CASTELLOLOGÍA DE LA CUENCA VALENCIANA DEL RÍO TURIA. III José Vicente Gómez Bayarri Académico De Número De La RACV
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CASTELLOLOGÍA DE LA CUENCA VALENCIANA DEL RÍO TURIA. III José Vicente Gómez Bayarri Académico de Número de la RACV Español Resumen: En este artículo de la Castellología de la Cuenca Valenciana del río Turia III abordamos el estudio de las construcciones de la arquitectura de carácter militar y señorial, localizadas en poblaciones ribereñas de dicho cauce fluvial que están ubicadas en la comarca valenciana del Camp del Turia. En dicha comarca se asientan diversas poblaciones que conservan fortificaciones o castillos, restos de las murallas que rodeaban el casco antiguo de la población, o torres construidas en el recinto amurallado. Muestras de ello, en la zona ribereña, es el castillo de la Loma de la Sang de Liria y los castillos de Benissanó, de Ribarroja o los restos castellísticos de Vilamarxant; las murallas medievales de Liria y de Benissanó, con tres puertas de acceso a la población, o la de Benaguacil. Palabras clave: Castellología Cuenca del Turia en la comarca Camp del Turia. 1 I. GENERALIDADES Preámbulo En este artículo de la Castellología de la Cuenca Valenciana del río Turia III abordamos el estudio de las construcciones de la arquitectura de carácter militar y señorial, localizadas en poblaciones ribereñas de dicho cauce fluvial que están ubicadas en la comarca valenciana del Camp del Turia. En dicha comarca se asientan diversas poblaciones que conservan fortificaciones o castillos, restos de las murallas que rodeaban el casco antiguo de la población, o torres construidas en el recinto amurallado. Muestras de ello, en la zona ribereña, es el castillo de la Loma de la Sang de Liria y los castillos de Benissanó, de Ribarroja o los restos castellísticos de Vilamarxant; las murallas medievales de Liria y de Benissanó, con tres puertas de acceso a la población, o la de Benaguacil, estudiada esta última por Aurelio Alonso. Los castillos eran fortificaciones que tenían una finalidad defensiva y de control del territorio. Este tipo de obra arquitectónica se emplazaba generalmente en montículos o “tossals” estratégicos, eligiendo para su levantamiento una buena ubicación. En el entramado del poblamiento del área geográfica donde se alzaban desempañaban una función específica. Desde él se ejercía el poder de manera puntual y discontinua. Eran recintos cerrados, disponían de torre del homenaje y estaban protegidos por una muralla, en muchas ocasiones almenada que facilitaba la defensa. La muralla con frecuencia era perimetral. El número de puertas de acceso era reducido. En ocasiones varios castillos configuraron una línea defensiva apoyada por una serie de torres-atalayas de vigilancia, ubicadas en altozanos, con objeto de permitir el mejor control de las rutas de comunicación o de otear un extenso territorio. Las diferencias de los castillos eran notables según su emplazamiento, finalidad, entidad de la plaza que defendían y materiales utilizados en su construcción. Los de mayores dimensiones y los mejores estructurados poseían un recinto amurallado con almenas, aspilleras, albacar, torres, dependencias, aljibes, almacenes, etc. Los materiales utilizados eran esencialmente mampostería, tapial, sillería, adobes, arcillas y cal. Con el crecimiento y consolidación de la población, para evitar el peligro exterior y favorecer su defensa algunas localidades fueron amuralladas. Las tierras ribereñas en este tramo del Turia estuvieron jalonadas de fortificaciones por donde discurrió el río. Muchas de estas fortalezas se levantaron sobre restos castrales de épocas anteriores; otras se alzaron durante las invasiones almorávide y almohade o posteriormente y se adaptaron a las necesidades del poder establecido al incorporarse este territorio del reino de Valencia al ámbito cristiano. (1) 2 Mapa de fortificaciones de la comarca del “Camp del Turia” 3 II. ANÁLISIS DE POBLACIONES DE LA CUENCA DEL TURIA EN EL CAMP DEL TURIA 1. FORTIFICACIONES DE LIRIA 1.1. Ubicación de la ciudad y fortificaciones La histórica ciudad de Liria, capital comarcal del Camp del Turia, se encuentra a unos 25 kilómetros de la ciudad de Valencia en dirección hacia las tierras de la Serranía valenciana. Se levantó en la ladera de un cerro y en el límite geográfico entre el llano y las primeras estribaciones montañosas. Está situada en un lugar estratégico y desempeñó la función de control de la vía de comunicación que enlaza las tierras de la comarca de l’Horta con las del interior de la provincia en dirección noroeste. Según Josef Castelló, Liria tiene su asiento en un valle que forman dos montecillos. Beben sus habitantes de una copiosa fuente, con cuyas aguas sobrantes y las de otras que nacen en sus alrededores riegan una porción de huertas (1). A. J. Cavanilles señaló que desde el cerro de San Miguel se ve Liria que se extiende a sus pies extendida de oriente a poniente, y más allá hacia el norte su dilatado campo llega hasta los confines de los montes de Portaceli, Olocau y Alcublas. Miranda hacia mediodía se ve correr el Turia desde que sale de los montes de Pedralba hasta más allá de Ribarroja (2). Las fortificaciones localizadas en Liria son el Castillo de la Loma de la Sangre, las murallas medievales y el Fortín de San Miguel. Además existen diversas masías fortificadas en su demarcación territorial. 1. 2. Descripciones El castillo de la Loma de la Sangre se levantó en el tossal o cerro de su nombre. Fue el núcleo primigenio de la ciudad y ocupa el espacio de la denominada “Villa Vella”, concretamente, el entorno a la actual Iglesia de la Sangre. Basamentos y vista parcial exterior de la iglesia de la Sangre 4 Puerta de acceso de la iglesia de la Sangre. Finales del s. XIII El castillo fue construido en época musulmana. Fue mandado edificar por el rey al- Mustaīn II de Zaragoza a finales del siglo XI, al desmembrarse el Califato de Córdoba y constituirse los reinos de taifas peninsulares. Se considera que tuvo un traza similar al castillo de Ŷubayla o Puig en la comarca de L’Horta Nord, pues dichas fortificaciones se edificaron con el mismo objetivo, que no fue otro que aislar a Valencia antes de proceder a su asalto en el contexto de enfrentamiento entre las huestes del régulo islámico y las mesnadas del Cid (3). La población de Liria y su castillo fueron incorporados a la órbita cristiana en el reinado de Jaime I. Son escasos los restos arqueológicos que se conservan de esta fortificación: se limitan a basamentos de varias torres y de algunos lienzos de murallas mezclados con construcción moderna. El Museo Arqueológico Municipal alberga muestras de algunos elementos arquitectónicos. También en época islámica se debieron levantar las murallas que rodeaban y servían de custodia y defensa a la medina árabe. Configuraron un recinto fortificado remodelado en época medieval cristiana y delimitó el núcleo urbano hasta finales del siglo XVI y principios del XVII. El crecimiento de la población provocó el derrocamiento de diversos tramos. En el siglo XIX fueron derribados casi por completo las que quedaban. Algunos lienzos almenados de vestigios arqueológico se localizan en la calle Viriato y en las proximidades del antiguo castillo adosados a construcciones modernas. Son de factura cristiana, construidos sobre la antigua muralla islámica. 5 Lienzo de la muralla medieval almenada de Liria Torreón de la muralla islámica medieval de Liria Otra construcción defensiva fue el Fortín de San Miguel que se construyó junto al Monasterio de dicho nombre, fundado por el monarca Jaime II. Se levantaba en un altozano o “tossal” localizado en las proximidades de donde se encontraba la población ibera de Edeta. Se aprovechó su estratégica localización para construir instalaciones defensivas. Su emplazamiento fue aprovechado durante las Guerras napoleónicas y carlistas. Actualmente se halla completamente en ruinas. En el término municipal actual de Liria se localizan numerosas masías fortificadas. En la mayoría de los casos aunque sus remotos orígenes pudieran ser árabes los restos que se conservan corresponden a épocas posteriores. Entre ellas son dignas de citar: la Masía de Camp, que perteneció a la Cartuja de Portacoeli hasta la desamortización de Mendizábal, la Masía del Espinar que era propiedad de los monjes de la Orden de los Jerónimos de San Miguel de los Reyes hasta el año 1935, la Masía del Juez, y la Masía de Mollá. 6 1.3. Historia El término de Liria alberga numerosos yacimientos prehistóricos cuya antigüedad se remonta al Mesolítico. El período de máximo esplendor de la población fue el de la cultura ibérica, cuando la antigua Edeta se erigió en capital de la Edetania, demarcación territorial que abarcaba una franja extendida entre los ríos Palancia y Xúquer. Cuencos y vasijas de cerámica ibérica de Edeta El origen de la ciudad de Liria se localizaría en el cerro de San Miguel, lugar donde existió poblamiento humano desde tiempos remotos. Dicho poblado nos presenta un urbanismo complicado por la necesidad de adaptarse a la orografía del terreno. Según J. Aparicio Pérez en dicho yacimiento arqueológico no se observa muestras que denoten la existencia de una fortificación, quizás por haber sido desmantelado por edificaciones posteriores o por haber sido utilizadas las piedras para la realización de hormas de abancalamientos con fines agrícolas. Alrededor del s. V a/C el poblado ibérico de Edeta allí emplazado era uno de los más importantes de esta civilización en el Levante peninsular. Ptolomeo escribió: “Edeta quae et Leiria”, es decir, que Liria es sinónimo de Edeta. Se ha apuntado que el origen de este topónimo significa lugar poblado de árboles y abundantes frutos. Pío de Saboya en la obra Inscripciones y Antigüedades del Reino de Valencia afirmó que en tiempos de los romanos se le llamó Laurona -Lauro- porque fue fundada en un sitio lleno de laureles. 7 Vasijas de cerámica y vidrio Con la ocupación y colonización romana siguió siendo una relevante urbe, llamada ahora Edeta-Lauro, hasta que fue arrasada en el año 76 a/C por las tropas del general Sartorio en el transcurso de las guerras civiles.