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Conferencia enamoró, muy pronto, de la Isla Dorada y en ella dirigió el recién creado Hospital Militar, formó una familia, escribió nume­ rosos libros y murió al fin, serenamente, Don Fernando Weyler cerca del mar de Ulises. Es la fascinación por "aislarse" en el y Laviña, general Mar Latino, que describiera Gabriel Mar­ cel en su obra de teatro, El secreto está médico * en las islas. En las fantásticas islas medi­ terráneas, cargadas de destino humano al decir de Ernst Jünger. Como la isla Spet- José María Rodríguez Tejerina sai, anclada en medio del océano heléni­ co, en la que vivió, muchos años, el nove­ lista Michel Déon. Hace ahora tres años, en parecida fecha, pronuncié una conferencia titulada, Vivir, estar en una isla mediterránea, "Orígenes del Hospital Militar de Palma de es misterio y claridad a un tiempo, sentir­ Mallorca", en esta misma sala, por gene­ se casi pura mitología. rosa invitación de vuestro coronel Federi­ Don Fernando Weyler y Laviña, aun­ co Quintana. que venido al mundo en , era de Hoy volveré a ocuparme de la entraña­ origen, por sus ancestros, alemán. El ble crónica del querido Centro Hospitala­ abuelo de don Fernando vino a España rio, mas centrándome ahora en la insigne con las tropas del Archiduque de Austria, figura de don Fernando Weyler y Laviña, al igual que los Akerman, los Rotten, los valiente médico militar, cultísimo historia­ Krischofer, y, derrotadas éstas, se quedó dor, primer director de la Casa, padre, si, en España, con los Borbones. El padre del famoso general del mismo apellido, don llegó a ser coronel del Ejército Español. Valeriano, tan vinculado a la dura guerra La madre de Fernando educó a su hijo de . con sumo esmero. La familia se trasladó a Don Fernando Weyler y Laviña es un , ciudad en la que cursa Fernan­ ejemplo de la irresistible atracción que do Weyler sus estudios de Medicina, que ejercen las islas mediterráneas sobre comienza aún muy joven en el Colegio de señeras personalidades; también médicas. Cirugía de la Ciudad Condal, Colegio que Citemos, a vuela pluma, en el censo de había sido fundado, tiempo atrás, por Pere galenos célebres venidos a ejercer su Virgili. Asistió Fernando a las clases de profesión en la Isla de Mallorca, a León Botánica que impartía Bahi, en una escue­ Mosconi, erudito físico judío, cuya singu­ la patrocinada por la Universidad y la Junta lar personalidad se difumina entre los li­ de Comercio de Barcelona, de ahí su afi­ bros de su copiosa biblioteca en la sobre- ción, siempre presente a lo largo de su cogedora neblina del medioevo. Y a don vida, por los saberes botánicos. Francisco Puig, el infatigable cirujano Obtuvo el grado de licenciado en 1829 catalán, fundador de la inolvidable Escue­ y marchó enseguida a París para visitar la de Anatomía y Cirugía de Palma de los principales servicios médicos del país Mallorca, y, claro está, a nuestro Fernan­ vecino. De vuelta a España, ingresa en do Weyler, nacido en Madrid pero que se Sanidad Militar. Ya como médico del Ejér­ cito es destinado a Filipinas y, de regreso en la Península, participa, con las tropas * Conferencia pronunciada el día 20 de junio de 1997 en el Hospital Militar de Palma de Mallor­ de Cataluña y del Bajo Aragón, en la guerra ca. carlista. Combate en los sitios de Solsona

109 y Morella. Su valor es premiado con pre­ El manuscrito inicial de esta obra se ciadas condecoraciones. Más tarde es conserva en los archivos de la Real Aca­ mandado al Hospital Militar de Barcelona demia de Medicina y Cirugía de Palma de y después al de y, al fin, al de Mallorca. Fue, pues, este libro una memo­ . Contrae matrimonio ria que presentó don Fernando a esa con una distinguida señorita mallorquina, Corporación. apellidada Nicolau. En el año 1838, fruto El doctor Weyler, con letra primorosa, de éste enlace, nacerá Valeriano Weyler y escribe en la portada de la misma: "Apun­ Nicolau, que alcanzaría a ser, con el co­ tes médicos-topográficos sobre la Isla de rrer de los años, capitán general, duque Mallorca. Memoria que para el concurso de Rubí, marqués de Tenerife, Hijo Ilustre de oposiciones a una plaza vacante de de Palma de Mallorca. El militar que cas­ socio de número de esta Academia de tigó, severamente, en Cuba, a los nacio­ Medicina y Cirugía de estas Islas, presen­ nalistas, y a punto estuvo, por su sagaci­ ta el socio corresponsal de la misma doctor dad y competencia militar, de sofocar las D. Fernando Weyler y Laviña. Marzo de llamas de la independencia que habían 1854". encendido los patriotas de Santo Domingo y Cuba. El libro fue impreso el año siguiente, 1855, en 4-, por la imprenta de Pedro José Ya instalado, definitivamente, en Ma­ Gelabert de Palma, y consta de 320 pági­ llorca, don Fernando Weyler y Laviña, nas y figura don Fernando como "Doctor alterna sus obligaciones profesionales, de médico-cirujano, médico mayor del Cuer­ médico y cirujano, con la Botánica; herbo­ po de Sanidad Militar, socio de número de riza. Y publica su primer libro: Elementos la Academia de Medicina y Cirugía de de botánica anatómica: descripción fisio­ estas Islas y corresponsal del Instituto lógica de todas las partes de las plantas, Médico Valenciano, etc." de sus diferentes funciones y principales Cita Weyler en el libro, a modo de métodos de clasificación, libro de 136 pórtico, una frase escrita por Gaspar Casal páginas en 4- y que se imprimió en la en su Historia natural y médica del princi­ imprenta mallorquina Umbart, en 1843. pado de Asturias: "Sin perder de vista Tres años más tarde, en 1846, tradujo, estas reglas que ofrezco guardar en esta sin darla a la imprenta, la obra de Cam- pequeña historia escribiré sólo las cosas bessedes titulada, Enumeratio plantarum que tengo vistas y averiguadas por mis quas in insulis Balearicus collegit... earum- propias experiencias". que circa mare Mediterraneum distribtio. Weyler y Laviña vuelve a mencionar en Traducción a la que siguieron dos trabajos el libro la importancia de los estudios de carácter clínico; uno leído en Granada, médico-topográficos, "tan descuidados en en la Academia del Cuerpo de Sanidad la actualidad". Y especifica: "Instalada la Militar, sobre un caso de oftalmía purulen­ ciencia médico-topográfica, desde que el ta, y, el segundo, aparecido en la Bibliote­ inmortal: anciano de Coos, legó a la pos­ ca Médico Castrense, que relataba una teridad, su inimitable libro de aere, aquis operación de castración a consecuencia et locis, uno de los pocos que el día se le de un hidrosarcocele de origen venéreo. concede como autógrafo". Pero el libro que había de darle una Luego de numerosas páginas se arriba gran fama local no lo publicó hasta 1854, al capítulo 29 que se refiere a la patogra­ cuando contaba ya cuarenta y seis años fía. Historia de la medicina en general. Bio- de edad y lleva por título, Topografía fisi- bibliografía. Y, en el capítulo 3- a la His­ co-médica de las Islas Baleares y en toria de las enfermedades. Epidemiología particular de la de Mallorca. balear. Enfermedades consideradas en

110 general. Causas. Antagonismos. Terapéu­ tualiza, "exige la talla o litotricia según los tica. Enfermedades más frecuentes en la casos, que se presentan con frecuencia, Isla. Hernias. Mal de piedra. Enfermeda­ por cierto, y estas operaciones tan serias des de la piel. Afecciones cancerosas, y delicadas, se ejecutan con tino y maes­ escrofulosas. Reumatismo, gota. Apople­ tría por los bien acreditados operadores jías. Melena. Diarrea. Disentería. Calentu­ de esta capital". ras en general y en particular. Considera­ El autor dogmatiza asimismo sobre la ciones sobre el resto de las enfermeda­ sífilis y otras enfermedades de la piel, "que des. Termina con el capítulo 4S, que trata casi merecen el nombre de incurables, ya de Necrología. por estar los que la padece, sometidos al Harto prolijo resultaría querer hacer una continuo influjo del clima y método de vida exhaustiva recensión de este libro. Men­ que las causa y sostiene, ya que la incuria cionaremos solamente algunos de sus de los que la padecen que no acuden a artículos. Al referirse, por ejemplo, a las buscar el remedio, sino cuando son exten­ hernias, atribuye la frecuencia de las sas y añejas. La proscripción del abuso mismas en las Islas Balears, " a la fibra del pescado y del tocino, agentes señala­ floja de los naturales, y transmitida la dos desde muy atrás, como productores disposición de generación en generación, de este mal; el uso de los baños que sólo y sostenida por el abuso de los alimentos se emplean en el rigor del verano, el aseo, farináceos, peces, oleosos, frutas y de­ etc., son los principales medios que pue­ más que relajan los tejidos y ensanchan den evitar su desarrollo y coartar sus los intestinos con los gases que acarrean efectos". su digestión"."La profilaxis de esta inco­ Atribuye las fiebres intermitentes, "al modidad -añade- está contenida en la influjo de la intoxicación atmosférica", y mutación de la alimentación, haciéndola sólo se dan en las personas "en quienes más animal, más excitante, si así puede se encuentra empobrecido el sistema decirse; porque la curación sólo es posi­ sanguíneo"." Las intermitentes benignas ble en la infancia." serían hijas de los lugares secos, las También analiza la litiasis, en su forma perniciosas de los pantanos". renal y vesical, que ataca a los dos sexos, El 2 de enero de 1856 pronuncia don particularmente en las regiones húmedas Fernando el discurso inaugural de la como las norteñas y, en Mallorca, su fre­ Academia de Medicina y Cirugía de Palma cuencia vendría condicionada "por el uso de Mallorca, que versa sobre Hipócrates, de ciertos alimentos y bebidas, como el autor al que Weyler profesaba cierta aver­ pescado, abuso de carnes, vinos y aguas, sión, y al que atacó duramente. Estas crí­ las que aquí tienen una composición quí­ ticas ocasionaron a Weyler muchos dis­ mica particular, en la que abundan ciertas gustos, según revelará, años después, en sales calcáreas". A esto hay que sumar - el prólogo al libro que acerca de Ramon dice- el efecto de una atmósfera húmeda, Llull publicó en 1866. "Mis convicciones caliente o fría, que estimula la piel, y a los son más fuertes que todas las considera­ ríñones por simpatía, y por consiguiente ciones humanas". "En 1855 mi juicio so­ su alteración de secreción, etc." "He ob­ bre Hipócrates, fue recibido por algunos servado -continúa- que sólo con dejar el con denuestos y sarcasmos y no comba­ país, se corregía la litiasis renal, y volvía tido por razones". a reaparecer con regresar a la Isla". El 18 de septiembre de 1858 pronuncia Para el tratamiento de la litiasis está de don Fernando Weyler el discurso inaugu­ acuerdo con los "métodos aconsejados en ral correspondiente a ese año del curso los autores". Sin especificar cuáles son de la Academia Quirúrgica Mallorquina de éstos. La litiasis vesical, en cambio, pun­ la que era, por entonces, don Fernando

111 director. Trata sobre su certeza de que va a dirigir, personalmente, O'Donnell y, "no existe la naturaleza medicatriz, en el "en la que se lograron victorias estériles", sentido lato, que admiten la mayoría de como el triunfo de los Castillejos obteni­ los médicos". Este trabajo es, tal vez, el dos por don Juan Prim, la conquista de mejor de todos los publicados por Weyler, Tetuán, la batalla de Wad-Ras. El sultán el más realista. Se rebela en él contra la de Marruecos firmó, al fin, el armisticio y idea de que, "la naturaleza medicatriz vela entregó a España una indemnización de por la salud apartando o neutralizando los cien millones de pesetas. De "guerra gran­ agentes que la dañan". Y cita en apoyo de de y paz chica" calificó alguien a Esta su hipótesis los casos de muerte por contienda. acaloramiento o frío, las fiebres miasmáti­ Mas volvamos a la Mallorca del año cas y contagiosas, el tifus, el cólera, la 1859. De los primeros destinados a for­ mordedura de reptiles, circunstancias mar parte del llamado ejército de observa­ todas ellas en las que sobreviene la muerte ción, que se concentra en la provincia de sin que el organismo saque a relucir el Cádiz, es el subteniente don Tomás Vile­ generoso poder reparador que le atribu­ lla. Y don Fernando Weyler y Laviña, Jefe yen los antiguos. "Nosotros -afirma- los de Sanidad Militar de Baleares, recibe, a que nos dedicamos a la parte de la medi­ su vez, orden perentoria de incorporarse a cina que se llama cirugía, somos los que las fuerzas que debían pasar a África. con más copia de datos podemos negar la Y se malogra, ahora ya para siempre, existencia de ese generoso principio. Y, si la vocación médica de Weyler, subyugada no, fractúrase el cráneo, húndese las de continuo a su condición militar, que le esquirlas en el cerebro y los transtornos convierte, para el resto de su vida, en un que sobrevienen acarrean la muerte, si el disciplinado facultativo al servicio del Ejér­ profesor no las extrae con certera mano" cito. La afición, sin embargo a escribir no "Lo mismo -amplía- ocurre con los aneu­ le abandonará jamás en todos los días de rismas, las hernias estranguladas, las su existencia. Y en África redacta, en un cataratas, etc." retorno sentimental a su juventud, y su "La naturaleza medicatriz -concluye- no amor a la Botánica,un Catálogo de las existe sino en las leyes generales de la plantas naturales observadas por don vida, en las reacciones físico-quimo-vita- Fernando Weyler y Laviña, jefe de Sani­ les del organismo, y por consiguiente nadie dad Militar del Primer Cuerpo del ejército probar podrá, dónde principia, dónde exis­ de África, en las excursiones y expedicio­ te y dónde acaba; que a su falta debe la nes que verificó en la parte del Norte del cirugía sus adelantos y los triunfos con imperio marroquí, durante la última guerra que diariamente enriquece sus dominios; con dicho imperio en las regiones que ésta recuérdese que el Magister dlxit no es tan tuvo lugar, desde el 19 de noviembre de enérgico como el Magister probavif. 1859 hasta el 3 de mayo del siguiente año. Don Fernando por estos años había Palma, Imprenta Gelabert, 1860, 12 pági­ emprendido con afán el camino de la nas. medicina. Parecía ya definitivamente vin­ Y también da a la luz otro trabajo cien­ culado a una vida fecunda como médico y tífico, titulado: Apuntes tipográficos sobre cirujano. la parte del imperio marroquí que ha sido Pero surge, estamos en el año 1859, la teatro de la última guerra con España. guerra de África. Las cabilas del Rif adop­ Pedro José Gelabert, 1860. tan una actitud hostil hacia España. El Don Fernando vuelve siempre a Mallor­ gobierno español considera cuestión de ca, a la isla de sus amores, a la que arribó honor declarar la guerra a Marruecos el cuando apenas contaba treinta años de 22 de octubre de dicho año. Guerra que edad, y sigue escribiendo, sin cesar. En

112 1862 publica un libro muy importante: Asimismo de estos años es la Memoria Historia orgánica de las fuerzas militares sobre la oftalmía purulenta que padecen que han defendido y ocupado la isla de nuestras tropas. (En la Biblioteca Médico Mallorca, desde su conquista en 1229 Castrense Española, tomo I). hasta nuestro días, y particularmente Mas, don Fernando está por entonces desde aquella fecha, hasta el advenimien­ muy ocupado. Prepara un extenso libro to al trono de la Casa de Borbón. sobre Ramon Llull, personaje medieval que De este curioso tratado hizo una se­ le atrae, fascina y decepciona a un tiem­ gunda edición Luis Ripoll, con otro título: po. En 1866 da al fin a la imprenta su Historia Militar de Mallorca (Siglos XIII al obra, que titula: Raimundo Lulio juzgado XVIII), impresa en Mossèn Alcover, Edi­ por sí mismo, consideraciones crítico-cien• ciones de Ayer, 271 páginas, Palma de tífico-comparativas sobre varias de las Mallorca, 1968. doctrinas que profesaba este iluminado doctor, según se leen en sus numerosos No se trata de una historia militar pro­ libros. Palma. Imprenta Pedro José Gela­ piamente dicha sino de una reseña de bert. Impresor de S.M. 1866. 49 562 pági­ hechos inéditos y curiosos como por ejem­ nas. plo, la manera de vestir de los miembros de los Jurados y del Grande y General Este libro, en nuestros días, tan consa­ Consejo y cuales eran sus atribuciones. Y grados al estudio de las doctrinas Mia­ se hace una exacta relación de las dife­ ñas, nos parece discutible en sus plantea­ rentes fuerzas armadas existentes en mientos ideológicos. Aunque se encuen­ Mallorca y de las armas que empleábanla tran en él noticias inéditas, y de sumo ballesta, el cañón. La forma de constituir interés. Y hay que hacer resaltar que, es las bandas de música, los tambores, pífa­ el primer tratado que se ocupa de Ramon nos y trompetas y, a través de las láminas Llull como médico. En su capítulo II, con­ en color que ilustran el libro, contempla­ sagrado a las ciencias cosmológicas de mos la silueta, el colorido de las bande­ Lulio, tras hablar de "el Caos o composi­ ras, estandartes, pendones, flámulas y ga­ ción del Universo", de "Astronomía", "Bo­ llardetes; y vemos los diversos uniformes tánica", "Física", "Geología y Mineralogía", empleados. "Geometría", "Milicia", "Química", "Alqui­ mia" y "Zoología", se refiere, en la letra J, También se ocupa don Fernando con a la "Medicina". Y, leemos en el índice, la meticulosidad que revela su ascendencia pauta de su estudio: "Lulio no fue innova­ teutona, de las fortificaciones de Mallorca dor ni fundador de verdadero sistema y de los haberes de las tropas, del costo médico". -Cómo concibió la ciencia. Va­ de las ropas,armas municiones y toda rios pensamientos suyos sobre la Medici­ suerte de pertrechos militares. Es un tex­ na y sus partes.- Escritos especiales: "Arte to, pues, que aporta una serie de datos compendioso de la Medicina". "De las precisos, muy útiles para lograr tener un regiones de sanidad y enfermedad". "De puntual conocimiento de la historia de la levedad y poderosidad de los elemen­ Mallorca. Quizás sea el libro más logrado tos. Arte de los principios y grados de la de Weyler. La causa es obvia, en su re­ Medicina". "Juicio sobre la Medicina Mia­ dacción se dieron cita las dos grandes ña". aficiones de su autor, la milicia y la litera­ Posteriormente, hasta el folleto publi­ tura histórica. cado por José Ma Serra de Martínez, Un año más tarde publica nuestro médico, historiador y musicólogo barcelo­ médico militar un folleto: El ciprés, consi­ nés, aparecido en 1924, en Estudi deraciones sobre este árbol. Por F.V. y L. franciscans,Barcelona, y titulado, La Palma 1863, 49, 16 páginas. Medicina Luliana (Apunts i comentaris) no

113 se había ocupado nadie de Llull como filó­ Han transcurridos otros diez años desde sofo de la Medicina. Luego vendrán los su discurso sobre la génesis de la litiasis estudios sobre este tema ; nuestros, de y don Fernando vuelve a coger la pluma Contreras, de Sevilla... para escribir ahora acerca de temas médicos relacionados con la cultura ára­ Hay que proclamar, por tanto, porque be. Serán sus últimos escritos. Titula el es de justicia, el gran mérito de Weyler al primero de ellos, Alralis-Abuhali-Añhasen- abordar por vez primera el estudio crítico Ebenhalí-Ebensina. (Avicena). Y, el segun­ de esa fascinante vertiente del saber lulia- do, el postrero, que redacta poco antes de no. morir, un nuevo discurso inaugural en la Pasan los meses y el doctor Weyler y Academia de Medicina y Cirugía de Palma Laviña que ha reingresado en la Acade­ de Mallorca, que versa sobre Considera­ mia de Medicina y Cirugía de Palma de ciones histórico-críticas-etnográficas sobre Mallorca como miembro numerario, pro­ el período de la medicina arábiga. Y que nuncia el discurso inaugural en la sesión lee el día 21 de enero de 1879. Era por pública celebrada el 2 de enero de 1868. entonces Weyler presidente de la Acade­ Que titula: ¿Cuales son las causas de la mia, cargo para el que había sido elegido frecuencia de la litiasis en la Isla de Ma­ el 4 de diciembre de 1878. Que pudo llorca y de los medios de remediarla, ejercer muy poco tiempo, pues falleció el impidiendo su desarrollo?, problema,ya lo 7 de mayo de 1879. hemos dicho, que le había preocupado a En el acta de la sesión inaugural cele­ don Fernando cuando escribió su Topo­ brada el 26 de enero de 1880, ya figura grafía-físico-médica de las Islas Baleares. como nuevo Presidente don Antonio Gela­ Desde su Topografía Físico-médica bert. El Secretario de Gobierno, don José hasta este reglamentario discurso acadé­ Enseñat y Raspalí, después de hacer un mico, en esos tensos trece años, al igual resumen de las actividades académicas que en los dos lustros venideros, se van a del pasado curso, finaliza su disertación suceder en España profundos cambios pronunciando el elogio necrológico de don políticos y socio-económicos. Fernando Weyler y Laviña, de quien dice: "No ha muerto para la Ciencia . El espíritu Señalemos, sucintamente, la regencia del difunto presidente de la Academia, de Doña María Cristina, el gobierno de unido a los de D. Francisco Oleo, de Isabel II y los mandatos de Mendizábal, D. Gabriel Floriana y de cuantos socios Espartero, O'Donnell, Narváez. numerarios le han precedido, inspirará a Dirigió luego los destinos de nuestro la Corporación en el examen de los pro­ país González Bravo hasta que, destrona­ blemas médicos. Con esta guía, La Junta da Isabel, fue elegido rey de España de Gobierno propondrá cuestiones higié­ Amadeo de Saboya. Fracasado también, nicas y terapéuticas, para provecho de la quizás por el atentado que causó la muerte provincia balear". del general Prim, se proclamó a poco la En el momento de fallecer don Fernan­ Primera República, de carácter federal, do, hace unos cinco años que el general que tuvo cuatro presidentes en los once Martínez Campos ha proclamado, en meses que duró: Estanislao Figueras, Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, rey Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón a Don Alfonso XII, el hijo de Isabel II. y Emilio Castelar. En 1876 los carlistas adictos a Carlos Mallorca se vio asolada mientras tanto VII, don Carlos María de Borbón, duque por varias epidemias de peste; de cólera, de Madrid, han sido derrotados por la como la terrible de 1865, de fiebre amari­ acción conjunta de los generales Primo de lla, de difteria. Rivera y Martínez Campos. La guerra car-

114 lista ha terminado y el pretendiente cruza Nunca podremos conocer totalmente su la frontera francesa. perfil espiritual. Porque lo esencial en todo La figura política ahora es la de don ser humano es aquello de lo que jamás se Antonio Cánovas del Castillo, quien con­ habla, como afirma Kawabata, el poeta solidó la monarquía para una generación, japonés. "aunque no fue hombre capaz de dotarla Presumimos que don Fernando era, por de una base bastante sólida para una su herencia paterna, hombre de fuerte centuria". carácter, asaz orgulloso, displicente con Por los años en que muere el doctor las cosas de España y aún de Mallorca. Weyler y Laviña, atraviesa Mallorca una Era de psicología germánica, autorita­ inesperada época de bienestar económi­ rio; aristocrático. co. La filoxera ha destruido los viñedos Su justificado orgullo se deja traslucir franceses y Francia, nación muy consumi­ en sus escritos. "Dotado por la naturaleza dora de vinos, se ve obligada a importar­ -dice por ejemplo- de un ¡limitado deseo los de los países no afectados por la plaga, de aprender, no he perdonado medio España e Italia. Los viñedos mallorquines alguno en todas las épocas y situaciones se hallan en pleno rendimiento por aque­ de mi vida para satisfacer tan noble sen­ llos años setenta. La exportación de vinos timiento". Y, al calificar sus trabajos sobre a Francia se ve favorecida por las bajas Ramon Llull, se ufana: "Me corresponde tarifas arancelarias francesas y por los manifestar que en todos resplandece la altos precios que se pagan en el país exactitud y veracidad y que algunos de vecino. ellos tal vez sean los primeros en su clase En Felanitx la actividad vinícola es que han visto la luz pública en nuestra extraordinaria. Las viñas se extienden por patria, y que todos deben el ser a un padre, toda la isla. Porto Colom inaugura un trá­ que para ciertas personas de menguados fico marítimo directo con Sète, ciudad en sentimientos, tiene la imperdonable falta la que muchos mallorquines, felaginenses de no haber nacido en el país". en su mayoría, han establecido almace­ Era un hombre escéptico, desengaña­ nes de vinos. do. Lo afirma en el referido prólogo de Hace apenas unos meses que comien­ Raimundo Lulio juzgado por sí mismo: "Mi za a conocerse la obra fisiológica de desconfianza o mejor mis temores, eran Claude Bernard. Don José de Letamendoi hijos de la incredulidad que en mí sobre­ y Manjares, el aparatoso catedrático de sale, y diariamente va en aumento con los anatomía de la Universidad de Barcelona, repetidos desengaños que contemplo a acaba de ser nombrado titular de la asig­ cada paso, y me hacen recelar, con razón, natura de patología general de la Facultad de los hombres en general". de Medicina de Madrid. De su austeridad no cabe duda alguna. Y, hasta aquí, enmarcado en su época, Austeridad que tuvo en alto grado también don Fernando Weyler y Laviña, en el sentir su hijo Valeriano. El único placer que se de Laín Entralgo, el hombre de todos. permitía don Fernando era el de estudiar: Pero ¿cómo era el hombre de secreto? "porque el estudio no ocasiona más re­ mordimientos que las pérdidas motivadas Conocemos su figura física por una en los instantes dedicados al ocio y los fotografía, en blanco y negro en la que vicios en que viven encenagados tantos aparece, de uniforme, con el pecho pleno individuos mal llamados hombres". de condecoraciones. Luce un enorme bigote y adivinamos que es hombre de En fin, este médico militar que afirma­ escasa estatura, de ojos inquisitivos, no ba que "sus convicciones eran más fuer­ sabemos si azules u oscuros. tes que todas las consideraciones huma-

115 nas", era un librepensador, un agnóstico. indiferente, sin fe religiosa, pues el amor a En su último discurso proclama, abierta­ la patria chica sólo pueden sentirlo los mente, que el hombre desciende de los hombres transidos de Dios. monos lemúridos, adhiriéndose a las hipó­ Compleja fue el alma de don Fernando tesis transformistas, tras rechazar la tesis Weyler y Laviña. De virtudes tan exagera­ monogenista, el hombre procedería de una das que parecen defectos. Con pecados sola pareja, y aceptar la teoría poligenis- tan exiguos que no logran hacer destacar, ta. con su sombra, la luz de los méritos. Estos conceptos y otros también heré­ Consiguió, sin embargo, escribir unos ticos para la época, influyeron en el hecho libros que hoy, más de un siglo después de que en la anteportada del discurso del de su publicación, se leen, se discuten, se doctor Weyler se copiara, insólitamente, reimprimen. el artículo 68 del reglamento de la Real Amó don Fernando a Mallorca con un Academia de Medicina y Cirugía de Palma querer profundo y, como tal, acongojado. de Mallorca: "La publicación de las memo­ Hasta poseyó, en un bello lugar de la isla, rias y demás escritos hecha por acuerdo en Son Roca, cerca del camino viejo de de la Academia no supondrá que ésta Sineu, una casa con árboles, un huerto, acepte ni prohije las opiniones que contu­ un jardín, unas palmeras, desde la que se viere las cuales seguirán perteneciendo columbraba el mar. Una casona en la que exclusivamente a los autores de aquellos". resonarían las risas ilusionadas de algún Don Fernando, que sepamos, nunca niño. De ese niño pequeño que todos lle­ sintió nostalgia por retornar a Madrid, un vamos en el cerebro, en el corazón o en el sentimiento muy fuerte en la mayoría de fondo de nuestras pupilas, como un testi­ los nacidos en aquella ciudad incompara­ monio ingenuo de la presencia del Crea­ ble. Ni a Barcelona, en cuya universidad dor, y que está siempre junto a nosotros, realizó sus estudios médicos. Esta falta a lo largo de nuestra extraña, inquietante, de añoranza nos hace presumir era un ser maravillosa aventura humana.

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