1. La Liberación Del Miedo
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MARÍA TERESA LEÓN, RAFAEL ALBERTI Y OTROS COMPAÑEROS DEL EXILIO EN CARACAS MERCEDES FUENTES Universidad de La Rioja 1. La liberación del miedo En 1939, año en el que comienza el exilio que nos ocupa, Venezuela se encontraba comenzando una nueva etapa política que duraría unos veintidós años. Hacía apenas cuatro que había muerto el dictador Juan José Vicente Gómez, responsable de una de las dictaduras más duras que conoció el país sudamericano. Tras su muerte, ocurrida en 1935, asumió el mando, el Ministro de Guerra, el general Eleazar López Contreras1, quien, inició, nada más tomar el poder, una paulatina apertura conduciendo progresivamente al país hacia la democracia2. A este periodo lo titula Manuel Caballero en su libro Las crisis de la Venezuela contemporánea, como la etapa de la liberación del miedo: y es que para hacerse una idea de lo que representó el gomecismo en Venezuela, basta con leer el primer párrafo del primer capítulo de Memorias de un venezolano de la decadencia, de Rafael Pocaterra, titulado “La vergüenza de América”: A esta hora en sólo Caracas y sus alrededores – a lo que dicen las ordenanzas y a lo que observo‐ se llevan detenidas unas ochenta y tantas personas. Vejan, torturan, encarcelan y maltratan a ciudadanos cuyos solos 1 López Contreras autorizó la libertad de expresión, permitió la existencia de partidos y sindicatos, reconoció el derecho a huelga, promulgó una ley de trabajo más moderna e instituyó el Seguro Social Obligatorio. Para cumplir con su proyecto tuvo que enfrentarse con los gomecistas que se oponían a dichos cambios y, al principio de su mandato, logró conjurar una conspiración. (Díaz Rangel, 2007: 72) 2 A pesar de su línea aperturista, en marzo 1937, mediante un decreto, López Contreras ordenó la expulsión del país de un nutrido grupo de jóvenes pertenecientes a la Generación del 28: Raúl Leoni, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Gonzalo Barrios y 43 dirigentes políticos más entre los que se encontraba Miguel Otero Silva. González de Garay, María Teresa y Díaz‐Cuesta, José (eds.): El exilio literario de 1939, 70 años después. Logroño: Universidad de La Rioja, 2013, pp. 397‐418. MERCEDES FUENTES nombres harían sonreír ante la idea de que pudiesen ser sospechados de <<anarquistas>>.(Pocaterra, R., 1990: 9) Este texto, escrito como si fuese una carta dirigida a alguna persona, o a sí mismo, está fechado en 1919. Su autor describe cómo son las primeras noches en las cárceles gomecistas donde es imposible dormir porque al frío “mordisco de los grillos” hay que añadir el de los chinches, las cucarachas, el aire irrespirable, el hambre con todas sus exasperaciones, ya que “hasta venciendo el asco de enguñir el potaje fétido queda la desconfianza de ser envenenado y cada retortijón de estómago es la inquietud de un tóxico” (Ibíd.) Pero como dice Caballero en su libro, a pesar der sali del gomecismo, y de “tener las mismas raíces y de haberse alimentado con parejas savias, el general Eleazar López Contreras se distingue desde muy temprano por su profesionalismo (…) y por su honestidad, rara avis entre la cleptocracia gomecista”. (Caballero, Manuel, 1998: 56) Y es que hay que decir que, a la muerte del dictador, Venezuela parecía enfrentarse a una anarquía sin fin: grupos de exaltados se lanzaron a saquear las casas de destacadas familias relacionadas con el gobierno, lo que parecía dar la razón a quienes sostenían que el país no estaba preparado para vivir bajo un régimen democráticos y que, sin una mano dura, la ex colonia regresaría a la época de las guerras civiles. Pero ya en 1928 el general Eleazar López Contreras se había dado cuenta de que el país se enfrentaba a otro tipo de guerra, y no era precisamente la que se dirimía con las pistolas. Ello se debía a que, desde los carnavales de ese año, Venezuela había entrado en lo que Caballero llama la época de la ideología conmovida, marcada por una generación que se había formado en los claustros franciscanos de la vieja Universidad Central de Caracas. Una generación desarmada, en pie de lucha contra el régimen por medio de protestas. Y el general López Contreras había visto con claridad que esas protestas “eran más peligrosas que las montoneras porque no podían ser vencidas por las armas, siendo como eran movimientos desarmados”. (Id.: 43) La generación del 28, como se le llamó a aquel grupo de universitarios que clamaba por restaurar la legalidad del poder constituido, bajo cuyas premisas se había instaurado la Cuarta República en 1830,3 luchaba contra el régimen con un 3 Desde la declaración de independencia en 1810, cuando fue proclamada la Primera República, la cual sucumbe en 1812 ante jefe español Domingo de Monteverde, que comando una ofensiva desde Coro hasta Valencia y Caracas, se sucedieron dos más: entre ofensiva realista y contraofensivas de los patriotas, la instauración de la República se 398 MARÍA TERESA LEÓN, RAFAEL ALBERTI Y OTROS COMPAÑEROS DEL EXILIO EN CARACAS arma desconocida en el país hasta ese momento: la palabra, oral y escrita que estrenan, en los carnavales de ese año, los estudiantes ventiañeros, portando sobre sus cabezas unas boinas azules realizadas por alguna “matrona caraqueña que descubre que le sobran unos cuantos metros de paño azul”. (Id.: 41) De tala maner que los doscientos estudiantes de la Universidad, que se aprestan a celebrar los carnavales de 1928, portan esas boinas como “su disfraz carnavalesco, y más que eso, su identificación goliárdica”. (Ibíd.) Entre ellos se encuentran escritores, políticos y un poeta, venido de fuera de las aulas,4 los cuales “remueven con sus discursos y sus versos a un estudiantado y a una sociedad aparentemente pasivos e inconmovibles, aquietados bajo el duro puño de Juan Vicente Gómez” (Ibíd.) Las fuerzas militares del momento los enfrentan apresándolos y se encuentran con la sorpresa de que el pueblo de Caracas responde con una huelga general espontánea. A partir de aquí se inauguró una era de movimientos urbanos muy característicos de la Venezuela de la segunda mitad del siglo XX y que eran totalmente desconocidos en la Venezuela del XIX.5 sucedió hasta llegar a la Cuarta República, instaurada en 1830, al finalizar, definitivamente, la contienda. 4 Este poeta era Andrés Eloy Blanco, autor de versos satíricos fáciles de recordar por su musicalidad. Hay que señalar que el movimiento de los carnavales de 1928 generó, “aparte de esas protestas, una serie de reacciones entre los jóvenes y la ciudadanía, de las cuales tal vez la más interesante haya sido la floración de una literatura clandestina. Como los Samizdat rusos años más tarde, surgió un grupo de pequeños periódicos y otras publicaciones reproducidas a máquina y distribuidas so capa”. (Caballero, Manuel, 1998: 43) 5 Señala Manuel Caballero que en ese momento algo había cambiado en Venezuela: “en una ciudad, en un país donde el nombre de Gómez no se mencionaba (ni siquiera para bien) en el interior de las casas de la gente corriente y moliente, las lenguas se sueltan y hay quienes van a dar a la cárcel acusados de ser simples ‘conversadores’”. (Ibíd.) 399 MERCEDES FUENTES Los estudiantes revoltosos,6 muchos de ellos escritores jóvenes adscritos a los movimientos de la vanguardia venezolana,7 y seguidores de los movimientos políticos democráticos y populares emergentes, fueron expulsados del país.8 En éste, su primer viaje del exilio, puesto que protagonizarían muchos en el transcurso de los 30 años siguientes, llegaron primero a Francia, pero, inmediatamente, se pasaron a España donde entraron en contacto con la vida intelectual, cultural y política que se vivía en aquel momento en la península.9 Cuando en 1935 muere Juan José Vicente Gómez, y asume el poder el general Eleazar López Contreras, encauzando al país hacia una apertura política, el grupo regresa con la ilusión de ver pronto instituidas las libertades que reclamaban y que históricamente remitían a la Cuarta República venezolana.10 Esa temprana 6 En un primer momento, los jóvenes que ingresaron en la Universidad Central de Venezuela entre 1923 y 1925, tomaron la iniciativa de reconstituir los centros de estudiantes pertenecientes a las facultades de Medicina, Derecho e Ingeniería. Como siguiente paso promovieron el restablecimiento de la Federación de Estudiantes de Venezuela, organismo coordinador de todos los centros de representación estudiantil, hasta entonces suspendido por una disposición que databa desde la época de Cipriano Castro, antecesor del general Gómez en el gobierno. En tal sentido, lo que inicialmente fue un proyecto restringido al ámbito de la Universidad Central, se transformó en una propuesta destinada a la modificación del sistema político venezolano de comienzos del siglo XX. 7La eclosión formal y pública de la vanguardia literaria venezolana coincide con las manifestaciones antigomecistas, por cuanto, según Hubert Pöppel, este movimiento literario debe comprenderse “como parte de un proceso más general de cambios graduales que se van produciendo en las condiciones concretas de la vida venezolana, cambios que incluyen la progresiva formación de una nueva sensibilidad y de un nuevo sistema de valores culturales dentro de los cuales se integran las tendencias vanguardistas”. (Hubert Pöppel, M., 2008: 332) 8 En esa temprana época aparecen involucrados entre los rebeldes algunos jóvenes oficiales y cadetes del ejército venezolano entre los que se encontraba Eleazar López Volkmar, hijo del general Eleazar López Contreras. (Martínez, Argenis, 2006: 33) 9 En el caso de Miguel Otero Silva, fundador de El Nacional, llegó en 1930 a Barcelona donde se puso en contacto con los sindicatos obreros y las asociaciones marxistas. Por tanto, en esta época el escritor venezolano se dedicó a “anochecer discutiendo con los anarquistas bajo las arcadas de la Plaza Real que ellos llamaban la Plaza Roja, amanecer teorizando sobre política en los bares del Paralelo”(Id.: 43) e incluso llego a participar en un mitin en Lérida donde el orador principal era Dolores Ibarburri.