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EL ORIGEN DE LA GUARDIA CIVIL Y SU IMPLANTACIÓN EN LA PROVINCIA DE CÓRDOBA ENRIQUE AGUILAR GAVILÁN INTRODUCCIÓN Doctor en Historia Contemporánea Profesor Titular Universidad de Córdoba El nacimiento y el desarrollo de la Guardia FRANCISCO MIGUEL ESPINO JIMÉNEZ Doctor en Historia Contemporánea Civil como el más veterano cuerpo de seguri- Profesor Asociado de la Universidad de Córdoba dad pública de ámbito nacional nacido en España coincide prácticamente con el inicio del reinado propiamente dicho de Isabel II, un período que se extiende desde la proclama- ción de la mayoría de edad de la Soberana en noviembre de 1843 hasta su caída del trono con motivo de la Revolución “Gloriosa” de sep- tiembre de 1868. A lo largo de esos casi vein- ticinco años de reinado, nuestro país asistió al hundimiento definitivo del Antiguo Régimen y a la construcción del Estado Moderno, con todas sus luces y sus sombras, bajo el modelo ideo- lógico del liberalismo doctrinario impulsado por el Partido Moderado, un proyecto político con el que la Corona se identificaría plenamente. Una etapa, pues, de extraordinaria relevan- cia histórica que, pese a todo aún está necesi- tada de mayor atención por parte de quienes nos dedicamos profesionalmente al estudio de nuestra historia contemporánea. Dentro del contexto histórico en que se des- arrolló las primeras décadas de vida de la Benemérita, con el presente estudio pretende- mos analizar su asentamiento en Córdoba y los primeros éxitos en materia de seguridad logrados por la Guardia Civil, no solo en la represión de la delincuencia común, sino, en especial, en la reducción del bandolerismo. BREVE MARCO HISTÓRICO FUNDACIONAL Como se ha apuntado en la introducción, el nacimiento de la Guardia Civil coincidente prácticamente con el inicio del reinado de Isabel II (1843-1868), servía de pórtico a un 113 período de trascendental importancia en la que se generalizó la corrupción entre los car- Historia Contemporánea de España al des- gos públicos. arrollarse en el mismo profundos cambios polí- En cuanto a la dinámica histórica del consti- ticos, económicos, sociales y culturales. tucionalismo español, desde la muerte de En primer lugar, la época isabelina fue el Fernando VII al final del reinado de su hija se escenario en el que se consolidó el sistema promulgaron dos de las siete constituciones liberal, tras los tanteos iniciales durante la que tuvieron vigencia en la Historia de España Guerra de la Independencia (1812-1814) y el (las de 1837 y 1845), sin olvidar el Estatuto reinado de Fernando VII (1820-1823), y una Real de 1834, la 3ª y breve vigencia de la vez superada la inestable etapa de las Constitución de 1812 en 1836, la Constitución Regencias de la Reina Gobernadora, María non nata de 1856 y, los numerosos proyectos Cristina de Borbón (1833-1840), y del todopo- y leyes de reformas constitucionales. Sin deroso general Espartero (1840-1843), corres- embargo, una de las pautas más desarrolladas pondiente a la minoría de edad de la entonces en el período fue el reiterado incumplimiento reina-niña Isabel. Sin embargo, la implanta- de la norma constitucional por unos y por otros ción definitiva del liberalismo, pese a estable- partidos, siendo una buena muestra de ello los cer un sistema constitucional y pluripartidista, continuos fraudes, irregularidades y arbitrarie- no conllevó la democratización del país, sino dades cometidas durante los períodos electo- que lo que se impuso fue el modelo de libera- rales. La Constitución de 1845 fue la que rigió lismo doctrinario de corte francés. prácticamente durante todo el reinado de Con todo, el triunfo del estado liberal de Isabel II, estableciendo, entre otras disposicio- corte francés significó el rechazo al absolu- nes, las siguientes: la soberanía compartida, tismo regio, porque suponía la plasmación del consistente en que el poder residía en las despotismo del Rey, pero también la renuncia Cortes y en la Corona, con el consiguiente al modelo liberal consagrado en las Cortes de rechazo del principio de soberanía nacional; la Cádiz y en la Constitución de 1812 por sus abolición de la competencia del jurado en la ramalazos democratizantes que a decir de los calificación de los delitos de imprenta; la doctrinarios (Pacheco, Alcalá Galiano, designación exclusiva y en número ilimitado Borrego, Donoso Cortés...) podía conducir a la de los miembros del Senado por la Corona, vulgarización del despotismo y a la anarquía con carácter vitalicio y, entre unas determina- revolucionaria. En este sentido, la corriente das élites sociales y políticas; la declaración doctrinaria sobre la base de ideas procedentes de la confesionalidad católica del Estado; la de Francia resultó de la unión del principio del elección de los diputados a Cortes cada cinco necesario “gobierno de los mejores”, defen- años; la pérdida de autonomía del Congreso dido por Joaquín Francisco Pacheco, y la del frente al Rey; la práctica desaparición de la “gobierno de los inteligentes”, de Donoso Milicia Nacional al eliminar su rango constitu- Cortés, planteamientos que enlazaron perfec- cional; la subordinación de los ayuntamientos tamente con los anhelos de la incipiente bur- al poder del Rey, que por medio del gobierno o guesía enriquecida y cultivada, que había sus- a través del jefe político nombraba al alcalde y tituido parcialmente en el poder a la tenientes de alcalde; etc. En síntesis, el refe- aristocracia de sangre y que se negaba a com- rido texto significó el triunfo de los plantea- partirlo con las clases inferiores (1). Con tal fin, mientos moderados, que posteriormente se estableció un régimen representativo pero comentaremos, sin que, a diferencia de la de carácter oligárquico, caracterizado por un Constitución de 1837, existiese consenso marcado centralismo político y basado en un alguno entre las fuerzas políticas. Cartas mag- sistema de participación muy limitado -el sufra- nas en cuyo marco se decretaron numerosos gio censitario-, por medio de elecciones a las textos legales para configurar y arraigar el inci- instancias representativas (ayuntamientos, piente régimen liberal y se fundamentaron fla- diputaciones y Congreso de los Diputados), en mantes instituciones y órganos de gobierno las que se pusieron en práctica las pautas del tanto provinciales como municipales. caciquismo, y todo ello sin olvidar la progre- Por otro lado, y paralelamente a la consoli- siva construcción de una burocracia extrema- dación del sistema liberal, los gobiernos del damente anquilosada y demasiado lenta, en la período incrementaron los cuerpos de seguri- 114 dad de ámbito estatal -con la creación de la bios importantes, aunque mantuvo varias Guardia Civil en 1844 y la Guardia Rural en constantes propias del pasado que han indu- 1868-, con el fin de mantener, bajo el imperio cido a pensar que el atraso y la escasa vitali- de la ley, el orden público y garantizar la pro- dad, en especial, frente a los países más piedad privada, valores supremos de la bur- avanzados del mundo occidental de la época, guesía emergente en un marco en el que la fueron la tónica dominante en la España isa- justicia estuvo lejos de ser un poder indepen- belina de una sociedad que se mantuvo asfi- diente, imparcial y profesionalizado, y en el xiantemente lastrada por la enorme debilidad que persistían unas elevadas cotas de crimi- de sus clases medias, por su marcado carác- nalidad -tanto de la delincuencia común como ter rural y por la relevancia de unas clases del bandolerismo-. populares siempre en precaria situación mate- No obstante, la debilidad de las instituciones rial que conformaban el más amplio estrato de civiles liberales e incluso de la Corona quedó la sociedad isabelina; ello no fue óbice para patente al necesitar las élites de poder del libe- que a lo largo del reinado de Isabel II desapa- ralismo y el respaldo militar para la transfor- reciera la sociedad estamental del Antiguo mación del Estado ante la inexistencia de unas Régimen, caracterizada por el privilegio y los clases medias sólidas que le sirvieran de derechos de sangre, sustituida por la nueva soporte. De ahí precisamente el enorme prota- sociedad de clases, en la que la riqueza y la gonismo político de los más elevados cuadros capacidad intelectual otorgaron el poder y la del estamento castrense durante todo el perí- preeminencia, así como la posibilidad de dis- odo isabelino. frutar de unos mayores niveles de derechos A lo largo del reinado de Isabel II se des- ciudadanos. arrollaron profundas transformaciones econó- Es cierto que en el periodo de referencia la micas, centradas en los intentos de introducir burguesía alcanzó el poder político, pero ello cambios en la agricultura, el impulso de una no supuso, ni mucho menos, una ruptura con incipiente industrialización, las reformas la aristocracia, sino que por el contrario se hacendísticas, la revolución de los transportes llevó a cabo un enlace entre ambas, practi- con el ferrocarril, la creación de un sistema cando la primera una clara tendencia al enno- financiero sólido, la promulgación de una serie blecimiento, mientras la nobleza, adoptando de leyes para definir mejor los derechos de igualmente patrones burgueses, continuó ocu- propiedad y otorgar mayor libertad de acción a pando importantes cargos públicos, por lo que la iniciativa privada, el reformismo agrario (las se puede afirmar que con esa alianza de “bla- desamortizaciones y desvinculaciones), etc. sones y talegas” España careció de una clase todo ello en el marco de la consolidación del media potente y con ideas avanzadas capaz capitalismo, lo que vino a favorecer un cierto de servir de colchón amortiguador a las ten- grado de modernización del país y progreso siones sociales provocadas por la precaria económico, concretados en un incipiente cre- situación socioeconómica y política que presi- cimiento agrario, industrial, minero y comer- día la vida de la mayoría de los españoles inte- cial; avances siempre lastrados por diversos grados en las clases inferiores, de ahí que el frenos -falta de inversiones, especulación, incipiente movimiento obrero no tardase en malas cosechas y crónica debilidad del mer- calar cada vez con mayor fuerza entre la masa cado nacional-, que impidieron el despegue de desfavorecidos.