Propuesta de recreación del retablo mayor diseñado por Sabatini, con la pintura de Goya y la escultura de Villabrille, por L. A. Mingo Macías, C. Pardos y J. Urrea BRAC, 54, 2019, pp. 72-85, ISNN: 1132-078

LOS CAPUCHINOS DEL PRADO: PEREDA, VILLABRILLE, SABATINI Y GOYA Jesús Urrea Fernández Académico

Resumen: La austeridad de la orden capuchina no estuvo reñida en su madrileño convento de San Antonio del Prado con la presencia en su templo de obras de arte de sobresaliente interés. Los sucesivos altares que tuvo su presbiterio contaron con la intervención de artistas tan destacados como Antonio Pereda, Juan Alonso Villabrille y Ron, Francesco Sabatini o Francisco de Goya. En el trabajo se aportan novedades y precisiones sobre todos ellos y se propone la recreación del último retablo mayor que tuvo la iglesia.

Palabras clave: Orden capuchina. . Convento de San Antonio. Arquitectura, escultura y pintura de los siglos xvii y xviii. Antonio Pereda. Juan Alonso Villabrille y Ron. Francesco Sabatini. Francisco de Goya.

THE CAPUCHINS OF THE PRADO. PEREDA, VILLABRILLE, SABATINI AND GOYA

Abstract: The austerity of the Capuchin order it is not reflected in the convent of San Antonio del Prado, Madrid, where the presence in its temple of outstanding pieces of art make it unique. The successive altars that its presbytery had had were the result of the intervention of such prominent artists as Antonio Pereda, Juan Alonso Villabrille y Ron, Francesco Sabatini or Francisco de Goya. The following article provides a highly detailed new approach of all of the works of the aforementioned artists. In addition, a recreation of the last main altar altarpiece that the church had is also proposed.

Key words: Capuchin order. Madrid. Convent of San Antonio. Architecture, sculpture and painting of the 17th and 18th century. Antonio Pereda. Juan Alonso Villabrille y Ron. Francesco Sabatini. Francisco de Goya.

Después de instalarse la corte de mane- su aprobación así como el título de grande ra permanente en Madrid, pasada su bre- de España para todos los de su cargo. ve estancia en (1601-1606), los No obstante, la presión de varias órde- capuchinos quisieron fundar casa en ella. nes religiosas y del propio duque de Lerma En 1609, desde Roma, se encargó la super- obligó al rey a dejar de lado el proyecto. visión de esta fundación al padre siciliano Por fortuna, la llegada del virtuoso capu- fray Serafín de Polizzi por entonces provin- chino fray Lorenzo de Brindis como em- cial de Valencia. Aquel mismo año llegó a bajador de Rodolfo II y legado a latere del Madrid, acompañado por trece religiosos pontífice y futuro santo de la Iglesia, que fray Gerónimo de Castelferretti, vicario ge- había tratado a la reina Margarita de Aus- neral de la orden, y se entrevistó en El Es- tria durante su estancia en Viena, hizo que corial con Felipe III para tratar de fundar un se allanasen los obstáculos y se autorizase convento obteniendo la promesa formal de la fundación1. 74 Jesús Urrea Fernández

El convento dedicado a San Antonio y de- Su primer altar mayor: Antonio de Pereda nominado del Prado por el paraje en donde se estableció, vecino al Prado de San Jeróni- Como los demás conventos capuchinos mo, se creó en 1609. En noviembre de aquel en España, por prohibir sus constituciones año los primeros frailes se establecieron en la existencia de retablos dorados y tallados, el Hospital de San Pedro y San Pablo de los su iglesia carecía de un retablo mayor for- Italianos, en la carrera de San Jerónimo, pero mado por la habitual estructura arquitec- allí permanecieron poco tiempo pues el de tónica de acuerdo con el gusto o los mo- Lerma, convertido ahora en ardiente defen- delos de la época, y el ornato principal de sor de los capuchinos, les ofreció terrenos su presbiterio consistía en disponer de un y una casa junto a las viviendas y huertas gran cuadro dedicado al titular del templo que pocos años antes había adquirido para envuelto por su correspondiente marco de construir una gran casa de placer o palacio madera6. suburbano entre el Paseo del Prado y la calle En este caso el altar principal estuvo pre- llamada con el mismo nombre2. Aceptada la sidido por una pintura en lienzo, de gran iniciativa del valido, el convento se trasladó tamaño, del vallisoletano Antonio Pereda allí el 1 de febrero de 1610. (1611-1678), artista vinculado a la orden La primera piedra, con los nombres del al menos desde 1640 cuando pintó su lien- pontífice Paulo V, el monarca Felipe III, el zo de los Desposorios de la Virgen para el duque de Lerma y el santo al que se dedicó el altar mayor del convento de San José de su convento, se colocó el 2 de febrero de 1612. ciudad natal, y en 1655 los retablos de las Seguramente, las pequeñas dimensiones de monjas capuchinas madrileñas. éste facilitaron que las obras de acondicio- Antonio Palomino calificó en 1724 esta namiento del edificio cedido y la construc- pintura como «célebre cuadro» e indicó que ción del nuevo templo no se dilataran en el era la principal dando a entender que había tiempo, además contaron con el apoyo eco- otras7. Por su parte Antonio Ponz, en 1776, nómico del soberano que les visitó en varias fue todavía más explícito pues, además de ocasiones3. El convento y su iglesia se edifi- confirmar la autoría del cuadro, precisó que caron de acuerdo con las constituciones ca- su tamaño era «grande» y representaba a puchinas y por eso la construcción duró sola- San Antonio con el Niño, a Nuestra Señora mente dos años ya que el 20 de abril de 1614 en gloria y varios ángeles8. se colocaron en el templo el Santísimo y la Un grabado inédito conservado en la Bi- imagen del santo titular donada por el duque. blioteca Nacional de España, representan- Apenas se sabe nada sobre cómo era el do a san Antonio de Padua con la Virgen edificio en el siglo xvii; solo los planos de y Ángeles, original de Gregorio Fosman Madrid dibujados por Marcelli-De Wit y Medina (1653-1713) está firmado y fe- (1622-1635), Pedro Texeira (1656) y Nico- chado en Madrid en 1711. La inscripción lás de Fer (1701) facilitan una imagen de su existente bajo la escena principal dice: planta. Tampoco se conoce quién lo cons- «Verdadera imagen de S Antonio de Padua truyó o quién facilitó sus planos. Levantado q̄ se venera en Su muy Religioso Conven- sobre malos cimientos y con materiales muy to de Padres Capuchinos del Prado desta pobres, con ello se pretendía predicar senci- Corte. El señor Cardenal y Arçobispo d̄ llez y humildad4. En efecto, cuando en 1668 Toledo cōcēde ciē dias d̄ Indulgencia à to- la visitó Cosme de Medicis la calificó como das las personas que asistieren o hizierē «piccola e ordinaria»5. esta Novena».

BRAC, 54, 2019, pp. 74-85, ISNN: 1132-078 Los capuchinos del Prado: Pereda, Villabrille, Sabatini y Goya 75

Fue por entonces cuando el lienzo de Pe- Stock, fechado entre 1640 y 166010. No reda se complementó colocando a su alrede- obstante, encuentro mayor parentesco con dor una serie de pinturas originales del propio un boceto (103 × 83 cm) atribuido igual- Palomino con historias de la vida del santo, mente a Pereda, perteneciente a la colec- ocupándose de su enmarcado el arquitecto Al- ción Delgado de Valencia, cuyo asunto berto Churriguera, que además hizo «la obra reproduce el mismo tema del cuadro de los de escultura para adorno de las pinturas… y capuchinos madrileños: la Aparición de la demás del retablo»9. Virgen a san Antonio de Padua11. También A juzgar por el ingenuo grabado de podría señalarse que, tal vez, el monumen- Gregorio Fosman, la composición de este tal cuadro del mismo argumento, pintado lienzo desaparecido de Pereda no se halla- en 1781 por Andrés de la Calleja para una ba muy alejada de la que ofrece un dibujo de las capillas del templo de San Francis- suyo, conservado en el British Museum co el grande de Madrid, pudo inspirarse que ha sido identificada como la Impo- en el lienzo de Pereda de los capuchinos, sición de la casulla a san Ildefonso pero posibilidad que justificaría la deuda que que, en realidad, representa la Imposición en él apreció Pérez Sánchez a Carreño de del escapulario al carmelita san Simón Miranda12.

La Virgen con el Niño y San Antonio de Padua (boceto), San Antonio de Padua con la Virgen y Ángeles, por atribuido a Antonio Pereda. Colección Delgado. Valencia Gregorio Fosman, 1711. © BNE. Según composición de Antonio Pereda para el altar del retablo mayor del convento de los capuchinos del Prado

BRAC, 54, 2019, pp. 75-85, ISNN: 1132-078 76 Jesús Urrea Fernández

Ampliación o reforma del templo. Fue en este nuevo marco arquitectónico don- Un santo de Villabrille de el Santísimo y la imagen del santo titular se instalaron con gran regocijo el 22 de noviem- Cuando el 14 de febrero de 1714 la reina bre de 171615. El nuevo grupo escultórico de M.ª Luisa Gabriela de Saboya falleció, el San Antonio de Padua colocado en su altar ma- monarca Felipe V para guardar luto se mar- yor lo conocemos gracias a un dibujo, existente chó del Palacio Real del Buen Retiro donde en el Museo Nacional del Prado, hecho en 1722 había tenido lugar aquel suceso y se refu- por el pintor Juan Vicente de Ribera († 1736) gió, por consejo de la intrigante y poderosa el cual, según reza una cartela, representa la princesa de los Ursinos, en casa del duque «Verdadera imagen del Glorioso S. Antonio de Medinaceli, Lerma y marqués de Priego, de Padua que se venera en/ su Altar maior del don Nicolás M.ª Fernández de Córdoba Fi- mui Religioso Convento de su advocación de gueroa13, en la que ya habitaba la camarera me/nores Capuchinos de esta Corte de Madrid, de la reina difunta que pensaría ejercer to- Costeado a expensas/ y devoción de un gran davía más influencia en los asuntos de esta- devoto i bienechor suio»16 que no podía ser do teniendo cerca al débil monarca. otro sino el propio duque de Medinaceli. Para albergar a la real servidumbre fue- El dibujo puede ponerse en relación con ron utilizadas las vecinas dependencias una magnífica escultura de San Antonio de conventuales, convirtiéndose su templo en Padua, fotografiada por Moreno en el tem- capilla real durante el tiempo que el sobe- plo de las mercedarias de don Juan de Alar- rano habitó la mansión de los Medinaceli. cón17. El texto de la cartela no deja dudas Entonces, la comunidad capuchina tuvo sobre la ubicación original de la escultura que repartirse por varios conventos y hos- si es que no hubo dos iguales. Cuando se pitales. Las modificaciones que por ello obtuvo la fotografía en las mercedarias, el sufrió el edificio conventual, con el derribo santo se hallaba colocado en una hornacina de tabiques, celdas y dependencias para su de madera, de talla muy barroca, en conso- nuevo uso, obligaron a Felipe V, cuando su nancia con el estilo de los Churriguera que servidumbre lo abandonó el 29 de enero de no formaba pareja con el retablo frontero 1715, a sufragar «todo lo que pudiera aver y ocultaba buena parte de una ventana con alterado dicho aloxamiento»14. celosía de la iglesia18. Sin embargo, antes de que los frailes Se trata de una pieza soberbia de manufactu- volvieran se emprendieron obras de con- ra madrileña, del primer cuarto del siglo xviii, sideración tanto en el convento como en el que desapareció del templo mercedario en templo. No se sabe el alcance que tuvo esta 1936. Por razones que estimo evidentes puede reforma, cuya primera piedra se colocó el considerarse obra del escultor asturiano Juan 5 de julio de 1715, ni siquiera si fue una Alonso Villabrille y Ron (1663-1732). Qui- reedificación total o parcial tan solo que la zás pudiera identificarse como uno de los dos dirección corrió a cargo de los hermanos santos, «de cuerpo entero y estatura perfecta», fray Bernardino de Quiroga y fray Ber- que sacaron en 1713 los frailes de su convento nardino de Trillo y en el edificio se utilizó en procesión para festejar la canonización de piedra de sillería y ladrillo, invirtiéndo- San Félix de Cantalicio, después de adornarlo se la respetable suma de 20 000 ducados con riquísimas joyas en casa de la duquesa de aportada por el marqués de Priego además Medinaceli, sin duda por razón de su mece- de contar también con la generosidad del nazgo sobre el convento e imagen, diciéndose monarca. de este santo que:

BRAC, 54, 2019, pp. 76-85, ISNN: 1132-078 Los capuchinos del Prado: Pereda, Villabrille, Sabatini y Goya 77

San Antonio de Padua, por Juan Alonso Villabrille y San Antonio de Padua, por Juan Vicente Ron. © Foto: A. Moreno Ribera. Museo Nacional del Prado. Madrid

«era de primorosa escultura y preciosa talla, con sobresalían los reflexos y colores encendidos el Niño Jesus en los braços y un movimiento de su rostro, con que se ostentaba absorto en afectivo azia el Divino Infante, tan sumamente la contemplación del Divino Niño Jesús en devoto, que junto con el adorno que llevaba de sus manos, que mantenía en una rica tohalla, diamantes y rubies… se robaba los coraçones, rizada y bordada de finísimo oro: y demás de causando en todos una insaciable ansia de mi- los dos Angelitos con el libro azuzena, se mi- rarle repetidas vezes. En la peana tenia dos An- raba en ocho tarjeticas muy curiosas y bien gelitos muy donosos, uno con la azucena y otro escritas, el Responsorio del Santo, que se po- con un libro, en que se leia el Responsorio, que dían leer dando vuelta al pedestal». señalava con su dedito. Las andas estaban cu- riosamente adornadas de variedad de flores de La otra escultura que en aquella ocasión mano de admirable echura; y en el pabimento de salió en procesión fue la del nuevo san- la peana gran multitud de menudas flores, con- to capuchino Félix de Cantalicio que, a chas, caracolillos, animalitos y pajaros, fabrica- do todo con gran primor y sutileza»19.

De nuevo, en la descripción del adorno de altar, iglesia y pórtico del convento se vuelve a hablar de esta escultura diciendo que en me- dio de este último, sobre un pedestal, «con sus quatro roleos en las quatro esquinas, imitando lindísimo jaspe y quatro tarjetones plateados, uno a cada frontis, circundado de varias yer- vas y flores», pareciéndole al cronista que: San Félix de Cantalicio (detalle de su peana), atribuido a «en sitio tan apacible se obstentaba muy José Galbán. Alcalá de Henares. Paradero desconocido. mejorada, pues sobre la natural hermosura, © Foto A. Moreno

BRAC, 54, 2019, pp. 77-85, ISNN: 1132-078 78 Jesús Urrea Fernández juzgar por su descripción, resultaba tenta- boato con el que se paseó por Madrid y se dor identificarla con otra versión o - répli entronizó en el altar mayor del templo capu- ca de la imagen del santo que hasta 1936 chino en octubre de 1713, durante las cele- existió en el antiguo convento capuchino de braciones por su reciente canonización22. En Alcalá de Henares la cual se ha atribuido, efecto, durante la procesión se dispuso: sin unanimidad, primero al escultor asturia- «en unas vistosísimas andas, de singular y no Juan Alonso Villabrille y Ron20 y después 21 admirable idea: su forma quatro colunas cu- a su discípulo Luis Salvador Carmona , con biertas de tela de plata muy tupida, y sobre idéntico resultado. ellas se fundaban quatro medios círculos que La referida imagen madrileña: remataban en una Piramide sobre la cabeza «era de la más primorosa escultura que se ha del Santo; y miradas por los quatro lados for- visto en estos tiempos: llevaba en la peana maban quatro vistossisimos arcos: estaban tres Angelitos, que con admirables y gracio- todas de arriba abaxo, y en circuito guarne- sos ademanes le echaban panecitos en las cidas de talcos, multitud de diversas flores alforgas y estos de tan peregrina hermosura de seda y colores, paxaritos, lentejuelas de que eran hechizo de los coraçones; y pare- plata, pendientes de curiosos alambres, y bri- cía que el Artífice avia tenido especialísima cho, de tan sutil filigrana, y dispuesto con tal assistencia de Dios para sacar obra tan per- arte, que a qualquiera leve movimiento del fecta, assi en el Santo, como en los Angeles. arte y de las andas se miraban con precio- Pusieronle sobre el hombro izquierdo sus sos visos y reflexos y hazian una deleytable Alforjas, insignia de su exercicio de Limos- y graciosa vista. Coronabanlas quatro ramos nero, que practicó quarenta años en Roma, en forma de garçotas, tendidas al ayre, de la con tanta edificación, prodigios y milagros misma filigrana. En el pabimento, por las que aun hasta oy dura su memoria, como si quatro caras, avia quatro ramos de jazmines viviera: era de rica muselina, bordada de di- con sus hojas verdes, imitados tan a lo na- ferentes pajaros y flores de oro. Llevaba el tural, que parecía haverse cortado de algun capucho, pecho, cintura y cuerda quaxados jardín, y por frontalito que las cubria en cir- de diamantes, que formaban vistosos lazos, cuito, una cenefa de riquissima tela de plata joyas, y otra variedad primorosa, y hazian muy vistosa. Baste decir que duró la compo- unos reflexos y visos muy agradables». sición de estas andas nueve meses. En medio de este admirable trono parecía San Felix El mismo cronista vuelve a insistir más gloriosos en la tierra su postrimera elevación adelante en subrayar la «bellísima efigie de mirando al Cielo, puestas las manos y con la San Félix, de riquísima talla, tan primorosa multitud de riquísimas joyas sobre la pobre- za y simplicidad del hábito le hazia reverbe- quanto nunca se podrá ponderar bastantemen- rar grandemente y se observaba tan venera- te y en la peana los Angelicos, echándole en ble, tan devoto y agraciado, que s robó los unas alforgitas panecillos, todo tan agraciado afectos de este plausible dia». y hermoso como ya se pintó tratando de la procesión». También el mismo Cano Sanz, en fecha re- Por fortuna, la escultura que se creía per- ciente, ha propuesto que el grupo de la Familia dida ha podido ser localizada en el convento de la Virgen María niña que Ceán menciona capuchino de Salamanca e identificada -co como de Villabrille en el convento de San An- rrectamente como obra indiscutible de Juan tonio del Prado, pudo ser encargado al artista Alonso Villabrille por Cano Sanz que asimis- hacia 1709 por el I conde de Torrehermosa, mo ha reconstruido la azarosa existencia de alegando motivos relacionados con su vecin- tan apreciable obra, visible en su lamentable dad, el entierro en 1709 de su hijo varón en la estado de conservación. Nada que ver con el iglesia conventual y a que en 1715, cuando el

BRAC, 54, 2019, pp. 78-85, ISNN: 1132-078 Los capuchinos del Prado: Pereda, Villabrille, Sabatini y Goya 79 conde hizo su testamento, mandó un donativo muy superior a aquéllas siendo éstas las pri- de 3000 rs. con destino a «la obra y fábrica de meras obras suyas conocidas doradas, podría la [nueva] iglesia que se está aciendo»23. decirse que enteramente bañadas en oro, sin Como es sabido la matización sobre el ta- estofado alguno por haberlo perdido según maño de las figuras de este conjunto, [«más se observa con claridad. Lástima que no se pequeñas que el natural»] formulada por el tenga más información sobre las que del propio Ceán, permitió sugerir su identifica- mismo tema hubo en la capilla de Copacaba- ción con las de San Joaquín y Santa Ana na, en el convento de los agustinos recoletos conservadas en la vecina iglesia de las tri- de Madrid, que se conocen por un dibujo. nitarias de San Ildefonso. La precisión del En cambio, por el momento debe quedar historiador académico impide asimismo re- en plausible conjetura, la posibilidad de que conocerlas con las que del mismo asunto y una Inmaculada Concepción, dispuesta sobre autor han comparecido en 2018 en pública «peana en forma de globo a los pies con tres subasta24. En este caso, los padres de la Vir- ángeles y dos cabezas de serafines», que los gen presentan un porte, distinción y calidad Torrehermosa poseían en su casa madrileña

San Joaquín y santa Ana, por Juan Alonso Villabrille y Ron. En comercio (2018). Madrid

BRAC, 54, 2019, pp. 79-85, ISNN: 1132-078 80 Jesús Urrea Fernández la hubiesen encargado a Villabrille, al menos, con pilastras resaltadas que remataban en un hasta que se localice la pieza o se encuentre entablamento sobre el que cargaban los arran- prueba documental que lo demuestre25. ques de la bóveda de cañón con lunetos. En el Respecto a las esculturas funerarias de los crucero se alzaba, sostenida por pechinas, una Torrehermosa en su capilla del palacio cán- cúpula chata. El suelo del templo disponía de tabro de Elsedo vuelvo a repetir, por si no se baldosas de granito y en el presbiterio las de me ha entendido bien lo que escribí acerca pizarra alternaban con otras de alabastro. El de su autoría: interior se iluminaba mediante ventanas situa- «A pesar de que en la talla de sus manos no das a la altura de los lunetos de la nave y por se aprecia calidad y las facciones de los ros- el vano abierto a los pies sobre la fachada. En tros masculinos son secas, representa el más lo alto del crucero, en su lado del evangelio, espectacular e interesante conjunto funerario se hallaba la tribuna que, con acceso desde su del barroco español tardío conservado y su palacio, tenían los Medinaceli para asistir a importancia es únicamente comparable a la las ceremonias religiosas27. del monumento sepulcral del obispo Idiáquez, en su capilla de la catedral de Segovia».

En aquella ocasión indiqué, muy cuidadosa- mente, que podían ser obra de taller, es decir, no realizadas personalmente por el maestro y que su taller pudo facilitar los modelos para ellas que, tal vez, interpretaría algún escultor santanderino o burgalés según sus propias habilidades. Pero me cuesta trabajo encontrar para ellas otro «auténtico creador», ya que su concepción general no se repite en ninguna El convento de San Antonio del Prado (detalle) otra de aquella región; decir que estas escultu- en la maqueta de Madrid, por León Gil Palacio. ras «no alcanzan mínimamente la excelencia © Museo de Historia de Madrid de otras figuras pétreas» suyas o que todo en ellas «es de escasa calidad», resulta excesivo. Además, alegar la intervención de un escultor Su planta se conoce gracias a varios Pla- local o el costo del traslado de las obras o el nos de Madrid de los siglos xviii [N. Chal- del desplazamiento del maestro a Pámames26 mandrier, 1761 y Espinosa, 1766) y xix para reducir o evitar gastos, tampoco impiden [Coello-Madoz, 1841, Ibáñez, 1871] y a los que la «idea» o el modelo en cualquier otro muy detallados que en 1878 levantaron de material tuviese una procedencia cortesana. todo el complejo ducal los arquitectos Fran- cisco de Cubas y Joaquín de la Concha y Al- calde28. La maqueta de Madrid elaborada en Un nuevo retablo mayor: Sabatini y Goya 1830 por el ingeniero militar León Gil Pala- cio permite conocer su alzado mientras que En su configuración dieciochesca, la igle- del interior de la iglesia, calificada en 1848 sia disponía de una sola nave que adoptaba por Madoz como «de crucero y muy senci- forma de cruz latina por su crucero no des- lla», únicamente anotó que se cubrían «con tacado en planta y a ella se abrían, median- estucos, las paredes de la capilla mayor» y te arcos de medio punto, dos capillas a cada era una obra patrocinada «a espensas de uno lado de la nave, separadas entre sí por pilares de los últimos duques de Medinaceli»29.

BRAC, 54, 2019, pp. 80-85, ISNN: 1132-078 Los capuchinos del Prado: Pereda, Villabrille, Sabatini y Goya 81

Llegó un momento en que «el retablo ma- aprovechada del anterior retablo, flanquea- yor, compuesto de varias pinturas de la vida da por otras dos hornacinas con la del beato de este Santo [San Antonio de Padua], una Lorenzo de Brindis, original de Juan Pascual grande que formaba centro, del famoso Perea de Mena (1707-1784), en el lado del evange- (sic); y las laterales de D. Antonio Palomino, lio, y la del beato Fidel de Sigmaringa, obra el Escritor, de tan pesante adorno, que así por del navarro Vicente Rudiez (1740-1802), ar- su mole y gravedad, como por el transcurso tista que debió concluir también la de Mena del tiempo se había cercado en sus trozos, por muerte de éste30, en el de la epístola. despidiendo algunos pedazos con continuo En lo alto del retablo, rozando la bóveda, sobresalto de los Religiosos, de cuya orden estaba dispuesto un gran cuadro de la Anun- reconocido por el difunto Maestro mayor de ciación o Encarnación del Hijo de Dios Madrid. D. Ventura Rodríguez declaró ame- (2,80 × 1,77 m), pintado por nazar ruina», motivo por el cual se apeó con y del que se conoce un boceto (42 x 26 cm) autorización del XII duque de Medinaceli. alternativo, ahora en el Museo de Boston. En Contando con la generosidad de este últi- su lienzo representó, sin ninguna imposición mo, el 8 de diciembre de 1785 se consagró por parte de los duques, el tema que alude a un nuevo altar mayor, diseñado por el arqui- la titularidad de la provincia capuchina a la tecto del monarca y mariscal de campo Fran- que pertenecía el convento. A ambos lados cisco Sabatini quien «sin violar las estrechas de la pintura, se colocaron el escudo de la márgenes de tan austera y edificante Reli- casa ducal de Medinaceli y el de la orden de gión» lo proyectó de tal manera que «tuviese San Francisco utilizado por los Hermanos en lo posible un aspecto digno de la casa del menores capuchinos, todo ello según la de- Señor y de las manos que le ofrecían nuevas tallada descripción aparecida en la prensa de aras». Su arquitectura la dirigió José de la entonces31. Vallina, aparejador del Palacio Real. Envuelto por un marco o «faxado de es- cayola imitando a mármoles», realizado por Dispersión final los hermanos florentinos Domingo y José Bril, «únicos» en este tipo de trabajos, su En 1809, durante la Guerra de la Indepen- mesa de altar, formada por «dos ménsulas o dencia, el rey José Bonaparte mandó supri- cartelas adornadas del mejor gusto», estaba mir numerosos conventos, entre ellos este de presidida por un tabernáculo, «de las made- San Antonio del Prado, convirtiendo su edi- ras más sólidas, ensambladas por D. Dioni- ficio en cuartel. La incautación de sus obras sio Aguilar, con honores de furriera», que se de arte dio lugar a la redacción de un inven- hallaba formado por pilastras y ocho colum- tario de sus pinturas en 1809, que almace- nas de orden compuesto soportando ángeles nadas provisionalmente en la biblioteca del con atributos de la Pasión y una media na- convento, sumaron un total de ciento veinte. ranja coronada por una pequeña escultura En 1814 se devolvió a los capuchinos algu- de Cristo resucitado. Los adornos de bronce nas esculturas y cuadros32. Seis años después fueron obra de José Giardoni. se suprimió el convento y en 1835-1836 fue Por encima del tabernáculo, dorado y desamortizado. El duque de Medinaceli re- pintado al óleo imitando a piedras orienta- clamó la propiedad del edificio y consiguió les por el adornista de cámara Jorge Balce, que la iglesia continuara abierta al culto y se situaba en la hornacina central y princi- que algunos frailes exclaustrados pudieran pal del retablo la imagen del santo titular vivir allí.

BRAC, 54, 2019, pp. 81-85, ISNN: 1132-078 82 Jesús Urrea Fernández

Tantos cambios provocaron la pérdida primera vigilia organizó el 3 de noviembre de obras de arte y así lo señala Madoz en de 1877 el jurisconsulto Luis de Trelles y 1848 que también recuerda que, después de Noguerol34, práctica piadosa que funcionó la muerte de Fernando VII (1833), se había allí hasta que por amenazar ruina tanto la traído al templo, y colocado en el colateral iglesia como el edificio conventual se- de de la epístola, el cuerpo de San Francisco rribaron en 189035. Después de atravesar de Borja procedente de la casa profesa de la diferentes vicisitudes, los capuchinos se Compañía de Jesús33. instalaron cinco años después en el templo El último destino que tuvo el desapare- que había pertenecido a los trinitarios des- cido templo capuchino fue servir de sede calzos de Jesús de Medinaceli próximo a su a la Adoración Nocturna Española, cuya anterior convento.

Santos de la Orden Capuchina. Convento de MM. Capuchinas. . © Foto: A. Moreno

Allí fueron a parar pinturas y esculturas San Jerónimo es barbado y de mayor edad, procedentes del convento del Prado mientras sino más bien imagen de San Francisco de que otras encontraron destino en la iglesia Asís al que también se le figura, en alguna de San Jerónimo el Real, que acababa de ser ocasión, con el Niño Jesús en brazos. restaurada. Precisamente, se ha dicho que En el coro de la iglesia de San Jerónimo, del altar mayor de los capuchinos proce- Tormo alcanzó a ver «imágenes, algunas exce- de un grupo escultórico, identificado como lentes, de San Fidel (?), San Diego, San Bue- San Antonio de Padua, conservado en el naventura y otros indescifrables santos capu- templo de San Jerónimo el Real y clasifica- chino» todas de idéntica procedencia37 que no do por Tormo como de «hacia 1800 y nota- hemos logrado comprobar si aún existen. En ble»36. Pero, en realidad, no se trata del santo cambio, en el convento de las capuchinas de lisboeta, que siempre se le representa joven Granada y procedentes de su convento madri- e imberbe mientras que el santo ahora en leño se conserva una colección de esculturas

BRAC, 54, 2019, pp. 82-85, ISNN: 1132-078 Los capuchinos del Prado: Pereda, Villabrille, Sabatini y Goya 83

El Padre Eterno (conjunto y detalles), por Juan Alonso Villabrille y Ron. Iglesia de San Jerónimo el Real. Madrid de pequeño tamaño representando, al menos, a ocasión como situada junto al retablo mayor de san Félix de Cantalicio, san Lorenzo Brindis, los capuchinos del Prado39. Una escultura simi- san Fidel de Sigmaringa y san Crispín de Vi- lar, existente en las Comendadoras de Santia- terbo que fueron reconocidos por Tormo como go, pero de cronología más tardía y almibarado «casi dignos de Pedro de Mena, algunos, con carácter, se ha atribuido a Robert Michel40. En ser de la gubia madrileña del siglo xviii, pri- cambio, la de San Jerónimo, a pesar de encon- mera mitad»38. En efecto, sus cabezas, rostros trarse tremendamente repintada y barnizada y barbas, no pueden ser más propios del pri- como sucede en gran parte del patrimonio mer tercio del siglo xviii y, más en concreto del escultórico madrileño al que no se le concede ambiente en que trabajó Villabrille pero para el interés que merece, debe pertenecer al pri- ello habría que hacer caso omiso a los letreros mer cuarto del siglo xviii y su examen plantea de sus peanas, en especial de los identificados también la posibilidad de hallar su paternidad como Lorenzo de Brindis y Crispín de Viter- en el círculo de Villabrille por el trenzado del bo ya que no fueron beatificados hasta 1783 y pelo de su barba, sus cortadas cejas y el mo- 1806 respectivamente; por otra parte, la falta delo de cabezas en los angelitos de su peana. de movimiento de sus cuerpos hace pensar en No sería la primera vez que este maestro hu- una cronología más avanzada. biese influido en Michel tal y como se aprecia En la actualidad en «los jerónimos» se con- en su san Joaquín del templo de San Gregorio serva una magnífica escultura del Padre Eter- Ostiense, en Sorlada (Navarra). Habrá que es- no bendiciendo que pudiera identificarse con la perar a que una correcta intervención en esta que del mismo asunto se menciona en alguna pieza confirme o no esta hipótesis.

BRAC, 54, 2019, pp. 83-85, ISNN: 1132-078 84 Jesús Urrea Fernández

Por último, la pintura de Goya se conserva 13 El X Duque de Medinaceli estaba casado con en la colección de la duquesa de Osuna41 a D.ª Jerónima M.ª Joaquina Spínola y de la Cerda, hija del IV Marqués de los Balbases, cfr. Gaceta de Madrid, donde llegó procedente de la casa de Medi- 20-II-1714, p. 32; Buenaventura Carrocera, ob. cit, naceli en la que ingresó en 1890 cuando se p. II, 21. 14 derribó el templo dedicado a san Antonio42. Gaceta de Madrid, 29-I-1715, p. 20. 15 Carta que un religioso capuchino escribe a un Sobre el solar del desaparecido conven- docto Prebendado con individual relación de la festi- to se levantaron modernas construcciones va translación y Fiesta del San Antonio de Padua, co- con fachada a la Plaza de las Cortes, todas mençada a 22 de noviembre y continuadas hasta 15 de diciembre de 1716, 23 pp. (n.º 472. Ajofrín, ob. cit., en consonancia con el vecino Hotel Palace 9-3424/14; Jesús-Lucas Rodríguez García, ob. cit., que ocupa parte del espacio que fue pala- 2011, pp. 795-798). 16 cio de los duques de Medinaceli durante Museo Nacional del Prado, Inv. D000165, cfr. Al- fonso E. Pérez Sánchez, Museo del Prado. Catálogo de tres siglos patronos de los capuchinos del dibujos, I. Dibujos españoles de los siglos xv-xvi-xvii, Prado. Madrid, 1972, p. 120. 17 Fototeca IPCE. A. Moreno, n.º 36077-B. Allí la vio Tormo en 1927 (Las iglesias del antiguo Madrid, Notas ed. 1972, p. 155), citándola como «acaso de Porcel…, del promedio del siglo xviii» y emparejándola con un 1 Francisco Ajofrín, Vida, virtudes y milagros del San Ramón Nonato, con el que tampoco tenía nada que Beato Lorenzo de Brindis… Madrid, 1784; Jesús Lu- ver, cfr. A. Moreno, n.º 36078-B. 18 cas, Rodríguez García, «Historia de los conventos ca- De confirmarse su procedencia podría haberse puchinos de la provincia del Sagrado Corazón de Jesús trasladado a las mercedarias con motivo de la desamorti- de Castilla», Estudios Franciscanos, vol. 112, 2011, zación o incluso años después. En el libro de M.ª Ánge- pp. 737-904. les Curros Ares y Pedro García Gutiérrez, Las merce- 2 Sobre el palacio del Duque de Lerma, cfr. Con- darias de don Juan de Alarcón. Catálogo de escultura. cepción Lopezosa Aparicio, «La residencia del duque de Madrid, 1998, solo se habla genéricamente de la desapa- Lerma en el Prado de San Jerónimo», Madrid. Revista rición de retablos en 1936. de arte, geografía e historia, n.º 1, 1998, pp. 457-485. 19 Fray Angel María de Rosi, Vida de San Félix de 3 Jesús-Lucas Rodríguez García, ob. cit., pp. 794- Cantalicio religioso y lego y capuchino… sácala a la luz 795. don Alonso Fariñas Montero, Salamanca, 1719 (Lib. IV, 4 Jesús-Lucas Rodríguez García, «La Paciencia de cap, II, de las fiestas que se hicieron en Roma y Madrid, Cristo, un gran convento capuchino desaparecido», Es- pp. 262-282). tudios Franciscanos, vol. 110, 2009, p. 131. http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=ucm.5320767904 5 Ángel Sánchez Rivero y Ángela Mariutti de view=1up;seq=280;size=150 20 Sánchez Rivero, Viaje de Cosme de Medicis por España Pablo Cano Sanz, «Una obra atribuida al escultor y Portugal (1668-1669). Ed. Madrid, 1930. Juan Alonso Villabrille y Ron (h. 1663-h. 1730) del cole- 6 Recuérdese los casos de los conventos de El Par- gio-convento de los Capuchinos de Alcalá de Henares: do, La Paciencia, (Madrid) La Guardia (Toledo), Ante- San Félix de Cantalicio con el Niño Jesús», Anales Com- quera, Sevilla, Cádiz, Cabra. Calatayud (capuchinas) o plutenses, 24, 2012, pp. 101-127; Jesús Urrea, «Entre Juan Nava del Rey (capuchinas). Alonso Villabrille y Ron y José Galbán. Notas sobre escul- 7 Antonio Palomino, Museo pictórico y escala ópti- tura madrileña del siglo xviii», BRAC, 48, 2013, pp. 81-104. ca, ed. Madrid, p. 959. 21 Pablo Cano Sanz, «Esculturas de Juan Alonso 8 Antonio Ponz, Viage de España, ed. Madrid, 1947, Villabrille y Ron y Luis Salvador Carmona para los do- pp. 492-493. minicos de Alcalá de Henares», Anales Complutenses, 9 Buenaventura Carrocera (OFM. Cap), La Provin- 27, 2015, pp. 297 y 281-322. cia de Frailes Menores Capuchinos de Castilla, I y II, 22 Pablo Cano Sanz, «Una escultura de Juan Alonso Madrid, 1949 y 1973, p. 38. Villabrille y Ron para los capuchinos de Madrid: San Fé- 10 El trazo español en el British Museum. Dibujos lix de Cantalicio», Pátina, II, 19, 2016, pp. 45-63. del Renacimiento a Goya, Madrid, Museo Nacional del 23 Pablo Cano Sanz, «Esculturas de Villabrille y Ron Prado, 2013, pp. 72-73. para los condes de Torrehermosa: la capilla del palacio de 11 Álvaro Pascual Chenel y Rafael Romero Asenjo, Elsedo (Cantabria)», Anuario del Departamento de Histo- «Aparición de la Virgen a San Antonio de Padua», en ria y Teoría del Arte, 27, 2015, pp. 143-175 (pp. 149-150). 24 David Gimilio Sanz y José Gómez Frechina, La colec- Ars Magazine, V-2018; Casa Ansorena, Subasta, ción Delgado, Valencia, 2017, pp. 88-91. 23-V-2018, Catálogo, Madrid, 2018, lotes 637 y 638. De 12 Alfonso E. Pérez Sánchez, (1992). Pintura barro- madera policromada y dorada; miden, respectivamente, ca en España 1600-1750. Madrid, 1992, p. 413. 180 cm.

BRAC, 54, 2019, pp. 84-85, ISNN: 1132-078 Los capuchinos del Prado: Pereda, Villabrille, Sabatini y Goya 85

25 Pablo Cano Sanz, ob. cit., 2015, pp. 150-152. 39 Buenaventura Carrocera, ob. cit., p. 37. 26 Pablo Cano Sanz, ob. cit., 2015, pp. 169-172. 40 Jesús Ángel Sánchez Rivera, «Robert Michel 27 Pascual Madoz, Diccionario Geográfico, Madrid, en la iglesia de las Comendadoras de Santiago», Ana- 1848, p. 261. les del Instituto de Estudios Madrileños, L, 2010, 28 Antonio Sánchez González (coord.), El Arte de la pp. 53-373. representación de España. Mapas y planos de la colec- 41 Margarita Moreno de las Heras, «Anunciación ción Medinaceli, Universidad de Huelva, Huelva, 2017, (boceto)», en Manuela Mena Marqués, Goya y el es- n.º 237 y 238-239; Buenaventura Carrocera, ob. cit. II, píritu de la Ilustración, cat. expo., Madrid Museo del p. 37, aporta la descripción que hicieron los dos arqui- Prado 1988, pp. 151-153, n.º 7; Juan José Luna, «La tectos en 1878. Anunciación», en J. J. Luna y Margarita Moreno de las 29 Pascual Madoz, ob. cit., p. 209. Heras, Goya: 250 aniversario, cat. expo., Madrid, Mu- 30 Un informe escrito en 1790 sobre Rudiez por An- seo Nacional del Prado, 1996, pp. 346-347, n.º 66, que tonio Ponz, en Genaro Estrada, Obras completas: Poesía, continúa desconociendo el artículo de J. Cavestany. narrativa, prosa varia, crítica, arte, I. México, 1988, p. 317. 42 Aquel año pasó a propiedad particular de 31 Memorial literario, instructivo y curioso de la Cor- D.ª Ángela Apolonia Pérez de Barradas y Bernuy, te de Madrid, febrero de 1786, n.º XXVI, pp. 215-218. viuda desde 1873 del XV duque de Medinaceli 32 Wifredo Rincón, «Un manuscrito con inventarios ar- (D. Luis Tomás Fernández de Córdoba y Suárez de tísticos de conventos madrileños en 1814». Academia: Bo- Figueroa La Cerda y Ponce de León). A la muerte de letín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernan- «la duquesa Ángela», le correspondió en herencia a do, n.º 60, 1985, pp. 299-374. El autor, (nota 111) repitió el su hija D.ª Ángela M.ª Constantinopla Fernández de error de Bonet Correa sobre la localización del convento. Córdoba y Pérez de Barradas († 1923), casada con 33 Pascual Madoz, ob. cit., p. 209. D. Francisco de Borja Téllez Girón y Fernández de 34 Francisco Puy Muñoz, Luis de Trelles: Un laico Velasco (1839-1897), XI duque de Uceda. Después lo testigo de su fe. Madrid, 2009, pp. 329-330. heredó su hijo D. Mariano Téllez Girón y Fernández 35 Jesús-Lucas Rodríguez García, ob. cit., 2011, de Córdoba (1887-1925), desde 1909 XIII duque de pp. 796-800. Uceda y XV de Osuna, casado con D.ª Petra Duque 36 Elías Tormo, Las iglesias del antiguo Madrid, ed. de Estrada y Moreno de la Serna (1900-1985), padres Madrid, 1972, p. 202: «En San Jerónimo, cuarta capi- de D.ª Ángela M.ª Téllez Girón y Duque de Estrada lla del evangelio: Imagen grupo de San Antonio, hacia (1925-2015) XIV duquesa de Uceda y XVI duquesa 1800, notable, el titular de los Capuchinos del Prado». de Osuna, etc. en cuya colección familiar se conserva 37 Elías Tormo, ob. cit., pp. 201 y 203-204. © IPCE. aún la pintura. En 1903 se inventarió en la colección Archivo A. Moreno, n.os 36296-B, 36297-B y 36298-B. Osuna con el n.º 208. Cfr. Julio Cavestany, «La Anun- 38 Elías Tormo, ob. cit., p. 166. © IPCE. Archivo A. ciación (cuadro inédito de Goya)», Arte Español, IX, Moreno, n.º 35998-B. 1928, pp. 351-355.

BRAC, 54, 2019, pp. 85-85, ISNN: 1132-078