BITÁCORA DE UN PRESO Autor: Fernando Rivero
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
BITÁCORA DE UN PRESO Autor: Fernando Rivero PRÓLOGO Fernando Rivero, neófito en las letras y la literatura, demuestra en este su primer escrito, que tiene suficientes cualidades narrativas innatas que no todo el mundo posee. Dios el Todopoderoso le dio esa cualidad, que empezó a desarrollarla en los momentos en que la vida le marcó un acontecimiento imprevisto. Fecundado irresponsablemente en una madre con seis hijos, todos en la degradación de la penuria, nació Fernando, creciendo en su época en medio de la evidente estrechez. A punto de cumplir la mayoría de edad, emprendió la separación discreta de su casa sin despedirse de nadie, para buscar horizontes que le depararan un futuro digno para ayudar a su madre a salir de los aprietos económicos que rayaban en el pauperismo. Fueron varios meses de aventura sin terminar sus estudios secundarios, tropezando con dificultades para conseguir un trabajo honesto, encontrando en su viaje, al azar, un desconocido que coincidía en muchos aspectos con sus inquietudes de supervivencia, pero llegando a ser, ese incógnito nuevo amigo, un paliativo deshonesto, que a la postre le hizo reflexionar el mal camino por el cual su mala influencia lo persuadía a hacer perder sus buenos hábitos inculcados en su humilde hogar. Cansado ya de explorar la vida sin horizonte promisorio, y de su peregrinar por tierras para él extrañas por desconocidas, decidió tomar el rumbo a su cuna natal Cúcuta, para terminar los estudios secundarios y luego proseguir en la inquietud de forjar una carrera que llegase a ser la solución a sus problemas de insuficiencia económica. Cuando el hombre actúa por su propia iniciativa desconociendo al Dios Supremo, renegando de él por no atenderle de inmediato las súplicas; desafiándolo con amenazas para emprender una acción por su propia cuenta culpabilizándolo por lo que pudiera pasar; neófito de las Sagradas Escrituras contraviniendo de hecho por su ignorancia la disposición de Dios Jehová registrada en Jeremías capitulo diez, versículo 23 que dice: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”, no hay maneras de salir de la encrucijada, ni de encontrar soluciones inmediatas a los problemas que el hombre mismo se ha buscado. ¡Desde luego sucede lo imprevisto y lo previsto! Y, ¡Eso fue lo que acaeció! La tragedia acabó con los proyectos, las ilusiones, los amores, el hogar, el amor de los hijos, abrumando ostensiblemente los sentimientos heridos de su propia amada madre, sus hermanos y de quienes lo aman. En la mitología del antiguo Egipto, dice la historia, que el Ave Fénix representaba al sol que llegaba al ocaso por la noche y su esplendor renacía por las mañanas. El sol de Fernando llegó a la oscuridad de la noche de su prematuro ocaso. Pero ahora empiezan a vislumbrarse los primeros rayos del sol de un nuevo amanecer. ¡Qué historia apasionante la de este incipiente escritor! ¡Es la crónica sin fantasías de su propia vida! Y se inicia muy bien, organizando las ideas de sus vivencias con frases bien distribuidas, coherentes, dándole sentido definido a lo que quiere transmitir, con palabras apropiadas para cada ocasión; convirtiendo amena la lectura siendo fácil de digerir, creando expectación por la escena que se va a vivir en las siguientes secuencias. La sinopsis de esta Bitácora, lleva al lector a idearse lo sucedido personalmente en la vida real, sin faltar que afloren a sus ojos las lágrimas de solidaridad, en unos casos; y en otros, de dolor y pesar con rabia por el desarrollo de los acontecimientos que lo llevó a pagar con la privación de sus derechos, perdiéndose los mejores años de su joven existencia. En su Bitácora se nota que aprendió bien la lección del apresuramiento para tomar decisiones drásticas, dejando igualmente una enseñanza para los jóvenes impetuosos que se alejan del Supremo, o no quieren conocerlo, desafiando el superlativo poder del único Dios vivo y verdadero. Esa lección incluye el despertar en su corazón arrepentido un deseo vehemente por hallar la verdad en las Sagradas Escrituras, que lo hará libre de las malas actitudes, pensamientos y acciones, para no volver a caer en ese abismo de incertidumbres dentro de una maldita prisión. Abisai Fedespar. Cúcuta Marzo de 2017 Fecundado por las necesidades de una madre y seis hijos que de alguna u otra forma no conocían el regocijo de un hogar feliz, sino al contrario, penumbras y pobreza era lo que se vislumbraba para estos pequeños; y un destino incierto para el nuevo miembro de la familia, quien con su poco peso y estatura, era el más fiel reflejo de las circunstancias que no daban auge a la realidad de entonces. Como son las cosas, sin punto ni coma que se omitan, por más cruda que sea la impresión de palabras que se escriben en el libro de la vida, consecuencia de un embarazo no deseado, así como no se desea la tortura de pasar un trago amargo de hiel, aunque sea la última esperanza de remojar la lengua de nuestra moribunda vida. Hijo de un hombre, al cual, la sociedad con sus falencias producto de ignorancias heredadas le asignan el apelativo de padres, así lo único que hayan hecho es satisfacer sus necesidades más apremiantes, sin saber el resultado de sus acciones irracionales. Con sus escasos tres kilos de peso y su cansancio heredado de una madre exhausta por sus trabajos forzados, que al parir un hijo le parece la mas sencilla tarea cotidiana en comparación con las largas faenas, donde el reposo se siente como alcanzar el éxtasis del pensamiento, cual ave que vuela presurosa en busca del refugio donde ocultarse del peligro del audaz predador que busca el más mínimo descuido para el asecho y muerte posterior. Haciendo caso omiso a las futuras adversidades que le acompañarán, se abre paso impetuoso con el fin de lograr un escaño entre gentes que se distinguirán por algún nombre o apellido, con tan mala suerte que tendrá que ser registrado solo con el nombre del día de su santo, por cuanto ni para eso su progenitora tuvo tiempo de idear su nombre, mientras que su apellido fue bien craneado agregándole las mismas siete letras del apellido de ella con las ocho de su nombre. Sí. ¡Fernando! “Hombre atrevido que no le teme a nada”. Buen nombre para enfrentar las adversidades amuralladas de la vida. Dos meses de regocijo pasaron, porque cual animal salvaje con instinto de supervivencia, tenia que empezar la travesía por la lucha de mitigar hambres atrasadas y futuras, pero con otro álgido destino en tierras desconocidas donde se vislumbraba un difuso camino, donde hombres y mujeres trabajarían arduamente aprovechando cada real que luego lo convertiría en centavos, entre pesos más, entre pesos menos, según el grado de conocimiento del valor al descambiar bolívares, tan solo con la esperanza de poder brindarle mazamorra a sus hijos y pagarle miserablemente a su vecina la leche materna, que por esas coincidencias de la vida me estaba suministrando doña Pamela, por cuanto esta señora había parido concordando con el viaje de mi madre a Venezuela. Pareciera que el destino me estuviera brindando oportunidades emolientes mientras se iban formando en mí las callosidades en cuerpo y alma que todos los hombres y mujeres deben tener cuando se nace para ser yugo de la desaforada vida. ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué pues, nos portamos deslealmente, el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros antepasados? (Malaquías 2:10) Prematuramente llegaron enfermedades que tomarían atenta nota de la resistencia de mi cuerpo que solamente eran paliadas por mi hermana Emilse, a la que el destino le arrebató su inocencia convirtiéndose de la noche a la mañana en mujer, y madre sustituta, porque con solo nueve años de edad, me veía con sus dulces ojos color miel, siendo solamente ella, mi única esperanza así no fuera yo, hijo de su padre. Me regocijaba en sus brazos y trataba de mitigar mis dolencias, cual responsabilidad que se tiene de cuidar algún juguete apreciado en sus sueños mágicos, con la diferencia que la cruda realidad le obsequiaba uno de carne y hueso. Vecinos y extraños veían pasar una niña de contextura menuda, con la mochila de lana de color oscuro terciada por entre sus hombros, llegándole mas abajo de sus lánguidas corvas, simulando cargar una irrisoria riqueza ya que solo guardaba trapos viejos que recursivamente servían de pañales para tratar de contenerle un poco la afluente diarrea de su medio hermanito, aunque para ella fuese su vida entera. Aunque ella, jerárquicamente ocupaba un lugar intermedio en el clan de sus hermanos, decidió tomarme como su responsabilidad, visualizando que verdugos que llevaban su misma sangre, tratarían de quitarme del camino a como diera lugar por instinto de supervivencia, toda vez que sin la supervisión de mi madre, harían lo que quisiesen, teniendo como espejo que en pocos meses de no contar con la presencia de la jefe del hogar, mi hermana mayor estaba embarazada, con sus escasos diez y seis años, producto de su promiscuidad e ignorancia. Un hombre extraño de costumbres citadinas, aprovechó la ocasión y cual ladrón que explota tomando lo mejor de la selva virgen, huye, dejando a su suerte la naturaleza hasta que el tiempo vuelva a renovar retoños cortados, marchitos, y, otro vuelva a descubrir las delicias de su miel silvestre., Pronto las intuiciones de mi hermana Emilse se hicieron realidad un día. Contrastando con el llanto de mi sobrino que hacía poco había nacido, mi hermana mayor no soportó la flagelación del destino por su desdichada suerte y agarrándome violentamente con la autoridad que le daba mi estado de indefensión, exclamó categóricamente que me envenenaría, si fuese necesario, con tal de que al menos no se escucharan mis lamentos y solo soportara los de su primogénito que llegaba a este mundo en igual de condiciones que las mías.