Los Sagrados Corporales De Daroca / Fabián Mañas Ballestín
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Los sagrados corporales de Daroca / Fabián Mañas Ballestín I. Los milagros eucarísticos 1. La festividad del Corpus Christi El siglo XIII está considerado como uno de los más difíciles para la iglesia católica, con luchas internas, pérdidas de fe, herejías, etc. Las controversias sobre la virginidad de María y las dudas sobre la presencia del cuerpo de Cristo en la eucaristía provocaron fuertes reacciones de la Iglesia que se expresaron en tres campos o aspectos concretos. En primer lugar, el culto a la virgen María, tanto que resulta casi imposible concretar las numerosas apariciones de Ella y la inmensa creación de santuarios marianos. En segundo lugar el nacimiento de la semana Santa promovido por los frailes franciscanos. Y en tercer lugar, y especialmente, el resurgir del fervor a la eucaristía y la institución de la festividad del Corpus Christi. Desde el año 1230 se celebraba en la ciudad de Lieja (Bélgica) la fiesta del Corpus en recuerdo de las visiones que tenía la monja Juliana. La monja veía una luna llena con una línea negra que la dividía de dos partes; y esta visión fue interpretada como la falta de una fiesta religiosa para exaltar la eucaristía. Juliana era confidente del futuro papa Urbano IV, y parece que influyó para que este papa instituyera en 1264 la festividad del Corpus, cuyo oficio se cree que fue redactado por Santo Tomás de Aquino. Pronto empezaron las procesiones del Corpus; la primera de ellas se dice que fue la de Bolsena (Italia), en 1263, cuando Urbano IV, acompañado de su corte, salió al encuentro de las sagradas reliquias a las que se alude posteriormente, y en el puente de Rivochiero las tomó entre sus manos y las llevó procesionalmente a Orbieto. Las primeras procesiones en España fueron las de Toledo (1280), Sevilla (1282) Barcelona (1319) y Valencia (1355). Aunque algún historiador local no ha dudado en proclamar que la primera procesión del Corpus fue la que se realizó en 1239 entre Luchente (Valencia) y Daroca. Aunque sí hay constancia del traslado en procesión de la reliquia de los Corporales desde el hospital de San Marcos a la iglesia de Santa María. Este hecho que pudo tener lugar en el siglo XIII fue representado en uno de los relieves de la capilla de los Corporales, hacia 1440. 2. Algunos milagros eucarísticos Los milagros más frecuentes referidos a la eucaristía son de dos tipos: los que cuentan cómo se salvaron del fuego las hostias del sagrario, casi siempre convertidas en sangre. Es el caso en Aragón de lo sucedido en La Vilueña, en 1601, en Paracuellos de Jiloca, o en Villanueva de Jalón, todos estos lugares pertenecientes a la antigua Comunidad de Calatayud. El milagro más conocido es el de Aniñón. Lo narra con todo detalle un sacerdote del lugar, Teodoro Gallego, en la obra Notas y documentos para la Historia de la Parroquia de Aniñón, publicado en Tarazona en 1913. Sin precisar fechas pero situándolo en la Edad Media, dice que se provocó un incendio en el altar mayor de la antigua iglesia, en donde se tenía reservado el Santísimo Sacramento, en el que se quemó el altar mayor, preservándose los Corporales con cinco hostias consagradas convertidas en sangre y la hijuela con la hostia grande. Se conserva la reliquia en una hermosa capilla barroca de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Castillo. El otro tipo de milagro es el que se produce como consecuencia de la vacilación del clérigo que celebra la misa: en el momento de la consagración, el sacerdote duda de la verdadera presencia del cuerpo de Cristo en la hostia y en ese preciso instante es cuando se produce el milagro de convertirse el pan en carne y el vino en sangre: a partir de ahí se suceden las reacciones del propio sacerdote que olvida sus dudas y se arrepiente, y de los fieles que celebran con toda solemnidad el suceso. Hay muchísimos ejemplos: los más celebrados son el milagro de Bolsena sucedido en 1263. Un religioso de Praga, atormentado por sus dudas acerca de la presencia real de Jesucristo en la eucaristía, mientras dividía la hostia Santa en la celebración de la misa, vio el corporal lleno de sangre que brotaba de las sagradas especies. Asombrado y aturdido por tan gran prodigio, decidió ocultar lo sucedido hasta consultar el suceso con la autoridad, pero al recoger los corporales cayeron unas gotas de sangre al pavimento y los fieles se percataron del hecho. Posteriormente una comisión confirmó la verdad del milagro, y el Papa ordenó al Obispo de Bolsena, que le llevase a Orbieto el sagrado corporal y el purificador manchados de sangre. Asimismo en la ciudad italiana de Lanciano, a 4 kilómetros de Pescara Bari, un sacerdote, después de haber realizado la consagración del pan y del vino, dudó de la presencia real del cuerpo y de la sangre del Salvador en la hostia y en el cáliz. Y entonces se realizó el milagro: la hostia se tornó en un pedazo de carne viva y el vino consagrado en sangre, carne y sangre que se han conservado durante el paso de los siglos. En la década de 1970 se decidió verificar la autenticidad del milagro, aprovechando el adelanto de la ciencia y los medios actuales. El análisis científico de aquellas reliquias fue confiado a un grupo de expertos, cuyo diagnóstico fue que la carne y la sangre son del mismo grupo sanguíneo. 3 El Sacro Dubio de Cimballa A. El milagro. Del milagro de Cimballa se conocen al menos tres versiones. El historiador Miguel Martínez del Villar recogió una versión del Sacro Dubio de Cimballa al tratar de la fundación del Monasterio de Piedra, a finales del siglo XVI. El relato de Martínez del Villar es muy breve y parece haberlo tomado de un historiador de la orden de San Bernardo llamado Juan Álvaro; el hecho sucedió de la forma siguiente: estaba el sacerdote de Cimballa celebrando la misa y después de la consagración dicho sacerdote dudó de la presencia de Cristo en la hostia que acababa de consagrar; en ese momento la hostia se convirtió en sangre viva y así se ha conservado hasta hoy. Pasados unos años, el rey don Martín consiguió la reliquia de los vecinos de Cimballa y dio al Monasterio de Piedra “una joya sin precio” que contiene el verdadero cuerpo del Redentor. Una segunda versión es la del padre Faci que sigue en esencia el relato anterior, añadiendo que en 1600 se dio un pedacito al obispo de Tarazona don Diego Yepes. Existe un tercer relato, inédito, tal vez de finales del siglo XVIII, debido al Padre Antonio Sanz de Larrea, prior del Monasterio de Piedra, que empezó a escribir una Historia del Santísimo Misterio Dubio de Cimballa, pero que dejó inacabada; esta historia, cuyo original existía en el Monasterio de Piedra, fue copiada por Dionisio Gómez en 1864. Este copista se convirtió en historiador al añadir algunos datos sobre la supresión de los conventos en 1820, el traslado de la reliquia a Cimballa en 1821, su regreso al Monasterio y la vuelta definitiva a Cimballa en 1835, en donde se conserva actualmente, en un bellísimo relicario de plata dorada fechado en 1594. B. La reliquia Si el hecho milagroso sucedió hacia 1370, tal como puede deducirse de los documentos, el corporal ensangrentado debió de permanecer en Cimballa veinte o treinta años, seguramente en una arqueta de piedra adaptada para relicario. En el momento en que el rey don Martín el Humano consiguió llevarse la reliquia al palacio de la Aljafería, es posible que dejase un trocito del sagrado paño en el pueblo de Cimballa, a petición de sus habitantes, aunque de ello no haya quedado constancia. Sí se insinúa en algunos textos que el propio rey don Martín hizo particiones de la reliquia, antes de donarla al Monasterio de Piedra. 4. Daroca y el Monasterio de Piedra A finales del siglo XVI, concretamente en 1597, el Cabildo de Santa María de los Corporales de Daroca había puesto pleito ante el Nuncio de Su Santidad porque se celebraba el día del Corpus en el Monasterio y le restaba gente a Daroca. El Nuncio remitió esta causa al Obispo de Tarazona para que verificase la verdad del milagro y diese orden en lo que en esto se había de hacer. Se presentó el Obispo de Tarazona, fray Diego de Yepes, en el Monasterio de Piedra en 1600 y decretó ser milagro manifiesto ya que en el corporal estaba la sangre viva rodeando el círculo de la hostia blanca; por tanto los frailes de Piedra podrían seguir mostrando la santa Reliquia a todos los fieles, como siempre se había hecho. En el documento conservado en la parroquia de Cimballa se narra de manera muy precisa la ceremonia de la autenticación de la reliquia, y cómo el Obispo solicitó del Monasterio un trocito de lienzo que mandó en a su pueblo natal Yepes (Toledo) en 1601. No tuvo sin embargo tanta repercusión la reliquia de Cimballa como la de Daroca: bien es verdad que se realizaron abundantes milagros, como cuenta el padre Sanz de Larrea y dio lugar a la creación de algunas obras de arte de singular belleza como es el Retablo Relicario, obra del año 1390, actualmente en la capilla-gabinete de la Academia de la Historia de Madrid. Sin embargo Daroca se convirtió en un gran centro religioso, lugar de peregrinación, especialmente a partir del siglo XIV, con la visita de reyes y otras personalidades importantes. Para poder mostrar los Corporales a todo el mundo se construyó “La Torreta” extramuros de la puerta Alta y ya a finales del siglo XVI una nueva iglesia.