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Recordando a Violeta Parra Sergio Reyes

Recordando a Violeta Parra Sergio Reyes

Recordando a Sergio Reyes

Violeta Parra, Presentación

Un día viernes, 8 de junio de 1990, después de seis meses de preparación, un grupo de músicos y no músicos que incluyó a Elena Brauchy (), Melania Bruno (Puerto Rico), Mérida Castillo (Cuba), Tito Fuster (España), Alfredo Gómez (Uruguay), Yolanda Meléndez (Puerto Rico), Marisa Peralta (Chile), Miguel Pérez (Puerto Rico), Sergio Reyes (Chile), Carlos Salamanca (Puerto Rico), Ricardo Sánchez (Colombia), Carlos Suárez (Perú), Juan Vargas (Puerto Rico) y Mary Westropp (EE.UU.), presentamos a un público mixto de latinos y norteamericanos la vida de Violeta Parra. Otro compañero norteamericano, Joe Levendusky, un profesional de la iluminación de teatro nos regaló su talento y su tiempo para crear el ambiente necesario con luces.

Tuve el honor de producir y conducir a este precioso grupo de voluntarios para revivir el trabajo de nuestra compositora e investigadora folclórica mayor. Para la mayoría de los artistas esta fue también una tarea de aprendizaje y de descubrimiento del trabajo de Violeta.

Para los que asistieron, esta fue también una revelación sobre la vida y el trabajo de Violeta. La audiencia fue relativamente pequeña, porque en la sala de presentaciones de la Vieja Iglesia Bautista de Cambridge no entraba más de 200 personas, y muchos tuvieron que ver la presentación de pié o sentados en el piso. En ese sentido fue un éxito. Pero, las expresiones de aprecio humano al final de la actuación fueron aún más reconfortantes.

En una mezcla de narración, de lecturas de testimonios de amigos y familiares de Violeta, y sus canciones, por cerca de dos horas nos acercamos a su obra y a su espíritu que continúa y continuará viva en la memoria y en los corazones de todos los que tienen la oportunidad de conocerla.

Lo que aquí incluyo puede ser utilizado por cualquier grupo de trabajadores o voluntarios culturales para celebrar su vida.

Sergio Reyes

24 de diciembre de 2001

A Friday, June 8, 1990, after six months of rehearsals, a group of musicians and non-musicians, which included Elena Brauchy (Chile), Melania Bruno (Puerto Rico), Mérida Castillo (Cuba), Tito Fuster (España), Alfredo Gómez

1 (Uruguay), Yolanda Meléndez (Puerto Rico), Marisa Peralta (Chile), Miguel Pérez (Puerto Rico), Sergio Reyes (Chile), Carlos Salamanca (Puerto Rico), Ricardo Sánchez (Colombia), Carlos Suárez (Perú), Juan Vargas (Puerto Rico) and Mary Westropp (U.S.), presented to a mixed Latino and American public the life of Violeta Parra. An American friend, a professional theater stage lighting specialist gave us his gift of talent and time to create the right environment with lights.

I had the honor to lead this group of volunteers to bring to life again the works of our major composer and researcher. For the majority of the artists, this was also a learning experience and discovery of Violeta Parra.

For those who came to listen and see, the life and music of Violeta was also a revelation. The audience was relatively small, because the stage room in the Old Cambridge Baptist Church in Cambridge, could only accomodate 200 people. Many had to listen standing up or seating on the floor. It was a success. But, the human expressions of appreciation at the end of the presentation were even more satisfying.

An array of narration, readings of testimonies of relatives and friends of Violeta, and her songs, for nearly two hours, allowed all of us to get closer to her work and her spirit, which will continue to be alive in our memories and hearts.

The work I include here can be used by any group of cultural workers or volunteers to celebrate Violeta's life.

Sergio Reyes

December 24, 2001.

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Violeta fue una más de alrededor de doce millones de habitantes que viven arrinconados entre el Oceano Pacífico y la Cordillera de los Andes. La mayoría ha vivido siempre en la pobreza.

El sudor y la sangre de los esforzados trabajadores chilenos, sin embargo, ha servido para enriquecer solo a un pequeño grupo de patrones de dentro y fuera. Chile posee recursos excepcionales: tierra fértil, mar fértil, creación fértil. Ninguna razón más que la avaricia del capital existe para que sus habitantes no vivan «una vida más linda qu'el sol.»

En esta tierra nace la Violeta Parra. «Violeta penetra al mundo por la puerta de San Carlos, pequeña ciudad sita en las extremidades de Chillán, el 4 de Octubre de 1917.»

* Al Centro de la Injusticia * Arriba Quemando el Sol

2 Hija de un profesor primario y de una mujer campesina, la niñez de Violeta transcurre entre más penas que alegrías junto a sus hermanos y hermanas.

Mi taita fué letrario pa' profesor estudió y a las ciudades llegó a enseñar su diccionario. Mi mamá como canario nació en un campo florío como zorzal entumío creció entre las candelillas conoce lo que's la trilla la molienda y l'amasijo. Con un chiquillo en los brazos los otros seis a la cola entramos como una ola contentos como payasos casi pisando los pasos de mi preocupa'o paire a una casa misteriosa que yo la ví más hermosa que la capilla del fraile.

Testimonio de su hermana Hilda Parra «Entonces trabajaba mi papá de profesor y mi mamá ayudaba en las costuras. con el montón de chiquillos que tenía, más no podía hacer, ¡creo yo! Así que la situación era mala. La familia Parra, los abuelos, ellos eran los ricos. Eran los dueños de Chillán, casi de Chillán entero. Mi madre tenía su familia en el campo, en El Huape. Ellos siempre fueron pobres.» En medio de los viajes que el padre tenía hacer en busca de trabajo, llegan hasta . A años de edad Violeta contrae la viruela, enfermedad que causó estragos en los campos y ciudades de Chile. El resultado de esta enfermedad marcaría para el resto de su vida la apariencia de Violeta.

No se escapó ni el vacuno de la terrible lanceta que la pequeña Violeta clavó sin querer ninguno. Tres meses pasó en ayunos con ese terrible grano que le arrancó de las manos y pies de raíz las uñas Su cuerpo es una pezuña sólo un costrón inhumano.

En 1927 es elegido presidente Carlos Ibañez del Campo, cuya administración se transforma en una verdadera dictadura. En un esfuerzo por recuperar la economía nacional para el beneficio de los capitalistas nacionales y extranjeros, Ibañez reprime a diestra y siniestra. El padre de Violeta, corre la suerte de miles de profesores quedando desempleado. El único amparo para su desesperación son el canto, la guitarra y el vino.

3 Por ese tiempo el destino se descargó sobre Chile; cayeron miles y miles por causa de un hombre indino. Explica el zorro ladino que busca la economía y siembra la cesantía según él la considera manchando nuestra bandera con sangre y alevosía. Fué tanta la dictadura que practicó este malvado que sufre el profesorado la más feroz quebradura. Hay multa por la basura multa si salen de noche multa por calma o por boche cambió de nombre a los pacos prenden a gordos y flacos así no hayan en coche. Tiritan en los hogares no duermen los habitantes en velas y delirantes por si entran los guardianes Ya van sumando millares de justos y pecadores; repletas son las prisiones, se vive en un sobresalto; y el presidente tan alto detras de las municiones.

Ibañez entrega las riquezas de Chile a los capitales norteamericanos, incluidos las minas de cobre y las telecomuniciones.

El padre de Violeta se sume más y más en el alcoholismo. La única oportunidad que tuvieron de salir de la pobreza se produce cuando el abuelo Parra le entrega a su hijo una herencia de terrenos. Este la entrega a un precio irrisorio para satisfacer compromisos contraídos para alimentar su vicio.

Celebro que fuer'a así, porque de un'otra manera yo hubiera sido ternera sin leche que dar aquí. Si es cierto que yo sufrí, eso me fue encañonando, más tarde me fué emplumando como zorzala cantora que no la para ni el diablo.

A la muerte de su padre, Violeta comienza su vida independiente. A la edad de siete años comenzó el aprendizaje de la guitarra y el canto. Junto a sus hermanos se enrola en circos locales para cantar y bailar.

4 En 1934, rondando los 17, Violeta se vá para Santiago junto a su hermano Nicanor. Ingresa a la Escuela Normal de pedagogía, pero sólo cursa el primer año. Junto a su hermana Hilda forman el dúo Las Hermanitas Parra y van cantando de boliche en boliche las canciones de moda de la época. En 1938 se casa con Luis Cereceda, obrero ferroviario. Ese mismo año asume el gobierno progresista de Pedro Aguirre Cerda. Violeta contribuye desde su casa en la distribución directa de bienes de consumo, apoyando el intento del gobierno por controlar los precios. Su casamiento duró diez años, hasta 1948. De esta unión quedan dos hijos, Isabel y Angel, los que hasta hoy continúan con sus propios méritos el legado musical de su madre.

A los diez años cumplidos por fin se corta la guincha tres vuelta daba la cincha al pobre esqueleto mío y pa' salvar el sentío volví a tomar la guitarra; con fuerza Violeta Parra y al hombro con los chiquillos se fué para Maitencillo a cortarse las amarras.

En 1949, Violeta se vuelve a casar, esta vez con Jorge Arce, cantante de opera. Al año siguiente nace su hija Cármen Luisa. Fue a principio de los años 50 que Violeta comienza seriamente su labor de recopilación folklórica, recorriendo la zona central del país, conversando, grabando, escribiendo, memorizando antiguas canciones del folklore que se encontraban en peligro de extinguirse.

En su labor de recuperación del folklore chileno, Violeta recolecta cerca de 3,000 canciones, refranes y versos. * El Rin del Angelito * La Exiliada del Sur

En el curso de su trabajo conoce a los poetas y Pablo de Rhoka. Violeta ya no canta las canciones de moda que antes tuvo que cantar forzadamente para sobrevivir. Ahora ha tomado un compromiso definitivo con el folklore, la música del pueblo, la protesta por las condiciones de vida del pueblo chileno. Al mismo tiempo, Violeta continúa su obra creativa en el terreno de la pintura, la artesanía de greda y de alambres y las arpilleras. En 1954 gana el premio Caupolicán que se otorgaba a la folklorista del año. Como resultado de la publicidad obtenida por la obtención de este distinguido galardón es invitada a cantar en el Festival de la Juventudes Internacionales en Polonia. Actúa de paso en la Unión Soviética y se radica por dos años en Francia, donde graba un disco de larga duración. Cuando el mundo comenzaba a reconocer el talento de Violeta Parra, su pequeña hijita de sólo meses que había quedado en Chile muere de una enfermedad.

Testimonio de su marido Jorge Arce

5 «Hacía 28 días que Violeta había salido de Chile cuando se nos murió la Rosita Clara. Le mandaron a avisar por carta, pero parece que no le explicaron bién, así que pensó que había sido culpa mía... Todas las semanas recibía dos tarjetas de ella donde sistematicamente me culpaba. Después supo cómo habían sido las cosas: la «guagua» murió de una pulmonía.»

Cuando yo salí de aquí dejé mi guagua en la cuna, creí que la mamita luna me la iba a cuidar a mí, pero como no fue así me lo dice en una carta pa' que el alma se me parta por no tenerla conmigo; el mundo será testigo que hei de pagar esta falta.

Violeta se sobrepone de sus terribles pesares. Continúa sus actuaciones en cafés y teatros franceses sumida de añoranza por su patria. Después de dos años vuelve al terruño. * Maldigo del Alto Cielo * Cantores que Reflexionan

Testimonio de su amigo Enrique Bello «Yo creo que se quedó en Europa por romper un poco el destino que tienen los latinoamericanos en un mundo tan cerrado como el de París, donde se los considera subdesarrollados económica y mentalmente. Ella no fué a Paris como los señoritos del siglo 19 a aprender la última moda. No. Ella fue a imponer la canción chilena; ese era su desafío. Quiso probar, someterse a prueba. Era una tarea dura la de ella, en un lugar del que no conocía el idioma ni las costumbres, ni el público...»

Regresa a Chile en 1956. En 1957 convence a la academia de la Universidad de Concepción de fundar el Museo de Arte Popular. Choca allí con la pedantería de los investigadores universitarios. Violeta es demasiado grande, demasiado sincera, demasiado auténtica para los investigadores de papel. En 1958 se establece nuevamente en Santiago. Ese mismo año extiende su labor de recopilación folklórica hacia el sur de Chile, llegando hasta la Isla Grande de Chiloé. * La Pericona * Casamiento de Negros A principios de los años 60, conoce al musicólogo y antropólogo suizo Gilbert Favré, con quien habrá de mantener una apasionada relación no exenta de sinsabores hasta el fin de sus dias. El amor sincero de Violeta, sus alegrías y penas de amor, son otra constante que dieron vida a tantas hermosas canciones. * * Corazón Maldito * ¿Qué he Sacado con Quererte?

6 En toda Latinoamerica, pero en particular en Chile comienza a tomar firme vuelo la «nueva canción.» Esta se caracteriza por la denuncia de las injustas y miserables condiciones de vida de los trabajadores y reivindica el derecho a la liberación de la esclavitud capitalista. Es la época del surgimiento de grupos como Quilapayún e Inti-Illimani, y se comienza a escuchar ya en las radios de Chile a Rolando Alarcón, y Victor Jara. A Violeta se le dá por irse a Francia otra vez, esta vez junto a sus hijos Angel e Isabel. En 1964 expone sus arpilleras, pinturas y escultura en alambre en el Museo Louvre de Paris.

Testimonio de su hija Carmen Luisa «La única vez que entré a uno de los boliches donde ella trabajaba, fué cuando mi mamá estaba por segunda vez en Francia, y me mandó a buscar: un viaje bastante terrible, porque en vez de llegar a un aeropuerto aterricé en otro y nadie me estaba esperando. Ella llevaba como tres meses allá y estaba bastante triste con la separación, así que apenas pudo mandó el pasaje. Allá me esperaba con una canción: «Paloma Ausente.» Con todo ese lío de la llegada el encuentro fue una locura: me abrazaba, me preguntaba mil cosas, lloraba y entre medio me cantaba la canción.» * Paloma Ausente De vuelta en Chile, en 1965, se une a sus hijos Isabel y Angel que habían fundado la Peña de la calle Carmen 340 en Santiago, un centro de reunión y difusión de la nueva canción. Ese mismo año se instala con una carpa en un barrio apartado de Santiago, en la comuna de La Reina.

Violeta Parra en entrevista con René Largo Farías, en 1966 «Yo creo que todo artista debe aspirar a tener como meta el fundirse, el fundir su trabajo en el contacto directo con el público. Estoy muy contenta de haber llegado a un punto de mi trabajo en que ya no quiero ni siquier hacer tapicería, ni pintura, ni poesía, así, suelta. Me conformo con mantener la carpa y trabajar, esta vez con elementos vivos, con el público cerquita de mí, al cual yo puedo sentir, tocar, hablar e incorporar a mi alma.» (sb 79) Sin embargo, el negocio de la resulta dificil. El público, el pueblo con el que Violeta esperaba compartir no se allega a su nido. La Carpa, en cambio, es frecuentada por turistas e intelectuales progresistas y no tanto. Y a veces no llegaba nadie. La depresión cunde en el corazón de Violeta.

Por aquella época intenta suicidarse. Su amigo, el folklorista Hector Pávez la saca de este estado depresivo al comprometer su apoyo a la obra. De nuevo se levanta la Violeta y continúa el trabajo. Por este mismo tiempo se suma al trabajo en La Carpa el uruguayo Alberto Zapicán, quién llega buscando trabajo como carpintero, con un bombo al hombro, pero sin ilusiones artísticas.

Testimonio de Alberto Zapicán / Testimony of Alberto Zapican «Cuando ella no estaba en la carpa yo tocaba el bombo y pegaba un alarido que otro, desde chico más o menos fuí chillón, entonces por ahí, cuando no estaba ella, yo tocaba el bombo y pegaba esos alaridos, cosas que acostumbran en el campo uruguayo...

7 Y un día yo estaba muy entusiasmado, así como corriendo cuesta abajo con el bombo y pegando alaridos, sintiéndome solo en la carpa... resultó que la Violeta había estado todo el tiempo escuchándome. Me dijo: «A partir de este momento tienes que dejar el martillo, pescar el bombo y tocar conmigo.» ¡Se ve que le gustó que fuera tan bruto!» * El Albertío Su relación con Favré empeora. El «gringo» decide irse del lado de Violeta. Un nuevo golpe al ya sufrido corazón de la creadora. Corría el año 1966. Violeta se sume en un una nueva depresión. * Run Run se Fué pa'l Norte Para sacarla de su estado depresivo, sus familiares, compañeros y amigos deciden que Violeta salga de gira por el país. Por primera vez llega a la ciudad más austral del país y del continente sudamericano, Punta Arenas. Viaja junto a una comitiva organizada por el locutor y promotor folklórico René Largo Farías en la compañía «Chile Ríe y Canta. Allí se la ve refulgir de nuevo, en medio de las cálidas atenciones de los habitantes de las frías estepas magallánicas.

Testimonio de su hermano Lautaro Parra «Ya antes, algunos meses atrás, había hecho un viaje con Chile Rie y Canta por todo el sur; con más de 20 artistas habían llegado hasta Punta Arenas y la Viola había regresado pero irreconocible: sin arrugas, radiente, con toda su energía encima.» Un día domingo, 5 de Febrero de 1967, la Violeta dejó de cantar para siempre.

Testimonio de su hija Carmen Luisa «Yo estaba ordenando algo en la carpa, serían como las seis de la tarde, de repente sentí un balazo... entré corriendo a la pieza y encontré a mi mamá ahí tirada, encima de la guitarra, con el revólver en la mano. Me acerqué a ella y la moví, le hablé... y no me contestó. Ahí me dí cuenta que por la boca le corría un hilillo de sangre. Quedé como paralizada, no sé por qué pero lo más instintivo fué quitarle el revólver. Salí fuera de la carpa y le avisé a gritos a las personas que andaban por ahí. De repente se llenó la carpa de gente... llegaron los detectives, y después vino una ambulancia a buscarla.»

El 8 de Febrero de 1967, Violeta Parra de Chile volvió a la tierra. Poema de Despedida de su hermano,

¿Por qué no te levantas de la tumba a cantar a bailar a navegar en tu guitarra? Cuéntame una canción inolvidable Una canción que no termine nunca Una canción no más una canción es lo que pido. Que te cuesta mujer árbol florido Alzate en cuerpo y alma del sepulcro y haz estallar las piedras con tu voz Violeta Parra

8 Esto es lo que quería decirte continúa tejiendo tus alambres tus ponchos araucanos tus cantaritos de Quinchamalí Continua puliendo noche y día tus tolomiros de madera sagrada sin aflicción sin lágrimas inútiles o si quieres con lágrimas ardientes y recuerda que eres un corderillo disfrazado de lobo. *

Bibliografia breve de Violeta Parra

Bibliografía de Violeta Parra, Marjorie Agosin, Revista Interamericana de Bibliografía. Vol. XXXII, #2, Washington, 1982.

Décimas: autobiografía en verso. Violeta Parra. Presentadas por Pablo Neruda, Nicanor Parra y Pablo de Rokha. Buenos Aires: Sudamericana, c1998.

El libro mayor de Violeta Parra. . Madrid: Ediciones Michay, 1985.

Entrevista a Violeta Parra. Revista Hoy. Santiago de Chile. 7 al 13 de Diciembre de 1977.

Gracias a la vida, Violeta Parra. Bernardo Subercaseaux y Jaime Londoño, Buenos Aires: Editorial Galerna, 1976.

Homenaje a Violeta Parra. Enrique Bello. Boletín de la Universidad de Chile. Santiago de Chile: Mayo de 1967. pp.60-61.

Lecturas de las Décimas de Violeta Parra. Javier Campos. Cuadernos Hispanoamericanos. Los Complementarios. #5, Mayo de 1990. pp.44-55.

Mentira todo lo cierto. Tras la huella de Violeta Parra. Carmen Oviedo. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1990.

Toda Violeta Parra. Alfonso Alcalde. Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 1974.

Violeta del pueblo. Javier Martínez Reverte, (Prólogo, selección y notas). Madrid: Editorial Visor, 1976.

Violeta Parra o la expresión inefable. Marjorie Agosín e Inés Dölz Blackburn. Santiago de Chile: Grupo Editorial Planeta, Biblioteca del Sur, 1992.

9 Violeta Parra, Cantos Folklóricos Chilenos. Transcripciones musicales de Luis Gastón Soublette. Fotografías de Sergio Larraín y Sergio Bravo. Santiago de Chile: Editorial Nascimento, 1979.

Violeta Parra, santa de pura greda. Un estudio sobre su obra poética. Marjorie Agosin e Inés Dölz Blackburn. Santiago de Chile: Grupo Editorial Planeta, Biblioteca del Sur, 1988.

Violeta Parra. En Retratos contemporáneos. . New York: Harcout, Brace and Jovanovich, 1979. pp.165-168.

Violeta Parra: la guitarra indócil. Patricio Manns. Concepción: Ediciones LAR, l986.

Violeta Parra: veinte años de ausencia. Revista Araucaria de Chile, #38, 1987. pp.101-122.

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