El epistolario cronístics xaldiviano- y el scriptoriz& de conquista- .. Ferreccio Podestá I' : Mario

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Cacique pata@n, acuarela de Enzest August &u- pil, 1838. Cartas de Don

El conjunto conocido de largo tiempo como car- la edición medinense, pero la presed omo sim- tas de Pedro de Valdivia, incluso como cartas de pie nota incidental de-su introducción por esti- - --

~ relucidnl no tiene una impronta diplomáiica.ca- marla muy menuda: rw aprovechable para la his- racterizada que lo identitique como una serie ho- toria general (p. XV). Es una carta dirigida desde mogénea. el Cuzco a Isabel Gdén el 21 de abril de 1548, Desde luego, no todas son cartas: no lo es donde -cómo no decirlo- se abordan asuntos nada menos que la segunda pieza en extensión muy domésticos; pero habría que considerar has- incluida en el repertorio (9): a pesar de que ta qué punto esta reserva de Eyzaguirre no está desde José Toribio Medina se le viene dando una I determinada por factores puramente materiales’ presentación similar a la de los restantes escritos, se está reproduciendo facsimilarmente la gran contiriéndole con ello la apariencia de una carta edición sedana, lo que torna impracticable injer- a sus apoderados en la parecería así que tar material adicional en el cuerpo mismo del tex- es una epístola remitida por el a la to; por otro lado, quizá haya gravitado también corte esp&ola, donde se hallan unos apoderados sobre Eyzaguirre la idea de corpus cerrado, esto suyos; pero no hay nada de ello: es, como reza el es, que el legado testimonial de Valdivia era lo encabezamiento, una instnccidn y memorándum que había quedado sancionado por la autoridad que se dptrega en la mano a dos mensajeros y editorial de Medina, y punto. embajadores (Rodrigo González y Alonso de La documentación comprendida en los límites Aguilera) que se tiene previsto despachar ante el de las cartas consagradas no es, pues, elocuente rey y su cotte, para que informen allá y hagan de suyo para ilustrarnos sobre su razón de identi- ciertas solicitudes; la insjrución quiere ser una dad: por qué justamente esos textos y exactamen- pauta de lo que han de hacer. Su primer editor, te ese número. Posiblemente se nos abra una vía Diego Barros Arana, se refiere a ella como un de comprensión si perseguimos el curso de la cuadenu, manuscrito conservado en el Archivo, de formación de ese corpus Indias, “complemento de la correspondencia diri- editores. gida por Valdivia al rey de España”: reconoci- \ e -- miento expreso, ratificado por la fisonomía del documento, de que éste carta no El mensaje- ro (Rodrigo González no fue a la postre de la Constitución del Corpus cronístico-+%- - - partida) lleva, sí, la extensa carta al rey (8) que ha de servirle de presentación. valdiviano Descontada, entonces, esta insjrución, las demás sí son cartas; pero nb todas de relación: hay, por El pqceso de formación del cuerpo de las car- ejemplo, carta de pésame (1), de presentación (4), tas es susceptible de graduarse-en tres tramos. de cortesía (7), de petición (5) y así. Tampoco es- El primero corre entre 1846 y 1865, y está se- tán &, sin embargo, todas las cartas que Valdi- ñalado por la publicación de cinco cartas de Pe- via pudo subscribiq ni siquiera las que se con- dro de Valdivia al rey o al emperador. Son la 2, servan hoy identificadas: hay material que Medina 6, 8, 10 y 11, que aparecen por primera vez dis- dejó expresamente de lado reputándolo puramen- persas en el tomo 1 de Documentos complementa- te buro~rático.~Pero, incluso si esta circunstancia rios a la Historia fiica y política de de constituyera causa atendible de omisión, existe 24. Dibujo de don Felipe Huamán Poma de Aya- Claudio Gay.6 A sus manos llegaron por medio carta de Pedro de Valdivia que no es posible por la, del manuscrito titulado: Nueva Crónica y del biblióíjlo francés Henry Ternaux -según Ey- ningún concepto calificar así, y que, no obstante, Buen Gobierna Alude a las luchas civiles en el zaguirre (p. X), como copias sacadas de la llama- no está incorporada-en el conjunto consagrado: la Perú que en.ntamn a los, Pizarro con los da “colección Muñoz”: una ingente masa de do- 34 reprodujo Jaime Eyzaguirre en la reimpresión de Almap.*. cumentos (más de ciento cincuenta volúmenes, se 1. Así las designé en mi la misma fecha que el si- Eyzaguirre y una reseña bi- de Filologia Hispánica mentada introducción de pechable como la Philip H. edición de 1970 (luego guiente: Concepción, 15 de bliográfica de Víctor M. cuando hemos tenido sus Eyzagull?.e, titulada “El ha- & A. S. W. Rosenbach 1978 ‘y 1986) para la Edi- octubre de 1550. Chiappa. Cuando no se in- lecturas originales a la vista. llazgo de las cartas de Pe- Foundation nos entera de torial Universitaria de San- dica otra cosa, citamos esa dro de Váldivia”, y también que también allí se conser- tiago, aplicándoles el rótulo 3. Lo hace en su magna nota preliminar de Medina. 5. Por ejemplo, “las [car- la lista levantada por Medi- van hasta cinco “cartas- de usual en los documentos edicióp .de las Cartás de Pe- tas] que figuran en el Libro na de referencias epistolares obligación” valdivianas, de americanos de ‘parecida dro de Valdivia que tratan 4. En el Proceso de Pedro Becerro de Santiago de Chi- del conquistador. Ambas 1537; de apariencia tan indole dcl descubrimiento y Con- Viivia, p. 24, que descri- le, referentes a su elección contribuciones deberían hoy inane, regocijm‘a con fiui- qioista de Chile (SeviUa, Es- bimos adelante mota 12). de gobernador por el cabil- afinarse. El cronista Jeróni- ción a los renovados culto- 2. Para abreviar, reñero a ta I le cimiento Tipográfico M. Al citar a nuestros poiígra- do, que son brevísimas y no mo de Vivar, por ejemplo, res de la historiogda ama- estas piezas por el número Carmona, 1929), que trae fos, uniformemente signados revisten otro alcance” menta la actividad epistolo- rilla, porque la hay entre de orden, cronológico, que una “Nota preliminar”. Se por la “ortograh chilena”, (P. =). gráfica del conquistador du- ellas que hace constar la tienen en la presente edi- reprodujo en 1953 en San- sometemos sus escritos a las rante su estancia antipiza- compra por el conquistador ción, que no se correspon- tiago, por el Fondo Históri- pautas orbgráñcas vigentes. 6. París-Santiago, Museo rrista en el Perú, de que en Nasca, a 8 de agosto de de con el de ninguna edi- co y Bibliográho José Tori- Los textos antiguos se pre- de Historia Natural. Docu- Medina, por cierto, no tuvo 1537, de una esclava negra ción anterior. El escrito más bio Medina, con sentan según las no mas de mentos, tomo 1, 1846. Para noticia. El catálogo indiano que dicen Catalina. Cf. DA- extenso es el 8: (latado con “Introducción” de Jaime transc.ripción del Seminario esta reseña es de utilidad la de un repositorio tan insos- VID M. Snwun<: A Calen- El epistolario cronístico valdiviano

dice) americanistas, copia, a su vez, de diferentes 1546 y 1550. Esta compilación es conocida por repositorios, que Juan Bautista Muñoz reunió - -el_essrito más importante y extenso incluido allí: por 1780, con vistas a una Historia del el hso-&+& de-.$aaldivia, como lo designa Nuevo Mundo, de que sólo vino a salir el primer Barros Arana.12 Además de este :‘proceso’’, tie- nen directa conexión con el corpus valdiviano dos Independientemente de Gay, pero siempre so- nuevas cartas del conquistador y una+z.sstrución bre Muñoz, tres de estas cinco cartas (8, 10 y emitida por él en 1550. Tres de estas cuatro pie- 11) aparecieron después, en 1852, como apéndi- zas deben considerarse separadamente. ce documental a la primera publicación de la Desde ya, el “proceso”. Se trata de un dbcu- Historia de todas las cosas que han acaecido en el mento verdaderamente excepcional, que nos intro- reino de Chik.. desde el año de 1536 hasta el duce en el tejido menudo del existir diario del año de 1575, de Alonso de Góngora Marmolejo, conquistador indiano y contiene una puntualísima en el Memorial Histórico Español.8 deposición extendida por escrito por Valdivia y Paso notable de esta etapa representa en 1861 firmada por él. Barros Arana se hace lenguas de el primer volumen de la venerable Colección de la importancia y novedad del testimonio: de ese historiadores de Chile, donde vuelven a presentar- proceso casi no ha quedado huella alguna en la se las cinco cartas mentada^.^ Si bien en el as- historia (p. 2); los más prolijos historiadores que se pecto textológits esta edición carece de relevan- han ocupado en los dos últimos siglos de la con- cia: no s9 funda ni en las piezas originales ni *& quista del Perú [han] ignorado su existencia @. 3); -siquiera- en Muñoz, sino en las dos ediciones no ha sido conocido de los historiadores de Chile, anteriores -aunque compulsándolas cuando cabe, constituye un documento precioso (p. 19): es como alega el editor, lo que, en fin, no es mucho si ignorara absolutamente entonces que ya siete, decir-, tiene, sí, el mérito de proyectar por pri- ocho años antes, en 1866, el mentado “proceso” mera vez la idea de corpus: se habla de todas había visto la luz pública en el tomo XLIX de la cinco cartas (p. w) y se las presenta reunidas en Colección de documentos inéditos para la historia el inicio del volumen.1° de España.13 Nos parece sumamente improbable Todavía cuatro años más tarde, en 1865, volve- que fuese efectivamente así, y una fiase suya pa- rá a rondarse este breve repertorio cuando Luis rece señalar que el desconocimiento del mentado Torres de Mendoza incluya dos de las mentadas - s - --+instrumento lo circunscribe exclusivamente a piezas (8 y 10) en su Colección de documentos &estro pais: desconocidas en Chile (p. 25); -supuestamente- inéditos, tomadas, una vez en su abollo hemos de hacer constar, de todos más, de las copias de Muñoz.’l modos, que del menta+ tomo xLM no El año siguiente de 1866 debería marcar el nos fue posible lochar ni up solo ejemplar inicio de una nueva etapa en la formación de la en Santiago, en los lugares donde era de esperar serie valdiviana; pero ésta se viene a inaugurar, pudiera encontrarse. En el largo lapso transcurri- por las circunstancias que veremos, sólo siete, do entre la detección de la pieza en España ocho años más tarde. (1859) y su publicación en Chile(1873), pesqui- En 1873, y como uno de los nitos de su febril sidores peninsulares habían también caído en la rebusca documental chilena en España por los cuenta de ella y se habían apresurado a publicar- años de 1859 y 1860, Diego Barros Arana publi- la (1866); pero Barros Arana prefirió pasar ino- ca en sucesivas entregas de-los Anales de la-Uni- centemente en silencio el hecho para no deslus- versidad de Chile -y luego separadamente- un trar su revelación. macizo legajo de piezas valdivianas, buena parte Esta cautela de Diego Barros Arana tuvo secue- de ellas relacionadas con Pedro de La Gasca, 25. Santiago Apóstol, visto por Guamán Poma de las desconsoladoras, pues se extendió a la fuente presi$eptk de la Real Audiencia en el Perú entre Ayala, op. cit. misma de donde había tomado sus copias, que 35 dar of the Pmuiun and OB de Antonio Ballesteros Be- cional, tomo I. Santiago, 11. Colección de docw 12. Ella-ss aprovechó concernientes a este conquis- her South American manus- retta, reimpresa en el Cat& Imprenta del Ferrocarril, mentos inéditos relativos al editorialmente con intensi- tador. Santiago, Imprenta CriptsS. in the Phüip H. & A. lo@ de la colección Muñoz. 1861: Cartas de Pedro de descubrimiento, conquista y dad: en los Anules apareció Ceruantes, 1909. Es lo que Ip: ñosenbach Fowudation Madrid, Real Academia de Valdiuia al emperador Car- organización de las adgum en los tomos de 1873, citamos de Barros Arana - 1536-1914. Philapelphia, la Historia, i (1954), IX- los v. Primer libro de actas posesiones españolas en XLiii, 241-363, 639-811 y y por la última edición- a “he Ph. H. & A. S. W. Ro- XLm. del cabildo de Santiago. América y Oceanta, sac& 813-832, y XLW, 163-276; menos que se especifique y senbach l?, 1977; la p a de los archivos del reino, como tiriaa apartq-con el otra cosa. trae en facaímil allí este do- 8. En el tomo i~ del Me- 10. La colección se atri- muy especialmente del de pie de Santiago, Imprenta cumento. Szewczyk mencio- monal Histórico Español. buye a la inteligente direc- Indias, por don Luis Torres Nacional, 1874, y también * - - 9-3. Madrid, Real Acade- na también la Lilly Library Madrid, Real Acadeinia Es- ción del señor BmsAmm, de Mendoza. Madrid, Im- en la Revista de Santiago mia de la Historia, 1866; como depositaria de papeles pañola de la Historia, en palabras de Medina (p. prenta de Frías y Compa- de 1873. La separata se re- ocupa allí las pp. 451-574. ddivianos. 1852, donde ellas encabe- m;véase aquí la nota si- ñía, tomo IV (1865). Lo de produjo, además, como La serie completa ha sido zan la serie documental. guiente) y esta visión de “inédito”, se verá, pasa a tomo VIII de las Obm com reimpresa fysimilarmente 7. Sobre la pujante activi- corpus es un factor que ser una etiqueta huera de pletas de üiego Barros Ara- por Kraus Reprint, Vaduz, dad recopiiadora de Juan 9. Colección de historia- abona .la atribución; pero sentido en estas recopila- na. Estudios históricos: Pro- 1966. Bautista Muñoz y Ferrandis dores de Chile y documen- véase más adelante y notas ciones. ceso de Pedm de Viiviay hay puntualísima estampa tos relativos a la historia na- 13 y 14. otms docwnentos inéditos Cartas de Don Pedro de Valdivia

continúa encubierta hasta Los editores de mejante atribución hubiépnws podido señalar descargos la Real Academia de la Historia hablan en su también a los que-dw Valalivia del tiem tomo, de papeles del conde de Ezpeleta, que PO que tuvo a su cargv el gobierno de ChcZe;-en -- -- han resultado inencontrables. los años 1548 y algunos anteriores, cuando fue ~ En cualquier caso, no obstante el encarecimien- procesado en Lima por D. Pedro de La Gasca! Y to que él hace de dicho “proceso’>, incluso apare- es de lamentarlo [el que no podanws hacerlo], por- jándolo con las cartas valdivianas: Las cartas de que esa pieza, por los antecedentes que le dieron Pedro de Valdivia, que forman el más rico arse- origen, por la entereza con que appce redactada nal de noticias de que hasta ahora han podido y por lo que @ja el carácter de .Valdivia, y aun disponer los historiadores, no refieren algunos he- por su esmero en el lengwlje, a pesar de haber chos interesantes, ni muchos detalles muy curio- sido escrita en tres días, constituye uno de los mús sos. Como es fácil comprender, Valdivia no ha valiosos documentos salidos de su pluma (pp. 4 contado en sus cartas nada de lo que pudiera ha- XXIII-XXN): palabras de encomio que destierran cerlo desmerecer a los ojos del rey, ni en ellas ha al “proceso” del ámbito de las cartas. podido hacer entrar numerosos incidentes que él Lo confundidor en este juicio es eso de “seña- no juzgaba importantes. Las cuarenta y seis fojas lar atribución”. Como no se ha tratado de cues- - de que consta el proceso abundan en noticias de tionar la autoría, porque las propias expresiones - esta naturaleza (pp. 19-20),’no queda claro si su de Medina lo descartan y porque en el contex- intento era que ella quedase hzorporada to sería un cuestionamiento que habría que ex- -íntegra o parcialmente- en el corpus valdivia- tender a todo el legado del conquistador, se toma no. Y debemos declarar que, a la postre, no lo imperioso entender que lo que quiso decir es fue, y que quien se pronunció sobre el asunto que sentía adoptar la decisión que adoptó. años después emitió un dictamen poco clarifica- Y creemos que a ello lo indujeron motivos cir- dor, como veremos a continuación. cunstanciales:? \ Ciertamente que cabría hacer la reserva de ~a tercera piemh-precisa particdar examen cómo iba a comprenderse en un inventario de es una carta -ésta sí- T)e &$divia incluida allí, cartas algo que no lo es. Pues es el caso que la qG tiene como destinatario a Hemando Pizarro: titulada instrución de Valdivia -la segunda pieza es la primera vez en el proceso de constitución que debemos considerar con atención- y que, del corpus que se presta atenciónK. una misiva no dirigida al rey: hasta el momento hemos visto no es en absoluto una composición epistolar, ya el propio Barros Arana la asimila a -acertadamente o no- se ha hablado de “cartas una carta: Este documento -dice, recordemos- enviadas por Pedro de Valdivia al emperador- __ puede consideme el complemento de la correspgn- “al rey”, y Barros Arana, que exhibe una neta +/ dencia dirigida por Valdivia al rey de España conciencia de cofpus, se sigue expresando en ta- I~w] hace.. una txtensa reseña de los servicios les términos, incluso con la carta a Pizarro ante que ha prestado al rey durante toda su ,vida, repi- los ojos: la correspondencia al emperador Carlos V, tiendo lo que ha cons+ en sus cartas, y agre- cartas de Valdivia al rey de España (p. 24). Esta gando ciertos pormenores que en vano se buscarlan pieza comporta, entonces, un segundo desliza- en otras partes; y este parecer lo subscribe luego miento expreso en la norma del corpus valdivia- Medina: sin esjkzo alguno cabe clasijicar como no, qué añade ahora a su caudal los especímenes tal [una carta y su] conocimiento resulta importan- 3, 7 y 9. 1896 tísimo para el estudio de la autobiograjia ,del con- Un tercer paso viene a darse en con la quistador (p. XXIII), conque dicha instrución, una aparición de los tomos mi1 y de la Colección composición no epistolar, queda injerida en nues- de documentos inéditos para la historia de Chile, 36 José a. tro corpus. Y añade Medina: ,-Ojal& que una se- que ha venido publicando por entonces Tori-

notar aquí que de La carta (a Hernando Pi- Pizarro, había ido a parar a 26. Lic. Cristbbal Vaca de Castro, nombrado go- 14. Haré Pascua1 Gayangvs. la 3 bernadol: Perú para sustituir-a Pizam, fue esta colección, fil?mw!u en circunstancia de M hallarse zarro), que estarían, según la H Huntington JibfaTy, de del su mayor parte de cartas di- estos papeles en los archivos sus palabras, en manos de Califomia, de donde $ fin ngcdas reemplazado por Núñez de Vela OS&). Al volver al rey o al consejo públicos ha sido causa de los “descendientes” de La pudo conocerlo Medina; más a España se leacusó de haberse enriquecido en el de Indias, o se encuentra, que los prolijos historb Gasca. El paradero de am- pero en ese cuerpo M se Perú y estuvo pko varios años, Exculpado j%e como debeda creerse, en el dores que se han ocupado bos documentos permane- enmtentra el mentado “pro- nombrado al Consejo de Indias. Medallón en He- Archivo de Indias depositcc en los dos últimos siglos de ció, enseguida, oculto, y es ceso”, a que los ehs - do en Sevilla; y que los pa- la conquista del Pení hayan así como Medina todavía en académicos de 1866 dan - rrem, op. cit. peles que consulté eran los . ignomdo su aistencia, dice 1896 podía conocer esa como propietario el conde borradores del misma La Barros Arana (p. 3). Pues carta 3 sólo por la edición de Ezpeleta. Vale notar, ade- 27. Blanco Núñez de Vela, Vin-ey del Perú. Re- Gasta, COnseNIadQSreligio- bien, de los documentos de Barros Arana; y he aquí más -volveremos sobre to en Décadas de Herrera. Trató de imponer las samente por sus descen- publicados por él en su cómo en 1925 se vino a sa- ello-, que, junto con la car- Leyes Nuevas en el Perú, pem encontró la opost dientes, quienes me p& Proceso, unos los tomó del ber -como veremos ta 3, en la colección hoy en tiemn que sacwu esW Archivo de Indias -y los luego- que esta pieza, for- California hay otras dos car- ción de Gonzalo Pizam, que lo venció en el cam copias mediante los buerws declara- y otros de otra mando parte de un volumi- tas de Valdivia, que extraña- PO de Añaquito (1546), haciéndolo degollar en o+s del eminente literato fuente; entre estos últimos noso conjunto de papeles mente Barros Arena no de- medio del combate y bondadoso amigo don está el “proceso” mismo y referente a La Gasca y los tectó en España. El epistolario cronístico valdiviano

dias, al paso que las restantes están tomadas d6 los antecesores (Gay y siguientes). Medina no da muestras ahora -como sí lo hará más adelante- de una concepción de corpus. La unidad temática está dada para él por el título que distingue esos tomos (y otros más) en su colección documental: “Valdivia y sus compañeros”, y las distintas pie- zas que se suceden siguen & un orden mera- mente cronológico, de modo que nuestros docu- mentos figuran dispersos en el conjunto. De esta manera, algún principio de selección, inoperante ya de antes, pero que permanecía latente: el rey como destinatario, es dejado totalmente de lado: una de las nuevas cartas (la 4) va encaminada to-

--‘ davía al rq, pero la otra se destina al príncipe don Felipe (la 11); incluso la carta 6, que desde Gay venía siendo asignada al rey, Medina la ru- brica ahora, sin dar ninguna explicación por el cambio, al Consejo de Indias. Estamos con esto a un paso del momento plas- mador del corpus valdiviano; aunque restan aún irtás de treinta años para entonces, sólo acontece- rá en el krripedio un episodio, y casi pintoresco. En 1925, la JibreAa anticuaria Maggs Brothers publica en Londres un catálogo con la descrip- ción de un conjunto-de documentos referentes a La Gasca y su períodeperuano, que ha tenido a 28. De Bq Teodom: Batalla de Vaca de Castro la venta y ha comprado entonces (la Huntington contra Almagro. De Bry es autor de la primera Library, de Estados Unidos.16 El catálogo trae un gran iconografia americana, ilustró las crónicas. muestrario de fksímiles seleccionados, entre los Su obra, conocida como Los grandes viajes, que cuales se halla justamente la reproducción de dos y será continuada por sus hijos yernos después de cartas de Pedro de Valdivia: una ya conocida (la su muerte, f;. publicada en Frankjh entre 1590 3, con facsímil de sólo su primera carilla) y otra y 1634, en catorce partes. En 1634 Matías Merian ignorada hasta entonces (la 1, con facsímil com- comienza la reedición de la totalidad del corpus pleto). El catálogo se tiró en número restringido .. ii2ono&jico. de ejemplares: sólo cien, de modo que fue cono- 37

- 15. Ambos de Santiago, , and Pa- Imprenta Elzeviriana, 1896, cificador La Gasca, together con el subtítulo de Valdivia with the original signed MS. y sus compañeros, i y II; se Royal Decrees. London, citan las “Observaciones” Maggs Bros., MCMXXV. del editor- - XXW + 620 pp.

16. FLrn Panariürta -5 . The Conquest of Peru by the Pizarros. The Rebe- llion of and the An Pacification by La Gas- ca: Epitome of the origi- nal signed Documents to and from the Conquistado- res Francisco, Gonzalo, Pe- dro, and Hernando Pizarro, Cartas de Don Pedro de Valdivia

cid0 por muy pocas personas; una de ellas, José Toribio Medina. No sabemos en qué mome.nto este catálogo llegó a sus manos, pero el hecho es que sólo en 1928 viene a dar cuenta él, en un artículo de la Revista Chilend7 del hallazgo en el mentado muestrario de una nueva carta de Valdi- via, dirigida a González Pizarro. Para entonces Medina tiene ya reunidos los materiales para su grandiosa edición de las Cartas de Pedm de Val- divia que tratan del descubrimiento y conquista de Chile, preparada con ocasión de la Exposición de .W’i.iW “h ,[ Sevilla de 1929.18 U;”.S*L.U.. Wd Esta e&ión es no sólo un acontecimiento edi- torial, sino también un alarde de imprenta. Apar- te su gran formato, rico papel y destacado duerpo tipogr&-co, ofrece los facsímiles -en excelente reproducción- de los documentos valdivianos que se transcriben. Esta circunstancia, que podría estimarse un laudable preciosismo, tiene impor- tante significación. Desde luego, señala que Medina hubo de agen- ciarse fotografías directas de los documentos anti- guos mismos, y no atenerse meramente a edicio- c nes previas: para los efectos textológicos ulteriores ello es un aporte inapreciable. Por otro lado, tal característica imponía un requisito de uniformi- dad: debían tenerse disponibles las fuentes primi- tivas para reproducirlas facsimilarmente. Con las piezas conservadas en el Archivo de Indias no había dificultad; pero si la había con los dos do- cumentos de la Huntington Library. Medina reca- bó réplica fotogr&ca de ellos desde esa bibliote- ca, y se le proporcionó una copia negativa: blanco sobre negro, y “sólo para referencia” (for refereme only), que implica prohibición de su pu- blicación, en vista de ello, Medina optó por re- producir las muestras aparecidas en el catálogo de Maggs Bros., a que se sintió autorizado por tratarse de información de dominio público al ha- berse divulgado. Tal expediente era suficiente para la carta 1, pero para la 3, que tiene once cdas, además del sobrescrito, no lo era: de la carta a Hernando Pizarro, la hermosa edición de 1929 sólo muestra la primera plana, y en facsí- 29. Captura del Inca por Pizarro en . 38 mil muy degradado. De Bry op. cit.

17. “Una carta descono- cida de Pedro de Valdivia”.

Revista Chilena, 3 XII/lOO-lOl (1928), 965-971; una elogiosa rese- ña del mismo catálogo pu- --blicó además Medina en la Revista Chilena de Historia y Geogmfi. ~1x163(1928), 329-330.

18. Véase aquí, nota 3.

bolo colo, gaw mm. El epistolario cronístico valdiviano

Otra pieza hay, de incuestionables méritos do- -entales, cuya fuente primitiva tuvieron a la vista a‘mmdodosdelsiglo pasado Diego Barros Arana y los académicos madrileños para sus res- pectivas ediciones, y de que no le era posible agenciarse fotorreproducción a comienzos del ac- tual a José Toribio Medina, pues entonces se ig- noraba su paradero: el “proceso” a que nos he- mos venido refiriendo. Tenemos la absoluta %.: convicción de que fue esta circunstancia material *- y no otra consideración la que movió a Medina a no acogerlo en el corpus valdiviano. Hoy repeti- mos, se sigue ignorando su paradero. Con las once piezas incluidas allí (1, 2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12) se cierra el corpus re- cibido. En su fastuosa edición Medina hace una reseña de treinta y una referencias que conforman el corpus virtual valdiviano; esto es, piezas que, con- tadas las once ya incluidas, lo compondrían de disponerse de ellas. Son cartas todas, menos la famosa imtrución, y se detectan por alusiones más o menos expresas a ellas que se hacen en unos u otros documentos. Hemos dicho que Me- dina se queda corto en la pesquisa,lg pero su in- tento vale para rectificar alguno de los criterios que han presidido la construcción del repertorio epistologrdñco de Pedro de Valdivia.

IdeMicación---/ del corpus valdiviano ‘ .-

Es posible concluir que en el curso de la for- mación del corpus epístoloponístico (digámoslo así, como alternativa designaaora) del conquista- dor ha actuado como principio matriz de selec- ción de las piezas que lo han ido constituyendo, la distinción, en los papeles subscritos por él, en- tre, por un lado, los escritos de oficio, esto es, de baja carga estructuradora y reflexiva, porque se 30. Escena que evoca el juicio a que La Gasca someten automáticamente a un formato prefijado, sometió a Valdivia, antes de confirmarlo en su como son la misiva privada de circunstancias y carp-.. de gobernador: De Bq op. cit. los instrumentos protocolares, que se otorgan para 39 19. -Gf. aqd nota 6. Cartas de Don Pedro de Valdivia -. revestir de rango jm‘dicoUn a determinados actos (un mpbramiento, pTéstamo,-una comisión, un descargo, una compra, una encomiimh,-g- así), extendidos ante oficial competente, y, por otro lado, los escritos repensados, que comprome- ten una concepción global, política, administrativa A y operativa de la empresa de conquista y del pa- pel desplegado en ella por el subscriptor, lo cual h se expone a persona constitui& en autoridad, . . que participa también de esta concepción integral 1. y tiene facultad para sancionarla. La forma ópti- ma de un documento así es la carta de relación testimo,nial (autobiogr&a) dirigida al rey. El cor- pus, se entiende, deben constituirlo estas últimas composiciones. Pero este criterio se ve diluido y degradado desde el comienzo, acogiéndose piezas que cum- plen sólo alguno -y parcialmente- de esos ras- gos: por ejemplo,. basta que el destinatario sea una autoridad, aunque no real; basta que sea autobiogrhfica, aunque no narrativa; basta que sea narrativa, aunque no una carta; basta que sea una carta, aunque no cronística. Con unawa tan voluble, quedan irremisible- mente y senshpteexcluidas del conjunto -lo hemos visto- piezaswFo las concernientes a la ’elección de Valdivia cuanto gobernador “por el cabildo y pueblo de Santiago” en 1541, en don- de el conquistador muestra có o gravitan en su interior complejos reparos político.’\ cuyo conoci- miento es imprescindible para la compresión del campo referencial de su correspondencia dwulga, da.20 Medina marginó eso por tratarse, estimó, de papeles burocráticos relativos a una elección ruti- naria. Se descartan automáticamente también, por supuesto, las mentadas cartas de obligación de 1537; la carta a Isabel Guillén; su descargo en el bbproceso” de 1548. Pero se contempla su imtru- ción-de 1550. y 31. Encuentro entre españoles mpuches. En el El conjunto resultante, que tiene la apariencia centro una llam, mezcla de realidad y fantasíu, de un continuum meramente cronológico, necesita donde las pezuñas del auquénido se han tramfor- vertebrarse. mado en garras. Grabado de Mattaeum Merian en la Historia Antipodum de Gbttjad, Franhjürt, 1655.

20. El episodio entero está cargado de gran emoti- vidad, y sucede de acaso allí un chispazo estillstico que deberemos luego re- cordar. El epistolario cronístico valdiviano La articulación de la relación valdiviana

Cartas propiamente de relación de Pedro de Valdivia y dirigidas justamente al rey, hay identifi- cadas tres; como el dato rezuma de referencias hechas por él mismo, quizá no haya otra relación más. Ellas deben ser coordinadas con la conñgu- ración del tiempo de conquista que hace Valdivia. Este tiempo tiene para él un momento eje cual es el viaje policial que realiza Valdivia al Perú y que ocupa -digamos- todo el año de 1548;21 su punto central está señalado por la bada de Jaquijaguana (Sacsahuana) contra Gonzalo Piza- R rro, en junio de ese año. De antes de este mo- mento hay dos relaciones: la de La Serena, de 4 de septiembre de 1545 (3),y la de Andagudas, de 32 de marzo de 1548.22Esta última no; es desconocida, y el propio Valdivia la daba por ex- traviada (no llegó a destino); a pesar de las difíci- les condiciones en que se compuso: preparando su campo para salir al encuentro de Pizarro, es muy posible que guardara copia de ella; pero participa de la condición devaluadora de la ante- rior. Esta, que se aprovechó latamente en la carta de la misma fecha a Hernando Pizarro, despa- chhdose con Antonio de Ulloa y posteriormente en duplicado, pierde su vigencia por el hecho de ser anterior a la consagración peruana de Valdi- via (se le ra&ca como gobernador, queda como general victorioso y vasallo fidelísimo del monar- ca, a pesar del traspié del “proceso”), y ulterior- mente parece utilizarse m‘ bien como flagrante cuerpo del delito en la Aia de Ulloa. La ter- cera relación, de Concepción, 15 de octubre de 1550, escrita al año y medio del retorno de Val- divia desde el Perú (había llegado a Santiago el 10 de junio de 1549, como hemos indicado), es la pieza culminante; no porque tenga mayor mate- rial narrativo, dada su fecha, sino porque emana de un Valdivia heroico: ella tiene el doble de ex- tensión que la de La Serena, se aprovecha am- pliamente en las instrucwnes y es despachada en 32. Fueguinos. Madre dándole un caracol a su duplicado* por distintos conductos. hijo. Merian, op. cit. 41

21. Vivar cuenta entre la partida de Vddivia desde - Vdparah (13 de diciembre de 1547) y su retorno en Santiago (10 de junio de 1549) diecisiete. meses (cap. LXXXVI): cf. aqufnota 26.1

22. Vivar pone trece de mode mil y quinientos y cuarenta y ocho años (cap. -1. Cartas de Don Pedro de Valdivia

Estas son las creaciones epistolares focales de ---,._pues la obra no se conocía y, de todos modos Valdivia+representan un empuje composicional de aparecm en --referencias antiguas asociada a higo aliento, donde debe estructurame narrativa- nombre bien de&dZ¿kautcwera hto de la si- mente un continuum anecdótico complejísimo, del guiente línea de razonamiento: a) no podemos cual ofiecen en cada caso una recapitulación glo- dudar de que tal obra ha existido, pues León Pi- bal ab initio. Alrededor suyo pulula un enjambre nelo la registrav inconfundiblemente; b) de uri Je- -subsistente o no- de misivas circunstanciales rónimo de Vivar no hay la menor noticia; c) en menores, que tienen a las grandes relaciones las adiciones a León Pinelo hechas por Andrés como centros de referencia. Gonklez de Barcia, al tal Jerónimo de Vivar se le dice secretario del geneml Pedro de Valdivia, d) el secretario de Valdivia fue Juan de Cardeña: La producción del corpus y erg~.~~Voces hubo incluso que pidieron una dilu- el scr¿ptorium de conquista cidación del nexo que habría entre la Historia del reino de Chile, de Alonso de Góngora Marmolejo, *Joánde Cardeña, escribano mayor del juzgado, y Juan de Cardeña: pudiéramos estar encontrán- que crié en nombre de su majestad, y mi secre- donos ante una suerte de factótum de la conquis- tario..., y hicelo porque él se tiene por muy ser- ta chilena. vidor de vuestra Creed y desea emplearse en Contra lo que pudiera pensarse, el hallazgo y su servicio ccurw yo, y sé dará muy buena posterior publicación, en 1966, de la Crónica y cuenta y razón de sí y de lo que se le enco- relación de los hechos heroicos de don Pedm de mendaré: lo sabe muy bien hmeG y es persona Valdivia26no desbarató la especie, sino por el de tan buena manera que se holgará vuestra contrario: las uoincidencias textuales entre la cró- merced de conocerle, porque tiene muchas y nica y las cartas del conquistador eran asombro- muy buenas partes de hombre (3) sas, y parecía como que Barros Arana había teni- do una sorprendente premonición. Pero para Desde este alto encumbramiento, reiterado una -entonces el nombre de Juan de Cardeña andaba y otra vez por Valdivia, el bueno de Juan de Car- ya por los suelos. deña se nos viene estrepitosamente al suelo; pero En el “proceso” de Pedro de Valdivia, alguno antes su nombre fue remontado amayor altura de losi3tigos que ,declaran (Luis de Toledo) ha- aún. De funcionario quizá competente, a este “se- bía expresado al pasar, a propósito de una pre- cretario de cartas” de Valdivia se le quiso ver gunta, que el talGardeña es un hombre como luego como que era según parece, quien redactaba [“medio”] charlatán (p. 85$, Lgs epítetos de Luis la notable correspondencia del jefi ~0n.q~istadOr.~~ de Toledo son apresurados: aui’ mismo trata a un Como un supuesto así encierra un esquema que Juan calderón de la Barca de hombre vano; pero, satisface espectativas de espíritus mezquinos: “el al parecer, era persona de innuencia, pues su ca- magnate manejado por su mayordomo” o “el lificativo lo repiten otros testigos: Greggrio de magnate pusilánime que aprovecha para sí las do- Castañeda: el dicho Cardeña es un hom6re coma tes de su criado’’, la especie tuvo alegre acogida charlatán (p. 98); Diego García de Villalón: este y difusión. Y de allí había sólo un paso para testigo tiene al dicho Juan de Cardeña por charla- apreciar a nuestro Cardeña como autor, no ya de t%n y hombre vano (p. 113). Qué más habría que meras cartas, sino de crónicas hechas y derechas: decir. Crescente Errázuriz extrae las naturales por ejemplo, de la entonces desconocida Crónica consecuencias. del ignoto Jerónimo de Vivar. Tal atribución -también elucubrada por Diego 33. Mapa holandés de Sudamérica, Amsterdam, Algunos han creído descubrir en estos escritos Barros por todos conceptos arbitraria, 1595. la pluma del secretario del gobenzador, Juan

23. Son palabras de Die- mecon el nombre supuesto 25. Las fuentes san: AN- 26. La hermosa crónica go Barros-Arana en su His- de Jerónimo de Vivar. Esta TONIO DE LEÓN: Epítome de de Jerónimo de Vivar care- nada . toria geml de Chile. San- hipótesis, que no tiene la biblióteca oriental y occt ce de su folio de titulo, y tiago, Rafael Jover, ii de improbable, hace más dental, núutica ygeogrhjka. esta falta es muy antigua: ,(1884), 293-294, reprodu- sensible aún la desaparición Mdd, Juan González, esa hoja ya no estaba cuan- cidas por Medina en su de ese manuscrito, que quizá 1629: “Geronimode Bibar. - do conoció la obra León Pi- “Nota preliminar” de la daba una luz completa sobre Coronica del Reyno de Chi- nelo, de manera que, en edición &a, tal como la historia de la conquista le. M.S.” (85); en la edición awpcia. de titulo, expreso, otros asertos sobre el mismo de Chile. Ibídem. de Andrés Godade Barcia él la disting;íe con una eti- asunto. del Epítome. Madrid, Fran- queta puramente designati- cisco Martínez Abad, 1737- va: “crónica del reino de 24. No sda nada extm- 1738, figura “Geronimo de Chile”, esto es, ‘que versa ño que allí (en España, Bivar, secretario del General sobre materia chilena’. .La Cardeña), se hubiese ocupor Pedro de Vddivia. Chronica crónica de Vivar es una do en reunir sus recds, del Reino de Chile M...”: crónica de personaje: no de que escribiese unu eztensa y Lo de “secretario” para Vi- acontecimiento - ‘conquista prolija crónica y que la fir- var, es agregado de Barcia. de Chile’ -, no de tramo -- ____-” ....

El epistolario cronístico valdi~G~~o

de C&h.Pensamos G%? distinta modo. CO- toria un marco estable, decoroso; pero irregular- nocenws el carácter del personaje: presutuoso - mente vendría a precipitarse un “día de desa- hasta el aimrno, alabancioso, IlaeTeci6 ser cali- -33~F~udge había- acumulado un coniunL de fiado de “charUn’T.. En las declaraciones compromisos epistolakes y, en general, documen- del secretario abundan las inexactib; las tarios, que había que evacuar y, al mismo tiempo9 cartas del gobedr son admirablemente se daba la coyuntura de la partida de persona emcm. Al jactuncwso y al chrUnse está que pudiera hacer de mensajero. Entonces se vislumbrando en cuanto dice Cá&m y no se -- --- congregm’an los elementos necesarios: los imple- divisa a Valdi~ia3~ _.- mentos escriptorios -el papel, siempre%sscaso-, el lugar adecuado, el archivo, las personas: wtra- Por cierto que el juicio de Errázuriz es excesivo ba en funciones la oficina. e infundado: el dato de que parte está proferido Atendiendo sólo a la hceta epistolar, las cartas por gente insidiosa y embrollona. No guarda rela- dirigidas a la autoridad cumplen una función bá- ción con la persona que nos muestran los docu- sica: ellas contienen de norma, explícita o implí- mentos, a la cual Valdivia entrega invariablemente citamente, un petitorio enderezado a persona ca- la más absoluta confianza, y cuya ausencia lo pacitada para conceder lo solicitado; de la suerte alarma; el conquistador de Chile, que murió en la de tales peticiones pendía prácticamente el sino de demanda, no era hombre para dejarse burlar por la empresa de conquista, por lo que interesaba ’ un charlatán vanidoso por el curso casi completo no sólo al capitán, sino a toda la mesnada em- ’ de su epopeya chilena; por el contrario, entendía barcada en ella. él que necesitaba a su lado consejero competente. El éxito de la solicitud se confía en gran medi- En sus réplicas verbales a quienes lo voceaban da a la factura exitosa del documento: su sujeción por gobernador, recogidas en las actas del cabil- a determinadas formalidades variables, la admi- do de 1541, hay una frase clara suya al respecto. nistración conveniente de su contenido. Todas las Aquí al presente RAJ hay letrado con quien yo me cartas de esa índole son una contribución a dicho y pueda aconsejar me declare en este caso lo que propósito; pero hay unas que lo cumplen singu- más conviene al servicio de su majestud, por lo larmente: son las cartas de relación. Ellas des- que debe atenerse a lo sacado de mi pobre juicio pliegan ante el poderoso la cadena de proezas y del estudio de las armas, en que ya he hecho heroicas realizadas, los aciertos administrativos lo- y profesibn, no de letras (p. 93).28 ‘grados, los martirios sufridos, las bondades del En este pasar de un extremo a otro, se pierde ,escenario en donde todo aquello se aplica, por lo de vista el papel muy caracterizado que podía que -09 un servicio que torna meritorio8 al cumplirle a un “secretario de cartas’’ en la parti- capitán y su’hueste ante sumo poder. con- o el La cular circunstancia. fección de un documento así tiene fuertes exigen- La producción de documentos escritos es un cias; memorístícaq: hay que recordar y recapitular acto central en la empresa de la conquista; en la lo acontecido; dosi6iadora: hay que determini forma de actas, ellos otorgaban existencia legal a qué contar y cuánto; Composicional: hay que en- los diversos hechos; el prestigio de tal virtud irra- lazar la materia en forma de un discurso narrati- , diaba a todos los testimonios escritos; en la forma vo progresivo; retórico: deben manejarse resortes de cartas, ellos eran el único nexo que era posi- de efecto en el lector; protocolar: hay que ceñirse ble cultivar con la autoridad reconocida, con la a cierto formulismo. Entendemos que, al igual fuente de la gracia. como una carta así interesaba a toda la comuni- Los premiosos requerimientos de la conquista dad y relataba hechos cumplidos conjuntamente chilena -todos los días en el ocaso, renacida 34. La ciudad de Santiago de Chile a comienzos (donde no todos habían estado en todo), su com- , cada día- impedían conferir a la función escrip- del siglo XVi, en Huamún Poma de Ayala, op. cit. posición se realizaba también colectivamente. 45 L. espacial o temporal medievales de personaje, do Histórico y BibliogrAfico 28. Esas actas están pu- - - - ‘sucesos en Chile’ -. Vi- con la larga serie de los re- José Toribio Medina, 1966. blicadas, como se señala en var lo puntualiza y reitera yes de Castilla, del Gran la nota 9, en el tomo I de insistentemente en su dedi- Capitán, o los Hechos del 27. CRESCENTE ERRAZU- la Colección de historiado- catoria y en su proemio, y condestable don Miguel Lur RIz: Historia de Chile. Pedro res de Chile- cas por dos veces -una en de Iranzo, donde hechos de Valdivia. Santiago, Im- L cada preliminar- sintetiza es ‘hazañas’. La heroifica- prenta Cervantes, II (1912), su materia con palabras que ción del protagonista está ya 365-366. Eso de escribir .* -_ encierran el único título dis- en un buscado detaile; don Cú&w el apellido de -\ ponible: “relación y coróni- Pe.&o. Nos limitamos a in- Juan de Cardeña es una ca que tratará de los hechos vertir los términos por sim- majadería cuyo historial no de don Pedro de Valdivia” ple requerimiento de inde- vale hacer aquí. Toda la do- (dedicatoria); “relación y xación: crónica, y citamos cumentación de época le da t corónica de los hechos he- por la excelente edición fac- a este personaje su solo y roicos de don Pedro de Val- similar (con deplorable único apellido. divk (proemio). Es la tradi- transcripción de Irving A. L ción de todas las crónicas Leonard) de Santiago, Fon- .. , ." Cartas de Don Pedro de Valdivia -_ c

...... I .u &E#.

35. Vista de Valparaíso, en Frezier: Relation du 1716. 44 Voyage de la Mer du Sud, Pad, 36. Plano de la ciudad de Santiago a comienzos del siglo xviti, en FreZer, op. cit. . . I 45

b hmu o kón de América. El “día de despacho”, pensamos, se procedía a consultar a distintas personas, a discutir con ellas aspectos de los acontecimientos y su exposición; quizá se convocaba a los más doctos para con su aporte, sus reconsideraciones, sus remembranzas, sus correcciones, la compulsa de los despachos anteriores, ir sacando el borrador de la pieza en que se cifraban las esperanzas. La faena tomaría varias jornadas -hay relación que ocupa una do- cena de folios por ambas caras-, y sólo señalaba el inicio de una segunda fase.29 A partir de una composición básica convenida, se debían sacar ‘&rsiones en limpio (los verdade- ros manuscritos), con los primores gráficos que correspondía y con las convenientes variantes se- gún el distinto destinatario: desde luego, variación en el tratamiento. Esto es, una composición matriz se aprovechaba intensamente, dando origen a di- ferentes epístolas y, si era del caso, a diversos do- cumentos. Además, estaban los duplicados que se habían de sacar para remitir la correspondencia por distintos conductos al mismo destino a fin de contrarrestar los mil riesgos de destrucción y ex- travío, o para enviarlos como documentación ad- junta en cartas a otros corresponsales. Estaba también, por cierto, la copia de archivo, conserva- da para futuros duplicados y referencias, para fu- tura constancia y consulta en los despachos veni- deros. Como complemento de todo ello estaba el carterío más menudo. Era aquello un ajetreo ago- biador, en que, ciertamente, participarían varios copistas, si bien no todos de letra trabajada: hay un escribiente chapucero allí, por quien Vddivia 2,debe dolidamente excusarse.3o- Cuántos Jerónimo de Vivar y Góngora Marmo- lejo concurrirían a estas sesiones, participarían en la redacción, consultarían discrecionalmente el ar- chivo. El manejo allí de las mismas fuentes, de los mismos papeles vendría a bosquejar un como modo literario generalizado entre los relatores (epistológrafos, cronistas, historiadores), que sinte- tizarían el acontecer en determinados mismos epi sodios, los dispondrían en una prevista secuencia narrativa, recurrirían a los mismos motivos, u&- 3% Patagones; en Alluin Manesson Mallet, Des- 38. Gigantes patagones, en Francis Prevost: Histoi- 46 zarían el mismo repertorio lingüístico. Esto quizá cription de l’univers, Par& 1683. re Général des Voyages (1746-1791). I los Así, 29. Incluso en escom- res diversos. 4 de sep- dice: Ha diez díus que lk- 30. De la febril actividad mente estaba con otros co- escribiente; este mismo tor- bros de la producción epis- tiembre y 20 de agosto pa- guC a esta cibdad de La Se- escribanil en tales jornadas pistas: Luis de Toledo, por pe pendolista debe de ser to. valdiviana que repre- recerán fechas demasiado rena y he acabado mis des- da idea la carta 3, que ejemplo, integrm‘a en oca- el que sacó la copia de esa sí r - c4 senta el corpus recibido, es apartadas entre y vincula- pachos (3). otras cartas menciona otras once epísto- siones el equipo, pues en su propia carta 3 que conoce- posible identiñcar tres “días das, ademb. a lugares muy que aparec n aisladas hoy las despachadas en la mis- declaración en el “proceso” mos: es un duplicado, como’ de despacho”, que giran al- alejados uno del otro (San- deben de ser relictos de otros ma remesa, lo cual da, al de Valdivia (p. 73) manifies- lo señala la anotación en la rédedorae las siguientes fe- tiago y La Serena), sin em- tantos “días de despacho”: menos, catorce cartas, si ta que por mano deste testi- cornisa de su primera pla- chas: 4 de septiembre de bargo, pertenecen al mismo la 10, de 25 de septiembre consideramos que al rey gv escribid el dicha Pem de na, y está garrapateada con 1545 (1, 2, 3, 4), 15 de programa epistolar: en la de 1551, estuvo acompaiia- van dos distintas (2 y 4), y Va’aldivia al marqués don una letra infame y con inf- octubre de 1550 (8, 9), 26 carta de agosto, de Santiago, da al menos, lo sabemos, está además la dirigida a Francisco Pizm, e de la nidad de yernos primarios. de octubre de 1552 (11, se hace referencia a las car- de una carta al príncipe Gonzalo Pizarra (1). La in- carta, coma dicho tiene, la Quizá este duplicado se -- 12). La fecha es una refe- tas que se escriben a Her- Maximiliano (véase más tervención de varios escri- escribió este testigo. No se vió entonces mismo con rencia, a lo más, pues el nando Pizarro y al rey. de adelante). El tiempo óptimo bientes está aludida allí mis- cuenta entre tales al que carta a Gonzalo Pizarro, que “día de despacho” abraza septiembre y La Serena: para la ocupación epistolar mo, donde hace ver que está haciendo entonces (3) no se menciona allí: era la necesariamente, decimos, esto es, se están escribiendo es, se ve, la época fría (julio Cardeña está en ese mo- el traslado de la carta de persona más del caso para varias jornadas, incluso muy y sólo saldrán terminadas a octubre), seguramente de mento solo a este despacho, Vaca de Castro, que lo hacm hacerle conocer lo que se separadas, y también luga- quince días después; y lo El epistolario cronístico valdiviano

- Para aglutinar el complejo proceso intervienen, pensamos, dos factores. Por un-lado, cierta im- pronta de estilo, estampada, creemos, por la per- sonalidad del conquistador Valdivia; por otro, la soltura y pericia notarial y formulística del qcre- tario Cardeña. .I.- Para lo primero, vale traer a colación otro pasa-% je de la réplica de Valdivia a quienes lo procla- maban gobernador, según registra el acta del ca- bildo: con enojo se descabulló de ellos, y dijo en voz alta que les pedía por merced no le importu- nasen más sobre aquel caso, porque uno pierna el bayo y otro el que lo ensilla; y que lo que había dicho decía (p. 92).32En situación tan fuerte como ésta, se manifiesta por boca del propio con- quistador su regusto por el apoyo paremiológico: un rasgo que, se ha notado, discurre en sus Cartas. Para lo segundo cabe atender a lo que al pro- pósito ilustran los capítulos ~Xxi-LxXniIy LxxWI de la Crónica de Vivar. Yendo Valdivia al Perú en procura de La Gasca para ponerse a su lado contra la rebelión de Gonzalo Pizarro, echa anclas en el puerto de no, y de allí envía por tierra a Cardeña con una carta ‘“ al preeidente, suplicándole que, donde quiera que él tomas6 le esperase algún día porqw en llegam do daciuo?ad de Los Reyes, se partiría en su se- guimiento, mktre él continúa su navegación al Callao. Llegado a este segundo puerto el general, desembarca y se dirige a la ciudad con sus ami- gos, donde escribió al pmidente.. haciéndole sa- ber de su venida y buenaitgemión que tmía (LXXI-LXXII). Habiéndose ya reunido Valdivia con La Gasca, le manifiesta que en no habia despa- chado a su secretario Joán de Cardeña con despa- chos para su señoría y que no había sabido nueva dél, y que acababa la guerra daría más larga 39. El indio a caballo. Primera representación de cuenta a su señoría de todo (~III).Valdivia pre- un jinete mupuche. Tapiz tejido en Los Gobelinos. para el ejército para partir a enfrentarse con Piza- Fomparte de la Nueva Serie de .Tapices de In- rro y cuando el campo (“ejército”) salió del valle -.diasb realizada en el siglo XWtt. 40. Fueguinos, de kúper, 1805. de Andaguailas, escribió el comnel Valdivia 47 La eso fue a dar luego a ma- ductos... (p. 23). Mención 317 patente analogía nos de La Gasca, porque lo de duplicados hay a lo lar- de materia y disposición na- cogió del Gonzalo Pizam y go de todo el epistolario. rrativa entre crónica (de Vi- confidentes, sus decía el pri- var)I. Y relaciones (de Valdi- mitivo membrete de esos via) por su comunidad de papeles. Diego Barros Ara- gestsoión de scriptorium la na apostiUa al pasar que Al ve y analiza-extensamente

penetrar por primera vez en Mario Orellana en SU^+--. ~ el Archivo de Indias en di- ciente La czónica de Gezóni- ciembre de 1859... hallé las nw de Bibar y la conquista otras relucwnes escritas por de Chile. Santiago, Editorial Valdivia repetidas dos y tres Universitaria, 1988; su vi- veces con pequeñas nwdiji- sión del asunto debe mati- cacwnes, lo que se qlica zarse para hacer comprensi- fácilmente reconlando que el ble el hecho. . conquistador de Chile repe- tia s.us cartas por varios con- 32. cf. aquí Nota.9. Cartas de Don Pedro de Valdivia - -

a su majestad? dhdole breve-c- del-discurso de su vida y dé su venida a servir, y de que+- l pareció más poderse entender (Lxxiiii). Conclui- da la contienda con Pizarro, Valdivia dio entera y t clam relación al presidente del discurso de su vida y de todo lo que hubta hecho en servicio de su majestad, desde el dta que emprendió la ionzada Y des&brimiento y poblaizkn y ckquista dl Nuevo- Estremo (Lnm). Hay aquí una primera misiva que parte de no con el propio Cardeña; hay luego una segunda, desde Lima, para la que, si bien contaba con sus amigos, Cardeña no está a su lado. Esto es, Valdivia no necesita secretario para enviar una nota de aviso al presidente; pero manifiesta su preocupación por la falta de noticias de Cardeña, y difiere darle a La Gasca una relación circuns- .-*, tanciada de su conquista. Esta sí sale en marzo !y para el rey, y más tarde se expone enteru y clara ante el presidente: Cardeña ya ha retornado junto a su jefe. 3U - El nuevo- corpus w - En el espacio de estos doce lustros desde la edición medinense no se han divulgado hallazgos documentales sobre el conquistador de C&bque interesen a nuestro asunto: ignoramos si algo m de lo indicado aquí en la nota 6. En el aspecto epistolográfico, y dentro de la orientación impe- rmte en el corpus recibido, sólo podemos señalar una carta más, cuya pista nos dio don José Mi- guel Barros: está dirigida a Gonzalo Pizarro des- de Santiago el 9 de agosto de 1546, y, si bien es 1 muy breve y baraja motivos ya conocidos por las otras piezas, da un sesgo muy emotivo al anuncio del descubrimiento de un nuevo Cabría añadir en el conjunto, como en su fuero interno lo quiso hacer Medina -y lo quisimos ha- cer nosotros- el descargo que hace Valdivia de 41. Pipa antropomofa hiedra). Cultura mapuche las acusaciones que lo inculpan en su “proceso”. a.c. 1250 d.C. Museo Chileno de Arte Preco- Diiimos ya-- que la fuente que sirvió a los editores 48 lombino. ?. 42. Colgante de plata araucano. del siglo pasado no ha podido encontrarse hoy, y

33. La pieza que se examinó para nosotros cui- guarda -danse aquí las dadosamente esos papeles y notas 14 y 16- en la Hun- no vio allí nada nuevo. En tington Library, en la 1964 ellos fueron pubiica- Pizm- La Gasca Collec- dos, a partir &una copia . tion, y no es fácil explicarse de la Real Academia de la cómo no fue identiñcada Historia cotejada con un mi- allí antes. Si Barros Arana crofjlm de la Huntington Li- tuvo esos papeles a la vista brary, en dos volúmenes del y copió -o hizo copiar- Archivo Documental Espa- de & la carta 3 aHeman- ñol: tampoco aparece allí do Pizanu, no sólo pasó nuestra pieza. esta 5 por alto, sino tam- bién la otra 1 al mismo Gonzalo Pizarro. Hace más de veinte años Haydée Noya, de esa bibiioteca, El epistolaiio cronfstico valdiviano

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I Pcyeja de mapuches, 1648. Cartas de Don Pedro de Vddivia

nuestro espíritu no está para reproducir enigmáti- cas transcripciones que se hicieron' entonces. En cambio, la gravitación del voluble criterio , transmitido en la formación del corpus nos veda incluir en él una pieza asaz valiosa, incluso por las circunstancias que rodean su materialidad actual. En un legajo de papeles de la causa que se si- P guió en Santiago por 1580 por deudas a. la caja real, que afecta a particulares, se transcribe como testimonio una carta de mandato y obligación de Pedro de Valdivia, de 1547; con ser un oficio no tt tarial y de copia tardía, los elementos informati- vos y narrativos que contiene, que ratifican y am- plían casos presentes en las cartas, tornan imperioso darlo aquí.34 En lo demás, entregamos el corpus canónico según una transcripción orgánica, y enmendados algunos yerros repetidos en nuestra edición de A 1970-86; hacemos una ordenación más coherente y, sobre todo, rectificamos un doble destinatario. La carta 6, que desde Gay se atribuyó al rey ?I como destinatario y cambió al Consejo de Indias *- con Medina en 1896' Yuizá porque en un pasa je dice allí: Todo envio a Real Consejo de lo y vuestra alteza- no tiene, a la verdad,. tal receptor." La invocacTón muy alto y muy poderoso señor que la encabeza, y el tratamiento de vuestra alte- za corresponden distintivamente al príncipe, ello se comprueba en toda la corr&pondenc& lagasquiana: al Consejo se dirige siempre en plural y con una invocación específica: muy ilus-;? ' -7 y muy magnificos señores, vuestras señorías. tr$s i Pero no hay que ir tan lejos: basta cotejar aquí * mismo la carta 12, destinada al príncipe desde i< . su primera edición medinense, para verificar los rasgos-- apuntados, incluido ese extraño des- i doblamiento del monarca en rey y príncipe. Además está el asunto de la identidad de ese 3 príncipe. Medina lo identifica en esa carta 12 con Felipe, e ignoramos si tuvo motivos de peso para hacerlo. En la epistolografía virreinal hay entonces, cómo raucams, en Femrb: Il costume antico e negarlo, carta dirigida al príncipe Felipe; pero el 50 rno, Milano, 1834. destinatario habitual de ese rango es el príncipe 34. El legajo se conserva En cumplimiento del man- _- en el Archivo Nacional de damiento de suso contenido, Santiago, y la copia que de nos los oficiales de la real él manejamos nos fue co- hacienda deste reino de ChG municada también por don le certificamos cómo entre José Miguel Barros. Todo el los recaudos &la causa y conjunto es un testimonio descargo de Girónimo de AL- valiosísimo para ser benefi- dere& del tiempo que& te- ciado en múltiples sentidos: sorero de la dicha real ha- baste decir que allí está la cienda, qu'están en la constancia de la subasta de contaduríu real data ciudad los bienes de Pedro de Val- de Santiago deste reino, hay divia quedados a su muerte. uno del tenor siguiente. Don José hará, seguramen- Giróninw de Alderete y te, ese estudio. Mientras Joán Fernúndez Alderete y Chingue: se tanto, he aquí el mandato Joán Jufik oficiales de su de Valdivia. majestad en Es- . anvjado orines pestilenfes. este Nuevo El epistolario cronístico valdiviano

45, Campamento, patagón, en hmnt d'Urville: j !L. Voyage de la Corvette l'htrolabe, París, 1833. 51 b tmna. Por cuanto con el ea- tas mío a su qestaa! en crebíu, como maliciosos y Alonso de Monmy habla de __ dad de Los Rv,hombre m,tomando por sospechoso pitán Alonso de Mow, mi quedabadndelatierra mal inclinados que se mos- ~exYcomohizolodel cauteloso y amigo d 'esc&m a quien p enviaba para teniente general, envié a las ydemt,ymmwandolo traron; y como fue pmeM0 despacho con muliciq así dalos, primo del dicho qui me lo trajese ypor más comebió pmincias del Pirú a que que esto convenía a su cesá- para que me trujese el soco- en estotm gran be- Ulloa, co&ñb al dicho ea- abonado al que p enviaba me tnsieJe sowm por tierra Te0 servicio, no solamente m sacó, con el awuridud llaqd Y ,maMacl, porque pitán Joán Bautista de Pas- por mensajero, que aun no pwla sustentación data hizo un del* pero muchos: del cargo que le dieron, los que sabta él cuando de aqd te% no sabiéndolo el señor era para ello, y esto por vir- mandamiato nuestra conquista ypobla- que rasgó los despachos de dinems que el capitán Alom pam6 con ambos mis teniem GonzZlo Pizanv, gobernador tud de un ción dicha que adelante ten- su majestad, abdndolos pri- so de Monrqx mi teniente, tes que ellos solos enviaba pórestarales@kenlq cauteloso que dieron del di- ! ' @ &cubierta, Yfhi4y mem él y un Diego Garcta dejó a Joh Bautista de pc~a2as cosas que conve- pmi& de Quito con toda cho señor gobernador digo mi por su muerte el señor Gom de VilhUn, que tambiénfue Pasteme, teniente general nían al servicio de su majes- la gate de guem'atendiem que lo negvciaron con caa& zalo Pizaaro, que,a la sazón con el dicho Ulloa para em- de la mar, que llevaba para tad y dellos lasflaba, y del do a la pacificación de la sin lo saber su señoría se halló @bemando que- plear ciertos dinems en el herla gente, porque sabta UUoa no más que los despa- aquellos reinos, que diese y con color que se lo ma&e Uas . pmincias en nombre de PuIL y darla vuelta a esta habta ido también a el efeto chos, como a mensajero ek enftegase los dinems al a% . darpamquepud~tomar su majestad, pm@ a Anto- hEeYend0y-d qu'él, dej&uIolo por su testa- gkb, para que los presentase cho UUoa que habhque- en sí todos los dineros que nio de Ullo4 a quien yo a cuantos lo quedan ver, ha- mentario; porqw, a &mle ante su majestad. Y siendo dado, y aún él teníu míos, pareciesen ser mfos pues era habta inviculo solamente a ciendo bwla y escan& de los dineros, él hiciem con un Aldana teniente de @- del capitán Alonso de Mon- necesario haberlos él para que llevase un pliego de car- lo que a su mjd.sees- ellos el jho que el capitán bernador general en la ciw rqy; ypues mpammi soco- los gustos con la gate que de Don Pedro de Valdivia Cartas 4

52 46. Baile rnapuche, en Femrio, op. cit. _. i'! había de traer de socom a y &me con esta tierra, di- Pastenq el cual tenía del ms con el crédito que tenía navío en demandu del que potros cerriles les tomb a tos esta tierra, pues lo venía a ciendo es* p alzado con- adedY cdPara en tiempo de gran carestta llevaba el capitán. Así que, dos las arm~~y los caballos hacer. Y& tanfavoreculo tra el servicio de su q'es- venir a me dar &n con 1G dellos, sblo por se defender como supo que venía delan- y los dejb con hasta cuaren- el &ho Antonaó de Ulloa tadyhacer&Stosus ceneia que tenía del señor de otro navío grande y bien te, como no le halló, dio el ta pguus ypotros por domar del dicho Alclana y desfavc+ probanzas, que no le falt.. Gonzalo Pizm; y viendo annado qudll Ulloa había dicho Ulloa la vuelta con el a la pueg~del gran despo- + redo mi teniente que, si -no nm testigoos a su pmpbsito; y que no podta>a, pmcumvn enviado delante hacia esm primer navío que traía, y blado de Ataca- y cow diera los dineros, le mata- que el Akque se ofi- de le maw, si pudieran, se- provincias por PO& matar con el segundo, que tomaron venh desbaratados y sin ran. Y esto era por una trat cía a la: sazbn ir despacha- creta me^ y como el dicho en la mar al dicho capitán en Los Reyes al dicho capt ann~~,los indios del valle ción qu'estaba ordenada en- do a su majestad sobre las capitán tenía por aneigap los poque no viniae a me dar ián, ypor tierra, se volvió el de Cbpiupb mamvn la nlt tre los dos primos: que cosas pasadas en el Piní, buenos porque ie conocían aviso. Y Dios servido de dicho Ulloa con la gea tad dellos y tomaron todas viniendo fue el Ulloa con la pedida esta empresa y no se por gran servidor de su ma- &yKldarley traerle dela* que traía para acá al Pirú. las "guas r;c- traían, gente que había de traerpor la poodrúc dejar de dar su jestad, se pudo muy bien aunque tanEó un año en lie- Y hasta veinte @les hom- y se salvaron peleado y he- y tierra, navíos qy había majestad. Y por esta causa gclardar; y le convino dejar gar hasta aquí, por venirse bres que no eran de su opt ridos la otra mitad, y los im de en& con el Dcego Gon- estorbaban ambos la venida aquel navb, porque también guamhdo del dicho Ulloa, nión ni la sabían, que qut dios desollaron españoles zález de Villalón por ma~ por la mar en un nado suya se lo tomb el dicho Aldana, que dos veces e& cerca de sieron venirse ac&, con dos o que tomaron vivos, e hijos más, con me habían de to- que de acá llevb el dicho y compmr otro mapl; que la provincia de Tampacá tres mercaderes que traían sups. Y porque, dejado el mardescuidadQymatMne capitún Joán Bautista de. hallo mapc que hallo diw- con mabuceros datm de su cincuenta o sesenta yeguas y daño tan grande qu'el dicho El epistolario cronístico valdiviano

Maximiliano, y su mujer, María, hija de Carlos V: i5hvaedes de gobierno hasta 1550. En 1552 -(carta 12)TMximiliano.ya no estaba en el gobierno, pero un Valdivia en Chile no tenía por qué saberlo: recordemos que en .1545 Valdivia despacha carta (3) llena de encomios y recomen- daciones a Hernando Pizarro en la corte, que Ile- vaba más de cuatro años de conhamiento % carceril. En la carta 10, de 1551, Valdivia informa al rey haber recibido tiempo atrás carta del príncipe Maximiliano, respuesta de una mía que escrebí del valle de Andaguailas (de marzo de 1548), y en la 6, de junio de 1548, ratifica haber escrito a vuestra alteza meses antes. En la 12, de 1552, declara a vuestm: alteza haberle enviado el 25 de septiembre de 1551 una carta, incluida en otra dirigida al.rey, respuesta, no cabe dudarlo, de la que había señalado al propio monarca haber re- cibido antes del príncipe Maximiliano. Las versiones que damos se fundan en las fuentes primitivas, a que accedemos a través de los facsímiles proporcionados por Medina en su edición sevillana; menos para las piezas 3 y 5, de que disponemos reproducción facilitada por la Huntington Library, propietaria de los manuscri- tos. En el caso de los primeros, sabemos que se conservan en el Archivo de Indias en variados exponentes (cf. aquí nota 30): diplomáticamente, cada testimonio rubricado por el emisor es un ori& y no cabe construir sobre ellos un proto- tipo; quizá de+m de esos discursos valdrá ha- cer una editio varionim para detectar las motiva- ciones de las disparidades. La lectura se establece-atendiendo a las normas del Seminario de Filología.Hispánica, que, junto con preservar los valores fonografemáticos de la escritura, ofrece al interesado una fLsonomía livia- namente legible.

47. Español de Chile, en Jaques Gmset de Saint-Sauver; Costumes civils actuels de tous les 48. Señorita (Chik), acuarela originul de Henry ppples connus, Parki, 1784. Damnd.eau (1836). 53 mando Ulloa ha hecho a todos en co y cm,por tanto que asíprestara para que se de noviembns de mil y quG . geneml, e a su majestad en a vos, los dichos oficiales, lo pague de sus re& quiin- nientosycuarentaysiete su tierra le ha hecho cual se que de la caja de su majes- tos a esta ficndición primera aii~~.Pedro de VaEdiviu. Por puede pensar y aquí se vee, tad me deis y entreguéis la que viene. Y porque a9t con- manda& de su seiiorúz. a mí, que en su real nombre cantidad de cincuenta mil viene ai servicio de su rrm Joándecardeña - ese tne ha desperdiculdo pesos om, poque con los jestad, pro y utilio!ud de sus más mil de y y de cuarenta pesos demás que p he habido vasas de la tierra sus- en om que había enviada prestados a pagar de mi ha- tentacidn de& y d, vee para remeaw para la susten- cienda son menester los que corno se clammente y es y mando tacidn deSta su tierra vas& digo por no poder hallar público y notoriq a llos. Y porque a mí conviene más fiados; y si la caja de vos los dichos o$cides que peer con diligencia por su majestad no tuviera tanta así lo h.u&i.s y CiWnpMLp so mal más socono para la sustenta- ca&, los buscad presta- paa de caer en caso$ reserva ción de todos los vasallos de dos, porque muchpersonas la cwd se al ar- su nwjestad y para que m hay que pres- para esta bwio de su majestaa Fe- se le p"da esta tierm, y no necesidud, librándoles p en cho en esta ciudu@] de San- El canelo: árbol sagm mes tenga dineros como es pzíblt la caja de su majestad lo i5z.g~a doce días del do de los araucanas.