Despacio Cae La Indescifrable Noche
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Despacio cae la indescifrable noche. Peregrinaje arbitrario por las páginas y los días de Carlos Noguera. Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2018 PREMIO NACIONAL DE LITERATURA STEFANIA MOSCA 2018 JULIO RAFAEL SILVA Despacio cae la indescifrable noche Peregrinaje arbitrario por las páginas y los días de Carlos Noguera Colección Stefania Mosca. Ensayo © Fundación para la Cultura y las Artes, 2019 Despacio cae la indescifrable noche. Peregrinaje arbitrario por las páginas y los días de Carlos Noguera © Julio Rafael Silva Al cuidado de: Héctor A. González V. Ilustración de portada: César A. Mata Diseño y concepto gráfico general: David J. Arneaud G. Hecho el Depósito de Ley Depósito Legal: DC2019000941 ISBN: 978-980-253-740-2 FUNDARTE. Avenida Lecuna, Edificio Empresarial Cipreses, Piso Mezzanina 1, Urb. Santa Teresa Zona Postal 1010 Distrito Capital, Caracas-Venezuela Teléfonos: 0212-541-70-77 / 0212-542-45-54 Correo electrónico: [email protected] Gerencia de Publicaciones y Ediciones VEREDICTO IX PREMIO NACIONAL DE LITERATURA STEFANIA MOSCA 2018 - MENCIÓN ENSAYO FUNDARTE. ALCALDÍA DE CARACAS. Después de leer y evaluar las obras enviadas por los participantes hemos decidido seleccionar por unanimidad el libro Despacio cae la indescifrable noche: Peregrinaje arbitrario por las páginas y los días de Carlos Noguera como ganador de la categoría Ensayo del IX Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca por ser un trabajo literario cuyo acucioso estudio de la vida y obra del escritor Carlos Noguera, fallecido en Caracas el 3 de febrero de 2015, ha sabido enaltecer las características éticas y estéticas de este referente de las letras venezolanas, evidenciando en su estructura y composición un riguroso análisis que transita de manera arbitraria por sus cualidades narrativas, ensayísticas y poéticas con la intención de revelar, explorar y referir la singularidad de su creación en torno a la palabra, donde la profundidad no se separa de la apariencia, ni lo interior de lo exterior, donde una intimidad se hace visible y coincide por entero con lo que se advierte en esta tesis que reafirma la deuda y compromiso que mantiene el sector editorial con Carlos Noguera, un escritor a descifrar para, así, lograr que despacio alcance un amanecer, una alborada, de su aporte literario a la República Bolivariana de Venezuela y a la América toda. Abierta la plica del seudónimo «Alfarero persistente», su autor ha resultado ser Julio Rafael Silva Sánchez, titular de la cédula de identidad V-3.054.642, residente del estado Carabobo. Proceda pues el Comité Organizador a hacer efectiva la premiación que corresponde. El Jurado Caracas, 29 de julio de 2018 IX Feria del Libro de Caracas Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades JORGE LUIS BORGES, El jardín de los senderos que se bifurcan, 1941 El mundo pide al escritor que haga frente a la responsabilidad de su obra; pues la moral social exige de él una fidelidad a los contenidos, mientras que él sólo conoce una fidelidad a las formas: lo que le sostiene a sus propios ojos no es lo que ha escrito, sino la decisión, obstinada de escribirlo. ROLAND BARTHES, Ensayos críticos, 1973 El escritor recrea una y otra vez las mismas anécdotas, que no son más de cinco o seis. Las mismas historias, las mismas obsesiones, las mismas metáforas. Yo creo que uno escribe a partir de la experiencia que le ha tocado en suerte, y con una vida que le ha tocado vivir a cuestas. En la medida en que se es leal a esa vida que se ha vivido, se es universal también, no importa cuán próximo sea el relato que se esté contando. CARLOS NOGUERA, Conversación con Ana Teresa Torres, 2012 Las obras de Noguera expresan el desgarramiento y, muchas veces, las pérdidas irreparables que exige el aprendizaje profundo de las llagas anímicas, íntimas y colectivas. La comprensión de lo vivido, desde la invención novelesca, contribuye ciertamente a atenuar el sufrimiento, a matizar las nostalgias y a restituir la facultad de soñar. LUIS YSLAS PRADO, «Carlos Noguera», en Diccionario General de la Literatura Venezolana, 2013 También con su muerte se va un amigo, generoso y conversador, amante de la tertulia y la buena música, quien en varias oportunidades compartiera con sus lectores su simpatía y sus conocimientos sobre el hecho literario. Estas pocas líneas son apenas un pequeño homenaje al gran escritor, al maestro, al amigo. Chau, Carlitos, hasta siempre. MANUEL CABESA, «Una página para Carlos Noguera», en Letralia, 2015 | 9 | Prefacio ntrar a un libro, enfrentarse con su autor, ha sido siempre una Eaventura mágica, inesperada, podría decirse, aunque hayamos estado aguardándola, preparados para un viaje ya previsto o de impresentidas sorpresas. Así sea un simple libro primario, un Mantilla, un Conde de Montecristo, quizás Doña Bárbara o Rayuela, un libraco de memorias… hasta un volumen con cien partidas de ajedrez o con las profecías de Nostradamus… En fin: una aventura, un encontrarse con Ulises en el navío de su eterno retorno, un sentarse en el rincón favorito de la casa (¿el baño, tal vez?) y sentirse de pronto cayendo en el abismo del espejo, hacia el país de las maravillas… Eso pensamos, rememorando adolescencias vividas o soñadas, cuando de pronto surge el sortilegio en nuestras manos: el peso leve de una obra, la palpitación agitada de nuestros dedos abriéndola para mostrarnos las entrañas de un libro y de una vida, para leerlos y saborearlos, escudriñarlos, recorrer sus paisajes y sus laberintos, sus acertijos y fulgores, escuchar la voz silenciosa de las letras, ver de cerca los rastros de la mano, las huellas de su autor en el desprendimiento de su alma y de una parte de sus propias vísceras. Tal vez sintiera algo similar el escritor Douglas Bohórquez cuan- do, en su ensayo «Pepe Barroeta: el interminable y furioso viaje de la poesía», inserto en el libro Todo ha ido soñar. Homenaje a Pepe Barroeta (editado el año 2006 en Mérida, Venezuela, por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de los Andes, con opiniones de diversos autores sobre la vida y la obra poética de José «Pepe» Barroeta), anotara: | 11 | |Julio Rafael Silva| La lectura de sus libros es siempre como viajar a ese otro país secretamente amado y desconocido. Un viaje un tanto furioso, como rapto, que tiene también un poco de riesgo, de extravío, que nos lleva a bordear locura y deseo, es decir toda una travesía hacia ese fondo enigmático de nosotros y del lenguaje. Un viaje en fin, que nunca queríamos que terminara. (p. 34) Nos gustaría pensar que esas frases podrían servirnos de otero para intentar una aproximación preliminar a la vida y la obra del escritor venezolano Carlos Noguera (Tinaquillo, estado Cojedes, 1943-Caracas, 2015),1 este singular creador, escritor, crítico de arte, periodista, ensayista, filósofo, psicólogo, promotor cultural, docente, luchador social, pero sobre todo —y más que nada— poeta, quien hoy nos convoca y cuya huella permanece adherida al pensamiento, la acción y la pasión de los venezolanos, los latinoamericanos y los habitantes del planeta, quienes conocieron su voz, su vehemencia, su afable temperamento, su impetuoso existir. En su persistente oficio de orfebre del lenguaje poético y narrativo, en su ferviente vida, deslumbró a sus lectores, oyentes y amigos con su extensa (e intensa) obra, la cual le mereció ser reconocido como uno de los más ilustres creadores venezolanos de las últimas décadas. En sus obras, a ratos la óptica del autor atomiza y reduce las estructuras contextuales y verbales; pero, por encima de este soplo desvelado, surge en sus páginas una absoluta afirmación de esperanza y de fe. Por la senda plurívoca del conocimiento, del extrañamiento y del amor, el poeta coloca al hombre en la búsqueda de sí mismo, viajero impenitente, cruzado indoblegable yendo siempre hacia algo nuevo, más allá, más lejos, con el poder de proyectarse y de hacerse, el poder de la reflexión y la creación. Por esas razones, en este viaje por las páginas y los días de Carlos | 12 | | Despacio cae la indescifrable noche| Noguera hemos intentado asumir la actitud del peregrino, en la óptica de Zygmunt Bauman (2003), pues: Al ser peregrinos, podemos caminar hacia. Podemos mirar atrás, contemplar las huellas de nuestros pies en la arena y verlos como un camino (…) El rumbo, el objetivo fijado en el peregrinaje de una vida, da forma a lo informal, hace un todo de lo fragmentario, presta continuidad a lo episódico. (p. 46) Hemos transitado por las páginas y los días de Noguera inmersos en una lectura en donde la rigurosidad del análisis armoniza (y a menudo cede el paso) con el entusiasmo de reflejar ciertas frases y distintos momentos de su existencia de juglar apasionado. Nuestro testimonio sobre Noguera, parafraseando a Juan Liscano (1963: 90),2 no pudo ser sino arbitrario, subjetivo y poético. Hemos querido declarar nuestra preferencia por esos textos, esos instantes y avatares en un intento por abrir el círculo hermenéutico, a fin de vivirlos y sentirlos bajo sus especificidades sensibles a través de los recursos del análisis y la reflexión crítica. Estas reflexiones han tenido como punto de partida un estilo que lleva ineluctablemente a una embriaguez de las formas, estado emocional que explica este desglose arbitrario de la realidad, este preferir a un autor y no a otros, poseídos por la sensación de modelar como arcilla una materia maleable en todos los sentidos, de perseguir acaso un fantasma o su propio reflejo. En suma, habiendo echado a andar con la intención de revelar (¿explorar?, ¿referir?), corríamos el riesgo de fantasear.