Revista de Filología Alemana ISSN: 1133-0406 [email protected] Universidad Complutense de Madrid España

Reseñas Revista de Filología Alemana, vol. 21, 2013, pp. 187-320 Universidad Complutense de Madrid Madrid, España

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BARKHOFF, Jürgen / HEFFERNAN, Valerie (Hrsg.): Schweiz schreiben. Zu Kon- struktion und Dekonstruktion des Mythos Schweiz in der Gegenwartsliteratur. / New York: Walter de Gruyter 2010. 321 S.

Es passt zur gegenwärtigen Literaturwissenschaft, davon zu sprechen, dass die Schweiz vor allem durch den Mythos konstruiert und dekonstruiert worden sei. Die Rede vom „Mythos Schweiz“ ist allerdings einigermaßen wohlfeil, weshalb man, folgt man den Herausgebern eines gerade erschienenen Sammelbandes, dem unkritischen Genuss des Mythos die reflexive Arbeit an ihm entgegensetzen müs- se. Vor allem die wirkmächtigen Gründungsmythen wie Rütlischwur und Tellsa- ge, deren Erfindung, Ausgestaltung und Durchsetzung eng mit dem Prozess der Nationenwerdung im 19. Jahrhundert verbunden waren und die das angeblich Be- sondere und Einmalige des Schweizer Gemeinwesens in vielerlei Gestalt formulie- ren, seien kritisch unter die Lupe zu nehmen – und ebenso die Versuche von Lite- raten, sich mit diesen Mythen näher zu befassen. Wichtige Studien wie die von Denis de Rougemont, Ulrich Im Hof, Guy P. Marchal oder Georg Kreis hätten ein differenziertes Panorama schweizerischer Geschichtsmythen entfaltet, tendenziell aber die „Dynamik von Mythosnarrationen“ unterschätzt: Mythen würden nicht nur tradiert und weitergeschrieben, sondern seien auf aktualisierende Um- und Fortschreibungen angewiesen. Die Eigenart des Schweizerischen müsse „geradezu permanent“ diskursiv neu verhandelt werden. Wie wirklichkeitsnah und gegen- wartsrelevant sind die gängigen Bilder, die man sich von der Schweiz macht? Va- riation und Kritik der identitätsstiftenden Schweizer Mythen wurden, wie man weiß, insbesondere in der Literatur und der Essayistik formuliert – man erinnert sich an entsprechende Einlassungen von Friedrich Dürrenmatt, Max Frisch, Adolf Muschg oder Hugo Loetscher. Ob die Auseinandersetzung mit der Heimat und der Kampf gegen deren Mythen auch jüngere Schriftstellergenerationen noch intensiv beschäftigt, ist allerdings nicht so ganz klar. Mit Neugier lässt man sich daher auf die Lektüre von „Schweiz schreiben“ ein. Leider handelt es sich um einen recht gewöhnlichen germanistischen Sammel- band, hervorgegangen aus einer 2006 in Dublin abgehaltenen Tagung, einen Band mit fast allen lässlichen Sünden, die dieses Genre seit Jahrzehnten in Verruf brin- gen: nicht immer einsichtige Zusammenstellung der Beiträge, etwas willkürlich erscheinende Auswahl der verhandelten Themen und immer wieder auch sprachli- che Verstiegenheiten, die die Lektüre nicht gerade erleichtern oder gar zu einem intellektuell-sinnlichen Genuss machen. Die an den Anfang des Buches gestellte Rede von Adolf Muschg darf man getrost überblättern. Nicht aber die instruktive

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Einleitung der Herausgeber, und auch nicht die beiden unter das Motto „Mythos Schweizerliteratur“ gestellten Beiträge von Peter von Matt und Michael Böhler. Ersterer stellt nüchtern fest, dass die traditionelle politische Mythologie der Schweiz für heutige Literaten wie für die heutige Germanistik „immer belanglo- ser“ wird – weshalb er sich, scharfsinnig wie immer, auch lieber mit Keller, Gott- helf, Dürrenmatt und Frisch beschäftigt. Böhler, der auch heute gute Schriftsteller am Werke sieht, „welche die Schweiz aufräumen oder einräumen, umräumen oder abräumen, auch gelegentlich das Feld räumen und das Weite suchen,“ tendiert zum Projekt einer Geografie der Literatur. Dem „Mythos Alpen“ widmen sich vier Aufsätze – unter anderem werden hier Franz Bönis mythische Bergwelten um- kreist und die Spuren von Albrecht von Hallers „Alpen“ (1729) in Alois Brand- stetters Erzählung „Almträume“ (1993) vermessen. Peter Bichsel, Peter Weber und Herbert Meier haben, wie man im dritten Teil der Sammlung genauer verfol- gen kann, den „Mythos Eidgenossenschaft“ literarisch variiert. Dem „Mythos Sonderfall“ sind drei erhellende Studien zugeordnet, in denen es unter anderem um Thomas Hürlimann und Otto Marchi geht. Auch ein „Mythos Multikulturali- tät“ wird postuliert, und in diesem Abschnitt gehe es wild durcheinander zwischen dem „Röschtigraben“-Mythos, Literarischem von Yusuf Yesilöz und Dragica Rajčić sowie Beat Sterchis Roman „Blösch“ (1983). Germanistisches zu Ruth Schweikert, Peter Stamm, Zoë Jenny und Jürg Laederach kann man auch noch lesen, und weil die Tagung in Irland stattfand, steht ein Vortrag über das „keltisch- helvetische Netz“ in Gabrielle Alioths Kinderromanen am Ende eines im Detail sehr lehrreichen, insgesamt aber etwas langweiligen und tendenziell beliebigen Sammelbandes.

Klaus HÜBNER

BESCANSA, Carme: Dorothee von Velsen y la crisis de su mundo. En la novela Vi- vimos un tiempo (1950). Madrid: Entinema 2012. 215 pp.

Dorothee von Velsen (1883-1970) es una de las muchas figuras femeninas del siglo XX que, como Carme Bescansa señala al comienzo de su libro, no han susci- tado hasta el momento el interés de la crítica, de modo que su legado permanece enterrado en el olvido. Sin embargo merece la pena conocer el papel desempeñado por esta escritora como personaje prominente en el movimiento feminista burgués en Alemania, así como el trabajo social que realizó. Igualmente, por tanto, cabe prestar atención a su obra historiográfica y literaria. Con este propósito, Carme Bescansa acomete en este estudio el análisis de la novela Vivimos un tiempo (Wir leben eine Spanne Zeit, 1950), que le permite, por un lado, situar a Dorothee von Velsen en el contexto histórico de la posguerra en la RFA y en el marco literario de la llamada ‘emigración interior’ y, al mismo tiempo, acercar esta figura desco- nocida al público español. La autora no deja de señalar los problemas con los se encuentra ante la tarea de enfrentarse a la obra de Velsen y a su ‘olvido’ en la historia de la literatura alemana.

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La justificación para el desconocimiento viene dada, de una parte, por la continua- da desvalorización de obras de pluma femenina que afecta a muchas escritoras a lo largo del tiempo, sin tener en cuenta, con frecuencia, la calidad estética de los textos. En segundo lugar se plantea, precisamente, la cuestión de si la novela de Velsen es un mero testimonio de su tiempo o si, por el contrario, posee además valor literario. El análisis detallado del texto ofrece los elementos en los que apo- yarse para reflexionar sobre esta cuestión, que la autora del estudio deja abierta. Para Carme Bescansa la relevancia de Vivimos un tiempo reside en la ambivalen- cia de la obra, en la que confluyen dos discursos centrales aparentemente contra- dictorios: la religión y el compromiso feminista. Dorothee von Velsen se mueve libremente entre ambos discursos y, por tanto, entre los postulados ideológicos y estéticos de cada uno de ellos. Este aspecto característico de la novela es amplia- mente explicado por medio de la aclaración de los posicionamientos ideológicos de los personajes. Como se indica en la introducción al estudio, es necesaria una exposición de los aspectos contextuales socio-históricos, políticos e ideológicos previa al análi- sis de la obra, así como la presentación de algunos datos biográficos relevantes sobre Dorothee von Velsen. Esta tarea es acometida en la primera parte del tra- bajo, que proporciona las claves para la interpretación de la novela. La revisión de la biografía en el capítulo 2 se realiza a partir de las memorias de la propia Velsen, que esta publicó en 1956 bajo el título Con la edad llega la plenitud (Im Alter die Fülle). El objetivo de Carme Bescansa no es la mera relación informa- tiva de datos históricos, sino fundamentalmente la aclaración de la visión del mundo que la escritora manifiesta a lo largo de sus etapas vitales. Las memorias son especialmente importantes para la correcta interpretación de la novela, pues- to que no solo presentan una visión retrospectiva de la existencia de la escritora realizada por ella misma, sino que reflejan de modo singular los postulados ideo- lógicos y morales desde los que contempla el mundo en la vejez y que impreg- nan de modo significativo la novela Vivimos un tiempo. Entre otros aspectos destacables, las memorias revelan la esencialidad de los modelos femeninos para la conformación de la conciencia feminista de la escrito- ra. La impronta de figuras como la abuela materna, la madre o la mentora es sub- rayada en el capítulo 2, especialmente en lo que atañe a su influencia en dos ámbi- tos que juegan un papel fundamental en la trayectoria vital y literaria de Dorothee von Velsen: la religión y la feminidad. Carme Bescansa hace hincapié en la inten- sa actividad socio-política de la escritora, al lado de grandes representantes del movimiento feminista como, por ejemplo, Marianne Weber (1870-1954), con quien además compartió una gran amistad y muchas de sus ideas. Ambas compa- ñeras contemplan la necesidad de conjugar los valores cristianos con una mejora en la situación de la mujer, especialmente en el ámbito educativo. La lucha activa de Dorothee von Velsen, sin embargo, se ve mitigada durante la época de la RFA debido a la edad y a las circunstancias históricas, así como, sobre todo, al choque de mentalidad entre las feministas de la primera mitad de siglo y las jóvenes de la posguerra. Mientras que el trabajo social y la defensa de los derechos femeninos

Revista de Filología Alemana 189 2013, vol. 21 187-318 Reseñas en la educación y el trabajo son casi una constante en la vida de la escritora, su pos- tura con respecto a la religión varía con el tiempo. A raíz de sus estudios universita- rios, en época ya tardía, Dorothee von Velsen desarrolla su conciencia de la historia y profundiza en la importancia de la religión. Según esta, el pasado sienta los fun- damentos para la comprensión del presente y para la actuación, siendo, por tanto, un pilar más de la responsabilidad hacia el momento actual y del compromiso político. Esta última idea es recalcada por Carme Bescansa, quien en los capítulos 3 y 4 del libro, dedicados al marco histórico y literario en el que se integra la novela Vivi- mos un tiempo, se centra en dos características fundamentales de la escritura de la ‘emigración interior’, que serán objeto de análisis detallado en la novela en el capí- tulo 5: el corte intimista de la literatura de este momento y su carácter escapista. En cuanto al marco histórico-literario, la autora aporta en los capítulos mencionados, de modo resumido, aquellos datos que considera necesarios para analizar la novela de Velsen. Resulta muy útil al lector no especializado el panorama que presenta, tanto de los hechos históricos como de las dos vertientes literarias esenciales que se desa- rrollan tras la Segunda Guerra Mundial. La confrontación entre la emigración pro- piamente dicha y la ‘emigración interior’ pone de manifiesto las distintas posiciones ideológicas de los escritores y escritoras del momento. Aspectos como el retorno a la espiritualidad o el rehuir la revisión crítica del pasado inmediato, criticados por los escritores del exilio, son compartidos por Dorothee von Velsen y otros autores de la ‘emigración interior’. Se echa de menos la introducción de elementos compartativos con obras contemporáneas a lo largo del capítulo 5, lo que resultaría enriquecedor para la lectura de este trabajo y para profundizar más en la obra descrita. Como parte central del análisis, Carme Bescansa se ocupa de examinar el desa- rrollo del personaje protagonista, Felizitas, con especial atención a su actitud y a la ideología que esta representa. Esta figura refleja la incertidumbre y la sensación de encontrarse entre dos tiempos manifestada por los autores de la ‘emigración inte- rior’. Se acude al pasado para buscar los valores perdidos, necesarios para justificar la actuación humana después de la guerra, y a la religión para encontrar un anclaje a un espacio seguro y firme. La necesidad de compromiso con la realidad actual de la posguerra y con la reconstrucción solo puede pensarse desde dicha seguridad que, siendo además un elemento individualizador, en ocasiones coarta, por otra parte, la acción. Estas ideas son esenciales para comprender el personaje de Felizitas. Velsen trasmite a través de esta figura la vacilación entre el escapismo individualista y la actuación comprometida con la nueva realidad. Al contrastar el personaje principal con otras figuras de la novela, que la escritora ofrece para matizar la postura ideoló- gica de la protagonista, se completa el panorama ideológico de la época y se expre- san las diferentes posturas asumibles en ese momento histórico. La novela Vivimos un tiempo recoge el sentimiento y la frustración de un pueblo ante el horror, pero también la necesidad de recuperación y superación. A partir de las claves que Carme Bescansa ofrece en los primeros apartados de su libro, desarro- lla en el capítulo 5 un estudio de la obra que permite a la autora integrarla en la tra- dición literaria de la ‘emigración interior’, pero desvelando al mismo tiempo algunos elementos subversivos que la alejan de la misma. Dichos elementos constituyen para

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Carme Bescansa un factor renovador. Esta es la conclusión más destacada que se extrae del análisis literario de la novela. Con este estudio, Carme Bescansa aporta un inestimable grano de arena a la investigación sobre la producción literaria femenina del siglo XX. La recuperación de figuras como Dorothee von Velsen contribuye, sin duda, a una mejor comprensión del periodo que abarca desde el cambio de siglo hasta la división de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, ofreciendo la pers- pectiva particular de Velsen y, al mismo tiempo, un panorama en el que se integran muchas otras figuras de la época. Siendo un estudio pionero sobre esta escritora y, como la propia Carme Bescansa indica, emergen a raíz de este libro muchas otras cuestiones de interés relacionadas con Dorothee von Velsen y con el mundo en el que vivió, susceptibles de ser abordadas en futuros trabajos.

Monserrat BASCOY

BURELLO, Marcelo G.: Autonomía del arte y autonomía estética. Una genealogía. Buenos Aires: Miño y Dávila 2012. 222 pp.

Que la categoría de “autonomía” ha sido para el pensamiento estético moderno un ineludible punto de referencia, difícil sería negarlo. La perspectiva de encerrar dicha categoría bajo la forma de una definición (o, incluso, la mera enunciación de la posibilidad de tal perspectiva) no obstante plantea todo un panorama de dificulta- des metodológicas. Ahora bien, el arco de problemas así abierto quizás no sea inson- dable como tal; quizás sea posible, de algún modo, expresar su amplitud en términos finitos, aun abandonada la esperanza de resolver su contenido. El marco de la “Historia de las Ideas” pareciera no ser, sin embargo, el más propicio a la hora de emprender esta indagación. Sobre todo cuando se trata de enfrentar un peligro fun- damental: adoptada la fórmula “autonomía del arte” como punto de partida (por citar una entrada posible al problema), el investigador se expone al riesgo de acabar atribuyendo a aquélla una identidad trascendente; convertida ésta en una entidad puramente ideal, se trataría de estudiar el grado de “pureza” en que la misma se pre- sentaría en tal o cual “momento histórico”, abandonándose eventualmente los térmi- nos reificados a una dialéctica estéril. De ahí que, en Autonomía del arte y autonomía estética. Una genealogía (Miño y Dávila, 2012), Marcelo Burello no sólo renuncie a ensayar una definición de aque- llos dos sintagmas. También se aparta de la pura recopilación de definiciones, ejer- cicio erudito que constituye, en todo caso, el punto de partida de su trabajo (cuya problematización específica se prorroga, significativamente, hasta la “Summa termi- nologicae” que cierra el volumen). Se trata, antes bien, de desentrañar la plurivoci- dad semántica de la que dichos conceptos, en cuanto tales, se han cargado históri- camente. Ya la abierta adopción de un enfoque “genealógico” nos emplaza lejos de una búsqueda del origen, concebido éste como garante de cierto núcleo semántico inmutable. Producción, en síntesis, de cierto punto de vista a través de la (re)construcción diacrónica de un conjunto de redes semánticas, capaz de habilitar un abordaje alternativo del corpus así bosquejado (que al autor, en esta oportunidad,

Revista de Filología Alemana 191 2013, vol. 21 187-318 Reseñas le interesará más bien “sobrevolar”). No en vano reconoce Burello su deuda con la Escuela de la Begriffsgeschichte: es la historia en los conceptos, antes que la historia de los mismos, lo que el autor rastrea en este trabajo. Como hemos dicho, los riesgos son altos. Aun cuando Burello bien nota que la investigación no consiste tanto en acotar su objeto como en “tomar conciencia de la bibliografía que lo recubre”, la cuestión aquí tratada parece especialmente problemá- tica también en este último sentido. Pero la consideración de un vasto arco no sólo bibliográfico, sino también temporal, no debe verse sin más como síntoma de vague- dad en el planteamiento del problema. Burello demuestra, por el contrario, que la precisión en este último aspecto es casi condición de una empresa de tal enverga- dura. Aquí entra en juego el modo en que el autor opera dentro del inevitable grado de arbitrariedad que impone su perspectiva. Como el mismo Burello explicita, en esta ocasión su interés se ha concentrado en la historia de la “estética” más que en la del propio arte. Y sin embargo, ¿en qué medida resultaría legítimo remontar esa historia más allá de principios del siglo XIX? ¿No se trataría de una operación análoga –si bien en otro plano del texto– a la aplicación retrospectiva de la propia noción de “autonomía del arte”? En principio, podría decirse que sí. Pero el autor no sólo previene contra esta “re- semantización retroactiva”; también pone cabalmente en práctica su propia adver- tencia. Cierto es que, a través del libro, Burello cita una serie de instancias más o menos fundacionales a propósito de la “autonomización” del arte, desde los avatares semánticos que median entre la poíesis y la tejné griegas y el ars poetica de los ro- manos hasta la consagración del compuesto “autonomía del arte” de la mano de Adorno. Cada uno de estos momentos pareciera implicar cierto factor originario, dando la impresión de una fundación eternamente diferida. Precisamente por ello, Burello no deja de señalar el carácter convencional de estos momentos, ya sea para desmontarlos como tales o para justificar su consideración a título ilustrativo (como ocurre, en particular, con la Vita nuova de Dante). Podría decirse, entonces, que el autor apuesta por un terreno familiar para, desde allí, dislocar los presupuestos que le han permitido adoptarlo. Así es como, a primera vista, las partes del libro se corresponden con catego- rías más o menos establecidas del relato histórico. Esta organización permite partir de una cuadrícula reconocible, y a la vez confiere a las diversas secciones un orden más o menos cronológico. Bien puede que la pregunta por la “autonomía el arte” excediese los horizontes de sentido de los antiguos griegos. No obstante, éstos sí se interrogaron sobre la peculiaridad de las cosas bellas. Burello se detiene así en la escuela socrática, donde percibe ya una reflexión estética coherente. En este contexto, ve insinuados en Platón y Aristóteles dos aspectos que habrán de verse integrados en el ideal moderno del “genio”: mistificación del poeta en el primero, obra de arte como artefacto especial en el segundo. La formulación del prodesse et delectare horaciano habría conllevado, en todo caso, algo más que una concilia- ción –o bien (o también) una degradación– de aquellos aportes. Desde allí, efecti- vamente, Burello explora las torsiones conceptuales que tuvieron lugar durante el

192 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas período de apogeo romano, abonando el terreno sobre el que se habría de asentarse el universo semántico cristiano. Atravesando la etapa de estancamiento identificada con la premisa “ars ancilla morum”, su itinerario lo lleva a las postrimerías de la Baja Edad Media: en el marco de ésta, Burello se refiere –en parte siguiendo a Curtius– a la “conciencia libresca” de Dante como encarnación perfecta del radical vuelco inaugurado en el Duecento, marcado por una incipiente independización del arte respecto de la religión cristiana (perfilándose, con ello, la autoconciencia y la autorreferencialidad artísticas que se volverán dominantes en el Renacimiento). Sintetizado de este modo, tal esquema podría hacer pensar en una progresión hacia formas cada vez más acabadas de la “autonomía del arte”. Nada más lejos, sin embargo, del abordaje propuesto: la adopción de dicha narración como criterio de inteligibilidad inicial no hace, a lo sumo, más que iluminar sus propios accidentes, en cuyas grietas se moviliza toda una pluralidad de sentidos. Y es que, si el pensamiento “estético” moderno retomó gran parte de las polémicas anteriores, a menudo no fue sino a través de su misma desarticulación. Así ocurrió con la expresión “ut pictura poesis”, por cuanto la idea de autonomía estética supondría, a su turno, la especificidad de cada lenguaje artístico respecto de los otros. No extraña, pues, que Burello considere a Lessing (representado por su Laocoonte) un predecesor directo de la formulación explícita de la “autonomía del arte”, uniendo su nombre a los de Baumgarten, Winckelmann y, sobre todo, Herder. En cambio, la sanción misma del estatuto de autononomía del arte aparece asociada a la “tetralogía” Moritz-Kant-Schiller-Goethe, que Burello sostiene configurando un terreno de conmensurabilidad entre dichos pensadores. Se trata, por cierto, de la parte más extensa de todo el libro, y posiblemente de la más densa a nivel concep- tual: basten, pues, algunas observaciones muy generales. Sin rodeos, Burello observa en la obra de Moritz “la piedra basal del juicio esté- tico moderno”. Destaca, así, la proclamación de la libertad total de la obra en sí, que por ser bella es autónoma, y con ello –como correlato lógico de lo anterior– la liber- tad del receptor. Se detiene luego en la Crítica del juicio: obra ésta que, sin haberse visto motivada por un interés por el arte, pasó de todos modos a ocupar un lugar central en la historia de la Estética. Como señala el autor, la definición ex negativo de lo bello por parte de Kant muestra cómo la autonomía de algo forzosamente se define con respecto a otra cosa, si bien su propio horizonte ilustrado habría impedido a aquél pensar la autonomía estética más allá de su acuerdo con la autonomía moral. Tomando estos aportes previos, Schiller les confirió un valor positivo: allí radica lo que Burello denomina el “giro schilleriano”. Desde esta postura, “el arte es lo más útil que hay, justamente porque no sirve para nada en la esfera práctica”; de ahí su potencia humanizadora, expresada por Schiller como parte de una radical crítica social. En cuanto a Goethe, su lugar a propósito del problema propuesto resulta más ambiguo: más que pensar la autonomía del arte, Goethe “la experimentó cómoda- mente”, afirmándola ante todo en sus propias obras. Este mapa conceptual se verá parcialmente retomado en la sección dedicada al “esteticismo”, precisamente para cuestionar la concepción de éste como engendro

Revista de Filología Alemana 193 2013, vol. 21 187-318 Reseñas directo del romanticismo alemán. Más interesante aun que la descripción de las con- diciones generales en que floreció el “l’art pour l’art” (en lo cual Burello supera ostensiblemente la forma del “bestiario”, tan común al referirse a lo que ha pasado a conocerse como “fin-de-siècle”) resulta el minucioso trabajo filológico que efectúa el autor en torno a las expresiones en cuestión, abriéndose paso entre un vasto núme- ro de autores, textos e incluso “sub-movimientos”. Mención aparte merece el caso de Edgar Allan Poe, a quien se dedica un capítulo no sólo específico, sino también central en la arquitectura del libro. A través de este explícito homenaje, el autor ex- plora las relaciones entre ciencia y literatura en el marco de su progresivo divorcio como esferas de la praxis vital. Poe, dice Burello, no sólo introdujo la conciencia profesional en la literatura estadounidense; como parte de ello, también puso en escena un nuevo ámbito: el de la actividad mental del poeta (distanciándose, de este modo, de las visiones del genio inspirado). Como cierre de este recorrido diacrónico, el autor se concentra en la (así llama- da) “Escuela de Frankfurt”. De manera consecuente con la metodología expresada a través del libro, la producción adorniana no aparece aquí exactamente como culmi- nación de un proceso histórico lineal: el carácter emblemático que entonces adquirió el sintagma “autonomía del arte” se comprende, más bien, en clave de “fenómeno epocal” (al tiempo que se reconoce en Adorno el interlocutor ineludible de toda una generación de especialistas). Burello propone, así, un itinerario que conduce desde los escritos tempranos de Adorno hasta la Teoría estética, concebido este trayecto como suerte de in crescendo correlativo a la progresiva sospecha de que “el arte es la última reserva humana”. Se trata, no en vano, de uno de los pasajes más expositi- vos del libro: ante la imagen que ha conferido a Adorno la ya proverbial (y supuesta) oscuridad de su prosa, Burello se esfuerza por realzar el anclaje de su obra en un contexto discursivo específico. Continuando polémicamente la línea anterior, la última sección del capítulo se encuentra dedicada a otros tres pensadores alemanes: Herbert Marcuse, Jürgen Habermas y Peter Bürger. Ya en el “Epílogo, Burello se vuelca a una reflexión en torno al tan mentado (y, al parecer, jamás consumado) “fin del arte”, apartándose de los diagnósticos más apocalípticos sin dejar de formular, a la vez, una inquietante pregunta: “En un mundo donde la fama e il fame todo lo rigen, ¿no nos estarán faltando artistas?”. Reprochar a Burello la omisión de tales o cuales “obras” u “autores” implica una crítica fácil, pero también apresurada. Más allá de que el propio autor se muestra perfectamente consciente de este “problema” (el cual, en el fondo, ni siquiera sería tal), tales parámetros de exhaustividad parecen, en lo que refiere a la Estética como disciplina, ciertamente insuficientes. En este sentido, el enfoque de Burello tras- ciende con creces el modelo del “diálogo entre grandes figuras”, el cual funciona sólo por la naturalización de un efecto retrospectivo. Y si bien los nombres que pue- blan las páginas del libro se encuentran, en gran parte, sólidamente posicionados en el canon del “pensamiento estético”, la figura autoral opera aquí más bien como punto de partida polémico, paso inicial en la visibilización de todo un campo feno- ménico. Por lo demás, rara vez se expone el “pensamiento” de dichos autores del modo en que podría hacerlo un manual: su reposición, cuando la hay, obedece ante

194 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas todo a su pertinencia argumentativa. Este hábil entrelazamiento entre “exposición” y “argumentación” amplía considerablemente el espectro de recepción del libro, pro- veyéndose información relativamente básica sin tornarla digresiva. En este aspecto se aprecia, con especial nitidez, la importancia de la voz autoral como factor cohesivo. Como fuente empírica de las reflexiones que componen el libro, contribuye a reforzar el hilo conductor que guía las mismas; como conjunto de los recursos de escritura que la expresan, garantiza una prosa armoniosa en su tono y rica en juicios valorativos (sin que éstos, a su vez, se tornen invasivos). El efecto no es, empero, meramente cosmético. La resuelta adopción de la primera persona del singular implica un determinado pacto de lectura, que la “frescura” de la escritura ensayística no hace sino sellar. Tal vez sea ello, en cierto grado, lo que permite al autor salir airoso de sus operaciones más arriesgadas. Acaso debamos a este margen de “licencia” la contundencia con que Burello logra establecer toda una topografía del problema tratado, volcándose a la definición de un campo de interrogantes antes que al estudio de un corpus concebido como dado. De este modo, no sólo se insufla, en la trama de un discurso de alto nivel académico, una franca –pero nunca opresi- va– vocación pedagógica: a su turno, y con notable fluidez, la reflexión sobre el material se teje como una auténtica propuesta metodológica.

Alejandro GOLDZYCHER

DRÜGH, Heinz / KOMFORT-HEIN, Susanne / KRAß, Andreas / MEIER, Cécile / ROHOWSKI, Gabriele / SEIDEL, Robert / WEIß, Helmut: Germanistik. Sprachwissenschaft, Literaturwissenschaft, Schlüsselkompetenzen. Stuttgart / Weimar: Metzler 2012. 509 pp.

Varios profesores y docentes de la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt son los responsables del presente volumen introductorio a la disciplina de la “Germanística”. Se trata de una obra eminentemente divulgativa que intenta exponer en un único volumen todos los pormenores de la especialidad, lo que con- sigue con gran rigor, sin olvidarse del punto de partida del principiante. Es una obra dedicada a estudiantes de Grado (B. A.), aunque su atractivo se hace también extensible a estudiantes de máster, profesores, periodistas, etc. Una disciplina co- mo la Filología alemana es heredera de una gran tradición que complica su exposi- ción resumida, “Germanistik ist nicht ‘leicht’!” (p. XII), avisan los autores en el prefacio. Entre los muchos contenidos de este volumen nos encontramos con sis- temáticas exposiciones de lingüística (Sprachwissenschaft) y de literatura (Litera- turwissenschaft), además de con una consideración general de aspectos básicos para el estudio de la Filología (primer capítulo). En definitiva, nociones fundamen- tales para sentar las bases teóricas necesarias para comprender en su esencia todo aquello relacionado con la disciplina y poder llevar a buen puerto su estudio. El espíritu divulgativo del volumen se ve reforzado por una sorprendente neutralidad que protege al lector de diferentes corrientes, ideologías y escuelas, planteando de antemano teorías “canónicas”. No faltan eso sí puntuales referencias a escuelas y a

Revista de Filología Alemana 195 2013, vol. 21 187-318 Reseñas orientaciones particulares de los autores que, si bien no son el denso del volumen, sí pueden ser vistas como pequeñas anotaciones que abrirán al lector una puerta para la investigación futura. El volumen está estructurado en cuatro partes, de las cuales la segunda y la ter- cera son las más extensas. La primera parte se dedica al estudio de las Schlüs- selkompetenzen und Berufsfelder de la Filología Alemana. Aquí se focaliza la atención en preguntas básicas sobre el qué debe leer un germanista, cómo se deben presentar los contenidos oralmente o por escrito y cuáles pueden ser los campos de actuación laboral o profesional de un licenciado. Esta exposición, más allá de ser puramente informativa, es también un hálito de esperanza y motivación ante la siempre reincidente pregunta de cuáles son las salidas de este tipo de estudios. Nombres como los de Thomas Gottschalk, Micahel Groß o Wolfgang Thierse pretenden ilustrar, a modo de ejemplo, cuáles podrían ser algunas de las posibles salidas extrauniversitarias de los egresados. En la segunda parte, Sprachwissen- schaft, nos encontramos con un recorrido minucioso que abarca nociones funda- mentales de gramática (fundamentos de fonética y fonología, morfología y sinta- xis), semántica, pragmática, historia de la lengua y adquisición de lenguas (espe- cialmente atractivo es este último apartado, muy de moda por cierto en la lingüística). La tercera parte, Literaturwissenschaft, incluye una breve historia de la literatura a la que precede una concisa exposición de términos literarios que, en apenas 60 páginas, permiten al lector comprender no sólo términos literarios clási- cos como “texto”, “literatura”, “intertextualidad” o “estilística”, sino también al- gunos de radiante actualidad como la pregunta acerca de la “medialidad de la lite- ratura” desde su concepción escrita hasta su reproducción “intermedial”. Tras la exposición histórica de la literatura, de gran utilidad por cierto por su sincretismo, tenemos además un capítulo dedicado en exclusivo a la cuestión de los géneros y otro centrado en las técnicas actuales del estudio de la literatura surgidas tras el giro cultural o cultural turn. En la cuarta parte del volumen (Anexo) se exponen aquellas obras de consulta más importantes y se ofrece una práctica lista de abre- viaturas frecuentes en los estudios científicos, así como dos prácticos índices onomásticos que facilitarán la consulta rápida del contenido del volumen. Sin lugar a dudas hay que alabar el resultado redondo del volumen, que se debe a la calidad de las contribuciones, al tono conciliador de la obra antes referido y a la visión optimista que se hace del futuro de la disciplina. Son muchas las ventajas y méritos de este manual, cuya crítica positiva se realza automáticamente si lo contrastásemos con otros de similar índole. Así, el más cercano de todos los posi- bles sería sin lugar a dudas la obra de Christa Dürscheid, Hartmut Kircher y Bern- hard Sowinski en Böhlau (Germanistik, eine Einführung, 1995), la cual comparte intenciones bastante similares, aunque lamentablemente esté ya algo anticuada. Su fecha de publicación, 1995, ignora el incipiente giro cultural o cultural turn que tantísimo ha cambiado la visión de las humanidades en los últimos veinte años y que resulta fundamental para entender la Filología alemana de hoy. Esta carencia la superan por el contrario Drügh y su equipo, ya que están al corriente de las dis- cusiones, problemáticas y debates más actuales, y lo consiguen además explicán-

196 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas dolo con gran claridad. No hay que ser un experto en la materia para entender los contenidos, como sí sucede por ejemplo en otras introducciones, véanse las obras de Ralf Schnell, Orientierung Germanistik, was sie kann, was sie will (Rowohlt, 2000) o el libro de Udo Friedrich, Martin Huber y Ulrich Schmitz, Orientierungs- kurs Germanistik (Klett, 2009), las cuales, dada su total orientación según los dis- cursos contemporáneos, terminarán siendo difícilmente comprensible para aquél que carezca de conocimientos específicos. Las corrientes modernas hacen también su aparición en este manual de la editorial Metzler, pero siempre en un segundo lugar. Por ello, como apuntaba anteriormente, los debates contemporáneos se arro- jan como pinceladas que permiten al lector curioso y conocedor adentrarse en ellos, no sin haber entendido antes la teoría canónica. Esta posibilidad se facilita gracias a las concisas referencias bibliográficas seleccionadas, en este caso tam- bién dentro de lo “contrastable”. Tenemos el ejemplo contrario en la obra de Klaus- Michael Bogdal, Kai Kauffmann y Georg Mein, Germanistik ein Lehrbuch (Ro- wohlt, 2008), en la que nos encontramos con una bibliografía ciertamente inabarca- ble. O por el contrario, una brevedad excesiva que deriva rápidamente en lo superfi- cial o en lo insuficiente, como le sucede por ejemplo a Simone Funkele y Stefan Scherer en Germanistik studieren. Eine praxis-orientierte Einführung (WBG, 2011). ¿Son por lo tanto todo alabanzas para este volumen? Lamentablemente no, ya que hay también algún aspecto negativo. El primero de ellos se debe a su presenta- ción física: un formato bastante incómodo (¡25,8 x 21,2!) y una encuadernación en tapa blanda con papel satinado complican el manejo y las anotaciones al margen. En una obra como la presente, en la que los márgenes facilitan y demandan del lector un espacio para apuntes y referencias personales, parece casi contradictorio que no se puedan escribir con comodidad anotaciones ni a lápiz (apenas ilegible) ni a bolígrafo (por la peligrosa tendencia al emborrado). Resulta a su vez incom- prensible cómo un libro de consulta de estas características no se presenta en para- lelo en versión electrónica también. Un segundo aspecto negativo que debe ser resaltado también es la reducción sistemática a la referencia bibliográfica en len- gua alemana de todas las obras citadas. A lo largo del volumen se mencionan auto- res como Crystal Yule Foucault, Greenblatt, White, Bhabha, Geertz, etc., pero únicamente se citan sus obras en la traducción alemana. Una referencia de todas estas obras francesas, inglesas, etc. con sus títulos originales habría facilitado su contacto directo y podría haber simplificado el acceso a aquellos germanistas no necesariamente alemanes (quizá incluso mejores conocedores de alguna de estas lenguas). Este gesto demuestra una leve exclusión de todas aquellos Auslandsger- manisten que, al parecer, no se contemplaron como posibles lectores (tampoco se percibe por cierto en el manual reflexión alguna sobre la actualidad e importancia de la Auslandsgermanistik). La exigencia a un germanista no alemán de dominar perfectamente la lengua alemana no excluye la necesidad de acercarse a determi- nados textos en sus fuentes originales. Este hecho no ensombrece sin embargo la calidad del volumen, que puede con- siderarse lectura básica para cualquier estudiante que empiece o quiera dedicarse a la Germanística. Para aquellos estudiantes de Filología alemana en España puede

Revista de Filología Alemana 197 2013, vol. 21 187-318 Reseñas ser también una obra de gran utilidad. Realidades como la carencia de tiempo por el reajuste de horarios o la reducción forzada de contenidos se podrían llegar a intentar compensar con alguna referencia puntual a los contenidos de este volu- men. Sus méritos son diversos y su calidad una realidad constatable. Todo aquél que acuda a este manual encontrará un valiosísimo instrumento de apoyo en el que su rigor, sencillez y atractivo son innegables argumentos a favor.

Alfonso LOMBANA SÁNCHEZ

FERNANDES WEBER, José, Formaçâo (Bildung), educaçao e experimentaçao em Nietzsche. Londrina: Editora da Universidade Estadual de Londrina 2011. 264 pp.

José Fernandes Weber se adentra en una temática clásica de los estudios sobre la obra de Friedrich Nietzsche, a saber, su relación con la modernidad filosófica. Esta tarea, sin embargo, ha sido planteada partir de un concepto propio de una época del pensamiento nietzscheano que ha sido desdeñada por los especialistas de los últimos tiempos. Como bien lo ha señalado Guliano Campioni, la mayoría de los críticos que se dedican a estudiar el pensamiento nietzscheano se ocupa de las obras de la así llamada época de madurez, de la época que linda con la irrupción del silencio y posterior muerte de Nietzsche. Por el contrario, Fernandes Weber piensa la relación del pensador alemán con la modernidad a partir de, principal- mente, un concepto utilizado en la etapa temprana de su obra, la Bildung. El libro se encuentra dividido en cuatro capítulos. El primero titulado “Arte, institución y formación” trata, por un lado, sobre la institución universitaria ale- mana y su incidencia en la formación (Bildung) para la ciencia y, por otro lado, de la educación estética desde la perspectiva de Johann Joachim Winckelmann, su idea de una imitación del arte griego para la crianza artística, y la metafísica del artista propuesta por Friedrich Nietzsche, quien también toma a los griegos como un modelo. Para poder comprender las peculiaridades de la reflexión filosófica sobre el tema de la formación (Bildung) en la Alemania de la segunda mitad del siglo XVIII y todo el siglo XIX, Fernandes Weber cree necesario, por lo tanto, prestar singular atención a los temas del arte y de la Universidad como institución promotora de la ciencia que, a su vez, encuentra su fundamentación en la filosofía. El segundo capítulo tiene como objetivo dilucidar la disputa de Nietzsche no sólo con el círculo filológico, sino con la cultura alemana en general del siglo XIX. Basta recordar que la Grecia que el joven filólogo Nietzsche rescata no es la de la Atenas racional de Sócrates y Platón, aquella donde nace la filosofía, sino la Grecia de la tragedia, de su nacimiento y transformación a partir de la irrupción de lo dionisíaco. Por esto, Fernandes Weber intenta ver qué tipo de influencias y qué concepciones y elementos le permitieron a Nietzsche efectuar una crítica a la ima- gen instaurada de Grecia. En suma, se trata de mostrar la problemática entre Nietzsche y la cultura alemana de fines del siglo XIX a partir de la publicación de El nacimiento de la Tragedia.

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El tercer capítulo aborda uno de los grandes tópicos del pensamiento nietzs- cheano en el período que va de la publicación de El nacimiento de la tragedia hasta la aparición de Humano demasiado Humano. Aquí Nietzsche se interroga por la formación del genio, por su personalidad auténtica. Nietzsche no parece distinguirse del pensamiento de la época –como sí parece hacerlo, contrariamente, en su manera de comprender a Grecia– sino que piensa la temática del genio en plena consonancia con el pensamiento romántico del siglo XIX alemán. En el último capítulo, Fernandes Weber analiza el abandono de la categoría de formación (Bildung) a partir de Humano demasiado Humano y el comienzo de la utilización del concepto de educación (Erziehung). Tomando como eje las obras de Humano, demasiado humano, Aurora y la Ciencia Jovial, el autor rela- ciona dicho tema con la crítica hecha a la metafísica a partir de una revaloriza- ción de la historia, de la psicología y del análisis de la moral. El objetivo es poder comprender si entre la primera obra, El nacimiento de la tragedia, y las Conside- raciones intempestivas existe una transformación progresiva del pensamiento de Nietzsche o si, por el contrario, nos encontramos con un corte radical y un aban- dono de la categoría de Bildung. La opción por la que aboga el autor es una dis- minución drástica del tema de la educación en los escritos publicados y los pós- tumos y un aumento significativo de la referencia al tema de la educación (Erziehung) para finalmente optar por el concepto de experimentación. Final- mente, el autor analiza el abandono definitivo del tópico del Bildungsroman a través de la publicación de Así habló Zarathustra, para luego ahondar en las figuras del adiestramiento y de la selección en la Genealogía de la moral. La conclusión del autor en este extenso y profundo análisis de la temática de la formación, la educación y la experimentación en el pensamiento nietzscheano es que dichas temáticas no son independientes del modo en que Nietzsche concibe al hombre. Si bien Nietzsche no propone una teoría educativa, brinda ciertos ejem- plos, como el caso de los espíritus libres, para mostrar las tareas que la educación debe llevar a cabo, si no quiere convertirse en una mera abstracción acrítica del mundo. Estas tipologías educativas sirven para guiar al educador y consisten bre- vemente en romper el dualismo entre praxis y teoría y, sobre todo, en intentar supe- rarse a sí mismo constantemente, como la tarea más importante para la constitu- ción de la propia subjetividad.

Eduardo ENRÍQUEZ

FURTWÄNGLER, Wilhelm: Conversaciones sobre música. Trad. de Joan Fontcu- berta. Barcelona: Acantilado 2011. 110 pp.

Es manifiesto el renovado y amplio interés mediático que la figura del célebre director de orquesta y algo menos célebre compositor alemán Wilhelm Furtwän- gler (Berlín, 1886 – Baden-Baden, 1954) ha venido suscitando en los últimos años tanto dentro como fuera de Alemania. Sin embargo, y como es sabido, ese interés no ha recaído por lo general tanto en la sobresaliente actividad profesional de un

Revista de Filología Alemana 199 2013, vol. 21 187-318 Reseñas músico “sobre cuyo talento inmenso para la dirección no cabe ninguna duda signi- ficativa” (cf. Edward Said, Música al límite, Barcelona 2010, p. 220) como en las más que razonables dudas que, por el contrario, arroja la particular biografía de quien fuera ininterrumpidamente el director principal de la Filarmónica de Berlín desde 1922 hasta casi el final de la Segunda Guerra Mundial. El hecho es que, por insólito que parezca, Furtwängler, quien en el año 1933 tenía a sus espaldas una meteórica carrera que le había llevado a compaginar du- rante años nada más y nada menos que la dirección de los filarmónicos berlineses con la de la orquesta del Gewandhaus de Leipzig y a debutar como director princi- pal de los Festivales de Bayreuth en verano de 1931, se negó a abandonar Alema- nia tras el ascenso al poder de Hitler, desdeñando así la envidiable cobertura eco- nómica y profesional que el circuito musical internacional sin duda habría brindado a quien –como él– había tenido ya oportunidad de ganarse el favor del público vienés, londinense y neoyorquino. Amigo y admirador personal de com- positores de música “degenerada” como Paul Hindemith, quien defendía que la música debía contraer un mayor compromiso social, así como del musicólogo austrojudío Heinrich Schenker, cuyas teorías sobre el análisis influirían directa- mente en la formación de su personal estilo (opuesto por su subjetividad rítmica al de Toscanini), Furtwängler no sólo no huyó de Alemania en 1933, sino que ese mismo año aceptó el cargo de vicepresidente de la Reichsmusikkammer nazi, pre- sidida por un recién nombrado Richard Strauss y destinada a cultivar y enaltecer una música alemana que había de ser depurada de todo elemento semita. No obstante, y al igual que sucediera con Strauss, quien en 1935 sería apartado de la presidencia de la ominosa institución tras el estreno en Dresde de su ópera Die schweigsame Frau –cuyo libretista era el judío Stefan Zweig– a cargo de un joven y no precisamente antinazi Karl Böhm, Furtwängler terminaría renunciando a su oneroso cargo a raíz de la polémica suscitada por el estreno en marzo de 1934 de la sinfonía de Mathis der Maler, una ópera de Hindemith ambientada en la épo- ca religiosa y socialmente convulsa de las guerras campesinas alemanas. La polé- mica derivó en un enfrentamiento público entre Goebbels y el reputado director, quien en un sonado artículo titulado “Der Fall Hindemith” y publicado el 25 de noviembre de ese mismo año por el Deutsche Allgemeine Zeitung tomaría partido por su admirado amigo, tal y como lo hubiera hecho ya un año antes a favor de todos los músicos y artistas perseguidos por el régimen por motivos políticos o raciales (lo que incluía al flamante concertino de su orquesta, el judío polaco Szy- mon Goldberg, a su vez amigo y compañero de trío del propio Hindemith). Sea como fuere, y a pesar de que la hostilidad manifestada inicialmente contra la censura y la persecución de artistas trascendieron las fronteras del Reich (gracias en buena medida a periódicos como el austríaco Neue Freie Presse o el checoslovaco Prager Tagblatt, que enseguida se hicieron eco de la hostil correspondencia pública mantenida entre el aclamado director y el propio Goebbels), las ofertas de trabajo llegadas de fuera del país no bastaron para convencer a Furtwängler de la necesidad de partir hacia el exilio, ni siquiera la que en 1936 le haría el Metropolitan de Nueva York gracias a la generosa intervención de su supuesto enemigo Toscanini, y que el

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Met terminaría retirando tras extenderse un bulo según el cual el músico habría firmado ya un contrato con la Ópera Estatal de Berlín. Furtwängler optó en cual- quier caso por permanecer en Alemania al mando del que se convertiría en uno de los buques insignia del aparato propagandístico-cultural del Reich, la “arianizada” Filarmónica de Berlín, asumiendo un controvertido y quimérico rol de artista “apolítico” que muchos de los artistas e intelectuales de la época –como Bruno Walter o Thomas Mann– nunca le perdonarían (el otrora autor de Consideraciones de un apolítico se negó una vez acabada la guerra a entrevistarse en 1947 con Furtwängler en Suiza, tal y como revela la correspondencia mantenida entre Mann y el director). El interés en torno a esta controvertida decisión de Furtwängler de no tomar partido –o, dicho de otro modo, de tomar partido al no tomarlo y permanecer en la Alemania nacionalsocialista– ha dado pie en los últimos años a la aparición de un buen número de estudios que –con más o menos rigor y con intenciones más o menos esclarecedoras– han pretendido arrojar luz sobre este sombrío y dilatado episodio de la vida de Furtwängler. Dignos de mención son aquí, tanto por su re- percusión mediática como por la disparidad de las visiones ofrecidas, una biogra- fía colectiva sobre la familia del director en la que Furtwängler es retratado como un oportunista que no dudó en adaptarse al régimen adoptando una patética pose de artista imprescindible, heredada de un Bildungsklassizismus tan burgués como su vanidad (cf. Eberhard Straub, Die Furtwänglers: Geschichte einer deutschen Familie, Múnich 2007), o un interesante estudio sobre la Filarmónica de Berlín en los tiempos del Reich que, si bien no pretende emitir un juicio ético unívoco sobre Furtwängler, da cuenta de las desavenencias existentes entre el músico e importan- tes personalidades e instancias nazis a raíz, por ejemplo, del conflicto sobre su secretaria judía Berta Geissmar, perfilando un retrato compatible con el de un ar- tista más preocupado por salvaguardar el tesoro musical alemán de la ruina espiri- tual imperante en su país que por dar la espalda al régimen responsable de la mis- ma y, por ende, al pueblo y la orquesta que la padecían (cf. Misha Aster, Das “Reichsorchester”: die Berliner Philharmoniker und der Nationalsozialismus, Múnich 2007, así como el documental de idéntico título filmado ese mismo año – el del 125 aniversario de la fundación de la orquesta berlinesa– por el director hispano-alemán Enrique Sánchez Lansch). Buenos ejemplos del interés que la industria cinematográfica ha venido mostrando en los últimos años por la historia personal de Furtwängler son, por otra parte, la película del famoso cineasta húnga- ro István Szabó Taking sides (2001), basada en una pieza teatral homónima del sudafricano Ronald Harwood que presenta a un Furtwängler ambiguo con el que el espectador termina empatizando (la cinta se distribuyó en Alemania con el subtítu- lo Der Fall Furtwängler, en clara alusión tanto al artículo de 1934 en favor de Hindemith como al proceso de desnazificación que en 1947 asignaría a Furtwän- gler el no muy honroso título de “Mitläufer”), o el documental So war er (2004), una producción de la radiotelevisión bávara rodada con motivo del cincuenta aniver- sario de la muerte del músico y en la que su viuda Elisabeth explica cómo habría sido el proprio Arnold Schönberg quien, durante un encuentro en París acaecido

Revista de Filología Alemana 201 2013, vol. 21 187-318 Reseñas poco después de la Machtergreifung, habría ordenado a su marido volver a Alema- nia para seguir ofreciendo en su país “gran música” a las “personas de verdad”. En cualquier caso, la interminable polémica en torno a semejante biografía nunca ha llegado a eclipsar el propio legado musical de Furtwängler, al que perte- necen célebres versiones de las sinfonías de Bruckner, Brahms y Beethoven, así como de óperas de Mozart y –sobre todo– de Wagner, llamadas a convertirse en auténticos hitos de la discografía clásica (tal es el caso de una legendaria Novena de Beethoven con la orquesta y coro de los Festivales de Bayreuth y un notable elenco de solistas liderado por la soprano Elisabeth Schwarzkopf, de 1951, o de una legendaria grabación de Tristan und Isolde al frente de la orquesta londinese Philharmonia y de un sobresaliente reparto encabezado por Kirsten Flagstad y un jovencísimo Dietrich Fischer-Dieskau en los papeles de Isolda y Kurwenal respec- tivamente, de 1953). Sin embargo, y muy a pesar del propio Furtwängler, la inten- sa recepción de su testamento discográfico no se ha hecho extensiva a su no muy extenso legado compositivo, ni tampoco, por cierto, a su desigual producción en- sayística sobre estética de la música. En efecto, incluso en el universo germanoha- blante, donde los escritos musicales de Furtwängler empezaron a ser publicados a partir de 1948 por la editorial zuriquesa Atlantis, y cuyo testigo sería recogido apenas unos años más tarde por la importante casa editora alemana Brockhaus, no resulta a día de hoy tan fácil hacerse con un ejemplar de primera mano de muchos de esos volúmenes, ni siquiera con los pertenecientes a la reimpresión parcial que Schott hiciera en los años noventa de los mismos, hoy día prácticamente descata- logados. Ante este panorama, es pues de agradecer que la editorial barcelonesa Acantilado se haya aventurado a publicar por primera vez en castellano el primero de los volúmenes editado en su día por Atlantis, reeditado a partir de 1978 por Brockhaus y reimpreso en 1993 por Schott, cuya edición (la de Schott) ha servido de base para la traducción de Fontcuberta. El volumen reúne un total de seis conversaciones que tuvieron lugar en 1937 entre Furtwängler, sobre cuyo controvertido currículum nada se dice en el libro, y el entonces crítico musical del Berliner Lokalanzeiger Walter Abendroth, quien, además de llegar a ser director del suplemento cultural de Die Zeit (1948-1955) y un gran conocedor y divulgador de la obra de Pfitzner, Brahms y Bruckner (tal y como se afirma en las solapas del libro), fue también –por cierto– vocero ocasional de la propaganda antisemita nazi (como así lo atestiguan artículos suyos publica- dos durante el nazismo en revistas de nombre tan elocuente como Deutsches Volkstum). A estas seis conversaciones mantenidas en la residencia de Furtwängler en Potsdam se suma una séptima y última que no es tal, sino un polémico “Ensayo sobre la música tonal y atonal” escrito en 1947, el año en que el ya desnazificado director fuera restituido al frente de una Filarmónica de Berlín por cuyo podio habían pasado interinamente el tristemente asesinado Leo Borchard (abatido a tiros por error en agosto de 1945 mientras intentaba pasar del sector británico al americano en el Berlín ocupado por los Aliados) y un jovencísimo Sergiu Celibi- dache (codirector de la orquesta hasta el nombramiento de Furtwängler como di- rector vitalicio en 1952).

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Superado el no leve estupor inicial que inevitablemente produce la ausencia to- tal de toda suerte de datos incómodos en las sucintas biografías que de Furtwän- gler y Abendroth se ofrecen en las solapas de este libro (al que bien le habría veni- do una nota introductoria), el lector ha de conformarse con el aséptico prólogo añadido en 1983 a la undécima edición del volumen por la editorial Brockhaus (con la que Elisabeth Furtwängler, empeñada en cultivar la buena imagen de su marido, mantenía excelentes relaciones). No obstante, el prólogo reviste cierto interés en tanto que advierte al lector de que las reflexiones vertidas por Furtwän- gler en las Conversaciones pueden antojarse algo “arraigadas en la época”, ya que emanan de una “inevitable servidumbre al presente” que necesariamente contrasta con “su gran arte como director, casi intemporal” (p. 7). Y en efecto, lo que a con- tinuación sigue es, tal y como se sugiere en ese mismo prólogo, fruto de la época contemporánea. Sin embargo, conviene matizar algo más y añadir que el plantea- miento estético-musical del director no es fruto de cualquier contemporaneidad o – mejor dicho– de cualquier modernidad (a la que Furtwängler se refiere una y otra vez de forma explícita en sus conversaciones), sino de una modernidad eminente- mente conservadora que reacciona con espanto ante la nietzscheana muerte de dios (p. 102), el giro copernicano (p. 101) y el consiguiente derrumbe de lo que Lyotard llamaría grands récits, y que necesariamente se opone –a pesar de lo que se afirma en el contestadísimo ensayo detractor de la atonalidad con el que concluye este libro– a una modernidad crítica, vanguardista, rompedora y, en buena medida, precursora de la posmodernidad. La propuesta estética que Furtwängler desarrolla en las seis conversaciones del libro, de las cuales cuatro (“La influencia de la obra musical en el público”, “Dis- tintas dificultades en la interpretación musical”, “La creatividad en la interpreta- ción” y “El compositor y la sociedad”) son de carácter más general y dos (“Lo dramático en las composiciones de Beethoven” y “Acerca de la Novena Sinfonía de Beethoven”) particularizan en la obra beethoveniana buena parte del plantea- miento estético global, se encuentra atravesada por una serie de leitmotívicos topoi heredados de un discurso estético que hunde sus raíces en el Romanticismo (fun- damentalmente de Wagner, pero también de Herder, Hölderlin o Schelling) y que no es en absoluto ajeno a posteriores y a menudo espinosas modulaciones post- y neorrománticas del mismo. El tópos más recurrente en torno al cual giran todos los demás es sin duda el de lo orgánico, al que Furtwängler atribuye toda suerte de connotaciones positivas heredadas de una tradición estética de vocación trascendental que, partiendo del Kant de la tercera Crítica e incluso de la filosofía de la naturaleza de Goethe (al que Furtwängler cita en más de una ocasión), vinculó ya desde el primer Romanti- cismo el concepto de organismo no sólo al de naturaleza, alma o sentimiento, sino también –en lo que se convertirá en uno de los pilares de la denominada politische Romantik, desde Tönnies hasta Schmitt o Rosenberg– al de una anhelada y supues- tamente primigenia comunidad buena, dotada –en tanto organismo– de finalidad y sentido propios, y opuesta al deshumanizado y frío mecanismo social creado por el racionalismo ilustrado al servicio del capitalismo burgués. Inspirado por Wagner y

Revista de Filología Alemana 203 2013, vol. 21 187-318 Reseñas consciente en todo caso de que “la inocencia, una vez perdida, no puede recuperar- se” (p. 75), Furtwängler concibe la labor del compositor y el intérprete como la tarea de convertir al público en una “auténtica comunidad, aunque sea momentá- nea” (p. 15), y abjura de todo tipo de efectismos como “el fruto de la era de la técnica en el sentido más propio de la palabra” (p. 26), efectismos tras los que compositores y músicos pretenderían ocultar su incapacidad de “representar una totalidad de experiencia” (p. 27). En consonancia, Furtwängler lamenta que la obra de arte y –por ende– la pieza musical ya no sea, “como antes, el resultado de una génesis que se desarrolla ‚orgánicamente‘ de acuerdo con su propia ley y su propio centro de gravedad”, sino “un medio de diversión que huye de un punto central, pensado meramente para ofrecer un poco de variedad” (p. 56), y advierte a su vez de las consecuencias que el culto a una “técnica adquirida como un fin en sí mismo” tiene para una práctica musical cada vez más estandarizada: un “creciente vaciado de la esencia y del alma del arte” (p. 61). Así, se confirma pues lo antici- pado en el prólogo: que la estética de Furtwängler no sólo bebe de la crítica social y epocal heredada de Wagner o Nietzsche, sino que participa en buena medida también del antitecnicismo de Heidegger (aunque también de utópicos como Bloch) o de la aversión manifiesta de Adorno hacia la estandarizada cultura de masas, con todas las delicadas implicaciones elitistas que de ahí se derivan. Ahora bien, las puntuales coincidencias con Adorno se tornan en radical disenso cuando se trata de emitir un juicio sobre la “nueva música” atonal, a la que Furtwängler ataca desde un organicismo que adquiere tintes biologicistas heredados de Spen- gler (p. 95) o Gobineau (p. 74), y que –consecuente y desgraciadamente– incurre también en convencionalismos orientalistas: la superioridad biológica de la música tonal, organizada en torno a la “fuerza natural” de la cadencia (p. 91) y opuesta a una mecánica e intelectualista música atonal carente “desde el punto de vista bio- lógico” de “valores vitales” (p. 98), explicaría incluso que “pueblos remotos, como los japoneses, que nada sabían de ella antes”, se sintieran de pronto “tan compro- metidos con ella como nosotros” (p. 92). En definitiva, no hace falta recurrir a las palabras de críticos eminentemente progresistas como Adorno, quien en 1948 tildaría de “mezquino” el reproche anti- intelectualista de quienes argumentaban en contra de la música atonal “como si el idioma tonal de los últimos trescientos cincuenta años fuera naturaleza” (cf. Adorno, Filosofía de la nueva música, Madrid 2003, p. 19), para certificar la ads- cripción de la estética furtwängleriana a una modernidad abiertamente conservado- ra y “heroica” (David Harvey) que ya en el momento de su publicación se debió antojar algo intempestiva (como así lo atestigua el epílogo que hubo de añadir Furtwängler ante la polémica suscitada por su último ensayo). Aun con todo, es de celebrar que Acantilado se haya decidido a publicar estas Conversaciones en una traducción que refleja en buena medida el estilo claro y elegante de Furtwängler, a pesar de no estar exenta de algunas imprecisiones o, dada la solvencia del traduc- tor, de algún despiste.

Jorge BLAS

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GARCÍA OLEA, Laura: Los exiliados del nazismo en Francia. Retrato histórico y recreación literaria en Transit, de Anna Seghers. Valladolid: Universidad de Valladolid 2010. 142 pp.

Poco se sabe en España del exilio internacional antifascista en Francia. La me- moria de los casi 500.000 españoles que, tras la Guerra Civil, emigraron en pleno invierno de 1939 a través de los puertos pirenaicos al país vecino, la trágica “reti- rada”, se conoce mejor en el sur de Francia que en el país que habían dejado atrás. Lo mismo ocurre con la historia de los campos de concentración que se construye- ron a toda prisa en las playas del Argelès-sur-mer, St. Cyprien y Le Barcarès o en los terrenos baldíos de Gurs o Le Vernet, los dos campos más severos de los casi 200 que hubo en todo el territorio francés. Y menos aún se conoce la historia de los exiliados internacionales que se habían refugiado en la República francesa, más de un millón de personas que se creían a salvo en uno de los pocos países que en los años 30 del siglo XX habían logrado mantener una frágil democracia. Entre este millón de refugiados estaban unos 25.000 germanoparlantes, alema- nes y austriacos, que habían huido del nacionalsocialismo y del austrofascismo. Se habían asentado sobre todo en París y en el mediterráneo, donde, gracias al clima benigno y los precios más bajos, podían sobrellevar mejor las penurias del destie- rro. Al estallar la segunda guerra mundial, los hombres fueron recluidos en cam- pos de concentración ya que se les consideró aliados del mismo enemigo por el que habían abandonado sus países. Cuando en mayo de 1940 las tropas alemanas arrollaron las posiciones defensivas francesas y ocuparon la mitad norte del país, el recién instaurado régimen de Vichy volvió a arrestar y encerrar en los campos a aquellos fugitivos que vivían bajo el constante peligro de ser entregados a los na- zis. Los campos de Les Milles, Audierne, Rivesaltes o Rieucros se hicieron triste- mente famosos puesto que de allí salieron muchos trenes hacia Drancy, al norte de París, desde donde los prisioneros políticos o judíos fueron llevados a los campos de exterminio en la Europa del Este. Siguiendo la estela de la historiografía francesa que, después de casi cincuenta años de silencio, empezó a investigar este capítulo nada halagador de su pasado en los años 90, en España se comenzó a (re)descubrir este paso de tantos refugiados republicanos por los campos franceses. Sin embargo, hasta hoy no se sabe apenas nada sobre el destino de los otros prisioneros, sean rusos, polacos, italianos, ale- manes o austriacos. Por ello, es de agradecer que Laura García Olea haya publicado este libro sobre los exiliados del nazismo en Francia en el que recuerda de forma muy bien resu- mida la historia del exilio germano en Francia. En el primer capítulo de su estudio monográfico relata el contexto histórico del exilio y describe la política de inmi- gración de los diferentes gobiernos franceses, las condiciones de vida de los exi- liados de lengua alemana y el importante Primer Congreso Internacional de Escri- tores para la Defensa de la Cultura que se organizó en París en junio de 1935. Tras un breve repaso de la historia de los campos de concentración o campos de inter- namiento, como se les denominó a partir de 1945 para evitar cualquier confusión

Revista de Filología Alemana 205 2013, vol. 21 187-318 Reseñas con los campos de exterminio nazis, García Olea analiza la política del régimen de Vichy bajo “las medidas de presión adoptadas por los nazis”. En la segunda parte de su estudio se centra en una autora que, sin duda, escribió la novela más emble- mática del exilio francés: Transit de Anna Seghers. En esta novela, que narra el destino de un buen número de exiliados en busca de un visado para poder huir en barco hacia países más seguros, Seghers consigue plasmar la fría desesperación de los exiliados gracias a la descripción seca y neutral de su día a día. El análisis que Laura García Olea ofrece tanto del exilio como de la novela de Seghers es acerta- do y convincente. Es un primer paso para dar a conocer los numerosos textos que se han escrito en alemán sobre el exilio en Francia y es una pena que García Olea no haya ampliado su trabajo incluyendo a más autores que han dejado un testimo- nio de su exilio en Francia.

Georg PICHLER

GÓMEZ PATO, Rosa Marta / FEIJÓO, Jaime (Hrsg.): Literatur aus Österreich – zum Problem der Norm und der Devianz. Wendelin Schmidt-Dengler in memoriam. Frankfurt am Main et al.: Peter Lang 2011. 182 pp.

Klein, aber fein, so der Eindruck dieses schmalen Bandes, der zehn Aufsätze öster- reichischer, spanischer, portugiesischer und deutscher Germanistinnen und Ger- manisten unter dem Thema Norm und Devianz in der österreichischen Literatur vereint. Hervorgegangen ist er aus einem Seminar, das der österreichische Litera- turwissenschaftler Wendelin Schmidt-Dengler im März 2008, ein halbes Jahr vor seinem überraschenden Tod, in Santiago de Compostela hielt und in dem eben dieses Thema im Mittelpunkt stand. Wird das Buch auch in Hinblick auf die be- handelten Autoren und die hohe Qualität der meist langen Beiträge dem Schaffen Schmidt-Denglers durchaus gerecht, so gehen in ihm nur zwei Texte tatsächlich auf das Thema ein, der Band selbst aber in seinem Ganzen weit darüber hinaus. In ihm ist eher von der Norm, also vom Kanon der österreichischen Autorinnen und Autoren, die Rede als von der Devianz, wenn auch – ganz gegen die Norm – viel mehr Schriftstellerinnen als Schriftsteller analysiert werden. Von einer Ausnahme abgesehen liegt der Schwerpunkt eindeutig auf der Gegenwartsliteratur nach 1945. Zwei Beiträge sind themenzentriert: Ulrike Steinhäusl holt in ihrem Aufsatz über Landschaftsmalerei und Natur-Diskurs in der österreichischen Prosa zwischen 1960 und 1990 weit aus, um dann auf die Verarbeitung von Landschaft und Natur in den Werken von Bernhard, Handke, Jelinek, Rosei und Ransmayer einzugehen, die sie alle mehr oder weniger im langen Schatten Adalbert Stifters sieht. Und António Sousa Ribeiro greift das Motiv der Reise in der Holocaustliteratur auf und zeigt es als eines der konstitutiven Elemente vieler Texte über die Shoah, wobei er sich insbesondere den autobiographischen Büchern von Jorge Semprún, Albert Drach und H. G. Adler widmet, zugleich aber auch philosophische, historische und soziologische Standardwerke seit der Dialektik der Aufklärung mit bedenkt.

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Der Bogen der behandelten Frauen spannt sich von Ilse Aichinger, über deren Räume des Gedächtnisses Rosa Marta Gómez Pato schreibt, bis hin zu Elfriede Jelinek, die von Anne Maria Emonts aufgrund ihre „Werknähe“ und der auffälli- gen Ähnlichkeiten mit der heute weitgehend unbekannten Autorin Mechtilde Lich- nowsky (1879-1958) verglichen wird. Dazwischen schildert komparatistisch Mar- garita Blanco Hölscher Nachkriegslandschaften bei Ingeborg Bachmann und Car- men Laforet, die auf unterschiedliche Weise die diktatorischen Regimes und menschlichen und persönlichen Verwüstungen der Kriegsgewalt behandeln; analy- siert Jaime Feijóo ausführlich und detailreich die Auseinandersetzung von Hilde Spiel mit ihrer 1936 verlassenen österreichischen Heimat und stellt Bezüge zu dem von Claudio Magris propagierten „Habsburgischen Mythos“ her; und erzählt Da- niela Strigl kenntnisreich und umfassend die tragische Biographie von Brigitte Schwaiger nach, die nach einem Überraschungserfolg mit ihrem ersten Roman ins literarische und psychische Abseits schlitterte. Mathias Beilein und Janet Boatin stellen die „Kanonisierung von performativer Literatur am Beispiel Ernst Jandls“ in einem Text dar, der nicht nur auf den Autor eingeht, sondern zugleich auch eine kleine Geschichte der konkreten Poesie und deren Eingang in den Kanon ist. Eli- sabeth Graf vergleicht die Erzählung Die Angst des Tormanns beim Elfmeter von Peter Handke mit dem gleichnamigen Film von Wim Wenders, wobei sie die Ele- mente herausarbeitet, die „auf das von schizophrener Weltwahrnehmung gezeich- nete Psychogramm des Helden“ hinweisen. Und Teresa Martins de Oliveira ver- sucht schließlich, die Sonderstellung von Peter Handkes Don Juan in der Tradition dieser Figur darzulegen. Wie zu sehen ist, gehen die Beiträge nur am Rand auf den Titel des Buches ein, doch stellen sie in ihrer Gesamtheit ein abwechslungsreiches und interessantes Panorama der österreichischen Literatur dar. Durchaus positiv ist die plurinationa- le Zusammensetzung der Autorinnen und Autoren, da so unterschiedliche Ansätze, Schreibweisen und Schwerpunkte gewährleistet sind. Kurz gesagt: eine anregende Monographie und eine würdige Hommage an Wendelin Schmidt-Dengler.

Georg PICHLER

HAHN, Hans-Joachim / UWE, Seja (eds.): Kritische Studien – Critical Essays. Gottfried Keller, Die Leute von Seldwyla. Bern u.a.: Peter Lang 2007. 263 pp.

En 2007, a raíz del 150º aniversario de la publicación de la primera parte de Die Leute von Seldwyla del escritor suizo Gottfried Keller, se publica este volu- men que recoge diversos ensayos en lengua inglesa y alemana en torno este tema. Se trata de un estudio interdisciplinar que explora desde la vertiente filosófica y pedagógica, hasta la económico-política, algunas de sus Novellen, como Kleider machen Leute o las introducciones del mismo autor a su obra. Gottfried Keller, al igual que la mayoría de los representantes del realismo bur- gués alemán, está fuertemente influido por el pensamiento filosófico de Ludwig Feuerbach. La vuelta a la naturaleza como fundamento del ser, su concepto de

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Dios y sus planteamientos metafísicos al respecto son una muestra de la influencia del filósofo. Un primer ejemplo de sus concepciones filosóficas la encontramos en su novela autobiográfica Der grüne Heinrich de 1854/55, obra más representativa del autor junto con Die Leute von Seldwyla. Un año más tarde, en 1856, se publicó Die Leute von Seldwyla. A través de un espacio ficcional, Keller lanza una crítica a lo que él entiende como el prototipo suizo burgués de la época: aislado de la realidad, sin ningún tipo de interés en el devenir socio-político del país y aferrado a los bienes materiales y los convencio- nalismos burgueses. Encontramos también en esta recopilación de artículos, un interesante análisis de las dos introducciones del autor. Aunque ambas exponen la tesitura humorísti- ca, crítica e irónica que guarda la obra, la primera de ellas se encarga más bien de presentar Seldwyla como un lugar idílico, más propio de la literatura utópica del siglo XVI, mientras que la segunda advierte de los peligros de una sociedad modi- ficada económicamente y transformada en un ente de la modernidad. A través de unas descripciones llenas de simbolismo, conocemos mejor a los personajes que en este lugar habitan, identificados con la propia naturaleza de los objetos y expuestos en la identificación con paisajes y ambientes. Una profundiza- ción en el tema de la descripción la encontramos en artículo “Revelatory Detail: Reflections on the Role of Description in Die Leute von Seldwyla”. La descripción en la literatura realista nos es revelada como una interpretación trascendente del mundo interior de los personajes, a su vez inseparable del acto narrativo, y no como un análisis meramente material. En este campo Keller se presenta como un maestro en el dominio de la técnica descriptiva. El tema de la suerte y la fortuna es analizado en el artículo “Good Fortune Ma- kes the Man? Notions of Glück in the Seldwyla Novellas”. No se puede hablar en Seldwyla de ninguna clase de fuerza cósmica, ya sea maligna o benigna, que de- termine la suerte de sus habitantes. Sus destinos se convierten en sinónimo de la situación y los factores sociales en los que se desenvuelven. De este modo los personajes son libres de poder progresar y conseguir la ansiada felicidad en bienes materiales y en lo próspero de la sociedad en la que se encuentran. Cada personaje es responsable de forjar su propia suerte, y así se nos hace especialmente evidente en Der Schmied seines Glückes. Los personajes de Keller no analizan de una manera introspectiva sus destinos y la felicidad, sino que se centran en vivir la fortuna en esta tierra y en este ahora, algo que conecta fuertemente con el trasfondo feuerba- chiano de nuestro autor. Este progreso no se puede entender, sin embargo, sin la idea del progreso común y del bien de la comunidad, siguiendo la tradición humanista. Conectando con las huellas filosóficas que se rastrean en la obra de Keller no es de olvidar la influencia del filósofo Theodor Vischer. En el artículo “Die ‘Tücke des Objekts’ – ein Strukturmerkmal in den Seldwyler Novellen?” se anali- za la idea de la teodicea negativa del filósofo y su influencia en los habitantes de Seldwyla, los cuales están constantemente determinados por el devenir y los facto- res de la ciudad. Vischer, en su obra Auch Einer, no nos presenta ninguna sociedad ordenada y regida por poderes en equilibrio que marquen el destino, sino que de

208 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas una forma mucho más desordenada y caótica describe un mundo incoherente e ininteligible que no se encuentra en ninguna de las poéticas clásicas del momento. De igual manera nos presenta Keller en Seldwyla un mundo desestructurado por la actividad económica y el dinero. Por otra parte, el principio hegeliano List der Vernunft, más unido al idealismo, funcionaría de manera opuesta a la Tücke des Objekts de Vischer. Para Hegel la razón es el principio dominante del mundo que tiene su más próximo reflejo en la historia. Supone, a su vez, el esfuerzo material por un orden de vida libre y racional. Keller une de alguna forma ambos conceptos en su esfuerzo por volver a la realidad y en las ideas de emancipación y libertad. Die Leute von Seldwyla als Paradigma des bürgerlichen Realismus examina la obra como un modelo literario propio de la época realista, pero a la vez viendo en ella un ente con características singulares. No obstante, Keller no escribe motivado tan solo por los acontecimientos sociopolíticos del momento, sino que más allá de esto el escritor trata de constatar la complejidad existente entre realidad y creación poética para así concluir con una creación maestra que sea reflejo de ambas. En torno a Kleider machen Leute, se encuentra en este volumen un interesante artículo, Intertextual Explorations of Keller’s Clothes Make the Man, que ofrece un análisis intertextual en el que se exploran las distintas referencias que el relato evoca, formando así una basta red de asociaciones socioculturales: desde alusiones bíblicas, pasando por las fábulas de la antigüedad clásica, hasta llegar a la narrati- va del siglo XVI con el Lalebuch o los Schildbürger. Siguiendo la propuesta interdisciplinar que aquí se nos ofrece, encontramos un análisis socioeconómico de mano de expertos sobre las obras de Keller. Se explora la relación entre las circunstancias económicas y la imaginación poética, individuo y sociedad, economía y literatura. En Seldwyla – A Microeconomic Inquiry se analizan desde la perspectiva del emergente liberalismo económico algunos pasa- jes de Der grüne Heinrich y Die Leute von Seldwyla para poder demostrar como Keller, a diferencia de muchos de los autores de su época, en ocasiones demuestra un cierto positivismo ante la perspectiva del progreso económico. Tal es el caso en Pankraz, der Schmoller o Das verlorene Lachen. Aunque bien es cierto que en la mayoría de su obra va a predominar la visión contraria al liberalismo. Desarrollado paralelamente a su actitud negativa hacia el liberalismo económico, es de tener en cuenta, asimismo, una postura antitética frente al liberalismo teológico, viendo en ambas corrientes una gran amenaza para los modelos tradiciones de la sociedad. Con esta colección de ensayos en torno a la figura de Gottfried Keller se pre- tende en definitiva, al mismo tiempo que se profundiza en su cosmovisión políti- co-filosófica y en la época que la rodea, analizar la obra de este autor desde una perspectiva más amplia y ofrecer, de este modo, una apertura a nuevos horizontes en la investigación.

Carmen VIDAL

Revista de Filología Alemana 209 2013, vol. 21 187-318 Reseñas

HALL, Katharina: Günter Grass’s ‘Danzig Quintet’. Explorations in the Memory and History of the Nazi Era from ‘Die Blechtrommel’ to ‘Im Krebsgang’. Oxford et al.: Peter Lang 2007. 215 pp.

Esta refundición de una tesis doctoral presentada hace algunos años en la Uni- versidad de Southampton se apoya, como punto de partida, en varios datos obvios de la teoría literaria –y más específicamente, de la germanística– de la primera década del siglo XXI: la primacía del problema de la memoria, ante todo, y el rol preponderante que Günter Grass (1927) ha alcanzado dentro de esa tradición vastí- sima y en continuo crecimiento (la autora lo designa irónicamente el Germany’s grand old man of letters, de hecho), sobre todo tras la consagración “oficial” que le supuso el Premio Nobel de 1999. En base a esas evidencias, los efectos del libro ineludiblemente oscilarán entre el éxito asegurado gracias al interés previo por su objeto de estudio (a saber: las novelas de Grass sobre el pasado alemán reciente) y el rotundo fracaso ante la ausencia de todo aporte significativo a un tema sobre el que justamente se escribe demasiado, al punto de que ya resulta difícil desbrozar méritos y distinguir nuevos enfoques. Cada lector, ya sea especialista o principian- te, sabrá juzgar la empresa en función de sus conocimientos e intereses. En este delicado equilibrio, como sea, está claro que lo más valioso del texto se halla en el primer capítulo, donde la autora realiza al menos dos útiles tareas. Por un lado, una tarea cultural. Pues aquí se repone la escandalosa confesión que Grass le hiciera al Frankfurter Allgemeine Zeitung en agosto de 2006 acerca de su tardía participación en la Waffen-, cuando tenía 17 años (y por lo tanto se trataba de una leva forzada). Ese dato provocó un aluvión de críticas y comenta- rios, tanto negativos como positivos, y a la vez que promovió una reactualización del nunca acabado debate sobre la urticante persistencia del nazismo en la socie- dad europea, obligó a releer las obras del autor a la luz de nuevas sospechas. Esa labor de contextualización periodística resultará muy práctica para quienes deseen entrar en el tema general de las complicidades del presente alemán con el pasado nazi desde un ángulo bien actual y candente, con testimonios relevantes y voces privilegiadas. Por otro lado, una tarea filológica. Y aquí hay que admitir que es muy probable que la germanística incorpore, con el tiempo, la propuesta de pensar ya no en la “trilogía de Danzig” (integrada por las novelas El tambor de hojalata, de 1959, El gato y el ratón, de 1961, y Años de perro, de 1963), sino más bien en el “quinteto de Danzig” (¿por qué no decir mejor “pentalogía”?), expandiendo el ciclo para que se sumen dos relatos más: Anestesia local (1969) y A paso de can- grejo (2002). Los argumentos para concebir estas cinco piezas como una unidad con líneas estructurales subyacentes son atendibles, y aunque se sospeche que aquí actúa más la necesidad de construir un objeto académico por parte de la investiga- dora que la propia poética de Grass (¿por qué dejar afuera novelas como Es cuento largo o Mi siglo?), la idea es operativa y fructífera (sobre todo con aquella culposa confesión como punto de pivote). Así lo demuestran, al menos, los siguientes capí- tulos, en los que, una tras otra, cada novela de la serie va siendo leída desde esta postulada continuidad.

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El resto del libro, así pues, es un análisis puntual de esas cinco novelas monu- mentales (en más de un sentido del término). El arsenal teórico que la autora movi- liza para comentar los textos y sus respectivos contextos es muy amplio y cubre un espectro disciplinar e ideológico diverso, que va de Lacan a Peter Brooks, pasando por Adorno y Hayden White. Si bien es cierto que la “trilogía” estaba abundante- mente estudiada, siempre es bueno ver aquellas tres novelas fundamentales de la literatura alemana de posguerra confrontadas por nuevas perspectivas, y de hecho recolocadas en el siglo XXI. Y sin duda es un buen aporte que un texto algo olvi- dado y marginal como Örtlich betäubt merezca un capítulo específico (y además en inglés, lo que facilita su divulgación). Finalmente, Im Krebsgang es, por su- puesto, un relato crucial para analizar narratológicamente las operaciones del na- rrador, y sólo es de lamentar que se le dediquen unas escasas páginas. El Af- terword, por último, decepciona un poco, en parte porque las tesis principales están enunciadas al comienzo, y en parte por el lógico problema que resulta de enfocar autores vivos, cuya obra no está acabada y cuyas opiniones –en especial en el caso de un autor tan idiosincrásico y productivo– siempre pueden dar un giro radical y sorpresivo. La invocación final de la autobiografía Pelando la cebolla (2006) nos recuerda que ésta debe ser tomada como un texto complementario e infaltable para cualquier abordaje serio de la cuestión. Y lo mismo podría decirse de muchos ensayos de Grass, con algunos de los cuales la autora misma trabaja aquí como intertextos... ¿Y es que acaso hay alguna página de Günter Grass, al fin y al cabo, que no deba ponerse sobre la mesa a la hora de evaluar su relación per- sonal con el pasado alemán y la relación general de la literatura con la memoria y la historia?

Marcelo G. BURELLO

HARST, Joachim: Heilstheater. Figur des barocken Trauerspiels zwischen Gryphius und Kleist. München: Wilhelm Fink 2012. 216 pp.

Joachim Harst es un joven investigador que actualmente trabaja como colabo- rador del doctor Christian Moser en la universidad de Bonn. En 2006 finalizó sus estudios de germanística y filosofía, y al año siguiente comenzó la elaboración de su tesis doctoral, que obtuvo una mención summa cum laude. Dos años después, esta disertación aparece publicada por primera vez en la editorial Wilhelm Fink. El objetivo principal de este trabajo es llevar a cabo un análisis del drama de mártires barroco en relación a su forma teatral y contenido teológico, partiendo para ello de los textos de Gryphius. No obstante, la lectura del Trauerspiel a partir de los límites del género sirve al autor como excusa para trazar un puente entre estas obras y las de Kleist. En este sentido, es fundamental señalar la violencia manifestada por los personajes de Kleist en la realización de sus deseos, tanto desde el punto de vista de su representación textual como en relación con las estra- tegias teatrales que se desprenden de las Berliner Abendblätter. El contraste del violento deseo de salvación de los personajes kleistianos y las técnicas de puesta

Revista de Filología Alemana 211 2013, vol. 21 187-318 Reseñas en escena propuestas directa o indirectamente por Kleist sugiere para Harst un interesante paralelismo con el drama de mártires de Gryphius, en el que toda ex- pectativa o posibilidad de salvación pasa desde el principio por la muerte de sus protagonistas. Es precisamente la contraposición entre Gryphius y Kleist lo que permite defi- nir el Trauerspiel a través de sus contrarios, de todo aquello que no desea ni pre- tende ser: una teatralización entendida como superación de la diferencia reconoci- da entre Sein y Schein, entre ser y apariencia. El pensamiento de Kleist aporta un estimable punto de vista en torno a la dicotomía entre representación y teatralidad. Mientras que la representación se recrea en esa división y la toma por incuestiona- ble, la teatralidad lamenta y rechaza tal diferencia, constituyéndose en un reflejo del teatro de marionetas en el que Dios y la marioneta son indistinguibles. La uni- vocidad del Heilstheater barroco que se desprende de la violencia formal resultan- te de las pruebas que el mártir debe padecer se convierte, por tanto, en ambigüedad a través de la interpretación sesgada de una puesta en escena involuntaria. La reproducción del caso (Fall) para Kleist y su correspondencia formal se contrapone en la segunda parte del trabajo a la figura (Figur) como idea central de la representación del Trauerspiel. Por otra parte, el concepto de plenitud (Er- füllung) sirve para referirse a la correspondencia formal y estructural entre repre- sentación y teatralidad en ese punto en que comparten sus fronteras. Ambos con- ceptos se corresponden de forma teológica a través de la muerte del mártir: el personaje, al morir, vence al caso. La alegorización de la muerte, palpable a través de la ostentación del cadáver con el que estas obras solían concluir, se convierte en límite de la representatividad y la teatralidad, y es en este punto en que ambos conceptos aparentemente irreconciliables llegan a tocarse cuando la estrategia teatral de Kleist se vuelve más relevante, en tanto que permite definir con claridad la representación del Trauerspiel como negación de la teatralidad. Harst ilustra la concreción de estas técnicas a partir de las obras de Gryphius Catharina von Georgien y Carolus Stuardus, a las que se contraponen la poética de autores contemporáneos como Escalígero o Heinsius, la retórica de Tesauro y las características propias del montaje teatral para extraer la auténtica prueba que el mártir debe superar para alcanzar la salvación; la de la lucha contra el Schein. La ambigüedad del drama no responde a un fracaso de la estrategia literaria, sino que debe ser entendida como parte del programa teológico que se desprende de estos textos y que remite al contenido religioso del drama barroco alemán. En efecto, una parte fundamental de la disertación se centra en definir el Trauerspiel, no ya como mera ilustración de la doctrina cristiana, sino como una forma de pen- samiento propia que no debe ser entendida como debilitamiento o invalidez de la idea cristiana de salvación ni como secularización propiamente dicha. Se trataría de algo más profundo, de un auténtica problemática del culto cristiano articulada en el Barroco que se manifiesta en la multiplicidad de interpretaciones del concepto de Heilstheater, cuyo sentido acaba siendo desentrañado a lo largo de este trabajo.

Alejandro LÓPEZ

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KAMM, Martina / SPOERRI, Bettina / ROTHENBÜHLER, Daniel / D’AMATO, Gianni: Diskurse in die Weite. Kosmopolitische Räume in den Literaturen der Schweiz. Zürich: Seismo Verlag 2010. 203 S.

Von der vor allem in den siebziger Jahren des letzten Jahrhunderts beliebten Lite- ratursoziologie hat man lange nichts mehr gehört. Obwohl dieser Seitenzweig der Literaturwissenschaft keineswegs uninteressant ist und Ergebnisse zu Tage fördern kann, die zum besseren Verständnis des literarischen Lebens Wichtiges beitragen. Ein brillantes Beispiel dafür bietet der Band „Diskurse in die Weite“, dessen Titel ganz offenkundig auf einen berühmten Essay von Paul Nizon antwortet: „Diskurs in der Enge“ (1970/73). Nizon hatte damals die Kunstfeindlichkeit der Eidgenos- senschaft angeprangert und die Problematik einer Identität als Schweizer Autor kritisch diskutiert. Was bedeutet eine solche Identität heute? Was bedeutet sie insbesondere für Schriftsteller, die nicht im Lande geboren sind, aber in einer sei- ner Sprachen schreiben und das literarische Leben seit vielen Jahren mitprägen? Das sind die Ausgangsfragen eines von der Soziologin und Germanistin Martina Kamm geleiteten interdisziplinären Forschungsprojekts, in dem vier wissenschaft- liche Experten in klugen Essays sowie durch Interviews und öffentliche Podiums- gespräche mit 17 Schriftstellern über die biografischen Voraussetzungen und die kulturpolitische Position von solchen Schweizer Autoren nachdenken, die mit dem mittlerweile bis zum Abwinken berühmten Attribut „Migrationshintergrund“ leben müssen. Wobei von vornherein klar ist, was der im August 2009 verstorbene Hugo Loetscher in seinem Geleitwort so formuliert: „Uns charakterisiert nicht eine all- gemeingültige Identität, sondern wir sind der Schnittpunkt verschiedener und un- terschiedlicher Identitäten. In dem Sinne variieren und bereichern die Schriftstel- ler, die ihrem Status nach Migranten sind, unsere nationale Identität. Nicht nur Individuen, auch Länder haben ihren Plural von Identitäten.“ Bekannte Schweizer Autoren wie Martin R. Dean, Catalin Dorian Florescu, Michael Guggenheimer, Francesco Micieli, Melinda Nadj Abonji, Erica Pedretti, Ilma Rakusa, Christina Viragh und Yusuf Yesilöz, auch weniger bekannte wie Rafik Ben Salah, Olivier Chiacchiari, Eugène, Giuseppe Gracia, Joseph Incardona, Innocent Naki, Dragica Rajćić und Kathy Zarnegin geben Antworten auf Fragen wie: Weshalb sind Sie (ist Ihre Familie) aus dem Heimatland aus- und in die Schweiz eingewandert? Inwieweit sind Ihre Kindheit und Jugend davon geprägt? Fühlten Sie sich irgendwann einmal anders als die anderen Schweizer? Spielt das Thema „Migration“ in Ihrem heutigen Leben eine Rolle? Ist es für Ihr literarisches Schreiben wichtig? Hat die Mehrsprachigkeit einen Einfluss auf Ihre Literatur? Gibt es bestimmte Motive, Symbole oder Topoi, die Sie wählen, wenn Sie Ihre Migrationserfahrungen literarisch gestalten? Was verstehen Sie unter Migrationsli- teratur? Was bedeutet für Sie Heimat? Fühlen Sie sich als Schweizer? Wie steht es um Ihr soziales und berufliches Umfeld? Sind Sie viel auf Reisen? Wie könnte Ihre Zukunft als Schweizer Autor mit Migrationshintergrund aussehen? Viele, viele Fragen also, und noch einige mehr! Was herauskam, ist äußerst vielfältig und fast immer hochinteressant, und auch die Einleitungen, die wichtige Aspekte des

Revista de Filología Alemana 213 2013, vol. 21 187-318 Reseñas

Themas zusammenfassenden und gewichtenden fünf Essays sowie die abschlie- ßenden Bemerkungen von Martina Kamm und Daniel Rothenbühler sind es. Zum Beispiel zeigt sich, dass Kategorien wie „Fremdheit“ oder „Migration“ eigentlich immer als beengend und ausschließend abgelehnt werden und sich niemand gerne zur „Migrationsliteratur“ zählen möchte. Maßgeblich für die Einschätzung all die- ser Schriftsteller, egal wo sie herkommen und wie sie sich in der Schweiz durch- schlagen, sollte zuallererst der genaue Blick auf die Poetik ihrer Texte sein und nicht der Blick auf ihre keineswegs nur migrantischen Mehrfachidentitäten – eine Empfehlung, der sicherlich auch viele hier nicht befragte Autoren wie Zsuzsanna Gahse, Dante Andrea Franzetti oder Irena Brežná zustimmen würden. In diesem in vielerlei Hinsicht anregenden Buch lernt man quasi nebenbei auch kultur- und so- zialwissenschaftliche Konzepte wie Hybridität, Transnationalismus oder Kosmo- politismus genauer kennen und verstehen. Und nicht zuletzt ist der lesens- und studierenswerte Band auch ein engagiertes Plädoyer dafür, den Blick für das Kos- mopolitische in der Literatur überhaupt zu schärfen – und sich von ihrer staunens- wert welthaltigen Vielfalt anregen und verführen zu lassen.

Klaus HÜBNER

LAMPING, Dieter: Die Idee der Weltliteratur. Ein Konzept Goethes und seine Kar- riere. Stuttgart: Alfred Kröner 2010. 144 S.

Der in Mainz lehrende Komparatist Dieter Lamping ist einer der nicht eben zahl- reichen Literaturwissenschaftler, die den unübersehbaren Prozess der Internationa- lisierung der deutschsprachigen Literatur ernst nehmen und ihn in den Kontext der europäischen Literaturgeschichte zu stellen versuchen. Kein Wunder, dass er dabei bald auf Goethe und dessen bis heute so wirkungsmächtigen Begriff der „Weltlite- ratur“ stieß. Denn diesem Konzept ist es im Grunde zu verdanken, dass wir die Literatur nicht für wesentlich monokulturell oder gar national halten. „Weltlitera- tur ist eine der großen Ideen des 19. Jahrhunderts – und eine der wenigen, die die Epoche ihrer Entstehung überlebt haben“, lautet der erste Satz des Buches (S. 9). Was aber meint man heute damit, wenn man, wie es in der Literaturwissenschaft ebenso wie in der Literaturkritik allenthalben geschieht, von „Weltliteratur“ spricht? Welchen Nutzen, welchen Erklärungswert hat der Rekurs auf Goethes Konzept? Und ist es überhaupt ein Rekurs, oder hat die gängige Verwendung des Begriffs nur noch wenig mit dem zu tun, was der Dichterfürst am 31. Januar 1827 im Ge- spräch mit Eckermann äußerte? Oft genug sind Goethes Worte zitiert worden: „National-Literatur will jetzt nicht viel sagen, die Epoche der Welt-Literatur ist an der Zeit und jeder muß jetzt dazu wirken, diese Epoche zu beschleunigen.“ Diesen Worten, diesem Begriff und mehr noch dessen Karriere im 19., 20. und auch 21. Jahrhundert widmet sich Lampings im besten Sinne philologische, weil weit über die Philologie hinausweisende Untersuchung: „Die Idee der Weltliteratur in ihren wichtigsten, literarhistorischen wie literaturtheoretischen, aber auch ideenge- schichtlichen Aspekten mit der gebotenen Knappheit darzustellen ist das Ziel die-

214 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas ses Buches. Dabei versucht es, nicht nur zu fragen, wie sie verstanden wurde, von ihrem Urheber und von seinen Lesern, sondern auch, wie sie noch immer sinnvoll zu verstehen sei“ (S. 13). Naturgemäß geht es zuerst um Goethe, dessen Plädoyer für „Weltliteratur“ den alten Dichter als einen weltoffenen, scharfsinnigen und der Zukunft zugewandten Beobachter seiner Epoche ausweist. Doch schon bei ihm bleibt der Begriff un- scharf, und an keiner Stelle hat er systematisch entwickelt, was er eigentlich unter „Weltliteratur“ verstanden wissen wollte. Als „formelhafte Aperçus“ implizieren Goethes diesbezügliche Bemerkungen mehr als sie explizieren (S. 58). In den drei der Einleitung folgenden Abschnitten seiner Studie stellt Lamping den Weimarer Altmeister in den Kontext der europäischen Literatur seiner Zeit und diskutiert die weitreichenden Implikationen der keineswegs nur angelesenen Internatonalität des „Divan“ – Dichters, der zwar nach heutigen Maßstäben kein weltkundiger Mann war, aber noch viel weniger ein „eingezogen lebender Mensch wie etwa Kant oder Lichtenberg“ (S. 54). In Goethes Werk und Wirken lässt sich, wie der höchst bele- sene, quellenkundige Verfasser detailliert nachweist, in vielerlei Hinsicht ein durchaus interkulturelles Interesse feststellen, auch wenn das bei Zeitgenossen wie Georg Forster, Adelbert von Chamisso oder Alexander von Humboldt ungleich stärker ausgeprägt gewesen sein mag. Unvermeidlicherweise geht es im ersten Teil des Buches auch um das von Herder, Schleiermacher und anderen entwickelte, von Lamping nicht als kontrastiv, sondern als komplementär zur „Weltlitera- tur“ betrachtete Konzept einer „Nationalliteratur“. Abgesehen von diesem allerdings folgenreichen Scheinkonflikt zwischen Welt und Nation wurde die Idee der „Weltli- teratur“ niemals ausschließlich als poetische begriffen. „Vielen ihrer Anhänger galt und gilt sie auch, wenn nicht vor allem, als ein kosmopolitisches Programm, und gerade diese Verbindung hat viel zum Erfolg der Idee beigetragen“ (S. 67). Der fünfte Abschnitt der Untersuchung weist nach, dass und inwiefern Goethes Idee sozusagen in der Luft lag. Denn: „Die drei Jahrzehnte vor und nach 1800 stellen die erste europäische Epoche der neueren deutschen Literatur dar“ (S. 79). Besonders manifest wird das „sowohl als Übersetzung wie als Vermittlung und als Verarbeitung, als produktive Rezeption“ (S. 80). Kundig führt Lamping durch die ungeheure Fülle und Dichte der Bezugnahmen auf europäische Literaturen, die die deutschsprachige Literatur um 1800 aufweist und die nicht allein Themen und Motive, sondern auch Formen und Gattungen betreffen. Spätestens in der „Goe- thezeit“ – und nicht etwa erst mit den Anfängen einer „Literatur der Migration“ seit den sechziger Jahren des 20. Jahrhunderts – wurde Internationalität zu einem kon- stitutiven Moment der deutschen Literatur. Die Rede von der „Weltliteratur“ aller- dings folgte seit Goethes Tod vielfach einer eigenen Logik, und den diversen Be- deutungsverschiebungen dieses wandelbaren Konzepts geht der Autor detailliert nach, bis hinein in einzelne „Dialoge“ von (mindestens) zwei Texten unterschied- licher Sprachherkunft. Selbstverständlich ist „Weltliteratur als intertextuell fass- bare literarische Internationalität“ kein völlig neues Konzept (S. 113), doch gerade in der deutschen, über lange Zeit hindurch von nationalem Denken dominierten Literaturwissenschaft und ihren akademischen Organisationsformen spielte es nur

Revista de Filología Alemana 215 2013, vol. 21 187-318 Reseñas selten eine wichtige Rolle – was, betrachtet man die Germanistik auch der jünge- ren Zeit, gravierende Folgen zeitigte. „In den neueren Philologien hat der Begriff der ‚Weltliteratur‘ in dem Maß an Bedeutung gewonnen, in dem sich neben den einzelsprachlichen eine vergleichende Literaturwissenschaft bildete“, meint der Verfasser (S. 123) und unterschlägt dabei ein wenig, dass auch die seit etwa 1980 fortschreitende Entwicklung einer ‚interkulturelle Germanistik‘ hier entschieden bewusstseinsverändernd gewirkt hat. Immerhin nimmt er die nicht-deutsche inter- kulturelle Literatur- und Kulturwissenschaft der letzten Jahre (Homi K. Bhabha, David Damrosch, John Pizer) in den Blick, die der Goetheschen Idee „eine ganz neue Aktualität abgewonnen hat“ (S. 130). Dass der inflationäre Gebrauch des vieldeutigen Begriffs auch „Unbehagen“ ausgelöst hat, verschweigt Lamping nicht (S. 135). Dennoch ist er davon überzeugt, dass die komplexe Idee der „Weltlitera- tur“ vorerst einmal weiterleben wird, und mit ihr auch das kulturwissenschaftliche Konzept. Goethes großes Verdienst sei es nun einmal, „eine suggestive Formel für Prozesse literarischer Internationalisierung“ gefunden zu haben (S. 137). Diese Prozesse halten an, ja sie verstärken sich sogar. Wer sie begrifflich fassen will, kommt an der „Weltliteratur“ ebenso wenig vorbei wie an der fast uneingeschränkt empfehlenswerten Studie von Dieter Lamping. Fast? Na ja, ein ausreichend umfäng- liches Literaturverzeichnis gibt es, aber leider kein Begriffs- und Namensregister. Weitere kritische Einwände allerdings hat dieses einleuchtend strukturierte, klar und verständlich geschriebene Buch schlicht nicht verdient.

Klaus HÜBNER

LEDESMA, Jerónimo / CASTELLÓ-JOUBERT, Valeria (coords.): Revolución y lite- ratura en el siglo diecinueve. Fuentes, documentos, textos críticos. Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2012. Tomo I: Blake, Büchner (385 pp.). Tomo II: Hugo, Bal- zac, Michelet (288 pp.).

Los textos que integran los dos tomos del libro que reseñamos constituyen una serie variada de traducciones del francés y del inglés –todas ellas realizadas por integrantes de la cátedra de Literatura del Siglo XIX de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires– que de distintos modos pretenden dar cuenta de la marcada influencia que tuvo la Revolución Francesa en la literatura europea del siglo XIX. La presentación del libro responde a un propósito doble, pues, además de proveer a los alumnos de material de lectura relevante para el análisis de las relaciones entre la literatura decimonónica y la Revolución France- sa, sirve de guía para el estudio del tema; los dos tomos constituyen una muestra concreta –y una justificación– del trabajo realizado por la cátedra en los últimos años. El primer volumen comienza con una breve “Presentación” de Américo Cristófalo en la que se examina el lugar de la traducción como práctica de la inves- tigación y de la tarea docente, considerando tanto el objetivo primario de contri- buir a la divulgación de textos originalmente escritos en lenguas extranjeras, como

216 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas el trabajo crítico que el proceso mismo de traducción supone. Como se explica allí, la traducción constituye un objeto de estudio y reflexión en el marco del dictado de la materia Literatura del Siglo XIX, no solo debido a las necesidades y limita- ciones evidentes que surgen del dictado de un curso de literaturas comparadas, sino también a partir de aspectos intrínsecos de las implicancias que la Revolución Francesa trajo a las formas de pensar literatura e historia:

La Revolución [...] abre un campo urgente de comparación entre tradiciones nacio- nales, culturales, políticas y religiosas de Europa que obliga a un complejo debate de interpretación y lectura, asociado, en este sentido, a un conjunto variable de ope- raciones de traducción (desde las corrientes más estrechamente vinculadas a fenó- menos de circulación de información hasta interrogaciones de carácter metafísico acerca de la “traducción” de la Idea en cuanto realización histórica (p. 7).

Sigue a esta presentación un artículo introductorio a cargo de los coordinadores del libro –Castelló-Joubert y Ledesma–, en el que se da detallada cuenta del desa- rrollo progresivo de las investigaciones realizadas por los miembros de la cátedra en torno a la Revolución, se define el marco conceptual básico en el que estas se inscriben, y se explicitan los criterios de selección de los textos que componen la antología. La “Introducción” acierta en explicar con claridad la relación que los textos incluidos guardan con los programas y los ejes de la materia, y su lectura puede suponer una ayuda efectiva al momento de localizar dichos textos temporal y conceptualmente. Cabe decir, como los mismos coordinadores del libro se cuidan muy bien de señalar (p. 42), que la selección no pretende ser ni exhaustiva ni representativa de la compleja problemática abordada, sino que constituye, por el contrario, una muestra parcial de la incidencia que tuvo la Revolución en la literatura europea, específicamente, en las literaturas alemana, francesa e inglesa. La compilación es, asimismo, sumamente heterogénea, tanto en lo que concierne a la naturaleza de los textos incluidos –categorizados por los coordinadores como “fuentes”, “documen- tos” y “textos críticos” (p. 11)–, como al lugar, central o periférico, que ocupan en el estudio de las manifestaciones literarias de la Revolución. El libro se organiza en cinco secciones diferenciadas –con desigual peso dentro de la antología–, co- rrespondientes a cinco autores del periodo analizado: Blake y Büchner (primer volumen); Hugo, Balzac y Michelet (segundo volumen). De Blake se incluyen tres pasajes de El matrimonio del cielo y el infierno, y, llamativamente, dos traducciones distintas –una, completa; la otra, parcial– del poema La revolución francesa. En calidad de “documentos”, se agregan dos pasa- jes del libro de Swedenborg sobre el amor conyugal y el amor adúltero (Conjugal love and its chaste delights; also, adulterous love and its sinful pleasures) –uno de los intertextos fundamentales de El matrimonio…–; un texto de Robert Hind- marsh, miembro de la Iglesia de la Nueva Jerusalén, que presenta su versión de lo ocurrido en el primer Congreso de la Nueva Iglesia en 1789, a la que el mismo Blake asistió; y “El discurso sobre el amor a la patria”, pronunciado por Richard Price en noviembre de 1789, en el marco de una conmemoración de la Revolución

Revista de Filología Alemana 217 2013, vol. 21 187-318 Reseñas de Gran Bretaña, en el que se puede apreciar cómo la Revolución Francesa todavía contaba en ese tiempo con la aprobación de buena parte de la sociedad inglesa. A lo anterior se suman tres artículos críticos de fines del siglo XX, dos de ellos –de Peter Schock y Joseph Viscomi– relativos a El matrimonio, y uno –de Lisa Plum- mer– sobre el poema La revolución francesa. La sección correspondiente a Büch- ner, notablemente más breve que la de Blake, cuenta con dos textos críticos –de Paul Levesque y Matthew Buckley– sobre La muerte de Danton, en los que se analizan, entre otros aspectos, las particularidades del lenguaje empleado en el drama de Büchner. De Victor Hugo se incluyen cuatro poemas, pertenecientes a distintos periodos de la producción del autor –”A mis odas”, “París”, “La madre que defiende a su cachorro” y “Ley de formación del progreso”–; a los que se les agregan tres artícu- los críticos: “La metafísica del exilio”, en el que Paul Bénichou explora los con- flictos teológicos del autor y sus relaciones con la literatura; “Hugo y la revolu- ción”, de Guy Rosa, que presenta la evolución política de Hugo en función de las revoluciones en Francia; y un análisis de Pierre Campion sobre los múltiples nive- les de sentido que pueden rastrearse en Noventa y tres. De Balzac, por otro lado, se incluye una nueva traducción del célebre “Prólogo a la Comedia Humana”, y el relato Un episodio bajo el terror. El segundo volumen se cierra con una serie de paratextos de la Historia de la Revolución Francesa de Michelet –prefacios a las ediciones de 1847 y 1868, un apéndice y una conclusión al segundo volumen de 1848– en los que el autor reflexiona sobre su propia obra y que, en conjunto, per- miten vislumbrar el modelo de historiografía propuesto por aquel.

Ana V. FLORES

LUKÁCS, György: O romance histórico. Trad. de Rubens Enderle. Presentación de Arlenice Almeida da Silva. Sao Paulo: Boitempo 2011. 439 pp.

En las notas introductorias de 1957 y 1965 a las reediciones alemana y españo- la de La novela histórica Lukács señaló los límites y la posible vigencia del estu- dio que escribiera entre 1936 y 1937, y que a nuestro juicio constituye una de sus mejores obras. Mientras que el optimismo de los comienzos del Frente Popular Antifascista que impregna sus páginas se había revelado excesivo, y la importancia concedida a ciertos autores había resultado desproporcionada a su valor estético e intelectual, los principios y razonamientos del tratamiento crítico-teórico podían aún concitar la atención del lector. La nota de 1965 era incluso más explícita que la de 1957 en cuanto a lo que el autor estaba dispuesto a rubricar casi tres décadas más tarde, a saber, la abierta condena al tratamiento biográfico de la historia con la que había cuestionado, tácitamente, la ideología del “culto a la persona” dominante en la ex URSS. En efecto, La novela histórica puede leerse, hoy, como una extensa respuesta a la pregunta por cómo hablar de ese agente de la historia que es el hombre, cómo

218 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas hacer manifiesto a ese sujeto colectivo que, con diversas dosis de conciencia y espontaneidad, de libertad y de condicionamientos, y adelantándose a sí mismo en sus héroes, hace la historia. Y, más específicamente, como respuesta a la pregunta de por qué la epopeya homérica, Shakespeare y la novela histórica clásica de la primera mitad del siglo XIX consiguieron hablar mejor de ese sujeto que la tragé- die classique y la novela histórica posterior a 1848. La reflexión sobre la posibili- dad de hacer patente el rol del hombre en la historia, de reconocer en los hechos pasados una prehistoria del presente y de reconocerse en los héroes pretéritos co- mo en congéneres, aproxima La novela histórica a la Estética (1963), que desarro- lla la concepción del arte como autoconciencia de la humanidad, y a la Ontología del ser social (1984/1986), que llama alienación a la imposibilidad de acceder a esta autoconciencia, y reconoce en ciertos personajes literarios y en determinadas figuras históricas que deliberadamente unieron su destino al del género humano instancias y modelos de superación de la vida alienada. En ese sentido, la publica- ción, por Boitempo, de O romance histórico (2011) en una serie que incluye los Prolegômenos para uma ontologia do ser social (2010) y el primer volumen de la Ontologia (2012) resulta plenamente acertada. Si las consideraciones de La novela histórica se organizan en torno de la cues- tión del héroe, ello se debe a que, desde la perspectiva lukácsiana, lo central en toda representación auténtica de la realidad presente o pasada debe ser el hombre. Para el novelista histórico existe siempre, dice Lukács, la tentación de producir una “totalidad de objetos” completa; pero aquí no se trata de volver a contar de- terminados hechos históricos, ni de describir minuciosamente ambientes y circuns- tancias, sino de dar nueva vida poética a los seres que los protagonizaron. En la poesía épica, insiste, las cosas son interesantes solo en tanto objetos de la actividad humana. De esta manera advierte Lukács contra lo que en la Estética llamará feti- chización, un desvío que se produce cuando algún elemento –p. ej., la descripción de escenarios o la reposición de datos históricos– se autonomiza de la problemáti- ca central. Tendencia frecuente en la novela histórica contemporánea, donde el conflicto entre personajes psicológicamente modernizados es el pretexto para la exposición de datos y la pintura de ambientes que ofician como telón de fondo; el detalle como lujo es el pecado del naturalismo y de las tendencias modernas que de él derivaron. Pero lo superfluo es asimismo posible –y dañino– en el género dramático, entendido, siguiendo la terminología hegeliana, como “totalidad del movimiento”, como conflicto entre representantes de tendencias sociales antagóni- cas. Que para Lukács no se trata de un problema cuantitativo queda demostrado en la aguda comparación que traza entre el drama de Shakespeare y la tragédie clas- sique. Esta última, observa Lukács, reduce a un mínimo los protagonistas, pero dentro de ese mínimo hay personajes dramáticamente innecesarios. Los “hombres de confianza” no representan una fuerza autónoma y contradictoria, sino que cum- plen la función “pseudodramática” de facilitar la expresión del héroe. El drama naturalista retomará esta tendencia al incorporar personajes que meramente ilus- tran un ambiente social. En Shakespeare, en cambio, el Horacio que acompaña a Hamlet es una fuerza motriz, autónoma y necesaria, pues contribuye a encaminar

Revista de Filología Alemana 219 2013, vol. 21 187-318 Reseñas la acción hacia aquello que ha desaparecido en el drama francés: la colisión de fuerzas sociales. Solidaria de la renuncia a toda fetichización que opaque la relación entre el hombre que actúa y su entorno, la defensa del “necesario anacronismo” en el dra- ma y en la novela históricos constituye un punto central del estudio. Como Lukács afirmará en su Estética, el arte auténtico consigue en el receptor el efecto del tua res agitur; la ficción histórica válida es, pues, aquella donde la historia aparece como concreta prehistoria del presente, donde se revive la experiencia del hombre para el hombre, donde el pasado, lejos de todo exotismo y extrañeza, es para noso- tros. De allí que, para conseguir este efecto, resulten justificadas, como creían Goethe y Hegel, ciertas libertades, por ejemplo, respecto de los hechos representa- dos o del lenguaje empleado, de manera que el asunto no llegue a resultar ajeno. Es importante subrayar, no obstante, que Lukács diferencia el “necesario anacro- nismo”, al que subyace la convicción de que, si es preciso que la historia sea para nosotros, primero ha de ser posible conocerla en sí, de las tendencias filosóficas e historiográficas posteriores a 1848, que sostienen la incognoscibilidad de la histo- ria y la libre, arbitraria y subjetiva interpretabilidad de los hechos. Dichas teorías legitiman lo que, en la Ontología, Lukács denominará, siguiendo a Hartmann, intentio obliqua: una captación de la imagen subjetiva del mundo que remplaza a la ambición de acceder al mundo tal como es. Retomando las consideraciones del principio, ¿por qué la novela histórica clá- sica ofrece una imagen del rol del hombre en la historia más verdadera que la que resulta del abordaje biográfico? La respuesta podría ser: por cómo trata a los gran- des héroes. El individuo histórico universal (Hegel), aquel cuyas pasiones y obje- tivos personales coinciden con los de una tendencia social colectiva, y que está destinado a ser el protagonista en el esquema económico del drama, es en la nove- la histórica clásica un personaje secundario, que asoma detrás de la representación de las circunstancias encarnadas de manera ejemplar en el “héroe medio”, en el hombre corriente que entra en contacto con las fuerzas en pugna y que experi- menta en su vida cotidiana las conmociones del fundamento social. Es esta “vida del pueblo” la auténtica preparación de la emergencia del individuo histórico, y no, como en el tratamiento biográfico, la colección de vivencias personales o la descripción de aspectos psicológicos. Lejos del culto romántico al héroe y de la apología del “hombre fuerte” –cuyo modelo fue Bismarck– de las novelas poste- riores a 1848, en las que un genio solitario que se encuentra más allá del bien y del mal salva misteriosamente a una humanidad predestinada, el individuo histórico universal de la novela clásica es el hijo de un tiempo que a su vez él mismo contri- buye a dar a luz. Para decirlo en los términos de Lukács, el gran héroe, en lo espi- ritual, supera al pueblo por una cabeza, tal como el héroe antiguo lo superaba en lo físico. Pero su grandeza consiste precisamente en que sobrepasa al pueblo solo por una cabeza, en que ofrece la respuesta históricamente posible a las demandas del pueblo. Esa distancia módica, que la novela histórica clásica escenifica al ubicar en distintos planos al héroe medio y al gran héroe, garantiza la aprehensión de la

220 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas historia como una obra colectiva en la que, como Hegel decía del artista, la figura sobresaliente llega para colocar el sillar que sostiene el arco construido entre todos.

María Guadalupe MARANDO

MAAS, Utz: Was ist Deutsch? Die Entwicklung der sprachlichen Verhältnisse in Deutschland.Wilhelm Fink: München 2012. 532 pp.

La presente obra quiere explicar el origen de la lengua escrita alemana, como resultado de la evolución lingüística durante siglos en un espacio socialmente hete- rogéneo. Esta evolución de la lengua responde a dos aspectos: la integración de una población no homogénea desde el punto de vista social y el enfrentamiento con la lengua latina. La obra pretende dar respuesta al conflicto, hoy en día debati- do en multitud de foros, sobre “lo propio” y “lo ajeno” y quiere llegar a la conclu- sión de que la evolución lingüística no está concluida: es necesario, para tal punto de vista, una concienciación histórica y esto es lo que el autor pretende con esta obra. Para ello, éste ofrece una representación de la evolución lingüística desde las circunstancias actuales, en retroceso, hasta la época prehistórica, con el apoyo de diversas fuentes documentadas. El autor toma como punto de partida la región alrededor de la ciudad de Os- nabrück y el contraste con otras regiones. La obra se basa en el esbozo de una clase magistral que el autor impartía regularmente a finales de los años setenta en la Universidad de Osnabrück con el nombre de Allgemeine und germanische Sprachwissenschaft. El libro intenta mantener el espíritu que reinaba en la asigna- tura: por un lado, servir de orientación, por otro, iniciar el acceso a la discusión investigadora. El autor utiliza como trasfondo los textos como ejemplos los cuales sustentan cada uno de los sucesos históricos a modo de imágenes representativas donde se hace visible “lo ajeno” frente a “lo propio”. Es como una contemplación de la historia de la lengua, donde el análisis parte de lo conocido (los aconteci- mientos actuales) hacia lo desconocido (los acontecimientos pasados). Por ello, la evolución es hacia la prehistoria que no es incluida totalmente por la falta de do- cumentación lingüística veraz. La obra supone un estudio sobre la historia de la lengua alemana a través de los acontecimientos sociales y políticos y su plasma- ción en los textos. Al principio de la obra, el autor ofrece un cuadro sinóptico que representa la estructura del libro: la división en nueve bloques que recorren desde la actualidad hasta la prehistoria. En este cuadro, se relacionan las características lingüísticas de cada época con las variedades diatópicas dentro de Alemania y otras lenguas y los textos que se van a tratar. En el primer bloque, de la actualidad a 1945, el autor explica los objetivos de la obra: intenta dar respuesta a la pregunta ¿qué es alemán? entendiendo que los fe- nómenos lingüísticos son una expresión de las tensiones en el ámbito social. Por tanto se intenta realizar una contextualización histórico-social de los fenómenos lingüísticos. De ello se deriva que los conceptos “lo propio” y “lo ajeno” no han sido siempre igual en la historia, sino que han tenido que ser reinventados, tenien-

Revista de Filología Alemana 221 2013, vol. 21 187-318 Reseñas do en cuenta las circunstancias y los cambios de tipo social. Según el autor esto puede ayudar a comprender mejor la relación entre lo que se entiende por “lo ajeno” amenazante y “lo propio” con proyecciones al pasado. Junto con la separa- ción clara de “lo ajeno”, también conviven las voces que lo defienden. A esta po- lémica también se une la remisión a la continuidad con el reciente pasado político. La obra pretende ser, por tanto, una visión histórica como concienciación de las condiciones bajo las cuales se han constituido los cambios lingüísticos. Los emi- grantes, por ejemplo, desempeñan un papel fundamental en estos cambios. Por ello se presenta la evolución lingüística como resultado de los conflictos sociales. Lo que se hablaba como variante del alemán no era la lengua normalizada, la Hoch- sprache es el esfuerzo por crear una lengua escrita que se fundamentara en la len- gua hablada pero que no la copiara. Esto queda representado en las distintas etapas lingüísticas: desde las tempranas formas del alemán, sobre todo los modelos cultu- rales para la construcción lingüística en la cultura escrita latina, hasta las varieda- des que determinaron lingüísticamente a Alemania y no hicieron necesaria la pre- sencia de la lengua normalizada en un primer momento. Las normas que fijan el uso de una lengua nacional se estipulan en las escuelas y en la enseñanza superior, son dibujadas, de forma esquemática por el autor, en lo que se refiere a morfolo- gía, ortografía, vocabulario e historia de la lengua. El siguiente capítulo ofrece una panorámica del alemán en el mundo para ex- plicar qué significa la lengua alemana para “el otro”, que en este caso, son los emigrantes que llegan a Alemania. El autor se ocupa también de la diferencia entre Hochsprache y dialecto, representado por el dialecto de la zona de Osnabrück (niederdeutscher Dialekt). El autor presenta sus características más relevantes, así como la relación entre dialectos y movimientos migratorios. También presenta una visión de las lenguas minoritarias, considerando como tales: 1. Daneses (Schleswig- Holstein); 2. Frisios (Schleswig- Holstein); 3. Sorabos (Brandeburgo, Sajonia, Polo- nia y Chequia); 4. Sinti y Roma (gitanos y romances) (sin región específica y la ma- yoría conserva su idioma). Capítulo especial merece la influencia del inglés en el habla alemana y en las nuevas formaciones: verbos provinientes de internet e in- fluencia en la morfología alemana, (downloaded – downgeloaded; kidnappen – gekidnappt) etc. Otro aspecto importante son las diferencias lingüísticas entre la antigua República democrática y la República federal, Austria y Suiza. Para este análisis el autor se basa en la lengua hablada de la República democrática, así como en los acontecimientos culturales de la década de 1960 a 1970. En el segundo bloque (1945-1871), el autor analiza las circunstancias sociopo- líticas y su influencia en la lengua. Concretamente trata los movimientos migrato- rios con la problemática judía en el Nacionalsocialismo. Esta época se puede vis- lumbrar como movimiento hacia afuera, como el poder político que termina en la segunda Guerra Mundial y como movilización social, y hacia dentro, que significó la modernización de la sociedad, también con la reforma de la ortografía en 1941. Tras el desarrollo de los acontecimientos entre 1933 y 1945 se puede decir que se produjo una aceleración masiva de la modernización social, también en los hábitos lingüísticos: precisamente en esta época, el Hochdeutsch se convierte en la lengua

222 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas hablada en Alemania. En esta época se puede hablar de una nacionalización de la lengua. El único sitio donde no había una lengua con connotaciones regionales y locales fue en 1871 en el teatro (Nationaltheater). En la conferencia ortográfica de 1876 se impusieron los modernistas frente a los tradicionalistas que querían elevar la lengua escrita a las características actuales, tomando como base el alemán ha- blado. Prusia no se adhirió a estas reglas y la consecuencia a esto fue otra confe- rencia en 1901 que buscaba un compromiso nacional. El principal problema lo constituían los préstamos y los extranjerismos que se intentaron unificar aunque reinaba la voluntad de “alemanización”. Esto tuvo lugar, tanto en la Conferencia de 1901, como en la de 1943. En el tercer bloque temático (1870-1750), el autor se refiere al paso de la sociedad feudal a la sociedad burguesa y la influencia de este proceso en los fenómenos lingüísticos. Durante la época feudal había una lengua central y administrativa, ligada a la clase profesional, los clérigos y escribientes que transmitían el legado religioso. Esta lengua centralizada convivía con las diver- sas hablas locales (lenguas orales). Durante la época napoleónica, Osnabrück, que formaba parte de Hannover, pasó a anexionarse a Francia y, por tanto, quedó diri- gida por las leyes francesas, lo cual también influyó en la lengua (por ejemplo, en la traducción del Código Civil francés al alemán). El nuevo derecho iba ligado a la emancipación de los judíos que hasta entonces habían sido excluidos de los dere- chos de ciudadanía. En la época francesa, se encuentra en Osnabrück la perviven- cia de la escritura latina, más escasa, con la autóctona. La época clásica la mues- tran Goethe y Schiller, cuando la lengua alemana era un símbolo del pueblo alemán. Ya que en esta época todavía no existía una lengua unificada, la difusión de la obra de Goethe fue muy difícil. La mayoría de las escuelas eran elitistas y el acceso a la Universidad se hacía mediante el bachillerato humanista, donde la lite- ratura alemana desempeñaba un papel fundamental en la clase de alemán. El Hochdeutsch aparece como la lengua idealizada de la literatura. La normalización de la lengua tiene lugar a finales de siglo XVIII, debido fundamentalmente a la alfabetización, a la industrialización y el crecimiento de las ciudades. Gottsched fue uno de los artífices de las reglas de la ortografía y de la gramática alemana y representó el discurso de los intelectuales de la época. Adelung representó la nor- malización en la escuela. La lengua escrita es un aspecto propio del registro for- mal, los dialectos, del registro informal. En el bloque cuarto (1750-1630) el autor trata el paso del absolutismo a la creación de la lengua nacional para lo que se crean las llamadas Sprachgesell- schaften. Las Sprachgesellschaften pretendían la normalización del Hochdeutsch. Su máximo exponente fue Schottelius. Uno de los capítulos más importantes de las Sprachgesellschaften fue la alemanización de las palabras extranjeras. El latín sigue siendo la metalengua para la reflexión científica. Los diccionarios intentaban introducir cada vez más el alemán y menos el latín. El bilingüismo de la época del barroco tiene sus causas en los cambios económicos, por una parte, y en las rela- ciones políticas, por otra. La diferencia confesional entre católicos y protestantes (con la posterior escisión de estos últimos en calvinistas y luteranos) fue decisiva para la evolución lingüística: los luteranos utilizan la letra del Hochdeutsch (ge-

Revista de Filología Alemana 223 2013, vol. 21 187-318 Reseñas brochene Schrift), los reformistas, el neerlandés la letra Antiqua. La riqueza agrí- cola e industrial de los Países Bajos convirtieron a estos durante estos años (1800) en el centro de los movimientos migratorios y ello influyó en la lengua. Otro as- pecto importante fueron las corrientes migratorias no condicionadas por el aspecto económico, sino confesional: los protestantes perseguidos en Francia (de 400.000 hasta 500.000 personas). Muchos huyeron a regiones reformadas de Alemania, y, sobre todo, a Norteamérica. Durante el Barroco se intentó que la lengua escrita se erigiera como lengua nacional. Aparte de esto destacaban los dialectos regionales y la influencia del francés, que era la lengua de moda. En este capítulo, el autor también presenta las características más relevantes que las minorías eslavas deja- ron en la lengua, así como una panorámica del Jiddisch y del Niederdeutsch el cual experimenta en el contexto urbano una “folclorización”, mientras que en el campo, ofrecía los fundamentos de una nueva lengua escrita. En el bloque quinto (1620-1520) se analizan las circunstancias educativas en el siglo XVI, como eje de muchos cambios. A pesar de la supremacía del latín se afianzan las lenguas escritas regionales sobre la base de una creciente alfabetiza- ción popular. Así se llega a la Verhochdeutschung del norte en la lengua escrita. El Niederdeutsch, junto al latín, fue la lengua escrita en Dinamarca, Suecia y Norue- ga. El Hochdeutsch gana terreno en los diccionarios, donde la lengua alemana empieza a tener su importancia sobre el latín. En 1578 aparece la primera gramáti- ca del alemán (Johannes Clajus) en latín, la cual se apoya en la biblia de Lutero. En los diccionarios el latín era igualmente la metalengua (Josua Maaler Die Teütsch Spraach), aunque el alemán empieza a cobrar gran importancia. En 1540 aparece la gramática de Valentin Ickelsamer en Rothenburg, que intenta transmitir la lengua escrita a todo el mundo y no sólo a los que lo necesitaban. Significó un intento de alfabetización general. La invención de la imprenta es un hito funda- mental para la lengua escrita, así como el movimiento reformista y la figura de Lutero (1483-1546). La imprenta es el medio para difundir otras variedades distin- tas que el Hochdeutsch en las que se articulan los movimientos reformistas en sus fases iniciales. La época de Lutero reflejó la convivencia entre las dos lenguas, latín y alemán, aunque la primera era todavía la dominante. Las ambivalencias políticas de la Reforma se reflejan también en su articulación lingüística. La barre- ra más importante para el establecimiento de una lengua nacional estaba en el nor- te de Alemania. Por ello, los primeros documentos en esta zona fueron imprimidos en Niederdeutsch. Lutero, sin embargo, utilizaba el Hochdeutsch. En esta época se produce un ajuste de la ortografía y de las mayúsculas, fenómeno más ligado a la adaptación a las traducciones del latín al alemán en la Biblia de Lutero, aunque la regla para las mayúsculas no aparece hasta 1622. El bloque sexto (1520-1350) describe la ciudad medieval con su jerarquía representada en la nobleza y la igle- sia. El autor toma como modelo la ciudad de Osnabrück para explicar las caracte- rísticas sociales, y políticas de la época. Predominaba la lengua latina, tanto en todas las instancias jurídicas, como en las escuelas y monasterios. La influencia de la religión se hace muy patente en la lengua. Existe una diferenciación muy clara entre el norte (Norddeutschland) y el sur (Hochdeutsch). Antes del siglo XVI no

224 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas existía un alemán nacional. No había una diferencia plausible entre Niederdeutsch y niederländisch. El Hochdeutsch tuvo un desarrollo esencial debido a la segunda mutación consonántica. El autor presenta diversos tipos de obras literarias que representan las características de la época. En el bloque séptimo (1350-1100), el autor destaca el poder de las ciudades hanseáticas. Debido a este poder existe una supremacía de los documentos jurídicos, que se encontraban en latín y en alemán, aunque, en esta época, el alemán todavía no se había constituido como lengua escrita: carecía de terminología jurídica y de recursos sintácticos. Sachsenspiegel es una de las principales manifestaciones del lenguaje jurídico: más de 450 docu- mentos con una expansión mayor que muchas obras literarias. Sirvió como base a la jurisprudencia hasta bien entrado el siglo XIX. La imagen del nuevo tipo de caballero desde el punto de vista literario corresponde a un nuevo tipo de nobleza, con la definición de Ritter-Reiter desde el punto de vista militar. La literatura cor- tesana idealizaba este ámbito social. Las características lingüísticas estaban deter- minadas por el orden feudal. El 90% de la población estaba vinculada a la corte. La época de los Staufer significó la época de oro de la literatura del alto alemán medio. La literatura era un aspecto secundario en los pueblos germánicos, en con- traposición a los pueblos mediterráneos. Lo que sí existía era una literatura oral. Desde el punto de vista lingüístico destacan distintos cambios en la estructura silábica. En el bloque octavo (1000-750), la Alta Edad Media, el latín era la lengua dominante. El poder era mantenido por la iglesia y sus instituciones. El autor hace un recorrido por las fuentes jurídicas y literarias más importantes de la época. En el noveno bloque (antes del 750), el autor trata la vida de los primeros ger- manos, la invasión bárbara y la época prehistórica, donde los germanos constituían grupos muy heterogéneos. La obra concluye con un glosario de términos utilizados, las abreviaturas y la bibliografía, la cual es insertada directamente en las citas a pie de página; en lugar de incluir una lista de referencias al final de la obra, el autor añade una serie de indicaciones o recomendaciones bibliográficas muy generales dentro de la materia para cada bloque temático, además de incluir sus propios títulos. Todo este recorrido que realiza el autor a lo largo de la evolución lingüística es siempre un intercambio con “el otro”, sólo las lenguas muertas, como el latín muestran una excepción a tal afirmación. En estas conclusiones, el autor semeja la historia de la lengua como un mito: la forma simbólica constituida narrativamente a modo de limitación con el otro – “el extranjero”. Se trata de constatar la relación entre das Eigene “lo propio”, “lo germánico” y “lo ajeno” (romano, judío…) como articulaciones de la historia. El autor reconoce la importancia que posee la lengua hablada en el proceso de la consolidación lingüística, en cuyo trasfondo se halla la transformación constante de dichas formas. Este punto de vista del autor supone una perspectiva novedosa para observar las transformaciones que ha sufrido la lengua alemana, fruto de las circunstancias sociales y políticas a lo largo de la historia.

Paloma SÁNCHEZ

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MARTÍ-PEÑA, Ofelia: Peter Bichsel. Madrid: Ediciones del Orto 2011. 94 pp.

La simpática y pequeña serie “Biblioteca de la Literatura Alemana” vuelve a apostar, como ya lo hiciera con Martin Walser o Christoph Hein, por el desafío que supone trazar el saldo entre vida y obra de un autor todavía vivo como Peter Bichsel (Lucerna, 1935). Un desafío duplicado en este caso, porque por lástima el mercado de habla hispana ha relegado significativamente a este importante repre- sentante de la nueva narrativa helvética, al punto de que al enfocar su obra ante todo se impone la tarea inicial –triste, pero necesaria– de elaborar su laudatio. Maestro de la Kurzgeschichte, ese subgénero moderno que aún no cotiza tan bien en el juicio de la crítica de alta literatura pero permite detectar muy fácilmente al observador agudo y al prosista eficaz, Bichsel se reveló como talento ya en 1964, y desde entonces su nombre ha estado asociado al de un narrador mordaz y un Publizist punzante en Suiza, “el país de la inocencia preconcebida” (según su iró- nica designación). Tardíamente (¡en 1992 y 2004!), aparecieron en España las traducciones de El hombre que ya no tenía nada que hacer, cuya equívoca catalo- gación como Kindergeschichten aún sigue suscitando discusiones taxonómicas (pues de infantil tienen poco, y para bien), y las compilaciones de relatos En reali- dad, a la señora Blum le gustaría conocer al lechero y El busardo, que sin duda muestran dos auténticos hitos de su producción, pero sigue siendo necesario divul- gar tanto la calidad de sus escritos como la relevancia de sus pronunciamientos públicos, y ambos datos desbordan por mucho a la lengua alemana o a la opinión pública alpina. El estudio monográfico de Ofelia Martí-Peña, verdadera especialista en litera- tura suiza en general y en especial en Peter Bichsel, emerge entonces como una introducción panorámica y portátil a este escritor digno de ser descubierto fuera de sus estrechos confines nacionales, y que bien podría ser considerado –a los fines esquemáticos de la historia literaria europea– como el “eslabón perdido” entre la primera generación de posguerra (la de los consagradísimos Dürrenmatt y Frisch) y el hoy definitivamente establecido Peter Stamm. Quienes fruncen el ceño ante el valor de lo informativo y expositivo han de saber, primeramente, que más de trein- ta páginas del volumen contienen una selección de 14 textos del autor, en versio- nes originales; esta colección de textos de ficción y de no ficción, ordenada crono- lógicamente, esboza un retrato completo de Bichsel a lo largo de todo su arco creativo, y extiende –con conocimiento de causa a la hora de la selección ilustrati- va– el acervo de traducciones disponibles. La primera parte, en cambio, aunque ciertamente no carece de abundantes citas y referencias textuales, ofrece una con- densada biografía intelectual del autor, y al tiempo que describe los hitos que mar- caron su vida y los productos –escritos y orales– que le fueron ganando su fama actual, da cuenta del particular estilo escritural y de las problemáticas relaciones con su contexto (pues Bichsel es, aunque en un tono menor, una reactualización de una figura especialmente cara a Suiza y a Austria: la del “pájaro que ensucia su propio nido”).

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En efecto, de lo que hay que hablar es de las curiosas y exquisitas miniaturas de este escritor, que no por azar experimentó en sus mocedades con la poesía concre- ta para establecerse como artesano del micro-relato y el periodismo sarcástico. Se ha señalado como sus fuentes a los referentes de la short story anglosajona (sobre todo Ernest Hemingway), forma expresiva que caló tan hondo en el ámbito ger- mano parlante de la posguerra, pero más allá de esa obvia referencia generacional –que también se aplica al malogrado Wolfgang Borchert y al joven Heinrich Böll– en Bichsel se detecta la subyacente presencia de un compatriota singular: Robert Walser, nada menos. Y de hecho así es cómo Martí-Peña nos lo presenta: como un “maestro de la ‘prosa breve’” que “está lejos de ser un poeta épico y muy cerca de ser un poeta” (p. 23). Lo cual no quiere decir, sin embargo, una renuncia a la crítica (que cierta tendencia asimilaría muy fácilmente a lo “épico”), sino todo lo contrario, pues como la propia autora se encarga muy bien de demostrarlo, este escritor suizo se vale de las formas breves no para sumirse en un lirismo autorreferencial, sino para comentar la cotidianeidad, e incluso –y más de una vez– para comentar cómo se comenta esa realidad cotidiana, jugando con la ironía metanarrativa. El estudio intro- ductorio recoge pequeñas gemas de esa obra, analizándolas en detalle, y la segunda parte las confirma con ejemplos paradigmáticos (a Bichsel ciertamente no lo daña la acción de una selección de fragmentos, dada la brevedad esencial de sus piezas). Y aunque el aspecto periodístico de su producción pueda resultar menos intere- sante para quienes no tienen un interés especial por la vida social de la confedera- ción helvética o la política continental europea, el volumen tampoco descuida esa faceta, ofreciendo no sólo consideraciones teóricas y estilísticas sobre la publicís- tica de Bichsel, sino también ilustraciones concretas de sus intervenciones. “Ro- tundo y crítico en su formulación, nunca es sarcástico o hiriente” (p. 50) se dice a propósito de su rol en la opinión pública: una caracterización que sin dudas condi- ce con su retrato como narrador.

Marcelo G. BURELLO

MEYZAUD, Maud: Die stumme Souveranität Volk und Revolution bei Georg Büchner und Jules Michelet. München: Wilhelm Fink 2012. 455 pp.

A finales del siglo XVII, y con los procesos revolucionarios americano y fran- cés, el pueblo, hasta entonces entendido bien como parte de la sociedad, bien co- mo un todo, se convierte en una unidad indivisible y dotada de voluntad general que pasa a ejercer el papel de soberano. Pero también será en el “teatro de la Revo- lución” donde se ponga en escena la amenaza de la división del pueblo resultante de las luchas de poder de las diversas clases y partidos que lo integran. Así pues, los diferentes discursos que persiguen volver a convertirlo en un todo tienen una importancia y efecto capitales en el destino histórico del mismo, suscitando la cuestión acerca de quién, desde qué posición, con qué autoridad y mediante qué procesos de legitimación habla (y escribe) en nombre del pueblo. Más aún: ¿cómo habla el pueblo? ¿Sigue hablando el pueblo cuando se habla en su nombre? ¿La

Revista de Filología Alemana 227 2013, vol. 21 187-318 Reseñas representación del pueblo vuelve visible al nuevo soberano o más bien lo invisibi- liza? Estas son algunas de las preguntas a las que busca dar respuesta Maud Meyzaud en este estudio, dedicado al análisis de la obra del historiador romántico francés Jules Michelet (1798-1874) y del revolucionario, escritor y médico alemán Georg Büchner (1813-1837). A primera vista puede resultar, cuanto menos curioso, estudiar los discursos sobre el pueblo no a la luz de textos teóricos, sino literarios. Es por ello que la autora señala ya en la introducción que su objetivo, al menos en un primer mo- mento, no es trabajar con teorías políticas, sino encontrar “[die] Figuration und [die] Konfigurationen des Volkes in literarischen Texten der ersten Hälfte des 19. Jahrhunderts, die ausdrücklich vom revolutionären Volk ausgehen und die Franzö- sische Revolution als jenes Geschichtsereignis verstehen, das als Vergangenes die Gegenwart nach wie vor steuert oder mitbestimmt”. Según Meyzaud, sólo se pue- de intentar definir el concepto de “pueblo” sabiendo que se trata de un constructo verbal, (re)creado de manera performativa (y en ningún caso neutral) mediante actos de habla que atienden a procesos de exclusión o de inclusión. Teniendo en cuenta esto, tanto Michelet como Büchner resultan particularmente adecuados para este fin, ya que sus textos reflejan no sólo el carácter medial de su pensamiento acerca del pueblo (el primero presta su voz al pueblo en sus obras historiográficas, mientras que el segundo, al servirse del género dramático, resalta el carácter en cierto modo “teatral” de la construcción del concepto), sino también la ambivalen- te opinión que a ambos autores, al igual que a muchos otros intelectuales europeos de su época, les merecía la Revolución francesa: una promesa y un fracaso. Precisamente para dar cabal cuenta de ambos aspectos, la autora divide su libro en dos partes: la primera, titulada “Religion des Volkes”, se ocupa de las figuracio- nes del pueblo soberano que surgen de unos textos (la Histoire de la Révolution française y el planfleto Der Hessiche Landbote, de Michelet y Büchner (y Friedrich Ludwig Weidig), respectivamente) que buscan ejercer una determinada influencia sobre la realidad; la segunda, “Poetologien des Scheiterns”, analiza las estrategias narrativas, teatrales y poetológicas que emplean ambos autores (a los que Meyzaud suma, en una fructífera conversación, al Marx de Der achtzehnte Brumaire des Louis Bonaparte) para descubrir las razones del fracaso de la Revolución. El primero de los capítulos, titulado “Revolutionsfest und Fest des Krieges”, ana- liza las diferentes formas en las que se configura el “pueblo” en la historia de la Revolución francesa de Michelet. Publicado a lo largo de las décadas de 1840 y 1850, se trata de un texto escrito con la manifiesta intención de servir de “evange- lio” para la Francia republicana. En él, el historiador presenta el mito fundacional de la “Fiesta de la Revolución”, que sienta las bases para establecer las fronteras (hacia el exterior y el interior) de la comunidad: para Michelet, la revolución ha dejado monumento (el Campo de Marte en París), que se halla vacío y su misión es “llenarlo” utilizando y sacralizando conceptos como peuple, France, nation, patrie. Así, mediante una “reactivación de lo religioso” (profecía de Ezequiel, topos de la resurrección) y el empleo de recursos estéticos, literarios e iconográfi- cos (metáforas de la fertilidad y de la luz, imágenes de armonía, fiesta de la natura-

228 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas leza) el poder del pueblo consigue su unidad. Pero Michelet va más allá, pues ha de justificar las guerras revolucionarias llevadas a cabo por Francia. Ésta, que ha nacido en el “acto de amor” de la fiesta del pueblo, encuentra en la lucha contra el enemigo un marco imaginario en el que constituirse como sujeto. Así pues, las guerras, producto natural de la revolución, tienen como objetivo que Francia, con- vertida en patria universal, expanda por todo el mundo no sólo los fundamentos de la nación (libertad, igualdad y derechos humanos), sino también la (secularizada) religión del amor. El segundo capítulo, “Es schreibt das Volk”, continúa el análisis de la obra de Michelet, pero se centra fundamentalmente en una conferencia en el Collège de France y en el pequeño tratado Le Peuple. Meyzaud estudia cómo Michelet piensa en el pueblo como “voz” que, debido a la penuria en la que éste vive, está callada. El historiador, “sumo sacerdote de la historia” ha de encontrar la lengua del pueblo reconciliado, del pueblo como sinónimo de una sociedad unida, pero, ya que nadie puede arrogarse el derecho de hablar en su nombre o de ilustrar al pueblo para que puede manifestarse su misión ha de ser otra bien distinta: al ser un privilegiado (está libre de las miserias del trabajo y la pobreza y posee tiempo libre y conoci- miento) su obligación es “escuchar” la voz del pueblo, que no es tanto un lamento por las penas físicas, como la voz de un pensamiento mudo en la que todavía se puede percibir una voluntad y un afán. Aquel que la perciba ha de ver en ella una llamada a la acción y a la unidad. El Michelet más romántico, obviando movi- mientos y prácticas sociales del momento que pretendían alcanzar una mayor re- presentatividad y justicia (literatura escrita por trabajadores, emancipación de las mujeres, votaciones...), se estiliza a sí mismo como “pueblo” mediante una relato autobiográfico, haciendo que sus libros aparezcan como “escritos a mano” por el propio pueblo. De este modo, a través de ellos la burguesía podría contemplar el “verdadero” rostro del pueblo y avanzar hacia la reconciliación de clases. Tras dos capítulos dedicados a Michelet, Meyzaud aborda en el tercero, “Der Staat als Parasit: Anatomie des Großherzogtums Hessen”, el Hessischer Landbote que Büchner escribiera en 1834 con el objetivo de acercarse, teniendo en cuenta tanto sus necesidades como preocupaciones y hablándole en una lengua adecuada, a la gran masa campesina y, así, ganarla para la causa revolucionaria. El joven estudiante de medicina se sirve no sólo del ideario bíblico y escatológico y de una serie de imágenes cristológicas, sino también de estadísticas sobre impuestos para combinar la herencia del pensamiento cristiano con un mensaje ilustrado y eman- cipador. La autora sitúa el texto de Büchner en la tradición alemana de panfletos que, combinando la cultura bíblica con el medio escrito del idioma alemán, persi- guen la unidad nacional para determinados fines políticos (en este caso para com- batir el dispositivo teológico-político de la soberanía principesca). Apelando a la narrativa de una unidad originaria actualmente perdida y sirviéndose del concepto paulino de resurrección, el Landbote llama a la unión del pueblo (entendido como el conjunto de los pobres y de los súbditos sometidos) en un estado-nación mo- derno. Esta resurrección del cuerpo político sólo puede llevarse a cabo si el pueblo

Revista de Filología Alemana 229 2013, vol. 21 187-318 Reseñas extirpa de su seno al Estado-parásito que lo sangra mediante una elevada carga impositiva o le corta la cabeza al príncipe en el que aquél se encarna. La segunda parte del trabajo de Meyzaud comienza con el capítulo “Das Fleisch des Volkes. Prostitution als Politikum”. En él realiza una lectura muy por- menorizada de la segunda escena del primer acto del drama Dantons Tod, de Büchner para mostrar cómo en ella se representa in nuce el surgimiento del Terror. La Revolución no ha traído consigo la emancipación que su ideario prometía, sino que ha establecido la prostitución, en sentido literal y metafórico, de las clases populares por parte de la burguesía, con lo que su fracaso queda inscrito directa- mente en la carne del pueblo. De este modo ha vuelto a producirse una división en el cuerpo del pueblo y la igualdad política y social dejan de tener a la soberanía como garante. El pueblo soberano, pues, ha de ser reformulado como sujeto de la venganza y esto es aprovechado por los jacobinos que, al convertir el goce venga- tivo en el principal contenido de la política, consiguen salvar la vinculación entre el pueblo y sus representantes. Para ello sólo necesitan encontrar un enemigo inte- rior, cuyo sacrificio en la ceremonia caníbal de la guillotina dé satisfacción al pue- blo, y nadie mejor para encarnarlo que Danton y sus seguidores: por su trato con prostitutas y su programa político basado en la búsqueda de la felicidad, encarnan la enfermedad moral que infecta al cuerpo del pueblo. La persecución del enemigo del pueblo y el establecimiento de un régimen de vigilancia y terror sirven, pues, para salvaguardar la unidad y poder dejar sin respuesta la pregunta de por qué las clases bajas no sólo no reciben un mejor trato que en el Antiguo Régimen, sino que han pasado a ser explotadas por la burguesía. Bajo el título “Büchner zitiert Livius”, el capítulo quinto retoma el análisis de la escena de Dantons Tod anteriormente tratada. En esta ocasión, Meyzaud de- muestra cómo Büchner utiliza algunos relatos fundacionales contenidos en Ab urbe condita de Tito Livio, haciendo que, en su recreación teatral, éstas muestren los problemas que en la modernidad se relacionan con el pueblo y la fundación de una comunidad. Las historias de Lucrecia y Virginia representan respectivamente el nacimiento de la república romana y el fin de la dictadura de los decemviros, y en ambos casos, el cuerpo femenino y la violencia ejercida sobre él tienen su co- rrelato político en la ciudad como cuerpo colectivo y la injusticia política. Büch- ner, al citarlas a través del personaje del apuntador Simon, parece sugerir que las leyendas de la Antigüedad hacia las que se orienta la revolución tienen más efectos de los que de ellas se espera (o desea), como, por ejemplo, evocar la virtud roma- na, totalmente ausente en el escenario que nos ocupa. Más aún: las citas abren una dimensión irónica ya que, mientras la sangre derramada de ambas mujeres era señal de la crueldad de los profanadores del pueblo y la exposición de sus cadáve- res conducían a la revuelta, en la obra de Büchner la sangre y la exhibición de las víctimas de la guillotina cumplían precisamente la función de evitar acciones levan- tiscas. Pero mayor importancia reviste el paralelismo entre la fábula de Agripa Me- nenio y el discurso que Robespierre dirige al pueblo en esta escena: en ambos se apela a la metáfora corporal para crear la unión social. Sin embargo, queda recogida una vez más la diferencia con respecto al modelo antiguo, ya que si el romano seña-

230 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas laba la necesidad de evitar las conjuras, el jacobino advierte de que éstas ya han infectado al cuerpo político. De este modo, Meyzaud reconstruye a partir del discur- so del Robespierre büchneriano la génesis del enemigo interior. En el siguiente capítulo, “Die Wiederholung der Geschichte (Marx)”, la autora continúa analizando las implicaciones de la “cita” (o la “necesidad de citar”) en el contexto de un proceso revolucionario que necesita recurrir a algún tipo de narra- ción fundacional para legitimarse. Si en Büchner las referencias a Tito Livio mos- traban que el “vestuario” romano revelaba el fracaso de la revolución, Marx, al estudiar cómo la revolución de 1848 “imita” a la de 1789 y no es capaz de “intro- ducir en el mundo algo ‘nuevo’”, intenta descubrir una analogía entre la acción histórica y la adquisición del lenguaje que permita imaginar un futuro libre de la poética de la repetición. Basándose en Spectres de Marx de Derrida, Meyzaud lee la “cita” en Marx como la intuición de que a la historia subyace algo “espectral” que posibilita la repetición entendida como posibilidad de lo mismo, pero también como posibilidad de la diferencia. Mientras que el espíritu (Geist) de la revolución de 1789 se habría servido de la cita de la Antigüedad para escenificar la creación de lo nuevo, los años de 1848 a 1851, imitando de manera alucinatoria algo que a su vez ya era imitación, no le habrían sino contrapuesto su espectro (Gespenst). Pero Marx, al entender la historia como un proceso de aprendizaje, es capaz de encontrar una salida a esta cadena de repeticiones: usando la analogía del aprendi- zaje de una lengua y de la traducción (y precisamente la ausencia de una “lengua común” fue una de las razones del fracaso de 1848), la repetición mimética es considerada imprescindible en el proceso histórico único de las revoluciones, cuyo telos y fin último sería, precisamente, liberarse de lo mimético. En el capítulo titulado “Es lebe der König im Namen der Republik”, la refle- xión de Meyzaud retorna a Dantons Tod y a la problemática de la “cita” para estu- diar, mediante la diferenciación teórica entre Zitierbarkeit y Zitierfähigkeit, la cuestión de qué lengua se corresponde con el referente “pueblo”, cuyo nombre es el garante del nuevo orden y, al mismo tiempo, nombra a aquellos que carecen de nombre. Los jacobinos no aspiran a poseer el poder, sino que creen ser los porta- voces del pueblo y, por lo tanto, ejercer el poder del pueblo. Además, al emplear al pueblo en tanto poder de la calle como nombre para la trascendencia y identificarse de este modo con los sans-culottes, el Terror sería el teatro en el que los jacobinos ocuparían el lugar del apuntador, mientras que el pueblo sería a la vez autor, actor y público. De este modo, el partido de Robespierre y sus compañeros, en vez de estar dándole al pueblo su propia voz, en realidad le estarían quitando la posibili- dad de hablar en su propio nombre. En cambio, el mismo Dantons Tod sería una reacción literaria y poetológica a esta política del “nombre apuntado” y sustraído, ya que, en tanto drama, carecería de una lengua propia y estaría construido me- diante un “hablar citando”. La frase final del personaje de Lucile, la esposa de Camille Desmoulins, sería un ejemplo supremo de esta lógica: su “Es lebe der König!”, debido al contexto en el que es pronuncida, no sería sino una doble, triple cita que, fundida con el “Im Namen der Republik!” que la sigue inmediatamente,

Revista de Filología Alemana 231 2013, vol. 21 187-318 Reseñas apela a la soberanía de la muerte (la guillotina), a la que quedan sometidas, en última instancia, tanto monarquía como república. El octavo y último capítulo del libro, “Revolution und Verschwörung”, recapi- tula y fusiona algunos de los temas que han ido apareciendo a lo largo de los dife- rentes análisis y tiene como principal objeto de estudio la conjuración. La guerra civil determina la lógica que convierte la promesa de la emancipación de la huma- nidad en el infierno del Terror: el contrato social se transforma en el juramento que prestan los revolucionarios contra los supuestos conjurados, y que, al convertir la revolución en una “contraconjura”, se revela como el único medio posible para (re)crear al pueblo, una vez más, como una figura unitaria. Meyzaud analiza no sólo el drama de Büchner sino también los discursos reales de Robespierre y Saint-Just para estudiar cómo el enemigo interior pasa a ocupar el puesto que antes le correspondía al rey. Centrándose de nuevo en Michelet, la autora muestra cómo su relato hace de los jacobinos aquella fuerza que supo sacar rédito político del miedo revolucionario a las fuerzas del Antiguo Régimen, puesto que fueron capaces de traducir el exorcismo del pasado en una conjuración del tiempo contra los vivos. El completo y denso libro de Maud Meyzaud es, sin lugar a dudas, un trabajo que hay que celebrar. Destacan su solidez intelectual a la hora de abordar un tema difícil e interesante (siempre que tiene ocasión no duda en extraer conclusiones relacionadas con la actualidad y en señalar la pervivencia de las problemáticas tratadas) y su capacidad para combinar con maestría las más diversas herramientas teóricas: desde la ciencia política (Claude Lefort, Antonio Negri) a la filosofía (Jacques Derrida, Philippe Lacoue-Labarthe, Jean-Luc Nancy, Jacques Rancière), pasando por la retórica, la teoría del teatro y los estudios culturales. Es preciso alabar también el estilo ameno y claro en el que está escrito, y que facilita la com- prensión, haciendo que el lector pueda seguir en todo momento el hilo de una ar- gumentación no siempre sencilla. Se trata, en definitiva, de una lectura en sumo grado atractiva para todos aquellos interesados en la relación de la literatura con la política, la historia y la filosofía.

Santiago SANJURJO DÍAZ

NYADA, Germain: Kindheit, Autobiographik und Interkulturalität: Ein Beitrag zur sprachübergreifenden und (kon-)textorientierten Literaturtheorie. Berlin: Lit Verlag 2010. 259 S.

Der zurzeit an der Concordia University (Montreal/ Kanada) tätige Kameruner Germanist liefert uns einen der wichtigsten literaturtheoretischen Beiträge zur Gegenwartsdiskussion über das Thema „Kindheit, Autobiographik und Interkultu- ralität“. Anders als seine Vorgänger ambitioniert Nyada einen Vergleich von Lite- raturen, welche die dem Titel innewohnende thematische Trias einbezieht. Wenn es deutlich wird, dass der Beitrag im Rahmen eines sprachübergreifenden und (kon-)textorientierten Literaturtheorie gedacht wird, so fällt auf, dass sein Autor theoretische Überlegungen den Werkanalysen voranstellt, um seinen methodologi-

232 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas schen Ort präziser zu machen. Konsequent wählt Nyada ein repräsentatives For- schungskorpus, bestehend aus autobiografischen Werken französischsprachiger afrikanischer Autoren (Camara Laye, Jean-Martin Tchaptchet) und deutschspra- chiger europäischer Autoren (Elias Canetti, Yeşilöz). Im ersten und zweiten Teil der Monographie, die der Begriffsklärung gewidmet ist, beschäftigt sich der Autor mit dem Unterschied zwischen Kindheitstexten und anderen autobiografischen Texten, mit dem westlichen Selbstverständnis einer afri- kanischen Autobiografie sowie mit der Konstellation zwischen Kindheitstexten und Autobiographien. Wenn der Autor interkulturelle und multikulturelle Erfahrungen der Verfasser der untersuchten Werke Fundamente und Fermente einer intendierten Autobiographik und speziell von Kindheitstexten bilden, so schreibt er seine Unter- suchung keinesfalls in einer orthodoxen Definition der Autobiographie ein, die einer Dichotomie von Oralität und Individualität darlegt. Jene theoretische Orthodoxie will ja, dass die in der Literaturtheorie gängige Erfassung afrikanischer Autobiogra- phik entweder als Ergebnis einer Nachahmung westlicher Kanons bleibt, oder durch ihre Kulturspezifik absondern lässt (Gusdorf, Mouralis, Olney). Auch wenn diese westliche Definition einer afrikanischen Autobiographik in der Forschung befragt oder unkritisch übernommen wird, so gibt sich Nyada kei- neswegs mit einer der beiden Positionen zufrieden. Das Novum in Nyadas theo- retischem Ansatz besteht darin, die Fundierung der Autobiographik in ihren Kul- turkomponenten in Frage zu stellen und sich zu fragen, ob und inwiefern ein derartiges theoretisches Postulat sinnvoll ist. Um die gängige und dominante The- se zu verfechten, gründet Nyada seine theoretischen Thesen auf globalen Einflüs- sen, nämlich der Translokalität und der Dynamik von Kulturen. So weist er die Erfassung westlicher Autobiographik durch die Kategorie „Individualität“, und die der afrikanischen Autobiografik durch die Oralität sowie die Repräsentativität und die Gemeinschaftsorientiertheit zurück. Die Reduzierung des autobiografischen Schreibens und Verstehens auf essentialistische Kategorien (Herkunft, Kultur) übersieht den westlichen und globalen Kontext, in dem sie entstehen. Ausgehend von diesen theoretischen Defiziten legitimiert der Autor sein Erkenntnisinteresse ebenso wie seinen Vergleich von Literaturen (afrikanischen und europäischen bzw. deutschsprachigen). Sein Ziel besteht darin, nachzuprüfen, ob und inwiefern die oben genannten Thesen, die von einigen afrikanischen und europäischen For- scherInnen vertreten sind, stichhaltig und glaubwürdig sind. Dass Nyadas Monographie ohne weiteres in den Interkulturalitätsdiskurs und besonders in den Kontext der Postmoderne und des Poststrukturalismus einzuord- nen ist, wobei eine Vielfalt kultureller Erfahrungen und Identitäten die literarische Produktion ausgewählter Autoren prägen, zeugt von der Einbeziehung globaler Prozesse in die Schriften derselben Autoren. Auch die Macht des schreibenden Subjekts nährt sich von seiner Fähigkeit, seine interkulturellen Erfahrungen jen- seits allen Verdachts zu manipulieren und zu verarbeiten. In Anlehnung an Maurice Halbwachs’ Verbindung der individuellen und kol- lektiven Identität, der ein dynamisch gedachter und adaptationsfähiger Kulturbe- griff zugrunde liegt, legt Nyada die These nahe, dass eine interkulturelle Situatio-

Revista de Filología Alemana 233 2013, vol. 21 187-318 Reseñas nen erzeugende Interaktion zwischen Kultursystemen besteht, aus denen auch Kindheitstexten hervor wachsen. Gegenüber einer Vielfalt von methodologischen Ansätzen, die eine interkulturelle Literaturwissenschaft zu fundieren beabsichti- gen, rennt der Autor keine offenen Türen. Vielmehr zieht er Halbwachs’ Theorie der Verzahnung von individuellen und kollektiven Gedächtnisstrukturen, Norberts Ndongs Postulat einer im Vergleich von Literaturen liegende Interkulturalität ab. Norbert Mecklenburgs Ansatz einer Interkulturalität, die der Inszenierung themati- scher und sprachlicher Aspekte der Kulturbegegnungen oder Kulturkonflikte eben- so wie Carmine Chiellinis Verankerung der Interkulturalität in Überlagerungen, Diffusion und Konflikten unterschiedlicher Kulturen oder Texte mit globalisie- rungsrelevanten Fragen und schließlich Schultes Postulat einer Interkulturalität, die auf den planmäßigen Austausch von Produkten und Repräsentation typischer Kulturbereiche gründen, stellen einige bahnbrechende Postulate, die herangezogen werden, um den komparatistischen Ansatz des Autors zu legitimieren. Im dritten Teil der Arbeit nimmt Nyada Kindheitstexte der ausgewählten Auto- ren als „Variante interkultureller Literatur“ (S. 68-91). Dass er hierbei die sozio- kulturelle Positionierung der Autoren, die Entstehungskontexte sowie das Schreib- verfahren der Autoren heranzieht, um das interkulturelle Potenzial ihrer Texte herauszuarbeiten, zeugt davon, dass die Interkulturalität erst sowohl im Text als auch im Kontext gesucht wird. Nyada geht der Frage nach den Verhältnissen zwi- schen „Kindheit“ und „Alterität“ nach. Die Kindheitsliteratur oder die Kindheit im Allgemeinen, so Nyada, stellt ein beliebtes Thema der Weltliteratur und somit ein Reservoir interkulturellen Schreibens. Die Kindheit gelte insofern als „Alterität und Fremdheit“ (S.77). Die Kindheit wird als Alterität darum geschrieben, weil sie eine distanzierte Selbstthematisierung in zeitlicher und räumlicher Hinsicht betrachtet wird, die frühere und gegenwärtige Identitäten gegenüberstellt und verfremdet. So verweist Nyada auf eine Alteritätsfigur, die sich von bisher betonten Alteritätsdiskursen (rassische, geschlechtliche und kulturelle) unterscheidet und die eher dem Gada- merschen Alteritätskonzept nahe steht. Kindheitsdiskurs ist zunächst ein Alteri- täts- und Fremdheitsdiskurs, so Nyada, deshalb, weil er aus einer Perspektive des Erwachsenen artikuliert wird und sich der Utopie nähert. (S.78-79). Dies zeigt der Autor durch die Untersuchung der Themakonstellation „Kindheit, Literatur/ Schreiben und Interkulturalität“ (S. 81-91). Er analysiert Tchaptchets La Marseil- laise als Replik auf den durch Diskriminierung, Stereotypisierung, Stigmatisierung geprägten französischen Kolonialismus und zieht den durchaus vertretbaren Schluss, dass sein Autor tatsächlich die in damaligen Schulen herrschende Hierar- chisierungspraktik, der zufolge sich ethnozentrische Gesten und ihre Gegenteile herauskristallisieren, in Frage stellt. Hier überlappt sich die rassische und die so- ziale derart, dass ein Anspruch auf Differenz in Frage kommt. Auch wenn Nyada hierbei von der Differenz spricht, dann wird deutlich, dass die koloniale Praxis in Schulen eine Alteritätsfigur erzeugt, die die Kinderperspektiven ver- und entfrem- det. Anders als Tchaptchets La Marseillaise problematisiert Yeşilöz’ Steppenru- tenpflanze die soziale Ungleichheit türkischer Behörden gegenüber kurdischen

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Schülern. Canettis Inszenierung der Interkulturalität in Die gerette Zunge geht in die Richtung einer Darstellung der Alteritätsfrage aus der Sicht der Kinder. Das erzählende Ich setzt sich dem „differenznegierenden Erwachsenen“ entgegen (S. 83). Das subversive Verhalten des Ich, seine Ironisierung der Kriegsbegeisterung durch die Wiener Menge, schafft nicht nur die Sympathie des Lesers dafür, son- dern und stärker noch suggeriert, dass er seiner politischen Aktion bewusst ist und dass sich „eine Adressierung der Erwachsenenwelt“ vollzieht (S. 84-85). Die ethnorelative Haltung des Kinds wird ebenso wie in den Werken von Tchaptchet und Yeşilöz deutlich. Diese Ethnorelativität erweist sich als gemein- same Alteritätsfigur und fungiert mit der Heterodoxie und Ausweichung. Nyada stellt fest, dass bei Tchaptchet und Yeşilöz die „etablierte hierarchische Gesell- schaftsordnung der Erwachsenen” nicht eben kritisiert wird, sondern eher, dass ihr ausgewichen wird. Nyada beschäftigt sich in einem vierten Teil mit autobiographischen Textfor- men, mit der Transgenerizität und der Interkulturalität (S. 93-120). Wenn er diese autobiografischen Formen diskutiert, dann ist sein nächstes Ziel zu erkunden, ob und inwiefern die untersuchten Texte zu einer der Formen gehört, oder aber auch eher synkretistische Züge aufweisen. Gerade diese Archäologie gestattet dem Au- tor, sich für die zweite Variante zu entscheiden. Die im Anschluss an den Roma- nisten Josias Semujangas und Derridas Kategorie der Transgenerizität eignet sich zur Bezeichnung der Genrevermischung. Im Grunde wäre der Autor zum selben Schluss gekommen, hätte er Bachtins und Gerard Genettes Literaturtheorien oder etwa die Literatur-und Kunsttheorie der deutschen und europäischen Avantgarde (Montage-und Collage), Renate Lachmanns Intertextualitätstheorie herangezogen. Die Spezifik von Nyadas Rekurs auf diese Kategorie besteht darin, sie auf das Genre „Kindertexte“ anzuwenden und somit aus dem Teufelskreis jener Puristen, die unbedingt Untergattungen der Autobiographie trennen wollen, herauszukom- men. Dass dadurch einen Schritt vorwärts in der literarischen und symbolischen Kommunikation getan wird, ist kaum anzuzweifeln. Interkulturalität deckt darum nicht nur thematische Momente, sondern und stärker noch auch sprachliche und Gattungsmomente, zumal die Vermischung, von der Nyada spricht, tatsächlich hybride bzw. synkretistische Prozesse deckt. In dem fünften Teil untersucht Nyada die Beziehungen zwischen Erzähltechni- ken, Intertextualität und Interkulturalität (S. 121-153). Zunächst untersucht er die sogenannten Merkmale der afrikanischen und europäischen Autobiographie: Die Gemeinschaftsorientiertheit, welche die Repräsentativität des Erzählmediums ausmacht zum einem, und orale Schreib- und Erzähltechniken zum anderen. Aus der Untersuchung der ausgewählten Werke geht deutlich hervor, dass diese Cha- rakteristiken keineswegs „als Exklusivitäten afrikanischer Texte“ sind (S. 131). Nyada weist nach, dass es einen kontinuierlichen Dialog zwischen Mündlichkeit und Schriftlichkeit gibt und dass derartige Eigenschaften eher sprach-, kultur- und grenzüberschreitend sind (S. 127). Hilfreich hierbei wäre ein Rekurs Auf Walter Ongs oder Zumthors Theorien der Oralität gewesen. Mit Sicherheit könnte man dadurch den theoretischen Gegensatz zwischen Schriftlichkeit und Mündlichkeit

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Die Untersuchung der Perspektivität, der Fokalisierung und der Polyphonie dient dazu, aufzuzeigen, dass derartige Erzähltechniken bei den Autoren fruchtbar ge- macht werden. Man könnte dem Autor vorwerfen, die gemeinten Erzähltechniken in ihren post-modernen Kontext nicht eingebunden zu haben oder die Multifunkti- onalität derartiger Erzähltechniken herauszuarbeiten. Doch das, worauf er andeu- tet, bleibt unanfechtbar und plausibel. Die Frage der Repräsentativität, die Nyada zu Recht erzähltechnisch angeht, wird durch die Reproduktion des fremden Worts noch komplexer. Sie bezieht die Gegenwartsdiskussion über die Poetik und die Poetologie der Stimme, die im Rahmen der Ästhetik, einer Ethik und einer Epis- temologie der Repräsentativität (Vorstellung und Vertretung) die Frage der Be- rechtigung, der Autorität, der Macht und des Rechts umfasst. Diese komplexen Fragen interessieren den Autor, vielleicht, weil er sie zielstrebig und kontextge- bunden behandelt. Im sechsten Kapitel wird „Multikulturalität und Vermittlung eines interkultu- rellen Gedächtnisses“ untersucht (S. 159-182). Ausgehend von der These, nach der Herausarbeitung interkultureller Gedächtnisformen erzählender Ichs veranschau- licht der Autor „Vermittlungsformen des interkulturell geprägten Gedächtnis- ses“ und legt ebenfalls die These nahe, dass derartige Gedächtnisformen durch multikulturelle Sozialisationsfelder geprägt und modelliert werden. Das Bewusst- sein der Hybridität konkurriert eben mit dem des authentischen Selbst, mit der Kritik am Eigenkulturellen und am Fremdkulturellen, ja mit der Konfrontation des Lokalen mit dem Globalen. Das letzte Kapitel von Nyadas Monographie thematisiert „Kulturbegegnungen als Bereicherung des Selbst“ (S. 183-224). Kulturbegegnungen werden zunächst als Erinnerungen, in denen das erzählende Ich dem Fremden als Gefahr für die Eigenkultur betrachtet. Sie werden dann als Erinnerungen wahrgenommen, in denen „jedes fremdkulturelle Element als der eigenen Kultur Unterlegenes“ wahr- genommen wird (S. 184). Die letzte Begegnung mit dem Fremden stellt sich als Aufwertung desselben dar. Derartige Erinnerungen, so Nyada weiter, werden ins Gedächtnis gerufen. In Anlehnung an Bennetts interkultureller Sensitivität unter- scheidet der Autor zwischen der ethnozentrischen und der ethnorelativen Phase, sowie die Ablehnung der Differenz, die Verteidigung und der Minimierung von Differenzen, die Adaptation und Integration von Differenz. Das vierte Modell ergibt sich aus Simo vier Modellen der Fremderfahrung (Distanz und Integrations- verweigerung, Integrationsbereitschaft und Hybridität, ironischer und spielerischer Umgang mit tradierten Diskursen der Hierarchisierung (S. 185). Layes Kindertext problematisiert die Gefahr der Industrialisierungs- und Modernisierungserfahrung in Afrika, weil er nach dem Authentischen sucht. Tchaptchets La Marseillaise de mon enfance stellt die französische Assimilationspolitik in Frage. Die Bereiche- rung des Fremden wird dort deutlich, wo Elemente der französischen Kulturele- mente aufgenommen, adaptiert und umstrukturiert werden (S. 191). Die Ambiva- lenz auf Seiten der Kolonisatoren und der Kolonisierten führe zur bilateralen Ethnorelativität, die nicht darlegt, ob die eine Kultur nur die andere duldet oder nicht (S.195).

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Yeşilöz geht es darum, der türkischen Autorität, Homogenisierung, Entfrem- dung, Mechanisierung und Hegemonie Widerstand zu leisten und die kurdische Weltanschauung wiederaufzuwerten. Ferner untersucht Nyada „das Differente als der eigenen Kultur Unterlegenes“ (S. 205-214). Nyada zeigt, dass das Differente auch innerkulturell wahrzunehmen ist, sei es in Form der Opposition zwischen Stadt und Dorf (Laye), wobei die Überlegenheit des in modischer Hinsicht an- scheinend überlegenen Stadtbewohners deutlich wird, sei es in Form von jener Arroganz, die die Besetzung von Spitzenpositionen erklären (Tchaptchet), oder aber auch durch die Allianz zwischen der neokolonialen Bourgeoise und neuen einheimischen Eliten. Diese Ausgrenzungsmechanismen lassen sich durch asym- metrische Verhältnisse unter existierenden Subkulturen, Religionen, Sprachen, Erdteile oder Ethnien rechtfertigen (Yeşilöz, Tchaptchet, Canetti, Laye). Anhand dieser Kategorien kann das erzählende Ich, um einen Julia Kristevas Ausdruck zu verwenden, seinen Fremden konstruieren, so dass in der Eigenkultur eine Hierarchie der Fremdheit gängig ist, der eine von außen induzierte Fremdheit hinzukommt. Nyadas Monografie schließt mit dem Vorschlag der Multikulturalität und der pluralen Identität als Modelle. Sie werden durch bestimmte Figuren ver- treten, die die Macht der Multilingualität, der vielfachen Kodierung besitzen und deren Zugehörigkeit zu unterschiedlichen Kultursystemen etabliert ist (S. 215- 221). Nyadas Monographie trägt einen innovativen Charakter, in einer interkultu- rell gedachten Komparatistik, die einander fremde Literatur zum Vergleichsobjekt hat und einen integrativen und keine fragmentären Vergleich, wie man bisher in manchen Abhandlungen der vergleichenden Literatur beobachtet.

Pierre KODJIO NENGUIÉ

PÉREZ DE HERRASTI, Natalia: Gramática de la cultura (I). Estilos de conversa- ción. Teoría y prácticas a través de textos, imágenes y tareas. Norderstedt: Books on Demand 2010. 140 pp.

Con respecto al método de enseñanza que se debe implementar en una clase de lengua extranjera, la clásica puja se dio sobre cuánto del método gramatical y del comunicativo debe utilizar el docente. Mientras que el primero busca que el alumno aprenda la lengua fundamentalmente a partir de un trabajo reflexivo sobre herramientas gramaticales, el segundo propone un aprendizaje –más que nada por repetición– en contextos comunicativos reales. Este debate, lejos de estar conclui- do, sigue generando intensas discusiones entre profesores. Frente a este dilema, Natalia Pérez de Herasti da una vuelta de tuerca a la se- gunda corriente y propone para el alumno un texto complementario al contexto de la clase en el que se esbozan las “particularidades” del nuevo idioma y de la nueva cultura a la que se está ingresando, y que tanto el hispanohablante que se acerca al idioma alemán como el hablante del alemán que aprende español deben tener en cuenta.

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La autora presenta una “gramática de la cultura” y le propone al docente ense- ñar “estándares culturales” (p. 10), es decir: los rasgos, comportamientos y hábitos característicos de una cultura para que el alumno adopte una actitud reflexiva so- bre los mismos; en este sentido destaca la importancia de alejarse de estereotipos simplistas: “Hay distintas clases de estereotipos: quienes piensan que los españoles van vestidos de toreros y los alemanes con Lederhosen, están tomando la parte por el todo” (p. 10). Frente a cualquier sospecha de simplificación excesiva y de caída inevitable en estereotipos frente a una propuesta tal, la autora aclara de forma pertinente antes de comenzar con el grueso de su investigación: “La enseñanza, es casi siempre, una simplificación, salvo que estemos formando expertos, en un asunto muy pun- tual” (p. 14). De esta manera prepara al alumno que vive una experiencia intercul- tural para que éste adopte una actitud reflexiva frente a eso que los miembros de una cultura extranjera comparten, Pérez de Herrasti llama a esta actitud: “capaci- dad de despertar la conciencia cultural” (p. 9). Este texto resulta útil para no juzgar con las reglas de la propia cultura los comportamientos de los integrantes de la otra. El punto fuerte de Gramática de la cultura son anécdotas de hispanohablantes y de alemanes que aprendieron el idioma en contexto y relatan anécdotas sobre las dificultades para comprender la otra cultura, los malentendidos que traspasan las barreras del lenguaje, entre otras experiencias; como por ejemplo la historia de una alemana –cuya madre es peruana– que vivió en las Canarias y se queja por el modo indirecto de comunicación y el alto volumen de voz que utilizan los hispanohablan- tes, a su vez, destaca de la sociedad en la que nació el “espíritu práctico alemán”:

Otro aspecto al que ya me había acostumbrado mi madre es que al hablar se puede andar con rodeos. En esos momentos, mis hermanos y yo siempre decimos a la vez “Komm zum Punkt, Mama!” (¡Ve al grano mamá!). Pero eso no se lo podía decir a mis amigos españoles en Canarias. A veces me resultó muy difícil soportar sus lar- gos rollos sin decir nada. Ahora sé que la manera de decir algo muy directamente, como los alemanes lo hacen, me gusta muchísimo. Así pueden evitar malentendi- dos. Además, una conversación alemana me parece bastante útil. Y útil es quizás un adjetivo que se puede usar para todos los comportamientos alemanes (p. 62).

Más allá de la aclaración sobre la inevitable caída en las “simplificaciones” propias de la enseñanza, se cae hacia el final del libro en un reduccionismo que resulta bastante llamativo –por tratarse de un libro académico–, ya que se mencio- na una cuestionable visión dicotómica sobre la idea de Oriente/Occidente. En las últimas páginas del texto se citan tres gráficos del libro East vs. West de la diseña- dora gráfica Yang Liu, en los que se presenta una imagen de Oriente como un lugar caótico y ruidoso, y de occidente como representante del orden y la prolijidad. Con el objetivo de desmitificar esta dicotomía, no podemos dejar de nombrar a Edward Said, quien es el autor del clásico Orientalismo, en el que define este con- cepto como el conjunto de preconceptos que Occidente creó con respecto a su “otro”: “Creer que Oriente fue creado –o, como yo digo, ‘orientalizado’– y creer que tales cosas suceden simplemente como una necesidad de la imaginación, es

238 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas faltar a la verdad. La relación entre Occidente y Oriente es una relación de poder y de complicada dominación: Occidente ha ejercido diferentes grados de hegemonía sobre Orienteˮ (Cfr. Said, Edward W.: Orientalismo. Barcelona: De Bolsillo 2008, p. 25). Este tipo de preconceptos sobre Oriente-Occidente, con los que es necesa- rio romper, lejos de ser inocentes, esconden relaciones de dominación de larga data. Tomando la idea original del texto de Pérez de Herrasti, es necesario recha- zar este tipo de dicotomías reduccionistas y despojarse de prejuicios semejantes si se va a estudiar una lengua, y junto con ella, una cultura extranjera. Más allá de lo señalado, Gramática de la cultura es un texto valioso por plan- tear que hay que aceptar el componente cultural que viene con el lenguaje, y que excede a la gramática. Es por esta razón que puede ser utilizado como una intere- sante guía cultural que ayuda a aquél que quiera aprender español o alemán in situ y que también desea enterarse de las posibles dificultades que lo desconocido de nueva cultura puede acarrear en las situaciones más cotidianas. Gramática de la cultura nos muestra que, más allá de las dificultades, aprender un idioma sigue siendo una excelente llave de entrada a un mundo nuevo.

Florencia SANNDERS

PICHLER, Georg / EISTERER, Klaus / RUDOLF, Karl (Hrsg.): 1938. España y Aus- tria. Österreich und Spanien. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá 2010. 215 S.

Das Jahr 1938 war entscheidend für beide Nationen: Am 12. März marschierte die deutsche Wehrmacht in Österreich ein und setzte der Ersten Republik ein Ende. Im selben Jahr befand Spanien sich noch im Bürgerkrieg, welcher ebenfalls die spani- sche Zweite Republik beendete. Jahre davor erlebten beide Nationen eine Identi- tätskrise: Während das Problem der sogenannten zwei Spanien durch die politisch- ideologische Spaltung entstand, sorgte die österreichische Unabhängigkeit und die deutsche Identität in Österreich für Aufregung. Vom 1. bis zum 3. Dezember 2008 fand eine Tagung an der Universität von Al- calá statt, an der Experten verschiedener Bereiche – Philologie, Musik, Geschichte – teilnahmen und sich mit den historischen, politischen und kulturellen Ähnlichkei- ten beider Nationen im Zeitraum von 1918 bis 1938 auseinandersetzten. Die vor- liegende Arbeit gibt die zwölf Beiträge der interdisziplinären Tagung wieder und bietet im Ganzen eine Fülle an Information über diese noch ziemlich unbekannte Beziehung. An der Organisation der Tagung und der Veröffentlichung der Ergebnisse nahmen die Abteilung für moderne Philologie der Universität von Alcalá, das Institut für Zeitgeschichte der Universität Innsbruck und das Österreichische His- torischen Institut, Abteilung Madrid teil. Der erste Beitrag, „Un contexto de crisis en la crisis de los Estados-Nación“, von José Ignacio Ruiz Rodríguez, könnte als theoretische Einleitung für die restli- chen Essays verstanden werden, da der Autor die Frage der Nation-Staaten unter-

Revista de Filología Alemana 239 2013, vol. 21 187-318 Reseñas sucht. Dabei analysiert er die Zusammenhänge in der Zwischenkriegszeit, um zu beweisen, dass die Errichtung eines solchen Nationen-Staates in beiden Ländern eher schwach war, so dass der Nationalismus freien Weg hatte. „Austria y el Anschluss“, von Klaus Eisterer, gliedert den Weg zum österrei- chischen Anschluss durch das nationalsozialistische Deutsche Reich in vier Teile auf. Im ersten Teil untersucht Eisterer die historischen Elemente, die während der Nachkriegszeit den Wunsch nach einem Bund mit Deutschland allmählich immer stärker unterstützten. Jedoch entwickelte sich dieses Gefühl ab 1934 zu einem erzwungenem Wunsch, als der frisch gewählte deutsche Kanzler, Adolf Hitler, die in seinem Buch Mein Kampf ausgedrückten Ideen über die deutsch-österreichische Einheit in Gang setzte, was im zweiten Teil des Beitrages erklärt wird. Der dritte Teil konzentriert sich auf die Jahre 1938-1945 und auf die Rolle der Ostmark im Großdeutschen Reich. Zum Schluss setzte Eisterer sich mit den Folgen des An- schlusses und des Krieges für Österreich und seine Identität auseinander. Johannes Leichtfried stellt in „Austria y España, 1918-1938“ ein komparatives Forschungsprojekt vor, welches die Zwischenkriegszeit umfasst. Das Projekt – vom Institut für Zeitgeschichte der Universität Innsbruck zusammen mit dem Ös- terreichischen Institut in Madrid durchgeführt – analysiert einerseits die diplomati- schen Beziehungen zwischen beiden Ländern und andererseits die spanische Wahrnehmung der Ersten Österreichischen Republik. Der Beitrag bietet eine all- gemeine Sicht der Forschungen über dieses Thema in Spanien und Österreich, sowie auch die Ziele des Projekts und eine Übersicht der vorhandenen Parallelis- men in diesem Zeitraum in der Geschichte beider Nationen. „La nación en los discursos de Hitler y Franco. Un análisis comparado“ ver- sucht durch die Analyse zweier von Hitler und Franco gehaltenen Reden zu zei- gen, wie eine Nation durch die Rhetorik entstehen kann. Die komparative linguis- tische Betrachtung, welche Paul Danler durchführt, beachtet drei Hauptgebiete: den Logos, das Ethos und das Pathos. Schließlich beschließt der Autor, dass beide Reden auf Strategien beruhen, welche die historische Vergangenheit ihrer Natio- nen nach den politischen Absichten verformen. Mit den gespannten Beziehungen zwischen Spanien und Österreich während des spanischen Bürgerkrieges beschäftigt sich der Aufsatz von Antonio Manuel Moral Roncal, „Las relaciones hispano-austriacas durante la Guerra Civil española (1936-1938)“. Während des Krieges bemühten sich zwei spanische Regierungen, die Anerkennung der anderen Nationen zu erlangen. Der Einsatz der österreichi- schen Gesandtschaft in Madrid – und die Bemühungen von Konsul Walter Brün- ner – und ihre Beteiligung am Austausch relevanter Persönlichkeiten werden aus- führlich untersucht. Der Anschluss setzte jedoch der diplomatischen Gesandtschaft ein Ende. Im Jahr 1938 wurde in Österreich allmählich klar, dass die bis dahin evolutio- näre Annäherung an das Deutsche Reich sich in eine klare revolutionäre Bewe- gung verwandelte. Der Aufsatz von Erwin A. Schmidl, „Breve panorama de la invasión alemana en Austria y el Anschluss al III Reich“ analysiert diese kritische

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Lage, indem er die Handlungen der Österreichischen Bürger, die für den genann- ten Anschluss waren, zusammen mit dem Militäreinsatz von Hitler betrachtet. Pier Luigi Nocella und María Dolores Delgado Pavón untersuchen in ihrem Beitrag das Bild des Anschlusses während des Spanischen Bürgerkrieges sowohl in der republikanischen wie in der nationalen Zone. In den dreißiger Jahren erleb- ten die europäischen Medien als Mittel der politischen Propaganda einen bis dahin unbekannten Erfolg, und Spanien war keine Ausnahme. „El Anschluss en la prensa española“ stellt so zwei Perspektiven desselben historischen Ereignisses dar. Die Autoren dieses Aufsatzes bedauern, dass ein solch bedeutendes Ereignis wie die Verletzung des Friedensvertrags von Versailles von den spanischen Zeitungen nicht mit der Ernsthaftigkeit behandelt wurde, wie zu erwarten gewesen wäre, auch wenn sie dies teilweise damit begründen, dass zu diesem Zeitpunkt die spani- sche Aufmerksamkeit sich eher auf den Bürgerkrieg richtete. Peter Wallgram stellt einen biographischen Aufsatz über das außerordentliche und abenteuerliche Leben des 1913 in Tirol geborenen Sozialisten Hubert Mayr, der für die Zweite Republik kämpfte. „Hubert Mayr, brigadista y combatiente por la libertad de Austria“ beschreibt ihn als Sohn einer katholischen Familie, und Gegner des Austrofaschismus, der gegen die Truppen von Franco und später mit der französischen Armee kämpfte. Nach seiner Flucht nach Nordafrika wurde er 1942 vom englischen Geheimdienst zum Geheimagenten ausgebildet, um Ende 1944 unter unbekannten Umständen zu sterben. Ein weiterer Beitrag konzentriert sich ebenfalls auf die österreichischen Solda- ten aus dem Tirol, die für die spanische Republik kämpften, die sogenannten Tiro- ler Spanienkämpfer, nämlich „Los combatientes tiroleses en España, 1936-1939. Biografía colectiva con especial atención a la persecución que sufrieron durante el III Reich“, von Frierich Stepanek verfasst. Eine Gruppe von 39 Männern, ange- führt von Max Bair, diente dazu, ein kollektives Sozialprofil zu erstellen, um die Gründe zu erklären, warum diese freiwillig in einem fremden Land kämpften. Außerdem werden ihre späteren Stationen und Wege nach der Niederlage in Spa- nien, die viele von ihnen in die Konzentrationslager des Dritten Reiches führte, beschrieben. Paloma Ortiz de Urbina erklärt in ihrem Text, „La recepción de la música aus- triaca en España en torno a 1938“, wie die österreichische Musik durch Musiker wie Pau Casals, Roberto Gerhard oder Rodolfo Halffter in den dreißiger Jahren in Spanien allmählich bekannt wurde. Die Autorin bedauert, dass die großen Figuren der österreichischen Kultursphäre in Spanien oft als Figuren der deutschen Kultur verstanden worden sind. Der Aufsatz beschreibt das musikalische Panorama von Spanien und Österreich in den ersten Jahrzehnten des 20. Jahrhunderts, sowie die Rezeption der Musik der Zweiten Wiener Schule und die Bemühungen der Gene- ration von 27 das Werk von Arnold Schönberg bekannt zu machen. Ihrerseits behandelt Ana Pérez das Thema der Literatur vom österreichischen Exil, „La literatura del exilio austriaco“. Der Anschluss brachte eine Spaltung der Literatur mit sich: die Literatur der Daheimgebliebenen und die der im Exil leben- den Autoren. Die Laufbahn von vier dieser Autoren wird hiermit untersucht –

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Egon Erwin Kisch, Arthur Koesttler, Theodor Balk und seine Frau Lenka Reine- rová –. Sie sind alle Vertreter der kulturellen und sprachlichen Vielfalt der Öster- reisch-Ungarischen Monarchie und haben Einiges gemeinsam, nämlich mehrere Lebenserfahrungen und Orte, wie Berlin in der Weimarer Republik, Prag, Paris oder Mexiko, sowie ebenfalls ihr ideologisches Engagement. Schließlich analysiert Hartmut Krones in „‚[…] Para mí, para mi música, para mis textos, para mi estilo, para mi expresión, para mi ser… ¡No hay tierra alguna! Es tan triste […]‘ Músicos austriacos en el exilio“ die unterschiedlichen Laufbah- nen der österreichischen Musiker im Exil nach der deutschen Besetzung. Dazu erzählt er Mikrogeschichten über die Biographien von drei Komponisten: Ralph Beratzky, Hanns Eisler und Marcel Rubin. Außerdem gibt Krones einen Überblick über die Übernahme der verschiedenen musikalischen Institutionen durch den Nationalsozialismus.

Bárbara VALDÉS

PLATEN, Edgard / ULBRECHT, Siegfried (eds.): Germanoslavica. Zeitschrift für germano-slawische Studien: „Peter Härtling“. Praga: Germanoslavica 2012. Heft 2. 128 pp.

La revista Germanoslavica, especialista en temas de investigación inter- culturales germano-eslavos, nos presenta en su segunda entrega una recopilación de artículos en torno al autor alemán Peter Härtling. Los temas aquí tratados fue- ron recogidos y elaborados a partir de las ponencias que tuvieron lugar en 2011 en el simposio Mitten in Europa. Zum literarischen Werk Peter Härtlings. La temáti- ca aquí tratada es diversa, pues ofrece una amplia perspectiva de la producción del autor. Desde su niñez, pasando por el relato autobiográfico o el tema del recuerdo. Esta colección de artículos en lengua alemana contribuye a la profundización en el significado de toda la obra de este polifacético autor. Peter Härtling, nacido en una época tan significativa para la historia europea como es 1933, tuvo una infancia marcada por la huida continua, el conflicto bélico y posteriormente la muerte de sus progenitores. Esta experiencia influye significa- tivamente en su forma de comprender la movilidad en tiempo, espacio y texto. En el artículo “‘Fremd bin ich eingezogen, Fremd bin ich wieder aus’ – Zu Raum-, Zeit- und Text-Mobilitäten in Peter Härtlings Der Wanderer” se analiza por meno- rizado esta fenomenología. Con la figura del caminante, extranjero en todas partes, extraño para sí mismo, Härtling crea un nexo de unión entre su experiencia biográ- fica y la de otros personajes a los que él trata, para así trazar una línea de escape de la realidad en el arte. Las experiencias personales de nuestro autor durante la gue- rra, los años de posguerra y la constante huida reaparecen una y otra vez en sus obras, tratando así de forma maestra el tema del desplazamiento. Complementando el artículo antes mencionado y continuando con la misma temática encontramos “Unfreiwillige Wanderschaft im Erzählwerk Peter Härtlings”, donde se esboza una

242 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas unión entre experiencia y obra que nos ayuda a comprender hasta qué punto se hace patente una búsqueda de la propia historia y de sí mismo. Peter Härtling, indagando de manera introspectiva en su biografía con la finali- dad de encontrar el significado de su propia identidad, encuentra en la figura de Hörderlin el instrumento perfecto para fundir y cohesionar su propia experiencia fundiéndola con la vida del autor. En “Ich erfinde Gestalten, die es gegeben hat – Auto-biographische Annährungen bei Peter Härtling” podemos comprobar lo del- gado de la línea que separa realidad y ficción. Interesado en la época y los autores románticos, Härtling proyecta en la biografía que escribe sobre Hörderlin elemen- tos autobiográficos, haciendo posible así el entendimiento y la aproximación de su propia experiencia. Nuestro autor reconoce la imposibilidad de poder acercarse de manera empírica a la vida del escritor romántico, así que lo que pretende es crear una biografía a partir de la documentación existente, pero al mismo tiempo utili- zando lo que de su propia experiencia se desprende. Especialmente representativo de este proceso sería la descripción de la infancia de Hölderlin, en la que Härtling da rienda suelta a utilización de motivos de su propia niñez. Para poder compren- der en profundidad esta fenomenología hemos de remitirnos al filósofo danés Kierkegaard, el cual entiende la repetición y el recuerdo como sinónimos en el proceso de acercamiento al pasado. En el movimiento cultural y literario romántico que se desarrolla en Europa central a partir de finales del siglo XVIII encuentra Härtling sus raíces y tan solo a través de él puede encontrarse consigo mismo. De una temática romántica escribió biografías del ya mencionado Hörderlin, Waiblinger o Hoffmann, y de los músicos Schumann y Schubert. Sobre éste último trata otro de los artículos, “Das Mitteleu- ropäertum Peter Härtlings. Einige Bemerkungen zu seinen Schubert-Roman”. Aquí, con un tono íntimo en la narración, intercala de nuevo elementos autobio- gráficos con la finalidad de exponerse y representarse a sí mismo, y explora el amor y el erotismo en íntima confesión con el lector. Sobre la problemática entre objetividad y ficción en la creación de la obra artística explica el propio Härtling que ambos son una interiorización y una ampliación que se enriquece a partir del acercamiento de un sujeto a esa realidad. El músico austriaco Franz Schubert ha sido objeto de numerosas obras que tras su muerte indagan en su figura y su per- sonalidad. A menudo es expuesto, en contraste con el prusiano Beethoven, como un símbolo de la decadencia austriaca. Härtling trabajará con esta caracterización que de él la tradición expone, convirtiéndolo al mismo tiempo en modelo ideal del romanticismo. Desde 1969 y tras sus primeros contactos con la literatura infantil checa, Peter Härtling se dedica a la elaboración de este tipo de literatura. En este género, nues- tro autor se decanta por presentar a niños en situaciones desfavorecidas y realida- des duras de aprehender para el público infantil. Al respecto encontramos el artí- culo “Zum Verhältnis von Kinderliteratur und Erwachsenenliteratur am Beispiel von Peter Härtlings Das War der Hirbel”, que cuestiona hasta qué punto estas obras infantiles cumplen con el canon o si bien, por el contrario, sería preferible denominarlas como literatura para adultos. La literatura infantil de Härtling, aun-

Revista de Filología Alemana 243 2013, vol. 21 187-318 Reseñas que tenga a niños como protagonistas, presenta nuevos retos a sus pequeños lecto- res a causa de la presentación compleja de las situaciones, que no permite juzgar- las como buenas/malas, y a menudo con finales abiertos. Por otra parte, en “Wie wahr ist die Erinnerung? Die erinnerte Kindheit in Brünn als Voraussetzung und Grundlegung der historischen Wahrheit im Weltbild von Peter Härtling”, se trata el tema de la memoria como proceso para acceder a la historia. A través de la creación poética, Härtling se vale de la subjetividad del recuerdo en el proceso de reconstrucción de acontecimientos, que ya no gozan de empirismo, sino que son producto de las vivencias y del reencuentro con el pasado. Peter Härtling reconoce encontrar en el acercamiento ficcional a través del recuerdo una realidad que goza de más veracidad que la presentada por el canon histórico. Tomando como ejemplo complementario a Robert Musil, vemos como para ambos autores la realidad construida lingüísticamente y la posibilidad son las bases de la creación literaria. La realidad que es expuesta a través del recuerdo no podrá cons- tituir por tanto una unidad de experiencia, sino una red hermenéutica de aconteci- mientos y significados que, a su vez, depende de parámetros característicos del sujeto de la acción, tales como edad, circunstancias que lo rodean, intereses, moti- vaciones o sentimientos. Si bien no hemos de dejar de lado la menos conocida faceta periodística y la fecunda producción de ensayos de nuestro escritor que explora el artículo “Wer vorausschreibt, hat zurückgedacht – Peter Härtling als Essayist und Publizist”. Como periodista Härtling trata temas se gran importancia para la historia europea reciente, tales como política, movimientos de liberación, en relación a las genera- ciones jóvenes o la música. Su producción periodística no se puede concebir sin la literaria, pues ambas de desarrollan a la par y se nutren la una de la otra. Polifacético, heterogéneo, con una larga carrera a sus espaldas y un cúmulo infi- nito de experiencias. Ese es Peter Härtling. Un hombre que, ávido por conocerse a sí mismo, indaga incansable en la historia y sus individuos. Tenemos en nuestras manos, en definitiva, una obra muy completa que analiza con todo detalle las dife- rentes posibilidades de análisis de la obra y la figura de este gran escritor.

Carmen VIDAL

ROMERO, José Manuel: Hacia una hermenéutica dialéctica. Madrid: Síntesis 2012. 303 pp.

A partir de un recorrido por diferentes teorías interpretativas de las esferas cul- turales, en el presente libro Romero se propone abstraer y formular un tipo particu- lar de hermenéutica, que se pretende dialéctica, centrada en las manifestaciones concretas de la cultura entendida en sentido amplio, y que, distanciándose de las teorías que postulan la supeditación de la experiencia a lo universal, encuentra su sentido en función de la constitución propia del objeto y en relación con el con- texto histórico específico de producción y/o de interpretación del mismo:

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Se trata de una hermenéutica cuya actividad no se centra en los textos lingüísticos de la alta cultura occidental, reforzando el carácter normativo de una tradición carac- terizada por la continuidad en la transmisión de bienes culturales del pasado hasta nuestros días; ni se postula como universal en tanto que sería inherente a la expe- riencia del mundo de la vida social por parte de un sujeto finito lingüísticamente constituido; ni, en definitiva, concibe a la tradición o al lenguaje como aconteci- miento de sentido, al modo del Ereignis heideggeriano, que se impone como un pseudo-sujeto por encima de los intérpretes individuales. Se trata en cambio de una hermenéutica radicalmente histórica que asume la tarea política de impulsar el po- der de apertura del horizonte de posibles por parte de las tendencias rastreables en el Umwelt cultural y material existente que apuntan trascendentemente a una nove- dad histórica aún por acaecer (p. 291).

Para llevar a cabo este propósito, Romero se basa en las formulaciones teóricas de los tres autores del siglo XX que, a su juicio, se “han dedicado de forma más fructífera e influyente al análisis y crítica del arte y la cultura” (p. 12): Walter Ben- jamin, Theodor Adorno y Fredric Jameson. El análisis está compuesto, por tanto, por tres secciones diferenciadas, correspondientes a los tres autores; división que, por otro lado, no impide que pueda seguirse un desarrollo argumentativo de las ideas expuestas, no solo dentro de cada capítulo, sino en el recorrido completo del estudio. Asimismo, reconocemos como un mérito el hecho de que, pese a que el análisis busca relevar postulaciones o perspectivas de los pensadores menciona- dos, el trabajo no se detenga en su mera formulación teórica, ni derive, por cierto, en el elogio ciego de las ideas introducidas, sino que adopte una postura crítica respecto de su objeto, señalando tanto aciertos como puntos débiles en los planteos de los autores y, en algunos casos, excediendo ostensiblemente las intenciones o formulaciones explícitas de estos. En la sección sobre Benjamin, a partir de la explicación de las propuestas inter- pretativas presentes en Das Passagen-Werk, y considerando las formulaciones tardías del autor en torno a los conceptos de constelación y de imagen dialéctica – entendida como construcción del historiador, y de la que se destaca su papel en la superación de un modo de conocimiento contemplativo, que escinde teoría y prác- tica–, se busca dar cuenta de una forma de hermenéutica fisiognómica, orientada a los productos sociales e históricamente concretos, que es inseparable de la pers- pectiva política y la ubicación epocal del intérprete. El modelo de interpretación desprendido de los estudios de Benjamin es luego contrastado con las posiciones hermenéuticas de Heidegger y Gadamer; y, con el objeto de señalar las limitacio- nes del proyecto de los pasajes, se enuncian una serie de críticas que dirige Adorno a las formulaciones benjaminianas. En la segunda parte del libro se indagan los diversos modos en que los escritos filosóficos tempranos de Adorno –principalmente, las conferencias “La actualidad de la filosofía” y “La idea de historia natural”–, y los estudios Dialéctica de la Ilustración y Dialéctica negativa formulan la categoría de interpretación, y se mencionan las deudas con las propuestas teóricas de Benjamin, en especial en lo que concierne a las reflexiones en torno a las constelaciones. Seguidamente, y a

Revista de Filología Alemana 245 2013, vol. 21 187-318 Reseñas partir de la presentación de la categoría de fisiognómica social, se analizan las particularidades de las nociones de interpretación que pueden encontrarse en los escritos sociológicos, presentando como contraposición los planteos hermenéuti- cos de Habermas de los años sesenta. La sección dedicada a Adorno culmina con un apartado relativo a las estrategias de interpretación presentadas en los escritos culturales, tomando en consideración las posturas del autor en torno a la industria cultural y al arte autónomo, así como sus reflexiones estéticas generales, y estable- ciendo productivos vínculos con las perspectivas de Benjamin y de Jameson. La tercera parte consiste en una formulación de la teoría del posmodernismo propuesta por Jameson, de la que se destaca el modo en que el autor lleva a cabo una ampliación del objeto de estudio cultural –que se extiende hasta abarcar los productos de la cultura de masas–. Mediante la presentación de nociones como la de inconsciente colectivo y dominante cultural, se exponen los aspectos funda- mentales de la visión hermenéutica –marcadamente política– de Jameson, que postula nuevas formas, surgidas en el marco de la posmodernidad, de experimentar la esfera cultural, posibilitando que la realidad social e histórica circundante sea aprehendida por la colectividad. A la intención de realizar una explicitación de las hermenéuticas de los tres au- tores, debidamente cumplida en el desarrollo del análisis, se le agrega otro propó- sito, enunciado explícitamente ya en las primeras páginas: el de contribuir al “re- novado interés por conocer, debatir y apropiarse productivamente de los autores que integran esa tradición plural e internamente conflictiva agrupada bajo la rúbri- ca de marxismo occidental” (p. 7). Este vínculo directo con el tiempo presente en el que se publica el libro reviste a los estudios presentados de una cierta esperanza de incidencia efectiva en la sociedad, pues se declara que el modelo de hermenéu- tica presentado “conserva toda su productividad para nuestro horizonte epocal, acuciantemente necesitado de un trabajo teórico capaz de reapropiarse de lo polí- tico en su desciframiento de lo concreto” (p. 296). Basta con recorrer los análisis de Romero para notar el lugar de especial relevancia que el autor otorga al poten- cial “iluminador” que, con variantes, las teorías interpretativas incluidas destacan. Se trata de un estudio ambicioso, pero irreprochable en la formulación de su inten- ción. Y aunque nos gustaría que las “Conclusiones” sean más que una constatación de las hipótesis planteadas en la “Introducción”; la claridad expositiva, la solidez y el cuidado de los análisis presentados, así como la riqueza del eje vertebrador pro- puesto, justifican la lectura del libro.

Ana V. FLORES

SÁBATE PLANES, Dolors: Bettina von Arnim. Biblioteca de Literatura Alemana. Ediciones del Orto: Madrid 2011. 93 pp.

La colección “Biblioteca de Literatura Alemana”, una serie de largo recorrido que desde la Universidad Complutense coordina Isabel Hernández y publica Edi- ciones del Orto, ha añadido a su ya extensa lista un nuevo título: se trata de un

246 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas volumen sobre Elisabeth Catharina Ludovica Magdalena Brentano, conocida como Bettina von Arnim, la más célebre e influyente entre las autoras románticas alema- nas. Como todos los que componen esta colección, es este un estudio breve y con- ciso, que, a pesar de su reducida extensión, ofrece un retrato muy preciso de la figura de una mujer cuya contribución al desarrollo de una literatura en lengua alemana es incuestionable. La profesora Dolors Sabaté Planes, especialista en la materia y con numerosas publicaciones sobre la autora en su haber, se ha hecho cargo del estudio, cuyo valor radica no sólo en ser la única publicación dedicada a Bettina von Arnim en lengua española, sino también en la claridad de la exposi- ción de Sabaté y en el enfoque de su planteamiento. Con frecuencia la figura de Bettina von Arnim ha sido esbozada desde la perspectiva de sus relaciones con los autores más notables de su época y de la relevancia de la saga familiar literaria a la que pertenecía la autora, que fue nieta de Sophie von La Roche, hermana de Cle- mens Brentano y esposa de Achim von Arnim. En este estudio, Sabaté dedica es- casas páginas a los datos biográficos de la escritora y, por el contrario, se concen- tra únicamente en los detalles esenciales, para situar el análisis de la obra de la escritora en el núcleo de su exposición y destacar tanto la aportación de sus escri- tos dentro de las teorías estético-filosóficas del Romanticismo como el compromi- so político que la vinculó a su época. Prueba de este compromiso son los textos que se incluyen en este volumen y que muestran el interés de la autora por las cuestiones que definían el ritmo de los acontecimientos del momento. Así, Sabate nos descubre a una Von Arnim madura, de acentuado cariz político, alejada de la imagen de rebeldía y apasionamiento a la que tradicionalmente se la ha vinculado. Es el retrato de una mujer apasionada, sí, y de gran sensibilidad, pero profundamente conectada con todo cuanto acontecía en su entorno. De carácter epistolar, tan al uso en la literatura de la época, el fundamento real de las novelas de Bettina von Arnim se ficcionaliza, como la misma Sabaté indica (p. 29), pues la autora disfraza de relato autobiográfico sus textos para después subvertir su autenticidad al enmascararse a sí misma –o a sus interlocutores, entre los que se encuentran su hermano Clemens, su amiga Karoline von Günderrode, su admirado J. W. Goethe o la madre del autor– en variaciones de su propio yo. De esta forma, sus personajes, reconocibles en todo momento por el lector, asumen en el texto una interesante función narratológica, pues permiten al personaje de Betti- ne –alter ego de la autora– verbalizar sus experiencias, sus sentimientos y aspira- ciones, pero también sus preocupaciones de carácter social y político. Así sucede en la acertada selección de textos que Sabaté ha escogido para completar su volu- men. En Goethes Briefwechsel mit einem Kinde (1835) la escritora elabora la corres- pondencia mantenida con el mítico autor, así como las cartas intercambiadas con la madre de Goethe y alguna otra misiva con eminentes personalidades, entre los que se encuentran Beethoven o Schleiermacher. Sin embargo, como sugiere también Sabaté, es la sección que cierra el volumen la que encierra mayor relevancia para el estudio de la autora: escrita en forma de diario, contiene reflexiones de gran profundidad que evidencian el imperioso deseo de Bettina von Arnim de acceder

Revista de Filología Alemana 247 2013, vol. 21 187-318 Reseñas al más profundo conocimiento de las cosas y que responden a las necesidades de un alma eminentemente romántica, pero hija de la tradición ilustrada. Tales refle- xiones pueblan también la novela Die Günderode (1840), que constituye asimismo una plataforma que permite a von Arnim exponer su ideario estético, como tam- bién sucede en la obra Clemens Brentanos Frühlingskranz (1844). Este testimonio de la relación entre Bettina von Arnim y su hermano, que en vano pretende adop- tar el papel de guía intelectual de la escritora, recoge de nuevo las propias cavila- ciones de la autora en el plano intelectual, pero también, y cada vez más, político. No obstante, es su texto Dies Buch gehört dem König (1843) el que constituye el más claro ejemplo de la implicación política y social de Bettina von Arnim. De forma alegórica, el libro presenta los principios ideológicos y morales que debe- rían definir la actuación de los gobernantes en una sociedad ideal que, nuevamen- te, responde a las aspiraciones románticas de la autora. Se trata en definitiva de un estudio muy valioso y de gran utilidad, en el que Dolors Sabaté establece los puntos fundamentales de la escritura de Bettina von Arnim. Gracias a su clara estructura e interesante exposición, constituye un magní- fico punto de partida para todo aquel que quiera acercarse a la escritura de esta extraordinaria mujer, cuyos textos constituyen un brillante testimonio ideológico y cultural de su época y evidencian asimismo las aspiraciones artístico-intelectuales de su autora.

Lorena SILOS RIBAS

SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, Paloma: El estatuto del sufijoide alemán en los procesos de formación de palabras. München: LINCOM 2011. 516 pp.

Die ausführliche Studie El estatuto del sufijoide alemán en los procesos de forma- ción de palabras von Paloma Sánchez Hernández behandelt aus synchroner Sicht den Status einiger (de)nominaler Suffixoide bzw. suffixoider Elemente des Deut- schen im Umfeld der nominalen Wortbildung. Die 516 Seiten lange Monographie ist 2011 im Lincom Europa Verlag in München erschienen und besteht neben der Einführung aus drei Kapiteln (theoretische Grundlagen, Korpusanalyse, Korpus- auswertung), den Schlussfolgerungen und einem kurzen Kapitel, in dem ein Aus- blick auf verschiedene Anwendungsbereiche angeboten wird. Eine Bibliographie- liste und ein ausführlicher Anhang von über 70 Seiten mit Wortlisten der analysierten deutschen Nomen und den entsprechenden Bedeutungserklärungen in deutscher und teilweise spanischer Sprache runden die Arbeit ab. Die auf Spanisch verfasste, sprachlich leicht zugängliche Studie verfolgt eine klare Gliederung, durch die einzelnen in kohärenter Weise aufeinander aufbauenden Arbeits- und Analyseschritte, wobei allerdings eine weitere Untergliederungen in Subkapitel mit entsprechenden Unterüberschriften und Durchnummerierungen für den Leser von Nutzen gewesen wäre. In der „Einleitung“ stellt die Autorin eine thematische Verbindung zwischen ihrem Thema und der Lexikologie und Lexikografie her und begründet ihren am

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Strukturalismus orientierten Analyseansatz, nach dem sie die Suffixoide als eine der möglichen Wortbildungstypen untersuchen wird. Die Ziele der Forschungs- arbeit werden durch 7 Fragestellungen, die im Laufe der Analyse behandelt wer- den sollen, klar und eindeutig definiert. Als Grundlage für die Erstellung des der Arbeit zugrunde liegenden Arbeitskorpus dient das rückläufige Wörterbuch von Muthmann, welches der Autorin umfangreiche Wortlisten mit den ausgewählten suffixoiden Elementen anbietet. Durch dieses methodologische Vorgehen wurden allerdings einerseits zeitliche, räumliche und stilistische Abgrenzungskriterien aus- geklammert und blieben andererseits korpusbasierte Informationen zu Gebrauchs- frequenz unberücksichtigt. Zur Differenzierung zwischen nominalem Zweitelement einer Komposition und nominalem Zweitelement als Suffixoid werden verschiedene Testverfahren ausgearbeitet und angewandt, die Struktur, Bedeutung und Funktion der ausge- wählten Elemente der Wortbildung prüfen und auf ihre Nützlichkeit hin untersu- chen sollen. Semasiologisch orientierte, allgemeinsprachliche Wörterbücher der Gegenwartssprache und auch einige historische Wörterbücher des Deutschen die- nen der Bedeutungsüberprüfung der einzelnen ausgewählten Wortbildungskon- strukte. Die Autorin erzielt auf der Grundlage der Klassifizierung von Suffixoiden und Nicht-Suffixoiden einen Merkmalskatalog für ihre Identifizierung und stellt auf diese Weise eine wissenschaftliche Grundlage für die Behandlung von Suf- fixoiden her. Das „erste Kapitel“ bietet uns einen Überblick über die Behandlung der Suf- fixoide in der fachlich-theoretischen Diskussion. Die Autorin diskutiert dabei drei unterschiedliche Ansätze: i) Suffixoide als Wortbildungsprozess aus diachroner Perspektive ii) Wortbildung aus synchroner Perspektive: Anerkennung der Katego- rie der Suffixoide iii) Wortbildung aus synchroner Perspektive: Nicht-Anerkennung der Kategorie der Suffixoide, und fasst die Ergebnisse in einer Tabelle zusammen, aus der die terminologische Komplexität und die uneinheitliche Behandlung des Themas in der wissenschaftlichen Diskussion deutlich erkennbar wird. „Das zweite Kapitel“ bildet den umfangreichen Kern der Studie und umfasst die Analysen zu elf ausgewählten nominalen Elementen, für die ein suffixoider Wortbildungsprozess angenommen wird (-wesen, -werk, -gut, -zeug, -kreis, -volk, -stoff, -kraft, -weise, -berg, -zar). Alle Unterkapitel zur Analyse der einzelnen suf- fixoider Elemente verfolgen den selben vierteiligen Aufbau: i) lexikografische Re- cherche: Bedeutungsanalyse der ausgewählten nominalen Elemente als unabhän- giges / nicht unabhängiges Element mit Hilfe von mehreren einsprachigen Wörter- büchern der deutschen Gegenwartssprache im Kontrast zu der lexikografischen Information aus drei historischen Wörterbüchern ii) Systematisierung der Bedeu- tungsvarianten als unabhängige lexikalische Elemente: Darstellung in Schemata iii) Bedeutungsanalyse und Subklassifizierung der ausgewählten Elemente aus dem rückläufigen Wörterbuch von Muthmann mit Hilfe von Proben und lexiko- grafischer Information: Darstellung der Information in übersichtlichen Tabellen iv) Schlussfolgerungen und offene Fragen.

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Insgesamt werden über 2150 Beispiele analysiert, strukturiert und kommentiert. Die entsprechenden Informationen werden durch den Anhang ergänzt, der die Bedeutungsinformation der einzelnen Substantive, gestützt auf unterschiedliche einsprachige und zweisprachige Wörterbücher, anbietet. Das Kapitel zeigt, dass den besagten Zweitelementen auf Grund ihrer Bedeu- tung unterschiedliche Funktionen zuzuordnen sind. Die Autorin konnte aufdecken, dass der Prozess der Bedeutungsabschwächung oder Entleerung eine bedeutende Rolle bei der Identifizierung von suffixoiden Elementen versus nominalen Zweit- elementen des Wortbildungsformativs darstellt. Auf der Grundlage der Analyseergebnisse, die in Kapitel 2 vorgelegt wurden, widmet sich das „Kapitel 3“ der genaueren Analyse der Elemente, für die eine eindeutige suffixoide Funktion festgestellt werden konnte (-weise, -wesen, -zeug, -werk, -gut, -kreis). Dabei werden die Abgrenzungsmerkmale zu Suffixen einer- seits und unabhängigen lexikalischen Morphemen andererseits herausgearbeitet, die erlauben, Elemente wie -volk, -stoff, -kraft, -berg und -zar nicht zu den Suf- fixoiden zu zählen. Die Schlussfolgerungen in „Kapitel V“ zeigen, dass die Autorin durch die voran- gegangenen ausführlichen Analyseschritte ihre Ausgangsfragen beantworten und sich ihre Hypothesen bestätigen konnten. Es konnte auch bewiesen werden, dass das Suffixoid als unabhängige Wortbildungskomponente neben anderen Elemen- ten, wie z. B. dem Suffix zu betrachten ist. Unterschiedliche Grade der semanti- schen Entleerung konnten aufzeigen, in welchem Maße sie dafür verantwortlich ist, zwischen einer Kompositionsbildung und einer Suffixoidbildung zu unter- scheiden. Auf der Grundlage der Analysen und Ergebnisse plädiert die Autorin für die Anerkennung der Wortbildungskategorie „Suffixoid“ und schlägt verschiedene Merkmale zur Bestimmung von Suffixoiden vor, unter denen neben der semanti- schen Entleerung als primärem Merkmal folgende sekundäre zu nennen sind: i) das Aufdecken der Bedeutung der Kollektivität, die die analysierten Wortformationen durch die hier analysierten Suffixoidzusätze erhalten ii) die hohe Polysemie und Produktivität iii) die hohe Produktivität und Reihenbildung und iv) die Systemge- bundenheit. Es konnte auch nachgewiesen werden, dass es sich bei der Herausbil- dung von Suffixoiden nicht um eine Tendenz handelt, die nur als aktuelle Erschei- nung zu interpretieren ist, da die besagten Elemente schon seit dem XVII doku- mentiert sind. Aus den Ergebnissen der vorgelegten Analysen und theoretischen Überlegun- gen leiten sich einige anwendungsorientierte Beobachtungen ab, die in „Kapitel VI“ Ausdruck finden. Einerseits plädiert die Autorin für eine systematischere lexi- kografische Behandlung der Suffixoide. Andererseits zeigt die Autorin die Not- wendigkeit auf, die unterschiedlichen Wortbildungsprozesse verstärkt in den DaF- Unterricht einzubeziehen, um sowohl die Produktions-, als auch die Rezeptions- fähigkeit der Lerner zu fördern. Schließlich verweist die Autorin auf einige weite- re Bereiche, die in Zusammenhang mit dem behandelten Thema Objekt zukünfti- ger linguistischer Analysen sein könnten.

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Die „Bibliographie“ führt einerseits die konsultierten Wörterbücher und ande- rerseits die theoretischen Studien auf. Der „Anhang“ liefert sehr ausführliche Lis- ten der analysierten Korpuselemente mit entsprechenden Bedeutungserklärungen in deutscher und teilweise in spanischer Sprache. Eine alphabetisch orientierter Anordnung hätte die Suche für den interessierten Leser allerdings etwas vereinfacht. Die vorgelegte Studie setzt sich theoretisch und vor allem empirisch in sehr ausführlicher Weise mit der Suffixoidbildung als Phänomen der Wortbildung aus- einander und stellt in diesem Sinne ein Novum dar. Obwohl das Phänomen immer wieder in Einzelstudien untersucht wurde, gibt es kaum Studien, die auf der Grundlage eines so umfangreichen Arbeitskorpus der Thematik analytisch begeg- net sind. Die Autorin konnte mit ihrer exemplarischen Analyse ihren Zielen ge- recht werden und hat neue Fragen in den Raum gestellt, die auch in Zukunft zu einer weiteren wissenschaftlichen Beschäftigungen mit dem Thema der Suffixoide aufmuntern sollen.

Meike MELISS

SCHEMANN, Hans / MELLADO BLANCO, Carmen / BUJÁN, Patricia / IGLESIAS, Nely / LARRETA, Juan P. / MANSILLA, Ana: Idiomatik Deutsch-Spanisch. H. Buske: Hamburgo 2013. 1202 pp.

Aunque poco a poco se van editando más diccionarios de fraseología, siguen siendo pocas las versiones bilingües de este tipo de obras lexicográficas, en parti- cular para este par de lenguas alemán-español. Este es el quinto diccionario bilin- güe que se publica a partir del diccionario monolingüe Deutsche Idiomatik de Hans Schemann que vio la luz por primera vez en el año 1993 en la serie PONS de la editorial Klett. Salió primero la versión alemán-inglés, seguida de las versiones alemán-francés, alemán-italiano y alemán-portugués. La obra de partida es sobra- damente conocida y constituye una de las mayores recopilaciones de unidades idiomáticas con 33.000 entradas. La versión bilingüe aporta la traducción, en este caso al español, de las unidades fraseológicas del diccionario de H. Schemann. Sus autores son todos lingüistas, fraseólogos y profesores de alemán de cinco universi- dades repartidas por toda la geografía nacional (Santiago, Vigo, Salamanca, Sevi- lla y Murcia) y son miembros del grupo de investigación FRASESPAL de la Uni- versidad de Santiago que dirige Carmen Mellado. Además de contribuir a la enseñanza/aprendizaje a hispanohablantes del ale- mán como lengua extranjera, esta obra también es de gran ayuda para los hablan- tes de lengua materna alemana que aprendan español. Asimismo constituye un material de indudable valor para la técnica de la traducción porque se trata de uni- dades fraseológicas con enunciados no analizables, y, por tanto, no traducibles literalmente sino que se trata de unidades semánticas en su conjunto con una posi- ble equivalencia en la otra lengua que puede hacer referencia a imágenes totalmente diferentes a las de la lengua de partida, si bien inicialmente coinciden en la inten- ción, según menciona H. Schemann en su Prólogo: “para que estas referencias

Revista de Filología Alemana 251 2013, vol. 21 187-318 Reseñas divergentes en su forma tengan un significado sinónimo o similar, tienen que ver- balizar una intención del hablante idéntica o similar” (p. IX). Los criterios para la confección del repertorio son sobradamente conocidos pues se ha utilizado íntegramente la versión monolingüe de la Deutsche Idiomatik revisada en 2011 que, según se ha dicho anteriormente, consta de 33.000 entradas. El concepto de unidad idiomática de la obra de partida es muy amplio pues incluye tanto estructuras fraseológicas nominales (Pfeil und Bogen; in großem Maßstab), adverbiales (meinetwegen; immer mehr) y oracionales (nur noch eine halbe Por- tion sein), como colocaciones (in Brand stecken/ (setzen); jdm./(e-r S.)(schar- fen…)Widerstand leisten/entgegensetzen) y locuciones verbo-nominales (eine Entscheidung fällen/ treffen; Maßnahmen treffen) o fórmulas rutinarias (mein Name ist Hase (ich weiß nichts davon; danach /(nach etw.) kräht kein Hahn (mehr)), pues “define el concepto idiomático basándose de forma sistemática en los principios de la Lingüística General” (p. XIX). Las entradas se han ordenado alfabéticamente según el lema principal y la clase de palabra a la que pertenece dicho lema, siguiendo para ello el orden de: sustanti- vo, verbo, adjetivo, adverbio, pronombre, interjección, partículas, etc. De este modo se facilita la búsqueda de un determinado fraseologismo en el diccionario. Las entradas del diccionario constan de lema, la unidad fraseológica, (informa- ción acerca de los actantes), información acerca del nivel de lengua, registro y estilo, equivalente fraseológico en español o, en su defecto, paráfrasis en español y ejemplo de uso contextualizado en alemán. Cuando nos encontramos ante un fra- seologismo con un significado sinónimo de otro, se remite a este y allí se desarro- lla la entrada. Como en las obras lexicográficas de estas características se diferencian en ne- grita los componentes obligatorios de aquellos facultativos, así como del resto de los elementos contextuales. Se combina dentro de la misma entrada la negrita, dos tipos de letra y la cursiva, de manera que resulta fácil identificar qué tipo de infor- mación nos está dando la entrada. Con la información complementaria a nivel estilístico, retórico y pragmático se intenta situar al fraseologismo en el uso real de la lengua. Los ejemplos del diccionario de H. Schemann (2011), según manifiesta el pro- pio autor, son lo suficientemente amplios como para que se interprete el fraseolo- gismo en su contexto de manera que ilustre las funciones semántica, pragmática y estilística de la unidad idiomática. Esto es doblemente de agradecer, dado que no es habitual hoy en día en las editoriales, ya que priman los criterios economicistas y se busca que los ejemplos que ilustran las entradas sean lo más breves posible en detrimento muchas veces de la claridad explicativa. Por otro lado, no se escatima dar varios ejemplos cuando una expresión tiene varias acepciones. La pregunta sobre la tan discutida procedencia de los ejemplos encuentra su respuesta en las páginas de introducción donde se justifica la opción elegida por H. Schemann de crear él mismo sus ejemplos. Se alude al elevado número de entradas para las que no se encontraría un ejemplo documentado que ilustrara y explicara en la medida necesaria las 33.000 expresiones fraseológicas. Además se hace hincapié en que a

252 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas menudo el ejemplo ofrece en su contexto algún sinónimo del fraseologismo que ayuda a comprender su significado. Para que fuera totalmente completo en este diccionario se echa de menos una definición del fraseologismo que no deje lugar a dudas sobre el significado de la expresión y, por tanto, tampoco acerca de la equivalencia en español. La opción de H. Schemann en su día fue ilustrar el significado a través de los amplios contextos de los ejemplos, pero indudablemente una definición ayudaría a la comprensión total de estas expresiones idiomáticas. Bien saben los autores de esta versión española la dificultad que entraña encon- trar un equivalente fraseológico en la otra lengua que valga para los diferentes contextos en los que aparece la expresión idiomática alemana de partida. Tampoco es fácil a veces dar varias alternativas fraseológicas sin especificar qué diferencia hay entre ellas, por ejemplo en Haare auf den Zähnen haben, ugs se dan tres equi- valencias “ser de armas tomar col; ser un elemento de cuidado col; no tener pelos en la lengua col”, algunas de las cuales coinciden con las que se dan para el fraseo- logismo kein Blatt vor den Mund nehmen: “no tener pelos en la lengua col; no andarse con rodeos; no morderse la lengua col/los labios col raro; no cortarse pop”. Pero en ninguna parte se especifica que el primer fraseologismo alemán se refiere la mayoría de las veces a mujeres y significa “tener unas maneras rudas, dominantes, agresivas, ser el espíritu de la contradicción”. Esta situación quizá se hubiera obviado con una definición de la expresión idiomática, aunque posible- mente esta decisión no haya dependido de los autores de la versión española. Ellos han ofrecido muy acertadamente las posibles variantes de las equivalencias en la lengua meta y esto ya es una labor ingente cuando se trata de un corpus como el que nos ocupa. En la explicación de los signos empleados que se sitúa entre el prólogo del dic- cionario y la introducción se mencionan dos signos que atañen solamente a los equivalentes españoles: Ø para los casos en los que no se ha encontrado un equiva- lente fraseológico en español y se ha optado por dar una paráfrasis. Este es el caso, por ejemplo, de Klassenhiebe kriegen /bekommen/beziehen, Schulspr · llevarse una paliza propinada por toda una clase Ø; mit dem Hut /(den Hut) in der Hand erscheinen/bei jm. Vorsprechen, form veraltend · aparecer/… con el sombrero en la mano Ø; jetzt ist/da war/…Holland in Not, ugs oft iron · la situación se ha vuel- to/… crítica Ø. Y el signo + para las expresiones idiomáticas del diccionario en las que la equivalencia española diverge de la estructura sintáctica del fraseologismo alemán, por ejemplo, jn. hat es/hat’s gebeutelt, ugs selten · + haberse llevado/dado una buena col; + haberse llevado un buen palo col; + tener una buena encima col; + haberse pillado una buena col; gegangen werden, ugs · + echar col; es geht berg- auf mit jm./etw. · + ir a mejor; + ir/marchar viento en popa col. Ambas informa- ciones son fundamentales y muy interesantes para los usuarios, en particular para los traductores que deben reflejar de la forma más fiel posible el texto de partida en la versión española. Es manifiesta la atención con la que se ha preparado y revisado la edición de esta magnífica obra que prácticamente no tiene ni erratas ni fallos de impresión.

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En resumen, nos encontramos ante una gran aportación a la fraseología y a la lexicografía hispano-alemanas y es una obra imprescindible no sólo para todos aquellos que se interesan por las cuestiones idiomáticas, sino para quienes se acer- can al par de lenguas alemán-español desde cualquiera de las dos vertientes.

M.ª Luisa SCHILLING

SCHMID, Wilhelm: LA FELICIDAD. Todo lo que debe saber al respecto y por qué no es lo más importante en la vida. Trad. de Carmen Plaza y Ana R. Calero. Valencia: Pre-Textos 2010. 65 pp.

Abundan en nuestros días los libros de autoayuda o aquellos concebidos para dar respuestas a las grandes inquietudes del ser humano, sean estas la felicidad, el amor, el éxito, el sentido de la vida, o cualquier otra. Una de ellas, la felicidad, es la que motiva el presente volumen, recalcando además que se ocupará de “todo lo que se debe saber al respecto de la felicidad”. Un tema tan complejo en un volu- men sorprendentemente minúsculo, 65 pp. en formato 17x11 cm, ¿qué pensar? Un apunte filológico debe preceder al comentario del contenido: la obra es un análisis semántico de la palabra alemana Glück, que se ha traducido para este vo- lumen como “felicidad”. Y porque la felicidad (Glück) no es lo más importante de la vida, sino más bien las preguntas acerca de su sentido (Sinn), surge la reflexión acerca de cuáles son estos sentidos, y de dónde se pueden arrojar respuestas en función de sus percepciones, reflexiones, etc. Este razonamiento deriva por nece- sidad en una propuesta teórica conceptual de felicidad, que para Schmid no debe entenderse ni como felicidad material, ya que cada vez se quiere más y nunca se alcanza todo lo que se ansía, ni como felicidad del bienestar basado en placer. Su definición apunta hacia una comprensión de felicidad entendida como un estado de plenitud espiritual. Con este posicionamiento concluye el autor su texto, a la vez que nos anuncia lleno de optimismo un nuevo y moderno capítulo pleno de felici- dad en la historia de la humanidad (que llegará en cuanto encontremos una nueva “utopía” en la que creer con plenitud) (p. 64 y sig.). Este argumento es el último paso de un consecuente planteamiento del autor a lo largo de su obra. La estructura del libro se vertebra en diez capítulos precedidos de una breve introducción (o declaración de intenciones) que responden a un razo- namiento lógico a raíz de la semántica de las dos palabras que albergan la temática tratada, Glück y Sinn. Así, felicidad se define no solo a partir de sus significados en otros idiomas (griego, latín, francés, etc.), sino también de forma ordenada según las definiciones polisémicas de la palabra alemana Glück: suerte, bienestar y pleni- tud. La ausencia de una definición única vinculante de felicidad (p. 10) es un hecho constatable, tal y como lo reconoce honrosamente el autor. Felicidad (Glück) es una realidad desplegable en tres matices según su percepción, que son, primero, “suerte” (Zufallsglück) como fortuna (en definitiva, solo gana el que arriesga, el que está abierto a lograr algo favorable); segundo, “bienestar” (Wohlfüllglück) según la definición de John Locke de la felicidad como ansia de más felicidad (p.

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17), algo por cierto, neurológicamente probado (pp. 19-21); y tercero, la plenitud (Glück der Fülle), que se entiende como postura mental que respira del equilibro de contrarios, luego de una vida simétrica plena de serenidad. De estas acepciones de felicidad no podemos dejar de preguntarnos por los “sentidos” (Sinn), ilustrados en las conexiones y coherencias de las actividades humanas: En la vida existen determinadas conexiones que producen felicidad a causa de ciertos sentidos que “se perciben físicamente” (Sinn, der körperlich wahrzunehmen ist, p. 41), que “se perciben en el fondo del alma” (Sinn, der in tiefster Seele zu fühlen ist, p. 45), sobre los que “se reflexiona en la mente” (Sinn, der im Geiste zu denken ist, p. 49), y cuyo sentido más amplio “sirve para pensar y sentir” (Sinn über sich hinaus, der zu denken und zu fühlen ist, p. 55). Todos ellos se pueden resumir en una continua búsqueda de sentido, destino y porvenir definida como la “cuestión moderna del sentido” (Moderne Frage nach Sinn, andersmoderne Arbeit am Sinn, p. 59). En la introducción se expone la intención del autor, que apunta en una direc- ción distinta a la de los libros de autoayuda sobre el tan frecuente tema de la feli- cidad (p. 10). En este sentido tenemos con la obrita de Schmid un texto en el que se nos ofrece “un pequeño respiro” para responder con fundamento a este tema “casi obsesivo” (p. 10) en el que el bagaje filosófico del autor es la base teórica de una reflexión fundada. Esta, por coherencia, evita caer en “consejos” para aportar en un lenguaje sencillo reflexiones de gran profundidad. Su valía viene atestiguada en parte por su trabajo de habilitación sobre este tema (1997), del cual se publicó una parte derivada de él en el año 2002, también en Pre-textos, con el título En busca de un nuevo arte de vivir (Auf der suche nach einer neuen Lebenkunst, 2000). Todo este tipo de reflexiones son siempre bien recibidas y marcan una dife- rencia con los libros de autoayuda al uso que, más que reflexionar, derivan en dogmatismo teórico de qué se debe hacer y qué no. Sin embargo, su distanciamiento del ámbito de la autoayuda por su cohesión teó- rica no le acerca del todo al entorno de la filosofía. Esto, que puede ser una ventaja o un inconveniente en función del lector previsto, evidencia un problema comprensi- ble: el lector típico de autoayuda se verá algo desbordado con la obrita, mientras que el lector acostumbrado a textos filosóficos quedará sediento de más. Así mismo, Las frecuentes referencias intertextuales a la antigüedad, el clasicismo, empirismo o modernidad serán insuficientes para un lector conocedor de estos motivos, mientras que sí podrán quizá desbordar al lector lego. A esta crítica, que es por su parte fre- cuente a estas obras “híbridas” entre la divulgación y la especialidad, hay que su- marle un déficit constitutivo que repercute directamente en su contenido. Las pala- bras iniciales del autor apuntan precisamente a lo que no quiere hacer, que sería escribir la historia de la felicidad recopilando las definiciones a lo largo de la historia (p. 10). Sin embargo, la lectura detalla del libro deja una cierta sensación de haber actuado en esta dirección. La presencia de diferentes nombres de pensadores con sus “propuestas” se acompaña de rigurosas definiciones semánticas de las palabras en alemán. Así, contrastando los significados propuestos con el diccionario Duden, nos sorprenderá encontrarnos para cada una de las cuatro acepciones ahí recogidas las cuatro “perspectivas” que Schmid esgrime en su razonamiento.

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Su definición de suerte, Glück, coincide fidedignamente con las acepciones del diccionario. La felicidad como suerte, Das Zufallsglück, es la segunda acepción del diccionario: “das personifiziert gedachte Glück; Fortuna” (Duden); el biene- star, Das Wohlfühlglück, responde a la tercera acepción “(a) angenehme und freu- dige Gemütsverfassung, in der man sich befindet, wenn man in den Besitz oder Genuss von etwas kommt, was man sich gewünscht hat; Zustand der inneren Be- friedigung und Hochstimmung; (b) einzelne glückliche Situation; glückliches Er- eignis, Erlebnis)”; y la plenitud, Das Glück der Fülle, es en definitiva la primera y más frecuente referida acepción de Glück: “etwas, was Ergebnis des Zusammen- treffens besonders günstiger Umstände ist; besonders günstiger Zufall, günstige Fügung des Schicksals”. Estas concordancias se repiten con la noción de felicidad entendida como “sentido” (Sinn), en donde seguimos viendo los paralelismos de sus acepciones. El primero de los sentidos, el que se percibe físicamente (der kör- perlich wahrzunehmen ist) es la primera acepción de Sinn en el diccionario: “Fähigkeit der Wahrnehmung und Empfindung (die in den Sinnesorganen ihren Sitz hat)”. Y así, sucesivamente, con los sentidos que se perciben en el fondo del alma (Sinn, der in tiefster Seele zu fühlen ist), coincide la segunda acepción: “Gefühl, Verständnis für etwas; innere Beziehung zu etwas”. Los “sentidos sobre los que se reflexiona en la mente” (Sinn, der im Geiste zu denken ist) son la cuarta acepción de Duden: “gedanklicher Gehalt, Bedeutung; Sinngehalt”. Y el “sentido más amplio que sirve para pensar y sentir” (Sinn über sich hinaus, der zu denken und zu fühlen ist) responde literalmente a la tercera acepción: “(a) jemandes Ge- danken, Denken; (b) (gehoben) Sinnesart, Denkungsart”. La continua búsqueda de sentido, destino y porvenir de la “otra forma moderna de búsqueda del sentido” (Moderne Frage nach Sinn, andersmoderne Arbeit am Sinn) formula una pregunta de finalidad que, en definitiva, coincide con la noción de sentido que recoge el dic- cionario como quinta acepción: “Ziel und Zweck, Wert, der einer Sache innewohnt”. Esta sorprendente cercanía de significados coincidentes en la obra de Schmid y en los diccionarios no resulta fácilmente censurable, ya que ciertamente es de jus- ticia intentar desgranar significados filosóficamente. Sin embargo, sí le resta im- portancia al conjunto del libro, ya que neutraliza toda aportación novedosa más allá de la evidencia lexicológica. Quizá salvemos algunas reflexiones “de libro” o leves posicionamientos a favor de una filosofía de vida. Sin embargo, apenas encon- trará el lector experto nada en sí estrictamente novedoso, poco más que hechos suge- rentes y frases rimbombantes. Desde el clasicismo hasta la filosofía contem- poránea, Schmid rescata sucintamente términos e ideas (muchas veces semánticas) de las distintas acepciones de felicidad y desgrana sus significados. Por ello, tras la lectura del libro surge necesariamente una pregunta ineludible en este tipo de obras filosóficas traducidas en las que los términos están tan impregnados de con- notaciones semánticas, ¿qué sucede con la versión en español? La propuesta de las traductoras, Carmen Plaza y Ana R. Calero, es coherente y justa. Mas no por ello satisface un hecho concreto: la reinterpretación del concepto que se deriva de la palabra Glück traducida como felicidad. No se debe subestimar la polisemia de las palabras alemanas Glück o Sinn que arroja aquí por necesidad la pregunta de si es

256 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas estrictamente necesario por coherencia con el volumen mantener esta terminolo- gía, o si quizás habría que intentar ir más allá aún. ¿Siempre que aparece Glück o Sinn se refiere verdaderamente a lo que en español entenderíamos en ese contexto por “felicidad” o “sentido”? Este tipo de inexactitudes desconcertarán al lector experto, pero posiblemente pasarán desapercibidas al lector usuario. Y ciertamente no sólo se deben a la traducción, sino también a la casi ligereza con la que Schmid las maneja. Mas no por ello será este un libro que caiga ni para el experto ni para el lego en saco roto. El tono embaucador de sugerentes palabras y expresiones redondas de tono filosófico proporcionarán a todo aquel que se acerque al libro las tres (¿cuatro?) perspectivas de felicidad aquí planteadas y le invitará a reflexionar sobre ellas. Y éste se considerará afortunado por haberse topado con una obrita fácil de leer y sugerente, sentirá placer pensando o rememorando los contenidos (le sean o no desconocidos), se planteará su visión de la plenitud y, por qué no, sentirá nostalgia y ganas de volver a ser feliz con la literatura. No lo olvidemos, la intención del autor era no más que recordar algunas reflexiones sobre la felicidad. No busquen más, aquí las tienen.

Alfonso LOMBANA SÁNCHEZ

SEDLMAYER, Sabrina / GINZBURG, Jaime (eds.): Walter Benjamin. Rastro, aura e história. Belo Horizonte: Editora UFMG 2012. 324 pp.

El volumen que reseñamos brinda un testimonio elocuente de las productivas actividades generadas en el marco del “Núcleo Walter Benjamin” (NWB), de la Faculdade de Letras de la Universidade Federal de Minas Gerais. Los artículos incluidos en la compilación se ocupan, desde perspectivas muy diversas, de los tres términos mencionados en el título; sin embargo, es la categoría de Spur la que se encuentra en el centro de las indagaciones. Complejo y polisémico, el término Spur posee –en Benjamin y más allá de él– acepciones y connotaciones múltiples: traducido, alternativamente, como “huella”, “rastro”, “resto” o “vestigio”, recorre la obra de Benjamin y la de otros importantes pensadores de su época; baste con mencionar a Ernst Bloch, cuya colección de fragmentos ensayísticos y narrativos publicada, justamente, con el título de Spuren (1930), posee múltiples afinidades con obras como Einbahnstraße (1928) o Berliner Kindheit um 1900 (1932– 1934/1938). En la ambigüedad básica del término reside buena parte de su riqueza, ya que, como señalan los editores, la palabra alemana Spur apunta, ambiguamente, “para uma presença e uma ausência. Aquilo que resta de un passado, de una trajé- toria, pode constituir uma base para tentar compreender o que ocorreu a um indi- víduo ou a uma sociedade” (p. 8). La contribución de Rolf-Peter Janz destaca esta pluralidad de sentidos del término Spur, al que coloca en relación con la categoría de aura, cuya relevancia para el pensamiento benjaminiano no necesitamos justifi- car. Sobre la base de un análisis detallado de los sentidos que posee en Benjamin la experiencia aurática, Janz explica la relación existente entre las nociones de aura y rastro. El aura ejerce un poder sobre el espectador, que se siente cautivado

Revista de Filología Alemana 257 2013, vol. 21 187-318 Reseñas ante un objeto que contempla en reposo; en el rastro, en cambio, el sujeto desem- peña un papel activo: “Somos nós os que descobrimos o rastro, que lemos o rastro e nos apoderamos da coisa para a qual ele nos leva” (p. 20). Jeanne Marie Gag- nebin destaca la importancia que en Benjamin posee la existencia provisoria, frágil del ilegal y el emigrante; en “Erfahrung und Armut”, Benjamin cita el conocido poema de Brecht “Verwisch die Spuren!” en un sentido relativamente afirmativo, en el contexto de una polémica contra la concepción burguesa del arte, contra el deseo de perpetuación del individuo perteneciente a las clases dominantes y en defensa del potencial destructivo de las vanguardias; pero, como indica Gagnebin, en los comentarios a los poemas, pertenecientes a la misma época, “ressaltam mui- to mais a precariedade da ilegalidade e da clandestinidade. Denunciam claramente a política de terror do nazismo” (p 29). En el modo de trabajar con los materiales, y ante todo con los pequeños detalles y restos, la autora del artículo advierte afini- dades con el psicoanálisis freudiano y con la memoria involuntaria proustiana. Gérard Raulet somete a una discusión crítica el concepto benjaminiano de aura, y establece un contrapunto entre la alegoría (barroca, baudelaireana) y la moda, como formas diversas de elaboración de la Modernidad. Raulet destaca el papel que po- seen en Benjamin los marginales –prostitutas, apaches, excluidos en general– como expresiones de una rebelión anárquica en contra de las tendencias “neoaurá- ticas” de la sociedad de consumo. El interés por los lúmpenes, en particular, revela una orientación diferente de la que se advierte en escritos que muestran una pers- pectiva por momentos dogmática, como la célebre conferencia Der Autor als Pro- duzent (1934). Según Raulet, hacia 1936 se habría producido una “ruptura episte- mológica” en la obra benjaminiana, a partir de la cual se pone fin al posicio- namiento a favor de la progresividad de la literatura comprometida, y vuelven a aflorar los componentes anarquistas presentes en la producción temprana. La con- tribución de Georg Otte despliega un análisis minucioso del ensayo Der Erzähler (1936-1937), y sostiene la tesis según la cual el carácter enigmático de la narrativa, de acuerdo con Benjamin, no ofrece una solución para los enigmas del mundo, sino que los torna soportables merced al propio acto de reproducción. Otte admite el carácter de idealización nostálgica y romántica que posee la reconstrucción ben- jaminiana del artesanado, pero le atribuye un carácter alegórico. El autor del ar- tículo contrasta también la valoración que asigna Benjamin, por un lado, al estilo funcional de la Bauhaus y, por otro, al interior burgués. En el intérieur, el burgués civilizado quiere sentirse como en casa, en contraste con la hostilidad de un exte- rior invadido por las masas: “O espaço e o tempo da cidade grande são marcados por choques constantes, de modo que o burguês tem que fugir para a ilha do seu apartamento para, na falta de um referencial universal, garantir um sistema míni- mo de referências privadas dentro de suas quatro paredes” (p. 76). Jaime Ginzburg identifica en Benjamin la presencia de un tiempo libertario como un tiempo para la reconstrucción de vestigios, a contrapelo de las guerras y genocidios que funcionan agentes de destrucción. A partir de ello destaca el papel que en el filósofo berlinés cumple la narración: en contra de quienes conciben los relatos como tentativas para imponer orden al caos de lo real, Benjamin encuentra

258 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas en el acto de narrar “aspectos dissociativos, fragmentários e incompletos, em que o princípio de causalidade é colocado em dúvida ou, no extremo, pode se ausentar” (p. 124). La atención de Benjamin a las teorías de Marx, Nietzsche y Freud se explica porque estos se ocuparon de desmitificar las concepciones metafísicas de lo humano y las imágenes del mundo como un orbe enteramente ordenado. Para Benjamin, seguir los rastros no es la condición para construir un conocimiento unificador, totalizador y práctico, sino para mostrar la transitoriedad, fragmenta- riedad e incoherencia del mundo y de los discursos construidos para explicarlo. Michele Cometa establece una serie de comparaciones entre Das Passagen-Werk, los Quaderni del carcere de Gramsci y los ensayos de Ernesto de Martino; destaca adecuadamente el carácter fragmentario, provocador, antiacadémico de los traba- jos de Benjamin y Gramsci, nacidos de condiciones de vida y escritura inciertas, riesgosas. Pero resulta en esa medida extraño que rastree la herencia de figuras tan descollantes del pensamiento del siglo XX en los oscuros cultural studies acadé- micos: sin Benjamin y Gramsci, dice Cometa, “não haveria estudos culturais ame- ricanos, nem a Kulturwissenschaften (teoria cultural) alemã” (p. 135). Una decla- ración como esta resulta tanto más llamativa cuanto que el propio Cometa subraya que los escritos de Benjamin y Gramsci “são antiacadêmicos, ou mesmo extraaca- dêmicos” (p. 135). Los estudios de Paulo César Endo y Ana Maria Portugal se ocupan de las semejanzas y diferencias existentes entre las teorías de Freud y Ben- jamin; en el caso de Endo, se llama la atención sobre la incidencia que ha tenido sobre el fundador del psicoanálisis la Gran Guerra, como incitación directa para las reflexiones sobre la neurosis traumática. Endo señala en qué medida los fenó- menos de masas contemporáneos el retorno del padre de la horda primitiva, expre- sado en los líderes carismáticos y en las prácticas uniformadoras impuestas sobre las multitudes. El análisis metapsicológico desplegado por Freud es sometido por Benjamin a una contextualización histórica: la multitud analizada por el ensayista berlinés “é imune aos choques que restituem as bases da criação poética, bem co- mo refaz permanentemente as condições do trauma freudiano. Poderíamos sugerir então como efeito dessa aproximação e diálogo, que, lá onde o trauma espreita, as condições para a criação poética inexistem” (p. 183). El artículo de Irving Wohl- fahrt indica la presencia, en Benjamin, de un esquema de tres estadios: 1) la Mo- dernidad está marcada por el deterioro o el desvanecimiento de los trazos de la memoria y todas las experiencias ligadas a la tradición; el borramiento de trazos es, así, un imperativo ligado a la expansión del capitalismo; 2) la sociedad burgue- sa trata de compensar estas pérdidas recluyéndose en el interior, creando un espa- cio que, a la postre, no puede menos que generar una intolerable claustrofobia; 3) algunos pensadores contemporáneos son responsables de evaluar el borramiento de los rastros como un imperativo positivo. Wohlfart señala, por un lado, que la supresión de las huellas (del Holocausto) ha sido parte del programa fascista; por otro, que una existencia bajo condiciones de riesgo extremo indujo a Benjamin a construir “arcas contra el diluvio”, como en la compilación Deutsche Menschen (1936), o a confiar sus escritos a otras personas, con vistas a garantizar la supervi- vencia de su obra.

Revista de Filología Alemana 259 2013, vol. 21 187-318 Reseñas

El volumen se completa con una serie de trabajos enfocados en el estudio de ca- sos particulares. El de Roberto Vecchi y Margarida Calafate Ribeiro aborda obras relacionadas con la Guerra Colonial en África y apunta al programa de una “historia de los rastros”. Mauricio Lissovsky se detiene a examinar las interrelaciones entre fotografía y paisaje. Márcio Seligmann-Silva analiza la obra de la artista Regina Silveira, lo que da pie a una serie de originales reflexiones sobre la luz y la sombra, que incluyen un comentario sobre el Peter Schlemihl de Chamisso. Willi Bolle, fi- nalmente, propone un diálogo entre Das Passagen-Werk y la producción novelística de Dalcídio Jurandir (1909-1979), lo que brinda la ocasión para establecer una ilu- minadora comparación entre el París capital del siglo XIX y la región de Amazônia; esta operación típicamente benjaminiana contribuye a iluminar aspectos de la con- tradictoria modernización, y a ilustrar el modo en que es posible extraer al ensayista berlinés del continuum de la historia a fin de indagar nuestro tiempo: una modalidad de trabajo a la que procuran contribuir los distintos trabajos de un volumen que representa un fructífero aporte a los estudios benjaminianos.

Miguel VEDDA

SZCZEPANIAK, Renata: Grammatikalisierung im Deutschen. Eine Einführung. 2. Auflage. Tübingen: Narr 2011. 219 pp.

Al mismo tiempo que salen a la luz manuales de historia de la lengua alemana, donde la evolución de la lengua alemana es presentada de manera más estática, en forma de paradigmas y leyes fonológicas, morfológicas y sintácticas, es de agrade- cer también la aparición de obras académicas que contemplen la evolución de la lengua alemana con un enfoque más dinámico, es decir, centrándose principalmen- te en los procesos, así como sus causas y desarrollo. Un interesante ejemplo de esto último lo constituye esta segunda edición de Grammatikalisierung im Deut- schen de la reconocida autora R. Szczepaniak. Tras una brevísima introducción (pp. 1-7), en la que se tratan conceptos básicos como “Grammem, Lexem, Grammatik, Lexik, Pragmatik y Grammatikalisierung”, se abordan las dos partes principales y únicas en las que está dividido el libro. La primera de ellas (pp. 11-39) constituye una introducción teórica a los principales conceptos y fases de desarrollo de lo que se denomina proceso de gramaticaliza- ción. A su vez, esta primera parte se subdivide en otras dos: en un primer momen- to, la autora expone de una manera breve, pero clara y suficiente para un manual de estudiante, todo lo que ocurre en un proceso de gramaticalización, resaltando fases y aspectos especialmente relevantes como el paso de un status léxico a otro gramatical, los parámetros de gramaticalización, así como el llamado principio de unidireccionalidad, caracterizado por la pérdida irreversible de rasgos semánticos y de relevancia fonética. En un segundo momento, la autora expone algunos meca- nismos que desencadenan, o son especialmente propensos a desencadenar, un pro- ceso de gramaticalización. Aquí la autora trata la metonimia y la metáfora como

260 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas estrategias comunicativas, así como el reanálisis y la analogía como mecanismos propios de la gramaticalización. La segunda parte del libro (pp. 43-191), que es con diferencia la más extensa, está dedicada a la exposición de procesos concretos de gramaticalización que han tenido lugar a lo largo del tiempo en la lengua alemana. Se trata en todos los casos de ejemplos que buscan ilustrar de manera práctica cómo han tenido lugar dichos procesos, desde su origen hasta su configuración actual. Los ejemplos tratados están ordenados por categorías léxicas, es decir, se presentan procesos de gramati- calización producidos en el ámbito de la negación (pp. 43-53), en el ámbito nomi- nal (pp. 55-109), en el ámbito verbal (pp. 111-170) y, finalmente, a nivel oracional (pp. 171-191). En resumidas cuentas, y aunque la autora no lo exponga así de ma- nera explícita, podríamos distinguir dos niveles de exposición de los procesos de gramaticalización descritos en el libro: por un lado, gramaticalización a nivel mor- fológico, que abarcaría todos los ámbitos anteriormente nombrados salvo el últi- mo, y, por otro, gramaticalización a nivel sintáctico, que abarcaría exclusivamente el último ámbito. Entre los procesos de gramaticalización presentados por la autora se hallan unos que son más antiguos, como el origen de la conjugación débil o la fijación del pronombre personal como acompañante obligatorio del verbo, pero también otros más tardíos, como el desarrollo de nuevas preposiciones y los denominados marcadores del discurso. Si se nos permite aquí el paréntesis, merece la pena apun- tar que los marcadores del discurso están siendo en la actualidad un interesante objeto de estudio, como demuestran, entre otras, publicaciones de esta década, como las de Auer/Günthner (2003), Günthner/Imo (2003), Mroczynski (2012), por citar tan sólo algunos ejemplos. La lista de procesos de gramaticalización que presenta la autora pretende ser una selección de los que ella considera los más importantes, como el desarrollo del adverbio de negación nicht, la reorganización del sistema de plural en alemán – destacando sobre todo el origen y desarrollo del sufijo –er como alomorfo de plu- ral–, el origen de los artículos determinado e indeterminado, el origen del pretérito débil en germánico, el origen y desarrollo de los tiempos compuestos en alemán, la proliferación de funciones de werden, el origen de conjunciones subordinantes como dass y weil, los marcadores del discurso, etc. Todos estos procesos no son sino un botón de muestra del amplio repertorio tratado en la obra. En honor a la verdad, hay que reconocer la experiencia docente de la autora, la cual se deja notar en el modo en el que presenta y aborda cada proceso de gramati- calización. En cada caso se puede encontrar una breve introducción al proceso en cuestión, exponiendo la situación de partida, los elementos lingüísticos implica- dos, así como las causas que han podido llevar al resultado final. Cada proceso, no sólo es descrito teóricamente, sino que además cuenta con cuadros y esquemas que, en la mayoría de los casos, ayudan al lector a obtener una visión panorámica de todo el proceso. Se añaden también algunos ejemplos tomados de fuentes tex- tuales de los diferentes periodos históricos de la lengua alemana, si bien cabría puntualizar aquí que algunas veces pueden resultar algo escasos. Eso sí, los ejem-

Revista de Filología Alemana 261 2013, vol. 21 187-318 Reseñas plos citados son muy apropiados al caso e ilustran con claridad el proceso del que se está hablando. Otro aspecto que llama positivamente la atención de este manual es el hecho de que, a lo largo de la descripción de cada proceso de gramaticalización, la autora remite constantemente a trabajos previos que han tratado estas mismas cuestiones. Efectivamente, la autora acierta en su forma de proceder al limitarse en cada caso a lo fundamental de cada proceso de gramaticalización, remitiendo de vez en cuando a más bibliografía para mayor profundización. Aquí se nota de modo parti- cular el dominio que la autora tiene de la bibliografía existente en torno a cuestio- nes de historia de la lengua alemana, pues combina estudios clásicos con otros más recientes. Así, por ejemplo, no faltan menciones a los conocidos trabajos de Oubouzar (1992, 1997) al hablar del desarrollo del artículo, así como de Grønvik (1986) para el desarrollo de los tiempos compuestos de pasado en alemán, entre otros. La enorme ventaja de este modo de proceder radica en que el lector recibe de una sola vez información detallada acerca de cómo se ha producido un determi- nado proceso de gramaticalización, así como de la bibliografía existente y más relevante para su profundización. Aunque en el prólogo a la primera edición la autora afirma que el lector debería ya partir del conocimiento de algunos conceptos lingüísticos, la lectura de este libro da, sin embargo, la impresión de que esto no es tan necesario, pues la intro- ducción que ofrece la propia autora, antes de abordar las dos partes principales del libro, sitúa perfectamente a un lector. Y, por si eso fuera poco, la primera parte del libro ofrece, si bien de manera concisa y resumida, una estupenda introducción al fenómeno de la gramaticalización propiamente dicho. Dicho con otras palabras, con la introducción proporcionada por la autora, cualquier estudiante sin conoci- mientos previos en la materia, podrá situarse sin problema alguno en el campo de la gramaticalización y sus procesos. Tampoco cabe la menor duda de que esta obra puede ser una introducción igualmente útil a personas que desean iniciar una línea de investigación en este campo. Ante una obra, de carácter introductorio, de esta calidad, cualquier comentario crítico queda fácilmente diluido. No obstante, cabría señalar un par de ellos. En la sección 6.7, en la que se trata la gramaticalización de los verbos modales, se echa en falta una breve mención acerca del origen morfológico de estos verbos, la cual daría al lector profano en la materia una sencilla explicación a algo que salta a la vista desde el primer momento: su conjugación divergente de los demás paradig- mas verbales en el presente, es decir, por qué la primera y tercera personas no muestran terminación gramatical, al contrario que los demás verbos. Es cierto que la ausencia de esta explicación no constituye obstáculo alguno para entender el proceso de gramaticalización de los verbos modales, pero tampoco hubiera estado de más para completar la exposición diciendo que los verbos modales muestran hoy este tipo de conjugación en presente, debido a que se trata de antiguos verbos fuertes que, en un momento dado, perdieron sus formas de presente, siendo susti- tuidas por las de pretérito, que asumieron la función de expresar el significado temporal de presente. A consecuencia de ello, el paradigma de pretérito quedó

262 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas vacío, circunstancia que fue subsanada con la posterior formación de un pretérito débil, tal como comprobamos hoy día. De este modo, como se decía más arriba, el lector obtiene una visión más global y completa de todo el proceso. Con todo, hay que reconocer al mismo tiempo el acierto de la autora al abordar de lleno el papel que jugó –y continúa jugando hoy en día– la llegada del “Umlaut” a estos verbos, pues ello permitió distinguir formalmente el modo verbal de cada forma: konnte (“Indikativ”) frente a könnte (“Konjunktiv II”). En cuanto a la segunda observa- ción, más bien se trata de una errata que se podría haber evitado fácilmente. En la sección 6.2.1, al hablar de los procesos que llevaron a la aparición obligatoria del pronombre personal de sujeto, el ejemplo que se menciona del español como len- gua de contraste, en la que la forma verbal puede aparecer sola (p. 118), contiene algunos errores de entidad, como la ausencia del signo de interrogación inicial, la escritura de cuándo con Q- inicial y la ausencia de tilde, tratándose de una interro- gativa. Aquí, el ejemplo en cuestión es formulado como Quando vienes? No obstante, las observaciones hechas no ensombrecen para nada el mérito de la autora al presentar este trabajo. Desde luego, se puede afirmar que el libro cum- ple plenamente las perspectivas de la serie Studienbücher de la editorial Narr, den- tro de la cual aparece. El libro se presenta como una obra de especial interés tanto para estudiantes como profesores de Germanística, pues ayuda a entender cómo se han producido diversos cambios estructurales y funcionales que constatamos en la actualidad. Al mismo tiempo, constituye un magnífico punto de partida para pro- fundizar en el origen y desarrollo de determinados aspectos de la lengua alemana.

Miguel AYERBE LINARES

STRUCK, Lothar: „Der mit seinem Jugoslawien“. Peter Handke im Spannungsfeld zwischen Literatur, Medien und Politik. Leipzig / Weissenfeld: Ille & Riemer 2012. 319 pp. WAGNER, Karl: Weiter im Blues. Studien und Texte zu Peter Handke. Bonn: Weidle 2010. 308 pp.

Am 6. Dezember 2012 wurde Peter Handke siebzig Jahre alt, und seit mindestens dreißig ist er ein Klassiker der deutschsprachigen Literatur. Der Reigen der Ehrun- gen war weit gespannt und reichte vom Großen Kunstpreis des Landes Salzburg für Literatur bis hin zu einer Festveranstaltung des österreichischen Bundespräsi- denten. Das Literaturarchiv der Österreichischen Nationalbibliothek legte eine beachtenswerte Forschungsplattform Handkeonline zum Werkprozess des Autors an (http://handkeonline.onb.ac.at/), der Suhrkamp-Verlag gab alte Bücher neu heraus und veröffentlichte nicht nur den vierten „Versuch“ Handkes, diesmal „über den stillen Ort“, sondern auch den sich über 36 Jahre hinziehenden Brief- wechsel zwischen dem Autor und seinem Verleger Siegfried Unseld. Selbst die sonst Handke nicht immer wohl gesinnten Medien stimmten meist ohne Misstöne ein in den Reigen der Gratulanten.

Revista de Filología Alemana 263 2013, vol. 21 187-318 Reseñas

Zuvor schon waren zwei wichtige Biografien erschienen, die das ihnen zu- kommende Echo fanden: Ende 2007 kam ein trotz seiner Kürze sehr informativer, präziser und klug geschriebener Band von Hans Höller in der rororo-Reihe mono- graphie heraus. 2011 legte Malte Herwig die ausführliche und vor allem in Hin- blick auf die frühen Jahre Handkes sehr interessante Biografie Meister der Däm- merung vor. In den letzten Jahren wurden aber auch zwei Bücher in kleinen Verlagen veröf- fentlicht, die weniger Aufmerksamkeit fanden, unverdienterweise, denn beide sind von profunden Kennern Handkes verfasst. 2010 erschien Weiter im Blues von Karl Wagner, zwei Jahre später „Der mit seinem Jugoslawien“ von Lothar Struck. Karl Wagners durchaus auch als Aufforderung an Handke zu lesendes Buch Weiter im Blues versammelt zwanzig Aufsätze, Vorträge und Rezensionen, die der Züricher Germanist österreichischer Abstammung zwischen 1979 und 2009 ge- schrieben hat, immerhin dreißig Jahre einer Auseinandersetzung mit einem Autor, der in dieser Zeit einige Wandlungen durchmachte. Und mit ihm sein Interpret, dessen Haltung in seinem ersten Text über Handkes „Rückzug in den geschichts- losen Augenblick“ mit dem saloppen Bonmot einsetzt: „Peter Handke, berühmt zwar, wenn auch nicht für seine Bescheidenheit“. Später, in einem sehr schönen undatierten Text über Handke als Leser macht diese Haltung einem anderen Bon- mot Platz, das weitaus mehr Identifikation und Empathie ausdrückt: „Handkes Lektüre, quantitativ wie qualitativ, spricht allen pauschalen Befunden über heuti- ges Lesen Hohn.“ Wagners Sammlung ist sowohl ein Buch über Handke als auch eines über die Auseinandersetzung des Interpreten mit seinem Autor. Denn ist auch in älteren Beiträgen die zitierte Sekundärliteratur oft überholt, so sind die Texte Wagner auch heute noch lesenwert, nicht weil sie aus dem Zeitgeist sprechen, sondern da sie originelle Blicke auf das Schreiben Handke werfen. Die Aufsätze richten sich an der Chronologie des Handkeschen Œuvre aus: Von dessen erster Publikation Die Hornissen aus dem Jahr 1966 bis zu den Ku- ckucken von Velika Hoča von 2009 reicht die Spannbreite. Es geht aber nicht nur um die Werke an sich oder ihren Zusammenhang im Schaffen Handkes, ebenso oft sind es Themenkomplexe im Werk Handkes, über die Wagner schreibt: über die „Geschichte der Verwandlung als Verwandlung der Geschichte“ und das Periphere an Handkes Schreiben bis hin zu Themen wie Heimat und Fremde, seine Ausein- andersetzung mit dem Realismus des 19. Jahrhunderts oder mit Musil, Goethe und der Rockmusik von Bob Dylan bis Van Morrison. Ein Thema kommt eher nebenbei bei Wagner vor: die Polemiken und Debatten rund um den Krieg im ehemaligen Jugoslawien. Diesem Thema hat ein anderer Kenner Handkes ein ganzes Buch gewidmet, nämlich Lothar Struck, Redakteur des Online-Magazins Glanz und Elend, der hin und wieder auch Artikel und Es- says unter dem Pseudonym Gregor Keuschnig schreibt. Die Tageszeitung Die Welt nannte ihn einmal den „Mann, der alles über Handke weiß“ (2.9.2010). In seinem Buch wird Struck diesem Lob durchaus gerecht, denn er hat sich bemüht, nicht nur die drei „Erregungswellen“ um Handkes Jugoslawien- oder

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Serbien-Engagement nachzuzeichnen, sondern sie zurückzuführen auf die kärnt- ner-slowenische Herkunft des Autors – „zwischen Dorf und Stadt, Slowenisch und Deutsch“. Zudem liest Struck Handkes frühes Werk aus dieser Perspektive und arbeitet die beiden Figuren Gregor Keuschnig und Filip Kobal als österreichisches und slowenisches Alter Ego des Autors heraus. Ein literarisches Spiel, das im ers- ten großen Prosa-Epos Handkes, der Niemandsbucht aus dem Jahr 1995, im Zu- sammenbruch des jugoslawischen Arkadien und der Desillusionierung Kobals zu Ende geht. Im Jahr darauf machte sich Handke zu seiner Winterlichen Reise nach Serbien auf und verärgerte durch seine Reisenotizen und die in ihnen enthaltene Kritik an der weltweiten Berichterstattung über den Krieg einen Gutteil der globa- len Medienwelt. Die Hintergründe dieser Erregung, eine Vermengung von poetologischen, werkimmanenten, politischen, persönlichen Faktoren, sind inzwischen nicht nur in der Handke-Forschung bekannt und viel besprochen, aber bislang noch nie derart umfassend, sachkundig und weit in die Literaturgeschichte ausholend wie in Lothar Strucks Studie. Von dieser ersten Erregungswelle des Jahres 1996 ausge- hend, spürt er den Folgeskandalen nach, die über Handkes Serbienverteidigung während des Kriegs 1999, seinen Besuch bei dem in Den Haag wegen Völkermord angeklagten Slobodan Milošević und seinen Text über den Prozess gegen den ehemaligen serbischen Präsidenten bis hin zu den Peinlichkeiten rund um die Ver- leihung des Heine-Preises 2006 gehen, den Handke nach einem empörten Aufrau- schen des Blätterwaldes zwar nicht ablehnte, aber auch nicht annahm. Struck zeichnet all diese Skandale und Debatten zitatenreich nach, fragt sich zwischendurch, „wie viele dieser Handke-Kritiker [...] seine Bücher gelesen, seine Motivationen erforscht“ hätten und versucht, die Polemiken aufzudröseln, Dass er dabei versucht, die Problematik aus der Sichtweise Handkes, aus seinem Schrei- ben, aus seiner Poetik zu erklären, liegt im Sinn der Sache. Denn tatsächlich fan- den die meisten Kritiken auf einer zweiten Ebene statt, da sie weder auf das Werk Handkes eingingen noch seine Texte von seinen Texten aus interpretierten, son- dern oft ungehemmt drauflos schrieben und so der Medienkritik Handkes im Nachhinein recht gaben.

Georg PICHLER

THEILE, Gert: Wilhelm Heinse. Lebenskunst in der Goethezeit. Múnich: Wilhelm Fink 2011. 249 pp.

El díscolo discípulo de Wieland, el herético y escandaloso novelista y libertino, el inefable Johann Jakob Wilhelm Heinse (1749-1803) sigue siendo uno de los enigmas mejor guardados de la historia literaria y cultural alemana de la segunda mitad del siglo XVIII, que ciertamente no escaseó en réprobos e inclasificables. En efecto: si uno se atiene a las pocas líneas que le dedican los diccionarios bio- gráficos y repasa las críticas y difamaciones de sus compatriotas, tanto de su tiem- po como de la posteridad, cuesta creer que este personaje haya estudiado derecho

Revista de Filología Alemana 265 2013, vol. 21 187-318 Reseñas y que al cabo del infaltable viaje formativo por Italia, que en su caso se prolongó por más de tres años, haya sentado cabeza como bibliotecario de nada menos que un Arzobispo (el de Maguncia) y que haya elaborado una rica obra literaria, rebo- sante de cultura. Pero el “enigma Heinse”, o mejor dicho, el “malentendido Hein- se”, poco a poco se ha ido aclarando en su suelo natal, gracias a trabajos que han sabido exhumar la compleja figura de este brillante escritor y que lo han reposi- cionado en el lugar que le corresponde, que ciertamente es incómodo (pues se trata de alguien que no se deja encasillar ni en Aufklärung, ni en Sturm und Drang, ni en Empfinsamkeit, ni en Klassik, ni en ninguna corriente del momento). Por su parte, el mundo de habla hispana celebró en 2004 la esmerada publicación de su obra maestra, o al menos más reconocida, Ardinghello y las islas afortunadas (1787), ambientada en el Renacimiento italiano, y sigue a la espera de algún estu- dio específico o siquiera de alguna nueva traducción, que ojalá no tarden en llegar. Mientras tanto, el minucioso trabajo de Gert Theile contribuye a renovar los estu- dios heinseanos en su ámbito, con profusa y actualizada bibliografía. Ante todo, su mayor mérito consiste en la doble maniobra de quitar al autor de cualquier filia- ción que podría absorberlo confusa y forzadamente, como el Clasicismo o el Sen- timentalismo, para atribuirle, como rara avis que sin duda fue, una filosofía y una estética propias, que en aras de síntesis podríamos denominar un cierto tipo de epicureísmo (entendiendo por tal antes un “arte de vivir” que el culto del mero hedonismo). El investigador sabe que lo acecha un gran riesgo, seguramente abo- nado por sus más ansiosos colegas: el de la integración de su objeto de estudio, el de la –en lo posible, documentada- reinserción de Heinse en algún contexto más amplio, que permita compararlo y reducir sus incómodas especificidades. Y para ser justo con su personaje, toma el camino opuesto. A tal punto, que no sólo reco- ge las consabidas difamaciones (Goethe, Schiller, Gervinus), sino que también desmiente –al menos parcialmente– ciertos presuntos redondos entusiasmos, como los de la Frühromantik (¿cuántas veces hemos leído que Heinse suscitó casi li- nealmente las Herzenergiessungen de Wackenroder y la Lucinde de Friedrich Schlegel?). Una consigna de la Einleitung bastará para definir la posición de este volumen: “Heinses poetische Eigenart erklärt sich vor allem aus der für ihn charakteristi- schen Verbindung von ästhetischer Analyse und lebensphilosophischer Sichtwei- se” (p. 37). De aquí que se ofrezca una lectura en paralelo de la vida y la obra del poeta, en busca de sus claves estéticas y filosóficas. La segunda parte del estudio puede leerse como una microbiografía intelectual, en tanto hace hincapié en las diversas concepciones de subjetividad disponibles en la época para un hombre de la sensibilidad de Heinse, revisando las tradiciones y debates circunstanciales (el rousseaunianismo, el spinozismo, el eudemonismo, etc.) y las estrategias particula- res que el escritor fue adoptando, inicialmente bajo la égida de C. M. Wieland. La tercera parte, en cambio, presenta análisis concretos de las obras mayores de Hein- se como plasmaciones –no sin los típicos recursos de la literatura- de sus ideas respecto del arte y de la vida, y acaso constituya el máximo aporte que esta inves- tigación tiene para hacerle a la filología alemana. Pues aquí se cala no sólo en las

266 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas obras más conocidas, como el Ardinghello o la Hildegard von Hohenthal (1796), sino también en escritos clave como la temprana novela Laidion, o los misterios de Eleusis (1774), los ricos cuadernos de apuntes, y el tardío relato Anastasia, o el juego de ajedrez (1803). Y leída como la producción de una profunda filosofía de vida, y ya no como una expresión de erotismo procaz o una celebración de paga- nismo renacentista, la injustamente olvidada obra heinseana cobra un relieve inusi- tado: sus siempre discutidas calidades poéticas y narrativas ceden lugar a su esta- tura como textos filosóficos, y más aun, socio-políticos, lo que permite enfocar desde una nueva perspectiva ciertas formas consagradas de gusto y de vida. El Fazit final, así, redondea el retrato del autor como un original y un solitario, dotado de un talento que su época –y en realidad todas las épocas posteriores- habrían entendido mal: no el talento para el arte de escribir, sino el talento para el arte de vivir. Puede acusarse a Gert Theile de biografismo, de contextualismo, y más aun, de relevar un objeto escasamente delimitado por sus predecesores para devolverlo, al final, casi más indefinido que lo que lo tomó. Pero sus opciones metodológicas atienden a las necesidades concretas que el desafío presentaba, y a veces la única conclusión posible sobre un presunto marginal incomprendido es la enumeración de los muchos motivos que lo condujeron a la marginalidad y la incomprensión, sólo que con un agregado: que su marginación fue deliberada, con plena concien- cia de su parte.

Marcelo G. BURELLO

ZELLER, Christoph (ed.): Literarische Experimente: Medien, Kunst, Texte seit 1950. Heidelberg: Universitätsverlag 2012. 433 pp.

Con frecuencia se reincide en el debate sobre los límites de la literatura y las posibilidades que abre su expansión medial, es decir, qué caminos se abren a la literatura más allá del texto escrito. Los estudios sobre estos “límites” del arte literario se pueden enfocar desde diversas perspectivas, dentro de las cuales cabría situar el tema aquí tratado, la literatura experimental. Como Christoph Zeller nos avisa en la introducción de esta obra, una compilación de artículos de la que él se ha hecho cargo, a la “Experimentelle Literatur” se le reconoce desde 1975 su con- dición “literaria” (p. 18) gracias a las referencias que Harald Hartung hace al res- pecto en su obra Experimentelle Literatur (1975). Mas no por ello podemos afir- mar que su presencia en el ámbito teórico de la literatura sea un hecho consumado. Zeller nos recuerda en consonancia lo que Karl Löwith remarcó al respecto de Leonardo, los teóricos musicales del siglo XVI y los “naturwissenschaftlichen Experimentatoren” (p. 21), que afirmaban que la naturaleza alumbraba sus secre- tos “durch technische Kunst, durch kunstvoll angesetzte Experimente” (p. 21). El concepto del “experimento” se emparenta así con su etimología latina expiri y se constata por primera vez en la antigüedad y permanece vigente como tal hasta la escolástica como sinónimo de “experiencia”. Es Francis Bacon el que añade a esta

Revista de Filología Alemana 267 2013, vol. 21 187-318 Reseñas noción la acepción contemporánea de apropiación de conocimiento mediante la actuación metódica (observación científica), idea en la que profundizarán autores posteriores (Christian Wolff, Immanuel Kant y John Stuart Mill) hasta llegar a una teoría sistemática del conocimiento. Este punto es en el que se dividen los experi- mentos del artista (que observando se inspira y experimenta) de los del científico que, sin ir más allá, basa su ciencia en la rigurosa observación metódica (p. 20). Wilhelm Bölsche acierta en su reflexión al respecto cuando en Die naturwissen- schaftlichen Grundlagen der Poesie dice que “der Dichter ist in seiner Weise ein Experimentator, wie der Chemiker, der allerlei Stoffe mischt, in gewisse Tempera- turgrade bringt und den Erfolg beobachtet” (p. 24). El diagnóstico extraído de la reflexión sobre lo experimental deriva en una definición que nos permite entender la literatura como un experimento de idénticas tendencias al experimento científi- co debido a sus intenciones rupturistas y sus intentos de renovación de la comuni- cación (p. 26). Esta concepción de la literatura coincide con las voces de la crítica literaria que consideran que el arte es la “exakte Form der Erkennungsgewinnung” al igual que la ciencia es una “spekulative artistische Veranstaltung” (p. 21). Esta consideración nos lleva irrevocablemente a una concepción de la literatura enten- dida no como hecho experimental, sino como experimento en sí, ya que como dice Bense, las obras de arte son a un nivel estético “Träger einer aus Elementen (Zei- chen) aufgebauten und besonders selektierten Verteilung” (p. 35). En esta línea se enrolan también los estudios de experimentalidad de uno de los principales teóri- cos, Herbert Gamper, así como las voces fundamentales de Helmut Heißenbüttel, Gottfried Benn y Eugen Gomringer al respecto. Estos tres últimos autores –todos ellos son escritores-pensadores– funcionan como un triunvirato ideológico prácti- co común al presente libro, al que se incorpora además la revisión actual “científi- ca” de todos estos pensamientos, que es lo que debemos Gamper. Detrás del presu- puesto inicial de lo experimental se esconde toda una avalancha de ideas, refle- xiones, autores o ejemplos, tal y como viene a manifestar la compilación presente, que recoge los resultados del congreso del Humboldt-Kolleg celebrado en marzo de 2010 en la Universidad de Vanderbilt (Nashville) con el título “Literarische Experimente: Kunst, Medien, Texte 1950-2010”. A lo largo del volumen que Christoph Zeller edita e introduce (pp. 11-54), tene- mos cuatro módulos principales que dividen las temáticas en, primero, teoría sobre el experimento literario; segundo, la reflexión sobre los límites mediales del fenó- meno literario; tercero, la politización del experimento; y cuarto, los diferentes procesos narrativos que surgen a partir de ahí. En la introducción, Zeller expone el fundamento teórico del libro, que se encaja en el espíritu de Oswald Wiener: “Wir haben uns bemüht, das Interesse an der Theorie als Vergnügen an konkreten Ope- rationen wachzurufen” (Oswald Wiener en el artículo de Dotzler, pp. 73-94, aquí p. 91). Esta afirmación, que aboga por resaltar la cercanía entre poesía e intencio- nes poetológicas, coincide con el artículo de Thomas Wild (pp. 201-227), en el que contrapone a Gomringer, Heißenbüttel y Améry. ¿Dónde están los límites?, se

268 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas pregunta, ¿cuál es la frontera entre uno y otro? Esta difusa línea de separación entre poética y poesía resalta más aún en fenómenos “experimentales” en los que se fusionan artísticamente “géneros” tradicionalmente alejados entre sí. Así lo ve por ejemplo Stephen Dowden (pp. 57-72), una esfera en la que Agnes C. Mueller (pp. 255-267) introduciría además a autores como Thomas Meinecke o Rolf Dieter Brinkmann (p. 262). Cerca de este planteamiento se sitúa para Monika Schmitz- Emans el mundo del cómic, tal y como lo expone en su artículo (pp. 173-207). En él demuestra que por todo cuanto pueda pasar en un “bocadillo”, el cómic se acerca cada vez más al lugar en la crítica que merece, esto es, como testimonio más de literatura experimental. El descubrimiento de fenómenos experimentales se extiende lógicamente a otros géneros como la literatura documental, que abarca desde la literatura de ficción al estilo de Sebald (Gray, pp. 271-301) hasta películas docu- mentales (Münz-Koenen, pp. 127-146). El valor documental de la literatura se puede constatar también en la literatura experimental más rupturista, como podría ser la obra de Oskar Pastior (Brokoff, pp. 229-259): Los diversos coqueteos de Pastior con la Securitate se anteponen al tono crítico de su producción literaria, envuelto ésta en un halo de experimentalidad sin igual ya desde sus primeras obras (Brokoff, p. 234). El experimento nos lleva a preguntarnos también por el papel que juegan y pueden jugar en él las nuevas tecnologías. Acerca de ello versa el texto de Koepnick (pp. 97-108), que investiga el nuevo repertorio comunicativo generado por la comunicación vía SMS (en el artículo consigue poetizar magis- tralmente el “género” de los mensajes cortos de texto). Este experimento en la pantalla del teléfono móvil nada tiene que ver con otras cuestiones de índole física y material del “experimento”, tal y como plantea Carola Gruber (pp. 319-342) analizando la obra del representante modélico de lo experimental, Ror Wolf, desde una perspectiva performativa (p. 332). Mark Looney (pp. 303-318) analiza más concretamente las primeras obras de Rainald Goetz (Irre, Kontrolliert), y lo hace retratando sus reflexiones sobre el sujeto que suponen en su caso el éxito de una nueva experiencia tanto para el lector como para el escritor (p. 318). Y volvemos aquí a una máxima clásica, y es la noción del arte al servicio del conocimiento, también presente en la literatura experimental. Como dijo Oswald Wiener, y así nos lo recuerda Bernhard J. Dotzler (p. 73), la emoción es la razón de ser del arte y su sentido. Mediante la implicación de lector y autor por igual, vemos también en la literatura experimental la apasionada influencia y vitalidad de la poesía que Anneka Metzger (pp. 109-125) resalta analizando a Judith Butler o que Alice Staskova (373-401) reconoce a Bohumila Gröverová, que le sirve como ejemplo de la alianza eterna de literatura y vida. Los diferentes temas propuestos en este volumen hacen referencia unívoca a la naturalidad de lo experimental y lo consiguen no con exposiciones evidentes, sino tejiendo complejos hilos de cohesión entre los artículos. Se dedican ensayos a diferentes autores y se hacen diferentes estudios de algunas de sus obras, pero éstos comparten un objetivo común que versa sobre la pregunta de qué es experi-

Revista de Filología Alemana 269 2013, vol. 21 187-318 Reseñas mental y por qué. Cada artículo es por tanto una pequeña contribución a una pre- gunta común sobre la experimentalidad. Así lo transmite también la bibliografía común a todos los artículos, un ejemplo añadido de esta cohesión que ya Zeller resaltaba en su introducción (pp. 11-54). No obstante echará en falta el lector experto algunas referencias más al discurso de la expansión formal del texto. Si hay experimentos en literatura, estos han sido sin lugar a dudas aquellos de las relaciones intermediales, cuyo discurso queda aquí algo desplazado. Solo Anneka Metzger (pp. 109-125) lo reconoce al afirmar que el arte que se ejerce hoy en día está en un situación postmedial que nos lleva conside- rar por necesidad los contextos, y estos a su vez suponen hacer incisión en su “medialidad”: “Den Kontext zu beachten, in dem ein Text steht, bedeutet, dessen Medialität zu betonen, den Schritt vom Sagen zum Tun medienspezifisch differen- ziell vorzunehmen” (Metzger, p. 125). A pesar de ello, el volumen alcanza con nota la meta perseguida: juzgar lo expe- rimental con la suficiente perspectiva histórica para, a su vez, poder incorporar al discurso teórico las nuevas corrientes de la crítica literaria contemporánea. El “expe- rimento” se debe a la postmodernidad. Y como ella, en los años 60 tuvo un primer esplendor que vuelve a resurgir en la actualidad. Ahora, además, podemos revisar sus presupuestos con la suficiente perspectiva histórica como para valorarlos neu- tralmente, lo que justifica la fascinación por el experimento, la literatura como experimento y la literatura experimental. En este libro se redescubren autores des- de esta perspectiva. Entre ellos tenemos nombres de “experimentadores” conoci- bles o reconocidos como los de Elfriede Jelinek (Dürbeck, pp. 147-172) o el “clá- sico” Ror Wolf (Gruber, pp. 319-342), considerado como el autor canónico experimental. Otros como Oswald Wiener, Judtih Buttler, Thomas Meinecke, Rolf Dieter Brinkmann, Sebald, Rainald Goetz, Oskar Pastior o Bohumila Grögerová se suman a la lista de los experimentales, aunque hayan sido encorsetados en otros paradigmas anteriormente. Su presencia aquí encaja a la medida en este volumen por no ser cada artículo un monográfico de la labor de cada uno, sino la búsqueda en cada autor de la respuesta a la pregunta global sobre la experimentalidad. Las voces jóvenes responsables de los diversos análisis demuestran en este volumen fuerzas e ideas renovadas para la disciplina de la filología. Tal y como se extrae de la lectura, la filología contemporánea debe experimentar, debe ir más allá de sus propios límites teóricos. Esto es, en definitiva, lo que de forma “natural” ha hecho siempre hasta ahora la literatura.

Alfonso LOMBANA SÁNCHEZ

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AICHINGER, Ilse: Consejo gratuito. Frontispicio de Antonio Gamoneda. Trad. e introducción de Rosa Marta Gómez Pato. Orense: Ediciones Linteo 2011. 226 pp.

Si, hasta no hace mucho tiempo, resultaban infrecuentes las traducciones al castellano de obras literarias en lengua alemana –salvo, quizás, los inagotables Kafka, Hesse o algún otro autor, que no suelen faltar en los catálogos editoriales–, es evidente que en los últimos años las cosas parecen estar cambiando; sin embar- go, en el terreno de la lírica los avances van más despacio y las causas de ello pare- cen evidentes: la reducida demanda poética, en términos genéricos, y el general desconocimiento de la literatura alemana por parte del lector español, en un plano más concreto. Siendo esto así, resulta admirable que editoriales de, hasta el momen- to, no muy largo recorrido, como Linteo, tengan toda una sección dedicada a la lírica, Linteo Poesía, y se atrevan tanto con clásicos alemanes como Hölderlin, Heine o Rilke, cuanto con autores actuales muy poco conocidos en España, como es el caso de la escritora que nos ocupa, Ilse Aichinger (la presencia en el catálogo de Herta Müller podría justificarse por la popularidad obtenida tras la obtención del Premio Nobel). Hasta el momento de la aparición del libro que estamos comentando, sólo se había traducido en nuestro país la única novela de Aichinger, Die größere Hoffnung (La esperanza más grande, Barcelona, 2004) y publicado el estudio de Rosa Marta Gómez Pato, Lenguaje, realidad y memoria histórica en la obra lírica de Ilse Aichinger ‘Verschenkter Rat’ (Santiago de Compostela, 2005). Puesto que esta última publicación se deriva de la tesis doctoral de su autora, parece claro que es ella –por su probado conocimiento de la escritora alemana y, particularmente, de su lírica– la persona más adecuada para acercar el único poemario de Ilse Aichin- ger al lector español. Partimos, pues, de la certeza de que la lírica de Aichinger tiene desde ahora, entre nosotros, la mejor de las presentaciones. Pero vayamos ya al contenido del libro. La primera sorpresa que se encuentra el lector al pasar las hojas –y que no se anuncia en la portada, con lo que ello supondría de reclamo para cualquier lector de poesía– es un texto de Antonio Gamoneda, con el título “Frontispicio para Ilse Aichinger”. En nota a pie de página declara el propio Gamoneda, entre otras con- sideraciones, lo siguiente:

En este “frontispicio”, que lleva consigo alguna voluntad poemática, las palabras y periodos expresivos que aparecen en letra cursiva pertenecen a Ilse Aichinger. Más propiamente: a la traducción que Rosa Marta Gómez Pato ha hecho del libro de Aichinger (p. 11).

Estamos, por tanto, ante un poema de Gamoneda creado para la ocasión y entre cuyas palabras aparecen las propias de la traductora Rosa Marta Gómez Pato, lo que resulta un homenaje a la autora de la obra y un aval de esta concreta traduc- ción. Veamos sólo el comienzo, que nos muestra ya el grado de identificación del yo lírico del poema de Gamoneda, con la poesía toda de Aichinger:

Revista de Filología Alemana 273 ISSN: 1133-0406 2013, vol. 21 187-318 Reseñas

Ilse: Cuando tú dices “túˮ, estás diciendo “yoˮ. Sin saberlo, estás diciéndome en ti misma. Soy yo quien quiere contemplar los jaguares desde lo alto de mis graneros y los juegos pretéritos del agua. Es tan fácil morir; morir con vosotros, dices. Así será, pero yo no lo comprendo: los carpinteros están indefensos en cada piedra y la muerte se esconde bajo los atuendos de los obispos. (p. 9).

Al poema de Gamoneda le sigue una introducción –a todas luces necesaria por tratarse de una autora poco conocida en España, como ya se ha dicho– debida a la propia traductora, donde se expone la condición de Aichinger de judía damnifi- cada por el régimen nazi, la influencia de este hecho en su literatura y el discurrir de la misma, así como sus peculiaridades. Finalmente, se centra en esta obra con- creta: estamos ante el único libro de poemas publicado por su autora, pero, lejos de ser un libro unitario, en él “se recogen textos escritos desde 1955 hasta 1978, fecha de su publicación, que no aparecen ordenados cronológicamente, sino atendiendo a posibles correspondencias temáticas y/o formales que la propia autora estable- ció” (p. 19). La sencillez de su lenguaje, su tono lacónico, a veces onírico y cer- cano al surrealismo son algunas de las características estilísticas señaladas; mien- tras que, en un plano más profundo, se destacan los “intentos de hacer superable el pasado, de re-aprender la lengua materna y hacer posible la literatura y la vida tras el horror nazi y la guerra” (p. 20). En definitiva, estamos ante un ejemplo destaca- ble de “Poesía como reflexión poética y filosófica, y como compromiso” (p. 22). En palabras de Erich Fried, con las que se cierra la introducción, cabría definir así este poemario: “Consejo gratuito, poemas en los que se hace crítica de este mun- do, crítica que, aunque no tenga que ver con la política diaria, no por ello es menos radical” (p. 23). Sobre la traducción propiamente dicha, hemos de decir, en primer lugar, que nos parece excelente: transmite la sencillez del lenguaje original (la “difícil senci- llez” que defendía Juan Ramón Jiménez) sin hacerse notar (¡cuántos traductores, pudiendo ser relativamente fieles al original, lo alteran sólo para que no pase desa- percibida su presencia como intermediarios!) y, en los casos en los que el verso tiene un cierto carácter críptico, lo respeta sin recurrir a construcciones sintácticas más asequibles (como alterar el orden de la frase, introducir perífrasis, etc.). Sólo esporádicamente aparece alguna redundancia que no nos explicamos más que por el afán clarificador de la traductora; nos referimos a títulos como el del poema “Gonzagagasse” (p. 118), que traduce por “Calle Gonzagagasse” (p. 119), y, en el mismo sentido, “Prinz-Eugen-Straße” (p. 122), traducido como “calle Prinz-Eugen- Straße” (p. 123), o “die Salesianergasse” (p. 128), como “la calle Salesianergasse” (p. 129), ya en el discurso lírico. Es cierto que redundancias de este tipo suelen aparecer en guías o libros de viajes, donde se busca, sobre todo, la fácil identifica- ción de los lugares y se presume el desconocimiento lingüístico del lector extranje- ro. No sucede, evidentemente, lo mismo en el caso de un libro de poesía, donde el

274 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas significado connotativo tiene mayor importancia, como resulta evidente, que el denotativo. Con todo, la elección de la traductora no menoscaba, en absoluto, el resultado final, que, como ya hemos dicho, nos parece excelente. La sensación que nos queda, tras la lectura de la traducción, es que la responsa- ble de la misma realiza su trabajo marcada por una afinidad personal con el poe- mario –no en vano declara en su “Nota a la traducción”: “En los estantes de una librería de viejo de Copenhague, un día de verano de 1995, encontré este libro de poemas de Ilse Aichinger que ya no me dejaría jamás” (p. 25)– ; y, más aun, que posee una elevada sensibilidad poética. Sólo así se justifica el lirismo que la propia traducción despliega y que sobrepasa la mera fidelidad al verso original. En consecuencia, hay que saludar muy encarecidamente esta traducción –a la par que presentación– de la lírica de una autora capital en las letras alemanas con- temporáneas, realizada con tanta delicadeza como maestría, y decirle, a quien pue- da interesar, aquello que escuchó San Agustín: Tolle et lege.

Francisco Manuel MARIÑO

AMÉRY, Jean: Lugares en el tiempo. Valencia: Pre-Textos 2010. 152 pp.

Los libros de Jean Améry (1912-1978) pueden, a primera vista, incluirse en la nómina de las obras autobiográficas de otros supervivientes, judíos o no, de las barbaridades y las atrocidades cometidas en los campos de concentración y exter- minio nacionalsocialistas: Imre Kertész, Ruth Klüger, Primo Levi, Jorge Semprún, o Elie Wiesel son algunos de los más conocidos y leídos. Sin embargo, la aporta- ción del austríaco resulta excepcional porque, como señala su biógrafa Irene Hei- delberger-Leonard, “sus reflexiones se distancian de todos los intentos de explica- ción existentes, ya sea el marxismo o el totalitarismo, la ciencia histórica o la psicología. A través de cada uno de sus interrogantes, Améry persigue imperturba- blemente su camino personal en el que sólo acceden a la palabra lo vivido y la introspección con una subjetividad que nunca se da por satisfecha”. Sus ensayos, “en tanto que interrogantes sobre sí mismo son interrogantes acerca de la época, son manifestaciones de la historia y al mismo tiempo escenifican la resistencia contra ésa”. He aquí, pues, una de las claves: la subjetividad, que en Améry va de la autobiografía a la autodemolición, como matriz de la reflexión filosófica que intenta abordar, sin abandonar los parámetros del pensamiento ilustrado y racional, no sólo los efectos de la aniquilación sobre el individuo, sino también cómo el antisemitismo, Auschwitz y la guerra modificaron, tal vez para siempre, conceptos como lengua, identidad o patria (Heimat). Tras la anexión de Austria por parte del Tercer Reich, Hans Mayer (no adoptará el pseudónimo hasta 1955) “es un pequeño-burgués germano-austríaco proleta- rizado con una educación poco solvente, sin padre, sin recursos, sin patria”. No será sino tras haber vivido –y sobrevivido a– experiencias como la emigración forzosa, la persecución antisemita o la tortura que el superviviente descubra la aporía de la “obligación e imposibilidad” de ser judío, tener una patria, de escribir

Revista de Filología Alemana 275 2013, vol. 21 187-320 Reseñas en alemán y para alemanes (y austríacos) o de seguir viviendo y que, ante la inca- pacidad para poder salir de este atolladero (al menos mientras no llega la “muerte voluntaria”), Améry, que ha trabajado durante años como periodista, se transfor- mará en “un ensayista marcado por el Yo y consciente de sí mismo” que “con- vierte su Yo impuesto en un Yo elegido por él mismo”, y “aplica su dolorosa ex- periencia política propia para favorecer a todos los humillados y ofendidos”. Nace así, una trilogía de obras que él mismo no duda en calificar de “novela ensayístico- autobiográfica”: Jenseits von Schuld und Sühne (1966), Über das Altern. Revolte und Resignation (1968) y Unmeisterliche Wanderjahre (1971). En ellas, y a través de una especie de cronología inversa, Améry hace un recorrido por su experiencia personal (Auschwitz, envejecimiento, formación intelectual...), tratando de enmas- carar al protagonista tras el velo de aparente objetividad propio del género ensa- yístico. La finalidad ya no es, como en sus primeros textos, la propia de un “ilus- trado que ilustra” y que pretende educar a su público: quien se acerca a sus libros ha de vérselas con un escritor marcado por el resentimiento (actitud que abrió un abismo entre Primo Levi y él), que “escribe y piensa principalmente contra sí mismo” y que, lejos de posibilitar algún tipo de identificación o compasión, mueve también al lector a pensar contra sí mismo, llegando a provocar, incluso, el recha- zo. Son las “tentativas de superación de una víctima de la violencia” que tiene claros los dos objetivos de la escritura y reflexión de los supervivientes: “recono- cer la verdad, que está en alguna parte muy lejos detrás de las apariencias, y: evitar que nadie nunca más, con cualquier pretexto, pudiera comenzar de nuevo esa aventura sangrienta a la que hemos sobrevivido de forma milagrosa”. La importancia de la obra aquí nos ocupa, Örtlichkeiten, publicada póstuma- mente en 1980 y ahora traducida al castellano como Lugares en el tiempo (si bien tal vez fuera más fiel el título del prólogo que la precede, Lugares: estaciones de una huida), radica fundamentalmente en que se trata, a pesar de la manifiesta in- tención inicial de “refrenar” los impulsos autobiográficos, del texto que más datos personales y privados ofrece sobre el recorrido vital del Jean Améry perseguido, exiliado, fugitivo y, tras la guerra, “apátrida profesional”. Nacida por encargo de Manfred Franke, se trata de un intento de elaborar una suerte de memorias a partir de los lugares que determinaron su vida y que han de ser los que, al revisitarlos cronológicamente, susciten las memorias de un sujeto que se halla siempre pre- sente, reflejando el mundo y sufriendo diversas transformaciones, aún cuando no se dé a conocer de forma directa. Améry recorre en tercera persona y bajo diferen- tes máscaras (merece la pena reproducirlas, ya que revelan a la perfección los di- versos estados de ánimo e identidades por los que los acontecimientos históricos le hicieron pasar: “intruso”, “indeseado”, “proscrito”, “marginado”, “sentenciado”, “huésped extranjero”, “hombre piojo”, “hombre sin nombre”) las distintas etapas de su “Anti-Success-Story” en busca de los recuerdos asociados a lugares que le per- mitan reconstruir su “calvario”. Pero la vuelta al pasado está llena de las difi- cultades: “No hay nada más engañoso que el recuerdo, que busca en las profun- didades una imagen registrada en alguna ocasión pero borra otras por completo. Sólo quiere dejar surgir cristalizaciones vitales aisladas, oculta lo que es blando,

276 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas intangible. [...] El visitante piensa, no sin espanto y con profundo miedo a la muer- te: sobre mi pasado ha crecido la hierba; ha crecido realmente la hierba, siempre pensé que eso era sólo una manera de hablar”. El resultado, en palabras de su au- tor, “no puede ser una obra de historiografía, sino un fragmento de testimonio histórico”, la reconstrucción de una serie de lugares, muchos de los cuales ya no existen, desde la distancia subjetiva y sesgada del recuerdo y el paso del tiempo. La primera etapa del viaje consiste en un “retorno a los comienzos”. Nos encon- tramos en el Bad Ischl anterior al finis Austriae, donde el viejo káiser solía tener su residencia de verano y donde todavía, a pesar de un antisemitismo cada vez más manifiesto, se puede respirar aún una atmósfera de otro tiempo, el del Imperio austrohúngaro: el ambiente campesino, lleno de música y de bailes, impregnará al “chaval” (primera de las máscaras) forjando en él lo que Heidelberger-Leonard llama su “alma rural”. Pero al arruinarse el negocio de hostelería de la madre, sobre- vendrá la primera de las fisuras: “en ese momento también descubrirá que no tiene patria”. Y se produce el traslado a la capital: “la gran ciudad le acogerá, le devo- rará” y comenzará su formación intelectual, fundamentalmente autodidacta. El ambiente es propicio: es la Viena de los cafés, de Karl Kraus y Werfel, Mahler y Schönberg, Adler y Freud, pero en la que “el debate se llevaba de forma abstracta en un espacio vacío de realidad”. Sin embargo es también un momento de intensa lucha de clases, en el que “los trabajadores austríacos pasaron a socorrerse a sí mismos” y el joven Améry no permanecerá neutral: cuando Dollfuß disuelve el parlamento y estalla la huelga general él colabora transportando armas. Pero si- guen pugnando en su interior el “conservador que sueña embelesado con el paisa- je” con el “reformador socialista del mundo y revolucionario” que anticipa al futu- ro luchador de la resistencia. Pero la revolución fracasa y con la dictadura clerical- fascista comienza la persecución. “Nadie me echará de aquí”, piensa, ya que ni puede ni quiere irse. La época de la Primera República y la Viena roja se ha aca- bado y se consuma la ruptura con su “Austria indeleble”, la “Austria de la subver- sión”, muerta con Hitler. Pero “a pesar de todo se queda en Viena, hasta que lo persigan como a un conejo”. La huida lo lleva (aunque el relato no lo recoge, en realidad viaja acompañado de su primera mujer, Regine) a Colonia, donde se topa con la “normalidad” de la vida cotidiana en la Alemania nacionalsocialista. Una joven judía, apellidada Schmengler, le proporciona la ayuda necesaria para hospedarse hasta que pueda cruzar la frontera con Bélgica. Cuando retorna a la ciudad renana casi cuarenta años después, la pensión Schmitz ya no existe. Ha sido derruida y en el terreno se alza un supermercado: “todo esto pertenece ahora a Rewe. También mis horas de 1938”. Llega a Amberes, donde recibe asistencia de los comités judíos y continúa su formación en una biblioteca alemana. Améry no escatima detalles íntimos, que le sirven para dar rienda suelta a la amargura brutal de la que es capaz su estilo: “le interesan en especial las casas de prostitución [...]. No sospecha cuánto mejor será al cabo de un año la situación de las pobres prostitutas que la suya propia”. Al estallar la guerra, Bélgica permanece neutral, de modo que “nadie toma nota de su febril disposición a la guerra, de su ansiosa exigencia de enfrentarse por fin hom-

Revista de Filología Alemana 277 2013, vol. 21 187-320 Reseñas bre a hombre con el arma en la mano contra un enemigo que hasta el momento no había sido para él más que cazador”. Tras la invasión alemana es internado, puesto que se trata de un “extranjero enemigo”, en el campo de Gurs, en los Bajos Pirineos, originariamente destinado a los últimos contingentes del ejército republicano español y que, en palabras de Améry, “fue una vergüenza para Francia”. Allí, de manera similar a como hiciera Primo Levi en Auschwitz con Dante, él trata de “desenterrar de su cabeza una antología de lírica alemana de finales del siglo XIX y principios del XX”. Pero en primavera logra la fuga. Atravesando una Francia “derrotada, y bien derrotada”, regresará a Bélgica. Futuro lugar de residencia, Bruselas es entonces un lugar donde conviven conquistadores y conquistados y él vaga “por las calles con un malestar que no sería exacto tachar de ‘miedo’, ya que se iba acostumbrando al hecho de que no debía estar allí, que era una ‘no-persona’”. Pasa a colaborar con la resisten- cia repartiendo panfletos y, finalmente, en 1943, es detenido por la Gestapo. El relato de Örtlichkeiten interrumpe aquí su narración, fiel al propósito de evitar “toda colisión con mis libros anteriores”, y omite los años de tortura e interna- miento en Auschwitz que se pueden reconstruir con la lectura de Más allá de la culpa y la expiación o de los textos escritos inmediatamente después de la libera- ción como Reise um den Tod. Die Festung Derloven. Las dos siguientes etapas son Zürich y Londres. En las páginas dedicadas a Suiza nos encontramos con el Améry más sarcástico y mordaz: “La gente tiende a ser malcarada. La cartera de volumen mediano o mediano tirando a bajo recibe un trato, en el mejor de los casos, de severa justicia. [...] En el café Odeon aseguran que [...]uno vive aquí en un país miserable que imagina poder evadirse de la histo- ria y del trágico destino mundial. Que aquí se descansa sobre los laureles de la Cruz Roja internacional y los paquetes de acciones de explotadores capitalistas internacionales”. Se instala como corresponsal periodístico en Londres, esa “ciu- dad que se ve a sí misma como el centro de un mundo que domina, pero que no le atañe”, y al cabo de unos meses en los que “empieza a asimilarse de una manera que no deja de resultarle inquietante” abandona la isla. El relato nos lleva al París de la inmediata posguerra, de 1945 a 1950, el París de los existencialistas, de su admirado “comadrón” Sartre, es descrito como una suerte de época dorada perdida para siempre. Y tal vez precisamente por ello el narrador, en su reconstrucción, se ve asaltado por las dudas: “¿Era esto París? ¿Es- ta secuencia cinematográfica rodada por el miserable director que es la realidad según las recetas del primer realismo fílmico? ¿Esta narración escrita por un autor que no se obsesiona por los matices y que también se llama realidad? ¿Esta ima- gen pálida que resiste tan mal a la erosión del tiempo?” De todo ello no pervive sino la memoria y el individuo que recuerda: “Solamente un hombre que lanza una mirada hacia atrás y dice: pasó; y nunca más. ¿Le querrán escuchar? Si lo hacen, bien. Si no: tant pis!” En el último capítulo del libro, “Mi escena alemana”, la máscara del anonimato cae y surge el “yo”, la primera persona. La causa no es otra sino el relato de su encuentro en Bruselas, con Helmut Heißenbüttel, escritor del Grupo 47, quien le

278 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas animaría a publicar sus primeros ensayos: la primera persona aparece con el naci- miento del Jean Améry escritor. Tras una serie de retratos y caricaturas de colegas como Uwe Johnson, Elias Canetti, su tocayo Hans Mayer o Günter Grass, Örtlich- keiten se cierra con una reflexión sobre la relación de Améry con la cultura y la lengua alemanas: quien escribiera que “hay que tener una patria a fin de no echarla de menos”, sabiendo que no podía tener ninguna, y ha guiado a sus lectores por sus sustitutos, estos lugares en el tiempo, acaba por encontrar un hogar en el idio- ma pese a la desconfianza (y resentimiento) que le provoca Alemania: “Uno se siente en casa en las palabras alemanas, está entre semejantes con ciertas y muy determinadas personas. Con todo, éste no es el suelo sobre el cual querría cons- truirme una casa”. Celebramos que la editorial Pre-Textos continúe acercando al lector en lengua castellana la obra de este escritor y pensador fundamental. La traducción de Marisa Siguan y Eduardo Aznar es excelente y sólo podemos lamentar alguna errata tipo- gráfica y que no haya sido incluido el interesante epílogo de Manfred Franke, con- tenido en el original alemán, si bien alguna de sus ideas se puede reconocer en el prólogo.

Santiago SANJURJO DÍAZ

BRAENDLE, Christoph: Onans Kirchen. Roman. Wien: Czernin 2012. 256 S.

Wahrscheinlich ist der 1953 in Bern geborene Christoph Braendle in Österreich bekannter als in der Schweiz. Seit einem Vierteljahrhundert wohnt er mitten in Wien, sofern er nicht in Marokko ist oder sonstwo auf der Welt – im Grunde näm- lich ist dieser dem wilden Eros schamlos ergebene Feingeist ein passionierter Wel- tenbummler. Christoph Braendle hat als Journalist und Reporter gearbeitet, er hat skurrile Theaterstücke und glänzende Essays verfasst, und er hat eine beachtliche Menge von literarischen Büchern publiziert – und keines gleicht dem anderen. Gemeinsam ist ihnen der wache, neugierige Blick auf die Welt, die immer wieder verblüffende Originalität des jeweiligen Themas und der dafür gewählten literari- schen Form. Und natürlich die hohe sprachliche Qualität, die ihren Autor als un- gewöhnlich vielseitigen und in zahlreichen Genres versierten Literaten erscheinen lässt. Man muss nicht alles von ihm kennen, um begeistert zu sein – seinen meis- terlich komponierten Roman „Der Meermacher“ aber schon, diesen packenden Text, der die durchglobalisierte Welt von heute konsequent auf ein Weltunter- gangs-Szenario zulaufen lässt. Die „Reportagen aus der Mitte der Welt“ sollte man ebenfalls lesen, und unbedingt auch sein vorletztes Buch „Das Wiener Dekame- ron“, das von der Liebe und der Lust erzählt – ein Themenkomplex, der diesen Au- tor stets begleitet hat und ihn nicht loslässt. Was auch sein jüngster Roman beweist. Onans Kirchen spielt im südlichen Afrika. Ein ungewöhnlicher, ziemlich schräger Text, immer wieder durchsetzt mit brillanten zivilisationskritischen Tira- den und voll von sprachwütenden Abrechnungen mit Rassismus und Kolonialis-

Revista de Filología Alemana 279 2013, vol. 21 187-320 Reseñas mus. Seinen Protagonisten Parsifal, einen sehr bald in die Wildnis flüchtenden vierzigjährigen Regionaldirektor eines europäischen Firmenkonsortiums, der auf eine von „ständigen Weibergeschichten“ durchsetzte Karriere zurückblickt, hat die „Afrikanische Krankheit“ erwischt: „Wenn man plötzlich nichts mehr werden will, sondern nur noch ist“. Doch als er in einer alten Schweizer Zeitung ein Inserat entdeckt, in dem eine nicht mehr ganz junge Frau einen Mäzen sucht, „Kennwort Parsifal“, da klingelt es denn doch gewaltig. Leider lebt das Objekt seiner Begier- de in Wien und studiert dort angeblich Philosophie. Er hat sie noch nie gesehen, meint aber alles von ihr zu wissen. Bis zum überraschenden Ende in Richard Wagners Bayreuth bleibt sie unerreichbar. Und geheimnisvoll. Wie nirgendwo sonst in der heutigen Schweizer Literatur gehen philosophi- scher Geist und tabuloser Eros sozusagen Hand in Hand. Die Tagebuchnotizen, die wir lesen, kreisen um einen Mann, der mitten im dunklen Kontinent den Gespens- tern seines virilen, durchaus auch beängstigenden Innenlebens begegnet. „Jeden- falls war ich, Parsifal, ein Wüstling, der Herr Hans oder Don Juan, welcher ganze Blumenwiesen leer zu pflücken verstand. Und ich wusste, ich wusste jedes Mal schon in der ersten Nacht, dass im Bett der Beginn der Trennung liegt“. Und jetzt? Ein einsamer Parsifal in Omombo, einem Ort, der so etwas wie das Gegenteil von Wien zu sein scheint. „So weit das Auge reicht: nirgends Spuren von Zivilisation. Nur dieses Endlose, das über den Horizont hinausreicht, bis dorthin, wo vielleicht keine Welt mehr ist […] Omombo ist für den, der weiß, was Liebe ist“. Diesem Fast-Nichts setzt Braendle ein fulminantes Selbstgespräch entgegen – die trockene Natur wird durch feuchte Träume und wilde Phantasien belebt, und es entsteht ein geistreiches, alle Sinne vital erregendes Sprachkunstwerk, dessen Lektüre auch den zunächst befremdlichen Romantitel plausibel erscheinen lässt. „Der transfunk- tionale Mensch verlangt, dass man endlich Onan Kirchen baut, diesem Propheten, der, radikal das Wachset und Werdet mehr! verweigernd, von allen Propheten der weitsichtigste ist. Weniger müssen wir werden, nicht mehr!“ Prophetisch? Zualler- erst: Spracherotik pur!

Klaus HÜBNER

DALOS, György: Der Fall des Ökonomen. Roman. Berlin: Rotbuch 2012. 192 S.

Der 1943 in Budapest geborene, seit langem in Berlin lebende György Dalos hat sich, nach gewichtigen historischen Werken über die Umbrüche in der einstmals kommunistischen Hemisphäre, endlich einmal wieder der Literatur zugewandt. Fünf Jahre nach seinem letzten Roman „Jugendstil“ und sechs Jahre nach seiner wunderbaren „Balaton-Brigade“ liegt ein neuer Roman des Chamisso-Preisträgers vor. Wie bei diesen beiden Werken hat Elsbeth Zylla auch hier die deutsche Bear- beitung übernommen. „Der Fall des Ökonomen“ spielt in der ungarischen Haupt- stadt, wo Dalos heute vielen Zeitgenossen als zu wenig ungarisch gilt – so wie er vor 40 Jahren den Kommunisten zu wenig kommunistisch und den Nichtjuden immer schon zu jüdisch war. Der ironisch-melancholische Erzählduktus und der

280 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas distanziert-lakonische Humor, die alle seine Prosawerke auszeichnen, tragen den Leser auch durch diese vertrackte und zugleich zärtlich berührende Vater-Sohn- Geschichte. Wie kaum anders zu erwarten bei einem Autor, der dem deutschspra- chigen Lesepublikum seit Jahrzehnten sein kompliziertes und immer ein wenig exzentrisches Heimatland näherzubringen versucht, spielt die ungarische Ge- schichte der letzten 60 Jahre auch hier eine tragende Rolle. Privates und Politi- sches verschränken sich. Ohne historischen Hintergrund wäre auch kaum zu ver- stehen, warum der Ökonom Gábor Kolozs, vor 1989 ein aus Parteisicht recht un- zuverlässiges Element, dann ein relativ erfolgloser Nach-Wende-Funktionär und schließlich ein resignierter Arbeitsloser, im Jahr 2001 auf dem Tiefpunkt seines Lebens angekommen ist. Und warum er sich, um weiterleben zu können, dringend etwas einfallen lassen muss. Der Roman beginnt mit dem Tod des Vaters, der schon längst in seiner slowa- kischen Geburtsstadt Košice eine Grabstätte erworben hat und dort nach jüdi- schem Ritus an der Seite seiner Frau bestattet wird. Schon als Kind hatte sich Gábor für den bald zu erwartenden Tod seines dem Holocaust knapp entkomme- nen Vaters verantwortlich gefühlt, und auch als Erwachsener leidet er darunter. „Aber ich bin kein frommer Jude, und die Dankbarkeit, die ich meinem Vater an- geblich schulde, kann ich nur im Namen einer abstrakten bürgerlichen Moral auf- bringen“. Und weil Gábor jahrelang von den Wiedergutmachungsgeldern profitiert hatte, die diesem KZ-Überlebenden von einer Schweizer Stiftung regelmäßig und zuverlässig überwiesen wurden, ist sein ökonomisches Überleben massiv bedroht: „Schlagartig wurde ihm klar, dass der Tod des Vaters für ihn auch im unmittelbar physischen Sinne eine Gefährdung darstellte.“ Was tun? „Er betrachtete sein seeli- sches Leben niemals als einen Gegenstand, mit dem er sich speziell beschäftigen wollte oder sollte, sondern als Teil seiner jeweiligen objektiven Lage.“ Und die würde ihn ab 1. Januar 2002 in ein schwarzes Loch führen. Was bleibt ihm übrig? Gábor mutiert zum Betrüger. Damit endet der erste Romanteil, und es folgen die Rückblenden. Dass der 1944 in kleinbürgerlich-jüdische Verhältnisse hineingebo- rene Protagonist bereits 1962 zum Ökonomiestudium in die nicht nur durch den Erfolg ihres Weltraumprogramms euphorisierte Sowjetunion geschickt wurde, erfährt man im zweiten, den fünf Moskauer Jahren gewidmeten Abschnitt, der zahlreiche, oft überraschende Details aus dem damaligen Studentenleben schildert – eine wilde Epoche seines Lebens, in der ihm massive Zweifel an den Segnungen des real existierenden Sowjetsystems kommen, das seine Nationalitätenfrage eben- sowenig gelöst hat wie sein Antisemitismusproblem. Im 1968 spielenden dritten Romanteil erfährt der Leser, dass der Grund für das frühe Scheitern seiner Ehe nicht allein die leidige, in kommunistischen Zeiten fast existenzielle Wohnungs- frage war. Nein, es fing schon schlecht an: Als Gábor Kolozs, jetzt wissenschaftli- cher Mitarbeiter am Lehrstuhl eines „Onkel Frici“ genannten Ökonomieprofessors, im Sommer 1968 mit seiner Márta die Hochzeitsreise nach Krakau antreten wollte, fuhren plötzlich keine Züge mehr: Die Truppen des Warschauer Pakts waren in die Tschechoslowakei einmarschiert. „Und Kolozs sagte verzweifelt in die lauwarme Stille der Augustnacht hinein: ‚Verdammter Breschnew – er macht mich noch

Revista de Filología Alemana 281 2013, vol. 21 187-320 Reseñas impotent!‘“. Aber Márta, die angehende Lehrerin, war sowieso nur seine zweite Wahl gewesen. Gábor Kolozs war, das wird im „1977/1978“ überschriebenen vierten Teil des Buches klar, niemals ein charismatischer Erfolgstyp wie sein Freund Laci Bakos, der ihm seine eigentliche Liebe Detty weggeschnappt und einen bequemen Posten bei der Unesco in Paris ergattert hatte – und dabei, wie sich später herausstellt, recht eifrig dem Geheimdienst zuarbeitete. Gábor schafft vor sich hin, bis er Anfang 1978, offensichtlich denunziert und im Handumdrehen zum systemgefährdenden Element geworden, seine Uni-Stelle verliert. Der Roman springt in die Jahre 1990 bis 1994: Gábors politische Karriere in der jungen unga- rischen Demokratie, die er seinem Freund Feri zu verdanken hat und die ihm zu Glanz und Wohlstand verhilft, währt nur kurz. Was nun? Ungarn brauchte in den frühen neunziger Jahren, als Mobiltelefone, protzige Autos, elegante Kleider und Englisch-Sprachschulen den Hauptstadtalltag zu dominieren beginnen, nicht mehr unbedingt sozialistisch-planwirtschaftlich ausgebildete Ökonomen mit tadellosen Russischkenntnissen. Er wohnt bei seinem todkranken Vater und schlägt sich als freiberuflicher Dolmetscher, Übersetzer oder Verfasser von Fachliteratur durch. „Zwischen 1995 und 2001 bewarb sich Gábor Kolozs auf ungefähr vierhundert Stellen“. Dann führt Dalos den Leser wieder ans Ende des ersten Romanteils zurück: Gábor wird, wie gesagt, zum Betrüger. Mit List und Tücke gelingt es ihm tatsäch- lich, die Geldgeber jahrelang in der Illusion zu wiegen, der angeblich besuchsun- fähige, aber dennoch zuversichtlich auf seinen hundertsten Geburtstag hinlebende Vater weile noch unter den Irdischen. „Als werteorientierter Mensch wusste Ko- lozs nicht nur um die strafrechtliche Dimension, sondern auch um die moralische Verwerflichkeit dieses Handelns“. Die Zeiten werden nicht besser, die Jahre ver- gehen, der Antisemitismus wächst und der Nationalismus auch, und erst 2006 fliegt der Schwindel auf, weil es sich die Schweizer Stiftung partout nicht ausre- den lässt, zum Hundertsten des letzten KZ-Überlebenden einen Abgesandten nach Budapest zu schicken und ihm eine angemessene Feier zu bereiten. Damit ist der Ökonom endgültig durch die letzte Masche der Epochen und Systeme gefallen. Und genau hier endet ein brillantes satirisches Schelmenstück, das sich durchgän- gig amüsant liest, obwohl es ein traurig und melancholisch stimmendes Thema umspielt – den Verfall der sittlichen Werte in einer vom entfesselten Kapitalismus regierten Welt. Genau dahin kann es kommen, zeigt György Dalos. Genau dahin ist es schon gekommen. Muss das so sein?

Klaus HÜBNER

FRISCH, Max: Don Juan o El amor a la Geometría. Andorra. Ed. y trad. de Isabel Hernández y J. A. Albaladejo. Madrid: Cátedra 2012. 376 pp.

Rayando los quinientos títulos, la colección “Letras Universales” de la editorial Cátedra ya constituye un admirable ejemplo de consecuencia intelectual. A sus volúmenes elegantes y portátiles, con ediciones si no definitivas (algo sobre todo

282 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas imposible en el caso de traducciones), sí al menos de referencia primaria por sus cuidadas versiones y sus útiles estudios introductorios, se suma ahora el de un autor injustísimamente relegado en el mundo de habla hispana: el suizo Max Frisch (Zúrich, 1911-1991). Y lo hace con dos obras que, como bien se marca en la exhaustiva introducción de Isabel Hernández y J. A. Albaladejo (texto que de hecho ocupa un tercio del libro), dan testimonio del interés algo incómodo que Frisch sentía por la cultura española: una enésima variación del mito de Don Juan, prácticamente el único gran mito de la literatura moderna (como oportunamente lo señalara George Steiner en su Antígonas), y una “pieza teatral” tan intensa como polémica, que en plena posguerra pretendía explorar el fenómeno del racismo manteniendo una distancia expositiva y una actitud racional (si acaso tal cosa fuera posible con semejante tema y en semejante época). Muy saludable elección, entonces, para recolocar a este provocativo escritor, y devolvernos en especial su faceta como dramaturgo (en tanto sus grandes novelas, como Stiller u Homo Faber, mantienen cierta discreta visibilidad). Pues esta pareja de textos teatrales lo muestran en todo su esplendor y en su más amplio espectro formal. Mientras que en su idiosincrásico Don Juan (1953) vemos un ensayo con la comedia, claro que con la típica dosis de angustia y acidez que informa a todas las versiones del personaje del “burlador” sevillano, en Andorra (1961) tenemos el caso contrapuesto: el experimento de presentar uno de los peores dramas contem- poráneos, el Holocausto judío, cual un mero caso paradigmático, pero sin recaer en la tragedia (o sea, utilizando el moderno antisemitismo europeo como un mero “caso testigo” de discriminación, pero sin abonar una visión catastrofista). Y por si esto fuera poco, todo ello hecho con instrumental propio del teatro épico, y por ende con un claro sesgo brechtiano, pero sin ideología manifiesta, y más aun: sin otra consigna que la del autocuestionamiento individual. En efecto, de los mejores trabajos de Frisch puede afirmarse que son experi- mentos, con toda la ambivalencia que ha caracterizado a este término en la estética moderna. Y si la crítica se ha cansado de señalar que el único monotema que atra- viesa toda su producción es el problema de la identidad humana, esto se debe a que este inquieto y esquivo autor helvético no dejó de proyectar una y otra vez sobre sus personajes sus propias dudas como artista, como ciudadano, como hom- bre, y como ser humano. Esta recurrencia temática es obvia en su narrativa, cuyos (anti)héroes no dejan de especular con su propia definición como persona, incluso hasta jugar cínicamente con sus personalidades, pero también se deja ver en su producción dramática, si bien de forma menos evidente (y por ello quizás más interesante). Así, el Don Juan frischiano es una especie de intelectual agobiado por el malentendido que lo presenta como un seductor lascivo y materialista, cuando en realidad anhela el sosiego y la abstracción matemática (su verdadero amor, como lo anuncia el subtítulo de la obra, es la geometría); y el protagonista de Ando- rra es un joven a quien por error todos creen judío y que acaba creyéndose él mismo esa mentira, hasta que resulta demasiado tarde y la horda fascista le da caza… Y es que para el autor, como claramente lo muestra casi cada una de sus pági- nas (incluyendo en particular sus riquísimos diarios, también de estilo sui generis),

Revista de Filología Alemana 283 2013, vol. 21 187-320 Reseñas todos somos responsables –para bien o para mal– de nuestra propia imagen, y aunque no podemos controlar la confusa red de rasgos que se nos achacan, a me- nudo erróneamente, tenemos que tratar de hacernos conscientes de quiénes quere- mos ser y por ende cómo queremos ser vistos por los demás. Y ese proceso de construcción y destrucción de nuestra imagen –he aquí la palabra clave– es lo que para Frisch parece definir toda biografía humana. De ahí su obsesión con el man- damiento bíblico de no hacerse imágenes de Dios, que el autor gustaba interpretar libremente como una tácita prohibición de formarse una imagen fija de cualquier ser humano, admitiendo que el otro pueda ser de una manera distinta a como uno lo piensa e incluso a como uno querría que sea. Lo que es un ídolo respecto de Dios es un estereotipo respecto del hombre: un crimen imperdonable y mortal. Es por este motivo profundo, y de hecho religioso, que estos sendos análisis del falso Don Juan y del falso judío andorrano adquieren sus respectivos contornos angus- tiantes, y por qué no decirlo, metafísicos. Ambos caracteres son víctimas de una imagen fijada exógenamente, por una sociedad que los reduce a un mínimo com- prensible y predecible, y aunque Frisch esté muy lejos de pensar que haya algo malo en ser un seductor trotamundos o –por supuesto– un pobre judío provinciano, no se le escapa que aquel que puede superar siquiera parcialmente las confusiones sobre su identidad se vuelve un personaje cómico, y aquel que cae presa de ellas, uno trágico. Pues el mundo es un lugar cruel, y frente a esa cruda verdad este pro- blemático suizo (especialmente crítico de su propia patria) era todo menos neutral.

Marcelo G. BURELLO

GAHSE, Zsuzsanna: Donauwürfel. Wien: Edition Korrespondenzen 2010. 142 S.

Wer an einem Fluss aufgewachsen ist, vergisst ihn sein Leben lang nicht. Zsuzsan- na Gahse, die in Budapest und später in Wien aufgewachsene Chamisso-Preis- trägerin des Jahres 2006, lebt seit langem im schweizerischen Thurgau, also eine gute Autostunde von Donaueschingen entfernt. Die Wasser der angeblich aus dem Zusammenfluss von Breg und Brigach entstehenden Donau sind oft ungestüm, unberechenbar, so etwas wie das Gegenteil eines Würfels mit seinen klaren Kan- ten und seinen sechs gleich großen Seiten. Von „Donauwürfeln“ hatte man noch nie gehört. Zsuzsanna Gahses Wort-Neuschöpfung aber leuchtet dem Leser sofort ein: Zehn Silben mal zehn Zeilen bilden ein Quadrat, zehn Quadrate einen Würfel, und aus 27 solchen Sprachwürfeln besteht ihr jüngstes Buch. Das Wunderbare daran ist: Gerade wegen dieser strengen Vers- und Sprachform, in die man sich übrigens ohne Mühe einliest, fließt und mäandert diese aus Wörter und Sätzen geschaffene Donau, nimmt andere Flüsse in sich auf, beherbergt rätselhafte Tiere wie die Huchen, lässt Menschenschicksale, Brücken, Inseln, Fähren, Städte, Dör- fer, Sprachen und Kulturen, ja ganze Vergangenheiten vorüberziehen, von ihrer Quelle bis zur Mündung. Vor allem aber lässt sie tausend Assoziationen zu – al- lein die Namen: „Neben der Donau gibt es andernorts / die Duena, die Dwina, den Dnepr, / den Don. Merkwürdig wie sich die Namen / ähneln, und am Ende heißen

284 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas alle / Flüsse gleich, ursprünglich einfach nur Fluss.“ Leuchtende Erinnerungssplit- ter tauchen auf und wieder unter, Erzählinseln bilden sich und werden wieder überflutet. Die Würfel geben dem Fließenden, Zufälligen, Sich-Verändernden Form und Halt – und bleiben gleichzeitig so beweglich wie das Wasser selbst. Der den berühmten Donaustrudeln in Regensburg verwandte Sog der Sprache wird höchst poetisch kanalisiert, und die Frage „Lyrik oder Prosa?“ erübrigt sich bald. Denn beides verschlingt sich, ringt miteinander, bildet etwas Neues, nie Dagewese- nes – und strömt und sprudelt, an Wien, Pressburg, Budapest oder Belgrad vorbei, durch die Eiserne Pforte bis zum Donaudelta und endlich zum Schwarzen Meer. Sprachspiele, Wasserspiele, mit ergreifenden Glitzernamen wie „Pfreimd“ oder „Dürrschweinnaab“ (beides real existierende Gewässer übrigens). Dass das Lek- türeerlebnis zu bezaubernd oder gar idyllisch wird, verhindern die Würfel-Sujets: Da fordert das Hochwasser seine Opfer, die berühmten Donauwelse schnappen sich kleine Kinder, man fischt die Selbstmörder aus dem Strom und bestattet sie auf dem Friedhof der Namenlosen, Hunnenhorden brandschatzen die Ufersiedlun- gen, gewaltige Bomben zerstören serbische Donaubrücken, und im sechsund- zwanzigsten Würfel ist sogar die Apokalypse nicht fern. Die Sprachvirtuosin Zsuzsanna Gahse brennt in ihren „Donauwürfeln“ ein wahres Sprachfeuerwerk zu Ehren einer europäischen Kulturlandschaft ab, und wäre die Rede vom „poeti- schen Kosmos“ nicht so überstrapaziert, müsste man sagen: Hier trifft sie zu, im wahrsten Sinne des Wortes! Sie möchten durch Lektüre klüger, beschwingter, ja glücklicher werden? Dann mal los: „Donauwürfel“ ist mit Sicherheit eines der umwerfendsten Bücher der letzten Jahre.

Klaus HÜBNER

GEORGE, Stefan: Nada hay donde la palabra quiebra. Antología de poesía y prosa. Ed. y trad. de Carmen Gómez García. Madrid: Trotta 2011. 238 p.

Si hasta hace no muchos años la imagen que del poeta Stefan George (Büdes- heim bei Bingen, 1868 – Muralto, 1933) imperaba en Alemania era –como se afirma en las primeras páginas de esta antología– la de “un narcisista enfermo, obsesionado con el poder, cuyo nombre se asociaba a nacionalsocialismo, homo- sexualidad y pedofilia” (p. 12), en la última década la opinión pública alemana parece haber asistido al despertar de algo así como un fenómeno George que atañe no sólo a la obra del poeta, reeditada para el gran público en antologías como la compilada para la editorial Insel por el reputado germanista Ernst Osterkamp (Ste- fan George, Gedichte, Fráncfort d. M. 2005), sino también –y casi en mayor medi- da– a su vida, reconstruida hace apenas cinco años por el antiguo colaborador de la fundación postgeorgiana Castrum Peregrini Thomas Karlauf en una apasionante biografía (Th. Karlauf, Stefan George: Die Entdeckung des Charisma, Múnich 2007). Y aún hay más: incluso la existencia póstuma de quien ejerciera una nota- ble influencia sobre la élite intelectual y política de la época, lo que incluye figuras clave de la historia reciente de Alemania como Claus von Stauffenberg, mundial-

Revista de Filología Alemana 285 2013, vol. 21 187-320 Reseñas mente famoso por su fallido intento de atentado contra Hitler en 1944, o Richard von Weizsäcker, alcalde de Berlín oeste en los primeros ochenta y presidente fede- ral de Alemania durante el proceso de reunificación del país, ha sido objeto de interés de libros tan celebrados como Kreis ohne Meister: Stefan Georges Nachle- ben (Múnich 2009), con el que su autor –el germanista, periodista y actual director del Deutsches Literaturarchiv de Marbach Ulrich Raulff– obtuvo en 2010 nada menos que el premio de la Feria del Libro de Leipzig en la categoría de divulga- ción y ensayo. En definitiva, parece como si el tantas veces mentado “carisma desconcertante” del poeta (p. 12) se hubiese apoderado –en contra quizá de la voluntad póstuma del propio George– de un amplio número de lectores deseosos de descubrir al hombre y al poeta que se ocultaba tras la inquietante figura del “maestro” en torno al cual gravitaba un aristocrático y hermético “círculo” de “jóvenes que le tributaban una obediencia rayana en la fe” (p. 10) y que se presta a ser interpretado como un ensayo microcósmico del macrocosmos estatal fascista. Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, el inusitado interés suscitado por la figura de George entre el públi- co no especializado (el libro de Raulff apareció hace ya algunos meses en edición de bolsillo, al igual que ocurriera en 2008 con la biografía de Karlauf) no ha sido sino el eco de un interés aún mayor gestado durante los últimos años en el seno de la producción filológica especializada. Así, durante la última década el mundo académico ha asistido a la aparición de toda una serie de trabajos de gran enverga- dura dedicados a la figura de George, y que abarcan desde el número que en 2005 le dedicara la revista especializada text + kritik (entonces aún editada por Heinz Ludwig Arnold) hasta las monografías elaboradas por germanistas tan prestigiosos como Robert E. Norton (Secret Germany: Stefan George and his circle, Ithaca 2002) o el ya mencionado Ernst Osterkamp (Poesie der leeren Mitte: Stefan Geor- ges Neues Reich, Múnich 2010), pasando por distintos volúmenes conjuntos que reúnen contribuciones de veteranos profesores (como Stefan Breuer, Jürgen Egyptien o el omnipresente Osterkamp) con trabajos de jóvenes y lúcidos investi- gadores (como Maik Bozza o Gunilla Eschenbach) destinados a explorar aspectos del universo georgiano tan dispares como las interesantes relaciones del poeta y su masculino círculo esotérico con el mundo de la ciencia o con las mujeres (cf. res- pectivamente Bernhard Böschenstein et al. (ed.), Wissenschaftler im George- Kreis: die Welt des Dichters und der Beruf der Wissenschaft, Berlín 2005 y Ute Oelmann y Ulrich Raulff (eds.), Frauen um Stefan George, Gotinga 2010). A la vista de esta profusión de trabajos, a los que este pasado año se ha sumado la apa- rición en tres volúmenes de un manual sobre el autor y sus seguidores editado por Achim Aurnhammer y los coordinadores del George-Jahrbuch Wolfgang Braun- gart y Ute Oelmann entre otros (Stefan George und sein Kreis: ein Handbuch, Berlín 2012), parece pues obligado constatar el considerable giro –cuantitativo y cualitativo– que la investigación georgiana ha experimentado en los últimos años. Así las cosas, parece como si Carmen Gómez, la germanista editora y traducto- ra de la antología de poesía y prosa aquí reseñada y sobria aunque elegantemente publicada por la editorial madrileña Trotta, se hubiera propuesto nada más y nada

286 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas menos que hacer partícipes a los lectores españoles de ese fenómeno George al que en los últimos años han sucumbido círculos más o menos amplios de las letras alemanas, saldando así “una deuda que las letras españolas habían contraído con la literatura en lengua alemana” (p. 54). Más allá de que el impacto que un libro como este pueda tener en el universo hispanohablante haya de quedar irremediablemente lejos del alcanzado por libros como los de Karlauf o Raulff en la Alemania natal de George, el objetivo de Gómez es triplemente ambicioso. En efecto, la responsa- ble de esta edición no sólo pretende reconstruir con ella la vida de este fascinante e inquietante literato evaluando la importancia de su figura al hilo de las más recien- tes investigaciones publicadas al respecto, sino que se ha propuesto también resca- tar de un estado de precaria recepción una parte significativa de la obra lírica, pro- sística y ensayística de un autor que hasta ahora “ha pasado casi inadvertido para el lector hispano” (p. 54), lo que a su vez implica afrontar un tercer y no menos importante desafío: la imposible e igualmente necesaria tarea de traducir poesía atendiendo en la medida de lo posible “al espíritu del autor y a sus postulados poé- ticos” e intentando por tanto “mantener ritmo y rima, buscando reproducir tanto el tono de George como la sensación que su lectura transmite en lengua original”, un propósito que Gómez no duda en calificar de “en extremo atrevido” (p. 55). El libro comienza con un interesante estudio introductorio en el que la editora despliega todo su saber sobre la vida y la obra de George condensándolo en cinco puntos. Así, en una primera reflexión inicial acerca del lugar que la figura de este “poeta, peregrino, amigo y maestro” (p. 44) ocupó en el parnaso literario e intelec- tual alemán desde el inicio de su actividad como poeta hasta más allá incluso de su muerte en diciembre de 1933, Gómez recuerda junto a sus más notables discípulos –como el medievalista Ernst H. Kantorowicz o el germanista Friedrich Gundolf– los contactos que George mantuvo con influyentes y dispares intelectuales de la época –entre ellos Simmel, (Max) Weber, Benjamin, Adorno, Heidegger o Gada- mer–, y menciona tanto a Rilke como a Hofmannsthal entre los poetas que le pro- fesaron recíproca admiración, sin olvidarse de famosos compositores que –como Schönberg, Berg y Webern– le rindieron homenaje musicando algunos de sus poemas (p. 9). Sin soslayar las razones fundamentales por las que su figura y su obra cayeron respectivamente en desgracia en las Alemanias de la posguerra (su antiliberalismo y antitecnicismo en el caso de la RFA, su aristocratismo y elitismo en el de la RDA) ni tampoco el silencio –tan criticado en el 68– que el poeta pre- tendidamente apolítico guardó ante el triunfo del nacionalsocialismo, Gómez hace asimismo hincapié en lo que ella llama el “retorno de la presencia de George” en el siglo XXI, del que su antología pretende participar tanto en lo que atañe al inte- rés por su tortuosa biografía y su papel de mentor de cierta intelectualidad alemana como –y sobre todo– en lo que respecta al redescubrimiento de un poeta al que ella cree “capaz de los más hermosos versos” (p. 12). Una vez confesado este entusiasmo por la obra poética georgiana, Gómez dedi- ca un segundo punto a describir las características meramente estéticas de una poesía formal y lingüísticamente preciosista, concebida como ritual post mortem dei, y que George –en palabras de Ute Oelmann, a la sazón editora junto con

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Georg Peter Landmann de la edición canónica que ha servido de base para las tra- ducciones de esta antología– no separaba de su “corporeidad en sus sendas materia- lizaciones sonora e impresa”, destinadas en cualquier caso “a un público restringi- do” (p. 15). Así, no es de extrañar que en el tercer y extenso punto el lector sea invitado a recorrer las distintas estaciones de una vida –la del maestro y profeta George– que aquí es presentada ante todo como la de un poeta. Y es que, a pesar de que Gómez hace en todo momento gala de un formidable conocimiento de (casi) todo cuanto se ha escrito en los últimos años sobre este carismático líder de un fas- cinante y no menos inquietante “círculo”, la biografía que aquí se presenta es en primer término la de un literato, asociándose sus etapas vitales a la sucesiva apari- ción de sus obras. Tras unos breves apuntes con curiosos detalles biográficos sobra la infancia y primera juventud de George no exentos de dimensión literaria (como que su ver- dadero nombre era Etienne, antes de que sus padres –de ascendencia francesa– decidieran germanizarlo y convertirlo en Stephan, y que sería el joven poeta quien, tras conocer en París a Stéphane Mallarmé, cambiaría la “ph” por la “f” en un gesto reverencial hacia quien consideraba su “maestro”), el lector asiste a un repa- so de la vida del poeta a través de sus obras. Partiendo de La cartilla (Die Fibel, 1901), en la que George reuniría junto a poemas de su adolescencia traducciones de otras lenguas y recuerdos de sus iniciáticos viajes (principalmente a París, don- de conoció a Mallarmé y a Verlaine, y a una España que le seducía por su exotis- mo y por la que aparentemente sintió siempre cierta predilección), y sin olvidar la aparición de sus primeros poemarios ya a principios de los años noventa del siglo XIX, o el gran éxito que supuso la publicación de El año del alma con las precio- sas ilustraciones de Melchior Lechter (Das Jahr der Seele, 1897), Gómez traza la evolución artística y programática de un poeta que comenzó su andadura literaria bajo la consigna meramente esteticista de l’art pour l’art heredada, junto con la pose elitista, de los simbolistas franceses y que, primero en El tapiz de la vida (Der Teppich des Lebens, 1899) y definitivamente ya a partir de El séptimo anillo (Der siebente Ring, 1907), abandonaría la idea de que “el arte, autónomo, consti- tuía un fin en sí mismo” (p. 33), asignando a su poesía “una nueva dimensión ética y política” y una heroica misión en una época sin dioses: la de “recuperar lo sagrado” e “instaurar una nueva mitología” sobre la que sustentar –parafraseando a Manfred Frank– “una comunidad nueva” que George concebía como “una nueva aristocra- cia espiritual” (p. 35). Identificando la cosmovisión conservadora de inspiración neoplatónica y la crí- tica antimaterialista, antidesarrollista y anticapitalista como bassi continui en la actividad artística de George, Gómez repasa pertinentemente las vivencias perso- nales que incidieron de una u otra forma en su evolución como poeta: su amistad con el mexicano Antonio Peñafiel y sus hijos Julio y Porfirio, quienes le animarían en castellano a viajar por España y le descubrirían en el Berlín de sus años de es- tudiante un México que George estilizaría como complemento concreto a la lingua romana de su primera poesía; la fructífera y abruptamente interrumpida colabora- ción con Hofmannsthal, quien le animó a editar junto a Carl August Klein la revista

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Hojas para el arte (Blätter für die Kunst, 1892-1919) y publicaría en ella algunos de sus mejores poemas; sus contactos con los “Cósmicos” muniqueses, colaboradores de la misma (Wolfskehl, uno de ellos, pasaría posteriormente a engrosar la lista de miembros judíos del famoso “círculo”); su particular relación con Ida Coblenz, futura esposa de su antípoda poético Richard Dehmel y sorprendente musa literaria de un George autor de poemarios de homoerótica sensualidad como El libro de las leyendas y los cantos (Das Buch der Sagen und Sänge, 1894) o El libro de los jardines colgantes (Das Buch der hängenden Gärten, 1894); la muerte de su joven y admirado discípulo Maximilian Kronberger en 1904 y la posterior creación de Maximin, el dios mitopoético nacido en El séptimo anillo; el aristocrático y pre- suntamente apolítico desprecio hacia el belicismo entusiasta de alguno de sus coe- táneos expresado en 1917 a través de su poema La guerra; o su distanciamiento, aun sin desaprobación radical, del Tercer Reich, y de sus tentativas de apropiarse del reino espiritual y apartado de la masa al que pertenecían los miembros de su “círculo”. Y todo esto ocurre sin que Gómez, cuyo discurso –elegante y entusiasta– rehúye todo tipo de convencionalismos hagiográficos, obvie en ningún caso las estrategias de estilización de una figura y una obra escrupulosamente asistidas por una política mediática y editorial destinadas a potenciar el carácter aurático y ex- clusivista del “maestro” e incluso –en palabras de Adorno– a camuflar y sustraer al ataque “la pertinaz banalidad” de algunos de sus poemas (cf. Theodor W. Adorno, Notas sobre literatura, Madrid 2003, p. 507). Tras esta detallada y crítica reconstrucción de la vida del George poeta, Gómez dedica un cuarto punto a analizar algunas de las repercusiones extraliterarias que tuvo la obra del “maestro”, disertando sobre los vínculos que una historiografía cultural empeñada en desligar la figura de George del papel de profeta del nazismo ha pretendido y pretende establecer entre la tardía resistencia de los hermanos Stauffenberg al régimen hitleriano (culminada en la ya hollywoodiense operación Valkiria) y la utopía de la “Alemania secreta”, cultivada entre otros por el judío Kantorowicz. Por último, y tras un quinto punto versado en la actividad de George como traductor de Baudelaire, Verlaine, Dante o San Juan de la Cruz, Gómez cierra su estudio con unas breves notas –a modo de sexto punto– sobre la serie de textos en verso y prosa que sigue a su estudio, culminando esta brillante introducción con una tabla cronológica que ayuda a la contextualización de la obra de George, así como con una bibliografía modestamente calificada de “escogida” (pp. 65-68). Por lo que atañe a la selección de textos, ésta responde –según Gómez– tanto a criterios relativos a la relevancia y recepción de los propios textos como a motivos puramente estéticos, dictados por la manifiesta admiración que la editora y traduc- tora siente ante algunos de los que considera “bellísimos poemas” de George (p. 54). Y lo cierto es que, por lo que respecta a la obra lírica, que ocupa un lugar preeminente en este volumen (p. 69-179), la inclusión de ejemplos de absoluta- mente todos los poemarios de George hace que esta antología no sólo se antoje representativa, sino también poéticamente atractiva. Así, junto a textos que bien ilustran las distintas etapas de la evolución del George poeta, desde el exclusivis- mo modernista de su primera poesía (Consagración, p. 79; Común es a pocos el

Revista de Filología Alemana 289 2013, vol. 21 187-320 Reseñas verbo del vate, p. 114) y la sencillez formal y fresca ingenuidad de El año del alma (Rapto, p. 116) hasta el giro de Maximin y la consiguiente ritualización de una poesía ya de clara vocación mitopoética (Día futuro I, p. 145; Tú siempre aún comienzo nuestro y fin y medio, p. 152; Los signos, p. 171) o la correspondiente mesianización de un poeta que canta la utopía del nuevo y aristocrático reino espi- ritual alemán (El poeta en tiempos convulsos, p. 167-170, Alemania secreta, p. 172), Gómez incluye también en su compilación auténticas joyas poéticas como Cantos que cantar quisiera (p. 113), Cuando te envuelve mi anhelo (p. 143) o Al viento hilando (p. 148), sabiamente escogido por Webern para su ciclo de cinco canciones de El séptimo anillo. Pero si buena es la elección de unos textos líricos que se ofrecen también en lengua original a pie de página, y en la que a lo sumo cabría echar en falta –tanto por su repercusión como por su belleza– el poema Entrückung (audazmente musi- cado por Schönberg en el cuarto movimiento de su segundo cuarteto de cuerda), mejor aún es la respetabilísima traducción que aquí se ofrece de una lírica tan esme- rada formalmente como rica en elipsis, condensaciones y connotaciones, así como en ambigüedades semánticas derivadas del particular uso que George hacía de las minúsculas. Y es que el George de Carmen Gómez no sólo dice, sino que también suena, y suena bien, tanto en la lírica como en la prosa poética de Días y hechos con que comienza una selección de textos prosísticos que incluye el evangelizante Proemio del volumen editado por George tras la muerte de Maximilian Kronberger (Maximin: ein Gedenkbuch, Berlín 1907) e “Introducciones y máximas” extraídas de diferentes series de Hojas para el arte, a la vez testimonio de la crítica cultural georgiana y reflejo de la evolución estético-poética de su promotor. Así las cosas, bien puede en definitiva decirse que este volumen, en el que se incluyen –a modo de coda– algunas cartas tanto de George a Hofmannsthal o Frie- drich Gundolf como de Rilke y el propio Hofmannsthal al “maestro”, además de significativos documentos como el anuncio de la concesión del Premio Goethe a George en 1927 o el “Juramento de los Stauffenberg”, cumple muy dignamente el ambicioso objetivo de acercar al lector hispanohablante la vida y sobre todo la obra de un George cuya presencia está muy lejos de extinguirse en el siglo XXI.

Jorge BLAS

HOHLER, Franz: Der Stein. Erzählungen. München: Luchterhand 2011. 144 S.

Als Kabarettist, Musiker, Dialektdichter und Lyriker ist Franz Hohler seit den siebziger Jahren nicht nur in der Schweiz bekannt. Dass der einstige „Mann mit dem Cello“ auch ein großartiger Erzähler, vor allem ein subtiler Verfasser von Kurzprosa ist, weiß man seit den „Idyllen“ (1970) oder spätestens seit den „Weg- werfgeschichten“ (1974). Das Groteske, das Satirische, das überspitzt Ironische ist sein Metier. „Der Stein“ heißt die titelgebende seiner jetzt vorgelegten zehn Er- zählungen. Wer nur ihre Schlusssätze liest, könnte meinen, Hohler sei inzwischen auf dem Weg in die Ewigkeit – oder ins Nirwana: „Ein Stein erinnert sich nicht.

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Ein Stein träumt nicht. Ein Stein hofft nicht. Man kann nicht einmal sagen, dass er wartet.“ Liest man aber nur ein wenig mehr, wird sehr schnell klar: Von Jenseiti- gem ist dieser außergewöhnliche Künstler meilenweit entfernt. Seine neuen Texte verhandeln Gegenwärtiges, indem sie die Grauzone zwischen dem Erwartbaren und dem Zufall, dem Alltäglichen und dem Unwahrscheinlichen ausloten. Erneut weiss Hohler mit der deutschen Sprache präzise, ökonomisch, sensibel und immer wieder überraschend – kurz: meisterlich – umzugehen. Die erste Er- zählung ist eine der schönsten: Dem vielbeschäftigten Präsidenten eines Landes läuft eines Morgens eine junge Katze zu, und die entspannt und vermenschlicht seinen Arbeitsalltag – und am Ende rettet diese Smeralda sogar sein Leben. Dass der Autor nach wie vor brillante Grotesken schreibt, beweist „Die Raucherecke“, absolute Pflichtlektüre für alle Raucher wie für deren Feinde. Unwahrscheinlich, dass den Herrn Balz, der seinen 40. Geburtstag allein in den Bündner Bergen ver- bringt, am Dreikönigstag vier und nicht etwa drei Könige besuchen? Der vierte König jedenfalls rettet Balz das Leben, auch wenn sonst niemand von diesem kühnen Hornschlittenpiloten weiß. Zufall? Schon mal darüber nachgedacht, wie sich der Blick auf die Welt verändern kann, wenn der „Juckreiz“ (so der Titel der sechsten Geschichte) nicht mehr aufhört? Oder wenn die Stimmen längst Verstor- bener aus dem Radio tönen? „Was ist das für ein Sender?“, fragt Jöri noch, kurz bevor er selbst zu ihnen gehört. Und was einem an der Grenze zwischen Nord- und Südkorea stationierten Schweizer Leutnant widerfährt, bevor er auf dem Formular des Tagesrapports unter „Besondere Vorkommnisse“ das Wort „keine“ einträgt, vergisst man ebenso wenig wie die ergreifende Lebensgeschichte der „Bianca Carnevale“. Es sind meisterliche Erzählungen, die Hohler hier versammelt hat – mindestens ihrer acht. Man wird es ihm nachsehen, dass sich „Ein Nachmittag bei Monsieur Rousseau“ (dem Zöllner) und „Der Bleistiftstummel“ eher wie brave Durchführungen erzähltechnischer Experimente lesen und arg ausgedacht daher- kommen. Sei’s drum! Altmeister Hohler hat einen „Stein“ ins Meer der literari- schen Neuerscheinungen geworfen, und die dadurch ausgelösten Impulse sind: Wellen des Leseglücks!

Klaus HÜBNER

INGOLD, Felix Philipp: Alias oder Das wahre Leben. Roman. Berlin: Matthes & Seitz 2011. 330 S.

Am Werk des 1942 in Basel geborenen Felix Philipp Ingold falle zuerst dessen enorme Breite und Vielfalt auf, schreibt, ganz zu Recht, der Kritiker Martin Zingg im Kritischen Lexikon zur deutschsprachigen Gegenwartsliteratur. Und er betont, dass Ingolds Literatur in hohem Masse von seiner Tätigkeit als Wissenschaftler, Herausgeber und Übersetzer geprägt ist. Das gilt auch für den Roman „Alias oder Das wahre Leben“, einen der Favoriten für den Schweizer Buchpreis 2011, den dann bekanntlich Catalin Dorian Florescu erhalten hat. Ingold, der seiner Ruf als einer der kenntnisreichsten Slawisten unserer Zeit gerade mit einer ungewöhnli-

Revista de Filología Alemana 291 2013, vol. 21 187-320 Reseñas chen Lyrikanthologie eindrucksvoll bestätigt hat, versucht in „Alias“, den unge- wöhnlichen, aufregenden und tieftraurigen Lebensweg des Kirill Beregow alias Carl Berger (1922–1993) nachzuzeichnen, eines durch den Zweiten Weltkrieg entscheidend geprägten Sowjetrussen mit wolgadeutschen Wurzeln. Die Geschich- te ist widersprüchlich, und sie ist unvollständig. Notate aus Bergers Nachlass seien eingearbeitet, heißt es zu Beginn. Auch von einem umfangreichen Briefwechsel ist die Rede. Ingold zitiert, dokumentiert, erfindet dazu, malt manches Detail aus und lässt viele Jahre einfach weg. Ein biografischer Roman? Eine romanhafte Biogra- fie? Was von diesem fremdbestimmten, der Katastrophengeschichte des 20. Jahr- hunderts ausgelieferten Leben bleibt, ist ein durch und durch spielerischer und somit unzuverlässiger Text mit zahllosen, mitunter gut versteckten Verweisen auf andere Texte. Nicht das Erzählte, nur das Erzählen selbst könne authentisch sein, betont der Autor im Vorspann zu seinem Sprachexperiment, dem der Leser von der ersten Zeile an fasziniert folgt. Auch wenn es, wie man hervorheben muss, struk- turell wesentlich komplexer ist als Florescus preisgekrönter, einem breiten Publikum wahrscheinlich leichter zugänglicher Roman. Doch gerade weil „Alias“ ein raffi- niert erzähltes und tief schürfendes, zugleich aber ein von der ersten Seite an mit- reißendes Buch ist, hat Felix Philipp Ingold kürzlich völlig zu Recht den Preis der Schweizerischen Schillerstiftung erhalten. Die Geschichte beginnt 1942 im Frontabschnitt vor Staraja Russa, und Dosto- jewskijs „Großinquisitor“ ist von Anfang an dabei. Es dauert nicht lang, bis der 20-jährige Dolmetscher einen vermeintlichen Nazi-Spion abknallen muss und jäh begreift, dass der Krieg „identisch“ ist „mit der menschlichen Normalität.“ 1945 ist Oberst Beregow unter den Befreiern Wiens, und bald kümmert er sich um die Auflösung des Konzentrationslagers Mauthausen. Die Berichte und Zeugenaussa- gen von Häftlingen, die intensiven Schilderungen des grausamen und absurden Lageralltags sind düster und beklemmend. Eine wichtige Zeugin ist die gehbehin- derte Breslauerin Thea Maria Buchloh, die Beregow mitten im Nachkriegschaos ehelicht. „Für diese Heirat gab es kein Warum und auch kein Darum.“ In Lenin- grad soll ein neues Leben beginnen: „Endlich ein Leben ohne Uniform. Nämlich – spät genug – sein eigenes, ein Leben geteilt durch zwei.“ Die Ehe hält gut zehn Jah- re. Ein Schriftsteller will Berger werden, ein sozialistischer Realist im Dienste des Vaterlands. Trotz Erfolgen bleibt er Mittelmaß, und 1968 lernt der ewige Mitläufer auch die dunkle Seite der UdSSR kennen: vier Jahre und zwei Monate Zwangsarbeit im Gulag, wo alles gleich viel gilt, nämlich nichts. Um es in Benn’scher Manier zu sagen: „Wor-ku-ta. Urwort. Kurort. Arktisch“ Danach weitere 16 Sowjetjahre, die Ausschaffung nach Israel, schließlich der Lebensabend in Radolfzell am Bodensee, eine verrückte, zärtliche Altersliebe obendrein. Bergers Tod am Rand des Appell- platzes von Mauthausen hat etwas Existenzialistisches: „Er wusste, das Lager ist überall, wusste auch, Krieg ist immer jetzt.“ Harte Kost. Ein bewegendes Buch.

Klaus HÜBNER

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KEUN, Irmgard: Ferdinand, el hombre de corazón amable. Trad. de C. Bescansa. Sevilla: Bienza 2009. 457 pp.

La edición bilingüe de Ferdinand, el hombre de corazón amable de la editorial Bienza con introducción, traducción y edición a cargo de Carme Bescansa Leirós es la primera traducción de esta obra al castellano y supone, ante todo, un ajuste de cuentas con la figura, vida y obra de Irmgard Charlotte Keun. En ese sentido no se puede dejar de señalar algunos elementos de la apasio- nante y apasionada vida de esta escritora, en tanto que su propia biografía y con- texto histórico y social entroncan de un modo esencial con el sentido de todas sus novelas. Irmgard Keun nace en Berlín en 1905 y se traslada a Colonia con su fami- lia en 1913. En su juventud se introduce en el mundo de la interpretación dramáti- ca, donde conocerá a quien será posteriormente su marido, Johannes Tralow, y tras asistir a una lectura en Colonia y conversar con Alfred Döblin, éste la animará a escribir al percatarse de la capacidad de observación y análisis de la joven. Con la publicación de sus primeras novelas, Gilgi – eine von uns (1931) y Das kunstsei- dene Mädchen (1932), recibe calurosas críticas, su obra es traducida a varios idiomas y emerge como una de las promesas de la literatura alemana. Sin embar- go, el ascenso de Hitler al poder un año después truncará su carrera: sus obras son prohibidas, se retiran de la venta e incluso se destruyen todos los ejemplares de Das kunstseidene Mädchen. Keun demanda al régimen nazi por daños y perjuicios por las pérdidas económicas, que responderá con una condena por publicar de modo no autorizado; Keun tratará entonces de ingresar en la Cámara de Escritores, requisito indispensable para continuar publicando, pero su solicitud es rechazada. Ante la represión nazi, la confusión que le produce la facilidad con la que su her- mano y su marido han aceptado el nuevo régimen, y las dificultades para publicar, Keun deja en 1936 a su marido atrás y se exilia en Ostende (Bélgica), donde ahora podría “escribir, hablar y respirar de nuevo”. Ese mismo año publica Das Mäd- chen, mit dem die Kinder nicht verkehren durften (1936). Más tarde se traslada a Ámsterdam y durante esos años publicará Nach Mitternacht (1937), D-Zug dritter Klasse (1938) y Kind aller Länder (1938). Son años de problemas económicos y de salud, pero tras conseguir el divorcio de Tralow y terminar con un romance de dos años con el novelista de origen judío Joseph Roth, la suerte de Keun dará un giro inesperado: al tiempo que los alemanes invaden Holanda, un periódico britá- nico publica la falsa noticia del suicidio de Keun. Este hecho, junto con la colabo- ración de un oficial nazi, le permiten volver a Alemania de modo ilegal, con un pasaporte falso bajo el nombre de Charlotte Tralow. Keun permanece junto a su familia a orillas del Rin hasta que finaliza la guerra. Tras la contienda regresa a Colonia y a partir de este momento colabora en radio y prensa, publica colecciones de poemas, relatos autobiográficos e intervenciones radiofónicas, pero permanece aislada socialmente, incluso tras el nacimiento en 1951 de su única hija, Martina, a la que cría como madre soltera en medio del clima conservador de la Restauración, y ya sólo publicará una novela, Ferdinand, der Mann mit dem freundlichen Herzen (1950). Keun fue redescubierta por la nue-

Revista de Filología Alemana 293 2013, vol. 21 187-320 Reseñas va generación de feministas tras la publicación en 1977 del artículo “Die verbrann- ten Dichter” (“Los poetas quemados”) en la revista Stern, principalmente gracias al apoyo de la poetisa Ursula Krechel y de la premio Nobel austríaca Elfriede Jeli- nek. Aunque rechaza escribir una autobiografía, a partir de ese momento Keun realizará varias entrevistas y recibirá el premio Marieluise Fleißer de la ciudad de Ingolstadt en 1981, un año antes de morir. La obra que nos ocupa, Ferdinand, el hombre de corazón amable, publicada en 1950, se sitúa en Colonia tras el fin de la Guerra, la formación de los dos bloques, la ocupación de los aliados, la reforma monetaria de 1948, el gobierno de Ade- nauer (1949) y el inicio de la reconstrucción alemana que dará lugar a un gran auge económico conocido como el “milagro alemán”. En este momento la litera- tura alemana se encuentra dividida: por un lado los escritores del exilio pretenden la regeneración moral y la recuperación de los valores democráticos de la Repúbli- ca de Weimar, previos al horror nazi. Por otro lado, los escritores de la emigración interior, que se quedaron en Alemania y se presentan como aquellos que no aban- donaron el barco en horas bajas, apuestan por una literatura escapista e intimista debido al sentimiento de culpabilidad ante el horror causado. Y frente a ambos un nuevo grupo de autores jóvenes, el llamado Grupo 47, se opone a los valores conti- nuistas de la Restauración, pretende un arranque desde cero (Stunde Null) y deman- da una ruptura total no sólo con el régimen nazi, sino con los valores anteriores de la República de Weimar, pues consideran que en buena medida abocaron al desas- tre posterior. Buscan un lenguaje cotidiano, sencillo y sin adornos por medio de un relato breve con una estructura fragmentaria y abierta. Keun no se adapta a nin- guno de ellos, pues tiene una visión holística. Al haber vivido desde dentro el as- censo de Hitler, haber permanecido en el exilio durante los años de la consolida- ción del nazismo e inicio de la contienda, y haber regresado al país durante los años más crudos de la Guerra, la derrota y la posterior ocupación. No es ni una autora del exilio ni una autora de inmigración interior, siendo ambas cosas a la vez. Pese a haber permanecido en Alemania, no es una autora sospechosa de cola- boracionismo, pues había sido expulsada y hubo de volver de modo ilegal. Tiene a la vez la autoridad moral de quienes tuvieron que marcharse por haber sido censu- rados y no soportar el irrespirable ambiente y la de quienes permanecieron, pero no colaboraron con el régimen nacionalsocialista. Keun comparte con las nuevas generaciones el lenguaje sencillo y la estructura con un final abierto que muestra la esperanza por la regeneración y el cambio fundamentado en los valores humanísti- cos, la honestidad y la verdad. En línea con la nueva novela del Grupo 47, Keun parece perseguir el compromiso con la realidad a través del Kahlschlag o una Trümmerliteratur. Así, la novela da voz a personajes menores, secundarios, cen- trándose sobre la verdadera realidad social. La escritora escoge por primera vez una voz masculina como narrador de su novela. Ferdinand Timpe es un soldado alemán que tras su participación en la Gue- rra y tras el paso por un campo de prisioneros, se encuentra de regreso en Colonia, su ciudad natal, totalmente desubicado. Está desubicado porque todo ha sido bom- bardeado, incluido su hogar. Pero también está desubicado desde un punto de vista

294 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas social y moral. Desde el primer momento manifiesta su rechazo a la moral estable- cida que condena a un pobre ratero, pero ensalza a los creadores de bombas y gue- rras, así como a aquellos que tienen dinero pese a que lo hayan conseguido por medio del mercado negro o que hayan pasado por la cárcel (p. 79). Los políticos son “tan tontos como conejos salvajes” (p. 81) y la democracia es una forma de dictadura (p.77). El relato discurre entre escenas cotidianas, fragmentarias, donde los pensa- mientos de Ferdinand saltan libremente de un asunto a otro en una especie de mo- nólogo interior vertiginoso. Del mismo modo, la división de los capítulos es casi azarosa. Sin embargo, de entre esa especie de pensamientos sueltos, cual escom- bros, podemos rescatar los pensamientos de Ferdinand, que siguen una línea des- dibujada por la cantidad de personajes, historias, situaciones y reflexiones que se entrecruzan, pero clara. Con un tono a menudo humorístico y mordaz, los dardos de Ferdinand no sólo apuntan a la política. La educación (p. 85), aquellos que se benefician y negocian con la guerra (p. 85) o incluso el estado de estupidez duran- te el enamoramiento (p. 95) son objeto de sus afinadas críticas. Especialmente importante es el ataque sistemático, y cada vez más profundo, que Ferdinand reali- za respecto de la irracionalidad y la superstición instauradas en la sociedad ale- mana, que han permitido la debacle moral, en la que incluso los científicos son supersticiosos (p. 155). De este modo, ridiculiza la creencia en los horóscopos (p. 157), en los yoguis (p. 219), en el espiritismo (p. 291) o las pócimas medievales (p. 317), llegando a la conclusión de que el conocimiento es vano (pp. 275; 277). La crítica a la desvalorización del conocimiento llega a la ridiculización cuando Ferdinand, que tiene que escribir un artículo de prensa, fantasea con la idea de escribir una oda a la mermelada, y se imagina elevando hasta lo ininteligible su discurso, como Rilke y Hölderlin (p. 69), de modo que el lector medio pudiera aumentar su autoestima al creer que entiende algo. La crítica a la concepción de lo incomprensible como bello aparece en más ocasiones (p. 107). De este modo, Ferdinand va ensartando pensamientos inocentes que, de pronto y progresivamente, van desvelando la hipocresía y responsabilidad de quienes se dejaron embaucar por los embustes de Hitler (p. 221), al tiempo que manifiesta la impotencia al aceptar que quien no quiere reconocer una verdad, tampoco admite que traten de hacérsela ver (p. 317). De nuevo el conocimiento es vano. En los pensamientos de Ferdinand se van entrecruzando conversaciones intras- cendentes, criticas al amarillismo de la prensa y graves pensamientos acerca de la doble moral. Ésta aparece representada por figuras como el primo Magnesius o la señora Stabhorn, ambos enriquecidos con el mercado negro; o por los Klatte, la familia de su prometida Luise. Su padre, Leo Klatte, colaborador con el régimen nazi, es ahora desnazificado, un proceso por el cual se regulariza su situación como mero simpatizante del nazismo; como si eso pudiera borrar el pasado y continuar como si nada hubiera ocurrido. Ferdinand señala aquí cómo quienes antes estaban en las altas esferas de poder o colaboraban con el estado fascista, ahora siguen en esa misma situación de poder; nada ha cambiado. Ferdinand se pregunta, en alu- sión a los antiguos nazis que ahora conviven ocultos entre la gente, cuántas veces

Revista de Filología Alemana 295 2013, vol. 21 187-320 Reseñas habrá pedido fuego a un asesino (p. 135). El antimilitarismo y rechazo a la guerra (p. 185) finaliza con un monólogo interior en el que Ferdinand medita sobre el sentido del patriotismo, su irracionalidad y la conversión de creyentes inofensivos en fanáticos cuando ya no son capaces de distinguir entre bien y mal (p. 373). Desde el inicio del relato, Ferdinand repetirá en varias ocasiones que desearía escapar y estar en soledad; incluso, se siente más ligero, más limpio en los breves momentos en los que puede entregarse a su mundo interior (p. 367). Sin embargo, tras un sueño en el que lleva a las últimas consecuencias su deseo de soledad, se hace consciente de la necesidad del calor humano; si estuviera solo, añoraría a la gente (p. 409). No obstante, es importante señalar algo fundamental: Keun pre- senta a un hombre honesto, de corazón amable, pero no un sujeto utópico. Ferdi- nand es un individuo de su tiempo y, como tal, sujeto a la realidad y contexto en el que vive. Pese a que tiene cierta formación intelectual y resulta perspicaz y hones- to, manifiesta sin embargo contradicciones cuando, por ejemplo, no se responsabi- liza de su propio colaboracionismo con el régimen nazi en tanto que soldado; podría escudarse en la obligación o el deber, pero Ferdinand ni tan siquiera problematiza su situación. Por otro lado, es un hombre sensible, pero deja traslucir un pensamiento machista cuando afirma, por ejemplo, que casi siempre es una solemne tontería pretender ilustrar a una mujer (p. 317) o lo “fácil que es matar los pensamientos de una mujer, que brotan llenos de vida, con eficaces extranjerismos y conceptos filosóficos estandarizados” (p. 355). Con este contrapunto, Keun humaniza a Fer- dinand y, más importante aún, hace de él un personaje verosímil. Aunque es críti- co, también es, en ciertos aspectos, marcadamente dependiente de la tradición y machista. Incluso cuando hace una crítica de la moda femenina (p. 423), lo hace desde una posición de superioridad protectora y paternalista. No obstante, Keun no renuncia a deslizar la crítica al papel que la sociedad le reserva a la mujer y lo hará a través de las voces femeninas, principalmente de Johanna. La prima de Ferdinand representa la vitalidad, la honestidad y una enorme capacidad inquisitiva que ejerce de contrapeso de figuras como las señoras Klatte, sumisas a la tradición y el rol que la sociedad les confiere. Johanna será también un elemento al que Ferdinand se aferre cuando se sienta perdido y desorientado ante la decadencia moral. Pero sobre todo, es un elemento progresista-feminista. A través de sus palabras, Keun reivindica un cambio de actitud frente a la férrea y dura moral burguesa que exige a la mujer virtud y pureza, a pesar de lo cual no recibe los elogios y el respeto que se le supondría a una vida de abnegación y sacri- ficio, sino burlas. Sólo las tontas se dejan engatusar por esa moral, que no es ni una moral auténtica ni amor verdadero (p. 141). En este sentido, aunque la obra está narrada por una voz masculina, la mujer tiene un papel fundamental. En consonancia con esta idea la madre de Ferdinand, Laura, será la figura que, en cierto modo, sirva de nexo entre el motivo de inicio y final de la novela. Johanna dará una fiesta que concluye con una borrachera, vasos rotos y un caos que necesitará una buena limpieza para restablecer el orden, en una clara alusión a la caída del régimen nazi, el fin de la contienda, la devastación de Alemania y el proceso de Restauración. A la mañana siguiente Ferdinand se reen-

296 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas contrará con su familia y, al llegar al hotel y ver a Laura con la puerta entreabierta y durmiendo serenamente en su habitación, encontrará aquello que siempre ha buscado: la tranquilidad y la paz de estar en casa. Un final abierto, como muestra de la esperanza en el futuro mostrando una apertura a nuevos horizontes basados en la honestidad y en el afecto humano tras la Restauración. La edición que nos ofrece la editorial Bienza cuenta con una serie de virtudes y, por qué no decirlo, defectos que se tratarán de desgranar. La edición bilingüe sin duda resulta enriquecedora para el especialista, en tanto que dispone del texto ori- ginal con el cual puede comparar de modo inmediato la traducción al castellano o acceder si así lo prefiere directamente al texto original. Sin embargo, quizá la sobria presentación de la portada no resulte del todo atractiva. No obstante, responde a una línea necesariamente continuista de publicaciones (serie “Textos literarios bilingüesˮ) y al estar enfocada quizá a ese público especialista, no necesita de una presentación más vistosa. Sí parece más grave el hecho de que su edición no pare- ce estar lo suficientemente cuidada. Muestra de ello es, por ejemplo, una notable errata en el título de la obra en el lomo, donde dice “corazón”, en lugar de “cora- zón”. Hay otros defectos menores de maquetación, como la falta de justificación en las páginas 32, 83 y 115. Respecto a la traducción, aunque en algunos pasajes parece que, sobre todo en el uso de las comas, refleja en algunas ocasiones más la puntuación alemana que la española, parecen más serias las repeticiones, como “una alfombra de alfombra” (p. 337), varias erratas como, por ejemplo, la señorita “Feldweber” en lugar de “Waldweber” (p. 327) o “se esfurza” (p. 243), por citar sólo algunas; otras, como “que a pasado” (p. 273), quizá sean menos estéticas. O un error bastante común en el lenguaje diario e incluso entre psicólogos, pero no por ello menos grave, sería la grafía “líbido” en lugar de “libido” (p. 137). No obstante, hay que subrayar que se trata de una buena traducción. Fresca, bien adaptada y fluida. No puede dejar de destacarse la magnífica introducción que realiza Carmen Bescansa, tanto del con- texto socio-histórico y político de la Alemania de la postguerra, como del panora- ma literario alemán, las distintas coordenadas y disputas internas. Resulta de sumo interés y es de agradecer tanto por el esfuerzo de condensación que realiza la auto- ra, como por la densidad y claridad expositiva. Keun fue doblemente silenciada. Lo fue en un primer momento por la maqui- naria nazi, que prohibió y destruyó su obra en 1933-1934. Pero también lo fue con la caída del nazismo tras la guerra, cuando crítica, autores y editoriales prefirieron adoptar una temática evasiva y de nuevo obviaron su legado. Sin duda esta traducción significa un aporte más para contribuir a mitigar esa injusticia y rescatar la figura de una fascinante mujer y novelista.

Bárbara VALDÉS BRIZUELA

Revista de Filología Alemana 297 2013, vol. 21 187-320 Reseñas

KLEIST, Heinrich von: Relatos completos. Trad. de R. Bravo de la Varga. Madrid: Acantilado 2011. 338 pp.

Como otro lejano eco del 200º aniversario de aquel trágico y teatral suicidio (un aniversario que ciertamente no tuvo la merecida repercusión ni fuera ni dentro del ámbito germánico), aparecen aquí estas ocho gemas sin igual de la narrativa alemana del siglo XIX, por no decir de la narrativa alemana en general. Se trata de una nueva traducción, en un volumen que felizmente reúne toda la producción épica en prosa, incluyendo la incomparable novela corta Michael Kohlhaas, a veces publi- cada aisladamente (seguramente más por sus méritos intrínsecos que por su exten- sión). Y mientras seguimos esperando la publicación de tantas páginas aún inédi- tas en español del autor de la Pentesilea y la Catalinita, esta compilación reclama nuestra atención siquiera porque reactualiza la vigencia de este “clásico”, aunque ciertamente designarlo así es asaz improcedente desde el punto de vista poético, y también ideológico. Para empezar, tómese nota de la predecible y a la vez idónea lustración de tapa: el Mar de hielo de C. D. Friedrich, artista plástico que en muchas ocasiones parece casi haber pintado el pathos de Heinrich von Kleist (1777-1811), entre lo sublime y lo patético, pero con imposibles aspiraciones de serenidad y de gracia (no por azar también la excelente compilación Narraciones de editorial Cátedra ostentaba un Friedrich en su cubierta). Este elemento determina un cierto sentido de lectura del contenido, o al menos el estado de ánimo con el que se abre el libro, y cierta- mente un páramo glacial es una buena figura conductora para estas piezas escritas por un radical desesperado, que seguía soñando con dos logros negados para él en este mundo: el éxito profesional como escritor y la felicidad afectiva como hom- bre. El orden en el que aquí se alinean los relatos evidentemente surge del orde- namiento canónico que impusieron los dos tomos de Erzählungen que la casa ber- linesa Reimer lanzara sucesivamente a mediados de 1810 y a principios de 1811, a saber: Michael Kohlhaas, La marquesa de O***, El terremoto de Chile, Los es- ponsales de Santo Domingo, La mendiga de Locarno, El hijo adoptivo, Santa Ce- cilia o el poder de la música (Una leyenda), El duelo. Sabemos que la recepción que se brindó a estos volúmenes fue fría, si no nula, y que este nuevo traspié anegó aun más en su monomanía al autor, que sin capitular ante el drama, género para el que se sentía nacido, había decidido apostar a la narrativa, e incluso a la narrativa fantástica y sensacionalista, que no lo terminaba de convencer. Su fracaso personal lo llevó a buscar consuelo (¿amor?) en una eventual compañera de infortunios, Henriette Vogel, oprimida a su vez por la doble desgracia de un matrimonio infeliz y de un diagnóstico terminal, y el 21 de noviembre, cuando el norte de Alemania ya se sume en un invierno que amenaza con ser eterno, tras disfrutar de una última velada romántica en Wansee, Heinrich le dio a Henriette un tiro en el corazón y se pegó un tiro en la cabeza, hundiendo la pistola en su boca. Esa misma mañana le había dejado escrito a Ulrike, su queridísima hermana mayor y su máxima confi- dente: “la verdad es que nadie en la Tierra podía ayudarme”. Desenlace lógico para un confeso subordinado a la “ley de la contradicción”, que ya muy tempra-

298 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas namente, en 1801, mientras viajaba y leía para formarse como hombre y como escritor, le había escrito a su novia de entonces, Wilhelmine: “No podemos decidir si eso que llamamos verdad es verdaderamente la verdad, o sólo nos parece serlo. Si es esto último, entonces la verdad que aquí recogemos no existe después de la muerte, y todo empeño por hacernos de algo que también nos acompañe en la tumba es inútil”. Stefan Zweig ha señalado sabiamente que para este prusiano protestante el típico Lebensplan se había vuelto un fatídico Todesplan. La versión de Bravo de la Varga es muy legible, más allá de las decisiones algo cuestionables y que necesariamente hacen al oficio (¿por qué reproducir la palabra Junker –y encima en minúscula– sin buscar un término cercano en español o acla- rar el sentido específico?). Su traducción capta muy bien la prosa furiosa de Kleist, que avanza como una tempestad. De hecho, quizás sea el tempo el rasgo que más distingue a estos relatos de entre los de su época, más allá de sus elementos fantás- ticos y hasta morbosos, que ciertamente no escasean. En estos, lo sobrenatural a veces se revela como un poder benéfico y celestial, y otras, en cambio, como una influencia maligna, siniestra, pero siempre está allí, actuando por detrás del mundo representado, y la rauda yuxtaposición de elementos dispares impide que tanto los personajes como los lectores puedan sentir que hacen pie firme conforme progresa la historia, que el narrador parece tener prisa por despachar (en esto Kleist no ha sabido o no ha querido disimular su interés ante todo material y hasta crematístico, detalle que curiosamente ha depurado y perfeccionado estas narraciones). Por cierto, hay un hilo común que recorre todas estas gemas, y que a su vez las une con la vertiente dramática de la producción del autor, y es el anhelo de justi- cia: un anhelo torpe, que se plasma en procesos tortuosos, en interrogatorios peno- sos, e incluso en persecuciones casi infinitas. En Kleist, el reclamo de justicia asume contornos metafísicos y no es infrecuente que quienes procuran la verdad lo hagan con los instrumentos de la locura. Así, la búsqueda de la concordia entre los hombres se expresa de forma patológica, y a menudo lo que debiera ser la organi- zación de una vida mejor sólo deriva en su impugnación y su violento final. Este tema subyacente recorre el volumen como un basso continuo e invita al desafío de leerlo como una unidad, y más aun, de corrido. Qué bueno que estos textos aparezcan en una serie que normalmente abunda en literatura del siglo XX, pues ese detalle no hace sino confirmar la sospecha de que Heinrich von Kleist –y no E. T. A. Hoffmann, como suele creerse– es el narrador seminal de la narrativa breve y fantástica moderna allende el ámbito germano par- lante, si entendemos por tal una forma regida por la “unidad de interés” o de “efec- to”, según la fórmula de Poe.

Marcelo G. BURELLO

Revista de Filología Alemana 299 2013, vol. 21 187-320 Reseñas

KRAUS, Karl: “La Antorcha”. Selección de artículos de “Die Fackel”. Trad. de Adán Kovacsics. Barcelona: Acantilado 2011. 554 pp.

Si bien el propio Kraus se autodefine como uno de los “epígonos que en la anti- gua casa de la lengua han vivido” (p. 7), la mirada retrospectiva del lugar que ocu- pa La Antorcha en el proceso histórico lo coloca bajo otra mirada: la del precursor. La crítica de la cultura austríaca y alemana, condensación de una crítica de las sociedades modernas, que lleva a cabo, casi de manera individual, a lo largo de más de treinta y cinco años, se puede leer como la antesala de la conformación del intelectual crítico que no encuentra su patria en ninguna de las manifestaciones colectivas con las que se encubre ideológicamente la estructura económica, polí- tica y cultural de la sociedad burguesa de principios de siglo XX. Consciente del vínculo que entrelaza la ideología del progreso lineal, el afán de inmediatez que, a un mismo tiempo, refuerza y contradice la postulación de todo progreso real; la difusión, por medio de una prensa que ha adquirido un poder hasta entonces inédi- to, de un mundo de las apariencias que abarca la capacidad de percepción a tal punto que sustituye la misma experiencia vital (e impone los parámetros de la racionalización moderna como único modelo de vida posible), Karl Kraus desplie- ga, a través una vasta variedad de recursos discursivos, una crítica de los múltiples y novedosos modos de representación a partir de la cual se refuerza y se sustenta la ideología burguesa. Así, en los artículos reunidos en el volumen La Antorcha, se advierte el modo en que el desenmascaramiento al que sirven se desarrolla, no solo a través de la crítica moral, constitutiva de todo escritor satírico, sino también por medio del intento de tornar visible lo evidente. Esta tendencia, propia de “un publi- cista” que “lleva alegremente el estigma de la ‘deslealtad’ política dibujado en la frente” (p. 9), ya se advierte en la crítica germinal de las diversas formaciones socia- les: “De un terreno yo sólo veo el pantanal; de su profundidad, sólo la superficie; de una situación, sólo el fenómeno, y de éste, sólo la apariencia e incluso se ésta sola- mente su perfil” (p. 285). La cualidad de reconocer en el apogeo de las formas abs- tractas el momento germinal del ocaso que caracteriza a Kraus, sin embargo, resul- ta socialmente justificada: “Existe una misteriosa concordancia entre las cosas que son y quien las niega; producen autárquicamente la sátira” (p. 531). Así, la misma presentación de la revista expresa la intervención de quien “hasta ahora ha perma- necido apartado, realizando sus comentarios desde un lugar poco visible”. El in- greso a la escena contemporánea del publicista satírico, indica la intervención de aquel elemento propio de la “gran época” que se autoproclama como su misma negación. Se trata de un “grito de combate” que no refiere tanto una proclamación positiva de la cultura, “un sonoro ‘lo que levantamos’, sino un sincero ‘lo que tumbamos’” (íd.). Con este fin, el montaje de discursos, anuncios periodísticos, actas judiciales, declaraciones, fragmentos de novelas, citas de obras literarias (sobre todo, Shakes- peare, Goethe, Schiller), así como las glosas que se anexan a cada elemento de este modo descontextualizado, se encuentran al servicio de la tarea que procura des- montar la construcción ideológica de una apariencia lineal y armónica que surge

300 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas de los modos de representación en la sociedad burguesa de principios del siglo XX. Así, la crítica se dirige contra toda pretensión de unidad moral. El modo en que la fachada de los periódicos despliegan las frases hechas sobre las que se sos- tiene una moral abstracta, mientras que, en bambalinas, y “para obtener un lucro económico” (p. 34), se publican anuncios sexuales que ofrecen servicios previa- mente condenados, expresa el defasaje de toda construcción social. La crítica, sin embargo, no apunta tanto a la difusión de las prácticas inmorales que se ofrecen, ocultas, en las últimas páginas de los periódicos: “resultan inmorales solamente en relación con la supuesta misión ética de la prensa” (p. 34). La exposición crítica de la desarticulación ética sobre la que se construye la apariencia armónica de la socie- dad liberal se extiende a las diversas esferas ideológicas. Así, la moral que consi- dera a la mujer “o como animal de trabajo o como objeto de placer, […] que con- sidera conveniente el matrimonio por dinero y despreciable la cópula por dinero, que convierte a la mujer en puta y que insulta a la puta” (p. 32s.), se corresponde con un “Código Penal que define la relación sexual como un ‘comercio ilícito’” (p. 33). La condena de la moral masculina dominante halla su piedra de toque en sus mismas manifestaciones discursivas, puesto que para Kraus los modos de repre- sentación no expresan tanto la postulación de un mundo alternativo, paralelo, más bien encubre una estructura ideológica concreta: “la superficie se halla en la raíz y se aferra a ella […]. ¿Es la prensa el mensajero? No, es el acontecimiento. ¿Un discurso? No, la vida” (p. 289) Si la crítica referida a los discursos institucionales de la prensa y del poder judi- cial procura exponer las contradicciones a través de las cuales se refuerza su impo- sición, la evaluación de la validez estética de las manifestaciones artísticas tam- bién ocupa un lugar central en sus intereses. En la medida en que la vida moderna exige la difusión de formas ideológicas que desplieguen un perenne manto conci- liador ante las coyunturales contradicciones existentes, el arte, de acuerdo a la perspectiva de Kraus, debe responder con un tipo de configuración que se sustrai- ga a las demandas de un mercado autosuficiente. De tal modo, el artista, que “da forma al día, a la hora, al minuto”, si bien debe partir de los elementos de la reali- dad concreta por la cual responde, se impone una ineludible distancia crítica res- pecto de su pretexto, ya que “por muy limitado y condicionado que sea, espacial y temporalmente […], su obra crecerá de manera tanto más ilimitada y libre cuanto más se aleje de aquél […] Lo que vive del tema morirá antes que el tema” (p. 203). A la crítica de la falsa inmediatez que emerge de las obras que se estructuran ex- clusivamente a partir de temas que, lejos de expresar materiales fidedignos de la realidad concreta, más bien representan la corteza de una construcción social (la concepción de la “utiliteratura”, que Kraus condena y relaciona con la producción satírica de Heine), se adhiere la crítica del formalismo abstracto. Así, la opereta, en tanto forma tradicionalmente subalterna, es rescatada por Kraus, en la medida en que expone una representación crítica respecto del mundo social. El apego a la ópera como forma tradicional del arte elevado, frente a la cual la opereta es perci- bida como un arte menor, expresa el modo en que la lógica del capitalismo de principios de siglo XX condiciona la percepción estética: “Sólo un público teatral

Revista de Filología Alemana 301 2013, vol. 21 187-320 Reseñas racionalizado hasta la saciedad se escandaliza por el desorden en que se producen los acontecimientos en la opereta” (p. 161). La opereta, en el marco de un mundo social dominado por las apariencias, exterioriza “el profundo disparate” que es su “sustancia”, “la superficial sensatez que es su insustancialidad” (p. 419); la solem- nidad de la ópera exhibe, en tanto respuesta al mismo contexto, su propia crítica, ya que “que canten los conspiradores de las operetas resulta plausible; los conspi- radores operísticos, en cambio, actúan en serio y perjudican a la seriedad de su pretensión puesto que su cantar no está motivado” (p. 160s.). La mirada que valora, por sobre la concepción romántica que eleva a dioses y héroes como figuras centrales de las formas artísticas, el intento por “transformar precisamente a éstos en marionetas” (p. 425), en la medida en que al público “la imagen deformada de los dioses podía hacerle comprender el verdadero Olimpo” (p. 161), se extiende a aquellos planos de la vida social en que la representación cobra preeminencia por sobre la vida social misma. La crítica de la concepción del progreso, en este punto, se constituye como un punto nodal a partir del cual se combate el imperio de las apariencias. De acuerdo con la perspectiva de Kraus, el progreso exige un paradójico acto de fe, en la medida en que se ofrece “como un decorado cambiante […]. El progreso es un punto y semeja un movimiento”, razón por la cual “[…] sólo nos falta la percepción de algo de lo que estamos convenci- dos” (p. 175). A lo largo de los artículos reunidos en el presente volumen, traducido y editado temáticamente por Adán Kovacsics, se advierte la manera en que Kraus focaliza su crítica en una inmediatez que aísla la capacidad de percepción de la realidad: “La crítica pública sólo puede educar al hombre, no a los hombres” (p. 47). El intento de Kraus, por el contrario, y a pesar de la apariencia que pueda emerger de la lec- tura de artículos destinados al análisis de temas tan diversos, intenta dar con el motivo oculto que la representación ideológica encubre en la difusión de un pro- greso que aleja a la naturaleza de la naturaleza y de los hombres. De allí la adver- tencia ante uno de los tantos temas tratados en las páginas de La Antorcha: “La crítica debía dirigirse simplemente contra el sistema […] bastante mísera es la gratitud del sistema para con sus servidores; mal paga el Estado a quienes lo dejan abusar de ellos” (p. 59s.)

Martín SALINAS

MASLOW, Arkadij: Die Tochter des Generals. Ed. de Berit Balzer. Berlín: be.bra- Verlag 2011. 431 pp.

Arkadij Maslow –en realidad, Isaak Jefimowitsch Tschemerinsky– era hasta ahora conocido casi únicamente por su activismo como político comunista. La valiosa edición realizada por Berit Balzer para la editorial berlinesa be.bra brinda ahora al lector la ocasión de descubrir una novedosa cara en la multifacética figura de Maslow, la de novelista.

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Su biografía bien podría inspirar el argumento de una complicada trama nove- lesca por su singular trayectoria. Nacido en 1891 en la ciudad ucraniana de Elisa- bethgrado (actualmente Kirovogrado) en el seno de una familia judía, en 1899 emigró junto con su madre y su hermana a Alemania con el fin de evitar los pogro- mos que estaban teniendo lugar por aquel entonces en su tierra natal. Posterior- mente se formó como pianista en el Conservatorio de Dresde y en 1914 decidió estudiar Matemáticas y Física en Berlín. Su apasionante carrera política dio co- mienzo con su ingreso en la Liga Espartaquista –movimiento revolucionario mar- xista organizado en Alemania en el ocaso de la I Guerra Mundial– en el año 1918, momento en el que pasó a llamarse Arkadij Maximowitsch Maslow. Un año más tarde, una mujer se cruzó en su camino y ambos terminaron uniendo sus vidas hasta su forzosa separación en 1941: Ruth Fischer, cuyo nombre verdadero Elfriede Eisler y que había nacido en 1895 en la ciudad de Leipzig. Fischer fue sin duda alguna una mujer luchadora y fuerte defensora de sus ideales políticos. Su temprana participación en la fundación de la KPÖ, el Partido Comu- nista de Austria, fue decisiva. Debido a la intensa actividad política de la pareja y las insalvables desavenencias que con frecuencia suscitaron, se vieron obligados a adoptar diversas nacionalidades y nombres falsos a lo largo de su vida. En 1924 Maslow y Fischer fundaron el Partido Comunista de Alemania, donde ella era la figura visible, pero él ejercía de ideólogo cada vez más radicalizado por la influencia de su fiel compañera. Las revolucionarias ideas de ambos se fueron distanciando del discurso oficial proveniente de Moscú y terminaron siendo expul- sados del Partido. Su ideario político no llegó a encajar con ninguna de las líneas existentes, puesto que no suscribieron del todo ni a Lenin, ni a Trotsky, ni tampo- co la socialdemocracia. Su exilio en 1933 halló, pues, sus causas directas más en su militancia que en el origen judío de ambos. Su estancia parisina se prolongó hasta el año 1940, cuando las tropas alemanas alcanzaron la capital francesa, y Maslow y Fischer se vieron nuevamente obligados a huir, llevándose consigo apenas algunas pertenencias, entre ellas, el manuscrito de la novela Die Tochter des Generals. En esta ocasión, Fischer logró llegar a Nueva York, desde donde finalmente pudo enviar el ansiado visado a Maslow, que aguardaba en Cuba el momento de partir hacia su próximo destino. Pero la suerte quiso que no llegara siquiera a recibirlo: el 21 de noviembre de 1941 Maslow cayó desmayado en plena calle de La Habana tras haber cenado en un restaurante y murió poco después. Las circunstancias que rodearon su repen- tina muerte no llegaron a ser esclarecidas, y no dejan de recordar en cierto modo a la muerte del ruso Aleksandr Litvinenko, sobrevenida sesenta y cinco años más tarde, en 2006. La novela Die Tochter des Generals es la primera y única que escribió Arkadij Maslow, inédita hasta que en el año 2011 fuera publicada por be.bra, aunque sin duda se redactó durante su exilio parisino entre los años 1933 y 1935. Es impor- tante hacer notar que los acontecimientos en los que se inspiró Maslow estaban ocurriendo en Alemania cuando él ya se encontraba en el exilio; no obstante, a pesar de la cercanía temporal de los hechos, Maslow trataba de exponer cómo

Revista de Filología Alemana 303 2013, vol. 21 187-320 Reseñas podían haber llegado a producirse tales sucesos, para lo cual hizo uso de un inter- minable elenco de personajes históricos y ficticios entrelazados, y un notable jue- go de alter ego, en un relato dotado de un marcado tono satírico. Die Tochter des Generals relata en sus páginas el caso de espionaje en torno a las hijas del general alemán von Bimmelburg –trasunto del general Kurt von Hammerstein-Equord–. El matrimonio Hammerstein-Equord –Maria, su mujer, era hija del barón Walther von Lüttwitz– tuvo cuatro hijas (Marie Luise, Maria There- se, Helga y Hildut) y tres hijos varones, de los cuales dos, Kunrat y Ludwig, per- tenecieron al entorno de quienes planificaron el atentado contra Hitler en 1944. Por su parte, dos de las hijas, Marie Luise y Helga, se afiliaron al Partido Comu- nista de Alemania y llegaron a operar como espías para Moscú recurriendo a los documentos de los que disponía su padre. Mientras que Marie Luise tuvo una aventura amorosa con el político comunista Werner Scholem –posterior víctima del nacionalsocialismo–, Helga, por su parte, mantuvo una relación con el agente del KPD Leo Roth. La novela –dividida en ocho partes, que a su vez se subdividen en un total de veintiún capítulos– presenta al inicio un triste cuadro familiar en casa del general von Bimmelburg, pues él apenas soporta a su mujer y a sus hijas, Marieluise y Marianne, a quienes considera unas chicas insulsas que no merecen más atención por su parte de la estrictamente necesaria. Ya en las primeras páginas se revela el interés de la mayor por hacerse con los documentos de su padre para facilitárselos a sus contactos. Un temprano protagonismo adquieren igualmente la figura del joven político Gerhard Alkan y su relación con Marieluise. La extensa informa- ción que se proporciona acerca de la biografía y la carrera política del posible alter ego de Werner Scholem o del propio Maslow evidencia claros paralelismos entre las experiencias vitales de Scholem, Maslow y también de Ruth Fischer. Enamorada de Alkan, a quien conoce en la universidad, e incitada por él, Marie- luise no duda en robar documentación del despacho de su padre. Por su parte, Ma- rianne, la menor de las hermanas, también sentirá admiración por Alkan, sin intuir ninguna de las dos el funesto destino que las aguarda, comenzando por las dificul- tades a las que se enfrenta Marieluise por la relación con su amado, de origen judío, que dan comienzo con los interrogatorios a los que la somete la Gestapo sin tregua por su amistad con aquel “infrahumano” comunista, interrogatorios que también comprometerán seriamente al general von Bimmelburg. Pero esto no frena a las jóvenes en su misión, que irá evolucionando y magnificándose. Marielouise será detenida finalmente por la Gestapo junto a otros cómplices, juzgada por el Volksgerichtshof y condenada a muerte por decapitación. Sin embar- go, en Berlín no se sabía nada de esta condena, todavía novedosa en el Tercer Reich; el juicio se había mantenido en secreto. La descripción de la ejecución de la condena que realizó Maslow en la novela, basándose en el caso real de Renate von Natzmer, Benita von Falkenhayn, Irene von Jena –en la ficción, Anita von Losch, Marieluise von Bimmelburg y Schmidt-Pauli– y Jerzy Sosnowski, es de una dure- za y una nitidez desgarradoras en la que se aúnan gritos, miedo y un rigor protoco- lario, propio del más absurdo de los escenarios.

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Pero la novela de Maslow tiene un alcance descriptivo mucho mayor, ya que refleja con maestría el agitado ambiente berlinés de 1931 a 1934 junto con los eventos históricos, políticos y sociales que allí tuvieron lugar en aquel breve, pero intenso período de tiempo: la toma de poder de Hitler, la implementación del sis- tema de control totalitario, la persecución de los opositores al régimen o la corrup- ción del poder legal del Estado de derecho, así como los cambios que se evidencia- ron en la sociedad alemana, sin olvidar los entresijos del exilio alemán en París. La denuncia que se vierte sobre los partidarios del régimen nacionalsocialista se hace patente, y asimismo se advierte una crítica a las posturas vacilantes de algunos de los testigos de los hechos expresada por medio de un lenguaje claro y directo, apo- yado en un uso enfático de palabras clave escritas íntegramente con letras mayús- culas. El propio Maslow llegó a manifestar que entre sus intenciones a la hora de redactar Die Tochter des Generals primaba mostrar lo negativo, enfermizo y re- pulsivo de la Alemania de aquellos años, pues él mismo era incapaz de apreciar nada positivo en medio de aquella sinrazón. El valor de esta novela es, pues, ex- traordinario, ya que la historia que se narra se torna perfectamente creíble gracias al realismo de sus descripciones, no exentas de cierto sarcasmo, y adquiere a la vez un carácter verdaderamente premonitorio de todos los acontecimientos que estaban aún por llegar. La rigurosa edición debe su mérito al esfuerzo de Berit Balzer, quien al conocer la existencia del manuscrito en la Houghton Library de la Universidad de Harvard, tomó la decisión de recuperarlo tras haber acometido, sin éxito, la búsqueda de posibles herederos del legado de Arkadij Maslow. Aparte de la meritoria sucesión de notas aclaratorias sobre toda suerte de personajes y acontecimientos históricos, la edición presenta un elaborado epílogo, en el que Balzer pormenoriza en un pri- mer apartado, “Form und Hintergründe des Romans”, los detalles en torno al ori- gen del manuscrito y al trasfondo que subyace a la novela, así como a los datos biográficos relevantes de Maslow y Fischer. En el segundo apartado, “Die Tochter des Generals”, Balzer desglosa el contenido y la estructura de la novela, las inten- ciones del autor y los puntos álgidos de su relato. Por último, en el tercer apartado, “Das Verhältnis von Roman und Geschichte”, se pone de manifiesto la estrecha relación entre la novela y la Historia y se analizan la trayectoria de los partidos políticos y el final de la República de Weimar, el ascenso de Hitler al poder y la vida del exilio. También se describen la implicación del mundo intelectual y los medios de comunicación como presión para contribuir a la caída del régimen, el incierto mundo del espionaje, las figuras clave y las codificadas tras falsos nom- bres; se analizan las consecuencias del Pacto de Versalles para la gran industria alemana y su posterior evolución, y se expone el proceso en torno al incendio del Reichstag, la supresión de la Sturmabteilung a raíz de la Noche de los Cuchillos Largos y el establecimiento en 1934 del tribunal conocido como el Volksgerichts- hof. Balzer dedica el cierre del extenso epílogo al episodio real de espionaje en el que se inspiró Maslow para escribir su novela: el ya mencionado caso Falken- hayn/Natzmer.

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Se trata, por tanto, de una cuidada edición crítica con casi cuatrocientas notas aclaratorias y un exhaustivo epílogo, donde la única pega al trabajo editorial sea, quizás, el reducido tamaño de la tipografía y los escasos márgenes, detalles que pueden llegar a hacer incómoda la lectura. En cualquier caso, además del loable esfuerzo investigador y editorial de Berit Balzer y del valor histórico intrínseco que tiene ya de por sí la recuperación de un manuscrito olvidado de estas caracte- rísticas, la relevancia política del autor, así como su acreditada capacidad teórica, las vivencias en primera persona desde un lugar privilegiado y el certero análisis que hace de un momento histórico tan fascinante como terrible, le otorgan a esta obra un lugar destacado. Por todo ello, pese a tratarse de una novela parcialmente ficticia, se trata sin lugar a dudas de un texto interesante para todo aquel que desee ahondar en el conocimiento de los entresijos de un momento y unos acontecimien- tos de capital importancia en la Historia contemporánea.

Bárbara VALDÉS BRIZUELA

MICIELI, Francesco: Schwarzenbach. Schlaflos in Lützelflüh. Erzählung. Ober- hofen am Thunersee: Zytglogge 2012. 104 S.

Wer „Ueli der Knecht“ und „Ueli der Pächter“ nicht gelesen hat, kennt „Die schwar- ze Spinne“ – Schullektüre bis heute. Über ihren Autor und ganz speziell über seine weniger bekannte, wahrhaft meisterliche Erzählung „Die Wassernoth im Emmen- tal“ kann man sich in der aktuellen Ausstellung des neuen Gotthelf-Zentrums in Lützelflüh umfassend informieren. Jeremias Gotthelf alias Albert Bitzius (1797– 1854) ist ein immer wieder liebenswerter Schweizer Klassiker – kernig, boden- ständig, unsentimental und sozial engagiert. „Es soll in drei Tagen ein Kongress zu Jeremias Gotthelf stattfinden“, heißt es zu Beginn der neuen Erzählung des 1956 in einem Ort mit dem wunderschönen Namen Santa Sofia d’Epiro geborenen Ber- ner Dozenten und Schriftstellers Francesco Micieli. „Ich werde über ‚Gotthelf und die Fremden‘ sprechen. Fremdsein ist mein Job. Ich bin der Pressesprecher der Fremdheit“. Und zugleich kommt es dem Ich-Erzähler drei schlaflose Nächte lang so vor, als müsse er nach Lützelflüh zurückkommen, weil er dort etwas Wichtiges vergessen hat: „Eine Seele“. Dieser Angelo war einst mit seinen Eltern aus Italien eingewandert und erinnert sich nun an die emotional aufgeheizte Zeit der Schwarzenbach-Initiative gegen die angebliche „Überfremdung“ der Schweiz, die am 16. Juni 1970 mit nur 54 Prozent Nein-Stimmen abgelehnt worden war. „Die Beatles hatten sich getrennt, Janis Joplin und Jimmy (!) Hendrix waren gestorben, James Schwarzenbach wollte die Italiener dezimieren“. Die meisterhaft komponierte, dreiteilige Erzählung bietet Skizzen und Szenen, die das Leben einer Immigrantenfamilie in den siebziger Jahren vor Augen führen, mitsamt der Schilderung einer unglücklichen, ebenfalls vom Überfremdungsgerede überformten Jugendliebe und inklusive bissiger Kurz- porträts einstiger Schulkameraden und anderer Dorfbewohner von damals. Über

306 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas die Mutter heißt es einmal, sie habe nur nicht auffallen wollen: „Die Schweiz soll- te gar nicht merken, dass sie da war.“ Was aber ebensowenig half gegen die weit- verbreitete „Italiener raus!“ – Mentalität wie die Gigolo-Posen des Vaters oder das rebellische Aufbegehren des nicht nur in der Schule „auffälligen“ Pop- und Rock- Sohns. Der Angelo von heute fragt sich mit Recht, weshalb er sich in seinen bes- ten Jugendjahren ausgerechnet „mit Knoblauch und Mais in meinem Pult“, mit körperlichen Attacken, verbalen Beleidigungen, Lokalverboten, Scham- und Schuldgefühlen beschäftigen musste. „Die siebziger Jahre waren traurig […] Mir kommen diese Jahre wie in ein jämmerliches Dämmerlicht getaucht vor, ein Grau- ton ohne Ausweg […]. Tröstet es mich, wenn ich weiß, dass jeder seine eigene Fremdenfeindlichkeit verstecken möchte?“ Hundert bewegende, lesenswerte Seiten. Francesco Micieli glückt eine ästhe- tisch elegante, lebenskluge und melancholische Reflexion über Nähe und Fremde, Heimat und Identität. In ständigem Gespräch mit Gotthelf, natürlich. Man kann und muss sein Buch auch als wichtigen Beitrag zur literarischen Landeskunde lesen, der an die von Schwarzenbachs Deportations-Initiative verschatteten Ängste und Alpträume zahlreicher Kinder und Jugendlicher erinnert, die später ganz we- sentlich zum Wohlstand und zum Ansehen der Schweiz beigetragen haben. Wes- halb „Schwazzenbach“ es verdienen würde, Schullektüre zu werden. Wie „Die schwarze Spinne.“

Klaus HÜBNER

ROTH, Joseph: Zipper y su padre. Trad. de Marina Bornas Montaña. Madrid: Acantilado 2011. 159 pp.

Dedicada al escritor y periodista Benno C. Reifenberg, que tras participar de la Primera Guerra Mundial se integró al periódico Frankfurter Zeitung y llegó a diri- gir por años su suplemento cultural, a raíz de lo cual trabó amistad con el galit- ziano Joseph Roth, la novela Zipper y su padre (1928) repone los temas que obse- sionaban al autor por aquellos días: el concepto de lo austríaco, es decir, de lo nacional (o, en sus términos, lo “supranacional”), y sus oscuras relaciones con la Gran Guerra en particular y con la barbarie humana en general. Pensada en serie con el resto de la narrativa de Roth, Zipper… es una intersección, en clave delibe- radamente menor, de La marcha de Radetzky y La rebelión (que para muchos de los especialistas son, justamente, acaso sus dos novelas más acabadas y representa- tivas). Si en la primera vemos la preocupación por los linajes y las dinastías, cuya acumulación sólo genera nuevas escaladas de violencia sin una pizca adicional de sabiduría, en la segunda vemos al veterano de guerra absolutamente desamparado y forzado a la autodestrucción; y aquí vemos en acción a la generación de los padres, esos alegres burgueses aparentemente sin problemas, y la de los hijos, esos fraca- sados aparentemente sin soluciones.

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Pero este relato tiene un rasgo que lo diferencia un poco de sus hermanos: la confesa clave autobiográfica. No sólo en lo tocante a la condición huérfana del narrador (“Ich hatte keinen Vater” arranca diciendo la novela, anunciando el relie- ve de esa carencia definitoria), ni a su facilidad para la observación fina del rico elenco finisecular austrohúngaro, sino ante todo porque tras el aparente cierre de la historia, con el capítulo XXI, Roth introduce una “carta del autor para Arnold Zip- per” en la que se empareja con su personaje de ficción y aprovecha, conmovedo- ramente, para expresar la poética personal de lo que designa como un “informe” (Bericht). Allí leemos que su “propósito […] consistía en exponer las diferencias y las semejanzas entre dos generaciones a través de dos personas, de modo que el resultado no fuera una crónica privada acerca de dos vidas privadas” (p. 158), y ese reconocimiento pone en claro la intención de retratar toda una época y todo un imperio tomando como excusa la trillada estructura de la historia del padre y del hijo, tan cara a la novela realista decimonónica. Fuera de ese detalle, si se quiere puramente formal, la novela es un dechado del oficio magistral de Joseph Roth, que podría definirse como su coetáneo Pirandello supo definir al humorismo: como il sentimento del contrario. Narrada en capítulos breves y a veces casi autónomos, gesto característico del folletinista profesional, avanza fluidamente sin decaer jamás, no sólo porque la dosificación de acciones y descripciones está calculada con ojo agudo, sino especialmente porque pronto el lector descubre que lo más importante es la focalización, el punto de vista, aun cuando –o quizás debido precisamente a que– el narrador es conscientemente peri- férico, actuando como un testigo de vidas ajenas (en este caso, las de la familia Zipper). De hecho, lo más encomiable de la obra es la construcción psicológica de ese narrador, todo un Augenmensch, que aunque por momentos finge querer con- denar al viejo Zipper, encarnación de cierta ceguera finisecular vienesa, sin embargo lo admira y por ende lo perdona. Y tratándose de un libro sobre la guerra, como abundaban tantos en la década de 1920, la casi absoluta elisión precisamente de ese episodio –que si bien ausente, actúa como dolorosa bisagra– delata el interés por enfocar las actitudes antes y después de esos cuatro años infernales, que sepa- ran al sueño del confort de la pesadilla de la miseria. El final de esos destinos extra- viados y sin rumbo en una vocación artística frustrada, en un juicio familiar, en un mundo cinematográfico frívolo y desconcertante, no es sino una sutil y melancóli- ca metáfora sobre la condición lamentable de una generación perdida (otra más que la literatura sabe registrar). De esta nueva traducción (la anterior databa de unos pocos años atrás y le per- tenecía a J. Orduña) puede decirse que es fiel en el sentido en que debe serlo toda buena traducción de este autor, cuyos mejores recursos son las oraciones cortas – recuérdese su fastidio ante las largas y pomposas cláusulas de los consagrados literatos alemanes– y las observaciones concretas, todo eso formulado en un len- guaje bastante simple. Pues Roth fue uno de los últimos exponentes puros de una especie que entre tanto prácticamente se ha extinguido, a saber: la del escritor que además es periodista, o la del periodista que además es escritor (para el caso lo mismo da, pues se trata de ganarse la vida escribiendo). Y en él, por lo tanto, nun-

308 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas ca hay pirotecnias ni preciosismos verbales, sino simplemente una historia bien contada a la vieja usanza, esto es, algo interesante contado por alguien interesante, sin estridencias ni requiebres. En esa mediana pretensión, Zipper y su padre es una obra maestra, que confirma el talento necesario para la sobriedad y la humildad.

Marcelo G. BURELLO

STAVARIĆ, Michael: Brenntage. Roman. München: C.H. Beck 2011. 232 S.

Der jüngste Roman des 1972 in Brno (Brünn) geborenen Wiener Schriftstellers Michael Stavarić spielt in einer „ärmlichen, jedoch liebenswerten Gegend“. So charakterisiert sie der namenlose Ich-Erzähler, ein Junge, der nach dem Tod der Mutter in die Obhut seines Onkels geriet, eines schrulligen und zugleich beeindru- ckend weltweisen Raubeins mit abgründiger Vergangenheit. Und der wohnt, an- fangs noch mit seiner Frau, in einer merkwürdigen, von Wäldern, Schluchten und Bergen umgebenen Siedlung fernab der Welt, unter deren Bewohnern sich seltsa- me Sitten und Gebräuche entwickelt haben. Zum Beispiel die Brenntage – einmal im Jahr, „am ersten Tag des Herbstes“, schleppt man allerlei Gerümpel in den Garten: „Wir nahmen Streichhölzer und Feuerbeschleuniger und taten, was getan werden musste. Der Onkel (sichtlich stolz) sprach von den Brenntagen, und ir- gendwann nahmen sich alle Nachbarn in unserer Straße ein Beispiel […]“ Ein Ri- tual, diese Brenntage, eines von vielen in dieser weniger liebenswert als vielmehr unwirklich und düster anmutenden Gegend. Der allmählich in pubertäre Verstri- ckungen geratende Knabe wächst auf mit dem Knistern der Flammen und den Gerüchen der Erde, mit mysteriösen Soldaten und Jägern im Dschungel der Wäl- der, mit strengen, aber auch abergläubischen und skurrilen Autoritäten und mit regelmäßig eintreffenden Briefen der toten Mutter. Zudem ist der Text geradezu durchsetzt von Bergbau-Motiven, und dabei an Novalis und dessen „Heinrich von Ofterdingen“ zu denken ist durchaus erlaubt. Eine unheimliche, bisweilen mär- chenhafte Szenerie, archaisch, wenn auch mit Fernsehempfang. Doch das Fernsehen ist genauso surreal wie alles andere. Nicht nur einmal erscheint es dem Jungen zweifelhaft, ob die Außenwelt und all das, was er auf dem Bildschirm gesehen hat, überhaupt existieren. Der zarte Zauber von Stavarićs rauer Prosa, die oft im Sinne einer Litanei mit variierenden Wiederholungen arbeitet und damit Festlegungen vermeidet, hat we- niger mit ihren Inhalten zu tun als vielmehr mit Rhythmus und Klang. Ähnlich wie in manchen früheren Büchern des enorm produktiven Autors ist die innere Ordnung auch dieses Romans eine musikalische. Eine brüchige, unvollendete Ordnung ist das, denn Sicherheiten gibt es in dieser Geschichte ebenso wenig wie in den schaurigen Tiefen der die Siedlung unterhöhlenden Minen. Das Erzählte kann immer auch sein eigenes Gegenteil sein, und wo die Wirklichkeit aufhört und die Phantasie des Erzählers anfängt, ist nicht zu ermitteln. Oft spricht die Sprache selbst: Stavarić liebt seltene, gern auch veraltete Wörter und raunende, melodisch und faszinierend das Schicksal beschwörende Redewendungen. Und deren Varia-

Revista de Filología Alemana 309 2013, vol. 21 187-320 Reseñas tionen. Was nebenbei gesagt nicht untypisch ist für Schriftsteller, die in einer an- deren Sprache aufgewachsen sind als in ihrer heutigen Literatursprache. Wie auch immer: Entstanden ist ein in sich konsequenter, aus Prosaflicken meisterlich ge- wobener Wortteppich über die bedrohlichen Abgründe und fatalen Inkon- sequenzen des Lebens, eine romantisch-surrealistische Parabel auf die Schwellen- zeit zwischen Kindheit und Erwachsenenleben.

Klaus HÜBNER

VON SCHIRACH, Ferdinand: Crímenes. Trad. de Juan de Sola. Buenos Aires: Sala- mandra 2012. 190 pp.

Es un hecho que una peculiaridad del policial alemán −que lo diferencia neta- mente de la tradición anglosajona− es el interés puesto, no en la figura del detec- tive que certifica y protege la armonía del mundo ficcional, sino en la del criminal que delata la arbitrariedad y el caos de un orden social inicuo. Ya se percibe esto en una obra que, sin ser el primer exponente del género, es la primera en alcanzar un reconocimiento y una influencia decisivos: Der Verbrecher aus verlorener Ehre (1787), de Friedrich Schiller. En esta narración, la introducción de un narra- dor objetivo que, a la manera de un cronista, se oculta detrás de los hechos que detalla, y el afán de verosimilitud –anunciado enfáticamente en el subtítulo: “Eine wahre Geschichte”–, anticipan a el posterior desarrollo de este subgénero. La pro- pia caracterización del protagonista, Christian Wolf, inaugura una tradición que tendrá luego señalados exponentes, por ejemplo, en el Michael Kohlhaas (1808) de Kleist, en Geschichte vom braven Kasperl und dem schönen Annerl (1817) de Clemens Brentano, en Das Fräulein von Scuderi (1820) de Hoffmann, en Das Kloster bei Sendomir (1827) de Grillparzer, en Die Judenbuche (1842) de Droste- Hülshoff (1797-1848), en Ein Doppelgänger (1887) de Storm, en Unterm Birnbaum (1885) de Fontane o en Stopfkuchen (1891) de Raabe. Más allá de todas las divergencias en cuanto a los tiempos y las circunstancias, las narraciones que se incluyen en esta primera obra literaria de Ferdinand von Schirach se colocan en esta tradición literaria, de intensa popularidad en los países de lengua alemana. El título de la compilación, Verbrechen (2009), ofrece ya al- guna referencia acerca de las perspectivas que sustentan el libro: no se trata aquí tan solo de detallar situaciones excepcionales, sino también de examinar sus ante- cedentes y sus razones; de alcanzar, por encima de los sucesos particulares, la generalidad que está en su base. En el prólogo, el autor afirma haberse inspirado en procedimientos penales en los que ha actuado como abogado defensor, pero que en realidad habla “del ser humano, de sus fracasos, de su culpa y su grandeza” (p. 9). Esta búsqueda de generalidad va también de la mano de un afán por tornar comprensibles los comportamientos de los delincuentes: “Yo cuento las historias de asesinos, traficantes de drogas, atracadores de bancos y prostitutas. Todos tie- nen su historia y no son muy distintos de nosotros” (p. 9). A pesar de esta declara-

310 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas ción de intenciones, y de los comentarios vertidos en múltiples reseñas, la lectura de la obra permite percibir que en ella se trata, ante todo, acerca de acontecimien- tos y de personajes inauditos, cuyos desarrollos son presentados como extraños, más allá del productivo esfuerzo para volverlos comprensibles. El primer caso brinda de esto un testimonio elocuente; Friedhelm Fähner representa menos un oscuro personaje promedio que un auténtico héroe problemático: un criminal y un loco que se encuentra fuera de lugar en el degradado mundo contemporáneo. Minu- cioso y metódico, se encuentra además dominado por un inconmovible sentido de la justicia: según el narrador, al hombre moderno “el juramento le da igual. Pero – y este ‘pero’ encierra todo un mundo– Fähner no era un hombre moderno. Su promesa era solemne, iba en serio” (p. 20). Es esta fidelidad incorruptible al jura- mento prestado lo que lo convierte en asesino de Ingrid, su mujer: “La erupción de violencia fue el estallido del recipiente a presión en el que estuvo encerrado toda su vida en virtud de su juramento” (p. 20). En esta explicación de la psicología (y la sociología) de Fähner cabe percibir una pieza de dialéctica de la Ilustración; a partir de la comprensión de esta dialéctica se eleva el narrador por encima de las motivaciones singulares para interrogarse acerca de lo universal: “Era un problema de filosofía del derecho: ¿cuál es el sentido del castigo? ¿Por qué castigamos?” (p. 21); solo que esta elevación al plano de lo general conduce a una puesta en causa de las teorías, que en su rigidez pierden precisamente de vista las cualidades de lo concreto: “Nuestra ley recoge todas estas teorías, pero ninguna se ajustaba al caso que nos ocupa” (p. 21). “Ahora todo suena terrible, pero era lo que era” (p. 98): esta aseveración, hecha por uno de los personajes, define muy bien un artículo fundamental de la poética de von Schirach, la convicción de que la realidad rebasa siempre las predicciones de los sujetos en general y, ante todo, de los aficionados a las teorías. Este interés por comprender los hechos, que se asocia al empeño del autor en situarse en un lugar intermedio, por momentos indefinible, entre la posición del jurista y la del escritor de ficciones, se asocia al rechazo del sentimentalismo: se trata de com- prender al criminal, pero no de desbordarse en comentarios emotivos. De allí la sobriedad y concisión estilísticas, que constituyen de por sí una señal de identidad del Kriminalfall alemán. Suena como una reflexión metapoética el comentario que hace el narrador de la última de las piezas, a pocas páginas del final, acerca de los fiscales y defensores contemporáneos en Alemania: “Cualquier voz impostada, cualquier amago de desgarrarse el pecho, cualquier formulación alambicada se consideran inaceptables. Los grandes discursos finales son cosa de los siglos pasa- dos. A los alemanes ya no les gusta la grandilocuencia, han tenido demasiada” (p. 185). Movido por semejante ideal de sobriedad se ocupa el narrador, de manera recurrente, de confrontar la propia experiencia “real” con los clisés de la ficción policial; así, por ejemplo cuando dice: “En las novelas policíacas, el culpable con- fiesa en cuanto se le pegan cuatro gritos; en la vida real no resulta tan sencillo” (p. 104); la máxima según la cual “la solución es demasiado simple es un invento de los guionistas. Lo contrario sí es verdad. Lo que es evidente es probable. Y, casi siempre, también correcto” (p. 104). La frialdad no excluye la comprensión, y aun

Revista de Filología Alemana 311 2013, vol. 21 187-320 Reseñas la compasión hacia aquellos criminales en los que sería razonable caracterizar como víctimas del orden social vigente; en estas circunstancias, las descripciones evocan las del Christian Wolf de Schiller o las de los criminales de las Novellen tardías de Storm. Un ejemplo elocuente lo ofrece el personaje de Michalka en “El etíope”:

En el parvulario se burlaban de él; empezó la escuela a los seis años. Nada le salía bien. Era feo, demasiado alto y, sobre todo, excesivamente revoltoso. Le costaba estu- diar, su ortografía era un desastre, sacaba la peor nota en casi todas las asignaturas. Las niñas le tenían miedo o sentían repulsión por su aspecto. Era inseguro y, en consecuencia, un bocazas. Su cabello lo convertía en un marginado. La mayoría de la gente lo consideraba tonto, solo su maestra de alemán decía de él que tenía otras aptitudes (p. 170).

Solo que, en esta oportunidad, la realidad corrige a la ficción, y el delincuente encuentra una inserción feliz que en general se echa de menos en las Krimi- nalnovellen. Corresponde apuntar que, a diferencia de buena parte de estas, las narraciones de von Schirach revelan un eficaz empleo de los recursos humorísti- cos: la mirada que observa tanto al criminal como a la sociedad que lo pervierte y lo juzga se encuentra, a menudo, venturosamente cargada de sarcasmo e ironía.

Miguel VEDDA

ZAIMOGLU, Feridun: Ruß. Roman. Köln: Kiepenheuer & Witsch 2011. 272 S.

Sein Name ist ein Markenzeichen, und wenn man von deutscher Literatur nach 1945 spricht, setzt man neuerdings öfters mal „von Aichinger bis Zaimoglu“ hin- zu. Auf jedes neue Buch des in Kiel lebenden Chamisso-Preisträgers des Jahres 2005 ist man gespannt, denn zumindest in den letzten zehn Jahren glich keines seinem Vorgänger. Und das kann man auch von „Ruß“ sagen, dem jüngsten Ro- man des 1964 geborenen literarischen Tausendsassas. Der Titel darf als Anspie- lung auf das einst elend rußige Ruhrgebiet verstanden werden, denn dort spielt der größte Teil von Zaimoglus Geschichte, und von dort stammen auch die meisten ihrer Figuren. Dass dann auch das kaputte und doch sehr lebendige Warschau und das von Zaimoglu in Grund und Boden verdammte Salzburg eine Rolle spielen und dass das Finale der Geschichte auf der grandiosen Großglockner-Hochalpen- straße stattfindet, soll nicht verschwiegen werden. Aber im Grunde geht es auch dort um den Ruhrpott. Und um die Liebe. Zaimoglus Hauptfigur heißt Renz. Nach der Ermordung seiner Frau hat er den Arztberuf aufgegeben und ist ins Geschäft seines Schwiegervaters eingestiegen, der in Duisburg-Ruhrort einen Kiosk betreibt. Renz trinkt nicht mehr, raucht nicht mehr, malt jeden Morgen Ikonen, immer mit Blick auf die Urne im Regal. Trotz aller Trauer und Einsamkeit scheint er sich mit seiner Situation einigermaßen ar- rangiert zu haben, als er erfährt, dass der Mörder seiner Frau demnächst aus dem

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Knast entlassen werden soll. Aus recht undurchsichtigen Gründen will ein früherer Kumpel bei Renz Rachegelüste schüren. Dieser Voss bietet ihm einen merkwürdi- gen Handel an: Renz soll sich einige Zeit um seinen irren Halbbruder Josef küm- mern, und im Gegenzug werde dafür gesorgt, dass der Mörder ums Leben kommt, ohne dass der Verdacht auf Renz fallen kann. Und so nimmt das anfangs etwas verwirrende Geschehen seinen Lauf, und wer sich beim Lesen mitten in einem „Tatort“-Krimi zu befinden glaubt, dem wird man schwerlich widersprechen wol- len. Allerdings, und das ist entscheidend, ist die von zahlreichen Krimi-Episoden getragene Handlung nicht das Wichtigste an „Ruß“. Auch nicht die sprachlich brillanten, manchmal bis ins Frühexpressionistische gehenden, von Trauer um den Niedergang der einst so stolzen Industrieregion getragenen Schilderungen des pro- letarischen Milieus. Schilderungen? Oft nur kleine Stimmungsbilder, Redewen- dungen, Töne. Viel Dialog. „Somnambuler Realismus“ hat Hubert Spiegel Za- imoglus Schreibweise genannt, und das trifft es ganz gut. Besonders muss man darauf hinweisen, dass sich der Erzähler nicht in den Vordergrund drängt, sondern jeder seiner Figuren eine Stimme gibt – Helden des Untergangs gewissermaßen, die ihre frühere Arbeit verloren haben, denen aber, vermutlich bis an ihr Lebens- ende, die schonungslos direkte, oft sehr ruppige und dennoch herzliche Solidarität der Bergleute in den Knochen sitzt. Was auch bedeutet: Man liest viel Umgangs- sprache, vermeintlichen Ruhrpott-Slang – der allerdings ähnlich verfremdet ist wie die berühmte „Kanak-Sprak“. Doch die von Zaimoglu aus oftmals noch nie zuvor gehörten Worten und eigenwilligen Tonfällen geschaffene „Ruß“-Sprache trägt, gerade weil sie eine Kunstsprache ist. Wer in diesem Roman eine melancholische, von allergrößter Sympathie durchdrungene Hommage an die Menschen und Stadt- landschaften eines in der Realität schon untergegangenen Ruhrgebiets sehen möchte, der liegt gewiss nicht falsch. Doch da ist noch etwas: die Liebe nämlich, oder das, was man gemeinhin dafür hält. Renz ist traurig, einsam und unendlich liebesbedürftig. Der Jüngste ist er auch nicht mehr. Dass zu den mit vielen schmerzlichen Verlusten verbundenen Verän- derungen seines Lebens auch der Verlust seiner einstigen Unbefangenheit im Um- gang mit Frauen gehört, ja dass die Verhältnisse zwischen Mann und Frau ganz allgemein erheblich komplizierter sind als früher, zeigt sich nirgends so drastisch wie in seinem Verhältnis zu Marja. Diese Marja ist misstrauisch, vor allem Män- nern gegenüber, und sie hat Gründe dafür. „Erst folgte er ihr in einigem Abstand, dann schloss er zu ihr auf, es kam einer Berührung gleich, dass sie keine Feindse- ligkeit empfanden […] Er nannte sie wieder beim Namen, und es gefiel ihr, es gefiel ihr so sehr, dass sie sich fest an ihn schmiegte. Ein verwilderter Mann, den die Wildheit anderer Männer abstieß“. Es bleibt schwierig zwischen den beiden, und wie Zaimoglu diese merkwürdige Liebe in Worte zu fassen versteht, ist faszi- nierend. Wird Renz am Ende überleben? „Sie legte ihm einen Ankerohrring in die Hand. Glücksbringer, sagte sie, will ich zurückhaben. Ja. Machs gut, sagte sie und schloss die Tür.“ Gibt es so etwas wie Zukunft, für ihn, für Marja, überhaupt? „Renz sah zu den Häusern an den Hängen in der Nacht. Fenster aus Licht“. Mit diesen lakonischen Zeilen endet Feridun Zaimoglus Gesellschafts-, Kriminal-,

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Abenteuer- und Liebesroman. Der Sprachrausch ist vorüber. Dem Leser jedoch wird es warm ums Herz, und dieses Gefühl hält an. Kann man von einem Roman mehr erwarten?

Klaus HÜBNER

ZWEIG, Stefan: Las hermanas. “Conte Drolatique”. Trad. de Berta Vias Mahou. Barcelona: Acantilado 2011. 61 pp.

Acantilado nos ofrece, en este caso, la traducción de un breve relato salido de la pluma del escritor austriaco Stefan Zweig en 1937, que hasta ahora bien po- dría haber pasado desapercibido para la crítica y los lectores españoles. A través de la mirada del viajero curioso que, de la mano de un lugareño, intenta aden- trarse en la historia de una ciudad desconocida, nos vemos envueltos en un rela- to, tan breve como apasionante, sobre dos hermanas marcadas por dos personali- dades muy distintas. Con el uso de largas descripciones, que casi cortan la respiración al lector, nos trasladamos a un pasado lejano en exóticos territorios. Con el trasfondo de una contienda militar, la historia comienza con el amor que uno de los más altos caba- lleros del ejército profesa a una mujer de distinta clase social, a la que convierte en su esposa y posteriormente abandona con el gran afán conquistador y militar de obtener las más altas ganancias. Pero la ambición lo cegó, y tras levantar a su ejér- cito contra su propio rey, es miserablemente asesinado, mientras su mujer, ajena a la situación, da a luz a dos niñas. Esta historia sirve de pretexto a nuestro autor para introducirnos a las dos pro- tagonistas, que pudiendo haber formado parte de las más altas clases sociales, se ven sumidas en una vida miserable junto a su madre. Las dos gemelas de nuestro relato, igual de bellas, toman el nombre de Helena y Sophia. Cada una de ellas, marcadas en cierto modo por el simbolismo de sus nombres, son herederas de la belleza de su madre y el afán dominante de su padre. Ambas se embarcan violen- tamente en una lucha con su igual por mantener el equilibro de poder que ambas ostentan y, en última instancia, por derrotar a la otra. Así, ambas cometen el mismo pecado y caen en la trampa de la soberbia, sien- do el humilde modo de vida que su madre les ofrece harto insuficiente para dar rienda suelta a sus deseos. Sin embargo, de acuerdo a sus caracteres, cada una afronta esta situación de manera opuesta. Helena es puro fuego, la más bella. En un intento por escapar de su desgraciado destino, decide huir del hogar materno y comerciar con su cuerpo para así conseguir a través de los hombres toda la riqueza y el poder del que antaño gozara su padre. Se irá transformando en una femme fatale que atrapa en sus redes femeninas a cualquiera que ose acercarse a ella y se convierte así, en una figura dominante y embaucadora. Este prototipo de mujer es de encontrar en repetidas ocasiones en la obra de Stefan Zweig, como en Unter- gang eines Herzens o Vergessene Träume.

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Sophia, inteligente y prudente, decide ingresar como novicia en un convento y hacer gala de su intachable virtud, para así, demostrar de un modo muy distinto su grandeza. Las dos, de este modo, son representantes de las dos grandes caras del ser humano, de la vertiente apolínea y de la dionisiaca, la de los deseos más pro- fundos del corazón y la de la pureza del alma humana. El pecado, con sus seductoras redes, atrapa a la virtud en un nido de deleite y satisfacción. Dionisos ha ganado la batalla y los sentidos preponderan frente a la razón. Y ahora ambas se convierten en una sola, forman una perfecta unidad. O lo que es lo mismo: en realidad ambas han caído en el mismo error, aunque la una haya pecado de exceso, al abandonarse completamente a sus los placeres del cuerpo; y la otra por defecto, al creer ser mucho más pura y virtuosa de lo que su naturaleza en realidad le permite, al final ambas se ven sumidas en la misma desgracia. Pecaminosas, usureras y avariciosas dominan los poderes materiales de este mundo. Solo hay un enemigo, mucho más fuerte, al que no pueden derrotar: el tiempo. Mientras la vejez consume a las mujeres, comprenderán que es la virtud y las buenas obras que en este mundo realizamos, las que permanecen en la eternidad. Y es precisamente la buena acción que estas hermanas hicieron, en forma de construcción arquitectónica, la que motiva la obra y la que las mantiene vivas en el recuerdo del pueblo. En un relato tan breve y sin apenas percatarnos, nuestro autor nos sumerge con gran maestría en una profunda reflexión sobre la naturaleza del alma humana, sobre la importancia de nuestras acciones en este mundo y, al mismo tiempo, sobre la fugacidad del ser humano, al mismo tiempo que, con un relato en forma de fábula y con tintes orientales, nos ofrece una lección de moral y virtud sobre el dominio de los instintos humanos y de la sensualidad en pos de un bien mayor, y ante todo, so- bre la delgada línea que separa ambos extremos. Estamos así ante una obra indispen- sable para poder comprender de una forma unitaria el pensamiento de nuestro autor sobre lo demoníaco de la naturaleza humana y la búsqueda de la trascendencia.

Carmen VIDAL

ZWEIG, Stefan: Los milagros de la vida. Trad. de Berta Vias Mahou. Madrid: Acantilado 2011. 125 pp.

La novela corta Die Wunder des Lebens (1903) es sólo una muestra más del oficio de Stefan Zweig (1881-1942) y su representatividad sorprende ante todo por la temprana fecha de su confección, cuando el gran literato vienés aún no se deci- día entre la prosa y el verso y su carrera como narrador apenas comenzaba. De alguna manera, esta Novelle puede concebirse entonces como un lanzamiento y un tanteo de la propia poética, en especial si se atiende al hecho de que los dos gran- des temas que la informan, el malentendido amoroso y el conflicto artístico, se constituirían más adelante en los dos pilares narrativos y ensayísticos del autor. Situada en Amberes, patria de grandes pintores, hacia la época de la rebelión ico-

Revista de Filología Alemana 315 2013, vol. 21 187-320 Reseñas noclasta –la furibunda Beeldenstrom– que enfrentó mortalmente a protestantes y católicos, la historia muestra en acción a un viejo pintor en busca de inspiración y a su proverbial modelo femenino, una joven y bella huérfana judía (por lo tanto miembro de la tercer comunidad en discordia), cada uno buscándose a sí mismo, a su vez, en una sociedad turbulenta y llena de violentas suspicacias. La elección de las circunstancias históricas que dan marco al relato y el entrecruzamiento de las “agendas” íntimas por parte de los protagonistas son sin duda los mayores hallaz- gos de la obrita, y parecen más fruto de un viejo maestro que de un principiante. En efecto: Zweig ha sabido reducir aquí un gran momento (recurrente, además, si pensamos en otras iconoclastias, desde la bizantina en adelante), valiéndose de las técnicas del novelista histórico, que tras encuadrar los acontecimientos genera- les se enfoca en un par de personajes algo marginales y periféricos para poder dar curso a la libre invención, siempre rigurosamente contextualizada. La detección del problema de fondo en el dogma cristiano, esto es, la representación sensible de lo trascendente, denota una agudeza admirable, y cuando al artista plástico se le comisiona una imagen de la Virgen María éste llega a decir: “soy uno de esos po- bres hombres que no saben pintar si no es a partir de la naturaleza, a los que no les ha sido dado componer desde su interior, uno de esos que deben crear su obra imitando con esfuerzo lo real. Yo no elegiría a mi amada para representar con dignidad a Nuestra Señora, pues sería pecaminoso ver a la Inmaculada a través del rostro de una pecadora […]” (p. 21). El siglo XVI presenció en tierras flamencas el estallido de dos crisis familiares para el Cristianismo: las polémicas por las imágenes y las persecuciones de las sectas. Con una enorme perspicacia, Zweig halló un punto de inflexión donde entrecruzar ambas, adicionando –como si fuera poco– un tertium frecuentemente olvidado en estas discusiones: el Judaísmo (el fuerte asimilacionismo del autor no le impidió tematizar la Judenfrage toda vez que pudo, siempre bajo una máscara poética). Así, el interés del lector está garan- tizado, sobre todo por la honda captación de los móviles de la psique de cada uno de los protagonistas y sus respectivos periplos en pos de la identidad personal y la redención, en un juego de hermenéuticas religiosas que anticipa la maravillosa Leyenda del santo bebedor de Joseph Roth, un paradigma de la narración de doble nivel mundanal/trascendental. En todo caso, nótese que esta pieza de Zweig tiene un antecedente (acaso sea lícito hablar incluso de una “fuente”) en la leyenda de Kleist Santa Cecilia, o el poder de la música (1811), enmarcada exactamente en el mismo contexto y con un clímax similar. Por cierto, a todo este repertorio volvería una y otra vez el propio Stefan Zweig, consciente de la riqueza de estos temas: pensemos, por ejemplo, en el relato El candelabro enterrado y en el ensayo El arcano de la creación artística, entre otros casos. ¿Qué es el estilo clásico en literatura? Este relato bien puede proporcionar una respuesta. Lo que el lenguaje cinematográfico denomina “progresión de planos” es ante todo una norma: primero, el contexto; luego, los personajes por fuera; y por último, el interior de los mismos, por obra de la introspección, ya de parte del na- rrador omnisciente, ya mediante los parlamentos (que saben reponer tanto la histo- ria previa como la intimidad). Las acciones sabiamente dosificadas, ni acumuladas

316 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Reseñas ni discontinuas, con profusas descripciones que producen “efecto de realidad”. La sintaxis cuidada, el léxico rico y preciso, incluso en boca de personajes de los que no correspondería tal cosa… En fin, todo un arsenal altamente convencionalizado y siempre efectivo, que Zweig manejaba, evidentemente, desde sus comienzos como escritor, y que esta traducción, como es costumbre en la traductora y en la colección del caso, reproduce a la perfección para el público de lengua española.

Marcelo G. BURELLO

ZWEIG, Stefan: Fouché. Retrato de un hombre político. Trad. de Carlos Fortea. Barcelona: Acantilado 2011. 279 pp.

Entre los muchos actores que a lo largo de los siglos han decidido el destino del mundo, existe un selecto número de individuos que brillan con luz propia; una clase, no se sabe si de héroes o de demonios, que escribe su nombre en la historia casi sin proponérselo, seres excepcionales cuya existencia desprende una energía tal que es capaz de atraer para sí todas las miradas de su tiempo y de los tiempos que están por venir. Y escondidos entre ellos, casi invisibles a los ojos de la poste- ridad bajo el fulgor que emiten los otros, hombres como Fouché han movido y cortado a su antojo los hilos que a menudo se suponen patrimonio exclusivo de aquellos más elevados. Stefan Zweig rescata en esta obra de 1929 una figura vital para entender el convulso periodo que abarca desde los inicios de la Revolución francesa hasta la Restauración de la monarquía, una época dominada por las imponentes figuras de los Danton, Roberspierre, Murat, Talleyrand, Barras y, por encima del resto, Napo- león. A todos ellos se acerca en algún momento de su vida Fouché, a todos los asiste, a todos los traiciona y les sobrevive. Movido siempre por una fuerza que sobrepasa toda ambición e instinto, el feo, enjuto y paupérrimo heredero de un linaje de humildes marineros y comerciantes supo leer con claridad el mapa políti- co de la Francia de su tiempo y hacerse con un lugar destacado en todos los go- biernos que fueron sucediéndose. Cambiaban los tiempos, cambiaban los nombres; ahora el pueblo pedía sangre, ahora mesura. Pero lo único inmutable era siempre él, Fouché, por mucho que una mirada superficial le haga parecer el más cambiante de todos. El mismo hombre que en 1790 daba clases en el seminario saqueaba iglesias en el 92, predicaba con- tra la riqueza en el 93, se convertía en multimillonario en el 98 y diez años des- pués, después de una vida dedicada (al menos en apariencia) a la revolución, ya era duque de Otranto. Pero a lo único que jamás permaneció fiel Fouché fue a sí mismo. Predicador, líder popular, asesino de masas, jefe de policía, político, espía, ministro, diplomático… en todas sus facetas destaca siempre el mismo carácter estoico y paciente pero a la vez voraz e inmisericorde que le llevó a sobrevivir a cada acusación que recayó sobre él y hasta a lograr que fuera la cabeza de sus enemigos la que aguardara al encuentro de la guillotina. Siempre oculto, evitando dar un paso al frente salvo que no quedara alternativa y dejando que sean otros,

Revista de Filología Alemana 317 2013, vol. 21 187-320 Reseñas quizá más grandes pero menos hábiles, quienes estampen su firma en la historia. No hubo contemporáneo suyo, fuera del bando que fuera, que no se envenenase al pronunciar su nombre. Stefan Zweig renuncia a recrearse en el desarrollo cronológico de los aconte- cimientos para ahondar en la personalidad y el carácter de un personaje que la historia ha retratado a menudo en un inmerecido segundo plano. Pero no lo hace, explica el propio autor en el prefacio, porque considere que se trate de un hombre admirable. Todo lo contrario: la vida de Fouché es la de un perfecto ejemplar de hombre político, una especie que se mantiene de plena actualidad tanto en las pri- meras décadas del siglo XX como en nuestra propia era y a la que es preciso des- proveer de cualquier clase de naturaleza heroica. Su biografía sirve como excusa para realizar una profunda reflexión sobre el poder desde su lado más oscuro, frío y calculador. No basta sólo con llegar a la primera línea de acción política: lo que Fouché logró es mantenerse en ella durante décadas, algo en lo que la mayoría de los gigantes de la historia fracasan sin remedio una vez que el peso de su propio nombre o el de los sacrificios pagados para llegar hasta la cima se vuelve imposi- ble de soportar. El mismo ojo experto que le permitió ver antes que nadie el poten- cial de Napoleón fue también el que le previno de la inminente caída del hombre más poderoso del momento. En efecto, Fouché no tuvo ningún reparo en sacrificar al hombre al que había ayudado a conseguir el título de Emperador y servido como ministro durante años: nada más conocerse el resultado de Waterloo facilitó la entrada de Luis XVIII en Francia, dándole el golpe de gracia a un régimen en el que se había implicado personal y profesionalmente desde su nacimiento mismo. Cometió incluso la osadía de aceptar el cargo de ministro de la Corona durante la Restauración, pero aquello fue demasiado para un gabinete que había asistido ató- nito a la carrera de un demonio que jamás se dejaba derribar por muy evidentes y escandalosas que fueran sus deslealtades y traiciones. Murió en Trieste en 1820, olvidado por todos y por la posteridad, tan sólo cuatro años después de su condena al exilio. En total transcurrieron treinta años entre los primeros pasos de aquel seminarista transformado en político y el exilio por regicida del sin embargo riquí- simo duque de Otranto. La nueva edición que nos ofrece Acantilado actualiza las dos traducciones espa- ñolas previas, siendo la más reciente de ellas (la de 2003, de la editorial Debate) obra de Carlos Fortea, el mismo traductor que la de Acantilado. Se trata en cual- quier caso de una oportunidad magnífica para rescatar la historia de un personaje apasionante y a menudo olvidado, al mismo tiempo que se nos ofrece una refle- xión sobre el poder de innegable vigencia e interés tanto para la época de Stefan Zweig como para la nuestra.

Alejandro LÓPEZ

318 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 187-318 Datos estadísticos de la Revista de Filología Alemana

Vol. 21 (2013) Artículos recibidos: 25 Artículos aceptados: 9 Artículos rechazados: 16

Datos generales Estadísticas según datos disponibles

Artículos publicados en números anteriores: 13 (2005): publicados 10 14 (2006): publicados 9 15 (2007): publicados 12 16 (2008): publicados 13 17 (2009): publicados 12 18 (2010): publicados 14 19 (2011): publicados 13 20 (2012): publicados 12

Artículos rechazados: 2005: 5 2006: 7 2007: 3 2008: 4 2009: 5 2010: 8 2011: 12 2012: 11

En el presente número de la Revista de Filología Alemana han colaborado como evaluadores externos:

Dra. Margarita Blanco Hölscher (Universidad de Oviedo) Dr. Marcelo G. Burello (Universidad de Buenos Aires) Dra. Ana Rosa Calero Valera (Universitat de València) Dra. Ingrid García Wistädt (Universitat de València) Dr. Germán Garrido (Universidad Complutense de Madrid) Dr. Arno Gimber (Universidad Complutense de Madrid) Dr. Peter Hanenberg (Universidade Católica Portuguesa) Dr. Jordi Jané Carbó (Universitat Rovira i Virgili) Dr. José Javier Martos Ramos (Universidad de Sevilla)

Revista de Filología Alemana 319 ISSN: 1133-0406 2013, vol. 21 319-320

Dra. Meike Meliss (Universidade de Santiago de Compostela) Dra. Carmen Mellado Blanco (Universidade de Santiago de Compostela) Dra. Eva Parra Membrives (Universidad de Sevilla) Dra. Berta Raposo Fernández (Universitat de València) Dr. Mario Saalbach (Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea) Dra. Dolors Sabaté Planes (Universidade de Santiago de Compostela) Dra. Lorena Silos Ribas (Universidad de Alcalá) Dra. Mar Soliño (Universidad de Salamanca) Dra. M. Loreto Vilar Panella (Universitat de Barcelona)

320 Revista de Filología Alemana 2013, vol. 21 319-320