La Memoria De La Represión De La Guerra Civil En Palencia (1936-1939)*
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Los usos públicos de la Historia : La memoria de la represión de la guerra civil en Palencia (1936-1939)* Pablo García Colmenares Ilmo. Sr. Presidente, Sras. y Sres. Académicos, Sras. y Sres.: El acto académico de presentación de la lección de ingreso de este nuevo socio que les habla, es motivo, en primer lugar, de agradecimiento a aquellos académicos que consideraron que mis méritos o dedicación investiga- dora me hacían merecedor de esta distinción, espero que no se equivoquen . Sé que adquiero un compromiso de dedicación a esta Institución Académica y lo que representa, y espero cumplir esa expectativa. En segundo lugar, supone una satisfacción personal, al igual que para mis familiares y amigos/as a los que, de alguna manera siempre tengo presen- tes en mi trabajo. Pero, además de los agradecimientos más que obligados y justificados, he querido aprovechar el discurso de ingreso para tratar un tema de actualidad cultural, social y política como es el título y el tema de mi lec- ción : LOS USOS PÚBLICOS DE LA HISTORIA : LA MEMORIA DE LA REPRESIÓN DE LA GUERRA CIVIL EN PALENCIA (1936-1939). Y me he creído en el deber de hacer una dedicatoria especial a las víc- timas y a sus familiares que vivieron este periodo trágico de nuestra historia, que es preciso conocer mejor para poder afrontar sus resultados y superar, así, con el conocimiento y la reivindicación, esa etapa todavía viva de nuestro pasa- do inmediato. Por eso, quiero abrir este discurso con una dedicatoria a dos per- sonas que ya no están entre nosotros, pero que nos dejaron su testimonio oral. Y en su nombre, a todos los hombres y mujeres de esta provincia de Palencia que sufrieron represión por sus ideas políticas de cualquier signo y condición: * Texto del discurso pronunciado con motivo de su recepción pública como Académico Nume- rario de la Institución el día 3 de junio de 2005. P/TTM, 76, Palencia, 2005, pp . 121-239. 122 PABLO GARCÍA COLMENARES En memoria de todas la víctimas de la represión de la guerra civil y del franquismo . Y especialmente a aquellas personas, más cer- canas, que la sufrieron directamente y vivieron para contarlo, como Juan Bautista Maza Ibáñez (Barruelo 1920/2003), o Paz Cortés Fernán- dez, (Palencia, 1915/2005), en este caso, última testigo de la crueldad "del terror caliente" y del "legal" que segó la vida joven y en ciernes de cuatro de sus hermanos y su cuñado. Su vida y testimonio grabado se convierten, así, en un símbolo contra la barbarie. I.- LOS USOS PÚBLICOS DE LA HISTORIA Como ha ocurrido en otros países que han procedido a una revisión histórica de su pasado más reciente, caso de Francia, Italia y Alemania. En los últimos años estamos asistiendo, en España, a una importante discusión sobre el uso de la historia en la que están interviniendo no sólo los historiadores pro- fesionales, sino los políticos y la sociedad en general con lo que el debate ha obligado a determinar y definir el concepto de "uso público de la historia". Máxime cuando se ha producido una eclosión de trabajos y estudios de la gue- rra civil, y especialmente de la represión, con la salida al mercado de multi- tud de publicaciones firmadas por periodistas, novelistas y divulgadores de todo tipo, algunos claramente arribistas, que han supuesto novedades histo- riográficas y en otros han obligado a los académicos a revisar sus afirmacio- nes y tratar de ordenar el conocimiento de la reciente historia de España. Reflejo de esa necesidad ha sido la celebración del VI Congreso de la Asocia- ción de Historia Contemporánea reunido en Zaragoza el septiembre de 2002 que tomaría este título como tema de estudio, tratando de las diferentes formas de gestión del pasado histórico y de la memoria colectiva que cada vez es más necesario no sólo para los historiadores sino para la sociedad en general'. El uso público de la historia arranca como fenómeno del siglo XIX, con las "tradiciones inventadas" para los Estados-Nación que legitiman o nece- sitan encontrar sus señas de identidad a través de actividades conmemorativas, * Ambas personas, como otras muchas, fueron entrevistadas entre junio de 2002 y julio de 2004, como actividad de recuperación de la memoria histórica dentro del Proyecto de Investigación VA008/03, del Departamento de Historia Contemporánea, financiado por la Junta de Castilla y León. Recientemente he profundizado en esta investigación desde la Asociación para la Recu- peración de la Memoria Histórica de Palencia (2004) con la colaboración de algunas compañe- ras de la misma. CARRERAS, J .J . Y FORCADELL, C . (Eds .), Usos públicos de la Historia . Madrid, Marcial Pons, 2003, p. 13 . LOS USOS PÚBLICOS DE LA HISTORIA : LA MEMORIA DE LA REPRESIÓN ... 123 monumentos o el propio diseño de la historia nacional escolar . De ahí la ten- sión del historiador que se debate entre la objetividad y la voluntad de guiar los usos públicos de la historia y su transmisión a la sociedad . En las últimas décadas se ha quebrado la seguridad y ha aparecido la discusión y el proble- ma por la eclosión de lo histórico a través de los medios de comunicación 2, ya que con ellos se cuelan planteamientos revisionistas que tratan de presentar visiones simplistas de la historia devaluando la complejidad del pasado. El historiador se debate hoy entre mantener el viejo academicismo de la historiografía profesional y la utilización de nuevos métodos para acercarse a la realidad social como es la historia oral y la visión antropológica, y a menudo es difícil marcar la línea entre la historia trivial y la historia científi- ca aunque sea divulgativa, por lo que necesita estar muy atento para no con- fundirse entre lo que es Memoria y lo que es Historia. El debate sobre los usos de la historia está abierto y es difícil definir cual debe ser el uso, justo, público de la Historia . Quizás como señalan Carre- ras y Forcadell con la: "rehabilitación de las vidas duras a las que la historia añadía el insul- to del olvido. El historiador debe recuperar el pasado de los vencidos que los vencedores se aprestan a sepultar"3 . Así lo señalaba hace tiempo Paul Ricoeur cuando dice que : cuando el historiador es confrontado con lo horrible, figura límite de la historia de las víctimas, la relación de deuda se transforma en deber de no ,olvidar°. El his- toriador debe buscar un uso radicalmente democrático de la Historia y la Memoria ya que los anónimos no tienen historia. La construcción histórica debe estar consagrada a la memoria de los que no tienen nombre. Peiró Martín' insiste, también, en la función social de los historiado- res especialmente cuando se abren campos de investigación conflictivos pero sin caer -en lo que a veces se ha achacado a las asociaciones para la recupe- ración de la memoria histórica (ARMH), en un "desenterrador de muertos" o un "minucioso elaborador de inventario de testigos" o exhaustivo "restaurador de recuerdos" al servicio de las modas dominantes . En la actualidad los histo- riadores están dejando de ser meros observadores del pasado y se están con- 2 PASAMAR AZURIA, G., "Los historiadores y el "uso público de la historia" : viejo problema y desafío reciente . Ayer, 49 (2003), pp . 221-248, p . 226. 3 CARRERAS, J .J. y FORCADELL, C. (Eds.), Usos públicos p . 45. 4 RICOEUR, P., Sí mismo como otro . Madrid, Siglo XXI, 1996, p . 167. 5 PEIRÓ MARTÍN, 1 ., "La consagración de la memoria: una mirada panorámica a la historiografía contemporánea" . Ayer, 53, 2004, pp . 179-205 . 124 PABLO GARCÍA COLMENARES virtiendo en actores del debate público, como vigilantes, fedatarios y militan- tes de la memoria, especialmente para temas y periodos politizados como las guerras o la transición política. En definitiva está cambiado también el tópico de la función del historiador que ha dejado de ser un entomólogo del pasado para estar más preocupado por el presente que se ha convertido en su punto de partida y de llegada al mismo tiempo como señala Manuel Cruz 6 . El historiador debe defendernos del pasado manipulado para tratarlo en sus justos términos. Y esa atención del historiador es la que reclama Pérez Garzón' ya que las políticas de la memoria que se han construido en España, en periodos clave, es obligado que sean cuestionadas, especialmente cuando se aplican con- tra los vencidos. Por lo que aboga por unas políticas que busquen una memo- ria plural, democrática y tolerante a la vez que científica y veraz, tanto de ven- cedores como de vencidos. Y ese es el reto del historiador sacando a la luz la variedad de la memoria social, colectiva, y especialmente de las memorias silenciadas, buscando realzar las luchas y las conquistas de los derechos uni- versales de hombres y mujeres lo que lleva a interpretaciones multiculturales para la formación de ciudadanos cosmopolitas . Así, la historia como saber social debería oponerse a todo intento de reducir el pasado a una memoria única, sea esta de una sociedad o de una ideología. La historia como ciencia de la memoria debe pretender reforzar los valores democráticos y ese tiene que ser un objetivo final básico8 . Otros autores como Schnapper, aunque refiriéndose al holocausto judío, pero perfectamente extrapolable a la represión franquista, dice, que es necesario perdonar para seguir construyendo la realidad social "pero sin olvi- dar jamás", o como decía Ricoeur : "la amnistía sin amnesia", y por eso, seña- la que los debates colectivos sobre el pasado ayudan a construir la sociedad democrática, que debería ser capaz de reconocer sus errores, sus faltas, sus crímenes porque también la política tiene una dimensión moral . De ahí la necesidad de asumir el pasado, especialmente aquel que de alguna manera gra- vita sobre el presente .