138, pág. 173. 4 Publicada en Uppsala Studies in the History of Art, Uppsala, 1962. 5 N. GLENDINNING, The Interpretation of Goya’s Back Painting. Discurso inaugural del curso 1977-1978 del Queen 6 Cito por la edición de Toledo de 1546, reeditada en Bar- Mary College, University of London. celona en 1978, por la Editorial Bosch. INTERPRETACIÓN ICONOLÓGICA DE LAS PINTURAS NEGRAS DE GOYA 137 incunable zaragozano de fines del siglo XV, dice al figuras de María, con Virtudes, especialmente las respecto sobre el carácter de Saturno: «Muestra des- Cadinales; en este sentido quiero mencionar un trucción, muerte, tristura, lloro y sospiro y sobre ejemplo realizado por un cuñado de Goya, fray todo el pensamiento del hombre y sobre toda cosa Manuel Bayeu, a principios del siglo XIX en la igle- vieja y antigua». Panofsky ha puntualizado sobre sia cartujana de Valldemossa, en cuya cúpula apa- esta imagen del mito de Saturno afirmando que fue rece Judit en una pechina en relación con la Tem- favorita de los artistas bajomedievales, quienes re- planza 11, como ya la mencionaba San Ambrosio currieron tanto a la imagen de antropofagia como en el siglo IV. al motivo de la pierna rota, y concluye: «En una Quizá se ha exagerado la relación Saturno-Judit forma más o menos clasicista, ambas escenas con- con base en el precedente del programa del techo tinúan hasta el Alto Renacimiento y el Barroco e italiano que se guarda en el Museo de Jacquemart incluso hasta después; el horrible Saturno de Goya André, de París, atribuido al artista italiano es conocido de todo el mundo» 7. Girolamo Mocetto (muerto en 1531) 12, y que Nordström ha encontrado en esta imagen una traen a colación tanto Angulo como Nordström. pieza clave para su hipótesis y otro tanto hay que Seznec recuerda que es discutible el orden de las decir con respecto a Angulo, quien se pregunta: figuras y por tanto no sabemos si las vecinas de «¿No debía de tener conciencia el propio Goya vie- Saturno y Judit lo estuvieron originariamente; se- jo de encontrarse bajo el dominio del dios al con- ría deseable un testimonio humanístico que avalara cebir las pinturas de su casa y la mayoría de sus la disposición de las imágenes de tan complejo pro- estampas?» 8.