Quaderns de Psicologia | 2015, Vol. 17, No 3, 17-30 ISNN: 0211-3481

 http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1280

Movimientos feministas y trans* en la encrucijada: aprendizajes mutuos y conflictos productivos Feminist and Trans* movements at the crossroads: mutual learning and productive conflicts

Esther Ortega Arjonilla Proyecto VIVERTEC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Raquel Lucas Platero Méndez Universidad Rey Juan Carlos

Resumen Los derechos de las personas transexuales en el Estado español son el resultado de comple- jas negociaciones que tienen lugar en nuestra historia reciente, que alude a las libertades democráticas, los derechos sexuales y reproductivos, así como de cierta conformación iden- titaria de los movimientos sociales que sucede desde la transición democrática. En un tiem- po record, aquellos considerados como vagos y maleantes, peligrosos sociales, pasaron a ser travestis, transexuales y más tarde activistas y sujetos de derecho. En este devenir de un sujeto político inteligible, queremos fijarnos en la encrucijada de los movimientos feminis- tas y trans*, que facilitan una perspectiva crítica sobre el papel del Estado y de la legisla- ción, así como de la medicina a la hora de garantizar derechos a las personas trans*. Para ello hemos entrevistado a activistas clave, revisado la literatura de los movimientos sociales y presentado algunas hipótesis arriesgadas que ponemos a prueba con sus protagonistas. Palabras clave: Feminismos; Movimiento trans; Movimientos sociales; Transexualidad

Abstract The rights of people in are the result of complex negotiations that have taken place in our recent history, concerning democratic freedom, sexual and reproductive rights, as well as identity-based social movements that emerged during the democratic transition. In record time, those once considered to be socially dangerous slackers and de- linquents became travestites, transsexuals and later on, activists and subjects of rights. Following this development of the intelligible political subject, we focus on the crossroads of the feminist and trans* movements, which facilitates a critical approach to the role of the State and legislation, as well as the medicine in order to guarantee rights for trans* people. In order to do so, we have interviewed relevant activists, reviewed social move- ments’ literature and posed some bold hypothesis, tested with our protagonists. Keywords: Feminisms; Trans Movement; Social Movements; Transgenderism

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Introducción como un marco biopolítico, en el que legisla- ción, el diagnóstico y/o la ética son interpe- La “cuestión transgénero” (transgender ques- lados. tion) ha sido central para la teoría feminista, al menos, en los últimos veinte años, desde la En estas entrevistas con las y los protagonis- obra emblemática de Judith Butler Bodies tas de estos movimientos sociales que luchan that matter (Cuerpos que importan) (1993). por los derechos de las personas trans*, apa- Este debate en la encrucijada feminista y recen no sólo los momentos clave en la histo- trans*1 se ha planteado desde una doble ver- ria reciente, sino también lugares para la con- tiente, por un lado, en términos utilitaristas, formación de la producción de un conocimien- en el sentido de aprender de cómo se cons- to activista y social, como son las jornadas truye el género a través de las prácticas feministas estatales, la celebración del “oc- trans. Por otro lado, desde una posición en la tubre trans” u otros. Serán espacios para la que acríticamente se han importado los plan- producción de una conciencia social que ape- teamientos del feminismo hegemónico anglo- lará a todo tipo de disciplinas, donde tienen sajón, estableciendo unas narrativas de cómo lugar viajes de “ida y vuelta”, en cuanto a re- han sido las relaciones entre el feminismo y lo conocimiento, influencias mutuas y aprendi- trans*, a menudo obviando los debates que zajes. Como afirmaba Juana Ramos, no se suceden localmente. En otro lugar, ya hemos pueden entender los derechos trans* sin estar realizado una narración parcial y situada —à atravesados por otros movimientos sociales, la Haraway—, un intento de desprendernos de generando perspectivas críticas conjuntas: estas narrativas hegemónicas sobre la rela- Pienso que, por ejemplo, el Octubre Trans es una ción histórica de confrontación entre ambos muestra más de la alianza o la transversalización movimientos en el Estado español (Platero & de la transexualidad, de lo trans, con otros mo- Ortega-Arjonilla, 2016). vimientos sociales. Con el movimiento ecologista, con el movimiento transfeminista, el de los acti- En este artículo, hemos tomado como base vistas de la bicicleta, el de las personas migran- tes, con el movimiento okupa... Es decir, las una serie de entrevistas en profundidad con reivindicaciones del Octubre Trans, son asumidas figuras destacadas del movimiento feminista y por diversos movimientos sociales que no son es- del movimiento trans* en el Estado español pecíficamente trans. A mí esto me parece muy contemporáneo, desarrolladas entre noviem- importante, que se haya transversalizado la lucha (Juana Ramos, entrevista personal, 20 de enero bre de 2014 y mayo de 2015. En estas entre- de 2015). vistas aparece cómo ciertos feminismos, que han producido visiones y estudios críticos so- Este artículo está organizado en cuatro epí- bre las ciencias conductuales, han tenido un grafes, el primero muestra la evolución de los peso específico en la construcción del espacio derechos trans*, entendidos como atravesados de lo trans*. En una suerte de influencias mu- con otros movimientos y luchas sociales en la tuas, interrogamos la historia reciente y las historia del Estado español, como son los dife- movilizaciones por los derechos sexuales des- rentes feminismos, la liberación homosexual, de la transición hasta la actualidad, una his- la lucha contra el SIDA y los derechos de las toria que nos indica además, que son movi- trabajadoras sexuales, entre otros. Seguida- mientos que apelan y desafían a sistemas mente se abordan las relaciones entretejidas normativos clave, que se pueden entender entre movimientos sociales, para fijarnos concretamente en las relaciones mutuas entre los feminismos y los derechos trans*, exami- 1 Utilizamos la expresión “trans*” con un asterisco, como nando cómo se han producido los debates so- un concepto amplio que puede incluir diferentes expre- siones e identidades de género, como son: trans, transe- bre los derechos trans* en las jornadas femi- xual, transgénero, etc. Lo que el asterisco añade es seña- nistas estatales. Y finamente se arrojan algu- lar la heterogeneidad a la hora concebir el cuerpo, la nas conclusiones, donde destacan la construc- identidad y las vivencias que van más allá de las normas ción de un sujeto político trans* a lo largo de sociales binarias impuestas. Trans*, trans y transgénero son términos que tienen en común ser autoelegidos por nuestra historia reciente; la importancia de sus protagonistas, frente a aquellos que provienen del algunos feminismos a la hora de incluir y con- ámbito médico y que señalan una patología. El asterisco cebir los derechos trans*; el liderazgo de al- quiere especificar que se pueden tener luchas comunes, gunas mujeres trans* a la hora de ser referen- al tiempo que reconocer que hay muchas otras cuestiones en las que no hay un consenso o una única visión de lo tes; los retos que surgen frente las ciencias que supone ser trans, trans*, transexual o transgénero biomédicas así como ante la reforma legislati- (Tompkins, 2014). http://quadernsdepsicologia.cat Movimientos feministas y trans* en la encrucijada: aprendizajes mutuos y conflictos productivos 19

va y la construcción de un corpus de conoci- dos, tras el legado histórico represivo del miento que todavía es parcial. franquismo, conceptos que se irán separando paulatinamente en los años 80, ayudados por Los derechos trans* en la encrucijada la emergencia posterior y global de la noción En el Estado español, se suele afirmar que los médica de “transexual”. derechos sexuales y reproductivos está liga- Mientras, el movimiento feminista se estaba dos al momento histórico que comienza con la organizando en la Federación de Organizacio- transición democrática, cuando diferentes nes Feministas del Estado Español, que ya en movimientos sociales como el feminismo, la 1977 identificaba en su manifiesto programá- lucha por la “liberación homosexual” y todo tico una serie de necesidades que conforma- tipo de organizaciones y partidos de izquier- rán su agenda política de esta y la siguiente das comienzas su lucha más visible y pública década, como son la igualdad formal, el abor- (Platero, 2011). Las principales demandas que to, el acceso a los anticonceptivos o el divor- estos movimientos plantean están ligadas es- cio, entre otros (Moreno Sardá, 1977). Estos pecialmente a la derogación de la legislación movimientos feministas fueron una parte cla- discriminatoria, como por ejemplo la ley ve en la lucha contra la LPRS. Asimismo, de- 16/1970, de 4 de agosto sobre la peligrosidad nunciaron que la amnistía de los presos políti- y rehabilitación social (conocida por sus si- cos (1977) no incluyó a las mujeres presas por glas, LRPS), así como todas las leyes que si- casos relacionados con sus libertades repro- tuaban a las mujeres como dependientes de ductivas y sexuales, ni a quienes estaban re- los varones de su familia o discriminaban a los presaliados por su sexualidad y su identidad hijos nacidos fuera del matrimonio, entre de género, como también señalaban los mo- otras. Se podría argumentar que hubo perso- vimientos por la liberación homosexual. nas que desde la clandestinidad y durante el Franquismo estaban ya en contacto con orga- En los años 80 y bajo los efectos de la pande- nizaciones y personas en el extranjero que lu- mia del SIDA, desde las autoridades médicas 2 chaban por la liberación homosexual; sin em- se impulsó la noción de “grupos de riesgo” , bargo el impulso definitivo tuvo que ver con lo cual contribuyó a estigmatizar aún más a las libertades mínimas que garantizaba la homosexuales, travestis y transexuales, así democracia (De Fluvià, 1978). En un tiempo como quienes ejercían el trabajo sexual. Esta record y de forma gradual se aprobaron leyes estigmatización tuvo efectos concretos sobre que garantizaban aquellos derechos democrá- las transexuales y las travestis, especialmente ticos básicos, como la libertad de reunión, de sobre aquellas que eran trabajadoras sexua- opinión, el voto, la igualdad entre mujeres y les, que tenían que enfrentarse al acoso poli- hombres, etc. cial; fue precisamente la reacción ante esta indefensión la que impulsó la creación de la En este momento de la transición, los traves- asociación Transexualia en 1987. También fa- tis fueron especialmente visibles, tanto en cilitó la conformación de una identidad propia eventos clave como la primera manifestación como “transexuales”, frente a unas organiza- por la liberación homosexual celebrada en ciones gays que estaban más centradas en la Barcelona (1977) (Ramos Cantó, 2003; Pineda, provisión de servicios y que fueron moderando 2008; Platero, 2009), como en manifestacio- sus demandas con respecto al espíritu más nes artísticas donde lo travesti (a menudo re- reivindicativo y de protesta propio de los años presentados como “hombres vestidos de mu- 70, distanciándose de quienes habían sido sus jer”) se convierte en un símbolo de contrapo- aliadas, las prostitutas y las travestis y tran- der frente una masculinidad hegemónica sexuales (Ramos Cantó, 2003). Las diferentes franquista (Picornell, 2010). En este tiempo identidades que se están conformando en es- de una temprana democracia se usaba la le- tos años podrían entenderse desde el término gislación sobre el “escándalo público” para definido por Teresa de Lauretis (1990), “suje- reprimir la presencia pública de las travestis y tos excéntricos”, en la medida que su situa- de todas aquellas personas que trasgredían las ción en los márgenes les permitiría construir normas de la moral vigente; este fue el caso narrativas y movilizaciones antihegemónicas, de los conocidos Ocaña y Nazario, que fueron encarcelados en la prisión Modelo de Barcelo- na (1978). Son años en los que el concepto de 2 Eran conocidos como “las 4H”: hemofílicos, heroinóma- homosexual y de travesti estaban emparenta- nos, haitianos y homosexuales.

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sumando alianzas entre estos sujetos situados como criminales o pecaminosos, sujetos mar- en los márgenes. ginales o seres abyectos (Butler, 1993/2003). Esta consideración ciudadana de las personas Es en estos años, entre el final de los 70 y de transexuales, de “ciudadanía transexual” si se los 80, cuando aparece una movilización y un quiere (Monro y Warren, 2004), no les asegura descontento que impulsaron la conformación el acceso a los derechos y obligaciones del unos movimientos sociales que hicieron de la resto de ciudadanas y ciudadanos, pero gene- identidad y un sujeto político identitario su ra cierta lógica de inclusión que permite se- forma de acción; son el feminismo, la libera- ñalar el agravio y la discriminación como algo ción homosexual, la lucha y las plataformas no sólo negativo, sino ilegal y potencialmente contra el SIDA, que más tarde dieron lugar a constitutivo de ser delito. la lucha los derechos de las trabajadoras se- xuales y otros. En este sentido, la aparición El incipiente movimiento feminista de la tran- de la lucha por los derechos trans* en el Esta- sición tenía ya una mirada crítica sobre el pa- do español se pueden situar en esta encruci- pel del Estado y el impacto de la legislación jada, de los derechos de las mujeres, las li- sobre las vidas de las mujeres y todas aque- bertades sexuales y reproductivas, la denun- llas personas situadas en los márgenes. Si nos cia del acoso a las prostitutas y el impacto del fijamos en el manifiesto programático elabo- SIDA, entre otras causas. Las bases de la lucha rado en la primera reunión de la Federación por los derechos trans* surgen en este mo- de Organizaciones Feministas del Estado Es- mento histórico, generando relaciones de in- pañol (FOFEE), en enero de 1977, se observa fluencia mutua entre los diferentes movi- (ver Tabla 1) que las reivindicaciones pivota- mientos sociales, al tiempo que son también ban sobre tres ejes: legislación, sanidad y fruto de marcos normativos más globales, educación. Entre las demandas que aluden a como la definición patológica que genera la cambios legislativos encontramos la reclama- medicina y el impacto que ésta tiene sobre la ción del derecho al divorcio y la equiparación legislación y la aceptación social. Recordemos legal de las mujeres a los varones en todos los que el Manual Diagnóstico y Estadístico de las ámbitos. Respecto a los derechos sanitarios, Enfermedades Mentales DSM-III (1980) intro- se reclamaban el aborto y los derechos rela- ducía los “trastornos de identidad de géne- cionados con la salud sexual y reproductiva, ro”, dentro del capítulo dedicado a los tras- en concreto, el acceso a los anticonceptivos tornos psicosexuales, señalando como tras- desde los servicios públicos de salud. Una tornos el transexualismo y el travestismo (que demanda concreta que alude a quienes (fun- era calificado de parafilia). damentalmente mujeres) se dedicaban al tra- bajo sexual, era la revisión médica periódica Feminismos y derechos trans*: forjando asumida por la seguridad social (ahora Siste- alianzas críticas ma Nacional de Salud). Es decir, desde el En este epígrafe veremos cómo en el movi- inicio del feminismo organizado estuvo pre- miento feminista del Estado español se pro- sente no sólo la necesidad de acabar con la ducen una serie de debates, desde sus co- discriminación formal a las mujeres sino de la mienzos en la transición democrática, que pluralidad de los sujetos mujeres, que incluía tienen que ver fundamentalmente con la con- la prostitución. secución de derechos sexuales y reproducti- La lucha del movimiento feminista en los años vos, pero también la construcción de sujetos 80 estuvo centrada fundamentalmente en la políticos colectivos. Esta construcción de su- salud sexual y reproductiva, la violencia con- jetos políticos se estaba produciendo al mis- tra las mujeres, el derecho al deseo y al pla- mo tiempo en el movimiento por la liberación cer, cuestiones que intersectan con otros mo- homosexual, así como en otros movimientos vimientos sociales incipientes, que están re- sociales, por lo que será en la encrucijada de clamando su derecho a ser, desde una posi- estas movilizaciones donde emerge la posibi- ción identitaria, como eran las lesbianas, lidad reconceptualizar a estas personas como prostitutas, travestis y transexuales entre sujetos políticos. Será precisamente este otras, que generaron debates no exentos de marco interpretativo de consecución de dere- polémica. Como se muestra en la siguiente ci- chos el que permitirá reinscribir a las perso- ta, en las jornadas feministas de 1989 en San- nas transexuales como sujetos ciudadanos, ya tiago de Compostela sobre la violencia ma- hasta el momento habían sido considerados

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chista, se produjo un intenso debate sobre pornografía y prostitución, de- Nuestro programa mínimo electoral se resume del bate que, al mismo tiempo se estaba siguiente modo: produciendo en otros países occiden- Igualdad plena de la mujer ante la Ley y tales. Fueron discusiones que supu- desaparición de las discriminaciones legales de los sieron rupturas y que visibilizaron di- Códigos Civil, Penal, Laboral, etc., haciendo ferentes corrientes feministas, que a especial hincapié en los siguientes aspectos: su vez aludieron a las activistas tran- - Patria potestad compartida. sexuales que ejercían la prostitu- ción: - Administración compartida de los bienes gananciales. Después de las jornadas de Santiago, en las jornadas hubo un cisma brutal, - Igualdad ante la ley de toda clase de hijos y en ese cisma se concretó en (legítimos, ilegítimos...). que en la reunión que fuimos a valorar - Desaparición de toda la discriminación legal que las jornadas media Comisión Antiagre- siones se levantó y me dijo que no mi- sufre la madre soltera. litaban con el patriarcado. Y se rom- - Desaparición del delito de adulterio. pió la Comisión Antiagresiones. La gente que nos quedamos en la Comi- - Derecho al divorcio. sión Antiagresiones, que debíamos de ser muy patriarcales, nos dedicamos a - Legalización del uso de anticonceptivos de todo conectar con las trabajadoras del se- tipo a través de la Seguridad Social. xo… con Nancy, Mónica y a montar Hetaira. Entonces los dos asuntos van - Legalización del aborto. de la mano en el 93, y las presenta- - Revisión esencial de los actuales programas mos en al movimiento feminista ya di- educativos con el fin de eliminar la enseñanza rectamente con dos mesas redondas. Una de trans donde viene Sonia y Kim discriminatoria en función del sexo. (y otra sobre prostitución). (Cristina - Coeducación en todos los niveles de enseñanza. Garaizabal, entrevista personal, 4 de diciembre de 2014) - Derogación de las Leyes Proteccionistas. Serán precisamente las jornadas fe- - Derogación del Servicio Social. ministas estatales el lugar elegido - Respecto a la Ley de Peligrosidad Social, la para estudiar la interrelación entre rechazamos en su conjunto, pero en particular los movimientos feministas y trans*, entendemos que el Estado no debe inmiscuirse en ya que es el espacio en el que donde la intimidad de las personas y por tanto no le se visibilizan los principales debates incumbe juzgar en materia de comportamiento que están sucediendo. Si bien somos sexual. Con respecto a la prostitución, ha de conscientes de que estas conferen- reconocerse la existencia de unos derechos cias son sólo parte de los debates mínimos, así como una revisión médica periódica asumida por la Seguridad Social. feministas, sí que son eventos rele- vantes que pueden ser estudiados y - Amnistía para todas las mujeres condenadas por servir para mostrar un proceso dia- delitos injustos y discriminatorios. crónico que alude al feminismo y a los movimientos trans*. Como afir- Tabla 1: Programa mínimo electoral de la FOFEE 1977 maba Justa Montero, la importancia Fuente: Moreno Sardá, s/f, párrafos 8-23. de las jornadas viene determinada movimientos feministas y trans*, concreta- por ser: mente en sus convocatorias de 1993, 2000 y Una apuesta determinada por situar debates no- 2009. Si nos fijamos en las jornadas feminis- vedosos o debates vinculados a la práctica políti- tas estatales celebradas en Madrid en 1993, ca… La Coordinadora, que, mucho más en aquella tituladas Juntas y a por todas, se abordaron época quizás que ahora, era una red donde todos los grupos discutíamos las cosas que iban plan- los debates sobre la identidad transexual así teando. Todas estábamos muy permeadas por los como la realidad de las trabajadoras del sexo temas novedosos que se iban tratando a partir de que eran transexuales. ¿Cómo llegan a tener colectivos concretos. (Justa Montero, entrevista lugar estos debates? Se puede argumentar que personal, 10 de febrero de 2015) fueron facilitados por el activismo de algunos Es en estas jornadas feministas donde por colectivos de feministas lesbianas, como el primera vez se visibiliza la intersección de los Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid

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(CFLM), que han promovido una lucha especí- Al principio no sabíamos cómo dirigirnos a ellas, fica ligada al derecho al placer, la visibilidad teníamos muchas ideas erróneas sobre las muje- res trans, pero empezamos a quedar y hablar de lésbica, que habían establecido vínculos per- qué podríamos hacer juntas y entonces a partir sonales y políticos con miembros del colectivo empezamos una relación más personal. Nos hici- Transexualia, y que habían manifestado una mos muy amigas. (Empar Pineda, entrevista per- posición favorable a la pornografía y al traba- sonal, 4 de diciembre de 2014) jo sexual (Platero y Ortega Arjonilla, 2016). Así mismo, esta narrativa personal estaba La recepción de estos debates trans* en las contribuyendo a construir cierta noción iden- jornadas de Madrid fue valorada como muy titaria de la transexualidad, que desplazaba positiva por sus protagonistas, si bien no es- el “vago y maleante”, el “peligroso social”, o tuvo exenta de discusiones: el travesti a favor de una nueva categoría, La impresión fue, primero, ver el aula, cómo se que era tanto propia de los movimientos so- va llenando de gente, hasta el punto de que la ciales como una categoría diagnóstica, distin- gente tenía que acabar sentándose en las escale- ta a la homosexualidad. En este sentido Kim ras y debajo de la mesa... Me sentí arropadísima Pérez relató que en las jornadas de 1993 sin- por la gente (…) es que había surgido una especie de vínculo de simpatía mutua. Tengo que usar la tió una sensación de liberación cuando encon- palabra catártica, porque se puede decir que yo tró la categoría diagnóstica “transexual”, co- nunca he tenido una experiencia tan fuerte de mo contaba Cristina Garaizabal en una entre- ser aceptada por un colectivo, como aquella (las vista: jornadas feministas de 1993). Y realmente, no podíamos medir la importancia que tenía … Hasta Kim explicó toda la parte suya, que yo creo que ese momento no estábamos cerca del movimiento fue lo que impactó más. La parte personal de que feminista (Kim Pérez, entrevista personal, 23 de llevaba desde lo veintitantos años de psiquiatra diciembre de 2014). en psiquiatra, que la habían diagnosticado deli- rios, paranoia … psicosis, todo tipo de elementos La entrada de las cuestiones trans* en estas psiquiátricos. La liberación que le supuso el asig- jornadas feministas, y por tanto, en los deba- narse la categoría transexual, por mucho que tes feministas, está directamente relacionada fuera una categoría medicalizada (Cristina Garai- con la lucha por los derechos sexuales y el zabal, entrevista personal, 4 de diciembre de 2014). trabajo sexual. El trabajo sexual estaba te- niendo una importancia clave para las muje- Las siguientes jornadas feministas estatales res trans* en estos años, permitiéndoles acce- no tuvieron lugar hasta el año 2000 y se cele- der a los tratamientos deseados de modifica- braron en Córdoba. Coincidieron con la entra- ción corporal, poder sobrevivir y también te- da en el sistema andaluz de salud de la aten- ner las condiciones de vida que les posibilita- ción a las personas transexuales, con un ser- ba acceder incluso a la literatura feminista vicio específico en el Hospital Carlos Haya de (Namaste, 2009, p. 19). Es significativo que Málaga. Tituladas “Feminismo es... y será”, estas discusiones del año 1993 se sumaban a estas jornadas incluyeron dos ponencias sobre la tendencia internacional por la que las cues- transexualidad, lideradas por Laura Bugalho tiones trans* empezaban a formar parte de los del Colectivo Trans Galicia y Kim Pérez. ¿Có- debates feministas (Enke, 2012, p. 1), a pesar mo se puede entender que se discutiera sobre de la dificultad de acceso a la literatura fe- transexualidad en dos ponencias feministas minista internacional o los principales eventos estatales? En nuestra investigación plantea- que se estaban produciendo en otros países. mos que no sólo es importante que se inicien estos debates, sino abordar que algunas co- Algo relevante de estas jornadas de 1993 es rrientes concretas del feminismo han tenido que se discutió sobre la transexualidad desde un papel clave para que tales debates se pro- la experiencia personal y de cómo se podía duzcan, así como que han tenido un impacto entender más allá de lo individual para tener tanto en el seno del movimiento feminista una relevancia política; en este sentido (y cu- como en su relación con las activistas trans*. riosamente) conectaba con una discusión cla- En este sentido, Laura Bugalho señalaba la vo- ve sobre el sujeto identitario “mujer” del fe- luntad de diálogo, al tiempo que apuntaba a minismo radical de la segunda ola (Millett, las dificultades para articular una alianza que 1969/2010). En este sentido, Empar Pineda rompiera con una lógica binaria, “noso- señalaba la importancia de los vínculos perso- tras/ellas”, “feministas/transexuales”: nales y políticos que establecieron, mujeres pertenecientes al CLFM y Transexualia, aña- La ponencia de Kim era interesante, en el debate diendo: surgió ya, cuando una compañera feminista for-

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mula una pregunta, que es ¿qué le pedimos las considerar la transexualidad como una enfer- mujeres trans a las feministas? Le dije que había medad, o como un “problema de salud” según un problema, una confusión en la pregunta, las trans no le pedimos al feminismo, las trans somos proponían algunos grupos activistas, ya en los feministas. Por la experiencia que hemos tenido años 90 y al principio de la década del 2000. que hacer, por nuestra deconstrucción y de todas Se podría decir que fue el germen necesario inclemencias que hemos sufrido, compartiéndolas para concebir un giro dentro los movimientos con muchas más compañeras, feministas(…) En las jornadas de Córdoba hubo ya textos sobre las trans*, a la hora de demandar la despatologi- cosas trans, sobre cómo se fue batallando y qui- zación de la transexualidad y no sólo su inclu- tando las asperezas de las feministas, luego lla- sión en los sistemas de salud, o no sólo la au- madas “feministas clásicas”, con la participación sencia de discriminación. Supone un giro radi- de las trans. No se veía bien. Estaba en la televi- sión la Veneno, en “Cruzando el Mississippi” y pa- cal, si se quiere, porque plantea la posibilidad recía que éramos todas lo mismo, que éramos lo de salir del marco biomédico y situarlo en el que el heteropatriarcado denominaba, el objeto marco de los derechos humanos (ver los Prin- (Laura Bugalho, entrevista personal, 27 de enero cipios de Yogyakarta, de 2015). http://www.yogyakartaprinciples.org/), que Tal y como reflejan en esta entrevista Cristi- alude a la salud pero no se limita a ésta. na Garaizabal y Empar Pineda, existe una vo- Además, este giro implica poder desafiar una luntad concreta de parte del movimiento fe- posible estrategia asimilacionista, para situar- minista, que acepta a las mujeres trans* den- se en una demanda de carácter transforma- tro de una idea de sujeto político diverso y dor, que como se verá, fue tildada de “de- plural, que apuesta también por la despatolo- manda radical” y que pronto fue extendién- gización, vinculando este apoyo a su propia dose con éxito entre los diferentes actores comprensión del papel del feminismo como un sociales. movimiento rompedor: El movimiento trans* se fue asentando a lo La primera cuestión es que feminismo no hay uno largo de los años 90 y primeros 2000, cuando sino varios. Partiendo de esta premisa, creo que hay un feminismo que ha contribuido a generar surgieron diferentes asociaciones y el vínculo ideas críticas sobre el propio sistema de géneros entre transexualidad y trabajo sexual se fue binario y por lo tanto a concebir que la transe- difuminando gradualmente. Los años noventa xualidad no es una enfermedad y otros feminis- ven surgir un número importante de asocia- mos que por el contrario, desde mi punto de vis- ta, han contribuido a lo contrario, es decir, a es- ciones, cuando se inicia una larga batalla por tigmatizar más a las personas trans, especialmen- el reconocimiento legal, social y sanitario. En te a las mujeres trans, considerándolas “hombres 1996 se crea la Federación de Asociaciones de que usurpaban el lugar de las mujeres (…) Pero Transexuales (FAT) para trabajar de manera en efecto, existe desde hace tiempo ese otro fe- minismo, el que organizó las Jornadas Estatales coordinada entre las diferentes asociaciones en el 93 en el que se hizo una mesa con personas creadas en favor de los derechos de las per- trans, que ya entonces defendía que la transe- sonas trans*. Adentrándonos en los 2000, la xualidad no era una enfermedad, (...). Este femi- coordinación de los diferentes colectivos nismo tiene un potencial crítico y transgresor que si creo que ha podido influir y ser influido por el transexuales que se habían creado durante los movimiento trans. Especialmente las ideas sobre 90, se realiza a través de la sección transe- la libertad sexual y el cuestionamiento de los gé- xual de la FELGTB, que desde el año 2004 se neros y del sistema que los sustenta creo que han ocupó de negociar el reconocimiento de la sido un acicate muy potente para un pensamiento crítico. (Cristina Garaizabal, entrevista personal, identidad de género y otras cuestiones de sa- 4 de diciembre de 2014) lud con las autoridades políticas a nivel esta- tal (Platero 2011). La década de los años 2000 Una cuestión que podemos señalar como clave fue vital en la consecución de derechos se- para estas alianzas, es el peso de partir de un xuales en el Estado español, ya que tuvo lugar enfoque desde unas “visiones críticas”, aque- la aprobación de la ley de matrimonio entre llas que rebaten la naturalización del sujeto personas del mismo sexo (ley 13/2005, de 1 mujer, que posibilitan pensar el sexo, la se- de Julio), y posteriormente la Ley 3/2007 co- xualidad y el deseo más allá de sus condicio- nocida como “Ley de Identidad de Género” namientos biológicos o que plantean sin repa- (2007), que permite el cambio registral de ros la importancia del sexo, los derechos se- nombre y sexo. La promulgación de ambas le- xuales o incluso el derecho al trabajo sexual. yes son consecuencia directa de las reivindi- Asimismo, desde estos enfoques críticos se es- caciones y la presión de los colectivos LGTB. taba cuestionando el impacto que suponía Sin embargo, las negociaciones que llevaron a

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la aprobación de ambas leyes, especialmente cimiento dentro del marco de la biomedicina, de la Ley 3/2007, estuvieron cargadas de ten- a través de la Ley 3/2007. Esta ley afianza el siones, tanto en el proceso de negociación en- control biopolítico de la identidad de las per- tre colectivos y legisladores, como en las di- sonas trans* por parte de la medicina y las ferentes posiciones de los colectivos y asocia- ciencias psi- a través de los dos requisitos pa- ciones trans. Fruto, en parte, de estos proce- ra la realización de la rectificación registral: sos, surgen colectivos que lideran la reivindi- en primer lugar, el “diagnóstico de disforia cación de que la transexualidad no es una pa- de género” mediante informe de un médico o tología, que dan voz a una perspectiva muy psicólogo clínico colegiado en España o con tí- crítica con el papel de la medicina y el Esta- tulo homologado. En segundo, el tratamiento do. En una entrevista con la activista Juana médico durante dos años para “acomodar las Ramos, apuntaba justamente a la formación características físicas a las correspondientes en política feminista y la posibilidad de un en- al sexo reclamado” (Ley 3/2007: Artículo 4), foque crítico con el papel de la medicina y la lo cual se ha interpretado en la práctica como reforma legislativa: un tratamiento endrocrinológico, generando P: ¿Crees que el feminismo ha podido influir a un nuevo espacio de autorización y tutela largo de los años 80, 90 y 2000 en el movimiento médica. trans*, a la hora de ser más crítico? Las siguientes jornadas feministas estatales R: Sí, lo creo. Os doy un ejemplo pienso que pue- tuvieron lugar en 2009 en Granada, y supone de servir de referencia, en los años 90 Cristina Garaizabal organizó un grupo de lectura y debate un hito relevante para nuestro estudio, en la para activistas de Transexualia, en el que traba- medida que no sólo los debates sobre los de- jamos con textos críticos como “El malestar de la rechos de las personas trans* estuvieron pre- sexualidad”, de Weeks. En esa misma época (fi- sentes, sino que supone un replanteamiento nales 90-principios de los 2000) utilizábamos la inclusión de la transexualidad en el catálogo CIE de la relación entre los feminismos y los mo- como forma de reivindicar un reconocimiento de vimientos trans*. Introdujo un compromiso nuestra existencia y de la necesidad de atención firme por situar las identidades como punto por parte de los servicios públicos sobre nuestra central en la agenda feminista del Estado es- realidad, de manera multidimensional (sanitaria, social, laboral, vivienda, medidas contra transfo- pañol —lo cual no es exclusivo de la crítica bia, etc.). Lo que no se nombra no existe y que- queer/trans*—, pero que supone el punto de ríamos que se nos nombrara aún a costa de reco- partida de lo que se vino en llamar “Transfe- nocer nuestra condición como un "problema de minismo”. salud" (no como enfermedad, si os fijáis parece lo mismo, pero es menos indigno). Tanto en el grupo La primera vez que se utilizó el término de lectura, como fuera del mismo, recuerdo la in- “transfeminismo” fue en las jornadas feminis- sistencia con que Cristina nos decía que recono- cernos como enfermos era un arma de doble filo, tas de Córdoba (año 2000) por parte de Kim pues aunque podía agilizar parte de nuestras de- Pérez, en la ponencia ¿Mujer o trans? La in- mandas conllevaría nefastas consecuencias para serción de las mujeres transexuales en el mo- nuestra aceptación social en condiciones de vimiento feminista. Sin embargo, en el año igualdad. Pasaríamos a ser considerados como se- res subalternos. Teníamos una contradicción en- 2009 el transfeminismo no era tanto una tra- tre nuestra necesidad de reconocimiento institu- ducción de una concepción anglosajona como cional y la toma de conciencia del peligro que su- una definición propia, que señalaba de mane- ponía hacerlo a través de alguna forma de pato- ra plural que los movimientos feministas, y no logización. La postura crítica que adquirimos a través de la lectura de textos como los propues- sólo las mujeres trans* con conciencia femi- tos en aquel grupo, los debates consecuentes y la nista, apostaban por cuestionar los binaris- insistencia de feministas como Cristina (también mos. Suponía ir más allá de los antagonismos Empar Pineda) influyeron en que habláramos de mujer/hombre; homo/heterosexual; "problema de salud" en vez de "enfermedad", y que una vez obtenido cierto reconocimiento a cis/trans, etc. A menudo se ha afirmado que través de la Ley de Identidad, se produjera el es una manera de integrar perspectivas más cambio de paradigma en el seno del movimiento queer, decoloniales e interseccionales a un trans, a través de la campaña STP” (Juana Ra- feminismo del Estado español que se plantea mos, entrevista personal, 20 de enero de 2015). como diverso y plural; en esta línea, Laura Como ya hemos señalado y como apunta en Bugalho afirmaba en una entrevista que. esta cita Juana Ramos, el reconocimiento ins- Lo que observé es que se abrió un canal en el fe- titucional de la realidad trans* en el Estado minismo, que tienen que ser más permeable a los español ha pasado por subsumir este recono- movimientos sociales. Yo entiendo el feminismo como aglutinador de todos los demás movimien-

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tos, es la transformación de debe suscitar. En- y a mí. (Cristina Garaizabal, entrevista personal, tiendo que el movimiento sindical tiene que ser 4 de diciembre de 2014) feminista, que el anticapitalista que tiene ser feminista, y así todos. (Laura Bugalho, entrevista Probablemente, lo que sucedió en Granada personal, 27 de enero de 2015) era precisamente lo que señalaba Justa Mon- La Coordinadora de Organizaciones Feministas tero, la eclosión de una nueva perspectiva organizó dos mesas redondas sobre transexua- feminista que se estaba fraguando con ante- lidad y feminismo, recogiendo el interés de rioridad, a través de debates que estaban te- este debate que estaba teniendo lugar en dis- niendo lugar en espacios plurales. No sólo se tintos foros. Sus previsiones iniciales sobre el estaba discutiendo sobre feminismo y dere- interés que despertaría este tema se vieron chos trans* en las organizaciones respectivas excedidas, ya que también se presentaron o desde los actores políticos que dicen repre- seis ponencias y muchas acciones y eventos sentar estos derechos, sino también en luga- en las mismas jornadas, alumbrando a una res tan dispares como todo tipo de movimien- generación de activistas cis y trans* que te- tos sociales, casas okupas, partidos políticos, nían internalizada la crítica al binarismo de universidades, museos o sindicatos. Estos es- género. Este “giro transfeminista” fue pro- pacios plurales estaban contribuyendo a gene- puesto por diversas activistas, que enfatiza- rar cierta “masa crítica” que tenía en común ron la necesidad de reconocimiento de los di- las influencias desde el feminismo de la ter- ferentes sujetos políticos, otorgando un lugar cera ola, que alude a la interseccionalidad y privilegiado a la discusión sobre las identida- la pluralidad de lugares de enunciación, que des, los cuerpos y las sexualidades (Coordina- posibilita desafiar cuestiones clave como el dora Estatal de Organizaciones Feministas, binarismo, que no sólo se refiere al género y a 2010). la sexualidad pero que incide rotundamente en estos aspectos. Estas jornadas han dejado Se habían dado movimiento en el Estado y en lo una estela significativa, que se traduce en internacional de suma de luchas. Creo que mi de- tención tiene que ver, así me lo han valorado las cierto conocimiento y prácticas que arrancan compañeras. En las luchas de los márgenes nos desde este transfeminismo, y que llegan a día encontramos, porque estamos en la marginación, de hoy, como es por ejemplo la participación que no es una opción vital… La opresión del hete- en la celebración de la marcha y los eventos ropatriarcado y el fascismo nos hace entender que estamos con todos los movimientos que están dentro del marco del “Octubre Trans” en nu- en la periferia (Laura Bugalho, entrevista perso- merosas ciudades españolas, libros como nal, 27 de enero de 2015). “Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flu- En Granada lo que pasa es, primero, que viene jos” (editados por Miriam Solá y Elena Urko) o precedido de … grupos que empiezan a tener un el impulso cada vez más mayoritario por la trabajo real, concreto, con mujeres trans y de re- despatologización de la transexualidad. Un flexión sobre la transexualidad, en general. De ejemplo de cómo esta mirada transfeminista todo lo que representa, el cuestionamiento que supone al binarismo. [...] Y luego, por otro lado, tiene una influencia que va más allá del femi- son unas jornadas donde se plasma un cambio ge- nismo o de los movimientos trans* la propor- neracional, vamos, no un cambio, sino un diálogo ciona Laura Bughalo, cuando señala la impor- intergeneracional, donde hay una incorporación tancia de estar en otros espacios y generar de toda una generación de mujeres que ya parten de tenerlo mucho más integrado en su discurso. cierto “contagio”: Aunque sean pequeños sectores, son activistas Algo que planteo a las personas trans y a las mi- que tienen muy integrada la crítica al binarismo, grantes, es que participemos de otros movimien- a las identidades fijas. (Justa Montero, entrevista tos, para contaminar a otros movimientos. Cuan- personal, 10 de febrero de 2015) do me dicen que no existe el colectivo Trans Ga- Es la primera vez que lo trans se dirige al femi- licia, yo digo que hay la posibilidad de vernos, nismo, en el 2009. Es la primera vez que grupos ¿para qué nos vamos a coordinar? Si voy al Foro trans interpelan directamente al feminismo, es Gallego de Inmigración o la Acampada del 15M. decir: “Queremos estar ahí porque creemos que Me interesa que me visualicen, salir del armario. lo que queremos decir tiene algo que ver con lo Que estoy ahí y que tenemos intereses comunes. que estáis haciendo”. Y entonces, yo creo que, El cambio va a venir por la sinergia, una revolu- en parte, en la ponencia sobre la política sexual ción que venga que los movimientos que se orga- del movimiento feminista, Justa, hábilmente (…) nicen limpiamente, no va a venir del papá Estado dice: “Pues yo tiro al menos de dos personas que o de la mamá iglesia (Laura Bugalho, entrevista conozco que han estado en la Coordinadora, que personal, 27 de enero de 2015). pueden hablar de esto y que pueden simpatizar con el asunto trans”, y que te llaman a tí, Lucas, Sin embargo, esta narrativa en positivo no puede sino ser problematizada por sus prota-

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gonistas, que también muestran las tensiones considerar que no se ha logrado este objetivo, no sólo en la participación de los hombres la red ha tenido una incidencia fundamental trans en las jornadas, sino también en la po- en el giro despatologizador del activismo sibilidad de generar “nuevas normatividades” trans* en su conjunto y en una parte impor- o en tensiones ligadas al protagonismo o el tante de los profesionales que trabajan en es- reconocimiento. En esta cita de una entrevis- ta área, desde profesionales de la salud hasta ta con Aitzole Araneta, aparecen algunas de del derecho y la política4. Esta influencia lle- estas cuestiones, que puntualiza la relación ga, al menos en su retórica, a la promulgación entre los feminismos y los movimientos de leyes antidiscriminatorias, de las cuales trans*: destacan la ley Catalana de 11/2014 y la ley P: ¿El feminismo ha podido influir al movimiento Andaluza 2/2014. trans en ser más crítico? Por otra parte, el conflicto ha sido parte in- R: Sí, desde luego, ese cuestionamiento del orden herente a los movimientos sociales y haríamos social y de las normas, en base a lo "biológico" o flaco favor si ignorásemos las tensiones y cri- tomando como dogmas de fe formas de ser, roles, etc. En cuanto al cuerpo sexuado, es una de las sis que se han producido entre el movimiento líneas distintivas del feminismo. Así que sí, (el trans* y feminista. Como hemos argumentado, feminismo) ha dado la herramientas análisis retó- estas tensiones siempre han estado presentes, ricas y prácticas (también desde varios lados nue- en mayor o menor medida, si bien ha habido vas normatividades), para repensar y repensarse lo trans y el movimiento trans. (Aitzole Araneta, una clara voluntad para el diálogo. Estas dife- activista trans*, entrevista personal, 23 de febre- rencias fueron importantes y se manifestaron ro de 2015). en el encuentro transfeminista de Barcelona en abril de 2010, en el que como nos cuenta Si bien nuestra argumentación se basa en el Amets Suess, investigador y activista trans*, impacto de estas miradas críticas feministas y trans*, no olvidemos que una parte importan- destaca el cuestionamiento del sujeto político de este activismo: te de las personas trans* son ajenas a estos debates, siendo sus necesidades inmediatas Mi experiencia ha sido la de un apoyo inicial y las de reconocimiento social, legal y sanita- participación de grupos feministas en la convoca- toria del Día Internacional por la Despatologiza- rio, acceso a servicios de salud, acudiendo a ción Trans, la emergencia de un movimiento asociaciones y servicios públicos o privados, transfeminista en el contexto español, seguida para esta cobertura asistencial. Frente a esta por un proceso de ruptura y distanciamiento de realidad, hay una pequeña minoría de perso- los grupos transfeministas del activismo por la despatologización trans. Esta ruptura se manifes- nas trans* con experiencia política, con una tó en el encuentro transfeminista de Barcelona formación y práctica personal feminista, que en abril de 2010, y estaba relacionada con la fal- están contribuyendo con ideas “radicales” y ta de apertura por parte de los grupos transfemi- productivas, a la posibilidad de obtener dere- nistas a la inclusión de todos los géneros, espe- cialmente la de hombres gays cis, lo que a su vez chos sin tener que recurrir necesariamente a provocó la crítica por parte de activistas por la un diagnóstico patologizador, ideas que están teniendo un gran calado y benefician a todas las personas trans*. En este sentido, quere- ta, 2014; Missé y Coll, 2010; Ortega Arjonilla, Romero Ba- mos destacar la Red de Despatologización chiller e Ibáñez Martín, 2014; Suess, 2010. Los cambios en la nomenclatura de la Red de Despatologización, la Cam- Trans, que se empezó a forjar en el Estado paña Internacional STP2012 o STP, responden en parte a español en 2007, y que a partir de 2009, pasó los conflictos y cambios de escenario surgidos a lo largo a tener una visibilidad internacional crecien- del tiempo, para mayor información ver Fernández y Ara- te, convirtiéndose en 2010 en la Campaña In- neta, 2014. 4 El movimiento por la despatologización y el consenso ternacional Stop Trans Pathologization, cuyo que genera ha conseguido, entre otras cosas, que el ex- objetivo principal era la eliminación de la presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se consideración de la transexualidad como en- haya pronunciado públicamente a favor de la descatalo- fermedad en los principales manuales diag- gización de la transexualidad como enfermedad mental en el CIE (Zapatero quiere que la transexualidad deje de nósticos de referencia, como el DSM-5 (2013) considerarse un trastorno mental, 2010) y la Asociación y de la próxima revisión de la Clasificación In- Francesa de Psiquiatría ha descatalogado la transexuali- ternacional de Enfermedades, CIE-11 (World dad como enfermedad (Alberto, 2010). En esa misma lí- Health Organization, 2015)3. Si bien podemos nea la WPATH (World Professional Association of Trans- gender Health) —antigua Harry Benjamin International Gender Dysphoria Association— publicó un comunicado 3 Para saber más, se puede consultar el trabajo realizado con fecha 26 de mayo de 2010 donde urgía a la depsico- por Araneta, 2013; Fernández, 2010; Fernández y Arane- patologización de la transexualidad. http://quadernsdepsicologia.cat Movimientos feministas y trans* en la encrucijada: aprendizajes mutuos y conflictos productivos 27

despatologización, ya que los activistas gay cis un proceso en el que emerge un sujeto políti- que eran participantes comprometidos en el acti- co trans*. vismo por la despatologización trans. Además, es- ta postura de rechazo de los hombres cis en el Hay una serie de mujeres trans* que han teni- movimiento transfeminista se criticó por implicar una falta de reconocimiento indirecta de la ex- do un papel clave en esta intersección de los presión / identidad de género de los hombres movimientos feministas y trans*; han encar- trans. Aparte de estos desarrollos en el ámbito nado unos debates que han planteado resis- activista, se puede nombrar la aportación teórica tencias pero que han resultado también en la de feministas en el contexto español a los discur- sos por la despatologización trans. (Amets Suess, conformación de un pensamiento crítico, entrevista personal, 26 de abril de 2015) aquel que cuestiona la necesidad de una tute- la estatal o legal de los derechos de las per- No es de extrañar que los conflictos que su- sonas, aunque también aboguen por reformas ceden en los movimientos sociales sean inten- legislativas. Son activistas que han servido de sos, cuando aluden en primera persona a referente a una nueva generación de mujeres cuestiones vitales como la identidad, las rela- y hombres trans*. Esta nueva generación ha ciones, el reconocimiento o el liderazgo, con liderado una apuesta radical y minoritaria, la grandes costes personales y que generan di- emancipación del sujeto trans* de la necesi- námicas no siempre evidentes. dad de ser concebido como una víctima de un Conclusiones cuerpo equivocado, un sujeto que no necesita de un diagnóstico médico liberador o de una En las entrevistas mantenidas con nuestras monitorización legal. protagonistas hemos podido constatar las in- fluencias mutuas entre los feminismos y los Pero además, la intersección de los movi- movimientos trans*, en concreto, de aquellas mientos trans* y feministas ha planteado al- corrientes críticas que han apostado por una gunos retos interesantes a las ciencias biomé- visión positiva entorno al placer, la libre ex- dicas, en la medida en que se construyen su- presión de la sexualidad, los derechos de las jetos políticos demandan el derecho a decidir trabajadoras del sexo, los derechos sexuales y sobre el propio cuerpo, en materias tan con- reproductivos, entre otros. Son colectivos fe- cretas como son el aborto, la reproducción ministas que han tenido una presencia activa, asistida, la modificación corporal transexuali- tanto en las movilizaciones sociales como zadora, etc. Estos movimientos sociales están también en eventos clave como las jornadas planteando un interrogante sobre el papel del feministas estatales, pero que no han forma- Estado y de la medicina ante el tutelaje im- do parte de la academia ni del feminismo ins- puesto, que se hace muy evidente en los re- titucional. quisitos de dos años de tratamiento médico (interpretado como tratamiento hormonal) y Serán precisamente las jornadas feministas un diagnóstico de disforia de género (ver ley estatales el vehículo que hemos utilizado para 3/2007), en un momento clave como es el de estudiar estas relaciones entretejidas, en la recesión económica y de políticas neolibera- medida que hemos podido rastrear una pre- les como el actual. sencia relevante de debates productivos que se remontan al menos a 1993, la presencia de Finalmente, somos conscientes de que esta- líderes trans*, así como la necesidad de unas mos abordando un área del conocimiento que alianzas feministas que hacen posible estos no sólo tiene un protagonismo y autoría com- eventos. Desde explorar las experiencias per- partidos, sino que aún está incipientemente sonales de las mujeres trans* y los vínculos estudiada, por lo que este articulo quiere ser entre prostitución y transexualidad en las jor- un aporte más en la tarea de desenmarañar nadas de 1993, a más tarde explorar la articu- cómo se producen el conocimiento y las movi- lación entre dos categorías aparentemente lizaciones sociales de nuestra historia con- monolíticas y excluyentes, mujeres y trans* temporánea. en las jornadas de 2000, para dar paso poste- Referencias rioremente al “giro transfeminista” que trata de superar los binarismos en las jornadas de Alberto (2010, 13 de febrero). La transexualidad 2009. Estos hitos en la historia de los movi- deja de ser considerada una enfermedad mental mientos sociales está entretejida con los en Francia [Entrada de blog]. Dosmanzanas. Re- cuperado de cambios sociopolíticos que se van sucediendo, http://www.dosmanzanas.com/2010/02/la-

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ESTHER ORTEGA ARJONILLA Proyecto VIVERTEC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

RAQUEL LUCAS PLATERO MÉNDEZ Doctor en Sociología, investigador en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) y en intervención socio- comunitaria, así como en varios programas de master (UCM, UAM, UPNA, UCLM, URJC). También ejer- ce la docencia en el Programa de Estudios Avanzados del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Somateca, dirigido por Beatriz Preciado.

AGRADECIMIENTOS Este artículo ha sido posible gracias a las activistas que han participado en los diálogos, que han com- partido su saber generosamente. También queremos agradecer la financiación para este artículo, que surge de dos proyectos de investigación: “Visiones y versiones de las tecnologías biomédicas: gober- nanza, participación pública e innovaciones ocultas” (FFI2012-38912-C02-01), dirigido por Eulalia Pé- rez Sedeño, CSIC, financiado por el Programa Nacional de Investigación y Desarrollo MINECO (2013 – 2015). También ha recibido el apoyo del Proyecto de Investigación y Desarrollo DER 2012-34320, “Co- lectivos en los márgenes: su exclusión por el derecho en tiempos de crisis” (2013-2015), dirigido por Patricia Laurenzo Copello, de la Universidad de Málaga.

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FORMATO DE CITACIÓN Platero Méndez, Raquel Lucas & Ortega Arjonilla, Esther (2015). Movimientos feministas y trans* en la encrucijada: aprendizajes mutuos y conflictos productivos. Quaderns de Psicologia, 17(3), 17-30. http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1280

HISTORIA EDITORIAL Recibido: 06/05/2015 Aceptado: 25/10/2015

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