Hispanica-Lyra 09.Qxp
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Hidalgo, mercader, sacerdote o poeta: vihuelas y vihuelistas en la vida urbana JOHN GRIFFITHS El presente artículo tiene su origen en la ponencia ofrecida el 31 de agosto de 2008, ‘Día de la Vihuela’, en el Festival de Música Antigua de Utrecht (Holanda) El texto ha sido revisado y ampliado por el autor en marzo de 2009. in duda, ha sido maravilloso presenciar esta edición guitarras estaban muy asimiladas en la sociedad urbana de del Festival de Música Antigua de Utrecht de 2008 la época en todas sus capas. Aunque se tocase en las cortes, Sdedicada a la música española. No me refiero solamente no era el único lugar, y una visión moderna y actualizada al éxito que ha tenido la música antigua española en los últi- de la vihuela tiene que situarla en este contexto más hete- mos años, sino también a la centralización de un reperto- rogéneo. Si el número de vihuelistas o personas vinculadas rio que la historia universal de la música siempre ha rele- con la vihuela va en aumento, es poco comparado con los gado a la periferia. Más que un éxito, el festival ha sido una violeros que las construían. Sabemos al menos los nombres ocasión singular para un feliz encuentro de músicos, inves- de más de ciento setenta violeros españoles activos en el tigadores, constructores y otros especialistas musicales, y siglo XVI2. Suponiendo que el término se refiera a cons- también para los miles de aficionados aquí presentes, para tructores y no tañedores, unas operaciones aritméticas sen- escuchar, discutir y celebrar la música antigua española en cillas nos revelan la enorme producción de instrumentos todos sus colores. Participar ha sido un gran placer. de cuerda en España en este siglo. Para mantener las cifras Mi presencia en este foro es para hablar sobre el papel en su contexto, también hay que reconocer que los viole- de la vihuela en la sociedad española del siglo XVI. No es ros se dedicaban a la construcción de todo tipo de instru- exactamente una tarea fácil, ya que la vihuela todavía no mentos de cuerda: vihuelas de mano, guitarras, vihuelas de tiene una historia escrita. Lo que podríamos considerar su arco, arpas y todos los instrumentos de tecla menos los órga- historia comprende una serie de estudios fragmentarios, nos3. Si suponemos que estos 170 violeros representan entre incompletos, y hasta cierto punto desconectados. Lo que lo la cuarta y la décima parte de los violeros que había en el reemplaza es una historia que seguimos inventando sobre siglo XVI —dado que es probable que existieran muchos la marcha, basándonos en el ensamblaje de elementos con- más violeros de los que tenemos documentados— la cifra servados sin rigor y coherencia. Esta historia es como un estaría entre 700 y 1.750 violeros en España a lo largo del rompecabezas del cual se han conservado unas cuantas pie- siglo. Limitándonos a las cifras más conservadoras, con sete- zas, apenas suficientes para perfilar una realidad coherente cientos violeros construyendo un promedio de doce ins- y equilibrada. Lo que hacemos los que nos dedicamos a este trumentos al año durante una vida laboral de veinte años campo es intentar rescatar más piezas y hacerlas encajar con —muy inferior a las normas de hoy—, daría un total de casi lo que ya tenemos. A pesar de las muchas lagunas en nues- 170.000 instrumentos. Si la mitad de ellos eran vihuelas de tro conocimiento, la situación de la vihuela y su papel en mano, se trata de una producción de 85.000 vihuelas durante la sociedad del siglo XVI empieza a definirse cada vez más. el siglo XVI, y esta cifra podría haberse extendido a casi un En ocasiones como la presente, siempre hago hincapié cuarto de millón. Son cifras sorprendentes, sobre todo com- en el cambio en nuestra percepción de la vihuela que ha paradas con la casi total desaparición de los ejemplares, lo ocurrido en los últimos años. La ampliación de su historia que reclama la necesidad de explorar la presencia del ins- social ha hecho cambiar la imagen de la vihuela noble y trumento en diversas capas de la sociedad española. exclusivamente cortesana por un instrumento que perte- necía tanto a la vida urbana como a la de la corte. Ha sido La vihuela en la corte consecuencia del descubrimiento de muchas más piezas del rompecabezas y, por consiguiente, de la ampliación de nues- A la hora de hablar de la vihuela cortesana es difícil ser pre- tros horizontes. Para cuantificar esta afirmación, recorde- ciso. En la esfera real, los vihuelistas profesionales se encuen- mos que hace cincuenta años solamente sabíamos los nom- tran más a menudo como asalariados de la casa de la reina bres de unos cuarenta vihuelistas antiguos: los siete autores y no dependiendo directamente del monarca. Así comenzó de los libros impresos para el instrumento y algunos más, Miguel de Fuenllana, quien fue empleado al servicio de Isa- pero principalmente con vínculos nobles o cortesanos. En bel de Valois, tercera mujer de Felipe II. Así mismo, ins- cambio, en mis propias bases de datos tengo información trumentos de cámara como laúdes y vihuelas aparecen más sobre más de ciento ochenta nombres de tañedores o indi- frecuentemente en los inventarios de bienes de las reinas y viduos que poseían vihuelas, aunque esta cifra aún no repre- princesas que de sus homólogos masculinos. En vez de refle- senta más que la punta del iceberg. Los contratos que pose- jar los lugares donde se practicaba la música en la corte, la emos sobre la impresión de libros de vihuela, como los de documentación podría ser el resultado de la organización administrativa de las casas reales, y las nóminas donde figu- Fuenllana y Daza, indican tiradas de más de mil ejempla- 4 res, cifras realmente altas en función de la población espa- raban los nombres de los músicos . Dejando esta cuestión ñola de la época, más aún de las ciudades donde se impri- a un lado, parece que la vihuela estaba presente en la corte mieron1. Las estadísticas muestran que las vihuelas y tanto en manos de profesionales como de cortesanos. Su 14 Hispanica Lyra hidalgo, mercader, sacerdote o poeta música se escuchaba tanto en situaciones imprevistas como en las casas nobles y hasta qué punto se puede generalizar en ocasiones formales, y su uso era tanto para acompañar en base a lo poco conocido. Algunas casas nobles aparente- el canto como para la música solista. mente tenían músicos a su servicio y otras no. Algunas casas Para los que aspiraban a ser caballeros, según el modelo nobles parecen haber concentrado sus energías en asuntos de El Cortesano de Castiglione, la vihuela era una herra- militares, en preferencia a las artes. No es muy diferente a mienta que les permitía lucir su finura. Es la imagen de sí la situación actual: a unos nos gusta el arte, mientras otros mismo que nos ofrece Luis Milán en su libro homónimo de prefieren el deporte y algunos comparten ambos gustos. 1561, o la que intuimos del poeta y filósofo boloñés Gio- Entre los casos clásicos podemos citar a Juan del Encina en vanni Philoteo Achillini (1466-1538) en el grabado de Mar- la casa del duque de Alba al principio del siglo, o el caso de cantonio Raimondi de ca. 1510. Vihuelistas cortesanos de los duques del Infantado en Guadalajara, en cuya casa se esta índole contrastan marcadamente con los instrumen- crió Alonso Mudarra. En sus últimas investigaciones sobre tistas profesionales empleados en la corte y en las casas de la vida musical en Sevilla, Juan Ruiz ha descubierto una la alta nobleza, aunque realmente se sabe muy poco del día amplia documentación sobre la música en la casa de los a día de su empleo, bien sea en sus actividades formales duques de Medina Sidonia6. Evidentemente, los duques como informales. Aparte de sus responsabilidades de tocar incluso mandaron construir instrumentos para su casa o en los espacios públicos de su ambiente profesional, acom- para sus músicos. Es la explicación más probable de la des- pañando el manjar o el danzar, se sabe que laudistas en otras cripción de una guitarra (¿o vihuela?) en el inventario de partes de Europa también amenizaban las cámaras privadas Francisco Rodríguez de Morales, probablemente un músico de sus señores, a veces convirtiéndose en sus confidentes y profesional que murió en Valladolid en 1569: en algunas ocasiones inducidos a ser los espías de sus ene- una guitarra muy buena toda de ébano y la tapa con un lazo migos. No hay razón para pensar que no ocurría lo mismo hondo y unas piñas doradas y un escudo entre las clavijas con en España aunque hasta el momento no se ha descubierto las armas del duque de Medina Sidonia de oro en una funda ningún caso concreto. negra con su clavezón dorado…7 Por otra parte, estudios sobre las bibliotecas de otras casas nobles muestran una ausencia total de música, o la presencia de muy poca, aunque sospecho que los inventa- rios de bibliotecas no son necesariamente los documentos que mejor revelan la verdadera situación de la música en estas casas8. La ausencia total de música, por ejemplo, en un inventario de la biblioteca de los duques de Medinaceli, fechado a finales del siglo XVII, parece estar en desacuerdo con otras fuentes, y con lo que se sabe de manuscritos como el famoso Cancionero de Medinaceli que ha pertenecido a la misma familia desde el siglo XVI9. En otros casos, inventarios post-mortem revelan la pre- sencia de música en casas nobles, algunas veces proporcio- nando información de gran interés.