MÚSICA / Discos

La Niña de los trumental valiente y atrevida. No hay du- Peines/Antonio da: las composiciones de Sabina, tan sóli- Mairena/Juan Peña das como permeables, agradecen unas Lebrijano buenas dosis de fantasía. Juan Puchades La boda Flamenco y Universidad. Vol. VII Georgie Fame For Café Après-midi Universal EN LA CULTURA gitana una boda es una bo- da, la expresión más alta de la fiesta. En la intimidad familiar la expresión cantaora ad- quiere además una autenticidad y unos ma- tices que no siempre se dan cara al público. Por añadidura, el casamiento que recoge es- ta grabación no es uno cualquiera. Se trata ENELLONDRES de los primeros sesenta, Fa- de una conjunción estelar de difícil repeti- me era el gran propagandista de los ritmos ción. La gran Pastora Pavón, La Niña de los afroamericanos. Desde el escenario del Fla- Peines, y don Antonio Mairena apadrinaron mingo (aquí se incluyen algunos temas en a Juan Peña, El Lebrijano, en su boda con la directo), el organista y cantante instruía a la bailaora Charo Cortés. Corría el año de 1964 ansiosa tropa mod y deleitaba a inmigran- y Alfonso Eduardo Pérez Orozco, amigo del tes jamaicanos, soldados estadounidenses La Piriñaca tendiendo ropa (1969), foto de Colita. entonces joven cantaor, inmortalizó la fiesta de permiso o estudiantes africanos. Esta re- en un magnetofón de carrete de aquellos copilación, confeccionada en Japón, final- tiempos. Supongo que ello ocurrió por la mente muestra toda la amplitud de su arse- amistad entre estos dos últimos y gracias a nal. Conocíamos su dominio del soul, el ella podemos gozar ahora de un documento jazz bailable y diversas variedades del Cantes a pie de fiesta histórico de incalificable valoración. Pasto- rhythm and blues, pero Georgie también ha- ra, ya en el ocaso de su vida (moriría cinco cía calipso y ska (entonces conocido como Se reedita la antología del cante flamenco que dirigió años después), canta con todo el sentido. blue beat), aparte de incorporar elementos Don Antonio estaba en un momento de ab- cubanos, brasileños y sudafricanos. Sencilla- José Manuel Caballero Bonald en los años sesenta soluta plenitud. A ellos se suma Pepe Pinto, mente, no había entonces una banda tan Juan, el contrayente, y su madre, María, La políglota y exuberante. Lastima que Fame Perrata. Todos ellos acompañados por Pe- no entendiera que los tiempos exigían que se estaba perdiendo en las voces de dro Peña, hijo y hermano de los últimos. En autoexpresión y cancionero propio. Esas ca- Por Fermín Lobatón los que eran sus depositarios, a los que no los 78 minutos de fiesta por bulerías cabe rencias le terminaron condenando al circui- se había grabado nunca”. El método elegi- tanto cante que es imposible de enumerar. to de salas de fiesta, hasta que, bendito sea, ERAN LOS sesenta y corrían tiempos de re- do para los registro —tras un meticuloso Hay que escucharlo sin prisas y deleitarse se atrevió a volver al jazz. Diego A. Manrique valorización del cante flamenco. Existe ge- trabajo de campo— posibilita una atmósfe- por encima de la calidad técnica de una neral coincidencia en que el arranque de ra natural. A principios de los sesenta viajó grabación de hace 47 años. Fermín Lobatón. ese fenómeno tiene mucho que ver con la por Andalucía a la búsqueda de localizacio- Guillemots publicación en 1955 de la legendaria Anto- nes que sumar a sus conocimientos de logía de Hixpavox, dirigida por el guitarris- buen aficionado. Entre 1963 y 1965 se hicie- Varios Wrasse / Harmonia ta Perico el del Lunar. Un inaudito afán de ron tres viajes con un técnico y un “apara- La Habana canta Mundi catalogación nace dentro de este arte con to de aquellos tiempos” (un magnetófono a Sabina esta obra, y el mercado del microsurco pa- horizontal) ya para grabar. “Aun a costa de Sony Music trio, recién inaugurado, se inunda de Anto- emplear muchas cintas”, recuerda el escri- logías: una docena bien larga de grabacio- tor, “el aparato se ponía a funcionar desde nes que va hasta la publicación en 1982 de el principio, para no tener que parar cuan- la Magna antología, que dirigió José Blas do surgiera el cante”. El Archivo Vergara EL CUARTETO londinense que asombró con Vega. Dentro de esa corriente hubo una de no es su única aportación al flamenco, pe- el luminoso carácter muy singular: el Archivo del cante ro sí de la que parece más satisfecho. “Es- ENTRE LAS muchas influencias que confor- (2006) y se dispersó con el embarullado flamenco Vergara (1968) conocido así por toy orgulloso de haber grabado a esa gente man el amplio discurso de Sabina está la Red (2008) regresa a la senda de la melan- la desaparecida casa que lo publicó. entonces desconocida que murió poco des- de la nueva trova; así que este homenaje colía y retoma una condición inicial, la de El Archivo, aunque con afán antológico pués, y de haber recogido esta expresión cubano es como el billete de regreso de un banda fascinante, que nunca debió per- y clasificación de los cantes, se diferenció del flamenco doméstico, que es un puente viaje musical, con artistas de la isla rele- der. La voz de suena deli- del resto de antologías porque no se utiliza- entre el clásico y todo lo que habría de yendo sus temas. El resultado es un tanto ciosamente dolorida, implorante pero ron estudios de grabación. Sus autores fue- venir después”. Caballero Bonald no fue el irregular, con excesiva tendencia a impreg- nunca afectada en el tema central, Vermi- ron a las fuentes, a los lugares donde esta- único intelectual de aquellos años en inte- narse por esa melancolía tan propia de la llion,oI don’t feel amazing now, una de ban unos artistas casi desconocidos: Juan resarse por el flamenco. Entre otros, él cita trova (al margen queda Milanés, bordan- esas baladas llorosas que se clavan en el Talega, Manolito de María, El Negro de El a Fernando Quiñones o a los hermanos do Una canción para la Magdalena, de la corazón. Pero no todo es congoja: tam- Puerto, Luis Torres Joselero, Tía Anica La Moreno Galván, a la vez que advierte: “Fue que es coautor). Pero el asunto toma cuer- bién hay hueco para el rock de garaje (ful- Piriñaca… Más de una treintena de cantao- un contado grupo de escritores, porque en po cuando la imaginación entra en juego y gurante Ice room), la psicodelia desafora- res fueron registrados con una metodolo- otros muchos existía un cierto rechazo, Quién me ha robado el mes de abril se da (The basket) y hasta un par de cortes gía inédita entonces: a pie de calle o de producto sin duda de una mala educación transforma en son lúdico de la mano de que rondan los nueve minutos sin que fiesta. Es algo que subraya el director del cultural. Se identificaba al flamenco con Carlos Kalunga, Que se llama soledad se uno apenas se dé cuenta. Walk the river proyecto, el escritor José Manuel Caballero una vida tabernaria o prostibularia”. ț embebe de jazz latino (en la voz de Hay- no es un disco revolucionario, pero sí bri- Bonald: “Siempre se grabó en patios de dee Milanés), A la sombra de un león se llante, en el que la única duda estriba en si vecinos, tabernas y, sobre todo, ventas”. El Archivo del cante flamenco Vergara (BMG-Sony). viste de son o cuando 19 días y 500 noches Dancing in the devil’s shoes no recordará Archivo pretendió “recoger una tradición 4 CD + libreto de José Manuel Caballero Bonald. Frank Fernández la pervierte en pieza ins- demasiado a The Killers. Fernando Neira

CHAMPÁN Y ROCK EUROPEO / Mirlos en Britania Por Sabino Méndez

ES MUY DIFÍCIL rastrear el momento exacto en que la música durante años por el muñón victoriano. En Acton, más ma- en 1945 y, aunque Salinger publica el suyo más tarde, está afroamericana empezó a influenciar a Europa. Baste decir yor, podemos encontrar datos concretos como el piano de datado que algunos fragmentos seriados aparecieron ese que se coincide en la importancia que tuvo la gira europea David Plunkett-Green que traía el blues de Harlem. O el mismo año. Sincronía. ¿Por qué un relato conquistó el mun- de la compañía Blackbirds en la década de los veinte, pero éxito de la importación de discos estadounidenses de vitrola do (acabando hasta en el bolsillo del asesino de John Len- que de las interpretaciones de su principal figura, Florence que hacía un tal Tom Douglas. Como curiosidad chocante non) y el otro conoció sólo oscuridad y culto? La respuesta Mills, se ha perdido todo registro sonoro o cinematográfico. para nosotros: ¿qué bebida pusieron de moda para escu- podría estar en que resulta menos incómodo identificarse ¿Qué nos queda, pues, para hacernos con todo ese pasado charlos? ¿Quizá bourbon de Tennessee? ¿Los cocktails recién con el protagonista de Salinger porque éste, prudentemen- oscuro? Solamente los libros de los apasionados que nos inventados? No. La respuesta es, nada menos que… ¡nues- te, omite cualquier rasgo de sensualidad y sexualidad explíci- cuentan su época. En las obras de los escritores que querían tro fino de Montilla y Moriles! Todo ello queda deliciosamen- ta que pudiera violentar al lector. Ahora vendrán tiempos de retratar de alguna manera su tiempo, podemos encontrar, te retratado en Harold Acton, pero donde encontramos más inevitables comparaciones y se dirá que, tal como Salinger buscando con cuidado y detenimiento, sensaciones y sono- claramente proyectados tales rasgos (recuperación de la hurtó su figura al público, Welch con la parálisis que le ridades que dan noticia de que algo estaba cambiando. En sensualidad, redefinición de la percepción, nuevas escalas llevaría pronto a la muerte tenía la perfecta biografía maldi- ese sentido, y a la espera de que alguien tenga a bien tradu- de valores) es en la peculiarísima novela de Denton Welch. ta para convertirse en autor de culto. Sólo cabe observar que cir el Nigger Heaven de Carl Van Vechten, es interesante Welch, que se forma en ese mundo, produce años después, Welch no pudo elegir su desgracia y Salinger sí que tuvo la hacer una lectura cruzada de dos libros: las memorias de cuando un accidente de bicicleta lo convierte en paralítico, oportunidad de decidir su extraño destino. ț Harold Acton y el extraño camafeo de Denton Welch titula- una evocación adolescente que es una fiesta para los senti- do En la juventud está el placer. En ambos autores, forma- dos. El protagonista, Orvil Pym, es una especie de Holden En la juventud está el placer. Denton Welch. Prólogo de Julio José dos y crecidos en la Inglaterra de la década de los veinte, Caulfield de El guardián entre el centeno pero mucho más Ordovás. Traducción de Albert Fuentes. Alpha Decay. Barcelona, asoman ya novedades como la primera reivindicación des- poliédrico. Donde Salinger cincela con primitivismo azteca, 2011. 232 páginas. 19 euros. Memorias de un esteta. Harold Acton. preocupada de lo gay o la recuperación de lo rítmico y lo Welch pinta todo lo que está al alcance de la mano y los ojos Traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar Barrena. táctil después de una Britania secuestrada artísticamente (palabras de William Burroughs). El libro de Welch aparece Pre-Textos. Valencia, 2010. 672 páginas. 35 euros.

20 EL PAÍS BABELIA 24.09.11