HISTORIA DEL REINO DE NAVARRA EN LA EDAD MEDIA

HISTORIA DEL REINO DE NAVARRA EN LA EDAD MEDIA

José M.a Lacarra

(s E I M CAJA DE AHORROS DE NAVARRA © Caja de Ahorros de Navarra - 1975 Segunda Edición - 2000. Depósito Legal: NA 278-1976 I.S.B.N. 84-500-7465-7 Impreso en Gráficas Estella, S.A. éxito obtenido por la: «Historia Política del Rci- El Consejo de Administración de la Caja de Ahorros V y no de Navarra, desde sus orígenes hasta su in- de N avarra eslimó adecuado y pertinente que juera el M Lm corporación a Castilla», de D. José María Laca- propio Sr. Lacarra, autor de la Historia extensa de N a­ rra de Miguel, publicada en la «Biblioteca Caja de Aho­ varra, publicada en tres lomos, quien llevara a efecto la rros de Navarra» en 1972, animó a la Caja a insistir so­ Historia resumida, en ejemplar único perfectamente ma­ bre el tema, pero bajo otro ángulo más sencillo y divul­ nejable. gador. Su contenido ameno y docente, ilustrativo y orien­ Era imprescindible una fuente histórica de consulta tador, cumple muy satisfactoriamente su tarea vulgaríza- que enriqueciera la bibliografía navarra. Y así lo hicimos, dora, sin perder por ello tono, rango, ni categoría. al amparo de la competencia -por todos reconocida- del Todo ello ha quedado inmerso dentro de las aspira­ ilustre medievalista estellés Sr. Lacarra de Miguel. ciones de la Caja de Ahorros de Navarra de servir a Pero era preciso también llegar al conocimiento me­ nuestra cultura regnícola, mediante el conocimiento de dio de las gentes del país mediante la elaboración de una nuestra Historia que nosfedata las enormes virtudes hu­ Historia de Navarra, más resumida, aunque no por ello manas de nuestros Reyes y de nuestras gentes. menos exhaustiva. Tal es nuestro propósito con la publicación de esta No dejaba de ser tarea bien difícil, porque el margen Historia de Navarra que fue impresa con motivo de la editorial venía a suponer cierto peligro de incidir en omi­ fiesta del libro del año 1976 y que hoy se reedita. siones de aconteceres importantes; pues nuestro antiguo Reino fue en ellos no ya abundante, sino exhuberante. Caja de Ahorros de Navarra

ÍNDICE

PRELIMINAR ...... 17

CAPÍTULO I.

Cristiandad e Islam

Los vascos antes del Islam ...... 19 Pamploneses y musulmanes ...... 20 ...... 21 Entre francos y musulmanes...... 22 Frente al Imperio carolingio ...... 23 íñigo Arista en el poder ...... 24 Pamploneses y asturianos. García íñiguez ...... 28 Los condes de Aragón y otras familias del país ...... 29 Los Banu Qasi contra . Fortún Garcés ...... 31 Bibliografía ...... 34

CAPÍTULO II.

El reino de Pamplona en el siglo X

Sancho Garcés I (905-925) ...... 35 El eclipse de los Banu Qasi, conquista de la Rioja y sumisión de Aragón ...... 3 6 Campaña de Abd al-Rahman III contra Pamplona (924) ...... 37 Prestigio de la nueva dinastía ...... 37 La sucesión de Sancho Garcés (9 2 5 ) ...... 38 García Sánchez y el Califato de Córdoba ...... 38 Los reyes de Pamplona y la sucesión al trono de León ...... 4 0 Sancho Garcés II Abarca y al-Hakam II ...... 42 Sancho Abarca ante Almanzor ...... 43 García Sánchez II (994-1004) ...... 44 Bibliografía ...... 46

CAPÍTULO 111.

Estructura política, social y cultural (Siglos IX y X)

La frontera m ilitar ...... 4 7 Cristianos y muladíes ...... 4 8 Vida religiosa y cultural ...... 4 8 Los territorios diferenciados ...... 51 La monarquía y la administración del reino ...... 52 Bibliografía ...... 54

9 CAPÍTULO IV

Sancho el Mayor (1004-1035)

Sancho el Mayor y el Islam ...... 55 Incorporación de Sobrarbe y Ribagorza ...... 56 Sancho el Mayor y el condado de Barcelona ...... 57 Las relaciones con Gascuña ...... 57 Sancho III, tutor y protector del conde de Castilla ...... 59 Sancho el Mayor, conde de Castilla y protector del reino de León ...... 61 Sancho III en León ...... 61 Bibliografía ...... 6 3

CAPÍTULO V.

Los sucesores de Sancho el Mayor (1035-1076)

La sucesión de Sancho el Mayor ...... 65 Acrecentamiento territorial: Castilla la Vieja (1037) ...... 6 6 Toma de Calahorra (1045) ...... 67 Atapuerca (1054) ...... 67 Sancho de Peñalén (1054-1076) ...... 6 8 Frente a C a s tilla ...... 6 9 Sancho de Peñalén y la taifa de Zaragoza...... 71 El rey y los señores ...... 72 Muerte de Sancho en Peñalén (1076) ...... 72 Bibliografía ...... 74

CAPÍTULO VI.

Navarra y Aragón (1076-1134)

El territorio de Aragón hasta 1076 ...... 75 La reconquista bajo Sancho Ramírez (1076-1094) ...... 76 La reconquista bajo Pedro I (1094-1104) ...... 77 Alfonso el Batallador (1104-1134) ...... 79 Matrimonio de Alfonso y Urraca ...... 8 0 La conquista de Zaragoza (1 1 1 8 ) ...... 81 Las fronteras de Castilla y de Lérida ...... 82 Expediciones a Andalucía y a Valencia ...... 8 4 Las paces de Tám ara ...... 8 4 Política ultrapirenaica y asedio de Bayona ...... 85 El desastre de Fraga (1 1 3 4 ) ...... 8 6 El testamenro real y sus consecuencias ...... 87 Bibliografía ...... 88

10 CAPÍTULO VIL El rey y el reino. Vida económica, social y cultural (1004-1134)

La monarquía ...... 8 9 La Curia y la Corte ...... 9 0 La Corte y los señores bajo la dinastía aragonesa ...... 91 Renovación económica ...... 92 Rutas de peregrinación y de comercio ...... 93 Desarrollo urbano ...... 93 Nueva estructura social ...... 9 4 La Iglesia ...... 95 La renovación eclesiástica ...... 9 6 Las artes y las letras ...... 9 8 Bibliografía ...... 101

CAPÍTULO VIII.

Restauración de la monarquía navarra (1134-1234)

García R amírez el R estaurador (1134-1150) ...... 103 Restauración de la monarquía ...... 103 Navarra frente a Castilla y Aragón ...... 104 Se proyecta el reparto de Navarra y fracasa (1140) ...... 105 Campaña de Almería y su trascendencia para Navarra (1147) ...... 106 Sancho el Sabio (1150-1194) ...... 107 Nuevo reparto de Navarra (1151) ...... 108 La Rioja y el «reino de » ...... 108 Recuperación de la Rioja (1162-1163) ...... 111 Albarracín ...... 111 La reacción castellana y tratado de paz (1179) ...... 112 Política en torno a Navarra hasta la muerte de Sancho el Sabio (1194) ...... 114

Sancho el F uerte (1194-1234) ...... 1 16 El acoso de Navarra y reparto del reino (1198) ...... 116 Ocupación de Alava y Guipúzcoa y sus consecuencias ...... 117 Las Navas de Tolosa (1212) ...... 118 Las fronteras del reino ...... 120 La sucesión al trono y el prohijamiento con Jaime el Conquistador...... 120 Bibliografía ...... 123

CAPÍTULO IX.

El reino, la iglesia, la economía y la cultura (1134-1234)

1:1 reino de Navarra ...... 125 La monarquía ...... 126 Las fuerzas disolventes ...... 126 El gobierno del reino ...... 127

11 Los obispos y la Iglesia de Pam plona ...... 128 Rutas comerciales y desarrollo urbano ...... 129 Auge económico ...... 130 Los barrios de Pamplona ...... 131 La población burguesa ...... 132 Estructura social ...... 133 Las artes y las letras ...... 13 4 Bibliografía ...... 137

CAPÍTULO X.

La casa de Champaña (1234-1274)

T eobaldo I (1234-1253) ...... 140 El rey ante sus nuevos súbditos ...... 14 0 Primeros choques con los nobles ...... 141 El Fuero Antiguo ...... 141 Cruzada a Tierra Santa ...... 142 Política nacional ...... 143 El rey Teobaldo ...... 144 T eobaldo 11 (1253-1270) ...... 145 El juramento real ...... 145 Resistencia de la Corona y mediación de San L u is ...... 147 Sumisión de la nobleza y concordia con el obispo ...... 148 Exaltación de la realeza ...... 148 Gobierno interior ...... 149 La Cruzada a T ú n e z ...... 149 E nrique I (1270-1274) ...... 150 Bibliografía ...... 151

CAPÍTULO XI.

Navarra bajo el dominio francés (1274-1328)

J uana I de N avarra (1274-1305) ...... 154 Entre Aragón y Castilla ...... 154 Blanca de Artois y Felipe el Atrevido ...... 155 La guerra civil y destrucción de la Navarreria ...... 155 Liquidación de la guerra civil ...... 157 Los gobernadores ...... 158 Los hijos de J uana 1 y F elipe el H ermoso (1305-1328) ...... 159 Luis el Hutln (1305-1316) ...... 159 Felipe el Largo (1316-1322) ...... 161 Carlos el Calvo (1322-1328) ...... 161 Gobernadores y reformadores...... 162 Restauración de la Navarreria ...... 162 Bibliografía ...... 164

12 CAPÍTULO XII.

Estructura política, sociedad y cultura (1234-1328)

Los reyes y sus consejeros ...... 165 Gestión financiera ...... 166 Las salidas al mar ...... 167 Los estamentos ...... 167 Los ricoshombres ...... 168 Infanzones y caballeros ...... 169 Buenas villas ...... 169 La Iglesia ...... 170 Los labradores ...... 172 Moros y ju d ío s ...... 173 Cultura: letras y artes ...... 174 Bibliografía ...... 177

CAPÍTULO XIII.

El reino de Navarra entre Francia y España (1328-1425)

Ju a n a II y Felipe de Evreux (1328-1349) ...... 179 Navarra se desliga de la corona de Francia ...... 179 El juramento real ...... 180 Matanza de judíos ...... 182 Amejoramiento de los Fueros ...... 182 Gobierno del reino ...... 182 La Cruzada de Algeciras y la muerte del rey (1343) ...... 183 Juana II (1343- 1349) ...... 184 Carlos II (1349-1387) ...... 185 Carlos II, rey de Navarra ...... 185 Carlos II en Francia. Prisión del rey (1356) ...... 185 Liberación de Carlos II y las revoluciones campesina y urbana ...... 186 Carlos II en Navarra. Alianza con Pedro I de Castilla ...... 187 Alianza con Aragón ...... 188 Batalla de Cocherel (1364), y vuelta a la alianza con Castilla ...... 189 Las Grandes Compañías expulsan a Pedro 1 (1 3 6 6 ) ...... 190 Carlos II ante las Compañías inglesas ...... 191 Enrique II instalado en Castilla ...... 192 Carlos II en Francia: la baronía de M ontpellier...... 192 Hacia la liquidación de las cuestiones con Castilla ...... 193 Prisión del infante don Carlos y guerra con Castilla ...... 195 Tratado de Briones (1379) ...... 196 Regreso del infante don Carlos (1381) ...... 197 Las relaciones exteriores ...... 197 Hacia la liquidación del tratado de Briones ...... 197

13 Muerte de Carlos II ...... 198 Los navarros en Grecia ...... 199C arlos III el N oble (1387-1425) ...... 2 0 0 Amistad con Castilla ...... 2 0 0 Los problemas pendientes: Inglaterra, Francia y el Cisma ...... 201 El ducado de Nemours y final del Cism a ...... 2 0 2 La familia de Carlos III y su política matrimonial ...... 2 0 3 Matrimonio de Blanca con el infante don Juan ...... 2 0 4 Muerte de Carlos III (1425) ...... 2 0 5 Bibliografía ...... 2 0 7

CAPÍTULO XIV.

Estructura política y administrativa, sociedad, economía y cultura (1328-1425)

Los reyes de la Casa de Evreux ...... 2 0 9 Administración central ...... 2 1 0 Administración territorial ...... 211 Defensa del reino ...... 211 Aspectos económ icos ...... 211 Las finanzas del Estado ...... 21 2 La m o n e d a ...... 2 1 3 La población ...... 2 1 4 Estructuras sociales ...... 2 1 4 Nobleza y aristocracia ...... 2 1 7 Cortes, fueros y legislación ...... 2 1 7 La corte ...... 2 1 9 Aspectos culturales: Artes y letras ...... 2 2 0 Bibliografía ...... 2 2 3

CAPÍTULO XV

Doña Blanca de Navarra y el príncipe Carlos de Viana (1425-1461)

Juan II y Blanca de Navarra ...... 2 2 5 Guerra con Castilla ...... 2 2 6 Gobierno de don Juan y doña Blanca ...... 2 2 7 Matrimonio de los infantes ...... 2 2 7 Muerte de la reina (1441) ...... 2 2 8 Gobierno del Príncipe de Viana ...... 2 2 9 Intervención de don Juan ...... 2 2 9 La ruptura ...... 231 Guerra civil y prisión del principe ...... 2 3 2 El príncipe desheredado (1455) ...... 2 3 4 Mediación de Alfonso el Magnánimo ...... 2 3 4 Juan 11, rey de Aragón ...... 2 3 5

14 Prisión y libertad del príncipe ...... 2 3 6 Muerte del Príncipe de Viana ...... 2 3 8 Bibliografía ...... 2 3 9

CAPÍTULO XVI. Leonor y Gastón de Foix (1462-1479)

Gastón de Foix, mediador entre los reyes de Francia y Aragón ...... 241 Tratado de y prisión de Blanca de Navarra (1462) ...... 2 4 2 Gastón de Foix y la alianza franco-aragonesa ...... 2 4 2 Sentencia arbitral de Bayona (1463) ...... 2 4 3 Sumisión de los beaumonteses y muerte de Blanca de Navarra (1464) ...... 2 4 3 Beaumonteses y agramonteses ...... 24 5 El Príncipe de Viana, Gastón, Lugarteniente de Navarra (1469-1470) ...... 2 4 6 Leonor heredera de Navarra ...... 24 7 Leonor desengañada de su padre y hermano ...... 2 4 9 Remado y muerte de Leonor (1479) ...... 2 5 0 Bibliografía ...... 25 2

CAPÍTULO XVI1.

Las Casas de Foix y de Albret (1479-1512)

Francisco Febo (1479-1483) ...... 2 5 4 Catalina de Foix y su matrimonio con Juan de Albret ...... 2 5 5 Entre Francia y España ...... 2 5 7 Coronación de los reyes y protectorado castellano ...... 2 5 8 Oscilaciones de la política exterior hasta 1504 ...... 2 5 9 Crisis castellana y cambio de alianzas ...... 261 Luis XII y Fernando el Católico frente a los reyes de Navarra ...... 26 3 Los reyes de Navarra ante la Santa Liga ...... 2 6 4 Muerte de Gastón de Foix y negociaciones bilaterales (abril-julio, 1512) ...... 2 6 5 Conquista del reino ...... 2 6 6 Incorporación a Castilla ...... 2 6 8 Navarra partida en d o s ...... 2 6 8 Bibliografía ...... 2 7 0

CAPÍTULO XVIII.

Administración, economía y sociedad (1425-1512)

Los reyes ...... 271 Administración del reino ...... 2 7 2 El ejército y la Hermandad ...... 2 7 3 Estructura social y económ ica ...... 2 7 3 La Iglesia y los eclesiásticos, moros y judíos ...... 2 7 5 Bibliografía ...... 2 7 7 15

PRELIMINAR

dependiente y administración separada. La separa­ omo todos los reinos peninsulares, el de ción total se logrará tras fuerte resistencia de los na­ Navarra tiene su origen en la reacción de varros, estrechamente unidos frente a los extraños. defensa de los cristianos ante el invasor Esta unión reafirmará su espíritu nacional y permiti­ C musulmán. Movimiento en un principio de resisten­rá afianzar sus instituciones públicas. Unas dinastías cia, que pronto se trocará en guerra de Reconquista. propias -primero de Evreux, luego de Foix y de Al-

Nacido en tierra vascona, se extenderá por el Pi­ bret — seguirán manteniendo intereses familiares a rineo oriental sobre lo que seria condado de Aragón; uno y otro lado del Pirineo, y complicando a los na­ por el sur y oeste hacia la Rioja y Castilla. Con San­ varros en empresas no siempre convenientes a sus cho el Mayor (1004-1035) toda la España cristiana, propios intereses. desde León a Barcelona, busca su protección. En el En la marcha hacia los tiempos modernos, Na­ siglo XII los monarcas de los «Cinco Reinos de Espa­ varra no podía conservar su personalidad política in­ ña» tendrán a Sancho el Mayor como su antepasado dependiente frente a las coronas de Francia y Casti- más esclarecido. Durante cincuenta y ocho años, de lla-Aragón, rivales entre sí. Como un incidente de es­ 1076 a 1134, la historia de Navarra correrá unida a tas rivalidades Navarra fue ocupada por Fernando el la de Aragón, y, tras recobrar su vida independiente, Católico (1512), y, tres años después, incorporada a participará en las empresas comunes de Reconquista la corona de Castilla, «guardando los fueros e cos­ -las Navas de Tolosa, Algeciras- pese a no tener fron­ tumbres del dicho regno», es decir, su administra­ teras con los moros. ción y gobierno privativo.

No obstante su reducida extensión, Navarra Esta incorporación sólo afectaba al territorio pe­ mantiene su personalidad a costa de grandes esfuer­ ninsular del reino navarro, ya que las tierras del otro zos frente a reinos vecinos poderosos. Por algún lado del Pirineo, conocidas como Baja Navarra, aca­ tiempo (1274-1328) los reyes de Francia gobiernan baron por incorporarse a la monarquía francesa, a la vez el territorio navarro, pero con titulación in­ aunque conservando también su administración in­ 17 dependiente, y así siguieron hasta la Revolución En las páginas que siguen pretendemos trazar francesa. Las tierras de la Navarra propiamente di­ las líneas generales de la trayectoria política e insti­ cha, de mucha mayor extensión e importancia, con­ tucional del reino hasta su incorporación a Castilla. servaron sus Tribunales, Cortes, legislación civil, pe­ De la última etapa de su historia política y adminis­ nal y administrativa -con moneda propia, aduanas, trativa -de 1515 a 1841- nada diremos aquí, aunque etc.-, hasta la Guerra Civil (1833-1839) y la Ley Pac- bien merecería que fuese objeto del atento estudio de cionada de 1841, en que sus instituciones privativas los historiadores. fueron acomodadas a la unidad constitucional de la m onarquía.

18 CAPITULO I

Cristiandad e Islam

Los vascos antes del Islam dada en el siglo I antes de Cristo, aseguraba el trán­ sito por la vía de la Galia, sería refugio de mercade­ l reino de Navarra -o mejor de Pamplona, res, y por tanto centro de romanización y de cristia­ como se le llama en un principio-, surge nización más tarde. Una vía romana que de Pamplo­ con ocasión de la lucha que los cristianos na conducía a la desembocadura del Bidasoa asegu­ mantienen con los musulmanes invasores. Peroraba de la la salida de las explotaciones mineras del Piri­ organizaciónE y medios de vida de estos cristianos, asi neo Navarro, pero no tenemos noticia de asenta­ como de los primeros pasos de la monarquía tene­ mientos de población romana en las tierras de la mos informaciones muy confusas. m ontaña.

El territorio estaba habitado por gentes de estir­ Por eso, si en las zonas agrícolas hay conviven­ pe vasca, que llevaban largos siglos de aislamiento de cia entre indígenas y romanos, ésta apenas existe en los pueblos vecinos. Es verdad que la ruta del Pirineo las zonas boscosas y húmedas del norte; si en el sur por Roncesvalles seria recorrida por todos los pue­ se ha establecido una nueva ordenación de la pro­ blos que, procedentes del centro de Europa, invaden piedad, con nuevas técnicas de cultivo, en el norte la Península. Pero son pocos los invasores que que­ las gentes siguen viviendo al modo tradicional, que dan en el país. apenas podemos adivinar, y conservan su lengua vas­ Los romanos, que habían llegado a dominar ofi­ ca. La separación económica y de estructuras socia­ cialmente todo el territorio, están interesados en te­ les se vería acentuada con la barrera cultural que es­ ner asegurado el paso de Roncesvalles, y se asientan tablece la lengua. De aquí que las sucesivas crisis con preferencia en las tierras de mayor rendimiento porque pasa el Imperio repercutan inmediatamente agrícola. En las tierras de la Ribera y en los cursos de sobre los ricos propietarios de las «villas», que se ve­ los ríos Aragón, Arga y Ega los propietarios romanos rán asaltados por las gentes del país. Los vascos de la instalarán sus «villas», viviendo a tono con los refi­ Navarra húmeda, que dedicados al pastoreo y con namientos de la civilización romana; Pamplona, fun­ una deficiente agricultura se lanzan en busca de ví­ 19 veres, aceleran la crisis y acentúan la raralidad y bar­ lio de Toledo. El relato de los cronistas nos ilustra so­ barie, frente a la civilidad y urbanidad de los coloni­ bre el sistema de lucha, propio de la guerrilla: ataque zadores. Al aislamiento mental en que habían vivido por sorpresa y dispersión al ser acosados por fuerzas vascos y romanos cuando convivían en el mismo te­ superiores. El modo de sumisión es el propio en es­ rritorio, seguirá ahora el aislamiento de todo el terri­ tos casos, y que volverán a utilizar los musulmanes torio dominado por los indígenas, respecto a los pue­ cuando poco después tengan que pacificar el país: blos que les rodean. tomarles rehenes y someterles al pago de tributos.

Fechas notables de esta transición son la defen­ No cabe duda que una lucha tan prolongada sa de los Pirineos en el año 407 por Dídimo y Veri- tuvo que contribuir a que entre los vascones surgie­ níano con sus tropas privadas (407); en 408 el em­ ra una organización que agrupara bajo el mando de perador Honorio anima a los jefes de las milicias de unos jefes de prestigio a los hombres útiles para el Pamplona a la defensa, pero al año siguiente los sue­ ataque y para la defensa, aunque fuese de un modo vos, vándalos y alanos lograron atravesar el Pirineo más o menos transitorio; entre las familias de estos derramándose por la España occidental; hacia 472 jefes se tomarían los rehenes para pacificar el país, y un ejército enviado por Eurico, al mando del conde con ellos concertarían los monarcas visigodos el tri­ Gauterico, se dirige a Zaragoza por Pamplona y ocu­ buto que debían pagar. Todo ello podemos adivinar­ pa la provincia Tarraconense hasta el Mediterráneo. lo, pero apenas podemos afirmar nada con certeza. Para entonces ningún indicio de autoridad romana La historia de los dos siglos inmediatos no sería, en quedaba en los territorios de la antigua Vasconia. cierto modo, sino una continuación de la que ahora sugerim os. Después, hay un largo paréntesis hasta el año 581, en que se inician las luchas de los vascos con las nuevas monarquías -de francos y de godos- que se han afirmado en sus fronteras del norte y del sur. Las Pamploneses y musulmanes represiones de éstos responden generalmente a irrupciones depredatorias de los vascos, y su coinci­ En la primavera del año 714 los musulmanes dencia cronológica hace pensar que unas mismas hicieron su aparición en el valle del Ebro, y antes del causas, sin duda económicas, les mueven a saquear año 718 la guarnición visigoda de Pamplona se so­ los campos vecinos. Primero es Leovigildo, que para metía a los nuevos dominadores. Esto no suponía contenerlos funda la ciudad de Victoriacum (581); para los sometidos cambio alguno sustancial, ya que luego Suintila, que les hizo construir a sus expensas las autoridades conservaban sus cargos, se respetaba la ciudad de Olite (621); en 653 ayudan al preten­ a los habitantes en su religión y en la propiedad de diente Froya contra Recesvinto y llegan en sus de­ sus casas y tierras, obligándose tan sólo a pagar un predaciones hasta Zaragoza; Wamba estaba luchando impuesto personal y a no acoger a los enemigos del contra cántabros y vascones cuando tuvo noticia de Islam. En 732 Abd al-Rahman al-Gafiqi pasaba los la rebelión de Paulo en la Narbonense (672-673). Pa­ Pirineos por Pamplona, para ser derrotado en Poi- ralelamente, en la vertiente norte luchan contra Chil- tiers por Carlos Martel, y los restos de su ejército re­ perico; en 587 descienden de las montañas saquean­ gresarían a la Península por el mismo camino segui­ do los campos; en 602 son derrotados por Teodo- do a la ida. berto II, rey de Austrasia, y Teodorico II, rey de Bor- Pero la dominación musulmana resultaba tan gona; en 637-638 sorprenden en el valle de Soule, a inestable como la de los visigodos, o tal vez mayor: un ejército enviado contra ellos por el rey Dagoberto su autoridad no estaba todavía bien asentada en la y matan a su jefe con las tropas más escogidas. Península, ni por tanto se hallaban en condiciones de Pamplona, que debía conservar en bastante exigir el pago regular de los tributos. Sabemos que buen estado su recinto murado de origen romano, Abd al-Malik ibn Qatan (732-734) se esforzó, sin sería poseída por los visigodos, al menos con inter­ éxito, por reducir a las gentes del Pirineo, y su suce­ mitencias. El obispo Liliolo asistió al III Concilio de sor, Uqba (734-741), tuvo que someter de nuevo a Toledo (589) y al 11 de Zaragoza (592), y en 683 el Pamplona, sino que ahora, para asegurar su autori­ obispo Atilano se hizo representar en el XIII Conci­ dad, instaló una guarnición musulmana. 20 El levantamiento de los bereberes, las luchas in­ En la España musulmana, Abd al-Rahman 1 se ternas entre yemeníes y qaysies, obligarían a retirar ha puesto al frente del emirato cordobés (756), pero las guarniciones de las plazas fronterizas; la fuerza su jefatura tropieza también con grandes resistencias. expansiva del Islam había cesado, y Pamplona ya no El territorio del valle del Ebro, desde Zaragoza a Bar­ era lugar de tránsito hacia la Galia. Los antes someti­ celona, escapaba prácticamente a su autoridad, y dos, dejaban de pagar los tributos convenidos, y los aquí surgiría una conspiración, cuyos jefes solicita­ musulmanes no estaban en condiciones de exigirlos. ron el apoyo de Carlomagno. Eran éstos, Sulayman Por eso, cuando en 755 el gobernador Yusuf al-Fihri ibn Yaqzan ibn al-Arabi, que se había alzado con el quiere desembarazarse de unos contradictores ino­ mando de la región, Abul Aswad, hijo de Yusuf al- portunos, los envía con pocas fuerzas contra los vas- Fihri -antiguo gobernador de la España musulma­ cones de Pamplona para que perezcan desastrosa­ na- y al-Husayn ibn Yahya al-Ansarí. En la primave­ mente, como así ocurrió. Algo análogo sucedía en la ra del año 777 se presentaron en Paderborn (Sajo­ frontera alavesa, en que, tras diversos combates, sus rna), Sulayman y el hijo y yerno de Yusuf al-Fihri gentes se vieron sometidas, hacia 867 a pagar tribu­ ofreciendo -según dicen los autores carolingios- ha­ to y a entregar rehenes. cerle entrega de las ciudades que mandaban, es de­ Nada sabemos de lo que ocurría en Pamplona cir, de toda la región del Ebro. mientras tanto, pero lo podemos imaginar. De ser ca­ Carlos aceptó, y en la primavera siguiente se di­ beza de un distrito -visigodo primero, musulmán rigió a la Península con un gran ejército, que avanzó después- ha pasado a depender del jefe indígena que por los dos extremos del Pirineo. Una columna pe­ mande en el territorio. Es decir, que el grupo huma­ netró por la Septimania, y siguiendo probablemente no asentado en Pamplona no irradiará su autoridad a la ruta de Barcelona, Lérida y Huesca se presentó una comarca, sino al revés, la ciudad quedará some­ ante Zaragoza. La otra, mandada por el rey en perso­ tida a la autoridad indígena que domine en el medio na, se puso en marcha a fines de abril, y por Ronces- rural. Los autores francos nos dicen que en el siglo valles pasó a Pamplona, y sin obstáculo especial se VIII Pamplona era la fortaleza de los navarros, nom ­ reunió con la anterior ante los muros de Zaragoza. bre éste que ahora suena por primera vez aplicado a Pero la ciudad no se entregó, pues al-Husayn ibn los vascos de la vertiente sur. Yahya, otro de los conjurados, se negó a acoger a Carlos. Éste, temiendo tal vez que había sido objeto de un engaño para alejarle de sus bases, no se deci­ Roncesvalles dió a atacar la plaza, y emprendió el regreso con cier­ ta precipitación; aunque, para mayor seguridad, se De Pamplona no volveremos a tener más noti­ llevó consigo a Sulayman que, según lo prometido, cias hasta la expedición de Carlomagno en 778. En había salido a su encuentro, y sin duda facilitaría la estos años, tanto en la Francia carolingia como en la marcha de los francos por territorio musulmán. Pero España musulmana, se habían producido dos movi­ cuando ya el ejército se alejaba, y Carlos se creía se­ mientos hacia la unidad de mando. Entre los francos, guro, Sulayman fue liberado por sus hijos, que re­ el éxito de Carlos Martel en Poitiers aseguró el poder gresaron con él a Zaragoza y se unieron a la rebelión a su alrededor, y lo transmitió a su hijo Pipino el Bre­ de al-Husayn. ve. Pero una vez alejado el peligro musulmán rebro­ tan las disidencias, localizadas en el ducado de Aqui- Carlos llegó a Pamplona y, «para que no pudie­ tania; los vascones figuran entre los más batalladores ra rebelarse -dicen los Anales reales- destruyó sus aliados de la nueva dinastía ducal, que durante trein­ muros». El fracaso ante Zaragoza primero, y el nue­ ta años resistirá a la autoridad de Pipino. Cuando vo fracaso ante los hijos de Sulayman, contribuirían éste muere (768), su hijo Carlomagno tuvo que lu­ a la desmoralización del ejército. El abandono de char con Hunoldo II, quien pasó el Garona y se re­ Pamplona indica que confía en los vascones tan poco fugió en territorio netamente vascón, regido por un como en los musulmanes, y que no tiene esperanzas jefe (dux) llamado Lupo, quien se vio obligado a en­ de volver. A mediados de agosto, cuando todavía era tregar al rebelde. La autoridad, al menos nominal, de tiempo de campañas militares, Carlos renuncia a la Carlos se extendía así hasta el Pirineo. empresa española y se dispone a cruzar el Pirineo. 21 Es clásica la descripción que hace de la batalla Carlos se apresuró a asegurar su soberanía en Eginardo, biógrafo de Carlomagno, que escribe cua­ Aquítania, reemplazando los altos funcionarios, así renta años después de los sucesos: «Cuando el ejér­ como obispos y abades, por gentes de estirpe franca cito caminaba en columna alargada, como la angos­ y de toda confianza. En 781 creó el reino de Aquita- tura de aquellos pasos exigía, los vascos, emboscados nia para su hijo Luis, que tenía tres años, y en el que en lo alto de la montaña (ya que el lugar es apropó- se incluía la antigua Vasconia -del Garona al Pirineo- sito para las sorpresas por la abundancia de bosques) que seguía refractaria a la política nacional de los acometieron desde arriba a los que iban en la última francos. A este reino, con capital en Tolosa, corres­ parte del bagaje, y a las tropas que cubrían la marcha pondería aplicar, desde 798, la política imperial de del grueso del ejército, y los arrojaron a un profundo defensa o expansión, creando condados en la que se valle, donde, trabada la lucha, los mataron a todos. denominará Marca Hispánica.

Después de robar el bagaje, amparados por la noche Cuenta el biógrafo de Ludovico Pío que cuando que se aproximaba, se dispersaron con rapidez. Los el joven monarca se presentó ante la asamblea de Pa- vascos tenían en su favor la ligereza de las armas y la derborn, en 785, iba vestido, siguiendo las sugestio­ disposición del lugar donde se luchaba; los francos, nes paternas, al modo de los vascos, «con traje corto por el contrario, resultaban inferiores por el peso de y redondo, enseñando las mangas de la camisa, cu­ las armas y la aspereza del terreno. En esta batalla biertas las piernas, sujetas la espuelas en el calzado y murieron el senescal Eggihardo, el conde palatino llevando una jabalina en la mano». Mucho había cre­ Anselmo, Roldán, duque de la Marca de Bretaña y cido el prestigio de los vascos, vencedores en Ron­ otros muchos. Esta derrota no pudo ser vengada por cesvalles siete años antes, cuando el primogénito de entonces, porque el enemigo, terminada la lucha, de la monarquía era presentado así ante la corte. Sin tal modo se dispersó que ni siquiera quedaron indi­ duda quería halagar de esta forma a los más belico­ cios de donde se pudiera encontrar». sos de sus súbditos y preparar al mismo tiempo la Se ha discutido entre los eruditos quiénes fue­ entrada de Luis en su nuevo reino. ron los auténticos vencedores de Roncesvalles. Los Abd al-Rahman 1, por su parte, tras de someter autores carolingios próximos a los sucesos sólo ha­ Zaragoza, realizó una expedición, hacia 781-782, blan de vascones, y los autores árabes no tienen no­ por las tierras fronterizas ocupadas por cristianos, ticia de que sus gentes intervinieran en ningún gran que sin duda habían mostrado cierta solidaridad con encuentro. Para la leyenda los vencedores son los los rebeldes. La ruta seguida no es bien conocida. Pa­ moros: Carlomagno viene a España para combatirles rece que comenzó por la Rioja, donde destruyó for­ y propagar la fe cristiana, y Roldán es el héroe y már­ talezas, devastó Pamplona y siguió hacia Aragón, tir de este encuentro. Menéndez Pidal piensa que en pues acampó en el país de Ibn Balaskut, «cuyo hijo Roncesvalles debieron luchar vascones y musulma­ tomó en rehenes y le concedió la paz obligándose nes unidos, estos últimos para liberar a Sulayman. aquél a pagar un tributo personal». Así, pues, donde Abadal, por el contrario, y de acuerdo con los auto­ encontró resistencia actuó con energía y destruyó res carolingios, cree que sólo intervinieron vascones, fortalezas; en otros casos procedió por el sistema ha­ y que éstos eran de la otra vertiente del Pirineo, bitual: concederles la paz (am an) con el compromiso aquéllos que vimos gobernados por el dux Lupo, y de pagar un impuesto personal, y, como garantía de que de una manera forzada habían acatado el poder cumplimiento, la entrega de rehenes. de Carlos en 769. Los cristianos del Pirineo, puestos entre dos po­ derosos vecinos, se veían forzados a aceptar una u otra forma de sumisión: condados al servicio de los Entre francos y m usulm anes francos cuyos titulares, aunque escogidos entre miembros de familias con arraigo en el país, no des­ Si la expedición militar de Carlos había fracasa­ mentían su condición de funcionarios; o aceptar el do, tuvo sin embargo importantes consecuencias, am an, especie de tratado de paz o alianza, en la que, tanto en los dominios musulmanes como en los ca­ cumplidas las cláusulas acordadas -generalmente el rolingios. pago de un tributo-, el emir no intervenía en el régi­ 22 men interno del grupo que había pactado. Las dos pamploneses que se mostraban complacientes con la fórmulas se intentaron, y se aplicaron con resultado política expansionista de los francos. Unos y otros bien diverso. Francos y musulmanes necesitaban estaban, pues, unidos por los intereses y los resenti­ apoyarse en grupos familiares de la misma región, o m ientos. que al menos estuvieran en íntimo contacto, cultural Amrus hizo correrías por tierras de Pamplona o lingüístico, con sus gentes; procurarían hacerse castigando duramente a sus habitantes, pero en una con partidarios dentro de cada valle o familia y fo­ segunda excursión contra Pamplona encontró mayor mentarían las disidencias internas. resistencia, pues los cristianos se sienten fuertes con Los musulmanes contaban con una ventaja ini­ el apoyo de los Banu Qasi. En el año 803 pamplone­ cial: cuando las tropas de Musa llegaron al valle del ses y Banu Qasi se apoderaron por sorpresa de lúde­ Ebro, el conde Casius, jefe del distrito de Borja, no la, plaza que Amrus había fortificado y encargado de sólo capituló sino que se hizo musulmán, y entró en su defensa a su hijo Yusuf. Éste fue llevado prisione­ la clientela del califa al-Walid. Sus descendientes, los ro a Sajra Qais, fortaleza instalada no lejos de Pam­ Banu Qasi, se mostraron fieles a estos lazos de clien­ plona, pero su padre, reuniendo tropas en Zaragoza tela que les unían al omeya Abd al-Rahman I, y lo logró liberarle. Los aliados habían tenido que aban­ mismo a su hijo Hisham I (788-796), y no se suma­ donar Tudela, y, no pudiendo resistir la presión de ron a los movimientos levantiscos de Zaragoza. Por Amrus, «navarros y pamploneses» -dicen los Anales otra parte, no se habían borrado los lazos culturales carolingios-, es decir, la familia de los Iñigo y tal vez que les unían a las gentes del país, lazos que, como otros grupos del país, se acogen a la protección caro­ veremos, anudarían con relaciones de parentesco. lingia el año 806. Posiblemente con el apoyo de los «baskunes» -com o les llaman los textos árabes- que habían aceptado la paz, se instalaría en Pamplona un miembro de esta familia, Mutarrif íbn Musa ibn Furtun, que en 798 Frente al Imperio carolingio gobernaba la plaza en nombre del emir. La presión carolingia se había venido acentuan­ Dos tendencias o grupos rivales se dibujan entre do en toda la frontera pirenaica: el año 800 un ejér­ los cristianos de Pamplona: unos, partidarios de cito mandado por Luis el Piadoso se había acercado aceptar la protección carolingia; otros, de mantener a Barcelona y saqueado los campos de Lérida y Hues­ la situación actual, es decir, de aceptar los pactos ca; al año siguiente, tras una campaña cuidadosa­ acordados con el emir. En 799 un golpe de fuerza, mente preparada, se somete Barcelona; hacia el año probablemente alentado por la corte de Ludovico Pío 806 vemos a los condes de Tolosa establecidos en la -que el año anterior había celebrado una asamblea región de Pallars-Ribagorza, y por los mismos años el en Tolosa para tratar de los asuntos de España- de­ conde Aureolo instalaba guarniciones en el Alio Ara­ rribó a Mutarrif e instaló en Pamplona un gobierno gón, frente a Huesca y Zaragoza; poco después, en afecto a los carolingios y a sus aliados los asturianos. 811, un ejército mandado por el hijo del conde de Pero por poco tiempo. En 803 ya estaba la familia de Tolosa, fracasaba ante los muros de Huesca. los Iñigo o Jimeno instalada en Pamplona con el apo­ yo de los Banu Qasi, vengando así la muerte de Mu- Parece que en 812 se negoció una paz entre el tarnf. emir y Carlomagno, que entrañaba un reparto de zo­ nas de influencia: el emir abandonaba a los francos Una estrecha alianza se había establecido por es­ Barcelona, que ya ocupaban, y tal vez Huesca, a la tas fechas entre ambas familias. Parece que Onneca, que aspiraban, y Carlos por su parte renunciaba a madre de Iñigo llamado Arista, una vez viuda (al pa­ Zaragoza y Tortosa. En todo caso los valles altos del recer de un tal Jimeno), casó con Musa ibn Fortun, Pirineo aragonés y la tierra de Pamplona -todos ha­ de cuyo matrimonio nacería Musa íbn Musa, que bitados por cristianos- estaban incluidos en la zona años adelante sería el principal caudillo de los Banu de influencia carolingia. Qasi. Éstos se hallaban a la sazón fuertemente ene­ mistados con el gobernador de la frontera, Amrus Por estas fechas encontramos en Aragón al con­ ibn Yusuf. Los Iñigo se hallaban enfrentados con los de Aznar Galindo, probablemente un indígena con 23 arraigo en el país, que viene a encarnar al grupo tran­ fue difícil a los Arista, con la complicidad de los sigente con la dominación carolingia, si no obraba Banu Qasi volver a hacerse cargo de Pamplona, des­ por expresa delegación imperial, así como los Iñigo plazando a Velasco. o Jimeno acaudillaban la tendencia anti-franca al sur La rebelión se extendió a Aragón en un movi­ del Pirineo. miento provocado por García, llamado «el Malo», La paz, ahora negociada, dejaba a Carlomagno hijo de Galindo Belascotenes, que se hallaba casado las manos libres para intervenir en la frontera, y en con Matrona, hija del conde Aznar Galindo. A con­ efecto, ese mismo año se decidió una intervención secuencia de una tragedia familiar, García mató a su militar sobre Pamplona, que fue mandada por Luis el cuñado Céntulo, abandonó a su mujer y tomó por Piadoso. He aquí el relato de uno de los biógrafos del esposa a una hija de Iñigo Arista. Con esto entró en rey: la alianza del pamplonés y de los Banu Qasi, y Gar­ cía «el Malo» quedó instalado en el condado de Ara­ «Llegado el estío y convocado el pueblo en gón. Aznar Galindo pasó a Francia, «se echó a los asamblea general, les retuvo el rumor que llegó a sus pies» del emperador, quien le nombró conde de Ur- oídos de que cierta parte de los vascones, con ante­ gel-Cerdaña, y allí murió. rioridad recibida mediante capitulación, se había su­ blevado con una traición meditada, y la pública con­ La frontera de este sector -Aragón, Pamplona y veniencia pedía acudir a reprimir su pertinacia. Pro­ Rioja- quedaba así repartida entre Aristas y Banu cedió consiguientemente a mover y disponer el ejér­ Qasi, que obraban en estrecha alianza con el emir. Es cito. Vino a la ciudad de Dax y mandó presentarse a probable que en estas fechas Musa ibn Musa fuese el los que iniciaban la infidelidad. Pero resistiéndose a amin de Tudela y su comarca. venir, avanzó hacia ellos y permitió saquear m anu m i­ En estas circunstancias es cuando el emperador litan todo lo suyo. Al fin, destruido cuanto parecía lleva a cabo la última tentativa para someter a los pertenecerles, vinieron suplicantes y, perdido todo, vascos de la zona de Pamplona, y fracasó rotunda­ obtuvieron la extraordinaria merced de ser perdona­ mente. En el año 824 un gran ejército reclutado en­ dos. Habiendo subido por difíciles pasos los Alpes tre los vascones ultrapirenaicos y mandado por los Pirineos, descendió a Pamplona, permaneciendo allí condes Eblo y Aznar pasó los Pirineos y se presentó el tiempo que le pareció, y ordenando cuanto con­ en Pamplona. «Terminada la misión que les llevaba ducía tanto a la conveniencia pública como a la pri­ -dicen los autores francos- experimentaron la ordi­ vada. Pero cuando hubo de volver por las estrechu­ naria perfidia del lugar y el genuino fraude de los ha­ ras de los mismos montes, los vascones, siempre in­ bitantes. Pues rodeados por éstos, y destruido todo el clinados a poner en práctica su nativa y usada cos­ ejército, cayeron en poder de sus enemigos. A Eblo tumbre de engañar, son asegurados con prudencia y lo enviaron a Córdoba para el rey de los sarracenos, evitados con cautela, pues mientras uno de ellos se pero a Aznar, porque les tocaba en afinidad de san­ lanzó a provocar fue cogido y colgado, a casi todos gre, le perdonaron», dejándole volver a su casa. los demás se les cogieron sus mujeres y sus hijos, siendo conducidos con nosotros hasta que sus frau­ des ningún daño pudieran ocasionar al rey ni al ejér­ cito». Iñigo Arista en el poder

Pese a este accidentado regreso, creo que Luis El reparto que se hizo de los prisioneros nos está llegó a instalar en Pamplona una administración pro­ revelando quiénes fueron los vencedores de este en­ pia, que funcionó muy poco tiempo. Esta fue enco­ cuentro, y el envío a Córdoba de Eblo es prueba de mendada a un tal Velasco, al que el cronista Ibn Hay- las excelentes relaciones en que los Banu Qasi se ha­ yan llama Balask al-Galasqi, quien seguirá una polí­ llaban con el emir. tica de estrecha alianza con el rey de Asturias. Velas­ co y sus aliados los asturianos son atacados y derro­ Eran éstos, Iñigo Arista y su hermano por parte tados por el emir (816); una serie de levantamientos de madre Musa ibn Musa, que estrecharía los lazos de los vascos ultrapirenaicos impedirán a Luis el Pia­ con aquél casando con su hija Assona. En adelante doso prestarle socorro, y en estas circunstancias no no intentarán los francos someter a los vascos espa- 24 ENLACES ENTRE LAS FAMILIAS BANU QASI (TUDELA), IÑIGO ARISTA (PAMPLONA), GALINDO BELASCOTENES (¿SARATANIYY1N = CERDAÑ A?) Y Y AZNAR GALINDO (A RAGO N ) 2 tí oo co - C U- s ao ts d ° £l tí 25 S i O £ CJ O S3 í t C

: : descendencia hipotética ñoles de la región de Pamplona, que han acreditado reconocía el dominio sobre sus tierras con la condi­ su peligrosidad. Por otra parte, las luchas en que se ción de pagar 700 diñares anuales de capitación. En debaten los francos bajo el gobierno de Luis el Pia­ este amán entró también otro jefe cristiano situado doso les impide concentrar su atención en este sec­ más hacia el este, que llaman Ibn Garsiya al Sirtan, y tor de la frontera. se estipuló que serían devueltos todos los cautivos

Ahora bien, la estrecha amistad entre Aristas y que tuvieran de Huesca y de otras partes. Banu Qasí, si bien protege a aquellos de cualquier La ruptura del pacto por parte de Musa, y sin ataque musulmán, les somete a los vaivenes de la po­ duda también de su aliado íñigo Arista, provocó la lítica de sus inquietos aliados. Por eso hasta el año más violenta campaña por parte de Abd al-Rahman 841, en que los Banu Qasi están en paz y amistad II, que emprendió en el siguiente año de 843. Salió con el emir, hay tranquilidad en Pamplona, y como de Córdoba el 24 mayo, penetrando en tierras de consecuencia los cronistas árabes nada nos dicen de Pamplona, que taló, pero tuvo que enfrentarse con los cristianos del país. Las expediciones del emir de una numerosa armada enemiga. Al frente de ella iban Córdoba se desvían hacia Álava, y en varias de ellas Musa ibn Musa y García íñiguez, o tal vez, dicen colaboran activamente los Banu Qasi. otros, Fortún íñiguez, hermano de Musa por parte La enemistad de Musa con el emir surgió del de madre. El encuentro, que fue muy reñido, tuvo choque con alguno de los grandes de la corte, lo que lugar a fines de julio y quedaron victoriosos los mu­ motivó el nombramiento de dos walíes, uno para Za­ sulmanes. Murieron, entre los cristianos, Fortún íñi­ ragoza y otro para Tuclela. Éstos se dedicaron a sa­ guez, hermano de íñigo Arista, «que era, sin contra­ quear las propiedades de Iñigo Arista y a hacer cuan­ dictor posible, el mejor caballero de Pamplona, y el to daño podían a las gentes de Musa, por lo que éste que mayor daño hacía a los musulmanes», y con él se sintió desligado de la lealtad debida al gobierno. un grupo de alrededor de 115 caballeros. Musa ibn Todo ello enfrentará con el emir a Aristas y Banu Musa fue derribado del caballo y escapó por su pie. Qasi en luchas de gran violencia, pese a lo cual la fa­ íñigo Arista y su hijo Galindo huyeron heridos. Abad milia de Iñigo Arista no podría ser removida de Pam­ al-Rahman envió a Córdoba las cabezas de Fortún y plona y su comarca, lo que prueba el fuerte arraigo de otros de los muertos famosos y los musulmanes se que tenía en el país. ensañaron recorriendo y talando las tierras. Nos dice En el año 841 Musa fue desalojado de Borja y Ibn Hayyan que un grupo de las principales gentes tuvo que entregar lúdela, trasladándose a Arnedo. de Pamplona se pasó al emir pidiendo el amán, y que Acosado por el walí de Zaragoza, Harit ibn Bazi, so­ entre ellos figuraba Velasco Garcés con sesenta de sus licitó la ayuda de su cuñado García íñiguez -el hijo hom bres. de Iñigo Arista- y ambos le fueron preparando em­ Al año siguiente, 844, preparó el emir una ter­ boscadas de caballería, logrando capturarle al pasar cera campaña contra Pamplona, cuyo mando enco­ el Ebro, entre Calahorra y . mendó a su hijo Muhammad. En Tuclela se le some­ Para vengar la derrota y castigar la colaboración tió Musa ibn Musa, y entonces se dirigió contra Pam­ de los pamploneses, salió Abd al-Rahman 11 en cam­ plona donde tuvo nuevos e importantes encuentros paña a comienzos de mayo del año 842. Ésta sería su con los cristianos. Se pasaron a Muhammad, Lubb primera campaña contra Pamplona. Llegó hasta la ibn Musa, hermano de Musa ibn Musa, y Galindo fortaleza de Sajrat Qais, que conquistó un mes des­ íñiguez, hijo de íñigo Arista. En años sucesivos se re­ pués. Recorrió la vega de Pamplona, talando panes, petiría varias veces la misma historia: alzamiento de destruyendo y haciendo cautivos, y volvió, al decir Musa y rápida sumisión tras una campaña de intimi­ de lbn Hayyan, lleno de botín y victorioso. dación por parte del emir, y como derivación de la Probablemente fue entonces cuando se concertó misma, una excursión de las tropas cordobesas para el amán de Musa con la condición de ser nombrado saquear las tierras de Pamplona. Parece que la ene­ walí de Arnedo. Musa puso en libertad a Harit y mistad de Musa se dirigía más contra los delegados otros prisioneros, que se incorporaron a las tropas del emir que contra el propio emir. Éste, a su vez, del emir en el campamento de . Entonces trataba de separar a Musa de sus parientes y aliados se concertaría también el amán de Iñigo Arista. Se le los cristianos de Pamplona. 26 LAS FAMILIAS J1M ENA, IÑIGA Y BANU Q A SI U E LU r-“ ¿s o c e E II * - O co < •£ U- U- ■ BP E o r- u co rO E 27 O O X 00 Ü _ -C < < o O ™ 2 O £•& O Di­C¿ -o Q ¡ os.¡2 o - N 3 C c W n

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Sancho Toda, reina Sancha Jimena = Sancho Garcés =Jimeno Garcés = *fi'8° Garcés, rey 905-925 re>' En el levantamiento de Musa del año 850 le da favorablemente en la asamblea de Verberie (junio, ayudó su medio hermano íñigo Arista. Musa tuvo 850). Las relaciones con el rey de Asturias se estre­ que entregar a su hijo Ismail como garantía de paz chan ahora con lazos matrimoniales, pues sabemos con el emir; en esta paz entró también íñigo Arista que una hija de Ordoño I, Leodegundia, casó con un que murió al año siguiente. príncipe de Pamplona, matrimonio en el que se ha­ bía cifrado grandes esperanzas. Todo induce a pensar que la muerte de íñigo Arista cierra una etapa de la naciente monarquía, que ahora trata de abrirse a Pamploneses y asturianos. nuevos horizontes. García íñiguez Por el contrario, Musa, que había sido nombra­ do walí de Tudela y luego de Zaragoza y gobernador Hasta ahora los cristianos de Pamplona, y espe­ de toda la Marca, extremó su lealtad al emir. Cuando cialmente la familia de los Arista, han llevado una en 854 Ordoño envió tropas para socorrer a los tole­ política propia para asegurar la autonomía de su gru­ danos sublevados, el emir contó con el apoyo de po, sin mantener contacto alguno con los reyes de Musa, mientras que el asturiano se veía apoyado por Asturias, antes bien contando en alguna ocasión con el «rey de los vascones». Para castigar, sin duda, esta su hostilidad. Pero a mediados del siglo IX el pano­ colaboración, el emir envió al año siguiente un ejér­ rama político cambia: la muerte de Ramiro 1 de As­ cito al mando de Musa, que saqueó las tierras de turias (850), que casi coincidió con las de íñigo Aris­ Álava, talando sus panes y conquistando castillos. ta (851) y Abad al-Rahman 11 (852), introduce per­ sonajes nuevos y nuevas alianzas. Los pamploneses Los autores árabes nos dan, con referencia al entran en relación con el reino asturiano, cuya polí­ año 859, una noticia extraña: los nonnandos, que en tica secundan en ocasiones, apartándose un tanto de varias ocasiones habían saqueado las costas del Is­ la amistad de los Banu Qasi. lam, aparecieron por Andalucía, y después de reco­ rrer las costas del Mediterráneo, donde perecieron Cuando el nuevo rey de Asturias, Ordoño I dos navios en un encuentro con los del emir, «los (850-866), iniciaba su reinado, tuvo que acudir a so­ restantes subieron hasta varar al pie de Pamplona, e focar un levantamiento en tierras de Vasconia, reci­ hicieron algaras contra los baskunes, matando a mu­ biendo en seguida la noticia de que un ejército mu­ chos y haciendo prisionero a su emir García íñiguez. sulmán avanzaba contra él. Eran las tropas de Musa El rescate se fijó en 70.000 monedas de oro. Por di­ ibn Musa, que desde la posición fortificada de Albel­ ferirse el pago de parte, quedaron en rehenes sus hi­ da amenazaba por el flanco al ejército cristiano. Or­ jos, y a él lo soltaron». doño se volvió contra él, sitió Albelda, que tomó, y asaltó el campamento de Musa instalado en Monte El mismo año de la prisión de García íñiguez re­ Laturce. La versión musulmana dice, por el contra­ gistran los autores árabes un ataque contra Pamplo­ rio, que a pesar de haber recibido Musa treinta y cin­ na dirigido por el gobernador de Tarazona, es decir, co lanzazos, los cristianos sufrieron la peor derrota, y Musa ibn Musa, en el que conquistó un castillo e la tierra quedó cubierta de cadáveres. No es seguro hizo cautivos, pero la campaña terminó desgraciada­ que el rey de Pamplona colaborara en esta ocasión mente para los musulmanes. Al año siguiente (860) con el rey de Asturias, aunque no cabe duda de que el emir Muhammad I se dirigió contra el rey de Pam­ se iban aflojando los lazos de sangre que unían a su plona, que ya había sido rescatado de los normandos dinastía con los Banu Qasi, a la vez que se anudaban y estaba en alianza con Ordoño I. Durante treinta y nuevos enlaces con los reyes asturianos. En efecto, dos días dirigió sus armas contra García arruinando íñigo Arista había estado enfermo los últimos años aldeas y cultivos, y conquistando diversos castillos de su vida, hasta su muerte en 851, y era su hijo Gar­ -¿, , Carcastillo?-; en este último fue cía íñiguez quien llevaba la dirección de las campa­ capturado Fortún, hijo del Rey de Pamplona, apoda­ ñas militares. Todavía en vida del padre hay noticia do el Tuerto, que fue llevado a Córdoba donde esta­ de una embajada enviada a Carlos el Calvo por dos ría prisionero durante veinte años. «duques de los navarros», ofreciendo presentes, em­ El año 862 falleció Musa ibn Musa en lucha con bajada -dicen los autores carolingios- que fue acogi­ su yerno, que residía en Guadalajara; con él desapa­ 28 rece una de las figuras más representativas de estos que no puede ocupar las ciudades, que dependían de españoles islamizados que durante más de un siglo Ismail o de su sobrino Muhammad ibn Lubb. han de disponer a su antojo de las principales plazas Hay que reconocer que la situación del emir era del Valle del Ebro. Sus éxitos, dice la Crónica de Al­ por esas fechas extremadamente delicada. El levanta­ fonso III, le llenaron de orgullo, haciendo que los su­ miento de Ornar ibn Hafsun en Andalucía y los ejér­ yos le llamaran «el tercer rey de España». A su muer­ citos de Alfonso 111, que atizaban rebeldías en todas te, su hijo Fortún se apresuró a reconocer la obe­ las fronteras del Islam, impiden al emir atacar a fon­ diencia del gobierno, pero falto de las condiciones de do al pequeño reino de Pamplona. su padre, la nueva etapa que ahora se inicia había de suponer un breve respiro para la pequeña monarquía pamplonesa.

Las expediciones musulmanas, que se repiten Los condcs de Aragón casi todos los años, se dirigen contra las tierras de y otras familias del país Álava y Castilla; los asturianos estrechan sus contac­ tos con los navarros, pues por estas fechas (869?) el Hemos tenido ocasión de aludir a Aznar Galin­ nuevo monarca asturiano, Alfonso III, contraía ma­ do, como un conde subordinado a la autoridad del trimonio con Jimena, de familia pamplonesa, tal vez monarca carolingio en tierras de Aragón. Se instala­ de la misma rama que más adelante se había de asen­ ría coincidiendo, quizá, con la expedición de Ludo- tar en el trono de Pamplona. A la vez, una hija de vico Pío a Pamplona (812), aunque era, sin duda, un García, llamada Onneca, casaba con el conde Aznar indígena con arraigo en la región. Por eso, tras haber Galindo II de Aragón. Con ello el príncipe de Pam­ sido desplazado por García el Malo en connivencia, plona ampliaba hacia oriente sus alianzas e influen­ como dijimos, con íñigo Arista, su hijo Galindo Az­ cias. La monarquía de García íñiguez parecía, pues, nar logró recuperar el condado hacia 833 y lo regirla asentada y prestigiada. hasta la segunda mitad del siglo. Su gobierno coinci­ diría, poco más o menos, con el de García íñiguez de Esto se hará patente en los años siguientes, Pamplona. cuando surjan nuevos levantamientos en el valle del Ebro. En 870 Amrus ibn Umar se alzó a traición con­ El condado comprendía entonces el valle de tra el amin de Huesca, Musa ibn Galindo, y cuando Echo como núcleo central, y se extendía por el este las tropas del emir se dirigieron contra él, buscó el hasta el de Canfranc. Su reducida extensión y su ais­ apoyo de García íñiguez y de los Sirtaniyyun. Resta­ lamiento no le permitían seguir una política expansi­ blecido el orden, son los hijos de Musa ibn Musa los va propia, pero tampoco estaba expuesto a las fuer­ que provocan un levantamiento general con la ayuda tes presiones de los walíes de Huesca. más o menos encubierta de García íñiguez. En ocho Para mejor asegurar su independencia, sus con­ días los cuatro hijos de Musa -Lubb, Mutarrif, For­ des procuran seguir una política de alianzas, por vía tún e Ismail- se apoderaron de Tudela, Zaragoza, matrimonial, con los jefes de los territorios vecinos. Huesca y Monzón (872). Vimos cómo Galindo Aznar 1 (¿833-864?) casó a su El apoyo que García íñiguez y otras familias vas­ hijo Aznar II con Onneca, hija del rey de Pamplona cas habían prestado a la revuelta de los Banu Qasi, García íñiguez, con lo que el condado vino a caer atrajo las iras del emir. En 873 éste, tras ocupar bajo la protección y tutela de los reyes de Pamplona, Huesca y fracasar ante Zaragoza, dirigió sus ataques aunque conservando en todo momento su persona­ contra Pamplona, antes de regresar a Córdoba. Al lidad independiente y con derecho a la sucesión den­ año siguiente, el infante al-Mundir después de sa­ tro de la familia Aznar. El conde Aznar II (¿864- quear los campos de Zaragoza hizo lo propio con las 893?) casaría a su hijo Galindo II con Acibella, hija cosechas de Pamplona. En años sucesivos los ataques del conde García Sánchez de Gascuña, y después con de al-Mundir se han de dirigir contra Álava y Casti­ Sancha, viuda de íñigo, hijo éste del rey Fortún de lla (877), contra Zaragoza, Tudela y Pamplona (878), Pamplona, y hermana de padre del rey de Pamplona, contra Zaragoza, Borja, Tarazona y Tudela (879) o Sancho Garcés I; a su hija Sancha casó con al-Tawil, contra Zaragoza (881), saqueando los campos, ya walí de Huesca desde 887. Con estos enlaces parece 29 LOS CONDES DE ARAGON Z < o c H 5 a O < N c¿ j O O < Z o 3 Q jo JO UJ O • o < O 1/1 C3 Z Q < ^ ^ § ís 'O — X — = m í= o u i o o —i. - o o u-< u £ £ T3 3 o 2 ai ce « II —