“DESDE EL PISO 13” Bitácora Crítica Del Tratamiento Periodístico De Los Medios Gráficos Porteños Sobre La Política De Defensa Kirchnerista (2005- 2007)
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1 “DESDE EL PISO 13” Bitácora crítica del tratamiento periodístico de los medios gráficos porteños sobre la política de Defensa kirchnerista (2005- 2007). Jorge Luis BERNETTI Tesis para optar por el grado de Doctor en Comunicación. Instituto de Investigación de la Comunicación (IICOM). Facultad de Periodismo y Comunicación Social- UNLP. Director: Dr. CARLOS GIORDANO Marzo 2013 2 ÍNDICE De qué se trata y cómo.……………………………… p.1 Capítulo I……………………………………………...p.9 Capítulo II…………………………………………….p.57 Capítulo III……………………………………………p.107 Capítulo IV……………………………………………p.151 Capítulo V…………………………………………….p. 204 Capítulo VI……………………………………………p.254 Capítulo VII…………………………………………..p.306 Capítulo VIII………………………………………….p.356 Capítulo IX……………………………………………p.406 Capítulo X…………………………………………….p.455 Capítulo XI……………………………………………p.506 Conclusiones………………………………………….p.530 Bibliografía…………………………………………...p.533 Siglas………………………………………………….p.540 Notas y Citas…………………………………………p.542 3 DE QUÉ SE TRATA Y CÓMO La defensa nacional y la comunicación periodística constituyen un tema clásico para la política y los medios en la historia argentina contemporánea. Este trabajo se propone indagar acerca de los vínculos conflictivos entre la gestión del Ministerio de Defensa (MINDEF) durante la presidencia de Néstor Kirchner entre 2005 y 2007, en la etapa de la conducción de esta cartera por Nilda Garré, es decir la mitad final del gobierno de aquél desempeñado entre mayo de 2005 y diciembre de 2007, y grupo de diarios que desde la capital argentina fijan sustancialmente la agenda pública en esta materia. La Argentina atravesó desde 1930 una fuerte intervención militar en la vida pública de manera abierta o subterránea, a través de gobiernos dictatoriales de derecha, gobiernos semiconstitucionales e incluso durante gobiernos de plena legitimidad democrática. Esta fuerte presencia se derrumbó en 1982 cuando la derrota en el conflicto del Atlántico Sur por la posesión de las Islas Malvinas y otras de la región, aunque su declinación definitiva atravesó fuertes episodios en los que el tiempo atravesado por este trabajo está incluido. Es, sin duda, la dictadura oligárquico militar del “proceso de reorganización nacional”, la que ocasionó un trágico impacto en la vida nacional, superior a la suma de las intervenciones anteriores por la brutalidad de las medidas represivas, económicas y sociales aplicadas en su transcurso, el del desarrollo de la vigencia del “terrorismo de Estado”. La mencionada Guerra de Malvinas condujo a la derrota militar en el marco clásico de un conflicto convencional, aunque en un peculiar escenario aeronaval inédito desde la Segunda Guerra Mundial. Esta debacle potenció el progresivo rechazo que la represión y las políticas aplicadas por la dictadura generaron en la resistencia popular. El derrumbe de la dictadura condujo al restablecimiento de la institucionalidad prevista por la Constitución Nacional de 1853 basada en el republicanismo liberal democrático. El esfuerzo del gobierno de Raúl Alfonsín por castigar los crímenes de la dictadura y reformar las Fuerzas Armadas fue frustrado por el desarrollo de la reacción motorizada por la conspiración carapintada, la aceptación gubernamental de la política de “los dos demonios” y el dictado de las leyes de obediencia debida y punto final. La frustración de este proceso se consolidó a través del retroceso ejecutado durante el gobierno del presidente Carlos Menem al dictar los indultos a los comandantes de la dictadura y generar una 4 política conservadora para la Defensa que se articuló plenamente con el desarrollo de la política de “relaciones carnales” con los Estados Unidos. La presidencia de Fernando De la Rua continuó el rumbo de la política militar del menemismo frustrando las propuestas planteadas en el programa de la Alianza. Con el marco del estallido de la crisis de 2001, el gobierno de Eduardo Duhalde continuó con la política de su antecesor y procuró cerrar los juicios a los militares, en un vínculo conservador con la Suprema Corte menemista y los altos mandos de las FFAA. El programa que desarrolla en Defensa el gobierno kirchnerista a partir de 2003 recoge, sin duda, contribuciones planteadas desde diversos espacios de lucha y pensamiento políticos nacionales, populares y democráticos, significativamente el de los movimientos de Derechos Humanos. Este programa enfrentaba una cuestión irresuelta que desde hace más de cincuenta años atraviesa como problema significativo a la institucionalidad y, por ende, a la democracia argentina. Un destacado periodista nacional escribía hace medio siglo que “el comportamiento político de los militares argentinos no logra ser comprendido. Resulta difícil entender como un ejército compuesto por la pequeña burguesía puede apuntar con armas la política económica de los ganaderos y latifundistas, sobre todo cuando los resultados de esa política se vuelven contra los militares que la sostienen (..) la clase dirigente argentina, la oligarquía, juzgó siempre despectivamente a los hombres de armas. Cuando uno de los suyos se incorporaba a la milicia, el gesto se consideraba como una boutade de joven rico y aburrido; precisamente, al ejército iban a parar „los muchachos mal de familias bien‟ y a nadie sin que a nadie le inquietara ese fenómeno (..) En 1943 (..) aparecieron en la superficie dos o tres docenas de apellidos deliciosamente anónimos. Ramírez, Farrel, Perón, Mason, Pertiné, González, Zavalla, la clase media de las provincias, los perseverantes oficiales que provenían del asilo de huérfanos militares, los hijos de los abnegados sargentos que habían introducido a sus vástagos en el Colegio Militar afloraron de un solo golpe y conquistaron el poder”. 1 Esta constatación se hacía antes del golpe de 1966 y, sobre todo, antes del de 1976. Luego de 1983, donde y cómo poner a los militares en la sociedad y en el marco institucional, se convirtió en un desafío político argentino de primer orden. 5 El programa para encauzar a esta compleja institución está contenido como estrategia y como desarrollo táctico en el pensamiento de Néstor Kirchner quien, desde el 23 % de los votos obtenidos en los comicios presidenciales del 27 de abril de 2003, se construyó como líder de un curso político que se despliega como proceso de democratización, recuperación de soberanía y construcción de nuevos derechos, también en la Defensa Nacional y la comunicación social. Lo había proclamado en la campaña electoral:”Las fuerzas armadas tienen que cumplir el rol que la Constitución les otorga como corresponde a un país serio y con el mismo objetivo que el resto de los argentinos (..) Fuerzas Armadas „dentro‟ de la Constitución antes que „dentro‟ del país (..) La política de Defensa está subordinada a la política exterior de la Nación (..) Creo que las Fuerzas Armadas pueden ser inclusive un motor del desarrollo”. 2 Y desarrollaba Kirchner en ese mismo texto dialogal con el sociólogo Torcuato Di Tella su juicio “en cuanto a la vocación democrática de las fuerzas armadas, éstas han tenido profundos cambios generacionales. El 90 % de los cuadros actuales no había egresado de los institutos militares en marzo de 1976. Dentro de este contexto se destacan la acentuada „despolitización‟ coporativa de los oficiales y la pérdida de relaciones sociales que históricamente tenían con las élites dominantes, frecuntemente antinacionales y antipopulares. Esta despolitización cambió el origen social de los oficiales. Mientras que décadas atrás el 30 % de los aspirantes a oficiales eran hijos de oficiales, hoy ese porcentaje se reduce al 10 %. Hace años los hijos de los suboficiales que llegaban a oficiales constitutían en promedio el 10 %; ahora esa cota trepó al 30 %”.3 Así lo caracterizaba la ministra Nilda Garré: “Este proyecto impulsado durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner ha hecho centro en la profundización del control civil dentro del área de Defensa, en la verticalización a la autoridad constitucional de las Fuerzas Armadas como anhelo de generaciones de argentinos y de mayorías populares que procuraron durante décadas, concluir con el movimiento coporativo autónomo de una concepción tutelar del poder civil”.4 La funcionaria, tras consignar la adhesión a “la doctrina del ciudadano soldado”, también planteaba que “quedan atrás el tutelaje conservador con mirada subyugada por los conflictos de bloques y potencias subordinantes de la Argentina, pero también una idea anacrónica del supuesto abrazo ´Pueblo-Fuerzas Armadas‟ que encubriera en años recientes aventuras donde el pueblo era, en el mejor de los casos un invitado a través de la 6 demagogia o, trágicamente, la víctima de represiones tan crueles como insensatas”. Y llamaba a “recuperar capítulos fundamentales – en la Independencia – productivos en el apoyo al crecimiento nacional y los comportamientos heroicos en acciones equivocadas como la Guerra de Malvinas”.5 El conflicto de dos políticas, quedó planteado en dos espacios: el específicamente militar y el de los medios de comunicación social, tradicionalmente adictos a respaldar las acciones militares. Se recortaba con nitidez en el campo castrense al ejecutarse tanto la derogación primero y la nulidad luego, de las mencionadas leyes de Obediencia Debida y Punto Final y la declaración por parte de la Suprema Corte de la inconstitucionalidad de los indultos de Menem para los comandantes de las tres fuerzas condenados en los juicios impulsados por Alfonsín. En los medios se manifestaba ya la sorda o abierta oposición a la nueva política de Defensa. Kirchner produjo