El Epistolario Cronístics Xaldiviano Y El Scriptoriz& De Conquista
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El epistolario cronístics xaldiviano- y el scriptoriz& de conquista- .. Ferreccio Podestá I' : Mario r! Cacique pata@n, acuarela de Enzest August &u- pil, 1838. Cartas de Don Pedro de Valdivia El conjunto conocido de largo tiempo como car- la edición medinense, pero la presed omo sim- tas de Pedro de Valdivia, incluso como cartas de pie nota incidental de-su introducción por esti- - -- ~ relucidnl no tiene una impronta diplomáiica.ca- marla muy menuda: rw aprovechable para la his- racterizada que lo identitique como una serie ho- toria general (p. XV). Es una carta dirigida desde mogénea. el Cuzco a Isabel Gdén el 21 de abril de 1548, Desde luego, no todas son cartas: no lo es donde -cómo no decirlo- se abordan asuntos nada menos que la segunda pieza en extensión muy domésticos; pero habría que considerar has- incluida en el repertorio (9): a pesar de que ta qué punto esta reserva de Eyzaguirre no está desde José Toribio Medina se le viene dando una I determinada por factores puramente materiales’ presentación similar a la de los restantes escritos, se está reproduciendo facsimilarmente la gran contiriéndole con ello la apariencia de una carta edición sedana, lo que torna impracticable injer- a sus apoderados en la parecería así que tar material adicional en el cuerpo mismo del tex- es una epístola remitida por el conquistador a la to; por otro lado, quizá haya gravitado también corte esp&ola, donde se hallan unos apoderados sobre Eyzaguirre la idea de corpus cerrado, esto suyos; pero no hay nada de ello: es, como reza el es, que el legado testimonial de Valdivia era lo encabezamiento, una instnccidn y memorándum que había quedado sancionado por la autoridad que se dptrega en la mano a dos mensajeros y editorial de Medina, y punto. embajadores (Rodrigo González y Alonso de La documentación comprendida en los límites Aguilera) que se tiene previsto despachar ante el de las cartas consagradas no es, pues, elocuente rey y su cotte, para que informen allá y hagan de suyo para ilustrarnos sobre su razón de identi- ciertas solicitudes; la insjrución quiere ser una dad: por qué justamente esos textos y exactamen- pauta de lo que han de hacer. Su primer editor, te ese número. Posiblemente se nos abra una vía Diego Barros Arana, se refiere a ella como un de comprensión si perseguimos el curso de la cuadenu, manuscrito conservado en el Archivo, de formación de ese corpus Indias, “complemento de la correspondencia diri- editores. gida por Valdivia al rey de España”: reconoci- \ e -- miento expreso, ratificado por la fisonomía del documento, de que éste carta no El mensaje- ro (Rodrigo González no fue a la postre de la Constitución del Corpus cronístico-+%- - - partida) lleva, sí, la extensa carta al rey (8) que ha de servirle de presentación. valdiviano Descontada, entonces, esta insjrución, las demás sí son cartas; pero nb todas de relación: hay, por El pqceso de formación del cuerpo de las car- ejemplo, carta de pésame (1), de presentación (4), tas es susceptible de graduarse-en tres tramos. de cortesía (7), de petición (5) y así. Tampoco es- El primero corre entre 1846 y 1865, y está se- tán &, sin embargo, todas las cartas que Valdi- ñalado por la publicación de cinco cartas de Pe- via pudo subscribiq ni siquiera las que se con- dro de Valdivia al rey o al emperador. Son la 2, servan hoy identificadas: hay material que Medina 6, 8, 10 y 11, que aparecen por primera vez dis- dejó expresamente de lado reputándolo puramen- persas en el tomo 1 de Documentos complementa- te buro~rático.~Pero, incluso si esta circunstancia rios a la Historia fiica y política de Chile de constituyera causa atendible de omisión, existe 24. Dibujo de don Felipe Huamán Poma de Aya- Claudio Gay.6 A sus manos llegaron por medio carta de Pedro de Valdivia que no es posible por la, del manuscrito titulado: Nueva Crónica y del biblióíjlo francés Henry Ternaux -según Ey- ningún concepto calificar así, y que, no obstante, Buen Gobierna Alude a las luchas civiles en el zaguirre (p. X), como copias sacadas de la llama- no está incorporada-en el conjunto consagrado: la Perú que en.ntamn a los, Pizarro con los da “colección Muñoz”: una ingente masa de do- 34 reprodujo Jaime Eyzaguirre en la reimpresión de Almap.*. cumentos (más de ciento cincuenta volúmenes, se 1. Así las designé en mi la misma fecha que el si- Eyzaguirre y una reseña bi- de Filologia Hispánica mentada introducción de pechable como la Philip H. edición de 1970 (luego guiente: Concepción, 15 de bliográfica de Víctor M. cuando hemos tenido sus Eyzagull?.e, titulada “El ha- & A. S. W. Rosenbach 1978 ‘y 1986) para la Edi- octubre de 1550. Chiappa. Cuando no se in- lecturas originales a la vista. llazgo de las cartas de Pe- Foundation nos entera de torial Universitaria de San- dica otra cosa, citamos esa dro de Váldivia”, y también que también allí se conser- tiago, aplicándoles el rótulo 3. Lo hace en su magna nota preliminar de Medina. 5. Por ejemplo, “las [car- la lista levantada por Medi- van hasta cinco “cartas- de usual en los documentos edicióp .de las Cartás de Pe- tas] que figuran en el Libro na de referencias epistolares obligación” valdivianas, de americanos de ‘parecida dro de Valdivia que tratan 4. En el Proceso de Pedro Becerro de Santiago de Chi- del conquistador. Ambas 1537; de apariencia tan indole dcl descubrimiento y Con- Viivia, p. 24, que descri- le, referentes a su elección contribuciones deberían hoy inane, regocijm‘a con fiui- qioista de Chile (SeviUa, Es- bimos adelante mota 12). de gobernador por el cabil- afinarse. El cronista Jeróni- ción a los renovados culto- 2. Para abreviar, reñero a ta I le cimiento Tipográfico M. Al citar a nuestros poiígra- do, que son brevísimas y no mo de Vivar, por ejemplo, res de la historiogda ama- estas piezas por el número Carmona, 1929), que trae fos, uniformemente signados revisten otro alcance” menta la actividad epistolo- rilla, porque la hay entre de orden, cronológico, que una “Nota preliminar”. Se por la “ortograh chilena”, (P. =). gráfica del conquistador du- ellas que hace constar la tienen en la presente edi- reprodujo en 1953 en San- sometemos sus escritos a las rante su estancia antipiza- compra por el conquistador ción, que no se correspon- tiago, por el Fondo Históri- pautas orbgráñcas vigentes. 6. París-Santiago, Museo rrista en el Perú, de que en Nasca, a 8 de agosto de de con el de ninguna edi- co y Bibliográho José Tori- Los textos antiguos se pre- de Historia Natural. Docu- Medina, por cierto, no tuvo 1537, de una esclava negra ción anterior. El escrito más bio Medina, con sentan según las no mas de mentos, tomo 1, 1846. Para noticia. El catálogo indiano que dicen Catalina. Cf. DA- extenso es el 8: (latado con “Introducción” de Jaime transc.ripción del Seminario esta reseña es de utilidad la de un repositorio tan insos- VID M. Snwun<: A Calen- El epistolario cronístico valdiviano dice) americanistas, copia, a su vez, de diferentes 1546 y 1550. Esta compilación es conocida por repositorios, que Juan Bautista Muñoz reunió - -el_essrito más importante y extenso incluido allí: por 1780, con vistas a una Historia del el hso-&+& de-.$aaldivia, como lo designa Nuevo Mundo, de que sólo vino a salir el primer Barros Arana.12 Además de este :‘proceso’’, tie- nen directa conexión con el corpus valdiviano dos Independientemente de Gay, pero siempre so- nuevas cartas del conquistador y una+z.sstrución bre Muñoz, tres de estas cinco cartas (8, 10 y emitida por él en 1550. Tres de estas cuatro pie- 11) aparecieron después, en 1852, como apéndi- zas deben considerarse separadamente. ce documental a la primera publicación de la Desde ya, el “proceso”. Se trata de un dbcu- Historia de todas las cosas que han acaecido en el mento verdaderamente excepcional, que nos intro- reino de Chik.. desde el año de 1536 hasta el duce en el tejido menudo del existir diario del año de 1575, de Alonso de Góngora Marmolejo, conquistador indiano y contiene una puntualísima en el Memorial Histórico Español.8 deposición extendida por escrito por Valdivia y Paso notable de esta etapa representa en 1861 firmada por él. Barros Arana se hace lenguas de el primer volumen de la venerable Colección de la importancia y novedad del testimonio: de ese historiadores de Chile, donde vuelven a presentar- proceso casi no ha quedado huella alguna en la se las cinco cartas mentada^.^ Si bien en el as- historia (p. 2); los más prolijos historiadores que se pecto textológits esta edición carece de relevan- han ocupado en los dos últimos siglos de la con- cia: no s9 funda ni en las piezas originales ni *& quista del Perú [han] ignorado su existencia @. 3); -siquiera- en Muñoz, sino en las dos ediciones no ha sido conocido de los historiadores de Chile, anteriores -aunque compulsándolas cuando cabe, constituye un documento precioso (p. 19): es como alega el editor, lo que, en fin, no es mucho si ignorara absolutamente entonces que ya siete, decir-, tiene, sí, el mérito de proyectar por pri- ocho años antes, en 1866, el mentado “proceso” mera vez la idea de corpus: se habla de todas había visto la luz pública en el tomo XLIX de la cinco cartas (p. w) y se las presenta reunidas en Colección de documentos inéditos para la historia el inicio del volumen.1° de España.13 Nos parece sumamente improbable Todavía cuatro años más tarde, en 1865, volve- que fuese efectivamente así, y una fiase suya pa- rá a rondarse este breve repertorio cuando Luis rece señalar que el desconocimiento del mentado Torres de Mendoza incluya dos de las mentadas - s - --+instrumento lo circunscribe exclusivamente a piezas (8 y 10) en su Colección de documentos &estro pais: desconocidas en Chile (p.