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Nicomedes Santa Cruz. Canto Al conmemorarse los 80 años de Negro. Buenos Aires: Libros en su nacimiento, se publica Canto ne- Red, 2005. gro (2005), obra que reúne 40 poe- mas escritos entre 1949 y 1975. Lo La presencia del sujeto que nos brinda la oportunidad de afroperuano en la historia y en los releer y valorar su obra con más discursos data desde el siglo XVI, exactitud. El texto viene acompaña- visto casi siempre como un elemen- do de un interesante prólogo, una to marginal; pero ya empieza a cronología de vida, la bibliografía modificarse esa imagen y cada vez detallada del autor y un glosario de más se hace gestor de su propia his- afronegrismos. Es decir, es ideal toria y, ahora, de su literatura. Se para el lector que intenta acercarse trata de obras que expresan el sen- por primera vez a la obra tir de una colectividad, la etnia ne- santacruciana o para el investigador gra, y valora el aporte de una cultu- que busca analizarla. ra de herencia africana, que se aproximan a la oralidad, lo popular, Vale la pena destacar que en el lo musical y hasta lo testimonial. prólogo, la Dra. Martha Ojeda, de la Transylvania University (Estados Ahora bien, Nicomedes Santa Unidos), señala que Cruz Gamarra (1925-1992) es a no dudarlo el más importante represen- La inclusión de la obra de Nicomedes Santa Cruz en el corpus de la literatu- tante de la literatura afroperuana del ra peruana como parte integral y no siglo XX. Ha sido decimista, poeta, como apéndice es ya un deber musicólogo, periodista y ensayista. impostergable. Es evidente que los Su extensa obra agrupa un sinnúme- argumentos que lo excluyeron clasifi- ro de discos y libros, entre los últi- cándole de poeta «popular» no son mos destaca Décimas (1960), válidos. Un análisis metódico de su Cumanana (1964), Canto a mi Perú producción poética evidencia que su dominio del lenguaje, su diversidad de (1966), y Antología. Décimas y poe- temas, su hábil manejo de las variadas mas (1971). También destaca su ya estrofas poéticas, de la rima, el ritmo, clásico estudio La décima en el y las técnicas retóricas como el humor Perú (1982). Su producción ha teni- y la sátira lo ubican entre los poetas do una gran acogida por el público más originales representativos del desde el inicio, así lo revelan los continente (: 9–10). tirajes masivos que han tenido sus En Canto negro, los poemas han publicaciones. Curiosamente, el au- sido seleccionados por Pedro Santa tor ha sido omitido de la mayoría de Cruz –su hijo– y ordenados las antologías e historias literarias cronológicamente, lo que ofrece al oficiales; sin embargo, Santa Cruz lector una clara idea de los temas, es considerado un exponente de la preocupaciones e ideologías que el negritud en Hispanoamérica, por la autor desarrolla en su obra. Para importancia y la vigencia de su obra. empezar, Nicomedes Santa Cruz no

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sólo está interesado en rescatar la Cómo has cambiado, pelona, tradición decimista sino que él mis- cisco de carbonería. mo es uno de sus cultores más re- Te has vuelto una negra mona con tanta huachafería. presentativos. Como se recuerda, la Te cambiaste las chancletas décima es originariamente española por zapatos taco aguja, pero se nutre de elementos africa- y tu cabeza de bruja nos y peruanos. El escritor cultiva la amarraste con peinetas. la décima de pie forzado, es decir Por no engordar sigues dietas y estás flaca y hocicona. aquella forma que tiene una glosa de Imitando a tu patrona cuatro versos que sirven como pie o has aprendido a fumar. refrán en el décimo verso. Así su ¡Hasta en el modo de andar conocido «Al compás del socabón» Cómo has cambiado, pelona!... (1957) resulta un legado para la nue- En segundo lugar, se nota un va generación de decimistas, pues cierto compromiso político y social enseña su estructura formal. que asume el autor en los años 60 y Una glosa la interpretan 70, en que prefiere adoptar un sen- cuatro décimas o pies, timiento revolucionario y antiimpe- el verso número diez rialista, así tenemos «Talara» (1967), es uno de la cuarteta; en que se hace un llamado a recha- y sin nacer con tal virtud, con gusto y solicitud zar la americanización del petróleo en esas noches de invierno en el norte peruano: puede llenarse un cuaderno Talara, no digas «yes», con Décimas del Perú . mira al mundo cara a cara, Es nuestro interés centrarnos soporta tu desnudez en las tres corrientes ideológicas ... y no digas «yes», Talara. que se aprecian en su obra, tal como También el poeta hace una de- lo planteará la propia Ojeda en su fensa del anticolonialismo y la libe- libro Nicomedes Santa Cruz. Ecos ración africana, como sucede en de África en Perú (2003). En pri- «Congo Libre» (1960), en que cele- mer lugar, hay un intento de afirmar bra la independencia de este país y recuperar la identidad así como la africano: conciencia africana, rechazando los Mi congo, congolesito estereotipos negativos e impuestos que Congo tiene por nombre, desde la clase dominante (blanca). hoy día es sólo un negrito Eso es evidente en el poema «Cómo mañana será un gran hombre. has cambiado pelona» (1959), en que A las montañas Mitumba se critica la pretensión de aquellas legará su altiva frente, y el caudalosos Lualaba personas que rechazan lo propio (lo tendrá en sanguíneo torrente. negro) y adoptan las costumbres blancas. Recuérdese: Y, en tercer lugar, se observa una ideología integracionista en su

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producción, sus poemas se vuelven minando al fin ese rótulo de poeta universales, apelando a temas como «popular» que lo limita y no hace la confraternidad y la solidaridad de referencia a su completa dimensión las razas y los pueblos de Latino- artística universal. La publicación américa. Esto es evidente en un poe- de Canto negro es entonces una con- ma como «Ritmos negros del Perú» tribución valiosa al disfrute y cono- (1957), que apela a una conciencia de cimiento de la obra santacruciana, origen africana: cuya difusión esta vez será mayor Murieron los negros viejos aprovechando la tecnología más mo- pero entre la caña seca derna (www.librosenred.com). (Mi- se escucha la zamacueca lagros Carazas). y el panalivio muy lejos. Y se escuchan los festejos que cantó en su juventud. de Cañete a Tombactú, Manuel Burga. La historia y los de Chancay a Mozambique historiadores en el Perú. Lima: llevan claros repiques Universidad Nacional Mayor de ritmos negros del Perú. San Marcos / Universidad Inca Además de poemas tan bien lo- Garcilaso de la Vega. 2005. grados como «Indio», «África», Una mañana de verano de este «Asia» y sobre todo «América Lati- año, consultaba en la sala de estudio na» (1963), en que se alude al mesti- de la biblioteca particular de Manuel zaje cultural y étnico ocurrido en Burga, cuando de pronto me topé con esta parte del continente: un libro en cuya última página había Las mismas caras latinoamericanas una amplia nota en manuscrito que de cualquier punto de América La- empezaba diciendo algo así: «este li- tina: bro lo compré la noche en que se Indoblanquinegros presentó Los cronistas del Perú del Blanquinegrindios Dr. Raúl Porras Barrenechea, estu- Y negrindioblancos Rubias bembonas vieron en la mesa presentando el li- Indios barbudos bro…», finalizaba señalando el lu- y negros lacios. gar: Universidad de San Marcos y Basta con esta breve muestra tenía como fecha el año 1961. Le hice para comprender que Canto negro la observación de la nota y me dijo: es un libro que merece leerse con «Esa noche fue muy especial para detenimiento, para redescubrir y mí, sentí que definí mi vocación de disfrutar la poesía de uno de los más historiador. Desde muy joven he te- importantes autores de la literatura nido una fuerte vocación por la his- afroperuana. De ahí que sea evidente toria». ¡Tenía apenas 19 años! la urgencia de incluir a Nicomedes Próximo a la media centuria de Santa Cruz en el canon literario, eli- aquella nota, Manuel Burga nos en-

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trega La historia y los historiado- y que estuvo dirigido a los maestros res en el Perú (2005), aunque a lo del país. La segunda parte reúne largo de casi cuarenta años aproxi- ocho ensayos sobre la obra de histo- madamente ha escrito un sinnúme- riadores nacionales y extranjeros ro de artículos, ensayos y notas de que han ejercido notable influencia estudio sobre el quehacer de la his- en los estudios andinos, entre ellos: toria andina que fácilmente pasan la Alberto Flores Galindo, John H. media centena. También nos ha le- Rowe y R. Tom Zuidema, principal- gado dos grandes libros que son clá- mente. La tercera parte presenta sicos en la historiografía peruana: seis ensayos, entre los que destacan De la encomienda a la hacienda el que se refiere a la influencia de la capitalista (1975) y Nacimiento de Escuela de Annales en la histo- una utopía (1987). Y ahora este li- riografía peruana (1950-1990), y el bro que reúne lo que piensa de la otro, su particular evaluación res- historia como disciplina y oficio en pecto al encuentro entre historia y un país como el nuestro, tan anti- antropología en el Perú (1980-1998). guo, diverso y en el que añade su Trabajos que condensan una mira- propio derrotero para abordarlo. da exhaustiva sobre los aportes En ese sentido, da continuidad a ese sustantivos que han permitido un espíritu de curiosidad y «fuerte vo- mejor conocimiento y valoración de cación» iniciada aquellos años, pues los estudios no sólo de la historia los textos reunidos quieren mostrar peruana, sino de las ciencias socia- una vía alterna para hacer y ser his- les en general del área andina. toriador en los andes. Y esta es una Sólo quiero añadir algunos apun- virtud que refleja su condición de tes que se desprenden de la lectura docente y maestro universitario: el de los ensayos presentados: el autor sentido de legar y ser memoria de ha escogido lo que considera, pro- su circunstancia, entendido como bablemente, los mejores textos que «producto a la vez que portador argumentan una mayor comprensión consciente o inconsciente de la so- para entender los derroteros del ciedad a que pertenece» que lo Perú moderno, ante el avance de aprendió muy joven cuando comen- ta en 1968 un libro sobre de una joven y ligeramente agresiva Edward. H. Carr (: 91 ss.). historiografía peruana… que sutil- mente reivindica el papel de lo criollo El libro se divide en tres par- y lo criollo en la lenta construcción his- tes: la primera, aborda cinco ensa- tórica del Perú contemporáneo [olvi- yos en el que fundamenta Para qué dando] las explicaciones sobre las cau- sas de nuestro cada vez mayor atraso aprender historia en el Perú. Des- relativo en América Latina (: 14). de luego, conviene recordar que es- tos primeros textos reproducen un Señala que es momento de clásico ensayo que escribió en 1993 pensarnos desde los resultados, de

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tratar de explicarnos cómo hemos be y piensa este país de los incas y llegado a este presente de enormes como lo recuerda en palabras de dificultades, en suma «hacer una his- Macera, «de los pobres de hoy». Y toria utilitaria». he aquí la intencionalidad política de Por eso una idea que recorre los este libro, el historiador Burga lo ensayos es explicar la formación de publica y decide organizarla de esta manera porque piensa que constitu- la conciencia histórica –en ese sen- yen lo primordial de su producción tido es tributario de Basadre– y aun cuando no se compilan sus ensayos en los noventa, y puede ayudar a re- iniciales sobre historia económica y pensar los problemas nacionales des- política, ni aquellos que advierten el de una perspectiva que la considera válida. Ciertamente, al actualizarla, tránsito al de las mentalidades, es acaso nos señala su convicción de que posible advertir en los ensayos se- leccionados la preferencia de estos la utopía andina todavía está vigente últimos y seguramente tiene relación en este antiguo país cada día más con su formación y cuando los es- andino, no obstante, esta nueva mo- dernización que hoy llaman globali- cribió, de mediados de los ochenta a zación. ( ). fines de los noventa. Es decir es una Jacobo Alva Mendo selección de escritos signados por la influencia francesa de su segunda estancia (inicios de los ochenta) y Edgardo Rivera Martínez. Es- queda atrás su primera visita de es- tampas de ocio, buen humor y re- tudios (de fines de los sesenta). ¿Que flexión. Lima: Universidad Nacio- sentido tiene esta observación? El nal Mayor de San Marcos / Fon- repensar el Perú y su historia des- do Editorial, 2003. de esa otra dimensión más interdis- Edgardo Rivera Martínez (Jau- ciplinaria que los estudios andinos ja, 1933) es uno de los más impor- adquieren y que en él es notorio, su tantes narradores vivos de nuestro mirada antropológica en sus estudios país; inició su trayectoria narrativa históricos, un rasgo poco advertido con El Unicornio (1963), al que des- y que creo que le ha ayudado a am- pués siguieron otros libros como El pliar su conocimiento, y junto a otros Visitante (1977), Historia de Cifar estudiosos, abrir nuevas perspecti- y de Camilo (1981), El Ángel de vas y afirmarse en una orientación o Ocongate y otros cuentos (1986). Tie- derrotero para los estudios andinos. ne dos novelas de largo aliento: País Más que una mera compilación de Jauja (1993) y El libro del amor es una oportunidad para repensar su y las profecías (1999). Además de obra escrita y el lugar que le corres- tres novelas cortas aparecidas bajo ponde en la historiografía peruana o el título de Ciudad de fuego (2000). mejor aún, en la historiografía Finalmente, nos entrega un sabroso andina, lugar donde se ubica, escri- libro Estampas de ocio, buen humor

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y reflexión (2003), libro que reúne con sus prosa impecable y deliciosa. sus artículos periodísticos, apareci- Rivera Martínez, así reflexiona so- dos en diarios y revista culturales. bre la historia y el pasado. Se dice que el título como Esta selección de artículos pe- paratexto cumple las funciones de riodísticos reunidos en el libro Es- identificar la obra, precisar el tema tampas de ocio, buen humor y re- y busca captar la atención del lector. flexión, está organizado estructural- Todo ello se cumple con este título; mente en seis partes, aunque el au- además, debemos agregar que cada tor lo considera algo arbitraria la di- una de las palabras que entran en visión, sin embargo, encontramos un función en el título cobran actuali- cuidado en el ordenamiento de los dad y demostración en el cuerpo del textos. texto. Pues, hay Estampas porque La primera parte «Lima, ciudad los textos que componen el libro son de mil facetas» consta de nueve es- breves, ágiles y captan escenas de tampas que dan cuenta de los espa- lo cotidiano, de lo que sucede allá cios, de los tiempos limeños, de los afuera en la calle, de lo que sucede sujetos y del lenguaje vivo que se en el mundo interior, en la ciudad practica. «Amanecer en los par- mestiza que llevamos. Hay ocio por- ques» es el texto que abre el libro, que se puede llegar a la contempla- en él se ve los procesos de encanto ción, aun en estos tiempos de velo- y desencanto que sufre el escritor. cidad, entonces se ve con esperan- Así, en un paseo por la mañana en za, pues allí están los espacios abier- los parques de Miraflores y San Isi- tos plenos de vitalidad, esto por una dro esta experiencia le otorga una fe demencial en este presente tor- suerte de paz, de tranquilidad, de tuoso. Edgardo Rivera Martínez pureza, de armonía; que la natura- nos demuestra que en esta ciudad de leza le transmite, por el detenimiento ruidos, todavía hay espacio para el y la ausencia. Los árboles, los vien- silencio, todavía hay tiempo para la tos, la neblina, se constituyen en sím- contemplación. Hay humor porque bolos de «abstracción y autarquía». en medio de los destrozos y de las El problema surge cuando uno ex- desgracias, Rivera Martínez nos tiende más allá la vista y encuentra hace sonreír, pero no mecánicamen- al lechero, los autos, los vendedores, te o de manera puramente lúdica, una madre que sentada amamanta a sino con sentido crítico y, a veces, su hijo y que «aguarda el momento hasta con sentido irónico. Hay re- para reiniciar la búsqueda de traba- flexión sobre la vida común y co- jo en que se halla empeñada sabe rriente, sobre lo que rueda por las Dios desde cuándo». Pero aún allí el calles, sobre esos espacios, esos te- contemplador no pierde la esperan- mas, que pocos ven, él les devuelve za de que algún día desaparezcan la su magnitud al llevar al describirlos pobreza y el aislamiento, y que Lima

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no siga siendo la capital de la des- que sufría Prometeo. Sentencia Ri- igualdad, la corrupción y el egoísmo. vera Martínez que»Nuestras mu- Entonces el escritor, el contem- chachas se encuentran muy lejos, plador ve ternura, pero también vio- por cierto, las oceánidas clásicas» lencia, no obstante, no pierde las es- pues su charloteo no tiene sustancia peranzas de que todo esto cambie. ni sentido. Rivera Martínez también se ocu- La segunda parte del libro cons- pa de los aspectos lingüísticos, ta de cinco artículos. En «Memoria específicamente de los limeñismos de un gazapo que fue dislate» nos de ayer y de ahora, por ejemplo, en cuenta que el traductor es un trai- «De cambutos, chamelicos, díce- dor porque muchas veces distorsiona res...» a través de un viaje diacróni- el texto original y parece que eso co de la lengua encuentra que puso en práctica nuestro poeta José cambuto significaba pequeño re- Arnaldo Márquez. Relata Rivera choncho y obtuso, que se aplicaba a Martínez que este poeta recibió el personas o cosas. Chamélico era si- encargo de la Real Academia Espa- nónimo de cachivaches. Mozón sig- ñola de traducir la obra Julio César nificaba bufón o chulo. Chanchada de Shakespeare. Y efectivamente se refería a la traición y a la vileza. emprende este proyecto y lo culmi- El autor, al hacer un recuento lin- na, pero lo curioso es que allí existe güístico, con una ironía muy sutil, un pasaje en el que «Antonio pro- critica a los políticos de hoy, por ello nuncia unos dramáticos versos en lamenta la desaparición del vocablo los que asegura tener en sus manos Mozón, que serviría para distinguir el testamento del inquisidor de las a muchos políticos, seguramente Galias. Dice el original en inglés: porque se le vería muy bien como But here’s a parchment,/ with a seal bufones o chulos. of Cesar; Hi found/ it in closet; ‘ tis En «Oseanidas» lanza una dura his will. Pues bien, ¿Cómo los vierte crítica al uso abusivo, obsesivo, del nuestro compatriota? De esta mane- «o sea» que utiliza la juventud de ra: Pero aquí tengo un pergamino / ciertos grupos sociales; así, nos re- con el sello de César. Lo encontré/ lata que «Una señorita que conozco, en su retrete, y es su testamento. por ejemplo, incurre en curiosas Dice Rivera Martínez que sin res- duplicaciones, pues no se limita a tarle mérito al poeta cometió no un prodigar sus «o sea» sino que dice, gazapo, esto es un error de poca además, con alarmante frecuencia: monta, sino un dislate, un hecho con- «‘o sea, que, o sea’». El escritor re- trario a la razón. Pues el testamento cuerda por contradicción a las no podía estar en el retrete, sino el Oceánidas, las hijas de Océano que closet, en ese apartamento o habita- conformaban el coro que se detuvo ción privada, y no en ese lugar en en un carro alado junto a la roca en que otro no podría hacer por él.

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En «Cosas de gatas y de hace un recuento de la historia de la gatazos» parte de la expresión de coca, cómo se difundió en Europa, una dama, que al ver una prenda, de las bondades que tiene, y de los dice: todavía pega su gatazo, esto es, comentarios de hombres prestigio- parecerse mejor de lo que realmen- sos cuando la saboreaban. te es. Y siguiendo con la ironía dice La cuarta parte del libro «De la Volvamos, para terminar, a damas literatura y sus deleites» comprende como las que dio pie a este comenta- once textos en los que focaliza su aten- rio. Y digamos que estamos dispues- ción no en temas generales o univer- tos a que nos peguen todo el gatazo que quieran, si bajo el oropel aún hay sales, sino en esos otros temas que sustancia, y mucho mejor si es sabro- pocas veces se tocan sobre los auto- sa. Pero no a que nos den gato por res. Por ejemplo, el primer texto hace liebre. una rápida revisión de la literatura Otro de los textos representati- erótica y satírica del siglo XIX, mos- vos dentro de esta parte del libro es trándonos textos intensos como el que «Sobre suegras y domadores». El dice: Zamba de los diablos / cuando texto se inicia como producto de una me lo das. / No tengo paciencia / para inscripción curiosa que el escritor tanto aguantar! O este otro: Una lee en un microbús: «El domador de mujer me decía / mirándome la bra- suegras»; en el ámbito popular la pa- gueta:/No me quedaré sin ti, / her- labra suegra está asociada a lo te- mosísima trompeta! rrible, a lo nefasto, en fin, a una ge- En el escrito «El poeta y la neradora de problemas, por ello sur- moda» nos hace ver cómo los poetas gen refranes como estos: «Suegra, estaban acorde con el tiempo, pues ni aun de azúcar es buena» o «Que también era de su atención, como viva mi suegra, pero bien lejos», cualquier mortal, la moda, la moder- pues las suegras tienen algo así como nidad, el lujo. En estos textos esco- una maldad esencial. Rivera ge a unos autores que son objeto de Martínez hace un rastreo rápido de su atención, por ejemplo, Mallarmé, este término y encuentra que en al- gunas culturas no se podía ver o en- quien ve en el sombrero un objeto de la modernidad. trar en la casa donde se encontraba la suegra. Recurriendo al psicoaná- El caso del autor de Ulises y lisis llega a la conclusión de que el Retrato del artista adolescente, enunciado «domador de suegras» re- Joyce, resulta sorprendente; de él sulta irónico, pues implica que esté comenta el afiebrado epistolario que enamorado de todas las suegras, que tuvo con su esposa. Nos alcanza ci- va encontrando por el camino. tas como esta: La tercera parte del libro «De Pero junto a este amor hay también la coca, el té y otros placeres» con- un ansia salvaje y bestial de cada cen- tiene cinco artículos, en los que se tímetro de tu cuerpo, de cada parte

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secreta y vergonzosa sobre él, de cada intelectuales. Edgardo Rivera acto y olor suyo. Mi amor por ti me Martínez hace un listado irónico de permite rezar el espíritu de la belleza los privilegios que tienen los intelec- y la ternura eterna que se refleja en tus ojos, o tirarte al suelo sobre tu sua- tuales, como son: el percibir sueldos ve vientre y debajo de mí, y embes- que apenas alcanzan para subsistir; tirte por detrás, como un cerdo cabal- tener que desempeñar otros traba- gando a una cerda... jos para los cuales no fueron forma- Dice Rivera Martínez que dos, como ambulantes, comisionis- tas, docentes de academias; ver Publicar cartas como estas constituye seguramente, desde cierto punto de cómo su estatus social se ve dismi- vista, una gran indiscreción. Una in- nuido por el bajo sueldo que perci- discreción, sin embargo, que ha per- be, que es inferior al de un sargen- mitido poner a lavista un corpus que to. Verse imposibilitado de actuali- no deja de mantener coherencia con zar sus conocimientos; no disponer la producción novelesca de nuestro de casa propia; ser objeto de descon- autor, en la cual también se dan mo- mentos de un realismo chocante y sór- fianza mayor si pertenece a la rama dido. Un conjunto que, por encima de las humanidades o las ciencias de todo, constituye un documento de sociales. hondo significado humano y de reve- ladora y desgarrada intensidad (: 115). Los dos textos que cierran este libro son: «¿Un país para extranje- La quinta parte trata de «Viajes ros?» y «Reinas, ñustas y misses»; en y Viajes» y nos hace ver cómo los ambos textos se formula una crítica viajeros venidos de distintas partes irónica a la falta de identidad en la que del mundo nos muestran su visión vivimos y un llamado urgente a de nuestro mundo, a veces equivo- reconfigurar o rescatar lo poco que cada por su ignorancia. La sección queda de ella. En el primero de los se centra en los sujetos coloniales y textos mencionados, Rivera Martínez cómo estos al descubrir el nuevo hace un viaje por las calles y encuen- mundo tenían una visión, exótica, ex- tra que los centros comerciales están céntrica y compleja. plagados de palabras en inglés, como La última parte del libro trata Blockbuster o Kentucky Fried de los apuntes satíricos, textos que Chicken o con avisos segregacionistas con fino humor demuestran cuán en los cuales se anuncia que solo se certero se puede ser cuando se usa alquila para extranjeros, dejando fue- bien el lenguaje. Así tenemos que ra a todo «cholito con plata», pues ten- uno de los textos que cobra plena dría que buscar por otro lugar. Esto actualidad es «Privilegio de los in- le motiva un recuerdo: cómo en los telectuales», texto que se escribe tiempos del XIX la mujeres peruanas como producto de la declaración de recibían a los extranjeros en los salo- un militar en Ayacucho, quien dice nes y les daban de comer en la boca; se acabaron los privilegios de los lue go, en esos mismos salones, se

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produce un afrancesamiento, usan- identitario aborigen de « ñusta » y se do vestimenta y una que otra pala- toma el de «miss», entonces se tie- bra en francés. Luego se deja eso ne a «Miss micaelina» o «Miss para dar paso al mundo inglés, en- ugartina». Como concluye Rivera tonces se habla de happy-bithday, Martínez: «En fin, no hay remedio. talk-shows, halloween, snack-bar o Esta es una época de «misses», y pubs. Finalmente, se busca tener un por ello, y acordarnos que es tam- buen auto japonés. Edgardo Rivera bién un tiempo de gran pobreza mo- Martínez, para evidenciar esa falta ral y económica, bien podemos de- de identidad, no recurre a un discur- cir que vivimos, a la vez, en la mise- so frontal sino a un discurso iróni- ria y en la misserías». co. El segundo texto propuesto nos hace ver cómo a través de los cam- Finalmente, cabe mencionar que la obra Estampas de ocio, buen hu- bios lingüísticos se pueden ver los drásticos cambios culturales y cómo mor y reflexión, es un libro delicio- estos significantes se van imponien- so, que busca ver no los lugares evi- do como producto del capital simbó- dentes, sino los lugares que no han lico que traen consigo. Muestra esta sido tratados, las curiosidades; por falta de defensa de identidad en un ello, el título resume todo su conteni- hecho curioso, como son los reina- do, pues prefigura claramente el tema. dos en los colegios. El recorrido que Estos textos no por pequeños y por- plantea es el siguiente: primero, en que se hayan publicado en periódicos los colegios se tiene el reinado, don- y revistas dejan de tener profundi- de se hace un concurso para elegir dad, porque sí la tienen, pues dentro a la muchacha más agraciada del de la sencillez en el trato de las histo- plantel, entonces el término colonial rias, deja discurrir su sabiduría. que se empleaba era el de reina. Edgardo Rivera Martínez muestra Luego, en un arrebato de identidad una vez más, con este libro, el ser un se decidió elegir a las ñustas e in- maestro en el uso de la palabra, del cluso por el de coya, pero estas pa- lenguaje. Y de darse el gusto de ha- labras no sonaban bien a los oídos blar de lo que él quiere, pero con pro- de las candidatas ni a los oídos de piedad. (Mauro Mamani Macedo). los padres de ellas, pues se convierte en objeto de burla, ya que se podía hablar de «ñusta isabelina » o Antonio Gálvez Ronceros. Cua- «ñusta carmelina» o «coya derno de agravios y lamentacio- josefina» y por extensión maliciosa nes. Lima: Universidad Nacional de «mama carmelina». Este nacio- Mayor de San Marcos / Fondo nalismo no duró mucho tiempo, en- Editorial, 2003. tonces se optó por una nueva alinea- ción cultural: se dejó de lado el títu- Desde la publicación de Los er- lo colonial de «reina» y el término mitaños y Monólogos desde las tinie-

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blas, Antonio Gálvez Ronceros ha sido llevó a desarrollar, partiendo de las reconocido como uno de los principa- tesis maoístas del arte y del realis- les narradores del mundo de los ha- mo crítico, prácticas narrativas, bitantes de las comunidades negras como el testimonio y la crónica so- de Chincha, al sur de Lima. El grue- cial, que tenían como finalidad evi- so de la crítica y los reconocimientos denciar la situación social y política de los que ha sido merecedor han de los sectores marginales y empo- partido de esta consideración. En brecidos de la sociedad peruana. efecto, junto con Gregorio Martínez, Ahora bien, el volumen lo con- nuestro autor forma parte de un gru- forman once cuentos, donde Gálvez po de escritores que dan forma a la Ronceros trata diferentes aspectos narrativa negrista en el Perú, cuyos de la realidad social. En general, el orígenes los podemos rastrear en diseño de sus personajes y situacio- Felipe Pardo y Aliaga y Enrique nes nos recuerda al realismo crítico López Albújar. de George Luckács: un sujeto social Sin embargo, en varios libros –escritor, obrero, profesor– se re- Gálvez Ronceros ha incursionado en laciona críticamente con la realidad otros espacios narrativos, como el social institucionalizada –gobierno, realismo social en Historia para fábrica, escuela. Aunque no llega a reunir a los hombres, y la crónica plantear la «lucha de clases», la es- en Aventuras en el Candor . Su últi- tructura dramática parte del conflicto mo libro de cuentos publicados, Cua- social. Por ejemplo, el cuento «Hom- dernos de agravios y lamentaciones, bre y Perro» se estructura en torno se adscribe a la primera línea. Una al problema laboral entre obreros y línea que lo acerca a las propuestas los dueños de la fábrica. de la revista Narración, en la que Otro aspecto interesante en el participó en la edición del segundo conjunto de historias es la manera número (1971). Como se sabe, a me- cómo aborda esta problemática social. diados de la década del sesenta un En algunos casos, usa el recurso de grupo de escritores, entre los que la metáfora para intensificar el carác- destacaba Oswaldo Reynoso, Miguel ter dramático, como, nuevamente, en Gutiérrez y Eleodoro Vargas Vicu- «Hombre y Perro», donde narra la ña, editan una revista llamada Na- historia de un perro en la vida de unos rración. Esta publicación se distin- obreros en una fábrica. La vida y sa- guía de otras de su género, como lud del perro corre paralela a la vida Mar del Sur o El Dominical del dia- de los trabajadores. Y si bien al ini- rio El Comercio, por tratar de si- cio el perro estaba bien de salud, era tuarse en una posición alternativa a por las sobras de comida que le da- las publicaciones literarias que re- ban los trabajadores. Pero, años des- presentaban a los grupos de poder pués, producto de una serie de huel- económico del país. Esto último los gas, los obreros ya no tienen sobras

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que darle, y el perro se debilita, al esta nueva veta esté desgajada de la punto de convertirse en una metáfo- anterior. Al interior de los relatos, ra de la situación de los trabajado- subyace el tema de la denuncia de los res, tal como se revela en la siguiente abusos que son objetos las minorías, cita: aspecto que también está en Monó- logos… y Los ermitaños. La varian- De aquel amigo nuestro no supimos más [se refiere al perro]. Devuelto a te está en la manera cómo se resuel- la vida de dolorosa orfandad, el po- ve los conflictos. En el caso sus pri- bre andará por ahí exactamente como meros libros, era el humor el meca- nosotros: huesudo, triste, desespera- nismo que permitía superar los abu- do por conseguir algún alimento, sin- sos. En este último, el humor festivo tiendo ese amargo sabor que tiene la se ha convertido en humor negro, vida en un mundo donde los hombres no están reunidos (: 41). hecho que pone de manifiesto de in- tención moralista del autor. Podría En otros relatos, la referencia a discutirse la efectividad de este re- la problemática social es directa, curso, tal vez con razón, pero tam- como en «Dinosaurios», donde re- bién es cierto que una de los sopor- fiere lo siguiente: «El escritor cree tes de los cuentos es la actitud com- saber ahora por qué muchísimos prometida del autor, en muchos ca- hombres, mujeres y niños viven en sos explícita. Y eso permite que el li- el mundo soportando una carga de bro alcance niveles profundamente años de más» (: 14). O en el relato humanos. Un humanismo cargado de «¿Un patadón ahora?», donde refie- moral y de sentido social, que segu- re la historia de por qué un indivi- ramente nos hará recordar otras épo- duo le dio una patada en el trasero a cas, como el realismo socialista, pero un policía, y terminar en el siguien- no por ello innecesario en estos tiem- te diálogo: pos de cinismo e indiferencia social. –¡Oh, Dios!... Por eso me parecía in- (Carlos García Miranda). creíble que pudieras haberle zampa- do un patadón a una de estas bestias [se refiere a los policías]–, ¿Un pata- Melisa Moore. En la encrucijada: dón ahora? Para qué. ¡Lo que estas basuras merecen es un balazo! (: 75). Las ciencias sociales y la novela en el Perú. Lecturas paralelas de De esta manera el universo na- Todas las sangres. Lima: Univer- rrativo de Gálvez Ronceros se am- sidad Nacional de San Marcos/ plía, dejando de lado el mundo de los Fondo Editorial, 2003. negros, y asumiendo como eje de su narración el mundo de los margina- El libro de la investigadora bri- les urbanos. La pobreza, el abuso de tánica Melisa Moore es la prueba de la autoridad, y la crisis social son los que (a pesar de los intentos de Mario temas dominantes de este conjunto de Vargas Llosa y sus seguidores por relatos. Pero, esto no significa que desmerecer la producción novelística

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arguediana) José María Arguedas es, que interrelaciona dos formas de co- sin lugar a dudas, el más importante nocimiento que corresponden al narrador peruano y el que concita el campo antropológico y al campo de mayor interés de investigadores, pro- «la obra literaria». William Rowe, en venientes tanto de las ciencias socia- el prólogo que escribe para el libro, les como de la literatura, que se acer- nos dice que: «resulta dudoso hablar can a su obra. Este libro, que se suma de ‘la obra literaria’ si esto implica a una serie de estudios publicados restar los trabajos de antropología» recientemente sobre la obra argue - (: 13). Es más, resultaría dudoso ha- diana, es importante porque su inte- blar de «la obra literaria» si se con- rés no sólo está puesto en la novela sidera que en los textos de Arguedas más compleja y menos estudiada de coinciden y se mezclan, por un lado, Arguedas sino en el debate que se novela, poesía y ensayo y, por otro lado, el realismo y lo mágico. generó a partir de su publicación. En efecto, en torno a Todas las sangres Moore sostiene que las fronteras (1964) se produjo el más conocido entre los dos sistemas epistémicos debate sobre la relación entre las empleados por Arguedas, vale decir, ciencias sociales y la literatura en el la literatura y la antropología, se bo- Perú. En tal sentido y haciendo uso rran para luego fusionarse en uno de los textos antropológicos de solo, de manera que se juntan la in- Arguedas, Moore «lee» de manera tuición con las herramientas acadé- simultánea la novela, el debate pro- micas. De este modo, Arguedas ela- ducido en torno a ella y los textos de bora un discurso híbrido y multige - las ciencias sociales que funcionan nérico caracterizado por la fusión de como marcos de referencia. la antropología con la literatura. En este esquema, la memoria, la imagi- Este libro plantea la tesis de nación, la experiencia personal y el que no podemos separar, y menos testimonio son herramientas indis- oponer, el discurso literario del dis- pensables para crear una imagen de curso de las ciencias sociales en las la realidad. En la base de esta pro- obras de Arguedas dado que éstas puesta está la consideración de que estarían atravesadas por la intersec- todos los textos de Arguedas y, ción de discursos historiográficos, específicamente Todas las sangres, antropológicos, literarios y religio- novela totalizadora que sintetiza la sos. En palabras de Moore: «las múltiple realidad peruana, es un tex- fronteras entre los sistemas to dialógico en el que se integran epistémicos que utiliza Arguedas, modelos discursivos de las ciencias vale decir, entre la antropología y la sociales y de la literatura. literatura, empiezan a desdibujarse» El método empleado por Moore (: 24). La interesante lectura de pone de manifiesto dos discursos Moore, basadas en los planteamien- que están presentes en Todas las tos de Mijail Bajtín, es paralela por- sangres: el historicista y el de los

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arquetipos. El discurso historicista tramos en los estudios sobre revela el marco espacio-temporal etnicidad y en la forma en la que (cronotopo), el sistema socioeconó- Arguedas parte de la misma para mico y cultural predominante en la resaltar la ambigüedad de su uso y sierra sur a principios de la década semántica» (: 43). Al respecto hay de 1960, cuyos referentes más im- que recordar que en el debate pro- portantes son el proceso de indus- ducido en torno a la novela el 23 de trialización, las migraciones internas junio de 1965 en el IEP se hizo evi- a gran escala y el surgimiento de dente la utilización diversa de cate- nuevos sectores sociales que gorías terminológicas (cholo, indio, desestabilizan las relaciones socio- mestizo, campesino, pongo) para re- culturales y étnicas preexistentes. ferirse a las identidades múltiples en Este cronotopo (espacio-tiempo) transformación. El desacuerdo queda sellado y al margen de los ava- terminológico trajo como consecuen- tares del desarrollo histórico porque cia la incomunicación de los partici- se fija como prototípico para el pre- pantes en el debate lo que, según sente y para el futuro. Por otro lado, Moore, constituye «un testimonio el discurso de los arquetipos plan- que da cuenta de la dificultad o inca- tea la creación de modelos, imáge- pacidad de ubicar a las personas y nes o esquemas de representación fenómenos sociales dentro de mar- de cualquier manifestación de la rea- cos espacio-temporales claramente lidad con un valor simbólico que pasa delimitados» (: 211). En el segundo a formar parte de la memoria popu- capítulo, se describe la estratifica- lar o del inconsciente colectivo que ción social de Andahuaylas y Puquio se va sedimentando a través de imi- que son los lugares implícitamente tación y repetición de formas ritua- representados en Todas las sangres. les y de conducta de modo tal que la Moore sostiene que la estratificación cultura adquiere dimensiones social descrita por Arguedas se de- arquetípicas y míticas en la memo- fine en torno a la posesión de tierra ria popular a través del tiempo. y trabajo. En el tercer capítulo, Moore nos recuerda que cuando En ese sentido el libro de Moore Arguedas escribía Todas las san- es un ejemplo de cómo el cronotopo gres, las condiciones sociales de la (espacio-tiempo histórico y cultural) sierra sur se estaban transforman- y las investigaciones en ciencias so- do por procesos de migración y mo- ciales pueden ser usados para expli- dernización de modo tal que apare- car una novela. El libro se divide ce el cholo y el liderazgo indígena estructuralmente en cuatro capítu- ejemplificado en Rendón Willka. En los interrelacionados entre sí y com- el último y cuarto capítulo la autora plementados por las conclusiones. El explora el papel que desempeñan las primero «se centra en el estudio de mujeres en la sociedad serrana la variada nomenclatura que encon- patriarcal y machista presentada en

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la novela de manera que se crea un Para estudiar la novelística arquetipo femenino que se puede arguediana hay, básicamente, dos ca- historizar producto de la fusión del minos. El primero corresponde al discurso historicista con el de los planteado por Moore y consiste en arquetipos. Las conclusiones refuer- diluir las fronteras entre lo literario zan la relación dialógica entre antro- y antropológico. El segundo plantea pología y literatura. lo contrario, es decir, la necesidad de precisar las fronteras entre lo li- La propuesta de Moore es co- terario y lo antropológico. Eviden- rrecta, coherente e interesante. Sin temente una novela tiene componen- embargo, no creo que sea del todo tes antropológicos y un texto cierto sostener que tanto científicos antropológico tiene elementos litera- sociales como literatos han realiza- rios. Sin embargo, el camino plan- do estudios en los que están divor- teado por Moore hace evidente una ciados el campo de la literatura con contradicción. En efecto, si Todas el de la antropología. Desde mi pun- las sangres es una novela intertex- to de vista, y dada la naturaleza de tual, interdisciplinaria o interdiscur- la novelística arguediana, es imposi- siva donde no se puede separar lo literario de lo antropológico, enton- ble este divorcio en las obras de ces por qué se reclama que ésta sea Arguedas porque para referirse a un una novela en la que se ha valorado campo necesariamente tiene que ha- más el referente que el discurso o cerse alusión al otro. Es más, consi- que la novela se discuta más por sus derando la lógica argumental de los aspectos socioculturales que por sus participantes en el debate sobre To- aspectos literarios entendidos des- das las sangres, donde se cometió el de el punto de vista de la novela como error (hecho notar por el propio una estructura textual. El segundo Arguedas) de no distinguir una no- camino ha mostrado también sus des- vela de un tratado de sociología y de aciertos, por ejemplo cuando se sos- evaluar una novela como si fuera sólo tiene que no se puede representar un documento antropológico, más la realidad peruana en una novela y bien se hace necesario diferenciar que sólo un trabajo antropológico con propiedad lo literario de lo puede mostrar con propiedad esa antropológico en la obra de realidad heterogénea. Usted elija su Arguedas justamente para no come- camino. (Dorian Espezúa Salmón) ter el error de evaluar un género discursivo como herramientas que pertenecen a otro tal y como se hizo Aymará de Llano. Pasión y Ago- nía. La Escritura de José María en el debate. Cuando Arguedas dice: Arguedas. Mar del Plata: Latinoa- «quien lee una novela sabe que no es mericana Editores. 2004. un tratado de sociología» está recla- mando la necesaria distinción de los Es curioso que la mayoría de los dos géneros en cuestión. últimos estudios que terminan publi-

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cados como libros orgánicos sobre Llano es, como ella misma sostiene, la obra de José María Arguedas una zona de riesgo para la mirada sean realizados por arguedianos que del crítico puesto que se puede caer trabajan fuera del Perú. Este tam- en el biografismo, en la identificación bién es el caso de la argentina de la vida del autor con el discurso Aymará de Llano quien se desem- novelístico o en lecturas que busquen peña como docente investigadora en correspondencias entre el plano so- el Centro de Letras Hispanoameri- cial-contextual y el plano literario- canas de la Universidad Nacional de textual. Sin embargo, sostiene que Mar del Plata. En este importante no es un capricho que la crítica haya estudio, basado en el discurso tratado de establecer conexiones autobiográfico, se sostienen varias entre su escritura de ficción y su vida ideas interesantes pero discutibles dado que, en algunos textos en torno a la peculiar escritura del arguedianos, hay una estrecha co- novelista peruano. rrespondencia de los relatos con lo La primera idea planteada sos- vivido. De ahí, afirma de Llano, que tiene que en la escritura de se hayan encontrado homologías jus- Arguedas confluyen y se retroali- tificadas entre el «mundo discursi- mentan lo literario y lo ensayístico vo» y «los hechos de la realidad» (: de manera tal que se desvanecen las 69). La hipótesis de Aymará de Lla- convenciones y fronteras que divi- no respecto a Los zorros es que den lo ficcional de lo no ficcional. Así, la autobiografía invade toda la novela por ejemplo, se debilita la distinción y somete la historia colectiva de los entre sujeto de la enunciación y su- ’Hervores’ a un ordenamiento cuyo jeto del enunciado porque hay una régimen impera desde los diarios. Así, correlación evidente entre la imagen el discurso autobiográfico prevalece y se expande provocando una Inter.- textual y la imagen social del autor penetración Diarios/Hervores –dirigi- especialmente en El zorro de arri- da desde los primeros hacia los últi- ba y el zorro de abajo (1971). Por mos– pero también se produce una otra parte, Aymará de Llano habla vuelta, una circulación del sentido. de límites, fronteras, bordes o zonas Autobiografía y relato en tercera per- sona –es decir, Diarios y Hervores- se híbridas y/o contaminadas en los tex- asisten entre sí y el Epílogo también tos de Arguedas que se sitúan entre remite a ambos, es un juego de remi- la escritura de ficción y la ensa- sión continua (: 73). yística, entre el discurso y el refe- Esta hipótesis es provocadora rente, entre la escritura y la vida. y discutible por cuanto es difícil pro- En ese sentido, se tienen que revi- bar, desde la teoría de la ficción, cuá- sar los contactos y contagios entre les son los elementos autobiográficos estos dos géneros textuales. en Los Zorros. En otras palabras, La «zona límite» o «zona de no es posible la verificación estricta frontera» que construye Aymará de a pesar de la «identificación» o

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«máximo acercamiento» entre el dis- «homóloga» y «equivalente» a lo curso y el referente. En ese senti- real, pero no mimética. Respecto del do, y considerando las zonas de in- realismo en el caso de la novelística determinación que evidentemente arguediana sostiene: tienen los diarios y también la auto- A medida que avanza en su produc- biografías, lo único que se puede ción, se aleja más de la estética realis- hacer es apelar al contrato de vero- ta y se dedica a profundizar y a similitud que el lector establece con densificar la práctica de la escritura, el texto. aunque, en realidad, nunca tuvo una ‘intención realista’, es decir una afán Una segunda idea es que de representar ‘lo real’ o de producir Arguedas se sitúa en un lugar de efectos didáctico-morales. Mejor di- transformación y superación del cho, la ficcionalización le posibilitó indigenismo de manera que no se le construir un nuevo concepto de ‘lo real’ (: 49). puede encasillar dentro de rótulos reductivos como los de indigenismo Así, por ejemplo, la escritura de o neoindigenismo. En la base de esta Arguedas se aleja del realismo por- idea está la consideración de que las que no trata de «representar» lo real novelas de Arguedas son obras sino de re-escribirlo creando un cas- discontinuas con toques vanguardis- tellano especial donde esta co-pre- tas, perturbadoras, de difícil clasifi- sente el quechua de manera que es- cación, y que no encajan en los cá- tamos frente a un lenguaje ficcional nones del (neo)indigenismo porque porque los indios no hablan así. Una presentan operatorias innovadoras de las estrategias de la escritura de que rompen con el sistema preceden- Arguedas es la utilización de lo que te. Aymará de Llano considera que Ángel Rama llama la «palabra cosa». las categorías propuestas por Mar- Según De Llano, las palabras-cosa tín Lienhard de literatura «alterna- aparecen en quechua por la dificul- tiva» e «indigenismo al revés» y la tad que presentan para su traduc- de Ángel Rama de «narrativa trans- ción y, además, porque están segui- culturada» son las que más se aco- das de una explicación «ostensiva» modan para calificar la narrativa que facilita la conformación de una arguediana porque recuperan la plu- idea aproximada de lo que estas «co- ralidad y multiplicidad de prácticas sas» expresadas en «palabras» re- escriturarias y culturales que con- presentan para los seres de la cul- fluyen en los universos narrativos de tura ancestral. Luego De Llano Arguedas y en las que se muestra agrega: «Digamos que es una forma una perspectiva quechua y no urba- de registrar en el discurso las ma- na ni occidental. trices culturales del pasado, con un procedimiento que va del ‘nombrar’ Aymará de Llano subraya el al ‘describir’» (:119). Martin hecho de que Arguedas construye Lienhard opta por la denominación una literatura de ficción que es de «símbolos mágicos-poéticos»

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para complementar la propuesta de es «la realidad externa» puesto que Rama. Los símbolos mágicos-poéti- las diferentes disciplinas tienen dis- cos «son capaces de actuar como tintas maneras de aproximarse. aquello que representan». Además, Por último, me parece interesan- en estos símbolos, como en las pala- te el balance final que la autora ar- bras-cosa, hay la intención de gentina hace del debate y que a la «transmitir a la palabra la materia letra dice: de las cosas» y de integrar, de ma- nera analógica, concertada y Lo que queda como elemento positi- metonímica, el ser, el universo y el vo del debate es la puesta a prueba de ciertos presupuestos con los que lenguaje. trabajaban las disciplinas por aque- Con relación al debate sobre llos años. Desde la crítica, con un en- Todas las sangres (1964) producido foque muy delimitado por el texto mismo; desde la sociología, con una en 1965 Aymará de Llano, conside- marcada indiferenciación entre dis- ra que curso y realidad. Lo lamentable fue la situación de José María Arguedas, representa el imaginario de la época y quien fue interpelado y acusado por la generalizada opción de asimilar la producción del autor al indigenismo, algo de lo cual no tenía por qué rendir cuentas. (: 156) en el cual la verificación entre el ‘mun- do representado’ y el ‘mundo real’ era Este es, sin lugar a dudas uno la práctica más frecuente. En dicho de los libros más polémicos sobre la encuentro, Arguedas privilegia la fuer- obra arguediana porque conecta za de la ‘metáfora de lo real’ sobre la mimesis. (: 51) obra y vida, texto y contexto, escri- tura y agonía, pasíón y razón. Además, en el se evidencian las (Dorian Espezúa Salmón) prácticas argumentativas que ponen sobre el tapete los «presupuestos» de la sociología y la crítica literaria Antonio Cornejo Polar. La «trilo- de 1965 señalados por Alberto Es- gía novelística clásica» de Ciro cobar (1985) quien habla de una «es- Alegría. Edición, prólogo y notas cisión conceptual» por la que no se de Tomás G. Escajadillo. Lima: pudo desembocar en una conclusión. Celacp-Latinoamericana Edito- En efecto, Aymará de Llano tiene res, 2004. (Obras completas de razón cuando afirma que los partici- Antonio Cornejo Polar, Vol. III). pantes en el debate llevaban ideas preconcebidas de modo tal que in- El vasto e importante legado siste en ver el episodio como una crítico de Antonio Cornejo Polar, «escisión conceptual» que se trans- acaso el más importante estudioso de formó en un ataque global a la narrativa peruana del siglo XX, Arguedas. Por otro lado, de Llano viene siendo recogido con acertadí- sostiene que el punto conflictivo en- simo criterio por sus herederos. Así, tre críticos, creadores y sociólogos tenemos ahora entre manos el

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volumen III de sus obras completas, tivo –y que aparecen a modo de dedicado a la novelística de Ciro apéndice–, escritos por Cornejo tan- Alegría. to para el fascículo 28 de Historia de Hay que aclarar que no se trata la Literatura Latinoamericana (Pla- neta-Agostini) como para un diccio- de un libro orgánico, sino de la re- unión de cinco trabajos que Cornejo nario de biografías literarias edita- publicó en vida y que abordan diver- do por Vanderbilt University, en Tennessee, Estados Unidos. sos aspectos de la narrativa del au- tor de El mundo es ancho y ajeno. Una preocupación central de En el prólogo, el editor del volumen, Cornejo con respecto a las novelas Tomás G. Escajadillo, se encarga de de Alegría, está en desentrañar las establecer la «historia textual» de los pautas de composición y estructura, escritos de Cornejo sobre Alegría. para luego describir los rasgos del Sin embargo, esto no resta uni- mundo allí representado. Ya desde el inicio, precisamente, Cornejo nos dad ni ilación al volumen, en la me- ofrece una clave de lectura del uni- dida en que en estos estudios –que quizá hayan precedido a la intención verso de Alegría, al señalar, en las primeras líneas del capítulo I que en de un estudio sistemático– es posi- el proceso creador del autor de Los ble encontrar algunas preocupacio- nes y constantes, como el análisis del perros hambrientos diseño narrativo en función de la se repite un mismo sistema de opcio- construcción del mundo representa- nes relativas a la interpretación de la do y la significación social e históri- realidad y al modo de concebir y prac- ticar la narración literaria. La concen- ca de las tres grandes novelas de tración de sus obras mayores [las que Ciro Alegría. analiza el libro] en un breve lapso de apenas seis años, entre 1935 y 1941, Cada trabajo encabeza un capí- favorece y ayuda a explicar esta ho- tulo, de modo que el orden fijado es mogeneidad (: 31). como sigue: «La narrativa de Ciro Alegría: diseño general» (capítulo I), En tal sentido, el examen que se «La serpiente de oro: entre el rea- practica del concepto de realismo en lismo y la utopía» (capítulo II), «La Alegría resulta particularmente va- estructura del acontecimiento en Los lioso, ya que así nos introduce en uno perros hambrientos» (capítulo III), de los meollos de su estética, que no «La dinámica de la realidad en las consiste, como aclara Cornejo en dos primeras novelas de Ciro Ale- reproducir un cierto modo de reali- gría» (capítulo IV) y «El mundo es dad, sino, más bien, de crear univer- ancho y ajeno: la novela indigenista sos imaginarios que puedan producir en el lector una impresión de reali- como novela nacional» (capítulo V). dad […] Es por la vía de la verosimi- A ellos se suman dos textos litud que Alegría afirma ‘el derecho a más, de carácter más bien divulga- la imaginación’ (: 32-33).

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Sin embargo, Cornejo observa el mundo que representa, alejándo- que hay también otro principio de los en mayor o menor medida según realidad operando aquí, pues el re- su espesor, por otra parte, al ser rela- tos casi siempre populares, que evi- lato que pretende legitimarse como dentemente contienen un modo es- recreación imaginaria, alterna con pecífico de interpretar la realidad, episodios miméticos e incluso mo- otorgan al narrador la opción de asu- mentos hondamente testimoniales. mir en diversos grados esa pers- Esto, que podría leerse como una pectiva popular, acercándolo así a su referente (: 37). contradicción, es en realidad una doble estrategia cuyo objeto no es Aunque extensa, la cita es im- otro que el de la novela realista, esto portante. En ese vaivén del narra- es, mostrar e interpretar la realidad. dor, en esa inestabilidad provocada por la alternancia del acercamiento A este doble principio de reali- y la distancia entre el narrador y su dad hay que añadir, siguiendo el ra- mundo, ve Cornejo la contradicción zonamiento de Cornejo, un elemen- esencial de la novela indigenista. to más: la memoria. Con esto no se quiere dar a entender que el autor Otro aspecto que presenta mu- haya tenido participación directa en cho interés es la evolución de la idea los hechos que narra, ya que la me- de temporalidad, ajustada siempre moria expresa la materialización de a las necesidades de la representa- un cúmulo de conocimientos adqui- ción, por un lado, y la intención del ridos en los «años formativos del narrador, por otro. Así, tenemos que autor» y en este caldo, como sugie- en La serpiente de oro el tiempo es re Cornejo, el narrador fermentó su presentado como un acto esencial novelística. Esto por supuesto, in- que se repite fluidamente, sin inte- cluye la condición de ‘oyente’ que rrupciones, para enmarcar el heroís- siempre se atribuyó el autor, pues mo del hombre frente a una natura- su conocimiento de la realidad –que leza indómita. En Los perros ham- posteriormente traslada a su obra brientos, en cambio, se presenta el narrativa– pasa también por el re- contraste entre la vida campesina en cuerdo de relatos y cuentos previos, tiempos normales y la tragedia ori- de raigambre popular, en su mayo- ginada por la sequía, por lo que el ría orales. tiempo se asocia a un esquema cir- cular, inspirado en los ciclos de la En esto, Cornejo ve una para- vida agraria. Por último, El mundo doja, que plantea en los siguientes es ancho y ajeno tiene una tempora- términos: lidad constituida a partir de la La preeminencia de las historias oí- causalidad histórica, que encuadra das suscita una paradoja de notable adecuadamente el conflicto entre la capacidad esclarecedora. En efecto, emblemática comunidad de Rumi y si por una parte su presencia inter- media la relación entre el narrador y el Estado.

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Cornejo, pues, teje una visión de que me ha conducido hacia los terri- la narrativa de Alegría que tiene en torios del libre pensamiento. la base tres elementos: las caracte- Uno de los síntomas del agota- rísticas de la voz narrativa, sus cam- miento de la modernidad occidental, bios y figuraciones; el concepto de de las variantes de su ilustración y tiempo y finalmente la relación que de los soportes de su razón instru- establece el texto con su serie social. mental, está sintetizada en el contra- Cornejo observa que en Alegría hay punto y antagonismo entre la memo- una inversión de la dicotomía barba- ria y el epitafio. Entre las claves de rie/civilización, tal como la había la memoria y los desafíos del epita- planteado Sarmiento en el Facundo, fio. Memoria y epitafio se convier- puesto que Alegría reivindica los ten así, en los extremos de una lar- valores de la vida comunitaria (aque- ga y milenaria historia, cuya trayec- lla que la urbe tilda de bárbara) y toria se inició con la escritura. cuestiona el egoísmo y la torpeza de ¿Cómo identificar en efecto, la sede unas clases dominantes que se han y el origen de las sucesivas oleadas arrogado la misión de modernizar al epistemológicas que desde la cultu- otro. ra occidental han logrado circular En suma, la aproximación que por todo el planeta, sobre sus cultu- plantea Cornejo al universo de Ciro ras y sus memorias hasta el punto Alegría no solo goza de plena vigen- de haberse constituido en hegemó- cia, sino además confirma el altísi- nicas? mo lugar que ocupa Alegría en el En algún lugar, Peter Sloterdijk canon narrativo peruano. ( Alonso apelando a la feroz ironía que lo ca- ). Rabí Do Carmo racteriza, llamó la atención sobre el hecho que desde Platón hasta la ac- tualidad, la cultura occidental y el Gonzalo Espino Relucé, Compila- humanismo se ha desplegado bajo la dor. Tradición oral, culturas pe- forma de cartas a los amigos. Esas ruanas: una invitación al debate. «cartas» son los grandes libros, los Lima: Universidad Nacional Ma- grandes «tratados escritos»; son las yor de San Marcos / Fondo Edito- crónicas devenidas en «canones» y rial, 2003. sostenidas por la triple tiranía del tiempo, los pliegues de la memoria y La reflexión que a continuación las mil formas instituidas de la auto- sigue, fue estimulada por la lectura de la compilación de Gonzalo Espi- ridad intelectual. Esas cartas cuyos destinatarios fueron transfigurán- no . A demás debo agregar que mi in- dose con el tiempo, mimetizándose a greso al texto proviene desde mi for- mación o malformación como histo- la historia desde los bordes de las grandes transformaciones materia- riador, y de mi curiosidad intelectual les y espirituales, ahora se nos

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presentan agotadas y con esa hono- En el prólogo del libro, Gonzalo rable vejez que cada vez convence a Espino se propone ensayar una «me- menos. Y por si fuera poco, esas car- moria de la tradición oral», sobre- tas fueron delicada y furiosamente entendiendo el hecho de que «la me- intervenidas por toda una galería de moria y la tradición construyen iden- hermeneutas, intérpretes, copistas, tidades». El desafío metodológico de anotadores y comentaristas. Ade- este fenómeno –continua Espino–, es más de las pérdidas y ganancias de «cómo se procesan las relaciones las traducciones, la imaginación de entre dos sujetos ubicados en espa- sus autores, los olvidos, los trasla- cios y actividades distintas (investi- dos e intercambios que padecieron. gador / informante)». Pero de lo que Sobre aquellos escenarios fúne- se trata en última instancia, es cómo bres y dantescos, sobre aquellas se realizan los trabajos de recopila- imágenes cargadas de hastío y de- ción de la «cultura oral peruana»; solación, sobre aquellas miradas en entendiéndose como cultura, los te- cuyos fondos insondables tuvo que rritorios donde se desenvuelven «la maniobrar la fina sensibilidad de memoria y la tradición oral». A todo Erasmo de Rotterdam (Elogio a la esto agréguese el hecho que en el locura), cabalgando sobrecogido so- Perú existen vastas regiones ágrafas bre el fuego cruzado de la demencia y la pervivencia de la «memoria de occidente; siglos después, ese mítica», asociadas a las clases popu- mismo espacio y tiempo, transfigu- lares; es decir a los dominados y rado por lo innombrable, fue testigo explotados del Perú. de la biografía del hombre más soli- En todas estas preocupaciones tario del mundo Nietzsche (Más allá subyace la exigencia por acercarse del bien y del mal), y cuyos impe- a la memoria del «sujeto popular», rativos espirituales lo condujeron a reconocerlo, identificarlo, ¿acaso intentar relevar a Atlas, y por esa preservarlo y por esa vía nutrirse vía, regalar a la posteridad quizás la de esa nueva fuente que podría pro- última oportunidad de entenderse veernos de las claves interpretativas consigo misma. Véase este respec- para descifrar nuestra enrevesada to, las afiladas reflexiones de Miguel alma nacional? ¿Pero acaso lo na- Ángel Huamán que más adelante cional no se nos presenta ahora y comentaré. desde antiguo como una de las an- Y es sobre esta sintética reseña gustias que ha obsesionado más que de la memoria de occidente y su le- a los portadores de la misma cuanto gado que me gustaría reflexionar y a las sucesivas oleadas de herme- situar algunas de las ponencias re- neutas que han intentado retratar- unidas en la compilación Tradición la? Sería un error si se toma como oral, culturas peruanas: una invi- ironía lo que aquí expreso, todo lo tación al debate. contrario, pues se trata de poner a

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prueba y exigir hasta los límites to- sar de manera dicotómica las rela- das las posibilidades de reflexión que ciones entre la oralidad y escritura, este tema promete. imaginándonos como culturas sin Pero a fin de cuentas ¿qué es la memoria de soportes semióticos que permitieran la fijación de la informa- memoria? ¿cuáles son los límites y puntos de encuentro o de conflicto ción». Lo decisivo aquí son las mo- entre la narración y la memoria? dalidades de la «fijación de la infor- mación». Y más adelante a la tradi- ¿Puede la memoria «resucitar» el contenido que convoca e invoca? In- ción oral en los siguientes términos gresemos con cautela al momento Cuando hablamos de tradición oral estelar en que el acto de la memoria estamos siempre ante un tipo de se presenta, razonemos su materia- textualidad que tiene en el arte ver- bal su realización, con ciertas caracte- lidad y su trayectoria. Pareciera que rísticas: a) la de ser un acto único en el la fenomenología de la memoria está cual los que escuchan y participan se precedida y se presenta por la «ace- interpelan recíprocamente, b) que se leración» infinita de lo acontecido. A actualiza en virtud de la memoria. Si- este respecto se debe considerar lo multáneamente, en la actualización de la memoria, tienen lugar diversos len- que Suzanne Gerahtart y David guajes y perfomances que, en tiem- Carrol señalan: pos modernos, supone paralelamente uno no puede ni debería tratar de la trayectoria de un texto que puede indagar ni totalizar el sentido de un haber llegado a la escritura, pero que proceso en marcha, especialmente en lo fundamental se narra de boca cuando su estructura es una estructu- en boca y continua vivo como parte ra de transferencia (Citado por J. de la memoria colectiva. No es un tipo Derrida en Mémories for Paul de de discurso que pertenece a un solo Man, 1986. Columbia University sujeto, corresponde a toda una colec- Press.). tividad. Por eso, insisto, los miembros de un territorio nos pueden informar, ¿Y cuáles son los vínculos entre pero no todos narran. la memoria y tradición oral? Porque Se trata en definitiva de delimi- es evidente que la tradición oral, aso- tar los espacios, las modalidades, los ciada al discurso se nutre y sujetos, el auditorio y el desplaza- retroalimeta de aquel. La tradición miento del discurso que hace posi- oral aparece así como una experien- ble la preservación enriquecida por cia compuesta por capas infinitas de el tiempo, de vastos contenidos que temporalidades superpuestas, a ve- singularizan la cultura espiritual y ces en conflicto permanente, de so- material de una colectividad. Otro luciones de continuidad galvanizadas imperativo que recorre el texto de por la violencia del tiempo, de sus Espino es la exigencia por llamar la artífices, vencedores y vencidos. atención sobre Con agudeza, Espino señala que el proceso de constitución de la cate- «La moda de la oralidad llevó pen- goría literatura oral y sus relaciones

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con la literatura hegemónica en el es- cisiva de las tradiciones orales en la pacio local y, de otro, la perentoria configuración de las posteriores na- necesidad de tramar una explicación rrativas históricas que aspiran a con- sobre los procesos de producción del texto oral. Hasta ahora, los textos de vertirse en nacionales, repárese en tradición oral se leen en un soporte la centralidad que ocupa el relato tradicional, se leen desde la escritura, oral de los mas afectados por el «epi- no se «leen» desde los siempre insufi- sodio de violencia más intenso, más cientes soportes como las cintas mag- extenso y más prolongado de la toda netofónicas o el video. Se trata, en- tonces, imaginar una lectura crítica de la historia de la República». En efec- los textos de procedencia oral en las to, los testimonio orales que la Co- que hay que hacer evidente la edición misión de la Verdad y Reconciliación del texto por parte del escritor que ha logrado reunir, constituyen uno asume la voz del narrador hablante. de los fondos documentales más den- Cada producción verbal advierte sos y sobrecogedores que jamás se para sí, su propia poética. Esto es lo que se debe leer para que la lectura ha logrado reunir en el Perú, por- no sólo sea correcta, sino consistente que fueron aquellos seres humanos, culturalmente. miembros de comunidades tan dis- Ha sido necesaria esta larga cita tintas de aquello que groseramente para hacer visible la identificación de se nombra como lo nacional, pueblos los problemas que el conjunto de tex- ágrafos, ajenos a la escritura y la tos de este libro propone a sus lecto- «modernidad», los que una vez más, res. Pero también el señalamiento de fueron objeto de la fiebre mental y las posibles vías para su resolución. el delirio ideológico, tanto del brazo En ambos casos, no se puede sosla- armado del Estado peruano, como de yar la dimensión política que este sus adversarios maoístas. programa de reflexión cobija. ¿Por Debido a los límites de espacio qué en efecto, la atención, recupera- de esta reseña sólo me permitiré ción y en no pocos casos, la cancela- comentar algunos de los textos pu- ción de tradiciones orales vienen co- blicados. Destaca por ejemplo La brando un protagonismo inédito? ¿So- crítica de la escritura, de Miguel bre que fondo de sensibilidad social Ángel Huamán, quien parte de una emerge este horizonte teórico? constatación: «escribir es ejercer un En este punto, debemos distan- poder». Esta vía le permite a Miguel ciarnos del libro y razonar su publi- tomar al toro por las astas, puesto cación en los actuales escenarios que desnuda los mecanismos de los contemporáneos. Porque los libros que se vale la escritura y los cientí- y sus contenidos, no reflejan sino las ficos sociales para tensiones, ansiedades, hegemonías y idealizar el sistema de dominación combates materiales y espirituales social vigente revistiendo con el pres- de una época. Sólo para señalar un tigioso ropaje del lenguaje científico las preconcepciones sociales corrien- ejemplo límite de la importancia de-

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tes, estereotipadas a través de un fa- discursivos heredados de España y buloso despliegue de mecanismos de Occidente. Por ello, las obras que se comunicación de masas (Aníbal produjeron, en formas diversas, in- Quijano, «C. Wright Mills, Concien- cluyeron simbólicamente durante dé- cia crítica de una Sociedad de Masas», cadas a incas e indios, llamas y neva- en Revista del Museo Nacional, Nº dos, paisajes y cerámicas a través del 31, Lima, 1962: 305-313). castellano. El proyecto educativo que gestó la nación durante el siglo XIX Pero el artículo de Miguel tam- fue caja de resonancia de dicha pos- bién da cuenta y problematiza cues- tura. tiones decisivas vinculadas a la teo- El problema de fondo es a mi ría del conocimiento, como por ejem- juicio, el destino, trayectoria y mo- plo la naturaleza de la retórica: « que vimiento de sociedades descoloni- va de la mano con la prioridad que zadas, la densidad y el anclaje histó- se le otorga a la argumentación de- rico sobre las que acceden a un or- mostrativa por sobre la persuasiva, denamiento político autónomo. Pero en estrecha relación con el desarro- en el terreno de la cultura, de las llo de las ciencias físico-naturales y mentalidades, de los usos y costum- su espíritu metodológico» bres, en fin de la conciencia social y También explica «la voluntad la subjetividad colectiva, no es tan imperial» de la escritura sobre la sencillo despejar las brumas impe- retórica, del signo sobre el sonido, riales. De otro modo ingresaríamos de la memoria por el epitafio. Pero al terreno de la imaginación históri- no se trata aquí de una añoranza so- ca y por esa vía preguntarnos por bre lo acontecido, todo lo contrario, ejemplo ¿ era posible durante la co- es el señalamiento de la trayectoria yuntura de las guerras por la inde- del modelo de conciencia individual pendencia prescindir del idioma cas- que por intermedio de la escritura, tellano con todas las implicancias el libro y la lectura se tornó en do- que tal medida suponían? Túpac minante. Quizás los límites de la re- Amarú II por ejemplo redactaba flexión e interrogantes de Miguel cada uno de sus bandos también en estén condensadas en el siguiente el idioma imperial. párrafo En otro audaz párrafo, nueva- La conciencia de las luchas de mente Miguel arremete y pone en independentistas rechazó el privile- aprietos a sus interlocutores, sobre gio político de España pero no su len- gua, sus normas de escritura, ni sus todo a Gonzalo mecanismos de reproducción. No im- La reivindicación de las culturas ora- portaba que los indígenas tuvieran les en el marco de un cuestionamiento lengua, normas y prácticas de crea- a la literatura oficial y canónica cons- ción verbal propias. Para existir de- tituye solo el postular un nuevo bían ser incorporadas, adaptadas o metatexto o paratexto para una prác- asimiladas a la nación criolla e ilustra- tica que deja incólume el posiciona- da por medio de géneros y marcos miento de la escritura en la produc-

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ción cultural moderna. No cuestiona vencidos de territorios en donde pre- la hegemonía del sistema ideológico, domina la «interculturalidad». Lla- sino que lo refuerza al subordinar la ma la atención Dorian propia existencia de la oralidad tradi- cional a la escritura. De manera que Ahora que se habla tanto de la oralidad cultural indígena circula en interculturalidad, sin considerar las forma escrita dentro de la tradición desigualdades y sobre la base inexis- dominante y es captada, absorbida, a tente de una democracia cultural, se través de recopilaciones, testimonios, pone nuevamente en evidencia que canciones, etc., al modelo de institucio- la reflexión teórica de nuestra comu- nalidad literaria occidental. Al pare- nidad académica está al servicio del cer, no se ha tomado conciencia de discurso colonial que intenta hablar que la cultura dominante posee me- por el otro, que persiste en traducir al canismos de inclusión de las otro y que, al final, construye una ima- contraculturas que renueva su propia gen del otro (silenciado y anulado) hegemonía. desde los centros metropolitanos Como se comprenderá las Esa es la cuestión. Otra perla al implicancias de este debate, cada vez canto: «En buena cuenta lo traducido más centrará su atención hacia los pasa a ser parte integrante de la presupuestos teóricos de ambas ten- cultura receptora y depende del dencias y a los posibles auditorios y prestigio y dominación de esa actores colectivos que las corrientes cultura». subterráneas de la sociedad contem- Quizás solo los epitafios termi- poránea arrojarán a la arena políti- nen por imponerse frente a la saga- ca. Que este debate se remonte a los cidad y el atropello tosco de las cul- pilares fundacionales sobre los que turas y modelos de registro mate- hasta ahora se han sostenido nacio- rial y espiritual que hasta ahora han nes en conflicto y que coexisten en estado al servicio del poder y de la un mismo territorio, no es sino el arbitrariedad. Pero habrá de anuncio de eventos estelares que preveerse que estos epitafios sobre- habrán de marcar el paso de la his- vivan al arbitrio, las posibilidades y toria política e intelectual venidera. excesos de la luminosidad solar, la Estoy comentando solo dos ar- esquiva conducta del viento, el capri- tículos que expresan la polaridad cho de las lluvias y la contemplación temática que este texto propone a sus de que serán objeto por las sucesi- lectores. Pero hay más, como el lú- vas generaciones que nos sobrevi- cido y crítico texto de Dorian van. Habrá que imaginar los signos Espezúa Salmón titulado Trans- pertinentes, la textura adecuada, aún ducción en la narrativa oral insinuar las posibilidades del color Ashanika, texto agudo que pone al y el sonido. Las memorias y los epi- descubierto las contorsiones que tafios, devienen así en una danza rodean a las traducciones, los universal salpicada con logros y rea- desequilibrios, a los dominantes y lizaciones, con sombras y derrotas

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de la condición humana, de su pasa- Escajadillo encuentra vasos comu- do y del futuro que se labra en cada nicantes entre la obra de este escri- instante, ahora mismo, cotidiana- tor con el de su par, Arguedas, en mente. (Gustavo Montoya). relación a la concepción de la comu- nidad desde la óptica de Mariátegui. Escajadillo a través de un intertexto Tomás G. Escajadillo. Mariátegui entre El mundo es ancho y ajeno y y la literatura peruana. Lima: Yawar fiesta observa que el despojo Amaru Editores, 2004. de la tierra, la lucha por las tierras comuneras y la indignación que pro- La lectura de Mariátegui y la li- duce dicho despojo son tópicos teratura peruana de Tomás Escaja- medulares en los dos escritores. dillo «refresca» las ideas del lector en Así, Escaja-dillo demuestra que torno al pensamiento de Mariá-tegui ambos autores trabajan su narrati- sobre el indigenismo y su influencia va sobre el mundo indígena siguien- en la construcción de la ideología que do los preceptos mariateguianos. alimentó a este movimiento. Escajadillo defiende, con argumentos Otra línea de reflexión que su- braya Escajadillo es que Antonio sólidos, el aporte del Mariátegui crí- Cornejo Polar fue uno de los prime- tico y su pensamiento visionario so- bre lo que el Indigenismo iba a ser ros críticos en establecer las rela- ciones entre la ideología socialista de años más tarde. Para ello presenta dos Mariátegui y la obra de Arguedas muestras irrefutables: el caso Arguedas y Alegría. Escajadillo, muy respecto a otros críticos del autor de Los ríos profundos quienes obvian bien documentado, demuestra la in- dicha influencia o si la incluyen lo fluencia del socialismo de Mariátegui en estos dos escritores. trabajan superficialmente. Ello no solo lleva al lector de Mariátegui y Un aspecto que cabe resaltar es la literatura peruana a revisar sus el estudio que hace Escajadillo en presupuestos sobre Arguedas sino torno a la comunidad de Rumi deEl sobre los estudios de Cornejo Polar. mundo es ancho y ajeno, la concien- En esta medida es un aporte de cia de que la comunidad es la esen- Escajadillo a los investigadores y a cia de la vida del indio a decir de aquellos que piensan que sobre Escajadillo había sido postulado por Arguedas no hay más que discutir o el Amauta en los Siete ensayos de que todo está dicho. Pero, sobre todo, interpretación de la realidad perua- a quienes consideran que se debe na y es plasmado magistralmente dejar de lado las propuestas de por Alegría en su obra, donde la ideo- Mariategui en el estudio de la litera- logía socialista heredada de tura peruana porque supuestamen- Mariategui no veta la esteticidad de te ello daría más luces a la crítica la producción de Alegría. Asimismo, literaria. Sería craso error prescin-

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dir del pensamiento de José Carlos parada por Dunia Gras para la edi- Mariátegui lo que se debe hacer es torial Cátedra, muchas cosas han buscar nuevos enfoques y categorías sucedido, por ejemplo, este título ya para entender el legado del Amauta. no volvería a salir en las ediciones Al respecto, Escajadillo sostiene posteriores. Al año siguiente de su que uno de los postulados por los que primera edición, la crítica literaria se debe comenzar a leer a Mariá- peruana la recibiría, primero con tegui es la de considerar su Ensayo rechazo y luego con el silencio desde su carácter panorámico por- (Escajadillo: «Scorza: La guerra que éste en muy pocos casos se de- silenciosa y la composición del silen- tuvo en el análisis textual. Otra ruta cio», en El observador, Lima, 3 de que marca Escajadillo para leer al enero de 1984: 11). Rechazo para Re- autor de los Siete ensayos de inter- doble por Rancas y silencio para pretación de la realidad peruana es toda su obra de Scorza, pues desde poner la mirada en la relación del que aparecieron las dos primeras crí- pensamiento teórico de Mariátegui ticas a Redoble por Rancas: Un re- con la estética goldmaniana en la que doble algo frívolo por Rancas de términos como «análisis de clase» y Abelardo Oquendo (1971) y Redoble «visión del mundo» se equiparan. por Rancas, Traición a la historia de Ricardo Ráez (1971), no se deba- Al inicio se manifestó que la lec- tura del libro de Tomás Escajadillo tieron los juicios que estos escrito- refresca las ideas sobre Mariátegui res formularon sobre la obra de Scorza, cosa que motivó que los y la literatura, pero no solo cumple con esa función vigorizante sino que cuestionamientos fueran utilizados nos lleva a afirmar que una relectura también para los siguientes libros, que conforman la pentalogía de la del Amauta no anula la revisión de otras propuestas académicas, todo lo guerra. Todo esto ha sido calificado por Escajadillo como la «conspira- contrario, las enriquece. (Victoria ción del silencio». Alca Paniagua). Lo que planteaba Abelardo Oquendo, en su reseña publicada en El Manuel Scorza. Redoble por Comercio (11 de julio de 1971: 28), era Rancas. Edición crítica de Dunia que el contenido de Redoble por Rancas Gras. Madrid: Cátedra, 2002. no correspondía a la forma de expre- sarse, por ello manifestaba que Desde que la editorial Planeta Darle lo que el propio autor define editara en 1970 Redoble por Rancas. como «la crónica exasperante real de Balada 1. Lo que sucedió diez años una lucha solitaria» un tono de farsa, antes que el coronel Marruecos implica de que el grave riesgo de que fundará el segundo cementerio de la realidad y la forma de narrarla no Chinche, hasta la edición crítica pre- conciliaran bien, no se compenetraran

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como debieran en la novela. Y Redo- Rancas se tiene que lo «real concre- ble por Rancas tiene un carácter to» ha pasado a la representación lúdico en su escritura y en la concep- como «testimonio bruto» de los he- ción de situaciones y personajes que obstaculizan la aludida fusión: es de- chos, intención que viene de la cró- cir, la farsa reviste allí cierta gratui- nica. Por otro lado, también es nece- dad, lo que establece el divorcio entre sario ver, que el humor que aparece la condición de testigo que reclama en medio de la tragedia, lo fantasio- para el autor y las condiciones histrió- so, la alteración de la cronología, for- nicas que adopta el novelista (1971). ma parte del instrumental de la no- Además, precisa que hay un la- vela. Y como el propio Oquendo re- mento dominante del narrador, que conoce, ambas intencionalidades es- no cede la palabra a sus personajes, tán presentes. Esto porque en Re- para que ellos mismos puedan con- doble por Rancas convive la inten- tar sus vicisitudes. Considera que lo ción de la crónica y la novela, la idea mejor que queda de la novela en la de decir los hechos reales y hacer- memoria del lector es la historia de los creíbles, verosímiles. horror que se cuenta, elemento que Si Abelardo Oquendo recla- trasunta la realidad. Pero tampoco maba una mayor calidad novelística niega que Scorza narre esta histo- en el tratamiento del tema deRedo- ria con habilidad, que la vuelve atrac- ble por Rancas, Ricardo Ráez, en la tiva al público y que la mezcla con la Revista Narración (Nº 2, Lima, intención política y social; sin embar- 1971: 22-23) reclama una mayor fi- go, dice Oquendo, que estas dos in- delidad con la historia que narra y tenciones, la de entretenimiento y que según él traiciona. Manifiesta la denuncia no logran fundirse en que Scorza se ha servido de las téc- Redoble por Rancas. Agrega que el nicas de la novela latinoamericana, humor que se instala en la obra hace y que este uso ha hecho distorsio- que el redoble por Rancas no sea nar la historia: nostálgico, sino alegre. Estas obser- vaciones resultan negativas si se ve Y justamente en los resultados de ese a Redoble por Rancas solo como una procedimiento es que nosotros cues- novela, pero si tenemos en conside- tionamos la novela: Cómo ha trans- figurado la realidad, tratando de con- ración que Redoble por Rancas no servar al mismo tiempo, la fidelidad solo es una novela, sino también una a las causas y el proceso histórico que crónica, y que estas dos vertientes se vive en ella, enmarcada en la tra- están presentes en los textos, enton- ma de sus tensiones inherentes (1971). ces las observaciones resultan úti- Agrega que al convertir a Re- les, pues se presentan como indi- doble por Rancas en una sucesión cios de ese paso que hace Scorza de anécdotas, y al hacer pasar a se- de la crónica a la novela, paso que gundo plano el conflicto del gamona- él mismo reconoce. En Redoble por lismo ha desvirtuado la realidad, y

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que fracasa en los intentos de mos- tas enérgicas del propio Scorza, trar los hechos concretos de la rea- quien en una entrevista en 1980 para lidad. Además, dice el crítico, que a la Revista Marka manifestó: «El Scorza le ha faltado interpretar con único lugar en que no soy conocido mayor profundidad las luchas socia- es en el Perú», hecho lamentable les que «intenta» representar, y esto porque un fenómeno contrario ocu- se explicaría por haberse dejado rría en el extranjero, espacio ajeno ganar por la retórica. en el que se han realizado la mayor Las observaciones de Ráez van cantidad de trabajos académicos so- por el lado de reclamar a Redoble bre Scorza. Dos años después, da- ría otra declaración a la Revista Po- por Rancas la función de un docu- mento sociológico, que es posible pular Kausachum, donde pone de pero no con las exigencias que él manifiesto su incomodidad plantea, pues si bien es cierto que Porque aceptar esta realidad implica Scorza intenta representar los he- volar con dinamita los silencios de la chos reales, también es cierto que crítica universitaria, del periodismo y de los medios de información del Perú, para ello no utiliza el discurso de la y el hecho simple de que Vargas Llosa, crónica solamente o de la historia, el hombre más publicitado de la his- sino también, el de la literatura, por toria del Perú, no llega a la mitad de ello hace uso de la retórica de la cual las traducciones que yo tengo [...] Por habla Ráez. otro lado no hay ‘conspiración litera- ria’ que oculte la realidad. Ambas lecturas, que surgieron Es cierto que por más que la al publicarse Redoble por Rancas, crítica intente ocultar, silenciar a al- resultan útiles, porque dan cuenta, gunos autores con su indiferencia o desde dos intencionalidades diferen- su ceguera voluntaria y resaltar a tes, de reclamos desde la novela otros para legitimarlos, siempre (Oquendo) y desde la crónica o de la existirá una realidad y una verdad historia (Ráez). Esto, pues, pone de que borre todas las construcciones manifiesto la presencia de dos discursivas antojadizas y de parte. intencionalidades en Redoble por Rancas. Lo que se puede reclamar Sin embargo, el silencio se pro- a estos críticos es que después de longa en la crítica peruana, pues has- haber formulado sus observaciones, ta la actualidad sólo hay dos críticos no propiciaron ningún debate, y op- que se han ocupado seriamente de taron por el silencio, que es una for- las obras de Scorza: Antonio Cor- ma violenta de opinar, pues la indife- nejo Polar y Tomás Escajadillo; lue- rencia, el no decir también es una go siguen las notas periodísticas rea- forma de decir. lizadas por Ricardo González Vigil en El Comercio; también existen Esta imparcialidad de la crítica notas en otros diarios, así como en- peruana, ha sido motivo de respues- trevistas concedidas por Scorza a

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diversos medios. En la Universidad ética y coherente. Como la practica- Nacional Mayor de San Marcos tam- da por Tomás Escajadillo y Anto- poco se registra ninguna investiga- nio Cornejo Polar. En 1971 Escaja- ción sobre nuestro autor reseñado, dillo presenta su tesis doctoral La que contrasta con los numerosos tra- narrativa indigenista: un plantea- bajos de investigación en el ámbito miento y ocho incisiciones; en esta universitario realizados en Estados investigación interpreta e intuye lo Unidos y Europa. que sería la obra de Manuel Scorza. Lo cierto es que la conspiración Redoble por Rancas se había publi- continúa. Lo que sí existe es una cado hacía poco y al respecto el cita- do crítico formula sus ideas sobre abundante bibliografía necrológica, tal vez para arreglar un poco la con- esta obra, ideas que se desarrollan ciencia. Para ello damos un ejemplo. en diversos artículos. Entre sus planteamientos, el crítico justifica la Luis Alberto Sánchez comentaba, al aparecer Redoble por Rancas, que ubicación de Scorza dentro de la co- en el primer capítulo se le cayó la rriente indigenista, y encajar den- tro del neoindigenismo la obra de novela; este hecho fue comentado irónicamente por Ricardo González Scorza es pertinente tal como lo ha Vigil, en El Comercio: «La frase de demostrado Antonio Cornejo Polar, en su importante artículo «Sobre el Sánchez, como la moneda, también se cae, parece una frase del ‘Arte ‘neoindigenismo’ y las novelas de de Injuriar’ de Borges» (1982). Pero Manuel Scorza» (Cornejo, en Revis- ta Iberoamericana, 50, 127, 1984: pp. esto no queda allí: cuando muere Scorza, Luis Alberto Sánchez escri- 549-557). be una nota en el diario limeño Co- En otras oportunidades, Escaja- rreo donde sostiene que Scorza «En- dillo, reclamó a la crítica el no ocu- tró en ella [la narración] con pie fir- parse de las rupturas o distinciones me. El primer capítulo de Redoble que presentaba la obra de Scorza, por Rancas, es pieza maestra. La con la tradición indigenista. Esta novela social adquiriría, en manos de preocupación se ha reiterado en la Scorza un nítido carácter poético» revista Casa de Cartón (Sánchez,1983: 10), y no sólo escri- Pero, ¿y las rupturas de Scorza con la bió, sino que el ubicuo senador tradición indigenista? No han sido si- Sánchez se presentó en la televisión quiera examinadas: en otra oportu- local, a las pocas horas de la muerte nidad he planteado la cuestión en los de Scorza, para explicar cuán buen siguientes términos: pienso que no se escritor era. Todo esto pinta clara- ha comenzado ni siquiera a debatir los nuevos modos –lenguaje desenfa- mente la forma ambivalente e inco- dado, humor, uso e intencional abuso herente en que se comporta cierta de recursos metafóricos, fantasía crítica peruana. Felizmente existe pura, «realismo mágico» (vinculado o otra crítica, rigurosa responsable, no a la visión mágico religiosa del

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mundo andino)– que Scorza ha trata- posible: Manuel Scorza. Madrid: do a la narrativa de temática indige- Universidad Autónoma, 2002). nista. El indigenismo siempre fue solemne (salvo quizás en algunos frag- Con relación al tema del boom, mentos de Los ríos profundos y en Escajadillo, manifiesta que «Scorza algunas salidas de humor no siempre ha tirado por los suelos la petulante felices de Alegría); Scorza acabó con pretensión de la gente del boom que esa solemnidad. Y así como nadie se ha tomado el trabajo de indagar la proclama, con soberbia sólo iguala- relación de las novelas de Scorza con da por su ignorancia, que el indige- la tradición indigenista, nadie ha que- nismo había muerto en los años se- rido reparar que en las novelas pos- senta, que era un movimiento, ten- teriores ha desaparecido la mayoría dencia o escuela, ‘difunto’, ‘caduco’». de los ‘defectos’ auténticos que se señalaron en relación, sobre todo, al (1990: 51). volumen I (y, en menor grado, al volu- Esto nos hace poner en claro que men II), ¿Por qué no aquilatar la in- una cosa es aprender las técnicas del negable capacidad fabuladora de Scorza, su habilidad para contarnos boom, y otra muy distinta pensar historias excesivas, apasionantes, que como ellos. Pero no solo de ellos impiden, no ya que se caiga un libro, aprende, sino que también están pre- sino que imposibilitan que el lector lo sentes los maestros del indigenismo, deje hasta terminarlo? (1999: 8) tal como lo ha dejado en claro el pro- Muchas de estas preocupacio- pio Scorza al manifestar su admira- nes han sido respondidas por los tra- ción por Arguedas. Además se tiene bajos por múltiples que se han pu- que agregar que Scorza no aplica blicado en el y en el extranje- mecánicamente las técnicas, sino que ro: la vinculación con el indigenismo también se nutre de otras venas, de ha sido tratado por Antonio Cornejo otras formas que le brindan el refe- Polar (1984); lo fantástico y lo mági- rente real: la sierra central peruana. co ha sido abordado por Mabel Otra de las cosas importantes en la Moraña («Función ideológica de la recepción crítica es analizada por fantasía en las novelas de Manuel Escajadillo en el sentido siguiente: Scorza», en Revista de Crítica Li- «Algunos aspectos de la narrativa de teraria Latinoamericana, 9, 17, Scorza empiezan a ser comprendi- 1983: 171-192); del viaje del mito a la dos por la crítica ‘académica’. Así el realidad se han ocupado Cesare carácter de ‘crónica’ de su saga, es Acutis y Juan Gonzales Soto (1996). decir, de testimonio, es entendida También existen trabajos sobre el como algo que se completa con la pre- lenguaje como el Oswaldo Estrada sencia del mito y la imaginación» (2002), sobre el humor se tiene el (1999: 4). trabajo de Oscar Wilson Osorio y Antonio Cornejo Polar es otro sobre la ficción ha trabajado Dunia de los críticos imprescindibles cuan- Gras (La creación de un mundo do se trata de temas del indige-

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nismo, pues ha realizado importan- La caracterización que propone tes aportes a este ámbito de la lite- Escajadillo es correcta; sin embargo, ratura. En un homenaje póstumo sería necesario articularla con una concepción general del indigenismo realizado por la Revista de Crítica que no se limitara a definirlo por su Literaria Latinoamericana el dis- referente (el mundo indígena), sino tinguido estudioso sostenía que que pudiera observar prioritaria- Scorza mente su proceso de producción. Esta perspectiva permite ver lo que es Como novelista tuvo un gran éxito esencial en el indigenismo: su hetero- internacional en términos de tra- geneidad conflictiva, que es el resul- ducciones y de crítica; en cambio en tado inevitable de una operación lite- el Perú, más bien fue silenciado y elu- raria que pone en relación asimétrica dido. Esta es una de las deudas más dos universos socioculturales distintos grandes de la crítica peruana, inclu- y opuestos, uno de los cuales es el in- yendo de esta revista, aunque en sus dígena (al que corresponde la instan- páginas se publicaron un artículo, una cia referencial), mientras que el otro nota y dos reseñas sobre su novelística (del que dependen las instancias pro- (1984). ductivas, textuales y de recepción) está Esta deuda es asumida por la constituido por el sector más moder- no y occidentalizado de la sociedad Revista de Crítica Literaria Lati- peruana» (1984: 550). noamericana, pues en sus páginas se han publicado una buena canti- Cornejo Polar considera que en dad de artículos sobre la obra de la década del cincuenta se operan Manuel Scorza. Cornejo Polar, pu- cambios en la realidad andina, que blica en 1984 dos artículos donde se dieron como producto de la inten- analiza la producción novelística de sificación de las migraciones, cosa Manuel Scorza con los títulos «So- que no implica una integración, sino bre el ‘neoindigenismo’ y las nove- que vuelve más complejo el mecanis- las de Manuel Scorza» y «Manuel mo de representación, pues se pre- Scorza: señas para trazar un contex- gunta, siguiendo a Ángel Rama, to», en los cuales, siguiendo su me- ¿Cómo revelar el mundo indígena todología de hacer dialogar el texto (aunque ahora lo indígena aparezca con el contexto, aborda la pentalogía fuertemente mestizado) con los atri- de Scorza. butos de otra cultura y desde una inserción social distinta? Cornejo Con el ensayo «Sobre el ‘neoindi- Polar menciona que la presencia de genismo’ y las novelas de Manuel Scorza en la novelística es un caso Scorza» publicado en la Revista Ibe- particular, pues irrumpe en lo narra- roamericana, Cornejo Polar cumple tivo en el ámbito internacional, con aquel estudio que le reclamaba cinco novelas, que conforman un ci- Scorza como representante del indi- clo orgánico. Además genismo, en una entrevista con González Vigil en 1982. Cornejo con- sería tergiversador no añadir que la materia histórica que revela la obra sidera que

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narrativa de Scorza concluye hacia José María Arguedas y de Manuel 1962, y que en este caso no es posible Scorza coinciden en el examen de un desligar la índole del estímulo real, el mismo espacio problemático. Para levantamiento campesino en los an- Arguedas el valor supremo es la iden- des centrales del Perú del tipo de es- tidad, aunque acepte hasta con entu- critura para revelar los hechos [...] la siasmo la modernidad que pueda de- opción de Scorza tiene razones refe- sarrollarse a partir de esta matriz, ridas al desarrollo de la narrativa his- mientras que para Scorza, mucho más panoamericana, pero también se ex- político, las proporciones son casi in- plica por el carácter de los hechos so- versas (1984: 106). ciales que son materia del relato. Tam- poco puede omitirse la condición de Agrega Cornejo Polar que la testigo, y en cierta medida actor, que novelística de Scorza se instala en tiene Scorza con respecto a la reali- un espacio literario doble: entre la dad que revela en sus libros (Corne- nueva narrativa hispanoamericana y jo, 1984: 553). la novela indigenista. Como producto Estas precisiones de Cornejo de esta inserción surge el neoindige- Polar resultan importantes, pues no nismo. podemos omitir la calidad de testigo Para ello realiza las siguientes excepcional que es Scorza del mun- precisiones: primero, el ciclo narra- do real que intenta (re)presentar, los tivo de Scorza comparte con otros hechos que muestra, «hechos bru- textos neoindigenistas la voluntad de tos» instalados en el texto, que son ampliar el universo de representa- expresados en forma de novela, y ción, manteniendo relación con la que, además, asume las técnicas de sociedad nacional a través de un he- la moderna novela latinoamericana. cho real, la lucha de las comunida- Cornejo Polar ensaya una nomi- des del Centro contra los gamonales nación bajo la cual se podría ubicar y contra la Cerro de Pasco Corpora- a Redoble por Rancas: La novela tion. Segundo, la universalización de de la rebelión campesina. Espacio la problemática indígena y sus es- que compartiría con El amauta fuerzos liberadores, pues las comu- Atusparia de Reyna, El mundo es nidades están luchando en contra del ancho y ajeno de Ciro Alegría y imperialismo. Tercero, el rol prota- Todas las sangres de José María gónico de algunos personajes del Arguedas. Todo esto dentro de la mundo urbano, quienes tienen que novela indigenista. Sin embargo, es interpretar lo que sucede en los An- necesario marcar las direcciones des Centrales. Cuarto, la ambigüe- que tienen estos escritores. En el dad frente al mito, pues por un lado caso específico de Arguedas y se reconoce la existencia o lo valioso Scorza, tal como lo precisa Cornejo del mito en el mundo andino y, por en la Revista Quehacer: otro, el fracaso del mito como una herramienta para liberarse de los Pese a las obvias y esenciales diferen- cias que hay entre ellos, las obras de mecanismos modernos de explota-

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ción. Al respecto acota Cornejo Po- lió a modo de cuento en Imagen de lar que la invención personal que la literatura peruana actual 1968, realiza Scorza de algunos mitos, así texto que editara Julio Ortega. Esto como el uso de los mitos ya existen- nos permite llegar a una conclusión tes en la tradición andina, dan cuenta sencilla pero importante, que surge de la doble inserción de sus como producto de la confrontación ancestros literarios: el realismo má- de las ediciones: Scorza fue un es- gico y la novela social, además se critor que corregía sus novelas per- debe agregar que en la obra de manentemente, lo que da cuenta de Scorza coexisten la modernidad y un trabajo artesanal de sus obras. arcaísmo en tensión, en conflicto, Todo el trabajo filológico que teniendo el espacio nacional como se ha llevado a cabo a lo largo del territorio nacional, o como diría cuerpo textual nos parece de gran Scorza que el tiempo en algunos pue- utilidad; de igual modo, la precisión blos se ha detenido y en otros ha se- semántica de los términos, la guido su curso; por ello el Peru vive contextualización de los mismos distintos tiempos. para ubicar mejor su campo En este estado de la cuestión semántico, la confrontación entre el nos llega la edición crítica de Redo- discurso literario y el discurso ble por Rancas, preparada por histórico, en donde se puede ver el Dunia Gras. Esta edición cuenta diálogo permanente que se establece con una extensa introducción, acom- entre estos dos ámbitos, lo que hace pañada de una bibliografía pormeno- que se produzca un diálogo inter- rizada que se divide en cuatro gran- mundos. des ámbitos: Obras del autor, Entre- Lo que nos parece un tanto dis- vistas a Manuel Scorza, Reseñas a cutible es el estudio introductorio, el Redoble por Rancas, Bibliografía mismo que arranca con una pregun- general. Dentro de este trabajo lo ta, en el que subyace un sentido de lamentable es la no inclusión de las ironía: ¿Una conspiración del silen- traducciones de Redoble por Rancas cio?, pues se tiene que responder que a otros idiomas, datos que serían de sí hay una conspiración del silencio, utilidad para los investigadores que teniendo en cuenta lo que hemos se ocupan sobre el tema. manifestado líneas arriba, sin em- Otro alcance importante que bargo, sabemos que conspirar con- trae esta edición es la confrontación tra la realidad siempre resulta un de las distintas versiones que se ha trabajo inútil. Tampoco estamos de tenido Redoble por Rancas, así se acuerdo con una crítica que intenta puede confrontar la edición de 1970 justificar el éxito que tuvo y tiene de editorial Planeta, la de 1983 de Redoble por Rancas en Europa, de- Plaza & Janés. También se tiene la bido al conocimiento que tenía versión del primer capítulo que sa- Scorza sobre el campo editorial; por

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dos razones: primero, porque cree- del mito para llevarla a la realidad, mos que la comunidad lectora euro- por ello el énfasis que pone Dunia pea no es tan ingenua, para leer a Gras es este tema no es justificado. través de periódicos y declaraciones; Muy a pesar de estos deslices, y segundo, porque esto implicaría consideramos que esta edición de empobrecer el valor intrínseco de la Redoble por Rancas preparada por obra y de la labor minuciosa que Dunia Gras para la editorial Cátedra, tenía Scorza al escribir, prueba de es un trabajo valioso, formulándose ello son los distintos cambios exis- de esta forma un nuevo desafío para tentes entre las distintas versiones nuestra comunidad crítica, que como que se registran para confrontar en esta misma edición. diría el profesor Carlos García Bedoya, en las aulas sanmarquinas, Otras de las ideas con las cua- se halla preocupada en asimilar les no estamos de acuerdo es el leer teorías foráneas indigestas, sin antes los paratextos como trampas, pues haber resuelto problemas fundamen- consideramos más bien que deberían tales de orden filológico, pues está ser tomadas como claves interpre- claro que nos hacen falta ediciones ta-tivas, que permitan encontrar sen- como la realizada por Dunia Gras. tidos que se configuran como pro- ducto de la relación entre textos, Con respecto a la obra de Scorza, contexto, mundo real, fáctico y el Antonio Cornejo Polar sostenía en mundo posible de la novela. Es real 1984 que «A la crítica literaria perua- que existieron estos hechos, los per- na le queda la incumplida tarea de dar sonajes también fueron de carne y razón de una obra que es iracundo y hueso; pero también es cierto que esperanzado testimonio de un tiem- estos han sido novelizados, entonces po desdichado». Creemos que el ilus- nos parece reductor el tomar parti- tre maestro, como en muchos otros do sólo por una de las partes. tópicos literarios, merece ser escu- chado. (Tomas G. Escajadillo / En relación al supuesto recha- Mauro Mamani Macedo). zo al indigenismo que tuvo Scorza, es cierto que primero declaró no es- tar de acuerdo con el indigenismo, y Edgardo Rivera Martínez. Al an- esto se debe a la manipulación ideo- dar de los caminos. Estampas de lógica y distintiva que tiene el tér- viaje. Lima: Universidad Nacional mino, pero también es cierto que en Mayor de San Marcos / Fondo Edi- una entrevista concedida a González torial, 2003. Vigil en 1982 señala que nadie pue- de estudiar la novela indigenista sin La estampa de viaje es uno de sus libros, pues ellos cierran la no- los géneros que conjuga lo vivencial vela indigenista, porque considera con lo creativo y en esa línea se rela- que le da un carácter épico y la saca ciona con la vida del autor y sus

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experiencias más significativas que puede ayudar a comprender mejor anclan el recuerdo en la magia de la el destino y el paisaje de la Lima que evocación y la nostalgia. En una pro- conocieron los viajeros de los siglos sa bien cultivada Edgardo Rivera XVII y XVIII, se siente un tanto Martínez nos ofrece en Al andar de frustrado al no poder concretar la los caminos diecinueve estampas de compra de esa pieza digna de ser sus viajes por diferentes lugares del tenida en una biblioteca. En una de Perú, Europa, Estados Unidos y las calles de Praga en un día frío y en distintos momentos de gris se desarrolla este relato. El vivo su trayectoria como escritor. Orde- deseo del autor de querer conseguir nados siguiendo un contenido afín ese álbum, sin embargo, no alcanza más que cronológico, los relatos nos su objetivo, pues al volver a la libre- permiten conocer escenarios donde ría en que se encontraba tan origi- se percibe el clima, la geografía, el nal pieza bibliográfica no recuerda calor y el carácter de la gente, el el itinerario y no llega a dar con su medio citadino y el mundo circun- ubicación: «Y así, finalmente, tuve dante que se halla alrededor de cada que desistir. No, no, sería mío ese lugar descrito. álbum ni podría estudiarlo jamás. Me Relatos de varia composición y marcharía, y se quedarían en ese contenido, mantienen, sin embargo, local recóndito sus páginas, sus ilu- una misma voz, una misma vivencia minadas páginas, en las que se re- y sentimiento. A partir de una anéc- presentaba, con enigmática delecta- dota o un hecho circunstancial dima- ción, una Lima lejana e irrecobra- na el estilo de un narrador que re- ble» (: 15). crea un hecho accidental y le da la Con un singular suspenso por la aureola de una historia de gran men- inminencia de un peligro que asalta saje y valor. La estampa «El puente un viaje en carretera se desarrolla y los luceros» nos presenta un hecho el relato «Quellojaja», voz quechua anecdótico que tiene lugar cuando el que significa piedras que caen de autor está viajando entre Ayacucho noche, que nos muestra la eventua- y Andahuaylas: el protagonista de la lidad que surgen en las carreteras pequeña historia es Julián, acompa- debido a la furia y fuerza de la natu- ñante del chofer de un camión, se raleza, que muchas veces causan queda suspendido entre dos postes de desgracias. En este relato, el autor luz encima de un puente en el instan- va observando las cruces conforme te en que el camión emprende su asciende el camión que lo conduce marcha y contempla desde allí los lu- por la subida de un camino. La caí- ceros a través del puente. da de las piedras en la oscuridad de En «Álbum de Praga» aflora la la noche motiva una cierta inseguri- inquietud de quien al encontrar una dad en el narrador que por momen- rara pieza bibliográfica que bien tos lo llena de pánico. El canto de un

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ave de mal agüero puede ser el sig- ticas generales del complejo arqui- no anunciador de alguna desgracia tectónico nos va presentando los ele- mayor, que parece empezar a mani- mentos básicos de este portento festarse cuando las piedras caen y emblemático de la cultura helénica. el camión se ve obligado a retroce- A esa majestuosidad habría de der. Al llegar la mañana, hay una hi- agregarse la presencia de una pe- lera de camiones que se hallan en la queña planta, la manzanilla, que el parte baja de una curva que de esa narrador evoca con singular familia- manera se protegieron de la furia de ridad y que lo traslada imaginaria- la naturaleza. No pasó más que de mente por unos instantes a su tierra un susto. natal en un marco de nostalgia. Es Una de los rasgos que define el una planta que crece en varios luga- estilo de vida europea es trasladar- res de Grecia y que es oriunda de se de un lugar a otro mediante el Europa y fue llevada a América por autostop, que a los turistas o pasean- los españoles. tes les es de singular ayuda y a la «A Viena, en invierno y verano» vez puede ser el origen de momen- es una estampa en la que el autor nos tos de especial recordación. En cuenta la impresión que le produce «Autostop fúnebre», estampa escri- la ciudad de Viena en las dos visitas ta en segunda persona, la anécdota que realiza a dicha ciudad, una en del estudiante que se encuentra es- invierno y la otra en verano. La pri- perando durante horas en un costa- mera vez que llega a Viena su visita do de la carretera que un auto se se desarrolla en los días de Navidad detenga a fin de llevarlo a otro pun- y la Noche Buena es un momento de to, consiste en la sorpresa de que el grata recordación: en un hospedaje primer auto que pasa en su delante para extranjeros se reúnen huéspe- resulta ser una carroza. Luego será des de diferentes nacionalidades con un chofer que pasa circunstancial- el fondo de la música de flauta que mente por el lugar y lo invita a subir correspondían a villancicos de ori- a su camión, y que lo llevaría a ex- gen germánico que los presentes clamar: «Señor, ¡qué hermosa que es escuchaban con gran recogimiento. la vida!». La segunda vez que el narrador lle- En «Manzanilla en Atenas» el ga a Viena se produce cuando se rea- narrador nos presenta la visita que liza un Festival de la Juventud aus- realizaba a la colina de la Acrópolis piciada por la Unión Soviética; lo in- todas las tardes y que actualizaba las teresante de esta segunda visita es imágenes de las fotografías que ha- que el medio utilizado ya no fue el bía visto de tan emblemático lugar. clásico tren, sino ir en motocicleta. En ese paseo vespertino por el re- Desde Francia, pasando por Alema- cinto histórico de Atenas y a través nia y, por último, la llegada a Viena de la descripción de las caracterís- en un viaje de seis días, según como

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se puso de moda entonces. Las imá- actúan, sin duda, la devoción de los fla- genes de las carreteras, el paisaje, mencos por los detalles, así como su se- los templos, las iglesias, los monu- cular amor por los interiores, ilustrados con tanta belleza en su tradición pictó- mentos, etc. dejan una profunda hue- rica. Pienso también en la resurgencia lla en el narrador. de un afán muy medieval de contrastar, Hacer de un momento de impro- por anticipado, la descomposición or- gánica con lo que sugiere tersura, sua- viso, casualidad, incomodidad, un vidad, delicadeza» (: 40). motivo para reflexionar y ver cómo la vida es muchas veces un espacio Este tono reflexivo lo encontra- donde suceden cosas absurdas sin mos en las páginas de «Ataúdes de que haya razón para ello o que ocu- Brujas. rran cosas injustas a quienes no las «Un poeta llamado Aristóbulo» merecen; ésa es una reflexión que es el recuerdo que hace el narrador realiza el narrador a partir del he- de un poeta colombiano a quien co- cho lastral, simple, anecdótico, sen- noce en un viaje que realiza por la cillo de pasar la noche en una posa- ciudad de Bucaramanga, en un ta- da de mala muerte, donde apenas lle- ller literario. Aristóbulo Quiroga, un ga a conciliar un sueño reparador hombre de orígenes modestos y que pese a los ronquidos, las pulgas, el sólo tenía estudios básicos, se carac- canto de los gallos y otras incomodi- terizaba por su esfuerzo y su vivo dades que rodean al ambiente en que apasionamiento que demostraba en a duras penas llega a instalarse. Esa cada una de las sesiones del taller y es la reflexión que se halla en la es- por la forma como respondía ante las tampa «Hotel de Andahuaylas». sugerencias como cuando también Un recorrido que realiza el au- despotricaba contra el hermético tor por la ciudad de Brujas, en Bél- lenguaje de los críticos. gica, lo lleva a conocer unos ataúdes La ironía y la risa afloran en las que se ofrecen en una de sus calles páginas de «Benito y sus diablos», céntricas, pero tienen la particulari- donde el autor nos relata el cruel dad de ser simples, sencillos, sin ingenio con que Benito, un artista ateo, mucho ornamento por fuera, a dife- se burla de un poeta que se había rencia de lo que es usual en nuestro quedado completamente borracho: lo país, pero cuya austeridad contrasta llevó a su casa, que se hallaba llena de con la forma, el cuidado y la suavidad imágenes de diablos, y colocó al con que se halla adornada la parte «visitante» encima de la alfombra, interior. Esa imagen le permite ha- iluminado por una lámpara rojiza. Al cer una meditación y reflexionar despertar el «visitante» entró en una sobre la aplicación paciente, casi moro- gran desesperación y estalló en gritos: sa, con que los artífices trabajan el acol- estaba rodeado de diablos. Sí, allí en chado, y sobre la delectación con que los muros, alumbrados por una luz es- los exhiben. Y me digo que en todo ello

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pectral, con rabos y cuernos y colmi- que rodean a eventos de esta enver- llos de sierpe. Buscó la puerta y allí gadura. La estampa nos permite también se encontró con un fornido y adentrarnos en el universo y en las velludo Satanás (: 47). vivencias de quienes se dedican a la La vocación por ser escritor y literatura y las vicisitudes cotidianas dedicarse a la literatura implica que trae consigo este tipo de encuen- muchas veces forjarse un proyecto, tros y que a decir del autor «marcó dejar de lado algunas cosas, consa- en todos nosotros, en mayor o me- grar el esfuerzo personal a ese pro- nor grado, una inflexión fecunda en pósito y hacerse un derrotero. En la ruta que cada uno de nosotros ha- «Mi amigo Iván» el autor nos ofrece bía elegido» (: 64). el deseo de un puertorriqueño, que Las estampas reunidas en este se halla en Estados Unidos, de que- libro de Edgardo Rivera Martínez rer llegar a ser escritor algún día, transmiten un aire vivencial donde para lo cual pone bastante empeño, la añoranza y la evocación se dan cita estudia, lee con asiduidad y se pro- en cada una de sus páginas y nos pone dar a conocer la situación de deleitan a través de la magia de la sus compatriotas y la riqueza cultu- escritura. (Nécker Salazar Mejía). ral de Puerto Rico. La estampa «Memoria e imagen de Iowa» evoca la participación del autor en el In- Flora Tristán. Peregrinaciones de ternacional Writing Program (IWP), una paria. Traducción de Emilia evento al cual concurrieron escrito- Romero. Prólogo de Mario Vargas res de Polonia, Costa Rica, India, Llosa. Estudio introductorio de Sudáfrica, Indonesia, México, Ingla- Francesca Denegri. Lima: Univer- terra, Japón y Estados Unidos se sidad Nacional Mayor de San Mar- celebró en Iowa el año de 1975. El cos / Fondo Editorial-Centro de la programa, dirigido por el poeta Paul Mujer Peruana Flora Tristán, Ingle, alternaba el trabajo personal 2004. de cada escritor con las sesiones y las exposiciones. En estas páginas El examen de una autobiografía, el autor evoca las impresiones que o de un texto que privilegie el carác- le producía el lugar y relata las amis- ter autobiográfico –es decir, su pre- tades que tuvo con los escritores, tensión de narrar la historia de un yo cuya obra fue conociendo a través de que paradójicamente existe solo en el las exposiciones que realizaban en momento de la enunciación– es una las sesiones. De igual modo, el au- de las perplejidades que empujaron tor nos cuenta que asistió a un cur- a Silvia Molloy a escribir su estudio so en el cual se cotejaban textos en «Acto de presencia. La escritura sus lenguas originarias con versio- autobiográfica en Hispanoamérica» nes hechas en inglés, así como as- (FCE, 1996). En su libro, Molloy pectos de la vida artística y cultural aborda el puente que trazan las di-

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versas figuraciones del yo presentes ción de las Peregrinaciones…, ofre- en los textos que analiza con el espa- ce una clave sobre la estrategia tex- cio, el tiempo y la literatura y la épo- tual que gobierna el texto y marca ca a la que estos escritos pertenecen. una pauta importante de lectura, al afirmar que Tristán: «[…] Extrae La estudiosa hace notar que los textos autobiográficos hispanoame- […] de la experiencia propia y per- ricanos, sonal, significados de dimensión so- cial y pública» (: 55). al no estar limitados por una clasifica- ción estricta, una validación ortodoxa Lo que hace peculiar esa expe- ni una crítica repleta de clichés, son riencia propia y personal, sin duda, es libres de manifestar sus ambigüeda- el lugar de la enunciación que, en este des, sus contradicciones y la naturale- caso, está signado por la marginalidad. za híbrida de su estructura. Es preci- En primer lugar, porque Flora Tristán samente allí, en esa indeterminación, donde el texto autobiográfico tiene más escribe en un escenario en el que la que decir sobre sí mismo […]. escritura es una actividad de dominio masculino; en segundo término, Y a pesar de que Peregrinacio- porque su condición legal no es la ideal, nes de una paria no está incluido en pues abandonar el hogar que com- el repertorio textual que somete al partía con el pérfido André Chazal la análisis –Molly se centra en autobio- estigmatizó de por vida. grafías producidas en Hispanoamé- rica entre los siglos XIX y XX– mu- Un ejemplo de este movimiento chas de sus ideas, la citada entre que proyecta al ‘yo’ hacia el entorno ellas, pueden servir para aproximar- público podemos encontrarlo en este nos al significado y las complejida- pasaje: des que plantea el libro de Flora En el curso de mi narración hablo a Tristán a sus lectores. menudo de mí misma. Me pinto con Sin duda, una de las primeras va- mis dolores, mis pensamientos y mis afectos. Todo resulta de la constitución llas que hay que sortear al enfrentar- que Dios me ha dado, de la educación se a las Peregrinaciones… es la atávica que he recibido y de la posición que las necesidad de determinar el género leyes y los prejuicios me han señalado. discursivo en el que podríamos inscri- Nada es completamente igual y, sin birlas. El texto presenta en realidad duda, hay muchas diferencias entre todas las criaturas de una misma espe- varias capas, que van desde la auto- cie y de un mismo sexo. Pero, hay tam- biografía hasta el ensayo, pasando por bién semejanzas físicas y morales so- la crónica de viajes, el manifiesto so- bre las cuales los usos y las costumbres cial e incluso nos dejan adivinar cierta proceden en forma parecida y produ- reminiscencia del relato o novela de cen efectos análogos. Muchas mujeres viven, de hecho, separadas del mari- formación (bildungsroman). do, en los países donde el catolicismo Francesca Denegri, en el estu- de Roma ha hecho rechazar el divor- dio introductorio de esta nueva edi- cio. No es, pues, sobre mí, personal-

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mente, que quiero atraer la atención, Entonces, el peregrinaje y la con- sino sobre todas las mujeres que se dición de paria se relativizan e inclu- encuentran en la misma posición y cuyo so alteran su significado canónico. número aumenta diariamente. Ellas pasan por tribulaciones y por sufri- Emergen y se ocultan, se muestran mientos de la misma naturaleza que y callan, y en ese vaivén, a la postre los míos, están preocupadas por la mis- esencial para entender cabalmente la ma clase de ideas y sienten los mismos autobiografía ‘camaleónica’ de Flora afectos (: 79). Tristán, reposa la hondura de esta A diferencia de muchos textos obra. (Alonso Rabí Do Carmo). emparentados con las Peregrinacio- nes…, como algunos del vasto reper- torio autobiográfico hispanoamerica- Roberto Reyes Tarazona. La caza no, Tristán no busca construir una del cuento. Selección y Prólogo alegoría de la nación a partir de sus de... Lima: Universidad Ricardo coordenadas como individuo, ni si- Palma. / Editorial Universitaria, quiera cuando las proyecta hacia el 2004. espacio colectivo, como en el frag- mento citado. Su libro parece resu- Esta compilación reúne una se- mir la búsqueda desesperada de una rie de artículos, ensayos y conferen- identidad y de un lugar en el mundo cias tanto de creadores como de crí- y desde el título esa idea parece es- ticos literarios acerca del arte del tar presente, en la medida en que cuento, género de notable vitalidad tanto el peregrinaje a que alude y cultivo en todas las literaturas, y cuanto la condición de paria, pueden se convierte en un manual de impres- invocar temas como el despojo, el cindible consulta para el estudio del desarraigo y el abandono. relato corto. Tal como el autor lo plantea en las páginas prologales el Esto da pie, como bien anota objetivo del libro es brindar a quien Denegri, a un drama de doble rostro: se inicia en la escritura del cuento Por un lado la necesidad íntima y pe- una selección de textos que le per- rentoria de hurgar en su propia ver- mita orientarse y conocer mejor el dad, por el otro, la necesidad igual- arte de la narración corta dada la di- mente apremiante de enmascarar esa verdad» (: 55). ficultad en nuestro medio de encon- trar algún manual que tenga esa di- Este doblez domina la narración rección. y en la figura del narrador tendre- mos una instancia que va y viene de El libro presenta una organiza- la pasividad a la actividad, de la re- ción que le permite al aprendiz del signación a la más abierta rebeldía, cuento y en general al lector del relato de la desventura personal introducirse en los aspectos básicos a una punzante capacidad de obser- del género; se divide en dos partes: var la vida social y política. la primera se titula «Los creado-

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res», que a su vez, se subdivide en búsqueda de la verdad; de igual tres secciones: «Ensayos, conferen- modo, sostiene que el razonamiento cias», «Testimonios» y «Entrevis- es fundamental en el diseño del tas, opiniones, cartas»; la segunda cuento y que éste en su temática pue- parte con la denominación «Los crí- de incluir sensaciones efectistas, va- ticos» se subdivide en dos secciones: riados caracteres, el horror, la pa- «Teoría» y «Crítica». Al final de cada sión, que no podrían encajar en un sección se encuentra la bibliografía poema, por ejemplo. de la que se extrae la selección de Juan Bosch expone una serie de los textos. puntos de vista en «Apuntes sobre el Entre los textos seleccionados arte de escribir cuentos», que se de la sección inicial «Ensayos, con- relacionan, en principio, con los ferencias» de la primera parte del aspectos personales que debe tener libro, se reúnen textos que discuten quien quiere iniciarse en el género acerca de los elementos que definen corto: vocación, disposición para el cuento, sus rasgos formales, es- adquirir la técnica del cuento, tacto tructurales y estilísticos, así como para saber escoger los temas, etc. De la relación que existe entre el cuen- igual modo, recomienda una serie de to y la novela. Las ideas y los plan- pautas: el cuentista debe ejercer teamientos que se formulan en esta vigilancia sobre sus criaturas porque sección bien pueden definir la poéti- «no puede dejarlas libres ni tolerarles ca del cuento. rebeliones» (: 30); debe también En principio, Poe en «Hawthor- «mantener vivo el interés del lector y ne» sostiene que el cuento ofrece por tanto sostener sin caídas la frente al poema «un campo de acción tensión» (: 31); debe iniciar el cuento más ventajoso», y entre los elemen- «con el protagonista en acción, física tos que considera para caracterizar o psicológica, pero acción; al principio este género se halla «la longitud», no debe hallarse a mucha distancia esto es, su extensión, la que no debe del meollo mismo del cuento, a fin de ser ni muy breve no muy larga; de evitar que el lector se canse» (: 32); igual modo, considera que el cuen- debe, igualmente, desarrollar la tista debe diseñar la trama del rela- acción sin digresiones que desvíen la to de tal manera que «después de atención. La elección del tema resulta concebir cuidadosamente cierto efec- decisiva para la composición del to único y singular, inventará los in- cuento, y en ese empeño el cuentista cidentes, combinándolos de la mane- debe buscar un hecho «auténtico» ra que mejor lo ayude a lograr el que será un buen tema. Otro aspecto efecto preconcebido» (: 26). Otro es el diseño del cuento de acuerdo con aspecto que puntualiza Poe es el la estructura tradicional que ubica en manejo del ritmo, que se relaciona la parte final el desenlace de la con las formas del pensamiento y la historia:

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Cuando el cuentista esconde el hecho ta y que puede circunscribirse a va- a la atención del lector, lo va sustra- rios fines: relatar una acción, deli- yendo frase a frase de la visión de near un carácter, destacar un rasgo quien lo lee, pero lo mantiene pre- sente en el fondo de la narración y no de la personalidad, revelar un pro- lo muestra sino sorpresivamente en blema social, político, conmover al las cinco o seis palabras finales del lector, etc. Bosch da dos recomen- cuento, ha construido el cuento según daciones más para logro de un buen la mejor tradición del género (: 35). cuento: la fluencia constante, esto El autor sostiene también que es, que la acción no se detenga ja- sin tener que hacer coincidir el des- más, y que sólo se debe hacer uso enlace con la escena final del relato de las palabras indispensables para se puede hacer un buen cuento en la relatar la acción. medida en que se siga el ritmo de la Con los títulos «Algunos aspec- narración en forma apropiada. tos del cuento» y «Del cuento breve El cuento debe desarrollar la y sus alrededores», Julio Cortázar acción de tal manera que el lector nos plantea sugerentes reflexiones siga de principio a fin la historia re- en torno al arte cuentístico. Cortázar latada; al respecto el autor nos ex- sostiene que es común definir el plica metafóricamente: cuento partiendo de una comparación El cuento debe ser presentado al lec- entre éste y la novela: la novela tiene tor como un fruto de numerosas cásca- más libertad en cuanto a su exten- ras que van siendo desprendidas a los sión y tiempo de lectura, mientras ojos de un niño goloso. Cada vez que que el cuento siempre tiene presen- comienza a caer una de las cáscaras, el te la noción de límite. De igual modo, lector esperará la almendra de la fru- Cortázar ejemplifica las diferencias ta; creerá que ya no hay más cortezas y que ha llegado el momento de gustar entre ambos géneros tomando como el anhelado manjar vegetal (: 36). base las particularidades icónicas entre el cine y la fotografía: mien- Entre las condiciones que debe tras que el cine, al igual que la nove- tener el tema de un cuento, el autor la, tiene la posibilidad de captar la sostiene que el mejor tema para un realidad mediante la yuxtaposición cuento será siempre un hecho huma- de escenas en forma parcial y no, asimismo, el tema debe aspirar acumulativa, en la fotografía, al igual a tener un significado universal y que en el cuento, debe ser el desencadenante de la acción. el fotógrafo o el cuentista se ve ven precisados a escoger y limitar una Otro de los puntos tratados por imagen o un acontecimiento que sean Bosch es el estilo que concierne al significativos, que no solamente val- temple con que cada escritor desa- gan por sí mismos sino que sean ca- rrolla la acción; relacionado con ello paces de actuar en el espectador o en el lector como una especie de apertu- se halla la forma que el cuento adop- ra, de fermento que proyecta la inte-

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ligencia y la sensibilidad hacia algo experiencia como escritor, Cortázar que va mucho más allá de la anécdota explica que el cuento debe existir visual o literaria contenida en la foto o «con una vida independiente», poseer en el cuento (: 53). «una autarquía» y trasmitir esa sen- Cortázar explica que el elemen- sación al lector. to significativo del cuento es el tema, aquel «acontecimiento real o fingido Siendo un autor de cuentos fan- que posea esa misteriosa propiedad tásticos, Cortázar sostiene que los de irradiar algo más allá de sí mis- cuentos bien logrados, y en especial mo» (: 54) y que permitiría que aun los relatos fantásticos, son productos la historia más simple o anecdótica de estados neuróticos, de tensión, de adquiera un singular valor humano. honda emoción, de alucinaciones que Las posibilidades contemplan, en su se han neutralizado mediante la opinión, lo excepcional, pero también objetivación y el traslado a un terreno una anécdota trivial y cotidiana. La más allá de lo emocional. En tal senti- cualidad del tema reside en que do, sostiene que la tensión interna de la trama narrativa desempeña un pa- atrae todo un sistema de relaciones pel importante, pues, así el cuento conexas, coagula en el autor, y más tendrá el poder de fascinar al lector y tarde en el lector, una inmensa canti- dad de nociones, entrevisiones, sen- de «arrastrarlo a una sumersión más timientos y hasta ideas que flotaban intensa y avasalladora» (: 69). virtualmente en su memoria o su sen- sibilidad (: 56). Mempo Giardinelli en «Sobre la definición del género» ensaya algu- Una de las exigencias del cuen- nas precisiones en el sentido de que to es que logre el propósito de «atra- el cuento «es una rica sustancia con- par la atención» y para ello, Cortázar tenida en una forma pura. Es reso- lo enfatiza, la única forma lución del ‘cómo’ a la vez que inven- es mediante un estilo basado en la in- ción del ‘qué’» (: 90), con lo que con- tensidad y en la tensión, un estilo en juga tanto el procedimiento que se el que los elementos formales y ex- sigue como el asunto que es materia presivos se ajusten, sin la menor con- del relato. Alberto Moravia, por su cesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetran- parte, en «El cuento y la novela» afir- te y original (: 59). ma que en la novela interviene de manera fundamental una estructu- Cortázar nos explica, por otro ra y que el elemento que la constitu- lado, algunos rasgos de piezas maes- ye es una ideología, que se refiere a tras como, por ejemplo, El tonel del las posibilidades de complejización, amontillado de Poe, donde se pres- contraste, contradicción que reinan cinde de toda descripción del ambien- en la textura de la novela y que bien te, o Los asesinos de Hemingway, conforman la trama. Crimen y cas- donde se deja de lado todo lo que esté tigo, de acuerdo con Moravia, es una al margen del drama. A partir de su muestra de una compleja trama en

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la que se observa varios temas ideo- y Tlön, Oqbar. Orbis Tertius, que lógicos, encarnados por los persona- tienen en común el referirse a un jes, que se entrecruzan y contras- objeto mágico intercalado en el mun- tan. La definición que Moravia for- do real. Las palabras de Juan Rulfo mula del cuento considera, por opo- explican su concepción sobre el arte sición a la novela, los siguientes as- de la creación; por ejemplo afirma pectos: lo siguiente: personajes no ideológicos, vistos en Todo escritor que crea es un mentiro- escorzo o en forma directa según las so; la literatura es mentira, pero de necesidades de una acción limitada el esa mentira sale una creación de la tiempo y en el lugar; trama de lo más realidad; recrear la realidad es, pues, simple posible […] y, de todos modos, uno de los principios fundamentales trama que recaba su complejidad de de la creación (: 186) la vida misma y no de la orquestación de una ideología dada; psicología en que coincide con la idea función de los hechos y no de las ideas; vargallosiana de que la literatura nos procedimientos técnicos dirigidos a dar brinda sucedáneos de la realidad síntesis lo que en la novela requiere porque nos sentimos inconformes largos y extensos análisis (: 104). frente a ella. Rulfo considera que En la sección «Testimonios», existen tres elementos imprescindi- connotados escritores relatan en un bles en la creación: el personaje, el tono confesional su experiencia en el ambiente donde se va a desenvolver campo de la creación corta; son pá- y la forma como va a hablar el per- ginas en las que aflora lo vivencial y sonaje; en el proceso de gestación lo personal, lo que posibilita un ma- de la obra, Rulfo conjuga la imagi- yor conocimiento y acercamiento a nación, la intuición y la verdad apa- su trayectoria vital y literaria. El rente. Sobre la temática, el escritor testimonio de Víctor Shklosvky nos mexicano sólo considera tres: el permite conocer el ambiente litera- amor, la vida y la muerte, que son rio ruso de los primeros años del si- temas que aparecen tratados en su glo pasado en que inició su tarea obra narrativa. como escritor y su relación con im- García Márquez, por su parte, portantes escritores de su tiempo. señala: «El día que descubrí que lo A través de sus palabras podemos único que realmente me gustaba era saber de su amistad con Máximo contar historias, me propuse hacer Gorki, quien le daba consejos para todo lo necesario para satisfacer ese orientar su formación como escritor. deseo» (: 192). Cuenta que tuvo que El testimonio de Borges nos re- maquinar una serie de recursos, tru- vela el proceso de creación que si- cos, trampas a fin de que sus fami- guen sus cuentos e ilustra este pro- liares lo dejaran tranquilo y poder ceso a través de la génesis de los hacerse escritor. Convencido de que cuentos El Zahir, El libro de arena es posible transmitir, instruir e im-

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partir técnicas y procedimientos con Hemingway exige al escritor de- miras a poder contar, en sus talle- dicación y tiempo, bastante observa- res comparte sus experiencias con ción, capacidad de invención; de igual quienes están dispuestos a crear y modo, subraya el hecho de que la escribir. Las ideas que Julio Ramón dinámica interna define el curso de Ribeyro expone en su decálogo del la narración: cuento constituyen un ars de la na- Algunas veces uno sabe la historia. rración corta, por cuanto trazan las Algunas veces uno la inventa a medi- líneas medulares que orientan la es- da que escribe y no tiene la menor critura creativa del cuento: todo idea de cómo va a salir. Todo cambia a cuento relata una historia, real o in- media que se mueve. Eso es lo que produce el movimiento que produce ventada, debe ser breve, con un es- el cuento. Algunas veces el movimiento tilo directo y sencillo, etc. es tan lento que no parece estarse mo- La sección «Entrevistas, opinio- viendo. Pero siempre hay cambio y siempre hay movimiento (: 253). nes, cartas» contiene importantes precisiones y valoraciones en torno La segunda parte del libro reúne al género del cuento. Así, Enrique trabajos de distinguidos críticos lite- Anderson Imbert plantea una dife- rarios que abordan desde una pers- rencia entre cuento y novela y sos- pectiva teórica diversos aspectos del tiene que el cuento exige como ras- cuento. Bajo el título de «Teoría» la go esencial la acción e implica un primera sección cuenta con trabajos problema y una solución. En otra lí- de James Cooper Lawrence, Boris nea, Francisco de Ayala vincula el Eichenbaum, Enrique Anderson origen del cuento con los relatos Imbert, Harold Bloom, Alberto Es- míticos y la revelación del misterio. cobar, Mario Lanzelotti, entre otros. William Faulkner expone su ideario James Cooper Lawrence en su en- de creación: sayo «Una teoría del cuento» analiza las ideas de Poe acerca del cuento y Un escritor necesita tres cosas: expe- riencia, observación e imaginación. trata de matizarlas porque encuen- Cualesquiera dos de ellas, y a veces tra en ellas algunas deficiencias. Si una puede suplir la falta de otras. En bien en el pensamiento de Poe el mi caso, una historia generalmente cuento es un relato que tiene una cier- comienza con una sola idea, un solo ta extensión, posee una coherencia recuerdo o una sola imagen mental. La composición de la historia es sim- interna y produce un efecto, para plemente cuestión de trabajar hasta Lawrence esta propuesta tiene algu- el momento de explicar por qué ocu- nas incongruencias por cuanto, por rrió la historia o qué otras cosas hizo ejemplo, los cuentos modernos tienen ocurrir a continuación. Un escritor muchas veces una estructura com- trata de crear personajes creíbles de pleja y no necesariamente los cuen- la manera más conmovedora que pue- da (: 249). tos producen efectos. Lawrence plan- tea una matriz de clasificación del

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cuento y propone dos criterios: por ma y en ese sentido se parece al su contenido (Cuentos de hechos cuento, pero lo propio del mito es reales / Cuentos de fantasía) y por relatar hechos vinculados con seres su forma (Cuentos narrados histó- divinos y narrar acontecimientos ricamente / Cuentos narrados dra- que tienen gran simbolismo. El máticamente / Cuentos narrados cuento puede resemantizar los mi- didácticamente). Otro de los puntos tos, los puede parodiar, los puede abordados por Lawrence es el ori- revitalizar y ese es el poder que tie- gen del cuento, el cual se puede si- ne la ficción. El mito tiene una es- tuar en la capacidad natural de los tructura y una trama que pueden ser pueblos de relatar historias en for- recreadas por el cuento. ma oral, toda vez de que el instinto La sección titulada «Crítica» de narrar es común en todas las cul- comprende análisis sobre textos turas. cuentísticos específicos y reúne tra- El ensayo «Novela, Nouvelle, bajos de Roland Barthes, Vladimir Cuento: Sobre la teoría de la prosa» Nabokov, Noé Jitrik, Miriam di de Boris Eichenbaum es un estudio Gerónimo, John Deredita, Keith sobre la constitución de estas tres Elis, entre otros. El ensayo de formas narrativas. La novela y la Barthes se titula «Maupassant y la nouvelle tienen rasgos diferentes: la física de la desgracia» y explica el novela es una «forma sincrética» y contenido de los cuentos del célebre la nouvelle es una «forma elemen- autor de «La bola de sebo» sobre la tal». La novela construye su trama base de dos motivos fundamentales: mediante el empleo de una técnica el miedo y la impotencia. El primer que determina el ritmo de la acción, motivo se relaciona con los trastor- su velocidad, la narración de histo- nos y las alucinaciones que sufrió rias paralelas, etc. La nouvelle está Maupassant y que en su obra se ex- diseñada «sobre la base de una con- presa a través de escenas de terror. tradicción, de una carencia de coin- Con relación al segundo motivo, cidencias, de un error, de un contras- Barthes observa que en los cuentos te, etc. Pero esto no basta […] tien- de Maupassant se describe a una de hacia la conclusión» (: 301). El burguesía que en el auge del capita- cuento, por otro lado, se distingue lismo en el siglo XIX se ve conde- por su dimensión reducida y por el nada a una pobreza sin esperanza. acento que se pone en su conclusión. Noé Jitrik en el ensayo «Estruc- En el ensayo «Mito y cuento» tura y significado en Ficciones de de Enrique Anderson Imbert se Jorge Luis Borges» explica la es- explica las relaciones que existen tructura y el contenido de los cuen- entre el mito y el cuento, que se de- tos que integran Ficciones tomando finen, en principio por ser formas como base la idea de que un grupo narrativas. El mito relata una tra- muy significativo de los cuentos que

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integran el libro se puede clasificar dores literarios. ( Nécker Salazar en tres zonas: descubrimiento, crea- Mejía). ción y organización. Miriam Di Gerónimo en su ensayo «Axolotl de Julio Cortázar como exponente del Blas Puente Baldoceda. Poética cuento de doble trama» explica que narrativa en Canto de sirena de en varios cuentos Cortázar se na- Gregorio Martínez: estilo, narra- rran dos historias, por ejemplo, en ción e ideología. New York: Peter El otro cielo, La noche boca arriba, Lang Publishing, 2002. Todos los fuegos el fuego, Continui- dad de los parques, entre otros. En En La formación de la tradi- el cuento Axolotl se relata la trans- ción literaria en el Perú (1989), el migración de un hombre en axolotl maestro Antonio Cornejo Polar plan- y se plantea el tema del doble. teaba la necesidad de estudiar la obra En el ensayo «García Márquez de los escritores que procedían de y el estilo del cuento tradicional» de los sectores marginales, indígenas y Pozuelo Yvancos se analizan los populares; porque se estaba cons- cuentos Un día después del sábado truyendo nuevos espacios de repre- y Los funerales de la Mamá Gran- sentación de la nacionalidad, que de sobre la base de que en ambos permitían la inclusión de sujetos cul- existe una influencia estilística de turales que antes no estaban presen- carácter tradicional. En ese senti- tes en la literatura hegemónica. En do, Pozuelo Yvancos se propone ras- su opinión, un buen ejemplo sería la trear la filiación de la narrativa de narrativa contemporánea que descri- García Márquez con marcas de la be la cultura negra costeña, ya que tradición oral y popular, para lo cual éste es uno de los temas más considera que es importante relievar apasionantes y poco estudiados de la lectura que hizo el autor de Las las letras peruanas. mil y una noches, las historias que Precisamente, Gregorio Martí- escuchó cuando era un niño y su vo- nez (Ica, 1942) empieza a publicar cación por la tradición popular. en la década de los 70; su narrativa Esta compilación resulta ser un representa el mundo rural de la costa buen manual para aquel que desee sur, en especial, describe persona- iniciarse en el arte de la narración jes que son negros y mestizos, cam- corta, como también es una fuente de pesinos y peones de hacienda. Su consulta indispensable para conocer obra está conformada por un conjun- los elementos que definen al cuento to de libros de cuentos y relatos: Tie- como forma narrativa y tiene la par- rra de caléndula (1975), La gloria ticularidad de reunir textos de teoría del Piturrín y otros embrujos de y crítica literarias, así como testimo- amor (1985), Biblia de guarango nios e idearios de connotados crea- (2001) y Cuatro cuentos eróticos de

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Acarí (2004); un texto que reúne su Para empezar, en el primer producción ensayística y periodísti- capítulo «La literatura negrista y la ca titulado Libro de los espejos literatura de la negritud», se hace un (2004); y dos importantes novelas, breve panorama sobre la evolución Canto de sirena (1977) y Crónica de sociohistórica de la comunidad afro- músicos y diablos (1991). peruana y se sostiene con acierto que Si hay algo más que agregar es la literatura negrista sería, pues, equi- que Martínez ha rescatado con éxi- valente a la escrita por los no afro- to la riqueza del lenguaje popular y hispanoamericanos que enfocan al la sabiduría ancestral de los pobla- negro como tópico costumbrista y con dores de la costa sur. Este es sin una estética europeizante, mientras que la literatura de la negritud expre- duda su gran aporte a la literatura saría el universo sociocultural negro hispanoamericana. Eso explica el mediante un cauce lingüístico que res- creciente interés de los estudiosos ponde a una estética y a una ideología por su obra, así el compatriota y pro- autóctonas (: 11). fesor de la Northern Kentucky En el segundo capítulo titulado University, Blas Puente Baldoceda «Género y autoría», se pone en dis- nos alcanza Poética narrativa en cusión la ambigüedad genérica que Canto de sirena de Gregorio Martí- plantea Canto de sirena, una obra nez: estilo, narración e ideología que cuenta los recuerdos, viajes, (2002). Aunque este libro llega a amoríos y la particular visión de la nuestras manos unos años después vida en el campo de un anciano ne- de su publicación, no deja de ser toda gro: Candico Navarro. Puente una novedad en el contexto local. Se Baldoceda opina que se transgrede trata de un ensayo conformado por el modelo novelístico cuando cinco capítulos en que se «propone Martínez incorpora en el interior de una descripción e interpretación crí- la estructura de su texto elementos tica del lenguaje literario, la estruc- tura narrativa y la ideología en la como la oralidad, los datos biográfi- novela Canto de sirena de Gregorio cos, la narración en primera perso- Martínez» [p. 1]. Para demostrarlo, na y la finalidad testimonial. el autor hace gala de un conjunto de El tercer capítulo «Narración, categorías teóricas y de procedi- composición y literariedad», se con- mientos metodológicos que proceden centra en la estructura de la novela, de la perspectiva bajtiniana, la prag- en especial se describen los planos mática, la semiótica, la nueva esti- temporal y espacial de la narración lística e incluso la narratología. Lo homodiegética así como las técnicas que significa que su lectura está des- del montaje novelesco (la disgresión tinada al lector especializado, quien asociativa, la gradación del suspen- puede salir mejor librado del intrin- so, el desarrollo paralelo de subtemas, cado aparato crítico al que se apela, la postergación de desenlaces, la des- para analizar la novela de Martínez. cripción, entre otros).

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«Lenguaje literario» ha sido ti- en su interior que desmerecen al tulado el cuarto capítulo. Aquí se hace mismo. A pesar de lo anterior Poéti- un detallado análisis lingüístico (so- ca narrativa en Canto de sirena de bre todo fonético, léxico y sintáctico) Gregorio Martínez: estilo, narración de los recursos retóricos del discur- e ideología de Blas Puente so oral y escritural de Canto de sire- Baldoceda, es una contribución sig- na . Según Puente Baldoceda, es este nificativa para el conocimiento de la manejo virtuoso de recursos de narrativa de nuestro destacado es- Martínez lo que genera un nuevo len- critor. (Milagros Carazas). guaje literario, y que en otra oportu- nidad hemos llamado con razón la «orgía lingüística». David Sobrevilla / Miguel Ángel Por último, en «Texto, ideología Rodríguez Rea. Basadre, ese des- e historia», el capítulo más original conocido. Estudios y bibliografía e interesante del libro, el autor re- basadrianos. Lima: Universidad curre al crítico Terry Eagleton para Ricardo Palma, Editorial Univer- volver sobre la noción de ideologema sitaria, 2004. (o unidad mínima del discurso de cla- El siglo XX tiene en Jorge ses). Pues, en Canto de sirena exis- Basadre a uno de los referentes más te un «planteamiento ideológico mar- importantes en la historiografía pe- xista que postula una nueva voz lite- ruana. Su preocupación permanente raria del sector oprimido de la so- por el Perú –como principio y fin de ciedad peruana» (: 150). Así Puente sus reflexiones– lo estimularon a este Baldoceda describe tres horizontes inalterable contacto con la realidad semánticos del proceso de interpre- vívida y continua. Bajo esta premisa tación de la novela: a) como un acto se puede ubicar al libro-homenaje que simbólico; b) como un hecho social; prepararon David Sobrevilla y Mi- y c) como una ideología de la forma guel Ángel Rodríguez Rea: Basadre, (la revolución cultural). De esta ma- ese desconocido. Estudios y bibliogra- nera, hemos hecho un rápido reco- fía basadrianos. rrido por el contenido de este texto, que confirma por qué la obra de La elogiosa edición se suma a Gregorio Martínez es trascendental otros que vieron la luz recordando en la literatura peruana e hispano- el centenario del nacimiento del his- americana. toriador tacneño; fecha que, felizmen- te, no pasó desapercibida como ha Para terminar, hay algo que no ocurrido en otros casos. podemos dejar de criticar y de ad- vertir al lector. Aunque el libro pre- El libro está dividido en dos par- senta una edición finamente encua- tes, la primera de ellas, elaborada dernada, se observan numerosas por el reputado filósofo David erratas e incoherencias sintácticas Sobrevilla, presenta sus estudios

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basadrianos desarrollados con pre- caudillescos que siempre pretendie- cisas y detalladas fuentes que enri- ron dominarlo y a los que rechazó quecen notablemente la exposición. tajantemente hasta el límite de per- La segunda parte, que también es der compañeros de ruta para lograr valiosa, nos presenta la Bibliografía esa independencia que le permitiera selecta de y sobre el historiador, or- abrigar una mirada nueva y distinta ganizada por Miguel Ángel Rodrí- hacia el Perú y su historia. Atento a guez Rea, reconocido bibliógrafo en las posiciones ideológicas que po- el mundo académico. Esta sección drían significar un desmedro para complementa a la anterior y se trans- su capacidad de análisis, optaba por figura en una visión precisa del in- «un socialismo enraizado en cada terés que la obra y vida del conspi- nación y sus peculiaridades y ‘con cuo tacneño despierta en los estudio- un rostro humano’» (: 29). sos peruanos. Esa actitud por el pasado histó- David Sobrevilla introduce a los rico tuvo raíces familiares y supo lectores en la «vida difícil de encaminarlas adecuadamente a lo lar- Basadre» y «las complejidades de su go de más de seis décadas; por tanto producción escrita» (:12) a través de su existencia vital y que le demanda- seis ensayos que muestran el otro ría esfuerzo y tiempo, superados por rostro importante y desconocido el amor y la pasión que le profesaba para muchos peruanos. al Perú. Sin embargo, la tarea no fue El primer ensayo («La época y fácil pues los ataques siempre estu- la obra de Jorge Basadre») enfoca vieron a la orden del día y merecie- ron, en algunos casos, la respuesta los primeros pasos del historiador serena y objetiva del tacneño, mien- previos al interés del estudio por la tras que en otros casos no los tomó época republicana. Los fundamenta- les años en la cautiva ciudad de Tacna en cuenta porque entonces, recordan- implantaron en él una filiación espe- do a Ricardo Palma, no tenía «por qué hacer caso del ladrido de los mas- cial, un nacionalismo absoluto y ver- tines famélicos» (Carta a Eduardo L. dadero difícil de igualar en cualquier de Romaña, en Ricardo Palma. otro personaje. Descubrimos que en el historiador no se sembró, ni le Epistolario. Lima: Editorial Cultu- sembraron, sentimientos de vengan- ra Antártica, 1949. Tomo I: 470). De- mostrándose, una vez más, que es za ni revanchismos hacia el invasor difícil esperar justicia de los contem- sureño. Todo lo contrario, el cauti- poráneos. verio devino en interés por descifrar las razones por las que se llegó a esa En «La promesa de la vida pe- situación lamentable que aún muchos ruana», el segundo ensayo, se revi- no logran asimilar. Así dio inicio a sa la estructura y contenido de éste su participación en la vida cultural y estudio, la visión de la promesa y política del Perú, lejos de los afanes decepción de la vida peruana, la fun-

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ción de la idea de la promesa de larse a tres de ellas como las memo- Basadre y, por último, la idea de la rias más importantes de las últimas promesa con el «principio esperan- décadas del siglo pasado: las de za de Ernst Bloch» (: 64). Este apar- Víctor Andres Belaunde, las de Luis tado resulta enriquecedor para los Alberto Sánchez y las de Jorge lectores, pues abre una ventana que Basadre. Estos tres trabajos permi- esclarece los puntos claves del nota- ten señalar diferencias, similitudes ble ensayo basadriano sin dejar nada y objeciones sobre determinados te- al azar reafirmando ideas y concep- mas. Para el filósofo sobresale el tra- tos con otros textos que Basadre bajo de Basadre pues publicó posteriormente y que para La objetividad en la exposición y el el lector descuidado, o poco ilustra- compromiso valorativo, la variedad de do, no podría colegir con extrema estilos –siempre controlados y en fun- facilidad. Luego de la amplia y deta- ción del efecto que el autor quiere lo- llada exposición David Sobrevilla lo- grar–, la extraordinaria vivacidad del gra articular la tesis de Basadre, «el relato que no decae nunca, la enorme masa de información, hacen del texto principio de la promesa», con otro un documento excepcional dentro de «principio opuesto: el de su decep- las memorias escritas en el Perú (: 86). ción» (: 78), pues la historia tradi- Finalmente, destaca en lugar cional tiene momentos de entusias- especial, las reflexiones de Basadre mo a los que le siguen otros momen- en el movimiento universitario del tos de desencanto y frustración, Perú, indicando que el historiador se como una alternancia penosa o cír- preocupó por insertarlo en el con- culo vicioso del cual difícilmente se texto político, legal y académico. Se puede salir. aprecia, nuevamente, el afán del his- El tercer ensayo, «La vida y la toriador por cubrir todo el panora- historia», recoge las reflexiones so- ma que diera luces sobre este movi- bre las memorias que el historiador miento. Finalmente, expone algunas publicó en 1975. En este apartado se ideas que desarrollará con amplitud preocupa por el texto mismo y la en el siguiente apartado. importancia de precisar los rasgos La cuarta disertación, «Basa- característicos de estas memorias y dre y Alemania», enriquece la vida que no supieron evaluarla los críti- de nuestro historiador. Si los ante- cos en su debido momento. Así, riores ensayos de David Sobrevilla Sobrevilla demuestra un cabal cono- sobre la obra de Basadre resultaron cimiento conceptual sobre las memo- fascinantes ésta monografía, cuyo rias y la autobiografía, facilitando al propósito es dar luces sobre la vida lector la ubicación que le correspon- del tacneño, resulta extraordinario. de al texto de Basadre. El recorrido La minuciosidad y la rigurosidad de bibliográfico sobre el género de- los detalles nos muestran a un Da- muestra que solamente puede seña- vid Sobrevilla como el más devoto

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admirador de Basadre. El trayecto admiraban y admiran todavía y que vital y los juicios certeros logran que Basadre supo reconocerlo con ho- la exposición, más que una simple nestidad y sinceridad. relación de fechas y notas sobre su El último ensayo, «Notas bio- actividad profesional y personal, re- gráficas de Jorge Basadre», es la flejen una clara muestra de como mejor muestra del amigo más que detallar la vida de una persona sin del intelectual o profesional que es caer en el empalago ni el endiosa- David Sobrevilla. Éste ha recogido miento, simplemente es el retrato de con empeño y esfuerzo gratos toda un personaje. Aquí, comprobamos la la vida del historiador. Cada ficha dura vida que le tocó vivir y que supo cronológica detalla con precisión los sortear con dignidad y empeño to- avatares del historiador, desde 1903, tal, aprovechando al máximo la acti- año de su nacimiento, hasta el 28 de vidad política y cultural de la ciudad junio del 2004, fecha en que fueron que lo acogía. Allí supo lo que sería trasladados sus restos de Lima a un caudillismo fatal, enceguecedor y Tacna, cumpliendo la voluntad de de trágicas consecuencias y que gra- don Jorge Basadre. cias a su entereza personal no logró Las fichas no son una simple seducirlo. Notable diferencia, como enumeración de fechas claves en su lo señala Sobrevilla, con la de Fran- desarrollo personal o en su desem- cisco García Calderón, francófilo peño profesional enlazados con el por excelencia. contexto social. Son informaciones «Años difíciles y tiempos de co- enriquecidas con referencias de secha» se preocupa por los últimos otros autores y que Sobrevilla ha años de vida de don Jorge Basadre. podido ubicar y señalar correcta- Etapa en la que los avatares políti- mente. Por tanto no queda sino ad- cos lo tuvieron siempre al frente y mirar y elogiar este minuciosa bio- el escaso reconocimiento de su figu- grafía que da luces sintéticas sobre ra como historiador notable no lo- la vida del notable historiador y que graron amargarlo, mucho menos las ayudará muchísimo para una amplia ofensas que llegaron de otros inte- biografía del eximio tacneño. lectuales. Comprobamos que supo La segunda parte del libro «Bi- llevar la vejez con dignidad, con pa- bliografía selecta de y sobre Jorge sos seguros y firmes, con el apoyo Basadre», de Miguel Ángel Rodrí- total y la generosidad plena pocas guez Rea, reúne la bibliografía ano- veces vista de los auténticos amigos. tada del historiador, y en la que se Una muestra de ello representan los señalan las ediciones conocidas, des- avatares por editar un Libro-Home- conocidas e inubicables, para algu- naje en su honor y que tardó en ver nos, de los textos con datos de sus la luz más de un quinquenio por ra- respectivas Reseñas. Información zones ajenas a los involucrados y que enriquece la ficha correspon- gracias al esfuerzo de quienes lo diente y que ayudará muchísimo a

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todo interesado en las obras de relieve, Oswaldo Reynoso (Arequi- Basadre a revelar la recepción crí- pa, 1931) posee un mundo propio, con tica antes y después de su deceso. claras marcas de autor. Una prueba Igualmente, la sección referida contundente la hallamos en su nue- a la hemerografía descubre el inte- va novela corta El goce de la piel, en rés prematuro de Basadre por la tanto parece la prolongación de la Historia y la Literatura. búsqueda ética y estética (trasladan- do a lo humano lo que la experiencia Y una sección también importan- te es «Sobre Jorge Basadre», la cual religiosa torna divino) propuesta en recopila los Homenajes que recibió su anterior En busca de Aladino en vida y los posteriores a su muer- (1993), la que termina así: te; las Tesis universitarias que de- la soledad y la derrota de nunca po- muestran el interés por estudiar su der alcanzar el júbilo de una limpia obra; Bibliografías personales e moral de la piel y con el espejo roto a institucionales, y por último los Li- mis pies y sin saber qué viento del bros y artículos que le han dedicado desierto había apagado para siempre lo que debió ser la maravilla de mi desde 1943 hasta el año 2004, propó- adolescencia. sito que señala que las obras del pen- sador peruano cada día y cada año Precisamente en el centro deEl se actualizan más. goce de la piel palpita dicha «mara- villa de la adolescencia», cuando Finalmente, se cierra la sección rompió con el proyecto paterno de con la «Guía de la Revista Historia (1943-1945)», de la cual fue Direc- hacerlo sacerdote al presenciar la tor, preparada por Miguel Ángel revelación de la «límpida moral de Rodríguez Rea y Silvana Salazar. la piel» y dedicar su existencia en adelante (similar en ello a Dedalus, Luego de examinar este Libro- el artista adolescente de Joyce) a Homenaje a Jorge Basadre podemos una sacralización del goce terreno, decir que de verdad se cumple con humano, que debería celebrar en su el proyecto inicial y que solo nos obra literaria, entrelazando la belle- queda recomendar su lectura, pues za del sexo con el culto a la vocación aquí está el otro Basadre, ese des- artística. conocido para muchos y logra que la admiración por el historiador crez- Y si en la anterior novela zarpó ca aún más. (Jorge Ramos Rea). en busca de la figura de Aladino encamada en espejos contemporá- neos de bellos efebos, ahora en El Oswaldo Reynoso. El goce de la goce de la piel el amado Malte piel. Lima: Editorial San Marcos. reelabora varias referencias litera- 2005. rias y artísticas. Tenemos a Miguel Ángel (de conocidos gustos homo- Sólidamente reconocido como sexuales): uno de los narradores peruanos de

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los ojos de gato de mediodía de Malte Luis Nieto Degregori. Cuzco des- se iluminaron y su rostro se embelle- pués del amor. Lima: Peisa, 2003. ció de asombro señalándome a un muchacho desnudo en una artística En Indígenas y mestizos: raza postura varonil que aparecía en una de las cromolitografías; me dijo ese y cultura en el Cusco, Marisol de la soy yo y de verdad que era él y voltea- Cadena menciona, respecto al dis- mos la reproducción y leímos Capilla curso neoindianista cusqueño (1930- Sixtina (: 18). 1950), su «revaloración» del mesti- El nombre de Malte, de otro zaje espiritual y de la construcción lado, hace pensar en el protagonista de imágenes tipo como el cholo viril de la novela Los cuadernos de Malt y la chola lisurienta; y, sobre todo, Lurids Brigge de Rilke, sin la orien- la pervivenvia encubierta, tanto a ni- tación metafísica y religiosa del gran vel de intelectuales como de poeta. También son mencionados los cusqueños en general, del racismo «poemas de Cernuda» (: 50), de ins- sin raza (racismo culturalista) o de ideas acerca de la decencia de la piración claramente homosexual. Y, élite, la suciedad de indio y/o la pro- por cierto, la manera cómo Thomas miscuidad desorganizadora de las Mann reelabora las ideas platónicas cholas, entre otras. Parece que esta del amor y la belleza en La monta- aproximación a través de la litera- ña mágica (recuérdese que Castor tura, desde las «élites» cusqueñas, sueña con jóvenes dorados en una no ha concluido y se prolonga en sus escena culminante de la novela), y últimas representaciones. sobre todo, La muerte en Venecia, cuyo final del joven andrógino cha- Si bien las teorías literarias poteando en el mar resuena en va- estructuralistas plantearon la rios pasajes de El goce de la piel. «muerte del autor», los desarrollos marxistas y sociológicos han recu- En cuanto al esmero de la prosa perado la importancia de éste como límpida de Reynoso, su modelo litera- sujeto social y la relación dialógica rio peruano es La casa de cartón de (no mecánica) entre la ficción litera- Martín Adán (se dice que era un ho- ria y el mundo referencial, a través mosexual reprimido). De hecho el poe- del juego simbólico de la represen- ta aparece en un capítulo suscitando tación. En ese sentido, la novela de el recuerdo de sus versos («¿Quieres Nieto: Cuzco, después del amor saber de mi vida? Anda pregúntale al (Peisa, 2003) manifiesta (supongo mar») y la convicción de su herman- que en contra de los deseos conscien- dad como creadores: «seguiré crean- tes del autor), la pervivencia de re- do belleza con la palabra y mi vida será presentaciones coloniales a través de bella en el pleno y gozoso disfrute de relaciones binarias y excluyentes la piel. Al volver a la mesa, me encon- entre lo tradicional y lo moderno, la tré con Malte» (: 40). (Ricardo mesocracia y lo popular, lo blanco y González Vigil). lo cholo, el artista y el vulgo.

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A nivel de discurso e historia, la tante desencanto de la ciudad, por el novela se organiza en seis secciones: deterioro de las construcciones anti- «Primera Parte», «Segunda Parte», guas (coloniales sobre todo) y por el «Tercera Parte», «Cuarta Parte», desinterés de las autoridades y de sus «Coda» y «Un año después». Los paisanos por el mantenimiento de és- sucesos relevantes se desarrollan en tas. Posición que se complementa con el Cusco, durante el periodo 1990– el aborrecimiento hacia sus paisanos 1994. En las cinco partes iniciales, la y el afecto a los extranjeros. Una re- narración evoluciona desde un narra- lación polémica con la sociedad don- dor heterodiegético que focaliza, cons- de se desenvuelve, lo que lo lleva a tantemente, desde el protagonista. preferir la compañía de extranjeros, Básicamente el devenir de éste se en una suerte de espíritu cosmopoli- desenvuelve a dos niveles. ta, por oposición a un «provincialis- El primero se centra en el de- mo», visto como apatía, radicalidad, sarrollo y aprendizaje sexual, sen- atraso, etc. Aquí la visión con la ciu- sual y erótico desde una posición ini- dad es de contemplación hacia las cial de insatisfacción, de Martín construcciones antiguas, estética- Hernández, casi cuarentón arquitec- mente perfectas. to-restaurador cusqueño, al trabar La escena tipo que relaciona relación con Cleo (restauradora de ambos niveles es la plenitud sexual cuadros, casada y con dos hijos), que alcanza Martín cada ocasión que epítome y superlativa forma de la tiene sexo frente a la ventana, con la sensualidad. Relación que lo reivin- vista de la ciudad antigua. dica del fracaso sexual de sus ante- riores relaciones y que concluye, En «Coda», tras la muerte de trágicamente, con la muerte de ésta, Cleo, se narra el juicio y la condena en el mismo lugar donde se inició la final de Martín, así como su reclu- relación: el techo de la Iglesia de la sión en un centro de Salud Mental, Compañía. Tras fallar en su intento que se hace extensivo a un nuevo de empujarla al vacío, Cleo, emba- estado de constante intranquilidad razada, en un mal movimiento ter- emocional. mina cayendo sola. A este nivel se En «Un año después», se pro- aprecia el constante deseo de Mar- duce la reconfiguración más intere- tín de no establecer compromisos y sante del texto, a nivel de narrador. experimentar una especie de poéti- A un año de la reclusión de Martín ca del cuerpo. en el centro de Salud Mental, hace El segundo nivel recae en la re- su aparición un narrador homodie- lación de Martín con la ciudad y la gético, que no es otro que el mismo sociedad donde habita. Encargado de de las secciones anteriores. Es de- dirigir las reparaciones de la Iglesia cir, la sección final se configura como de la Compañía, mantiene un cons- un acto de enunciación ficciona-

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lizado; las cinco secciones anterio- entre lo moderno y lo antiguo sólo res pertenecen, entonces, al discur- puede llevar a la contaminación caó- so de este narrador, a su construc- tica de esto por aquello; a la produc- ción ficcional. Así, la focalización ción de híbridos grotescos. (Cada omnisciente del supuesto narrador una de dichas categorías tiene sus heterodiégetico ancla en un sujeto espacios propios y no deben mezclar- que pertenece a la diégesis, como una se). La modernidad que desea Mar- especie de escritor, periodista o cro- tín es cosmopolita, no la reformulada nista. La focalización del personaje desde lo local, desde el Cusco; no no es otra que la focalización del na- desea la posibilidad de una moder- rrador. En el peor de los casos, las nidad popular. La construcción de representaciones pertenecen a am- plazas y fuentes (condenadas por él bos. Así, la ideología manifiesta en y sus amistades) implica la moder- el texto, pertenece al personaje y al nización del espacio público, mien- narrador. (Concibiendo la ideología tras que él, clase media, prefiere la como la matriz generativa que regu- manutención de casonas, iglesias, la la relación entre lo visible y lo in- etc., de espacios privados o fuerte- visible, entre lo imaginable y lo no mente simbólicos en tanto jerar- imaginable, así como los cambios quizados socialmente. producidos en esta relación [Zizek, El apego al museo, se comple- Ideología]). Y ésta se percibe en la menta con la perspectiva que tiene novela a través de distintas relacio- el protagonista: la mirada del turis- nes. ta. Se considera diferente de sus Las ideas acerca de modernidad paisanos: observa el mundo desde y tradición, implican el apego hacia una perspectiva moderna, mientras la primera, sobre la base de tenden- los cusqueños (cabe mencionar que cias cosmopolitas. En efecto, Mar- el texto trabaja excesivamente con tín valora los espacios destinados a estereotipos y determinaciones sino lo extranjero, a las culturas forá- fenotípicas, cuando menos cultura- neas, observadas como cultura oc- listas: limeño vivo, extranjero libe- cidental-universal. La valoración de ral, mestizas promiscuas, etc.) son la tradición implica, más bien, la vistos como rémora para el desarro- fosilización del pasado. Lo que se llo del Cusco. Lo antiguo vale por su valora del Cusco es su forma y efec- calidad de estético, pero lo moderno to estético, que debe permanecer como forma de vivir y pensar el mun- inmutable; su calidad de museo. No do. Y es, sobre todo, en su relación existe apreciación de la tradición con Cleo que se reproducen viejos y cultural, por lo menos no se estima antiguos estigmas y estereotipos del su capacidad de reformularse indigenismo y neoindianismo cus- contemporáneamente. Lo tradicio- queño: Martín, de clase media, man- nal, aquí, es lo antiguo. Y la relación tiene una relación jerarquizada so-

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bre Cleo (de clase popular), donde a la inquietante búsqueda del pasa- ella es, reproduciendo la imagen de do o de lo que representan. Respon- los veinte del siglo pasado acerca de diéndose de esta forma preguntas las mestizas, superlativa forma de la fundamentales, como de dónde veni- sexualidad y, en su imaginario, com- mos, quiénes somos y adónde vamos. petente para la promiscuidad. Ade- Responder a estas peguntas nos más no usa bien el castellano ayuda a fortalecer nuestra identidad. («motea», a veces). No existe la po- Embarcarse en una aventura como sibilidad de unión con ella, pues re- la búsqueda de respuestas sobre el presenta lo local, popular, atrasado, porqué del título de un libro o sobre ilegítimo, mientras él forma parte de el porqué de un nombre, y aún más lo global, intelectual, progresista, si este se va cambiando de acuerdo legítimo. El espacio de Martín es el con el tiempo y con los espacios, nos universo: sexual e intelectual. lleva a encontrar intencionalidades En la contraportada de la nove- subyacentes, y tal vez las verdade- la se menciona: « Cuzco después del ras. Un trabajo en este sentido es el realizado por Christian Fernández, amor es una reveladora incursión en uno de los escenarios peruanos más quien busca encontrar respuestas deslumbrantes y, a la vez, de más sobre el porqué del título de los Co- mentarios Reales, y por qué el nom- hondas resonancias históricas». Lás- tima que la novela no sea deslum- bre de Inca Garcilaso, y todo lo que brante ni resonante, aunque sí reve- ello acarrea como la construcción de una identidad. Una aventura en ese ladora de la continuidad de fantas- mas coloniales y viejos estereotipos sentido solo es justificable si se si- que se esconden bajo la supuesta gue con métodos adecuados, con un uso honesto y rigurosos, pues si no mirada solidaria –sobre el otro indí- gena o mestizo– de ciertas élites se sigue este fin se corre el riesgo fosilizadas. La idea del artista uni- de realizar recuentos verbales que no hacen sino poner al texto como versal que «revalora» lo local, siem- pre resulta ser más peligrosa de lo pretexto. que parece. (Jorge Terán Morveli) Emprender un nuevo trabajo sobre el tema de la identidad y la representación en el Inca Garcilaso, Christian Fernández. Inca Garci- debe representar un esfuerzo titá- laso: Imaginación memoria e nico debido a la abundante bibliogra- identidad. Lima, Universidad Na- fía que se tiene sobre el tema. El no cional Mayor de San Marcos / Fon- agotar el estado de la cuestión sobre do Editorial, 2004. 182 pp. ello nos puede conducir a repetir lo que otros ya dijeron, de ello es cons- Indagar sobre la identidad, so- ciente Fernández, por ello hace un bre los nombres y títulos responde recuento riguroso de la crítica so-

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bre este tópico específico, sin embar- voz y la letra, la memoria y el olvi- go, a veces no puede evitar repetir do, como procesos de construcción lo ya escrito, como veremos más de identidades. Estos temas están adelante. distribuidos al interior del texto de la siguiente forma: Sólo el uso de un método ade- cuado que responda a las necesida- Los tres primeros capítulos fi- des del texto y que oriente la lectu- jan su atención en los paratextos, ra y que responda a los horizontes entendidos estos como aquellos ele- interpretativos del propio texto, mentos preliminares y posliminares ubicándolo dentro de su contexto de un libro como: el título, el nom- real (cronotopo), hace que la lectura bre del autor, la dedicatoria, los grá- no se desvíe y no se convierta en ficos. Para el objetivo de Fernández pretexto para decir lo que otros quie- estos elementos resultan importan- ren decir, haciendo una sobreinter- tes, porque considera que hay un pretación. Por otro lado, el uso de vacío en el estudio de la obra de métodos ‘modernos’ sin una vocación Garcilaso, y este se hace evidente crítica convierten a la crítica litera- en el paratexto. Entonces estudia ria en glosolálica, en una repetición tres elementos básicos: el título de sin sentido, en un insistir sin goce, la obra, el nombre del autor y los ni sentido. símbolos; y considera que estos ele- mentos ayudan a la construcción de El trabajo de Christian Fernán- una identidad. A cada uno de ellos dez a veces olvida estos conceptos y otras veces los tiene presentes. En le dedica un capítulo. su llamada ‘lectura deconstructiva’ El primer capítulo se ocupa del no hace una lectura metacrítica, por- título de la obra de Garcilaso: Los que hace una crítica de la crítica de comentarios reales. Las palabras la obra de Garcilaso en su libro. comentarios y reales son sometidas a discusión. En principio, reales El libro Inca Garcilaso: Imagi- puede aludir a dos vertientes, pues nación, memoria e identidad, que contiene cuatro capítulos que de- esta palabra resultaría híbrida o ambigua. Así tenemos que reales baten los temas de representación e puede aludir a unos comentarios identidad, como el nombre del au- tor, como el nombre de la obra (títu- que son emitidos desde la realeza, desde la nobleza, sobre la vida de los lo), cuestiones a través de las cuales incas o que estos comentarios sean trata de responder sobre la perti- nencia de ambos casos. También reales en tanto dicen la verdad; por esto último, se le vincula al discurso aborda el problema de los símbolos, histórico en tanto da cuenta de los que dan cuenta de procesos de re- presentación en los cuales se desli- hechos acaecidos en la vida de los incas, por ello es tomada como fuen- za la identidad. También se tiene la te primaria de la historia. Esta con-

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sideración que se tiene con los Co- cias históricas y sociales las que mentarios reales es cuestionada por hacen que Garcilaso forje una iden- María Rostworowski en su libro tidad mestiza representativa. Historia del Tahuantinsuyo, donde El tercer capítulo está relacio- pone en evidencia la manipulación nado con la iconografía del Escudo que hace Garcilaso de la historia de de armas que incluyó en la edición los incas. Otro de los conceptos que príncipe de Los comentarios reales. es objeto de estudio es la expresión Como se sabe, este escudo está di- comentario. Este término tiene una vidido en dos partes: la izquierda, tradición en el mundo occidental, que que corresponde a la filiación sim- al ser leída por Garcilaso produce bólica del linaje español y la dere- una apropiación de códigos ajenos, cha, que corresponde a la filiación lo que le da una funcionalidad retó- inca. Fernández centra su atención rica que le permite ampliar su hori- en los símbolos incaicos y dentro de zonte de recepción. Con relación al ellos al amaru y demuestra que este término comentario se cuestionan es un símbolo andino. dos formas de interpretar este con- cepto. Una que va asociada a los hu- El cuarto capítulo está destina- manistas del renacimiento y la otra do a los mecanismos de represtación a la práctica discursiva de Julio Cé- y en esta sección se vuelve a tocar el sar, dentro de la historia. Después tema, tantas veces tratado, del paso de una contextualización histórica de la voz a la letra, tema en el que no cultural de la obra del Inca Garcilaso, se aporta nada, pues solo se vuelve a como debe hacerse, llega a la con- reseñar lo tantas veces escrito: el clusión, después de relativizar esas famoso encuentro en Cajamarca dos lecturas, que el concepto de co- entre el cura Valverde, Pizarro y mentario que tiene San Jerónimo es Atahualpa y cómo este último cuan- una concepción que le permite desa- do se le entrega la Biblia y se la lle- rrollar un proyecto político y una re- va al oído encuentra que no le habla, tórica que no enfrente a sus desti- entonces decide arrojarla; este tema natarios, sino que, por el contrario, es tratado desde un punto de vista busca involucrarlos. anecdótico o biográfico antes que interpretativo. Este evento es rela- El segundo capítulo trata sobre tado desde la visión de los conquis- el nombre propio del autor; según tadores: los cronistas españoles lo Fernández, Garcilaso busca cons- guardaron en sus sistema escritu- truirse una identidad y parte del re- rario; la visión de los indígenas fue conocimiento del carácter complejo guardada en sus quipus, los mismos que implica tratar a Garcilaso como que fueron destruidos, sin embar- un sujeto ubicado en el renacimien- go, quedaba aún almacenada en la to europeo o en el mundo andino. memoria humana; esta visión luego Considera que son las circunstan- es llevada a la escritura. A este paso

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del soporte de los hechos llama Félix Huamán Cabrera. Qantu. Fernández textualización de la me- Flor y tormenta. Lima: Editorial moria andina. Uno de los textos que San Marcos, 2003. dan cuenta de esta práctica es Los comentarios reales, pues esta obra La literatura andina siempre ha es vista como el producto realizado sido fecunda y ha demostrado una por un descendiente directo de los plasticidad capaz de adecuarse a los incas, quien escucha el relato de los tiempos. Se ha apropiado de códigos, hechos y luego lo traslada al siste- técnicas que buscan expresar el cam- ma escrito. Eso causa un gran im- biante mundo andino. En la novela pacto en Europa, sólo comparable de Félix Humanán Qantu. Flor y con la Brevísima relación de la des- tormenta, el tema central es la vio- trucción de las indias de Bartolomé lencia que vivió nuestro país en los de Las Casas. Luego de gozar de ese años 70 y 80, y se ubica en la urbe gran prestigio asociado a la veraci- andinizada. Las otras vertientes te- dad de los hechos fue cuestionado máticas que discurren en el texto primero por Menéndez Pelayo en están asociadas con el mundo andino España y por José de la Riva Agüe- y la forma en que un migrante mira ro. El primero sostenía que los he- la ciudad, la forma en que la lee, la chos que escuchaba el Inca tenían forma en que la ciudad lo recibe o que pasar antes de ser escritos por rechaza, lo separa o excluye y cómo su mente semibárbara, semieduca- este migrante logra hacerse espacio da, por lo que sufriría raras trans- en una ciudad excluyente como la formaciones. El segundo sostiene limeña. Otro de los temas tiene que que la obra de Garcilaso no es una ver con la educación, la forma que fuente inmaculada de la historia, sin organiza, se gobierna y estructura embargo, se le debería prestar aten- este campo educativo y las múltiples ción: Este debate que se inicia en tensionalidades que se operan den- esos tiempos aún no ha concluido. tro de él, las posibilidades y los fra- Fernández considera que la recons- casos; cómo la coherencia, la hones- trucción de la identidad andina se da tidad chocan con la bajeza y la im- por el juego dialéctico entre la me- becilidad. Aquí se toma como espa- moria y el olvido. cio de narración la Universidad Na- cional de Educación, conocida como No obstante, los vacíos y reite- La Cantuta, los padecimientos y lu- raciones de los temas recurrentes en chas por los que se tiene que pasar este libro su lectura resulta útil. para mantenerse en estos espacios Muchas veces lo que se publica no en conflicto, o que son motivo de es la universidad. (Mauro Mamani ambiciosos deseos. La novela se ) Macedo abre con el epígrafe «Ser maestro en el Perú es una forma muy peli-

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grosa de vivir y una forma muy her- universidad y allí se produce un mosa de morir», frase que resume reencuentro, no muy feliz, con el claramente la condición en la que vive mundo andino; por ejemplo, experi- el maestro. Se trata de una situación menta la lentitud del hablar de los donde vivir no es una tarea tan fácil, aborígenes que contrasta con la ve- donde morir en esas condiciones es locidad de los costeños. Después una dicha. Néstor vuelve a Lima, a la Univer- Ahora si bien es cierto que hay sidad Nacional de Educación. Este un mayor énfasis de ubicar la narra- circuito de viajes de idas y venidas ción en un espacio urbano, también del sujeto le hace ver la realidad es cierto que el espacio urbano está compleja que tiene el Perú, un terri- andinizado, además los sujetos pro- torio que tiene múltiples patrias. tagonistas de esta historia son per- Dice el narrador que la universidad sonajes que se trasladan físicamen- es un país chiquito, por lo complejo, te o mentalmente del campo a la ciu- por lo diverso y las disputas que se dad, de rural a lo urbano, o que tras- dan sobre ella. Arguedas dice que lada en lo urbano lo rural. Por ello la Universidad no es una olla de gri- es que a veces viajan a su tierra para llos, sino es una olla de hienas, por festejar sus fiestas patronales u la bajura en la que ha caído la uni- otras veces traslada sus fiestas pa- versidad peruana. Pero dentro de tronales a sus nuevas tierras. Esto ella también se operan los cambios, se hace evidente, por ejemplo, cuan- las transformaciones, ya sean refor- do Néstor Haro tiene que refugiar- mistas o radicales. Una transforma- se de la represión del gobierno, por- ción radical en un país como el que que lo buscan y entonces tiene que narra la historia de la novela, es de- ocultarse, y se oculta en un pueblo cir, la verdad, y después de ello, es- que se extendió con migrantes. Por perar la muerte o defender la vida y eso, ellos se preguntan de dónde son, vivir para seguir luchando. cuál es su tierra. Y en esa nueva tie- Dentro de la universidad tam- rra festejan sus fiestas. bién se puede ser un profesor con- Decíamos que hay un viaje del formista, sin actitud, sin problemas, campo a la ciudad, que es el viaje que como declara uno de los personajes realiza Néstor cuando viene de Can- que reprocha la coherencia de ta a estudiar a Lima, a la Universi- Néstor: dad Católica, experimentando todos Ya no escarmientas. Trabaja dere- los traumas culturales que se ope- cho. Aprende de mí, en la universi- ran durante el viaje. Y se realiza un dad no me meto con nadie, enseño, viaje inverso de la ciudad al campo cobro mi platita, jugamos fulbito, to- cuando ya Néstor Haro es un profe- mamos nuestras chelas, agarramos a una y a otra hembrita y feliz, para sional y decide trabajar; entonces que se ha hecho la vida sino es para viaja a Huancayo a trabajar en la gozarla (: 15).

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Si sabemos que no existe la neu- textual se ve un mundo en tensión , tralidad, que nada se hace sin inte- en conflicto, donde las ideologías y rés, mantener una neutralidad en los intereses son puesto de manifies- estas circunstancias es tomar parti- to; entonces se representa a una do por los contrarios. También exis- realidad, a una totalidad que está en ten ese tipo de maestros, como esos permanente contradicción. Hay una otros que van por los pueblos vertiente conservadora que cuida andinos obligando a los estudiantes del sistema establecido, pero tam- y profesores a comprar sus libros bién hay un sistema desestabilizador y dándoles una conferencia insustan- que busca derrumbar estas condi- cial. Y luego escriben novelas y que ciones oprobiosas de dominio. Deci- otros se encargan de reseñar. mos que hay heterogeneidad porque Antonio Cornejo Polar nos ha quien escribe la novela es un suje- dejado importantes categorías que to andino que ha migrado a la ciudad nos permiten leer mejor el mundo y allí escribe esta novela, que puede andino y la urbe andinizada y, por llamarse política o social por el tema extensión, la realidad peruana. que la organiza, esto sin olvidar al Frente a un parricidio, en el que se mundo andino del cual proviene, el declara que estas categorías ya no cual se hace patente en los recuer- tienen operatividad, yo considero que dos que deja traslucir el narrador. siguen vigentes; esto no implica que Dos son las subhistorias de esta el objeto sobre la base del cual fue- novela. La primera narra el proceso ron construidas haya cambiado. Por- del migrante, que deja su tierra para que somos conscientes de que una estudiar y ser ‘alguien’ en la vida. Por cultura siempre es dinámica, siem- ello se ubica en la urbe, en la ciudad. pre se está modulando o moldeando, Ello está movido por una idea ro- siempre está en permanente recon- mántica que surge en su mundo figuración, esto hace que las propias andino: la de ser poeta. Es así que categorías no sean rígidas, sino que llega a la ciudad e ingresa a San experimenten flexibilidades que Marcos; luego por iniciativa e insis- permitan leer una realidad repre- tencia de un tío ingresa a la Católi- sentada, compleja y concreta, como ca. En esta vida universitaria expe- la andina o la urbe andinizada, como rimenta la compleja situación la peruana. escindida en la que vive el país. Por Dentro de las categorías que ejemplo, a nivel educativo se da cuen- mencionamos, tenemos las siguien- ta de que la formación que se tiene tes: la totalidad contradictoria, la en su pueblo está muy por debajo heterogeneidad sociocultural, el su- de la que encuentra en la ciudad. jeto migrante. Consideramos que Dificultad, distancia o diferencia que estos elementos están presentes en es superada por el esfuerzo y cora- la novela de Huamán, pues a nivel je que tiene el sujeto migrante.

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Néstor es el protagonista de esta versidad, la principal adversidad que historia, él es quien hace el viaje a la encuentra es de orden académico, ciudad, el que supera los obstáculos; pues su buena formación profesio- sin embargo, este personaje resulta nal es vista como peligrosa, por ello inverosímil, poco creíble, porque no es que las autoridades universitarias se encuentran bien configurado, es buscan expulsarlo de la universidad. un héroe que no logra justificar sus Las técnicas que utiliza para proezas, que se dan de pronto, sin narrar la novela son modernas, sin mayor esfuerzo. embargo, se nota dificultad en el La segunda historia, que atra- manejo de las mismas. Por ejemplo, viesa la novela, es la que se da siem- en la estructuración de las dos pre en la vida universitaria, pero se subhisorias que corren paralelas a cambia de roles y de espacios, ya no lo largo de la novela, no se logra con- es estudiante sino profesor, ya no figurar una lógica que permita en- está en la Católica sino en La trar en diálogo a las dos subhis- Cantuta. Sus aventuras y conquis- torias. Esto hace notar lo forzado de tas ya no están del lado de las mu- su estructuración. chachas, sino sus ideales trascien- Esta es otra de las novelas que den lo personal, buscan la justicia toca el tema de la violencia que ha social. Se convierte en un profesor vivido nuestro país y de cómo esta con sólida formación profesional, que violencia se ha vivido en las univer- inspira respeto a sus alumnos, el sidades. Se pone de manifiesto en la mismo que es derrumbado por las textura de la novela el poder devas- luchas ideológicas o de partido, pero tador que tiene el Estado al momen- no cae fácilmente, sino que se resis- to de reprimir los intentos de modi- te. Esta resistencia y esta lucha se ficar el sistema establecido. desarrollan en dos planos uno que tiene que ver con los gobernantes del Es cierto que el lector puede país y otro que tiene que ver con los desprender que una historia es la que gobiernan las universidades. El continuación de la otra, sin embar- protagonista se enfrenta a estos dos go, este paso no es tan claro como oponentes con distintas intensidades. debiera serlo. Otras de las fallas que El enfrentamiento mayor se produ- muestra esta novela es que su línea ce con las autoridades del país, pues argumental muchas veces se desbor- denuncia las injustas matanzas que da, lo que hace que se pierda con- se cometían en los Andes; por esta tundencia en el desarrollo de las his- publicación es perseguido por el Es- torias, pues son las anécdotas inne- tado. Se trata de una persecución y cesarias las que distraen la historia opresión que abarca a su familia y mayor en lugar de reforzarlas. para protegerse tiene que refugiar- Las nueve partes en que está se en la clandestinidad. Y en la Uni- dividida la novela se inician con un

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pequeño poema que va a modo de los narradores peruanos más prolí- epígrafe; este ordenamiento no se ficos de las últimas décadas. Su ca- puede criticar, pero lo que sí es des- rrera literaria incluye varias nove- deñable es la calidad de los poemas: las publicadas, desde Piedra y nie- no creemos que por el hecho de ser ve (1961), obra en la que, asoman ya narrador tenga que pasar por alto los temas que van a conformar el eje estas falencias. de su producción posterior, hasta su más reciente publicación: Eurídice, Es cierto que la técnica de com- binar distintos registros, distintos el amor (2002). La calidad de su na- discursos, el poético, el narrativo, el rrativa ha sido reconocida a nivel nacional e internacional. Son mues- jurídico, el periodístico, resultan be- neficiosos solo a condición de que se tra de ello el Premio Nacional de configure para volver a configurar Novela (1969), el Premio Nacional de Poesía (1978), el Premio Casa de las y no se queden en el tránsito, en la deformación en la desconfiguración. Américas (1974) y la traducción de Se puede hacer uso de la intertex- sus libros a diversa lenguas euro- peas. tualidad a condición de que el texto conserve su coherencia; lamentable- Estuardo Núñez en La litera- mente aquí también hay una falla, sin tura peruana del siglo XX (1965) y embargo, hay una buena intención, Mario Castro Arenas en La novela de explorar nuevas técnicas para re- peruana (1967), al referirse a la pri- presentar la realidad y de aventura- mera novela de Yauri Montero, Pie- se en el uso de ellas. Como lector de dra y nieve, vinculan a este autor con la novela andina y por ende de la obra el Indigenismo y Neoindigenismo li- de Félix Huamán Cabrera, espera- terarios. Sobre esto habría que de- mos la entrega de una obra mayor cir que, ciertamente, recorre cons- en todos los sentidos. tantemente su escritura la visión de Qantu. Flor y tormenta es una un Perú rural, proletario y, en mu- novela más que se ocupa de la temáti- chos aspectos, todavía feudal, tanto ca de la violencia que ha sufrido nues- por la mentalidad de sus habitantes tro país y cuya lectura se hace nece- como por las relaciones económicas saria a fin de conocer un momento y sociales que entre ellos se mantie- crucial de la historia del Perú contem- nen. Pero –y he ahí uno de sus méri- poráneo. (Mauro Mamani Macedo). tos– ésta nunca cae en el reduccio- nismo y en el estereotipo de cierto indigenismo fácil; por el contrario, Marcos Yauri Montero. Eurídice, tiende a integrar las dos caras del el amor. 2ª ed. Lima: Editorial San Perú: campo y ciudad. El mundo Marcos, 2004. representado en las obras de Yauri Montero está atravesado por múlti- Marcos Yauri Montero (Huarás, 1930) es, sin lugar a dudas, uno de ples conflictos y presenta un estado

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de constante movimiento y transfor- cillo: Daniel y Eurídice, naturales de mación cuyo motor es la compleja Huarás y antiguos enamorados que dialéctica entre esos dos rostros de llevan toda una vida sin verse, desa- nuestra patria. En ese mundo, los rrollan sendos monólogos a través de hombres son conscientes del carác- los cuales hacen una revisión de su ter profundamente inestable y tras- pasado. Ambos realizan sus monó- tornado de ése: de ahí el sentimiento logos en situaciones límites, pues son de desolación, duda y desamparo que ancianos y sus vidas están acabán- los caracteriza. Los salva a veces de dose: Daniel está a punto de aban- caer en el nihilismo puro el amor, esa donar su casa para perderse defini- fuerza que, según el personaje tivamente en medio de la noche, Marcelo, de su segunda novela, La mientras que Eurídice está enferma sal amarga de la tierra, de cáncer y agoniza. Cada uno desa- es una manera de sentirse en todo, y rrolla su soliloquio en espacios dis- sentir el todo dentro de uno. ¿Sabes?, tintos buscando a través de éste asir entonces podemos decir que amamos la imagen del otro y encontrar la ra- no por el amor a nosotros mismos, sino zón que los ha mantenido separados, a través de nuestros afectos podemos frustrando la única real posibilidad abarcar el universo y a todas sus cria- de felicidad dentro de sus vidas. turas (1968: 226). Deriva de todo esto el carácter En cuanto a la estructura de la comprometido y testimonial que asu- obra, los monólogos se distribuyen me su obra. Esta complejidad del a lo largo de veinte capítulos, apa- mundo bosquejado por el autor de rentemente siguiendo un orden ar- Piedra y nieve es la que, según ma- bitrario. La realidad figurada de la nifiesta Zein Zorrilla en un contro- obra se organiza en dos planos: por vertido manifiesto, hace que su obra un lado, el plano real o fáctico, cons- trascienda los límites de la novela tituido por los momentos finales de indigenista y se inscriba en lo que él los dos ancianos; y por el otro, el pla- llama la «novela andina contemporá- no de la memoria, que es el más im- nea». En sus propias palabras: portante y denso. Esto le da a la no- vela un carácter claramente evocati- Y está la obra de Marcos Yauri vo, de ahí su tempo lento, y marca- Montero, tan olvidado él, en cuya obra damente lírico. El lenguaje, por ello, aparecen ya una serie de metáforas de los conflictos que tensan la socie- trata continuamente de elevarse a un dad andina contemporánea, como el nivel poético, transfigurando los desilusionante cotejo del Ande de los acontecimientos y seres evocados, sueños con el Ande de la realidad dándoles así una dimensión de tras- (http://www.geocities.com/ cendencia: zeinzorrilla/). En el invierno trujillano, la llovizna se Eurídice, el amor plantea una deshojaba sobre el pelo de la gente. argumento aparentemente muy sen- Para ir a mis clases, a las siete de la

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mañana, al levantarme tenía la sen- vuelve también la búsqueda de la cla- sación de estar habitando en el vien- ve que les permita entender las ra- tre gelatinoso de un animal marino. zones del fracaso de su amor. Y es Dentro de la niebla, impalpable, pero cierto, cuya humedad me llegaba has- en ese punto que la novela comienza ta el corazón, las cosas se desteñían y a trascender los límites de una con- disolvían( 2004: 187). vencional historia de amor frustra- El recuerdo ocupa un papel do para convertirse en una inquisi- principal en esta obra, pues se vuel- ción del mundo andino que los per- ve el vehículo para que las cosas vuel- sonajes conocieron y de su devenir. van a ser y revivan. Se convierte en Ambos reconocen que las verdade- el camino que recorren los protago- ras razones de su separación están nistas por el cual se rescata lo per- en las contradicciones que anidan en dido y se le trae nuevamente. Sin su seno. Contradicciones entre el embargo, es un camino ilusorio y su sector social tradicional de origen recorrido conduce a la decepción y aristocrático, a la que pertenece al fracaso final. Daniel lo dice clara- Eurídice, y la nueva clase media mente en una de las conversaciones emergente, formada por los descen- que sostiene con Eurídice después dientes de los habitantes del campo de que éste se casa con otra: que prosperaron en tiempos más recientes, a la que pertenece Daniel. –Eurídice –te respondí–, el tiempo no Contradicciones agravadas y au- regresa sino con el recuerdo. mentadas a su vez por los sectores Nada dijiste, y yo proseguí: que comienzan a poblar la ciudad –El recuerdo es más poderoso que el andina rápidamente y que transfor- río de Heráclito, porque trae de re- man y comienzan a desplazar todo greso todo. lo demás. Eurídice no fue capaz de –¿Alguna leyenda cuenta que algún superar el miedo a enfrentarse a los río ha podido volver hacia atrás? –di- prejuicios de la sociedad y no acep- jiste. tó la petición de matrimonio de Da- –Ninguna. Tampoco ninguna otra niel, por lo cual sus caminos se se- podrá jamás contar esa hazaña ni pararon definitivamente. mañana, ni después de mañana, ¡en todo el futuro! El tiempo solamente Daniel y Eurídice, los protago- regresa con el recuerdo» (2004: 207). nistas de esta historia de amor, se En ese sentido, el recorrido de equiparan a la pareja mítica de Orfeo los personajes está marcado por la y Eurídice: búsqueda. El recuerdo del otro ama- Aunque ya pálidos por el amanecer, do se vuelve para los personajes un los ojos del cerco eléctrico siguen ar- tratar de encontrar la imagen que diendo como brasas. Me hieren como los ojos del perro de tres cabezas al pueda salvarlos de la certidumbre del que –como Orfeo– he logrado ador- acabamiento y el final existencial. Se mecer… pero, ¿esto ha valido la

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pena?... Eurídice, te he extraído del Julián Pérez. Retablo. Lima: Uni- olvido y te he conducido hasta las puer- versidad Nacional Federico Villa- tas donde la realidad tiene sus impla- cables guardianes. Allí te has desva- rreal / Editorial Universitaria, necido, para seguir siendo Eurídice 2004. por la eternidad. Seguirás habitando los Campos Elíseos y no podrás ven- Para cierta prensa como para cer ni al tiempo, ni a la distancia, ni al muchos políticos, tocar el tema de la olvido. Te has vuelto a quedar sepul- guerra interna tratando de entender tada, para seguir avivando las llamas las razones históricas que llevaron del mito. Te quedarás por la eterni- dad de los asfódelos ( 2004: 207). al desenlace de esta lucha sangrien- ta es sinónimo de terrorismo. Por Daniel trata de sumergirse en eso, Retablo de Julián Pérez, Pre- el infierno del olvido para encontrar mio Nacional de Novela Federico a su amada y llevarla de vuelta con- Villarreal 2003, es una mirada pro- sigo, rescatando no solo el amor sino funda y estremecedora del sufri- también la imagen idílica de un mun- miento de los pobladores de do perdido ha muchos años. Pero, Ayacucho durante esos años sin el como en el mito, el regreso de la maniqueísmo ni la satanización de los muerte es imposible y lo que queda protagonistas de uno y otro bando. al final es la sensación de impoten- Recuérdese cómo una facción cia y fracaso. Al final la muerte ab- retardaria de un partido político con sorbe todo y la vida es solo un deve- rabo de paja tildó de comunistas a nir imposible de detener. Por ello, los los comisionados de la CVR y se opu- monólogos de ambos personajes ter- so en Ayacucho a las audiencias pú- minan en el silencio cuando Daniel blicas. Es cierto que las heridas aún calla y abandona definitivamente su permanecen abiertas, pero cómo ce- casa para hundirse en la noche mien- rrar los ojos ante la verdad, que brota tras Eurídice, entrando en el reino gracias a la indagación e investiga- de la muerte, le pide a su imagen fan- ción de los hechos, aunque también tasmal sus manos. del arte novelesco. La historia de Esta última entrega novelística Occidente le debe a los poemas del autor huarasino hace de una his- homéricos una base sólida para co- toria de amor una indagación de las nocer el pasado de los antiguos grie- tensiones sociales que entrecruzan gos, ya que Heródoto, considerado nuestro mundo andino, superando las el primer historiador, nacería mu- tradicionales oposiciones entre lite- chos años después en el siglo V a.C., ratura del campo y literatura de la aunque el mismo Heródoto fue con- ciudad, intentando integrar a este siderado un gran narrador. examen múltiples dimensiones: lo his- En Retablo de Julián Pérez nos tórico, lo personal, lo lírico, lo mítico, enteramos de cómo se va instalando etc. (Jorge Goodridge La Rosa). el miedo en la gente durante ese

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período crítico en el Perú, cómo se clavo de olor como se estila en vivió la paranoia diaria en las comu- Pumaruna, mientras preparan el nidades andinas, a la vez que se in- mondongo mañanero. sinúa la relación causa efecto entre «En Chunchu, luego de exten- la rebelión armada y la injusticia so- der el agua de riego en todos los cial, pues los «uquis-notables» y los pampones de alfalfar en brote, me «indios-chutos» ya se habían decla- tiraba de panza a la sombra de los rado la guerra desde tiempos enormes Picus, enormes y coposos inmemoriales, ya sea por la tenen- árboles que daban amplias sombras cia de las tierras, el odio de clases o en redondo». Con estas palabras por el desprecio interracial. evoca Manuel Jesús su infancia en La novela no es lineal, está las alturas de Ayacucho. Hombre estructurada en base a relatos alter- escéptico en materia de religión que nados e interpolaciones. Dos profe- se define a sí mismo como un varón sores universitarios Manuel Jesús de edad y sin tiempo. El lector va y Antonio Fernández llegan a Puma- conociendo progresivamente los ranra, un pueblo en las alturas de motivos de su gran depresión rela- Víctor Fajardo, en distintas épocas cionados con los avatares de la lu- y por distintos motivos. Uno lleva a cha armada: muerte del hermano cuestas una gran desazón espiritual mayor en la clandestinidad, su divor- y el otro oculta su verdadera identi- cio, la partida de su hija rumbo a dad e intenciones políticas presen- Miami para reunirse con su madre. tándose ante los comuneros como un Por todo ello, Manuel Jesús es un falso alfabetizador. hombre psicológicamente quebrado La primera historia empieza en que busca la tumba del Grimaldo esta época con la reflexiones íntimas como una meta, Grimaldo, el ausen- de Manuel Jesús durante su viaje de te fundamental, el esencial. Lima a Ayacucho, y desde el inicio el El punto de partida de la segun- tono de la novela confesional y nos- da historia es el arribo de Antonio tálgico es premonitorio: luego de 30 Fernández a Pumaranra, suerte de años de estadía en Lima, Manuel Je- profeta maligno quien traerá la des- sús Medina Huarcaya, el narrador gracia al pueblo años después. Se protagonista, retorna a Pumaruna, su trata un profesor universitario alto pueblo natal, a finales de diciembre, y de piel clara, que «camina de pue- a una atmósfera límpida no contami- blo en pueblo en busca de sabiduría» nada donde «todo aparece como si y abraza un sueño utópico : «hacer acabaran de lavarlo». Mañuco Chiwa- prevalecer el reino de la libertad so- co regresa deprimido para cumplir bre el reino de la necesidad». 50 años, la madre y la hermana lo re- ciben con una copa de aguardiente de En Retablo estamos ante un na- caña quemando en azúcar, canela y rrador nada misógino ni puritano.

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Los personajes femeninos son vigo- cuerda la de los nombres de perso- rosos: Escola, la madre es una mu- najes rusos en Platónov, Bulgákov, jer sabia, de carácter, que cree en el Chéjov. conocimiento. De ella –que «nunca En materia erótica Manuel Je- tuvo la oportunidad de leer un li- sús marca distancia entre él y su le- bro»– nos dice el narrador que es gendario hermano mayor por su tra- una «mujer andina de alto pensa- to a las mujeres, a las que Grimaldo miento pero de bajo destino». Frase abandonaba «luego de aprovechar- proverbial que sintetiza el fátum -si se la carne y botarlas como si se tra- se puede llamar así- de muchas ge- tasen de huesos y nada más». Una neraciones de mujeres y hombres peruanos al margen de la cultura desilusión amorosa de Grimaldo in- oficial y el Estado de bienestar. cluso inspira una de las frases más sexistas del libro: «las mujeres son En el libro hay pasajes cuyo tono para culearlas». En cambio, el mítico nos recuerdan la voz colecti- reencuentro de Manuel Jesús en el va en los retablos de Toni Morrison: carnaval con sus antiguas amantes Mama Auli, por ejemplo, la tía abuela logra reanimar su esperanza e ins- es una especie de «bardo» que na- pira pasajes eróticos memorables. rra la épica de la familia Medina y la historia del pueblo, urdida en torno Pero la angustia de Mañuco a la adversidad y el abuso de los po- Chiwaco trasciende incluso el dra- derosos contra los débiles. ma personal, tiene sus raíces en un desencuentro cultural. Si la ciudad Llama la atención en este bella de Huamanga fue para el Grimaldo e intensa novela, el enfoque erótico escolar «un gran animal de sueños con relación a la mujer como parte de pesadilla presto a clavarle las zar- esencial de la vida misma, no sólo un pas», Lima es vista por el narrador punto de vista de género políticamen- protagonista como un «mundo am- te correcto, desmintiendo así la vi- biguo de falacias y quimeras» o una sión hierática que se tiene de las per- «ciudad carcinómica llamada la Ca- sonas de la sierra. Por el contrario, pital». la ternura y el calor de los afectos se perciben gratamente en la forma Acorde con la tendencia de cierta de relacionarse entre aldeanos y fo- literatura posmoderna es el énfasis rasteros, en el trato interfamiliar, en puesto en las costumbres culinarias: la manera de llamarse a sí mismos el picante de atajos que venden las con desinencias cariñosas, como «mamitas lugareñas» a los viajeros, Machi, Machica (Marina) o Grima- el waqaycholo reconstituyente para cha (Grimaldo), Efrencha (Efrén) o los enfermizos y un sin fin de pota- las terminaciones de algunos sustan- jes, los crocantes wawas, el pan tivos. «Ay, vida, vidallay», joven, chapla, que representa el rostro de «jovenllay», cuya musicalidad re- Jesús.

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Destacan, asimismo, el enfoque venedizo ni un improvisadoen este calidoscópico: las acciones de los aspecto. Ha recorrido los caminos personajes son vistas desde varios del Perú aprendiendo los sonidos de ángulos y en distintos momentos, y las palabras que ha ido tejiendo como la riqueza del lenguaje, cuyas cons- orfebre en sus libros. Además, es un trucciones coloquiales tienen la in- escritor con un buen corazón, un fluencia del quechua y de formas alma buena que habita su cuerpo de arcaicas del castellano. artista popular andino, sincero y Narrar esta historia ambientada auténtico. Por todo ello lo aprecia- en las alturas de Ayacucho exige un mos y admiramos, lo sentimos nues- conocimiento del lugar que no se tro y cercano. En tal sentido he es- puede aprender de los diccionarios: crito gustoso esta reseña de la ter- no se trata sólo de nombrar la abun- cera edición de su novela Rosa Cu- dante y variada vegetación (quebra- chillo porque cuando un laykha ami- da de lambras, kiswares, eucaliptos, go te pide algo tienes que hacerlo y chachacomos, molles), es haber sa- él sabe que no es por miedo, ni te- boreado de niño el pan chapla de tri- mor sino por amistad y cariño. go, el mondongo de madrugada y es Sin embargo, este rito de la re- haber soñado en los caminos cuando seña de un libro nos exige cierta for- adolescente sentado sobre montones malidad, ciertos requisitos. Más aún de chala. (Carmen Ollé) cuando uno pertenece al mundo aca- démico y debe decir cosas serias o aparentemente complicadas para Óscar Colchado. Rosa cuchillo. 3ª impresionar a los futuros lectores, ed. Lima: Universidad Nacional pues algunas personas creen que si Federico Villarreal / Editorial no leen esas frases complejas y tér- Universitaria, 2005. minos difíciles en el comentario de Óscar Colchado posee la apa- un libro eso obedece a que el texto riencia humana pero en realidad es en cuestión no es tan importante, tan un laykha, un brujo andino, un he- valioso. En otras oportunidades he chicero. Para poseer esa condición dicho y escrito de la obra de en el mundo andino se necesitan dos Colchado que pertenece con mérito grandes cualidades: poseer una des- propio a una nueva vertiente de la treza diabla y ser una buena perso- narrativa peruana que, sobre la base na. Lo primero implica una habili- de nuestra tradición cultural autóc- dad casi mágica en su oficio, un gran tona, retoma la búsqueda de una mo- conocimiento de las cosas y las pala- dernidad otra, distinta, alternativa. bras, de las hierbas buenas y malas, Esta proto literatura nacional, tran- de la huira huira escorzonera, del sita por los espacios y recursos occi- mal de ojos, saber curar el susto y dentales para, apropiándose de ellos, saber asustar, etc. Él no es un ad- apostar por un horizonte de integra-

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ción simbólica sostenido en una es- cuestionar los saberes funcionales, critura utópica que avizora un mun- discretos y autocomplacientes que do nuevo, una forma de vida que po- pretenden, quizá sin saberlo, dría ser. A esta tendencia que proce- burocratizar la vida y el conocimien- sa la crisis histórica de la escritura to, la escritura y el saber, las posibi- occidental desde el núcleo esencial lidades de acceso a lo que intuimos indígena de nuestro proceso cultural pero no sabemos decir. Óscar la denominé, en 1991, una literatura Colchado por lo señalado es un es- andina en formación. Esta reseña de critor de éxodo, un migrante que presentación será motivo para reite- junto con otros –José María Argue- rar mis antiguos argumentos e inten- das, Edgardo Rivera Martínez, An- tar otros nuevos gracias a las reflexio- tonio Gálvez Ronceros, etc.– cami- nes que me ha suscitado la relectura na por diversos parajes intentando de Rosa Cuchillo. salvar a la escritura de su crisis y La escritura en formaciones so- estancamiento. ciales como la peruana siempre ha Si uno intenta ubicar a Rosa sido un ejercicio de riesgo. Sobre Cuchillo en la tradición narrativa todo para los escritores que integran peruana la respuesta más elemental, esta vertiente andina emergente en pero equivocada, es relacionarla con nuestra tradición. Para ellos conti- el indigenismo. Dicha corriente nuar con su compromiso con la es- como esquema clasificatorio deviene critura literaria ha sido una migra- en demasiado superficial e insufi- ción por ámbitos extraños y diferen- ciente para ayudarnos en la com- tes, un éxodo constante para evitar prensión global del texto o, para las tentaciones del totalitarismo o la decirlo en términos de lo establecido violencia. Al respecto, ha dicho por Tomás Escajadillo como marco Michel Serres que atreverse a pen- conceptual propio de dicho movimien- sar y crear exige, en la actualidad, to, ¿qué reivindica la novela de más un éxodo que un método. Éxo- Colchado? Obviamente no es la con- do por diferentes disciplinas y prác- dición de explotación y marginalidad ticas que ya no pueden valer negán- del campesinado andino ni las luchas dose mutuamente la existencia en- por la tierra, aunque puede estable- tre unas y otras. Migración para cerse una cierta vinculación no exclu- comprender la complejidad de lo que siva con esa historia económico-so- bulle y que pide, sin paliativos, sa- cial. La obra implica mucho más que ber perderse para poder, finalmen- una simple escritura de denuncia o te, encontrar un sendero en el que una postura comprometida con la si- intentar más que llegar a una ver- tuación del indio o campesino. Cree- dad, transitar un camino de posibili- mos que se vincula con un sector es- dades comprensivas. Éxodo y mi- pecífico del proceso de la novela pe- gración finalmente para atreverse a ruana y latinoamericana, no necesa-

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riamente con una corriente general. clave para ello la hallamos en las pri- Precisamente se inscribe en aquella meras páginas de la misma cuando parte más radicalmente innovadora la protagonista guiada por Wayra, un de dicha escritura ética que siendo perrito negro, se encuentra con otro heredera de la tradición se escapa o personaje: rebasa la misma porque apuesta o Entonces miré hacia donde me indi- apunta hacia algo diferente. Escritu- caba y vi que del alto de la montaña ra de la utopía ligada a la obra de Juan bajaba una llama de dos cabezas bai- Rulfo y José María Arguedas. lando al compás de la música que to- caba en su violín un hombre que ve- El tiempo pasado, presente y nía detrás ataviado con poncho, som- futuro que se conjuga en Rulfo como brero y llanques. espacio simbólico que permite escu- – Ese espíritu –me dijo Wayra refirién- char las voces de los muertos que dose al hombre– no es de muerto. Es vienen de una antigua cultural azte- el alma de alguna persona viva que ca o maya, en donde la muerte cons- está por morirse. No temas, no nos hará tituye un núcleo capital de su daño, menos aún el monstruo que está cosmovisión, tiende lazos con la obra dominado por la música». de Colchado. Esta se nutre de otra En esta escena nos pregunta- gran cultura lejana y actual: la mos, ¿cuál es el mundo donde trans- andina. A través de la palabra de curre el periplo de Rosa? La res- José María Arguedas que en El zo- puesta la encontramos nuevamente rro de arriba y el zorro de abajo unas cuantas líneas más adelante: supo integrar a la escritura litera- – Me había perdido de camino –dijo–, ria los mundos que pueblan el ima- pero ya sé que yéndome por acá llegaré ginario andino con su riqueza y den- al Wañuy Mayu, y de allí al mundo de sidad mítica. Los diarios, el relato los vivos, donde me espera mi cuerpo de Chimbote y el diálogo de zorros para despedirme. Pronto estaré de alimentan a Rosa Cuchillo pero no vuelta por estos lugares, sólo que entonces quizá sin mi instrumento. la explican ni agotan, porque en este libro el tono arguediano –doliente, Y miró su violín, su hermoso violín. confrontacional, premonitorio– que – ¿De dónde eres, buen hombre? –le permite dar cuenta del mundo occi- preguntó Wayra. dental desde lo andino se transfor- – De Ayrabamba –dijo–, una hacien- ma en algo diferente, que tiende ha- da de Ayacucho. cia una mirada sintética e integra- – Conozco esa hacienda –dije–. Sé que dora inédita y lamentablemente mi- hace tiempo los compañeros la incen- noritaria en nuestra escritura lite- diaron y dinamitaron varias máquinas. raria. – Sí –dijo el hombre–, aunque esa vez Para aclarar la afirmación ante- yo estuve ausente. Me contrataron para tocar en Occobamba, por rior, debemos descifrar la compleja Andahuaylas. Ahora estoy en manos estructura de sentido de la obra. La de los sinchis acusado de terrorista.

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Han dicho que hoy en la madrugada capital, incluso antes que la del tiem- me matarán y quemarán mis restos... po. Pero estos espacios o esferas no Estamos ante la cosmovisión son neutros sino animados y vividos; andina actuante donde los espacios son unos receptáculos donde esta- se multiplican y dividen sin dejar de mos inmersos inevitablemente. No ser simultáneos: el mundo de arri- hay vida sin esferas. Necesitamos ba, de abajo y el actual. Las almas espacios o esferas como el aire para de las personas vivas que están por respirar; nos han sido dados con la morirse ingresan como espíritus a voz, la vista, el tacto; surgen siem- los otros mundos y así participan de pre de nuevo donde hay seres hu- una serie de sucesos donde la bon- manos juntos y se extienden desde dad y la maldad, lo divino y lo huma- lo íntimo hasta lo cósmico, pasando no, el dolor y la felicidad, lo humano por lo global. y lo inhumano, lo monstruoso y lo Pero no todo es armonía entre bello, se integran constituyendo un las esferas o espacios, aparecen con- espacio regido por lo colectivo, lo flictos, crisis y catástrofes en el gregario, la comunidad. Ya no se tra- tránsito de una esfera a otra, de un ta de un mundo que interpela a otro espacio a otro. La fecundidad y ca- sino de una integración donde todos pacidad de un individuo o de una cul- podemos ser runas y dioses, buenos o tura se mide por su capacidad para malos. Donde siempre de la mano de transitar de un espacio a otro, de una los demás o de nosotros mismos tene- esfera pequeña a otra mayor. Este mos otras oportunidades, porque es- es el gran tema de la reflexión de tamos finalmente comprometidos en Sloterdijk y muchos de sus hallaz- nuestra condición cercana con lo plu- gos se hubieran ampliado en reso- ral y diverso. Todas las sangres nancia o tal vez intensificado si este arguedianas se han convertido en to- autor no fuera alemán sino peruano. das las voces en un espacio abarcador En el mundo andino toda esa re- y simbólico. Punto que nos permite flexión ya está encarnada en una vi- recordar a un importante crítico. sión que nutre su devenir. El gran pensador Peter Sloterdijk Eso no significa que el pensa- ha llamado la atención en sus escri- miento crítico de Sloterdijk no ten- tos sobre lo cercano que la filosofía ga relevancia para lo que estamos occidental ha obviado o pasado por comentando. Una idea crucial de su alto: el espacio vivido y vivenciado. reflexión nos ayuda a comprender la Los seres humanos vivimos en y des- producción de sentido de Rosa Cu- de espacios, esferas, atmósferas –el chillo. Al realizar una arqueología de gran semiólogo soviético Lotman di- los niveles emocionales profundos ría semiosferas– que son la base pri- que están involucrados en las esfe- maria de nuestro existir. La expe- ras o espacios vitales del ser huma- riencia del espacio es la experiencia no nuestro pensador se remite a la

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primera esfera en la que estamos Es en este juego de sucesos y inmersos: la clausura en la madre. roles donde, como Liborio o Rosa, Pertenece al drama de la vida el que somos runas y dioses al mismo tiem- siempre haya que abandonar espa- po, capaces de sentimientos buenos cios animados, en los que uno está y acciones malas, y donde lo oscuro, inmerso, sin saber si se va a encon- lo horrible o el mal se puede transfe- trar en los nuevos un recambio ha- rir o alterar. Así en Rosa Cuchillo bitable. El primer acto del drama surge, de la mano de la cultura sucede con el nacimiento pero a par- andina, como gran emblema simbóli- tir de ahí se suceden numerosas rup- co esa coexistencia integradora de un turas y tránsitos. La importancia de nuevo horizonte cultural. El mensa- este primer momento radica en que je es claro: el más malo asesino o te- cuando flotábamos en el líquido rrorista tiene su parte humana que amniótico, en el espacio interior acús- lo hace divino y aquella persona que tico, en la escucha fetal se establece parece dios por lo buena o benefacto- el primer y fundamental vínculo cu- ra también es humana y tiene ángu- yas resonancias no desaparecen los que hace sufrir. La vida es eso: cuando comenzamos a establecernos aceptarnos en nuestras deficiencias. como sujetos: la coexistencia prece- Tal vez aquí radica la gran distancia de a la existencia. Punto capital que entre la visión mítico-religiosa andina impone una visión radicalmente di- de la de otras regiones y tal vez si ferente de nuestra identidad y natu- Sloterdijk hubiera leído Rosa Cuchi- raleza, somos antes que un ego o un llo habría ampliado su reflexión. conflicto, una dualidad y un diálogo. Claro que queda el interrogante A partir de esta perspectiva sobre el mundo en que transcurre el innovadora, vivir significa dejarse viaje de Cavillaca. La respuesta es implicar en las pasiones y obsesiones simple y compleja: en el kaypacha , de esa coexistencia. Por encima del en el mundo de acá que es donde si- egoísmo y la confrontación, de la lu- multáneamente conviven los otros cha instrumental y aislada, lo colecti- mundos y ello es posible porque cons- vo y comunitario se alza como una tituye un espacio medial que en el dimensión propia de lo humano, a caso de Óscar Colchado nos lleva a la partir de esa convivencia o coexisten- escritura. A través de la escritura de cia original que ha forjado nuestro la utopía de Rosa Cuchillo el mundo propio ser. A partir de esta eviden- andino ha procesado las dos décadas cia, se suceden estados y situaciones de crisis y violencia y eso varios años que pueden conducirnos alternativas antes de que el Informe de la Comi- a etapas de soledad y silencio entre sión de la Verdad y Reconciliación fases gregarias y dialogantes, mas emitiera su texto. siempre nuestra última y más pro- Todo lo anterior nos permite funda raíz es comunitaria. afirmar que se ha podido transitar

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de la utopía de la escritura que acom- ban envidiosas y celosas, fue que de- pañó a los hombres y mujeres cidí retirarme del pueblo e irme a vi- andinos durante siglos a la escritu- vir a nuestra choza de la jalca, mamita, donde me dediqué al pastoreo de ra de la utopía que como propuesta nuestras ovejas y al de algunas per- puede integrar bajo un mismo ima- sonas que me encargaron a cambio ginario a nuestra formación social. de alimentos. Allí vivía yo, sólo acom- Superados Huamán Poma, Churata pañada de nuestros perros. En las y los miles de sujetos andinos que noches dormía con un cuchillo al al- cance de mi mano, bien plantado en aspiraron apropiarse de la escritu- al centro de una cruz dibujada en el ra para defender el mundo sojuzga- suelo, tal como una vez escuché decir do y doliente de los de abajo, vemos que eso era bueno para espantar a los como emerge paulatinamente a tra- malos espíritus. vés de la escritura de la utopía de la – También a las malas intenciones de literatura un espacio de transición o los hombres, hija. mediación donde avizoramos el na- – Sí, justamente. Como usted dice, cimiento de una literatura genuina- mamita, no sólo me sirvió para ahu- mente nacional. Una literatura que yentar a los espíritus malos, sino tam- forma parte constitutiva de la forma- bién para contener a los hombres que varias veces intentaron abusarme, ción de una nacionalidad que respete como el Lorenzo Taipe, hombre casa- nuestras diferencias y que haga de do, con cuatro hijos, a quien puse el ellas un factor para imaginar formas puñal en el pecho haciéndolo retroce- de vida más humanas y libres. Todo der acobardado cuando ya estaba ello porque se ha pasado, gracias a la entrando en la choza. O al Pajla Bolo, hijo de un pudiente de Ocros, a quien escritura estética, del uso de la puse el cuchillo en la garganta cuan- literacidad al uso de la literatura. do una vez hallándome sola en el cam- De ahí la gran importancia que po pretendió subirme a la fuerza a su caballo. Desde entonces, los hombres concedo a una obra como «Rosa Cu- me miraban con una mezcla de temor, chillo», que entre sus múltiples mé- admiración y respeto. La gente dejó ritos tiene el imponer en una tradi- de llamarme Rosa Wanka para nom- ción occidental patriarcal y machis- brarme con el mote de Rosa Cuchillo. ta una mujer como personaje repre- Cuántas mujeres en el Perú son sentativo. Recordemos, para finali- rosas cuchillos o han debido ser para zar, su origen: evitar ser violadas, agredidas, vio- Entonces le referí que luego que ella lentadas, abusadas. O simplemente y mi taita se murieron en el terremoto no han podido evitar tanta injusticia, de ese año, yo, que empezaba a ha- salvo que hubieran sido diosas, cerme señorita, viendo que los jóve- cavillacas, deidades tutelares encar- nes y hasta los hombres adultos me perseguían, enamorándome aquéllos nadas en la tierra. Salvo que todos y ofreciendo dejar a sus mujeres y vivamos y convivamos con nuestras casarse conmigo éstos, y siendo cons- partes monstruosas y divinas, acep- ciente de que las mujeres me mira- temos el mal que podemos poseer y

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colectivamente, bajo la coexistencia bargo, tras la lectura de este libro y que precede nuestra existencia, a la luz de sus trabajos anteriores, aprendamos a convivir y desterre- creemos advertir como una preva- mos la violencia, el sufrimiento, la lencia, la vocación de amante de la injusticia. Es decir, demos un giro literatura. En efecto, esta aprecia- al mundo, logremos un pachacuti, un ción nuestra se afirma si revisamos sismo donde finalmente logremos la bibliografía crítica de Iván compartir en paz, respetando nues- Rodríguez Chávez; es autor de su- tras diferencias. Esa es la utopía, el gestivos estudios sobre la poesía de canto de lo que podría ser, de la vida Vallejo; y sobre textos de Manuel que podemos vivir, que la escritura González Prada, Ricardo Palma y literaria de brujos, hechiceros, au- Ciro Alegría. ténticos y buenos como Óscar Literatura y Derecho es un li- Colchado, anticipa y pregona. Sea bro construido en estilo inteligible, pues para él nuestro homenaje y tanto para el iniciado como para el pago, por entregarnos esta tercera lego, estilo que seguramente es re- edición de su Rosa Cuchillo. ( Mi- sultado de un quehacer y un hábito guel Ángel Huamán). de escritura didáctica. En ese estilo permeable y sin mayores pretensio- Iván Rodríguez Chávez. Literatu- nes, no obstante, hay en el libro un ra y Derecho. Prólogo de Estuardo alarde espontáneo de erudición y un Núñez. 2da. edición corregida y acucioso sentido analítico. Al propio aumentada. Lima: Universidad tiempo, por el camino metodológico Ricardo Palma / Editorial Univer- de la intertextualidad deviene valio- sitaria, 2003. so documento que aporta al estudio El autor, don Iván Rodríguez del derecho comparado, no menos interesante y valioso que la indaga- Chávez, es doctor en Educación y ción estética en los textos literarios. abogado. En mérito a su notable pro- fesión de la docencia, hoy es Rector Ésta, creemos, es la finalidad pri- mordial que anima el presente tra- de la Universidad Ricardo Palma y bajo del maestro Rodríguez; tanto Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores. más que se trata de textos y autores diversos en el tiempo, en el género y Precisamente en este libro es- en el estilo. Ellos son el Ollantay, tán puestas de manifiesto tres «Don Dimas de la Tijereta» de Pal- destacables vocaciones suyas: la ma, cuatro poemas de Vallejo (uno educación, el derecho y la literatu- por cada uno de sus poemarios: Los ra. De ellas ha hecho una unidad que heraldos negros, Trilce, Poemas evidentemente tiene que ver con su humanos y España, aparte de mí ejercicio de la docencia, sin desme- este cáliz) y El mundo es ancho y dro de ninguna de las tres. Sin em- ajeno de Ciro Alegría.

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En cada uno de los textos, Iván sos planos y voces en la orquestación Rodríguez ha planteado preguntas y textual; la predilección por el mon- encontrado respuestas respecto a taje de connotaciones cinematográ- distintos aspectos del derecho y de ficas, visible en el caligrama de la norma jurídica, en diversos con- Guillaume Apollinaire, donde la dis- textos y desde distintos puntos de posición de los versos en el espacio vista. No rebaja con ello el discurso de la página es medular; el modelo literario a la categoría ancilar. Pero de un discurso entrecortado con in- sí, en cambio, descubre las distintas terrupciones y enlaces imprevistos, aristas inherentes al texto poético o pues la concatenación abrupta de narrativo. El carácter testimonial de imágenes oníricas constituye un des- éstos, no deja de lado el valor poéti- vío de la norma convencional; la frag- co esencial de dichos textos. Mérito mentación del discurso, ya que el poe- del tratamiento que Rodríguez ha ma vanguardista constituye una es- dado a cada uno de estos estudios. pecie de rompecabezas, cuya cohe- El maestro Estuardo Núñez, en el rencia debe ser construida por el lec- prólogo, ha sintetizado con acierto tor; el trabajo estético-formal que esa simbiosis de lo jurídico y lo lite- destruye en cierta forma la idea de rario en la obra de Iván Rodríguez: representación, porque las palabras «Este libro, que es una recopi- por sí mismas son las auténticas pro- lación de ensayos escritos en dife- tagonistas del poema; la autocrítica rentes circunstancias, cumple una del arte como testimonio de que el ras- finalidad esclarecedora de valores go esencial de la literatura moderna literarios y jurídicos representati- es la crítica; y el papel de lo lúdico como vos de nuestra realidad cultural, an- cuestionador de la racionalidad moder- tes de confrontarla con las nuevas na, puesto que el juego es un poderoso corrientes que han de surgir en el instrumento de conocimiento. futuro.» (Hernán Núñez Tapia). El vanguardismo se constituye como una crítica radical de la racio- nalidad positivista del siglo XIX. Sergio Vergara. Vanguardia lite- Comte y sus seguidores habían to- raria. Ruptura y restauración en mado como punto de partida del co- los años 30. Concepción: Ediciones nocimiento a la observación de los Universidad de Concepción, 1994. fenómenos físicos, idea que los con- El vanguardismo es un conjunto ducía a la inducción como método de escuelas literarias que comienza científico por antonomasia. La con- a manifestarse antes de la Primera cepción positivista subrayaba el ca- Guerra Mundial y cuyas caracterís- rácter lineal de la historia y el sur- ticas fundamentales son las siguien- gimiento de una racionalidad que se tes: el simultaneísmo discursivo, que enfrentaba al fenómeno literario, se revela en la articulación de diver- provista de conceptos como clima,

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temperamento y medio ambiente, Se trataba de la confrontación entre la categorías tomadas de las ciencias literatura de arraigo nacional, que des- naturales. cribía, con apego a la realidad, carac- teres y paisajes del país y una literatu- El vanguardismo, a diferencia ra que proclamaba la liberación de ese de la teoría positivista, subrayó la sometimiento al ambiente, entendido función del azar en el proceso de entonces como sometimiento de rusti- cidad, flolklorismo (: 36). conocimiento y puso de relieve lo lúdico, asociado al inconsciente, El segundo capítulo está dedi- como una fuente valiosa de experien- cado al estudio del Runrunismo, que cias para propugnar no sólo la dis- representó en los años veinte, una continuidad, la ruptura, sino también crítica del lenguaje y de los procedi- la fragmentación del discurso y la mientos estéticos tradicionales. crisis de la categoría de unidad. Vergara remarca que no existe un estudio riguroso en torno a la espe- Sergio Vergara (1958) obtuvo su cificidad del grupo runrunista en el doctorado en literatura en la Univer- contexto de la vanguardia chilena: «el sidad de Hamburgo con el libro que Runrunismo apela al juego, a la risa, motiva esta reseña: Vanguardia li- y extrae sus materiales de la situa- teraria: ruptura y restauración en ción contextual inmediata» (: 67). los años 30. Se trata de un estudio Ello evidencia cómo dicho grupo li- muy bien documentado y riguroso terario hace una crítica del paradig- del proceso de desarrollo de la van- ma positivista que tenía un fe ciega guardia chilena en la tercera década en la exactitud del conocimiento del siglo XX, poniendo de relieve el científico. problema de la recepción de la críti- ca literaria periodística y otros do- En el tercero, el autor realiza un cumentos que ilustran el cambio de análisis de las siguientes revistas horizonte de expectativas en esos vanguardistas vinculadas a Vicente años tan importantes para la reno- Huidobro: Vital, ombligo, Pro, To- vación de la literatura hispanoame- tal y Primero de Mayo. Allí se ob- ricana. serva una evolución: desde un mate- rial únicamente literario hasta llegar El texto está compuesto por nue- a la conclusión de una postura polí- ve capítulos. En el primero se trata tica en los años treinta. Es decir, de realizar una caracterización del Vital se movía en un ámbito casi contexto histórico-social y del litera- puramente estético; en cambio, Pri- rio con el fin de precisar las particu- mero de Mayo revelaba la asimila- laridades más saltantes de la litera- ción de algunos componentes del tura vanguardista. Vergara aborda los pensamiento marxista. primeros intentos de los grupos de vanguardia y analiza la oposición en- En el cuarto, el autor enfatiza la tre el criollismoy el imaginismo: recepción periodística de las obras

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de Neruda publicada en los años chilena; asimismo, realiza un balan- treinta. Resulta pertinente recordar ce de lo que significó el vanguardismo que la publicación de Residencia en como opción renovadora frente al la tierra (1933) constituye un hito criollismo, sin embargo, insoslayable en el ámbito de la lite- La vanguardia no llega a constituirse ratura hispanoamericana. Por eso, en una visión del mundo que diera Vergara procura reconstruir el ho- cuenta del estado de cosas del país y rizonte de expectativas de la época así, la provocación vanguardista es y, después de un análisis minucioso recepcionada, por decirlo así, en se- de la recepción de la obra nerudiana, gundo grado, después que había teni- do lugar en el centro de producción concluye afirmando que los lectores metropolitano, esto llevaba necesaria- esperaban una poesía moderna, re- mente a dos posibilidades: adopción novadora, no hermética, destinada a pasiva y en tanto tal repetitiva o re- un público amplio. Se trata de la de- cepción crítica de su postulados (: 256). manda de humanizar el arte y la li- Vanguardia literaria, ruptura y teratura con el fin de que la poesía restauración en los años 30 es un li- se ligue fuertemente con el hombre bro de obligada consulta para cono- real y la problemática de la sociedad cer cómo fue recepcionada la produc- moderna. ción vanguardista chilena en la ter- En el quinto, sexto y séptimo ca- cera década del siglo XX. Se trata pítulos se abordan la Antología de la de un estudio riguroso, muy bien poesía chilena (de Eduardo Anguita documentado y de índole interdisci- y Volodia Teitelboim), las publicacio- plinaria. Por eso, el lector percibe, nes Revista nueva, Rumbo, Aurora de modo inequívoco, que se encuen- de , y el desarrollo del grupo tra ante un texto escrito por un ex- surrealista Mandrágora. En efecto, perto en el tema. ( Camilo Fernán- a Vergara le interesa el proceso de dez Cozman). recepción de las revistas literarias y la forma como Mandrágora se acer- có al surrealismo ortodoxo de Miguel Ángel Rodríguez Rea. La Breton. Es interesante observar literatura peruana en debate 1905- cómo el libro muestra, de manera ati- 1928. 2da. edición corregida y au- nada, el enfrentamiento entre los di- mentada. Lima: Universidad Ri- versos grupos vanguardistas y el cardo Palma / Editorial Univer- tono polémico de algunas propuestas sitaria, 2002. de estos últimos. Uno de los capítulos que ha sus- En el octavo y noveno capítulos, citado mayor interés y discusión en Vergara sistematiza el aporte de las la literatura peruana es el debate entrevistas y las encuestas en diarios acerca de las propuestas de defini- como La Nación para tomarle el pul- ción y caracterización de la literatu- so a los años treinta en la literatura

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ra peruana que se generó entre pen- tura. Este debate se suscitó con el vivo sadores y ensayistas en la primera interés de generar una visión cohe- mitad del siglo XX por sus rente de la realidad literaria perua- na. El aporte fundamental de este implicancias críticas y por haber debate es el planteamiento crítico de planteado una agenda de discusión los límites y posibilidades de la litera- que en su momento contribuyó a tura peruana (: 3). comprender mejor el proceso de la Rodríguez Rea puntualiza que el literatura peruana. El libro de Mi- medio a través del cual se expusieron guel Ángel Rodríguez Rea analiza un las ideas fue la tesis en la mayoría momento crucial que fue el debate de los autores estudiados (Riva que se produjo entre José de la Riva Agüero, Sánchez y Gálvez) y, en el Agüero, José Gálvez, Luis Alberto caso de Mariátegui, el artículo Sánchez y José Carlos Mariátegui. periodístico. Tal como se plantea en El libro, precedido de un signi- la Introducción, el debate surgió de ficativo prólogo de David Sobrevilla un modo implícito por cuanto en en el que explica la importancia de nuestra historia literaria no existían la crítica literaria para una adecua- hasta ese momento explicaciones da comprensión de la literatura, sobre el desarrollo de la literatura plantea en la Introducción que es peruana. necesario estudiar la literatura pe- El Capítulo I analiza las ideas ruana tomando como base la dinámica de José de la Riva Agüero expues- social y cultural propia de Hispano- tas en su tesis de Bachiller Carác- américa; de igual modo, circunscribe ter de la literatura del Perú inde- el corpus del trabajo a las ideas sos- pendiente (1905), que es el texto has- tenidas en los primeros decenios del ta cierto punto fundacional de la siglo XX. Es significativo el estu- agenda de discusiones académicas dio de esta época en la cual se desa- que giran en torno a los problemas rrolla el debate en torno a la litera- medulares de la literatura peruana. tura peruana por los alcances e La afirmación de Riva Agüero en el implicancias que tiene para la elabo- sentido de que «La literatura perua- ración de una agenda de discusiones. na forma parte de la castellana», El autor explicita el sentido del emana del hispanismo de Riva Agüe- debate: ro y engloba a los escritores en for- ma general sin destacar la particu- El debate sobre una literatura nacio- nal en el Perú, efectuada desde co- laridad, la obra y los aportes de es- mienzos del siglo hasta fines de la critores como Mariano Melgar y década del veinte, permite observar González Prada, por ejemplo. Si bien no solamente los deslindes propia- es cierto que existe una estrecha mente literarios sino también los re- relación entre la literatura española lacionados con el de un proyecto so- cial definido que dé cabida a la litera- y la literatura colonial, ello puede ser explicada por razones obvias: la de-

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pendencia respecto de la metrópoli, posición es severa: sin la imitación la imposición de los gustos, géneros de las letras españolas se perdería y estilos de la literatura hispánica en la legítima originalidad; este aspec- la literatura colonial, la imitación de to actuaría como una condición de la los autores españoles, el cultivo de formación de la tradición de la lite- la literatura en un espacio geográfi- ratura peruana. Tal como lo enfatiza co de carácter urbano como es la Rodríguez Rea, en el pensamiento costa, etc. Sin embargo, la ruptura de Riva Agüero la cultura peruana que significa la poesía de Melgar, que es una suma de influencias. Por otro tiene elementos indígenas, y el ca- lado, el carácter aristocrático de rácter contestatario y beligerante de Riva Agüero se expresa claramente González Prada, contradicen esa en la idea de que se debe formar una afirmación y no encajan en esa pers- cultura para una élite demostrando pectiva de apreciación. una clara posición de desdén por las Rodríguez Rea explica que Riva mayorías. La alternativa que emana Agüero propone la conservación del de las ideas de Riva Agüero contra- pone el modelo hispánico al america- legado de la tradición española como parte de un proyecto de proselitis- nismo literario, al cual califica de mo cultural hispanista que afirma la exotismo, y considera que es en re- lación con lo hispánico que se puede lengua y la cultura de España, lo que debe verse dentro de un progra- hablar de originalidad. ma social que conserve la unidad El Capítulo II es una revisión de étnica y cultural que emane de Es- la tesis Posibilidad de una literatura paña. Otro de los planteamientos genuinamente nacional (1915) de analizados es lo que Riva Agüero José Gálvez. Bajo la premisa de que denomina «el carácter incipiente de la literatura peruana está por crearse la literatura peruana» y que de y de que es necesario que se realicen acuerdo con las reflexiones de éste investigaciones y estudios literarios, se explicaría por ser una literatura Gálvez sostiene que la literatura «es en formación y carecer de obras de- un gran suscitador espiritual» y que finitivas. Por otro lado, el legado es- tiene el poder de forjar el alma colec- pañol se expresa a través del tiva. En Gálvez la idea de lo nacional criollismo, el cual ha sido un obstá- en la literatura conlleva una tarea de culo para la afirmación de la tradi- adaptación de lo foráneo y de su alian- ción indígena. En la perspectiva de za con lo nativo, por lo que propone Riva Agüero el criollismo deriva en «una atinada adaptación imitativa de lo superficial, lo que no puede afir- los modelos» (: 30). Gálvez considera mar una identidad cultural. que si no existe una literatura propia es porque no se ha madurado social- La imitación constituye uno de mente, por lo que alcanzar esa pleni- los aspectos medulares de la tesis de Riva Agüero y sobre este punto su tud constituye un desafío.

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Rodríguez Rea glosa las ideas nes de la literatura con el medio, la más significativas de la tesis de naturaleza y la historia» (: 43). Va- Gálvez y en ese sentido puntualiza riados elementos, como la gracia, la su noción de literatura nacional, la burla, la frivolidad, lo pintoresco, lo que debe expresar nuestra tradición risueño, lo melancólico, etc. pueden y tener la cualidad de incorporarse concurrir en la textura de lo nacio- al «sentido universal literario»; ade- nal, así como los distintos géneros, más de ello, resulta fundamental en ya sea la sátira, la lírica, la épica. En ella la relación entre el hombre y el perspectiva lo nacional habría de medio y el valor del legado indígena. expresarse en Valdelomar. La originalidad para Gálvez se rela- ciona con el desarrollo del pensa- Las ideas que desarrolla Luis miento nacional, el cual es crucial Alberto Sánchez en su tesis Noso- tros: ensayo sobre una literatura por cuanto una literatura propia se alcanza en la medida en que se ha nacional (1920) son estudiadas por forjado una reflexión y una concien- Rodríguez Rea en el Capítulo III cia nacional. Un elemento esencial del libro. En esta sección se explica para definir la originalidad lo cons- los planteamientos de Sánchez acer- tituye el tratamiento de los motivos ca de la imitación, la sátira y el literarios, que entronca con el folclor, criollismo, el aporte indígena, el al que Gálvez le otorga un singular quechuismo y su perspectiva sobre valor. la literatura nacional. En Sánchez, la imitación es una opción válida en Otro de los puntos que se discu- la creación, pero no en una forma te es sobre la diferencia entre poesía servil, sino mediante una adapta- de lo criollo y poesía criolla, que da ción. Sin embargo, considera que la lugar a una disquisición en torno al imitación resultó desafortunada de origen y significado de lo criollo, que parte de nuestros escritores. Sobre se puede entender como gracia, pi- este punto, Sánchez expresa su dis- cardía, ligereza y burla. Para Gálvez, tancia en relación con la tesis de Riva la literatura criolla «será la que re- Agüero en el sentido de que la imi- fleje exactamente, hasta dentro de sus tación será la base de la originalidad modismos, la vida del criollismo», de la literatura peruana, frente a lo mientras que la literatura de lo crio- cual expresa su desacuerdo toda vez llo, a la que considera nacional, «será de que no acepta que lo indígena sea la que la refleje interpretándola y un elemento exótico, de la misma for- dentro de las más duraderas y per- ma que considera viable que sí es fectas formas» (: 42). posible construir la literatura hispa- En Gálvez el proyecto de lo na- noamericana a partir de nuestra his- cional en la literatura peruana «debe toria y nuestra conciencia. Sánchez, aprovechar las vertientes que ofre- por otro lado, distingue en la imita- ce el amplio espectro de las relacio- ción lo foráneo y lo indígena, y se

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inclina por el elemento indígena para do que la originalidad es extraña en afirmar nuestra tradición, destacan- nuestras tierras. Esta síntesis se do la melancolía como el rasgo esen- explica por el hecho de que somos cial de nuestra nacionalidad literaria. un pueblo mestizo. Sánchez sostiene que ni la sáti- El ensayo El proceso de la lite- ra ni el criollismo pueden constituir ratura (1928) de José Carlos Mariá- el peruanismo literario, lo que es ex- tegui es objeto de estudio en el Ca- plicado por Rodríguez Rea en el sen- pítulo IV. Rodríguez Rea discute los tido de que esta negación «obedece aportes de Mariátegui en el análisis a una actitud que compromete un de la literatura peruana tomando acercamiento a la tradición indíge- como ejes de su estudio la supervi- na» (p. 51). El criollismo sólo refle- vencia del colonialismo en la litera- ja una parte de la idiosincrasia pe- tura, la relación entre la literatura y ruana y no ofrece una visión integral la sociedad, el valor que Mariátegui de lo nacional. De igual modo, le otorga al indigenismo y la Sánchez cuestiona la sátira porque periodización de la literatura perua- no es un elemento de rasgo mayori- na que plantea el Amauta. tario y tiene, por el contrario, un sig- no español. Aquello del «colonialismo su- pérstite» subraya el carácter depen- Sánchez afirma que existió una diente de la literatura peruana que literatura incaica y sostiene que la aún en los tiempos de la república tradición quechua puede inspirar sigue teniendo un signo español y una invalorable temática de una fe- que obedece a un colonialismo cul- cunda literatura nacional, por cuan- tural, espiritual, que trasciende lo to la literatura peruana tiene en su literario. Se trata también de estar base una presencia indígena. al margen de la realidad y de sentir Rodríguez Rea hace una atingencia una fuerte nostalgia por el pasado. a la idea de Sánchez de que la me- Mariátegui define a la literatura pe- lancolía sea un signo netamente ruana por su «irrenunciable filia- quechua y, en contraposición, de- ción española». El autor subraya: muestra que no es la actitud callada, sumisa o pasiva lo que define al hom- El colonialismo que Mariátegui advier- te en nuestra literatura, es ante todo bre del ande, sino su actitud contes- la especial inclinación del literato pe- tataria, rebelde, que se observa en ruano por imitar –o plagiar– modelos su participación en los levantamien- foráneos, como lo han hecho ver ya tos ocurridos en buena parte de extensamente Riva Agüero, Gálvez y nuestra historia. Sánchez, sin em- Sánchez (: 72). bargo, se Inclina por la concilia- Uno de los aportes sustantivos ción entre lo hispánico y lo autócto- de Mariátegui es «la relación que no como una alternativa para conce- establece entre el autor y la socie- bir la literatura nacional, arguyen- dad a la que pertenece» (: 73), lo que

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se expresa en una firme politización El Apéndice con que se cierra de sus juicios acerca de escritores el libro reúne artículos de Federico como Chocano. A partir de este en- More (De un ensayo acerca de las foque, el Amauta realiza una tarea literaturas del Perú), Carlos Doig crítica de singular valor al conjugar y Lora (Un ensayo de Luis Alberto lo ideológico y lo dialéctico en el aná- Sánchez), Clemente Palma (Notas lisis de la obra de los autores perua- de artes y letras) y Enrique nos y su propuesta de exégesis pue- Demetrio (Posibilidad de una lite- de asumirse como «una versión del ratura genuinamente nacional; espíritu creador que debe poseer la carta abierta al poeta José Gálvez), crítica para los efectos de valorar la que nos permiten conocer la recep- creación concreta de una sociedad» ción que produjeron los temas dis- (: 76). cutidos en el ámbito académico y for- marnos una idea del interés que sus- El indigenismo literario es el hito decisivo en nuestra historia li- citaron las ideas del debate en el con- teraria por sus alcances y plantea- texto de la época. mientos en la formación de una lite- El libro de Rodríguez Rea con- ratura propia y, sobre todo, por sig- tribuye a conocer el panorama críti- nificar una ruptura con la tradición co que se fue configurando en la pri- hispánica. Mariátegui vincula el mera mitad del siglo pasado y en el indigenismo con el socialismo; su que se planteó una agenda temática carácter reivindicativo se explica por que abrió las discusiones sobre la ser parte de la praxis de la teoría naturaleza, las bases, los elementos socialista. Rodríguez Rea señala: y el proceso de la literatura perua- «Es innegable el carácter nacional na. ( Nécker Salazar Mejía). de esta empresa, así como también su postulación de la versión nacio- nal de una literatura que surja de la Carlos García-Bedoya. Para una propia raíz nuestra» (: 81). Por otro periodización de la literatura pe- lado, la periodización de la literatu- ruana. 2da edición corregida y ra peruana contempla en la propues- aumentadad. Lima: Universidad ta de Mariátegui tres etapas: colo- Nacional Mayor de San Marcos / nial (el colonialismo supérstite), cos- Fondo Editorial, 2004. mopolita (la poesía de Eguren, por ejemplo) y nacional (el indigenismo). Carlos García-Bedoya es uno de Hacia una literatura nacional se debe los investigadores más rigurosos de llegar y en ese derrotero no sólo debe los últimos años y en este libro nos desempeñar un rol determinante lo ofrece una propuesta de periodi- artístico, sino que éste debe estar zación de la literatura peruana que involucrado dentro de un programa se aparta notablemente respecto de social, económico y político. otros planteamientos realizados an-

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teriormente en nuestra literatura. cribe a la idea de Beatriz González El libro se halla dividido en cuatro de hacer no una «nueva historia», capítulos y tiene una detallada cro- sino una «historia nueva», para lo nología del proceso literario perua- cual se centra en el análisis de la no en el que se hace un recuento de periodología de la literatura perua- los acontecimientos sociales e histó- na y sostiene que en este trabajo se ricos más importantes que enmarcan requiere de un esfuerzo mayor en el sucesos artísticos y literarios de que debe comprometerse un equipo gran gravitación para la historia de de investigadores que llenen los va- nuestras letras. cíos que presenta el estudio de nues- García-Bedoya explica en la In- tra literatura. troducción del libro la disímil per- El Capítulo I analiza el concep- cepción que ha tenido la historia li- to de periodo en el marco de la his- teraria en sucesivas épocas y cómo toria literaria y discute al respecto hoy se encuentra en descrédito. En las posiciones que han existido en tal sentido, urge replantear esta mi- torno a él y que en lo fundamental rada a fin de poder analizar con una obedecen a criterios empíricos. Así, perspectiva histórica el proceso de por ejemplo, lo que el autor denomi- la literatura peruana. En ese senti- na «posición naturalista ingenua», do es tarea de los estudios literarios en cuya explicación se consideraba en nuestro país contribuir con tra- que «las literaturas nacen se desa- bajos en las áreas de la teoría, la crí- rrollan y mueren, de modo semejan- tica y la historia literarias. Si bien te a cualquier organismo viviente» es cierto que existen logros signifi- (: 21). A esta consideración se aso- cativos en el campo de la crítica y cia una imagen del escritor no como trabajos parciales y divulgativos en creador sino como un medio que el campo de la teoría, el campo de la trasunta el «espíritu del pueblo». En historia, sin embargo, necesita un esta línea también se halla «el replanteamiento en razón de haber ahistoricismo metafísico», según el estado prácticamente marcada por cual el autor y su obra expresan «el el legado de Luis Alberto Sánchez. espíritu de la época». Al respecto, Líneas de trabajo de especial impor- García–Bedoya considera que no se tancia se han ido desarrollando en podría postular a priori la existen- las últimas décadas a través de los cia de un espíritu de época y que más aportes de Tomás Escajadillo y An- bien lo que se debe plantear es que tonio Cornejo Polar, por ejemplo, que «Un periodo es la resultante de fuer- están abocados al estudio del zas contrapuestas» (: 22), donde hay indigenismo. una diversidad de «espíritus» tanto en lo ideológico como en lo estético. Con el propósito de contribuir en la tarea de renovar la historia li- Otra vertiente es «la tesis teraria en el Perú, el autor se ads- nominalista extrema», que conside-

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ra «los periodos como la expresión El autor considera, a partir de de una simple nomenclatura más o los juicios de Wellek y Mukarovsky, menos arbitraria» (ibidem) y que que elementos de utilidad concep- organiza los periodos de una litera- tual y operativa para abordar el tura en función a fechas históricas, asunto de la periodización son «las siglos, etc. destacando la singulari- tensiones entre la ley de continuidad dad de las obras. Frente a ello, (o de persistencia) y la ley de cam- García-Bedoya sostiene que hay una bio» (: 26). Los planteamientos de filiación entre las obras por razones Tinianov (acerca del cambio en la li- de pertenencia a una misma tradi- teratura, la evolución literaria, las ción, como también por razones de funciones de la obra literaria, la re- conflictividad social y que las rela- lación entre la serie social y la serie ciones no siempre son armónicas. literaria) permiten comprender una relación nada mecánica entre la so- Otro de los criterios que se han propuesto para el estudio de la lite- ciedad y la literatura. Por otro lado, ratura es ordenarla a partir de los la idea de totalidad, la conjunción entre literatura, lengua e imagina- grandes periodos culturales de la humanidad (Renacimiento, Barroco, rio social con sus respectivos códi- etc.), lo que tiene el inconveniente de gos de significación, la noción de que la literatura es autónoma (no pensar en una homogeneidad o en asumir como patrón de referencia autárquica), la idea de que la litera- los criterios occidentales. El tema de tura es una forma de conocimiento vivencial, constituyen planteamien- las generaciones es, asimismo, dis- cutido y en principio no bastaría tos en los cuales el autor basará su como criterio determinante para estudio de la periodización. plantear una periodización por cuan- El Capítulo II explica las to dada la dismilitud al interior de periodizaciones que se han realiza- una generación do en el estudio de nuestra literatu- no constituye pues ningún tipo de uni- ra y analiza las propuestas de José dad orgánica, y sí una categoría de tipo Carlos Mariátegui, Luis Alberto meramente descriptiva, que puede ser Sánchez, Riva Agüero, Tamayo de utilidad para agrupar a una promo- Vargas, Porras Barrenechea y Tau- ción de escritores recientes, cuando la ro del Pino. Con relación a Mariá- proximidad entre el observador y el tegui, cuyas ideas están planteadas objeto de estudio impide percibir con claridad las varias orientaciones que co- en El proceso de la literatura (1928), existen en ese todo empírico que llama- enfatiza la idea de que no es posible mos generación (: 24). entender la literatura peruana en una La idea que plantea Wellek en el perspectiva orgánicamente nacional sentido de que la periodización debe y que, por el contrario, tiene un ses- responder a razones estrictamente go colonial, rasgo que define al pri- literarias resulta ser la más adecuada. mer periodo de la literatura perua-

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na. Luego de este periodo siguen el minismo a la afirmación nacional, periodo cosmopolita y, por último, el Del costumbrismo al romanticismo, periodo nacional. Para García Románticos, ideólogos y moder- Bedoya el esquema de Mariátegui nistas, Los contemporáneos, De una presenta las siguientes limitaciones: guerra a otra y, por último, Entre el la omisión de la literatura quechua vacío y el suceso puro. En opinión pre y poshispánica, la referencia al de García-Bedoya, soporte escrito como signo de lo li- la periodización de Sánchez se estruc- terario, «su poco aprecio del Barro- tura sobre la base de criterios co» y dadas las características de la heterogéneos (literarios, históricos o sociedad actual ya no se podría asu- meramente cronológicos), a conse- mir la oposición excluyente entre li- cuencia de su actitud empirista ante teratura cosmopolita y literatura uno de los problemas centrales de cualquier historia literaria (: 42). nacional. Los planteamientos de Mariátegui más que una propuesta La propuesta de Riva Agüero de periodización, sostiene el autor, que se halla en su tesis Carácter de pueden verse como «tendencias la literatura del Perú independien- actuantes en el proceso literario pe- te (1905) constituye el antecedente ruano» (: 39), lo que, no obstante, no que Sánchez asume, pues propone resta valor a su propuesta de análi- como etapas: la literatura colonial, la sis de la literatura peruana. época de las luchas independen- tistas, los años de la República, el Un empirismo acrítico distingue Romanticismo y la Generación ac- a las otras propuestas de periodiza- tual. En buena cuenta, como la de ción y cuyo exponente más directo Sánchez, «se caracteriza por com- es Sánchez. Desde la aparición del binar criterios históricos y literarios primer tomo de su Literatura Pe- de manera empirista» (p. 43). Es- ruana en 1928 hasta la edición de quemas semejantes se pueden en- 1975, considerada definitiva, Sán- contrar en Literatura Peruana chez está signado por una involución (1965) de Tamayo Vargas, El senti- en que privilegia lo anecdótico y lo do tradicional de la literatura pe- circunstancial y deja de lado lo so- ruana (1969) de Porras Barrene- ciológico y lo literario. Un aporte de chea y Elementos de literatura pe- Sánchez, que no puede omitirse, es ruana (1969) de Tauro del Pino. el rescate de la literatura aborigen, Como balance final de las propues- con lo que remarca la importancia tas se concluye que estas no brin- de los diferentes géneros de la lite- dan elementos pertinentes para or- ratura quechua. La literatura abo- ganizar una periodización, y que en rigen inicia su esquema de periodi- el caso concreto de Mariátegui, no zación; luego siguen en su plantea- es propiamente una periodi-zación. miento la Conquista, el Apogeo y decadencia del barroquismo, Del ilu- García-Bedoya expone las bases

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teóricas en las que se basa su nal con lo popular y lo indígena» (: periodización en el Capítulo III del 54). La idea de que la literatura pe- libro. El autor cuestiona la secuen- ruana es un sistema único y homo- cialización lineal de la historia lite- géneo hoy no tiene cabida en la re- raria y considera que es necesario flexión en torno a la literatura y la plantear una concepción polifónica; cultura, pues, como lo ha señalado utiliza la categoría de totalidad en la ya Cornejo Polar, la pluralidad es el idea de que el arte y la literatura signo definidor de nuestra sociedad, están fuertemente integrados con acorde con ello nuestra literatura es otras formas de práctica social; con- una totalidad contradictoria y en ella sidera, de igual modo, que toda seg- se observa la existencia de tres sis- mentación temporal debe hacerse temas literarios: literatura culta en dentro de la historia global y afirma español, literatura popular en espa- que las secuencias en el proceso li- ñol, literaturas en lenguas vernacu- terario deben responder a criterios lares. Al primer sistema literario, el estrictamente literarios. Sostiene autor lo denomina literatura ilustra- que en la base de las series litera- da de élites en la que el productor es rias se halla una estrecha relación un escritor ilustrado que utiliza el entre sociedad y literatura. El au- código y las normas occidentales y tor explica que «Toda organización se dirige a una élite ilustrada. El social –y toda cultura, como parte de segundo sistema tiene un productor una totalidad humana– supone una anónimo y colectivo, no especializa- hegemonía, o en términos más am- do, que crea un texto pautado por las plios, la presencia de una domina- normas tradicionales y difundido ción. Un sector social ejerce alguna por vía oral y cuya recepción es la forma de control sobre el conjunto. propia colectividad. El sistema de las Se instituye así una cultura domi- literaturas vernáculas incluye la pro- nante, que es la del propio grupo ducción en quechua, aimara y las len- dominante. Cultura que no es guas amazónicas, su productor es monolítica y estática, sino sujeta a anónimo y colectivo, el texto elabo- contradicciones internas y a una di- rado se basa en las normas tradicio- námica constante» (: 52). Una cultu- nales y su recepción es comunal. ra dominante se impone a una cultu- La propuesta que elabora el au- ra dominada y en esta se pueden es- tor es partir del sistema dominante tablecer secuencias literarias para de allí llegar a los sistemas do- residuales y secuencias emergentes. minados; toma como base el marco La literatura peruana fue estu- histórico-cultural y distingue se- diada con criterios disímiles por Riva cuencias definidas en función a cri- Agüero, Gálvez, More y Sánchez; terios literarios. Siguiendo a Mace- sin embargo, Mariátegui establece ra, distingue dos grandes periodos: otro derrotero «al vincular lo nacio- Autonomía Andina y Dependencia

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Externa, el que a su vez, se subdivi- literatura incaica actúa como una li- de en cinco periodos. En la propues- teratura panandina y su carácter ta de García-Bedoya «ilustrado» se debe a la presencia el tránsito de un periodo a otro tiene de productores como los Amautas o que ver con una dialéctica social y cul- Haravicus. Por otro lado, en cada tural que consideramos central en etnia existía una literatura oficial, del nuestra historia, la del conflicto entre mismo modo, existían junto a las li- el polo andino y el polo occidental de teraturas señoriales literaturas po- esta desgarrada sociedad, conflicto que se desarrolla en el tiempo largo, pulares. y no se vincula necesariamente con La Etapa de la Dependencia hechos históricos puntuales o con la Externa (desde 1530 hasta el presen- vigencia formal de una determinada institucionalidad (: 59). te) comienza con un «Periodo de im- posición del dominio colonial (1530- La propuesta de periodización 1580)», en el cual tiene lugar una es expuesta en el Capítulo IV. La continua resistencia de parte de los Etapa de Autonomía Andina (hasta descendientes de los Incas, así como 1530) «es la más larga de nuestro la postulación de proyectos sociales proceso histórico» (: 63) y que en sus a fin de propiciar una presencia de tiempos más antiguos es difícil de las castas señoriales en el poder, las poder precisar; aunque sí se puede que más adelante van a ser despla- tener terreno más firme para dar zadas por los encomenderos. En ese cuenta del Horizonte Tardío Inca. Al sentido, Guamán Poma es «una bue- respecto el autor puntualiza el carác- na muestra de la desarticulación de ter multiétnico del estado Inca que la primigenia aristocracia señorial a pesar de imponer la lengua y el cul- andina, que ya había culminado a fi- to oficiales, respetó las lenguas y los nes del siglo XVI» (: 68). La produc- cultos locales, lo que igualmente se ción literaria es analizada por el au- produjo en la literatura: tor en función a dos tipos de mani- Podemos postular la existencia de una festación: por un lado, la literatura literatura inca oficial ‘ilustrada’, al lado de los vencidos, en la que se percibe de una multiplicidad de literaturas una pérdida del espacio de la litera- étnicas señoriales también ‘de élite’, tura inca ilustrada; sus expresiones y de una diversidad de literaturas populares étnicas (: 64). son recogidas merced a las crónicas en las que la escritura actúa como Un ejemplo palmario de la natu- una mediación y como un factor de raleza de la literatura de este perio- distorsión. Es conveniente agregar do es Dioses y hombres de la aparición de las «textualidades Huarochirí, texto en el cual las re- indígenas» (discursos de reclamos ferencias al Inti son ocasionales y, elaborados por la nobleza andina). por el contrario, más se alude a En segundo lugar, la literatura de los divinidades de las etnias locales. La vencedores corresponde a la pro-

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ducción en español y cuyas prime- coge el aporte indígena (pensemos, ros testimonios son las coplas y los por ejemplo, en la figura de Espinoza romances, en la poesía oral, y las Medrano). Con relación al discurso crónicas, en el terreno escrito. andino es notable el desarrollo de la El «Periodo de la estabilización producción dramática y el empleo colonial (1580-1780)» se refiere a la que hace del código artístico del ba- época en que se consolida el poder rroco. De igual modo, se puede ob- español y permite ver una sociedad servar que el corpus andino se halla fracturada en «República de espa- formado por textos que se refieren ñoles» y «República de indios». Es a las demandas y reclamos de las el momento de auge del sistema co- élites indígenas que tienen un carác- lonial y en el que también se produ- ter reivindicativo. ce la extirpación de las idolatrías, la El «Periodo de crisis del régi- cual se convierte en un violento pro- men colonial (1780-1825)» es la épo- ceso de aculturación que determina ca del «resquebrajamiento del orden como formas de respuesta de parte colonial» y en la que se desarrolla de los indios el sincretismo y la «una acción abiertamente insurrec- disyunción. Son los tiempos en que cional» que avizora en perspectiva la colonia logra una singular bonan- la emancipación libertaria. El pro- za económica que enmarca el desa- ceso literario contempla, por un lado, rrollo del arte, la arquitectura y la en el discurso andino, múltiples dis- pintura. En este periodo tiene lugar cursos vinculados con la revolución la formación al interior de la «Repú- de Túpac Amaru ( Genealogía , Cua- blica de indios» la práctica de una renta años de cautiverio) y el tea- literatura de élites que se circuns- tro ( Tragedia del fin de Atahualpa). cribe en el marco de la «ciudad le- Por otro lado, en la esfera del dis- trada»; en la esfera criolla se cons- curso criollo hay una huella dominan- tituye igualmente un sistema «lite- te de la Ilustración en la cultura rario de élites» con centro en Lima; virreinal; cabe distinguir El Laza- por otro lado, en el Cuzco también rillo de ciegos caminantes de Alonso se forma un sistema literario inci- Carrió de la Vandera como un texto piente. ligado con el reformismo borbónico, El discurso criollo se desarro- al igual que Lima por dentro y fue- lla en el contexto de la corte virreinal, ra de Terralla y Landa. En otra lí- próximo a las academias literarias y nea se haya el reformismo criollo, asimila las vertientes artísticas y li- que se expresa a través del Mercu- terarias como el barroco y el rio Peruano y la exacerbación del neoclasicismo. El barroco constitu- nacionalismo, encarnada en la Car- ye un momento muy significativo ta a los españoles americanos de porque en su variante cuzqueña, no Vizcardo y Guzmán. Asimismo, los en la limeña que es imitativa, se re- Yaravíes de Melgar significan el

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aporte indígena, en tanto que las ten- sociales y políticos en los que se con- siones de los años fragorosos de la frontan las fuerzas del campesinado lucha se traducen en una vertiente con las fuerzas de la burguesía en el popular caracterizada por la litera- marco de una tensión permanente. tura panfletaria y anónima. La influencia de Mariátegui es deci- El «Periodo de la República siva en la formación de una concien- oligárquica (1825-1920)» ve nacer al cia popular, en tanto que el Apra y el Perú como pueblo independiente socialismo fermentan las luchas de que, sin embargo, instituye un Es- reivindicación. En el curso social de tado oligárquico. En su desarrollo un la historia reciente las migraciones momento de consecuencias nefatas y la andinización de las urbes modi- para nuestra historia fue la guerra ficarán notablemente el espectro de con Chile, lo que determinó una ta- la ciudad y complejizarán aún más rea de reconstrucción nacional. Pau- los espacios. En este periodo la lite- latinamente las ideas del positivismo ratura ilustrada ve el desarrollo fir- y del anarquismo calan en el pensa- me de la vanguardia en su vertiente miento nacional y se hacen sentir los regionalista (Vallejo, Churata, el reclamos indígenas. La literatura Grupo Orkopata) y cosmopolita ilustrada o de élites muestra una (Martín Adán, Moro, Westphalen), serie de secuencias que van así como del regionalismo en su ver- emergiendo a partir del costum- tiente indigenista (López Albújar, brismo (que incorpora el discurso Alegría, el primer Arguedas), en su oral), el romanticismo (que acusa vertiente costeña o criollista inautenticidad y domesticación), el (Valdelomar), como en la narrativa realismo (que se expresa en la nove- de la selva (Hernández). Otras ten- la con ideas de tesis), el modernis- dencias surgen a mediados del siglo mo (que se vincula con la grandilo- pasado con la Generación del ‘50 cuencia de Chocano) y la emergen- (Delgado, Eielson) y del ‘60 cia de la vanguardia y el regionalis- (Cisneros, Hinostroza), la Nueva mo (con autores que marcan el trán- Narrativa (Vargas Llosa, Loayza, sito a la modernidad). En la litera- Ribeyro, Bryce), el neoindigenismo tura popular andina de resistencia (Vargas Vicuña, Scorza, el segundo se realizan recopilaciones de la tra- Arguedas). dición oral (Azucenas quechuas de En las literaturas vernaculares Vienrich) y en el campo de la litera- se realizan importantes recopilacio- tura popular en castellano se arecia nes de parte de lingüistas y el surgimiento de una poesía obrera antropólogos, lo mismo que en la ver- vinculada con el anarquismo. tiente popular en castellano. En el El «Periodo de crisis del Esta- campo de la crítica se inicia la im- do oligárquico (1920-1975)» está portante tarea de realizar el estudio signado por una serie de episodios crítico de la literatura peruana

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(Sánchez, Escobar, Cornejo Polar). interpretación en su ya larga y fruc- tífera veta creativa, sin embargo, no La propuesta de García-Bedoya desmerece en absoluto la edición que constituye un aporte sustantivo y un ahora comentamos. nuevo asedio al proceso de la litera- tura peruana que enriquece el deba- En el libro reconocemos al gran te sobre los criterios de periodi- lector que tenemos en el poeta zación y contribuye a un mayor aná- piurano y que muchos de nosotros lisis del curso de nuestra historia li- reconocemos, ese mundo cultural teraria. (Nécker Salazar Mejía). que anida en su interior y que muy bien sabe cultivar. La obra podemos fraccionarla en dos visiones: el exó- Marco Martos. El monje de Pra- tico y el nuestro. En el primero, el ga. Lima: Hipocampo Editores, mundo exótico esta recreado con sus 2003. falencias, riquezas y pasajes de hu- mor y representa el cosmos paralelo Dentro de la literatura peruana que se despliega en cada una de las son escasos los escritores que pue- composiciones. Así, «Hebras de un den abordar más de un género lite- tapiz», es el universo paralelo al nues- rario sin merma en alguno de ellos, tro en el que las traiciones, las mafias pensamos, por ejemplo, en Abraham y las confabulaciones para acabar con Valdelomar y en Sebastián Salazar el supuesto enemigo también se dan Bondy; distinguidas personalidades allá. Además, los embrollos que se que se constituyen en paradigmas crean sirven para que los pobladores del ejercicio literario. olviden los sucesos y pasen a ser un En esta lista breve, pero impor- nombre en la estadística del registro tante, también tenemos que destacar oficial de la policía. Pero este mundo el nombre de Marco Martos (Piura, extraño para nosotros anota un he- 1942) quien a sus reconocidas dotes cho en la anécdota y que, en nuestro de poeta y crítico literario tenemos parecer, estrecha aún más el nexo que agregar el de narrador con su existente entre el mundo pakistaní y El monje de Praga. Esta recopila- el nuestro: «apaciguar» los ardores ción de siete cuentos aparecidos en con una burra. Una muestra de los diversas revistas facilitará su lectu- rigores de la abstinencia sexual y de ra y, por supuesto, ampliará el cir- las exigencias propias de la edad del cuito de lectores, pero extrañamos posible afectado. que no se incluyeran las fuentes Por otro lado la historia está pre- primigenias. En nuestro juicio, esto sente en «Séneca en su víspera», que nos hubiera permitido tener un pa- narra con maestría las horas finales norama puntual de los años de com- previas al suicidio de Séneca. Impul- posición, hecho que desplegaría un so que da pie a la riqueza del texto abanico de posibilidades mayores de en el trabajo estilístico realizado con

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pericia. Aquí, la anécdota puede que- llas entre los colegas, las trabas para dar de lado si observamos la preci- impedir la superación profesional y sión del lenguaje, la objetividad de el uso de los lazos amicales para su- las observaciones y las referencias perarlas. La frustración de Pablo históricas y filosóficas. Erasmo, por el fracaso en su inten- Y cierra este primer ítem, to de seguir estudios doctorales, es «Veerapan, el bandido de la India», la imagen total del estudiante pre- parado profesionalmente pero que que muestra con claridad la función mítica de un personaje enlazado con transita en la casi absoluta orfandad los mass media que, como sabemos, económica. Su acceso a los estudios doctorales sería la puerta de ingre- genera una gran influencia en la opi- nión pública. Además, se agregan so a mejores posibilidades sociales dosis de humor como el de que la y profesionales, sin embargo, por iro- nía del destino uno de los miembros policía pretenda otorgarle una pri- sión ventajosa con algunas comodi- del jurado también requiere la ayu- dades, y la mención de la Madre da de la esposa de Pablo Erasmo, pues también viajaría a Praga. Teresa de Calcuta invocando el nom- bre del bandido para lograr su in- Erasmo impotente solamenta se con- greso al «cielo». suela con la caricia de Dora. Luego, en el segundo apartado, «La muerte del senador Amuná- tegui» muestra la confusión que crea Marco Martos nos retrotrae a nues- un rumor. Aquí las posibilidades se tro mundo provinciano de Piura. Esta vez «Encuentro de venados» nos trae dan a través de los pasos que sigue la historia y regresar a su punto ori- la travesía de Tobías Yarlequé y sus ginal y que cae en el absurdo. Final- peripecias de sostener una mentira que finalmente queda en el olvido. Más mente, «¿Adelaida o Berenice?» plantea la duda entre dos posibilida- adelante surge la pugna con los her- des de conquista amorosa con cla- manos por la herencia familiar y que Tobías resuelve solucionar apelando ras diferencias y objeciones. Para Tomás Berenice encarna la belleza a cierto amigos foráneos con el único tranquila, pausada y agresiva con el fin de lograr «justicia». Propósito sin resultados óptimos. Finalmente, con- obstáculo de estar casada, pero que por eso mismo causa el arrebato sen- sigue vengarse de uno de los herma- timental. En cambio Adelaida es apa- nos disparándole a los pies dejándo- lo renco. sionada, lo demuestra en sus discu- siones, además de la coquetería fe- «El monje de Praga» es el cuen- menina, la belleza de sus facciones to que muestra a Marco Martos en y su trato educado con Tomás. Y es su total conocimiento del género poé- cuando surge la duda para elegir a tico y los avatares burocráticos en una de ellas con los riesgos que cada una Universidad estatal. La renci- una conlleva.

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Estas breves líneas pueden dar nificación onírica de diversas imáge- un idea del universo narrativo que nes del poeta peruano» (: 17) y para expone Marco Martos en su primer cuyo objetivo focaliza su análisis bá- libro de cuentos. Sabremos más sicamente en el estudio de los arque- cuando se anime a publicar otro con- tipos y toma como base Las ínsulas junto de relatos que dé nuevas luces extrañas (1933). El libro compren- sobre el reto que ha asumido, y sa- de cinco capítulos y Anexos. bemos que contará con nuevos lec- El Primer Capítulo tiene por fi- tores acuciosos y seducidos por su nalidad analizar el estado de la cues- historias, y más aún por el buen uso tión, para lo cual el autor hace una del lenguaje. (Jorge Ramos Rea). evaluación de la recepción que tuvo la publicación de Las ínsulas extra- ñas. Camilo Fernández revisa los Camilo Fernández Cozman. Las comentarios de Luis Valle Goico- ínsulas extrañas de Emilio Adol- chea, Carlos Cueto Fernandini, Vi- fo Westphalen. 2da. ed. aumenta- cente Azar (seudónimo de José da y corregida. Lima: Universidad Alvarado Sánchez), quienes hacen Nacional Mayor de San Marcos / una valoración positiva del poemario. Fondo Editorial-Dedo Crítico Edi- Se puede afirmar que para ellos se tores. 2003. trataba de una poesía de origen surrealista, que privilegiaba el uso Este libro, que amplía el conte- de la imagen, con un vínculo con la nido de la primera edición (Lima, poesía de occidente y era una poesía Naylamp, 1990), es un estudio de Las humana. El autor puntualiza las ínsulas extrañas, uno de los textos ideas con que posteriormente es va- fundamentales de la poesía peruana, lorada la poesía de Westphalen, en- sobre la base de un instrumental tre ellas las de Estuardo Núñez, Luis crítico y hermenéutico que plantea Monguió, Luis Alberto Sánchez, Au- una lectura crítica para abordar en gusto Tamayo Vargas. Con la publica- términos más apropiados la poesía ción de la antología Vuelta a la otra de Westphalen. margen de Mirko Lauer y Abelardo En la Introducción el autor ex- Oquendo en 1970 y de la revista Crea- plica que la poesía como objeto de ción & Crítica en 1977, que contribu- estudio reclama un determinado yeron a una nueva lectura de la van- método de análisis y que para reali- guardia y al redescubrimiento de la zar el estudio de la poesía de poesía de Westphalen, respectivamen- Westphalen un buen método lo cons- te, se plantea la necesidad de un estu- tituyen los planteamientos de Jung, dio mayor de este momento de la poe- Bachelard y Eliade, a partir de cu- sía peruana. yos aportes delinea un instrumental La crítica literaria en la década teórico «a fin de aprehender la sig- del ochenta marca un momento de

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singular importancia en el proceso phalen y el surrealismo y tiene por de valoración de la poesía de propósito precisar las etapas de la Westphalen y en esa dirección se poesía de Westphlaen de acuerdo con hallan los trabajos de Javier la presencia de los elementos Sologuren, Alonso Cueto y las ideas estilísticos, poéticos y estéticos que de críticos extranjeros como James definen cada una de ellas. El su- Higgins y Roberto Paoli. De igual rrealismo se define en el célebre modo, son significativas las ideas de manifiesto de Andre Breton por un Octavio Paz, Leslie Bary, Daniel marcado automatismo psíquico que Lefort y José Ángel Valente. se halla en oposición al «control Por otro lado, los estudios de ejercido por la razón», y que debe Alberto Escobar, Jorge Rodríguez ser entendido como «una nueva forma Padrón e Iván Ruiz Ayala forman de conocimiento liberada de todo parte del acercamiento a la poesía de control racionalista». La interro- Wesptphalen. A ello se suma la pu- gante de si la poesía de Westphalen blicación del N° 3 de la revista La es surrealista o no tiene como casa de Cartón de Oxi, con artícu- respuesta «que sólo una parte de la los de disímil valor. En la lectura que lírica de Westphalen puede conside- suscita la poesía westphaliana pode- rarse surrealista» (: 48); concomi- mos citar la idea de Eduardo tante con ello, Camilo Fernández Chirinos en el sentido de la poesía distingue dos etapas en su poesía: de Westphalen se enmarca dentro de una etapa surrealista y una etapa una retórica del silencio en razón de posvanguardista. la eliminación de nexos innecesarios A la etapa surrealista corres- y el fragmentarismo. ponden Las ínsulas extrañas (1933) Este capítulo concluye con una y algunos poemas de Belleza de una propuesta de discusión en torno a la espada clavada en la lengua (1986) poesía de Westphalen, en que el au- y de Cuál es la risa (1989). Camilo tor plantea lo siguiente: determinar Fernández considera que el surrea- en qué medida se puede hablar de lismo de Westphalen es una filiación de la poesía de un surrealismo heterodoxo que se Westphalen, analizar los arquetipos halla matizado por un cierto rigor presentes en ésta, precisar las op- clasicista y que no evidencia en ciones poesía pura/poesía social en sentido estricto el empleo de la Westphalen, discutir en qué medida escritura automática; sin embargo, la poesía de Westphalen constituye hay palpables ejemplos del funciona- un laberinto del silencio y en qué miento de la imaginación onírica en la obra de nuestro poeta en un contexto medida existe una influencia de San donde se da predominancia al frag- Juan de la Cruz en su poesía. mentarismo vanguardista (: 49). El Segundo Capítulo estudia la El autor señala tres rasgos relación entre la poesía de West- como elementos caracterizadores del

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surrealismo en Westphalen; el pri- poesía para poder trasuntar toda la mero «consiste en que el poema es vivencia onírica. Se puede observar concebido como el relato parcial de en varios textos líricos de esta se- un sueño y éste tiene trazas de or- gunda etapa una tendencia formal ganización» (: 50), con la particula- tradicional y la ausencia de automa- ridad de que el poeta no utiliza el tismo. automatismo en estricto sentido, sino En el Tercer Capítulo el autor un torrente de imágenes oníricas. aborda el sistema poético-formal que Ejemplos de esta idea son los ver- se halla en Las ínsulas extrañas y sos de los poemas «No es válida esta sostiene que este libro revela «la sombra» y «El sueño». El segundo textura de un mundo fragmentado, rasgo dislocado en el ámbito de la memo- es que el poema constituye el relato ria» (: [64]), y en ese sentido la es- de una cosmogonía (sistema de for- critura de los textos no busca la co- mación del universo) que se manifies- herencia como aspecto medular, sino ta a través de un racimo de imágenes más bien cede ante la fuerza incon- oníricas, motivo por el cual podemos decir que el mito (relato sobre el ori- tenible de la exploración lírica a tra- gen y que se evidencian como sopor- vés del laberinto del inconsciente, te textual de una determinada que se manifiesta mediante conden- cosmogonía) tiene, para Westpahlen, saciones y desplazamientos. En la lazos con el discurso onírico (: 51). poesía de Westphalen se desarrolla Esta cosmogonía se sustenta en el paso de la vigilia al sueño o vice- el funcionamiento de cuatro elemen- versa y la oposición vigilia / sueño tos básicos: agua, fuego, aire y tie- se asocia con día / noche. Camilo rra. El poema «La mañana alza el Fernández analiza la presencia del río» es una muestra de ello. Un ter- silencio en la poesía de Westphalen cer rasgo se relaciona con la figura que revela «El rechazo a la acción», de la mujer que aparece como «una «La fugacidad del recuerdo en la mediadora de la salvación terrestre», mente del hablante que yace fati- es ella quien se vincula con el renaci- gado» y «El miedo y el desconcier- miento y la regeneración del cosmos. to del hablante que reposa» (: 68). Un aspecto muy importante en la La etapa vanguardista de poesía de Westphalen es la postura Westphalen comprende Abolición de del «yo», que adquiere un carácter la muerte (1935), textos posteriores fragmentado, tal como aparece en y algunos poemas de Belleza de una los versos de «Andando el tiem- espada clavada en la lengua y de po…». Este elemento resulta típico Cuál es la risa. En Abolición de la de la vanguardia frente al «yo» muerte, el poeta deja a un lado las unívoco del modernismo. imágenes oníricas y nos ofrece una visión diferente. «Poema inútil» ex- El verso libre, la polimetría y el presa la poética de los límites de la empleo de un ritmo al margen de los

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cánones tradicionales es otro de los blante intenta formular una cosmo- rasgos que caracterizan a Las gonía a fin de explicitarse a sí mismo ínsulas extrañas; de igual modo la el origen del alba, el crecimiento del árbol…, anáfora, la aliteración, los juegos de palabras, la suspensión de la frase, El sueño permite, en muchos casos, acceder al tiempo que no fluye, al tiem- la forma de desarrollar conceptual- po detenido en la mente del hablan- mente las ideas son aspectos que te... (: 86-87). contribuyen a definir la poesía de Westphalen acorde con los principios Camilo Fernández demuestra de una nueva poética. La forma como que el arquetipo, «disposición funcio- se encuentra distribuido el poemario nal a producir representaciones igua- sobre los ejes nacimiento / muerte les o análogas» (: 88), es asumido y plenitud / no plenitud es otro de creativamente por Westphalen y los aspectos que está en contra de la reelaborado desde una perspectiva tradición. moderna, con lo cual los elementos del pensamiento primitivo aparecen El Cuarto Capítulo aborda la resemantizados. El árbol, símbolo de cosmovisión de Westphalen y la re- gran significado en todas las cultu- creación que realiza el poeta sobre ras, es uno de los motivos de Las los arquetipos. El instrumental teó- ínsulas extrañas y en él se conjugan rico en el que se basa este análisis son los aportes de Jung, Bachelard tres componentes de la imagen arquetípica del árbol: la constancia y Eliade y la idea que plantea es que vertical, la elevación de la vida te- Westphalen hace recreaciones de los rrestre al cielo como un anhelo de arquetipos del inconsciente. El au- trascendencia y la vida dinámica ma- tor define el universo semántico de ravillosa (: 90). Westphalen tomando en cuenta los El autor analiza el valor de los siguientes rasgos: arquetipos así como las concepcio- El mundo es concebido como una ins- nes arquetípicas y explica el tancia no históricamente determina- simbolismo del fuego y del agua en da porque está regida por el funcio- la poesía westphaliana. Tomando namiento del inconsciente, como base el poema «Solía mirar el El poeta opera con arquetipos que le carrillón…», el autor explica la con- permite asumir la modernidad cepción del renacimiento, principio escritural, mediante el cual «el hombre tiene la Para el yo poético traer a la memoria capacidad del abolir la muerte me- determinados sucesos es un procedi- diante la belleza» (: 100). En un pro- miento en muchos casos condenados ceso de continuidad se puede ubicar al fracaso porque no se pueden apre- hender determinados hechos, la utilización de los arquetipos por cuanto en otros textos de West- La regeneración es un concepto fun- phalen, como en Abolición de la damental en esta poesía porque el ha- muerte y Belleza de una espada

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clavada en la lengua, también se ha- rísticas físicas del árbol y su llan presentes. simbolismo espiritual y mítico. El árbol crece en forma vertical, se halla La poesía de Westphalen cons- espiritualizado, se regenera conti- tituye una crítica a la sociedad mo- nuamente y se encuentra vinculado derna que ha abandonado el mito y con el agua y el fuego; los arquetipos se ha refugiado en la racionalidad y presentes en el poema nos llevan a en el consumo. La poesía westpha- acercarnos a la cosmogonía poética liana es una afirmación de que la re- de Westphalen. creación de los arquetipos y la poé- tica del surrealismo demuestran que Este trabajo crítico de Camilo hay otros significados y conocimien- Fernández constituye un aporte no- tos a los que se puede llegar a tra- table en los estudios de crítica lite- vés de la fantasía y la imaginación. raria en el Perú y sitúa el estudio de la poesía de Westphalen en un nivel El Quinto Capítulo es un análi- de lectura y de análisis que permi- sis en el que se demuestra el funcio- ten explicarnos y conocer mejor el namiento de los arquetipos en los universo semántico westphaliano y poemas «No es válida esta sombra» los arquetipos que lo rigen. (Nécker y «Un árbol se eleva hasta el extre- Salazar Mejía). mo…». En el primer poema, el au- tor explica las etapas del proceso de individuación propuesto por Jung: en Miguel Ángel Huamán V. Lectu- primer lugar, la conciencia de la som- ras de Teoría literaria I . Lima: bra, que implica el reconocimiento Universidad Nacional Mayor de de la propia sombra y que en el poe- San Marcos - Fondo Editorial de ma se puede rastrear mediante el la, 2002. simbolismo del «hermano tenebro- so» como expresión del inconscien- La tradición teórica literaria nos te; en segundo lugar, la proyección ha situado muchas veces en distin- del ánima en la figura de la amada, tos planos apreciativos, diversidad que alude a la parte sexual comple- que tiene como fundamento positivo mentaria de la psique humana que aprehender el fenómeno literario en se proyecta en la figura del ser que- sus múltiples manifestaciones. Sin rido; y en tercer lugar, la llegada al embargo, la plenitud cognoscitiva de «sí mismo», que se refiere al instante las diversas propuestas hermenéu- en que se produce la realización ticas y teóricas es ciertamente cues- personal, lo que solo se puede cum- tionable. Y una adecuada ilustración plir si se reconocen los contenidos de esta situación es la presencia de del inconsciente. los obstáculos interpretativos sobre la naturaleza ficcional de las obras En el segundo poema, los literarias. Este hecho no sólo opaca arquetipos conjugan las caracte- la trascendencia de la esencia huma-

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na, social del acto creativo, sino que plena de la real situación comuni- trata también de desarticular las cacional del fenómeno literario. Sólo vértebras realistas que componen, encontramos el tratamiento de cier- mediante una dinámica de estiliza- tos aspectos, caracterizados general- ción determinada, las estructuras mente por un principio de armoni- literarias. zación, de actitud conciliadora. En Lecturas de Teoría literaria I cambio, el discurso literario como una manifestación reveladora, la de Miguel A. Huamán se inserta en esta situación conflictiva de los es- concientización de los interlocutores tudios literarios. Sin embargo, los al- literarios acerca de la confrontación dialógica, la ruptura de correspon- cances teóricos de los textos reuni- dos en este libro son irregulares dencias entre las obras literarias y porque no colman la plenitud de una el espacio cultural donde se inser- tan quedan sólo esbozadas, como lo perspectiva crítica integral del fenó- meno literario. Huamán insinúa un demuestra en el texto de su autoría acercamiento a esta plenitud, dado incluido en esta compilación, bajo el título «Literatura y Cultura». que alude al dinamismo de la inves- tigación literaria, donde los postula- En este texto el conocimiento dos teóricos se consolidarían como artístico se torna inferior respecto una reflexión privilegiada que per- del conocimiento científico; pero, por mite una apertura hacia todo el cam- otro lado, el acto creativo se erige po epistemológico. Es conciente de como un modo de superación de los la orientación comunicacional del fe- límites racionales a través de un nómeno literario que evidencia la sustrato imaginario, ficcional articu- nueva orientación paradigmática de lado por una sensibilidad esencial. las propuestas teóricas, que impli- Sin embargo, los criterios de supe- caría, a su vez, un dominio multidis- rioridad e inferioridad que se perci- ciplinario, una superación del ben en este planteamiento son encasillamiento nocional de la cien- cuestionables, se trata de una visión cia tradicional. La lógica que une a valorativa inadecuada dado que el los textos reunidos en esta compila- discurso literario posee una lógica ción y que gira en torno a la proble- especial, particular, de finalidades y mática del fenómeno estético litera- alcances distintos que interaccionan rio es tratada, generalmente, desde de forma diferenta con los demás la periferia. No hay una concien- planos discursivos que conforman la tización sólida, profunda de esta pro- sociedad. Huamán cae en una inevi- blemática comunicacional particular. table contradicción: si advierte que La recomendación de este autor- la actividad artística posee un cono- compilador de utilizar este libro cimiento exclusivo, positivamente como un medio de actualización está distinto de otros conocimientos, en- lejos de brindarnos una perspectiva tonces podemos percibir la existen-

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cia de una lógica discursiva diferen- tura y uno de clausura– es estraté- te. La noción comunicativa del dis- gica, debido a que nos ofrecen re- curso literario de Huamán que sur- flexiones de carácter histórico, sis- ge de una visión conciliadora, tole- temático acerca de la evolución de los rante, pacífica, de dialogización pa- estudios literarios y la consolidación siva capaz de superar las tensiones de la teoría literaria tal y como la sociales es limitada. No nos mues- conocemos ahora. En el texto de tra el escenario real de la literatura, apertura denominado «La reacción donde la dialogización entre las obras en contra del positivismo en la inves- se materializa a través de una con- tigación literaria europea» René frontación, de una ruptura conflicti- Wellek nos habla acerca de la nece- va de correspondencias discursivas sidad de superar el hermetismo na- que evidencia la problematización del turalista de los estudios literarios criterio ficcional de las obras. Otro que estaban bajo el influjo de la ten- punto cuestionable en el plantea- dencia positivista, caracterizada por miento de Huamán, presente tam- la acumulación de datos sin un sen- bién en los postulados de Yuri tido coherencial entre ellos, el esta- Lotman, radica en la proporcionali- blecimiento de un paralelismo mimé- dad directa, armoniosa entre una tico con las ciencias naturales tenien- estructuración literaria compleja y do como elemento estructurador la un contenido, una información den- causalidad científica que reposa en sa, recargada, puesto que la valora- un sustrato cronológico, el fanatis- ción de un texto literario, su tras- mo historicista y detallista, una vi- cendencia, no puede reducirse a este sión individualista antiteórica, sometimiento de correspondencias o asistemática de la literatura propio proporcionalidad idealista; siendo del cientificismo decimonónico, etc. este aspecto otro intento del autor Las reacciones en contra de esta ten- por conciliar aspectos de la activi- dencia tuvo como punto de origen, dad literaria que no siempre se lo- según Wellek, la propuesta de gran plenamente. Este tratamiento Dilthey que apostó por la disociación pasivo de la comunicación literaria de las naturalezas de la ciencia na- también lo comparte con el texto «el tural y la ciencia histórica, generan- arte y la comunicación» de Omar do la inevitable segmentación de la Calabrese, cuya visión reduccionista dimensión histórica, moral y la con- sólo se centra en la dimensión tex- cerniente a las ciencias naturales, tual, dejando de lado los otros ele- revelando la autonomía de sus obje- mentos constituyentes de la actuali- tos y sus métodos. Las reacciones zación dialógica de los textos litera- se ramificaron por distintos países rios. de Europa: la reorientación estéti- ca, teórica sobre un marco idealista Acierto: El libro posee dos tex- de Benedetto Croce en Francia, una tos cuya disposición –uno de aper- reacción asistemática en Inglaterra,

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una multiplicidad de confrontaciones Lotman. El criterio articulador de metodológicas en Alemania, la at- este texto es la delimitación del len- mósfera reaccionaria en los países guaje literario que se consolida como eslavos que se originó con la orien- un signo único, un organismo vivo tación inmanentista del formalismo insertado en sistema comunicativo y ruso, su posterior resonancia en conformado por estructuras comple- Polonia y el filtro filosófico que des- jas, caracterizado por la sinteti- encadenó el nacimiento del estructu- zación de la forma y el contenido, por ralismo Checo. El otro texto, el de la semantización de todos los ele- clausura, que nos brinda una pers- mentos sintácticos. Estos signos pectiva histórica de los estudios li- están ordenados de una forma par- terarios es «La teoría literaria en el ticular, mediante unas reglas de com- siglo XX» de José María Pozuelo binación específicas, cuya naturale- Yvancos, que nos habla del surgi- za estructural está basada en jerar- miento del carácter científico en la quizaciones. Lotman plantea una cla- literatura, que permite una sistema- sificación tripartita del lenguaje: tización fundamentada en una estruc- natural, artificial y los lenguajes se- tura de naturaleza multidisciplinaria cundarios, caracterizados por po- y un dinamismo paradigmático. El seer un sistema de modelización se- desarrollo heterogéneo de la teoría cundaria que implica una estructu- literaria gira en torno a dos ra lingüística básica materializada dialécticas elementales: la especifi- mediante un proceso seleccionador. cidad-universalidad que evidencia el A este tercer tipo de lenguaje per- estado multidisciplinario de comple- tenecerían todos los discursos artís- mentación de los saberes, así como ticos. Un acierto de Lotman es se- la tensión entre el esencialismo me- ñalar que las alternativas inter- tafísico, de orientación literaria pretativas de los textos literarios se inmanentista y el funcionalismo erigen como una propiedad inheren- pragmatista. Un aspecto importan- te del lenguaje artístico. Esto evi- te que desarrolla Pozuelo consiste en dencia que en sus reflexiones sí exis- que la visualización de la evolución te una concientización más actuali- de la teoría literaria supera la insu- zada de la situación comunicativa li- ficiente determinación cronológica, teraria, puesto que considera esen- buscando orientaciones clasificato- cial ciertos aspectos como la interre- rias conceptuales que reflejan con lación de intencionalidades entre el mucha más claridad el estado de los emisor y el receptor, los niveles de estudios literarios. comprensión y los procesos de se- lección, de restricción como opcio- Uno de los textos que más se nes de análisis por parte de la co- acerca a un tratamiento integral de munidad receptora y opciones de la situación comunicativa literaria es síntesis por parte del sujeto creador, «El arte como lenguaje» de Yuri M. reproduciendo, de este modo, una

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dimensión comunicativa compleja. literatura-realidad, siendo un punto En esta dimensión se inserta la de referencia fundamental para su cuestión entrópica que envuelve tan- análisis la noción de ficción literaria. to al emisor como al receptor, así La literatura, según Segre, crea si- como también la hallamos en los dis- mulacros de la realidad a través de tintos niveles de información que determinados paralelismos. La lite- reposan en al composición jerárqui- ratura nos ofrece modelos de la vida ca de un texto literario. Todo esto humana que poseen una carga desde un marco comunicativo regi- cognoscitiva, de acuerdo cómo se do por una dialéctica continua. plantee su confrontación con la ca- pacidad inventiva. La aceptabilidad El juego se constituye como un elemento que posee una función tras- de las manifestaciones ficcionales li- cendental en las actividades del hom- terarias que se insertan, según el autor, en sistemas genéricos tradi- bre, así lo demuestra Hans-Geor Gadamer en su texto «El elemento cionales, canónicos no escapan de un lúdico del arte», que también inten- cuestionamiento que proviene de una ruptura del aparente equilibrio en- ta aproximarse a una situación comunicativa más compleja del arte. tre la realidad y la ficción. La natu- El elemento lúdico es un componen- raleza compleja de esta relación se genera desde el vínculo estrecho a te necesario en el espacio cultural, formando parte también de la natu- los que están sometidos. Las raleza del arte, posibilitando la rea- convencionalidades en torno al ca- rácter ficcional de las obras litera- lización de uno de sus principios ele- mentales: su capacidad de inter-ac- rias se desnaturalizan en la medida ción, que disminuye la distancia en- que, a pesar de la necesidad fabuladora y creenciera de los recep- tre el agente lúdico y el espectador, entre la función evocativa del narra- tores, éstos adquieren una concien- dor, del texto que mediante la provo- cia acerca de la revelación estiliza- dora, referencial de los textos lite- cación de los espacios libres que con- viven con las palabras origina una rarios. actitud reflexiva, espiritual, de Finalmente, en «La comunica- complementariedad esencial, en una ción literaria» Ricardo Senabre suerte de participación activa, de enfatiza en el carácter sintetizador transformación y actualización con- de la literatura, tanto en la confor- tinua: escenario ideal donde reposa- mación de los elementos significati- ría la real experiencia artística. Por vos del texto, esto es, en la otro lado, el conjunto de postulados interacción restrictiva de significa- que conforman «La ficción literaria» do entre el discurso literario y el len- de Cesare Segre también logran in- guaje cotidiano; como en la constitu- sertarse, de alguna forma, en la pro- ción de una tradición literaria. Sin blemática que surge de la relación embargo, elabora una restricción

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errónea del ámbito literario, puesto de modelos que intentan explicar o que margina el alcance cognoscitivo explanar la complejidad del fenóme- que pueden poseer las obras. Su re- no literario. Nace en las primeras vestimiento estético no anula su ca- décadas del siglo XX con las inves- pacidad cognoscitiva, si partimos del tigaciones de los formalistas rusos hecho que los textos literarios son en su anhelo de encontrar y definir un producto cultural revelador, car- la denominada «literariedad». Desa- gado de experiencia comunicacional. rrollada principalmente en Europa, La transgresión de sentidos es, se- la teoría literaria se presenta en gún Senabre, superada con la coope- América Latina y específicamente ración interpretativa del lector y en el caso peruano como un remedo cuando ésta se torna insuficiente se o práctica repetitivo-aplicatoria de hace necesaria las delimitaciones las propuestas europeas. Sin embar- que brinda una especificidad contex- go, se hace necesario conocer los tual. De esta forma, el factor cultu- modelos europeos para que en fun- ral adquiere una valoración conside- ción de ellos se pueda partir hacia rable en el quehacer literario. Sin propuestas diferentes que posean embargo, Senabre también cae en la nuevos matices para la formación de una teoría literaria peruana con ras- concepción errónea de desvincular gos propios. En este contexto se al texto literario de la realidad, de la enmarca Lecturas de Teoría litera- adquisición de cierto poder cog- ria II. Sus autores conscientes de noscitivo. Este aspecto, como hemos la dimensión del problema ofrecen visto, se presenta como una constan- una panorámica y propedéutica de te en algunos de los autores reuni- los modelos y/o propuestas del viejo dos en este libro que omiten la valo- continente, con el objetivo de gene- ración especial del poder cog- rar preguntas y posibles investiga- noscitivo, del ineludible sustrato real ciones entre sus potenciales lectores. de los textos literarios y de la com- El didactismo de este libro lo con- plejidad, de la dialogización conflic- vierte en un manual para aquellos tiva de la comunicación literaria. interesados que deseen iniciarse en (Alex Morillo Sotomayor) los debates que generan los estudios sobre el discurso. Cabe señalar que el libro se encuentra dividido en dos Miguel Ángel Huamán; Marcos partes y cada una de ellas está con- Mondoñedo y Bethsabé Huamán. formada por tres textos. La intro- Lecturas de Teoría literaria II. ducción, escrita por Miguel Ángel Lima: UNMSM / Fondo Editorial Huamán, presenta una contextua- - Universidad Nacional Pedro Ruiz lización de los estudios discursivos Gallo, 2003. y los intereses del libro. Se despren- de de dicha introducción, el sentido La teoría literaria o ciencia lite- teórico-práctico que intenta ofrecer raria es un proceso de construcción el libro.

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La primera parte se inicia con destrucción) de componentes que pro- el artículo de Miguel Ángel Huamán ducen otros componentes, (: 58). titulado: «Elementos de pragmática En la parte final de dicho ensa- de la comunicación literaria». En yo, Huamán propone una metodolo- este artículo, Huamán expone inicial- gía para abordar pragmáticamente mente la importancia de la pragmá- un texto literario. En efecto, ofrece tica como cambio de paradigma en catorce pasos desde un dejarse lle- los estudios literarios dada su pre- var por la lectura del texto pasando tensión de abarcar el estudio de la por el reconocimiento del acto de comunicación literaria en sus tres habla que ofrece el texto, hasta la componentes fundamentales: autor- toma de una posición crítica. texto-lector. La pragmática, como lo El autor del segundo texto titu- señala Huamán, permite una dimen- lado: «Una introducción a la semió- sión de análisis que va más allá del tica» le pertenece a Marcos Mondo- inmanentismo, postulando un enfo- ñedo. Este es un texto de fácil acce- que de análisis interdisciplinario que so por la claridad y cotidianidad con conecte los tres componentes ante- que su autor trata de presentar esta riormente señalados. Huamán, apo- corriente de pensamiento. Se anali- yándose en otros autores, afirma za un poema de Rubén Darío: «De que la literatura es un uso del len- invierno» a partir del modelo guaje; lo cual le permite entender semiótico de Jacques Fontanille en- que el fenómeno literario es un con- lazándolo con el concepto de signo cepto vacío que debe ser constante- propuesto por Charles Pierce. Asi- mente llenado en función de las con- mismo se expone la lógica del cua- diciones imperantes en un momento drado semiótico propuesto por histórico dado. Huamán ofrece una Greimas. Pese al carácter introduc- interesante, aunque discutible, defi- torio del ensayo y de las razones que nición de pragmática: «es la investi- su autor propone, hubiera sido ne- gación crítica de la autopoiesis como cesario realizar algunas anotaciones evento catastrófico» (: 58). sobre el modelo semiótico propues- La autopoiesis se entiende como to por Umberto Eco. un mecanismo por el cual los orga- «Claves de la deconstrucción» nismos, más que recibir información escrito por Miguel Ángel Huamán, de su medio, construyen la misma último artículo de la primera parte, por una necesaria de adaptabilidad. expone una serie de advertencias y Lo discutible de esta definición ra- justificaciones que le servirán de dica en el término «catastró- base para plantear la dificultad de fico»dado que para Huamán: acceder al pensamiento derridiano. el lenguaje es pues, un mecanismo Huamán menciona que su texto será autopoietico (SA): una red de proce- un ejemplo de una lectura decons- sos de producción (transformación y tructiva. Explica y aclara uno de los

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términos medulares de la decons- La segunda parte se inicia con trucción: la différance; y nos habla el artículo «Literatura y Género» de de la dificultad de su traducción y Bethsabé Huamán Andía. En dicho cómo la misma se presenta decons- artículo se presenta el conflicto en- tructiva ante el sistema impuesto por tre lo femenino, la literatura y la so- los discursos de poder. La relación ciedad. La autora parte de su lectu- entre la deconstrucción y la litera- ra sobre el poema «Valses» de Blan- tura radica principalmente en que la ca Varela para ir conectándolo con primera es sobre todo una forma di- su experiencia personal al optar por ferente de acercarse al texto, un la carrera de literatura y con un frag- modelo interpretativo que busca in- mento del libro de cuentos de Selenco vertir jerarquías y sobre todo abrir Vega Jácome Parejas en el parque el texto a una multiplicidad de lectu- y otros cuentos. Huamán Andía ras; pero justamente en esto radica muestra la vigencia de la subordina- el peligro de la deconstrucción en la ción de la mujer en la sociedad, pre- literatura dado que puede llevarnos sente en el poema de Varela. Su lec- a una «deriva hermética» no sola- tura revela que esa misma condición mente en usos, sino también abusos de subordinación se encuentra en la en la lectura de un texto. Huamán propia Virgen María. En su lectura señala que uno de los aportes funda- sobre Carmen Ollé, Huamán Andía mentales de la deconstrucción se propone no encasillarla en una poe- encuentra en el plano educativo. En sía meramente erótica. Asimismo efecto, el autor cuestiona el modelo resalta la sutileza de Blanca Varela educativo de la enseñanza en el que frente a Carmen Ollé al momento de el maestro es el portador de la ver- denunciar la condición femenina dad y del conocimiento colocando al frente al otro masculino. alumno como un receptor pasivo de «Literatura y psicoanálisis» es la sabiduría de su maestro. Huamán un artículo escrito de manera con- apela a la humildad fundamental que junta por Miguel Ángel Huamán y debe poseer el docente frente al sa- Marcos Mondoñedo. Está dividido ber. Resalta principalmente que la en dos secciones; la primera le per- deconstrucción, y en especial en la tenece a Huamán que expone un pa- enseñanza de la literatura, defiende norama sobre el psicoanálisis freu- la autonomía de la experiencia esté- diano y su relación con la literatura. tico literario y que ésta debe ser de- Huamán señala que el psicoanálisis sarrollada constantemente por el coloca en tela de juicio la realidad o docente. Cada uno de estos artícu- existencia de la «conciencia», aque- los va seguido de una respectiva bi- lla de lo que el hombre podía sentir- bliografía que permitirá profundizar se seguro. También confronta el psi- en algunos puntos tratados somera- coanálisis con la pragmática colocan- mente por sus autores. do a la primera en el inmanentismo

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y a la segunda en lo trascendente. manera directa. Los tiempos verba- Huamán diferencia al crítico del psi- les presentes en el poemario permi- coanalista señalando que el método ten la cercanía de la comunicación del primero es «progresivo» y del con el lector, lo hace partícipe y, por segundo «regresivo». La segunda tanto, texto y lector interactúan en sección de este artículo le pertenece un proceso de diálogo. Dejando de a Marcos Mondoñedo. Su autor pre- lado algunos errores formales como senta con un estilo sencillo la otra por ejemplo ciertas palabras mal cara del psicoanálisis y su relación escritas o la falta de numeración de con la literatura, es decir, expone la una página (: 169) propios de la edi- propuesta teórica de Jacques Lacan. ción; es respetado el interés de es- Mondoñedo alude la huella pierciana tos autores al querer mostrar una en los trabajos de Lacan. Rescata puesta de entrada al debate de la que la propuesta lacaniana no busca ciencia literaria. Su objetivo queda un significado en un sentido subtex- cumplido no sólo por el interés que tual o en la profundidad del texto, despierten sus ensayos, sino porque sino que dicho significado se encuen- algunos de sus planteamientos son tra «deslizado» o «más allá». Se ha- discutibles. Este libro se presenta, ce necesario advertir que la lectura entonces, como una apuesta intro- psicoanalítica de un texto genera una ductora para el aprendizaje de cier- serie de preguntas cuyas respues- tas nociones importantes de la teo- tas deben ser tratadas con mucha ría literaria de las últimas décadas. cautela, pues el modelo psicoanalíti- (Eduardo Lino Salvador). co fue diseñado para personas y su extensión hacia la literatura es una Fernando Rivera. Invencible como aplicación que no puede ser total. tu figura. Lima: Universidad Na- El artículo que cierra esta se- cional Mayor de San Marcos / Fon- gunda parte y el libro en su totali- do Editorial de Letras, 2005. dad le corresponde a Miguel Ángel Alejado de la problemática ur- Huamán y tiene el título de «Lectu- bana y de su patética aura decaden- ra pragmática de Vallejo». Huamán te, Fernando Rivera acierta en re- trabaja con Poemas humanos y pro- construir una historia donde los he- pone una interpretación diferente chos se desarrollan en las provincias que va más allá de la información que peruanas. Ello es importante porque ofrece el texto vallejiano y enfatiza supone un cambio de perspectiva y en el diálogo y la comunicación de una visión de mundo diferente. Esta los versos con el lector. Sostiene que vez los espacios no serán un núcleo la presencia abundante de pronom- caótico, sino que la oscuridad y los bres en primera y segunda persona ambientes actúan como cómplices en dotan de presencia al enunciador de el devenir de las vicisitudes que en- los versos y se dirige al lector de frenta el narrador y los demás per-

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sonajes. Más bien la mentalidad del Pérez y Valentina, una niña con la hombre andino se devela en los pen- que mantiene una relación amorosa, samientos y en las creencias míticas y producto de aquella unión resulta y vernaculares de sus personajes, y embarazada. Sin embargo, se pro- todo aquello sin caer en clasificacio- duce un giro brusco en la vida de nes reduccionistas de novela indige- ambos cuando el padre de Valentina nista. En Figuras, primera parte de fallece. Como hija única heredaría las la novela encontramos que dentro del tierras y por su relación con imaginario colectivo se establecen di- Reynaldo también le corresponde- rectas alusiones al mito y folclore del rían a él. Entonces, Valentina deci- hombre andino. Incluso las costum- de dejar Huampo por temor a las bres y las creencias son conservadas habladurías sobre su embarazo. Ya por algunos de los personajes y hasta en el camino se encuentra con Ben- son consideradas como designios o jamín, un antiguo novio suyo, quien respuestas de la divinidad que todavía abusaba de ella y la maltrataba. En- tienen la suficiente validez como para tonces, presa de la rabia y la ven- regir sus vidas: ganza, decide quemar la casa de De verdad, dijo, no había modo de Benjamín. Es por este motivo que cruzar la corriente. Aquella noche, nos Reynaldo huye de la justicia aban- envolvimos en las frazadas después donando el pueblo junto a Valentina, de mucho tiempo, juntamos la delga- y en el camino esta pierde el bebé dez de nuestros cuerpos en un abrazo que esperaba. Cabe destacar que deseoso de ternura. Valentina vio en este último personaje no mantiene lo alto del cielo, en el azul nocturno por fin despejado, a la llama Yacana. concordancias ni esgrime paralelo Si desciende, es que tendremos suer- alguno con la clásica niña-mujer, te, dijo. Luego se ovilló, y cantó una aquella que mantiene una actitud canción que había aprendido de su activa, tomando las riendas hacia la madre cuando era una niña. obsesiva exploración y satisfacción Si bien es cierto que las alusio- de su apetito sexual; tal como suce- nes y recreaciones del pensamiento de con Lolita de Nabokov, o Araceli, del hombre de los andes moldean la personaje de la novela Luna calien- idiosincrasia de los personajes, es- te de Mempo Giardinelli. Muy por tas pasan a un segundo plano debido el contrario, Valentina demuestra a que el cruce de historias cobran rasgos propios de una infante que mayor protagonismo. En Invencible apenas está por entrar a la adoles- como tu figura se construyen histo- cencia. La podemos apreciar jugan- rias a través de diversos giros te- do rayuela, o hablando con sus mu- máticos que con el devenir de la lec- ñecas de un modo despreocupado y tura se van uniendo y enlazando. La hasta por momentos inocente. A pe- anécdota narrativa principal no es sar de ello, no le son ajenos por com- sino la relación entre Reynaldo Ynca pleto el pudor, el deseo y el goce que

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le produce el descubrimiento de su de técnicas resulta apropiado para sexualidad. Esto sucede un día en el autor al momento de construir los que la niña se encuentra jugando personajes que interactúan en la his- rayuela y advierte que Reynaldo ob- toria. Es decir, a partir del uso par- serva que la ropa interior de la niña ticular de un punto de vista, del uso tenía un agujero por donde se apre- de la descripción o del diálogo el lec- ciaban sus vellos púbicos. Finalmen- tor tiene acceso a la psicología de los te, ella le permite al protagonista no personajes y, por ende, a la natura- solo manosearla y abrirle más el agu- leza de sus acciones. Tal y como su- jero de la prenda, sino que termina cede con Reynaldo, quien al inicio de perdiendo la virginidad, siempre su relación con Valentina se mues- ante su mudo consentimiento. Ya tra como un hombre muy seguro y cuando el sexo se torna cotidiano determinante para que su pareja entre ellos Valentina adquiere cierta renuncie a ser una niña y se convierta madurez y conciencia de sus accio- en una pequeña mujer. No obstante nes; no le serán desconocidas la ver- las diversas vicisitudes que supone güenza y la malicia que entraña el el precoz embarazo y la persecución acto sexual, al fin y al cabo acaba de hacia ellos, Reynaldo se ve conduci- dejar de ser una niña: do a adoptar una nueva personalidad Al comienzo nos acostamos en la cons- mucho más frágil, más cercana a la trucción de al lado. Ninguno de los de un niño indefenso. Es allí donde dos quiere hacerlo en la casa. Valentina Valentina, lejos de ser la mujer en la mueve la cabeza: no, por respeto al que se había convertido, pasa a cui- padre. En cuanto a mí, me incomoda dar y velar por su pareja como si que él esté presente no oye ni se mue- fuese casi su propia madre, volvien- ve, pero está presente. do a despertar en ella la maternidad Invencible como tu figura está que perdió con el aborto: dividida en cuatro partes ( Figuras, Retablo, Travesía y Sobrevivir) y Siento la mano de Valentina sobre la mía. Me hace sentir seguro esa mano, presenta al lector una historia narra- tibia, insinuando unos callos en la pal- da a partir del uso de diferentes téc- ma. Sus dedos cortos, vivaces, abra- nicas y puntos de vista, así como va- zan mis dedos. Me devuelven la con- riaciones de registros escriturales. fianza, me protegen como si fuera un En efecto, se suceden en la novela niño pequeño. Esa mano fuerte, tur- cambios de narrador, a veces es un gente, me acompaña, me completa en eso que a uno le falta. personaje quien conduce la trama, a veces es un narrador omnisciente; Como ya se había mencionado otras veces son documentos como antes, los mitos también cumplen un diarios, bitácoras, reflexiones y papel importante en la estructura de apuntes diversos, los cuales destru- la novela, tal es el caso de las refe- yen la aparente linealidad y tempo- rencias hechas por el protagonista ralidad narrativas. Este calidoscopio al mito de Inkarrí, o cuando Rodrigo

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menciona el Gilgamesh sumerio. Por tas y películas vestido de negro con lo tanto, estas alusiones afianzan en un antifaz y una espada para impo- el texto la idiosincrasia del hombre ner justicia. Pero el origen de su de provincia y la connotación religio- desequilibrio mental lo adquiere en sa que aún persiste en él. Además una golpiza que él narra. Ya luego se de ello, se puede advertir que los podrá apreciar la magnitud de su desvíos ficcionales se cruzan con enfermedad en los diálogos o los hechos históricos cuando el protago- apuntes que se dan en el corpus del nista relata su ascendencia. Enton- texto. Igualmente, la relación entre ces, nos encontramos con que el bis- Reynaldo y el Zorro se da cuando abuelo de Reynaldo, cuyo nombre es encuentran en la comisaría y junto Felipe Gonzalo Ynca Condorcanqui, con ellos una prostituta, Margarita, batalló junto a Juan Santos Atahuall- quienes luego de unirse logran es- pa durante la época de la colonia es- capar. En líneas generales, la totali- pañola, dándole mayor realce a la dad de los manejos técnicos en la prosapia andina. Cada uno de estos estructura de Invencible como tu artificios no son fortuitos puesto que figura recrea un mundo ficcional en adelante regirán la vida de rico en pequeñas historias, traicio- Reynaldo en la formación de su ma- nes y persecuciones a partir de la durez personal, lo cual se verá co- elaboración de mundos y personajes, rrespondido a lo largo de la trama lo cual asienta el artificio de verosi- de la novela: militud en el relato, y es este el ma- Luego, cuando yo ya estaba en la se- yor mérito del autor y de su novela. cundaria, me enteré del mito de (Reinhard Huamán Mori). Inkarrí. [...] y una tarde, caminando de tienda en tienda para anotar los pedidos de Inka kola, ese era el tra- Rosa Núñez Pacheco. Objetos de bajo que hacíamos con Rodrigo en- tonces, descubría la conexión entre mi mi tocador. [Lima]: Lago Sagrado nombre, la historia que me contó mi Editores 2004. madre sobre su infancia y el mito de Inkarrí. De pronto, me vi caminando El conjunto de relatos que por la historia, una historia muy par- presenta Rosa Núñez Pacheco ticular donde mi vida tenía lugar. (Arequipa 1971) contiene once textos, La complejidad de los persona- breves en su mayoría, que giran jes no solo se limita al protagonista sobre la soledad, el abandono, la sino también a los demás. El cambio incertidumbre y la incomunicación en de registro en la narración moldea y la sociedad en que se desenvuelven completa los rasgos de los persona- los personajes. La escasez de diálogos jes. Por ejemplo, Ricardo, quien en puede ser un punto de inicio para un arranque de esquizofrenia y lo- entender lo último que afirmamos. A cura adopta la creencia que es el la vez, cada relato es una instantánea Zorro, aquel personaje de historie- de la vida, de un hecho que puede

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marcar la ruta a seguir o, por el interpersonales, en las que ya no hay contrario, el final de la misma sin espacio para el afecto, para la míni- tratar de buscar alguna solución que ma manifestación de cariño. La in- permita cambiar la orientación previa. capacidad de reacción ante las cari- cias de Enrique son la prueba de El primer relato, «Juego de aje- que hay algo que ya no funciona, de drez» es, en nuestro juicio, la repre- que ese algo se está perdiendo, si es sentación del machismo todavía vi- que ya no se ha perdido, en la vorá- gente en la llamada sociedad moder- gine por subsistir y que es mejor na en ese afán de la mujer de ser seguir así hasta que se pueda mien- poseída y dominada. Aquí, el hom- tras no exista otra solución. bre no usa el teléfono para persua- dir a la pareja para que tome una En «Killer Queen» el basamen- decisión, únicamente indaga por la to principal están en la ambición, la respuesta que no recibe y resuelve frustración y la rebelión. Sofía na- «disponer» la cita en la soledad de vega entre estas pasiones como con- la oficina en que se encuentra. Lue- secuencia del matrimonio forzado go, por la celeridad con que suceden con Alfonso y cree hallar la solución los hechos, se demuestra que ella está matando a este y a otro pretendien- reprimida además de convencida, y te, que furtivamente a penetrado en que es el hombre quien tiene que su dormitorio mientras se acicala asumir la relación dominante y la para la ceremonia religiosa. Para el mujer el rol pasivo. Más adelante, padre de Sofía el enlace significará ella quiere sembrar un imaginario la alianza perfecta para la conserva- triunfo en la partida de ajedrez in- ción de la fortuna. Postura que re- conclusa del joven. bela el interés económico, el razona- miento calculado y frío, sobre el sen- La soledad y la incomunicación timental, sin embargo apela a este son ostensibles en «Objetos de mi cuando convence a Sofía para que tocador». El afán de la chica por acepte el compromiso. El enamora- hundirse en el adormecimiento y la do furtivo comprueba luego que So- inconsciencia la empujan a recurrir fía ha sido envuelta por la ambición y a los somníferos para vencer su ais- la rebelión cuando lo rechaza recor- lamiento. Este último es el resulta- dándole la ausencia de alguna prome- do de la exigencia del desempeño del sa por parte de ella. Finalmente, la trabajador en la sociedad moderna novia decide rebelarse -cuando re- y de los mecanismos a los que se cuerda que ella es un objeto más para recurren para sobrevivir en el mun- su padre, una pieza de ajedrez en el do competitivo. Y ella, para obtener juego casi perfecto de su vida- y bus- fructíferos resultados y para supe- ca un arma de fuego con el cual mata rar la presión, convive con su sole- al futuro esposo y espera hacer lo dad y sus recuerdos de felicidad ya mismo con el amante despechado que idos, excluidas de las relaciones la reclama en su misma alcoba.

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«Carta de renuncia» es otro re- monio sin hijos no es tal y es que tam- lato que arrastra la impronta de la bién esta asociado a la soledad. «Sá- decepción, la soledad y la postura de bados por la tarde» nos presenta la la mujer en la sociedad. Cristina tie- frustración de Melania por no poder ne treinta años, está casada con Es- ser madre, por no cumplir la meta teban y ejerce la docencia en un Ins- principal del matrimonio y la frus- tituto. Aunque el hastío y la incomu- tración que siente como mujer; a nicación rodean permanentemente pesar de su insistencia para lograr- su vida marital no se siente con li- lo. Por otro lado, para Álvaro los hi- cencia para romper las reglas de una jos representan un fastidio, una mo- mujer casada. El interés que de- lestia permanente y que busca evi- muestra por Gian, joven compañero tarlo de cualquier manera; en él no de trabajo, se refleja en el cuidado hay ese necesidad de prolongación físico que ella experimenta y Este- de la especie. Esta contraposición en ban comprueba sin prestarle dema- las ideas refleja la carencia total de siada atención. Más tarde, la inevi- diálogo desde la etapa previa al ma- table confesión de Gian la conmueve trimonio, como si no hubiera objeti- y la obliga a tomar la decisión de vos claros como pareja. Igualmen- abandonar cualquier idea que per- te, la incapacidad de Melania para turbe su situación actual aun cuan- revertir la situación no debe sor- do sienta que la ruptura matrimonial prendernos pues asume ese otro parece inevitable, pues ella también papel que también le asignaron: res- estaba abrigando un sentimiento si- petar la autoridad del marido. milar. Nuevamente comprobamos «Sinopsis» nos narra la contra- que Cristina quiere seguir asumien- posición de los sentimientos del hom- do el rol que la sociedad le asigna bre y la mujer. Para él pasan inad- como esposa, como mujer de socie- vertidos detalles y momentos vividos dad; es decir que el matrimonio es en una relación amorosa. El hombre para toda la vida y que el sacrificio es racional, práctico y calculador; personal por el bien de la pareja está mientras que la mujer es todo lo con- por encima de cualquier otra situa- trario y es lo que las lleva a sufrir, a ción posterior al matrimonio. El padecer por el hombre que las aban- mensaje es claro: las normas están donó luego de esta relación sentimen- hechas para cumplirse. tal. La mujer habla como si el hom- Para nuestra sociedad la mater- bre hubiera sido el faro que la guia- nidad es la función principal de toda ba a través de la oscuridad, lleván- mujer en el matrimonio sin preocu- dola al norte práctico y seguro que parse de los sentimientos, las nece- tanto necesitaba para su felicidad y sidades y las aspiraciones futuras de ahora que ya no está se siente aban- la pareja. El común de la gente pien- donada, apagada, deshojada de vida. sa, así les enseñaron, que el matri- La vida en pareja, añorada por ella,

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no se concreta y por tanto es mucho y Marcio, no hay una sola muestra mejor acabar, en este caso, con los de ternura o de dolor por la situa- recuerdos y los deseos. A pesar de ción, por el contrario parecería que que se siente maltratada en su sen- ella ya se hastió del país y está an- timiento íntimo encontramos la liber- siosa por dejarlo todo, incluyendo a tad necesaria para acabar con ese él. Ese interés por abandonar su presente, para empujarlo hasta el pasado es la mejor imagen del re- pasado y relegarlo en el olvido. chazo y la incomprensión de pareja. «Reencuentro» es el relato que No puede haber una solución entre más nos sedujo por el efecto final. ellos, sólo la separación, cuanto más Desde las primeras líneas la historia lejos posible mejor para ambos. El nos atrapa de manera que no pode- dinero perdido apenas es un rasgo mos abandonar la lectura. La tensión que permite la conexión entre Marcio se incrementa y comprobamos que se y su padre, pues la incomunicación trata de un amor a primera vista ocu- es permanente entre los jóvenes. rrida en una discoteca y continúa con En «Después de la carrera» lo una relación adúltera para uno de destacable está en la presencia de la ellos; sin embargo no dura demasia- multitud incomunicada. Cada quién do, ésta se rompe y uno de los afecta- vive a su ritmo, de acuerdo a sus ne- dos decide fugar de la zona de convi- cesidades y posibilidades. Si alguien vencia. Al cabo de algunos años re- cae o lo empujan –mientras practica gresa y se encuentra con su antiguo jogging– no importa quien es, todos amor. Y la sorpresa –como efecto fi- siguen la misma rutina sin cambiar nal– llega con estas palabras: un ápice. Después ese silencio se sé que ella no lo hace feliz, lo veo en hace ruido que atrapa en las vivien- sus ojos y aunque un rubor revive su das. No se habla, es la monotonía que juventud cuando intento besarlo, él intenta dominar todos los terrenos, me esquiva, y claro tiene razón, qué si antes estuvo en las calles ya no le dirá la gente que pasa a nuestro lado, eso no se acostumbra aquí, resulta un basta y ahora es necesario asaltar escándalo, por eso le aprieto fuerte- las viviendas para que se instale la mente la mano y me alejo soltándo- ausencia total de comunicación. me la corbata, feliz de este encuentro y con tremendas ganas de piropear a Cómo un mueble sirve de pre- las muchachas que me miran con co- texto para los recuerdos se aprecia dicia. (subrayados nuestros, 48). en «Centón». La memoria intente Es pues, una relación homo- recuperar glorias personales, las sexual, así de simple. vivencias imbuidas de una absoluta soledad sin perder el encanto que las La incomunicación, una vez obligó a conservarlas en el tiempo y más, está presente en «Ahí, en la la memoria. A juicio del narrador la gaveta». A pesar de ser una despe- Facultad representa la etapa román- dida entre Lucy, ésta viaja a Sevilla, tica, el mejor lapso de la vida. Ese

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afán por salvar todos los obstáculos se trata de un libro con detalles im- que solo te puede dar la juventud sin portantes y que cumple con creces importar los riesgos. Igualmente es con uno de los propósitos que Julio el lugar donde se crearon las alian- Ramón Ribeyro planteó en 1955 en zas y los sueños cómplices que el el «Prólogo» a su extraordinario Los tiempo no logró borrar pero sí ale- gallinazos sin plumas: «afinidad de jar. Por último, la desesperación por tema y afinidad de intención» (Lima: no haber logrado esos sueños, esas Círculo de Novelistas peruanos, esperanzas lo induce a querer dejar [1955]: 8); razones por las cuales todo para tratar de ser él nuevamen- creemos que, sin ser sorprendente, te y con mejores bríos. Rosa Núñez Pacheco puede conse- guir logros mayores si se lo propo- Finalmente, «Arco iris», es otro ne y, más aún, si lo demuestra . ( de los relatos que nos atrapó por el Jor- efecto final. Sólo allí sabemos que el ge Ramos Rea). carácter duro del hermano mayor fue una apariencia mientras el her- mano menor, Vincent, vivía. Ante el Pablo Ramos. Cuando lo peor cadáver de éste aquel se quiebra to- haya pasado. La Habana: Fondo talmente y tal vez los reproches lo editorial Casa de las Américas, asaltan por la ausencia de una ver- 2004. dadera demostración de cariño. No El libro es el ganador del Pre- hubo espacio para el afecto y las bue- mio Casa de las Américas en la ca- nas relaciones. Siempre la compara- tegoría cuento del 2004 y está com- ción inevitable entre lo racional, tra- puesto por once relatos que conver- bajador manual, y lo ideal, aficiona- gen en un universo común: el espa- do a las letras, marcan las corres- cio de la soledad y la frustración pondientes etapas de la vida de uno humanas donde los valores del tiem- y otro. La aparente inutilidad de la po y de la vida se han alterado pro- vida de Vincent, había abandonado fundamente. Los personajes parti- tres carreras universitarias sin im- cipan de una misma sustancia, no portarle nada, encaja en la carencia solo porque pertenecen a una de una perspectiva real de vida, en marginalidad citadina, en la mayo- la ausencia de señales del rumbo en ría de los casos, sino porque se en- el duro camino de la vida. Además, cuentran atravesando una etapa ex- la incapacidad del hermano mayor trema de sus vidas, crisis matrimo- por comprender a Vincent y hacerle niales, abandono, fracaso matrimo- ver la situación real supone un auto- nial, soledad, pobreza y violencia; y ritarismo irracional desde todo pun- si bien el escenario es innegable- to de vista. mente urbano y por lo tanto frag- Este recuento de Objetos de mi mentado y disperso, estos sujetos se tocador, nos permite comprobar que hayan irrevocablemente unidos por

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un sino: la desolación. Cuando lo critor, ella sin oficio conocido, con un peor haya pasado es un libro de ab- niño pequeño. El relato consiste en soluta coherencia precisamente por una serie de breves escenas que gi- ello, la atmósfera que envuelve las ran alrededor de un momento de ten- situaciones escapa a la lógica racio- sión en el hogar por lograr el silen- nalizada de las urbes modernas, los cio deseado para que el escritor rea- códigos se reinventan principalmen- lice su trabajo. La confrontación que te a partir de una forma diversa de empieza con insultos llega hasta la concebir el tiempo. En los tres rela- agresión física. Inesperadamente, tos que comentaré a continuación justo cuando la violencia llega a un daré una muestra del corpus gene- punto extremo, como cuando un tem- ral del libro. poral se calma, ambos terminan por En el relato «En un cuaderno de curarse las heridas que se han he- hojas lisas» se describe la experien- cho, contentarse, hablarse queda- cia de depresión que sigue al aban- mente y, luego de ello, él puede vol- dono de la mujer del personaje, ella ver a su trabajo ya en silencio. ha huido con un malabarista de cir- La narración y descripción de co, llevándose al hijo de ambos. Las las escenas están acompañadas de la estrategias para sentirse mejor, ade- permanente reflexión interna del más de escribir, implican rupturas personaje que sabe de antemano las con las normas de conducta estable- reacciones de su esposa como si se cidas: reventarse huevos en la cabe- tratara de una música conocida. La za, tirarlos a la calle en la madruga- pareja se alimenta de la violencia y da. Estas prácticas le permitían dor- el orden que sobreviene es mejor o mir mejor. Finalmente, corta los bor- en todo caso forma parte del orden des del alfombrado del living y se natural de la vida de esta familia. No envuelve como un ovillo sobre el sue- existen condenas morales o pro- lo, piensa quedarse ahí aunque sus puestas de salida, el relato presenta vecinos, espectadores curiosos de su a la violencia como una necesidad en depresión, echen la puerta abajo. la dinámica familiar. Exento de dramatismos el rela- «El día que te lleve el viento» to describe el absurdo frente al ab- trata de un encuentro furtivo entre surdo. El sujeto realiza actos que un individuo desolado por el aban- tienen, para él, una absoluta cohe- dono de su pareja y una mujer insi- rencia con el sinsentido en que se nuante que lo busca sólo para satis- tornado su vida, no lucha, se integra facer su propio deseo. El equívoco a la desolación y reduce su vida a encuentro tiene lugar en el departa- actos elementales. mento de ella, por la rendija de la «Cuando lo peor haya pasado» puerta, él excitándola hasta que ella es el relato central del volumen, en- llegue al orgasmo y ella aguantando foca la vida de un matrimonio, él es- la puerta para impedir que él entre

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del todo. Es una situación inverosí- contraportada, sólo pudo terminar mil, furtiva, impulsiva, donde el es- estudios primarios, autor también critor demuestra su destreza en el del poemario Lo pasado pisado acercamiento en primer plano a ros- (1997) y una novela, El origen de la tros, voces, objetos, con una objeti- tristeza (2004), es una fuente en sí vidad pasmosa. mismo de cultura popular, sabiduría Los tres relatos a los que me urbana y afirmación de la vida, a refiero representan adecuadamente, pesar del desolador universo de sus a mi modo de ver, la tendencia del personajes. ( Esther Espinoza). libro en general. La técnica, eminen- temente descriptiva, sitúa la pers- pectiva del narrador en un plano ob- Antonio González Montes. Intro- jetivo, lo que contribuye a la cohe- ducción a la interpretación de tex- rencia del mundo representado don- tos literarios. Lima: Universidad de los personajes, insertos en una Ricardo Palma / Fondo Editorial. realidad frustrante, asumen como 2003. natural el curso de los hechos. Un niño de la calle a quien una señora El profesor Antonio González adinerada compra flores y él la ve Montes es un destacado investiga- como un ángel, un suicida adolescen- dor y docente sanmarquino, con ex- te, un hombre que regresa a buscar periencia en otras universidades a la prostituta que solía visitar en su como San Martín de Porras, Ricar- juventud, un vendedor de drogas; do Palma y Hermilio Valdizán. Ha son algunos de los personajes publicado Estructura del texto descentrados que pueblan el libro: novelístico (1987), Semiótica (1989), seres con escasa capacidad de re- Escalas hacia la modernización flexión, de resistencia o de subleva- narrativa (2002). ción. El autor nos lleva al conoci- Introducción a la interpreta- miento de una serie de vidas huma- ción de textos literarios es esencial- nas sin ambiciones o anhelos de su- mente un manual destinado a la prác- peración, perpetuando sus propias tica en aula, en la misma línea de limitaciones, con escasas o nulas otros de destacada influencia en la perspectivas hacia el futuro, ca- tradición de la crítica literaria perua- rentes de ideales. Para ellos la vida na como La partida inconclusa de y el tiempo se afrontan como vienen Alberto Escobar o Poesía hispano- y no les es dado reconocer mundos americana de vanguardia de Raúl posibles. Bueno. Pablo Ramos, nacido en Saran- El manual está organizado en dí, un arrabal de las afueras de Bue- cinco capítulos, de los cuales el pri- nos Aires, marginal él mismo de la mero corresponde a la presentación cultura, según se nos informa en la de las definiciones operativas en las

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que se funda la práctica exegética, y bre dos poemas y un cuento. El más el último corresponde a un apéndi- interesante de los modelos de análi- ce con un par de modelos de reseña sis es el que corresponde al poema periodística. Los capítulos segundo, «La última cena» de Jose Watanabe. tercero y cuarto desarrollan y ex- La metodología adoptada para el ponen la metodología interpretativa acercamiento textual es la propues- mediante su aplicación a textos es- ta por E. Correa Calderón y F. cogidos. La práctica exegética se Lázaro Carreter en su clásico Cómo explica gradualmente, primero con se comenta un texto literario. El unidades menores (poemas, cuentos, esquema considera seis fases para en los capítulos segundo y tercero) el desarrollo del análisis. En la fase y luego con unidades mayores Determinación del tema establece (poemarios, novelas, libros de cuen- que el poema representa el testimo- tos en el cuarto capítulo). nio de una mujer cuya competencia En el primer capítulo se define para interpretar los signos de la la interpretación como un «método muerte que observaba en Jesús era o conocimiento especializado» que da mayor que la de los discípulos, cer- cuenta de los valores y funciones del canos e ignorantes ante lo inminen- texto literario. Los valores son prin- te en el destino del Mesías. A partir cipalmente estéticos pero en el en- de este eje la Determinación de la tendido que estos se desarrollan en estructura y el Análisis de la forma un contexto de valores sociales y partiendo del tema desarrollan una culturales. La noción de literatura exégesis interesante donde se pone es examinada con más detalle. El en relieve las modulaciones del sa- profesor González explica algunas ber de una anciana y su relación con definiciones, como que la literatura un hombre de las dimensiones cul- es solo lo que esta escrito, para con- turales de Jesús. trastarlas con ejemplos que modifi- El tercer capítulo desarrolla un can y matizan sus alcances. Pero la tipo de análisis temático, donde pre- línea elegida es aquella que estable- valece la estratega analítica de la ce la ficcionalidad, y la lengua ver- segmentación y el comentario de las bal como rasgos distintivos. Desta- secuencias reconocidas en el texto ca también la caracterización de narrativo. El profesor González tra- asuntos como los géneros y las figu- baja temas como el periodismo y la ras retóricas, o la prosa y el verso. imagen fotográfica en cuentos como En suma, en este apartado se cues- «El amigo Braulio» de Manuel tionan y se proponen definiciones González Prada, «Reportaje al Se- pertinentes a la metodología que se ñor de los Milagros» de Abraham usara en los restantes capítulos. Valdelomar y «Fotografías en el fin En el segundo capítulo se pro- de semana» del escritor boliviano ponen tres modelos exegéticos, so- Edmundo Paz Soldán.

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El capítulo cuatro es la muestra política, en economía y en su iden- de una lectura «global» y para ello los tidad. Conocer la situación de un país ejemplos son inmejorables. Mediante latinoamericano ayuda a conocer a el análisis de Los versos del capitán los demás integrantes del grupo; y del poeta Pablo Neruda, deMonólogo todo aquel que haya vivido bajo este desde las tinieblas de Antonio Gálvez clima, va a manifestarse y expresar Ronceros, y de los Cuentos brevísi- su rechazo, y es la Literatura una mos de Carlos Eduardo Zavaleta, el de las más visibles y creativas opcio- profesor González Montes despliega nes para lograrlo. En este contexto un trabajo hermenéutico consistente surge un grupo de escritores que con los elementos planteados en los van a retratar la sociedad a la que modelos expuestos previamente. La pertenecen con el único fin de crear hábil fusión de elementos de análisis una conciencia latinoamericana. provenientes de la tradición semioló- Uno de ellos es Sergio Ramírez, gica y temática confieren al manual esa escritor nicaragüense que, indigna- cualidad didáctica necesaria para que do por la situación política por la que alcance al lector al cual esta dirigido. atravesaba su país, elevó su voz de Los profesores, los alumnos y el pú- denuncia plasmando su perspectiva blico interesado agradecerán esta en- ideológica en su obra creativa. trega que asume con solvencia esa Ramírez nació en 1942, década en la partida inconclusa que es la lectura que comienza la dictadura de los literaria. (E. Álvarez). Somoza (Anastasio y Luis, su hijo, en 1956); contexto que enmarca la mayoría de sus cuentos. Pero la obra Juan José Colín. Los cuentos de de Ramírez no sólo se dedicó a la Sergio Ramírez. Lima: Sandro denuncia, también experimentó con Chiri Jaime, editor, 2004. el lenguaje y creó nuevas técnicas, lo que capturó, y captura, el interés Los países latinoamericanos se de aquellos que se aproximan a sus han visto afectados por una moder- narraciones. nidad y una globalización impuestas Es el caso de Juan José Colín, por los países capitalistas del primer escritor y profesor mexicano, quien mundo, entre los que resalta de so- demuestra su gran admiración por bremanera Estados Unidos de Nor- el autor nicaragüense en su comple- teamérica, país que se impone sobre to estudio Los cuentos de Sergio los que geográficamente tiene en la Ramírez. La obra abarca la etapa frontera sur. cuentística que va desde sus Cuen- La historia de América Latina tos (1963), hasta su última colección resulta uniforme, debido a que la Catalina y Catalina (2001). mayoría de países que la conforman Dividido en cinco capítulos, cada han sufrido los mismos cambios en uno comprende un volumen de cuen-

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tos. Colín resalta el enfrentamiento En la tercera parte del estudio, de dos culturas, es decir, la oposi- sobre De tropeles y tropelías, se ve ción entre Estados Unidos y Nica- que la evolución en el manejo del ragua. lenguaje es continua y los cuentos se construyen con sátiras e hi- En Cuentos, primer apartado del estudio, Colín encuentra un pérboles, de lo grotesco, del humor Ramírez incipiente y experimental. y de la fábula; es decir, hace uso de un lenguaje más directo para La temática central del volumen es la búsqueda de una identidad, no sólo ridiculizar al sistema político, nicaragüense, sino también latinoa- burlarse y desmitificarlo. Ramírez a partir de esta colección toma mericana, como queda demostrado en el último capítulo. también elementos populares como medio literario porque para él es el Conceptos como aculturación, pueblo el forjador de la cultura y de neoculturación o deculturación son la tradición de un país, y que los constantes en esta primera incursión grandes lo menosprecian. analítica. Describe una cultura local relegada que se opone tenazmente a A continuación Clave de sol, es quizás el libro más realista de todos lo foráneo y denuncia a la ciudad porque la conforman personajes re- como causante de la pérdida de con- ciencia del individuo. signados y que son presentados des- de el interior. Ramírez presenta un La siguiente sección, Charles nuevo elemento que recorrerá la Atlas también muere, sirve a Colín mayoría de los cuentos de esta co- para observar la preocupación de lección: la memoria, que en muchos Ramírez por el colonialismo cultu- casos será el narrador de la historia ral y esto gracias a que vivió en Ber- referida. Son cuentos costumbristas lín de 1973 a 1975, lo que le permitió que no abandonan el tono de denun- agudizar su visión sobre la situación cia, característico en toda la obra, por la que atravesaba su país. Así, que será patente en el quinto apar- al regresar a su país, formó parte tado Catalina y Catalina. Aquí se del «Frente Sandinista de Libera- presenta la nueva clase media ya ción nacional», grupo opositor al ré- adaptada a la nueva realidad. No deja gimen dictatorial de Somoza. de lado el recuerdo que evoca la me- Ya en esta colección, las nuevas moria, pero esta vez le imprime un técnicas mejor elaboradas y un nue- tono periodístico, ya que intenta dar vo nivel en los personajes elevan la una opinión imparcial de las venta- calidad de los textos. Ahora, la iro- jas y desventajas que la globalización nía y el simbolismo son los medios arrastra. que utiliza Ramírez para ocultar su La intención de José Juan Colín comentario político. en su estudio es bastante clara.

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Demuestra su admiración por el es- competencia cuentística, particular- critor nicaragüense y su deseo por mente en lo que se refiere a su habi- mostrarlo al mundo, así como lidad para recrear artísticamente los Ramírez lo hiciera con su país natal, diversos registros del habla popular, cuyo talento sobrepasó las tensiones sino también en su capacidad para políticas y económicas. Pone en cla- abordar exitosamente otros espacios ro su particular modo de evaluar los que van más allá de los marcos de lo cambios culturales por los que atra- que comúnmente se conoce como lo viesan los países de América Lati- real y que, en este caso, lindan con na; y, su interpretación de un incons- la narrativa de reconstrucción his- ciente colectivo, que demuestra una tórica, los terrenos de los fantástico notable evolución en la escritura que y hasta la parodia del thriller o cuen- se inicia en el primer volumen de to de terror. cuentos y no culmina aún en la últi- ma, ya que en cada cuento o colec- Así, en su último libro de rela- ción se percibe una perfecta mani- tos, fiel a sus impulsos éticos y esté- pulación del lenguaje que deja en el ticos de siempre, Castro Arrasco lector una idea de continuación que incursiona de nuevo en los fueros del no concluirá jamás. realismo y logra entregarnos tres cuentos de diferente factura: «Ama- Lamentablemente, la calidad del dor», un relato que se inspira en la estudio de Colín se opaca por la pé- gesta de la revolución nicaragüense sima edición. El estudio invoca ser y pretende ser un canto a la solida- rescatado de los innumerables erro- ridad de todos aquellos latinoameri- res ortográficos y gramaticales que canos que no vacilaron en tomar un buen trabajo de corrección habría como suya la bandera de Sandino y evitado. Esperemos pues, que negli- combatieron con las armas en la gencias como la que comentamos no mano a la «contra»; «Pepebotas», se repitan porque lo único que con- que comienza como una especie de siguen es restringir oportunidades denuncia de una de las tantas importantes de trabajos de calidad canalladas e injusticias que se come- en el concierto latinoamericano. tieron en el interior del Perú con el (Emma Seperak). pretexto de la lucha contra el «te- rrorismo», pero acaba como un cuento de humor negro cuando el Dante Castro Arrasco. Prosas malo de la película, un ganadero abu- paganas. Lima: Editorial San sivo y matón que gustaba calzar bo- Marcos, 2004. tas de cowboy, descubre de improvi- En Prosas paganas Dante Cas- so que los hombres que han llegado tro Arrasco (Callao, 1959) aparece al pueblo no son miembros del Ejér- como un autor que ha madurado no- cito Peruano, como él había creído, tablemente no sólo en términos de sino subversivos que se han vestido

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con los uniformes de unos soldados edad–, uno llega a pensar que este que encontraron muertos; y «El Vie- cuento debió tener otro título y que jo», que es un relato descarnado, en vez de «El Viejo», debió llamar- brutal y terrible sobre esos espacio se «La ley del violín» u otra cosa por de horror, violencia, depravación y el estilo. envilecimiento de la condición huma- Sin embargo, conforme se va na que todavía siguen siendo las cár- avanzando en la lectura de este te- celes peruanas. rrible «relato carcelario», uno cae en De estos cuentos, el más impac- la cuenta que la elección del título de tante es «El Viejo» ya que allí, a par- «El Viejo» no es casual ya que éste tir del drama de la violación de los alude a uno de esos personajes que, presos más débiles o que han caído por lo bien perfilado que está, se en desgracia –que es un tópico quedan pegados en la retina y no se infaltable en este tipo de historias pueden olvidar por mucho tiempo. carcelarias, incluyendo, naturalmen- En este caso, se trata de un anciano te, la novela El Sexto (1961), de José semianalfabeto, de origen andino, con María Arguedas, y la película Al quien se podía discutir siempre en sordo cielo, que tanta conmoción pro- términos simples y profundos de las vocó en la década de 1970–, Castro cosas de la vida y que, en sus con- Arrasco logra aprehender ese efec- versaciones, era capaz de hilvanar to literario que tanto le gustaba a frases tan sabias y reconfortantes Antón Chejóv y que se ha converti- como «Dios nunca nos da una cruz do en una de las claves de la estética más pesada de la que podemos car- literaria contemporánea: la objetivi- gar» o «qué sería del hombre si no dad reflexiva o, más bien, la motiva- existiera el olvido». Además, en el ción no explicativa. Para tal efecto, cuento aparece otro personaje que Castro Arrasco teje una historia rápidamente conquista nuestra sim- realmente escalofriante donde el patía o, mejor, nuestra compasión. tema de la violación figura como uno Solís o El Químico, un joven acusa- de los principales focos de tensión o do por un delito menor, de tenden- de crisis, al extremo que, por mo- cias medio místicas, que tiene la des- mentos, debido a la forma tan reite- gracia de caer en la celda de dos rada en que aparecen estas escenas matones abusivos y rastreros –los de violencia sexual –ya sea como cachiches– y que logra mantenerse práctica cotidiana de algunas de las a salvo gracias a su habilidad para alimañas que viven hacinadas en las preparar chicha con cualquier vege- prisiones o ya sea como el castigo tal que caía en sus manos. Sólo al fi- infamante y brutal con que el hampa nal, cuando el cuento llega al clímax «recibe» a los «violinistas», o sea, a y parece que Solís va a correr la los internos que están acusados de misma suerte de sus compañeros de haber violado a algún menor de celda, que son asesinados por haber

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forzado sexualmente a un infeliz vado de manera bella e inteligente «violinista» que estuvo a punto de ser por autores como Óscar Colchado violado colectivamente por una tur- Lucio o Marcos Yauri Montero: la ba de presos enloquecidos por la las- narrativa de reconstrucción o inspi- civia, el licor y la droga, se descu- ración histórica. Así, en el primero bre un dato que va a alterar el rum- de estos cuentos, a partir del refe- bo de los acontecimientos y, por aña- rente histórico de la gran rebelión didura, va a salvar la vida de este de Juan Santos Atahualpa, Castro joven de tendencias medio místicas. Arrasco arma una historia de mis- Ocurre que el viejo semianalfabeto terio que es contada en primera per- y medio filósofo era, en realidad, un sona por un novicio presuntuoso e brujo al que el fraile de los faites de incrédulo que soportaba las tribula- la prisión, el tristemente célebre Pi- ciones del convento de Ocopa y, de lón, le debía más de un favor. pronto, cuando se encontraba orde- De esta manera, sin necesidad nando una pila de legajos y perga- de aspavientos, lloriqueos, melodra- minos oxidados por el tiempo, se topa con algo que lo llevará a investigar mas, moralejas o reflexiones mora- lo que nunca debió haber investiga- lizantes, Castro Arrasco logra im- presionarnos y, gracias a la conci- do: un tubo encerado que guardaba sión, el rigor y la precisión de su los manuscritos del Padre Lira acer- prosa, no solamente vuelve a intere- ca de la última entrada en el Gran pajonal en 1729. Al final, tras cua- sarnos en el drama de las prisiones renta años de búsqueda, cuando en- del Perú, sino también nos lleva a reflexionar y hasta a preguntarnos, cuentra el primer mapa que hicie- tal como lo hacía Solís, en medio de ron los misioneros franciscanos del su angustia y desesperación, por una río sagrado que se hallaba en el co- razón de los territorios dominados cuestión de alcance más universal y por Juan Santos Atahualpa y sus hasta existencial: la naturaleza del ser humano, que, en este caso, se temibles flecheros –el mítico e solapa tras la interrogante tan dura inhallable Imapiriqueni–, el otrora y feroz de si realmente «somos mier- presuntuoso e incrédulo novio logra descubrir el misterio sobre la vera- da» o no. cidad de los manuscritos del Padre Pero, en Prosas paganas, no so- Lira acerca de las circunstancia in- lamente hay espacio para el realis- faustas que determinaron el fracaso mo que tanto le gustaba a Chéjov, y la perdición de los soldados espa- sino también para cuentos como «In ñoles que apoyaban la campaña de partibus infidelium» y «El silencio evangelización y, simultáneamente, y el caos», que, con las diferencias y puede comprobar algo que avivará particularidades del caso, pueden todavía más el fuego de sus dudas inscribirse dentro de un rubro que, escatológicas e impedirá que vuelva en el Perú, ha empezado a ser culti- a ver el mundo con los mismos ojos

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de siempre: que a través de un bre- Finalmente, en Prosas paganas, baje mágico-religioso –que ingerían Castro Arrasco también nos entre- los Shirimpiari de ese entonces– se ga dos cuentos de corte fantástico o podía arribar a ese espacio al que de terror: «Jacinto Espuelas sigue había intentado llegar mediante la rondando», un hermoso relato lleno oración y el ayuno. de lirismo y de resonancias simbóli- A diferencia de «In partibus cas que es contado por un joven que decide librarse del fantasma de una infidelium», «El silencio y el caos» es un relato más ambicioso y de fuer- arriero con espuelas de plata que te aliento épico que se desarrolla en había sido condenado, conjuntamen- te con su recua de mulas, va a vagar los tiempos de la caída del Imperio de los Incas y pretende ser contado de noche por las afueras de un tris- desde el mismo epicentro de los te y abandonado caserío de la sierra peruana, pero, finalmente, en un acto acontecimientos por una voz que, en este caso, funge de autobiográfica o de humanidad, se arrepiente de lo testimonial. Para tal efecto, Castro que pensaba hacer y deja que esta alma en pena siga transitando para Arrasco opta por el artificio litera- rio de convertirse, nada menos y siempre por esos parajes que, al fin nada más, en uno de los personajes y al cabo, él, como miembro de una especie de dinastía plebeya en extin- más denostados, cuestionados y odia- dos de la historia del Perú, como es ción, sabía que nadie más habría de Pinkiray o Felipillo, el indio tallán transitar; y «El fraile de la mone- da», que, a primera vista, parece que que tenía el don (o maldición) de las lenguas y tuvo la desgracia de ha- es un típico thriller o cuento de te- blarle a Atahualpa en nombre de los rror que, a diferencia de «Jacinto Espuelas sigue rondando», se desa- conquistadores españoles. Así, ape- lando al recurso de la creación ar- rrolla en un desolado paraje de la tística de un pinkiray personaje-na- costa peruana que, al parecer, es el Chimbote de antes del boom de la rrador que vive obsesionado por su terrible complejo de culpa, nuestro explotación de la harina de pescado. autor logra confeccionar un convin- Resulta que, tal como ocurre en cente y vívido relato en primera per- algunos de los conocidísimos relatos sona donde se superponen, de ma- de misterio y horror de Edgar Allan nera trágica y veloz, como en un fil- Poe, «El fraile de la moneda» trans- me de acción, los momentos culmi- curre en un ambiente solitario, aban- nantes de la caída del Imperio de los donado y casi fantasmal, que, en este Incas con las lamentaciones de este caso, está dado por una vieja casona hombre que nunca pudo encontrar con mirador, grandes habitaciones, la calma ni la paz del perdón y mu- patio interior y pozo artesiano, que rió arrepentido por los servicios que está ubicada en un pequeño y casi había prestado a los españoles. deshabitado pueblo de la costa perua-

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na que milagrosamente subsiste en ma de «El fraile de la moneda», que, una áspera y hostil franja de tierra tal como ya se ha adelantado, tiene que es delimitada por las olas del mar que ver no solo con la aparición del embravecido y un cerro cortado a fraile encapuchado, sino también con pico por donde sólo asoman –horror el secreto que escondía tras su mal- de horrores– una aves ciegas y re- dita costumbre de arrojar una pe- pugnantes: las chotacabras. Además, queña moneda a los pies de la abuela los seres que habitan la fantasmal Antonia. casona de «El fraile de la moneda» Pero, después que se termina de son personajes típicos de un thriller leer «El fraile de la moneda», uno o cuento de terror, como la abuela se da cuenta que Castro Arrasco, Antonia, una viejecita que, no obs- gracias a la forma tan sorprendente tante su gran habilidad para los con- en cómo resuelve el misterio o juros y los inventos secretos, jamás intriga de la historia, ha logrado pudo descubrir el misterio de la vi- engañarnos en forma despiadada e sita del fantasma del fraile encapu- inmisericorde y que su relato no es chado que, con las primeras sombras típico thriller o cuento de terror, sino de la noche, se le plantaba delante una parodia feliz e irreverente de del portal de la casa y dejaba caer este género literario. Ocurre que, a una pequeña moneda que tintineaba diferencia de lo que sucede en gran hasta sus pies; Mercedes, la niña parte de los cuentos de terror, «El púber o ninfa, que, para poder desa- fraile de la moneda» no tiene un final fiar los espantos de la noche, sobre escalofriante, sino un desenlace que todo cuando escuchaba chirriar la mueve a la risa ya que con la cuestión polea del pozo como si alguien reco- esa de la monedita lo que, en realidad, giera agua, solía dejar su cama e irse buscaba el fantasma del fraile a dormir acurrucada al lado de su encapuchado no era asustar a la primo, o sea, el personaje-narrador abuela Antonia, sino revelarle el del cuento; Silvestre, el hermano de secreto de los sacos de monedas de Mercedes, que nunca pudo conciliar oro que se encontraban escondidos el sueño sin el lamparín encendido en el fondo del pozo artesiano de la porque decía que la mecedora de vieja casona. Al final, los únicos que mimbre empezaba a moverse cuan- pudieron gozar de este fabuloso do la oscuridad era completa; y, fi- tesoro escondido fueron unos nalmente, el tío Humberto, quien, cajamarquinos avaros y roñosos a escéptico hasta más no poder, creía los que el tío Humberto, con el fin que todo lo que su madre contaba de que la abuela Antonia nos siguiera sobre la visita del ánima envilecida viendo cosas raras, les vendió la vieja del fraile encapuchado no era sino casona. producto de su demencia senil. Otro tanto se puede decir, por último, de Conociendo desde sus inicios la intriga sobre la que se teje la tra- labor creativa de Dante Castro, pue-

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do avizorar que el siguiente paso en muerte, la eternidad, son algunos de su carrera de narrador será un nue- los puntos referidos. Justamente, vo triunfo dentro del género cuen- éstos son los que se estructuran y tístico. Como él mismo lo expresa, se ordenan al parecer de forma je- no le gusta la novela. Puedo agregar rárquica en el poemario –suponemos que en su caso, como en el de Jorge que alguna razón de índole personal Luis Borges, tampoco la necesita. o de importancia para el autor– así Prosas paganas constituye una con- «Viñetas del Hogar» una de las 6 firmación de sus dotes creativas, las viñetas que signadas en conjunto mismas que varios exigentes jura- bajo un nombre van estructurando dos de distintos concursos naciona- hasta el final no sólo temáticamente les e internacionales han reconocido sino también diríamos «visualmen- y premiado con justeza. (Carlos te» el poemario. Arroyo Reyes) Cabe mencionar a su vez dos importantes apreciaciones que trae consigo el libro, inicialmente en el Sandro Chiri. Viñetas Lima: Al- prólogo es Camilo Fernández quien berto Sandro Chiri Jaime, Editor. nos habla de las anteriores publica- 2004. ciones de Chiri y de la importante labor cultural que realiza desde una Viñetas es el tercer poemario de las revistas más importantes del que no sólo publica, sino además edi- Perú, La Casa de Cartón. Respecto ta Sandro Chiri conocido y recono- al poemario pone énfasis en la es- cido profesor de la UNMSM quien tructura y composición actualmente sigue una beca en Tem- ple University de Filadelfia. Y es que Como colofón Giovanna Minardi Viñetas estuvo a la espera de de la Universidad de Palermo (Ita- publicarse desde el año 1999 donde lia) nos da noticias recientes del au- obtuvo la única mención honrosa en tor y nos habla no sólo del poemario la IX Bienal de Poesía Copé. Pasa- sino también de la relación o vínculo dos 5 años, el poemario se nos pre- con la poesía del mediterráneo, en senta al parecer en una versión am- especial de la poesía italiana, ante lo pliada y cuidadosamente diseñada cual se hace una pregunta: «¿por qué tanto en estructura como en conte- los versos de Chiri suenan como los nido; es así que cada página trae con- de los melancólicos vates del medite- sigo una viñeta o ilustración relacio- rráneo a la hora del crepúsculo?». nada generalmente al poema que la Finalmente, existe en el poemario contiene. Aunque los poemas se ca- un aspecto que no se logra mencio- racterizan por su brevedad y senci- nar en el prólogo ni en el colofón, y es llez expresiva, dan la impresión de que varios poemas (10 exactamente) temáticamente contenerlo casi todo: traen consigo una traducción hecha la familia, el amor, la literatura, la a diversos idiomas, que van desde el

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italiano, alemán o francés hasta el libros en especial. Lo importante por quechua. Notamos un «secreto diá- destacar está en la confrontación de logo» no sólo entre la imagen de la las poéticas y las estrategias mer- viñeta y el poema sino también entre cantiles de los mismos escritores y el poema y la traducción respectiva; la crítica porque en ella se muestra por ejemplo tenemos poemas como la múltiples relaciones entre poéti- Víctor Hugo cumple 70 años , tradu- cas y críticas, entre literatura, aca- cido al francés o el de Yeats, 1999 al demia y difusión. El debate entre los inglés que guardan esa característica estudiosos y los creadores puso en peculiar. Notamos que esta última pu- evidencia la creciente diversificación blicación de Sandro Chiri posee una de lo sectores del mercado literario variedad que no se agota en poemas y de estructuras regionales, la dife- breves o sencillos sino que va más allá, renciación de las poéticas y de las como abriendo y cerrado ventanas que estrategias literarias y extra litera- nos deleitan el pensamiento, la vista y rias por el permanente afán de dis- el conocimiento. (Isabel Verástegui tinguirse del establishment del mo- Palomino). mento, es decir la ruptura no solo como una manera de introducir nue- vos temas y poéticas, sino también Revista de Crítica Literaria Lati- como estrategia de imponerse en un noamericana. Año XXX. N° 59. mercado cada vez más difícil de con- Lima-Perú / Hannover, NH-USA. quistar. 1er. Semestre de 2004. El debate lo inició José Agustín Con la continuidad habitual y la con «La Onda que nunca existió», calidad de siempre la Revista de en el que diseña el panorama del fe- Crítica Literaria Latinoamericana nómeno literario ocurrido hacia los editó el número correspondiente al años ’60 y cuya particularidad resi- primer semestre del año 2004. de en la activa participación de jóve- nes creadores que marcaron una La «Sección Monográfica» pre- ruptura con respecto de la tradición, senta los textos del coloquio realiza- lo que le costó demasiados cuestio- do en el Instituto Íbero-Americano namientos. Igualmente, revisa some- de Berlín en noviembre de 2003, en ramente las críticas en contra de este el que se discutieron la situación de movimiento juvenil que, sin ser or- la literatura mexicana. En esta re- gánico, creó un brecha importante unión se debatieron las líneas de las en la nueva generación de producto- tradiciones y se discutieron las rup- res de literatura y aquellos anquilo- turas entre dos generaciones litera- sados en las esferas de poder, domi- rias en México, para trazar luego las nio e influencia. diferentes estéticas, delimitar la ubi- cación de los escritores en el campo Así, para Agustín, «la novela literario en general y el mercado de juvenil no sólo inició el país en la

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postmodernidad sino que procedió a tas sirvieron de modelos a otros y definir el espíritu de los nuevos tiem- siguieron distintos intentos por re- pos» (: 10). flejar la problemática juvenil. Estas Por supuesto que para llegar a dos novelas justifican el interés de esta situación los jóvenes creadores Gunia por esbozar el éxito en el mo- crearon su propia forma de abordar vimiento literario mexicano y su in- fluencia que ejerció y, a su juicio, la composición echando mano a todos sigue ejerciendo en la literatura los recursos posibles tentando una narrativa distinta y con valor. Esta mexicana. situación creó, como siempre, una «El fin de la narrativa Latinoa- ruptura con el establishment, pero mericana» de Jorge Volpi, analiza el logró un apoyo importante de otro artículo del estadounidense Ignatius sector. Lo singular del estudio radi- Berry sobre el balance de la Narra- ca en señalar el cuestionamiento a la tiva Latinoamericana. En concreto, división de la literatura mexicana, por Berry plantea, con visión futurista, parte de Margo Glantz, en «La que la época de esplendor se sitúa Onda» y «La Escritura»; es decir la en hacia los años 50 del siglo XX, primera como intrascendente y hasta el 2055, fecha final de esta gran episódica, mientras que la segunda eclosión literaria hispanoamericana. santificada como «la buena, la artís- Desde esa fecha y para adelante no tica, universal e intemporal» (: 12). existe, a juicio de Berry, algo digno Como vemos ese afán crítico de Glanz de valor pues el desarraigo creció trató de minimizar el hecho impor- tanto en los escritores que difícil- tante de la efervescencia creativa de mente podría identificarse las raíces los jóvenes, sin embargo el efecto fue de cada uno de ellos. Volpi cuestiona contrario pues puso en el tapete la los postulados de Berry y los des- validez de los postulados indepen- nuda señalando las falencias esgrimi- dientes de cada escritor porque lo das en el artículo, señalando, final- importante estaba en la calidad del mente que la literatura latinoame- texto producido. ricana seguirá existiendo si se la destruye y la reconstruye nueva- Por su parte Inka Gunia, en «¿Qué Onda broder? Las condicio- mente. nes de formación y el desenvolvi- Gesina Müller, con su «Las no- miento de una literatura de la velas del boom provocación canónica: contracultura de la contracultura Interacciones literarias entre La juvenil en el México de los años se- Onda, el crack y Carlos Fuentes», senta y setenta», estudia el impacto refiere la influencia que ha tenido el y el proceso de reestructuración del boom latinoamericano. Esto es un campo literario mexicano que pro- antes y un después como movimiento dujeron dos novelas primerizas de renovador de las letras latinoameri- José Agustín y Gustavo Sainz. Es- canas y que difícilmente ha podido ser

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olvidada. Esta comparación ha per- propias de escritura de los del norte mitido valorar la permanente renova- mexicano, en razón de su posición ción de las letras latinoamericanas. respecto del centralismo político. Burkhard Pohl, con su «‘Ruptu- Parra señala tres aspectos impor- ra y continuidad’. Jorge Volpi, el tantes que influyen en la obra de los crack y la herencia del 68", se pre- norteños: la presencia del paisaje y el clima, la proximidad geográfica de ocupa por analizar la participación EE.UU. y el lenguaje propio. Es- de Jorge Volpi en la literatura mexi- cana y la latinoamericana a través del tos tópicos orientan la producción «Manifiesto del Crack» y la novela creativa con características particu- El fin de la locura. Sobre el prime- lares de la producción de obras de otras regiones del país. ro se señala que la presentación de determinado grupo estuvo vincula- Luego en la «Sección Miscelá- do a una política y proyecto edito- nica: estudios». Jesús Díaz Caballe- riales para afianzar estas posibilida- ro elabora un acertado estudio, en des y crear un mercado editorial «Nación y patria: las lecturas de Los para no verse avasallados por los Comentarios reales y el patriotismo demás. Asimismo, el manifiesto se criollo emancipador», sobre los con- presenta como una poética cuyo nor- ceptos de nación y patria relaciona- te lo señala Ítalo Calvino. Este ma- do con las lecturas de Los Comen- nifiesto significó una ruptura entre tarios reales del Inca Garcilaso de el poder comercial y los escritores. la Vega. Dicho estudio cuestiona los Por otro lado El fin de la locura es postulados de Benedict Anderson y una versión satírica de la revolución su «comunidad imaginada» contra- de 1968 y del desarrollo posterior de poniéndolos con los de Anthony los intelectuales mexicanos, hasta el Smith,quien a su juicio, se acercan 9 de noviembre de1989. Esto es una más a los conceptos de nación y pa- muestra de la preocupación por la tria en la tradición hispánica colonial realidad político-cultural. en su tránsito a la nación criolla. Y cierra el debate con un examen de Finalmente, cerrando la sección como la prédica de inclusión simbó- monográfica, Eduardo Antonio Pa- rra descubre, en «El lenguaje de la lica del pasado incaico en al patria narrativa del norte de México», que criolla se resuelve en la práctica en políticas de exclusión real de la masa los autores locales han roto la barre- indígena en la nación cívica. ra de la indiferencia y el olvido en el circuito literario mexicano. Su jui- «El espectro de Calibán recorre cio se basa en que las obras regio- la Hispanoamérica del Fin de siglo» nales ya son aceptadas por editoria- de Luis Rebaza-Soraluz presenta la les que tienen un alto rango de dis- presencia de personajes shakespe- tribución en México. Además, la reanos en las posiciones de los inte- importancia de las característica lectuales hispanoamericanos de fi-

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nes del siglo XIX relacionados con «José Lins do Rego: sujeito aos la vida y obra de E.A. Poe como a la ventos de Gilberto Freyre» de César forma en que sus personajes y tra- Braga-Pinto, estudia la relación per- mas son interpretados por los escri- sonal, antes que intelectual y de in- tores de esos años. Su estudio se ini- fluencia cultural, de dos escritores cia con el interés que muestra coetáneos en la literatura brasileña: Baudelaire, Whitman, Darío, Martí, José Lins do Rego y Gilberto Freyre. J.A Silva y Rodó. La propuesta está elaborada confor- me al modelo teórico propuesto por Tomás G. Escajadillo presenta Freyre en Casa Grande e Senzala. «Aves sin nido ¿Novela indigenista?», Capítulo II de su tesis doctoral La Irene Cabrejos de Kossuth narrativa indigenista: un plantea- aborda, en «Cuando Ribeyro hace miento y ocho incisiones. La impor- reír. El humor en Relatos santa- tancia del texto está en que contribu- crucinos, ‘Sólo para fumadores’ y yó significativamente a perfilar la crí- ‘Ausente por tiempo indefinido’» un tica sobre Aves sin nido, a pesar de tópico descuidado en la obra de Ju- no ser incluida en las reflexiones de lio Ramón Ribeyro: el humor. La quienes la consultaron. El punto de estudiosa rastrea algunos relatos partida se refiere a precisar las ra- escritos hacia la década del setenta zones por las que el autor no consi- en las que Ribeyro puede ser llama- dera «indigenista» a Aves sin nido do escritor humorístico. Para cum- considerando el concepto de «indi- plir con su propósito revisa las en- genista». trevistas que dio el escritor a algu- nos medios de comunicación, así Carlos Jáuregui, en «Arielismo como sus memorias y cartas dirigi- e imaginario indigenista en la Revo- das a su hermano Juan Antonio. El lución Boliviana. Sariri: una répli- estudio concluye con la substancial ca a Rodó (1954)» elabora un estu- importancia de la intención humorís- dio respecto de la representación de tica en Relatos santacrucinos, en Ariel en un ensayo neoindigenista del La tentación del fracaso y las Car- escritor boliviano Fernando Diez de tas a Juan Antonio. La autora des- Medina en el que propone refor- taca, finalmente, que la visión humo- mular la representación de la iden- rística es una las posibilidades por tidad como un drama andino. Para las que el autor abordó la composi- Jáuregui, Sariri: una réplica a ción literaria y se transformó en una Rodó, 1954, es una propuesta arie- herramienta importante dentro de lista al arielismo y adelanta una de su propia existencia. las contradicciones más reveladoras del canibalismo de las dos décadas José Alberto Portugal con «Hé- siguientes posteriores a la edición roes de nuestro tiempo. La formu- del libro en mención. lación de la figura del protagonista en tres narraciones de M. Vargas

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Llosa, A. Bryce y M. Gutiérrez» se Barbara Dröscher con «Huér- encarga de analizar a la represen- fanas y otras sin madre en la novela tación del héroe en tres obras de tres centroamericana», estudia la narra- escritores peruanos; Miguel Gutié- tiva de los años ‘70 a ‘90 en América rrez, Mario Vargas Llosa y Alfredo Central y los poemas de una guate- Bryce Echenique; aparecidos entre malteca, Ana María Rodas, y desta- 1992 y 1995. La lectura contigua de ca la presencia de un personaje lite- La destrucción del reino; El pez en rario común a todas ellas: la huérfa- el agua. Memorias y No me espe- na. Y para el juicio Dröscher, en la ren en Abril permite establecer guatemalteca es más interesante modelos estructurales o temáticos esta representación. El estudio ayu- que unen a los textos y abren tro- da a establecer cómo en determina- chas para explorar distintos mundos. das etapas cronológicas la huérfana De lo estudiado se concluyen que desaparece de las creaciones litera- existen tres representaciones del rias así como la forma en que las héroe: El héroe trascendental (El composiciones tienen que buscar el pez en el agua), el héroe desborda- recurso necesario para que adquie- do (No me esperen en Abril) y el ran verosimilitud lo que conduce a héroe velado (La destrucción del la autora del estudio a proponer que reino). Estos tres modelos sinteti- este hecho remarcaría la influencia zan el espacio de creación o que tuvo sobre las intelectuales de reafirmación de estructuras defen- la época Simone de Beauvoir y su El sivas que dan cuenta de las distintas segundo sexo, además de los conflic- formas en que se experimenta el fra- tos políticos presentes en las zonas caso. de recreación literaria. Por última cada obra refleja un hecho particu- En «Topografías urbanas de fin de siglo: Las formas de la mirada lar y registra la participación de la en la literatura mexicana» Isabel A. mujer en todas las acciones civiles buscando que reconozcan sus dere- Quintana elabora un estudio sobre los modos en que la literatura mexi- chos, además de la representación cana de las últimas décadas elabora de los distintos estratos sociales. representaciones sobre la ciudad, lo En «Fragmentación del discur- que constituye un permanente inte- so histórico: Individuo y multitud en rés en la historia y la literatura La multitud errante de Laura mexicanas. El estudio aborda textos Restrepo» Gustavo Mejía elabora un breves y algunas novelas en las que análisis de la novela de Laura las miradas de niños, adolescentes Restrepo La multitud errante y hombres, inciden de distintas ma- (2201), destaca el hecho de la multi- neras en la ciudad y de las que se tud como fenómeno social inserta en pueden obtener conclusiones sustan- la novela. Esta representación sig- ciales. nifica, a criterio del autor, la exis-

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tencia de una migración forzosa en de este panorama se ha dividido en el territorio colombiano. También cinco secciones. La primera, «El destaca el hecho particular de que proyecto colonial y sus retóricas», la multitud adquiere una visión co- se inicia con un texto de Rodolfo lectiva de la sociedad y por tanto Falconi: «La carta de Pêro Vaz de anónima. Finalmente, la novela ex- Caminha al Rey Don Manuel», car- plora las relaciones entre el carác- ta que se constituye en la primera ter y la libertad. noticia de la futura «Brasil» y se ins- cribe dentro de la «literatura de via- La sección «Notas» nos trae dos jes». Aquí se rescata el primer en- homenajes breves a Antonio Cándi- cuentro entre portugueses e indíge- do y Wáshington Delgado, el prime- nas dando luces sobre la magnitud ro gracias a Marisa Lalojo y el si- literaria del relato expuesto en la guiente de Pedro Lastra. carta. Sergio R. Franco con «Deseo Luego Keith Louis Walker en mimético en Reo de nocturnidad» «Pêro Vaz de Caminha: para fijar la se preocupa por examinar Reo de mirada en el corazón de tinieblas del nocturnidad, de Alfredo Bryce Nuevo Mundo» comprende que el Echenique y señala el interés del colonialismo es una empresa econó- escritor peruano por el afán de exa- mica y comercial cuya finalidad ra- minar la subjetividad del personaje dica en el enriquecimiento de cen- protagónico tros de poder de Europa lo que pro- crea un discurso con matriz retóri- En último lugar se presenta la ca que se proyecta sobre la forma- nutrida sección «Reseñas» nos trae ción social y económica. Establece un panorama de las publicaciones que la «mirada» precede, con exac- que van del 2001 al 2003. ( Jorge Ra- titud, al encuentro real. En sí se trata ). mos Rea de una retórica de la expansión co- lonial que ubica al nativo en un bien material antes que humano. Por su Revista de Crítica Literaria Lati- parte «Los sonidos de la enunciación noamericana. Año XXX. N° 60. de la primera vuelta al mundo» de Lima-Perú / Hannover, NH-USA. María Laura de Arriba, se acerca 2do. Semestre de 2004. al texto de Antonio Pigaffeta, testi- Este número está dedicado al monio de la expedición de Magalla- recuerdo de Jorge Cornejo Polar nes-Elcano (1519-1522), con la fina- (1930-2004). La «Sección Monográ- lidad de relevar las operaciones fica» sitúa su campo de estudios en discursivas que caracterizan el de- los «Viajes y viajeros coloniales por cir sobre el «otro». Se puntualiza que las Américas» vista desde la expan- la representación del nativo se defi- sión portuguesa y española de fines ne por la carencia de bienes, de es- del siglo XV. Para un mejor visión critura y de humanidad.

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La segunda sección: «Encuen- vestigación evidencia el proceso de tro y festín (en la casa del otro)», deshumanización del europeo cuan- compila estudios que abordan la vio- do cae prisionero. Por su parte Be- lencia. Lydia Fossa con «Los prime- nita Sampedro Vizcaya se ocupa, en ros encuentros entre las huestes de «Fragmentos de historia (dispersos Pizarro y los indígenas: apuntes sobre el mar)», de revisar las lectu- para una tipología» señala las carac- ra clásicas de la narrativa de nau- terísticas de los encuentros entre fragios acentuando el quincuagési- españoles e indígenas antes de ini- mo libro de la Historia moral y na- ciar la conquista del Perú. Para ello tural de las Indias (1478-1557) de revisa la Tercera Parte de la Cróni- Gonzalo Fernández de Oviedo. Así, ca del Perú (1550) de Pedro de Cieza en esa historia se inscribiría lo es- de León y llega a la conclusión de pectral, la historia de los que debie- que se presentan cuatro tipos de ron aferrarse a la tabla de salvación. encuentros violentos (cacerías, asal- Luego, Olga Beatriz Santiago nos tos, traducción lingüística y las invi- presenta uno de los pocos testimonios taciones), signados por la incomuni- barrocos de la actual argentina en cación, es decir que «el diálogo no «Don Luis de Tejeda y Guzmán y la existe». escritura como peregrinaje». La obra En «Yguatou: la política del co- en cuestión es el Libro de Varios Tra- mer en la Histoire d’un Voyage faict tados y Noticias escrito entre 1660 y en la terre du Brésil de Jean de 1680. Aquí la autora propone una do- Lery», Kima Beauchesne revisa el ble lectura en la importancia de la punto de vista desde el que se ob- confesión autobiográfica de un pere- serva y describe la antropofagia de grino y, a la vez, la construcción de los tupinambá, estableciendo una una dimensión cívica, en la que el pe- doble mirada en la que el nativo es regrino reconoce sus pecados y su alegorizado, y comparado con el ca- tierra natal. De manera que el texto tólico, degradándolo para convertir- puede leerse como un discurso de lo en presa de la dominación colonial. una territorialidad diferenciada, co- lonial y criolla, que cuestiona, desde La tercera unidad: «Pruebas del cuerpo y del alma: cautiverios y nau- la perspectiva religiosa, la asimetría fragios» plantea la relación entre la centro-periferia. textualización de las experiencias La cuarta sección, «Pérdidas y reales de los viajes con sus vicisitu- ganancias», pone énfasis en los co- des, y su proyección alegórica. merciantes en busca de fortuna. Valéria Rodrigues da Costa con su Amanda Salvioni analiza, en «El des- «Entre lo diferente y lo semejante: encantamiento del Nuevo Mundo. un viaje antropológico» se centra en Viaje de un mercante florentino al Viajes y cautiverios entre los caní- país de la pobreza (Galeoto Cei, bales (1557) de Hans Staden. La in- 1539-1553)», una narrativa del fra-

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caso empresarial. La peregrinación Vaca: el legado multicentenario de del aventurero encuentra el único una de las primeras jornadas euro- tesoro en su experiencia. Elena peas en América del Norte» nos Altuna con «Acarette du Biscay: los traslada a las peripecias de este per- vulnerables límites del imperio», sonaje y revela las múltiples posibi- presenta otro comerciante extranje- lidades de abordar el texto aun sin ro cuya preocupación radica en el saber a ciencia cierta los contenidos afán de obtener riquezas fácilmente y las ubicaciones geográficas preci- a través del contrabando, situación sas de la experiencia histórica de que, a juicio de la autora, es produc- Alvar Núñez. to de la crisis generalizada del siglo En la «Sección Miscelánica: Es- XVII. tudios», se presenta «Escribir y leer El quinto apartado, «De este en el tiempo y en el universo del Inca lado del mundo», incide en la huella Garcilaso de la Vega (1539-1616)» de de la narrativa de viajes en los pro- Carlos Alberto González Sánchez, yectos de territorialización y re- importante aporte que discute el va- territorialización, así como en la re- lor de la escritura y la lectura fuera creación de tradiciones identitarias. del monopolio de los sectores pudien- Así Silvia Tieffemberg en «Autoría, tes económicamente e ilustres, y el legitimidad, espacialidad en la obra valor que conlleva. Rodrigo Naran- de Guamán Poma de Ayala» se re- jo en «Barroco latinoamericano y vela la constitución de una nueva ca- formación de la razón burocrática tegoría autoral americana. Por su contemporánea», precisa que la lec- parte Alvaro Fernández Bravo en tura actual del barroco entrecruza «Catálogo, colección y colonialismo los debates de la modernidad y interno: una lectura de la Descrip- posmodernidad, regionalismo y ción de la Patagonia de Thomas poscolonialismo, latinoamericanismo Falkner (1774)», se preocupa por y latinoamericanismo crítico. Más revisar un ámbito descuidado en los adelante Rosalba Campra con «En relatos de viaje: la Patagonia. Aquí, busca del gaucho perdido», rastrea Fernández Bravo trabaja sobre tres la figura del «gaucho» y el «gau- cuestiones: la importancia del mun- derio», desde la lectura de El laza- do atlántico y la incidencia de la lite- rillo de ciegos caminantes de Alonso ratura de viajes en la formación de Carrió de la Vandera, y su transfor- una nueva conciencia planetaria, la mación en personaje mítico. aspiración al catálogo como parte de Juan Carlos Grijalva en «Vas- un archivo moderno, y el valor que concelos o la búsqueda de la Atlán- cobra este libro en el proyecto de tida. Exotismo, arqueología y utopía expansión territorial de Argentina del mestizaje en La raza cósmica», en el siglo XIX. Finalmente, Rolena realiza una indagación textual e his- Adorno con «La prole de Cabeza de tórico-cultural sobre la presencia del

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mito de la Atlántida en el ensayo de Este número 97 se inicia con un texto Vasconcelos y la manera como el ra- de José Rivero acerca de las políticas cismo y los prejuicios, discrimina- educativas y la exclusión en América Latina. Juan Chacaltana nos ofrece ción y exclusión étnica se conciben la posibilidad de nuevos enfoques para en la vision de la historia mestiza y comprender el fenómeno de la pobre- en la esperanza de la profecía racial. za. Javier Ávila analiza lo que deno- mina el «fujimorismo desde abajo» en Finalmente, Juan Pablo Dabove Huanta. El fujimorismo es también estudia la relación de la violencia una preocupación para Alfredo campesina y la memoria letrada en Quintanilla quien se refiere a la ex- siglo XIX en Tomochic, narración de tensión de la ciudadanía en el medio la campaña militar chihuahuense, en rural durante el gobierno de Fujimori. «Tomochic de Heriberto Frías: vio- Fernando Bravo Alarcón nos mues- tra cómo el tópico ambiental gana lencia campesina, melancolía y ge- posiciones en la agenda de muchas nealogía fratricida de las naciones». comunidades y pueblos del Perú. An- Y cierra el número la acertada sec- tonio Romero Reyes analiza los pro- cesos y retos del desarrollo en la eco- ción «Reseñas» con importantes co- nomía urbana de Lima Metropolita- mentarios de libros publicados en los na. Javier Tantaleán Arbulú narra el años 2002-2004. (Jorge Ramos Rea). nacimiento del fenómeno de la Ilus- tración en Europa, aludiendo al pen- samiento de Adam Smith y David Hume. Javier Alcalde informa sobre Socialismo y Participación. N° 97. la preocupación surgida entre los es- Lima: CEDEP, Abril 2004. pecialistas en relaciones internaciona- les sobre los denominados estados Sin duda la más completa revis- fallidos que tienen gobiernos muy ta de Ciencias Sociales del Perú, débiles o casi inexistentes en el mun- mantiene su asombrosa regularidad do de hoy. Raúl Chacón analiza el na- flemática, muy británica. cimiento del que denomina ecolo- gismo popular en las comunidades de Y se ha dado el lujo de venderse Vicco y San Mateo. En la sección de- en sólo cuatro librerías y el local dicada a la poesía hacemos un home- institucional de CEDEP («El Vi- naje al recientemente desaparecido poeta peruano Francisco Bendezú. Y, rrey» parece ser quien más vende como en todos los números de Socia- S&P, por lo que compruebo). lismo y Participación, publicamos Fiel a sus principios, realizan- nuestras secciones de libros y publi- caciones recibidas.» (: 7) do «ajustes» cuando es necesario, «en mis banderas sigue enhiesta la Si algo caracteriza a Socialismo palabra SOCIALISMO», digo, pa- y Participación es el alto nivel de la rafraseando a Mariátegui. mayoría de sus colaboraciones y, te- niendo muchas de ellas como tema No puede haber mejor resumen asuntos serios y/o complicados, tra- de este número que el de los propios tan de no usar demasiados tecnicis- editores:

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mos y no ser una revista restringi- puedan ser entendidos por la cita da o dirigida «a-los-iniciados», a «ya inicial: «En nuestra historia, tanto lo saben» (todo). la tradición del pensamiento mítico Pondremos dos ejemplos, casi al andino como el catolicismo colonial han reproducido durante siglos en azar. la mente de los peruanos, la noción Los trabajos de Javier Ávila y de que el poder y la autoridad tienen de Alfredo Quintanilla Ponce, «Los su fuente en la divinidad. Esa campesinos y Fujimori: ¿La histo- sacralización de la autoridad y sus ria de un amor eterno en Huanta?» formas de ejercicio forman parte de y «La extensión de la ciudadanía en la herencia colonial de la que habló el medio rural en tiempos del Mariátegui y de aquella que la au- Fujimorismo», respectivamente, tra- sencia de una revolución democráti- tan con altura, con «la máquina para ca no nos pudo liberar». He ahí el pensar» (Scorza), asuntos que coeur del asunto. usualmente se discuten con la razón Artículos como el de Fernando ofuscada. Barco, «Bemoles de la conciencia El trabajo de Ávila –como siem- ambiental en el Perú», enriquecen, pre en las páginas de Socialismo y al examinar con seriedad, el centro Participación–nunca pierde el equi- de un «problema» (relativamente librio y la reflexión constante, como nuevo entre nosotros) que en Perú podía ser subrayado en la presente se trata con apasionamiento, caren- cita: te de equilibrio, o con poderosos Todavía seguimos sin conocer a cien- lobbies (que quieren que las fuerzas cia cierta cuáles fueron las razones por policiales sean guardianas de sus las que amplios sectores de la pobla- intereses privados). Algo de equili- ción decidieron apoyar el proyecto brio, señores. autoritario. Este fenómeno no puede ser comprendido solamente como Las habituales secciones de producto de la «anomia», «desestruc- «Libros» y «Libros recibidos» com- turación», «irracionalidad» o «trau- pletan el número. mas» como producto de la violencia. Tampoco puede ser comprendido so- Hemos dejado para el final, la lamente como un producto de la «ma- inusual sección de casi veinte pági- nipulación» ejercida por el fujimo- nas del recientemente desaparecido rismo durante los noventa» (: 25). poeta Paco Bendezú, poeta difícil y El ensayo de Quintanilla pun- refinado, que siempre afirmaba que tualiza ser «un avance de una inves- era «comunista» y que por flojera tigación mayor sobre el mismo (¿«flojera»?) no iba al partido (¿a cuál tema». de ellos?). Quizás tanto el texto que se con- Poeta de calidad altísima. Afir- signa como la «investigación mayor» mo que nadie en el Perú conocía tan

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bien el idioma castellano (razón por de las mesas de concertación de lucha la cual este poeta exquisito nunca fue contra la pobreza en nuestro país. invitado a la llamada Academia Pe- Javier Tantaleán Arbulú continúa sus estudios sobre los filósofos de la Ilus- ruana de la Lengua). tración ocupándose esta vez de Adam ¿No les parece extraño que este Smith y su primer tratado moderno gran poeta del siglo XX, haya muer- de economía política. Edgar Montiel relaciona el arte, la política y la to sin que ninguno de los «medios» gobernabilidad con la consolidación (periódicos, revistas, TV, Radio, etc.) nacional. Gonzalo Falla Carrillo se haya realizado «homenajes», aunque ocupa de la identidad nacional y los sean pálidos y mezquinos? problemas de su construcción en el Perú. Raúl Chacón analiza el rol de ¿Y que sea una revista de soció- diversos actores sociales en las elec- logos que disfrutan de la poesía, la ciones municipales de Hualgayoc. que le haya dado el mayor relieve? Publicamos uno de los capítulos del (Quizás porque no pertenecen al reciente libro de Elmer Arce sobre la reforma agraria editado por el Cedep. bando de los «regios»). (Tomás G. Y Bruno Revesz analiza la ola de de- Escajadillo). mocratización experimentada por América Latina en años recientes. En la sección Poesías, publicamos textos Socialismo y Participación. N° 98. de Roxana Crisólogo y de un grupo Lima: CEDEP, Setiembre 2004. de poetas jóvenes de la Red del ba- rrio limeño de Salamanca. Y en la sec- ción Documentos, damos a conocer las Mi querido maestro Wáshington intervenciones de Aníbal Quijano e Delgado, que luego fuera mi gran Inmanuel Wallersdtein en la ceremo- amigo, mencionaba siempre la frase nia de distinción con el grado de Doc- «el don viril de la síntesis», la que tor Honoris Causa a este último en la Universidad Nacional Mayor de San atribuía a don Alfonso Reyes (aun- Marcos. Además de nuestras acostum- que nunca señaló de donde provenía brada Reseñas, presentamos como la cita). siempre nuestra sección de Publica- ciones Recibidas. (: 9). El presente número deSocialis- mo y Participación, como siempre, De estos estudios, el de Gonza- es sintetizado certeramente por sus lo Falla Carrillo (que tiene el ambi- editores: cioso título de «PERÚ IMPOSI- BLE Y POSIBLE. A propósito de La edición número 98 de Socialismo y la identidad nacional (una vez más)», Participación se abre con un estudio de Heraclio Bonilla y Tamás nos parece el único texto light; es Szmrecsányi acerca de la reciente evo- además el más corto (: 103-107). lución económica de los países de América del Sur y sus perspectivas Especialmente interesante es el históricas. Javier Ávila analiza los nue- discurso de Aníbal Quijano con oca- vos discursos en la participación so- sión que la incorporación de Imma- cial a raíz de la creciente organización nuel Walllerstein como Profesor

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Honorario de la Universidad Mayor dad no hay crecimiento económico. de San Marcos. Orlando Fals Borda se refiere a la re- lación entre futuro y pasado al enlazar El resto de los estudios de este la construcción de posibilidades como S&P mantiene la uniforme calidad prolongación de la existencia de pue- que es característica de esta revista. blos originarios en América Latina. Heraclio Bonilla nos ofrece un estudio En cambio, no me convencen ni histórico y antropológico sobre la polí- los poemas de Roxana Crisólogo y, tica y las prácticas religiosas en los menos, los textos de «un grupo de Andes. Ernesto Pollitt analiza las agen- das de investigación en la política so- poetas jóvenes de la Red del barrio cial. César Ferrari aporta con un án- limeños de Salamanca». gulo distinto de aproximación al tema ¿Qué tiene Salamanca (la limeña) del comercio internacional y el ALCA. Ricardo Sánchez evoca el pensamien- de especial? to político de Norberto Bobbio. Jorge Quisiera, por último destacar de Bernedo plantea políticas alternativas este conjunto de estudios, el que abre de empleo. Víctor Samuel Rivera ana- liza el caso de Ilave desde un punto de la revista: Heraclio Bonilla, Tamás vista teórico. Javier Ávila escribe so- Szmrecsányi: «La reciente evolución bre la antropología y los antropólogos económica en los países de América del Perú en el periodo 1946-2003. Fer- del Sur y sus perspectivas históricas». nando Tellier aplica las tesis sitémicas al análisis de la exclusión y el sistema Da mucho que pensar y, digamos, político. César Bedoya G. y Christo- las cifras frías no dejan de producir pher Yeoman escriben sobre la pre- escalofríos. (Tomás G. Escajadillo). sencia estatal, la precariedad política y los conflictos entre ciudadanos locales. Gerardo de Cárdenas plantea el tema de la sociedad civil, el contenido del Socialismo y Participación. N° 99. concepto y sus alcances. También ofre- Lima: CEDEP, Marzo 2005. cemos en esta edición reproducciones de las pinturas de Piero Qujano y poe- Este número es un buen antici- mas de Jorge Frisancho y Germán po a un acontecimiento nacional: SO- Carnero Roque. En la sección Rese- CIALISMO Y PARTICIPACIÓN ñas publicamos textos de varios auto- LLEGA A SU NÚMERO 100. res sobre el reciente libro de Arman- do Villanueva «La gran persecución». Son décadas de continuo enrique- Y, como siempre, va nuestra sección cimiento al debate serio y ponderado Publicaciones Recibidas. (: 9). de nuestras ciencias sociales. El primer artículo es certero y filudo como una flecha: (José Sánchez He aquí la síntesis que, como de costumbre, han preparado los editores: Parga): «Sin (creciente) desigualdad no hay crecimiento económico». Así Este número 99 de SOCIALISMO Y de simple. PARTICIPACIÓN se inicia con una reflexión de José Sánchez Parga acer- Manteniendo su habitual alto ni- ca de que sin una creciente desigual- vel en sus colaboraciones (lo que in-

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cluye los poemas de José Frisancho intelectuales que pasaron por ella y German Carnero Roque, y las pin- desarrollaron una ferviente y fecun- turas de Pieoro Quijano), lo que más da labor tanto en los claustros uni- destaca en esta entrega N° 99, es un versitarios como en el trabajo de in- merecido homenaje a Armando vestigación. De esta basta labor dan Villanueva. Quiero sumarme explí- cuenta las numerosas publicaciones citamente a las palabras del Conse- que por muchos años ha editado la jo Editor de la revista: Facultad. Una de estas publicacio- En las páginas siguientes presenta- nes es la revista de Letras, Órgano mos los comentarios hechos por di- de la Facultad de Letras, que, gra- versos autores al libro de Armando cias a la «antigua aspiración» del Villanueva y Guillermo Thorndike La poeta José Gálvez Barrenechea su gran persecución (Lima, abril de aparición en 1929 «las revistas […] 2004), que fuera presentado recien- muestran la cultura viva en el mo- temente de manera simultánea en Lima y Santiago de Chile. Nuestra mento mismo en que las indagacio- revista se une así al justo homenaje nes se realizan, son el pulso y la en- que se ha rendido a una época y una traña de una colectividad», afirma el gesta política, uno de cuyos represen- Dr. Marco Martos, decano de la Fa- tantes es, sin duda alguna, Armando cultad de Letras, en el Exordio. Villanueva del Campo. (: 145). Efectivamente, Letras ha tenido una En el Homenaje mismo desta- vida continua con momentos de si- can las páginas de Max Hernández lencio y de una adecuación formal a («El libro de Armando Villanueva», los cambios que exigían los tiempos. prosa galana de un galeno. Para Gálvez, Letras debía recoger La sección se completa con las «todas aquellas obras que tiendan a colaboraciones de José Antonio penetrar y revelar aspectos de la García Belaúnde («La gran perse- realidad nacional, en los matices ar- cución»), Hernán Uribe O. («Un li- queológicos, históricos, literario, fi- bro alucinante»), y, estamos seguros, losófico, educativo y sociológico». muchas otras en los diversos medios Debía ser fuente «de estímulos pro- sociales y políticos. (Tomás G. pulsor a toda dirección o empreño Escajadillo). que conduzca a dar una personali- dad genuina a nuestra cultura», es decir, «peruanizar nuestra cultura», Letras. Órgano de la Facultad de sostiene el Dr. Jorge Valenzuela. Letras y Ciencias Humanas / Letras ha tenido una periodici- UNMSM. Lima, Año LXXV. Nº dad irregular. Inicialmente se publi- 107-108, 1º y 2º semestre 2004. ca de forma semestral Luego La Facultad de Letras, desde su cuatrimestral. retorna a ser semes- creación, ha dado muestras palpa- tral y finalmente anual. Por proble- bles de inquietud académica. Los mas políticos se interrumpe su pu-

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blicación: las dictaduras de Benavi- lo conocemos por Ricardo Dávalos des en 1930-35 y Velasco en 1969- y Lisson. 1975, la agitación política y crisis Las crónicas, documentos histó- generalizada en 1980-81 y 1987-1991 ricos de valor documental fueron y la intervención política del fujimo- manipulados y censurados por moti- rismo en 1994-1996. Pese a esto, la vos inquisitoriales y políticos. Es el revista ha cumplido 75 años de vida caso de la Historia general del Perú y celebra con una edición conmemo- (1611-1613) del fraile mercedario fray rativa que reúne estudios, notas y Martín de Murúa. El manuscrito comentarios, reseñas e información Wellington, redacción definitiva del sobre las actividades del claustro. texto, presenta tachaduras, enmien- La sección de estudios se inicia das y agregados que no han sido to- con un trabajo conjunto de Luis Mi- mados en cuenta por los editores de llones e Hiroyasu Tomoeda sobre las la obra de Murúa. Tal vez en la tesis sirenas en las tablas de Sarhua. Las de la especialista de la Universidad sirenas, seres de la mitología griega, de Yale, Rolena Adorno. pasan al arte colonial con la invasión Como homenaje a Ribeyro, Jor- española de donde toman la forma de ge Valenzuela Garcés hace un tra- pez y por la religión católica su ca- bajo sobre el cuento «Junta de acree- rácter demoniaco. Por un proceso dores» que aparece en el libro Los sincrético, las sirenas sustituyen a gallinazon sin plumas. Ribeyro, seres mitológicos que viven en lagos, autor neorrealista, representa un quebradas y cascadas en las cultu- momento de crisis de la sociedad en ras prehispánicas. Así, ellas otorgan este cuento, pero, contradictoria- sonidos y poderes especiales a los mente, encontramos una burla iró- instrumentos que se bautizan en sus nica contra el comportamiento de los aguas pero a los humanos que cami- mas débiles. nan cerca de estos lugares, pueden causarles daño o raptarlos. Carlos García-Bedoya recuerda los cien años de Alejo Carpentier Augusto Alcocer Martínez inda- examinando el impacto de la van- ga sobre la expresión «el que no tie- guardia en la naciente nueva narra- ne de inga tiene de mandiga» que es tiva y como es asimilada por atribuida por medios estudiosos al Carpentier en sus primeras obras, escritor Ricardo Palma. Luego de la relación realismo mágico surrea- una pesquisa bibliográfica y basán- lismo para finalizar con unan evalua- dose en los estudios de la lexicología ción de los modelos de novela histó- y lexicografía, encuentra que el di- rica que propone el escritor. cho tuvo su origen en el habla popu- lar. Comenzó a ser usado en la lite- En el campo filosófico, Óscar ratura peruana por Segura, aunque García Zárate presenta algunas parcialmente y en forma en que hoy «consideraciones previas a una teo-

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ría de la verdad» el autor sostiene lación del sistema morfológico con la que se predica de preposiciones, cosmovisión andina. El autor incide creencias, afirmaciones y oraciones, en las diferencias de la cognición en el orden jerárquico correspon- andina con respecto al castellano. diente. Presenta un bosquejo de tres Las Notas y Comentarios se ini- teorías de la proposición en las que cian recordando al ex decano y pro- es indiferente declararse a favor de fesor de Letras recientemente falle- cualquiera ya que es un problema cido Wáshington Delgado por complejo la teoría de las proposicio- Américo Mudarra, un homenaje a nes como elaborar una teoría de la Cervantes en el artículo de María verdad. Luisa Roel, Julio César Oyala per- Raymundo Casas hace un estu- mite un índice cuantitativo en el ám- dio del multifacético y resbaladizo con- bito peruano entre los años 2000- cepto de la ironía verbal con especial 2003, para finalizar con un trabajo incidencia en los aspectos semánticos de Maria Gispertsauch sobre las raí- y pragmáticos. Semánticamente es un ces griegas. Seguidamente se hace discurso negativo y pragmaticamente una relación de las diversas revis- se entiende a la luz de la idea de los tas que publica la Facultad a cargo grados de hjgvhjghjgv aplicada al pa- de Manuel Conde Marcos, Milagros pel del contexto se apoya considera- Carazas, Carlos García Bedoya y blemente en la dinámica de la inten- Saul Rengifo Vela. ción comunicativa. Las reseñas corresponden a los ¿Cuál es el sentido de la histo- libros: Tomás G. Escajadillo. ria? Se preguntó Javier Aldama y Mariátegui y la literatura perua- para responder esa pregunta hace na (Carlos García Bedoya), Jean un repaso de la constitución de la Franco. Decadencia y caída de la historia y la historiografía y del plan- ciudad letrada (Carlos García teamiento de algunos filósofos Bedoya), Antonio Cornejo Polar. La (Voltaire a Fukuyama) sobre este ‘trilogía novelística clásica’ de Ciro proceso constitutivo. Al final, el au- Alegría (Carlos García Bedoya), tor ensaya una respuesta a la pre- Miguel de Cervantes Saavedra Don gunta planteada desde la perspecti- Quijote de la Mancha (María Luisa va de los países periféricos. Roel) y de Christian Fernández El Inca Garcilaso: imaginación, me- A diferencia de las lenguas oc- moria e identidad (Marie Elise cidentales, en el aymara y en el quechua se distinguen dos plurales Escalante). Finaliza este número con una relación de actividades rea- de primera persona que han identi- lizadas por la facultad. ficados como inclusivo y exclusivo. El próximo numero de Letras Félix Quesada analiza esta ca- tegoría y establece la posible corre- será un homenaje a los cuatrocien-

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tos años de la publicación de la obra estaciones: las comunicaciones, la de Miguel Cervantes Saavedra El literatura, la filosofía, la lógica, el ingenioso hidalgo don quijote de la arte, la historia del arte. mancha. (María Luisa Roel Men- Dentro de sus variables, cabe dizábal). resaltar, además, que la revista atiende territorios poco frecuenta- dos. En los últimos tiempos han sido Patio de Letras. Año I. Vol. I. Nº menos que pocas las veces en que 1, 2003. una revista académica dedica un par- Casi sin aspavientos, al menos ticular interés a un tema que en ninguno fuera del ámbito universi- nuestro país aún sufre de algunas tario, a mediados del 2003 apareció aprehensiones a pesar de que en el Patio de Letras, revista semestral corrillo internacional, en especial el que, de alguna manera, continúa la norteamericano, posee indiscutible tradición de las revistas proceden- recurrencia desde hace ya más de tes de la Facultad de Letras de San veinte años: los estudios coloniales. Marcos. Al igual que muchas de sus Eso, por un lado, porque, por el otro, predecesoras (y también algunas de Patio de Letras incorpora temas de sus contemporáneas), Patio de Le- vigorosa actualidad, como los artícu- tras posee un estatuto editorial co- los «Guerra y periodismo» de Julio lectivo, es decir, un comité editor Estremadoyro, y «Prensa: Historia compuesto por reconocidos profeso- e interdisciplinariedad», de Juan res de diversas áreas de la mencio- Gargurevich, ambos experimenta- nada facultad, lo que le otorga, pese dos profesores de comunicaciones. a su independencia formal, un aro- En el primero de ellos, Estre- ma (y un cierto respaldo) institu- madoyro, también conocido analista cional saludable –que, por cierto, no del medio televisivo, nos ofrece un tiene. recuento de casos vinculados al uso Dirigida por el recientemente y abuso de la información, por citar elegido Presidente de la Academia dos ejemplos, en Kosovo o en la Gue- Peruana de la Lengua, también an- rra del Golfo –recuérdese, en parti- tiguo profesor de la Escuela de Li- cular, las tribulaciones del corres- teratura de San Marcos, Marco ponsal de la CNN en Irak Peter Martos, Patio de Letras, sin duda, Arnett. A través de estos conflictos está destinada a cubrir, cuando me- de los noventas el autor nos recuer- nos en parte, el instinto monodisci- da que la verdad es un concepto del plinario de las últimas publicaciones que fácilmente se puede prescindir, académicas periódicas que se editan con sutileza o con descaro, en situa- en el país, ya que entre sus artícu- ciones de crisis, tal como se com- los podemos encontrar noticias y prueba en la manipulación informa- reflexiones llegadas desde variadas tiva tanto de la administración Bush

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como la del régimen de su opuesto de sus formas –educativa, científica ¿complementario? Saddam Hussein, o creativa– , no solo es un acierto sino proclive a mostrar información (de- una sorpresa, sobre todo en un país masiada), mientras Bush tendía a en el que, como bien señala el texto, ocultarla. El artículo de Gargure- la modernidad llegó solo a medias a vich, por otro lado, echa mano de la la escena cultural, peor aún a la historia de la prensa latinoamerica- literatura, tan dependiente de na para repensar la necesidad de terceros: o bien de una política una interdisciplinariedad al frente de educativa firme o bien de un circuito los medios y de una visión ética so- editorial activo. Quizás haga falta bre la responsabilidad ante la infor- delinear el rol de la disidencia dentro mación. de una pretendida institucionalidad Dentro de la sección Moderni- proclive a la interacción. ¿No están ahí las vidas de Luis Hernández y dad e identidad destaca el artículo del estudioso de la literatura perua- Martín Adán para cuestionar tal na Miguel Ángel Huamán, en el que, sociabilidad? ¿No será que la disi- dencia es un concepto externo al desde una perspectiva teórica bas- tante sólida y original, se reflexiona debate de la modernidad? sobre un concepto poco previsto, la Patio de Letras completa su no- literatura como institución social, es vedad gracias a la sección Estudios decir, como canon establecido den- coloniales, donde podemos encontrar tro de un espacio situado más allá cuatro artículos de resultado bastan- de la creación o la investigación, ru- te uniforme, algunos abordando te- tinas habituales del mundo literario. rrenos de complicado trasunto aca- démico, como la hagiografía, con éxi- Según el artículo, la literatura, en un sentido que va más allá de la pro- to. De ellos, el texto «El arte en el origen de un desencuentro: dos im- pia actividad creativa –solitaria, por perios en el Perú del siglo XVI», de defecto–, posee una capacidad interactiva, social, participativa, que Martha Barriga Tello, profesora de la Escuela de Arte de San Marcos, involucra espacios en realidad carac- representa un significativo aporte terísticos de toda actividad profesio- nal, tales como los grupos, los talle- hacia la comprensión del arte como escenario del choque cultural en el res o las asociaciones, convirtiéndo- Perú del siglo XVI, partiendo de una se, de ese modo, en una forma más de la invisible sinergia de la sociedad, interesante perspectiva teórica ba- sada en las nociones de recepción tal como cualquier disciplina cuyo que elabora Erwin Panofsky. En fundamento dependa de la continua interacción de sus practicantes. efecto, para reconstruir el verdade- ro imaginario mental de conquista- Reclamar un estatuto institucio- dores y conquistados se hacen ne- nal para la literatura, en cualquiera cesarias ciertas operaciones de

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deconstrucción y un profundo reco- con Laura León–, y «El diccionario nocimiento de los valores y las per- Castellano-Mochica Mochica-Caste- cepciones de cada grupo para acep- llano de José Antonio Salas», de tar o negar al otro y la expresión de Gertrud Schumacher, ambos profe- su universo cultural. sores del posgrado de Historia y de la Facultad de Letras de San Mar- La sección se cierra con los va- cos, respectivamente. liosos artículos «Cristóbal Lozano, paradigma de la pintura limeña del Pero vayamos por partes. En la siglo XVIII», de Ricardo Estabri- primera sección, Debates: Creación dis; «La lógica de Juan Espinoza & Compromiso, podemos encontrar Medrano», de Walter Redmond; y una entrevista al filósofo vasco Jesús «Épica y hagiografía. La vida de Mosterín –últimamente recordado, Santa Rosa de Santa María y la legi- entre otras cosas, por su libro sobre timación de la identidad criolla», de los derechos animales, ¡Que vivan los Elio Vélez. Más adelante se pueden animales!–, y que fuera conseguida encontrar textos de Yolanda West- tras una reciente (ya no tanto) visita phalen, Nanda Leonardini y Esther del catedrático a nuestro país. Duran- Espinoza, quien ofrece un interesan- te la entrevista, el profesor Mosterín te aporte sobre el poco estudiado arroja una lúcida mirada crítica a una cronista Valdelomar. (Enrique serie de temas, pero, en particular, a Hulerig). dos: los aportes y la vigencia de Karl Popper y Thomas Kuhn, ambos hitos de la moderna filosofía de Occidente. Patio de Letras. Año I. Vol. II. Nº Entre las entregas internacionales de 1, 2004. este número encontramos, asimismo, «El lenguaje: repetición y creación», Con el mismo ánimo frugal pero novedoso artículo sobre filosofía del vigoroso de la anterior entrega, en lenguaje escrito por Ramón Trujillo, marzo del 2004 apareció el segundo miembro de número de la Real Aca- volumen de Patio de Letras, esta vez demia de la Lengua Española. con un énfasis algo mayor en el te- De otro lado, Marco Martos, di- rreno de la filosofía, sin descuidar, rector de Patio de Letras, dedica un por ello, su atención en los estudios artículo al legendario poema de Mar- sobre temas coloniales, a los que tín Adán, «Aloysius Acker», que nuevamente dedica una sección, po- desde los años treinta ha pasado a dría decirse, central. Este número, formar parte de cierto darkside de además, incorpora un nuevo conjun- la literatura peruana, gracias, al to temático, Nuevos estudios margen de su calidad, a sus varias andinos, donde resaltan los artícu- versiones, cuál de ellas la más pre- los «La magia amorosa del norte del cisa, y cuya suerte Martos compara Perú», de Luis Millones –al alimón con la de los poemas de Luis Hernán-

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dez, otro de nuestros poetas repre- iconografía moche, tan fértil en te- sentativos del antiego literario, que mas de curanderismo y magia. Asi- fueron entregados, indiscriminada- mismo, es de interés el texto de la mente, a amistades. profesora Schumacher con comen- Finalmente, David Sobrevilla, tarios y anotaciones sobre la edición uno de los más prestigiosos catedrá- del diccionario Castellano-Mochica Mochica-Castellano de José Antonio ticos de San Marcos –hoy en la Uni- Salas, publicado en el 2002 por la versidad de Lima–, nos ofrece en su texto «Intelectuales en el Perú: Li- Universidad San Martín de Porres. teratura, Sociedad y Política», un Cabe destacar en esta sección el repaso por el universo y la obra de artículo «Indagaciones sobre etno- cuatro escritores peruanos, Manuel poética. El problema de la escritu- González Prada, José Santos Cho- ra», de Gonzalo Espino Relucé, pro- cano, César Vallejo y Mario Vargas fesor de la Escuela de Literatura de Llosa –quizás los picos más altos de San Marcos, donde se analizan al- nuestras letras–, respecto a la visión gunos aspectos lingüísticos de la que cada uno de ellos mantuvo (y en obra del escritor tarmeño Adolfo el caso de Vargas Llosa, mantiene) Vienrich, uno de los más importan- sobre la figura del intelectual, no solo tes estudiosos de la cultura andina, ante su propia obra sino, principal- aún muy poco visitado por la crítica, mente, ante su entorno. Para ello nos pero sobre quien Espino ya ha pu- acerca nuevamente a aspectos, si blicado varios libros. Finalmente, la bien básicos, también útiles de re- sección se cierra con una revisión cordar y tomar en cuenta al momen- (quizás demasiado puntual) de la to de establecer un balance adecua- obra del lingüista Alfredo Torero do sobre la responsabilidad del es- preparado por la profesora Isabel critor ante la sociedad. Gálvez. En la sección Nuevos estudios Hasta que llegamos a la sección andinos destacan, como señalamos Nuevos estudios coloniales, de la cual anteriormente, los trabajos de Mi- esperamos sea soporte fundamental llones & León sobre el uso de la de Patio de Letras de aquí hacia los magia entre los brujos y curande- próximos números. José Ignacio ros del norte del Perú, uno de los López Soria nos ofrece una valiosa temas habituales del antiguo profe- reflexión sobre el encuentro (trau- sor de antropología e historia, que mático muchas veces) entre los con- ya ha paseado sus clases por varias ceptos de Estado-nación y moderni- universidades del extranjero. El tex- dad, estableciendo una serie de des- to es presentado a manera de estu- lindes, puntualizaciones y clasifica- dio etnográfico, con abundantes ciones sobre las distintas formas de ejemplos e, incluso, un rastreo del manifestación del hecho cultural. fenómeno efectuado a partir de la Cabe añadir, solamente, que el artí-

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culo hubiera tenido mejor ubicación de Letras nos ofrece una novedosa en la primera sección de la revista. sección llamada Noticias, donde po- Por otro lado, el profesor de fi- dremos encontrar diversos textos losofía de San Marcos, José Carlos con información puntual de la actua- lidad cultural. ( ). Ballón, nos entrega su texto «Diego Enrique Hulerig de Avendaño y los orígenes colonia- les de la filosofía en el Perú», sobre la obra y figura del sacerdote y teó- Sieteculebras. Revista Andina de logo Diego de Avendaño (1594-1688), Cultura. N° 18. Cusco, Julio-Se- uno de los personajes más importan- tiembre 2004. tes de nuestro siglo XVII. El artí- La labor cultural que se desa- culo se presenta a raíz de la publica- rrolla en el Cusco, se ve gratamente ción de dos libros: Diego de Aven- renovada con un número más de la daño: filosofía, moralidad, derecho y revista que dirige Mario Guevara política en el Perú colonial, de Ángel Paredes. Continuamente los núme- Muñoz García, y la edición en caste- ros enriquecen el debate sobre la li- llano del Thesaurus Indicus , la mo- teratura andina y este número 18 no numental obra en latín escrita por el es la excepción. La abundancia de teólogo español en 1668, que ha sido las colaboraciones pueden dar una traducida por el propio Muñoz. noción del interés por el debate y la creación. En el mismo rumbo, el mismo Muñoz García, catedrático de filoso- Para ofrecer un panorama deta- fía venezolano de amplia trayectoria, llado de las colaboraciones procede- nos entrega un artículo sobre otro remos a agruparlas por rubros, ya personaje de las letras coloniales del que la revista utiliza otro criterio siglo XVII: Alonso Briceño, sacer- para presentarlas. dote nacido en Chile pero que desa- La revista se estrena con el tex- rrolló su labor pastoral y su teología to de Alberto Guerra Gutiérrez: entre Perú, Nicaragua y Venezuela, «Mitología andina y carnaval de «Alonso Briceño, filósofo de Vene- Oruro». El autor desarrolla la géne- zuela y América». sis del Carnaval de Oruro (Bolivia) Sumamos a estos artículos las dentro del proceso de la mitología valiosas contribuciones de Marcel andina, con sus características y Velázquez sobre la representación de manifestaciones populares. A su vez la Universidad de San Marcos en las esboza la trayectoria histórica en tres obras de Peralta y Barnuevo y Pedro etapas: la primera, va desde su ori- de Oña, así como el texto de Marie gen hasta fines del siglo XIX, luego Elise Escalante sobre los Naufragios desde principios del siglo XX hasta de Cabeza de Vaca. Un detalle a re- la guerra del Chaco, y desde la con- saltar es que este número de Patio clusión de esta hasta la actualidad.

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Por su parte Juan Gonzáles Soto una obra desconocida para los inte- en «El Jinete insomne (1977), de resados en la producción del escri- Manuel Scorza, en la tradición del tor cubano. Esta obra puede ser con- canto ‘Apu Inka Atawallpaman’» con- siderada, a juicio del autor de la nota, fronta la incursión histórica y su fun- como «magnífico ejemplo de narra- ción en canto Apu Inka Atawallpan ción urbana» (: 17). en la novela de Scorza y para ello ex- La última década del siglo vein- pone algunos pasajes de la novela. A te ha sido productiva para el género la vez busca precisar quienes son las narrativo en la literatura peruana, madres de los muertos que se lamen- tanto en términos cuantitativos como tan en los pasajes detallados. El au- cualitativos. Así lo confirma Carlos tor del estudio plantea tres posibili- Rengifo en su «El jardín florecido dades: que sean las madres de las víc- (Un viaje en Custer por la narrativa timas de Yanacocha, también pueden surgida en los noventa)». Este pa- ser las madres de los niños norama bibliográfico es un buen masacrados en 1705 y, finalmente, que intento de mostrar la producción las madres lloronas fueran las muje- narrativa de escritores nuevos y con- res que lamentaban la muerte de sagrados. Sazonada con anécdotas, Atahualpa. Y para este último punto sorna e ironía, el estudio invita a re- se apoya en los textos de Pedro de flexionar sobre esta amplia produc- Cieza de León. ción y nos impone la obligación de Un aporte considerable es el de releer todas las obras a fin de Boris Espezúa Salmón con su «He- reconsiderar la opinión del estudio- terogeneidad en la literatura perua- so y comprobar si realmente vale na». El planteamiento realiza un bre- tanto el esfuerzo para reunir esa ve recorrido histórico sobre los im- copiosa información. portantes pensadores de «esta ver- Martín Romero Pacheco aborda tiente antihegemónica» (: 12), luego un tema polémico y permanente en avanza y discute sobre una visión de «Los otros indigenismos: Invento y la literatura peruana en la que abor- exclusión del siglo XX». En este da su pluralidad conflictiva y la po- estudio Romero presenta el panora- sible solución al problema. Por últi- ma del indigenismo en el Perú del mo, plantea 4 posibles tareas para siglo que pasó, visto desde la pers- avanzar en la heterogeneidad con el pectiva de los discursos e inventos único propósito de consagrar el «co- sociales del poder presentes hasta lectivo plural» antes que «mitificar la actualidad. Para el análisis, el au- la personal y particular» (:13). tor se ha provisto de abundante ma- Luis Beiro con « El acoso de Ale- terial bibliográfico y ha recorrido los jo Carpentier: una novela cubana archivos de la ciudad del Cusco re- poco conocida», busca motivar a los cogiendo valiosa información. Del lectores para que se interesen por análisis obtiene la siguiente conclu-

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sión: «que los discursos sobre la his- zado se sus residencias» de la que toria, la etnicidad, o la constitución resulta un texto donde se mezclan la de la nación están a disposición de arquitectura con la poesía. los grupos de poder que acomodan a Parafraseando unos versos co- ellos a sus lineamientos políticos, nocidos de Martín Adán, Miguel tras constructos de discursos ad Ildefonso presenta la entrevista hoc». «Poesía sí dice todo: escuchando la Bajo el título «Augusto, El bre- voz de los noventa». Aquí la poesía ve», la revista reproduce una entre- de los noventa, sus característica, vista de Claudia Posadas como un experiencias y propuestas son refe- homenaje al cumplirse un año del ridas a través de alguno poetas de la fallecimiento del escritor guatemal- «generación de fin de milenio»: teco Augusto Monterroso. El diálo- Roxana Crisólogo, Ericka Ghersi, go se publicó en el suplemento cul- Rodolfo Ybarra, Leo Zelada, Carlos tural Arena , del diario Excélsior de Villacorta; y el crítico literario Da- la ciudad de México D.F. en noviem- vid Abanto. bre de 1999. Finalmente, Mario Guevara Pa- Ofelia Huamanchano de la redes entrega «Dos crónicas: ‘La con su «Apuntes de onomástica: ape- higuera del ‘Che’ Guevara’ y ‘Janos, llidos e identidad en el Perú», inda- el hombre que corrigió a André ga sobre la Onomástica a través de Bretón’». un antroponimio peruano. Para ello La participación de los creado- emplea su propio apellido para res en poesía se inicia con Porfirio rastraer sus orígenes. Mamani Macedo con su poema «Ex- Por otro lado Inkaqyopin estu- tranjero», de factura autobiográfica. dia «Illa y Ckakanas. Símbolo socio- Más adelante Odi Gonzales presenta demográfico Inka», el análisis parte un poema inspirado en una pintura de la explicación de cada una de de la Escuela cusqueña que muestra ellas, sus características y los cam- el matrimonio entre una indígena y bios que sufrieron con la llegada de un español en «Matrimonio de Don los españoles a tierras incas. Martín de Loyola con Doña Beatriz El crítico Clary Loisel reflexio- Ñusta / Anónimo». Más adelante Mario Pantoja escribe «El mundo ha na sobre la obra de Fernando Balbuena y su trascendencia en la temblado», aquí muestra algunos da- poesía latinoamericana en «La poe- tos sobre el ataque norteamericano a Irak contraponiéndola con el otro sía Barroca de Bernando Balbuena». Luego el escritor y periodista frente: la poesía. Mary Soto adelanta Maynor Freyre presenta «Neruda «Un cuerpo acuchillado te lo pide» de su poemario inédito Cuerpo frag- a cien años de su nacimiento: sigue siendo el eterno habitante esperan- mentado. Fredy Roncalla anticipa un

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fragmento (III) del poema «Chun Sieteculebras. Revista Andina de Niq». Cultura. N° 19. Cusco, Mayo-Ju- La sección correspondiente a los lio 2005. relatos ofrece un «fragmento» de la El primer número correspon- novela Un chin de amor de Pedro diente al año 2005 nos entrega, como Granados. Este avance solo permite primera colaboración la reproduc- deducir que se trataría de una expe- ción de un texto de Horacio Villa- riencia en Haití así como también al- nueva Urteaga, publicado en Cusco, gunas disquisiciones sobre la poesía ciudad idolatrada, «Exégesis del en la República Dominicana. Es me- Cusco». jor esperar la edición correspondien- te para opinar en detalle puesto que Carolina Ortiz Fernández infor- no hay mucho p ara hacerlo. Luego, ma sobre la II Cumbre Continental Jack Flores Vega entrega «Dos cuen- de Pueblos Indígenas, realizado en tos breves: El laberinto y El mono» Ecuador en julio del 2004, en «La II interesantes por la brevedad pero Cumbre Continental de los pueblos todavía carecen de la esencia propia y nacionalidades indígenas». que tanto Monterroso como Bene- La muerte del poeta Wáshington detti, verdaderos maestros, dieron Delgado sirve de motivo para recor- muestras irremplazables. dar la amistad que tuvo con Juan Y cierra el número con la sec- Gonzáles Soto en su «La voz inex- ción «Reseñas». El juicio crítico y tinguible de Wáshington Delgado». esclarecedor de Manuel Jesús Orbegozo se ocupa de Mariátegui y Juan Alberto Osorio en «Lite- la Literatura peruana del recono- ratura Andina» estudia la «literatu- cido especialista en el Indigenismo ra andina del sur del país», específi- Tomás G. Escajadillo (Lima: Amaru camente la producida en Puno y Editores, 2003). Sigue Guillermo Cuzco de la que extrae las siguien- Urbizu revisando Asombro constan- tes conclusiones. 1. Se incrementa te (de Jorge Coaguila. Lima: Jaime la producción de la literatura andina Campodónico / Editor, 2000). Lue- con expresiones de formación cultu- go, Pedro Gómez se preocupa de ral universitaria. 2. Esta producción Cabala para emigrantes (de José se maneja con las mismas varieda- Luis Ayala. Lima: Noceda Editores, des y preferencias temáticas de otras 2003); Mario Pantoja se interesa por regiones del país. 3. La afirmación Pescador de luceros (de Feliciano y convicción del mestizaje cultural Padillo. Lima: Arteidea editores, del país. 4. Las obras revelan dis- 2003). Y cierra la sección Juan Al- tintas formas de reflexionar sobre berto Osorio reseñando Matar al el Perú, y 5. La producción creativa, negro de Mario Guevara Paredes de esta región del Perú, conserva (Cusco: Sieteculebras Editores, expresiones del mundo andino. 2003). (Jorge Ramos Rea).

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Continúa Mario Pantoja Palo- sociología de la literatura nacional mino estudiando Los versos del gran contemporánea», explora y analiza Capitán, de Raúl Brozovich, en la literatura peruana contemporá- «Brozovich o el perfil de la luz en la nea, centrándose en la narrativa de poesía». El libro sirve de pretexto provincia, para luego contraponerlo para entregar un recorrido de la con el proceso de cambios ocurridos producción creativa de Brozovich, en los últimos años del siglo veinte. con apuntes breves sobre la valo- Un amplio estudio crítico sobre ración e importancia del autor Poéticas y utopías en la poesía de estudiado. César Vallejo, escribe Alejandro La voluntaria de Naciones Uni- Alonso Aguirre en «Humano, más das, Fredou Braun, indaga sobre lo que humano». en ocurrido en la comunidad de La sección «Crítica» presenta Lucmahuayco en «A veinte años de cuatro logrados tratados: Mario la masacre de Lucmahuaycco». Pantoja Palomino sobre El dorado Una buena crónica sobre la vi- (de Alejandro Alonso. México: sita de Pablo Neruda a la Capital CONACULTA, 2002); Luis Nieto Arqueológica de América nos pre- Degregori examina Diario del re- senta Luis Nieto Degregori en torno (de Willard Díaz. Lima: Ed. «Neruda en el Cusco». Una buena Santo Oficio, 2004); Cronwell Jara investigación sobre el interés colo- Jiménez sobre una antología de nial por aquellos idiomas que enton- cuentos Los comensales de la mesa ces se encontraban en el actual Perú negra (Lima: Asesoría Gráfica, escribe Ofelia Huamanchumo de la 2005) y cierra el apartado Boris Cuba en «Lingüística y evangeliza- Espezúa Salmón con Mario Guevara ción en la América Colonial». A con- y su Matar al negro (Cusco: tinuación Inkaqyupin elabora una Sieteculebras Editores, 2003). interpretación de «El Putuku (si)», La sección poética se inicia con peñón o montaña alta y vertical que Augusto Rubio y su «Retrato». Si- se halla frente a la ciudadela de gue Ricardo Venegas con su «Mero- Machupicchu. deos». Luego Luis Beiro Álvarez y Una interesante plática nos en- su «Loco de azul», Ricardo Torres trega Mario Guevara Paredes: «En- Gravela entrega «Marché aux puce / trevista con Feliciano Padilla», aquí Mercado de pulga (anáfora global)». el escritor y profesor universitario La escritora y directora de la habla de sus inicios literarios y de Revista de Literatura Mythos (de cómo se gestaron sus libros. República Dominicana) entrega el Javier Garvich Rebatta con su cuento «Charito». Más adelante «Nuestra literatura ¿símil o defor- Guido Pareja Rodríguez entrega un mación del país? Apunte para una texto breve «Libertad». Jesús

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Manya Salas y «Cuentos breves», como premio a sus leales servicios. extraídos de su Los textículos de El título Ínsula Barataria represen- Jesús. ta de manera magnífica para los edi- tores de esta revista el espacio ideal Y cierra el número la acostum- de la literatura, el espacio del juego, brada sección «Reseñas». Esta vez de la inversión de papeles a través M.P.P. revisa Lugar cerrado (poemas de la cual un rústico como Sancho de Juan González Soto. Cuadernos puede ser, de un momento a otro y del Episcopio / Aula de Poesía José sin saber por qué, todo un goberna- Hierro, Ávila / noviembre 2004), y dor. El lenguaje de los ríos y Sinfonía del rayo de la luna (Poemarios de El primer número salió a circu- Hernán Hurtado Trujilo. Lima: Arte lación en diciembre de 2003 y contó Idea, 2004). ( Jorge Ramos Rea). con los buenos auspicios del Dr. Marco Martos. Esta primera entre- ga contiene los siguientes estudios: Ínsula Barataria. Lima, 2004. «Armas Antárticas: una visión del otro en el discurso colonial» de Jor- Hace poco tiempo apareció el ge Goodridge La Rosa, «Judíos por- cuarto número de la Revista de Li- tugueses: la Inquisición y Tradicio- teratura y cultura Ínsula Barataria. nes» de Hernán Núñez Tapia; «La Esta publicación es producto de la lectura como herejía» de Marco iniciativa de un grupo de estudian- Roggero; « Blanca Sol de Mercedes tes del Post grado de Literatura de Cabello de Carbonera» de Norma la Facultad de Letras de la Univer- Barúa de Gómez de la Torre; « Luna sidad Nacional Mayor de San Mar- caliente: metáfora de la dictadura» cos, y comenzó como un intento de de Victoria Alca Paniagua. manifestar y difundir las inquietu- des surgidas a partir de las discu- El segundo número se publicó siones desarrolladas en los distintos en julio de 2004 y contiene un home- seminarios que la Maestría de Lite- naje a Pablo Neruda a través de los ratura ofrece a sus alumnos. siguientes textos críticos: «Conside- raciones sobre Veinte poemas.. y las ¿Y por qué Ínsula Barataria? residencias de Neruda» de Giovana Este nombre nos remite inmediata- Minardi; «Pablo Neruda: una lectu- mente al mundo de don Quijote y ra de Los versos del Capitán» de Sancho Panza creado por Miguel de David Abanto Aragón. Además de Cervantes Saavedra. Específica- los siguientes «Basadre y la recep- mente a aquellos cómicos y, a la vez, ción crítica de la vanguardia en el enternecedores capítulos en los que Perú» de Jorge Goodridge La Rosa; se describe cómo los duques, en su «Valdelomar: La visión de Xammar, afán de divertirse, simulan hacerle Sánchez y Zubizarreta» de Hernán entrega a Sancho de una «Ínsula» Núñez Tapia; «Tres miradas a Los

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ríos profundos» de Victoria Alca Finalmente, el más reciente nú- Paniagua; «Individualismo metodo- mero, 4, rinde tributo a Cervantes y lógico y liberalismo en La utopía su Caballero de La Mancha a través arcaica de Vargas Llosa» de Marco de los textos: «El Cautivo de Antonio Roggero López; «La muje- Cervantes e Infortunios de Alonso res veladas en Lima: mitos y reali- Ramírez de Carlos de Sigüenza y dades de las tapadas limeñas» de Góngora: Intertextualidad y mensa- Norma Barúa de Gómez de La To- je político-religioso» de Asima F.X. rre; «Discriminación en Boquitas Saad Maura; «La ingeniosa moder- pintadas de Manuel Puig» de Ruby nidad de don Miguel de Cervantes y Pérez Escajadillo. el Quijote» de David Abanto El tercer número salió a la luz Aragón; «Don Quijote: el melancóli- en diciembre de 2004, y presenta, co caballero de la triste figura» de entre otros aspectos relevantes, una Marco Roggero López. serie de textos a manera de home- Luego sigue «Dos fregonas en naje (uno de los pocos) al importan- el Quijote: la inocencia de la locura te y olvidado escritor peruano José redentora» de Norma Barúa Lan- Diez-Canseco. Entre ellos destaca chippa; «La poesía de González una entrevista al crítico literario Prada: una aproximación» de Cami- Tomás G. Escajadillo. También re- lo Fernández Cozman y Ana María saltan en esta edición los siguientes García Liza; «La comunidad imagi- trabajos: «Vida de Santa Rosa y el nada en El Conspirador de Merce- discurso criollo colonial» de Marco Roggero López; «Don Dimas de la des Cabello» de Victoria Alca Tijereta : una aproximación narrato- Paniagua; « El kilómetro 83 de Diez- lógica» de Victoria Alca Paniagua; Canseco: una ampliación del perso- «La crónica de Carrillo y Valdelomar naje criollo de El Gaviota» de Fer- frente al proyecto modernizador» de nando Galarza Ribeyro; «Análisis Esther Espinoza Espinoza; «José semiótico de El niño y el río de Diez-Canseco, hermano menor de Westphalen» de Ruby Pérez Escaja- Ventura García Calderón» de Jorge dillo; «La crítica de la cultura: rese- Ramos Rea; «Una ventana a Ribeyro: ña de los aportes de Ángel Rama 25 la obra de W.A. Luchting» de María años después» de Jorge Valenzuela; Luisa Roel Mendizábal; «Lévi- «Oswaldo Reynoso: Once crónicas Strauss o el Nuevo festín de Esopo de y dos relatos desconocidos» de Jor- Octavio Paz» de Hernán Núñez Ta- ge Ramos Rea; « Conversación en la pia; «La novela afroperuana. El caso catedral: la discriminación racial y de Malambo de Charún Illescas» de la violencia política» de Milagros Milagros Carazas Salcedo, «Sacrifi- Carazas; «Tres tristes tigres. cio de vírgenes en antiguas civilizacio- Guillermo Cabrera Infante: un au- nes» de Norma Barúa de Gómez de tor desconocido» de Mario Granda La Torre. y de Eduardo Pacheco «La demo-

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cracia en el Perú: de la representa- sentar enfoques nuevos sobre clási- ción a la participación». cos de la literatura andina y sobre Como vemos, no es breve ni autores recientes. Así, por ejemplo, menos surtida la producción inclui- tomando como base los conceptos de Campo de Referencia Interno y da en Ínsula Barataria, pues esta- mos obviando la parte creativa (tan- Campo de Referencia Externo pro- to en narrativa como en poesía). De puestos por Benjamín Harshaw, te- nemos tres ensayos que aplican es- manera que esperamos que conti- núen en esta azarosa obligación pro- tos conceptos para la lectura de tres ductiva (pues los números presen- célebres novelas. El primer artícu- lo: «El estatuto de la ficción en El tados superaron largamente la pri- mera aventura editorial) y, sobre mundo es ancho y ajeno» de Nécker todo, que amplíen en número de co- Salazar Mejía replantea las nociones de ficción y realidad para una lectu- laboradores. (Redacción). ra de la novela de Ciro Alegría. Salazar considera que la novela ac- Lhymen. Cultura y literatura. túa como una metáfora de la vida Año IV. Nº 3. Mayo 2005. nacional peruana, mostrando los con- Con el propósito de ser una re- flictos internos, denunciando el vista polifónica dónde cada colabora- fraude que sufrían las comunidades dor pueda expresar su opinión sin campesinas, el atropello de los restricciones nace la revista Lhy men. gamonales contra los indios, pero a Cultura y literatura en el año 2002. la vez, la novela expresa en el medio El primer y segundo número de la literario las ideas de reivindicación revista son una mixtura de ensayo, y la voz de lucha y protesta. Salazar narración y poesía; pero es con el ter- está convencido que la ficción per- cer número que la revista define su mite leer y comprender mejor la rea- posición en el medio literario. En efec- lidad. to, este tercer número de la revista El artículo de Dorian Espezúa es de colección porque consta de una Salmón: «Hacia una comunidad sección monográfica que está dedica- interdisciplinaria: pre-textos para un da a la narrativa andina desde Ciro estudio del debate sobre Todas las alegría hasta Óscar Colchado. Como sangres» es una interesante investi- complemento hay una sección dedi- gación sobre el estado de la cuestión cada a los discursos acerca de la mi- en las investigaciones que se reali- gración y una sección de reseñas y zaron hasta la fecha sobre Todas las estafetas. sangres. En este artículo se hace una La sección monográfica dedica- revisión minuciosa sobre las opinio- da a la «Narrativa sobre los Andes» nes que se manifestaron en torno a consta de diez interesantes artícu- la relación literatura y ciencias so- los que tienen la peculiaridad de pre- ciales en la Primera Mesa Redonda

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sobre Literatura Peruana y Socio- representar o construir al indio en logía que se realizó en Lima el 26 de el plano de lo oral o la oralidad en su mayo de 1965, en el Primer Encuen- novela El zorro de arriba y el zo- tro de Narradores Peruanos reali- rro de abajo. Una de las estrategias zado en Arequipa entre el 14 y el 17 para esa representación es la utili- de junio de 1965 y en la Mesa Re- zación de «palabras-cosas» entendi- donda sobre Todas las sangres del das como aquellas palabras que apa- 23 de junio de 1965. Espezúa analiza recen en quechua por lo difícil del los actos de habla de los participan- «efecto de traducción». El quinto tes en estos encuentros para luego texto titulado «La narrativa andina centrarse en las opiniones que se peruana» del investigador norteame- defendieron en la Mesa Redonda so- ricano Mark R. Cox, es un ensayo bre Todas las sangres donde se de- ambicioso que sin duda alguna se fendieron dos posiciones: la posición adelanta a futuras investigaciones. de los críticos literarios y sociólogos Cox, trabaja la narrativa andina pe- que argumentaban a favor de la im- ruana aparecida a finales de los años posibilidad de representar en una no- setenta e inicios de los años ochenta vela la realidad peruana y por otro a partir de una pregunta fundamen- lado, la posición de Arguedas, que tal: ¿Qué es lo andino? Cox señala creía que en la novela está presente que para plantearse el problema de la realidad. El ensayo de Mauro lo andino es necesario remitirse a lo Mamani Macedo: «Estatuto real de indígena, pero es difícil dar una de- Redoble por Rancas» nos propone finición de lo indígena. Por otro lado, una relectura de la novela de Manuel el autor nos dice que la violencia po- Scorza como una crónica novelada o lítica es un tema central en la narra- «cronivela». Para Mamani Redoble tiva andina y sostiene que la narra- por Rancas no es propiamente una tiva andina surge a partir del año novela como la crítica lo señala, sino 1986 y que se han publicado una gran un texto fronterizo entre la historia cantidad de novelas, producidas por y la novela. Mamani se arriesga autores de origen provincianos lle- cuando afirma que Redoble por gados de los departamentos serra- Rancas es más un texto histórico o nos del centro y sur del Perú. una crónica por la veracidad de los Jorge Terán Morveli en su artí- hechos que presenta. culo: «Grupos socioculturales en la La argentina Aymará de Llano narrativa andina peruana contempo- en su artículo: «La lucha por re-con- ránea: del hermetismo resistente a quistar la letra. El lenguaje en la la orgía universal» se centra en tra- escritura de José María Arguedas» bajar tres novelas de la narrativa intenta demostrar que el escritor andina: Rosa Cuchillo de Óscar peruano utiliza la escritura, parti- Colchado, País de Jauja de Edgardo daria de la cultura dominante, para Rivera Martínez y El Gran Señor

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de Enrique Rosas Paravicino. Terán co propone una nueva lectura de El rastrea la representación de los gru- Hablador, novela de Mario Vargas pos sociales y culturales que conver- Llosa, en dónde podemos encontrar gen en el mundo andino. Así tene- a dos sujetos enunciadores del dis- mos distintos tipos de mestizajes curso; el primero identificado por representados en estas novelas que Ramírez Franco como el novelista; nos remiten a distintos imaginarios que puede confundirse con el Vargas sobre cómo se resuelve el conflicto Llosa real, quien asiste a una expo- sociocultural en el Perú. El séptimo sición de fotos en Florencia, Italia y artículo, «Sendero Luminoso y el recuerda a un viejo amigo Saúl campesinado indígena en dos nove- Zuratas apodado «Mascarita». Y el las peruanas» de la socióloga mexi- segundo sujeto enunciador del dis- cana Fabiola Escárzaga, en este in- curso sería el hablador. Para Ramí- teresante ensayo donde se analizan rez Franco la novela posee tres ins- dos novelas: Un rincón para los tancias narrativas: relato-marco, muertos de Samuel Cavero y Rosa pasado del novelista y hablador Cuchillo de Óscar Colchado. La au- machiguenga. Y por último tenemos tora estudia estas dos novelas como a Miguel Ángel Huamán con su su- paradigmáticas de lo que significó el gerente artículo: «Escritura utópi- tema de la violencia originada por ca e integración regional andina», en Sendero Luminoso. Además de ha- dónde plantea el problema de la uni- cer una breve presentación de los dad en América del Sur. Huamán años de violencia que sufrió nuestro bosqueja que la narrativa andina es país, Escárzaga toma como referen- la dadora y portadora del proyecto cia bibliográfica el informe de la de la unidad nacional. Por tal razón Comisión de la Verdad y plantea la la literatura sería el medio que nos violencia como tema central en la garantice la integración y unidad de narrativa andina. Marie Elise Esca- América latina. lante en: «Los símbolos mestizos en La segunda sección, «Discursos Rivera Martínez» realiza es un bre- acerca de la migración», consta de ve ensayo que se sirve de la semióti- dos ensayos que analizan y estudian ca de Lotman para desarrollar el el fenómeno de migración del campo tema de los símbolos presentes en a la ciudad... Primero, «Dialéctica de la obra de Rivera Martínez. Según la modernidad y existencialismo en Escalante muchos de los cuentos del Lima hora cero, de Enrique Con- escritor peruano se elaboran en base grains Martín», este ensayo de Ja- a símbolos representativos de la sim- vier Rubio Bautista, toca el tema del biosis cultural en el Perú. sujeto migrante en la novela de El noveno artículo, «El habla- Congrains, para ello se sirve del dor: monstruosidad / otredad (ma- marxismo y los postulados de teriales)», de Sergio Ramírez Fran- Habermas. Rubio Bautista encuen-

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tra en la novela de Congrains ras- una revista seria que los que nos gos que identifican al sujeto encontramos inmersos en las cien- migrante como sus anhelos y el des- cias humanas no podemos dejar de equilibrio que sufre al enfrentarse revisar y leer. ( Evelyn Sotomayor al sistema capitalista. Y el segundo Martínez). ensayo, «La construcción de la alteridad: la representación del migrante en la historieta de Serru- Ajos & Zafiros. Revista de Litera- cho» de Paula Ramos, es un intere- tura. N° 6. Lima, 2004. sante trabajo sobre la historieta Se- Para seguir la ruta de Ajos & rrucho que aparece en la década del Zafiros, uno de los proyectos edito- cincuenta. Esta historieta muestra riales más importantes en la actual las percepciones que el criollo tiene difusión y articulación de los estudios del sujeto migrante, además de mos- literarios peruanos, es válido tomar trar la historia del mismo. Según en cuenta su carácter abarcador y el Ramos, Serrucho es uno de los pri- valor de una propuesta orientada a meros textos en reconocer al sujeto impulsar una nueva percepción de migrante como nuevo pero a pesar nuestra literatura. De esto hablan de ese redescubrirlo se le presenta claramente sus dossier ubicados co- como ajeno a la ciudad y lo criollo. múnmente dentro de especies Por último la sección de «Revis- liminares o temas desatendidos en el tas y Estafetas» está reservada para largo repaso de la creación literaria. las reseñas. Las reseñas de libros Por esta razón, la indagación susten- están dedicados a Puesta para un tada y amplia de contenidos específi- cazador de José Villanueva Victorio; cos de la literatura colonial o de tópi- el poemario Geografía de la distan- cos que en su momento fueron mar- cia de Luis Pacho; el poemario Piel ginados debido al hervor de otras Artigada de Shelda Pérez; el propuestas creativas, se constituyen poemario Milongas y otros ritmos en uno de los planteamientos más vi- de Biagio D’Angelo; Grabado Ceni- sibles de esta revista que tampoco za poemario de Javier Morales descuida, de otra parte, el desarro- Mena y por último el texto Un estu- llarse en todos los linderos de su dis- dio sobre la nominación en las cró- posición temática afirmándose en la nicas de Garcilaso de la Vega y amplitud de relaciones entre litera- Guamán Poma de Marie Elise tura, sociedad y cultura. Escalante. Para finalizar, debemos La presente edición (N° 6), en decir que Lhymen aparece en su ter- este sentido, al aproximarse a los cera edición como una revista bien orígenes de la novela en el Perú definida y con planteamientos nue- (Marcel Velázquez Castro), cumple vos en torno a los estudios literarios la función abarcadora de un impres- y culturales. En suma Lhymen es cindible momento de nuestra litera-

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tura cuyo contexto se corresponde tuales sostenidas en «espacios» téc- eficazmente (dentro del primer dos- nicos-temáticos para una viabilidad sier: Géneros marginales en la lite- diferenciadora. ratura peruana) con el estudio de la De esta manera, «Sombras de ciencia ficción, a cargo de Daniel vidrio. Poesía escrita por mujeres Salvo, y los antecedentes del cuento (1989-2004)», la antología, desde una de horror, investigación de Gonzalo postura sólida y valiente, se uno a los Portals Zubiate. En este importan- escasos estudios y selecciones de lo te mapa referencial, dos figuras car- más reciente publicados hasta el dinales constituyen una curiosa co- momento (Chueca, Ángeles, Beltrán, nexión: Julio M. del Portillo y Cle- Risso, entre otros), y a la cual lo úni- mente Palma. El primero de ellos, co que podríamos imputar (como ocu- visitado por Velázquez y Salvo para rre generalmente con los enfoques describir las características circuns- que parten de Lima) es la ausencia tanciales e intrínsecas de sus textos casi total de poetas de provincias (De en la novela de folletín y en los lo- las 10 seleccionadas solo dos no son gros germinales de la ficción. Mien- limeñas, y de estas, una es natural de tras que con Palma, se teje un hilo España). conductor que va desde este género al del horror. Los editores nos invitan, luego, a la lectura de una breve muestra de No cabe duda, sin embargo, que poesía francesa (Guy Goffette, la estrella de esta edición es el fron- Véronique Vassiliou, Edmond doso estudio y la antología dedicada Humeau, Toursky) cuya diversidad a la poesía hecha por mujeres en el pasa por la abstracción existencial, período que va de 1989 a 2004. «Las el contraste generacional y elabora- aristas del género: Discurso de gé- ciones discursivas que van desde el nero y poesía en la mujer peruana respiro breve a un prosa poética contemporánea y finisecular» de Al- asistida por el diálogo y la concep- berto Valdivia Baselli, análisis que tualización. Las traducciones de Vio- precede a la selección elaborada por leta Barrientos, Cabrera Alva, Lis este poeta junto con Portals Zubiate Arévalo y Valdivia Baselli, acortan emprende la realización de un pano- aquellas «lenguas de distancia» rama cuya plasmación acude obliga- inalcanzables para quienes nos ma- toriamente a la fundamentación de nejamos en un solo idioma. la propuesta desde la noción del gé- nero (poesía de mujeres), los ante- Este viaje a la literatura del ex- cedentes nacionales, los modos de terior halla complemento con otras enfocar lo discursos, el importante realidades, otras latitudes que con- momento vivido durante década del vocan el asombro a través del testi- 80, la problemática constante de la monio de viaje de Alonso Rabí Do periodización y las precisiones pun- Carmo («Crónica de un periplo

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yankee»), quien nos diseña otra vida Cabeza de Vaca», discursos que lle- en la crónica de sucesos de su tra- gan a diferentes resultados toman- vesía por Boulder, una apacible lo- do en cuenta el comportamiento par- calidad ubicada entre las montañas ticular de los protagonistas. Una voz rocallosas de EE.UU. Episodio de emblemática en las crónicas de in- nostalgia, representación actual del dios como la de Titu Cusi Yupanqui otro, noticia de realidad ajena, en es revisada aquí como ejemplo más esta crónica prevalece, sin embar- de aquellos inútiles informes dirigi- go, el sosiego dibujado en sus mejo- dos a la Corona española sobre las res momentos. Tal panorama es injusticias cometidas por los nuevos desemparejado por el informe de la administradores de estas tierras; poeta Violeta Barrientos («París es- sobre esta base, Johnny Zevallos no crito en las calles») quien actualiza evita aproximar al lector con el mo- nuestra percepción de aquella Ciu- mento social e histórico del sujeto dad Luz tan dinámica, cuyo epicen- andino trazado por las formas espe- trismo cultural y su invitación al ban- cíficas de este discurso de resisten- quete del mundo a través de su vita- cia. ( Ricardo Ayllón). lidad son inagotables. El encuentro de la poeta con escritores naciona- les residentes o de paso por París, Guaca. Literaturas y culturas constituye una particular exhorta- andina. Año I. Nº 1. Lima, diciem- ción de ese exilio voluntario que casi bre 2004. todo intelectual peruano maneja como posibilidad válida. Quisiera en esta presentación, establecer un posible diálogo entre La literatura de la Colonia esta algunos de los planteamientos teóri- vez es visitada desde instantes diver- cos provenientes de los Estudios sos a través de enfoques que deta- Culturales y el horizonte de inter- llan tópicos específicos como el de pretación moderno-colonial abierto Alan Pisconte («Los monstruos del recientemente como parte del pen- barroco: Peralta en el océano colo- samiento crítico en América Latina, nial»), quien se plantea una crítica con algunas de las inquietudes ma- del apasionante tratado Desvíos de nifestadas en varios de los ensayos la naturaleza u origen de los mons- recogidos al interior de la revista truos de Pedro de Peralta Barnuevo, Guaca. En tal sentido considero que aquel enciclopedista que fue hasta hay al menos tres grandes interro- tres veces rector de la Universidad gantes planteados en la revista: ¿Qué de San Marcos. Las categorías de lugar ocupa en los actuales proce- civilización y barbarie son revisadas sos de globalización aspectos como por Marie Elise Escalante a través el de la cultura, la literatura, la me- del tema del «Naufragio en las cró- moria social y las identidades? ¿Qué nicas de Garcilaso de la Vega y de posibilidades tienen hoy en día las

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dinámicas locales de constituir alter- des épocas o edades: antigua, medie- nativas que desde la autonomía y la val y moderna. dignidad, muestren capacidades Lo moderno, palabra que nace para controvertir y negociar con las cuando se desmorona el imperio ro- instancias y diseños globales? En mano en el siglo V, fue considerado últimas, ¿cuáles son las posibilida- como lo reciente en tanto lo antiguo des que se tendrían desde el ámbito significaba una pertenencia al pasa- de las ciencias sociales y humanas, do. Según Jacques Le Goff, la dico- pensándolas ahora con la incorpora- tomía antiguo-moderno dejó atrás la ción de los llamados conocimientos concepción que las llamadas socie- de frontera, en construir propues- dades tradicionales depositaron en tas que contribuyan a generar pro- lo antiguo como sinónimo de valor, cesos de descolonización y construc- de reconocimiento de la memoria ción de pensamiento crítico en los colectiva (Pensar la historia. Mo- países andinos? dernidad, presente, progreso, Bar- La interpretación moderno-co- celona, Paidos, 1991: 146). lonial como horizonte conceptual se La vida moderna a la cual se re- abrió en América Latina con el ob- firió Karl Marx como la expresión jetivo de entender la constitución del de un todo coherente que presupone proyecto moderno en la región, a la unidad entre la vida y la experien- partir de la crítica elaborada a la cia (Karl Marx, citado por Marshall concepción que desde la lógica Berman, Todo lo sólido se desvane- eurocéntrica situó el origen de éste ce en el aire, España, Siglo XXI, proyecto como un fenómeno exclu- 1991 82), se fue asociando cada vez sivamente europeo (En el caso de más a la idea de progreso material América Latina encontramos una en un desplazamiento complejo en la compilación reciente bastante impor- historia de la humanidad. La idea de tante para la discusión de este tema. progreso como concepto eminente- Edgardo Lander, (compilador), La mente occidental y que el sociólogo colonialidad del saber: eurocen- Robert Nisbet con su elemental po- trismo y ciencias sociales. Perspec- sitivismo considera su presencia tivas latinoamericanas, Buenos Ai- desde los Griegos, sostiene «que la res, CLACSO, 2000). Según los que humanidad ha avanzado en el pasa- comparten esta interpretación, el do a partir de una situación inicial mundo occidental, civilizado y cen- de primitivismo, barbarie o incluso trado en la razón habría creado en nulidad y que sigue y seguirá avan- términos intelectuales y políticos las zando en el futuro» (Robert Nisbet, condiciones para legitimar una lec- Historia de la idea de progreso, tura particular del devenir históri- Barcelona, Gedisa, 1981: 19-20). co, la cual dividió la historia univer- En contraposición a lo plantea- sal desde el siglo XVI en tres gran- do por los pensadores que desde su

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misma racionalidad pasaron a con- y trabajo fueron definitivos en la con- siderarse «clásicos», han surgido figuración de las relaciones de de- propuestas muy innovadoras en don- pendencia, consideradas por dicho de el carácter colonial de la región autor como histórico estructurales llega a ser central. Por ejemplo, para («Colonialidad del poder, eurocen- Enrique Dussel, esta interpretación trismo y América Latina», en La eurocéntrica de la historia que esta- colonialidad del saber: eurocen- bleció el origen de la modernidad en trismo y ciencias sociales. Perspec- la Edad Media europea, pasó poste- tivas Latinoamericanas, compilado riormente al mundo entero y se im- por Edgardo Lander, Buenos Aires, puso en detrimento de una explica- CLACSO, 2000: 236). Esta interpre- ción histórica mucho más compleja, tación lo lleva a afirmar como en el en donde aquélla habría que enten- contexto del desarrollo del capitalis- derse como parte del primer siste- mo moderno-colonial, el proceso de ma mundo a partir de la incorpora- expansión de la modernidad y la ción de amerindia Enrique Dussel, construcción de los Estados nacio- «Más allá del eurocentrismo: el sis- nales en América Latina significó la tema mundo y los límites de la mo- rearticulación de la colonialidad del dernidad», en Santiago Castro et al. poder sobre nuevas bases institucio- Editores, Pensar (en) los intersti- nales ( Ibid.). En tal sentido, el colo- cios. Teoría y práctica de la crítica nialismo sería entendido no como un poscolonial, Bogotá, Instituto de efecto de la modernidad, sino como Estudios Sociales y Culturales constitutivo de la misma. PENSAR, Pontificia Universidad En suma, la crítica al eurocen- Javeriana, 1999:148). Dentro de este trismo y diríamos su prolongación nuevo paradigma, el «planetario», en la interpretación norcéntrica de Europa fue concebida como centro la globalización, ha estado acompa- y para existir en términos epis- ñada de lo que considero es funda- témicos, habría generado una gran mental para América Latina: el periferia donde se incorporaron to- cuestionamiento al estatuto episte- das aquellas regiones que para en- mológico del conocimiento de la so- tonces fueron consideradas un lugar ciedad, ligado al origen de los propicio para adelantar el primer saberes modernos y a las mismas proyecto moderno civilizador. ciencias sociales. De ahí el interés Desde perspectivas afines, por analizar el rol que la concepción Aníbal Quijano establece la relación eurocéntrica ha tenido en la confi- entre el surgimiento histórico de guración de dichos saberes en la pe- Europa Occidental y los vínculos riferia y sus implicaciones en los tér- coloniales con los que ésta se formó, minos de la construcción de estrate- en particular con Hispanoamérica, gias políticas y culturales vinculadas y en donde los factores raza, capital al proyecto moderno colonizador.

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Quien ha enfatizado mucho so- renciación de las culturas, es tam- bre este tema es Edgardo Lander. bién un proceso que termina con la El considera los saberes modernos subalternización de formas de cono- y la institucionalización de las cien- cimiento no legitimadas por las ins- cias sociales como los encargados de tituciones europeas del saber (Ibid.: afianzar el proceso de «naturaliza- 21). De ahí que la «diferencia ción» de las relaciones sociales, ba- epistémica colonial» plantee, según sándose asimismo en un principio este autor, la posibilidad de pensar que formó parte de la academia libe- desde otro lugar, desde una episte- ral desde sus inicios: el otorgarle al mología fronteriza que a partir de la conocimiento el carácter de neutra- subalternidad reorganiza la hegemo- lidad, objetividad y universalidad en nía epistémica de la modernidad la comprensión de la vida social. Los (Ibid.: 9). saberes modernos y su eficacia en En este horizonte teórico consi- estos procesos de naturalización se dero que la revista Guaca abre un configuraron, según el mismo espacio de discusión bastante impor- Lander, a partir de dos dimensiones tante y se perfila como un proyecto altamente imbricadas: la primera da intelectual para la región andina que cuenta de las sucesivas separaciones nos permitirá reflexionar el tema de del mundo de lo «real» en donde el la cultura, la literatura y la memoria autor desarrolla, para el caso de las social como campos de estudio inser- sociedades occidentales, la separa- tos en complejos y contradictorios ción entre Dios (lo sagrado), el hom- procesos históricos. Es por esto que bre (lo humano) y la naturaleza; la el ejercicio interpretativo al interior separación entre el cuerpo y la men- de la revista parte por comprender te; entre la razón y el mundo. los escenarios históricos como luga- Por su parte Walter Mignolo ela- res en los cuales se configuran me- bora la noción de «diferencia colo- morias sociales contradictorias; me- nial» analizando la relación que la morias hegemónicas y también disi- epistemología moderna estableció dentes en disputa por espacios polí- entre localizaciones geohistóricas y ticos cada vez más reducidos. producción de conocimiento («Dife- La revista justamente se abre rencia colonial y razón posocciden- con un análisis sobre la cultura tal», en La reestructuración de las Mochica, escrito por el antropólogo ciencias sociales, editado por San- Jacobo Alva Mendo quien en un es- tiago Castro, Bogotá, Pensar, 2000: tilo particular, entreteje la memoria 6). Según Mignolo, el proceso de es- del pueblo mochica desde el senti- tablecer la ubicación cultural en las miento, su historia y sus múltiples regiones de la periferia, más exac- posibilidades de expresión: los ros- tamente el rol que empieza a jugar tros, el vestuario, los conocimientos el idioma como elemento de dife- ancestrales, el lenguaje cotidiano,

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entre otros, para situar finalmente propuestas políticas de las socieda- el debate en la afirmación según la des indígenas, vía los procesos de cual dicha memoria lejos de haber- diferenciación racial. Sin embargo, se extinguido, se ha ido rearticu- y en este contexto, considero que la lando en el mundo contemporáneo. mayor contribución del artículo de Tomando el campo de la representa- Fabiola Escárzaga es la de mostrar ción como herramienta teórica, la configuración de los movimientos Jacobo Alva reflexiona en torno al étnicos para el caso de Perú y Boli- alcance que hoy, en el contexto de la via como un continuo vinculado a lo globalización, tiene la coexistencia de que la autora denomina como «rebe- memorias en conflicto que contro- liones transfronterizas». La emer- vierten y marcan también desde su gencia de un sujeto étnico para el caso cosmovisión, los proyectos moderni- de Bolivia, sitúa el análisis en torno a zantes adelantados en la región. las posibilidades de construir pro- Muy cercana a lo señalado ante- puestas políticas que desde la autono- riormente, Fabiola Escárzaga traba- mía y la dignidad se constituyan en espacios con capacidad de interactuar ja desde una perspectiva compara- da un tema bastante sugerente: la y negociar con el Estado. emergencia de los recientes movi- Desde el lugar de la poesía y la mientos etnocampesinos aymaras literatura, Gonzalo Espino elabora bolivianos y peruanos, visibilizando un cuidadoso análisis del discurso en la organizada respuesta de los sec- la revista Pacha Huarai, publicada tores subalternos sobre la base de en 1904 y dirigida por Adolfo un análisis histórico y de transfor- Vienrich. En su análisis la forma y mación social iniciado hace ya varias el fondo del discurso en Pacha décadas. Sus demandas y propues- Huarai, constituyen una unidad, tas políticas contemporáneas, en es- dando cuenta de un proyecto que pecial para el caso del movimiento posiciona al sujeto indio y su cultu- katarista aymara boliviano, pone en ra, a partir de la incorporación del evidencia el fracaso de los proyec- quechua al mundo letrado. Esto en tos modernizantes en la región, aque- un escenario en el cual la filosofía llos organizados y dirigidos a lo lar- positivista situó el deseo civilizador, go de la historia y hasta el día de hoy, a decir de Cristina Rojas ( Civiliza- a partir de la incorporación del le- ción y violencia. La búsqueda de la gado colonial jerárquico y excluyen- identidad en la Colombia del siglo te. Las elites criollo-mestizas, inca- XIX , Colombia, Pontificia Universi- paces de generar políticas que per- dad Javeriana, Norma Editores, mitieran la incorporación de amplios 2001), como el imaginario que en una sectores de la población al proyecto relación de amor y odio le apostaba modernizador, se afianzaron a par- finalmente a la idea de progreso tir de la exclusión y condena de las construida por occidente. El nefas-

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to legado colonial criticado por los nos debates contemporáneos y par- positivistas los llevó a plantear polí- te de las preocupaciones centrales ticas que permitieran la emancipa- de la revista, considero que el artí- ción mental de un largo proceso en culo de Carolina Ortiz «Comunidad, el cual el factor racial se había cons- democracia y autonomía. Voluntad tituido, entre otros, en el principal descolonizadora en la poética de factor que impedía en los nacientes Ariruma Kowii», recoge en una cla- estados nacionales alcanzar el pro- ra argumentación la manera como la greso deseado. En este escenario se poética de Ariruma se ubica en un invisibilizaron conocimientos, len- horizonte descolonizador al poner a guas, culturas, se silenciaron memo- la par el quechua y el español en una rias. De ahí que el artículo «Pacha apuesta que permite desacralizar la Huarai, para mirar el pasado del fu- razón moderna occidental. Desde la turo» sea a mi modo de ver, más que poesía de Ariruma Kowii, desde su un artículo, un proyecto que permi- melodía y su enunciación, Carolina te evidenciar en el presente y desde Ortiz da cuenta de esa otra voz que la misma construcción de la lengua, desde la palabra rearticula las posi- aquellas memorias silenciadas. bilidades ético-cognitivas como lugar Finalmente y en este dialogo que descolonizador del presente. ( Pilar ). me he permitido realizar entre algu- Cuevas Marín

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