Juan Andrade (1897-1981). Vida Y Voz De Un Revolucionario, Edición De Pelai Pagès, Jaime Pastor Y Miguel Romero, 2011
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Juan Andrade (1897-1981) Juan Andrade (1897-1981) Vida y voz de un revolucionario Pelai Pagès, Jaime Pastor y Miguel Romero (eds.) LA OVEJA ROJA Juan Andrade (1897-1981). Vida y voz de un revolucionario, edición de Pelai Pagès, Jaime Pastor y Miguel Romero, 2011 Diseño original de la colección: Jérôme Oudin La Oveja Roja - colección Viento Sur www.laovejaroja.es Apdo. 2008 sucursal 2 28850 Torrejón de Ardoz (Madrid) ISBN: 978-84-937973-6-2 Depósito Legal: NA-1732-2011 Impreso en España Tanto el autor como el editor de este libro permiten y alientan la reproducción y difusión de esta obra, independientemente de los medios técnicos por los que se realice y siempre que se cite al autor y la edición de origen. El papel que sirve de soporte a este libro cuenta con los certificados ecológicos PEFC, FSC (gestión sostenible de los bosques) y ECF (sin cloro). Sumario Prólogo: Pasión por la revolución, de Pelai Pagès ...........................................................................9 Introducción: Memoria y homenaje, de Jaime Pastor y Miguel Romero .........................................25 Escritos de Juan Andrade 1. En torno a la fundación del PCE. Entrevista de Javier Maestro a Juan Andrade .................35 2. El pablismo y la burocracia ugetista ............................49 3. La revolución española y el POUM ...............................69 4. Las colectivizaciones y la revolución económica durante la guerra civil .....................................................103 5. El proceso contra el POUM. Declaraciones de Juan Andrade ......................................117 6. Andrés Nin. Ofrenda y recuerdo .................................143 7. Reflexiones sobre el hambre. De los recuerdos de un preso político ...............................177 8. Crítica de La crisis del movimiento comunista, de Fernando Claudín ............................................................193 9. Socialismo y libertad .....................................................211 10. Homenaje a André Breton .........................................221 11. Ante la reaparición de Comunismo ............................225 Prólogo Juan Andrade. Pasión por la revolución Cuando el 1 de mayo de 1981 falleció en Madrid Juan Andra- de, después de una larga enfermedad, Mª Teresa García Ba- nús, su compañera de toda la vida, tuvo especial interés en colocar en la lápida del cementerio civil, donde debían reposar sus restos, una leyenda que definía y al mismo tiempo sinte- tizaba lo que había sido su vida: «Es más fácil morir por la revolución, que dedicar toda la vida a la revolución». Porque, efectivamente, Andrade formaba parte de aquella generación, hoy prácticamente extinguida, que subordinó toda su trayec- toria vital a la realización de un ideal, de un sueño, de un pro- yecto social y político o, si queremos, de una utopía: nada más y nada menos que transformar la sociedad capitalista —o qui- zás con mayor propiedad cabría decir destruirla— para crear un mundo nuevo en el que los trabajadores fueran dueños de sus vidas, de sus trabajos y de sus destinos. Una utopía y un proyecto al que muchos, centenares y miles de hombres y mu- jeres a lo largo de los siglos XIX y XX, habían dedicado su vida, con la conciencia de que sin este proyecto nada o casi nada tenía sentido. Pero ¿quién fue Juan Andrade, hoy sin duda uno de los grandes olvidados de la historia del movimiento obrero es- pañol? Militancia socialista y orígenes del comunismo Juan Andrade Rodríguez había nacido en Madrid el 3 de fe- brero de 1897 y, como huérfano de padre que era, a los 7 años entró a estudiar en el colegio de San Ildefonso. Empezó a tra- bajar a los 14 años como botones de una notaría, hasta que con 16 años pudo entrar en el ministerio de Hacienda como funcionario. Este acceso al mundo laboral coincidió con el ini- cio de una aún muy juvenil militancia política. Efectivamente, fue en estos momentos —aproximadamente en noviembre de 1914— cuando entró a militar en las Juventudes Radicales de 9 JUAN ANDRADE. PASIÓN POR LA REVOLUCIÓN Madrid, en las filas de aquellos «jóvenes bárbaros», seguido- res de un todavía radical Lerroux, que pronto abandonaría su demagogia social y anticlerical, pero que aún era capaz de en- tusiasmar con su discurso republicano y revolucionario a mu- chos jóvenes españoles. Durante los años 1915 y 1916 Andrade llegó a ser redactor jefe del periódico Los Bárbaros. En sus memorias, escritas durante uno de los períodos en que sufrió prisión, calificaba muy bien las características de esta mili- tancia inicial: «Éramos los jóvenes bárbaros rebeldes vulgares sin ninguna noción de la lucha social. Teníamos ideas des- tructivas pero no constructivas. Nuestro pensamiento estaba condensado en el célebre artículo de Lerroux titulado “¡Re- beldes!”, que es un monumento perfecto al nihilismo. Fogosos de temperamento, buscábamos la acción por la acción y las juventudes radicales nos la proporcionaban»1. Una militancia de estas características no satisfizo durante mucho tiempo a Andrade, de tal manera que en 1916 pasó ya a militar en el Grupo de Estudiantes Socialistas, dentro del cual enseguida también destacó, puesto que colaboró en Nuestra Palabra y durante los años 1919-1920 dirigió el periódico de las Juven- tudes Socialistas Renovación. Paralelamente, en 1917 —un año emblemático desde mu- chos puntos de vista— inició una trayectoria cultural que ya no abandonaría a lo largo de su vida. Efectivamente 1917 fue el año de las Juntas Militares de Defensa que pusieron al Es- tado de la Restauración al borde de la quiebra, de la Asamblea de Parlamentarios, que puso de relieve la falta de democracia existente en el sistema parlamentario español, y fue, final- mente, el año de la huelga general revolucionaria del mes de agosto, que evidenció la incoherencia de las clases dominantes españolas y su falta de voluntad en querer reformar las obso- letas estructuras sociales que existían en España. En octubre tuvo lugar, en la lejana Rusia, la revolución bolchevique. En este contexto, Andrade ingresó en el Ateneo de Ma- drid, y según contaba Mª Teresa, su compañera, a la que co- noció justamente en el Ateneo, pudo abonar la primera cuota como socio de la nueva entidad «con una paga extraordinaria 1 Juan Andrade, Recuerdos personales, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1983, p. 105. 10 PRÓLOGO por haber triunfado la huelga de las Juntas de Defensa del Ministerio»2. El hecho es que muy pronto se implicó en la po- lítica cultural del Ateneo madrileño. En marzo de 1918 firma- ba, con otros ilustres ateneístas madrileños —desde Manuel Azaña hasta Luis Araquistáin, pasando por Ernesto Jimé- nez Caballero, Julio Álvarez del Bayo o Pedro Salinas, entre muchos otros— una nota de protesta contra el ministro de la guerra La Cierva3. Y al año siguiente, en junio de 1919, era elegido para formar parte de la Mesa de la Sección de Cien- cias Morales y Políticas. En concreto era designado secretario cuarto de la sección que presidía el futuro ministro del gobier- no de la República Augusto Barcia4. Destaco lo que denomino «militancia cultural» porque su apego al Ateneo —que, en de- finitiva, reflejaba un afán de cultura— no lo abandonó el resto de sus días. Sin embargo, la pasión de Andrade pasaba por la política. Y los años del radicalismo juvenil muy pronto se concretaron en el entusiasmo que manifestó al conocerse las noticias proce- dentes de Rusia sobre el triunfo de la revolución bolchevique en octubre de 1917. Fue de los jóvenes socialistas que optaron por romper con la socialdemocracia europea y con el Partido Socialista Obrero Español, cuando desde la recién creada In- ternacional Comunista se hizo un llamamiento a los socialis- tas de todo el mundo partidarios de la revolución rusa para que creasen los nuevos partidos comunistas. Cuando en 1919 llegaron a España Manabendra Nath Roy y Mijail Borodin, los dos delegados de la Internacional, para ver las posibili- dades que había en España de crear un partido comunista, Andrade se entrevistó con ambos y empezó a preparar la esci- sión que culminó el 15 de abril de 1920 cuando las Juventudes Socialistas se transformaron en el primer partido comunista español. A partir de estos momentos la vida militante de Andrade se funde con las vicisitudes por las que atravesó el comunismo 2 Ibid., p. 16. 3 «El Ateneo: una protesta contra La Cierva», La Correspondencia de Espa- ña, 9/03/1918. 4 La Correspondencia de España, 16/05/1919, en la página dedicada a las informaciones de Madrid. 11 JUAN ANDRADE. PASIÓN POR LA REVOLUCIÓN en el Estado español. En el nuevo partido Andrade fue miem- bro del Comité Ejecutivo y director de El Comunista, el primer portavoz del partido. Sin embargo, los primeros pasos de este primer PCE no fueron fáciles. El partido de los «cien niños», como fue denominado por la extrema juventud de la mayoría de sus miembros, tuvo que enfrentarse muy pronto al sector del PSOE, encabezado por Isidoro Acevedo, Virginia Gonzá- lez, Oscar Pérez Solís, etc., partidario de la revolución rusa y que confiaba en poder arrastrar al conjunto del partido a sus posiciones. Y cuando fue evidente que no lo conseguirían acabaron constituyendo, un año más tarde que los jóvenes, el Partido Comunista Obrero Español (abril de 1921). Sólo las presiones que realizó la Internacional Comunista forzaron la unificación de ambos partidos, que culminó con la formación del definitivo Partido Comunista de España, formalmente constituido el 14 de noviembre de 1921. En el nuevo partido Andrade compartió la dirección de La Antorcha con Manuel Núñez de Arenas, y fue confirmado como miembro de su Co- mité Ejecutivo. En estos momentos, Andrade había sufrido ya prisión en di- versas ocasiones. Como le contaría años más tarde a su amigo, el hispanista holandés Gerardus Johannes Geers, que había vivido en Madrid durante los años 1919 y 1920: «Al poco tiem- po de dejar tú este país comenzaron las persecuciones. Yo fui de las primeras víctimas. Al ir a dar un mitin en Pueblonuevo del Terrible (Córdoba) fui detenido por la Guardia Civil y lle- vado a conducción ordinaria (que quiere decir por carretera) hasta la cárcel de Córdoba.