El Camino Natural Del Eresma
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EL CAMINO NATURAL DEL ERESMA Recopilación y selección de contenidos (salvo los indicados con otra autoría): Andrés Díez Herrero José Francisco Martín Duque Juan Pedro Velasco Sayago Reservados los derechos de reproducción, salvo con autorización de los autores. Camino Natural del Eresma: de las lastras del piedemonte a las vegas de las campiñas El Camino Natural del Eresma discurre, a lo largo de sus más de 11 kilómetros, por varias de las principales unidades del paisaje que sirven de transición entre el piedemonte de la Sierra de Guadarrama y las campiñas cerealistas de la cuenca del Duero. Se parte de las lastras calcáreas donde se ubica la ciudad de Segovia, mesas y cuestas situadas a 1000-1050 m sobre el nivel del mar y, descendiendo por las laderas y fondo del valle del río Eresma, se alcanzan las amplias vegas fluviales en las que se sitúa Hontanares de Eresma. La presencia del hombre en estas tierras desde hace varios milenios ha transformado profundamente los paisajes naturales, deforestando los originales bosques de robles melojos y encinas de los cerros y laderas (salvo reductos como Lobones), las fresnedas y olmedas de las vegas, y creando amplias zonas de pastizales y matorrales. A cambio, la impronta humana en el paisaje se ha plasmado en edificaciones notables, desde los modestos caseríos, molinos, puentes y vías pecuarias, a las monumentales ermitas, iglesias, castillos y palacios. Entre los lugares singulares que se encuentran en este entorno están: los Altos de la Piedad, la ciudad de Segovia, El Pinarillo, el Valle del Clamores, las ruinas del Hospital de San Lázaro, el Puente de San Lázaro y el Arco de La Fuencisla, Peñas Grajeras, Alameda de la Fuencisla, San Juan de Requijada, el Cordel de Santillana, el Monte de Lobones y Hontanares de Eresma. Todo ello se recorre y contempla desde este Camino Natural del Eresma, perfecta conjunción entre los paisajes naturales de la Meseta y la actividad humana histórica milenaria en el centro de la Península. ATENCIÓN, NOTA IMPORTANTE: Por motivos de litigios judiciales aún pendientes entre propietarios de fincas y administraciones públicas, este itinerario no puede realizarse de forma íntegra, y está interrumpido en su entrada a la finca de Lobones por ambos extremos. Mapa topográfico del Instituto Geográfico Nacional, con indicación del trazado original del Camino Natural del Eresma (línea negra desde el vértice inferior derecho-Altos de la Piedad- hasta el vértice superior izquierdo - estación de ferrocarril de Hontanares de Eresma-). Este trazado actualmente está interrumpido entre la entrada a la finca de Lobones y la salida de la misma, en el término municipal de Valverde del Majano. FOTOS DE PUNTOS SINGULARES DEL CAMINO: La Sierra de Guadarrama y su piedemonte Situada a apenas 10 kilómetros al sur de la ciudad de Segovia, la sierra de Guadarrama constituye el rasgo geográfico más destacado de su entorno, con importantes repercusiones climáticas, ecológicas y sociales. Desde un punto de vista climático, estas montañas ocasionan un aumento importante de las precipitaciones, que en buena parte son en forma de nieve. A su vez, el incremento de la precipitación y el descenso de temperatura que se producen con la elevación, causan importantes cambios en los ecosistemas, que pasan de tener un carácter mediterráneo en el piedemonte, a robledales, pinares, y matorrales y pastizales de montaña, a medida que asciende la altitud. Por todo ello, la sierra de Guadarrama constituye una fuente inapreciable de recursos naturales. La captación de lluvia y nieve proporciona abundantes recursos hídricos. Los bosques fijan CO 2, proporcionan madera, purifican la atmósfera, y son el hábitat de una gran diversidad de especies animales y vegetales. Finalmente, todo este conjunto tiene un enorme valor como espacio de ocio y disfrute personal. Desde las empinadas laderas serranas hasta la ciudad de Segovia se extiende una amplia planicie, denominada ‘piedemonte’. La presencia de un sustrato rocoso a escasa profundidad no permite el desarrollo de suelos profundos, adecuados para la agricultura. Así, salvo en épocas de extrema necesidad, en que algunas zonas llegaron a cultivarse, su uso mayoritario durante siglos ha sido el pastoreo. Debido a este aprovechamiento, la imagen que mejor define hoy el piedemonte segoviano es la ausencia de vegetación arbórea, y el dominio de pastizales y matorrales. Los grandes bloques graníticos son abundantes, y de ellos se extrajeron las rocas con las que se construyó el Acueducto. El piedemonte ha sido y es la zona de expansión de la ciudad desde mediados del siglo XX. Vista aérea oblicua en la que se observa la posición de la ciudad de Segovia con respecto a la Sierra de Guadarrama y su piedemonte. El pico de La Atalaya es uno de los más singulares de este sector serrano, y es identificable desde esta posición. (Foto: J.F. Martín Duque) Los Altos de la Piedad Los Altos de la Piedad son un sector de las lastras que circundan la ciudad de Segovia, limitado hacia el norte por el valle del Clamores, y hacia los otros puntos cardinales por varios vallejos, vaguadas y caminos que lo individualizan como una colina singular de culminación llana. Por este paraje, según la tradición, en 1464 el rey Enrique IV de Castilla, llegando con apuros desde Villacastín perseguido por sus enemigos a vista de Segovia, a la que llamaba "su ciudad", se encomendó devotamente a la Virgen. Agradecido al haberse librado, hizo construir en su honor la pequeña ermita de estilo mudéjar, con aire religioso Morabito, bajo la advocación de la Piedad. Incendiada la singular Capilla a principios del siglo XIX durante la invasión napoleónica, fue reconstruida posteriormente por la familia Coronel. El Calvario barroco del último tercio del siglo XVII nació del Hospital municipal de Sancti Spiritus de bubas y resfriados (actual sede de la Delegación de Defensa), establecido a mediados del siglo XVI a la derecha y cerca del puente del arroyo Clamores. Las fuertes cruces de granito del Calvario partían del puente cerca de la iglesia, y subían bordeando el Pinarillo hasta la alta explanada donde finaliza el Via Crucis junto a la Ermita. Abierta la avenida de Fernández Ladreda en el siglo XX, se cambió de lugar el primer tramo de cruces, que parten ahora de la iglesia de San Millán y suben siguiendo la actual carretera de Ávila. La parroquia emilianense continúa cuidando de la Ermita como hacía antiguamente el Hospital, y siguiendo el viejo Calvario celebra solemnemente cada año su Via Crucis en la Semana Santa. Los llanos más firmes de los Altos de la Piedad se utilizaban hasta hace unas décadas como eras, realizando faenas de la trilla del cereal. De este uso quedan aún restos de empedrados y emborrillados tradicionales con los que a veces se acondicionaban las eras. De esta época se conservan varias instantáneas del famoso fotógrafo Jesús Unturbe, depositadas en la Filmoteca de Castilla y León, en las que se observan las labores del campo con la Ciudad de fondo. Los Altos de la Piedad son actualmente terrenos de propiedad privada, pero muy vinculados a la actividad pública de la Ciudad, puesto que desde esta zona se lanza anualmente el popular castillo de fuegos artificiales que cada medianoche del día de San Pedro (29 de junio) sirve de colofón a las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro. En sus proximidades se ubica el único circuito habilitado para practicar motocross en la Ciudad, el observatorio meteorológico de la AEMET, y varios centros de salud y de enseñanza. Circundando los Altos transcurre un conocido recorrido de competiciones ciclistas, con fama de 'rompepiernas', y que toma de ellos su nombre: es el circuito de La Piedad. Y desde hace unos años, es habitual lugar de despegue de globos que realizan paseos y vuelos por el entorno de la Ciudad. Fotografías de Jesús Unturbe en las que se observan las labores de la trilla que se desarrollaban en las eras establecidas en los Altos de La Piedad. Filmoteca de Castilla y León. Fotografías de Jesús Unturbe en las que se observan las labores de pastoreo en las lastras por las que discurre el Camino Natural del Eresma, con la ciudad de Segovia al fondo. Filmoteca de Castilla y León. Morabito con las últimas cruces del Calvario. Foto: Juan Pedro Velasco. Dibujo donde se representan las antiguas eras para la trilla de los cereales, ubicadas en los Altos de la Piedad. Torreagero (Eugenio de la Torre Agero), Publicaciones de Caja Segovia. Segovia: entre el piedemonte cristalino y las lastras calcáreas La ciudad de Segovia se sitúa a caballo entre el piedemonte cristalino (planicie labrada en granitos y gneises donde se ubica la Segovia moderna; a la derecha), y las lastras calcáreas (colinas en forma de mesa donde radica el recinto amurallado; a la izquierda). Entre ambas unidades, una amplia vaguada o surco, que el canal del acueducto tiene que salvar mediante la doble arquería monumental. “Desde estas alturas de “la Piedad”, la acrópolis segoviana, dominando los barrancos del arroyo (Clamores); los arrabales con sus parroquias y sus conventos se os ofrecerán como una de las bellas –acaso la más bella- estampa de Castilla, sobre todo si acertáis a coincidir con el momento en que el ocaso disponga para vosotros el espectáculo que se procuró, a tanta costa, aquel gran sibarita que fue Nerón: el incendio de una ciudad. Incendio fingido que el sol poniente se toma el placer de repetir cada tarde ante nuestros ojos maravillados.” Marqués de Lozoya Panorámica del Acueducto, barrio de San Millán y recinto amurallado de Segovia desde La Piedad. Mediados del siglo XX. Panorámica del recinto amurallado de Segovia desde La Piedad. Principios del siglo XX. Corte geológico de la disposición de las rocas bajo el Acueducto y el recinto amurallado de la ciudad de Segovia.