Comodidad, Desenfado, Protesta (1) (THD2.07)
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Graduado Superior en Diseño Teoría e Historia del Diseño II: Complejidad 7 Los 60 y más allá: 3 créditos comodidad, desenfado, protesta (1) Oriol Moret Viñals gsd-etseib.upc.edu/documents 2009 • Versión 01/2011 Teoría e Historia del Diseño II: Complejidad Colección de documentos por entrega semanal, realizados para los alumnos del Graduado Superior en Diseño —moda- lidad semipresencial— de la Universitat Politècnica de Cata- lunya, 2008-2011 (el vínculo de la portada ya desoperó). Los documentos se entregaron y publicaron (vía campus virtual moodle) con el fin de cumplir el encargo docente es- pecífico: agitar ligeramente las versiones oficiales, despertar el (interés del) alumno y motivarlo a cuestionarse lugares comunes. Fueron la base para el debate presencial en el aula y el desarrollo de actividades vía foro virtual. Se presentan aquí en versión apuntes, pendientes de correc- ción lingüística a fondo, y con resolución rebajada para mi- tigar el tráfico pirata de imágenes y comodidad de todos. Deliberaciones y correspondencia: [email protected]. 7 Los 60 y más allá: A ver… versióncomodidad, desenfado, protesta (1) apuntes 49 / Teoría e Historia del Diseño II GSDUPC Oriol Moret Beatniks pre-pop La Beat Generation de mediados de los 50 (el hilo se puede ensan- repicados entre marihuana…) pudo molestar a los beats originales char desde los últimos 40 a los primeros 60), con Jack Kerouac o y puros, ello también se debió a una justificada falta de previsión Allen Ginsberg, recogía aspectos de la Lost Generation de entregue- y de control por su parte: en el mundo industrial postbélico es casi rras, con Hemingway, Scott Fitzgerald, Steinbeck, Dos Passos o Pound imposible mantener la pureza de las propuestas —por lógica, éstas —valga esto para indicar su origen en el entorno literario. Parece que se van a vulgarizar, hasta tornarse risibles. Por lógica, y justifica- Kerouac aplicó el término para designar su círculo, y afines, de juven- damente. tud underground, anticonformista neoyorquina: pero beat también Escapa de este repaso profundizar en las relaciones entre las significaba, en el slang del submundo de buscavidas, drogadictos y «generaciones», si las hubo, beat y pop. Pero de entre sus puntos choricillos de mala muerte, “beaten down”, abatido, pisado, oprimido de conexión, se puede citar uno: su inmersión en la música —arte —el submundo de inspiración para Kerouac y Ginsberg. Kerouac, que y música «populares» parecen interrelacionarse estrechamente en había ampliado tanto como “precisado” el significado, se disgustó estos años y, a ellos, cabría añadir la vestimenta de moda. Por una Guerra fría y carrera por la conquista del espacio por su “mal uso vulgar” que, al fin, espiritualizó como “beatific”. curiosa (también lógica) semejanza, la música enlatada se vestirá Esto es una simple nota para recordar parte de la atmósfera del momento, con in- Uno de estos malos usos se atribuye al periodista Herb Caen, convenientemente: con la generalización de los «nuevos» formatos fluencia, como dicen, en el imaginario común de la población, diseñadores incluidos. versiónque en 1958 acuñó el término beatnik, con el sufijo -nik, derivado de vinilo (de 7, 10 y 12 pulgadas), todos espirales, a distintas revo- apuntesEl Sputnik 1 se lanza el 4 de octubre de 1957; el Explorer, el 31 de enero de 1958. del soviético (esto es, antiamericano) Sputnik —recoletazo del mac- luciones, se abre el campo para el tratamiento gráfico del envoltorio El collage de Richard Hamilton, Towards a definitive statement on the coming carthismo y su caza de brujas (1947-1957). Otros «malos usos» plano, más cercano a las cubiertas de libro que a las volumétricas trends in men’s wear and accessories (a) Together let us explore the stars (1962) aparecen en clave de humor gráfico, como en Beat Beat Beat (1959) latas de conserva. [Al lado, cajitas de cilindros de cera para fonó- puede servir como ejemplo de una particular visión de la tecnología del momento, de William F. Brown, o en el Cool Cat de los Looney Tunes. Si el este- grafo, de hacia 1900: se adjuntan para apreciar la distinta aproxi- con el presidente Kennedy enfundado en algo parecido a un «traje» astronáutico (ver rotipo de los beatniks (barbitas de chivo, gafas de sol, boinitas, cue- mación de «producto», tanto como para indicar un referente gráfico título), el enigmático flotador cerebral de color rojo y la estrellita híbrida, a medio llos de cisne, suéters a rayas, fiestas cool, algún par de bongos mal que se recuperará en estos años: el victoriano y art nouveau.] camino entre la de sheriff y la soviética. El pop art británico: del «pop» de Paolozzi… …al «pop» de Hamilton… …al «pop» de palomita americano Eduardo Paolozzi [luego Sir Eduardo Paolozzi], I was a Rich Man’s Pla- En fin, ahora puede interesar, además de lo dicho, que el pop! Porque eso mismo hacen las palomitas (popcorn) cuando se tuestan: ything (1947); Sack-O-Sauce (1948?) / Richard Hamilton, Just what originario era un ¡pum! en una nubecita rara. En Hamilton, se con- «pop», como en una explosión amable de mentirijillas. O de chicle. is it that makes today’s homes so different, so appealing? (1956) / vierte en amable lollipop (Josep Bernat funda Chupa Chups, una Respecto de la originaria británica, la versión americana del pop art Peter Blake, Self-portrait with Badges (1961) de las grandes aportaciones catalanas a la humanidad, en 1958) acostumbra a considerarse más superficial, menos crítica, mayormen- El collage de Paolozzi acostumbra a tomarse como primerizo, o —aunque enorme, sostenido con vigor y cierto humor descarado por te (o, en su defecto, simplemente) irónica y ambigua, instalada cómo- primer, ejemplo de Pop art —y el primero, dicen, en que aparece un musculoso culturista que redefine la cultura, ante el desvío de damente en las complejas contradicciones del mundo moderno. la curiosa palabrita: «POP!», con signo de admiración incluido. El mirada escandalizada de una dudosa ama de casa despechugada Con Warhol parece que deberíamos preguntarnos si hay alguna collage forma parte de la serie Bunk, que Paolozzi mostró en la pri- que lleva por sombrero una…: vaya, que todo lo de hoy está aquí diferencia entre una lata de sopa, un botellín de refresco y una estre- mera reunión (1952) del Independent Group en Londres: sólo por reunido, pegadito en un simpático collage. lla de cine o de rock con cinco millones de fans. Junto a él, las pin- curiosidad, apuntar lo que también se acostumbra a repetir —que el Y cerramos con Blake, autorretratado con chapas, que parece turas de tiras cómicas o novelas gráficas tramadas, estereotipadas, nombre de la serie provino de una conocida máxima de Henry Ford, a medio camino entre el mosaico andante de consignas, el nuevo de Roy Lichtenstein, o los grandes (sobre todo, grandes) desnudos Pop… que no Folk, ¿no? «La historia es poco más o menos una memez (bunk)… Nosotros hombre-anuncio, y la autoafirmación personal, declaración de princi- americanos de Tom Wesselmann terminan por construir un atractivo Si el pop art americano puede considerarse, en cierto modo, como queremos vivir en el presente.» A partir de aquí, más cosas previ- pios: yo soy un collage —completa el cuadro una publicación popular repertorio iconográfico en que se «retrata» lo irretratable: lo imperso- una suavización del más crítico pop art británico, cabe insinuar otra sibles: que, con los recortes de las revistas norteamericanas que de mano, tal vez no barata, de fans, cómo no, de Elvis. nal, casi alienado, del imposible «sujeto» moderno. puntualización asociada: lo «popular» del pop no se resuelve en le regalaron ex-combatientes, Paolozzi se emplaza propiamente en términos de tradición enraizada profunda (folk: en el que pueden lo contemporáneo, fascinado por la cultura popular, el glamour del [Lo sabido: la influencia del dadá, del surrealismo, de la junk culture… [De Robert Venturi, que publica su postmoderno Complejidad y con- incluirse las canciones de trabajo, de bola y cadena, el blues, in- consumismo americano… [Sack-O-Sauce también procede de Bunk: y más, todo en el saco, pegado con más o menos gracia.] tradicción en la arquitectura en 1966, se hablará en otra sesión.] cluso el gospel y, cómo no, Woody Guthrie); lo «popular» del pop en un entorno mironiano, Minnie Mouse parece lanzarse a la caza se encuentra en lo común de las masas urbanizadas en serie, que del ketchup envasado del envase de wieners, o hot dogs, o, bueno, tienen otras raíces «más superficiales»—si no, que pregunten a Bob salchichas de Frankfurt —seguramente no son lo mismo, y deberían Dylan, que en el Newport Folk Festival de 1965 recibió insultos por marcarse los matices, pero vaya.…] haberse «vuelto eléctrico». 50 / Teoría e Historia del Diseño II GSDUPC Oriol Moret Los tiempos están cambiando En Mayo de 1963, salió al mercado The Freewheelin’ de Bob Dylan, con la conocida Blowin’ in the Wind: una «canción de protesta» preguntona que dejaba las respuestas al aire para que cada cual las escu- chara con juicio. A Sam Cooke le gustó lo suficiente como para versionarla con habitual gracia y luego transformarla en A Change Is Gonna Come, grabada en 1963 pero publicada en 1964, poco después de Wooody Guthrie, ídolo de Dylan, su muerte —que con frecuencia se toma como himno ejemplar del Civil Rights Movement: esto también con pegatina en la guitarra: «This estaba en el aire, como si, con la presidencia de Kennedy además, los tiempos estuvieran cambiando. machine kills fascists» —la inge- Menos de un mes después que Bob Dylan terminara la grabación de su tercer álbum The Times They niosa frase casual puede con- Are a-Changing, Kennedy fue asesinado en Dallas. vertirse en divisa. Y la guitarra en versión apuntesmáquina.