Indalecio Prieto En La Guerra Civil: Su Visión Humanitaria a Través De La Alocución a Las Milicias De 1936
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Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS Indalecio Prieto en la Guerra Civil: su visión humanitaria a través de la alocución a las milicias de 1936 D. Guillermo Valiente Rosell Licenciado en Humanidades y en Periodismo Resumen Este trabajo estudia la figura de Indalecio Prieto y la situación del socialismo español durante la Guerra Civil, centrándose en la visión reconciliadora de este político durante el conflicto a través del análisis de su alocución a las milicias del 2 de agosto de 1936, que manifiestan su deseo de perdón y entendimiento entre los españoles. Abstract This paper studies the role of Indalecio Prieto and the situation of Spanish socialism during the Spanish Civil War, focusing on his reconciling vision about the conflict. It is made by the analysis of his speech to the militias on August 2, 1936, expressing his desire for forgiveness and understanding among the Spaniards. Palabras Clave Guerra Civil Española, Indalecio Prieto, Partido Socialista Obrero Español, reconciliación, socialdemocracia. Keywords Spanish Civil War, Indalecio Prieto, Spanish Socialist Workers’ Party, reconciliation, socialdemocracy. Historia Digital, XVI, 28, (2016). ISSN 1695-6214 © Guillermo Valiente Rosell, 2016 86 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS Introducción La etapa que transcurre entre las dos guerras mundiales, entre 1919 y 1939, es un convulso periodo histórico que afectó de manera especial a España, que pese a librarse de participar en ambas contiendas, sufrió su particular enfrentamiento civil. Durante todo el periodo republicano, el PSOE vivió un enfrentamiento interno entre dos líneas: una vía que pensaba que se podía llegar al socialismo mediante la vía insurreccional y que ponía el acento en el proletariado, y otra vía que abogaba por la colaboración con los partidos republicanos de izquierdas para afianzar la República. La primera línea tuvo su máxima expresión en la Revolución de octubre de 1934 y estuvo personificada por Francisco Largo Caballero, mientras que la segunda línea fue la defendida por dirigentes como Julián Besteiro e Indalecio Prieto, aunque este último siempre trató de entenderse con los representantes de la corriente caballerista. El fracaso de la Revolución de octubre supuso el convencimiento dentro del PSOE de que era imprescindible el entendimiento con la burguesía republicana, de ahí que el partido se sumara al Frente Popular de cara a las elecciones de 1936. En las elecciones de febrero de 1936 se hizo con el poder el Frente Popular, y el PSOE se convirtió en el partido más importante de las Cortes. La representación socialista en el Frente Popular fue muy mayoritaria, pero el acuerdo establecía que el gobierno sería desempeñado por los partidos republicanos1. La situación empeoró cuando partidos y sindicatos de diversas tendencias, algunos de ellos en el poder, se lanzaron a la calle y provocaron un gran deterioro del orden público. Algunos sectores de la sociedad española empezaron a pensar en un golpe de Estado como única solución para 1 Aróstegui, Julio en Viñas, Ángel (Coord.), En el combate por la historia: La República, la Guerra Civil, el Franquismo, Barcelona, Pasado & Presente, 2012, p. 166. Historia Digital, XVI, 28, (2016). ISSN 1695-6214 © Guillermo Valiente Rosell, 2016 87 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS restablecer el orden y mantener la legalidad, debido a la creciente crispación y violencia que tuvo lugar durante la primavera de 1936. El historiador Ángel Viñas considera que la conspiración contra el Frente Popular se acentuó inmediatamente después de las elecciones del mes de febrero ya que “los militares proclives a la rebeldía contemplaban el universo republicano y de izquierda como uno de maldad casi absoluta, dominado por el fermento revolucionario”2. Además, afirma que, para la Komintern, “en España no estaba en el orden del día la creación de un equivalente al poder soviético. Lo que contaba era robustecer el Frente Popular y un régimen democrático que permitiese poner un valladar al fascismo y a la contrarrevolución”3. De la Cierva señala que “la dialéctica de eliminación de los moderados del Frente Popular abonaba la sospecha de la preparación de un alzamiento por parte de la izquierda proletaria, que en cualquier momento podría convertirse en vuelco revolucionario, como de hecho sucedió al tomar los partidos obreros el poder en la República después de declarada la guerra civil”4. Entre enero y abril de 1936 se reunió en varias ocasiones la Junta de Generales, que “resultó ser un órgano deliberante más que ejecutivo”5, ya que no había un plan concreto para el pronunciamiento. Hacia finales de abril se le pide al general Emilio Mola que se encargue de dirigir la conspiración, cuyos protagonistas esperaban que desembocara en un pronunciamiento rápido, no en una larga guerra civil. El día 12 de julio fue asesinado José Castillo, teniente de la Guardia de Asalto y también instructor de las milicias socialistas. En represalia, en la madrugada del día siguiente fue asesinado Calvo-Sotelo, que en estos momentos se había convertido en uno de los principales jefes de la oposición, por miembros de las fuerzas del orden público y militantes socialistas, lo que 2 Viñas, Ángel, La República en guerra: contra Franco, Hitler, Mussolini y la hostilidad británica. Barcelona, Crítica, 2012, p. 18. 3 Viñas, Ángel, La República en guerra: contra Franco, Hitler, Mussolini y la hostilidad británica, p. 42. 4 De la Cierva, Ricardo, Historia esencial de la Guerra Civil Española, Madrid, Fénix, 2006, p. 74. 5 Ibíd., p. 72. Historia Digital, XVI, 28, (2016). ISSN 1695-6214 © Guillermo Valiente Rosell, 2016 88 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS significaba la práctica desaparición de la legalidad. Cuando uno de los participantes en el asesinato de Calvo-Sotelo le cuenta los detalles al director de El Socialista, Julián Zugazagoitia, éste reacciona diciendo que “este atentado es la guerra”6. El 18 de julio el Ejército de África asume el control de los territorios del Protectorado y estalla el alzamiento en distintos puntos de España. El levantamiento fracasa y España queda dividida en dos bandos que se enfrentarán a muerte en una guerra civil que se prolongará hasta 1939. A lo largo de la guerra, en ambas zonas se desarrolló una importante represión. El 22 de agosto de 1936 los milicianos entraron en la Cárcel modelo de Madrid y asesinaron a diversas personalidades selectas. A medida que el Ejército de África intensificaba el cerco sobre la capital e intentaba su asalto, “el Frente Popular comenzaba la ejecución en masa y sin proceso alguno de centenares y pronto millares de presos custodiados, hasta entonces, en las cárceles de la capital. El principal escenario de las matanzas fue una ladera bajo el pueblo de Paracuellos del Jarama”7. Ángel Viñas afirma que en el lado republicano hubo “intentos constantes por cortar la orgía de sangre a medida que avanzó el proceso de recuperación de la autoridad del Estado”8. Como explica Ricardo de la Cierva, “en las dos zonas hubo una fase de represión espontánea, incontrolada, que se prolongó durante el verano de 1936; seguida por una fase de represión controlada por los gobiernos u organismos gubernamentales, si bien la represión incontrolada nunca cesó del todo, sobre todo en zona republicana, donde el control gubernamental era menor ante la independencia de los partidos y milicias”9. Los mensajes de venganza y de llamada al exterminio del adversario fueron habituales en los dos bandos. Una muestra de ello es la arenga dada en 6 Ibíd., p. 90. 7 De la Cierva, Ricardo, op. cit., Madrid, Fénix, 2006, p. 409. 8 Viñas, Ángel, La República en guerra: contra Franco, Hitler, Mussolini y la hostilidad británica, p. 61. 9 De la Cierva, Ricardo, op. cit., p. 425. Historia Digital, XVI, 28, (2016). ISSN 1695-6214 © Guillermo Valiente Rosell, 2016 89 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS Madrid el 28 de octubre de 1936 por Largo Caballero: “Ésta será la hora en que todos los combatientes, tan pronto reciban las órdenes de sus jefes, deberán lanzarse impetuosamente contra el enemigo atacado, hasta aniquilarle. Los traidores de su propio país que han llevado por el engaño, la mentira y la coacción a las escasas fuerzas que les siguen a la muerte, van a recibir, por fin, el castigo del pueblo”10. Hacia el final de la guerra, el 13 de febrero de 1939, el Boletín Oficial de Burgos publica la Ley de Responsabilidades Políticas. Éstas se retrotraen hasta el 1 de octubre de 1934, por lo que se incluyen los sucesos revolucionarios de aquel año. Se crea un tribunal nacional de responsabilidades políticas. Tal y como afirma Ángel David Martín Rubio, “en todos los partidos y organizaciones hubo criminales, como en todos hubo quienes reaccionaron notablemente ante los excesos”11. Indalecio Prieto fue uno de estos últimos, pues desde el inicio de la guerra se lanzaría a advertir de que, tras el conflicto, los españoles tendrían que volver a entenderse, y para ello era necesario empezar cuanto antes a curar las heridas. En este trabajo se analizan precisamente esas manifestaciones a favor de la reconciliación del dirigente socialista, en especial la alocución a las milicias del 2 de agosto de 1936, que aparece recogida en el periódico El Socialista del día 9 de agosto de 1936. La Guerra Civil Española supuso un aumento del radicalismo paralelo al propio conflicto bélico. Uno y otro bando se dejaron llevar por el afán de venganza contra el adversario y unos y otros trataron de ajustar cuentas que se habían ido fraguando a lo largo del periodo republicano. Sin embargo, como afirma Paul Preston, “la guerra de extremismos no implicaba a todos los que participaban en ella. Había muchos, probablemente la mayoría de la población, incluso de la clase política, para quienes la guerra era algo terrible”12.