La Historia, lost in translation?

Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea

EDICIÓN PREPARADA POR: Damián A. González Manuel Ortiz Heras Juan Sisinio Pérez Garzón

La Historia, lost in translation?

Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea

Edición Preparada por: Damián A. González Madrid Manuel Ortiz Heras Juan Sisinio Pérez Garzón

Cuenca, 2017 CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA (13ª. 2016. Albacete) La Historia, lost in translation? : XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Albacete, 21 a 23 de septiembre de 2016 / edición preparada por, Damián A. González Madrid, Manuel Ortiz Heras, Juan Sisinio Pérez Garzón.– Cuenca : Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2017 3815 p. ; 24 cm.– (Jornadas y Congresos ; 9) ISBN 978-84-9044-265-4 1. Historia contemporánea - Congresos y asambleas I. González Madrid, Damián A., ed. lit. II. Ortiz Heras, Manuel, ed. lit. III. Pérez Garzón, Juan Sisinio, ed. lit. IV. Universidad de Castilla-La Mancha, ed. V. Título VI. Serie

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Colección JORNADAS Y CONGRESOS nº 9

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I.S.B.N.: 978-84-9044-265-4 (Edición digital)

Composición: Centro de Tecnologías y Contenidos Digitales (UCLM) Hecho en España (U.E.) – Made in Spain (U.E.) ÍNDICE ACTAS XIII CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

PRESENTACIÓN 45

TALLER 1. Los procesos de nacionalización española. Siglos XIX y XX 49

TALLER 3. Corte y Monarquía en la Europa del siglo XIX 209

TALLER 4. El franquismo en construcción (1936-1953). Visiones y balances 251

TALLER 5. Violencia política y control social en el primer franquismo. Moralización y disciplina. Una perspectiva de género 417

TALLER 6. Espacios y experiencias de encierro y castigo en la España contemporánea 603

TALLER 7. El mundo rural en la España contemporánea: conflictos, consensos, vigencias 813

TALLER 8. Víctimas y disidentes en las dictaduras ¿Rehenes de las democracias? Nuevos retos en la transmisión de la historia reciente 845 TALLER9. Cercanías de una conmemoración: el 150o aniversario de la Revolución Gloriosa, 1868-2018 965

TALLER 11. Populismos. Identidades nacionales e identidades de clases 1135

TALLER 12. Democracia y autoritarismo en el mundo rural (1850-2000) 1261

TALLER 13. Los problemas de la construcción del estado contemporáneo en España durante el siglo XIX 1361

TALLER 14. Las izquierdas en los procesos de transición de la dictadura a la democracia en la Península Ibérica y América Latina 1467

TALLER 15. La España del Frente Popular. Acuerdos y controversias 1597

TALLER 16. El factor internacional en la modernización educativa, científica y militar de España 1709

TALLER 18. Propiedad / (re)apropiación. Historiadores y agentes mnemónicos: conocimiento y usos del pasado 1865

5 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea TALLER 19. ¿Del mito al logos? Revisionismos, crisis y nuevas miradas al carácter modélico de la transición en España 2041

TALLER 20. Opinión pública, medios de comunicación y propaganda en el siglo XX 2149

TALLER 21. Religión, laicismo y modernidad: perspectivas transnacionales 2377

TALLER 22. Las relaciones hispano-marroquíes en perspectiva: el legado científico y cultural 2559

TALLER 23. El ferrocarril en España: un largo debate 2639

TALLER 24. El desarrollo de la ciudadanía social y el Estado interventor en España (1890-1975) 2741

TALLER 25. El lugar de la nación 25 años después de “comunidades imaginadas” 2823

TALLER 26. Del compromiso ideológico a la sociedad de consumo reconciliada: los intelectuales y la Transición cultural española 2915

TALLER 27. “The Dreamers”: género y compromiso juvenil 3027

TALLER 28. Ciencia historiográfica, transferencia del conocimiento y humanidades digitales: metodologías de investigación, documentación digital y revistas de historia 3131

TALLER 29. Paradojas de la reacción. Medios modernos para combatir la Modernidad 3205

TALLER 31. Ciudad, modernización y lógicas de la innovación en el mundo contempo ráneo 3279

TALLER 33. Asia y el Pacífico en clave comparada: estudios coloniales, postcoloniales y transnacionales 3363

TALLER 34. Repensar el fascismo español: nuevos enfoques y perspectivas 3463

TALLER 35. "Laberinto de pasiones": las relaciones España-Europa desde 1945 3613

TALLER 36. Crisis y cambios sociales: impactos en el proceso de modernización en la España del siglo XX, 1898-2008 3721

6 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea TALLER 29 Paradojas de la reacción. Medios modernos para combatir la Modernidad

INTRODUCCIÓN, Pedro Rújula y Francisco Javier Ramón Solans 3207

1. MODERNIDAD Y TRADICIONALISMO. LA RECEPCIÓN DE LA INSTAURACIÓN DE LA II REPÚBLICA DESDE LAS PÁGINAS DE , José Luis Agudín Menéndez 3217

2. ELLAS, VOTANTES CONTRA LA DEMOCRACIA: MODELOS DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA FEMENINA DESDE LA ULTRADERECHA ESPAÑOLA EN LA SEGUNDA REPÚBLICA, Esther Collado Fernández 3231

3. EL MODELO GERMANÓFILO DE “MODERNIDAD”. EL CASO DE MANUEL POLO Y PEYROLÓN ANTE LA GRAN GUERRA, Francesco D’Amaro y Javier Esteve Martí 3243

4. LA GUERRA ENTRE NÁPOLES Y TURÍN:NACIONALISMOS, REVOLUCIÓN, LE GITIMISMO, Carmine Pinto 3255

5. “LE FIAMME NERE”: CINE PARA CELEBRAR LA SUBLEVACIÓN FASCISTA, Andrea Rinaldi 3267

38 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea MODERNIDAD Y TRADICIONALISMO. LA RECEPCIÓN DE LA INSTAURACIÓN DE LA II REPÚBLICA DESDE LAS PÁGINAS DE EL SIGLO FUTURO

JOSÉ LUIS AGUDÍN MENÉNDEZ1 Universidad de Oviedo

Resumen

La proclamación de la II República supuso para las diezmadas y dispersas fuerzas contrar revolucionarias (carlistas, integristas y mellistas) una gran oportunidad con el fin de renovar un movimiento político condenado a la extinción. A través de las páginas del veterano El Siglo Futuro (fundado antaño por Cándido y Ramón Nocedal), escasamente estudiadas, se tratará, por una parte, la percepción desde las columnas del órgano propagandístico ultramontano fundamentalmente en 1931. De la “calurosa” recepción del régimen republicano habría que señalar, por otra parte, la reorganización de un movimiento legitimista con el ascenso de un nuevo pretendiente, muy favorable a los intereses del integrismo, a finales de 1931. Con ello, el órgano nocedaliano presta, tras un largo tiempo, nuevamente lealtad al tercer componente fun damental del tridente carlista, y alcanza además el estatus de órgano oficioso de la Comunión Carlista Tradicionalista. Palabras clave: El Siglo Futuro, carlismo, integrismo, II República, modernidad, prensa tradicional ista

Abstract

The proclamation of the Spanish Second Republic awarded the decimated and scattered counterrevolutionary forces (Carlists, Integrists and Mellists) with a great opportunity to re new such a political movement condemned to extinction. Flipping through the pages from the scantily studied veteran newspaper El Siglo Futuro (founded by Cándido and Ramón Nocedal) it will be treated: on the one hand, its perception as showed among the columns in the pro pagandist ultramontane publication; fundamentally, in 1931. On the other hand, it should be noted from the “worm” reception of the Republican system, the reorganization of legitimism movement under the enthronement of a new Carlist pretender, who was highly favourable for , by the end of 1931. This Nocedalian publication provides, after a long period of time, loyalty to the third component of the Carlist trident and it has also acquired the status of unofficial bulletin of the Carlist Traditionalist Communion. Key words: El Siglo Futuro, Carlism, Integrism, Second Republic, modernism, traditionalist press

1 La presente comunicación se enmarca en una investigación predoctoral financiada por el Ministerio de Edu cación, Cultura y Deporte a través del Programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU). Referencia: FPU15/00359.

3217 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea José Luis Agudín Menéndez

INTRODUCCIÓN. MODERNIDADES REACCIONARIAS.

¿Puede la reacción aprovecharse de los mecanismos que le ofrece la modernidad? La re spuesta sería afirmativa, aunque no por ello se calificaría a aquellos reaccionarios que se sirven de esos medios como modernos —o antimodernos—. En esta comunicación, se pretende abor dar por medio de la conceptualización de "paradójico reaccionario" cómo combatió la prensa integrista española, en especial uno de sus títulos más significativos, El Siglo Futuro, un contexto de especial envergadura, los primeros meses de la II República Española. Dicha publicación, que desempeñó la función de órgano oficioso del Partido Católico Nacional o Integrista, se hallaba entonces en un período de clara transición puesto que se produjo la reunificación de las tres facciones en las que se hallaba sumida la amalgama contrarrevolucionaria (jaimistas, integristas y mellistas)2. En todo caso conviene, para comenzar, no prescindir de la conceptualización de "modern ización reaccionaria", "modernización defensiva" o "paradójicos modernos"3; previo paso al es tudio de la tecnología informativa del integrismo español. Se entiende la modernización defen siva como la aceptación, por parte de los elementos reaccionarios (no únicamente los partidos de signo contrarrevolucionario en sistemas demo-liberales, sino también el nazismo y fascismo como movimientos y como posteriormente regímenes políticos o sistemas dictatoriales) de las posibilidades que brinda la modernidad, heredera de la Ilustración, para enfrentar a la propia modernidad dentro, como es el caso objeto de análisis, de un sistema de masas; y asumiendo que no por esta razón se pierde un ápice de los ideales fundamentales del tradicionalismo. Los casos más obvios en los que se ha investigado esta categoría han sido el de la Alemania Nazi (con precedentes en el ambiente fin-de-siglo, el trauma de la Gran Guerra y el ambiente de Weimar) y la Italia Fascista4, contemporáneas al penúltimo renacimiento del carlismo en España. En los años ochenta del pasado siglo, Jeffrey Herf publicaba una obra que chocaba en la manera de interpretar el nacionalsocialismo como modernismo reaccionario. Herf centra su atención, en primer término, en la apropiación de la tecnología moderna por parte de los pensadores alemanes para, con posterioridad, profundizar en el consiguiente despliegue modernizador del nazismo entre la época de la República de Weimar y el III Reich. Su tesis queda bien definida al comienzo de su monografía:

Antes y después de la toma del poder por parte de los nazis, una corriente importante dentro de la ideología conservadora, y luego dentro de la ideología nazi fue una con ciliación entre las ideas antimodernistas, románticas e irracionales del nacionalismo alemán y la manifestación más obvia de la racionalidad de medios y fines, es decir la tecnología moderna. El modernismo reaccionario (...) era un conjunto coherente y significativo de metáforas, palabras familiares y expresiones emocionalmente car gadas que convirtieron la tecnología, de un componente de la Zivilisation occidental ajena, en una parte orgánica de la Kultur alemana (HERF, 1990: 18).

Sin embargo, no era la primera ocasión en la que se empleaba esta sugerente interpretación, ya que había impregnado los análisis de un conjunto de historiadores y sociólogos revisionistas en la Alemania que dio paso y vivió bajo el amparo del nazismo: los , los Oswald Spengler, los Martin Heidegger, los Werner Sombardt, los Ernest Jünger, entre otros. Refugiados en la Universidad al final del conflicto europeo, les caracterizaba un irrefrenable romanticismo de carácter antiilustrado, antiracionalista y francófobo en perfecta sintonía con un nacionalismo y un escaso apego al cosmopolitismo; asumían también un anticapitalismo retórico; y por último, el interesado uso y abuso de la historia para, por una parte, buscar a los responsables de la

2Sobre el carlismo en los años treinta debe mencionarse el ya veterano pero no menos imprescindible trabajo de BLINKHORN (1979). Una actualización con mayor peso de la relación del carlismo con el componente religioso en MORAL RONCAL (2009a). Desde la historiografía militante carlista y para los acontecimientos de 1931 son sugestivas las narrativas obras de FERRER DALMAU (1950: 197-224; 1979) y la asequible de OYARZUN (1969: 489-507). 3Un caso estudiado para la Comunión Tradicionalista desde el punto de vista de la prensa se le debe a CASPISTEGUI GORASURRETA (2012). 4El fascismo italiano fue deudor en gran medida de las renovaciones culturales (el futurismo y Marinetti) del primer tercio de siglo. Han señalado, entre otros, la impregnación modernista del fascismo italiano: SARTI (1970: 1029-1045), MASON (1988: 127-147), ADAMSON (1990: 359-390), BEN-GHIAT (2001), GENTILE (2003) y GRIFFIN (2010).

3218 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea Modernidad y tradicionalismo. La recepción de la instauración de la II República desde las páginas de El siglo futuro catástrofe de Alemania aunque, por otro lado, se detuviesen también a ensalzar a los mártires que se distinguieron en el campo de batalla, lo que les permite justificar la intervención bélica (CASPISTEGUI GORASURRETA, 2012)5. Las derechas tradicionalistas o fascistas, en absoluto se sirvieron exclusivamente de esa tec nología racionalista, ya que existían otros medios: la creación de la Arcadia feliz imaginada por estos movimientos de masas por medio de los círculos de sociabilidad (el caso del carlismo es pañol con la modernización emprendida a finales de siglo XIX por el Marqués de Cerralbo es absolutamente formidable) (CANAL, 1996: 29-47; 2006: 97-118); o las innovaciones culturales que causaron el triunfo del fascismo en Italia. Desde luego el análisis de Herf fue contem poráneo al de autores como Zygmunt Baumann y Dagmar Barnouw; a su vez el trabajo de Baumann indaga más bien en las consecuencias de la modernidad reaccionaria en el tratamiento del Holocausto judío; y mientras tanto Barnouw se centra en el ambiente cultural de Weimar en una misma línea que Herf. Este debate sobre las paradojas reaccionarias podría extenderse a variadas metodologías o interpretaciones. Con todo, la recepción del discurso nacionalista o fascista por el tradicionalismo español fue exigua, y ello con independencia de que sus aplicaciones prácticas resulten más que evidentes. La segunda gran renovación que experimentará el tradicionalismo en tiempos de Manuel Fal Conde, viene precedida de unas bases que constituyen el punto de partida al inicio del denos tado régimen republicano que nació el 14 de abril. Puesto que es conocida la gran modernización emprendida por el prócer andaluz, este estudio se centrará en detectar los indicios de modern ización reaccionaria en los primeros instantes de la II República de acuerdo con un proceso algo menos conocido. Serán tomados para ello como imprescindibles los editoriales y escritos del diario objeto de análisis, El Siglo Futuro.

1. EL SIGLO FUTURO (1875-1936): LA VOZ DE LA CAV ERNA. BREVE NOTA HISTÓRICA.

El Siglo Futuro fue fundado en el San José de 1875 por Cándido y Ramón Nocedal y Romea, salvando la suspensión de prensa gubernativa decretada por Cánovas del Castillo que afectaba tanto a la prensa republicana como a la carlista6. En 1931 estaba dirigido por el jurista y ex diputado por , Manuel Senante Martínez (director desde la muerte de Ramón Nocedal en 1907) y era propiedad del dirigente del partido integrista, Juan de Olazábal. Fue un rotativo que destacó por combatir a ultranza en la misma medida a la Restauración saguntina como a la II República desde un catolicismo intransigente y una total abominación hacia el liberalismo. En el prospecto de presentación dejaba claras sus intenciones:

El propósito de este diario será con la ayuda de Dios, defender la integridad de los derechos de la Iglesia, propagar las doctrinas católicas y combatir los errores contrarios que en este siglo están en boga y abundan. Será este periódico en primer lugar, y sobre todo, católico; y será además político, porque la política lo ha invadido ya todo; porque áun [sic] las teorías más abstrusas afectan formas políticas y constituyen agrupaciones que se llaman políticas; porque los principios de la Moral, los dogmas de la Religión, los fundamentos de la sociedad y de la familia, son hoy último fin y sustancia de toda discusión política7.

Herederos de la tradición neocatólica que insufló al carlismo del componente ideológico del que careció en sus primeros instantes, se declararon singulares seguidores del Syllabus de Pío IX,

5El panorama intelectual alemán hasta el ascenso del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán se puede examinar, entre otros, en los imprescindibles RINGER (1968) y PHELAN (1985). 6No es la ocasión para discutir quien llevó a cabo la fundación, puesto que para Cristina Barreiro Gordillo no fue Cándido sino Ramón Nocedal, frente a Jesús Timoteo Álvarez que atribuye la fundación del órgano ultramontano a razones personales ya que la situación de Cándido Nocedal resultó compleja dentro de una Comunión Católico Monárquica dividida entre los adictos a Alejandro Pidal y los detractores de Nocedal. No existe aún una monografía que trate la larga historia de este periódico no obstante hay una serie de estudios notables: CARANTOÑA (1955), TIMOTEO ÁLVAREZ (1981: 252-269) y BARREIRO GORDILLO (2003: 295-307). 7El Siglo Futuro (19-III-1875). En adelante se abreviará por ESF.

3219 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea José Luis Agudín Menéndez autentica "biblia" del integrismo. En palabras de Marta Campomar Fornielles, el integrismo no representaba el partido nocedalista sino que constituía "algo más que un partido político si no la causa del ultramontanismo más ortodoxo que se adhería incondicionalmente al Syllabus. Justo por tratarse de un fenómeno puramente religioso en el cual la política era un medio y no un fin" (CAMPOMAR FORNIELLES, 1984: 45-46). Sin el activo papel que tuvo el diario en particular y la prensa integrista en general no se comprendería la escisión del verano de 1888 (CANAL, 2000: 115-135; 2006: 77-96). Este rotativo, ya fuera del credo carlista y la lealtad monárquica, pasa a consagrarse a la instauración del reinado social de Jesucristo; priorizando la cuestión religiosa sobre la forma de gobierno; ante la que mostraba una total “accidentalidad” siempre que se consagrase a la sober anía del enviado de Dios. Conscientes, pocas semanas antes de la convocatoria de las históricas elecciones municipales del 12 de abril, habían declarado nuevamente en uno de sus editoriales su indiferencia ante las formas de gobierno, siempre que se antepusiesen los intereses reli giosos8. El régimen republicano conservador de García Moreno en Ecuador se había consagrado al Sagrado Corazón de Jesús —símbolo entre los integristas y que coronaba las cabeceras de la prensa integrista— era un modelo constantemente enarbolado en el órgano madrileño. Tampoco pasó desapercibido que el monarca Alfonso XIII consagrase a España ante el entonces inaugu rado monumento al Sagrado Corazón en el cerro de los Ángeles en Madrid (30 de mayo de 1919)9.

2. PROSELITISMO REACCIONARIO. LOS DESAFÍOS DE LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA REPÚBLICA.

El vespertino órgano integrista comienza la República como un periódico de segunda cat egoría y alejado de las tiradas de diarios adictos al nuevo régimen (como el recién desgajado de El Sol, Crisol) o aquellos que no se distanciaban de su línea ideológica conservadora como el alfonsino ABC10. Ahora bien, dentro del conjunto de la prensa tradicionalista previa a la re unificación, la integrista era, sin lugar a dudas, la mejor situada en la capital madrileña y con destacada presencia en diversas provincias. En general, y teniendo en cuenta la decadencia que arrastraba este movimiento monárquico-católico, la propaganda y "buena prensa" tenía carác ter doctrinario y sólo triunfó entre aquellos fieles seguidores de las tres facciones políticas. La proclamación de la II República les ofrecía una oportunidad para invertir dicha decadencia. Tras el activo apoyo prestado por el rotativo integrista a la alianza de partidos monárquicos en las elecciones municipales, la proclamación de la república el 14 de abril no sorprendió a los redactores. La portada de aquella jornada no se hacía eco de la proclamación del nuevo régimen, al contrario que otras cabeceras. No obstante, el editorial de entrada dejaba palpable la actitud del diario para con la nueva situación. El ascenso de los partidos del Pacto de San Sebastián fue consecuencia de las contradicciones del “nefasto régimen liberal”, en opinión de los integristas. Durante largo tiempo los integristas, aunque también jaimistas y mellistas, llevaban augurando la caída de la monarquía liberal, empeñada en coquetear y ceder ante la revolución y destruir las organizaciones tradicionales. Desde un primer instante, la actitud de El Siglo Futuro permanecería inmutable en sus principios, ya que la defensa de los intereses religiosos y el derribo del tronco del liberalismo habían constituido y constituían sus metas:

Este triunfo de los elementos revolucionarios es (...) una confirmación de cuanto nosotros venimos diciendo desde hace medio siglo. No se nos ha querido escuchar. (...)

8“FABIO” (pseudónimo de RUIZ MUÑOZ, E.) (7-I-1931). "Indiferencias y determinaciones". ESF. p. 1. 9ESF (30 y 31-V-1919). El cronista Melchor Ferrer acusaba en su obra al integrismo y su órgano oficioso de un viraje monárquico a causa de esta consagración y posteriormente de las alabanzas por el viaje de Alfonso XIII a Italia y su visita al Papa Pío XI (1950: 171) Sobre el culto al Sagrado Corazón y la festividad del Cristo Rey en el mundo carlista: MORAL RONCAL (2009a: 177-214; 2009b: 219-246). La consecución del reinado social de Cristo se convirtió en el axioma identitario del integrismo nocedaliano y al tradicionalismo para lograr la adhesión de numerosos católicos. 10En la estadística de 1927 se calculaba que la tirada del diario era de 6000 ejemplares (DESVOIS, 1977: 157). Un acer camiento general de la prensa tradicionalista se puede consultar, entre otros, en: CHECA GODOY (1989), SEOANE y SAÍZ (1996) y GONZÁLEZ CALLEJA (2012).

3220 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea Modernidad y tradicionalismo. La recepción de la instauración de la II República desde las páginas de El siglo futuro

Sufre España ahora los efectos de un huracán, que por lo que a nosotros se refiere, no ha de arrastramos. Hoy como siempre estamos firmes e inconmovibles en la roca que nos sirve de cimento; más resueltos que nunca a la defensa de nuestras convicciones y al mantenimiento de nuestros idéales. No somos de los que se dejan arrastrar por la resaca de las mayorías, porque negamos que la razón y el acierto residan en la fuerza del número11.

Corolario de esta actitud, otro editorial alababa la postura del integrismo en la Restauración, que en ocasiones apoyó a Alfonso XIII sin por ello caer en una contradicción; el inalterable principio del orden social era el motivo fundamental. La clásica trilogía "Dios, patria y " y un guiño a la monarquía tradicional, induce a reflexionar en la necesidad de reagrupar a aquellas fuerzas hermanas contrarrevolucionarias y por ende católicas. Y de hecho, se consumó en ese momento entre las fuerzas tradicionalistas en Guipúzcoa esa llamada a la conformación de la amalgama contrarrevolucionaria; la anhelaba el "doctor Recio" desde La Constancia en enero de 1931, meses antes de que el pretendiente don Jaime emitiese su manifiesto de Paris sobre la nueva situación política y llamase a la unificación12. Efectivamente esa unificación combatiría la modernidad, ante la que no se debería permanecer impasible, ya que como la encíclica papal Communium rerum de Pío X (1909) exhortaba, se trataba de “resistir valerosamente contra esta funestísima propensión que tiene la moderna sociedad a adormecerse, cuanto más arrecia la lucha contra la religión, en una inercia vergonzosa, buscando una vil neutralidad levantada sobre vanos respetos y compromisos”. El combate de las comuniones fusionadas en la alianza revolucionaria, señalaba “Recio”, se efectuaría en todos los terrenos para conseguir el reinado social de Jesucristo. No tardarían los integristas en recoger argumentos de las medidas del gobierno provisional o de las diversas actitudes de los ayuntamientos republicanos. Así sucedió a partir del nuevo Es tatuto Jurídico del Gobierno Provisional, que había establecido la libertad de creencias y cultos13; o cuando se conoció la propuesta de expulsión de los jesuitas efectuada a propuesta del concejal Valdés Prida en la corporación municipal gijonesa; cuestiones ambas que constituyeron sendos motivos para atacar la modernidad del nuevo régimen, antesala de la degeneración más acusada del liberalismo, es decir del comunismo14. Otra materia en la que el diario criticó sin claudica ciones al gobierno de Alcalá Zamora, fue la del orden público. Del mismo modo, apoyaron los derechos de los ayuntamientos monárquicos que no eran reconocidos por el gobierno republi cano, y ofrecían una y otra vez toda clase de noticias sobre agresiones a concejales monárquicos o detalles sobre cómo sus derechos eran vilipendiados e infringidos por los republicanos. La actuación de las derechas tradicionalistas o simplemente católicas, y la de los desorienta dos monárquicos alfonsinos pasaba por una reorganización y una reactualización en el marco de la política de masas de la II República. Los integristas, en particular, fueron activos y en absoluto se mostraron escrupulosos a la hora de colaborar con la derecha católica accidentalista que se agrupaba en torno al grupo de Ángel Herrera Oria y El Debate. Desde finales del mes de abril y hasta las elecciones de junio de 1931, el apoyo y cobertura brindado a la agrupación electoral Acción Nacional fue considerable. El lema que unificaba bajo un mismo paraguas a los partidos políticos era el de religión, patria, orden, familia, y propiedad. Se instó constantemente a los ciudadanos a que comprobasen su inscripción en las listas del censo y que así lo informasen en

11"Nuestra actitud/ Hoy como ayer y como siempre", ESF (14-IV-1931). p. 1. Dos días más tarde aparece publicado el manifiesto del Partido Integrista, suscribiendo en gran parte los argumentos esgrimidos en el editorial. “Estamos donde estábamos/ No debemos cambiar de postura”, ESF (16-IV-1931). p. 1. Esta “catástrofe”, cuyas raíces tenían sus inicios en las Cortes de Cádiz venía siendo recordada por los pensadores vinculados al tradicionalismo: Donoso Cortés, Aparisi y Guijarro, Ramón Nocedal y Vázquez de Mella (ESF, 8-V-1931). 12"Hoy como ayer y como mañana/ Esta ha sido, es y será nuestra bandera", ESF (15-IV-1931). p. 1; DOCTOR RECIO (12-I-1931)."Ese es el camino". ESF. p. 1. La Constancia, cabecera periodística integrista de San Sebastián (Guipúzcoa), fue fundada por Juan de Olazábal en 1897 para contrarrestar la acusada vertiente nacionalista de El Fuerista. Dirigido por Olazábal y Francisco Juaresti. Entre su publicidad fomentaba la lectura de El Siglo Futuro. Su tirada en 1920 era de 1650 ejemplares (LUENGO TEIXEDOR, 1989: 232-233). 13La situación de la Iglesia durante la II República está estudiada en: REDONDO (1993), CUEVA MERINO (1998: 211-301), CALLAHAN (2003) y SUÁREZ CORTINA (2014). 14La construcción de la imagen soviética que podían leer los lectores de este órgano de expresión tiene como ejemplo el artículo de “TORKOI” (17-IV-1931). “La libertad del obrero en Rusia”. ESF. p. 1; o “FRAY JUNIPERO” (pseudónimo de SANZ CERRADA, A.) (18-IV-1931). “Mesa revuelta”. ESF. p. 1, alertaba de la preparación de unos comisarios del Partido Comunista en Rusia. Contra la propuesta del ayuntamiento de Gijón véase: ESF (20 y 21-IV-1931).

3221 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea José Luis Agudín Menéndez las oficinas de Acción Nacional (ESF, 4 a 8-V-1931), además de actuar “como interventores en las rectificaciones del censo, (...) tareas de propaganda y [en la] consolidación de su programa, logrando cuotas para sufragar los gastos de campaña o recogiendo donativos con el mismo fin” (MORAL RONCAL, 2009a: 33). El integrista Senante y el jaimista Rodezno formaron parte del comité de dirección de Acción Nacional. De forma equivalente, se promocionó la campaña de Acción Castellana de Salamanca, vinculada a Acción Nacional, que fue fundada en 1930 por el terrateniente, abogado y asiduo colaborador de El Siglo Futuro, el integrista José María Lamamié de Clairac, y de la que también formó parte José María Gil Robles. Un último frente en que el diario concurrió fue la Candidatura Católico-Fuerista (tradicionalistas y nacionalistas) en País Vasco y Navarra, el popularmente conocido “Gibraltar Vaticanista” en la expresión denigrante del ministro socialista Prieto (BLINKHORN, 1979: 83-85)15. La derecha se concienció del escaso éxito electoral a que se vería abocada en junio frente a quienes, como Jaime III, contemplaban, poco conscientes de la situación del país, las elecciones como plebiscitarias (BLINKHORN, 1979: 70-71 y 81-82). Conocedores de esta panorámica, los integristas de El Siglo Futuro no perdían sin embargo la iniciativa, a pesar de que “Si somos pocos, no importa; la verdad no está vinculada al número. Pero muchos o pocos trabajemos sin desmayo dispuestos a todos los sacrificios que Dios exija de nosotros” (ESF, 5-V-1931). Además, se persuadió momentáneamente a otras fuerzas políticas—ABC y los alfonsinos y los jaimistas— a desistir de sus axiomas ideológicos monárquicos a favor de la colaboración en Acción Nacional (ESF, 27-IV y 8-V-1931). Es reconocido entre los testimonios de la época el protagonismo que poseyó el periodismo (y los intelectuales) para la instauración de la República (FUENTES y FERNÁNDEZ SEBASTIÁN, 1998: 223-224). Por mucho que los católicos hayan denunciado históricamente la libertad de prensa, se acabaron aprovechando lícitamente de la misma con fines provechosos, y no ya sólo de otros medios como la lucha parlamentaria. En la República anticlerical, la propaganda y la prensa representada por el integrismo resultaban indispensables para las movilizaciones en defensa de los intereses clericales; se estaban orientando también con metas oportunistas para ganarse a una jerarquía eclesiástica que no sintonizaba con los “cavernarios”; y cumplen un papel indispensable, en fin, y como ya se apuntó, para apoyar a las diversas juntas integristas en los procesos electorales y con posterioridad para incentivar las activas campañas de la Comunión Tradicionalista tras su reunificación. En múltiples misivas de dirigentes carlistas se reconocía el valor del periódico. Así se hacía por Francisco Martínez, en un escrito al pretendiente Jaime III, donde asumía como inviable la posibilidad de llevar a cabo la fundación de un diario en Madrid, a pesar de contar con el semanario El Cruzado Español16, o la financiación de un órgano que favoreciese los intereses legitimistas, en detrimento de las expansivas publicaciones provincianas:

Román Oyarzún ha resignado el encargo que se le dio [sic] de financiar un periódico jaimista o de tendencia hacia nosotros. (...) Si el señor me lo permitiese, le diría, que estimo el empeño superior a las posibil idades del partido, y más dudoso aún el éxito del periódico, con contrincantes en la derecha como EL DEBATE o “ABC”. Es más, yo no creo tan necesario un órgano nuestro en Madrid (...). Nuestra Prensa de Provincias ha mejorado notablemente, y advierto en todos los periódicos la laudable tendencia de informar a sus lectores de los actos jaimistas de toda [sic] España17.

15Historiadores tradicionalistas como Melchor Ferrer señalan el mitin de del 14 de junio de 1931, como la vuelta al redil del integrismo por la participación de Manuel Senante en el mismo (ESF, 15 y 16-VI-1931). No obstante, las investigaciones demuestran como la prensa alentó a la reunificación poco antes de la muerte del “heterodoxo” Jaime III y de este mitin, la vuelta del integrismo anterior a esos dos acontecimientos. (FERRER DALMAU, 1950: 200-201; MORAL RONCAL, 2009a: 33-36). 16Semanario jaimista madrileño que apareció el 25 de julio de 1929. Dirigido por José Cora y Lira, fue un celoso guardián de la ortodoxia carlista. El Cruzado Español mantuvo un enconado pulso con El Siglo Futuro sobre todo por el retorno integrista a la Comunión Tradicionalista y también contra el entendimiento con los alfonsinos por parte del Conde de Rodezno y Víctor Pradera. Declarados en rebeldía por Alfonso Carlos I, se escinden en 1932 debido a la cuestión sucesoria declarándose —los cruzadistas— defensores de los derechos de Carlos Pío de Habsburgo (BARREIRO GORDILLO, 2003: 40-42). 17Carta de Francisco Martínez a Don Jaime, Pamplona (18 de junio de 1931), Archivo Histórico Nacional, Archivo de la

3222 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea Modernidad y tradicionalismo. La recepción de la instauración de la II República desde las páginas de El siglo futuro

Al poco de concluir la dictadura primorriverista, la escritora y propagandista Dolores de Gór tazar también valoraba en una de sus múltiples cartas, la necesidad de fundar una publicación destinada a la propaganda de las “Margaritas” (las militantes carlistas encargadas de velar por la familia tradicional y de difundir un modelo femenino contrario al propio de las sociedades liberales y republicanas), y no extensible únicamente entre los adeptos: Hablar solo en nuestros círculos solo se hace a los ya convencidos. Hay que salir al palenque, ensanchar radios de acción. Astucia, política y habilidad. Y prensa en Madrid, prensa no ñoña, amena, cultural y de actualidad. Respetando a “El Cruzado” no estoy conforme con él. A pesar de ser doctrinario (no se quiere eso), no tiene vis periodística ni variedades, [sino] moldes arcáicos [sic] y no prospera ni los nuestros lo leen. A veces ni los sabios valen para leer la prensa ni para regir naciones18. Lo que plantea esta escritora podría tipificarse como una paradoja reaccionaria, ya que am pliar el número de lectores no era meramente una cuestión ideológica, sino que también se examinaba la extensión de contenidos en las publicaciones periodísticas no sometidas al estricto “molde arcaico”. A ese cedazo arcaico parecía aún someterse cierto colaborador de El Siglo Futuro por reprobar a un periódico ovetense vinculado a la Acción Católica, Región; no guiado éste, por las “sacrificadas normas católicas” debido a la inclusión de contenidos mundanos19. Esos mismos aspectos que completan esa detracción pasarían, sin embargo, a componer el con tenido habitual en el periódico nocedaliano cuando su formato se acreciente copiosamente y el contenido gráfico abunde por doquier. En plena preparación de la campaña electoral sucedieron los tristemente conocidos acon tecimientos de la quema de conventos en mayo de 1931 en Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia, Granada, Córdoba, entre otras ciudades; una muestra, en esencia, del anticlericalismo no oficial, desatado en respuesta a la fundación del Círculo Monárquico Independiente madrileño pro movido por ABC. La excitación de los republicanos ante las proclamaciones monárquicas de esa celebración causó un enfrentamiento que provocó la suspensión del diario alfonsino y la deten ción de su director Luca de Tena. Por su parte El Debate fue igualmente suspendido, sin aducir las razones que la causaban, tras su reacción por las quemas de edificios religiosos20. El Siglo Futuro no pudo reaccionar de la manera que hubiera deseado (ESF, 12-V-1931)21. Resulta extraño que durante aquellos acontecimientos, el día 11, no se publicase el diario “por causas ajenas a nuestra voluntad y a nuestros propósitos [que] impidieron componerlo”. Posi blemente habría que especular con los temores que despertó en la redacción del diario, situada en la calle Clavel, la idea de que aconteciese la misma situación que ya había vivido el edifi cio de ABC. Sea como fuere, la cabecera integrista, desde entonces, desempeñó un activo papel acopiándose de la moderna libertad de prensa, que en su opinión, la tan democrática y mod erna República no acataba suspendiendo a diarios que no congeniaban ideológicamente con ella. En lógica consecuencia apoyaron, aunque no tan activamente como en agosto de 1931 con su hermanada prensa tradicionalista, que el gobierno levantase la suspensión a ABC y El Debate. Además el director Senante, en compañía de los directores de El Liberal, Informaciones, Ahora y el gerente de El Sol, efectuaron una visita a Alcalá Zamora y al ministro de gobernación Maura con el fin de retirar esas suspensiones (ESF, 19-V- 1931). Una última faceta en la que la cabecera ultramontana supo canalizar y movilizar a la opinión católica, pese a su limitada presencia, fue la del uso de la bandera de la religión, la familia o la

Familia Borbón Parma, Correspondencia de Jaime de Borbón, caja 134, exp.4. Igualmente FERRER DALMAU (1950: 206). 18Carta de Dolores de Górtazar a Don Jaime, Santo Domingo de la Calzada (14 de agosto de 1930), Archivo Histórico Nacional, Archivo de la Familia Borbón Parma, Correspondencia de Jaime de Borbón, caja 134, exp. 4. 19MONTE, C. R. (19-II-1931). “La Acción Católica de un periódico derechista”. ESF. p. 3. 20Además, hasta otras cien publicaciones en otras poblaciones, especialmente afectadas por la quema de conventos, recibieron el mismo castigo, entre ellas: el integrista El Pueblo Católico de Jaén (ESF, 19 de mayo de 1931). Para una detallada y documentada, aunque poco objetiva, descripción de la suspensión de los diarios en: SINOVA (2006: 52-70). Más imprescindible resulta el aún no publicado trabajo de ABAD AMÓROS (1988). 21Quizás por temor a sufrir las mismas represalias que ABC o El Debate, la redacción prudentemente señalase: “Hemos de limitamos ahora a ayudar al restablecimiento del orden, dejando el juicio de los hechos. No extrañen, pues, nue stros lectores que durante unos días (...) nos limitemos a recoger en nuestras columnas las noticias que constituyan materiales para la Historia”. ESF (13-V-1931).

3223 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea José Luis Agudín Menéndez permanencia de símbolos en una educación religiosa (considerada una prerrogativa innegable de las instituciones eclesiásticas). Se aprovecharon, sustancialmente, los incendiarios actos de mayo para recuperar el mimo que las altas dignidades eclesiásticas no le procuraban. Ciertamente, en aquella alta instancia el Cardenal Primado de la diócesis toledana Pedro Segura, quien mejor sintonizaba con el programa del diario, emitió unas vehementes y poco objetivas declaraciones, interpretadas como atentatorias por el gobierno provisional. Si bien el cardenal había apelado al respeto al régimen, no es menos cierto que, al mismo tiempo, había encomiado al ciudadano católico la explotación de los medios y las armas que proporciona un sistema de masas. El llamamiento, en definitiva, constituía una incitación de una alta personalidad para combatir un régimen con un utillaje moderno, manteniendo así el poder de la Iglesia alejado de cualquier pretensión cesarista del poder temporal (ESF, 6-V-1931). Las expulsiones, tanto la del vicario de Vitoria, Mateo Múgica, como la del mencionado purpurado decretadas por el gobierno provi sional, crisparon a la opinión católica. Prácticamente, desde mayo hasta el mes de agosto, el diario recoge y apoya las movilizaciones contra los actos y los acuerdos irreligiosos, estimula las recogidas de firmas en protesta por los episodios anticlericales, así como las manifestaciones de las Asociaciones de familiares y amigos de los religiosos, o encabeza iniciativas como las suscripciones para auxiliar las temporalidades de los obispos expulsados (ESF, 22-VIII-1931).

3. EL RETORNO A LA ORTODOXIA. ALGUNOS MEDIOS PARA AFIANZAR ADICTOS: LAS PROPUESTAS PROPA GANDÍSTICAS EN EL SIGLO FUTURO.

Las elecciones de junio de 1931 relegaron a una ínfima presencia al conglomerado tradi cionalista en el contexto nacional, contrastando este hecho con la victoria electoral en el País Vasco y Navarra. La euforia de los partidarios del Estatuto de Estella se ve coartada en el primer verano republicano con una suspensión de la prensa católico-fuerista en agosto de 1931. La razón se atisba en un aislado conato conspirativo estimulado por algunos generales alfonsinos (Luis Orgaz y Miguel Ponte). Paralelamente se impulsó el requeté como fuerza paramilitar en la reunión de San Sebastián, bajo la supervisión de Sanz de Lerín, Huarte y Jaime del Burgo, con la aprobación del pretendiente carlista (ESF, 22-VIII-1931; BLINKHORN, 1979: 76-81, 91-93 y96-100). Esa fuerza de choque incitaba a una opción insurreccional periclitada hacía décadas, pero no por ello desestimada. Esta suspensión gubernativa de la prensa del Norte vino acompañada de una serie de man iobras militares por las provincias vasco-navarras, avivando así la crítica periodística del órgano dirigido por Manuel Senante. Más aún, cuando uno de los afectados fue el líder del partido integrista, Juan de Olazábal, por el artículo multado “Los nuevos Dioclecianos” de La Con stancia. Hasta un total de catorce publicaciones (jaimistas, integristas, nacionalistas vascas y católicas) fueron suspendidas, y en especial la prensa vasco-navarra: La Constancia, El Día (San Sebastián); La Gaceta del Norte, Euzkadi, La Tarde, Excelsior y el seminario Adelante (Bilbao); La Tradición Navarra, El Pensamiento Navarro, El Diario de Navarra y el semanario La Esperanza (Pam plona); la publicación semanal de Valencia El Tradicionalista; en Sevilla el integrista La Unión; y El Diario de la Rioja en Logroño. Las portadas de las semanas previas a la suspensión, de la que sería igualmente víctima El Siglo Futuro, estaban cargadas de tensión y, nuevamente, de cierto aprovechamiento oportunista de la libertad de prensa. Se recogían cartas de lectores y de las juntas integristas y telegramas de apoyo por la suspensión de la prensa y la detención de los directores y de de Olazábal (ESF, 24-VIII a 7-IX-1931). Nunca se aclararon los motivos por los que la prensa tradicionalista fue suprimida de su publicación; como tampoco en lo que a El Siglo Futuro se refiere, ya que el 10 de septiembre sufrió su primera y larga suspensión republicana, de cuarenta y cinco días, sin explicar igualmente las causas de la misma. Quizás se encontrase la razón en el artículo de portada firmado por la afilada pluma de Emilio Ruiz Muñoz (“Fabio”) acusando al régi men republicano de conceder libertades tan sólo para sus simpatizantes: “En esta identidad de liberalismo, monárquico o republicano, tan claramente expresada en su propia definición: Con stitución o muerte, o bien, la libertad para los liberales, han de pensar los que amen la libertad

3224 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea Modernidad y tradicionalismo. La recepción de la instauración de la II República desde las páginas de El siglo futuro verdadera, antes de resolverse a sustituir el actual desbarajuste por el verdadero orden social”22. A ello habría que sumar las acusaciones al gobierno por traicionar esa libertad de prensa con la represión periodística. Pero cuando el diario reaparece, algo había cambiado. La cabecera ya no venía subtitulada con el lema de “diario católico” sino con el de “diario católico tradicionalista”; es decir el per iódico pasaba a completar el aparato proselitista de la prensa tradicionalista, aunque habría que esperar a que a comienzos de febrero de 1932 Juan de Olazábal renunciase a la dirección del Par tido Católico Nacional para integrarse de modo definitivo en la Comunión Tradicionalista, cuyo proceso de formación abarcaba desde los “aciagos” comienzos de la República. Simbólicamente, se interpretaría el abrazo del director del diario con el dirigente jaimista madrileño Redondo, con motivo del homenaje al difunto Jaime de Borbón como la vuelta a la ortodoxia. Fue, por tanto, desde el regreso de la cabecera cuando se origina el “viraje” carlista del órgano nocedaliano. Deben señalarse varios aspectos que sustentan este cambio de rumbo, centrado sobre todo en los formatos y en la nueva composición interna de las noticias: primeramente la devoción por el nuevo pretendiente, el octogenario Alfonso Carlos de Borbón, quien había participado en la defensa del Vaticano en los días de la unificación italiana, y que favoreció los intereses del integrismo (ESF, 28-X y 2-XI-1931); en segundo término que El Siglo Futuro actuase cuasi como órgano oficioso del partido, a través de los comunicados del secretario de Alfonso Carlos, el Mar qués de Villores, o de las campañas propagandísticas—en el contexto de una nueva expansión carlista marcada por “las semanas tradicionalistas” y una reorganización en materia de círculos y juntas, y la necesidad de un nuevo programa adecuado a las necesidades de la modernidad—; a continuación estaría la publicidad dada a las nuevas posiciones desde otras publicaciones in dudablemente vinculadas al jaimismo como la revista de Luis Hernando de Larramendi Criterio (en la que firmaba editoriales “Fabio”) o la alfonsina Acción Española con motivo, esta última, del buen entendimiento de destacados líderes carlistas con los partidarios de Alfonso XIII (ESF, 4-XI y 22-XII-1931)23; y por último, habría que añadir también que este órgano de expresión dedique una sección a las noticias procedentes de “Tierras Navarras”, no existente con anterioridad, con el fin de difundir la vitalidad carlista en su clásico centro neurálgico. El discurso del diario, evidentemente, había quedado anticuado y anquilosado para los tiem pos de la República por su intolerante doctrinarismo religioso. No obstante, la línea editorial sufrió una alteración en los años treinta, por la incorporación de las doctrinas de la lícita rebe lión contra los poderes legalmente constituidos. En julio de 1931, se justificaba que la protección, no procurada por las autoridades públicas, hubiera evitado la quema de conventos en mayo de 1931, equiparándose ésta al derecho y deber individual de la legítima defensa. Esta defensa ciu dadana, era además de un derecho, un deber justificado por la religión, “una verdadera lucha pro aris et focis, por el altar y la patria”. “Justino” apelaba además a la defensa de sus principios por parte de grupos paramilitares de derecha (requetés o los jóvenes mauristas), que efectiva mente se tradujo en Navarra en las guardias que ejercían los jóvenes carlistas en conventos e iglesias tras las quemas de mayo (BLINKHORN, 1979:98)24. El articulista achacaba “a la prensa revolucionaria” los acontecimientos de mayo y a su influyente e “inmenso poder”. No sería la única ocasión en la que se esgrimirían esos argumentos ya que Manuel Senante, en numerosos actos propagandísticos, se pronunciaría a favor de esa lícita rebelión contra los poderes consti tuidos apoyándose en el derecho público cristiano. En sucesivos mítines en Santander, Lérida y Valencia, este orador proferiría inusitados discursos de violencia y guerracivilismo, en paralela radicalización del discurso periodístico de El Siglo Futuro y de la Comunión Tradicionalista (ESF, 14, 23 y 24-XII-1931 y 5-IV-1932)25. Como cada verano, El Siglo Futuro apostaba por un debate en una carta abierta en sus páginas en la que los jóvenes seminaristas de todo el país formulaban alternativas con las que expandir la tirada del diario. Una lectura de las mismas revela incluso numerosas paradojas en el marco

22“FABIO” (9-IX-1931). “El grito de siempre”. ESF. p. 1. 23El entendimiento entre alfonsinos y carlistas en el marco de Acción Española está desgranado sobriamente por GIL PECHARROMÁN (1994: 91-105) y GONZÁLEZ CUEVAS (1998). 24“JUSTINO” (27 y 29-VII-1931). “¿Existe algún ciudadano sin el derecho de legítima defensa?” y “Además de un derecho ¿es también un deber la legítima defensa?”. ESF. pp. 1-2. 25Adicionalmente véase el panegírico de SENANTE (1932). Una contextualización de los discursos de la violencia del carlismo dentro de la derecha de los años treinta en GONZÁLEZ CALLEJA (2008: 94-96).

3225 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea José Luis Agudín Menéndez discursivo modernizador puesto que para un rotativo con un sistema de venta por suscripción resultaba bastante inviable una expansión más allá de los leales suscriptores. Uno de ellos abogaba por una regeneración patria que no pasaba precisamente por el filtro del Estado sino que se habría de basar en “la religión, en la escuela, en la buena prensa”; capaz esta última de ejercer un prodigioso “imperio sobre el espíritu público, [e] influencia sobre las masas”. Recordaba además que no requería el trabajo periodístico un enorme esfuerzo, y por tanto la buena prensa debía aprovecharse de su expansión para poder combatir a la prensa “impía” (ESF, 21-VII-1931). Pesaban más las razones de autopromoción de la prensa (desde el púlpito o la venta callejera) o el discurso de la prensa, que quizás características inherentes al proceso empresarial de un gran rotativo (gestión y racionalización económica). Otro ejemplo singular lo ofrece la carta de un seminarista de Jaén, cuyo discurso condena la mala prensa encarnada en los rotativos de empresa, pero cuyo uso maquiavélico no estaría en todo caso mal visto, adaptando ese formato al encarnado por El Siglo Futuro:

Hora es ya, católicos españoles, de que nos despertemos de la abrumadora pesadilla que desde el advenimiento de la república hasta hoy ha estado oprimiéndonos con sucesos tan lamentables y trágicos (...). Hora es ya que nos despertemos, y em puñando las armas nos lancemos al combate.

Ahora bien ¿con qué armas hemos de lanzarnos al campo de batalla para combatir a nuestros enemigos? (...) no hemos de empuñar armas más poderosas que las que usan nuestros enemigos, no hemos de combatir con armas diferentes a las suyas, sino, al contrario, hemos de combatirlos con las mismas armas de que hoy se valen para hacernos constante fuego (...) han de ser derrotados con la Prensa, esa arma poderosa, esa artillería formidable, ante la cual ninguna fortaleza (...) es capaz de resistirse (ESF, 28-VIII-1931).

Al principio se señalaba el intencionado uso de la historia que hacían los pensadores ale manes y, en general, el propio pueblo alemán clamando en busca de un “héroe carismático”, como bien lo definió Max Weber. Esa apropiación también se efectúa en el legitimismo español: el conde de Rodezno manifestó los paralelismos “evidentes” entre 1868 y 1931. El Sexenio Democrático, efectivamente, se había convertido en la época dorada del carlismo con un héroe weberiano personificado en Carlos VII. Como bien ha señalado el profesor Moral Roncal, la pro fusión con la que la prensa legitimista, particularmente El Cruzado Español, incidía en la memoria colectiva de sus lectores con panfletos y panegíricos históricos del tradicionalismo (con autores como Navarro Villoslada) y actualizados a 1931, poseían una enorme significación contra la ile gitimidad de los poderes constituidos (MORAL RONCAL, 2007: 337-361). El Siglo Futuro, por su parte, reivindicaba a aquellos periodistas modelos de intransigencia como , en el centenario de su entrada en el periodismo. De Veuillot, Juan Marín del Campo afirmaba que era “el soldado más batallador y más glorioso que defendió los principios cristianos sin ceder jamás un palmo de terreno, sin transigir en un ápice en la santa intransigencia. (...) Precioso momento este (...) para que los periodistas católicos estudiemos su obra e imitemos su ejemplo”26. De la misma manera, periodistas como Sardá y Salvany o el propio Ramón Nocedal, o hechos como el manifiesto de Burgos (1888) obtienen una conmovedora dedicatoria27. El recuerdo del cura Santa Cruz, que había combatido en la Segunda Guerra Carlista, era motivo de la obra El Cura Santa Cruz, Guerrillero de Juan de Olazábal publicada en 1928 y que era anunciada en las páginas de El Siglo Futuro, como también lo era la recopilación del desordenado edificio intelectual de Juan Vázquez de Mella y sus obras completas. Si para los carlistas 1868 era motivo de año ranza, para los integristas pesaban aún más contextos donde el catolicismo resultaba agredido por acometidas revolucionarias que preludiaron al 14 de abril: La Semana Trágica o la Crisis de 1917 (ESF, 24-VII-1931).

26“FRAY JUNÍPERO” (17-IV-1931). “Mesa Revuelta”. ESF. p. 1. 27MARÍN DEL CAMPO, J. (19-VIII-1931). “Cosas de ayer y de hoy/ Vejeces, momias y zarandajas”. ESF. p. 1.

3226 Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea Modernidad y tradicionalismo. La recepción de la instauración de la II República desde las páginas de El siglo futuro

CONCLUSIONES

La República inauguró una nueva época para la prensa vinculada al Tradicionalismo; adquiriendo elementos de la modernidad a la vez que se luchaba contra la misma. Una vez conformada la Comunión Tradicionalista, el aporte integrista, paradójicamente (que había negado cuarenta y cuatro años antes la modernización buscada por Carlos VII), es el que aporta juventud y re juvenecimiento al movimiento detentado por los veteranos y ociosos —y recelosos— líderes jaimistas navarros. Esa “sabia” nueva agregará al carlismo una amplia experiencia en el campo propagandístico e informativo cuyas raíces se sitúan en 1931. Colaboradores de El Siglo Futuro como el propio director Manuel Senante, redactores como Manuel Sánchez Cuesta (“Mirabal”) y Emilio Ruiz Muñoz, junto a prohombres del integrismo como los mencionados Fal Conde o Lamamié de Clairac desempeñarán decisivos cometidos para la “resurrección” del longevo carlismo contra la II República. Líneas más arriba se señalaban las ideas de los jóvenes seminar istas, muchas de ellas hechas realidad: la necesidad de expandir las ventas del veterano El Siglo Futuro por medio de los modernos mecanismos de venta, una ampliación en los contenidos del diario, o la formación de una junta directiva de seminaristas en una diócesis valenciana para el mejoramiento del diario por medio de donaciones (ESF, 21-VIII-1931). Esta última iniciativa se traducirá años más tarde, con motivo de la adquisición de una moderna rotativa, en una Asociación de Amigos del diario dirigida por José Riaza (con varios fondos en el Centro Docu mental de Memoria Histórica de Salamanca sobre los estatutos y los miembros que componían esta asociación) con el fin de aliviar las penurias y multas o denuncias a las que se enfrentó el diario. La conquista de la esfera pública pasaba, efectivamente, por la actualización del potente y locuaz discurso periodístico. Por medio de la reiteración abusiva en los mismos lemas pro pagandísticos, clásica en la historia de El Siglo Futuro, y de la historia sometida a los cánones religiosos, en los que el inseparable adagio identitario patria y catolicismo era demandado en el contexto de una constitución republicana que buscaba la separación de Iglesia y Estado, se reforzaría a los ya seguidores y se atraería a nuevos militantes. La política religiosa activó el aparato crítico de la redacción integrista y fijó de tal manera las bases para la modernización. No sólo bastaba con fundar nuevos círculos y juntas políticas, sino también aprovechar el poten cial propagandístico de la prensa.

BiBLIOGRAFÍA

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