Los Maestros Gilaberte, En El Entorno De Molina De Aragón
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Los maestros Gilaberte, en el entorno de Molina de Aragón... 57 LOS MAESTROS GILABERTE, EN EL ENTORNO DE MOLINA DE ARAGÓN (GUADALAJARA), Y SU RELACIÓN CON JOSÉ MARTÍN DE ALDEHUELA ROSARIO CAMACHO MARTÍNEZ RESUMEN En este trabajo se presenta la actividad de una dinastía de maestros arquitectos del norte de Castilla, especialmente Manuel Gilaberte, que fue discípulo y colaborador de José Martín de Aldehuela, colaboración que ha permitido la atribución a éste de algunas obras, ya aclarada la autoría por la investigación documental. ABSTRACT This manuscript presents the activity of a northern castillian dinasty of master architects, in particular Manuel Gilaberte, pupil and co-worker of José Martín de Aldehuela, whose collaboration led to the atribution of some of his works to the alter, this now being cleared out through documental investigation. 1. INTRODUCCIÓN El señorío de Molina, es un territorio amplísimo, “ancho” ha indicado A. Herrera, similar en extensión a la provincia de Álava y superior a Guipúz- coa, que cubre 3.350 Km2, en 4 sesmas: el Sabinar, la Sierra, el Pedregal y el Campo, agrupando un número importante de poblaciones, que constituyen un partido judicial, cuyos límites no se corresponden totalmente con los límites históricos de la antigua entidad del Señorío, y cuya capital es Molina de Ara- gón, a orillas del río Gallo, plaza militar y fronteriza en el Medioevo, como demuestra la importancia de su castillo doblemente cercado1. Su topónimo también indica cambios históricos. Madoz señala como en diferentes luchas se 1. HERRERA CASADO, A.: Molina de Aragón. Veinte siglos de historia, Guadalajara 2000, 13, 53. © Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia, 28, 2006, 57-74. ISSN: 0212-5099 Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Málaga. Campus de Teatinos, E-29071 Málaga (España) 58 ROSARIO CAMACHO martÍNEZ dio a los nobles como pago a sus servicios por lo que los molineses entregaron el Señorío al Rey de Aragón, cambiando en otros momentos, hasta que Isabel la Católica juró que siempre el señorío de Molina estaría unido a Castilla, pero ha mantenido el topónimo de Aragón2. Por otro lado el Señorío perteneció a la provincia e intendencia de Cuenca durante los siglos XVII y XVIII, pasando sólo en 1802 a Guadalajara, y está integrado en la diócesis de Sigüenza. 2. LA ARQUITECTURA EN EL NORTE DE GUADALAJARA Su cercanía y esos cambios de límites entre Guadalajara, Aragón, Cuen- ca, convierte a Molina en tierra de aluvión y justifica la identidad y relaciones formales de su arquitectura. En esta zona la arquitectura se ha relacionado con el maestro José Martín de Aldehuela, a quien se han atribuido obras dada la identidad y rasgos estilís- ticos, que trabajó especialmente en Cuenca y norte de Teruel, zonas próximas, conduciendo esta relación a través de Manuel Gilaberte; y una obra suntuosa, como la parroquia de Orihuela de Tremedal, que éste dirigió hasta finalizarla, fue trazada por José Martín. El proceso de renovación de iglesias que se va a llevar a cabo en el obis- pado de Sigüenza, podría ser la razón de diferentes influencias. Como cabeza de la diócesis, se convirtió en foco de autoridad, y la iglesia de San Francis- co (Ursulinas) que realizó Manuel Serrano a partir de 1731, por encargo del obispo Fray José García, ampliando y modificando la existente, con fachada convexa, soportes sesgados y originales bóvedas, acusa rasgos de moderni- dad e influencia italiana3. Serrano, el único discípulo de Pedro de Ribera, es el maestro de las iglesias vallisoletanas de Renedo (1736), ésta por encargo del mismo obispo, y Rueda (1738)4, con superficies dinamizadas ondulantes y bóvedas similares a San Francisco de Sigüenza. Pudo influir también en la arquitectura de los Gilaberte que apenas trabajaron en esta ciudad, pero no podemos olvidar que era la sede del obispado al cual pertenecía la zona de su trabajo, pues esos rasgos no son privativos suyos. Pero tanto Manuel Gilaberte en solitario como trabajando con su hermano Joaquín, cubrieron obras en todo el señorío, que nos muestran una ornamentación rococó y atractivos muros 2. MADOZ, P.: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus provincias de Ultramar..., Madrid 1845, vol. XI, 465. HERRERA CASADO, A.: op. cit., 46. 3. ROMÁN PASTOR, C.: “La influencia del barroco madrileño en la provincia de Guadalajara”, Wad-al-hayara 27, 2000, 212. 4. BRASAS EGIDO, J. C.: “El arquitecto Manuel Serrano”, Boletín del Seminario de Arte y Arquitectura de Valladolid, 1978, 467-77. RODRÍGUEZ, G. DE CEBALLOS, A.: “Francisco Borromini y España”, en ARGAN, G. C.: Borromini, Madrid 1987, 36. Los maestros Gilaberte, en el entorno de Molina de Aragón... 59 movidos, e incluso en intervenciones parciales transformarán los sencillos es- pacios estáticos de las iglesias dinamizándolos mediante el diseño curvo de los muros y el tipo y molduraje de las bóvedas. También desde el primer tercio del siglo XVII, era notorio el influjo de Madrid. En Sigüenza, con anterioridad a Serrano, confluyeron Juan Lobera, que trazó el trasaltar de la Catedral. Otros procedían de Santander como los Villa y de la misma Guadalajara, como Francisco de Quevedo5. Por otro lado, a fi- nales del siglo XVIII, al supervisarse los proyectos de los maestros locales por la Comisión de Arquitectura de la Real Academia de San Fernando el influjo madrileño se marcó fuertemente. Además en estos años los obispos ilustrados emprendieron importantes obras de urbanismo, beneficencia, etc. donde el peso de la Academia se hace sentir más, aunque también la diócesis hizo encargos a maestros italianos, como Bernasconi quien pudo trazar la Puerta del Mercado de la Catedral6, aunque la realizó el maestro seguntino Ramón Sierra7 Una de las obras más importantes que se realizó en Sigüenza fue la igle- sia de Santa María que había trazado el maestro Julián Armero en 1791, en- cargándose la realización a Pedro Joaquín de la Puente Ortiz, Académico de mérito de la Academia de San Fernando desde 1789, junto con Mateo López, maestro Mayor de Cuenca8, y donde el juego de volúmenes de la cabecera con otros elementos es espectacular. La relación estilística vuelve a cerrarse con Mateo López quien colaboró con Aldehuela en diferentes obras. López, hijo del arquitecto Agustín López, de Iniesta, que llegó a ser Maestro de Obras del Obispado y Académico de San Fernando, en 1785, fue Aparejador en obras que trazó o dirigió José Martín. En un documento de 1784, en el que solicita su admisión al examen para obtener el grado de arquitecto de la Academia, informa haber dirigido como Aparejador, la capilla del Rosario de la iglesia de los dominicos de Cuenca, y la nueva iglesia de la Concepción Francisca, am- bas por diseños y disposición de José Martín, así como la conclusión de San Antonio Abad, también por trazas de Martín, quien la había iniciado. En la Casa de Recogidas las relaciones se invirtieron ya que la empezó José Martín por diseños de Mateo López, que fue quien la terminó9. 5. ROMÁN PASTOR, C.: op. cit., 195. 6. LARUMBE MARTÍN, M.: “La época ilustrada en la provincia de Guadalajara”, Wad-al- hajara 26, 1999, 239-89. 7. Agradezco estos datos al padre Juan Antonio Marco, que ha revisado la documentación de estas iglesias para un estudio sobre arquitectura de la zona. 8. Archivo de la Academia de San Fernando AASF Actas de la Comisión de Arquitectura (3/139), 76 8-4-1791. 9. AASF Leg. 43-1/1 (En el expediente se citan diversas obras de este maestro que trabajó en Cuenca y provincia, así como en Murcia y Guadalajara, tanto en trabajos de arquitectura como de ingeniería). 60 ROSARIO CAMACHO martÍNEZ 3. LOS GILABERTE Se puede hablar de una dinastía de maestros que trabaja en el entorno de Molina. El maestro Diego Gilaberte Lichaga, vecino de Molina, trabajó en el Señorío en 1689. Manuel Gilaberte Judes, era maestro de obras, “bien cono- cido por las buenas obras que ha hecho”. Manuel Gilaberte y Guillén, su hijo, es citado como arquitecto, aunque la titulación más utilizada es la de Maestro de Obras, y su hermano Joaquín, colaboró con él en algunas obras, aunque también trabajó solo. Hay otra generación, pues en 1826 trabajan otros dos maestros: Joaquín Gilaberte y Beltrán (hijo de Joaquín) y Bernardo García Gilaberte10. El maes- tro Santiago Gilaberte, que trabaja después de 1754 en la iglesia de Maran- chón también estaría relacionado con esta familia. En cambio el arquitecto establecido en Valencia, Antonio Gilabert y Fornés (Pedreguer (Alicante) 1716-1792), que primero titubea entre el barroco y su personal adscripción a las corrientes académicas, llegando a representar los comienzos de la arqui- tectura académica en Valencia, no parece relacionarse con éstos11. Manuel Gilaberte Judes, en 1773, trabajaba en el Monasterio de Buena- fuente y fue fiador de sus hijos en diferentes ocasiones. En 1762 intervenía en Cillas, cuya iglesia contaba con cabecera y crucero de finales del siglo XVII y ahora se reforma el cuerpo principal al que se añaden dos naves y bóvedas, obra en la que se invirtieron 19.000 r. En la misma fecha trabaja en obras accesorias a las iglesias de Torremochuela y Pradilla, (dos graneros de 4.850 r. y 1.580 r. res- pectivamente)12. En 1774 se hace cargo de las obras de Cubillejo de la Sierra, ya que a la pequeña iglesia de una nave con tres tramos se añade una capilla mayor de nueva planta, se emboveda el cuerpo central y se construye un granero, según trazas del maestro de obras del obispado seguntino Francisco Javier Delgado. La obra resultaría más compleja al querer el cura y vecinos cambiar la propor- ción cuadrada por la sexquiáltera, más esbelta y elegante (la unidad y una mitad más), lo que suponía levantar los muros nueve pies más y 9.000 r.