Mecanismos elementales del relato policiaco en un cuento de María Elena Bermúdez

Sara Rivera Ramírez*

Recepción: 17 de mayo de 2008 Aceptación: 25 de agosto de 2008 Resumen. El relato policiaco clásico obedece Detective Story’s Elementary Mechanism in Facultad de Humanidades Universidad Autónoma del Estado de México, México. a un esquema muy preciso, el método a Story of María Elena Bermúdez Correo electrónico: [email protected] científico decimonónico. Los elementos del Abstract. The classic detective story follows texto construyen un combate de ingenios entre a very precise outline, nineteenth-century autor y lector en la solución de un crimen. scientific methods. The text’s elements come Este mecanismo se manifiesta enUn cuarto en together to establish a battle of wits between Ámsterdam de María Elena Bermúdez, donde author and reader to solve a crime. This las aparentes transgresiones de la historia device is revealed in María Elena Bermúdez’s confirman la eficacia del pensamiento lógico- Un cuarto en Ámsterdam (A Room in deductivo. Amsterdam), where the story’s apparent Palabras clave: relato policiaco, proceso transgressions confirm the effectiveness of the lógico-deductivo, María Elena Bermúdez, Un logical-deductive thinking. cuarto en Ámsterdam. Key words: detective story, logical-deductive thinking, María Elena Bermúdez, Un cuarto en Ámsterdam.

Introducción Cuando un crimen –y en especial, el descubrimiento de su per- petrador– se presenta como la principal o la única dimensión de El llamado género policiaco es uno de los fenómenos más la historia, cuando el crimen mismo queda reducido de un drama interesantes desde el siglo x i x hasta ahora: su amplísima humano a un misterio por resolver, entonces nace un nuevo proyección abarca todas las clases sociales y se han enrique- género literario (Mandel, 1986: 11). cido sus manifestaciones, desde la literatura –donde tuvo su génesis– hasta el cine. Tres aspectos fundamentales lo hacen Así, pertenecen a esta categoría todos los relatos cuyo atractivo, según Roas (2005: 1): “el interés por el misterio, la asunto es resolver un misterio, comúnmente un crimen.1 atracción por el mal y la dialéctica orden/desorden”. Pero este proceso, su narración, debe cumplir también Un fenómeno así por supuesto que merece atención. El ciertos requisitos formales. Como el “hilo conductor” de primer problema se presenta en la definición del mismo su narración “es la investigación de un hecho criminal” objeto, cuando a este tipo de literatura se le denomina, por entrar en la narrativa (novela y cuento sobre todo), género policiaco. Para no caer en las discusiones sobre los 1. “Crimen” se entiende en este género con la tercera acepción que presenta el Dic- géneros literarios propiamente, cuando se habla del género cionario de la lengua española: “Acción voluntaria de matar o herir gravemente a policiaco o detectivesco se maneja esta noción como lo alguien” (r a e , 2001: 1638), prácticamente como sinónimo de “asesinato”, por eso la hacen los cineastas, en lo que se refiere más al contenido intervención de la policía, de detectives, y de ahí también la etiqueta para este tipo que a lo formal: de literatura, denominada genéricamente “novela policial” o “criminal”

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(Roas, 2005: 1), hay un contrato de lectura: este enigma A todas estas características tan específicas, Mandel (1986) debe ser descubierto por el lector pero desenmascarado agrega otras que privaron en el relato criminal clásico, fundado por el detective (Mandel, 1986: 40). De aquí se des- por “Los asesinatos de la calle Morgue” de Edgar Allan Poe prenden las características que constituyen el género (publicado originalmente en la Graham’s Magazine, Filadelfia, policiaco: en abril de 1841 [Rodrígues, 2006: 119]): el verdadero héroe de- a) Carácter extremadamente convencional y formal en sus bía ser un brillante investigador, proveniente de la clase alta. El tramas, que obedecen a ciertas leyes.2 crimen –y aquí está el quid del género– es simplemente el marco b) El número de personajes es reducido y ellos siempre para solucionar un problema, un pretexto “para armar rompe- están presentes en la escena del crimen. cabezas” (Mandel, 1986: 28). Esto proporciona su cosificación, c) El alcance temporal es estrecho. por lo que el tema3 del relato no es el crimen propiamente, sino d) El asesinato [sic] inicial es el núcleo de la acción y el enigma por sí mismo: “el problema es analítico, no social ocurre al principio del texto. ni jurídico” (Mandel, 1986: 29), “interesa fundamentalmente e) El criminal es un solo individuo, un ser convencional como problema matemático” (Roas, 2005: 2). De ahí que Nar- y formal, no necesariamente un archivillano. cejac (1986) pensara en la novela policiaca como una máquina f) El crimen es provocado por un solo motivo y pasión. de lectura que, como tal, está diseñada fría y precisamente de g) Como se dijo, hay un contrato de lectura: este asesinato antemano, en la que cada una de las partes tiene una única y debe ser descubierto por el lector, pero desenmascarado por necesaria función, cada una engranada para producir un efecto el detective. específico: una novela policiaca está “programada” en la medi- h) El relato cuenta siempre con un solo héroe (el detective da en que se constituye para ofrecer cierta verdad, a partir de o investigador, no la policía) (Mandel, 1986: 40). sucesos lógicos precisos (Narcejac, 1986: 224). De hecho, este es Si el relato violara alguno de estos puntos, correría el el “formato tradicional de la literatura policíaca” en contraste riesgo de caer en otra clase de y ya no pertenecer al con la llamada “novela negra”:4 “un investigador políticamente género. Navarrete (1995: 136) sintetiza los “elementos im- indiferente […] soluciona un misterio a través de un riguroso prescindibles: a) el (en [la mayoría de los casos]: proceso deductivo” (Cano, 2006: 5 c.m. [toda vez que se anote un crimen); b) el héroe, el o los villanos y la víctima, y c) el c.m. quiere decir: las cursivas son mías]). manejo adecuado del suspenso”. De este modo, el relato policial se manifiesta como una “batalla de ingenios” entre el detective y el criminal, el autor y el lector. En esta lucha, el meollo radica en la dilucidación del misterio: 5 2. Hablamos de un género “fácilmente reductible a un determinado número de pautas quién fue, cómo, a quién, cuándo, por qué… Y este combate

y temas” (Roas, 2005: 1). debe presentarse como un “juego limpio” desde el autor hacia el lector; no debe recurrirse a trucos, todas las pistas deben estar ahí 3. Se entiende por tema la categoría semántica que puede estar presente a lo largo del y claras. La finalidad es, al ser desenredado el misterio, “sorprender texto o aun en el conjunto de la literatura. Se distingue del motivo por su grado sin engañar” (Mandel, 1986: 29, 110 y 30). El lector es fascinado de abstracción (Kayser, 1992: 101 y ss). Unidad que constituyen los elementos por “el proceso científico de investigación y la reconstrucción particulares (elementos temáticos dispuestos en un orden determinado); categoría del rompecabezas a partir de las diversas piezas encontradas. El sumaria que une el material verbal de la obra. Debe nutrirse de una materia concre- enigma y su resolución en estado puro” (Roas, 2005: 2). ta. Hay temas que tienen significación fuera del contexto artístico, vida propia fuera

de la literatura de la obra (Tomachevski, 2002: 199 y 202). 1. Antecedentes locales

4. Esta subclase sitúa “en primer plano el retrato crítico de la sociedad y la intros-

pección psicológica (tanto en relación [con el] detective como [con el] criminal), A pesar de que en 1932 el diario Crítica publicó como fo- lletín El enigma de la calle Arcos, primera novela policial relegando el misterio a un segundo plano” (Roas, 2005: 2). El relato policial clásico argentina, firmada con el seudónimo de Sauli Lostal –Luis o relato de enigma pertenece a la escuela inglesa, por oposición al “policial duro” Stallo– (Sorrentino, 2004), y otros cuentos previos también de la escuela estadounidense (Domínguez, 2005: 107). en Argentina de Paul Groussac, Eduardo Holmberg y Eus- 5. Dicho de una manera más académica, la novela policiaca como género literario taquio Pellicer, o del uruguayo Horacio Quiroga, la ficción “no sólo se preocupa de manera fría y diletante de averiguar quién fue el asesino detectivesca no ha tenido en Hispanoamérica el impacto que (whodunnit), sino también cuáles fueron las causas (whydunnit) y cómo fue lleva- desde el siglo x i x hubo en Estados Unidos, Inglaterra y Fran-

do a cabo (howdunnit) [sic]” (Vigueras, 2005: 6). “Whodunit [sic] (contracción de cia, principalmente. Hasta los años sesenta, la publicación de

‘¿Quién lo hizo?’)” (Roas, 2005: 1). este género había sido intermitente (Cano, 2006: 73-74).

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El género policial empezó a manejarse en México, con Stout.8 Tanto para el lector como dentro de la historia, la cierta regularidad, a partir de los años cuarenta (Navarrete, protagonista es un ser totalmente anónimo; nadie, al final, 1995: 6). Vicente Francisco Torres (Márquez, 2006) afirma se entera de que ella descubre todo. Apenas trabaja con una que en México la revista de Secciones Policiacas y de Misterio libreta en un cuarto de hotel. De ahí el título (también un dio a conocer de 1946 a 1953 a los escritores latinoameri- elemento inusitado): el cuarto no es el lugar del crimen, canos más importantes de entonces, entre ellos Rodolfo como comúnmente se estila,9 sino el sitio de la elucubración. Usigli y Rafael Bernal, cuyos textos Ensayo de un crimen De esta característica surge la siguiente. en 1944 (La Fuente, 2003: 3) y Complot Mongol (1969) c) Al ser anónima la protagonista y estar sola en su (Ramírez-Pimienta y Fernández, 2005: 187), respectivamente, cuarto, la resolución del misterio es sólo por deducción, constituyen las pioneras de la novela policíaca mexicana.6 en un alarde de pensamiento lógico-deductivo, a partir de Es llamativa la declaración de Ilán Stavans, en Antihéroes. México y su novela policial (en Navarrete, 1995: 137), respecto a que en México el género se ha desarrollado por 6. Aunque Vicente Francisco Torres consigna en Muertos de papel que fue Margos de imitación y parodia de los clásicos ingleses o estadounidenses y que, en ningún caso [c.m. sic], maneja todos los elementos Villanueva la mujer que en 1955 inauguró formalmente el género en México con del thriller clásico. “En México son pocos los autores que 22 horas (en Gámez, 2007). han abordado el género policial[,] y quienes lo practicaron 7 Considerado por Luis Leal (1956: 136) “el más intelectual de los detectives mexi- en los años cuarenta y cincuenta fueron muchos menos. canos”. Es muy común que los escritores de este género, precisamente los más Además, hoy en día, han quedado en el anonimato o han clásicos, recurran a un mismo investigador –casi siempre amateur– para gran parte trascendido por obras relevantes en otras áreas” (Navarrete, de, si no todos, sus textos, desde el mismo Poe con August Dupin, el ya universal

1995: 137). Sherlock Holmes de sir Arthur Conan Doyle, Hércules Poirot de Agatha Christie

(precisamente el modelo para María Elena Bermúdez), Dashiell Hammett con Sam 2. Un cuarto en Ámsterdam Spade, Raymond Chandler y su Philip Marlowe. En México, sobresalen en este

Entre los escritores mexicanos que han cultivado el género rubro Paco Ignacio Taibo II con el detective independiente Héctor Belascoarán Sha- policiaco, y dentro de ellos, las mujeres, María Elena Bermú- yne y el paródico Peter Pérez, de José Martínez de la Vega. dez es de las más famosas y prolíficas. No sólo se diferencia 8. Este “irritante” investigador “nunca visita el lugar del crimen sino que se queda en de otras reconocidas autoras (y autores, valga la inclusión) casa revisando las pruebas mientras toma una cerveza y da, evidentemente, con la en haberse dedicado ex profeso al género, en la teoría y su solución correcta” (Roas, 2005: 1). Cfr. también Paredes (1999). escritura. Aunque en algunos de sus textos se limita a repro- 9. Aquí viene a colación el llamado “subgénero” (Garyubas, 2004) o “motivo” (Domín- ducir con mayor o menor fortuna el esquema general del guez, 2005) del enigma del cuarto cerrado. Las fuentes consultadas coinciden en que relato detectivesco, hay otros en cambio donde ejerció con fue también Poe, con “Los asesinatos de la calle Morgue”, quien dio la pauta, y más astucia un gran dominio del género, para contradecir, como tarde fue plenamente instaurado por El misterio del cuarto amarillo de Gaston Le- se asienta líneas arriba, a Stavans y Navarrete. Tal es el caso de Un cuarto en Ámsterdam (Bermúdez, 1984: 227-261). roux. Este enigma es propio de la “primitiva ficción policial”: “la posibilidad de un En este relato hay tres elementos sustanciales e innovado- crimen cometido en el interior de una habitación herméticamente inaccesible […] El res que aparentemente rompen con la tradición del género, espacio privado, así, se manifestaría como condición indispensable para el intento de son poco convencionales, pero –como se verá– finalmente un crimen perfecto y su posterior elucidación. Entiéndase: privado a las miradas, a la sirven para reafirmar los principios que rigen este tipo de participación y aún [sic] el entendimiento de los otros (García, 2004). Por lo anterior, literatura, a saber: “incentiva al lector a la revelación a través del método deductivo” (Brito, s/a).

a) En Un cuarto en Ámsterdam el asunto no es precisamen- Un crimen se descubre en un lugar cerrado donde el autor “está ausente y cuyas abertu- te un asesinato y su descubrimiento, ni siquiera un crimen ras en el momento del descubrimiento están herméticamente cerradas desde el interior. en su sentido general, sino se trata de una mera desaparición, Se lo considera como el enigma policial por excelencia”. Esto “conmueve al lector para que al principio se manifiesta como algo sobrenatural. b) La protagonista (quien resuelve el problema) no es un obligarlo a seguir la investigación. El detective se opone no al asesino sino a la irracio- detective (en este caso, Bermúdez prescindió de su ejemplar nalidad del enigma” (Domínguez, 2005: 87). “Todo el policial clásico usa y abusa de este Armando H. Zozaya7), ni se asocia con la policía. Es más: motivo hasta que se anquilosa y se transforma en un tópico” (Domínguez, 2005: 92). no interviene activamente, presencialmente, en el esclareci- “Según Boileau y Narcejac, el enigma del cuarto cerrado servía para que, por oposición, miento del misterio, tal como Nero Wolf, personaje de Rex se destacara la figura del detective” (Domínguez, 2005: 98).

CIENCIA ergo sum, Vol. 16-2, julio-octubre 2009. 119 Ci e n c i a s Hu m a n a s y d e l a Co n d u c t a la observación, algunos datos mínimos, pero básicos, y el Barthes dentro del código hermenéutico11 (de la presenta- descarte. La solución es sólo en la teoría (anónima), queda ción) que todo texto tiene: la tematización, formulación entre la protagonista, mediante el narrador, y el lector, pero del enigma, peticiones de respuesta, engaños, equívocos, nunca se concreta en los hechos, en la trama10 del relato; su bloqueos, respuesta suspendida, planteamiento de la hipó- solución no interviene en la historia del misterio. tesis, desciframiento o revelación (cfr. Barthes, 1987: 14-15, Estos tres elementos resultan paradójicos, dado que siendo 51, principalmente). piezas inusitadas a primera vista, al final operan óptima- Parte de la tematización de Un cuarto en Ámsterdam, que mente para el funcionamiento de esta máquina que es el prepara la presentación del misterio, está al comienzo del relato policial. Esto se comprueba si se desglosan a través relato: una turista mexicana llega a la capital holandesa, y de la trama del relato. después de dejar su equipaje en el hotel, decide pasear por la Según Austin Freeman, toda novela policiaca debería ciudad. Entra en un café, el Albert’s Corner, donde escucha seguir este proceso, el mismo del método científico a la la conversación de una guía de turistas con su cliente en la manera decimonónica: mesa contigua. Aquí se presenta ya el paso número uno, el 1. El enunciado del problema. problema, por lo que también se formula el enigma: 2. La presentación de los datos esenciales para descubrir la solución. Hablaba ella de una desaparición misteriosa. Del desvanecimiento 3. El desarrollo de la investigación y la presentación de la increíble de una persona, ante los ojos de seis testigos y dentro solución. de los muros impenetrables de un recinto cerrado [c.m. v. nota 4. La discusión de los indicios y la demostración (Freeman 9]. Y esa persona había sido Albert, nada menos; y el recinto, ese en Narcejac, 1986: 53). Corner (Bermúdez, 1984: 229). Mandel, por su parte, distingue el patrón formal del relato policiaco en siete pasos: La narración de los detalles de ese acontecimiento 1. El problema. conlleva un bloqueo: “Se comprobó, en suma, que era 2. La solución inicial. imposible que por medios naturales Albert hubiera salido 3. La complicación. del restorán” (Bermúdez, 1984: 239). 4. El periodo de confusión. Hay, además, un indicio12 que hace todavía más pro- 5. La luz esclarecedora. fundo el misterio: cuando Albert desapareció, también 6. La solución final. se esfumó un barco que figuraba en uno de los cuadros 7. La explicación (Mandel, 1986: 29). colgados en la pared del café. Ya antes el dueño del negocio Estos pasos son complementados por los morfemas había amenazado con irse “a donde nadie pudiera encon- hermenéuticos (formadores de lexias) que propone Roland trarlo” (Bermúdez, 1984: 230, c.m.); había dicho, sobre todo, señalando el cuadro, que se iría en ese barco. Esta aclaración de Albert será, cuando se resuelva el enigma, 10. La trama es la base de lo que se denomina el plano de la historia de un texto narra- un engaño. tivo (el otro es el del discurso, lo materialmente escrito). Consiste en el “conjunto Al ver el cuadro carente de la nave, la protagonista lo de acontecimientos vinculados entre sí que nos son comunicados a lo largo de la asocia espontáneamente con la leyenda de la Mulata de obra”, lo que ha ocurrido efectivamente (Tomachevski, 2002: 202). Córdoba, y esto forma parte también de la tematización: 11. Denominado también “voz de la verdad”. “Conjunto de unidades que tienen la fun- “La Mulata de Córdoba. También ésta había zarpado así, ción de articular, de diversas maneras, una pregunta, su respuesta y los variados hacia lo desconocido, en un barco pintado en la pared”

accidentes que pueden preparar la pregunta o retrasar la respuesta, o también (Bermúdez, 1984: 231).

formular un enigma y llevar a su desciframiento” (Barthes, 1987: 3, 12). Con estos datos, la solución inicial (paso dos), una

12. Barthes (1988: 14-15) ubica los indicios en las funciones integradoras, como un respuesta parcial y de hecho la primera hipótesis, es que el acontecimiento fue producto de alguna hechicería: “La concepto más o menos difuso, pero necesario: los indicios caracterológicos (per- explicación más obvia era sin duda la de la magia, blanca sonajes, informaciones relativas a su identidad, notaciones de atmósferas, etc.); o negra” (Bermúdez, 1984: 232). Pero la protagonista, al la relación con su correlato no es ya distribucional, sino integradora; adquiere su desarrollar esta posibilidad y recordando un programa de sentido al nivel de una tipología general de los actantes. Entonces son unidades televisión, se topa con una segunda hipótesis: el propietario verdaderamente semánticas: remiten a un significado, no a una operación como del Corner bien pudo pasar a la cuarta dimensión. “Tanto las funciones puras, y por lo tanto, tiene que ver con la funcionalidad del ser. el barco de Albert como el de la Mulata se encontraban

120 Ri v e r a Ra m í r e z , S. Me c a n i s m o s e l e m e n t a l e s d e l r e l a t o p o l i c i a c o ... Ci e n c i a s Hu m a n a s y d e l a Co n d u c t a justo en ese punto por donde se pasa a la cuarta dimen- Una vez instalada en su cuarto de hotel, la protagonista, sión” (Bermúdez, 1984: 234). Habría algunas posibilida- consciente de lo extraño del caso (4: periodo de confusión), des para sustentar esta hipótesis, basadas en historias de se dispone a leer Los sueños en la casa de la bruja, de H. P. fantasmas: que el desaparecido se convierte en un animal, Lovecraft. Pretende encontrar ahí la solución al misterio. o bien, se desintegra por el efecto de algún elemento de Precisamente la novela desarrolla con amplitud la hipótesis la naturaleza. 2, el fenómeno de la cuarta dimensión, puesto que alude No obstante, la protagonista quiere ir más lejos; de este a una bruja llamada Keziah, quien en 1692 desapareció modo se plantea ya una promesa de respuesta: “[…] no era de la cárcel de Salem dejando sólo unos ángulos y curvas la literatura fantástica la que iba a auxiliarla a resolver ese pintarrajeados con una sustancia viscosa. De este modo, problema. Porque ya había decidido resolverlo. Intentarlo se justifica la segunda hipótesis y se delinea como una al menos”13 (Bermúdez, 1984: 236). respuesta parcial: Con este entusiasmo, la turista se propone una nueva (la tercera) hipótesis: “en Albert’s Corner se había cometido […] si Keziah al dibujar aquellos ángulos y aquellas curvas en los un asesinato mondo y lirondo” (Bermúdez, 1984: 236). muros y la Mulata, al pintar lo que se creyó era un barco, estaban Asumiéndose como la “viva encarnación de Armando H. en realidad trazando una gráfica y uniendo por medio de líneas Zozaya” (guiño intratextual de Bermúdez), la protagonista re- un punto determinado de las coordenadas de espacio y el tiempo, gresa al restaurante, y allí se dedica a observar detenidamente bien pudieron haber encontrado el acceso a la cuarta dimensión a los seis empleados para encontrar datos, a fin de verificar (Bermúdez, 1984: 251). su tercera hipótesis. Sin embargo, esta misma observación la lleva a ir descartando uno a uno a los seis sospechosos. Aun Así la protagonista-investigadora da por concluido el caso así, le llama la atención una de las meseras que, a diferencia del Albert’s Corner; la solución consiste en que Albert pasó de las otras, no es rubia; es alta y delgada, ligeramente hom- a la cuarta dimensión, “la hipótesis es complicada, pero bruna; con su cabello negro, sus ojos azules y el color de su pausible” (Bermúdez, 1984: 252) –en el plano del discurso, piel, posee una belleza exótica. Esta descripción en el plano en el relato, hubo una larga y minuciosa explicación del del discurso constituye también la tematización. fenómeno–. Sin embargo este hecho se convierte en un Ante la curiosidad de la turista mexicana, uno de los equívoco cuando la protagonista repara en otro bloqueo: empleados le ofrece un álbum que compila los reportajes periodísticos sobre el caso de la desaparición. Los datos Kesiah [sic] y la Mulata dejaron tras de sí extraños bosquejos en que ahí encuentra la protagonista contribuyen más a la los muros de sus respectivas celdas; un hombre trazó en la pared tematización: el físico de Albert (ojos azules, por ejemplo), rectas y curvas para encontrar un punto: Albert, en cambio, se lle- su afición a la pintura, a los libros de magia y ficción vó su barco. Dejó tras sí el vacío (Bermúdez, 1984: 253, c.m.). científica, su membresía a una secta espiritista de la cual él era un medium sobresaliente… Estos indicios pueden El énfasis indica una respuesta suspendida, debido a que constituirse también en una complicación (paso 3) y hasta precisamente “el borrón del barco” (Bermúdez, 1984: 253, en un equívoco (o engaño, como se verá), pues promueven c.m. Hay ya un indicio para el lector) es la clave para la el aspecto sobrenatural de la desaparición. protagonista, la luz esclarecedora (paso 5). De ahí comien- Los testimonios de los empleados que estaban en el za a desenrollar el intrigante hilo, después de desechar esa momento de la desaparición conforman un bloqueo: segunda hipótesis, mediante la formulación de una cuarta “sus respuestas fueron casi uniformes: el hombre se había hipótesis: esfumado en forma increíble” (Bermúdez, 1984: 244, c.m.). “Casi”: ahí comienza a estar la clave, pues en cada uno de los testimonios hay alguna referencia a Jorma, la mesera 13. “En contraposición [a las voces institucionales, del periodismo, los informes poli- de cabello negro. Uno de los obreros que trabajaba frente ciales o la jurisprudencia], la del razonador es una voz solitaria, aislada, anárquica. al restaurante notó a Jorma salir dos veces del local, un El suyo representa un contradiscurso de lo social […] Lejos de los escenarios del empleado afirmó que vio entrar a Albert en el baño, pero después rectificó que era Jorma quien ahí se encontraba; crimen, lejos de las calles y sus muchedumbres, el detective es un frecuentador de una mesera la vio sacudiendo las paredes mientras otra dijo los estados de quietud que dicta el encierro. En la soledad de su domicilio piensa que para cuando todos notaron la desaparición de Albert, y repiensa cada detalle de los relatos que los participantes del caso en cuestión le Jorma ya se había ido. han hecho” (García, 2004).

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[El desvanecimiento del barco en la pintura] era posiblemente debajo, sin barco, y que sin duda había sido pintada por el un toque audaz, de efectos sorpresivos, puesto de adrede [sic] propio Albert […] En seguida, debía hacer notar a Dora la por alguien que quiso subrayar las características sobrenaturales anomalía en el cuadro y la sugestionaría hasta hacerla gritar. o, al menos, inexplicables, de la ausencia de Albert (Bermúdez, Dora era tímida, impresionable, un poco tonta, y Jorma la 1984: 254). tenía dominada” (Bermúdez, 1984: 258). 6. “Albert, seguramente, llegaba a casa de Jorma y ahí se ocul- Queda aún la duda sobre la naturaleza de la desaparición taba. Ella llegaría más tarde” (Bermúdez, 1984: 258-259). de Albert. Por el método del descarte, paulatinamente se Este es, entonces, el desciframiento del enigma. Se ha desecha la tercera hipótesis, del asesinato, pues es imposible llegado por fin al sexto paso, la solución final. Así, el re- conjugar la oportunidad, las circunstancias, los móviles y lato ha cumplido su cometido y sus condiciones: ninguna las capacidades de quienes estuvieron presentes. trampa, ninguna explicación sobrenatural: “El desorden Para llegar a la solución definitiva de la desaparición de puesto en orden […] la irracionalidad restablecida después Albert, es pertinente concretar la evolución de las distintas de trastornos irracionales; he aquí la ideología de la novela hipótesis por las que pasó la protagonista. Al esquematizar criminal” (Mandel, 1986: 62). el proceso, podrá entenderse su impecable coherencia: La huésped de Un cuarto en Ámsterdam, como cualquiera a) 1a. hipótesis: producto de la hechicería. de los famosos detectives, tiene sin embargo todavía más que Indicios: La Mulata de Córdoba, historias de fantasmas, dar para culminar el proceso, para llegar a la explicación final Albert aficionado al espiritismo. (paso 7 del patrón formal): “¿por qué Albert había urdido Rechazo: la literatura fantástica no resuelve el problema; todo aquello?” (Bermúdez, 1984: 259). Y viene entonces la demasiado inverosímil. revelación: b) 2a. hipótesis: la cuarta dimensión. Indicios: el programa de televisión, La Mulata de Córdoba y […] se entendían de maravilla […] Albert había estado retirando La bruja Keziah (la novela de Lovecraft); desarrollo de teorías fondos del banco, dinero que únicamente con Jorma estaba científicas aún no comprobadas, pero posibles. dispuesto a compartir en adelante. Había planeado y conseguido Rechazo: diferencia entre las brujas y Albert. Para encontrar esa desaparición para evitarse las molestias del divorcio y, tal el punto de tránsito, se trazan dibujos, y en el caso de Albert vez, para reaparecer algún día si así lo estimaba conveniente sucedió lo contrario: el punto posible se esfumó. (Bermúdez, 1984: 259). c) 3a. hipótesis: asesinato, crimen perfecto. Indicios: ninguno. Satisfecha por su capacidad deductiva, la investigadora Rechazo: descarte de sospechosos y causas. anónima –porque “no cuenta con otros confidentes para su Viene así la cuarta hipótesis, explicada paso a paso por el teoría, que aquellas cuatro paredes de su cuarto” (Bermúdez, proceso deductivo de la protagonista: 1984: 259)– espera el día siguiente. Entonces comprueba que 1. “[…] el aspecto sobrenatural de la desaparición de Albert, su hipótesis fue correcta, cuando la camarera le informa que subrayado adrede por el detalle del desvanecimiento del encontraron por fin a Albert, y la protagonista se le adelanta barco en el cuadro. Adrede” (Bermúdez, 1984: 256). indicándole dónde, para asombro de la empleada. 2. “[…] el único capaz de urdir una treta de esa magnitud era el propio Albert: adepto a lo sobrenatural, guasón e incluso Conclusión aficionado a pintar” (Bermúdez, 1984: 256). 3. Para su treta, se requería alguien que lo secundara: Jorma. Los tres aspectos aparentemente inusitados que se presen- Todos los testimonios coincidían, menos en lo que se refería tan en Un cuarto en Ámsterdam han sido magistralmente a esta mesera. Cada uno la vio haciendo labores diferentes. manejados por Bermúdez para reiterar la función del “Faltaba, en suma, una persona del restorán en tanto que género policiaco clásico: “la investigación es el elemento otra se duplicaba” (Bermúdez, 1984: 257). Ergo: estructurador de todo relato policial” (Roas, 2005: 1). Al 4. “Albert […] se disfrazó de Jorma y, antes de que cerraran, ser la protagonista una persona común y corriente, que salió tranquilamente del restorán […] El físico un tanto exótico no investiga con la acción sino con las ideas, y que por de Jorma se prestaba a ser imitado” (Bermúdez, 1984: 257). esto mismo la solución del enigma para el lector sólo se 5. Mientras Albert desaparecía, Jorma se dedicaba a sacudir manifiesta en el plano del discurso (“su mente ha resuel- las paredes: “Era muy probable que justo en ese momento to un misterio” [Bermúdez, 1984: 261]) y no en el de la sustituyera el barco para dejar otra pintura que se encontraba historia del misterio y su descubrimiento, significa que

122 Ri v e r a Ra m í r e z , S. Me c a n i s m o s e l e m e n t a l e s d e l r e l a t o p o l i c i a c o ... Ci e n c i a s Hu m a n a s y d e l a Co n d u c t a todo se ha logrado con el raciocinio lógico-deductivo, sin la protagonista en su cuarto, la sucesión del planteamiento necesidad de acciones, interrogatorios, auxilio de la policía de las hipótesis, puede notarse una progresión racional: o pruebas, ni siquiera hurgando en el sitio del crimen.14 Así se corrobora lo dicho por Narcejac: el enigma “sólo 1° Producto de la hechicería era un oscuro y esa oscuridad no tardaría en dispersarse gracias a los adelantos de la razón, armada con el método científico. La deducción es el instrumento del poder […] 2° La cuarta dimensión es el hilo de Ariadna que, en lo sucesivo, va a conducir el pensamiento humano por el dédalo de las cosas” (Narcejac, 1986: 26); y se confirma aquí también el molde clásico del 3° Asesinato género: “la tendencia a tratar el crimen como un juego estético donde el misterio y el ingenio tienen un fin en sí mismos” (Roas, 2005: 1). 4°Desaparición intencional, La estructura de este relato (“la organización del material previamente maquinada se ajusta a los avances del investigador en la resolución del misterio, que se produce inevitablemente al final” [Roas, 2005: 1]) cumple en todos los aspectos las pautas de un clá- sico policial. Si se esquematiza el orden del pensamiento de Esto es, hay un ascenso (o descenso) por cada escalón (hipótesis) que va de lo menos a lo más racional. Por eso Mandel concibe el relato criminal como cosificación, pues

14. “La imitación o inversión paródica del motivo [el enigma del cuarto cerrado] no desprende del razonamiento cualquier resorte pasional o psicológico. La protagonista de Un cuarto en Ámsterdam eliminó [su] carácter paradójico […] sino que lo incrementó al acumular sobre la ha demostrado que esto es posible sin la necesidad de un figura del detective el misterio por partida doble, tanto por su capacidad de racio- crimen propiamente dicho, y que en la teoría, en un cuarto nalizar lo irracional, al develar el enigma, como por el hecho de hacerlo con me- de hotel y en el anonimato, puede resolverse cualquier miste- dios prácticamente nulos, por estar en un cuarto cerrado […] Los procedimientos rio, puede dársele una explicación racional a lo inverosímil, paródicos que imitan e invierten el motivo producen un tercer procedimiento: la siempre y cuando se tenga la habilidad deductiva de los hiperbolización de la figura del detective” (Domínguez, 2005: 104). grandes investigadores.

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