Febrero De 2020. Dossier Dedicado a "En Torno Al 23-F"
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA febrero 2020 2491 19 - La Albolafia 2386 ISSN: Revista de Humanidades y Cultura DOSSIER: EN TORNO AL 23-F Coordinado por José Luís Rodríguez Jiménez Revista científica de periodicidad cuatrimestral Director: Luis Palacios Bañuelos www.albolafia.com/[email protected] LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA Revista científica digital de periodicidad cuatrimestral Director Luis Palacios Bañuelos Edita: La Albolafia: Asociación de Humanidades y Cultura Colabora: Instituto de Humanidades de la Universidad Rey Juan Carlos LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA 2020 © La Albolafia: Asociación de Humanidades y Cultura No se permite la reproducción total o parcial del contenido de la revista, así como su transforma- ción, distribución o comunicación pública salvo autorización expresa. Las instituciones que editan esta revista no asumen necesariamente los criterios expuestos en los artículos firmados por sus respectivos autores, únicos responsables del contenido de los mismos. Publicación editada en Madrid (España) ISSN: 2386-2491 www.albolafia.com LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA CONTENIDOS ÍNDICE DE CONTENIDOS Dossier | En torno al 23-F Introducción 9-12 por José Luís Rodríguez Jiménez La bibliografía y los documentales sobre el 23-F 13-52 por José Luís Rodríguez Jiménez El involucionismo militar tras el 23-F: fracaso y desaparición (1981- 1986) 53-78 por Roberto Muñoz Bolaños La Policía española -Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil- en el golpe de Estado del 23-F 79-94 por Miguel Ángel Águila Sánchez El ruido de sables hasta el 23-F. Una visión desde la revista “Fuerza Nueva” 95-110 por Miguel Madueño Álvarez La permanencia del imaginario franquista en los militares golpistas du- rante la Transición 111-132 por Laura González Piote Ensayo bibliográfico: La derecha (ultra, extrema, radical) en el escenario político actual: una radiografía del presente sin olvidar el pasado 133-140 por Alfredo Crespo Miscelánea Carlismo, guerra y violencia: los sucesos del 3 de febrero de 1835 en Bolaños y sus consecuencias 143-160 por Francisco Asensio Rubio Cartografía del poder aéreo en el periodo de entreguerras (1919-1939) 161-184 por Roberto Muñoz Bolaños El aula como ámbito de interacciones sociales. Extractos, glosas y co- mentarios 185-210 por Fátima Martín Sánchez Los puertos francos y su influencia en el mercado del arte por Arturo Sánchez-Vasconcellos Méndez, Ana Vico Belmonte y Jesús 211-238 Palomo Martínez 5 LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA CONTENIDOS Reseñas bibliográficas Javier Mariño de Gonzalo Torrente Ballester 241-242 Seis años de mi vida (1939-1945) de Federica Montseny 243-244 Socialista a fuer de liberal. Orígenes, desarrollo y consecuencias de la Guerra Civil 245-246 española según un ministro del PSOE de Indalecio Prieto Eugenio o proclamación de la primavera, de Rafael García Serrano 247-248 LA ESPAÑA SOÑADA. José Castillejo, un regenerador desde la Institución Libre de Enseñanza, por Isabel María Pascual Sastre 249-252 Libros recibidos LA ESPAÑA SOÑADA. José Castillejo, un regenerador desde la Institución Libre de Enseñanza, de Luis Palacios Bañuelos 255-258 Equipo editorial Componentes del Equipo Editorial de La Albolafia: Revista de Humani- 259-261 dades y Cultura Números anteriores y próximo número Números anteriormente publicados 262-263 Próximo número 264 6 Dossier En torno al 23-F LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN Un golpe de Estado pretende la ruptura del marco legal de una sociedad, para establecer un nuevo ordenamiento jurídico y político, esto por lo menos, y cultural; otro objetivo de los gol- pistas es causar miedo, amedrentar a quienes no comparten sus ideas y, sobre todo, a sus anta- gonistas y a quienes se sentirán tentados de organizar algún tipo de resistencia, a corto o medio plazo, para así desmovilizarlos. Necesita de un caldo de cultivo y de una justificación, previa y a posteriori. La documentación existente sobre cada golpe de Estado es muy variable, en función del rastro dejado por los planificadores y ejecutores del golpe y, por supuesto, de los soportes documen- tales existentes en la época en que trascurren los acontecimientos. Si el golpe triunfa, lo lógico es que los golpistas no solo oculten, sino que destruyan una parte de la documentación sobre los preparativos, por ejemplo, la relativa a su financiación y a los apoyos externos, y sobre su ejecución y represión consiguiente, si este fuera muy sangriento. En cambio, si el golpe fracasa, solo una parte de los implicados tienen la oportunidad de destruir una parte de los documentos incriminatorios, como los referidos a los planes sobre los considerados enemigos y castigables; no obstante, las circunstancias son muy variables, y el general Emilio Mola, en una situación de golpe relativamente fracasado, no se preocupó por destruir documentación con esa informa- ción. En cualquier caso, a menudo es posible recuperar contenidos de documentos destruidos por alguno de los conspiradores, pues pueden existir copias de los planes y objetivos en papel, fotografías o grabaciones y, además, tras su fracaso, el Gobierno que se ha pretendido derribar ordenará la pertinente investigación. Más que nada para, en beneficio de su propia seguridad, conocer los objetivos de los golpistas y, lo principal, la totalidad de los implicados, para susti- tuirlos por personal fiel al orden establecido; objetivo este que nunca es posible alcanzar por completo. Siendo el golpe del 23-F un golpe fracasado (si bien, inmediatamente después UCD y PSOE negociaron el reordenamiento del Estado autonómico, sobre todo lo referido a las competen- cias de las Comunidades, y el Ejército comenzó a participar en la vigilancia de la frontera fran- cesa, para que la lucha antiterrorista fuera más eficaz), lo lógico es pensar que los vencedores dispusieron de abundante documentación sobre el planeamiento y ejecución, y desde luego de los jefes militares implicados, más fáciles de identificar que los civiles; y también de los tibios, neutrales o no dispuestos a la defensa activa de los contenidos de la Constitución de 1978. Ob- viamente, lo que más interesa conocer en estos casos es la postura y actuación de quienes están en disposición de ejercer la fuerza mediante las armas, Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguri- dad, aunque también de impulsar alguna presión civil en las calles de la capital del Estado y el resto de principales ciudades. También es lógico pensar que quienes han resistido a un golpe de Estado, comenzando por quienes han tenido un mayor protagonismo en conseguir su fracaso, tendrán mucho interés en la detención de todos los golpistas y en la sustitución de los dudosos con mando en tropa; aun- que solo sea por espíritu de supervivencia, de sus personas y de las instituciones que han de- fendido, no sea que los golpistas no castigados se reorganicen, arrastren a una parte de los ti- bios y sean capaces de dar otro golpe de Estado que, este sí, triunfe. Sin embargo, ninguna de estas dos condiciones, detención y sustitución, se cumple completa- mente, sino muy parcialmente, en el caso del 23-F. Ni el presidente del Gobierno ni el ministro de Defensa informaron sobre la totalidad de los implicados en el golpe, ni sobre los que no acudieron en socorro de las instituciones (el artículo 8 de la Constitución decía, y dice, que una de las misiones de las Fuerzas Armadas es defender “el ordenamiento constitucional”); más bien, los políticos continuaron haciendo política, los principales con un estilo distinto, sabiendo 9 LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA INTRODUCCIÓN que buena parte de las Fuerzas Armadas heredadas del franquismo, eran contrarias a su forma de gestionar los asuntos de Estado. Insistimos, las autoridades no informaron a la ciudadanía de una parte de los hechos acontecidos y no ordenaron poner a disposición de los tribunales y de los medios de comunicación las pruebas que existían sobre la totalidad de los implicados en el golpe, y menos aún expresaron una palabra de disgusto o protesta por el hecho de que varios capitanes generales y otros jefes militares no se sumaran al golpe de Armada-Milans, o al que ellos ponían otro nombre, mediante la ocupación de sus correspondientes regiones militares, pero sí alentaron su triunfo o tomaron alguna medida para que así sucediera. Quien estaba en disposición de hacerlo, el Gobierno, no quiso, y tampoco la oposición, que se reunieran y salie- ran a la luz las pruebas disponibles, es decir, que no cumplió con su obligación (o no debía, o no podía, en aquella coyuntura tan crítica por varias circunstancias); dicho de otra forma, par- cialmente, por activa y por pasiva, los poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, colaboraron en su ocultación, tema sobre el que merece la pena rastrear las palabras de Alberto Oliart y Fran- cisco Laína en medios de comunicación y documentales. El Gobierno tampoco tomó medidas que implicaran tanto un señalamiento (el general Torres Rojas había sido trasladado, antes del 23-F, del mando de la División Acorazada Brunete al Gobierno Militar de La Coruña, lo que nos recuerda el traslado, a finales del invierno de 1936, del general Mola del mando del Ejército de África al del Gobierno Militar de Pamplona) como un pequeño castigo, sin consecuencias penales, de la mayoría de militares que no se habían posicionado en defensa del orden constitucional. No queriendo-atreviéndose a hacerlo, ni pre- tendió su expulsión del Ejército, vía judicial, ni los trasladó. Lo dejó estar, sabiendo del rechazo de la mayor parte de los jefes militares al resultado de la transición de la dictadura franquista a la democracia, y de su simpatía, no absoluta conformidad, hacia el golpe de timón u operación De Gaulle, y de su deseo de, en la tarde del 23 de febrero de 1981, sumarse al golpe que Tejero- Milans del Bosch estaban protagonizando, estuviera o no el general Armada de por medio, si el Rey se expresaba con claridad, o con medias tintas, a favor de ese golpe, o de cierta rectifica- ción sobre la marcha del mismo.